Iconografía
Iconografía
Iconografía
PRESENTACIÓN ................................................................................ 13
Primera Parte
LA ICONOGRAFÍA Y EL ESTUDIO DE LAS IMÁGENES
Álvaro Molina Martín
1. Introducción .................................................................................... 17
2. Las imágenes y la historia, la historia de las imágenes ................... 18
2.1. La historia entre testimonio, exaltación y conmemoración..... 20
3. Mitología y cristianismo: dos aproximaciones teóricas y un caso
práctico ............................................................................................ 26
3.1. La vida de las imágenes........................................................... 27
3.2. Los temas de encuadre ............................................................ 32
3.3. La reinterpretación cristiana del mito. Ovidios moralizados .. 36
4. Conclusiones ................................................................................... 40
5. Bibliografía...................................................................................... 41
1. Introducción .................................................................................... 43
2. Iconografía. La descripción y colección de imágenes..................... 44
2.1. La iconografía como descripción de retratos .......................... 45
2.2. La iconografía como estudio y clasificación de imágenes ...... 49
3. Iconología. La interpretación de las imágenes ................................ 52
3.1. La Iconología de Cesare Ripa ................................................. 52
ÍNDICE 7
3.2. La herencia de Ripa en los siglos XVII y XVIII ......................... 56 8. Ares, señor de la guerra................................................................... 127
4. Hacia el nacimiento de una metodología contemporánea ............... 61 9. Démeter, diosa de la agricultura...................................................... 129
4.1. La renovación de la iconografía en torno al arte cristiano ...... 62 10. Apolo, dios de las artes ................................................................. 132
4.2. La iconología como historia cultural....................................... 66 11. Ártemis, patrona de las fieras y la caza ......................................... 135
5. Conclusiones ................................................................................... 70 12. Afrodita, diosa de la belleza y el amor.......................................... 138
6. Bibliografía...................................................................................... 70 13. Hermes, el heraldo del Olimpo ..................................................... 141
14. Hefesto, el orfebre del Olimpo ...................................................... 145
15. Dioniso, el dios de la embriaguez y la lascivia ............................. 147
TEMA 3. EL MÉTODO ICONOLÓGICO Y SUS APLICACIONES
EN LA HISTORIA DEL ARTE .......................................... 73 16. Conclusiones ................................................................................. 151
17. Bibliografía ................................................................................... 151
1. Introducción .................................................................................... 73
2. Erwin Panofsky y la sistematización del método............................ 74
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA
2.1. De la iconografía a la iconología: los tres niveles de signifi- CLÁSICA............................................................................ 153
cado ......................................................................................... 74
2.2. Problemáticas comunes del método ........................................ 82
1. Introducción .................................................................................... 153
3. Más allá de Panofsky: orientaciones para realizar un análisis ico-
nográfico.......................................................................................... 90 2. Fuentes textuales ............................................................................. 154
3.1. Estudio de caso teórico: El nacimiento de Venus, de Botticelli 91 3. Prometeo y la Creación del Hombre ............................................... 155
3.2. Estudio de caso práctico: La Sagrada Familia del pajarito, de 4. Heracles y los Doce Trabajos .......................................................... 160
Murillo..................................................................................... 96 5. Jasón y el Vellocino de Oro............................................................. 173
4. Conclusiones ................................................................................... 99 6. Perseo y la Medusa.......................................................................... 177
5. Bibliografía...................................................................................... 99 7. Edipo y la Esfinge ........................................................................... 183
8. Teseo y el Minotauro....................................................................... 186
9. Ulises y el regreso a Ítaca................................................................ 192
10. Orfeo y Eurídice ............................................................................ 198
Segunda Parte 11. Conclusiones.................................................................................. 201
ICONOGRAFÍA CLÁSICA 12. Bibliografía.................................................................................... 201
José A. Vigara Zafra
TEMA 6. EL OCASO DE LOS HÉROES. ¿ICONOGRAFÍAS DE
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICONOGRAFÍA ......... 105 UNA MUERTE HEROICA? ............................................... 205
ICONOGRAFÍA CLÁSICA
José A. Vigara Zafra
disfrutaron de una vida eterna en las proximidades del monte Olimpo. Éstos se
Tema4 caracterizaron por su cercanía con el mundo de los humanos al no constituir
deidades abstractas, sino que tuvieron sentimientos y comportamientos pro-
pios de los hombres. Sin duda, esta humanización de los dioses olímpicos cons-
LOS DIOSES OLÍMPICOS tituyó la clave para entender su gran éxito iconográfico y literario, permitien-
do a los autores plasmar en sus obras las pasiones, los sentimientos, las virtudes
Y SU ICONOGRAFÍA y los defectos que han tenido los hombres desde la Antigüedad hasta nuestros
días.
1. Introducción.
2. Fuentes textuales.
3. Zeus, el dios supremo del Olimpo y sus amantes.
4. Hera, la reina del Olimpo.
5. Atenea, sabia y guerrera.
6. Posidón, dios de los mares.
7. Hades, dios del Infierno.
8. Ares, señor de la guerra.
9. Démeter, diosa de la agricultura.
10. Apolo, dios de las artes.
11 . Ártemis, patrona de las fieras y la caza.
12. Afrodita, diosa de la belleza y el amor.
13. Hermes, el heraldo del Olimpo.
14. Hefesto, el orfebre del Olimpo.
15. Dioniso, el dios de la embriaguez y la lascivia.
16. Conclusiones.
17. Bibliografia.
Altar de Pérgamo, Detalle de la Gigantomaquia, Museo de Pérgamo, Berlín,
166- 156 a.c.
l. Introducción
En este capítulo vamos a analizar los mitos y la evolución iconográfica de 2. Fuentes textuales
los dioses olímpicos o crónidas. Éstos constituyeron la segunda generación
divina que derrotaron a su padre, Crono, y han pasado a la posteridad como las
A partir del siglo VIII a.c. contamos con abundantes referencias que nos per-
deidades arquetípicas del panteón religioso grecorromano. En líneas genera-
miten modelar el carácter de los dioses olímpicos, su influencia en el universo
les, Zeus fue el dios supremo en tomo al cual se distribuyeron el resto de dei-
dades olímpicas, en su gran mayoría hermanos e hijos de éste, que conforma-
y las peripecias en las que participaron. En primer lugar, destacaron los dos
ron el orden universal definitivo de la tradición clásica. poemas épicos de Homero: la Ilíada y la Odisea que, si bien narraron hechos
acaecidos en el mundo de los hombres, aludieron de forma constante a la
Los dioses olímpicos fueron los guardianes del universo y representaron la influencia de los dioses sobre las hazañas desarrolladas por los humanos. En la
justicia y el buen gobierno, destacando por ser deidades antropomórficas que Ilíada se contó a través de más de quince mil versos la guerra que tuvieron los
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 105 106 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A
griegos con los troyanos como consecuencia del rapto de Helena por parte de
París. Mientras que la Odisea narró las aventuras de Ulises tras finalizar la gue-
rra de Troya y su tortuoso viaje hasta Ítaca, durante el cual estuvo a merced de
los designios de los dioses. No obstante, la obra fundamental para entender los
inicios de la cosmología griega y la configuración del panteón olímpico fue la
Teogonía de Hesíodo, también fechada en el siglo vrn a.c. Se trató de un amplio
poema épico donde se narró la genealogía de los dioses del Olimpo.
Posteriormente, en el siglo v a.C. destacaron los autores trágicos griegos
como Esquilo, Sófocles y Eurípides, que narraron fundamentalmente las haza-
ñas y las miserias de los héroes, pero mostrando la influencia directa de los dio-
ses olímpicos en sus destinos. No obstante, fueron los poetas romanos Virgi-
lio y Ovidio los que terminaron de modelar el panteón olímpico de la
Antigüedad Grecorromana. Virgilio escribió la Eneida en tomo al 29 a.c. por
encargo directo del emperador Augusto con el objetivo de glorificar su gobier-
no al frente del Imperio. Este poema tomó como fuente de inspiración la Ilía-
da de Homero, tomando como punto de partida el fin de Ja guerra de Troya y
vinculando los orígenes de Roma con el príncipe troyano Eneas. Por su parte,
Ovidio escribió las Metamorfosis en tomo al 8 d.C., constituyendo el texto que Rubens, La caída de los Titanes, Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica,
mayor influencia tuvo en la Edad Media y Edad Moderna en relación con la Bruselas, 163 7.
mitología clásica. En este texto, Ovidio recogió unas doscientas cincuenta
fábulas mitológicas, donde contó los principales sucesos que les acaecieron a
los dioses olímpicos, prestando especial atención a los mitos de transforma-
ciones de los dioses y héroes de la mitología clásica.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 107 108 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A
y Gea. A esta guerra se le denomina Titanomaquia y duró diez años. Según bre su relación con Leda, hija del rey de Etolia, Testio, y esposa de Tindáreo.
una premonición, Zeus ganaría la guerra si contaba con la ayuda de los Cíclo- Zeus se enamoró de ella y se transformó en cisne, yaciendo con Leda. Tras
pes y los Hecatonquiros, que estaban encerrados en el Tártaro. Zeus logró libe- esto, la joven también mantuvo relaciones sexuales con su esposo, quedando
rarlos y junto a otros dioses derrotaron a los Titanes, que quedaron custodia- encinta de ambos. La diosa Hera hostigó durante un tiempo a Leda, pero final-
dos por los Hecatonquiros en el fondo del Tártaro. Sin embargo, enseguida los mente ésta pudo poner dos huevos, de donde nacieron los hijos de Tindáreo,
dioses olímpicos tuvieron que enfrentarse a otra despiadada guerra por el poder Clitemestra y Cástor -los Tindáridas-, y los hijos de Zeus, Helena y Pólux -
del cosmos frente a los Gigantes - la Gigantomaquia-, que habían sido incita- los Dioscuros-. Por último, podemos destacar su idilio con Europa, hija del rey
dos por su madre Gea para vengar la derrota de los Titanes. Finalmente, gra- de Tiro, Agénor, y hermana de Cadmo. Zeus se enamoró de ella cuando ésta
cias a la intervención destacada de Zeus y Atenea, y del héroe Heracles, con- se divertía con otras jóvenes en la playa y para seducirla se transformó en un
siguieron derrotar a los Gigantes. Tras esto, los principales dioses olímpicos se manso toro blanco. La belleza del animal provocó que Europa se montara en
repartieron el universo: Zeus se encargó del reino del Olimpo y del Cielo, Posi- él y, en ese instante, Zeus la raptó y la llevó a Creta, donde yació con ella, sien-
dón gobernó los Mares y Hades impuso su poder en el Infierno. do considerada la primera reina cretense.
Fueron muchas las hazañas en las que Zeus intervino e influyó de una
forma u otra, pero destacó, sobre todo, por sus relaciones amorosas con dio-
sas y mortales. Se casó en siete ocasiones, destacando como esposa principal
a la diosa Hera. o obstante, sus relaciones más célebres fueron las que man-
tuvo con mortales a las que sedujo mediante tretas y engaños, recurriendo con
frecuencia a la metamorfosis. Entre éstas, destacó en primer lugar la de Gani-
medes, que era un príncipe frigio de gran belleza, hijo del rey troyano Tros. El
joven guardaba los rebaños de su padre en las montañas hasta que fue raptado
por Zeus metamorfoseado en águila. Zeus llevó a su amante al Olimpo y des-
plazó a Hebe en su función como copero de los dioses. También fue muy céle-
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 109 110 IMÁGE ES DELATRADICIÓ CLÁSICA YCRJSTIA A
el período arcaico se distribuyeron imágenes del dios y sus famosas meta- naturales con el fin de conquistar o engañar a mortales y ninfas que destaca-
morfosis, pero la imagen más famosa fue el coloso criselefantino realizado por ron por su belleza. Destacando en el siglo xv1 el conjunto efectuado por
Fidias para el templo de Zeus en Olimpia (450 a.C.), considerado una de las Correggio para Carlos V en 1530, representando a Ío, Dánae, Leda y Gani-
siete maravillas del mundo antiguo y que conocemos a través de descripcio- medes. Mientras que estos mismos temas interesaran en el mundo contempo-
nes como las de Pausanias y gracias a monedas y gemas de época romana. ráneo por constituir representaciones de contenido erótico, buen ejemplo de
Según estas fuentes, Fidias representó a Zeus entronizado con el torso desnu- ello fue la Leda y el cisne de Gustav Moreau ( 1865) o la Dánae de Gustav
do portando un cetro coronado por un águila y una Niké, iconografía tradicio- Klimt ( 1907).
nal del dios que influyó en autores posteriores, incluso, llegando hasta la Con-
temporaneidad. En Roma, Zeus personificó el poder supremo y los
emperadores adoptaron su iconografía y atributos, un buen ejemplo de ello fue
el caso del emperador Claudia.
TEMA 4. LOS DIOSES OLL\1PICOS y su reo OGRAFÍA 111 112 IMÁGENES DE LATRADICIÓN CLÁSICA YCRISTIA A
te ya había desposado a las diosas Metis y Temis. Como consorte del dios No obstante, Hera ha pasado a la posteridad por su carácter dificil y colé-
supremo concibió a divinidades tan relevantes como Hefesto, Ares, Ilitía y rico, consecuencia de las continuas infidelidades de su esposo Zeus. En efec-
Hebe. Entre sus competencias fundamentales estuvo la de ser la protectora de to, tras casarse, la mayoría de los mitos de la diosa estuvieron relacionados
las mujeres casadas al ser considerada un modelo de fidelidad conyugal. Igual- con los celos, persecución y venganza de las amantes de Zeus, entre las que
mente, junto a su hija Ilitía, fue la protectora de las mujeres encintas en sus par- destacaron Leto, Sémele, Ío, Calisto o Leda. E, incluso, fue la enemiga de los
tos, adelantándolos o atrasándolos según su conveniencia. Sus principales atri- hijos extramaritales de Zeus, destacando su aversión hacia Heracles, héroe al
butos icónicos fueron la vaca y, sobre todo, el pavo real. que persiguió toda su vida, aunque terminó por reconciliarse con él en el
Olimpo.
Su unión con Zeus vino precedida de una de las tradicionales metamorfo-
sis del dios. Durante el transcurso de una violenta tormenta, el dios supremo Cabe destacar también la dificil relación que tuvo con su hijo Hefesto. Así,
se transformó en cuclillo, ave trepadora que utiliza los nidos de otros pájaros, nada más nacer éste y ante su fealdad, Hera se deshizo de él arrojándolo desde
y cuando Hera lo salvó del temporal, Zeus recobró su forma usual y la raptó el Olimpo. Pero, como relató Pausanias, Hefesto "movido por el rencor, le
para yacer con ella. Hera le pidió a su hermano y amante que la respetara, y éste envió un trono de oro con cuerdas invisibles que la ataron cuando ella de sentó.
le prometió que se casaría con ella. El solemne matrimonio entre Zeus y Hera Hefesto rechazó escuchar lo que tenían que decir los dioses sobre este asunto
- hierogamia- tuvo lugar en el Olimpo, al que accedieron en un carro nupcial hasta que Dioniso, que mantenía con él una buena relación, lo emborrachó y
junto a Eros. Una vez allí, recibieron obsequios de todos los dioses, destacan- lo llevó a los cielos", accediendo a liberar a Hera de sus ataduras (Descrip-
do las manzanas de oro que le regaló Gea, plantadas posteriormente por Hera ción de Grecia, 1, 20, 3). Pese a este incidente, Hefesto profesó gran devoción
en el jardín de las Hespérides. por su madre, tanto es así que se ganó la enemistad de Zeus al liberar a Hera
de la cadena de oro y los yunques con que el dios supremo la había maniata-
do ante las persecuciones que ésta hizo a su hijo Heracles.
Por último, Hera tuvo un papel muy relevante en uno de los episodios más
célebres previos a la guerra de Troya, que constituyó uno de los mitos funda-
cionales de dicha ciudad. Se trató del conocido juicio de Paris, acaecido duran-
te el transcurso de las bodas de Tetis y Peleo, a la que acudieron multitud de
divinidades y héroes. Sin embargo, la diosa Eris - la Discordia- no fue invita-
da al banquete nupcial y en venganza se presentó en los desposorios y lanzó
una manzana de oro en mitad del convite con la inscripción: para la más bella.
Rápidamente, se abalanzaron sobre la manzana las tres diosas que de forma
legítima creían tener derecho a dicho título: Afrodita, Atenea y Hera. Con el
objeto de dilucidar esta disputa se nombró como juez al príncipe troyano Paris,
que terminó decantándose por Afrodita, que le prometió la mano de la mujer
más bella del mundo, Helena, pese a que Hera le había prometido convertirlo
en el humano más poderoso. por este motivo, Hera fue favorable a los gue-
rreros griegos en detrimento de los troyanos, a los que hostigó en multitud de
ocasiones durante el desarrollo de la guerra.
En la Antigüedad grecolatina, iconográficamente hablando, su efigie tuvo
gran repercusión al tratarse de la diosa más poderosa del Olimpo y ser objeto
de culto en importantes polis griegas como Creta, Samos y, sobre todo, Argos.
Además, esta devoción quedó implementada en el mundo romano ya que
formó parte de la Tríada Capitolina junto a Júpiter y Minerva al asimilarse
con la divinidad latina Juno. A partir del siglo VI a.C. se generalizó una ima-
gen de la diosa con diadema real, portando cetro y vistiendo túnica con manto
Fresco procedente de la Casa del Poeta Trágico, Boda de Zeus y, en ocasiones, velo nupcial. Un ejemplo que ilustra esta tipología iconográ-
y Hera, Museo Arqueológico acional, ápoles, 1 a. C. fica es la famosa Hera de Samos del Louvre (siglo VI a.C.).
TEMA 4. LOS DIOSES 0Lh\1PICOS Y SU ICO OGRAFÍA 113 114 IMÁGE ES DE LATRADICIÓN CLÁSICA Y CRlSTlA A
Tanto en Grecia como en Roma, la asociación visual entre Zeus y Hera
tuvo gran relevancia, apareciendo juntos en muchas escenas. Una de las tipo-
logías más recurrentes en las que se representó a la pareja olímpica fue la de
su matrimonio sagrado - hierogamia- , con Zeus sentado en su trono recibien-
do a Hera que porta el velo nupcial, así se esculpió en una de las metopas del
templo de Hera en Selinonte (siglo v a.C.), cuya iconografia también se repi-
tió siglos después en los frescos romanos de la Casa del Poeta Trágico en
Nápoles (siglo 1 a.C.).
En la pintura de cerámica griega de la Antigüedad, al margen de su habi-
tual presencia en las representaciones de las infidelidades de su esposo Zeus,
también podemos identificarla en algunos mitos relacionados directamente con
ella. En ese sentido, es muy sugestiva la interpretación que efectúa Carpenter
de una de las escenas del Vaso Franr;ois del Museo Arqueológico de Floren-
cia (570 a.C.). Para este autor, la diosa que representa sentada en el trono
sería Hera, presumiblemente atada al mismo con cuerdas invisibles, a la espe-
ra del cortejo en el que Baco conduce a Hefesto montado en un asno para libe-
rarla (Carpenter, 2001, pp. 13-15).
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 115 116 IMÁGE ES DE LATRADICIÓ CLÁSICA YCRISTIA A
Trípode de figuras negras con el nacimiento de Atenea armada
de la cabeza de Zeus, Museo del Louvre, París, 570 a.C.
Lucas Cranach El Viejo, El Juicio de París,
Metropolitan Museum of Art, New York, 1528.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 117 118 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A
Atenea, no satisfecha con su venganza, transformó a Aracné en una araña para
que tejiera eternamente, castigando así el exceso de soberbia de la mortal.
En la Edad Antigua, el mito de Atenea gozó de gran éxito iconográfico,
apareciendo en multitud de escenas en las que de una u otra forma tuvo inci-
dencia directa, sobre todo, las vinculadas con las hazañas de los héroes que
estuvieron bajo su protección. Pero también adquirieron relevancia las repre-
sentaciones sobre su propio mito. Así, una de las escenas más divulgadas en
la pintura de los vasos áticos de pinturas negras de los siglos vrr y vr a.C. fue
la relativa a su prodigioso nacimiento, como apreciamos en el Trípode de figu-
ras negras con el nacimiento de Atenea armada de la cabeza de Zeus del Lou-
vre (570 a.C.), donde Atenea surge de la cabeza de Zeus, a una escala muy
inferior al resto de personajes, o en el frontón oriental del Partenón (432 a.C.),
donde ya apareció a la misma escala que el resto de deidades. No obstante, los
modelos iconográficos arquetípicos de la efig!,e de Atenea quedaron estable-
cidos en el siglo v a.C. gracias a tres esculturas de Fidias: la Atenea Pártenos
que portaba lanza en la mano derecha y una Niké en la izquierda; la Atenea
Promáco en actitud belicosa; y la Atenea Lemnia con un talante pensativo. En
estas tipologías iconográficas suele representarse con semblante serio, vesti-
da con una túnica sin mangas y armada con una lanza, la égida y el escudo
con la cabeza de Medusa en el centro.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y S 125 126 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A
Apolo por interponer e en el camino de los peregrinos a Delfos. Por ello, Apolo
convenció a Heracles para que se enfrentara a él, y así sucedió, matándolo
durante la contienda. Ares, enojado por la muerte de su hijo, atacó directa-
mente a Heracles, pero gracias a la intervención de Atenea, el dios de la gue-
rra resultó herido en lugar del héroe. La mayoría de las representaciones de este
mito aparecieron en vasos áticos de figuras negras del siglo vr a.C. , donde se
representan a Ares frente a Heracles en presencia del cadáver de Cieno. Final-
mente, durante los siglos v y rv a.C. , se definió el prototipo iconográfico tra-
dicional de este dios, desnudo, con casco, escudo y portando espada o lanza,
con los modelos escultóricos del Ares Borghese de Alcámenes (siglo v a.C.) y
el Ares Ludovisi de Scopas (siglo rv a.C.).
El mito de Ares fue retomado en la Edad Moderna, aunque no tuvo inno-
vaciones iconográficas su tanciales, repitiéndose así los modelos clásicos aso-
Ares, el Marte romano, fue hijo de Zeus y Hera, constituyendo el dios por
excelencia de la guerra, entendida en sus aspectos más negativos de destruc-
ción, violencia y crueldad. Se trató de una deidad poco amable y que no tuvo
mucho culto entre los griegos, siendo aborrecido y temido por gran parte de los
dioses del panteón heleno, a excepción de Afrodita, su amante. Al contrario,
para los romanos, una sociedad que creció en tomo a su éxito militar, consti-
tuyó uno de sus principales dioses, siendo considerado el padre de los funda-
dores de Roma: Rómulo y Remo. Se trató de un dios guerrero, de gran valor
y atrevimiento al que acompañaban sus dos terribles hijos Deimo - Miedo- y
Fobo - Terror-, que fue rechazado en el Olimpo por el resto de deidades, habi-
tando así en la zona más salvaje e incivilizada de Grecia: Tracia. Sus atributos
animales más característicos fueron el perro y el buitre, que despojaban a los
cadáveres caídos en la batalla, mientras que su arma predilecta fue la lanza.
En la Antigua Grecia, no gozó de mucho éxito iconográfico y su imagen
no se distinguió de la de un guerrero común, de ahí que en las escenas de gue-
rra de la cerámica de figuras negras de época arcaica no se le pueda distinguir
del resto de guerreros, salvo que disponga de un epígrafe identificativo. En
esta cronología, el único mito que aludió directamente a Ares fue el relativo a Velázquez, Marte, Museo del Prado,
la lucha de su hijo Cieno con Heracles. Cieno desencadenó la furia del dios Madrid, 1638.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 127 128 IMÁGENE DE LA TRAD!CIÓ 1 CLÁSICA Y CRJSTIA A
ciados a la figura de este dios. Un caso paradigmático de ello fue el Marte de
Velázquez pintado en 1638 que evoca claramente al Ares Ludovisi. Asimismo,
se siguió explotando el recurrente tema de su relación con Afrodita, que vere-
mos en el apartado dedicado a esta diosa. Un buen ejemplo de este tema ico-
nográfico fue Venus y Marte de Sandro Botticelli (1483), una clara alegoría
del triunfo del amor sobre la guerra, donde la figura de Ares fue satirizada, al
portar los sátiros sus atributos tradicionales.
