Diferencias Entre Ambitos Politicos y Ambitos Juridicos

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Tema del Trabajo:

Diferencias entre Ámbitos políticos y Ámbitos Juridicos

Asignatura: Derecho Constitucional

Catedrático:
Abogada: Patricia Marleny Ponce Melgar

Nombre Estudiante: Cesar Augusto Gonzalez Melchor

Cuenta No.: 323560006

Sede: Santa Cruz de Yojoa


Fecha de Entrega: 23/06/2024
INTRODUCCIÓN:

Saber distinguir entre los ámbitos jurídicos y políticos es fundamental para comprender

cómo se estructura y funciona una sociedad. Aunque estos ámbitos están relacionados,

cada uno tiene características y objetivos propios que los diferencian.

El ámbito jurídico se centra en la interpretación, aplicación y creación de leyes y normas

legales. Su objetivo principal es garantizar el orden, la justicia y la protección de los

derechos y libertades de las personas. Los actores principales en este ámbito son

abogados, jueces, legisladores y académicos del derecho. Se basa en principios como

la imparcialidad, la equidad y el estado de derecho.

Por otro lado, el ámbito político se refiere a la toma de decisiones y la gestión del poder

en una sociedad. Implica la formulación de políticas públicas, la gobernabilidad y el

ejercicio del poder político. Su objetivo es el bienestar colectivo y la administración de

los asuntos públicos. Los actores políticos, como políticos, partidos políticos y

funcionarios públicos, desempeñan un papel fundamental en este ámbito.

En cuanto a los procesos y métodos, el ámbito jurídico se basa en la aplicación de

normas y reglas establecidas, siguiendo procedimientos legales específicos. Los juicios,

apelaciones y resoluciones judiciales son ejemplos de estos procesos. Por otro lado, el

ámbito político implica la negociación política, la formulación de políticas, la toma de

decisiones en los órganos legislativos y ejecutivos, y la implementación de programas y

proyectos.

El alcance y el poder también difieren en ambos ámbitos. El ámbito jurídico se enfoca

principalmente en cuestiones legales y judiciales, limitado a la interpretación y

aplicación de la ley. Su poder deriva de la autoridad legal y la independencia judicial. En

cambio, el ámbito político abarca una amplia gama de temas y decisiones que afectan a
la sociedad en general. Los actores políticos ejercen el poder político y buscan influir en

la toma de decisiones y en la dirección del país o entidad política correspondiente.

Análisis de las diferencias entre Ámbito Político y

Ámbito Jurídico
Al analizar los entresijos del poder, tomando como referencia dos formas diferentes de

entender y concebir la sociedad en la que vivimos (que no agotan, ni mucho menos, los

puntos de vista desde los cuales esta sociedad puede ser analizada). La sociología, la

psicología de masas o la economía son también perspectivas diferentes, y cada cual

arroja una visión distinta de una sociedad caleidoscópica, llena de matices y compleja

en su comprensión global. Pero, zapatero a tus zapatos, y como yo soy jurista, centraré

estas reflexiones en la diferente forma de ver la sociedad que

tenemos los juristas frente a los políticos (aunque muchos de

ellos sean, curiosamente, de formación jurídica).

El político, si bien dice perseguir el bien común (en última instancia quizás lo haga

realmente), también tiene como fin el monopolio del poder, y esto es algo que estamos

comprobando un día sí y otro también, lamentablemente.

El político se encuentra condicionado por una determinada ideología (la que le

impone su partido) y a ella se debe, aunque en su fuero interno pueda pensar otra cosa.

Si él o su partido no han alcanzado ninguna cota de poder, su actuación se encuentra

guiada por la finalidad de alcanzarlo, por encima de cualquier otra cosa. Y si ha

alcanzado el poder, su finalidad primordial consiste en conservarlo, azuzando a


los rivales y lanzando sobre ellos las posibles críticas que le sean dirigidas, con

un efecto “boomerang”. Pero como no quiero que se me entienda mal, aclaro ya desde

ahora, que este “cliché” es un simple esperpento, al que afortunadamente no obedecen

todos los políticos y no deja de ser algo así como la mera caricatura del político (a

secas). Dicho esto, dejo para más adelante, la plasmación real de nuestra clase política

en la España de hoy, que por sus actos los conoceréis.

