ANGELUS

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Ángelus

En el nombre del Padre…

1) En Á ngel del señ or, anuncio a María y concibió por obra y gracias del
Espíritu Santo.

2) He aquí, la esclava del Señ or


R. Há gase en mí, segú n tu palabra.

3) Y el verbo se hizo carne,


Y habito entre nosotros para la redenció n del mundo.

Oremos

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios… Para que seamos dignos de alcanzar las
gracias y promesas de Nuestro Señ or Jesucristo.

Infunde, Señ or, tu gracia en nuestros corazones, a fin que quienes hemos conocido
por la voz del Á ngel, la encarnació n del Hijo Jesú s, seamos llevados a la Gloria de la
Resurrecció n donde vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo.

Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

NOVENA DE ÁNIMAS

Ofrecimiento

Señ or Jesú s, Dios Todopoderoso y Eterno, Reunidos en tu presencia bajo la misma


fe tu nos heredaste, te rezamos el Día (…) de esta novena te pedimos
humildemente que liberes el alma de tu hija(o) (…) de todas las ataduras del
pecado, para que en el día glorioso de la resurrecció n, resucite a una nueva vida
entre tus santos y elegidos. Por Jesucristo, Nuestro Señ or, Amén.
DÍA PRIMERO

Oración para todos los días:

Eterno Dios, Creador de todas las cosas universales, Padre y consuelo de todos los
afligidos y atribulados, nosotros ovejas vuestras que descarriadas de vuestro
rebañ o hemos muchas veces electo los pastos venenosos de este engañ oso mundo.

Suplicamos señ or, que perdonéis, esta ofenda contra Vos comedita. Pues, ya
decimos:

Nos pesa en el alma de haberos ofendido, porque es injuria a vuestra divina


bondad, digna de ser infinitamente enmienda. Esperamos, por el mérito de vuestro
Santísimo Hijo, conseguir la felicidad de vuestra gloria; a donde rendidamente os
pedimos, coloquéis a las almas de los justos que detenidos padecen en el
Purgatorio.

Manifestaos pues, Señ or y dejaos ver de vuestros amigos los justos; llegue ya el día
feliz y dichoso en que vayan en paz y gocen de vuestra divina presencia por toda
una eternidad. Amén.

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre).

Consideración

Considera cristiano, la acerba pena, aflicciones y angustias, que padecen las pobres
almas del Purgatorio, en aquellos calabozos sin la vista de Dios y advierte que
siendo la consecució n del ú ltimo fin el mayor bien del alma, está n privadas
temporalmente de él; aun teniendo ya adquirido derecho para la posesió n de
gloria. Ruega a la Divina Misericordia, que aquellas pobres almas se le mitigue esta
pena y con oraciones y con ayunos, procura que la justifica divina, se dé por
satisfecha y acepte tus sufragios para alivio de aquel pecado que no hay palabras
con que poderlas perdonar.

Petición
Te rogamos humildemente Señ or, te dignes librar de las llamas del infierno a tu
hija(o) (…) y le hagas gozar de la vida eterna. Amén.

Decima

Por cierto debes tener, que la voluntad aspira y por ultimo mira, el sumo bien a
poseer que es pena no creer. Padecerá por privados de Dios las almas amadas, y no
pudiendo tu oració n aliviarles su pasió n, les dejes desconsolados.

Oración

Dulcísimo Jesú s, amado de nuestras almas, que has dado principio a la redenció n
del linaje humano con los infinitos méritos de vuestra Pasió n os retirasteis al
Huerto de Getsemaní, en donde orando, padecisteis en vuestra humanidad, el
desamparado y falta de consuelo, vuestra misma divinidad, contristá ndoos tanto,
que sudasteis hasta regar la tierra por lo que el Eterno Padre, os envió un á ngel
que os confortara.

Os suplico, Señ or, por la aflicció n que tuvisteis en este desamparo, apliquéis
vuestros infinitos méritos a las necesitadas almas del Purgatorio en donde está n
como desamparadas de Dios y privadas de su divina presencia. Suplan vuestros
méritos para con el Eterno Padre, lo que falta para llegar a unirse a su ultimo fin y
a nosotros, Señ or, favorecidos con vuestros soberanos auxilios, para los que
guardando sus Santos Mandamientos, no padezcamos la pena de este desamparo;
y también, concédenos la particular gracia que os pedimos en esta Novena.

SIETE AVEMARIA en memoria de las benditas almas del Purgatorio por los siete
má s conocidos crecidos dolores de María Santísima, particularmente le
encomendamos el alma de tu hija(o) (…) por quien te pedimos, envíes a tus
á ngeles para que le abran las puertas del cielo y le lleven a gozar entre tus elegido.
Por Jesucristo Nuestro Señ or, Amén.

1. Por el alma que está má s cerca de ver a Dios.


Dios te Salve…
2. Por la que amó a Dios en este mundo…
3. Por la que no tiene quien ruegue a Dios por ella…
4. Por la que má s penas padece en el purgatorio.
5. Por la que fue má s devota de la Pasió n de Cristo.
6. Por la que fue devota de María Santísima.
7. Por la que fue má s liberal con los pobres y por todas las almas del
purgatorio; particularmente por tu hija(o) (…).
Oración a María Santísima

Soberana Virgen María, dolorosísima Señ ora, que al pie de la Cruz quedasteis
constituidas por Madre amparo y universal protectora de los hombres. A vos,
Divina Madre, acudimos y con todas las veras de nuestro corazó n, os pedimos que
en memoria de los acervos sentimientos que oprimieron vuestro corazó n, en la
rigurosa Pasió n y Muerte de vuestro Dulcísimo Jesú s, seá is intercesora, ante el
tribunal justísimo de Dios y ahí pidá is por el alivio y consuelo de las almas del
purgatorio, particularmente por tu hija(o) (…); rogando a la Divina Majestad se dé
por satisfecha su recta justicia, para que, librá ndolas de las penas, tormentos y
aflicciones que padecen, las lleve a los eternos descansos de su gloria las recree
con interminables goces y a nosotros nos de su divina gracia, para que, sirviéndole
en esta vida, nos lleve a gozar de su divina presencia por los siglos de los siglos.
Amén. (SALUTACIONES).

DIA SEGUNDO

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).

Consideración

Considera cristiano, que las pobres almas del Purgatorio está n en el, como esclavas
que no tienen facultades ni posibilidades para libertarse de las cadenas y grillos
que las oprimen; como desterradas de su patria; hasta que se les cumpla el tiempo
y para que este lo abrevien sus sufragios, no seá is omiso remitirlas, para
libertarlas de los grillos y cadenas, y que se les acabe el destierro que tienen de la
Patria celestial. Por Jesucristo. Nuestro Señ or. Amén.

Petición

Señ or, te rogamos humildemente por el alma de tu hija(o) (…) para que no lo
entregues en manos del enemigo, sino que tus á ngeles le reciban en la Patria del
paraíso. Por Jesucristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima
Si es una cá rcel te vieras
con prisiones oprimido,
no exhalaras el gemido
y la libertad pidieras.

Pues oye que en estas penas fieras


se encuentran hoy sumergidos
deudos tuyos que afligidos
piden a tu gran piedad.
Ruega que en la eternidad
por Dios, sean admitidos.

Oración

Señ or mío Jesucristo, que por traició n del malvado discípulo fuiste preso como un
malhechor, y llevado a la ciudad de Jerusalén, manatiado con sogas y cadenas como
un ladró n; aprisionado como un esclavo. Os suplicamos, piadoso Señ or, que
libertéis a los justos que está n en el Purgatorio, ligados de grillos y cadenas de las
que por sí solos no se pueden libertar ni satisfacer y a nosotros, nos saquéis de la
miseria a que nos redujo la culpa, para má s bien serviros. Amén.
(Siete Ave María)

DIA TERCERO

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).

Consideración

Considera Cristiano, que en el Purgatorio está n las almas en un extenso lugar de


tinieblas, en donde ni las estrellas relucen, ni el sol las alumbra. El fuego que las
oprime, solo tiene calor para alcanzarlas, pero separadas de la luz, para no
perderlas ni levemente aliviar; en cuyo lugar se hayan olvidadas las almas de
muchos que en este mundo hicieron favores, de aquellos mismo que las recibieron.

Acuérdate, Tú cristiano, de estas pobres almas, y favorecedlas con tus oraciones,


para que salgan de tan penoso lugar.

Petición
Oh Dios, lleno de misericordia y perdó n, te pedimos humildemente por el alma de
tu hija(o) (…) que lo lleves a la Patria del Paraíso, que lo libres de las penas del
infierno y le concedas las alegrías del cielo para siempre. Por Jesucristo Nuestro
Señ or.

Decima

De un seno oscuro fogoso, donde el sol nos resplandece, se oye el llanto


quejumbroso; ni la estrella allí aparece y Tú tan poco piadoso. No escuchas sus
peticiones que son pedirte oraciones, mal les correspondes cuando su hacienda
está disfrutando y no alivias sus prisiones.

Oración

Señ or mío Jesucristo, que después de varios oprobios que recibisteis en las casas
de los Pontífices Aná s y Caifá s; os pusieron en un lugar tenebrosos y horrible, para
que allí estuvierais la noche, en donde solo el día del juicio se sabrá lo que
padecisteis en ese horroroso lugar. Os rogamos Señ or, por este extraordinario
martirio, que os acordéis de las pobres almas del purgatorio, que dentro de tan
profundo y horroroso lugar, solo vuestros santísimos méritos las podrá librar de
tanta aflicció n como ahí padecen; y a nosotros, señ or, sacadnos de la hediondez del
pecado; para que podamos sin mancha alguna; introducirnos en la Patria Celestial.
Amén. (Siete Ave María)

DIA CUARTO

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).

