Nicolás de Piérola - Wikipedia, La Enciclopedia Libre

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Nicolás de Piérola

presidente del Perú de 1879 a 1881 y de


1895 a 1899

José Nicolás Baltazar Fernández de Piérola y Villena (Arequipa, 5 de enero de 1839-Lima, 23


de junio de 1913), conocido como Nicolás de Piérola (con una versión acort ada de su apellido
pat erno) y apodado El Califa , fue un polít ico peruano, que ocupó la Presidencia del Perú en dos
oport unidades: la primera, de facto, de 1879 a 1881; y la segunda, de jure, de 1895 a 1899. Según
opinión de diversos aut ores, es el president e peruano más import ant e del siglo xix, junt o a Ramón
Cast illa.[1] ​

De 1869 a 1871 fue Minist ro de Hacienda y Comercio del gobierno de José Balt a, bajo cuya
gest ión se firmó el denominado Cont rat o Dreyfus, por el cual se concedía a la empresa francesa
Dreyfus de París el monopolio de export ación del guano.

Ent re 1874 y 1877 int ent ó en varias ocasiones derrocar a los gobiernos de Manuel Pardo y de
Mariano Ignacio Prado, en la últ ima de las cuales abordó el monit or Huáscar con el que enfrent ó
con éxit o a dos buques de la marina brit ánica en el combat e de Pacocha. Pero derrot ada su
int ent ona golpist a, t uvo que exiliarse en Bolivia y Chile.

En 1879, con el inicio de la Guerra con Chile y la ausencia del president e Mariano Ignacio Prado,
dio un golpe de Est ado y se alzó con el poder, en calidad de Jefe Supremo de la República.
Organizó la defensa de Lima, creando dos líneas defensivas al sur de la capit al, pero sufrió las
derrot as de San Juan y Miraflores, luego de las cuales las t ropas chilenas ocuparon Lima (enero
de 1881). Luego est ableció su gobierno en la sierra peruana, en Ayacucho, donde convocó a una
Asamblea Nacional que el 29 de julio de 1881
lo nombró President e Provisorio. Planeó
resucit ar la ant igua Confederación Perú- Nicolás Fernández
boliviana para at acar a Chile por la ret aguardia,
pero asediado por sucesivos pronunciamient os
de Piérola
milit ares, dimit ió en noviembre de 1881 y
part ió hacia Europa.

En 1884 fundó el Part ido Demócrat a y en


1895, después de aliarse con el Part ido Civil,
organizó part idas guerrilleras, en el marco de la
revolución desat ada cont ra el gobierno del
president e Andrés A. Cáceres. Part iendo
desde Pisco, avanzó hacia el nort e para
finalment e ocupar la ciudad de Lima,
provocando la renuncia de Cáceres. Luego de
lo cual fue elegido President e Const it ucional
de la República. Hast a t erminar est e segundo
mandat o en 1899 realizó import ant es
reformas económicas y logró una est abilidad
polít ica en el país, consolidando el sist ema
presidencialist a. Fue el art ífice de la
Presidente
Reconstrucción Nacional y quien inauguró la
et apa llamada República Aristocrática , que se Constitucional de
prolongaría durant e las dos primeras décadas
del siglo xx. Luego de culminado su mandat o, la República
se mant uvo alejado práct icament e de la
act uación pública, hast a su muert e en Lima, en
Peruana
1913.
8 de septiembre de
1895-8 de
Biografía septiembre de 1899

Nicolás de Piérola fue el hijo mayor de José


Nicolás Fernández de Piérola y Flores del
Campo y de Teresa Villena y Pérez.[2] ​Sus
padres residían en Camaná (ciudad donde su Vicepr 1.º
bisabuelo Juan Lucas Ant onio Nicolás Flores
del Campo era Alcalde y Coronel de Milicias)
esiden Guillermo
pero se t rasladaron a Arequipa para su te Billinghurst
nacimient o. Fue baut izado el mismo día de su
nacimient o en el t emplo de La Recolet a.[3] ​Su
2.º
padre, que era nat uralist a y docent e, fue Augusto
minist ro de Hacienda durant e el gobierno de
José Rufino Echenique, ent re 1852 y 1853. Seminario
En 1853, con solo 14 años, ingresó al Seminario y
conciliar de Sant o Toribio, en Lima. Allí est udió,
Váscones
ent re ot ros cursos, Teología y Derecho,

Predece Manuel
llegando a dict ar el curso de Filosofía cuando
aún no había t erminado sus est udios. Pero
abandonó el Seminario en 1860 y poco sor Candamo
después se casó con su prima-hermana
Jesusa de It urbide, hija de Nicolasa Fernández e Iriarte
de Piérola y de Agust ín de It urbide, homónimo
sin relación con el emperador Agust ín I y su Sucesor Eduardo
familia. Sus hijos fueron: Pedro José Nicolás,
Eva María, Raquel, Isaías, Luis Benjamín,
López de
Amadeo y Vict oria.[4] [5]
​ ​ Romaña
Sus padres fallecieron en 1857, y él se dedicó
a act ividades mercant iles y al periodismo; en
est e últ imo campo colaboró ocasionalment e
en periódicos de inspiración cat ólica, como La
Patria y El Progreso Católico. Ent re 1864 y Presidente
1865 edit ó su propio periódico, El Tiempo, que
apoyó al gobierno de Juan Ant onio Pezet . Provisional de la
Su carrera polít ica la inició a los 30 años, República Peruana
durant e el gobierno del coronel José Balt a,
llamado por est e, gracias a la recomendación (Gobierno paralelo al
de su primo polít ico, el expresident e José
Rufino Echenique, para desempeñar el
Minist erio de Hacienda, asumiendo así la
de Francisco García
t remenda responsabilidad de sacar al país de
Calderón)
la crisis económica.

29 de julio de 1881-
28 de noviembre de
Ministro de 1881
(como Presidente
Hacienda (1869-
Provisorio de la
1871) República Peruana)
Piérola ocupó el Minist erio de Hacienda de 5 Predece Francisco
de enero de 1869 a 18 de julio de 1871
(aunque descont ando un breve int ervalo en el sor García
que fue reemplazado por Manuel Ángulo, de
noviembre de 1869 a febrero de 1870). Su
Calderón
primera medida fue pedir aut orización al
Congreso de la República para negociar
Sucesor Lizardo
direct ament e (sin consignat arios) la vent a del Montero
guano al ext ranjero, en un volumen que
bordeaba las dos millones de t oneladas
mét ricas. La casa judío francesa Dreyfus
Hnos., cuyo t it ular era el judío-francés August e 23 de diciembre de
Dreyfus, acept ó la propuest a.
1879-28 de julio de
El cont rat o ent re el gobierno peruano y la casa
Dreyfus se firmó el 5 de julio de 1869 y fue 1881
aprobado por el Congreso el 11 de noviembre
de 1870. El cont rat o se llevó adelant e a pesar
(como Jefe Supremo
de las prot est as de los capit alist as peruanos de la República
o consignat arios, que quisieron suplant ar a la
Casa Dreyfus, llegando incluso a obt ener a su Peruana)
favor un fallo de la Cort e Suprema. Pero al
final se impuso la volunt ad del gobierno de Predece Luis La
llevar adelant e la ejecución del cont rat o.
sor Puerta
Est e cont rat o significó la vent a de dos
millones de t oneladas de guano por valor de Sucesor Francisco
73 millones de soles. La suma obt enida
permit ió al gobierno de Balt a emprender una García
gigant esca polít ica de obras públicas,
especialment e la const rucción de
Calderón
ferrocarriles.

