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Origen y etimología del nonthre

«cocodrilo»

1. (;Dŭnde debe detenerse la investigación sobre la histo-


ria del vocabulario? Los diccionarios etimológicos de las len-
guas modernas no pueden, evidentemente, remontarse al ori-
gen ŭltimo de las palabras que estudian y han de limitarse,
en general, a seguirles la pista hasta el momento en que se
encuentran suficientemente atestiguadas en la lengua de la
que proceden. La etimología, efectivamente, no se concibe
actualmente como b ŭsqueda del verdadero valor de las pa-
labras, sino que «constatant que le mot est arbitraire et n a
sa valeur qu' en vertu d' une tradition, le linguiste se prOpose
de déterminer quelle a été en chaque case cette tradition»

Así pues, los diccionarios etimológicos de las lenguas ro-


mances, por ejemplo, detienen comunmente su investigación
en el latín imperial, ya que la gran mayoría del vocabulario
que estudian procede del latín, y centran sus esfuerzos en se-
guir con la mayor precisión posible todos los avatares que
han determinado tlas transformaciones experimentadas por
las palabras en el paso del latín a las lenguas romances y en
el proceso que las condujo a su forma y significado actuales.

(1) A. Meillet, «Sur 1 etymologie du frangais», Linguistique historique et


linguistique générale 11, Paris 1952 (-= Prólogo al Dietionnaire étymologique de
la langue française de O. Bloch), p. 139.
428 M. G. TEIJEIRO AO XXV

Tal proceder, que está sobradamente justificado por ra-


zones prácticas, supone cortes cronológicos arbitrarios en la
historia del vocabulario, que pueden ocasionar a veces curio-
sos errores formales. La finalidad del presente trabajo es Ila-
mar la atención sobre uno de estos casos, la palabra «coco-
drilo», cuya historia «prelatina» será aquí discutida con algún
detalle.
2. La comparación entre lo que dicen los distintos diccio-
narios etimológicos sobre «cocodrilo» o sus equivalentes en
otras lenguas revela una sorprendente vacilación. Todos acla-
ran que este vocablo procede del griego a través del latín,
pero mientras que unos escriben la palabra griega en la forma
xpoxóanko, otros lo hacen xpox6Stkoç. Entre los primeros se
encuentran obras tan prestigiosas como las de Corominas 2,
Bloch-von Wartburg 3 , Ernout-Meillet 4 , y el Oxford English
Dictionary 5 ; entre los segundos, las de García de Diego 6 , Klu-
ge 7 , y Walde-Hofmann Este desacuerdo resulta tanto más
chocante cuánto que ninguno de los autores citados se refie-
re a él. -

3. No hay, sin embargo, motivos que justifiquen esta va-


cilación: la grafía xpox68Ello es etimológicamente incorrecta.
Los hechos son los siguientes: los papiros anteriores al s. I
escriben regularmente xpoxeSSLXoç xpolcOSELXo, en cam•io, se
encuentra sólo a partir de la época imperial. Ya a finales del

(2) J. Corominas, Diccionario critico etimológico de la lengua castellana (Ber-


na 1954) y Breve diccionario etimolágico de la lengua castellana (Madrid 1967 2)
s. v. «cocodrilo».
(3) O. Bloch - W. von Wartburg, Dictionnaire etymologique de la langue fran-
çaise (Paris 1968 5 ) s. V. «crocodile».
(4) A. Ernout - A. Meillet, Dictionnaire etymologique de la lengue latine. His-
toire des mots (Paris 1959 4 ) S. V. «crocodilus». Este excelente diccionario escribe
xpoxoSsiloc (sic) con el acento cambiado. Por lo demás, este vocablo griego no
figura en el indice de palabras no latinas que se encuentra al final del volumen.
(5) The Oxford English Dictionary on Historical Principles (Oxford 1933, re-
printed 1961, 1970) s. v. «crocodile».
(6) V. Garcia de Diego, Diccionario etimológico espartol e hispánico (Madrid
1954) S. v. «cocodrilo».
(7) Fr. Kluge, Etymologisches Wórterbuch der deutschen Sprache (Berlin
1967 2o bearbeitet von W. Mitzka) s. v. «Krokodil».
(8) A. Walde - J. B. Hofmann, Leteinis'ches etymologisches WOrterbuch (Heidel-
berg 1965 4 ) S. v. «crocodilus».
AO XXV ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE «COCODRILO» 429

siglo pasado Witkowski 9 , mediante un cuidadoso análisis de


los papiros ptolemaicos, habia establecido que en xpox68ELko
se escribia -ei- por un mero fenómeno de iotacismo, y Diels
tomó esta explicación como base de un notable articulo
Los motivos •para considerar xpoxóEoç como una varian-
te ortográfica tardia son, desde luego, evidentes. Mientras en
la pronunciación se mantuvo la distinción entre / i / y / ë /,
representada en la grafia clásica como EL, se escribió xpo-
xóallo;; pero cuando•pasó a pronunciarse [i], se reservó
la grafia para la / y se, utilizó EL para la / i /, de ahi
que xpox68Lkoç, cuya era larga, pasara a notarse regularmente
xpox6SEtko; a partir de la época imperial, de la misma forma
que se escribió olx-rdpw, várn para notar la / i / de otx-rt;pt.),
>ix". La forma xpoxOSELkoç carece de valor etimológico y de-
beria desaparecer incluso de las modernas ediciones de los
clásicos griegos, donde se •ha introducido gracias al testimonio
de nuestros manuscritos medievales, que en este tipo de cues-
tiones carece de valor.
4. De hecho, ya indujo a error a los gramáticos antiguos
en su •ntento por encontrar una etimologia a esta ,palabra. An-
tes de tratar dicha cuestión, sin embargo, conviene tener muy
en cuenta un importante dato sobre la historia de xpox6Stkoç
Heródoto dice expresamente al final de su descripción del co-
codrilo que los egipcios no los llamaban xpox68LXot., sino xáp4aL,
y ariade: «xpoxOSTIoL es el nombre que les pusieron los jonios,
comparando el aspecto de estos reptiles egipcios con el de los
que se crian en su patria, los xpox681,kot, que andan por las
paredes» (Heród. II 69). Tanto si Heródoto sigue aqui a Heca-
teo de Mileto como si no u , todo indica que su testimonio es
(9) S. Witkowski, Prodromus grammaticae papyrorum Graecarum aetatis Lagt-
darum (Cracovia 1897) pp. 252 ss.
(10) H. Diels. «Griech. xpox631.1.05-», IF 15. 1903/1904, pp. 1-7.
(11) Vid. H. Diels. 1. c., y E. Schwyzer, Griechische Grammatik I (Mŭnchen
1939) p. 184.
(12) El ŭnico testimonio directo sobre esta cuestión es el de Porfirio (apud
Eusebio, Praeparatio evaneelica X 3 = FGrIl I F 324a). segŭn el cual, Heródoto
copió casi al pie de la letra a Hecateo en muchos pasajes del libro II: como
ejemplo, cita los capítulos dedicados al ave fenix (II 73). al hi ponótamo (II 71) v
a la caza del cocodrilo (II 70). Si Heródoto si guió tambien a Hecatco en la des-
cripción del cocodrilo o no, es un problema no resuelto.
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verídico: él y Hecateo escribían jonio y debían, por consi-


