Constelaciones de Poesia Alemana
Constelaciones de Poesia Alemana
Constelaciones de Poesia Alemana
Constelaciones de
poesía alemana
Siglos XII-XX
11 ediciones
Constelaciones de poesía alemana : siglos XII
a XX / AA.VV. ; compilado por
Héctor Aldo Piccoli. - 1a edición bilingüe -
Rosario : Serapis ; Rosario : Facultad de
Humanidades y Artes, Universidad Nacional
de Rosario, 2019.
514 p. ; 22 x 14 cm.
ISBN 978-987-3670-20-6
© Editorial Serapis
© HyA ediciones. Facultad de Humanidades y Artes (UNR)
© Héctor A. Piccoli
Editorial Serapis.
www.editorialserapis.com
[email protected]
500 ejemplares.
Traducción y compilación de
Héctor A. Piccoli
2 Cuando, por otra parte, en una obra el dialecto está ‹incrustado› en la lengua estándar,
la traducción de su valor (en el sentido lingüístico) frente a ésta, se torna prácticamente
imposible en un ámbito que desconoce el fenómeno dialectal. Pero no es éste el lugar para
tratar el problema.
3 Cfr. nuestro artículo «El Minnesang en la génesis de la lírica occidental». En Revista de
Letras Nro. 9 - volumen de estudios literarios, Facultad de Humanidades y Artes (UNR), 2004.
prólogo 9
4 Heinrich von Morungen – Lieder. Text, Übersetzung, Kommentar von Helmut Tervooren.
[H. v. M. – Canciones. Texto, traducción y comentario de H. T.] Stuttgart: Reclam, 1975.
Pág. 183.
10 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
el Stollen presenta una configuración AAB; AA, dos partes iniciales mé-
trica y musicalmente idénticas (primero y segundo Stollen, o Stollen y
Gegenstollen –‹contrastollen›–) que constituyen el Aufgesang [fragmento
inicial del canto], y una tercera parte, B, en principio distinta (esto es, en
el orden métrico y musical, al menos parcialmente diferenciada de las
primeras), llamada Abgesang [fragmento final del canto].
«Oí las aguas murmurar…» [»Ich hôrte ein wazzer diezen…«] y «Por
cierto, Reinmar, que tú a mí…» [»Dêswâr, Reinmâr, dû riuwes mich…«] son
dos ejemplos de la Spruchlyrik [lírica gnómica o sentenciosa] de Walther,
el fundador de la poesía política en lengua alemana. En su edición de la
Spruchlyrik de Walther, Günther Schweikle5 ubica con razón el poema
«Oí las aguas murmurar…» en la tradición heracliteana («La guerra –el
πόλεμος– es el padre de todas las cosas») y subraya la oposición postu-
lada en él entre el cosmos del orden de la criatura –al que, no obstante,
se lo supone racionalmente organizado– y las «quebrantadas, indignas»
condiciones en que por entonces se hallaba el Imperio. «A la metafórica
apelación al pueblo alemán, sigue otra, concreta, a Felipe, a restituir el
ordo establecido por Dios.»6 «Por cierto, Reinmar, que tú a mí…» es un
poema necrológico conmovedor, en el que Walther lamenta la muerte
de su (supuesto maestro en la corte de Viena y) competidor Reinmar
von Hagenau. La problemática relación de ambos –inscripta en la fa-
mosa disputa Reinmar-Walther (Reinmar-Walther-Fehde)– está clara-
mente presente en el texto, pero en el marco de una nítida distinción
de persona y obra de Reinmar por parte de Walther: «no es por ti que me
quejo tanto, | me quejo por tu arte noble, que está yerto.»
La clásica oposición entre los serventesios (Spruchlyrik) y la poesía
amorosa (Minnesang) de Walther palidece ante su canción considerada
última, ‹de despedida›, la llamada ‹Elegía› (aunque autorizados medie-
valistas como Peter Wapneski consideran esta denominación un «tér-
mino ahistórico»7): «¡Ay, han desaparecido, ¿dónde?,…» [»Owê war sint
verswunden…«]. Más allá de la exhortación a la nobleza a tomar parte
en la cruzada de 1228-9 de Federico II, la mirada inmediata y retros-
pectiva, incrédula («¿Mi vida es verdad, o de un sueño el engaño?») ante el
paso del tiempo («cuando en tantos dichosos días doy en pensar, | que se pre-
cipitaron como un golpe en el mar,») sobre naturaleza («El pueblo y la tierra
donde me crié de niño | se me han vuelto ajenos, cual si fuesen mentidos») y
8 Glaser, Hermann; Lehmann, Jakob; Lubos, Arno: Wege der deutschen Literatur – Eine
geschichtliche Darstellung.[Caminos de la literatura alemana – Una exposición histórica]
Frankfurt/M: Ullstein, 1985. Págs. 48-49.
9 El título se continúa así: …Sive Picta poesis latinogermanica – Das ist –
Eingeblümete Zierwerck | oder Gemälpoesy. […Sive Picta poesis latinogermanica
–Esto es– Ornamento floral en taracea | o Poesía pictórica]. Cfr. nota Nº 26 in fine.
10 La expresión (»zweimediales Zeitalter«) es de Hermann Barth (en Tränen des
Vaterlandes – oder – Die Literatur des Barock. Bonn: IN, 1992).
11 Hemos señalado en repetidas oportunidades la importancia de la relación del emblema
con la concepción de la metáfora en el Barroco.
12 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
15 Gedichte des Barock. Herausgegeben von Ulrich Maché und Volker Meid [Poemas del
Barroco. Ed. por U. M. y V. M.]. Stuttgart: Reclam, 1995. Pág. 352.
16 Segebrecht, Wulf: »Rede über die rechte Zeit zu lieben. Zu Opitz’ Gedicht Ach
Liebste / laß vns eilen…« («Discurso sobre el tiempo adecuado para amar. Sobre el
poema de Opitz…»). En Gedichte und Interpretationen – Band I: Renaissance und Barock.
Herausgegeben von Volker Meid. Stuttgart: Reclam, 1982. Pág. 137.
17 ‹estilo correctivo›, esto es, el intento de sobrepujar una y otra vez las imágenes recién
halladas por otras nuevas y más significativas y/o ingeniosas.
18 El mismo Opitz contrapone su versión alemana al modelo latino (»in felem petrarchae«).
14 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
19 Trunz, op. cit., pág. 30, y más adelante: «El concepto del ‹plagio› no tenía en este
mundo aún significación alguna;…» (pág. 32).
20 Se trataba del lugar de encuentro de un cenáculo literario, una glorieta perteneciente al
organista Heinrich Albert. Tenía éste allí un huerto en el que cultivaba calabazas, en cuyas
cáscaras grababan los concurrentes sus pseudónimos pastoriles.
21 La autoría de esta pieza fue largamente discutida por los investigadores; hoy hay
acuerdo en atribuírsela a Simon Dach. La versión en alemán ‹literario› (hochdeutsch:
»Ännchen von Tharau«) es de Herder.
22 Se distingue habitualmente entre primera y segunda escuela silesiana: aquélla,
agrupando autores estilísticamente más cercanos a Opitz; ésta, a poetas como Daniel
Casper von Lohenstein y Christian Hoffmann von Hoffmannswaldau, barrocos ‹tardíos›
como Benjamin Neukirch, etc. La denominación «escuela (poética) silesiana» [»schlesische
(Dichter)schule«] procede de la historiografía literaria del siglo XIX.
23 Idéntica evocación a la de los versos de T. S. Eliot en «East Coker» (de los Cuatro
Cuartetos), cuando toma el pasaje de The Boke Named the Governour de su ancestro Sir
Thomas Elyot (1530): «[…] And see them dancing around the bonfire | The association of
man and woman | In daunsinge, signifying matrimonie – […]» [«Y ver la danza en torno
de la hoguera | La unión del hombre y la mujer | En bailes que significan matrimonio
–[...]». – En traducción de José E. Pacheco]
prólogo 15
de cada una de las secciones –incluso del Prólogo, aunque se trata, por
supuesto, de prosa y este título se propone como constelaciones de líri-
ca27–, para dar una idea de la obra en su totalidad.
En su poema «Epitafio» [»Grabschrift«], Paul Fleming –conside-
rado por algunos, además de «notabilísimo discípulo de Opitz», «perso-
nalísimo lírico alemán barroco»28 (la cursiva es nuestra)– nos enfrenta
a un aparente anacronismo: el imponente autodominio, la asombrosa
autonomía subjetiva que ostenta el texto, referido a la inminente muerte
propia: ¿no parece desmentir la afirmación de Trunz de que el Barro-
co es un «arte de tipos», citada más arriba, e inscribir el poema, atri-
buyéndole un máximo de ‹autenticidad›, en una suerte de Erlebnislyrik
[lírica vivencial] avant la lettre? –Aunque cueste entenderlo, no; no la
desmiente. La confluencia de ars poetica –la suma maestría del sonetis-
ta– con el ars moriendi –parcialmente diferente en Fleming, sí, respecto
de otros poetas de la época– se cristaliza en una formulación de valor
universal29. Cómo se complica y problematiza la lectura, y a qué falsas
conclusiones puede conducirnos, cuando entre libro y lector median va-
rios siglos, se ve también en el famoso pasaje de este soneto: « [...] Oirán
hablar de mí, | hasta que el ascua última abrase todo aquí.»]. La supuesta
hipérbole –por no decir soberbia del poeta moribundo– mueve a Trunz
al siguiente comentario: «Con ‹el ascua última› se alude al Juicio Final,
que en la biblia significa también el fin del mundo terrenal y se designa
allí ‹ardor› o ‹fuego› (2da. epístola de S. Pedro 3,10; Apocalipsis 20,9).
Pero ¿cómo llega Fleming a decir que se conocerán sus obras hasta el
Juicio Final? ¿Tenían, él y los lectores en los que pensaba, una idea de
cuándo llegaría el Juicio Final? Tenían tal idea. En 1640 se calculaba
que para el fin del mundo faltaban aproximadamente 100, a lo sumo 300
años. De ello hay muchos testimonios…».30
La obra de Andreas Gryphius, quizás el sonetista más señalado
del Barroco alemán, prominente dramaturgo, hombre versado en len-
guas –se dice que, después de sus estudios en Leyden, dominaba diez–,
apodado ‹el Inmortal› en la Fruchtbringende Gesellschaft, está dominada
por el tópico de la vanitas, inscripto de manera ejemplar en el soneto
40 Recuérdese, por ej., Góngora, soneto 144 (1620): «Hurtas mi vulto, y cuanto más le debe
| a tu pincel, dos veces peregrino,…».
41 Observado también por B. Baumann, Barbara y B. Oberle, en op. cit., pág. 65.
42 Reproducimos parcialmente la alusión al tema en «Salud: la aliteración congruente»
(escrito con motivo de la presentación del libro de Ángel Oliva que lleva el título resaltado
por la cursiva): «‹Anagrama fonético›, aliteración: pero, ¿qué es la aliteración, este término
acuñado por el humanista Giovanni Pontano en 1519? –Es raro encontrar de ella dos
definiciones idénticas. Para el DRAE es «Repetición notoria del mismo o de los mismos
fonemas, sobre todo consonánticos, en una frase»; y también «Figura que, mediante la
repetición de fonemas, sobre todo consonánticos, contribuye a la estructura o expresividad
del verso». Para la mayoría de los diccionarios alemanes es el retorno de sonidos idénticos,
en especial de sonidos iniciales en palabras consecutivas (a veces, sonidos iniciales de las
sílabas acentuadas), sea para obtener efectos fónicos o como principio de enlace, sobre
todo de enlace de versos. Esta constricción a las sílabas iniciales y acentuadas procede de la
forma de versificación de la poesía germánica antigua: el Stabreim o aliteración en sentido
estricto, una peculiar forma rímica que se basaba en la coincidencia de sonido inicial en
palabras acentuadas y en la que todas las vocales pueden ‹rimar› (staben) entre sí, mientras
que son las consonantes y los grupos st, sp, sk los que deben coincidir. En los monumentos
lingüísticos germánicos antiguos, dos hemistiquios se enlazan convirtiéndose en un verso,
estando con frecuencia ambos ictus, ambas sílabas acentuadas del primer hemistiquio y
la primera del segundo hemistiquio enlazadas por aliteración. La asimilación posterior
de la aliteración a un mero recurso estilístico (la ‹licencia poética› de la que hablábamos)
nos es demasiado familiar como para que tengamos aquí que referirnos especialmente
a ella. La designación griega de la aliteración es homoioprophoron [gr. ὁμοιος ‹igual›,
προφερειν, ‹exponer, recitar, declamar›], una figura fónica, que ya en la antigua retórica
estaba anatematizada como error de estilo. El extremo, en el cual casi cada palabra de
una oración comienza con la misma consonante es el representado por la figura llamada
paroemion: […]
Si nombre de un dios, nombre propio humano, epíteto, nombre de lugar o aun nombre
común; si descubrimiento real o ilusorio (en tanto mero procedimiento), las observaciones,
o mejor, las audiciones saussureanas de la poesía antigua sobre la aliteración, señalan un
fenómeno presente y distintivo de lo que entendemos por poesía (al menos de lo que
podemos calificar de poesía escrita como texto). ¿Necesitamos mencionar la sospecha
–compartida por más de un contemporáneo sagaz– de que la aliteración es un lugar
privilegiado de inscripción del inconsciente?»
prólogo 21
45 Trunz, E.: Goethe - Gedichte. Kommentiert von E. T. [Goethe – Poemas. Comentados por E.
T.] München: C. H. Beck, 1998. Pág. 464.
46 En la carta a Carl Ernst Schubarth del 2.4.1818, dice Goethe: »Alles was geschieht
ist Symbol, und, indem es vollkommen sich selbst darstellt, deutet es auf das Übrige.«
[«Todo lo que acaece es símbolo, y, en tanto se representa completamente a sí mismo,
señala a lo demás.»]
47 Ambos términos son derivaciones sustantivas acuñadas por E. Trunz de los verbos
utilizados por Goethe en Poesía y Verdad [Dichtung und Wahrheit].
48 El nombre se origina en un error de traducción de Herder del término danés ›ellerkonge‹
(= ›Elfenkönig‹, ‹rey de los elfos› –›Elfe‹ o, menos frecuente, ›Elf‹: ‹elfo›; ›Erle‹: ‹aliso›–).
24 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
49 Determinante fue su escrito Gedanken über die Nachahmung der Griechischen Werke in
der Malerei und Bildhauer-Kunst (en traducción española de Salvador Mas: Reflexiones
sobre la imitación de las obras griegas en la pintura y en la escultura), publicado en 1755.
50 Hecho no conocido sino tardíamente, a través de Herman Grimm (un germanista hijo
de Wilhelm Grimm).
prólogo 25
aquéllos que resucitan, y la tierra, a cuyos profetas les aparecen sus visio-
nes sobre cadáveres, no es la suya.» [»Hölderlin war nicht vom Schlage
derer, die auferstehen, und das Land, dessen Sehern ihre Visionen über
Leichen erscheinen, ist nicht das seine.«] [Benjamin54].
La voz oracular de Hölderlin se hace presente aquí en algunos de sus
momentos principales: el del bellísimo poema «A la naturaleza» [»An
die Natur«], aún de juventud, ubicado por Günter Mieth en el perío-
do 1793-1796, cuya increíble musicalidad culmina en esos tres últimos
versos que definen –acaso con la mayor perfección del período– la pe-
culiar relación con el ‹terruño› [›Heimat‹] que mantienen los poetas de
la Goethezeit: «que el terruño está de ti tan lejos; | pobre corazón, siempre
inquirirlo será ocioso, | si de él no te basta un sueño.»; el de uno de los gran-
des himnos, «El Rin» [»Der Rhein«], de los años 1801-1803, donde el
río mismo encarna otro motivo clave del poeta y de la época: el motivo
de la peregrinación [Wanderung]55; el de la fractura, del colapso, inscripto
en los fragmentos 50 y 67, inmediatamente anterior a la irrupción de
la prolongada demencia, durante la cual, por el contrario (y paradójica-
mente?), el «deutero-Hölderlin»56 hubo de inscribir versos de la profun-
didad de los dedicados a Zimmer y de la inmaculada lisura de los de «El
camposanto» [»Der Kirchhof«].
61 Así por ejemplo, Gero von Wilpert: »…lyr. Impressionist«, op. cit., pág. 373.
62 Al círculo de George pertenecieron, además de escritores y filólogos reconocidos –como
Norbert von Hellingrath, citado más arriba– personajes como Claus von Stauffenberg,
autor del fallido atentado contra Hitler de julio de 1944. »Geheimes Deutschland«
[«Alemania secreta»] es también el título de un poema de George perteneciente a El
nuevo reino [Das neue Reich]
63 Cfr. Gadamer, Hans-Georg: »Der Dichter Stefan George« en Gesammelte Werke,
Bd. 9. Tübingen: J. C. B. Mohr (Paul Siebeck) 1993, pág. 220: »Es ist nicht, wie ich
etwa als Gegenwendung, vor allem im Blick auf den damals ins Bewußtsein tretenden
dichterischen Ton Hölderlins, sagen würde, ein ›Hinsagen‹. Der Hölderlinsche Vers ist
ein hingesagter Vers, ein Vers, den man vor sich hin spricht, wie in einer meditativen
Versenkung. Der Georgesche Vers will mit Bewußtsein vor anderen gesprochen werden.«
[«No es cual acaso diría, como giro contrapuesto, sobre todo con vistas al tono poético de
Hölderlin, que por entonces llegaba a las conciencias, un ‹proferir› (Hinsagen). El verso
de Hölderlin es un verso proferido (hingesagt), un verso que uno dice para sí, como en
un abismamiento meditativo. El verso de George quiere ser dicho con conciencia ante
otros.»]
30 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
personal del poeta en los libros que le diseñaba Melchior Lechter (el
punto medio [·] en lugar del guión largo, los dos puntos [..] suspensivos
en lugar de tres […], títulos en mayúsculas, etc.), nuestra selección pre-
tende dar muestras del ‹chispeante carbunclo› de su poesía, partiendo
de muy diversos períodos de la producción de George: «Ven al parque
que fue declarado muerto y mira…» [»Komm in den totgesagten park und
schau…«], corresponde a El año del alma [Das Jahr der Seele], de 1897;
«El ahorcado» [»Der Gehenkte«], a El nuevo reino [Das neue Reich], una
obra de 1928. El primero, al igual que «En rico oropel de hayas, la arbole-
da…» [»Wir schreiten auf und ab im reichen flitter…«], se ambienta en uno
de esos espacios culturados caros a George –el parque, el jardín, la ala-
meda– y abandona la paz pincelada de su hechizo, para abismarse, bien
en el calado mayor del tiempo que implica el ciclo de las estaciones («y
aun lo que quedó de vida verde | entrelázalo leve en la visión de otoño»), bien
en su ominosa, metafísica insinuación, corporizada en el choque de los
frutos contra el suelo («Y oímos y miramos en instantes mudos | golpear en
el suelo los frutos maduros»). En «El ahorcado» –según la interpretación
de Ernst Osterkamp64, un poema clave para la comprensión del período
último del poeta–, «anticipa [George] su tardía resurrección» en forma
de diálogo con un cadáver.
De Christian Morgenstern, ciertamente menos conocido por
su lírica ‹seria› –termina en un especial misticismo, marcado por su cer-
canía a Rudolf Steiner, el fundador de la antroposofía– que por su obra
burlesca, en la que se destacan las Canciones de la horca [Galgenlieder] y
Palmström, una prueba de su exquisito ingenio, el fragmento «La oveja
lunar» [»Das Mondschaf«], tomado de Das aufgeklärte Mondschaf. Acht-
undzwanzig Galgenlieder und ihre gemeinverständliche Deutung durch Je-
remias Mueller, Dr. phil., Privatgelehrter [La oveja lunar esclarecida. Vein-
tiocho canciones de horca y su interpretación al alcance de todos, por Jeremias
Mueller, doctor en filosofía, erudito independiente].
El genio precoz de la intelectualidad vienesa de fin de siglo que fue
Hugo von Hofmannsthal se sentía custodio, y de algún modo res-
taurador, del acervo cultural de occidente: «[…] éste me parece el ver-
dadero destino del artista: sentirse a sí mismo como la expresión de una
pluralidad que remite a un vasto pasado […]» [»[…] das scheint mir das
eigentliche Schicksal des Künstlers: sich selber als den Ausdruck einer
in weite Vergangenheit zurückführenden Pluralität fühlen […]«65] Él es
quien, en la Carta de Lord Chandos, formula como nadie el tema de la
crisis del lenguaje a comienzos del siglo XX:
64 Cfr. Osterkamp, Ernst: ›Ihr wisst nicht wer ich bin‹ – Stefan Georges poetische Rollenspiele.
[‹No sabéis quién soy› – Juegos poéticos de rol de Stefan George] München: Carl Friedrich von
Siemens Stiftung, 2002.
65 En la 3ra. de las cartas vienesas, 1923.
prólogo 31
70 Autoren- und Werklexikon: Schwitters, Kurt, pág. 3. Digitale Bibliothek tomo 9: Killy
Literaturlexikon, pág. 19100.
34 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
71 Famosa es la laudatoria referencia a ella de Karl Kraus; la llama «el más vigoroso e
intransitable fenómeno lírico de la Alemania moderna».
72 Cfr. Zech, Paul: Yo soy una vez Yo y una vez Tú – Antología poética. Prólogo, notas y
versión española de Héctor A. Piccoli. Rosario: Serapis, 2010. Pág. 17.
73 Kramer, Andreas: »›Alles so widersprüchig‹« – Kriegserlebnis und Sprache bei August
Stramm« [«‹Todo tan contradictorio› – Vivencia de la guerra y lenguaje en August
Stramm»], en Sie starben jung! – Künstler und Dichter, Ideen und Ideale vor dem ersten Weltkrieg.
[¡Murieron jóvenes! – Artistas y poetas, ideas e ideales antes de la primera guerra mundial.] Burcu
Dogramaci/Friederike Weimar (Hg.) Berlin: Gebr. Mann Verlag, 2014. S. 93.
prólogo 35
74 Almanach der Vergessenen. Herausgegeben von [Edición a cargo de] Klaus Schöffling
und Hans J. Schütz. München: C. H. Beck’sche Verlagsbuchhandlung, 1985.
75 Zech, P. op. cit. pág. 8.
76 Nosotros añadimos: y a su calidad.
77 Zech, P. op. cit., págs. 10-11.
36 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
78 Cfr. Stadler: Deutsche Lyrik von Luther bis Rilke, S. 98972. http://www.digitale-
bibliothek.de/band75.htm
Sobre los versos de Stadler afirma Rodolfo Modern [en Poesía alemana del siglo XX.
Bs. As.: Librerías Fausto, 1974, pág. 95] que «…poseen,…, una extensión material no
superada en la historia de la poesía en lengua alemana». Reflexionar sobre en qué medida
un verso de 20 sílabas puede ser, en verdad, percibido como tal, es decir, como verso,
excedería los límites de este prólogo; provisionalmente, no parece por lo tanto del todo
desacertado hablar aquí de «prosa hímnica».
prólogo 37
79 ‹Cifra› no en el sentido de un texto hermético (en clave, esto es, en relación unívoca
con otro texto), sino en el de un signo que abrevia al modo del emblema, acaso forma
residual de un símbolo –tal como la define von Wilpert, en Sachwörterbuch der Literatur
[Diccionario temático de la literatura]. Stuttgart: Kröner, 1989. Pág. 146–, y que sólo puede
interpretarse en determinado plexo significante.
80 Las dualidades son numerosísimas; tres ejemplos, tomados de los poemas aquí
reproducidos: «Los cuervos» [»Die Raben«]: «de los cuervos la sombra a mediodía, || … la
parda calma | en que un campo se extasía»; «Decadencia» [»Verfall«]: «Al atardecer, tañen
campanas a la paz, || De decadencia el hálito allí me hace temblar»; »Grodek«: «Al atardecer
resuenan los bosques otoñales | de armas mortíferas,... | … | y quedas suenan en los juncos las
oscuras flautas del otoño.».
81 En Gesamtausgabe, Bd. 12 (Edición completa, tomo 12). Ffm: Vittorio Klostermann,
1985. En versión de Hernán Zucchi: «G. T. – Una localización de su poesía», en G. T. –
Poesías – Con un estudio de M. Heidegger. Bs. As.: Carmina, 1970.
82 Van Hoddis fue deportado en 1942 a Polonia desde el establecimiento psiquiátrico
Bendorf-Sayn cerca de Koblenz (destinado a los judíos) y asesinado probablemente en el
campo de exterminio Sobibór en el mismo año.
38 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
83 El caso de Berlín es ejemplar: pasó de tener algo más de 820.000 habitantes en 1870-
71 (fecha de la guerra franco-prusiana), a más de 1.800.000 en 1900; superó los 4.000.000
en 1925.
84 Heym se ahogó junto a su amigo Ernst Balcke (también poeta) el 16. 1. 1912,
patinando ambos sobre la superficie helada del Havel, precisamente al hundirse Balcke
y él querer salvarlo.
85 En un cuadro de Dalí, distinguimos claramente, digamos, un árbol pelado, un reloj y una
montaña sobre el horizonte; cada uno de esos objetos es en sí reconocible –aunque el reloj se
vea blando y la luz y el cromatismo no sean los habituales–; lo que en verdad sorprende es su
contigüidad (y/o su eventual ‹condensación›), su aparición en un escenario común e insólito.
prólogo 39
91 Marsch, Edgar: Moderne deutsche Naturlyrik – Eine Einführung [Moderna lírica alemana
de la naturaleza – Una introducción]. Stuttgart: Reclam, 1985. Pág. 270.
92 Rilke: «Con todos los ojos ve la criatura | lo abierto.»; Lehmann: «A su especie avenida |
vive toda criatura.»
93 Loerke, Oskar: Die Gedichte. Erster Band [Los poemas. Tomo primero]. Frankfurt/M.:
Suhrkamp Verlag, 1958. Pág. 653.
42 constelaciones de poesía alemana – siglos xii-xx
99 En 2003 defendió la guerra de Irak iniciada por los EE.UU.; en un artículo aparecido
en Der Spiegel (04.02.1991, disponible también en la web), había comparado a Sadam
Hussein con Hitler.
100 Esta renegación –si no quiere decirse, eufemísticamente, ‹tratamiento alternativo›–
de la forma, puede verse también en el modo de Enzensberger de traducir poesía (Un
ejemplo: «Piedra negra sobre una piedra blanca» [»Schwarzer Stein auf weißem Stein«],
de César Vallejo).
prólogo 47
El halcón
Der Falke ||| Ich zôch mir einen valken mêre danne ein jâr. | dô ich in gezamete als
ich in wolte hân | und ich im sîn gevidere mit golde wol bewant, | er huop sich ûf vil
hôhe und fluog in ándèriu lant. || Sît sach ich den valken schône fliegen. | er fuorte
an sînem fuoze sîdîne riemen, | und was im sîn gevidere alrôt guldîn. | got sende si
zesamene die gerne gelíep wéllen sîn!
Friedrich von Hausen 2
Mîn herze und mîn lîp diu wellent scheiden | diu mit ein ander varnt nu manige zît. | der
lîp wil gerne vehten an die heiden: | sô hât iedoch daz herze erwelt ein wîp | vor al der
werlt, daz müet mich iemer sît, | daz si ein ander niht envolgent beide. | mir habent diu
ougen vil getân ze leide. | got eine müeze scheiden noch den strît. || Sît ich dich, herze,
niht wol mac erwenden, | du enwéllest mich vil trûreclîchen lân, | sô bite ich got daz er
dich ruoche senden an eine stat dâ man dich wol empfâ. |ôwê wie sol ez armen dir ergân! |
wie torstest eine an solhe nôt ernenden? | wer sol dir dîne sorge helfen enden | mit solhen
triuwen als ich hân getan? || Ich wânde ledic sîn von solher swaere | do ich daz kriuze in
gotes êre nam. | ez waere ouch reht daz im ez alsô waere | wan daz min staetekeit mir sîn
verban. | ich solte sin ze rehte ein lebendic man, | ob ez den tumben willen sîn verbaere. |
nun sihe ich wol daz im ist gar unmaere | wie mír ez an dem ende süle ergân.
Heinrich von Morungen 3
¡Ay dolor!
¿No habrá ya de fulgurar
de la noche al través,
que la nieve blanca aún más,
su gentil cuerpo otra vez?
A mis ojos engañó.
Creí que era un fulgor
de luna en todo su albor.
Y amaneció.
¡Ay dolor!
¿No habrá ya él de pasar
la mañana aquí conmigo?
Si la noche ha de durar,
será ocioso el gemido:
‘Ay no, ya amaneció,’
tal como él gimïó,
dejando el lecho él y yo.
Y amaneció.
¡Ay dolor!
Me besó una y otra vez
ella en el sueño a mí,
e innúmeras por su tez
caían lágrimas allí.
Pero yo la consolé:
llorar no la volví a ver,
y en sus brazos me abrigué.
Y amaneció.
¡Ay dolor!
¡Que se haya él perdido así
en cuanta ocasión me vio!
Al descubrirme a mí,
Owê, – | Sol aber mir iemer mê | geliuhten dur die naht | noch wîzer danne ein snê | ir lîp
vil wol geslaht? | Der trouc diu ougen mîn. | ich wânde, ez solde sîn | des liehten mânen
schîn. | Dô tagte ez. || Owê, – | Sol aber er iemer mê | den morgen hie betagen? | als uns
diu naht engê, | daz wir niht durfen klagen: | ‚Owê, nu ist ez tac,‘ | als er mit klage pflac,
| dô er júngest bî mir lac. | Dô tagte ez. || Owê, – | Si kuste âne zal | in dem slâfe mich. |
dô vielen hin ze tal | ir trehene nider sich. | Iedoch getrôste ich sie, | daz sî ir weinen lie |
und mich al umbevie. | Dô tagte ez. || Owê, – | Daz er sô dicke sich | bî mir ersehen hât!
| als er endahte mich, |
56 heinrich von morungen
si mi brazo contempló
desnudo, asombro mayor
fue que luego esta visión
no sintiera con dolor.
Y amaneció.”
sô wolt er sunder wât | mîn arme schouwen blôz. | ez was ein wunder grôz, | daz in des
nie verdrôz. | Dô tagte ez.
Vil süeziu senftiu tôterinne, | war umbe welt ir tôten mir den lîp? | ich iuch sô herzeclîchen
minne, | zewâre, frouwe, gar für elliu wîp. | wênet ir, ob mir den lîp ir tôtet, | daz ich iuch
danne niemer mê beschouwe? | nein, iuwer minne hât mich des ernôtet | daz iuwer sêle
ist mîner sêle frouwe. | sol mir hie niht guot geschên | von iuwerm werden lîbe, | sô muoz
mîn sêle iu des verjên | daz si iuwerre sêle dienet dort als einem reinen wîbe.
Walther von der Vogelw eide 4
Bajo el tilo,
sobre el prado,
estuvo el lecho de los dos,
ver habréis podido
que han quebrado
bien a ambos: hierba y flor.
En un valle junto al soto,
tandaradai,
cantó bello el ruiseñor.
Fui caminando
a la vega:
mi amado se me adelantó.
Y habiendo llegado,
¡la dicha ésta
de augusta mujer, no cesó!
¿Si me besó? –Veces mil:
tandaradai,
ved la roja boca en mí.
Entonces él hizo
generoso
de flores un lecho y cojín.
De eso habrá reído
muy gozoso,
quien pasado haya por allí.
Por las rosas verá bien,
tandaradai,
dónde se apoyó mi sien.
Que yació conmigo
si oyeran,
¡qué vergüenza, (nos guarde Dios)!
Lo que conmigo hizo
Under der linden | an der heide, | dâ unser zweier bette was, | dâ muget ir vinden | schône
beide | gebrochen bluomen unde gras. | Vor dem walde in einem tal, | tandaradei, | schône
sanc diu nahtegal. || Ich kam gegangen | zuo der ouwe: | dô was mîn friedel komen ê. |
Dâ ward ich empfangen | hêre frouwe, | daz ich bin saelic iemer mê. | Kuster mich? wol
tûsentstunt: | tandaradei, | seht wie rôt mir ist der munt. || Dô het er gemachet | alsô
rîche | von bluomen eine bettestat. | Des wirt noch gelachet | inneclîche, | kumt iemen
an daz selbe pfat. | Bî den rôsen er wol mac, | tandaradei, | merken wâ mirz houbet lac.
|| Daz er bî mir laege, | wessez iemen | (nu enwelle got!), sô schamt ich mich. | Wes er
mit mir pflaege, |
58 walther von der vogelweide
jamás sepa
nunca nadie, más que él y yo,
y un pajarillo cantor:
tandaradai,
que guardará nuestro amor.
* Juan C. Probst acota respecto de este término: «El poeta sustituye la corona imperial por la
piedra más preciosa engarzada en la misma, el famoso ‹huérfano›, llamado así por ser único.
Según la tradición, el legendario duque Ernesto de Suabia la encontró en sus correrías.»
niemer niemen | bevinde daz, | wan er und ich, | und ein kleinez vogellîn: | tandaradei, |
daz mac wol getriuwe sîn.
Ich hôrte ein wazzer diezen | und sach die vische fliezen; | ich sach swaz in der welte was, |
velt unde walt, loup, rôr und gras; | swaz kriuchet unde fliuget | und bein zer erden biuget,
| daz sach ich unde sage iu daz: | der keinez lebet âne haz. |daz wilt und daz gewürme | der
strîtent starke stürme; | sam tuont die vogel under in; | wan daz si habent einen sin: | sie
diuhten sich ze nihte, | sie schüefen starc gerihte: | sie kiesent künege unde reht, | sie setzent
hêrren unde kneht. | sô wê dir, tiuschiu zunge, | wie stêt dîn ordenunge, | daz nû diu mucke
ir künic hât, | und daz dîn êre alsô zergât! | bekêrâ dich, bekêre, | die zirken sint ze hêre, | die
armen künege dringent dich: | Philippe setze en weisen ûf, | und heiz sie treten hinder sich!
walther von der vogelweide 59
als ich gedenke an manegen vil wünneclîchen tac, | die sint mir gar enpfallen gar als
in daz mer ein slac, | iemer mêre ouwê. || Owê wie jaemerlîche junge liute tuont! | den
unvil riuweclîche ir gemüete ê stuont, | die kunnen nû wan sorgen: ouwê wie tuont
si sô? | swar ich zer werlte kêre, dâ ist nieman frô: | tanzen, lachen, singen zergât mit
sorgen gar. | nie kristenman gesach sô jaemerlîche schar. | nû merket, wie den frouwen
ir gebende stât: | die stolzen ritter tragent an dörperlîche wât. | uns sint unsenfte brieve
her von Rôme komen: | uns ist erloubet trûren und freude gar benomen. | daz müet
mich inneclîchen (wir lebten ie vil wol), | daz ich nû für mîn lachen weinen kiesen
sol. | die wilden vogele betrüebet unser klage: | waz wunders ist, ob ich dâ von vil
gar verzage? | waz spriche ich tumber man durch mînen boesen zorn? | swer dirre
wünne volget, der hât jene dort verlorn, | iemer mêre ouwê. || Owê wie uns mit süezen
dingen ist vergeben! | ich sihe die gallen mitten in dem honege sweben. | diu werlt ist
ûzen schoene, wîz, grüen´ unde rôt | und innen swarzer varwe, vinster sam der tôt. |
swen si nû habe verleitet, der schouwe sînen trôst: | er wirt mit swacher buoze grôzer
sünde erlôst. | dar an gedenket, ritter, ez ist iuwer dinc: | ir traget die liehten helme
und manegen herten rinc, | dar zuo die vesten schilte und diu gewîhten swert!
walther von der vogelweide 61
wolte got, waere ich der sigenünfte wert! | sô wolde ich nôtic man verdienen rîchen
solt. | joch meine ich niht die huoben noch der hêrren golt: | ich wolte selbe krône
êweclîchen tragen; | die möhte ein soldenaere mit sîme sper bejagen. | möht’ ich die
lieben reise gevaren über sê, | sô wolte ich denne singen »wol« und niemer mêre
»ouwê«, | niemer mêre »ouwê«!
Humanismo y Reforma (1470|80-1600)
Mathias Holtzwart 5
emblema. xxv
Es ligt nit allein am aussern ansehenn. ||| Mitt meiner schoͤ n ich uͤ berwind | Venerem
vnd dazu ihr kind | Die liechten sternen auch dabey | Aller Goͤ tter gaaben ich frey | Auch
hab. Wer aber recht ansicht | Was hie auß meiner buͤ chsen fleuͤ cht | Dem wirt mein schoͤ n
nitt gfallen lang | Wuͤ rt schawen das er von mir gang | Drumb vrteil nitt nahm gsicht die
sach | Schaw vor was weitters kom hernach.
Barroco (1600-1700)
Anónimo 1
Epitafio de Wallenstein
Wallensteins Epitaphium. ||| Hie liegt und fault mit Haut und Bein | Der Grosse
KriegsFuͤ rst Wallenstein. | Der groß Kriegsmacht zusamen bracht / | Doch nie gelieffert
recht ein Schlacht. | Groß Gut thet er gar vielen schencken / | Dargeg’n auch viel
unschuldig hencken. | Durch Sterngucken und lang tractiren / | Thet er viel Land und
Leuth verliehren. | Gar zahrt war ihm sein Boͤ hmisch Hirn / | Kont nicht leyden der
Sporn Kirrn. | Han / Hennen / Hund / er bandisirt / | Aller Orten wo er losirt. | Doch
mußt er gehn deß Todtes Strassen / | D’ Han kraͤ hn / und d’ Hund bellen lassen.
Isaac Habrecht 2
Uberreime / an die Teutsche Musa. ||| NUn / Teutsche Musa / tritt herfuͤ r / | Laß
kecklich deine stimm erklingen / | Warumb woltestu foͤ rchten dir / | In deiner Mutter
sprach zusingen? | Meint man / Teutschlandt sey ohne sinnen? | Sollt dann der Grichen
pracht / | Oder die Roͤ misch macht | Der Poetrei Kleinodt allein gewinnen?
Martin Opitz von Boberfel d 3
Ach liebste / laß uns eilen / | Wir haben Zeit: | Es schadet das verweilen | Uns beyderseit. |
Der edlen Schoͤ nheit Gaben | Fliehn fuß fuͤ r fuß: | Das alles was wir haben | Verschwinden
muß. | Der Wangen Ziehr verbleichet / | Das Haar wird greiß / | Der Augen Fewer
weichet / | Die Brunst wird Eiß. | Das Muͤ ndlein von Corallen | Wird ungestalt / | Die
Haͤ nd’ als Schnee verfallen / | Und du wirst alt. | Drumb laß uns jetzt geniessen | Der
Jugend Frucht / | Eh’ als wir folgen muͤ ssen | Der Jahre Flucht. | Wo du dich selber liebest
/ | So liebe mich / | Gieb mir / das / wann du giebest / | Verlier auch ich.
Ich empfinde fast ein Grawen | Daß ich / Plato / fuͤ r und fuͤ r | Bin gesessen uber dir; | Es
ist Zeit hinaus zu schawen / | Und sich bey den frischen Quellen |
72 martin opitz von boberfeld
Sextina
Ey so hab’ ich edlen Wein; | Wil mit andern lustig seyn. | Muß ich gleich alleine sterben.
Sechstine. ||| Wo ist mein auffenthalt / mein trost undt schoͤ nes liecht? | Der truͤ be winter
koͤ mpt / die nacht verkuͤ rtzt den tag: | Ich irre gantz betruͤ bt umb diesen oͤ den waldt: |
Doch were gleich ietzt lentz / undt tag ohn alle nacht / | Undt hett’ ich fuͤ r den waldt
die lust der gantzen welt / | Was ist welt tag und lentz / wo nicht ist meine ziehr? || Ein
schoͤ nes frisches quell giebt blumen ihre ziehr / | Dem starcken adler ist nichts liebers als
das liecht / | Die suͤ ße nachtigal singt froͤ lich auff den tag / | Die lerche suchet korn / die
ringeltaube waldt / | Der reiger einen teich / die eule truͤ be nacht; | Mein lieb / ich suche
dich fuͤ r allem auff der welt. || So lange bist du mir das liebste von der welt / | So lange
Pales hegt der gruͤ nen weide ziehr / | So lange Lucifer entdeckt das klare liecht / | So
lange Titans glantz bescheint den hellen tag / | So lange Bacchus liebt den wein / und Pan
den waldt / | So lange Cynthia uns leuchtet bey der nacht. || Die schnelle hindinn sucht
den hirschen in der nacht / | Was schwimmt / undt geht / undt kreucht liebt durch die
gantze welt / | Die grimme woͤ lffinn schaͤ tzt den wolff fuͤ r ihre ziehr / | Die sternen leihen
uns zum lieben selbst ihr liecht; |
74 martin opitz von boberfeld
Al gato de Petrarca
Ich aber gehe nun allhier schon manchen tag / | O schwester / ohne dich durch berge
/ wildt und waldt. || Was ist wo du nicht bist? So viel der kuͤ hle waldt | Ein sandtfeldt
uͤ bertrifft / der morgen fuͤ r der nacht | Uns angenemer ist / der mahler dieser welt | Der
lentz fuͤ r winterlufft / so viel ist deine ziehr / | Die schoͤ nheit / diese lust mir lieber /
o mein liecht / | Als das so weit undt breit bestralt wirdt durch den tag. || Der Trost
erquickt mich doch es komme fast der Tag / | Da ich nicht werde mehr bewohnen berg
undt waldt / | Da deine gegenwart / undt die gewuͤ ndtschte nacht | Der trew noch lohnen
soll: in deßen wirdt die welt | Vergessen ihrer selbst / eh’ als ich deiner ziehr / | Mein
hoͤ chster auffenthalt / mein trost undt schoͤ nes liecht.|| Laß wachsen / edler waldt / mit
dir mein trewes liecht / | Die liebste von der welt; es schade deiner ziehr / | O bawm /
kein heißer tag / undt keine kalte nacht.
Auff des Petrarchen Katze. ||| DEr Tichter von Florentz hat zweyerley geliebet / | Mich
vor / die Laura dann der er viel ehre giebet. | Was lachst du? ihre ziehr war wuͤ rdig solcher
brunst / | Und meine grosse trew verdiente gleichfals gunst. | Sie machte daß er lust und
muth gewann zum schreiben / | Ich machte daß die schrifft vor maͤ usen kundte bleiben.
martin opitz von boberfeld 75
Soneto
sobre los ojos de Astrea
Sonnet | uͤ ber die Augen der Astree. ||| Diß sind die augen: was? Die goͤ tter; sie gewinnen
| Der helden krafft undt muth mitt ihrer schoͤ nheit macht: | Nicht goͤ tter; himmel mehr;
dann ihrer farbe pracht | Ist himmelblaw / ihr lauff ist uͤ ber menschen sinnen: || Nicht
himmel; sonnen selbst / die also blenden koͤ nnen | Daß wir umb mittagszeit nur sehen
lauter nacht: | Nicht sonnen, sondern plitz / der schnell und unbedacht | Herab schlegt
wann es je zu donnern wil beginnen. || Doch keines: goͤ tter nicht / die boͤ ses nie begehen; |
Nicht himmel / dann der lauff deß himmels wancket nicht; | Nicht sonnen / dann es ist nur
einer Sonnen liecht; || Plitz auch nicht / weil kein plitz so lange kan bestehen: | Iedennoch
siehet sie deß volckes blinder wahn | Fuͤ r himmel / sonnen / plitz und goͤ tter selber an.
Robert Roberthin 4
Canción primaveral
Fruͤ hlingslied. ||| Er koͤ mmt in seiner Herrlichkeit | Der holde Lenz hernieder | Und
schenket seine Wonnezeit / Dem Erdenkreise wieder; || Er malt die Wolken mit Azur,
| Mit Gold der Wolken Raͤ nde, | Mit Regenbogen Tal und Flur, | Mit Schmelz die
Gartenwaͤ nde; || Er kleidet den entbloͤ ßten Baum, | Deckt ihn mit einer Krone, | Daß
unter seinem Schattenraum | Das Volk der Voͤ gel wohne. || Wie preiset ihrer Lieder
Schall / | Die Wunder seiner Rechten, | Die Lerch am Tage, Nachtigall | In schauͤ rvollen
Naͤ chten! || Die Fische scherzen in der Flut, | Die Herden auf der Weide, | Es schwaͤ rmt
der Bienen junge Brut | Auf der bebluͤ mten Heide. || Der Mensch alllein, der Schoͤ pfung
Haupt, | Vergraͤ bet sich in Sorgen, | Ist immer seiner selbst beraubt, | Lebt immer nur fuͤ r
morgen; ||Ihn weckt Auroras guͤ ldner Strahl, | Ihm lacht die Flur vergebens, |
77
se tortura, transformado
en verdugo de su vida,
que, sin más, como visión,
del sueño huye matinal
y arrastra al malhechor
al terrible tribunal.
Er wird, nach selbstgemachter Qual, | Der Henker seines Lebens, || Das ohnehin wie ein
Gesicht | Des Morgentraums entfliehet, | Und vor ein schreckliches Gericht | Ihn, den
Verbrecher, ziehet.
Friedrich von Logau 5
Ehstand deß Hertzens vnd der Zunge. ||| DAs Hertz vnd Zung / ist wie vermaͤ hlt / |
Die zeugen Kinder vngezaͤ hlt; | Wenn beyde sie nicht eines sind / | Wird jedes Wort ein
Huren-Kind.
Simon Dach 6
La danza nupcial
Der Brauttanz. ||| Tanz, der du Gesetze | Unsern Fuͤ ßen giebst, | Handdruck,
Huldgeschwaͤ tze, | Scherz und Liebe liebst, | Sinnen, Augen, Ohren | Werden uns zu
Hauf | Gleichsam wie beschworen, | Zeucht dein Lager auf. || Wie die Baͤ um’ im Lenzen
| Von der Bluͤ te schwer, | Wie die Tauben glaͤ nzen, | Wie ein Kriegesheer: | So bist du zu
schauen, | Tanz, wenn du dich ruͤ hrst, | Und an die Jungfrauen | Die Gesellen fuͤ hrst. ||
Auf, such zu begnuͤ gen | dieses edle Paar, |Das sich jetzt will fuͤ gen | Um das neue Jahr, |
Schaff, daß ihre Sachen | Wie im Tanze gehn, | Laß nur Lieb’ und Lachen | Allzeit um
sie stehn. || Hierauf stimmt Schalmeyen | Und Trompeten an, | Laß an deinen Reihen |
Gehen was nur kann, |
80 simon dach
Leb’ uns zu gefallen, | Angesehn die Welt, | Zeit und Tod, samt allen, | Seinen Reihen
haͤ lt.
Daniel Cz epko von Reigersfel d 7
La Rosa
Die Rose. ||| Die Rose bluͤ ht, ich bin die fromme Biene, | Und ruͤ hre zwar die keuschen
Blaͤ tter an, | Daher ich Thau und Honig schoͤ pfen kann, | Doch lebt ihr Glanz und bleibet
immer gruͤ ne, | Und also bin ich wohlgemuͤ t, |Weil meine Rose bluͤ ht. || Die Rose bluͤ ht,
Gott laß den Schein verziehen, | Damit die Zeit des Sommers langsam geht, | Und
weder Frost noch andre Noth entsteht, | So wird mein Gluͤ ck in dieser Rose bluͤ hen, | So
klingt mein suͤ ßes Freuden-Lied: | Ach, meine Rose bluͤ ht.|| Die Rose bluͤ ht und lacht vor
andern Rosen | Mit solcher Zier und Herzempfindlichkeit, | Daß auch mein Sinn sich
zu der Pflicht erbeut, | Mit keiner Blum im Garten liebzukosen, | Weil alles, was man
sonsten sieht, | In dieser Rose bluͤ ht.
Paul Fl eming 9
Wie er wolle gekuͤ sset sein. ||| Nirgends hin / als auff den Mund / | Da sinckts in deß
Hertzen grund. | Nicht zu frey / nicht zu gezwungen / | Nicht mit gar zu fauler Zungen.
|| Nicht zu wenig nicht zu viel. || Beydes wird sonst Kinder-Spiel. | Nicht zu laut / und
nicht zu leise / | Bei der Maß’ ist rechte weise. || Nicht zu nahe / nicht zu weit. | Dies
macht Kummer / jenes Leid. | Nicht zu trucken / nicht zu feuchte / | Wie Adonis Venus
reichte. || Nicht zu harte / nicht zu weich. | Bald zugleich / bald nicht zugleich. | Nicht
zu langsam / nicht zu schnelle. | Nicht ohn Unterscheid der Stelle. | Halb gebissen / halb
gehaucht. | Halb die Lippen eingetaucht. | Nicht ohn Unterscheid der Zeiten. | Mehr
alleine / denn bey Leuten. || Kuͤ sse nun ein Iedermann | wie er weiß / will / soll und kan.
| Ich nur / und die Liebste wissen / | wie wir uns recht sollen kuͤ ssen.
84 paul fleming
A la muerte de un niño
Gedancken / uͤ ber der Zeit. ||| IHR lebet in der Zeit / und kennt doch keine Zeit / | So
wisst Ihr Menschen nicht von / und in was Ihr seyd. | Diß wisst Ihr / daß ihr seyd in einer
Zeit gebohren. | Und daß ihr werdet auch in einer Zeit verlohren. | Was aber war die Zeit
/ die euch in sich gebracht, | Und was wird diese seyn / die euch zu nichts mehr macht?
| Die Zeit ist was / und nichts. Der Mensch in gleichem Falle. | Doch was dasselbe was /
und nichts sey / zweifeln alle. | Die Zeit die stirbt in sich / und zeucht sich auch aus sich.
| Diß koͤ mmt aus mir und dir / von dem du bist und ich. | Der Mensch ist in der Zeit; sie
ist in ihm ingleichen. | Doch aber muß der Mensch / wenn sie noch bleibet / weichen. |
Die Zeit ist / was ihr seyd / und ihr seyd / was die Zeit / | Nur daß ihr Wenger noch / als
was die Zeit ist / seyd. | Ach daß doch jene Zeit / die ohne Zeit ist kaͤ hme / | Und uns
aus dieser Zeit in ihre Zeiten naͤ hme. | Und aus uns selbsten uns / daß wir gleich koͤ ndten
seyn / | Wie der itzt / jener Zeit / die keine Zeit geht ein!
Auf den Tod eines Kindes. ||| Schlafe wohl, geliebtes Kind! | So viel tapfrer Helden
sterben, | Ganze Voͤ lker gar verderben, | Und die Zeit verstiebt wie Wind. |
paul fleming 85
Wie soll denn ein Mensch bestehn; | Muß dies Ganze doch vergehn? || Schlafe wohl, wie
Armen, wir | Bleiben, was wir immer waren: | Jung von Weisheit, alt von Jahren, | Unverstaͤ ndig
fuͤ r und fuͤ r; | Stumm an Mund, an Augen blind, | Kinder, wie wir kommen sind.