Sandro Botticelli, Venus y Marte, ational Gallery, Londres, 1483. Como ya constatamos al analizar al dios Hades, Démeter estuvo indisolu-
blemente asociada a la figura de su hija Perséfone, cuyo rapto por parte del
dios del inframundo metaforizó el ciclo de las cosechas. o obstante, en tomo
a su mito existieron otras leyendas que tuvieron gran repercusión a la hora de
entender la historia de esta deidad y su vinculación con los Misterios de Eleu-
sis. Démeter, indignada por el rapto de su hija, abandonó el Olimpo y se trans-
formó en una anciana, siendo acogida por las hijas del rey Céleo y la reina
Metanira en las cercanías de Eleusis. Allí fue nombrada institutriz del prínci-
9. Démeter, diosa de la agricultura
pe recién nacido Demofonte y en agradecimiento Démeter intentó concederle
la inmortalidad. Para ello, todas las noches lo ponía al fuego ungido en ambro-
Démeter, la Ceres romana, fue hija de Rea y Crono, al tiempo que herma- sía. Sin embargo, una noche Metanira descubrió a la diosa ejecutando esta
na y cuarta esposa de Zeus, con quien tuvo a su hija Perséfone. Mientras que acción y horrorizada gritó, sorprendiéndola de tal forma que el niño terminó
con Posidón concibió al caballo Arión que podía hablar con los humanos y muriendo abrasado. Posteriormente, Démeter ordenó que le consagraran un
con Yasión engendró a Pluto que se representó con forma de niño portando el templo en Eleusis y enseñó al príncipe Triptólemo, también hijo de Céleo y
Cuerno de la Abundancia. Se trató de una deidad preindoeuropea cuyas raíces Metanira, los ritos sagrados de su culto en los Misterios de Eleusis y en las
se hunden en la época neolítica, ya que tenemos constancia documental de su fiestas de las Tesmoforias en Atenas, así como los secretos de la agricultura,
culto desde el II milenio a.C. En la Antigüedad, su importancia radicó en el obsequiándole con el primer grano de trigo y con un carro tirado por dragones
hecho de que fue considerada la diosa de la fertilidad y los cultivos, sobre todo, para que éste difundiera el trabajo de la agricultura por el mundo.
de los cereales y el trigo. Por tanto, Démeter fue una diosa civilizadora que
enseñó la agricultura a los humanos, de ahí que sus principales atributos fue- En la Antigüedad Grecolatina, al margen del mito asociado al rapto de su
ran la espiga de trigo y la hoz, teniendo un importante culto religioso en la ciu- hija Perséfone, se le representó generalmente como una matrona con la cabe-
za cubierta con un velo, destacando su vinculación con los misterios eleusinos
dad de Eleusis, en las cercanías de Atenas.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 129 130 IMÁGE ES DE LATRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIANA
y con la figura de Triptólemo. En ese sentido, fue frecuente encontrar en relie-
10. Apolo, dios de las artes
ves y vasos áticos del siglo v a.C. la figura de Triptólemo, joven e imberbe,
acompañado por Démeter que le obsequia con la espiga de trigo y Perséfone Apolo fue unos de los dioses más carismáticos del panteón olímpico, hijo
que porta una antorcha. Mientras que en Roma fue asimilada por la antigua predilecto de Zeus y Leto, además de hermano gemelo de Ártemis. A polo nació
diosa de la germinación, Ceres, simbolizando la riqueza asociada al buen en la isla de Delos, donde fue cuidado por la diosa Temis, alimentándolo con
gobierno de los emperadores. ambrosía. No obstante, pronto abandonó la cuna y buscó un emplazamiento
para su oráculo, que finalmente ubicó en Delfos, constituyendo la sede del más
prestigioso santuario dedicado al dios en época clásica en Grecia. Fue el dios
por excelencia de la belleza, pero también tuvo un carácter terrible y vengati-
vo. Se trató de una divinidad de origen solar, patrón de la poesía, la música, la
medicina y la profecía. Esta multidisciplinariedad quedó patente en la profu-
sión de advocaciones según las funciones adscritas a Apolo: como dios del sol
- Febo- , deidad sanadora - Apotropaios- , deidad guerrera - Boedromia- , en
compañía de las Moiras - Moiragetas- y dirigiendo el coro de las Musas -
Musagetas- . Al ser el dios flechador por excelencia fue usual que como atri-
butos más arquetípicos portara arco, carcaj y flechas, así como la cítara, la
corona de laurel y el trípode, siendo su animal simbólico el ciervo.
Entre los sucesos más destacados de su mito, destacó su encuentro con la
serpiente Pitón. Al poco de nacer, Apolo emprendió el viaje para fundar su
santuario y al llegar a Beocia preguntó a la ninfa Telfusa sobre el lugar idóneo
para ubicar su oráculo. La ninfa lo engañó y lo envió a las inmediaciones del
monte Parnaso, donde habitaba una terrible serpiente llamada Pitón, a la que
dio muerte con sus flechas, instaurando desde entonces los Juegos Píticos para
recordar esta hazaña. Asimismo, una prueba de su extrema crueldad quedó de
manifiesto en la historia de Marsias. Este sileno encontró en el campo la flau-
ta doble - aulós- inventada por Atenea, que la diosa desechó porque le defor-
maba las mejillas, maldiciendo al que la descubriera. Marsias se convirtió en
un virtuoso de este instrumento musical, hasta tal punto que retó a Apolo en
un certamen musical. El dios aceptó el desafio con la condición de que el ven-
Perséfone, Triptólemo y Démeter, Museo cedor podría imponer el castigo que quisiera al derrotado. Así, ambos conten-
Arqueológico Nacional, Atenas, 440-430 a.C. dientes midieron sus dotes musicales ante un jurado formado por el rey Midas
y las nueve Musas, que fallaron a favor de la deidad. El castigo de Apolo a
Marsias por su insolencia fue brutal y ejemplarizante, desollándolo vivo y col-
Durante la Edad Moderna perdió gran parte de su protagonismo, aunque gándolo de un árbol para que pereciera.
cuando se representó fue en calidad de personificaciones de la Tierra y en Las aventuras amorosas de Apolo tuvieron unos finales un tanto desafor-
temas alegóricos sobre las cosechas y las estaciones, especialmente, el verano. tunados. Un claro ejemplo de ello fue su relación con la ninfa Dafne, hija del
Un buen ejemplo de ello fue la obra de Jean Antoine Watteau para el comedor dios-río Peneo. Ésta rehusó yacer con Apolo, lo que inflamó aún más la pasión
del palacio de Pierre Crozat ejecutada en 1717, donde Démeter porta la hoz, del dios por la ninfa, persiguiéndola sin descanso. Finalmente, Apolo consiguió
atributo asociado a esta deidad desde el medievo, y aparece acompañada de un alcanzar a Dafne, pero en ese instante la ninfa invocó la ayuda de su padre
león, un cangrejo de río y unos gemelos, que personifican a los signos del zodí- Peneo, que la convirtió en un árbol de hoja perenne - el laurel- . En honor a su
aco durante el verano. Asimismo, también gozó de cierta repercusión icono- amada, Apolo en adelante coronó a los héroes y atletas con una corona de lau-
gráfica en la emblemática, destacando su representación como imagen de la
rel. También fue desdichada su relación homosexual con Jacinto, joven prín-
prosperidad en su carro tirado por serpientes en obras de artistas del siglo xvr
cipe de Esparta. Éste era un joven de gran belleza del que se enamoraron el
de la talla de Rafael, Pinturicchio o Vasari.
Comelis de Vos, Apolo y la serpiente Pitón, Museo del Prado, Madrid, 1636-38. Claude Lorrain, Apolo y las Musas, The Getty Mu eum, Los Ángeles, 1674.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS y su reo OGRAFÍA 133 134 IMÁGE ES DE LATRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIA A
to de Claude Lorrain (1674). Asimismo, constituyó una deidad de suma impor- al personificar a la luna que emite su luz en la oscuridad de la noche, identifi-
tancia para la realeza europea que en su condición de monarcas divinos fue- cándose así con la diosa Selene. No obstante, dentro de su culto tuvo un apar-
ron vinculados con dioses como Zeus y Apolo, y héroes de la talla de Heracles. tado especial su patronazgo sobre las fieras y la naturaleza agreste, siendo con-
Quizás el caso más famoso fue el de Luis XIV de Francia y su identificación siderada la diosa de la caza, de ahí que su principal atributo animal fuera la
cierva y su vestimenta habitual estuviera compuesta de túnica corta, calzado
con el dios Apolo, personificando así el Sol que iluminaba Europa.
de cazadora y carcaj para portar las flechas.
Los pasajes asociados a su mito estuvieron vinculados con el mundo de la
caza y la castidad, destacando la historia de la ninfa Calisto, ágil cazadora del
11. Ártemis, patrona de las fieras y la caza cortejo de Ártemis, que fue engañada por Zeus. Éste sedujo a la ninfa trans-
formándose en la propia Ártemis. Al poco tiempo, la diosa de la caza sor-
Ártemis, la Diana romana, fue hija de Zeus y Leto, y hermana gemela de prendió a Calisto bañándose en un río y advirtió que estaba encinta. Ártemis
Apolo. Se trató de una diosa con un carácter ambivalente, por un lado, fue con- le preguntó el motivo de ello y Calisto respondió que la culpa era de ella. Árte-
siderada patrona de los alumbramientos por ayudar, instantes después de nacer, mis, enojada por la respuesta, la expulsó de su cortejo. Finalmente, entró en
a su madre Leto en el parto de Apolo. Por otro, era la más acérrima defensora escena la celosa Hera que, al enterarse de la nueva infidelidad de Zeus, trans-
de la castidad femenina, de la que ella era el mayor exponente. Asimismo, par- formó en osa a Ja ninfa e hizo que Ártemis la matara con sus flechas.
ticipó del carácter lumínico asociado a la figura de su hermano Apolo-Helio, Pero, sin duda, el episodio que gozó de mayor éxito fue el de Acteón, nieto
de Cadmo. Los relatos de los antiguos escritores griegos incidieron en que el
joven fue castigado por Ártemis debido a que se jactó de cazar mejor que ella.
Sin embargo, el relato canónico lo narró Ovidio, que nos presentó una versión
distinta. Acteón recorría los bosques cercanos al monte Citerón en compañía
de sus perros. En su recorrido por el bosque dio con un manantial, donde Árte-
mis disfrutaba de un baño en compañía de su cortejo tras una jornada de caza.
Enojada al percatarse de la presencia del joven cazador, Ártemis transformó a
Acteón en un ciervo, siendo devorado por sus fieles perros que ya no recono-
cían a su dueño.
En el arte griego de la Antigüedad, las primeras alusiones a Ártemis estu-
vieron relacionadas con su función como protectora de los animales. Pero, su
iconografía arquetípica como cazadora comenzó a configurarse en el siglo v
a.c. con escultores tan relevantes como Scopas o Praxíteles, que conformaron
la tipología de Ártemis desnuda o vestida con túnica co11a, cabellos recogi-
dos, portando el carcaj con las flechas, el arco de caza y acompañada de una
cierva. Asimismo, destacó el mito de Acteón, cuya representación tuvo mucha
popularidad en el siglo v a.C. en vasos de figuras rojas, donde se le represen-
tó desnudo con una cornamenta de ciervo alusiva al castigo de Ártemis. Otra
variante de este tema fue el que apreciamos en una de las metopas del templo
E de Selinonte, donde Acteón, que lleva una piel de ciervo, sufre el ataque de
sus perros en presencia de una impasible Ártemis.
Durante los primeros siglos del cristianismo, el mito de Ártemis práctica-
mente desapareció hasta que fue rescatado por los humanistas de los siglos xv
y xv1, que vieron en esta deidad a la personificación de la virginidad, que llegó
a imponer terribles castigos a los que osaron amenazar su castidad. Un ejem-
Copia romana de un original atribuido a Leocares, Diana plo muy ilustrativo de ello fue la serie de poesías pintada por Tiziano en 1556
de Versa /les, Museo del Louvre, París, IV a.C. (original). sobre Diana y Acteón y D iana descubre la falta de Calisto, inspiradas en Ja
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y S 135 136 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A
Metamorfosis de Ovidio. En otra versión efectuada por Hendrik de Clerck 12. Afrodita, diosa de la belleza y el amor
(1608) llama la atención la iconografia de la figura de Acteón, inspirada en el
Apolo del Belvedere, que fue una de las esculturas más divulgadas desde prin- Afrodita, la Venus romana, fue una de las diosas más representadas y pode-
cipios del siglo xv11. rosas del panteón olímpico, simbolizando la belleza, la atracción amorosa, la
pulsión sexual y la fertilidad reproductiva de los humanos. Se trata de una dei-
dad de procedencia indoeuropea que fue asimilada por la cultura prehelénica
a partir del II milenio a.C. En lo referente a su nacimiento, pese a que algunas
versiones indican que fue hija de Zeus y la oceánide Dione, la literatura ha
ahondado más en la interpretación más efectista de su prodigioso origen. Así,
Afrodita nació adulta de la espuma formada en el mar cuando fueron arroja-
dos en él los genitales de Urano amputados por Crono. Poco después de nacer,
en un primer momento, el dios-viento Céfiro trasladó a la diosa a la isla de
Citera, para luego impulsarla hasta Chipre, donde fue recibida por las Horas -
Eunomía, Dike e Irene- , que la engalanaron y embellecieron, escoltándola
desde allí hasta el Olimpo.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICONOGRAFÍA 13 7 138 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A
Tebas o Atenas, así como en calidad de genetrix y guerrera en la ciudad de resurgimiento en la iconografía de Afrodita, al ser concebida como poder crea-
Esparta. Ante todo, Afrodita fue una fuerza primordial del amor en su doble dor del amor y símbolo de la educación humanista. Por ello, la figura de la
vertiente: la sexual, vinculada con la protistución, y la sensual, asociada al ena- diosa fue la que más éxito tuvo del panteón pagano durante la Edad Moderna,
moramiento. Entre sus atributos, en el mundo animal se le vinculó con la palo- destacando obras como la versión neoplatónica del Nacimiento de Venus de
ma y, en ocasiones, con el cisne. Mientras que su flor simbólica fue la rosa. Sandro Botticelli fechada en 1482 o la sensual alegoría de Venus recreándose
con el Amor y la Música de Tiziano de 1555. Al margen del ingente reperto-
El mito de Afrodita se articuló en tomo a la tormentosa relación que tuvo rio de imágenes del desnudo de Afrodita que poblaron los gabinetes y salones
con su poco agraciado esposo, el dios Hefesto. Como no podía ser de otra de los mecenas de los siglos xv1al x1x, también tuvieron cierta repercusión,
forma, este matrimonio estuvo trufado de innumerables infidelidades por parte iconográficamente hablando, otros pasajes de su mito, como el de Venus y Ado-
de la diosa de la sensualidad. Entre las más reseñables, cabe destacar su rela- nis de Tiziano (1554), donde el joven se deshace del abrazo de la diosa, licen-
ción con Ares, con quien engendró a Eros, Fobo, Deimo, Harmonía y Anteras. cia iconográfica que no apareció en las fuentes escritas anteriores al pintor y
Hefesto, una vez fue informado por Helio de la infidelidad de su esposa, sor- que algunos investigadores han señalado que influyó en escritos posteriores
prendió a los amantes yaciendo y los retuvo en una red mágica que solo él de autores como Lodovico Dolce o Diego Hurtado de Mendoza.
podía manipular, avergonzándolos en el Olimpo ante el resto de dioses. No
obstante, el gran amor de Afrodita fue Adonis que nació fruto del amor inces-
tuoso de la princesa Mirra con su padre Tías, rey de Siria. Éste al percatarse
del engaño de su hija, la persiguió para matarla, pero los dioses intercedieron
en la disputa, transformando a la princesa Mirra en árbol. Afrodita, enterneci-
da por la belleza del recién nacido de la corteza del árbol, Adonis, decidió cui-
darlo, confiando su educación a Perséfone. Pero ésta también quedó prendada
del niño y se negó a devolvérselo a Afrodita. Por este motivo, Zeus intervino
en la disputa, acordando que Adonis pasara un tercio del año con Afrodita,
otro con Perséfone y el restante con quien él quisiera. Con el paso del tiempo,
Adonis se convirtió en un joven cazador y Afrodita lo acompañaba en sus cace-
rías, pero Ares sintió celos del joven y se transformó en jabalí, hiriendo mor-
talmente a Adonis, de cuya sangre surgió la flor de la anémona.
Por último, como ya hemos comentado, tuvo una influencia decisiva en la
mítica guerra de Troya, siendo la diosa elegida por París en el juicio para esco-
ger a la más bella. Por este motivo, Afrodita apoyó al bando troyano, ayudan-
do a raptar a Helena y luego durante la contienda, llegando a ser herida por
Diomedes, al que castigó incitando a su esposa a serle infiel.
Afrodita fue una deidad fundamental de la religión grecolatina, de ahí
que a nivel iconográfico su mito tuvo gran importancia. Sin duda, una de las
representaciones que gozó de más éxito fue la de su prodigioso nacimiento,
surgiendo adulta de la espuma del mar como Afrodita Anadiómenas, así
quedó reflejado en el conocido Trono Ludovisi del palacio Altemps en Roma
(460 a.C.), donde dos de las Horas visten a una desnuda Afrodita. Otra tipo-
logía que tuvo mucha difusión en la Antigüedad fue la de Afrodita Púdica,
disponiendo los brazos para ocultar sus senos y genitales. El éxito de esta
iconografía fue tal que ha tenido vigencia hasta la contemporaneidad.
Durante la Edad Media, el mito de Afrodita pervivió como símbolo de la
lujuria y la lascivia en una sociedad fuertemente influida por los preceptos
cristianos de la castidad y el estigma hacia el cuerpo desnudo de la mujer. Hubo Adolphe Bouguereau, El nacimiento
que esperar al Renacimiento con los humanistas italianos para apreciar un de Afrodita, Musée d ' Orsay París, 1879.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 139 140 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRIST!A A
Vaso ático de figuras rojas con Hermes, British Museum,
Londres, 51 Oa. C.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y S 143 144 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIANA
A pesar de su aspecto deforme y de estar cojo, Hefesto tuvo un especial
14. Hefesto, el orfebre del Olimpo gusto por la belleza. Hasta el punto de que logró desposar a la diosa más bella
del Olimpo, Afrodita, lo cual le supuso innumerables disgustos fruto de las
Según Hesíodo en la Teogonía, Hefesto, Vulcano para los romanos, fue continuas infidelidades de la diosa, destacando el adulterio con Ares. Sus con-
engendrado por Hera sin la necesidad de que interviniera un dios varón, repli- quistas amorosas no quedaron en su esposa, sino que consiguió yacer con la
cando así al prodigioso nacimiento de Atenea directamente de la cabeza de más bella de las Cárites, Aglaya, y fruto de sus deseos sexuales por Atenea
Zeus. Mientras que Homero en la Ilíada afirmó que era hijo de Zeus y Hera. nació el héroe Erictonio, al entrar en contacto el semen del dios con la tierra,
Sea como fuere, tras nacer y consecuencia de su aspecto deforme, Hera los siendo este mítico rey ateniense criado por Atenea.
tiró desde el Olimpo. Pero, Hefesto fue recogido por la oceánide Eurínome y
la nereida Tetis, que lo criaron durante nueve años en una cueva bajo el océa- A nivel iconográfico, durante la Antigüedad Clásica su mito tuvo una popu-
no. Hefesto fue un dios civilizador y benefactor con la humanidad, siendo con- laridad moderada, constituyendo la escena más difundida la referente a su
siderado el señor del fuego en su aspecto más positivo y benigno, además de regreso en mula al Olimpo acompañado de Dioniso para liberar a Hera, que-
ser el único de los dioses olímpicos que trabajaba, dedicándose fundamental- dando reflejado en varios vasos áticos de figuras negras y rojas de los siglos v1
mente a la construcción de todo tipo de artilugios metálicos en su fragua. Entre y v a.C. También se representó en las escenas alusivas al nacimiento de Ate-
otras míticas armas, forjó el cetro y el rayo de Zeus, el tridente de Posidón, el nea y la creación de Pandara, llamando la atención de que, a pesar de estar
arco de Eros, el escudo de Aquiles o el cinturón de Afrodita. De ahí que sus lisiado, rara vez se muestra su deformidad.
principales atributos fueran el yunque, el martillo y las tenazas.
Durante la Edad Moderna, lo habitual es que se representara en su fragua
forjando algún tipo de arma, así ocurre en la famosa Fragua de Vulcano de
Velázquez (1630), que muestra el instante en que el dios Helio-Apolo le da la
Dioniso, el Baco romano, como otros tanto dioses y héroes, tuvo un naci-
miento prodigioso. Fue hijo de Zeus y de la mortal Sémele, hija de Cadmo y
princesa de Tebas. Ésta tras yacer con Zeus dudaba de que éste fuera una divi- El culto a Dioniso procedía de las regiones de Frigia y Tracia, donde fue
nidad, además Hera descubrió la nueva infidelidad de su esposo y disfrazada ensalzado como divinidad de la vegetación, sobre todo, de la vid y de la hie-
de una mujer del séquito de Sémele, incitó a ésta para que pidiera pruebas a su dra, asociándose con este dios toda una serie de rituales orgiásticos y catárti-
amante sobre su naturaleza divina. Una noche, Zeus se presentó ante Sémele, cos, que se caracterizaron por su brutalidad ya que sus fieles, en estado de
que le insistió en verlo en su verdadero esplendor, y ante la tozudez de la mor- éxtasis, perseguían animales, los descuartizaban y se los comían crudos. En
tal, el dios se mostró como realmente era y Sémele murió calcinada por el rayo ese sentido, fue considerado el dios de la enajenación. Asimismo, se erigió en
divino. Sin embargo, Zeus pudo rescatar del vientre de la mortal al hijo de divinidad protectora de la fecundidad asociada al deseo sexual y tuvo un carác-
ambos e insertarlo en su muslo para que terminara de gestar en su cuerpo. Tras ter liberador, no en vano su gran obsequio a la humanidad fue el vino que pro-
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 147 148 IMÁGE S DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A
voca el estado de embriaguez. También cabe destacar que en todo momento
estuvo acompañado de un nutrido séquito - thiasos- compuesto de Silenos,
Sátiros, Ninfas, Ménades y Coribantes, cuyas danzas y cantos fueron el pre-
cedente directo del teatro. Entre sus atributos más arquetípicos estuvieron el
vino y las uvas, el tirso, vara recubierta de hiedra y rematada por una piña, la
corona de pámpanos, la piel de leopardo. Mientras que sus animales simbóli-
cos fueron la pantera y el tigre.
Una vez que alcanzó la edad adulta y enloquecido por Hera, Dioniso se
dedicó a recorrer el mundo acompañado por los integrantes de su thiasos, con-
quistando las regiones con sus peculiares armas: el vino y la danza, al tiempo
que enseñó el cultivo de la vid a todas las civilizaciones que aceptaron su culto.
Sin embargo, pese a conquistas tan célebres como la India, también tuvo
detractores que no aceptaron su culto, lo cual siempre fue mal recibido por el
dios que evidenció así su naturaleza cruenta y_brutal, ejemplo de ello fue la
muerte de su primo Penteo despedazado por unas ménades. Posteriormente, en
la región de Frigia, el dios fue purificado por la diosa Rea-Cibeles, que lo aden-
tró en la religión de los Misterios. En cuanto a sus relaciones amorosas, al mar- Annibale Carracci, El triunfo de Baca, Palacio Farne e, Roma, 1597-1602.
gen de Afrodita con quien engendró a Príapo, destacó su devoción por Ariad-
na. Ésta se encontraba en la isla de Naxos tras ser abandonada por Teseo,
Dioniso quedó prendado de la joven y la rescató, casándose con ella ante el
resto de dioses olímpicos. Finalmente, Dioniso bajó al infierno, donde liberó
a su madre Sémele y terminó sus días en el Olimpo tras su previa apoteosis.
En el arte antiguo griego, iconográficamente hablando, el mito de Dioni-
so gozó de mucho éxito, apareciendo con mucha frecuencia en vasos áticos
desde el siglo VI a.C. hasta el siglo IV a.C. , en escenas sin un contenido narra-
tivo específico, donde se distinguió al dios por portar un cuerno con vino y
una corona de hiedra, siendo usual que fuera acompañado por un cortejo de
ménades. Mientras que en la zona del sur de Italia se popularizó en tomo al
siglo IV a.c. la imagen de Dioniso imberbe acompañado de Ariadna. Asimis-
mo, en la cultura romana fue un dios fundamental y reprodujeron la iconogra-
fía clásica de Dioniso ya establecida desde época helenística, aunque si cabe
destacar la profusión de escenas relacionadas con el triunfo del dios, sobre
todo, en los mosaicos.
Durante la Edad Moderna, el mito de Dioniso tuvo un resurgir que estuvo
asociado al descubrimiento de múltiples sarcófagos romanos y esculturas de la
Antigüedad que representaban sus principales hazañas. Por ello, ya desde fina-
les del siglo xv contamos con obras muy relevantes como el Baca de Miguel
Ángel (1496). Posteriormente, en el siglo x v1interesó la representación de un
Dioniso triunfante en compañía de su esposa Ariadna y su exótico séquito,
destacando obras de Annibale Carracci (1597). Finalmente, en el siglo xvn
interesaron los aspectos enfermizos y caricaturescos del dios, así como la
infancia de éste, constituyendo El p equeño Baca de Guido Reni (1637) o La Guido Reni, El pequeño Baca, Gemiildegalerie
Monstrua desnuda de Carreño (1680) unos buenos ejemplos de ello. Alte Meister, Dresde, 1637-38.
TEMA 4. LOS DIOSES OLÍMPICOS Y SU ICO OGRAFÍA 149 150 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIANA
CARPE TER, Thomas. Arte y mito en la Antigua Grecia. Barcelona, Edicio-
16. Conclusiones nes Destino, 2001.
En definitiva, a lo largo de este capítulo hemos efectuado un sintético acer- ESTEBAN SANTOS, Alicia. Iconografia de la mitología griega. Dioses !:
camiento a los principales dioses del panteón olímpico grecorromano, hacien- Preolímpicos (Personajes de la Teogonía) . Madrid, Dhyana Arte, 2011.
do especial hincapié en sus mitos y en la evolución iconográfica de los mismos ESTEBAN SA TOS, Alicia. Iconografia de la mitología griega. Dioses JI:
a través de los siglos. La importancia de estos mitos ha sido fundamental para Los grandes Olímpicos. Madrid, Dhyana Arte, 2011.
entender la cultura occidental desde la Antigüedad Grecorromana hasta nues-
tros días, siendo especialmente interesantes a nivel visual por su condición de GARCÍA GUAL, Carlos. Introducción a la mitología griega. Madrid, Alian-
seres antropomorfos con las preocupaciones propias de los humanos. za Editorial, 2006.
GONZÁLEZ SERRANO, Pilar. Mitología e iconografia en el Museo del
Prado. Madrid, Museo del Prado, 2009.
DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA
2. Fuentes textuales
Al margen de los dos grandes poemas épicos de Homero - Ilíada y Odi-
sea-, donde las referencias a las gestas de los héroes son continuas. Contamos
con obras más específicas que perfilaron las aventuras y el carácter de cada uno
de los héroes, estableciendo relatos canónicos sobre los mismos y cuya influen-
1. Introducción.
cia, en multitud de ocasiones, fue decisiva en la configuración iconográfica del
2. Fuentes textuales. héroe desde la Edad Antigua a la Contemporánea. A continuación, citaremos de
3. Prometeo y la Creación del Hombre. forma somera algunas de las obras literarias más relevantes en ese sentido.
4. Heracles y los Doce Trabajos. El mito de Prometeo y los orígenes de la humanidad se articuló a partir de
5. Jasón y el Vellocino de Oro. tres grandes relatos: la Teogonía de Hesíodo a finales del siglo vrn a.C., la tra-
6. Perseo y la Medusa. gedia de Esquilo titulada Prometeo encadenado del 460 a.C. y el Protágoras
7. Edipo y la Esfinge. de Platón en tomo al 385 a.C. (Hemández de la Fuente, 2015, pp. 197-212).
8. Teseo y el Minotauro. Aunque fue Luciano de Samósata en su Prometeo del 150 d.C., quien termi-
nó por fijar la cualidad del héroe como benefactor de la humanidad.
9. Ulises y el regreso a Ítaca.
10. Orfeo y Eurídice. Los Doce Trabajos de Heracles fueron tratados en múltiples textos del
11 . Conclusiones. período arcaico, pero quien estableció el modelo canónico del Dodekathlos y
fijó los atributos arquetípicos del héroe - la piel del león de Nemea y la maza-
12. Bibliografía. fue Pisandro en su Heraclea en el siglo VII a.c. Posteriormente, muchos auto-
res reconocidos de época romana completaron el relato mítico de las hazañas
de Heracles, destacando Ovidio, Apolodoro o Pausanias.
Sobre la figura de Jasón contamos con dos textos fundamentales para
l. Introducción entender las dos vertientes del héroe. Por un lado, la épica, encamada en su
mítica expedición junto a los Argonautas para obtener el Vellocino de Oro, que
En este apartado vamos a analizar las hazañas y la evolución iconográfica fue narrada por Apolonio de Rodas en su Argonáuticas en tomo al siglo m a.c.
de algunos de los héroes más relevantes de la mitología clásica. Generalmen- Por otro, la trágica, descrita en la famosa Medea de Eurípides del año 431 a.C.
te, los héroes fueron aquellos humanos nacidos de la unión entre un dios y una El mítico nacimiento de Perseo fue tratado en detalle por Apolodoro en el
mortal, convirtiéndose así en semidioses. Según relató Hesíodo en Los Tra- libro II de su Biblioteca Mitológica , mientras que el encuentro del héroe con
bajos y los Días al explicar el mito de las Edades, la raza humana tuvo una la terrible Gorgona fue descrito por Pausanias en su Descripción de Grecia y
estirpe primitiva, superior en fuerza y valor: los héroes, que en la Ovidio en la Metamorfosis. Por su parte, el mito tebano de Edipo alcanzó su
sociedad micénica entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Estos fue- relato canónico en la época clásica con las tragedias de Sófocles: Edipo Rey y
ron guerreros que destacaron por su nobleza y justicia en el campo de batalla, Edipo en Colono.
autosacrificándose en pos de unos ideales sociales y alcanzando la fama eter- Pese a que Teseo fue el héroe por excelencia de la región del Ática y de la
na con su muerte en la guerra. ciudad de Atenas desde época clásica, no tuvo un relato totalmente definido
hasta muchos siglos después con Plutarco en sus Vidas paralelas del siglo I d.C.
El héroe fue, ante todo, un muerto con un pasado glorioso, cuyo reconoci- aproximadamente. Al contrario, la fijación del mito de Ulises quedó estable-
miento vino dado por el culto que se le rindió en una determinada comunidad, cida ya en época arcaica, en tomo al siglo vm a.C., gracias al popular poema
constituyendo la tumba -heroon- el centro neurálgico de la devoción hacia épico de Homero, la Odisea. Finalmente, la peculiar historia de Orfeo se
estos semidioses. Pues bien, en este contexto, en las páginas siguientes anali-
zaremos cómo la visualidad del héroe tuvo un papel fundamental en la cons-
154 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICAY CRISTIA A
El mito de Prometeo tiene una vinculación directa con los orígenes míti-
cos y posterior desarrollo de la civilización humana. En Grecia, su historia
cambió con el transcurrir de los siglos, pasando de ser considerado el bene-
factor de la humanidad en época arcaica al creador de los hombres en el perío-
do clásico. En todo caso, Prometeo, era hijo del titán Japeto y la oceánide Clí-
mene, y a su vez hermano de Atlas, Menecio y Epimeteo, caracterizándose por
competir con Zeus en base a su astucia y rebelarse contra el orden establecido
por las divinidades.
Una versión del mito de Prometeo incidió en el hecho de que modeló al pri-
mer hombre con arcilla y agua, siendo la diosa Atenea la que le insufló la vida.
Sin embargo, la tradición más extendida sobre la historia de este personaje,
presentó a Prometeo como un traidor de
Zeus y, por ende, de todos los dioses del
Olimpo, al engañarlo en beneficio de los
hombres, en el momento en que se prepara- Epimeteo recibiendo a Pandara , Asmolean Museum,
ban para dedicarle un sacrificio en la ciudad Oxford, 450 a.c.
de Mecona. Pues bien, Prometeo convenció
a los hombres de dicha ciudad para que
dividieran en dos partes el buey que iban a
sacrificar en honor a Zeus . En uno de los
dos lotes del animal pusieron los huesos
cubiertos de grasa y, en el otro, la carne
oculta por las vísceras y la piel del animal.
Prometeo pidió a Zeus que eligiera una de
las dos porciones, y el dios escogió la pri-
mera, pero al descubrir que se trataba de los
huesos del animal montó en cólera, quitan-
do el fuego a los humanos. Este hecho supu-
so la llegada de la incivilización a la tierra
ya que los hombres privados del fuego que-
daron expuestos a la vida salvaje y al frío ,
volviendo a habitar las cavernas. Por este
motivo, Prometeo viajó hasta la isla de
Lemnos donde se localizaba la fragua de
Hefesto y robó una pequeña parte del fuego
divino, transportándolo en un haz de cañas Jan Cossiers, Prometeo trayendo el fu ego ,
y donándoselo de nuevo a la humanidad. Museo del Prado, Madrid, 1636-38. Prometeo y Atenea crean al primer hombre, Museo del Prado, Madrid, 185 d.C.
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 155 156 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIANA
la aceptó a pesar de que su hermano Prometeo le había advertido de que debía meteo y Pandora, gracias a que el titán les aconsejó que construyeran un arca.
rechazar cualquier dádiva proveniente de Zeus. De este modo, Epimeteo fas- Posteriormente, Zeus se apiadó de la soledad de la pareja y les concedió un
cinado por la belleza de Pandara, la desposó. En esta época mítica la humani- deseo, y la respuesta de Deucalión fue solicitar más compañeros. El dios acce-
dad vivía ajena a las enfermedades y a los padecimientos de toda índole, pero dió a dicha propuesta, pidiéndoles que arrojaran tras ellos los huesos de sus
existía una jarra, vedada a los hombres, que contenía todos los males del madres, lo cual consternó a Pirra. Pero, Deucalión entendió la metáfora que
mundo. Sin embargo, Pandara no pudo resistir su curiosidad por saber cuáles aludía a la madre Tierra y, por tanto, los huesos debían ser las piedras. De este
eran dichos males y destapó la jarra, propagando todos esos padecimientos y modo, Deucalión y Pirra repoblaron el mundo, naciendo hombres y mujeres
calamidades que en adelante sufriría la humanidad. tras la estela de piedras que fueron arrojando tras ellos .
Asimismo, Zeus decidió asestar a Prometeo el castigo definitivo debido a A nivel iconográfico, se trata de un mito que ha tenido cierta trascenden-
sus reiteradas irreverencias, ordenando que lo encadenasen a unas rocas en cia, sobre todo, en lo referente a los episodios relacionados con Prometeo y los
una montaña del Cáucaso, donde un águila le devoraba el hígado a diario, lo orígenes de la humanidad. Así, tenemos constancia de la representación del
cual le causaba enorme dolor. Tras un largo tiempo sufriendo este suplicio, castigo a Prometeo desde el siglo VII a.c. en marfiles y joyas de Esparta y
Prometeo ayudó a Zeus al profetizar que éste no debía casarse con Tetis ya Creta. Sobre este mismo tema han llegado hasta nosotros múltiples ejemplos
que concebiría un hijo que lo destronaría. Por ello, mandó a Heracles hasta el de cerámicas áticas de figuras negras de finales del siglo VI a.C. Un prototipo
Cáucaso para que exterminara al águila y lo liberara de su condena. de ello, es la copa laconia de los Museos Vaticanos que representa a Prometeo
imberbe atado a una columna, mientras un águila le devora el hígado, acom-
pañado de Atlas sosteniendo la bóveda celeste. A medida que avanzó la cro-
nología se fueron diversificando las representaciones en tomo a este mito, así
en el siglo v a.C. ya contamos con cerámicas áticas de figuras rojas, donde se
muestra la creación y entrega de Pandora a Epimeteo, generalmente, en pre-
sencia de Zeus, Hermes y Eros. Todas estas iconografías fueron asumidas por
la cultura romana dando lugar a episodios más complejos. Un caso represen-
tativo de esto fue el relieve sepulcral del Museo del Prado titulado: Prometeo
y Atenea crean al primer hombre, donde estos personajes son acompañados de
Psique, una náyade y una ninfa.
La representación del mito de Prometeo tuvo un resurgimiento en la Edad
Moderna, especialmente, con los autores humanistas, para los que constituyó
un símbolo del progreso humano . Un caso paradigmático, estudiado hace años
por Panofsk:y, fueron las dos tablas ejecutadas por el pintor italiano Piero di
Cosimo sobre la historia de Prometeo. En la de la Al te Pinacothek de Múnich,
muestra en una sola escena varios temas del mito, en el ángulo inferior izquier-
do, aparece Prometeo modelando al primer hombre en presencia de un asom-
brado Epimeteo. Mientras que, en el derecho, Prometeo en presencia de Ate-
nea señala a la parte central del cuadro, donde se representa al primer hombre
ya finalizado sobre un pedestal. Lo interesante es que, en el ángulo superior
Copa laconia con Atlas y Prometeo, Museos Vaticanos, derecho, Prometeo vuela por los cielos transportado por Atenea, anticipando
Roma, 560 a.c. así el robo del fuego divino. Este hecho se representa ya consumado en la zona
central del óleo del Musée des Beaux-Arts de Estrasburgo, donde el héroe está
robando el fuego del carro del Sol y sufre por ello el terrible castigo represen-
Un último episodio destacado de la historia de Prometeo y sus descen- tado en el ángulo inferior derecho. Finalmente, el asunto de Deucalión y Pirra
dientes en calidad de fundadores de la estirpe humana fue el relacionado con también es tratado durante el Renacimiento y el Barroco, imponiéndose el
el mito del diluvio. En plena Edad de Bronce, Zeus quiso destruir a los hom- modelo que el italiano Antonio Tempesta diseñó para la edición de Las Meta-
bres por su maldad, enviando para ello un diluvio que los exterminara. Tan morf osis de Ovidio en 1606. En este caso, Tempesta dispuso a Deucalión y
sólo se salvaron Deucalión, hijo de Prometeo, y su esposa Pirra, hija de Epi- Pirra, tras acudir al templo de Temis, lanzando las piedras a sus espaldas de las
TEMA 5. LAS HAZ AS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 157 158 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTI A A
que nacieron niños. Sin duda, este fue el modelo iconográfico en que se basó
Rubens para el boceto que ejecutó con destino a la decoración de la Torre de
la Parada en 1636.
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 159 160 IMÁGENES DE LATRADICIÓN CLÁSICA YCRJSTIANA
Heracles las estranguló con sus propias manos . Poco tiempo después, con el
objetivo de que el héroe alcanzara la inmortalidad, Hermes logró ubicar a Hera-
cles entre los pechos de Hera mientras ésta dormía. Heracles mamó con tanto
vigor que la diosa se desveló sobresaltada y lo retiró bruscamente de su rega-
zo, escapándose así unas gotas de leche con las que se formó la Vía Láctea.
A los dieciocho años ya había realizado dos grandes hazañas, por un lado,
había derrotado al león que habitaba el monte Citerón, que diezmaba los reba-
ños del rey Tespias. Por otro, venció al rey Ergino, liberando a la ciudad de
Tebas de pagarle un tributo. Gracias a esta última acción, Creonte, rey de Tebas,
le ofreció la mano de su hija Mégara con la que el héroe tuvo varios hijos. Sin
embargo, Hera siguió hostigándolo hasta volverlo loco, y Heracles enajenado
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 161 162 lMÁGE ES DE LA TRA DICIÓ CLÁSICA Y CRJSTI A A
mató a sus hijos. Al recuperar la sensatez y ante la gravedad de sus actos, acu-
dió al oráculo de Delfos cuyo consejo para expiar este pecado fue que se pusie-
ra al servicio de su primo Euristeo, rey de Micenas, capital de la Argólide.
Una vez en la corte de su primo, comenzó a gestarse el ciclo mítico por el
que Heracles ha sido recordado para la posteridad: los doce trabajos que efec-
tuó para Euristeo, quien detestaba al héroe y siempre tuvo una actitud malin-
tencionada hacia él. El primer trabajo que le encomendó fue matar al león que
asolaba la región de emea, al que venció estrangulándolo con sus propias
manos, portando desde ese momento uno de sus atributos más característicos:
la piel del león de Nemea.
La segunda tarea que le encargó Euristeo fue la de aniquilar a la Hidra de El cuarto cometido fue atrapar con vida a la cierva de Cerinía, enorme cria-
Lema, temible serpiente con siete cabezas que nacían de nuevo al ser ampu- tura con patas de bronce y cuernos de oro que estaba consagrada a la diosa
tadas y una de las cuales era inmortal. Para llevar a cabo esta hazaña contó Ártemis y, por tanto, estaba pr_ohibido matarla. Como consecuencia de la velo-
con la ayuda de su sobrino Yolao, que cauterizaba las heridas de la serpiente a cidad de la cierva, Heracles necesitó un año de persecución hasta que por fin
medida que Heracles le iba cortando las cabezas. Finalmente, logró cercenar- consiguió acorralarla en un templo dedicado a Artemis, capturándola y expli-
le la cabeza inmortal , que enterró bajo una roca y mojó las puntas de sus fle- cándole a la diosa que cumplía con un trabajo ordenado por Euristeo. Artemis
chas en la sangre de la Hidra, consiguiendo así que infringieran heridas incu- entendió el propósito del héroe y permitió que concluyera esta tarea.
rables. El siguiente trabajo consistió en exterminar a las aves que habitaban el lago
El siguiente encargo consistió en capturar vivo al jabalí del monte Eri- Estínfalo, localizado en la Arcadia. Estas criaturas asolaban las cosechas de la
manto y llevarlo hasta el palacio de Euristeo . Heracles logró hacerlo salir de región e incluso devoraban a humanos. Para ello, contó con la ayuda de Ate-
su guarida mediante gritos y lo persiguió hasta que lo apresó. De vuelta en nea que le proporcionó unas castañuelas de bronce fabricadas por Hefesto que
Micenas, lo llevó ante Euristeo que, aterrado ante la fiereza del animal, se producían un gran zumbido. Heracles las hizo sonar con tanta violencia que los
escondió en una gran vasija. Tras esta hazaña, Heracles estuvo un tiempo enro- pájaros espantados por el sonido emprendieron el vuelo, instante que aprove-
lado en la expedición de los Argonautas. chó el héroe para matarlas a flechazos.
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 163 164 IMÁG E ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTI A A
El sexto cometido consistió en limpiar los inmensos establos de Augias, rey
de la Élide. Estas cuadras eran célebres en toda Grecia por el gran número de
caballos que albergaban y también por su suciedad ya que nunca se habían
limpiado. Euristeo ordenó este trabajo a Heracles convencido de que se trata-
ba de una acción irrealizable. Pero el héroe, gracias a su fuerza sobrenatural,
se las ingenió para desviar los cauces de los ríos Alfeo y Peneo, cuya vigoro-
sa corriente de agua limpió de una sola vez toda la porquería acumulada en
aquel lugar.
La séptima labor fue la de apresar con vida al toro de Creta. Este monstruo
asolaba los campos cretenses como castigo de Posidón al rey Minos, que
incumplió el juramento de sacrificarlo y lo incorporó a sus rebaños como
semental, de ahí que el dios hiciera enloquecer al toro. Una vez llegado a Creta,
Heracles pidió permiso al rey Minos para capturar al toro y éste se lo conce-
dió, apresando al animal y llevándolo a la corte de Euristeo. Allí, decidieron
sacrificarlo en honor a Hera, pero esta diosa rehusó el obsequio por provenir
de Heracles y dejó en libertad al toro en la región de Maratón, donde continuó
causando estragos hasta que lo mató Teseo.
El décimo trabajo llevó a Heracles hasta las costas del sur de la península
Ibérica, concretamente, a Eriteya, donde habitaba el gigante Gerión, monstruo
de tres cuerpos que poseía una gran manada de ganado vacuno. Durante el viaje
hasta allí, Heracles se enervó a causa del sol y decidió disparar con su arco al
astro. Impresionado por la determinación del héroe, el dios Helio le obsequió
con una gran vasija de oro que le permitió navegar por el mar. Esta tarea con-
sistía en arrebatarle las vacas al gigante y para ello tuvo que abatir al pastor del
rebaño, Euritión, al perro guardián de dos cabezas, Ortro, y al propio Gerión .
Tras esto, Heracles condujo la vacada a pie hacia Grecia, pero allí las vacas se
dispersaron debido a un tába!)O que envío Hera. o obstante, Heracles recupe-
Heracles y las yeguas de Diomedes, Museo Metropolitano
de Arte, Nueva York, 1150.
ró muchas de ellas y las llevó ante Euristeo, que las sacrificó en honor a Hera.
Además, en el trascurso de esta tarea, el héroe abrió el estrecho de Gibraltar, dis-
poniendo en dicha ubicación las columnas que llevan su nombre.
La novena tarea encomendada a Heracles fue la de obtener el cinturón de El undécimo cometido fue una de las aventuras más célebres asociadas al
la reina de las Amazonas, Hipólita. Así, la hija de Euristeo, Admeta, ansiaba mito de Heracles. Se trató de descender al Infierno -catábasis- y capturar con
portar dicho cinturón, insignia divina regalo de Ares. Las Amazonas eran una vida al terrible perro guardián Cerbero para llevarlo ante Euristeo. Heracles
se presentó ante el dios Hades que accedió a su petición si el héroe lograba
tribu de mujeres guerreras que vivían fuera de los confines del mundo cono-
capturar al can sin ayuda de sus armas, y así sucedió. Posteriormente, lo llevó
cido, en tomo a la zona del mar Muerto. Heracles viajó hasta allí y logró con-
vencer a Hipólita para que le cediera su cinturón. Pero la diosa Hera logró ante Euristeo, que lo devolvió al mundo de los muertos. Durante el desarrollo
entrometerse, cambiando la opinión de la reina de las Amazonas que luchó de esta hazaña, Heracles se topó con Meleagro, a quien prometió que se casa-
contra Heracles, cayendo derrotada en el trascurso de la lucha. ría con su hermana, Deyanira. Asimismo, tuvo tiempo para liberar Teseo .
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MJTOLOGÍA CLÁSICA 167 168 IMÁGENES DE LA TRADJCIÓ CLÁS ICA Y CRISTIA1 A
Frederic Leighton, Las Hespérides y el árbol de las manzanas
de oro, Lady Lever Art Gallery, Liverpool, 1892.
TEMA S. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 171 172 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A
y ensuciaban su palacio. Por ello, cuando Jasón le pidió ayuda para conocer la
5. Jasón y el Vellocino de Oro
forma de cruzar el temido Bósforo, Fineo accedió a darles la información a
cambio de que le librasen de las terribles Harpías. De ese modo, Zetes y Cálais
El mito de Jasón se inserta en el contexto de los héroes de Tesalia y repite - los Boréadas-, que también contaban con alas por ser hijos del viento Bóreas,
alguno de los tópicos recurrentes en la vida de estos semidioses, sobre todo, el persiguieron a las Harpías hasta las islas Estrofiades donde les hicieron jurar
del viaje de los héroes con el objetivo de superar una serie de obstáculos que que no molestarían más a Fineo a cambio de conservar sus vidas. En com-
les proporcionaran la fama inmortal. Fue hijo de Esón, rey de Yolco, al que des- pensación, Fineo indicó a Jasón la forma de cruzar el estrecho del Bósforo con
tronó su hermano Pelias cuando Jasón aún era un niño. Por este motivo, Jasón éxito, sin ser destrozados por las dos enormes rocas llamadas Simplégades,
se refugió en el monte Pelio, donde fue instruido por el centauro Quirón. Una que colisionaban entre sí despedazando las embarcaciones. Según el rey tra-
vez alcanzó la edad adulta, decidió vengar a su padre y recuperar el trono . cio, para cruzar el estrecho, debían soltar una paloma justo antes de atravesar
Mientras acudía a la ciudad de Yolco, por el camino se cruzó con la diosa Hera, las Simplégades y cuando éstas chocasen entre sí al pasar el ave, entonces
disfrazada de anciana, que le solicitó ayuda para vadear un río. Jasón la auxi - debían pasar con toda celeridad aprovechando que las rocas se separaban, y así
lió, pero perdió la sandalia izquierda al atravesar el riachuelo, contando desde sucedió.
entonces con el decisivo favor de la esposa de Zeus.
Una vez llegaron a la Cólquide y se presentaron ante el rey Eetes, quien
Cuando Jasón arribó a Yolco, compareció linte su tío Pelias para reclamar accedió a entregarle el Vellocino de oro a Jasón si lograba superar el reto de
el trono legítimo de la ciudad. En ese instante, Pelias quedó aturdido al recor- dos empresas prácticamente irrealizables. Por un lado, debía de domar y uncir
dar una profecía que le prevenía del hombre que se presentara ante él calzan- a dos toros salvajes que exhalaban fuego y tenían pezuñas de bronce. Y, por
do una sola sandalia, pues le ocasionaría su desgracia. Por ello, Pelias, ate- otro, sembrar unos dientes del dragón de Cadmo que custodiaba la piel de oro,
morizado, para deshacerse de Jasón, le juró que le cedería su trono si, como de los que nacerían unos belicosos guerreros, a quienes tendría que aniquilar.
prueba de su valentía, lograba apoderarse del mítico Vellocino de oro, que era Gran parte del éxito en estos trabajos se debió a la ayuda de Medea, hija del
la piel de un mágico carnero de oro que antaño salvó de la muerte a los her- rey Eetes, que se enamoró de Jasón y prometió ayudarle a cambio de que la
manos Frixo y Hele. Sin embargo, esta proposición de Pelias era una estrata- llevara consigo a su vuelta a Yolco. Así pues, Medea le entregó un ungüento
gema para aniquilar a su sobrino ya que dicho Vellocino de oro se localizaba mágico que le hacía invulnerable al fuego de los toros y predijo que cuando
en la Cólquide, una tierra inhóspita y lejana, situada el confín del mundo cono- nacieran los guerreros de los dientes del dragón, les debía lanzar piedras y
cido - más allá del mar Negro- y regida por el rey Eetes. ellos se destruirían entre sí acusándose unos a otros. Sin embargo, superadas
Con tal propósito, Jasón encargó a su armador Argos, hijo de Frixo, que estas peligrosas empresas, el rey Eetes se negó a cumplir con su promesa. Así
construyera la nave más veloz del momento y así lo ejecutó gracias a la ayuda que, durante la noche, Medea guío a Jasón hasta el bosque donde el dragón
de Hera, llamándola Argo. Al mismo tiempo, consiguió reunir para su expedi- custodiaba el Vellocino de oro y gracias a sus conjuros adormeció al dragón,
ción a los cincuenta héroes más valerosos y audaces del mundo, conocidos permitiendo al héroe apoderarse del toisón que estaba colgado en la rama de
como los Argonautas, destacando entre otros Heracles, Orfeo, Teseo, Melea- un árbol.
gro, Telamón, Peleo, Tifis, Eufemo, Cálais, Zetes, Polideuces, Periclemeno o De vuelta a Yolco, tras superar una tumultuosa travesía, Jasón se presentó
Linceo. ante su tío Pelias con el Vellocino de oro, pero éste se negó a ceder su trono.