guiente, conocer la palabra; además, xpox68Lkoç significa en
griego no sólo «cocodrilo», sino también «lagarto», «lagarti-
ja» 13 ; por otra parte, este vocablo, que, como se verá, admite
una explicación convincente dentro del griego, no está em-
parentado con el nombre que se daba al cocodrilo en egipcio
y en las otras lenguas orientales conocidas 14 . Es, pues, seguro,
y, de hecho, generalmente se admite, que xpox6Siloç es una pa-
labra griega que significó en primer lugar «lagarto». Heródoto
parece pensar concretamente en la lagartija, pero hay que tc-
ner en cuenta que los antiguos no distinguían comunmente
con denominaciones específicas entre los distintos tipos de
lagartos ".
5. Dos cosas pueden considerarse, pues, como seguras en
la historia de la palabra xpox6,5tIoç:
a) Que - su tercera silaba tiene una /i/ antigua, no una
/é/ prócedente de un diptongo o del alargamiento de una e
breve, como sugiere la grafía iotizante xpox68ElloT
b) Que esta palabra significó en principio no «cocodrilo»,
sino «lagarto», «lagartija», y en este sentido fue empleada en
Jonia probablemente ya en el s. VII a. C. o antes, puesto que
es a partir de esta centuria cuando las relaciones entre griegos
y egipcios se intensificaron considerablemente.

(131 Vid. el diccionario de L.-S.-J. s. v.


(14) Vid. H. Diels, IF 15, 1903/1904, pp. 2 s. Por lo que se refiere al nom-
bre que, segŭn el mismo Heródoto (II 69, 3), daban los egipcios a los cocodrilos,
xĉepAjnet, es una adaptación de la palabra egipcia hms (femenino hms.t); vid.
A. Erman - H. Grapow, WOrterbuch der ágyptischen Sprache (Bertin 1955) III 96,
11-12, y B. Hemmerdingen, «Noms communs grecs d origine egyptienne», Glotta
46, 1968, pri. 238-247 (aceptado por H. Frisk, Griechisches etymologisches WOrter-
buch III. Heidelberg 1972, s. v. xdtp,(.1.)cu,). En fin, el nombre hebreo Leviatán
(Livirt5thdn) no se refiere. desde luego. al cocodrilo: despues del hallazgo y
desciframiento de las tablillas ugaríticas, sabemos que se trata de un monstruo
con forma de serpiente perteneciente a la mitología canalta. Aunque en la des-
cripción que de el se hace en Job 40, 20 ss. se hayan incluido algunos rasgos ca-
racterísticos del cocodrilo, la similitud de Salmos 74, 14 y, sobre todo, de Isaías
27, 1 con un pasaje del poema ugarítico sobre Báal (s. XIV a. C.) demuestra que
hebr. Leviatán es una adaptación de ugarít. Lotán (vid. un resumen competente
sobre esta cuestión en H. Wallace, «Leviathan and the Beast in Revelation)>, 7'he
Biblical Archaeologist 11, 1948, pp. 61-68).
(15) Una excepción comprensible son las recetas mágicas y médicas, donde
la exactitud en la descripción era indispensable para obtener los resultados apete-
cidos (vid. W. Richter, Der kleine Pauly II, Stuttgart 1967, s. v. «Eidechse»).
AO XXV ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE «COCODRILO» 431

Cualquier intento de explicar la formación del vocablo


xpox6811cn, que tiene, desde luego, el aspecto de ser un com-
puesto nominal, no ha de estar, por tanto, en contradicción
con ninguno de estos dos hechos bien establecidos.

6. Es comprensible, ciertamente, que cuando los gramá-


ticos antiguos buscaron una etimología para esta palabra fue-
ran engariados por la grafía reciente (aunque ellos pronuncia-
ran el nombre con i larga, ya que en su época no había nin-
guna diferencia fonética en la pronunciación de xpox6soc. y
xpox68z.koç. Vieron, en efecto, en el xpox68ELkoç que escribían
habitualmente un compuesto cuyo segundo elemento inter-
pretaron como SELkóç «cobarde, que teme», y explicaron el pri-
mero de dos formas distintas, para que .conviniera tanio al
cocodrilo como al lagarto. Así, el Etymologicum Genuinum
s. v. (cf. Etymologicum Magnum p. 539, 50 y el Comentario de
Eustacio a Homero p. 855, 53) dice: «xpoxósoç procede de
xpOxo; («azafrán») y SELI,Og («que teme»), ya que el xpoxOSELkoç
terrestre teme, en efecto, el azafrán (por esta razón los agri-
cultores, cuando va a comerles la miel, ponen azafrán delante
de los panales, y él, al verlo, huye). Por lo que se refiere al
xpox6SELko; marino, • su nombre procede de que teme las
xpOxat„ palabra que significa «ribera del mar»; como si se ch-
jera, pues, temeroso de la tierra».

