4º - Act - 2 - SAN MARTIN DE PORRES

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LLAMADOS A SER SANTOS A EJEMPLO DE SAN MARTÍN DE PORRES

San Martín de Porres nace en Lima el 9 de diciembre de 1579, este mismo día y año es bautizado hijo
de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava y de Ana Velázquez, negra libre
panameña. Juan de Porres marcha a Guayaquil, Ecuador, comisionado por el Virrey Don García
Hurtado de Mendoza. Allí reclama a sus dos hijos que salen para Ecuador. Años más tarde, Don Juan
Porres es nombrado Gobernador de Panamá por lo que los niños, Martín y Juana, regresan con su
madre a Lima; es el año 1590, Martín tiene once años. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue
sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio Mogrovejo, segundo
arzobispo de Lima y actual patrono del Episcopado Latinoamericano, quien hizo descender el Espíritu
sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre A
los Doce Martín está de aprendiz de peluquero, y asistente dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad
de Lima. Martín vivió 60 años, de 1579 a 1639 (3 de Noviembre).
El color de la piel de Martín delataba su origen y la inferioridad de su raza, según los criterios racistas de los colonizadores. “A los
negros –Asegura R. Scheider- los capturaban en las costas de Guinea como si fueran animales, los hacinaban en los barcos y los
negociaban en las indias, como ocurre cada día a cada hora”, y los vendían en subasta pública. Para evitar que los esclavos
pudieran escapar, los hacinaban en sótanos inmundos y los marcaban quemándoles sus carnes con brea y con hierro candente.
Por otra parte no les faltaban amos sin entrañas de piedad que los castigaban con crueldad, encadenándolos, negándoles el
alimento etc.
Martín, hizo donación de sí mismo al Convento de Santo. Domingo, cuando tenía 15 años, las leyes de aquel entonces le
impedían ser religioso por el color y por la raza por ello ingresó como "donado”, pero el se entregó a Dios y su vida está presidida
por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida. Fue admitido como hermano de la orden el 2 de junio de 1603,
cuando contaba 24 años de edad, se convirtió en fraile profesando los votos de pobreza, castidad y obediencia. Usó siempre un
hábito blanco con una capa larga de color negro.
Antes de ir al convento Martín aprendió el oficio de barbero y también algo de medicina, en el consultorio del Dr. Marcelo de
Rivero y la farmacia de Don Mateo Pastor, con el propósito de aprender el arte de curar y preparar medicamentos, para socorrer a
los enfermos y pobres. En el campo de la medicina, Martín no fue un empírico, antes de curar hacía el diagnóstico respectivo. Era
lo que hoy llamamos "médico de la vieja escuela". Sabía curar todo mal: fracturas, hemorragias, fiebres malignas, infecciones.
Después de la jornada de cada día, Martín salía del consultorio del Dr. Marcelo y se iba "derechito" a las rancherías y galpones a
continuar su obra de caridad con los esclavos, indios y pobres enfermos. Se podría decir con el Evangelio: "que estaba ocupado
en las cosas de su Padre", sembrando la semilla de la salud y de la vida, y al propio tiempo, sembrando la semilla de la fe y de la
esperanza, en el Señor de la Vida. Por aquellos años, ya había en Lima nueve hospitales, para cada categoría social. Entre estos
estaba el hospital de Santa Ana para los indios y el hospital de San Bartolomé para los negros. Los indios y negros se resistían a
entrar a estos nosocomios; porque, casi todo el que entraba allí con sus propios pies, salía cadáver. Por eso, preferían curarse o
morir en sus ranchos o en los matorrales del río Rímac, antes que ir a un hospital. Martín conocía perfectamente esta situación, y,
siendo ya religioso, salía por las haciendas de Lurigancho, Amancaes, Limatambo, Surco y otros lugares aledaños, en busca de
los enfermos, impedidos y pobres, y a todos los acogía bajo el manto de su caridad.
Juan Velásquez de la Parra, asistente de fray Martín, a quien enseñó el oficio de barbero, nos ha dejado los más bellos
testimonios de su caridad. Dicho testigo informó al tribunal del Santo Oficio, bajo juramento, cómo fray Martín, todos los sábados,
entregaba a 160 pobres, 400 pesos. Cómo conseguía frazadas, camisas y ropa para los pobres: indios, esclavos y españoles
pobres; cómo preparaba los medicamentos y la forma cómo los aplicaba; cómo ayudaba con "la dote" a las jóvenes pobres
casaderas; cómo promovió la fundación de la Escuela de Santa Cruz, para las niñas abandonadas; cómo sembró manzanillas en
los puquiales de los Amancaes y plantó 700 olivares e higueras, en Surco, diciendo: "de aquí a dos o tres años, los pobres que
por aquí anduvieren, tendrán este refugio y comerán de sus frutos". También informó de sus penitencias y clamores por los pobres
y enfermos; de su compasión por los delincuentes, y de su agilidad para trasladarse de un lugar a otro: 'Me Parecía que no
andaba", declaró. Otros declarantes informaron, asimismo, del don de la bilocación que recibió del Señor, para volar, en alas de la
caridad, a socorrer a los enfermos que le llamaban desde Angola, México, Francia y otros lugares, sin salir de su convento de
Santo Domingo de Lima. Realmente, fray Martín de Porres fue en vida un auténtico samaritano. Martín no quería la muerte, ni por
el hambre, ni por la enfermedad, ni por la violencia. Amaba la vida. Quería la vida. Defendía la vida. Dios tiene muchas maneras
de obrar. Una de ellas es haciéndose presente y visible a través de sus elegidos: ellos sacian el hambre, curan las enfermedades,
denuncian las injusticias, claman por los desvalidos, comprometen a otros en su misión, reaniman la esperanza, en fin, dan la vida
en nombre del Señor que dijo: "Yo soy la Vida".
San Martín de Porres muere el 3 de noviembre de 1639. Hubo gran conmoción entre la gente y la devoción popular se mostró tan
excesiva que obligó a hacer un rápido entierro.
San Juan XXIII sentía verdadera devoción por San Martín de Porres, una pequeña imagen de marfil preside la mesa de su
despacho y él mismo lo canoniza el 6 de mayo de 1962. Su festividad se celebra el 3 de Noviembre.

ACTIVIDAD: Elabora un afiche de las Obras de San Martín de Porres y las virtudes que podrías imitar, incluir un lema a
San Martín de Porres.
TAREA. EN TU CUADERNO ELABORA UNA LINEA DE TIEMPO DE LA VIDA DE SAN MATIN DE PORRES Y PEGA
UNA IMAGEN DE EL.

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