Modulo Ii - Conocimientos Del Estudiantes
Modulo Ii - Conocimientos Del Estudiantes
Modulo Ii - Conocimientos Del Estudiantes
DEL ESTUDIANTE
Y EL
ACOMPAÑAMIENT
O PEDAGÓGICO
II
DIPLOMADO EN:
ACOMPAÑAMIENTO
PEDAGÓGICO
INTRODUCCIÓN
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I. ORGANIZACIÓN
1. NIVELES. - Son períodos graduales articulados del proceso educativo y son:
a) Nivel de Educación Inicial
La Educación Inicial atiende a niños menores de 6 años y se desarrolla en forma
escolarizada y no escolarizada.
Promueve prácticas de crianza con participación de la familia y de la comunidad;
contribuye al desarrollo integral de los niños, teniendo en cuenta su crecimiento
físico, afectivo y cognitivo. El Estado asume sus necesidades de salud y nutrición
a través de una acción intersectorial.
La Educación Inicial se articula con la Educación Primaria asegurando coherencia
pedagógica y curricular, pero conserva su especificidad y autonomía
administrativa y de gestión.
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la ciudadanía y para acceder a niveles superiores de estudio. Tiene en cuenta las
características, necesidades y derechos de los púberes y adolescentes. Consolida
la formación para el mundo del trabajo, que es parte de la formación básica de
todos los estudiantes. El último ciclo se desarrolla en el propio centro educativo o,
por convenio, en instituciones de formación técnico-productiva, en empresas y en
otros espacios educativos que permitan desarrollar aprendizajes laborales
polivalentes y específicos vinculados al desarrollo de cada localidad.
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iniciado en la simbolización a través del lenguaje y el desarrollo, importantes
habilidades y coordinaciones motoras gruesas y finas.
¿Qué diferencia los niveles de los ciclos? y ¿Cuáles son las edades que
corresponde a cada nivel?
¿Cree usted que las edades determinadas para cada nivel son las más
apropiadas en relación con la madurez de los estudiantes? ¿Por qué?
¿Cómo están relacionados los niveles con los ciclos y los grados en la EBR?
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b) II CICLO
Considera el período desde los tres hasta los cinco años. Se estima que en torno
a los tres años los niños han alcanzado un desarrollo evolutivo que les permite
participar de manera más independiente y activa de una mayor cantidad y variedad
de experiencias educativas, integrándose a grupos más grandes o con niños
mayores. Se produce un cambio significativo en sus necesidades de aprendizaje,
debido a una mayor autonomía en relación a los adultos, capacidad de integrarse
con otros y expansión del lenguaje. En esta etapa, los niños han logrado mayor
dominio, control y coordinación sobre sus movimientos y una mayor conciencia
acerca de las características y posibilidades de su cuerpo, lo que les permite
sentirse más seguros y confiados. El desarrollo de su pensamiento les permite
establecer relaciones lógico-matemáticas y desarrollar significativamente y de
diversas maneras la capacidad de comunicación; habiendo logrado diferenciarse
y avanzar significativamente en la construcción de su identidad, pueden ampliar y
diversificar sus relaciones interpersonales. En esta etapa, los niños han logrado
mayor dominio, control y coordinación sobre sus movimientos y una mayor
conciencia acerca de las características y posibilidades de su cuerpo, lo que les
permite sentirse más seguros y confiados.
El carácter educativo de este ciclo permite sentar las bases del desarrollo cognitivo
y social posterior para prevenir el fracaso escolar; por ello es importante
incrementar el acceso a Educación Inicial y compensar las desventajas que
presentan los niños de entornos desfavorecidos.
En este ciclo se busca que desarrollen capacidades comunicativas, que les
permitan afianzar el proceso de adquisición de su propia lengua y de su
acercamiento a otras lenguas (materna y una segunda lengua). Así mismo, que
desarrollen experiencias afectivas, sociales, culturales y de convivencia que
contribuyan a su desarrollo integral, y al logro progresivo de una mayor autonomía
personal a fi n de aplicar lo aprendido a situaciones de la vida cotidiana.
c) III CICLO
En este ciclo, es fundamental que los niños fortalezcan sus capacidades
comunicativas mediante el aprendizaje de la lectura y escritura, en su lengua
materna y segunda lengua. Asimismo, debemos brindar las oportunidades para el
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desarrollo de operaciones lógicas (clasificación, seriación, ordenamiento) que le
permitan equilibrar determinadas acciones internas a cualidades espaciales y
temporales, para el fortalecimiento de sus capacidades matemáticas. Debemos
considerar que el pensamiento del niño se caracteriza por ser concreto; es decir,
que el niño se circunscribe al plano de la realidad de los objetos, de los hechos y
datos actuales, a partir de la información que proporciona la familia y la institución
educativa. También debemos tener presente que el estudiante no ha abandonado
totalmente su fantasía e imaginación, pero cada vez va incorporando procesos,
esquemas y procedimientos sociales y culturales.
El estudiante se caracteriza por tener un creciente interés por alternar con nuevas
personas y participar activamente del entorno social de sus familiares y pares,
regulando progresivamente sus intereses. Sin embargo, debemos tener siempre
presente que los niños en este ciclo responden a las reglas sobre lo bueno y lo
malo de su cultura, pero interpretan estas reglas en términos de las consecuencias
concretas de sus acciones, principalmente las consecuencias físicas o afectivas,
tales como castigos, premios, o intercambios de favores, o en términos del poder
físico de aquellos que enuncian las reglas.
Asimismo, el niño pasa por un período de transición, entre sesiones de períodos
cortos de actividades variadas a otros más prolongados, pero no debemos ignorar
que es necesario que el niño siga aprendiendo a través del juego; en ese sentido
los procesos de enseñanza y aprendizaje deben incorporar el carácter lúdico para
el logro de aprendizajes.
d) IV CICLO
En este período los estudiantes incrementan el manejo de conceptos,
procedimientos y actitudes correspondientes a todas y cada una de las áreas
curriculares, en estrecha relación con el entorno y con la propia realidad social; de
esta forma, y a su nivel, empiezan a tomar conciencia de que aquello que
aprenden en la escuela les ayuda a descubrir, a disfrutar y a pensar sobre el
mundo que les rodea.
Los niños en esta etapa tienen mayores recursos así como mayores y más
complejas habilidades que los docentes deben tener en cuenta en el proceso de
enseñanza y aprendizaje; por ejemplo, las condiciones para una mayor expresión
de sus habilidades para la lectura y escritura, permitiendo que su lenguaje sea
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fluido y estructure con cierta facilidad su pensamiento en la producción de textos;
mejora sus habilidades de cálculo, maneja con cierta destreza algunas de tipo
mental y sin apoyos concretos; respeta y valora a las personas que responden a
sus intereses; afianza sus habilidades motrices finas y gruesas; generalmente
disfruta del dibujo y de las manualidades, así como de las actividades deportivas.
Las actividades que realicen los docentes deben basarse en una pedagogía
activa, dada la facilidad para trabajar en equipo, lo que fortalece el aprendizaje e
incrementa la comprensión de la realidad.
e) V CICLO
En esta etapa de la escolaridad, se va consolidando un pensamiento operativo,
vale decir que le permite actuar sobre la realidad, los objetos; analizarlos y llegar
a conclusiones a partir de los elementos que los componen. Por ello, la
metodología de trabajo con los estudiantes debe contemplar que los estudiantes
e encuentran en capacidad de buscar información en fuentes diversas; así mismo,
debe considerar la colaboración entre pares (aprendizaje cooperativo), la escritura
mejor estructurada de informes y la comunicación de resultados al resto de la
clase.
