La Época Clásica: Platón y Aristóteles

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La época clásica: Platón y Aristóteles

Introducción
La filosofía griega tuvo una gran influencia en la manera en que, en Occidente, entendemos y nos
relacionamos con el mundo. Esta lectura buscará explorar y analizar las ideas fundamentales de
los filósofos más importantes de la antigüedad. Anhelaremos no solo aprender sobre estas ideas,
sino también reflexionar sobre ellas y comprender su relevancia e impacto en la sociedad
contemporánea.

Muchas veces nos preguntamos de dónde vienen las ideas éticas de nuestra sociedad y las
construcciones políticas o las formas de gobierno, ideas que han moldeado el mundo en el que
vivimos hoy. En el recorrido por la presente lectura, iremos resolviendo estas cuestiones.

1. Platón (427 – 347 a. C.)


Nacido en Atenas en una familia aristócrata, fue alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles.
Conoció a Sócrates cuando tenía veinte años de edad y siguió sus enseñanzas, que tuvieron una
influencia notable en su propia obra.

Platón desarrolla su obra filosófica a través de diálogos y, en la mayoría de ellos, lo tiene a


Sócrates como protagonista. Hoffe (2003) explica que los diálogos son dramas argumentativos
estructurados que se desarrollan en escenarios particulares, con personajes que expresan los
diferentes argumentos; y a ello se añaden exposiciones pedagógicas dispersas, mitos y
referencias a algo no explicado o inexplicable.

Teoría del conocimiento y metafísica


En relación con el conocimiento, la reflexión más conocida de Platón es su teoría de las ideas.

¿A qué nos referimos con «ideas»?


La palabra idea proviene del término griego del habla corriente que significaba aspecto,
forma. Platón entiende por idea la forma pura, invisible en sí misma, pero que se
encuentra en la base de las cosas que vemos. Por medio de ella pretende dar respuesta,
ante todo, a dos preguntas. Por un lado, qué clase de objetos son los números y las
figuras geométricas, y qué es el bien, la justicia y la belleza. Por otro, hasta qué punto
puede haber muchas cosas y, además, diversas en múltiples sentidos —por ejemplo,
diferentes personas o mesas— y que, sin embargo, son lo mismo: una persona o una
mesa. Ambas preguntas se pueden resumir en una: ¿cómo hay objetos no perceptibles
que, a pesar de ello, pueden ser [en el sentido de existir] y, además, ser conocidos?
La primera pregunta se refiere a objetos no perceptibles en absoluto; la segunda, a
conceptos generales no perceptibles de objetos que sí lo son. (Hoffe, 2003, pp. 45 - 46)
Por ejemplo, el concepto (la idea) árbol lo adquirimos por su definición, pero no accedemos a él si
no es a través de la experiencia de ver un árbol. Así, como señala Hoffe (2003), tenemos un
objeto ideal: la idea es algo que es eterno e inmutable y existe separadamente de los objetos
corrientes (p. 47).
1
A partir de allí, Platón efectúa el corte metafísico y supone la existencia de dos mundos:
el de los objetos (corrientes) y el de las ideas. La idea representa el modelo y el prototipo,
es lo uno y lo general en una multiplicidad de objetos que reciben su ser de su
participación en las ideas. En cuanto modelos generales de los objetos que, por su parte,
funcionan únicamente como reproducciones, las ideas no poseen solo una realidad propia,
sino la verdadera realidad.

A diferencia de sus reproducciones, estos modelos no se conocen de la manera habitual,


es decir, mediante la percepción, sino que solo son pensados.

A los dos mundos corresponden, por tanto, dos formas de conocimiento fundamentalmente
distintas: la percepción de los objetos corrientes y el pensamiento puro de las ideas.
Dentro del mundo de las ideas existe una jerarquía donde su vértice superior es la idea del
Bien. (Hoffe, 2003, p. 47)
Tabla 1: Comparación de los mundos inteligible y sensible

Distinción platónica de los dos mundos.

Mundo inteligible Mundo sensible

Las ideas existen por sí mismas. Su ser depende de las ideas.

Se captan a través de la razón. Es un reflejo de las ideas.

Son universales, eternas e inmutables. Se capta a través de los sentidos.

Tienen los rasgos del ser de Parménides. Son individuos concretos, están sometidos al devenir y

al cambio.
Refieren al devenir de Heráclito.

