Parcial Psicoanálisis

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 23

1.

CIENCIA COMO PSICOLOGÍA PARA FREUD Y LACAN - SUJETO -


ESCUELAS

La referencia al sujeto constituye la especificidad del psicoanálisis frente a otras prácticas y teorizaciones, y
significa una verdadera ruptura epistemológica que caracteriza la posición del psicoanálisis en el campo de la
ciencia. Desarrolle esta idea. ¿Cómo la retoman las otras escuelas?

Freud tenía una visión POSITIVISTA DE LA CIENCIA, como CAMPO UNIFICADO, compuesta por
disciplinas con hipótesis y un lenguaje común. Pero esta ciencia, la del siglo XIX sólo podía ocuparse del
MUNDO MATERIAL, siendo la disciplina paradigmática la física. Freud apuntaba a transformar los
distintos campos de la ciencia para formularlos en lenguaje físico y químico. Los primeros textos de Freud
están muy marcados por esta premisa.

Cuando Freud crea el Psicoanálisis lo introduce como una PRÁCTICA (el dispositivo analítico),
pretende que el psicoanálisis se constituya en una ciencia en el conjunto de las otras ciencias, es decir, que
también pueda estar dentro del lenguaje materialista físico químico, con conceptos y procedimiento
de verificación propios. Esta cosmovisión de la ciencia, esta Weltanschauung tenía un sesgo fuertemente
EVOLUTIVO, rasgo que en el siglo XX cambiará.

50 años después de Freud, el paradigma para pensar la ciencia cambia. Lacan hace un corte, una ruptura
epistemológica desde el ESTRUCTURALISMO. El estructuralismo se inicia en la lingüística con
SAUSSURE, quien pasa de un paradigma histórico (diacrónico) a uno SINCRÓNICO (corte en el
tiempo). La pregunta de Saussure es ¿cómo se puede definir la estructura de una lengua tal como se habla en
el momento? A eso lo llamó SISTEMA. La lengua como sistema, este es el cambio de paradigma. Lacan
tiene una posición sobre la ciencia moderna DISCONTINUISTA

Entonces: por un lado tenemos el Positivismo influido por ideas evolucionistas de Darwin, enfocado en
cómo se desarrollaba algo en un lapso temporal, por otro al Estructuralismo, que corta con la idea de lo
histórico y lo evolutivo y pone foco en la estructura y sus elementos.

El primer autor estructuralista es LEVI STRAUSS, quien habla de las ESTRUCTURAS SOCIALES DE
PARENTESCO. Decía que los actores sociales no podrían explicar cómo está estructurada su sociedad, ni
los sistemas de parentesco de manera consciente, aunque desempeñen un rol dentro de ella. Esta es una idea
cercana al psicoanálisis ya que HAY ESTRUCTURAS QUE OPERAN INCONSCIENTEMENTE,
más allá del conocimiento que tengan los actores sociales o los hablantes. Esas estructuras operan y
determinan cómo hablamos, pensamos, cómo nos vinculamos con otros.

En los primeros 10 años, Lacan relee a Freud desde este paradigma ya que consideraba que las ESCUELAS
inglesa y anglosajona que siguieron el pensamiento de Freud de algún modo se habían desviado de
lo principal. Lacan se pregunta por la idea estructura, introduciendo el concepto de INCONSCIENTE
como estructura relacionada con el lenguaje.

Para LACAN el psicoanálisis NO SERÍA ESTRICTAMENTE UNA CIENCIA, sino una


TEORIZACIÓN, un conjunto de conceptos que están dentro de la racionalidad de la ciencia. No es
una ciencia, pero no está por fuera de su racionalidad. KLIMOVSKI tenía una posición favorable al
psicoanálisis como disciplina: LA RACIONALIDAD DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA ES
CIENTÍFICA por el modo en que se ENCADENAN los conceptos e hipótesis. Este
ENCADENAMIENTO LÓGICO RACIONAL ES CIENTÍFICO.

Lacan va a pensar la fundación de la ciencia como la FUNDACIÓN DEL SUJETO, concepto que no tiene
nada que ver con la idea de individuo, ya que el sujeto no es algo unificado que no se puede dividir. El
sujeto es/está dividido, NO ES TRANSPARENTE A SÍ MISMO. La misma idea de que hay algo que
llamamos INCONSCIENTE, da la idea de que mucho de lo que hacemos tiene que ver con cuestiones que
no están veladas a la conciencia, entonces hablar de individuo sería un contrasentido. Además, Lacan agrega
que ese sujeto sobre el que opera el psicoanálisis es el sujeto de la ciencia, es un efecto de ese campo
de saber que, para poder desarrollarse, tiene que dejar al sujeto por fuera, pero AL MISMO
TIEMPO LO FUNDA. El sujeto se FUNDA con la ciencia y al mismo tiempo queda EXCLUIDO,
porque si no, la ciencia no podría desarrollarse como tal. El sujeto sería una interferencia al desarrollo de ese
saber científico, porque la lógica del saber de la ciencia es OBJETIVANTE, recorta objetos, y el sujeto es
lo que resiste a cualquier posibilidad de objetivación.

Ahora, el sujeto, ¿es el objeto del psicoanálisis? Allí hay un problema lógico. Aquello de lo que se ocupa el
psicoanálisis NO ES OBJETIVABLE. La ciencia busca objetivar, recortar un objeto, entonces todo el
tiempo AFUERA AL SUJETO. Lacan usa el concepto de FORCLUSIÓN, en el campo donde opera la
ciencia el sujeto queda excluido, pero al mismo tiempo fundado. Esta es la gran paradoja.

LA HIPÓTESIS DE LACAN ES QUE EL SUJETO COMO CONCEPTO NACE AQUÍ CON LA


CIENCIA (HIPÓTESIS CONTRA INTUITIVA).

El psicoanálisis demuestra CLÍNICAMENTE que mucho de lo que hacemos, pensamos y decimos está
determinado DESDE UN LUGAR DESCONOCIDO.

Si bien la estructura de las hipótesis del psicoanálisis podría estar dentro de cierto pensamiento hipotético
deductivo, LOS PROCESOS DE VERIFICACIÓN NO PODRÍAN SER LOS DE LA CIENCIA,
mucho menos de las ciencias duras, porque uno ve los presupuestos respecto del método experimental como
la posibilidad de replicación de los experimentos y esto es algo que el psicoanálisis no puede hacer. Por
ejemplo, en el psicoanálisis, el acto fallido es IRREPLICABLE, el solo hecho de que el sujeto esté
involucrado, hace que estos fenómenos no sean replicables, aunque SÍ PODEMOS FORMULAR LA
LEGALIDAD que los produce. La única manera de acceder a estos fenómenos y a formular la legalidad
que los produce es la VÍA DE LA CLÍNICA y, en este sentido los PROCEDIMIENTOS DE
VERIFICACIÓN DEL PSICOANÁLISIS NO SON LOS DE LA CIENCIA.

La clínica es un procedimiento de verificación totalmente distinto al de la ciencia, porque no se basa en esta


posibilidad de replicabilidad. En el sujeto no se puede hacer ningún cálculo posible (distinto de lo que
hace el conductismo), ya que no es predecible cuándo tendrá un acto fallido, no puede afirmarse que en
ciertas condiciones va a suceder algo, no hay posibilidades de previsión. Por esto el sujeto no es objetivable,
ni medible, ni mensurable. Ahora SÍ, SE PUEDE FORMULAR UNA LEGALIDAD, a través de la
construcción de CADENAS DE DETERMINACIONES PSÍQUICAS por las cuales se produjo un
olvido, pero se puede construir a POSTERIORI.
Uno de los soportes fundamentales para validar hipótesis es la CONSTRUCCIÓN DEL CASO.
Construir un buen caso que permita pensar una lógica no sólo en dirección de la cura, sino de ciertos
CONCEPTOS que se puedan poner a prueba.

En referencia a la legalidad, hay 2 LEYES que Freud va a plantear tempranamente: DESPLAZAMIENTO


Y CONDENSACIÓN, que rigen el funcionamiento del inconsciente. El inconsciente no se rige por las
leyes del pensamiento racional sino por otra legalidad.

ESCUELA INGLESA (Klein y Winnicott)

MELANIE KLEIN

WINNICOTT

ESCUELA AMERICANA

Escuela psicoanalítica desarrollada en EEUU. Tuvo lugar por medio de inmigrantes europeos de origen judio
entre quienes se encuentran Erik Erikson y David Rappaport, Heins Hartmann. Estos autores, más allá de
sus diferencias conceptuales, priorizaron al YO, al self, o al individuo, por sobre el inconsciente y el
ELLO. “Se caracterizó por privilegiar el yo (ego en inglés), el self o el individuo, en detrimento del
inconsciente y el sujeto” (Belucci: 1) No es necesariamente el yo freudiano (que también cambia de la
primera a la segunda tópica (en un primer momento vinculado a lo consciente, en una segunda tópica, a lo
inconsciente). En esta, el yo es más extenso que los sistemas preconsciente y consciente, porque las
operaciones defensivas del yo son inconscientes. Están en sintonía con el Yo de la primera tópica de
Freud. El self o individuo por sobre el inconsciente y el Ello, y esto se diferencia de lo que sucedía en Europa,
específicamente en Francia.

Yo: instancia y estructura psíquica

Self: aspecto subjetivo del yo, conjunto de representaciones de sí mismo que constituyen una estructura con
funciones específicas dentro del yo.