Dado que se incrementa significativamente el sentimiento cooperativo, los
estudiantes pueden participar en el gobierno del aula, promoviéndose así
expresiones democráticas auténticas. En este contexto, los valores guardan
correspondencia con el sentido concreto que depara cada situación, donde
incorporan paulatinamente las expectativas de la propia familia, grupo o nación.
f) VI CICLO
Los estudiantes, al transitar de la Educación Primaria a la Secundaria, deben
superar dos situaciones nuevas en sus vidas: la primera situación tiene que ver
con su vida personal y está relacionada con el desarrollo evolutivo, caracterizado
por cambios corporales significativos de carácter interno y externo que son propios
de la pubertad y que ejercen influencia decisiva en los procesos socio emocionales
y cognitivos.
La segunda está vinculada con su nuevo entorno educativo por los ajustes en los
programas, metodologías, estilos de enseñanza y aprendizaje; así como por la
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poli docencia, las formas de evaluación y otros aspectos para adecuar a las
características de los estudiantes en esta etapa.
Estos factores deben ser considerados como prioridad y deben ser susceptibles
de acompañamiento permanente por parte de los docentes, con la finalidad de
lograr que los estudiantes se adapten adecuadamente a este nivel educativo.
En esta etapa el adolescente va construyendo progresivamente un pensamiento
abstracto; es decir, sus preocupaciones desde el punto de vista cognitivo, están
relacionadas con interrogantes que requieren explicaciones racionales de los
hechos, fenómenos y procesos de la realidad. Producto de este tipo de
pensamiento, es capaz de intuir, adivinar o deducir situaciones a partir de la
observación.
Desde el punto de vista socio emocional, se reconoce a sí mismo como persona
y sus sentimientos de cooperación son predominantes en sus relaciones con los
otros. Evidencia inclinación progresiva hacia el arte y la práctica de actividades
físicas y deportivas, debido a la preocupación que tiene por su identidad e imagen
corporal y por la necesidad de buscar medios para expresar sus emociones,
intereses, ideas, etc. Se inicia un proceso de atracción por el sexo opuesto
producto de la maduración de las glándulas sexuales.
g) VII CICLO
En esta etapa, el adolescente se caracteriza porque muestra un mayor desarrollo
del cuerpo que va consolidando su identidad e imagen corporal; su pensamiento
es más abstracto en relación con la etapa anterior, lo que significa que está en
condiciones de desarrollar aprendizajes más complejos.
En lo social y emocional, se vuelve más autónomo, es más sensible, tiende a la
formación de grupos en los cuales puede expresarse y sentirse bien.
El adolescente asume concientemente los resultados de su creatividad, muestra
interés por las experiencias científicas. Se comunica de manera libre y autónoma
en los diversos contextos donde interactúa. Pero también vivencia periodos de
inestabilidad emocional y la experiencia de una mayor intensidad en la expresión
de los sentimientos. Está en proceso de reafirmación de su personalidad,
reconoce su necesidad de independencia y de reafirmación de su propio “Yo” y
siente la necesidad de aumentar su confianza en sí mismo para asumir
responsabilidades, como joven y futuro ciudadano.
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II. CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTUDIANTES
1. EDUCACIÓN INICIAL
Los primeros años de vida constituyen una etapa intensa en el desarrollo y
aprendizaje humano, por el continuo y acelerado crecimiento físico y el proceso
interno de diferenciación de funciones relacionadas con el movimiento, las
emociones, los sentimientos, el pensamiento y el lenguaje que hacen de éste un
proceso gradual de mayor complejidad. Este proceso de desarrollo infantil y de
aprendizaje se da en interacción permanente con otras personas de su entorno
social, el mismo que influye significativamente en el desarrollo de los niños. Este
desarrollo adopta características propias se le conoce como desarrollo infantil y
se caracteriza como integral, gradual y oportuno.
Todos queremos niños y niñas que tengan las oportunidades necesarias para
desarrollar sus potencialidades, en los diferentes contextos de nuestro país. Por
ello, es necesario conocer cuáles son las características más saltantes, sin decir
con ello que todos las desarrollan al mismo tiempo y de la misma manera. Por el
contrario, hay rasgos propios de cada uno, pero también coincidencias del
desarrollo evolutivo que es importante conocer.
Reconocer que toda cultura posee sus propios sistemas de socialización y
enculturación, por ejemplo, que conllevan la transmisión de un conjunto de
símbolos y códigos, cuya adquisición es importante para la adaptación del niño y
para hacer posible su contribución al mejoramiento de la vida social, es algo que
sin duda influye en los aprendizajes y el desarrollo, por ello la importancia de
conocerlos. Los niños interiorizan los diversos elementos de su cultura y con ellos
satisfacen sus necesidades de pertenencia y de identificación cultural. Los seis
primeros años de vida del niño son cruciales en su desarrollo, interiorizan su
cultura, aprenden su lengua materna, y los elementos de comunicación que tienen
a su alcance como los gestos, los símbolos, manifestaciones diversas del arte,
entre otros.
Los niños menores de seis años van adaptándose poco a poco al medio social
que le rodea. Su desarrollo afectivo está asociado al mundo de sensaciones,
sentimientos y preferencias personales. Inicialmente se organiza sobre la base del
llanto y la sonrisa, que son las formas básicas de tomar contacto y relacionarse
socialmente. Poco a poco los bebés van reconociendo a las personas más
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significativas, que lo atienden y lo protegen. Durante esta primera etapa el niño
contacta y reacciona frente a diversas personas guiándose por sensaciones de
placer-displacer, sin diferenciarlas entre sí. No distingue las sensaciones que le
pueden provocar su madre u otra persona eventualmente. La persona que lo
atiende es una extensión de sí mismo.
Gradualmente se arriba a una fase en la que el bebé diferencia a quién le brinda
seguridad y placer permanentemente mediante cuidados, protección y atenciones.
Esta persona se convierte en el adulto significativo, objeto de su afecto. El
descubrimiento individual de este hecho provoca en el bebé una conducta de
apego con la persona significativa y es así como el desarrollo afectivo va
adquiriendo su propia particularidad, diferenciándose de otras dimensiones del
desarrollo.
Esta conducta tendiente al apego es una condición necesaria y vital para la
estabilidad emocional de la persona. Sin embargo hay que señalar que la
adaptación del niño a la vida social se produce en el marco de la cultura en la que
nace y crece. Toda cultura tiene su propio patrón de socialización infantil. No
olvidemos que el pensamiento de los pueblos andinos y amazónicos se ha
desarrollado en íntima interrelación con la naturaleza. Su racionalidad en el
manejo y ocupación del espacio es diferente a la urbana. En comunidades
quechua y aymara por ejemplo, se enseña a convivir con la naturaleza, la tierra es
respetada y esencial para la vida, como lo es el bosque o monte para los
amazónicos.
Entre los 0 y 2 años, los niños presentan un notorio crecimiento físico y desarrollo
de las habilidades motoras tanto gruesas como finas, que van de la mano con los
cambios que se dan en las áreas cognitiva, afectiva y simbólica. Los niños
requieren de espacios adecuados para favorecer este desarrollo motor, lo cual en
el caso de las zonas urbanas está limitado a diferencia de las zonas rurales y
amazónicas que ofrecen condiciones y favorecen todos sus movimientos de
manera natural y con mayor libertad. El desarrollo de las habilidades motoras,
desde levantar la cabeza y el tórax en los primeros meses, hasta voltearse,
sentarse y alcanzar objetos, lleva al incremento del contacto con el medio. Entre
los 6 y 12 meses se desarrolla la habilidad motora para desplazarse gateando y
caminando, así como para manipular, jalar y abrir los objetos con mayor
coordinación y precisión. Entre los 12 y 18 meses se da un mayor desplazamiento
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en el entorno, ya camina, trepa, sube peldaños, patea pelotas, entre otras
actividades. Sigue la trayectoria de los objetos con la mirada, los tira y se desplaza
para encontrarlos. Manipula materiales diversos con una intención, como
introducirlos en recipientes, encajarlos en moldes, etc.