Fuente: elaboración propia.

1
“La metafísica es el área de la filosofía centrada en el ser, analiza los principios, las propiedades y la naturaleza de la realidad

que resultan inaccesibles a través de la experiencia” (Peréz Porto y Merino, 2022, https://shorturl.at/qEM79). (Lectura 1)

2. La alegoría de la Caverna
En la alegoría de la caverna,
Platón desarrolla una compleja teoría del conocimiento y la realidad: unos prisioneros
encadenados en una cueva desde su niñez ven en la pared interior las sombras de ciertas
figuras que van de un lado a otro. La caverna representa el mundo del devenir, del cambio
constante, de la experiencia; el mundo fuera de la caverna, es el ser inmutable, objeto
puro del pensamiento. Los prisioneros son el equivalente a aquellos que adquieren solo
opiniones acerca de las cosas corrientes, incluida la justicia. (Hoffe, 2003, p. 47)
Figura 1: Grados del conocimiento

A continuación, graficamos los grados del conocimiento según Platón, comenzando por el más
básico (la imaginación) hasta llegar al grado más elevado (el conocimiento de las ideas).

Fuente: elaboración propia.

Las personas dentro de la cueva, caracterizadas como prisioneros, se hallan en el primer peldaño
del conocimiento (la mera opinión o conjetura).
El camino hacia el auténtico conocimiento, el ascenso a la verdad, les resulta tan doloroso
como la salida a la luz clara después de una prolongada oscuridad. Como este camino
tiene tres etapas más, la subida desde la oscuridad de la conciencia prefilosófica consta
en total de cuatro fases o grados del conocimiento.

Quien es liberado de sus cadenas y se ve obligado a salir, experimenta en toda su alma


una inversión de todo lo que hasta ahora conocía. Da la espalda a las sombras, a las
opiniones difundidas pero no examinadas, y alcanza —en el segundo escalón del
conocimiento— una creencia (pistis), un conocimiento atinado de las cosas del mundo de
la caverna, es decir, del mundo visible; en el terreno de lo político, las leyes del Estado.
Al abandonar la cueva y tras habituarse progresivamente a la luz del día, reconoce luego
sombras e imágenes reflejadas, referentes, sobre todo, a los objetos matemáticos. El
tercer nivel del saber consiste en el pensamiento discursivo y la matemática (dianoia). Solo
en el cuarto peldaño se ven las cosas mismas. Un pensamiento intuitivo (noēsis), la visión
de las ideas, capta los arquetipos de las cosas, la idea del Bien. Quien haya llegado tan
lejos, no volverá atrás voluntariamente. (Hoffe, 2003, pp. 47 - 48)
Como señala Hirschberger (2012), en este razonamiento se sirvió Platón de la imagen de la
anamnesis o la rememoración (reminiscencia): cuando morimos, el cuerpo perece, pero el alma
se desprende y participa de otra existencia (el mundo de las ideas) y, gracias a nuestra alma, que
ha tenido una existencia anterior y ha conocido el mundo de las ideas, podemos llegar a intuirlas
en las cosas visibles (p. 56).

La Ética y la Política en Platón


El diálogo de Platón conocido como La República (Politeia) anuncia en su título una teoría
del Estado, mientras que el subtítulo, «Sobre lo justo», habla además de una ética.

La respuesta dada por Platón a la pregunta «¿cuál es la finalidad de la justicia?» [es que la
justicia nos sirve a todos]. Pues solo los justos llevan una vida de mutua confianza y
cuentan —además de con su propia estima— con la estima de aquellos a quienes
consideran importantes. El injusto, en cambio, vive en discordia tanto con su prójimo como
consigo mismo, pues sus apetencias contradictorias luchan unas contra otras.

Y, para lograr el bienestar, no basta solo con la justicia. La vehemencia del deseo exige,
además, la templanza, ante los peligros es necesaria la fortaleza y, para actuar
correctamente, se requiere prudencia. Estas virtudes constituyen el cuarteto de las
llamadas «virtudes cardinales». Quien las posea, será un hombre excelente en todo.

