Manko Inka y Vilcabamba
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El Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino publica contribuciones originales sobre arte y simbolismo
aborigen resultantes de investigaciones científicas en arqueología, antropología, artes visuales, historia, arquitectura,
ecología, etnografía y disciplinas afines realizadas en el continente americano. Actualmente es la única publicación en
Latinoamérica especializada en estos temas.
Indizado en Thomson Reuters, Arts & Humanities Citation Index, Web of Science (wos) Core Collection; Scopus; erih plus;
hapi; scielo (Scientific Electronic Library Online); Redalyc; ebsco Publishing; Sistema Regional de Información en Línea para
Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, Latindex-Catálogo; rlg, Anthropological Literature.
Boletín del
Museo Chileno
de Arte
Precolombino
Contenido
Presentación
9-12 La rebelión de los objetos y de los significados
Paula Martínez Sagredo
Artículos
201-224 La memoria de los senderos andinos. Entre huacas, diablos, ángeles y demonios
The memory of the andean pathways. Amongst huacas, devils, angels and demons
Gonzalo Pimentel & Alonso Barros
227-245 Por los caminos de las cajas de santos en la cuenca San Pedro-Inacalari
Along the paths of the wooden boxes of saints in the San Pedro-Inacalari basin
María Carolina Odone
Presentación
El presente número del Boletín es, desde varios aspectos, único. Por primera vez reunimos un
conjunto tan extenso como variado de artículos y estudios que abarcan, además, una zona
geográfica y un período de tiempo igualmente vastos. Es un número especial también, porque
aparece en el complejo momento que atraviesa nuestro país. En un escenario de confrontaciones
y emergencia de nuevas identidades, significados y visiones de mundo, las contribuciones que
llenan las siguientes páginas nos muestran, de cierta manera, latísimos procesos de resistencia
de distintos grupos sociales. Dichos procesos se plasmaron, de modo semejante a los de hoy,
en los distintos objetos a través de los cuales arqueólogos, antropólogos y etnohistoriadores
buscan reconstruir nuestro pasado. Hoy nuestras ciudades han cambiado, el sentido ha mutado,
la iconografía que nos representa acoge nuevos colores y formas. Todo objeto se transforma en
una página sobre la cual expresar intensamente todo lo que nos sucede. Por haber sido parte
de este momento, agradecemos a los autores y autoras por su paciencia y a los evaluadores
por no abandonarnos en esta labor.
El primer grupo está conformado por tres artículos cuyos temas de investigación se ubican
geográficamente en el actual Perú. El primero de ellos, de Denis Correa-Trigoso y Fabián
Soberón, presenta los avances en las excavaciones realizadas en la costa norte del Perú, en
el Complejo Arqueológico de Chan Chan, específicamente en los patios norte del conjunto
amurallado de Chol An. Los autores buscaron determinar la función de estos espacios arqui-
tectónicos con el propósito de establecer una secuencia de construcción y ocupación de este
sector. Sus conclusiones les permiten establecer cuatro momentos constructivos: los dos primeros
relacionados con la edificación inicial del conjunto amurallado, el tercero vinculado con el
pleno desarrollo de las actividades culturales y, el cuarto, caracterizado por la reocupación
posterior al abandono de Chan Chan.
Un poco más hacia el sur, abordando el estudio arquitectónico de la estética Chancay, Miguel
Guzmán y Jorge Alvino identifican y explican dicha estética a partir del estudio de sus com-
ponentes formales, llegando a plantear una tipología particular. La propuesta de los autores
tiene como eje central los principios del diseño de esta cultura y sus expresiones decorativas,
lo que les permite esbozar un análisis formal, funcional y simbólico. Su investigación plantea
la existencia no solo de una estética arquitectural chancay, sino además, de estrechos lazos
entre ella y las sociedades andinas con las que coexistió. Así, con respecto a los principios
del diseño, algunos de los más relevantes serían la simetría yanantin, alternancia y ritmo,
profundidad y repetición.
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Cerrando este primer grupo de artículos, José Luis Martínez aborda el problema de la rebelión
de Manco Inca desde Vilcabamba, ocurrida en pleno siglo xvi, a través de fuentes de distinta
naturaleza: visuales y orales. A lo largo de su investigación, el autor establece dos momentos
en la construcción de la narrativa andina sobre el Inca, apuntando a la autonomía discursiva
de cada uno de esos soportes. Martínez plantea la necesidad de la construcción de una me-
todología de trabajo a partir de las fuentes andinas que, si bien pudieron ser impactadas por
las formas comunicacionales europeas, mantuvieron sus principios, lenguajes y categorías de
significación propias, además de apelar a comunidades de sentido que se iban adaptando a
los vertiginosos cambios coloniales.
Pasando al otro lado de la cordillera de los Andes, y encabezando el segundo grupo de ar-
tículos, esta vez enfocados en el estudio de materiales argentinos, María Gabriela Ortiz nos
traslada al Período Formativo jujeño. Lo hace a través de las pipas de estilo “San Francisco”,
conjunto de objetos arqueológicos que presentan particulares diseños y manufactura, distin-
guiéndolas de otras del Noroeste de Argentina. Dada la escasa información contextual de
estas pipas, la autora propone un acercamiento desde la mirada etnográfica de las prácticas
shamánicas y las considera como parte de una tecnología ritual, es decir, objetos sacralizados
que tienen una vida antes de transformarse en basura ritual. Por otra parte, Ortiz se refiere
también a la iconografía de las pipas, que presentan personajes con una corporalidad de
extraordinaria regularidad representacional, lo que le permite suponer que estos habrían sido
“seres auxiliares” que apoyaban al shamán en sus labores rituales.
Flavia Ottalagano, María Reinoso y Eleonora Freire abordan el estudio del estilo Goya-
Malabrigo, presente en la cuenca del Paraná Medio e Inferior y también en algunos sectores
de los ríos Uruguay y de La Plata. Las autoras se concentran en la confección de las asas
figurativas, cuyo motivo más recurrente son las “cabezas de loro”. Gracias al pionero uso
combinado de rs y xrd, las autoras identifican la composición de las mezclas pigmentarias
presentes en la cerámica monocroma, destacando el uso de hematita, maghemita, hidroxiapa-
tita, illita, montmorillonita, anhidrita y dióxido de titanio. Sus hallazgos constituyen un aporte
relevante para el conocimiento tecnológico cerámico de los grupos humanos que habitaron
en los sectores mencionados.
Ana Igareta, Guillermo López y Cecilia Morgan abordan el análisis de una pieza perteneciente
a la colección del Museo de La Plata. Se trata de un vaso serpentiforme hallado en 1922 en
el sitio Famabalasto, Catamarca, y que los autores consignan como parte de un ajuar funera-
rio. La investigación les permitió proponer una interpretación alternativa a la caracterización
previa de la iconografía de este vaso (como un ser fantástico de dos cabezas) y establecer
que se trataría de dos individuos de una especie en particular, representados en un momento
específico de su vida.
Siguiendo con las colecciones del Museo de La Plata, Helena Horta, Verónica Lema, María
Teresa Plaza y Carolina Odone presentan el análisis de un único objeto: una tableta metálica
peculiar debido a su iconografía y su confección. Las autoras proponen que, si bien la tableta
es de manufactura colonial temprana, su iconografía remite a momentos prehispánicos, aunque
pone en diálogo elementos andinos y europeos. En cuanto a su función, Horta et al. señalan
que habría servido para la inhalación de sustancias psicoactivas y que podría haber sido
utilizada en ritos relacionados con la fertilidad vegetal.
Cierra este segundo grupo, el artículo de Sheila Ali, Maricel Pérez, Patricia Bozzano y Silvia
Domínguez, que presenta el análisis de mezclas de pigmentos usadas para la alfarería por los
cazadores recolectores de la cuenca del río Paraná durante el Holoceno Tardío. Las autoras
utilizan las técnicas meb-edx con el fin de identificar las materias primas colorantes de la fracción
inorgánica de las muestras y contribuir a la discusión sobre la tecnología, contextos de uso
y producción del color, relevando la presencia de hematita, fósforo, calcio, hidroxiapatita,
hierro, manganeso y carbón vegetal.
El tercer grupo de artículos comienza con la contribución de Freddy Viñales, Claudia Ogalde,
Juan Pablo Ogalde y Bernardo Arriaza, quienes estudian el rol social que tuvieron los aríbalos
durante el Tawantinsuyu en el norte chileno. Los autores proponen una metodología que, por
una parte, “divide” el soporte en tres secciones: cuello, cuerpo y base, para analizarlo, y
por otra, identifica la iconografía para referirse finalmente a los hallazgos de restos vegetales
contenidos en estas vasijas. Viñales et al. concluyen que los aríbalos sirvieron como nego-
ciadores entre los elementos culturales locales y los foráneos, dando cuenta de la identidad
multiétnica del área.
