RLF 2009 2

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COMITE EDITORIAL

María Julia Bertomeu Alejandro Cassini Osvaldo Guariglia


UNLP - CONICET UBA - CONICET CONICET REVISTA LATINOAMERICANA DE FILOSOFIA
Leiser Madanes Mario A. Presas
PRIMAVERA 2009
CIF UNLP - UBA
Secretaria: Cecilia Lastra
VOLUMEN XXXV Nº 2
CONSULTORES ACADÉMICOS
Mario Bunge, Mc Gill University
SUMARIO
Carla Cordua, Universidad de Chile
Marcelo Dascal, Universidad de Tel-Aviv
Ernesto Garzón Valdés, Universidad de Mainz
ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO DE HEGEL: NUEVAS EXPLORACIONES
Alfonso Gómez Lobo, Georgetown University
Jorge E. Gracia, State University of New York (SUNY), Buffalo Editor Responsable
Joao Paulo Monteiro, Universidad de Lisboa Daniel Brauer
C. Ulises Moulines, Universidad de Munich
O. Porchat Pereira, Universidad de San Pablo
David Sobrevilla, Universidad de Lima ARTÍCULOS
Ernesto Sosa, Brown University Rolf-Peter Horstman, La contradicción en Hegel...................................... 189
Roberto Torretti, Universidad de Puerto Rico
Margarita Valdés, Universidad Nacional Autónoma de México K. Vieweg, La fuerza suave sobre las imágenes. La concepción
Luis Villoro, Universidad Nacional Autónoma de México filosófica de Hegel de la imaginación.................................................... 207
Para suscripciones, pedidos, correspondencia o informaciones dirigirse a: L. M. de la Maza, El sentido del reconocimiento en Hegel ...................... 227
D. Perinetti, Inferencia y racionalidad en Hegel........................................ 253
REVISTA LATINOAMERICANA DE FILOSOFIA
D. Brauer, La contradicción de la razón consigo misma........................... 287
Editada en: Centro de Investigaciones Filosóficas
Miñones 2073 (C1428ATE) Buenos Aires - Argentina H. O. Arrese Igor, La crítica de Hegel a la teoría fichteana
Fax: (54-11) 4787-0533 – E-mail: [email protected] de la soberanía popular ........................................................................... 307
www.rlf-cif.org.ar H. Ferreiro, Reconstrucción del sistema de la voluntad en la filosofía
En Estados Unidos y Canadá dirigirse a: de Hegel..................................................................................................... 331

BOX 1493 15 Southwest Park


Birmingham, Alabama 35201-1943 - U.S.A. Westwood, Mass 02090 - U.S.A. ESTUDIO CRÍTICO
Argentina A. Jiménez Colodrero, El liberalismo autoritario hegeliano o
Individuos ......................................................................... $50 Hegel entre Hobbes y Schmitt ................................................................ 363
Instituciones ...................................................................... $100
Exterior
Individuos ......................................................................... U$S 30 € 25
CRÓNICAS
Instituciones ...................................................................... U$S 45 € 35
(más gastos de envío) A. Cassini, Mario Bunge: Siete décadas con la filosofía............................ 387
A. Cassini, Gregorio Klimovsky (1922-2009).............................................. 389
La Revista Latinoamericana de Filosofía se publica los meses de mayo y noviem-
bre de cada año. Editor Responsable: Francisco Naishtat, Presidente del Centro de
Investigaciones Filosóficas, CIF, propietario de la publicación. Domicilio Legal:
COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS
Miñones 2073, C1428ATE Buenos Aires. Copyright. Centro de Investigaciones Fi-
losóficas, CIF. Queda hecho el depósito que marca la Ley Nº 11723. E. A. Moutsopoulos, Thought, culture, action. Studies in the theory of
La Revista Latinoamericana de Filosofía está indizada por el Philosopher's Index, values and its Greek sources (J. Macías). W. Kühn, Quel savoir après le
Repertoire bibliografique de la philosophie, Latinindex scepticisme? Plotin et ses prédécesseurs sur la connaissance de soi (G.
(Müller)............................................................................................................... 393
ISSN 0325-0725 Diseño de tapa: Buyi Presas
Noviembre 2009
COLABORADORES 187

COLABORADORES «History, Concepts and Normativity in Hegel» in Hegel's Theory of


the Subject, D. Carlson (ed.), New York: Palgrave Macmillan (2005).
ROLF-PETER HORSTMANN se doctoró en la Universidad de Heidel- E-mail: [email protected]
berg, hizo su tesis de habilitación en la Universidad de Bielefeld.
Desde 1995 es Profesor Titular de la Cátedra de Filosofía dedicada
al Idealismo Alemán y actualmente Profesor Emérito de la Univer- LUIS MARIANO DE LA MAZA SAMHABER (1955), se doctoró en Filoso-
sidad Humboldt de Berlín. Ha sido editor de numerosos libros y fía en la Ruhr-Universität de Bochum, Alemania, bajo la dirección
autor de múltiples artículos en torno al pensamiento de Kant y de del profesor Otto Pöggeler (1990). Actualmente investiga y hace
Hegel. También ha editado los volúmenes 7 y 8 de la nueva edición docencia sobre antropología filosófica, idealismo alemán, fenome-
histórico-crítica (Gesammelte Werke) de las obras de Hegel. E-mail: nología y hermenéutica en la Pontificia Universidad Católica de
[email protected] Chile. Entre sus publicaciones destacan los libros Knoten und Bund.
Zum Verhältnis von Logik, Geschichte und Religion in Hegels Phänome-
nologie des Geistes, Bouvier: Bonn 1998, y Lógica, Metafísica, Fenome-
KLAUS VIEWEG es actualmente Profesor de Filosofía Clásica Alema- nología. La Fenomenología del Espíritu de Hegel como introducción a la
na en la Universidad Friedrich Schiller de Jena. Hizo su doctorado Filosofía especulativa, Ediciones Universidad Católica de Chile: San-
en la Universidad Humboldt de Berlin (1980) y su Tesis de Habili- tiago de Chile 2004. E-mail: [email protected]
tación en la Universidad de Jena (1988). Sus trabajos de investiga-
ción giran en torno a Hegel y el Idealismo Alemán, el escepticismo
y a la relación entre filosofía y literatura. Publicaciones: Philosophie DANIEL BRAUER Daniel Brauer es actualmente Profesor Titular Re-
des Remis. Der junge Hegel und das Gespenst des Skepticismus, Munich gular de las cátedras de Metafísica y Filosofía de la Historia en la
1999; Skepsis und Freiheit, Munich 2007; Il pensiero della libertá. Pisa Universidad de Buenos Aires e Investigador Principal del Consejo
2007; La idea de la libertad. Contribuciones a la Filosofia Practica de Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.
Hegel, México 2009. Ha editado junto con Wolfgang Welsch los Estudió Filosofía y Sociología en Buenos Aires y se doctoró en
volúmenes colectivos: Das Interesse des Denkens. Hegel aus heutiger Filosofía por la Universidad de Erlangen-Nuremberg. Fue becario
Sicht, Munich 2003 y Hegels Phänomenologie des Geistes. Ein koopera- del DAAD y de la Fundación Alexander von Humbold en las Uni-
tiver Kommentar zu einem Schlüsselwerk der Moderne, Francfort del versidades de Erlangen, Heidelberg y Berlín. Sus múltiples publi-
Meno 2008. E-mail: [email protected] caciones giran en torno al Idealismo Alemán y en particular a la
filosofía de Hegel, así como a la filosofía y teoría de la historia en
general. Ha dirigido y dirige diversos proyectos de investigación.
DARÍO PERINETTI hizo sus estudios doctorales en la Universidad E-Mail: [email protected]
McGill (Canadá) y posdoctorales en Marburgo (Alemania). Ac-
tualmente es profesor agregado en la Universidad de Quebec en
Montreal (Canadá). Algunas de sus publicaciones son: “Philosophi- HÉCTOR FERREIRO es Doctor en Filosofía por la Humboldt-Univer-
cal Reflection on History” in Cambridge History of Eighteenth Century sität de Berlín. Es Investigador Asistente del Consejo Nacional de
Philosophy (2006), La Phénoménologie de l’esprit: lectures contemporai- Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Profesor Titu-
nes (con M-A. Ricard, Paris, PUF, 2009), “Le tournant humien” in lar de la materia “Problemas específicos de metafísica” en la Uni-
Philosophies de la connaissance (Paris, Québec: Vrin/Laval, 2009) y versidad Nacional de San Martín (UNSAM). Ha publicado nume-
188 COLABORADORES

rosos artículos en revistas nacionales e internacionales sobre la


filosofía del idealismo alemán como así también sobre la metafísi-
ca medieval y moderna. Actualmente prepara la publicación de
una introducción crítica a la Psicología de Hegel y la primera tra-
ducción completa al español de los “Agregados” (Zusätze) de la
Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas de Hegel.
E-mail: [email protected]

HÉCTOR ARRESE IGOR ha obtenido el título de Doctor en Filosofía en


la Universidad Nacional de La Plata con una Tesis sobre Autocon-
ciencia, Alteridad y Estado en las teorías de Hermann Cohen y Johann G.
Fichte. Ha publicado numerosos artículos sobre ética, filosofía polí-
tica y filosofía del derecho, en especial en la filosofía clásica alema-
na. E-mail: [email protected]

ANDRÉS JIMÉNEZ COLODRERO Licenciado en Ciencia Política (UBA).


Profesor de Teoría Política Moderna en la Facultad de Ciencias
Sociales/UBA. Prosecretario de la Asociación de Estudios Hobbesia-
nos. Secretario de DIALÓGICA (Sección de Estudios sobre Hegel
de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires). Miembro
asociado del Centro de Investigaciones Filosóficas de Buenos Aires
(CIF). Publicaciones sobre filosofía y teoría política modernas
(Hegel, Hobbes, Montesquieu, Mommsen, S. George). Participa en
proyectos de investigación sobre filosofía práctica y teoría de la
subjetividad en el Idealismo alemán.
E-mail: [email protected]
Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

LA CONTRADICCIÓN EN HEGEL1

Rolf-Peter Horstmann
Universidad de Heidelberg

RESUMEN: En este trabajo argumento en contra de la idea de que ocuparse de


la filosofía de Hegel es tratar acerca de algo que se basa en principios oscuros
e inexplicables y que sólo puede ser aceptada como un hecho para el cual no se
dispone de una explicación racional o filosófica alguna. Al hacerlo examino
aquel aspecto del método hegeliano que está vinculado al concepto de contra-
dicción.
La propia concepción de Hegel acerca de la contradicción y de los objetos
puede considerarse en concordancia con aquellos postulados que son el resul-
tado de su crítica de la metafísica tradicional. Las deficiencias de la metafísica
tradicional son vistas por Hegel como consecuencia de un uso ingenuo de la
estructura sujeto-predicado del lenguaje que, tal como sostiene, resulta inapro-
piada para expresar algo verdadero acerca de los objetos tal como realimente
son. No obstante ello Hegel está al mismo tiempo convencido que esta manera
de hablar acerca de objetos es inevitable. Hegel trata de resolver el dilema
resultante introduciendo el concepto de contradicción como una regla metodo-
lógica mediante la cual las deficiencias de la metafísica tradicional podrían ser
evitadas.

PALABRAS CLAVE: Contradición, Objeto, Método

ABSTRACT: In this paper, I argue against the idea of dealing with Hegel's
philosophy as if it were based on obscure and inexplicable principles that can
only be accepted as a fact for which no rational or philosophical explanation
is available. In order to do it, I consider the aspect of Hegel's method which is
connected with the concept of contradiction.
Hegel's own conceptions of contradiction and objects can be considered as

1. El texto de este trabajo se basa en una conferencia dictada en el año


2007 en al Universidad de Nueva York. Agradezco a Dina Emundts por
sus útiles sugerencias y a Robert Pippin por sus consejos estilísticos.

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being in accordance with those postulates which are the results of his chosas que tendrían sus raíces en ciertos problemas filosóficos de
criticism of traditional metaphysics. The shortcomings of traditional los cuales el autor era conciente y que trató de resolver por medios
metaphysics are seen by Hegel as a consequence of its incautious use of the no convencionales.
subject-predicate structure of language which, as he holds, is inappropriate to
express something true about objects as they really are; nevertheless, Hegel is
Si bien no sé si tendré éxito en evitar convertirme en una vícti-
convinced, at the same time, that this way of speaking about objects is ma de una o de ambas consecuencias mencionadas, espero al
unavoidable. Hegel tries to solve the resulting dilemma by introducing the menos evitar la impresión de que estoy concediendo que uno tiene
concept of contradiction as a methodological rule by means of which the que enfrentarse con una filosofía que estuviese basada en princi-
deficiencies of traditional metaphysics could be avoided. pios oscuros e inexplicables y cuya oscuridad sólo puede ser acep-
tada como un hecho para el cual no hay una explicación racional o
KEYWORDS: Contradiction, Object, Method
filosófica disponible. Trataré de mostrar que éste no es el caso con-
siderando un aspecto del método hegeliano que siempre llamó la
atención, a saber, aquel aspecto del mismo que está conectado con
Escribir un trabajo sobre un tema relacionado con el nombre y el concepto de contradicción.
la filosofía de Hegel es una tarea que siempre tiene dificultades Pero antes de entrar en los detalles, realizaré hacer algunas aco-
peculiares. Algunas se deben a la conocida y sumamente lamenta- taciones preliminares. Hegel tiene en común con muchos filósofos
ble oscuridad de su filosofía, especialmente de su método. Otras el hecho de haber desarrollado su filosofía considerando ciertos
son más bien sociales y psicológicas. Éstas consisten sobre todo en problemas, sosteniendo algunas creencias aparentemente bien esta-
la suposición generalizada de que las personas que se interesan en blecidas, e intentando resolver estos mismos problemas de un mo-
la filosofía de Hegel y especialmente en sus fundamentos metafísi- do tal que sus soluciones fueran por lo menos compatibles con el
cos y metodológicos son en algún sentido ignorantes y/o irracio- máximo número de aquellas creencias que son consideradas esen-
nales. Admitiendo que esta suposición puede parecer estar un ciales. Al observar la génesis de su filosofía, no es muy difícil ver
poco fuera moda, ella solía conducir a dos consecuencias diferen- que tiene un conjunto bastante limitado de convicciones muy fuer-
tes, ambas igualmente poco convincentes con respecto al modo en tes concernientes a qué tiene que lograr un sistema filosófico. Estas
que eran afectadas las estrategias retóricas referidas a la presenta- convicciones están en varios sentidos interconectadas, y tienen en
ción de temas relacionados con su pensamiento. La primera de común que todas reflejan la lectura crítica de ciertas teorías y posi-
estas consecuencias consiste en intentar liberarse a sí mismo del ciones filosóficas. Hasta donde puedo ver las más evidentes de
tufillo a ignorancia presentando las doctrinas hegelianas tan estre- estas convicciones son las cuatro siguientes: 1) Un sistema filosófi-
chamente conectadas como sea posible con problemas actuales de co tiene que dar una explicación satisfactoria de los fenómenos
la discusión filosófica. La segunda es intentar salvarse del reproche orgánicos. Esta convicción tiene su origen en la recepción de la teo-
de irracionalismo probando (sea lo que sea que esto pueda signifi- ría de los juicios teleológicos de Kant. 2) Un sistema filosófico tiene
car aquí) que hay muchos más elementos racionales en la filosofía que integrar la idea de algo como Dios en tanto entidad que puede
hegeliana que los que uno está inicialmente inclinado a pensar. ser concebida como un ser espiritual y real. Aunque tiene una muy
Estas consecuencias son poco convincentes porque parecen conce- extensa tradición filosófica, Hegel debe esta convicción, en reali-
der que pudiera haber algo de cierto en la sospecha de que el igno- dad, a Spinoza o mejor dicho a cierto tipo de espinosismo. 3) Un
rantismo y/o el irracionalismo son características distintivas de sistema filosófico tiene que ser capaz de dar una explicación del es-
esta filosofía. Combatir esta sospecha mostrando que Hegel se ase- píritu que tome como un ser autoconsciente. Un postulado que de-
meja a “uno de nosotros” mucho más de lo que uno esperaría, me be ser visto en relación con el trasfondo de las discusiones concer-
parece una mala estrategia en la medida que descarta la posibili- nientes al concepto kantiano de la unidad trascendental de la
dad de que podría haber razones para estas características sospe- apercepción, especialmente en el contexto de la Doctrina de la Cien-

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cia (Wissenschaftslehre) de Fichte y de los escritos tempranos de características específicas de ese programa no distinguen a Hegel
Schelling. La cuarta (4) convicción concierne no tanto a lo que un de otros filósofos, ni hacen su empresa muy original. Lo que sí lo
sistema filosófico debiera explicar, sino más bien a algo que parece distingue de otros y contribuye a su originalidad son los medios
ser para Hegel una condición necesaria para obtener un sistema que considera necesarios para una exitosa realización del progra-
filosófico: su convicción de que todos los fenómenos de la natura- ma. Y estos medios constituyen lo que uno suele llamar el método
leza (tanto inorgánicos como orgánicos), de la sociedad y de la hegeliano. Ahora bien, dos cuestiones interesantes surgen inme-
cultura tienen que ser tratados de tal manera que cada fenómeno diatamente: la primera es por qué Hegel piensa que necesita algu-
singular o particular pueda entenderse como la expresión o la nos instrumentos metodológicos bastante controversiales para
manifestación de sólo un único principio o entidad. Este término, establecer un sistema filosófico “sólido”, y la segunda cuestión es
“expresión”, es tomado en el sentido leibniziano según el cual por ¿son estos medios necesarios o al menos suficientes para cumplir
ejemplo tanto una elipsis como una hipérbola “expresan” un círcu- aquellos requisitos que considera esenciales para un sistema filo-
lo. Esta convicción que caracteriza la posición de Hegel como sófico? La última cuestión es equivalente a la cuestión de si Hegel
monista –aunque también es bastante conocida a partir de las tradi- tuvo éxito en desarrollar una teoría que proporcionara una expli-
ciones neoplatónicas, espinosistas y cristianas– se debe principal- cación adecuada de aquellos temas que él mismo había declarado
mente a la influencia de Hölderlin y de Schelling, sus antiguos ami- esenciales, o sea de aquellos temas que son expresados en las con-
gos de la universidad. vicciones mencionadas. No quiero encarar en este trabajo esta últi-
A primera vista estas convicciones parecen muy extrañas. ma cuestión, sino considerar la primera, a saber, la cuestión de por
Sobre todo no parece haber ninguna razón para pensar en estas qué Hegel pensó que necesitaba un instrumento metodológico
convicciones como elementos esenciales de un sistema filosófico. específico y altamente controversial para realizar su programa.
Pero dada la suposición de que podría haber algunas razones para Intentaré hacer plausible la siguiente respuesta: el método o al
pensar que algún tipo de monismo es una condición necesaria de menos algunas de las características más importantes de su méto-
la misma posibilidad de un sistema filosófico, y dado que Hegel do son resultado de una desconfianza profundamente arraigada
estaba en lo cierto al suponer que los problemas conectados con la en la habilidad de nuestro lenguaje de expresar algo verdadero. O
teoría de la naturaleza orgánica o de los organismos sólo pueden –para poner la respuesta de otra manera– la necesidad de nuevos
ser resueltos haciendo del concepto de subjetividad un concepto y algo extraños medios metodológicos en filosofía está fundada
básico, pienso que no es muy difícil dar una interpretación de para Hegel en la premisa de que las implicaciones ontológicas de
aquellas cuatro convicciones mencionadas que haga por lo menos nuestro lenguaje tienen un sistemático efecto engañoso sobre la
entendible cómo Hegel pudo pensar en ellas como esenciales. Y posibilidad de que obtengamos una adecuada imagen del mundo.
por “entendible” quiero decir algo así como “plausible dado el En primer lugar quiero mostrar las razones que condujeron a esta
conjunto de problemas y tradiciones con el que se enfrentó suposición. Luego, me gustaría dar algunas pistas sobre cómo el
Hegel”. autor intenta superar los problemas que se plantea partiendo de
Pero no quiero entrar en los detalles de estas cuestiones. Inclu- este supuesto.
so no quiero defenderlas mas allá de afirmar que hay cierta plausi- La convicción de Hegel de que nuestra manera de hablar sobre
bilidad en la convicciones de Hegel, dado que uno está dispuesto el mundo tiene importantes y desastrosas consecuencias para nues-
a aceptar su propia estimación de la situación teórica con la que se tra comprensión cotidiana de la constitución y estructura de la rea-
siente confrontado. Sólo mencioné estas convicciones porque lidad está sumamente conectada con su crítica de lo que llama “la
implican un programa concerniente tanto al modo en el que debe- metafísica tradicional”. En consecuencia, comenzaré con esta críti-
ría practicarse la filosofía como a algunos hechos filosóficos bási- ca. Según Hegel la empresa filosófica se resume en “el conocimien-
cos que hay que explicar. El hecho de tener un programa y las to científico de la verdad (die wissenschaftliche Erkenntnis der

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Wahrheit)”.2 Con esto quiere decir –como insiste en señalar con to-predicado a nuestra comprensión de la constitución real de las
bastante frecuencia– que tenemos que saber “qué son los objetos cosas.
real o verdaderamente (was die Objekte wahrhaft sind)”.3 Este La razón de esta evaluación tiene que ver con el análisis de
objetivo perenne ha sido enfocado de numerosas maneras. Hegel Hegel de lo que la metafísica tradicional considera que es denotado
considera que las más significativas son (1) la metafísica (con esto por los términos de un juicio sujeto-predicado. Según Hegel la
se refiere a la así llamada metafísica dogmática de la tradición metafísica tradicional toma, en forma irreflexiva como algo seguro
racionalista de Leibniz y Wolff), (2) el empirismo y el criticismo (la que la expresión-sujeto en un juicio de ese tipo refiere a una enti-
tradición británica y Kant) y (3) el conocimiento inmediato (Des- dad sustancial, a una cosa que es cualificada por un atributo que a
cartes, Jacobi). Si bien desde el punto de vista de Hegel ninguno de su vez es representado por la expresión-predicado. A causa de esta
estos enfoques fue realmente exitoso, él único que –al menos en presuposición la metafísica tradicional se compromete con una
principio– podría haber sido convincente es él de la metafísica. ontología sustancialista en la cual las cosas tienen el carácter de
Esto se debe a que la metafísica opera bajo la suposición de que unidades sustanciales de atributos. Pero Hegel no critica sólo este
“sólo a través de la reflexión (Nachdenken) puede ser conocida la presunto compromiso con la ontología sustancialista. A lo que
verdad, lo que los objetos realmente son ”.4 Siguiendo a Hegel esta apunta es que aún peor que este compromiso con la ontología sus-
suposición implica la creencia de que “las determinaciones del tancialista, es el hecho de que la metafísica tradicional está equivo-
pensamiento (Denkbestimmungen) son las determinaciones fun- cada acerca de qué significa la expresión-sujeto en lo que se refiere
damentales (Grundbestimmungen) de las cosas”5 y es por esta al contenido. Aquí, Hegel asegura que la metafísica no puede afir-
convicción que la metafísica cumple los requisitos de un potencial mar que el contenido de una expresión-sujeto tenga algo que ver
“pensamiento especulativo”6 –el término favorito de Hegel para con lo qué un objeto realmente es, porque determinar el contenido
pensamiento adecuado o correcto. Sin embargo, al final la metafí- no depende del objeto, sino de la representación del objeto. Hegel
sica tampoco tiene éxito en obtener conocimiento. Esto se debe apela a un par de argumentos un tanto oscuros en los §§ 29 y 30 de
principalmente a un solo error: ella se basa en una interpretación la Enciclopedia para decir que lo que la metafísica toma como deter-
equivocada de lo que Hegel llama “la forma del juicio”, y, en con- minaciones del objeto no son nada más que determinaciones del
secuencia de lo qué tiene que decirnos un juicio sobre la realidad. objeto de la representación o de la representación del objeto. La
Ahora bien, de acuerdo con Hegel, la forma estándar de un juicio conclusión es que la metafísica tradicional no puede contribuir al
es la forma sujeto-predicado,7 y de acuerdo a esto su veredicto conocimiento de lo que los objetos realmente son porque su mane-
equivale a la afirmación de que la metafísica tradicional tiene un ra de lidiar con las cosas es metodológicamente errónea.
entendimiento erróneo acerca de la contribución de un juicio suje- Independientemente de lo que uno pueda pensar de esta crítica a
la metafísica tradicional, el punto interesante es que plantea un pro-
blema a las propias ambiciones filosóficas de Hegel. Esto es así por-
que el autor no está dispuesto de ninguna manera a renunciar a la
2. Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften, Prefacio a la segunda forma del juicio como el modo estándar del discurso filosófico. Por
edición, tomo 8 de la edición de Eva Moldenhauer y Karl-Marcus Michel: el contrario, Hegel está bastante convencido de que no hay alternati-
Werke in zwanzig Bänden, Suhrkamp, Frankfort del Meno 1970, p. 14. vas a la discursividad del conocimiento o lo que es lo mismo, a pen-
3. Idem, §26, p.93. Véase: Wissenschaft der Logik (Ciencia de la Lógica),
sar el conocimiento en términos de relaciones conceptuales expresa-
edición Lasson, Felix Meiner, Hamburgo 1967, Tomo I, p. 27.
4. Enzyklopädie..., op. cit., §26. das en un juicio. De este modo y debido a que considera que los
5. Idem, §28, p. 94. juicios, en última instancia, tienen la forma sujeto-predicado, y a que
6. Idem, §27, p. 93. su crítica de la metafísica tradicional en lo que se refiere a las impli-
7. Wissenschaft..., op.cit., tomo II, p. 264 y sigs., p.495. caciones ontológicas de este tipo de metafísica se basa en esta forma,

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se enfrenta al problema de cómo dar una nueva interpretación de parece ser un esfuerzo más bien sin sentido buscar cualquier medio
esta misma forma, una que sea inmune a sus críticas y que provea para evitar estas implicaciones (a menos que renunciemos a la
un método filosófico alternativo para lidiar con los juicios. misma forma del juicio). En relación a la conexión entre objetos de
Ahora bien, me parece que es en este preciso punto donde el la representación y los juicios sujeto-predicado la situación no pare-
concepto de contradicción viene a desempeñar un papel metodoló- ce ser mejor. Aquí tampoco el análisis de Hegel parece ofrecer
gico en las consideraciones de Hegel. Aunque no puedo dar aquí espacio para una solución en sus propios términos. Porque si se
una explicación muy elaborada de la función de la contradicción en acepta que estos juicios tienen todas las desventajas que Hegel les
su filosofía en lo que concierne a su papel como factor generador atribuye, entonces todo lo que uno puede concluir es que este tipo
del sistema, me gustaría delinear al menos por qué Hegel piensa de juicios se restringen en su aplicabilidad a los objetos de la repre-
que el concepto de contradicción es crucial para superar la situa- sentación –una consecuencia que, por ejemplo, Kant consideró
ción aporética a la cual sus consideraciones críticas lo han llevado. muy obvia. Produce una extraña impresión de absurdo exigir que
Primero intentaré dar una descripción más bien tosca y simplifica- estos juicios de la forma sujeto-predicado, cuyo análisis mostró su
da del razonamiento del autor con respecto a la cuestión que con- irrevocable compromiso con los objetos de la representación, deban
duce luego a una exposición (espero) convincente de la función ser considerados como si no tuvieran este compromiso.
metodológica del concepto de contradicción. Procederé a presentar Ambos postulados hegelianos mencionados parece ser irrealiza-
evidencia textual para mi interpretación, y finalmente consideraré bles. Ahora bien, lo bueno es que Hegel parece ser completamente
algunas suposiciones subyacentes a la idea básica de aquella expo- consciente de este hecho. Esto se muestra en su repetida observa-
sición que están diseñadas para dar una explicación más adecuada ción de que uno tiene que tomar la forma del juicio como inapro-
de las consideraciones de Hegel. piada para lidiar con los objetos. Sin embargo, el autor piensa que
Considerando, una vez más, la situación en la que Hegel se hay una solución para este acertijo. Lo que lo conduce a esta solu-
coloca al criticar a la metafísica tradicional y al mantener, como ción no es la reflexión acerca de cómo cambiar la forma del juicio
consecuencia de esta crítica, que el método de la filosofía debe ser de tal modo que se acomode a sus postulados –pues esto significa-
modificado, uno puede describir esta situación como respuesta a la ría abandonar la forma por completo–, sino la consideración del
siguiente pregunta del millón: es posible lidiar con juicios categóri- modo que en un juicio categórico el sujeto y el predicado están
cos (con juicios de la forma sujeto-predicado) de modo tal que uno conectados. En relación con esta conexión, la teoría lógica tradicio-
pueda evitar dos cosas: por una parte las implicaciones ontológicas nal sostiene que hay muy pocas posibilidades de combinar la
erróneas que están conectadas con esta forma, y por otra parte los expresión-sujeto y la expresión-predicado tal que el juicio categóri-
compromisos de esta forma con los objetos de la representación en co resultante sea verdadero o falso del objeto que la expresión-suje-
tanto se contraponen a lo que los objetos realmente son. Ahora to caracteriza. Entre las combinaciones que no se supone que con-
bien, cada uno de estos dos postulados parece conducir a proble- duzcan a un juicio categórico que sea o bien verdadero o bien falso
mas insalvables. En lo que concierne a la ontología, las implica- de un objeto, hay una que es de particular importancia aquí. Ella es
ciones ontológicas que tienen que ser evitadas son, siguiendo el planteada por primera vez de un modo que considero relevante
propio análisis de Hegel, no implicaciones de algunos juicios pecu- para Hegel por Kant en un pasaje que contiene, como la llama Nor-
liares de la forma sujeto-predicado –por ejemplo, a todos los juicios man Kemp Smith, la “curiosa e ingeniosa clasificación de los varios
verdaderos o a todos los falsos–, sino que estas implicaciones son significados del término ‘nada’”.8 en “La anfibología de los concep-
consideradas por Hegel como necesariamente conectadas con la
forma misma de esos juicios. Por consiguiente, parece ser una ver-
dad analítica que cada juicio sujeto-predicado implica aquel tipo de 8. Norman Kemp-Smith: A Commentary to Kant’s Critique of Pure Reason,
ontología que se basa en la suposición de sustancias y atributos, y Londres 1923, p. 424.

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198 R.-P. HORSTMANN LA CONTRADICCIÓN EN HEGEL 199

tos de la reflexión” de la Crítica de la Razón Pura. Esta combina- representación que se pueda pensar como denotado por la expre-
ción es aquella en la cual tanto un predicado como su negación son sión-sujeto, no se tiene posibilidad alguna de entrar en el imagina-
contradictorios con el concepto-sujeto. Esta posibilidad está dada rio de sustancias y atributos. Con todo se ha preservado la forma
en el caso de conceptos autocontradictorios, tales como solteros- del juicio en sí misma como un modo de lidiar con objetos, aunque
casados, círculos-cuadrados y similares. Ahora bien, Kant propone no con objetos de la representación.
pensar a los objetos de estos conceptos autocontradictorios como En otras palabras: aún aceptando que Hegel tenía razón al pen-
no siendo nada en el sentido de ser imposibles o vacíos. Un objeto sar la forma del juicio (categórico) como algo que conduce de mo-
así es lo que llama nihil negativum. Mirando un poco más de cerca do necesario y sistemático al error, el problema metodológico que
este nihil negativum, éste puede ser descripto como el objeto que es se plantea es si se puede encontrar un modo de lidiar con esta for-
denotado por la expresión-sujeto (en este caso: contradictoria) de ma tal que aquella consecuencia pueda ser evitada. Hegel pensó
un juicio sujeto-predicado. En este sentido, tal como Hegel lo for- que una posibilidad de lograrlo era enfrentarse a esta forma de un
mula, es un objeto de la representación. Pero dado que todo lo que modo tal que todo el contenido representacional y las implicacio-
se puede afirmar o negar de este objeto es falso, este objeto no tiene nes ontológicas conectadas con esta forma pudieran dejarse de
contenido representacional, no es nada, no hay modo posible de lado. Tal vez inspirado por las consideraciones kantianas, pensó a
encontrar una representación de este objeto. Y este resultado pecu- la contradicción entre los conceptos sujeto y predicado como un
liar se debe al hecho de que cada predicado y su negación contradi- modo de evitar las implicaciones indeseadas de la forma del juicio.
cen al concepto-sujeto. Así la noción de contradicción se vuelve un concepto metodológi-
Aunque Kant no haya pensado que su concepto de un objeto co, un concepto que designa un procedimiento para evitar, por
que no es nada fuera muy importante para su enfoque sistemático, una parte, la representación y, por otra parte, la ontología sustan-
es bastante fácil ver que debió ser atractivo para Hegel. Esto no se cialista.
debe tanto al interés de Hegel en los conceptos autocontradictorios, No es muy difícil encontrar la evidencia textual para mi inter-
sino más bien al potencial metodológico que estaba oculto en la pretación. Sólo quiero señalar los pasajes que, a mi juico, son los
consideración de Kant. Ya que esta doctrina kantiana del nihil nega- más significativos. Se puede mostrar fácilmente que Hegel conside-
tivum parece abrir un modo de salir del acertijo. El acertijo consis- ró al concepto de contradicción como un concepto metodológico
tía, para plantearlo una vez más, en lidiar con los juicios de la desde los mismos inicios de su carrera filosófica al consignar una
forma sujeto-predicado de tal manera que se pudieran evitar las de sus primeras y más provocativas afirmaciones concernientes a
implicaciones (ontológicas y reprentacionales) tradicionales de las contradicciones. Defendió en una de sus Tesis de Habilitación
estos juicios. Ahora bien, dada la doctrina kantiana de que la con- (Habilitationthesen) de 1801 la siguiente afirmación: “Contradictio
tradicción entre cualquier par de de predicados destruye el conte- est regula veri, non contradictio falsi.”9 El hecho de que adhirió a
nido representacional del objeto denotado por la expresión-sujeto esta afirmación de una manera u otra a lo largo de toda su vida
de un juicio categórico, el acertijo podría ser resuelto tomando filosófica puede ser mostrado en diversas y breves citas de sus
seriamente el concepto de contradicción como una máxima meto- obras más importantes de diferentes épocas. Puesto en términos de
dológica. Esto se debe a que, si la relación contradictoria entre el la teoría de lo que llama “enunciados especulativos” Hegel declara
sujeto y el predicado es efectivamente lo que hace cualquier com- en el Prefacio a su Fenomenología del Espíritu como un resultado
promiso con la representación imposible, se puede pensar a la con- epistemológico que “la naturaleza del juicio en general, que encie-
tradicción como un instrumento metodológico cuyo empleo permi- rra en sí la diferencia entre sujeto y predicado, es destruida por el
te romper la conexión entre juicio y representación. Al haberse
librado de esa conexión, uno también se libra de las implicaciones
ontológicas de un juicio categórico. Es que si no hay objeto de la 9. Werke in zwanzig Bände, op. cit., tomo 2, p. 533.