En Platón, la ética se conecta con la psicología y la política. Según la teoría psicológica de


Platón, en el ser humano actúan tres impulsos a los que corresponden tres cualidades
(«virtudes») y tres grupos profesionales («estamentos»): al grupo de los artesanos,
campesinos y comerciantes se asigna el deseo y la templanza; la fortaleza [y los
guardianes, guerreros o vigilantes que no gobiernan] guardan relación con el sentimiento
de placer o displacer; finalmente, la prudencia y los reyes filósofos están relacionados con
la razón. A ellas se suma, en cuarto lugar, la justicia, que genera una interacción armónica:
en el caso de los individuos, una armonía entre sus impulsos; y en el de la comunidad, una
armonía entre los grupos profesionales. (Hoffe, 2003, p. 49)
Tabla 2: Las virtudes y los estamentos

Veamos cómo se relacionan las virtudes y los diferentes estamentos en una sociedad.

Virtudes Estamentos
Prudencia Filósofos

Fortaleza Guardianes y guerreros

Templanza Artesanos, campesinos y comerciantes

Justicia Interacción entre todos

Fuente: elaboración propia.

Para que una comunidad sea gobernada con justicia, sus gobernantes deberán ser justos.
Por este motivo, y porque la prudencia es constitutiva del filósofo, Platón [sostiene que los
filósofos deben ser los reyes de los Estados]. Los filósofos reyes necesitan, además de
una educación intelectual, la formación del carácter, plasmada en la posesión de las cuatro
virtudes cardinales.

Platón no se fía únicamente de la educación y de las posibles dotes personales, sino que
adopta además disposiciones institucionales: para que el ansia de enriquecimiento o la
preocupación por sus familias no desvíen a los gobernantes o a los funcionarios del
servicio al bien común, [se les debe prohibir] la propiedad privada, el matrimonio y la
familia. [También a los guardianes o guerreros]. (Hoffe, 2003, pp. 49, 50)

El Estado es para Platón la gran organización del hombre en su marcha hacia el bien. El
cuidado de las cosas materiales, del trabajo, de la economía, del orden social, del poder
exterior e interior, todo esto es cosa natural, pero no es un fin en sí, antes está al servicio
del ser racional que es el hombre. (Hirschberger, 2012, pp. 65, 66)
Así halló Platón las formas del Estado que se muestran en la siguiente tabla.

Tabla 3: Formas de Estado

Formas de Estado Características

Aristocracia Gobiernan los mejores, es la forma más perfecta de Estado.

Si es uno solo el que gobierna, se trata de una monarquía.

Timocracia Gobiernan los más fuertes: los guerreros.

Oligarquía Gobiernan los más ricos.

Democracia Gobierna el pueblo.

Tiranía Gobierno de uno solo, ruina del Estado.

Fuente: elaboración propia con base en Hirschberger, 2012.

Si un Estado es dirigido por los mejores espiritual y moralmente, nos hallamos ante una
aristocracia; si el gobernante es solo uno de estos mejores, entonces tenemos una
monarquía. Si no gobiernan los que son realmente mejores, sino los ambiciosos, que se
creen superiores por su valor y resolución, por ser buenos cazadores, deportistas y
soldados, hombres prácticos de acción, duchos en la táctica o arribistas ingeniosos,
entonces se trata de una timocracia.

Estos hombres tienen ya propiedad privada y se enriquecen ocultamente. Sirven menos al


común y al bien objetivo que a su propia ansia de hacerse valer. Si el enriquecimiento
personal se agrava todavía y el poder cae en manos de un pequeño grupo de ricos, sin
otra meta que la potencia económica y la propia ventaja, dispuestos siempre a supeditar a
estas cosas los superiores valores humanos, entonces tenemos una oligarquía.

De los tres sectores del alma, razón (aristocracia), ánimo (timocracia) y apetitos del alma
(el pueblo), este último ha logrado ahora pasar al primer término. Pero si este sector se
apodera completamente del campo, de modo que cada ciudadano, «sin reconocer orden ni
sujeción al deber, pasa la vida conforme a su gusto y su capricho, llamando a esto vida
amable, libre y beata» (República, 561) entonces nos hallamos con la democracia.
(Hirschberger, 2012, p. 68)
Entonces, ¿la democracia no es la mejor forma de gobierno?

La respuesta es no. Platón sostiene lo siguiente.


El pueblo pierde el criterio de la mayor o menor aproximación al ideal del orden y del
derecho, pues no se cree ya en la verdad y en el derecho en sí, sino solo se conocen los
propios apetitos subjetivos, con vistas a los cuales se gobierna la sociedad. De ahí que
todos sean iguales. En apariencia se tiene una constitución ideal, abigarrada, sin nadie
que mande, sin coerciones, donde lo igual se reparte igualmente entre iguales y
desiguales, pero la extrema degeneración consiste en la tiranía.