Entre los 18 y los 24 meses, el desplazamiento se orienta por el reconocimiento
de las posiciones en el espacio: dentro, fuera, arriba, abajo, encima, al lado,
abierto, cerrado, delante y detrás. Entre los 2 y 4 años, el desarrollo de las
habilidades motoras le permite al niño mayor balance del cuerpo para lanzar y
patear pelotas, impulsarse para brincar un peldaño, pedalear, saltar sobre dos pies
y sobre un pie, entre otros. Estas experiencias contribuyen al desarrollo cognitivo
a través de la percepción, la imitación y los esquemas mentales. Repite los
movimientos aprendidos con el propósito de provocar un efecto deseado. Anticipa
lo que va a suceder como consecuencia de su acción y la respuesta la va
coordinando en sus esquemas mentales.
A partir de los 3 años, el niño realiza muchas preguntas sobre las cosas, por lo
que se denomina la “edad de los por qué”. Memoriza intencionalmente la
información que obtiene como respuesta a sus preguntas y a su exploración del
medio
Entre los 4 y 5 años, el desarrollo motor le permite al niño mayor actividad, como
galopar, atrapar y rebotar una pelota, arrastrarse en el piso, mantener el equilibrio
en estructuras tipo vigas, nadar, cazar, pescar, cabalgar, etc. Asimismo, el
desarrollo neuromuscular le permite dibujar formas, copiar círculos y cuadrados,
ensartar cuentas u otros objetos, usar tijeras para cortar, apilar bloques, vestirse
solo y abotonarse (motricidad fina).
El juego es por excelencia la forma natural de aprender del niño; con él se acerca
a conocer el mundo y aprende permanentemente. Los niños rurales (andinos,
amazónicos) y urbanos practican un abanico de actividades lúdicas y poseen un
gran repertorio de juegos, de roles, de competencia, imitativos, de destreza física,
verbales, intelectuales, para lo cual utilizan los recursos y medios propios de su
entorno que les permiten desarrollar capacidades comunes en su diversidad.
El lenguaje del niño se va desarrollando poco a poco. Es una capacidad innata en
la cual se utilizan sistemas de signos lingüísticos y no lingüísticos. En el Perú hay
varias lenguas, varios sistemas particulares de signos lingüísticos, creados
históricamente por las comunidades. La lengua está compuesta de una gramática
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y un léxico que hay que conocer para poder comunicarse con los niños
espontáneamente en cada contexto. La adquisición y desarrollo del lenguaje y del
código lingüístico se da necesariamente en un proceso de continuo diálogo
comunicativo, a estas edades básicamente entre madre – niño. Cuando aún son
bebés se comunican por signos diversos que la madre debe ir aprendiendo a
decodificar y estar atenta a todos los movimientos, gestos y signos que emita el
bebé, todo su cuerpo será empleado como soporte físico de sus emociones como
el llanto, los gritos, los silencios y las miradas. Poco a poco, el bebé va
aprendiendo a decodificar las intenciones comunicativas de su madre, hasta
entender la relación simbólica entre una palabra y su significado, todo esto difiere
sin duda de acuerdo a los patrones culturales de los diversos contextos. Entre los
nueve y dieciocho meses aproximadamente los niños inician una etapa acelerada
de desarrollo del leguaje.
El desarrollo del lenguaje es paulatino, aunque evoluciona de acuerdo a los
estímulos que haya en el ambiente. Hay que tener en cuenta que en la tradición
oral andino amazónica, por ejemplo, se plasma en cuentos, fábulas, mitos,
leyendas, constituyéndose en una fuente de enseñanza aprendizaje muy rica, de
identidad, pero también de consolidación cultural.
Durante sus primeros días, semanas y meses los niños experimentan y exploran
el medio ambiente mediante sus reflejos innatos y el aprendizaje perceptual, es
decir, observando y escuchando los objetos y sucesos que ocurren en su entorno.
El bebé percibe el mundo a través de los sentidos, lo que lo lleva a explorar su
medio ambiente escuchando sonidos, mirando todo lo que está a su alrededor,
tocando y chupando objetos, incluido su cuerpo, repitiendo acciones, etc. A partir
de las experiencias de exploración y contacto con el entorno, se dan las
asociaciones entre lo que percibe y sus propias acciones; lo que lleva a la
construcción de los primeros esquemas mentales.
En esta etapa el niño inicia sus representaciones mentales a partir del desarrollo
del lenguaje, y es capaz de representar internamente los acontecimientos que
cobran valor personal por despertar su interés. Estas representaciones están
presentes en el juego, la imitación, el dibujo, la imaginación y en el mismo lenguaje
hablado a los que les atribuyen un significado personal, proceso denominado
función simbólica.
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La función simbólica se desarrolla mediante la imitación diferida, el juego
simbólico, la fantasía y el lenguaje hablado. Por ejemplo, en la cultura andina la
incorporación del niño al mundo del trabajo se da a través de la imitación diferida,
que ocurre cuando el niño en ausencia del padre o la madre, asume las tareas del
campo o de la casa, es decir, el niño ya desarrolló la capacidad de representar
mentalmente la conducta que antes fue imitada indirectamente. Esta función
simbólica les permite a los niños desempeñar roles sobre todo asociados al
género. Por ejemplo, las niñas tejen trenzas de lana como una forma de
entrenarse para realizar el peinado típico.
A través del juego simbólico el niño representa cualquier cosa que él desea, sin
restricciones. Es una forma de expresión cognitivo-afectiva muy importante para
los niños; practican los roles sociales, algunos de los cuales son universales y
otros culturales. Emerge, por ejemplo, el juego universal como el de “papá y
mamá” y los juegos vinculados al trabajo. En el campo emergen los juegos de
pastoreo y siembra. En la zona urbana aparece el juego de “la tienda donde se
compra y se vende”, el de “el doctor que cura”. El rol del profesor como “el que
enseña”, es un juego que aparece tanto en la zona urbana como rural. Este nivel
del juego nos permite ver el predominio cognitivo que hay en él, por cuanto está
reproduciendo lo que conoce del mundo.
Las imágenes mentales se producen a partir de experiencias con objetos y
acontecimientos reales, los que permiten el establecimiento de las bases para la
habilidad de simbolizar o representar, el niño va desarrollando la capacidad de
abstracción que significa la posibilidad de descubrir por indicios, en este momento
el niño ya no requiere de la presencia de todo el objeto; una parte de él o algún
efecto que éste produzca serán suficiente para identificarlo. Estos son
considerados como antecedentes de la función simbólica, ya que no cumplen la
condición de representar algo ausente. Su explicación de la causalidad pasa por
varios momentos, desde una etapa donde no distingue los sueños de la
imaginación y lo real: todos son vistos de la misma manera. Luego continuará
hacia la causalidad animista (atribuye vida a objetos inanimados) hasta llegar a la
causalidad propiamente dicha.
El egocentrismo, el centramiento, la transducción y la irreversibilidad son algunas
de las características propias de los niños entre los 3 y 5 años. Aún no pueden
ponerse en el lugar del otro, por ello se dice que son egocéntricos, piensan en
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ellos primero y no ven a los otros como a sí mismos, la información la procesan
de acuerdo a su propio punto de vista, consideran que todos piensan como él, o
por lo menos que así debería ser. Por otro lado, asocian lo particular con lo
particular, pueden utilizar los detalles de un acontecimiento para juzgar o anticipar
un segundo acontecimiento. Los niños de esta edad centran o enfocan su atención
selectivamente, en una dimensión o faceta de un acontecimiento u objeto cada
vez, ignorando todas las demás.
