Biografia de Fran Liszt 9no
Biografia de Fran Liszt 9no
Biografia de Fran Liszt 9no
LEO NOWAK
ARTES PLASTICAS
TEMA:
INTEGRANTES:
SALMI MENDOZA
FIORELLA GALEANO
THIAGO FERNANDEZ
FRANCISCO CONTRERA
BIOGRAFIA
Nació el 22 de octubre de 1811 y fue el único hijo de Adam Liszt y Maria Anna
Liszt (Langer, en su soltería). Su lugar de nacimiento, el pueblo de Raiding
(Condado de Sopron), pertenecía en su momento al Reino de Hungría.d El
idioma local de Raiding, que ahora se encuentra en el estado austriaco de
Burgenland, era el alemán. Así, tanto en su familia como en la escuela a la que
iba Liszt únicamente se hablaba dicho idioma. Solo una minoría hablaba
húngaro y en asuntos oficiales se utilizaba el latín. Más tarde, Liszt aprendió
algo de húngaro en la década de 1870, cuando la población fue obligada a
aprenderlo, pero su nivel era muy pobre. Sin embargo, hablaba con fluidez
alemán, francés e italiano y algo de inglés.
El padre de Liszt, como amante de la música y miembro de la Society of
Dilettanti, tocaba el piano, el violín, el violonchelo y la guitarra. Trabajó al
servicio de Nicolás II de Esterházy y conoció personalmente a Joseph Haydn,
Johann Nepomuk Hummel y Ludwig van Beethoven, e incluso actuaba de vez en
cuando con los dos primeros en la capilla real. A la edad de seis años, Franz
Liszt comenzó a escuchar con atención a su padre tocar el piano, al tiempo que
mostraba interés por la música sacra y la música romaní. Adam conocía la
capacidad musical de su hijo y a los siete años le impartió su primera clase de
piano. Franz comenzó a componer de manera elemental cuando tenía ocho
años, en 1819, y a hacer improvisaciones. Ese mismo año realizó su primera
actuación como pianista. En octubre y noviembre de 1820, a la edad de nueve
años, apareció en conciertos en Sopron y Bratislava. Su padre consiguió que
Franz fuera presentado ante la Corte de la Casa de Esterházy como niño
prodigio
Fue un niño prodigio que llegó a provocar el entusiasmo del mismo Beethoven,
músico poco dado por naturaleza al elogio. Alumno en Viena de Carl Czerny
y Antonio Salieri, sus recitales causaron sensación y motivaron que se
trasladara con su padre a París, donde en 1825 dio a conocer la única ópera de
su catálogo, Don Sanche, ou Le Château d'amour, fríamente acogida por un
público que veía en el pequeño más un prodigioso pianista que un compositor.
En la capital gala conoció a dos de los músicos que habían de ejercer mayor
influencia en su formación: el compositor Hector Berlioz con su Sinfonía
fantástica y, en mayor medida aún, el violinista Niccolò Paganini. La audición de
un recital de este último en 1831 constituyó una revelación que incidió de modo
decisivo en la forma de tocar del joven virtuoso: desde aquel momento, el
objetivo de Liszt fue lograr al piano los asombrosos efectos que Paganini
conseguía extraer de su violín. Y lo consiguió, en especial en sus Estudios de
ejecución trascendente.
Ídolo de los salones parisinos, del año 1834 data su relación con Marie d'Agoult,
condesa de Flavigny, de la cual nació su hija Cosima, futura esposa del director
de orquesta Hans von Bülow primero, y de Richard Wagner después. Su carrera
musical, mientras tanto, proseguía imparable, y en 1848 obtuvo el puesto de
maestro de capilla de Weimar, ciudad que convirtió en un foco de difusión de la
música más avanzada de su tiempo, en especial la de Wagner, de quien
estrenó Lohengrin, y la de Berlioz, del que representó Benvenuto Cellini.
