La Mente Encuentra La Molécula: Parte Ii
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LA MENTE ENCUENTRA
PA RT E
II
CARTOGRAFIAR EL GENOMA
EL PROYECTO DE LA VIDA
…Y DE LA MUERTE
-WILLIAM BLAKE
Auguries of Innocence
mente el mismo ADN y los mismos genes. Pero estas células formadas por los
mismos genes pueden ser muy diferentes entre sí. Tenemos células nerviosas,
hepáticas, renales, cardíacas, cutáneas, del estómago, los ojos, el pelo, y
muchas otras, y todas se han formado a partir de las mismas instrucciones codi-
86 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
impacto del ADN en las víctimas que sufren para curar las enfermedades o pre-
venir que ocurran. Las herramientas de la biología molecular son tan funda-
mentales que pueden aplicarse a enfermedades tan diversas como las mentales,
el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 87
Ya hemos sido testigos de parte del poder que tiene la biología molecular
(y de la amenaza que supone). Hace unos años se realizó un hallazgo que es casi
ciencia ficción: la clonación de la oveja Dolly. Se creó un duplicado de un orga-
nismo completo y complejo. Aunque esto suena tan amenazador como la clona-
ción humana que predecía El mundo feliz de Huxley, los científicos han recono-
cido inmediatamente los peligros éticos y se han establecido sanciones firmes
que prohiben la aplicación en nuestro actual mundo feliz del Proyecto Genoma
Humano. Unos años después de su creación observamos que Dolly envejecía pre-
maturamente, ya que fue creada a partir de ADN «viejo». Esta consecuencia fue
inesperada y nos ha alertado sobre los riesgos inherentes a la exploración de
territorios desconocidos y no explorados del genoma humano.
En las próximas una o dos décadas descubriremos muchos otros poderes y
experimentaremos nuevas premoniciones. Si queremos entender la forma en
que la revolución molecular puede tanto mejorar como dañar nuestro destino
personal, el de nuestros hijos y el de futuras generaciones, tenemos que cono-
cer sus fundamentos básicos. ¿Qué es el ADN?, ¿qué son los genes?, ¿qué son los
cromosomas?, ¿cómo se trasmiten los caracteres y las enfermedades?, ¿cómo
funcionan los genes?, ¿cómo se pueden modificar?, ¿qué afecta a su expresión?.
Un lenguaje nuevo y confuso bombardea nuestro cerebro: alelos, fenotipos, clo-
nes, ADN recombinante, mutaciones. Si queremos ejercer algún control sobre
nuestro destino tenemos que aprender y entender el lenguaje y los conceptos
de la biología molecular y de la genética molecular.
Los seres humanos han observado ya desde hace años que tanto los caracteres
normales como los anormales se transmiten dentro de las familias —p. ej., el
color de los ojos, el color del pelo, la tendencia a sangrar demasiado o a des-
arrollar una enfermedad mental. El proceso por el cual se da de esta trasmisión
se formuló a partir de las observaciones de Gregor Mendel, un monje austro-
húngaro que además era un gran aficionado a la botánica y un experto. Estudió
ciencias en Viena y luego volvió a su monasterio agustino en Brno, en la
República Checa. A mediados de la década de 1860 llevó a cabo unos experi-
mentos muy meticulosos en los que manipuló la «vida sexual» de los guisantes
para analizar como se trasmiten los caracteres. Observó que las semillas de gui-
sante podían ser o lisas o rugosas, que las flores podían ser blancas o moradas y
que los tallos podían ser largos o cortos. También se dio cuenta de que cada
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con semillas lisas cruzadas con plantas de semillas rugosas producían plantas
con semillas semirrugosas. Mendel llegó a la conclusión de que algunos de los
caracteres estudiados estaban «segregados», es decir, se transmiten o se pier-
den (y/o). Además, concluyó que el predominio de semillas lisas sobre las rugo-
sas o de flores moradas sobre blancas cuando se cruzaban ambos caracteres, en
una proporción consistente de 3 a 1, debía indicar que algunos caracteres eran
dominantes y otros recesivos. Por ejemplo, la característica «ser lisa» parecía
dominar, igual que el color morado.
Podemos resumir las observaciones de Mendel y sus conclusiones utilizando
la terminología moderna. Lo que Mendel observaba era el fenotipo, pero detrás
del fenotipo está el genotipo. Cuando cruzaba
dos plantas con fenotipo diferente poniendo
polen de un padre en el estigma de la madre, Generación parental
estaba trasmitiendo los genes de ambas plan- «Rugosas puras»
«Lisas puras»
tas. En la reproducción sexual, los genes se AA aa
heredan siempre por pares. Cuando cruzaba
los distintos linajes estaba creando plantas de
guisantes homocigóticas (que llevaban idénti- Generación
cos genes de padre y madre) y heterocigóticas F1
(que llevaban diferentes genes de cada padre) Aa Aa Aa Aa
(homo, igual; hetero, diferente; cigoto, célula
germinal). Cada miembro del par de genes se
denomina alelo. Los dos alelos pueden ser
iguales o diferentes. Si los alelos son iguales Cruce de
(p. ej., ambos codifican el carácter semillas la generación F1
Aa Aa
lisas), el genotipo es homocigótico, y si codifi-
can caracteres diferentes (uno semillas lisas y
otro semillas rugosas) el genotipo es heteroci-
Generación
gótico. Mendel no podía ver el genotipo, sólo F
2
el fenotipo. Sin embargo, infirió la presencia
AA Aa Aa aa
de algo que representaba el genotipo, ya que
dicha presencia era la explicación más plausi-
ble a los patrones de trasmisión que observa-
ba.
