Guia Digital RGB
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en Emergencias y Catástrofes
GIPEC
COMUNICACIÓN EN
SITUACIONES DE
EMERGENCIA CON
COLECTIVOS
VULNERABLES
Guía para profesionales de la emergencia
Personas
Personas con
mayores
Infancia y discapacidad
adolescencia
ESTA GUÍA HA SIDO DESARROLLADA POR:
Jesús Rivero
Natalia Lorenzo
Berta González
Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes
Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias
ÍNDICE DE
CONTENIDOS
5 Bibliografía
Justificación de esta guía
3
Comunicación en
situaciones de
emergencia con
infancia y
adolescencia
Me quedaré hasta que cambie el viento
Mary Poppins
Infancia y adolescencia
Introducción
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Infancia y adolescencia
CONTEXTO
EVALUAR EL CONTEXTO:
Situación previa (acontecimiento que genera la emergencia),
Situación actual (dónde se encuentra el niño y en qué
condiciones)
Personas que se encuentran presentes (familiares, allegados,
personal sanitario, de rescate, etc.)
RECOPILAR INFORMACIÓN:
¿Qué personas pueden suponer un apoyo?
¿Quién va a acompañar al menor y a darle información?
Valorar el estado físico del menor (daños, heridas,
atrapamiento, aislamiento,…)
CONDUCTAS INESPERADAS
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Infancia y adolescencia
MIEDO
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Infancia y adolescencia
LA HISTORIA DE APRENDIZAJE:
La experiencia previa con personal sanitario, policía, bomberos,
etc., así como estereotipos sociales y comportamientos que
enmarcan a estos profesionales con experiencias aversivas,
pueden ser determinantes para la reacción del niño o del
adolescente ante la presencia de éstos.
NO NOS CONOCEN:
Además de esto también debemos entender que el personal de
cuerpos y fuerzas de seguridad, bomberos, servicios sanitarios,
etc., son personas desconocidas para los niños y nuestra
adecuada identificación y toma de contacto con el menor será
crucial para el desarrollo posterior de la intervención que se
requiera. Por ello, debemos cuidar nuestra comunicación verbal y
no verbal (gestos, tono, expresiones faciales, etc.).
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Infancia y adolescencia
CONSIDERACIONES GENERALES:
Es importante tener en consideración que algunos conceptos de
la vida, principalmente los de daño, sufrimiento y muerte, es
posible que los niños no los tengan adquiridos tal y como
nosotros los entendemos debido a su edad y por tanto a su
experiencia vital. La historia de vida de cada niño o adolescente
determinará su concepción de la muerte, entendiendo que a lo
largo de esta historia ha tenido contacto con ella de diferentes
formas: fallecimiento de familiares o conocidos, mascotas, la
muerte en dibujos animados, películas, etc., ideas transmitidas por
la familia y en el entorno escolar,… Si bien es cierto que vivimos en
una cultura que “da la espalda” a la muerte y en la que, en
muchas ocasiones, por ideas de protección privamos a los niños
de las experiencias que se relacionan con ella, los niños y
adolescentes han desarrollado un concepto propio de la misma.
Debido a esto es importante cuidar nuestro lenguaje cuando se
ha producido un fallecimiento y debe comunicarse al menor o
cuando éste nos pregunta sobre ello. La comunicación, por tanto,
tiene que adecuarse a la edad y comprensión del concepto de
muerte del menor, no se debe demorar en el tiempo, debe de
facilitar la expresión emocional, debe ser honesta (no se les
miente) y se responde a todas sus dudas pero sin dar más
información de la que solicitan.
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Infancia y adolescencia
DE 3 A 5 AÑOS:
Etapa verbal.
La muerte no suele entenderse como
algo permanente.
Puede aparecer miiedo al abandono.
DE 0 A 2 AÑOS: Pueden preguntarse sobre su
Etapa preverbal. responsabilidad ante ese abandono.
