SBotina - Capítulo V Desarraigo

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Capítulo IV

Significado del desarraigo en el proyecto


migratorio de niños y niñas venezolanos que
llegan a la ciudad de Cali (Colombia)

Sandra Lorena Botina Narváez1

1. INTRODUCCIÓN

Según diferentes estudios e investigaciones, se considera que la investigación


de la movilidad internacional de niños y niñas es un fenómeno estructural y
duradero, cuyas causas y estrategias son características de los grupos de edad
específicos (Suárez y Jiménez, 2011). Según los autores, en Europa, abordar el
tema de los niños y niñas como nuevos actores migratorios implicaba tener una
perspectiva multidimensional que aborde: el género, la economía política, crítica
y generacional, así como, una perspectiva transnacional para comprender su
experiencia migratoria en origen y destino a partir de las prácticas construidas
con otras personas como sus familias, vecinos, amigos y comunidades étnicas y
religiosas que hacen parte de su proyecto migratorio desde la salida de su país de
origen hasta el establecimiento en la sociedad receptora.
En Latinoamérica, hablar de niñez migrante remite a aspectos psicosociales que
inciden en sus experiencias, se trabaja con el concepto de niñez como capacidad
de agencia, complementario al ejercicio de derechos, con el fin de comprender
las formas de participación infantil en los proyectos migratorios autónomos (no
acompañados) y familiares desde diferentes teorías anglosajonas de la integración
en el contexto latinoamericano, donde la escolarización funciona como un
indicador del grado de integración. Por lo tanto, es importante reconocer los

1
Magister en sociología. Doctoranda en sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
Psicóloga investigadora de la Pastoral para los Migrantes de la Arquidiócesis de Cali.
108 Sandra Lorena Botina Narváez

diferentes aportes y el lugar que se ha otorgado a la niñez como protagonista de


su proceso migratorio desde las formas en como buscan vincularse e integrarse
a la sociedad receptora.
En los niños y niñas, el ser migrante afecta más su condición de vulnerabilidad
en los países receptores, cuando su entrada se da de manera irregular, al no contar
con los requisitos y documentación exigida para permanecer en un país, situación
que les impide acceder a la seguridad social, siendo ésta la diferencias con los
nacionales, sumado a ello, existen prejuicios culturales respecto al migrante como
la xenofobia y la discriminación, así como condiciones sociales y de seguridad en
las sociedades receptoras tales como conflicto armado, delincuencia y violencia
sociopolítica. Estudios muestran que los escenarios de recibimiento son en gran
parte asentamientos en cinturones urbanos de miseria (González, 2004).
También, se presentan solicitudes de asilo de menores no acompañados y
separados en 70 países por la inestabilidad y la violencia en sus países de origen,
deciden cruzar una frontera lo hacen hacia una región limítrofe o hacia países
cercanos, países a los que posiblemente sea más fácil viajar, con los que tal vez
estén más familiarizadas y de los cuales también posiblemente sea más fácil
regresar (OIM, 2018).
La migración de niños y niñas es un fenómeno social que genera retos y
desafíos para los investigadores, profesionales y Organismos humanitarios que
los acompañan desde la salida de su país de origen hasta su establecimiento en los
países receptores. Desde diferentes disciplinas, enfoques teóricos y metodológicos
realizados por expertos se hace un llamado a comprender sus derechos, dinámicas
de inclusión social, su contexto histórico y sociocultural, así como los sistemas
de relaciones articulados en diferentes ámbitos en los que se producen, movilizan
recursos en los que ejercen prácticas sociales y políticas.
Por lo tanto, existen diferentes motivos para migrar, como: la violencia, la
privación de derechos fundamentales, así como la pobreza, la discriminación
étnica y el derecho a reunirse con familiares (Ceriani, 2015, p. 11). Los niños en
condición de movilidad humana están expuestos a múltiples riesgos de acuerdo
con las condiciones en las que migran, según lo mencionado anteriormente. Se
encuentran problemáticas como: violencia sexual y de género, el secuestro y el
reclutamiento en las fuerzas y grupos armados, xenofobia y discriminación en
los países receptores y emisores, creando ambientes hostiles y amenazantes que
afectan su aprendizaje, comportamiento, así como su desarrollo afectivo y social.
La migración se constituye para los padres de los niños, en una estrategia
para mejorar sus condiciones de vida, el poder acceder a la educación, salud y
a un ambiente libre de peligros y riesgos para sus vidas. Ante ello, es evidente
que la función del estado frente a la garantía de protección, y a las políticas de
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 109

intervención, deja ver la contención y retroceso de un estado de bienestar, por la


dificultad para integrar las políticas sociales y las intervenciones desarrolladas
por los organismos que dan acogida, y más aún cuando los modelos de atención
a la infancia se ven fragmentados, es el caso de los sistemas de salud y educativo,
porque existe una débil infraestructura institucional para atender a la niñez
migrante (Petit, 2003).
Por otro lado, los niños y niñas desarraigados encuentran barreras para
regularizar su situación migratoria, cuando carecen de permiso especial de
permanencia, pasaporte, visado, situación que afecta su acceso a los servicios de
protección social, atención en salud, educación y acceso a una vivienda digna. Esta
situación se agudiza ante la falta de políticas públicas migratorias en los países
receptores, a pesar de que existe una normatividad internacional para proteger
a la infancia de explotación sexual, trata de personas, violencia, discriminación
y xenofobia, no es suficiente para la prevención e intervención de quienes son
víctimas de estas problemáticas. Igualmente, si estas no están contempladas en
los planes nacionales y políticas para la protección de población en condición de
movilidad humana.
Se tiene como instrumentos internacionales de protección: la Convención
Internacional sobre los Derechos de los Niños de 19892, Convención de la
Haya sobre protección de menores y la Cooperación en materia de adopción
internacional3, Convenio 182 de la OIT4 y el Protocolo Facultativo de la convención
de Derechos del niño del 20005. En todas estas normas prima el interés superior
por el niño, por lo tanto, es a partir de ahí donde deben construirse las políticas
para atender, intervenir y acompañar a la niñez migrante. Al respecto, la UNICEF,
Organismo de las Naciones Unidas para la infancia solicita a los países de
acogida y de tránsito que brinden protección a los niños desarraigados contra la
discriminación y les garanticen su acceso a los servicios sociales: “las normas
de derechos humanos exigen que los Estados permitan la entrada y el registro
de los niños como condición previa para llevar a cabo los procedimientos de
evaluación inicial de la situación en materia de protección, incluso cuando no
están acompañados y carecen de documentación oficial, deben ser enviados