Otra característica es que emergen las operaciones pre-lógicas, como la
clasificación y la seriación, por ello requieren las oportunidades para ir
desarrollando la formación de categorías conceptuales. Los niños expresan su
curiosidad por las cosas que lo rodean y hacen preguntas sobre los objetos que
encuentra y exploran activa y permanentemente el entorno, incluso empiezan a
producir intencionalmente cambios en éste.
La Educación Inicial como primer nivel educativo prevé brindar las condiciones
necesarias para que los niños se desarrollen plenamente. Por ello, el ingreso del
niño a la institución educativa es crucial en la evolución de la familia. Es el primer
desprendimiento del niño del seno familiar. Se unirá a un nuevo sistema con
maestros y compañeros y realizará nuevas actividades fuera del hogar o
institución en las que mostrará, a través de sus desempeños, todo lo que la familia
inculcó en los primeros años al niño: límites, relación con la autoridad y pares.
Durante los primeros meses y hasta cumplidos los tres primeros años de vida se
procura que la atención educativa se garantice por una o más personas
permanentes y dentro de su hogar u otro espacio que tenga estas mismas
condiciones. Sólo en casos de necesidad, por razones laborales, enfermedad u
otra imposibilidad se recomienda la asistencia a servicios educativos fuera del
hogar a través de servicios como, la cuna, el wawa wasi u otra).
La acción educativa en este ciclo, estará orientada a la familia y en particular a
padres y/o cuidadores con orientaciones e información que les permitan mejorar
sus prácticas de crianza y saber cómo observar, reconocer e interpretar cada una
de las manifestaciones del desarrollo del niño, sus necesidades e intereses.
A partir de los 3 hasta los 5 años, los niños como hemos señalado anteriormente,
desarrollan una mayor autonomía y socialización, por ello su ingreso a la
institución educativa o programa le proveerá de una red social que le permitirá
ampliar la existente; comenzarán a relacionarse con otros adultos significativos.
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Estas nuevas experiencias pueden ser transmitidas al niño como algo bueno, o
pueden ser vividas como una pérdida o un abandono, lo cual hará que el niño se
encuentre en una situación de conflicto y desadaptación. El acompañamiento de
la familia es crucial, y la convicción del servicio educativo de que este período es
fundamental para los aprendizajes posteriores, por ello es necesario que se
atiendan aquellas capacidades, conocimientos y actitudes correspondientes al
nivel del desarrollo del niño.
El nivel debe considerar que las características de los niños están claramente
asociadas a sus necesidades básicas de cuidado y protección, que son
responsabilidad de las familias y de las personas que atienden a los niños y se
hacen cargo de sus cuidados, propiciando en ellos a que participen
progresivamente de la propia atención a sus necesidades, dándoles la
oportunidad que se interesen y sean activos en el cuidado y protección de su
cuerpo; y las necesidades de desarrollo y de aprendizaje. Estas necesidades
están vinculadas con el desarrollo neuropsicológico del cerebro y con el
descubrimiento y toma de conciencia de sí mismo, de su cuerpo, su lenguaje y
pensamiento en la interacción con su entorno. En la medida que sean atendidas,
los niños estarán en mejores condiciones de continuar su proceso de desarrollo y
aprendizaje de manera armónica.
Las necesidades básicas de cuidado y protección y las necesidades de desarrollo
y aprendizaje organizan los 7 principios del enfoque del nivel Inicial a tener en
cuenta en todas las acciones educativas:
PRINCIPIO DE RESPETO
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Todo niño merece ser aceptado y valorado en su forma de ser y estar en el mundo.
Cada niño es una persona única con su propio ritmo, estilo, momento y procesos
madurativos para aprender y desarrollarse. Respetar al niño es saber identificar
sus características, ritmo y estilo de aprender. El docente debe saber elegir
acciones educativas oportunas sin apresurarlos ni presionarlos.
PRINCIPIO DE SEGURIDAD:
Todo niño tiene derecho a que se le brinde seguridad física y afectiva. Tanto en el
hogar como en otros espacios educativos es necesario limitar el número de
personas que lo atienden directamente y asegurar la continuidad de su presencia.
Se requiere compromiso con una relación cálida y respetuosa que, de forma
inteligente, reconozca e interprete sus necesidades. El momento de la atención y
cuidados es privilegiado para establecer una relación afectiva a través de actitudes
que favorecen las condiciones necesarias para un buen desarrollo. La necesidad
de estabilidad en los niños de 0 a 3 años, requiere de un espacio que le sea familiar
por lo que en este período deberá privilegiarse el hogar. Así mismo, de un espacio
físico amplio y seguro donde se desplace en forma libre y autónoma.
PRINCIPIO DE COMUNICACIÓN:
Todo niño debe expresarse, escuchar y ser escuchado. Todo niño necesita
comunicarse y para hacerlo recurre al lenguaje verbal y no verbal. Docentes y
promotores educativos comunitarios deben acercarse a esta forma de
comunicarse y establecer diálogo con los niños.
PRINCIPIO DE AUTONOMÍA:
Todo niño debe actuar a partir de su propia iniciativa, de acuerdo a sus
posibilidades. Los niños, si se les permite son capaces de hacer cada vez más
cosas y por tanto valerse por sí mismos. Son capaces de agenciarse para resolver
pequeñas tareas y asumir responsabilidades con seriedad y entusiasmo como el
cuidado de uno mismo, alimentarse, ir al baño, entre otros. El adulto debe
favorecer su autonomía sin interferir en las iniciativas de los niños, salvo cuando
éstas representen un peligro.
PRINCIPIO DE MOVIMIENTO:
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Todo niño necesita libertad de movimiento para desplazarse, expresar
emociones, aprender a pensar y construir su pensamiento. El movimiento es
fundamental durante los primeros años de vida, especialmente porque está
relacionado al desarrollo de sus afectos, a la confianza en sus propias
capacidades y a la eficacia de sus acciones. La libertad de movimiento es para el
niño, la posibilidad, desde que nace, de interrelacionarse con su entorno para
descubrir y experimentar con todo su cuerpo sus propias posturas y acciones
motrices. A través del movimiento su cuerpo experimenta sensaciones con las que
aprende a regular sus impulsos. La libertad de movimiento requiere de un espacio
adecuado, vestimenta cómoda, suelo firme y juguetes u objetos interesantes para
él. A partir del desarrollo motor se sientan las bases de su desarrollo intelectual.
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Responde las siguientes preguntas, de manera individual y luego en equipo de
tu Red Educativa.
Si se pudiera jerarquizar, diga tres de los siete principios que crea que sean
esenciales en la educación del nivel inicial. ¿Por qué?
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¿Cuáles son las características más notables del niño del nivel de educación
inicial, primaria y secundaria?
1. EDUCACIÓN PRIMARIA
Los estudiantes ingresan a este nivel educativo con un cúmulo de aprendizajes,
que lograron en años anteriores como parte de su vida cotidiana, del conocimiento
de su entorno, de su interacción con pares, con adultos, en su vida familiar y en
su comunidad.
Estas vivencias son únicas y particulares para cada niño. Las diferencias que se
presentan obedecen a las particularidades lingüísticas, sociales, culturales y
productivas, así como a las de su propio desarrollo. Los docentes requieren
conocerlas, a fi n de que el acompañamiento en el proceso enseñanza y
aprendizaje, se exprese en mejores resultados. En algunos casos un porcentaje
ha accedido a la Educación Inicial lo que les ha brindado otras condiciones y
oportunidades concretas para desarrollar capacidades, actitudes y conocimientos.