Al concluir el gobierno de Balt a, el Congreso


debat ió una acusación cont ra Piérola
referent e a las responsabilidades de su
gest ión como minist ro, de la cual fue absuelt o
Ministro de
el 21 de noviembre de 1872, aunque Piérola Hacienda y
t uvo que cont inuar su defensa a t ravés de las
páginas de La Patria . Comercio del Perú

5 de enero de 1869-
26 de octubre de
Revolucionario 1869
(1874-1877) Presiden José
Tras ser t achada por los civilist as su elección
te Balta
como diput ado por Arequipa, Piérola viajó a
Chile, y de allí a Francia, donde part icipó de la Predece Francisco
vida frívola parisiense.[6] ​De regreso a América,
inició desde el puert o chileno de Quint ero una
sor García
revolución cont ra el gobierno de Manuel Calderón
Pardo, zarpando hacia el Perú en una pequeña
embarcación llamada El Talismán, el 11 de
oct ubre de 1874. En plena t ravesía fue
nombrado Jefe Supremo Provisorio. Fondeó
primero en Pacasmayo pero eludió a la flot a Sucesor Manuel
peruana y se dirigió al Sur, desembarcando en
Ilo. Ocupó Moquegua y planeó ocupar
Ángulo
Arequipa, pero fuerzas procedent es de Lima lo
derrot aron, el 30 de diciembre de 1874. Así
finalizó la llamada “Expedición del Talismán.”
26 de febrero de
Piérola huyó a Bolivia para luego t rasladarse a
Chile, en 1875, donde emprendió ot ra
1870-21 de julio de
insurrección, ya bajo el gobierno de Mariano 1871
Ignacio Prado. Se t rasladó a Arica, el 3 de
oct ubre de 1876 y con algunos part idarios Presiden José
reunidos en Torat a, t omó nuevament e
Moquegua, el 6 de oct ubre. Pero t uvo que te Balta
ret irarse al aproximarse las fuerzas
gobiernist as, siendo alcanzado y derrot ado en Predece Manuel
Yacango, el 19 de oct ubre, por lo que part ió
nuevament e al dest ierro sor Ángulo
Sucesor Camilo
Carrillo
Martínez

Información
Combate de Pacocha (29 de mayo de 1877). En
primer plano está el HMS S hah. personal
Sin embargo, su obst inación lo arrast ró hacia
un t ercer int ent o revolucionario. Pero est a vez Nacimie 5 de
planificó mejor su accionar. Sus part idarios
nto enero de
capt uraron el Huáscar, surt o en la bahía del
Callao, el 6 de mayo de 1877, para poner luego 1839
proa al sur, hast a el lit oral boliviano, recalando
en Cobija, donde subieron a bordo a Piérola e
Arequipa,
izaron la insignia presidencial. El gobierno Perú
peruano ofreció una recompensa a quienes
somet ieran al Huáscar, colocándolo
Fallecim 23 de
práct icament e en la cat egoría de buque pirat a.
Los revolucionarios, en sus correrías al bordo iento junio de
del Huáscar, det uvieron a dos embarcaciones
mercant es con bandera brit ánica, lo que
1913
mot ivó que el almirant e inglés A.M. Horsey, (74 años)
ent onces de visit a en el Callao, amenazara con
capt urar al monit or para ent regarlo a las Lima,
aut oridades peruanas. Ello fue t omado por Perú
Piérola como una int romisión ext ranjera en los
asunt os del Perú y respondió a Horsey de
manera alt anera; para él, ya no se t rat aba de
Sepult Cementerio
derrocar al gobierno peruano sino de defender ura Presbítero
la honra nacional. Frent e a Pacocha el monit or
t rabó un combat e con las fragat as brit ánicas
Matías
HMS Shah y HMS Amethyst, el 29 de mayo de Maestro
1877. El monit or, aunque not oriament e inferior
en poderío a los poderosos navíos de la
Nacional Peruana
armada brit ánica, logró poner en ret irada a
est os, quedando dueño de las aguas. Luego de idad
est a hazaña, Piérola se ent regó en Iquique a
las aut oridades peruanas y pact ó una honrosa
Familia
capit ulación. Y conducido al Callao, prefirió
emprender viaje a Chile y luego a Europa. Est e
episodio ciment ó la popularidad de Piérola,
Padres Nicolás
hast a convert irlo en un caudillo legendario.[7] ​ Fernández
de Piérola
y Flores y
Teresa
Villena y
Jefe Supremo de Pérez.
la República Cónyuge Jesusa
(1879-1881) de
Iturbide
Piérola regresó a Chile en marzo de 1879 al
agudizarse el conflict o con Bolivia y, fracasada
la mediación peruana, ret ornó al Perú con el
Hijos Pedro
diplomát ico José Ant onio de Lavalle.[2] ​ José
Iniciada la Guerra del Pacífico, Piérola ofreció
sus servicios al gobierno, pero fue rechazado.
Nicolás
El president e Mariano Ignacio Prado se (n.
t rasladó a Arica para dirigir la guerra pero t ras
la derrot a en la campaña del sur ret ornó a Lima 1862);
el 28 de noviembre de 1879. Prado informó de
Eva
los pormenores de la guerra a su gabinet e
minist erial; est e lo aut orizó a para que viajara al María (n.
ext ranjero y comprara buques y armament o.
Encargado del gobierno quedó el
1863),
vicepresident e Luis La Puert a, de 68 años.[8] ​ Raquel
El vicepresident e La Puert a no fue acept ado (n.
por las guarniciones de Lima y Callao. Piérola
se sublevó el 21 de diciembre de 1879, 1865);
cont ando con el apoyo del Bat allón Artesanos
Isaías (n.
de Ica . Sus t ropas t uvieron un enfrent amient o
muy serio con las t ropas del general Manuel 1866);
González de la Cot era.[9] ​El 23 de diciembre
de 1879, una reunión de vecinos en la
Luis
Municipalidad presidida por el alcalde Benjamín
Guillermo Seoane, invist ió a Piérola con el
caráct er de Jefe Supremo de la República, (n.
asumiendo personalment e t odas las funciones
ejecut ivas y legislat ivas del gobierno con el
caráct er de Dict ador.[10] ​
1867);
En su ensayo "Nuest ros indios (ht t ps://www.en
Amadeo
sayist as.org/ant ologia/XIXA/gzlezprada/index. (n.
ht m) ", el escrit or Manuel González Prada le
acusa de la masacre de Amant ani cont ra los
1868); y
indios de esa isla del lago Tit icaca, y señala
Victoria
que las masacres de Ilave y Huant a se
produjeron en su segundo mandat o. (n.
Mediant e decret o del 22 de mayo de 1880 1870).
(refrendado por Miguel Iglesias), Piérola privó
a Prado del t ít ulo y los derechos de ciudadano Información
del Perú, por ausent arse del país, a lo que
consideró como una «vergonzosa deserción y profesional
fuga». También lo condenó a la degradación
pública, t an pront o fuera habido.[11] ​Por ello, Ocupaci Político
Prado no pudo regresar al Perú en ese
ent onces, como era su volunt ad. Regresaría ón
algunos años después, en 1886, luego que el
gobierno de Cáceres anulara ese decret o. Partid Partido
Ent re las medidas de la dict adura de Piérola, o Demócrata
cit amos las siguient es:
polític
Promulgó su o
propio Estatuto Afiliacio Club
para normar los nes Nacional
actos de la
Dictadura.[12] ​
El 11 de junio de 1880 firmó un pacto de
unión con Bolivia, cuyo fin era poner los
cimientos a una nueva entidad
geopolítica, que se llamaría los Estados
Unidos Perú-Bolivianos, sobre la base
de la conversión de los departamentos
de ambas repúblicas en Estados
federales.[13] ​
Impuso control estricto a las
informaciones periodísticas. Varios
directores fueron apresados en los
primeros días y algunos diarios fueron
clausurados. Por ejemplo, El Comercio
no reapareció sino hasta después de
tres años.[14] ​
Para restablecer el crédito, adjudicó la
propiedad de los ferrocarriles del
Estado a los tenedores de bonos de la
deuda externa.
Intentó conseguir más créditos
suscribiendo un nuevo contrato con la
casa Dreyfus.
Pero, naturalmente, centró su interés en
la guerra con Chile. Tras las derrotas en
Tacna y Arica, mandó plenipotenciarios
a las negociaciones en el USS
Lackawanna, que fracasaron.[15] ​
Ante la amenaza chilena de llevar la
guerra a la capital misma, organizó la
defensa de Lima, asumiendo el
comando supremo del llamado Ejército
de Línea, formado a base de los
ejércitos del Centro y del Norte. Llamó a
filas a los ciudadanos hábiles de entre
16 y 60 años de edad, y nombró jefe de
Estado Mayor del Ejército al general
Pedro Silva. El ejército, distribuido en 4
divisiones, comandadas por Suárez,
Dávila, Cáceres e Iglesias, se distribuyó
en dos líneas de defensa: una que se
extendía desde Chorrillos hacia el Morro
Solar y la otra en Miraflores. Estas
líneas eran demasiado extensas y, por
lo mismo, vulnerables. La artillería
montada en los cerros adyacentes,
tampoco ofrecía garantía en cuanto a su
efectividad.[16] ​

