Giorgio Grossi - Opinión Pública
Giorgio Grossi - Opinión Pública
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Sólo quien haya olvidado la sangre derramada por los conjurados palaciegos y las
nomenklaturas varias de los siglos precedentes podrá menospreciar la paz social
de los regímenes que se asientan en la opinión pública. Lo argumentado hasta
aquí implica que la representación de la opinión pública no puede hacerse
patrimonializándola, convirtiéndola en patrimonio exclusivo. El potencial inclusivo
de la democracia le permite afrontar los retos del cambio social, ya sean de raíz
demográfica o tecnológica, perviviendo más tiempo como forma de gobierno. Los
nuevos ciudadanos pueden ser integrados, los retos derivados del desarrollo
científico o económico abordados con normalidad.
1.
¿El siglo XX como siglo de la opinión pública?
Desde el final del siglo XIX hasta el comienzo del XXI, podemos reconstruir – en la
sociedad occidental – una especie de histoire événementielle de la opinión
pública. Podemos decir que se trata, por un lado, del primer ejemplo de campaña
de opinión pública promovida mediante la prensa por un intelectual , y por
otro, considerando el gran eco y el impacto social y político que tuvo la denuncia
realizada por Zola, de uno de los primeros casos de «victoria» de la opinión
pública sobre el poder político en una sociedad de masa. El caso Dreyfus parece
por lo tanto un ejemplo asombroso de movilización de la opinión pública y de
campañas de opinión en el sentido moderno del término, con todas las
consecuencias en el terreno de la lucha política, ideológica y cultural que implica y
compromete toda la población entera. Eso ocurre también porque la opinión
pública comienza a hacer referencia a toda la población, y no únicamente a los
públicos reducidos y cultos.
La opinión pública es el resultado de un proceso más amplio del cual una parte
importante está constituida también por minorías activas que pueden re-orientar
las dinámicas de opinión en calidad de portadoras de «opiniones profundas»
mucho más sentidas y enraizadas que las simples «opiniones encuestadas»
mostradas en los sondeos . Además, para el proceso de construcción de la
opinión pública, más allá del papel desempeñado por los medios para evidenciar y
defender tales manifestaciones, y para amplificar tales posiciones ante el juicio de
toda la comunidad, pareció resultar decisivo, una vez más, el «clima de opinión»
presente en aquel momento en la sociedad. Sin este, tales opiniones «profundas»
no hubieran podido generalizarse y recabar el consenso. De hecho, el clima de
opinión dominante en aquellos años en Italia era indiscutiblemente favorable al rol
de la magistratura, a su intento de restituir transparencia y dignidad moral a la
acción de los partidos y de los cargos públicos.
Sociedades cada vez más caracterizadas, no tanto por la esclavitud respecto a los
sondeos de opinión, sino más bien por el déficit del rol de la opinión pública como
factor decisivo y determinante de la calidad de la democracia y la responsabilidad
de gobierno.