Poemas A Toledo

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TOLEDO TOLEDO

(EN LA ULTIMA NOCHE DE MAYO)


«Sobre amarillo peñascal posada,
Es la noche . Toledo se reclina
bajo un cielo del Africa esplendente,
a dorm ir, en sus piedras h istor iadas .....
la cabeza en un bosque de laureles , alza Toledo la rugosa frente
en e l Tajo las p lantas. de viejos campanarios coronada.
Es la noc he . Toledo se ha dormi do
a la vera del agua _ Es medio día; la ciudad sagrada
y al susu rro de l v iento . duerme la siesta del lejano oriente ;
sólo se oye la forja, do paciente
Mientras d uerme Toledo, e l r ío canta . prueba el armero el temple de' una espada.

Canta las viejas horas ; las noctu rnas


De antiguo coro en el sitial repuesto,
·•
crue les o amorosas emboscadas
al abrigo de góticos canceles,
del viejo rey don Pedro ; los to rneos ;
los toros y las cañas , pálida monja su ritual recita;
el mirador en donde el re y galante
se enamoró de la morena Cava, y en un balcón, en adornado tiesto ,
porque le vio los senos -y la boca tiembla rojiza mancha de claveles,
llena de risa- y las caderas amplias . cual fresca boca que de amor palpita .»
Canta los trovadores; las callejas;
los balcones fl o ri dos de albahacas ;
Antonio GOMEZ RESTREPO
canta a Zocodover, q ue v io en su torn o
las razas de o jos negros , las tres razas
(Colombiano)
q ue poblaron la h istoria de leyendas.

Mientras duerme To ledo , e l río canta .

Parece que los seres y las cosas

CINCO han escuchado la canc ión de l ag ua:


la soñadura lu na
su per lería ent re las ondas lanza,
siemb ra de oros la inqu ietud de l r ío

POEMAS y de nadantes íns ulas de plata;


los álamos suspiran,
ch irrían las cigarras,
laten los per ros, croan

HISPANO- las bucól icas ranas,


y m ientras plañe el agorero cuco ,
afina y sue na el r uiseño r su fla uta.

AMERICANOS
La prop ia v ieja catedral se anima.
Se d iría que rompen las estatuas
silencio de centurias , y que e l lí rico
soplo de au ro ra de Longfe llow pasa

ATOLEDO
infundiendo la vida entre los reyes
y obispos que decoran la portada.
Vibra en la torre esbelta
la voz de las campanas .
¿Es que va a hacer e l césar Carlos Qu into
una triunfal entrada?
¿Es que ha llegado un portador con nuevas
de la rota y prisión de l rey de Francia?

No . Tol edo no bu lle. Fue un viajero


el q ue v io erg uirse la ciudad ; un alma
de esas que ven vis iones en la bruma,
de esas que aprenden lo que e l agua canta,
de esas q ue oyen voces de l sil enc io ...

No. Toledo no bu ll e. ¡Triste calma !

Rufino BLANCO FOMBONA


(Venezolano)

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ANOCHECER EN TOLEDO AMAPOLAS EN EL TOLEDO
CAMINO DE TOLEDO
Grito en la torre audaz. Alto grito del almuédano. o t u p ú rpura evoco, ni la histori a
Así Toledo cuando la tarde se inflamaba. La palabra Toledo sabe a piedra, de tu p iedra y t u sa ngre, ni la er gu id a
Luego siguió un silencio lloroso de campanas. a memoria milenaria, majestad d e tu s r ocas, donde anida
Huesos el caserío. Triste ceniza el cielo. a judío tenaz, - á g uila in som n e y r ítt ila- tu gloria .
a fantasma.
Laderas que parecen hechas para tormento. Ij la fi ebre d inámica y u storia
Baja el amigo infiel, baja la desposada. Vista la ciudad d e t us forja s d e a cero en qu e transida
El la besa al ceñirla y al besarla temblaba. se comprende que no existe, vibra el alm a española, conte nida
Tiembla de amor y tiembla de otro más hondo miedo. que no ha existido nunca, y a ust era en el d esastre y la v ictoria .
que todo es el sueño de un profeta loco,
de un emisario del otro mundo Sí, t u coma r ca de azafrán y olivo
«iAh, ciudad de hechiceras! ¡Ah, corte de los magos!
que olvidó el camino de regreso. y aqu el cerco de esp uma e n que c autivo
Tú», le dice el amante, «tú nos has embrujado.»
Llegan a ras del río. Blanco de muerte el labio, late t u pech o al or to y al ocaso:
En las torres de Toledo
descansan los guerreros del año mil doscientos,
ella exclama «¡Señor, ya nuestro fin se acerca. el Tajo, t u rapsoda m emorioso,
los que fueron a buscar el Santo Grial,
No nos perdones, no, si dos almas en pena que - oro)' b ronce- con r itmo m elodioso
y quedaron inmóviles ante las murallas de
juntar en una sola para siempre quisieras !» r ecita si n cesar a Garcil aso.
Uerusalén
hasta que el Río los trajo a las almenas de
Enrique LARRETA [Toledo. Régulo BURELLI RIVAS
(Argentino) (Venezolano)
Dentro ·de estos muros
hay viejos peces de piedra, y hay enigmas
que nadie quiere escuchar,
y antiquísimo llanto petrificado, y plegarias
que en lugar de ir al cielo
caen corno imprecaciones en las rodillas del
[diablo.

En el silencio de la noche
Toledo sirve de reposo a aquellos muertos
que no pueden dormir,
a los ángeles arrojados incesantemente del Pa-
[ raíso,
a los seres que no han sido perdonados por Dios,
y vivirán invisibles para siempre
en las callejuelas más tristes de Toledo.

Y o he visto todo eso: yo, ciego, he visto más:


la alondra saboreando el amargor del incienso,
la borla caída de un sepulcro gótico,
el cirio rojo en la tumba del cardenal,
la mariposa comunicando un secreto a San
[Cristóbal,
la osamenta de un rabino escondida bajo la
[armadura del Conde de Orgaz.

Yo, ciego, he visto; pero debo callar,


porque la muerte me hace señas de guardar
[silencio,
y dentro de mí tiemblan mis huesos,
y de pronto comprendo por qué allí,
en las afueras de Toledo,
ofrecen su signo a la inocencia de los hombres
las rojas amapolas.

Gastón BAQUERO
(Cubano)

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