Críticas a su actuación en la Guerra del


Pacífico

Nicolás de Piérola.

Las crít icas a Piérola se fundament an en que en los moment os más crít icos de la guerra, habría
priorizado sus int ereses polít icos a los int ereses de la nación, al colocar en los mandos milit ares a
sus principales allegados, fueran milit ares o no, desplazando a experiment ados oficiales. Un
ejemplo de ello sería el de Juan Mart ín Echenique, un civil al que se le conocía solo como
negociador o diplomát ico en t iempos de Balt a, pese a lo cual recibió el rango de coronel y un
import ant e mando en el Ejércit o de Reserva.[17] [18]
​ ​

Se le at ribuye t ambién dividir las fuerzas peruanas, al organizar un inút il Segundo Ejércit o del Sur,
acant onado en Arequipa al mando del coronel Segundo Leiva, cuya lent it ud impidió que llegara a
t iempo a la bat alla de Tacna, y que, pese a que se le ordenó seguir hacia Arica (donde
cont inuaban los peruanos resist iendo bajo el mando de Bolognesi), regresó a Arequipa.[19] ​

Así t ambién, se asevera que se dejó llevar por una mezquina rivalidad personal en su relación con
el jefe polít ico milit ar del Sur, el cont ralmirant e Lizardo Mont ero, quien años ant es le había
derrot ado, durant e su et apa de revolucionario cont ra el gobierno de Pardo. Piérola le quit ó a
Mont ero el mando polít ico y le dejó solo el milit ar, y no conforme con ello, desat endió los
insist ent es pedidos de dicho jefe para aprovisionar el ejércit o acant onado en Arequipa. Est e
ejércit o nunca llegó a ent rar en acción.

Asimismo t ambién se crit ica la prot ección brindada al coronel Agust ín Belaúnde, jefe del bat allón
"Cazadores de Piérola", quien no sólo vot ó a favor de la capit ulación de la plaza de Arica ant e el
ejércit o chileno, sino que desert ó y huyó días previos al combat e.

En definit iva, los adversarios de Piérola, responsabilizaron a est e de la caída de las plazas de
Tacna y Arica en 1880, al no brindarles apoyo logíst ico. Pero est a opinión pasa por alt o el hecho
que, desde el moment o en que Chile se hizo del dominio marít imo t ras el combat e de Angamos,
se hacía imposible una gran movilización para apoyar a Tacna y Arica.

En el aspect o económico, los planes de Piérola durant e la guerra agravaron la precariedad


económica del país. Si bien el president e Prado había logrado casi finiquit ar el cont rat o con el
Credit Indust rial Bank, Piérola lo anuló y cont rat ó un acuerdo con Dreyfus a quien aut orizó la
explot ación y export ación del guano ya en poder de los chilenos; sin embargo, Dreyfus, cont ando
con su apoyo, se hizo cobrar a cuent a de las arcas peruanas más de 1 millón de libras est erlinas,
sin haber amort izado los 6 millones de libras que debía al est ado peruano. Est o conllevó a que
influyent es grupos financieros europeos dejaran de apoyar al Perú y se alinearan con Chile para
poder cobrar la deuda nacional con el guano y salit re de los t errit orios ocupados por el ejércit o
de est e país.

En medio de una crisis ext rema en la guerra del Pacífico, se dice que Piérola encont ró excelent es
oport unidades para malversar y saquear los fondos dest inados a la defensa nacional. Jamás se
present ó cuent a o regist ro oficial alguno para just ificar los ret iros y el gast o de ent re 95 y 130
millones de soles durant e el año de dict adura de Piérola: una invest igación oficial llevada a cabo
años más t arde encont ró que durant e la guerra hubo irregularidades ext remas en el manejo de los
fondos y gast os públicos, pero nunca se impuso sanción alguna.

Piérola t ambién impidió la compra del acorazado Stevens Battery, una nave de combat e
est adounidense que había sido ofrecida a bajo precio a los agent es peruanos enviados por el
president e Prado. Sin embargo, est a decisión si fue acert ada, pues dicha nave era inservible y
años después fue remat ada en Nueva York como chat arra.

Cuando los chilenos opt aron por at acar Lima luego de sus t riunfos en Tacna y Arica, Piérola,
siguiendo la opinión de algunos consejeros milit ares, dividió el ejércit o de reserva en dos débiles
líneas de defensa al sur de Lima. Est a est rat egia se inspiraba en diversos ejemplos de guerras de
la época (por ejemplo, la guerra ruso-t urca de 1877-1878), en las que se había aplicado con éxit o
la implement ación de t rincheras defendidas por infant es armados con buenos fusiles. Diversos
observadores han hecho not ar el error de t al decisión (los combat ient es peruanos carecían de
"buenos fusiles") y suponen que lo más acert ado habría sido concent rar las t ropas en zonas
est rat égicas para desordenar el at aque del enemigo. La mayoría de los soldados eran
mont oneros llegados de dist int os punt os del país y civiles de t oda clase de la ciudad de Lima
(dos de los cuales eran los escrit ores Ricardo Palma y Manuel González Prada) y algunos
soldados de línea que habían sobrevivido después de las desast rosas campañas del sur. Lo más
grave era que est aban mal vest idos y peor armados.[20] ​

Piérola t ambién mandó inst alar cañones de relat ivo poder sobre la cima del Cerro San Crist óbal
que dominaba la capit al para poder at acar desde allí a los chilenos, en moment os en que se creía
que est os at acarían por el nort e (sin embargo, los chilenos avanzarían desde el sur). Est e
emplazamient o fue baut izado por él mismo como Ciudadela Piérola y nunca ent ró en acción,
siendo capt urado por los chilenos cuando est os t omaron la ciudad.

