Bienes

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Bienes

Parcial 22/08
Patrimonio:

Naturaleza jurídica del patrimonio

La doctrina clásica de Aubry y Rau

Aubry y Rau vincularon la idea de patrimonio con la de personalidad. Por tanto, el que todas
las personas tengan personalidad implica que todas tengan patrimonio, lo cual conlleva, para
estos autores, al reconocimiento de la capacidad para contraer derechos y obligaciones. El
patrimonio es la personalidad del hombre en sus relaciones con los objetos del mundo exterior
sobre los cuales puede o podrá tener derechos a ejercitar.

Es un poder jurídico considerado de una manera absoluta y separada de todo límite de espacio
y de tiempo. No es una entidad con vida propia y autónoma, sino una emanación o proyección
de la personalidad. Es la expresión del ‘poder de obrar’.

El patrimonio es una universalidad distinta de las unidades que lo integran y al igual que los
elementos que lo conforman es de naturaleza intelectual: no lo integran las cosas, sino los
derechos.

De esta teoría se derivan ciertos corolarios:

a. Solo las personas físicas o jurídicas pueden tener patrimonio. Ello es así por cuanto donde no
hay personalidad no hay patrimonio. Este principio ya se encontraba en el Derecho Romano
donde los esclavos y los hijos, que carecían de personalidad, no podían tener patrimonio, sino
solo peculio.

b. Toda persona tiene necesariamente un patrimonio. Toda persona está dotada de capacidad
de goce, por ende, tiene la facultad, la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones.

c. Toda persona tiene un solo patrimonio. Siendo una la persona no se admite que tenga más
de un patrimonio. Este principio es el que ha sufrido mayores excepciones, ya que existen
supuestos en los cuales en un sujeto es posible observar dos patrimonios perfectamente
individualizados:

• Beneficio de inventario (arts. 1055 -7, 1078, 1092);

• Beneficio de separación (arts. 1181 y ss.);

• Posesión definitiva de los bienes del ausente (art. 71).203

d. El patrimonio es inalienable. El patrimonio es inseparable de la persona puesto que ésta no


puede perder la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones. Solo se extingue cuando
desaparece aquélla.

Vinculación patrimonio-personalidad

La persona tiene un derecho de propiedad sobre su patrimonio.

Críticas a la doctrina tradicional


El primer error que se le señala a dicha doctrina es que admite como principio «a priori», como
un axioma, la relación indisoluble entre personalidad y patrimonio, sin demostrar de donde
proviene tal aserto.

Para Planiol y Ripert, al dar los mismos caracteres al patrimonio y a la personalidad, se


desconoce la variedad de fines perseguidos por el hombre. Pero la mayor parte de las críticas
se refieren a las excepciones existentes a los principios mencionados. V. gr. en la legislación
alemana se halla permitida la adquisición por contrato del patrimonio de una persona.

Quizás la mayor crítica a la teoría en examen, resulta de la identificación que hacen Aubry y
Rau del ligamen entre personalidad y patrimonio; ya que si éste es un atributo de aquella no es
posible sostener que tiene un derecho de propiedad sobre el mismo; en cuanto la propiedad
solo puede referirse a objetos exteriores al sujeto.

La doctrina alemana de Brinz y Beker (doctrina de los patrimonios sin sujeto) También se le
llama «sistema alemán» por la nacionalidad de sus autores o «teoría de los patrimonios
separados» o «patrimonios-fin».

Esta concepción sostiene que el vínculo existente entre personalidad y patrimonio no existe,
ya que el patrimonio tiene vida propia fuera del sujeto en cuanto es «el conjunto de derechos
y obligaciones afectados a un fin al que sirven». Por tanto, puede existir un patrimonio sin
sujeto.

Bekker construye su teoría partiendo del concepto de derecho subjetivo y sostiene que el
mismo incluye 2 facultades: el goce (Genuss) y la disposición (Vergung), del mismo, la voluntad
de utilizar el mismo.

Para gozar no se requiere voluntad, sí para disponer. Los dementes o los impúberes tienen
Genuss (goce), pero no Vergung (voluntad), por lo que Bekker concluye que siempre que haya
goce habrá patrimonio. El patrimonio no necesita de una persona para existir, un animal o una
cosa inanimada pueden tener patrimonio siempre que les estuviera afectado como fin una
universalidad de bienes.

La crítica que se le realiza a esta teoría es que la equiparación entre incapaces y animales o
cosas es inexacta, ya que aquellos tienen capacidad de goce y podrán llegar a tener en algún
momento capacidad de ejercicio (o sea, una voluntad jurídicamente trascendente), lo cual
nunca lograrán los animales o las cosas.

La doctrina de los patrimonios de afectación

Esta teoría se separa de la tradicional en cuanto le quita al patrimonio su vinculación estrecha


con el concepto de personalidad; pero también se separa del sistema alemán que niega la
necesidad de la existencia de sujetos de derecho. Para esta concepción, la afectación común
de una masa de bienes a un fin determinado es lo que determina la idea de patrimonio, pero
sin olvidar que él corresponde y sirve a un sujeto. ¿Cualquier fin sería suficiente para crear un
patrimonio? La respuesta es negativa, ya que el fin debe responder a una necesidad o interés
social y tener la abstracción suficiente para dar origen a una organización patrimonial. Debe
ser un fin positivo. Por ende, una misma persona podrá tener varios patrimonios, siempre que
fueran varios los fines que tiene con suficiente poder de unificación para organizar una
universalidad de derechos y obligaciones (admite la pluralidad patrimonial). La crítica que se
realiza a esta tesis es que, a través de ella, es muy fácil crear masas de bienes convertidos en
pequeños patrimonios, transformándolos de esa forma en reductos inembargables por
acreedores de otras actividades, lo cual produce que éstos vean disminuir sus garantías.
Consagración legislativa La expresión legislativa de esta teoría tuvo por fin tratar de que cada
explotación o establecimiento de un mismo titular fuera merecedora de una suerte separada,
de modo que el conjunto de acreedores generados por una actividad tuviera una acción
limitada al patrimonio afectado a esa actividad.