La figura 5-1 ilustra los experimentos de Cruce de dos
«rugosas puras»
Mendel. En la figura, la «A» mayúscula repre- aa aa
senta un carácter dominante y la «a» minúscu-
la un carácter recesivo. Empezó cruzando dos
plantas que parecían ser «lisas puras» y «rugo-
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res era «AA» puro o «aa» puro. A nivel de fenotipo, no podían distinguirse los
descendientes unos de otros, porque todos tenían semillas lisas. Para la segun-
da generación, la generación F2, cruzó progenitores de F1, tres plantas con
semillas lisas y una con semillas rugosas. La variedad de alelos por la vía de
reproducción sexual dio lugar a un patrón que Mendel no podía ver directamen-
te, pero sí inferir: AA, Aa,Aa, aa. Si cogía una nueva planta de semillas rugosas
y la cruzaba con otra también de semillas rugosas, se aseguraba una descen-
dencia exclusivamente con semillas rugosas. La deducción lógica de este expe-
rimento es que la diferencia en los tipos de semillas está controlada por un gen
que codifica cómo es la superficie de dichas semillas. Este gen tienen dos ale-
los, uno dominante y otro recesivo. El alelo dominante da lugar a la caracterís-
tica ser lisa, mientras que el recesivo condiciona el ser rugosa.
Resulta fascinante observar cómo los caracteres pasan de padres a hijos. Las
personas inteligentes, que nunca saben qué decir cuando ven a un recién naci-
do de cara sonrosada, aprenden a hacer comentarios como «se parece tanto a
su madre». Nos encanta mirar fotos familiares y ver esas narices largas que
pasan de una generación a otra. Paseando por el centro comercial, a veces son-
reímos al cruzarnos con unos padres rubios y de ojos azules acompañados de sus
tres hijos rubios y de ojos azules. Sabemos que algunos caracteres, como el
tener ojos azules, son recesivos. Sin embargo, lo que más nos interesa es saber
si en nuestras familias hay alguna enfermedad transmisible y cuál/es es/son. Las
observaciones de Mendel, que indican que la herencia puede ser dominante o
recesiva, nos han permitido entender la trasmisión de muchas enfermedades y
predecir con determinada certeza la probabilidad de que estas enfermedades
sean trasmitidas de padres a hijos.
La genética humana, sin embargo, es más complicada que la de los guisan-
tes. Sabemos que nuestra información genética esta localizada en 23 pares de
cromosomas. Uno de estos pares corresponde a los cromosomas sexuales, y
determina si somos mujeres o varones. Dos cromosomas X determinan el sexo
femenino, y un cromosoma X y uno Y, el masculino. Los otros 22 pares se deno-
minan «autosómicos», y determinan el resto de los caracteres de nuestro cuer-
po. Estos 23 pares de cromosomas se representan en la figura 5-2.
Sabemos cómo son estos 23 pares de cromosomas. Como los propios seres
humanos, tienen personalidad individual, además de algunos caracteres comunes,
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de manera que cada uno parece ligeramente diferente del resto. El área donde se
estrechan formando una especie de cintura se denomina centrómero. Todos tie-
nen cuatro brazos. En algunos, como en el cromosoma 1, los brazos son iguales en
longitud, mientras que otros tienen los brazos superiores más cortos, por ejemplo
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 91
Individuos
Masculino
afectos
Padres e hijos
por orden
Fallecido
de nacimiento
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Enfermedades recesivas
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Como ilustra la figura 5-4, ninguno de los dos progenitores tiene la enfermedad.
La única forma en que podrían ser conscientes de que tenían el gen que la
determina (es decir, que son «portadores») sería saber si alguno de sus ascen-
dientes (padres, abuelos, tíos o tías) tuvo la enfermedad. La enfermedad de
Tay-Sachs, la fenilcetonuria y la fibrosis quística son ejemplos de enfermedades
autosómicas recesivas.
La enfermedad de Tay-Sachs afecta a judíos de origen ashkenazi y franco-
canadienses. Los niños con la enfermedad son normales al nacer, pero rápida-
mente empiezan a mostrar signos de degeneración del sistema nervioso. Casi
todos mueren a los 3 o 4 años. La enfermedad puede deberse a una de varias
mutaciones genéticas posibles. Aunque todas son relativamente raras, el riesgo
aumenta en comunidades o situaciones en que un grupo de población tiende a
la endogamia, como sucedía cuando los judíos eran segregados y aislados en
guetos dentro de las ciudades.
La fenilcetonuria también se hereda según un patrón de herencia autosómi-
ca recesiva. En este caso, parece que la enfermedad se debe a dos mutaciones
diferentes, cada una de las cuales afecta a enzimas que intervienen en la degra-
dación del aminoácido fenilalanina, presente en todas las proteínas que ingeri-
mos. Como en la enfermedad de Tay-Sachs, los niños con fenilcetonuria son nor-
males al nacer, pero la acumulación de grandes cantidades de fenilcetonas, que
se produce como consecuencia del déficit de la enzima, daña gradualmente el
sistema nervioso central, y el niño afectado empieza a manifestar signos de dete-
rioro mental y de alteraciones de la personalidad. La orina también adquiere un
olor especial. La fenilcetonuria fue una de las primeras enfermedades genéticas
que se identificaron. Hoy día, todos los niños son sometidos al nacer a unas prue-
bas de rutina para descartar la fenilcetonuria y, si están afectados, siguen una
dieta especial libre de fenilalanina hasta que son adultos y el cerebro alcanza la
madurez. En este caso, la identificación de la alteración de un proceso fisiológi-
co (la icapacidad de metabolizar la fenilalanina) y el establecimiento del trata-
miento preventivo (cambio en la dieta) precedieron a la comprensión del meca-
nismo genético de la enfermedad. El ejemplo de la fenilcetonuria ilustra algunas
de las paradojas de las enfermedades de trasmisión genética. Se pueden conse-
guir grandes avances en el diagnóstico y el tratamiento sin saber nada acerca del
mecanismo genético de una enfermedad. Es más, la fenilcetonuria demuestra
que se pueden aplicar «tratamientos ambientales» (cambio en la dieta) para tra-
tar enfermedades genéticas, y que nuestros genes no gobiernan nuestro destino.