Si hasta entonces su producción se había circunscrito casi exclusivamente al
terreno pianístico, los años que vivió en Weimar marcaron el inicio de su
dedicación a la composición de grandes obras para orquesta, entre las que
sobresalen las sinfonías Fausto y Dante, sus más célebres poemas sinfónicos
(Tasso, Los preludios, Mazeppa, Orfeo) y las versiones definitivas de sus dos
conciertos para piano y orquesta. Fue la época más prolífica en cuanto a nuevas
obras, favorecida por el hecho de que el músico decidió abandonar su carrera
como virtuoso para centrarse en la creación y la dirección.
Sin embargo, diversos conflictos e intrigas con las autoridades de la corte y el
público lo indujeron a dimitir de su cargo en 1858. Se iniciaba así la última etapa
de su vida, dominada por un profundo sentimiento religioso que le llevó a recibir
en 1865 las órdenes menores y a escribir una serie de composiciones sacras
entre las que brillan con luz propia los oratorios La leyenda de santa Isabel de
Hungría y Christus, aunque no por ello el abate Liszt -como empezó a ser
conocido desde aquel momento- perdió su afición a los placeres terrenales.
Su aportación a la historia de la música puede resumirse en dos aspectos
fundamentales: por un lado amplió los recursos técnicos de la escritura y la
interpretación pianísticas, y por otro dio un impulso concluyente a la música de
programa, aquella que nace inspirada por un motivo extramusical, sea éste
literario o pictórico. Padre del poema sinfónico, su influencia en este campo fue
decisiva en la obra de músicos posteriores como Bedrich Smetana, Camille
Saint-Saëns, César Franck o Richard Strauss. No menos interés tiene la novedad
de su lenguaje armónico, en cuyo cromatismo audaz se anticipan algunas de las
características de la música de su amigo y más adelante yerno Richard Wagner
e, incluso, de los integrantes de la Segunda Escuela de Viena. Todas estas
características hacen de Liszt un músico revolucionario.
Liszt fue invitado de nuevo a Weimar en 1869, para dar clases magistrales de piano.
Dos años más tarde, se le pidió que hiciera lo mismo en Budapest en la Academia de
Música. Desde entonces y hasta el final de su vida, hizo viajes regulares entre Roma,
Weimar y Budapest, continuando lo que él llamó su «trifurquée vie» o triple vida. Se
estima que Liszt viajó al menos 6500 kilómetros por año durante este periodo de su
vida —una cantidad excepcional, dada su avanzada edad y los rigores de la carretera y
el ferrocarril en la década de 1870—.
El 2 de julio de 1881 Liszt se cayó por las escaleras del hotel en el que se hospedaba
en Weimar. Aunque sus amigos y colegas se dieron cuenta de la hinchazón que tenía
en pies y piernas cuando había llegado a la ciudad el mes anterior, el compositor había
gozado razonablemente de buena salud hasta ese momento, y su cuerpo conservaba
la esbeltez y flexibilidad de años anteriores. El accidente, que lo inmovilizó durante
ocho semanas, cambió su estado. Se manifestaron una serie de
dolencias: hidropesía, asma, insomnio, una catarata en el ojo izquierdo y una
enfermedad cardíaca crónica, que contribuyó finalmente a la muerte de Liszt. Poco a
poco, su estado de ánimo decayó y lo invadieron sentimientos de desolación,
desesperación y muerte, a los que dio expresión en sus obras de este periodo. Como le
dijo a Lina Ramann, llevo una profunda tristeza en el corazón que de vez en cuando
debe estallar en sonido.
Falleció en Bayreuth el 31 de julio de 1886, a la edad de setenta y cuatro años. La
causa oficial de su muerte fue la neumonía que podría haber contraído durante
el Festival de Bayreuth, organizado por su hija Cósima. Se ha especulado con la
posibilidad de que una negligencia médica pudiera haber desempeñado un papel
directo en la muerte de
Liszt.