Ot ra de los reproches que se le hacen a Piérola es el no haber ordenado un at aque cont ra los
chilenos, cuando est os, luego del saqueo y dest rucción de Chorrillos, se hallaban alcoholizados y
peleándose ent re ellos. Piérola se negó a aut orizar est a operación, pues la consideró muy
riesgosa. Aunque Cáceres, en sus memorias, insist e en sost ener que se perdió una oport unidad
única para infligir al enemigo un grave revés, lo ciert o era que, descont ando a los soldados
chilenos ebrios e indisciplinados (quienes, según cálculos del hist oriador Carlos Dellepiane, no
sobrepasaban el número de dos mil),[21] ​el grueso del ejércit o chileno (25 000 efect ivos) se
hallaba alert a para responder cualquier sorpresa.[22] ​No obst ant e, est e episodio es uno de los
que más han aliment ado la leyenda negra cont ra Piérola y hast a se le ha llegado a responsabilizar
de la derrot a peruana, por no haber dado la orden que, supuest ament e, hubiese revert ido el curso
de la guerra.

La derrot a de los peruanos en San Juan y Miraflores hizo que Piérola abandonara Lima y se
adent rara en la sierra, dejando el gobierno acéfalo. At ribuyó su derrot a a la indisciplina del ejércit o
y a la escasez de mat erial bélico.[23] ​
Opiniones favorables hacia Piérola
En cont rapart e a las crít icas sobre Piérola, el hist oriador José de la Riva Agüero y Osma ha
opinado favorablement e sobre su act uación en la guerra:

El encargarse del
mando, que yacía en
tierra abandonado de
todos, en medio del
desaliento y la
consternación
generales, en horas de
peligro supremo, fue,
todavía más que un acto
de ambición, un acto de
patriotismo, que casi
merece el calificativo de
heroico. Si Piérola con
su entusiasmo, su
actividad y su
popularidad de caudillo,
no hubiera alentado a la
lucha, ¿habríamos
opuesto acaso al
invasor resistencia tan
porfiada en San Juan y
Miraflores, que si no dio
la victoria, salvó a lo
menos el honor de la
capital?.[24] ​

Enrique Chirinos Sot o t ambién ensalza la labor de Piérola y lo compara con Léon Gambet t a, el
héroe civil de la defensa de París de 1870:

Piérola es el alma de la
resistencia del Perú,
como el alma de la
resistencia de Francia
fue Gambetta, a quien
conoció personalmente
en uno de sus viajes a
Europa. Como
Gambetta, Piérola se
improvisa militar. Ya
Napoleón III se había
rendido en Sedán,
cuando Gambetta se
encarga, por propia
decisión, de proseguir la
lucha contra los
prusianos, tal como ya
el Perú estaba
claramente derrotado
cuando Piérola asume el
poder. Gambetta
defiende a París, como
Piérola defiende a Lima.
Al fin de cuentas, los
prusianos entran a
París, como los chilenos
ingresan a Lima. Pero
no se encuentra todavía
en el Perú el monumento
a Piérola como el que,
en el corazón de la
Ciudad Luz, la gratitud
de Francia ha levantado
a la memoria heroica e
ilustre de Gambetta.[25] ​
Presidente provisorio. Su renuncia
(1881)
Tras las derrot as en San Juan y Miraflores, y la ocupación de Lima por las t ropas chilenas el 17 de
enero de 1881, Piérola pasó a la sierra y declaró como capit al o sede de gobierno el lugar donde
él se encont rase. Finalment e, se est ableció en Huamanga, donde convocó la Asamblea Nacional
de Ayacucho, que se inst aló el 28 de julio de 1881, ant e la cual renunció a la dict adura. La
Asamblea, no obst ant e, lo invist ió con el t ít ulo de President e Provisorio y dio un Est at ut o,
t ambién provisorio, el día 29 de julio. Como minist ro general fue nombrado el marino Aurelio García
y García. En oct ubre, Piérola conformó su gabinet e minist erial, en el que figuraba Cáceres como
minist ro de Guerra, pero est e gabinet e nunca llegó a reunirse.[26] ​Est e gobierno fue paralelo al de
Francisco García Calderón, el gobernant e de La Magdalena.

Piérola se propuso cont inuar la guerra cont ra Chile y sugirió resucit ar la Confederación Perú-
Boliviana para at acar por ret aguardia a los chilenos. Incluso, llegó a viajar a Bolivia para coordinar
con el president e boliviano Narciso Campero dicho plan.[27] ​Pero sucesivos pronunciamient os
realizados en Arequipa, Cajamarca y Chosica lo obligaron a renunciar a la presidencia el 28 de
noviembre de 1881. En su proclama a la nación, declaró lo siguient e:[28] ​

"El deber para con la


Patria que me trajo al
gobierno del país en
momentos de suprema
angustia nacional ha
sido cumplido sin
tregua ni descanso
durante dos años a
pesar de todos los
obstáculos y a costa de
todos los sacrificios.
Cumplo ese mismo
deber separándome del
gobierno y del país en la
terrible situación
creada al Perú por los
dañados elementos que
encierra en su seno. Ese
mismo deber me impone
silencio. Que la
Providencia salve a la
nación del abismo
abierto ante ella por sus
propios hijos"

Luego, part ió hacia Europa.

Actividad política entre 1882 y 1894


Ant es de part ir a Europa, Piérola organizó en Lima las bases de un part ido de caráct er nacional,
cuyo fin era unificar las fuerzas polít icas del Perú, con las miras puest as en una fut ura
reconst rucción del país (5 de febrero de 1882). Est e llamado a la unidad polít ica no t uvo eco,
principalment e por la oposición del Part ido Civil (que por ent onces había adopt ado el nombre de
Part ido Const it ucional), que respaldaba a Francisco García Calderón. En Europa, Piérola gest ionó
la firma de la paz sin cesión t errit orial, buscando la mediación de Francia e Inglat erra, sin
result ado.[29] ​

Tras la firma del t rat ado de Ancón, Piérola regresó al Perú, siendo muy bien recibido por la
ciudadanía en el Callao y Lima, el 8 de marzo de 1884. Evident ement e, las acusaciones que sus
enemigos le hacían como presunt o responsable de la derrot a con Chile, jamás le rest aron
popularidad.[30] ​Cont ra lo que se esperaba, no hizo oposición al gobierno del general Miguel
Iglesias (1883-1886), aduciendo que la nación necesit aba t ranquilidad y no confront aciones
polít icas, a fin de favorecer su reconst rucción, a poco de sufrir una desast rosa guerra.[31] ​