Tras consultar al oráculo de Delfos, la Argo partió del puerto de Yolco e ini- Por este motivo, Medea engañó con sus hechizos a las hijas de Pelias - las
ció una azarosa travesía repleta de obstáculos. El primero de ellos surgió cuan- Pelíades- , que destrozaron, sin saber lo que hacían, a su propio padre. Después
do Hilas, al desembarcar en la costa de Misia, se separó del grupo para buscar de este cruento asesinato, Jasón renunció al trono y se lo cedió a su primo Acas-
una fuente sagrada, terminando absorbido por la corriente debido a que una to, marchando a Corinto donde vivió feliz durante diez años junto a Medea y
ninfa se enamoró de él. Este hecho provocó que Heracles abandonara la expe- sus dos hijos. Sin embargo, Jasón se enamoró de la hija del rey Creonte, Glauce,
dición en pos de la infructuosa búsqueda de su amado Hi las. Posteriormente, y repudió a Medea que fingió aceptar la decisión de su marido. Pero, durante
los Argonautas dirigidos por Jasón arribaron a las costas del mar de Mármara los desposorios de Jasón y Glauce, Medea obsequió a la novia con un peplo
donde ayudaron al rey tracio Fineo. Éste sacrificó su vista por la capacidad de impregnado en veneno que abrasó a Glauce al probárselo, al igual que a su
vaticinar el futuro. Por este motivo, el dios Helio, enojado porque prefiriera el padre Creonte al intentar ayudarla. Acto seguido, Medea para consumar su
don de la premonición a la contemplación de su luz, le envió a las Harpías - venganza, asesinó a los dos hijos que tenía en común con Jasón y huyó en un
Aelo, Celeno y Ocípete- , hijas del dios Taumante y la oceánide Electra, cuyos carro de caballos alados, regalo de Helio, a Atenas donde se casó con el rey
cuerpos eran híbridos de mujer y ave rapaz. Éstas le quitaban la comida a Fineo Egeo. Por su parte, el final de Jasón es confuso, según una versión, al enterar-
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 173 174 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRJSTIANA
de sus hijos. Este tema también fue muy recurrente en los sarcófagos romanos
y en la miniatura medieval.
se del infanticidio, se suicidó. Mientras que otros textos narran que no tuvo un
final glorioso, ya que su muerte aconteció muchos años después, aplastado por Durante la Edad Moderna, el mito de Jasón adquirió gran protagonismo
el mástil podrido de la nave Argo. iconográfico tras la fundación de Ja Orden del Toisón de Oro en 1429 por parte
En lo referente a la iconografia del mito de Jasón y los Argonautas conta- del duque de Borgoña, Felipe el Bueno, teniendo especial importancia dentro
mos con las primeras referencias de la representación de la nave Argo y los del repertorio de imágenes alegóricas de los Habsburgo en España en el siglo
Argonautas en tomo al 560 a.c. en una metopa del Tesoro de los Sicionios en xvr. Al respecto, resulta especialmente interesante la Galera Real de don Juan
Delfos. Asimismo, a lo largo del periodo arcaico y clásico, gozaron de cierto de Austria construida en 1568 y que intervino en Ja batalla de Lepanto en 1571,
éxito iconográfico algunos episodios específicos de la expedición dirigida por cuyo programa iconográfico fue ideado por el humanista Juan de Mal Lara y
Jasón, en concreto, destacó la escena de Zetes y Calais -los Boréadas- persi- llevado a la práctica por el escultor Juan Bautista Vázquez y el arquitecto Ben-
guiendo a las Harpías en presencia del famélico rey Fineo. Otro tema reseña- venuto Tortello. La galera se decoró haciendo referencia a la expedición de
ble fue el concerniente a la obtención del Vellocino de oro, sobre este episo- los Argonautas, lo cual permitió efectuar un paralelismo con la empresa de
dio resulta interesante constatar que contamos con fuentes iconográficas que don Juan de Austria, presentándolo como un nuevo Jasón que iba hacia Orien-
contradicen las versiones literarias y es probable que se fundamenten en tex- te acompañado de su ejército para enfrentarse a los turcos (Mínguez Cornelles,
tos del período arcaico, donde se dotaba a Jasón de mayor protagonismo con 2011, pp. 21-23).
respecto a Medea. Así, fue usual el tema del héroe obteniendo la piel de oro y
derrotando al dragón sin la ayuda de la hechicera Medea. Un claro ejemplo de
este motivo iconográfico es la copa ática de figuras rojas del 470 a.C ., que
representa al dragón expulsando a Jasón de sus fauces en presencia de Atenea
que porta una lechuza, mientras que el Vellocino de oro cuelga en el árbol de
detrás. Por último, también cabe destacar que en el sur de Italia se han locali-
zado múltiples vasos de figuras rojas datados alrededor del año 400 a.C. que
trataron el tema de la muerte de los hijos de Medea y Jasón, disponiendo a la
hechicera en un carro que sobrevuela el altar donde yacen los cuerpos inertes
Durante la Contemporaneidad, el motivo iconográfico de Edipo y la Esfin- Teseo fue el héroe ateniense por excelencia, recibiendo culto fundamen-
ge volvió a tener gran relevancia, sobre todo, entre los pintores simbolistas de talmente en la región del Ática, mientras que su admirado Heracles fue un
la segunda mitad del siglo XIX, que vincularon la Esfinge por su fisonomía héroe panhelénico. El nacimiento de Teseo estuvo vinculado a una doble pater-
femenina con un tema que estuvo en boga en la Europa del momento, se tra-
taba del concepto de lafemme fata le, la mujer como perdición y destrucción
186 IMÁGENES DE LATRADICIÓN CLÁSICA YCR.ISTIANA
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MlTOLOGÍA CLÁSICA 193 194 IMÁGENES DE LATRADICIÓ CLÁSICA Y CRI STIA A
Se trató de un tema que tuvo muchas variante y cuyo apogeo se focalizó en
personajes. Ejemplo de ello es la crátera de cáliz lucana de figuras rojas del Bri- los siglos v1, v y 1v a.C. Generalmente, se representó a Ulises atado al mástil
tish Museum, fechada en tomo al 410 a.C., que se articula en dos partes, en la de la nave con sus compañeros de expedición remando, mientras las sirenas,
primera aparece el cíclope dormido con un gran ojo en el centro de la frente y en un número usual de tres, los acechaban desde el cielo con o sin instrumen-
la copa de vino a su lado, mientras que en un segundo plano se representa a Uli- tos musicales. Así, por ejemplo, el starnnos de figuras rojas del British Museum
ses con gorro - pilos- sosteniendo una gruesa estaca gracias a la ayuda de dos del siglo VI a.C, sigue esta estructura iconográfica, a excepción de una de las
de sus guerreros, justo en el momento que antecede al cegamiento del cíclo- sirenas que cae desplomada tras ser derrotada por el hombre. Además, este
pe. Asimismo, los sátiros que aparecen a la derecha de la escena se inspiraron episodio fue fundamental durante Ja Edad Media ya que las Sirenas gozaron
probablemente en la obra satírica de Eurípides, Los Cíclopes (Carpenter, 2001 , gran popularidad y fueron perfectamente conocidas en Ja tradición medieval
p. 238). En relación con este mismo episodio, también gozó de cierto éxito en como lo evidenció en su obra San Isidoro de Sevilla a comienzos del siglo VII.
los siglos v11, v1 y v a.C. la efigie de Ulises asido a la parte inferior de un car-
Pero de forma paralela, en esas mismas fechas, comenzó a originarse un cam-
nero escapando de la gruta de Polifemo. Esta iconografía tuvo múltiples varian-
bio fundamental en la iconografía de estas criaturas, que permutaron el cuer-
tes en la pintura de cerámica griega de figuras negras y rojas e, incluso, se
po de ave por la cola de pez por influencia de la tradición nórdica, pasando a
reprodujo en apliques decorativos de bronce, pudiendo aparecer sólo la ima-
simbolizar la lujuria, la tentación y los peligros de la sexualidad.
gen de Ulises atado al animal o bien efectuando esta misma acción junto a
algunos de sus compañeros en presencia de Pnlifemo, que palpa a los came- Durante la Edad Moderna se retomó el ciclo de Ulises, pero con un carác-
ros con el objetivo de dar con los intrusos. ter claramente moralizador ligado a las doctrinas del cristianismo. Buen ejem-
Sin duda, otro de los episodios que más fama tuvo a nivel visual en la Anti-
güedad fue el referido al encuentro de Ulises con las Sirenas. Estas criaturas
mitad humanas y mitad aves aparecieron en Grecia procedentes de Oriente
durante el período orientalizante (siglo VIII a.C.). Probablemente, este pasaje
gozó de tanto éxito porque evidenció el peligro que suponía el mar, encama-
do en estos monstruos, para los hombres que, pese a ello, lograron contrarres-
tarlo mediante la inteligencia y la razón como se narra en la fábula de Ulises.
TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 197 198 IMÁGE1 ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA1 A
dad en el ámbito funerario la escena de Orfeo entregando a su amada Eurídi-
ce a Hermes Psicopompos para volver al Hades, destacando el relieve de época
augustea del Museo Arqueológico Nacional de ápoles.
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TEMA 5. LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA 201 202 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRJSTIANA
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Landesmuseum, Hannover, 1640. Museo del Prado, Madrid, 1634.
Pasados los años, Heracles participó en un concurso de arco convocado por Para la muerte de Heracles que, a diferencia de la de otros héroes, finalizó
el rey Éurito de Ecalia, quien ofrecía al ganador la mano de su hija Yole. Como con su apoteosis -concesión de la dignidad de deidad-, se han barajado dos
no podía ser de otra forma, Heracles resultó victorioso, pero Éurito se negó a hipótesis fundamentales. Por un lado, se ha interpretado como una recompen-
entregar a su hija. Por ello, Heracles lo mató, tomó a Yole como amante y regre- sa por la ayuda del héroe a los Dioses Olímpicos en su lucha contra los Gigan-
só a Tirinto, donde lo esperaba su esposa. Deyanira, angustiada por los celos y tes. Por otro, se ha resaltado la gran influencia que tuvo la figura de Heracles
ante el temor de perder a Heracles, decidió utilizar el remedio amoroso que le en el mundo antiguo, trascendiendo su estado primigenio de héroe mortal gra-
proporcionó el centauro Neso, rociando con este líquido una capa que el héroe cias a su posterior deificación.
le había solicitado a través de su mensajero Licas. Éste se la llevó a Heracles,
A nivel iconográfico, resulta interesante destacar que ya desde el siglo VI
quien al ponerse la túnica se abrasó, pues el ungüento de eso era en realidad
a.C ., los artistas se centraron en representar el ascenso triunfal de Heracles al
un veneno. El héroe entre terribles dolores mató a Licas y Deyanira al enterar-
Olimpo, generalmente en una cuadriga estática acompañado por Atenea. Esta
se del engaño de eso se suicidó. Heracles moribundo ordenó a sus súbditos
introducción de la diosa en calidad de auriga supuso una adición iconográfica
que construyeran una gran pira funeraria en el monte Eta, se subió a ella para
específica de los pintores de vasos ya que las fuentes escritas no relataron este
La muerte de Orfeo, Mu eo del Louvre, París, 470 a.C . Alberto Durero, La muerte de Orfeo, Kunsthalle,
Hamburgo, 1494.
John William Waterhouse, Ninf as con la Penteo descuartizado por las bacantes, Casa
cabeza de Orfeo, Colección privada , 1900. de los Vetti, Pompeya, 1 d.C.
214 IMÁGENES DE LATRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTlA A TEMA 6. EL OCASO DE LOS HÉROES . ¿ICO OGRAFÍAS DE U A MUERTE 215
7. Memnon A nivel iconográfico resultó ser un mito muy interesante. Por un lado, en
época arcaica se desarrolló el tema del combate entre Memnón y Aquiles y la
La muerte del rey etíope Memnón estuvo asociada a la dramática vida de su p sicostasis, en la que Hermes por mandato de Zeus sostiene la balanza del des-
madre, la diosa Eos, una deidad muy vinculada con los rituales funerarios grie- tino de ambos héroes antes de la lucha, generalmente en presencias de sus
gos al intervenir en la transición entre la vida y la muerte, marcando el final de madres (Carpenter, 2001 , pp. 205-206). Por otro lado, destacó la representación
los funerales. En palabras de Emily Vermeule, "Eos, la Aurora, es el final de un de la diosa Eos alada transportando a su hijo en brazos hasta Tebas para su
sueño normal y, en muchos mitos, señala no sólo un nuevo día, sino el comien- enterramiento.
zo de una nueva vida con los dioses" ( 1984, p. 271 ). La tragedia de Eos comen-
zó cuando Afrodita, tras encontrarla en el lecho de Ares, la condenó a enamo-
rarse eternamente de jóvenes mortales, a los que comenzó a raptar,
8. Aquiles
constituyendo ejemplos notables de ello los personajes de Orión y Céfalo.
Memnón acudió a la Guerra de Troya en ayuda de su tío Príamo. Allí des- Como bien sugiere Corinne Ondine (2009, pp. 91-92), el gran tema ausen-
tacó su combate contra Áyax cuyo resultado quedó indeciso, matando además te de la Ilíada fue la muerte de Aquiles. Esta temática estuvo implícita a lo
a varios héroes griegos, entre ellos al hijo de Néstor, Antíloco. En venganza por largo de todo el poema épico y junto al saqueo de Troya constituyeron los
esta muerte, Aquiles se batió con Memnón. Pero antes del combate, Zeus pesó asuntos más importantes del texto de Homero que quedaron sin resolver. De
en la balanza el destino de ambos héroes en presencia de sus madres, las dio- ese modo, en la Ilíada se aludió con claridad al funesto destino y a la gloria
sas Tetis y Eos, favoreciendo a Aquiles que mató al héroe etíope. inmortal que alcanzaría el héroe aqueo. Incluso, el propio Aquiles hablaría de
su trágico final al narrar la predicción de su madre: "dijo que me matarían al
pie del muro de los troyanos , armados de corazas, las veloces flechas de
Apolo" (Ilíada , canto XXI, versos 273-283).
Sin embargo, hubo que esperar varios siglos para que escritores de época
romana como Higinio, Estacio o Quinto de Esmima establecieran el relato
canónico de la muerte de Aquiles. Según esta versión, el héroe aqueo falleció
en el asedio a Troya a causa de un flechazo en el talón por obra de Paris, al que
ayudó Apolo guiando la dirección de la flecha. Por tanto, se trató de una muer-
te a traición e innoble que no se adaptaba al ideal guerrero de la Antigüedad
clásica. Quizás, por esta cuestión, la representación de este hecho concreto no
gozó de mucho éxito entre griegos y romanos, aunque han llegado hasta la
actualidad algunos testimonios gráficos de este episodio.
Eos transportando el cadá ver de su hijo Memnón, Museo La muerte de Aquiles, dibujo basado en un ánfora desaparecido de la colección Pembroke-
del Louvre, París, 485 a.C. Hope, 530 a.c.
10. Agamenón
11. Conclusiones
El mítico rey de Micenas y jefe militar de la expedición contra Troya tuvo
un final trágico, ajeno a las victorias en el campo de batalla. La primera refe- No hay dudas de que en el mundo de la Antigüedad griega lo más valioso
rencia literaria sobre la muerte de Agamenón se narró en la Odisea, donde el fue la vida, y así lo evidenció Aquiles en la Odisea al comentarle a Ulises que
propio rey que se hallaba en el Hades, contó a Ulises cómo fue asesinado por prefería una vida terrenal longeva frente a los honores inmortales de una muer-
su esposa Clitemnestra y su amante, Egisto (Odisea, canto XI, versos 405-433). te prematura y heroica: "No pretendas, Ulises preclaro, buscarme consuelos de
220 lMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A TEMA 6. EL OCASO DE LOS HÉROES. ¿ICO OGRAFÍAS DE A MUERTE HEROICA ? 221
la muerte, que yo más querría ser siervo en el campo de cualquier labrador sin
caudal y de corta despensa que reinar sobre todos los muertos que allá fene- DÍEZ DE VELASCO, F. Los caminos de la muerte. Religión, rito e imágenes
cieron" (Odisea, canto XI, versos 488-491 ). del paso al más allá en la Grecia Antigua. Madrid, Trotta, 1995 .
Este libro presenta un completo análisis de las diversas creencias y mitos
Sin embargo, no debemos obviar que en tomo al culto funerario de los que tuvieron los griegos sobre el tránsito al más allá, efectuando especial
héroes existió un enorme interés desde el punto de vista literario e iconográfi- hincapié en la iconografía funeraria de la época. os muestra así la con-
co, fundamentalmente porque fueron individualidades que destacaron entre el cepción de la muerte y sus cambios tanto en el entorno homérico de época
conjunto de difuntos anónimos. Pero, el tema concreto de la muerte en sí fue arcaica como tras la caída de las polis griegas en el periodo helenístico .
a menudo considerado un tabú y, por lo tanto, se eludió tanto su narración
como su representación. Los contados casos en que se representó este tema
iconográfico nos han permitido evidenciar que no existió un arquetipo icono-
gráfico de muerte heroica, sino que éstas fueron muy heterogéneas. De hecho, Bibliografía general
fueron pocos los héroes que merecieron una bella muerte en el campo de bata-
lla. Al contrario, los finales de los héroes fueron trágicos y muy alejados del
CARMONA MUELA, Juan. Jconografia Clásica. Guía básica para estu-
ideal heroico, como hemos podido constatar con las muertes de Heracles al
diantes. Madrid, Istmo, 2000.
arrojarse en una pira en llamas o de Orfeo, sucumbiendo despedazado por unas
ménades furiosas. CARPENTER, Thomas. Arte y mito en la Antigua Grecia. Barcelona, Edicio-
nes Destino, 2001.
ELVIRA BARBA, Miguel Ángel. Arte y mito. Manual de iconografia clásica.
Madrid, Sílex, 2008.
6.12. Bibliografía
FARNELL, Lewis Richard . Greek Hero Cults and Ideas of lmmortality.
Oxford, The Clarendon Press, 1921 .
Bibliografia comentada HERNÁNDEZ DE LA FUE TE, David. Mitología clásica. Madrid, Alianza
Editorial, 2015.
GARCÍA GUAL, Carlos. La muerte de los héroes. Madrid, Tumer, 2016.
Este libro es fundamental para el análisis de la muerte de los héroes desde LYO S, Deborah. Gender and lnmortality. Heroines in Ancient Greek Myth
el punto de vista de la literatura clásica. Pese a su evidente afán divulgati- and Cult. New Jersey, Princenton University Press, 1997.
vo, profundiza en cómo perecieron algunos de los héroes más relevantes RODRÍGUEZ ADRADOS, Francisco. "El héroe trágico'', Cuadernos de la
de la Antigüedad, apoyándose en las fuentes escritas clásicas. Fundación Pastor, nº 6, 1962, pp. 11-35.
ONDINE PACHE, Corinne. "The hero beyond himself: Hernie death in Ancient SANTAMARÍA ÁLVAREZ, Marco Antonio. "La muerte de Orfeo y la cabe-
Greek poetry and art'', in ALBERSMEIER, Sabine (dir.), Heroes: Mortals za profética", en BERNABÉ, Alberto; CASADESÚS, Francesc, Orfeo y la
and My ths in Ancient Greece. Baltimore, Walters Art Museum, 2009 . tradición órfica: un reencuentro, Madrid, Akal, 2008, pp. 105-136.
Se trata de una publicaéión académica que ofrece una panorámica muy
específica sobre la iconografía de la muerte de los héroes griegos a través VERNANT, Jean Pierre. L 'individu, la mort, l 'amour: soi-meme et l 'autre en
de un estudio pormenorizado de las fuentes literarias y del arte del perío- Grece Ancienne. Paris, Gallimard, 1989.
do clásico.
VERMEULE, Emily. La muerte en la poesía y en el arte de Grecia. México,
Fondo de Cultura Económica, 1984.
Detallado estudio sobre lo que significó la muerte en la Grecia Arcaica,
utilizando para su justificación toda suerte de fuentes literarias y docu-
mentación artística. Su principal aportación fue evidenciar que Grecia pre-
sentó diversas consideraciones con respecto a la muerte, algunas de ellas
contradictorias entre sí.
Con estos pasajes, Homero sentó las bases del Hade Aristocrático, que
tanto influyó en la construcción literaria de las versiones posteriores del infra-
2. Fuentes textuales mundo griego, reflejando así el orden social de la Grecia Arcaica. Por un lado,
distinguió un espacio oscuro y tenebroso donde vagaban las almas de los muer-
Como en tantos otros temas de la cultura griega de la Antigüedad, en torno tos en contraposición a los felices y fértiles Campos Elíseos destinados a los
al siglo V III a.C. , Homero fue el autor seminal a través del cual conocemos las
Sin embargo, con el trascurrir de los siglos, se fue configurando una visión
universalizada y moralizante del Más Allá. Así, el auge de los misterios dedi-
cados a Deméter, Dioniso u Orfeo generó entre sus iniciados la idea de un
Hades más democrático , en el que tendrían acceso a los espacios privilegiados
del inframundo. En la literatura fue Píndaro en la Olímpica JI, escrita hacia el
476 a.C., quien habló por primera vez de que ya no sólo los héroes alcanzarían
la Isla de los Bienaventurados, sino también las almas de los que hubieran sido
justos en vida. Por tanto, en tomo al siglo v a.C., la conformación formal y
social del infierno griego cambió sustancialmente, de tal forma que ya pode-
mos hablar de un Hades Popular (Elvira Barba, 2008, pp. 142-144). Sin duda,
la descripción más paradigmática de este inframundo de época clásica se debió
a Aristófanes en Las Ranas del 405 a.C., comedia que parodia las creencias en
tomo a la vida póstuma y que trata sobre el viaje de Dioniso al Hades en la bús-
queda del escritor Eurípides, logrando acceder allí gracias a los consejos de
Heracles (Las Ranas, versos 120-160):
TEMA 7. LOS INFIERNOS E LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 227 228 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRlSTlA A
Esta concepción del Hades Popular se intensificó durante el primer cuar-
to del siglo IV a.C., Platón evidenció aún más si cabe ese cambio democrati-
zador en la configuración del inframundo en obras como el Gorgias, el Fedón
y la República, mostrando una justicia divina más legítima y encaminada hacia
la estimación del individuo de toda condición social frente a la tradicional pre-
ponderancia de las élites aristocráticas. Asimismo, añadió elementos novedo-
sos a la noción del Más Allá, narrando por ejemplo una minuciosa descripción
de la geografia del Hades y su correlación con el mundo terrenal:
"Existía en tiempos de Crono, y aún ahora continúa entre los dioses, una
ley acerca de los hombres según la cual el que ha pasado la vida justa y pia-
dosamente debe ir, después de muerto, a las Islas de los Bienaventurados y
residir allí en la mayor felicidad, libre de todo mal; pero el que ha sido injus-
to e impío debe ir a la cárcel de la expiación y del castigo, que llaman Tárta-
ro. En tiempos de Crono y aún más recientemente, ya en el reinado de Zeus,
los jueces estaban vivos y juzgaban a los hombres vivos en el día en que iban
a morir; por tanto, los juicios eran defectuosos. En consecuencia, Hades y
los guardianes de las Islas de los Bienaventurados se presentaron a Zeus y le
dijeron que, con frecuencia, iban a uno y otro lugar hombres que no lo mere-
cían. Zeus dijo: [...]Yo ya había advertido esto antes que vosotros y nombré
jueces a hijos míos, dos de Asia, Minos y Radamantis y uno de Europa: Éaco. Sandro Botticelli , Mapa del Infierno, Biblioteca Vaticana, Roma, 1480.
Éstos, después que los hombres hayan muerto, celebrarán los juicios en la
pradera en la encrucijada de la que parten los dos caminos que conducen el
uno a las Islas de los Bienaventurados y el otro al Tártaro" (Gorgias , versos
523c-524b ).
3. El Hades y su topografía
Finalmente, la idea del Hades Popular continuó vigente hasta la época
imperial romana, matizada con las adiciones de época helenística. En el siglo Como hemos comentado anteriormente, la idea del inframundo y su repre-
I a.C., gobernando el emperador Augusto y por encargo de éste, Virgilio con- sentación en la Antigüedad grecolatina experimentó grandes cambios según
feccionó La Eneida, que supuso una reescritura de los poemas homéricos con el período temporal al que nos estemos refiriendo. La evolución de la noción
el fin de legitimar los orígenes míticos de Roma y, por ende, del Imperio. En del Hades atendió fundamentalmente a la complejidad que fue adquiriendo el
lo referente a la configuración del infierno romano, lo sustancial de este texto relato literario sobre este mito y a las transformaciones en las prácticas fune-
radica en que Virgilio en el libro VI, con el pretexto de contar el viaje de Eneas rarias de la sociedad griega. Las primeras consideraciones sobre la geografía
y la Sibila de Cumas al inframundo para hablar con Anquises, efectuó una del infierno se encuentran en los poemas épicos de época arcaica de los siglos
exhaustiva y detallada descripción topográfica del Hades, constituyendo el vm y vn a.C. , este llamado Hades Aristocrático, según las fuentes literarias
referente directo de las versiones posteriores del infierno, sobre todo, desde la tuvo su hipotética ubicación geográfica en un espacio localizado en el extre-
Edad Media en adelante. En ese sentido, resulta especialmente interesante la mo occidental del orbe conocido, tras pasar los confines del océano, donde los
influencia que tuvo sobre el diseño cristiano medieval del infierno de Dante griegos situaban el país de los Cimerios y cuyos límites no podían franquear
Alighieri en la Divina Comedia , escrita en tomo al año 1310. No en vano, en los habitantes del mundo de los vivos.
esta obra, el propio Dante visitó los distintos círculos del infierno en compa-
En cuanto a su topografía, los textos de Homero son muy parcos en las
ñía de su admirado Virgilio, mezclando de forma anacrónica a personajes coe-
táneos del poeta italiano con dioses, héroes y monstruos de la Antigüedad Clá- descripciones del inframundo, únicamente sabemos que su entrada estuvo pre-
sica. La influencia del texto de Dante en la iconografia de la Edad Moderna fue cedida de una playa estrecha y de unos bosques consagrados a Perséfone, y su
ingente, fijando los estereotipos de los personajes más representativos del orografía se estructuró en tomo a una red fluvial donde destacaron el Pirofle-
Hades en la cultura occidental. getonte - río de fuego- , el Cocito - río de los llantos-, el Aqueronte - río del
TEMA 7. LOS INFIERNOS E LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 229 230 IMÁGE ES DE LATRA DICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A
necesario sumergirse en el océano, de ahí que aparezcan representaciones de
dolor- y la laguna Estigia. Tan sólo en la !liada se alude a la ubicación subte-
personajes zambulléndose en el mar, un buen ejemplo de ello es la Tumba del
rránea del Hades al comentar que se localizaba en la más profunda sima bajo
nadador en Paestum, datada en tomo al 470 a.C. También, se ha especulado
tierra pero por encima del Tártaro, lugar donde estuvieron encarcelados los
que esta particular iconografia se fundamentó en el viaje de Teseo al reino
Titanes. Asimismo, tampoco aluden a ninguna compartimentación espacial
marino de Posidón (González Serrano, 1999, pp . 154-156).
para diferenciar a las almas anónimas de los difuntos del resto de héroes que
pululan por este espacio. Este hecho queda atestiguado en la escena de nigro-
mancia que protagoniza Ulises cuando invoca el alma de Tiresias, una vez que
cumplió con los ritos funerarios en el lugar indicado por Circe, el héroe se
encontró en medio de los muertos, tanto de las almas atormentadas como de
los grandes condenados que conservaban intacta su personalidad. Por último,
la visión homérica del infierno distinguió un único espacio jerarquizado y
reservado a los héroes y aristócratas que tuvieron una muerte digna, los Cam-
pos Elíseos o las Islas de los Bienaventurados - según Hesíodo-, donde goza-
ban de una estancia placentera y feliz.