Herrn Pauli Flemingi der Med. Doct. Grabschrift / | so er ihm selbst gemacht in Hamburg / | den
xxiix. Tag deß Mertzens m. dc. xl. auff seinem Todbette | drey Tage vor seinem seel: Absterben. |||
ICh war an Kunst / und Gut / und Stande groß und reich. | Des Gluͤ ckes lieber Sohn.
Von Eltern guter Ehren. | Frey; Meine. Kunte mich aus meinen Mitteln nehren. | Mein
Schall floh uͤ berweit. Kein Landsmann sang mir gleich. || Von reisen hochgepreist; fuͤ r
keiner Muͤ he bleich. | Jung / wachsam / unbesorgt. Man wird mich nennen hoͤ ren. | Biß
daß die letzte Glut diß alles wird verstoͤ ren. | Diß / Deuͤ tsche Klarien / diß gantze danck’
ich Euch. || Verzeiht mir / bin ichs werth / Gott / Vater / Liebste / Freunde. | Ich sag’
euch gute Nacht / und trette willig ab. | Sonst alles ist gethan / biß an das schwarze Grab.
|| Was frey dem Tode steht / das thu er seinem Feinde. | Was bin ich viel besorgt / den
Othem auffzugeben? | An mir ist minder nichts / das lebet / als mein Leben.
Andreas Gryphi us 10
Mediodía
A las estrellas
Mittag. ||| AUff Freunde! last uns zu der Taffel eylen / | In dem die Sonn ins Himmels
Mittel haͤ lt | Vnd der von Hitz und Arbeit matten Welt | Sucht ihren Weg / und unsern
Tag zu theilen. || Der Blumen Zir wird von den flammen Pfeylen | Zu hart versehrt / das
ausgedoͤ rrte Feld | Wuͤ ndscht nach dem Tau’ / der Schnitter nach dem Zelt; | Kein Vogel
klagt von seinen Libes Seilen. || Itzt herrscht das Licht. Der schwarze Schatten fleucht
| In eine Hoͤ l / in welche sich verkreucht / | Den Schand und Furcht sich zu verbergen
zwinget. || Man kan dem Glantz des Tages ja entgehn! | Doch nicht dem Licht / das / wo
wir immer stehn / | Vns siht und richt / und Hell’ und Grufft durchdringet.
An die Sternen. ||| IHr Lichter / die ich nicht auff Erden satt kan schauen / | Ihr Fackeln
/ die ihr Nacht und schwartze Wolcken trennt | Als Diamante spilt / und ohn Auffhoͤ ren
brennt; | Ihr Blumen, die ihr schmuͤ ckt des grossen Himmels Auen: || Ihr Waͤ chter / die als
Gott die Welt auff-wolte-bauen; | Sein Wort die Weisheit selbst mit rechten Namen nennt |
87
Die Gott allein recht mißt / die Gott allein recht kennt | (Wir blinden Sterblichen! was
wollen wir uns trauen!) || Ihr Buͤ rgen meiner Lust / wie manche schoͤ ne Nacht | Hab
ich / in dem ich euch betrachtete / gewacht? | Herolden dieser Zeit / wenn wird es doch
geschehen / || Daß ich / der eurer nicht allhir vergessen kann / | Euch / derer Libe mir
steckt Hertz und Geister an | Von andern Sorgen frey werd unter mir besehen?
Andenken eines auf der See ausgestandenen gefaͤ hrlichen Sturms. ||| O Gott! was rauhe
Noth / Wie schaumt die schwartze See | Und spruͤ tzt ihr gruͤ nes Saltz / Wie reist der
Zorn die Wellen | Durch Nebel volle Lufft wie heult das wuͤ ste Bellen | Der tollen Stuͤ rm
uns an. Die Klippe kracht von Weh / || Wir fliegen durch die Nacht und stuͤ rtzen von der
Hoͤ h | In den getrennten Grund die offten Stoͤ ße faͤ llen | Den halb-zuknickten Mast / die
schwache Seiten prellen | Auff die gespitzte Klipp O Himmel ich vergeh! || Der dicke
Querbaum bricht und schlaͤ gt den Umgang ein. | Das Seegel flattert fort / der Schiffer
steht allein | Und kan noch Boß-Mann mehr / noch Seil / noch Ruder zwingen / || Wir
missen Glaß / Compaß / und Tag / und Stern / und Nacht / | Todt war ich vor dem Todt.
Doch Herr du hasts gemacht | Daß ich dir lebend und errettet lob kan singen.
88 andreas gryphius
Lágrimas de la patria
Anno 1636
Thraͤ nen des Vaterlandes / Anno 1636 ||| WIr sind doch nunmehr gantz / ja mehr denn
gantz verheeret! | Der frechen Voͤ lcker Schaar / die rasende Posaun | Das vom Blutt fette
Schwerdt / die donnernde Carthaun / | Hat aller Schweiß / und Fleiß / und Vorrath
auffgezehret. || Die Tuͤ rme stehn in Glutt / die Kirch ist umgekehret. | Das Rathauß ligt
im Grauß / die Starcken sind zerhaun / | Die Jungfern sind geschaͤ nd’t / und wo wir hin
nur schaun | Ist Feuer / Pest / und Tod / der Hertz und Geist durchfaͤ hret. || Hir durch
die Schantz und Stadt / rinnt allzeit frisches Blutt. | Dreymal sind schon sechs Jahr / als
unser Stroͤ me Flutt / | Von Leichen fast verstopfft / sich langsam fort gedrungen || Doch
schweig ich noch von dem / was aͤ rger als der Tod / | Was grimmer denn die Pest / und
Glutt und Hungersnoth / | Das auch der Seelen Schatz / so vilen abgezwungen.
Betrachtung der Zeit. ||| Mein sind die Jahre nicht die mir die Zeit genommen / | Mein
sind die Jahre nicht / die etwa moͤ chten kommen | Der Augenblick ist mein / und nehm’
ich den in acht | So ist der mein / der Jahr und Ewigkeit gemacht.
andreas gryphius 89
Es todo vanidad
Uber die Nacht meiner Geburt. | II. Octob. hora. XII. p.m. ||| Die Erden lag verhuͤ lt mit
Finsternuͤ ß und Nacht / | Als mich die Welt empfing / der Hellen Lichter Pracht / | Der
Sternen goldne Zier umbgab des Himmels Awen | Warumb? Umb daß ich nur soll nach
dem Himmel schawen.
Es ist alles Eitel. ||| DV sihst / wohin du sihst nur Eitelkeit auff Erden. | Was diser
heute baut / reist jener morgen ein: | Wo itzund Staͤ dte stehn / wird eine Wisen seyn /
| Auff der ein Schaͤ fers-Kind wird spilen mit den Herden: || Was itzund praͤ chtig bluͤ ht
/ sol bald zutretten werden. | Was itzt so pocht und trotzt ist Morgen Asch und Bein /
|Nichts ist / das ewig sey / kein Ertz / kein Marmorstein. | Itzt lacht das Gluͤ ck uns an /
bald donnern die Beschwerden. || Der hohen Thaten Ruhm muß wie ein Traum vergehn.
| Soll denn das Spil der Zeit / der leichte Mensch bestehn? | Ach! was ist alles diß / was
wir vor koͤ stlich achten / || Als schlechte Nichtigkeit / als Schatten / Staub und Wind;
| Als eine Wisen-Blum / die man nicht wider find’t. | Noch wil was Ewig ist kein einig
Mensch betrachten!
Pensamientos / sobre
el camposanto y morada de los difuntos
1.
¿Dónde es que me encuentro? ¿Es éste el campo
en el que florece, alta, la humildad?
Para aquél que no cesa en sus trabajos,
¿ha llamado al alivio aquí la paz?
¿para aquél que de ardientes días dura carga
y helada en noches gélida sufriera?
¿y en medio de ayes y de quejas,
fatiga, cuita, angustia soportara?
4.
¡Oh escuela, en la que el arte sumo
se nos expone a los mortales!
¡En la que hojas no, llenas de humo,
ni de delirios libro se nos abre!
¡Mi tiempo he, cuán mal,
en pura vanidad dilapidado!
Quien haya aquí sus horas aplicado,
la senda aprende de la eternidad.
7.
¡Oh escuela, deseoso estoy aquí
el saber verdadero de indagar!
¡Sondéame, y habrás en mí
vivaz ojo y oído de hallar!
Lo que Sócrates me ha enseñado
no es consistente: el Estagirita
Gedancken / Vber | den Kirchhoff und Ruhestaͤ dte der Verstorbenen |||
1. | Wo find ich mich? ist diß das Feld | In dem die hohe Demuth bluͤ het? | Hat Ruh’
Erquickung hir bestellt | Dem / der sich fuͤ r und fuͤ r bemuͤ het? | Der heisser Tage strenge
Last | Vnd kalter Naͤ chte Frost ertragen | Vnd mitten unter Ach vnd Klagen | Sorg /
Angst und Muͤ h auff sich gefast?
4. | O Schul’ / in der die hoͤ chste Kunst | Vns Sterblichen wird vorgetragen! | In der nicht
Blaͤ tter voll von Dunst / | Kein Buch voll Wahn wird auffgeschlagen! | Wie uͤ bel hab
ich meine Zeit | In lauter Eitelkeit verschwendet! | Wer seine Stunden hir anwendet / |
Erlernt den Weg der Ewigkeit.
7. | O Schul! ich Komme voll Begier / | Die wahre Weißheit zu ergruͤ nden! | Durchforsche
mich / du wirst bey mir | Ein munter Ohr und Auge finden! | Was mich je Socrates
gelehrt / | Haͤ lt ja nicht Stich: der Stagirite |
andreas gryphius 91
9.
¿¡Qué siento!? ¿el suelo no se tambalea
donde estoy? ¿susurráis, oh tilos?
¿Qué? ¡Brusca abre sus fauces la tïerra,
y las raíces se han desprendido!
¿Oigo golpetear huesos descarnados?
¿Oigo un ronco y humano bramar?
¿Oigo de hervores el hueco zumbar?
¿Pesadas piedras, es que habéis rodado?
10.
¡Miro y me pasmo! ¡un hielo frío
pulmones, corazón, venas escarcha!
El sudor de ambas sienes ha corrido,
mi cuerpo en el lugar se clava.
El campo entero es una tumba:
los ataúdes todos destapados;
lo que polvo, ladrillo, cal, han ocultado,
el aire universal circunda.
12.
¡Tú en estaño estuviste hace un momento,
y tú en cobre encerrado!
Y tú no sin mucho esfuerzo
por puro plomo hermético cercado.
De nada grande y caro hubo ahorro,
cuando de éste (como aún recuerdo)
en oro y mármol fue el entierro;
¿Cómo desnudos pues os hallo a todos?
* Anacarsis (gr. Ἀνάχαρσις), filósofo escita del siglo VI a. C.; considerado uno de los Siete Sabios.
Vorfaͤ llt itzt gantz! der weise Scythe | Wird nun auff keinem Stull geehrt.
9. | Wie wird mir! wackelt nicht der Grund / | Auff dem ich steh’! rauscht ihr / O Linden?
| Wie! reist die Erd auff ihren Schlund! | Vnd laͤ st die Wurtzeln sich entbinden. | Hoͤ r ich
das rasseln duͤ rrer Bein? | Hoͤ r ich ein heischer menschlich Brausen? | Hoͤ r ich der Suden
holes Sausen? | Waltzt ihr euch ab ihr schweren Stein?
10. | Ich seh und starr! ein kaltes Eiß | Befroͤ stet Adern / Hertz vnd Lungen! | Von
beyden Schlaͤ ffen rinnet Schweiß / | Mein Leib wird auff den Platz gezwungen. | Das
gantze Feld ist eine Grufft | Vnd alle Saͤ rge stehn entdecket / | Was vor Staub / Ziegel /
Kalck verstecket | Vmbgibt die allgemeine Lufft.
12. | Du warest ja vorhin in Zihn / | Vnd du in Kupffer eingeschlossen! | Vnd du nicht
ohne viel bemuͤ hn | Mit lauter dichtem Bley umbgossen. | Man sparte nichts / was teur
und groß / | Als diser (wie mich noch gedencket) | In Gold und Marmor eingesencket; |
Wie find ich euch denn alle bloß?
92 andreas gryphius
15.
¡Los ataúdes se abren, Dios guarde!
Vêo los cuerpos moverse,
el resto de los miembros empieza a menearse
de las ha tiempo extintas huestes!
De repente me encuentro rodeado
por legión desarmada por la muerte:
¡Oh escena, que lágrimas ardientes
de los tïesos ojos me ha arrancado!
16.
¡Oh escena! por la que el mundo
y lo que el mundo tiene en alta estima me asquea!
¡Por la que se derrumba mi orgullo
y se hunden el valor y la demencia!
¿Son éstos los que nuestra tierra
han dominado, afrontado, batido, estimado?
¿Los que la daga y pica, la espada han afilado,
los que siempre con fuego y acero oprimieran?
18.
¿Son éstos los que echaran el pudor,
la decencia, el derecho profanado?
¿Los que del cielo lo que maldijo el furor,
de la claridad suya a la luz han llamado*?
Los que la infamia al vicio, la peste al veneno,
al sacrilegio crimen, venganza allegaran,
los que en el precipicio se abismaran,
éstos, a los que alcanza el rayo ahora y el trueno?
15. | Hilff Gott! die Saͤ rge springen auff ! | Ich schau die Coͤ rper sich bewegen / | Der
laͤ ngst erblasten Voͤ lcker Hauff / | Beginnt der Glider Rest zu regen! | Ich finde ploͤ tzlich
mich umbringt | Mit / durch den Tod / entwehrten Heeren / | O Schauspiel! das mir
heisse Zehren | Auß den erstarten Augen dringt!
16. | O Schauspil! ob dem mich die Welt | Vnd was die Welt hoch schaͤ tzt anstincket! |
Ob dem mein Hochmuth niederfaͤ llt | Vnd Muth vnd Wahnwitz gantz versincket! | Sind
dise die / die unser Land | Beherrscht / getrotzt / gepocht / geschaͤ tzet! | Die Dolch und
Spiß vnd Schwerdt gewetzet / | Die stets gedruckt mit Stahl und Brand?
18. | Sind dise die / die Scham und Zucht | Vnd das entweyhte Recht verjaget? | Die was
des Himmels Zorn verflucht | Aus seiner Hell ins Licht vertaget? | Die / Schand auff
Laster / Pest auff Gifft / | Auff Frevel / Rach und Mord gehaͤ uffet / | Die in den Abgrund
sich verteuffet / | Auff die itzt Blitz und Donner trifft?
andreas gryphius 93
22.
¡Ante mí, en general, nada encuentro
que no sea osamentas descarnadas del todo!
Cráneos sin cabello ni ornamento,
sin labios ni nariz los rostros
y testas sin orejas y sin piel;
sin mejillas y sin frente las caras;
las bocas se han deshecho en la nada,
pocos dientes aún por delante se hacen ver.
23.
Los huesos de la espalda y del cuello
están aún así o asâo reunidos,
libres de venas, músculos, pellejo;
las costillas, que afuera se han corrido,
no encierran ya más su seno:
en vez de sus tesoros hay vacío;
se han las entrañas consumido,
consumido el placer duplicado de los pechos.
24.
¿De qué sirve de omóplatos el par?
El fuste de los brazos no tiene fortaleza;
lo que del hombre propio podíase llamar,
la mano, de obras sumas la herramienta,
que mar y tierra y aire mueve
y toda osadía ha afrontado,
la ha el poder de la tumba destrozado:
la disgrega, y desvena, y la desprende.
22. | Ich finde meistens nichts vor mir / | Als gantz entfleischete Gerippe! | Hirnscheitel
sonder Haar und Zir / | Antlitzer sonder Naß’ und Lippe | Vnd Haupter sonder Haut und
Ohr / | Gesichter sonder Stirn und Wangen / | Die Lefftzen sind in nichts vergangen / |
Noch wenig Zaͤ hne ragen vor.
23. | Der Hals- und Ruͤ ckenbeiner Rey | Hangt ja noch so und so beysammen / Von
Adern / Fell und Mausen frey / Die Rippen so herausser stammen | Beschlissen nicht
mehr ihre Brust / | Die Ihrer Schaͤ tze gantz entleret / | Die Eingeweide sind verzehret /
| Verzehrt des Busens doppel Lust.
24. | Was nuͤ tzt der Schulter Blaͤ tter Paar? | Der Armen Rohr ist sonder Staͤ rcke! | Vnd
was des Menschen eigen war / | Die Hand / das Werckzeug hoͤ chster Wercke / | Das See
und Land und Lufft bewegt | Vnd aller Thurst sich unterwunden; | Ist durch des Grabes
Macht entbunden | Zerstuͤ ckt / entaͤ dert und zerlegt.
94 andreas gryphius
31.
Desgarra la inmundicia de las tripas la piel,
que de lado a lado las cresas han mordido;
¡Las tripas siento horror al ver
cómo en sangre, agua y pus se han diluido!
A la carne que no ha herido el tiempo
la ha, bajo un moho azul y viperino,
un enjambre insaciable carcomido
de gusanos sin cuento.
33.
¿¡Mas de qué sirve! una lujosa prenda
con aúrea labor de punto muy adornada?
¿Con qué objeto es que con pura seda
a los que se envía a la tumba se engalana?
¡Mirad, cómo la púrpura se decolora,
cómo el largo bordado vuestro pronto se pudre,
cuán rápido el suave velo se consume,
el empeño de cuántas manos se deteriora!
50.
¡Ay muertos! ¡Ay! ¡lo que yo aprendo aquí!
¡Lo que fui antes! ¡y en lo que el tiempo me convierte!
¡Lo eterno, sigue siendo para nos sin fin;
y que yo por el mundo me inquiete!
¡Vosotros, que yacéis, oh enseñadme a erguirme!
¡Para que cuando año y estaciones clausure,
cuando, despidïéndome, al mundo salude,
de la muerte a la vida pueda irme!
31. | Der Daͤ rmer Wust reist durch die Haut / | So von den Maden gantz durchbissen;
| Ich schau die Daͤ rmer (ach mir graut!) | In Eiter / Blutt und Wasser fliessen! | Das
Fleisch / daß nicht die Zeit verletzt | Wird unter Schlangen-blauen Schimmel | Von
unersaͤ tlichem Gewimmel | Vielfalter Wuͤ rmer abgefretzt.
33. | Was aber nutzt! ein praͤ chtig Kleid | Mit goͤ ldnem Zirath reich durchstricket? | Was
ists / daß man mit reiner Seid’ | Die in das Grab verweiste schmuͤ cket? | Schaut / wie die
Purpur sich entfaͤ rbt | Wie eur lang Stuͤ ckwerck bald vermoder / | Wie schnell der zarte
Flor verloder | Wie viler Haͤ nde Fleiß verderb!
50. | Ach Todten! Ach! was lern ich hie! | Was war ich vor! was werd’ ich werden! | Was
ewig; bleibt uns fuͤ r und fuͤ r! | Vnd ich bekuͤ mmer mich umb Erden! | O lehrt mich / der
ihr liget / stehn! | Daß / wenn ich Jahr und Zeiten schlisse / | Wenn ich die Welt zum
Abscheid gruͤ sse / | Ich moͤ g’ auß dem Tod’ ins Leben gehn.
Chr istian Hofmann von Hofmannswal dau 11
Caducidad de la belleza
Beschreibung vollkommener schoͤ nheit. | EIn haar so kuͤ hnlich trotz der Berenice spricht
/ | Ein mund / der rosen fuͤ hrt und perlen in sich heget / | Ein zuͤ nglein / so ein gifft vor
tausend hertzen traͤ get / | Zwo bruͤ ste / wo rubin durch alabaster bricht / | Ein hals / der
schwanen-schnee weit weit zuruͤ cke sticht. | Zwei wangen / wo die pracht der Flora sich
beweget / | Ein blick / der blitze fuͤ hrt und maͤ nner niederleget / | Zwei armen / derer
krafft oft leuen hingericht / | Ein hertz, aus welchem nichts als mein verderben quillet /
| Ein Wort / so himmlisch ist / und mich verdammen kan / | Zwei haͤ nde / derer grimm
mich in den bann gethan | Und durch ein suͤ sses gifft die seele selbst umhuͤ llet / | Ein
zierrath / wie es scheint / im paradieß gemacht / | Hat mich um meinen witz und meine
freiheit bracht.
Vergaͤ nglichkeit der schoͤ nheit. ||| ES wird der bleiche tod mit seiner kalten hand | Dir
Lesbie mit der zeit umb deine bruͤ ste streichen / | Der liebliche corall der lippen wird
verbleichen; | Der schultern warmer schnee wird werden kalter sand / ||
96 christian hofmann von hofmannswaldau
Der augen suͤ sser blitz / die kraͤ ffte deiner hand / | Fuͤ r welchen solches faͤ llt / die werden
zeitlich weichen / | Das haar / das itzund kan des goldes glanz erreichen / | Tilgt endlich
tag und jahr als ein gemeines band. || Der wohlgesetzte fuß / die lieblichen gebaͤ rden / |
Die werden theils zu staub / theils nichts und nichtig werden / | Dann opfert keiner mehr
der gottheit deiner pracht. || Diß und noch mehr als diß muß endlich untergehen / |
Dein hertze kan allein zu aller zeit bestehen / | Dieweil es die natur aus diamant gemacht.
Lob-rede an das liebwertheste frauen-zimmer ||| HOchwerthes jungfern-volck / ihr
holden anmuths-sonnen / | Ihr auserwehlter schmuck / der hauß und gassen ziert. |
Wer ist so steinern / der euch nicht hat lieb gewonnen? | Und welchen habt ihr nicht
mit fesseln heimgefuͤ hrt? | Wer ist so kuͤ hn / der darff fuͤ r eure augen treten / | Wenn ihr
die waaren habt der schoͤ nheit ausgelegt? | Wer will euch / liebste / nicht als einen Gott
anbeten / | Weil ihr das bildnis seyd / das Venus selbst gepraͤ gt. | Jedoch ich will nur bloß
ein theil von dem beruͤ hren / | Mit welchem die natur euch herrlich hat versehn. | Der
sinnen schiff soll mich in solche laͤ nder fuͤ hren / | Wo auff der see voll milch nur liebes-
winde wehn. | Die bruͤ ste sind mein zweck / die schoͤ nen marmel-ballen / | Auf welchen
Amor ihm ein lust-schloß hat gebaut; |
christian hofmann von hofmannswaldau 97
Die durch das athem-spiel sich heben und auch fallen / | Auf die der sonne gold wolriechend
ambra thaut. | Sie sind ein paradieß / in welchem aͤ pffel reiffen / | Nach derer suͤ ssen kost
iedweder Adam lechst / | Zwey felsen / um die stets des Zephirs winde pfeiffen. | Ein garten
schoͤ ner frucht / wo die vergnuͤ gung waͤ chst. | Ein uͤ ber-irrdisch bild / dem alle opffern muͤ ssen.
| Ein ausgeputzt altar / fuͤ r dem die welt sich beugt. | Ein crystallinen qvell / aus welchem
stroͤ me fluͤ ssen / | Davon die suͤ ßigkeit den nectar uͤ bersteigt. | Sie sind zwey schwestern / die
in einem bette schlaffen / | Davon die eine doch die andre keinmal druͤ ckt. | Zwey kammern
/ welche voll von blancken liebes-waffen / | Aus denen Cypripor die goͤ ldnen pfeile schickt.
| Sie sind ein zeher leim / woran die sinnen kleben; | Ein feuer / welches macht die kaͤ ltste
hertzen warm; | Ein bezoar / der auch entseelten giebt das leben; | Ein solcher schatz / fuͤ r
dem das reichthum selbst ist arm. | Ein kraͤ fftig himmel-brod / das die verliebten schmecken;
| Ein alabaster-hauß / so mit rubinen prahlt; | Ein suͤ sser honigseim / den matte seelen
lecken; | Ein himmel / wo das heer der liebes-sterne strahlt. | Ein scharff-geschliffen schwerd
/ das tieffe wunden hauet / | Ein rosen-strauch / der auch im winter rosen bringt. | Ein meer
/ worauff man der Syrenen kraͤ ffte schauet / | Von denen der gesang biß in die seele dringt.
| Sie sind ein schnee-gebuͤ rg / in welchem funcken glimmen / | Davon der haͤ rtste stahl wie
weiches wachs zerfleust. | Ein wasserreicher teich / darinnen fische schwimmen / |
98 christian hofmann von hofmannswaldau
* (Del ár. hisp. ğulláb, este del ár. ğul[l]āb, y este del persa gol āb, agua de rosas).1. m.
Poción de aguas destiladas, jarabes y otras materias medicinales. [R.A.E.]
Davon sich sattsam ein verliebter magen speist. | Sie sind der Jugend lust / und aller
kurtzweil zunder / | Ein krantz / in welchem man die keuschheits-blume sieht. | Sie kuͤ rtzen
lange zeit / und stifften eitel wunder / | Weil beydes glut und schnee auff ihrem throne
bluͤ ht. | Sie sind ein runder sarg / wo liebe liegt begraben / | Ein ditrich / welcher auch des
hertzens grund auffschleust / | Ein ort / in dem nur lust will sitz und wohnstadt haben / |
In dessen hoͤ len milch und nectar haͤ uffig fleust. | Zwey faͤ sser / welche sind mit julep-safft
erfuͤ llet / | Lockvoͤ gel / derer thon ein freyes hertze bindt; | Zwey sonnen / welche zwar mit
duͤ nnem flor umhuͤ llet / | Doch macht ihr heller blitz die klaͤ rsten augen blind. | Sie sind
ein zart gewand von schwanen-weisser seide / | Daran man sehen kan / wie ieder faden
steht / | Zwey huͤ gel / derer hoͤ h’ bedecket ist mit kreide / | Zwey flaͤ schgen / denen nie der
wollust milch entgeht. | Zwey bruͤ nne / da nur stets gesunde wasser quellen / | Und wo die
duͤ rre nicht der adern marck aussaugt. | Zwey jaͤ ger / welche zahm und wilde thiere faͤ llen /
| Wo keines wird verschont / was nur zu fangen taugt. | Zwey schnee-balln / welche doch
unmoͤ glich schmeltzen koͤ nnen / | Womit das jungfern-volck der maͤ nner seelen schmeist.
| Zwey aufgestelte garn / und schlingen freyer sinnen / | Aus denen gar kein mensch / wie
klug er ist / entreist. | Zwey kraͤ me / wo man huld und freundlichkeit ausleget / |
christian hofmann von hofmannswaldau 99
Und wo ein rother mund nur kan der kauffmann seyn. | Zwey koͤ rb’ / in welchen man bloß
marcipan feil traͤ get / | Nach dessen suͤ ßigkeit die lippen lechsend schreyn. | Zwey thuͤ rme
/ derer pracht von elffenbein vollfuͤ hret / | Darauff Cupidens pfeil die wache fleißig haͤ lt.
| Zwey kleinod / derer glantz der Jungfern leiber zieret / | Wenn ihre freundligkeit den
maͤ nnern netze stellt. | Sie sind ein blasebalg / ein feuer auffzufachen / | Das durch kein
mittel nicht kan werden ausgeloͤ scht. | Zwey bette / wo rubin und marmel hochzeit machen
/ | Wo suͤ sse mandel-milch der rosen scharlach waͤ scht. | Sie sind ein see-compas / der
hurtig rudern heisset / | Eh man in hafen der vergnuͤ gung wird gebracht. | Ein reiner thron
/ auff dem der liljen silber gleisset / | Worauff verliebtes volck nur hat zu sitzen macht. | Ein
werthes heiligthum / das keusche lippen kuͤ ssen / | Fuͤ r dem sich hertz und knie in tieffster
demuth neigt. | Ein meer / aus dem sich lust und liebligkeit ergiessen / | Ein bergwerck
/ dessen grund zwey demant-steine zeigt. | Doch niemand lobt den brauch die kugeln zu
verdecken / | Darauff man sehen kan / wo lieb- und lust-land liegt. | Ach schoͤ nste! glaubet
mir / ihr moͤ get sie verstecken / | Ein liebes-auge hat dem allen obgesiegt | Orontes selbst
bezeugt / daß kein verbergen nutze / | Der bruͤ ste Pharos hat durch zart gewand geleucht. |
Er ruht im liebes port ietzt unter ihrem schutze / | Wenn uns ein rauher sturm noch um die
segel streicht. | Wol dem nun / der wie er kan so vergnuͤ get leben! | Den so ein weisser schild
fuͤ r wehmuths-wunden schuͤ tzt! | Der seinem munde kan dergleichen zucker geben / |
100 christian hofmann von hofmannswaldau
Der so vergnuͤ gt / wie er / im liljen-garten sitzt! | Der so die blumen mag auff weissen
wiesen brechen; | Der aus der bruͤ ste schacht rubin und demant graͤ bt. | Der rosen samlen
kan ohn einzig dornen-stechen; | Der von der speiß und kraͤ fft der suͤ ssen aͤ pffel lebt. |
Dem so das gluͤ cke bluͤ ht / den es so bruder nennet / | Dem eine runde brust kan pfuͤ hl
und polster seyn. | Der in der liebsten schooß mit vollem zuͤ gel rennet | Der seiner Venus
so floͤ ßt liebes-balsam ein.
Cherubisnischer Wandersmann
oder Geist-Reiche
Sinn- und Schluß-Reime
zur Goͤ ttlichen beschauligkeit anleitende
ZUSCHRIFT
Der Ewigen Weißheit,
GOtte,
Dem Spiegel ohne makel,
den die Cherubin und alle Seelige Geister
mit ewiger verwunderung anschauen,
Dem Lichte welches alle Menschen erleuchtet
die in diese Welt kommen,
Dem unerschoͤ pfflichen Brunn und urspruͤ nglichen
Quelle aller Weißheit,
Schreibet zue und richtet wiederumb in Jhn hin,
Diese auß dessen grossem Meere genaͤ diglich
hergeronnene kleine Troͤ pfflein
Sein
fuͤ r unablaͤ ßlichem verlangen Jhn zuschauen
allzeit sterbender
Johannes Angelus.
Peregrino Querubínico
ó Rimas espirituales:
gnómicas y epigramáticas
que conducen a la divina contemplación
DEDICATORIA
A la eterna Sabiduría,
a Dios,
al espejo sin mácula que los
querubines y todos los espíritus bienaventurados
contemplan con admiración eterna,
a la luz que ilumina a todos los hombres
que vienen a este mundo,
al manantial inagotable y a la fuente originaria
de toda sabiduría,
Le dedica y restituye
estas mínimas gotitas graciosamente
derramadas de Su vasto mar,
Su
de incesante deseo de contemplarlo
siempre agonizante
Johannes Angelus.
Prólogo de advertencia al lector
Erstes Buch
5. Man weiß nicht was man ist. ||| Jch weiß nicht was ich bin / ich bin nicht was ich weiß:
| Ein Ding und nit ein Ding: Ein stuͤ pffchin und ein kreis.
6. Du must was GOtt ist seyn. ||| Sol ich mein letztes End / und ersten Anfang finden /
| So muß ich mich in GOtt / und Gott in mir ergruͤ nden. | Und werden das was Er: Jch
muß ein Schein im Schein / | Jch muß ein Wort im Wort/ (a)ein GOtt in GOtte seyn.
8. GOtt lebt nicht ohne mich. ||| Jch weiß daß ohne mich GOtt nicht ein Nun kan leben |
Werd’ ich zu nicht Er muß von Noth den Geist auffgeben.
24. Du must nichts seyn / nichts wollen. ||| Mensch / wo du noch was bist / was weist / was
liebst und hast; | So bistu / glaube mir / nicht ledig deiner Last.
83. Wie kan man GOttes genissen. ||| GOtt ist ein Einges Ein / wer seiner will geniessen /
| Muß sich nicht weniger als Er / in Jhn einschlissen.
93. Jn sich hoͤ rt man daß Wort. ||| Wer in sich selber sitzt / der hoͤ ret GOttes Wort / |
(Vernein es wie du wilt) auch ohne Zeit und Ort.
angelus silesius 107
108. La rosa.
La rosa, que ve aquí tu ojo exterior,
florecido* ha así desde la eternidad en Dios.
* idealiter.
102. Die geistliche Goldmachung. ||| Dann wird das Bley zu Gold / dann faͤ llt der Zufall
hin / | Wann ich mit GOtt durch GOtt in GOtt verwandelt bin.
108. Die Rose | Die Rose / welche hier dein aͤ ußres Auge siht / ||| Die hat von Ewigkeit
in GOtt also gebluͤ ht. * | * idealiter.
111. Die GOttheit ist ein nichts. ||| Die zarte GOttheit ist ein nichts und uͤ bernichts: | Wer
nichts in allem sicht / Mensch glaube / dieser sichts.
185. Der Orth ist selbst in dir. ||| Nicht du bist in dem Ort / der Ort der ist in dir! |
Wirfstu jhn auß / so steht die Ewigkeit schon hier.
257. Die Dreyeinigkeit in der Natur. ||| Daß GOtt Dreyeinig ist / zeigt dir ein jedes Kraut
/ | Da Schwefel / Saltz / Mercur / in einem wird geschaut.
285. Das erkennende muß das erkandte werden. ||| In GOtt wird nichts erkandt: Er ist ein
Einig Ein. | Was man in Jhm erkennt / das muß man selber seyn.
289. Ohne warumb. ||| Die Ros’ ist ohn warumb / sie bluͤ het weil sie bluͤ het / | Sie achtt
nicht jhrer selbst / fragt nicht ob man sie sihet.
Libro segundo2
24. El centro.
Quien ha escogido el centro por morada,
ve lo que está en la periferia de una ojeada.
70. La pureza.
La pureza perfecta no tiene figura, forma ni amor:
desnuda está de todo atributo, cual la esencia de Dios.
91. La paciencia.
Paciencia es más que el oro: puede aun vencer a Dios,
traer todo lo que Él tiene y es a mi corazón.
110. La transfiguración.
Se erguirá ante Dios como un carbunclo mi cuerpo,
cuando su tosquedad perezca en el fuego.
69. Die Geistliche Schiffart. ||| Die Welt ist meine See / der Schifmann GOttes Geist / |
Das Schif mein Leib / die Seel ists die nach Hause reist.
70. Die Lauterkeit. ||| Vollkomne Lauterkeit ist Bild-Form-Lliebe-los: | Steht aller
Eigenschaft / wie GOttes wesen bloß.
85. Dein Kaͤ rker bistu selbst. ||| Die Welt die haͤ lt dich nicht / du selber bist die Welt / |
Die dich in dir mit dir so stark gefangen haͤ lt.
91. Die Geduld. ||| Geduld ist uͤ ber Gold: sie kan auch GOtt bezwingen / | Und was Er
hat und ist gantz in mein Hertze bringen.
101. Die geheime Uberschattung. ||| Jch muß GOtts Schwanger seyn: sein Geist muß ob
mir schweben | Und GOtt in meiner Seel wahrhafftig machen leben.
110. Die Verklaͤ rung. ||| Mein Leib der wird fuͤ r GOtt wie ein Carfunkel stehn / | Wenn
seine grobheit wird im Feuer untergehn.
143. Jn GOtt ist alles GOtt. ||| Jn GOtt ist alles Gott: ein eintzigs Wuͤ rmelein / | Das ist
in GOtt so viel als tausend GOtte seyn.
145. Das wesen GOttes. ||| Was ist das wesen Gotts? Fragstu mein aͤ ngigkeit? | Doch wisse
/ daß es ist ein’ uͤ berwesenheit.
110 angelus silesius
146. GOtt ist Fuͤ nsternuß und Licht. ||| GOtt ist ein lautrer Blitz / und auch ein Tunkles
nicht / | Das keine Creatur beschaut mit jhrem Licht.
159. Der Geist ist wie das wesen. ||| Mein Geist ist wie ein seyn: er ahnt dem wesen nach / |
Von dem er urgestand / und Anfangs aufgebrach.
169. Die Gleichheit schauet Gott. ||| Wem nichts wie alles ist / und alles wie ein nichts: | Der
wird gewuͤ rdiget deß Liebsten Angesichts.
178. Alls steht im Jch und Du / (Schoͤ pffer und Geschoͤ pffe). ||| Nichts ist als Jch und Du: und
wenn wir zwey nicht seyn / | So ist GOtt nicht mehr GOtt / und faͤ llt der Himmel ein. |
Besihe den Begihrer am Ende.
179. Es sol ein Einigs werden. ||| Ach ja! waͤ r Ich im Du / und Du im Ich ein Ein; | So
moͤ chte Tausendmahl der Himmel Himmel seyn.
180. Der Mensch ist nichts / GOtt alles. ||| Jch bin nicht Jch noch Du: Du bist wol Jch in mir:
| Drumb geb ich dir mein GOtt allein die Ehrgebuͤ hr.
182. GOtt ist alles gegenwaͤ rtig. ||| Es ist kein Vor noch Nach: was Morgen soll geschehn/ |
Hat GOtt von Ewigkeit schon wesentlich gesehn.
angelus silesius 111
231. El heliotropo
No te asombres, amigo, de que nada atraiga mi visión:
debo tornarme en todo momento hacia mi sol.
187. Jch darf kein Fern-Gesicht. ||| Freund / so ich fuͤ r mich selbst kan in die weite sehn: |
Was darf es dann erst durch dein fernGesicht geschehn?
188. Man mißt das wesen nicht. ||| Es ist kein Anfang nicht / es ist auch nicht ein Ende /
| Kein Mittelpunct noch kreiß / wie ich mich jmmer wende.
198. GOtt spielt mit dem Geschoͤ pffe. ||| Diß alles ist ein Spiel / das sich die GOttheit
macht: | Sie hat die Creatur umb Jhret willn erdacht.
201. Der Mensch und der andre GOtt. ||| Sag zwischen mir und Gott den eingen
Unterscheid? | Es ist mit einem Wort / nichts als die Anderheit.
205. Das Boͤ se scheid vom Gutten. ||| Jß Butter iß mein Kind / und Hoͤ nig (GOtt) dabey:
| Damit du lernst wie boͤ ß’ und gutt zuscheyden sey.
209. Die wahre Ledigkeit. ||| Die wahre Ledigkeit ist wie ein edles Faß / | Das Nectar in
sich hat: Es hat / und weiß nicht waß.
231. Die Sonnenwende. ||| Verwundre dich nicht Freund / daß ich auf nichts mag sehn /
| Jch muß mich allezeit nach meiner Sonne drehn.
Libro tercero3
114. La sobreformación.
El animal se hará hombre, hombre un ser angelical,
y éste Dios, al llegar a la curación cabal.
Drittes Buch
48. Der einige Tag. ||| Drey Tage weiß ich nur; als gestern, heut und morgen: | Wenn aber
gestern wird ins heut und nun verborgen / | Und morgen ausgeloͤ scht: so leb ich jenen Tag
/ | Den ich / noch eh ich ward / in GOtt zu leben pflag.
78. Die Geistliche Sulamith. ||| GOtt ist mein Salomon, ich seine Sulamith, | Wenn ich jhn
herztlich Lieb’ / und Er sich mir entbiet.
80. GOtt kan nicht alls Allein. ||| GOtt der die Welt gemacht und wider kan zunichten: |
Kan nicht ohn meinen willn die Neugeburth außrichten.
82. Ein jeders von dem seinen. ||| Der Schiffmann redt vom Meer / der Jaͤ ger von den
Hunden / | Der Geitzige von Gold / und ein Soldat von Wunden: | Mir weil ich bin
Verliebt / wil anders nichts gebuͤ hrn / | Als GOtt und seine Lieb im Munde staͤ ts zufuͤ hrn.
99. Ein reines Hertz schaut GOtt. ||| Der Adler siht getrost grad in die Sonn hinein: | Und
du in ewgen blitz / im fall dein Hertz ist rein.
114. Die Uberformung. ||| Dann wird das Thier ein Mensch / der Mensch ein Englisch
wesen | Und dieses GOtt / wann wir Vollkoͤ mmlich seynd genesen.
angelus silesius 113
168. La deidad.
De la deidad procede todo; es un manantial;
y a ella vuelve a correr, por eso es también un mar.
148. GOtt ist mein Punct und Kreiß. ||| GOtt ist mein mittelpunkt wenn ich Jhn in mich
schlisse: | Mein Umbkreis dann / wenn ich auß Lieb’ in jhn zerfliesse.
165. Des GOttverliebten Wunsch. ||| Drey wuͤ nsch’ ich mir zu seyn: erleucht wie Cherubim
/ | Geruhig wie ein Thron / entbrandt wie Seraphim.
168. Die GOttheit. ||| Die GOttheit ist ein Brunn / auß jhr kombt alles her: | Und laufft
auch wider hin / drumb ist sie auch ein Meer.
180. GOtt weiß sich keinen Anfang. ||| Du fragst / wie lange GOtt gewest sey / umb
bericht? | Ach schweig: es ist so lang’ / Er weiß es selber nicht.
181. Auch von GOtt. ||| GOtt ist noch nie gewest / und wird auch niemals seyn / | Und
bleibt doch nach der Welt / war auch vor jhr allein.
194. Die Weißheit ist das beste Weib. ||| Begehrestu ein Weib / die praͤ chtig reich und fein:
| So nimb die Weißheit; nur sie wird dir alles seyn.
195. Die Welt ist von einer Jungfrau gemacht. ||| * Von einer Jungfrau ist die gantze Welt
gemacht: | Durch eine Jungfrau wird sie neu und wiederbracht. | * Der Weisheit
114 angelus silesius
217. GOtt ist uͤ berall und nirgends. ||| Daͤ nkt / uͤ berall ist GOtt der grosse Iehova. | Und ist
doch weder hier / noch anderswo / noch da.
242. Die Wunder Geburt. ||| Maria ist Crystall / jhr Sohn ist Himmlisch Licht: | Drumb
dringt er gantz durch sie / und oͤ ffnet sie doch nicht.
248. Die Perlen geburt. ||| Die Perle wird vom Thau in einer Muschel Hoͤ hle | Gezeuget und
gebohrn / und diß ist bald beweist | Wo du’s nicht glauben wilt: Der Thau ist GOttes-Geist
/ | Die Perle JEsus Christ / die Muschel meine Seele.
Libro cuarto 4
9. Lo inefable.
Lo inefable, que suele llamarse Dïos,
se da a conocer y decir en una voz.
Vierdtes Buch
1. GOtt wird waß Er nie war. ||| Der ungewordne GOtt wird mitten in der Zeit, | Was
Er nie ist gewest in aller Ewigkeit.
2. Der Schoͤ pffer wird’s Geschoͤ pffe. ||| Das unerschaffne Licht wird ein erschaffnes Wesen:
| Daß sein Geschoͤ pfe nur durch selbes kan genesen.
9. Das Unaußsprechliche. ||| Das Unaussprechliche das man pflegt Gott zu nennen / | Gibt
sich in einem Wort zusprechen und zukennen.
32. Eins jeden Element. ||| Im Wasser lebt der Fisch / die Pflanzen in der Erden / | Der
Vogel in der Lufft / die Sonn im Firmament: | Der Salamander muß im Feur erhalten
werden: | Im Herzen JESU ich / als meinem Element.
38. GOtt nichts und alles. ||| GOtt ist ein Geist / ein Feur / ein Wesen und ein Licht: |
Und ist doch wiederumb auch dieses alles nicht.
77. Das geistliche Sterben. ||| Stirb ehe du noch stirbst / damit du nicht darfst sterben / |
Wenn du nun sterben sollst: sonst moͤ chtest du verderben.
116 angelus silesius
101. De la muerte.
La muerte es buena: si pudiera tenerla un cancerbero,
se haría enterrar vivo al momento.
101. Vom Tode. ||| Der Tod ist doch noch gutt: koͤ nt’ jhn ein Hoͤ llhund haben / | Er liss’
im Augenblik sich Lebendig begraben.
102. Auch vom jhm. ||| Man wuͤ nschet sich den Tod / und fliehet jhn doch auch: | Jens ist
der Ungeduld und diß der Zagheit brauch.
126. Die unerforschliche Ursache. ||| GOtt ist sich selber alls / sein Himmel, seine Lust: |
Warum schuf Er dann unß? es ist uns nicht bewust.
127. Die Wohnung GOttes. ||| GOtt wohnet in sich selbst / sein Wesen ist sein Hauß: |
Drumb gehet er auch nie auß seiner GOttheit auß.
135. Die Bach wird das Meer. ||| Hier fluͤ ss’ ich noch in GOtt als eine Bach der Zeit: | Dort
bin ich selbst das Meer der ewgen Seeligkeit.
137. Das Fuͤ nklein im Feuer. ||| Wer kan das Fuͤ nkelein in seinem Feur erkennen? | Wer
mich / wann ich in GOtt / ob ich es sey / benennen?
147. Die Weite deß Menschen ist nicht zubeschreiben. ||| Wer ist der mir wie weit und breit
ich bin zeigt an? | Weil der Unendliche (GOtt) in mir wandeln kann. | 2. Cor. 6.
angelus silesius 117
153. Das Meer in einem Troͤ pfflein. ||| Sag an wie geht es zu / wenn in ein Troͤ pfelein | Jn
mich das ganze Meer Gott gantz und gar fleußt ein?
157. GOtt ist in und umb mich. ||| Jch bin der Gottheit Faß in welchs sie sich ergeust / |
Sie ist mein tiefes Meer das mich insich beschleust.
160. GOtt ist uͤ berall Herrlich. ||| Kein Staͤ ublein ist so schlecht / kein Stuͤ pffchin ist so
klein: | Der Weise sihet GOtt ganz herrlich drinne seyn.
165. GOtt schafft die Welt noch. ||| GOtt schafft die Welt annoch: komt dir diß Fremde
fuͤ r? | So wiss’ es ist bei jhm kein Vor noch Nach / wie hier.
166. Die Ruh und Wuͤ rkung GOttes. ||| GOtt hat sich nie bemuͤ ht / auch nie geruht / das
merk: | Sein Wirken ist sein ruhn / und seine Ruh sein Werk.
177. Verwunderung uͤ ber der Gemeinschafft GOttes. ||| Es ist erstaunungs voll / daß ich
Staub / Asch und Koth / | So freundlich und gemein mich machen darf mit Gott!
186. Nichts ist jhm selber. ||| Der Regen faͤ llt nicht jhm / die Sonne scheint nicht jhr: | Du
auch bist anderen geschaffen / und nicht dir.
118 angelus silesius
208. Nach der zeit ist keine wuͤ rckung. ||| Mensch wuͤ rcke weil du kannst dein Heil und
Sseligkeit: | Das wuͤ rcken hoͤ ret auf mit endung dieser zeit.
222. GOtt ist die allvorsichtigkeit leichte. ||| Mensch glaubstu GOtts deß Herrn
allgegenwaͤ rtigkeit / | So siehestu wie leicht Jhm die vorsichtigkeit.
224. Wie man zur Einigkeit gelangt. ||| Wenn sich der Mensch entzieht der mannigfaltigkeit
/ | Und kehrt sich ein zu GOtt / kombt er zur Einigkeit.
Libro quinto5
23. Die zeit die ist nicht schnell. ||| Man sagt die Zeit ist schnell: wer hat sie sehen fliegen?
| Sie bleibt ja unverruckt im Welt-begrieffe liegen!
28. Was GOtt den Tag durch thut. ||| Des Morgens geht Gott aus / zu Mittag schlaͤ fet er /
| Deß Nachts ist er erwacht / reist Abends ohn beschwer.
33. Wenn GOtt am liebsten bey uns ist. ||| GOtt dessen wollust ist bei dir O Mensch zu
seyn / | Kehrt / wenn du nicht daheim / am liebsten bey dir ein.
34. GOtt liebt nichts als sich. ||| GOtt hat sich selbst so lieb / bleibt sich so zugetan; | Daß
er auch nimmermehr was anders lieben kan.
47. Der Geistliche Feuerzeug. ||| Mein Herz ists Feuerzeug / der Zunder gutter Wille: |
Schlaͤ gt GOtt ein Fuͤ nklein drein / so brennts und leuchts die voͤ lle.
48. Eins kans nicht ohn das andre. ||| Zwei muͤ ssen es vollziehn: ich kans nicht ohne GOtt /
| Und GOtt nicht ohne mich: daß ich entgeh dem Tod.
61. Alles ist vollkommen. ||| Mensch nichts ist unvollkommn: der Kieß gleicht dem Rubin:
| Der Frosch ist ja so schoͤ n alß Engel Seraphin.
74. Jn der Hoͤ lle ist keine Ewigkeit. ||| Betracht’ es eigendlich: bey GOtt ist Ewigkeit / |
Beym Teuffel in der Hoͤ ll da ist ein ewge Zeit.
angelus silesius 121
75. Nichts besteht ohne genuß. ||| Nichts dauret ohn genuß. GOtt muß sich selbst geniessen:
| Sein wesen wuͤ rde sonst wie Graß verdorren muͤ ssen.
87. Eins ist das beste Buch. ||| Viel Buͤ cher viel Beschwer: wer eines recht gelesen / | ( Jch
meine JEsum Christ) / ist ewiglich genesen.
90. Nichts zeitlichs ist in GOtt. ||| Ein Augenblick ist kurz: Noch kan ich kuͤ hnlich sagen
/ | Daß GOtt so lange nicht gewest vor Zeit und Tagen.
91. Jn welchem Jahr die Welt erschaffen. ||| Da GOtt die Welt erschuf / waß schrieb man
fuͤ r ein Jahr? | Kein anders nicht alß das seins Urstands erstes war.
92. GOtt siht nichts zuvor. ||| * GOtt sihet nichts zuvor: Drumb leugstu wenn du jhn |
Mit der Vorsehung mißt nach deinem bloͤ den Sinn. | * Jn GOtt ist kein vor oder darnach sehen:
sondern Er siehet von Ewigkeit alles gegenwertig fuͤ r jhm / wie es geschiehet / nicht wie es geschehen
wirdt oder geschehen ist.
94. GOtt ist nicht beweglich. ||| Wer saget daß sich GOtt vom Suͤ nder abewendt / | Der
giebet klar ann Tag daß er GOtt noch nicht kennt. | Merk: GOtt wendet sich nicht ab /
sondern der Suͤ nder wendet sich von GOtt.
96. Das Hoͤ llische brennt nur. ||| Die Hoͤ lle schadt mir nichts / waͤ r’ ich gleich stets in jhr;
| Daß dich jhr Feuer brennt / das lieget nur an dir.
122 angelus silesius
98. GOtt kan dem Willn nicht steuren. ||| Nichts staͤ rkers ist als GOtt: doch kan er nicht
verwehren / * | Daß ich nicht was ich will soll wollen und begehren. | * Durch seine vorhin
der Seelen eingeschaffene gewalt. Er kan aber wol verhindern daß der Wille das Werk nicht verbringe
/ welches er will.
