Sesión El Cuento de Terror

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 9

UNIDAD 4

NÚMERO DE SESIÓN
2/10 (3 horas)
PLANIFICACIÓN DE SESIÓN DE APRENDIZAJE
TÍTULO DE LA SESIÓN
¡Uy qué miedo!

APRENDIZAJES ESPERADOS
COMPETENCIAS CAPACIDADES INDICADORES
Comprende textos Infiere e interpreta el Formula hipótesis sobre el contenido a partir de
escritos significado de los textos indicios que le ofrece el texto.
escritos.
Explica el conflicto, el modo en que se organizan las
Interactúa con acciones y la tensión en la trama de textos
Interpreta la forma y el narrativos.
diversas expresiones contenido de textos literarios Explica las relaciones entre los personajes, sus
literarias en relación con diversos motivaciones explícitas e implícitas y sus acciones en
contextos. diversos escenarios.
Opina sobre el tema, la historia y el lenguaje usado a
partir de su experiencia y la relación con otros textos.
Explica las características del cuento de terror en
textos literarios seleccionados.

SECUENCIA DIDÁCTICA

INICIO (5 minutos)

 El docente acuerda con los estudiantes las normas de convivencia para desarrollar la clase.
 Los estudiantes observan las imágenes anexas.
 Imagen 1 ¿Qué aprecian? ¿Dónde está ubicada la casa? ¿De qué color es? ¿Qué elementos la hacen
siniestra? ¿Por qué?
 Imagen 2: ¿Qué pasa en la imagen? ¿En qué lugar ocurre? ¿A quiénes? ¿Dónde y cuándo les sucede esta
experiencia?
 El docente recoge los aportes de los estudiantes. Los registra en la pizarra y dialoga con ellos sobre el tema
¿Por qué a cierta edad nos interesa lo misterioso, lo oscuro y lo terrorífico? ¿Qué es lo interesante de este
tema?
 Los estudiantes infieren el propósito de la sesión: leer cuentos de terror para disfrutarlos y reconocer sus
características.
DESARROLLO (80 minutos)
 El docente coloca el título del cuento en la pizarra “EL corazón delator”
 Los estudiantes realizan predicciones sobre el título ¿Qué es delatar? ¿A quién podría delatar el corazón?
¿Cuáles serían sus razones?
 Luego se presenta la siguiente imagen: ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Qué está haciendo?

 El docente lee el texto, haciendo pausas para crear expectativa sobre la historia, realizando inflexiones de
voz (voz grave y susurrante) en pasajes que requieran crear un clima más denso y de interés.
(Ud. Puede compartir la lectura del texto con sus estudiantes, previa coordinación con ellos para que
puedan ensayarla y darle los matices necesarios para lograr los propósitos de la sesión. A los estudiantes
que lo asuman, pídales que sean discretos en el momento del recojo de saberes previos, porque puede
interferir en la creación de expectativas.).
 Los estudiantes siguen la lectura de manera silenciosa.
 Luego de la lectura, comenta con los estudiantes sobre la historia leída: ¿Qué emociones provocó la lectura
del texto? ¿Cómo se sintieron durante la lectura? ¿Qué elementos del texto te han causado miedo o temor?
¿Cuál es el problema que se plantea en el texto? ¿Cómo son los personajes? ¿Qué lo hace misterioso?
¿Qué tema se aborda en el texto? ¿Cómo es el personaje? ¿Cuál es la acción más tensa del cuento?
 De manera colaborativa, los estudiantes deducen el concepto y las características del cuento de terror con
orientación docente.
 Los estudiantes en diálogo con el docente, construyen las características de los cuentos de terror.
Estos se caracterizan por el efecto que produce la historia en el receptor, las impresiones que produce el
cuento. Las historias están ambientadas en lugares extraños, oscuros, siniestros, donde los personajes
también son extraños y sus actitudes son los que causan miedo. Este cuento aborda temas que producen
miedo, como la muerte, el dolor o la tortura, entre otros. Los personajes son seres sobrenaturales y poco
comunes.
El cuento de terror
Características:
 Producen impresiones al lector: miedo, angustia, duda, espanto…
 Los lugares son extraños, sombríos, oscuros o siniestros. Por ejemplo el cementerio, un lugar ruinoso
y abandonado, un bosque plagado por animales extraños, lleno de oscuridad o la presencia de la
luna llena, entre otros.
 Los personajes también son seres extraños y sus actitudes causan miedo, en algunos casos los
personajes son sobrenaturales.
 Se aborda temas que producen miedo, como la muerte, el dolor o la tortura, enfermedades, un crimen,
catástrofes naturales, espíritu y bestias sobrenaturales.
 Tiene un fin moralizante, es decir, asustar al lector para que éste evite ciertas conductas o actos. En
otros casos, el cuento de terror no es más que un ejercicio estético que busca, como cualquier obra
literaria, un efecto en quien lo lee.
 Representantes: estadounidenses Edgar Allan Poe (1809-1849), H.P. Lovecraft (1890-1937)
y Stephen King (1947), y el francés Guy de Maupassant (1850-1893).
 Los estudiantes registran la información en su cuaderno. (Para ahorrar tiempo podría proporcionar la
información con espacios en blanco para que la puedan llenar con Ud. y los estudiantes peguen la ficha en
su cuaderno)
 Los estudiantes comparten información breve del autor que previamente han investigado. El docente a
partir de la información que comparten los estudiantes hace aclaraciones si fuera necesario:
Edgar Allan Poe (Boston, EE UU, 1809 - Baltimore, id., 1849) Poeta, narrador y crítico estadounidense,
uno de los mejores cuentistas de todos los tiempos.
Cultivador de la literatura de terror, maestro del género, inauguró además el relato policial y la
ciencia-ficción; revalorizó y revitalizó el cuento con su potencial expresivo. Falleció producto de su
dependencia con el alcohol y las drogas.