En julio de 1884 fundó el Part ido Demócrat a, conocido t ambién como part ido pierolist a, cuya
junt a direct iva est aba conformada por Serapio Orbegozo, Federico Panizo, Bernardo Roca y
Boloña, Ant onio Bent ín, Manuel Pablo Olaechea, Lorenzo Arriet a, Lino Alarco, Manuel Jesús Obín,
Manuel A. Rodulfo y Carlos de Piérola.[32] ​

Se mant uvo neut ral en las elecciones de 1886, las mismas que llevaron al poder al general Andrés
A. Cáceres. Finalizando est e gobierno en 1890, se organizaron elecciones. Piérola demost ró su
arraigo popular en una mult it udinaria manifest ación realizada en la Alameda de los Descalzos en
Lima, donde se dist ribuyeron diez mil medallas a los afiliados demócrat as. Pero al comprobar que
el gobierno est aba det erminado a imponer a t oda cost a a su candidat o Remigio Morales
Bermúdez, Piérola prefirió abst enerse a part icipar en los comicios.[33] ​

La abst ención de Piérola no t ranquilizó al gobierno. El 10 de mayo de 1890, el caudillo demócrat a


fue apresado y somet ido a juicio por su act uación durant e la guerra con Chile, y aunque el
proceso fue abandonado, permaneció preso por sus ant ecedent es levant iscos. Con la ayuda de
sus amigos y de su hijo Amadeo, el 5 de oct ubre fugó de la cárcel, y luego de permanecer ocult o
por varios meses, se embarcó en el Callao rumbo a Guayaquil, el 14 de abril de 1891.[34] ​

Una vez más, viajó a Europa. Dos años después reapareció en Valparaíso, Chile.[2] ​Por esa época
sus seguidores empezaron a llamarle “El Califa”.[35] ​

La Revolución de 1894-1895
El president e Morales Bermúdez falleció súbit ament e el 1 de abril de 1894, y no obst ant e
corresponderle const it ucionalment e el mandat o a Pedro Alejandrino del Solar en su calidad de
primer vicepresident e, lo asumió el segundo vicepresident e, coronel Just iniano Borgoño, acérrimo
cacerist a, eliminándose así cualquier escollo que pudiera int erponerse en la vuelt a del general
Cáceres a la presidencia del Perú. Transgrediendo la Const it ución, el gobierno de Borgoño
disolvió el Congreso y convocó a elecciones con la única candidat ura de Cáceres, quien como era
de esperar t riunfó e inauguró su segundo gobierno, el 10 de agost o de 1894. Est e gobierno
carecía de legit imidad y popularidad, por lo que era inevit able que surgiera la guerra civil.

En ese ent onces, la oposición al gobierno cacerist a (o del part ido Const it ucional) la
represent aban dos grupos polít icos:

La Unión Cívica (que era una alianza


entre los partidarios de Mariano Nicolás
Valcárcel, disidente del cacerismo, y el
Partido Civil); y

El Partido Demócrata, de Nicolás de


Piérola.
El 30 de marzo de 1894, en vísperas del fallecimient o de Morales Bermúdez, se firmó un pact o
de coalición ent re cívicos y demócrat as "en defensa de la libert ad elect oral y de la libert ad de
sufragio". Se forma así la Coalición Nacional, que agrupaba a los dos adversarios más enconados
de la hist oria polít ica peruana: los civilist as y los demócrat as. A cont inuación empezaron a surgir
espont áneament e en t odas las provincias del Perú part idas de guerrilleros revolucionarios o
mont oneros, iniciándose así la rebelión civil cont ra el segundo gobierno del general Cáceres.

El movimient o al iniciarse no t enía t odavía un jefe ni una dirección, pero ent onces se designó a
Guillermo Billinghurst para que fuera a Chile en busca de Nicolás de Piérola. Est e acept ó
encabezar la revolución y se embarcó en Iquique, el 19 de oct ubre de 1894; el día 24
desembarcó en Puert o Caballas, cerca de Pisco. De Pisco pasó a Chincha, donde el 4 de
noviembre lanzó un Manifiest o a la Nación, t omando el t ít ulo de "Delegado Nacional", y
poniéndose de inmediat o en campaña sobre Lima, reuniendo a los mont oneros de las zonas
próximas.

Piérola y sus montoneros entran a Lima por la Puerta de


Cocharcas (17 de marzo de 1895).
Desde enero de 1895 Lima vivió en const ant e incert idumbre, pues se t emía de un moment o a
ot ro el at aque de Piérola. Cáceres disponía de 4000 hombres bien armados, y los coalicionist as
sólo t enían 3000. En la t arde del 16 de marzo de 1895 Piérola dispuso el at aque a la capit al. Su
ejércit o se dividió en t res cuerpos para at acar simult áneament e Lima por el Nort e, Cent ro y Sur.

En la madrugada del domingo 17 de marzo empezó el at aque y Piérola, a caballo y al frent e de


sus huest es, ent ró por la Port ada de Cocharcas, memorable suceso hist órico que ha sido
inmort alizado por el pincel de Juan Lepiani. Las fuerzas de Cáceres ret rocedieron hast a el
Palacio de Gobierno, combat iendo con denuedo. Piérola est ableció su Cuart el General en la
Plazuela del Teat ro, a cuat ro cuadras de la Plaza de Armas. La lucha ent re coalicionist as y
cacerist as fue muy sangrient a.[36] ​

Al amanecer del 19 de marzo, más de 1000 cadáveres yacían insepult os en las calles y no menos
de 2000 heridos en los hospit ales. El fuert e calor veraniego empezó a descomponer los
cadáveres, lo que amenazaba con desat ar una epidemia. Se reunió ent onces el cuerpo
diplomát ico y bajo la presidencia del nuncio apost ólico, monseñor José Macchi, se consiguió una
t regua de 24 horas ent re los combat ient es para sepult ar a los muert os y at ender a los heridos.
Técnicament e hablando, las fuerzas mont oneras de Piérola no habían conseguido la vict oria, pues
el ejércit o de Cáceres permanecía práct icament e int act o; sin embargo el ambient e público era a
favor de los revolucionarios y así lo ent endieron los cacerist as.

Prorrogado el armist icio, se firmó un acuerdo ent re Luis Felipe Villarán (represent ant e de
Cáceres) y Enrique Bust amant e y Salazar (represent ant e de Piérola), bajo la mediación del Cuerpo
Diplomát ico, acordándose el est ablecimient o de una Junt a de Gobierno presidida por el civilist a
Manuel Candamo, y con dos represent ant es de Cáceres y dos de Piérola. La misión de est a Junt a
sería convocar a elecciones, mient ras que los dos ejércit os se ret iraban de la capit al. El general
Cáceres, luego de renunciar al gobierno, part ió rumbo al ext ranjero. La revolución había
t riunfado.[37] ​

Elecciones de 1895
El 14 de abril de 1895 la Junt a de Gobierno convocó a elecciones presidenciales. La Coalición
Nacional, mant eniendo la alianza, lanzó como era de esperar la candidat ura de Piérola, quien sin
cont endor result ó elegido con abrumadora mayoría. Hast a ent onces, las elecciones se hacían por
el sist ema indirect o de los Colegios Elect orales: de los 4310 elect ores, 4150 vot aron por
Piérola.[38] ​En aquella oport unidad, Piérola fue t ambién elect o como diput ado por Arequipa[39] ​

Presidente Constitucional del Perú


(1895-1899)

Piérola durante su segundo gobierno.