La fibrosis quística es otra enfermedad autosómica recesiva. Los niños con
fibrosis quística secretan cantidades anormales de mucosidades a nivel pulmo-
nar, lo que afecta a su capacidad respiratoria y a menudo les causa la muerte
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que (o hasta que) se desarrollen nuevos tratamientos. Uno de los alelos que cau-
san la fibrosis quística se identificó en 1989; se secuenció su ADN y se vio que
presentaba una delección de tres bases que corresponden a un único aminoáci-
do. (Hay más información sobre la codificación del ADN en el siguiente aparta-
do.) Esta mutación está presente en el 70 % de los portadores de la fibrosis quís-
tica. El otro 30 % es muy heterogéneo, ya que parece que muchos alelos dife-
rentes pueden producir el fenotipo de la enfermedad, lo que ilustra otra face-
ta de la complejidad de la moderna biología molecular.
El albinismo es otro carácter autosómico recesivo que aparece en el ser
humano. No tiene efecto a nivel de funciones mentales, pero es interesante por-
que conocemos el mecanismo biológico que lo produce. Los albinos son «blancos»
(despigmentados) porque no pueden producir melanina, el pigmento que da color
a la piel, el pelo y otras partes del cuerpo. Su ADN carece del código que da la
orden de producir melanina.
Las enfermedades y carácteres recesivos ligados al sexo son quizá más fas-
cinantes y se conocen mejor que los autosómicos recesivos. Dos de estas enfer-
medades, el síndrome del cromosoma X frágil y el de Lesch-Nyhan, afectan al
sistema nervioso central y producen retraso mental y trastornos de la conduc-
ta. La hemofilia y la distrofia muscular también son bien conocidas, la primera
porque afecta a algunas familias reales europeas y segunda porque ha sido una
causa frecuentemente promocionada en los telemaratones de Jerry Lewis.
Estas enfermedades ligadas al sexo se deben a que el cromosoma Y, que
determina el sexo masculino, es muy pequeño y contiene poca información. Los
caracteres ligados a los cromosomas sexuales están sujetos a la llamada «domi-
nación femenina de la genética». Para los caracteres ligados al sexo, la infor-
mación que llevan los cromosomas X domina, y la mayoría de las veces tiene la
última palabra. El resultado es que las mujeres salen bien paradas en las enfer-
medades ligadas al sexo. Incluso si son portadoras del gen de la enfermedad, su
segundo cromosoma X sano subsana y compensa el problema. Los varones, en
cambio, resultan con frecuencia afectados. Las enfermedades ligadas al cromo-
soma X afectan preferentemente a niños varones, porque el frágil cromosoma Y
no es capaz de ir contra las ordenes erróneas codificadas en el cromosoma X
recibido de la madre.
Como se ve en la figura 5-4, que ilustra el patrón típico de los trastornos
recesivos, a menudo ambos progenitores tienen un fenotipo normal y no pre-
sentan signo alguno de enfermedad. Uno de ellos, sin embargo, es un «porta-
dor». Es más, en las enfermedades recesivas ligadas al sexo las mujeres son
«portadoras», pero el fenotipo de la enfermedad sólo se manifiesta en varones.
Como muestra el esquema del linaje de la enfermedad recesiva ligada al sexo,
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la cual las mujeres portadoras también pueden estar afectadas, mientras que
los varones siempre lo están.
El síndrome de Lesch-Nyhan es otro ejemplo de enfermedad hereditaria
recesiva ligada al sexo. En este caso, también se ha identificado la mutación
96 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
genética causante. Está causado por la ausencia de una enzima que metaboliza
las purinas, elemento químico esencial en el organismo humano. El nombre de
la enzima es interminable: hipoxantina-guanina-fosforribosil-transferasa. Este
síndrome se hizo popular gracias al libro de Richard Preston The Cobra Event,
en el cual un científico loco desarrollaba un plan para emprender una guerra
química diseminando un virus altamente contagioso que trasmitía una enferme-
dad similar al síndrome de Lesch-Nyhan. En condiciones diferentes a las del
libro, sólo los varones sufren la enfermedad y ambos progenitores son sanos.
Aunque no se conoce el mecanismo exacto, la alteración enzimática afecta al
cerebro y condiciona una serie de alteraciones del comportamiento en los niños
afectados. Se automutilan, se muerden las manos y se golpean a sí mismos y a
otros. A menudo, este comportamiento obliga a tenerlos recluidos. Parece que
algunos niños llegan a tener conciencia de su situación, pero son incapaces de
controlarla.
Algunos caracteres normales también están ligados al cromosoma X y son
recesivos. La ceguera para el verde y rojo (daltonismo), o la incapacidad para
diferenciar entre estos dos colores es uno de los más frecuentes. En este caso,
los genes alterados no codifican la información que permite a los conos de la
retina reconocer la longitud de onda del verde y el rojo.