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200 R.-P. HORSTMANN LA CONTRADICCIÓN EN HEGEL 201

enunciado especulativo” 10 y agrega: “Que la forma del enunciado Introducción a la Ciencia de la Lógica15 y en la nota al §89 de la Enci-
sea superada (aufgehoben), no es algo que sólo tiene que suceder de clopedia.16
modo inmediato, por el mero contenido del enunciado. Sino que Pero incluso concediendo que podría haber cierta plausibilidad
este movimiento contradictorio (entgegengesetze) debe explicitarse. en mi explicación del razonamiento de Hegel concerniente a la
No debe ser sólo aquella inhibición interior sino que esta vuelta del necesidad y a la función de las contradicciones en su enfoque siste-
concepto sobre sí mismo tiene que ser expresada. Este movimiento mático, no está claro de ningún modo si esta reconstrucción puede
que cumple la función que normalmente ejerce la prueba es el contribuir en algo a la comprensión de su filosofía y cómo. Es fácil
movimiento dialéctico del enunciado mismo. Sólo él es lo realmen- imaginar que podría haber alguien que aceptara mis dos puntos
te especulativo y sólo la explicitación del mismo es <una> exposi- principales de interpretación –o sea que Hegel desconfía de la
ción dialéctica.“11 metafísica tradicional a causa de sus compromisos representaciona-
Luego, en su Introducción a la Ciencia de la Lógica, uno encuen- les y ontológicos, y que piensa al concepto de contradicción como
tra la afirmación de que el pensamiento (Einsicht) tradicional e irre- un medio de superar esos compromisos– y que sin embargo estu-
flexivo “no se dió cuenta que la contradicción es precisamente el viera convencido de que no hay un sólo pensamiento razonable en
elevarse de la razón por encima de las limitaciones del entendi- toda esta empresa. Este crítico podría plantear su argumento de
miento y la superación del mismo“.12 esta manera: Si Hegel realmente piensa a la metafísica y a la contra-
Finalmente esto puede estar insinuado en los parágrafos 79-82 dicción como explicadas aquí, tanto peor para Hegel. Ya que, o
de la Enciclopedia. También se puede ver en varios pasajes de la bien está afirmando la cosa más trivial del mundo, o bien debe
Introducción a la Ciencia de la Lógica13 y en la nota al § 89 de la tener algún concepto oscuro tanto de un objeto como de la contra-
Enciclopedia.14 Que Hegel consideraba que el resultado de una con- dicción. La sospecha de trivialidad surge de la antigua y bastante
tradicción no era nada en lo que concierne al pensamiento repre- prudente convicción de que una vez que uno permite la contradic-
sentacional puede observarse también en diversos pasajes de la ción no es problema deshacerse de todo. Por lo tanto, es más bien
trivial suponer que si uno acepta la contradicción la metafísica tam-
bién sería destruida.
La sospecha de que Hegel está comprometido con un extraño
10. die Natur des Urteils überhaupt, die den Unterschied des Subjekts
concepto de un objeto y de contradicción surge de considerar que
und Prädikats in sich schliesst, durch den spekulativen Satz zerstört” ,
Phänomenologie des Geistes, ed. H. F. Wesels y H. Clairmont, Felix Meiner,
si quiere evitar perder no sólo los objetos representacionales de la
Hamburgo 1988, p. 46. metafísica, sino cualquier objeto, debe tener un concepto de objeto
11. “Dass die Form des Satzes aufgehoben wird, muss nicht nur auf al cual la contradicción no dañe, o bien tener un concepto de con-
unmittelbare Weise geschehen, nicht durch den blossen Inhalt des Satzes. tradicción que se derive del concepto normal de contradicción de
Sondern diese entgegengesetzte Bewegung muss ausgesprochen werden; tal manera que el resultado que produzca sea una nada en el senti-
sie muss nicht nur jene innerliche Hemmung, sondern dies Zurückgehen do de un nihil-negativum. Ninguna de estas sugerencias parece te-
des Begriffs in sich muss dargestellt sein. Diese Bewegung, welche das ner mucho sentido. La crítica resulta bastante justificada hasta
ausmacht, was sonst der Beweis leisten sollte, ist die dialektische Bewe- ahora. Para ver si puede ser respondida y cómo, uno tiene que tra-
gung des Satzes selbst. Sie allein ist das wirkliche Spekulative, und nur das
tar acerca del controvertido sentido hegeliano de los dos conceptos
Aussprechen derselben ist spekulative Darstellung.”, ibid., p. 48.
12. “erkannte nicht, dass der Widerspruch eben das Erheben der Ver-
mencionados. En el contexto presente, sin embargo, quisiera evitar
nunft über die Beschränkungen des Verstands und das Aufheben dersel-
ben ist”, Wissenschaft der Logik, op. cit., Tomo I, p. 27.
13. Op. cit., p. 35 y sigs., Tomo II p. 492. 15. Op. cit., tomo I, p.35 y sigs., también en el tomo 2, p. 492.
14. Op. cit., p. 193. 16. Op. cit., p. 193 y sig.

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202 R.-P. HORSTMANN LA CONTRADICCIÓN EN HEGEL 203

esta discusión. Lo único que puedo hacer aquí es plantear algunos tradictorios de los cuales ambos son verdaderos. Y esta suposición
hechos concernientes al modo en que Hegel trata ambos conceptos. (de que hay juicios verdaderos contradictorios) le permite pensar
Volviendo sobre la segunda parte de la alternativa que el crítico sus contradicciones en relación con el análisis de las Denkbestim-
nos acaba de plantear, se debe responder que Hegel tiene ambos, mungen, no como resultando en la destrucción de la entidad carac-
un concepto de objeto que se supone resistente a las contradiccio- terizada por la expresión-sujeto de tales juicios, sino en nuevas
nes y un concepto peculiar de contradicción. En lo que concierne al Denkbestimmungen que entonces de nuevo son tomadas como un
concepto de contradicción, el sentido de este concepto está basado elemento constitutivo de un objeto.
en el axioma hegeliano de la negación determinada. Un axioma Se puede inferir claramente que Hegel realmente está pensando
que Hegel consideró ejemplificado de la mejor forma por el con- del modo en que estoy tratando de indicar aquí de un pasaje al
cepto kantiano de “oposición real”. Es muy difícil lidiar con este comienzo de la segunda observación del primer capítulo del pri-
axioma de tal manera que se vuelva inteligible, para ello recomien- mer libro de la Ciencia de la Lógica.17 Puede resultar relevante se-
do aquí los trabajos de D. Henrich y M. Wolff que son, a mi juicio, ñalar que, siguiendo esta línea de interpretación, resulta muy difí-
los intentos más avanzados de reconstruir los conceptos hegelianos cil encontrar inteligible aquella extendida y conocida crítica del
de negación determinada en relación a su noción de contradicción. concepto de contradicción de Hegel que equivale a afirmar que éste
Pienso que la manera más simple de plantear la idea principal de pensó las contradicciones como algo que realmente se puede en-
Hegel concerniente a la contradicción en unas pocas frases es con- contrar en la realidad o que su concepto de contradicción es una
trastándola con aquel tipo de contradicción que hace que un con- noción ontológica (Popper, Patzig). Hay muchos problemas en tor-
cepto sea contradictorio. La peculiaridad de estos conceptos contra- no al concepto de contradicción en Hegel, pero uno de los pocos
dictorios se supone que consiste en que se puede derivar de ellos que uno no puede tener es aquél que está implícito en la suposición
dos juicios contradictorios, ambos falsos. Por ejemplo, se puede que considera a los objetos en el espacio y tiempo, o a los estados
derivar del concepto contradictorio “círculo-cuadrado” los dos jui- de cosas, como contradictorios. Más bien toma a las contradiccio-
cios falsos: “el círculo cuadrado es redondo” y el “círculo cuadrado nes como un modo inevitable de hablar en un modo informativo
no es redondo”. Esta peculiaridad formal es la que ha llevado a la de sus Denkbestimmungen que no se suponen que sean objetos espa-
suposición de que no hay un objeto que sea designado por tal con- cio-temporales como los árboles o las guerras. Entonces parece, al
cepto o, para ponerlo de un modo kantiano, que el objeto de tal menos en lo que concierne al concepto de contradicción, que Hegel
concepto es un nihil negativum, o sea nada. es completamente consciente de las obligaciones sistemáticas con
Ahora bien, Hegel sostiene que si se tiene una comprensión las que está comprometida su propuesta para superar las deficien-
adecuada de la noción de un objeto, se lo tiene que pensar como cias de la metafísica tradicional. Se puede utilizar la siguiente for-
una entidad cuyo concepto es tal que se pueden derivar de él dos mulación para, una vez más, resumir brevemente la idea principal
juicios contradictorios, ambos verdaderos. Esto se debe, según el de Hegel: las contradicciones tienen una doble función: su función
autor, a que los objetos están constituidos por lo que él llama negativa es destruir las implicaciones ontológicas y representacio-
“Denkbestimmungen” (categorías, determinaciones del pensamien- nales de la metafísica tradicional aniquilando sus objetos. Su fun-
to) y piensa que son de tal manera que su naturaleza sólo puede ción positiva consiste en ser un instrumento necesario para revelar
ser expresada adecuadamente –si uno tiene que usar un lenguaje la verdadera naturaleza de los objetos enfatizando su esencia no-
en el cual la forma del juicio está basada en la distinción sujeto-pre- representacional.
dicado– considerándolas como el resultado de y resultando en pre- Ahora bien, esto conduce de forma bastante directa al concepto
dicados contradictorios (por cierto, al “es” de la cópula Hegel no lo
toma como parte del predicado). Es a causa de esta consideración
que Hegel piensa que es necesario que haya parejas de juicios con- 17. Op. cit., tomo I, p. 76.

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de objeto que fue mencionado arriba como el segundo concepto Ahora bien, Hegel distingue de manera muy nítida este segun-
crucial relevante a la cuestión de si la crítica de la metafísica tradi- do sentido en el cual habla de objetos del tercer sentido. Éste es el
cional de Hegel puede ser concebida como la base para un enfoque sentido que es relevante para nosotros aquí porque expresa su doc-
sistemático alternativo. Y aquí también, sólo quiero plantear algu- trina positiva de los objetos. Terminológicamente Hegel caracteriza
nos hechos que de ninguna manera son la historia completa. Hegel este sentido del término “objeto” hablando de “objetos tal como
habla de objetos en por lo menos tres sentidos diferentes. El prime- realmente son” y lo identifica con el “concepto de objeto” (Begriff
ro es el sentido trivial según en el cual no sólo Hegel sino nosotros des Objekts). Esta manera de hablar, a primera vista extraña, surge
también podemos llamar objeto a todo con lo cual podemos lidiar de la convicción del autor de que lo que los objetos realmente son
de algún modo u otro. Es en este sentido que hablamos de objetos (in Wahrheit sind) es su concepto, donde “concepto” significa –de
de explicación, objetos del pensamiento o de deseo y así sucesiva- un modo de alguna manera leibniziano– una determinada conste-
mente. Al hablar de objetos en este sentido, no hacemos ninguna lación de Denkbestimmungen. De este modo Hegel sostiene que cada
afirmación acerca del estatus ontológico de estos objetos, o sea, no objeto es lo que realmente es (como opuesto a lo qué es para la
estamos obligados a pensar estos objetos como reales en un sentido representación) sólo como una cierto conjunto de Denkbestimmun-
específico. Podemos hablar de montañas de oro, de conceptos con- gen que se supone que son algo así como “pensamientos objeti-
tradictorios y otros similares que son los objetos de nuestro discur- vos”.18 Por qué Hegel piensa los objetos como lo que realmente son
so sin comprometernos a aceptar que hay montañas de oro o que de este modo es otra historia que no estoy preparado para contar
hay objetos que son denotados por conceptos contradictorios. Y en aquí. Puedo asegurar que esta historia puede ser contada, aunque
este sentido ontológicamente neutral de “objeto”, Hegel habla de no estoy seguro si tiene mucho sentido.
“objetos lógicos” o “objetos de la lógica” refiriéndose a sus Denkbes- En cualquier caso, en lo que concierne a nuestro problema de
timmungen como el tema en cuestión de su Ciencia de la Lógica. En lo hasta qué punto la actitud critica de Hegel hacia la metafísica tra-
que concierne a este sentido del término “objeto”, Hegel no tiene, dicional puede ser considerada como resultando en un programa
sin embargo, una teoría peculiar, y sólo vale la pena mencionar este filosófico alternativo, estas pistas concernientes a la noción pecu-
sentido porque es un malentendido muy común en especial en liar de objeto deberían ser suficientes. Ya que ahora se puede ver
conexión con la Ciencia de la Lógica suponer que las cosas con las cómo Hegel intenta encontrar los requisitos que están implícitos
que lidia ahí, las Denkbestimmungen, son objetos en un sentido bas- en su estrategia contra los compromisos representacionales y
tante diferente del término, o sea en el tercer sentido al cual voy a ontológicos de la metafísica tradicional. Lo que estaba obligado a
referirme enseguida. presentar era un concepto de objeto que fuera resistente a cierto
Ya estamos familiarizados con el segundo sentido en el que tipo de contradicciones. Lo que presenta es un concepto de objeto
Hegel usa el término “objeto”. Es aquel según el cual “objeto” sig- que es resistente por la sencilla razón de que, de acuerdo a este
nifica “objeto de la representación”. He intentado hacer lo más concepto, las contradicciones pertenecen a la misma naturaleza de
claro posible qué quiere decir Hegel con este término. Hay sólo una los objetos, al menos en la medida en que estos se tomen como
cosa que agregar: en lo que concierne a la neutralidad ontológica, realmente son. Porque si se piensa a los objetos como complejos
los objetos de la representación comparten con los objetos en el pri- de Denkbestimmungen y si, como fue mencionado antes, se piensa
mer sentido la característica de no implicar realidad en el sentido a las Denkbestimmungen como algo cuyo significado es fijado sólo
de existencia. Sin embargo, están ontológicamente cargados en al integrar su opuesto (como necesariamente contradictorio en
tanto implican una ontología sustancialista: todos los objetos de la aquel sentido especial señalado) entonces el concepto de contra-
representación son de tal manera que su estructura interna está
concebida de acuerdo con el modelo sustancia-atributo o el modelo
sujeto-predicado. 18. Idem., tomo I, pp. 13-18, tomo II, p. 493.

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206 R.-P. HORSTMANN

dicción está, por así decirlo, integrado (build in) en el concepto de


objeto.
Si bien soy completamente consciente de que esta doctrina del
objeto que adscribo a Hegel tiene muchas consecuencias provocati-
vas concernientes fundamentalmente a la ontología con las que se
debe lidiar, y si bien sospecho que mis observaciones generan más
preguntas que respuestas, debo llegar ahora a una conclusión.
Resumiré los puntos principales de éste trabajo en la forma de cua-
tro enunciados: 1) La crítica que Hegel lleva a cabo de la metafísica
tradicional está diseñada para mostrar que sus resultados depen-
den fuertemente de ciertas suposiciones injustificadas concernien-
tes a la relación entre lenguaje y realidad que llevan a que estos
resultados sean válidos sólo con respecto a los objetos de la repre-
sentación ya que implican un tipo de ontología específico, o sea,
una ontología sustancialista. 2) Más específicamente, Hegel consi-
dera a los defectos de la metafísica tradicional como una conse-
cuencia de un uso descuidado de la estructura del lenguaje sujeto-
predicado que, según el autor resulta inapropiada para expresar
algo verdadero de los objetos como realmente son; sin embargo
Hegel está convencido al mismo tiempo de que esta manera de
hablar de los objetos es inevitable. 3) Hegel intenta resolver el dile-
ma resultante introduciendo el concepto de contradicción como
una regla metodológica por medio de la cual se supone que se evi-
tan las deficiencias de la metafísica tradicional. Este giro puede que
haya sido motivado por el énfasis que puso Hegel en el potencial
metodológico del concepto de nihil negativum de Kant en la medida
en que éste tiene la capacidad de destruir el contenido representa-
cional. 4) Las concepciones de Hegel de la contradicción y de los
objetos pueden ser consideradas como concordantes con aquellos
postulados que son el resultado de su crítica a la metafísica tradi-
cional. Esto equivale a afirmar que, desde un punto de vista meto-
dológico, Hegel cumple con algunos de los requisitos básicos de su
programa de una teoría sistemática que se presente como una alter-
nativa a la metafísica tradicional.

Traducción: Diego de Zavalía Dujovne

Recibido el 03/09 ; aceptado el 10/09.

189-206 Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)


Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

LA FUERZA SUAVE SOBRE LAS IMÁGENES


LA CONCEPCIÓN FILOSÓFICA DE HEGEL DE LA
IMAGINACIÓN1

Klaus Vieweg
Universidad Friedrich Schiller de Jena

RESUMEN: La meta de una filosofía del espíritu (Geist) solo puede consistir en
introducir el concepto (Begriff) en el conocimiento del mismo. La férrea insisten-
cia de Hegel en el concepto, en el logos del conocimiento, puede parecer extraña
y anacrónica en vista a las teorías usuales del conocimiento. Aún así, el autor
procederá a recomendar precisamente un anacronismo de este tipo y presentará
argumentos a favor del valor permanente y decisivo del concepto de imagina-
ción en Hegel para la reflexión filosófica actual acerca del conocimiento. Lo que
a primera vista asemeja una bohardilla polvorienta revelará pronto amplios y
poco conocidos tesoros y ofrecerá la piedra angular para una filosofía moderna
del conocimiento y del arte, para una nueva teoría de formas simbólicas, para
una nueva lógica de los signos. De acuerdo a Derrida, Hegel fue el fundador de
la semiología moderna. Su teoría ofrece un hilo de Ariadna que permite salir del
laberinto de opiniones en conflicto acerca de la naturaleza de la imaginación.

1. El título del presente artículo es una cifra utilizada por David Hume
en su Treatise on Human Nature (Libro I, parte 1, sección iv, in principium).
La versión inglesa del pasaje (que al alemán el autor vuelca como “Die
sanfte Macht (über die Bilder)” es: “gentle force (over the pictures)”. La
ambigua fórmula gentle force es traducida por Félix Duque a la versión
española por el sintagma “fuerza suave”. En efecto, dicha opción es una
alternativa válida para volcar el pasaje humeano a nuestra lengua. Sin
embargo, al traducir el título al español, no es posible conservar simultáne-
amente el matiz del texto humeano y, a la vez, la afinidad semántica exis-
tente entre las reflexiones hegelianas presentes en el artículo y la traduc-
ción alemana del texto del Treatise. En rigor, dado que “force” puede ser
traducido al alemán por “Kraft”, hemos decidido utilizar el término “fuer-
za” en lugar de “poder” (Macht) para traducir al español el presente pasa-
je. Para consultar el fragmento textual de Hume en la versión española, v.
David Hume, Tratado de la naturaleza humana, tr. Félix Duque, Buenos
Aires, Hyspamérica, 1984, Libro I, parte 1, sección iv, pp. 99. [N. de T.]

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009) 207-225


208 K. VIEWEG LA FUERZA SUAVE SOBRE LAS IMÁGENES 209

PALABRAS CLAVE: Imaginación, Concepto, Símbolo en gran medida tesoros desconocidos; nos provee de los cimientos
tanto para una filosofía moderna del conocimiento como para la
ABSTRACT: The purpose of a philosophy of mind (Geist) can only be to estética. Tal vez esto nos proporcione un hilo conductor para esca-
introduce the concept (Begriff) into the knowledge of mind. Hegel's massive
par del laberinto de discusiones bizantinas acerca de los conceptos
insistence on the concept, on the logos of knowledge, may appear oddly
anachronistic in view of current theories of knowledge. Even so, the author is de imaginación y fantasía. Sin embargo, aquí sólo podremos seña-
going to recommend precisely such a seeming anachronism and argue for the lar cuáles son las líneas fundamentales que la lógica hegeliana de la
enduring and decisive value of Hegel's concept of imagination for current episteme recupera de Aristóteles.
philosophical reflection on knowledge. What might at first look like a dusty
attic will soon reveal extensive and unfamiliar treasures and offer the
cornerstone for a modern philosophy of knowledge and aesthetics, for a new
1. Imaginación y Espíritu
theory of symbolic forms, for a new logic of signs. Hegel was, according to
Derrida, the founder of modern semiology. His theory provides an Ariadne
thread leading out of the labyrinth of conflicting opinions about the nature of Una ventaja importante de la concepción hegeliana radica en la
the imagination. ubicación de la teoría de la imaginación en la filosofía del Espíritu;
este marco sólo puede ser tematizado sucintamente en la arquitec-
KEYWORDS: Imagination, Concept, Symbol tura del sistema de Hegel como la base textual que ofrecen espe-
cialmente los fragmentos de la psicología filosófica en la Enciclope-
dia de las ciencias filosóficas.
Las ideas de Aristóteles acerca del espíritu y del conocer, en
especial en su libro Acerca del alma, siguen siendo “todavía las refle- a) La imaginación se aplica a un grado de formación especial, a
xiones más excelentes e incluso las únicas con interés especulativo un estadio del desarrollo del Espíritu, entendido como un
sobre este objeto”.2 Si esto es así, el objetivo de una Filosofía del modo de actuar de lo universal. Bajo la noción de Espíritu
Espíritu sólo puede consistir en la reformulación del concepto del [Geist] como principio filosófico y metafísico de Hegel (la cual
conocer del Espíritu. Este elogio desmesurado de Hegel a un con- no puede traducirse por “mind” o “spirit”) se comprende
cepto que ya tiene más de dos mil años, e incluso el excesivo inte- una autoproducción progresiva. Este auto-generarse significa
rés en esta noción, en el lógos del saber, en la lógica de lo epistémico, “autodeterminar”, devenir autónomo en el acto de autodeter-
parece sorprendente, extraño y casi una suerte de maniobra sospe- minar-se del Espíritu como auto-liberación. En la libertad
chosa en el acervo de la historia de la filosofía frente a las actuales radica la esencia formal del Espíritu. Ésta puede comprender-
teorías del conocimiento. se como un proceso del “liberarse hacia sí” [zu sich selbst],
Doscientos años después de Hegel rescato precisamente tal como la realización del concepto de su libertad. Por esta vía
maniobra intempestiva y quisiera presentar algunos argumentos el Espíritu se libera, ante todo, de lo que no le pertenece a su
para afirmar que la reconstrucción del concepto hegeliano de ima- concepto, se libera de todas las formas que no le son adecuadas. Ser
ginación es indispensable para la comprensión adecuada de sus libre significa no estar bajo la influencia de otra cosa sino bajo
reflexiones filosóficas acerca del conocimiento. Dicho con más pre- la de uno mismo.
cisión: la visita a este presunto “desván” de la filosofía nos muestra b) Esta relación del Espíritu consigo mismo se concibe como
una autoproducción activa, como el devenir lógicamente deduci-
do de los diferentes modos de su actividad. A partir de las deter-
2. G. W. F. Hegel, “Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaf- minaciones más elementales y abstractas se producen necesa-
ten“, en: Hegel, Werke in zwanzig Bänden, Theorie Werkausgabe (en lo suce- ria y lógicamente las determinaciones más altas y concretas,
sivo, Hegel: Werke), Frankfurt am Main, 1970, vol. 10, pp. 11. en las cuales las determinabilidades precedentes se muestran

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210 K. VIEWEG LA FUERZA SUAVE SOBRE LAS IMÁGENES 211

como momentos de los grados superiores, en donde se obser- situamos al comienzo formal del filosofar. La ciencia debe
va su valor parcial. El despliegue del Espíritu es esencialmen- presuponer “la liberación de los objetos de la conciencia”.5 En
te circular, un retorno al origen, al pensamiento mismo. Este la Fenomenología, la parcialidad del paradigma de la conciencia
proceso de exposición del devenir entendido como un retor- y las limitaciones del dualismo entre conciencia y objeto (entre
no al origen impugna, por ejemplo, la concepción errónea “mind and world” o entre sujeto y objeto) eran presentadas como
(encontrada a menudo) de entender a los actos del conoci- un resultado. La identidad de esta presunta dicotomía fue
miento del Espíritu como una mera colección o como el ope- demostrada no sólo en el sentido de una relación externa sino
rar de un simple conjunto de facultades, las cuales deben ser también como algo que está vinculado con una relación inter-
encontradas, analizadas y luego conectadas entre sí.3 En claro na, con el Espíritu mentado como autorrelación, como un
rechazo del proceso empírico-psicológico (la sucesión tempo- universal que se autodetermina. Queremos conservar todo lo
ral de hechos) Hegel presenta aquí la autoexposición del que sabemos, y aquello que aspiramos a conocer, por tanto,
Espíritu en diferentes estadios, la cual debe comprenderse debe ser inteligido como una autoformación del Espíritu;
desde un principio como el pensar que alcanza su justifica- debe comprenderse como Espíritu, como momento esencial
ción en virtud de su carácter lógico. El tipo y el modo de la del idealismo monista.
elevación hacia un saber determinado “es en sí mismo racio-
nal y es un paso necesario, determinado por medio del con- En palabras de Hegel, este ser-uno implica la identidad entre la
cepto, de una determinación de su actividad a otra”.4 Así naturaleza puesta por el Espíritu como su mundo y el presupuesto
pues, Hegel puede fijar los fundamentos de una lógica del del mundo como naturaleza independiente: el mundo puesto y pre-
conocer, de una epistemología en sentido estricto, de modo supuesto. Se trata de la identidad de las determinaciones como inhe-
claramente distinto a las meras facultades mentales analíticas rentes al objeto, existentes en él y constituidas por medio del Espí-
y sintéticas. Las relaciones presentadas en la Ciencia de la Lógi- ritu. La objetividad se muestra como subjetiva y la subjetividad
ca entre lo particular y lo universal, entre subjetividad y obje- como objetiva.
tividad subyacen aquí y se legitiman al mismo tiempo como El camino del conocer entendido como despliegue lógico del
“filosofía real”. Espíritu teórico, de la interioridad subjetiva-inteligible, de la auto-
c) La imaginación pertenece al segundo estadio del Espíritu teó- determinación abstracta en sí y de su expresión en el “lenguaje” del
rico. Hegel se refiere a ella con el término representación [Vors- conocer contiene los momentos principales de la intuición, de la
tellung]. Al Espíritu teórico o a la inteligencia (en lo sucesivo representación y del pensamiento. Aquí la fantasía opera como medio
preferiría utilizar la palabra “inteligencia”) le corresponde un o como vínculo entre la aísthesis y la nóesis.6 Éste es el camino de la
lugar destacado en el Sistema de la Enciclopedia. Dentro de mera sabiduría al saber verdadero y legítimo. El contenido racional
la esfera del Espíritu subjetivo se efectúa el cambio respecto en sí se eleva de la forma de lo particular-exteriorizado, lo univer-
de la Fenomenología, el pasaje del punto de vista de la con- sal común-subjetivo, a la forma de la identidad verdadera entre
ciencia al punto de vista del Espíritu. De esta manera nos particularidad y universalidad, hacia el conocimiento determinado.
Con esta intelectualización del conocer se demuestra la necesidad
de traducir el contenido verdadero de la aún insuficiente forma ina-
3. Cfr. Klaus Düsing, “Hegels Theorie der Einbildungskraft”, en: Franz
Hespe y Burkhard Tuschling (comps.), Psychologie und Anthropologie oder
Philosophie des Geistes, Stuttgart, 1991, pp. 298-307. 5. Hegel, “Wissenschaft der Logik“, en: Werke, vol. 5, pp. 45.
4. Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften, segunda edi- 6. Hans Friedrich Fulda, “Vom Gedächtnis zum Denken“, en: Psycholo-
ción, Heidelberg, 1827, pp. 415. gie und Antropologie, op. cit., pp. 326.

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decuada del Espíritu a la forma del concepto. La representación (la identidad entre receptividad y actividad.8 Esto no tiene ver con una
imaginación) ocupa el grado intermedio necesario en la autoconsti- doble galería de intuiciones sino con la unidad inmediata del ser
tución de la subjetividad finita.7 existente y devenido.9 Las afirmaciones “veo algo azul” y “hay un
objeto azul allí” son idénticas. En la intuición, el efecto de ambos
aspectos es como si fuera el de uno solo puesto. Quien observa y lo
2. De la intuición a la representación observado, quien oye y lo oído, mind and world son tomados como
una identidad. Aquí se evidencia en la intuición la estructura pura
Para esta primera etapa del autodeterminarse de la inteligencia del Espíritu, su carácter de logos [Logos-Verfasstheit] (W. Welsch).10 El
debemos esbozar brevemente, ante todo, la característica principal puro intuir (como también el puro representar) es una aparición
de la intuición, la cual constituye el presupuesto básico para la com- que se muestra como tal. Desde un principio, tanto el intuir como
prensión de la noción de imaginación (más allá de las numerosas la imaginación están contaminadas, contagiadas o determinadas
implicaciones filosóficas de esta idea). A causa de la superación del por el pensamiento. La intuición es carnal e intelectual, natural y
paradigma de la conciencia, la inteligencia no presenta su conteni- racional, se constituye en un “acto que produce y que es producido
do como su objeto sino que se relaciona exclusivamente con sus pro- en una unidad conjunta”.11 De manera análoga, Hegel señala: “Por
pias determinaciones. La división entre sus determinaciones de lo consiguiente, el hombre siempre está pensando. Aún cuando sólo
subjetivo y de lo objetivo sólo se muestra como aparente. intuye o contempla algo, de modo tal que siempre esto es como un
La primera forma lógica de esta estructura se presenta en la universal, como un particular fijado”.12 Esto encuentra su confir-
intuición, en la cual una sensación (afección) dada, encontrada o mación en un maestro de la visión y de la intuición, en Paul Cézan-
interna (exterior) surge como una identidad entre lo subjetivo y lo ne, quien en una conversación con Joachim Gasquet interpreta la
objetivo. Un determinado contenido particular que corresponde al naturaleza percibida, la que se encuentra allí afuera y la naturaleza
objeto aparece, al mismo tiempo, como puesto por medio de una vista como un “texto concomitante” que se trasciende a sí mismo.13
subjetividad particular y aislada. Este contenido, en principio, es La atención necesaria (entendida como orientación abstracta e
meramente encontrado, o parece simplemente dado (en el sentido idéntica sobre algo) dirigida hacia la sensación alude a un ser sólo
de una recepción del exterior o de una aceptación de impresiones presuntamente objetivo e independiente (aquello que debe ser
de los efectos de las cosas externas); se muestra como idéntico con atendido). Pero esto es un ser otro de sí mismo abstracto. No hay
el ser puesto subjetivo [subjektiven Gesetzsein], como efecto de lo obje-
tivo y simultáneamente como expresión de lo subjetivo: el encontrar
aparece como el acto de poner. The Myth of the Given como suposi- 8. Hegel, “Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie”, en:
ción realista sigue siendo una aparición que, como tal, debe expo- Werke, vol. 19, pp. 205.
ner y refutar lo que, por cierto, se aplica también para el opuesto 9. Hegel, “Phänomenologie des Geistes”, en: Werke, vol. 3, pp. 231-232.
Myth of the Construction (la tesis del subjetivismo). En la versión de 10. Wolfgang Welsch, Aisthesis. Grundzüge und Perspektiven der Aristote-
Hegel: “La intuición produce la forma inmediata y más presente en lischen Sinnenlehre, Stuttgart, 1987, pp. 140-152.
la subjetividad entendida como su determinabilidad que se relacio- 11. F. W. J. Schelling, “System des transzendentalen Idealismus”, en:
na con un contenido supuesto, dado o encontrado, esto es, la pre- Ausgewählte Schriften, editado por Manfred Frank, Frankfurt, 1985, vol. 1,
pp. 528. Más adelante, Schelling señala: “El yo está forzado a tener en una
sencia inmediata, la “presentación” del yo particular aquí y ahora”.
misma acción libertad cada vez más formal”, ibíd., pp. 533.
O como lo ofrece la fórmula de Aristóteles: la intuición produce la 12. Hegel, “Enzyklopädie…”, en: Werke, vol. 8, pp. 83.
13. Paul Cezanne, “Gespräch mit Joachim Gasquet”, citado en: Werner
Busch, Geschichte der klassischen Bildgattungen in Quellentexten und Kommen-
7. Klaus Düsing, Hegels Theorie der Einbildungkraft, op. cit., pp. 311-312. taren, Darmstadt, 2003, vol. 3, pp. 324.