2
Adoptada el 20 de noviembre de 1989 y entró en vigor el 2 de septiembre de 1990. Cuenta con 193
Estados Partes.
3
Tiene por objeto establecer garantías para que las adopciones internacionales consideren el interés
superior del niño y al respeto a los derechos fundamentales que le reconoce el derecho internacional,
así como prevenir la sustracción, venta o el tráfico de niños.
4
Sobre las peores formas de trabajo infantil (1989)
5
Agrega normas de protección ante la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños
en la pornografía.
110 Sandra Lorena Botina Narváez

inmediatamente al personal especializado para que pueda evaluar sus necesidades


de protección” (ONU, 2019).
De acuerdo con lo anterior, el defender los derechos de los niños y niñas
desarraigados significa garantizar que la atención que se les brinda debe estar en
el marco de normas y principios internacionales, por lo tanto las instituciones,
organismos públicos y privados deben dar prioridad a la protección de los niños,
el interés superior del niño; la no separación y la reunificación de las familias
para que se pueda garantizar el derecho a la vida familiar; la no detención de los
niños y las familias sobre la base de su situación migratoria; y la protección de
todos los derechos de los niños, independientemente de su situación migratoria. Es
importante, que la protección de los niños, además de acceder a derechos como la
salud y la educación, también, puedan disfrutar de derechos sociales y culturales,
que les asignan las sociedades receptoras en las cuales se insertan.
Con este contexto social y político respecto a la situación de la niñez migrante
es posible reconocer la necesidad de un enfoque psicosocial para comprender
además que los niños y niñas son sujetos de derechos, también son sujetos
políticos que tienen voz y opinan acerca de su realidad, debido a que son los
padres, representantes legales o instituciones quienes dan cuenta de su realidad,
vulnerabilidad y posibilidades de una vinculación positiva en las zonas receptoras,
para esta investigación el contexto colombiano.

2. CONTEXTO DE LA MIGRACIÓN INFANTIL EN COLOMBIA

Según (Observatorio del Proyecto Migración Venezuela (2018), se ha


establecido que la migración infantil actual hace parte de la cuarta ola de migración
de Venezuela a Colombia, conformada por inmigrantes en condiciones de alta
vulnerabilidad que viven con mayor impacto los cambios que trajo consigo la crisis
económica, social y política del país vecino. De acuerdo con cifras entregadas por
Migración Colombia, de todos los venezolanos que ingresaron al país de 1.260.000,
327.000 son niños, niñas y adolescentes venezolanos que viven como migrantes
y refugiados en Colombia, 130.000 niños están matriculados en las escuelas de
todo el país de los cuales solo 59.250 de ellos son atendidos por el ICBF a través
de sus diferentes programas, esto se debe a la poca disponibilidad económica que
solventa al país para cubrir esa gran demanda.
Gran parte de estas cifras se han hecho visibles al vivir los diferentes
impactos económicos, sociales y de salud que trae consigo la migración a un país
desconocido. (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2018). Por su parte el
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Observatorio del Proyecto Migración Venezuela basados en la Gran Encuesta


Integrada de Hogares (GEIH) de 2018, refiere que en Colombia hay 396.567
menores venezolanos entre 0 y 14 años.
Para el año 2018 significó una evidente problemática debido al incremento
abrupto de la población migrante en el territorio vallecaucano (especialmente
aquellos que proceden de Venezuela), son 58.516 (Migraciones Colombia): RAMV:
16.174. Fuente UNGRD y con PEP: 13.840 (Migración Colombia). Los niños
menores de 7 años son: 1.267 niños y 1.332 niñas; entre los 8 y 17 años 1.183 niños
y 1.221niñas, para un total de 5.003 niños y niñas. Los retos que enfrentan nuestros
niños y jóvenes empiezan por cosas cotidianas que marcan inmediatamente una
barrera, como el acento. Pero lo más grave son las condiciones humanitarias que
viven, pues no han tenido escolarización por un largo tiempo, llegan en estado
de desnutrición y con problemas de salud sin atención. Se calcula además que
25.137 niños están en riesgo de apatridia, lo que implica un mayor peligro para
una población que ya enfrenta condiciones de vulnerabilidad. Una persona sin
nacionalidad no tiene acceso a sus derechos fundamentales.
Desde la Pastoral para los Migrantes de la Arquidiócesis de Cali desde el año
2018, se han atendido solicitudes de familias que llegan en condición de migración
en tránsito y en estado de permanencia en la ciudad a través de Jornadas de
orientación psicosocial, asesoría legal y psicológica y acompañamiento espiritual.
Estas solicitudes se relacionan con necesidad de atención ante problemas de salud,
solicitud de refugio, problemas psicológicos como autismo-asperger, dificultades
para la adaptación social, escolar, reflejadas en actitudes de agresividad, conflicto
con la norma y autoridad, conducta de oposición y desafío ante docentes y padres;
como producto de la migración se identifica sintomatología depresiva, estrés
postraumático, trastornos alimenticios y del sueño. Así mismo, se observan
repercusiones en la dinámica que establecen con los territorios y comunidades
de acogida como la discriminación y xenofobia (Entrevista funcionario Unidad
Psicosocial Pastoral para los migrantes, 2019).
En este contexto, surge la presente investigación “Significación del desarraigo
en la experiencia migratoria de niños y niñas venezolanos que han establecido en
los barrios Bajo Aguacatal y Terrón Colorado de la ciudad de Cali”, a través de
la aproximación a los niños y niñas se accedió a sus narrativas orales y escritas
desde la perspectiva teórica de la subjetividad con un enfoque cualitativo se
logró describir e interpretar sus contextos y realidad por medio de sus relaciones,
experiencias, interacciones, creencias y pensamientos presentes en una situación
específica de su proyecto migratorio y la manera como son expresados a través
de técnicas como el dibujo, cuento y juego.
Así mismo, esta información aportó significativamente en la identificación de
herramientas culturales y sociales para la inclusión de los niños, niñas y familias
112 Sandra Lorena Botina Narváez

donde surge el proyecto Aula Sociocultural para la integración de los niños, jóvenes
y familias en la sociedad colombiana que busca el fortalecimiento y adquisición
de habilidades cognitivas, sociales y multiculturales que faciliten la vinculación
positiva a su medio educativo, social y cultural.

3. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL

3.1. Significado del desarraigo

Para comprender la significación que los niños atribuyen al desarraigo en su


proyecto migratorio, es importante comprender primero, que se entiende por
significado, para lo cual se toma como referencia la teoría de la subjetividad desde
una perspectiva histórica cultural, en la que González Rey, expone:
El sentido subjetivo se define por la unidad inseparable de las emociones y de los
procesos simbólicos. En esa unidad la presencia de uno de esos procesos evoca al otro
sin ser su causa, lo que genera infinitos desdoblamientos y desarrollos propiamente
subjetivos, que no tienen referentes objetivos inmediatos. Estos sentidos subjetivos
se definen en torno a espacios simbólicos producidos culturalmente, como padre,
madre, familia, raza, género, religión, valores, etc. (2008, p. 233).
Por lo tanto, los niños y niñas construyen significados en su proceso de
constitución subjetiva al entrar en relación con su entorno tanto social, familiar
y cultural. El autor, así mismo refiere que el sentido subjetivo “expresa las
producciones simbólicas y emocionales, configuradas en las dimensiones histórica
y social de las actividades humanas; sin embargo, éstas no expresan apenas el
momento actual de un sistema de relaciones, sino la historia, tanto de las personas
implicadas en un espacio social, como de ese espacio social en su articulación con
otros” (2008, p. 233).
En este sentido, las expresiones de la subjetividad de los niños y niñas en
su proyecto migratorio, deja claro la estrecha relación con aspectos históricos,
culturales y sociales, por lo tanto, el desarraigo no aporta una significación por si
sola sino es analizada en un contexto relacional, familiar y cultural, incorporando
sus interacciones, saberes, creencias y conocimientos a través del lenguaje,
narrativas escritas y representaciones simbólicas tales como el dibujo, el cuento
y el juego que permita conocer los otros actores que hacen parte de su trayectoria
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migratoria, los cambios que se generaron en su entorno, acciones y espacios de


vida social como el barrio, colegio y ciudad a la que llegan.
Por último, el autor complementa que “el sentido subjetivo se produce por
los efectos colaterales y por las consecuencias. Los niños y niñas están sujetos a
una cultura y a unos referentes sociales y contextuales” (2008, p. 234). Por esta
razón no se puede desconocer sus marcos de referencia desde los actores con los
que se relacionan como amigos, familiares y demás personas que hacen parte
de la comunidad receptora como compañeros, profesores, vecinos, entre otros.
Ahora bien, al tener claro que se entiende por significado, se comprenden
diferentes aportes teóricos acerca del desarraigo, donde diferentes autores en el
contexto de la migración lo definen como la pérdida o corrupción de las raíces
sociales y familiares, afectando la identidad personal, su cultura y significado
social (Goldstein, 2017). El desarraigo afectará la vida emocional de las personas
y los grupos sociales. (Goldstein, 2017)
Ese estado de extrañamiento se vive por sentirse ajeno, diferente al otro, que
más allá de la tristeza, puede generar un sentimiento de ataque a la identidad, que
puede conllevar a que las personas sientan odio, rechazo hacia el nuevo hábitat, a
las formas de convivencia, así como las relaciones sociales y culturales que hacen
parte de la identidad y el sentido de lo humano.
Existe el efecto del desarraigo causado por la separación de los padres y los
hijos, que se proyecta en inseguridad e inestabilidad ante la pérdida del sostén
emocional de los padres, experimentado como un duelo no resuelto con reacciones
constantes de culpabilidad por parte de las madres ante las pérdidas de los
lazos emocionales que las unían con sus hijos. Por tanto, sus vínculos afectivos
y de parentesco se enmarcan en dos contextos transnacionales diferentes y se
transforman en una experiencia diferente de ser familia “que conforme pasa el
tiempo se pueden reconfigurar en nuevas familias y crean algo que puede ser visto
como el sentimiento de bienestar colectivo y unidad, a través de la comunicación
e interrelación entre dos o más naciones” (Bryceson y Vuorela, 2002, p. 3)
Al respecto, Short (1996) coincide en que los padres e hijos sufren la
experiencia de desarraigo y de adaptación durante el proceso de cambio hacia
un nuevo modelo de vida, pues se ven forzados a vivir bajo la presión de los
modelos de crianza de la sociedad receptora. Esto explica que ellos experimenten
cierta diferenciación en la manera de educar a los hijos, métodos de corrección y
estímulos, así mismo valores y referentes culturales que pueden distanciarse de
los de su comunidad de origen. El contexto social es el mismo que enfrenta este
territorio, pero la migración hace que se coloque crítico y más vulnerable por las
condiciones de desarraigo en las que ingresan tanto de la familia, territorio, cultura,
hace que muchos de ellos se sientan en estado de desprotección y susceptibles a
vivir situaciones negativas.
114 Sandra Lorena Botina Narváez

Para esta investigación el desarraigo se entiende como las pérdidas que


experimentan a nivel familiar, social y cultural, como lo expresan a través de
sus emociones, las formas de reconocer al otro en situaciones específicas de la
convivencia, adaptación de nuevas costumbres y nuevas prácticas sociales en la
sociedad receptora que son visibles en su proyecto migratorio.