Consideración

Considera Cristiano, la pena, aflicció n y angustias que padecen las pobres y


desconsoladas almas del Purgatorio, en aquella cá rcel de la justicia, que con la
mediació n del infierno, alcanza a oír las blasfemias diciendo los condenados; ¡Oh,
que duro y penoso, es un alma, que conoce perspicazmente las increíbles
perfecciones de Dios, el oír baldones tan infames contra su Majestad!. Tú Cristiano,
procura arreglar tus obras en forma, que en el infierno no blasfemes contra Dios,
ni te oprima esta suma angustia en el Purgatorio.
Petición

Señ or, te suplicamos humildemente que recibas con benevolencia el alma de tu


hija(o) (…) y por la grandeza de tu compasió n, le concedas que todo lo que hizo
mal en su vida, quede perdonado por tu piedad, y que, libre de los lazos de la vida
terrena merezca pasar a la vida eterna.

Por Jesucristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima

Que la justicia divina, puso el Purgatorio adentro, destierra, alta en el centro,


donde esta cá rcel vecina, el infierno tu imaginas.

Cuan grave será el dolor que les cause aquel furor, con que los malos maldicen, a
quien los Santos bendicen, pues es todo un sumo Bien.

Oración

Señ or mío Jesucristo, que puesto en el lugar pú blico del pretorio de Pilatos,
está balo computado con los malhechores, y reputado por uno de ellos, en donde
oían las blasfemias e injurias que aquellos malvados decían contra vos.

Os suplicamos, Señ or, que libertéis a las pobres almas de los justos, de la penosa
cá rcel del Purgatorio, que con tan depravada vecindad, oyen desde allí, las
maldiciones e injurias con que los reprobados blasfeman vuestro Santísimo
Nombre, que es una de las mayores penas que allí padecen estas pobres almas. Y a
nosotros, saquéis de la cá rcel de este corruptible cuerpo, para que vayamos a
alabaros por los siglos de los siglos. Amén.
(Siete Ave María)

DIA QUINTO

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).


Consideración

Considera cristiano, que las pobres almas del Purgatorio está n metidas en aquel
lugar de tormento y dolores tan graves y á speros, que superan a todos los suplicios
que los má s crueles tiranos han inventado para mortificar a los má rtires, tan
inhumanos y largos que un día de ellos es má s penoso y dilatado comparado con
mil añ os del mundo; y mitigá ndose estos tormentos con tus obras, no seas omiso
en remitirlas al Eterno Padre, para que alivie a las pobres almas de tantas penas.

Petición

Señ or Jesú s, por la sangre que derramaste en la cruz, perdona todos los pecados
que en su vida cometió tu hija(o) (…). Por Cristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima

Une las penas y horrores que han inventado los tiranos Jueces má s inhumanos y
hallará s que son mayores los tormentos y dolores que sin cesar atormentan a las
almas y aunque intentan los santos expresar, los dejan sin explicar por má s que a
ellos se alientan.

Oración

Pacientísimo Jesú s, que después de varios oprobios fuiste atado a una columna
para ser cruelmente atormentado con má s de mil azotes que descargaron sobre tu
delicado cuerpo. Por estas crueldades que padeciste te suplicamos des alivio a las
necesitadas Almas del Purgatorio, donde padecen tan insufribles tormentos y
crueldades que ejecutan los ministros de tu divina justicia, que nuestra baja
comprensió n no los puede conocer.

Basta ya Señ or de estas penas; acá bese tanta angustia y llegue el día del consuelo
para que no cayendo en el precipicio de la culpa nos libremos de semejantes
tormentos y penas. Amén.
(Siete Ave María)

DIA SEXTO

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).


Consideración

Considera cristiano, que el Purgatorio es un horrible abismo en donde fá cilmente


caen las almas de los cristianos, de donde al paso que es fá cil la entrada es difícil la
salida, no só lo por parte de las mismas almas que en aquel estado no pueden ya
merecer má s que pagar padeciendo, sino por parte del mismo Dios hasta que se dé
por satisfecha su divina justicia, cuando má s por parte de los vivos que son tan
negligentes en ayudarles con oraciones y sufragios, dificultá ndose por esto má s y
má s su salida. No seas así cristiano, sino procura eficazmente pedir a Dios por ellas
y sufragarlas para que salgan de tan horrendo lugar.

Petición

Señ or, por el dolor que sentiste al ver las lá grimas de tu Madre bajo la cruz, libra el
alma de tu hijo hija(o) (…) del poder de las tinieblas y del lugar de los
sufrimientos. Por Cristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima

Es un abismo horroroso que muy fá cil es su entrada está el alma atormentada y


siendo el salir penoso con nada encuentres reposo hasta lograr en tu celo el
descanso que en el cielo Dios tiene preparado; no seas tan descuidado pide con
todo anhelo.

Oración

Benignísimo Jesú s, que caminando al Monte Calvario con el leñ o duro de la Cruz,
por tres veces cayó y dio en tierra tu humanidad santísima, manifestando sin
ayuda de ajenas fuerzas que no podías levantarte: te suplicamos, Señ or, que a las
pobres almas que oprimidas con el peso de sus culpas caen fá cilmente en el
horroroso seno del Purgatorio, sin poder por sus propias fuerzas levantarse, les
ayudes a salir de él con tus infinitos méritos y a nosotros comunicá ndonos tu
gracia para no caer en el precipicio de la culpa. Amén.

(Siete Ave María)

DIA SEPTIMO
(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).

Consideración

Considera cristiano, que el Purgatorio es un horno de fuego tan violento y


persistente que sin consumir, abrasa a aquellas pobres almas que quizá aquí
estuvieron relegadas de un fuego distintivo que a cada uno escudriñ a hasta la má s
leve falta para dar la correspondiente pena.

Tú cristiano compadécete de esta violencia en el padecer y con tus sufragios


remite a estas pobres almas, algú n calmante a este indecible penar.

Petición

Padre Cruentísimo, te encomendamos el alma de tu hija(o) (…) apoyados en la


certeza de que resucitara en el ú ltimo día con Cristo y con todos los que han
muerto en Cristo. Pr Jesucristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima

Nadie puede poner tasa al fuego del Purgatorio, pues es sabido y notorio que sin
consumir, abrasa, esto es lo cierto que pasa y que con penas medidas son las
culpas cometidas purgadas en este fuego; no lo tomes, pues, al fuego mira que no
son fingidas.

Oración

Dulcísimo Jesú s Amorosísimo Padre Nuestro que en tu infinito fuego de amor


ardía, os determinaste a padecer por nosotros tantos tormentos, injurias y
baldones por librarnos de la esclavitud del pecado. Extiéndase, Señ or, ese
encendido amor a las pobres Almas del Purgatorio, o que detenidas en aquel horno
de fuego se abrazan sin consumirse con indecibles tormentos, libértalas de tanta
angustia que allí padecen; y a nosotros, concédenos la participació n de este divino
ardor, para que, como abrasados serafines, os amemos. Amén.

(Siete Ave María)


Día Octavo

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).

Consideración.

Considera cristiano, la aflicció n y angustia que oprime a las pobres almas del
Purgatorio por la memoria de las culpas de aquellas penas cuando miran las
virtudes que despreciaron y que con ellas se hubieran libertado de aquellas
tristezas.

Tú cristiano, procura vivir en forma que no te oprima esta pena en el Purgatorio y


con tus oraciones y limosnas procura aliviar a las que entristecen esta penosa
memoria.

Petición

Libera Señ or el alma de tu hija(o) (…) de todas las ataduras de pecado, para que en
el día glorioso de la resurrecció n resucite a una nueva vida entre tus santos y
elegidos. Por Cristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima

Cuando llegas a pensar lo malo que cometieron lo bueno que omitieron tanto se
llega a aumentar de las almas el penar que llega a ser su dolor sin duda mucho
mayor que el fuego que les aflige, pues segú n esto deduce lo grave que será éste
dolor.

Oración

Señ or mío Jesucristo, que pendiente del sagrado leñ o de la Cruz considerabas las
muchas culpas que habían de cometer los hombres y negligencias en la prá ctica de
las virtudes, por lo que se había de frustrar para muchos la sangre que
derramabas. Por esta angustia que padeciste, te suplicamos, Señ or, des algú n alivio
a las pobres Almas del Purgatorio en la grave pena que las oprime cuando hacen
memoria de las culpas que en el mundo cometieron y se hicieron acreedoras de
tanta pena. Libéralas, Señ or de esas aflicciones que padecen y a nosotros danos tu
gracia para que no ofendiéndonos con culpas, no nos mortifique, después de esta
vida, esta memoria.- Amén.

(Siete Ave María)

DIA NOVENO

(Acto de contrición y oraciones del Primer Día).

Consideración

Considera cristiano, que el Purgatorio es un horrible, cruel y duro bautismo,


porque así como éste, con agua lava manchas de la culpa e introduce a los que lo
reciben en el reino de Cristo, que es la Iglesia, así en el Purgatorio con penas,
aflicciones y angustias, lava, limpia y purifica de los restos de la culpa a las almas
que en él residen; ya bien purificada las introduce ú tilmente en el paraíso de la
gloria.