Nicolás fue ungido como President e de la República el 8 de sept iembre de 1895, inaugurando una
nueva et apa en la hist oria republicana del Perú que se conoce como la República Arist ocrát ica.
Est a gest ión fue not able, convocó a los más capaces para ocupar funciones en el gobierno, sin
t ener en cuent a ant ecedent es part idarios; respet ó escrupulosament e la Const it ución; fort aleció
las inst it uciones públicas e impulsó el desarrollo int egral del país.

A cont inuación, las medidas que t omó est e gobierno y ot ros hechos import ant es.
Aspecto económico

Se siguió una política de austeridad en


el manejo de los fondos públicos. Se
estimuló el ahorro, se evitaron
empréstitos que endeudaran más al
país y se fomentó la formación de
cooperativas.
Se estableció la primera ley normativa
de la ejecución presupuestal.[2] ​
Se abolió la “contribución personal”
(reminiscencia del antiguo “tributo
indígena”), en 1895.[40] ​
Se redujeron los impuestos a los
productos de primera necesidad como
el arroz, la manteca y otros, pero se
aumentaron los de aquellos
considerados de placer o de vicio, como
el alcohol y el tabaco.[41]
Implantación del estanco de la sal, cuyo
producto fue destinado como fondo
para el rescate de Tacna y Arica, en
poder de Chile.[42]
Se implementó un drástica reforma del
sistema tributario, con la creación de la
Compañía Recaudadora de Impuestos
S.A. (“La Recaudadora”), en reemplazo
del antiguo sistema de recaudación
fiscal que no era muy efectivo.[43] ​
Se reformó el sistema monetario con la
implantación del patrón de oro. Hasta
entonces el Perú tenía como moneda el
Sol de Plata, metal cuyo precio empezó
a caer a nivel internacional. Por ley del
29 de diciembre de 1897 se ordenó la
acuñación de monedas de oro, con el
mismo ley y peso de la libra esterlina
inglesa. Un decreto del 10 de enero de
1898 estableció el peso y ley de la
nueva moneda nacional, la que se
llamaría libra peruana y tendría en el
anverso un escudo del Perú y por el
reverso la efigie de un Inca. Durante el
siguiente gobierno de Eduardo López de
la Romaña, por ley de 14 de diciembre
de 1901, se legalizó esta situación.[44] ​

Aspecto comercial e industrial

Se protegió e incentivó a la industria


agrícola y minera, que contó con el
aporte de capitales nacionales y
extranjeros. La industria azucarera
evolucionó a su tecnificación,
especialmente en los grandes centros
agroindustriales del norte. La
exportación del azúcar llegó en 1898 a
las 105 731 toneladas, mientras que el
consumo interno era de 25 000
toneladas. La minería tuvo un desarrollo
más lento, iniciándose su verdadero
despegue a principios del siglo xx. En
1897 se descubrieron los ricos
yacimientos de Cerro de Pasco. La
explotación del petróleo por el
Estancamiento Industrial del Petróleo,
de Zorritos, y por la London Pacific
Petroleum, de Negritos, alcanzó un
vasto desarrollo.
Se impulsó el desarrollo de la
Amazonía, cuyo auge económico se
inició con la explotación del caucho. Un
aventurero peruano, Carlos Fermín
Fitzcarrald se convirtió en el “rey del
caucho”.
Debido al dinamismo de la economía,
surgieron entidades industriales y
comerciales que aceleraron el proceso
de reconstrucción. En 1896 se fundaron
la Sociedad Nacional de Minería y la
Sociedad Nacional de Industrias.
Surgieron igualmente nuevas
instituciones financieras: el Banco del
Perú y Londres, el Banco Internacional
del Perú, el Banco Popular del Perú. Se
formaron Compañías de Seguros, como
la Compañía Internacional de Seguros y
la Compañía de Seguros del Rímac.
Nicolás de Piérola en su despacho.

Obras públicas

Se llevó a cabo un plan de obras


públicas sin recurrir a los empréstitos,
gracias a la economía y a la
organización fiscal.
Por ley del 22 de enero de 1896 se creó
el Ministerio de Fomento, para organizar
un plan de obras públicas e impulsar el
desarrollo industrial. Su primer ministro
fue el ingeniero Eduardo López de
Romaña, que después fue quien sucedió
a Piérola en la presidencia.[45] ​
Se impulsó la prolongación de caminos
y ferrocarriles y la modernización de
ciudades. Un camino, la llamada vía
central o camino al Pichis comenzó a
ser abierto para unir la costa con la
selva amazónica.[46] ​

Aspecto militar

Se contrató los servicios de una misión


militar francesa, para modernizar al
ejército. Estuvo presidida por el general
Pablo Clément e integrada por los
coroneles Eduardo Dogny y Claudio
Perrot. Fue el comienzo del fin del viejo
militarismo.[47]
Se creó la Escuela Militar de Chorrillos,
el 24 de abril de 1898, cuyo fin era hacer
de la milicia una carrera técnica.[48] ​
Se estableció el servicio militar
obligatorio a partir del 27 de septiembre
de 1898.[49]
Se promulgó el primer Código de
Justicia Militar, el 20 de diciembre de
1898, el cual, reemplazó a las
ordenanzas militares españolas
entonces vigentes.[50] ​
Desarrollo urbano de Lima y Callao

Continuó el plan iniciado por José Balta


de expandir la ciudad de Lima, luego de
que fueran derruidas las murallas
coloniales. Se construyó el Paseo Colón
y se trazó la Avenida Brasil en dirección
a la Magdalena. Se inició la Avenida de
la Colmena, llamada después Avenida
Nicolás de Piérola, en dirección al
Callao.
Se levantaron nuevos edificios, como el
de la Casa de Correos.
Se crearon algunas sociedades para la
atención de la ciudad, como la
Compañía del Ferrocarril Urbano, la
Empresa Transmisora de Fuerza
Eléctrica,[51] ​la Compañía de Gas
Acetileno, la empresa de irrigación y
agua potable para Miraflores.[52] ​
Como complemento del progreso
urbano de la capital llegó también el
progreso técnico: El primer fonógrafo
(1896); el primer cinematógrafo (1897),
cuya función inaugural fue dada con la
presencia de Piérola;[53] ​los rayos
Röntgen o rayos X (1896); los primeros
automóviles (1898); y se aumentaron
las líneas telefónicas.
En el Callao se inauguró, costeado por
suscripción popular, el monumento al
héroe Miguel Grau, inaugurado el 21 de
noviembre de 1897.[54] ​

Aspecto laboral

Debido al auge económico y productivo,


se crearon puestos de trabajo para los
varones y para las mujeres en correos,
telégrafos, teléfonos, fábricas. Lo de
crear puestos de trabajo para mujeres
fue un suceso revolucionario para la
época.
Como faltaba mano de obra, en 1899 se
inició la inmigración japonesa.[55] ​
En 1896 ocurrieron huelgas de los
trabajadores de la fábrica de tejidos de
Vitarte, de los tipógrafos de Lima que
reclamaban el salario de 1869, y luego
la de los pasteleros, en demanda los
primeros de reducción de las horas de
trabajo que sobrepasaban las ocho
horas, y todos por mejores condiciones
de trabajo así como de salarios.[56] ​

Reforma del sistema electoral


Se reformó el ant icuado sist ema eleccionario de los Colegios Elect orales y del vot o indirect o
que había exist ido durant e a lo largo del siglo xix. En reemplazo de ese sist ema se est ableció la
exist encia de una Junt a Elect oral Nacional, formada por represent ant es del Congreso, del
Gobierno y del Poder Judicial que dirigiría y cont rolaría las elecciones, y est ableció el vot o
direct o y público de t odos los ciudadanos que supieran leer y escribir.[57] ​
Aspecto internacional

El vicepresidente Guillermo
Billinghurst, en su calidad de
ministro plenipotenciario, firmó
con el canciller chileno Juan José
Latorre el protocolo de 1898 para
la realización del plebiscito de
Tacna y Arica, lo que nunca llegó a
concretarse.

