Geopolítica Clásica

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Geopolítica Clásica

La geopolítica estudia cómo la geografía influye en la política de los Estados, tanto internamente
como externamente. Esto implica que la política está condicionada por las características geográficas
y la interdependencia entre distintas regiones. Esto significa que tanto las decisiones dentro del país
como las relaciones con otros países están influenciadas por factores geográficos.
La geopolítica es una disciplina descriptiva y analítica que examina cómo las distintas áreas de la
geografía se relacionan e influyen entre sí. Su objetivo es informar a los líderes políticos sobre cómo
estas interdependencias y condicionamientos espaciales, tanto internos como internacionales,
afectan al Estado.
La geopolítica tiene dos aspectos principales: su uso como método para entender la realidad y su
utilización para impulsar proyectos políticos. Por eso, cada Estado puede tener su propia visión
geopolítica. Aunque hay una teoría general que unifica estas visiones, basada en relaciones de
causa y efecto, la geopolítica se manifiesta de diversas maneras según el contexto de cada país.
La geopolítica, como disciplina general, tiene un cuerpo de conocimientos sistematizado, un objeto
de estudio concreto (el Estado), un léxico propio y un método científico de análisis. Esto le permite
ser neutral respecto a decisiones políticas o ideológicas nacionales. Su valor radica en su capacidad
analítica y metodológica para interpretar realidades concretas, que no son neutrales, ya que reflejan
interrelaciones geográficas y motivaciones políticas específicas. Así, la geopolítica puede ayudar a
entender el pasado y a orientar decisiones futuras, proporcionando conclusiones útiles al contrastar
la teoría con la realidad.
En este contexto, la geopolítica clásica ve al Estado como un organismo vivo, dinámico y con
voluntad política, que depende de tres elementos constitutivos: territorio, población y soberanía.

● Territorio: Es la base física del Estado, estable pero dinámica, especialmente en países en
desarrollo o en crisis.
● Población: Es el elemento dinámico que aporta la voluntad y el poder político del Estado.
● Soberanía: Es la capacidad de tomar decisiones autónomas y ejercer autoridad sobre el
territorio y la población.

Sin estos tres elementos, no puede existir un Estado. Un Estado es una sociedad políticamente
organizada que ejerce funciones ejecutivas, legislativas y judiciales por sí misma.
Las fronteras del Estado actúan como la piel que lo conecta con su entorno. Si el Estado es
dinámico, sus fronteras también lo serán. Esto varía entre Estados democráticos, donde la soberanía
es ejercida en servicio de la sociedad civil, y Estados totalitarios, donde la soberanía puede ser
usurpada. Las fronteras van más allá de ser simples límites geográficos y reflejan la vitalidad y
dinamismo de la sociedad y del Estado, especialmente en la era de las comunicaciones.

La dinámica de las fronteras en geopolítica se relaciona con las diversas dimensiones de las ciencias
geográficas. Esto es crucial para comprender la globalización, ya que vivimos en sociedades
complejas con problemas multidimensionales que no pueden abordarse desde una sola perspectiva.
La geopolítica, por lo tanto, no se presenta como una ciencia autónoma y singular, sino como una
disciplina integradora que considera múltiples dimensiones y contextos.
Esta perspectiva multidimensional es esencial para entender que las fronteras no son solo límites
geográficos, sino que pueden ser físicas, políticas, económicas, culturales, ideológicas, y más. Estas
fronteras tienen dinámicas propias y no siempre coinciden con los límites territoriales del Estado
moderno.
En este contexto, la geopolítica se utiliza como una herramienta para comprender cómo las fronteras
y los intereses de los Estados interactúan en la era de la globalización. Un ejemplo histórico es la
acusación contra Haushofer en los juicios de Núremberg, donde se argumentó que su teoría
geopolítica, al pretender ser omnipresente, fue utilizada para justificar la política criminal del régimen
nazi.
La pregunta central es: ¿dónde están nuestras fronteras y cómo se comportan cuando los objetivos e
intereses de diferentes Estados entran en contacto? Esto implica reconocer la complejidad y el
dinamismo de las fronteras más allá de los límites geográficos tradicionales.
La existencia de muchas fronteras se relaciona directamente con la vitalidad de las sociedades y sus
interacciones. Esto muestra que, desde hace tiempo, el Estado no tiene el monopolio de las
relaciones internacionales, ya que la sociedad civil ha ganado protagonismo en la formulación de
políticas, especialmente en las democracias.
Los Estados influyen y son influenciados en todos los aspectos del poder (político, económico, social,
cultural, etc.), lo que se desarrolla desde su "núcleo vital". Así, los Estados se proyectan globalmente
y enfrentan oportunidades y desafíos en un entorno dinámico.
Todos los Estados actuales son puntos de encuentro de fronteras diversas, lo que exige conceptos
claros para entender la globalización. Aunque la Geopolítica Clásica y la Crítica están en debate, es
importante recordar las bases de la primera para contrastarlas con el pensamiento crítico, evitando
su estigmatización como arcaica.
Hoy, se repiten frases como "El Estado Nación está en crisis" o "La soberanía ahora es
internacional", que, aunque parecen convincentes, muchas veces carecen de relación lógica con los
fenómenos. Estas afirmaciones confunden al ciudadano común, que pierde noción de la realidad.
Aunque se habla de "nuevas" verdades y roles, la esencia de la política, la naturaleza humana y la
sociedad siguen siendo constantes. Las manifestaciones y prácticas pueden cambiar, pero las bases
fundamentales permanecen.