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un contenido distinto al del objeto intuido; en principio la inteligen- interpretados sólo como formas de la intuición subjetiva). A la
cia se encuentra considerablemente determinada desde el exterior. razón le corresponde incluso no sólo una relación regulativa con el
Así, una primera intelección alcanza la cosa sin que ésta aún repre- saber, sino un vínculo constitutivo con él.
sente un pleno conocimiento. Ante todo, se trata de una primera La atención exige un hundimiento pleno en el objeto, la renun-
aprehensión de la cosa, pero no todavía de una com-prensión. El cia a todas las otras cosas y a sí mismo. Este “ponerse en el lugar
aspecto del encontrar, de lo dado, implica que en el contenido de la de” a fin de devenir inherente a la cosa aspira a tener una relevan-
afección nos encontramos con algo exterior a la existencia subjeti- cia fundamental siendo, a su vez, irrenunciable para el conocimien-
va. La intuición arroja necesariamente este contenido hacia el espa- to. Aquí se trata del ahondamiento total en la cosa. Sin reflexiones
cio y el tiempo,14 intuyéndolo como algo particular bajo estas for- y bajo la superación escéptica de lo propio y de la vanidad hacemos valer
mas. Esta espacio-temporalidad es considerada como la “primera la cosa en nosotros; algo que para la así considerada intelectualidad
alienación abstracta”.15 La inteligencia necesita un medio formal en filosófica -criticada indirectamente por Hegel- es innecesario.18 Pa-
el cual ella pueda destacarse continuamente de modo discreto res- ra esta renuncia a todo pre-juicio, a todo saber presuntamente só-
pecto de otros contenidos. Éstas son las coordenadas imprescindi- lido, a este estilo (pirrónico-budista) del ser en sí, a esta negación
bles para la determinación epistémica del contenido de las sensa- del propio valerse [Sich-geltend-Machen] y de la supresión del tiem-
ciones.16 po externo, sin embargo, también el peligro de la quietud [Stehen-
Schelling interpreta lo presente [das Gegenwärtige] como un bleibens] de cargar con un devenir no libre enfrenta al valerse de la
retraerse dirigido hacia un momento determinado, un punto en el subjetividad. El contenido también es algo mío, pero esto mío no es
tiempo respecto del cual no podemos retroceder: “A fin de poder producido objetivamente por la subjetividad ni subjetivamente por
intuir el objeto plenamente como tal, el yo debe poner un momen- la objetividad. La forma de la interioridad se transforma aquí en la
to pasado como fundamento del presente; por consiguiente, el forma de la exterioridad y, a la inversa, en este cambio, en esta
pasado surge una y otra vez sólo por medio de la acción de la inte- oscilación (análoga a la del escepticismo pirrónico), la inteligencia
ligencia, y esto es necesario sólo en cuanto este retraerse del yo es asciende al primer grado de su autodeterminarse, alcanzando así la
también necesario”.17 Tiempo y movimiento cobran aquí una im- autodeterminabilidad formal. La mera particularidad simple impli-
portancia fundamental, puesto que lo intuido es un acontecimien- ca sólo la universalidad común-subjetiva (un tipo de comunidad de
to. Para Hegel, espacio y tiempo son formas tanto objetivas como intuiciones) y la finitud de la intuición.19 Junto al acto de dirigirse
subjetivas. Este modo de comprender tales formas busca discutir, hacia lo interior, hacia el recordar, la intuición es superada en la
al mismo tiempo, tanto con la parcialidad de las posiciones objeti- representación como inmediata, es conservada, eliminada y condu-
vistas (espacio y tiempo como formas de la existencia de lo natural) cida hacia un estadio superior en el cual la determinabilidad espa-
como con la postura kantiana (en donde espacio y tiempo son cio-temporal se transforma. El itinerario posible de este proceso
bosquejado por Hegel indica: “El camino de la inteligencia en las
representaciones es tanto hacer interior la inmediatez, ponerse in-
tuyéndose en sí misma, como es igualmente superar la subjetividad
14. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 249. Cfr. Schelling, de la interioridad y en ella misma exteriorizándose de sí y en su
System des transzendentalen Idealismus, op. cit., pp. 530 y ss. propia exterioridad estar en sí misma.”20
15. Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften, segunda edi-
ción (1827), op. cit., pp. 418.
16. Jens Rometsch, Hegels Theorie des erkennenden Subjekts, Heidelberg,
2006, pp. 173 (Disertación). Quiero agradecer aquí al Prof. Rometsch por 18. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 250.
darme la posibilidad de consultar el texto de la disertación. 19. Cfr. el mencionado estudio de J. Rometsch, op. cit., pp. 173 y ss.
17. Schelling, System des transzendentalen Idealismus, op. cit., pp. 554. 20. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10., pp. 257.

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3. La representación incontable de imágenes y de representaciones yacen en este pozo


de la interioridad, un poderoso reservorio de imágenes que perma-
3.1. El recuerdo necen encubiertas por medio de las tinieblas de la noche, una oscu-
ra galería de imágenes de proporciones inconmensurables; algo
En los primeros momentos de este proceso la inmediatez pre- semejante al Louvre parisino en la oscuridad o a los oficios floren-
sente en la intuición (lo existente) se transforma (en la medida en tinos sin luz. Si bien estas imágenes son propiedad de la inteligencia
que ella es finita) en un pasado; pero al mismo tiempo la inteligencia y portan legítimamente el título de lo mío inalienable, todavía no se
conserva la intuición como interna, como una presencia no consciente. encuentran en mi posesión real. A esta potencialidad le falta aún el
Hegel alude al pretérito perfecto alemán con la palabra “tener” poder de llevar las imágenes dormitantes hacia el exterior de modo
[haben], lo cual expresa tanto lo pasado como lo presente y lo pasa- arbitrario. Se carece del poder absoluto de disponer de esta fabulo-
do-presente.21 Él señala: “Tal como primeramente lo hacía la intui- sa habitación llena de tesoros. Todas las determinabilidades se
ción, recordando, la inteligencia pone el contenido del sentimiento encuentran sólo en una posibilidad virtual, están contenidas en
en su interioridad, en su propio espacio y en su propio tiempo.”22 germen, pero en un oscuro pozo carente de consciencia24 para lo
Este contenido, entendido como “imagen”, se libera de su primera universal existente en sí, en donde lo diferente no está todavía puesto
inmediatez y de la particularidad abstracta, absorbiéndose en la como discreto.25 Esta pura ausencia de forma, caótica, indiferente;
universalidad del yo intelectual. En este sentido, Friedrich Schlegel este océano sin costas (the dark side of intelligence) es una forma
habla de la imagen como de una “contra cosa liberada por del nueva de la universalidad de la inteligencia; ella se asemeja a un
dominio de la cosa”. En términos kantianos, se trata de la capaci- cofre lleno de tesoros, del cual yo soy consciente; pero sin la capaci-
dad de representar un objeto sin su presencia en la intuición. Este dad de diferenciar cuáles son las distintas joyas que están guarda-
espacio-tiempo propio puesto por la inteligencia se considera como das aquí. Según Hegel, las imágenes no existen meramente en la
una dimensión espacio-temporal universal, en donde el contenido, consciencia. En el pasado ellas están depositadas como “carentes
a diferencia de la intuición efímera, adquiere una primera dura- de consciencia”, pues el conocimiento puede proseguir primera-
ción.23 Espacio y tiempo de la intuición son, en cambio, particulari- mente con la distinción del poner de la diferencia a la luz de la pre-
dades atadas al presente inmediato de la cosa, al objeto. Este espa- sencia.
cio-tiempo externo se disuelve a causa de la determinabilidad Con esto alcanzamos el puente entre el recuerdo y la imagina-
originaria del contenido, el cual puede experimentar en la forma de ción, la transición hacia el segundo grado de la representación,
mi imagen diferenciaciones arbitrarias y casuales. hacia la presentificación interna, hacia la representación interna por
En este grado del recuerdo entendido como primer modo del medio del acto de poner de la presencia interna de la imagen, de la
representar aparece la inteligencia como “no consciente”, como un superación de lo existente pasado. Lo interno se presenta ante la inte-
receptáculo atemporal de imágenes. Sin embargo, en esta insinua-
ción a Aristóteles, Hegel utiliza la metáfora (tan estimada por De-
rrida) del “pozo oscuro” en el cual un mundo infinito de muchas
imágenes es almacenado sin que éstas se encuentren en la cons- 24. En este lugar Hegel habla del yo como de un receptáculo, como un
contenedor y un refugio para todo y para todos. “Todo hombre es un gran
ciencia. Ellas dormitan y constituyen el alma pasiva. Una multitud
mundo de representaciones, las cuales se encuentran sepultadas en la
noche del yo.” El yo es lo universal, en lo cual se encuentra abstraído de
todo lo particular, pero al mismo tiempo aquí yace oculto todo lo que está
21. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 256, agregado. contenido bajo lo universal abstracto y la universalidad. Cfr. Hegel, “Enzy-
22. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 258. klopädie”, en: Werke, vol. 8, pp. 83.
23. Ibíd. 25. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 260.

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ligencia, se re-presenta, se desplaza ante el ojo interno. El despertar la fantasía entendida como “determinación de las imágenes” hacia
de la imagen dormitante o la iluminación de la inteligencia respec- la efectiva transición del encontrar al configurar. Aquí se encuentra
to de sí misma origina la relación entre la imagen y una intuición la piedra de toque de la teoría hegeliana de las formas simbólicas,
de igual contenido. La primera creación de la imaginación aparece la lógica de los signos a partir de la cual Hegel, según Derrida,
también como un mundo espacio-temporal de figuras informes e sería el fundador de la semiología moderna.
inconmensurables, de actos puestos respecto de los cuales uno
puede estar absolutamente sorprendido.26 Se efectúa principalmen-
te una subsunción de la sensación “azul” o “triste” bajo una de las 3.2. La imaginación
formas de lo universal (lo “azul”, la “tristeza”). Kant, a quien Hegel
sigue aquí en parte, hablaba de la capacidad activa de la síntesis de a) Primer grado: la imaginación reproductiva
lo múltiple: “La imaginación debe, pues, llevar lo múltiple de la
intuición hacia una imagen; y por consiguiente, debe previamente Las imágenes (como ya indicamos) son internamente re-presen-
acoger las impresiones en su actividad, es decir, debe aprehender- tadas; la inteligencia las pone ante sí en un nuevo espacio-tiempo,
las”.27 En la base de la aprehensión, de la subsunción de lo múltiple en donde se disuelve la originaria concreción espacio-temporal. En
bajo la unidad de la representación, la inteligencia puede apropiar- virtud de esta abstracción y del surgimiento de las representacio-
se de las imágenes, puede tomar posesión internamente de ellas. La nes universales se da una reproducción casual y arbitraria del con-
inteligencia dota a lo interior con el sello de lo exterior. De esta manera, tenido. Esta supuesta sucesión de casos (la atracción entre imáge-
es capaz de enfrentarse internamente consigo misma para luego nes semejantes) mantiene la acción de la inteligencia misma -la cual
encontrar allí su existencia en su “ser en sí misma”: la evocación subordina las intuiciones particulares- bajo la imagen constituida
interna entendida como subjetividad libre de la interioridad. internamente, y de este modo se dota a sí misma de universalidad.
Ya con esta subsunción (el acto de reflejarse como un poder de Lo universal entendido como algo común produce, re-presenta.28
lo universal), la representación se muestra como medio entre el La inteligencia eleva o un aspecto peculiar de una cosa (a una rosa
inmediato encontrarse-determinado y el pensamiento entendido lo rojo, a un mar lo azul) al status de lo universal o fija un univer-
como inteligencia en su plena libertad. La imaginación pura (caren- sal-concreto (a la rosa la planta, al mar el agua).
te de conceptos) a menudo invocada por los artistas es un engaño.
La representación está esencialmente identificada y determinada b) Segundo grado: La imaginación productiva y asociativa: la fan-
por el pensamiento. Ella se pone como mediación entre la intuición tasía
y el pensamiento, como su bisagra, como la universalización de lo
particular-físico y de la corporización [Versinnlichung] o particulari- Con la acción de la asociación de imágenes, de la relación entre
zación de lo universal. En la universalidad de la intuición y de la ellas, la inteligencia asciende al grado superior inmediato: la fanta-
puesta en imagen [Veranschaulichung] de la universalidad radica sía. Se trata aquí de la acción de la vinculación libre, del sintetizar,
tanto la fuerza especial como la deficiencia de lo que representa. del enlace entre imágenes y representaciones; esto es, al fin y al ca-
Luego de estas extensas pero necesarias consideraciones me bo, la presentación misma inventiva e interna de las representacio-
dirijo directamente hacia nuestra temática puntual: la imaginación, nes creadas; una producción libre y arbitraria de nuevas imágenes.
Esta imaginación creadora (la síntesis figurativa) causa la corpori-
zación inagotable [unerschöpfliche], la contemplación de un conteni-
26. Cfr. Schelling, “Philosophie der Kunst”, en: Ausgewählte Schriften,
vol. 2, pp. 222.
27. Immanuel Kant, Kritik der reinen Vernunft [KrV], A 120. 28. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 266.

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do sin ejemplos correspondientes. Como consecuencia de la trans- de generar imágenes, como escultores internos incansables y acti-
formación de un enlace objetivo en una vinculación innovadora vos, como un libre juego con posibilidades. Según Hume, no hay
subjetiva es conferido un contenido constituido procedente de la nada más asombroso que el ámbito en donde la imaginación trae
inteligencia misma a la existencia interna-gráfica, con lo cual se ple- sus representaciones. La fantasía “acude de un extremo del univer-
nifica [vollendet] la autointuición de la inteligencia (el poder del so hacia el otro para asir de manera conjunta las representaciones
imaginar en sí hacia fuera). que pertenecen a un objeto”.31 Para Kant “se abre un campo impre-
La inteligencia surge “ya absorbida” por una subjetividad de- visible de representaciones afines, cuyo contenido podría ser incre-
terminada en sí con un contenido particular y concreto. Aquí se ob- mentado por un concepto determinado sobre un modo ilimitado
serva la universalidad ya presente en el pensar, cuya legitimación estéticamente”.32 De este modo, la imaginación creadora es capaz
está en funcionamiento desde un principio. Según Schlegel, las de desplegarse a través de sus propios productos inagotables. Este
representaciones son anticipaciones de un concepto a conformarse. juego de la fantasía conforma -según Hegel- el fundamento univer-
La inteligencia se muestra como soberana de la provisión de imá- sal del arte, lo formal del arte. Este proceso expone lo verdadera-
genes que le pertenecen y de las representaciones, como fuerza li- mente universal en la forma de la imagen particular.33
bre y suave sobre ellas.29 Sin embargo, el juego de la fantasía tiene un doble aspecto: por
En la fantasía hemos puesto ahora una nueva y segunda presencia una parte, es inquieto y puede llevarse a cabo sin reglas. La forma
libre, arbitraria y consciente de la inteligencia; una identidad supe- de la representación implica una copresencia indiferente de figura-
rior entre lo universal y lo particular. En términos de Jean Paul, ciones pluriformes y ambiguas. Lo creado, lo activo, lo inquieto,
una espiritualización del cuerpo y una corporización del espíritu. permanece siempre ambivalente; no se trata de algo logrado per se.
Lo encontrado y lo propio son plenamente puestos en una unidad: Por otra parte, lo no creativo, lo pasivo, la pasividad y el simple
la fantasía se muestra aquí como la capacidad de configurar (Nova- dejar-ser, de ninguna manera están despreciados desde un princi-
lis). Las imaginaciones de la fantasía exponen la unión de lo espiri- pio; ellos yacen efectivamente en la imaginación misma como su
tual interior y del contemplar. Aquí la inteligencia demuestra su fundamento. La fantasía es capaz de alcanzar lo humano y lo inhu-
fuerza sobre las imágenes. Al elevarse sobre el “alma de las imáge- mano, de edificar el cielo y el infierno, y de indicar allí su fuerza y
nes”, intenta de este modo proporcionarles validez y objetividad, su deficiencia misma. Ella puede “oscurecer la presencia por medio
manifestándose y realizándose en sus propias creaciones. Hegel ve de sombras reflejadas del pasado y por sombras avanzadas del
la identidad de grado superior entre lo particular y lo universal en futuro”. Este juego, de modo análogo al entendimiento, es capaz de
el hecho de que la inteligencia existe ahora como particularidad en crear lo inconmensurable de todo tipo. Según Hegel, en la síntesis
la forma de una subjetividad concreta, en la cual la autorreferencia de la imaginación esto se relaciona sólo con la razón formal. Por
(la estructura fundamental del Espíritu) está determinada hacia el consiguiente, ella no representa la capacidad superior de las esen-
ser y hacia la universalidad en el modo de la puesta en imagen de cias libres, lo cual puede ser alcanzado sin una plena actualización
lo universal, en la universalización de la intuición.30 lograda.34 El contenido de la fantasía como tal es indiferente; lo
La inteligencia constituye nuevos mundos internos, un cosmos
de orígenes y conjuntos de posibilidades y numerosos mundos-
imágenes internos. Éstos aparecen como poderes sólidos capaces
31. David Hume, Ein Traktat über die menschliche Natur, op. cit., pp. 38.
32. Immanuel Kant, Kritik der Urteilskraft [KdU], § 49.
33. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 267.
29. Cfr. David Hume, Ein Traktat über die menschliche Natur, Hamburg, 34. Según Hegel, en el Cristianismo se da la reconciliación de Dios con
1989, pp. 21. el hombre en el pasado, la cual se dará con el hombre en el futuro, pero en
30. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 268. el presente no hay ninguna reconciliación lograda. Cfr. Klaus Vieweg,

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pensado no ha alcanzado todavía su formación adecuada. Univer- riencia, la cual, no obstante, supera a la realidad. Así pues, la
salidad y particularidad son, ante todo, plenamente idénticas en el representación (la fantasía) puede comprenderse también como
pensar conceptualizante constatado y legitimado: forma conceptual “ideación”. En su imaginación, en sus figuraciones absolutamente
y contenido coinciden aquí. ambivalentes, la fantasía es más libre que la naturaleza. La esfera
Como sustantivación de phainestai, “fantasía” significa aparecer del mundo empírico exterior e interior, las luces del mundo y la
o aparición, con lo cual nos encontramos de pronto bajo los domi- iluminación interna de las neuronas no se consideran como el
nios del escepticismo pirrónico, el verdadero abogado del aparecer. mundo de la verdadera realidad sino que, todavía en sentido es-
Su apoyo es lo que aparece, el phainómenon, bajo el cual, en la repre- tricto, como en el arte como mera aparición (como fenómeno de la
sentación (la phantasía) comprende lo subjetivo de mi representar, esencia), también se hallan afectadas por la casualidad y la arbitra-
el aparecer como lo verdadero subjetivo. En la representación, el riedad. Primeramente el arte que se basa en las fantasías bellas pro-
objeto todavía es algo exterior y ajeno, un fenómeno, algo todavía porciona (confiere) a los fenómenos una “realidad superior de ori-
inmediatizable, con lo cual el objeto, ante todo, “se presenta ante gen espiritual”.36 Por consiguiente, lejos se encuentra esto de ser
nosotros”, está puesto ante nosotros (es re-presentado). El yo es una mera aparición. La realidad superior y la existencia verdadera
aquí sólo una representación que no ha devenido aún concepto deben oponer los fenómenos artísticos a la realidad cotidiana,
alguno. Así pues, el objeto no está atravesado por la yoidad pen- actualizando de diferentes modos lo universal. Si bien esto puede
sante que piensa. En términos kantianos: el “yo pienso” debe poder ser considerado como un monograma de lo absoluto (Schelling),
acompañar a todas mis representaciones. La negatividad, la subje- no lo es desde el punto de vista de su modo superior de exposi-
tividad, la relatividad y la ataraxia, entendidas como posiciones ción.
habituales del escepticismo tienen sus modos de darse en el len-
guaje del aparecer. La función de un punto atravesado necesaria- c) Tercer grado: La fantasía productora de signos
mente por el camino del conocer proviene de la fantasía, del
“poder fenomenológico” [phänomenologischen Kraft] (Novalis). Este Ante todo, las creaciones de la fantasía permanecen meramente
camino es portador, de igual modo, de un carácter ambiguo: uno en lo interior, en lo subjetivo. Sus imágenes son particulares y sólo
libre y uno no libre, perseverante y negativo, pasivo y no pasivo, gráficamente [anschaulich] subjetivas. Al momento de lo existente, de
feliz e infeliz. Incluso este carácter del representar procede de la la alienación, de la figuración externa [äussere Vergegenwärtigung], de
imagen y del concepto, de la amalgama entre lo fenoménico y lo la nueva representación externa le falta aún un paso para la objetiva-
lógico.35 ción. Lo plenificado en la autointuición interna, la mera síntesis
Como es sabido, el arte, cuya fuente formal se encuentra en la entre conceptos e intuición, lo subjetivo meramente interno debe
fantasía, es considerado como “libre juego con la apariencia” o determinarse como existente, debe producirse respecto de los obje-
como mundo de las apariencias. Schiller describe esta acción de la tos exteriores. En esta acción, la inteligencia produce nuevas intui-
fantasía como un “idealizar”. Según Humboldt, el arte, como facul- ciones para lo exterior, con las cuales regresamos del nivel superior
tas fingendi “lo ideal”, produce una no-realidad de imagen y apa- al punto de partida de la “intuición”. En el signo la verdadera
expresión [Anschaulichkeit] se añade desde la representación misma
constituida. La inteligencia se produce –según Hegel– a sí misma
“Religion und absolutes Wissen. Der Übergang von der Vorstellung in den
en una cosa u objeto, en donde la subjetividad meramente particu-
Begriff”, en: Klaus Vieweg y Wolfgang Welsch (comps.), Hegels Phänome- larizada está excedida. Ella deviene fantasía productora de signos. En
nologie des Geistes, Frankfurt am Main, 2008.
35. Cfr. Klaus Vieweg, Skepsis und Freiheit. Hegel über den Skeptizismus
zwischen Philosophie und Literatur, München, 2007. 36. Hegel, “Vorlesungen über die Ästhetik”, en: Werke, vol. 13, pp. 22.

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este fragmento se encuentran los lineamientos de la semiología de pozo y la pirámide se cierra: “El signo es una cierta intuición inme-
Hegel, inclusive su concepto filosófico del lenguaje y de los signos diata que representa un contenido absolutamente distinto que el
lingüísticos. Hegel se muestra aquí como uno de los fundadores de que tiene de suyo; es como la pirámide en la cual un alma extraña
la comprensión filosófica moderna del lenguaje. se ha colocado y la cobija”.38 En el nivel más alto la estructura del
En la medida en que la inteligencia se relaciona con el grado de Espíritu es alcanzada otra vez. Especialmente el lenguaje de origen
la fantasía de modo libre y arbitrario (e idénticamente consigo espiritual con su carácter de logos y la lógica indican la transferen-
misma), ha regresado ya a la inmediatez, y así debe poner fuera de cia al pensamiento, el cual halla su forma adecuada en el lenguaje.
sí las imágenes y las representaciones producidas como existentes La fantasía se encuentra entre la intuición y el pensamiento, de
u objetivadas [Ver-Objektiviertes], como existencias exteriorizadas, modo tal que no alcanza todavía la plena identidad de la autorrela-
realizando de esta manera la estructura del Espíritu de modo supe- ción, del autodeterminarse en la forma del pensamiento. Ella es la
rior. Los signos de la fantasía operante constituyen una unidad iconoclasta del conocimiento conceptualizante.39 Pero esto ya sería
entre representaciones (autoproducidas e independientes) y una un tema para un nuevo trabajo.
intuición. De este modo se da una identidad superior entre subjeti-
vidad y objetividad. A un objeto exterior elegido libre y arbitraria- [traducción de Damián Rosanovich]
mente le es atribuido (conferido) este significado extraño. Como con-
secuencia de esta apropiación arbitraria desaparece el contenido
inmediato y privado de la intuición; se le es dado un nuevo conte- Recibido el 03/09; aceptado el 07/09.
nido como su alma interna y como significado. Una intuición se
transforma radicalmente en propiedad de la inteligencia. Se reco-
noce así la plena soberanía de la inteligencia y se alcanza el espa-
cio-tiempo puesto, culminando en el lenguaje (el tiempo del sonido
y el espacio de las letras). En esta construcción, en esta invención de
un universo de signos, la inteligencia se muestra como soberana res-
pecto de los signos, cuyos significados, como poder semántico im-
perante de modo libre capaz de almacenar nuestros conocimientos
y nuestros saberes, puede poner en duración y hacer comunicable
la memoria, la cual constituye el fundamento formal de la historia.
Como metáfora para el signo Hegel ofrece la de la pirámide, uti-
lizada por Derrida en el título de un ensayo.37 El círculo entre el

37. Jacques Derrida, “Der Schacht und die Pyramide. Einführung in die
Hegelsche Semiologie“, en: Randgänge der Philosophie, editado por Peter
Engelmann, Wien, 1988 [“El pozo y la pirámide. Introducción a la semiolo-
gía de Hegel“, tr. R. Salvat, en: Jacques D’Hondt (comp.), Hegel y el pensa-
miento moderno, México, Siglo XXI, 1975]. Cfr. Klaus Vieweg, “Das Bildliche 38. Hegel, “Enzyklopädie”, en: Werke, vol. 10, pp. 270.
und der Begriff. Hegel zur Aufhebung der Sprache der Vorstellung in die 39. “Soy libre en el pensamiento porque no existo en otra cosa sino que
Sprache des Begriffs“, en: Klaus Vieweg y Richard T. Gray, Hegel und permanezco en mí por antonomasia”, en: Hegel, “Phänomenologie des
Nietzsche. Eine literarisch-philosophische Begegnung, Weimar, 2007. Geistes”, en: Werke, vol. 3, pp. 156.

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Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

EL SENTIDO DEL RECONOCIMIENTO EN HEGEL1

Luis Mariano de la Maza


Instituto de Filosofía
Pontificia Universidad Católica de Chile

RESUMEN: Se suele objetar a la filosofía de Hegel que su teoría madura habría


desplazado la centralidad del reconocimiento que caracterizara sus esbozos
sistemáticos iniciales en Jena por una teoría más abstracta y formal de la
voluntad libre. Quienes hacen esta afirmación identifican el reconocimiento
con la relación intersubjetiva, entendida como interacción entre individuos. Sin
embargo, hay otros aspectos que desde un comienzo definen la concepción
hegeliana del reconocimiento: eticidad, lucha, espíritu, voluntad general, auto-
conciencia, reconciliación, formación. Procuraré mostrar que el concepto más
determinante de la teoría hegeliana del reconocimiento es el de la formación, el
cual atraviesa y enhebra como hilo conductor todos los demás.

PALABRAS CLAVE: Reconocimiento, Intersubjetividad, Formación

ABSTRACT: Hegel’ Philosophy receives often the objection that in his later
phase the central place of recognition that was characteristic in the Jena
period has been displaced by an abstract and formal theory of free will. This
assert presupposes the identification of recognition with intersubjectivity as
interaction of individuals. But there are also other aspects that defines from
the beginning Hegel's conception of recognition: Sittlichkeit, struggle, spirit,
general will, selfconsciousness, reconciliation, formation. I try to demonstrate
that the most determinant concept in Hegel’s theory of recognition is the
concept of formation, that crosses and threads as a train of thought all other
aspects.

KEYWORDS: Recognition, Intersubjectivity, Formation

1. Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación financiado


por Fondecyt (Nº 1085240). Con pequeñas modificaciones, fue expuesto en
el Congreso sobre la Antropología filosófica de Hegel, Yo y Tiempo, Univer-
sidad de Málaga, 21-24 de septiembre de 2004. Agradezco la autorización
para su publicación en la RLF.

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228 L. M. DE LA MAZA EL SENTIDO DEL RECONOCIMIENTO EN HEGEL 229

Introducción mente por la libertad, entendida como estar consigo mismo en el


otro, y por ende como autoconciencia, en la que la intersubjetivi-
Entre los comentaristas de la filosofía práctica de Hegel es fre- dad se transforma en la unidad de un nosotros que es un yo. Sin
cuente el reproche de que en su sistema maduro ha desplazado la embargo, hay otros aspectos que desde un comienzo definen la
concepción del reconocimiento intersubjetivo, que fuera determi- concepción hegeliana del reconocimiento, los cuales, lejos de
nante en sus esbozos sistemáticos iniciales en Jena, por una teoría diluirse con el desarrollo de su sistema, cobran una importancia
más abstracta y formal de la voluntad libre, en la que el reconoci- cada vez mayor. Procuraré mostrar, a la luz de esta concepción,
miento quedaría muy desperfilado.2 Esta observación tiene el que Hegel mantiene consistentemente desde sus primeros desa-
inconveniente de no precisar que los conceptos de reconocimiento rrollos sistemáticos en Jena hasta la última exposición de su siste-
e intersubjetividad pueden ser interpretados en distintos sentidos, ma en Berlín, la posición de que el ser humano solo se realiza
algunos de los cuales no son compatibles entre sí. Ambos concep- como sujeto cuando aprende a relacionarse negativamente con su
tos apuntan a una forma de unificación de las relaciones entre indi- particularidad natural, sus inclinaciones, deseos e instintos y es
viduos, pero esta unificación se puede presentar de diferentes capaz de autodeterminarse de acuerdo a principios aceptados
maneras. Puede entenderse, por ejemplo, como la unidad relativa intersubjetivamente en la comunidad a la que pertenece. Pero en
que surge de la asociación de sujetos particulares que no abando- este proceso el sentido de la intersubjetividad experimenta algu-
nan su condición de tales, o bien como la unidad de un todo en la nas modificaciones, que si bien no la anulan, acentúan cada vez
que los individuos se consideran a sí mismos como miembros de más un aspecto de ella, a saber la unidad universal y concreta del
una realidad superior que en cierto modo les antecede. A su vez el espíritu libre.
todo puede entenderse en un sentido abstracto, como el universo
de los sujetos racionales en general, o como la unidad concreta de
una comunidad determinada. 1. El reconocimiento en los esbozos sistemáticos de Jena
Cuando se afirma que la teoría hegeliana del reconocimiento
pierde importancia en el sistema maduro de Hegel se está identi- En el origen del concepto del reconocimiento se encuentra pri-
ficando el reconocimiento solamente con uno de los componentes meramente el concepto de la eticidad, tal como aparece en un
que para Hegel le son constitutivos, a saber la relación intersubje- manuscrito fragmentario de 1802/03 que fue publicado póstuma-
tiva entendida como interacción entre individuos. Efectivamente, mente con el título Sistema de la Eticidad. Este concepto apunta en
el modelo de la intersubjetividad, así entendido, palidece gra- lo esencial a una mediación entre sujetos particulares y comunidad
dualmente frente al modelo del espíritu, que se define esencial- intersubjetiva. A su vez esta comunidad tiene dos formas. La pri-
mera es natural y se expresa principalmente en la unidad familiar
determinada por el sentimiento del amor; la segunda, en cambio es
“absoluta” o espiritual y supone la relación negativa del sujeto par-
2. Cf. por ejemplo Michael Theunissen: “Die verdrängte Intersubjektivität ticular con su individualidad natural, sus inclinaciones, deseos e
in Hegels Philosophie des Rechts”, en: D. Henrich/ R.- P. Horstmann (edito- instintos, y con ello la elevación a una comunidad universal deter-
res): Hegels Philosophie des Rechts. Die Theorie der Rechtsformen und ihre Logik,
minada por la razón, que alcanza su plenitud en la organización
Stuttgart, Kohlhamer, 1982, pp. 317-381; Jürgen Habermas: Der philosophische
política de los pueblos, es decir en el Estado.
Diskurs der Moderne, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1988, pp. 34-58; Vittorio
Hösle: Hegels System. Der Idealismus der Subjektivität und das Problem der Inter- En el comienzo de la eticidad natural se encuentra la relación de
subjektivität, vol II, Hamburgo, Meiner, 1987, pp. 365-385; Axel Honneth: Der la pareja hombre-mujer que realizan una unión anterior a toda
Kampf um Annerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialer Konflikte. Mit determinación racional, pues se basa únicamente en el “sentimien-
einen neuen Nachwort, Francfort del Meno,Suhrkamp, 2003, pp. 11 s. to indiferenciado” del amor, en el cada uno contempla al otro como

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otro y a la vez como sí mismo.3 La relación de pareja es solo la esta- gel, por el desgarramiento de la primera forma inmediata o natu-
ción inicial de un proceso que continúa en la relación de los padres ral. El reconocimiento no implica solamente una interacción positi-
con sus hijos. En esta segunda fase el sentimiento es elevado a la va entre individuos que se aceptan mutuamente, sino que conlleva
intuición de sí en un individuo: los padres ven en su hijo la objeti- también el conflicto y la lucha por la posesión de cosas y por el
vación de su propia unión. La formación de la individualidad del honor asociado a la posesión.
hijo a la que tiende naturalmente la familia desemboca en el reco- Este cambio cualitativo lo expone Hegel sobre la base de la con-
nocimiento del hijo como un individuo independiente. cepción hobbesiana de la guerra de todos contra todos, que caracte-
El paso siguiente del proceso de reconocimiento se refiere a las riza el estado de naturaleza.5 Sin embargo, Hegel somete la teoría
relaciones jurídico-contractuales entre propietarios, que implican la de Hobbes a una profunda transformación. Por de pronto, no se
aceptación tanto de la apropiación individual de cosas como de las trata para él de una guerra carente de todo sentido ético, sino de un
pretensiones y derechos asociadas a la propiedad, que se inscriben conflicto que apunta al restablecimiento de la unidad de dos tipos
en relaciones sociales que trascienden el ámbito de la convivencia de relaciones que han sido desplegadas anteriormente en la forma
familiar. De este modo, el reconocimiento del individuo se realiza, de la eticidad natural, a saber, las relaciones de propiedad y de
pero a la vez se circunscribe a las relaciones de propiedad. La honor. Ambas deben ser recuperadas en un ordenamiento ético de
forma superior de reconocimiento dentro de la eticidad natural, es nivel superior a través de una lucha por la propiedad en la que no
aquella en la que se hace abstracción de cualquier determinación o se trata solamente de restablecer sus bienes a quien le han sido qui-
cualidad particular del individuo para considerarlo como una tota- tados, sino también de restablecer su honor mancillado, puesto que
lidad viviente, a la que se designa como “persona”.4 el derecho a la posesión de sus bienes está en la base de su recono-
Todas las formas de reconocimiento examinadas hasta aquí cimiento como persona. En este sentido, la lucha tiene un significa-
relacionan a los individuos entre sí desde la perspectiva de su par- do distinto para el que roba y para el robado. Mientras el primero
ticularidad. El tránsito hacia la eticidad propiamente tal, o eticidad se interesa únicamente en la apropiación de una cosa, el segundo
absoluta, requiere un cambio cualitativo, en virtud del cual la sin- busca defender su honor junto con recuperar sus bienes. La lucha
gularidad de los individuos es recogida en una universalidad por el honor se diferencia de la lucha por la propiedad por el hecho
donde las diferencias no son sino partes de un todo, el todo del de que en la primera la disposición a perder la vida es mayor que la
pueblo. disposición a ser despreciado como persona.6 El resultado de esta
Pero para llegar a la segunda forma de comunidad, mediada lucha es que los contrincantes aprenden que su realización como
por la razón universal, los individuos deben atravesar, según He- individuos depende necesariamente de la existencia de una totali-
dad ética ordenadora e integradora que proteja sus propiedades y
su honor por encima de la defensa de intereses meramente relativos
3. Georg Wilhelm Friederich Hegel: Gesammelte Werke (GW), edit. por la y arbitrarios. En este sentido, la eticidad renovada es “absoluta”.7
Rheinisch-Westfälischen Akademie der Wissenschaften, Hamburgo, Mei- Hegel desarrolla su teoría del reconocimiento con algunas
ner, 1968 ss., vol. V: Schriften und Entwürfe (1799 -1808), edit. por Kurt Reiner importantes modificaciones y precisiones en dos esbozos de siste-
Meist y Manfred Baum, con la colaboración de Theodor Ebert, p. 289. Esta
idea ya había sido introducida por Hegel en los fragmentos sobre el amor
del período de Francfort. Cf. Frühe Schriften. Theorie Werkausgabe, edición
de Eva Moldenhauer y Karl Markus Michel, Francfort del Meno, Suhrkamp, 5. Cf. Ludwig Siep: “Der Kampf um Anerkennung. Zur Auseinander-
1969 ss., vol. I, 1971, pp. 239, 244-250, 394; Escritos de Juventud, edición, setzung Hegels mit Hobbes in den Jenaer Schriften”, en: Hegel-Studien 9
introd. y notas de José M. Ripalda, trad. de Zoltan Szankay y José M. Ripal- (1974), pp. 155-207.
da, México, Fondo de Cultura Económica, 1978, pp. 243, 261-266, 364. 6. GW V, p. 318 ss.
4. GW V, p. 304. 7. GW V, p. 324 s.