 Los estudiantes toman nota de la explicación del docente, quien les ayuda poniendo palabras clave en la
pizarra para organizar la información.
 El docente modela el análisis del cuento, considerando la ficha anexa. Para ello, les recuerda temas
abordados con anterioridad: el cuento, su estructura y elementos; y el tema. Se introduce el concepto de
NARRADOR PROTAGONISTA.

Los estudiantes identifican al protagonista de la historia como el narrador del cuento, que se encuentra en
primera persona del singular (Yo) y que gracias a este tipo de narrador, podemos conocer lo que piensa y
siente el personaje y como suceden los hechos.
Orientaciones para la atención diferenciada
 El docente acompaña el desarrollo de la ficha, dando orientaciones y aclarando dudas. Considera los ritmos
de aprendizaje para flexibilizar el tiempo. Indicar a los estudiantes que deben revisar las actividades
anteriores en las que han analizado un cuento y han hallado sus elementos

 Los estudiantes desarrollan en la ficha individualmente su opinión personal, para luego ponerla en
común y reflexionar con sus compañeros y con el docente el tema planteado en el texto, además de las
características del texto.
 El docente cierra el tema destacando las características de los cuentos de terror. Establece el vínculo con la
situación significativa, señalando que a través de la literatura nos podemos enfrentar a los miedos y
preocupaciones existenciales que tenemos. Es común que a la edad de los estudiantes del VI ciclo, se
pregunten sobre aspectos sobrenaturales que no tienen explicación lógica por ejemplo, la muerte, la
demencia, los espíritus, lo oscuro y siniestro en las actitudes de las personas, entre otros. Leer literatura de
este tipo, nos provoca una reflexión sobre nuestras acciones y las acciones de otros.
CIERRE (5 minutos)
 El docente realiza la metacognición de lo trabajado a través de las siguientes preguntas: ¿Qué
aprendimos? ¿Cómo lo hicimos? ¿Qué dificultades tenemos aún? ¿Qué hemos hecho bien del trabajo
grupal y del trabajo individual? ¿Para qué nos sirve lo aprendido? ¿Qué necesito reforzar de mi trabajo?

TAREA A TRABAJAR EN CASA

Utilizando el mismo esquema de análisis trabajado en clase, aplícarlo a la lectura: “Suerte” de Lucho Zúñiga.
Entregar la historia analizada en la siguiente clase.

