TP Filosofia Persona

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UNIVERSIDAD CATÓLICA

DE SANTA FE

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

CARRERA: LICENCIATURA EN CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES


INTERNACIONALES

Filosofía

Trabajo práctico: “La realidad de la persona”

Alumna: Piccichini, Lucrecia


1. Reflexionen sobre cuales el uso convencional que le dan al término “persona”.

El concepto de persona es generalmente expresado como la singularidad de cada individuo de


la especie humana. Puedo entender que una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y
que tiene sensibilidad, además de contar con inteligencia racional que lo diferencia de las otras
especies. Por otro lado, para el derecho el concepto de persona es una creación jurídica:
“Persona es todo ente susceptible de tener derechos o deberes jurídicos”.

2. ¿Qué características consideran Yepes-Aranguren que permiten profundizar en la


comprensión de la persona?

Para profundizar el entendimiento de la persona, los autores Yepes-Aranguren proponen una


serie de notas que definen a la persona.

Como característica principal de la persona se encuentra la Inmanencia. Inmanente es lo que


se guarda y queda en lo interior, la intimidad, lo privado.

La primera nota que define a la persona es la intimidad. La intimidad es aquello que sólo uno
mismo conoce de sí, para sí. La intimidad es el grado máximo de inmanencia, ya que es donde
las cosas quedan guardadas sin que nadie pueda entrometerse, un lugar de capacidad creativa
donde brotan novedades, innovaciones e ideas. Esto nos permite conocer una característica de
la intimidad, y es que no es estática, sino que es algo vivo, cambiante. Ninguna intimidad es
igual a otra, porque le pertenece a cada persona, un alguien irrepetible e irreductible a
cualquier otra cosa.

Relacionada con la intimidad está la siguiente nota, que es la manifestación de la intimidad. La


manifestación de la persona es expresarse a sí misma a través del cuerpo, del lenguaje y de la
acción. “Somos nuestro cuerpo y al mismo tiempo lo poseemos” Se trata de una dualidad que
nos conforma de raíz, es decir que hay un yo interno en nuestro cuerpo y a la vez de él
dependemos, ya que el cuerpo es la condición de posibilidad de la manifestación humana.

La intimidad y su manifestación nos indican que el hombre es dueño de ambas, y al serlo es


dueño de sí mismo y de sus actos, lo que nos permite entender a la libertad como tercera nota
definitoria de la persona. La persona es libre porque al ser dueña de sus actos, también lo es
del desarrollo de su vida y su destino. “Lo voluntario es lo libre”

Otra nota que nos permite ahondar en la comprensión de la persona es su capacidad de dar: el
hombre no alcanza su plenitud en solitario, centrado en sí, sino que lo hace dándose,
extrayendo algo de su intimidad y entregándoselo a otra persona como valioso, y ésta lo recibe
como suyo. Esto exige una reciprocidad, un diálogo con otra intimidad. El diálogo es aquel
intercambio inteligente de la palabra, de la novedad, de la riqueza interior de cada uno de los
que se da. Una persona sola, como menciono anteriormente, no puede manifestarse, ni dar ni
dialogar,

3. Siguiendo la metafísica de la persona y su realidad alma-cuerpo (Gilson); ¿De qué


modo se explica la unidad substancial de la persona?
El hombre es una unidad substancial compuesta de dos principios fundamentales: el cuerpo y
el alma. El alma es el principio del ser y de acción del cuerpo, es decir, es su forma. Entonces,
el alma hace existir al cuerpo como sustancia viva, le confiere su organización, su unidad, y las
mantiene mientras está presente. En sí misma el alma es una substancia que ejerce la función
de forma, y por eso no podemos temer que se vea afectada por la destrucción del cuerpo que
ella animaba. El cuerpo funciona como materia, por lo que la unión existente entre alma y
cuerpo es una unión sustancial. Las almas se convierten en substancias inmortales que no
pueden desarrollar su actividad sin el cuerpo, ya que este es su órgano sensorio, y esta materia
no es un cuerpo sino por ellas. Sin embargo, éstas solo son cuando están en un cuerpo.

El hombre no es ni su cuerpo, ni su alma: es la unidad de un alma que substancializa en su


cuerpo y del cuerpo en que esta alma subsiste. La unión substancial significa que alma y
cuerpo se compenetran.

4. ¿Qué importancia tiene esta metafísica del hombre para el planteo de la muerte como
límite de la existencia humana?

La muerte nos hace conscientes de nuestra finitud, de nuestro estado efímero y transitorio,
mantiene y delimita la existencia. La muerte nos particulariza y nos otorga la principal
característica la de ser humano: nuestra dignidad. En este sentido, toda subjetividad está
atravesada por la muerte, así como todas las limitaciones objetivas de la práctica del ser
humano. Es el último instante de la existencia. Sabemos que pasa justo antes de que irrumpa
en la conciencia y lo desvanezca todo. Únicamente conocemos el dato biológico inmanente al
cuerpo material. En palabras de Gilson: “Cuando el cuerpo muere es sencillamente que el alma
deja de ejercer en él sus funciones, puesto que el alma es una substancia, es inmortal.”

