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Introducción
La Diabetes Mellitus (DM) es la alteración metabólica más común en la población; se
caracteriza por hiperglu- cemia secundaria a defectos en la secreción y/o acción de la insulina. La propia enfermedad, su tratamiento, así como determinados procesos intercurrentes pueden ser la causa de complicaciones agudas que requieren un tratamiento precoz. Las complicaciones agudas más importantes de la DM son la hipoglucemia, la cetoacidosis diabética y el sín- drome hiperosmolar no cetósico. 2. Hipoglucemia Es la complicación más frecuente y temida del tratamiento farmacológico de la Diabetes, tanto por los pacien- tes como por los familiares, caracterizada por el descenso de la glucemia por debajo de un umbral determi- nado. No hay definición de consenso en la DM para la hipoglucemia. Además, la cifra de glucemia en que aparecen síntomas varía según intensidad y rapidez en el descenso de la misma, su duración y sensibilidad de cada per- sona. Por tanto, se define como cualquier concentración anormalmente baja de glucosa (con o sin síntomas) en la que el individuo puede sufrir un daño. Una definición clásica es la triada de Whipple: descenso de glucemia, síntomas típicos y mejoría de los mismos tras corregir la glucemia La Asociación Americana de Diabetes (ADA) especifica una cifra de glucemia en plasma venoso< 70 mg/dl para su diagnóstico. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomienda valor < 55 mg/dl en su definición de hipoglucemia para valorar el riesgo de la misma en distintos tratamientos. 2.1. Etiología La hipoglucemia es la complicación más frecuente del tratamiento antidiabético con insulina, sulfonilureas o meglitinidas. La metformina, acarbosa, inhibidores de la dipeptidilpeptidasa 4 (idpp-4), agonistas del GLP-1 e inhibidores de la i-SGLT-2, no causan hipoglucemia, si se usan en monoterapia. En terapia combinada o triple pueden producirla si se combinan con insulina y/o sulfonilureas. Sus principales causas son: » Exceso absoluto de dosis (insulina o sulfonilureas): voluntario o por error en la cantidad o en la técnica de administración (en el caso de la insulina). » Disminución de aporte calórico: por disminución o retraso en la toma de alimentos, vómitos o gastro- paresia. » Exceso de ejercicio físico sin tomar suplementos de hidratos de carbono antes o durante el mismo. » Ingesta de alcohol, pues el alcohol inhibe la capacidad del hígado de liberar glucosa a la sangre y este efecto dura varias horas dependiendo de la cantidad de alcohol ingerida. » Toma de fármacos que potencian los efectos de los antidiabéticos: salicilatos, betabloqueantes, clofi- brato, dicumarínicos. » Coexistencia de enfermedad que disminuya las necesidades de insulina: insuficiencia renal o hepáti- ca, sobre todo. » Alteración de respuesta hormonal contrarreguladora: Hay documentados pacientes con buen control glucémico que tienen alterada la “cascada” hormonal fisiológica, lo que contribuye al riesgo de hipoglu- cemia. En casos de diabetes de larga evolución, la aparición de neuropatía autonómica puede reducir el mecanismo de contrarregulación. La hipoglucemia por insulina acontece, con mayor frecuencia, antes de la comida y de la cena y en torno a las tres de la madrugada. La hipoglucemia por antidiabéticos orales es más frecuente con las sulfonilureas potentes (glibenclamida) y en los mayores de 65 años. Por ello, en caso de utilizar estos fármacos se aconseja los de liberación modificada (gliclazida o glimepirida) y en mayores de 65 años frágiles utilizar antidiabéticos no hipoglucemiantes. 2.2. Clínica Los síntomas dependen de la intensidad y duración del descenso de los niveles de glucemia, de la brusquedad con que acontece y de los niveles de partida. No existen signos y síntomas específicos de hipoglucemia, por lo que la clínica a menudo “se sospecha” más que ser confirmativa. Los umbrales glucémicos de activación de me- canismos contrarreguladores tienen gran variabilidad interindividual. Normalmente la secreción de adrenalina y glucagón suceden cuando las concentraciones de glucosa en plasma venoso bajan a 70 mg/dl, los síntomas autonómicos aparecen con niveles de 56-60 mg/dl y los síntomas neuroglucopénicos con niveles de glucemia de 48-50 mg/dl. Por tanto, la clínica deriva de La activación del sistema autónomo adrenérgico (síntomas neurogénicos): mediados por cate- colaminas (temblor, palpitaciones, ansiedad) o mediados por acetilcolina (sudoración, hambre, náuseas, parestesias). 2. La afectación del sistema nervioso central por la neuroglucopenia (síntomas neuroglucopénicos): que sucede si la hipoglucemia no se corrige pronto o se instaura lentamente, y provoca cefalea, debilidad, sensación de calor, confusión, bradipsiquia, obnubilación, disfasia, hipotermia, hipertermia, trastornos visuales, trastornos del comportamiento, déficits neurológicos focales e, incluso, coma y muerte. 3. Clínica de hipoglucemia nocturna: la hipoglucemia nocturna puede pasar desapercibida o manifes- tarse como pesadillas, sudoración, intranquilidad o cefalea matutina, hipotermia, parestesias en extremi- dades, cetonuria/cetonemia matutina (por efecto Somogy: hiperglucemia reactiva tras episodio de hipo- glucemia por la liberación de hormonas contrarreguladoras, como cortisol, catecolaminas o glucagón que provocan la liberación hepática de glucosa). La hipoglucemia es la “gran simuladora”, de ahí que ante todo paciente en coma, con déficit neurológico o convulsiones, sea imprescindible efectuar rápidamente un test de glucemia capilar.