Gonzalo Pimentel y Alfonso Barros analizan los geoglifos y petroglifos que se encuentran en el
sendero entre Tamentica y Quebrada de Los Pintados (Guatacondo, Tarapacá), con el propósito
de indagar cómo los pueblos andinos prehispánicos inscribían su política de la memoria en
los senderos. Reconociendo el influjo europeo, los autores determinan las diversas estrategias
empleadas por los pueblos andinos para activar la geografía de la memoria y las huacas.
Así, en el imaginario andino, Los Pintados y Tamentica fueron probablemente considerados
importantes lugares sagrados o huacas, espacios que dan cuenta de una profunda ontología.
En San Pedro Estación, Región de Antofagasta, Carolina Odone estudia la travesía de las
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cajas de madera de San Antonio de Padua. La autora las visualiza, por un lado, como agentes
que actualizan distintas temporalidades históricas y sociales y, por otro, como objetos que
sintetizaron colonialmente la vida de los indígenas en el contexto evangelizador. A pesar de
ser un soporte originariamente europeo, las cajas de madera habrían entrado en la intimidad
del espacio doméstico a partir de las campañas de extirpación de idolatrías, confiriéndole a
estos objetos una gran capacidad de amalgamar vidas sociales.
En el último artículo de este número, Roberto Campbell, Francisca Moya y Renata Gutiérrez
presentan los resultados del estudio de 26 sitios de arte rupestre en el sur chileno, constituyen-
do un corpus con motivos no figurativos de una data de 2000 años, mucho más abundante
y variable –técnica y espacialmente– de lo que la literatura especializada ha reconocido. Los
autores proponen la hipótesis de que esta variabilidad se debería a la inexistencia de un len-
guaje visual compartido, al menos en lo que a arte rupestre se refiere, llegando a considerar
que no es posible establecer un estilo general o local para este conjunto de sitios.
Cierra este número una contribución especial, pues se trata de un estudio que condensa las
investigaciones de varias décadas, realizadas por una destacada antropóloga chilena: Veró-
nica Cereceda. La autora aborda el problema de las capacochas, rituales de sacrificio que se
realizaron en algunas de las cumbres andinas durante la época incaica y colonial. Cereceda
concentra la mirada en un solo aspecto: el diseño tejido en las minúsculas prendas femeninas
que forman parte de las ofrendas mortuorias. La autora nos lleva, a lo largo de un extenso y
profundo recorrido, por el mundo del diseño textil andino, revelando las complejas tramas de
la significación que se vuelven visibles gracias a la elección de colores, diseños y texturas,
las que manifiestan, a su vez, diversas visiones de mundo y significados de intensa densidad.
A
José Luis Martínez C., orcid: 0000-0001-5276-8036, Universidad de Chile. Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos,
Departamento de Ciencias Históricas. E-mail: [email protected]
habían sido relativamente contenidos (Lamana 2001, rrido. Sin embargo, los textos escritos o dictados por
Guillén 2005, Roy 2013, Ziólkowski 2014). La situación andinos son pocos; conocemos el relato de Titu Cusi
de resistencia se prolongó hasta 1572, cuando el virrey Yupanqui (1570), redactado poco antes de su asesinato
Francisco de Toledo desencadenó la campaña definitiva en Vilcabamba, al que debieran sumarse la crónica de
destinada a capturar al entonces último Inka, Thupaq Betanzos (1551), que cubre parcialmente el período, y
Amaru, quien fue posteriormente ejecutado por deca- la de Murúa (1590), dado que en ambas hubo una im-
pitación en la misma ciudad del Cuzco. Cuatro Inkas portante participación de algunos linajes cuzqueños en
alcanzaron a gobernar en Vilcabamba: Manco Inka, su elaboración. Posteriormente, Guaman Poma (1616)
Sayri Thupaq, Titu Kusi Yupanqui y Thupaq Amaru escribió y dibujó sobre algunos episodios de esas luchas.
(Guillén 1979, Roy 2013). También Garcilaso (1617) escribió un relato más tardío
Es difícil, a estas alturas, magnificar aún más la im- sobre esos acontecimientos.
portancia que tuvo la rebelión contra los españoles para Más abundantes y de primera mano son los
todos los grupos involucrados en los diferentes bandos. muchos testimonios, incluidos en diversos pleitos y
No solo el cerco de las ciudades del Cuzco y Lima (las procesos judiciales, en los cuales declararon diferentes
más importantes de la época), sino también la muerte de participantes (véase, por ejemplo, Guillén 2005, Bauer
varios encomenderos a manos de destacamentos indígenas et al. 2014). Todo ello queda restringido, sin embargo,
(Hemming 2005) y el retorno apresurado de Almagro desde ya sean los autores como Guaman Poma o los testigos
Chile, quedaron en la memoria de los testigos europeos indígenas en juicios y probanzas, al ámbito de la escri-
de ese momento. Los testimonios españoles dan cuenta tura alfabética; a los controles de un tipo de registro que
de cómo en el imaginario colonizador se identificaron, era propio a la sociedad dominante y que imponía una
descubrieron o supusieron, contemporáneamente a esos determinada lógica sobre el orden narrativo (pasado-
hechos, otras múltiples empresas indígenas insurgentes. presente), sobre los actores de los que se debía escribir
Ya fuera el movimiento anti cristiano conocido como (personajes, “héroes”, autoridades; todas personas in-
Taki onqoy en las vecindades de Arequipa, cuyas posibles dividuales y no actores colectivos) y, sobre todo, de una
vinculaciones con los inkas asentados en Vilcabamba escritura sometida a los controles de un determinado
preocupaban ampliamente (Albornoz 1967 [¿158...?], tipo de registro que traducía los testimonios propiamente
Ramos 1992, Millones 2007, Roy 2010); la sublevación de andinos a categorías o conceptos europeos de tiempo,
los chichas, atacamas y otros grupos del sur del altiplano acontecimiento y gobernantes.2
andino, dirigidos por Viltipoco (Lorandi 1988, Sánchez
& Sica 1994), o la misma existencia de Vilcabamba,
desde donde cada cierto tiempo salían capitanes inkas a OTROS RELATOS ANDINOS
atacar a los aliados de los europeos; todas esas situaciones
sirvieron para que, ya fueran los mismos europeos o sus Hay otras fuentes andinas en las que aparecen referen-
aliados andinos, presentaran probanzas de servicios, cias a diversos acontecimientos de lo ocurrido durante
argumentaran méritos o escribieran cartas a las autori- aquellos años. Por ejemplo, en las transcripciones de
dades respectivas. Las negociaciones con los sublevados, khipus usados en probanzas y relaciones hechas por
o su posterior represión, también fueron una cantera de algunos señores andinos que participaron en uno u otro
relatos de proezas,1 de peticiones de reconocimiento a de los bandos (Pärssinen & Kiviharju 2004). Estos relatos
los esfuerzos de una u otra autoridad o funcionario, o priorizan a veces informaciones sobre enfrentamientos
intentos de construir martirologios y, por esa vía, obtener entre bandos andinos que involucraron, además de los
los primeros santos del naciente virreinato (Bauer et al. cuzqueños, a otros señoríos andinos, como los wankas,3
2014). Se conoce, así, un material documental relativa- y narran los acontecimientos desde un punto de vista no
mente abundante que registró esos años turbulentos. europeo: “Después vinieron del Cuzco Yangue Yupangui
Es difícil aceptar que, desde la perspectiva de los Ynga a destruir [a] los guancas dici[e]ndo que ayudaban
andinos de cualquiera que hayan sido los bandos en al marqués y peleamos con ellos y matáronnos 88 yndios
disputa, esos acontecimientos y el período mismo no y llevaron 121 yndios. Y los que escaparon bibos fueron
hubieran tenido igualmente una enorme relevancia y 1345 yndios de g[u]erra” (Guacrapaucar en Pärssinen
no hayan circulado relatos y versiones sobre lo ocu- & Kiviharju 2004: 164, cursivas del autor).