Entonces se ve lo que es la tiranía: una esclavitud bajo esclavos. No solo el pueblo es
esclavo, sino que también lo son sus déspotas y finalmente el tirano mismo. Es esclavo de
sus propias pasiones. Para el filósofo de una humanidad basada en la razón y la verdad,
en la libertad y el querer moral, tal forma de gobierno es la mayor de las abominaciones.
(Hirschberger, 2012, p. 70)

3. Aristóteles
Aristóteles (384-322 a. C.) nace en Estagira de Tracia (Macedonia). Era hijo de Nicómaco, un
médico del rey de Macedonia. A la edad de diecisiete años, fue a Atenas a cursar estudios en la
Academia, la escuela de Platón, donde a lo largo de veinte años estuvo en constante relación con
este. Luego de la muerte de su maestro, creó su escuela, el Liceo, y desarrolló sus propias ideas
filosóficas, dejando el idealismo platónico. Un dato relevante en su historia es el de haber sido el
maestro de Alejandro Magno desde su adolescencia.
Las obras que conservamos de Aristóteles, al ser resúmenes de las lecciones impartidas en el
Liceo, no fueron destinadas al gran público, como los diálogos platónicos.

Teoría del conocimiento y metafísica


En relación con el origen de nuestras ideas, Aristóteles, a diferencia de Platón, sostiene que
“tienen sus raíces en el mundo sensible, real y experimentable” (Hirschberger, 2012, p. 84). Los
sentidos se imprimen en imágenes y se guardan en la memoria. Luego pasan al entendimiento,
que capta las formas universales inductivamente partiendo de lo dado por la experiencia y genera
el concepto. Entonces, ya en la experiencia, a partir de los sentidos, hay conocimiento.

“La ciencia (episteme) se diferencia de la simple experiencia por el hecho de preguntar «¿por
qué?» Como respuestas pertinentes, se deben entender todos los factores que causan la
existencia de un objeto” (Hoffe, 2003, p. 57). La sabiduría (sophia) es el conocimiento de las
primeras causas, “por ella [Aristóteles] entiende el grado más elevado del saber que reconoce los
primeros motivos y principios” (Hoffe, 2003, p. 58).

Figura 2: Las causas aristotélicas

Distingue Aristóteles cuatro causas, a saber:

Fuente: elaboración propia.

Hemos visto que, para conocer algo, tenemos que preguntarnos por sus causas. Ahora nos
adentraremos en la metafísica.
Aristóteles sitúa en la cima de todo el saber una disciplina que se considerará, durante
muchos siglos, la reina de las ciencias: la metafísica [o filosofía primera]. El término no
procede de Aristóteles, sino de uno de los editores posteriores de su obra, y significa ‘más
allá (meta) de las cosas de la naturaleza (physika)’. (Hoffe, 2003, p. 58)
La metafísica se ocupa del ser en cuanto es y de las causas primeras; y aquí nos detendremos en
su noción de sustancia.

Aristóteles sostiene que la sustancia está presente en todos los modos del ente; siendo la
sustancia el ser en sí. Por sí misma, la sustancia es invisible e inaccesible a los sentidos, ya que
estos captan lo sensible y variable. La sustancia solo es concebida intelectualmente y es sensible
por accidente. Por ejemplo, de una rosa percibimos su color y olor, que son sus accidentes, pero
no podemos percibir, con nuestros sentidos, su sustancia o la cosa en sí.

Tabla 4: Las sustancias según Aristóteles

Existen varios tipos de sustancias:

Sustancias primeras Concretas e individuales. Este libro, esta silla.

Los géneros. Los seres vivos.

Sustancias segundas

Las especies. El árbol, el hombre.

Fuente: elaboración propia con base en Hoffe, 2003.

Por tanto, la preeminencia de lo particular solo se sostiene porque, al mismo tiempo,


aparece designado «como» ejemplar de algo general, una especie —por ejemplo,
Sócrates en cuanto ser humano—, y porque en ello reside precisamente su identidad
«esencial». La categoría inferior corresponde claramente a los atributos o accidentes, pues
no aparecen independientemente sino «adheridos» a alguna otra cosa. (Hoffe, 2003, p.
59)
Para ello, destaca lo universal, lo que es igualmente propio de todos los individuos y seres
concretos dentro de un género o de una especie.