Las condiciones de emergencia de estas escuelas, las condiciones de producción, una posible explicación de su
origen la encontraremos en un texto de 1923 “el yo y el ello” de Freud, donde produce su segunda tópica
(ello, yo y superyó), y donde el yo adquiere lugar de concepto. Si bien había sido mencionado, a partir de este
texto se comienza a conceptualizar el yo. En este texto se destaca un aspecto pasivo o débil del yo, merced al
ello, al superyó y a la realidad (los vasallajes del yo). Tiempo después, tres años después, en el texto
“inhibición, síntoma y angustia” esto es revisado, y se destaca una fortaleza del yo a partir de considerar la
capacidad defensiva. Allí introduce nuevas defensas en relación con momentos conflictivos, y luego, en
1937, en “Análisis terminable e interminable”, uno de los últimos textos freudianos, atiende los aspectos
congénitos del yo. Todo lo cual habría sido tomado en el origen y enfoque teórico y práctico de los autores de
esta escuela americana, donde el centro estaba en el Yo en desmedro de la investigación del inconsciente.

Esta escuela suele vincularse con Hartmann, quien propuso una elaboración psicoanalítica desde una
perspectiva estructural, promovió el proyecto de armar una psicología general psicoanalítica, poniendo al
psicoanálisis en interrelación con otras disciplinas (la psicología social, etc.).
Fundamentalmente se va a centrar en dos áreas: la AUTONOMÍA y ADAPTACIÓN. Consideraba que
hay funciones en el yo que se originan y desarrollan en condiciones normales con independencia del
conflicto. Y cuando esto ocurre, se desarrollan las funciones de percepción, memoria, atención,
psicomotricidad, lenguaje e inteligencia, desde una zona libre de conflicto. Estas son las funciones autónomas
primarias del yo (Hartmann). Origen independiente de las pulsiones, independiente del conflicto,
presentes rudimentariamente desde el nacimiento. También postula la idea de una AUTONOMÍA
SECUNDARIA, función que de repente se origina como consecuencia del conflicto, en forma
defensiva del conflicto, contra fuerzas pulsionales que con el tiempo pueden independizarse del
conflicto defensivo, cambiar de función y ponerse al servicio de la adaptación. Un rasgo obsesivo
como la limpieza o el orden que son el resultado de un conflicto con la pulsión, de repente puede con el
tiempo cambiar de función, independizarse del conflicto defensivo y establecerse para el sujeto como un
rasgo de carácter, al servicio de la adaptación. “yo soy así". Es la solución de un conflicto, pero eventualmente
se produce un conflicto secundario diría Freud. (la persona puede cuestionarse eso y hacer terapia, trabajarlo
o por el contrario incorporar el síntoma en el yo. El punto es si eso es incorporado o si genera conflicto. A
veces puede ser incorporado y luego, posteriormente problematizado, puede suceder ambas cosas en dos
momentos.

AUTONOMÍA PRIMARIA: esas funciones con que cuenta el yo en condiciones normales, innatas, fuera
de conflicto, y que funciones que no obstante son el resultado de un conflicto, secundariamente pueden
cambiar de función, integrarse al yo entonces allí habría una autonomía secundaria: un rasgo obsesivo “soy
así”.

En los años 50-60 algunos autores americanos adoptaron una línea de pensamiento y práctica objetivista y
mecanicista, producciones teóricas que empezaron a considerar el proceso terapéutico como una
hermenéutica o la relación analítica paciente-psicólogo como participantes de la construcción de un
relato, si bien desde lugar no simétricos. Empiezan a cuestionar esas posturas objetivistas y mecanicistas y
empiezan a promover procesos terapéuticos hermenéuticos que consideran el contexto u otras variables.

Lo mismo con la relación analítica y la participación de ambos en lo que allí se construye. Lo que tiene
que ver con cómo se concibe a quien está del otro lado, que puede ser explícitamente situado en el lugar
de objeto o sujeto y, correlativamente eso impacta en lo que el profesional hace. Ej: si yo profesional, trato
una depresión, el paciente quedará objetivado dentro de la nomenclatura “depresivos”, o “la depresión”, eso
impactará en el modo (mecanicismo) en que el profesional realice su práctica, ya que hay un nombramiento,
un ubicar al paciente en el lugar de objeto “depresivo” y también una serie de pasos que el profesional tiene
que hacer de manera mecánica, como consecuencia de esa nominación (protocolización de tratamientos y en
algunos casos aparece menos obvio pero aparece). Esto da lugar a críticas de parte del psicoanálisis.

Continuidad con Freud: “Hartmann cuestionó la visión del yo como una estructura monolítica y unitaria,
y subrayó su complejidad y heterogeneidad, algo que Freud había notado en sus últimos trabajos sobre la
escisión del yo.” (p.2)

Ruptura con Freud: se centran en el yo, el self o el individuo, dejando de lado los conceptos de inconsciente
o sujeto. Rechazan la noción de pulsión de muerte.
Heinz Kohut - psicología del self y teoría del narcisismo. Este autor sostiene que el sujeto llega al complejo
de edipo con el self ya constituído. Según él, el self contiene al aparato psíquico. Según Kohut, modelos
freudianos sirven para patologías de conflicto típicas del neurótico, pero no para “patologías del déficit”
(patologías narcisistas).

Consecuencias clínicas de la Psicología del Yo

Debe existir una disociación adecuada (disociación instrumental) del yo del analista, y el paciente debe
lograr una autoobservación (yo observante) basada en sus funciones cognitivas (zona libre de conflictos).
Persona inanalizable: capacidades del yo (funciones autónomas primarias del yo) distorsionadas. Cierta
autonomía del yo respecto al conflicto, para analizar por qué se crea, capacidad de saber qué corresponde a sí
y qué a los demás. Alianza terapéutica: basada en la relación pregenital diádica (madre-hijo). Si hubo buena
relación, tendrá buenos procesos cognitivos y diferenciación de la realidad externa-interna. Analista:
búsqueda del insight (comprensión de sus conflictos).

Aportes de la Escuela Americana a la psicopatología

Trabajos sobre “patologías narcisistas” y “personalidades borderline”.

Stern (1936) - borderline - “pacientes con sentimiento difuso de inseguridad, hiperestesia afectiva y
desfallecimiento de la estima de sí mismos, todo ello atribuido a una carencia narcisista fundamental.”

Deutsch (1942) - “Personalidades como si.” “Algunas formas de trastornos emocionales y su relación con la
esquizofrenia.” - apariencia normal, pero falta de autenticidad en sus relaciones.

Wolberg (1952) - borderline - mecanismos sadomasoquistas en sus relaciones interpersonales, similar a


relación padre-niño ambivalente. Defensas más arcaicas que los neuróticos. Criterio de realidad preservado (a
diferencia de los psicóticos).

Schmideberg (1959) - borderline - “defecto de modulación emocional y de tolerancia de la angustia y


afectos depresivos, sus comportamientos excesivos y tendencias a la acción destinados a luchar contra el vacío
interior, su tolerancia a la frustración y sus trastornos en la capacidad de realizar juicios razonables.”

Kohut (1971) - trastornos narcisistas de la personalidad - entre las psicosis y los cuadros fronterizos -
incapacidad para regular su estima y su necesidad de confirmar una imagen grandiosa de sí mismos,
insistiendo en el papel patógeno que en la psicogénesis juegan las decepciones narcisistas, la ausencia de
empatía y la inadecuación a las necesidades del niño por parte de los padres. Dialéctica entre gratificación y
desilusión narcisista.

2) DESEO PARA FREUD Y LACAN

FREUD: El sueño es una realización del deseo inconsciente. Al deseo hay que pensarlo como deseo
inconsciente. La tesis fundamental: los sueños son una realización de deseos. El deseo hay que revelarlo,
a través de la interpretación del sueño.
La primera diferencia que hay que hacer es que realización no es equivalente a satisfacción. El Deseo no se
satisface, SE REALIZA. El deseo siempre está INSATISFECHO. Lo que sí se satisface es la PULSIÓN.
El Deseo se realiza en el sueño.

Este deseo al que Freud alude es absolutamente EXCÉNTRICO A LA CONCIENCIA Y AL YO, no


puede ser enunciado en primera persona (yo quiero). Si yo enuncio en primera persona, eso es un
ANHELO, y está en el terreno del yo, pero no es un deseo en los términos que Freud lo piensa.

Ese deseo inconsciente lo vamos a DESCIFRAR EN EL TEXTO DEL SUEÑO, en especial cuando se
van desplegando las asociaciones del soñante. Esto no se refiere a un Yo.

Cuando Freud tiene que ir un poco más lejos y aproximarse a la manera en que se constituye y estructura el
deseo, propone una referencia que tiene que ver con una vivencia muy temprana u originaria que luego
LACAN, al releer a Freud, va a señalar que no se trata de una experiencia que se pueda ubicar en la realidad
como tal, sino tiene el carácter de un RELATO DEL ORIGEN, y en ese sentido sería una EXPERIENCIA
MÍTICA (volver representable un origen). Mítica porque la función que tiene el mito es VOLVER
REPRESENTABLE UN ORIGEN. Si uno se pregunta el origen del lenguaje, la lingüística no puede dar
respuesta a esto. No hay manera de responder esta pregunta, pero sí se la puede representar de una manera,
sólo que al hacerlo estamos construyendo un mito. EL MITO INTENTA DAR CUENTA DEL
ORIGEN EN LA MEDIDA QUE EL ORIGEN ES IMPENSABLE. Freud lo llama LA VIVENCIA O
EXPERIENCIA DE SATISFACCIÓN. Lacan va a darle el carácter de mito porque es el intento de
responder a la pregunta del origen del deseo, cómo se origina el deseo. Poder ubicar esto es un modo de
definir más claramente qué es el deseo, cuál es su estructura.

La experiencia que Freud propone para pensar el origen del deseo se remonta a los primeros tiempos de un
recién nacido en su ENCUENTRO CON EL OTRO, y en particular con quien va a ser el otro más
significativo en ese primer momento que es la madre, EL OTRO MATERNO. En realidad, no es la
madre, sino el pecho materno.