3.2. Proyecto migratorio

El proyecto migratorio se puede considerar que empieza desde el momento en


el que el/la niña elabora, de forma individual o como proyecto familiar, la decisión
de emigrar, es decir inicia con la travesía hacia una nueva región geográfica, la
cual se denomina como sociedad receptora. Según Dinesh Bhugra (2004), esta
experiencia se caracteriza por eventos positivos o negativos, apoyo emocional y
económico, cambios personales, oportunidades, aprendizajes, recursos, obstáculos
y desafío. Las motivaciones para decidir emigrar son múltiples: a) razones de tipo
económico y social; b) desastres naturales; c) causas políticas, etc. (Bermúdez
González, 2004). También lo son los contextos socio-familiares en los se
desarrolla la decisión de emigrar: a) menores cuyo proyecto migratorio se adscribe
a una estrategia familiar; b) menores que han asumido el proyecto migratorio
de manera individual para escapar de una situación socio-económica familiar
precaria; c) menores que ya habían hecho de la calle su modo de vida en el país
de origen. La decisión puede ser consensuada por parte de la familia o puede que
la familia, en el caso de que esté, se entere de la migración del hijo o la hija una
vez que éste/a ya haya cruzado la frontera (Quiroga, Alonso, Sória, 2009).
Esta decisión involucra un cambio vital relevante y complejo, de desestabilización,
que llega acompañado de la oportunidad, pero también de la necesidad de elaborar
las pérdidas ante lo que se deja. Además, el momento anterior al viaje migratorio
puede verse rodeado de factores de riesgo que comprometan las primeras fases en
las que debe empezar a elaborarse dicho cambio vital (Jiménez, 2006). También
las condiciones del viaje migratorio ya sea a pie, terrestre, en patera, en cayuco o
de polizón en un barco. La clandestinidad del viaje, así como la falta de seguridad
en la que se viaja, supone también un momento de alta peligrosidad y fuerte
impacto a nivel emocional.
Por lo tanto, para considerar el proyecto migratorio, es importante reconocer
la condición de los niños en las que se encuentran al salir de su país de origen.
Si es refugiado tiene unas condiciones en el proyecto migratorio muy diferentes,
desde el motivo de partida, etapas, proyecto de futuro, expectativas. El proyecto
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 115

comienza con la idea de partir e incluye las expectativas y los objetivos a conseguir,
el lugar de destino, las etapas en las que va a ocurrir, la implicación de la familia,
la reagrupación familiar, la integración a la nueva sociedad y si se contempla o
no el retorno. Tener un proyecto migratorio realista va a facilitar la integración
y evitar dificultades derivadas de una idealización del tipo de vida en país de
acogida. Cuando el proyecto migratorio contempla más factores además del
económico como la estabilidad, estudios, valores, tranquilidad social con mayores
posibilidades de éxito.
El proyecto migratorio de los niños y niñas está en relación con las expectativas,
intereses y percepciones que tienen las familias de su realidad actual. Se
encuentran, podemos decir, dos tipos de familia, las que se quedan en una
población, bien porque el entorno ha sido favorable o bien haciendo un esfuerzo
de asentamiento, y otro tipo de familias que no acaba de establecerse y van de
localidad en localidad. Los padres, en las familias con movilidad geográfica, son
los que deciden en base a la justificación económica que se argumenta con un
mejor futuro para sus hijos.
En la primera etapa denominada Acogida, es en la que los niños y las familias
perciben los cambios entre su comunidad de origen y la comunidad receptora,
la condición de movilidad o status migratorio posibilita o dificulta su acceso a
la nueva sociedad, a los servicios sociales como salud, vivienda, educación y
empleo para el caso de sus padres. El interés por integrarse en la nueva sociedad
en este primer momento es uno de los aspectos más importantes de su proyecto
migratorio, puesto que la manera en cómo se sitúa la familia en esta sociedad,
su participación y el planteamiento de acciones frente a las barreras u obstáculos
que encuentren, definirá la integración de sus hijos al contexto social y cultural.
En la fase de Adaptación, los inmigrantes son capaces de establecer relaciones
constructivas en una nueva cultura. La diferencia entre una adaptación exitosa
o el fracaso en este proceso depende de los ajustes que realicen los inmigrantes
cuando éstos se encuentran ya viviendo en su nuevo lugar de residencia. La
adaptación sociocultural estará determinada por los recursos que obtengan y las
interacciones sociales dentro de la comunidad receptora. Mientras que algunos
inmigrantes se ajustan rápida y satisfactoriamente a la nueva cultura, quienes de
manera especial tienen un fuerte arraigo a su comunidad de origen encuentran
muchas barreras en esta transición (Orozco, 2015).
Diferentes estudios revelan como es necesario para ello, el aprendizaje de
costumbres, leyes, lenguas, formas de interacción social, así como el adaptar sus
ideas, sentimientos y comportamientos a las normas de la sociedad en la que se
establecen (Negy y Woods, 1992). Así mismo en el proceso de adaptación influyen
acontecimientos como: separación de la familia, inestabilidad económica y política
en la sociedad de origen, la habilidad para aprehender un nuevo sistema cultural y el
116 Sandra Lorena Botina Narváez

