Persp. Genero y Violencia-Modulo 1

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MINISTERIO DE LAS MUJERES

Perspectiva de Género y Violencias

Unidad 1

La dimensión de género, un aspecto clave en la construcción de identidad

El concepto de género es introducido por el movimiento feminista en los años 70, marcando una diferencia con respecto del sexo.
Mientras este último se basa en características puramente biológicas, el género es una construcción social que abarca aspectos más
amplios y que se relacionan también con el contexto, el tiempo y la cultura.

En el proceso de construcción de la identidad, lo masculino y lo femenino se definen y diferencian construyendo roles y funciones
diferentes que son asignadas desde la infancia. En este sentido, se deduce que los comportamientos esperados en cada contexto para el
hombre y la mujer respectivamente fueron y siguen siendo concebidos socialmente y no son intrínsecos al sexo. Esta diferenciación entre
hombres y mujeres produce un conjunto de ideas, roles, estereotipos y normas sociales que son comunes en una sociedad y esperables de
ser cumplidas por las personas según como sean catalogadas y categorizadas.

Existe un ideal acerca de lo que se espera de una mujer o de un varón, por ejemplo, en relación a sus comportamientos; y no cumplir con
las expectativas previstas socialmente implica una desviación de la conducta para el resto de la sociedad, incluso una violación moral de
las normas y de que la sociedad misma define como “lo normal”.

Estas expectativas o roles esperados para hombres y mujeres configuran una parte importante de los valores que son transmitidos a los
niños, niñas y adolescentes. Dichas imágenes de género son incorporadas como patrones de comportamiento en un momento en que se
encuentran en plena construcción de su identidad, un proceso que es rotundamente atravesado por la perspectiva de género, la capacidad
de cuestionar roles culturales otorgados a hombres y mujeres, así como también saber y aprender cuales son nuestros derechos en cuanto
a nuestra identidad sexogenérica.

¿Qué es la perspectiva de género y por qué es necesario implementarla?

La perspectiva de género se refiere a la metodología y los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación,
desigualdad y exclusión de las mujeres, que se pretende justificar con base en las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, así
como las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio que permitan
avanzar en la construcción de la igualdad de género.

¿Para qué sirve la perspectiva de género?

Mirar o analizar alguna situación desde la perspectiva de género permite entender que la vida de todas las personas puede modificarse en
la medida en que no está “naturalmente” determinada. A su vez, ayuda a comprender de forma más profunda las relaciones que se dan
entre hombres, mujeres y todas las identidades, que son asimétricas en cuanto a la igualdad y al poder que cada uno, una o une detenta.
Este enfoque cuestiona los estereotipos con que somos educados y abre la posibilidad de elaborar nuevos contenidos de socialización y
relación entre los seres humanos. Emplear esta perspectiva es una respuesta a la necesidad de dar solución a los desequilibrios que
existen entre hombres, mujeres y disidencias sexogenéricas por medio de diferentes acciones:

 Redistribución equitativa de las actividades entre los sexos tanto en el ámbito público como privado.
 Valorar de forma justa los distintos trabajos que realizan mujeres y hombres, especialmente en lo referente a la crianza de las hijas
e hijos, el cuidado de los enfermos y las tareas domésticas.
 La modificación de las estructuras sociales, mecanismos, reglas, prácticas y valores que reproducen la desigualdad.
 El fortalecimiento del poder de gestión y decisión de las mujeres.
 La desigualdad no es natural sino una construcción social
 Discriminación basada en el género
Un concepto importante e inseparable de las definiciones básicas sobre la construcción de una perspectiva de género es la identidad de
género, que refiere a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona lo siente profundamente y esta puede o no
corresponder con el sexo asignado en momento del nacimiento.

Por otro lado, también es importante definir a las relaciones de género construidas a partir de las nuevas percepciones que surgen en la
sociedad a partir de la incorporación de la perspectiva de género. Estas relaciones se definen como los modos en que las culturas asignan
funciones y responsabilidades a unos, unas, otros y otras según el género asignado. Se presenta como una mirada orientada a interrogar y
analizar los roles, espacios y atributos socialmente asignados tanto a las mujeres como a los varones.

La desigualdad no es natural sino una construcción social

Un aspecto clave en la construcción de identidad y género refiere a las diferencias que este último presente en cuanto a roles y
estereotipos determinados por las propias sociedades, quienes delimitan y otorgan sentido a las funciones, las tareas y las relaciones que
caracterizan lo femenino y lo masculino.