120. Der mensch ist zwey Menschen. ||| Zwey Menschen sind in mir: der eine wil was
GOtt / | Der andre was die Welt der Teufel und der Tod.
123. Gleichnuß der H. Dreyeinigkeit. ||| GOtt Vatter ist der Brunn / der Quall der ist der
Sohn / | Der heilige Geist der ist der Strom so fleust davon.
124. Von GOtt wird mehr gelogen als war geredt. ||| Was du von GOtt verjahst / dasselb ist
mehr erlogen | Als wahr: weil du Jhn nur nach dem geschoͤ pff erwogen.
125. Zeit ist edler alß Ewigkeit. ||| Die Zeit ist edeler als tausend Ewigkeiten: | Jch kan
mich hier dem Herrn / dort aber nicht bereiten.
129. Das jnnere bedarf Nicht deß aͤ useren. ||| Wer seine Sinnen hat ins jnnere gebracht / |
Der hoͤ rt was man nicht redt / und siehet in der Nacht.
130. Der geistliche Magnet und Stahl. ||| GOtt der ist ein Magnet / mein Hertz das ist der
Stahl: | Es kehrt sich staͤ ts nach jhm / wenn ers beruͤ hrt einmahl.
angelus silesius 123
141. Der Welt thun ist ein Trauerspiel. ||| Freund goͤ nn’ es doch der Welt / jhr gehts zwar
wie sie wil: | Doch ist jhr gantzes thun nichts als ein Trauerspiel?
148. Jn der Ewigkeit geschieht alles zugleiche. ||| Dort in der Ewigkeit geschiehet alls
zugleich / | Es ist kein Vor noch Nach wie hier im Zeitenreich.
215. GOtt thut alles in allem. ||| GOtt thut in allen alls. Er liebt inn Seraphinen / | Jnn
Thronen herrschet Er / beschaut inn Cherubinen.
216. GOtt ist ein Brunn. ||| Gott gleicht sich einem Brunn / Er fleußt gantz mildiglich |
Herauß in sein Geschoͤ pff / und bleibet doch in sich.
232. Das Schoͤ nste Ding. ||| Kein Ding ist hier noch dort / das schoͤ ner ist als ich / | Weil
Gott die Schoͤ nheit selbst sich hat verliebt in mich.
233. Wenn der Mensch Gott ist. ||| Eh’ als ich ich noch war / da war ich Gott in Gott: |
Drum kan ichs wieder seyn, wen ich nur mir bin Todt.
234. Alles kehrt wieder in seinen Vrsprung. ||| Der Leib von Erde her wird wiederum zur
Erden. | Sag weil die Seel von Gott / ob sie nicht Gott wird werden?
246. Gott wil was Er ist. ||| Gott ist die Liebe selbst / und tut auch nichts als lieben. |
Drum will er auch daß wir die Liebe staͤ ts solln uͤ ben.
124 angelus silesius
248. Dreyerley Schlaff. ||| Der Schlaff ist dreyerley; der Suͤ nder schlaͤ ft im Tod / | Der muͤ d’
in der Natur / und der verliebt’ in Gott.
254. Die Seel ohne Gott. ||| Ein hirtenloses Schaf / ein Coͤ rper welcher Todt / | Ein
Brunnen ohne qual / diß ist die Seel ohn Gott.
278. Der Geistliche Krebsgang. ||| Mensch senke dich herab / so steigestu hinauf. | Laß ab
von deinem gehn / so faͤ ngt sich an dein Lauf.
280. Gott kan sich selbst nicht messen. ||| Gott ist so hoch und groß / wolt’ Er sich selber
messen / | Er wuͤ rd / ob er gleich Gott / deß Maßstabs zahl vergessen.
297. Man kan Gott nicht lieben ohne Gott. ||| Mensch liebete sich Gott nicht selbst durch
sich in dir / | Du koͤ nntest nimmermehr ihn lieben nach Gebuͤ hr.
307. Die Liebe ist GOtt gemeiner als Weißheit. ||| Die Liebe geht zu GOtt unangesagt
hinein; | Verstand und hoher Witz / muß lang’ im Vorhof seyn.
358. GOtt wird was Er wil. ||| GOtt ist ein Ewger Geist / der alls wird was er will / | Und
bleibt doch wie Er ist Unformlich und ohn Ziehl.
angelus silesius 125
374. Man uͤ berkoͤ mt mit meiden. ||| Freund meide was dir Lieb / fleuch was dein Sin
begehrt, | Du wirst sonst nimmermehr gesaͤ ttigt und gewehrt. | Viel waͤ ren zum Genuß
der ewgen Wollust kommen / | Wenn sie mit Zeitlicher sich hier nicht uͤ bernommen.
Sigue un suplemento de diez sonetos6
[Sonett] Daß Ander. An die Jungfrau Maria / die geheime Lilie. ||| Du Edle Lilie wer findet
deines gleichen? | Solt’ er auch alles Feld im Paradeiß durchstreichen. | Du glaͤ ntzest wie der
Schnee / wann jhn zu schoͤ ner Zeit | Der Himmel mit dem Gold deß Phaethons bespreit:
|| Fuͤ r dir muß Sonn und Mond und alle Stern’ erbleichen. | Dein ansehn / deine Pracht ist
schoͤ ner als das Kleid | Des Koͤ nigs Salomons in seiner Herrligkeit / | Dir muß der klare
Blitz der Seraphine weichen: || Dein Edeler Geruch erquikt die gantze Welt / | Und was
sonst unsrem GOtt dem Herrn zu Fusse faͤ llt. | Jn dir findt man allein die Schoͤ nheit der
Jungfrauen / || Der Maͤ rterer bestand / und aller Heilgen Ziehr. | Drumb Edle Lilie komm
und erquik mich hier / | Daß ich moͤ g ewig dich und deinen Saamen schauen.
Libro sexto7
22. Einen Dunst umbfassen ist thoͤ richt. ||| Wie thoͤ richt tut der Mann / der einen Dunst
umfaßt! | Wie thoͤ richt / der du Freud an eitler Ehre hast!
32. Ein Wurm beschaͤ met unß. ||| O Spott! Ein Seidenwurm der wirkt / bis er kann fliegen:
| Und du bleibst / wie du bist / nur auf der Erde liegen!
46. Das abgesunderte hat nichts mit dem gantzen gemein. ||| Ein abgefallnes Laub / ein
saures troͤ pflein Wein / | Was hat es mit dem Baum / was mit dem Most gemein?
50. Der schaͤ ndliche Gefangene. ||| Pfui dich / daß dich ein Weib die Nichtigkeit der Welt
| Mit ihrem spinneweb so lang gefangen haͤ lt!
74. Gewalt nihmt den Himmel ein. ||| Gewalt geht uͤ ber Recht. Wer nur Gewalt kan uͤ ben,
| Von dem wird auch die Thuͤ r des Himmels aufgetrieben.
96. Der Weltsuchende zieht am Narren seil. ||| Wo du auch kluge siehst sich umb die Welt
bemuͤ hn / | So sage daß auch sie im Narren seile ziehn.
130. Nichts werden ist GOtt werden. ||| Nichts wird was zuvor ist: wirstu nicht vor zu nicht
/ | So wirstu nimmermehr gebohrn vom ewgen Licht.
angelus silesius 129
151. GOttes Kaufmanschafft. ||| Gott treibet Kaufmannschafft / er bitht den Himel feil. |
Wie teuer giebt er ihn? umb einen Liebes-Pfeil.
154. GOtt thut selbst alles. ||| GOtt legt den Pfeil selbst auf / GOtt spannet selbst den
Bogen. | Gott druͤ cket selber ab: drum ists so wohl gezogen.
158. Der Geistliche Schuͤ tze-Zeug. ||| Das Hertz ist unser Rohr / die Liebe Kraut und Loth
/ | Der Zunder guter Will: zieh los so triffstu Gott.
171. Jm Meer werden alle tropffen Meer. ||| Das Troͤ pfflein wird das Meer / wenn es ins
Meer gekommen: | Die Seele GOtt / wenn sie in GOtt ist aufgenommen.
178. Mehr seind Todt als Lebendig. ||| Alls lebt und reget sich: doch zweiffel ich ob die
Welt | Mehr der (GOtt) lebenden als Todten in sich haͤ lt.
202. Drey dinge seind zuflihn. ||| Kind scheue meide fleuch den Wein das Weib die Nacht;
| Sie haben manchen Mann umb Leib und Seele bracht.
205. Die verlohrne Schildwacht. ||| Die Schildwach ist verlorn / die sich in Schlaff versenkt;
| Die Seel ist gaͤ nztlich hin die nie an Feind gedaͤ nkt.
225. Den Weisen nihmt man nichts als Token. ||| Der Weise lacht dazu wenn man ihm alls
genomen. | Warum? er ist umb nichts als nur umb Token komen.
130
263. Conclusión
Amigo, es suficiente. Si leer más quisieras por ventura,
ve y vuélvete tú mismo la esencia y tú mismo la escritura.
FIN.
262. Die Welt ist ein Sandkorn. ||| Wie daß denn bey der Welt Gott nicht geschaut kan
sein? | Sie kraͤ nkt das Auge staͤ ts / sie ist ein Sandkoͤ rnlein.
263. Beschluß. ||| Freund es ist auch genug. Jm fall du mehr wilt lesen / | So geh und
werde selbst die Schrifft und selbst das Wesen.
ENDE.
Daniel Casper von Lohenstein 8
Canto de Tetis
Gesang der Thetis ||| Kommt! Kraͤ nzet mit Korall mein Haar, | Schmuͤ ckt Hals und
Brust mit perlenen Geschmeiden, | Die Hand mit Palmen und den Leib mit Seiden! |
Gewaͤ hrt mir Weihrauch aufs Altar, | Nachdem das Meer allein ist herrlich, reich und
groß; | Ja, Feuer, Erd und Luft gestehn, | Es sei in ihnen nichts so schoͤ n, | Als Perl und
Liebe sind, die Toͤ chter meiner Schoß; | Die beid in mir zwar haben ihre Wiege | Doch
auf der Erd, im Himmel ihre Siege.
Pietismo, Rococó y
Sentimentalismo (1670-1780)
Barthol d Heinrich Brockes 1
[de El otoño]
La landa
Ich setzte mich, und rupfte manchen Strauß, Sie besser zu besehen, aus. | Mein GOTT!
wie viel, wie mancherley | Verändrung, Schmuck und Zierlichkeiten | Fand ich in diesem
Kraut, das doch von weiten | Nicht anders lässt, als obs nur braun gefärbet sey. | Ich ward
zugleich, wie schön, wie wunderbar, | Wie mannigfalt die Bildung sey, gewahr. || Die
größten Bäume trifft man hier | In solcher Schön- und netten Kleinheit an, | Daß man
der Stämme, Zweig’ und Blätter holde Zier | Nicht gnug besehn, nicht gnug bewundern
kann. | Ich fand, daß, ob sie gleich sehr klein, | Die Stämme wahres Holz, wie große
Stämme, seyn. | Es hat die Festigkeit, es brennet, eine Rinde | Umgiebt sie, ja ich finde
| Dieselbe recht mit Moß, gleich den bejahrten Eichen, | Umgeben und geziert. Die
Blümchen, die so schön | Auf jedem kleinem Zweig’, als Apfel-Blüthe, stehn, Sieht man
der Bienen Heer die süsse Nahrung reichen. || Betrachte denn forthin, geliebter Mensch,
die Heide | Nicht sonder GOttes Lob, nicht sonder Freude!
Johann Christian Günther 2
Lob des Winters ||| Verzeiht, ihr warmen Frühlingstage, | Ihr seyd zwar schön, doch
nicht vor mich. | Der Sommer macht mir heisse Plage, | Die Herbstluft ist veränderlich;|
Drum stimmt die Liebe mit mir ein: | Der Winter soll mein Frühling seyn. || Der Winter
zeigt an seinen Gaben | Die Schätze gütiger Natur, | Er kann mit Most und Aepfeln
laben, | Er stärkt den Leib und hilft der Cur, | Er bricht die Raserey der Pest | Und dient
zu Amors Jubelfest. || Der Knaster schmeckt bey kaltem Wetter | Noch halb so kräftig
und so rein, | Die Jagd ergetzt der Erden Götter | Und bringt im Schnee mehr Vortheil
ein, | Der freyen Künste Ruhm und Preis | Erhebt sich durch den Winterfleiß. || Die
Zärtlichkeit der süssen Liebe | Erwehlt vor andern diese Zeit; | Der Zunder innerlicher
Triebe | Verlacht des Frostes Grausamkeit; | Das Morgenroth bricht später an, | Damit
man länger küssen kann. || Der Schönen in den Armen liegen, | Wenn draußen Nord
und Regen pfeift, |
138 johann christian günther
Der Winter ist ein Bild der Bahre | Und lehrt mich leben, weil ich kann; | Ihr Spötter
redet mir nicht ein; | Der Winter soll mein Frühling seyn.
Got tlob Friedrich Wil helm J uncker 3
Als sie ihm ihr bildniß zeigte ||| Geschickte, dencke nach, was zeigst du mir dein bild, |
Das nichts als die begier der lüstern augen stillt. | Soll ich von kunst und fleiß ein richtig
urtheil fällen, | Must du es nicht versehn, und dich darneben stellen; | Denn, werd ich
dich gewahr, so treff ich etwas an, | Das auch der künstlichste mit nichten schildern kan.
| Diß liegt in deinem geist, und läßt sich nur beschreiben; | Die tugend kann man nicht
der leinwand einverleiben. | Drum warte biß mein kiel die fähigkeit erlangt, | Daß er
die schönheit zeigt, womit die seele prangt. | Erlaube mir alsdenn und sprich zu unsern
mahlen: | Die feder traff den kern, der pinsel nur die schaalen.
Fr iedrich Gottl ieb Kl opstock 4
El transfigurado
Der Verwandelte ||| Lang in Trauren vertieft, lernt’ ich die Liebe, sie, | Die der Erde
entfloh, aber auch wiederkehrt | Zu geheimerer Tugend, | Wie die erste der Liebenden ||
Voller Unschuld im Hauch duftender Lüfte kam, | Und mit jungem Gefühl an das Gestade
trat, | Bald sich selbst mit den Rosen | Von dem Hang des Gestades sah. || Die erschien
mir! O Schmerz, da sie erschienen war, | Warum trafest du mich mit dem gewaltigsten |
Deiner zitternden Kummer, | Schwermuthsvoller, wie Nächte sind? || Jahre trafst du mich
schon! Endlich (das hoft’ ich nicht) | Sinkt die traurige Nacht, ist nun nicht ewig mehr, |
Und mir wachen mit Lächeln | Alle schlummernden Freuden auf! || Seyd ihrs selber? und
täuscht, täuschet mein Herz mich nicht? | Ach ihr seyd es! die Ruh, dieses Gefühl, so sanft |
Durch das Leben gegossen, | Fühlt’ ich, als ich noch glücklich war! || O wie staun’ ich mich
an, dass ich itzt wieder bin, | Der ich war! wie entzückt über die Wandlungen | Meines
Schicksals, wie dankbar | Wallt mein freudiges Herz in mir! ||
142 friedrich gottlieb klopstock
Nichts Unedles, kein Stolz (ihm ist mein Herz zu gross!) | Nicht betäubtes Gefühl; aber
was ist es denn, | Das mich heitert? O Tugend, | Sanfte Tugend, belohnest du? || Doch
bist du es allein? oder (o darf ich auch | Mir vertrauen?) entschlüpft, Tugend, an deiner
Hand | Nicht ein Mädchen der Unschuld | Deinen Höhn, und erscheinet mir? || Sanft
im Traume des Schlafs, sanfter im wachenden, | Dass ich, wenn sie vor mir eilend vorüber
schlüpft, | Staml’, und schweig’, und beginne: | Warum eilst du? ich liebe dich! || Ach,
du kennst ja mein Herz, wie es geliebet hat! | Gleicht ein Herz ihm? Vielleicht gleichet
dein Herz ihm nur! | Darum liebe mich, Cidli, | Denn ich lernte die Liebe dir! || Dich zu
finden, ach dich, lernt’ ich die Liebe, sie, | Die mein steigendes Herz himlisch erweiterte,
| Nun in süsseren Träumen | Mich in Edens Gefilde trägt!
Ilustración (1720-1785)
Al brecht von Hal l er 5
Unvollkommenes Gedicht über die Ewigkeit* ||| Ihr Wälder! wo kein Licht durch
finstre Tannen strahlt | Und sich in jedem Busch die Nacht des Grabes malt; | Ihr
holen Felsen dort! wo im Gesträuch verirret | Ein trauriges Geschwärm einsamer Vögel
schwirret; | Ihr Bäche! die ihr matt in dürren Angern fließt** | Und den verlornen
Strom in öde Sümpfe gießt; | Erstorbenes Gefild und Grausen-volle Gründe, | O daß
ich doch bei euch des Todes Farben fünde! | O nährt mit kaltem Schaur und schwarzem
Gram mein Leid! | Seid mir ein Bild der Ewigkeit! | Mein Freund ist hin! | Sein
Schatten schwebt mir noch vor dem verwirrten Sinn, | Mich dünkt, ich seh sein Bild
und höre seine Worte; | Ihn aber hält am ernsten Orte, | Der nichts zu uns zurücke
lässt, | Die Ewigkeit mit starken Armen fest. || Kein Strahl vom künftigen verstörte
seine Ruh, | Er sah dem Spiel der Welt noch heut geschäftig zu; | Die Stunde schlägt,
der Vorhang fällt, | Und alles wird zu nichts, was ihm so würklich schien. | Die dicke
Nacht der öden Geister-Welt | Umringt ihn jetzt mit Schrecken-vollen Schatten; |
Und die Begier ist, was er noch behält | Von dem, was seine Sinnen hatten. | Und ich?
bin ich von höherm Orden? |
146 albrecht von haller
Nein, ich bin, was er war, und werde, was er worden; | Mein Morgen ist vorbei, mein
Mittag rückt mit Macht, | Und eh der Abend kömmt, kann eine frühe Nacht, | Die
keine Hoffnung mehr zum Morgen wird versüßen, | Auf ewig mir die Augen schließen.
|| Furchtbares Meer der ernsten Ewigkeit! | Uralter Quell von Welten und von Zeiten!
| Unendlichs Grab von Welten und von Zeit! | Beständigs Reich der Gegenwärtigkeit!
| Die Asche der Vergangenheit | Ist dir ein Keim von Künftigkeiten. | Unendlichkeit!
wer misset dich? | Bei dir sind Welten Tag und Menschen Augenblicke. | Vielleicht
die tausendste der Sonnen welzt itzt sich, | Und tausend bleiben noch zurücke. | Wie
eine Uhr, beseelt durch ein Gewicht, | Eilt eine Sonn, aus Gottes Kraft bewegt; | Ihr
Trieb läuft ab und eine zweite schlägt, | Du aber bleibst und zählst sie nicht. || Der
Sterne stille Majestät, | Die uns zum Ziel befestigt steht, | Eilt vor dir weg, wie Gras
an schwülen Sommer-Tagen; | Wie Rosen, die am Mittag jung | Und welk sind vor
der Dämmerung, | Ist gegen dich der Angelstern und Wagen. || Als mit dem Unding
noch das neue Wesen rung | Und, kaum noch reif, die Welt sich aus dem Abgrund
schwung, | Eh als das schwere noch den Weg zum Fall gelernet | Und auf die Nacht
des alten nichts |
albrecht von haller 147
Ward reicher jeden Tag, sah vor und hinter heute, | Maß, rechnete, verglich, erwählte,
liebte, scheute, | Ich irrte, fehlte, schlief und ward ein Mann! | Itzt fühlet schon mein
Leib die Näherung des nichts! | Des Lebens lange Last erdrückt die müden Glieder;
| Die Freude flieht von mir mit flatterndem Gefieder | Der Sorgen-freien Jugend zu.
| Mein Eckel, der sich mehrt, verstellt den Reiz des Lichts | Und streuet auf die Welt
den Hoffnungs-losen Schatten; | Ich fühle meinen Geist in jeder Zeil ermatten | Und
keinen Trieb, als nach der Ruh!
Christoph Martin Wiel and 6
Die Natur der Dinge oder Die vollkommenste Welt [Fragment] ||| Inhalt des vierten
Buchs || Ich sang, wie Gottes Huld sich unzählbare Wesen, | In Reihen ohne Maß,
zum Gegenstand erlesen; | Und wie die Weisheit sie in einen Leib gehüllt, | Nach
dessen Vorwurf sich die Kraft zu denken bild’t. | Die ganze Welt ist bloß ein All von
Geistigkeiten, | In die vom Quell des Seyns sich stete Ströme leiten; | Der formenreiche
Stoff, unfähig zum Gefühl, | Hat ihren Dienst allein zu seines Daseyns Ziel. | Wie
trügend ist der Schluß, dem Weise kaum entgehen; | Weil wir von dem, was ist, nur bloß
die Schalen sehen, | So ist die Körperwelt nur eine todte Last, | In Schranken mancher
Art willkürlich eingefaßt? | Nein! was der Sinn uns zeigt, was in die Augen wallet, |
151
* En este lugar, por la elección de las expresiones bastante oscuro, hay que tener siempre
a la vista el resultado del canto anterior, acerca de que la materia es sólo una cobertura
de lo espiritual, y que de ella no existe más de lo que es necesario para esta cobertura
Was das Gefühl erregt, was in die Ohren schallet, | Sind Bildungen des Stoffs, der
Geister in sich schließt, | Und von dem Kern nur bloß die äußre Hülse ist. || Nun führe,
Göttin, mich durch aller Wesen Reihen, | Von denen, die das Licht aus innrer Schwäche
scheuen, | Bis zu dem reinsten Geist, der in dem Lichtmeer lebt, | Das ewig uferlos der
Gottheit Thron umwebt; | Und zeige, wie der Raum, der alle Classen füget, | Die Form,
die Schönheit schafft, die unsre Sinnen trüget. || Der ganze Kreis, der sich, voll von
äther’scher Flut, | Um unsre Sonne dreht (die in dem Brennpunkt ruht, | Und ihr heilsames
Licht zu sechzehn Erden sendet, | Die ein geheimer Zug in eignen Bahnen wendet), |
Scheint vom Unendlichen der schlechtste Theil zu seyn, | Und schließt die niedrigsten
der Geistigkeiten ein. || Hier ist der dunkle Ball, an dem die Menschen hängen | Und um
ein schimmernd Nichts, das keinem bleibt, sich drängen. | Nimmt in der Welten Zahl
er gleich den untern Platz, | So ist sein Kreis doch voll von unerkanntem Schatz. | […]
| Die Wollust, die uns hier ein irdisch Gut gewährt, | Soll nur ein Vorschmack seyn, der
die Begierden mehrt, | Mit angefachtem Fleiß nach jenem wahren Leben, | Aus dieser
Dämmerung, erwachend, hinzustreben. | […]
152 christoph martin wieland
(en el fondo, que no hay materia muerta). Reina aquí la antiquísima confusión de
fuerza vital, fuerza organizadora y principio espiritual. Mas nada importa eso, sino
sólo la determinación del sentido. Dios ha escogido innúmeros espíritus por objeto,
esto es, creado, lo que está frente a Él en tanto que algo fuera de su individualidad,
opuesto, por lo tanto, a ella. Éstos están envueltos con un cuerpo, según cuyo modelo
se configura la facultad de pensar. El término ambiguo, empleado de modo no
frecuente, Vorwurf, deja en duda, si con él se quiere significar objeto [Object] (ob-jeto
[Gegenstand], lo que se hubiera evitado, porque precisamente sólo entonces existió) o
sujeto (entidad particular). En el primer caso, el sentido es: la formación del espíritu
depende de la esfera a la que fue trasladado; en el segundo caso: depende de la respectiva
particularidad del organismo al que el espíritu está ligado. Sin duda esto último ha
querido decir W., y es lo único que se ajusta a lo siguiente: la materia rica en formas
tiene únicamente por meta (causa final) de su existencia el servicio de aquéllas (las
espiritualidades), esto es, sólo está presente, para conducir percepciones a los espíritus,
y, por medio de ellas, incitar y desarrollar la facultad de pensar. Por eso el mundo de
los espíritus sigue siendo lo excelente, aunque sólo el mundo de los cuerpos recae en los
sentidos. [N. d. E., Johann Gottfried Gruber, 1818]
[N. d. T.] Vorwurf: normalmente ‹reproche›, pero también, con menor frecuencia, ‹muestra,
modelo›, se compone de ›vor‹ –aquí ‹ante›– + ›Wurf‹ –‹lanzamiento›–; tal como, por ej. en
›Entwurf‹, ‹pro-yecto›.
Sturm und Drang (1767-1785|90)
Johann Wol fgang von Goe the 1
Prometeo
Wer rettete vom Tode mich, | Von Sklaverei? | Hast du nicht alles selbst vollendet, | Heilig glühend
Herz? | Und glühtest jung und gut, | Betrogen, Rettungsdank | Dem Schlafenden da
droben? || Ich dich ehren? Wofür? | Hast du die Schmerzen gelindert | Je des Beladenen?
| Hast du die Tränen gestillet | Je des Geängsteten? | Hat nicht mich zum Manne
geschmiedet | Die allmächtige Zeit | Und das ewige Schicksal, | Meine Herrn und deine?
|| Wähntest du etwa, | Ich sollte das Leben hassen, | In Wüsten fliehen, | Weil nicht |
alle Blütenträume reiften? || Hier sitz ich, forme Menschen | Nach meinem Bilde, | Ein
Geschlecht, das mir gleich sei, | Zu leiden, zu weinen, | Zu genießen und zu freuen sich,
| Und dein nicht zu achten, | Wie ich!
johann wolfgang von goethe 157
Ganimedes
¡Cómo en la aurora
te inflamas a mi alrededor,
primavera, amado!
Con mil delicias de amor
estrecha mi corazón
de tu eterna calidez
la sagrada sensación,
belleza infinita!
¡Si pudiera asirte
en estos brazos!
Ay, en tu seno
yazgo, languidezco,
y tus flores, tu hierba
estrechan mi corazón.
Refrescas la abrasadora
sed de mi seno,
delicioso viento matutino;
el reclamo en él del ruiseñor
me solicita, amante, desde el valle en la niebla.
¡Voy! ¡Voy!
¿Adónde? Ay, ¿adónde?
¡A lo alto, a lo alto va el afán,
se ciernen las nubes
hacia abajo, las nubes
se inclinan al ansioso amor,
a mí, a mí!
¡En vuestro regazo
hacia arriba,
abrazando abrazado!
Hacia arriba,
Ganymed ||| Wie im Morgenrot | Du rings mich anglühst, | Frühling, Geliebter! | Mit
tausendfacher Liebeswonne | Sich an mein Herz drängt | Deiner ewigen Wärme | Heilig
Gefühl, | Unendliche Schöne! || Daß ich dich fassen möcht’ | In diesen Arm! || Ach,
an deinem Busen | Lieg’ ich, schmachte, | Und deine Blumen, dein Gras | Drängen
sich an mein Herz. | Du kühlst den brennenden | Durst meines Busens, | Lieblicher
Morgenwind, | Ruft drein die Nachtigall | Liebend nach mir aus dem Nebeltal. || Ich
komme! Ich komme! | Wohin? Ach, wohin? || Hinauf, hinauf strebt’s, | Es schweben die
Wolken | Abwärts, die Wolken | Neigen sich der sehnenden Liebe, | Mir! mir! | In eurem
Schoße | Aufwärts, | Umfangend umfangen! | Aufwärts |
158 johann wolfgang von goethe
en tu seno,
padre omniamante!
»Mein Sohn, mein Sohn, ich seh es genau: | Es scheinen die alten Weiden so grau.« ||
»Ich liebe dich, mich reizt deine schöne Gestalt; | Und bist du nicht willig, so brauch ich
Gewalt.« | »Mein Vater, mein Vater, jetzt faßt er mich an! | Erlkönig hat mir ein Leids
getan!« || Dem Vater grauset’s, er reitet geschwind, | Er hält in Armen das ächzende
Kind, | Erreicht den Hof mit Mühe und Not; | In seinen Armen das Kind war tot.
Wandrers Nachtlied ||| Über allen Gipfeln | Ist Ruh’ | In allen Wipfeln | Spürest Du
| Kaum einen Hauch; | Die Vögelein schweigen im Walde | Warte nur, balde | Ruhest
Du auch.
Friedrich von Schil l er 2
El esplendor de la creación
Una fantasía
Schnell wie ein Blick | Länderbeschattende Berge zurück, | Und das schönste Gemisch
von blühenden Feldern, | Goldenen Saaten und grünenden Wäldern, | Himmel und
Erde im lachenden Glanz | Wiegten sich um mich im sanftesten Tanz. || Da schweb
ich nun in den saphirnen Höhen | Bald überm unabsehlich weiten Meer; | Bald seh ich
unter mir ein langes Klippenheer, | Itzt grausenvolle Felsenwüsten stehen, | Und dort
den Frühling mir entgegenwehen; | Und hier die Lichteskönigin, | Auf rosichtgoldnen
Wolken hingetragen, | Zu ihrer Himmelsruhe ziehn. || O welch Gesicht! Mein Lied! wie
könntest du es sagen, | Was dieses Auge trank vom weltumwandelnden Wagen? | Der
Schöpfung ganze Pracht, die Herrlichkeit, | Die in dem Einsamen der dunkeln Ewigkeit
| Der Allerhöchste ausgedacht | Und sich zur Augenlust, und euch, o Menschen! | Zur
Wohnung hat gemacht, | Lag vor mir da!... Und welche Melodien | Dringen herauf ?
welch unaussprechlicher Klang | Schlägt mein entzücktes Ohr?... Der große Lobgesang
| Tönt auf der Laute der Natur!... In Harmonien | Wie einen süßen Tod verloren, preist |
Den Herrn des Alls mein Geist!
Clasicismo (1786-1805)
y Postclasicismo
Johann Wol fgang von Goe the 3
Szene aus dem »Faust I« ||| (Er faßt das Buch und spricht das Zeichen des Geistes geheimnisvoll aus.
Es zuckt eine rötliche Flamme, der Geist erscheint in der Flamme.) | geist . Wer ruft mir? | faust
(abgewendet). Schreckliches Gesicht! | geist . Du hast mich mächtig angezogen, | An
meiner Sphäre lang’ gesogen, | Und nun – | faust .Weh! ich ertrag’ dich nicht! | geist .
Du flehst eratmend, mich zu schauen, | Meine Stimme zu hören, mein Antlitz zu sehn;
| Mich neigt dein mächtig Seelenflehn, | Da bin ich! - Welch erbärmlich Grauen | Faßt
Übermenschen dich! Wo ist der Seele Ruf ? | Wo ist die Brust, die eine Welt in sich
erschuf | Und trug und hegte, die mit Freudebeben | Erschwoll, sich uns, den Geistern,
gleich zu heben? | Wo bist du, Faust, des Stimme mir erklang, | Der sich an mich mit allen
Kräften drang? | Bist du es, der, von meinem Hauch umwittert, | In allen Lebenstiefen
zittert, | Ein furchtsam weggekrümmter Wurm? | faust . Soll ich dir, Flammenbildung,
weichen? | Ich bin’s, bin Faust, bin deinesgleichen! | geist . In Lebensfluten, im
Tatensturm | Wall’ ich auf und ab, | Webe hin und her! | Geburt und Grab, |
166 johann wolfgang von goethe
un eterno mar,
un tejer diferente,
un vivir ardïente,
así trabajo en el telar zumbante de la edad
y labro el vestido vivo de la divinidad.
fausto. Tú, que en torno del vasto mundo merodeas,
espíritu atareado, ¡cuán cerca me siento de ti!
espíritu. ¡Al espíritu que concibes te asemejas,
no a mí! (Desaparece)
fausto (derrumbándose.) ¿No a ti?
¿A quién pues? ¡Yo, imagen de la divinidad!
¡Y ni siquiera a ti! Llaman.
[…]
Gingo Biloba
Ein ewiges Meer, | Ein wechselnd Weben, | Ein glühend Leben, | So schaff ’ ich am
sausenden Webstuhl der Zeit | Und wirke der Gottheit lebendiges Kleid. | faust .
Der du die weite Welt umschweifst, | Geschäftiger Geist, wie nah fühl’ ich mich dir!
|| geist . Du gleichst dem Geist, den du begreifst, | Nicht mir! (Verschwindet.) | faust
(zusammenstürzend.) Nicht dir? | Wem denn? Ich Ebenbild der Gottheit! | Und nicht
einmal dir! Es klopft. | […]
Gingo Biloba ||| Dieses Baums Blatt, der von Osten | Meinem Garten anvertraut, | Gibt
geheimen Sinn zu kosten, | Wie’s den Wissenden erbaut. || Ist es ein lebendig Wesen, |
Das sich in sich selbst getrennt? | Sind es zwei, die sich erlesen, | Daß man sie als eines
kennt? || Solche Frage zu erwidern, | Fand ich wohl den rechten Sinn; | Fühlst du nicht
an meinen Liedern, | Daß ich eins und doppelt bin?
johann wolfgang von goethe 167
Uno y todo
Eins und Alles ||| Im Grenzenlosen sich zu finden, | Wird gern der Einzelne
verschwinden, | Da löst sich aller Überdruß; | Statt heißem Wünschen, wildem Wollen,
| Statt läst’gem Fordern, strengem Sollen | Sich aufzugeben ist Genuß. || Weltseele,
komm, uns zu durchdringen! | Dann mit dem Weltgeist selbst zu ringen | Wird unsrer
Kräfte Hochberuf. | Teilnehmend führen gute Geister, | Gelinde leitend, höchste Meister,
| Zu dem, der alles schafft und schuf. || Und umzuschaffen das Geschaffne, | Damit sich’s
nicht zum Starren waffne, | Wirkt ewiges lebendiges Tun. | Und was nicht war, nun will es
werden | Zu reinen Sonnen, farbigen Erden, | In keinem Falle darf es ruhn. || Es soll sich
regen, schaffend handeln, | Erst sich gestalten, dann verwandeln; | Nur scheinbar steht’s
Momente still. | Das Ewige regt sich fort in allen: | Denn alles muß in Nichts zerfallen,
| Wenn es im Sein beharren will.
Friedrich von Schil l er 4
El sembrador
Die Antike an den nordischen Wanderer ||| Über Ströme hast du gesetzt und Meere
durchschwommen, | Über der Alpen Gebirg trug dich der schwindligte Steg, | Mich in
der Nähe zu schaun und meine Schöne zu preisen, | Die der begeisterte Ruf rühmt durch
die staunende Welt; | Und nun stehst du vor mir, du darfst mich Heilge berühren, | Aber
bist du mir jetzt näher, und bin ich es dir?
Der Sämann ||| Siehe, voll Hoffnung vetraust du der Erde den goldenen Samen | Und
erwartest im Lenz fröhlich die keimende Saat. | Nur in die Furche der Zeit bedenkst du
dich Taten zu streuen, | Die, von der Weisheit gesät, still für die Ewigkeit blühn?
Marianne von Wil l emer 5
El castillo de Heidelberg
28 de julio a las 7 de la tarde*
* Poema escrito por Marianne von Willemer en recuerdo de su último encuentro con
Goethe en los días de otoño del año 1815.
Das Heidelberger Schloß | den 28. Juli abends 7 Uhr ||| Euch grüß ich weite, lichtumfloßne
Räume, | Dich alten reichbekränzten Fürstenbau, | Euch grüß ich hohe, dichtumlaubte
Bäume, | Und über euch des Himmels tiefes Blau. || Wo hin den Blick das Auge forschend
wendet | In diesem blütenreichen Friedensraum, | Wird mir ein leiser Liebesgruß gesendet
| Aus meines Lebens freudevollstem Traum. || An der Terrasse hohem Berggeländer |
War eine Zeit sein Kommen und sein Gehn, | Die Zeichen, treuer Neigung Unterpfänder,
| Sie sucht ich, und ich kann sie nicht erspähn. || Dort jenes Baumsblatt, das aus fernem
Osten | Dem westöstlichen Garten anvertraut, | Gibt mir geheimnisvollen Sinn zu kosten
| Woran sich fromm die Liebende erbaut. || Durch jene Halle trat der hohe Norden |
Bedrohlich unserm friedlichen Geschick; | Die rauhe Nähe kriegerischer Horden | Betrog
uns um den flüchtgen Augenblick. || Dem kühlen Brunnen, wo die klare Quelle | Um
grünbekränzte Marmorstufen rauscht, |
170 marianne von willemer
Entquillt nicht leiser, rascher, Well auf Welle, | Als Blick um Blick, und Wort um Wort
sich tauscht. || 0! schließt euch nun ihr müden Augenlider. | Im Dämmerlichte jener
schönen Zeit | Umtönen mich des Freundes hohe Lieder, | Zur Gegenwart wird die
Vergangenheit. || Aus Sonnenstrahlen webt ihr Abendlüfte | Ein goldnes Netz um diesen
Zauberort, | Berauscht mich, nehmt mich hin ihr Blumendüfte, | Gebannt durch eure
Macht kann ich nicht fort. || Schließt euch um mich ihr unsichtbaren Schranken | Im
Zauberkreis der magisch mich umgibt, | Versenkt euch willig Sinne und Gedanken, |
Hier war ich glücklich, liebend und geliebt.
Ottil ie von Goe the 6
Juni. Volkslied ||| Ob der Schnee die Flur bedeckt, | Ob der Mai die Knospe weckt, |
Alles zieht an mir vorbei, | Als dasselbe Einerlei. | Der Blume Duft, der Sonne Schein. |
Dringt nicht ins öde Herz hinein, | Kein Morgenstrahl für mich erwacht, | Hier ist und
bleibt es Nacht.
Entre Clasicismo y
Romanticismo (1793-1811)
Friedrich Höl derl in 1
A la naturaleza
An die Natur ||| Da ich noch um deinen Schleier spielte, | Noch an dir, wie eine Blüte
hing, | Noch dein Herz in jedem Laute fühlte, | Der mein zärtlichbebend Herz umfing, |
Da ich noch mit Glauben und mit Sehnen | Reich, wie du, vor deinem Bilde stand, | Eine
Stelle noch für meine Tränen, | Eine Welt für meine Liebe fand, || Da zur Sonne noch
mein Herz sich wandte, | Als vernähme seine Töne sie, | Und die Sterne seine Brüder
nannte | Und den Frühling Gottes Melodie, | Da im Hauche, der den Hain bewegte,
| Noch dein Geist, dein Geist der Freude sich | In des Herzens stiller Welle regte, |
Da umfingen goldne Tage mich. || Wenn im Tale, wo der Quell mich kühlte, | Wo der
jugendlichen Sträuche Grün | Um die stillen Felsenwände spielte | Und der Äther durch
die Zweige schien, | Wenn ich da, von Blüten übergossen, | Still und trunken ihren Othem
trank | Und zu mir, von Licht und Glanz umflossen, | Aus den Höh’n die goldne Wolke
sank – || Wenn ich fern auf nackter Heide wallte, | Wo aus dämmernder Geklüfte Schoß |
176 friedrich hölderlin
Der Titanensang der Ströme schallte | Und die Nacht der Wolken mich umschloß, |
Wenn der Sturm mit seinen Wetterwogen | Mir vorüber durch die Berge fuhr | Und des
Himmels Flammen mich umflogen, | Da erschienst du, Seele der Natur! || Oft verlor ich
da mit trunknen Tränen | Liebend, wie nach langer Irre sich | In den Ozean die Ströme
sehnen, | Schöne Welt! in deiner Fülle mich; | Ach! da stürzt ich mit den Wesen allen |
Freudig aus der Einsamkeit der Zeit, | Wie ein Pilger in des Vaters Hallen, | In die Arme
der Unendlichkeit. – || Seid gesegnet, goldne Kinderträume, | Ihr verbargt des Lebens
Armut mir, | Ihr erzogt des Herzens gute Keime, | Was ich nie erringe, schenktet ihr!
| O Natur! an deiner Schönheit Lichte, | Ohne Müh und Zwang entfalteten | Sich der
Liebe königliche Früchte, | Wie die Ernten in Arkadien. || Tot ist nun, die mich erzog
und stillte, | Tot ist nun die jugendliche Welt, | Diese Brust, die einst ein Himmel füllte, |
Tot und dürftig, wie ein Stoppelfeld; | Ach! es singt der Frühling meinen Sorgen | Noch,
wie einst, ein freundlich tröstend Lied, | Aber hin ist meines Lebens Morgen, | Meines
Herzens Frühling ist verblüht. ||
friedrich hölderlin 177
El Rin
a Isaak von Sinclair
Ewig muß die liebste Liebe darben, | Was wir lieben, ist ein Schatten nur, | Da der Jugend
goldne Träume starben, | Starb für mich die freundliche Natur; | Das erfuhrst du nicht in
frohen Tagen, | Daß so ferne dir die Heimat liegt, | Armes Herz, du wirst sie nie erfragen,
| Wenn dir nicht ein Traum von ihr genügt.
Der Rhein | An Isaak von Sinclair ||| Im dunkeln Efeu saß ich, an der Pforte | Des Waldes,
eben, da der goldene Mittag, | Den Quell besuchend, herunterkam | Von Treppen des
Alpengebirgs, | Das mir die göttlichgebaute, | Die Burg der Himmlischen heißt | Nach
alter Meinung, wo aber | Geheim noch manches entschieden | Zu Menschen gelanget;
von da | Vernahm ich ohne Vermuten | Ein Schicksal, denn noch kaum | War mir im
warmen Schatten | Sich manches beredend, die Seele | Italia zu geschweift | Und fernhin
an die Küsten Moreas. || Jetzt aber, drin im Gebirg, | Tief unter den silbernen Gipfeln |
Und unter fröhlichem Grün, |
178 friedrich hölderlin
Wo die Wälder schauernd zu ihm, | Und der Felsen Häupter übereinander | Hinabschaun,
taglang, dort | Im kältesten Abgrund hört | Ich um Erlösung jammern | Den Jüngling,
es hörten ihn, wie er tobt’, | Und die Mutter Erd anklagt’, | Und den Donnerer, der ihn
gezeuget, | Erbarmend die Eltern, doch | Die Sterblichen flohn von dem Ort, | Denn
furchtbar war, da lichtlos er | In den Fesseln sich wälzte, | Das Rasen des Halbgotts. ||
Die Stimme wars des edelsten der Ströme, | Des freigeborenen Rheins, | Und anderes
hoffte der, als droben von den Brüdern, | Dem Tessin und dem Rhodanus, | Er schied
und wandern wollt, und ungeduldig ihn | Nach Asia trieb die königliche Seele. | Doch
unverständig ist | Das Wünschen vor dem Schicksal. | Die Blindesten aber | Sind
Göttersöhne. Denn es kennet der Mensch | Sein Haus und dem Tier ward, wo | Es bauen
solle, doch jenen ist | Der Fehl, daß sie nicht wissen wohin | In die unerfahrne Seele
gegeben. || Ein Rätsel ist Reinentsprungenes. Auch | Der Gesang kaum darf es enthüllen.
Denn | Wie du anfingst, wirst du bleiben, | So viel auch wirket die Not, |
friedrich hölderlin 179
y necesidad, lo más
puede el nacimiento,
y el rayo de luz que encuentra
al recién nacido.
Pero dónde hay uno,
para permanecer libre
toda su vida, y realizar solo
el deseo del corazón, así
desde alturas propicias, como el Rin,
y dichosamente así nacido
de sagrado seno, como aquél?
Por ello su palabra es de júbilo.
No ama él, como otros niños,
llorar entre las fajas;
pues cuando las costas desde el principio
se deslizan, sinuosas, hacia sus lados,
y envolviéndolo sedientas, ansían
arrastrarlo, a él, el imprudente,
y protegerlo entre sus dientes, riendo
desgarra las sierpes y se precipita
con el botín, y si en la prisa
un mayor no lo desbrava,
lo deja crecer, como el relámpago
hiende la tierra, y como hechizados huyen
tras él los bosques y hundiéndose los montes.
Pero un dios quiere ahorrar a sus hijos
la vida presurosa, y sonríe
cuando inmoderados, mas contenidos
por Alpes sagrados, en la hondura,
como aquél, se encolerizan con él los ríos.
En una fragua así, se forja luego
también todo lo puro,
Und die Zucht, das meiste nämlich | Vermag die Geburt, | Und der Lichtstrahl, der |
Dem Neugebornen begegnet. | Wo aber ist einer, | Um frei zu bleiben | Sein Leben lang,
und des Herzens Wunsch | Allein zu erfüllen, so | Aus günstigen Höhn, wie der Rhein,
| Und so aus heiligem Schoße | Glücklich geboren, wie jener? || Drum ist ein Jauchzen
sein Wort. | Nicht liebt er, wie andere Kinder, | In Wickelbanden zu weinen; | Denn wo
die Ufer zuerst | An die Seit ihm schleichen, die krummen, | Und durstig umwindend
ihn, | Den Unbedachten, zu ziehn | Und wohl zu behüten begehren | Im eigenen Zahne,
lachend | Zerreißt er die Schlangen und stürzt | Mit der Beut und wenn in der Eil |
Ein Größerer ihn nicht zähmt, | Ihn wachsen läßt, wie der Blitz, muß er | Die Erde
spalten, und wie Bezauberte fliehn | Die Wälder ihm nach und zusammensinkend die
Berge. || Ein Gott will aber sparen den Söhnen | Das eilende Leben und lächelt, |Wenn
unenthaltsam, aber gehemmt | Von heiligen Alpen, ihm | In der Tiefe, wie jener, zürnen
die Ströme. | In solcher Esse wird dann | Auch alles Lautre geschmiedet, |
180 friedrich hölderlin
Und schön ists, wie er drauf, | Nachdem er die Berge verlassen, | Stillwandelnd sich im
deutschen Lande | Begnüget und das Sehnen stillt | Im guten Geschäfte, wenn er das
Land baut, | Der Vater Rhein, und liebe Kinder nährt | In Städten, die er gegründet. ||
Doch nimmer, nimmer vergißt ers. | Denn eher muß die Wohnung vergehn, | Und die
Satzung und zum Unbild werden | Der Tag der Menschen, ehe vergessen | Ein solcher
dürfte den Ursprung | Und die reine Stimme der Jugend. | Wer war es, der zuerst | Die
Liebesbande verderbt | Und Stricke von ihnen gemacht hat? | Dann haben des eigenen
Rechts | Und gewiß des himmlischen Feuers | Gespottet die Trotzigen, dann erst | Die
sterblichen Pfade verachtend | Verwegnes erwählt | Und den Göttern gleich zu werden
getrachtet. || Es haben aber an eigner | Unsterblichkeit die Götter genug, und bedürfen |
Die Himmlischen eines Dings, | So sinds Heroen und Menschen | Und Sterbliche sonst.
Denn weil | Die Seligsten nichts fühlen von selbst, | Muß wohl, wenn solches zu sagen |
Erlaubt ist, in der Götter Namen | Teilnehmend fühlen ein Andrer, |
friedrich hölderlin 181
Den brauchen sie; jedoch ihr Gericht | Ist, daß sein eigenes Haus | Zerbreche der
und das Liebste | Wie den Feind schelt und sich Vater und Kind | Begrabe unter
den Trümmern, | Wenn einer, wie sie, sein will und nicht | Ungleiches dulden, der
Schwärmer. || Drum wohl ihm, welcher fand | Ein wohlbeschiedenes Schicksal, | Wo
noch der Wanderungen | Und süß der Leiden Erinnerung | Aufrauscht am sichern
Gestade, | Daß da und dorthin gern | Er sehn mag bis an die Grenzen, | Die bei der
Geburt ihm Gott | Zum Aufenthalte gezeichnet. | Dann ruht er, seligbescheiden, |
Denn alles, was er gewollt, | Das Himmlische, von selber umfängt | Es unbezwungen,
lächelnd | Jetzt, da er ruhet, den Kühnen. || Halbgötter denk ich jetzt | Und kennen
muß ich die Teuern, | Weil oft ihr Leben so | Die sehnende Brust mir beweget. | Wem
aber, wie, Rousseau, dir, | Unüberwindlich die Seele, | Die starkausdauernde, ward, |
Und sicherer Sinn | Und süße Gabe zu hören, | Zu reden so, daß er aus heiliger Fülle |
Wie der Weingott, törig göttlich |
182 friedrich hölderlin
Und gesetzlos sie, die Sprache der Reinesten, gibt | Verständlich den Guten, aber mit
Recht | Die Achtungslosen mit Blindheit schlägt, | Die entweihenden Knechte, wie nenn
ich den Fremden? || Die Söhne der Erde sind, wie die Mutter, | Alliebend, so empfangen
sie auch | Mühlos, die Glücklichen, Alles. | Drum überraschet es auch || Und schröckt
den sterblichen Mann, | Wenn er den Himmel, den | Er mit den liebenden Armen | Sich
auf die Schultern gehäuft, | Und die Last der Freude bedenket; | Dann scheint ihm oft das
Beste, | Fast ganz vergessen da, | Wo der Strahl nicht brennt, | Im Schatten des Walds |
Am Bielersee in frischer Grüne zu sein, | Und sorglosarm an Tönen, | Anfängern gleich,
bei Nachtigallen zu lernen. || Und herrlich ists, aus heiligem Schlafe dann | Erstehen und,
aus Waldes Kühle | Erwachend, abends nun | Dem milderen Licht entgegenzugehn, |
Wenn, der die Berge gebaut | Und den Pfad der Ströme gezeichnet, | Nachdem er lächelnd
auch | Der Menschen geschäftiges Leben, | Das othemarme, wie Segel | Mit seinen
Lüften gelenkt hat, | Auch ruht und zu der Schülerin jetzt, | Der Bildner, Gutes mehr |
friedrich hölderlin 183
Denn Böses findend, | Zur heutigen Erde der Tag sich neiget. – || Dann feiern das
Brautfest Menschen und Götter, | Es feiern die Lebenden all, | Und ausgeglichen |
Ist eine Weile das Schicksal | Und die Flüchtlinge suchen die Herberg, | Und süßen
Schlummer die Tapfern, | Die Liebenden aber | Sind, was sie waren, sie sind | Zu Hause,
wo die Blume sich freuet, | Unschädlicher Glut und die finsteren Bäume | Der Geist
umsäuselt, aber die Unversöhnten | Sind umgewandelt und eilen | Die Hände sich ehe
zu reichen, | Bevor das freundliche Licht | Hinuntergeht und die Nacht kommt. || Doch
einigen eilt | Dies schnell vorüber, andere | Behalten es länger. | Die ewigen Götter sind
| Voll Lebens allzeit; bis in den Tod | Kann aber ein Mensch auch | Im Gedächtnis doch
das Beste behalten, | Und dann erlebt er das Höchste. | Nur hat ein jeder sein Maß. |
Denn schwer ist zu tragen | Das Unglück, aber schwerer das Glück. | Ein Weiser aber
vermocht es | Vom Mittag bis in die Mitternacht, | Und bis der Morgen erglänzte, | Beim
Gastmahl helle zu bleiben. ||
184 friedrich hölderlin
Mnemósine
[Fragmento de la segunda versión]
Dir mag auf heißem Pfade unter Tannen oder | Im Dunkel des Eichwalds gehüllt | In Stahl,
mein Sinclair! Gott erscheinen oder | In Wolken, du kennst ihn, da du kennest, jugendlich,
| Des Guten Kraft, und nimmer ist dir | Verborgen das Lächeln des Herrschers | Bei
Tage, wenn | Es fieberhaft und angekettet das | Lebendige scheinet oder auch | Bei
Nacht, wenn alles gemischt | Ist ordnungslos und wiederkehrt | Uralte Verwirrung.
