Informe Ejecutivo

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INFORME EJECUTIVO

ANTECEDENTES:
Con fecha 18 de abril de 2001, Eusebio Llanos Huasco interpuso una acción de amparo
contra Telefónica del Perú S.A.C., que por medio de esta solicita que la Carta Notarial
de fecha 16 de febrero de 2001 quede sin efecto legal.

DESARROLLO:

Cabe destacar, que el demandante alega haber sido despedido injustamente de su


empleo y busca protección mediante un proceso de amparo, ya que el 21 de febrero del
2001 se le impidió el ingreso a su centro de trabajo la empresa le curso una Carta
Notarial indicándole que se le da cese a su trabajo por incurrir en faltas graves.

Por otro lado, Telefónica del Perú S.A., solicita que se declare inadmisible o infundada
la pretensión del demandante, alegando que fue despedido de acuerdo a la ley y se le
dio la oportunidad de defenderse. Sin embargo, el Segundo Juzgado Mixto de Huanuco
declara infundada las defensas previas y la excepción de incompetencia, así como
infundada la demanda. Argumenta que el demandante fue despedido de acuerdo a la
ley y se le permitió ejercer su derecho a la defensa.

Es por ello, que el demandante busca protección mediante un proceso de amparo por
un presunto despido injusto, mientras que la demandada argumenta que el despido se
realizó conforme a la ley y que el proceso de amparo no es la vía adecuada para resolver
disputas laborales. La decisión judicial rechaza la demanda del demandante,
argumentando que el despido se ajustó a la ley y que el proceso de amparo carece de
una etapa probatoria adecuada para discutir la controversia.

El Tribunal Constitucional enfatiza que el despido arbitrario, al ser contrario al principio


de razonabilidad y al ordenamiento jurídico, no puede ser tolerado ni protegido. Este
principio de razonabilidad, derivado del principio de igualdad y explícitamente
establecido en el artículo 200 de la Constitución, impide la realización de actos o normas
arbitrarias. Cuando la Constitución dispone que la ley debe proporcionar una "protección
adecuada" contra el despido arbitrario, no está legitimando el derecho del empleador a
despedir arbitrariamente. Por el contrario, el ordenamiento jurídico sanciona la
realización de actos arbitrarios, incluso en el ámbito laboral.

El artículo 22 del Decreto Legislativo N° 728 establece las situaciones en las que se
considera justificado el despido, incluyendo causas relacionadas con la capacidad y la
conducta del trabajador. Sin embargo, la justificación del despido dependerá de diversos
factores, como la expresión de la causa, el cumplimiento de formalidades
procedimentales y la probanza de la misma en el marco de un proceso.

Ante un despido arbitrario, la competencia y actuación de la vía jurisdiccional, ya sea


ordinaria o constitucional, así como los alcances de la protección jurisdiccional
(reposición o indemnización), dependerán de la elección del trabajador despedido y de
la naturaleza de los derechos supuestamente vulnerados.
El Tribunal Constitucional considera que la extinción unilateral de la relación laboral
basada únicamente en la voluntad del empleador será nula si se produce con violación
de los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o los tratados
internacionales sobre derechos humanos.

Por lo tanto, el Tribunal precisa las consecuencias derivadas de las diversas acciones
relacionadas con el despido arbitrario y establece que la protección de los derechos
fundamentales debe ser resguardada en todo momento, incluso en el ámbito laboral.

Además, el Tribunal Constitucional ha determinado que es competente para evaluar la


controversia presentada a través del recurso extraordinario. El recurrente sostiene que
su despido fue resultado de una comunicación entre el propietario del Hostal "Latino" y
la demandada, donde se informó que la sobrevaloración en la factura se debió a la
solicitud y exigencia del propio recurrente. La demandada argumenta que esta conducta
constituye una falta grave y justifica la terminación de la relación laboral.

El demandante niega haber solicitado la sobrevaloración y afirma que esta acusación


viola su derecho al honor y a la buena reputación. Para respaldar su afirmación, adjunta
una copia simple de un acta de conciliación con el propietario del hostal, donde se
confirma el monto real pagado por el recurrente. La demandada, posteriormente al
proceso, presenta una comunicación del gerente del hostal donde se reitera que la
sobrevaloración se debió a la solicitud del recurrente.

Aunque este caso guarda similitud con uno previamente resuelto por el Tribunal, la
presentación de nuevos documentos requiere medios de prueba adicionales que no
pueden ser obtenidos en este proceso sin una etapa probatoria. Por lo tanto, al
desestimar la pretensión, se garantiza el derecho del actor para hacer valer sus
derechos conforme a la ley en otro contexto.

Esta observación es fundamental para comprender el proceso de amparo en el contexto


peruano. El proceso de amparo, tal como lo establece la Constitución, está diseñado
para proteger derechos fundamentales reconocidos directamente por la Constitución.
Sin embargo, debido a la naturaleza general y a menudo no especificada de estos
derechos en la Constitución, es necesario recurrir a leyes de desarrollo constitucional y
a la jurisprudencia para determinar el contenido y alcance concreto de su protección.

Esta situación puede conducir a distorsiones en la utilización del proceso de amparo


cuando se intenta aplicarlo a derechos que no son estrictamente fundamentales según
la Constitución. Es importante que el proceso de amparo se utilice de manera adecuada
para proteger los derechos que la Constitución pretende resguardar, evitando así su
indebida instrucción o aplicación.

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