Por otro lado,


el estudio aristotélico de la naturaleza se centró en los seres vivos dotados de movimiento.
La primera manera de explicar el movimiento, que reafirma el decisivo vínculo interno
entre física y metafísica aristotélicas, será indagando los diferentes significados del ser;
entre ellos, encontramos un grupo de significados que se basa en la distinción entre «ser
en acto» y «ser en potencia». (Lavernia, 2021, https://shorturl.at/cxKM2)
Se refirió a la potencia como el poder de efectuar cambio en un ser. Entonces, el ser es siempre
potencia para un acto; así el acto es la actualización de la potencia. El paso de la potencia al acto
viene dado por el movimiento. Por ejemplo, una semilla en acto es en potencia un árbol o un niño
en acto es en potencia un hombre. “Esta decisiva pareja de conceptos permite entender todo
cambio que acontece en un ser como paso de la potencia al acto” (Lavernia, 2021,
https://shorturl.at/cxKM2).

“Finalmente, Aristóteles desarrolla la metafísica como ciencia del ser eterno e inmóvil, al que se
debe en última instancia todo movimiento en la naturaleza” (Hoffe, 2003, p. 60). Como indica
Hoffe (2003), Aristóteles sostiene que el cosmos es un sistema cerrado, finito, eterno y ordenado,
donde existe un ser eterno e inmóvil que mueve todo el universo. Este ser eterno no posee los
atributos de omnipotencia, omnisciencia y bondad absoluta, no es un ser personal (p. 60). Es “un
espíritu puro que no se preocupa de los asuntos humanos ni de las demás cosas del mundo.
Como «pensamiento del pensamiento» el espíritu depende solo de sí mismo” (Hoffe, 2003, p. 60).
Y no es movido por ninguna otra cosa, es el motor de la totalidad de la naturaleza, es acto puro.

4. La Ética aristotélica
Para Aristóteles, la ética y la política constituyen conjuntamente la «filosofía de los asuntos
humanos».

En la Ética a Nicómaco explica en detalle tanto los conceptos comunes, es decir, el


concepto rector normativo de la felicidad (eudaimonia), como la actividad del ser humano
individual pero no aislado. Aristóteles estudia las virtudes morales, como la generosidad y
la justicia; y las virtudes intelectuales, como la sabiduría y la perspicacia, e indaga con
especial minuciosidad las debilidades [humanas]. (Hoffe, 2003, p. 60)
Así, el concepto rector normativo es la felicidad, siendo esta el fin último del hombre.

La felicidad es una actividad del alma conforme a la virtud perfecta, es un hábito que consiste en
elegir el término medio entre los extremos, “lo cual no significa mediocridad, sino un equilibrio
entre los vicios de los extremos” (Caldeiro, s.f., https://shorturl.at/MUWXY). Por ejemplo, la
valentía es un justo medio entre la temeridad y el miedo; la modestia es el término medio entre la
timidez (el defecto) y la imprudencia (el exceso).
La felicidad puede y debe trabajarse. No es una suerte que debamos al azar o a algún
poder externo, sino una «dicha, producto del esfuerzo» de la que es responsable uno
mismo. La felicidad producto del esfuerzo consiste en una vida buena en general, en una
vida lograda. (Hoffe, 2003, p. 62)

La virtud, entonces, se adquiere a través del ejercicio y el hábito, es decir, que para que un
hombre se haga justo, es menester que practique la justicia. Aristóteles considera que
nadie se hace justo por "naturaleza" (aunque una predisposición natural sea importante) ni
tampoco resulta suficiente la enseñanza. (Caldeiro, s.f., https://shorturl.at/MUWXY)
“La felicidad compete en mayor medida a una vida dedicada a la ciencia y la filosofía, a la theória
al servicio de la filosofía fundamental, pues ahí es donde el ser de la persona alcanza su
perfección” (Hoffe, 2003, p. 62).

Figura 3: La ética aristotélica

En resumen, el fin del hombre es alcanzar la felicidad. Para ello, tiene que ejercitar las virtudes
que consisten en un término medio entre el defecto y el exceso. La mayor virtud es la justicia.

Fuente: elaboración propia.