MATERIALES O RECURSOS A UTILIZAR


Cuaderno, lapiceros, fotocopias de los cuentos : El corazón delator (E. Poe) y Suerte ( L. Zúñiga)
El corazón delator rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto
[Cuento- Edgar Allan Poe) lo hice durante siete largas noches... cada
noche, a las doce... pero siempre encontré el
¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir
nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué mi obra, porque no era el viejo quien me
afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana,
había agudizado mis sentidos, en vez de apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su
destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más habitación y le hablaba resueltamente,
agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la llamándolo por su nombre con voz cordial y
tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. preguntándole cómo había pasado la noche.
¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... Ya ven ustedes que tendría que haber sido un
y observen con cuánta cordura, con cuánta viejo muy astuto para sospechar que todas las
tranquilidad les cuento mi historia. noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo
mientras dormía.
Me es imposible decir cómo aquella idea me
entró en la cabeza por primera vez; pero, una Al llegar la octava noche, procedí con mayor
vez concebida, me acosó noche y día. Yo no cautela que de costumbre al abrir la puerta. El
perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba minutero de un reloj se mueve con más rapidez
colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de
había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su aquella noche, había sentido el alcance de mis
dinero no me interesaba. Me parece que fue su facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba
ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que
un buitre... Un ojo celeste, y velado por una estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y
tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me que él ni siquiera soñaba con mis secretas
helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy intenciones o pensamientos! Me reí entre
gradualmente, me fui decidiendo a matar al dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque
viejo y librarme de aquel ojo para siempre. lo sentí moverse repentinamente en la cama,
como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que
Presten atención ahora. Ustedes me toman por me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto
loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... estaba tan negro como la pez, ya que el viejo
¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido cerraba completamente las persianas por
ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué miedo a los ladrones; yo sabía que le era
cuidado... con qué previsión... con qué disimulo imposible distinguir la abertura de la puerta, y
me puse a la obra! Jamás fui más amable con el seguí empujando suavemente, suavemente.
viejo que la semana antes de matarlo. Todas las
noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte Había ya pasado la cabeza y me disponía a
de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el
entonces, cuando la abertura era lo bastante cierre metálico y el viejo se enderezó en el
grande para pasar la cabeza, levantaba una lecho, gritando:
linterna sorda, cerrada, completamente cerrada,
de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella -¿Quién está ahí?
pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído
al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante
movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin una hora entera no moví un solo músculo, y en
de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse
hora entera introducir completamente la cabeza en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal
por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido como yo lo había hecho, noche tras noche,
en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido mientras escuchaba en la pared los taladros
tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía cuyo sonido anuncia la muerte.
la cabeza completamente dentro del cuarto, abría
la linterna cautelosamente... ¡oh, tan Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el
cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo quejido que nace del terror. No expresaba dolor o
la linterna (pues crujían las bisagras), la iba pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota
abriendo lo suficiente para que un solo del fondo del alma cuando el espanto la
sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas
noches, justamente a las doce, cuando el mundo luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del
entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más
con su espantoso eco los terrores que me rápido, cada vez más fuerte, momento a
enloquecían. Repito que lo conocía bien. momento. El espanto del viejo tenía que ser
Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me
tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi siguen ustedes con atención? Les he dicho que
corazón. Comprendí que había estado despierto soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche,
desde el primer leve ruido, cuando se movió en la en el terrible silencio de aquella antigua casa, un
cama. Había tratado de decirse que aquel ruido resonar tan extraño como aquél me llenó de un
no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No horror incontrolable. Sin embargo, me contuve
es más que el viento en la chimenea... o un grillo todavía algunos minutos y permanecí inmóvil.
que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más
darse ánimo con esas suposiciones, pero todo fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a
era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de
se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido!
envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un
aquella sombra imperceptible era la que lo movía alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en
a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la habitación. El viejo clamó una vez... nada más
la presencia de mi cabeza dentro de la habitación. que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo
al suelo y echarle encima el pesado colchón.
Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había
Después de haber esperado largo tiempo, con resultado todo. Pero, durante varios minutos, el
toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, corazón siguió latiendo con un sonido ahogado.
resolví abrir una pequeña, una pequeñísima Claro que no me preocupaba, pues nadie podría
ranura en la linterna. escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin,
de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto,
qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta completamente muerto. Apoyé la mano sobre el
que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la corazón y la mantuve así largo tiempo. No se
araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre sentía el menor latido. El viejo estaba bien
el ojo de buitre. muerto. Su ojo no volvería a molestarme.