Geopolítica Crítica
La Geopolítica Crítica crítica las ideas tradicionales de la geopolítica, argumentando que los factores
culturales son más importantes que los geográficos en el desarrollo de un país. Se centra en cómo
las ideas políticas influyen en las relaciones de poder y en la creación de estructuras sociales.
Contrario a la geopolítica clásica, que se enfoca en las relaciones internacionales, la geopolítica
crítica considera que el Estado también desarrolla su propia identidad espacial. Esto implica exponer
las relaciones de poder ocultas y criticar la visión simplista de la geopolítica clásica. Sin embargo,
algunos argumentan que esta aproximación fragmenta demasiado el análisis geopolítico, dividiéndolo
en varias categorías específicas como la energética, del agua, del medio ambiente, de la religión, y
de la cultura. Este enfoque fragmentado se critica por ser inconexo y por desvirtuar la integralidad del
análisis geopolítico clásico, lo que dificulta su aplicación práctica
¿Es posible construir generalizaciones, a partir de especificidades, como se hace en este caso?
Si es posible hacer generalizaciones a partir de casos específicos. Se argumenta que para que la
geopolítica crítica sea una disciplina útil, debe ir de lo general a lo particular. Esta necesidad ha
llevado a la creación de cuatro corrientes principales, con teóricos como Taylor, Wallerstein, Foucault,
Raffestin, Rodríguez y Dalby. La primera corriente destaca la economía política en tres niveles:
mundial, estatal y local, pero critica a la geopolítica clásica por no valorar adecuadamente la
economía política. La segunda corriente crítica las relaciones de poder y dominación entre Estados,
viéndolas como antinaturales y resultado de oligarquías dominantes, lo cual se conecta más con la
sociología del poder que con la geopolítica clásica. Esta perspectiva puede ser descalificada de la
misma manera que otras ideologías han sido desacreditadas.
Rodríguez identifica una tercera corriente en la geografía política humanista, que pone al individuo en
el centro de las relaciones espaciales, tratando de conectar las dos corrientes anteriores. Según él, la
geopolítica clásica también considera a la población y la soberanía como elementos clave del Estado,
incorporando conceptos de ciudadanía y poder político. La geografía humana, por lo tanto, es
esencial en la geopolítica.
La cuarta corriente se enfoca en cómo ciertas prácticas dominan a otras, investigando las dinámicas
y condiciones de este dominio. Este enfoque, más político y sociológico que geopolítico, analiza
cómo los discursos ideológicos determinan las prácticas políticas, destacando que las estructuras
sociales son creadas por individuos con poder. Aunque comparte brevemente una perspectiva con la
geopolítica general, esta corriente prioriza las motivaciones de poder sobre la objetividad y rigor
científico, validando más un dogma ideológico.
En la geopolítica clásica, los datos de la geografía humana (cultura, economía, sociedad) son vistos
como indicadores de tendencias políticas, pero no como factores determinantes de las relaciones
espaciales. La geopolítica clásica no busca identificar las motivaciones de quienes toman decisiones
políticas ni los considera instrumentos de intereses de clase. Esta es una diferencia clave con la
geopolítica crítica. La geopolítica crítica organiza el estudio de las relaciones espaciales en tres
áreas: la geopolítica práctica (enfocada en la política exterior del Estado y las decisiones diarias de
sus elites), la geopolítica formal (que estudia las teorías y modelos usados por las elites para justificar
acciones), y la geopolítica popular (que analiza cómo los medios de comunicación influyen en la
opinión pública). Estas áreas se interrelacionan y pueden sistematizarse en categorías de análisis
para entender mejor el orden político, el contexto de la época, los códigos geopolíticos
predominantes, y los modelos que influyen en los procesos políticos, similar a las escuelas clásicas
de geopolítica.

● El desarrollo de la geopolítica y su influencia en la toma de decisiones políticas a lo


largo de la historia.
● La estigmatización de la geopolítica como “ciencia nazi” después de la Segunda
Guerra Mundial y su marginación del estudio científico.
● El resurgimiento de una geopolítica crítica con el surgimiento de la Guerra Fría y la
globalización, desafiando los principios de la geopolítica tradicional.
● Las diferencias y similitudes entre las corrientes de geopolítica clásica y geopolítica
crítica, y su impacto en las relaciones internacionales, el Estado, la soberanía y el
territorio.
● La necesidad de superar la ambigüedad conceptual en torno a la geopolítica
mediante la observación científica, generando un debate ético y científico para
comprender integralmente la globalización y las interrelaciones entre geografía y
política.

Conclusiones
Después de revisar el documento, se puede concluir que la geopolítica contemporánea se
encuentra en un estado de constante evolución y debate. Se observa una clara distinción entre
la geopolítica clásica y la crítica, con enfoques y metodologías diferentes. Mientras que la
geopolítica clásica se centra en el estudio del orden político imperante y las relaciones
espaciales entre los Estados, la geopolítica crítica enfatiza la influencia de la economía política,
las relaciones de poder y la geografía humana en la construcción de la espacialidad.

Además, se destaca la importancia de comprender la globalización y los cambios en el contexto


político actual, así como la necesidad de superar las diferencias ideológicas para avanzar en el
estudio y comprensión de la geopolítica. Se enfatiza la importancia de mantener un enfoque
analítico y metodológico riguroso para comprender la dinámica de la globalización y las
relaciones espaciales entre los Estados.

En resumen, la geopolítica contemporánea es un campo complejo que requiere un enfoque


multidimensional y una comprensión profunda de las interrelaciones geográficas, políticas e
ideológicas para poder ofrecer una visión integral de los fenómenos políticos actuales.

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