Caracterizar en términos de desarrollo evolutivo a los estudiantes de este nivel, al
igual que en otros, implica necesariamente plantear aspectos comunes en
determinados tramos de su vida, sin dejar de considerar aspectos diferenciados
propios de cada persona, como seres únicos. También debemos tener presente
que los estudiantes pertenecen a realidades diferentes, con culturas que encierran
riquezas dada la diversidad de nuestro país en términos de lenguas, costumbres,
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contextos naturales, creencias, valores, enmarcados en un intercambio cada vez
más acelerado en diferentes áreas como la social, económico-productiva,
tecnológica o geográfica (originada entre otros aspectos por la gran movilidad de
las familias).
Todos estos factores marcan el desarrollo en sus diversas dimensiones, que los
docentes deben tener presentes para integrarlos en sus procesos pedagógicos a
fi n de brindar una educación adecuada y pertinente.
La maduración del niño, a nivel psicomotor, puede observarse a medida que
avanza su edad: el progreso de la coordinación, en especial la coordinación ojo-
mano, el equilibrio y la resistencia física se ponen de manifiesto en habilidades
que realizan de manera cotidiana. Estos cambios influyen en la capacidad del niño
para escribir y dibujar con mayor destreza, vestirse de forma adecuada y realizar
ciertas tareas familiares como tender la cama, escoger semillas, apoyar en la
crianza de animales menores, escarbar la tierra para el cultivo de productos,
trasladarse por el río en embarcaciones, trepar árboles, eviscerar los pescados,
etc.
El niño coordina y ejercita sistemáticamente sus destrezas motoras, aplicándolas
en los deportes, la gimnasia, las expresiones artísticas y los juegos libres. En este
sentido los niños requieren oportunidades para realizar actividades físicas, por ello
hay que aprovechar diversas situaciones para motivarlos de manera que
favorezcan el aumento de su fuerza, flexibilidad y resistencia, así como un mayor
dominio del equilibrio y precisión en sus coordinaciones. Actividades de juego y
deporte que motivan a los niños son un claro ejemplo de estas situaciones que se
pueden aprovechar en el acto pedagógico: el fútbol, el básquetbol, la paca paca,
empujar el aro, tiro con hondas, rum rum, canicas o chuchos, la natación, trepado
de árboles, bolero, palitroque, voley, yankenpó, mundo, saltar la soga, la liga,
volatines, entre otros muchos que en las diferentes regiones y localidades de
nuestro diverso país se realizan y se van traspasando de generación en
generación, y otros que se van recreando o innovando.
La práctica de ejercicios permite evidenciar las grandes potencialidades de los
niños, sus proezas atléticas, su puntería, sus capacidades artísticas, sus múltiples
inteligencias para hacer de su desarrollo psicomotor una oportunidad de vida. Las
diferencias en estatura, peso y contextura entre los niños de este rango de edad
(6 a 11 años) pueden ser muy marcadas. Su crecimiento está influido por factores,
tales como, los antecedentes genéticos, la nutrición y las actividades físicas que
realiza. Por ello, encontramos niños que a pesar de tener la misma edad,
físicamente son muy diferentes, algunos más altos que otros o más anchos, lo
cual no imposibilita que participen en las diversas actividades para su desarrollo.
Al término de la primaria, algunos niños comienzan a cambiar físicamente como
producto de la pubertad, aunque puede observarse grandes diferencias entre
niños y niñas. En las niñas, algunas de las características abarcan el desarrollo
de las mamas y el crecimiento del vello en el pubis y las axilas; mientras que en
los niños, estas características abarcan el crecimiento del pene y los testículos, al
igual que el crecimiento del vello en el pubis y las axilas.
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A nivel cognitivo, aunque la abstracción no aparece hasta más tarde, el
pensamiento del niño va pasando del pensamiento intuitivo al desarrollo del
pensamiento concreto. Los cambios en su pensamiento le permiten autoregular
su aprendizaje; es decir, es capaz de encontrar y utilizar sus propias estrategias y
mecanismos que faciliten su aprendizaje según su propio ritmo o estilo.
El niño desarrolla paulatinamente el pensamiento operatorio porque puede realizar
transformaciones en su mente. Su conocimiento va más allá de lo inmediato y
transforma o interpreta lo que es percibido de acuerdo con estructuras cognitivas
cada vez más complejas. El desarrollo cognitivo del niño se hace menos
egocéntrico, menos centrado y desarrolla la capacidad de ser reversible. La
reversibilidad le permite invertir mentalmente una acción que antes solo había
llevado a cabo físicamente (cuando el niño necesita interactuar con los objetos
físicos para resolver problemas, se dice que está en la etapa de las operaciones
concretas).
Las investigaciones coinciden en señalar que la clasificación y la seriación son dos
tareas del desarrollo básico para el andamiaje de los aprendizajes, como la
matemática, el lenguaje, las ciencias naturales, las ciencias sociales, el deporte y
el trabajo; es decir, todos los aprendizajes escolares y de la vida diaria. Además
de conocer la importancia de los procesos de clasificación y seriación, es muy
importante que los docentes comprendan en qué consisten y cómo evaluar si
estos procesos se están desarrollando oportunamente.
La capacidad de clasificación implica agrupar objetos o acontecimientos conforme
a reglas o criterios estableciendo relaciones entre estos. Las agrupaciones son, a
nivel cognitivo, articulaciones lógico matemáticas entre la clasificación (clases) y
la seriación (relaciones). La clasificación es similar al proceso de ordenación de
objetos, por cuanto requiere una comparación sistemática y un contraste de
fenómenos. Difiere del proceso de ordenación en que a menudo se debe
considerar más de una característica de un objeto o acontecimiento.
La secuencia evolutiva de la clasificación va desde el agrupamiento de los objetos
por color, seguido por la forma, el tamaño y el espesor. Sucede más en el caso
urbano, a diferencia de lo andino, en la cual la clasificación obedece a una
secuencia funcional, en la cual la clasificación de los animales produce
agrupamientos como los siguientes: “animales que sirven para trabajar”, “animales
que se venden” y “animales que se comen”. En ambos casos se requiere de
invariantes clasificatorios para encontrar las semejanzas y las diferencias.
El niño en esta etapa es capaz de pensar en dos o más variables cuando estudia
los objetos y reconcilia datos aparentemente contradictorios. Se vuelve más
sociocéntrico, es decir cada vez es más consciente de la opinión de otros.
Asimismo, los estudiantes se hacen más realistas y autocríticos al evaluar si sus
argumentos intelectuales son fuertes o débiles. Esto puede dar como resultado
diferencias en el nivel de confianza en sí mismo y de motivación académica. En
algunas culturas, no se le permite al niño opinar, ello explica el por qué en algunos
contextos los niños demoran más para desarrollar ciertas capacidades y son
22
temerosos o cuidadosos de dar su opinión. En otros contextos influye el temor al
castigo como práctica familiar, o hacer el ridículo frente a los demás.
La capacidad para mantener la atención es importante para comprender y
favorecer el logro de aprendizajes tanto en la escuela como en el hogar. Los niños
de 6 años de edad deben ser capaces de concentrarse en una tarea durante al
menos 15 minutos; poco a poco este tiempo aumenta, pero es de suma
importancia el apoyo o las condiciones que la escuela dé a los estudiantes, de
modo que, al encontrarse inmersos en actividades placenteras, lúdicas, de
permanente creación e innovación, con conocimientos significativos
contextualizados a su realidad y al mundo que le rodea, le facilitarán incrementar
sus períodos de atención.