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ma que también permanecieron fragmentarios e inéditos hasta su La autoafirmación del individuo y de su posesión como una
muerte: el Esbozo de Sistema de 1803/1804 y el Esbozo de Sistema de totalidad lleva al intento de destruir la totalidad del otro, arriesgan-
1805/06, también conocido como Filosofía real. En el primero ya no do la propia vida. La lesión de cualquier posesión particular impli-
expone el tránsito a la eticidad absoluta desde la eticidad natural, ca una “ofensa absoluta, una ofensa de todo su ser, una ofensa de
sino más bien como un proceso de formación de la conciencia hacia su honor; y la colisión por cada cosa singular es una lucha por el
el espíritu. El punto de partida es la conciencia empírica, que se todo.”9 La lucha por el reconocimiento conduce, entonces, a una
constituye como tal en confrontación con la naturaleza. Esta con- “contradicción absoluta”,10 entre la intención de asegurar lo propio
frontación se realiza a través de lo que Hegel, siguiendo la termino- y al mismo tiempo arriesgarlo todo. Pero esta contradicción es el
logía de Schelling, llama “potencias” del espíritu en formación: el paso necesario para alcanzar la conciencia de que su totalidad sólo
lenguaje, el trabajo y la familia. puede ser conservada al precio de ser superada, y que solo en tanto
En comparación al Sistema de la Eticidad es notable la extensión que superada alcanza el reconocimiento:
que alcanza en este manuscrito el material sobre la economía polí-
tica, que constituye un sistema de comunidad y dependencia “Yo sólo puedo conocerme como esta totalidad singular en la concien-
mutua, en cuya base está el lenguaje. A través del lenguaje, la con- cia del otro en tanto que me pongo en su conciencia como alguien que
en mi excluir soy una totalidad del excluir, procuro su muerte. En tanto
ciencia se hace cargo de las cosas, las que al ser nombradas dejan
que procuro su muerte, me expongo a mí mismo a la muerte, arriesgo
de tener una existencia natural e independiente. Al mismo tiempo mi propia vida, incurro en la contradicción de querer afirmar la singu-
por el lenguaje la conciencia se tiene presente a sí misma como dis- laridad de mi ser y de mi posesión; y esta afirmación pasa a su contra-
tinta y distante de las cosas en tanto que las objetiva y las retiene en rio, que consiste en que sacrifico toda esta posesión y la posibilidad de
la memoria. Al nombrar las cosas, el lenguaje somete la multiplici- toda posesión y disfrute, la vida misma.”11
dad caótica de las intuiciones a un orden de objetos identificables.
Del mismo modo, el trabajo termina con los deseos de satisfacción El resultado de la lucha en el Esbozo de 1803/04 es el “espíritu
inmediata y posterga el goce. A la función mediadora permanente del pueblo”, donde el individuo supera su particularidad a través
entre la conciencia y las cosas que en el lenguaje cumplen los nom- de la vida ética social, en la que se hace uno con otros sin dejar de
bres, corresponde en el trabajo la función mediadora de las herra- ser él mismo.12 En este contexto social reaparece el trabajo, pero
mientas, como elemento que permanece en el transcurso de la ahora como trabajo mediado por la actividad de los otros. El hom-
transformación de la naturaleza.8 bre no trabaja sólo para sí mismo, sino también para otros. Hegel
Igual que en el Sistema de la Eticidad, la familia constituye en el considera que el intercambio no es algo añadido secundariamente
Primer Esbozo de Sistema la condición básica de la elevación de la al trabajo, sino más bien una condición inseparable del mismo, que
conciencia singular a la universalidad, pues en ella se encuentra requiere de la interacción basada en el reconocimiento. Este aspec-
tanto el sentimiento unificador elemental entre los individuos, que to social del trabajo acarrea consigo una peculiar dialéctica de inte-
es el amor, como el paso del amor a la lucha. Nuevamente es en el gración a la vez que de desintegración o de “abstracción” Por una
hijo que los padres reconocen la realización objetiva de su propia parte el trabajo constituye una humanidad universal, a través de la
conciencia común, que debe ser educada hasta llegar a ser una tota- recíproca interdependencia de todos los que participan en el proce-
lidad independiente. Al salir el hijo del ámbito de su familia y
enfrentar a otras totalidades semejantes se desencadena inevitable-
mente la lucha por el reconocimiento. 9. GW VI, p. 217.
10. GW VI, p. 221.
11. GW VI, p. 310.
8. GW VI, p. 300. 12. GW VI, p. 223.

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so productivo, pero por otra parte se hace cada vez más especiali- el cuestionamiento de la totalidad de un individuo, sino la toma de
zado y por ende menos relacionado con la satisfacción inmediata posesión de un “pedazo de la tierra”, que excluye a los otros. La
de las necesidades de los trabajadores.13 El incremento de la pro- referencia al estado de naturaleza de Hobbes y Rousseau es eviden-
ductividad, y con ello del nivel general de satisfacción, se logra te y explícita. Sin embargo, la salida de este estado se plantea de
sobre la base de la abstracción y enajenación del trabajo. Para forma muy diferente a la de los clásicos del contractualismo. No se
mediar entre el individuo y el trabajo que se ha enajenado de él en trata de que el estado de derecho resulte de un acuerdo externo a la
la sociedad moderna, se requiere del dinero,14 pero la mediación a situación inicial, sino de un proceso interno a ésta. En la Filosofía
través del dinero está asociada, a su vez, a desigualdades, que, en Real queda claro que para Hegel el estado de naturaleza y la lucha
parte al menos, son efecto de la contingencia y el azar. por el reconocimiento que caracteriza este estado poseen un poten-
En la Filosofía Real o Esbozo de Sistema de 1805/06 Hegel desarro- cial ético que de alguna manera muestra sus efectos, incluso antes
lla, bajo el título de “Constitución” una teoría del Estado como fac- del establecimiento de normas jurídicas y morales. El hombre está
tor de integración y articulación de las diferencias, mediante su destinado necesariamente al reconocimiento recíproco desde antes
intervención reguladora de los asuntos de interés general. Este del establecimiento de las relaciones jurídicas, pues de lo contrario
esbozo de sistema incorpora en la teoría del reconocimiento el con- no alcanzaría nunca una convivencia racional con otros.
cepto de la voluntad general, desarrollada a partir de una concep- En la lucha por el reconocimiento el individuo toma conciencia
ción del yo teórico o del intelecto, que se relaciona con el mundo de ser distinto de lo que creía ser: cada vez que toma posesión
como posibilidad de acción que solo se concreta a través de la exclusiva sobre algo, en el acto mismo de excluir al otro en el saber
acción de la voluntad que, en tanto que inteligente, no es meramen- de sí, en vez de referirse puramente a sí mismo, remite también al
te particular, sino general.15 saber del otro que excluye, justamente en tanto que lo excluye.
A partir de esta caracterización del espíritu como voluntad gene- Como lo que importa en el reconocimiento no es simplemente la
ral, retoma Hegel una vez más las relaciones intersubjetivas desde posesión de algo, sino valer absolutamente para el otro, la lucha se
la relación de los sexos como unión que supera la diferencia. El convierte en lucha a muerte. Sin embargo, en la medida que los
amor es la primera forma del reconocimiento intersubjetivo, pero a contrincantes alcanzan el “saber de la voluntad” del otro, es decir
diferencia de los desarrollos anteriores no tiene ahora un carácter de la voluntad de no ser excluido por el otro y de ser para sí
ético, sino que constituye solamente una condición de la eticidad, mismo, no es necesario llegar al extremo de la muerte propia o
sin la cual esta no llega a realizarse. Como en los textos anteriores, el ajena. El “saber de la voluntad” es un saber universal que hace
amor entre hombre y mujer se objetiva en el hijo, quien cobra inde- también del reconocimiento algo universal, pues cada uno sabe que
pendencia individual a través del proceso educativo y se separa del su voluntad incluye también el saber de la voluntad del otro. Este
núcleo familiar para iniciar la lucha por el reconocimiento. reconocimiento universal es la “eticidad en general, pero en forma
Esta lucha se presenta de una manera diferente al Esbozo de inmediata es el derecho.”16 Es decir, el derecho es la forma primera
1803/04, pues tiene diversas etapas. El punto de partida no es ahora y más elemental de la eticidad, ulteriormente determinable con for-
mas más concretas de reconocimiento.
El proceso de diferenciación y concretización de la eticidad co-
mienza con la relación de intercambio, que presupone el reconoci-
13. GW VI, p. 321 s.
14. GW VI, p. 324. miento del derecho de propiedad, y se prolonga en el contrato, con
15. GW VIII: Jenaer Systementwürfe III, edit. por Rolf- P. Horstmannn lo cual surge la posibilidad de su rompimiento, o sea del delito. La
con la colaboración de Johann H. Trede. 1976, p. 222 s.; traducción: Filosofía
Real, edición de J. M. Ripalda, México/Madrid/B. Aires, Fondo de Cultura
Económica, 1984, p. 182. 16. GW VIII, p. 222; trad., p. 18.

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existencia del delito es un efecto del derecho, por cuanto la coer- 2. El reconocimiento en la Fenomenología del espíritu
ción que éste implica es experimentada por uno de los suscriptores
del contrato, con el correr del tiempo, como un perjuicio en rela- La Fenomenología del espíritu de 1807 aborda el tema del recono-
ción a determinadas cualidades o aspiraciones suyas. La respuesta cimiento como un momento estructural de la historia de la forma-
ética no consiste en atender a las demandas de la individualidad ción de la conciencia desde su configuración inicial, como concien-
que busca reivindicar sus intereses como tal individuo, sino, por el cia enfrentada a un objeto independiente del que se diferencia y
contrario, en confirmar la voluntad general y validarla en tanto que con el que a su vez se relaciona como singularidad sensible, como
absoluta, mediante el castigo al delincuente, que permite restituir el cosa de múltiples propiedades y como interioridad accesible al
reconocimiento lesionado. 17 entendimiento primero sensiblemente y luego intelectualmente,
Con la sanción pública del delito aparece el Estado en el hori- hasta su plena realización como conciencia que se identifica por
zonte de las relaciones éticas, y se hace evidente la tensión entre completo con su objeto en la forma del saber absoluto.
dos concepciones de la eticidad: la que se funda en la intersubjeti- Con palabras que se han hecho célebres, Hegel define en el Pró-
vidad y la que se funda en la teoría del espíritu. Con la dimensión logo de la Fenomenología el sentido de la perspectiva filosófica que
del Estado pasa a la delantera la segunda de estas concepciones, con ella pretende abrir: “Según mi modo de ver, que deberá justifi-
pues según Hegel encarna al espíritu como un sujeto absoluto, que carse solamente mediante la exposición del sistema mismo, todo
se sabe a sí mismo como un poder para el que nada vale que no sea depende de que lo verdadero no se aprehenda y se exprese como
él mismo.18 La consecuencia es que la relación de los ciudadanos sustancia, sino también y en la misma medida como sujeto.”22
con el Estado está determinada por la “formación en la obedien- Esta frase encierra un programa de filosofía al que la Fenomeno-
cia”, originariamente realizada por el tirano, aunque con el correr logía del espíritu se limita a introducir. Uno de los aspectos funda-
del tiempo éste se hizo innecesario y por tanto superfluo para mentales de este programa tiene que ver con el método de exposi-
imponer el derecho.19 Lo que importa para el individuo es ser parte ción del saber filosófico o especulativo. El desarrollo del método
de la universalidad del Estado, que tiene en él sus leyes, “su exis- especulativo presenta un aspecto negativo y uno positivo. El aspec-
tencia, ser y pensar”.20 to negativo consiste en la crítica del conocimiento reflexivo, que es
No obstante lo anterior, el Estado no representa para Hegel la propio del entendimiento abstracto, el cual interpreta el saber filo-
forma superior del reconocimiento, pues más allá de la esfera de la sófico como un saber proposicional, en el que a una determinada
eticidad se encuentra el espíritu que se sabe absolutamente a sí sustancia fija en sí se le atribuyen externamente unos predicados
mismo en el arte, la religión y la filosofía. En la religión –y en la generales a través de la cópula.
filosofía que no hace sino elevar a concepto el contenido ya alcan- El aspecto positivo es la presentación de un pensar especulativo
zado de la religión– todos los hombres se saben idénticos con Dios, que concibe el sujeto de la proposición como un auténtico sujeto,
y en la medida en que obran consecuentemente superando su par- vale decir como una realidad que se autodetermina, poniendo ella
ticularidad, cada uno tiene un valor absoluto.21 misma las diferencias respecto de sí, pero sólo para reconocerlas
posteriormente como determinaciones puestas, y por tanto idénti-

17. GW VIII, pp. 235 s.; trad., p. 191 s.


18. GW VIII, p. 254; trad., p. 208 s. lativen Religionsphilosophie in Hegels Frühschriften, Suttgart/Bad Cannstatt
19. GW VIII, p. 258 ss.; trad., p. 211 s. Frommann–holzboog, 1997.
20. GW VIII, p. 253 s.; trad., p. 208. 22. GW IX: Phänomenologie des Geistes, edit. por Wolfgang. Bonsiepen y
21. GW VIII, p. 280; trad., p. 228. Cf. Thomas M Schmidt: Anerkennung Reinhard Heede, 1980, p. 18; Fenomenología del espíritu, trad. de Wenceslao
und absolute Religion. Formierung der Gesellschaftstheorie und Genese der speku- Roces, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, p. 15.

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cas con ella en su no-identidad. El automovimiento del concepto tanto, la mediación de otro yo. El yo encuentra únicamente en otro
consiste justamente en pasar de un concepto determinado a otro yo un objeto adecuado a sí mismo, puesto que sólo con él compar-
diferente, contenido negativamente en él. Este automovimiento del te su carácter de yo. Pero al mismo tiempo, el yo se caracteriza por
concepto no ocurre al margen de la conciencia. Es algo objetivo, un la referencia a sí mismo, es decir por la reflexividad. El sujeto es
en sí, pero a la vez es subjetivo, un en sí para la conciencia. La apa- absoluto, todo es para él o en relación a él; no existe nada que no
riencia de separación de la conciencia y su objeto es, según Hegel, esté referido al yo.
el principal impedimento para captar la verdad en su pureza cien- El reconocimiento sólo es posible en forma recíproca, como
tífica, y por lo mismo la tarea específica de la Fenomenología del espí- resultado de un proceso en el que se conectan simétricamente refle-
ritu consiste, en tanto que primera parte introductoria al Sistema de xividad e intersubjetividad.25 El otro yo tiene que ser superado
Filosofía, en superar esa apariencia. –para que no me reduzca a objeto suyo– pero a la vez conservado
En la base del capítulo de la Fenomenología sobre la autoconcien- –para que me reconozca como sujeto de la relación–. En esto con-
cia se encuentra el concepto de la vida. La vida es como el torrente siste la dialéctica del amo y del esclavo, que Hegel expone ahora
sanguíneo que se despliega diferenciadamente, animando todo lo dejando fuera aspectos esenciales de sus esbozos sistemáticos ante-
que encuentra a su paso, pero disolviendo al mismo tiempo las riores, como p. ej. la referencia al amor y la familia.
diferencias, a las que reúne en la unidad dinámica de un organis- La aniquilación del otro o la lucha a muerte es estéril e incon-
mo.23 En este sentido no se relaciona con nada contrapuesto o ducente, pues su resultado no puede proporcionar la mediación
externo, sino solamente consigo misma, puesto que todas las dife- entre las dos autoconciencias requerida por el reconocimiento.26
rencias le son inmanentes. Hegel añade a este concepto de vida un Por lo tanto, es reemplazada por la autoconciencia señorial que se
dinamismo teleológico de autorrealización como sujeto cognoscen- ha constituido como tal porque prefiere arriesgar la vida antes que
te: “La sustancia viva es, además, el ser que es en verdad sujeto o, lo ceder su independencia a la otra autoconciencia, mientras que esta
que significa lo mismo, que es en verdad real, pero sólo en cuanto otra prefiere someterse antes que perder la vida. Sin embargo, en
es el movimiento del ponerse a sí misma o la mediación de su esta relación no se produce el reconocimiento buscado, pues no
devenir otro consigo misma.”24 A diferencia de los estadios ante- hay reciprocidad entre las autoconciencias.27 Al obtener su recono-
riores de la experiencia de la conciencia, el objeto vida ya no es cimiento de un esclavo, la autoconciencia del señor queda rebajada
exterior a la conciencia, es un objeto en el que ésta encuentra su al nivel de una autoconciencia servil, mientras que el siervo toma
propio despliegue. En sentido profundo, la vida no es solamente conciencia de sí mismo como un ser cuya existencia completa se
una realidad biológica, sino vida espiritual, o vida consciente de sí encuentra en vilo ante la amenaza de la muerte, y al mismo tiempo
misma. se forma a sí mismo mediante la disciplina del trabajo productivo
Pero esta autoconciencia de la vida se alcanza se alcanza a tra- en el que puede reconocer su propia obra, a diferencia del señor
vés de un proceso que implica una relación que va más allá del que permanece improductivo y por lo mismo impedido de for-
mero conocimiento de un objeto por parte de un sujeto. Para que el marse.28
sujeto pueda reconocerse a sí mismo como sujeto tiene que superar En la medida que el objeto formado y la autoconciencia del
la oposición sujeto-objeto, y esa superación solo se da en la medida señor permanezcan desconectados, no se produce la mediación
que se relaciona con un objeto que no le es ajeno. La condición de
posibilidad para conocerme a mí mismo como un yo es, por lo
25. GW IX, p. 109; trad., p. 113.
26. GW IX, p. 112; trad., p. 116 s.
23. GW IX, p. 104 ss.; trad, p. 108 ss. 27. GW IX, p. 114; trad., p. 118.
24. GW IX, p. 18; trad., p. 15 s. 28. GW IX, p. 115; trad., p. 120.

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buscada entre las autoconciencias. Por ello, la dialéctica del amo y sus realizaciones, tanto en el hombre como en Dios, que por lo
el esclavo desemboca en la libertad de la autoconciencia, que a tra- mismo no pueden concebirse como algo contrapuesto, al modo de
vés de las figuras del estoicismo, el escepticismo y la conciencia lo finito y mutable enfrentado a lo infinito e inmutable, sino que
desventurada avanza desde la relación de indiferencia con la que el tienden a unificarse y se unifican efectivamente en un proceso que
pensamiento puro enfrenta las vicisitudes de la vida (y por ende Hegel designa, a partir de su interpretación del cristianismo en
también la diferencia entre las formas particulares de vida como las tanto que la forma más elevada y completa de la religión, como un
del amo y del esclavo), hasta la integración de lo eterno y de lo proceso de reconciliación entre el hombre y Dios, la que pasa por la
pasajero que caracterizará a la razón en sus formas teórica y prácti- figura de Jesucristo en tanto que encarnación, muerte carnal y resu-
ca. Pero no será sino en los capítulos sobre el espíritu y la religión rrección espiritual de Dios en la comunidad cristiana.30 El último
que el reconocimiento podrá alcanzar su realización, que para eslabón de esta reconciliación lo realiza la filosofía en tanto que
Hegel implica también la necesidad de la reconciliación. saber absoluto unificador de la forma del saber conceptual y el con-
El concepto de la reconciliación presenta en Hegel una forma tenido de la autorrevelación del espíritu en la religión.31
ética y una forma religiosa inseparablemente unidas, en el marco
espiritual de un pueblo. Especifica y precisa el sentido general del
reconocimiento en el sentido de que lo refiere a la superación de la 3. El reconocimiento en el sistema maduro de Hegel
oposición implícita o explícita entre el bien y el mal que surge ine-
vitablemente de la acción de sujetos libres en una comunidad. En la Enciclopedia de las ciencias filosóficas (tres ediciones: 1817,
Estas oposiciones aparecen en la eticidad griega representadas por 1827 y 1830) el reconocimiento reaparece en el marco de una feno-
la ley divina defendida por Antígona y la ley humana defendida menología cuya función ya no es la de introducir al sistema de la
por Creonte, y en el mundo cultural cristiano son representadas filosofía, sino la de mediar, en la primera parte de la filosofía del
principalmente por la tensión entre la fe y la ilustración. En la espíritu, o espíritu subjetivo, entre la antropología, que expone su
medida que se trata de posiciones unilaterales y excluyentes, nin- aspecto más cercano a la animalidad natural, y la psicología, que
guna de ellas logra realizar adecuadamente las exigencias del espí- pone las bases del pensamiento y la voluntad como los elementos
ritu, y por lo tanto no permite que la realidad divina se haga efecti- estructurales que constituyen la libertad del espíritu. El desarrollo
vamente presente a los hombres. En cambio, Dios se manifiesta en de esta libertad en el mundo es el tema del que se ocupa luego el
la comunidad humana en el mismo momento en que la posibilidad espíritu objetivo, cuyo contenido coincide con la exposición de los
del mal es aceptada y quien incurre en él es perdonado, lo que por Principios de la filosofía del derecho (1821).
cierto no excluye el castigo, como ocurre con el delincuente que es Los §§ 35-36 de la Filosofía del Derecho se refieren al concepto de
rehabilitado y reintegrado a la comunidad de los sujetos racionales persona como espíritu libre que se tiene a sí mismo como objeto y
a través de la aplicación de una pena justa.29 fin, y como sujeto de derechos reconocidos por otros sujetos de
Esta unificación espiritual de los extremos inicialmente exclui- derecho que se deben respeto mutuo: “El precepto del derecho es,
dos se da para Hegel, en último término, entre el espíritu finito y el por lo tanto: sé una persona y respeta a los demás como persona.”32
espíritu infinito, el hombre y Dios, o el Estado y la religión. Para
que el Estado pueda representar efectivamente la universalidad
ética absoluta que Hegel le asigna, no puede sino tener un carácter 30. GW IX, pp. 399-421; trad., pp. 433-457. Cf. GW VIII, pp. 283-296;
divino. Lo divino o absoluto se refiere al absoluto del espíritu y de trad., pp. 230-232.
31. GW IX, pp. 424-428; trad., pp. 463-466.
32. Grundlinien der Philosophie des Rechts oder Naturrecht und Staatswis-
29. GW IX, p. 362; trad., p. 392. senschaft im Grundrisse. Theorie Werkausgabe, vol. VII, 1976; Principios de la

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Ello implica que el comienzo del espíritu objetivo como derecho de los dos yo y su identidad concreta como la libertad de la auto-
abstracto presupone y contiene el momento del reconocimiento, tal conciencia o autoconciencia universal.37
y como es tratado en el espíritu subjetivo de la Enciclopedia.33 Así lo
establece claramente la Observación al § 71 del Filosofía del derecho: En el § 433 de la Enciclopedia, Hegel sostiene que la interpreta-
ción del reconocimiento como lucha asimétrica y sometimiento a
“El contrato supone que los que participan en él se reconocen como per- un amo sólo constituye una relación pre-estatal, a partir de la cual
sonas y propietarios, puesto que es una relación del espíritu objetivo, el debe surgir el reconocimiento simétrico entre personas iguales, que
momento del reconocimiento ya está supuesto y contenido en él.”34 es constitutiva del Estado. Esta tesis se complementa en la Filosofía
del derecho con la afirmación de la necesidad de salir de la condición
Según Hegel, lo que define al espíritu es el autoconocimiento y natural del hombre, que es según Hegel, contrariamente a la posi-
la autodeterminación, entendidos ambos como una relación de ción de Rousseau, justamente la que lo mantiene en la esclavitud.
sujeto y objeto, en sentido teórico y práctico, respectivamente. La
autoconciencia, expuesta en la fenomenología del espíritu subjeti- “El punto de vista de la voluntad libre, con el que comienzan el dere-
vo, es la estructura fundamental de esta doble relación, y está cons- cho y la ciencia del derecho, está más allá de la falsa posición que con-
tituida por tres momentos, que responden claramente al modelo de sidera al hombre como un ser natural y sólo como concepto existente
la división lógica del concepto en universalidad abstracta, particu- en sí, con lo que se vuelve apto para la esclavitud. Esta antigua apa-
laridad e individualidad o universalidad concreta,35 que determina riencia no verdadera corresponde al espíritu que sólo ha llegado al
estadio de la conciencia. La dialéctica del concepto y de la conciencia
igualmente el concepto de voluntad libre que está en la base del
todavía solo inmediata provoca la lucha del reconocimiento y la rela-
espíritu objetivo y la Filosofía del derecho:36 ción del señorío y la servidumbre (v. Fenomenología del espíritu, págs.
115 y ss., y Enciclopedia de las ciencias filosóficas, §§ 352 y ss.).”38
1. La primera mediación o mediación inmediata y abstracta entre suje-
to y objeto, consistente en la anulación del objeto en el sujeto: yo
Ahora bien, cuando Hegel habla de la condición natural del
puro (yo=yo), deseo o apetito (Begierde).
2. La duplicación del yo en dos yo contrapuestos y enfrentados: la lu- hombre o del equivalente al estado de naturaleza de Hobbes y
cha a muerte y la dialéctica de amo y esclavo, señorío y servidumbre. Rousseau, incluye en cierto modo el concepto de la sociedad civil,
3. La segunda mediación, consistente en la superación de la oposición que en él no se identifica, como en la filosofía política anterior, con
el Estado. El desarrollo de la diferencia entre la sociedad civil y el
Estado es para Hegel una necesidad por cuanto es condición de
filosofía del derecho, traducción de Juan Luis Vermal, Ed. Sudamericana, posibilidad para la justificación del primado de lo universal sobre
Buenos Aires 2004, § 36. lo particular.39 La sociedad civil está marcada por una tensión entre
33. Cf. Julio De Zan: La filosofía Práctica de Hegel, Río Cuarto, ediciones
del ICALA, 2003, pp. 405 s. Al respecto es interesante la discusión entre
Karl Heinz-Ilting y Ludwig Siep, reseñada por Gabriel Amengual en su 37. Cf. Enzykloplädie der philosophischen Wissenschaften im Grudrisse
libro La moral como derecho. Estudio sobre la moralidad en la Filosofía del Dere- (1830), edit. por Friedhelm Nicolin y Otto Pöggeler, Meiner, Hamburgo
cho de Hegel, Madrid, Trotta, 2001, pp. 75-78. 1969; Enciclopedia de las ciencias filosóficas, ed. cast. de Ramón Valls–Plana,
34. Philosophie des Rechts, § 71, Obs. Alianza, Madrid 1997, §§ 424-436.
35. Cf. GW XII: Wissenschaft der Logik II: Die subjektive Logik (1816), edit. 38. Philosophie des Rechts, § 57, Obs. Las referencias entre paréntesis
por Friedrich Hogemann y Walter Jaeschke 1981, pp. 32-52; Ciencia de la corresponden a GW IX, 109 ss.; trad. 117, y a Enzyklopädie, 3ª ed. §§ 430 ss.
Lógica, trad. de Augusta y Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires, Solar-Hachet- 39. Cf. Rolf-Peter Horstmann: “Hegels Theorie der bürgerlichen
te, 1968, pp. 531-549. Gesellschaft”, en: Ludwig Siep (editor): Grundlinien der Philosophie des
36. Philosophie des Rechts, §§ 5-7. Rechts, Berlin, Akademie Verlag, 1997, pp.193-216.

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un principio centrífugo de particularidad y otro centrípeto de uni- der relaciones complejas y universales. En sentido práctico signifi-
versalidad. El principio de particularidad está representado por ca inhibir el obrar según inclinaciones y deseos, para adquirir hábi-
personas privadas concretas portadoras de deseos y necesidades tos de ocupación y habilidades universales basados en la discipli-
subjetivas.40 La universalidad brota de la interacción de esas perso- nada adaptación a los condicionamientos de la naturaleza y de la
nas concretas, y como principio busca la integración de los indivi- relación con los otros.43
duos atomizados. Ahora bien, el trabajo de formación así entendido exige contra-
Si bien el orden económico de la sociedad civil o sistema de rrestar la tendencia de la sociedad civil a la atomización y desinte-
necesidades se autorregula en cierta medida, posee una inestabili- gración social. Por ello Hegel introduce en la sociedad civil dos for-
dad intrínseca que exige un poder superior al que se subordine mas que conducen hacia el Estado ético: en primer lugar, la ley y la
como un fin. Por ello la sociedad civil tiene que desembocar en un justicia, y en segundo lugar, la policía y las corporaciones. La justi-
Estado ético que la trasciende, y en el que los individuos “determi- cia legal considera a cada individuo como persona universal, con
nen su saber, querer y actuar de modo universal, y se transformen los mismos derechos que todos los demás. “El ser humano vale
en un miembro de la cadena que constituye el conjunto.”41 porque es ser humano y no porque sea judío, católico, protestante,
Esta meta es resultado de un proceso de formación, que debe alemán o italiano.”44 El principio de particularidad es superado por
atravesar por la división característica de la sociedad civil, pues de la igualdad de todos ante la ley, que ilumina lo recto en la concien-
acuerdo a la concepción hegeliana del espíritu, éste no llega a reali- cia de todos y de la que todos deben suponerse informados en un
zarse efectivamente como espíritu si no se escinde para retornar a sistema legal positivo.45 Desde la perspectiva de la ley y la justicia,
la unidad consigo mismo. Por eso Hegel no puede aceptar el punto el crimen deja de ser una ofensa puramente natural e individual,
de vista de Rousseau acerca de la educación que apela a un estado puesto que las víctimas del crimen no son meros individuos aisla-
de inocencia natural. Por el contrario, considera que la formación dos. La reciprocidad del reconocimiento crea una red social que se
es el punto crucial para la transición hacia el Estado ético en la eleva por encima del sistema de las necesidades. Por ello, el crimen
medida que la libera del sentimiento meramente subjetivo y de la en contra de un individuo viene a ser un crimen contra la sociedad
arbitrariedad de la inclinación: entera.46
Además del daño causado por el crimen, hay otras contingen-
“La formación es por lo tanto en su determinación absoluta la libera- cias inherentes al sistema de necesidades, de las que se tiene que
ción y el trabajo de la liberación superior, el punto de tránsito absoluto hacer cargo la Policía (Polizei) o el Estado administrativo: “Los di-
a la infinita substancialidad subjetiva de la eticidad, que ya no es más versos intereses de los productores y de los consumidores pueden
inmediata, natural, sino espiritual y elevada a la figura de la universa-
entrar en conflicto entre sí, y si bien en el todo la relación correcta
lidad.”42

La formación tiene para Hegel el sentido de un esforzado y tra- 43. Philosophie des Rechts §197. Sobre el sentido de la formación teórica y
bajoso ascenso a la universalidad, tanto en sentido teórico como práctica en Hegel, véase la ilustrativa interpretación de Hans-Georg Gada-
práctico. En sentido teórico, formarse es ir más allá de lo que se mer, que no se circunscribe específicamente a la Filosofía del Derecho, en:
sabe, ocuparse de lo extraño y hacerlo propio para poder compren- Gesammelte Werke, Tubinga, Mohr, 1985 ss., vol. I: Hermeneutik I: Wahrheit
und Methode. Grundzüge einer philosophischen Hermeneutik, pp. 16-20; Verdad
y Método, trad. de Ana A. Aparicio y Rafael de Agapito, Salamanca, Sígue-
me, vol. I: Fundamentos de una hermenéutica filosófica, 1977, pp. 39-44.
40. Philosophie des Rechts §186. 44. Philosophie des Rechts, § 209.
41. Philosophie des Rechts §187. 45. Philosophie des Rechts, §211.
42. Loc. cit. 46. Philosophie des Rechts, §218.