La política
Al comienzo de la Política, Aristóteles desarrolla la tesis de que el ser humano es por
naturaleza un animal político. Con esta fundamental proposición de antropología política,
no está afirmando que el ser humano sea político por nacimiento o que llegue a serlo en
función de un proceso de desarrollo puramente biológico.

Al contrario, el ser humano debe poder desarrollar sus intenciones [en plenitud], sus dotes
y oportunidades fundamentales en una polis. Es decir, en una comunidad de personas
libres e iguales, determinada por la idea de la justicia, [pues, al ser el único animal con
capacidad del hablar, solo la puede desarrollar en comunidad]. Sin embargo, una gran
parte de la población, como las mujeres y los esclavos, se halla excluida de la comunidad
de los libres. (Hoffe, 2003, p. 63)
Tabla 5: Organización de la polis

Vemos la organización social de la polis según la realización de trabajo y el tiempo libre. Quienes
se podían dedicar a los asuntos de la polis eran los hombres libres.

Seres humanos libres: tienen tiempo libre y pueden


Guerreros.
dedicarse a la vida teorética (a la filosofía).

Sacerdotes.

Magistrados.
Seres sin derecho: carecen de tiempo para la vida teorética.
Artesanos, labradores y mercaderes.
Son necesarios para realizar el trabajo.

Esclavos y mujeres.

Fuente: elaboración propia.

En la Política,
Aristóteles desarrolla los rasgos básicos de la economía, discute algunas teorías
constitucionales y constituciones políticas conocidas, estudia distintas formas de
democracia y aristocracia, y propone una constitución mixta, la Politeia.

También analiza las condiciones que llevan a la descomposición de las constituciones o


les dan estabilidad. Al final, esboza un Estado ideal, comenzando por la situación, tamaño
y estructura más favorables hasta llegar a sus principios constitucionales.

La teoría aristotélica de las tres formas de Estado buenas o degeneradas tiene especial
importancia en el pensamiento político occidental: una Constitución mala solo sirve a los
intereses de los gobernantes; una buena, al bien común.

Las formas estatales beneficiosas —monarquía, aristocracia y Estado


constitucional/república— o perjudiciales —tiranía, oligarquía o democracia— son tres,
enfundan la participación de uno, unos pocos o todos en los asuntos del Estado. Sin
embargo, las democracias modernas, o Estados de derecho, no corresponden a lo que
Aristóteles denomina democracia, una forma de Estado desvinculada de cualquier ley y
que da preferencia a los pobres. Se parecen más bien al Estado constitucional, porque
quien domina no es el ser humano falible, sino la ley racional. (Hoffe, 2003, pp. 62, 63)
Tabla 6: Formas de gobierno

A continuación, vemos la clasificación de las formas de gobierno pensada por Aristóteles.

Formas de gobierno que tienden al bien común Degeneran en las siguientes formas

Monarquía: gobierna uno. Tiranía

Aristocracia: gobiernan algunos. Oligarquía

República: gobiernan todos. Demagogia

Fuente: elaboración propia.


Hemos terminado el recorrido de las principales ideas de Platón y Aristóteles. Como vemos, estas
constituyen la piedra que funda el pensamiento occidental. Nos han ayudado a responder a las
preguntas sobre el origen de la ética y a reflexionar sobre cuál es la mejor forma de gobierno.

A continuación, una pregunta multiple choice.


Para Aristóteles, la mejor forma de gobierno es:

La aristocracia.

La república.

La demagogia.

Referencias
Caldeiro, G. (s.f.). Ética aristotélica. Idoneos.
https://filosofia.idoneos.com/328313/#:~:text=La%20virtud%20entonces%2C%20se%20adquiere,t
ampoco%20resulta%20suficiente%20la%20ense%C3%B1anza

Hirschberger, J. (2012). Breve historia de la filosofía. Herder Editorial

Hoffe, O. (2003). Breve historia ilustrada de la filosofía. El mundo de las ideas a través de 180
imágenes. Península

Lavernia, K. (21 de enero de 2012). Aristóteles: Biografía, Pensamiento y Obras. Alejandra de


Argos https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/42-filosofos/41830-aristoteles-
biografia-pensamiento-y-obras

Pérez Porto, J. y Merino, M. (12 de octubre de 2022). Metafísica - Qué es, tipos, definición y
concepto. Definicion.de. https://definicion.de/metafisica/

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