Métrica Latina - Apunte Julián

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UNC – Facultad de Artes Fonética Latina Apunte de cátedra

La métrica de los textos latinos musicalizados


Elaborado por: Lic. Julián S. D’Avila

Al pensar en la métrica de los poemas latinos que se cantan debemos tomar en cuenta
dos tipos básicos: la métrica cuantitativa y la métrica rítmica.

1) Métrica cuantitativa
En la poesía latina clásica los versos se construían en base a la alternancia de sílabas
largas y breves. Grupos de dos o tres sílabas, llamados “pies”, se sucedían siguiendo
ciertas reglas para conformar un verso. La duración de cada sílaba se denomina
“cantidad” (quantitas, en latín) y se basa principalmente en la cantidad de la vocal de la
sílaba.

Algunos pies básicos eran:


Dáctilo:
Anapesto:
Espondeo:
Yambo:
Troqueo:

La unidad de “tiempo” del pie es la sílaba breve ( ), cuya duración se llama mora.
Cada sílaba larga ( ) equivale a 2 breves. Los dáctilos, anapestos y espondeos tienen 4
moras; los yambos y troqueos, 3.
Se cree que la sílaba larga de cada pie (o la primera del espondeo) tenía un acento de
intensidad llamado “ictus” (‘golpe’), denominado así porque coincidía con el golpe del
pie al danzar o al marcar el ritmo del verso. La sílaba larga que lleva el ictus está
señalada con una línea gruesa ( ).

Algunos versos y estrofas

El verso más común de la métrica clásica es el hexámetro dactílico. Como su nombre


lo indica, idealmente se compone de seis pies (hexa- = seis) dactílicos. Pero los 4
primeros dáctilos pueden ser reemplazados por espondeos y, además, el último pie es
siempre un espondeo. Es característica de este verso la cadencia

Algunos ejemplos:

Hexámetro dactílico abstracto.


Los espondeos que están sobre los dáctilos pueden reemplazarlos.

O-dii et a -mo. Qua- re


e id fa-ci- am, for- tas-se re-qui-ris.

Odio y amo. Por qué lo hago, preguntarás tal vez.

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Catulo, poema 85, verso 1.


Espondeos en el 2º y el 4º pie.
Las vocales tachadas se eliden para evitar
el hiato y la consonante de la sílaba a la
que pertenecen se une a la siguiente.

His-pa- nus mi- ra-tur o- pes, mi- ra-tur et ar-tes


Admira el español la riqueza y admira las artes

Orlando di Lasso, Hispanum ad coenam, v. 5.


Espondeos en los pies 1, 2 y 4.

El hexámetro dactílico tiene, además, una cesura como mínimo. Es esta una división
del verso que se ubica en el final de una palabra. Normalmente cae después del tercer
ictus, aunque puede estar en otra ubicación. En los ejemplos citados, hay cesuras
después de los ictus segundo y cuarto. El verso siguiente tiene cesura después del tercer
ictus:

um
His-pa- nu m ad coe- nam mer- ca-tor Bel-ga vo- ca-rat
Un comerciante belga había invitado a un español a cenar

Orlando di Lasso, Hispanum ad coenam, v.1


Espondeos en los 4 primeros pies.
Los finales de palabra en vocal + m también se
eliden cuando la palabra siguiente comienza
con vocal y no cuentan para la métrica.

El hexámetro dactílico se combina con otro verso, el pentámetro, para formar el


dístico elegíaco. Esta es la primera estrofa conocida en la poesía occidental, y también
una de las más breves: tiene solo dos versos.
El pentámetro se compone de dos hemistiquios (‘medias líneas’, hemi = mitad, stichos
= línea) separados por una cesura. Cada hemistiquio tiene dos dáctilos más una sílaba
larga, aunque en el primer hemistiquio los dáctilos pueden ser reemplazados por
espondeos. 4 pies dactílicos más 2 sílabas largas al final del hemistiquio suman 5, lo
cual explica el nombre del verso (penta = cinco).

Ejemplos:

Pentámetro abstracto.

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O-dii et a -mo. Qua- re


e id fa-ci- am, for- tas-se re-qui-ris.

o et ex-cru-ci- or.
Nes-ci-o, sed fi- e - ri sen-ti-o
Odio y amo. Por qué lo hago, preguntarás tal vez.
No lo sé, pero siento que ocurre y me atormento.

Catulo, poema 85.


Pentámetro con dáctilos exclusivamente.

um
His-pa- nu m ad coe- nam mer- ca-tor Bel-ga vo- ca-rat

re-gi-fi- co lu- xu men-sa pa- ra-ta fu- it

(...)