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se produce por sí misma, la compensación requiere de una regula- allá de éste en el arte, la religión y la filosofía. El derecho y el Esta-
ción consciente que esté por encima de ambas partes”.47 Hegel con- do no surgen inmediatamente de la asociación de individuos aisla-
sidera que normalmente el mercado debería tener libertad para dos con sus determinaciones naturales, sino que presupone un pro-
autorregularse. Pero si la particularidad alcanza un desarrollo des- ceso de socialización, que es a su vez un proceso de realización
mesurado, hundiendo la actividad económica en el fin egoísta, individual en el sentido hegeliano de la expresión, es decir como
necesita ser retrotraída a lo universal imponiendo controles a la síntesis de la particularidad del individuo con la universalidad de
libertad de empresa y comercio. Por otra parte, el Estado adminis- la razón.
trativo no puede proteger al individuo de toda contingencia dañi-
na. Según Hegel, el empobrecimiento de las masas asociado al enri- “Rousseau ha tenido el mérito de establecer como principio del Estado
quecimiento excesivo de algunos es inevitable en el marco de la un principio que no sólo según su forma (como por ejemplo el instinto
sociedad civil y conduce a un callejón sin salida.48 Por ello introdu- de sociabilidad, la autoridad divina), sino también según su contenido,
es pensamiento y, en realidad, el pensar mismo: la voluntad. Pero su
ce las corporaciones como un modo de regular éticamente la parti-
defecto consiste en haber aprehendido la voluntad solo en la forma
cularidad egoísta del estamento industrial. El empresario industrial determinada de la voluntad individual [...], mientras que la voluntad
o el comerciante integrado a una corporación reconoce en los de- general no era concebida como lo en y para sí racional de la voluntad,
más miembros corporativos sus mismos intereses y obtiene de ellos sino como lo común, que surge de aquella voluntad individual en
el reconocimiento de su honor professional. Ello le permite canali- cuanto consciente. La unión de los individuos en el Estado se transfor-
zar sus fines particulares en un sentido solidario, haciendo que la ma así en un contrato que tiene por lo tanto como base su voluntad
ayuda que reciben los más pobres pierda “su carácter accidental y particular, su opinión y su consentimiento expreso y arbitrario. [...]
lo que tiene de injustamente humillante.”49 Contra el principio de la voluntad individual hay que reconocer que la
Sin embargo, las formas de integración establecidas en la socie- voluntad objetiva es en su concepto lo en sí racional, sea o no reconoci-
da por el individuo y querida por su arbitrio particular.”50
dad civil no logran cumplir cabalmente con su objetivo de suscitar
los hábitos y disposiciones que moderen la particularidad egoísta
que caracteriza a los agentes que operan al interior del sistema eco- El Estado es para Hegel la última manifestación de la universa-
nómico o sistema de las necesidades. En la medida que la sociedad lidad que en las formas anteriores de la eticidad se mostraba solo
civil constituye un estado de naturaleza residual debe ser superada parcialmente. En el Estado se supera toda forma de asociación que
por la organización política del pueblo, es decir por el Estado. En esté solamente al servicio de fines particulares. Su actividad es
este sentido, Hegel sostiene, al igual que los clásicos del contractua- completamente independiente y no tiene que responder ante nin-
lismo, que hay que salir del estado de naturaleza y entrar al estado gún poder superior. No obstante, recibe su fundamento de la reli-
civil. Pero este pasaje no se realiza, en su concepto, mediante la gión, sin por ello subordinarse a las disposiciones de ninguna reli-
hipótesis de un contrato social originario, sino mediante un proce- gión particular.51 Religión y eticidad están intrínsecamente unidas,
so de formación de la conciencia hacia la universalidad del espíritu y lo que hace posible esta conexión es, según Hegel, su raíz común
que culmina en la constitución del orden político, e incluso más en la autoconciencia, y por ende el reconocimiento. Ello queda
dicho de un modo especialmente claro en una anotación al § 552 de
la Enciclopedia:

47. Philosophie des Rechts, § 236.


48. Cf. Shlomo Avineri: Hegels Theorie des modernen Staates, trad. del in-
glés por R. y R. Wiggershaus, Francfort del Meno, Suhrkamp,1976, pp.
178-186. 50. Philosophie des Rechts, § 258, Obs.
49. Philosophie des Rechts, § 253. 51. Philosophie des Rechts, § 270 Obs.

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“La verdadera religión [...] es la eticidad pensante, es decir, la eticidad bre por ir más allá de sus intereses particulares y sacrificar su yo en
que se hace consciente de la universalidad libre de su esencia concreta. aras de la soberanía del Estado.56 Por otra parte, la ausencia de un
[...] La eticidad es el espíritu divino como inhabitante en la autocon- pretor o árbitro universal por encima de los intereses particulares
ciencia, en el presente efectivamente real de ésta como presente de un de los Estados no impide que el principio de la universalidad se
pueblo y de sus individuos [...] De esta manera la religión es para la
haga presente a través del espíritu universal o espíritu del mundo,
autoconciencia la base de la eticidad y del Estado.”52
que no es otra cosa que la historia universal, la cual hace las veces
de tribunal universal sobre los espíritus de los pueblos juzgando
Además de ser un todo unitario, el Estado es para Hegel una
sobre la racionalidad de las pretensiones particulares y favorecien-
realidad que proyecta su actividad fuera de sus límites, en relación
do aquellas que están a la altura de los tiempos.57
con otros Estados que tienen similares pretensiones. La soberanía
del estado se proyecta hacia el exterior en la forma de la autonomía
frente a otro Estado. Hegel no sólo rechaza la teoría del contrato
Conclusión
social, sino toda teoría que quiera poner como límite del Estado las
leyes de la moral o del derecho internacional. En las relaciones
Para concluir, constatamos que el concepto del reconocimiento
entre los estados no existe una autoridad universal superior que
se ha revelado a lo largo de su evolución en el pensamiento de
imponga el cumplimiento de los compromisos. Por eso la única
Hegel como la estructura de un proceso de formación de la con-
manera de que un Estado haga valer sus derechos es la guerra.53 La
ciencia singular y de la conciencia común, que determina distintas
guerra no es para Hegel un conflicto en el que una de las partes
formas de interacción y relaciones sociales tales como el amor, el
está del lado del derecho y la otra no. Ambas tienen pretensiones
trabajo, la lucha, el derecho, la política, la religión, etc.,58 y que no
particulares con el mismo derecho. Por ello la guerra no suprime
puede ser reducido simplemente a una determinada concepción de
las relaciones entre los Estados, sino que es un caso especial de las
la intersubjetividad, cuya mayor o menor presencia en un determi-
mismas, que implica ciertas condiciones que hagan posible restau-
nado período afecte en algún sentido esencial su importancia fun-
rar la paz.54 De esta manera, en la guerra también se pone en juego
damental y permanente en la configuración global de la filosofía de
el reconocimiento, aunque de un modo parcial, que según Hegel
Hegel.
no puede culminar en la universalidad concreta de una totalidad:
A la luz del camino recorrido se puede señalar que los elemen-
“Por el estado de guerra se pone en juego la autosuficiencia de los
tos que determinan el concepto del reconocimiento son al menos
Estados, y se efectúa de alguna manera el reconocimiento mutuo
siete: eticidad, lucha, espíritu, voluntad general, autoconciencia,
de los pueblos libres individuales (§ 430)”.55
reconciliación, formación. No todos se presentan en cada una de
Pero según Hegel la particularidad y la contingencia no tienen
las etapas del desarrollo de la teoría del reconocimiento de Hegel.
la última palabra en las relaciones entre los Estados. La guerra
En este sentido, no se trata de una teoría unitaria, sino de un com-
tiene para Hegel el sentido ético de realizar la capacidad del hom-
plejo de elementos que van apareciendo, desapareciendo o modifi-
cándose a lo largo del tiempo. Si menciono al final el concepto de
formación, no es porque sea el último en aparecer, sino por ser a mi
52. Enzyklopädie, § 552, Nota.
53. Philosophie des Rechts,§ 333, Obs., § 334.
54. Philosophie des Rechts, § 337 s.
55. Enzyklopädie, § 547. Cf. Vieweg, Klaus: “El principio de reconoci- 56. Philosophie des Rechts, § 323-24.
miento en la teoría filosófica del derecho político externo de Hegel.” En: 57. Philosophie des Rechts, §§ 341, 352.
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 13 (1996), Servicio de Comuni- 58. Cf. De la Maza, Luis Mariano: “El reconocimiento como estructura
caciones UCM, Madrid, pp. 181- 208. ética fundamental”, en: Seminarios de Filosofía 16 (2003), pp. 73-91.

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juicio ha mostrado ser el más definitorio de la teoría hegeliana del que requieren de una respuesta decidida de parte de individuos o
reconocimiento, el que nunca deja de estar implícita o explícita- agrupaciones sociales capaces de velar por formas particulares del
mente presente en todas las etapas y enhebra como hilo conductor bien que no están en contradicción con el bien común, sino que por
todos los demás aspectos. el contrario contribuyen decisivamente a él.59 Esta crítica, por de-
Cabe preguntar por la pertinencia de la identificación entre más pertinente, e incluso necesaria, no debe, sin embargo, hacernos
reconocimiento e intersubjetividad, que por cierto no proviene del perder de vista lo esencial de la enseñanza de Hegel acerca del
propio Hegel, sino de sus comentaristas. Desde luego, ambas es- reconocimiento como el camino de superación de las tendencias
tructuras tienen algo en común, a saber el paso desde la considera- egoístas de los individuos mediante su integración en perspectivas
ción de sujetos singulares por separado a una universalidad que teóricas y prácticas más amplias que las de su horizonte particular.
reúne bajo sí a una multiplicidad de sujetos. Pero mientras el con-
cepto de reconocimiento permite interpretar esta reunión de suje-
tos en diferentes sentidos, que van desde la interacción horizontal Recibido el 09/09; aceptado el 10/09.
de individuos independientes hasta la forma más vertical de reco-
nocimiento bajo la universalidad sustancial y concreta del Estado,
pasando por la universalidad abstracta del derecho, el concepto de
intersubjetividad que muchos intérpretes de Hegel echan de menos
en su obra madura parece reservado principalmente para uno solo
de aquellos sentidos, que es el de los individuos que, sin perder su
calidad de tales, entran en relaciones a través de la cuales se crea
un tejido social que nunca llega a constituir una unidad sustancial.
Este sentido de la intersubjetividad se basa en un concepto del suje-
to contrapuesto al de sustancia, mientras que el concepto de reco-
nocimiento hegeliano remite, por el contrario, a un sujeto que no
supera la objetividad sustancial para permanecer separado y ajeno
a ésta, sino para retornar a ella en un nivel superior de subjetividad
y sustantividad, una subjetividad sustantiva o una sustantividad
subjetiva, que es como hay que entender según Hegel tanto al Esta-
do como a Dios.
Una vez establecida esta distinción, es sin embargo perfecta-
mente legítima la crítica que se ha hecho de algunos aspectos de
esta teoría, en la medida que la pretendida mediación entre la exis-
tencia particular de los individuos y su integración en un sistema
político totalizante resulta finalmente en una insuficiente capaci-
dad de distinguir entre la idea del Estado y los Estados realmente
existentes, y no permite valorar adecuadamente formas de interac- 59. Cf. por ejemplo las observaciones críticas de Charles Taylor: Hegel,
ción social en donde prevalecen singularidades irreductibles al to- Cambridge, Cambridge University Press, 1975, pp. 542 s.; Karl-Otto Apel,
do, tales como las juntas de vecinos, los sindicatos, las iglesias, los Diskurs und Verantwortung. Das Problem des Übergangs zur postkonventione-
partidos políticos, etc. Asimismo no considera la necesaria capaci- llen Moral, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1988, p. 84; Paul Ricoeur: Soi-
dad de enfrentar manipulaciones ideológicas y abusos de poder même comme un autre, Paris, Éditions du Seuil, 1990, p. 298.

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Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

INFERENCIA Y RACIONALIDAD EN HEGEL1

Darío Perinetti
Université du Québec à Montréal

RESUMEN: La Ciencia de la Lógica es, para una mayoría de intérpretes, un


libro de metafísica. Aquí se sostiene que, por el contrario, ésta debe ser leída
como una filosofía de la lógica. Su rasgo central es un antiformalismo que se
caracteriza por las siguientes tesis: 1) el formalismo no puede explicar la vali-
dez lógica; 2) las propiedades lógicas no son reductibles a propiedades gra-
maticales; 3) el contenido de todo concepto se explica en términos de relacio-
nes inferenciales a otros conceptos y 4) la validez lógica se explica en términos
de la relación que un razonamiento mantiene con ciertos contenidos concep-
tuales (las Ideas). Esta concepción resulta de la radicalización de una idea
kantiana y apunta a una teoría normativa de nuestras prácticas conceptuales,
no a una ontología.

PALABRAS CLAVE: Hegel, lógica, semántica, razón, conceptos

ABSTRACT: Hegel's Logic is usually read as a book in metaphysics. Against


this reading, I will argue that it ought rather to be read as a philosophy of
logic, the main feature of which is its critique of formalism. The following
claims capture the core of Hegel's anti-formalism: 1) formalism cannot explain
logical validity; 2) logical properties cannot be reduced to grammatical
properties; 3) the content of every concept can be accounted for in terms of the
inferential relations it holds with other concepts; 4) logical validity can be
accounted for in terms of the relations a reasoning maintains with some
conceptual contents (Ideas). This conception of logic results from a

1. Algunas de las ideas expuestas en este artículo son el fruto de dis-


cusiones que tuve con Iain Macdonald y mi colega Mathieu Marion.
Roxana Paniagua Humeres tradujo al castellano una primera versión de
este artículo escrita en francés. La redacción de este texto ha sido facilita-
da por un subsidio del Fond Québécois de recherche sur la société et la culture
(FQRSC).

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INFERENCIA Y RACIONALIDAD EN HEGEL 255

radicalisation of a Kantian thesis and aims at a normative theory of El problema con esta interpretación es que nos conmina a leer la
conceptual practices, not at an ontology. Lógica en clave meramente histórica (bloß historisch, diría Hegel),
como un gran monumento de la metafísica, digno de exégesis pero
KEYWORDS: Hegel, logic, reason, semantics, concepts.
desprovisto de interés filosófico. No se trata de negar que Hegel
proyectaba una metafísica ni tampoco que algunos aspectos de esta
metafísica, como el proyecto de una Enciclopedia, sean en efecto
No obstante su título, la Ciencia de la Lógica es, para la mayoría más dignos de un interés histórico que de un examen estrictamen-
de los lectores de Hegel, un libro de metafísica. Esta interpretación te filosófico. Pero no hay que olvidar que la metafísica de Hegel
parece caer de suyo, ya que de otro modo ¿qué sentido habría que comienza con una larga y compleja discusión sobre el conocimien-
darle a las secciones de esta obra que tratan del Ser, de la Esencia o to y la estructura de la vida conceptual, discusión que se entabla en
de la Substancia? ¿Qué sentido habría que darle a la “confusión” la Fenomenología y se prosigue en la Lógica. Lo que diferencia el pro-
constante entre categorías del pensamiento y categorías de la reali- yecto hegeliano de las metafísicas anteriores es que éste se presen-
dad? Una lectura rápida del índice del libro tiende a confirmar esta ta como el resultado y no la causa de ciertas tesis sobre la lógica y
impresión. En efecto, pocos son los capítulos del texto que presen- el conocimiento. Por ello, antes de condenar el proyecto hegeliano
tan una cierto parecido con los que comúnmente se encuentran en al lado indeseable de la línea divisoria de Croce, cabría preguntar-
libros de lógica, mientras que la semejanza con tratados de metafí- se seriamente por qué Hegel consideró que el título apropiado para
sica es patente a través de toda la obra. Si, como sugería Croce, se su obra era Ciencia de la Lógica.
debe distinguir entre lo vivo y lo muerto en el pensamiento de Las páginas que siguen serán dedicadas a defender la tesis que
Hegel, pareciera que la Lógica, en tanto retorno a una metafísica an- la Lógica de Hegel debe ser leída como un texto de filosofía de la
terior al giro crítico que Hume y Kant han impuesto en filosofía, lógica y no cómo una metafísica, y que el rasgo central de la lógica
deba ser clasificada del lado de lo muerto. hegeliana es su antiformalismo. Con este fin, trataré de explicar en
Como es de esperar, esta lectura metafísica de la Lógica predo- primer lugar que el antiformalismo lógico de Hegel es una tesis re-
mina entre intérpretes como Horstmann y Schnädelbach que, con- conocible en filosofía de la lógica. A continuación intentaré caracte-
tra una tendencia marcada en el mundo anglosajón a leer a Hegel
en clave contemporánea, consideran que no hay que olvidar el ca-
rácter netamente metafísico del proyecto hegeliano en su conjunto. tical Reading of Hegel. Comparing Empirical and Logical Concepts”, Inter-
Pero lo más curioso es que intérpretes que reivindican una lectura nationales Jahrbuch des Deutschen Idealismus, vol. 3 (2005), pp. 131-161 ; John
hegeliana “de izquierda”, y particularmente aquellos como Robert McDowell, Having the World in View: Essays on Kant, Hegel, and Sellars
Brandom que se han interesado en los aportes de Hegel a la semán- (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 2009) y Darío Perinetti y
tica y a la lógica, también aceptan esta lectura metafísica de la Lógi- Ricard, Marie-Andrée, La Phénoménologie de l’esprit de Hegel : Lectures con-
ca y se interesan exclusivamente en la Fenomenología del Espíritu. 2 temporaines, coll. “Fondements de la politique” (Paris: Presses universitai-
res de France, 2009). Entre las pocas lecturas de la Ciencia de la Lógica que
toman en serio el carácter lógico y semántico de las tesis que Hegel defien-
de se encuentra: Pirmin Stekeler-Weithofer, Hegels analytische Philosophie :
2. Véase, Rolf-Peter Horstmann, “Hegels Ordnung der Dinge. Die Die Wissenschaft der Logik als kritische Theorie der Bedeutung (Paderborn: F.
“Phänomenologie des Geistes” als ‘transzendentalistisches’ Argument für Schöningh, 1992). Para una discusión detallada del conflicto entre la inter-
eine monistische Ontologie und seine erkenntnistheoretischen Implikatio- pretación metafísica y la interpretación semántica de la Lógica de Hegel se
nen”, Hegel-Studien, 41, 2006, p. 9-49; Herbert Schnädelbach, „Wir Kantia- puede consultar la tesis doctoral de Schick : Friedrike Schick, Hegels Wis-
ner: Der kritische Weg heute“, Deutsche Zeitschrift für Philosophie, vol. 53, senschaft der Logik : metaphysische Letztbegründung oder Theorie logischer For-
no. 6, (2005) pp. 835-850 ; Robert Brandom, “Sketch of a Program for a Cri- men? (Freiburg ; München: Alber, 1994).

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256 D. PERINETTI INFERENCIA Y RACIONALIDAD EN HEGEL 257

rizar el antiformalismo hegeliano como el producto de la adopción viene de una aceptación muchas veces solamente implícita del for-
de las siguientes tesis: malismo en lógica es el siguiente: 1) la lógica no nos informa sobre
el mundo, 2) el mundo no impone restricciones a la lógica y 3) las
1. Una concepción formalista del razonamiento no puede expli- verdades lógicas no enuncian hechos.3 Dicho de otro modo, la no-
car en qué consiste la validez lógica. identidad entre pensamiento y realidad es un supuesto bien enrai-
2. Las propiedades lógicas no son reductibles a propiedades zado en la lógica contemporánea.
gramaticales Hegel critica el credo formalista en los primeros párrafos de la
3. El contenido conceptual de todo concepto se explica en térmi- Introducción a la Ciencia de la Lógica, cuando sostiene que las con-
nos de relaciones inferenciales a otros conceptos. cepciones de la lógica que preceden la suya reposan sobre “…la
4. La validez lógica se explica en términos de la relación que un separación dada de una vez para siempre en la conciencia ordina-
razonamiento mantiene con ciertos contenidos conceptuales ria, del contenido del conocimiento y de la forma de éste, es decir, en
(las Ideas). la separación de la verdad y la certeza.” (CdL I, 59 ; GW 21, 28).4
Hegel precisa que la significación de esta oposición entre forma y
En el curso de esta discusión se sostendrá la idea que la concep- contenido o materia del conocimiento reside en que para el forma-
ción hegeliana de la lógica resulta de la generalización y radicaliza- lista “…el objeto es algo por sí completo, acabado, y para su reali-
ción de una idea kantiana y que la concepción de la lógica a la que dad [Wirklichkeit] puede prescindir completamente del pensamien-
Hegel arriba, lejos de representar un retroceso respecto a Kant, to; el pensamiento, por el contrario, es algo imperfecto, que
apunta a una teoría normativa de nuestras prácticas conceptuales y necesita completarse primero con una materia y amoldarse a ella
no a una ontología. como una forma blanda, indeterminada” (ibíd., trad. ligeramente
modificada).5

Hegel y el formalismo en lógica


3. John MacFarlane, “What does it Mean to say that Logic is Formal?”,
La Ciencia de la Lógica de Hegel difiere drásticamente de lo que Tesis de Doctorado, University of Pittsburgh, 2000, p. 62.
se considera actualmente como lógica por su antiformalismo. Una 4. Las referencias a la Ciencia de la Lógica serán indicadas en el texto por
la sigla CdL seguida del número de volumen en números romanos y del
gran parte de la lógica postfregeana se identifica de manera funda-
número de página de la edición castellana y por la sigla GW seguida del
mental con la idea de que lo lógico se define por su independencia número de volumen y del número de página de la edición crítica alemana
respecto de todo contenido material. Un término, una proposición, de las obras de Hegel. La edición castellana utilizada es G. W. F. Hegel,
una función proposicional, una variable proposicional o un razona- Ciencia de la lógica, tr. Augusta y Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires, Librería
miento poseen propiedades lógicas si y sólo si ciertas condiciones Hachette, 1956. La edición alemana de referencia es G.W.F. Hegel, Gesam-
gramaticales –esencialmente sintácticas– son satisfechas, y esto, melte Werke, herausgegeben von der Rheinisch-Westfälischen Akademie
independientemente de todo contenido material. Llamaré aquí der Wissenschaften, (Hamburg: Felix Meiner Verlag, 1968 -). Las referen-
“formalista” a toda concepción en filosofía de la lógica que defien- cias a la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas serán indicadas en el texto por
da la idea que las propiedades lógicas son sólo explicables si se las la sigla Enz. seguida del número de párrafo y en algunos casos de la abre-
viación “Anm.” para indicar que se trata de una Anmerkung.
considera como propiedades exclusivamente formales. Es preciso
5. Cabe preguntarse quiénes son los predecesores a los que Hegel
por ello distinguir el formalismo en filosofía de la lógica de la lógi- imputa este dualismo entre forma y contenido. Es común pensar que la
ca formal, ya que, como se verá, no es imposible para un lógico for- mayoría de las lógicas son formales por lo menos desde la silogística aris-
mal ser antiformalista en filosofía de la lógica. El credo al que totélica. Esta es la opinión que se vierte en las “historias oficiales” de la
adhiere una gran mayoría de lógicos contemporáneos y que pro- lógica como la de Kneale & Kneale y la de Bochenski. Desde ese punto de

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Esta idea hegeliana de que la lógica no debe separar forma y Todos los X son Y /Todos los Y son Z/ Por lo tanto: Todos los X
contenido goza hoy en día de poco favor porque, por interesante son Z
que parezca, se la considera una posición inviable en filosofía de la
lógica. Si el formalismo en lógica ha tenido tanta aceptación es por- La idea aquí es que si un razonamiento respeta este patrón for-
que, para la lógica clásica,6 la tarea de explicar en qué consiste la mal de inferencia, la relación entre las premisas y la conclusión será
validez lógica –tarea central de la filosofía de la lógica– sólo es siempre una relación de consecuencia lógica sin importar los conte-
posible respecto a las propiedades formales de los razonamientos. nidos concretos con los que se sustituya X, Y y Z, el contexto en el
Se admite comúnmente que una inferencia es válida si la conclusión que se produce la inferencia o el grado de información que posee el
a la que conduce es una consecuencia lógica del conjunto de premi- sujeto que la efectúa.
sas que la precede. Importa entonces distinguir el acto subjetivo de Distinto es el caso de un razonamiento inductivo, de un razona-
inferencia de la relación objetiva de consecuencia lógica que, en un mientos informal, de un razonamiento práctico o de un razona-
razonamiento válido, existe entre el conjunto de premisas y la con- miento que se produce en un contexto en el que el sujeto que efec-
clusión.7 Esta distinción es importante para poder explicar el error túa la inferencia no posee toda la información necesaria ni el
lógico: una inferencia es inválida si no existe una relación de conse- tiempo para obtenerla. Si uno razona, por ejemplo, que los autos se
cuencia lógica entre el conjunto de premisas y la conclusión. Para la detendrán porque el semáforo está en rojo; la inferencia parece no
lógica clásica, la posibilidad de determinar si una inferencia expre- solamente aceptable, sino que tanto apostamos a la verdad de la
sa o no una relación de consecuencia lógica entre las premisas y la conclusión que cotidianamente tomamos la decisión de atravesar
conclusión depende de la posibilidad de identificar ciertas propie- calles y avenidas sin por ello pensar que nuestras vidas corran un
dades inherentes a un razonamiento, que son insensibles a varia- gran riesgo. Pero en otro contexto esta conclusión puede no ser
ciones de contenido, contexto o información. Si tomamos como aceptable. Si, a modo de ejemplo, se sabe que en una ciudad deter-
ejemplo un silogismo en Barbara: minada nadie respeta las señales de tráfico o que los conductores
que pasan por esta avenida, en este preciso momento, son todos
daltónicos, en esos casos la inferencia es claramente incorrecta. Co-
mo se puede observar, este tipo de inferencia es sensible al conteni-
vista, los “predecesores” a los que Hegel se refiere son muchos y comien-
do, al contexto, a las capacidades cognitivas del razonador y a la
zan probablemente con el estagirita. John MacFarlane sostuvo reciente-
información disponible y, por ello, la conclusión “los autos se
mente que la distinción estricta entre forma lógica y contenido es en reali-
dad una invención de Kant, de suerte que la definición de la lógica como detendrán” es a veces admisible, a veces inadmisible como lo sería
una ciencia formal sería algo relativamente reciente. Véase Joseph M. también la conclusión practica “puedo cruzar la calle sin riesgo”.
Bochenski, Formale Logik, Orbis Academicus, Bd. Iii, 2 (Freiburg,: K. Alber, Por esta razón, para la lógica clásica, en este tipo de razona-
1956), W. C. Kneale and Martha Kneale, The Development of Logic (Oxford mientos no se puede determinar a ciencia cierta qué tipo de condi-
[Oxfordshire], New York: Clarendon Press ; Oxford University Press, ciones deben ser satisfechas para que exista una relación de conse-
1984), John MacFarlane, Op. Cit. cuencia lógica entre el conjunto de premisas y la conclusión. La
6. Por “lógica clásica” entiendo aquí tanto la silogística tradicional aceptabilidad de este tipo de razonamientos depende de reglas
como la lógica de predicados de primer orden.
tales como el cálculo de probabilidades o reglas propias al razona-
7. Sobre la diferencia entre inferencia y consecuencia lógica véase G.
miento práctico en contextos de incertidumbre. Para decirlo de otra
Sundholm, “Inference, Consequence, Implication: A Constructivist’s Pers-
pective,” Philosophia Mathematica. 6, no. 2 (1998); John Etchemendy, The manera, los criterios de validez propios a este tipo de razonamien-
Concept of Logical Consequence (Cambridge, Mass.: Harvard University to no son de índole rigurosamente lógica sino que asumen un
Press, 1990) y Dag Prawitz, “Remarks on some approaches to the concept carácter epistémico o psicológico.
of logical consequence,” Synthese, 62 (1985), pp. 153–171. La explicación de en qué consiste la validez de un razonamien-

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to depende así de la posibilidad de determinar un criterio objetivo (2) Alguien es simpático/Alguien es cordial/Por lo tanto:
que nos permita establecer si una conclusión es o no es la conse- Alguien es simpático y cordial.
cuencia lógica de un conjunto de premisas. En la medida en que lo
que se busca es validar el razonamiento, el criterio de validez –la Si bien desde el punto de vista de la forma gramatical estos dos
relación de consecuencia lógica– parece sólo ser identificable en un argumentos presentan la misma estructura, sus propiedades lógi-
contexto en donde se pueda hacer abstracción del contenido, del cas difieren sustancialmente ya que el argumento (1) es válido y el
contexto, del nivel de información y de las capacidades cognitivas argumento (2) no lo es. Una manera de demostrarlo es que la con-
del sujeto que efectúa la inferencia. Por ello, la lógica clásica con- junción de “Juan es simpático” y “Juan no es simpático” genera
sidera que la validez lógica sólo puede ser explicada respecto a una contradicción, mientras que la conjunción de “alguien es sim-
propiedades formales de un razonamiento, ya que en toda otra si- pático” y “alguien no es simpático” no produce contradicción.8
tuación las variaciones de contenido, contexto, información y com- Tanto en lo que respecta a los problemas que suscitan los razo-
petencias cognitivas del razonador introducen “ruido” en la eva- namientos informales como en lo que atañe a las dificultades liga-
luación de un argumento. das a la identificación entre propiedades lógicas y propiedades gra-
Así, lo que motiva la fuerte adhesión al formalismo es la creencia maticales, el formalismo en lógica dista mucho de poder explicar
que 1) la tarea de la lógica es explicar la validez del acto de inferen- claramente en qué consiste la validez lógica. La lógica clásica se
cia, 2) la validez inferencial es explicable en términos de la relación limita a ofrecernos “patrones” o modelos formales de lo que es un
objetiva de consecuencia lógica y 3) esta relación sólo es claramente buen razonamiento pero 1) carece de medios para explicar qué es
identificable en un contexto formal. La consecuencia del formalismo lo que vuelve válidos los razonamientos que respetan estos patro-
es que se carece de medios para identificar criterios lógicos de vali- nes formales de inferencia y 2) los patrones formales que ofrece
dez para los razonamientos entimemáticos, informales y depen- cubren un espectro relativamente limitado del conjunto de razona-
dientes del contexto que constituyen la gran mayoría de los razo- mientos que nuestras intuiciones lógicas consideran como válidos
namientos cotidianos. El formalismo lógico posee un gran poder o admisibles.
explicativo, pero este poder tiene un alcance bastante limitado. De lo dicho hasta aquí se desprende que es rigurosamente posi-
Un aspecto adicional del credo formalista consiste en la identifi- ble criticar el formalismo en filosofía de la lógica sin por ello aban-
cación entre propiedades lógicas y propiedades gramaticales. Para donar la idea de que la práctica de la lógica deba centrarse en el
el formalista, una proposición tiene propiedades lógicas si y sólo si estudio de sistemas formales. La razón es que los motivos que con-
satisface ciertos criterios sintácticos que rigen la relación entre suje- ducen a la práctica de la lógica formal pueden ser totalmente inde-
to y predicado o entre función y argumento proposicionales. Un pendientes de las razones que motivan la tesis formalista en filoso-
razonamiento posee propiedades lógicas en la medida en que la fía de la lógica. La discusión sobre el formalismo gira en torno a
relación sintáctica entre las premisas y la conclusión corresponde a
ciertos patrones formales de inferencia. También respecto a este
aspecto del credo formalista se observa el limitado alcance de su
poder explicativo. Estos límites se manifiestan en casos en los que 8. Para una discusión detallada de este tipo de problema véase John
dos razonamientos que presentan las mismas propiedades sintácti- Etchemendy, “The Doctrine of Logic as Form,” Linguistics and Philosophy 6,
no. 3 (1983), pp. 319-334. Etchemendy señala que el formalista puede evitar
cas no poseen sin embargo las mismas propiedades lógicas. Consi-
esta objeción sosteniendo que si la convergencia entre propiedades lógicas
dérese lo que ocurre en el caso de los argumentos siguientes: y propiedades gramaticales no es perfecta en la sintaxis de la gramática de
superficie, es porque ocurre a nivel de la sintaxis de la gramática profunda.
(1) Juan es simpático/Juan es cordial/ Por lo tanto: Juan es sim- Pero no resulta obvio que esta respuesta facilite las cosas para el que sos-
pático y cordial. tiene una teoría formalista.