Enfermedades dominantes
Las enfermedades dominantes ligadas al sexo, cuyo esquema de transmisión se
muestra al final de la figura 5-4, son muy raras. Un ejemplo es un tipo muy
infrecuente de raquitismo resistente a la vitamina D, conocido como hipofosfa-
temia. Como se ve en la figura 5-4, las mujeres afectadas (es decir, las que lle-
van un alelo dominante en su cromosoma X [son XA]), pasan la enfermedad a la
mitad de sus hijos y a la mitad de sus hijas. Los hombres afectados (es decir,
portadores del XA), sólo la trasmiten a sus hijas.
Por ultimo, el tipo principal de trasmisión mendeliana es la autosómica
dominante. En esta forma de trasmisión, una sola dotación del gen es suficien-
te para que se exprese la enfermedad. La figura 5-4 muestra un ejemplo de este
tipo de trasmisión. Cuando una enfermedad es autosómica, tanto un padre como
una madre que la presenten pueden trasmitirla a su hijo o hija. El hecho de que
la enfermedad afecte a ambos sexos normalmente descarta que esté ligada al
sexo. El fenotipo aparecerá en cada generación, y cada hijo tendrá un 50 % de
posibilidades de desarrollar la enfermedad.
La enfermedad de Huntington es quizá la más conocida de las enfermedades
autosómicas dominantes, y además es una enfermedad mental. Este trastorno se
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analiza con más detalle en el capítulo 10, pero también la describiremos breve-
mente ahora. Al contrario que con el síndrome de Lesch-Nyhan, el del X frágil,
la enfermedad de Tay-Sachs o la fenilcetonuria, la enfermedad de Huntington no
resulta evidente ni se manifiesta a edades tempranas de la vida. Más bien todo
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 97
empiezan a subir. Por lo tanto, las hormonas sexuales podrían estar desempe-
ñando algún tipo de papel en su manifestación o expresión. Por otra parte, la
alta incidencia de ambos trastornos en los varones podría indicar que son par-
cialmente causados por un gen ligado al sexo y recesivo: una alteración en el
cromosoma X que afecte al desarrollo cerebral o a la química cerebral. Ambas
posibilidades deben evaluarse en los trastornos que afectan con mayor frecuen-
cia o mayor gravedad a los varones.
Uno de los primeros misterios que había que resolver era el de cómo algo tan
simple como cuatro pares de bases puede resumir tanta información. El núme-
ro de formas en que pueden combinarse los pares A y T y G y C es relativamen-
te limitado. La mayoría de los científicos de la época, incluidos Watson y Crick,
se dieron cuenta de que la función del ADN probablemente consistía en codifi-
car la información que controlaba las funciones químicas —y específicamente
crear las sustancias proteicas que regulan la química y el metabolismo. Los 20
aminoácidos existentes se unen para crear proteínas y, por lo tanto, la hipóte-
sis más plausible sería que el ADN contiene de alguna manera un código con la
secuencia de aminoácidos necesaria para sintetizar proteínas específicas.
Crick empezó a trabajar con un biólogo molecular surafricano, Sydney
Brenner, y juntos demostraron que el citado «código» se basaba en una serie de
tres bases, llamadas tripletes. Brenner llamó a estos tripletes «codones». En
1961, dos científicos del National Institute of Health, Marshall Niremberg y Johan
Matthai, identificaron la primera letra del alfabeto genético. Publicaron que el
aminoácido fenilalanina correspondía al código UUU. A partir de ahí, se fue des-
velando progresivamente el resto del código. Dicho código, y los 20 aminoácidos
que codifica, se resume en la tabla 5-1; de él se ha dicho a veces que se trata
de un código «degenerado», porque algunos aminoácidos tienen múltiples codo-
nes. La leucina, por ejemplo, tiene seis. Quizá porque los codones son tripletes,
los biólogos moleculares prefieren hablar en palabras de tres letras, de manera
que los 20 aminoácidos se designan convencionalmente por tres letras.
Además de los 61 codones existentes para los aminoácidos, hay tres codo-
nes para la orden de «parar» (STOP). Los codones de parada indican el final de
una secuencia de aminoácidos que codifica una proteína determinada. La mayo-
ría de las proteínas se componen de 100 aminoácidos o más, de manera que
cualquiera de ellas necesita una secuencia larga de codones. La secuencia com-
pleta de codones de una proteína en particular se conoce como una pauta de
lectura abierta. Extrañamente, la mayor parte de nuestro ADN está constituida
por secuencias largas e inútiles de nucleótidos intercaladas entre breves frag-
mentos de pautas de lectura abierta. Estas largas secuencias carentes de signi-
ficado se conocen como «ADN basura». Sólo el 2 % del genoma humano contie-
ne información útil para dirigir la síntesis de proteínas.
Ahora ya tenemos una definición de lo que es un gen: es una secuencia de
codones que codifican la producción de una determinada proteína. Por ejemplo,
el gen de la monoaminooxidasa (MAO) produce la enzima relacionada con la
degradación de la noradrenalina para dar ácido vanilmandélico (AVM). Esta enzi-
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(BDNF), regulan el crecimiento cerebral. Aún hay otras proteínas que constitu-
yen los receptores que utilizan las células nerviosas para comunicarse entre sí,
como por ejemplo los diferentes receptores de la dopamina o la serotonina. Es
evidente que resulta de gran interés aprender cómo se producen estas proteí-
nas a partir de nuestro ADN, ya que esto explicará, en último término, cómo
surgen las enfermedades mentales, cómo se tratan y cómo se previenen.