apoyo social que reciben), así como variables individuales (rasgos de personalidad,
nivel educativo, costumbres culturales, autoestima, tradiciones y los roles de género)
que se encuentran antes y durante el proceso de inmigración. Por el contrario,
también pueda que se carezca de algunas de estas habilidades e interacciones con
la sociedad receptora, cuando existe un fuerte arraigo a su comunidad de origen
que genera barreras en esta transición o adaptación sociocultural (Yeh et al., 2003).
Así mismo, los autores plantean una tercera etapa en el proceso migratorio
denominada Aculturación, que consiste en la adaptación propiamente al estilo de
vida en el nuevo país receptor. Los inmigrantes pueden sufrir estrés, el choque
cultural, la discrepancia entre sus aspiraciones y los logros ya alcanzados, la
sensación de desarraigo y la discriminación. Después de haber comenzado a
ajustarse a la nueva cultura, muchos de los inmigrantes transitan por un proceso
posterior de adaptación, estableciendo interacciones que generarán cambios
sucesivos en los patrones culturales, tanto en los inmigrantes como en los individuos
ya establecidos en la sociedad de residencia. Así, al referirnos a aculturación, se
puede referir a los cambios que experimentan los niños, y sus familias.
Al respecto, desde un modelo bidimensional, se menciona que es esta fase, los
inmigrantes utilizan diferentes estrategias en su proceso de adaptación a su nuevo
lugar de residencia (Berry, 1997), relacionadas por una parte con la preferencia
que los inmigrantes tienen por mantener su identidad y herencia cultural y la
otra, por participar y tener un contacto cercano y continuo con otros grupos
étnicos, quienes ya se encuentran establecidos en la sociedad de residencia. Estas
estrategias son la asimilación, separación, marginación e integración, donde la
asimilación tiene que ver con la interacción con miembros de otro grupo étnico
y el rechazo a mantener su identidad cultural, encontrando similitudes culturales,
aspecto que influye en su autoestima. La separación se refiere a la necesidad de
mantener su cultura original y al mismo tiempo evitar interactuar con otros grupos,
particularmente con los pertenecientes a la sociedad receptora, está asociada a
niveles de estrés y desadaptación cultural. Finalmente, la marginación se define
como el mínimo interés por mantener la cultura de origen debido a la pérdida
cultural obligatoria, así como la ausencia de interacciones con los miembros de
la nueva cultura (frecuentemente debido a la exclusión o discriminación).

3.3. Metodología

El estudio tuvo un interés comprensivo, con un enfoque cualitativo, para


Sandoval (1996) la investigación cualitativa es un proceso de creación colectiva en
tanto que todas las partes son tenidas en cuenta y el investigador se involucra en un
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 117

ejercicio intersubjetivo que permite entender las especificidades de lo investigado.


Se indagó el desarraigo en la experiencia de niños migrantes venezolanos a través
de las narrativas obtenidas en las cartografía social y talleres artísticos en los que
se utilizó como técnicas el dibujo, el cuento y el juego realizados entre abril y
mayo del año 2019 en los barrios Bajo Aguacatal y Terrón Colorado I de la ciudad
de Cali con el apoyo de la Pastoral para los migrantes de Cali y de la Facultad de
Psicología de la Universidad San Buenaventura.
A través de estas técnicas se identificó en primer lugar el desarraigo en el
proyecto migratorio de niños y niñas migrantes venezolanos, su contexto familiar y
cultural, y el impacto psicosocial. Los participantes fueron 10 niños y 5 niñas entre
los 6 y 12 años, procedentes de Isla Margarita, Caracas, Valencia, San Cristóbal,
Puerto Ordaz, Maracaibo, Guacara, Barquisimeto y Mérida. Se tomó a las familias
como muestra referencial para verificar la información encontrada en el discurso de
los niños y niñas. Los participantes se encontraban en la etapa de establecimiento
y residiendo en la ciudad de Cali entre 6 meses y 2 años. La participación de los
niños y niñas en esta investigación fue autorizada por sus padres, quienes firmaron
el documento de consentimiento informado y de igual manera se tuvo en cuenta la
confidencialidad en cuanto al uso, protección y confidencialidad de la información
según la Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de Salud.
Se realizaron cuatro encuentros con los niños y las niñas. El primero se realizó
en el Coliseo Bajo Aguacatal donde se realizó la cartografía social con los niños
incluyendo a sus familias donde representaron gráficamente el lugar donde
habitaban en Venezuela y el lugar donde llegaron en Cali. El segundo se realizó
en el barrio Bajo Aguacatal, llevándose a cabo los talleres artísticos con técnicas
como el dibujo y el juego, en los que los niños y niñas. En el tercer encuentro
se realizó la devolución de los resultados a través de una representación con
títeres, donde los participantes tuvieron la posibilidad de analizar los datos que se
encontraron y hacer una interpretación de estos, así mismo se invita a los padres
a hacer parte de este último encuentro, cuya participación fue importante puesto
que complementaron la información brindada por los niños y niñas.

3.4. Resultados

3.4.1. Desarraigo de la familia y el territorio

El proyecto migratorio familiar comienza con la ruta que siguen una vez salen
de Venezuela, las expectativas, motivaciones y los objetivos a conseguir, las etapas
118 Sandra Lorena Botina Narváez

que siguen, así como las diferentes experiencias y actores con quienes se relacionan,
desde la salida hasta el establecimiento en la nueva sociedad. Tener un proyecto
migratorio realista facilita la integración y evitar dificultades derivadas de una
idealización del tipo de vida en país de acogida. El proyecto migratorio, lo establecen
en tres momentos: la salida, el tránsito y el establecimiento como períodos en tiempo
y que se acompañan de acontecimientos significativos, la presencia de actores, así
como de emociones y sentimientos que lo acompañaron. Pero así mismo se puede
identificar las etapas dentro de un proyecto migratorio como la acogida, adaptación,
integración y aculturación desde las experiencias que viven.
La mayoría de los niños, niñas y sus familias estuvieron en primera instancia,
como inmigrantes transitorios en diferentes ciudades de Colombia, como Medellín,
Bogotá, Cúcuta, antes de encontrar los recursos necesarios para establecerse
finalmente en la ciudad de Cali.

“Cuando salimos de Venezuela pasamos por diferentes ciudades, primero,


Cúcuta donde llegamos a un refugio con mis padres”
“Conocí Pamplona después de llegar a Cúcuta, hace mucho frío, nos
quedamos algunos días hasta que nos dieron cola para llegar a Cali”
“Conocí Bogotá, después Medellín y ahora Cali”.

Para algunos niños, la ciudad de Cali representa un lugar familiar, cálido,


especialmente por la afinidad cultural, refieren que: “la gente de esta ciudad es
buena, amable, te orientan cuando no conocen”; “hay gente que me ayuda, cuando
no conocíamos lugares para ir a vivir, nos acompañaron” “aquí también hace
calor como en Barquisimeto, aunque no hay playa conocemos ríos bonitos”. Así
mismo, eligieron esta ciudad al ser referencia de algunos amigos y familiares que
han migrado previamente, situación que facilitó su movilidad como red de apoyo
para la gestión de la vivienda, alimentación y llegada.

