El Lobo de Wall Street
El Lobo de Wall Street
El Lobo de Wall Street
“crear riqueza no tiene secretos para mí; no importa quién sea; no importa de donde
venga; usted también puede volverse económicamente independiente en cuestión de
meses… solo necesita una estrategia”. “Nadie le impide tener libertad económica y
nadie le impide ganar miles de millones. No se queden en casa o la vida de sus
sueños pasará navegando de largo”.
Hace hincapié especialmente en el término estrategia. Pues él utiliza la estrategia de
vender, no importa a quién, sino principalmente en saber convencer a los inversores para
que compren las acciones que ellos prometen que les harán ganar mucho dinero aunque
esto no sea cierto; por ende, la primera lección que recibe Jordan es que los corredores de
bolsa no asesoran a los clientes, sino que los seducen, los engañan, para venderles lo que
ellos quieren que compren. El juego consiste en pasar el dinero de los clientes al propio
bolsillo sin importar que estos obtengan beneficios, ignorando cualquier código moral o
ético.
Es por ello que a personas como Jordan Belfort, los “lobos”, hombres del mundo de las
finanzas, no les interesa el daño que causen o las normas que estén incumpliendo porque
están más allá de ellas, persiguiendo su único objetivo que es generar cada vez más dinero,
cegados por la codicia.
“el problema no es lo que les falta, sino que lo tienen se vuelve a cada instante obsoleto o
fugaz”. Así es como siente Jordan, de a momentos, su vida. Esta visión se ve reflejada en
la escena en la que Jordan llega drogado en su helicóptero a altas horas de la madrugada
a su hogar. Logra aterrizar de puro milagro, destruyendo todo el parque, piscina y objetos
que componen la mueblería de exteriores; bienes de mucho valor que destruye en minutos,
precisamente por no entender el valor de las cosas más allá de su uso inmediato. Lo
importante era aterrizar, no cuidar la casa.
Se puede analizar la dinámica del protagonista con la lógica de esta sociedad durante toda
la película. La adicción de Jordan a las drogas, el consumo de prostitución, la estafa, son
acciones propias del mundo consumista que lo identifican. Consumir drogas ilegales,
solventar un oficio clandestino y estafar a otros ciudadanos, evadiendo al FBI hablan de
Jordan como persona pero también como actor social. Sus acciones y reacciones dejan en
evidencia su identidad ciudadana regida por el placer personal, creyendo que su dinero y
poder lo excluyen de sus deberes para con la sociedad. Jordan no es ciudadano de ningún
país, no es parte de ningún sistema político ni democrático; Jordan es ciudadano en su
propio mundo, donde gobierna él. Así lo vive. Eso explica el choque en su yate, el accidente
automovilístico con su hija, entre otros hechos drásticos.
A Jordan lo idolatran Por ser un gran vendedor, que supo aplicar habilidades y destrezas
de persuasión y convencimiento en los negocios, amasando grandes fortunas, y también
Por “las recompensas del trabajo” a nivel financiero, que se muestran de manera acentuada
en lujos que muchos quisieran tener. Sin embargo una de sus más notables fallas fue tener
visión a corto plazo, pues Su negocio y sus altos ingresos no podrían durar por siempre,
Jordan nunca pensaba más que en un plano inmediato. Nunca tuvo en cuenta que Sus
clientes iban a resultar insatisfechos e iban a exigir respuestas, ni tampoco que su negocio
jamás se convertiría en multiplicación mediante la recomendación, pues su producto era un
fraude, además lo que hacía era ilegal y tarde o temprano la justicia le pasaría factura con
la cárcel.
Por ello, Enriquecerse mediante el fraude, llevándose a su paso a terceros, solo ocasionó
que Jordan Belfort perdiera todo, pagara millonarias multas, y terminara en la cárcel. Lo
que nos lleva a concluir que una visión de corto plazo puede dejar cantidad de problemas
a largo plazo.