SBotina - Capítulo V Desarraigo
SBotina - Capítulo V Desarraigo
SBotina - Capítulo V Desarraigo
1. INTRODUCCIÓN
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Magister en sociología. Doctoranda en sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
Psicóloga investigadora de la Pastoral para los Migrantes de la Arquidiócesis de Cali.
108 Sandra Lorena Botina Narváez
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Adoptada el 20 de noviembre de 1989 y entró en vigor el 2 de septiembre de 1990. Cuenta con 193
Estados Partes.
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Tiene por objeto establecer garantías para que las adopciones internacionales consideren el interés
superior del niño y al respeto a los derechos fundamentales que le reconoce el derecho internacional,
así como prevenir la sustracción, venta o el tráfico de niños.
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Sobre las peores formas de trabajo infantil (1989)
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Agrega normas de protección ante la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños
en la pornografía.
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donde surge el proyecto Aula Sociocultural para la integración de los niños, jóvenes
y familias en la sociedad colombiana que busca el fortalecimiento y adquisición
de habilidades cognitivas, sociales y multiculturales que faciliten la vinculación
positiva a su medio educativo, social y cultural.
comienza con la idea de partir e incluye las expectativas y los objetivos a conseguir,
el lugar de destino, las etapas en las que va a ocurrir, la implicación de la familia,
la reagrupación familiar, la integración a la nueva sociedad y si se contempla o
no el retorno. Tener un proyecto migratorio realista va a facilitar la integración
y evitar dificultades derivadas de una idealización del tipo de vida en país de
acogida. Cuando el proyecto migratorio contempla más factores además del
económico como la estabilidad, estudios, valores, tranquilidad social con mayores
posibilidades de éxito.
El proyecto migratorio de los niños y niñas está en relación con las expectativas,
intereses y percepciones que tienen las familias de su realidad actual. Se
encuentran, podemos decir, dos tipos de familia, las que se quedan en una
población, bien porque el entorno ha sido favorable o bien haciendo un esfuerzo
de asentamiento, y otro tipo de familias que no acaba de establecerse y van de
localidad en localidad. Los padres, en las familias con movilidad geográfica, son
los que deciden en base a la justificación económica que se argumenta con un
mejor futuro para sus hijos.
En la primera etapa denominada Acogida, es en la que los niños y las familias
perciben los cambios entre su comunidad de origen y la comunidad receptora,
la condición de movilidad o status migratorio posibilita o dificulta su acceso a
la nueva sociedad, a los servicios sociales como salud, vivienda, educación y
empleo para el caso de sus padres. El interés por integrarse en la nueva sociedad
en este primer momento es uno de los aspectos más importantes de su proyecto
migratorio, puesto que la manera en cómo se sitúa la familia en esta sociedad,
su participación y el planteamiento de acciones frente a las barreras u obstáculos
que encuentren, definirá la integración de sus hijos al contexto social y cultural.
En la fase de Adaptación, los inmigrantes son capaces de establecer relaciones
constructivas en una nueva cultura. La diferencia entre una adaptación exitosa
o el fracaso en este proceso depende de los ajustes que realicen los inmigrantes
cuando éstos se encuentran ya viviendo en su nuevo lugar de residencia. La
adaptación sociocultural estará determinada por los recursos que obtengan y las
interacciones sociales dentro de la comunidad receptora. Mientras que algunos
inmigrantes se ajustan rápida y satisfactoriamente a la nueva cultura, quienes de
manera especial tienen un fuerte arraigo a su comunidad de origen encuentran
muchas barreras en esta transición (Orozco, 2015).
Diferentes estudios revelan como es necesario para ello, el aprendizaje de
costumbres, leyes, lenguas, formas de interacción social, así como el adaptar sus
ideas, sentimientos y comportamientos a las normas de la sociedad en la que se
establecen (Negy y Woods, 1992). Así mismo en el proceso de adaptación influyen
acontecimientos como: separación de la familia, inestabilidad económica y política
en la sociedad de origen, la habilidad para aprehender un nuevo sistema cultural y el
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apoyo social que reciben), así como variables individuales (rasgos de personalidad,
nivel educativo, costumbres culturales, autoestima, tradiciones y los roles de género)
que se encuentran antes y durante el proceso de inmigración. Por el contrario,
también pueda que se carezca de algunas de estas habilidades e interacciones con
la sociedad receptora, cuando existe un fuerte arraigo a su comunidad de origen
que genera barreras en esta transición o adaptación sociocultural (Yeh et al., 2003).