Mnemosyne | [Zweite Fassung - ein Fragment] ||| Ein Zeichen sind wir, deutungslos
| Schmerzlos sind wir und haben fast | Die Sprache in der Fremde verloren. | Wenn
nämlich über Menschen | Ein Streit ist an dem Himmel und gewaltig | Die Monde
gehn, so redet | Das Meer auch und Ströme müssen | Den Pfad sich suchen. Zweifellos
| Ist aber Einer. Der | Kann täglich es ändern. Kaum bedarf er | Gesetz. Und es tönet
das Blatt und Eichbäume wehn dann neben | Den Firnen. Denn nicht vermögen | Die
Himmlischen alles. Nämlich es reichen | Die Sterblichen eh’ an den Abgrund. Also
wendet es sich, das Echo, | Mit diesen. Lang ist |
friedrich hölderlin 185
Mnemósine
[Tercera versión]
Fragmento Nr. 50
Fragmento Nr. 67
Narcisos ranúnculos y
lilas de Persia
flores claveles, cultivados con color de perla
y negros y jacintos,
como cuando huele, en lugar de música
del ingreso, allí, donde malos pensamientos,
amantes hijo mío han de olvidar ingresar
proporciones y esta vida
de Cristóforo el dragón compara a la naturaleza
marcha y espíritu y figura.
Fragment Nr. 50 ||| Wenn über dem Weinberg es flammt | Und schwarz wie Kohlen
|Aussiehet um die Zeit | Des Herbstes der Weinberg, weil | Die Röhren des Lebens
feuriger atmen | In den Schatten des Weinstocks. Aber | Schön ists, die Seele | Zu
entfalten und das kurze Leben.
Fragment Nr. 67 ||| Narcyssen Ranunklen und | Siringen aus Persien | Blumen Nelken,
gezogen perlenfarb | Und schwarz und Hyazinthen, | Wie wenn es riechet, statt Musik
| Des Eingangs, dort, wo böse Gedanken, | Liebende mein Sohn vergessen sollen
einzugehen | Verhältnisse und dies Leben | Christophori der Drache vergleicht der
Natur | Gang und Geist und Gestalt.
188 friedrich hölderlin
A Zimmer
Was ist der Menschen Leben? ein Bild der Gottheit. | Wie unter dem Himmel wandeln
die Irdischen alle, sehen | Sie diesen. Lesend aber gleichsam, wie | In einer Schrift, die
Unendlichkeit nachahmen und den Reichtum | Menschen. Ist der einfältige Himmel |
Denn reich? Wie Blüten sind ja | Silberne Wolken. Es regnet aber von daher | Der Tau
und das Feuchte. Wenn aber | Das Blau ist ausgelöschet, das Einfältige, scheint | Das
Matte, das dem Marmelstein gleichet, wie Erz, | Anzeige des Reichtums.
Was ist Gott? unbekannt, dennoch | Voll Eigenschaften ist das Angesicht | Des
Himmels von ihm. Die Blitze nämlich | Der Zorn sind eines Gottes. Jemehr ist eins
| Unsichtbar, schicket es sich in Fremdes. Aber der Donner | Der Ruhm ist Gottes.
Die Liebe zur Unsterblichkeit | Das Eigentum auch, wie das unsere, | Ist eines Gottes.
An Zimmern ||| Die Linien des Lebens sind verschieden | Wie Wege sind, und wie der
Berge Grenzen. | Was hier wir sind, kann dort ein Gott ergänzen | Mit Harmonien und
ewigem Lohn und Frieden.
friedrich hölderlin 189
El camposanto
Der Kirchhof ||| Du stiller Ort, der grünt mit jungem Grase, | Da liegen Mann und Frau,
und Kreuze stehn, | Wohin hinaus geleitet Freunde gehn, | Wo Fenster sind glänzend mit
hellem Glase. || Wenn glänzt an dir des Himmels hohe Leuchte | Des Mittags, wann der
Frühling dort oft weilt, | Wenn geistige Wolke dort, die graue, feuchte | Wenn sanft der
Tag vorbei mit Schönheit eilt! || Wie still ist’s nicht an jener grauen Mauer, | Wo drüber
her ein Baum mit Früchten hängt; | Mit schwarzen thauigen, und Laub voll Trauer, | Die
Früchte aber sind sehr schön gedrängt. || Dort in der Kirch’ ist eine dunkle Stille | Und
der Altar ist auch in dieser Nacht geringe, | Noch sind darin einige schöne Dinge, | Im
Sommer aber singt auf Feldern manche Grille. || Wenn Einer dort Reden des Pfarrherrn
hört, | Indess die Schaar der Freunde steht daneben, | Die mit dem Todten sind, welch
eignes Leben | Und welcher Geist, und fromm seyn ungestört.
190 friedrich hölderlin
La primavera
Con sumisión
el 24 de abril de 1839. Scardanelli
El otoño3
Der Frühling ||| Die Sonne glänzt, es blühen die Gefilde, | Die Tage kommen
blüthenreich und milde, | Der Abend blüht hinzu, und helle Tage gehen | Vom Himmel
abwärts, wo die Tag’ entstehen. || Das Jahr erscheint mit seinen Zeiten | Wie eine Pracht,
wo Feste sich verbreiten, | Der Menschen Thätigkeit beginnt mit neuem Ziele, | So sind
die Zeichen in der Welt, der Wunder viele. || Mit Untertänigkeit | d. 24 April 1839.
Scardanelli
Der Herbst ||| Die Sagen, die der Erde sich entfernen, | Vom Geiste, der gewesen ist und
wiederkehret, | Sie kehren zu der Menschheit sich, und vieles lernen | Wir aus der Zeit,
die eilends sich verzehret. || Die Bilder der Vergangenheit sind nicht verlassen | Von der
Natur, als wie die Tag’ verblassen | Im hohen Sommer, kehrt der Herbst zur Erde nieder,
| Der Geist der Schauer findet sich am Himmel wieder. || In kurzer Zeit hat vieles sich
geendet, | Der Landmann, der am Pfluge sich gezeiget, |
friedrich hölderlin 191
La primavera
Con sumisión
Scardanelli
La primavera
Er siehet, wie das Jahr sich frohem Ende neiget, | In solchen Bildern ist des Menschen
Tag vollendet. || Der Erde Rund mit Felsen ausgezieret | Ist wie die Wolke nicht, die
abends sich verlieret, | Es zeiget sich mit einem goldnen Tage, | Und die Vollkommenheit
ist ohne Klage.
Der Frühling ||| Der Mensch vergißt die Sorgen aus dem Geiste, | Der Frühling
aber blüht, und prächtig ist das meiste, | Das grüne Feld ist herrlich ausgebreitet, | Da
glänzend schön der Bach hinuntergleitet. || Die Berge stehn bedecket mit den Bäumen,
| Und herrlich ist die Luft in offnen Räumen, | Das weite Tal ist in der Welt gedehnet |
Und Turm und Haus an Hügeln angelehnet. || Mit Untertänigkeit | Scardanelli
Der Frühling ||| Der Tag erwacht, und prächtig ist der Himmel, | Entschwunden ist von
Sternen das Gewimmel, | Der Mensch empfindet sich, wie er betrachtet, | Der Anbeginn
des Jahrs wird hoch geachtet. ||
192 friedrich hölderlin
Con sumisión
el 24 de mayo de 1748. Scardanelli
Amistad4
Con sumisión
el 20 de mayo de 1758. Scardanelli
Erhaben sind die Berge, wo die Ströme glänzen, | Die Blütenbäume sind, als wie mit
Kränzen, | Das junge Jahr beginnt, als wie mit Festen, | Die Menschen bilden mit
Höchsten sich und Besten. || Mit Untertänigkeit | d. 24 Mai 174 Scardanelli
Freundschaft ||| Wenn Menschen sich aus innrem Werthe kennen, | So können sie
sich freudig Freunde nennen, | Das Leben ist den Menschen so bekannter, | Sie finden
es im Geist interessanter. || Der hohe Geist ist nicht der Freundschaft ferne, | Die
Menschen sind den Harmonien gerne | Und der Vertrautheit hold, daß sie der Bildung
leben, | Auch dieses ist der Menschheit so gegeben. || Mit Untertänigkeit | d. 20 Mai
1758. Scardanelli
Romanticismo (1798-1830)
Noval is 1
A Tieck
[2ª versión –
primera impresión por Ludwig Tieck, 1802]
An Tieck | [2. Fassung | Erstdruck von Ludwig Tieck, 1802] ||| Ein Kind voll Wehmut und
voll Treue, | Verstoßen in ein fremdes Land, | Ließ gern das Glänzende und Neue, | Und
blieb dem Alten zugewandt. || Nach langem Suchen, langem Warten, | Nach manchem
mühevollen Gang, | Fand es in einem öden Garten | Auf einer längst verfallnen Bank
|| Ein altes Buch mit Gold verschlossen, | Und nie gehörte Worte drin; | Und, wie des
Frühlings zarte Sprossen, | So wuchs in ihm ein innrer Sinn. || Und wie es sitzt, und liest,
und schauet | In den Kristall der neuen Welt, | An Gras und Sternen sich erbauet, | Und
dankbar auf die Kniee fällt: || So hebt sich sacht aus Gras und Kräutern | Bedächtiglich
ein alter Mann, | Im schlichten Rock, und kommt mit heiterm | Gesicht ans fromme
Kind heran. || Bekannt doch heimlich sind die Züge, | So kindlich und so wunderbar; |
Es spielt die Frühlingsluft der Wiege | Gar seltsam mit dem Silberhaar. ||
196 novalis
Das Kind faßt bebend seine Hände, | Es ist des Buches hoher Geist, | Der ihm der sauern
Wallfahrt Ende | Und seines Vaters Wohnung weist. || Du kniest auf meinem öden Grabe,
| So öffnet sich der heilge Mund, | Du bist der Erbe meiner Habe, | Dir werde Gottes
Tiefe kund. || Auf jenem Berg als armer Knabe | Hab ich ein himmlisch Buch gesehn,
| Und konnte nun durch diese Gabe | In alle Kreaturen sehn. || Es sind an mir durch
Gottes Gnade | Der höchsten Wunder viel geschehn; | Des neuen Bunds geheime Lade |
Sahn meine Augen offen stehn. || Ich habe treulich aufgeschrieben, | Was innre Lust mir
offenbart, | Und bin verkannt und arm geblieben, | Bis ich zu Gott gerufen ward. || Die Zeit
ist da, und nicht verborgen | Soll das Mysterium mehr sein. | In diesem Buche bricht der
Morgen | Gewaltig in die Zeit hinein. || Verkündiger der Morgenröte, | Des Friedens Bote
sollst du sein. | Sanft wie die Luft in Harf und Flöte | Hauch ich dir meinen Atem ein. ||
Gott sei mit dir, geh hin und wasche | Die Augen dir mit Morgentau. |
novalis 197
Sei treu dem Buch und meiner Asche, | Und bade dich im ewgen Blau. || Du wirst das
letzte Reich verkünden, | Was tausend Jahre soll bestehn; | Wirst überschwenglich Wesen
finden, | Und Jakob Böhmen wiedersehn.
[Verse aus dem Tagebuch vom 27. Juli 1800] ||| Ich will nicht klagen mehr, ich will
mich froh erheben | und wohl zufrieden sein mit meinem Lebenslauf. | Ein einziger
Augenblick, wo Gott sich mir gegeben, | wiegt jahrelange Leiden auf. || Nur Glauben,
Herr, und Zuversicht, | so fürcht´ ich mich für mich und die Geliebte nicht. || Lass uns
unsern Herrn im Himmel loben, | Glauben kommt und Heiterkeit von oben.
198 novalis
Wenn nicht mehr Zahlen und Figuren | Sind Schlüssel aller Kreaturen; | Wenn die, so
singen oder küssen, | Mehr als die Tiefgelehrten wissen; | Wenn sich die Welt ins freie
Leben, | Und in die Welt wird zurückbegeben; | Wenn dann sich wieder Licht und
Schatten | Zu echter Klarheit werden gatten, | Und man in Märchen und Gedichten
| Erkennt die ew’gen Weltgeschichten: | Dann fliegt vor Einem geheimen Wort | Das
ganze verkehrte Wesen fort.
Karol ine von Günderrode 2
Dedicatoria
Zueignung ||| Ich habe Dir in ernsten stillen Stunden, | Betrachtungsvoll in heil’ger
Einsamkeit, Die Blumen dieser und vergangner Zeit, | Die mir erblüht, zu einem Kranz
gewunden. || Von Dir, ich weiß es, wird der Sinn empfunden, | Der in des Blüthenkelchs
Verschwiegenheit | Nur sichtbar wird dem Auge, das geweiht | Im Farbenspiel den stillen
Geist gefunden. || Es flechten Mädchen so im Orient | Den bunten Kranz; daß vielen er
gefalle, | Wetteifern unter sich die Blumen alle. || Doch Einer ihren tiefern Sinn erkennt,
| Ihm sind Symbole sie nur, äußre Zeichen; | Sie reden ihm, obgleich sie alle schweigen.
Ludw ig Rel lstab 3
Serenata
(versión cantable)
Ständchen ||| Leise flehen meine Lieder | Durch die Nacht zu dir; | In den stillen Hain
hernieder, | Liebchen, komm zu mir! || Flüsternd schlanke Wipfel rauschen | In des
Mondes Licht; | Des Verräters feindlich Lauschen | Fürchte, Holde, nicht. || Hörst die
Nachtigallen schlagen? | Ach! sie flehen dich, | Mit der Töne süßen Klagen | Flehen sie
für mich. || Sie verstehn des Busens Sehnen, | Kennen Liebesschmerz, | Rühren mit den
Silbertönen | Jedes weiche Herz. || Laß auch dir die Brust bewegen, | Liebchen, höre
mich! | Bebend harr’ ich dir entgegen! | Komm, beglücke mich!
Biedermeier (1815-1850)
Anne tte von Droste-Hülshoff 1
La alondra
Die Lerche ||| Hörst du der Nacht gespornten Wächter nicht? | Sein Schrei verzittert
mit dem Dämmerlicht, | Und schlummertrunken hebt aus Purpurdecken | Ihr Haupt die
Sonne; in das Ätherbecken | Taucht sie die Stirn, man sieht es nicht genau, | Ob Licht sie
zünde, oder trink’ im Blau. | Glührote Pfeile zucken auf und nieder, | Und wecken Taues
Blitze, wenn im Flug | Sie streifen durch der Heide braunen Zug. | Da schüttelt auch die
Lerche ihr Gefieder, | Des Tages Herold seine Liverei; | Ihr Köpfchen streckt sie aus dem
Ginster scheu, | Blinzt nun mit diesem, nun mit jenem Aug’; | Dann leise schwankt, es
spaltet sich der Strauch, | Und wirbelnd des Mandates erste Note | Schießt in das feuchte
Blau des Tages Bote. || »Auf ! auf ! die junge Fürstin ist erwacht! | Schlaftrunkne Kämmrer,
habt des Amtes acht; | Du mit dem Saphirbecken Genziane, | Zwergweide du mit deiner
Seidenfahne, | Das Amt, das Amt, ihr Blumen allzumal, | Die Fürstin wacht, bald tritt sie
in den Saal!« || Da regen tausend Wimper sich zugleich, | Maßliebchen hält das klare Auge
offen, | Die Wasserlilie sieht ein wenig bleich, | Erschrocken, daß im Bade sie betroffen; |
204 annette von droste-hülshoff
Wie steht der Zitterhalm verschämt und zage! | Die kleine Weide pudert sich geschwind
| Und reicht dem West ihr Seidentüchlein lind, | Daß zu der Hoheit Händen er es
trage. | Ehrfürchtig beut den tauigen Pokal | Das Genzian, und nieder langt der Strahl;
| Prinz von Geblüte hat die erste Stätte | Er immer dienend an der Fürstin Bette. || Der
Purpur lischt gemach im Rosenlicht, | Am Horizont ein zuckend Leuchten bricht | Des
Vorhangs Falten, und aufs neue singt | Die Lerche, daß es durch den Äther klingt: ||»Die
Fürstin kömmt, die Fürstin steht am Tor! | Frischauf ihr Musikanten in den Hallen, |
Laßt euer zartes Saitenspiel erschallen, | Und, florbeflügelt Volk, heb an den Chor, | Die
Fürstin kömmt, die Fürstin steht am Tor!« | Da krimmelt, wimmelt es im Heidgezweige,
| Die Grille dreht geschwind das Beinchen um, | Streicht an des Taues Kolophonium, |
Und spielt so schäferlich die Liebesgeige. | Ein tüchtiger Hornist, der Käfer, schnurrt, |
Die Mücke schleift behend die Silberschwingen, | Daß heller der Triangel möge klingen;
|Diskant und auch Tenor die Fliege surrt; | Und, immer mehrend ihren werten Gurt,
| Die reiche Katze um des Leibes Mitten, | Ist als Bassist die Biene eingeschritten: |
Schwerfällig hockend in der Blüte rummeln | Das Kontraviolon die trägen Hummeln. |
annette von droste-hülshoff 205
So tausendarmig ward noch nie gebaut | Des Münsters Halle, wie im Heidekraut |
Gewölbe an Gewölben sich erschließen, | Gleich Labyrinthen in einander schießen; | So
tausendstimmig stieg noch nie ein Chor, | Wie’s musiziert aus grünem Heid hervor. | Jetzt
sitzt die Königin auf ihrem Throne, | Die Silberwolke Teppich ihrem Fuß, | Am Haupte
flammt und quillt die Strahlenkrone, | Und lauter, lauter schallt des Herolds Gruß: ||
»Bergleute auf, herauf aus eurem Schacht, | Bringt eure Schätze, und du Fabrikant, | Breit
vor der Fürstin des Gewandes Pracht, | Kaufherrn, enthüllt den Saphir, den Demant.« ||
Schau, wie es wimmelt aus der Erde Schoß, | Wie sich die schwarzen Knappen drängen,
streifen, | Und mühsam stemmend aus den Stollen schleifen | Gewalt’ge Stufen, wie der
Träger groß; | Ameisenvolk, du machst es dir zu schwer! | Dein roh Gestein lockt keiner
Fürstin Gnaden. | Doch sieh die Spinne rutschend hin und her, | Schon zieht sie des
Gewebes letzten Faden, | Wie Perlen klar, ein duftig Elfenkleid; | Viel edle Funken sind
darin entglommen; | Da kömmt der Wind und häkelt es vom Heid, | Es steigt, es flattert,
und es ist verschwommen. – || Die Wolke dehnte sich, scharf strich der Hauch, | Die
Lerche schwieg, und sank zum Ginsterstrauch.
206 annette von droste-hülshoff
La cacería
Der schwankende Wacholder flüstert, | Die Binse rauscht, die Heide knistert, | Und
stäubt Phalänen um die Meute. | Sie jappen, klaffen nach der Beute, | Schaumflocken
sprühn aus Nas’ und Mund; | Noch hat der Fuchs die rechte Weite, | Gelassen trabt er,
schleppt den Schweif, | Zieht in dem Taue dunklen Streif, | Und zeigt verächtlich seine
Socken. | Doch bald hebt er die Lunte frisch, | Und, wie im Weiher schnellt der Fisch,
| Fort setzt er über Kraut und Schmelen, | Wirft mit den Läufen Kies und Staub; | Die
Meute mit geschwollnen Kehlen | Ihm nach wie rasselnd Winterlaub. | Man höret ihre
Kiefern knacken, | Wenn fletschend in die Luft sie hacken; | In weitem Kreise so zum
Tann, | Und wieder aus dem Dickicht dann | Ertönt das Glockenspiel der Bracken. ||
Was bricht dort im Gestrippe am Revier? | Im holprichten Galopp stampft es den Grund;
| Ha! brüllend Herdenvieh! voran der Stier, | Und ihnen nach klafft ein versprengter
Hund. | Schwerfällig poltern sie das Feld entlang, | Das Horn gesenkt, waagrecht des
Schweifes Strang, | Und taumeln noch ein paarmal in die Runde, | Eh Posto wird gefaßt
im Heidegrunde. | Nun endlich stehn sie, murren noch zurück, | Das Dickicht messend
mit verglastem Blick, | Dann sinkt das Haupt und unter ihrem Zahne |
208 annette von droste-hülshoff
Ein leises Rupfen knirrt im Thimiane; | Unwillig schnauben sie den gelben Rauch, | Das
Euter streifend am Wacholderstrauch, | Und peitschen mit dem Schweife in die Wolke | Von
summendem Gewürm und Fliegenvolke. | So langsam schüttelnd den gefüllten Bauch | Fort
grasen sie bis zu dem Heidekolke. || Ein Schuß: »Hallo!« ein zweiter Schuß: »Hoho!« | Die
Herde stutzt, des Kolkes Spiegel kraust | Ihr Blasen, dann die Hälse streckend, so | Wie in
des Dammes Mönch der Strudel saust, | Ziehn sie das Wasser in den Schlund, sie pusten, |
Die kranke Sterke schaukelt träg herbei, | Sie schaudert, schüttelt sich in hohlem Husten, |
Und dann – ein Schuß, und dann – ein Jubelschrei! | Das grüne Käppchen auf dem Ohr, |
Den halben Mond am Lederband, | Trabt aus der Lichtung rasch hervor | Bis mitten in das
Heideland | Ein Waidmann ohne Tasch’ und Büchse; | Er schwenkt das Horn, er ballt die
Hand, | Dann setzt er an, und tausend Füchse | Sind nicht so kräftig totgeblasen, | Als heut
es schmettert übern Rasen. | »Der Schelm ist tot, der Schelm ist tot! | Laßt uns den Schelm
begraben! | Kriegen ihn die Hunde nicht, | Dann fressen ihn die Raben, | Hoho hallo!« || Da
stürmt von allen Seiten es heran, | Die Bracken brechen aus Genist und Tann; |
annette von droste-hülshoff 209
El estanque
Durch das Gelände sieht in wüsten Reifen | Man johlend sie um den Hornisten schweifen.
| Sie ziehen ihr Geheul so hohl und lang, | Daß es verdunkelt der Fanfare Klang, | Doch
lauter, lauter schallt die Gloria, | Braust durch den Ginster die Viktoria: || »Hängt den
Schelm, hängt den Schelm! | Hängt ihn an die Weide, | Mir den Balg und dir den Talg,
| Dann lachen wir alle beide; | Hängt ihn! Hängt ihn | Den Schelm, den Schelm! – –«
Der Weiher ||| Er liegt so still im Morgenlicht, | So friedlich, wie ein fromm Gewissen;
| Wenn Weste seinen Spiegel küssen, | Des Ufers Blume fühlt es nicht; | Libellen zittern
über ihn, | Blaugoldne Stäbchen und Karmin, | Und auf des Sonnenbildes Glanz | Die
Wasserspinne führt den Tanz; | Schwertlilienkranz am Ufer steht | Und horcht des
Schilfes Schlummerliede; | Ein lindes Säuseln kommt und geht, | Als flüstr’ es: Friede!
Friede! Friede! –
210 annette von droste-hülshoff
El cañaveral
El chico en el pantano
Das Schilf ||| Stille, er schläft, stille! stille! | Libelle, reg die Schwingen sacht, | Daß
nicht das Goldgewebe schrille, | Und, Ufergrün, halt gute Wacht, | Kein Kieselchen laß
niederfallen. | Er schläft auf seinem Wolkenflaum, | Und über ihn läßt säuselnd wallen
| Das Laubgewölb’ der alte Baum; | Hoch oben, wo die Sonne glüht, | Wieget der Vogel
seine Flügel, | Und wie ein schlüpfend Fischlein zieht | Sein Schatten durch des Teiches
Spiegel. | Stille, stille! er hat sich geregt, | Ein fallend Reis hat ihn bewegt, | Das grad
zum Nest der Hänfling trug; | Su, Su! breit, Ast, dein grünes Tuch – | Su, Su! nun schläft
er fest genug.
Der Knabe im Moor ||| O schaurig ist’s übers Moor zu gehn, | Wenn es wimmelt vom
Heiderauche, | Sich wie Phantome die Dünste drehn | Und die Ranke häkelt am Strauche,
| Unter jedem Tritte ein Quellchen springt, | Wenn aus der Spalte es zischt und singt, |
annette von droste-hülshoff 211
O schaurig ist’s übers Moor zu gehn, | Wenn das Röhricht knistert im Hauche! || Fest hält
die Fibel das zitternde Kind | Und rennt als ob man es jage; | Hohl über die Fläche sauset
der Wind – | Was raschelt drüben am Hage? | Das ist der gespenstige Gräberknecht,
| Der dem Meister die besten Torfe verzecht; | Hu, hu, es bricht wie ein irres Rind! |
Hinducket das Knäblein zage. || Vom Ufer starret Gestumpf hervor, | Unheimlich nicket
die Föhre, | Der Knabe rennt, gespannt das Ohr, | Durch Riesenhalme wie Speere; | Und
wie es rieselt und knittert darin! | Das ist die unselige Spinnerin, | Das ist die gebannte
Spinnlenor’, | Die den Haspel dreht im Geröhre! || Voran, voran, nur immer im Lauf, |
Voran als woll’ es ihn holen; | Vor seinem Fuße brodelt es auf, | Es pfeift ihm unter den
Sohlen | Wie eine gespenstige Melodei; | Das ist der Geigemann ungetreu | Das ist der
diebische Fiedler Knauf, | Der den Hochzeitheller gestohlen! || Da birst das Moor, ein
Seufzer geht | Hervor aus der klaffenden Höhle; | Weh, weh, da ruft die verdammte
Margret: | »Ho, ho, meine arme Seele!« | Der Knabe springt wie ein wundes Reh, |
212 annette von droste-hülshoff
Wär’ nicht Schutzengel in seiner Näh’, | Seine bleichenden Knöchelchen fände spät | Ein
Gräber im Moorgeschwele. || Da mählich gründet der Boden sich, | Und drüben, neben
der Weide, | Die Lampe flimmert so heimatlich, | Der Knabe steht an der Scheide. | Tief
atmet er auf, zum Moor zurück | Noch immer wirft er den scheuen Blick: | Ja, im Geröhre
war’s fürchterlich, | O schaurig war’s in der Heide!
Eduard Mörike 2
¡Adelante!
A una lámpara
Nur zu! ||| Schön prangt im Silbertau die junge Rose, | Den ihr der Morgen in den
Busen rollte, | Sie blüht, als ob sie nie verblühen wollte, | Sie ahnet nichts vom letzten
Blumenlose. || Der Adler strebt hinan ins Grenzenlose, | Sein Auge trinkt sich voll
von sprüh’ndem Golde; | Er ist der Tor nicht, daß er fragen sollte, | Ob er das Haupt
nicht an die Wölbung stoße. || Mag denn der Jugend Blume uns verbleichen, | Noch
glänzet sie und reizt unwiderstehlich; | Wer will zu früh so süßem Trug entsagen? ||
Und Liebe, darf sie nicht dem Adler gleichen? | Doch fürchtet sie; auch fürchten ist
ihr selig, | Denn all ihr Glück, was ist’s? — ein endlos Wagen!
Auf eine Lampe ||| Noch unverrückt, o schöne Lampe, schmückest du, | An leichten
Ketten zierlich aufgehangen hier, | Die Decke des nun fast vergeßnen Lustgemachs.
| Auf deiner weißen Marmorschale, deren Rand | Der Efeukranz von goldengrünem
Erz umflicht, | Schlingt fröhlich eine Kinderschar den Ringelreihn. |
214 eduard mörike
Wie reizend alles! lachend, und ein sanfter Geist | Des Ernstes doch ergossen um die
ganze Form – | Ein Kunstgebild der echten Art. Wer achtet sein? | Was aber schön ist,
selig scheint es in ihm selbst.
Joven Alemania (1830-1850)
Heinrich Heine
Die schlesischen Weber ||| Im düstern Auge keine Träne, | Sie sitzen am Webstuhl und
fletschen die Zähne: | Deutschland, wir weben dein Leichentuch, | Wir weben hinein den
dreifachen Fluch – | Wir weben, wir weben! || Ein Fluch dem Gotte, zu dem wir gebeten
| In Winterskälte und Hungersnöten; | Wir haben vergebens gehofft und geharrt, | Er
hat uns geäfft und gefoppt und genarrt – | | Wir weben, wir weben! || Ein Fluch dem
König, dem König der Reichen, | Den unser Elend nicht konnte erweichen, | Der den
letzten Groschen von uns erpreßt, | Und uns wie Hunde erschießen läßt – | Wir weben,
wir weben! || Ein Fluch dem falschen Vaterlande, | Wo nur gedeihen Schmach und
Schande, | Wo jede Blume früh geknickt, | Wo Fäulnis und Moder den Wurm erquickt
– | Wir weben, wir weben! || Das Schiffchen fliegt, der Webstuhl kracht, | Wir weben
emsig Tag und Nacht – | Altdeutschland, wir weben dein Leichentuch, | Wir weben
hinein den dreifachen Fluch, | Wir weben, wir weben!
Heinr ich August Hoffmann von Fal l ersl eben
Aleluyâ, aleluyâ,
nos vamos a Américâ:
¿Qué hemos de llevar al nuevo hogar?
–De todo, y para no olvidar:
De sesiones muchos digestos,
más de un budget y más de un impuesto,
de clichés completo un cuaderno,
para proclamar gobïernos,
si no el mundo adonde van,
no le gusta al alemán;
Aleluyâ, aleluyâ,
nos vamos a Américâ:
¿Qué hemos de llevar al nuevo hogar?
–De todo, y para no olvidar:
Corporales y otras bellas piezas,
libreas, de a cien por cabeza,
cucarda y gorro en color no crudo
por mil, y mil botones con escudo,
si no el mundo adonde van,
no le gusta al alemán;
Aleluyâ, aleluyâ,
nos vamos a Américâ:
¿Qué hemos de llevar al nuevo hogar?
–De todo, y para no olvidar:
De chambelán llaves, sacos llenos,
genealogía, en fajos a pleno,
Canción nocturna
Nachtlied ||| Quellende, schwellende Nacht, | Voll von Lichtern und Sternen: | In den
ewigen Fernen, | Sage, was ist da erwacht! || Herz in der Brust wird beengt, | Steigendes,
neigendes Leben, | Riesenhaft fühle ich’s weben, | Welches das meine verdrängt. || Schlaf,
da nahst du dich leis, | Wie dem Kinde die Amme, | Und um die dürftige Flamme |
Ziehst du den schützenden Kreis.
Natur, du kannst mich nicht vernichten, | Weil es dich selbst vernichten heißt, | Du kannst
auf kein Atom verzichten, | Das einmal mit im Weltall kreis’t; || Du mußt sie alle wieder
wecken, | Die Wesen, die sich, groß und klein, | In deinem dunklen Schooß verstecken
| Und träumen, nun nicht mehr zu sein; || Natur, ich will dich nicht beschwören: |
Veränd’re deinen ew’gen Lauf ! | Ich weiß, du kannst mich nicht erhören, | Nur wecke
mich am letzten auf ! ||
224 christian friedrich hebbel
Ich will nicht in die Luft zerfließen, | Ich will, auf langen Schlaf entbrannt, | Gestorben,
mich im Stein verschließen, | Im härtesten, im Diamant. || Ob der in einer Krone gaukle,
| Ob er bei heller Kerzen Licht | Auf einer Mädchenbrust sich schaukle, | Ich schlafe tief,
ich fühl’ es nicht. || Er wird bei tausend Festestänzen, | Als Mittelpunct im Stralenkranz
| Vielleicht, wie nie ein And’rer, glänzen, | Doch Keiner ahnt, woher der Glanz. || Erst,
wenn ich mich erwachend dehne, | Sag’ ich dem Träger still in’s Ohr, | Daß einst ein
Mensch zerrann zur Thräne | Und die zum Edelstein gefror!
Theodor S torm 2
Natur, du kannst mich nicht vernichten, | Weil es dich selbst vernichten heißt. | Hebbel |||
Wie wenn das Leben wär nichts andres | Als das Verbrennen eines Lichts! | Verloren geht
kein einzig Teilchen, | Jedoch wir selber gehn ins Nichts! || Denn was wir Leib und
Seele nennen, | So fest in eins gestaltet kaum, | Es löst sich auf in Tausendteilchen |
Und wimmelt durch den öden Raum. || Es waltet stets dasselbe Leben, Natur geht ihren
ew’gen Lauf; | In tausend neuerschaffnen Wesen | Stehn diese tausend Teilchen auf.
|| Das Wesen aber ist verloren, | Das nur durch ihren Bund bestand, | Wenn nicht der
Zufall die verstäubten | Aufs neu zu einem Sein verband.
Conrad Ferdinand Me yer 3
La fuente romana
Der römische Brunnen ||| Aufsteigt der Strahl und fallend gießt | Er voll der
Marmorschale Rund, | Die, sich verschleiernd, überfließt | In einer zweiten Schale
Grund; | Die zweite gibt, sie wird zu reich, | Der dritten wallend ihre Flut, | Und jede
nimmt und gibt zugleich | Und strömt und ruht.
Naturalismo (1880-1900)
Arno Holz
[de Phantasus – Cuaderno segundo]1
[…]
[…]
[…]
[…]
[…]
[…] Der Mond / sieht den Dächern in die Schornsteine. // Der Ahorn / hinter der alten
Sakristei / leuchtet. // Das ganze Städtchen liegt wie versilbert!
Du liest, dass der Herzog von Devonshire jährlich 100,000 Pfund verbraucht, / und beneidest
ihn um seine Jaspispaläste. // Narr! // Bekuck dir den braunen, grüngesprenkelten
Kattunpuckel deiner alten Zeitungsfrau, / horch, was über deinem Fenster die Schwalbe
mit ihren Jungen zwitschert, / freue dich, wie die wilde Distel, die du nach Hause trugst,
nach Honig duftet, / sauge in dich die Sonne! // Jede Sekunde, die du lebst, vergeudet
über dich Schätze.
[…] Sieben Septillionen Jahre / zählte ich die Meilensteine am Rande der Milchstrasse.
// Sie endeten nicht. // Myriaden Äonen / versank ich in die Wunder eines einzigen
Thautröpfchens. // Es erschlossen sich immer neue. // Mein Herz erzitterte! // Selig ins
Moos / streckte ich mich und wurde Erde. // Jetzt ranken Brombeeren / über mir, /
auf einem sich wiegenden Schlehdornzweig / zwitschert ein Rotkehlchen. // Aus meiner
Brust / springt fröhlich ein Quell, / aus meinem Schädel
[…] In rote Fixsternwälder, die verbluten, / peitsch ich mein Flügelross. // Durch! //
Hinter zerfetzten Planetensystemen, hinter vergletscherten Ursonnen, / hinter Wüsten
aus Nacht und Nichts / wachsen schimmernd Neue Welten – Trillionen Crocusblüten! //
Período intersecular (1890-1920)
Max Dauthende y
A Véspero
El sol ofrenda.
Ardorosos fuegos se arrodillan ante el templo, se aferran a las
columnas.
Sobre alas flavas el impulso hacia lo alto. Un aleluya de rugientes
fauces celestiales.
S tefan George 1
Komm in den totgesagten park und schau: | Der schimmer ferner lächelnder gestade · | Der
reinen wolken unverhofftes blau | Erhellt die weiher und die bunten pfade. || Dort nimm
das tiefe gelb · das weiche grau | Von birken und von buchs · der wind ist lau · | Die
späten rosen welkten noch nicht ganz · | Erlese küsse sie und flicht den kranz · || Vergiss
auch diese lezten astern nicht · | Den purpur um die ranken wilder reben | Und auch was
übrig blieb von grünem leben | Verwinde leicht im herbstlichen gesicht.
Wie in der gruft die alte | Lebendige ampel glüht! | Wie ihr karfunkel sprüht | Um
schauernde basalte! || Vom runden fenster droben | Entfliesst der ganze glanz · | Von
feuriger monstranz | Mit goldumreiften globen || Und einem weissen lamme – | Und
wenn die ampel glüht | Und wenn ihr kleinod sprüht | Ist es von eigner flamme?
236 stefan george
TORMENTA
Ich forschte bleichen eifers nach dem horte | Nach strofen drinnen tiefste kümmerniss | Und
dinge rollten dumpf und ungewiss – | Da trat ein nackter engel durch die pforte: ||
Entgegen trug er dem versenkten sinn | Der reichsten blumen last und nicht geringer
| Als mandelblüten waren seine finger | Und rosen rosen waren um sein kinn. || Auf
seinem haupte keine krone ragte | Und seine stimme fast der meinen glich: | Das schöne
leben sendet mich an dich | Als boten: während er dies lächelnd sagte || Entfielen ihm
die lilien und mimosen – | Und als ich sie zu heben mich gebückt | Da kniet auch ER ·
ich badete beglückt | Mein ganzes antlitz in den frischen rosen.
GEWITTER ||| Die irren flämmchen allerwege sind erloschen | Ein jäher donner hat
die hohe saat gedroschen | Der sturm der nacht zerspaltet das geäst im forste | Er stört der
eber lager und der geier horste. || Der strenge könig sprengt aus seinem wolkenschlosse |
Er folgt auf goldgeschirrtem pferd mit grossem trosse |
stefan george 237
OLAS
Der falschen gattin die sich tummelt in den wettern | Und preisgegeben ist den zügellosen
rettern. || Oft glaubt er mit der rauhen faust sie zu versichern | Doch sie entwindet sich
mit einem leisen kichern – | Bis er sie festet .. zwischen seines gürtels spangen | Und dem
genick des pferdes ist sie quer gefangen. || Bezwungen schluchzend regt sie ihre blanken
zähne | Und schüttelt zürnend ihre aufgelöste mähne | Um ihre nackten glieder spült der
schiefe regen | Ihr kalter busen sieht gefasst der haft entgegen.
WELLEN ||| Ihr Wellen bracht euch erst an blauen kieseln | Im waldestal wo sich
die wege zwieseln. || Als bäche rolltet ihr durch sonniges land · | Verspriztet weinend
am umgrünten strand. || Dann hat euch unter blitz und eisigen schlossen | Der fluss
zur grossen flut hinausgestossen. || Am myrtenfels habt ihr euch wild gebäumt · | Auf
unfruchtbarem sand seid ihr verschäumt. || Ihr spültet mit perlmutterfarbne leiber · | Ihr
waret glückerfüllter lasten treiber · || Bis euch der sturm in weite öden jug · | An riff und
klippe gellend euch zerschlug. ||
238 stefan george
PRIMAVERAS DE JARDÍN
Nun werdet ihr in unsichtbarem schlunde | Dahin gewälzt nicht wissend mehr von stunde
|| Von trieb und ziel · nicht mehr von wind und lee | Als uferlose ströme durch die see.
GARTENFRÜHLINGE ||| Schimmer aus lichtgoldnem blatte | Treibt aus dem
waldigen finster.. | Dass die bescheidene ginster | Ruhe der trauer beschatte! || Nah in den
gärten duften die mandeln | Dort sah ich augen voll glut und traum | Ich will die gärten
wieder durchwandeln | Hände baden im blumigen flaum. || Seltnerer vögel gefieder |
Büsche in zierlichen kegeln! | Trunkene falter segeln | Reicher ertönen dort lieder. ||
Kostbarer wie sie die quelle verstreut | Schmächtigem springbrunn funken entstieben.. |
Werden sie leuchten leuchten mir heut? | Werd ich die süssen traum augen lieben?
Wir schreiten auf und ab im reichen flitter | Des buchenganges beinah bis zum tore | Und
sehen aussen in dem feld vom gitter | Den mandelbaum zum zweitenmal im flore. ||
stefan george 239
EPIFANÍA I
EPIFANÍA III
Eh blöd der menschen sinn | Ihm ansann wort und tat | Hat schon des schöpfers hauch
| Jed ding im raum beseelt. || Wenn solch ein auge glüht | Gedeiht der trockne stamm ·
| Die starre erde pocht | Neu durch ein heilig herz.
AUF DAS LEBEN UND DEN TOD MAXIMINS: DAS ERSTE ||| Ihr hattet augen
trüb durch ferne träume | Und sorgtet nicht mehr um das heilige lehn. | Ihr fühltet
endes-hauch durch alle räume – | Nun hebt das haupt! denn euch ist heil geschehn. ||
In eurem schleppenden und kalten jahre | Brach nun ein frühling neuer wunder aus · |
Mit blumiger hand · mit schimmer um die haare | Erschien ein gott und trat zu euch ins
haus. || Vereint euch froh da ihr nicht mehr beklommen | Vor lang verwichner pracht
erröten müsst: | Auch ihr habt eines gottes ruf vernommen | Und eines gottes mund hat
euch geküsst. || Nun klagt nicht mehr – denn auch ihr wart erkoren – | Dass eure tage
unerfüllt entschwebt ... | Preist eure stadt die einen gott geboren! | Preist eure zeit in der
ein gott gelebt!
stefan george 241
EL AHORCADO
El interrogador:
Tú, al que bajé, cortando, de la horca ·¿me hablarás?
El ahorcado:
Cuando entre maldiciones y entre gritos
de toda la ciudad me arrastraron al portal
en cada uno que arrojaba piedras
que apoyaba anchos los brazos, lleno de desprecio
que estiraba el dedo sobre el hombro
del que tenía delante, ojos de par en par ·
vi uno de mis crímenes clavado
sólo que más delgado o embridado por temor.
Cuando ya en el lugar de ejecución, gesto adusto
del consejo mostróme ambas cosas: compasión
y asco, me dio risa: ‹¿es que no intuís
cuánto necesitáis de este pobre pecador?›
Virtud – que quebranté – sobre su rostro
y de mujer, doncella casta · aunque sea en verdad ·
¡puede así irradiar sólo si así peco!
Cuando me pusïeron el cuello en el lazo
malicioso preví yo mi trïunfo:
victorioso entraré alguna vez en vuestro seso
yo, el soterrado .. y en vuestra simiente
de héroe obraré al que se dedican canciones
como a un dios .. y antes de que os percatéis · curvo
esta rígida viga y la convierto en rueda.
DER GEHENKTE ||| Der Frager: | Den ich vom galgen schnitt · wirst du mir reden?
|| Der Gehenkte: | Als unter der verwünschung und dem schrei | Der ganzen stadt man
mich zum tore schleppte | Sah ich in jedem der mit steinen warf | Der voll verachtung
breit die arme stemmte | Der seinen finger reckte auf der achsel | Des vordermanns
das aug weit aufgerissen · | Dass in ihm einer meiner frevel stak | Nur schmäler oder
eingezäumt durch furcht. | Als ich zum richtplatz kam und strenger miene | Die Herrn
vom Rat mir beides: ekel zeigten | Und mitleid musst ich lachen: ›ahnt ihr nicht | Wie
sehr des armen sünders ihr bedürft?‹ | Tugend – die ich verbrach – auf ihrem antlitz | Und
sittiger frau und maid · sei sie auch wahr · | So strahlen kann sie nur wenn ich so fehle!
| Als man den hals mir in die schlinge steckte | Sah schadenfroh ich den triumf voraus: |
Als sieger dring ich einst in euer hirn | Ich der verscharrte .. und in eurem samen | Wirk
ich als held auf den man lieder singt | Als gott .. und eh ihrs euch versahet · biege | Ich
diesen starren balken um zum rad.
242 stefan george
LA PALABRA
DAS WORT ||| Wunder von ferne oder traum | Bracht ich an meines landes saum ||
Und harrte bis die graue norn | Den namen fand in ihrem born – || Drauf konnt ichs
greifen dicht und stark | Nun blüht und glänzt es durch die mark … || Einst langt ich
an nach guter fahrt | Mit einem kleinod reich und zahrt || Sie suchte lang und gab mir
kund: | ›So schläft hier nichts auf tiefem grund‹ || Worauf es meiner hand entrann | Und
nie mein land den schatz gewann … || So lernt ich traurig den verzicht: | Kein ding sei
wo das wort gebricht.
stefan george 243
DESPUÉS DE LA TORMENTA
*
Christian Morgenstern 2
La oveja lunar
Tan sólo sobre la poesía ‹La oveja lunar› podría escribirse un grueso
libro, por cierto, qué digo, más de un grueso libro. Habría allí que revelar
en un capítulo las relaciones de cada verso con la filosofía kanteana en
particular, además de la crítica de la misma contenida en él, dado que el
autor, a todas luces –como también lo delata la dedicatoria–, quiere dar
la cosa en sí por sabida; en otro capítulo habría que tratar el aspecto de la
cuestión concerniente a las ciencias naturales, si ha de establecerse entre
la oveja lunar [Mondschaf] y el imbécil [Mondkalb: monstruo, feto informe,
imbécil; lit. ‹ternero lunar›] (cf. pág. 72) una serie, o si estamos aquí en
presencia de un tipo animal o aun humano completamente nuevo, caso
en el que habría que investigar, en qué medida, por ejemplo, la oveja
lunar designa un hombre determinado, y qué conclusiones podrían sa-
carse luego de todo esto para la propia evolución de Uds., para nuestro
juicio acerca de esta evolución, para el efecto de esta evolución, en tanto
fuera previsible, y finalmente para el valor del efecto eventual de tal
evolución; además, si, y cuánto podría el opus estar influenciado o, por
cierto, sugerido por el paisaje bucólico del pintor Müller ‹La esquila de
las ovejas›, a lo cual, por otra parte, es capaz de conducirnos la homo-
fonía del vocablo esquila [Schur] con el francés jour (de la gloire) –una
‹incursión en lo político›–; y finalmente, si con la traducción latina de
la ‹oveja lunar› habríamos o no logrado alcanzar y caracterizar la poesía
de los cantos litúrgicos de la edad media, en cuya circunstancia apenas
podría yo renunciar a una breve digresión dirigida al campo de mi espe-
cialidad, los macarrónicos, por no mencionar siquiera el punto de vista
poético-crítico y de las bellas letras.
245
La oveja lunar
traducción latina
Lunovis
Das Mondschaf ||| Das Mondschaf steht auf weiter Flur. | Es harrt und harrt der großen
Schur. | Das Mondschaf. || Das Mondschaf rupft sich einen Halm | und geht dann heim
auf seine Alm. | Das Mondschaf. || Das Mondschaf spricht zu sich im Traum: | »Ich bin
des Weltalls dunkler Raum.« | Das Mondschaf. || Das Mondschaf liegt am Morgen tot.
| Sein Leib ist weiß, die Sonn ist rot. | Das Mondschaf.
246 christian morgenstern
* Santa Simplicidad.
** día (fr.).
*** día de la ira, día del juicio.
Hug o von Hofmannsthal 3
I.
En las mejillas siento aún su aliento:
¿Cómo püede ser, que estos días que están cerca,
se hayan ido, ido para siempre y pasado por entero?
Esto es algo que nadie concibe en el fondo,
y demasiado horrible para la queja:
que todo se deslice y fluya ante uno todo,
y que mi propio yo, por nada impedido,
desde un niño hacia mí se deslizara, como
un perro de inquietante extrañeza, enmudecido.
Luego: que yo también füi hace cïen años
y mis ancestros, con la mortaja por vestido,
están como mi propio pelo conmigo emparentados,
como mi propio pelo en uno conmigo transformados.
II.
¡Las horas! en que el claro azul miramos absortos
del mar, y entendemos la müerte,
sin espanto, tan fácilmente, ceremoniosos,
como niñas, que muy pálidas püeden verse,
con grandes ojos, y que siempre tïenen frío,
mirando mudas ante sí cuando anochece,
Terzinen über Vergänglichkeit ||| I. || Noch spür ich ihren Atem auf den Wangen:
| Wie kann das sein, daß diese nahen Tage | Fort sind, für immer fort, und ganz
vergangen? || Dies ist ein Ding, das keiner voll aussinnt, | Und viel zu grauenvoll,
als daß man klage: | Daß alles gleitet und vorüberrinnt || Und daß mein eignes Ich,
durch nichts gehemmt, | Herüberglitt aus einem kleinen Kind | Mir wie ein Hund
unheimlich stumm und fremd. || Dann: daß ich auch vor hundert Jahren war | Und
meine Ahnen, die im Totenhemd, | Mit mir verwandt sind wie mein eignes Haar, || So
eins mit mir als wie mein eignes Haar.|| II. || Die Stunden! wo wir auf das helle Blauen
| Des Meeres starren und den Tod verstehn, | So leicht und feierlich und ohne Grauen,
|| Wie kleine Mädchen, die sehr blaß aussehn, | Mit großen Augen, und die immer
frieren, | An einem Abend stumm vor sich hinsehn ||
248 hugo von hofmannsthal
III.
De la misma materia somos que los süeños,
y los süeños abren los ojos, lo mismo
que bajo los cerezos los niños pequeños,
desde cuya copa alza el curso áureo y lívido
la luna llena por la noche extensa.
... No emergen nuestros sueños de un modo distinto,
están presentes, viven cual niño que rïera,
no, en su ascenso y descenso flotantes, menos grandes
que luna llena, que desde copas despïerta;
a su urdimbre lo más íntimo se abre;
cual manos espectrales en cerrado aposento
en nosotros están, siempre vivaces.
Y tres son uno: un hombre, una cosa, un sueño.
IV.
Salen de vez en vez mujeres jamás amadas
como niñas en sueño a nuestro encuentro
e indecible emoción es comtemplarlas,
como si alguna vez mucho, lejanos senderos
hubieran con nosotros al câer la tarde andado,
mientras mueve las copas el aliento
Und wissen, daß das Leben jetzt aus ihren | Schlaftrunknen Gliedern still hinüberfließt
| In Bäum und Gras, und sich matt lächelnd zieren || Wie eine Heilige, die ihr Blut
vergießt. || III. || Wir sind aus solchem Zeug, wie das zu Träumen, | Und Träume schlagen
so die Augen auf | Wie kleine Kinder unter Kirschenbäumen, || Aus deren Krone den
blaßgoldnen Lauf | Der Vollmond anhebt durch die große Nacht. | ... Nicht anders tauchen
unsre Träume auf, || Sind da und leben wie ein Kind, das lacht, | Nicht minder groß im
Auf- und Niederschweben | Als Vollmond, aus Baumkronen aufgewacht, || Das Innerste
ist offen ihrem Weben; | Wie Geisterhände in versperrtem Raum | Sind sie in uns und
haben immer Leben. || Und drei sind Eins: ein Mensch, ein Ding, ein Traum. || IV. ||
Zuweilen kommen niegeliebte Frauen | Im Traum als kleine Mädchen uns entgegen | Und
sind unsäglich rührend anzuschauen, || Als wären sie mit uns auf fernen Wegen | Einmal
an einem Abend lang gegangen, | Indes die Wipfel atmend sich bewegen ||
hugo von hofmannsthal 249
Und Duft herunterfällt und Nacht und Bangen, | Und längs des Weges, unsres Wegs,
des dunkeln, | Im Abendschein die stummen Weiher prangen || Und, Spiegel unsrer
Sehnsucht, traumhaft funkeln, | Und allen leisen Worten, allem Schweben | Der
Abendluft und erstem Sternefunkeln || Die Seelen schwesterlich und tief erbeben |
Und traurig sind und voll Triumphgepränge | Vor tiefer Ahnung, die das große Leben ||
Begreift und seine Herrlichkeit und Strenge.