Tú cristiano, que en el bautismo quedaste limpio de las manchas de la culpa,


procura así evitar que el Purgatorio te lave y purifique y sufragios a las almas que
haya en él, para que bien purificadas salgan de tantas penas. Amén.

Petición

Te rogamos Señ or, tengas piedad de tu hija(o) (…) y por tu misericordia no lo


castigues por los actos de su vida, pues su intenció n fue cumplir tu santa voluntad
para que, así como la verdadera fe lo unió en la tierra a la comunidad de los
creyentes, también en el cielo te dignes juntarlo a tus santos y elegidos. Por
Jesucristo Nuestro Señ or. Amén.

Decima

Si el alma que nace muerta por la culpa, para entrar en la Iglesia, ha de implorar el
Bautismo, que es puerta, también es cosa muy cierta que en aquel oscuro abismo
padecen duro bautismo las almas para purgar los restos y pasar de Dios, al reposo
mismo.

Oración

Señ or mío Jesucristo crucificado, que después de entregado el Espíritu en manos


del Eterno Padre, un cruel e inhumano soldado levantó la lanza y con ella abrió tu
divino costado de donde salieron arroyos de sangre y agua hasta regar la tierra. Te
suplicamos, Señ or que con ella laves y purifiques a las pobres Almas del Purgatorio
para que puedan, ya limpias de toda mancha de culpa, ser colocadas en los eternos
palacios de tu gloria y ahí habitar en compañ ía de los á ngeles y santos y a nosotros
que hermoseados y limpios con las aguas de la penitencia, te alabemos en la
celestial Patria por todos los siglos de los siglos. Amén.
(Siete Ave María)

SALUTACIONES

A las Santísimas llagas para ofrecerlas por las almas del Purgatorio;
particularmente, Señ or, reunidos en tu presencia te pedimos la intersecció n de
todos tus á ngeles para que admitas en tu reino a tu hija(o) (…) y le concedas la
felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO:


Salú dote santísima llaga de mi Señ or Jesucristo y te pido, Señ or que por ella,
perdones el alma de tu siervo(a) cuanto te ofendió en todos sus pasos y
movimientos. (Padre Nuestro… Ave María, Gloria al Padre).

A LA LLAGA DEL PIE DERECHO:


Salú dote santísima llaga de mi Señ or Jesucristo y te pido, Señ or que por ella,
perdones el alma de tu siervo(a) a cuanto te ofendió en todas sus acciones y
palabras. (Padre Nuestro… Ave María, Gloria al Padre).

A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA


Salú dote santísima llaga de mi Señ or Jesucristo y te pido, Señ or que por ella,
perdones el alma de tu siervo(a) cuanto te ofendió con su vida y demá s sentidos.
(Padre Nuestro… Ave María, Gloria al Padre).
A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA:
Salú dote santísima llaga de mi Señ or Jesucristo y te pido, Señ or, que por ella,
perdones el alma de tu siervo(a) cuanto te ofendió con el mal empleo de su
memoria, entendimiento y voluntad. (Padre Nuestro… Ave María, Gloria al Padre).

A LA LLAGA DEL SANTÍSIMO COSTADO:


Salú dote santísima llaga de mi Señ or Jesucristo y te pido, Señ or, que por ella, así
como fue herido tu corazó n, con la lanza, y el de tu Madre, Dolorosísima, con el
cuchillo de su dolor, así penetre en el mío tus soberanas luces para siempre amarte
y nunca má s ofenderte queriendo antes morir que pecar.- Amén.-
(Padre Nuestro… Ave María, Gloria al Padre).

A LA SANTISIMA LLAGA DE LA ESPALDA DE NUESTRO SEÑ OR JESUCRISTO:


Jesucristo mansísimo cordero de Dios, yo pobre pecador, saludo y reverencio tu
santísima llaga que padeciste en la espalda llevando tu pesada Cruz, que por causa
de los huesos que de ella salían sentías grandísimo dolor sobre las otras de tu
santísimo cuerpo.

Adorote dolorido Señ or mío; reverénciote y glorifícote con lo íntimo de un corazó n


y te doy gracias por aquella Santísima, muy profunda y dolorosa llaga de tu
espalda. Suplícote humildemente por aquel duro peso de tu Cruz, que tengas
misericordia de mí y perdones todos mis pecados, tanto veniales como mortales y
me acompañ es en el camino de la Cruz, por las sangrientas pisadas tuyas a la
bienaventuranza eterna, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración al Santo Sudario:

Señ or Dios que nos dejaste la señ al de tu Pasió n y muerte en la Sá bana Santa, en la
cual fue envuelto tu Cuerpo Santísimo, cuando por José fuiste bajado de la cruz,
concédenos piadosísimo SEÑ OR, que por tu muerte y Sepultura sean llevadas las
Almas del Purgatorio a la gloria de la resurrecció n, donde vives y Reinas con Dios

Padre en unidad del Espíritu Santo. Dios por todos los siglos de los siglos.- Amén.

Oración al Padre Eterno:

Padre eterno, Soberano Dios, envía tus á ngeles a sacar esta alma del Purgatorio,
por quien es nuestra intenció n rogar y te suplicamos que la presentes en tu gloria.
Te rogamos, Señ or, que la parte que le faltare de satisfacer sus culpas, se las
perdones, por los, méritos de las penas de tu Hijo, mi redentor Jesucristo y te
rogamos, Creador misericordioso no seas riguroso en nuestro juicio y no nos dejes
caer en tentació n, líbranos de todo mal. - Amén. (Padre Nuestro… Ave María, Gloria
al Padre).

Clamor de los Muertos a los Vivos

Padre Mío, hijos, hermanos, nietos, marido, esposa, amigos, y ú ltimamente


mortales redimidos con la sangre preciosa de Jesucristo. ¿Có mo olvidá is nuestro
parentesco? ¿Dó nde está nuestra amistad? ¿Dó nde la compasió n de los tormentos
que pasamos? Si nos visteis cuando está bamos en el mundo condenados a un
calabozo entre prisiones y gritos y nos libertasteis, ¿Có mo ahora nos olvidas
estando en estas horribles llamas donde padecemos má s que cuanto han padecido
donde padecemos má s que cuanto han padecido los má s atormentados má rtires?
Con una parte del Rosario, con una visita de altares, con un Viacrucis, con una
limosna, podéis libertarnos o darnos gran alivio en nuestros tormentos. ¿Có mo no
queréis, habiéndonos amado tanto, socorrernos con tan poca cosa? Por la sangre
que derramo nuestro Redentor, y por los dolores que padeció su dulcísima Madre,
os pedimos el socorro que tan fá cilmente nos podéis dar, así, seréis felices,
lograreis y quiera el amor de nuestro Dios, traeros a que eternamente nos
acompañ éis en su gloria. Os rogamos pues, nos deis alivio, consuelo y socorro con
vuestras oraciones y sufragios, cuya caridad os premiara la piedad divina con
bienes espirituales y temporales.

Lamento de las Benditas Almas del Purgatorio

 Oíd mortales piadosos y ayú danos a descansar.

 Que Dios lo saque de penas y lo lleve a descansar.

 ¡Oh vosotros caminantes! Suspended, oíd, mirad, bastara solo oírnos a


mover vuestra aflicció n, que querá is cooperar.

 No hay dolor, tormento ni pena, martirio, cruz, ni aflicció n, que aun llegue a
ser pintura de nuestra menor pasió n solo alivia nuestros males de nuestro
amor esperar.
 Aquí estoy en el Purgatorio de fuego en cama tendido siendo mi mayor
tormento la ausencia de un Dios querido, perezco sin merecer por mí no
bastar alcanzar.

 ¡Ay de mí, ay Dios severo! ¡Ay llama voraz activa! ¡Ay bien merecido fuego!
¡Ay conciencia siempre viva! ¡Ay justicia que no acabas! ¡Ay cuando se han
de acabar!

 ¡Ay culpa lo que me cuesta! No me imagine tu fiereza, pues con tal tormento
pago lo que juzgue ligereza, cielo piedad, basta cielos, cuando el día ha de
llegar.

 ¡Todo lo que aquí padezco, es justo, santo y debido, pues no se purga con
menos, a ver a un Dios ofendido! ¡Ay que no hay má s que esperar!

 Padres, hermanos, amigos ¿Dó nde está la caridad? Favorecéis a un extrañ o


y para mí no hay piedad. Ea; venga una limosna siguiera, solo al rogar.

 Hijo ingrato que paseas tan ricamente vestido a costa de mis sudores,
descansas en tanto olvido; mira a tu padre quemando y lo puedes remediar.

 Quizá s en ti será arbitrio, si obligació n de justicia, pues no cumple


testamento con perezosa malicia; abra los ojos, despierta paga haciendo
acelerar.

 Hermanos en Jesucristo, los que oís estos suspiros; si queréis podéis


sacarnos de estos lú gubres retiros, con sufragios, sacrificios y con devoció n
orar.

 El má s alto sacrificio del cordero inmaculado nos es eficaz remedio para


purgar el pecado, el mérito de los Santos, puede también alcanzar.

 María de los Dolores, por las penas que sufrió , tiene méritos sobrados en el
concepto de Dios. Nos falta lo que a ella sabrá pedidle quiera remediar.
 Fieles cristianos amigos, dad crédito a estos tormentos; obra bien, fuera
culpas para huir de estos tormentos; Socorro, piedad alivio, concluiremos
por gritar.

