Sermón Solidaridad en El Tiempo Del Fin

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

Sermón

Solidaridad en el Tiempo del Fin


Para el sábado 12 de noviembre de 2022

Énfasis para la Colecta Pública Nacional “Auxilio para Desastres”

Basado en Lucas 19:10.

El valor de la solidaridad impregna la Biblia desde el Gé nesis hasta el Apocalipsis. Son
muchos los pasajes bı́blicos que nos enseñ an a ser solidarios con los que sufren y padecen;
sin embargo, la mayor expresió n manifestada de solidaridad está en la vida de nuestro
Señ or Jesú s, quien se compadeció de los pobres, oprimidos, enfermos, marginados,
agraviados, pecadores y de todos aquellos que vagaban como “ovejas sin pastor”. Sus actos
de compasió n eran constantes, nada pasaba desapercibido ante sus ojos. El sufrimiento
humano tocó tan profundamente su corazó n que lo llevó a dar su vida en la cruz por ti y por
mı́ para salvarnos del dolor, del sufrimiento y de la muerte.

Elena de White, en el libro El Ministerio de la Bondad, pá gina 17 escribió : “Nunca como hoy
en día existió una época de mayor necesidad para ejercer misericordia. Nos rodean los pobres,
los angustiados, los afligidos, los dolientes y los que están por perecer”. En el libro Joyas de los
Testimonios, tomo 2, pá gina 499 la misma autora nos dice: “Los pobres, los infortunados, los
enfermos y los dolientes son el legado de Cristo a su iglesia, y han de ser cuidados como Cristo
los cuidó”.

Como hijos de Dios, y como iglesia, somos llamados a amar a las personas, a cuidarlas,
ayudarlas y protegerlas. En Lucas 19:10 encontramos la siguiente declaració n: “Porque el
Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se habı́a perdido”. Jesú s vino a buscar y a
salvar a los perdidos, y todos sabemos que por doquiera que estemos o vayamos,
encontramos personas “perdidas” en este mundo de sufrimiento, “perdidas” en la angustia
y el dolor, “perdidas” en la desesperanza por la enfermedad y la tristeza, “perdidas” por la
violencia y el maltrato, “perdidas” en medio de la indiferencia y la pobreza. El diccionario
define la palabra perdido como: “aquel que no tiene o no lleva un destino determinado”;
tambié n define la palabra perdido como “persona que se siente confundida y sin capacidad
para avanzar en la resolució n de un problema o dificultad”.

Dı́a a dı́a somos testigos del aumento de la violencia, la inmoralidad, la pobreza, la


indiferencia y los desastres naturales; como hijos de Dios, somos llamados a dar una
respuesta efectiva e inmediata a las necesidades má s urgentes de nuestro pró jimo que
necesita ayuda y que vive muy cerca de nosotros.

Segú n datos oficiales del Ecuador,

• 4 de cada 10 de niñ os sufren de maltrato y violencia en sus propios hogares.


• 6 de cada 10 mujeres sufren de violencia fı́sica o psicoló gica.
• El 25% de los niñ os ecuatorianos sufren desnutrició n.

“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”. Mateo 24:12. Los
corazones de millones y millones de personas se han enfriado por el aumento de la
iniquidad y la maldad; corazones que no piensan ni se preocupan por la tristeza y la
necesidad de los demá s, corazones centrados en el yo, corazones preocupados tan solo por
su propio bienestar. En este momento de gran necesidad, en donde millones de personas
claman y anhelan ser escuchadas, ser atendidas y ser ayudadas, surge el pueblo de Isası́as
58 y de Mateo 25. ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad,
soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que
cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Isaías 58:6,7. “Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis;
estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces
los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer,
o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo,
y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Respondiendo el Rey,
les dirá: "En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los
más pequeños, a mí lo hicisteis." Mateo 25:35-40.

Este es el pueblo que nuestro Rey viene a buscar. Un pueblo que ayuda, que da y que se da,
un pueblo misericordioso, solidario, unido en el servicio y en la ayuda humanitaria, un
pueblo que alumbra y brinda esperanza al necesitado, al afligido, al perdido. La Misió n de
Jesú s fue y es “buscar y salvar lo que se habı́a perdido”. Esta es nuestra Misió n, ir, buscar,
ayudar, socorrer, auxiliar, cuidar, salvar al necesitado, al afectado, al que está n sin rumbo y
sin esperanza. Esta es la misió n de nuestra iglesia, de nuestra juventud adventista, de
nuestros Conquistadores, de nuestros Grupos Pequeñ os, de nuestras Instituciones, de
nuestros Colegios y Escuelas Adventistas, de cada uno que anhela y espera la venida de
nuestro gran Rey y Señ or Jesucristo.

No tenemos tiempo que perder, actuemos decididamente. La Palabra de Dios dice: “Entonces
nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y
la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá
él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;
y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu
oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu
alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas,
cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de
generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de
calzadas para habitar”. Isaías 58:8-12

Segú n la Organizació n Mundial de la Salud (OMS) indica que 322 millones de personas en el
mundo sufren de depresió n, en Ecuador el 5.6% de la població n sufre depresió n. Es tiempo
de actuar. Es tiempo de ayudar. Es tiempo de ser solidarios.

Es importante recordar estas cifras de nuestro paı́s.

• En el 2016, má s 380 mil personas fueron afectadas por el terremoto en la costa
ecuatoriana y 671 personas perdieron la vida.
• En el 2017, má s de 128 mil personas fueron afectadas por las fuertes inundaciones,
en donde 27 personas perdieron la vida.
• En el 2018 el impacto de los desastres siguieron en aumento con inundaciones,
deslaves, deslizamientos de tierra, entre otros. En Chillanes el fuerte sismo afecto
seriamento las viviendas de más de 240 familias.
• Desde el inicio de la pandemia en el 2020 hasta el 2022, más de 35 mil personas
perdieron la vida en nuestro país, y milones de familias fueron serieamente
afectadas en diferentes aspectos de sus vidas.
• A inicios del 2022, en Quito perdieron la vida 28 personas por el aluvión en la Gasca
dejando a su pasas decenas de viviendas destruídas.
La Palabra de Dios dice, en Lucas 21:10,11 “Entonces les dijo: Se levantará nación contra
nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y
pestilencias; y habrá terror y grandes señales en el cielo”

Lo que está sucediendo en nuestro paı́s y en el mundo, son señ ales del fin de este mundo y
de la pronta e inminente venida de nuestro gran Rey y Señ or Jesuscristo. Los desastres
naturales van en aumento, impactando gravemente en la vida de miles de personas en
nuestro paı́s y el mundo. Es hora de actuar, es hora de unirnos para ayudar a las personas
que sufren y padecen. El brazo social de la Iglesia Adventista, ADRA Ecuador, ha hecho y
viene haciendo su parte, respondiendo a las necesidades de la població n que vive en
situació n de pobreza y/o que es vı́citma de los desastres. Durante los ú tlimos años ha
construido viviendas para las familias afectadas por los desastres, ha construído sistemas
de agua y saneamiento en má s de 50 comunidades y en más de 100 instituciones educativas.
ADRA Ecuador ha brindado apoyo psicosocial a niñ os, niñ as y sus familias, ha brindado
asistencia humanitaria a miles de familias afectadas por la pandemia a través de asistencia
alimentaria y salud, ha fortalecido las capacidades de preparació n ante las emergencias de
miles de niñ os, niñ as, profesores y padres de familias. Ha brindado educació n, salud,
nutrició n en varias comunidades del Ecuador; sin embargo todo lo realizado no es
suficiente, necesitamos hacer má s por los que sufren y padecen. La Colecta Pú blica Nacional
“Auxilio para Desastres” es una oportunidad para bendecir a otras personas, para asistirlas
en los momentos del desastre, para ayudarlas a salir adelante, para ayudarlas en su
recuperació n, para demostrar el amor y la misericordia de Dios en los momentos de mayor
necesidad, para que vean a Jesú s a travé s obras de amor.

¡Iglesia! debemos ayudar y servir a quien lo necesite, en todo momento y lugar, en


cualquiera de sus formas, con nuestros dones, talentos y recursos, con nuestra influencia y
nuestro tiempo. Somos llamados a servir al Señ or siendo canales de esperanza y de
bendició n; somos llamados a ser embajadores de la solidaridad. Jesú s declara:
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzará n misericordia” (Mateo 5:7).

¿Quieres ser un corazó n solidario? ¿Quieres servir má s a Jesú s y a su casusa buscando y
salvando lo que se habı́a perdido? ¿Quieres ser un embajador de la solidaridad? ¿Quieres
hacer má s por Jesú s y por las personas que sufren y padecen? ¿Quieres ser semejante a
Jesú s? Entré gale tu corazó n a Jesú s en este momento. En l te necesita y quiere que seas su
instrumento de bendició n para preparar a un pueblo para su segunda venida.

¡Dios bendiga tu decisió n, tu vida y tu ministerio de solidaridad durante todos los dı́as de tu
vida hasta que Cristo vuelva! Amé n.

_____________________________________________________________________________________

Sermón preparado por ADRA Ecuador

También podría gustarte