Por su parte, el jurista es a la par ciudadano y, como tal, no participa del poder

público (más que en el fugaz momento de depositar su papeleta de voto) pero se

convierte en crítico del poder desde la plataforma del Derecho y su formación (o

deformación) como jurista. Aquí se abren varias ventanas desde las cuales se puede

enjuiciar a la Sociedad y al papel que van desempeñando los políticos, como son la

sociología del Derecho, la filosofía del Derecho o el puro positivismo, al estilo de Kelsen

(1). Sobre esta diversidad de perspectivas me remito al maestro Gustav Radbruch en

donde se encuentra una magnífica exposición de las mismas, (2) entre las que me

gustaría destacar, muy especialmente, la del también maestro Ihering (que me dejó su

impronta desde la juventud) (3).

En cualquier caso (salvo en el positivismo puro) el jurista tiende a analizar el

cumplimiento del ideal de justicia, tanto en las normas como en la forma en que

se interpretan y aplican por los diversos operadores jurídicos. De este enfoque del

Derecho es responsable John Rawls que introduce el concepto de “justicia política” que

viene a alcanzarse en dos etapas.

“La primera etapa acaba con un consenso constitucional; la segunda, con un consenso

entrecruzado”. La Constitución -dice Rawls- ha de limitarse a satisfacer “ciertos

principios liberales de la justicia política, principios, que “basados en un consenso

constitucional, son aceptados simplemente como principios, y no se fundan en


determinadas ideas de la sociedad y de la persona de una concepción política, por no

hablar de fundarlos en una concepción pública compartida. Así pues, el consenso no es

profundo”. Incluso “tampoco es amplio: es de corto alcance, (porque) no incluye la

estructura básica, sino sólo los procedimientos políticos de un gobierno democrático”

(4).

Sin embargo, con semejante planeamiento no llegamos a parte alguna, ya

que conduce a la necesidad de una especie de unanimidad a la hora de fijar el

ideal de justicia y ética, algo realmente utópico en los tiempos que

corren (marcados por la diversificación ética). Por mi parte, me limitaré a señalar que,

sin llegar al extremo de Rawls, entiendo que ese ideal de justicia debe localizarse en

la Constitución vigente en cada momento y que cualquier comportamiento

contrario a la misma, ha de ser tachado como arbitrario. Muy especialmente, en lo que

concierne a la forma de Estado y a los derechos y libertades fundamentales, puesto

que, o bien se reforma la propia Constitución (por los cauces establecidos para ello) o

bien se cumple con ella. Quiere ello decir que, si un determinado poder público

trasgrede la Constitución, no solo pierde su legitimidad, sino que está actuando

de forma ilegal y debe responder por ello.

Conclusión que aplico, por de pronto, a la Generalitat, tanto por su desacato a la

sentencia que impone el uso del español en la enseñanza en un porcentaje mínimo

(25%), como por tolerar el acoso al niño y a la familia de Canet, lo cual es claramente

extensivo al Gobierno de la Nación. Gobierno que, por cierto, también ha actuado de

forma contraria a Derecho en los estados de alarma, pero ninguna responsabilidad o

consecuencia se sigue de ello, lo cual me parece incomprensible como jurista. Y

volvemos, con lo anterior, hacia la perspectiva política, porque aquí está el meollo de lo

que me gustaría transmitir ahora. Me refiero a la calificación jurídica de las decisiones

que se están tomando (en materia de gasto público, por no mencionar más que un
aspecto notorio) con la única motivación de favorecer a quien, con sus votos, permite

que se mantenga en el poder el Gobierno. ¿Acaso no es eso abuso de poder y

arbitrariedad, (proscritas por el artículo 9.3 de nuestra Constitución)? Entonces ¿por

qué motivo no se anulan tales decisiones?

Si admitimos, como legítimas y legales, actuaciones que comportan trato desigual entre

las CCAA, y que tienen como única justificación clara y evidente “contentar” a

determinados partidos políticos para seguir contando con sus votos, me temo que

vamos por muy mal camino y nos alejamos, a pasos agigantados del Estado de

Derecho. Porque todo lo que concierne al Estado social de Derecho, es, para los

juristas, un concepto nuclear, porque así está escrito en el artículo uno de la

Constitución (5) que impone, como valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico,

la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Es decir, referentes a tener en

cuenta, tanto por los ciudadanos como, muy especialmente, por los poderes públicos.