A nivel iconográfico, como bien ha señalaáo El vira Barba, el Hades Aris-
tocrático tuvo escasa repercusión y prácticamente no conocemos ninguna
representación del mismo, tan sólo en el siglo r a.C., en época romana, conta-
mos con una serie de escenas pictóricas específicas sobre la aventura de Uli-
ses en el Hades, la llamada Odisea del Esquilino. Lo que si fructificó en cier-
tas tumbas etruscas fue la idea de que para acceder a los Campos Elíseos era
"No has muerto, Prote: te has ido a un lugar mejor. Ahora habitas las islas
de los bienaventurados en medio de una gran felicidad y saltas alegre por los
Campos Elíseos entre delicadas flores , ajena a todos los males. Porque no pade-
ces los rigores del invierno, ni te abrasas con el calor del sol. No te afligen las
enfennedades ni te agobian el hambre y la sed; no echas ya de menos la vida
de los hombres. Vives sin tacha entre los inmaculados rayos del sol, sin duda
cerca del Olimpo" (Martínez Hemández, 1999, p. 272).
Por último, estaba el Tártaro - región más profunda del inframundo-, tanto
es así que para Hesíodo era tan hondo bajo tierra cuanto está el cielo de la tie-
rra; la misma desde la tierra al tenebroso Tártaro. Pues, si bajara desde el
cielo durante nueve noches con sus días un yunque de bronce, al décimo lle-
Pintor del Inframundo, Crátera de volutas de figuras rojas, Colección Estatal de Antigüe- garía a la tierra; igualmente un y unque de bronce que bajara desde la tierra
dades, Munich, 320 a.c.
durante nueve noches con sus pías, llegaría al décimo al Tártaro (Teogonía ,
versos 720-727). En general, se percibió a modo de gran prisión para el supli-
cio eterno rodeada por un recinto amurallado y por el Piriflegetonte, río de
Sin embargo, en el arte griego de época clásica y helenística no contamos lava y fuego , y adonde las Erinias custodiaban a las almas de Jos malvados, a
con representaciones completas de los distintos sectores topográficos del Jos grandes condenados y a los Titanes.
Hades. En su lugar, como veremos más adelante, tenemos escenas que atañan
Durante la Antigüedad clásica son relativamente escasas las imágenes que
a episodios específicos que protagonizaron algunos personajes relevantes que
tenemos sobre este Hades Popular. La gran mayoría de ellas decoraron tum-
habitaron en el inframundo. Pese a ello, como reflejan las fuentes literarias, en
bas clásicas y helenísticas reservadas a importantes personajes de la socie-
estas fechas ya se había generalizado una imagen de un Hades subterráneo y
dad griega. De finales del siglo IV a.C. es la Tumba del Juicio de Lejkadia,
compartimentado en diversos sectores espaciales muy polarizados, idílicos
cuya fachada reproducía la entrada al palacio de Hades, contando con una
para los virtuosos y horribles para los condenados. En primer lugar, estaba el
decoración pictórica donde se representaba el juicio de un difunto acompa-
Érebo, atestado de tinieblas y donde las almas de los muertos conducidas por
ñado por Hermes ante los jueces Radamantis y Éaco . No obstante, no fue
Hermes se convertían en meras sombras a las puertas del Hades. Allí se loca-
TEMA 7. LOS INFIERNOS EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 237 238 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIANA
Caronte representó una andadura hacia la muerte mucho más democrática, que
difunto, constituyendo el platillo de la balanza más cercano al suelo el signo de englobaba a todos los grupos sociales.
la muerte. Pero, sin duda, destacó la representación de Hennes psicopompos en
obras de carácter funerario , desde lécitos áticos de fondo blanco del siglo v a.c. Sin embargo, fue Virgilio en la Eneida en el siglo 1 a.c. , quien dio carta de
hasta pintura mural romana del siglo 1 a.C. , donde Hermes con sus atributos naturaleza a la iconografía más difundida de Caronte describiéndolo de la
arquetípicos -caduceo, pétaso alado y clámide- acompaña y guía el alma del siguiente manera:
fallecido. En ese sentido, destacó un lécito de Múnich, donde Hermes sentado
en unas rocas, extiende la mano hacia una mujer muerta a su derecha, que se "Guarda aque llas aguas y aquellos ríos el horrible barquero Caronte, cuya
corona mientras se acerca al dios. suciedad espanta; sobre el pecho le cae desaliñada luenga barba blanca, de sus
ojos brotan llamas; una sórdida capa cuelga de sus hombros, prendida con un
nudo : él mismo maneja su negra barca con una pértiga, dispone las velas y
transporta en ella los muertos, viejo ya, pero verde y recio en su vejez, cual
corresponde a un dios" (Eneida , libro VI, versos 297-303) .
Una vez que Hermes había conducido a las almas hasta la orilla del río
Aqueronte, entraba en escena el más afamado de los seres psicopompos,
Caronte. La primera alusión literaria a este personaje procede de la Miniada,
poema épico datado a comienzos del siglo v a.C., del que conocemos ciertos
pasajes gracias a Pausanias, donde lo describieron como un barquero anciano
que, previo pago de un óbolo, ayudaba a las almas de los difuntos a llegar hasta
las puertas del Hades, atravesando la peligrosa red fluvial del inframundo. Asi- Miguel Ángel Buonarroti, Detalle de la barca de Caronte
mismo, no fue casualidad que el surgimiento de su mito a inicios de la época en el Juicio Final, Capilla Sixtina, Roma, 1541.
clásica griega coincidiera con una popularización de los infiernos, ya que
TEMA 7. LOS INFIERNOS EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 245 246 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA YCRISTIANA
El gran pecado de Sísifo, fundador de Corinto e hijo de Eolo y de Enáre-
Tántalo fue un monarca frigio , hijo de Zeus y la oceánide Pluto, que reci- te, fue contarle al dios-río Asopo que su hija Egina fue raptada por Zeus. El
bió la estima de los dioses, asistiendo invitado por éstos a sus banquetes en el dios supremo encolerizado envió a Tánatos, dios de la Muerte, para que lo lle-
Olimpo. Sin embargo, esta cercanía a las divinidades olímpicas provocó que vara al Tártaro, aunque Sísifo se las arregló para encadenarlo. La ausencia de
Tántalo se volviera soberbio, y como consecuencia de este exceso de hybris, Tánatos en la tierra provocó que los seres humanos dejaran de morirse. Ante
comenzó a divulgar los secretos de los dioses entre los humanos e incluso se esta situación, Zeus mandó a Hades que lo apresara y llevara de nuevo al infier-
atrevió a robar el néctar y la ambrosía de las deidades que otorgaban la inmor- no. Antes de ser apresado, Sísifo ordenó a su esposa que no realizase los tra-
talidad. Por si fuera poco, puso a prueba a los dioses, ofreciéndoles en un ban- dicionales ritos funerarios en su honor. Una vez en el inframundo, Hades se lo
quete la carne de su propio hijo, Pélope. Zeus se percató del engaño y encerró recriminó, pero Sísifo le echó la culpa a su esposa y le solicitó al dios que le
a Tántalo en el infierno. Su castigo consistió en estar atado y sumergido en un permitiera volver al mundo de los vivos para castigarla con la condición de
estanque con el agua hasta el cuello, sufriendo sed y hambre eternamente. Así , volver luego al Tártaro. Hades creyó su palabra, pero Sísifo no regresaría hasta
el agua huía de su boca cada vez que intentaba beber y las frutas del árbol mucho tiempo después, cuando ya era viejo y obligado por Hermes. Por ello,
sobre su cabeza se alejaban cuando pretendía comer. Este mito gozó de cierto Zeus le impuso un castigo ejemplar que consistió en empujar una roca hasta
éxito durante el Renacimiento y el Barroco, proliferando las obras que sólo
mostraban la cabeza de Tántalo sobresaliendo del agua, un buen ejemplo de
ello es la miniatura de Holbein conservada en ia ational Gallery de Was-
hington. Igualmente, abundaron las versiones de Tántalo de cuerpo entero,
fuera del agua e intentando alcanzar en vano un fruto , posibilitando que artis-
tas de la talla de Tiziano, Ribera, Giocchino Assereto o F ragonard mostraran
sus habilidades para representar la anatomía humana.
TEMA 7. LOS INFIERNOS E LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA 249 250 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRJST[ANA
ARIAS, Pablo Federico. "Las diversas representaciones de Cerbero en la lite-
ratura griega arcaica y clásica'', en Revista de Estudios Clásicos, nº 41 ,
9. Conclusiones 2014, pp. 37-72.
Como se ha visto, las creencias y ritu ales sociales que llevó aparejada la BREMMER, Jan. El concepto de alma en la antigua Grecia. Madrid, Siruela,
muerte en la cultura grecolatina, fom entaron una concepción del Hades muy 2002.
fecunda y compleja desde el punto de vista iconográfico, permitiendo que a tra- CARMONA MUELA, Juan. Iconografia Clásica. Guía básica para estu-
vés de objetos funerario s de tod a índole se visualizara una realidad paralela al
diantes. Madrid, Istmo, 2000.
mundo de los vivos. Este infierno clásico regido por Hades y Perséfone quedó
enriquecido con la cultura romana, fijando una serie de tópicos y motivos ico- CARPE TER, Thomas. Arte y mito en la Antigua Grecia. Barcelona, Edicio-
nográficos que fueron reactualizados por el Occidente medieval y pasaron a nes Destino, 2001.
formar parte de la tradición cristiana del infierno.
DÍEZ DE VELASCO, Francisco. "Los primeros testimonios del Caronte grie-
go: identidades y discrepancias entre iconografía y literatura'', en Ephial-
te, nº 2, 1990, pp. 188-191.
10. Bibliografía ELVIRA BARBA, Miguel Ángel. Arte y mito. Manual de iconografia clásica.
Madrid, Sílex, 2008.
Bibliografia comentada
FALOMIR FAUS , Miguel. Las Furias. A legoría política y desafio artístico.
DÍEZ DE VELASCO, F. Los camino de la muerte. Religión, rito e imágenes Madrid, Museo del Prado, 2014.
del paso al más allá en la Grecia Antigua. Madrid, Trotta, 1995 . FERNÁNDEZ HOYA, Alberto. "La estética del tránsito. Visión literaria del
Este libro presenta un completo análisis de las diversas creencias y mitos infierno en la Odisea y el poema de Gilgamesh", en Espéculo. Revista de
que tuvieron los griegos sobre el tránsito al Más Allá, efectuando especial Estudios Literarios, nº 33, 2006.
hincapié en la iconografía funeraria de la época . Nos muestra así la con-
cepción de la muerte y sus cambios tanto en el entorno homérico de época GAURÍN HINCAPIÉ, Natalia. "Homero, la muerte y el Hades'', en Revista
arcaica como tras la caída de las polis griegas. Universidad de Antioquía, nº 291 , 2008 , pp. 96-105 .
GARLA D, Robert. Th e Greek Way of Death . ew York, Comell University GONZÁLEZ SERRANO, Pilar. "Catábasis y resurrección'', en Espacio, Tiem-
Press, 1985 . po y Forma, Serie II, Historia Antigua, nº 12, 1999, pp. 129-179.
Completo estudio de los ritos funerarios y las actitudes ante la muerte en HERNÁNDEZ DE LA FUENTE, David. Mitología clásica. Madrid, Alianza
la sociedad griega desde los tiempos de Homero hasta el siglo 1v a.C . Des- Editorial, 2015 .
tacando su pormenorizado análisis de la importancia del poder y el estatus
en la muerte, las prácticas funerarias y la vida de los difunto en el Hades. MÁRQUEZ IBAÑEZ, Ana. Representaciones artísticas sobre la "Divina
Comedia ": pintura, escultura, grabado e ilustración. Granada, Universi-
VERMEULE, Emily. La muerte en la poesía y en el arte de Grecia. México,
Fondo de Cultura Económica, 1984.
dad de Granada, 2006.
Detallado estudio sobre lo que significó la muerte en la Grecia Arcaica, MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, Marcos. "Las Islas de los Bienaventurados: His-
utilizando para su justificación toda suerte de fuentes literarias y docu- toria de un mito en la literatura griega arcaica y clásica", en Cuadernos de
mentación artística. Su principal aportación fue evidenciar que Grecia pre- Filología Clásica. Estudios griegos e indoeuropeos, nº 9, 1999, pp. 243-279.
sentó diversas consideraciones con respecto a la muerte, algunas de ellas
contradictorias entre sí. OCHOA SOTO, Igor. El más allá etrusco en época helenística. Ideología y
representación. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2016.
ROMÁ LÓPEZ, María Teresa. "La muerte en el mundo clásico", en Espa-
Bibliografia general cio, Tiempo y Forma, Serie 11, Historia A ntigua , nº 19-20, 2006-2007 ,
AGUIRRE, Mercedes. "Relación entre teatro e iconografía: el tema de Ores-
pp. 331-355.
tes y las Erinias", en Espacio, Tiempo y Forma, Serie JI, Historia Antigua, VERNANT, Jean Pierre. El individuo, la muerte y el amor en la Antigua Gre-
nº 19-20, 2006-2007 , pp. 357-371. cia. Barcelona, Paidós, 2001 .
Tercera Parte
ICONOGRAFÍA CRISTIANA
Borja Franco Llopis
PREFACIO 259
260 IMÁGENES DE LATRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A
habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas Otro aspecto importante relacionado con la creación de estas imágenes-
no deje las noventa y nueve en el desierto, y vaya en busca de la perdida hasta signo es que gran parte de ellas se basaron en la propia tradición griega, al no
que la halle? Y una vez hallada, la pone alegre sobre sus hombros". Cristo se poseer el cristianismo referentes hebraicos en los que inspirarse por su cono-
convierte a través de esta idea en el Buen Pastor que devuelve a los pecadores cido aniconismo. Como ejemplo claro se podría señalar la representación del
extraviados al seno de la Iglesia. Moscóforo , exvoto que representaba a un joven llevando al sacrificio un ter-
nero sobre los hombros. Tomando como modelo estas imágenes nos encon-
tramos a un Cristo con los rasgos de un ado lescente imberbe que viste una
túnica corta sin magnas portando al cordero sobre sus hombros, tomando el sig-
nificado del pastor que guía a sus ovejas, como se citó anteriormente.
Con ello vemos la ratificación de un valor pedagógico del arte, así como
la relación de la pintura con la oratoria, algo que ya había sucedido en el
mundo de los gentiles, cuando Horacio, en su Ars Poetica expuso que la poe-
sía es como la pintura (ut pictura poesis). Esta idea también fue reutilizada
más tarde, en el II Concilio de Nicea (787) y en gran parte de la teología
medieval, que entendía el arte como Biblia Pauperum, es decir, el mejor modo
de hacer llegar a los iletrados las complejas ideas e historias expuestas no
sólo en los textos bíblicos sino vinculadas a la historia de la Iglesia en gene-
ral. El arte tiene la capacidad de enseñar y por ello debe de ser correcto, basa-
do en los textos canónicos, pues de no ser así, podría inculcar falsos dogmas
en los feligreses e iniciarse, con ello, herejías. Esta defensa del arte con fin
pedagógico se mantiene en gran parte de los teólogos hasta nuestros días,
incluso, como veremos, Lutero la defiende. Partiendo de esta idea se entien-
de el interés por parte de la Iglesia de controlar la iconografia de los princi-
pales ciclos religiosos, para evitar desviaciones ; y, también determinó que se
escribieran diversos tratados que explicaran de modo detenido el mejor modo
de hacer comprensibles mediante imágenes las historias bíblicas a los feli-
greses. Estos textos principalmente suelen nacer en momentos de crisis inter-
na del cristianismo, tras la realización de concilios contra las distintas here- Salvador basado en la túnica del Mandylion, siglo x11 ,
jías que se desarrollaron en la historia. Tretiakov Gall ery, Moscú.
l. Introducción
En este capítulo dedicado a las fuentes del arte cristiano se intentarán ana-
lizar los principales textos que todo historiador del arte debe conocer para
poder identificar distintas escenas de la iconografia religiosa, por lo cual su
estudio se convertirá en una herramienta base para la interpretación de los epi-
sodios que conforman el imaginario del arte cristiano occidental. Es necesario
indicar que se han obviado, de modo totalmente voluntario, muchos libros que
también completarían los aquí expuestos: las referencias a la patrística latina,
la literatura de homilética o de sermones, textos litúrgicos, la literatura místi-
ca y devocional, textos paganos sobre calendarios o zodiacos pero que fueron
reutilizados con fines morales por el cristianismo, por citar algunos ejemplos .
Como se ha indicado, ha sido una omisión voluntaria y realizada tras una refle-
xión por parte de los autores del libro. El estudio pormenorizado de cada una
de las fuentes anteriormente citadas hubiera supuesto tal volumen de datos y
de matizaciones que hubiera perdido el fin didáctico de este manual de la asig-
natura pues, como se podrá comprobar, la intención de este capítulo no es sólo
PREFACIO 269 TEMA . PRINCIPALES FUENTES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIANO 271
explicar dónde encontrar las historias que aparecen representadas en pinturas historia de la Iglesia, de ahí que sea de capital importancia conocerlo para el
o esculturas, sino también comprender el propio significado del texto en sí y estudio de la iconografía cristiana.
aportar diversos ejemplos que complementen los estudios de caso que se ana-
lizarán de modo más extenso en los capítulos sucesivos. El paralelo entre Antiguo y Nuevo Testamento está ya presente en la pro-
pia estructura de la Biblia, pues el relato de los Evangelios enfatiza ciertos
Partiendo de esta idea, se han clasificado las fuentes según su tipología, se pasajes o comportamientos de Cristo que pueden encontrarse en otros textos
ha explicado la estructura de las mismas, incluyendo incluso las abreviaturas del Antiguo Testamento, con el fin de defender Ja llegada de Éste como cons-
en su citación para que el lector se familiarice con ellas, y, por último, se han tatación de la venida del Mesías y, con ello, el cumplimiento de lo anunciado
extractado algunos ejemplos que sirvan para conocer la trascendencia icono- por los profetas. Estos vínculos literarios y temáticos entre el Antiguo y el
gráfica de tales textos. Asuntos como la representación de la Inmaculada Con- Nuevo Testamento son conocidos como "prefiguraciones", y fueron represen-
cepción o el Tetramorfos, que no han podido ser incluidos en capítulos suce- tados de modo muy habitual en diversos programas utilizando una narrativa en
sivos, aparecen aquí analizados como breves estudios de caso relacionados paralelo de escenas de ambos textos. Esta representación en paralelo cumplía
con sus fuentes. Como se indicó en la introducción, el presente texto no se el fin didáctico del arte y hacía visible las concomitancias y relaciones entre
trata de una suerte de diccionario de temas cristianos, sino que se plantea como unos y otros textos. De este modo, en gran parte de los ciclos que tienen como
una herramienta de análisis de la iconografia cristiana, de ahí que se optara fin hacer patente dicha alianza se utiliza una estructura bipartita o en paralelo,
por la presente estructura. estando las escenas divididas en dos niveles: en ·uno se representarán aquellos
Por último, es necesario indicar también que, como colofón a los textos pasajes de la antigua alianza y, en otro, su relación con la venida de Cristo.
bíblicos así como la literatura hagiográfica, los dos grandes ejes que vehicu- Con este tipo de narración se facilitaba las identificaciones de ambas histo-
lan este segundo capítulo, se ha incluido una suerte de adenda sobre una fuen- rias. De todos modos se debe indicar que no siempre es necesario que aparez-
te muy útil para el estudio de la iconografia de un elemento, que a veces puede can ambas en esta secuencia en forma de binomio, en ciertas ocasiones, sim-
parecer marginal, como es la representación de los animales, plantas u otros plemente se representa una de las dos partes y se presupone que el espectador
seres de la naturaleza, pero que posee una fuerte carga simbólica y moral desde ya sabe su referente bíblico, de ahí la importancia que supone su conocimien-
el mundo medieval, nos referimos al fisiólogo y los bestiarios, textos indis- to para identificarlas y poder comprender su significado.
pensables para conocer la amplia cultura visual y simbólica occidental. Será habitual, en este juego de comparaciones, encontrar la figura de Cris-
to entendido como el nuevo Adán; la de la Virgen como la contraposición a la
pecadora y sensual Eva; o, por citar otro ejemplo, la aparición en las portadas
de las Iglesias de los profetas u hombres ilustres del Antiguo Testamento
2. La Biblia como fuente iconográfica (Abraham, Moisés, Balaam, Salomón, etc.) frente a los Apóstoles. Con todo
ello, la ubicación pareada de personajes de ambas partes de la Biblia, permite
Como es bien sabido, la Biblia es el libro por excelencia de la religión cris- legitimar el propio cristianismo frente al culto hebraico que no reconoce la
tiana. Está compuesta por dos bloques fundamentales: el Antiguo y el uevo venida del Salvador, y con ello, la idea de Cristo como Mesías.
Testamento. En el primero de ellos se narra, siendo muy sintéticos, los oríge-
nes del mundo así como de la alianza creada entre el pueblo judío y Dios Un ejemplo paradigmático podemos encontrarlo en la decoración del tras-
(Yahvé) . Este texto es común ir los judíos, para quienes todavía no se ha pro- coro de la Catedral de Valencia, actualmente transportado a la Capilla del
ducido la llegada del Mesías. En el segundo bloque, esto es, el Nuevo Testa- Santo Cáliz de la seo valentina. Esta obra, una de las primeras manifestacio-
mento se explica el nacimiento, la vida, la muerte y resurrección de Cristo a nes de la escultura renacentista hispánica, obra de Giuliano di Nofri di Romo-
través de la cual se redimió a los seres humanos del pecado original. Todo ello lo (que trabajara previamente con Lorenzo Ghiberti en las puertas del Baptis-
se completa con una suerte de cartas enviadas por sus discípulos que nos narran terio del Duomo de Florencia), presenta doce escenas, seis en la parte baja
el proceso de evangelización y expansión del cristianismo; diversos hechos relativas al Antiguo Testamento, como prefiguraciones cristológicas de las
vinculados con la vida de los apóstoles, y, por último, la llegada del Apocalipsis seis superiores, ya novotestamentarias. Con ello se cumple la estructura de
y el Juicio final, con el que se concluye todo el ciclo iniciado con la creación narración en paralelo que se citó con anterioridad. En el lado izquierdo, en la
del mundo y del ser humano. Este uevo Testamento supone, como se ha parte inferior se representa a Moisés mientras levanta la serpiente de bronce
comentado, una renovación de la alianza primigenia, gracias a la venida del en el desierto (Núm 21: 9), que se corresponde a Jesucristo levantando la cruz
Salvador y su sacrificio por la humanidad. Por tanto, este libro sagrado será el de la superior. Le sigue Sansón que arranca las puertas de la ciudad de Gaza
punto de partida de la mayor parte de las representaciones visuales sobre la (Jueces 16) relacionado con Cristo descendiendo a los infiernos mientras pisa
274 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ1 CLÁSICA Y CRISTIA A TEMA 8. PRINCIPALES FUENTES TEXTUALES DEL ARTE CRJSTIANO 2 75
Diluvio Universal, Miguel Ángel, c. 1509, Capilla Sixtina, Roma.
276 IMÁGENES DE LATRADICIÓ CLÁSICA YCRJSTI ANA TEMA 8. PRINCIPALES FUE TES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIANO 277
ciar al propio derecho familiar por el interés de la vida su hijo. Gracias a este
gesto, el monarca supo quién fue la procreadora y a quién le pertenecía, evi-
tando la muerte del niño.
280 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIA A TEMA 8. PRINCIPALES FUE1 TES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIANO 281
De entre ellos debemos destacar los Salmos, una de las fuentes de inspiración
más importantes, al haber sido escritos en gran parte (73 de 150) por el Rey
David. Muchos de los fragmentos de este libro fueron también utilizados,
como en los casos anteriormente señalados, en la configuración de la imagen
regia y del buen gobierno , principalmente durante la época medieval y
moderna. También conviene destacar la importancia del Cantar de los Can-
tares en la creación de la imagen de la Inmaculada Concepción, pues la repre-
sentación iconográfica de este tipo de vírgenes es una fusión de la descripción
de la perfecta esposa del citado libro (Tata pulchra est) , con la de la Mujer
Apocalíptica descrita en el texto del Juicio Final de San Juan (capítulo 12),
donde una joven en cinta se defiende del ataque de un monstruo (Mu/i er
amicta sale).
Así pues, aquellas imágenes que rodean la iconografía mariana inmacu-
lista, que posteriormente Francisco Pacheco codificó en las adiciones al Arte
de la Pintura , y que tan magníficamente plasmaron autores como Joan de Joa-
nes, Murillo o Zurbarán, no son más que las metáforas bíblicas, que para
Molanus, otro de los teólogos más importantes del siglo xv1 sirvieron para
mostrar la pureza de la Virgen . Como bien investigara Stratton ( 1988), el
número de atributos de la Virgen basados en el Cantar de los Can tares no es Inmaculada Concepción, Joan de Joanes ,
c. 1535, Fundación Banco Santander.
constante en todas las representaciones de la tata pulchra. Principalmente se
incluyen el sol y la luna porque ella es electa ut sol y pulchra ut luna , frases
que también se encuentran en el Cantar de los Cantares: "¿Quién es esta que
se muestra bella como la luna, clara como el sol y terrible como un ejército en
orden de batalla?" . La Porta Coeli, la puerta del cielo, proviene del sueño de
Jacob en el Génesis. El cedro es una reflexión sobre las profecías de Ezequiel
y también se menciona en Eclesiástico 24. La rosa sin espinas es un viejo sím-
bolo de la pureza de la Virgen. La imagen de huerto u hortus conclusus pro-
vienen del Cantar de los Cantares 4: "Huerto cerrado eres, hennana mía; fuen-
te cerrada, fuente sellada· y ·fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren
del Líbano". Por su parte, la Virgen como stella maris, estrella del mar, se
toma de un himno litúrgico medieval. La rama de olivo (oliva speciosa) es un
antiguo símbolo de paz y, además es utilizado en las primeras pinturas de la
Anunciación, donde el ángel Gabriel a menudo ofrece un ramo de olivo a la
Virgen. La Torre de David también se toma del Cantar de los Cantares: "Tu
cuello es como una torre de David construida por un ejército ... ", referencia a
la Virgen como esposa de Cristo y consiguientemente de la Iglesia. Otros sím-
bolos que acompañan a estas imágenes serían el espejo sin mácula, Ciudad
de Dios, la escalera de Jacob, el templo del Espíritu Santo, la Ciudad del Refu-
gio y el ciprés de Sión, no siendo siempre todos ellos representados en la ico-
nografía inmaculista, dependiendo del espacio del que se dispone, de la peri-
cia de l artista o de las intenciones del propio artífice o comitente. Estas
representaciones fueron muy habituales en España durante el siglo xvrr pues
Inmaculada de los Venerab les, Inmaculada Concepción, Francisco
se defendió la necesidad de convertir esta verdad de fe en dogma, hecho que Bartolomé Esteban Murillo, 1678, de Zurbarán, 1632, Museu Nacional
no sucedió hasta el año 1854. Museo del Prado, Madrid. d' Art de Catalunya, Barcelona.
