ANGELUS
ANGELUS
ANGELUS
1) En Á ngel del señ or, anuncio a María y concibió por obra y gracias del
Espíritu Santo.
Oremos
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios… Para que seamos dignos de alcanzar las
gracias y promesas de Nuestro Señ or Jesucristo.
Infunde, Señ or, tu gracia en nuestros corazones, a fin que quienes hemos conocido
por la voz del Á ngel, la encarnació n del Hijo Jesú s, seamos llevados a la Gloria de la
Resurrecció n donde vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo.
NOVENA DE ÁNIMAS
Ofrecimiento
Eterno Dios, Creador de todas las cosas universales, Padre y consuelo de todos los
afligidos y atribulados, nosotros ovejas vuestras que descarriadas de vuestro
rebañ o hemos muchas veces electo los pastos venenosos de este engañ oso mundo.
Suplicamos señ or, que perdonéis, esta ofenda contra Vos comedita. Pues, ya
decimos:
Manifestaos pues, Señ or y dejaos ver de vuestros amigos los justos; llegue ya el día
feliz y dichoso en que vayan en paz y gocen de vuestra divina presencia por toda
una eternidad. Amén.
Consideración
Considera cristiano, la acerba pena, aflicciones y angustias, que padecen las pobres
almas del Purgatorio, en aquellos calabozos sin la vista de Dios y advierte que
siendo la consecució n del ú ltimo fin el mayor bien del alma, está n privadas
temporalmente de él; aun teniendo ya adquirido derecho para la posesió n de
gloria. Ruega a la Divina Misericordia, que aquellas pobres almas se le mitigue esta
pena y con oraciones y con ayunos, procura que la justifica divina, se dé por
satisfecha y acepte tus sufragios para alivio de aquel pecado que no hay palabras
con que poderlas perdonar.
Petición
Te rogamos humildemente Señ or, te dignes librar de las llamas del infierno a tu
hija(o) (…) y le hagas gozar de la vida eterna. Amén.
Decima
Por cierto debes tener, que la voluntad aspira y por ultimo mira, el sumo bien a
poseer que es pena no creer. Padecerá por privados de Dios las almas amadas, y no
pudiendo tu oració n aliviarles su pasió n, les dejes desconsolados.
Oración
Dulcísimo Jesú s, amado de nuestras almas, que has dado principio a la redenció n
del linaje humano con los infinitos méritos de vuestra Pasió n os retirasteis al
Huerto de Getsemaní, en donde orando, padecisteis en vuestra humanidad, el
desamparado y falta de consuelo, vuestra misma divinidad, contristá ndoos tanto,
que sudasteis hasta regar la tierra por lo que el Eterno Padre, os envió un á ngel
que os confortara.
Os suplico, Señ or, por la aflicció n que tuvisteis en este desamparo, apliquéis
vuestros infinitos méritos a las necesitadas almas del Purgatorio en donde está n
como desamparadas de Dios y privadas de su divina presencia. Suplan vuestros
méritos para con el Eterno Padre, lo que falta para llegar a unirse a su ultimo fin y
a nosotros, Señ or, favorecidos con vuestros soberanos auxilios, para los que
guardando sus Santos Mandamientos, no padezcamos la pena de este desamparo;
y también, concédenos la particular gracia que os pedimos en esta Novena.
SIETE AVEMARIA en memoria de las benditas almas del Purgatorio por los siete
má s conocidos crecidos dolores de María Santísima, particularmente le
encomendamos el alma de tu hija(o) (…) por quien te pedimos, envíes a tus
á ngeles para que le abran las puertas del cielo y le lleven a gozar entre tus elegido.
Por Jesucristo Nuestro Señ or, Amén.
Soberana Virgen María, dolorosísima Señ ora, que al pie de la Cruz quedasteis
constituidas por Madre amparo y universal protectora de los hombres. A vos,
Divina Madre, acudimos y con todas las veras de nuestro corazó n, os pedimos que
en memoria de los acervos sentimientos que oprimieron vuestro corazó n, en la
rigurosa Pasió n y Muerte de vuestro Dulcísimo Jesú s, seá is intercesora, ante el
tribunal justísimo de Dios y ahí pidá is por el alivio y consuelo de las almas del
purgatorio, particularmente por tu hija(o) (…); rogando a la Divina Majestad se dé
por satisfecha su recta justicia, para que, librá ndolas de las penas, tormentos y
aflicciones que padecen, las lleve a los eternos descansos de su gloria las recree
con interminables goces y a nosotros nos de su divina gracia, para que, sirviéndole
en esta vida, nos lleve a gozar de su divina presencia por los siglos de los siglos.