Así mismo, los autores plantean una tercera etapa en el proceso migratorio
denominada Aculturación, que consiste en la adaptación propiamente al estilo de
vida en el nuevo país receptor. Los inmigrantes pueden sufrir estrés, el choque
cultural, la discrepancia entre sus aspiraciones y los logros ya alcanzados, la
sensación de desarraigo y la discriminación. Después de haber comenzado a
ajustarse a la nueva cultura, muchos de los inmigrantes transitan por un proceso
posterior de adaptación, estableciendo interacciones que generarán cambios
sucesivos en los patrones culturales, tanto en los inmigrantes como en los individuos
ya establecidos en la sociedad de residencia. Así, al referirnos a aculturación, se
puede referir a los cambios que experimentan los niños, y sus familias.
Al respecto, desde un modelo bidimensional, se menciona que es esta fase, los
inmigrantes utilizan diferentes estrategias en su proceso de adaptación a su nuevo
lugar de residencia (Berry, 1997), relacionadas por una parte con la preferencia
que los inmigrantes tienen por mantener su identidad y herencia cultural y la
otra, por participar y tener un contacto cercano y continuo con otros grupos
étnicos, quienes ya se encuentran establecidos en la sociedad de residencia. Estas
estrategias son la asimilación, separación, marginación e integración, donde la
asimilación tiene que ver con la interacción con miembros de otro grupo étnico
y el rechazo a mantener su identidad cultural, encontrando similitudes culturales,
aspecto que influye en su autoestima. La separación se refiere a la necesidad de
mantener su cultura original y al mismo tiempo evitar interactuar con otros grupos,
particularmente con los pertenecientes a la sociedad receptora, está asociada a
niveles de estrés y desadaptación cultural. Finalmente, la marginación se define
como el mínimo interés por mantener la cultura de origen debido a la pérdida
cultural obligatoria, así como la ausencia de interacciones con los miembros de
la nueva cultura (frecuentemente debido a la exclusión o discriminación).
3.3. Metodología
3.4. Resultados
El proyecto migratorio familiar comienza con la ruta que siguen una vez salen
de Venezuela, las expectativas, motivaciones y los objetivos a conseguir, las etapas
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que siguen, así como las diferentes experiencias y actores con quienes se relacionan,
desde la salida hasta el establecimiento en la nueva sociedad. Tener un proyecto
migratorio realista facilita la integración y evitar dificultades derivadas de una
idealización del tipo de vida en país de acogida. El proyecto migratorio, lo establecen
en tres momentos: la salida, el tránsito y el establecimiento como períodos en tiempo
y que se acompañan de acontecimientos significativos, la presencia de actores, así
como de emociones y sentimientos que lo acompañaron. Pero así mismo se puede
identificar las etapas dentro de un proyecto migratorio como la acogida, adaptación,
integración y aculturación desde las experiencias que viven.
La mayoría de los niños, niñas y sus familias estuvieron en primera instancia,
como inmigrantes transitorios en diferentes ciudades de Colombia, como Medellín,
Bogotá, Cúcuta, antes de encontrar los recursos necesarios para establecerse
finalmente en la ciudad de Cali.
“En Cali vive mi tío y mis primos hace dos años están acá”.
Niño de 11 años
“No sabía qué me iba a quedar mucho tiempo, era solo un mes, ya ha pasado
un año, (...) salimos porque había muchos problemas para mi familia, ellos me
levantaron a la madrugada para salir para que nadie nos viera”.
Niño migrante de 10 años en condición de refugio
Las familias coinciden con lo expresado con los niños, que su decisión de
migrar fue por obtener una mejor calidad de vida para ellos, refieren como los
motivos de su migración variaba entre evadir la intolerancia o la intransigencia
política, la hiperinflación y la crisis económica. Y por ende la falta de recursos
para solventar sus necesidades básicas o primarias, tanto de ellos como su familia.
“Había una vez un pato llamado Maracucho, el pato debido a las situaciones
de su país, junto a su familia, decidió dejar todo, familia, amigos, casa y mucho
más (¡qué molleja!, escribe, además, para referirse a la tristeza)”
“Había una vez en un país extraño, un niño que llegó con su familia, todo lo
que miraba era tan distinto a lo que dejó atrás, la comida, los lugares, las
personas. Le habían dicho que encontraría amigos, un colegio y que la vida
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sería feliz. Nada de eso pasó, mis compañeros de clase me preguntan que cómo
es mi casa, si aguantamos hambre. Otros me llaman “veneco”, mi mamá me
dice que poco hable con ellos, que nos les preste atención, pero yo les pregunté:
¿alguna vez, ustedes han sentido hambre? Y ellos se quedaron callados”.