7. Como se ve, esta curiosa elucubración etimológica fuer-


za los hechos para adecuarlos a una explicación basada en la
grafía, etimológicamente falsa, xpoxciSELkoç. El lagarto que de-
vora la miel de los panales y que, segŭn los Etymologicai anti-
guos, teme el azafrán, es designado en griego y en latín con
una expresión vaga, xpox68(E)Lko; xEpo-a -Coç, crocodilus terrester,
que engloba a varias clases de saurios terrestres europeos y
africanos. En realidad, se trata sólo del agama stellio (stellio
vulgaris en terminología anticuada, el hardun de los árabes),
que en Grecia se encuentra, sobre todo, en las islas del Egeo,
donde conserva todavía el nombre de «cocodrilo». Es un
reptil de unos 45 cm., contando la cola, y resulta completa-
mente inofensivo, ŭ til incluso por los insectos dariinos que dc-
432 M. G. TEIJEIRO AO XXV

vora, excepto para la apicultura, cuya práctica había impo-


sibilitado en Micono todavía a finales del siglo pasado 16.
8. La explicación adoptada para xpox6SELko con la signi-
ficación de «cocodrilo» es instructiva porque ilustra los pro-
cedimientos empleados por los etimologistas antiguos. No sólo
se busca una interpretación doble para una misma palabra
por tener ésta dos sentidos distintos, sino que como se la su-
pone compuesta de xpóxcu y SEtkóç, se va a considerar al co-
codrilo no como un animal propio de ciertos ríos, sino como
un animal que vive en el mar. La razón es comprensible.
xpóxii (normalmente en plural xpcbcou.), es una palabra rara, cu-
ya significación, sin embargo, conocemos muy bien gracias a
un texto muy preciso de Aristóteles (Mechanica 852 b) y al
testimonio de los escoliastas: designa la grava, los guijarros
que se encuentran al borde de la mar, y con esta significación
la usa varias veces el poeta Licofrón. xpoxOSELkoç debía equi-
valer, pues, segŭn la opinión de los antiguos etimologistas, a
«que teme la orilla del mar», de ahí que al exponer esta in-
terpretación se hable del «cocodrilo márino» (xpoxOSELko
Dakĉco-a-Loç) en el Etymologicum Genuinum recurriendo a un
ingenuo sofisma, ya que el adjetivo Dal ĉco-cn,oç, que significa
propiamente «marino, perteneciente al mar», puede utilizarse
en el sentido más amplio de «acuático» por oposición a terres-
tre en expresiones polarizadas del tipo Heródoto II 123, 2:
ĉcv)ix;JTcou klAno) 17CE&V 81 Tultv-ra TCErnákbp, xEpaccta xa.i. "C ĜC
DaXiccro-t.ce xeci. T ĈL, Tes-rEtvá «el alma humana una vez que ha
recorrido todas las criaturas de la tierra, de las aguas y dei
aire...» (en el proceso de la metempsicosis). De todos modos,
este juego de palabras podía apoyarse en algunas noticias de
exploradores y eruditos griegos y romanos sobre la existencia
de cocodrilos en el mar. Plinio el Viejo no tuvo reparo en
afirmar que los cocodrilos e hipopótamos son propios a la
vez de la tierra, del mar y de los ríos (Naturalis Historia

(16) Vid., p. ej., el artículo de Gossen-Steier en PW s. «Krokodile und Ei-


dechsen», col. 1965 s., n.° 15, y O. Keller, Die antike Tierwelt II, Leipzig 1913,
pp. 276 s. (ambos con bibliografía). Cf. Eliano, De natura animalium I 58: «Los
esteliones, empero, persiguen tambien a las abejas. Para eliminarlos, se recurre al
procedimiento siguiente: se hace una pasta de harina y savia de eleboro, lechetrezna
o malva, y se extiende ante las colmenas. Los esteliones la comen y con ello re-
vientan».
AO XXV 03IGEN Y ETINIOLOGÍA DEL iVOMBRE t(COCODRILO» 433

XXXII 145). No se trata aquí, ciertamente, de pura fantasía. El


fundamento de estas afirmaciones hay que •buscarlo en la
abundancia de estos animales en el delta del Nilo y de otros
ríos •africanos durante la Edad Antigua, de modo que cuando
se producían las grandes crecidas y se inundaban los panta-
nos y pequerios lagos próximos a la costa, podía producirse la
impresión de que había cocodrilos e hipopótamos en el mar.
El explorador Eutímenes de Masilia, anterior a Heródoto, afir-
ma en un pasaje de su Periplo, que se nos ha conservado in-
directamente, que• frente a la desembocadura del gran río del
occidente africano que él tomó por el Nilo (probablemente el
Níger o el Senegal), el 'agua de mar tenía sabor dulce y en
ella se encontraban cocodrilos e hipopótamos (FHG IV 408).

9. Otra etimología antigua imposible es la que da nuestro


San Isidoro de crocaddlus, a croceo colore dictus
(Originum XII 6, 19), ya que ni el cocodrilo ni ninguno de
-los lagartos que viven en Grecia o •Italia está particular-
mente caracterizado por el color azafranado. Este hecho evi-
dente no ha impedido a algunos repetir esta interpretación
basada en una pura semejanza formal. Así, Grumach, todavía
en 1931, con un sorprendente desconocimiento •de la biblio-
grafía existente s'obre el tema ".

10. Hacía ya varias-décadas, en efecto,•que se había esta-


blecido otra explicación de esta palabra, muy ,bien expuesta,
a la qŭ e ya nos hemos-referido de pasada. Realmente, el ar-
tículo que H. Diels publicó en IF 15, 1903/1904, pp. 1-7, con el
•título de «Griech. xpox681,koç»- contin ŭa siendo la mejor dis-
cusión sobre la etimología de este difícil vocablo •y sus con-
clusiones se han convertido en «communis opinio» entre los
ling-riistas más autorizados. Los mejores diccionarios etimoló-
gicos griegos, por ejemplo, no hacen más que repetir la