Dogma central
Transcripción Traducción
Duplicación del ADN → ARN → Proteína
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 101
La esencia de este Dogma central es que especifica los caminos que sigue el
flujo de información genética, que se inicia con la trascripción del ADN del inte-
rior del núcleo celular; a continuación, este ADN transcrito la pasa al ARN (ácido
ribonucleico) del citoplasma celular, y éste la traduce y posibilita la síntesis de
proteínas. El flujo de información, según este modelo, sólo puede ir en una direc-
ción: el ADN actúa como plantilla del ARN y el ARN actúa como plantilla para las
proteínas. Aunque hoy sabemos que la teoría de Crick tiene dos excepciones,
todavía sirve como ley fundamental sobre el funcionamiento de la base de datos
del ADN. Las dos excepciones citadas son los retrovirus, por ejemplo el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el SIDA, y los priones, que causan
la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (la enfermedad de las «vacas locas»).
La doble hélice del ADN se separa y cada cadena actúa a modo de plantilla
con dos propósitos fundamentales. La primera función del ADN es la duplicación
de un par completo de cadenas de la doble hélice para transferir la base de
datos completa a las células nuevas o a la descendencia. Un tipo de duplicación
tiene lugar durante la división celular (llamada mitosis). Este proceso asegura
que cada una de las dos células nuevas tendrá copias exactas del ADN de cada
uno de los progenitores. En este momento, las dos cadenas de la hélice (que
contiene cromosomas completos) se desdoblan. Cada una de las cadenas desdo-
bladas sirve de plantilla para la formación de una nueva cadena complementa-
ria a ella. Los dos pares de cadenas complementarias forman los cromosomas
dentro del núcleo de las dos células nuevas creadas. La división meiótica, que
es la base de la reproducción sexual, es una variante de este proceso. En este
caso, las cadenas se mantienen. Un cromosoma perteneciente a cada uno de los
23 pares que el ser humano posee es asignado a cada gameto (espermatozoide
u óvulo). Cuando los gametos de un hombre y una mujer se unen se forma una
nueva célula, de nuevo con 23 pares de cromosomas. Esta célula será la base de
la vida de un organismo completamente nuevo, creado a partir de ADN mater-
no y paterno.
La segunda función del ADN, según se deriva de la teoría del Dogma cen-
tral, es la producción de proteínas. Para ello, sólo se activa y se expresa un
pequeño componente de cada cromosoma, la parte que contiene un gen espe-
cífico. Sólo una pequeña porción de la doble cadena de ADN se desdobla con el
fin de crear una plantilla sobre la cual pueda tener lugar la transcripción. El pri-
mer paso de este proceso tiene lugar en el interior del núcleo celular, a través
de la formación de ARN mensajero o ARNm. El ARN es parecido al ADN, excep-
to por el hecho de que únicamente posee una hélice (el esqueleto de azúcares
y fosfatos) y sustituye el uracilo (U) por tiamina (T). La figura 5-6 muestra el
esquema del proceso de transcripción y traducción del ADN.
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complementarias, las G se alinean con las C y las A con los U para crear un frag-
mento de ARN. Desde la primera formulación del Dogma central hemos apren-
dido mucho sobre el «ADN basura». Sabemos que un gen no es una serie com-
pacta de codones que resumen órdenes concisas para sintetizar proteínas. En
cambio, hay unas unidades llamadas «exones» intercaladas con unidades llama-
das «intrones». Los exones contienen los códigos para la secuencia de aminoá-
cidos que serán utilizados para sintetizar la proteína final. Los intrones, o
secuencias intermedias, pueden contener información reguladora y sirven de
base crítica para el corte y empalme alternativo1.
Esto permite que un gen único tenga el potencial para sintetizar diferentes
proteínas y multiplica la información codificada por el sistema. (Nuestros 30.000
o 40.000 genes pueden ser utilizados para sintetizar más de 500.000 proteínas).
Los intrones son eliminados durante el proceso de transcripción que da lugar al
ARNm, de manera que no intervienen en la traducción.
A medida que el ARN mensajero lee las secuencias de aminoácidos de la plan-
tilla original del ADN reconoce la finalización de la secuencia gracias a los codo-
nes STOP. Una vez que la secuencia completa del ADN, incluyendo exones e intro-
nes, se transcribe a una cadena larga de ARN, se eliminan los intrones para con-
seguir un ARN más funcional y compacto que puede sintetizar proteínas directa-
mente. El proceso de síntesis de proteínas tiene lugar fuera del núcleo, en el cito-
plasma celular, en unas estructuras intracelulares pequeñas denominadas riboso-
mas. Este proceso está mediado por unidades más pequeñas de ARN conocidas
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1
N del T: los intrones son las zonas no codificantes del gen; los exones, las secuencias del gen porta-
doras de la información; durante el proceso de corte y empalme se eliminan los intrones y quedan
sólo los exones, y este proceso tiene lugar durante la síntesis de ARNm a partir del ADN.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 103
como ARN de transferencia (ARNt), formadas por una secuencia de tres nucleóti-
dos llamada anticodón. Las unidades de ARNt son utilizadas para acoplar los ami-
noácidos apropiados a una cadena proteica que se está formando.
sa, el alimento del que se nutre, se veía afectada por cambios en su medio celu-
lar, y llegaron a la conclusión de que el ADN debía de tener un sistema de con-
trol que indicaba a los genes cuando había que empezar a trabajar.
