22 Que Es Un Hoyo Negro

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¿QUÉ ES UN HOYO NEGRO?

Cuando una estrella, durante su vida, va creciendo, va acumulando


elementos químicos de una mayor masa, esto debido a su constante
proceso de ir fusionando elementos esto la va haciendo crecer y
aumentar su gravedad. Un agujero negro es un cuerpo celeste que
acumula tal cantidad de masa en un volumen muy reducido, que genera
una gravedad muy intensa en sus alrededores, de tal manera que lo que
pasa cerca de ahí, lo incorpora y nada puede escapar de su influencia,
ni siquiera la luz.

John Michell, el olvidado padre de los agujeros negros, fue un


importante científico ingles del siglo XVIII y uno de los primeros de los
que pensaron en su existencia, pero en ese momento solo quedo en
una idea, hasta que Stephen Hawking y Roger Penrose comprobaron
que había una solución desde de la relatividad de Einstein, que permitía
comprobar su posible su existencia. El término agujero negro es
acuñado por primera vez por John Wheeler. Físico Norteamericano,
Quien en Uno de sus trabajos más reconocidos es su investigación, creo
el termino de los llamados agujeros negros, término que adoptó en
1967, durante una conferencia en Nueva York

Un agujero negro se define como una región finita del espacio descrita
en las ecuaciones de Einstein, cuyo interior posee una concentración
de masa lo suficientemente elevada, como para generar un campo
gravitatorio tal, que salvo por un determinado tipo de procesos
cuánticos, ninguna partícula ni radiación —ni siquiera la luz— pueden
escapar de él. Recientemente, en 2021 se observaron reflejos de luz en
la parte más lejana de un agujero negro.

Los agujeros negros pueden ser capaces de emitir un tipo de radiación,


la radiación de Hawking, conjeturada por Stephen Hawking en la década
de 1970. La radiación emitida por agujeros negros como Cygnus X-1 no
procede del propio agujero negro sino de su disco de acreción.

La gravedad de un agujero negro, o para hablar de ello con más


propiedad la «curvatura del espacio-tiempo», que modifica el espacio,
provoca la llamada “singularidad” envuelta por una superficie cerrada,
llamada horizonte de sucesos.

Una singularidad gravitacional o espaciotemporal, desde un punto de


vista físico (de modo informal), puede definirse como una zona
del espacio-tiempo donde no se puede definir alguna magnitud
física relacionada con los campos gravitatorios, tales como la curvatura,
u otras. Numerosos ejemplos de singularidades aparecen en
situaciones realistas en el marco de la relatividad general en soluciones
de las ecuaciones de Einstein.

Esto, es previsto por las ecuaciones del campo del mismo Einstein. El
horizonte de sucesos, horizonte que separa la región del agujero negro
del resto del universo, y una vez dentro de él, ningún tipo de partícula,
sea material o electromagnética puede salir, ni siquiera los fotones.
Dicha curvatura es estudiada por la relatividad general, la que predijo la
existencia de los agujeros negros y fue su primer indicio.
En la década de 1970, Stephen Hawking, Ellis y Penrose demostraron
varios teoremas importantes sobre la ocurrencia y geometría de los
agujeros negros.

Previamente, en 1963, Roy Kerr había demostrado que en un espacio-


tiempo de cuatro dimensiones todos los agujeros negros debían tener
una geometría cuasiesférica determinada por tres parámetros: su masa
M, su carga eléctrica total e y su momento angular L.
Los agujeros negros son finitos, con un tamaño determinado. Su
superficie esférica recibe el nombre de 'horizonte de eventos' (u
horizonte de sucesos), siendo esta la región del espacio que envuelve
al agujero negro y que define su límite. Este horizonte de eventos define
el límite donde la velocidad requerida para evadirlo excede la velocidad
de la luz (el propio límite físico del cosmos). En otras palabras, toda la
materia y radiación dentro de esta superficie es atrapada y no puede
salir.

Pero, ¿qué hay de la formación de agujeros negros? La NASA explica


que este fenómeno se da cuando una estrella de un tamaño de más de
20 masas solares agota el combustible de su núcleo y colapsa bajo su
propio peso.
La propia gravedad explica la formación de los agujeros negros. Cuando
una estrella colapsa se genera una gran explosión, y si tiene el tamaño
suficiente, se puede formar un agujero negro

Este colapso se traduce en la explosión de una supernova que expulsa


las capas exteriores de la estrella. Si el núcleo tiene el tamaño suficiente
(unas tres veces la masa del sol), ninguna fuerza será capaz de
contrarrestar el colapso gravitacional remanente, es decir, la
concentración de masa de esa estrella hacia el centro tras la explosión.
La propia contracción gravitacional del espacio tiende a aglutinar toda
la masa de la estrella en un espacio pequeño. Tan pequeño y con una
densidad tan alta que, para escapar de esta fuerza gravitatoria, habría
que superar la velocidad de la luz. Y así es como nace un agujero negro

La explicación emitida por la NASA es que realmente los agujeros


negros no son agujeros en sí y no están vacíos. Son restos fríos de
estrellas muy antiguas que contienen gran cantidad de materia en un
espacio compacto. Esto se debe a su fuerza de gravedad poderosa. Es
tanta la densidad de los agujeros negros, que ninguna partícula
material, y ni siquiera la luz, son capaces de liberarse de la fuerza
gravitatoria envolvente.

