Poemas A Toledo
Poemas A Toledo
Poemas A Toledo
AMERICANOS
La prop ia v ieja catedral se anima.
Se d iría que rompen las estatuas
silencio de centurias , y que e l lí rico
soplo de au ro ra de Longfe llow pasa
ATOLEDO
infundiendo la vida entre los reyes
y obispos que decoran la portada.
Vibra en la torre esbelta
la voz de las campanas .
¿Es que va a hacer e l césar Carlos Qu into
una triunfal entrada?
¿Es que ha llegado un portador con nuevas
de la rota y prisión de l rey de Francia?
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ANOCHECER EN TOLEDO AMAPOLAS EN EL TOLEDO
CAMINO DE TOLEDO
Grito en la torre audaz. Alto grito del almuédano. o t u p ú rpura evoco, ni la histori a
Así Toledo cuando la tarde se inflamaba. La palabra Toledo sabe a piedra, de tu p iedra y t u sa ngre, ni la er gu id a
Luego siguió un silencio lloroso de campanas. a memoria milenaria, majestad d e tu s r ocas, donde anida
Huesos el caserío. Triste ceniza el cielo. a judío tenaz, - á g uila in som n e y r ítt ila- tu gloria .
a fantasma.
Laderas que parecen hechas para tormento. Ij la fi ebre d inámica y u storia
Baja el amigo infiel, baja la desposada. Vista la ciudad d e t us forja s d e a cero en qu e transida
El la besa al ceñirla y al besarla temblaba. se comprende que no existe, vibra el alm a española, conte nida
Tiembla de amor y tiembla de otro más hondo miedo. que no ha existido nunca, y a ust era en el d esastre y la v ictoria .
que todo es el sueño de un profeta loco,
de un emisario del otro mundo Sí, t u coma r ca de azafrán y olivo
«iAh, ciudad de hechiceras! ¡Ah, corte de los magos!
que olvidó el camino de regreso. y aqu el cerco de esp uma e n que c autivo
Tú», le dice el amante, «tú nos has embrujado.»
Llegan a ras del río. Blanco de muerte el labio, late t u pech o al or to y al ocaso:
En las torres de Toledo
descansan los guerreros del año mil doscientos,
ella exclama «¡Señor, ya nuestro fin se acerca. el Tajo, t u rapsoda m emorioso,
los que fueron a buscar el Santo Grial,
No nos perdones, no, si dos almas en pena que - oro)' b ronce- con r itmo m elodioso
y quedaron inmóviles ante las murallas de
juntar en una sola para siempre quisieras !» r ecita si n cesar a Garcil aso.
Uerusalén
hasta que el Río los trajo a las almenas de
Enrique LARRETA [Toledo. Régulo BURELLI RIVAS
(Argentino) (Venezolano)
Dentro ·de estos muros
hay viejos peces de piedra, y hay enigmas
que nadie quiere escuchar,
y antiquísimo llanto petrificado, y plegarias
que en lugar de ir al cielo
caen corno imprecaciones en las rodillas del
[diablo.
En el silencio de la noche
Toledo sirve de reposo a aquellos muertos
que no pueden dormir,
a los ángeles arrojados incesantemente del Pa-
[ raíso,
a los seres que no han sido perdonados por Dios,
y vivirán invisibles para siempre
en las callejuelas más tristes de Toledo.
Gastón BAQUERO
(Cubano)
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