El Lobo de Wall Street

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La construcción de la identidad por medio del cine: El Lobo de Wall

Street (2013)

"El lobo de Wall Street" es un excelente ejemplo de cómo el discurso


cinematográfico contribuye a la construcción social de la realidad y a la tematización
del espacio público. La película se centra en la vida de Jordan Belfort, un corredor
de bolsa que se convierte en un símbolo del exceso y la ambición desmedida en el
mundo de las finanzas. A través de su narrativa visual y su representación de la
cultura financiera de los años 80 y 90, la película selecciona y destaca ciertos temas
y asuntos, mientras que otros quedan excluidos o pasan desapercibidos.

La teoría de la Agenda Setting de McCombs y Cohen, aunque originalmente


concebida para el ámbito de las noticias, es aplicable al análisis de las películas, ya
que estas también actúan como transmisoras del discurso cultural. En "El lobo de
Wall Street", vemos cómo la selección previa de temas en el guión influye en la
percepción de la audiencia sobre la realidad. La película pone de actualidad temas
como la corrupción financiera, la ambición desmedida y el consumismo, mientras
que otros aspectos de la sociedad quedan en segundo plano o son ignorados por
completo.

La película no hace concesiones en la representación de la falta de escrúpulos y la


ausencia de remordimientos por parte de los personajes principales. Se muestra
cómo el dinero y el poder pueden corromper completamente a las personas.

El impacto de estos temas en la construcción de la realidad social se evidencia en


cómo la película puede influir en la percepción del público sobre la industria
financiera y la moralidad de ciertos comportamientos. Además, el proceso de
tematización, tiene un efecto cognitivo a largo plazo en los receptores,
contribuyendo a la formación de la identidad y las memorias colectivas.

En "El Lobo de Wall Street", dirigida por Martin Scorsese, se exploran temas de
ambición desenfrenada, excesos financieros y moralidad cuestionable en el mundo
de las finanzas. Aunque la película retrata eventos específicos en la vida del
corredor de bolsa Jordan Belfort, también presenta aspectos universales que
pueden influir en nuestra identidad y comportamiento.

El personaje de Belfort encarna una búsqueda desenfrenada de poder, riqueza y


placer, lo que puede resonar con las aspiraciones de éxito materialista en la
sociedad contemporánea. Su estilo de vida ostentoso y su falta de escrúpulos
pueden influir en la percepción de cómo se define el éxito y qué comportamientos se
consideran aceptables para alcanzarlo.

La película también plantea preguntas sobre la moralidad y la responsabilidad


personal en la búsqueda del éxito. A través de las acciones de Belfort y sus colegas,
se cuestiona qué estamos dispuestos a hacer para alcanzar nuestros objetivos y
qué límites éticos estamos dispuestos a cruzar en el proceso.

Además, la manera en que los personajes se visten y actúan en la película refleja


una cultura de excesos y lujos, donde la imagen y la apariencia juegan un papel
crucial en la percepción del éxito y el estatus social. Esto puede tener un impacto en
cómo nos relacionamos con la moda y el consumo, ya que se muestra una
búsqueda constante de la última tendencia y el mejor aspecto para proyectar una
imagen de poder y éxito.

En cuanto a las relaciones interpersonales, la película muestra un ambiente de


competencia feroz y falta de lealtad, donde los lazos personales son fácilmente
sacrificados en aras del beneficio propio. Esta representación puede influir en cómo
percibimos nuestras propias relaciones sociales y laborales, cuestionando la
importancia de la ética y la empatía en nuestras interacciones diarias.

En términos de aspiraciones, "El Lobo de Wall Street" plantea la pregunta de hasta


dónde estamos dispuestos a llegar para alcanzar nuestros objetivos, y qué
sacrificios estamos dispuestos a hacer en el camino hacia el éxito. Esto puede
impactar nuestra visión personal de las metas y objetivos, haciendo que evaluemos
qué valores estamos dispuestos a priorizar en nuestra búsqueda de realización
personal y profesional.
En última instancia, la película actúa como un espejo para examinar nuestras
propias motivaciones, valores y aspiraciones, desafiandonos a reflexionar sobre la
naturaleza de la ambición, el significado del éxito y las consecuencias de nuestras
decisiones en la formación de nuestra identidad y en la sociedad en general.

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