No aprendizaje de concepto de muerte y Aparecen ya múltiples preguntas.
repertorio verbal para comprender Debemos responder con un lenguaje
relaciones causa-efecto. adaptado y diciendo la verdad (evitar
Principal interacción a través de cambios frases como “yo nunca te abandonaré”).
ambientales y comunicación no verbal. El uso de superlativos se recomienda
Aprendizajes por exposición a olores, para diferenciar esa situación de otras
sonidos, colores, escenas,… similares (por ejemplo, se dio un golpe
Importante la presencia de familia. muy muy muy fuerte, para diferenciarlo
de golpes cotidianos).
Pueden aparecer conductas regresivas.
Debemos facilitar la expresión emocional
del menor. Los juguetes y juegos pueden
ser facilitadores.
ADOLESCENCIA:
DE 6 A 12 AÑOS:
Existe una muy alta variabilidad de
Adquieren concepto de permanencia de
respuestas en esta etapa.
la pérdida.
A veces, conductas como las descritas en
Mayor repertorio de experiencias previas
etapas anteriores y otras veces otras que
y de lenguaje.
consideramos “más adultas”.
La historia de aprendizaje en torno a las
Concepto de pérdida o muerte
pérdidas anteriores va a determinar la
desarrollado.
respuesta del menor.
Aprendizaje de relaciones causa-efecto.
Expresión emocional con distintas formas
Se recomienda comunicación más
(explosiva, callada, aislamiento,…).
cercana a la de un adulto.
Es habitual sentimientos de culpa y
Reacciones habituales de evitación y
enfado.
negación, rumia, preocupación o
Pueden aparecer conductas regresivas.
conductas regresivas.
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Infancia y adolescencia
Entender y asumir:
La información debe ser aquella que el menor pueda
entender y asumir en función de su edad, situaciones
particulares, etc.
Es importante delimitar el cómo, el qué y el para qué
aportarnos información. Nuestra interacción va marcando los
límites.
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Infancia y adolescencia
A su altura:
Nuestra posición es importante. Intentar “ponernos a su
altura”, hablar con ellos “cara a cara”, a la altura de los ojos,
agacharnos si es necesario.
Dosificar:
Aportar la información a medida que se pueda y se requiera.
Explorar en primer lugar qué es lo que el menor sabe y sus
respuestas ante ello.
En lineas generales no se recomienda dejar pasar mucho
tiempo entre el evento y la información, ya que podrían
aparecer respuestas como procesos de rumia, preocupación,
desesperanza, falsas expectativas, incertidumbre… Todo ello
puede conllevar que los mecanismos de afrontamiento del
menor sean menos eficaces por mayor intensidad de la
respuesta.
Añadido a esto, podemos pensar también que un lapso
grande, añadido a las respuestas anteriores, se desarrolla “en
soledad” y es preferible que el menor pueda afrontar la noticia
en compañía de las personas de referencia.
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Infancia y adolescencia
Apoyo emocional:
Nuestra adecuada respuesta emocional, junto con todo lo
anteriormente expuesto, se ve abrazado por nuestro
incondicional ofrecimiento de apoyo emocional. El niño debe
sentirse apoyado y querido. Este apoyo lo expresamos tanto con
nuestro lenguaje verbal como con nuestra comunicación no
verbal, a saber, contacto físico (respetando lo límites establecidos
tanto por el menor como por la propia ética profesional y
personal) en forma de coger la mano, poner la mano en el
hombro o, si es necesario, incluso un abrazo o una caricia. Este
contacto debe ser “natural”, espontáneo y nunca forzado por
nuestra parte. También debe ser recíproco. Siempre debemos
“tantear” nuestro acercamiento por mucho que pensemos que
pudiera ser reconfortante para el menor, ya que podría generar
rechazo hacia nuestra figura.
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Infancia y adolescencia
Primer contacto
Información e instrucciones
Fases de una
intervención en
emergencias Acompañamiento y apoyo
Despedida
PAUTAS GENERALES
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Infancia y adolescencia
PRIMER CONTACTO
Aproximarnos tranquilamente.
Establecer una distancia apropiada.
Preguntar si nos podemos acercar o sentarnos a su lado.
Situarnos en su campo visual y a su altura.
Decir nuestro nombre y función (podemos apoyarnos de
elementos visuales que señalemos como placas, nombre
escrito en el uniforme,…).
Preguntar su nombre y si necesita alguna cosa en la que le
podamos ayudar.