Freud en distintos momentos va a caracterizar al recién nacido en una situación de DESVALIDO,


INDEFENSO O DESAMPARADO, todavía no es capaz de efectuar la acción específica, por ej. la
posibilidad de procurarse el alimento. Para poder procurarse el alimento, ese niño DEPENDE DE
MANERA ABSOLUTA DEL OTRO. El estado de indefensión está relacionado con la falta de recursos
efectivos para poder procurarse el alimento pero también la absoluta dependencia del otro, lo cual tendrá
enormes consecuencias para el sujeto.

TODA NUESTRA EXISTENCIA COMO SUJETO ESTÁ CONDICIONADA POR ESE ORIGEN,
ESE PUNTO DONDE, EN EL ORIGEN, ESTÁ EL OTRO Y DEL QUE DEPENDEMOS. Pero
también ese otro va traducir el grito (descarga motriz de la atención), el otro leerá ese grito como una
necesidad (tiene hambre), el poder del otro no sólo será real sino también un PODER SIMBÓLICO. En el
encuentro del niño con ese otro, ese cuerpo que Freud lo ubica como un cuerpo arrojado al mundo
literalmente, ese cuerpo está atravesado por TENSIONES que tienen que ver con lo que Freud llama las
grandes necesidades corporales (el deseo no es necesidad). Entonces se va a producir un encuentro (muchos
años después, cuando Freud retome estas experiencias constitutivas como algo distinto: en el inicio hay un
desencuentro). Aquí supone un encuentro medianamente feliz, en el sentido de que esto RESUELVE LA
TENSIÓN producto del hambre, un encuentro entre ese cuerpo hambriento que todavía no es un sujeto,
no hay todavía aparato psíquico, ese cuerpo hambriento, y el objeto que podría calmar esa tensión que sería el
pecho materno, no la madre.

Tenemos por un lado esa TENSIÓN que tiene que ver con el hambre y por otro lado el OBJETO que calma
esa tensión que es el pecho. Este OBJETO es llevado de su condición que procura alimento a algo que va a
tomar otro estatuto. Cada una de estas dos referencias: por un lado, la TENSIÓN producto del hambre, por
otro el OBJETO que calma la tensión van a dejar una HUELLA. En este modelo de Freud hay un PURO
CUERPO donde todavía no hay representación, no hay huella, no hay nada psíquico, y es esta primera
experiencia deja DOS HUELLAS: la huella de la tensión producto del hambre, y la huella del objeto
que permitió resolver esa tensión.

Acá viene una cuestión fundamental acerca de cómo Freud piensa el inconsciente y el deseo porque para
Freud EL INCONSCIENTE Y EL APARATO PSÍQUICO ESTÁN ESTRUCTURADOS COMO
UNA RED DE HUELLAS O REPRESENTACIONES CONECTADAS POR DISTINTOS
CAMINOS (Bahnung - bahn: vías del tren). Esta palabra implica que entre estas huellas se establecen
DISTINTAS VÍAS O CAMINOS (echeverry traduce como VÍAS FACILITADAS O
FACILITADORES). Lo que esta palabra da a entender es que entre las huellas que van a componer el
aparato psíquico SE VAN A ESTABLECER DISTINTOS CAMINOS POSIBLES.

Aquí hay una hipótesis verificable en la clínica que también se la podría pensar en relación al sustrato
neuronal, que es que esas huellas y esos caminos van a ser recorridos, transitados por una energía ligada a la
sexualidad que es la LIBIDO = QUANTITÉ (Q), cantidad. Hay una cantidad-libido de energía que
circula por estas huellas y caminos. El aparato psíquico está constituido por representaciones o huellas y
por una energía específica que va recorriendo esos caminos, se inviste o carga de determinadas
representaciones. HIPÓTESIS: ESA CANTIDAD TIENDE A CORRER SIEMPRE LOS MISMOS
CAMINOS. Los caminos que recorremos en nuestra vida los volvemos a recorrer una y otra vez. Esa
cantidad, esa energía producto de la tensión del hambre va a recorrer el mismo camino que recorrió el
hambre tratando de encontrar el objeto real (el pecho). pero el objeto real, una vez que aconteció la
experiencia, queda perdido. EL OBJETO DEL DESEO ES UN VACÍO, UN LUGAR DE PÉRDIDA,
porque NO LO VA A PODER ENCONTRAR EN EL CIRCUITO DE LAS HUELLAS Y
REPRESENTACIONES, LO ÚNICO QUE VA A ENCONTRAR ES UNA HUELLA.

El objeto como tal queda perdido, lo cual significa que EL DESEO SE SOSTIENE EN LA RELACIÓN A
UN VACÍO, el lugar que se recorta no es un objeto concreto, si no, no sería deseo. Aunque ese bebé vuelva a
encontrarse con ese pecho materno, ya no será como la primera vez. hay algo que quedó configurado
como pérdida. Hay una primera experiencia que no es repetible, con esta lógica hay que pensar el deseo.

Pero Freud no sólo supone que esta cantidad de energía vuelve a investir la huella de ese pecho del primer
encuentro, sino que es un aparato psíquico rudimentario, no está plenamente constituida como tal, entonces
ese bebé no tiene ningún medio para reconocer y distinguir la verdadera percepción del recuerdo, entonces
freud supone que ese bebé, cuando la huella del objeto es investida nuevamente, ALUCINA ESE OBJETO.
O sea que LA PRIMERA MODALIDAD QUE TOMARÍA LA REALIZACIÓN DEL DESEO ES
ALUCINATORIA, COMO EN EL SUEÑO, que se vuelve a actualizar el funcionamiento primario del
aparato psíquico.

En el SUEÑO tenemos registro de que el sueño está sucediendo y se nos presenta como real, el sueño
tiene algo de alucinatorio. En el sueño se vuelve a actualizar ese modo primario de funcionamiento del
aparato psíquico. ¿Qué sucede en la experiencia del sueño? que no solo vemos lo que el sueño nos muestra,
sino que tenemos registro de que realmente está sucediendo, o sea que la experiencia del sueño tiene algo
de alucinatorio en este sentido.

El bebé no tiene capacidad de diferenciar el recuerdo o el pensamiento y la verdadera percepción. A


eso Freud va a llamar JUICIO DE REALIDAD. El bebé como no tiene esta capacidad de distinguir la
investidura de la huella del objeto en sí, efectivamente puede tener la creencia de que está ante el pecho
materno. Pero si esta situación se prolongara en el tiempo, sería anti adaptativa, incluso potencialmente
mortífera, porque el objeto real no aparece, el hambre sigue, el bebé moriría. Acá se introduce la necesidad
de algo que le permite al niño distinguir el deseo de la realidad (PROCESO SECUNDARIO,
PRECONCIENTE).

Acá se introduce una referencia central que es la referencia al CAMPO DE LA REALIDAD. El campo de
realidad introduce que el deseo, para poder realizarse y no ser mortífero, tiene que sostenerse en ciertas
CONDICIONES DE POSIBILIDAD. Esas condiciones son las que hacen posible que el DESEO
CIRCULE, porque el deseo, dice Freud es la circulación, el movimiento de esta cantidad entre las
huellas. No es que el deseo es el deseo del pecho, si no el movimiento que se traduce entre las distintas
representaciones y que si bien no se detiene en ninguna en particular, sí podemos decir por dónde circula.

La pregunta es ¿por dónde va el deseo para cada uno de nosotros?, ¿cuáles son los lugares donde podemos
reconocer que hay un deseo? Podemos reconocerlo en distintos lugares. donde reconocemos que hay un
deseo, son esos puntos donde, cuando nos encontramos allí, aparece un REGISTRO DE VITALIDAD Y
ENTUSIASMO. Parte de lo que uno puede describir en el análisis es descubrir por dónde circula el deseo. El
deseo es una circulación, un movimiento. A veces ese movimiento del deseo queda frenado, este registro
de que la vida de una persona está apagada. Poner en movimiento esa circulación del deseo permite que algo
se active, ese efecto de entusiasmo, y ese es uno de los puntos más interesantes que puede tener el análisis:
encontrar las condiciones que hacen sostenible el deseo.

En este sentido, la libido sería la energía que permite que el deseo circule. En el sueño el deseo se lee en
eso que se va desplegando en el TRABAJO ASOCIATIVO, En ese relato que cada soñante va a
asociando y el analista puede interpretar por dónde va el deseo del sueño.

La última vuelta con Freud es que, si bien el deseo no tiene un objeto, porque el objeto del deseo es un vacío
y no se lo puede formular en términos de “deseo x cosa”, hay una expresión no está en Freud que es la de
OBJETO SEÑUELO. Si bien el deseo tiene como objeto el vacío, el deseo no es en líneas generales una pura
relación al vacío. Hay una afección, un modo de presentación bastante recurrente en la clínica donde el deseo
se configura como la pura relación a una nada que son las ANOREXIAS. Hay una fórmula que plantea
Lacan que es que las anoréxicas no es que no comen, sino que tienen un DESEO DE NADA, y en ese
sentido comen nada. El objeto de las anoréxicas es un vacío. Y esto tiene que ver con su relación a un
otro. El deseo en estado puro es absolutamente arrasador.

Salvo el caso de las anorexias, el deseo nunca es una relación a un puro vacío, porque hay OBJETO
SEÑUELO, por ejemplo, “recibirnos de psicólogos”. Ese punto donde siempre hay algo que nos tienta en
relación a este movimiento del deseo y que podemos ponerle un nombre y darle de alguna manera alguna
representación, pero que al mismo tiempo hace que el deseo no sea mortificante, porque no sería en relación
con un puro vacío, sino en relación con algo (ser psicólogos), que funciona como la “zanahoria del burro”, en
el sentido de que cuando alcancemos esto (obtener el título), vamos a ser felices (sabemos que nunca es del
todo así). Siempre hay algo en ese movimiento del deseo que se nos va a escapar, pero no dejamos de suponer
que es algo finalmente lo que nos va a permitir llegar a ese momento de encuentro, porque si no, como las
anoréxicas, nuestra relación al deseo sería a un puro vacío.