Es importante resaltar que todos los niños interpretan el mundo externo de
acuerdo con lo que ven; por ejemplo, en términos de paisaje, nuestros estudiantes
ven un mundo muy diverso, el cual leen e interpretan de manera diferente,
dependiendo de si viven en ámbitos con mucha vegetación o con muchos edificios
y autos, en lugares desérticos o montañosos, letrados o con mayor acceso a la
tecnología. En consecuencia, el lenguaje evidenciará el manejo de códigos y
significados a partir de su propia abstracción o simbolización de su entorno
inmediato y la forma como su familia o comunidad lo comprenda. El sistema
simbólico “verbal” es el dominante en estas asimilaciones y acomodaciones frente
al mundo externo e interno.
En esta etapa, el interés del niño por el lenguaje se va intensificando. El porcentaje
de sustantivos disminuye a medida que el de verbos y adjetivos se incrementa;
así mismo aumentan los adverbios y los nexos. En cuanto a la cantidad de
palabras se indica que entre los seis y los doce años, el léxico llega a duplicarse,
lo que siempre dependerá de los estímulos y condiciones que se le brinden a los
niños. Es mayor la comprensión léxica que la fluidez verbal. Durante los primeros
grados los estudiantes adquieren el lenguaje escrito y la estructura lingüística se
va complejizando, adquiriendo mayor capacidad de matización, mayor
expresividad, a medida que se desarrollan la inteligencia y el conocimiento de su
cultura, en su lengua materna
Debemos considerar que la comprensión del lenguaje es un factor clave muy
poderoso para comprenderse a sí mismo y al mundo desde una nueva
perspectiva. Es interesante señalar que las etapas por las que pasa en este
proceso de adquisición del lenguaje son similares sea cual fuere la lengua, la
localidad o la cultura.
Sabemos que los niños aprenden su lengua en la medida que están expuestos a
ella, sus capacidades les posibilitan construir en primer lugar su propio lenguaje y
luego a través del contacto permanente con su familia en el hogar y en la
comunidad se va apropiando del lenguaje de los adultos. El aprendizaje de la
lengua materna se da a medida que el niño se va apropiando del mundo que lo
rodea y lo va descubriendo por sí mismo. En contextos monolingües los niños
aprenden solo una lengua, en contextos donde la familia habla dos lenguas porque
el padre maneja una y la madre otra, por ejemplo, o si en los hogares se habla en
23
una lengua y en la comunidad otra, el contexto es claramente bilingüe. No es así,
si por decisión de la familia en un contexto monolingüe decide que su hijo hable
otra lengua como el caso del inglés en algunas zonas urbanas, que por necesidad
de acceso a la información y de comunicación con personas que hablan inglés,
los niños inician un aprendizaje más. Es importante señalar que si el contexto
familiar y social es bilingüe el niño también lo será, pues irá creciendo, escuchando
y utilizando ambas lenguas.
Sin embargo, es necesario que el docente haga un diagnóstico psicolinguístico
para determinar el nivel de manejo de esta segunda lengua. Las instituciones
educativas bilingües deben tener presente la necesidad de establecer estrategias
claras y metodologías para la enseñanza en ambas lenguas, materiales
adecuados en ambas lenguas, y un docente capacitado que maneje ambas con
solvencia, reconociendo que el niño se mueve en un contexto bilingüe, y que no
es ajeno a la segunda lengua.
Los niños conforme crecen son más analíticos y lógicos en su forma de procesar
el vocabulario. El niño puede deducir los significados de palabras nuevas que
tienen el mismo radical o raíz y esta habilidad ayuda a explicar el rápido
crecimiento del vocabulario. Suelen definir las palabras analizando sus relaciones
con otras palabras. En la gramática, el progreso es parecido. El conocimiento de
la sintaxis continúa desarrollándose durante la primaria. Los niños pueden utilizar
cada vez mejor la gramática para comprender las conexiones implícitas entre las
palabras. La comprensión gradual de las relaciones lógicas ayuda a la
comprensión de otras construcciones, como la utilización correcta de los
comparativos, del subjuntivo y de las metáforas. Los estudiantes son más
receptivos a la enseñanza, ya no juzgan la corrección basada solamente en sus
propios esquemas del habla. Son capaces de aplicar, al final de la etapa, las reglas
gramaticales correctas, siempre y cuando el docente les de las herramientas
necesarias para este desarrollo.
En el aspecto socioemocional desde los primeros grados, la aceptación de los
compañeros se vuelve cada vez más importante. En ese sentido, los
comportamientos necesarios para formar parte de un grupo tienen que negociarse
con los pares para que el niño pueda tener aceptación y tolerancia del grupo, sin
salirse de los límites de un comportamiento aceptable según los estándares de su
propia familia. La amistad a esta edad tiende a establecerse principalmente con
personas del mismo sexo. De hecho, los niños y niñas de esta edad tienden a
calificar como “tontos”, “feos”, “extraños”, “aburridos” o “diferentes” a los miembros
del sexo opuesto. Esta aparente falta de aprecio va desapareciendo de forma
paulatina a medida que se acercan a la adolescencia.
El niño desarrolla sentimientos afectivos, interioriza los patrones y estándares que
su medio social establece para el control de su vida afectiva, autoregula sus
sentimientos para lograr un equilibrio en función del contexto de las situaciones,
por ello la importancia del clima afectivo y la seguridad que se le brinde.
Para el niño, es importante aprender a manejar el fracaso o la frustración sin
disminuir la autoestima o desarrollar un sentido de inferioridad. La actitud
24
comprensiva del docente, quien no lo crítica o descalifica, inculpándolo, le permite
al niño superar con mayor facilidad sus errores o experiencias de fracaso. Con
orientación, el niño evalúa la situación, identifica sus errores, reconoce sus
fortalezas y se propone los cambios necesarios para evitar volver a cometerlos.
El desarrollo del pensamiento lógico se manifiesta tanto a nivel intelectual como
afectivo, le posibilita la coordinación de puntos de vista entre sí, entre diferentes
individuos y entre percepciones o intuiciones de la misma persona. Conforme va
superando su etapa egocéntrica, el niño comienza a expresar sentimientos de
solidaridad y de cooperación con los demás a través de los cuales coordinan sus
puntos de vista en un marco de reciprocidad, que permite la aparición de nuevos
sentimientos morales que favorecen la integración del yo en términos de una
regulación más eficaz de la vida afectiva. El respeto mutuo que se logra al final de
esta etapa se evidencia en el respeto de las reglas dadas por el grupo, y al
surgimiento del sentimiento de justicia, que cambia las relaciones interpersonales
entre niños.
A medida que el niño muestra una mayor habilidad para aceptar opiniones ajenas,
también se hace más consciente de las necesidades del que escucha, la
información que tiene, sus intereses, etc. Cualquier discusión implica ahora un
intercambio de ideas; observaremos también que las explicaciones que da están
más a tono con lo que escucha. En ese sentido, coopera con sus pares y establece
acuerdos mínimos para desarrollar actividades grupales: discute sobre las tareas
colectivas y las situaciones de juego, sanciones y premios. Acepta que se cambien
las reglas cuando hay aprobación de la autoridad y consentimiento de todo el
grupo. Muestra una marcada preferencia por los juegos difíciles. Le parece
interesante aprender y participar en nuevos juegos y que estos sean complejos.
Coopera asumiendo sus responsabilidades en función de las necesidades y metas
que se ha trazado el grupo. Siente la necesidad de asumir colectivamente la
responsabilidad de ayudar.