Oración

Te rogamos y pedimos Omnipotente Dios Nuestro, que ya por nuestros pecados


justamente merecemos castigo, por tu Santísimo nombre seamos libres de todas
nuestras culpas. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Oraciones

Oh Dios, para quien todos viven y para quien no perecen las almas cuando mueren
los cuerpos, sino que pasan a otra vida mejor, te suplicamos humildemente que
mandes sea llevado el alma de tu hija(o) (…) en las manos de tus santos y á ngeles
al gozo de los Patriarcas, y le concedas la gloria de la resurrecció n en el ú ltimo
juicio. Amén.

Tú , bondadoso y misericordioso Señ or, perdó nale cualquiera de sus deudas que,
por engañ o del demonio, hubiera contraído. Por Cristo nuestro Señ or. Amén.

Te rogamos Dios Padre Omnipotente, que creaste el alma de tu hija(o) (…) que te
dignes recibirlo en tu seno como Padre misericordioso. Amén.

Te rogamos, Dios Hijo y Señ or Nuestro Jesucristo, que redimiste el alma de hija(o)
(…) mediante tu gloriosa muerte y resurrecció n, te dignes liberarlo de las penas
del Purgatorio. Amén.

Te rogamos Dios Espíritu Santo, que santificaste el alma de tu hija(o) (…) con tus
sacratísimos dones y gracias, te dignes borrar de su alma toda huella o mancha de
pecado. Amén.
Te rogamos, Oh Augusta Trinidad, que aceptes todos nuestros trabajos, penas y
esperanzas en sufragio del alma de tu hija(o) (…) para que pronto pueda entrar en
el gozo eterno con todos los santos del cielo. Amén.

Te pedimos Señ or, que nuestras humildes suplicas aprovechen a tu hijo, hija(o)
(…) para que lo libres de toda culpa, y le hagas participar de tu redenció n. Amén.

Señ or Dios, Omnipotente y Eterno, Tú que tienes señ orío sobre los vivos y los
muertos, y estas dispuesto a compadecerte de todos; por la intercesió n de todos
tus santos, te pedimos que recibas en tu reino a tu hija(o) (…) y a todos los que han
muerto con la esperanza de la resurrecció n y concedas a nosotros un gran deseo
de contemplarte en la Patria Celestial. Amén.

Te encomendamos Señ or, el alma de tu hija(o) (…) a fin de que, muerto para el
mundo, viva para ti. Amén.

Señ or, limpia el alma tu hija(o) (…) con el perdó n de tu infinita misericordia todos
los pecados que haya cometido por la debilidad de su naturaleza humana. Amén.

Pidamos por nuestra(o) hermana(o) (…), para que el Señ or lo lleve pronto a gozar
de su presencia. Amén.

Señ or, ten misericordia de tu hija(o) (…) que no reciba el castigo de sus acciones,
pues quiso hacer tu voluntad cuando vivía. Así, como en la vida una fe sincera lo
unió a la comunidad de los fieles, así ahora tu misericordia lo una con los coros
angélicos. Amén.

Padre Clementísimo, te encomendamos el alma de nuestra hermana(o) (…)


apoyados en la certeza de que resucitara en el ú ltimo día con Cristo y con todos los
que han muerto en Cristo. Amén.

Que tu corazó n misericordiosos se conmueva Señ or, por nuestras plegarias; abre a
tu hija(o) (…) las puertas del cielo, y a nosotros que permanecemos en este mundo,
consuélanos con las palabras de la fe hasta que un día todos encontremos a Cristo
y permanezcamos con É l y con nuestro hermano. Por Cristo, nuestro Señ or. Amén.
Oh Padre Celestial, que estas atento a las suplicas de tus hijos y escuchas los
deseos de nuestro corazó n, concede a tu hijo, cuyo cuerpo depositaremos en la
tierra, participar con tus santos y elegidos de la recompensa eterna. Amén.

Señ or, Tú que conoces la pena que nos embarga por la muerte de hija(o) (…),
consuélanos con el pensamiento de que ya vive feliz junto a ti en la gloria. Amén.

Rosario de Difuntos

Por la Señ al…


Señ or mío Jesucristo o Yo confieso.

(En vez de Padre Nuestro, se reza)

Poderosísimo Jesú s, mira con benignos ojos a las almas de los fieles difuntos.

Pueblo: Por las cuales has derramado tu sangre, recibido tormentos y muerte de
cruz.

(En vez de Ave María diremos)


1) Jesú s mío, por aquel sudor copioso de sangre que derramaste en el huerto.

Pueblo: Tened misericordia por el alma de tu siervo (…).

2) Jesú s mío, por la bofeteada que recibió tu Santísimo Rostro.

3) Jesú s mío, por los crueles azotes que descargaron en tu Santísimo Cuerpo.

4) Jesú s mío, por la corona de agudas espinas que traspasaron tu santísima cabeza.

5) Jesú s mío, por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz a
cuestas.

6) Jesú s mío, por tu santísimo rostro lleno de sangre, que dejaste impreso en el
velo de la Veró nica.
7) Jesú s mío, por la vestidura sangrienta que con violencia te desnudaron los
sayones.

8) Jesú s mío, por tu santísimo cuerpo pendiente de la Cruz y miembros


atormentados.

9) Jesú s mío, por tus santísimos pies y manos clavados con duros clavos.

10) Jesú s mío, por tu Santísimo Costado abierto al golpe de una lanza, de donde
manó sangre y agua.

Salmo 23

El Señ or es mi pastor: nada me falta;


en verdes pastos él me hace reposar
y a donde brote aguas frescas me conduce.
Fortalece mi alma,
Por el camino del bueno me dirige,
por amor de su Nombre.
Aunque pase por quebradas oscuras,
no temo ningú n mal,
porque tú está s conmigo
con tu bastó n y tu vara me protegen.

Me sirves a la mesa
frente a mis adversarios,
con aceites tú perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.

Me acompañ a tu bondad y tu favor


mientras dura mi vida,
mi mansió n será la casa del Señ ora
por largos, largos tiempo.

ROSARIO COMUNITARIO

Por la señ al… etc.

V. Abrid Señ or, mis labios


R. Y mi voz pronunciara vuestra alabanza.

V. Dios mío, en mi favor y amparo entiende.


R. Señ or, a mi Socorro, presto atiende.

Gloria al Padre…

Ofrecimiento

Señ or Dios Nuestro, dirigid y aceptad todos nuestros pensamientos, palabras y


obras, y vos Virgen Santísima, alcanzadnos gracia para rezar devotamente vuestro
Santísimo Rosario, que te lo ofrecemos por nuestras necesidades espirituales y
materiales, y en alivio y descanso de las benditas almas del purgatorio,
particularmente por el alma de tu hijo (…) que por la misericordia de Dios,
descanse en paz. Amén.

María Madre de Gracia, Madre de Misericordia…


En la vida y en la muerte, ampá ranos gran Señ ora.

Oh Virgen Santísima, no permitá is…


Que vivamos ni muramos en pecado mortal ni venial. Amén.

Oh Jesú s mío; Perdona nuestras culpas. Lleva las almas al cielo; especialmente el
alma de tu hijo (…). Que por la Misericordia de Dios, descanse en paz. Así, sea.

Dadle Señ or el descanso eterno y brille para É l la luz perpetua. Descanse en paz.
Así sea.

MISTERIOS GOZOSOS (LUNES – SÁBADO)


1. La encarnació n del Hijo de Dios.
2. La Visitació n de Nuestra Señ ora a su prima Santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios.
4. Presentació n del niñ o Jesú s en el templo.
5. El Niñ o perdido y hallado en el Templo.

MISTERIOS DOLOROSOS (MARTES – VIERNES)


1. Oració n en el huerto.
2. Flagelació n del Señ or.
3. Coronació n de Espinas.
4. Jesú s con la Cruz a cuestas.
5. Crucifixió n y Muerte de Nuestro Señ or Jesucristo.

MISTERIOS LUMINOSOS (JUEVES)


1. Bautismo de Jesú s en el Rio Jordá n.
2. Autorrevelació n en las Bodas de Canaá .
3. Anuncio del Reino de Dios, invitado a la Conversió n.
4. Transfiguració n de Jesú s en el monte de Tabor.
5. Institució n de la Eucaristía, expresió n Sacramental del Misterio Pascual.

MISTERIOS GLORIOSOS (MIÉRCOLES – DOMINGO)

1. Resurrecció n de Nuestro Señ or Jesucristo.


2. Ascensió n del Señ or.
3. Venida del Espíritu Santo
4. Asunció n de Nuestra Señ ora a los cielos.
5. Coronació n de María Santísima. Por Reina y Señ ora de todo lo creado.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo… como era en el principio, ahora y


siempre. Por los siglos…

Ave María

Como hija de Dios Padre.


Alcá nzanos la virtud de la. (Dios te salve)

Como Esposa de Dios Padre.


Alcá nzanos la virtud de la Esperanza. (Dios te salve)

Como Madre de Dios.


Alcá nzanos la virtud de la caridad. (Dios te salve)

Gracias te damos, Oh Soberana Princesa por los favores que a diario recibimos de
tus benéficas manos, dígnate tenernos bajo tu protecció n y amparo y para mas
agradecerte te saludamos con una Salve.