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cuál es la mejor manera de explicar la validez lógica y no toca el En las primeras líneas de la sección de la Ciencia de la Lógica con-
problema de evaluar la conveniencia expresiva de recurrir a siste- sagrada al “silogismo”, Hegel plantea este problema de la manera
mas formales en la práctica de la lógica. Esto permite apartar una siguiente :
objeción muy común a la Lógica de Hegel que podría resumirse de
esta manera: sea cual fuere el mérito de esta obra, ella no trata de lo “Desde hace mucho tiempo el inferir [das Schliessen] ha sido atribuido a
que hoy en día se entiende como lógica y que es indisociable del la razón; pero, por otro lado, se habla de la razón en sí y por sí, de prin-
estudio de lenguajes formales. Si, como se sostiene en el presente cipios y leyes racionales, de tal manera que no resulta claro cómo aque-
lla razón, que infiere [schließt], y esta razón, que es la fuente de leyes y
trabajo, la crítica hegeliana del formalismo apunta esencialmente al
otras verdades eternas y pensamientos absolutos, puedan estar en
problema de explicar en qué consiste la relación de consecuencia conexión recíproca.” (CdL II, 357; GW 12, 90, traducción modificada)
lógica, sus argumentos se inscriben en el cuadro de una historia de
la filosofía de la lógica y, de resultar convincentes, conservan no A primera vista, este tipo de problema parece más propio de la
sólo un interés innegable para esta tradición sino también para la cosmología o de la teología que de la lógica. Sin embargo, la posibi-
filosofía de la lógica contemporánea. lidad de pensar en el cuadro de una Lógica la relación entre la razón
como principio de orden para la realidad y la razón como principio
formal del raciocinio se presenta claramente para quien sostiene
De la razón al contenido: Kant y Hegel
que la mente humana, bajo ciertas condiciones, asume un rol de
legislador respecto de la realidad. Es por ello que al formular esta
Hegel aborda su crítica al formalismo en lógica a partir de una
pregunta Hegel transita conscientemente una senda abierta por la
discusión sobre la relación que existe entre inferencia y contenido
revolución copernicana de Kant, quien también distingue la razón
conceptual. El supuesto formalista que se ataca es el que establece
en su “uso lógico” de la razón en su “uso real” (KrV A299/B355).9
que se trata de dos elementos heterogéneos. El contenido concep-
Contra toda una tradición que tiende a pensar el contenido concep-
tual sería algo dado, un dato que proviene del exterior del sujeto vía
tual como algo dado al sujeto; esto es, como una materia prima
la sensibilidad o la intuición intelectual, mientras que la inferencia
sobre la cual el entendimiento y la razón humanos realizan luego su
sería un acto que la mente realiza sobre ese dato. Hegel aborda este
labor, Kant es quizás el primero en plantear la posibilidad de pen-
problema mediante una interrogación sobre la tensión aparente
sar el contenido de ciertos conceptos como producto de actos lógicos.
entre dos acepciones comunes de “razón”; una en la que ésta es
Kant distingue dos clases de conceptos que pueden ser pensa-
concebida como productora de contenidos y otra en la que la razón
dos como productos de actos lógicos: los conceptos puros del en-
es la instancia que gobierna los actos inferenciales. Por un lado, en
tendimiento o categorías y los conceptos puros de la razón o ideas
la tradición filosófica se entiende por “razón” una fuente de princi-
trascendentales. El objeto de la sección de la Crítica de la Razón Pura
pios o leyes universales. El Noûs de la filosofía helenística o el dere-
conocida como la “deducción metafísica” es precisamente el de po-
cho natural en ciertas concepciones del medioevo tardío y de la
der mostrar que es posible “deducir” el contenido de los conceptos
temprana modernidad, son maneras de nombrar una razón univer-
puros del entendimiento a partir de las formas lógicas de todo jui-
sal que es fuente de leyes tanto para la naturaleza como para el
mundo moral. Bajo esta acepción “razón” denota un principio sus-
tancial (por oposición a “formal”) de orden o legalidad. Las leyes
9. Las referencias a la Crítica de la razón pura de Kant se indican en el
de la razón, en este sentido, poseen contenido y por ende no son texto con la sigla KrV y remiten a la paginación de las ediciones originales
formales. En su segunda acepción, empero, se entiende por “razón” en alemán de 1781 (edición A) y 1787 (edición B). La traducción castellana
la facultad de sacar conclusiones por medio de razonamientos, utilizada es la siguiente: Immanuel Kant, Crítica de la razón pura, tr. Mario
facultad que opera siguiendo reglas estrictamente formales. Caimi, Buenos Aires, Colihue, 2007.

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cio si se muestra que la misma función que gobierna el acto de sin- lógicas del raciocinio. La tentativa de “deducción metafísica” de las
tetizar representaciones diversas en un juicio rige también el acto ideas trascendentales revela sin embargo una asimetría fundamental
de sintetizar representaciones diversas en una intuición (KrV entre, por un lado, la relación entre juicio y categorías y, por otro
A79/B104-5). Kant intenta así mostrar que el contenido de los con- lado, la relación entre raciocinio y conceptos puros de la razón. Esta
ceptos puros del entendimiento es el producto de un acto lógico; o, asimetría juega un papel central en el idealismo trascendental de
más precisamente, de la serie completa de formas que reviste el Kant porque conduce a distinguir el rol constitutivo de las catego-
acto de juzgar. Se establece así una relación entre el estudio de las rías respecto de la realidad fenomenal del rol simplemente regula-
formas posibles de un acto lógico (el juicio) y las formas posibles dor de las ideas trascendentales respecto de la realidad noumenal.
con que un sujeto dotado de entendimiento estructura la realidad Para Kant la función común a la razón en su uso lógico y en su
empírica o fenomenal (las categorías).10 uso real es la siguiente: “…la razón, en la inferencia, procura redu-
Distinto es el caso de la segunda clase de conceptos que pueden cir la gran multiplicidad del conocimiento del entendimiento al
ser pensados como productos exclusivos de actos lógicos. Los con- mínimo número de principios (condiciones universales), y [procu-
ceptos puros de la razón o ideas trascendentales son producto de un ra] efectuar, con ello, la máxima unidad de ellos”. (KrV A305/B362)
acto lógico diferente: el raciocinio. En la Critica de la Razón Pura, Kant Considérese el caso del juicio “Sócrates es mortal”. Este juicio pue-
afirma en efecto que los conceptos puros de la razón son el produc- de simplemente expresar un conocimiento producido por el enten-
to de un razonamiento y, por ende, son conceptos inferidos (geschlos- dimiento si se lo toma como producto de la experiencia (Sócrates,
sene, KrV, A310/ B366). Por ello considera la posibilidad de estable- de hecho, ha muerto…). Pero se vuelve un conocimiento racional si
cer para el caso de los conceptos puros de la razón un argumento sé que Sócrates es mortal porque sé también que Sócrates es un
paralelo al de la deducción metafísica, en el que se establezca que el hombre y que todos los hombres son mortales. En este caso, mi
contenido de las ideas trascendentales es instituido por un acto infe- conocimiento de la mortalidad de Sócrates se presenta como deri-
rencial (KrV A 321/B377-78). Este argumento debería revelar que la vado de un conocimiento más general (todos los hombres son mor-
misma función que gobierna el acto lógico de raciocinio rige tam- tales) que resulta ser una condición del conocimiento particular
bién el acto de conferir unidad sistemática a un conjunto de conoci- (Sócrates es mortal). La tarea de la razón consiste en tratar de
mientos y por consiguiente que se puede “deducir” la serie comple- hallar, para un conocimiento condicionado dado, la condición más
ta de conceptos puros de la razón de la serie completa de formas general bajo la cual éste se encuentra subsumido. La razón en su
uso lógico se guía así por lo que Kant llama una “máxima lógica”
(logische Maxime) y que asume la forma de un imperativo intelec-
10. Me refiero aquí a lo que Kant pretende realizar en la “deducción tual: “…encontrar, para el conocimiento condicionado del entendi-
metafísica” sin detenerme a evaluar si el argumento que ofrece es convin- miento, lo incondicionado, con lo cual se consuma la unidad de él”
cente. Varios son los intérpretes de Kant que consideran que la deducción (KrV A307/B364).11 Ahora bien, la satisfacción completa de esta
metafísica no es una de las secciones más logradas de la Crítica de la Razón exigencia intelectual sólo es posible si, al remontar por medio de
Pura, sobre todo en lo que toca al problema de la “completud” de la tabla razonamientos la serie de condiciones más generales a las que se
de juicios. Para una defensa bien articulada de este argumento kantiano subordina un conocimiento particular, la razón logra elevarse a un
puede consultarse Béatrice Longuenesse, Kant et le pouvoir de juger : sensibi-
conocimiento universal que sea condición de todos los conocimien-
lité et discursivité dans l’Analytique transcendantale de la Critique de la raison
pure, (Paris: Presses universitaires de France, 1993). Véase también Klaus tos que se le subordinan sin ser a su vez condicionado por ningún
Reich, Die Vollständigkeit der kantischen Urteilstafel (Berlin: Schoetz, 1932); otro conocimiento más general. Tal conocimiento universal es lo
Henry E. Allison, Kant’s Transcendental Idealism: An Interpretation and Defen-
se, Ed. revisada y ampliada. (New Haven Conn. ; London: Yale University
Press, 2004), pp. 146-56. 11. Al respecto véase Allison, Kant’s Transcendental Idealism, p. 312.

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que Kant llama un principio incondicionado (unbedingt) o absoluto que estructuran la realidad empírica (en tanto objeto de una expe-
y contiene la totalidad de condiciones para un condicionado dado riencia posible): las reglas formales de un acto lógico producen las
(KrV A324-27/B380-83). Tal principio expresa un ideal de máxima leyes formales de la realidad fenomenal. Existe así “identidad”
coherencia en nuestros conocimientos, un principio de unidad sis- entre forma del entendimiento y forma de la realidad empírica. En
temática de la razón. El acto lógico de razonar conduciría así a la lo que atañe a la razón, las reglas formales del razonamiento con-
obtención de un principio universal de unidad de la multiplicidad ducen a la postulación de conceptos puros que pretenden estructu-
de conocimientos –a un concepto racional (Vernunftbegriff)– y una rar la realidad en sí; pero estos conceptos no hacen sino expresar el
“deducción metafísica” de los conceptos puros de la razón, análoga ideal normativo de máxima coherencia en nuestros conocimientos.
a la que existe para las categorías del entendimiento, resultaría La identidad entre pensamiento y realidad es postulada como un
igualmente posible. ideal normativo, como una hipótesis necesaria, no como un hecho.
Sin embargo la máxima lógica (que expresa el procedimiento En definitiva, Kant introduce en filosofía la posibilidad de pen-
formal que un razonamiento debe respetar), sólo puede devenir un sar la relación existente entre la razón entendida como principio
principio de la razón pura (que establece la realidad de la unidad formal del pensamiento y la razón entendida como manera de pen-
sistemática de nuestros conocimientos) si se admite que “si lo con- sar la unidad del mundo. Lo que vuelve posible esta relación es el
dicionado es dado, está dada también (es decir, está contenida en el hecho que, en los casos especiales de las categorías y las ideas tras-
objeto y en su conexión) toda la serie de condiciones subordinadas cendentales, el contenido de estos conceptos es instituido por un
unas a otras, la cual es, por tanto, ella misma incondicionada” (KrV acto lógico. Esta relación entre razón inferencial y contenido con-
A307-8/B365). Ahora bien, dos obstáculos insalvables impiden que ceptual se limita sin embargo, a dos clases de conceptos: las catego-
esta máxima devenga conocimiento y, así, pueda ser considerada un rías y las ideas trascendentales. En ambos casos, los contenidos
principio. Por un lado, lo que este principio pretende representar conceptuales instituidos por actos lógicos son estrictamente forma-
no es objeto de una experiencia posible y por ende no es cognosci- les, no materiales (por ello se trata siempre de conceptos puros). Es
ble por el entendimiento. Por otro lado, la razón humana no puede por ello que Kant considera que el descubrimiento de esta relación
recorrer la serie infinita de condiciones a las que se subordina un entre inferencia y contenido es una contribución a lo que él llama
conocimiento condicionado dado. Lo máximo a lo que la razón lógica general, es decir, a la lógica formal que estudia el pensa-
puede aspirar es a suponer que cuando un conocimiento condicio- miento en sí independientemente de su relación a la sensibilidad.
nado es dado, también lo es la serie de sus condiciones aún cuando Una vez circunscrito el caso especial de los conceptos puros, no es
ésta no sea de hecho cognoscible. Es por ello que el acto lógico de menos cierto que el contenido del resto de los conceptos proviene,
juzgar (que se rige por la máxima lógica) conduce a la formulación en la óptica de Kant, siempre de la sensibilidad, nunca de actos
de conceptos puros de la razón o ideas trascendentales, pero sólo lógicos. Finalmente, la relación entre actos lógicos y contenido esta-
en tanto “ficciones heurísticas” (KrV A771/B799) o ideales regula- blece una relación lógica entre pensamiento y forma de la realidad
dores. No obstante, estas suposiciones no son arbitrarias o produc- fenomenal. Esta relación es constitutiva en el caso de la relación
to de la imaginación sino que expresan un ideal inherente a la entre juicio y categorías: las formas del juzgar conducen a las for-
forma del raciocinio (KrV A327/B384). mas en que se estructura la realidad en tanto forma de la experien-
Respecto a la razón existe también para Kant una relación entre cia posible. En cambio, la relación es sólo normativa en el caso de la
acto lógico (el raciocinio) y contenido conceptual (los conceptos relación entre raciocinio e ideas trascendentales: las formas del
puros de la razón o Ideas), pero esta relación difiere de la que exis- razonar conducen a un principio de unidad sistemática de la reali-
te entre el acto de juzgar y las categorías y por ello no hay simetría dad, pero este principio no representa la manera en que la realidad
entre las dos “deducciones metafísicas”. En el caso del entendi- es sino como ésta debe ser para que se satisfaga la exigencia de
miento la forma del juicio conduce a la serie de conceptos puros máxima coherencia inherente a la actividad raciocinante.

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De la razón al contenido: el argumento negativo por concebir el razonamiento como un agregado de términos y
enunciados unidos entre sí por relaciones meramente sintácticas. El
El nudo gordiano de la Ciencia de la Lógica de Hegel estriba en la obstáculo principal para una comprensión de la relación esencial
tentativa de generalizar y radicalizar la idea kantiana de que el existente entre inferencia y contenido conceptual radica en la pro-
contenido de ciertos conceptos es el resultado de actos lógicos. La pensión de aquellas lógicas a tratar cada componente del razona-
idea hegeliana es que esta relación entre inferencia y contenido 1) miento separadamente y considerar el todo como un compuesto de
es constitutiva de todo concepto y no sólo de un grupo privilegiado elementos atómicos. Esta manera de proceder torna misterioso el
de conceptos formales y 2) opera fundamentalmente a nivel del surgimiento de propiedades lógicas a partir de la simple composi-
razonamiento y no del juicio: ción sintáctica de términos en enunciados y de series de enuncia-
dos en silogismos. Para hacer explícita la relación que un razona-
“Sin embargo, es evidente (…) que la razón lógica, si es considerada miento ambiciona expresar –la relación objetiva de consecuencia
como razón formal, debe esencialmente hallarse también en la razón lógica entre las premisas y la conclusión– se vuelve necesario
que tiene que operar con un contenido; y más bien todo contenido invertir el orden clásico en el cual las lógicas tratan el problema del
puede ser racional sólo por medio de la forma racional.” (CdL II, 358;
razonamiento. En lugar de considerar el silogismo como un agre-
GW 12, 90, subrayado mío)
gado de elementos básicos (términos y enunciados), Hegel nos in-
vita a considerar como básico el silogismo. Desde esta óptica, un
Hegel avanza la tesis de que la “razón lógica” instituye el conte-
enunciado deviene juicio o un término deviene concepto sólo en
nido de todo concepto mediante un argumento negativo. Se trata en
función del rol que juega en un silogismo. El silogismo es el todo
primer lugar de mostrar la imposibilidad de captar un contenido
orgánico que explica o hace explícito lo que el juicio y el concepto
conceptual independientemente de la relación lógica que éste man-
son en virtud de sus roles inferenciales.13
tiene con otros conceptos en un juicio. En segundo lugar se trata de
Una comprensión cabal de lo que motiva esta inversión del
mostrar la imposibilidad de captar un juicio, independientemente
orden explicativo tradicional requiere que en primer lugar se acep-
de la relación lógica que este mantiene con otros juicios en un silo-
te el argumento negativo según el cual es imposible captar un con-
gismo. De esta manera se mostraría que no es posible captar un
contenido conceptual independientemente del papel que éste juega
en razonamientos.12 Dicho de otro modo, el contenido de un con-
cepto se determina por su rol inferencial. En el curso de este argu- 13. “La carencia de contenido de las formas lógicas se encuentra más
mento, Hegel indica también que esta relación entre inferencia y bien sólo en la manera de considerarlas y tratarlas. Cuando son considera-
contenido sólo se vuelve patente cuando se abandona la idea for- das como determinaciones firmes, y por ende desligadas, en lugar de ser
reunidas en una unidad orgánica, son formas muertas, donde ya no reside
malista que las propiedades lógicas son reductibles a propiedades
el espíritu, que constituye su concreta unidad viviente. Por eso carecen de
sintácticas. contenido sólido, esto es de una materia, la que sería en sí misma un con-
Hegel considera que las lógicas que preceden la suya han oscu- tenido valedero. El contenido de que carecen las formas lógicas, no es más
recido el vínculo existente entre inferencia y contenido conceptual que una base firme y una concreción de aquellas determinaciones abstrac-
tas; y esta esencia sustancial suele buscarse para ellas en su exterior. Pero
la misma razón lógica es lo sustancial o real, que contiene en sí todas las
determinaciones abstractas, y constituye su unidad sólida, absolutamente
12. Es esta idea la que conduce a Hegel, en las primeras líneas de su concreta. En consecuencia, no se necesitaba buscar muy lejos lo que se
discusión sobre el silogismo, a afirmar de manera un tanto críptica que acostumbra a llamar materia. Si la lógica parece carente de contenido, no
“…no sólo el silogismo es racional, sino que todo lo racional es un silogismo”. es culpa de su objeto, sino sólo de la manera cómo ese objeto está concebi-
(CdL II, 357; GW 12, 90) do.” (CdL, I, 63-64; GW 21, 32)

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tenido conceptual o el sentido de un juicio independientemente de dual. El segundo caso refiere a algo puramente universal o abs-
la función que estos ocupan en un razonamiento. Hegel cumple el tracto que se evoca por repetición o costumbre sin por ello poder
primer objetivo de este argumento en el capítulo de la lógica subje- explicarlo. Piénsese a modo de ejemplo en el término “Dios” tal
tiva dedicado al “concepto”. como es usado por un niño pequeño (y por algunos menos jóve-
La idea de que se puede individuar un contenido conceptual nes) y que evoca un conjunto de imágenes o narraciones que no
por sí mismo e independientemente de toda relación a otros con- conducen a un saber discursivo como el que pretende poseer un
ceptos proviene, según Hegel, del equívoco que existe en el uso de teólogo. En ambos casos se está en posesión de una representación
las nociones de representación (Vorstellung) y concepto (Begriff); simple que puede ser nombrada mediante un término. Sin embar-
equívoco que induce una confusión ruinosa entre psicología y go la posesión de una representación no implica la posesión de un
lógica.14 Para Hegel es imprescindible distinguir entre contenido concepto ya que los conceptos no son “simples”, esto es, no pue-
representacional y contenido conceptual. Un contenido represen- den ser individuados inmediatamente. Para poder individuar un
tacional es un contenido informacional que remite a un objeto gra- contenido como contenido conceptual se requiere considerar a la
cias a su relación con la memoria (Gedächtnis).15 Una representa- vez el contenido y su “diferencia intrínseca”, es decir, su relación
ción expresa de esta manera solamente la capacidad psicológica a otros contenidos:
de reconocer una cosa gracias a la memoria de percepciones ante-
riores de la misma cosa o de cosas similares. Por ello uno posee “Mientras un objeto existe en la representación, y especialmente en la
solamente una representación cuando uno es capaz de reconocer memoria, o también representa la determinación abstracta del pensa-
una cosa sin por ello ser capaz de comprender o saber algo respec- miento, puede ser del todo simple. Incluso el objeto más rico en sí, por
to de aquello a lo que uno alude. Para Hegel hay dos casos típicos ejemplo el espíritu, la naturaleza, el mundo, y aún Dios –concebido
totalmente al margen del concepto en la simple representación de la
de representación. El primero refiere a algo puramente singular,
expresión igualmente simple: espíritu, naturaleza, mundo, Dios– es sin
como por ejemplo una imagen mental que evoca una cosa indivi- duda algo simple, donde puede detenerse la conciencia, sin destacar
más una particular determinación o una nota propia; pero los objetos
de la conciencia no pueden quedar constituidos por estos objetos sim-
ples, ni tampoco por representaciones o determinaciones abstractas del
14. Hegel dirige esta crítica tanto a la psicología de su época como a la
pensamiento, sino que tienen que ser concebidos, es decir, que su sim-
filosofía kantiana: “Pero, de cualquier manera que sean constituidas ahora
plicidad tiene que ser determinada mediante su diferencia intrínseca.”
las formas que preceden al concepto, hay que tener en cuenta … la relación,
(CdL II, 295; GW 12, 45)
en que el concepto está pensado con respecto a aquéllas [formas]. Tanto en la
común representación psicológica, como en la filosofía trascendental de
Kant, se admite esta relación en el sentido que la materia empírica, esto es Se puede comprender mejor la diferencia entre representación y
lo múltiple de la intuición y la representación, primeramente tendría exis- concepto si se presta atención a la diferencia entre lo que se puede
tencia por sí, y que después el entendimiento se acercaría a ella, le llevaría la hacer con una representación y lo que se puede hacer con un con-
unidad, y la elevaría por medio de la abstracción, a la forma de la universali- cepto. Considérese el caso de las respuestas que un loro y un ser
dad. El entendimiento es, de esta manera, una forma vacía por sí, que de un humano pueden dar ante el mismo tipo de estímulo perceptivo. Un
lado adquiere realidad sólo por medio de aquel contenido dado, del otro loro bien entrenado para decir “rojo” cada vez que se le presenta
hace abstracción de él, es decir lo deja de lado, como algo que es inútil, pero
una muestra de ese color puede responder de manera tan confiable
sólo para el concepto. El concepto, en una y en otra actividad, no es lo
independiente, no es lo esencial y lo verdadero de aquella materia preexis- como un humano a estímulos rojos. ¿Qué nos impide entonces atri-
tente, que es más bien en sí y por sí la realidad, que no se deja extraer del buirle la posesión del concepto “rojo” y, por tanto suponer que la
concepto”. (CdL II, 261-262; GW 12, 20) reacción del animal ante el estímulo es, de hecho, una respuesta
15. Véase Enz. §451. cognitiva que implica un saber? Supóngase otra situación en la que

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a un loro y a un humano adulto se les presenta un objeto blanco miento lleva a Hegel a afirmar que para individuar un contenido
iluminado por una luz roja y se les pregunta por el color del objeto. en tanto contenido conceptual se requiere poder establecer el víncu-
En este caso, el loro “responderá” con el vocablo “rojo” mientras lo entre este contenido y un juicio. Asimismo, este ejemplo pone de
que un sujeto humano probablemente dirá “blanco”. La capacidad relieve que el mismo ente lingüístico (el término “rojo”) puede en
que el ser humano posee y que no está al alcance del loro, es la que algunos casos designar un contenido no-logico (una representa-
permite distinguir lo que parece rojo de lo que es rojo. Esta capaci- ción) mientras que, cuando adviene en el contexto de un juicio,
dad le permite al primero afirmar que algo es blanco aunque puede significar un contenido con propiedades lógicas (un concep-
parezca rojo. En el vocabulario hegeliano, el loro posee solamente to). La conclusión hegeliana es que el análisis de las propiedades
una representación, o sea, posee solamente la capacidad de re-iden- gramaticales de un término o nombre (Name), en sí mismo, no reve-
tificar estímulos similares. El ser con capacidades discursivas, ade- la nada acerca de las propiedades lógicas de un concepto:
más de esta capacidad de re-identificación posee la capacidad de
relacionar una representación presente con otros saberes y juzgar “Sin embargo, el nombre [Name] se contrapone a la cosa o al concepto;
sobre el contenido de su experiencia en función de esos saberes. este distinguir se presenta también en el juicio como tal; y como el suje-
Dado que el sujeto humano sabe que algo iluminado con un color to en general expresa lo determinado, y por consiguiente expresa más
bien lo existente inmediato, y el predicado, en cambio, expresa lo uni-
puede parece diferente de como es en condiciones normales de
versal, la esencia o el concepto, [resulta que] el sujeto como tal es en pri-
observación, puede por ello juzgar que un objeto es de un color mer lugar sólo una especie de nombre; pues lo que él ES está expresado
aunque parezca de otro. sólo después, por medio del predicado, que contiene el ser en el senti-
La diferencia entre representación y concepto expresa esta dife- do del concepto.” (CdL II, 309; GW 12, 54, traducción ligeramente modi-
rencia entre lo que es una respuesta simplemente causal a estímu- ficada)
los exteriores y lo que es una respuesta cognitiva a los mismos.
Esta diferencia no puede medirse a nivel de los términos que el loro El “distinguir” entre término como ente gramatical y concepto co-
y el sujeto humano utilizan; ya que, en ciertas circunstancias, am- mo ente lógico permite comprender que un término puede, según
bos pueden usar el mismo término, el uno para manifestar una res- el caso, significar una representación o denotar un contenido con-
puesta condicionada, el otro para expresar un conocimiento del ceptual. Para que un termino signifique un contenido conceptual se
objeto. La diferencia tampoco radica en el contenido informacional requiere que el uso del término exprese una relación a un conjunto
de las percepciones, puesto que en el caso del objeto blanco ilumi- de saberes y esta relación sólo es observable cuando la respuesta
nado de rojo, el mismo contenido perceptivo da lugar a respuestas lingüística emana de un juicio. De esta manera, Hegel concluye que
diferentes de parte del loro y del ser humano. La diferencia se eva- no es posible individuar un contenido conceptual sino es como
lúa a nivel del conocimiento de las condiciones que deben ser satis- producto de su relación a otros conceptos en un juicio.
fechas para que algo sea blanco o rojo y de la capacidad para juzgar Esto nos conduce a la segunda etapa del argumento negativo de
en una situación determinada si estas condiciones han sido reuni- Hegel. Aquí Hegel intenta demostrar que la única manera de iden-
das. Lo que nos permite identificar el carácter conceptual de una tificar cuándo un enunciado (Satz) expresa un juicio (Urteil) es
respuesta lingüística no es otra cosa que la relación que la respues- cuando se lo puede concebir como el producto de un razonamiento
ta mantiene con otros saberes a través de un juicio.16 Este razona- (Schluß). Con esta segunda etapa se completaría el argumento ne-
gativo, que se puede resumir como sigue: Dado que un término

16. Estos ejemplos son variaciones libres sobre algunas ideas que pue-
den encontrarse en Robert Brandom, Making It Explicit: Reasoning, Repre- 1994) y Wilfried Sellars, Empiricism and the Philosophy of Mind (Cambridge:
senting, and Discursive Commitment (Cambridge: Harvard University Press, Harvard University Press, 1997).

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sólo significa un concepto cuando adviene en un juicio, y dado que resultado de un proceso en el que nuevos conocimientos corrigen
un enunciado sólo expresa un juicio cuando se lo concibe como nuestra concepción de algo (en este caso nuestro saber sobre Aris-
producto de un razonamiento; se debe concluir que sólo se puede tóteles). Si yo simplemente repito lo que me dijeron o lo que leí res-
determinar si un término expresa un contenido conceptual cuando pecto de la fecha en que falleció Aristóteles, no emito ningún juicio.
el uso de ese término está determinado por su rol en un razona- Se trata de un acto mnemónico que conduce a la formulación de un
miento. enunciado, no de un pensamiento. Pensar es establecer algo respec-
La idea que el contenido de un juicio depende de su relación a to a un concepto, y esto sólo ocurre en el contexto de un razona-
un razonamiento se vuelve más comprensible cuando se realiza la miento. De esto se sigue que no siempre se piensa todo lo que se
tarea previa de distinguir las propiedades sintácticas de un enun- dice; no obstante lo cual el sentido de lo que se dice depende siem-
ciado (Satz) de las propiedades lógicas de un juicio (Urteil). El que pre de la posibilidad de ser pensado en caso de duda o desafío.
un sujeto pueda formular correctamente un enunciado no es nece- Juzgar es ser capaz de legitimar con razones lo que uno dice.
sariamente signo de que haya emitido un juicio, esto es, no es una De esta manera se ve que la aptitud de poder individuar conte-
indicación suficiente de que el sujeto sepa lo que dice. Ciertos ani- nidos conceptuales se revela como dependiente de nuestra capaci-
males y algunas computadoras pueden pronunciar frases sin que dad de dar razones para justificar lo que uno asevera. Lo que dife-
por ello se les pueda atribuir la capacidad de juicio. Por otro lado, rencia entes gramaticales como el término o el enunciado de entes
muchos sujetos dotados de razón repiten frases como loros. Por lógicos como el concepto y el juicio es la relación normativa que
ello los criterios sintácticos que nos permiten identificar que una estos últimos mantienen con ciertas razones; relación que se hace
serie de palabras forma una proposición no son suficientes para explicita sólo en el contexto de un razonamiento.17 Hegel arriba de
determinar si esa misma serie de palabras expresa también un jui- este modo a la tesis según la cual la atribución de contenido con-
cio. De la misma manera que no hay que confundir un término con ceptual depende de las relaciones inferenciales que definen para un
un concepto, Hegel sostiene que no hay que confundir un enuncia- término o para un enunciado un lugar en un espacio de razones. La
do con un juicio. Un enunciado deviene juicio cuando el enunciado razón lógica y la razón institutora de contenidos son una y la
establece un saber respecto del término que funciona como sujeto. misma razón.18
Hegel da el ejemplo siguiente:

“Por ejemplo, si se dice: Aristóteles falleció a los 73 años, en el cuarto Del contenido a la razón: silogismo e idea
año de la 115° Olimpíada –ésta es una pura proposición, no es un jui-
cio. Habría algo de un juicio, en esto, sólo si una de las circunstancias, Si se acepta el argumento negativo de Hegel, se acepta entonces
la época del fallecimiento, o la edad de aquel filósofo, hubiera sido un tipo de semántica inferencialista que considera el razonamiento
puesta en duda, y fundado en algún motivo luego se afirmaran los
números dados aquí. Porque en este caso, esos números serían consi-
derados como algo universal, que subsistiría aún sin aquel determina-
17. “Por lo tanto I es U: que esto sea un juicio, es simplemente una cir-
do contenido del fallecimiento de Aristóteles, llenado de otro conteni-
cunstancia subjetiva; el silogismo consiste precisamente en esto: que éste
do, o también sin éste, como tiempo vacío. Así la noticia: “Mi amigo N.
no sea sólo un juicio, es decir que no sea sólo una relación constituida por
ha fallecido” es una proposición; y sería un juicio solamente si se plan-
la pura cópula o por el vacuo es, sino constituida por el término medio
teara la cuestión, si ha muerto realmente o sólo en apariencia.” (CdL II,
determinado y lleno de contenido”. (CdL II, 589; GW 12, 94, )
311; GW 12, 55-56)
18. Para un análisis similar de la relación entre concepto, juicio y razo-
namiento en la CdL véase Pirmin Stekeler-Weithofer “Warum ist der
La distinción entre el juicio como ente lógico y el enunciado Begriff sowohl Urteil als auch Schluss?” in Andreas Arndt, Hegels Lehre
como ente gramatical radica en el hecho que el juicio constituye el Vom Begriff, Urteil Und Schluss (Berlin: Akademie-Verlag, 2006), pp. 24-47.