(17) E. Grumach, «Aegáisches. 2. Kpox6Stlog», Orientalische Literaturzeitung


34, 1931, p. 1013. Como segŭ n esta etimología la palabra xpox681105- contendría
el nombre xpOltoT «azafrán», que en griego es, con certeza, un préstamo de origen
obscuro, los partidarios de la teoría «egea» o «pelásgica» suelen utilizar desde
entonces ilegítimamente xpostóalloT en sus elucubraciones. Para otras etimologías
modernas equivocadas por la grafía iotizante, vid. H. Diels, IF 15, 1903/1904,
pp. 1 s.
434 M. G. TEIJEIRO AO XXV

pretación de ,Diels sobre esta cuestión I8 En conjunto, dicha


interpretación puede sintetizarse así: xpox68a.oç es, desde luego,
un compuesto nominal, cuyo primer elemento xpoxo- corres-
ponde a xpówn «guijarro», mientras que el segundo debe iden-
tificarse con Spi:ko; «gusano»; la palabra debió significar, pues,
en su origen «gusano de los guijarros» y si se aplicó a la la-
gartija, como dice Heródoto, fue porque este animal acostum-
bra a tomar el sol en los muros, los cuales, segŭn Diels, eran
construidos a menudo precisamente con xpOxeci.
11. El mérito de este notable trabajo no reside tanto en
la etimología concreta que defiende como en haber sabido ex-
plicar competentemente sin salir del griego los problemas fo-
néticos y morfológicos que esa etimología planteaba. No hay
dificultad, desde luego, en admitir que la forma postulada
*xpoxo-Spiloç haya pasado a xpox6).oç mediante el mismo fe-
nómeno de disimilación que ha intervenido en 8púcppawtoç>
SpŭcpaxToç, cppeerpl.a> <perrpia, etc. ' 9 ; es comprensible también
que las variantes xopx68(E)1.koç, documentada en •papiros, lat.
corcodilus, etc. sean secundarias con respecto a las formas
con cro-" (vid., sin embargo, más adelante 17.). Además, Brug-
mann 21 , en una apostilla al artículo de Diels, avaló la inter-
pretación de éste mediante la comparación de xpox66tIoç y ai.
krkalásás (desde los Vedas) «lagarto», «camaleón», siguiendo
a Uhlenbeck ", y propuso interpretar el nombre indio como
un compuesto de g árkaras «guijarro» (cf. gr. xpoxá)li =
xpOx) + ás- «estar sentado»; de forma que ai. krkalásás ha-
bría significado originariamente el animal «que se encuentra
en .los guijarros», y sería comparable a xpox68(1o, conforme

(18) Vid. los correspondientes artículos en E. Boisacq, Dictionnaire étymolo-


gique de la langue grecque (Heidelberg- París 1916); H. Frisk, Griechisches etymo-
logisches Wiirterbuch II (Heidelberg 1973 2 ); P. Chantraine, Dictionnaire étymolo-
gique de la langue grecque II (París 1970).
(19) H. Frisk, IF 15, 1903/1904, p. 6. Vid. ahora E. Schwyzer, Griechische
Grammatik I (Miinchen 1939) pp. 259 ss.; M. Lejeune, Phonétique historique du
mycénien et du grec ancien (París 1972) pp. 151 ss.
• (20) H. Diels, IF. 15, 1903/1904, p. 6: pero para el latín vid. A. Ernout — A.
Meillet, Dictionnaire étymologique de la langue latine (París 1959 4 ) S. v. «croco-
dilus», con las referencias a L. Havet.
(21) K. Brugmann, IF 15, 1903/1904, pp. 8 s.
(22) C. C. Uhlenbeck, Kurzgelasstes etymologisches Wiirterbuch der altindis-
chen Sprache (Amsterdam 1898) 62.
AO XXV ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE «COCODRILO» 435

a la interpretación de Diels. Se trataría, pues, de nombres de


una gran antigiiedad, en cuya .base se encontraría una desig-
nación indoeuropea del lagarto formada sobre una palabra
que significaría «guijarro»; más tarde, el antiguo indio y el
griego habrían acudido a creaciones análogas, pero indepen-
dientes, mediante la composición nominal.
12. Es natural que las conclusiones de Diels, lingiiística-
mente bien fundadas y apoyadas por un indoeuropeista de la
talla de Brugmann, hayan obtenido una amplia aceptación,
aun cuando la etimología propuesta sea en sí bastahte débil.
Sobre todo, quienes no se dejaron afectar por argumentos lin-
giiísticos insistieron en mantener una interpretación distinta.
Así, O. Keller, investigador de la fauna del mundo antiguo,
decía categóricamente al tratar del nombre griego del coco-
drilo en su conocida obra Die antike Tierwelt II (Leipzig 1913),
p. 268: «Es bedeutet ohne Zweifel den mit langem Schwanz
(xépxoç) versehenen Wurm (St).od» 23 . Esta etimología, acepta-
da también por Gossen-Steier en su artículo «Krokodile und
Eidechsen» de la gran enciclopedia PW XI 2 (1922), col. 1947,
parece remontarse a Witkowski, quien la había defendido apo-
yándose en una forma xpEx68Elloç que se lee en un etimológico
parisino (Cadex Coislinianus 346, vid. más adelante 14.) y que
él interpretaba como un compuesto cuyo primer miembro
xpExo- procedería por metátesis del tema cie xépxoç «cola». Es-
ta hipótesis fue refutada por Diels con el argumento de que
la lectura xpExóEù.oç del Coisl. 346 era una mera variante sin
valor del xpExúET).oç que atestigua el manuscrito B del Etymo-
logicum Genuinum (el manuscrito A da xpoxISSEi).oç)". Diels
consideró, en cambio, antigua esta forma xpExaElloç y vio
en su primer elemento un nombre * xpExuç, que sería una va-
riante del tema en -u xpoxŭç «pelusa que se desprende de un
tejido de lana», «tejido de lana». Naturalmente, *xpExtn en
xpExú6(E)t).oç significaría «guijarro», lo mismo que xpOx-r) 25.

(23) Sic, /ease Spi:koç.