(Dios te salve, Reina y Madre…)

LETANÍAS A LA VIRGEN SANTÍSIMA

Señ or,
Jesucristo
Señ or
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, Ten piedad de nosotros.
Santa María, Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la Divina Gracia
Madre Purísima,
Madre Castísima,
Madre Intacta,
Madre Inmaculada,
Madre Amable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre Prudentísima,
Virgen Digna de Veneració n,
Virgen Digna de Alabanza,
Virgen Poderosa,
Virgen Clemente,
Virgen Fiel,
Espejo de Justicia
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoció n,
Rosa Mística,
Torre de David,
Torre de Marfil,
Casa de Oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañ ana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Á ngeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apó stoles,
Reina de los Má rtires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina Concebida sin pecado original,
Reina elevada al Cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz
Reina de Nicaragua.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdó nanos Señ or.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ó yenos Señ or.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

Oración

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las suplicas que
te hacemos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh
Virgen gloriosa y bendita! Amén.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las
gracias y las promesas de nuestro Señ or Jesucristo, Amen.

Ofrecimiento

Oh María, Madre dignísima de Jesú s. Bellísima e Inmarcesible Azucena de


fragancias eternas, recreo delicioso de la ciudad de Dios, donde vivirá n para
siempre absortos sus nombres ciudadanos y angélicas inteligencias.

Tú eres Señ ora, el Relicario precioso de la má s encendida caridad. Tú el tribunal


soberano, donde reside la misericordia con dominio tan absoluto que a tu querer y
voluntad dejo el Altísimo llenar las Mansiones de la Gloria, ¡Oh María, Madre de
tiernísima compasió n! Bien sabes Señ ora, que no hay penas má s lastimosas que las
que padecen las almas del Purgatorio; por ellas te suplicamos, su alivio deseamos,
su gloria te pedimos; para este fin te ofrecemos este Santísimo Rosario. É l es el
rocío divino que templa el fuego donde se abrazan aquellos afligidos espíritus; es
la apacible nieve que mitiga sus ardores; es la nube que apaga sus ardientes llamas
y es por ultimo lo que Tú Madre Santísima, prometisteis que bajarías al Purgatorio
a sacar a las almas; siempre que con el Rosario te obligasen tus amantes hijos.
Cumple Señ ora tu palabra y gocen ya de la amabilísima presencia las benditas
á nimas en el cielo para que en ti y por ti vean a Dios eternamente y te alaben en la
Gloria. Amén.

CANTOS

JUNTOS COMO HERMANOS

Juntos como hermanos


Miembros de una iglesia
Vamos caminando
Al encuentro del señ or

Un largo caminar
Por el desierto bajo el sol
No podemos avanzar
Sin la ayuda del señ or

Unidos al rezar, unidos


En una canció n
Viviremos nuestra fe
Con la ayuda del señ or

La iglesia en marcha está


A un mundo nuevo vamos ya
Donde reinará el amor
Donde reinará la paz

ENTRE TUS MANOS


Entre tus manos está mi vida, Señor.
Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.

Si el grano de trigo no muere,


si no muere solo quedará ,
pero si muere en abundancia dará
un fruto eterno que no morirá .

Si la vela al arder se gasta,


las tinieblas iluminará ,
será camino entre las sombras del mal,
será sendero en mi caminar.

SI A TI NO VENGO

Si a ti no vengo, a donde iré,


tan só lo tú tienes palabras
que dan vida Señ or. Tan só lo tú ,
tan só lo tú .

Eres el buen Pastor, eres el sembrador,


eres camino, la vid, eres verdad,
eres luz.

Eres la resurrecció n, eres principio


y final, eres Señ or el Hijo de Dios,
eres Jesú s (bis).

Coro… Si a ti no vengo

Eres el justo juez,


eres el Salvador
eres cordero de Dios, eres Señ or
eres la piedra angular,
eres el verbo del Rey, eres Señ or
el hijo de Dios, eres Jesú s

Coro… Si a ti no vengo
VASO NUEVO

Gracias quiero darte


por amarme,
gracias quiero darte
yo a tí Señ or,
hoy soy feliz
porque te conocí,
gracias por amarme
a mí también.

Yo quiero ser,
Señ or amado,
como el barro
en manos del alfarero.

Toma mi vida,
hazla de nuevo.
Yo quiero ser
un vaso nuevo.(bis)

Te conocí y te amé.
Te pedí perdó n
y me escuchaste.
Sí, te ofendí;
perdó name, Señ or,
pues te amo
y nunca te olvidaré.

MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR

MI ALMA ESPERA EN EL SEÑ OR,


MI ALMA ESPERA EN SU PALABRA,
MI ALMA ESPERA EN EL SEÑ OR
PORQUE EN EL ESTÁ LA SALVACIÓ N.

Desde lo hondo a ti grito, Señ or;


Señ or, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi sú plica.

Si llevas cuentas de los delitos, Señ or,


¿quién podrá resistir?,
pero de ti procede el perdó n
y así infundes respeto.

QUIEN CREE EN TI, SEÑOR

Quien cree en ti, Señ or,


no morirá para siempre.

Yo sé que mi Redentor vive,


y el ultimo resucitare de la tierra.

Quien cree en ti, Señ or,


no morirá para siempre.

Y de nuevo me cubrirñ a con esta piel


y en mi carne veré a mi Salvador.

Al cual yo mismo he de ver y no otro


y mis ojos mirará n a mi Dios.

La consecuencia del pecado es la muerte,


pero el don de Dios es la vida eterna
por nuestro Señ or Jesucristo.

Dichosos los difuntos


que mueren en el Señ or.
Desde ahora descansan de sus trabajos,
por que sus obras los acompañ an.

ADORAMOSTE SANTA CRUZ

Te adoramos Santa Cruz


venerada en todo el mundo
con respeto el má s profundo
prque en ti murió Jesú s.

Por damos su eterna luz


quiso el Señ or padecer
y el Padre Eterno ofrecer
los tormentos de la fe Cruz.
Si la Cruz era pesada
mi pecado má s pesaba
su madre lo acompañ aba
de dolor ella lloraba.

Al pasar por una casa


vio el patio ensangrentado
preguntó si había pasado
por allí su hijo amado.

Por aquí paso señ ora


antes que el gallo cantara
como el madero era verde
cada paso arrodillaba.

Allá en el monte Calvario,


Cristo fue Crucificado
É l murió afrentosamente
por sentencia de un falsario.

Tres horas agonizando


pendiente de los tres clavos
quiso por nuestros pecados
estar en la cruz penando.

Oh cruz Santa que dolor


que tuviste entre tus brazos
a Jesú s hecho pedazos
por salvar al pecador.

Sigamos al salvador
que fue nuestra guía y luz
y lloremos con paciencia
los tormentos de la cruz.

Estas tres Ave María


se las ofrezco al Señ or
para alabar noche y día
a Jesú s mi Salvador.

¡OH MADRE DOLOROSA!

OH MADRE DOLOROSA
madre del pecador
cúbrenos con tu manto
¡OH madre sálvanos!

No olvides madre mía,


que bajo la cruz
por madre te dejaba
al morir tu Jesú s (2V)

Siento dentro del pecho


la voz de mi Jesú s
ahí tienes a tu madre
la madre eres tu.

Cuando en mi agonía
bese por fin la cruz
ven a mí madre mía,
ven madre con Jesú s.

Cuando llegue mi alma


a la visió n de luz,
Jesú s será mi hermano,
mi madre siempre tú .

SALVE, SALVE CANTANDO A MARÍA

Salve, salve cantado a María,


quien más pura que Tú? sólo Dios.
Y en el cielo una voz repetía:
"Más que Tú, sólo Dios, y sólo Dios".

Pues llamá ndote pura y sin mancha


de rodillas los mundos está n
y tu espíritu arroba y ensancha
tanta fe, tanto amor, tanto afá n.

Con torrentes de luz que te inundan


los arcá ngeles besan tus pies,
las estrellas tu frente circundan
y hasta Dios complacido te ve.

¡Ah bendito el Señ or! Que en la tierra


Pura y limpia te pudo formar,
como forma el diamante la tierra,
como cuaja las perlas el mar.

Y al mirar entre el ser y la nada


modelando tu cuerpo exclamó ;
desde el vientre será inmaculada
si del suyo nacer debo yo.

Porque Tú , Madre Virgen y pura


del que dijo: “Haya luz” y hubo luz
por el fuiste perfecta criatura
y en tu vida te amó desde la cruz.

Es má s pura que el sol, má s hermosa


que las perlas que ocultan los mares,
ella sola entre tantos mortales,
del pecado de Adá n se libró .

DIOS TE SALVE MARIA

María, que me llenas de amor


tú eres la luz que me lleva al Señ or
con mi canció n te traigo poemas
que nacen de mi.

En las mañ anas cuando sale el sol,


Veo tu rostro cerca del Señ or;
En la estampita que cuelga en el cuadro
De mi habitació n.

Dios te salve María, María, María


Virgen pura en el parto,
En tus manos ponemos
Nuestra fe y esperanza
Madrecita querida, no te apartes de mí.

AMIGO

Tú eres mi hermano del alma realmente el amigo,


que en todo camino y jornada esta siempre conmigo,
aunque eres un hombre, aun tienes alma de niñ o,
aquel que me da su amistad, su respeto y cariñ o.
Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos,
Y tú no cambiaste por fuertes que fueran los vientos
Es tu corazó n una casa de puertas abiertas,
Tú eres realmente el má s cierto en horas inciertas.