Rainer Maria Ril ke 4
[…]
[…] Liebt man denn einen Vater? Geht man nicht, | wie du von mir gingst, Härte im
Gesicht, | von seinen hülflos leeren Händen fort? | Legt man nicht leise sein verwelktes
Wort | in alte Bücher, die man selten liest? || Fließt man nicht wie von einer Wasserscheide
| von seinem Herzen ab zu Lust und Leide? | Ist uns der Vater denn nicht das, was war;
| vergangne Jahre, welche fremd gedacht, | veraltete Gebärde, tote Tracht, | verblühte
Hände und verblichnes Haar? | Und war er selbst für seine Zeit ein Held, | er ist das Blatt,
das, wenn wir wachsen, fällt. || Und seine Sorgfalt ist uns wie ein Alb, | und seine Stimme
ist uns wie ein Stein, – | wir möchten seiner Rede hörig sein, | aber wir hören seine Worte
halb. | Das große Drama zwischen ihm und uns | lärmt viel zu laut, einander zu verstehn,
| wir sehen nur die Formen seines Munds, | aus denen Silben fallen, die vergehn. | So
sind wir noch viel ferner ihm als fern, | wenn auch die Liebe uns noch weit verwebt, | erst
wenn er sterben muß auf diesem Stern, | sehn wir, daß er auf diesem Stern gelebt. […]
251
La pantera 5
En el Jardin des Plantes, París
Eranna a Safo
Der Panther | Im Jardin des Plantes, Paris ||| Sein Blick ist vom Vorübergehn der Stäbe |
so müd geworden, daß er nichts mehr hält. | Ihm ist, als ob es tausend Stäbe gäbe | und
hinter tausend Stäben keine Welt. || Der weiche Gang geschmeidig starker Schritte, | der
sich im allerkleinsten Kreise dreht, | ist wie ein Tanz von Kraft um eine Mitte, | in der
betäubt ein großer Wille steht. || Nur manchmal schiebt der Vorhang der Pupille | sich
lautlos auf –. Dann geht ein Bild hinein, | geht durch der Glieder angespannte Stille – |
und hört im Herzen auf zu sein.
Eranna an Sappho ||| O du wilde weite Werferin: | Wie ein Speer bei andern Dingen
| lag ich bei den Meinen. Dein Erklingen | warf mich weit. Ich weiß nicht wo ich bin. |
Mich kann keiner wiederbringen. || Meine Schwestern denken mich und weben, | und
das Haus ist voll vertrauter Schritte. | Ich allein bin fern und fortgegeben, | und ich zittere
wie eine Bitte; |
252 rainer maria rilke
Safo a Eranna
<I>
A diario te me yergues ante el corazón
escarpada, sierra, piedra,
tierra inculta, no-senda: dios, en el que yo
solo subo y caigo y yerro…, a diario en lo en mí
andado ayer, en círculo otra vez allí
entrando.
Señalando me toma el viento en la encrucijada
a veces, y hacia un sendero me lanza,
o en lo quieto me bebe un camino.
Pero tu voluntad libre de todo dominio
como alumbre senderos aglutina,
hasta que ellos –viejas, inconstantes estrías–
se pierden en grisalla del abismo.
denn die schöne Göttin in der Mitte | ihrer Mythen glüht und lebt mein Leben.
Sappho an Eranna ||| Unruh will ich über dich bringen, | schwingen will ich dich,
umrankter Stab. | Wie das Sterben will ich dich durchdringen | und dich weitergeben
wie das Grab | an das Alles: allen diesen Dingen.
Improvisationen aus dem Capreser Winter ||| <I> || Täglich stehst du mir steil vor dem
Herzen, | Gebirge, Gestein, | Wildnis, Un-weg: Gott, in dem ich allein | steige und falle
und irre …, täglich in mein | gestern Gegangenes wieder hinein | kreisend. | Weisend greift
mich manchmal am Kreuzweg der Wind, | wirft mich hin, wo ein Pfad beginnt, | oder es
trinkt mich ein Weg im Stillen. | Aber dein unbewältigter Willen | zieht die Pfade zusamm
wie Alaun, | bis sie, als alte haltlose Rillen, | sich verlieren ins Abgrundsgraun … ||
rainer maria rilke 253
Laß mich, laß mich, die Augen geschlossen, | wie mit verschluckten Augen, laß | mich, den
Rücken an den Kolossen, | warten, an deinem Rande, daß | dieser Schwindel, mit dem ich
verinne | meine hingerissenen Sinne | wieder an ihre Stelle legt. | Regt sich denn Alles in
mir? Ist kein Festes, | das bestünde auf seines Gewichts | Anrecht? Mein Bangestes und
mein Bestes … | Und der Wirbel nimmt es wie nichts | mit in die Tiefen … || Gesicht,
mein Gesicht: | wessen bist du? für was für Dinge | bist du Gesicht? | Wie kannst du
Gesicht sein für so ein Innen, | drin sich immerfort das Beginnen | mit dem Zerflieβen zu
etwas ballt. | Hat der Wald ein Gesicht? | Steht der Berge Basalt | gesichtlos nicht da? ||
Hebt sich das Meer | nicht ohne Gesicht | aus dem Meergrund her? | Spiegelt sich nicht
der Himmel drin, | ohne Stirn, ohne Mund, ohne Kinn? || Kommen einem die Tiere nicht
| manchmal, als bäten sie: nimm mein Gesicht? | Ihr Gesicht ist ihnen zu schwer, | und sie
halten mit ihm ihr klein- | wenig Seele zu weit hinein |
254 rainer maria rilke
en la vida. ¿Y nosotros?
Animales del alma, conturbados
por todo en nuestro interior, no listos todavía
para nada, almas
paciendo,
¿no imploramos, de noche, a quien depara,
el no-rostro, que es parte
de nuestra oscuridad?
Oscuridad mía, estoy contigo, oscuridad,
y afuera, a nuestro lado, pasa todo;
me creciese –quisiera–, como a un animal,
una voz, un grito solo
para todo… Pues, qué me importa la cantidad
de las palabras, que vienen y ya han huido,
si una voz de ave, tantos miles
de veces en un grito,
a un corazón ínfimo hace tan vasto y uno
con el corazón del bosque, el corazón del aire,
y para Él tan claro y tan audible…:
el que una y otra vez, cuando amanece,
asciende: escarpadísima pïedra.
Si sobre mi cerebro acumulo
mi corazón y mi ansia y mi soledad encima:
qué chico todo queda,
porque Él predomina.
ins Leben. Und wir? | Tiere der Seele,verstört | von allem in uns, noch nicht | fertig zu
nichts, wir weidenden | Seelen, | flehen wir zu dem Bescheidenden | nächtens nicht um
das Nicht-Gesicht, | das zu unserem Dunkel gehört? || Mein Dunkel, mein Dunkel, da
steh ich mit dir, | und alles geht drauβen vorbei; | und ich wollte, mir wüchse, wie einem
Tier, | eine Stimme, ein einziger Schrei | für alles –. Denn was soll mir die Zahl | der
Worte, die kommen und fliehn, | wenn ein Vogellaut, vieltausendmal, | geschrien und
wieder geschrien, | ein winziges Herz so weit macht und eins | mit dem Herzen der Luft,
mit dem Herzen des Hains | und so hell und so hörbar für Ihn…: | der immer wieder,
sooft es tagt, | aufsteigt: steilstes Gestein. | Und türm ich mein Herz auf mein Hirn und
mein | Sehnen darauf und mein Einsamsein: | wie bleibt das klein, | weil Er es überragt.
Das Roseninnere ||| Wo ist zu diesem Innen | ein Außen? Auf welches Weh | legt man
solches Linnen? |
rainer maria rilke 255
El laúd
Welche Himmel spiegeln sich drinnen | in dem Binnensee | dieser offenen Rosen, | dieser
sorglosen, sieh: | wie sie lose im Losen | liegen, als könnte nie | eine zitternde Hand sie
verschütten. | Sie können sich selber kaum | halten; viele ließen | sich überfüllen und
fließen | über von Innenraum | in die Tage, die immer | voller und voller sich schließen, |
bis der ganze Sommer ein Zimmer | wird, ein Zimmer in einem Traum.
Die Laute ||| Ich bin die Laute. Willst du meinen Leib | beschreiben, seine schön
gewölbten Streifen: | sprich so, als sprächest du von einer reifen | gewölbten Feige.
Übertreib || das Dunkel, das du in mir siehst. Es war | Tullias Dunkelheit. In ihrer Scham
| war nicht so viel, und ihr erhelltes Haar | war wie ein heller Saal. Zuweilen nahm || sie
etwas Klang von meiner Oberfläche | in ihr Gesicht und sang zu mir. | Dann spannte ich
mich gegen ihre Schwäche, | und endlich war mein Inneres in ihr.
256 rainer maria rilke
A Hölderlin 6
An Hölderlin ||| Verweilung, auch am Vertrautesten nicht, | ist uns gegeben; aus den erfüllten
| Bildern stürzt der Geist zu plötzlich zu füllenden; Seeen | sind erst im Ewigen. Hier ist
Fallen | das Tüchtigste. Aus dem gekonnten Gefühl | überfallen hinab ins geahndete, weiter.
|| Dir, du Herrlicher, war, dir war, du Beschwörer, ein ganzes | Leben das dringende Bild,
wenn du es aussprachst, | die Zeile schloß sich wie Schicksal, ein Tod war | selbst in der
lindesten, und du betratest ihn; aber | der vorgehende Gott führte dich drüben hervor. || O du
wandelnder Geist, du wandelndster! Wie sie doch alle | wohnen im warmen Gedicht, häuslich,
und lang | bleiben im schmalen Vergleich. Teilnehmende. Du nur | ziehst wie der Mond. Und
unten hellt und verdunkelt | deine nächtliche sich, die heilig erschrockene Landschaft, | die
du in Abschieden fühlst. Keiner | gab sie erhabener hin, gab sie ans Ganze | heiler zurück,
unbedürftiger. So auch || spieltest du heilig durch nicht mehr gerechnete Jahre | mit dem
unendlichen Glück, als wär es nicht innen, läge | keinem gehörend im sanften | Rasen der
Erde umher, von göttlichen Kindern verlassen. | Ach, was die Höchsten begehren, du legtest
es wunschlos | Baustein auf Baustein: es stand. Doch selber sein Umsturz | irrte dich nicht. ||
rainer maria rilke 257
Was, da ein solcher, Ewiger, war, mißtraun wir | immer dem Irdischen noch? Statt am
Vorläufigen ernst | die Gefühle zu lernen für welche | Neigung, künftig im Raum?
Es winkt zu Fühlung fast aus allen Dingen,| aus jeder Wendung weht es her: Gedenk! |
Ein Tag, an dem wir fremd vorübergingen, | entschließt im künftigen sich zum Geschenk.
|| Wer rechnet unseren Ertrag? Wer trennt | uns von den alten, den vergangnen Jahren?
| Was haben wir seit Anbeginn erfahren, | als dass sich eins im anderen erkennt? || Als
dass an uns Gleichgültiges erwarmt? | O Haus, o Wiesenhang, o Abendlicht, | auf einmal
bringst du’s beinah zum Gesicht | und stehst an uns, umarmend und umarmt. || Durch
alle Wesen reicht der eine Raum: | Weltinnenraum. Die Vögel fliegen still | durch uns
hindurch. O, der ich wachsen will, | ich seh hinaus, und in mir wächst der Baum. || Ich
sorge mich, und in mir steht das Haus. | Ich hüte mich, und in mir ist die Hut. | Geliebter,
der ich wurde: an mir ruht | der schönen Schöpfung Bild und weint sich aus.
258 rainer maria rilke
La octava elegía7
dedicada a Rudolf K assner
Die achte Elegie | Rudolf Kassner zugeeignet ||| Mit allen Augen sieht die Kreatur | das
Offene. Nur unsre Augen sind | wie umgekehrt und ganz um sie gestellt | als Fallen,
rings um ihren freien Ausgang. | Was draußen ist, wir wissens aus des Tiers | Antlitz
allein; denn schon das frühe Kind | wenden wir um und zwingens, daß es rückwärts |
Gestaltung sehe, nicht das Offne, das | im Tiergesicht so tief ist. Frei von Tod. | Ihn sehen
wir allein; das freie Tier | hat seinen Untergang stets hinter sich | und vor sich Gott, und
wenn es geht, so gehts | in Ewigkeit, so wie die Brunnen gehen. | Wir haben nie, nicht
einen einzigen Tag, | den reinen Raum vor uns, in den die Blumen | unendlich aufgehn.
Immer ist es Welt | und niemals Nirgends ohne Nicht: das Reine, | Unüberwachte, das
man atmet und | unendlich weiß und nicht begehrt. Als Kind | verliert sich eins im Stilln
an dies und wird | gerüttelt. Oder jener stirbt und ists. | Denn nah am Tod sieht man den
Tod nicht mehr | und starrt hinaus, vielleicht mit großem Tierblick. | Liebende, wäre
nicht der andre, der | die Sicht verstellt, sind nah daran und staunen ... |
rainer maria rilke 259
Wie aus Versehn ist ihnen aufgetan | hinter dem andern ... Aber über ihn | kommt keiner
fort, und wieder wird ihm Welt. | Der Schöpfung immer zugewendet, sehn | wir nur auf
ihr die Spiegelung des Frein, | von uns verdunkelt. Oder daß ein Tier, | ein stummes,
aufschaut, ruhig durch uns durch. | Dieses heißt Schicksal: gegenüber sein | und nichts als
das und immer gegenüber. || Wäre Bewußtheit unsrer Art in dem | sicheren Tier, das uns
entgegenzieht | in anderer Richtung –, riß es uns herum | mit seinem Wandel. Doch sein
Sein ist ihm | unendlich, ungefaßt und ohne Blick | auf seinen Zustand, rein, so wie sein
Ausblick. | Und wo wir Zukunft sehn, dort sieht es Alles | und sich in Allem und geheilt
für immer. || Und doch ist in dem wachsam warmen Tier | Gewicht und Sorge einer
großen Schwermut. | Denn ihm auch haftet immer an, was uns | oft überwältigt, – die
Erinnerung, | als sei schon einmal das, wonach man drängt, | näher gewesen, treuer und
sein Anschluß | unendlich zärtlich. Hier ist alles Abstand, | und dort wars Atem. Nach
der ersten Heimat | ist ihm die zweite zwitterig und windig. |
260 rainer maria rilke
O Seligkeit der kleinen Kreatur, | die immer bleibt im Schooße, der sie austrug; | o Glück
der Mücke, die noch innen hüpft, | selbst wenn sie Hochzeit hat: denn Schooß ist Alles. |
Und sieh die halbe Sicherheit des Vogels, | der beinah beides weiß aus seinem Ursprung,
| als wär er eine Seele der Etrusker, | aus einem Toten, den ein Raum empfing, | doch mit
der ruhenden Figur als Deckel. | Und wie bestürzt ist eins, das fliegen muß | und stammt
aus einem Schooß. Wie vor sich selbst | erschreckt, durchzuckts die Luft, wie wenn ein
Sprung | durch eine Tasse geht. So reißt die Spur | der Fledermaus durchs Porzellan des
Abends. || Und wir: Zuschauer, immer, überall, | dem allen zugewandt und nie hinaus! |
Uns überfüllts. Wir ordnens. Es zerfällt. | Wir ordnens wieder und zerfallen selbst. || Wer
hat uns also umgedreht, daß wir, | was wir auch tun, in jener Haltung sind | von einem,
welcher fortgeht? Wie er auf | dem letzten Hügel, der ihm ganz sein Tal | noch einmal
zeigt, sich wendet, anhält, weilt –, | so leben wir und nehmen immer Abschied.
rainer maria rilke 261
1.
¡Respirar, invisible poema! Todo el tiempo
espacio sideral, por el propio ser
puramente canjeado. Contrapeso,
en el que rítmicamente se da mi acaecer.
Única onda, cuyo
mar gradüal soy yo;
de espacio, lucro:
de los mares posibles, tú el más parco de todos.
En los espacios, cuántos de estos sitios
estuvieron ya dentro de mí. Varios vïentos
son como mis hijos.
¿Me reconoces, aire, de lugares antes míos colmado?
Tú, lisa corteza en un tiempo,
cimbra y hoja de mis vocablos.
12.
Quiere la mutación. Que te entusiasme, oh, la llama,
se te sustrae allí una cosa, que transmutaciones ostenta;
el proyectante espíritu aquél, que lo terrenal gobïerna,
el punto de inflexión tan sólo en el brío de la figura ama.
Lo que en permanencia se encierra, eso es ya lo atiesado;
¿al amparo del gris deslucido se cree seguro?
Espera, algo muy duro advierte desde lejos a lo duro.
¡Ay…: un martillo ausente tiene el golpe preparado!
[aus Die Sonette an Orpheus - Zweiter Teil]
1. ||Atmen, du unsichtbares Gedicht! | Immerfort um das eigne | Sein rein eingetauschter
Weltraum. Gegengewicht, | in dem ich mich rhythmisch ereigne. || Einzige Welle, deren |
allmähliches Meer ich bin; | sparsamstes du von allen möglichen Meeren, – | Raumgewinn. ||
Wieviele von diesen Stellen der Räume waren schon | innen in mir. Manche Winde | sind wie
mein Sohn. || Erkennst du mich, Luft, du, voll noch einst meiniger Orte? | Du, einmal glatte
Rinde, | Rundung und Blatt meiner Worte.
12. || Wolle die Wandlung. O sei für die Flamme begeistert, | drin sich ein Ding dir entzieht, das
mit Verwandlungen prunkt; | jener entwerfende Geist, welcher das Irdische meistert, | liebt in
dem Schwung der Figur nichts wie den wendenden Punkt. || Was sich ins Bleiben verschließt,
schon ists das Erstarrte; | wähnt es sich sicher im Schutz des unscheinbaren Grau’s? | Warte, ein
Härtestes warnt aus der Ferne das Harte. | Wehe –: abwesender Hammer holt aus! ||
262 rainer maria rilke
18.
Bailarina: oh, traslado
de todo transcurso en marcha: cuál fue tu ofrenda.
Y el vórtice al final, de movimiento ese árbol,
¿no tomó del año alcanzado posesión entera?
¿No floreció, por que tu reciente oscilación
la rondara, su cima, súbita, de quietud?
Y sobre ella, no era sol, verano, el calor,
este calor innúmero que irradiabas tú?
Pero daba también, tu árbol del éxtasis, daba.
No son sus frutos serenos: la jarra,
madurando listada, y el florero, más maduro?
Y en las imágenes: ¿no ha quedado el dibujo,
que el rasgo oscuro de tu ceja
raudo en la valla de la propia vuelta escribiera?
Wer sich als Quelle ergießt, den erkennt die Erkennung; | und sie führt ihn entzückt
durch das heiter Geschaffne, | das mit Anfang oft schließt und mit Ende beginnt. || Jeder
glückliche Raum ist Kind oder Enkel von Trennung, | den sie staunend durchgehn. Und
die verwandelte Daphne | will, seit sie lorbeern fühlt, daß du dich wandelst in Wind.
18. || Tänzerin: o du Verlegung | alles Vergehens in Gang: wie brachtest du’s dar. | Und
der Wirbel am Schluß, dieser Baum aus Bewegung, | nahm er nicht ganz in Besitz das
erschwungene Jahr? || Blühte nicht, daß ihn dein Schwingen von vorhin umschwärme,
| plötzlich sein Wipfel von Stille? Und über ihr, | war sie nicht Sonne, war sie nicht
Sommer, die Wärme, | diese unzählige Wärme aus dir? || Aber er trug auch, er trug, dein
Baum der Ekstase. | Sind sie nicht seine ruhigen Früchte: der Krug, | reifend gestreift,
und die gereiftere Vase? || Und in den Bildern: ist nicht die Zeichnung geblieben, | die
deiner Braue dunkler Zug | rasch an die Wandung der eigenen Wendung geschrieben?
rainer maria rilke 263
29.
A un amigo de Wera.
29. || An einen Freund Weras. || Stiller Freund der vielen Fernen, fühle, | wie dein Atem noch
den Raum vermehrt. | Im Gebälk der finstern Glockenstühle | laß dich läuten. Das, was
an dir zehrt, || wird ein Starkes über dieser Nahrung. | Geh in der Verwandlung aus und
ein. | Was ist deine leidendste Erfahrung? | Ist dir Trinken bitter, werde Wein. || Sei in
dieser Nacht aus Übermaß | Zauberkraft am Kreuzweg deiner Sinne, | ihrer seltsamen
Begegnung Sinn. || Und wenn dich das Irdische vergaß, | zu der stillen Erde sag: Ich
rinne. | Zu dem raschen Wasser sprich: Ich bin.
Rose, oh reiner Widerspruch, Lust, | niemandes Schlaf zu sein unter soviel | Lidern.
264 rainer maria rilke
Komm du, du letzter, den ich anerkenne, | heilloser Schmerz im leiblichen Geweb: | wie
ich im Geiste brannte, sieh, ich brenne | in dir; das Holz hat lange widerstrebt, | der
Flamme, die du loderst, zuzustimmen, | nun aber nähr’ ich dich und brenn in dir. | Mein
hiesig Mildsein wird in deinem Grimmen | ein Grimm der Hölle nicht von hier. | Ganz
rein, ganz planlos frei von Zukunft stieg | ich auf des Leidens wirren Scheiterhaufen, |
so sicher nirgend Künftiges zu kaufen | um dieses Herz, darin der Vorrat schwieg. | Bin
ich es noch, der da unkenntlich brennt? | Erinnerungen reiß ich nicht herein. | O Leben,
Leben: Draußensein. | Und ich in Lohe. Niemand der mich kennt. || [Verzicht. Das ist
nicht so wie Krankheit war | einst in der Kindheit. Aufschub. Vorwand um | größer zu
werden. Alles rief und raunte. | Misch nicht in dieses was dich früh erstaunte]
Hermann Hesse 10
Sueño
Traum ||| Aus einem argen Traum aufgewacht | Sitz ich im Bett und starre in die Nacht
|| Mir graut vor meiner eigenen Seele tief, | Die solche Bilder aus dem Dunklen rief.
|| Die Sünden, die ich da im Traum getan, | Sind sie mein eigen Werk? Sind sie nur
Wahn? || Ach, was der schlimme Traum mir offenbart, | Ist bitter wahr, ist meine eigene
Art. || Aus eines unbestochenen Richters Mund | Ward mir ein Flecken meines Wesens
kund. || Zum Fenster atmet kühl die Nacht herein | Und schimmert nebelhaft in grauem
Schein. || O süßer, lichter Tag, komm du heran | Und heile, was die Nacht mir angetan!
|| Durchleuchte mich mit deiner Sonne, Tag, | Daß wieder ich vor dir bestehen mag! ||
Und mach mich, ob’s auch in Schmerzen sei, | Vom Grauen dieser bösen Stunde frei!
266 hermann hesse
Etapas
Stufen ||| Wie jede Blüte welkt und jede Jugend | Dem Alter weicht, blüht jede Lebensstufe,
| Blüht jede Weisheit auch und jede Tugend | Zu ihrer Zeit und darf nicht ewig dauern.
| Es muß das Herz bei jedem Lebensrufe | Bereit zum Abschied sein und Neubeginne,
| Um sich in Tapferkeit und ohne Trauern | In andre, neue Bindungen zu geben. | Und
jedem Anfang wohnt ein Zauber inne, | Der uns beschützt und der uns hilft, zu leben.
|| Wir sollen heiter Raum um Raum durchschreiten, | An keinem wie an einer Heimat
hängen, | Der Weltgeist will nicht fesseln uns und engen, | Er will uns Stuf ’ um Stufe
heben, weiten. | Kaum sind wir heimisch einem Lebenskreise | Und traulich eingewohnt,
so droht Erschlaffen, | Nur wer bereit zu Aufbruch ist und Reise, | Mag lähmender
Gewöhnung sich entraffen. || Es wird vielleicht auch noch die Todesstunde |Uns neuen
Räumen jung entgegen senden, | Des Lebens Ruf an uns wird niemals enden… | Wohlan
denn, Herz, nimm Abschied und gesunde!
hermann hesse 267
Escrito en la arena
In Sand geschrieben ||| Daß das Schöne und Berückende | Nur ein Hauch und Schauer
sei, | Daß das Köstliche, Entzückende, | Holde ohne Dauer sei: | Wolke, Blume,
Seifenblase, | Feuerwerk und Kinderlachen, | Frauenblick im Spiegelglase | Und viel andre
wunderbare Sachen, | Daß sie, kaum entdeckt, vergehen, | Nur von Augenblickes Dauer, |
Nur ein Duft und Windeswehen, | Ach, wir wissen es mit Trauer. | Und das Dauerhafte,
Starre | Ist uns nicht so innig teuer: | Edelstein mit kühlem Feuer, | Glänzendschwere
Goldesbarre; | Selbst die Sterne, nicht zu zählen, | Bleiben fern und fremd, sie gleichen
| Uns Vergänglichen nicht, erreichen | Nicht das Innerste der Seelen. | Nein, es scheint
das innigst Schöne, | Liebenswerte dem Verderben | Zugeneigt, stets nah am Sterben, |
Und das Köstlichste: die Töne | Der Musik, die im Entstehen | Schon enteilen, schon
vergehen, | Sind nur Wehen, Strömen, Jagen | Und umweht von leiser Trauer, | Denn
auch nicht auf Herzschlags Dauer |
268 hermann hesse
septiembre de 1947
Lassen sie sich halten, bannen; | Ton um Ton, kaum angeschlagen, | Schwindet schon und
rinnt von dannen. | So ist unser Herz dem Flüchtigen, | Ist dem Fließenden, dem Leben
| Treu und brüderlich ergeben, | Nicht dem Festen, Dauertüchtigen. | Bald ermüdet uns
das Bleibende, | Fels und Sternwelt und Juwelen, | Uns in ewigem Wandel treibende |
Wind- und Seifenblasenseelen, | Zeitvermählte, Dauerlose, | Denen Tau am Blatt der
Rose, | Denen eines Vogels Werben, | Eines Wolkenspieles Sterben, | Schneegeflimmer,
Regenbogen, | Falter, schon hinweggeflogen, | Denen eines Lachens Läuten, | Das uns
im Vorübergehen | Kaum gestreift, ein Fest bedeuten | Oder wehtun kann. Wir lieben, |
Was uns gleich ist, und verstehen, | Was der Wind in Sand geschrieben. || September 1947
Kurt Schw itters 11
A Ana Flor
An Anna Blume ||| Oh Du, Geliebte meiner 27 Sinne, ich liebe Dir! | Du, Deiner, Dich
Dir, ich Dir, Du mir, - - - - wir? | Das gehört beiläufig nicht hierher! || Wer bist Du,
ungezähltes Frauenzimmer, Du bist, bist Du? | Die Leute sagen, Du wärest. | Laß sie
sagen, sie wissen nicht, wie der Kirchturm steht. || Du trägst den Hut auf Deinen Füßen
und wanderst auf die Hände, | Auf den Händen wanderst Du. || Halloh, Deine roten
Kleider, in weiße Falten zersägt, | Rot liebe ich Anna Blume, rot liebe ich Dir. | Du,
Deiner, Dich Dir, ich Dir, Du mir, - - - - - wir? | Das gehört beiläufig in die kalte Glut!
| Anna Blume, rote Anna Blume, wie sagen die Leute? || Preisfrage: | 1.) Anna Blume
hat ein Vogel, | 2.) Anna Blume ist rot. | 3.) Welche Farbe hat der Vogel. || Blau ist die
Farbe Deines gelben Haares, | Rot ist die Farbe Deines grünen Vogels, | Du schlichtes
Mädchen im Alltagskleid, | Du liebes grünes Tier, ich liebe Dir! | Du Deiner Dich Dir,
ich Dir, Du mir, - - - - wir? | Das gehört beiläufig in die - - - Glutenkiste. || Anna Blume,
Anna, A - - - - N - - - - N - - - - A! | Ich träufle Deinen Namen. |
270 kurt schwitters
alrededor de 1919
Dein Name tropft wie weiches Rindertalg. | Weißt Du es Anna, weißt Du es schon, |
Man kann Dich auch von hinten lesen. | Und Du, Du Herrlichste von allen, | Du bist
von hinten, wie von vorne: | A - - - - - - N - - - - - - N - - - - - - A. | Rindertalg träufelt
STREICHELN über meinen Rücken. | Anna Blume, | Du tropfes Tier, | Ich - - - - - - -
liebe - - - - - - - Dir! || um 1919
Apéndice
S tefan George
Proemio a Maximin
(trad. en colaboración con Lilian Gorter.)
Sobre la poesía
I
En la poesía –como en toda actividad artísitica– todo el que aún está
dominado por el afán de querer ‹decir› algo de querer producir algún
efecto no es digno de ingresar tan siquiera en el atrio del arte.
Todo espíritu discrepante toda sutilización y altercado con la vida evi-
dencia un estado de pensamiento aún desordenado y debe permanecer
excluido del arte.
Al valor de la poesía no lo decide el sentido (de lo contrario sería ella
acaso sabiduría erudición) sino la forma esto es nada exterior en absolu-
to sino aquello hondamente suscitante en medida y sonido en virtud de
lo cual en todas las épocas los primigenios los maestros se han diferen-
ciado de la posteridad de los artistas de segundo orden.
El valor de una poesía tampoco está determinado por un hallazgo in-
dividual en el verso la estrofa o fracción mayor por más afortunado que
fuera .. sólo la combinación · la relación recíproca de las distintas partes
· la necesaria consecuencia de un elemento a partir del otro caracteriza
la alta poesía.
La rima es un mero juego de palabras cuando entre las palabras unidas
por ella no existe una íntima unión.
Ritmos libres significa tanto como blanca negrura · quien no pueda
moverse bien en el ritmo que ande sin ataduras.
La medida más estricta es a la vez la suprema libertad.
II
La esencia de la poesía como del sueño: que el Yo y el Tú · Aquí y Allí ·
Una vez y Ahora existan uno junto al otro y lleguen a ser una y la misma
cosa.
La impresión más honda · la sensación más intensa no garantizan un
buen poema. Ambas deben primero convertirse en el sonoro estado de
ánimo que exige cierta paz · incluso cierto regocijo. Esto explica por qué
no es genuino todo poema que aporte negrura sin ningún rayo de luz. A
algo semejante se aludía probablemente antes con lo ‹ideal›.
280 stefan george
Una carta
[Fragmento]
Ésta es la carta que Philip Lord Chandos, hijo menor del Conde
de Bath, escribió a Francis Bacon, posteriormente Lord Verulam
y vizconde Saint Albans, para disculparse ante este amigo por su
entera renuncia a la actividad literaria.
[…]
Para expresarme en forma concisa: la existencia entera se me apa-
recía por aquel entonces en una especie de ebriedad persistente como
una gran unidad: el mundo espiritual y el mundo físico no me parecían
configurar oposición alguna, como así tampoco el modo de ser palacie-
go y animal, el arte y el no-arte, la soledad y la sociedad; en todo sentía
yo naturaleza, en los desvíos de la demencia, tanto como en los más
extremos refinamientos de un ceremonial español; en las majaderías de
jóvenes aldeanos no menos que en las más dulces alegorías; y en toda
naturaleza me sentía a mí mismo; cuando en mi cabaña de caza bebía,
incorporando en mí, la tibia leche espumosa que una criada hirsuta or-
deñara de una hermosa vaca de ojos suaves, derramándola desde la ubre
a un cubo de madera, no era esto para mí distinto a cuando sentado en
el banco empotrado en la ventana de mi estudio, sorbía de un infolio
el dulce y espumoso sustento del espíritu. Una cosa era como la otra;
ninguna cedía ante la otra, ni en su naturaleza de ensueño, suprate-
rrenal, ni en su vehemencia corpórea, y así se continuaban a través de
todo el espectro de la vida, a diestra y a siniestra; por doquier, estaba yo
plenamente dentro de ella, jamás percibí algo aparencial: o bien, tenía el
presentimiento de que todo sería semejanza y cada criatura una clave de
las otras, y me sentía por cierto aquél que estaría en condiciones de asir
una tras otra por el copete, y abrir con ésta de par en par tantas de las
otras, como fuera ella capaz de abrir. En tal medida, se explica el título
que me proponía dar a aquel libro enciclopédico.
A aquél que esté abierto a tales sentimientos, podría parecerle el plan
bien dispuesto de una providencia divina, el que desde una arrogancia
tan presumida, mi espíritu tuviera que desplomarse a este extremo de
pusilanimidad y de flaqueza, que constituye ahora el estado permanente
de mi ánimo. Pero semejantes concepciones religiosas no tienen fuerza
alguna sobre mí; son parte de las telarañas que atraviesan, precipitados,
mis pensamientos, saliendo al vacío, mientras muchos de sus compañe-
ros de viaje quedan allí adheridos y encuentran una paz. Los misterios
de la fe se han condensado para mí en una excelsa alegoría, que se yer-
280 hugo von hofmannsthal
parecía tan indemostrable, tan mendaz, tan poroso como pueda ser po-
sible. Mi espíritu me compulsaba a ver todas las cosas que aparecían en
un diálogo semejante, en una turbadora cercanía: así como una vez había
visto en una lente de aumento un trozo de piel de mi dedo meñique,
que semejaba un campo raso con surcos y elevaciones, así me acaecía
ahora con los hombres y con sus actos. Ya no lograba aprehenderlos con
la mirada simplificadora de la costumbre. Todo se me desintegraba en
partes y las partes a su vez en partes, y nada se dejaba abarcar ya con un
concepto. Las palabras en particular flotaban en torno mío; se cuajaban,
transformándose en ojos que me miraban con fijeza y cuyo interior, a mi
vez, no podía yo evitar mirar: son vórtices, hacia los que me da vértigo
hacer descender la mirada, vórtices que giran incesantemente, y a través
de los cuales se llega al vacío.
[…]
Rainer Maria Ril ke
profundo, en el que podría empezar a ser capaz? Quiero andar cada ca-
mino de regreso hasta ese principio, y todo lo que he hecho ha de haber
sido nada, más exiguo que el barrido de un umbral, al que el próximo
huésped vuelve a llevar la huella del camino. Tengo en mí paciencia para
siglos, y quiero vivir, como si fuera mi tiempo muy extenso. Quiero con-
centrarme a partir de todas las dispersiones, y de los empleos demasiado
rápidos recuperar lo mío y reservarlo. Pero oigo voces, que me quieren
bien, y pasos, que se acercan, y mis puertas se mueven… Y cuando busco
a las personas, no me aconsejan y no saben lo que tengo en mente. Y
frente a los libros estoy de igual modo (igualmente desvalido), y tam-
poco me valen, como si fueran también ellos aún demasiado personas…
Sólo las cosas me hablan. Las cosas de Rodin, las cosas de las catedrales
góticas, las cosas de la antigüedad: todas las cosas que son cosas acaba-
das. Ellas me remiten a los modelos; al mundo vivo y movido, visto sim-
plemente y sin interpretación, como motivo para las cosas. Comienzo a
ver algo nuevo: a menudo son ya las flores para mí infinitamente tanto, y
de los animales me llegaron sugerencias de extraño tipo. Y aun a las per-
sonas las experimento ya a veces así, las manos viven en algún sitio, las
bocas hablan, y lo contemplo todo más tranquilo y con mayor equidad.
Pero me sigue faltando la disciplina, el poder trabajar y tener que
trabajar, que ansío desde hace años. ¿Me falta la fuerza? ¿Está enferma
mi voluntad? ¿Es el ensueño en mí, lo que inhibe toda acción? Los días
pasan, y a veces oigo pasar a la vida. Y aún no ha ocurrido nada, aún no
hay nada real a mi alrededor; y me divido sin cesar y fluyo disgregán-
dome,… y quisiera sin embargo tanto correr en un lecho, y crecer. Pues,
¿no es cierto, Lou, que así ha de ser: que hemos de ser como un torrente
y no entrar en canales y llevar agua a los prados? ¿No es cierto, que he-
mos de congregarnos y murmurar? Quizás nos esté permitido, cuando
seamos muy viejos, alguna vez, en la hora última, ceder, extendernos y
desembocar en un delta…
286 rainer maria rilke
Suyo
R. M. Rilke
Expresionismo (1910-1925)
Else Lasker-Sch ül er 1
Ein alter Tibetteppich ||| Deine Seele, die die meine liebet, | Ist verwirkt mit ihr im
Teppichtibet. || Strahl in Strahl, verliebte Farben, | Sterne, die sich himmellang umwarben.
|| Unsere Füsse ruhen auf der Kostbarkeit, | Maschentausendabertausendweit. || Süsser
Lamasohn auf Moschuspflanzentron, | Wie lange küsst dein Mund den meinen wohl |
Und Wang die Wange buntgeknüpfte Zeiten schon?
Al fred Mombert 2
Gott ist vom Schöpferstuhl gefallen, | hinunter in die Donnerhallen | des Lebens und
der Liebe. | Er sitzt beim Fackelschein | und trinkt seinen Wein | zwischen borstigen
Gesellen, | die von Weib und Meerflut überschwellen. | Und der Mond rollt über die
Wolkenberge | durch die gestirnte Meernacht, | und die großen Werke | sind vollendet
und vollbracht.
»Ob’s möglich ist, hier einen Weg zu bahnen…« | Das ist das Wort, das ich mir oftmals sage |
im Tiefen-Bewußtsein, währenddeß mein Geist | eindringt in eine Welt urgroßer Bilder.
| Unbewegt lagern sie, | den Wanderer anschauend. | Hier hängt ein Vogel seine Flügel
über mich, | daß ich wie in Höhlen stehe. | Aufblickend seh’ ich wunderbare Sterne | den
Federn eingefügt, ein Nacht-Gewölbe | strahlt über mir, und macht in Wonne staunen.
| Dann saust das auf, dann wirbeln Blätter nieder | aus Wipfeln eines Welt-Baums. |
Niederblickend seh’ ich schillernden Strom | an mir vorübergleiten, der treibt die Blätter |
295
über meinem Spiegelbild dahin. | Liegen muß ich, übers Wasser starren, | bis Etwas wie
ein Greis mich weckt, eine Bergstange | mir in die Hände legt. Ich merk’ es jetzt: | Ich
bin im Eisgebirg. Das Mondlicht silbert | an scharfen Zinnen. Und ich stehe; schaue...
| Eine Sonne schau’ ich. Glutrot | hängt sie über drei Weltmeeren. | In alle drei tropft
ihre Glut hinunter | und sinkt durch Wogen sichtbar bis in Grund. | An jedem der drei
Meere | sitzt ein Ufer-Greis mit einer Angel | in tiefem Sinnen. | Er fischt Gluttropfen
aus den dunklen Wogen, | er legt sie auf die Hand, und läßt sie glühen, | und blickt aus
traumalten Augen | in tiefe Himmel. || »Ob’s möglich ist, hier einen Weg zu bahnen.«
| Das ist das Wort, das tief im Haupte nistet | und mir oftmals den Fuß rührt und die
Hände. | ’s ist das, was »Mensch« ist, und »das Leben« ist; | ’s ist das, was einzig einen
Namen trägt. | Doch Alles Andre, das ist Namenloses; | und lagert; und blickt mich an. |
Und dran zu denken, wie dies Wort | mir in das Haupt kam, und warum es kam – | auch
das ist Namenloses; | und lagert; und blickt mich an.
August S tramm 3
Casa de citas
Sueño
Freudenhaus ||| Lichte dirnen aus den Fenstern | die Seuche | spreitet an der Tür | und
bietet Weiberstöhnen aus! | Frauenseelen schämen grelle Lache! | Mutterschöße gähnen
Kindestod! | Ungeborenes | geistet | dünstelnd | durch die Räume! | Scheu | im Winkel
| schamzerpört | verkriecht sich | das Geschlecht!
Traum ||| Durch die Büsche winden Sterne | Augen tauchen blaken sinken | Flüstern
plätschert | Blüten gehren | Düfte spritzen | Schauer stürzen | Winde schnellen prellen
schwellen | Tücher reißen | Fallen schrickt in tiefe Nacht.
297
Campo de batalla
* Aunque otros traducen aquí Geschlecht por ‹sexo›, nos decidimos por ‹estirpe› –cfr.
Ungeborenes (des Ungeborenen Pfad… [«el sendero del no nacido», etc.], Geschlecht
–«das verfluchte Geschlecht» [«la estirpe maldita», etc.] en G. Trakl–.
** winden [como reflexivo y no reflexivo] ‹(re)torcer, enroscarse, entretejer(se), girar,
trenzar, devanar, serpentear›, etc. Otro verbo homónimo deriva de Wind, ‹viento›;
como impersonal (es windet), se usa ocasionalmente con el sentido de ‹ventear›, ‹soplar
el viento›, o bien, en el lenguaje de la venatoria, de ‹tomar el viento el animal con el
olfato›. Traducimos libremente ‹huracanar› (como no reflexivo) intentando, sobre la
idea fundamental de ‹(re)torcer(se)›, con la elisión del reflexivo del original (sich) y en
3ra. persona singular, recuperar también estas últimas acepciones. [Cfr. el comentario
de Herwarth Walden en el Nr. 22 de Der Sturm, 1916.]
Schlachtfeld ||| Schollenmürbe schläfert ein das Eisen | Blute filzen Sickerflecke | Roste
krumen | Fleische schleimen | Saugen brünstet | um Zerfallen. | Mordesmorde | Blinzen
| Kinderblicke
Victor Hadw ig er 4
El caminante
Der Wandrer ||| Wenn unter uns ein Wanderer ist – | dem schrieben es die Sterne in
die Seele, | der hat es in den Augen tief geprägt: | Weil ich ein Wandrer bin. | So
leise schauert die Johannisnacht, | Glühwürmchen streichen. | Das hat der Mond sich
ausgedacht, | wenn so die Schleier weichen, | da hat der Mond den Vorhang weggerückt
| mit seinen lichten Fingern, was sich schmiegt und biegt | das alles hat der Mond
entdeckt. || Es geht ein Lied vom Sommerhauch getragen, | ein Lied aus fernen Fernen
geht umher. | Hörst du die Blumen fragen? | Sie kennen ihn nicht mehr. | Es ist der
Wandrer. – | Schlaf, Süßchen, alle Sterne schlafen | und weben ihre Schleier um dein
Haupt | und Sommerfäden um die Seele dir. | So leise schauert die Johannisnacht | ob
Reif und Eis – | Wenn unter uns ein Wandrer ist.
299
Pequeñas tumbas
Kleine Gräber ||| Ich wollte in deine Seele ragen | wie eine Palme in den Mittag. | Ich
wollte deiner bangen Bußfahrt ein Priester sein, | aber ich blieb nur einen Tag, mein
Liebling. || Früh sind wir vergangen mit unsern Geigen, | unsere Schwäche wuchs in
die Erde zurück | mit kahler Krone. | Wir starben, da wir noch Kinder waren, | unter die
weinenden Wiesen starben wir hinunter, | unsern sanften Frühling haben wir | neben
unsere Geigen gebettet. | Wir sehen uns nicht, wir verstehen uns nicht, | nur unsere
Hände fühlen einander. | In unsern Saiten schlummern die Choräle des Lebens, | und aus
den Köpfen der Kleinsten sprießen die Blumen.
Paul Zech 5
Estación de bombeo
Nächtlicher Marktplatz ||| Der grelle Strahl verzierter Kandelaber | schlägt breit auf das
verregnete Gestein. | Vorm Wachtturm halten in zwei graden Reihn | kopfhängerisch
die dürren Droschkentraber. || Schlafäugig schaun viel Fenster in das Blinken | der
Lichter auf dem Brunnen von Porphyr. | Ein schwarzer Wächter huscht von Tür zu Tür
| und prüft das Riegelwerk verstaubter Klinken. || Ein hagres Weib, geputzt und frech
geschminkt, | hockt regungslos wie eine Spinne | im Dunkel eines Tors und spannt die
Sinne, || bis einer, dem Gelüste das Blut zerwühlen, | das süße Gift mit Zartgefühlen |
von ihren hartzerbissnen Lippen trinkt.
Pumpwerk ||| Der Dynamo, auf weißer Fliesen Haut geschraubt, | heult dumpf wie
Brandung. An den Manometerskalen | vibrieren Zeiger, doppelzüngige Spiralen |
von Zahl zu Zahl. Das Kolbenungeheuer schnaubt || durch Bäche Öl, tobt ichlos,
wutgeschwellt | wie heiße Pantherläufe hinter einem Gitter. |
301
El caballo de la mina
Der Räderberge fernher schwingendes Gewitter | bläst auf den Pistons Nervenarien,
blitzbegrellte. || …Winziger Mensch du, der den Hebel packt: | der Kolben Anarchie
mit einem Griff zu zähmen, | der Mühlen malmendes Gewicht zu lähmen, || winziger
Mensch: wie deine Lippen spielend | Gedanken ziehn das Luftreich zu durchkielen! | Du
stöhnst!…Tief tobt der Schacht, ein roter Katarakt.
Das Grubenpferd ||| So schwarz weint keine Nacht am schwarzen Gitter | wie in dem
schwarzen Schacht das blinde Pferd. | Ihm ist, als ob die Wiese, die es bitter | in jedem
Heuhalm schmeckt, nie wiederkehrt. || Es wittert durch das schwarze Fleisch der Steine |
den Tod und sieht ihn mit den toten Augen an, | und ist mit ihm die ganze Nacht alleine
| und geht nur widerwillig ins Gespann. || Der Knabe, der es durch die Gänge treibt, |
will es mit Brot und Zucker fröhlich machen. | …Es kann nicht mehr wie andere Pferde
lachen. | In seinen Augen wurmt die Nacht und bleibt. || Nur manchmal, wenn mit dem
Geruch von Laub | waldfrisches Holz nach unten wird gefahren –: | hebt es den Kopf und
beißt sich in den Haaren | des Knaben fest und stampft ihn in den Staub. ||
302 paul zech
Und rast durch schwarzer Schächte Labyrinth | und stürzt im Fliehn die steile
Felsentreppe | herab und wiehert durch die grüne Steppe, | auf der die toten Pferde
mächtig sind.
Flußlandschaft in Flandern ||| Die Abendwolken tauchen aus der Flut, | aus dunklem
Wald herauf wie rosa Pelikane | und schreiten, eine führerlose Karawane, | ins späte Blau
mit windbewegtem Mut. || Das Strombett liegt gerötet, fischblutkalt, | tief in den Grund
karierter Felder eingeschnitten | und sucht sich neue Mündungen und Mitten | am Dorf
vorbei, dem großen Block Basalt, || der unverrückbar in der Landschaft liegt. | Scharlach
und Schwefel sind die Farben ferner Dächer, | die noch ein Rudel Aeroplane überfliegt, ||
bis aus dem unsichtbaren Train im Tal | Scheinwerfer aufstehn und dem weißen Fächer |
das Projektil entschlüpft, blank wie ein Aal.
paul zech 303
Einmal bin ich Ich und einmal Du ||| Mit dem Apfel fiel mein schönster Traum | dumpf
hinunter in den Nebelschaum. | Grauer Regen scharrt die Toten ein, | bin im Dunkel nicht
mehr so allein. || Goldner Wald wird schwarzes Geisterhaus, | Rabenflügel fahren ein und
aus. | Alle Blätterfarben sind verbrannt, | Endlos fällt ein sanfter Schnee aufs Land. || In
dem atemtief durchwärmten Schacht | wart ich ruhig auf die Frühlingsnacht. | Wurzelfaser,
Strom und Saftgerinn: | wieder steht mein Ich am Urbeginn. || Immer ist Verwandelung
in mir: | Erdenkrume, Blumenblatt und Tier. | Einmal bin ich Ich und einmal Du, | ewig
schließt der gleiche Ring uns zu. || Alles ist nur Gang und Weitergehn, | keine Stunde
bleibt am Wege stehn. | Auch der ausgestirnte Raum ist nur | hohes Tor zu einer neuen
Spur, || zu dem donnerdunklen Du und Ich, | nichts verschwistert, nichts vernichtet sich. |
Einmal bin ich Ich und einmal Du, | ewig schließt der gleiche Ring uns zu.
304 paul zech
Ben Goebbeles6
Ben Goebbeles ||| Als er bei dem jiddischen Magister Gundelfinger | von George, Stephan
hörte und den Maximin | kaum am Rand begriff, da wollt er sein ein Fahnenschwinger | für
den großen Dichter und Prozente daraus ziehn, || Versprozente nämlich für sein eigenes
Gemächte. | Doch die Füße der Trochäen droschen leeres Bohnenstroh. | Und er schrieb
die Tage und er schrieb die Nächte | an Thusnelden, Alariche und an Genofefen oder so.
|| Nur der Markt, wo man die pornographischen Belange | an den Mann bringt, war auf
solchen Braunkohl nicht erpicht. | Außerdem war eine andere Mode noch im Gange. |
Und da schob er fuchsig ab und knurrte: Na, denn nicht! || Und ging hin zu Adolf. Und
dem Adolf fuhr es in die Knochen | als er dieses große Maulwerk vor sich sah, | und so
knusprig hat ihm noch kein Aas was vorgesprochen | und er sagte: Aber Tünnes, warum
bist du jetzt erst da? || Und es ging ihm gut bei Adolf und es ging ihm immer besser, |
Tränengas und weiße Mäuse waren sein Revier. | Und in seinem Hundertpferdewagen
saß er wie ein kesser | Lude und vermanschte haufenweise Druckpapier. || Einmal stand
er vor dem Spiegel, ganz zerknittert, | weil er sein Gesicht nicht fand (das nur aus einem
Spalt | breit von Ohr zu Ohr bestand) und hat das Glas zersplittert. | Und im Angriff
schrieb er: die Kommune hat ihm eins geknallt. ||
paul zech 305
Das war eine ganz gemeine Lüge, eine Meisterlüge sozusagen, | und der Dichter dieser
Lüge wurde reif für ein Ministeramt. | Und weil alle Nazilügen diesen Stempel tragen,
| weiß man auch aus welcher Küche das Gemüse stammt. || Und noch immer weiter
wächst ihm die Kloake in die Breite, | bis der Lügenring, der fleischerne, sich endlich
schließt. | Bleibt nur das Panoptikum; das heißt: wenn der Gefreite | ihn nicht vorher
schon. Oder auf der Flucht erschießt.