“En Cali vive mi tío y mis primos hace dos años están acá”.
Niño de 11 años

“Nos ayudaron desde que llegamos


nos amigos de mi papá, vivimos con su familia”.
Niña de 8 años

Al hablar de la experiencia migratoria, en el momento de salir, es importante


destacar que los niños y sus familias lo hicieron por circunstancias particulares,
pero es posible reconocer que coinciden en algunos motivos, entre los cuales están:
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 119

“En Venezuela ya no había medicinas ni alimentos.


Mis padres querían darnos lo que necesitamos”.
Niño 6 años

“Yo quiero estudiar y estar con mi papá que ya vivía en Cali”.


Niña 8 años

“No sabía qué me iba a quedar mucho tiempo, era solo un mes, ya ha pasado
un año, (...) salimos porque había muchos problemas para mi familia, ellos me
levantaron a la madrugada para salir para que nadie nos viera”.
Niño migrante de 10 años en condición de refugio

Las familias coinciden con lo expresado con los niños, que su decisión de
migrar fue por obtener una mejor calidad de vida para ellos, refieren como los
motivos de su migración variaba entre evadir la intolerancia o la intransigencia
política, la hiperinflación y la crisis económica. Y por ende la falta de recursos
para solventar sus necesidades básicas o primarias, tanto de ellos como su familia.

“La necesidad de migrar fue la búsqueda de un conveniente futuro para


mis hijos, ya no había medicinas ni alimentos para darles, la situación en
Venezuela cada vez estaba peor”.
Madre de familia

“No estábamos de acuerdo con el régimen político de Venezuela,


ya sobrepasaba la violencia a nuestros derechos como la salud,
el empleo, la seguridad y la vida misma”.
Padre de familia

En la fase de salida, en muchos niños se pone a prueba el valor, la decisión


de dejar su comunidad de origen, relatan las razones, así como las percepciones
que tienen del país a donde van a llegar. En las narrativas de los cuentos expresan
igualmente las interacciones que establecen y las diferencias que encuentran:

“Había una vez un pato llamado Maracucho, el pato debido a las situaciones
de su país, junto a su familia, decidió dejar todo, familia, amigos, casa y mucho
más (¡qué molleja!, escribe, además, para referirse a la tristeza)”
“Había una vez en un país extraño, un niño que llegó con su familia, todo lo
que miraba era tan distinto a lo que dejó atrás, la comida, los lugares, las
personas. Le habían dicho que encontraría amigos, un colegio y que la vida
120 Sandra Lorena Botina Narváez

sería feliz. Nada de eso pasó, mis compañeros de clase me preguntan que cómo
es mi casa, si aguantamos hambre. Otros me llaman “veneco”, mi mamá me
dice que poco hable con ellos, que nos les preste atención, pero yo les pregunté:
¿alguna vez, ustedes han sentido hambre? Y ellos se quedaron callados”.
Niña de 11 años

En la etapa de acogida, los niños y niñas migrantes venezolanos llegan a


la sociedad colombiana muchas veces separados de sus familiares, lo cual es
experimentado como una ruptura en la relación con las personas a quienes aman.
Algunos transitan con sus padres, otros con abuelos y tíos, generalmente una
persona significativa se queda en destino. Al hablar de ello, los niños y niñas lo
representan con mucha tristeza y melancolía, algunos padres refieren que eso les
ha generado problemas de alimentación y en el sueño, sobre todo los primeros
días de haber llegado a Cali porque extrañan mucho a sus abuelos, mascotas y los
lugares donde jugaban, lo expresan mientras ellos pintan (Dibujo No. 1).

Dibujo No. 1. Cartografía Social

Fuente: elaborado por niños y niñas del barrio Bajo Aguacatal


Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 121

Para otros la situación de desarraigo de los otros miembros de la familia se


asume por los niños con naturalidad al estar junto a sus padres, pero si se tratara
de ellos, es evidente su deseo de retornar. Por lo tanto, el desarraigo de la familia,
amigos, mascotas, territorio, costumbres y estatus social, tiene cierta relación con
la afectación que sienten, reconocen que el separarse de su familia representa un
momento difícil, dado que al llegar a la ciudad de destino no cuentan con el apoyo
suficiente para continuar con su proyecto de vida como estudiar y socializarse,
porque su familia piensa primero en sobrevivir, como el tener el alimento diario,
tener vestido y enviar remesa a su familia que quedo en Venezuela.

“Acá no puedo salir solo, ir a visitar a mis primos y abuelos, siempre debo
quedarme en la casa” (Lo expresa con tristeza)
Niño de 7 años

“Salgo a trabajar con mis padres, ya no estoy estudiando, todos vamos juntos
a los semáforos, mi mamá no nos deja solos en la casa”
Niña de 10 años

También se pudo encontrar desfragmentación familiar, en el camino algunos


familiares se separan, principalmente porque alguno de ellos se ubica laboralmente
en una ciudad y los demás continúan con su trayecto migratorio. Otros refieren
que por situaciones judiciales con algún familiar les tocó salir al recibir amenazas
hacia su integridad y pasar momentos de peligro con sus hijos mientras hacían
su camino hacia Cali, esto genera en los padres una constante preocupación e
incertidumbre por el bienestar de sus hijos y cuando llegan a su destino no tienen
una red de apoyo familiar que los pueda acompañar.

3.4.2. Desarraigo de los derechos fundamentales

La dimensión que más afecta a los niños migrantes es el estatus migratorio


regular o irregular, puesto que dependiendo de su condición es fácil o limitado
el acceso a los servicios de salud y a otros servicios sociales, como la educación,
muchos de ellos expresan que por el hecho de ser venezolano no los han aceptado
en el colegio, no cuentan con toda la documentación que les exigen, así mismo
refieren que el no contar con útiles escolares y uniformes es también una razón
para no aceptarlos. Ante dicha situación, los niños y niñas migrantes transitan
en un estado de incertidumbre, angustia, preocupación debido a su situación
122 Sandra Lorena Botina Narváez

migratoria irregular y al traer a la memoria lo que dejaron en su país, esa constante


preocupación genera situaciones de estrés, soledad, tristeza según lo refieren sus
padres. En sus experiencias migratorias, refieren que se encuentran viviendo en
Colombia porque que los padres tenían bajas oportunidades laborales, baja calidad
de vida en cuanto a alimentación, salud y vivienda. Aquí en Colombia refieren
que sus profesores y compañeros del colegio los han tratado muy bien,

“Me gusta porque me explica muy bien, hablo de mi profesor de matemáticas.