282 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA YCRISTIANA TEMA 8. PRINCIPALES FUE TES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIANO 283
Por último, es interesante recordar que con la Inmaculada Concepción lo Volviendo a los libros que componen el Antiguo Testamento, por último,
que se quiere representar es que la Madre de Cristo nació sin pecado original, encontramos Jos conocidos como "proféticos", que se pueden subdividir, a su
sin mácula, por ello, antes de que esta iconografia se gestara y codificara en vez, en dos, Jos de los profetas mayores: Isaías (Is), Jeremías (Jer o Jr), Baruc
el Renacimiento y el Barroco (tras múltiples disputas entre órdenes religiosas (Bar), Ezequiel (Ez) y Daniel (Dn); y el de los menores: Oseas (Os), Joel (JI),
que defendían su validez o no), el modo tradicional de representar dicha idea Amós (Am), Abdías (Abd o Ab), Jonás (Jon), Miqueas (Miq), Nahum (Nah o
era mediante el Abrazo en la Puerta Dorada, momento en el cual se encuentra Na), Habacuc (Hab o Ha), Sofonías (Sof o So), Hageo (Hago Ha), Zacarías
san Joaquín (padre de la Virgen) con santa Ana (madre de la misma), tras el (Zac o Za) y Malaquías (Mal o MI). En estos textos las historias más conoci-
exilio voluntario del primero tras creer que él era la causa de no poder fecun- das son las de Elías y Elíseo, las lamentaciones de Jeremías, las visiones de
dar a su esposa. Previamente a dicho encuentro, un ángel se le apareció en el Ezequiel , el ciclo de Daniel y el de Jonás.
desierto y le indicó que volviera a casa, que su mujer lo esperaría y que sería
padre. Justo en ese abrazo, sin acto sexual y por tanto, sin referencias al peca- La historia de Jonás es una de las más utilizadas en el primer cristianismo,
do, se consideró que fue concebida la Virgen. Esta representación fue cuestio- pues se asocia a la muerte y resurrección de Cristo, como se indicó en capítu-
nada por numerosos teólogos, de ahí que fuera perdiendo visibilidad durante los precedentes. Habitualmente los ciclos pictóricos vinculados con este tema
los siglos, quedándose como imagen icónica más habitual la de la Inmacula- se inician con la representación de dicho personaje arrojado al mar y tragado por
da Concepción, mucho más clara y sintética, además de pedagógica por la can- la ballena. Posteriormente se ilustra cuando se encuentra en el interior de Ja
tidad de símbolos que la rodean. misma, enlazando a cuando es vomitado por ella," al tercer día de encontrarse en
su seno, preludio de su llegada a la playa donde en actitud orante da gracias a
Dios. Por esta relación temporal de tres días, se ha relacionado la historia de
dicho personaje como Ja prefiguración de la muerte y resurrección de Cristo,
como se indicó anteriormente en el epígrafe dedicado a las prefiguraciones. De
hecho, con este significado fue san Mateo (12: 40) quien escribió: "Porque,
como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el
Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra'', tratándose
ésta de una de las fuentes principales para crear los vínculos expuestos.
Abrazo en la Puerta Dorada , Ambrosius Jonás es expulsado del vientre de la ballena , Pieter Lastman, 1621 ,
Benson, c. 1528, Museo del Prado, Madrid. Museum Kunstpalast, Düsseldorf.
286 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIA A TEMA 8. PR CIPALES FUENTES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIA O 287
zación de los discípulos, sino también los problemas políticos y religiosos a los
que tuvieron que hacer frente los primeros cristianos. Como punto final , la El inicio de los Evangelios así como su contenido fueron fundamentales
última epístola, atribuida a San Juan presenta el Juicio Final, cerrando el ciclo para la creación de la iconografía del tetramorfos, cuya tradición se remonta
iniciado por la Creación en el Antiguo Testamento. al Antiguo Testamento, cuando Ezequiel (1: 1O) describió en sus visiones la
existencia de cuatro criaturas fantásticas , una con rostro humano y de espaldas
y otras con testa de animal. También Juan en el Apocalipsis (4: 1-9) describe
a cuatro ángeles zoomorfos rodeando al Pantocrátor (representación de Cris-
to Juez sedente). La tradición teológica y artística ha intentado emparentar
ambas visiones con las figuras de los Evangelistas, difusores de la doctrina
cristiana en el mundo gracias a sus textos escritos por inspiración divina.
Dentro del conjunto de los Evangelios canónicos debemos dividirlos en A Mateo se le asocia con el hombre, ya que su Evangeli0 es aquel que
dos subgrupos. Por un lado se encuentran los "Evangelios sinópticos" (Mateo, mayor ímpetu desarrolla en caracterizar a Cristo como MesL_, o Rey de los
Marcos y Lucas), agrupados bajo este paraguas porque tienen el mismo esque- Judíos, de ahí que comience su texto exponiendo la genealogía del Salvador,
ma y parten de una tradición común. De modo aislado, el de Juan, de crono- así como describiendo con mayor detalle los aspectos vinculados a su vida
logía posterior, presenta una estructura distinta y un tratamiento de los temas como ser humano y menos a aquello referido a la divinidad.
algo diverso que el de los otros tres evangelios, de ahí que se deba de tener en A Marcos se le identifica con el león, emblema de la ciudad de Jerusalén
cuenta todo ello a la hora de buscar las fuentes textuales de las escenas que se de donde él era oriundo, porque su Evangelio comienza hablando de Juan el
analizan, pues no son coincidentes en los cuatro textos. Los historiadores del Bautista, "Voz que clama en el desierto", identificándose dicha voz con la del
arte deben realizar un estudio comparativo con el fin de indicar cuáles fueron animal citado anteriormente. De hecho los bestiarios, sobre los que se habla-
realmente las fuentes textuales en las que se basó la escena bíblica narrada. rá más adelante, también influyeron en la difusión de dichas asociaciones.
288 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRJSTIA A TEMA 8. PRINCIPALES FUENTES TEXTUALES DEL ARTE CRJSTIANO 289
En el caso de Lucas es el toro aquello que lo representa, pues su Evange-
lio se inicia con el sacrificio de este animal que hizo Zacarías, padre de Juan 3. Los evangelios apócrifos
el Bautista, a Dios. Algunas veces también aparece junto a la figura del evan-
gelista un cuadro de formato reducido con la imagen de la Virgen con el Niño, Como se ha dicho anteriormente, en los inicios del cristianismo se inten-
pues, como se comentó anteriom1ente, cuenta la tradición que Lucas fue el pri- tó triar aquellos textos que seguían el " canon" establecido por la Iglesia y
mero que plasmó figurativamente a la Madre de Dios en la historia de la huma- aquellos que, por razones no siempre del todo objetivas, no servían para defen-
nidad, de ahí que también se le considere el patrón de los artistas y a quien se der la doctrina cristiana ni, con ello, eran fruto de la inspiración de la divini-
consagren gran parte de los gremios de pintura que en el Medioevo y en el dad. De ellos se criticó su abundante fantasía o doctrinas diferentes de las
Renacimiento comienzan a surgir. transmitidas en los Evangelios canónicos, e, incluso, en algunos casos refe-
rencias a enseñanzas misteriosas reservadas a unos pocos. Fue entonces cuan-
Por último, el águila se asocia con san Juan, ya que su Evangelio es el más do se creó un segundo núcleo de textos conocido como los evangelios apó-
abstracto y teológico de los cuatro y, por ello, el que se eleva sobre los demás .
crifos, que aunque prohibidos por la Iglesia, fueron fuente de inspiración de
Recordemos que éste era el único texto no sinóptico, considerándose el que
diversas escenas o motivos iconográficos dentro de otras representaciones . El
contiene mayores referencias místicas de los cuatro.
término "apócrifo" deriva de la palabra griega apokrypto , cuyo significado es
esconder o poner aparte.
Otro hecho importante es que, a diferencia de lo que sucede con los Evan-
gelios Canónicos, en éstos el autor del texto no siempre suele aparecer y se
trata de atribuciones realizadas a posteriori, en muchos casos vinculándolos
con personajes ilustres de la historia eclesiástica (como el apóstol Santiago o
la misma Maria Magdalena) buscando con ello conseguir mayor autoridad para
ser tomados en consideración.
Existen más de cincuenta evangelios apócrifos distintos, e incluso en los
últimos años se han realizado nuevos hallazgos de papiros en la zona de Siria
y Egipto, pero tradicionalmente se han agrupado teniendo en cuenta la temá-
tica de la que tratan. Por ejemplo, uno de los grupos más destacados son los
conocidos como los Evangelios de la Natividad y de la Infancia de Cristo,
donde se incluyen, entre otros, el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio del
Pseudo-Mateo, los Evangelios de la infancia de Tomás, el Evangelio árabe de
la infancia, la Historia de José el Carpinterio o el Evangelio armenio de la
infancia. Todos estos textos son mucho más prolijos en detalles que las propias
narraciones canónicas, por ello, a pesar de haber sido desechados desde el
punto de vista legal por la Iglesia, los artistas los utilizaron en múltiples oca-
siones, por proporcionarles datos indispensables en la creación de los tipos
iconográficos.
Por ejemplo, la iconografía del nacimiento de Cristo dentro de una cueva
deriva del Evangelio del Pseudo-Mateo, pero no solo esto, sino también la
aparición del buey y de la mula es un motivo extraído de este evangelio ,
hecho que fue criticado durante siglos, pues ningún texto canónico alude a la
descripción de ambos animales. De este asunto hablaremos en capítulos suce-
sivos.
Son muchas las fuentes que tratan sobre la vida de los santos, desde reco-
pilaciones biográficas que enaltecen sus milagros, a sermonarios o libros devo-
cionales. Es imposible aquí tratar cada uno de esos géneros así como ejempli-
ficar algunos casos de estudio, de ahí que se decidiera dividirlos en dos
apartados principalmente: las actas martiriales, cuyo origen se remonta a los
inicios del cristianismo; y, por otro lado, los Flos sanctorum que se desarro-
llaron durante el Medioevo y tuvieron un segundo renacer durante la reforma
católica. A través de estas fuentes se irá analizando cómo se "fabrica" la san-
tidad (término utilizado por Burke, 1987) a través de la literatura y cómo esto
es fundamental para analizar las representaciones visuales de esta temática.
Una de las primeras fuentes escritas vinculadas a la vida de los santos son
las conocidas como Actas Martiriales o Acta Martyrum , denominación que
reciben los textos narrativos que exponen la biografía de los principales már-
tires del cristianismo, haciendo hincapié en su proceso de tortura y muerte. En
un origen no estuvieron solo relacionadas con el cristianismo en sí, como tex-
tos moralizantes ejemplo de las virtudes de los personajes descritos, sino que
también lo estuvieron con las fuentes legales de los tribunales proconsulares
que mandaron ejecutar dichos martirios (actas proconsulares, transcripciones
de los procesos verbales de dichos juicios). Su origen se remonta a las antiguas
comunidades cristianas que tuvieron un alto interés en conservar el recuerdo
de aquellos que habían muerto por defender su fe , convirtiéndolos en objetos
de veneración. No sabemos con certeza cómo fueron redactadas cada una de
ellas y su verdadera relación con las citadas actas consulares, pues si bien algu-
nos detalles expuestos denotan que los autores conocieron el proceso legal del
martirio, también es evidente que para los cristianos obtener una copia de los
procesos verbales que se guardaban en el archivo proconsular, no sería nada
fácil y por ello hubieran tenido que pagar altas sumas monetarias.
Por otro lado también es importante reseñar que Diocleciano, uno de los
emperadores más cruentos y que mayor número de campañas contra el cris-
tianismo realizó, se encargó de destruir los libros sagrados existentes en
numerosas iglesias, hecho que afectó a la pérdida de bastante documenta-
Crucifixión de Cristo, Lucas Cranach San Longinos, Gian Lorenzo ción. Aún así sabemos que el principal compilador de estas actas fue Euse-
"el Viejo", inicios del siglo xv1, Museo Bemini, 1639, Basílica de San Pedro bio de Cesarea (siglo rv), uno de los primeros cronistas de la historia de la
Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires. del Vaticano, Roma. Iglesia. Si bien su libro se ha perdido, es bien conocido que escribió un con-
294 !MÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRIST!A A TEMA 8. PRINCIPALES FUE1 TES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIA O 295
junto de actas martiriales que viene citado en su conocida Historia eclesiás-
tica. El trabajo de este personaje fue tomado en el siglo vr por san Gregorio Una de las primeras manifestaciones escritas de este género, y tal vez una
Magno como el modelo a seguir, de ahí que los diversos martiriológicos escri- de las obras más citadas por la historiografía artística, es la conocida Leyenda
tos a posteriori, como el de Beda el Venerable (siglo vrn) se basaran en un Dorada (Legenda aurea o Legenda sanctorum) obra fundamental para estudiar
modelo en común. Partiendo de esta idea entendemos que los compendios la iconografía de los santos y mártires hasta el siglo XIII (siglo en el que se
redactó la obra), pues en ella se trata no sólo de un compendio de la vida de
de vidas de mártires que a día de hoy conservamos son, en parte, copias de
casi 200 personajes insignes del cristianismo (organizados dentro del texto
actas originales y reelaboraciones de otras perdidas pero que nos son igual-
según el calendario litúrgico), sino también de diversos pasajes de la historia
mente útiles para poder identificar los personajes representados en las obras
de esta religión (como la leyenda de la Vera Cruz). El autor de este libro fue
de arte, pues fueron el modelo que utilizaron artistas y clientes en la con- Santiago de la Vorágine (Jacobus de Voragine o Jacopo da Varazze), domini-
cepción de las mismas. co arzobispo de Génova. Su compilación podríamos denominarla como uno de
Un elemento que presentan la mayor parte de las biografías de dichos los bestseller del mundo medieval y moderno, del cual disponemos numero-
mártires es su intención de relacionarlas con la Pasión de Cristo y su sufri- sas copias ya desde la Baja Edad Media, disfrutando de una mayor difusión
miento, además de resaltar cómo durante toda su vida intentó seguir el ejem- gracias a la creación de la imprenta. El arte no fue ajeno a este auge, por lo que
plo del Mesías. Además, su origen vincu lado con los textos legales, permite se convierte en un libro de consulta obligatoria en cuanto a la iconografía de
conocer referencias políticas de emperadores y gobernadores que estuvieron santos anteriores al siglo XIII se refiere. e
relacionados con el martirio, así como las fases del procedimiento de arres- Por otro lado, aunque resulte obvio, debemos indicar que no podemos tra-
to, la sentencia y las diversas torturas, e, incluso, a veces, otros cristianos tar estas narraciones como un libro de historia, pues es bien reconocido que
que intentaron interceder por el mártir para salvar su vida, realizándose una lo que le importó al genovés fue describir del modo más detallado con fina -
confrontación entre paganismo y cristianismo, hecho que en muchas repre- lidad didáctica la vida de los personajes por él elegidos, modificando u
sentaciones artísticas aparece visualizado. El carácter narrativo de estas com- obviando los pasajes que menos le convenían y añadiendo otros que pudieran
posiciones, al igual que sucederá en los Flos sanctorum, la convierten en la aumentar la piedad y el fervor del fiel que lo leyera. De hecho, humanistas del
fuente perfecta para el desarrollo de las escenas que conforman los ciclos siglo xv1 como Erasmo de Rótterdam o Juan Luis Vives, interesados en dis-
hagiográficos que desde los albores del medioevo hasta nuestros días se fue- criminar las principales fuentes de conocimiento de la doctrina cristiana,
ron creando. advirtieron de la falta de veracidad del texto áureo y recomendaron su uso
con cautela. Aún así, los historiadores, filólogos y teólogos que se han enfren-
tado a su estudio, han determinado que para su redac.ción utiliza diversas fuen-
tes de la tradición cristiana. Los Evangelios (tanto canónicos como apócri-
4.2. Los Flos Sanctorum: la Leyenda Dorada, los textos fos), los textos de los Padres de la Iglesia, diversas actas martiriales o escritos
postridentinos y las recopilaciones de vidas de santos de ilustres pensadores de los albores del mundo medieval como Gregorio de
Tours (siglo VI) o Vicente de Beavais (siglo xm), especialmente su Speculum
historia/e, de ahí que muchas veces cuando analizamos pinturas basadas en
Los Flos Sanctorum son un género literario vinculado con la vida de los
la obra de este arzobispo no debamos renunciar a compararla con algunos de
santos y de otros personajes ilustres del cristianismo. Comienzan a populari-
sus referentes bibliográficos.
zarse durante la Baja Edad Media y sufren un resurgir tras el Concilio de Tren-
to, cuando es necesaria una reivindicación por parte del catolicismo del impor- La estructura que sigue es casi siempre muy similar: comienza con un
tante valor didáctico, propagandístico y moralizante de los santos de la Iglesia, estudio etimológico del santo, que muchas veces relaciona incluso con el
hecho que había sido puesto en duda por algunas facciones del protestantismo. valor o significado alegórico de sus milagros, para continuar exponiendo los
Dependiendo del periodo cronológico en el que nos encontremos, así como de hitos fundamentales de la biografía del personaje seleccionado. Se detiene
la zona geográfica sobre la que trabajemos, esta biografías historiadas, muchas en mayor medida en cómo falleció y fue martirizado para engrandecer su
veces basadas en relatos apócrifos o con datos inexactos, pueden variar o ir figura, resaltando los sucesos extraordinarios que se produjeron durante su
incorporando santos locales o que recientemente fueron canonizados de ahí vida e incluso algunos relacionados con sus reliquias, creando ciertos resor-
que también sean una fuente fundamental no sólo para identificar aquello que tes para captar la atención de los fieles y mostrando el poder intercesor y
se está representando, sino también la posible cronología de la obra de arte a mediador del santo con Dios y con la Salvación de los hombres. Estas estra-
la que nos enfrentamos. tegias las podemos poner en relación con los procedimientos de la homiléti-
ca (predicación pública) bajomedieval y la búsqueda del impacto emocional,
298 IMÁGENES DE LATRADICIÓN CLÁSICA YCRISTIA A TEMA 8. PRINCIPALES FUENTES TEXTUALES DEL ARTE CRISTlANO 299
del Arte, pero, como se ha indicado con anterioridad, muchas veces bien los se realiza en la Leyenda Dorada donde se expone que, camino del patíbulo se
artistas o los clientes realizan alguna modificación de la iconografía "canóni- le acerca un notario romano, llamado Teófilo, quien burlándose de ella le indi-
ca" del santo, de aquello que nos narra la leyenda hagiográfica, sea bien las ca: "Oye, envíame alguna de esas rosas y manzanas que piensas coger en el
actas martiriales que se analizaron en páginas anteriores o los textos de San- huerto de tu esposo'', a lo que ella respondiera: "Te las enviaré" (Vorágine,
tiago de la Vorágine. Cuando esto sucede, debemos estar al tanto, pues tal vez, 1995, pp. 918 -920). Según la narración del texto citado, el mismo día en que
dicho cambio no sea anecdótico, sino que esté ligado con una intención de Dorotea fue martirizada, estando Teófilo en el palacio de la prefectura, se le
dotar de significado especial a dichas figuras . Para poder ejemplificar este acercó un niño, lo apartó del grupo y le dijo: "Vengo de parte de mi hermana
aspecto y que sea más comprensible vamos a tomar como caso de estudio la Dorotea a traerte estas rosas y estas manzanas procedentes del huerto de su
iconografía de santa Dorotea. esposo". Cumplido este encargo, el niño desapareció, y el prefecto, estupe-
Martirizada en las campañas de Diocleciano por una parte, por defender su facto, entendió el mensaje, no sólo por haber sucedido aquello que le solicitó
virginidad ante los intentos de los romanos de hacerle sucumbir en los place- a Dorotea, sino por haber enviado frutos que en febrero no solían crecer. Por
res de la carne; y por otra, por mantenerse fiel al cristianismo, suele aparecer dicha razón a esta santa se le representa con tales atributos: flores vinculadas
representada con unas flores en la mano, una manzana, así como la palma, a su pureza y virginidad; y la manzana por el milagro que obró la definitiva
símbolo del martirio. Por tanto, los atributos que nos ayudarían a identificar- conversión del romano.
la serían estos. El porqué fueron seleccionados está basado en la narración que Ahora bien, si observamos cómo la representa el pintor Joan de Joanes,
uno de los más importantes del Renacimiento español en su obra titulada Los
desposorios místicos del Venerable Agnesio, vemos cómo el artista valenciano
cambió las manzanas, claves en el significado de la historia, por una granada.
Este hecho nos hace pensar, como se ha indicado, que pueda tener un signifi-
cado especial vinculado con la propia pintura que se analiza. No dudamos de
que sea ella, pues en el marco (a día de hoy perdido) de la tabla, se detallaba
en letras capitales el nombre de la santa. Así pues, lo que debemos hacer en
estos casos es, por un lado, buscar el significado que pueda tener dicha fruta,
la granada, en la Historia del Arte, e intentar vincularla con la pintura que se
analiza. Según el texto bíblico del Cantar de los Cantares podemos relacionar
Santa Dorotea, Francisco de Zurbarán, Desposorios místicos del Venerable Agnesio, Joan de Joanes, c. 1550, Museo de Bellas
c. 1640, Museo de Bellas Artes, Sevilla. Artes, Valencia.
300 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A TEMA 8. PRINCIPALES FUENTES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIANO 301
dicha granada con la castidad, una de las cualidades martiriales de Dorotea.
también en el estudio de la hagiografia; y, por otro, cómo el cambio de un atri-
Pero, además, ésta representa otros valores que se podrían vincular con el com-
buto en una pintura u obra de arte puede estar íntimamente relacionado con Ja
plicado momento religioso que sufría la Valencia moderna, estos son, la "con-
asignación de un nuevo significado vinculado con el artista, patrono o el
cordia" y la "unidad de los diversos pueblos en el seno del cristianismo" . Hacia
momento social en el que fue concebida. Este tipo de casos es más habitual de
1550, fecha en la que se concibió la pintura, este territorio estaba sumido en
lo que creemos en la Historia del Arte, de ahí que como historiadores no deba-
las campañas de conversión de los moriscos (musulmanes obligados a dejar su
mos de conformamos con la mera identificación de las escenas a través de sus
fe y abrazar el cristianismo tras la Batalla de las Germanías), hecho que pro-
atributos, sino también el significado de los diversos cambios iconográficos
dujo grandes quebraderos de cabeza a la corona hispánica y a los poderes reli-
que se realizaron en cada periodo del pasado.
giosos. Las conversiones a la fuerza no estaban siendo del todo efectivas y
producían cierta inestabilidad social. Frente algunas voces que clamaban la
expulsión de esta minoría, hecho que finalmente acaeció en el año 1609, ** *
algunos clérigos como Juan Bautista Agnesio (predicador de moriscos e inte-
Como se ha dicho, la obra de Santiago de la Vorágine fue fundamental en
lectual-humanista que publicó numerosos escritos en latín), confiaba en que
la configuración de los tipos iconográficos de los santos más ilustres que vivie-
aún era posible su asimilación a través de la educación. Su ideología al respec-
ron hasta el siglo x m, pero tras su publicación, otros muchos hombres y muje-
to la expuso en diversos escritos, como su Pro sarracenis neophytis publica-
res ejemplares fueron canonizados y fue necesario ir componiéndose nuevos
do unos años antes a la realización del cuadro. En él instaba a los nobles (fue
libros dentro del género delflos sanctorum que incluyeran sus leyendas ejem-
preceptor del conde de Oliva y amigo del duque de Gandía, dos poblaciones
plares. Si bien durante los siglos x1v al x v1 se publicaron otras vidas de san-
altamente habitadas por neoconversos) a continuar las labores de evange-
tos, el gran auge se dio tras el Concilio de Trento (1545-1563) . Como se indi-
lización, de ahí que podamos entender que el cambio de la manzana por la
có, debido a los problemas religiosos que supuso la reforma protestante.
granada tiene algún sentido en esta pintura, que, cuyo nombre indica, está dedi-
Recordemos que la cuestión de la función de las imágenes y el culto a los san-
cada al clérigo valenciano. Los textos en los que encontramos la relación de
tos en el seno de la Iglesia Católica Romana se resolvió en la Sesión XXV del
este fruto con la concordia y la unidad en el cristianismo son los siguientes:
concilio citado a través de la publicación del Decreto "Sobre invocaciones de
Cesare Ripa define el primero de ambos términos en su conocida obra titula-
santos, sobre su veneración y las reliquias de los santos, y sobre las santas imá-
da Iconología como "Mujer hermosa y de mucha majestad, que lleva en la
genes" . En él se legisló de modo muy esquemático cómo debían de ser repre-
diestra un recipiente, en el que se verá una granada, y en la siniestra un cetro
sentadas las historias sacras buscando la veracidad (aspecto criticado por los
rematado por flores y frutos de las más diversas especies" (Iconología, tomo
protestantes), así como el papel del obispo en la censura y control de las mis-
1, p. 209). Si bien la obra de loanes es anterior al texto de Ripa, sabemos que
mas para evitar desviaciones de la fe , pues si el valor del arte era enseñar, cual-
el intelectual italiano lo que hace es resumir o reescribir ciertas alegorías que
quier error en la pintura podría llevar a un mal proceso educativo, y con ello,
estaban siendo utilizadas en el arte occidental, por lo que las similitudes cita-
a la herejía o a la heterodoxia doctrinal.
das, realmente evidentes, podrían hacemos plantear que la intención del artis-
ta valenciano fuera situar a la vez una escena de conversión y una representa- Una vez finalizado el Concilio se produjo la publicación de gran número
ción de la concordia entre los pueblos, morisco y cristiano, que convivían en de obras donde la iconografia de los santos salía a colación. Así Jan van der
la zona valenciana y que fuerop adoctrinados por el propio Agnesio. Meulen, conocido como Molanus, redactó en latín su De Picturis et Imagini-
bus Sacris, pro vero earum usu contra abusus (Tratado de las Santas Imáge-
También relacionada con esta idea sería la interpretación de la granada
nes) , publicado en 1570 pero ampliado y reeditado 1594. También por aquel
como elemento unitario dentro del cristianismo. Según Pierio Valeriano, en su
entonces vieron la luz los tratados de los cardenales Gabrielle Paleotti o Cario
obra Hieroglyphica (capítulo uv: De Malo punico. Multarum gentium socie-
Borromeo que versaron sobre los usos de las imágenes, donde la hagiografia
tas), recogiendo las opiniones de los Padres de la Iglesia, la granada era una
tuvo un valor fundamental , al afirmar que los santos nos ayudaban a entender
representación de la Iglesia cristiana, pues al igual que la fruta encierra en una
valores como la penitencia, a través, por ejemplo, de las imágenes de san Jeró-
única corteza gran número de granos, así dicha institución une en una única
nimo o la Magdalena; el padecer por el cristianismo (hecho que produjo una
creencia pueblos diversos. Por ello también podríamos vincularla con la diver-
producción seriada de martirios cada cual más cruento) o el de las obras de
sidad de maneras de entender la religión que se dieron en el seno del cristia-
misericordia. Sus textos no suponen un compendio de santos como ta l, no se
nismo valenciano y con la espiritualidad particular de los moriscos, como con-
trata de un repertorio como el que nos legó Santiago de la Vorágine, si bien,
versos del Islam. Con todo ello vemos, por una parte, la importancia de la
por el contrario, su uso nos ayuda a entender los temas más importantes del
emblemática en el estudio simbólico, no sólo de programas mitológicos sino
barroco europeo y su significado en el momento de la gestación del mismo.