Amén. (SALUTACIONES).
DIA SEGUNDO
Consideración
Considera cristiano, que las pobres almas del Purgatorio está n en el, como esclavas
que no tienen facultades ni posibilidades para libertarse de las cadenas y grillos
que las oprimen; como desterradas de su patria; hasta que se les cumpla el tiempo
y para que este lo abrevien sus sufragios, no seá is omiso remitirlas, para
libertarlas de los grillos y cadenas, y que se les acabe el destierro que tienen de la
Patria celestial. Por Jesucristo. Nuestro Señ or. Amén.
Petición
Señ or, te rogamos humildemente por el alma de tu hija(o) (…) para que no lo
entregues en manos del enemigo, sino que tus á ngeles le reciban en la Patria del
paraíso. Por Jesucristo Nuestro Señ or. Amén.
Decima
Si es una cá rcel te vieras
con prisiones oprimido,
no exhalaras el gemido
y la libertad pidieras.
Oración
Señ or mío Jesucristo, que por traició n del malvado discípulo fuiste preso como un
malhechor, y llevado a la ciudad de Jerusalén, manatiado con sogas y cadenas como
un ladró n; aprisionado como un esclavo. Os suplicamos, piadoso Señ or, que
libertéis a los justos que está n en el Purgatorio, ligados de grillos y cadenas de las
que por sí solos no se pueden libertar ni satisfacer y a nosotros, nos saquéis de la
miseria a que nos redujo la culpa, para má s bien serviros. Amén.
(Siete Ave María)
DIA TERCERO
Consideración
Petición
Oh Dios, lleno de misericordia y perdó n, te pedimos humildemente por el alma de
tu hija(o) (…) que lo lleves a la Patria del Paraíso, que lo libres de las penas del
infierno y le concedas las alegrías del cielo para siempre. Por Jesucristo Nuestro
Señ or.
Decima
Oración
Señ or mío Jesucristo, que después de varios oprobios que recibisteis en las casas
de los Pontífices Aná s y Caifá s; os pusieron en un lugar tenebrosos y horrible, para
que allí estuvierais la noche, en donde solo el día del juicio se sabrá lo que
padecisteis en ese horroroso lugar. Os rogamos Señ or, por este extraordinario
martirio, que os acordéis de las pobres almas del purgatorio, que dentro de tan
profundo y horroroso lugar, solo vuestros santísimos méritos las podrá librar de
tanta aflicció n como ahí padecen; y a nosotros, señ or, sacadnos de la hediondez del
pecado; para que podamos sin mancha alguna; introducirnos en la Patria Celestial.
Amén. (Siete Ave María)
DIA CUARTO
Consideración
Decima
Cuan grave será el dolor que les cause aquel furor, con que los malos maldicen, a
quien los Santos bendicen, pues es todo un sumo Bien.
Oración
Señ or mío Jesucristo, que puesto en el lugar pú blico del pretorio de Pilatos,
está balo computado con los malhechores, y reputado por uno de ellos, en donde
oían las blasfemias e injurias que aquellos malvados decían contra vos.
Os suplicamos, Señ or, que libertéis a las pobres almas de los justos, de la penosa
cá rcel del Purgatorio, que con tan depravada vecindad, oyen desde allí, las
maldiciones e injurias con que los reprobados blasfeman vuestro Santísimo
Nombre, que es una de las mayores penas que allí padecen estas pobres almas. Y a
nosotros, saquéis de la cá rcel de este corruptible cuerpo, para que vayamos a
alabaros por los siglos de los siglos. Amén.
(Siete Ave María)
DIA QUINTO
Considera cristiano, que las pobres almas del Purgatorio está n metidas en aquel
lugar de tormento y dolores tan graves y á speros, que superan a todos los suplicios
que los má s crueles tiranos han inventado para mortificar a los má rtires, tan
inhumanos y largos que un día de ellos es má s penoso y dilatado comparado con
mil añ os del mundo; y mitigá ndose estos tormentos con tus obras, no seas omiso
en remitirlas al Eterno Padre, para que alivie a las pobres almas de tantas penas.