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 59
En las cuerdas de los khipus de la parcialidad de (cantares, bailes, representaciones públicas), los qeros o
Urin Wanka se registraron al menos 12 batallas contra el arte rupestre. ¿En ellos también se registró algún tipo
Manco Inka o alguno de sus capitanes; y los khipuca- de información?, ¿fueron soportes para las memorias
mayoq anotaron que en ellas habían perdido al menos andinas?, ¿tuvieron igualmente ciertos grados de autono-
372 “indios de guerra” y 173 mujeres en las batallas, mía?, ¿qué decían y qué saberes y relatos construyeron?
sin contar la gente capturada por los inkas rebeldes que A ellos está dedicado este trabajo.
sumaban 285 entre hombres y mujeres (Guacrapaucar
en Pärssinen & Kiviharju 2004: 163-166). El recuento
realizado en la década de 1560 por los señores de la TEXTOS ANDINOS CONTEMPORÁNEOS
parcialidad de Hatun Wanka es aún más impresionante. CON LA REBELIÓN
Se anotaron batallas entre miles de hombres por cada
lado, una y otra vez; los ejércitos wankas fueron llevados Durante su estadía en Ollantaytambo, Manco Inka
a combatir a las tropas no solo en Vilcabamba, sino a mandó hacer una pintura de sus armas. Aunque este
rescatar al marqués Francisco Pizarro del cerco de la acto no fue registrado en los documentos europeos, sí
ciudad de Lima y para ayudar a sofocar los alzamientos de pasó a formar parte de un saber andino que permitió,
otros capitanes inkas en lugares como Ayavire, Bombón, años más tarde, que Guaman Poma (1616: f. 406) lo
Tarama y Comas. Sus registros abarcan varios años de describiera como parte de los hechos de esa época: “y
luchas y también de exacciones, robos y arbitrariedades mandó retratarse el dicho Mango Inga y a sus armas
cometidas por los españoles (Sulicache en Pärssinen & en una peña grandísima para que fuese memoria”. Esta
Kiviharju 2004: 203-229). pintura es conocida y subsiste hasta la actualidad (Falcón
Los khipus fueron un eficiente sistema inkaico 2015). Se encuentra en un lugar conocido actualmente
de registro y comunicación antes de la llegada de los como Inkapintay, en una pared rocosa que enfrenta
europeos, de modo que no es de extrañar que en ellos el camino que viene del Cuzco, es decir, que debía ser
se hayan anotado los acontecimientos y se hayan cons- vista o advertida por los andinos que llegaban al lugar y
truido unas memorias que permitieron recordar luga- por los españoles que intentaban tomar la plaza (fig. 1).
res, nombres de capitanes de cada bando y número de Destaca la inmediatez temporal del registro visual.
personas muertas o perdidas, además de los productos Es totalmente contemporáneo con los acontecimientos
robados o destruidos. (Cummins 2004: 184), mostrando la capacidad de la
Se trata, al mismo tiempo, de un tipo de registros élite inkaica de reaccionar y de enunciar sus posiciones,
que podemos calificar como autónomos en un doble en sus propios conceptos. La pintura rupestre formaba
carácter. Por una parte, ellos funcionaban al interior parte de los sistemas de registro y comunicación em-
de las sociedades andinas, con sus propias categorías pleados por los inkas para entregar mensajes políticos
conceptuales y lenguajes, aun dentro de la nueva con- de importancia (Berenguer 2013). Así lo atestigua otra
dición colonial y en diálogo con esta misma, puesto pintura, muy anterior, mandada hacer por Wiraqocha
que buscaban contar o explicar también a los europeos Inka para recordar su victoria sobre los chankas cuando
lo sucedido a las poblaciones andinas. En este sentido, estos mantenían cercada la ciudad del Cuzco y, al mismo
fueron independientes de los relatos escritos europeos tiempo, hacer pública su valentía, que contrastaba con la
de la época, conservando sus propios principios (los “cobardía” de su padre, Yawar Wak’aq Inka. Un cóndor
acontecimientos descritos no están ordenados tempo- con las alas plegadas, dándole la espalda a la ciudad
ralmente en una secuencia, por ejemplo; y se registran como huyendo de ella, representó la actitud derrotista,
a hombres y mujeres, o actores colectivos). Por otra en tanto que otro cóndor, esta vez con las alas desple-
parte, fueron también autónomos porque respondieron gadas y en actitud agresiva, representó al Inka defensor
a intereses locales, de las autoridades tradicionales y sus de la ciudad; aparecía “feroz, con las alas abiertas, como
comunidades afectadas. que iba volando a hacer alguna presa” (Garcilaso 1991
La pregunta que surge de inmediato es qué ocu- [1609]: 306. Véase también Falcón 2013: 59). Y en un
rrió con los otros sistemas de registro y comunicación lugar muy alejado de la capital inka, en las tierras altas
existentes en los Andes, de los que sabemos también su al sur del altiplano andino, conocidas hoy como puna de
existencia, como las manifestaciones músico-coreográficas Atacama (en Argentina), hay un gran muro, identificado
60 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
Figura 1. Inkapintay, a la entrada de Ollantaytambo. (Fotografía del autor). Figure 1. Inkapintay, at the entrance of Ollantaytambo.
(Photograph by the author).
como “panel Boman”, que muestra lo que los arqueólogos probablemente por muchos grupos andinos, muy ante-
han interpretado como ejércitos inkas en lo que podría rior a la conquista hispana. Así, en un contexto político
ser una conmemoración de alguna victoria o acuerdo nuevo para los inkas, como lo fue la invasión europea
político alcanzado con los grupos locales (Ruiz & Cho- y la pérdida de su capital, en un ambiente en el que los
rolque 2007). Tanto la pintura de Ollantaytambo como parámetros culturales habituales no siempre servían
la del panel Boman tienen elementos estilísticos que las para comprender lo que ocurría, el Inka “mandó pintar”
vinculan, como la representación humana (del Inka y algo que probablemente para él y su gente era un acto
de los soldados) que se hace a partir de sus “armas”; esencial de reafirmación de su autoridad y del dominio
el mismo conjunto simbólico fue usado aquí y allá, y simbólico que aún ejercía. Es un acto autónomo, que
consistía en la representación de la túnica o unku, del no fue recogido por las fuentes europeas y que muestra
chuku o casco, y de una lanza (fig. 2). una voluntad de simbolizar un espacio como parte de
Representaciones similares han sido encontra- los rituales andinos de la guerra y la confrontación.
das en otros lugares del Tawantinsuyu, como en los Recientemente se encontró una vasija cerámica
sitios de Banderayoq y K’echuqaqa (Departamento del decorada, en la unidad arquitectónica N° 5, en el sitio
Cuzco), donde igualmente aparece una figura humana de Espíritu Pampa, parte del complejo arqueológico
representada por su traje, casco y lanza (Berenguer de Vilcabamba (Bauer et al. 2015, Fonseca 2016). La
2013). Se trataba de un sistema visual que transmitía vasija estaba en el piso de un edificio cuyo techo estaba
mensajes políticos (entre otros), codificado y conocido destruido, con bastante probabilidad, como resultado
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 61
Figura 2. Inkapintay. Detalle con la figura y armas de Manco Inka. (Fotografía del autor). Figure 2. Inkapintay. Detail with the figure and
weapons of Manco Inka. (Photograph by the author).
de un proceso ritual ejecutado por la misma población que permiten identificar la vasija como parte de los es-
inkaica que había resistido hasta allí a los europeos.4 tilos cerámicos Inka prehispánicos (Barraza 2012). Los
El recipiente tiene su superficie externa decorada con autores postulan que no se trata de la representación de
escenas de enfrentamiento entre jinetes europeos y tro- un evento particular, sino de una proposición política
pas andinas, algunas de las cuales también se enfrentan (una prefiguración del triunfo sobre los europeos)
mutuamente (fig. 3a y 3b). Me alargaré en su descripción que, al igual que la pintura rupestre de Inkapintay, usó
y análisis, tanto por lo temprano de este texto visual lenguajes visuales propios de las sociedades andinas de
como porque parece compartir determinados modos de la época para elaborar una reflexión autónoma acerca
representaciones visuales que pueden ser identificados de los sucesos de la instalación colonial y de las luchas
a lo largo de todo el período colonial, tanto en el arte andinas. Del análisis de esta escena los autores destacan
rupestre como en los qeros y paqchas.5 varios conjuntos figurativos. El primero, los españoles;
De acuerdo con Artzi et al. (2019), la escena está el segundo, los indígenas involucrados en el enfrenta-
compuesta por 39 seres humanos y 57 animales, ubicados miento. Finalmente, uno de entidades divinas compuesto
en un ambiente de selva. Por su procedencia y temática por dos grupos de grandes serpientes (posiblemente
puede afirmarse que se trata de un texto andino elaborado amarus) de cuyas cabezas de felino surge un arcoíris.
en el centro mismo de la resistencia inka y contemporáneo Se trata de entidades divinas que están acompañadas
a ese contexto de resistencia y luchas anticoloniales.6 por varios insectos como arañas y moscas, utilizadas
Este texto muestra además varios rasgos diagnósticos frecuentemente en rituales adivinatorios en los que
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Figura 3a y b. Dibujo de la vasija encontrada en el sitio de Espíritu Pampa (Artzi et al. 2019: 161). Figure 3a and b. Sketch of the vessel
found in the site Espíritu Pampa (Artzi et al. 2019: 161).