En lo correspondiente al desarrollo moral, el intercambio con los demás se guía
por una moral individualista; es decir, con fines instrumentales sobre todo en las
zonas urbanas. En los ámbitos andinos y amazónicos la visión del mundo es más
colectiva, esto se expresa a través de un sentimiento de respeto o valoración del
sí mismo. El niño va formando poco a poco un juicio sobre sí mismo que puede
tener grandes repercusiones en su propio desarrollo ya que se constituye en un
filtro por el cual se percibe la realidad. Asume que tiene derecho a perseguir sus
propios intereses, aun cuando reconoce que los demás tienen también intereses
y derechos. Asume como norma o criterio del bien, todo aquello que le permita
mantener la aceptación de las personas, sus afectos y la confianza depositada en
él. Le interesan las consecuencias concretas con las que se enfrenta el sujeto y
no lo que la sociedad define como recto y bueno. Evalúa los actos por las
intenciones que los motivaron y las consecuencias que produjeron. Juzga que es
malo lo que es injusto.
Usa la mentira como una forma intencional para equilibrar sus expectativas con
las normas establecidas por la familia, los amigos, la escuela y la sociedad en
25
general y en ocasiones la usa para probar al otro. Distingue poco a poco lo que es
real de lo fantasioso. Ya en los últimos grados, juzga que la verdad es necesaria
para mantener las relaciones de simpatía y respeto mutuo con los otros: “no se
debe mentir porque se queda mal ante los demás”.
Regula sus costumbres por la noción de lo justo e injusto. Juzga que en la
distribución de las responsabilidades debe imponerse un sentido de
proporcionalidad, de igualdad más flexible y relativa. Considera que debe existir
una relación entre la violación de la norma y la sanción correspondiente. Evalúa
que es más injusto cuanto más desagradable es la sanción, más aún si incluye el
castigo físico. Juzga que no se debe dejar participar en el juego al que no respeta
las reglas y exige que el trasgresor compense la mala acción: “si destruyó algo,
que lo reponga”.
Conocer a los niños implica también tener presente varios factores que pueden
marcar la diferencia entre un estudiante y sus compañeros de aula. Es preciso
tener información para evitar calificaciones como comúnmente se hace en este
tramo de edad, cuando un niño no logra algunos aprendizajes en el momento
esperado, o no sigue indicaciones, o tiene sus propios puntos de vista y los
manifiesta. Todo lo cual para el docente más que una potencialidad, es
considerada como un obstáculo. Calificaciones comunes como “es un niño con
problemas de aprendizaje, es hiperactivo, tiene déficit de atención y
concentración, es limítrofe, tiene problemas de conducta, es un niño problema”,
entre otros.
2. NIVELSECUNDARIA
En el nivel de Educación Secundaria se atiende a los púberes y adolescentes,
cuyas edades oscilan entre 11 y 17 años aproximadamente. En esta etapa los
estudiantes experimentan una serie de cambios corporales, afectivos y en su
forma de aprender y entender el mundo. Estos cambios son importantes porque
influyen en el comportamiento individual y social de los estudiantes. Las
características más importantes de estos cambios son las siguientes:
El estudiante toma conciencia de la riqueza expresiva del lenguaje, por lo que hay
que tomar en cuenta esta oportunidad para los procesos de enseñanza
aprendizaje. El dominio del lenguaje también permite al adolescente desarrollar
su capacidad argumentativa; en este sentido, el estudiante de secundaria, se
ubica en la etapa denominada crítica porque aquí su dominio del lenguaje le
permite asumir posiciones personales.
El estudiante se refiere a los objetos o fenómenos sin necesidad de observarlos
directamente o estar cerca de ellos, pues su nivel de pensamiento le permite darse
cuenta que puede representar el mundo mediante las palabras o la escritura,
apoyado en su imaginación y su capacidad para deducir y hacer hipótesis. En esta
etapa es sumamente importante el uso de estrategias para estimular
permanentemente sus potencialidades cognitivas para que aprenda a pensar y así
identificar su propio estilo de aprendizaje. Estas características del desarrollo son
comunes a todos los púberes y adolescentes, pero, a su vez, están marcadas por
26
las particularidades propias de los entornos (urbanos o rurales) y las culturas
(costeñas, andinas y amazónicas). Aspectos como la vinculación permanente al
entorno familiar, el trabajo compartido con los padres y los hermanos, la relación
permanente con la naturaleza, la convivencia con los abuelos en el mismo entorno
familiar y la forma de concebir el tiempo y el espacio, son particularidades que
difieren en cada contexto y que el docente debe tener en cuenta.
En esta etapa el adolescente experimenta numerosos cambios en su cuerpo, el
crecimiento del vello púbico, el crecimiento de los senos o el ensanchamiento de
la caja toráxica. Estos cambios físicos hacen que se reconfigure la imagen corporal
factor importante para la autovaloración, la consolidación de la identidad y la
autoestima. Se debe considerar, además, que el desarrollo corporal y la imagen
corporal, están íntimamente asociados al desarrollo de la afectividad de los
adolescentes. Por ello, la práctica de actividades físicas, orientadas
pedagógicamente, adquieren gran importancia en la medida que ayudan a
configurar las características corporales propias de cada persona. De la misma
manera el docente debe ser consciente que estas experiencias están a su vez
enriquecidas por las vivencias propias generadas por los diversos entornos
culturales y sociales de nuestro país. Experiencias como la construcción de la
identidad y de la autoestima se realizarán en el marco de los saberes,
concepciones del tiempo y del espacio y de la forma particular de relación entre
pares y entre púberes, adolescentes y adultos existentes en estas diversas
culturas. De igual forma, el desarrollo corporal, la imagen corporal y el inicio de la
sexualidad se realizan en tiempos, ritmos y bajo códigos sociales propios de cada
cultura.
En el campo afectivo, el adolescente da un paso trascendental al desarrollar su
autonomía, lo cual le permite hacer cosas que antes no podía hacer solo: aparecen
los ideales colectivos, los proyectos personales y la necesidad de autorrealización
en función de la imagen de futuro que va construyendo. En esta etapa, las
relaciones con el adulto del periodo anterior, han sido sustituidas por las relaciones
de cooperación con los pares, basadas en la igualdad, el respeto mutuo y la
cooperación o solidaridad. Es característica de esta etapa también una actitud
aparentemente conflictiva y contestataria derivada de los conflictos propios del
paso de una etapa a otra en la que se reconfigura el Yo y consolida la
personalidad. Siendo estos aspectos experiencias comunes a los púberes y
adolescentes, es de suma importancia que los docentes tomen en cuenta que las
relaciones entre pares, sean del mismo sexo o el opuesto, tiene sus
particularidades según el entorno cultural y lo mismo sucede con la noción de
autoridad. De igual forma, el respeto mutuo, la cooperación y la solidaridad cobran
especificidades en las que la dinámica social se fundamenta en la necesidad de
permanencia a un grupo.
A partir de estos cambios, también varía el comportamiento de los adolescentes.
Si antes se actuaba en función de lo que esperaban los integrantes de la familia,
en esta etapa el adolescente actúa en función de lo que puede ser socialmente
aceptable o no. El estudiante de secundaria, además, se está ubicando en la etapa
27
de la imitación diferida, que se da cuando el joven ya no toma como modelo directo
a los adultos significativos, padres o profesores, sino que la imitación se hace a
partir de un modelo distante. Aquí, por ejemplo, aparecen los ídolos o “estrellas “.
En algunos contextos, son modelos el adulto mayor, el anciano, aquellos quienes
son considerados poseedores de la sabiduría, algunos profesores, los religiosos,
quienes tienen dones especiales, los músicos o cantantes de moda, los artistas,
entre otros. Esta imitación determina lo que algunos filósofos han denominado el
“espíritu del tiempo”, es decir, que cuando nos miramos como conjunto social en
un momento determinado tenemos muchos elementos en común, producto de
esta imitación. Por ejemplo, la moda, el tipo de música, los temas que nos
interesan, entre otros, son productos de la imitación. Esta forma imitativa es
dominante en la especie humana no sólo durante la escolaridad sino para toda la
vida, ya que permite generar patrones de comportamiento genéricos, tanto a nivel
social como cultural.