Petición
Señ or Jesú s, por la sangre que derramaste en la cruz, perdona todos los pecados
que en su vida cometió tu hija(o) (…). Por Cristo Nuestro Señ or. Amén.
Decima
Une las penas y horrores que han inventado los tiranos Jueces má s inhumanos y
hallará s que son mayores los tormentos y dolores que sin cesar atormentan a las
almas y aunque intentan los santos expresar, los dejan sin explicar por má s que a
ellos se alientan.
Oración
Pacientísimo Jesú s, que después de varios oprobios fuiste atado a una columna
para ser cruelmente atormentado con má s de mil azotes que descargaron sobre tu
delicado cuerpo. Por estas crueldades que padeciste te suplicamos des alivio a las
necesitadas Almas del Purgatorio, donde padecen tan insufribles tormentos y
crueldades que ejecutan los ministros de tu divina justicia, que nuestra baja
comprensió n no los puede conocer.
Basta ya Señ or de estas penas; acá bese tanta angustia y llegue el día del consuelo
para que no cayendo en el precipicio de la culpa nos libremos de semejantes
tormentos y penas. Amén.
(Siete Ave María)
DIA SEXTO
Petición
Señ or, por el dolor que sentiste al ver las lá grimas de tu Madre bajo la cruz, libra el
alma de tu hijo hija(o) (…) del poder de las tinieblas y del lugar de los
sufrimientos. Por Cristo Nuestro Señ or. Amén.
Decima
Oración
Benignísimo Jesú s, que caminando al Monte Calvario con el leñ o duro de la Cruz,
por tres veces cayó y dio en tierra tu humanidad santísima, manifestando sin
ayuda de ajenas fuerzas que no podías levantarte: te suplicamos, Señ or, que a las
pobres almas que oprimidas con el peso de sus culpas caen fá cilmente en el
horroroso seno del Purgatorio, sin poder por sus propias fuerzas levantarse, les
ayudes a salir de él con tus infinitos méritos y a nosotros comunicá ndonos tu
gracia para no caer en el precipicio de la culpa. Amén.
DIA SEPTIMO
(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).
Consideración
Petición
Decima
Nadie puede poner tasa al fuego del Purgatorio, pues es sabido y notorio que sin
consumir, abrasa, esto es lo cierto que pasa y que con penas medidas son las
culpas cometidas purgadas en este fuego; no lo tomes, pues, al fuego mira que no
son fingidas.
Oración
Consideración.
Considera cristiano, la aflicció n y angustia que oprime a las pobres almas del
Purgatorio por la memoria de las culpas de aquellas penas cuando miran las
virtudes que despreciaron y que con ellas se hubieran libertado de aquellas
tristezas.
Petición
Libera Señ or el alma de tu hija(o) (…) de todas las ataduras de pecado, para que en
el día glorioso de la resurrecció n resucite a una nueva vida entre tus santos y
elegidos. Por Cristo Nuestro Señ or. Amén.
Decima
Cuando llegas a pensar lo malo que cometieron lo bueno que omitieron tanto se
llega a aumentar de las almas el penar que llega a ser su dolor sin duda mucho
mayor que el fuego que les aflige, pues segú n esto deduce lo grave que será éste
dolor.
Oración
Señ or mío Jesucristo, que pendiente del sagrado leñ o de la Cruz considerabas las
muchas culpas que habían de cometer los hombres y negligencias en la prá ctica de
las virtudes, por lo que se había de frustrar para muchos la sangre que
derramabas. Por esta angustia que padeciste, te suplicamos, Señ or, des algú n alivio
a las pobres Almas del Purgatorio en la grave pena que las oprime cuando hacen
memoria de las culpas que en el mundo cometieron y se hicieron acreedoras de
tanta pena. Libéralas, Señ or de esas aflicciones que padecen y a nosotros danos tu
gracia para que no ofendiéndonos con culpas, no nos mortifique, después de esta
vida, esta memoria.- Amén.