La cuestión de las provincias peruanas


de Tacna y Arica bajo ocupación chilena
demandó la atención de Piérola. Ya
había vencido el plazo de diez años
fijados para la realización del plebiscito
que decidiría el destino final de dichas
provincias y Chile no daba señales de
querer cumplir lo pactado. Al principio
no prosperaron las negociaciones
peruanas, pero en 1898 el gobierno
chileno, ante el conflicto que sostenía
con Argentina por la Patagonia, se avino
a realizar el plebiscito, firmándose el
Protocolo Billinghurst-Latorre, que
establecía el procedimiento normativo a
seguir en tal consulta. Era notorio que la
intención de Chile era evitarse un frente
en el norte en el hipotético caso de una
guerra con Argentina, por lo que no
sorprendió que, tras llegar a un acuerdo
para resolver pacíficamente su litigio
con Argentina, volviera a dilatar la
realización del plebiscito, acentuando su
política de chilenización en Tacna y
Arica, donde promovió la migración de
chilenos a esas zonas y el
hostigamiento a la población
residente.[58] ​
De otro lado, el gobierno peruano se
hizo popular por su solidaridad
latinoamericana. Ocurrió cuando se
produjo el Gran Incendio de Guayaquil,
en octubre de 1896, ocasión en el que
envió al crucero Lima con la
correspondiente ayuda para casos de
desastres, tales como alimentos, ropa y
medicinas.[59] ​En el mismo año dio su
apoyo moral a Cuba, que había
reemprendido su lucha por la
independencia.[60]
Por decreto del 11 de noviembre de
1896 se creó el Archivo Especial de
Límites en el Ministerio de Relaciones
Exteriores. Su función era estudiar y
coleccionar los documentos referentes
a los problemas de límites que el Perú
sostenía con sus vecinos para que
sirvieran de fuente de ilustración a los
diplomáticos.[61]
Por esta época se sitúa también un
pretendido plan para la balcanización o
polonización de Bolivia, es decir, su
repartición territorial entre Perú,
Argentina y Chile. El presidente chileno
Federico Errázuriz Echaurren hizo
reservadamente esa propuesta, que
consistía en lo siguiente: Argentina se
quedaría con Tarija y el Chaco Central,
Chile con Oruro y Potosí, y Perú con Beni
y La Paz (1896). El vicepresidente
peruano Guillermo Billinghurst, conocido
por su antibolivianismo, se mostró
también interesado en dicho plan y entró
en conversaciones con la parte
chilena.[62] ​Pero para 1898, Chile
enfrentó una amenaza de guerra con
Argentina, por lo que ya no tuvo interés
en llevar a cabo ese plan. Esto,
aparentemente, frustró a Piérola, pues
con la ejecución de ese plan habría
pensado redimirse ante su pueblo del
desastre de la Guerra del Pacífico y
recuperar Tacna y Arica.[63] ​
El supuesto interés de Piérola para llevar
a cabo la “polonización” de Bolivia, es
una versión que originalmente fue
transmitida por el historiador chileno
Jaime Eyzaguirre, quien relata las
conversaciones que tuvo el presidente
peruano con el ministro plenipotenciario
chileno en Lima, Domingo Amunátegui
Rivera, en diciembre de 1898.[64] [65]
​ ​
Según esta versión, Piérola se mostró
extrañamente sincero en su diálogo con
el chileno y habría dicho lo siguiente:[63]

“estamos hartos de
Bolivia, país que nos
molesta hasta con su
moneda feble. Perú
podría quedarse con las
regiones de La Paz y
Beni; Chile, con las de
Potosí (excepto Tupiza)
y Oruro; Argentina con
Tupiza y otros sectores
surbolivianos. En tal
forma, borrado del
mapa el altiplano
independiente, ya no
sería problema restituir
Tacna y Arica…"

Amunátegui remitió esta información a


su cancillería, pero en ese momento no
se hizo pública. El plan de la
“polonización” de Bolivia se pondría al
descubierto durante el gobierno de
Eduardo López de Romaña, sucesor de
Piérola a partir de 1899, y en este caso
el acusado de hacer tal propuesta fue el
gobierno chileno, según lo denunció la
parte peruana.[64] ​

En realidad, el tema principal de la


conversación de Piérola y el ministro
chileno Amunátegui en diciembre de
1898 había sido la crisis política en que
se debatía entonces Bolivia. En este
país había estallado una rebelión federal
contra el presidente Severo Fernández
Alonso, lo que desencadenó una guerra
civil, lo que hizo temer la unidad
boliviana. Piérola apoyaba la rebelión
federal y acusaba al gobierno de
Fernández Alonso de apoyar al mariscal
Cáceres, su rival político, y preguntaba
cuál sería la posición de Chile sobre
ello. Según la opinión del historiador
Basadre, la alusión de Piérola a la
repartición de Bolivia habría sido solo un
“sondeo y exploración” para conocer la
opinión de la parte chilena, sin que se
llegara jamás a un acuerdo oficial al
respecto.[64] [66]
​ ​

Política interna

El gabinete ministerial presidido por Manuel Pablo


Olaechea, el tercero del gobierno de Piérola en
1896.

Piérola no t uvo una verdadera oposición. El país gozó de las más amplias libert ades sin producirse
desbordes populares. El Part ido Civil que formaba part e de la Coalición Nacional colaboró en su
gobierno y varios civilist as fueron sus minist ros. La Unión Cívica t ambién colaboró con el gobierno.
El Part ido Const it ucional de Cáceres, apart ado de la vida pública después del t riunfo de la
revolución, se mant uvo en la abst ención. No se produjeron movimient os revolucionarios a
excepción del ocurrido en Loret o, de caráct er federal, encabezado por Mariano José Madueño,
que fracasó sin mayores incident es.

El único que hizo oposición a Piérola fue el not able lit erat o e int elect ual Manuel González Prada y
su pequeño part ido recién formado, la Unión Nacional. Prada est uvo algunos años en Europa, pero
de regreso al Perú en 1898, emprendió una campaña de violent os discursos y reuniones públicas
en las que at acaba al gobierno, y en especial, a la persona de Piérola. Part icularment e, le
reprochaba no haber realizado reformas en los t emas agrario, obrero e indígena.
Elecciones de 1899
En 1899, finalizando el mandat o de Piérola, se convocaron a elecciones. Piérola no ot orgó apoyo
oficial a ningún candidat o; su part ido, el Demócrat a, se dividió en dos bandos: uno de ellos, que iba
en alianza con los civilist as, lanzó la candidat ura del ingeniero Eduardo López de Romaña; el ot ro
bando, la de los demócrat as “oficiales”, designó a Guillermo Billinghurst . En las elecciones se
aplicó por primera vez en la hist oria peruana el vot o direct o, saliendo t riunfador López de
Romaña.[67] ​

Últimos años

Nicolás de Piérola en 1910.