Los agujeros negros son parte del universo y algunas creencias circulan
alrededor de ellos. La más común es que son orificios enormes en
medio del cosmos que ‘tragan’ todo a su paso, llevándolo hacia un
infinito profundo que nadie conoce.

El mito de que “tragan” o “devoran” todo lo que está a su paso, no se da


exactamente de esa manera. Lo que ocurre es que como ya
mencionamos, su gravedad es tan fuerte, que si una estrella brillante
está cerca del agujero negro, no podrá verse, pues los agujeros
absorben la luz estelar de los objetos cercanos. La gravedad suele
“arrancar” los gases exteriores de una estrella y hacer crecer un disco a
su alrededor llamado disco de acreción o de acrecimiento.

Estos agujeros también “tragan” toda materia que se acerque


demasiado, pero no debe entenderse como que son grandes huecos
que vagan por el universo ‘alimentándose’ de planetas y todo lo que se
interponga. Con esto se afirma que los agujeros negros no pueden
representar un peligro para la Tierra, pues se necesitaría que la órbita
de uno de ellos se ubique muy cerca del Sistema Solar, algo que no es
probable.

Agujeros negros para Albert Einstein


Albert Einstein habló sobre el tiempo y el espacio en el universo. Para
adentrarnos a esto, es indispensable que imaginemos el espacio y el
tiempo como una superficie o lámina plana y flexible. Si el espacio-
tiempo estuviera vacío, la superficie sería totalmente plana, pero no es
así a consecuencia de los grandes cuerpos celestes que ocupan un
espacio en el cosmos; por ejemplo, nuestra Tierra y el Sol.
Esos dos cuerpos van a deformar la lámina creando una curva, siendo
la del Sol más profunda al tener una masa superior. Esto generará
gravedad. Cuanta más masa tenga un cuerpo, mayor curvatura creará
en el espacio-tiempo de su alrededor, por lo tanto, mayor gravedad
tendrá.

Cuanto más se enfría una estrella masiva, más se curva el espacio-


tiempo de su alrededor. Llegará un punto donde el tamaño sea tan
inmenso, que creará un agujero negro en el espacio-tiempo. Einstein no
los denominó en su tiempo como agujeros negros, sino como
“singularidades de Schwarzschild”.

Singularidad de los agujeros negros


La ciencia afirma que todo lo que cae dentro de un agujero negro no
puede salir de él.

Las leyes fundamentales de la física establecen que en el fondo de un


agujero negro hay un punto llamado singularidad, es decir, una región
donde el espacio y el tiempo se deforman de manera infinita y dejan de
existir. Una vez que la materia entra a la región de la singularidad, se
destruye totalmente.

La existencia de los agujeros negros y la singularidad, han despertado


la imaginación del público, al punto de decir que dentro de ellos existe
algo llamado ‘agujero de gusano’; es decir, túneles donde es posible
hacer viajes en el espacio y en el tiempo que algún día serán posibles.
Realmente no hay pruebas reales de su existencia ni de que esto se
podrá experimentar alguna vez.

Tipos de agujeros negros.


Estos tamaños pueden ser pequeños o primordiales, estelares y
supermasivos, pero la NASA menciona a dos principales: los estelares
y los supermasivos.

Los pequeños o primordiales pueden tener el tamaño de


un átomo pero una masa de una montaña, por poner un ejemplo
comparativo.

HAY DOS TIPOS DE CLASIFICACIONES PARA ESTOS OBJETOS.


El primero es según su tamaño y según su carga y rotación. Por su
tamaño existen los micro agujeros negros, los agujeros negros de masa
estelar, los de masa intermedia y los supermasivos.
Según su carga y masa se clasificarían según el nombre de los
científicos que postularon su existencia, como Schwarzchild, Kerr,
Reissner-Nordström o Kerr-Newman.

Desde su postulación, ha sido muy complicado su detección, ya que al


existir luz, que pueda ser emitida y se pueda captar. Los primeros
candidatos se localizaron, por detección y medición su influencia
gravitatoria, observando estrellas que orbitaban a un cuerpo
aparentemente inexistente.

El primer cuerpo detectado por este método fue Sgr A (sagitario A


estrella), el agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia.
Finalmente, y en 2017 se logra obtener la primera imagen de un agujero
negro, que concretamente se sitúa en centro de la galaxia M 87, gracias
al telescopio EHT (telescopio de horizonte de eventos).