(24) H. Diels, IF 15, 1903/1904, pp. 2 y n. 2. 7 n. 1.
(25) Para comprender bien la argumentación de Diels en este punto, hay que
tener presente que xpórri tiene dos sentidos distintos:
a) «trama de un tejido», b) «guijarro». Diels y otros suponen que en los
dos casos se trata de una misma palabra, cuya doble significación se justificaría
de la siguiente manera: xpówn es un tema en -71 formado sobre la naisma base
436. M. C. TEIJEIRO AO XXV

13. Si se examinan objetivamente los hechos, no puede


dejarse de llegar a la conclusión de que la interpretación
Diels, que debe ser correcta en la identificación del elemento
-St.ko; de xpox6SI.Xoç, está equivocada en lo que se refiere al
primer elemento. Al contrario, es perfectamente defendiblc
ver en el origen de esa palabra una combinación de xlpxoç
«cola» y SpEkoç; es más, un afortunado hallazgo realizado re-
cientemente confirma, como veremos, esta posibilidad. Con-
viene, sin embargo, examinar antes un poco más de cerca las
rázones .que vetan la identificación de xpoxo- en xpox6StIoç con
la "palabra xpOwn «guijarro».
14.Como ya se ha indicado (vid. 8.), xpOxr i «guijarro» es

una palabra rara atestiguada sólo en Aristóteles, Licofrón y


gramáticos y escoliastas. Todos los testimonios están de acuer-
do en que se aplicaba sólo a los guijarros y arenas gruesas
que se encuentran al borde de la mar. Nótese, en efecto, cómo
•los etimologistas antiguos que veían en el nombre del cocodri-
lo un compuesto de xp6x + 8ELX,O; «que teme, cobarde», en-
tendían xpOxii o su plural xpóxcei como «ribera del mar», pese a
que así obtenían un sentido que se ajustaba mal a los saurios
del Nilo (vid. 8.); además el locativo lv xpOxrp.o-L, sin más espe-
cificación, significa «en la orilla del mar» en Licofrón 107.
Lo mismo ocurre con el sinónimo xpoxĉe1.11 atestiguado en fe-
cfia anterior ". Ningŭn testimonio afirma que pudieran Ila-
marse xpcixoci o xpoxákou. las piedras eventualmente utilizadas
para construir las ai,p.cco-vid, los muros y cercados de los cam-
pos a los que se refiere Heródoto como lugar en el que
solían 'encontrarse los xpoxO8a.o!. en Jonia (vid. 4.)" Como el
que el verbo xpéxtu «golpear el telar» ( > «tejer»), «golpear un instrumento mu-
sical con el plectro» ( > «tailer»), de ahí los sentidos de xpówn, «trama de un
tejido» y «piedra que suena al ser golpeada por las olas» (> «guijarro»); cf.
Aristótoles, Mechanica 852 b. En consecuencia, Diels postulaba estas dos significa-
ciones para *xpExt)T, tema en -u formado sobre esta misma base. Actualmente, sin
embargo, se prefiere, con razón, distinguir en xpeboi dos palabras distintas, una
para cada significado.
(26) Por primera vez, en un coro de la Iligenia en A ŭlide de Eurípides
(v. 210). Despues se atestigua varias veces en la Antología Palatina: VI 186, 3
(Julio Diocles); VII 294, 4 (Laurea); VII 479, 3 (Teodóridas); VII 651, 4
(Euforión).
(27) Estas cto.ct podían estar hechas de piedras sueltas, coronadas o no
de espinas. Vid. la nota de A. S. F. Gow a TeOcrito I 47, y W. Richter, «Die
Landwirtschaft im homerischen Zeitalter», Archaeologia Homerica 11, Kapitel H
(Gatingen 1968) p. 107.
AO XXV ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE «COCODRILO» 437

mismo Diels reconoce (p. 4), lo natural es que en la confección


de estos cercados se emplearan los materiales más a mano, de
modo que si en ocasiones se utilizaban cantos rodados, es evi-
dente que este uso era puramente eventual, no característico.
Es difícil admitir, pues, que la palabra xpemat, sin ninguna
especificación, pudiera significar los guijarros empleados en
estos muros y de ahí los muros mismos. Todo indica, más
•bien, que si xp6x-r) hubiera entrado en la composición de
xpox6StIoç, esta palabra habría significado originariamente «el
Spi:ko; que se encuentra en la grava de la orilla del mar», lo
cual, evidentemente, no es una designación apropiada para un
lagarto.
Por lo que se refiere a la comparación entre xpoxót)oç y
ai. krkalásás «lagarto», «camaleón» (vid. 11.), hay que •decir
que la interpretación de Brugmann, seg ŭn la cual el primer
miembro de ambos •compuestos significaría «guijarro», es muy
problemática (nótese el distinto vocalismo de gr. xpoxo- y ai.
krka-)".

15. A contrariar definitivamente esta •interpretación ha


venido, como ya hemos indicado, un hallazgo reciente. Se tra-
ta de dos nuevos fragmentos del poeta Hiponacte (s. VI a. C.)
descubiertos en un palimpsesto, parcialmente recuperado por
Hunger 29, que contiene una parte de los libros V, VI y VII de
la xaDokix-11 p o out. 8 de Herodiano. El texto de estos dos frag-
TE

mentos hiponacteos, como han sido publicados por West 30,

(28) Vid. ahora M. Mayrhofer, Kurzgefasstes etymologisches WOrterbuch des


Altin,clischen (Heidelberg 1956 ss.) s. v. «krkalásáb», donde se califica de «ganz
unglaubhafte» la hipótesis que recoge Boisacq en su diccionario etimológico griego
(la cual no es, ni más ni menos, que la interpretación de Brugmann). En todo
caso, una posible relación de krkalasás con Karkotas (m. pl.), nombre de cierto
pueblo, y con Karkotas, nombre de un demonio-serpiente, apunta a un origen no
indoeuropeo de aqueila palabra (vid. Mayrhofer, s. v.).
(29) H. Hunger, Jahrbuch der Oesterreichischen byzantinisaen Gesellschaft
16, 1967, pp. 1-33.
(30) M. L. West, lambi et elegi Graeci ante Alexandrum cantati I (Oxford
1971). West pudo examinar detenidamente el palimpsesto con rayos ultra-violeta,
vid. sus Studies in Greek Elegy and lambus (Berlin-New York 1974) p. 149.
438 M. G. TEIJEIRO AO XXV