participaban las autoridades andinas. Dado que esta narrativas (los personajes), que tienen características
estructura narrativa se encuentra con posterioridad en determinadas; rasgos que permiten identificarlos, o
los qeros y paqchas en los que se representaron episodios realizan acciones propias de su condición.
de la expansión del Tawantinsuyu y las luchas contra los El primer conjunto, el de los españoles, me parece
chankas y los antis (Martínez et al. 2016), me atrevo a notable. Quiero destacar aquí al menos tres aspectos
proponer que se trata de un modo andino de construir que considero centrales: a) las figuras ecuestres; b) los
las narraciones, en el cual participan tanto los humanos, dos europeos que aparecen muertos o vencidos; y c)
como también wak’as y otras divinidades, además de los objetos que portan. Los dos jinetes montan caballos
aves, insectos y plantas. con extremidades flectadas, lo que para las convencio-
¿Qué principios narrativos se siguieron para cons- nes visuales inkaicas supone presentar movimiento,
truir estos conjuntos?, ¿cómo se representó visualmente formando un conjunto que se mira mutuamente. Los
a unos y otros? Se debe destacar que, mientras los ani- caballos muestran unos agresivos dientes y un rasgo
males, seres divinos y humanos ya eran representados que resulta muy sugerente: en sus patas tienen tres
figurativamente en la cerámica Inka y eran por lo tanto dedos o lo que semeja pezuñas de camélidos. Esta
conocidos para los andinos, los españoles y sus objetos es una primera llamada de atención a que el proceso
debieron ser elaborados para construir una imagen que intelectual andino puesto en juego para construir estas
fuera reconocible fácilmente para todo observador. Como imágenes, sin previos referentes conocidos, pudiera
en cualquier narrativa, sea oral o no, los ciclos de relatos haber sido autónomo respecto de las proposiciones
requieren de la construcción de determinadas figuras visuales europeas importadas a América. Refuerza esta
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 63
Figura 4: a) camélidos “resignificados” en Zapagua (Noroeste de Argentina. Fotografía gentileza de Anahí Re); b) jinete español en
sobre relieve. El caballo tiene pezuñas de camélido (en Bird 1962, fig. 41c, apud Gallardo et al. 1990). Figure 4: a) “resignified” camelids
in Zapagua (Northwestern Argentina. Photograph courtesy of Anahí Re); b) spanish horseman in relief. The horse has camelid hooves (in
Bird 1962, fig. 41c, by Gallardo et al. 1990).
proposición el análisis de lo que se ha llamado figura antropomorfos. Existen muchos registros rupestres en
ecuestre en el arte rupestre, esto es, un jinete sobre una distintos lugares de los Andes, en especial en lo que fue
cabalgadura, la cual parece haberse construido como el Qollasuyu, que muestran cómo se fueron superpo-
un nuevo significante visual en los Andes a partir de la niendo los antropomorfos sobre los camélidos para ir
unión de otros signos preexistentes: los camélidos y los construyendo la figura ecuestre (fig. 4). Una cronología
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relativa propone que se trataría de grabados y pinturas (2019: 165-168). Esto pareciera reiterar las declaraciones
realizados en el siglo xvi (Martínez & Arenas 2015). de Titu Cusi Yupanqui, en su Instrucción acerca de que
Dos figuras, parcialmente fragmentadas, han sido en la sublevación de Manco Inka participaban ejércitos
identificadas por Artzi et al. como españoles muertos, de todo el Tawantinsuyu: “para que todos estos, cada
con los pies hacia arriba y a uno de los jinetes lo está suyo por sy, juntasen la gente necesaria para el efeto”
alcanzando una flecha. Si bien no conozco antecedentes (1992 [1570]: 41). Sería así, una proposición política
anteriores al siglo xvi para este tipo de representación (no aislamiento) y simbólica (la unidad de los suyus)
de la derrota, se trata de un modo visual que perduró la que estaría representada a través de esta diversidad
al menos hasta el siglo xviii en los qeros y paqchas de personajes.
coloniales. Lo notable es que se trata de la única pieza El tercer conjunto está compuesto por divinidades
conocida en la cual se representó la muerte de europeos o entidades vinculadas, únicamente andinas. Artzi et
a manos andinas (los otros casos corresponden a en- al. (2019: 172) describen detalladamente a los cuatro
emigos andinos de los inkas). Desde esta perspectiva, es felinos que están ubicados en los costados de los jinetes
una proposición política fuerte. Finalmente, los objetos y parecen participar de la batalla, puesto que los en-
culturales europeos. En primer lugar, quiero resaltar las cuadran. Los autores destacan, asimismo, la presencia de
espadas y lanzas. La figura ecuestre, a la que me referí, dos arcoíris que surgen de grandes amarus con cabezas
se aprecia con frecuencia en el arte rupestre de gran felínicas y están ubicados sobre ambos jinetes (Artzi
parte del sur andino, probablemente contemporáneo a et al. 2019: 169). Entre sus muchas significaciones, los
la elaboración de esta vasija. Está compuesta por uno arcoíris permitían expresar un momento de cambios
o más jinetes a caballo, portando igualmente espadas fundantes. Aparentemente es uno de los sentidos que
o lanzas; objetos agudos, punzantes. En el sitio de tienen en los qeros y diversos relatos andinos (Martínez
Anccomayo, en la Provincia Espinar (Departamento C. 2012), cuestión también señalada por Artzi et al.
de Cuzco), hay un registro rupestre que muestra una ¿Quiere decir esto que su presencia es un reconocimiento
escena de enfrentamiento entre un jinete y un hombre a explícito a ese momento de cambios y crisis que acar-
pie (Hostnig 2004, fig. 7d). El jinete aparece atravesando reó la instalación del proyecto colonial y a la rebelión
con su lanza o un objeto alargado al infante. Como este, de Manco Inka?
se encuentran muchos otros en distintos lugares. Este Una tercera versión de esos tiempos de violencia
conjunto visual sobre la alteridad europea surge, así, fue presentada durante la realización del primer Corpus
caracterizado por rasgos de violencia anti indígena, Christi en el Cuzco, en el año 1555, y fue hecha igual-
una figura narrativa que también perduró durante el mente en soportes y lenguajes propiamente andinos. Esa
Período Colonial. vez fue uno de los colaboradores de los españoles, don
Artzi et al. (2019: 165) llaman también la atención Francisco Chillche, cacique del grupo de los cañaris.7
sobre otro objeto en manos españolas. Un rectángulo Chillche recurrió a tres tipos diferentes de soportes y
con signos que aparenta ser una página con escritura textos visuales para hacer pública su versión sobre los
alfabética y una posible cruz, lo que la transformaría sucesos de la lucha de Manco Inka por expulsar a los
en un texto religioso. En un contexto de violencia y de españoles del imperio. Pintó sus andas con imágenes
posible derrota europea, si se sigue la proposición de que, desgraciadamente, no quedaron registradas,
estos autores, la escritura oficiaría entonces como otra y señaló: “Estas cuatro pinturas de mis andas son
arma, un instrumento de conquista que debe ser der- cuatro batallas de indios y españoles en las cuales me
rotado. Nuevamente, se trata del único caso que conozco hallé en servicio dellos” (Garcilaso 1962 [1617]: 108).
con una representación política tan explícita acerca de Además, se vistió con ropajes que evidenciaban una
la escritura como instrumento de dominación, derivada actitud guerrera y belicosa. Bajo la manta con la cual
posiblemente de la posición de resistencia de Vilcabamba. se acercó hasta el estrado en el que estaba el Santísimo
Respecto del segundo conjunto, el de los andinos Sacramento, llevaba otra, anudada a la cintura, “como
combatientes, el detallado análisis de Artzi et al. señala hemos dicho que se la ciñen cuando quieren pelear o
que se trataría de tropas cuyos trajes y armas los muestran hacer cualquiera otra cosa de importancia” Garcilaso
como pertenecientes a los cuatros suyos, además de 1962 [1617]: 108. Finalmente, exhibió la cabeza cortada
incluir la presencia de algunos capitanes cuzqueños y guardada en una bolsa, de uno de los capitanes inkas
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 65
a quien el mismo Chillche había derrotado y decapitado Por el año de 1555, en la ciudad de Potosí, la
durante el cerco de la ciudad del Cuzco y la defensa de sociedad española de ese importante asiento minero
la fortaleza de Saqsaywaman, en 1537. organizó una serie de fiestas públicas aprovechando
Que ya por esos años circulaban versiones no solo la ocasión de que la villa había sido puesta bajo la
distintas, sino antagónicas acerca de lo sucedido y de protección de algunos santos cristianos, nombrando
los roles que cada miembro de la élite había jugado en como patronos de la ciudad al Apóstol Santiago, a la
las luchas, queda evidenciado por la airada reacción Virgen de la Concepción y a Cristo Sacramentado.