306 paul zech
El jacarandá
Epitafio
Forma es deleite
Form ist Wollust ||| Form und Riegel mußten erst zerspringen | Welt durch
aufgeschlossene Röhren dringen; | Form ist Wollust, Friede, himmlisches Genügen, |
Doch mich reißt es, Ackerschollen umzupflügen. | Form will mich verschnüren und
verengen, | Doch ich will mein Sein in alle Weiten drängen – | Form ist klare Härte ohn’
Erbarmen, | Doch mich treibt es zu den Dumpfen, zu den Armen, | Und in grenzenlosem
Michverschenken | Will mich Leben mit Erfüllung tränken.
Georg He ym 8
El suburbio
Die Vorstadt ||| In ihrem Viertel, in dem Gassenkot, | Wo sich der große Mond durch
Dünste drängt, | Und sinkend an dem niedern Himmel hängt, | Ein ungeheurer Schädel,
weiß und tot, || Da sitzen sie die warme Sommernacht | Vor ihrer Höhlen schwarzer
Unterwelt, | Im Lumpenzeuge, das vor Staub zerfällt | Und aufgeblähte Leiber sehen
macht. || Hier klafft ein Maul, das zahnlos auf sich reißt. | Hier hebt sich zweier Arme
schwarzer Stumpf. | Ein Irrer lallt die hohlen Lieder dumpf, | Wo hockt ein Greis, des
Schädel Aussatz weißt. || Es spielen Kinder, denen früh man brach | Die Gliederchen.
Sie springen an den Krücken | Wie Flöhe weit und humpeln voll Entzücken | Um einen
Pfennig einem Fremden nach. || Aus einem Keller kommt ein Fischgeruch, | Wo Bettler
starren auf die Gräten böse. | Sie füttern einen Blinden mit Gekröse. | Er speit es auf das
schwarze Hemdentuch. || Bei alten Weibern löschen ihre Lust | Die Greise unten, trüb
im Lampenschimmer, | Aus morschen Wiegen schallt das Schreien immer | Der magren
Kinder nach der welken Brust. ||
309
Ein Blinder dreht auf schwarzem, großem Bette | Den Leierkasten zu der Carmagnole, |
Die tanzt ein Lahmer mit verbundener Sohle. | Hell klappert in der Hand die Kastagnette.
|| Uraltes Volk schwankt aus den tiefen Löchern, | An ihre Stirn Laternen vorgebunden.
| Bergmännern gleich, die alten Vagabunden. | Um einen Stock die Hände, dürr und
knöchern. || Auf Morgen geht’s. Die hellen Glöckchen wimmern | Zur Armesündermette
durch die Nacht. | Ein Tor geht auf. In seinem Dunkel schimmern | Eunuchenköpfe,
faltig und verwacht. || Vor steilen Stufen schwankt des Wirtes Fahne, | Ein Totenkopf
mit zwei gekreuzten Knochen. | Man sieht die Schläfer ruhn, wo sie gebrochen | Um sich
herum die höllischen Arkane. || Am Mauertor, in Krüppeleitelkeit | Bläht sich ein Zwerg
in rotem Seidenrocke, | Er schaut hinauf zur grünen Himmelsglocke, | Wo lautlos ziehn
die Meteore weit.
310 georg heym
El día
Der Tag ||| Palmyras Tempelstaub bläst auf der Wind, | Der durch die Hallen säuselt in
der Zeit | Des leeren Mittags, wo die Sonne weit | Im Blauen rast. Der goldene Atem
spinnt, || Der goldene Staub des Mittags sich wie Rauch | Im Glanz der Wüste, wie
ein seidenes Zelt | Der ungeheuren Fläche. Dach der Welt. | Wie ferne Flöten tönt
des Zephirs Hauch, || Und leise singt der Sand. Doch unverweilt | Jagt hoch das Licht.
Damaskus’ Rosenduft | Schlägt auf wie eine Woge in die Luft, | Wie eine Flamme, die
den Äther teilt. || Der weißen Stiere roter Blutsaft schäumt | Auf Tempelhöfen, wo das
Volk im Kranz | Des Blutes Regen fühlt, und seinen Glanz, | Der mit Rubinen ihre
Togen säumt. || Ein Tänzer tanzt im blauen Mittagsrot | Auf weißer Platte, der vom
Strahle trank. – | Das Licht entflieht. Der Libanon versank, | Der Zedern Haus, das sich
dem Gotte bot. || Und westwärts eilt der Tag. Mit tiefem Gold | Ist weit des Westens
Wölbung angefüllt: | Des Gottes Rundschild, der die Schultern hüllt | Des Flüchtigen.
Sein blauer Helmbusch rollt ||
georg heym 311
Los cuervos
Al joven Elis
Die Raben ||| Über den schwarzen Winkel hasten | Am Mittag die Raben mit hartem
Schrei. | Ihr Schatten streift an der Hirschkuh vorbei | Und manchmal sieht man sie
mürrisch rasten. || O wie sie die braune Stille stören, | In der ein Acker sich verzückt, |
Wie ein Weib, das schwere Ahnung berückt, | Und manchmal kann man sie keifen hören
|| Um ein Aas, das sie irgendwo wittern, | Und plötzlich richten nach Nord sie den Flug
| Und schwinden wie ein Leichenzug | In Lüften, die von Wollust zittern.
An den Knaben Elis ||| Elis, wenn die Amsel im schwarzen Wald ruft, | Dieses ist dein
Untergang. | Deine Lippen trinken die Kühle des blauen Felsenquells. || Laß, wenn deine
Stirne leise blutet | Uralte Legenden | Und dunkle Deutung des Vogelflugs. || Du aber
gehst mit weichen Schritten in die Nacht, | Die voll purpurner Trauben hängt | Und du
regst die Arme schöner im Blau. || Ein Dornenbusch tönt, | Wo deine mondenen Augen
sind. | O, wie lange bist, Elis, du verstorben. ||
313
Decadencia
Dein Leib ist eine Hyazinthe, | In die ein Mönch die wächsernen Finger taucht. | Eine
schwarze Höhle ist unser Schweigen, || Daraus bisweilen ein sanftes Tier tritt | Und
langsam die schweren Lider senkt. | Auf deine Schläfen tropft schwarzer Tau, || Das
letzte Gold verfallener Sterne.
Verfall ||| Am Abend, wenn die Glocken Frieden läuten, | Folg ich der Vögel
wundervollen Flügen, | Die lang geschart, gleich frommen Pilgerzügen, | Entschwinden
in den herbstlich klaren Weiten. || Hinwandelnd durch den dämmervollen Garten |
Träum ich nach ihren helleren Geschicken | Und fühl der Stunden Weiser kaum mehr
rücken. | So folg ich über Wolken ihren Fahrten. || Da macht ein Hauch mich von Verfall
erzittern. | Die Amsel klagt in den entlaubten Zweigen. | Es schwankt der rote Wein an
rostigen Gittern, || Indes wie blasser Kinder Todesreigen | Um dunkle Brunnenränder,
die verwittern, | Im Wind sich fröstelnd blaue Astern neigen.
314 georg trakl
A Novalis
1ª versión
<A Novalis>
2ª versión (a)
A Novalis
2ª versión (b)
An Novalis | 1. Fassung ||| Ruhend in kristallner Erde, heiliger Fremdling | Vom dunklen
Munde nahm ein Gott ihm die Klage, | Da er in seiner Blüte hinsank | Friedlich erstarb
ihm das Saitenspiel | In der Brust, | Und es streute der Frühling seine Palmen <?> vor ihn,
| Da er mit zögernden Schritten | Schweigend das nächtige Haus verließ.
<An Novalis> | 2. Fassung (a) ||| In dunkler Erde ruht der heilige Fremdling. | Es nahm
von sanftem Munde ihm die Klage der Gott, | Da er in seiner Blüte hinsank. | Eine blaue
Blume | Fortlebt sein Lied im nächtlichen Haus der Schmerzen.
An Novalis | 2. Fassung (b) ||| In dunkler Erde ruht der heilige Fremdling. | In zarter
Knospe | Wuchs dem Jüngling der göttliche Geist, | Das trunkene Saitenspiel | Und
verstummte in rosiger Blüte.
georg trakl 315
Grodek
Grodek ||| Am Abend tönen die herbstlichen Wälder | Von tödlichen Waffen, die
goldnen Ebenen | Und blauen Seen, darüber die Sonne | Düstrer hinrollt; umfängt
die Nacht | Sterbende Krieger, die wilde Klage | Ihrer zerbrochenen Münder. | Doch
stille sammelt im Weidengrund | Rotes Gewölk, darin ein zürnender Gott wohnt | Das
vergoßne Blut sich, mondne Kühle; | Alle Straßen münden in schwarze Verwesung. |
Unter goldnem Gezweig der Nacht und Sternen | Es schwankt der Schwester Schatten
durch den schweigenden Hain, | Zu grüßen die Geister der Helden, die blutenden
Häupter; | Und leise tönen im Rohr die dunkeln Flöten des Herbstes. | O stolzere Trauer!
ihr ehernen Altäre | Die heiße Flamme des Geistes nährt heute ein gewaltiger Schmerz,
| Die ungebornen Enkel.
Jakob van Hoddis 10
Weltende ||| Dem Bürger fliegt vom spitzen Kopf der Hut, | in allen Lüften hallt es wie
Geschrei. | Dachdecker stürzen ab und gehn entzwei | und an den Küsten – liest man –
steigt die Flut. || Der Sturm ist da, die wilden Meere hupfen | an Land, um dicke Dämme
zu zerdrücken. | Die meisten Menschen haben einen Schnupfen. | Die Eisenbahnen
fallen von den Brücken.
Al fred Lichtenstein 11
El crepúsculo
Die Dämmerung ||| Ein dicker Junge spielt mit einem Teich. | Der Wind hat sich in
einem Baum gefangen. | Der Himmel sieht verbummelt aus und bleich, |Als wäre ihm
die Schminke ausgegangen. || Auf lange Krücken schief herabgebückt | Und schwatzend
kriechen auf dem Feld zwei Lahme. | Ein blonder Dichter wird vielleicht verrückt. | Ein
Pferdchen stolpert über eine Dame. || An einem Fenster klebt ein fetter Mann. | Ein
Jüngling will ein weiches Weib besuchen. | Ein grauer Clown zieht sich die Stiefel an. |
Ein Kinderwagen schreit und Hunde fluchen.
Das Vorstadtkabarett ||| Verschweißte Kellnerköpfe ragen in den Saal | Wie
Säulenspitzen hoch und übermächtig. | Verlauste Burschen kichern niederträchtig, | Und
helle Mädchen blicken hübsch brutal. || Und ferne Frauen sind so sehr erregt... | Sie
haben hundert rote runde Hände, | Gebärdelose, große, ohne Ende | Um ihren hohen
bunten Bauch gelegt. ||
318 alfred lichtenstein
Despedida
(Poco antes de la partida al teatro de combate)
Die meisten Menschen trinken gelbes Bier. | Verruchte Krämer glotzen grau und bieder. |
Ein feines Fräulein singt gemeine Lieder. | Ein junger Jude spielt ganz gern Klavier.
Abschied ||| (Kurz vor der Abfahrt zum Kriegsschauplatz) | für Peter Scher || Vorm Sterben
mache ich noch mein Gedicht. | Still, Kameraden, stört mich nicht. || Wir ziehn zum
Krieg. Der Tod ist unser Kitt. | Oh; heulte mir doch die Geliebte nit. – || Was liegt an mir.
Ich gehe gerne ein. | Die Mutter weint. Man muß aus Eisen sein. || Die Sonne fällt zum
Horizont hinab. | Bald wirft man mich ins milde Massengrab. || Am Himmel brennt das
brave Abendrot | Vielleicht bin ich in dreizehn Tagen tot.
Kl abund 12
Die Ballade des Vergessens ||| In den Lüften schreien die Geier schon, | Lüstern nach
neuem Aase. | Es hebt so mancher die Leier schon | Beim freibiergefüllten Glase, | Zu
schlagen siegreich den alten bösen Feind, | Tät er den Humpen pressen… | Habt ihr die
Tränen, die ihr geweint, | Vergessen, vergessen, vergessen? || Habt ihr vergessen, was man
euch tat, | Des Mordes Dengeln und Mähen? | Es läßt sich bei Gott der Geschichte
Rad, | Beim Teufel nicht rückwärts drehen. | Der Feldherr, der Krieg und Nerven verlor,
| Er trägt noch immer die Tressen. | Seine Niederlage erstrahlt in Glor | Und Glanz:
Ihr habt sie vergessen. || Vergaßt ihr die gute alte Zeit, | Die schlechteste je im Lande?
| Euer Herrscher hieß Narr, seine Tochter Leid, | Die Hofherren Feigheit und Schande.
| Er führte euch in den Untergang | Mit heitern Mienen, mit kessen. | Längst habt ihr’s
bei Wein, Weib und Gesang | Vergessen, vergessen, vergessen. || Wir haben Gott und
Vaterland | Mit geifernden Mäulern geschändet, |
320 klabund
Wir haben mit unsrer dreckigen Hand | Hemd und Meinung gewendet. | Es galt kein
Wort mehr ehrlich und klar, | Nur Lügen unermessen… | Wir hatten die Wahrheit so
ganz und gar | Vergessen, vergessen, vergessen. || Millionen krepierten in diesem Krieg, |
Den nur ein paar Dutzend gewannen. | Sie schlichen nach ihrem teuflischen Sieg | Mit
vollen Säcken von dannen. | Im Hauptquartier bei Wein und Sekt | Tät mancher sein
Liebchen pressen. | An der Front lag der Kerl, verlaust und verdreckt | Und vergessen,
vergessen, vergessen. || Es blühte noch nach dem Kriege der Mord, | Es war eine Lust,
zu knallen. | Es zeigte in diesem traurigen Sport | Sich Deutschland über Allen. | Ein
jeder Schurke hielt Gericht, | Die Erde mit Blut zu nässen. | Deutschland, du sollst die
Ermordeten nicht | Und nicht die Mörder vergessen! || O Mutter, du opfertest deinen
Sohn | Armeebefehlen und Ordern. | Er wird dich einst an Gottes Thron | Stürmisch
zur Rechenschaft fordern. | Dein Sohn, der im Graben, im Grabe schrie | Nach dir,
von Würmern zerfressen… | Mutter, Mutter, du solltest es nie | Vergessen, vergessen,
vergessen! ||
klabund 321
Ihr heult von Kriegs- und Friedensschuld – hei: | Der Andern – Ihr wollt euch rächen: |
Habt ihr den frechen Mut, euch frei | Von Schuld und Sühne zu sprechen? | Sieh deine
Fratze im Spiegel hier | Von Haß und Raffgier besessen: | Du hast, war je eine Seele
in dir, | Sie vergessen, vergessen, vergessen. || Einst war der Krieg noch ritterlich, | Als
Friedrich die Seinen führte, | In der Faust die Fahne – nach Schweden nicht schlich |
Und nicht nach Holland ’chapierte. | Einst galt noch im Kampfe Kopf gegen Kopf | Und
Mann gegen Mann – indessen | Heut drückt der Chemiker auf den Knopf, | Und der
Held ist vergessen, vergessen. || Der neue Krieg kommt anders daher, | Als ihr ihn euch
geträumt noch. | Er kommt nicht mit Säbel und Gewehr, | Zu heldischer Geste gebäumt
noch: | Er kommt mit Gift und Gasen geballt, | Gebraut in des Teufels Essen. | Ihr
werdet, ihr werdet ihn nicht so bald | Vergessen, vergessen, vergessen. || Ihr Trommler,
trommelt, Trompeter, blast: | Keine Parteien gibts mehr, nur noch Leichen! | Berlin, Paris
und München vergast, | Darüber die Geier streichen. | Und wer die Lanze zum Himmel
streckt, | Sich mit wehenden Winden zu messen – |
322 klabund
reventará en un instante,
será olvidado, olvidado, olvidado.
Sonó un disparo. Tiesos, sienta la müerte
sobre la cureña a los cañoneros.
Yacen en la aurora las mujeres,
los niños ya creparon en el lecho.
Aplauso y cantos en Potsdamer Platz:
voluntarios de Hesse y de Baviera…
Un viento amarillo… a la canción da el final
y al olvido la da por la eternidad entera.
Lucháis con demonios que nadie ve;
frente a los bacilos no hay héroes de valía;
ninguna Cancïón del Nibelungo ha de haber
que relate vuestra caída.
Para huir de la tierra habrá pasado ya la hora,
con pasaporte celestial, acaso.
Dios os ha vomitado de su boca
y olvidado, olvidado, olvidado.
Incitáis a la guerra, a la guerra gozosa,
entre la espada a necios y la pared ponéis;
mas de una victoria sola:
victoria de la muerte os percataréis.
Los que os exhortaran a no perder el juicio,
languidecen en un penal:
a su regreso, no los habrá Cristo
de olvidar, olvidar, olvidar.
Der ist in einer Sekunde verreckt | Und vergessen, vergessen, vergessen. || Es fiel ein Schuß.
Steif sitzen und tot | Kanoniere auf der Lafette. | Es liegen die Weiber im Morgenrot, | Die
Kinder krepiert im Bette. | Am Potsdamer Platz Gesang und Applaus: | Freiwillige Bayern
und Hessen... | Ein gelber Wind – das Lied ist aus | Und auf ewige Zeiten vergessen. ||
Ihr kämpft mit Dämonen, die keiner sieht, | Vor Bazillen gelten nicht Helden, | Es wird
kein Nibelungenlied | Von eurem Untergang melden. | Zu spät ist’s dann, von der Erde zu
fliehn | Mit etwa himmlischen Pässen. | Gott hat euch aus seinem Munde gespien | Und
vergessen, vergessen, vergessen. || Ihr hetzt zum Krieg, frischfröhlichen Krieg, | Und treibt
die Toren zu Paaren. | Ihr werdet nur einen einzigen Sieg: | Den Sieg des Todes gewahren.
| Die euch gerufen zur Vernunft, | Sie schmachten in den Verlässen: | Christ wird sie bei
seiner Wiederkunft | Nicht vergessen, vergessen, vergessen.
Johannes R . Becher 13
La nueva sintaxis
(1916)
Querido amigo:
Muchísimas gracias por tus noticias. Es mi mayor deseo, que tus
amables empeños tengan éxito y te agradezco mucho de antemano. En
lo que concierne a tu propuesta, me parece excelente, y con toda seguri-
dad, no dejaré de corresponder a ella en breve.
No podrás imaginarte con facilidad qué encanto a uno lo arrebata,
cuando la aglomeración de todo lo que por años se le ha agolpado, y lo
que de modo atormentado pedía redención, tan repentina e inesperada-
mente para uno se abalanza hacia la luz, liberado, liberando. He pasado
días benditos – oh, si tuviera otros más ricos aún por delante, y no tuvie-
ra fin, para entregar, para devolver todo lo que he recibido – y volver a
recibirlo, tal como lo acoge en sí cada prójimo que puede hacerlo.
¡Sería, por cierto, una vida!
Muchas gracias otra vez, querido, y hasta luego
Georg Trakl
Querido Buschbeck:
Me sacarías de un aprieto indeciblemente penoso, si en estos días me
adelantaras el importe de 30 K, dado que, por buenos motivos, no puedo
dirigirme a mi hermano. Por cierto, pudo restituirte este dinero recién el
1ro. de octubre. Ojalá puedas prescindir de él hasta entonces. Me harías
verdaderamente un gran favor.
Debo informarte también sobre un incidente, que me ha afectado
más que penosamente.
Ayer el señor Ullmann me ha leído un poema en voz alta, habiendo
expuesto previamente en extenso, que sus cosas eran afines a las mías,
etc., y he aquí que lo que salió a luz tenía más que un parentesco con
uno de mis poemas, «El atardecer tormentoso». No sólo que imágenes y
giros en particular fueron tomados casi literalmente (el polvo que danza
328 georg trakl
G. Trakl
Para prevenir cualquier error: ¡Esta carta está destinada sólo a ti!
Tenía que desahogarme.
p.s. Te ruego pedir al señor Ullmann, bajo algún pretexto, las copias
de mis poemas en su poder, y tenerlos bajo tu custodia.
Dos aforismos
I
Sólo a aquél que desdeña la felicidad, se le da la cognición.
II
Sensación en los instantes de un ser letárgico: todos los hombres me-
recen el amor. Despertando, sientes la amargura del mundo; en él está
toda tu culpa irredenta; tu poema, una expiación imperfecta.
CREPÚSCULO DE LA HUMANIDAD
ANTES
* Tempestad e Ímpetu. [Ésta y todas las sgtes. son notas del traductor]
** Butzenscheibenpoesie: término despectivo, acuñado por Paul Heyse, que refiere a la poesía
sentimental del siglo XIX (Butzenscheibe: ‹cristal de ventana abombado en el centro y
emplomado›).
330 kurt pinthus
Por eso no es este libro una lectura cómoda y grata, y puede objetar-
se con facilidad, que en la última década han surgido algunos poemas
más maduros, más perfectos, cualitativamente mejores. Mas puede una
poesía que hace tomar forma al dolor y la pasión, a la voluntad y el ansia
de estos años, y que despuntó partiendo de una humanidad carente de
ideas e ideales, de la indiferencia, la degradación, el asalto y el crimen:
¿puede esta poesía tener un rostro claro y puro? ¿No tiene que ser caóti-
ca como la época, de cuyo suelo desgarrado y sangriento creció?
Un filólogo virtuoso podría compilar en mosaico una completa ca-
racterización de esta poesía, sólo a partir de citas de este libro. Pero no
ha de decirse de antemano lo que sabrá cada uno cuando lo haya leído.
Tampoco han de caracterizarse por orden los poetas en particular; pues
la mayoría de ellos son demasiado ricos y multiformes, para que ha-
gan su entrada gravados para siempre con algunos tópicos constrictivos.
Quiero, no obstante, intentar un corte transversal de estos poemas, de
modo tal que de la atroz herida del corte mane lo esencial, lo que los
unifica convirtiéndolos en la poesía de este período.
Los jóvenes de esta generación se encontraron en una época de la
que había desaparecido todo principio ético. Era preciso mantener la fir-
meza en cada situación; lo más abarcador y variado posible tenía que ser
el conjunto de lo recibido con deleite; el arte se medía por entero según
patrones estéticos; la vida, por entero según patrones estadísticamente
materiales; y el hombre y su actividad espiritual parecían existir tan sólo
para ser considerados psicológica, analíticamente, y ser definidos según
máximas históricas. Cuando uno de los jóvenes poetas intentaba pene-
trar más hondamente en sí desde la superficie, se quebraba bajo la carga
del entorno (Walter Gale). Por cierto se sentía la necesidad de alejarse
de la descripción realista del entorno, de la captación de las impresiones
que pasaban raudas… y, sin embargo, sólo se llegaba a la diferenciación
y sublimación más extremas de los deleites disgregados, merced a lo cual
el deleite se aniquilaba a su vez (Hardekopf, Lautensack).
Pero se sentía cada vez más claramente lo imposible de una huma-
nidad que se había hecho por entero dependiente de su propia creación,
de su ciencia, de la técnica, la estadística, el comercio y la industria, de
un orden comunitario entumecido, de usos burgueses y convencionales.
Este reconocimiento significa a la vez el comienzo de la lucha contra la
época y contra su realidad. Se empieza a disolver la realidad circundante
[Um-wirklichkeit] en irrealidad [Un-wirklichkeit], a avanzar, a través de los
fenómenos, hacia la esencia, a abrazar y aniquilar al enemigo en el asalto
del espíritu. Y se intentó primero, con irónica superioridad, preservarse
del entorno, arrojar sus fenómenos, revolviéndolos grotescamente como
dados, flotar con levedad a través del viscoso laberinto (Lichtenstein,
Blaß)… o elevarse a lo visionario con cinismo de varieté (van Hoddis).
334 kurt pinthus
sabía: el hombre sólo puede ser salvado por el hombre, no por el entor-
no. ¡No las instituciones, los inventos, las leyes derivadas son lo esencial
y determinante, sino el hombre! Y dado que la salvación no puede venir
de afuera –de allí vino el presentimiento, mucho antes de la guerra mun-
dial, de guerra y aniquilación–, sino tan sólo de las fuerzas interiores del
hombre, aconteció el gran giro hacia lo ético.
Cuando en la guerra mundial el consabido colapso ocurría en la rea-
lidad, la poesía ya había a su vez acometido, adelantándose al tiempo: de
las erupciones de la maldición rompieron los gritos y exhortaciones a la
sublevación, a la decisión, a la rendición de cuentas, a la renovación (Be-
cher, Rubiner, Hasenclever, Zech, Leonhard, Heynicke, Otten, Werfel,
Goll, Wolfenstein), no por placer de la revuelta, sino para, mediante la
sublevación, aniquilar por entero lo aniquilante y aniquilado, de modo
que pudiera desplegarse lo curativo. Resonaban proclamas para la agru-
pación de la juventud, para el resurgimiento de una falange espiritual;
no se alababa ya lo individual, sino lo común a todos los hombres, no lo
que separa, sino lo que une, no la realidad, sino el espíritu, no la lucha
de todos contra todos, sino la fraternidad. Se exigía la nueva comunidad.
Y tan mancomunada y salvajemente como de estos poetas se emperifo-
llaba la queja, la desesperación, la revuelta, tan unida y penetrantemente
pregonaban ellos en sus cantos humanidad, bondad, justicia, camarade-
ría, filantropía de todos para todos. El mundo entero y Dios adquieren
rostro humano: el mundo empieza en el hombre, y a Dios se lo encuen-
tra como hermano…, aun la estatua de piedra desciende humanamente,
la ciudad de los tormentos se transforma en el deleitoso templo de la
comunidad, y asciende, triunfante, la palabra redentora: ¡Somos!
Cualquiera reconoce cuán tremendamente amplio es el arco que
va desde la desesperación de Calé «Y no hay puente de hombre a
hombre»…, de «Extraños somos en la tierra todos» de Werfel…, has-
ta: «Ninguno extraño a ti, | cada uno cerca de ti y hermano» de Be-
cher…; «Intimamos tanto, como tan sólo los ángeles pueden intimar»
de Klemm…; «Siento, | sin fin, | que no estoy solo… estás tan cerca,
| hermano hombre»… «Mas la sonrisa tiende un arco de mí a ti | nos
brindamos mutuamente el Yo y el Tú – | eternamente nos une la pala-
bra: | HOMBRE.» de Heynicke.
Parece que una exposición retrospectiva sobrevalorara siempre la in-
fluencia directa de la poesía sobre los reales acontecimientos populares y
de actualidad. El arte de una época no es el causante de los sucesos (tal
como se supuso en excesivo grado, por ej., de la lírica revolucionaria de
todas las épocas), sino que es síntoma anticipatorio, floración espiritual
procedente del mismo humus que los sucesos reales posteriores,… es ya,
él mismo, acontecimiento-de-actualidad. Derrumbe, revolución, reedi-
ficación no fueron causados por la poesía de esta generación; pero ella
336 kurt pinthus
porque debe serlo, para hacer saltar esa corteza hostil. Por eso evita la
descripción naturalista de la realidad como medio de representación,
por palpable que fuera esta realidad degradada; por el contrario, engen-
dra con majestuosa y violenta energía sus medios expresivos, a partir de
la fuerza cinética del espíritu (y en modo alguno se esfuerza por evitar su
abuso). Lanza su mundo… en paroxismo extático, en torturante tristeza,
en dulcísimo canto musical, en la simultaneidad de sentimientos que
se precipitan confundiéndose, en caótico estrellarse del lenguaje, en el
escarnio más aterrador de la falsificada vida humana, en arrobadas ansias
que gritan como flagelantes, de Dios y del bien, de amor y fraternidad.
Así, tampoco lo social se representa al modo del detalle realista, objeti-
vamente, por ejemplo, en tanto pintura de la miseria (tal como lo hizo el
arte de alrededor de 1890), sino que se lo lleva siempre por entero a lo
general, a las grandes ideas de humanidad. Y aun la guerra, que destrozó
a muchos de estos poetas, no se relata de modo sobrio y realista: está
siempre presente como visión (incluso mucho antes de su comienzo);
vivo rescoldo de horror universal, se extiende como el más inhumano de
los males, que sólo puede expulsarse del mundo mediante el triunfo de
la idea del hombre fraternal.
Las artes plásticas de estos años muestran los mismos motivos y sín-
tomas, muestran la misma voladura de las antiguas formas y el recorrido
por todas las posibilidades formales, hasta la consecuencia de la comple-
ta disolución de la realidad, muestran la misma irrupción y erupción de
lo humano y la misma fe en el poder disolvente, vinculante del espíritu
humano, de la idea. Ya aconteció, que varios intentos y desnaturalizacio-
nes se convirtieron, para ineptos imitadores, en forma vacua, en fórmula,
en rutinario cliché. Y el pathos, el éxtasis, el gran gesto, no despuntan
avanzando y elevándose, sino que a menudo se precipitan confluyendo
en el espasmo, por no poder esencializarse y convertirse en forma. Mas
una y otra vez sopla en el tremendo estallido del sentimiento, clarifi-
cando y purificando, el espíritu; desde lo que se desintegra, resuena el
clamor por la comunidad de lo humano; sobre el caos sin rumbo, se
cierne el canto del amor.
Y una y otra vez hay que decir que la calidad de esta poesía se basa
en su intensidad. Jamás en la poesía universal resonaron tan alto, des-
garrando y sacudiendo, el grito, la caída y el ansia de una época, como
desde el salvaje cortejo de estos precursores y mártires, cuyos corazo-
nes fueron atravesados, no por las románticas flechas de Amor o de
Eros, sino por las mortificaciones de una juventud condenada, de una
sociedad aborrecida, de años de crimen impuestos. Desde el tormento
terrenal, sus manos se extendían al cielo, cuyo azul no alcanzaban; se
arrojaban, abriendo ansiosos los brazos, a tierra, que estallaba disolvién-
dose debajo de ellos; convocaban a estrechar vínculos en comunidad, y
338 kurt pinthus
Ich habe dich nie je so geliebt, ma sœur | Als wie ich fortging von dir in jenem Abendrot. |
Der Wald schluckte mich, der blaue Wald, ma sœur | Über dem immer schon die bleichen
Gestirne im Westen standen. || Ich lachte kein klein wenig, gar nicht, ma sœur | Der ich
spielend dunklem Schicksal entgegenging – | Während schon die Gesichter hinter mir |
Langsam im Abend des blauen Walds verblaßten. || Alles war schön an diesem einzigen
Abend, ma sœur | Nachher nie wieder und nie zuvor – | Freilich: mir blieben nur mehr
die großen Vögel | Die abends im dunklen Himmel Hunger haben.
General, dein Tank ist ein starker Wagen. | Er bricht einen Wald nieder und zermalmt
hundert Menschen. | Aber er hat einen Fehler: | Er braucht einen Fahrer. || General,
dein Bomberflugzeug ist stark. | Es fliegt schneller als ein Sturm und trägt mehr als ein
Elefant. | Aber es hat einen Fehler: | Es braucht einen Monteur. || General, der Mensch
ist sehr brauchbar. | Er kann fliegen und er kann töten. | Aber er hat einen Fehler: | Er
kann denken.
344 bertolt brecht
Himno infantil
Die Maske des Bösen ||| An meiner Wand hängt eine japanische Holzmaske | Maske
eines bösen Dämons, bemalt mit Goldlack. | Mitfühlend sehe ich | Die geschwollenen
Stirnadern, andeutend | Wie anstrengend es ist, böse zu sein.
Kinderhymne ||| Anmut sparet nicht noch Mühe | Leidenschaft nicht noch Verstand |
Daß ein gutes Deutschland blühe | Wie ein andres gutes Land. || Daß die Völker nicht
erbleichen | Wie vor einer Räuberin | Sondern ihre Hände reichen | Uns wie andern
Völkern hin. || Und nicht über und nicht unter | Andern Völkern wolln wir sein | Von
der See bis zu den Alpen | Von der Oder bis zum Rhein. || Und weil wir dies Land
verbessern | Lieben und beschirmen wir’s | Und das Liebste mag’s uns scheinen | So wie
andern Völkern ihr’s.
Lírica contemporánea
de la naturaleza
Wil helm Lehmann 1
A mi hijo mayor
* Winterlinde: literalmente ‹tilo invernal›; tilia cordata, tilo norteño, tilo silvestre
o tilo de hoja pequeña. Sommerlinde: literalmente ‹tilo estival›; tilia platyphyllos,
tilo de hoja ancha, tilo común o tilo de hoja grande.
An meinen ältesten Sohn ||| Die Winterlinde, die Sommerlinde | Blühen getrennt – | In
der Zwischenzeit, mein lieber Sohn, | Geht der Gesang zu End. || Die Schwalbenwurz
zieht den Kalk aus dem Hügel | Mit weißen Zehn, | Ich kann es unter der Erde | Im
Dunkeln sehn. || Ein Regen fleckt die grauen Steine – | Der letzte Ton | Fehlt dem
Goldammermännchen zum Liede. | Sing du ihn, Sohn.
Kuckuck im Herbstmond ||| Über den weißen Mond, der ins Blaue stürzt, | Kräuseln
reiseernst Vogelscharen. | Sie sehen den unteren Weg nicht mehr, | Den Geruch der
geschlitzten Steckrübe würzt | Und Kartoffelkrautdämpfe befahren. || Wasserweibkühl
setzt sich ergraute Luft | Auf flötenhohle Stoppeln, die ihre Sohle nicht verwunden. |
348 wilhelm lehmann
Luna en enero
La signatura
Sie hilft dem Mond sich runden, | Damit ich auf seine helle Scheibe | Die goldgelben Füße
des Kuckucks schreibe, | Wo er sie überflog, | Als er nach Syrien zog – | Und weiß, wie er ruft.
Mond im Januar ||| Ich spreche Mond. Da schwebt er, | Glänzt über dem Krähennest.
| Einsame Pfütze schaudert | Und hält ihn fest. || Der Wasserhahnenfuß erstarrt, | Der
Teich friert zu. | Auf eisiger Vitrine | Gleitet mein Schuh. || Von Bretterwand blitzt
Schneckenspur. | Die Sterblichen schlafen schon - | Diana öffnet ihren Schoß | Endymion.
Die Signatur ||| Damastner Glanz des Schnees, | Darauf liest sich die Spur | Des Hasen,
Finken, Rehs, | Der Wesen Signatur. || In ihre Art geschickt, | Lebt alle Kreatur. | Bin ich nur
ihr entrückt | Und ohne Signatur? || Es huscht und fließt und girrt… | Taut Papagenos Spiel |
wilhelm lehmann 349
Principio y fin
Ihr, dem Erdenkorn Entschwebte, | Ich, entsprungen heißem Willen: | Euer Anfang,
mein Zuende | Treffen sich im Kühlen, Stillen.
Anfang und Ende ||| Mit wandernder Ruh’, | Mit friedlichem Mut, | Der himmlische
Wind | Behandelt micht gut. || Er struet mich den Feldern, | Den Wäldern hin, | Die
Felder, die Wälder | Sind, was ich bin. || Zu Jasons Vlies | Wird das Fell der Kühe, | Das
Alter der Welt | Zu frühester Frühe. || Ein junger Knabe | Hütet die Kühe, | So entsinnt
sich letzte | Der ersten Mühe. || Flüchtige Dauer sei gegrüßt, | Ende, das der Anfang
süßt. | Ende als Anfang | Wie Kern in der Nuß: | Tiefe Begegnung, | Williger Schluß!
Oskar Loerke
Paisaje de la Marca
Música de Pan
Das Rad, das liegt auf unsrem Mund, | Wir singen uns an ihm noch wund | Wie unsre
Mütter und Sippen. || Da oben geht ein goldnes Rad, | Das Erden zu Aposteln hat | Und
alles auf den Erden. | Wir tragen all einen Mühlenstein, | Der Ast ist zu dünn, wir sind
zu klein, | Wir werden müde werden.
Märkische Landschaft ||| Umdämmerte Kiefern stehn kalt und stark. | Schon wachsen auf
Wiesen die Nebel der Mark. | Noch lebt es auf dem Eise, | Der Schlittschuh schneidet
Kreise. || Der Wald verschummert zum Geisterpark, | Bis oben stieg Rauhreif und Nebel
der Mark. | Nichts schwebt mehr auf dem Eise, | Es starren die Schlittschuhkreise. || Sehr
triefen und grauen die Nebel der Mark. | Weit hinten wächst Kiefernholz zum Sarg... | Es
schleicht auf grauem Eise | Und schneidet Schicksalskreise.
Pansmusik ||| Ein Floß schwimmt aus dem fernen Himmelsrande, | Drauf tönt es dünn
und blaß |
oskar loerke 353
Wie eine alte süße Sarabande. | Das Auge wird mir naß. || Es ist, wie wenn den weiten
Horizonten | Die Seele übergeht, | Der Himmel auf den Ebnen, den besonnten, | Aufhorcht
wie ein Prophet || Und eine arme Weise in die Ohren | Der höhern Himmel spricht: | Das
Spielen wankt, im Spielen unverloren, | Das Licht wankt durch das Licht. || Heut fährt
der Gott der Welt auf einem Floße, | Er sitzt auf Schilf und Rohr, | Und spielt die sanfte,
abendliche, große, | Und spielt die Welt sich vor. || Er spielt das große Licht der Welt zur
Neige, | Tief aus sich her den Strom | Durch Ebnen mit der Schwermut langer Steige | Und
Ewigkeitsarom. || Er baut die Ebenen und ihre Städte | Mit weichen Mundes Ton | Und
alles Werden bis in dieses späte | Verspieltsein und Verlohn: || Doch alles wie zu stillendem
Genusse | Den Augen bloß, dem Ohr. | So fährt er selig auf dem großen Flusse | Und spielt
die Welt sich vor. || So fährt sein Licht und ist bald bei den größern, | Orion, Schwan und
Bär: | Sie alle scheinen Flöße schon mit Flößern | Der Welt ins leere Meer. ||
354 oskar loerke
Bald wird die Grundharmonika verhallen, | Die Seele schläft mir ein, | Bald wird der
Wind aus seiner Höhe fallen, | Die Tiefe nicht mehr sein.
Keilschriftzylinder ||| Auf braunen Tonzylindern winden sich die Zeilen | Weiser
Schrift, im Feuer erprobt, im Ofen gebacken; | In Spiralen ein Gedränge von Keilen, |
Die wie Schnäbel nach dem Weltsinn hacken. || Am Ende winden sie sich in das Leere
| Auf unsichtbaren Wendeltreppen weiter. | Aus Tiefer und Höher trifft an jeder Kehre
| Ein Reim sich auf der schiefen Himmelsleiter. || Das Berghorn schreibt sich ein aus
Nebelbrauen, | Der Wildgansflug klatscht an mit offnen Fächern, | Und in die letzten
Riesenreihen tauen | Die Demantkeile von den Himmelsdächern. – || Vergessen der
Segen, den unten die Zeichen erbaten, – | Der Schatten der Bäume zog viele Zirkel
im Rasen. | Vergessen der Zauber, den die Zylinder geraten, | Das Heilkraut-Pulver in
Apothekervasen. || Verfallen der Ofen, seine Ziegel zerbrochen, | Längst verzogen der
Qualm seiner Scheiter. | Verwest die Schreiber, zerstaubt ihre Knochen – | Von selbst
dichtet die Welt sich weiter.
oskar loerke 355
La nube de fronda
Zwischen Grund und Höhe. | Vom Winde gesteuert, | Vom Regen gedrängt, | Vom
Licht gehoben, | Kehrt sie immer zurück | Und bleibt so viele Jahre. || Jedesmal in den
herbstlichen Lichtern | Klagt’s aus ihr: ich sinke, warum ich? | Und lauter mit dem Sinn
von Dichtern: | Es stürzt mich, ja, warum nicht mich? || Wird es dann Winter – | Im
Himmel kriecht gekrümmtes Gestäbe, | Den einmal gewachsenen Abstand nicht ändernd,
| Eins des andern vielleicht nicht gewahr, | Doch beisammen in gleicher Spreizung. ||
Zwischen Grund und Höhe, | Von der Säge des Gärtners unzerrissen, | Von der Axt des
Fällers nicht getroffen, | Bleibt das Gesetz: | Beständig ist das leicht Verletzliche.
Gottfried Benn 3
Amelos
Amor
(1927/28)
Astern ||| Astern – schwälende Tage, | alte Beschwörung, Bann, | die Götter halten die Waage
| eine zögernde Stunde an. || Noch einmal die goldenen Herden, | der Himmel, das Licht,
der Flor, | was brütet das alte Werden | unter den sterbenden Flügeln vor? || Noch einmal
das Ersehnte, | den Rausch, der Rosen Du – | der Sommer stand und lehnte | und sah den
Schwalben zu, || noch einmal ein Vermuten, | wo längst Gewissheit wacht: | die Schwalben
streifen die Fluten | und trinken Fahrt und Nacht.
Liebe | (1927/28) ||| Liebe – halten die Sterne | über den Küssen Wacht –: | Meere, Eros der
Ferne, | rauschen, es rauscht die Nacht, | steigt um Lager, um Lehne, | eh sich das Wort verlor |
358 gottfried benn
la palabra, Anadiómena,
de veneras por siempre.
Amor – las horas sollozantes,
de la eternidad apremïos
apagan sin heridas abundantes
un par de lunas del tïempo,
tocan tierra – fe soñadora,
Ararat y el arca
son para el agua que las roba,
a la que ningún límite demarca.
Amor – transmites las palabras
que te han sido dichas,
corros – como están las comarcas
por lo disipado transidas,
y las horas migran, trüeque –
las llamas giran sobre sí,
por otro soy el que müere
y tú por mí.
Noche en la onda
Anadyomene | ewig aus Muscheln vor. || Liebe – schluchzende Stunden, | Dränge der
Ewigkeit | löschen ohne viel Wunden | ein paar Monde der Zeit, | landen – schwärmender
Glaube, | Arche und Ararat | sind dem Wasser zu Raube, | das keine Grenzen hat. ||
Liebe – du gibst die Worte | weiter, die dir gesagt, | Reigen – wie sind die Orte | von
Verwehtem durchjagt, | Tausch – und die Stunden wandern, | die Flammen wenden sich,
| ich sterbe für einen andern | und du für mich.
Welle der Nacht ||| Welle der Nacht – Meerwidder und Delphine | mit Hyacinthos
leichtbewegter Last, | die Lorbeerrosen und die Travertine | weh’n um den leeren istrischen
Palast, || Welle der Nacht – zwei Muscheln miterkoren, | die Fluten strömen sie, die Felsen
her, | dann Diadem und Purpur mitverloren, | die weiße Perle rollt zurück ins Meer.
Gertrud Kolmar 4
Cetonia aurata
Rosa de luto
Étoile de Hollande
Der Rosenkäfer ||| Es ist ein elend Sein, es ist ein Ding der Dinge, | Der Splitter, abgefeilt
von gottes Siegelringe. || Ihr nennt es Junistern, der blauen Tagen gleißt, | Ich nenn es
Zaubertier, gezeugt im Blumengeist, || Den uns kein Kräutermann noch Wunderarzt
verhandelt, | Den höchste Alchimie allein erkennt und wandelt; || Denn dies, der Rose
Licht und Blut, davon es zehrt, | Ist, was sich ihm zu grün und braunem Golde kehrt.
Rose in Trauer ||| Étoile de Hollande || Die Trauernde. Auf wundervollem Samt, | Dem
Purpur, trägt sie schwarzen Schleierflor, | Den silbern alten Sichelmond im Ohr, | Der von
Granaten blutig düster flammt. || Sie sucht in Schnitzwerkkästen, mürb, zerschrammt,
| Und zieht ein kleines welkes Bild hervor | Und schreitet abends durch das graue Tor,
| Verhüllt und scheu und einsam, wie verdammt. || Doch wenn sie geht in dunkelndem
Ermatten, | Dann gleitet immer, nur als Duft, als Schatten, | Ihr das Erinnern einer
Freude nach, ||
360 gertrud kolmar
Jardín en el verano
wieder mit dunkelndem Rucksen ruft. | Und das kunstvoll geschmiedete Gitter… ||
Gehst du jetzt… soll ich schon folgen? Führ mich; ich friere… ich fürchte… | Bis zu
den Mummeln, dem gelben Leuchten, möchte ich schwimmen. | Sieh, der Flausch
deiner Brust wuchert algenhaft, und ich weiß: der Wassermann bist du. | Und ich weiß:
unzählige Schätze, Seesilber, Schlämmgold, häufst du tief in verborgenen Kammern unter
dem Wasser, der Erde. | Wirst du jetzt meine Hände nehmen, mit mir zum Grunde
tauchen, zur Pforte, die ein schwerer, schnauzbärtiger Wels bewacht? | Soll ich nie
Schwester noch Bruder mehr sehn, nicht den alten Vater mehr, den ich liebe? | Du, ich
bebe… || Wenn ich empfinge : mein Kind trüge Schwimmhäute zwischen Fingern und
Zehn, trüge Muscheln und Wasserlinsen seltsam in immer triefenden Haaren. | Kehr
ans Ufer… Spötter! | Flüsterst du scherzend, ich müßte dir Zwillingsknaben, Kastor und
Polydeukes, gebären, weil ihrer königlichen Mutter Name mich schmückt? | Glauben
denn wir, daß im Schwan ein Göttliches irdischem Weibe zu nahn vermag? Die liebliche
Fabel? – | Ich verstumme… ich log… | Meine kosenden Hände ducken Gefieder, tasten
weicheren Flaum, und weiße, zitternd gebreitete Fittiche schlagen über mich hin…
gertrud kolmar 363
Der Seegeist ||| Die Glashaut meiner Lider | Verwirft die Nacht, verwirft das Licht; |
Der Möwe Sturmgefieder | Hat keine Feder, die sie bricht. | Weil ihre wölbge Schale |
Nicht von des Auges Sternfrucht sprang: | Es sah den Tanz der Wale | Und fühlte niemals
Salz noch Tang. || Dies Aug, steht ewig offen; | Ihm ist der milde Schlaf versagt. | Ein
Schließen will es hoffen, | An das es nicht zu glauben wagt. | Die Zunge ward gebunden,|
Und wenn ich liebend bitten mag, | Spricht nur mit heißen Munden | Zu fremdem Ohr
mein Herzensschlag. || Ich ruf aus hellen Armen, | Die Klippenstrudel wirbelnd drehn, |
Als seliges Erbarmen | Der aufgeborstnen Barke wehn, | Und trinkt der Königsknabe | In
kühlster Lust dies gelbe Haar: | Mein Schoß verwuchs zur Wabe, | Die nie empfing und
nie gebar. || Die graugeschliffne Flosse | Läßt starke Woge mir erklirrn, | Das Schrein der
Albatrosse || Fliegt wie ein Band um meine Stirn; |
364 gertrud kolmar
La ciudad
Caminaban
por la fría mañana invernal, leve de niebla, amantes,
de la mano.
La tierra se desmenuzaba endurecida, un charco congelado se rajaba,
vítreo, bajo las suelas.
Allá abajo, junto al camino ribereño,
alguien, con chaqueta parda de terciopelo, estaba sentado ante su
caballete
y pintaba el pensil sauce sin hojas.
Los niños se acercaban curiosos a hurtadillas,
y los mayores detenían un instante la marcha, criticaban, alababan.
Junto a la pasarela resbaladiza, verde-alga,
flotaba una barca derruida, haciendo agua.
Tres cisnes sobre las ondas
curvaban los cuellos gráciles como tallos, en silencio, se desplegaban,
florecían.
La mujer trajo pan y lo arrojó lejos a la corriente.
Bajo robles tiesos,
que estiraban las ramas negras, dislocadas, como miembros martirizados,
su paso bordeaba el césped helado, pilares profusamente
rodeados de hierba de recónditos jardines.
Cuando llegaron al largo puente de piedra,
el sol rasgó de sí la niebla como un vestido,
So muß ich Tod umwerben, | Den Schaum mir bringt und Schaum vertreibt: | Nur dies
darf nimmer sterben, | Was nun und ewig fruchtlos bleibt.
Die Stadt ||| Sie gingen | Durch den nebelleicht kühlen Wintermorgen, Liebende, |
Hand in Hand. | Erde bröckelte hart, gefrorene Pfütze sprang gläsern unter den Sohlen.
| Drunten am Uferwege | Saß einer in brauner Sammetjoppe vor seiner Staffelei | Und
malte die blattlos hängende Weide. | Kinder pirschten neugierig näher, | Und die Großen
hielten für Augenblicke mit ihrem Gange ein, tadelten, lobten. | An dem algengrünen,
glitschigen Stege | Schwamm ein lecker, verrotteter Kahn. | Drei Schwäne über den
Wellen | Bogen die stengelschlanken Hälse, schweigend, entfalteten sich, blühten. | Die
Frau brach Brot und warf es weit in die Flut. || Unter starrenden Eichen, | Die Äste,
schwarz, verrenkt, wie gemarterte Glieder streckten, | Schritten sie an den fröstelnden
Rasen, efeuumwucherten | Pfeilern verschlossener Gärten dahin. | Als sie die lange
steinerne Brücke betraten, | Riß Sonne den Nebel von sich wie ein Gewand, |
gertrud kolmar 365
Und die Stadt stieg auf, schräg hinter dem breiten Becken des Flusses. | Ineinander,
übereinander schoben sich Dächer, schwarzgrau | glänzend wie Dohlengefieder, einzelne,
höhere patinagrün; goldene | Turmhauben blitzten. | Möwen umkreischten, hungrig
flatternde Bettler, das Brückengeländer. | Sie waren, hinüber | Und schauten vor mürrisch
alltäglichem Hause den Knaben | zu, die ihrem gelben Hund die wunde, blutende Pfote
verbanden. | Frauen mit Marktnetzen, Henkelkörben blickten vorüber- | eilend die
müßigen Fremden knapp und mißtrauisch an, | Verschwanden hinter den Türen düsterer
kleiner murkliger Läden. || Lauter und stärker, wohlhäbiger, fülliger wurden die Straßen. |
Stattliche Gasthöfe luden mit kräftigen Lettern ein; | Rötliche Backsteinmauern standen
machtvoll-gewichtig da | gleich Ratsherren alter Zeit mit Puffenwams und | Barett und
prunkender Schaube. | Bahnen lärmten fröhlich, bimmelten flink, wie ein Gassen- | junge
am Parktor, entwischten. | Männer in dicken, warmen Mänteln beredeten rauchend | und
lebhaft schreitend Handel und Wandel, | Und bald fing die Garküche an, ihren Stand mit
nahrhaften | Bratgerüchen zu rühmen. | Laden reihte an Laden sich, | Bot zartes, saftiges
Fleisch und Wildbret, Fische, geräucherten Aal und | Sprotten, | Bot knusprig braunes
längliches Brot, süß, mit Korinthen | gefüllt, und herbes, das mehlüberstäubt oder mit Salz |
366 gertrud kolmar
Canción de deseo
und Kümmel bestreut war. | Zwischen zwei Kupferbechern duckte ein winziges chine- |
sisches Teehaus von kirschrot gelacktem Holze sein | geschweiftes vergoldetes Dach. |
Doch das Gewölk, da um teures Geld Tränke und Salben | und Pulver gemengt und
verabreicht werden, | Wies durchs Fenster den Greis, wie lebend, gebückt im Sessel, |
In wollener Kutte, mit schlohweiß wallendem Bart; | Er schloß die Lider. | Hinter ihm
grinste ein langes scheußliches Beingeripp mit | Totenschädels höhnischen Augenhöhlen
und Zähnen, | Die glitzernde Sense in einer Hand und mit der andern des | Sinkenden
Schulter krallend. | Eine Uhr zeigte Mitternacht. | Da erschrak die Frau und griff nach
dem Manne - | Er nickte und lächelte aber; | Denn er sah nichts als ihr finsteres Haar
und ihr blasses | dunkeläugiges Antlitz.