DIA NOVENO
Consideración
Petición
Decima
Si el alma que nace muerta por la culpa, para entrar en la Iglesia, ha de implorar el
Bautismo, que es puerta, también es cosa muy cierta que en aquel oscuro abismo
padecen duro bautismo las almas para purgar los restos y pasar de Dios, al reposo
mismo.
Oración
SALUTACIONES
A las Santísimas llagas para ofrecerlas por las almas del Purgatorio;
particularmente, Señ or, reunidos en tu presencia te pedimos la intersecció n de
todos tus á ngeles para que admitas en tu reino a tu hija(o) (…) y le concedas la
felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Señ or Dios que nos dejaste la señ al de tu Pasió n y muerte en la Sá bana Santa, en la
cual fue envuelto tu Cuerpo Santísimo, cuando por José fuiste bajado de la cruz,
concédenos piadosísimo SEÑ OR, que por tu muerte y Sepultura sean llevadas las
Almas del Purgatorio a la gloria de la resurrecció n, donde vives y Reinas con Dios
Padre en unidad del Espíritu Santo. Dios por todos los siglos de los siglos.- Amén.
Padre eterno, Soberano Dios, envía tus á ngeles a sacar esta alma del Purgatorio,
por quien es nuestra intenció n rogar y te suplicamos que la presentes en tu gloria.
Te rogamos, Señ or, que la parte que le faltare de satisfacer sus culpas, se las
perdones, por los, méritos de las penas de tu Hijo, mi redentor Jesucristo y te
rogamos, Creador misericordioso no seas riguroso en nuestro juicio y no nos dejes
caer en tentació n, líbranos de todo mal. - Amén. (Padre Nuestro… Ave María, Gloria
al Padre).
No hay dolor, tormento ni pena, martirio, cruz, ni aflicció n, que aun llegue a
ser pintura de nuestra menor pasió n solo alivia nuestros males de nuestro
amor esperar.
Aquí estoy en el Purgatorio de fuego en cama tendido siendo mi mayor
tormento la ausencia de un Dios querido, perezco sin merecer por mí no
bastar alcanzar.
¡Ay de mí, ay Dios severo! ¡Ay llama voraz activa! ¡Ay bien merecido fuego!
¡Ay conciencia siempre viva! ¡Ay justicia que no acabas! ¡Ay cuando se han
de acabar!
¡Ay culpa lo que me cuesta! No me imagine tu fiereza, pues con tal tormento
pago lo que juzgue ligereza, cielo piedad, basta cielos, cuando el día ha de
llegar.
¡Todo lo que aquí padezco, es justo, santo y debido, pues no se purga con
menos, a ver a un Dios ofendido! ¡Ay que no hay má s que esperar!
Hijo ingrato que paseas tan ricamente vestido a costa de mis sudores,
descansas en tanto olvido; mira a tu padre quemando y lo puedes remediar.
María de los Dolores, por las penas que sufrió , tiene méritos sobrados en el
concepto de Dios. Nos falta lo que a ella sabrá pedidle quiera remediar.
Fieles cristianos amigos, dad crédito a estos tormentos; obra bien, fuera
culpas para huir de estos tormentos; Socorro, piedad alivio, concluiremos
por gritar.
Oración
Oraciones
Oh Dios, para quien todos viven y para quien no perecen las almas cuando mueren
los cuerpos, sino que pasan a otra vida mejor, te suplicamos humildemente que
mandes sea llevado el alma de tu hija(o) (…) en las manos de tus santos y á ngeles
al gozo de los Patriarcas, y le concedas la gloria de la resurrecció n en el ú ltimo
juicio. Amén.
Tú , bondadoso y misericordioso Señ or, perdó nale cualquiera de sus deudas que,
por engañ o del demonio, hubiera contraído. Por Cristo nuestro Señ or. Amén.
Te rogamos Dios Padre Omnipotente, que creaste el alma de tu hija(o) (…) que te
dignes recibirlo en tu seno como Padre misericordioso. Amén.
Te rogamos, Dios Hijo y Señ or Nuestro Jesucristo, que redimiste el alma de hija(o)
(…) mediante tu gloriosa muerte y resurrecció n, te dignes liberarlo de las penas
del Purgatorio. Amén.