de parte de algunos inkas asistentes al desfile religioso, Según un testimonio muy tardío, que cita fuentes del
quienes interrumpieron la marcha de las andas de siglo xvi, allí, en un momento dado, se presentaron
Chillche, para asombro de los españoles que habían “los nobles indios” quienes desfilaron y, entre varias
organizado el desfile: otras representaciones, incluyeron una sobre la “ruina
del imperio inga” que mostraba la “prisión injusta que
¿No sabes que, en esos mismos días, y en esta misma plaza, hicieron [los españoles] de Atahualpa”; y también
cortamos treinta cabezas de españoles? ¿y que un ynca tuvo
otra, la del “valeroso” Sayri Thupaq que “a la sazón
rendidas dos lanzas a dos hombres de a caballo y se las quitó
de las manos, y a Gonzalo Pizarro se la hubiera de quitar vivía y molestaba a los españoles vecinos del Cuzco y
si su esfuerzo y destreza no le ayudara? ¿No sabes que de- de Huamanga con sangrientas guerras” (Arzáns 1965
jamos de hacer guerra a los españoles y desamparamos el [1735]: 98-99). Esto sugiere la contemporaneidad de esa
cerro y nuestro príncipe se desterró voluntariamente y dejó
representación respecto de la resistencia en Vilcabamba.
su imperio a los christianos, viendo tantas y tan grandes
maravillas como el Pachacámac hizo en favor y amparo Aunque Potosí está muy alejado del Cuzco, la breve
dellos? ¿No sabes que matamos por esos caminos de Rímac descripción de Arzáns deja entrever que las posiciones
al Cosco durante el cerco desta ciudad cerca de ochocientos políticas y los relatos y memorias sobre los sucesos de
españoles? ¿Fuera bien hecho que, para honrarnos con ellas
Vilcabamba pudieron haber circulado ampliamente
sacáramos es esta fiesta las cabezas de todos ellos y la de
Juan Pizarro, que matamos allí arriba en aquella fortaleza? por diferentes lugares de los Andes, aun en contextos
(Garcilaso 1962 [1617]: 108). de dominación colonial. Algunos estudiosos (Flores
Galindo 1987: 63, Burga 2005: 409) han cuestionado
Se trata de proposiciones políticas altamente subversivas la fecha de realización de estas representaciones, ya
para la época, y autónomas, en el sentido que proponen que Arzáns escribió su texto mucho después (en 1735).
otro lugar de enunciación, en el cual la decisión de las Para ellos, 1555 era aún muy temprano como para que
acciones recae en manos rebeldes (el Inka se desterró las sociedades andinas hubieran podido elaborar un
voluntariamente) y arrebata la iniciativa a los europeos relato sobre la rebelión de Vilcabamba. Tal como lo
(Manco fue vencido por una divinidad, Pachacámac, y muestran nuevas evidencias, como la pintura rupestre de
no por los europeos). Nuevamente, se trata de textos Ollantaytambo, la vasija cerámica de Vilcabamba, y los
que, a través de diferentes soportes (pinturas, ropajes, cantares que transcribió Murúa en el Cuzco de finales
cabezas cercenadas) comunicaban mensajes políticos del siglo xvi, parece claro que las sociedades andinas sí
o permitían construir memorias antagónicas, sobre elaboraron muy rápidamente diversas interpretaciones
las cuales los españoles no solo no tenían control, sino acerca de la invasión europea y construyeron sus pro-
que parecían no entender lo que enunciaban. Y, una vez pias narrativas respecto de los inkas en Vilcabamba,
más, se trata de textos y mensajes elaborados para actuar por lo que la objeción señalada no parece tener más
políticamente sobre una situación precisa y contingente; sustento que una apreciación subjetiva sobre las capa-
en este caso, para denunciar el apoyo que algunos inkas cidades de reflexionar y construir relatos contingentes
prestaban a los rebeldes en Vilcabamba. Para hacerlo, por parte de la élite cuzqueña o de otras poblaciones
los distintos actores de esos acontecimientos acudieron involucradas. Tampoco se conocía entonces, como sí
a sus propios sistemas de registro y comunicación. lo sabemos hoy, que Potosí fue un importante centro
De paso, tanto la vasija de Vilcabamba como la de la élite inkaica vinculada a Vilcabamba (Platt &
reacción de los inkas ante la osadía de Chillche, ponen Quisbert 2008, Cruz & Absi 2008, Ziólkowski 2014),
un acento en una interpretación temprana de la inva- lo que refuerza la posibilidad de que, efectivamente,
sión construyendo un universo en transformación, con esos grupos hayan representado su versión dramatizada
divinidades que ya no apoyan a los inkas. acerca de varios de los inkas.
66 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
de los inkas se destaca su muerte violenta a manos de a inicios de 1572 y tal como lo relató la testigo doña
españoles (Manco “fue muerto a puñaladas” y Thupaq María Cusi Huarcay, viuda de Sayri Thupaq y hermana
Amaru fue con un “cuchillo cortado”). Más aún, para de Titu Kusi Yupanqui, los representantes expresaron
acentuar la posición proclive al bando de Vilcabamba, su oposición a que los descendientes de Paullu Inka, el
Thupaq Amaru es descrito como “desventurado” y no Inka aliado de los españoles, fuesen pintados encima
como un traidor o idólatra, conceptos usados por el virrey de los de su propio linaje o panaqa:
Toledo para referirse a ellos.12 Son términos similares a
Y viendo que una hija del Paulo Inga, llamada doña Juana
los empleados en la descripción de Arzáns sobre Potosí:
estava pintanda [sic] encima de la doña Maria dicha se enojo
“prisión injusta” de Ataw Wallpa o el “valeroso” Sayry i dixo alli como se sufre que su padre de don Carlos y él
Thupaq; me parece que usan el mismo campo conceptual. estén en mas preminente lugar y su ermana siendo bastardos
Tal como lo ha destacado Lamana (2001, 2016), que mi padre e mi ermano e yo siendo legítimos y ansi se
por aquellos años la ciudad del Cuzco cobijaba a distin- fue con otros ingas sus deudos a quexarse al Visorrei” (agi,
Lima 270 Carta de Juan de Vera al Consejo, 9-abril de 1572,
tos bandos y alianzas. En primer lugar, los integrantes en Urbano 1997: 240).
de la élite inka que apoyaban a Manco (y suponemos
que varios otros señores locales de menor rango); en Hasta donde sabemos, los pintores de esos lienzos fueron
segundo lugar, los que seguían a Paullu Inka (a quien gentes andinas cumpliendo instrucciones europeas (Dorta
reconocían otros señores menores); además los cañaris, 1975). ¿En qué “preeminente lugar” fueron puestos unos
aliados ahora de los españoles y contrarios a las dis- y excluidos otros?, ¿“encima” implicaba más arriba, o se
tintas facciones cuzqueñas; por otro lado, los bandos trataba de otra posición espacial que indicaba igualmente
europeos, divididos entre pizarristas, almagristas y, una mayor importancia?, ¿a qué cultura pertenecían las
más adelante, leales al rey. Probablemente en esta lista categorías espaciales para hacerlo, europeas o andinas?
quedan fuera muchos otros grupos o bandos que tenían El episodio revela la coexistencia conflictiva de ambos
posiciones más personales o, incluso, que observaban bandos en el mismo Cuzco, así como las tensiones
los acontecimientos y prestaban apoyos cambiantes a surgidas por la lucha para imponer uno u otro relato.
unos u otros de acuerdo a las circunstancias. No es de Igualmente, muestra que los lenguajes y categorías a
extrañar, entonces, la existencia de esos relatos a favor partir de los cuales se construían esos relatos también
de los inkas resistentes en la misma ciudad del Cuzco, podían mostrar tensiones provenientes del empleo de
aunque podemos asumir que se cantaban y representaban sistemas culturales distintos.
en contextos en los que no siempre estaban los españoles
presentes. Recordemos aquí, igualmente, que al menos
Paullu Inka siguió realizando las antiguas ceremonias QEROS Y PAQCHAS. MEMORIAS
en su palacio de Colcampata, en medio de la ciudad, TARDÍAS ACERCA DE LA VIOLENCIA Y
tales como investir nuevos kurakas, otorgándoles el LOS ENFRENTAMIENTOS COLONIALES
derecho a usar el asiento emblemático (las tianas);
recibía –como inka– el saludo ritual o mocha que se También aparecen relatos visuales sobre batallas entre
daba a las divinidades andinas y festejaba antiguos e andinos y españoles, y entre distintos grupos andinos,
importantes rituales como el Inti Raymi (Lamana 2001: en unos qeros –vasos de madera usados para las bebi-
33, Ziólkowski 2014: 159). Por lo tanto, podemos asumir das rituales– y paqchas, los que tenían sus paredes y
que, efectivamente, había espacios de comunicación y superficies decoradas con complejos textos visuales.
circulación de narrativas andinas no controladas por Cronológicamente, su elaboración parece haber sido
los españoles que vivían allí. más tardía que los otros textos que se han revisado
Otro testimonio de los conflictos surgidos en la hasta aquí. Nos proporcionan igualmente una valiosa
construcción de relatos sobre los sucesos de Vilcabamba comprensión acerca de cómo, distintos grupos andinos,
surge del momento en el que, por encargo del virrey elaboraron sus propias versiones y relatos. Más aún,
Toledo, se reunió a los representantes de los linajes inkai- permiten aproximarse al problema de la construcción
cos en el Cuzco, para ver y aprobar las pinturas acerca de las memorias coloniales andinas, no solo las cuz-
de la historia de los inkas, que el mismo Virrey mandó queñas, acerca de la sublevación y posterior resistencia
hacer para enviárselas al Rey en España. En esa ocasión, en Vilcabamba.
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 69
Figura 7. Qero o copa mam 7562, con escena de batalla en el Cuzco entre tropas cuzqueñas y jinetes españoles. (Dibujo: C. Yáñez,
proyecto fondecyt 1130431). Figure 7. Qero or mam cup 7562, with battle scene in Cuzco between troops from cuzco and spanish horse-
men. (Drawing: C. Yáñez, fondecyt 1130431).
Hay consenso en asignar la factura de la mayoría las sociedades andinas coloniales (Cummins 2004), no es
de esos vasos a un Período Postoledano, iniciado proba- de extrañar que se encuentren algunos ejemplares con la
blemente a finales del siglo xvi, pero que se desarrolló temática del cerco del Cuzco y los enfrentamientos con
con más fuerza y amplitud a lo largo de todo el siglo europeos, aunque, como lo señala Liebscher (1986: 58),
xvii (Rowe 1982, Cummins 2004, Martínez C. et al. “Los motivos sobre combates entre españoles e incas,
2019). Esto nos pone en una nueva situación: la de la […] son muy raros”. Se trata de objetos que, como el
perdurabilidad y reproducción social de las memorias arte rupestre y las manifestaciones músico-coreográficas,
andinas, puesto que siguieron circulando más de cien nos muestran que un aspecto importante de los intentos
años después de los acontecimientos. Sin embargo, andinos de construir una narrativa autónoma pasaba
nos plantea también el problema de la construcción por la producción de bienes simbólicos.
de esos relatos visuales: ¿a qué modelos conceptuales He logrado identificar cuatro ejemplares que
acudieron?, ¿desde qué lugares de enunciación fueron contienen escenas vinculadas con el período de la
construidos?, ¿se impuso una única memoria o circu- rebelión de Manco Inka y otros dos que, propongo,
laron varias, posiblemente antagónicas? Hay acá otro también podrían estar relacionados con la narrativa
aspecto en que estos qeros tardíos son diferentes de sobre Vilcabamba.13 En lo que sigue, analizaré una de
los textos elaborados hasta antes del arribo del virrey estas piezas, la copa mam 7562, que reúne los elementos
Toledo: si bien tienen funciones de “memoria” o de de los otros ejemplares (fig. 7).
autorrepresentación, parecen carecer de la urgencia de La escena se desarrolla en lo que parece un ambiente
la lucha política contingente, en la que la cuestión de urbano, pues se advierten edificaciones. De acuerdo con
la legitimidad de las posiciones, de aliarse, defenderse, Flores Ochoa et al. (1998: 266), se trataría del momento
validarse, etc., era una cuestión estratégica. Esto puede en que las tropas de Manco Inka cercaron a los españoles
tener implicancias en la construcción de las nuevas en el Sunturwasi, uno de los palacios ubicados a un
narrativas visuales, como lo veremos luego. costado de la plaza principal del Cuzco (fig. 8).
En general, la cuestión de la violencia y las batallas Este vaso muestra una escena en la que aparece,
está profusamente representada en los qeros y paqchas. por un lado, un grupo vestido como soldados cuzqueños
Dado que los qeros fueron un soporte privilegiado de que está rodeado por jinetes españoles (fig. 9) y, por otro,
comunicación tanto para los inkas como, más tarde, para enemigos que visten las mismas ropas y usan armas
70 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
Figura 9. Qero mam 7562. Detalle del grupo de jinetes españoles. El caballo que encabeza está pisando a un soldado cuzqueño derrotado.
(Dibujo: C. Yáñez, proyecto fondecyt 1130431). Figure 9. Qero mam 7562. Detail of the group of Spanish horsemen. The leading horse
is stepping on a defeated cuzqueño soldier. (Drawing: C. Yáñez, fondecyt 1130431).
similares, por lo que serían también cuzqueños como De inmediato se observa una sugerente coincidencia
ellos. Ambos grupos están en actitud de confrontación con la vasija cerámica de Vilcabamba. Son los mismos
mutua (fig. 10). Una configuración visual muy similar conjuntos de personajes y entidades participantes, por
aparece en la lámina del códice Murúa-Galvin, en la que lo que la continuidad conceptual es notable. Se puede
se representa una batalla entre Wasq’ar Inka y Quisquis, ir más allá aún. En otros qeros que muestran la expan-
el general de Ataw Wallpa (Murúa 2004 [1590]: f. 45v. sión del Tawantinsuyu y los enfrentamientos con los
Fig. 13a). En esta construcción visual interviene también chankas o los antis, también postoledanos, se advierte
un tercer conjunto, el de entidades sagradas, el Sol y la la misma configuración (Martínez et al. 2016). De modo
Luna (fig. 11). que estamos ante una estructura significante, en la cual
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 71
Figura 10. Qero mam 7562, Detalle de la batalla. Al centro se advierte Figura 11. Qero mam 7562, detalle con las figuras del Sol y la Luna.
el enfrentamiento entre soldados cuzqueños de diferentes bandos. (Dibujo: C. Yáñez, proyecto fondecyt 1130431). Figure 11. Qero
(Dibujo: C. Yáñez, proyecto fondecyt 1130431). Figure 10. Qero mam 7562, detail with the Sun and the Moon. (Drawing: C. Yáñez,
mam 7562. Detail of the battle. The clash between cuzqueño soldiers fondecyt 1130431).
from different factions can be observed in the center. (Drawing: C.
Yáñez, fondecyt 1130431).
cada grupo presente en la escena incluye seres humanos La identificación pareciera haber sido clara para
(los combatientes de ambos bandos), objetos culturales cualquiera que hubiera tenido uno de esos vasos en sus
(edificaciones, tipos de armas, vestimentas) y divinidades manos o bebido en ellos. Se trata, asimismo, de la misma
(Sol, Luna, aves antropomorfas que participan en las configuración visual que Artzi et al. (2019) identificaron
batallas), además de otros elementos que contribuyen en la vasija de Vilcabamba y que aparece en el texto
a caracterizar simbólicamente cada conjunto (aves, de Murúa y en El primer nueva corónica, de Guaman
animales y plantas que les son propias). Poma, de 1590 y 1616, respectivamente (figs. 13 a y b).
A pesar de ser muy posterior a los hechos, la La construcción visual del segundo conjunto, el de
construcción visual usada para representar el primer los españoles, siguió igualmente el modelo construido
conjunto identificado, esto es, los cuzqueños, también en el siglo xvi. En los vasos analizados aquí, los eu-
usó modos figurativos prehispánicos presentes en la ropeos aparecen caracterizados como jinetes armados
cerámica desde tiempos anteriores a la invasión euro- con espadas o lanzas. Solo en uno de esos vasos figura
pea (Fernández Baca 1989, Barraza 2012), los cuales un personaje a pie. Se trata de un jinete desmontado
siguieron circulando durante los siglos xvi y xvii (fig. que está a un lado de su caballo luchando contra un
12). Básicamente, son los mismos modos figurativos personaje cuzqueño (Flores et al. 1998: 266). Es decir,
que empleó Manco Inka cuando se hizo representar algo que ya estaba presente en las imágenes de la vasija
en las paredes rocosas del acceso a Ollantaytambo: la de Vilcabamba. En estos qeros, uno de los jinetes se
vestimenta masculina (unkus), los cascos (chukus)14 y muestra pisando a soldados andinos derrotados (fig. 14).
las lanzas o alabardas emplumadas (champi), junto con Algunos autores que han estudiado la figura ecuestre
los escudos rectangulares de varillas y lana o algodón en los Andes han señalado las semejanzas de la figura
(pullkanka) y las hondas (waraqa), todo lo cual compone narrativa del jinete pisando a un vencido andino con la
un tipo de configuración visual preestablecido y que imagen de Santiago Mataindios. Gallardo et al. (1990) y
fue empleado para representar a ambos bandos inkas, Flores Ochoa et al. (1998: 264) proponen que, al menos
resistentes y aliados. uno de los jinetes españoles que aparece encabezando
72 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
Figura 12. Cerámica inka. Configuración visual de un soldado cuzqueño con chuku -sombrero-, pullkanka -escudo- y chuqui -lanza- (en
Fernández Baca 1989, fig. 302). Figure 12. Inka pottery. Visual configuration of a cuzqueño soldier with chuku -hat-, pullkanka -shield- and
chuqui –spear– (in Fernández Baca 1989, fig. 302).
a b
Figura 13: a) batalla entre Wasq’ar y Quisquis; ambos bandos inkas muestran las mismas armas y vestimentas (Murúa 1590: f. 45); b)
Awka qamayoq, soldado cuzqueño en posición frontal con sus armas: unku, chuku, pullkanka y hacha (Guaman Poma 1616: f. 196).