También tengo amigos colombianos, me tratan bien, aunque hay algunos que
no entienden lo que decimos”.
Niño de 10 años, barrio Terrón Colorado

Igualmente, consideran que la posibilidad de que sus padres accedan a un


trabajo les permitirá cumplir sus sueños como el de ser futbolistas, profesionales,
músicos y admiran a personas triunfadoras que han tenido una infancia similar a
la de ellos, expresan que quieren ser enfermeros, abogados y policías. Cuando sean
grandes quieren trabajar y comprarse sus cosas para ser felices y ayudar a otros:

“Quiero tener amigos para ayudarles y compartir


con muchas personas sin importar que sean malos”.
Desarraigo cultural

Las distancias culturales entre la ciudad de origen y la de acogida puede hacer


complejo para los niños y niñas aprender las normas, valores de la ciudad de
acogida. En las actividades como el juego, traen a memoria los juegos que más
practicaban en Venezuela, la música, así como los lugares donde compartían con
familiares, vecinos y amigos, lo hacen con añoranza, alegría y tristeza. En el juego,
se devela la proximidad y confianza hacia otros, tienen capacidad de protección
que comparten entre ellos para cuidarse, esto también lo relataban en su trayecto
migratorio desde el momento en que salieron de su país caminando por la trocha,
en su ruta como caminantes, viajando en bus, cuidaban el sueño del otro ante la
incertidumbre del peligro al llegar a la ciudad.
De igual manera evocan en los dibujos los paisajes más significativos de su
país, todos juntos expresaron: “extrañamos muchísimo la playa, jugar y disfrutar
de la vista del mar, acá solo hay ríos, no hay arena solo piedras, el agua del mar
no se puede remplazar por el agua de rio”. Refieren así mismo que extrañan el
jugar a hacer castillos de arena, el futbol de playa y también jugar el trompo,
el papagayo, canicas y el béisbol y los que realizaban en la casa de sus abuelos
específicamente en un árbol de mango que tenían en el patio.
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 123

Encuentran que la alimentación colombiana puede resultar de poco agrado por


la condimentación, según lo refieren las madres de los niños, también hay frutas
o verduras que nunca han probado, razón por la cual se genera en los niños y
niñas un sentimiento de añoranza de los alimentos de su país, como la caraota,
las empanadas, la carne, el plátano, entre otros (Dibujo No. 2).

Dibujo No. 2. Cartografía Social

}
}

Fuente: elaborado por niños y niñas del barrio Terrón Colorado

Se identifica que algunas familias se han integrado positivamente a la sociedad


receptora a través de las oportunidades laborales y las redes de apoyo que se les ha
ofrecido. Sin embargo, otros participantes reconocen que sufrieron de explotación
laboral, así, una mujer argumenta que fue contratada para trabajar un día, en
el que su horario laboral se excedió según lo establecido por la ley, y hasta el
momento no recibió el pago prometido. Igualmente, dos hermanas argumentan
la misma experiencia, añadiendo que los colombianos al ver que son venezolanos
124 Sandra Lorena Botina Narváez

se aprovechan de la situación, y las necesidades por la que están pasando en estos


momentos. Igualmente, una de las madres relata:

“Cuando estábamos viajando hacia Cali, un hombre trató de llevarse a mi


hija para trabajar en prostitución, ofreciéndome dinero, ella no sabe de eso...
también cuando llegué me ofrecieron trabajar con una gente porque las
venezolanas somos vistas como mujeres fáciles”
“No nos arriendan vivienda porque somos venezolanos”
Padre de familia

A pesar de las diferencias que son percibidas en cuanto a lo cultural, los niños y
niñas han buscado compartir lo que saben hacer y lo que aprendieron en Venezuela
con la gente de Colombia, desde el juego e intercambiando sus saberes, es muy
poco lo que identifican como discriminación y xenofobia. Estas problemáticas han
sido percibidas por sus padres pero que en algunos discursos de los niños y niñas
se evidencia que no han podido ingresar a estudiar o que no les alquilan casa a
sus padres por ser venezolanos. Otros por el contrario han encontrado apoyo de
personas para entrar a estudiar con dinero y útiles escolares.

3.4.3. Discusión

El significado que atribuyen al desarraigo en el proyecto migratorio, los niños y


niñas migrantes venezolanos, según Goldstein (2017), develan una carga subjetiva
asociada a las percepciones, emociones y afectos que causa el migrar acerca de un
país extraño y ajeno a sus costumbres; las percepciones desde lo que no conocen,
las emociones que las acompañan y el afecto lo comparten principalmente con
sus padres y acompañantes en la ruta que emprendieron desde Venezuela hacia
la ciudad de Cali. Esto coincide con lo planteado por González Rey (2000), que
los significados expresan las producciones simbólicas y emocionales de los niños
y niñas configuradas en las dimensiones histórica y social.
A nivel histórico, sus vivencias se explican en un momento político en el que
muchas personas salen de Venezuela por razones económicas, búsqueda de un
mejor futuro y de un bienestar que responde a la decisión de los padres de manera
voluntaria. La condición en la que salen algunos de ellos, en los casos de persecución
y amenazas a su integridad física, evidencia emociones como el miedo presente en el
momento de la salida, siendo el caso de los niños y familias que salen en búsqueda
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 125