El sistema es una secuencia señal localizada justo antes de la parte del gen
que contiene el código de una determinada proteína. En las bacterias, ésta
consta de dos fragmentos, llamados promotor y operador. Jacob y Monod des-
cribieron de qué forma la actividad de estos dos fragmentos estaba determina-
da por un complejo grupo de factores, que incluían la cantidad de lactosa (un
azúcar sencillo) presente en el medio celular, el «lac off o on» (el interruptor
de encendido o apagado), y una sustancia reguladora que denominaron «lac
represora». Esta lac represora se localiza en el sitio de encendido y apagado y
mantiene el interruptor en la posición de apagado. Experimentos posteriores
demostraron que la lac represora era una proteína que cambiaba de forma en
respuesta al medio. Como consecuencia de este cambio perdía el control sobre
el operador y permitía que al gen se pusiera en marcha, es decir, se activara. El
gen podía comenzar entonces a producir la enzima necesaria para descomponer
la lactosa y alimentar a la bacteria. En otras palabras, el gen antes inactivo o
silente empezaba a «expresarse», y la bacteria podía empezar a digerir la comi-
da que necesitaba para continuar viviendo.
Posteriores experimentos de biología molecular han completado la secuen-
cia de desarrollo de la regulación de la expresión génica, particularmente a par-
tir del estudio de organismos más complejos denominados eucariotas. Sabemos
que los genes de los eucariotas contienen múltiples elementos promotores y
multiplicadores, que son secuencias modulares cortas que ligan los factores de
transcripción. Cada gen está regulado por un gran número de estos factores, que
trabajan de forma combinada.
Hoy sabemos que algunos genes que entran en acción frecuentemente (a
veces se les denomina «genes guardianes» porque llevan a cabo muchas funcio-
nes clave) tienden a permanecer en la posición de «encendido», mientras que
la mayoría están en situación de «apagado» y sólo se activan cuando algún esti-
mulo les indica que son necesarios. También sabemos que las sustancias regula-
doras pueden ser represoras o activadoras, y que el control de la expresión de
los genes puede ser positivo o negativo. Sabemos que el mecanismo principal de
«encendido y apagado» génico se debe a la capacidad de las proteínas de cam-
biar su aspecto en respuesta al ambiente químico que las rodea, apagando o
encendiendo el interruptor según se necesite, como si se tratara de encajar una
llave en una cerradura. Sabemos que algunos de los sitios reguladores de los
genes tienen formas que recuerdan dedos. Algunos ejemplos conocidos son el
patrón hélice-giro-hélice de las proteínas, que recuerda a un dedo y un pulgar
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en situación de coger al operador. Los llamados «dedos de zinc», que están par-
cialmente formados por zinc y también recuerdan dedos que agarran, están pre-
sentes en más de 200 factores de transcripción de ADN, y constituyen otro tipo
importante de factor regulador.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 105
Muchas de las enfermedades que sufre el ser humano ocurren como con-
secuencia de alguna alteración en el complejo pero ordenado proceso de
replicación del ADN. En el código genético pueden producirse una gran varie-
dad de cambios, lo que se conoce como mutaciones. Algunas mutaciones pue-
106 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
Gen en su forma salvaje (Ala/Ile/Ser/Ile) den ser inofensivas, y otras incluso bene-
ficiosas. De hecho, la riqueza y variedad
de animales y plantas que nos rodea en el
Punto de la mutación (Cambio en un par de bases) mundo de hoy es, al menos en parte, con-
secuencia de la aparición de mutaciones
deseables y útiles, que ocasionaron nue-
vas formas de vida que han persistido.
Delección (Seis pares de bases)
Algunas mutaciones, sin embargo, tienen
consecuencias poco deseables. Éstas son
las que interesan en el estudio de las
Inserción (Tres pares de bases) enfermedades. Uno de los objetivos de la
búsqueda de los genes responsables de las
enfermedades es identificar qué mutación
Inserción (Repeticiones trinucleótidas) ha tenido lugar. En la figura 5-7 se mues-
tran varios tipos de mutaciones, con ejem-
plos breves y muy simplificados a partir de
fragmentos cortos de ADN.
FIGURA 5-7. DIFERENTES TIPOS DE MUTACIONES.
trata de la forma del gen que existe antes de que se produzca un accidente
genético o una manipulación fruto de la investigación científica.
En el ejemplo de la figura 5-7, el gen contiene cuatro codones: GCA, ATT,
TCG y ATT, que codifican para la alanina, la isoleucina, la serina y la isoleucina.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 107
de Huntington en Estados Unidos pueden rastrearse hasta llegar a sólo dos fami-
lias de inmigrantes. Otro grupo afectado de Huntington que puede derivar de la
misma mutación en un grupo diferente se localiza en la población que vive en
torno al Lago Maracaibo, en Venezuela. La obtención de ADN de esta población
108 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
intestino grueso)
Ligadas a X recesivas
Hemofilia 2–4 10–5
Distrofia muscular de Duchenne 4–10 10–5
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 109
ciado la enfermedad sobre los 50-60 años, y presentar sólo 40-50 repeticiones
trinucleótidas. En las generaciones siguientes, los síntomas pueden manifestar-
se a los 30 o 40 años, y los sujetos presentar hasta 100 repeticiones. Hay algu-
nas evidencias de que otras enfermedades como la esquizofrenia pueden sufrir
110 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
estas investigaciones tuvieron lugar dentro del contexto mendeliano, que pare-
cía válido en aquel momento. La enfermedad de Huntington, al fin y al cabo,
tenía un patrón mendeliano de transmisión dominante bien conocido, con bajas
tasas de mutación.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 111
Penetrancia variable
Expresividad variable
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TABLA 5-3. LOS CINCOS PASOS QUE HAY QUE SEGUIR PARA ENTENDER
LOS GENES
Localización
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Clonación
Secuenciación
Identificación del producto
Identificación de la función
114 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
2
N del T: los primers son secuencias cebadoras formadas por 20 o 25 nucleótidos complementarios a
las regiones que flanquean la zona de interés que se quiere secuenciar.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 115
verificado por técnicas biológicas, como por ejemplo ver si reacciona con el
antisuero de una proteína conocida. Este paso puede ser un desafío. Por ejem-
plo, todavía no sabemos que enzima o estructura proteica produce el gen de la
enfermedad de Huntington. Este es un paso crucial para entender el daño cau-
sado por un gen anómalo, pero puede ser muy difícil de alcanzar.