Históricamente las atribuciones de mayor significación se han correspondido a los varones y las menos trascendentes, a las mujeres. La
conformación sociohistórica de roles, funciones y tareas asignadas a las personas debido a su sexo determina para las mujeres relaciones
sociales desiguales y jerarquizadas.

Los ejemplos que a continuación se presentan dan cuenta de la desigualdad de roles, atribuciones y características que se atribuyen de
forma deliberada a los diferentes sexos:
Folleto de 1953 - guía de la buena esposa - Reglas para mantener a tu marido feliz:

-Ten lista la cena -Luce hermosa -Se dulce e inteligente -Arregla tu casa -Hazlo sentir en el paraíso

-Prepara a los niños -Minimiza los ruidos -Procura verte feliz -Escúchalo -No te quejes
Estas diferencias en las expectativas de lo que se espera de un varón o de una mujer se transmiten a lo largo de la infancia, se naturalizan,
preparando a unos, unas, otros y otras para ocupar lugares distintos que no son valorados socialmente del mismo modo. Es decir, que
varones y mujeres pasan de ser diferentes a ser desiguales.

Desde lo expuesto hasta el momento podríamos preguntarnos e identificar cuáles situaciones se presentan como desiguales, más de una
situación podría identificarse en tan solo minutos. Algunas de las más repetitivas e identificables en las sociedades son aquellas
relacionadas a la menor ocupación de cargos de responsabilidad de las mujeres tanto en los ámbitos públicos como privados, reciben
salarios inferiores a los hombres en trabajos similares y cargan con la mayor parte del trabajo doméstico.

Discriminación basada en el género

Estas prácticas son discriminatorias desde el momento que excluyen y


condicionan cotidianamente el acceso de las mujeres y todas las identidades
sexogenéricas a sus derechos.

A través de las diferentes políticas públicas se trabaja en la desnaturalización y


visibilizan las diferencias de género con el fin de promover transformaciones y
la equidad. Si bien actualmente en la sociedad coexisten viejos estereotipos y
nuevas maneras de lo que es ser mujer, varón incluyendo la diversidad de los
géneros se cuenta con leyes que incluyen cambios profundos que comprenden e
involucran a la sociedad.

Tanto la discriminación y negación de derechos implica prácticas sociales diferenciales que, basadas en el género, restringen el acceso a
derechos y libertades fundamentales. No son naturales y pueden modificarse.

La perspectiva de género ha guiado los avances jurídicos de los instrumentos de protección internacional que, bajo el empuje de las
organizaciones de mujeres y de los feminismos, hacen visible la desigualdad histórica para reconocer los derechos de las mujeres, las
niñas niños y adolescentes.
¿De qué hablamos cuando hablamos de derechos humanos?

Todas las personas somos iguales ante La Ley. Según el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, todas las personas
tienen los mismos derechos y libertades, sin hacer distinción por raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

La noción de igualdad es un principio que se presenta como básico de los derechos humanos y garantiza el reconocimiento a todas las
personas por su innegable condición humana.

¿Qué los caracteriza?

Los derechos son inherentes a todas las personas, universales, fundamentales, innegociables e inalienables; lo que significa que son
derechos que ninguna ley puede quitarnos y que el Estado está obligado a protegerlos y garantizarles.

Las mujeres en este aspecto encontraron y encuentran innumerables dificultades relacionados al acceso a derechos políticos, civiles,
culturales, sociales y económicos sin dejar de lado que también se ha producido un gran avance. Para lograr estos progresos, tanto la
participación de las organizaciones y movimientos de las mujeres que impulsan la equidad de género en todas las esferas es fundamental.

La perspectiva de género lleva a reconocer que, históricamente, las mujeres han tenido oportunidades desiguales en el acceso a la
educación, la justicia y la salud, y aún hoy con mejores condiciones, según la región en la que habiten, sus posibilidades de desarrollo
siguen siendo desparejas e inequitativas.

Movimiento Feminista y Colectivo LGBTIQ+


El feminismo es una teoría política y un movimiento social que nació 300 años atrás de la mano de un grupo de mujeres que, viendo la
opresión que sufrían en diversos ámbitos, decidieron unirse con el objetivo de lograr una mayor igualdad de derechos y un cambio en la
sociedad.

El proceso de conformación del movimiento feminista ha pasado por 3 fases que han sido denominadas “OLAS”.

Primera Ola - Siglo XVIII

Fue la primera vez en la historia que grupos de mujeres lucharon juntas por sus derechos. Este periodo se caracterizó por dos hechos
importantes:

Al organizarse, las mujeres empezaron a pedir por los siguientes derechos, que
si bien no fueron concedidos, sentaron las bases para la lucha feminista.