En ciertos momentos difíciles que hay en la vida,


Buscamos a quién nos ayude a encontrar la salida
Y aquella palabra de fuerza y de fé que me has dado,
Me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.

Tú eres mi amigo del alma en toda jornada,


Sonrisa y abrazo festivo a cada llegada
Me dices verdades tan grandes con frases abiertas,
Tú eres realmente el má s cierto de horas inciertas.

No preciso ni decir, todo eso que te digo


Pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo

No preciso ni decir, todo eso que te digo


Pero es bueno así sentir que yo tengo un gran amigo

No preciso ni decir, todo eso que te digo


Pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo

No preciso ni decir, todo eso que te digo


Pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo

AMOR ETERNO

Tu eres la tristeza de mis ojos


Que lloran en silencio por tu adió s.
Me miro en el espejo y veo mi rostro
El tiempo que he sufrido por tu adió s.

Obligo a que te olvide el pensamiento


Pues siempre estoy pensando en el ayer
Prefiero estar dormido que despierto
De tanto que me duele que no estés

Como quisiera que tú vivieras


Que tus ojitos jamá s se hubieran
Cerrado nunca y estar mirá ndolos
Amor eterno e inolvidable
Tarde o temprano estaré contigo
Para seguir amá ndote.

Yo he sufrido tanto por tu ausencia


Desde ese día hasta hoy no soy feliz
Y aunque tengo tranquila mi conciencia
Sé que pude haber yo hecho má s por ti

Oscura soledad estoy viviendo


La misma soledad de tu sepulcro
Tú eres el amor del cual yo tengo
El má s triste recuerdo del ayer.

Como quisiera, ay, que tú vivieras


Que tus hijitos jamá s se hubieran
Cerrado nunca, y estar mirá ndolos
Amor eterno e inolvidable
Tarde o temprano estaré contigo
Para seguir amá ndote.

ORACIÓN POR LA FAMILIA

Que ninguna familia comience en cualquier de repente.


Que ninguna familia se acabe por falta de amor
La pareja sea el uno en el otro de cuerpo y de mente
y que nada en el mundo separe un hogar soñ ador.

Que ninguna familia se albergue debajo del puente


Y que nadie interfiera en la vida y la paz de los dos
Y que nadie los haga vivir sin ningú n horizonte
y que puedan vivir sin temer lo que venga después

La familia comience sabiendo porque y donde va


Y que el hombre retrate la gracia de ser un papá
La mujer sea cielo y ternura y afecto y calor
Y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor

¡Bendecid, ¡Oh Señor, las familias! AMÉM!


Bendecid, Oh Señor, ¡la mía también!
¡Bendecid, Oh Señor, ¡las familias! AMÉM!
Bendecid, Oh Señor, ¡la mía también!

Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida


Y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdó n
Que en la cuna los niñ os aprendan el don de la vida
La familia celebre el milagro del beso y del pan

Que marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos


Que por ellos encuentren la fuerza de continuar
Y que en su firmamento la estrella que tenga má s brillo
Pueda ser la esperanza de paz y Certeza de amar

YO TE EXTRAÑARE

Yo te extrañ aré
Tenlo por seguro
Fueron tantos bellos y malos momentos
Que vivimos juntos
Los detalles, las pequeñ as cosas
Lo que parecía no importante
Son las que má s invaden mi mente
Al recordarte
Ojalá pudiera devolver el tiempo
Para verte de nuevo
Para darte un abrazo
Y nunca soltarte
Mas comprendo que llegó tu tiempo
Que Dios te ha llamado
Para estar a su lado
Así él lo quiso
Pero yo nunca pensé
Que doliera tanto
Ya no llores por mí
Yo estoy en un lugar lleno de luz
Donde existe paz, donde no hay maldad
Donde puedo descansar
No llores por mí
Es tan bello aquí (nunca imaginé)
Quiero que seas feliz, que te vaya bien
Y cuando te toque partir
Espero verte aquí
Yo te extrañ aré
Tenlo por seguro
Có mo pensar que la vida puede terminar
En un segundo
La vida es polvo, puede esparcirse
En un momento
Nada trajiste, nada te llevará s
Solo lo que había dentro

ROSARIO A LA DIVINA MISERICORDIA

Al comienzo:
Padre nuestro… Ave María… Credo…

Al comienzo de cada decena:


Padre eterno te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu
amadísimo Hijo, nuestro Señ or Jesucristo, como propiciació n de nuestros pecados
y los del mundo entero.

En cada cuenta de la decena:


Por su dolorosa pasió n, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al final de las cinco decenas se dirá tres veces:


Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo
entero.

Para terminar, se dirá:


Oh, Sangre y Agua, que brotaste del Corazó n de Jesú s como manantial de
misericordia para nosotros, en Ti confío.

Dios Eterno, cuya misericordia es infinita y en quien el tesoro de la compasió n es


inagotable, vuelve a nosotros tu bondadosa mirada y auméntanos tu misericordia,
para que en los momentos difíciles ni nos desesperemos ni nos desalentemos, sino
que, con la má xima confianza nos sometamos a tu Santa Voluntad que es el amor y
la misericordia misma.

ALABANZAS DE LA BEATA FAUSTINA A LA DIVINA MISERICORDIA

El Amor de Dios es la flor y la Misericordia, es el fruto.

Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre La Divina Misericordia y se
haga confiada. En ti confío.

Misericordia Divina, que brota del seno del Padre, en Ti confío.

Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.

Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.

Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti


confío.

Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico, en Ti


confío.

Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad, en Ti confío.

Misericordia Divina, má s sublime que los cielos, en Ti confío.

Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas, en Ti confío.

Misericordia Divina, que abarca todo el universo, en Ti confío.

Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encamado, en Ti


confío.

Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazó n de Jesú s, en Ti


confío.

Misericordia Divina, encerrada en el Corazó n de Jesú s para nosotros, y


especialmente para los pecadores, en Ti confío.

Misericordia Divina, impenetrable en la institució n de la Santa Hostia, en Ti confío.

Misericordia Divina, en la institució n de la Santa Iglesia, en Ti confío.

Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo, en Ti confío.


Misericordia Divina, en nuestra justificació n por Jesucristo, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos acompañ a durante toda la vida, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte, en Ti


confío.

Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos acompañ a en cada momento de nuestra vida, en Ti


confío.

Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal, en Ti confío.

Misericordia Divina, en la conversió n de los pecadores empedernidos, en Ti confío.

Misericordia Divina, asombro para los á ngeles, incomprensible para los Santos, en
Ti confío.

Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios, en Ti confío.

Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria, en Ti confío.

Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite, en Ti confío.

Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia, en Ti confío.

Misericordia Divina, que abarca todas las obras de Sus manos, en Ti confío.

Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios, en Ti confío.

Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en Ti confío.

Misericordia Divina, dulce consuelo ara los corazones angustiados, en Ti confío.

Misericordia Divina, ú nica esperanza de las almas desesperadas, en Ti confío.

Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor, en Ti confío.

Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en Ti confío.

Misericordia Divina, que infunde esperanza, perdida ya toda esperanza, en Ti


confío.
ORACIÓN

Oh, Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasió n


inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en
nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos
desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad,
que es el Amor y la Misericordia Misma.

SUGERENCIAS

1. Colocar en un lugar honroso y venerar la imagen del Misericordiosísimo


Jesú s y acudir confiadamente a É l en todas nuestras necesidades.
2. Llevar una vida Cristiana.
3. Practicar las obras de Misericordia, tanto espiritualmente como corporales.
4. Repetir con frecuencia la jaculatoria: “Jesú s, yo confío en Ti”.

Amador lector: Si tú has leído esta novena, trata de ser también un apó stol de la
Misericordia Dios.

Hora Santa con Jesús Sacramentado

Quince minutos con Jesús Sacramentado

No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames
con fervor. Há blame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu
hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una sú plica cualquiera? Dime su
nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en
seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no
vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en
cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Há blame así, con
sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a
quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los
amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.

Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañ able y fervorosa. Recuérdame
que he prometido escuchar toda sú plica que salga del corazó n; y ¿no ha de salir del
corazó n el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazó n especialmente ama?

Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus
necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia,
amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante,
negligente...; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos,
que haces para quitar de ti tales miserias.

No te avergü ences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de
primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad...; y
poco a poco se vieron libres de ellos.

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria,


éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y
deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu
santificació n. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si
supieras los deseos que tengo de favorecerte!

¿Traes ahora mismo entre manos algú n Proyecto? Cuéntamelo todo


minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que
haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por
ellos?

¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algú n bien a
tus pró jimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizá s olvidados de
Mí?

Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atenció n, qué anhelas má s vivamente,
y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te
diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo
mío, soy dueñ o de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su
libertad, adonde me place.

¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus
tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió ? ¿quién lastimó tu amor
propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazó n, que tiene bá lsamo eficaz
para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabará s en breve
por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago
recibirá s mi consoladora bendició n.

¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por
ser infundadas dejan de ser desgarradoras? É chate en brazos de mi providencia.
Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te
desamparo.

¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas
se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las
volveré a tu lado, si no han de ser obstá culo a tu santificació n.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces
partícipe de ella a fuer de buen amigo?

Cuéntame lo que, desde ayer, desde la ú ltima visita que me hiciste, ha consolado y
hecho como sonreír tu corazó n. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has
visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o
muestra de cariñ o; has vencido alguna dificultad, o salido de algú n lance apurado.
Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de
manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su
padre: «¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos
beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.

¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu


corazó n. A los hombres se les engañ a fá cilmente; a Dios, no. Há blame, pues, con
toda sinceridad. ¿Tienes firme resolució n de no exponerte ya má s a aquella
ocasió n de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañ ó ? ¿de no leer má s
aquel libro que exaltó tu imaginació n? ¿de no tratar má s aquella persona que turbó
la paz de tu alma?

¿Volverá s a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por
haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?

Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al
estudio; pero no olvides los quince minutos de grata conversació n que hemos
tenido aquí los dos, en la soledad del santuario.

Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignació n, caridad


con el pró jimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya.

Vuelve otra vez mañ ana con el corazó n má s amoroso, má s entregado a mí. El mío
hallará s cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevo consuelo. Aquí te espero.

Estación al Santísimo Sacramento

1
Soberano Señ or Sacramentado,
aquí está un pecador arrepentido
de haber quebrantado tus mandamientos
y tus leyes divinas infringido.
Aquí me tienes, a tus pies, porque me
pesa que te he ofendido:
pequé, Señ or, he caído en tu desgracia; imploro
tu perdó n, dame tu gracia.
Padrenuestro, Avemaría, gloria.
Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

2
De tu misericordia Dios piadoso, perdó n espera
mi alma arrepentida; pues sé que eres afable y
bondadoso y te gozas en verla convertida;
A ti, Dios compasivo y generoso te prometo la
enmienda de mi vida y me pesa del tiempo que he
pasado ofendiéndote, ¡Oh Dios Sacramentado!

Padrenuestro, Avemaría, gloria.


Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

3
Misericordia, ¡Oh Dios omnipotente! imploro humilde,
apiá date de mí. Y repito otra vez ingenuamente:
Me pesa, oh Dios cuanto te ofendí. A tus sagrados
pies sinceramente cumplirte ofrezco lo que prometí;
ya ves que esta mi corazó n contrito
afírmame en tu amor, Dios infinito.

Padrenuestro, Avemaría, gloria.


Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

4
En ti, mi Dios está mi pensamiento y absorta
contemplá ndote mi alma Ilumina, Señ or mi
entendimiento a mis pasiones dales dulce calma.
De cuanto te ofendí, ya me arrepiento y me presento
con olivo y palma, símbolos son pura fe y
concordia Misericordia, ¡Oh Dios!, Misericordia.

Padrenuestro, Avemaría, gloria.


Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

5
Siento un jubilo suave, un gran contento,
postrado ante ese altar considerando, que estas,
Señ or en ese Sacramento, que es a mi Dios a quien estoy
hablando, ¡Que grande majestad! ¡Qué gran portento!
¡Oh que amable verdad, estoy gustando!
Sacramento divino yo te adoro;
te venero con fe, tu gracia imploro.

Padrenuestro, Avemaría, gloria.


Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

6
No es posible que exista en este suelo quien merezca
cariñ o puro y fino como el que te consagro, ¡Oh Dios
del cielo! tu solo eres mi amor, Jesú s divino.
Tu eres mi redentor y mi consuelo;
todo cuanto en ti veo es peregrino se enajena
mi alma al contemplarte
y siento gran placer al venerarte.

Padrenuestro, Avemaría, gloria.


Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

7
Para pagarte, Señ or mío, en algo lo mucho que
pecando te ofendí, es nada lo que puedo y lo
que valgo má s te diré que estoy arrepentido. Que
ya del mal vivir con brío salgo Por tu gracia, oh Dios,
fortalecido para ayunar, orar y en penitencia
prestar siempre tus leyes obediencia.

Padrenuestro, Avemaría, gloria.


Santísimo sacramento, seas bendito y alabado y
Eternamente adorado. ¡Oh soberano portento!

Ofrecimiento de la Estación

En memoria, Señ or de tu pasió n, de tu muerte en la cruz, de tu agonía, porque


tanto se aflige el alma mía; yo te ofrezco, Señ or esta estació n. ¡Ojala que me guíe a
salvació n! Pues todos mis sentidos a porfía, con respeto, contento y alegría se
enajenan en tu contemplació n.

De un pecador contrito y humillado, dígnate recibir aquí esta ofrenda; Concédeme


tus gracias, Dios amado y tu misericordia a mi descienda, pues te adoro, Señ or, con
fe sincera y con fervor mi alma te venera.
¡Viva Jesú s Sacramentado, Viva y de todos seas mi amado!

Acto de Consagración y desagravio al Sagrado Corazón de Jesús

¡Oh Corazó n de Jesú s! Yo quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu.


Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor, deposito todo mi ser; mi
cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas; mi alma que cultivaré como
jardín en que te recreas; mis sentidos, que guardaré como puertas de tentació n;
mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia; mis pensamientos, que
apartaré de las ilusiones del mundo; mis deseos, que pondré en la felicidad del
Paraíso; mis virtudes que florecerá n a la sombra de tu protecció n; mis pasiones,
que se someterá n al freno de tus mandamientos; y hasta mis pecados, que
detestaré mientras haya odio en mi pecho, y que lloraré sin cesar mientras haya
lá grimas en mis ojos. Mi corazó n quiere desde hoy ser para siempre todo tuyo, así
como tú , ¡oh Corazó n divino! has querido ser siempre todo mío. Tuyo todo, tuyo
siempre; no má s culpas, no má s tibieza.

Yo te serviré por los que te ofenden; pensaré en ti por los que te olvidan; te amaré
por los que te odian; y rogaré y gemiré, y me sacrificaré por los que te blasfeman
sin conocerte. Tú , que penetras los corazones, y sabes la sinceridad de mi deseo,
comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente, dame el triunfo del
valor en las batallas de la tierra, y cíñ eme la oliva de la paz en las mansiones de la
gloria. Amén.

Oración a San José

A ti, bienaventurado San José. Acudimos en nuestra tribulació n, y después de


implorar el auxilio de tu santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu
patrocinio.

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de
Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niñ o Jesú s, humildemente te
suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió
Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia


de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y
vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las
tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niñ o
Jesú s, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda
adversidad.
Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a
ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y
alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén

Letanías para adorar la presencia de Jesús en la Eucaristía

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesú s.
Bendito sea su Sacratísimo Corazó n.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesú s en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepció n.
Bendita sea su gloriosa Asunció n.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Á ngeles y en sus Santos.

Comunión Espiritual

Jesú s mío, creo que estas presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas
las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero no pudiendo hacerlo
sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazó n.

Momentos de silencio y adoració n.

Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a ti: no permitas, Señ or,
que jamá s me separe de ti.

Ofrecimiento de la Eucaristía

Acepta, Trinidad santa, este sacrificio que la palabra encarnada consumó , una vez y
para siempre, en el calvario, y que ahora se actualiza en el altar por el ministerio
del sacerdote. Me uno a las intenciones de Jesucristo, sacerdote y víctima.

Ofreciéndolo para gloria tuya y salvació n de todos los hombres. Por Cristo, con É l y
en É l, quiero adorar tu eterna majestad, agradecer tu inmensa bondad; reparar a tu
santidad infinita e invocar tu misericordia por la Iglesia, por mis seres queridos y
por mí mismo.
Oración después de la Comunión Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.


Cuerpo de Cristo, sá lvame.
Sangre de Cristo, embriá game.
Agua del costo de Cristo, lá vame.
Pasió n de Cristo, confó rtame.

¡Oh, buen Jesú s! Ó yeme.


Dentro de tus llagas, escó ndeme.
No permitas que me separe de ti.
Del enemigo maligno, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llá mame
y má ndame a ir a Ti.

Para que, con tus santos, te alabe


por el siglo de los siglos. Amén.

CANTOS

BENDITO BENDITO

Bendito, Bendito, Bendito es el Señ or,


los á ngeles cantan y alaban a Dios,
los á ngeles cantan y alaban a Dios.

Yo creo, Jesú s mío, de tu suma bondad


poder recibirte con fe y caridad. (bis)

Te amo, Jesú s mío, con todo el corazó n,


detesto mis culpas y te pido perdó n. (bis)

De todo corazó n, te quiero siempre amor.


Tú eres mi Padre y eres mi Dios. (bis)

QUÉ LINDO EL SACRAMENTO


(Música; Alabemos al Santísimo)

Qué lindo el sacramento


adornado en su custodia
dame tu mano Dios mío
para entrar en la gloria. (2v)

Hermanos ya es tiempo
de caminar a su altar
al convite del divino
que se vino a consagrar. (2v)

cuando le cantamos todos


a Jesú s Sacramentado
hasta la tierra se alegra
cuando escucha este alabado. (2v)

Aquí se acaban cantando


las glosas de este alabado
amén Jesú s y María
mi Jesú s Sacramentado. (2v)

JESÚS AFLIJIDISIMO

Adorá moste
Oh Jesú s afligidísimo
en el huerto de los olivos
y aun hora despreciado
por los impíos
en la eucaristía (3v)

Porque Tú eres el solo Santo


el solo Señ or
el todo altísimo
Jesucristo (3v)

OH SANTA COMUNIÓN

Oh santa comunió n
que Cristo ha presentado
está en la Eucaristía
mi Jesú s Sacramentado.