La identificación de la función del alelo alterado es el paso final. Es lo que
se denomina «genómica funcional». Incluso si se conoce la proteína, no necesa-
riamente se conoce su función. Inicialmente, este hecho puede parecer contra-
rio a la intución. Si sabemos que un gen crea una proteína que funciona como
enzima en un proceso químico en particular, como la degradación de la nor-
adrenalina hasta un producto inactivo, entonces, ¿no deberíamos saber cómo y
por qué el gen causa la enfermedad? Desafortunadamente, el proceso no es tan
simple. Muchas enzimas están ampliamente distribuidas en el cerebro, y sus fun-
ciones químicas podrían tener diferentes consecuencias, dependiendo de la
localización y el momento del desarrollo del cerebro y de la edad cerebral.
Estudios de ligamiento
El ligamiento, el más antiguo de éstos métodos, ha sido utilizado durante años
en los estudios genéticos. Algunos de los primeros estudios psiquiátricos aplica-
ron esta técnica para intentar localizar genes de enfermedades mentales utili-
zando los conocimientos de los patrones mendelianos de transmisión. Por ejem-
plo, George Winokur, jefe del departamento de psiquiatría de Iowa durante
muchos años y eminente investigador del trastorno bipolar, hizo la observación
miento, por ejemplo los marcadores de secuencia simple que pueden ser ampli-
ficados por primers y, más recientemente, por los polimorfismos puntuales
(Single Nucleotide Polymorphism, SNP), llamados habitualmente Snips, que se
describen más adelante.
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 117
Sin duda, la enfermedad de Alzheimer está causada por una serie de fac-
tores no genéticos que actúan junto con el alelo ε4 cuando éste esta presente,
y algunos portadores del alelo no desarrollan la enfermedad debido a la pre-
sencia de algunos factores no genéticos protectores. Además, el alelo ε4 no es
el único gen de la enfermedad. Se han localizado genes implicados en diferen-
tes cromosomas: 1, 14, 19 y 21. Por lo tanto, incluso esta enfermedad, una de
las «estrellas» en el firmamento de la biología molecular, tiene un lago camino
por recorrer hasta que consigamos un completo conocimiento de sus mecanis-
mos genéticos. Es importante darse cuenta, no obstante, de que esto no se debe
a la calidad de los métodos científicos, que son excelentes. Se trata más bien
de la dificultad inherente a la tarea.
Una estrategia que se utiliza a menudo hoy día es el estudio de los genes
candidatos en regiones identificadas por técnicas de ligamiento, lo que combi-
na las ventajas de los dos métodos. Esta será una estrategia importante en el
futuro en genética psiquiátrica, ya que los hallazgos empiezan a ceñirse a un
número abarcable de regiones.
«Snips y chips»
Como a los médicos, a los técnicos informáticos o a los funcionarios del gobier-
no, a los biólogos moleculares parece gustarles hablar en un lenguaje codifica-
do que, a veces, es difícil de entender por el ciudadano medio. Snips y chips son
dos de esas palabras desconcertantes que a menudo utilizan. Snips es la abre-
viatura del plural de SNP o polimorfismos puntuales o de nucleótido único, que
se refieren a las distintas variaciones (polimorfismos) de las bases simples
(nucleótidos) de la secuencia del ADN. El punto de mutación que se mostraba
en la figura 5-7 es un ejemplo de los tipos de variaciones que pueden detectar-
se con las técnicas de SNP. Este tipo de cambio es relativamente frecuente, y
las pruebas de SNP pueden ser útiles para estudios de asociación de todo el
genoma, en los que pacientes y controles puedan ser comparados para deter-
minar si los pacientes presentan una mayor probabilidad de tener un alelo en
particular que predisponga a una determinada enfermedad. Los SNP requieren
recorrer el genoma para identificar la presencia de estos polimorfismos, una
tarea relativamente desalentadora, pero que ahora está en marcha.
Los chips son una herramienta tecnológica que permite a los científicos
procesar rápidamente muestras de ADN, utilizando para ello lectores de chips.
Este equipo es muy caro y por tanto sólo está disponible en laboratorios muy
importantes. Permite escanear (rastrear) los 23 cromosomas de un sujeto o de
un grupo de personas y determinar sus variaciones alélicas. A medida que esta
tecnología madure y se obtengan muestras adecuadas de familias o sujetos
afectados, los científicos podrán rastrear el ADN mucho más rápidamente que
en el pasado. Esta técnica se desarrollará mucho en las primeras décadas del
siglo XXI y, probablemente, se utilizará para identificar diferentes alelos en
pacientes y grupos control a la búsqueda de genes causantes de enfermedades.