Derecho a la educación

Derecho al trabajo y al sueldo

Derechos en el matrimonio

Fin de los malos tratos y de los abusos dentro del matrimonio.

Segunda ola - Siglo XIX

La primera corriente del feminismo evoluciona hasta una segunda instancia en donde las
mujeres se organizan para pedir también derechos cívicos, entre los que se encuentra el
derecho al voto.

Derecho a acceder a estudios superiores.

Derecho a ejercer todas las profesiones.


Derecho a compartir la patria potestad de sus hijos.

Derecho a decidir sobre su dinero y bienes.

Derecho a ganar lo mismo que un hombre en el mismo trabajo

En 1832, las sufragistas presentan en el Parlamento Británico la primera petición de voto para las mujeres, y la repiten en 1866, esta vez
siendo firmada por 1499 mujeres. El parlamento Británico rechaza la petición en ambas oportunidades.

La mayoría de las mujeres estaban casadas con hijos. Esta lucha cambió a su familia y la visión que tenían sobre ellas. Los hijos
descubrieron que sus madres podían ser valientes, que tenían ideas propias y que las podían mostrar.

Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, el rey de Inglaterra, Jorge V, encargó a Emmeline Pankhurst organizar a las mujeres para
ocupar los puestos de trabajo de los hombres que estaban en la guerra. Como necesitaban a las mujeres, el rey ordenó que liberaran de la
cárcel a las sufragistas y, como una compensación por el trabajo realizado durante la guerra, por fin el 28 de mayo de 1917 se aprobó el
derecho al voto en Inglaterra. Aunque sólo para las mujeres de 30 años o más (los hombres podían votar desde los 21 años).

Tercera ola – Posguerra

Cuando acabó la Segunda ola, en algunas partes del mundo las feministas habían conseguido el derecho al
voto para las mujeres y acceder a estudios superiores, por lo que parecía que el feminismo ya había logrado
sus más importantes objetivos. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, las mujeres empiezan,
nuevamente, a ocupar los puestos de trabajo de los hombres que luchaban en la guerra. Al igual que había
pasado décadas atrás, inicia una nueva ola cuando, al finalizar la guerra en 1945 y con el regreso de la
fuerza laboral masculina, se les pide a las mujeres que vuelvan a dedicarse al hogar y a las tareas
domésticas y de cuidados.

Muchas feministas intelectuales mostraron su enojo con esta situación, como es el caso de Simone de
Beauvoir, quien reflejó esta problemática a través de su escritura en su más celebre ensayo El segundo
sexo. Así, el movimiento feminista fue creciendo cada vez más, dejando en evidencia el sistema de
desigualdad patriarcal en el que se vivía y reclamando un cambio a través de la creación de distintas corrientes y organizaciones.
El feminismo en Argentina

El camino del feminismo en nuestro país empieza a tomar fuerza y forma a fines
del Siglo XIX de mano de mujeres que, aún sin poder hacerlo públicamente, ya
participaban de la política y la toma de decisiones. Hubo cuatro demandas
fundamentales: la remoción de la inferioridad civil, la obtención de un grado
mayor de educación, el auxilio a las madres desvalidas y el sufragio femenino, el
cual se vio posible hacia 1947 luego de la campaña hecha por Eva Perón quien
movilizó a las mujeres a través de los sindicatos.

En una segunda etapa, durante la dictadura militar de 1976, fue un grupo de


mujeres el que se movilizó y enfrentó con mayor contundencia la situación, reclamando por la aparición de sus familiares.

El papel y la fortaleza de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo quedan enmarcados en la historia del país como actos de valentía,
fuerza, empoderamiento y justicia.

Con la democracia, el movimiento feminista en el país se vio influenciado por un cambio en el pensamiento generado durante los años
60 en Europa y Estados Unidos. El foco se empieza a poner en la diferencia jerarquizada entre los sexos y se hace visible la necesidad de
luchar contra el sistema patriarcal y las formas autoritarias instaladas. Este nuevo feminismo tiene dos tópicos importantes que son la
violencia doméstica y el reconocimiento político.

Hacia 1991, se sancionó la ley que modificó la composición de las listas partidarias determinando un piso mínimo de 30 por ciento para
las mujeres, convirtiendo a Argentina en el primer país en sancionar la cuota de participación femenina. Esto posibilitó que se
sancionaran algunas de las leyes más avanzadas en materia de derechos, como por ejemplo la de derechos sexuales y reproductivos, o la
reforma constitucional de 1994 que incluyó en su plexo la “Convención contra todas las formas de discriminación de las Mujeres”.