quien corrigió la lectura que del primero dio Hunger y descu•


brió como tal el segundo, es el siguiente:
a) xaTé7CLEV (7.)7ncp xEpxUSLX,oç lv kaŭp-rp. (fr. 155 West).
b) ii xEpx158Lkov TtibrIxov (fr. 155a West).
En ellos xspxút)oç es una corrección del mismo West, con-
tra xpExu- del códice, exigida por la meirica (el primer frag-
mento, efectivamente, es un trímetro coliámbico completo; el
segundo, una parte de otro). En vista de este doble testimonio,
es seguro que hay que corregir del mismo modo la forma
xpEx158(E)Lkoç que atestigua un manuscrito del Etymologicum
Genuinum (vid. 12.), ya que .un poco más adelante se menciona
al mismo Hiponacte. Los testimonios están reunidos por West
en el comentario crítico al fr. 155 de su edición de Hiponacte,
que debe completarse con el informe de Reitzenstein sobre ei
Etymologicum Genuinum, cuyo manuscrito A permanece ine-
dito 31 Dicen así:
1) Etym. Gen. p. 195 Miller, Etym. Magn. p. 356, 32 Gais-
ford: «xpExaEtloc (B: xpo- A) procede de xpox68ELkoç mediante
un cambio de letras».•
2) Etym. Gen. p. 196 Miner (cf. Etym. Magn. p. 539, 56) =
Etym. Gud. col. 348, 16 Sturz: «El xpoxOSELkoç es un animalejo
pequerio, así en Hiponacte» («también se escribe xpExc58EL)oç
mediante un cambio de letras» ariade el cod. Par. Coisl. 346,
vid. Gaisford ad Etym. Magn.).
3) Eustacio in Homerum p. 855, 55 (después de haber. ex-
puesto la etimología de xpox6SELkoç como «que teme el azafrán»
y «que teme la ribera», vid. 6.): «... si también xpoxŭSELkoç con
acentuación esdrŭjula o xpoxuSELX6ç con acentuación aguda
(dicen que se trata de un animalejo al que menciona Hiponac-
te) tiene esta misma etimología, es cosa que sabrían los an-
tiguos».

(31) Cf. H. Diels, IF 15, 1903/1904, p. 7 n. 1.


(32) Precisamente en el palimpsesto al que nos hemos referido, Herodiano,
cuya autoridad es muy superior a la de Eustacio, atestigua que la acentuación
correcta era la esdrŭ jula, y eita en apoyo de su aserto los dos fragmentos de
Hiponacte.
AO XXV ORIGEN Y ETINIOLOGÍA DEL NON1BRE «COCODRILO» 439

16. Tanto los Etymologica como Eustacio mantienen,


pues, el recuerdo •de una forma especial de xpox68(E)Lkoç en
Hiponacte con la significación de un animal pequerio, pero las
grafías de los manuscritos están tan alteradas que no fue po-
sible recuperar la forma correcta de la palabra hasta que el
afortunado hallazgo del palimpsesto a que nos hemos referido
ha permitido la lectura garantizada por el metro ".
Si se tiene en cuenta que Hiponacte fue un poeta jonio, que
utilizó en sus poemas el dialecto de su tierra y que escribió
unos cincuenta arios antes que Heródoto, no cabe dudar de la
importancia de su testimonio sobre este punto. xEpx ŭatIoç sólo
puede haber significado originariamente «el con cola», lo
cual desautoriza, en parte, la interpretación de Diels, aceptada
por los diccionarios 'etimológicos griegos ".
17. Debe, pues, reconstruirse una forma *kerkó-drilos co-
mo punto de partida, junto a la cual pudo coexistir una va-
riante *kerk ŭ-drilos, dado que los fragmentos •hiponacteos
documentan una -u como final del primer miembro del com-
puesto. Esta -u no está garantizada, desde luego, por la métrica
(como lo está kerk-) y el cod. Par. Coisl. 346 supone xEpx68LIK
con -o, como hemos visto; pero no se ve fácilmente cómo una
forrna con -o antigua pudo haberse corrompido en nuestros
manuscritos para pasar a •una grafía con -u, que es, ciertamen-
te, •la lectio difficilior. En buen método, por consiguiente, hay
que aceptar que xEpx).oç es una forma antigua. La -u del fi-
nal del primer elemento del compuesto puede explicarse como
un tema en -u paralelo al tema en -o de xépxoç «cola» (cf.
8Xo).od6kokuç), tanto más .cuanto que la final -u, larga o breve,
se encuentra frecuentemente en términos de carácter popular

(33) El testimonio de Hiponacte invalida, pues, la explicación que Diels había


dado para xpExŭa (E) t105- (vid. 12.) y obliga a cambiar el texto que se ha venido
imprimiendo para ese fragmento hiponacteo basándose en los Etymologica. W. de
Sousa Medeiros lo reconocido ya así y ha abandonado la lectura que •abía acep-
tado en su edición de Hiponacte (vid. sus Hipponactea, Coimbra 1969, pp. 36-38
y 76 s.).
(34) Vid. supra n. 18. Chantraine recoge correctamente la variante xEpx- en
Hiponacte, pero, sorprendentemente, no saca ninguna consecuencia de ella para
la etimología. Frisk la cita •tambien en sus «Nachtráge» sin sacar tampoco prove-
cho de ella y sin advertir su relación con las noticias de los Etymologica, confun-
dido quizás por el comentario de O. Masson al fr. 155 de su edición de •iponacte.
440 M. G. TEIJEIRO AO XXV