La masa de un agujero negro estelar puede ser hasta 20 veces mayor


que la masa del Sol, pero tienen pocas decenas de kilómetros de ancho;
aproximadamente entre 10 y 40 millas. Se dice que existen numerosos
agujeros negros dentro de la Vía Láctea.
Los hoyos o agujeros negros supermasivos son los más enormes.
Estamos hablando de que tienen masas superiores a 1 millón de soles
dentro de un diámetro del tamaño del Sistema Solar. Muchos
científicos concuerdan que cada galaxia tiene un agujero supermasivo
en su centro. Sagitario A es el nombre del agujero supermasivo que
se encuentra en el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia.

Formación de los agujeros negros.


Averiguar cómo se formaron los agujeros negros no ha sido fácil.
Incluso, las hipótesis forman parte de la explicación más actual, pues
hasta el momento ninguna teoría ha sido considerada la definitiva.
Uno de los físicos más importantes que habló sobre la existencia de
los agujeros negros pero no como los conocemos, fue Stephen
William Hawking. Su gran legado derivó de la idea que “los agujeros
negros se disuelven lentamente como una aspirina en un vaso de
agua”.

Se cree que los agujeros negros primordiales se formaron en el


universo temprano, poco tiempo después del Big Bang, mientras que
los estelares se formaron cuando el centro de una estrella muy
masiva consume todo su combustible, colapsa y explota, lo que se
conoce como supernova. Posteriormente, los restos colapsan y se
transforma en un objeto muy compacto, denominado agujero negro.
¿Entonces el Sol, siendo una gran estrella,
podría convertirse en agujero primordial?
Las investigaciones señalan que el Sol no tiene la suficiente masa
para colapsar y convertirse en un agujero negro. Se cree que al final
de su ciclo, dentro de miles de millones de años, se convertirá en una
estrella gigante roja, para finalmente convertirse en una nebulosa
planetaria y quedar como una estrella enana blanca.
Por su parte, se tiene la teoría de que los agujeros supermasivos se
formaron al mismo tiempo que la galaxia en la que están, ya que se
ha observado una relación entre el tamaño del agujero con la masa
de la galaxia donde se encuentran.
Investigaciones modernas.
En el año 1999 la NASA y la Agencia Espacial Europea lanzaron
el XMM-Newton, un observatorio espacial de rayos X nombrado en
honor a Isaac Newton. Esta creación tecnológica permite observar el
universo en rayos X de alta energía, algo imposible para el ojo
humano. Con esta labor, pueden detectarse los rayos X que se liberan
de los gases y partículas de polvo que circulan cerca de los agujeros
negros, antes de que este lo trague.

El Observatorio Chandra de rayos-X, el satélite Swift y el Telescopio


Espacial de Rayos Gamma Fermi, también forman parte del equipo
lanzado para localizar agujeros negros supermasivos, así como otros
fenómenos astronómicos. Con esto se intenta conocer más detalles
sobre los agujeros negros, así como continuar con el avance sobre el
origen, evolución y destino del universo.

En 2018, astrónomos dieron a conocer una imagen de la formación y


expansión de abundante material en movimiento rápido, cuando la
gravedad de un agujero negro supermasivo absorbió la energía de una
estrella que estaba cerca de ahí.

CADÁVERES ESTELARES
Cuando las estrellas con una masa de cuatro a ocho veces la del Sol
explotan, en forma de supernova, expulsan sus capas exteriores y
dejan tras de sí un núcleo muy denso que sigue colapsando sobre sí
mismo. La gravedad aprieta el material del núcleo contra sí mismo con
tanta intensidad que provoca que los protones y electrones se
combinen para crear neutrones (de ahí el nombre). Las estrellas de
neutrones son objetos con un diámetro de unos 20 kilómetros de
tamaño y una masa de entre 1,2 y 1,4 masas solares (es decir, para
que lo pongamos en la perspectiva correcta, esto quiere decir que sólo
el núcleo de la estrella es un 50% más masivo que nuestro Sol,
entero).

Son tan densas que una cucharadita de masa tendría un peso de


miles de millones de toneladas (algunas comparaciones dicen que
equivaldría a la masa de 900 pirámides de Giza). La gravedad en una
estrella de neutrones es dos mil millones de veces más fuerte que en
la Tierra. De hecho, es tan intensa que provoca que la radiación que
emite la estrella se curve en un proceso que llamamos lente
gravitacional, que provoca que los astrónomos puedan ver la cara
oculta de la estrella.

La violencia de la explosión de la supernova que da origen a la estrella


de neutrones produce que tenga una rotación extremadamente rápida
(que va disminuyendo con el paso del tiempo). Las estrellas de
neutrones giran miles de veces por segundo. La más rápida, un pulsar
al que llamamos PSR J1748-2446ad, gira 716 veces por segundo
(tarda 1.395 microsegundos, o lo que es lo mismo, algo menos de
milésima y media de segundo, en dar una vuelta sobre sí misma).
También hemos medido la ráfaga de rayos X de una estrella que, en
teoría, giraría 1122 veces por segundo. Por desgracia, sólo hemos
podido medir esa ráfaga una vez. A menos que se produzca otra, que
nos permita confirmar esa medición, no podemos dar por seguro que
la rotación sea correcta.

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