Los principales logros del movimiento feminista de las últimas décadas son el matrimonio Este jueves 14 de enero se marca un hito en la
lucha feminista de América Latina. En horas de la tarde, el presidente argentino Alberto Fernández promulgó la Ley 27.610 por el aborto
legal en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo. Acto seguido, la normativa entró en vigor.
Uno de los temas principales de su agenda era la legalización del aborto junto con su gratuidad y mejores condiciones de seguridad,
erradicando la violencia obstétrica y reproductiva. La Ley N° 27.610, que fue aprobada por el Senado el pasado 30 de diciembre
permitiendo a todas las argentinas abortar de forma legal, libre y gratuita hasta la semana 14. En Argentina, el aborto era regulado por
una ley de 1921 que solamente permitía la interrupción del embarazo en caso de violación o de peligro para la vida de la madre
igualitario, que permite el casamiento de personas del mismo sexo (2010); y la ley de identidad de género (2011), que posibilita tener la
identidad civil de acuerdo con la identidad sexual/ género subjetiva.

Te mostramos algunas de las corrientes feministas actuales más reconocidas.

Algunas corrientes feministas actuales

1-Feminismo radical

Nace en los años ‘70 de la mano de un grupo de mujeres de izquierda que rompió el tabú sobre la sexualidad femenina y su relación con
la maternidad, exigiendo y reivindicando el derecho al placer sexual. En la actualidad, es dentro del feminismo una de las corrientes más
populares y basa su lucha en sostener que el sistema patriarcal de las sociedades es el culpable de la discriminación y opresión de las
mujeres. Asimismo, entiende que el género es una construcción cultural que reproduce la desigualdad.

Dentro del Feminismo Radical podemos encontrar dos corrientes, el Feminismo de la igualdad y el de la diferencia.

El primero sostiene que los roles de género no existen y que son una construcción social y cultural. Toma como referencia al género
masculino, y tiene como objetivo que la mujer goce del mismo estatus que los hombres. En contraposición, el feminismo de la diferencia
dice que las mujeres tienen una cultura diferente a la de los hombres y reivindica sus diferencias.

2-Feminismo intersectorial

Asume al género como una construcción social que perpetúa el sistema de opresión. A diferencia del feminismo radical, no asocia al
género con el sexo y, busca la igualdad para todas las mujeres y LGBTIQ+.

3-Transfeminismo
Considera que tanto el género como el sexo biológico son construcciones sociales, por lo que entienden que se puede ser mujer aunque
no se tenga vagina. Como corriente opuesta, el Feminismo trans excluyente no considera a las personas trans como mujeres dentro del
feminismo por no haber nacido con genitales de ese sexo.

4-Ecofeminismo

Es la lucha a favor del feminismo y la ecología, y entiende que la naturaleza es igualmente explotada por el patriarcado como lo es la
mujer. En esta misma línea, el Feminismo Antiespecista sostiene que el patriarcado es a la mujer lo mismo que el especismo a los
animales, y en especial hacia las hembras (por ejemplo, explotación de vacas para producción de leche).

5- Feminismo abolicionista

Comparte con el feminismo radical la mayoría de sus premisas, pero además se posiciona como abolicionista en relación a la
prostitución, la pornografía y la maternidad subrogada. En contraposición, se encuentra el feminismo reglamentarista que rechaza la
prostitución pero busca regularla para evitar la clandestinidad y proteger a quienes la ejercen.

6-Ciberfeminismo

Utiliza Internet y las nuevas tecnologías para la lucha feminista, entendiendo al ciberespacio como un lugar desde donde eliminar las
construcciones sociales y los roles de género.

7- Feminismo Liberal

Colectivo LGBTIQ +

La sigla se ha establecido como una expresión de autoidentificación colectiva y ha sido adoptada por la mayoría de comunidades y
medios de comunicación LGBT en muchos países del mundo. A pesar de que las siglas «LGBT» no contienen las iniciales de varias
comunidades con orientaciones sexuales o identidades de género diversas, generalmente se acepta que el término incluye a aquellos no
identificados por las cuatro letras. En general, el uso del término LGBT ha ayudado, con el paso del tiempo, a integrar a individuos que
de otra forma habrían sido marginados en la comunidad global

Legislación sobre derechos LGBT en el mundo

Las leyes que afectan a las personas LGBTIQ+ varían bastante según el país o territorio, desde el reconocimiento legal del matrimonio
entre personas del mismo sexo o de otros tipos de uniones, hasta la pena de muerte como castigo por la actividad romántica/sexual entre
personas del mismo sexo.

Los derechos LGBTIQ+ son considerados derechos humanos por parte de Amnistía Internacional. Las leyes incluyen, entre otras:

Derogar las leyes que tipifican como delito las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo (despenalización de la
homosexualidad).

Reconocimiento gubernamental de las relaciones entre personas del mismo sexo (como el matrimonio entre personas del mismo sexo o
uniones similares).

Permitir la adopción homoparental.


Reconocimiento de la familia homoparental. Leyes contra la discriminación, que incluyan como categorías protegidas la orientación
sexual, la identidad de género y/o expresión de género (en particular en el lugar de trabajo, el acceso a los bienes y servicios, la vivienda
y la atención de la salud).

Legislación contra el acoso escolar y de no discriminación para proteger a niños y estudiantes LGBTIQ+.

Prohibir las “terapias reparadoras o de conversión” que intentan cambiar o reprimir la orientación sexual y la identidad de género de una
persona, en particular en menores de edad.

Legislación contra delitos de odio y el discurso de odio que proporcionen sanciones penales por la violencia y la incitación a la
discriminación motivada por prejuicios contra personas LGBTIQ+.

Igualdad en la edad de consentimiento sexual.

Acceso igualitario a las técnicas de reproducción asistida.

Reconocer la autodeterminación del género a las personas transgénero, para acceder a la modificación legal de su identidad (nombre y
sexo registral) en documentos oficiales.

Acceso a la cirugía de reasignación de sexo y terapia de sustitución hormonal.

Reconocimiento legal y adaptación en documentos oficiales del género reasignado a personas transexuales.

En 2011, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó su primera resolución histórica que reconoce los derechos de
las personas LGBTIQ+, que fue seguida de un informe que documenta las violaciones de los derechos humanos basadas en la
orientación sexual y la identidad de género.

Situación en Argentina

Uno de los principales avances del último año ha sido la incorporación de la diversidad
sexual en la perspectiva de género transversal a todas las políticas públicas, con el fin de
generar una mayor calidad de vida para las personas LGBTIQ+, a través del fortalecimiento
institucional, la elaboración de sistemas de protección integral, la sistematización de datos, la modificación del paradigma binario y el
desarrollo de la perspectiva de la diversidad.

Transversalizar la perspectiva de diversidad sexual implica detectar las necesidades, violencias, desigualdades y la discriminación
estructural e histórica que sufren las personas LGBTIQ+, así como también visibilizar las diferencias entre los géneros con el objetivo de
modificar las desigualdades. El principal objetivo es ofrecer soluciones y políticas que modifiquen los patrones estructurales que limitan
el acceso de las personas LGBTIQ+ a sus derechos fundamentales en salud, vivienda y trabajo.

Algunas de las leyes y políticas que hacen hoy de Argentina un país más justo e igualitario son el Matrimonio Igualitario, la Ley de
Identidad de Género, la derogación de los artículos de los Códigos de Falta y Contravencionales que criminalizaban la diversidad sexual,
el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (Ley 25.673), que garantiza los derechos sexuales y reproductivos de
toda la población y otorga un mayor acceso a métodos anticonceptivos, la Educación Sexual Integral (ESI), que garantiza el derecho a
recibir educación sexual integral en los niveles inicial, primario y secundario de las instituciones educativas, la Ley de Cupo Laboral
Travesti Trans, la creación de áreas de diversidad en municipios, provincias y ministerios nacionales y las capacitaciones sobre
diversidad, discriminación e identidad de género en todo el país.

Conclusión
Construir el concepto de derechos humanos desde la perspectiva de género presenta como necesario conocer; el marco conceptual desde
cual se definen los géneros, conocer la importancia que implica la perspectiva de género y los derechos humanos. Pero también se debe
reflexionar acerca del grado de protagonismo y participación que como personas queremos desempeñar frente a estas diversidades que se
construyen diariamente en nuestras sociedades con el fin de lograr el respeto de la dignidad de todas y todas, la no discriminación y
alcanzar una equidad sustantiva.

Mirando el gran proceso de liberación en la historia del feminismo, se puede decir que ha sido un camino difícil y complicado y no
exento de errores, aunque sustancialmente positivo. Incluso estando todavía incompleto por tantos obstáculos que, en varias partes del
mundo, se interponen a que la mujer sea reconocida, respetada y valorada en su peculiar dignidad. ¡Es necesario continuar en este
camino! Es importante tener en cuenta que el secreto para recorrer libremente el camino del pleno respeto de la identidad femenina está
en un proyecto de promoción eficaz que contemple todos los ámbitos de la vida, a partir de una renovada y universal toma de conciencia
de la dignidad de la mujer.

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