Ese es, pues, el ideal que debe perseguir la relación entre la Política y el Derecho, pero

para eso es necesario que todos los poderes públicos den ejemplo a los ciudadanos

respetando y aplicando esos principios a su propia actuación.

Y también lo es el respeto a los principios de seguridad jurídica, la responsabilidad

y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. Unos principios que

parecen ser ignorados por nuestros poderes públicos con demasiada frecuencia y a los

que debería atenerse toda su actuación (incluida, por supuesto, la aprobación de

normas, del rango que sean). De otro modo, difícil veo que tengan legitimación para

exigirnos comportamientos que ellos mismos no siguen. Somos y seremos lo que los

poderes públicos nos dejen ser, pero conviene que no olviden que no pueden forzarnos

a incumplir nuestra propia Constitución y que por mucho poder que tengan la soberanía

sigue residiendo en el pueblo. ¿Qué puede mejorarse la Constitución vigente en

algunas materias? Obvio es, pero por los cauces previstos en la misma y no otros. Esta
es mi posición, como jurista y como ciudadano, que ahora expongo de forma clara y sin

titubeos.

Diferencias Ámbito jurídico:


1. El ámbito jurídico se centra en la interpretación, aplicación y
creación de leyes y normas legales que regulan la
convivencia y las relaciones entre individuos, organizaciones
y el Estado. Su enfoque principal es el estudio del derecho y
la resolución de conflictos legales.
2. El objetivo principal del ámbito jurídico es garantizar el orden,
la justicia y la protección de los derechos y libertades de las
personas. Se basa en principios como la imparcialidad, la
equidad y el estado de derecho.
3. En el ámbito jurídico, los principales actores son los
abogados, jueces, fiscales, legisladores y académicos del
derecho. Estos actores se enfocan en la aplicación e
interpretación de las leyes y en la administración de justicia.
4. En el ámbito jurídico, los procesos legales se basan en la
aplicación de normas y reglas establecidas, y se siguen
procedimientos legales específicos, como juicios,
apelaciones y resoluciones judiciales. Se requiere el análisis
de pruebas y argumentos legales para llegar a una decisión
justa.
5. El ámbito jurídico se ocupa principalmente de cuestiones
legales y judiciales, limitado a la interpretación y aplicación
de la ley. Su poder deriva de la autoridad legal y la
independencia judicial.
Ámbito político:
1. Se refiere a la toma de decisiones y la gestión del poder en

una sociedad. Se ocupa de la formulación de políticas

públicas, la gobernabilidad y el ejercicio del poder político.

2. El ámbito político busca el bienestar colectivo, la

representación ciudadana y la administración de los asuntos

públicos. Busca el logro de objetivos políticos, económicos y

sociales en función de las ideologías y agendas de los

actores políticos.

3. El ámbito político implica la participación de políticos,

partidos políticos, funcionarios públicos y ciudadanos en

general. Estos actores buscan influir en la toma de

decisiones políticas y en la implementación de políticas

públicas

4. En el ámbito político, los procesos se centran en la

negociación política, la formulación de políticas, la toma de

decisiones en los órganos legislativos y ejecutivos, y la

implementación de programas y proyectos.

5. El ámbito político abarca una amplia gama de temas y

decisiones que afectan a la sociedad en general. Los actores

políticos ejercen el poder político y buscan influir en la toma


de decisiones y en la dirección del país o entidad política

correspondiente.

CONCLUSIONES:

1. Aunque existen diferencias claras entre los ámbitos jurídicos y políticos, es

importante destacar que también están interconectados en varios

aspectos. Las decisiones políticas a menudo dan lugar a cambios en la

legislación, y los desafíos legales pueden influir en la agenda política y las

políticas públicas.

2. En conclusión, las diferencias entre los ámbitos jurídicos y políticos son

significativas y es fundamental comprender su naturaleza distinta para

entender cómo funcionan las sociedades.

3. Si bien los ámbitos jurídicos y políticos están interconectados y pueden

influenciarse mutuamente, es importante comprender sus diferencias para

un análisis y abordaje efectivo de los desafíos legales y políticos que

enfrenta una sociedad. Un equilibrio adecuado entre ambos es

fundamental para el funcionamiento y la estabilidad de un Estado de

derecho democrático.

Elaborado por Cesar Gonzalez


23/06/2024.
Derecho Constitucional
UCENM

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