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como un principio básico de explicación a partir del cual el sentido Todos los hombres son mortales/ Cayo es un hombre/ Por lo tanto:
de un juicio y la significación de un concepto pueden ser deriva- Cayo es mortal
dos. Esta concepción se opone al atomismo semántico clásico que
considera los conceptos como unidades elementales de significa- La manera hegeliana de “leer” este tipo de silogismo es la si-
ción y considera los juicios y los razonamientos como productos de guiente: “Cayo, en tanto hombre, es mortal”.19
la composición de conceptos. Ahora bien, la posición que Hegel Hecha esta aclaración, el eje central de la crítica al formalismo
adopta requiere que éste pueda explicar la naturaleza de un razo- pasa por la idea de que el mero hecho de respetar patrones forma-
namiento sin recurrir a una teoría formal que se limite a establecer les de inferencia no permite revelar qué es lo que la conclusión de
reglas sintácticas de composición, ya que tal recurso volvería a un razonamiento tiene de necesario. Según Hegel, el problema con
introducir el composicionalismo que el argumento negativo ha des- esta manera de concebir el razonamiento es que, relativamente al
cartado. mismo término menor, existe siempre la posibilidad que dos silo-
En el capítulo consagrado al silogismo, Hegel se aboca a la tarea gismos válidos y sintácticamente equivalentes generen conclusio-
de responder a la siguiente pregunta: ¿qué es lo que nos permite nes opuestas o incluso contradictorias, si se varía aleatoriamente el
reconocer la presencia de un razonamiento en una serie de enun- término medio por el cual estas conclusiones se derivan.20 Considé-
ciados? No obstante el carácter extremadamente complejo y, por rese los siguientes pares de silogismos :
momentos, irremediablemente opaco de la “dialéctica del silogis-
mo”, se pueden reconocer dos líneas de argumentación. La prime- (1) Omar Jayyan, en tanto matemático, es frío y cerebral.
ra, negativa, busca establecer que una teoría formalista del razona- (2) Omar Jayyan, en tanto poeta, es ardiente y apasionado.
miento es incapaz de responder a esta pregunta porque esta O:
inhabilitada para explicar la relación de consecuencia lógica que
funda todo razonamiento válido. La segunda línea argumentativa (3) Dante, en tanto hombre, es mortal
se centra en la tesis que lo que determina la relación de consecuen- (4) Dante, en tanto gran poeta, es inmortal
cia lógica es el contenido de ciertos conceptos fundamentales: las
ideas. En ambos casos los pares de razonamientos respetan los princi-
Antes de abordar los argumentos hegelianos, cabe destacar la manera pios formales de validez deductiva; más aún, las premisas también
particular en que Hegel “lee” un silogismo. Para Hegel un silogismo son verdaderas y, sin embargo, la relación entre los términos no
articula una relación entre tres conceptos. Esta relación expresa, de
modo general, la atribución de una cualidad (el término mayor) a un
concepto (el término menor) gracias a la mediación de otro concepto (el 19. Sigo aquí una idea que Mure usa en su estudio sobre la CdL. Véase
término medio). Esta relación puede expresarse por medio de una yuxta- G. R. G. Mure, A Study of Hegel’s Logic (Oxford: Clarendon Press, 1950), pp.
posición de tres enunciados (dos premisas y una conclusión) pero esto no 206-227.
es en modo alguno un requisito necesario. Es más, Hegel considera que 20. “[E]l silogismo formal no proporciona otra cosa sino la siguiente:
este tipo de sintaxis – “aburrida” e “inútil” – presenta una imagen des- que una relación de un sujeto con un predicado proceda o no proceda sola-
virtuada de lo que es un razonamiento. Se trata de una forma “subjeti- mente de este término medio. No sirve para nada el haber demostrado una
va” que tiende a ocultar que lo inherente a todo lo racional es el hecho proposición por medio de un silogismo semejante; a causa de una determi-
nación abstracta del término medio, que es una calidad carente de concep-
que sus “determinaciones conceptuales (…) se reúnen en la unidad
to, pueden existir, igualmente bien, otros términos medios, de donde se
esencial” (CdL II, 590; GW 12, 95). Si se pone por caso el siguiente silo- concluya el contrario; y aún más, del mismo término medio pueden ser
gismo: deducidos también predicados opuestos, por medio de ulteriores silogis-
mos.” (CdL II, 382-383; GW 12, 108)

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puede ser necesaria puesto que las inferencias dan lugar a dos con- argumento de Hegel, que el simple hecho de respetar patrones for-
clusiones contradictorias. Hegel concluye: males de razonamiento no garantiza que las conclusiones a las que
se llega por medio del acto subjetivo de inferencia, posean necesa-
“[De esta manera]…la mediación del silogismo formal es accidental res- riamente la propiedad objetiva de ser consecuencias lógicas de las
pecto a su contenido (…). Lo individual inmediato tiene en sus determi- premisas de las que derivan.21
naciones una multitud indeterminada de términos medios, y en estos Esta crítica del “silogismo formal” le permite a Hegel abordar la
tienen a su vez otras muchas determinaciones en general; así pues
segunda parte de su argumentación, en la que apunta a establecer
depende totalmente de un albedrío extrínseco, o en general de una cir-
cunstancia extrínseca y de una determinación accidental, con qué especie
que la relación de consecuencia lógica se determina en función del
de universal el sujeto del silogismo tenga que concluir. Por consiguien- contenido de ciertos conceptos fundamentales. En las secciones de-
te, con respecto al contenido, la mediación no tiene nada de necesario dicadas al “silogismo de reflexión” y al “silogismo de necesidad”,
ni de universal, no está fundada en el concepto de la cosa; la base del silo- Hegel considera lo que sucede cuando las relaciones inferenciales
gismo es más bien lo que es extrínseco a la mediación, es decir lo inme- entre conceptos dejan de ser atributivas y pasan a ser relaciones de
diato; pero lo inmediato, entre las determinaciones del concepto, es lo orden. Gran parte de la dificultad de lectura de estas secciones pro-
individual. (CdL II, 593; GW 12, 99) viene de la importancia que Hegel le asigna a la tarea de mostrar
minuciosamente cómo se pasa necesariamente del “silogismo for-
Lo que vuelve “formal” un silogismo no es en realidad su forma mal” al “silogismo de reflexión” y de éste al “silogismo de necesi-
(CdL II, 382-383; GW 12,108), sino lo que significan sus términos. En dad”. Pero lo esencial del argumento hegeliano es fácilmente com-
los ejemplos anteriores, los términos medios significan simplemen- prensible: dado que el silogismo formal conduce a conclusiones
te representaciones que funcionan como atributos cualitativos y la contradictorias,22 la exigencia de coherencia y unidad inherente a la
elección del atributo que cumple el rol de mediación en el razona- razón, lleva naturalmente a imponer relaciones de orden entre los
miento recae en la persona que realiza la inferencia. Es esta la “cir- conocimientos que permitan explicar o evitar estas contradicciones
cunstancia extrínseca” a la que Hegel alude y que vuelve “arbitra- aparentes. Los razonamientos que introducen estas relaciones de
rio” el razonamiento. Yo sé que Omar Jayyan era matemático y orden son los que involucran “conceptos reflexivos” como la causa-
poeta, y sé también que es perfectamente posible para un mismo lidad o la sustancia, pero los que realmente permiten eliminar las
sujeto ser apasionado y ardiente respecto a ciertas cosas pero frío y tensiones entre diversos razonamientos son los que introducen re-
cerebral respecto a otras. Para mí, y porque poseo esos saberes res-
pecto a ese “universal concreto” que es Omar Jayyan, no hay con-
tradicción en las conclusiones. Es sólo relativamente a mis saberes,
esto es, subjetivamente, que ambas conclusiones aparecen como legí- 21. A menos que “p es consecuencia lógica de q y r” signifique simple-
timas o “necesarias”. Pero esta unidad concreta que legitima las mente “se llega a p si se aplica el modelo de razonamiento µ a q y a r”. Pero
dos conclusiones no es visible en los razonamientos tal y como se esto, obviamente, no es una explicación de la noción de consecuencia lógica.
los ha expuesto. Para quien no comparte mis saberes, objetivamente 22. Para Hegel el único silogismo formal que no conduce a contradic-
hay oposición o contradicción en decir de una misma persona que ciones es el “silogismo matemático”. Los razonamientos matemáticos
es ardiente y apasionada al tiempo que es fría y cerebral, o que es poseen la misma estructura que los “silogismos formales” en lenguaje
mortal e inmortal. Dicho de otro modo, estos silogismos expresan natural, pero difieren de éstos en que en los razonamientos matemáticos
no existe equivocación entre representación y concepto. Dado que los
un acto subjetivo de inferencia y no una relación objetiva de conse-
enunciados matemáticos, según Hegel expresan siempre relaciones de
cuencia lógica y, por ello, la responsabilidad de eliminar la contra- equivalencia entre términos, la sustitución de un término medio por otro,
dicciones es “exterior” al silogismo dado que recae en el sujeto res- en la medida en que las sustituciones preservan la equivalencia, no puede
ponsable de la inferencia. De esto se desprende, si se sigue el dar lugar a conclusiones contradictorias. Véase GW 12, 104-106.

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280 D. PERINETTI INFERENCIA Y RACIONALIDAD EN HEGEL 281

laciones de necesidad conceptual. Para sustanciar esta idea supón- conceptual. Lo que en última instancia legitima el razonamiento
gase los tres argumentos que siguen: que Dante, en tanto hombre, es mortal, es una cierta concepción
general de lo que es la naturaleza; mientras que lo que legitima el
1) Todos los filósofos son serios/ Sócrates es filósofo/ Por lo razonamiento que Dante, en tanto poeta, es inmortal, es una cierta
tanto: Sócrates es serio. concepción general de lo que es la cultura o el “espíritu”. A su vez,
2) Todo los hombres son mortales/ Sócrates es un hombre/Por la manera en que se puede reconciliar la contradicción aparente
lo tanto: Sócrates es mortal. entre los dos razonamientos depende de una concepción más
3) Si algo es un hombre entonces es mortal/Sócrates es un general aún de la relación existente entre naturaleza y “espíritu”.
hombre/ Por lo tanto: Sócrates es un mortal. Estas concepciones generales o principios de orden y unidad entre
nuestros conocimientos son los conceptos que Hegel llama
En el primer caso, el razonamiento expresa solamente una atri- “ideas”.
bución que puede o no ser necesaria. Sus términos son considera- En la medida en que las ideas cumplen la función de autorizar o
dos como representaciones, no como conceptos. Si bien el razona- desautorizar inferencias, la concepción de la validez lógica que se
miento es formalmente correcto, éste no revela ninguna relación desprende es la siguiente: un juicio es la consecuencia lógica de
necesaria entre ser filósofo, ser serio y ser Sócrates. Se trata enton- una serie de premisas si, conformemente a lo que estipula una con-
ces de un silogismo “arbitrario” y “formal”. El segundo argumento cepción general o Idea, es impensable aceptar la conjunción de las
puede ser o bien un silogismo formal o un silogismo categórico de premisas y no aceptar la conclusión.23 De este modo, se puede ver
necesidad. Es formal si la relación entre ser hombre y ser mortal no que la validez lógica depende del contenido de las concepciones
es pensada como necesaria. Pero si lo que expresa esta relación es generales o ideas.
una relación de orden objetiva entre género y especie, entonces el
razonamiento deviene un “silogismo de necesidad” porque el
argumento expresa una relación que, en el cuadro de un sistema de ¿Lógica o metafísica?
clasificación de saberes, resulta necesaria. Finalmente, el tercer
argumento introduce de manera explícita una regla conceptual: “es Esta explicación de la validez lógica presenta una enorme ven-
parte de la definición de ‘hombre’ el que sea mortal”. La premisa taja respecto a la explicación formalista de la lógica clásica. Como
menor “muestra” que el término menor cae bajo esa regla concep- se señaló en la primera parte de este trabajo, la explicación forma-
tual y, por consiguiente, la conclusión expresa una relación de ne- lista, que basa su explicación de la validez lógica en la conformidad
cesidad conceptual. La diferencia entre los tres argumentos es
expresiva: cada uno expresa las relaciones entre los tres términos
de manera diferente. 23. Se debe recordar que en la “Lógica de la esencia” Hegel crítica la
La tesis hegeliana es que la relación objetiva de consecuencia concepción tradicional de la necesidad metafísica. Para él, algo es necesa-
lógica entre premisas y conclusión sólo se manifiesta explícitamen- rio cuando está fundado en razones que vuelven impensable su contrario.
te en un argumento cuando éste revela relaciones de necesidad Cabe destacar que esta concepción de la necesidad hace que “necesario”
no se oponga a “contingente”. Es por tanto “necesario” que me duela la
conceptual entre sus términos. Lo que legitima una inferencia no
cabeza si la golpeo fuertemente contra un muro, ya que es impensable que
es entonces el hecho de respetar un patrón formal de inferencia, tal contusión no cause dolor, pero no por ello deja de ser algo contingente,
sino las relaciones materiales (esto es, relativas al contenido) que en el sentido puramente formal en el que existe por lo menos un mundo
un concepto dado mantiene con otras conceptos y que son regidas, posible en el que semejante golpe no causa dolor y otro en el que no gol-
en última instancia, por concepciones generales que regulan obje- peo mi cabeza contra un muro. Por esta razón prefiero “impensable” a
tivamente el orden de nuestros conocimientos y nuestro repertorio “imposible” en este contexto.

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282 D. PERINETTI INFERENCIA Y RACIONALIDAD EN HEGEL 283

de un razonamiento dado a patrones formales de inferencia, sólo hace otra cosa sino subordinar la lógica a la metafísica. Es esto lo
puede dar cuenta de la validez de un número bastante limitado de que hace que la mayor parte de los lectores de la Ciencia de la Lógica
razonamientos. Por no corresponder claramente a ningún patrón se resignen a la idea que, en el plano de la lógica, el pensamiento
aceptado de inferencia, los razonamientos informales o las inferen- hegeliano representa efectivamente un lamentable retroceso res-
cias materiales quedan fuera del espectro de lo explicado por la pecto de la filosofía crítica de Kant. Cabría asimismo descartar la
concepción formalista de la lógica, aún cuando estos razonamiento hipótesis emitida al principio de este trabajo al respecto que el pro-
constituyen la vasta mayoría de nuestras prácticas inferenciales. yecto de la Ciencia de la Lógico es un proyecto en filosofía de la lógi-
Tomemos por caso tres razonamientos: ca y no una metafísica.
Pero esta manera de interpretar la tesis hegeliana, no por
(1) Si Bolivia está al norte de Argentina, entonces Argentina está común deja de ser infundada. Las ideas o concepciones generales
al sur de Bolivia. son principios racionales que estructuran nuestro sistema de sabe-
(2) Como la temperatura del agua es de 100° C, el agua hierve. res. Las secciones finales de la Ciencia de la Lógica dedicadas a la
(3) Si el rabino descubre que la comida que le ofrecieron conte- Objetividad y a la Idea, discuten minuciosamente los rasgos inhe-
nía cerdo reaccionará con horror. rentes a estas concepciones generales y a lo que Hegel llama la
“idea absoluta”. En los estrechos límites de este trabajo, sería
En los tres casos una concepción formalista de la inferencia se imposible reproducir toda la riqueza y complejidad de estas sec-
ve obligada a sostener que estos argumentos son entimemáticos, ciones. Pero a los fines de la presente argumentación, basta subra-
esto es, que, así como están, no expresan deducciones válidas; aun- yar que, para Hegel, estos principios estructurantes de nuestros
que podrían tornarse válidas si se completaran las premisas que saberes son, a su vez, dependientes de lo que se sabe. Dicho de
faltan. Por el contrario, la tesis hegeliana permite establecer, para el otro modo, los principios de la razón codifican una cierta manera
primer argumento, que, relativamente a la concepción que se tiene de conferir unidad a nuestros saberes pero están también sujetos a
de los puntos cardinales es impensable aceptar la premisa y no acep- revisión cuando nuevas prácticas modifican estos saberes y exigen
tar la conclusión. Lo mismo ocurre en el caso del segundo argu- una reconfiguración de nuestro repertorio conceptual. La manera
mento, relativamente a una cierta concepción de la regularidad del en que Hegel piensa la relación entre la filosofía y las ciencias
orden natural y a un contexto (condiciones normales de presión a empíricas es un ejemplo elocuente de esta relación recíproca entre
nivel del mar), es igualmente impensable aceptar la premisa y no saber y práctica:
admitir la conclusión.24 En el caso del tercer argumento, relativa-
mente a ciertas concepciones religiosas y culturales es también “La filosofía no solamente ha de concordar con la experiencia de la
impensable que el rabino no reaccione con horror al saber que ha naturaleza, sino que el origen y formación de la ciencia filosófica tiene
involuntariamente violado un tabú. a la física empírica como supuesto y condición. Pero una cosa es el
Pero esta explicación de la noción de consecuencia lógica parece modo de originarse una ciencia y los trabajos que la preceden, y otra
presentar una desventaja colosal respecto de las concepciones for- cosa es la ciencia misma. En ésta ya no puede aparecer [todo] aquello
malistas. Al establecer que la función de autorizar o desautorizar como fundamento, sino que aquí [el fundamento] ha de ser más bien
la necesidad del concepto” (Enz. §246, Anm./ Encic., p. 305).
inferencias recae en las concepciones generales o ideas, Hegel no

La práctica empírica de la ciencia gracias a la observación y a la


24. Pero dejaría de ser necesaria si la concepción general que se tiene de imaginación produce representaciones (Vorstellungen) al nombrar
la naturaleza incluye la posibilidad de intervenciones divinas o la posibili- lo que se observa y al establecer leyes empíricas. La filosofía no
dad de eventos que no están regidos por ninguna ley (el azar). prescribe una concepción metafísica de la naturaleza a la ciencia

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284 D. PERINETTI INFERENCIA Y RACIONALIDAD EN HEGEL 285

empírica sino que trata de establecer qué concepción de la natura- en la metafísica. El ideal de unidad que anima la idea absoluta,
leza permite incorporar lo que la ciencia empírica produce en un entendida como método, no conduce, en este sentido a un monis-
sistema integrado de saberes: en una red conceptual. Es por ello mo ontológico sino a un tipo de monismo normativo.25
que Hegel sostiene que la filosofía de la naturaleza presupone la
ciencia experimental. La práctica científica se guía inconcientemen-
te por concepciones generales heredadas pero sus resultados a Recibido: 07/2009; aceptado: 09/2009.
menudo obligan a una reconfiguración de estas concepciones, tarea
que incumbe al filósofo.
Lo que Hegel tiene en mente cuando sostiene que la razón es
sustancial o que la razón es espíritu es precisamente esta relación
que existe entre los razonamientos concretos cotidianos (sean cien-
tíficos o no) y las concepciones generales de las cuales de manera
implícita o explícita estos razonamientos dependen. Por ello, no es
posible concebir una razón que no sea “espíritu” o “sustancia”,
esto es, no es posible concebir un razonar que no comience con
representaciones y autorizaciones inferenciales heredadas. Estas
concepciones heredadas pueden asumir la forma de teorías científi-
cas, sistemas jurídicos, códigos culturales no escritos, religiones o
sistemas filosóficos. El carácter histórica y culturalmente determi-
nado de este legado conceptual es lo que incide en el carácter varia-
ble de las inferencias materiales que pueblan nuestro pensar coti-
diano y que hace que ciertas inferencias sean admisibles en un
contexto y no en otro. La filosofía se fija, en este sentido, la tarea de
pensar este legado, de razonarlo y conferirle unidad.
Ahora bien, dado que nuestras prácticas necesariamente modi-
fican el vocabulario conceptual y el sistema de saberes heredados,
se torna crucial reconsiderar nuestros conceptos de orden o ideas.
A su turno, las nuevas concepciones generales que surgen de esas
reconfiguraciones generan nuevas prácticas, que deben a su vez ser
pensadas nuevamente y así sucesivamente. Es por esta razón que,
al final de la Ciencia de la lógica, Hegel afirma que una idea bien
entendida, la “idea absoluta”, no es más que un método que consiste 25. Coincido así con Terry Pinkard en su defensa de la idea de que el
en un proceso permanente de adecuación entre concepción y prác- monismo hegeliano es normativo y no ontológico como sostiene Host-
mann. Difiero sin embargo con la interpretación Wittgensteiniana que Pin-
tica. Este método de adecuación infinito, no es otra cosa que la
kard le da a esta idea. Véase, Rolf-Peter Horstmann, art. cit y Terry Pinkard
razón aceptada en su sentido absoluto, como identidad entre teoría “Normes, faits et formes de vie dans la Phénoménologie de l'esprit” in Dario
y práctica, la razón aceptada en definitiva, como constitutiva de la Perinetti y Ricard, Marie-Andrée, La Phénoménologie de l'esprit de Hegel: Lec-
experiencia. tures contemporaines, coll. “Fondements de la politique” (Paris: Presses uni-
Por ello la dependencia recíproca que Hegel establece entre versitaires de France, 2009), pp. 129-156 (una versión francesa del texto de
razonamientos e ideas no tiene por efecto la disolución de la lógica Hostmann se encuentra también en este volúmen).

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Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

LA CONTRADICCIÓN DE LA RAZÓN
CONSIGO MISMA
REFLEXIONES EN TORNO A LA CONCEPCIÓN DE
LA LOCURA EN LA ANTROPOLOGÍA DE HEGEL1

Daniel Brauer
Universidad de Buenos Aires
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas

RESUMEN: La distinción radical entre razón y locura que de acuerdo con Fou-
cault caracterizaría a la filosofía de la Ilustración no se encuentra en la concep-
ción de Hegel para quien la locura constituye un “privilegio” de un ser racio-
nal. Más aún, la locura representa por un lado para él un estadio “necesario”
en la formación de la mente humana y por el otro, revela aspectos esenciales
de la conciencia normal. En este trabajo me ocupo principalmente de la rela-
ción entre locura y conciencia.
Para Hegel la locura no es un sinónimo de la irracionalidad sino un conflicto
no resuelto de la razón consigo misma.

PALABRAS CLAVE: Conciencia, locura, contradicción

ABSTRACT: The radical distinction between reason and madness that


according to Foucault, would characterize the philosophy of the
Enlightenment, cannot be found in Hegels conception, for whom madness is a
“privilege” of a rational being. More than that, madness represents for him on
the one hand, a “necessary” stage in the formation of the human mind and on
the other hand, it reveals essential aspects of normal conciousness.
In this article I deal mainly with the relation between madness and
consciousness.
For Hegel madness is not synonymous of irrationality but an unsolved
conflict of reason with itself.

KEYWORDS: Consciousness, madness, contr adiction

1. Una versión anterior de este trabajo fue presentada en el Congreso


Internacional: “Yo y Tiempo. La Antropología Filosófica de Hegel” que tu-
vo lugar en la Universidad de Málaga, del 21 al 24 de Septiembre de 2009.

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288 D. BRAUER LA CONTRADICCIÓN DE LA RAZÓN CONSIGO MISMA 289

Nur der Mensch gelangt dazu, sich in jener vollkom- la Enciclopedia al que el editor Ludwig Boumann (1845) añadió un
mennen Abstraktion des Ichs zu erfassen. comentario (Zusatz), basado en diversos apuntes de los cursos que,
Dadurch hat er sozusagen das Vorrecht der Narrheit tanto por su desproporcionada amplitud como por su contenido,
und des Wahnsinns testimonia que el interés de Hegel por el tema no es algo secunda-
rio ni carece de originalidad, aun teniendo en cuenta el horizonte
HEGEL, Antropología2 limitado del saber de su tiempo.4
Si bien puede considerarse que ya en el capítulo de la Fenomeno-
logía del Espíritu que trata acerca de “La ley del corazón y el desva-
La lectura de la primera parte de la Filosofía del Espíritu Subje- río de la vanidad” (Das Gesetz des Herzens und der Wahnsinn des
tivo de la Enciclopedia,3 que contiene la “Antropología”, depara una Eigendünkels)5 pueden reconocerse rasgos de lo que luego será su
serie de sorpresas aun para el conocedor de la filosofía hegeliana, concepción de la locura, un tratamiento explícito aparece por pri-
en la medida en que esté dispuesto a renunciar a la idea de un sis- mera vez –entre los textos conservados– en el breve parágrafo 153
tema perfectamente ordenado y cerrado en sí mismo y a reconocer de la llamada Propedéutica de la época de Nuremberg (1808),6 en los
en ella las huellas de un esfuerzo una y otra vez retomado por tra- que puede encontrarse un esbozo de lo que será luego el sistema
tar de entender mejor, mediante el “trabajo del concepto”, lo exis- enciclopédico.
tente en general y el mundo humano en particular. Ya en la primera edición de la Enciclopedia de 1817, elaborada en
Ha sido quizás el afán de querer destacar frente a toda crítica su estadía en Heidelberg, Hegel dedica un extenso parágrafo al
posible la actualidad de su filosofía, junto al prejuicio de una totali- problema de la locura7 que luego será modificado en la edición de
dad sin fisuras, lo que ha llevado a muchos comentaristas a descui- 1830.
dar una serie de parágrafos por considerarlos marginales u obsole-
tos, ligados a un saber de la época que ha sido superado y que en el
mejor de los casos forma parte de la sección de objetos curiosos del
museo de las ideas. 4. El comentario a este parágrafo debe ser puesto en relación con el
Esto resulta particularmente notorio en el caso del tratamiento también desproporcionado “agregado” al parágrafo 405 en el que, entre
otras cosas, Hegel se ocupa del fenómeno del “mesmerismo” o “magnetis-
hegeliano de la locura en el parágrafo 408 de la tercera edición de
mo animal” (hipnotismo) que fascinó a la época y particularmente al Ro-
manticismo. Véase sobre esto el libro de Franklin Rausky, Mesmer ou la
Revolution Therapeutique, París 1977. Ambos textos están relacionados tanto
2. Agregado al § 408, p. 168. “Sólo el hombre llega a captarse a sí mis- por la afinidad temática como por su vinculación con el tratamiento de la
mo en aquella completa abstracción del yo. Por ello tiene por decirlo de enfermedad mental, tal como un siglo después lo estarán en Freud. Debo
alguna manera el privilegio de la locura y la demencia”. Las traducciones agradecer al Prof. Hugo Vezetti su asesoramiento bibliográfico acerca del
de los textos citados de aquí en adelante son del autor (D. B.). Las palabras estado de la cuestión en la época.
destacadas son de Hegel. La referencia completa a este texto se encuentra 5. Phänomenologie des Geistes, tomo 3 de las Werke in zwanzig Bänden, a
en la nota siguiente. cargo de Eva Moldenhauer y Karl-Marcus Michel, Francfort del Meno
3. De aquí en adelante cito la Enciclopedia (de 1830) de acuerdo a la edi- 1970, p. 279 y sig.
ción de las obras: Werke in zwanzig Bänden, a cargo de Eva Moldenhauer y 6. Nürnberger und Heidelberger Schriften, tomo 4 de la citada edición de
Karl-Marcus Michel, Tomo 10, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaf- las obras: Werke in zwanzig Bänden, a cargo de Eva Moldenhauer y Karl-
ten im Grundrisse, <= Enz. (1830)> Francfort del Meno 1970. La meritoria Marcus Michel, Francfort del Meno 1970, p. 49 y sig.
traducción española de Ramón Valls Plana –Alianza editorial, Madrid 7. Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse und ande-
1997– no cuenta lamentablemente con los “agregados” (Zusätze), que como re Schriften aus der Heidelberger Zeit, tomo 6 de las Sämtliche Werke editadas
se verá, resultan esenciales para esta exposición. por Hermann Glockner, Stuttgart 1968, §321, p. 239 y sigs.

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Mientras que en el parágrafo 408 de la Enciclopedia de Berlín publicación de las Lecciones mencionada más arriba ha contribuido a
sólo se cita la obra de Pinel8 –con gran admiración por cierto–, en despertar un renovado interés por la teoría del espíritu subjetivo.12
los apuntes de las Lecciones sobre la Filosofía del Espíritu,9 publicadas Las razones de la preocupación del autor de la Enciclopedia por
recientemente (1994) por Franz Hespe y Burckhard Tuschling, la cuestión son varias. En primer lugar, entender la locura repre-
puede documentarse además la familiaridad con Esquirol y una senta un desafío para la razón, más aún cuando se trata de un siste-
serie de autores hoy poco conocidos, pero que en todo caso dan ma que considera que lo “real” (wirklich) tiene una estructura “ra-
cuenta de múltiples lecturas.10 cional” (vernünftig).13 Encontrar la “lógica” de la locura parece sin
A todo esto debe agregarse que Hegel mismo indica que la locu- embargo una empresa paradójica si no contradictoria.
ra desempeña en esta sección del espíritu subjetivo un papel análo- En segundo lugar, si no puede negarse que la locura es de algún
go al del delito (Verbrechen) en el caso del espíritu objetivo. Pero, modo “real”, su realidad parece marcar, más aún que la cosa-en-sí
mientras que acerca de la teoría hegeliana del crimen y el castigo de Kant y por razones diferentes, los límites de la razón misma. Es
contamos con múltiples comentarios y discusiones, la bibliografía necesario entonces para el proyecto de un racionalismo radical
acerca de la locura en Hegel es aún muy reducida y reciente.11 La como el hegeliano asumir el desafío de establecer el modo de su
funcionamiento, la razón de la sinrazón.14

8. Enz. (1830), §408, p. 163. Pinel “merece el mayor reconocimiento por


sus méritos” y es citado una y otra vez en los textos en los que Hegel se Menschen, Stuttgart-Bad Cannstatt 1970, p. 83-86. Particularmente adverso
ocupa del tema más exhaustivamente. Es interesante notar el carácter “filo- y poco comprensivo resulta el comentario de Hermann Drüe contenido en
sófico” del libro de Pinel que ya aparece en el título: Philippe Pinel, Traité el libro editado por él mismo junto con Annemarie Gethmann-Siefert,
médico-philosophique sur l’alienation mentale, París 1801. Esto se debe no sólo Christian Hackenesch, Walter Jaeschke. Wolfgang Neuser y Herbert
a que la psiquiatría no había nacido aún sino también a la fuerte influencia Schnädelbach: Hegels ‘Enzyklopadie der Philosophischen Wissenschaften’
de la filosofía sensualista francesa en su obra, principalmente de Condillac, (1830). En Kommetar zum Systemgrundriss, Francfort del Meno 2000, véase
Cabannis y Condorcet. Acerca de Pinel y el carácter revolucionario de su p. 232 en adelante. En este contexto resulta notable para la valoración de la
obra para la época, véase: Walter Riese, The Legacy of Pinel. An Inquiry into concepción de la enfermedad mental en general en Hegel, el artículo de
Thought on Mental Alienation, Nueva York 1969. Gladys Swain; “De Kant a Hegel: deux epoques de la folie”, contenido
Las notas y cometarios de M. J. Petry a su traducción y edición bilingüe ahora en su libro: Dialogue avec l’insensé. Essais d’histoire de la psiquiatrie, pré-
de la Antropología de la Enciclopedia de 1830 resultan de gran utilidad para cédé de À la recherche d’une autre histoire de la folie de Marcel Gauchet, Galli-
la reconstrucción de los debates intelectuales de la época: M. J. Petry: mard, Paris 1994, p. 1 a 28, escrito no desde una perspectiva filosófica sino
Hegel’s Philosophie of Subjective Spirit, vol. 2, Dordrecht-Boston 1978. desde el punto de vista de una historiadora de la psiquiatría.
9. Vorlesungen über die Philosophie des Geistes (Berlin 1827 /1828), edita- 12. Cabe mencionar la traducción al inglés de las mismas y el Prólogo
das por Franz Hespe, Burckhard Tuschling y colaboradores en la serie de de Robert Williams: Hegel: Lectures on the Philosophy of Spirit 1827-1828,
Vorlesungen publicadas por la editorial Felix Meiner de Hamburgo, tomo Oxfort University Press, 2007.
13, 1994. p. 110 y sigs.. 13. Acerca de los motivos personales que conducen a Hegel a ocuparse
10. Véase el apéndice con la lista de textos que constan en la biblioteca de la locura, véase el capítulo del libro citado de Daniel Berthold Bond:
de Hegel que sirvieron de base a las Lecciones, op. cit., p. 313 y sigs.. El “The Intimacy of Madness: Christiane, Hölderlin, and the Limits of an
interesante libro de Daniel Berthold-Bond, Hegels Theory of Madness, Nueva Ontology of Madness”, p. 54 y sigs.
York 1995, constituye el estudio más completo sobre el tema. El cap. 2 ofre- 14. Se trata en todo caso de un racionalismo que no debe confundirse
ce una visión de conjunto del estado de la psiquiatría en la época y de la como es sabido con el que tiene por modelo a la razón matemática, pero
posición de Hegel en relación a ella, p. 9 y sigs.. tampoco con el que identifica racionalidad con la vida consciente. El indi-
11. En su comentario a la Antropología de la Enciclopedia Iring Fets- viduo sólo en parte es consciente de sus propias operaciones mentales
cher apenas le dedica a este capítulo cuatro páginas: Hegels Lehre vom incluso del modo de operar de su conciencia misma. La cercanía del pensa-