Te rogamos Dios Espíritu Santo, que santificaste el alma de tu hija(o) (…) con tus
sacratísimos dones y gracias, te dignes borrar de su alma toda huella o mancha de
pecado. Amén.
Te rogamos, Oh Augusta Trinidad, que aceptes todos nuestros trabajos, penas y
esperanzas en sufragio del alma de tu hija(o) (…) para que pronto pueda entrar en
el gozo eterno con todos los santos del cielo. Amén.
Te pedimos Señ or, que nuestras humildes suplicas aprovechen a tu hijo, hija(o)
(…) para que lo libres de toda culpa, y le hagas participar de tu redenció n. Amén.
Señ or Dios, Omnipotente y Eterno, Tú que tienes señ orío sobre los vivos y los
muertos, y estas dispuesto a compadecerte de todos; por la intercesió n de todos
tus santos, te pedimos que recibas en tu reino a tu hija(o) (…) y a todos los que han
muerto con la esperanza de la resurrecció n y concedas a nosotros un gran deseo
de contemplarte en la Patria Celestial. Amén.
Te encomendamos Señ or, el alma de tu hija(o) (…) a fin de que, muerto para el
mundo, viva para ti. Amén.
Señ or, limpia el alma tu hija(o) (…) con el perdó n de tu infinita misericordia todos
los pecados que haya cometido por la debilidad de su naturaleza humana. Amén.
Pidamos por nuestra(o) hermana(o) (…), para que el Señ or lo lleve pronto a gozar
de su presencia. Amén.
Señ or, ten misericordia de tu hija(o) (…) que no reciba el castigo de sus acciones,
pues quiso hacer tu voluntad cuando vivía. Así, como en la vida una fe sincera lo
unió a la comunidad de los fieles, así ahora tu misericordia lo una con los coros
angélicos. Amén.
Que tu corazó n misericordiosos se conmueva Señ or, por nuestras plegarias; abre a
tu hija(o) (…) las puertas del cielo, y a nosotros que permanecemos en este mundo,
consuélanos con las palabras de la fe hasta que un día todos encontremos a Cristo
y permanezcamos con É l y con nuestro hermano. Por Cristo, nuestro Señ or. Amén.
Oh Padre Celestial, que estas atento a las suplicas de tus hijos y escuchas los
deseos de nuestro corazó n, concede a tu hijo, cuyo cuerpo depositaremos en la
tierra, participar con tus santos y elegidos de la recompensa eterna. Amén.
Señ or, Tú que conoces la pena que nos embarga por la muerte de hija(o) (…),
consuélanos con el pensamiento de que ya vive feliz junto a ti en la gloria. Amén.
Rosario de Difuntos
Poderosísimo Jesú s, mira con benignos ojos a las almas de los fieles difuntos.
Pueblo: Por las cuales has derramado tu sangre, recibido tormentos y muerte de
cruz.
3) Jesú s mío, por los crueles azotes que descargaron en tu Santísimo Cuerpo.
4) Jesú s mío, por la corona de agudas espinas que traspasaron tu santísima cabeza.
5) Jesú s mío, por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz a
cuestas.
6) Jesú s mío, por tu santísimo rostro lleno de sangre, que dejaste impreso en el
velo de la Veró nica.
7) Jesú s mío, por la vestidura sangrienta que con violencia te desnudaron los
sayones.
9) Jesú s mío, por tus santísimos pies y manos clavados con duros clavos.
10) Jesú s mío, por tu Santísimo Costado abierto al golpe de una lanza, de donde
manó sangre y agua.
Salmo 23
Me sirves a la mesa
frente a mis adversarios,
con aceites tú perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.
ROSARIO COMUNITARIO
Gloria al Padre…
Ofrecimiento
Oh Jesú s mío; Perdona nuestras culpas. Lleva las almas al cielo; especialmente el
alma de tu hijo (…). Que por la Misericordia de Dios, descanse en paz. Así, sea.
Dadle Señ or el descanso eterno y brille para É l la luz perpetua. Descanse en paz.
Así sea.
Ave María
Gracias te damos, Oh Soberana Princesa por los favores que a diario recibimos de
tus benéficas manos, dígnate tenernos bajo tu protecció n y amparo y para mas
agradecerte te saludamos con una Salve.