de refugio y protección. Igualmente, con los niños que migran por razones médicas,
estudio y oportunidades laborales muestran incertidumbre ante las experiencias con
las que se encuentran sus padres como dificultades para acceder a una vivienda,
empleo y estudio, por lo tanto, el desarraigo que experimentan los padres es vivido
por los niños, de acuerdo con lo planteado por Short (1996).
Las rupturas de vínculos con su familia y comunidad de origen son vivenciadas
con dolor y tristeza, el separarse de sus amigos, mascotas y lugares, genera en ellos
una añoranza de recrear los lugares cuando traen a memoria lo que compartían
como la comida, la música, el mar y las personas significativas. Los niños y niñas
comparten lo que significa el desarraigo a partir de interacciones y prácticas de
socialización como el juego, donde la experiencia es contada, representada y
construida en espacios y escenarios como la familia, la escuela, el barrio con los
otros niños que proceden de Venezuela. Al traer el pasado al presente dan sentido
a muchas de sus experiencias, específicamente cuando se trata de adaptarse a un
nuevo lugar y el haber dejado otro a personas significativas.
El recuerdo de su comunidad de origen hace parte de lo simbólico y lo
emocional en estos niños. Todo el material simbólico y emocional que constituye
los sentidos subjetivos se produce en la experiencia de desarraigo en la vida de los
niños ante la percepción de diferencias culturales y la confrontación que viven
al llegar al país del cual tenían una imagen idealizada. La interrelación entre las
configuraciones subjetivas de los diferentes actores en su proyecto migratorio y
los sentidos subjetivos que emergen de las acciones y procesos vividos por los
niños y sus familias en esos espacios, son inseparables de las configuraciones
de la subjetividad social en la cual cada espacio de vida social está integrado tal
como lo refiere González Rey (2008).
Las dinámicas y prácticas sociales que ejercían en su lugar de origen se traen a
la memoria y existe una tendencia a perpetuarlas a través del juego que comparten
con niños colombianos sus costumbres como la comida, música, religión y juegos.
Las actividades que realizaban con su núcleo familiar hacían parte de su cultura
y tradiciones, que se interrumpieron por el cambio de país donde los paisajes
son distintos a los que dejaron, como jugar en la playa, trepar árboles, visitar a
su familia. Así mismo, las prácticas recreativas en su diario vivir se han visto
limitadas por las dinámicas laborales de sus padres, quienes no los dejan a salir
a jugar solos o los llevan a trabajar, aspectos que se constituyen en referentes
y significados que los niños y niñas construyen en su proceso de constitución
subjetiva al entrar en relación con su entorno tanto social, familiar y cultural.
El proyecto migratorio de muchos niñas y niños ha sido una experiencia
caracterizada por eventos positivos y negativos, apoyo emocional y económico
de sus padres y familiares, cambios personales, oportunidades, aprendizajes,
recursos, obstáculos y desafíos según lo confirma Bhugra (2018), el impacto
126 Sandra Lorena Botina Narváez

psicosocial a raíz del desarraigo se muestra en eventos de dolor, adaptación a


nuevas condiciones, cambios a nivel cultural, familiar y social Por la experiencia
desagradable que les sucedió no quieren retornar nuevamente, manifiestan que ya
se acostumbraron y que acá ven cosas novedosas las cuales en su lugar de origen
no hay, logran adaptarse, comienzan una nueva rutina y crean estrategias para
acostumbrase a este nuevo lugar.

4. CONCLUSIONES

Los estatus migratorios de los niños y niñas impactan directamente en el acceso


a derechos civiles, sociales, culturales y políticos, así como a sus perspectivas,
vivencias y relaciones tejidas entre lugar de origen y destino.
Los procesos migratorios y las formas de afrontarlo en el nuevo lugar
de residencia son vividos de manera distinta en los niños y niñas, en estas
circunstancias fueron de maneras muy significativas, ya que el estar reunidos como
familia, aquellos juegos o comidas compartidas con sus amigos, tiende a dar un
estado de nostalgia, que es la sensación por perder algo amado y deseado, lo que
probablemente influye sobre el sentido de unión y protección que mantienen los
niños entre sí. Las técnicas como el juego, el cuento y la pintura posibilitan trabajar
las producciones simbólicas y emocionales que los niños han construido frente al
desarraigo cultural, familiar y de sus derechos civiles. Estas a su vez ayudarían a
comprender las rupturas de vínculos afectivos con la familia, territorio y cultura,
armonizando los paisajes tanto en Venezuela como en Colombia, las relaciones
con nuevas personas y experiencias que van a construir en la nueva sociedad,
reconociendo sus saberes, cultura y formas de vida.
En esta investigación se evidenció que los niños y niñas procedentes de
Venezuela, enfrentan una gran cantidad de obstáculos y desafíos, con efectos
directos en su proceso migratorio tales como la vinculación al medio educativo,
social y cultural, pero que frente a ello cuentan con innumerables recursos que
les permiten enfrentarlos desde la afectividad e interacción social en la sociedad
receptora a través del intercambio social y cultural.
En relación con el estatus migratorio y otros aspectos de su regularización en
la sociedad receptora, son de gran importancia para trabajar el impacto psicosocial
del desarraigo para su bienestar psicológico, continuidad de estudios, el acceso a
una vivienda y a espacios de recreación donde puedan seguir disfrutando de su
niñez en espacios seguros e interactuar sin sentirse discriminados. Se considera
importante para futuros estudios, profundizar en la afectación psicosocial que
Capítulo IV. Significado del desarraigo en el proyecto migratorio de niños y niñas venezolanos... 127

los niños y niñas migrantes experimentan en relación con la vulneración de


sus derechos fundamentales, la relación entre la situación de vida en calle y el
desarrollo de comportamientos naturalizados. Es necesario abordar las causas
fundamentales del desarraigo de los niños de sus hogares, familias y territorio
que posibiliten el desarrollo de su plan de vida y la promoción de la salud mental
a través del reconocimiento de sus derechos fundamentales, fortalecimiento de
recursos protectores, manejo de factores de riesgo en el proyecto migratorio y
fortalecimiento del tejido social comunitario a través de un trabajo interdisciplinario
para lograr un anclaje en las diversas formas de integración social entre la
comunidad migrante y receptora.

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