Fue así que en el Principado de Liechtenstein se consagró legislativamente la entidad individual


de responsabilidad limitada (Anstalt), que es una expresión de la teoría de los patrimonios de
afectación.

- En derecho positivo uruguayo, tuvo recepción la temática del fideicomiso con la ley 17.703 de
fecha 27/X/2003. Por definición legal se trata de un negocio jurídico (art. 1°), en el que se
destinan determinados derechos de propiedad, derechos reales y derechos personales a una
administración de una persona de confianza, y que deberá seguir una serie de instrucciones
que establece quien lo otorga (fideicomitente), a la persona que debe cumplir el encargo
(fiduciario). Básicamente las dos formas de constitución son: por acto entre vivos o por
disposición de última voluntad.

En lo que estrictamente guarda relación con el patrimonio, la ley que se comenta confiere a los
bienes y derechos fideicomitidos la naturaleza jurídica de un patrimonio de afectación. (art.
6°). Para que dichos derechos no permanezcan ocultos la propia ley prevé las inscripciones
registrales correspondientes, a fin de que los terceros accedan a conocer las restricciones que
este instituto implica. El punto más relevante o saliente es que los bienes que se otorgan en
fideicomiso, quedarán exentos de la acción singular o colectiva de los acreedores del
fiduciario. (Persona que debe seguir las instrucciones).

Doctrina recogida por el Código Civil uruguayo

El CCU no contiene ninguna disposición que defina al patrimonio y muy pocas que utilicen
dicho vocablo. El Esc. Julio Oddo206, sostiene acertadamente que dicho cuerpo legislativo
recibió la doctrina de Aubry y Rau, basándose en 2 clases de razones:

a. la época de sanción del CC coincide con la época donde predominaban los principios de la
doctrina clásica;

b. dos situaciones que el CC rige inspirándose en ella:

• la continuación de la personalidad del causante por sus herederos. En el CCU con la muerte
de la persona no se extingue su patrimonio, sino que pasa a los herederos, que lo representan
en todos sus actos.

• la inalienabilidad del patrimonio por acto entre vivos. La persona puede trasmitir todos los
derechos y obligaciones que tenga en su patrimonio, pero éste, entendido como aptitud de
adquirir derechos y obligaciones, no puede ser enajenado. Composición del patrimonio El
patrimonio no está formado por las cosas en sí, sino por derechos y obligaciones. Como bien
dice Del Campo no interesa la casa, la silla o la mesa, sino la vinculación jurídica que la persona
tiene con la cosa. Se trata de una vinculación incorporal, consistente en un derecho real, un
derecho personal o una obligación. Todas esas unidades patrimoniales tienen valor económico
y como todas pueden reducirse a una expresión monetaria tienen el carácter de fungibilidad.
Para determinar la patrimonialidad de un derecho, para algunos autores la característica
requerida es que pueda ser objeto de un negocio de enajenación (Sohmn), mientras que para
otros, es la posibilidad de expresarse en numerario (Von Thur).
Características de los derechos patrimoniales

a. Su trasmisibilidad inter vivos mediante enajenación.

b. Su trasmisibilidad mortis causa.

c. El constituir la garantía de los acreedores.

Pero ninguna de las tres características tiene el carácter de patrimonialidad absoluta, pues
pueden respecto a cada una de ellas señalarse excepciones:

a. Determinados bienes que no pueden ser objeto de enajenación; v. gr. los afectados al
régimen de «Bien de Familia».

b. Ciertos bienes intrasmisibles mortis causa: usufructo, uso, habitación.

c. Algunos bienes que no pueden ejecutarse por los acreedores: los bienes inembargables
establecidos por el art. 381 y 382 CGP. (Código General del Proceso).

Derechos excluidos del patrimonio

No todos los derechos y obligaciones de una persona componen su patrimonio, sino que solo
lo integran aquellos que son apreciables pecuniariamente.

Activo y pasivo patrimonial

El patrimonio se compone de un pasivo y un activo, dependiendo de la relación entre ambos la


situación económica de su titular. Salvo casos impositivos o referidos al ordenamiento
sucesorio, no es necesario determinar su exacta composición, pues el mismo está sujeto a
constantes variaciones. La tesis clásica del patrimonio sienta el apoyo y el basamento para
concluir que: todas las unidades que integran el patrimonio, pueden reducirse a un valor
pecuniario y en consecuencia expresan su fungibilidad.208 Esto explica la existencia de
complejos fenómenos jurídicos como la subrogación real, que tiene que ver con la
suplantación de un bien que sale de un patrimonio por el bien que entra. (Se nota más su
relevancia práctica si se trata de una persona de estado civil casado, y se encuentra en un
régimen legal patrimonial del matrimonio, puede interesarle subrogar un bien propio para que
mantenga dicha naturaleza jurídica y no se ganancialice). Por tanto el instituto de la
subrogación real opera en todos los casos que se desea conservar un valor determinado
afectado a un fin especial.

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