DESEO PARA LACAN

El deseo Lacan en algún texto lo va a diferenciar de la apetencia. La apetencia estaría dentro del mundo
animal, de hecho, Hegel piensa el pasaje de la apetencia al animal al deseo porque se pierde la naturalidad
del objeto, sólo que Hegel se refiere a una lucha a muerte entre algo que no son estrictamente seres
humanos, pero en la cual uno de los dos retrocede y queda ubicado como esclavo en relación al amo.
Entonces la manera de pensar al inconsciente es en su RELACIÓN AL OTRO, al otro como
LUGAR, como CONJUNTO DE SIGNIFICANTES.

Lacan destaca de Hegel la dialéctica del amo-esclavo: para que el deseo en términos de Hegel sea un deseo
propiamente humano y se diferencie de la apetencia animal, el objeto del deseo tiene que ser NO
NATURAL. Si el objeto es natural como el alimento, eso es lo que caracteriza la apetencia. El animal obtiene
el objeto que puede saciar el hambre, el hambre se calma, y cuando se reedita el ciclo de la necesidad, puede
requerir de ese objeto que vuelve a llamar el hambre y así. Este es el ciclo de la apetencia animal, que es un
ciclo natural.

Ahora el deseo va a recaer sobre un objeto no natural. En Freud habíamos ubicado que el movimiento
del deseo se da alrededor de un vacío que es el lugar del objeto perdido. En Hegel la cuestión es distinta y
Lacan va a tomar estos elementos, porque el objeto de deseo es otro deseo. Esto es totalmente novedoso y
establece un corte con el mundo animal, porque el animal no desea otro deseo. En el mundo humano
efectivamente de eso se trata y entonces Hegel propone una fórmula que Lacan retoma y se la apropia: “el
deseo del hombre es el deseo del otro”. Acá está el truco, porque la versión hegeliana es el otro con
minúscula, que es la versión más imaginaria que va a tomar Lacan como punto de partida para llegar a la otra
fórmula (Estrictamente lacaniana) donde el OTRO es con mayúscula y que tiene un alcance distinto. Se
dicen igual, pero al escribir el otro con minúscula o mayúscula el alcance de la fórmula es distinto.

El deseo es el deseo del otro (con minúscula): Esto tiene que ver con fenómenos a nivel de lo imaginario
y que son bastante fáciles de captar en nuestra vida cotidiana, en nuestro vínculo con otros (fenómeno querer
lo que come el que está en la mesa de al lado). Hay una cuestión estructural: sobre lo que recae el deseo es
sobre el deseo del otro. En ese punto lo que verdaderamente deseo no es el plato de comida, sino el deseo
del otro que recae ahí. Deseo, eso que nos mueve en la vida y que, para Hegel, y en este punto para Lacan,
tiene que ver con un objeto no natural pero además no hay nada que podamos definir como un deseo
estrictamente propio, porque el deseo siempre tiene que ver con el deseo del otro. No es que existan
objetos que intrínsecamente serían para nosotros objetos del deseo, sino que se vuelven objeto de deseo
porque están atravesados por el deseo del otro. Es una cadena, un desplazamiento, por eso el
desplazamiento tiene una estructura metonímica. Esa es una conclusión a la que va a llegar Lacan: el deseo
está estrechamente ligado a la metonimia porque todo el tiempo ese objeto del deseo se desplaza. Esto es fácil
de verificar en la vida: hay algo sobre lo cual se posa nuestro deseo, lo obtenemos, y ya no es eso, es otra cosa,
es decir el DESEO SE VA DESPLAZANDO, pero no puede ser de otra manera porque la estructura
del deseo es esa. Nunca el deseo va a consistir en algo que una vez que alcanzamos dejaríamos de desear, a
menos que suceda lo que en la novela de Boris Vian “la hierba roja”. En esa novela, hay un personaje que es
un perro que habla. Este perro tiene un objeto de su deseo que es un extraño animal llamado Wapiti. Nadie
sabe exactamente cómo es, pero ese sería el objeto de su deseo. En determinado momento, el perro encuentra
al Wapití y a partir de allí se convierte en un idiota babeante, se aferra al wapití, no puede soltarlo, emite un
silabeo sin sentido, deja de hablar y de vincular con otros. Eso pasaría si el deseo pudiera encontrar su objeto,
pero la estructura del deseo consiste en desplazarse todo el tiempo. El wapití es un lugar que siempre se va
desplazando.

Volviendo a HEGEL, una tercera apoyatura del deseo como deseo del otro, tiene que ver con una
encuesta que hacen norteamericanos que da como resultado que: “lo que resulta más atractivo no eran sólo al
menos ciertas características físicas del otro, o la forma o color del ojo, sino que lo que funciona como un
detonante del deseo es el REGISTRO DE SER DESEADO”. Lo que causa el deseo en relación a un
otro, es encontrar lugar en su deseo. Otra vía para ubicar esta idea: el objeto del deseo finalmente es
otro deseo, lo cual está bien, pero no deja de ser una aproximación imaginaria. Así es como funciona el deseo
si lo pensamos en términos imaginarios, en relación a los otros, a los semejantes. Hasta ahí con Hegel
alcanzaría.

Pero como Lacan introduce el deseo del GRAN OTRO (con mayúscula), ¿qué significa entonces la
fórmula? Tiene que ver con MARCAS, con el lugar que el sujeto ocupa en relación al esas marcas, pero
aquí lo importante es el modo en que se estructura la neurosis como uno de los modos de relación al otro:
en la neurosis ese conjunto de marcas, el otro como lugar, está marcado a su vez por algo que lacan
define como una FALTA, un concepto medio abstracto: ninguno de esos significantes del otro podría
decirnos qué somos como sujetos, porque recuerden que el sujeto está representado por un significante para
otro significante, por lo tanto no hay tal cosa como un ser del sujeto (en la psicosis es diferente). En ese
punto, donde ninguno de los significantes del otro nos da un SER, en ese lugar de la falta en el otro, lo que se
va a formular es una pregunta, sacándola del terreno imaginario, una pregunta inconsciente, que nadie se
formula a nivel del yo, si no que en todo caso hay que recorrer en el análisis: QUÉ LUGAR OCUPAMOS
COMO SUJETOS EN ESE CONJUNTO DE SIGNIFICANTES DEL OTRO. La pregunta por EL
DESEO DEL OTRO, con mayúsculas, tiene que ver con eso que está en el fundamento de todos nosotros
como neuróticos en relación a qué lugar ocupamos ahí, en esas marcas, cuál es nuestro lugar en ese
conjunto de marcas que son las que nos ubican en la vida de una determinada manera.

Lacan, cuando le tiene que dar una forma más fácil de captura, lo trabaja en relación a una referencia literaria,
a una novela y a una alegoría:
Por un lado, toma una novela escrita por un autor francés del siglo XVIII Jean Casot, “El diablo
enamorado”, donde una persona convoca al diablo en determinado momento, y el diablo se le
presenta bajo la forma de un camello, y con una voz totalmente cavernosa le pregunta en italiano
“qué vuoi?”. Esta frase es la que recorta Lacan “¿Qué quieres?”. Esa es la pregunta que le hace el
diablo a este personaje que lo invoca. Lacan deliberadamente fuerza la traducción de esta frase y le
agrega un “me”, en el sentido de “qué me quieres”, es decir ¿CUÁL ES MI LUGAR EN TU
DESEO?, esa es la pregunta que Lacan formula por el deseo del otro, que es interesante que la
ponga en boca del diablo, porque es una pregunta que nos inquieta, nos angustia. Lacan va a
relacionar a esa pregunta por el deseo del otro, con un fenómeno clínico, un afecto central en la
clínica psicoanalítica, que es el AFECTO DE LA ANGUSTIA, y va a plantear que la angustia es
el afecto que se produce cuando nos encontramos por la pregunta sobre qué lugar tenemos
en el deseo del otro.

La otra referencia que es una especie de alegoría, es una escena imaginaria que propone Lacan a su
audiencia cuando da el seminario de la angustia, que es: ¿qué pasaría si nos topamos con una
mantis religiosa gigante? Sería bastante amenazador, porque además no es un animal
especialmente pacífico y tiene cierta característica caprichosa, en el sentido de que UNO NO SABE a
quién se va a comer y cuándo, incluso la hembra se come la cabeza del macho después de copular.
Lacan dice, si nos encontráramos con este bicho horroroso y además, sin saber si nos va a comer o no,
por supuesto que se nos plantearía qué lugar tenemos para este bicho, si ocupamos
efectivamente el lugar de su alimento o no, qué somos para él. Pero hay un problema, y este es el
punto por el que Lacan propone este ejemplo: que, como la mantis es un insecto, tiene los ojos
facetados, por lo tanto no nos podemos ver en los ojos de la mantis religiosa, NO PODEMOS
VER NUESTRO REFLEJO AHÍ, como sí podemos verlo en los ojos de otro, de otro
humano. Entonces esto se nos presenta de un modo totalmente OPACO, no sabemos qué somos,
qué lugar tenemos en ese deseo del otro y ahí es donde emerge la angustia, en ese punto donde no
podemos ver una respuesta a esta pregunta. Afortunadamente, en nuestra vida ordinaria,
tenemos modos de darnos respuestas a esto que nos permite ir por la vida bastante tranquilos, pero
hay algunos momentos donde la cosa no es tan simple.

Esto es lo que Lacan formula, la cuestión del deseo del otro como una cuestión estructural, pero por
supuesto que esta cuestión estructural que se plantea en relación al Otro, se va a proyectar al plano
imaginario, y esas son las preguntas que nos hacemos todo el tiempo con respecto a distintos otros en
nuestra vida, en particular en relación a nuestro partenaire, qué soy para Fulano? ¿Me tiene en cuenta? ¿no
me tiene en cuenta? ¿me escribió? ¿se acordó de mí?. Esas cuestiones totalmente imaginarias, son la
PROYECCIÓN AL CAMPO IMAGINARIO de una pregunta fundamental del sujeto: QUÉ
LUGAR TENGO EN ESE CONJUNTO DE MARCAS DE MI OTRO, porque ese partenaire
representa de alguna manera al GRAN OTRO. Y esos son los líos que nos armamos en nuestros vínculos,
los líos no son con cada uno de los semejantes, en gran parte ES TODO LO QUE PROYECTAMOS AHÍ
DE NUESTRO OTRO.