y en hipocorísticos ". Otra alternativa es ver en esta -u un


ejemplo del paso esporádico o > u en jónico ", atestiguado en
algunos casos, como pucpáv, usado por el mismo Hiponacte
(fr. 165 Masson) / polpáv; TompT4 (Helanico, 4 fr. 176 Jacoby) /
"Ocn.pt.ç; Onaccç / 137cEccç; "Yao-LT / "Occo-I4 / Allicco-z 4 (vid. comenta-
rio de Jacoby a Hecateo, 1 fr. 326 y a Helanico, 4 fr. 176);
xu1431; / xoko06ç (glosa de Hesiquio, vid. Hiponacte, fr. 156a
Masson y el comentário de W. de S. Medeiros, Hipponactea,
Coimbra 1969, pp. 77 s.); Im.criluyspCaç, o-p.uyEpóc o-p.oyspciç Cier-
tamente, también aquí se trata de vocabulario familiar y ex-
presivo, que, en consecuencia, es difícil de analizar. Sin duda,
varios de estos términos son susceptibles de explicaciones dis-
tintas, pero en conjunto avalan razonablemente el paso de
o > u breves en jónico, aunque se trate de un fenómeno espo-
rádico. En lingiiística griega, la cerrazón de o en u es bien
conocida en algunos dialectos, en los que se manifiesta de for-
ma muy variable"; dentro del mismo jónico, está documen-
tado para Eubea y sus colonias en silaba final precedida de u.
18. Por lo demás, n,o hay ninguna dificultad fonética pa-
ra explicar las formas dtestiguadas a partir de *kerkódrilos
(*kerk ŭdrilos). La disimilación con pérdida de la segunda -r-
es normal, como ya apuntó Diels (vid. 11.); también lo es la
asimilación vocálica, tanto en la forma e:o>o:o (Tapc;nrr)
> Topdwri, Tpapthvt,o; > TpocAvtoç; 'Epxop.EvOç > 'Opxop.Evk), co-
mo en la forma e:u>o:u (xplp.uov > xpOp.uov, xE) ŭcpavov
> xokŭcpavov, yEpyŭpa > yopyŭpa, Kápxupa Kcipxupa)". Las
diversas variantes xspx158(E)iloç, xpEx68(e)cloc-„ xpox158(E)Lken,
xopx68(E)Lkoç, xopx6apilloç, xpox68(E)Lkoç " son en parte debi-
das a estos ,fenómenos de asimilación y disimilación, en par-
te a alteraciones secundarias motivadas por la estructura fo-

(35) Vid. P. Chantraine, La formation des noms en grec ancien (Paris 1933)
p. 120, y E. Locker, «Die Bildung der griechischen Kurz- und Kosenamen», Glotta
22, 1934, pp. 87-89.
(36) Así M. L. West. Sturlies in Greek Elegy and lambus (Berlin-New York
1974) p. 78.
(37) Vid., p. ej., E. Schwyzer, Griechische Grammatik I (Mdnchen 1939)
p. 182 (con bibliografía); P. Kretschmer, Die griechischen vaseninschrif ten (Gd-
tersloh 1894) p. 118.
(38) Vid. Schwyzer, o. c. p. 255.
(39) Las referencias en el diccionario de L.-S.-J. s. v. xpoxdatIoT.
AO XXV ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE «COCODRILO» 441

nética de la palabra, que es muy inestable no sólo en griego,


sino también en latín (crocodilus, corcodilus, corcodrilus, cro-
codillus, etc.) y en las lenguas modernas que la han adoptado.
19. Tampoco desde el punto de vista del significado hay
dificultad para admitir * kerkódrilos. En griego, xl.pxoç forma
parte del nombre de varios animales: xEpxonxo; «mono rabu-
do», xápxcc, xEpxdyrrn, nombres de insectos; xépx4 «halcón»,
xépxvoç «halcón» o «gallo»; KápxcweEç «hombres-mono» (quizás
deformado por etimología popular). Lo mismo ocurre
con oŭpĉc, que significa también «cola»: aléXoupoç (también
cd).oupod «que tiene el rabo móvil» (= «gato»), enci.oupo «que
se da sombra con la cola» ( = «ardilla»), -r . pĉcxoŭ poç «que tiene
la cola áspera» (= «jurel»), thaoupoç «sin aguijón» (= «zán-
gano, abejón»), n ĉcyoupoç «que tiene la cola dura» (= «can-
grej o » ).
En cuanto al segundo miembro del compuesto * kerkó-
drifos, está formado por una palabra rara, poç, cuya larga
está garantizada, afortunadamente, por un epigrama de Lu-
cilio ". Los glosarios dan para esta palabra la significación
de «circunciso» (verpus) y también «dedo cordial» (digitus
medius). Diels 4', que, como •hemos visto, ha tenido el mérito
de identificar este Spaog con el segundo elemento de xpox6Sc-
koç, estudió cuidadosamente los distintos testimonios y llegó
a la conclusión, basándose en la glosa de Hesiquio «SpilkcocEç
llaman los eleos a las sanguijuelas», •de que Sptkoç " significó
originariamente «gusano» y que las otras significaciones deri-
van de empleos figurados. La interpretación de Diels es, desde
luego, válida, pero ha de tenerse en cuenta que las lenguas in-
doeuropeas confunden frecuentemente las nociones de «gusa-
no» y «culebra» 43, y que no es raro que empleen para llamar
(40) Antología Palatina XI 197 (tambien en un epigrama de Anfisa, Supple-
mentum epigraphicum Graecum II 353, en la forma SpEtIoç).
(41) H. Diels, IF 15, 1903/1904, pp. 4 s.
(42) aptIal es a Spiloç lo que tjA51.1.4 a tin51.kol- o a 1.00T. Vid.,
además de Diels, P. Chantraine, La formation des noms en grec arzcien (Paris 1933)
pp. 376 ss. (sobre todo, p. 379).
(43) Cf. C. D. Buck, A Dictionary of Selected Synonyms in the Principal
Indo-European Languages (Chicago 1949) p. 193: «Several of the words (i. e. para
gusano) were aLso used frequently of, some even specialized to, the snaken. Vid.
también J. Pokorny, Indogermanisches etymologisches Wiirterbuch I (Bern und
Mfinchen 1959) p. 44.
442. M. G. TEIJEIRO AO XXV