Figure 13: a) battle between Wasq’ar and Quisquis; both inka sides display the same weapons and clothing (Murúa 1590: f. 45); b) Awqa
Qamayoq, cuzqueño soldier in frontal position with his weapons: unku, chuku, pullkanka and axe (Guaman Poma 1616: f. 196).
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 73
Figura 14. Posible figura de Santiago Apóstol, pisando a un soldado cuzqueño vencido. (Dibujo: E. Chávez Ballón, Museo Inka, Cuzco).
Figure 14. Possible figure of St. James, stepping on a defeated cuzqueño soldier. (Drawing: E. Chávez Ballón, Inka Museum, Cuzco).
al grupo de jinetes en los cuatro vasos estudiados, re- soportes andinos que circularon desde temprano en
presentaría ese personaje concreto. En el caso específico el siglo xvi, se aprecia otra construcción visual: la
del sitio del Cuzco por las tropas inkas sublevadas, representación de los europeos como jinetes, siempre
efectivamente circuló el relato de la intervención del armados, que aparecen en grupo y luchando contra
apóstol. Betanzos señala la aparición de un “hombre a indígenas, sin figuras pisadas por los caballos. Como
caballo blanco todo armado y una barba blanca y larga”, señalé anteriormente, se los representó más frecuent-
defendiendo al bando español y a sus aliados andinos emente en grupos y sin un personaje principal (que es el
(2015 [1551]: cap. xxxii: 428). Guaman Poma agrega caso de Santiago Apóstol), con espadas y lanzas o armas
que el Apóstol Santiago se apareció en el ataque a la punzantes. Podríamos suponer entonces, contrario a
fortaleza de Saqsaywaman, y lo dibuja a caballo pisando esta configuración más difundida, que las imágenes de
el cuerpo de un soldado cuzqueño vencido (1616: f. 404). los qeros cuzqueños de finales del siglo xvi y del xvii
En las lecturas contemporáneas de la imagen se hicieron eco efectivamente del relato europeo. ¿Una
ecuestre se ha propuesto que el modelo inicial sería el memoria proclive a la versión europea?
del santo traído por los españoles y habría sido apro- Finalmente, el tercer conjunto está compuesto por
piado posteriormente por los andinos, prácticamente divinidades o entidades sagradas y es más reducido en el
sin cambios o sin una “traducción” visual. Me parece, caso del tema de la sublevación de Manco Inka. En varios
sin embargo, que la configuración visual que vemos en de esos vasos, el Sol y la Luna, como entidades divinas,
los qeros de finales del siglo xvi y a lo largo del siglo presiden varias de las batallas (fig. 11). Si Santiago Apóstol
xvii, muestra una posible tensión narrativa. Si bien la pertenece al universo religioso cristiano, el Sol y la Luna,
iconografía de este santo lo muestra, efectivamente, en cambio, formarían parte de las divinidades andinas.
como un jinete cuyo caballo está pisando a un enemigo De acuerdo con Flores Ochoa et al. (1998: 265), estas
caído, fuera moro, indio o un andino rebelde, en otros últimas estarían protegiendo a los españoles, en tanto
74 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
a b
Figura 15: a-b) escenas de enfrentamientos entre andinos con presencia de jinetes españoles en el campo superior, qero mi momac
2379. (Fotografía: gentileza de P. Martínez). Figure 15: a-b) battle scenes between andean soldiers, with spanish horsemen in the upper
field, qero mi momac 2379. (Photograph: courtesy of P. Martínez).
que las tropas de Manco Inka aparecerían totalmente cional de la escena, también consistentemente andina
desprotegidas. Es una lectura posible de la construcción colonial, en la que algunos personajes masculinos –los
de esta narrativa, que despojaría a los rebeldes de una inkas en este caso– aparecen en el lado derecho y los
protección sagrada. ¿Cómo entender esto? Hay varias personajes femeninos –españoles– al lado izquierdo.15
posibilidades. Una primera evidenciaría nuevamente Cualquiera que sea la lectura correcta, se trataría de
una memoria proclive –al menos– a los conquistado- un tipo de estructuras simbólicas muy marcadas en las
res, ya que los rebeldes estarían despojados de todo construcciones visuales andinas, tal como lo analizó
apoyo divino y con Santiago Apóstol venciéndolos. Adorno (1991: cap. 4), lo que reafirma mi proposición
Sin embargo, en el episodio de las andas del cacique de que esos relatos visuales fueron construidos, bási-
cañari que transcribí anteriormente, los inkas que lo camente, a partir de categorías andinas y no europeas.
increparon atribuyeron su derrota precisamente a que Hay otros vasos que podrían pertenecer al mismo
Pachacámac habría ayudado a los europeos y no a los ciclo narrativo acerca de la violencia de esos tiempos y
cuzqueños. En esta segunda lectura, los dioses cristia- que pueden aportar a nuestra comprensión de los relatos
nos no tienen relevancia y son las divinidades andinas andinos de ese período. A diferencia de los que vimos
quienes deciden el resultado. anteriormente, en estos, las escenas muestran batallas
Sin embargo, si se observa el uso que Guaman Poma entre andinos, con una presencia pasiva o insinuada de
hace de estas figuras del Sol y la Luna, las posiciones más los españoles. En el primero (fig. 15), el contexto colo-
recurrentes del primero son a la derecha iconográfica y nial y la intervención de los europeos está señalada en
la segunda, a la izquierda (Cereceda 1987: 150, Adorno el campo superior por un grupo de jinetes con armas,
1991: 123). Esto marcaría más bien una estructura rela- trompetas y esclavos negros, acompañados de solda-
Manco Inka y Vilcabamba / J. L. Martínez 75
Figura 16. Paqcha mam 7520 con escena de batalla entre inkas y otros grupos andinos. Al extremo derecho superior, un trompetista
contextualiza cronológicamente la escena en el Período Colonial (Kurella & De Castro 2013: 202). Figure 16. Paqcha mam 7520 with
battle scene between the inka and other andean groups. Top right: a trumpeter sets the scene chronologically in the Colonial Period (Kurella
& De Castro 2013: 202).
dos andinos; en una posición central se enfrentan dos (Martínez C. et al. 2019), es decir, no habría sido ela-
personajes, ambos andinos, con trajes diferentes. En la borado en el área cuzqueña propiamente tal, sino en el
mitad inferior del vaso, se repite un enfrentamiento entre borde oriental del lago Titikaka. Esto sugiere que otras
dos andinos, vestidos igualmente con trajes y tocados áreas más alejadas del Cuzco también elaboraron sus
distintos, que no son los mismos de la pareja superior. propios relatos, tal como lo habíamos advertido con las
Es posible que se trate de dos grupos distintos, uno de representaciones en Potosí y los testimonios basados en
los cuales está aliado a los europeos y no de cuzqueños khipus de los wankas en la actual región de Ayacucho.
contra otro grupo; además, las escenas ocurren en un Quiero mostrar un último ejemplar. Se trata de una
ambiente de selva, un espacio remarcado por grandes paqcha, un vaso para libaciones vinculadas a rituales
culebras, árboles tropicales, monos y aves en sus ramas.16 agrícolas, probablemente también de estilo Charazani
¿Posiblemente Vilcabamba, el refugio inka? (fig. 16).