El juego cumple un papel fundamental en el desarrollo evolutivo de la persona,
ya que configura desde un inicio la génesis de los roles sociales, como preparación
para la vida ciudadana. El adolescente y joven de secundaria se ubica
evolutivamente en el juego constructivo, llamado también reglado. Es aquí donde
emerge la práctica de actividades, deportivas y recreativas (dibujar, tocar
instrumentos, por ejemplo) que, aunque se hagan en forma de juego o
entretenimiento, siempre se siguen y se respetan determinadas reglas. El docente
debe tener en cuenta que las actividades lúdicas, deportivas y recreativas,
cumplen una función según el contexto o cultura. Así, el juego puede estar
asociado a las actividades productivas y a la integración social, más que a la
competencia, lo cual se manifiesta en diferentes espacios y periodos: la música,
la danza, comidas, medicina ancestral, tecnologías agrarias, rituales, respeto y
cariño intergeneracional, la lectura de señas, periodos de siembra y cosecha, las
lunaciones, etc.
Durante los últimos años el adolescente o joven de la educación secundaria
empieza a preocuparse por su futuro, ¿qué va hacer?, ¿qué puede proyectar
construir luego de egresado, sabiendo que al concluir su educación básica debe
afrontar una serie de retos relacionados con su inserción en el mundo del trabajo
o de los estudios superiores? Por ello, los docentes deben desarrollar estrategias
para que los estudiantes construyan su proyecto de vida.
28
sociedad, como ciudadanos que cumplen con sus deberes y ejercen sus derechos con
plenitud, con pleno respeto a la diversidad de identidades socioculturales y ambientales.
En el Perú, ¿a qué educación aspiran los peruanos para enfrentar los desafíos del
presente siglo? En una sociedad diversa y aún desigual y, al mismo tiempo, con
enormes potencialidades, aspiramos a una educación que contribuya con la formación
de todas las personas sin exclusión, así como de ciudadanos conscientes de sus
derechos y sus deberes, con una ética sólida, dispuestos a procurar su bienestar y el de
los demás trabajando de forma colaborativa, cuidando el ambiente, investigando sobre
el mundo que los rodea, siendo capaces de aprender permanentemente, y dotados con
iniciativa y emprendimiento. Esto se incluye en los seis objetivos estratégicos1 del
Proyecto Educativo Nacional (PEN)2, que plantean un camino para lograr una
educación que contribuya a la realización personal de todos los peruanos y a la
edificación colectiva de la democracia y del desarrollo del país.
29
Las tendencias sociales señaladas y las aspiraciones educativas del país demandan un
cambio respecto a qué deben aprender los estudiantes en la Educación Básica para
contar con las herramientas que les permitan su desarrollo pleno, garanticen su inclusión
social efectiva para desempeñar un papel activo en la sociedad y seguir aprendiendo a
lo largo de la vida.
30
definen, y las raíces históricas y culturales que le dan sentido de pertenencia. Toma
decisiones con autonomía, cuidando de sí mismo y de los otros, procurando su bienestar
y el de los demás. Asume sus derechos y deberes. Reconoce y valora su diferencia y la
de los demás. Vive su sexualidad estableciendo vínculos afectivos saludables.
•El estudiante practica una vida activa y saludable para su bienestar, cuida su cuerpo e
interactúa respetuosamente en la práctica de distintas actividades físicas, cotidianas o
deportivas.
31
•El estudiante aprecia manifestaciones artístico-culturales para comprender el aporte
del arte a la cultura y a la sociedad, y crea proyectos artísticos utilizando los diversos
lenguajes del arte para comunicar sus ideas a otros.
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El estudiante busca, sistematiza y analiza información para entender el mundo que lo
rodea, resolver problemas y tomar decisiones relacionadas con el entorno. Usa de forma
flexible estrategias y conocimientos matemáticos en diversas situaciones, a partir de los
cuales elabora argumentos y comunica sus ideas mediante el lenguaje matemático, así
como diversas representaciones y recursos.
33
El estudiante toma conciencia de su aprendizaje como un proceso activo. De esta
manera participa directamente en él, evaluando por sí mismo sus avances, dificultades
y asumiendo el control de su proceso de aprendizaje, de manera disciplinada,
responsable y comprometida respecto de la mejora continua de este y sus resultados.
Asimismo, el estudiante organiza y potencia por sí mismo, a través de distintas
estrategias, los distintos procesos de aprendizaje que emprende en su vida académica.
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El desarrollo de las competencias de los estudiantes es una construcción constante,
deliberada y consciente, propiciada por los docentes y las instituciones y programas
educativos. Este desarrollo se da a lo largo de la vida y tiene niveles esperados en cada
ciclo de la escolaridad.
Capacidades
Las capacidades son recursos para actuar de manera competente. Estos recursos son
los conocimientos, habilidades y actitudes que los estudiantes utilizan para afrontar una
situación determinada. Estas capacidades suponen operaciones menores implicadas en
las competencias, que son operaciones más complejas.
Estándares de aprendizaje
Son descripciones del desarrollo de la competencia en niveles de creciente complejidad,
desde el inicio hasta el fin de la Educación Básica, de acuerdo a la secuencia que sigue
la mayoría de estudiantes que progresan en una competencia determinada. Estas
descripciones son holísticas porque hacen referencia de manera articulada a las
capacidades que se ponen en acción al resolver o enfrentar situaciones auténticas.
Estas descripciones definen el nivel que se espera puedan alcanzar todos los
estudiantes al finalizar los ciclos de la Educación Básica. No obstante, es sabido que en
un mismo grado escolar se observa una diversidad de niveles de aprendizaje, como lo
35
han evidenciado las evaluaciones nacionales e internacionales, y que muchos
estudiantes no logran el estándar definido. Por ello, los estándares sirven para identificar
cuán cerca o lejos se encuentra el estudiante en relación con lo que se espera logre al
final de cada ciclo, respecto de una determinada competencia. En ese sentido, los
estándares de aprendizaje tienen por propósito ser los referentes para la evaluación de
los aprendizajes tanto a nivel de aula como a nivel de sistema (evaluaciones nacionales,
muestrales o censales).
De este modo los estándares proporcionan información valiosa para retroalimentar a los
estudiantes sobre su aprendizaje y ayudarlos a avanzar, así como para adecuar la
enseñanza a los requerimientos de las necesidades de aprendizaje identificadas.
Asimismo, sirven como referente para la programación de actividades que permitan
demostrar y desarrollar competencias.
Desempeños
Son descripciones específicas de lo que hacen los estudiantes respecto a los niveles de
desarrollo de las competencias (estándares de aprendizaje). Son observables en una
diversidad de situaciones o contextos. No tienen carácter exhaustivo, más bien ilustran
algunas actuaciones que los estudiantes demuestran cuando están en proceso de
alcanzar el nivel esperado de la competencia o cuando han logrado este nivel.
Los desempeños se presentan en los programas curriculares de los niveles o
modalidades, por edades (en el nivel inicial) o grados (en las otras modalidades y niveles
de la Educación Básica), para ayudar a los docentes en la planificación y evaluación,
reconociendo que dentro de un grupo de estudiantes hay una diversidad de niveles de
desempeño, que pueden estar por encima o por debajo del estándar, lo cual le otorga
flexibilidad.
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BIBLIOOGRAFÍA CONSULTADA
Ministerio de Educación del Perú (2003). Ley General de Educación N.° 28044.
Morin, Edgar (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.
Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf [2016,
16 marzo].
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