Nicolás de Piérola no volvió a ejercer cargo público t ras salir de la presidencia el 8 de sept iembre
de 1899, permaneciendo ret irado de las act ividades polít icas, aunque no t ot alment e. Asumió la
dirección de una empresa de const rucciones, llamada La Colmena, hast a 1909, que se dedicaba a
la const rucción de fincas y a la explot ación de las azufreras de Bayóvar, en Piura. Sin embargo,
cont inuó inspirando los grandes lineamient os de la polít ica de su part ido, el Demócrat a.[2] ​

En 1900 encabezó una list a que post uló a la Alcaldía de Lima, pero inesperadament e fue
derrot ado por una list a independient e, liderada por Federico Elguera.[68] ​

En 1904, nuevament e post uló a la Presidencia de la República, a la cabeza del Part ido
Demócrat a, pero luego de dar una serie de vibrant es discursos, se ret iró poco ant es de realizarse
las elecciones, aduciendo falt a de garant ías, lo que originó que su cont rincant e, José Pardo y
Barreda, candidat o de la alianza ent re civilist as y const it ucionalist as, result ara ganador. Desde
ent onces, Piérola se abst uvo de post ular a la presidencia, pues según su opinión, no quería ser
cómplice de una farsa y que abst enerse era «obrar y obrar de la manera más eficaz y saludable
posible».[69] ​

El 29 de mayo de 1909, durant e el primer gobierno de August o B. Leguía Salcedo, un grupo de


ciudadanos simpat izant es del Part ido Demócrat a o pierolist a, lograron ent rar a t umult o a Palacio
de Gobierno. Encont raron a Leguía en su despacho. Los revolt osos le pidieron su renuncia.
Encabezaban la t urba Carlos de Piérola (hermano de Nicolás) y los hermanos Isaías y Amadeo de
Piérola (hijos de Nicolás). Leguía se negó a renunciar. Ent onces, los amot inados secuest raron al
President e de la República y lo llevaron hast a la Plaza de la Inquisición y, al pie del monument o a
Bolívar, lo conminaron a renunciar por segunda vez. Leguía volvió a negar su renuncia. Int ervino la
fuerza pública, que logró rescat ar al president e luego de un t irot eo que mat ó a más de cien
manifest ant es. A pesar de no haber t enido part icipación en est a revuelt a, Nicolás de Piérola t uvo
que esconderse ant e la persecución desat ada por el gobierno.[70] ​
Mausoleo de Nicolás de Piérola en el
cementerio Presbítero Matías Maestro
de Lima.

Al acercarse las elecciones de 1912, se produjo una conferencia de delegados de los part idos de
oposición (el civilismo independient e, el Demócrat a, el Liberal y el Const it ucional) para int ent ar
unificar sus fuerzas en una candidat ura única, que enfrent ase al candidat o oficialist a Ánt ero
Aspíllaga (apoyado abiert ament e por el president e Leguía). Piérola part icipó como represent ant e
de su part ido. Pero se ret iró de la conferencia al no est ar de acuerdo con las condiciones que los
delegados del civilismo independient e querían imponer, como la de buscar un candidat o que no
ofreciera resist encias al president e Leguía. Era evident e que los civilist as no querían a Piérola
como candidat o.[71] ​El caudillo, al igual que en 1903, 1904 y 1908, mant uvo pues su línea polít ica
de abst enerse a part icipar en las elecciones, pues consideraba que no habían garant ías, e impuso
a sus part idarios esa decisión personal. Y cuando emergió a últ ima hora la candidat ura popular de
Guillermo Billinghurst (su ex part idario), Piérola se negó t ambién a apoyarlo[72] ​y propuso
infruct uosament e la convocat oria de nuevas elecciones, en lo que fue su últ imo mensaje al país,
el 14 de julio de 1912, que empezaba con la siguient e frase: «Y seguimos al abismo con ceguedad
inconcebible».[73] ​

Poco después, Piérola t uvo un diálogo con el ya president e Billinghurst , cuando est e amenazó al
Congreso con disolverlo si no legislaba en favor de los obreros: «Señor Billinghurst ¿Como piensa
gobernar bien el país si ant es no gobierna bien sus nervios?», dícese que le dijo.[74] ​

A mediados de junio de 1913 se anunció el grave est ado de su salud. Diversas personalidades
fueron a visit arle en su casa de la calle del Milagro en Lima, ent re ellos el president e Billinghurst y
el expresident e Leguía. Falleció a las 9 y 26 minut os de la noche del 23 de junio de 1913. Sus
funerales const it uyeron t odo un acont ecimient o que convocó a una mult it ud de personas.[75] ​En
las paredes de las calles, part idarios enfervorizados escribieron: «Piérola ha muert o. ¡Viva
Piérola!».[76] [77]
​ ​

Referencias

1. Chirinos Soto, 1985, pp. 444-447.


2. Tauro del Pino, Alberto (2001).
«PIÉROLA, Nicolás de». Enciclopedia
Ilustrada del Perú 6 (3.ª edición).
Lima: PEISA. pp. 2054-2056. ISBN 9972-
40-149-9.

3. Chirinos Soto, 1985, p. 371.


4. Orrego Penagos, Juan Luis (2000).
«PIÉROLA VILLENA, Nicolás». En
Lexus Editores, ed. Grandes
Forjadores del Perú (1.ª edición).
Lima: Lexus. pp. 319-321. ISBN 9972-
625-50-8.

5. «Nicolás de Piérola: Ligeros apuntes


biográficos» (https://books.google.co
m.pe/books?id=_gM3AAAAYAAJ&pg=
PP2314) . Variedades IX (278): 2318-
2322. 28 de junio de 1913. Consultado
el 14 de agosto de 2022.

6. Chirinos Soto, 1985, p. 378.


7. Chirinos Soto, 1985, pp. 380-384.
8. Basadre Grohmann, 2005c, p. 50.
9. Basadre Grohmann, 2005c, p. 56.
10. Basadre Grohmann, 2005c, p. 57.
11. Basadre Grohmann, 2005c, p. 58.
12. Basadre Grohmann, 2005c, p. 101.
13. Basadre Grohmann, 2005c, pp. 101-
102.

14. Basadre Grohmann, 2005c, pp. 114-


115.

15. Basadre Grohmann, 2005c, pp. 132-


134.

16. Rivera Serna, 1975, p. 139.


17. Basadre Grohmann, 2005c, p. 142.
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Véase también

Historia republicana del Perú


Presidentes del Perú
Contrato Dreyfus
Sublevación del Huáscar en 1877
Estados Unidos Perú-Bolivianos
Datos: Q170057
Multimedia: Nicolás de Piérola (http
s://commons.wikimedia.org/wiki/Categ
ory:Nicol%C3%A1s_de_Pi%C3%A9rola)
/ Q170057 (https://commons.wikimedi
a.org/wiki/Special:MediaSearch?type=i
mage&search=%22Q170057%22)

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