Coro:
Amor de los amores
cantar de los cantares
oh Santa Comunió n
manjar de los manjares (2v)

Oh manantial divino
oh fuente de agua viva
oh Santa Comunió n
Jesú s el pan de vida. (se repite)

AMARTE SOLO A TI

Amarte só lo a ti Señ or (3v)


y no volver atrá s

Seguir tu caminar Señ or


seguir sin descansar Señ or
postrado ante tu altar Señ or
y no volver atrá s

Yo sé que está s aquí Señ or (3v)


Presente en el altar

TE ADORO SAGRADA HOSTIA

Te adoro, Sagrada Hostia,


pan vivo y alimento,
de los á ngeles.

Bajaste del alto cielo


bajaste a nuestro altar
y en esa blanca Hostia
escondido está s.

Jesú s, si en mi pecho ardiera


el fuego que alienta en ti
para poder amarte
como me amaste a mí.

Mi Dios, desde el cielo bajas,


velando tu majestad
y en esta blanca Hostia
de amor cautivo está s.

Ya vienen entre nosotros,


ya posas sobre este altar
y en esa copa de oro
nos vas a convidar

Ya vienes a nuestras almas


ya vamos a comulgar,
Jesú s, Jesú s, ¡Que dicha!
¡Contigo quiero estar!

Jesú s que viniste al mundo


sin casa donde nacer,
ven a mi pobre pecho,
ven y hallará s placer.

ORACIÓN PARA LOS 21 DIAS DE CADA MES

“Bendito sea Dios, que vive por los siglos, por todos los siglos permanece su
reinado.

Porque el anota y se compadece, lleva al sepulcro y saca de él; nadie hay que
escape de su mano.

Confesadle, hijos de Israel, ensalzadle ante todos los vivientes, que É l es nuestro
Señ or y nuestro Dios.

Nos azota por nuestras iniquidades, luego se compadece y nos reunirá de las
naciones en que se nos ha dispersado.

Si os convertís a É l de todo Corazó n y con toda vuestra alma para practicar la


verdad en su presencia, entonces se volverá a nosotros y nos os ocultará su rostro.

Contemplad ahora lo que ha hecho con nosotros, dadle gracias a boca llena,
bendecid al Señ or de la justicia y ensalzad al Rey de los siglos.

Yo le confesaré en la tierra de mi cautiverio y pregonaré su poder y su majestad al


pueblo pecador.
Convertíos, pecadores y practicad la justicia delante de É l. Quizá s tenga
misericordia de nosotros. Yo ensalzo a mi Dios, Rey de los Cielos; mi alma se
regocijará en su grandeza…”

(Termínese con tres Padre Nuestro)

ROSARIO DE DIFUNTOS
Por la Señ al…
Señ or mío Jesucristo o Yo confieso.

(En vez de Padre Nuestro, se reza)

Poderosísimo Jesú s, mira con benignos ojos a las almas de los fieles difuntos.

Pueblo: Por las cuales has derramado tu sangre, recibido tormentos y muerte de
cruz.

1) Jesú s mío, por aquel sudor copioso de sangre que derramaste en el huerto.

Pueblo: Tened misericordia por el alma de tu sierva Silvia Marta.

2) Jesú s mío, por la bofeteada que recibió tu Santísimo Rostro.

3) Jesú s mío, por los crueles azotes que descargaron en tu Santísimo Cuerpo.

4) Jesú s mío, por la corona de agudas espinas que traspasaron tu santísima cabeza.

5) Jesú s mío, por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz a
cuestas.

6) Jesú s mío, por tu santísimo rostro lleno de sangre, que dejaste impreso en el
velo de la Veró nica.

7) Jesú s mío, por la vestidura sangrienta que con violencia te desnudaron los
sayones.

8) Jesú s mío, por tu santísimo cuerpo pendiente de la Cruz y miembros


atormentados.

9) Jesú s mío, por tus santísimos pies y manos clavados con duros clavos.

10) Jesú s mío, por tu Santísimo Costado abierto al golpe de una lanza, de donde
manó sangre y agua.
ROSARIO COMUNITARIO

Por la señ al… etc.

V. Abrid Señ or, mis labios


R. Y mi voz pronunciara vuestra alabanza.

V. Dios mío, en mi favor y amparo entiende.


R. Señ or, a mi Socorro, presto atiende.

Gloria al Padre…

Ofrecimiento

Señ or Dios Nuestro, dirigid y aceptad todos nuestros pensamientos, palabras y


obras, y vos Virgen Santísima, alcanzadnos gracia para rezar devotamente vuestro
Santísimo Rosario, que te lo ofrecemos por nuestras necesidades espirituales y
materiales, y en alivio y descanso de las benditas almas del purgatorio,
particularmente por el alma de tu hija Silvia Marta que por la misericordia de
Dios, descanse en paz. Amén.

 María Madre de Gracia, Madre de Misericordia…


En la vida y en la muerte, ampá ranos gran Señ ora.

 Oh Virgen Santísima, no permitá is…


Que vivamos ni muramos en pecado mortal ni venial. Amén.

 Oh Jesú s mío; Perdona nuestras culpas. Lleva las almas al cielo;


especialmente el alma de tu hija Silvia Marta. Que por la Misericordia de
Dios, descanse en paz. Así, sea.

 Dadle Señ or el descanso eterno y brille para É l la luz perpetua. Descanse en


paz. Así sea.

Misterios Gozosos (Lunes – Sábado)


6. La encarnació n del Hijo de Dios.
7. La Visitació n de Nuestra Señ ora a su prima Santa Isabel
8. El Nacimiento del Hijo de Dios
9. Presentació n del Niñ o al Templo.
10. El Niñ o perdido y hallado en el Templo.
Misterios Dolorosos (Martes – Viernes)
6. Oració n en el huerto.
7. Flagelació n del Señ or.
8. Coronació n de Espinas.
9. Jesú s con la Cruz a cuestas.
10. Crucifixió n y Muerte de Nuestro Señ or Jesucristo.

Misterios Luminosos (Jueves)


6. Bautismo de Jesú s en el Rio Jordá n.
7. Autor revelació n en las Bodas de Canaá .
8. Anuncio del Reino de Dios, invitado a la Conversió n.
9. Transfiguració n de Jesú s en el monte de Tabor.
10. Institució n de la Eucaristía, expresió n Sacramental del Misterio Pascual.

Misterios Gloriosos (Miércoles – Domingo)


6. Resurrecció n de Nuestro Señ or Jesucristo.
7. Ascensió n del Señ or.
8. Venida del Espíritu Santo.
9. Asunció n de Nuestra Señ ora.
10. Coronació n de María Santísima. Por Reina y Señ ora de todo lo creado.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo… como era en el principio, ahora y


siempre.
Por los siglos…

Ave María

Como hija de Dios Padre.


Alcá nzanos la virtud de la. (Dios te salve)

Como Esposa de Dios Padre.


Alcá nzanos la virtud de la Esperanza. (Dios te salve)

Como Madre de Dios.


Alcá nzanos la virtud de la caridad. (Dios te salve)
Gracias te damos, Oh Soberana Princesa por los favores que a diario recibimos de
tus benéficas manos, dígnate tenernos bajo tu protecció n y amparo y para má s
agradecerte te saludamos con una Salve.

(Dios te salve, Reina y Madre…)


Letanías a la Virgen Santísima

Señ or,
Jesucristo
Señ or
Jesucristo, ó yenos.
Jesucristo, escú chanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, Ten piedad de nosotros.
Santa María,
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la Divina Gracia
Madre Purísima,
Madre Castísima,
Madre Intacta,
Madre Inmaculada,
Madre Amable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre Prudentísima,
Virgen Digna de Veneració n,
Virgen Digna de Alabanza,
Virgen Poderosa,
Virgen Clemente,
Virgen Fiel,
Espejo de Justicia
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoció n,
Rosa Mística,
Torre de David,
Torre de Marfil,
Casa de Oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañ ana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Á ngeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apó stoles,
Reina de los Má rtires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina Concebida sin pecado original,
Reina elevada al Cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz
Reina de Nicaragua.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdó nanos Señ or.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ó yenos Señ or.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

Oración
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las suplicas que
te hacemos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh
Virgen gloriosa y bendita! Amén.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las
gracias y las promesas de nuestro Señ or Jesucristo, Amen.

Ofrecimiento

Oh María, Madre dignísima de Jesú s. Bellísima e Inmarcesible Azucena de


fragancias eternas, recreo delicioso de la ciudad de Dios, donde vivirá n para
siempre absortos sus nombres ciudadanos y angélicas inteligencias.

Tú eres Señ ora, el Relicario precioso de la má s encendida caridad. Tú el tribunal


soberano, donde reside la misericordia con dominio tan absoluto que a tu querer y
voluntad dejo el Altísimo llenar las Mansiones de la Gloria, ¡Oh María, Madre de
tiernísima compasió n! Bien sabes Señ ora, que no hay penas má s lastimosas que las
que padecen las almas del Purgatorio; por ellas te suplicamos, su alivio deseamos,
su gloria te pedimos; para este fin te ofrecemos este Santísimo Rosario. El es el
rocío divino que templa el fuego donde se abrasan aquellos afligidos espíritus; es
la apacible nieve que mitiga sus ardores; es la nube que apaga sus ardientes llamas
y es por ultimo lo que Tú Madre Santísima, prometisteis que bajarías al Purgatorio
a sacar a las almas; siempre que con el Rosario te obligasen tus amantes hijos.

Cumple Señ ora tu palabra y gocen ya de la amabilísima presencia las benditas


á nimas en el cielo para que en ti y por ti vean a Dios eternamente y te alaben en la
Gloria. Amén.

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