Estaba abierto, abierto de par en par... y yo


empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo Si ustedes continúan tomándome por loco
vi con toda claridad, de un azul apagado y con dejarán de hacerlo cuando les describa las
aquella horrible tela que me helaba hasta el astutas precauciones que adopté para
tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o esconder el cadáver. La noche avanzaba,
del cuerpo del viejo, pues, como movido por un mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez,
instinto, había orientado el haz de luz pero en silencio. Ante todo descuarticé el
exactamente hacia el punto maldito. cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
¿No les he dicho ya que lo que toman Levanté luego tres planchas del piso de la
erradamente por locura es sólo una excesiva habitación y escondí los restos en el hueco.
agudeza de los sentidos? En aquel momento Volví a colocar los tablones con tanta habilidad
llegó a mis oídos un resonar apagado y que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo-
presuroso, como el que podría hacer un reloj hubiera podido advertir la menor diferencia. No
envuelto en algodón. Aquel sonido también me había nada que lavar... ninguna mancha...
era familiar. Era el latir del corazón del viejo. ningún rastro de sangre. Yo era demasiado
Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar precavido para eso. Una cuba había recogido
de un tambor estimula el coraje de un soldado. todo... ¡ja, ja!
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro
callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a
de modo que no se moviera, tratando de medianoche. En momentos en que se oían las
mantener con toda la firmeza posible el haz de campanadas de la hora, golpearon a la puerta
de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, continuamente. Me puse en pie y discutí sobre
pues ¿qué podía temer ahora? insignificancias en voz muy alta y con violentas
gesticulaciones; pero el sonido crecía
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve
civilmente como oficiales de policía. Durante la de un lado a otro, a grandes pasos, como si las
noche, un vecino había escuchado un alarido, observaciones de aquellos hombres me
por lo cual se sospechaba la posibilidad de enfurecieran; pero el sonido crecía
algún atentado. Al recibir este informe en el continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer
puesto de policía, habían comisionado a los yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije...
tres agentes para que registraran el lugar. juré... Balanceando la silla sobre la cual me
había sentado, raspé con ella las tablas del
Sonreí, pues ... ¿qué tenía que temer? Di la piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros
bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más
había lanzado aquel grito durante una pesadilla. alto! Y entretanto los hombres seguían
Les hice saber que el viejo se había ausentado a charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era
la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no!
casa y los invité a que revisaran, a que ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían...
revisaran bien. Finalmente, acabé y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo
conduciéndolos a la habitación del muerto. Les pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa
mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa
se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No
confidencias traje sillas a la habitación y pedí a podía soportar más tiempo sus sonrisas
los tres caballeros que descansaran allí de su hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y
fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi entonces... otra vez... escuchen... más fuerte...
perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto más fuerte... más fuerte... más fuerte!
punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi
víctima. -¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso
que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí...
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis ahí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!
modales los habían convencido. Por mi parte,
me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse
y hablaron de cosas comunes, mientras yo les
contestaba con animación. Mas, al cabo de un
rato, empecé a notar que me ponía pálido y
deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y
creía percibir un zumbido en los oídos; pero los
policías continuaban sentados y charlando. El
zumbido se hizo más intenso; seguía
resonando y era cada vez más intenso. Hablé
en voz muy alta para librarme de esa
sensación, pero continuaba lo mismo y se iba
haciendo cada vez más clara ... hasta que, al
fin, me di cuenta de que aquel sonido no se
producía dentro de mis oídos.

Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero


seguí hablando con creciente soltura y
levantando mucho la voz. Empero, el sonido
aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un
resonar apagado y presuroso..., un sonido
como el que podría hacer un reloj envuelto en
algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el
aliento, y, sin embargo, los policías no habían
oído nada. Hablé con mayor rapidez, con
vehemencia, pero el sonido crecía
“Suerte” de Lucho Zúñiga
Traté de dejarme llevar por la intuición y la intuición me llevó con mi guitarra al cementerio. Se me acercó una
anciana, que me pidió un vals para cantar en la tumba de su esposo. Cumplí con el pedido y me dio unas
monedas. Una familia que me escuchó, me llamó también. Toque el pedido y cayeron más monedas. En unas
horas ya tenía suficiente dinero para comer por una semana. Cuando estaba saliendo, sentí la mano de una
mujer tocando mi hombro. Al voltear, vi que estaba vestida con una tela blanca, casi transparente. Era muy
hermosa; sin duda, un espíritu. Me preguntó si podía tocar una canción para ella. “No tengo monedas, pero
puedo ver el futuro de las personas”, agregó. Más por miedo, que por saber mi futuro, toqué el pedido.
Agradecida, me dijo que tenía mucha suerte, porque veía que yo iba a cruzar una puerta, una que ella no
podía cruzar. “¿De qué puerta hablas?” pregunté perplejo. Entonces en el cielo, algo se abrió”.
Analiza los personajes y los principales acontecimientos del cuento leído completando el siguiente esquema:
El tema del cuento es: Marca con una X
El cuento se llama_____________________________________y su autor a. El asesinato de una anciano
es __________________________de nacionalidad __________________ b. La traición de un corazón
c. El crimen perfecto
d. El poder de la mente

El relato se inicia con


_________________________________________________________________
_________________________________________________________________

Mi opinión sobre la historia leída es la siguiente:


_________________________________________________________________________________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________

También podría gustarte