Señ or,
Jesucristo
Señ or
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, Ten piedad de nosotros.
Santa María, Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la Divina Gracia
Madre Purísima,
Madre Castísima,
Madre Intacta,
Madre Inmaculada,
Madre Amable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre Prudentísima,
Virgen Digna de Veneració n,
Virgen Digna de Alabanza,
Virgen Poderosa,
Virgen Clemente,
Virgen Fiel,
Espejo de Justicia
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoció n,
Rosa Mística,
Torre de David,
Torre de Marfil,
Casa de Oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañ ana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Á ngeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apó stoles,
Reina de los Má rtires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina Concebida sin pecado original,
Reina elevada al Cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz
Reina de Nicaragua.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdó nanos Señ or.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ó yenos Señ or.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
Oración
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las suplicas que
te hacemos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh
Virgen gloriosa y bendita! Amén.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las
gracias y las promesas de nuestro Señ or Jesucristo, Amen.
Ofrecimiento
CANTOS
Un largo caminar
Por el desierto bajo el sol
No podemos avanzar
Sin la ayuda del señ or
SI A TI NO VENGO
Coro… Si a ti no vengo
Coro… Si a ti no vengo
VASO NUEVO
Yo quiero ser,
Señ or amado,
como el barro
en manos del alfarero.
Toma mi vida,
hazla de nuevo.
Yo quiero ser
un vaso nuevo.(bis)
Te conocí y te amé.
Te pedí perdó n
y me escuchaste.
Sí, te ofendí;
perdó name, Señ or,
pues te amo
y nunca te olvidaré.
Sigamos al salvador
que fue nuestra guía y luz
y lloremos con paciencia
los tormentos de la cruz.
OH MADRE DOLOROSA
madre del pecador
cúbrenos con tu manto
¡OH madre sálvanos!
Cuando en mi agonía
bese por fin la cruz
ven a mí madre mía,
ven madre con Jesú s.
AMIGO
AMOR ETERNO
YO TE EXTRAÑARE
Yo te extrañ aré
Tenlo por seguro
Fueron tantos bellos y malos momentos
Que vivimos juntos
Los detalles, las pequeñ as cosas
Lo que parecía no importante
Son las que má s invaden mi mente
Al recordarte
Ojalá pudiera devolver el tiempo
Para verte de nuevo
Para darte un abrazo
Y nunca soltarte
Mas comprendo que llegó tu tiempo
Que Dios te ha llamado
Para estar a su lado
Así él lo quiso
Pero yo nunca pensé
Que doliera tanto
Ya no llores por mí
Yo estoy en un lugar lleno de luz
Donde existe paz, donde no hay maldad
Donde puedo descansar
No llores por mí
Es tan bello aquí (nunca imaginé)
Quiero que seas feliz, que te vaya bien
Y cuando te toque partir
Espero verte aquí
Yo te extrañ aré
Tenlo por seguro
Có mo pensar que la vida puede terminar
En un segundo
La vida es polvo, puede esparcirse
En un momento
Nada trajiste, nada te llevará s
Solo lo que había dentro
Al comienzo:
Padre nuestro… Ave María… Credo…
Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre La Divina Misericordia y se
haga confiada. En ti confío.
Misericordia Divina, asombro para los á ngeles, incomprensible para los Santos, en
Ti confío.
Misericordia Divina, que abarca todas las obras de Sus manos, en Ti confío.
SUGERENCIAS
Amador lector: Si tú has leído esta novena, trata de ser también un apó stol de la
Misericordia Dios.
No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames
con fervor. Há blame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu
hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una sú plica cualquiera? Dime su
nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en
seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no
vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en
cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Há blame así, con
sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a
quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los
amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañ able y fervorosa. Recuérdame
que he prometido escuchar toda sú plica que salga del corazó n; y ¿no ha de salir del
corazó n el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazó n especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus
necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia,
amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante,
negligente...; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos,
que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergü ences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de
primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad...; y
poco a poco se vieron libres de ellos.
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algú n bien a
tus pró jimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizá s olvidados de
Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atenció n, qué anhelas má s vivamente,
y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te
diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo
mío, soy dueñ o de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su
libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus
tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió ? ¿quién lastimó tu amor
propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazó n, que tiene bá lsamo eficaz
para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabará s en breve
por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago
recibirá s mi consoladora bendició n.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por
ser infundadas dejan de ser desgarradoras? É chate en brazos de mi providencia.
Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te
desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas
se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las
volveré a tu lado, si no han de ser obstá culo a tu santificació n.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces
partícipe de ella a fuer de buen amigo?
Cuéntame lo que, desde ayer, desde la ú ltima visita que me hiciste, ha consolado y
hecho como sonreír tu corazó n. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has
visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o
muestra de cariñ o; has vencido alguna dificultad, o salido de algú n lance apurado.
Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de
manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su
padre: «¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos
beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Volverá s a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por
haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al
estudio; pero no olvides los quince minutos de grata conversació n que hemos
tenido aquí los dos, en la soledad del santuario.
Vuelve otra vez mañ ana con el corazó n má s amoroso, má s entregado a mí. El mío
hallará s cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevo consuelo. Aquí te espero.
1
Soberano Señ or Sacramentado,
aquí está un pecador arrepentido
de haber quebrantado tus mandamientos
y tus leyes divinas infringido.
Aquí me tienes, a tus pies, porque me
pesa que te he ofendido:
pequé, Señ or, he caído en tu desgracia; imploro
tu perdó n, dame tu gracia.
Padrenuestro, Avemaría, gloria.
Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!
2
De tu misericordia Dios piadoso, perdó n espera
mi alma arrepentida; pues sé que eres afable y
bondadoso y te gozas en verla convertida;
A ti, Dios compasivo y generoso te prometo la
enmienda de mi vida y me pesa del tiempo que he
pasado ofendiéndote, ¡Oh Dios Sacramentado!
3
Misericordia, ¡Oh Dios omnipotente! imploro humilde,
apiá date de mí. Y repito otra vez ingenuamente:
Me pesa, oh Dios cuanto te ofendí. A tus sagrados
pies sinceramente cumplirte ofrezco lo que prometí;
ya ves que esta mi corazó n contrito
afírmame en tu amor, Dios infinito.
4
En ti, mi Dios está mi pensamiento y absorta
contemplá ndote mi alma Ilumina, Señ or mi
entendimiento a mis pasiones dales dulce calma.
De cuanto te ofendí, ya me arrepiento y me presento
con olivo y palma, símbolos son pura fe y
concordia Misericordia, ¡Oh Dios!, Misericordia.
5
Siento un jubilo suave, un gran contento,
postrado ante ese altar considerando, que estas,
Señ or en ese Sacramento, que es a mi Dios a quien estoy
hablando, ¡Que grande majestad! ¡Qué gran portento!
¡Oh que amable verdad, estoy gustando!
Sacramento divino yo te adoro;
te venero con fe, tu gracia imploro.
6
No es posible que exista en este suelo quien merezca
cariñ o puro y fino como el que te consagro, ¡Oh Dios
del cielo! tu solo eres mi amor, Jesú s divino.
Tu eres mi redentor y mi consuelo;
todo cuanto en ti veo es peregrino se enajena
mi alma al contemplarte
y siento gran placer al venerarte.
7
Para pagarte, Señ or mío, en algo lo mucho que
pecando te ofendí, es nada lo que puedo y lo
que valgo má s te diré que estoy arrepentido. Que
ya del mal vivir con brío salgo Por tu gracia, oh Dios,
fortalecido para ayunar, orar y en penitencia
prestar siempre tus leyes obediencia.
Ofrecimiento de la Estación
Yo te serviré por los que te ofenden; pensaré en ti por los que te olvidan; te amaré
por los que te odian; y rogaré y gemiré, y me sacrificaré por los que te blasfeman
sin conocerte. Tú , que penetras los corazones, y sabes la sinceridad de mi deseo,
comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente, dame el triunfo del
valor en las batallas de la tierra, y cíñ eme la oliva de la paz en las mansiones de la
gloria. Amén.
Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de
Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niñ o Jesú s, humildemente te
suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió
Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.
Comunión Espiritual
Jesú s mío, creo que estas presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas
las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero no pudiendo hacerlo
sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazó n.
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a ti: no permitas, Señ or,
que jamá s me separe de ti.