Wunschlied ||| Du solltest zu mir kommen in der langen Nacht. | Sie hätt aus Silberseide
dir ein Bett gemacht. || Drum solltest du bei mir schlafen die ganze lange Nacht; | Mein
kleines dunkles Auge war ein tiefer, tiefer Schacht. || Mein Auge war ein Brunnen, im
Grunde Geisterlicht, | Da schautest du unter der Wirklichkeit allen Glückes Gesicht. ||
gertrud kolmar 367
Alles was süß ist und warm ist, leis deine Lider nur streift, | Hätt Nacht in roter gespaltener
Frucht für deine Lippen gereift. || Meine Locken wären feines braunes Gras und Kraut,
| Aus den Halmen sprängen Blüten, wie du sie nie geschaut. || Blüten von so fremdem
Duft, Blüten von so seltnem Schein | Schütteten mit unaufhörlich sachtem Rieseln
ganz dich ein. || Aber meine Arme kröchen, listigen Schlangen gleich, | Durch den
Blumenwald zu dir, schön und schwellend, bunt und weich. || In schillernde Schlingen
verstrickt, in Blütenwehe verschneit – | Könntest du noch erwachen vor lauter Seligkeit?
Marie Luise Kaschnitz 5
Muevo yo la rueda
Treib ich das Rad ||| Das Winterweiß noch angekrallt am First | Perce-neige | Du
zarter Weckruf. | Im Handumdrehen | Strömt mir das Schmelzwasser | Stürz ich den
schwarzen Schneemann. | Treib ich das Rad meines Jahres | Den Rosen zu | Und über
den Sommer hinaus | Ins Kartoffelkraut | Und über den Herbst | Eilig | Eilig | Wohin.
Lob der Sinne ||| Zu denken, daß dir einst der Früchte Kühle, | Der herbe Duft des
Weins wie heute mundet, | Daß deine Hand im selben Lustgefühle | Sich um die reine
Form der Kugel rundet, || Daß deine Augen im Geflecht der Moose, | Im Wellenspiel
dasselbe Glück ermessen, | O Ewigkeit der Sinne, denen Rose | Für immer Rose bleibt,
ob auch indessen || Die Gärten schwinden und der Tag gewaltsam | Das freudige Haupt
dir tief und tiefer zwinge. | Es wachsen neue Kräfte unaufhaltsam || Zum Herzen Dir
aus dem Bereich der Dinge. | Und schauend, lauschend ahnst du in der Zeit, | Der
wandelbaren, die Beständigkeit.
369
Herbst im Breisgau (I) ||| Drei Schritte von meinem Vaterhaus | Bin ich über meinen
Schatten gesprungen. | Da hingen die Dächer firstab im Blau | Die Linden wurzelten
im Wolkenbett | Die Toten flogen vom Weinberg auf | Seltene Vögel. || Gekleidet in
die graue Wolle der Waldrebe | Steigt der Herbst von der Höhe. | Sitzt bei den Kindern
am Wiesenfeuer. | Die braten die Frösche | Die knacken die Schenkel | Die schlagen
wenn der Abend graut | Aus dem wilden schwarzen Kartoffelkraut | Funken wie Sterne.
| Der Sog der Schwalben ist stärker als alles andre | Er zieht aus der glitzernden Wiese
die Zeitlose auf | Und die Nebel die kommen und fliehen. | Weil die Stare so hoch im
Himmel schrieen | Verlassen die Bienen den Efeu | Und die Kühe den Apfelgarten |
Die Blätter der Linde lassen sich fallen | Und die Blätter der Rosen. | Ein Zug dorfaus |
370 marie luise kaschnitz
Die riesigen Sonnenblumen voraus | Die wilden schwarzen Medusen. || Dem Fels im
Walde steigt der Nebel zu. | Begräbt am Hang die Buchen und den Wein. | Wo sonst
die rauhen Wurzeln sich verschlingen | Hängt graues Tauwerk aus den Eisenringen. |
Versteinte Muscheln färben sich opal | Meerüber kommen die verlornen Segelschiffe
| Und Kinder gehen schlafen in der Grotte. | Feine Skelette legen sich zur Ruh. || Im
Hohlweg zieht die kleine Prozession | Jesus aus Holz geschnitzt | Auf dem Esel aus Holz
geschnitzt. | Jesus mit rosenroten Wangen | Die kleinen Räder knarren und singen | Eine
Krone für mich eine Krone für Dich | Aus der roten Berberitze. || In den Springbrunnen
fällt die Nacht | Wie ein Stein vom Himmel. | Schlägt dem Putto ins breite Gesicht, |
Reißt ihm die Locken herunter. | Auf der Rose dem schwankenden Lächeln | Treiben
die Fische tot. || Im grünen Osten steht der Fürst der Welt | Die Blüte in der Hand. | Im
roten Westen steigt mit Lilienhänden | Das Fleisch gen Himmel. | Mein Bett das leichte
Holz | Treibt auf dem versandenden Strome. | Die Uhren schlagen. Keine Stunde gilt.
marie luise kaschnitz 371
Yo y Yo
Mi Yo y Yo
uno está en pie
tiene aún en cuenta
toma aún el puñado
siente aún el sudor de perros
el mordisco del invierno.
Uno hace ya tiempo
vuelto a la pared
lee en la argamasa
el volante de los sueños
ve uno transparente
ambulante una luz.
Yo dice a Yo
persevera.
Yo pregunta a Yo
¿por amor a quién?
Yo dice a Yo
Lleva hasta el fin.
Yo pregunta a Yo
¿por qué?
Yo el pez
Yo la nasa
Yo la manzana
Yo el cuchillo
Yo el grano de maíz
Yo la gallina
Yo el hilo
Yo la aguja.
Yo la aguja atrapa el hilo
hace el rojo
punto de cadeneta.
Ich und Ich ||| Mein Ich und Ich | Eines steht aufrecht | Faßt noch ins Auge | Greift
noch die Handvoll | Spürt noch den Hundsschweiß | Den Winterbiß. || Eines schon
lange | Zur Wand gekehrt | Liest auf dem Mörtel | Die Flugschrift der Träume | Sieht
ein durchscheinendes | Wandernd ein Licht. || Ich sagt zu Ich | Harre aus. | Ich fragt
Ich | Wem zuliebe? | Ich sagt zu Ich | Bring zu Ende. | Ich fragt Ich | Warum? || Ich
der Fisch | Ich die Reuse | Ich der Apfel | Ich das Messer | Ich das Maiskorn | Ich die
Henne | Ich der Faden | Ich die Nadel. | Ich die Nadel fängt den Faden | Zieht den roten
| Kettenstich.
Pe ter Huchel
Herbst der Bettler ||| Das spröde Holz am Brombeerzaun | trug auswärts Früchte viel, |
ganz erdige, von Sonne braun | und Regen innen kühl. || Die nachts auf blachem Felde
ruhn, | sie kämmten aus das Laub, | eh sie auf drahtgeflickten Schuhn | fortzogen unterm
Staub. || Oktoberbüsche, kahl und naß, | verfaulter Nüsse Riß, | im rauhreifübereisten
Gras | des Nebels kalter Biß. || Wie eine Wabe, ausgeleert, | die Sonnenblume starrt. |
Der Wind, der durch die Dornen fährt, | klirrt wie ein Messer hart.
Sibylle des Sommers ||| September schleudert die Wabe des Lichts | Weit über die felsigen
Gärten aus. | Noch will die Sibylle des Sommers nicht sterben. | Den Fuß im Nebel und
starren Gesichts | Bewacht sie das Feuer im laubigen Haus, | Wo Mandelschalen als
Urnenscherben | Zersplittert im harten Weggras liegen. |
373
Sin respuesta
Das Schilfblatt neigt sich, das Wasser zu kerben. | Die Spinnen reisen, die Fäden fliegen.
| Noch will die Sibylle des Sommers nicht sterben. | Sie knotet ihr Haar in den Bäumen
fest. | Die Feige leuchtet in klaffender Fäule. | Und weiß und rund wie das Ei der Eule |
Glänzt abends der Mond im dünnen Geäst.
Keine Antwort ||| Aufs schwimmende Nebelhaupt | der Eiche | setzt sich die Krähe. |
Der Katzenbalken ist leer. || Schatten von dürrem | Weingerank | an der Zimmerdecke.
| Zeichen, | von eines Mandarinen Hand | geschrieben. || Das Alphabet, | das du besitzt,
| reicht nicht aus, | Antwort zu geben | der wehrlosen Schrift.
Horst Lange 7
Río vespertino
Abendlicher Fluß ||| Die Strömung strähnt das grüne Haar | Opheliens zwischen Schilf
und Binsen, | Die Tiefe schweigt, wo Ahnung war, | Wie Grünspan glänzen Wasserlinsen,
| Das trügerische Spiegelbild | Zerrinnt so golden und so mild.
Günter Eich 8
Fragmento
Fragment ||| Wolken klettern wie Tiere auf den Berg des Himmels, | die Abende dunkeln
zu früh und aus allen | Lampen tropft der Herbst. || Dies kennst du, es ist November,
| weit sind Wiesen und die Gerüche des Waldes. | Als du sehr klein warst, fingst du
Schmetterlinge. || Alles verging wie ein Atemzug voll Wind. | Zwischen die Tage
schieben sich Ewigkeiten. | Du hörst, wie unterm Regen ein Kind eine Mundharmonika
bläst. | Die Bäume rosten und | wie ein Flug Wildenten erscheinen im Schilf die
Geschwader der Sterne.
Grab, nahe dem Fluß ||| Manchmal wird im Sommer aus der Flut | blauen Himmels
eine Wolke angeschwemmt, | sie verebbt dann in der Brandung meines Hügels | und
schmeckt bitter und nach Meer und gänzlich fremd. || Manchmal ist es nur der Fluß, der
steigt, | dessen Stimme dunkler wird und breit und satt, | er ist lauter als der Ahorn, der
sich auf mich neigt | und der faltig ist und das Gesicht der Berge hat.
376 günter eich
De lúpulo espalderas
peladas tras las praderas,
con los declives boscosos
que me alabó el otoño.
Los abetos siguen verdes,
las chimeneas vacías.
Que un humo me apareciere,
desde dónde no sabría.
Alambre de la espaldera,
la porción de tierra estuosa,…
¿ha andado una persona
aquí, que yo conociera?
Los abetos siguen verdes,
la luz sigue despejada,
pero los bosques silentes
no se acuerdan de nada.
Cortijos apartados
Oktobers durch die Holledau ||| Das Hopfengestänge | kahl hinter den Wiesen, | die
waldigen Hänge, | vom Herbst mir gepriesen. || Grün bleiben die Tannen | und leer
die Kamine. | Ich weiß nicht, von wannen | ein Rauch mir erschiene. || Die Drähte der
Stangen, | das feurige Land, – | ist einer gegangen | hier, den ich gekannt? || Grün bleiben
die Tannen | und heiter das Licht, | die schweigenden Wälder | erinnern sich nicht.
Abgelegene Gehöfte ||| Die Hühner und Enten treten | den Hof zu grünlichem
Schmutz. | Die Bauern im Hause beten. | Von den Mauern bröckelt der Putz. || Der
Talgrund zeichnet Mäander | in seine Wiesen hinein. | Die Weide birgt Alexander, |
Cäsarn der Brennesselstein. ||
günter eich 377
Auch wo die Spinnen weben, | der Spitz die Bettler verbellt, | im Rübenland blieben am
Leben | die großen Namen der Welt. || Die Ratten pfeifen im Keller, | ein Vers schwebt
im Schmetterlingslicht, | die Säfte der Welt treiben schneller, |Rauch steigt wie ein feurig
Gedicht.
Abends am Zaun ||| Am Abend duftet holder die Kamille | vom Feldrain her. Der
Posten bläst ein Lied | auf seiner Okarina. Gottes Wille | im Glanz des Abendsternes
sich vollzieht. | Wie viele doch sind nun für immer stille, | die gerne sich erfreut an Stern
und Lied! | Nun sind sie selbst darin und Gottes Wille | in Glanz und Duft und solcher
Abendstille | geschieht.
Die Häherfeder ||| Ich bin, wo der Eichelhäher | zwischen den Zweigen streicht, | einem
Geheimnis näher, | das nicht ins Bewusstsein reicht. || Es presst mir Herz und Lunge, |
nimmt jäh mir den Atem fort, |
378 günter eich
es liegt mir auf der Zunge, | doch gibt es dafür kein Wort. || Ich weiß nicht, welches der
Dinge | oder ob es der Wind enthält. | Das Rauschen der Vogelschwinge, | begrift es den
Sinn der Welt? || Der Häher warf seine blaue | Feder in den Sand. | Sie liegt wie eine
schlaue | Antwort in meiner Hand.
Christine Busta 9
El girasol
Lob eines alten Weidenbaumes ||| Nicht an die Welt, in die geborstne graue Weide
| will ich mein Sommerherz, das bienenschwere, hängen, | daß golden aus den toten
Narbengängen | die Honigpulse meiner vollen Waben drängen, | dann lobt der Wanderer
meinen alten Baum. || Geborgen ist’s und schön, im hohlen Stamm der Weide |
dem Uferwind, dem starken Gang des Stroms zu lauschen: | das braust und tönt wie
Meeresmuschelrauschen. | Wo noch die Wurzeln mit den Wassern Weisheit tauschen, |
lobt still mein Baum sein junges Sommerherz.
Die Sonnenblume ||| Schon senkt das dunkle Auge sir zur Erde | von goldnen
Flammenwimpern schön umsäumt, | indes das Jahr die müden Felder räumt. | O reifer
Stolz, o Demut der Gebärde! || Die Vögel fliegen gierig ins Gesicht | der Dulderin und
lösen ihr vom Grund | die Samensterne. Doch das leere Rund | träumt noch erblindet
neuer Sonnen Licht.
380 christine busta
Escarcha
Blick in den Augusthimmel ||| Ein blauer Brief ist der Nachmittag über den Gärten,
| durchwölkt von schimmernden Wasserzeichen des Herbstes. | Unruhige Lettern
aus Vogelflug, verlöscht vom Winde. || Wem gilt die Botschaft? Den Sonnenblumen?
Vielleicht der | eignen Seele? Du strenge Geduld der schwarzen | Iris zwischen dem
Gold sich mählich lösender Wimpern.
Rauhreif ||| Alles ist Blüte geworden, | Frostblüte, | Nebelgedicht. || Mit gläsernen
Zweigen | läutet der Weg | ins weiße Exil der Raben.
Johannes Bobrowski 10
Planicie
Lago.
El lago.
Abismadas
las costas. Bajo la nube
la grulla. Blancos, centelleantes
los milenios
de los pueblos de pastores. Con el viento
subí a la montaña.
Aquí viviré. Fui
un cazador, pero me encerró
la hierba.
Enséñame a hablar, hierba,
enséñame a estar muerto y a oír,
largo tiempo, y a hablar, piedra,
enséñame tú a permanecer, agua,
no preguntes por mí, ni por el viento.
Lenguaje
El árbol
mayor que la noche
con el aliento de los lagos del valle
con el murmullo sobre
el silencio
Las piedras
bajo el pie
las venas luminosas
Ebene ||| See. | Der See. | Versunken | die Ufer. Unter der Wolke | der Kranich. Weiß,
aufleuchtend | der Hirtenvölker | Jahrtausende. Mit dem Wind || kam ich herauf den
Berg. | Hier werd ich leben. Ein Jäger | war ich, einfing mich | aber das Gras. || Lehr
mich reden, Gras, | lehr mich tot sein und hören, | lange, und reden, Stein, | lehr du mich
bleiben, Wasser, | frag mir, und Wind, nicht nach.
Sprache ||| Der Baum | größer als die Nacht | mit dem Atem der Talseen | mit dem
Geflüster über | der Stille || Die Steine | unter dem Fuß | die leuchtenden Adern |
382 johanne s bobrowski
Gertrud Kolmar
lange im Staub | für ewig || Sprache | abgehetzt | mit dem müdem Mund | auf dem
endlosen Weg | zum Hause des Nachbarn
Gertrud Kolmar ||| Buche, blutig im Laub, | in rauchender Tiefe, bitter | die Schatten,
droben das Tor | aus Elstergeschrei. || Dort ist eine gegangen, | Mädchen mit glattem
Haar, | die Ebene unter den Lidern | lugte herauf, in den Mooren | vertropfte der Schritt.
|| Ungestorben aber | die finstere Zeit, umher | geht meine Sprache und ist | rostig von
Blut. || Wenn ich deiner gedächte: | Vor die Buche trat ich, | ich hab befohlen der Elster:
| Schweig, es kommen, die hier | waren – wenn ich gedächte: | Wir werden nicht sterben,
wir werden | mit Türmen gegürtet sein?
Heinz Piontek 11
Viaje en bote
Cornejas
Bootsfahrt ||| Ruderschlag, Dunst und Libellen, | der Teich ist aus flüssigem Licht.
| Geblendete Fische schnellen | hoch aus der Flimmerschicht. || Aller verschollenen
Fahrten | bin ich heut eingedenk. | Teichrose bringt ihre zarten | Schneeblätter mir zum
Geschenk. || Schmal überm Dickicht die Föhre – | was wir nicht träumen, wird sein. |
Knarren die Dollen? Ich höre | mich tief in das Lautlose ein.
Krähen ||| Sie streifen mit gierigen Flügeln | Schneezaun und Dämmernis. | In meinen
Winterträumen | verschwebt ihr Schattenriß. || Ich denke durch ihre Schreie | den Gram
der verödeten Welt, | wenn aus dem Frostgewölbe | mich ihre Not befällt. || Ach die
bestäubte Schwinge, | sie rührt an mein klirrendes Herz. |
384 heinz piontek
Atemlos und beklommen | horche ich himmelwärts. || Stürzt sich die Vogelwolke | auch
in den Hügelspalt, | sucht mich ihr schwarzes Bedrängen | heim in andrer Gestalt.
Das Mahl der Straßenwärter ||| Im Teerfaßschatten kauen sie gelassen | durchwachsnen
Speck und weißes Kümmelbrot | und spucken aus, wenn sie die Messer fassen, | und
blinzeln nach dem Limousinenrot. || Die Kaffeflasche gluckst, die Krusten brechen, |
dem Alten hängt im Bart das gelbe Ei, | der Ziegenkäse hindert sie beim Sprechen, | der
Mittag zieht als Butterduft vorbei. || Durchs Grabengras rolln die verschwitzten Hüte,
| die Männer wischen sich das Fett vom Mund, | bei Schaufeleisen und Kamillenblüte |
spürn sie des Daseins wunderlichen Grund. || Sie stopfen Krüll in die zerbißnen Pfeifen,
| ein Becher Kirschschnaps treibt ihr zähes Blut. | Das Künftige, schon ist’s für sie zu
greifen | im Schotterhügel. He – die Welt ist gut!
Tres incursiones
líricas de filósofos
Rudol f S teiner 1
Imagen segunda
(De las fuentes y las peñas, se oye resonar: ¡Oh, hombre, reconócete!)
juan: Es así que ya desde hace años
las escucho, palabras sustanciales.
Desde el aire y el agua resuenan para mí,
su sonido asciende del fondo de la tierra,
y así como en secreto, del roble colosal
la complexión se aprieta en la pequeña semilla,
así se encierra al fin
en la virtud de estas palabras,
lo que de la esencia de los elementos,
de las almas y los espíritus,
del curso del tïempo y de la eternidad
para mi pensamiento resulta inteligible.
El mundo y mi singularidad
viven en la frase:
¡Oh, hombre, reconócete!
(De fuentes y peñas resuena: ¡Oh, hombre, reconócete!)
¡Y ahora!… un vivo pavor
nace en mi interior.
La oscuridad teje en torno a mí,
se abisman en mí las tinïeblas;
Imagen decimoquinta
[..........................................................]
arimán: Tan sólo aspiráis a la autocognición;
el ser espiritual ajeno, que se os quiera
mostrar servicïal, tendría entonces
que entregarse primero cual parte a vuestro Yo,
si tan sólo pudiera, cognoscible, asistiros.
benedicto: Seas quien fueres, sirves solamente al Bien,
johannes (wie wenn er zu sich käme, erblickt Maria. |Die Meditation geht in innere Realität
über) | O Freundin, du bist hier! || MARIA: Ich suchte dich, mein Freund; | Obwohl
bekannt mir ist, | Wie lieb dir Einsamkeit, | Nachdem so vieler Menschen Meinungen
| Die Seele dir durchflutet. | Und weiß ich auch, | Daß ich durch meine Gegenwart dem
Freund | In dieser Zeit nicht helfen kann, | So drängt ein dunkles Streben | In diesem
Augenblick mich doch zu dir, | Da Benedictus’ Worte dir statt Licht | So schweres Leid |
Aus deines Geistes Tiefen lockten.
Der Seelen Erwachen – Seelische und geistige Vorgänge in szenischen Bildern [ein
Fragment] | Fünfzehntes Bild ||| [..........................................................] | ahriman : Ihr
strebt doch nur die Selbsterkenntnis an; | dann müßte fremdes Geistessein, das euch | sich
dienstbar will erweisen, eurem Selbst | als Teil sich erst ergeben, sollt’ es nur | erkennbar euch
zur Seite stehen dürfen, || benedictus : Wer du auch seist, dem Guten dienst du nur,
390 rudolf steiner
wenn du in dir nicht selber streben willst, | wenn du im Menschendenken dich verlierst
| und so im Weltenwerden neu erstehst. || AHRIMAN: Es ist jetzt Zeit, daß ich aus
seinem Kreise | mich schnellstens wende; denn sobald sein Schauen | mich auch in
meiner Wahrheit denken kann, | erschafft sich mir in seinem Denken bald | ein Teil der
Kraft, die langsam mich vernichtet. | (Ahriman verschwindet.) || BENEDICTUS: Jetzt
erst erkenn’ ich Ahriman, der selbst | von hier entflieht, doch seines Wesens Kunde |
gedankenhaft in meinem Selbst erschafft. | Er strebt das Menschendenken zu verwirren,
| weil er in ihm die Quellen seiner Leiden | durch einen altvererbten Irrtum sucht. | Er
weiß noch nicht, daß ihm Erlösung nur | in Zukunft werden kann, wenn er sein Wesen |
im Spiegel dieses Denkens wiederfindet. | [..........................................................]
Martin Heideg ger 2
Agonizante esplendor
Sterbende Pracht ||| Lachender Frühherbst, | Das Gartentor auf ! | Führ mich, du goldner,
| Im jung tollen Lauf. || Noch einmal zu grüßen | Die sterbende Pracht, | Noch einmal zu
wandern | Zwischen Abend und Nacht. || Dein raschelndes Laub | Erschauernd im Tod
| Spürt noch im Fall | Die nahende Not. || Dein sehnendes Träumen | Im sonnarmen Tag
| Sucht es die müden | Rosen im Hag?
Ölbergstunden ||| Ölbergstunden meines Lebens: | im düstern Schein | mutlosen
Zagens | habt ihr mich oft geschaut. || Weinend rief ich: nie vergebens. | Mein junges
Sein | hat müd des Klagens | dem Engel »Gnade« nur vertraut.
392 martin heidegger
Vamos a esperar
Wir wollen warten ||| Vorm Tor zum Frühlingsgarten | wollen wir horchend warten,
| bis die Lerchen steigen, | bis Lieder und Geigen, | das Murmeln der Quellen, | die
silberhellen | Glocken der Herden | zum Weltchoral der Freude werden.
Abendgang auf der Reichenau ||| Seewärts fließt ein silbern Leuchten | zu fernen
dunkeln Ufern fort, | und in den sommermüden, abendfeuchten | Gärten sinkt wie ein
verhalten Liebeswort | die Nacht. | Und zwischen mondenweißen Giebeln | verfängt sich
noch ein letzter Vogelruf | vom alten Turmdach her – | und was der lichte Sommertag mir
schuf | ruht früchteschwer – | aus Ewigkeiten | eine sinnentrückte Fracht – | mir in der
grauen Wüste | einer großen Einfalt.
Walter Benjamin 3
II
I ||| Enthebe mich der Zeit der du entschwunden | Und löse mir von innen deine Nähe |
Wie rote Rosen in den Dämmerstunden | Sich lösen aus der Dinge lauer Ehe || Wahrhaftge
Huldigkeit und bittre Stimme | Entbehr ich heiter und der Lippen Röte | Die überbrannt
war von der schwarzen Glimme | Des Haares purpurn schattend Stirn der Nöte || Und
auch das Abbild mag sich mir versagen | Von Zorn und Loben wie du sie mir botest | Des
Gangs in dem du herzoglich getragen || Die Fahne deren Sinnbild du erlotest | Wenn nur
in mir du deinen heilgen Namen | Bildlos errichtest wie unendlich Amen.
II ||| Hättst du der Welt dein Sterben prophezeit | Natur wär dir vorangeeilt im Tode
| Kehrte mit unerbittlichem Gebote | Das Sein in ewige Vergessenheit || Am Himmel
ständen sanfte Morgenrote | Zur Stunde da hinglitt dein Körperkleid | Die Wälder färbte
alle schwarzes Leid | Nacht überzog das Meer auf leisem Boote ||
394 walter benjamin
III
Aus Sternen bildet namenlose Trauer | Das Denkmal deines Blicks am Himmelsbogen |
Und Finsternis verwehrt mit dichter Mauer || Des neuen Frühlings Licht heraufgezogen
| Die Jahrzeit sieht im stillen Stand der Sterne | Aus deines Todes spiegelnder Zisterne.
III ||| Du selige Geburt wie tief verschwiegen | Entstieg ich ihm und war zur Stund
bestimmt | Zu sein wie Nacht die ihm im Auge glimmt | Dem Leisesten auf weiten
Himmelsstiegen || Der Strahl zu sein den er im Blick vernimmt | An welchem glücklich
Ungeborne liegen | Mich inniger der Wange anzuschmiegen | Die im Azur als glühe
Wolke schwimmt || Geschrieben stand daß nimmer sich beschwinge | Mein Mund wenn
nicht in seinem Lied er stiege | Mein Haupt war nur ein letztes in dem Ringe || Der
lodernd säumte mit Gebet die Wiege | Wie ist geschehen daß er mir entschwand | Führt
meinen jungen Tod auf seiner Hand.
walter benjamin 395
IV
IV ||| Es waren seine Blicke im Erwachen | Mein einzig Leuchten auf den irren Fährten |
Und seiner Augen Sterne sie gewährten | Den einzgen Schein in meinen Schlafgemachen
|| Nun sind dahingegangen die Gefährten | Die stummen Spiegel allen Geistes brachen
| In diesen Himmeln die ihr feuchtes Lachen | Mit jedem Morgen seliger verklärten ||
Noch wenn sie weinten standen sie wie Lachen | Die sich im Fall der schweren Tropfen
nährten | Und länger duften als die Regen währten || Und aus der Fülle ihrer Tränen
sprachen | Die Dinge denen Namen noch gebrachen | Auf solche Art wie Blätter in den
Gärten.
La lengua como nuevo
ámbito experimental
Paul Cel an 1
So bist du denn geworden | wie ich dich nie gekannt: | dein Herz schlägt allerorten | in
einem Brunnenland, || wo kein Mund trinkt und keine | Gestalt die Schatten säumt, |
wo Wasser quillt zum Scheine | und Schein wie Wasser schäumt. || Du steigst in alle
Brunnen, | du schwebst durch jeden Schein. | Du hast ein Spiel ersonnen, | das will
vergessen sein.
Über drei im meer- | trunkenen Schlaf | mit Braunalgenblut | bezifferte Brust-
| warzensteine || stülp deinen sich | von der letzten | Regenschnur los- | reißenden
Himmel. || Und laß | deine mit dir hierher- | gerittene Süßwassermuschel || all das
hinunter- | schlürfen, bevor |
400 paul celan
SOLVE
de la en los inefables,
incontables
nombres a nombrar,
en dis
persión refugiada, res
catada
escritura.
Un estruendo: la verdad*
misma ha comparecido
avanzando entre los
hombres,
hacia el centro
del torbellino de metáforas.
ist aus sauerkraut ein mond gebaut | wenn er auf die schläfer schaut | bläht er ihren
bauchwind auf | ist ein himmel gebastelt aus hellblauen scheiben | und dunkelblauen
muttern | mehr geht nicht drauf || unter dem himmel ist | anz mit proletarischen
schirmmützen bedeckt | ein eierberg || an die allerunterste und allerdunkelblauste |
himmelmutter klammert sich | eine frau mit zwei bäuchen die nur einen | dompfaffenrosa
unterleib hat || der wind ist stark | die frau ist gezwungen | die mutter loszulassen | sie
fliegt mit quiekenden brustwarzen am himmel | sie lächelt dem sauren mond zu | der
weich wird und fast | zurückgelächelt hätte || die flugfrau streichelt liebevoll den eierberg
| worauf dieser vor lauter freude anfängt | die mützen in die luft zu werfen | und die
harmonika zu quetschen || die erde am fuss des bergs ist so spärlich geworden | dass sie
nicht mehr die galvanisierenden skelette | des helden uralter zeiten | zu bedecken vermag
Christian Loidl 3
(N. d. T.) Ambos poemas de Loidl, traducidos durante una pausa en el Festival de
Poesía 2001, en el Centro Cultural B. Rivadavia.
Einer kennt alles beim | Namen. | Wo der ist, ist alles | still.| Eine Welt aus altem |
Schlittenholz. || Eine Nacht Schlafen, | und | das Haus steht | nicht mehr. || Der Himmel
und die | Sterne | sind ein Tierfell, | und auf dem Fell | liegst du, geboren | zur Sprache.
In diesem Lehm sind Schlangenlinien, | Schlangenlinien die du kennst und | Schlangenlinien
die du nicht kennst. | Die Schlange selbst | verschwindet in ihr Muster. | Das Muster
verschwindet im Lehm.
Tobias B urghar dt 4
INSCRIPCIÓN EN UN VASO
Una línea
turgente
se desgaja.
Reptiliforme,
más fluida aún
entre dos noches.
Una presencia única de algas y piedra estelar,
honda, en la verdinegra
nada.
VASENINSCHRIFT ||| Eulenmensch Blicke, | worin | ein Gestirn sich erkennt, | das
jählings | herabsteigt zur Tränke, | gramkühl | die Lippe im Talglicht.
1 ||| Eine schwellende | Linie | zweigt ab. || Echsengestaltig, | fließender noch |
zwischen zwei Nächten. || Eine einzige Anwesenheit aus Sternstein und Algen, | tief im
schwarzgrünen | Nichts.
2 ||| Rückwarts flüstert der Fels, | glänzt | fischbärtig schiffbar | daher, | um alphabetisch
405
alfabético:
estrellamar,
amelo otoñal:
flores epocales.
…somnoliento,
a-
clim-
atado
al en vano
de la noticia que ganara
el silencio, cual sol nocturno
cifrado, broncíneo,
vertical.
«Colibrí»
dice el hálito primero.
El oasis de algodón en el borde de la meseta
sobre fondo áureo, grano* de siempreviva.
La estrella temprana se llama
narciso.
El árbol nubado y el mono,
otro gandul.
La constelación de la araña, tipo por tipo,
malla de gritos en la colina de ojos aquilinos.
El ígneo Leguán
lame
herrumbrosos signos
de la hace tiempo desaparecida
biografía de los astros,
la lengua migratoria del pétreo erial,
seña y ceniza
del arca
Mano noctilívida.
* grano (›Grän‹): Cuarta parte del quilate; designa la cantidad de fino de una liga de oro.
7 ||| Kolibri | lautet der erste Hauch. || Die Baumwolloase am hochebenen Rande | auf
Goldgrund, Immergrüngrän. || Der frühe Stern heißt | Narzisse. || Der Wolkenbaum
und der Affe, | ein anderer Tagdieb. || Die Konstellation der Spinne, Letter für Letter, |
Netzwerk aus Schreien am adleräugigen Hügel.
8 ||| Der feurige Leguan | leckt | rostige Zeichen | der längst verschollenen | Biographie
der Gestirne, | die Wanderzunge der steinernen Wüste, | Wink und Asche | der Arche
| Nachtfahle Hand.
408 tobias burghardt
Dos líneas
errabundas
en el desgaje de una voz,
in-
in-
terrumpidas,
en espiral.
10
Imatak hutiki? *
11
De repente rearados
por la huella del casco y el derecho vial.
12
Atoq** de la legua,
tan sólo aquí
puedes murmurar
en el follaje
inaudible,
aún más radiante
que nunca.
* ‹¿Cómo te llamas?›
**Atoq: Zorro o zorro gris (quechua).
Penhap
Ile-aux-Moines
Penhap | Ile aux Moines ||| Was dich einst bette, | rette ins steinerne, | denk es, Gedenken,
zu Pferd: || es schwieg sich dir | dolmenhaft zu: die fliehende | Stirn der Erinnerung |
unter den Ulmen: | die falben | Zeichen des Nachklangs: | die Klage des Weins. || Denk
es, o Segel, mit lockigem | Wind über Ginster und Heide.
[poesía concreta ]
Eugen Gomringer 1
Marcación
de un cambio
1944 1945
guerra guerra
guerra guerra
guerra guerra
guerra guerra
guerra mayo
guerra
guerra
guerra
guerra
guerra
guerra
guerra
ser quinto
puerta abierta
uno afuera
uno adentro
ser cuarto
puerta abierta
uno afuera
uno adentro
ser tercero
puerta abierta
uno afuera
uno adentro
ser segundo
Markierung | einer Wende ||| 1944 1945 | krieg krieg | krieg krieg | krieg krieg |
krieg krieg | krieg mai | krieg | krieg | krieg | krieg | krieg | krieg | krieg
fünfter sein || tür auf | einer raus | einer rein | vierter sein || tür auf | einer raus | einer rein
| dritter sein || tür auf | einer raus | einer rein | zweiter sein ||
415
puerta abierta
uno afuera
uno adentro
ser el próximo
puerta abierta
uno afuera
uno adentro
ndíadoctor
tür auf | einer raus | einer rein | nächster sein || tür auf | einer raus | selber rein |
tagherrdoktor
Timm Ul richs 3
cogito lúdico*
(según descartes)
* Nos decidimos por una traducción ‹libre›, tanto del título como del primer verso de este
poema: Spiel significa tanto ‹juego› como ‹interpretación› (musical), ‹representación›
(teatral; Trauerspiel: ‹tragedia›), etc. La traducción clásica del cogito ‹pienso, luego
(= por lo tanto) existo› fue reemplazada por la más coloquial (y literal) «pienso, entonces
soy», para poder mantener, en lo posible, el juego con las variaciones de uso de also en
alemán (‹luego› en el sentido de ‹por lo tanto, por consiguiente›–, pero también como
pleonástico ‹pues bien›, etc.).
ebbeebbeebbeebbeebbe
ebbeebbeebbeebbe flut
ebbeebbeebbe flutflut
ebbeebbe flutflutflut
ebbe flutflutflutflut
flutflutflutflutflut
ebbe flutflutflutflut
ebbeebbe flutflutflut
ebbeebbeebbe flutflut
ebbeebbeebbeebbe flut
ebbeebbeebbeebbeebbe
ebbeebbeebbeebbe flut
ebbeebbeebbe flutflut
ebbeebbe flutflutflut
ebbe flutflutflutflut
flutflutflutflutflut
denk-spiel | (nach descartes) ||| ich denke, also bin ich. | ich bin, also denke ich. | ich bin
also, denke ich. | ich denke also: bin ich?
417
bajamarbajamarbajamarbajamarbajamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
pleamarpleamarpleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamarbajamarbajamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
pleamarpleamarpleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamarbajamarbajamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
pleamarpleamarpleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamarbajamarbajamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
pleamarpleamarpleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamarbajamarbajamar
bajamarbajamarbajamarbajamar pleamar
bajamarbajamarbajamar pleamarpleamar
bajamarbajamar pleamarpleamarpleamar
bajamar pleamarpleamarpleamarpleamar
pleamarpleamarpleamarpleamarpleamar
Apéndice
eugen g omringer
1954
Lírica de la segunda
mitad del siglo XX
Silja Walter 1
Bailarina
Tänzerin ||| Der Tanz ist aus. Mein Herz ist süß wie Nüsse, | Und was ich denke, blüht
mir aus der Haut. | Wenn ich jetzt sacht mir in die Knöchel bisse, | Sie röchen süßer als
der Sud Melisse, | Der rot und klingend in der Kachel braut. || Sprich nicht von Tanz und
nicht von Mond und Baum | Und ja nicht von der Seele, sprich jetzt nicht. | Mein Kleid
hat einen riesenbreiten Saum, | Damit bedeck ich Füße und Gesicht | Und alles, was in
diesem Abend kauert, | Aus jedem Flur herankriecht und mich mißt | Mit grauem Blick,
sich duckt und mich belauert, | Mich gellend anfällt und mein Antlitz küßt. || Sprich
nicht von Tanz und nicht von Stern und Traum | Und ja nicht von der Seele, laß uns
schweigen. | Mein Kleid hat einen riesenbreiten Saum, | Drin ruht verwahrt der Dinge
Sinn und Reigen. || Ich wollte Schnee sein, mitten im August, | Und langsam von den
Rändern her vergehn, | Langsam mich selbst vergessen, ich hätt Lust, | Dabei mir selber
singend zuzusehn.
Friederike Mayröcker 2
Misterio
Tilo cintilante
hacia el clarísimo limón
oh arce tañendo tanto
el arpa; derraman
guirnaldas su rojo sanguíneo
como cabello de mujer en llamas:
Mysterium ||| Das Heiligenbild hat | einen blauen Dorn. Jesus wird orangefarben |
getauft. Beinah jenseits | immer wieder das Jüngste Gericht. | Selige die lächeln und
| Chöre bilden. Lichtgrün | geht die Erde unter, aber | die Himmel stillen sich bald. |
Lichter wehn wie silberne | Fahnen die sich langsam bewegen, | und die höchste Kerze
duftet | und strebt. | Ich bin vor Dir im kalten Staub | ich bin vor Dir irgendwoher | aus
einer erstarrten Dunkelheit | ich bin vor Dir und lobsinge: | preisende Blicke haben mich
aus | den müden Steigbügeln meiner | Empfindung gehoben geräuschlos.
Flitternde Linde| ins hellste Zitron | o sehr harfender | Ahorn; ausgieszen | Girlanden ihr
Blutrot wie | brennendes Fraunhaar: |
431
rastro playo de la
luz vagando
en el lácteo mediodía
cómo te nombro
cuando pienso en ti
y tú no estás:
mi fresa silvestre
mi lagartija confitada
mi cucurucho consuelo
mi hilador de seda
cuco de mis cuidados
mi Aurelia
mi flor de grava
mi criatura en sueño
mi mano matutina
mi muyolvidadizo
crucero de mi ventana
mi ocultador lunar
mi cayado argénteo
mi crepúsculo vespertino
mi hebra solar
mi liebre hocicuda
mi cabeza cervuna
mi pata de liebre
mi rana de escalera
mi guirnalda de luces
mi ladrón de primavera
mi jamelgo temblón
mi caracol de plata
mi tintero
mi zorro escobillero
mi talador
mi fugitivo tempestuoso
mi guardaosos
mi muestradientes
mi oreja de caballo
wie ich dich nenne | wenn ich an dich denke | und du nicht da bist: || meine Walderdbeere
| meine Zuckerechse | meine Trosttüte | mein Seidenspinner | mein Sorgenschreck |
meine Aurelia | meine Schotterblume | mein Schlummerkind | meine Morgenhand
| mein Vielvergesser | mein Fensterkreuz | mein Mondverstecker | mein Silberstab |
mein Abendschein | mein Sonnenfaden | mein Rüsselhase | mein Hirschenkopf |
meine Hasenpfote | mein Treppenfrosch | mein Lichterkranz | mein Frühlingsdieb |
mein Zittergaul | meine Silberschnecke | mein Tintenfasz | mein Besenfuchs | mein
Bäumefäller | mein Sturmausreiszer | mein Bärenheger | mein Zähnezeiger | mein
Pferdeohr |
friederike mayröcker 433
mi árbol en el Prater
mi cuerno espiralado
mi portamonos
mi fin de invierno
mi alcaucil
mi medianoche
mi contador regresivo
(¡da capo!)
A caballito
und er fühlte sich immer noch Witwer | nach seiner Lebensgefährtin | auch die anderen
Trauergäste waren gekommen | die doppelte Ausgabe der Klageweiber | mit dem
Wäscheflor über den Rosenlippen | er aber ging mit auseinanderflieszendem Gesicht
| an mir vorbei und grüszte mich wie einer | der eben wieder wie so viele Male | den
Wellengang der Welt | in seinem Schiffchen Einsamkeit | auf sich nimmt. || Nun ihr
lieben Ameisen wie geht es euch? | gefällt es euch hier auf der blütenreichen Erde? | rastet
niemals denn euch steht es am besten an | zu wimmeln nach eurem eingesagten Plan
| Malvengesichter Rundköpfe Puppenaugen | Pagenschnitt über schöner Schädelform
blond | liegt bei Schubertliedern lauschend auf der Plüschrampe | Wangen erdbeerfarben
| dreh dich einmal rundherum so dasz man | deine ganze Gestalt sehen kann | dreht euch
lebt es genügt nicht ein Lächeln | ein Blick hinter Auslagenfenstern hervor | oder die
mollige Berührung zweier weit auseinander liegenden Augen | sondern ihr müszt euch
begeben | in den Tanz in die Versuchung in die Verschlingung | dann setzt Schritt vor
Schritt | oder steht und bleibt starr: | immer wieder kommt einer der hilft euch heraus |
und vom Fleck | aber es braucht eine lange Zeit ehe man einsieht |
friederike mayröcker 435
was geschehen hätte müssen und was eigentlich geschah | dann steht man wieder und
hält den Atem an | oder trällert ein Liedchen oder | fängt an Jazz zu lieben.
Die ozeanischen Geheimnisse (Pamir) ||| Friedrichshafen ist ein Anlegeplatz für
Mäuse | auch Cuxhaven geriet in die Wolkenburg | die Suche begann dort wo sich zwei
Wolkenmädchen verbargen | die rastlosen Schiffer und die marinierten Gäule zerbrachen
den | öffentlichen Kurs | blähend flogen sie und es fegten die Westwinde und die Passate
| und himmelwärts ging es wie die Segel sich bewegten | über die eisige Himmelstrasze
ziehen die Vögel | mit den gekrausten Federchen und den Himbeeraugen dankend |
picken sie die letzten Haie auf | stehend kreuzten sich die fahnenfrohen Masten und die
knarrenden | Polarkreise wirbelten zweimal | von fern kamen die Winde und zerbissen
die Borke | windsbraut-blau schnitten die Krebse der Fahrt dem Kiel in die | spielenden
Saiten | es flössen aus den strahlenden Gewässern solche Sonnenuhren in | einem
Glanz: | fleisziger Unstern über dem Mittelgang des Kapitäns | betroffen versickerte
die Regenrinne des Vakuums | maritime Zartheit sprosz aus der Blume des Himmels |
die Vernichtungen gaben sich dem Heck zu erkennen | über die Strasze von Gibraltar
marschieren die Sporen der |
436
himmlischen Reiter wie eine fliegende Engelschar | mitten hindurch geht ein riesiger
Feldmarschall mit den Blicken auf | eine wunderbare unruhige Küste | das kalkweisze
Land ist nahe | fliehend birst die Mondgemeinschaft und eine perlenfarbene Kerze
| flieszt | windhoch erheben sich die Funksprüche des ostholländischen Verdecks
| spielend im Mastnetz hängen die Tauben des grauen Indienhimmels | verfrühte
Gestirne über dem Neuland der Galeone | weit und nebelbekränzt furchtbar erregt
triefend setzt das Atmen der | Schiffsjungen wieder ein | ins blaue des Meermorgens
ins gelbe der Meersonne grüszen die | Gesänge der verlorenen Mannschaft | seine tote
Mutter grüszt der tote Matrose | in der Wiege des Segelschiffs erwartet sie auszer dem
Jubelschreien | der gleiszenden Morgensonne ein schwingendes Verwelken | Schreihälse
sind Totenvögel | wiedergewonnen ist ein Ruf in die Wolkendienerschaft | ins Land der
gewohnten Windrose | ins blätternde Gesicht der Sonne | schwindend ins Gewinde einer
geträumten Nacht versinken die | Knaben achtlos | ins Mark trifft der Mast | flüchtig ins
Orange-Bad des nie-mehr-Morgen getauchte Gesichter | Flug durch verästelte Wolken
durch blaue Gerinnsel | Neuland einsamer Gedanken | Wassertunnel für übriggebliebene
Hände | Schnäbel und Gebisse von Haien | Meerschwarz für eine Handvoll Herzen
437
Wir haben jetzt Zähne aus Kerzenstummel ||| Drauszen die Fichte die graue Tanne
die Regenföhre | und das Gespräch in der Gasthauslaube | so nach Bier duftend ||
morgens in die wolkengrauen Höhen | dort öffnet sich ein Fenster so früh | weit wie die
auseinanderströmende Luft | breiten sich die fensteröffnenden Arme || auf der anderen
Seite des Tages der Fall | der grauen Betrübnis diese staubgrauen Dämmerungen | mit den
Zügen und den Nebeln schwindend und wieder einfallend: | unter sich die Glockenstadt
Vineta. || Und dann Nacht | schwarz und wie mit der Hand bis zum Gelenk im Wasser
| wir stolpern vors Tor: | o die vielen Sterne | und eine schwarze Strähne im Gesicht |
barfusz über die knarrende Treppe. | Die flatternden Nachtschwärmer: | aufgeschreckte
Hausschwalben wie Fledermäuse und Irrlichter | und die schreckliche Honigzunge der
toten Fliegen. || Jetzt | mitten im untertauchenden Frühling | nach vielen Monaten: | eine
offene Handtasche | eine alte Zigarette aus der Rue des dames | ein Säckchen Natron |
438
hoben sich die Lider immer wieder | es hatte blaue Augen und eine kleine runde Nase |
und einen halb offenen Mund mit zwei schönen Zähnen | es war ein Knabe | und es war
ein Geschenk wie ich nie vorher eines bekommen hatte | ich liebe es über alles | es ist tot
| es kommt nie mehr zurück | in meinen linken Arm in meinen rechten Arm in meine
beiden Arme | an meine Brüste auf mir liegend ich über es gebeugt | alle Vögel alle Bäche
alle Steine alle Wolken und der Rauch | kommen ans Fensterchen und schauen mein
totes Kind an | ich winde ihm einen Kranz aus wildem Löwenzahn | ich flechte ihm ein
weiches Körbchen für sein Gesicht | ich werde seine blauen Augen einpflanzen in die
Erde | wie ein Paar Krokusblumen | seine blonden Haare vergieszen | seine Nase seinen
Mund seine Haut verstreuen | seine Knie und Schenkelchen | seine Nägel seine rötlich
blonden Stellen in der Armbeuge | er spielte mit kleinen lockenmähnigen Pferdchen
und Eselchen | mit geringelten Schnecken am Weg | und blies ins Schneckenhorn |
und setzte sich die Schmetterlingsfühler lustig auf | und teilte mit den Fliederbüschen
| die Regenwolken und die schönsten satten Siesta-Wolken und Balkone | kannte er
mit Namen | und schrieb wie Miró auf sie: »s 5«, »s 5«, »s 5«, und immerfort | vieles
überschlug er | und er wagte die tollsten Sprünge von einer Schafschnauze zur ändern |
440 friederike mayröcker
bis die Wolle immer zerraufter wurde | er kräuselte gern das Wasser mit der Hand | und
ich nähte seine Frisur zurecht | er zog die schwarze Flagge hervor | und versetzte seiner
Gabel einen Schaft | schickte sie nach dem sanftschweifenden Osterlamm | und ging
durch die punktierte Rundung eines reifen | Schneeballstrauchs | oft ging er fort mit
meinem blauen Schirm | ich rief ihm nach und weinte über seine Süsze || (er ist tot er
ist mein alles)
Durch viele masken | schauen wir | die schöne Welt: | es pendelt | still der Mond | es
kreist die Sonne wieder | o Sirius o Mandelbaum und Stern: | noch leben alle die wir
lieben.
Fünf Barfüszler-Buszgedichte zu Frühlingsbeginn: ||| fünf Viertelstunden ein
Flötenspiel | Olive-Olive | und in der Stefanskirche ein Profil | das dir so ähnlich war ||
friederike mayröcker 441
welcome sagte der Augsburger Dom | als ich mich entschuldigen wollte | dasz ich in
seinem Garten Melonen gepflückt hatte || fünf Tage ohne dich und ohne deine Küsse |
ist beinah so als dürfte man | fünf wasserspeiende Kolosse nicht umarmen || hochaltrige
Flaumwolke | deinem blauen Seidenfaden folgen alle | Frühlingsaugen || schimmernde
Blüten wandern dort im Gras | wie ein Frühlingstag heute wo ist | meine Tür?
Günter Grass 3
Bandera polaca
Canción infanil
Cerezas
Pan Kiehot
Pan Kiehot ||| Ich sag es immer, Polen sind begabt. | Sind zu begabt, wozu begabt, | begabt
mit Händen, küssen mit dem Mund, | begabt auch darin: Schwermut, Kavallerie; | kam Don
Quichotte, ein hochbegabter Pole, | der stand bei Kutno auf dem Hügel, | hielt hinter sich
das Abendrot | und senkte die weißrotbegabte Lanze | und ritt den unbegabten Tieren, | die
auf Motore angewiesen, | direkt ins Feldgrau, in die Flanke… || Da brach begabt, da küßten
unbegabt | –ich weiß nicht, war’n es Schafe Mühlen Panzer– | die küßten Pan Kiehot die
Hände, | der schämte sich, errötete begabt; | mir fällt kein Wort ein – Polen sind begabt.