La película “lo que queda del día”, encarna la posición de servidumbre del otro, del obsesivo grave y este es
un obsesivo gravísimo, no por sus síntomas, sino por la posición de total APLASTAMIENTO DEL
DESEO. El protagonista está orientado al deber. Hay gente que está aplastada en el deseo mucho más allá del
deseo sexual, aplastada en el deseo en general. Los obsesivos graves, cuanto más complicados son, más
aplastados están en relación con eso. El personaje de “Lo que queda del día”, es insoportable, porque no
puede hacer ningún movimiento en relación a eso, y cuando está esbozando algún movimiento en
relación al deseo, se frena.

Eso que inició como la puesta en juego de un deseo, por ejemplo, una carrera, pero que para poder realizarse
hay que asumir compromisos que quizá no nos gusten, es la relación que plantea Freud entre el principio
de placer y el principio de realidad. El principio de realidad le marca al principio de placer sus condiciones
de posibilidad. El truco está en que el deseo no se pierda en el camino.

Por otro lado, en algunos sujetos más que en otros, el deber o más que el deber, la PROHIBICIÓN,
funciona como una condición que potencia el deseo. Ahí donde hay una prohibición, el deseo aumenta
en intensidad, y esto a los obsesivos a veces los complica, porque es uno de los modos de sostener la
posibilidad de un deseo: un deseo prohibido que, cuando encuentra el objeto del deseo prohibido, el deseo
cae en picada.

Lacan va a plantear que el deseo tiene una relación con la METONIMIA: el objeto se va desplazando.
Cuando uno cree que tiene el wapití, no es eso, porque en términos de Freud, sigue siendo válido. EL
OBJETO DEL DESEO ES UN VACÍO, y aquí aparece una fórmula un poco abstracta y filosófica: EL
DESEO ES LA METONIMIA (EL DESPLAZAMIENTO) DE LA FALTA EN SER”, porque para
Lacan, esa falta no tiene que ver con tener. No tenemos algo, sino que nuestro propio ser es una falta,
porque no hay ningún significante del otro que nos diga lo que somos. Es fuerte pensarlo así, pero para
Lacan, el ser del sujeto es una falta, y en realidad lo que plantea esta fórmula es que entonces, el objeto que
se va desplazando no es un objeto concreto sino una FALTA. El deseo es el desplazamiento de una falta o
el movimiento en torno de un vacío en términos de Freud. Aquí, no es que piensen cosas distintas Freud y
Lacan, pero llegan desde lugares diferentes. Sobre todo en Lacan, que dice que esto no se puede pensar sin
la relación al otro.

La METÁFORA le interesa a Lacan para pensar cuestiones de la clínica psicoanalítica y, en particular, esos
modos de retorno de lo reprimido que ya habíamos ubicado en Freud, que son cuatro: acto fallido,
síntoma, sueño y chiste. A esos cuatro, Lacan los va a agrupar como FORMACIONES DEL
INCONSCIENTE. Estas formaciones del inconsciente, tienen una estructura metafórica, son todas
formaciones metafóricas, de lo reprimido, de lo inconsciente, de un significante inconsciente. Lacan propone
que “el sueño es la metáfora del deseo como tal”, por eso, para leer el deseo, nada mejor que el sueño”.

3) Fundamente la siguiente afirmación: “El complejo de Edipo es DISIMÉTRICO para


niños y niñas” Articule en sus respuestas las consecuencias psíquicas que inscribe el
atravesamiento del Complejo de Edipo ¿Cómo lo retoma LACAN?

En la primera plasmación sobre la interpretación de los sueños, Freud va a abordar los sueños que tienen
como contenido la MUERTE DE UNA PERSONA QUERIDA, dentro de los cuales va a destacar
aquellos que generan un sentimiento de profundo dolor que se sostiene al despertar. En estos sueños se
pone en escena el DESEO DE QUE ESA PERSONA MUERA. Ahora bien, no se trata de un deseo
actual, a menudo ponen a jugar el cumplimiento de un deseo expirado, que ha sido enterrado, que ha sido
reprimido, pero que por su emergencia en el sueño es posible suponer alguna especie de supervivencia. Eso va
a permitir inferir que en algún momento, particularmente en la infancia, lo deseó.

Esto va a llevar a establecer una caracterización del alma infantil, empezando por la exploración del
vínculo con los hermanos y las hermanas. Este vínculo está teñido de un RASGO DE HOSTILIDAD,
inclusive en aquellos hermanos que en actualidad tienen vínculo amistoso.

El niño suele ser egoísta, va a abogar por la satisfacción de sus necesidades. Todo aquello que se le atraviese en
ese camino hacia la satisfacción, será entendido como COMPETIDOR/OBSTÁCULO. En ese lugar van a
estar los hermanos primero, y luego los compañeros de juego. ¿Qué pasa con los padres, que son los
encargados de los primeros cuidados, y de brindar las primeras satisfacciones? Por regla general los sueños de
muerte (de los niños y adultos) de las personas queridas, se dirigen al progenitor del mismo sexo, de
manera que es posible establecer muy tempranamente una preferencia sexual del niño respecto de uno de
los progenitores del sexo opuesto y un odio correlativo hacia el progenitor del mismo sexo que
resulta por tanto un COMPETIDOR o RIVAL respecto del amor del progenitor, entonces su
desaparición se volvería deseable.

Esta teoría también está soportada en la explicación del efecto que la saga de Edipo. Edipo, hijo de Layo (rey
de Tebas) y de Yocasta, es abandonado siendo niño de pecho, porque un oráculo había anunciado a su padre
que ese hijo, todavía no nacido, sería su asesino. Es salvado y criado como hijo de reyes en una corte
extranjera, hasta que, dudoso de su origen, recurre también al oráculo y recibe el consejo de evitar su patria
porque le está destinado ser el asesino de su padre y el esposo de su madre. Entonces, se aleja de la que cree su
patria y, por el camino, se topa con el rey Layo, a quien da muerte en una disputa repentina. Después llega a
Tebas, donde resuelve el enigma propuesto por la Esfinge que le ataja el camino. Agradecidos, los tebanos lo
eligen rey y lo premian con la mano de Yocasta. Durante muchos años reina en paz y dignamente, y engendra
en su madre, no sabiendo quién es ella, dos varones y dos mujeres, hasta que estalla una peste que motiva una
nueva consulta al oráculo de parte de los tebanos. Aquí comienza la tragedia de Sófocles. Los mensajeros
traen la respuesta de que la peste cesará cuando el asesino de Layo sea expulsado del país. Pero, ¿quién es él?
«Pero él, ¿dónde está él? ¿Dónde hallar la oscura huella de la antigua culpa?».

La acción del drama no es otra cosa que la revelación, que avanza paso a paso y se demora con arte (trabajo
comparable al de un psicoanálisis), de que el propio Edipo es el asesino de Layo pero también el hijo del
muerto y de Yocasta. Sacudido por el crimen que cometió sin saberlo, Edipo ciega sus ojos y huye de su
patria. El oráculo se ha cumplido.

Freud dice que la explicación del contenido trágico está en el CONTENIDO, no en la estructura, porque
SE PONE EN ESCENA UN DESEO INFANTIL, sólo que nosotros en algún momento separamos la
pulsión sexual (la madre) y los celos de padre, y huimos espantados frente a alguien que ha llevado a cabo un
deseo incestuoso así.

SEGUNDA PLASMACIÓN: SEPULTAMIENTO DEL COMPLEJO DE EDIPO - LIBRO XIX


El complejo de Edipo es el fenómeno central de la sexualidad infantil. Es contemporáneo de una fase
central: la FASE FÁLICA y es el fenómeno central de esa fase. Pero, en un momento, el complejo de Edipo
es SEPULTADO y continuado por el período de LATENCIA.

Es sepultado por tres respuestas generales análogas: por profundas desilusiones, por su imposibilidad
interna, por falta de satisfacción esperada. Freud allí habla de la niña que quiere ser la amada predilecta
del padre, o del varoncito que considera a la madre como su propiedad. Lo importante es entender qué
función viene a cumplir, qué funciona, qué viene a ese lugar, en razón de qué. En términos generales,
por alguna de estas cuestiones es sepultado el complejo de Edipo. En algún momento, esa función falla,
implica una ausencia, y es necesario que ocurra, y constitutivo de la subjetividad.

PENE, FALO, CASTRACIÓN

El complejo de Edipo es contemporáneo de la fase fálica en la que prevalece la premisa fálica: todos tienen
pene, tanto para el niño como para la niña.

En el caso de la NIÑA, sucede algo que tiene que ver con la FALTA. A la mujer, en lo real, no le falta nada,
solo que lo que se le plantea como percepción de los genitales femeninos, se plantea en términos de falta,
porque lo que está operando allí es un ELEMENTO SIMBÓLICO, que es en principio el pene, luego el
falo.

En el caso del NIÑO, se trasluce un INTERÉS INEQUÍVOCO por esa parte del cuerpo (su pene, sus
genitales), una ocupación de esa parte, que, en algún momento, de manera más o menos reiterativa o
explícita, da lugar a REPRIMENDAS por parte de adulto, lo que Freud llama AMENAZA DE
CASTRACIÓN, si sigue en la exteriorización de ese interés, esa parte le será arrebatada, quitada,
comentario que operará como amenaza).