el lagarto o lagartija una palabra en la que entra el nombre


de la culebra 44.
Semánticamente, pues, xpox6Sckoç, como otros vocablos fol-
mados sobre una palabra que significa «cola», pertenece al
numeroso grupo de nombres descriptivos de animales relacio-
nados con perífrasis o kenningar de tipo familiar en cuyo
origen, al menos en parte, puede haber tabŭes lingŭísticos.
20. Las primeras etapas en la historia de la palabra «co-
codrilo» pueden, pues bosquejarse de la siguiente manera.
Junto al término griego que designaba en general el lagarto,
o-ccŭ pa, o-ccDpoç, que carece de etimología, existía un sinónimo
dialectal xEpx681,koç (xEpx1581,Xo, etc.) en Jonia, que describía el
aspecto del animal; como otros • nombres de este tipo, debía
tratarse de un término de raigambre popular, lo cual pudo
haber influido en la estructura de la palabra. , Cuando los jo-
nios ŝe pusieron en contacto con el mundo egipcio y conocie-
ron los grandes reptiles del Nilo, conocieron también, natu-
ralmente, el nombre que les daban los indígenas, pero no fue
éste el que ellos adoptaron, más o menos modificado, sino
qué utilizaron uno de su propio dialecto, donde designaba un
animal semejante, aunque mucho más pequerio. Es decir, para
nombrar aquel ser, que no tenía nombre en griego, no recurrie-
ron a ningŭn tipo de préstamo lingŭístico, sino a una especie
de metáfora léxica.
Se ha serialado " que al llamar al cocodrilo «lagartija» los
griegos demostraban su desprecio por las cosas egipcias, me-
nosprecio que se plasmaría también al llama r <asadorcillos»
(6r3E)(axct,) a los gigantescos pilares que encontraron en el país

(44) K. Brugmann, IF 15, 1903/1904. p. 8 n. 1, menciona sueco dialectal


ormilla, orniskra «lacerta agilis», formados sobre orm «culebra», y recuerda la
interpretación de lat. lacerta «lagarto» como «(la culebra) provista de patas»
(cf. lacertus). Es probable, además, que una parte importante de las lenguas ger-
mánicas hayan formado el nombre del lagarto mediante un compuesto cuyo pri-
mer elemento se remonte a ide. * ogwhis «culebra», y el segundo, a germ. * thasio
«huso» (cf rus. weretenica «lagarto»- sobre wereterw «huso»). Vid. Fr. Kluge,
Etymologisches WOrterbuch der deutschen Sprache (Berlin 1967 20 ) s. V. «Eidechse».
(45) A. Erman, Die Religion der Aegypter (Berlin 1934) p. 358. Vid. tam-
bien A. G. McGready, «Egyptian Words in the Greek Vocabulary», Glotta 46,
1968, p. 253 (no cita a Erman).
AO XXV ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE «COCODRILO» 443

del Nilo; «pasteles» (rcupapu:SEç) a las tumbas reales de Menfis, y


«flautas» (o-ŭrnyyEç), a las de Tebas. Los contra-argumentos de
Lang 46 , sin embargo, son sólidos: el sentido de «pastel» de
nupap.1; es secundario con respecto al de «pirímide» y no a
la inversa 47 ; OPIEXi,o-xo; y cr ŭ pt,y1 pueden significar «objeto en
forma de asador» y «galería o pasadizo largo y estrecho» sin
que haya matiz despectivo. Para explicar el que los jonios Ila-
maran «lagartos» o «lagartijas» a los cocodrilos, empero, ei
paralelismo que se le ocurre a Lang resulta peregrino. Seg ŭn
él 48, efectivamente, el proceder de los griegos jonios en el s. VII
a. C. o antes sería comparable al de los modernos paleontólo-
gos, que no han tenido inconveniente en Ilamar a los enormes
reptiles del mesozoico con nombres compuestos de -saurio
(crocŭ poç), que significa «lagarto» (dinosaurio, atlantosaurio,
brontosaurio, etc.) Mucho más instructiva es la comparación
entre el proceder de los jonios en Egipto y el de los esparioles
en América, quienes llamaron también lagartos a los grandes
reptiles de los ríos del Nuevo Mundo. En espariol mismo, sin
embargo, acabó por imponerse para designarlos una palabra
indígena americana (probablemente, caribe), «caimán», que-
desplazó del uso ordinario a su sinónimo «lagarto de Indias»,
mientras que la palabra usual en inglés, de donde pasó al fran-
cés y a otras lenguas, es alligator, corrupción de esp. el la-
garto 49.
Una vez que xEpx68Lko; pasó a significar «cocodrilo» ade-
más de «lagarto», los otros griegos adoptaron esta palabra a
través de los jonios, ya, sin duda, predominantemente en la
forma xpox6St,Xcn, pero sólo con la significación de «cocodrilo»,
no de «lagarto», puesto que no necesitaban ninguna palabra
nueva para designar este ŭltimo animal. Ciertamente, los
jonios siguieron empleando el vocablo en los dos sentidos, y

(46) Vid. especialmente sus «Aegyptologische Berichtigungen» en Anthropos


60, 1965, pp. 844-848.
(47) En realidad, nupap.i.; con la significación de «pan», «pastel», puede no
tener nada que ver con pirámide, ya que es probable que aquel este formado sobre
7.upóT «trigo» segŭn el modelo olkap.ov: cr-ricapíg (vid H. Frisk, Gr. etym. Wtb.
s. v. vpaLç, con bibliografía).
(48) K. Lang, Anthropos 60, 1965, p. 848.
(49) En lenguaje cienfifico se utilizan los dos nombres «aligátor» y «cai-
mán» para distinguir dos generos distintos en la familia de los alligatoridae.
444 M. G. TEIJEIRO AO XXV

como en jónico se escribieron durante mucho tiempo los re-


latos históricos y las descripciones geográficas, xpox6Stkoç, ge-
neralmente con la especificación de xEpo-cci,oç «terrestre», se
encuentra todavía en época relativamente tardía para designar
algŭn tipo particular de lagarto. Es evidente, de todos modos,
que la palabra no tenía porvenir en este sentido, que tendía
a especializarse en todas partes con la significación de «coco-
drilo» y que con el valor de «lagarto» iba quedando más y
más relegada a las aldeas de Jonia, donde todavía hoy se con-
serva en algunos lugares (vid. 7.). La palabra pasó al latín con
la significación que le era ya habitual en griego de «cocodrilo»,
fuera de algunos empleos técnicos que no son otra cosa que
calcos del griego, y a través del latín ha llegado a las lenguas
modernas con este mismo sentido.

M. G. TEIJEIRO

NOTA DE CORRECCION (a propósito de n. 4). Las ediciones anteriores del dic-


cionario de Ernout-Meillet escriben la palabra correctamente.

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