"Pero por lo que respecta a sus pinturas y efigies, la más frecuente de todas,
es la de pintarle como un viejo anciano (pues pasaba de setenta años cuando
padeció martirio por la fe) vestido con las insignias pontificales que usan cuan-
do están en su casa lo obispos de nuestra orden nunca bastante alabada, y tras-
pasada una espada por su garganta, pues con estas y otras cosa que por vía de
adorno añaden los pintores, se significa suficientemente el mérito de su sabi-
duría y la excelencia de su martirio. Mas como también le pintan muy a menu-
do conversando con un niño de hermosura divina y singular, no será fuera del
caso exponer el motivo de esta imagen y pintura, que según refieren los histo-
riadores de su vida pasó de este modo ... " (Interián de Ayala, 1782, p. 439).
Con un talante mucho más teológico, no en vano su autor era fraile mer-
cedario, debemos incluir en este recorrido sobre textos postridentinos que tra-
tan de algún modo la vida dei.os santos el trabajo de fray Juan Interián de
Ayala y su Pintor Christiano erudito ( 1730-1782), que retomó el espíritu
reformista que siglos antes había defendido Trento en cuanto a las artes visua-
les, así como la imperiosa necesidad de crear una iconografía regulada, sin
desviaciones ni errores teológicos, para evitar la difusión de los falsos dog-
mas. Este tipo de tratados demuestran que a pesar de los esfuerzos llevados a
cabo por la Iglesia tras el gran concilio del siglo xv1 todavía existían proble-
mas graves en la representación de diversos temas bíblicos o hagiográficos
que debían de ser erradicados. Además, en este caso, al estar vinculado el
autor a una orden religiosa en concreto, esto es, la mercedaria, introduce
San Pedro Pascual, Francisco
diversos capítulos específicos a la iconografia de sus correligionarios, con- de Zurbarán, 1630, Museo de Bellas
virtiéndose en texto de lectura obligatoria para quien los analice. Por tomar Artes, Sevilla.
El interés por los animales y las distintas especies vegetales, así como su
significado simbólico fue de gran importancia en la Edad Media, sin necesi-
San Ignacio de Loyola, Claudio Coello, San Fran cisco de Borja, Alonso dad de esperar al conocido cientifismo de la Edad Moderna. Desde bien tem-
1680, Iglesia de uestra Señora Cano, 1624, Museo de Bellas Artes,
prano se escribieron diversos libros o se recuperaron otros de la Antigüedad
de la Asunción, Valdemoro. Sevilla.
(con una cristianización de sus escrituras) cuya intención era la de describir e
6. Bibliografía
Bibliografía comentada
312 IMÁGENES DE LATRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIANA TEMA 8. PRINCIPALES FUE TES TEXTUALES DEL ARTE CRISTIA O 313
GRABAR, André. Las vías de la creación de la iconografia cristiana. Madrid:
Alianza Forma, 1985. STRATTO , Suzzane. "La Inmaculada Concepción en el arte español", Cua-
Este libro es fundamental para conocer cómo se creó la iconografia del pri- dernos de arte e iconografia, 1 (2), 1988, pp. 3-128.
mer cristianismo, los problemas que se dieron en la conformación de los VORAGINE, Santiago. La leyenda dorn ,ia. Madrid: Alianza, 1995.
tipos visuales y los significados simbólicos que tuvieron durante el tardo-
WARBURG, Aby. El Renacimiento del paganismo. Aportaciones a fa Histo-
antiguo y paleocristiano.
ria cultural del Renacimiento Europeo. Madrid: Alianza, 2005.
RÉAU, Louis. Jconografia del arte cristiano. Barcelona: Ediciones del Serbal,
1980.
Se trata de una colección formada por diversos libros dedicados a la Biblia
y a los santos. Es uno de los diccionarios más completos para una prime-
ra aproximación a las fuentes y significados del arte cristiano.
Bibliografia general
TEMA 9. APROXIMACIÓN A LA ICONOGRAFÍA DE LA CREACIÓN EN EL MUNDO CRISTIANO 317 318 IMÁGE ES DELATRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTI ANA
otras culturas que lo precedieron, pues nos apartaría del objeto de estudio que
nos proponemos, pero recomendamos las lecturas complementarias que adjun-
tamos al final del capítulo para aquellos que están interesados en ampliar tales
aspectos.
Según Irene González (201 O), en el mundo medieval existían tres maneras
de representar la Creación. Primero, como secuencia, recogiendo los distintos
días y sus diferencias, si bien es difícil encontrar uno de estos ciclos hasta la
Alta Edad Media, de modo que las primeras representaciones seriadas no pare-
cen datarse antes de los siglos XI-XII. Una segunda tipología sería la que sin-
tetice el proceso creador en algunas escenas unidas a la representación del Cos-
mocreator, figura que analizaremos más adelante. Y, por último, aquellas que
se centran simplemente en el momento culmen, en el sexto día, con la creación
de Adán y Eva. Este último modo de hacer referencia al proceso creador fue
uno de los que mayor difusión tuvo en la Edad Moderna, debido a que la con-
cepción teocéntrica medieval fue perdiendo importancia frente el antropocen-
trismo y el valor del ser humano, siendo, pues, el creación del hombre, aque-
llo que más interés despertó entre los artistas, minimizando la visualización
del papel fundamental de Dios, y tomando esta idea como el origen de diver-
sos ciclos artísticos
Tapiz de la Creación, siglo xr, Museo Catedralicio, Gerona.
Una variante de la segunda tipología sería la que Vidal y Horcajada (2015)
denominaron "representación panorámica" . Utilizan este término para descri-
bir aquellas imágenes que unen todas las escenas narradas por el Génesis en
una sola, produciéndose un importante cambio a lo que a temporalidad se refie-
re, desapareciendo aquí la secuencia narrativa, como si el mundo y sus babi-
Creación de Adán y Eva, Vera Crnz de Maderuelo, siglo XII, Museo del Prado, Madrid.
Capilla Sixtina, Miguel Ángel, c. 1509, Roma.
"Un primo pintor de bellos dibuxos y matizes que con su rara delgadeza y
arte pintó el pinzel, no los puede ver encubiertos que antes gusta extremada-
mente todos gozen de la belleza de sus obras. Assí dios las primíssimas gracias
que su divina mano estampó en sus santos las gusta descubrir y hazer patentes
al mundo, y para ello tiene su suave providencia, sus tiempos, su razón, sus
términos traídos y dispuestos a la medida de'su gusto y voluntad".
Con ello vemos múltiples variantes relacionadas con una misma idea, esta
es, la de Dios como creador y organizador de todas las cosas, como aquel que
hizo nacer del caos el orden y el Universo, sea como arquitecto o bien como Cúpula de la Creación, se puede ver arriba a la izquierda la imagen
pintor. de una paloma moviendo las alas sobre el mar, siglo x111 , San Marco,
Venecia.
5. El inicio de la Creación Tras esta imagen, que otras veces se sintetiza simplemente a través de la
figura del Cosmocreator entronizado, comenzará la representación de la pri-
Tradicionalmente, los estudios sobre los ciclos narrativos de la Creación mera jornada, consecuencia de la acción que acabamos de explicar. En ella
parten de lo que sucedió en el primer día de la misma, pero debemos remon- se produce la separación de la luz de las tinieblas. "Dijo Dios: 'Haya luz' , y
tarnos, para entender todo el proceso, a lo que existía antes de que se produ- hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y separó Dios la luz de las tinie-
jera el primer acto creador. Aquello que se ha conocido como in principio o blas. Llamó Dios a la luz 'día', y a las tinieblas llamó 'noche'. Y atardeció y
"en el principio", el momento en el que tan sólo existía la confusión y la oscu- amaneció el día primero" (Gn 1: 3-5). Es necesario indicar que dicha luz parte
ridad (Caos) y Dios tuvo que poner orden en él, convirtiéndolo en un espacio de la propia divinidad, pues el Sol como astro, no se crea hasta la cuarta jor-
estructurado, dotado de luz, belleza y existencia (Cosmos). Para tal fin, cuen- nada, así que es el mismo Dios quien con su luz ilumina al mundo. Según
ta el Génesis (1: 1-2) que el Espíritu del Señor comenzó a aletear sobre las González (2012, p. 12), esta acción puede entenderse, también de forma sim-
aguas, dándose inicio, entonces, el origen de todas las cosas. Para representar bólica, como sinónimo de la creación de los ángeles, ya que éstos son seres
este pasaje los artistas habitualmente utilizaron una estructura bipartita, por luminosos; y de hecho así sucede en los mosaicos de la catedral de Monrea-
una parte mostraban el mar como en marejada, por la acción del viento de las le (siglo xn) y en la Biblia moralizada de La Haya (siglo xv). Además, este
alas del Creador (representado habitualmente por el Espíritu Santo); y, enci- acto de separación puede plasmarse de otros dos modos distintos: bien como
ma, un espacio oscuro, que simboliza el Caos, las tinieblas a las que se pon- hiciera Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, representando el esfuerzo fisico
drá fin, en las que se suele distinguir un personaje alado que representará la de Dios (en un complicado escorzo) para separar la luz (que él mismo emana)
acción descrita con anterioridad. Así se podrá observar, por ejemplo, en la de la tinieblas, o, en otros casos no tan habituales, insertando una especie de
decoración musivaria de la Cúpula de la Creación de San Marcos de Venecia esfera, disco o circunferencia con dos mitades, una con colores amarillentos
del siglo XIII. Insistimos, este acto se produjo con anterioridad de la primera y otra oscuros para explicar la expansión de la luz hacia el territorio oscuro
y caótico.
jornada, cuando sólo existía el Caos.
TEMA 9. APROXJMACIÓ A LA ICONOGRAFÍA DE LA CREACIÓN EN EL MU DO CRISTIANO 325 326 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIANA
El hecho de que la acción suponga la separación de dos elementos produce
que la estructura de la mayor parte de las composiciones sea bipartita, en dos
planos, uno superior y otro inferior, estando el segundo de ellos caracteriza-
do por las olas, realizadas de un modo más o menos naturalista, que sirven
para identificar el mar. De modo excepcional, a veces puede representarse
este suceso con una estructura de círculos concéntricos, a modo de diagrama,
como sucede en el Liber Cronicarum de Hartmann Schedel (Nürenberg, 1493).
En la parte central, se localizaría la tierra y sucesivamente la esfera del aire,
del fuego , de las aguas superiores, y, por último, más allá las tinieblas. En
otras ocasiones, incluso, se utilizan dos espacios para representar dicha sepa-
ración, como sucede en los capiteles de la portada de santo Domingo de Soria,
donde en cada columna se sitúa un elemento. Por último, también son intere-
santes las representaciones de este jornada en las que son alegorías de los ríos
y de la tierra las que conforman la acción, tal y como sucede en los grabados
de Golztius.
Separación de la luz y las tinieblas , Miguel Ángel, c. 1509, Capilla Sixtina, Roma .
"Dijo Dios: 'Haya un firmamento en medio de las aguas, que las esté sepa-
rando unas de otras.' Y así fue. E hizo Dios el firmamento y separó las aguas que
El segundo día, Liber Cronicarum Hartmann Schedel, 1493,
hay debajo del firmamento, de las aguas que hay encima del firmamento, y llamó ürenberg.
Dios al firmamento 'cielos ' . Y atardeció y amaneció el día segundo" (Gn 1: 6-8).
El segundo día , Hendrick Goltzius, c. 1594, El tercer día , Pavel Svedomsky, 1898,
Metropolitan Museum, Nueva York. Catedral de San Volodymyr, Kiev.
TEMA 9. APROXCMACIÓN A LAICO OGRAFÍA DE LA CREACIÓN EN EL MUNDO CRISTIANO 331 332 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIANA
Las aves y los peces fueron los siguientes en ser creados en la quinta jor-
nada:
Hay que hacer notar que no es hasta el sexto día cuando los cuadrúpedos
son creados, de ahí que los artistas tengan mucho cuidado a la hora de distin-
guir unos de los otros. También es importante señalar que es una de las jorna-
das que mayor cambio sufrirá con el paso de los siglos. De las primeras repre-
sentaciones medievales, donde incluso son necesarias las inscripciones para
comprender lo que sucede se pasará en el mundo moderno a todo un muestra-
rio de seres vivos, tendencia vinculada con el cientifismo y la necesidad de
conocer la naturaleza que tiene la sociedad. Este interés por la biología se dio
principalmente en dos focos , en los Países Bajos, donde los pintores flamen-
cos con el realismo que les caracteriza hicieron visibles toda clase de anima-
les marinos o voladores; o, en Italia, llegando a su auge en el XVII gracias a la La creación de la aves, Jan Sadeler con diseño de Maarten de Vos, 1587.
labor de la Accademia dei Lincei (Roma).
Como se ha dicho, el sexto día creó al resto de los animales y a Adán y Eva:
El sexto día , Jan Sadeler con diseño El sexto día, Julius Schnorr von
El quinto día , siglo XII , mosaico de Maarten de Vos, 15 8 7. Carolsfeld, 1860, Die Bibel in Bildem.
bizantino de la Catedral de Monreale.
Lo mismo sucede con la creación de Eva. Unas veces sucederá estando Adán
dormido siendo extraída la primera mujer de su costilla (Biblia de San Pedro de
Rodas, siglo XI) o, lo más frecuente, a Eva saliendo del costado de Adán.
7. Conclusiones
Bibliografia comentada STOICHITA, Víctor. El ojo místico. Pintura y visión religiosa en el Siglo de
Oro. Madrid: Alianza, 1996.
GONZÁLEZ HERNANDO, Irene. "La creación", Revista Digital de icono- VILLASE- OR, Femando (coord.). Introducción a la iconografia del Antiguo
grafia medieval, 3, 2010, pp. 11-19. Testamento y sus grandes ciclos en la Edad Media de Occidente. Liceus,
Este texto es muy interesante pues se centra de modo monográfico en el 2006 (www.liceus.com).
mundo medieval y analiza de modo detenido todas las variantes que en él
se dieron. Además aporta reflexiones sobre las fuentes visuales en las que
se basaron las pinturas y su posterior evolución.
VIDAL LORENZO, Cristina. "El origen del mundo en el arte antiguo", Ars
Longa, 9-10, 2000, pp. 37-50.
Recomendamos la lectura del presente artículo porque en él se analizan
todas las contaminaciones textuales y visu'ales de la representación de la
Creación entre el cristianismo y las civilizaciones que la precedieron.
VID AL LORENZO, Cristina y HORCAJADA CAMPOS, Patricia. "La crea-
ción del mundo" en GARCÍA MAHIQUES, Rafael (Dir.), La visualidad
del lagos. Madrid: Editorial Encuentro, 2015 , pp. 912-965 .
Este texto se incluye en un volumen dedicado a los grandes temas del Anti-
guo Testamento, haciendo hincapié en la representación de la divinidad.
Ambas autoras analizan de modo muy detallado cuáles fueron las princi-
pales fuentes textuales y los más significativos programas iconográficos
que se basaron en ellas, utilizando una terminología muy útil para el cono-
cimiento de la complicada representación de dicho tipo iconográfico en la
Historia del Arte.
Bibliografia general
TEMA 1O. LA ATIVIDAD DE CRISTO EN EL ARTE 343 344 IMÁGENES DE LATRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTI A A
duce que, en algunas pinturas, el Niño aparezca sobre una especie de cubo, No está claro cuál fue la primera representación de la Natividad en las artes
como si fuera una roca tallada en desuso, pero que tiene un alto contenido sim- plásticas, pero sí que se podría relacionar con algunas pinturas de las cata-
bólico, pues significa que Cristo es la piedra angular de la religión y entronca, cumbas romanas. Tal sería el caso de la Adoración de los Magos de la Capilla
además, con el discurso de Ramón Llull y la forma cúbica (que suele tener dicha Griega de la Catacumba de Priscila (siglo m). Si bien la escena de la Epifanía
roca), que vincula las proporciones matemáticas con la sabiduría y el bien. es posterior en varias jornadas a la Natividad, como veremos en el siguiente
capítulo, la manera de representar el suceso pudo servir como modelo para
Por último, una iconografia mucho menos habitual sería la de situar el naci- composiciones posteriores. En este caso aparece la Virgen con el Niño en su
miento de Cristo en una casa, pues no está basada, como en el caso anterior, regazo rodeado por distintos personajes cuyos atributos a día de hoy son com-
en ninguna fuente textual y no es más que una contaminación de la represen- plicados de identificar.
tación del nacimiento de la propia Virgen que se produjo en un habitáculo más
acondicionado que la cueva o portal de Belén. Esta tipología estaría relacio-
nada con la intención de crear una similitud entre la propia vida de los nobles
o burgueses enriquecidos, que nacieron en hogares ricos, y cómo sucedió el
alumbramiento del Salvador, por tanto debemos vincularlo a los círculos cor-
tesanos o de la clase media-alta.
TEMA lO. LA ATIVIDAD DE CRISTO E EL ARTE 345 346 lMÁGE ES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIA A
en el periodo de la Reforma Católica. Pintar al iño entre pañales era la correc-
to tanto doctrinal como escriturísticamente hablando.
TEMA 10. LA NATIVIDAD DE CRISTO EN EL ARTE 347 348 IMÁGENES DE LA TRADICIÓN CLÁSICA Y CRISTIA A
incluso expuso que no debía representarse nunca acostada ni aparecer en las Según Réau (1992, p. 240), en la exégesis simbólica, el buey y el asno son
pinturas las figuras de las comadronas que le facilitaron el parto, de las cuales las prefiguraciones de los dos ladrones entre los que fue crucificado Cristo;
hablaremos más adelante. así como las de los judíos y gentiles, basándose, en e te caso, en las palabras
de Gregorio de Niza, quien escribió: "El buey es el judío encadenado por la
Una modificación de esta postura de rodillas, orando ante Cristo, sería la Ley; el asno, que es una bestia de carga, lleva el pesado fardo de la idolatría" .
de representarla sentada, si bien en este caso suele llevar el Niño en sus bra- Sea como fuere , estos dos animales se han convertido en dos iconos insepara-
zos y suele coincidir con momentos posteriores al parto, con las escenas de la bles de cualquier representación de la Natividad desde la Edad Media hasta
adoración de los Reyes y los pastores. nuestros días.
Por su parte, José también tiene un rol cambiante durante la historia del Mucho más polémicas son las figuras de las matronas, comadronas, parte-
presente tipo iconográfico. En los primeros años del cristianismo, como el ras u obstétricas en las composiciones sobre la Natividad. La tradición de
asunto de la virginidad de María era complicado de defender, este personaje representarlas se basa en el Protoevangelio de Santiago (xrx y xx), el Evan-
asume un papel muy secundario, estando casi siempre apartado de la escena, gelio del Pseudo Mateo. (xm: 3-5), el Evangelio Annenio de la Infancia (capí-
en un plano lejano, para evitar suspicacias doctrinales. Poco a poco, a medida tulo III) y en la visión sintética que da Santiago de la Vorágine en La Leyenda
que los teólogos defienden su importancia como padre putativo de Cristo y Dorada (capítulo VI). Su inclusión depende, por un lado, de la búsqueda de
exaltan su sacrificio por haber aceptado la tarea que Dios le había encomen- José para encontrar a alguien que le asistiera en el parto y, por otro, de la nece-
dado, comienza a ganar en interés y a participar más activamente en las esce- sidad de justificar la virginidad de María, pues se presenta un debate entre dos,
nas de la Natividad. El Evangelio de San Mateo (1: 18-25) lo presenta dubita- la partera crédula e incrédula, quienes se cuestiona si realmente fue así con-
tivo, o el Libro de la infancia del Salvador lo coloca fuera de la gruta donde cebido Cristo sin pecado original. De hecho, una de las escenas más curiosas
nació Cristo. Estas dos fuentes contrastan con otras, como los textos del Pseu-
do Buenaventura o la Leyenda Dorada donde se recoge el interés de José por
encontrar un buen lugar donde su mujer pudiera parir. Durante la Edad Media,
principalmente a finales de la misma, y el Renacimiento comienza a asumir el
mismo protagonismo que María, al aparecer de manera relativamente simétri-
ca en las composiciones con la actitud orante y en genuflexión.
Otra de las figuras más tradicionales de este tipo de escenas es la del buey
y la mula. Si bien la tradición visual hasta nuestros días las incluye de modo
totalmente estandarizado en las pinturas de natividad, como se indicó en capí-
tulos precedentes, son dos animales que sólo aparecen en los textos apócrifos
(Pseudo Mateo) y comentarios posteriores por parte de espirituales (santa Brí-
gida o Santiago de la Vorágine). La función que se les otorga es variada. Por
una parte, podrían representar cómo el mundo animal se postra ante el Sal-
vador "Tres días después de nacer el Señor, salió María de la gruta y se apo-
sentó en un establo. Allí reclinó al niño en un pesebre, y el buey y el asno le
adoraron ( ... ). Y hasta los mismos animales entre los que se encontraba le
adoraban sin cesar" (Pseudo Mateo XIII: 3). De hecho, en los textos de Isaías
( 1, 3) ya se dice que "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su
amo"; o en los de Habacuc (3: 3) se puede leer: "te darás a conocer en medio
de dos animales", pudiendo ser ambos, por tanto, la fuente de inspiración del
texto apócrifo.
En otros casos, según diversos comentaristas y exegetas bíblicos, estos ani-
males pueden ser utilizados como elementos de localización dentro de un esta-
blo (así los sitúa la Leyenda Dorada) o también como "calefactores" del lugar, Natividad con parteras, Taddeo Gaddi, c. 1325, Museo
pues con su aliento mantenían siempre templada la temperatura para que el Thyssen Bomemisza, Madrid.
Niño no enfermara.
Bibliografla comentada
TEMA 10. LA ATIVIDAD DE CRISTO EN EL ARTE 353 TEMA 11 . LA EPIFANÍA E EL ARTE: LA ADORACIÓ DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 355
ran saber. Éstos, avisados en sueños, una vez entregados sus presentes (oro,
la sociedad. Los Reyes Magos, como veremos, se convirtieron en un trasunto
incienso y mirra) a la Virgen y al iño , no volvieron al palacio del monarca
de la nobleza y la burguesía enriquecida, que a través del arte, mostraba su
sino que siguieron su camino. Curiosamente el resto de los Evangelios Sinóp-
postración ante Cristo, ser buenos cristianos humildes que como los reyes se
ticos obvia este pasaje del que poco más describe Mateo. También es remar-
arrodillaban ante el Salvador. Por el contrario, el asunto de los pastores tuvo
cable que habla de Magos y no de Reyes, denominación que comienza a ser
menos repercusión en este sentido, incluso desde las primeras alusiones que se
usada en el siglo IV siguiendo los escritos de Tertuliano o Cesareo de Arlés, al
dieron en los Padres de la Iglesia y comentarios a los Evangelios. Su auge se
entender que era mucho más digno para la adoración del Salvador, si bien los
dio, principalmente, en el medioevo, cuando las órdenes mendicantes intenta-
magos, en el mundo antiguo, eran personas altamente instruidas que se dedi-
ban reivindicar el papel de la pobreza. Defendían cómo los seres más humil-
caban a la astronomía y a la astrología, y no poseía un significado tan peyora-
des de la sociedad fueron los primeros en contemplar a Cristo, al Rey de los
tivo como en la actualidad.
judíos y el redentor del mundo. De este modo, dichas órdenes basadas en la
pobreza también manifestaban cómo su estilo de vida, desprendida de lo terre- Tampoco encontramos ninguna noticia en historiadores del momento,
nal en pos de la oración, era el camino a seguir. Por lo tanto, los pastores y los como Flavio Josefo, sobre la posible entrevista de dichos Magos con Herodes,
Reyes presentan dos polos opuestos que en la Historia se van turnando o com- lo cual aumenta el valor mítico de la acción.
pletando despendiendo del momento y del contexto histórico.
