Miguel Hernadez
Miguel Hernadez
Miguel Hernadez
Un carnívoro cuchillo
de ala dulce y homicida
sostiene un vuelo y un brillo
alrededor de mi vida.
En este libro de eminente temática amorosa. Hernández, que ha asimilado las lecturas de
Quevedo y Garcilaso (también las de Aleixandre y Neruda), llega a una maduración íntima del
concepto del amor como destino trágico del hombre, pero la hace formulando su personal
historia amorosa a modo de cancionero dentro de una tradición cortesano-petrarquista que
hará suya al intensificarla con su fuerza expresiva. Para ello pondrá a su servició un complejo
cuadro de imágenes y símbolos como el cuchillo, el rayo, el toro, el fuego… Pero también
estamos ante el libro de una crisis estético-ideológica debido a los significativos cambios que
han tenido lugar en la vida del poeta; crisis de identidad que implica al hombre y al escritor en
sus manifestaciones amorosas y políticas.
Biografía
En Orihuela, un pequeño pueblo del Levante español, rodeada del oasis exuberante
de la huerta del Segura, nació Miguel Hernández el 30 de octubre de 1910. Hijo de
un contratante de ganado, su niñez y adolescencia transcurren por la aireada y
luminosa sierra oriolana tras un pequeño hato de cabras. En medio de la naturaleza
contempla maravillado sus misterios: la luna y las estrellas, la lluvia, las
propiedades de diversas hierbas, los ritos de la fecundación de los animales. Por las
tardes ordeña las cabras y se dedica a repartir la leche por el vecindario. Sólo el
breve paréntesis de unos años interrumpe esta vidad para asistir a la Escuela del
Ave María, anexa al Colegio de Santo Domingo, donde estudia gramática,
aritmética, geografía y religión, descollando por su extraordinario talento. En 1925,
a los quince años de edad, tiene que abandonar el colegio para volver a conducir
cabras por las cercanías de Orihuela. Pero sabe embellecer esta vida monótona con
la lectura de numerosos libros de Gabriel y Galán, Miró, Zorrilla, Rubén Dario, que
caen en sus manos y depositan en su espíritu ávido el germen de la poesía. A veces
se pone escribir sencillos versos a la sombra de un árbol realizando sus primeros
experimentos poéticos. Al atardecer merodea por el vecindario conociendo a
Ramón y Gabriel Sijé y a los hermanos Fenoll, cuya panadería se convierte en
tertulia del pequeño grupo de aficionados a las letras. Ramón Sijé, joven estudiante
de derecho en la universidad de Murcia, le orienta en sus lectura, le guía hacia los
clásicos y la poesía religiosa, le corrige y le alienta a proseguir su actividad
creadora. El mundo de sus lecturas se amplía. El joven pastor va llevando a cabo un
maravilloso esfuerzo de autoeducación con libros que consigue en la biblioteca del
Círculo de Bellas Artes. Don Luis Almarcha, canónigo entonces de la catedral, le
orienta en sus lecturas y le presta también libros. Poco a poco irá leyendo a los
grandes autores del Siglo de Oro: Cervantes, Lope, Calderón, Góngora y Garcilaso,
junto con algunos autores modernos como Juan Ramón y Antonio Machado. En el
horno de Efén Fenoll, que está muy cerca de su casa, pasa largas horas en
agradable tertulia discutiendo de poesía, recitando versos y recibiendo preciosas
sugerencias del culto Ramón Sijé que acude allí a visitar a su novia Josefina Fenoll.
Desde 1930 Miguel Hernández comienza a publicar poemas en el semanario El
Pueblode Orihuela y el diario El Día de Alicante. Su nombre comienza a sonar en
revistas y diarios levantinos.
La Guerra Civil
El estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 le obliga a tomar una decisión. Miguel
Hernández, sin dar lugar a dudas, la toma con entereza y entusiasmo por la
República. No solamente entrega toda su persona, sino que también su creación
lírica se trueca en arma de denuncia, testimonio, instrumento de lucha ya
entusiasta, ya silenciosa y desesperada. Como voluntario se incorpora al 5є
Regimiento, después de un viaje a Orihuela a despedirse de los suyos. Se le envía a
hacer fortificaciones en Cubas, cerca de Madrid. Emilio Prados logra que se le
traslade a la 1Є Compañía del Cuartel General de Caballería como Comisario de
Cultura del Batallón de El Campesino. Va pasando por diversos frentes: Boadilla del
Monte, Pozuelo, Alcalá. En plena guerra logra escapar brevemente a Orihuela para
casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tiene que
marchar al frente de Jaén. Es una vida agitadísima de continuos viajes y actividad
literaria. Todo esto y la tensión de la guerra le ocasionan una anemia cerebral
aguda que le obliga por prescripción médica a retirarse a Cox para reponerse.
Varias obritas de Teatro en la guerra y dos libros de poemas que han quedado como
testimonio vigoroso de este momento bélico: Viento del pueblo (1937) y El hombre
acecha (1939).
El poeta en la cárcel