Miercoles de Ceniza 220223
Miercoles de Ceniza 220223
Miercoles de Ceniza 220223
(CORO) (CORO)
(CORO) (CORO)
(CORO) (CORO)
Oración inicial
Te pido perdón, Señor, por mis pecados, ayúdame a confiar en tu amor misericordioso que siempre
perdona a quien en verdad se arrepiente, y que así pueda renovarme en la lucha por alcanzar la santidad.
"Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean.
De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su
recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron
su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu
Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia
de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su
recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la
gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te
recompensará".
Reflexión
Hoy, miércoles de ceniza e inicio de cuaresma, Jesús nos habla en el Evangelio de tres obras de
piedad: la limosna, la oración y el ayuno; con ello critica el hecho de que muchas veces lo practicamos
para ser vistos por los demás y sin transformarnos en un signo claro de amor, de fe y de conversión
permanente.
Jesús me invita a entrar en mi corazón, a lo más íntimo. Necesitamos atrevernos a amar y a realizar
de manera permanente y silenciosa un ejercicio práctico de caridad. Necesitamos tener coraje para
encontrarnos con nuestro corazón, desde ese encuentro con lo que en verdad somos, podemos orar,
ayunar y dar limosna de manera auténtica y ese padre amoroso que está en los cielos nos aguarda con
la más grande de las recompensas.
a) Compartir con los demás lo que somos y tenemos, eso es la (Limosna), no solo es
dinero, es tiempo de calidad, amor, comprensión y perdón.
b) Estar en contacto con el que nos alimenta y nos da vida, eso es la (Oración), la
comunicación constante con nuestro señor Jesucristo.
Señor, hoy día de la ceniza, quiero caer en la cuenta no de lo que tengo, ni de lo que valgo, ni de
lo que puedo. Quiero caer en la cuenta de lo que “soy”. Y la esencia de lo que soy es “que no soy
nada”. Solo un poco de ceniza. Eso es lo que nos entregan después de la incineración de un ser querido.
Esa es nuestra pequeñez. Pero esa poca cosa que yo soy “está hecha a imagen y semejanza de Dios”.
Yo, con lo poco que soy, soy amado de Dios. Y ésa es nuestra grandeza.
Recemos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. (Por las intenciones de cada uno de nosotros)
Padre nuestro que estás en Dios te salve, María. Gloria al Padre y al Hijo
el cielo, santificado sea tu Llena eres de gracia: y al Espíritu Santo.
Nombre; venga a nosotros El Señor es contigo.
tu Reino; hágase tu Bendita tú eres entre todas las Como era en el principio,
voluntad en la tierra como mujeres. Y bendito es el fruto de ahora y siempre, por los
en el cielo. tu vientre: Jesús. siglos de los siglos.
Danos hoy nuestro pan de Santa María, Madre de Dios, Amén.
ruega por nosotros pecadores,
cada día; perdona nuestras
ahora y en la hora de nuestra
ofensas, como también
muerte.
nosotros perdonamos Amén.
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.
Amén.
Madre nuestra, tú eres Madre de Misericordia y Refugio de los pecadores. Comenzamos ahora en
toda la Iglesia un tiempo especial de conversión, y será muy importante tu compañía para conseguir
verdaderamente el cambio que Dios nos pide.
Danos la humildad que necesitamos para convertirnos verdaderamente, para reconocer nuestros
pecados y poner todos los medios posibles para evitarlos.
Amén.
Es hora de volver a casa desde este país donde ya no hay alimento que pueda saciar mi hambre.
Como la ceniza, debo entrar en el horno de tu espíritu y dejarme transformar en el cántaro que tú quieres.
Aunque si me quedó hecho cenizas, sé que puedo renovarlo y quiero hacerlo con tu ayuda.
40 días para dejarme encontrar por ti, para darme cuenta de que me esperas a la puerta de casa.
40 días para pedirte perdón y ayunar de tantas cosas que me sobran y otros necesitan.
40 días para escuchar más atento a tu palabra y dejar que seas tú quién me sacia y tú perdón quién me
restaure.
Amén.