Ofrecimiento de la Eucaristía
Acepta, Trinidad santa, este sacrificio que la palabra encarnada consumó , una vez y
para siempre, en el calvario, y que ahora se actualiza en el altar por el ministerio
del sacerdote. Me uno a las intenciones de Jesucristo, sacerdote y víctima.
Ofreciéndolo para gloria tuya y salvació n de todos los hombres. Por Cristo, con É l y
en É l, quiero adorar tu eterna majestad, agradecer tu inmensa bondad; reparar a tu
santidad infinita e invocar tu misericordia por la Iglesia, por mis seres queridos y
por mí mismo.
Oración después de la Comunión Alma de Cristo
CANTOS
BENDITO BENDITO
Hermanos ya es tiempo
de caminar a su altar
al convite del divino
que se vino a consagrar. (2v)
JESÚS AFLIJIDISIMO
Adorá moste
Oh Jesú s afligidísimo
en el huerto de los olivos
y aun hora despreciado
por los impíos
en la eucaristía (3v)
OH SANTA COMUNIÓN
Oh santa comunió n
que Cristo ha presentado
está en la Eucaristía
mi Jesú s Sacramentado.
Coro:
Amor de los amores
cantar de los cantares
oh Santa Comunió n
manjar de los manjares (2v)
Oh manantial divino
oh fuente de agua viva
oh Santa Comunió n
Jesú s el pan de vida. (se repite)
AMARTE SOLO A TI
“Bendito sea Dios, que vive por los siglos, por todos los siglos permanece su
reinado.
Porque el anota y se compadece, lleva al sepulcro y saca de él; nadie hay que
escape de su mano.
Confesadle, hijos de Israel, ensalzadle ante todos los vivientes, que É l es nuestro
Señ or y nuestro Dios.
Nos azota por nuestras iniquidades, luego se compadece y nos reunirá de las
naciones en que se nos ha dispersado.
Contemplad ahora lo que ha hecho con nosotros, dadle gracias a boca llena,
bendecid al Señ or de la justicia y ensalzad al Rey de los siglos.
ROSARIO DE DIFUNTOS
Por la Señ al…
Señ or mío Jesucristo o Yo confieso.
Poderosísimo Jesú s, mira con benignos ojos a las almas de los fieles difuntos.
Pueblo: Por las cuales has derramado tu sangre, recibido tormentos y muerte de
cruz.
1) Jesú s mío, por aquel sudor copioso de sangre que derramaste en el huerto.
3) Jesú s mío, por los crueles azotes que descargaron en tu Santísimo Cuerpo.
4) Jesú s mío, por la corona de agudas espinas que traspasaron tu santísima cabeza.
5) Jesú s mío, por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz a
cuestas.
6) Jesú s mío, por tu santísimo rostro lleno de sangre, que dejaste impreso en el
velo de la Veró nica.
7) Jesú s mío, por la vestidura sangrienta que con violencia te desnudaron los
sayones.
9) Jesú s mío, por tus santísimos pies y manos clavados con duros clavos.
10) Jesú s mío, por tu Santísimo Costado abierto al golpe de una lanza, de donde
manó sangre y agua.
ROSARIO COMUNITARIO
Gloria al Padre…
Ofrecimiento
Ave María
Señ or,
Jesucristo
Señ or
Jesucristo, ó yenos.
Jesucristo, escú chanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, Ten piedad de nosotros.
Santa María,
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la Divina Gracia
Madre Purísima,
Madre Castísima,
Madre Intacta,
Madre Inmaculada,
Madre Amable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre Prudentísima,
Virgen Digna de Veneració n,
Virgen Digna de Alabanza,
Virgen Poderosa,
Virgen Clemente,
Virgen Fiel,
Espejo de Justicia
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoció n,
Rosa Mística,
Torre de David,
Torre de Marfil,
Casa de Oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañ ana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Á ngeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apó stoles,
Reina de los Má rtires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina Concebida sin pecado original,
Reina elevada al Cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz
Reina de Nicaragua.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdó nanos Señ or.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ó yenos Señ or.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
Oración
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las suplicas que
te hacemos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh
Virgen gloriosa y bendita! Amén.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las
gracias y las promesas de nuestro Señ or Jesucristo, Amen.
Ofrecimiento