La hipótesis de Freud es que el complejo de Edipo y la fase fálica, se SEPULTAN como consecuencia de
esta AMENAZA DE CASTRACIÓN, pero no tan rápidamente. Hay un primer momento en que el
niño desobedece, descree la posibilidad de la castración, hasta un segundo momento, que Freud ubica en la
observación de los genitales femeninos que le escenifican la posibilidad de la castración, le representan la
posibilidad de la pérdida. Entonces allí, la amenaza de castración se hace posible, motivo por el cual estalla
un CONFLICTO: entre sostener el objeto incestuoso, resignar el objeto incestuoso, y conservar el interés
narcisista por esa parte del cuerpo. Lo que resuelve es resignar, SEPULTAR EL COMPLEJO DE EDIPO
(pág. 184): “Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad del
padre, o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ahí el núcleo del superyó, que toma
prestada del padre su severidad, perpetúa la prohibición del incesto y, así, asegura al yo contra el retorno
de la investidura libidinosa de objeto”.

Entonces para que el niño se escenifique la posibilidad de castración tiene que darse la SUMA DE LOS
MOMENTOS CONJUGADOS: la amenaza de castración + la observación de genitales femeninos (que
representan la posibilidad de pérdida) = Estalla conflicto entre sostenerse en esta posición incestuosa con
riesgo a la castración, o conservar esa parte y resignar ese objeto incestuoso (la madre, no la parte tan preciada
del cuerpo). Lo que resulta es la resignación del objeto incestuoso que es sustituido, es incorporado en
el Yo, como consecuencia de la conformación del núcleo del superyó (la voz interna que entre otras
cosas reasegura la emergencia de deseos incestuosos). Y se inicia el período de latencia. Deseo incestuoso y
fase fálica van juntos.

COMPLEJO DE EDIPO EN LA NIÑA

Hay un primer momento que el clítoris funciona como análogo al pene. Esto es seguido de un
vislumbre de perjuicio por comparación con un compañero de juego. No obstante, una de las primeras
hipótesis que se formula es que luego le crecerá, hasta que finalmente se desengaña y esto es tomado, no
como una diferencia sexual, sino como algo que alguna vez tuvo y le fue arrebatado, en el sentido de la
CASTRACIÓN. Ese elemento que llamamos cuarto, podríamos llamar FALO. Luego de un desengaño y
de la creencia inicial, finalmente acepta la castración como EFECTO CONSUMADO.

Aquí encontramos una primera diferencia en la castración entre el niño y la niña. En la niña, Freud la
INTRODUCE en el complejo de edipo y en el NIÑO PONE FIN al complejo de edipo, lo saca del
complejo de Edipo.

Ahora, esa castración no se da sin intento de RESARCIMIENTO. Vamos a ver a dónde va a buscar eso que
fue leído como castración de algo que alguna vez tuvo. Del lado de la niña, la va a conducir a un CAMBIO
DE OBJETO, del objeto madre al objeto padre, donde mediante una ecuación simbólica que pondrá en
equivalencia al pene con el hijo, irá a buscar, en un primer momento, un hijo del padre.

Habrá tres cambios: primero, cambio de zona erógena, del clítoris a la vagina, consecuencia de la
aceptación de la castración como hecho consumado. El clítoris viene al lugar de eso que es ubicado como
perjuicio, pero que “ya le crecerá”. El punto del pasaje del clítoris a la vagina es el punto de aceptación de la
castración. Eso traería consecuencias naturalmente en el cuerpo y en las posibilidades de satisfacción, de la
sexualidad.

Un segundo cambio tiene que ver con el objeto (de la madre al padre); y un tercer cambio de
EQUIVALENCIA SIMBÓLICA PENE-NIÑO, en un primer momento del padre, y luego con el Edipo
resuelto, se sustituye al padre por un otro hombre heteronormativo, buscando tener un hijo de un
hombre sepultado el complejo de Edipo. Respecto de la niña, las cosas se le presentan más lagunosas y
oscuras, ya que encontraría eso que le fue arrebatado, en el hijo de un hombre. El deseo de una mujer por
tener un hijo, a veces irrefrenable, viene de acá, de un intento de resarcimiento de eso que es leído como algo
que se le arrebató. El complejo de Edipo está reprimido, no exterminado, por eso sepultado.

La ECUACIÓN SIMBÓLICA es uno de los cambios que se produce en la niña como consecuencia del
complejo de castración, es decir, la lectura que hace, no es la de una diferencia sexual-anatómica, sino en
términos de castración, de que alguna vez poseyó algo que le fue arrebatado. Cae en el complejo de
castración, acepta la castración, y eso va a generar un intento de resarcimiento buscando en otro lado
aquello que le fue arrebatado, en ese otro lado se plantea la EQUIVALENCIA DEL PENE CON EL
NIÑO. Entonces ya no irá por la vida buscando un pene, sino un niño que claramente vale como un falo
(un elemento simbólico).
Lo que es leído en términos de castración, genera una hostilidad en un primer momento, porque es
atribuido a una deficiencia de la madre, lo cual genera dos cosas: el cambio de objeto de la madre al padre, y
la búsqueda de eso que perdió en forma de niño, quiente tener un hijo del padre. Luego, el padre es
reemplazado por un hombre como consecuencia de las sucesivas desilusiones para obtener eso (...).

Aquí es crucial pensar en un elemento simbólico con una función que lleva a responder por EL
DESEO DEL OTRO. Cómo se juegan las cuestiones de fálico y castrado, lo que le falta al otro y lo que uno
cree tener y que puede responder, o lo que le falta a uno y que cree que el otro le puede dar. Cómo se juega
este elemento simbólico y el vínculo con LA FALTA, en esto que hemos dado en llamar intercambio entre
los seres humanos, en relación con el deseo. El pene no es igual al falo. El FALO NO LO TIENE NADIE.

Respecto del FALO, en este caso se plantea en términos de tener o no tenerlo, y niño y niña participan
de la lógica fálica, uno en términos de angustia de castración (pérdida), y otra en términos de
procurarse por una vía que contempla esta equivalencia fálica (qué viene a jugar el falo).

El fin del complejo de Edipo en la niña, Freud no lo responde. Falta el motivo por el cual la niña
abandonaría el Edipo y los objetos en posición incestuosa. De hecho, para Freud, en la mujer no habría
superyó (acá Freud patina), ya que para él el superyó se forma como el heredero del Complejo de Edipo, la
sustitución de la investidura objeto incestuosa, es reemplazada por identificación. La figura parental es
introyectada en el yo, consecuencia del conflicto psíquico “amenaza de castración”, conformación posterior
del superyó. En la niña, posteriormente, para Freud, faltaría el motivo por el cual abandonaría el complejo de
Edipo, por eso lo haría paulatinamente, se produciría una sustitución del hombre que viene al lugar del
padre. Lo abandonaría como consecuencia de sucesivas desilusiones (pero esto no lo desarrolló).

LACAN: FALO

Con Lacan, el FALO se establece de manera indubitable. Pasa a ser un elemento simbólico, particularmente
un significante, el significante del deseo, ese significante que escribe la falta del otro, ese significante con
el que el sujeto se vincula, mediante el cual se vincula con el deseo del otro.

Ejemplo: Luciano Castro, qué hay sino ahí una lectura que subyace que ubicaría al pene como falo, como ese
elemento que respondería por el deseo femenino? Allí hay una lectura fálica respecto del deseo femenino y de
pensar que hay allí una respuesta. Eso genera un alivio, ya que uno supondría qué es lo que el otra/otra
quiere, ordena el vínculo con el campo del otro.

EL FALO ES AQUELLO QUE UNO NO TIENE. Puede ser lo que venga al lugar del falo, y que uno
considere que responde por aquello que al otro le hace falta, y que yo puedo llegar a tener para dárselo. Esa es
una de las dinámicas en las que se puede participar del falo: a título de tenerlo o no tenerlo. Otra, es
a título de serlo, que es la dimensión que produce años después Lacan, el ir al lugar de ser el Falo de aquello
que responde por la falta de “soy eso que te hace falta”.

Esa es la pregunta que en algún momento se hace el niño, pero para hacerse la pregunta, es necesario que el
otro no esté, es necesario que se haya ido a otro lado, que quiera otra cosa más allá del niño, lo cual
eventualmente generará la pregunta que no es explícita y se la responde en términos fálicos: “lo que el otro
quiere es el falo”.
Ahora, el DESEO NO SE PUEDE HOMOLOGAR CON UN OBJETO. Uno no puede decir “el deseo
es eso”, porque si se tiene, no se desea. EL DESEO ES INSATISFECHO. Hay muchas cosas que se
quieren mucho y cuando se las tiene “ah sí, pero ahora quiero otra cosa”. Lo que se quiere y el deseo no
necesariamente se concilian y a veces se oponen. A veces uno cree que quiere algo y está en las
antípodas del deseo o inclusive son frenos u obstáculos al deseo (lo que se quiere).

En casos de psicosis, como no hay Edipo, no juegan ni el padre ni el falo, entonces el niño viene a un lugar
que no es el del falo.

El período de LATENCIA es una paralización de la sexualidad. No solamente es consecuencia de la


prohibición del incesto, sino que es el fin de la primera oleada de la sexualidad en los humanos, un intervalo
entre la primera y segunda oleada que se produce en la pubertad o adolescencia.

REFORMULACIÓN DE LACAN SOBRE EL COMPLEJO DE EDIPO

La metáfora paterna es la lectura o formalización que Lacan hace del Edipo freudiano. Describe al otro, o a
lo que él considera la estructura (el GRAN OTRO). Habla de un conjunto de elementos que tiene como
dimensión o rasgo diferencial la dimensión de la FALTA. Piensa en una estructura no compuesta de
elementos constitutivos que la completan sino en una estructura que le falta un elemento. Estos
elementos constitutivos del otro son los SIGNIFICANTES.