Mein Freund Walter Henn ist tot ||| Nie wollte er schlafen gehen. | Seine Müdigkeit
blieb sitzen und sprach sich weg. | Er verstand es, | dicke Worte | schlank dahergehen zu
lassen. | Vor ihm hatte Symmetrie keinen Bestand; | er zerlächelte sie. | Seine Leichtigkeit
machte Säulen Säulen arbeitslos. |
günter grass 445
El oprobio de Europa
Die Atommacht Israel gefährdet | den ohnehin brüchigen Weltfrieden? | Weil gesagt
werden muss, | was schon morgen zu spät sein könnte; | auch weil wir - als Deutsche
belastet genug - | Zulieferer eines Verbrechens werden könnten, | das voraussehbar ist,
weshalb unsere Mitschuld | durch keine der üblichen Ausreden | zu tilgen wäre. | Und
zugegeben: ich schweige nicht mehr, | weil ich der Heuchelei des Westens | überdrüssig
bin; zudem ist zu hoffen, | es mögen sich viele vom Schweigen befreien, | den Verursacher
der erkennbaren Gefahr | zum Verzicht auf Gewalt auffordern und | gleichfalls darauf
bestehen, | dass eine unbehinderte und permanente Kontrolle | des israelischen atomaren
Potentials | und der iranischen Atomanlagen | durch eine internationale Instanz | von
den Regierungen beider Länder zugelassen wird. || Nur so ist allen, den Israelis und
Palästinensern, | mehr noch, allen Menschen, die in dieser | vom Wahn okkupierten
Region | dicht bei dicht verfeindet leben | und letztlich auch uns zu helfen.
Hans Magn us Enz ensberg er 4
oda a nadie
ode an niemand ||| dein rauchiges herz ist zeuge, | einziger könig, im wind | dein
auge aus trauer. | du bist der gesell des Zaubers, | erleuchtet von vielen wüsten, | vom
ungehorsam gekrönt, | du bist nicht gemodelt von zeit, | noch gesprenkelt von asche | ist
deine getreue stirn. | du bist ein geist ohne narbe, | deine dünung ist feierlich, | du warst
vordem, vollkommner | als der große schwebende rochen, | gesalbter, in deinem glanz,
| todes quitt, könig. || aber du bist nicht fern und früh | oder spät, du bist hier, | dein
gerechter blick fällt hin | wie ein schnee aus luft | und wohnt auf den werften, | geht über
Sternwarten weg | in staubige fundbüros, ruht | in nassen zementkellern, | wo die mörder
jauchen, fällt | auf thrombosen und lunten, | auf schlachthöfe schmatzend | und wirre
raffinerien, | wo das lachgas schwelt, ruht |
451
durch die offene küchentür | eine milchkanne ein zwiebelbrett | einen katzenteller. |
ich habe es nicht gelesen. || in einem museum zu amsterdam | sah ich auf einem alten
bild | durch die offene küchentür | eine milchkanne einen brotkorb | einen katzenteller.
| auf dem tisch lag ein brief | ich habe ihn nicht gelesen. || in einem sommerhaus an
der moswa | sah ich vor wenigen wochen | durch die offene küchentür | einen brotkorb
ein zwiebelbrett | einen katzenteller. | auf dem tisch lag die zeitung | ich habe sie nicht
gelesen. || durch die offene küchentür | seh ich vergossene milch | Dreißigjährige kriege |
Tränen auf zwiebelbrettern | anti-raketen-raketen | bortkörbe | Klassenkämpfe. || Links
unten ganz in der ecke | seh ich einen katzenteller.
De la escena de los
cantautores (1964-)
Anónimo 1
Die Moorsoldaten ||| Wohin auch das Auge blicket | Moor und Heide ringsherum | Vogelsang
uns nicht erquicket | Eichen stehen kahl und krumm. || Refrain: | Wir sind die Moorsoldaten |
und ziehen mit dem Spaten | ins Moor. || Hier in dieser öden Heide |ist das Lager aufgebaut | wo
wir fern von jeder Freude | hinter Stacheldraht verstaut. | Wir sind… || Morgens ziehen die
Kolonnen | in das Moor zur Arbeit hin | graben bei dem Brand der Sonnen | doch zur Heimat
steht ihr Sinn. | Wir sind… || Auf und nieder gehn die Posten | keiner, keiner kann hindurch |
Flucht wird nur das Leben kosten | vierfach ist umsäumt die Burg. | Wir sind… || Doch für uns
gibt es keine Klagen | ewig kanns nicht Winter sein | einmal werden froh wir sagen | Heimat, du
bist wieder mein. | Dann ziehn die Moorsoldaten | nicht mehr mit dem Spaten | ins Moor.
Franz Josef Degenhardt 3
mag auch alles richtig sein | interessiert uns aber nicht | das ist nämlich politik | hier
interessieren nur gewissensgründe | was das ist | hört sich zwar sehr grausam an | trifft
den nagel aber auf den kopf nämlich | ob sie töten können oder nicht | ja hier darf
jeder machen was er will | im rahmen der freiheitlich-demokratischen grundordnung
versteht sich | also fangen wir mal an | in ’ner kirche sind sie nicht | auch nicht in ’ner
anerkannten sekte | sehen sie da wirds schon schwierig mit gewissensgründen | einen
haben wir mal hier gehabt | und der machte auf buddhist | war son typ mit glatze aber
| durchgekommen ist er schlaues kerlchen | also passen sie mal auf | ich werd jetzt ihr
gewissen prüfen | nehmen wir mal an sie gehn spazieren | mit ihrer freundin nachts im
park | plötzlich | kommt ’ne horde russen | stockbesoffen und bewaffnet halt | sagen wir
’n trupp amerikaner | schwer betrunken und bewaffnet nachts im park | machen sich an
ihre freundin ran | SIE haben ’ne MP dabei | na was machen sie | was sagen sie uns da |
sie verbitten sich dies beispiel | meinetwegen bitte schön |
460 franz josef degenhardt
was sagen sie uns da | sie wehren sich | weil sie ja in notwehr sind | ätsch | das ist aber
falsch | durften sie nicht sagen | richtig ist die antwort nämlich die | ich werfe meine
waffe fort | und dann bitte ich die herrn | mit der vergewaltigung doch bitte aufzuhörn |
was sagen sie uns da | sie kämen als soldat doch nie in eine solche situation | fangen sie
schon wieder an | ist doch politik | hat doch mit gewissen nichts zu tun | ja grundgesetz
ja grundgesetz ja grundgesetz | sie berufen sich hier pausenlos aufs grundgesetz | sagen sie
mal | sind sie eigentlich kommunist na ja | hier darf jeder machen was er will | im rahmen
der freiheitlich-demokratischen grundordnung versteht sich.
Walter Mossmann 4
As de espadas
Pik Sieben ||| Geh’ bitte nicht als fast schon ausgewickelte Praline, | die wird vernascht,
kaum knabbert einer dran. | Geh’ besser als giftgrüne Kolombine, | denn alle Tauben sind
bekanntlich nymphoman. | Erwecke Schrecken vor Virginia Woolf, | gebärde Dich hysterisch
| und einen Rezensenten mäste dir zum Fest. | Als Schweinchen schlau drapier’ ihn dann
malerisch | vor Deiner Besenkammer, Circes Liebesnest. | Mit einer Karte, die im Ärmel mir
geblieben, | maskier’ ich mich bescheiden als Pik 7. || Die Gäste kommen, ihrer Tarnung noch
nicht sicher, | ich rede weise, wie ein Präsident. | Mein Stottern erntet albernes Gekicher, |
weil jenes ›Sauerländer Tröpfchen‹ halt ein jeder kennt. | Nun Circe lass’ sie nicht zur Ruhe
kommen, | verhäng’ ein Tänzchen, dreh’ mal an der Sicherung, | dann weißt Du dort, wo’s
kreischt, da sind die Frommen, | die haben’s leicht, die geh’n zur Beicht, | noch vor der
Dämmerung. | Wenn sich dann manche hinter Bücherwände schieben, | studiert die Odyssee,
Pik 7. || Gemütlichkeit, wir werden’s ja erleben, | erblüht im Rauch, gemischt mit Spiritus,
| wenn dann die weißen Fledermäuse schweben, | zeigt sich gefällig jeder Reißverschluß. |
463
und pfeife auf die Leichen dieser Nacht | und schau’ Dich an, die nimmersatten Hände
| und denke zärtlich an Penelope | und suche Ithaka, die eigenen vier Wände, | oh Circe,
trink’ allein den Morgentee, | denn dieser letzte Stich ist mir geblieben, | ein Waldspecht
fliegt davon, | das war Pik 7.
Hannes Wader 5
Wieder unterwegs ||| Von Norden kommend bin ich schon seit Stunden auf der Straße |
fahre ohne Eile, döse vor mich hin. | Bei Hannover irgendwo mache ich eine kleine Pause,
| weil ich tanken muß, und weil ich hungrig bin. || Und dann rolle ich wieder weiter, an
der Ausfahrt stehen zwei Jungs; | ich halte an; sie steigen zu mir ein. | Sie erzählen dies
und jenes daß sie beide achtzehn sind, | wollen noch vor Mitternacht in Frankfurt sein.
|| Beide können keine Arbeit kriegen, möchten gern was lernen, | sind das jahrelange
Gammeln endlich leid. | Wollen sich mit Leuten treffen denen es nicht anders geht; | sind
zum Betteln, Schlangestehen, nicht mehr bereit. || So vergeht die Zeit mit Reden; bei
der Abfahrt Sauerland | biege ich ab und laß die beiden wieder ’raus. | Diese junge Leute
lassen nicht mehr alles mit sich machen, | vielleicht sieht die Zukunft so schlecht gar
nicht aus. || Wieder unterwegs, | habs mir selbst so ausgesucht und doch Tausendmal verflucht. |
Andererseits, | man kommt viel ’rum und man sieht was im Lande so geschieht | selbst wenn man
manches nicht versteht wie mans auch wendet und dreht, | aber eins kommt doch meist dabei raus
und das ist: | »Man lernt nie aus«. || Glührot geht die Sonne unter, wunderbar, |
466 hannes wader
doch irgendwas ist da was mich deprimiert und runterzieht | Und der Grund ist bald
gefunden denn im Autoradio läuft | seit Stunden so ein Disko Schweinebeat. || Ich drehe
ab gleich gehts mir besser, fange selber an zu singen, | aber plötzlich spuckt und stottert
der Motor. | Kurz entschlossen fahre ich rechts auf einem Knüppeldamm entlang | der
führt kerzengerade mitten durch ein Moor. || Die Benzinuhr leuchtet auf; ich schaffe
noch fünf Kilometer | und dann sitze ich fest weiß nicht mal wo ich bin. | Es wird dunkel
und ich lausche, höre Schüsse, Hunde bellen, | »Das sind Jäger« denke ich, »vielleicht
finde ich hin«. || Und ich nehme den Kanister, komme an ein Lagerfeuer, | sehe mich
um und höre jemand »Wer da?« schreien. | Schwarze Kutten, Knobelbecher, Messer und
Gewehre sehe ich. | Schäferhunde, »Jäger können das nicht sein!« || Hände packen mich
von hinten, zerren mich brutal zum Feuer. | Einer der wahrscheinlich Chef der Gruppe ist
| schreit: »Den kenne ich, den Lumpenhund, der singt undeutsche Lieder; | ein Spitzel ist
der, und ein Kommunist!«. || »Fur Spione keine Gnade!« | Sprengkommando angetreten
sucht das Auto | und dann jagt es in die Luft. | »Unsere Jüngsten sollen beweisen daß
sie echte Männer sind; | sofort! abführen und erschießen diesen Schuft.« || Und schon
führen mich drei Knaben in den nahgelegenen Wald; | sind bleich vor Angst, auch mir
zittern die Knie. | Doch ich nutze die Sekunde als mein Wagen explodiert, |
hannes wader 467
»Das ist meine letzte Chance, jetzt oder nie!«. || Und ich renne, renne, renne, wie
noch nie in meinem Leben, | höre das Geschrei, die Schüsse, hinter mir. | Dazu platzt
mit einem Mal ein Gewitterregen nieder; | denken kann ich nicht, nur fliehen wie ein
Tier. || Wieder unterwegs, | habs mir selbst so ausgesucht und doch Tausendmal verflucht. |
Andererseits, | man kommt viel ’rum und man sieht was im Lande so geschieht | selbst wenn
man manches nicht versteht wie mans auch wendet und dreht, | aber eins kommt doch meist
dabei raus und das ist: | »Man lernt nie aus«. || Und mal stürze ich über Wurzeln, und
ersticke fast im Schlamm; | Dornen reißen mir das Fleisch aus dem Gesicht. | Die
Stiefel habe ich längst verloren, | ich kann keinen Schritt mehr gehen; | mir gleich ob
sie mich finden oder nicht. || Und ich schlafe einfach ein, wache erst nach Stunden
auf | vom zarten Flötenspiel im Sommerschein. | Vor mir sitzt im höhen Gras ein
Mädchen bläst die Weidenflöte, | trägt ein selbstgewebtes Kleid und lächelt fein. ||
Nimmt mir dann mit spitzen Fingern den Benzinkanister ab | denn den trage ich
noch immer in der Hand. | Übergibt den ein paar Leuten die gerade in der Nähe
sind | die verbuddeln ihn fünf Meter tief im Sand. || Meine Angst kommt wieder
hoch, und als ich schrei’: ‚Hilfe! Mörder!‘ | sagt das Mädchen sanft: »Ich will daß du
verstehst, |
468 hannes wader
für uns bist du unser Bruder und wir wollen gar nicht wissen | wer du bist, woher du
kommst, wohin du gehst.« || Und sie führt mich in ihr Haus salbt mir meine wunden
Füße | kühlt mit Kräutern mein Gesicht, bringt Brot und Wein. | Sie bereitet mir ein
Lager, hockt sich hin zu meinen Füßen, | nimmt die Flöte, spielt, bald schlafe ich wie
ein Stein. || Fühl’ mich gut am nächsten morgen und sie bringt mir frische Kleider, |
Holzsandalen und ein leinenes Gewand; | als sie sieht daß ich noch hinke setzt sie mich
auf einen Esel, | drückt mir Brot und Ziegenkäse in die Hand. || Wär so gerne noch
geblieben, aber ich muß weiterreiten | weil mein Puls in einem Rhytmus schlägt | der
sich mit dem stillen Leben, diesem handgewebten Frieden | fern der Welt, auf die Dauer
nicht verträgt. || Doch, von wegen fern der Welt ich bin kaum hundert Schritt geritten, |
stehe ich schon vor einem Stacheldrahtverhau | Seit heut’ Nacht ist hier klammheimlich,
niemand hat etwas bemerkt, | ein gewaltiges Atomkraftwerk im Bau. || Wieder unterwegs,
| habs mir selbst so ausgesucht und doch Tausendmal verflucht. | Andererseits, | man kommt viel
’rum und man sieht was im Lande so geschieht | selbst wenn man manches nicht versteht wie
mans auch wendet und dreht, | aber eins kommt doch meist dabei raus und das ist: | »Man lernt
nie aus«. || Wieder höre ich Hunde bellen, sehe Männer mit Gewehren, | schlage einen
großen Bogen durch den Wald. |
hannes wader 469
Reite weiter Stunden, Tage, unter Autobahnen durch | mache am Ufer eines Flusses
endlich halt. || Plötzlich ringsum viele Menschen die laut beten, seufzen, singen, | sich
die Haare raufen, Hallelujah! schreien: | »Seht den Mann dort auf dem Esel, das Gewand
und die Sandalen; | Hosianna! Freunde, das muß Jesus sein!« || Und ich flüchte in den
Strom, spring’ von einem Stein zum anderen | und am Ufer knien die Pilger im Gebet.
| Mussen zusehen wie ich stürze, wie ihr falscher Herr und Heiland | kaum erschienen
wieder kläglich untergeht. || Gleich reißt mich die Strömung fort, meilenweit der Fluß
wird breiter | und ich schwimme, kämpfe, komme nicht ans Land; | links und rechts
Chemiefabriken und das Wasser schäumt und stinkt, | halb ertrunken treibe ich zum
Uferrand. || Und am Ufer spielen Kinder gurgelnd schreie ich um Hilfe, | doch, es ist als
brüllte ich gegen eine Wand. | Einer taucht die Finger in den giftverseuchten Fluß, | leckt
sich den Schaum wie Zuckerwatte von der Hand. || Die anderen lallen, kichern, kotzen
und daß ich ans Ufer krieche, | fast verrecke, merken sie nicht mehr. | Auch ich habe von
dem Schaum gefressen, literweise Gift geschluckt | nackter Horror fällt über mich her. |
Sehe Kinder mit drei Kopfen, Fratzen, grauenhafte Monster | dringen auf mich ein, sind
plötzlich riesengroß | Und ich kreische voll Entsetzen reiße einem kleinen Junge schnell
| sein Skateboard aus der Hand und rase los. ||
470 hannes wader
Doch, bald komme ich wieder zu mir immer noch auf meinem Skateboard | flügelschlagend,
hocke ich wie ein Hahn | Auf ’ner Henne die nicht will und das bei Tempo hundertdreißig
| als Geisterfahrer auf der Autobahn. || Wieder unterwegs, | habs mir selbst so ausgesucht und
doch Tausendmal verflucht. | Andererseits, | man kommt viel ’rum und man sieht was im Lande so
geschieht | selbst wenn man manches nicht versteht wie mans auch wendet und dreht, | aber eins
kommt doch meist dabei raus und das ist: | »Man lernt nie aus«. || Höre Hupen, Reifen quietschen,
sehe Autos bremsen schleudern, | finde eine Ausfahrt als ich kurz darauf; | die Autobahn
verlasse und ich schaue mich kurz um, | türmt sich hinter mir ein Schrottgebirge auf, | der
Lärm wird unerträglich auch Sirenen jaulen auf | lalu, lalu, die Polizei ist auch schon da. |
Doch die sollen mich nicht kriegen, ich muß mich verstecken und tarnen | und dann sehe ich
auch die Rettung schon ganz nah. || Überall am Straßenrand stehen hunderte von Schildern,
| Wahlplakate, einer christlichen Partei. | Darauf steht im großen Lettern »Sozialismus führt
ins Elend« | und ich halte an und greife mir gleich zwei. || Die hänge ich mir um den Hals,
rolle unter dieser Tarnung | unerkannt durch Frankfurt als ein Sandwichmann. | Die Parolen
auf den Schildern die zerrissenen Klamotten, | dies Kostum kommt bei den Leuten richtig
an. || Als ich um die Ecke biege hinterm Eschenheimer Turm |
hannes wader 471
bin ich zwischen Menschenmassen eingekeilt. | Alles linke Demostranten, und die starren
auf meine Schilder, | nichts wie weg, hier werden Prügel ausgeteilt. || Doch ich weiß, die
linken lassen sich bevor sie jemand schlagen, | meistens erst auf Diskussionen ein. | Das
bestätigt sich auch diesmal, sie bestürmen mich mit Fragen, | doch, was ich erzähle glaubt
mir hier kein Schwein. || Kurz und gut diese Geschichte nimmt doch noch ein gutes
Ende, | denn ich werde plötzlich von zwei Jungs erkannt. | Ausgerechnet von den beiden
die ich mitgenommen habe | zu Beginn der Fahrt durch dies verrückte Land. || Und sie
geben mir zu essen, bringen mir eine Guitarre, | und dann tue ich das was ich am besten
kann. | Stimme kurz das Instrument; dazu brauche ich eine Stunde, | und schon fange ich
ein Lied zu singen an. || Und zwar: | Wieder unterwegs, | habs mir selbst so ausgesucht und
doch Tausendmal verflucht. | Andererseits, | man kommt viel ’rum und man sieht was im Lande
so geschieht | selbst wenn man manches nicht versteht wie mans auch wendet und dreht, | aber
eins kommt doch meist dabei raus und das ist: | »Man lernt nie aus«.
472 hannes wader
Memoria
Erinnerung ||| Ich erinnere mich zurück | bis in mein drittes Lebensjahr | da schickte
mir mein Vater | der in Norwegen war | als Soldat, um die Weihnachtszeit | ’ne Eisenbahn
aus Holz | die wurde meine Liebe | und ich spielte voller Stolz | mit der Lok, aus deren
Schornstein | dicke, weiße Watte quoll | lud sie jeden Tag mit Kohle, Sand | und andern
Gütern voll | wenn ich des Nachts, die Lok im Arm | auf meinem Kissen schlief | geschah
es oft, daß ich im Traum | nach meinem Vater rief | daß er trotzdem niemals kam |
konnte ich noch nicht verstehn | und so faßte ich den Plan | zu ihm nach Norwegen
zu gehn || Ja, vielleicht sind wir Menschen | nur dazu geboren | um ruhelos zu suchen bis
zum Schluß | auch ich hab irgendwann einmal | etwas verloren | was mir fehlt und was ich |
wiederfinden muß || Eines Morgens in der Dunkelheit | es war im Januar |
hannes wader 473
Ja, vielleicht sind wir Menschen | nur dazu geboren | um ruhelos zu suchen bis zum Schluß | auch
ich hab irgendwann einmal | etwas verloren | was mir fehlt und was ich | wiederfinden muß
Es ist an der Zeit ||| Weit in der Champagne im Mittsommergrün | dort, wo zwischen
Grabkreuzen Mohnblumen blühn | da flüstern die Gräser und wiegen sich leicht | im
Wind, der sanft über das Gräberfeld streicht | auf deinem Kreuz finde ich, toter Soldat |
deinen Namen nicht, nur Ziffern und jemand hat | die Zahl neunzehnhundertundsechzehn
gemalt | und du warst nicht einmal neunzehn Jahre alt || Refrain: | Ja, auch dich haben sie
schon genauso belogen | so wie sie es mit uns heute immer noch tun | und du hast ihnen alles gegeben
| deine Kraft, deine Jugend, dein Leben || Hast du, toter Soldat, mal ein Mädchen geliebt?
| sicher nicht denn nur dort, wo es Frieden gibt | können Zärtlichkeit und Vertrauen
gedeihn | warst Soldat, um zu sterben, nicht um jung zu sein | vielleicht dachtest du dir,
ich falle schon bald | nehme mir mein Vergnügen, wie es kommt, mit Gewalt |
hannes wader 477
dazu warst du entschlossen, hast dich aber dann | vor dir selber geschämt und es doch
nie getan || Refrain || Soldat, gingst du gläubig und gern in den Tod? | oder hast du
verzweifelt, verbittert, verroht | deinen wirklichen Feind nicht erkannt bis zum Schluß? |
ich hoffe, es traf dich ein sauberer Schuß | oder hat ein Geschoß dir die Glieder zerfetzt
| hast du nach deiner Mutter geschrien bis zuletzt | bist du auf deinen Beinstümpfen
weitergerannt | und dein Grab, birgt es mehr als ein Bein, eine Hand? || Refrain || Es
blieb nur das Kreuz als einzige Spur | von deinem Leben, doch hör meinen Schwur | für
den Frieden zu kämpfen und wachsam zu sein | fällt die Menschheit noch einmal auf
Lügen herein | dann kann es geschehn, daß bald niemand mehr Iebt, | niemand, der die
Milliarden von Toten begräbt. | doch Iängst finden sich mehr und mehr Menschen bereit,
| diesen Krieg zu verhindern, es ist an der Zeit.
Konstantin Wecker 6
Sage nein! ||| Wenn sie jetzt ganz unverhohlen | wieder Nazi-Lieder johlen, | über Juden
Witze machen, | über Menschenrechte lachen, | wenn sie dann in lauten Tönen | saufend
ihrer Dummheit frönen, | denn am Deutschen hinterm Tresen | muß nun mal die Welt
genesen, | dann steh auf und misch dich ein: | Sage nein! || Meistens rückt dann ein
Herr Wichtig | die Geschichte wieder richtig, | faselt von der Auschwitzlüge, | leider
kennt man’s zur Genüge – | mach dich stark und bring dich ein, | zeig es diesem dummen
Schwein: | Sage nein! || Ob als Penner oder Sänger, | Bänker oder Müßiggänger, | ob als
Priester oder Lehrer, | Hausfrau oder Straßenkehrer, | ob du sechs bist oder hundert, | sei
nicht nur erschreckt, verwundert, | tobe, zürne, bring dich ein: | Sage nein! || Und wenn
aufgeblasne Herren | dir galant den Weg versperren, | ihre Blicke unter Lallen |
479
nur in deinen Ausschnitt fallen, | wenn sie prahlen von der Alten, | die sie sich zu Hause
halten, | denn das Weib ist nur was wert | wie dereinst – an Heim und Herd, | tritt nicht
ein in den Verein: | Sage nein! || Und wenn sie in deiner Schule | plötzlich lästern über
Schwule, | schwarze Kinder spüren lassen, | wie sie andre Rassen hassen, | Lehrer, anstatt
auszusterben, | Deutschland wieder braun verfärben, | hab dann keine Angst zu schrein:
| Sage nein! || Ob als Penner oder Sänger, | Bänker oder Müßiggänger, | ob als Schüler
oder Lehrer, | Hausfrau oder Straßenkehrer, | ob du sechs bist oder hundert, | sei nicht
nur erschreckt, verwundert, | tobe, zürne, bring dich ein: | Sage nein!
Reinhard Me y 7
Vertreterbesuch ||| Gestern mittag um halb eins klingelt es an meiner Tür, | Ich
geh’ hin und mach’ auf, und da steht ein Mann vor mir, | Der sagt: »’Tschuld’gen
Sie die Störung, Guten Tag, | Komme von der Firma Lehmanns Geographischer
Verlag. | Hier ist unser Vierfarbkatalog, wähl’n Sie in Ruhe aus. | Unser Slogan:
›Lehmanns Globus gehört in jedes Haus!‹ || Wenn Sie mir gestatten, rat’ ich Ihnen
Modell acht. | Wird von innen her beleuchtet und aus Plexiglas gemacht. | Maßstab
eins zu hunderttausend, Vierfarbdruck für jedes Land: | Grenzen, Städte, Kolonien
alles auf dem neuesten Stand. | Erläuterung und Legende liefern wir kostenlos mit.
| Lieferfrist ist vierzehn Tage, woll’n Sie Teilzahlungskredit?« || Danach muß er
Luft holen, und das nutz’ ich blitzschnell aus. | Ich sag: »Ich brauch’ keinen Globus,
ich hab’ schon einen zu Haus. | Zwar von 1780, wie ich eingestehen muß, | Doch
dafür ist er signiert von Doctor Serenissimus! | Er zeigt die fünf Kontinente, sieben
Meere«, und ich sag: | »Daran hat sich nichts geändert, bis auf den heutigen Tag! ||
Wozu brauch ich die Grenzen und wozu die Kolonien, | Wenn die Mächtigen der
Welt die Grenzen wöchentlich neu zieh’n! | Ebenso ist’s mit den Städten, weil mir
niemand garantiert, | Daß nicht morgen ein Verrückter ganze Städte ausradiert! |
481
Hombre de Germania
Und wenn die Versuche glücken, sprengen die die ganze Welt! | Geb’n Sie zu, dann
ist ein Globus doch nur rausgeschmiss’nes Geld! || Seh’n Sie ein, daß mit mir heut’
kein Geschäft zu machen ist? | Andrerseits bin ich kein rabenschwarzer Pessimist. |
Eines Tages kommt der Frieden, eines Tag’s siegt der Verstand – | Doch bis an den
Tag geh’n sicher viele Jahr’ noch durchs Land. | Schreiben Sie in Ihr Notizbuch für
das Jahr zweitausenddrei: | Nicht vergessen zu besuchen: Wegen Globus zu Herrn
Mey!«
Mann aus Alemania ||| Als ich im vergang’nen Jahr | Bei den Pyramiden war,
| Kurz behost im Wüstensand | In der Reisegruppe stand, | Auf dem Kopf zum
Schutz vor Hitze | Eine grünbeschirmte Mütze, | Hab’ ich, wie die andern hundert,
| Auch den großen Bau bewundert | Und mich, kamerabehängt, | Auch auf ein
Kamel gezwängt. | Dies trug mich geduldig stumm | Zweimal um die Sphinx
herum. | Doch nach einer Viertelstunde | Wollt’ ich eine dritte Runde, | Völlig
seekrank schon vom Wandeln, | Doch im Orient mußt du handeln, | Oder du wirst
unbedarft | Gleich als Ausländer entlarvt. |
482 reinhard mey
de un escocés la faldilla,
un gabán gris inusual,
oliendo como esquimal.
Y de incógnito eché a andar
del centro hasta el litoral,
esperé instantes mejores,
mirando los pescadores.
La red, el calafateo,
tengo que instruirlos, veo,
sobre cómo hacerlos bien
y les enseñé también,
qué es un anzuelo racional.
Se oyó allí un clamor general:
–Ay no, mira, allí está:
hombre de Germaniâ.
Y lo intenté otra vez:
tour «Desierto» reservé.
Alquien por efectivô
un dromedario me prestó.
Trepé al barco del desierto
y tomé un camino incierto.
Yankees no vi haciendo turismo,
tan sólo vi un espejismo.
Y anduve, pues me perdí,
horas de allá para aquí.
Encontré entonces a un ser
«Del desierto hijo», –grité–,
cómo llego a la cantina,
dime criatura beduina,
llévame presto al oasis,
he perdido mi homeostasis.
Nativo eres del país:
¿dónde hay aquí ginebra y Pils?
Und dem Rock von einem Schotten, | Einen grauen Paletot | Und roch wie ein Eskimo. |
So gelangt’ ich unerkannt | Durch die Altstadt bis zum Strand, | Blieb dort eine Zeit lang
stehen, | Um den Fischern zuzusehen. | Netze knüpfen, Boote teeren, | Die mußt’ ich erst
mal belehren, | Wie man so was richtig macht | Und hab’ ihnen beigebracht, | Wie man
rationell Angeln baut. | Da jubelten die Fischer laut: | Guck mal, ach nee sieh’ mal da: | Mann
aus Alemania. || Dann hab’ ich’s nochmal versucht | Und die Wüstentour gebucht. | Für
zweihundert Mark in bar | Lieh man mir ein Dromedar. | Hab’ das Wüstenschiff erklommen
| Und bin vom Weg abgekommen, | Traf nicht mal mehr Amerikaner, | Nur noch eine Fata
Morgana. | Stundenlang bin ich verwirrt | In der Wüste rumgeirrt, | Dann traf ich eine
Person. | »Hallo«, rief ich, »Wüstensohn! | Wo geht’s denn hier zur Kantine, | Hör mal alter
Beduine, | Bring mich mal rasch zur Oase, | Ich hab’ meine Bierdurstphase. | Du bist doch
hier eingebor’n: | Wo gibt’s hier ’nen Pils und ’nen Korn? |
484 reinhard mey
Bißchen dalli, ist das klar«, | Da schrie der Mann vor Schrecken starr: | Guck mal, ach nee
sieh’ mal da: | Mann aus Alemania. || Tags darauf trat ich alsdann | Schwer enttäuscht den
Heimflug an. | So schloß mein Experiment: | Rätselhafter Orient. | Die Versuche, Land
und Leute | Zu studier’n, war’n eine Pleite. | Trotz Verkleidung und trotz aller | Listen
bin ich aufgefallen, | Überall sofort erkannt | Als ein Mann aus deutschem Land, | Ohne
jemals zu versteh’n, | Wo dran die denn das bloß seh’n. | Erst in Frankfurt nach der
Landung | Kam die wundersame Wandlung. | Als ich mein Gepäck abholte | Und der
Zöllner wissen wollte, | Was ich anzumelden hab’ | Und ich nicht gleich Antwort gab, |
Sagte mir der Mann vom Zoll | Väterlich und mitleidsvoll: | »Du wohl Türke, nix Bla-Bla,
| Neu in Alemania?!«.
Kl aus Hoffmann 8
Salambo
Salambo ||| Ich bin Kellner hier in diesem tollen Schuppen, | wenn das Licht ausgeht,
beginnt ’ne heiße Schau | Aus der ganzen Welt beziehen wir die Nutten, | doch die
wenigsten davon sind eine Frau. || Von der Sitte kommen jeden Abend Herren, | falls
sich einer von den Gästen mal beschwert, | doch die Prominenz läßt sich davon nicht
stören, | auch Minister haben hier schon mal verkehrt. || Alle sind bei uns zu jeder
Zeit willkommen, | sogar Gruppenreisen werden arrangiert, | fühlt sich einer von den
Herren leicht benommen, | wird er sanft in einen Nebenraum geführt. || Heute Nacht
zeigt sich vor all den feinen Leuten | die Moral ganz ungeschminkt, doch völlig nackt
| auf den Brettern die die geile Welt bedeuten, | zieht sie Gesichter, die man nur zu
Hause macht. || Die Bühne frei für Sodom und Gomorrha, | Graf Porno ist bereit für
jeden Ritt, | Dornröschen fällt vor Abscheu in Sexstasia, | aber alle klatschen wie die
Blöden mit. || Und ich kellner hier, sie kennen mich ja schon, | doch um 12 bin ich die
Spitzenattraktion, | dann heiß ich Claudia und tanze die Fandango, | im Salambo. ||
486 klaus hoffmann
Wo die Liebe auffällt, hinterläßt sie Spuren, | denn sie musiziert bestimmt keinen Choral,
| unter all den schönen Strichern und den Huren, | fühlen Spießer und Studenten sich
normal. || Hier gibt’s Zwerge und dressierte Pekinesen, | schlanke Tänzer steigen in das
Lotterbett, | Ledermänner, Gummidamen, Fabelwesen, | doch die schlimmsten davon
sind aus dem Parkett. || Legionäre kommen von den fernsten Küsten, | um dabei zu sein
bei unserm tollen Fest, | manche treiben es sogar mit Polizisten, | und bezahlen noch
dafür, daß man sie läßt. || Ich steh’meistens hinterm Vorhang an der Rampe | und pass
auf, daß alle ächzen, knutschen, schrein | nur benimmt sich einer wie ’ne echte Schlampe,
| dann werd’ ich auch privat und hau ihm eine rein. || Die Königin bei uns ist Josefine
| sie ist so etwas wie die Heilige Nacht, | und jeder starrt ergriffen auf die Bühne, |
wenn der Engel seine Kerzennummer macht. || Und ich kellner hier, sie kennen mich ja
schon, | doch um 12 bin ich die Spitzenattraktion, | dann heiß ich Claudia und tanze die
Fandango, | im Salambo.
Pe ter Blaikner 9
Ballade von Antonella und der Gewohnheit, im Schlaf zu sprechen ||| Das ist die wahre
Geschichte | Von Antonella und mir. | Sie schlief so tief in den Morgen, | Ich wachte
auf neben ihr, | Gähnte und kam zu Bewusstsein, | Schlich mich gezielt aus dem Haus,
| Eigentlich ist hier die halbe Geschichte schon aus. || Doch Antonella schlief weiter, |
Träumte vom schäumenden Meer, | Ritt auf den wogenden Wellen, | Kreuzte im Wind
hin und her. | Ohrenbetäubt von der Brandung | Hörte sie nicht ihren Mann, | Der
grade von seiner Arbeit als Nachtwächter kam. || Er konnte Wasser nicht leiden, | Er
hatte Angst vor der Nacht, | In seine trockene Seele | Hat er die Wüste gebracht. |
Daß dieser Mensch seine Arbeit | Abgründig hasste, ist klar, | Weil er im städtischen
Wasserwerk Nachtwächter war. || Und Antonella schlief weiter, | Trank sieben Weltmeere
leer, | Segelte ums Kap der Hörner, | Brauchte den Kompass nicht mehr. | Auch ihren
Wasserwerkswächter |
488 peter blaikner
Hatte der Durst übermannt, | Er stand am Kühlschrank, ein offenes Bier in der Hand. ||
Da wurden ihm Antonellas | Sprechende Träume zu viel, | Schließlich durchschwamm
sie gerade | Den Yangtse-Kiang und den Nil, | Sprang von der Golden Gate Brücke, |
Landete auf einem Floß, | Weil ihr der Holzkopf sein Bier auf den Ozean goß. || Sie
wachte auf und erblickte | Einen verdurstenden Mann, | Der, ohne daß er es wollte,
| Einfach zu weinen begann. | Und eine Sintflut aus Tränen | Riss diesen Staudamm
entzwei, | Nach vierzig Tagen und Nächten war alles vorbei. || Und Antonella, die Kluge,
| Hat eine Arche gebaut, | Sich und den staubigen Alten | Der hohen See anvertraut. |
Zählt nun die Meridiane | Mit ihrem Käptn der Nacht, | Wo der Polarstern im Norden
die beiden bewacht. || Meine verflossne Geliebte | Geht mir nicht mehr aus dem Sinn,
| Weil ich seit jener Geschichte | Wasserwerksnachtwächter bin. | Manchmal schau ich
in den Himmel, | Und dann erzählt mir der Mond, | Daß irgendwo auf den Wellen ein
Liebespaar wohnt.
Algunas consideraciones sobre la presente edición
Pablo Ascierto
Índice
Mathias Holtzwart
(* Horburg [Alta Alsacia] ca. 1540, † desp. de 1589)
[de Emblematum Tyrocinia]
No depende sólo del aspecto exterior [Es ligt nit allein...]........ 65
Barroco (1600-1700)
Anónimo
Epitafio de Wallenstein [Wallensteins Epitaphium]................ 69
Isaac Habrecht
(* Estrasburgo 1589, † Estrasburgo 1633)
Versos dedicados a la musa alemana [Uberreime / an die...]..... 70
494
Ilustración (1720-1785)
Friedrich Hölderlin
(* Lauffen am Neckar 1770, † Tübingen 1843)
A la naturaleza [An die Natur]................................................. 175
El Rin [Der Rhein]................................................................... 177
Mnemósine [Fragm. 2ª ver.] [Mnemosyne (2. Fassung – Fr.)]....... 184
Mnemósine [3ª versión] [Mnemosyne (3. Fassung)].................... 185
Fragmento Nr. 50 [Fragment Nr. 50]........................................ 187
Fragmento Nr. 67 [Fragment Nr. 67]........................................ 187
¿Qué es la vida de los hombres? [Was ist der Menschen Leben?]..... 188
¿Qué es Dios? [Was ist Gott?]..................................................... 188
A Zimmer [An Zimmern]........................................................ 188
El camposanto [Der Kirchhof ]................................................. 189
La primavera [Der Frühling] [I]............................................... 190
El otoño [Der Herbst].............................................................. 190
La primavera [Der Frühling] [II]............................................. 191
La primavera [Der Frühling] [III]............................................ 191
Amistad [Freundschaft]............................................................ 192
Romanticismo (1798-1830)
Biedermeier (1815-1850)
Heinrich Heine
(* Düsseldorf [Ducado de Berg] 1797, † París 1856)
Los tejedores de Silesia [Die schlesischen Weber].................... 217
Heinrich August Hoffmann von Fallersleben
(* Fallersleben [Electorado Braunschweig-Lüneburg] 1798, † Corvey 1874)
Patrimonio nacional alemán [Deutscher Nationalreichtum].... 218
Naturalismo (1880-1900)
Arno Holz
(* Rastenburg [Prusia oriental] 1863, † Berlín 1929)
[de Phantasus]
Siete billones de años antes... [Sieben Billionen Jahre...]................ 229
La lámpara arde [Die Lampe brennt].......................................... 229
Hasta el cielo... [Um eine rote, glühende...]................................... 229
La luna [Der Mond].................................................................. 230
Lees, que el duque... [Du liest, dass der Herzog...]......................... 230
Siete septillones de años [Sieben Septillionen Jahre]....................... 230
Hacia rojos bosques... [In rote Fixsternwälder...]........................... 230
Max Dauthendey
(* Wurzburgo 1867,† Malang [ Java] 1918)
A Véspero [A Vespero]............................................................. 232
Stefan George
(* Büdesheim [hoy parte de Bingen] 1868, † Minusio cerca de Locarno 1933)
Ven al parque que fue declarado... [Komm in den totgesagten...]........ 235
Cómo en la cripta encandece [Wie in der gruft die alte]................. 235
Con pálido celo buscaba yo el tesoro [Ich forschte bleichen eifers...]... 236
Tormenta [Gewitter]................................................................ 236
Olas [Wellen]........................................................................... 237
Primaveras de jardín [Gartenfrühlinge].................................... 238
En rico oropel de hayas... [Wir schreiten auf und ab...] ................. 238
Epifanía I [Kunfttag I]............................................................. 239
Epifanía III [Kunfttag III]....................................................... 239
A la vida y la muerte de Maximin... [Auf das Leben...]............ 239
El ahorcado [Der Gehenkte].................................................... 241
La palabra [Das Wort].............................................................. 242
[de Días y hechos (aus Tage und Taten)]
Sobre el suelo apenas humedecido [Auf dem kaum…]......... 243
Después de la tormenta [Nach dem Wetter] ................ 243
Conversación con el viento [Reden mit dem Wind] .... 243
Christian Morgenstern
(* Múnich 1871, † in Untermais [Tirol] 1914)
La oveja lunar [Das Mondschaf ].............................................. 244
500
Apéndice
Stefan George
Proemio a Maximino [Vorrede zu Maximin]........................... 273
Sobre la poesía [Über Dichtung].............................................. 277
Hugo von Hofmannsthal
Una carta [Fragmento] [Ein Brief (Ein Fragment)]...................... 279
Rainer Maria Rilke
Carta a Lou Andreas-Salomé [8.8.1903]................................... 282
Carta a Witold von Hulewicz [13.11.1925]............................... 286
501
Expresionismo (1910-1925)
Else Lasker-Schüler
(* Elberfeld [hoy parte de Wuppertal] 1869, † Jerusalén 1945)
Un viejo tapiz del Tibet [Ein alter Tibetteppich]..................... 293
Alfred Mombert
(*Karlsruhe 1872; † Winterthur [Suiza] 1942)
Dios cayó del trono de creador [Gott ist vom Schöpferstuhl...]......... 294
«Será posible, abrir aquí un camino.» [»Ob’s möglich ist, hier...«].... 294
August Stramm
(* Münster 1874, † Horodec [al este de Kobriny, hoy Bielorrusia] 1915)
Casa de citas [Freudenhaus]..................................................... 296
Sueño [Traum].......................................................................... 296
Campo de batalla [Schlachtfeld]............................................... 297
Victor Hadwiger
(* Praga 1878, † Berlín 1911)
El caminante [Der Wandrer].................................................... 298
Pequeñas tumbas [Kleine Gräber]............................................ 299
Paul Zech
(* Briesen [Prusia occidental] 1881, † Buenos Aires 1946)
Plaza mayor nocturna [Nächtlicher Marktplatz]...................... 300
Estación de bombeo [Pumpwerk]............................................. 300
El caballo de la mina [Das Grubenpferd]................................. 301
Paisaje fluvial en Flandes [Flußlandschaft in Flandern]........... 302
[Otros:]
yo soy una vez Yo y una vez Tú [Einmal bin ich...]........ 303
Ben Goebbeles............................................................... 304
El jacarandá [Die Jacarandá]......................................... 306
Epitafio [Grabinschrift]................................................. 306
Ernst Stadler
(* Colmar 1883, † Zandvoorde cerca de Ypern [Bélgica] 1914)
Forma es deleite [Form ist Wollust]......................................... 307
Georg Heym
(* Hirschberg [Silesia] 1887, † Berlín 1912)
El suburbio [Die Vorstadt]....................................................... 308
El día [Der Tag]........................................................................ 310
Georg Trakl
(* Salzburgo 1887, † Cracovia [Polonia] 1914)
Los cuervos [Die Raben].......................................................... 312
502
Apéndice
Georg Trakl
A Erhard Buschbeck (en Salzburgo) [II. VI. 09]........................ 327
A Erhard Buschbeck (en Salzburgo) [julio de 1910]................ 327
Dos aforismos [Zwei Aphorismen].......................................... 328
Kurt Pinthus
(* Erfurt 1886, † Marbach am Neckar 1975)
Crepúsculo de la humanidad (Prólogo)
[Menschheitsdämmerung (Vorwort)]....................................... 329
Bertolt Brecht
(* Augsburg 1898, † Berlín del este 1956)
Jamás te amé así, ma sœur [Ich habe dich nie je so geliebt, ma sœur]... 343
General, tu tanque es un vehículo fuerte [General, dein Tank...]..... 343
La máscara del mal [Die Maske des Bösen]............................. 346
Himno infantil [Kinderhymne]................................................ 346
503
Wilhelm Lehmann
(* Puerto Cabello [Venezuela] 1882, † Eckernförde 1968)
A mi hijo mayor [An meinen ältesten Sohn]............................ 347
Cuclillo en la luna otoñal [Kuckuck im Herbstmond].............. 347
Luna en enero [Mond im Januar]............................................. 348
La signatura [Die Signatur]...................................................... 348
Hombre viejo con flores [Alter Mann mit Blumen]................. 349
Principio y fin [Anfang und Ende]........................................... 350
Oskar Loerke
(* Jungen cerca de Schwetz [Prusia occidental] 1884, † Berlín 1941)
Canción solsticial de los pájaros [Sonnwendlied der Vögel]..... 351
Paisaje de la Marca [Märkische Landschaft]............................ 352
Música de Pan [Pansmusik]...................................................... 352
Cilindros de escritura cuneiforme [Keilschriftzylinder]............ 354
Sin falsos testigos [Ohne falsche Zeugen]................................ 355
La nube de fronda [Die Laubwolke]......................................... 355
Gottfried Benn
(Mansfeld [hoy Putlitz, Brandeburgo] 1886, † Berlín 1956)
Amelos [Astern]....................................................................... 357
Amor [Liebe (1927/28)]............................................................. 357
Noche en la onda [Welle der Nacht]........................................ 358
Gertrud Kolmar [Gertrud Käthe Chodziesner]
(* Berlín 1894, † Ausschwitz 1943)
Cetonia aurata [Der Rosenkäfer].............................................. 359
Rosa de luto [Rose in Trauer]................................................... 359
Jardín en el verano [Garten im Sommer].................................. 360
El espíritu del mar [Der Seegeist]............................................. 363
[Otros:]
La ciudad [Die Stadt].................................................... 364
Canción de deseo [Wunschlied].................................... 366
Marie Luise Kaschnitz
(* Karlsruhe 1901, † Rom 1974)
Muevo yo la rueda [Treib ich das Rad]..................................... 368
Elogio de los sentidos [Lob der Sinne]..................................... 368
Otoño en Brisgovia (I) [Herbst im Breisgau (I)]...................... 369
Yo y Yo [Ich und Ich]................................................................ 371
Peter [Helmut] Huchel
(* Berlín-Lichterfelde 1903, † Staufen [Breisgau] 1981)
504
Rudolf Steiner
(* Kraljevec [Imperio austrohúngaro; hoy Croacia] 1861, † Dornach [Suiza] 1925)
La Puerta de la Iniciación – Un misterio rosacruciano [Fragmento]
[Die Pforte der Einweihung – Ein Rosenkreuzermyst. (Fr.)]...... 387
El despertar de las almas – Procesos anímicos y... [Fragmento]
[Der Seelen Erwachen - Seelische und geistige Vorgänge... (Fr.)]... 389
505
Martin Heidegger
(* Meßkirch 1889, † Freiburg im Breisgau 1976)
[de Poemas tempranos (Frühe Gedichte)]
Agonizante esplendor [Sterbende Pracht]..................... 391
Horas del Monte Oliveto [Ölbergstunden]................... 391
Vamos a esperar [Wir wollen warten]........................... 392
Senda vespertina en Reichenau [Abendgang auf...]....... 392
Walter Benjamin
(* Charlottenburg 1892, † Portbou [España] 1940)
[Sonetos (Sonette)]
I. Libérame del tiempo del que te retiraste
[Enthebe mich der Zeit der du entschwunden].................... 393
II. De haber vaticinado al mundo tu estar muerto
[Hättst du der Welt dein Sterben prophezeit]..................... 393
III. Tú alumbrada dicha con qué honda reserva
[Du selige Geburt wie tief verschwiegen].......................... 394
IV. En el despertar eran sus miradas
[Es waren seine Blicke im Erwachen]................................ 395
[poesía concreta]
Eugen Gomringer
(* Cachuela Esperanza [Bolivia] 1925)
silencio [schweigen]..................................................................... 413
Ernst Jandl
(* Viena 1925, † ibíd. 2000)
Marcación de un cambio [Markierung einer Wende]............... 414
ser quinto [fünfter sein]............................................................... 414
Timm Ulrichs
(* Berlín 1940)
cogito lúdico [denk-spiel]......................................................... 416
bajamar [ebbe]........................................................................... 417
Apéndice
Eugen Gomringer
del verso a la constelación [vom vers zur konstellation]............ 421
Silja Walter
(* Rickenbach cerca de Olten [Suiza] 1919, † Convento de Fahr [Zúrich] 2011)
Bailarina [Tänzerin].................................................................. 429
Friederike Mayröcker
(* Viena 1924)
Misterio [Mysterium]............................................................... 430
Tilo cintilante [Flitternde Linde]................................................ 430
¡Mi querido ojiplúmeo! [Mein federäugiger Liebling!].................. 431
507
Anónimo
Gozo, gozo, hermanos queridos [Lustig, lustig, ihr lieben Brüder]..... 455
Cuando hace poco fuimos en cana [Als wir jüngst verschütt...]....... 456
Johann Esser – Wolfgang Langhoff
(* Wickrath 1896, † Moers 1971) – (* Berlín 1901, † Berlín del este 1966)
Los soldados del pantano [Die Moorsoldaten]......................... 457
Franz Josef Degenhardt
(* Schwelm [Westfalia] 1931, † Quickborn [Schleswig-Holstein] 2011)
Interrogatorio de un recusador del servicio armado
[Befragung eines Kriegsdienstverweigerers].............................. 458
Walter Mossmann
(* Karlsruhe 1941)
As de espadas [Pik Sieben]....................................................... 462
508
Hannes Wader
(* Bielefeld-Gadderbaum 1942)
Viajando otra vez [Wieder unterwegs]..................................... 465
Memoria [Erinnerung] ............................................................ 472
Hay que hacerlo ya [Es ist an der Zeit].................................... 476
Konstantin Wecker
(*Múnich 1947)
¡Di que no! [Sage nein!]............................................................ 478
Reinhard Mey
(* Berlín 1942)
Visita de un viajante de comercio [Vertreterbesuch]................. 480
Hombre de Germania [Mann aus Alemania]........................... 481
Klaus Hoffmann
(* Berlín 1951)
Salambo.................................................................................... 485
Peter Blaikner
(* Zell am See [Austria] 1954)
Balada de Antonella y de la costumbre de hablar en sueños
[Ballade von Antonella und der Gewohnheit, im Schlaf...]...... 487