Un aspecto que puede ser relevante para este Aquí, un bando cuzqueño (¿rebeldes, aliados?)
análisis es que se trata de un qero de estilo Charazani está claramente señalado por combatientes con unkus,
76 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
histórico-políticas, adecuando sus estrategias narrati- de interacción con los españoles, aprovechando esos
vas visuales para llegar a distintas audiencias. En una espacios, como en rituales o ceremonias propias de las
primera etapa, contemporánea a los sucesos, elaboraron élites, en Cuzco y otros centros coloniales; finalmente
textos políticos más contingentes, en tanto que, en las los qeros aparecían en contextos rituales, en los cuales
décadas posteriores, construyeron textos de memoria. no sabemos si los españoles tenían o no acceso, pero
He usado el concepto de textos andinos para circularon ampliamente por todo el sur andino.
referirme a estos, acentuando el carácter comunica- A lo largo de este trabajo he insistido reiteradamente
cional por sobre su materialidad (cerámicas, vasos de en el carácter relativamente autónomo de estos textos.
madera), o su localización (en una pared rocosa). Este ¿Qué se puede decir de esta autonomía? La destaco, en
concepto fue usado ya por Pärssinen y Kiviharju (2004) parte, para evidenciar que sus enunciados no eran úni-
para referirse a los khipus. Tal como esos khipus, las camente dependientes de los relatos o interpretaciones
escenas en los qeros, la cerámica, o el arte rupestre y europeas, sino que empleaban básicamente sistemas
las representaciones músico-coreográficas, dichos tex- conceptuales, categorías y significantes propios o que
tos andinos poseían también sintaxis, daban cuenta de se apropiaban de otros, reinsertándolos en nuevos
categorías de pensamiento y transmitían información contextos discursivos. Además, no eran simplemente
que era comprendida por diferentes grupos humanos, reactivos, sino propositivos, ya que ofrecen sugerencias
más allá de las barreras idiomáticas planteadas por el y temas no siempre presentes en los relatos europeos
mosaico lingüístico andino. de la época. Son también autónomos porque hicieron
Los registros andinos revisados aquí muestran intervenir actores construidos desde un lugar andino
varios elementos que es conveniente destacar. Primero, de enunciación; porque evidencian un control del
que existieron diferentes relatos, construidos desde momento y del acto de la enunciación, porque eligen
distintas posiciones políticas andinas. Segundo, que sus circuitos de circulación. No obstante, se trata de
las sociedades andinas sí elaboraron muy rápidamente una autonomía relativa, porque están en un contexto
diversas interpretaciones acerca de la invasión europea de colonización en el cual se busca también producir
y construyeron sus propias narrativas respecto de los una interlocución con el otro, con aquel que estaba
inkas en Vilcabamba, lo que evidencia las capacidades imponiendo su dominación.
de reflexionar y construir relatos contingentes por parte
de la élite cuzqueña o de otras poblaciones involucradas. Agradecimientos Este trabajo es resultado del proyecto fondecyt
Dichas narraciones circularon contemporáneamente a la 1130431 y contó con el apoyo del Proyecto de Internacionalización
uch-1566. Agradezco a mis colegas del equipo por sus ideas y
rebelión y continuaron haciéndolo al menos hasta casi
comentarios, en especial a Alejandra Vega, cuyos lúcidos aportes
un siglo después, dando cuenta de las posiciones que me permitieron orientar mejor mi propuesta. Agradezco, igual-
adoptaron unos y otros grupos y sociedades andinas mente, a los equipos de curaduría de los Museos de América e
frente a la rebelión, la violencia de esos tiempos y el Inka, que me permitieron estudiar las colecciones descritas aquí.
hecho colonial. Tercero, que las poblaciones andinas
usaron sus propios sistemas de registro y comunicación,
con soportes adecuados a su cultura, independiente del NOTAS
uso y acceso que hayan tenido a los registros escritos y 1
Véase, por ejemplo, el relato hecho por el virrey Tole-
a escribir en ellos esos mismos relatos o partes de estos. do sobre las proezas de Martín García Óñez de Loyola (agi
Cuarto, que las sociedades andinas involucradas crearon Lima 199 nº 7) (Martínez C., 2000).
nuevos significantes, articularon nuevos textos, dieron 2
Para lo que fueron los efectos de la translation tradition
origen a nuevas comunidades de sentido, usaron viejos sobre los testimonios indígenas, Urton 1997.
y nuevos significantes y los fueron resemantizando
3
Estaban asentados fundamentalmente en lo que es el
permanentemente, en un intenso proceso de semiosis actual valle del Mantaro, donde también se ubica la ciudad
de Xauxa. Se aliaron tempranamente a los españoles, mien-
andina colonial, todo ello para construir narrativas sobre
tras estos estaban aún en Cajamarca (Espinoza Soriano 1977,
la rebelión. Por último, que esos relatos transitaron por De la Puente 2011).
diferentes circuitos. Las pinturas rupestres fueron realiza- 4
Un caso similar se aprecia en los edificios del santuario
das más allá de los espacios inkaicos; las representaciones de Guanacauri (agradezco a Steve Kosiba y Marco Curatola
músico-coreográficas se mostraron tanto en contextos por haberme llevado hasta el sitio, hoy arqueológico).
78 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 25, No 1, 2020
5
Por motivos de espacio, debo dejar fuera muchos otros 12
Véase agi, Lima 199, en Martínez C., 2000.
elementos de este texto visual. Remito al trabajo más detalla- 13
Los ejemplares qero mam 7562 (en forma de copa
do de Artzi et al. (2019). arriñonada) y paqcha mam 7570 (publicada en Kurella &
6
Los autores proporcionan dos fechados radiocarbóni- De Castro 2013: 202), ambos del Museo de América; el qero
cos para el piso de la Unidad Arquitectónica n 5: La primera momac 2379 del Museo Inka; de una pieza del Museo Inka
arrojó la fecha de 1593 ± 35 cal dc y la segunda proporcionó dibujada por Chávez Ballón y de dos piezas publicadas por
una fecha de 1558 ± 35 cal dc (Artzi et al. 2019: 159). Flores Ochoa et al. (1998: 189 y 266).
7
Un grupo étnico ubicado en la sierra al sur del actual 14
Los chukus también aparecen en los qeros prehispáni-
Ecuador, algunos de cuyos integrantes fueron llevados al cos y fueron pintados en el palacio que se mandó construir
Cuzco como parte de los ejércitos inkas, por Thupaq Inka Sayri Thupaq cuando salió de Vilcabamba.
Yupanqui. 15
En el ciclo visual de las guerras entre inkas y antis, los
8
Existe un debate sobre el carácter de algunos de estos inkas ocupan invariablemente la derecha iconográfica en
textos en quechua. Beyersdorff (1986) los presentó como tes- tanto que los antis aparecen siempre a la izquierda. Véase
timonio de los cantares y la oralidad inka; en tanto que Itier Martínez C., et al. 2016.
(1987) rechaza esa atribución y propone un contenido de ori- 16
Es una configuración visual ampliamente usada en
gen europeo, que correspondería a las políticas jesuitas de la otros qeros para mostrar ambientes selváticos en escenas en
época. Itier no parece considerar que Murúa era mercedario, las que intervienen los antis o chunchos.
y no jesuita y que ambas órdenes religiosas tenían políticas
distintas hacia los indígenas. Considero que la aparición del
manuscrito Galvin (publicado en 2004, véase Ossio 2004),
que contiene un conjunto de otros textos en quechua sobre REFERENCIAS
inkas anteriores a la invasión europea, cuestiona la propo-
sición de Itier, ya que problematiza una supuesta intención Adorno, R. 1991. Guaman Poma. Literatura de resistencia en
jesuita de elaborar textos en quechua sobre inkas que gober- el Perú colonial. México df: Siglo xxi.
naron mucho tiempo antes de la llegada del virrey Toledo a Agustinos. 1992 [1560]. Relación de los agustinos de Hua-
los Andes, ocurrida en 1569. machuco. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
9
Copio aquí la transcripción propuesta por Itier (1987: Albornoz, C. 1967 [¿158…?]. Instrucción para descubrir todas
216-217), que me parece aclara mucho ambos textos, en que- las guacas del Pirú y sus camayos y haziendas. Journal de
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su cuello, en el Cuzco, públicamente cional de la visión andina sobre el enfrentamiento entre
de los Incas su gran enemigo indígenas y españoles. Latin American Antiquity 30 (1):
Señor de su ordenado (= por su orden). 158-176. <https://doi.org/10.1017/laq.2018.76> [consul-
10
Probablemente se trate del mismo Titu Atauchi Inka, tado: 19-01-2020].
hermano de Ataw Wallpa, al que se le atribuía haber vencido Arzáns de Orsúa y Vela, B. 1965 [1735]. Historia de la Villa
y castigado al bando español que había condenado y ejecuta- Imperial de Potosí. Providence: Brown University Press.
do al Inka, en la pretendida “batalla de la llanada de Huama- Barraza, S. 2012. Acllas y personajes emplumados en la
chuco” (Urbano 1992: 31 y sigs.). iconografía alfarera inca: una aproximación a la ritualidad
11
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ARTÍCULOS
201-224 La memoria de los senderos andinos. Entre huacas, diablos, ángeles y demonios
227-245 Por los caminos de las cajas de santos en la cuenca San Pedro-Inacalari