Tenemos alguien que llega al mundo, el viviente le llama Lacan, llora. Desde el lado del otro, el llanto es
decodificado como “tiene hambre”, en respuesta de lo cual, por ejemplo, lo amamanta. Eso que desde el
punto de vista del viviente emerge y se manifiesta como NECESIDAD, es pasado por los
significantes del otro, paulatinamente articulado como DEMANDA, va pasando por un universo
simbólico. Esta decodificación que del lugar del otro se hace, es incompleta, hay un resto que Lacan llama
DESEO. Aquello que de la necesidad no se articula en demanda. No todo lo que el otro decodifica del
viviente es decodificado, si no seríamos una mera réplica de lo que el otro dice, respecto de lo que somos y
lo que deseamos.

Para Lacan la necesidad es MÍTICA, está perdida. El viviente viene al mundo; el otro, en los primeros
cuidados, interpreta aquello que se manifiesta por parte del viviente. Una cosa es la necesidad y otra es la
demanda, significantes en los que va pasando a lo que se va ajustando la necesidad del viviente.

Hay una tercera cuestión que es que esta traducción es INCOMPLETA. El otro no tiene todos los
significantes, allí emerge el DESEO. La fórmula más simple de deseo es “aquello que de la necesidad
no se articula la demanda, no se codifica en demanda”.

METÁFORA PATERNA

Primera cuestión: cuando hablemos de madre y de padre, lo vamos a hacer no en términos de personas de
carne y hueso, si no en términos de FUNCIONES, OPERACIONES, más allá que son funciones,
posiciones a las que se le pone el cuerpo, sin que ello implique que de lo mismo quien venga a encarnar esa
función.
Segunda cuestión: hablar del Edipo es introducir como central la función paterna. No era posible hablar
del Edipo sin la puesta en juego, sin la función paterna, indistintamente de si hablamos de niños o niñas. No
hay neurosis sin la puesta en juego de la función paterna, entonces no hay neurosis sin Edipo.

¿Qué es un padre? Es una metáfora, es un significante que viene en reemplazo de otro significante.
Es un significante que Lacan llama “EL NOMBRE DEL PADRE” que viene en reemplazo del
significante materno. Esto para Lacan reduce todo lo visto con Freud. Sintetiza el Edipo freudiano.

Lacan pregunta ¿qué implica el padre en el complejo de Edipo? La sustitución del nombre del padre en lugar
del significante materno.

El Profesor dibuja una equis que aquí se desvela. Primera cuestión, muy tempranamente el niño empieza
a ubicar que el otro materno va y viene. Si puede ubicar eso, es porque él mismo está atravesado por lo
simbólico y está estableciendo sus primeras simbolizaciones. Las más elementales:
PRESENCIA-AUSENCIA, AUSENCIA-PRESENCIA. Esto permite que la madre no tenga que estar
permanentemente al lado del niño para que el niño pueda tener alguna idea de su existencia y eventualmente
llamarla. No necesita que esté todo el tiempo para que esté presente. Incluso para poder llamar a alguien es
necesario que no esté. Ahora, si no está, eso implica que quiere otra cosa además del niño, algo que le da
vueltas. Eso a lo que le da vueltas es AL FALO. Cuando el niño ha entrevisto esto, el niño mismo
puede identificarse con el falo, hacerse el falo. Se identifica con eso que entrevé como el falo.

PRIMER TIEMPO DEL EDIPO

No implica la relación con la madre, sino la relación con su deseo, con el deseo de la madre. Lacan dice
“ES UN DESEO DE UN DESEO”. El vínculo no es, en el primer tiempo del Edipo, con la madre sino con
su deseo. Esto implica que necesariamente se haya establecido un vínculo con el objeto madre, él quiere
ser el deseo de la madre. Esto es importante respecto de este primer tiempo y de cómo aparece el padre,
como operador u operación. Primero, aparece de una forma velada, oculto. Está estrechamente
vinculado con las idas y vueltas del otro materno, más específicamente con ese elemento simbólico que le
permite al niño separarse respecto de ese otro materno. No sería posible pensar las idas y vueltas de la madre
sin algo que necesariamente implique que la madre en algún momento se vaya.

Eso a lo que va a estar articulado el falo, lo pensamos como un elemento simbólico que le permite
separarse al niño respecto del otro materno, de la ESTRUCTURA. No tiene que venir ningún padre
de carne y hueso, por lo menos no es necesario en un primer momento, basta con que algo haya en el fondo,
que esté en el fundamento de que la madre se vaya.

Eso que se ubica como “EL NOMBRE DEL PADRE” (primera presentificación), y que es un elemento
simbólico que le va a permitir al niño separarse respecto del otro materno, va a permitir la pregunta por el
deseo materno, qué quiere el otro, cuya respuesta virtual va a ser: el falo. No puede entonces pensarse el
nombre del padre sin el falo, y eventualmente identificarse con el falo, hacerse el objeto de deseo de la
madre. Allí se ubica el niño en el primer tiempo del Edipo.
El nombre del padre es la entrada en juego de la terceridad, es un elemento simbólico, el falo es una
respuesta imaginaria del niño respecto de aquello que la madre desea, del objeto de deseo de la madre. El falo
también es simbólico, pero el niño lo imagina (es imaginario también).

SEGUNDO TIEMPO DEL EDIPO

Acá el padre aparece de forma menos velada, aparece mediatizado en el discurso materno, en la palabra
de la madre. Ejemplo: cuando el viejo se iba a laburar, y uno se quedaba con la vieja y los hermanos, y se
mandaba alguna cagada, la madre decía: “esperá a que venga tu padre, ya vas a ver”.

¿Cómo se le va a manifestar al niño la presencia del padre? como ejerciendo una INTERDICCIÓN, una
FUNCIÓN PROHIBITIVA, un NO en estos términos. Es un padre que aparece o no. Este segundo
tiempo constituye su aspecto negativo, implica algo malo.

Estas formas de manifestarse del padre van a operar una DOBLE PROHIBICIÓN, no sólo respecto del
niño “no te acostarás con tu madre”, sino también respecto de la madre en los términos “no
reintegrarás tu producto”. Pero a la vez, el padre aparece como portando algo de lo cual la madre es
dependiente, lo cual trae como consecuencia en relación a la posición del niño, cae de los cielos, porque
hasta entonces venía respondiendo identificado al falo, pero ahora el padre aparece como teniendo eso
que a la madre le falta, con lo cual es dependiente, y traerá como consecuencia que él mismo sea desalojado,
no solamente esta función de prohibición, este aspecto prohibitivo en que el padre se le manifiesta, si no
también este otro aspecto del que porta eso que a la madre le falta. Estos dos aspectos traerán como
consecuencia que el niño sea desalojado de ese lugar que es el FALO MATERNO. Esto es para Lacan
potencial y virtualmente saludable. A la vez que va a permitir la entrada en el tercer tiempo del
Edipo.

En principio, hay algo en la relación con la presencia del padre que al niño le lleva como prohibición en
relación con el objeto incestuoso “no te acostarás con tu madre”, pero a la vez algo de (...) el padre como
portador de eso que le falta a la madre, entonces si él lo porta, entonces él quién es? Hay una cuestión del
falo. Si el padre lo tiene, se pone en juego la identificación. Ya no es ese objeto que vale en tanto que
responde por el deseo materno.

Si bien el segundo tiempo es negativo, también es positivo respecto del movimiento del niño
respecto del otro materno. Porque hay muchos niños de 60 años viviendo con sus madres.

TERCER TIEMPO DEL EDIPO

Implica el aspecto positivo del Edipo. Aquí al niño le aparece un padre habilitante, dador, que es ese que
ha demostrado tener eso que la madre deseaba pero, en tanto que lo tiene, en este tiempo lo puede
dar. Eso mismo no funciona como privativo, prohibitivo, si no como aquello que le puede transmitir
(Títulos en el bolsillo) al niño, lo que permite primero la IDENTIFICACIÓN DEL NIÑO CON EL
PADRE; y segundo la FINALIZACIÓN DEL COMPLEJO DE EDIPO.

En la adultez el niño tendrá los títulos (simbólicos) en el bolsillo, lo que permite, entre otras cosas, hacerse
una mirada propia. Este es el punto donde finaliza el Edipo, donde el niño se identifica con el padre,
que porta eso que la madre tiene y eventualmente podrá, respecto de la relación con una mujer, considerar
que lo tiene y jugar en relación con eso a partir de haberlo recibido él en este tercer tiempo.

Para Lacan la castración es estructural, es lo que hay de faltante en la estructura y que se inscribe como
castración. El otro no dispone de todos los significantes.

Lacan ordena, conceptualiza con elementos de la lingüística, lo que fácilmente con Freud queda como
cuentito. “Yo te voy a cortar eso”, Lo que importa es que hay algo en relación con el discurso que es
escuchado, que consecuencias tiene respecto del sujeto y de la relación con el otro materno.

Con Lacan, con estos elementos: significante, estructura, se ordena lo que Freud plantea como Edipo, y el
falo ya queda ubicado como un elemento simbólico, significante, del deseo materno del otro y no como pene.

Todas las neurosis implican el complejo de Edipo, por tanto implican una función paterna, un operador.
Ahora, en la psicosis no existe la posibilidad de que el otro esté haciendo otra cosa que no tenga que ver con
la persona, no hay operador paterno, “los otros pueden estar haciendo otra cosa, pero esa otra cosa no
puede no remitir a mí, no hay otra cosa”. Aquí falla el operador paterno, o la madre “no se fue”.

El falo materno es lo que responde por el deseo de la madre, es una respuesta imaginaria.

4) PULSIÓN DE MUERTE / SEGUNDA TÓPICA

SEGUNDA TÓPICA
La segunda tópica está estructurada como un sistema PRONOMINAL, tiene que ver con cómo se
estructura nuestra experiencia en relación al otro.