Sin duda se obtendrán muchos falsos positivos, porque el riesgo de que se pre-
senten es del 5 %, por convención estadística estándar, y con los chips se com-
pararán miles de alelos simultaneámente hasta encontrar alguna respuesta.
Finalmente, y a medida que se repliquen los resultados, se obtendrán hallaz-
gos importantes.
De ratones y de hombres
Los modelos animales son otra herramienta muy utilizada en la búsqueda de
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do el gen que produce la enfermedad. Una vez hecho esto, el ratón transgéni-
co puede ser estudiado para determinar cómo ejerce su efecto el gen. Los rato-
nes transgénicos serán muy útiles para el estudio de la parte de la genética
molecular que llamamos genómica funcional.
122 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
tes. Cuando se revisan los linajes de familias con trastorno bipolar, resulta claro
que presentan una mezcla de sujetos con trastorno bipolar y sujetos con depre-
siones unipolares. ¿Se debe esto a que los sujetos con depresión unipolar pue-
den llegar a ser bipolares si viven lo suficiente? (No parece muy probable, ya
124 LA MENTE ENCUENTRA LA MOLÉCULA
que la mayoría de los episodios de manía aparecen antes de los 40 años; pero
no puede excluirse la posibilidad de que aparezcan a los 80.)
Como se debate en el capítulo 9, hay algunas evidencias de que el trastorno
bipolar «se reproduce» en familia. La probabilidad de que los miembros de la
familia de una persona con trastorno bipolar presenten trastorno bipolar es más
alta que en el caso de una persona con trastorno unipolar (10 % versus 5 %). Sin
embargo, las tasas de depresión unipolar parecen ser las mismas en familiares de
pacientes bipolares y unipolares, así que podría haber un solapamiento entre
estos dos subtipos potenciales de enfermedad. Algunos estudios genéticos consi-
deran las depresiones graves como formas moderadas de trastorno bipolar. Este
problema no sólo atañe a los estudios genéticos de las enfermedades mentales.
Los familiares de sujetos con diabetes juvenil pueden desarrollar diabetes del
adulto, lo que convierte los estudios genéticos de este trastorno en otro desafío.
Otra dificultad importante a la hora de llevar a cabo estudios genéticos con
la mayoría de las enfermedades mentales deriva de la ausencia de pruebas de
laboratorio que puedan hacerse en vida y que puedan ser utilizadas para definir
la enfermedad. Entre la enfermedades mentales, sólo el Alzheimer cuenta con
una prueba así. Como se vio en el caso de la diabetes, las pruebas de laborato-
rio no resuelven todos los problemas, pero ayudan a solventar algunas dificul-
tades. Con excepción de la enfermedad de Huntington, para la que se ha encon-
trado un gen dominante y de penetrancia completa, no hay marcadores defini-
tivos ni pruebas diagnósticas para ninguna enfermedad mental que sean utiliza-
bles en vida. El diagnóstico de la enfermedad mental se basa en la presentación
clínica —un conjunto de signos y síntomas que coocurren en un patrón familiar.
Como se describe en el capítulo 7, el desarrollo de criterios estandarizados
para las enfermedades mentales nos ha llevado a definiciones de gran fiabili-
dad. Podemos estar razonablemente seguros de que un clínico en Boston o San
Diego, o en Tokio o Ankara, diagnosticará al mismo sujeto de esquizofrenia o de
trastorno bipolar o de trastorno por crisis de pánico si utiliza criterios estanda-
rizados. Pero para los estudios genéticos, la cuestión no es la fiabilidad (acuer-
do entre clínicos sobre si una persona «tiene la enfermedad»). La cuestión es la
validez, es decir, si la definición estándar hace referencia a una condición que
nos lleva a una predicción precisa sobre las causas, respuesta al tratamiento o
evolución. Durante las próximas décadas, los científicos que buscan los genes de
las distintas enfermedades mentales continuarán luchando para encontrar el
mejor modo de definir los fenotipos. En este proceso, probablemente se revisa-
rán las definiciones clínicas actuales.
Algunos investigadores están explorando la posibilidad de que la búsqueda
de genes sea más eficaz si la definición de una enfermedad determinada está
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avalada por algún tipo de medida objetiva, más que por un análisis clínico. Estas
medidas objetivas se denominan a veces endofenotipos o fenotipos intermedios,
ya que miden aspectos internos de la enfermedad, más que síntomas observa-
bles desde la perspectiva clínica. Utilizando esta aproximación se puede hacer
CARTOGRAFIAR EL GENOMA 125
para entender cómo manipular estos procesos para tratar una serie de enfer-
medades. Los problemas son complejos, y el progreso será más lento de lo que
a la mayoría nos gustaría. Sin embargo, llegará el día en que podremos modifi-
car el curso de enfermedades como la esquizofrenia o el Alzheimer gracias a fár-
macos que actúen en fases tempranas de la enfermedad y directamente a nivel
de los mecanismos moleculares causantes, más que tratando simplemente los
síntomas que se manifiestan. Muy probablemente, estos tratamientos se deriva-
rán de la identificación de la expresión aberrante de genes que aceleran el pro-
ceso de envejecimiento del cerebro, modifican el proceso ordenado del des-
arrollo cerebral o permiten que los reguladores hormonales se detengan y dejen
el control funcionando «a toda velocidad». Los científicos podrán desarrollar
fármacos que corregirán la expresión alterada de las enfermedades producidas
por genes. La biología molecular nos permitirá, algún día, hacer cirugía a nivel
del gen.