5. ¿Qué importancia tiene la dignidad de la persona y qué elementos de su realidad dan


cuenta de ella?

La dignidad de la persona es fruto de la afirmación que Dios hace de cada hombre, por lo que
al respetar la dignidad de los demás respeto a aquél que me hace a mi respetable frente a
ellos. El hecho de que dos personas se reconozcan mutuamente como absolutas y respetables
en sí mismas sólo puede suceder si hay una instancia superior que las reconozca a ambas como
tales: un Absoluto del cual dependan ambas de algún modo. La actitud de respeto hacia las
personas estriba en el reconocimiento de su dignidad y en comportarse hacia las personas de
acuerdo con la altura de esta dignidad: todas las personas deben ser reconocidas como
personas concretas, con una identidad propia y diferente a las demás. La negación del
reconocimiento puede constituir una forma de opresión.

¿Cómo articular el punto anterior con planteo de la libertad y los modos de la misma que
explicitan Yepes-Aranguren?

Los autores cuando se expresan sobre la libertad , sostienen que tiene su raíz en lo más
profundo de la persona humana, que es un ser libre. Esta libertad, sostienen, tiene cuatro
grandes planos que se implican mutuamente:

 Libertad constitutiva: Consiste en ser una intimidad libre, un espacio interior que nadie
puede poseer si uno no quiere, y en el cual yo me encuentro a disposición de mí
mismo. Significa poseerse en el origen, ser dueño de uno mismo, y en consecuencia,
de las propias manifestaciones y acciones. Yo no tengo libertad, sino que soy libre.
 Libertad de elección o de arbitrio: Este modo de entender la libertad va
necesariamente acompañado de la idea de que todos los valores son igualmente
buenos para aquel que libremente los elige, pues lo que los hace buenos no es que en
sí mismos lo sean, sino el hecho de que son libremente elegidos. Esto no quiere dar a
entender que toda elección no tiene consecuencias, ya que la libertad es la adecuada
gestión de las ganas, y unas veces habrá que seguirlas y otras, no.
 Realización de la libertad: Esta tercera dimensión de la libertad consiste en la
realización de la libertad fundamental a lo largo del tiempo. Es decir, en la tarea de
vivir la propia vida y configurar una determinada biografía e identidad: la de uno
mismo. Llevar a cabo la vida es decidirse por un conjunto de trayectorias vitales que
nacen de las decisiones que acaban moldeando el mapa del mundo personal. Vivir es
ejercer la capacidad de forjar proyectos y de llevarlos a cabo.
 Libertad social: Esta realización es muy importante ya que exige que en la sociedad se
pueda hacer lo que uno quiere. Consiste en que los ideales puedan vivirse, y que toda
persona tenga en sus manos la posibilidad de realizar sus metas.

En relación con el punto anterior, la dignidad de la persona humana es consustancial al acto de


su creación a imagen y semejanza de su creador, y es indesligable de su libertad, de su
responsabilidad y de su destino trascendente La libertad entonces no debe ser absoluta sino
sujeta a la responsabilidad y a la dignidad humana. La libertad permite o debe permitir que la
persona se realice plenamente en su dignidad. La persona es un centro de libertad, de libre
búsqueda de la verdad, dotada de potencialidades para expresarse, realizarse y respetar la
propia autodeterminación. Es, sin embargo, responsable, ante todo, de las consecuencias de
sus actos y omisiones. Quien valora la libertad y no quiere asumir sus responsabilidades con la
sociedad, probablemente está erosionando aquello que hizo posible la conquista de la
primera.

¿Qué reflexión pueden hacer sobre lo que todo este tratamiento les ha permitido descubrir
para sí mismos y en relación a su formación profesional?

A medida que mi lectura y concentración en los textos transcurrían, mi mente formulaba


preguntas, como también respuestas. ¿Qué hago con mi tiempo? ¿Estoy dispuesta a ser
responsable de mis acciones? ¿Encontraré la excelencia? ¿Y, la muerte? De a momentos las
preguntas me agobiaban, como de momentos me aliviaban y me impulsaban a seguir
adentrándome en ellas.

Después de enriquecerme con información sobre la libertad, la pregunta que más resonó en
mi mente fue ¿Quién quiero ser? A una pregunta tan amplia sólo pude responderme: Quiero
desarrollar mis capacidades. Me gustaría ser aún más responsable de mis decisiones diarias,
que estén destinadas a un proyecto vital que logre perfeccionarme no sólo en mi formación
profesional, sino como individuo en la sociedad.

También reflexioné sobre la fortuna que es tener una pasión, y cuánto debo cuidarla.
Realmente siento que la carrera que elegí me apasiona desde hace un largo tiempo, y que me
siento completa cuando hablo de ella.

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