His-pa- nus mi- ra-tur o- pes, mi- ra-tur et ar-tes

mi-ra- tur lau-tae fer-cu-la mul-ta da-pis


Un comerciante belga había invitado a un español a cenar. La mesa fue preparada con
lujo real. (...) Admira el español la riqueza y admira las artes, admira la cantidad de
bandejas del espléndido banquete

Orlando di Lasso, Hispanum ad coenam, vv. 1-2, 5-6


Espondeos en el primer hemistiquio de cada pentámetro.

Conviene observar que en la métrica clásica no importa el número de sílabas de cada


verso sino el de moras o tiempos de cada uno. Así, en los dísticos citados, los
hexámetros tienen sucesivamente 15, 13 y 14 sílabas; los pentámetros, 14, 13 y 12.
Todos, no obstante, tienen 12 moras (hexámetros dactílicos) o 10 (pentámetros). Debe
señalarse, también, que en la métrica cuantitativa no se utiliza la rima.

La métrica eólica: Un capítulo especial dentro de la métrica cuantitativa

Dentro de la métrica cuantitativa requiere mención especial la métrica eólica. Surgió


en la región griega de Eolia, más precisamente en la isla de Lesbos, en la actual
Turquía. Los versos utilizados por los poetas griegos Safo y Alceo (s. VI a.C.) fueron
tomados por los romanos Catulo y Horacio (s. I a.C.), quienes los adaptaron al latín.
Estos versos tienen ciertas particularidades:
-Son utilizados en la poesía lírica
-Estaban destinados al canto en la poesía griega, y posiblemente también en la latina.
-Tienen un número fijo de sílabas
-Se organizan en estrofas

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Como ejemplo de métrica eólica trabajaremos con la estrofa de gliconios, utilizada por
Catulo en su Carmen XXXIV o Himno a Diana.
El esquema de la estrofa es el siguiente:

Tres gliconios

Un ferecracio

Como puede verse en el esquema, la estrofa está compuesta por cuatro versos. Los
tres primeros se denominan “gliconios” y el cuarto, “ferecracio”. Las dos primeras
sílabas se representan con círculos, lo que indica que pueden ser largas o breves. Estas
sílabas se conocen como “base eólica”. Las sílabas restantes son largas o breves según
corresponda, sin admitir reemplazos. Pueden analizarse como compuestas por un dáctilo
y un crético (gliconios) o un espondeo (ferecracio).

Veamos el esquema en acción:

Di-a-nae su-mus in fi-de Estamos bajo la protección de Diana

aee et pu-e-rii in-te-gri


pu-el-la Las niñas y los niños puros

Di-a-nam pu-e-rii in-te-gri a Diana los niños puros

pu-el-lae-que ca-na-mus. y las niñas cantemos.

Traducción de Marta Elena Caballero (2010)

En esta estrofa la base eólica se realiza con una sílaba larga sucedida de una breve.
Obsérvense las elisiones en los versos 2 y 3, así como la repetición de palabras. Toda la
estrofa repite constantemente los conceptos de Diana, niños y niñas puros.

La última estrofa del poema es más interesante desde el punto de vista métrico:

sis quo-cum-que ti-bi pla-cet Bajo el nombre que te plazca

e
sanc-ta no-mi-ne, Ro-mu-li-que sé consagrada, y a la raza de Rómulo,

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e ut so-li-ta
an-ti-que a es, bo-na como has acostumbrado desde antiguo,

sos-pi-tes o-pe gen-tem. protégela con tu benéfica acción.

Traducción de Marta Elena Caballero (2010)

En esta estrofa puede observarse, en primer lugar, que las bases eólicas se realizan con
dos sílabas largas o con una sucesión de larga y breve. Lo que llama la atención es la
elisión al final del segundo verso. Este fenómeno se conoce como “encabalgamiento” y
es solo posible en la métrica eólica. Está permitido porque los límites entre los versos
eólicos no es tan marcado como en la métrica por pies.

Utilización posterior de la métrica cuantitativa

La métrica cuantitativa siguió utilizándose durante la Edad Media, aunque no en


forma predominante. En el Renacimiento se renovaron sus fuerzas y, en las
composiciones musicales, cobró importancia el respeto por la cantidad de las sílabas en
latín. Así, en Hispanum ad coenam de Orlando di Lasso se observa la representación de
las palabras con la penúltima sílaba breve con la célula rítmica . No importan
aquí las figuras utilizadas sino la proporción entre ellas. De modo similar, este poeta
respeta la estructura métrica del verso cuando repite grupos de palabras.
Ejemplos:

Orlando di Lasso, Hispanum ad coenam, compases 12-13.