Niña de 11 años
“Acá no puedo salir solo, ir a visitar a mis primos y abuelos, siempre debo
quedarme en la casa” (Lo expresa con tristeza)
Niño de 7 años
“Salgo a trabajar con mis padres, ya no estoy estudiando, todos vamos juntos
a los semáforos, mi mamá no nos deja solos en la casa”
Niña de 10 años
}
}
A pesar de las diferencias que son percibidas en cuanto a lo cultural, los niños y
niñas han buscado compartir lo que saben hacer y lo que aprendieron en Venezuela
con la gente de Colombia, desde el juego e intercambiando sus saberes, es muy
poco lo que identifican como discriminación y xenofobia. Estas problemáticas han
sido percibidas por sus padres pero que en algunos discursos de los niños y niñas
se evidencia que no han podido ingresar a estudiar o que no les alquilan casa a
sus padres por ser venezolanos. Otros por el contrario han encontrado apoyo de
personas para entrar a estudiar con dinero y útiles escolares.
3.4.3. Discusión
de refugio y protección. Igualmente, con los niños que migran por razones médicas,
estudio y oportunidades laborales muestran incertidumbre ante las experiencias con
las que se encuentran sus padres como dificultades para acceder a una vivienda,
empleo y estudio, por lo tanto, el desarraigo que experimentan los padres es vivido
por los niños, de acuerdo con lo planteado por Short (1996).
Las rupturas de vínculos con su familia y comunidad de origen son vivenciadas
con dolor y tristeza, el separarse de sus amigos, mascotas y lugares, genera en ellos
una añoranza de recrear los lugares cuando traen a memoria lo que compartían
como la comida, la música, el mar y las personas significativas. Los niños y niñas
comparten lo que significa el desarraigo a partir de interacciones y prácticas de
socialización como el juego, donde la experiencia es contada, representada y
construida en espacios y escenarios como la familia, la escuela, el barrio con los
otros niños que proceden de Venezuela. Al traer el pasado al presente dan sentido
a muchas de sus experiencias, específicamente cuando se trata de adaptarse a un
nuevo lugar y el haber dejado otro a personas significativas.
El recuerdo de su comunidad de origen hace parte de lo simbólico y lo
emocional en estos niños. Todo el material simbólico y emocional que constituye
los sentidos subjetivos se produce en la experiencia de desarraigo en la vida de los
niños ante la percepción de diferencias culturales y la confrontación que viven
al llegar al país del cual tenían una imagen idealizada. La interrelación entre las
configuraciones subjetivas de los diferentes actores en su proyecto migratorio y
los sentidos subjetivos que emergen de las acciones y procesos vividos por los
niños y sus familias en esos espacios, son inseparables de las configuraciones
de la subjetividad social en la cual cada espacio de vida social está integrado tal
como lo refiere González Rey (2008).
Las dinámicas y prácticas sociales que ejercían en su lugar de origen se traen a
la memoria y existe una tendencia a perpetuarlas a través del juego que comparten
con niños colombianos sus costumbres como la comida, música, religión y juegos.
Las actividades que realizaban con su núcleo familiar hacían parte de su cultura
y tradiciones, que se interrumpieron por el cambio de país donde los paisajes
son distintos a los que dejaron, como jugar en la playa, trepar árboles, visitar a
su familia. Así mismo, las prácticas recreativas en su diario vivir se han visto
limitadas por las dinámicas laborales de sus padres, quienes no los dejan a salir
a jugar solos o los llevan a trabajar, aspectos que se constituyen en referentes
y significados que los niños y niñas construyen en su proceso de constitución
subjetiva al entrar en relación con su entorno tanto social, familiar y cultural.
El proyecto migratorio de muchos niñas y niños ha sido una experiencia
caracterizada por eventos positivos y negativos, apoyo emocional y económico
de sus padres y familiares, cambios personales, oportunidades, aprendizajes,
recursos, obstáculos y desafíos según lo confirma Bhugra (2018), el impacto
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4. CONCLUSIONES
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS