06 75 2 1598 OceanosSistemaSolar
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Los océanos
del sistema solar
El punto azul pálido que presenta la Tierra a la distancia resulta del hecho de que está
cubierta por agua en casi un 71% de su superficie. Si bien inmenso, este océano es
menor si se lo compara con los de Encélado (satélite de Saturno) y Europa (satélite
de Júpiter). Estos océanos han sido evidenciados, por ejemplo, gracias a la misión
espacial Cassini que, al sobrevolar a Encélado, encontró chorros de agua que emanan
de su hemisferio sur. Por tanto, la oceanografía ya no se restringe a la Tierra porque
existen exo-océanos y éstos podrían ocurrir también en otros cuerpos del sistema
solar exterior.
Introducción
E
l debate acerca de la vida en el sistema solar inició en Marte, un planeta
terrestre cuyas estructuras fueron interpretadas como canales por Giovanni
Schiaparelli en 1877. Seguidamente, en el imaginario científico y literario
estaba implícita la imagen de “la vida extraterrestre” al pensar en Marte. Transcu-
rrieron aproximadamente cien años para que los satélites de hielo del sistema solar
exterior irrumpieran en el debate.
Marte y la Tierra, al igual que Venus y Mercurio, se agrupan como planetas
terrestres por guardar similitudes en cuanto a tamaño, geología y composición
química. Las similitudes han explicado y justificado que desde un inicio se haya
supuesto y buscado vida en Marte. Irónicamente, es más allá de Marte, en algu-
nos satélites de hielo de Júpiter, Saturno y probablemente Urano, en donde se ha
encontrado la triada de la vida para la astrobiología: moléculas orgánicas, agua
líquida y fuente de energía.
Coincidencia afortunada
Durante la década de los 70 se produjeron avances científicos en áreas tan dis-
tantes que sólo la ciencia ficción encabezaría la inusual combinación de lo que a la
volumen 75 34 número 2
■ Encélado. Foto: NASA/JPL/Space Science Institute.
■■ ■ Astrobiología
Cuadro 1. Antecedentes históricos o de trasfondo que forjaron la idea de la astrobiología de los exo-oceános
1979 John B. Corliss y cols. confirman la circulación convectiva de agua marina en las crestas oceánicas:
las ventilas hidrotermales, un ecosistema reconocido por geofísicos marinos del Instituto Scripps
de Oceanografía en California, en 1973.
1979 Imágenes obtenidas durante los sobrevuelos de las naves espaciales Voyager 1 y 2 sobre el sistema
joviano descubren que la superficie helada de Europa está accidentada, lo que sugiere que el interior
podría estar térmicamente activo.
1977 Carl Woese reestructura la clasificación de los seres vivos en tres dominios, estableciendo el uso
del gen ribosomal 16S rRNA como fuente informativa para comparar a todos los seres vivos.
1975 El físico planetario Guy J. Consolmagno publica una tesis enfocada en la energía térmica de los satélites
de hielo que propone un océano en estado líquido al interior de Europa.
1974-1975 Gordon de Quetteville Robin y cols. reconocen por ecosondeo lagos subglaciales en la Antártida,
sugeridos desde 1968, entre los que destaca el Lago Vostok como el mayor y más profundo de todos.
1974 Robert D. MacElroy propone el término extremófilo, que significa “amantes de lo extremo”, y utiliza
como organismos de referencia a los termófilos y halófilos, los cuales crecen preferentemente
en condiciones de temperatura y salinidad altas.
postre se convertiría en la astrobiología del sistema habitabilidad. Cabe mencionar que los autores dan
solar exterior. En el cuadro 1 se presenta un recuen- crédito a Hoagland en sus referencias, además de a
to de los hitos más importantes que incentivaron la Arthur C. Clark.
astrobiología de los satélites de hielo.
Sin duda, la ciencia se sirve de la imaginación y
viceversa. Un claro ejemplo de esto es Europa, uno Los exo-océanos
de los satélites de Júpiter. En 1980 el autor Richard ¿Cómo permanece líquida el agua para formar
G. Hoagland publica una nota titulada “The Europa océanos? El calor que funde el hielo proviene de
enigma” y propone que podría haber vida en un océa- un proceso conocido como mareas gravitacionales.
no con ambientes hidrotermales de dicho satélite. Algunos de los satélites del sistema solar exterior
Hoagland llamó la atención hacia Europa de Arthur retuvieron agua desde su agregación original y ésta
C. Clark, quien situaría ahí sucesos significativos de permanecería en estado sólido de no ser por las de-
su novela 2010: El año que hicimos contacto. Sin em- formaciones periódicas causadas por la atracción ha-
bargo, abrirse a la creatividad tiene límites y un costo, cia su planeta. Las mareas provocan una fricción del
como resulta evidente en los escritos de Hoagland, material interior que se disipa en forma de calor y
autor prolífico para lectores ávidos de teorías, que la puede incluso fundir el hielo. Y no sólo los gigantes
comunidad científica califica como pseudociencia. gaseosos exteriores contribuyen al calentamiento por
Una propuesta con sustento cuantitativo sobre la mareas, algunos satélites cercanos son masivos tam-
habitabilidad de Europa fue la de Reynolds y cols., bién (por ejemplo, Titán y Ganímedes), de manera
publicada en 1983. En ésta encontramos la prime- que, aunque el campo gravitacional podría estabili-
ra formulación de lo que actualmente se conoce en zarse adquiriendo una órbita circular (es decir, con
astrobiología como “Follow the water” (“seguir el una excentricidad de cero) y disminuir el efecto de
agua”), la cual propone como directriz que el hallaz- marea, la atracción gravitacional ejercida por otros
go de agua líquida en un objeto celeste es un primer satélites determina órbitas excéntricas o elípticas. En
filtro para que un sitio sea considerado habitable. satélites como Europa en el sistema joviano, o Encé-
Este artículo significó también que en la astrobio- lado, una luna de Saturno, el efecto del campo gravi-
logía, otrora exobiología, se contaba con concep- tacional ejercido por los satélites masivos determina
tos, métodos y tecnologías suficientes para resolver que ocurra entre ellos resonancia orbital, es decir, sus
hipótesis más lejanas, incluyendo el uso de uno de periodos de traslación guardan una proporción geo-
los términos más comunes de la jerga astrobiológica: métrica o en armónicos; por ejemplo, los satélites
■bitaFigura 2. Sistema joviano con los satélites mayores. Del interior al exterior: Júpiter, Ío, Europa, Ganímedes, Calisto. Cada vez que Ganímedes hace una ór-
alrededor de Júpiter, Europa e Ío hacen dos y cuatro, respectivamente. Esta “resonancia” se produce en la proporción 1:2:4. Europa es atraída por campos
gravitacionales cambiantes, por ejemplo, el campo acumulado de Júpiter y los otros tres satélites galileanos (panel de la izquierda); otro escenario es una
distorsión gravitacional por ambos flancos (panel de la derecha). Imagen: Lilia Montoya y Citlame F. Franco Rodríguez.
Una aportación más de la misión Galileo fue el sencia de exo-océanos, uno de los criterios es reco-
discernir la composición química del océano; es de- nocer análogos o ejemplos equiparables en los cuer-
cir, además de agua, ¿cuáles sales podríamos encon- pos de agua de la Tierra que podrían ejemplificar a
trar? Esta información es de suma importancia para los exo-océanos en el sistema solar. Los análogos son
la habitabilidad, pues se sabe que los seres vivos ambientalmente extremos para la vida actual, no así
toleran condiciones físicas y fisicoquímicas defini- para la vida pasada. La diversidad geológica y am-
das. De manera que en estos océanos no necesaria- biental en el océano actual y en cuerpos de agua en
mente encontraremos cloruro de sodio como ocurre el planeta Tierra se ejemplifican vastamente confor-
en nuestro planeta. me se lleva a cabo la exploración. A continuación,
La misión Cassini-Huygens, con sólo sobrevolar se citan algunos sistemas análogos de valor y utilidad
Encélado, nos ofreció una vista lo suficientemente para el estudio de los exo-océanos:
motivadora para desear volver con una instrumen-
tación más sofisticada. Durante su primera visita a 1. Las salmueras ricas en cloruro de magnesio
Encélado se apreciaron chorros de agua que emana- (MgCl2), de interés en futuras misiones por su
ban del polo sur –antes mencionados–. Además, la capacidad de preservar biomarcadores genéticos.
instrumentación de Cassini indicó la presencia de 2. El mar profundo con y sin actividad hidrotermal,
metano y partículas nanométricas de sílice. El con- bajo hielo, de fondos con arcillas, elevada con-
junto de estos hallazgos sustenta la hipótesis de que centración de materia orgánica y con condicio-
este satélite de Saturno contiene un océano y activi- nes hipóxicas y anóxicas.
dad hidrotermal en su interior. 3. Lagos submarinos de salmuera, infiltraciones de
metano y volcanes de asfalto.