Solo establecer contacto físico cuando se haya generado un
mínimo vínculo y siempre teniendo en cuenta las limitaciones
existentes.
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Infancia y adolescencia
ACOMPAÑAMIENTO Y APOYO
Explicar los siguientes pasos que se van a dar.
Permanecer cerca y en contacto con el menor y su familia.
Evitar dar consejos para el futuro.
Interactuar valorando en todo momento sus necesidades.
No hacer preguntas en exceso pero siempre responder a las
suyas.
Evitar hacer juicios de valor (de forma verbal o no verbal).
Ofrecer solo aquello que podamos cumplir.
Mantener el control de la situación.
Si nos desbordamos emocionalmente solicitar relevo a otro
compañero o compañera.
No evitar. Es normal que ante una situación con menores nos
sintamos desbordados, pero debemos recordar que lo mejor
que podemos hacer es ayudar al menor y asistirle.
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Infancia y adolescencia
DESPEDIDA
En caso de asistir a un menor en un rescate debemos recordar
que dicha intervención puede tener un final bueno o uno malo,
incluso con el fallecimiento del menor. En este caso es
absolutamente normal que en todos los profesionales que
realizan la intervención y el rescate despierten emociones y
sentimientos de tristeza, ansiedad y dificultades para afrontar la
situación. Es importante, por tanto, no solo la formación de los
profesionales sino también la atención antes, durante y después
de su labor.
En el caso de que el rescate finalice con éxito o que hayamos
atendido a un menor sin rescate de por medio, debemos
despedirnos con amabilidad e indicar qué va a suceder a
continuación (si es que somos conocedores de ello). Si es posible
el menor se irá del escenario con familiares o personas con las
que tenga un fuerte vínculo emocional. Es importante también
informar a la familia de los recursos que puedan tener
disponibles a partir de ese momento.
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Comunicación en
situaciones de
emergencia con
personas mayores
Introducción
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Personas mayores
20
Personas mayores
21
Personas mayores
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Personas mayores
PAUTAS (I)
Estamos muy acostumbrados a comunicarnos de manera
agresiva, siempre con el erróneo criterio de “no perdamos el
tiempo”. Éste es un colectivo en el que el ritmo pausado a la
hora de comunicar y, sobre todo, la ternura debería tener un
papel destacado en nuestra actuación.
Debemos mostrarnos tranquilos y hablarle con un tono de voz
suave. Si le hablamos con un tono de voz fuerte y la persona
no nos comprende, entonces solo lograremos confundirla y
llevarla a un estado de ansiedad.
Debemos establecer una relación interpersonal empática.
Hablarle de forma clara y despacio, con frases cortas y
sencillas. Para favorecer la comunicación nos situaremos a su
mismo nivel espacial (frente a frente; por ejemplo, si la
persona está sentada nos agacharemos o nos sentaremos a su
lado). No utilizaremos tecnicismos ni palabras que no
entiendan. Tampoco usaremos palabras groseras. La persona
mayor ha de sentirse comprendida y no criticada.
Permitiremos ocasionalmente compartir los recuerdos de la
persona afectada, ya que redunda en que perciba mayor
interés y deposite mayor confianza en nosotros.
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Personas mayores
PAUTAS (II)
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Personas mayores
PAUTAS (III)
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Personas mayores
PAUTAS (IV)
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Comunicación en
situaciones de
emergencia con
personas con
discapacidad
En general siempre que dos o más personas se
perciben y están presentes en un mismo contexto,
no pueden NO comunicarse
Introducción
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Personas con discapacidad
Recomendaciones generales
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
Discapacidad sensorial
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
Discapacidad psíquica
Entendemos por personas con discapacidad psíquica aquellas que
sufren alteraciones en el desarrollo intelectual o padecen un
trastorno mental que interfiere en las relaciones con los demás y
en su adaptación a diversas situaciones y entornos.
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
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Personas con discapacidad
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Bibliografía
B.F. Skinner
Bibliografía
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Bibliografía
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Grupo de Intervención Psicológica
en Emergencias y Catástrofes
GIPEC
2023
Editada por: Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias
Diseño y maquetación: Jesús Rivero
Imágenes: Freepik