En primer lugar está el Ich- Yo. Ante todo es un lugar de reconocimiento, es todo aquello que podemos
reconocer como propio y por lo tanto enunciar en primera persona: yo pienso esto, a mí no me gusta tal cosa,
yo creo que. Todo lo que enunciamos en primera persona. El Yo en gran medida es algo que coincide con lo
que puede devenir consciente (pero no todo. Hay aspectos no conscientes del yo). Lacan dirá que es un
lugar de desconocimiento, porque justamente eso que podemos reconocer como propio, nos hace
mantener en la penumbra todo eso otro que se nos va a presentar como ajeno (que también propio) y que
justamente es el territorio del ELLO.

¿Qué comprende el Yo? Por un lado las funciones que antes eran preconcientes: regulación del proceso
secundario de la relación con la realidad (Sebas: lo que es posible o no en cada momento, uso del criterio de
realidad), los procesos que hoy se llamarían funciones cognitivas. Pero también esa imagen libidinizada
que introduce Freud en “introducción del narcisismo”, y la relación que eso tiene con las
identificaciones que nos van definiendo en nuestro ser. Todo eso es parte del yo.

Y ahora Freud le agrega un aspecto inconsciente al yo en un sentido dinámico, que es el


funcionamiento de la DEFENSA. El caso más conocido es el de la REPRESIÓN. Cuando en nosotros
opera la represión, nosotros no tenemos el registro de que estamos reprimiendo algo, sino que, por ejemplo,
no nos acordamos de un nombre (olvido de nombres). El registro es que hay un olvido, sin embargo, la
operación de la defensa que acá Freud se la adjudica al yo, no es algo de lo cual tengamos un registro
inmediato, pero es algo que está operando.

Lo mismo con otro procedimiento defensivo que es la PROYECCIÓN, que implica adjudicarle a un otro
algo que es propio, sobre todo lo más desagradable, lo menos fácil de reconocer como propio. En el
momento en que decimos algo al otro, no tenemos el registro de estar proyectando, no somos conscientes de
la defensa, pero en el momento que nos anoticiamos de esto, podemos reconocer que es algo propio. Por eso
Freud dirá que la defensa es el aspecto inconsciente del yo, es algo en lo que eventualmente nos podemos
reconocer, pero no es plenamente consciente (el yo y la conciencia no se recubren del todo).

Por otro lado, en oposición a ese terreno en el que yo me reconozco, ¿qué es lo que encontramos? El
pronombre de la tercera persona del singular en género neutro: ELLO - IT: Es el ESO en lo que no me
puedo reconocer, que se me presenta como ajeno, pero que al mismo tiempo es propio. Esa zona de
oscuridad que habita en cada uno de nosotros y que nos constituye, pero en la que no nos podemos
reconocer. En esa zona de opacidad/ajenidad, va a quedar el inconsciente reprimido de la primera
tópica. Efectivamente, cuando se levanta la represión, aparecen ciertas ideas, pensamientos, recuerdos de lo
que no nos reconocemos tan fácilmente pero (esta es la novedad de la segunda tópica). En ese lugar de
desconocimiento, de ajenidad que es el ESO, Freud va a ubicar la DIMENSIÓN PULSIONAL. La pulsión
Freud muchas veces la liga al registro de lo demoníaco, aquello que habita en nosotros y que rompe el ideal
de bondad, cuando nos encontramos con mociones crueles/hostiles/asesinas dirigidas al otro, en las que no
nos podemos reconocer. ESO que me pasa, que me acontece, no soy yo, ESO “es más fuerte que yo”. La
dimensión de la PULSIÓN DE MUERTE tendrá carácter de ajenidad, siniestro, desconocido, opaco,
que sin embargo nos habita.

Freud planteará que el yo se origina en el ello, así que inicialmente esa función de reconocimiento no existe y,
de alguna manera, el yo le va ganando terreno a ESO ajeno que habita en nosotros. Ese punto donde nos
podemos reconocer donde antes había ajenidad y que podemos trabajarlo en vez de padecerlo.

Tercera instancia de la segunda tópica: SUPERYÓ - UBERICH - uber - En inglés es over (por encima de
otra cosa). El superyo estaría por encima del yo y, de alguna manera, lo vigila. El superyó se expresa en
una serie de frases que, o bien tienen un carácter imperativo o bien son enunciados críticos y que
típicamente nos hablan en segunda persona (voces críticas, imperativas). Esa es la marca del Superyó.

Cuando Freud descubre esta instancia que inicialmente la llama conciencia moral, la piensa en términos de
instancia reguladora ya que marca cierto camino a seguir que tiene que ver con la función del ideal del
yo, que es una instancia que le marca al yo cierto camino para obtener gratificación narcisista. Si el ideal
que tomamos de nuestros padres es el éxito en el campo intelectual, buscaremos que nos vaya bien en la
universidad. El ideal del yo marca cierto camino, y la conciencia moral, el Superyó, tendría la función de
contarnos las costillas cuando nos desviamos de ese camino que nos marca el ideal (tendrías que haber
estudiado más). Esa es una cara relativamente benigna del superyó. El superyó es una instancia bastante
jodida. En los neuróticos esa instancia va a aparecer como LA VOZ INTERIOR DE LA CONSCIENCIA
(frases, voces críticas). En los neuróticos esa voz es una soporte del superyó INTERIOR, pero en la
estructura psicótica, LA VOZ ES EXTERIOR. Ese es el modo de presencia de las voces del superyó.

Por un lado, el superyó tiene que ver con la dimensión de la voz pero también la mirada, el ojo interior que
nos observa en nuestras acciones, que es el que puede aparecer a veces en el sueño. En la psicosis, el ojo
interior aparece como la condición de que todo lo que dice y hace se graba, que son protagonistas de un
reality show.

En la neurosis las voces son internas, en la psicosis son externas. Son las voces y mirada a laS que todos
estamos sujetos en tanto yo, están por encima del yo, por eso superyó.

Ahora, el origen de esta instancia no es tan fácil. Primero Freud ubica al superyó como benigno, y si somos
observantes de lo que el ideal nos marca, si hacemos buena letra, el superyó nos dejaría en paz. Freud
descubre esto en “El malestar en la cultura”, allí Freud repara en dos situaciones paradójicas, la paradoja del
santo y la paradoja del desdichado. La primera, todos aquellos quienes han sido, en el terreno de la moral
religiosa, particularmente virtuosos, son los que más se acusan de ser pecadores. Lo cual parece raro, deberían
ser los que están más tranquilos, pero son los que más padecen de la conciencia moral. Eso es una paradoja.
La paradoja del desdichado, en general, es en relación a otros. Cuando a un amigo le va mal, vamos a ser
más indulgentes. Pero con nosotros mismos procedemos exactamente al revés, cuando nos va mal, más nos
damos con el látigo y consideramos que si nos va mal, es porque nos lo merecemos (no me merezco más de lo
que tengo) y allí es donde más indulgentes/amorosos deberíamos ser con nosotros mismos.

Otro problema en relación al superyó es en relación al SENTIMIENTO DE CULPA, pero que no siempre
podemos saber de dónde viene, la fuente es desconocida, por ende, es inconsciente. Por un lado aparece una
culpa desproporcionada, o que no sabemos de dónde viene, y esto da lugar a una paradoja: los delincuentes
por sentimiento de culpa. No saber el motivo de la culpa. En Crimen y castigo hay un sentimiento de
culpa sin contenido, entonces el superyó crea una situación que justifica la culpa.

Finalmente, a veces alguien puede no sentir culpa, no tener sentimiento de culpa, pero en lugar de no sentir
culpa, experimenta ciertos modos de padecimiento que operan como castigo, NECESIDAD DE
CASTIGO. En un análisis Freud descubre que a veces aparece como una reacción terapéutica negativa:
cuando el análisis marcha, el paciente produce un movimiento de retroceso. Freud indaga y encuentra la
incidencia del superyó porque es un modo en que opera el castigo ejercido sobre el yo. Esto está relacionado
con la PULSIÓN DE MUERTE. Para Freud el superyó es uno de los vehículos fundamentales de la
pulsión de muerte.

Los otros modos que encuentra Freud en necesidad de castigo son 3 tipos de infortunio: infortunio
económico, el infortunio amoroso, la enfermedad orgánica.
Entonces el superyó no sería una instancia tan benigna, y Freud tiene que explicar esto. Por un lado
RELACIONA AL SUPERYÓ CON LA PULSIÓN DE MUERTE: el superyó es un caldo de cultivo
puro de la pulsión de muerte, ese afán/empuje que lleva a encontrar satisfacción en el padecimiento se
juega por la vía del superyó. Y además Freud le da otra vuelta a esto y propone la siguiente hipótesis: el
superyó se alimenta de la renuncia pulsional, lo cual le permite explicar la paradoja del santo, el virtuoso,
alguien que se priva de satisfacciones por seguir el ideal religioso. Ese punto en que se produce una renuncia
pulsional, esa renuncia alimenta la ferocidad del superyó, más feroz se vuelve el superyó. Los chantas que
van descontracturados por la vida no sufren tanto los embates del superyó.

Esto lo lleva a Freud a tener que responder por el origen del superyó, porque la primera hipótesis: el superyó
es una internalización de los mandatos sobre todo paternos que se producen, sobre todo, a la salida del
complejo de edipo: el niño varón renuncia a la madre como objeto incestuoso y se identifica con el padre, con
sus mandatos, entonces el superyó es esa instancia que de alguna manera permitir incorporar la ley
(límite interno, ley internalizada). Esta es la cara más benigna del superyó.

Cuando tiene que decir por el origen último del superyó, Freud alude a la situación inicial DE
DESVALIMIENTO donde el otro ejerce sobre nosotros un poder absoluto. De alguna manera el superyó
perpetúa la situación inicial del niño ante el otro, se conserva psíquicamente bajo esta instancia.
Con lo cual, ante el superyó somos siempre niños desvalidos. Freud dice que la severidad del superyo es el
principal obstáculo a la cura analítica.

También podría gustarte