Posteriormente, son varios los teólogos que van completando la escasa
información que nos dan los textos citados. En este sentido destacan los escri-
tos del Pseudo-Beda el Venerable (siglo VII), el Liber de Infantia Salvatoris
(siglos vu-1x), o la Leyenda Dorada de Santiago de la Voragine (cap. x1v).
2. Fuentes textuales Más tarde son varias las meditaciones sobre la vida de Cristo (conocidas como
las Vitae Christi) las que van refundiendo estas leyendas con las tradiciones
Por los que respecta a la adoración de los pastores, el único evangelista locales de cada una de ellas, para acercarlas a la piedad popular, teniendo inclu-
que trata el tema es Lucas (2: 8: 15). En sus escritos se indica cómo acudió un so cierta repercusión en el teatro medieval. Entre las Vitae Christi más cono-
ángel a anunciar la Buena Nueva mientras velaban sus rebaños, en medio de cidas podrían destacarse las de Ludolfo de Saxonia o la de la valenciana Sor
la noche, sorprendiéndoles y diciéndoles: "No temáis; porque he aquí os doy Isabel de Villena.
nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor". Este ángel luego fue Esta poca información que poseemos, así como sus tintes sesgados también
rodeado de otros que cantaron con gozo la llegada de dicho Mesías. Tras ello se puede aplicar a cuñando se produjo este hecho, pues a pesar de que icono-
emprendieron su camino a Belén para conocerlo. gráficamente se sitúa tras la adoración de los pastores, el hecho de que Hero-
des mandara asesinar a todos los niños menores de dos años tras la visita de los
En cuanto a los Evangelios Apócrifos, esta escena aparece citada en el Pro- Magos puede indicar que sucedió un tiempo considerable entre el nacimiento
toevangelio de Santiago (cap. xvn), el Pseudo-Mateo (cap . xv1), el Evangelio y la adoración, que incluiría el largo viaje de los personajes. De hecho, San-
Árabe de la Infancia (cap. v n), el Evangelio de Taciano (cap. v u), y el Evan- tiago de la Vorágine dice que las epifanías (la de los pastores y de los Magos)
gelio Armenio de la Infancia (cap. 1x), tal vez, esta última, la fuente de donde tienen lugar el mismo día de distintos años, eso sí, siempre el 6 de enero.
.
se pueden extraer más detalles que conformarán su iconografía .
Al contrario de lo que sucede con el caso de los pastores, no es Lucas quien
habla de la adoración de los Magos ante el Salvador, sino que debemos remi-
timos a Mateo (2: 1-12). En él se explica cómo unos magos procedentes de 3. Problemas compositivos y de representación
Oriente se reunieron con Herodes en Jerusalén, a quien preguntaron: "¿Dónde
está el rey de los judíos, que ha nacido?". Este hecho turbó al monarca quien En el caso de la adoración de los pastores, este tipo iconográfico está com-
convocó a los sacerdotes y escribas del pueblo para entender la pregunta que puesto de dos sucesos que sucedieron de modo correlativo y no siempre son
dichos visitantes le habían realizado. Éstos indicaron que en las escrituras se representados consecutivamente. Uno sería el anuncio del ángel a los pastores
hablaba del nacimiento del Mesías en Belén: "Y tú, Belén, de la tierra de Judá, y, consecuencia de éste, la adoración de los mismos ante Cristo en el pesebre.
no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Éstos se pueden representar de modo independiente o incluso consecutivo en
guiador, que apacentará a mi pueblo Israel" . Herodes inquirió a los Magos la misma obra, siendo la segunda de ellas la que más fortuna tuvo desde media-
sobre sus conocimientos y les indicó que tras conocer a dicho rey se lo hicie- dos del siglo x1v.
356 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A TEMA 11. LA EPIF NÍA E EL ARTE: LAADORACIÓN DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 357
Si bien las fuentes textuales no indican cuántos fueron los pastores que das procedencias geográficas. De todos modos, en las catacumbas podemos
fueron al pesebre muchas veces suelen aparecer representados tres, en rela- encontrar imágenes de sólo 2 o 4 reyes, ya que encajaban compositivamente
ción con los Magos, a fin de crear cierto paralelismo. Otras veces son dos, en en la escena, pues permitían una distribución más racional de dichos persona-
este caso, por cuestiones compositivas, pues dos son María y José así como la jes. También en algunos casos se habla de 12, como otro número simbólico que
mula y el buey. No hay, por otro lado, uniformidad entre los regalos, pero tam- encajaba con el número de las tribus de Israel o los Apóstoles, si bien fue la tra-
bién suele ser habitual el que aparezca un cordero, en relación a su trabajo dición que menos repercusión tuvo.
pero, sobre todo, a la idea de Cristo como cordero de Dios.
358 IMÁGE ES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A TEMA 11. LA EPIFA ÍA E EL ARTE: LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 359
También en este evangelio se dice que Gaspar era rey de la India, y que las deidades, era un tributo a la divinidad del Niño ; y la mirra, usada en los
llegó portando nardo, cinamomo, canela, incienso y otras esencias olorosas y embalsamamientos, en la unción de los cadáveres y en los ritos funerarios, era
aromáticas, que esparcieron en la gruta. En segundo lugar se narra cómo Bal- emblema de muerte y sufrimiento de ahí que prefigurara la pasión y muerte de
tasar, entregó sus opulentos tesoros: oro, plata, piedras preciosas, perlas finas Cristo. La investigadora anteriormente citada también considera que, según
y zafiros de gran precio. Por último, se dice que Melkon, presentó mirra, aloe, Santiago de la Voragine, el oro simboliza el amor, el incienso la plegaria y la
muselina, púrpura y cintas de lino. mirra la mortificación de la carne.
Los regalos son simplificados y estandarizados en la Excerptiones patrum, También es importante señalar que desde muy pronto fue habitual que los
collectanea et.flores, atribuida falsamente a Beda el Venerable (c. 672-735), de regalos que le ofrecieran al iño no fueran tocados directamente por las manos
ahí que se hable de un Pseudo-Beda escritor. Allí, en el texto citado, además de los Magos, sino mediante una tela, en señal de respeto. Más tarde los artis-
se alude por primera vez al color oscuro de la piel de Baltasar, al aparecer defi- tas se recrearán en la riqueza de los cofres y los recipientes contenedores de los
nido como "foscus", rasgo que lo distinguía de sus compañeros y se eliminan mismos.
el resto de presentes accesorios, popularizando el oro, el incienso y la mirra.
Todos ellos son materias preciosas, incluso el incienso y la mirra, elemento Respecto al modo en que se han ido representando, los primeros modelos
fundamental en el comercio marítimo durante la Edad Media y Moderna. Ade- siguieron la iconografia imperial, repitiendo el modo en el que se producía la
más, según Grau-Dieckrnann (2002), basándose en las fuentes medievales, el ofrenda de regalos bajo forma de procesión trifmtaria, tal y cómo los romanos
oro, metal precioso propio de reyes, simbolizaba el tributo a la realeza de Jesús; imponían a los pueblos vencidos, entendiéndose así uno de los significados
el incienso, de importante papel en los rituales religiosos y en las ofrendas a habituales de esta Epifanía en las obras de arte: el mundo entero se pone a los
pies de Cristo, que vencerá a la muerte. Los más ricos y poderosos reyes de
oriente se postran ante Cristo. De ahí que, como se indicara, a partir del perio-
do románico la Epifanía se convirtió en una manifestación visual de la política
feudal, como un modo de exaltación del poder temporal y de la generosidad de
los donantes. Hecho que Baxandall (2000) traslada a los inicios del Renaci-
miento con su estudio de la obra de Gentile da Fabriano, donde expone cómo
la mayor parte de las familias adineradas de la Florencia del Quattrocento encar-
garon este tipo de representaciones para mostrar su piedad y humillación ante
el Salvador y así expiar sus penas ante la sociedad que pudiera tildarlos de
engreídos o avaros. En este sentido, también fueron habituales en algunas capi-
llas de enterramiento de estos señores con el mismo fin.
Dicho fenómeno no fue , para nada, algo propio únicamente del mundo ita-
liano, también sucedió en España. Un caso curioso es la Epifanía conservada
en el convento de santa Clara de Gandía, fundado por Maria Enríquez, duque-
sa de la ciudad y abuela de san Francisco de Borja. En esta obra firmada por
Paolo da San Leocadio, supuestamente la faz de la Virgen es un retrato de la
propia noble, mientras que su marido aparecerá reflejado en el rostro de Mel-
chor, sirviendo pues esta pintura para dignificar la familia y exponer la humi-
llación del duque ante Cristo.
Resumiendo estos aspectos compositivos: habitualmente se representa a
la Virgen sedente con el Niño en brazos recibiendo el cortejo anteriormente
citado, basado en la tradición grecorromana, donde en algunas ocasiones uno
de los Magos señala con un dedo a Cristo, creando cierta comunicación entre
los personajes. Dentro de este conglomerado de figuras, la estrella que seguían
Adoración de los Magos, Diego Velázquez, los sabios de Oriente puede aparecer sobre la propia María, el bebé o sobre el
1619, Museo del Prado, Madrid. establo, o incluso, personificada en forma de ángel luminoso.
360 IMÁGENES DE LA TRADICIÓ CLÁSICA Y CRJSTIA A TEMA 11. LA EPIFA ÍA EN EL ARTE: LAADORACIÓ DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 3 61
Vinculado con la suntuosidad citada con anterioridad estaría el asunto de la
moda, de cómo van vestidos estos reyes . Más allá de las imágenes de las Cata-
cumbas que poseen pocos elementos decorativos, en el caso de las primeras
obras musivarias en Rávena visten con túnica corta, pantalones (shawar) ajus-
tados a las piernas y tocados con el gorro frigio , en relación a su procedencia
oriental, tal y como sucede en san Apolinar el Nuevo. Más tarde, en algunas
representaciones, toman la moda cortesana para crearse la vinculación entre la
nobleza o burguesía citada con anterioridad. Además la figura de Baltasar per-
mite la creación de artificios visuales, de exaltación de la riqueza, mediante el
atavío de una indumentaria exótica por su procedencia africana, de ahí que sea
el que porta los turbantes más vistosos de los reyes, principalmente en aquellas
zonas con contacto como Oriente, como sucede en Venecia.
Por último, otro problema de representación y también de las escrituras es
el asunto de la edad y raza de los reyes. En las primeras representaciones no
existe una clara diferenciación visual por lo que respecta al primero de los
aspectos citados, todos ellos son pintados de un modo estereotipado. Más tarde,
el Cathalogus Sanctorum (siglo xv) determinó sus edades en 60, 40 y 20 años.
La intención de dicha elección es la de simbolizar cómo toda la humanidad,
entendida como la suma de los periodos vitales Uuventud, madurez y vejez),
se postran ante el salvador.
362 IMÁGE ES DE LATRADICIÓN CLÁSICA Y CR1STIA A TEMA 11 . LA EPIFA ÍA E EL ARTE: LAADORACIÓN DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 363
Adoración de los Magos, Tiziano, siglo xv1, Museo del Prado, Madrid.
364 IMÁGE ES DE LATRADICIÓ CLÁSICA Y CRISTIA A TEMA 11 . LA EPlFANÍA EN EL ARTE: LAADORACIÓ DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 365
Belén montados sobre camellos (otro elemento que no aparece en las fuentes COLCHERO GARRIDO, María Teresa. La Adoración de los Reyes. Puebla:
primigenias) para adorar al Salvador. Con ello comprobamos la importancia Universidad de Puebla, 2005 .
del peso de la tradición en la percepción y comprensión de las imágenes, aspec- GARCÍA MAHIQUES , Rafael. La Adoración de los Magos. La Epifanía en
tos que Warburg, Saxl y Panofsky, entre otros, remarcaron en sus estudios. el arte de la antigüedad. Vitoria-Gasteiz: Ephialte, 1992.
GÓMEZ SEGADE, Juan Manuel. "Sobre las fuentes de la iconografía navi-
deña en el arte medieval español'', Cuadernos de Arte e Jconografia , 1,
5. Bibliografía 1988, pp. 159-186.
GRAU-DIECKMANN, Patricia. "Una iconografía polémica: los Magos de
Oriente", M irabilia , 2, 2002 , pp. 102-123.
Bibliografia comentada GUTIÉRREZ PASTOR, Ismael. La Epifanía en el arte riojano. Logroó: Fun-
dación Caja Rioja, 1996.
CARDINI, Franco. Los Tres Reyes Magos: Historia y Leyenda. Madrid: Penín- MÍNGUEZ, Víctor. "El emperador Carlos V ep Belén. El cortejo de los Reyes
sula, 2001. Magos y las epifanías habsbúrgicas", en El Imperio y las Hispanias de Tra-
El trabajo de Cardini es muy interesante al analizar de modo pormenori- jano a Carlos V clasicismo y poder en el arte español. Bolonia, Univer-
zado la tradición histórica y artística de la representación de estos perso- sidad de Bolonia, 2014, pp. 125-140.
najes, buscando todas las fuentes textuales al alcance y desgajando el valor
que dichas ideas adquirieron en diversos periodos históricos. PÉREZ HIGUERA, Teresa. Fuer natus est nobis: la iconografia de la Navi-
dad en el arte medieval. Madrid: Banco Bilbao Vizcaya, 1994.
RÉAU, Louis. Jconografia del arte cristiano . El Nuevo Testamento. Barcelo-
na: Serbal, 1996. SALVADOR GONZÁLEZ, José María. "Iconografía de La Adoración de los
El estudio que realiza el autor galo es interesante por la distribución de los pastores en la pintura italiana bajomedieval. Una mirada bucólica a la exis-
temas y el talante comparativo de los mismos. Adquiere mayor importan- tencia del pobre", Eikon/Jmago , 1, 2012, pp. 1-38.
cia si analizamos el arte francés , que es la especialidad de este investiga- VALIÑAS LÓPEZ, Francisco Manuel. La Navidad en las artes plásticas del
dor, pues la mayor parte de los ejemplos son extraídos de dicho territorio. barroco español: la escultura. Madrid: Fundación Universitaria Española,
RODRÍGUEZ PEINADO, Laura . "La Epifanía'', Revista Digital de Icono- 2007.
grafia Medieval, 8, 2012, pp. 27-44.
Al igual que en los capítulos anteriores, la Revista Digital de Iconografia
Medieval nos ofrece un estudio pormenorizado de las fuentes y variaciones
compositivas o temáticas de las escenas religiosas durante el Medioevo,
convirtiéndose por su estructura netamente didáctica en una de las herra-
.
mientas más valiosas para el estudio de estos temas .
Bibliografia general
366 IMÁGE ES DE LA TRAD!CIÓ1 CLÁSICA Y CRJST!A A TEMA 11. LA EPIFANÍA E EL ARTE: LAADORAClÓ DE LOS PASTORES Y LOS REYES MAGOS 367
no debemos olvidar que corremos el riesgo de desnaturalizarla, igual que ocu-
Tema 12 lTe cuando intentamos reconstruir un sueño después de despertar".
Las primeras representaciones de este libro no se dieron en las Catacumbas
EL APOCALIPSIS sino ya en Roma y Rávena en el siglo v . Existen, posteriormente, algunos ejem-
plos de la Alta Edad Media, principalmente ciertas pinturas murales e ilustra-
ciones que acompañaron al texto bíblico. De todos modos uno de sus primeros
momentos de auge, principalmente en tetTitorio hispánico, fue entre los siglos
Vil! al XI , gracias a los conocidos Beatos. Éstos son códices ilustrados, en la
mayor parte de los casos, y consisten en copias más o menos elaboradas de los
comentario del libro del Apocalipsis que realizara el Beato de Liébana (abad del
Monasterio de Santo Toribio) en el siglo VIII. Dichas copias tomaron el nombre
1. Introducción. del lugar en el cual fueron reproducidas o en el que actualmente se conservan
2. Fuentes. (San Millán de la Cogolla, Seu d'Urgell, etc .). La abundancia de tales textos res-
3. Principales tipos iconográficos extraídos del Apocalipsis. ponde a razones litúrgicas, pues el libro del Apocalipsis era fundamental en la
3 .1 . La primera teofanía. "liturgia hispana" (mal conocida como "liturgia mozárabe"), que insistía en su
3.2. La segunda teofanía. lectura solemne durante la semana de Pascua. Esta necesidad cultual inicial, su
3 .3. La tercera teofanía. utilidad como texto exegético y su carácter prestigioso, favorecieron su difusión
en el mundo hispano -especialmente en ambientes monásticos-, y su presen-
3 .4. El primer cataclismo: la apertura de los siete sellos y los jinetes del
cia en algunas bibliotecas europeas. Sin embargo, la repercusión de las imáge-
Apocalipsis. nes de los Beatos en el arte monumental fue ocasional.
3.5. El segundo cataclismo: sobre la mujer vestida de Sol y san Miguel
luchando contra el dragón.
I· 3.6. El tercer cataclismo y la ramera de Babilonia.
1
3.7. La Jerusalén Celestial.
4. Conclusiones.
5. Bibliografía.
l. Introducción
"Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz
como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el últi-
mo. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en
Asia [ . ..] Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete
candeleros de oro y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo
del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el
pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca
lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego ; y sus pies semejantes al bron-
ce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas
aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de
dos filos ; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza".
Este fragmento es muy rico en simbología. Aparecen las letras del Alfa y
Omega que habitualmente acompañarán a la figura del Pantocrátor, en nume-
rosas pinturas medievales, pero aún más particular es la representación del
Salvador como el anciano de los días, aspecto que ya tratamos en capítulos
precedentes. El significado de las mismas es indicar el principio y el fin, al ser
la primera y última letra del alfabeto griego. Esta es una idea que había expre-
Cuatro j inetes del Apocalipsis, Beato sado ya Daniel (7: 22) en sus escritos, que nos recuerda, además, a algunas
del sig lo IX, Biblioteca de la Universidad
de Va lladolid, Ms 433 (ex ms 390) f. 93.
3.2. La segunda teofanía Cristo sobre el arcoíris, de la tabla central del Políptico del Juicio Final del
Hospital de Beaune, Rogier Van der Weyden, 1444-1450, Beaune, Hótel-Dieu.
La segunda visión de Cristo en majestad se dio entre los cuatro vivientes
y los veinticuatro ancianos (Ap 4: 5-11):
Otro tipo iconográfico que aquí se expone es el del tetramorfos, los cuatro
"Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en seres (animales y personas) que sirven para representar a los evangelistas, con
el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era la particularidad de que aquí aparecen alados y con ojos en dichas alas, una ico-
semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco nografía que se hace extensible también a las figuras angélicas desde el
iris, [ .. .] Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los medioevo en relación a que todo lo ven. Recordemos, además, que estos ani-
tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro males aparecieron ya en las visiones de Ezequiel (1: 5-14), por lo que el Anti-
en sus cabezas. [ . .. ] Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante guo Testamento continúa siendo fundamental en la conformación del texto
al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos apocalíptico.
de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el
segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y
el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían
cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos [ ... ] los vein-
ticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran
al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono,
diciendo".
Cordero apocalíptico de siete ojos, San Clemente Cuatro jinetes del Apocalipsis, Alberto Durero,
de Taüll, c. 1123, Museu Nacional d ' Art 1497, Staatliche Kunsthalle, Karlsruhe.
de Catalunya, Barcelona.
Detalle del Juicio Final, Miguel Ángel, 153 7-1541, Capilla Sixtina, Roma.
Tras la apertura del séptimo sello, los siete ángeles que rodean el altar reci-
ben las trompetas que anunciarán una segunda serie de cataclismos. Estas
trompetas, que aparecerán también en el Juicio Final como elemento funda-
mental del anuncio de la llegada de Cristo pueden relacionarse también con las
del Antiguo Testamento, que fueron utilizadas para preparar el derribo de las
murallas de Jericó, como preludio de la caída de Babilonia, otra de las imá-
genes de las que hablaremos más adelante. Dentro de este segundo cataclis-
mo destaca la representación de la mulier amicta so/e. No nos detendremos en
este aspecto, que ya se explicó en capítulos precedentes, como elemento fun-
damental en la iconografia de la Inmaculada Concepción, pero nos parecía
interesante encuadrar en qué momento aparece dentro del relato apocalíptico
y relacionarlo, además, con otra de las escenas más repetidas de la iconogra-
fia cristiana: san Miguel luchando contra el dragón. En la Biblia podemos leer:
"El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz para devorar a su
hijo en cuanto naciera. Y la mujer dio a luz un hijo varón, que ha de gobernar
a todas las naciones con vara de hierro ; pero su hijo fue arrebatado y llevado
ante Dios y su trono, mientras la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar
que Dios le ha preparado. Allí la alimentarán durante mil doscientos sesenta
días. Entonces se desató una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles comba-
tieron contra el dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no pudieron Mulier amicta sale, Peter Paul Rubens, c. 1625,
vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo" (Ap 12: 3-8). The J. Paul Getty Museum, Los Ángeles.
Virgen apocalíptica y san Miguel, Miguel Cabrera, 1760, Museo "Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bes-
Nacional de Arte, México. tia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuer-
"Después vi que otro Ángel descendía del cielo con gran poder, mientras
la tierra se iluminaba con su resplandor. Y gritó con voz potente: ¡Ha caído, ha
caído Babilonia, la grande! Se ha convertido en refugio de demonios, en guari-
da de toda clase de espíritus impuros y en nido de aves impuras y repugnantes.
Porque todos los pueblos han bebido el vino embriagante de su prostitución, los
reyes de la tierra han fornicado con ella y los comerciantes del mundo se han
enriquecido con su lujo desenfrenado" (Ap 18 : 1-13).
Isaías (13 -1 4) fue uno de los profetas que más criticó a esta ciudad, com-
parándola con Sodoma y Gomorra, otras de las urbes que mejor ejemplifica-
ron en el Antiguo Testamento la perversión y el mal, principalmente sexual:
M. D. XLVI+
Caída de Babilonia, Tapiz del Apocalipsis, finales del siglo xv, Angers. Papa acompañando a la prostituta de Babilonia, Des Bapsts und der
Pfaffen Badstub, 1546, Biblioteca de la Universidad de Pennsylvania.
..'
El precedente de estas descripciones podemos encontrarlo también en algu-
nas referencias veterotestamentarias. A este respecto indicó Isaías (54: 1): "Pero
la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre, pues está
escrito: Regocíjate estéril, tu que no das a luz, grita y clama, tu que no tienes
dolores de parto, porque más son los hijos de la abandonada que los de la que
tiene marido". La decoración con piedras preciosas aparece descrita en Tobías
(13: 17): "Las puertas de Jerusalén serán reconstruidas con zafiros y esmeraldas,
y de piedras preciosas sus murallas. Las torres de Jerusalén se construirán con
oro, y con oro puro sus baluartes. Las plazas de Jerusalén serán pavimentadas con
rubíes y piedras de Ofir". Así pues, el Apocalipsis nace como cumplimiento de
las promesas bíblicas del Antiguo Testamento, del anhelo de los profetas y las
expectativas que suscitan en el pueblo de Dios, que se realizan plenamente
mediante la irrupción de la nueva Jerusalén, que desciende del cielo, de lo alto.
Por lo que respecta al interior, el texto bíblico es más parco en palabras,
destacando principalmente la existencia de unos ríos de agua purificadora, res-
plandeciente como el cristal (Ap 22: 2) que parten del trono de Dios, enten-
diéndose pues, como un nuevo paraíso. Dicho tabernáculo, al igual que estos
ríos también serán fundamentales en las representaciones de la Jerusalén Celes-
te, así como en los citados claustros de monasterios o patios de palacios, ocu-
pando el espacio central. Otras veces el espacio dedicado a tal tabernáculo, en
las pinturas, puede ocuparlo el cordero de Dios, como representación de la vic- Patio de los Evangelistas, Real Monasterio de San Lorenzo
toria contra el mal. de El Escorial, Juan de Herrera, c. 1570.
5. Bibliografía
Bibliografia comentada
4. Conclusiones
Como se ha dicho al inicio del presente capítulo, es muy complicado sin- Bibliografia general
tetizar la riqueza descriptiva que el texto apocalíptico presenta, así como los
principales tipos iconográficos que se dieron en su seno, de ahí que seleccio- ÁVILA VIVAR, Mario. "La iconografía de san Miguel en las series angéli-
náramos algunos para dar una visión general de los mismos. Es interesante cas", Laboratorio de Arte, 28, 2016, p. 243-258 .
comprobar cómo con este libro se cierra el ciclo iniciado en el Antiguo Testa-
mento, pues gran parte de las ideas expuestas son tomadas de fuentes judaicas, CASTELLANI, Leonardo. El Apokalipsis de San Juan . Buenos Aires : Ed. Vór-
hecho que produce que algunas de las figuras que aparecen aquí puedan tice, 2005.
extraerse del programa apocalíptico y servir para representar ideas o frag- CASTIÑEIRAS , Manuel. "El Concierto del Apocalipsis en el arte de los
mentos que los profetas veterotestamentearios expusieron. Caminos de Peregrinación'', en VILLANUEVA, Carlos (ed.), El sonido de
También es importante remarcar que en este texto es cuando Dios (Padre la Piedra. A ctas del encuentro sobre instrumentos en el Camino de Santi-
e Hijo) se hace visible en diversas ocasiones, de ahí que las descripciones que ago. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 2005 , pp. 119-164.