Nótese el tratamiento de ex-te-ra.

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Orlando di Lasso, Hispanum ad coenam, cc. 32-33.

Nótese el tratamiento de fer-cu-la.


La célula utilizada en la soprano es una de las pocas excepciones en toda la composición.

Orlando di Lasso, Hispanum ad coenam, cc. 9-12 soprano.


Nótese la repetición del segundo hemistiquio del pentámetro (v. 2).

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2) Métrica rítmica
Alrededor del siglo III d.C., la cantidad deja de ser un rasgo relevante de la fonética
latina. Poco a poco van surgiendo nuevos principios estructuradores del verso: el acento
de palabra, el igual número de sílabas o isosilabismo y la rima Estos elementos serán
utilizados luego en las lenguas vernáculas, originadas en la Edad Media. En el
Renacimiento, cuando se vuelva con mayor ímpetu a la métrica cuantitativa en la poesía
latina, se los despreciará .
La métrica rítmica, si bien es diferente de la cuantitativa, procede de esta. El proceso
podría sintetizarse como sigue: al desaparecer la cantidad se vuelve irrelevante el
número de moras de un verso, con lo cual pasa a ser el número de sílabas lo
verdaderamente importante; en segundo lugar, cobran relvancia los acentos de palabra,
que al principio coinciden con los ictus (antiguos acentos de intensidad de cada pie).
Estos organizan el ritmo del verso. En una etapa posterior comienza a aparecer la rima
como elemento estructurador de las estrofas.
Los himnos tempranos que se atribuyen a San Ambrosio (s. III) están formados por
estrofas isosilábicas con un patrón de acentos bastante regular pero no utilizan la rima.
Esta es empleada por los himnos posteriores que, no obstante, siguen a los de Ambrosio
en el isosilabismo y en el ritmo dado por los acentos de palabra.
Un ejemplo de texto que utiliza los tres elementos relevantes de la métrica rítmica es
Veni Sancte Spiritus (s. XII / XIII):

1 2 3 4 5 6 7
Vé-ni, Sánc-te Spí-ri-tus, a Ven, Espíritu Santo,
Et e- mít- te cǽ- li-tus a y desde el cielo envía
Lú-cis tú- æ rá- di-um. b un rayo de tu luz.

1 2 3 4 5 6 7
Vé-ni Pá- ter Páu-pe-rum, c Ven padre de los pobres,
Vé-ni dá- tor mú- ne-rum, c ven dador de las gracias,
Vé-ni lú- men cór-di- um. b ven luz del corazón.

1 2 3 4 5 6 7
Con-so- lá- tor óp-ti- me d Consolador óptimo,
Dúl- cis hós-pes á- ni-mæ d dulce huésped del alma,
Dúl- ce re- fri- gé- ri-um. b dulce refrigerio.

1 2 3 4 5 6 7
In la- bó-re ré-qui-es e Descanso en el trabajo,
In ǽs-tu tem-pé-ri- es e en el ardor tranquilidad,
In flé-tu so- lá- ti- um b consuelo en el llanto

Veni Sancte Spiritus, vv. 1-12

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Obsérvese, en el texto, la construcción de estrofas de versos heptasílabos con una rima


en –ium cada tres versos. Los dos versos anteriores a cada final en –ium riman entre sí,
de modo que el esquema de rimas del texto es: aab, ccb, ddb, eeb, etc. Los esquemas
acentuales tienen ligeras variaciones pero puede verse que todos terminan en una
palabra esdrújula, lo cual produce un acento en la 5ª sílaba.
La siguiente melodía gregoriana proporciona un elemento más a la estructura del
texto. Cada par de estrofas tiene una melodía diferente, lo cual organiza el texto en
estrofas de 6 versos:

Veni Sancte Spiritus, vv. 1-12.

Lo observado para estos primeros doce versos del texto es válido para los restantes.
Así, siguiendo la estructuración melódica del Veni Sancte Spiritus, puede considerarse
que este texto está organizado en cinco estrofas de seis versos cada una, divididas a su
vez en dos mitades que comparten la misma melodía.

BIBLIOGRAFÍA

Caballero de Díaz, Marta Elena: Catulo. Carmina minora. EDUCC, Córdoba, 2010.
Herrero Llorente: Prosodia latina. Gredos, Madrid.
Hoppin, Richard: La música medieval. Trad. de Pilar Ramos López. AKAL, Madrid,
1991.
Janson, Tore: A Natural History of Latin. OUP, 2004.

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