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En tercer lugar, el examen que Hegel lleva a cabo del tema, como veremos, algo específico de la enfermedad mental sino de la
forma parte también de su toma de posición frente a las críticas del propia naturaleza humana que se constituye como tal recién en la
Romanticismo a las desmedidas pretensiones de la razón ilustrada sección “conciencia”, mientras que las secciones anteriores concier-
y su reivindicación del sueño y la locura como fuentes del “genio” nen a disposiciones de un ser vivo (sensaciones, sueño-vigilia, sen-
creador. timiento de sí, etc.) que el hombre comparte con los animales aun
Si bien difícilmente la concepción hegeliana de la locura ocupe cuando en él adquieran formas específicas. El tema central de este
algún lugar en una futura historia de la psiquiatría, tanto su modo trabajo no es tanto el paradójico vínculo entre “locura” y razón en
de abordaje como sus observaciones van más allá del saber dispo- general sino la exploración de la relación entre locura y conciencia
nible de la época y particularmente de las ideas de Pinel que le sir- en la antropología hegeliana.
ven de fuente de inspiración.
Ante todo, resulta interesante el lugar que ocupa el tratamiento
de la locura en el marco del sistema enciclopédico. Este se encuen- I
tra en la primera parte del “Espíritu subjetivo” dedicado a la
“Antropología” y más precisamente en la segunda sección que Antes de analizar los textos considero que resultará útil diferen-
tiene por título “el alma sintiente” (die fühlende Seele). A su vez, el ciar dos planos que en el discurso de la Enciclopedia aparecen fusio-
segundo capítulo es denominado “sentimiento de sí” (Selbsgefühl). nados y cuya no separación da lugar a malentendidos: por un lado,
Mientras que en la primera sección del mismo, que trata del el orden de la exposición y su articulación de acuerdo a un esque-
“sentimiento en su inmediatez”, el sujeto se encuentra en una uni- ma sistemático tal como puede comprobarse en el índice de la obra
dad indiferenciada con su cuerpo, o mejor dicho es, en tanto y que podemos calificar de “externo”, aun cuando éste no es el
“alma”, esa unidad misma, y en la tercera, se ocupa de la “costum- modo en que el autor pretende presentarlo. Por el otro, lo que
bre” (Gewonnheit), en la que se consuma el proceso de apropiación podemos llamar la dialéctica interna a los objetos tratados que con-
de la naturalidad de cuerpo, instinto y pasiones, el texto dedicado duce de uno a otro. El primer plano, que concierne al “lugar” de
al “sentimiento de sí” (Selbstgefühl) describe el surgimiento de un cada tema en el marco del “sistema del saber” nos da una serie de
cisma interior que caracteriza como “contradicción” (Widerspruch). valiosas indicaciones acerca del sentido de las materias allí tratadas
Ahora bien, este paulatino proceso “reflexivo” de toma de distan- y su interrelación con otras. La dialéctica interna en cambio, que
cia del sujeto de su propia situación corporal y biográfica no es, cabe calificar de “fenomenológica”, nos muestra cómo la “cosa
misma” en virtud de su dinámica propia remite a formas ontológi-
cas más complejas. No siempre ambos planos coinciden en la expo-
miento de Hegel al de Freud –que suele ser ubicado en la tradición de sición. En el primer caso, los temas son presentados de acuerdo a
autores como Schopenhauer y el Romanticismo– comienza a ser reconoci- un esquema dialéctico más o menos rígido, mientras que en el
da recién en los últimos años. Además del libro de Daniel Berthold-Bond segundo nos enfrentamos a un pensamiento menos cerrado y en
mencionado en nota anterior, cap. 3 (“Madness as a Decentering of Rea- gestación. Esa distinción puede comprobarse con mayor claridad
son”), p. 37 y sigs. en el que a mi juicio se lleva a cabo una exagerada asi- en la diferencia en el tratamiento que Hegel lleva a cabo de la
milación del pensamiento de Hegel al de Freud, puede consultarse el artí- Antropología (del mismo modo que luego de la Psicología) y de la
culo de John Mills: “Hegel on the Unconscious Abyss: Implications for
Fenomenología en el contexto de la teoría del “espíritu subjetivo”
Psychoanalysis”, The Owl of Minerva, 1996, 28 (1), 59-75. El trabajo pionero
de Jean Hyppolite, “Hegel’s Phenomenology and Psychoanalysis”, recogi- de la Enciclopedia. Mientras que en los capítulos de la primera (y de
do en: W. Steinkraus (Ed.), New Studies in Hegel’s Philosophy, pp. 57-70, la última) se pasa revista a diferentes dispositivos de la vida aními-
Nueva York 1971, ha sido una de las fuentes de inspiración del libro de ca de las funciones vitales de un individuo, en la segunda, los dis-
Berthold-Bond. tintos capítulos, “certeza sensible”, “percepción “y “entendimien-

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to” constituyen “estadios” (Stufen) de la evolución de la conciencia cepción de sí mismo. Este eje es caracterizado ya en el § 407 como
misma –en cambio del sueño, del sentimiento de sí, de la costum- un “uno subjetivo (als subjektives Eins)”.16
bre, etc. no puede decirse que constituyan “fases” en el mismo sen- De la lectura de estos parágrafos surge en cuarto lugar (4), que
tido de la formación de un sujeto, aunque impliquen una mayor Hegel concibe a la locura como la perturbación en mayor o menor
complejidad, o en todo caso lo son desde la perspectiva externa del grado de una función psíquica que aquí sólo es presupuesta pero
observador. En la segunda sección del “Espíritu subjetivo” Hegel no tratada. En efecto, con el nombre genérico de “locura” Hegel
parece atenerse, aunque no siempre, al punto de vista interior, entiende una alteración no del “alma” sino de la “conciencia”,
“fenomenológico” de la conciencia, tal como fuera desarrollado en facultad cuyo funcionamiento es expuesto recién en la sección
su gran obra anterior. En efecto, en la Fenomenología del Espíritu de siguiente dedicada a la “Fenomenología del Espíritu”, de modo
1807 Hegel optaba por el “en-sí” de la conciencia frente al “ser- que el capítulo no sólo anticipa desarrollos que tendrán lugar des-
para-nosotros” de ese “en-sí”. El hecho que en la sección de la Enci- pués,17 sino que sus argumentos están ordenados teleológicamente
clopedia dedicada a la “conciencia” esta perspectiva no sea abando- en vista a ella.18 Es precisamente la teoría dialéctica de la conciencia
nada del todo hace que los últimos capítulos de la Antropología lo que diferencia estos textos de las hipótesis esbozadas por Pinel y
resulten, como veremos, esclarecedores para la comprensión de la la que le otorga un marco conceptual para pensar la perturbación
estructura de la conciencia misma. mental.
El §408, dedicado a la “locura” se encuentra enmarcado en un Ya al comienzo se indica que constituye un rasgo esencial de la
capítulo, que tiene por tema el ineludible enraizamiento del sujeto “totalidad viva en tanto individualidad despertar hacia el juicio en
en su cuerpo, así como la paulatina formación de una esfera de sí”,19 o sea en el interior de sí misma. Sabemos que esta apelación a
autonomía. la categoría lógica-ontológica de juicio con la que Hegel opera indi-
De esta posición en el sistema pueden extraerse una serie de ca una partición, un desdoblamiento interior que alcanza su reali-
conclusiones. En primer lugar (1), la locura, tanto como su posible zación plena en lo que llama “conciencia”.
tratamiento, son considerados así desde un doble punto de vis- Del mismo modo que para entender el funcionamiento o la dis-
ta, físico y mental que Hegel caracteriza como “psíquico” (psy- función propia de una enfermedad es necesario presuponer el
chisch).15 conocimiento de un organismo sano, y del mismo modo que el
En segundo lugar (2), que Hegel ubica la problemática de la concepto de delito presupone la existencia de la ley, la locura
locura en el plano de los sentimientos y emociones, o sea como una requiere la comprensión de la existencia consciente. De ahí que los
perturbación de la vida anímica emocional y no tanto intelectual (y parágrafos dedicados al sentimiento de sí y particularmente a la
en esto coincide con el enfoque de Pinel). Si el enfermo razona bien
el problema es que parte de falsas creencias, de ahí que sea necesa-
rio, como suele decirse, “seguirle la corriente” con la intención de 16. Idem, p. 160.
que perciba en algún momento la incoherencia de su pensamiento 17. Idem, p. 161: “Bei der Betrachtung der Verrücktheit ist gleichfalls
con otras representaciones también presentes en él. das ausgebildete, verständige Bewußtsein zu antizipieren….” (“Al consi-
En tercer lugar (3), la multiplicidad de emociones y sentimien- derar la locura es necesario del mismo modo anticipar la conciencia forma-
da y razonable”). La expresión “verständige Bewußtsein” resulta difícil de
tos está puesta en relación con una unidad, con un foco central y
traducir. Al vertirla aquí por conciencia “razonable” sigo la traducción de
centralizador que Hegel llama “sentimiento de sí”, de modo que el Valls Plana, op. cit., p. 462.
individuo afectado por la locura dispone de alguna forma de per- 18. Es en esta presuposición de una conciencia formada que Daniel
Berthhold-Bond cree reconocer la noción de “regresión”, que luego desem-
peñará un papel central en la teoría freudiana, op. cit., p. 71 y sigs.
15. Op. cit., p. 125. 19. Op. cit., p. 160, el subrayado es de Hegel.

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locura estén concebidos como puntos de transición en el orden de paré en lo que sigue– resulta obsoleta y es anterior a la de Kraepe-
la exposición que presuponen y se hacen inteligibles por la sección ling que sirve de base a las vigentes.25 Pero por la misma razón lo
siguiente, describiendo en sí mismos procesos que normalmente es también la clasificación de Pinel mismo y la de todos los tratados
tienen un carácter transitorio o forman parte de una vida psíquica de la época. Sin embargo, resulta interesante para nuestro tema que
más compleja. Más aún, en la locura se mostrarían curiosamente Hegel no se atiene a ella26 y que ha sido una historiadora de la psi-
por un lado, un estadio “necesario”20 en la formación del espíritu quiatría, Gladys Swain, y no un historiador de las ideas filosóficas,
humano, por el otro, elementos estructurales de la conciencia quien ha sabido valorar que Hegel logra una claridad conceptual
misma que Hegel presupone y no desarrolla en la sección dedicada que conduce más allá de Pinel. Por el contrario, lo que sorprende a
a ella. la autora es la actualidad de algunos de sus planteos.27
La radical dicotomía entre razón y locura que según Foucault, Entre ellos considero que deben contarse: (a) el mencionado
caracterizaría el saber de la Ilustración21 no se encuentra en enfoque psicosomático de la perturbación mental, (b) la considera-
Hegel,22 para quien la locura, como veremos, es un “privilegio”23 ción del individuo afectado como sujeto de derechos. (c) la visión
de un ser racional. En todo caso, el tratamiento de la enfermedad de la locura como una enfermedad que no afecta a la totalidad del
mental anticipa la teoría hegeliana del yo y depende de ella. En individuo sino a determinados aspectos de su vida consciente y
efecto, la locura no es vista como un defecto de la racionalidad sino que por lo tanto se lo debe tratar como un ser racional que convive
más bien de la conciencia. con un trastorno, que en algunos casos puede ser pasajero y que a
Hegel entiende por “locura” (Verrücktheit)24 una serie muy veces está en condiciones de reconocer, aunque más no fuera y oca-
amplia de patologías de diversos grado que corresponden sólo en sionalmente en forma retrospectiva, el carácter justo o injusto de
parte a nuestra comprensión actual del fenómeno. Es cierto tam- sus acciones; (d) el mostrarse partidario de un enfoque que Pinel
bién, como sostiene Hermann Drüe, que la clasificación de las denomina aún impropiamente “moral”28 del paciente y que hoy
enfermedades mentales que propone el texto –de la que no me ocu- asociamos a una terapia psicológica que apela ante todo a la capa-

20. “Sogar die Verrücktheit haben wir als ein auf notwendige und inso- 25. Op. cit., p. 244. Véase acerca de esta clasificación el libro de Daniel
fern vernünftige Weise in sich Unterschiedenes zu erkennen” (“Debemos Berthold-Bond, op. cit., p. 20 y las observaciones de M. J. Petry en su edi-
reconocer incluso a la locura como algo en si diferenciado de modo necesario ción de la versión de la Enciclopedia de 1830: Hegel, Philosophy of Subjective
y en esa medida racional”) Las palabras destacadas son de Hegel. Agrega- Spirit, Dordrecht 1978, tomo 2, pp. 623-624.
do (Zusatz) al § 408, p. 171. 26. Una tabla comparativa entre ambas clasificaciones (la de Pinel y la
21. Para una crítica general a la reconstrucción foucaultiana de la histo- de Hegel) se encuentra en el libro de Berthold-Bond, op. cit., p. 21.
ria del concepto de locura véase el Estudio Preliminar de Marcel Gauchet: 27. Op. cit., p. 10 y sigs.
“A la recherche d’une autre historire de la folie”, al libro de Gladys Swain, 28. Sobre el significado tantas veces mal entendido del tratamiento
Dialogue avec l’insensé, citado más arriba. “moral” en Pinel, véase el capítulo VI del libro de Walther Riese, op. cit., p.
22. Y dicho sea de paso tampoco en Pinel. 62 y sigs. El uso de la expresión “tratamiento moral” en Pinel no tiene que
23. Véase la cita del epígrafe de este artículo. Para una crítica de la con- ver con la imposición de códigos normativos sino con un enfoque psicoló-
cepción de Foucault en relación a Hegel, véase el cap. 8 del libro de Bert- gico en contraste con uno meramente físico o médico de la enfermedad
hold-Bond, «Madness and Society: Coming to Terms with Hegels Silence», mental. El equívoco parece haber sido heredado por Michel Foucault y
op. cit., p. 177 y sigs.. Thomas Szasz o en todo caso han sabido sacarle partido. Véase acerca de
24. Hegel juega aquí con el significado coloquial de la palabra alemana esta línea de pensamiento que reduce la enfermedad mental a una cons-
“Verrücktheit” que significa también algo deformado, torcido, algo que se trucción histórico-política y su contraste con la posición de Hegel el capítu-
aparta de la norma y que por lo tanto la presupone. lo 8 del libro de Daniel Berthold-Bond, op. cit., p. 177 y sigs.

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cidad de reflexión del sujeto mismo. Más aún, dado que para Hegel tradicción propia de la locura? Responder a esta pregunta resulta
el “loco” no carece de la conciencia del bien y del mal, considera crucial tanto para la comprensión de la concepción hegeliana de la
–algo que contrasta por cierto con la concepción actual– que debe- locura como de la conciencia. A lo que nos enfrentamos es a un uso
ría ser considerado imputable por el resultado de sus actos y que equívoco de la noción de contradicción y a una compleja noción de
por lo tanto, sus transgresiones deberían ser castigadas de acuerdo conciencia que es necesario elucidar.
a criterios de justicia que comparte en tanto portador de dere- Lo que Hegel entiende por conciencia no es sólo un dispositivo
chos.29 Por último, (e) llama la atención como a lo largo de toda la cognitivo sino al mismo tiempo reflexivo. El ser de la conciencia
sección en que se inscribe el capítulo, el modo en que el proceso de consiste en el constante proceso mediante el cual el sujeto estable-
formación de la subjetividad propia es puesto en conexión directa ce y modifica el modo en que se entiende a sí mismo en función de
con el establecimiento de relaciones intersubjetivas. su visión de la realidad y su interacción con el mundo circundante
“El verdadero tratamiento psíquico se atiene por lo tanto tam- material y social. La conciencia no está pensada en Hegel de
bién al punto de vista de que la locura no es una pérdida abstracta acuerdo al modelo puntual de la mera percepción de un objeto
de la razón, ni por el lado de la inteligencia ni por el de la voluntad intencional sino como un espacio denso de reflexión en el que las
y su imputabilidad, sino sólo locura, sólo [una] contradicción en la representaciones van siendo organizadas como partes de un “mi-
razón aún presente….”30 crocosmos”33 ordenado. La conciencia presupone un sujeto antro-
Ahora bien, si la locura presupone para Hegel a la “conciencia” pológico en el que se inscribe y que dispone de intuiciones, memo-
y ella es caracterizada en general como una “contradicción” en el in- ria, lenguaje, pensamiento, etc.. Temas que son tratados en el
terior de la misma, ambas nociones deben ser aclaradas. En primer sistema enciclopédico ulteriormente en las secciones de la “Psico-
lugar, porque la palabra “contradicción” es utilizada aquí en el sen- logía” pero que no pueden sino presuponerse ya en ella. A la
tido propio de su filosofía que, como es sabido, se aparta de su uso inversa, estas funciones son difíciles de concebir sin la presencia
cotidiano. En segundo lugar, porque la “contradicción” así enten- de alguna forma de conciencia.
dida, lejos de ser un defecto es aquello que define a la conciencia misma. Lo que en el marco del capítulo de la “Antropología” sobre “el
sentimiento de sí”, Hegel llama “genio” (Genius),34 es presentado
como un centro que da coherencia y unidad de acción a la vida aní-
II mica del individuo. La noción –que dicho sea de paso, ya aparecía
mencionada en el capítulo que trata acerca de la relación intersub-
Cuando la conciencia “distingue algo de sí con lo que al mismo jetiva del feto con la madre– alude a un principio de dominación y
tiempo se relaciona”, tal como es caracterizada en la Introducción a regulación de las funciones corporales. Pero el hecho de que el
la Fenomenología del Espíritu,31 ella es concebida con el modelo de la Genius sea aquello que da coherencia y unidad a la multiplicidad
“identidad de la identidad y de la diferencia” con el que Hegel
define a la contradicción misma.32 ¿En qué consiste entonces la con-

33. Enz. (1830), la expresión aparece en el comentario al § 391, op. cit.,


p. 51.
29. Enz. (1830), Zusatz, op. cit. p. 180. 34. “Lo sutancial del genio es la completa totalidad de la existencia,
30. Enz. (1830), op. cit., p. 162 y sig. El subrayado es de Hegel. vida, carácter, no en tanto mera posibilidad o facultad o en-sí, sino como
31. Werke in zwanzig Bänden, a cargo de Eva Moldenhauer y Karl-Marcus efectuación y puesta en práctica, como subjetividad concreta.” (“Das Subs-
Michel, Tomo 3, Francfort del Meno 1970, Phänomenologie des Geistes, p. 76. tantielle des Genius ist die ganze Totalität des Daseins, Lebens, Charak-
32. Véase Wissenschaft der Logik, tomo II, en: Werke…, op. cit., tomo 6, p. ters, nicht als bloße Möglichkeit oder Fähigkeit oder Ansich, sondern als
64 y sigs. Wirksamkeit und Betätigung, als konkrete Subjektivität.”), §405, p. 125.

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de la vida sensitiva y emocional, a la vez que ejerce un “poder” le aparece el mundo y ella misma en él. Toda conciencia por ele-
(Macht) sobre ella, no significa que el individuo sea ya el sujeto de mental que fuese dispone de la creencia en la posibilidad de equi-
ese poder. Más aún, el individuo se hace sujeto propiamente dicho vocarse. El proceso de aprendizaje y la reflexión en general no se-
en la medida en que logra apropiarse de su propio Genius. rían posibles si el sujeto no contase con esta posibilidad. Lo que
Más adelante y en una probable referencia a Descartes, Hegel parece fallar son los mecanismos para contrastar las propias creen-
habla del “genio maligno (böse Genius) del hombre que se vuelve cias.
dominante en la locura”.35 Sostener que el “loco” confunde las imágenes de su fantasía con
Es que la diferencia entre este protosujeto de la vida anímica y el yo de sus representaciones de la realidad puede parecer una perogrulla-
la conciencia resulta decisiva. Mientras que el “genio” representa la da si no se contextualiza esta caracterización en el marco de una
simple identidad del individuo consigo mismo como un centro de teoría de la conciencia, para la cual no hay un mundo ajeno a ella al
sentimientos y acción, con la aparición del “yo” de la conciencia el que se tuviese un acceso precategorial. La contrastación y revisión
sujeto puede a la vez tomar distancia de sí y verse como uno más, de representaciones forma parte de una actividad reflexiva esencial
como una posibilidad de la existencia humana. Lo que diferencia a al sujeto, pero el examen tiene lugar “en el interior de sí misma”,37
ambos estadios es la universalidad vinculada al concepto del yo ya que éste no puede salirse de su propio aparato conceptual. Con
(Ich): en la conciencia el individuo mantiene una distancia, una razón Daniel Berthold Bond habla aquí de dos idealismos, el del
diferencia consigo que por principio es insalvable a la vez que hace enfermo encerrado en su mundo interior y el de la propia concep-
posible sus identificaciones y experiencias. ción hegeliana. Sólo que este último es complejo y difícil de asimi-
lar a las formas de “idealismo” conocidas, ya que ni el objeto es
visto como producto de las “ideas” del sujeto ni éste se limita a
III captar pasivamente un contenido constituido independientemente
de él.38 Se presenta aquí una concepción del conocimiento que sin
Hegel caracteriza a la conciencia misma como una “contradic- duda es deudora de la revolución kantiana pero que por otra parte,
ción” (Widerspruch) interna al sujeto entre dos componentes esen- concibe al “concepto” como algo no meramente mental sino a la
ciales de su propia estructura que resultan inseparables como las vez lógico-ontológico.39
dos caras de una moneda: lo que ella atribuye al mundo y lo que Dado que el examen de lo que el sujeto entiende por verdadero
considera propio. El tercer elemento implícito en este dispositivo es es presentado como un proceso inmanente a la conciencia, ésta
precisamente el sujeto que lleva a cabo la comparación entre ambos parece estar concebida desde el principio como instalada en su
aspectos en el marco de su propia interioridad. Vemos así que el entorno vital y el problema de la realidad del mundo exterior ni
sujeto propiamente dicho aparece descentrado con respecto a sí siquiera requiere ser planteado. Por otra parte, el mundo interior de
mismo ya que el yo (como sostiene el autor) es “un lado de la rela- la mente en el que el enfermo se encierra, ya se presenta permeado
ción y toda la relación…”.36 Se trata de una diferenciación impor- en sus imágenes por una interacción con el mundo y con los otros y
tante: la expresión “yo” se refiere tanto a aquello que el sujeto iden-
tifica consigo y se atribuye, como al sujeto mismo que es consciente
de ello. La conciencia es definida precisamente como una facultad
37. Phänomenologie des Geistes, op. cit., p. 77.
que contrasta permanentemente su saber de sí con el modo en que 38. Op. cit., p. 64 y sigs.
39. Acerca de la reciente controversia en torno a la epistemología de
Hegel véase el artículo de Karl Ameriks, “Recent Work on Hegel: “The
35. Idem, p. 162. Rehabilitation of an Epistemologist?”, en: Philosophy and Phenomenological
36. Enz. (1830), op. cit., § 413, p. 199. Research, vol. LII, n° 1, marzo 1992.

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no parece poder explicarse sin ella. Por el contrario, esta noción de mundo), ya sea la fijación o identificación del sujeto con una de sus
sí coexiste aunque más no fuera mínimamente con cierta percep- posibilidades (imaginarias o parcialmente reales). En ambos casos
ción del entorno espacio-temporal circundante. De ahí una “contra- la “certeza de sí” no es puesta a prueba mediante su confrontación
dicción” permanente en la que la conciencia no logra integrar y coherencia con el mundo. La escisión interior que define al
ambos polos y hacerlos formar parte de un “sistema” coherente. campo de la conciencia se vuelve un abismo para el mismo sujeto
Resulta significativo y a la vez consecuente que Hegel aproxime que no puede ser cruzado, de modo que ambos extremos se inde-
la locura a fenómenos cotidianos como la distracción, el error o el pendizan. La conciencia ya no logra reconducir sus representacio-
fanatismo religioso.40 También en ellos el individuo se encapsula en nes a la “idealidad” (Idealität) de una unidad coherente.45
sí mismo y confunde sus representaciones subjetivas con la concien- De ahí que las diferentes formas de tratamiento de la locura que
cia de su entorno. La locura es vista como un “soñar despierto”.41 aparecen mencionadas en el texto tengan por objetivo volver flui-
A todo esto debe agregarse la descripción de la conciencia como das las representaciones del sujeto y reconducirlo nuevamente al
un proceso dinámico, como algo esencialmente temporal,42 frente a mundo compartido.46 Pero es principalmente la recepción de las
lo cual toda representación inmutable, “fija” se presenta como algo ideas de Pinel acerca del carácter terapéutico del trabajo lo que
enfermizo. encuentra un suelo fructífero en una filosofía para la cual éste es
Hegel se refiere al sujeto “sano” (gesund) y “cuerdo” (besonnen) constitutivo de la formación de la conciencia misma y la superación
como disponiendo de la “conciencia presente” (präsente Bewußtsein) de la mera condición biológica. En el proceso de trabajo –como reza
de la totalidad ordenada de su mundo individual (geordneten Tota- el célebre dictum del capítulo sobre la dialéctica amo/esclavo de la
lität seiner individuellen Welt)…”.43 Fenomenología, la conciencia “adviene a si misma (kommt es zu sich
Lo que de acuerdo a esto tendría lugar en las diferentes formas selbst)”.47
de “locura” (Verrücktheit)44 es, ya sea la separación de ambos polos
constitutivos de la conciencia (conciencia de sí y conciencia del

45. Acerca de la epistemología de Hegel en relación a su “idealismo”


véase el libro de Berthold Bond, citado en nota anterior, p. 64 y sigs.
40. Op. cit., § 408, p. 161 y sigs.. Aunque no en el mismo sentido en que 46. Los procedimientos mencionados por Hegel están sin duda vincu-
lo hará Freud en el siglo siguiente. Con respecto a lo primero, no se trata lados al saber limitado de su época y resultan en gran parte obsoletos aun-
aquí de “actos fallidos” sino de errores epistémicos y con respecto a lo que una lectura benévola podrá encontrar algunos equivalentes en la psi-
segundo, no es la psicología de masas sino la consecuencia de falsas ideas quiatría contemporánea.
“fijas” acerca de la realidad en general y particularmente la religión y la 47. Phänomenologie des Geistes, op. cit., p. 152. La función del trabajo
política. –como es sabido un tema central en la filosofía hegeliana– como formador
41. Op. cit., § 408, Zusatz p.165, esta idea aparece en el parágrafo de la conciencia es mencionada aquí sólo en relación a la locura en la
mismo p. 162. medida en que arranca al paciente afectado de su ensimismamiento, lo
42. Acerca de la relación entre yo y tiempo véase mi: Dialektik der Zeit. obliga a ocuparse de lo otro de sí, al mismo tiempo que pone a prueba sus
Untersuchungen zu Hegels Metaphysik der Zeit, Stuttgart-Bad-Cannstatt, representaciones, disciplina su pensamiento y confirma su “poder” sobre
1982, p. 152 y sigs. la realidad circundante. La bibliografía cerca de la función del trabajo en
43. Op. cit., § 408, p. 161 y sig. Hegel es muy amplia y el tema ha sido muy discutido. Sólo menciono aquí
44. Hegel se sirve del término coloquial alemán: “Verrücktheit” para dos textos ya clásicos, el libro de Manfred Riedel: Theorie und Praxis im
caracterizar la enfermedad mental porque –a diferencia de lo que sucede Denken Hegels, Suttgart, Berlín 1965 y el artículo de Jürgen Habermas,
con la expresión castellana– se presta bien a su concepción de la “locura” “Arbeit und Interaktion. Bemerkungen zu Hegels Jenenser ‘Philosophie
como desviación, como distorsión de un funcionamiento normal de una des Geistes’ ”, contenido en: Technik und Wissenschaft als Ideologie. Francfort
estructura psíquica. del Meno, 1974, p. 9 y sigs.

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A diferencia de lo que sucede con el ego puntual del cogito car- Lo que, en conformidad con esta visión, tiene lugar en la pertur-
tesiano Hegel nos presenta un sujeto complejo que no puede sepa- bación mental en mayor o menor grado puede caracterizarse por
rarse de la conciencia concebida como un “sistema de mundo indi- tres rasgos esenciales. En primer lugar (1), por la falta de lo que
vidual” (individuelles Weltsystem)48 en el que una representación Hegel llama “idealidad”, es decir, la reconducción de la multiplici-
forma parte de un “todo ordenado” (geornete Totalität),49 insepara- dad de la vida anímica a una totalidad coherente. En segundo
ble de su cuerpo, su sexualidad, sus prójimos y su pertenencia a lugar (2), por lo que en la versión de la Enciclopedia de 1817 llama:
instituciones sociales. “La absoluta infelicidad de la contradicción”.53 En efecto, el loco
La contradicción interior a la conciencia, usualmente presentada nunca lo es del todo y en él conviven su falsa conciencia (que Hegel
por Hegel en las diversas formas que asume, como un factor diná- llama aquí “subjetiva”) con la conciencia que comparte intersubje-
mico y formador del sujeto, conduce aquí en su fijación rígida a su tivamente (y que Hegel llama aquí “objetiva”). En tercer lugar (3),
propia destrucción. Es que Hegel no entiende al yo ni como un como ya se muestra también en la cita de más arriba, la enferme-
mero sujeto cognitivo ni como un mero sujeto del deseo, sino como dad mental implica necesariamente un sufrimiento del que el suje-
ejerciendo a la vez un “poder” (Macht) que administra sus conteni- to no parece poder escapar por sí mismo.
dos mentales y la multiplicidad de sus representaciones. Sin duda uno de los méritos del tratamiento que lleva a cabo
La “contradicción” que tiene lugar en la locura podría describir- Hegel del “sentimiento de si” consiste en el modo en que el proce-
se entonces como una contradicción de la contradicción que define a la so de formación de la subjetividad es puesto en una relación cons-
conciencia misma y que adopta diversas modalidades. titutiva con la intersubjetividad – lo cual aparece ya en su visión de
Es presuponiendo esta estructura que Hegel puede dar cuenta la relación de la madre con el feto, en la hipnosis, etc., y que luego
de fenómenos patológicos como la llamada “idea fija”50 en la que el culminará en el ámbito de lo práctico con la noción de “reconoci-
sujeto se vuelve víctima de una representación de la que no puede miento”.
abstraerse e integrar en una imagen coherente del mundo que le to- Es esta concepción dialógica y polémica de la conciencia consi-
ca vivir51 o, como sucede en el caso de la doble personalidad52 –te- go misma, que en el caso de la locura es llevada al extremo, lo que
ma recurrente en la literatura de la época– en la que el individuo le permite a Hegel explorar otras formas de “alienación” social y
identifica instancias y circunstancias de su propia vida psíquica con política en las que el individuo no logra reconocerse a sí mismo.
la presencia simultánea de dos sujetos diferentes e independientes Pensar la locura forma parte de una filosofía que ha intentado
en su propio interior. Sus propias acciones le aparecen como ajenas. mostrar hasta el límite el alcance de la razón. Más allá de una etio-
logía ligada al saber de su tiempo, sorprende la inteligibilidad con
la que son presentados algunos de los mecanismos que conducen a
48. Idem, p. 161. la alienación mental. Pero también es cierto que, a pesar de la
49. Idem, p. 162. intención del autor, lo que se revela en estos textos para el lector
50. Es muy probable que el concepto de “idea fija” (monomanía) haya contemporáneo, no es tanto la “necesidad” de la locura sino la con-
sido tomado por Hegel de los frenólogos F. J. Gall y K. Spurzheim: Anato- tingencia y fragilidad de las condiciones de la razón misma.
mie et physiologie des systems nerveux en general et de cervaux en particulier,
Paris 1812, cuya obra anterior seguramente conocía, como puede inferirse
de su mordaz crítica a la craneología y frenología en la Fenomenología del
Espíritu, op. cit., p. 233 y sigs. Recibido: 06/2009; aceptado: 09/2009.
51. Cabe mencionar que Hegel incluye al fanatismo religioso o sectario
en general como una manifestación de este tipo de patologías, véase, idem
p. 166.
52. Idem, p. 165. 53. “Das absolute Unglück des Widerspruchs”, op. cit., p. 241.

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Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

LA CRÍTICA DE HEGEL A LA TEORÍA FICHTEANA


DE LA SOBERANÍA POPULAR

Hector Oscar Arrese Igor


Universidad Nacional de La Plata

RESUMEN: En este trabajo me centro en la teoría de la soberanía popular y del


eforato expuestas por Fichte en su Fundamento del derecho natural de 1796/1797.
En primer lugar, expongo la fundamentación del principio del derecho y del
Estado, para comprender la necesidad del control popular sobre el gobierno.
Finalmente reconstruyo y evalúo la crítica de Hegel a la teoría de Fichte en su
escrito sobre el derecho natural de 1802.

PALABRAS CLAVE: estado, control, eforato, fichte, Hegel

ABSTRACT: In this paper I focuse on the theory of the popular sovereignity


and the ephorate expounded by Fichte in his Foundations of Natural Right of
1796/1797. In the first place, I expound the foundation of the principle of
right and of the state, in order to understand the necessity of the popular
control of the government. Finally I reconstruct and evaluate Hegel´s critic of
Fichte´s theory in his writing of 1802 about the natural right.

KEYWORDS: state, control, ephorate, fichte, Hegel

En los últimos años, varios estudiosos han realizado contribu-


ciones valiosas para entender cabalmente las críticas de Hegel a la
filosofía jurídica de Fichte. J. Clarke, por ejemplo, propuso interpre-
tar al Sistema de la moralidad (System der Sittlichkeit) de Hegel como
una simple crítica a la teoría fichteana del derecho natural.1 Su
argumento es como sigue: en primer lugar, Clarke arguye que He-

1. Clarke, J., “Fichte and Hegel on Recognition”, British Journal for the
History of Philosophy, Volume 17, Nº 2, April, (2009), pp. 365-385.

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gel habría sostenido en este escrito que la idea de igualdad legal to establece consigo mismo. El significado del concepto de autocon-
podría llegar a convivir con una desigualdad económica considera- ciencia está contenido en la siguiente afirmación de Fichte: “si un
ble en el sistema de los derechos del Fundamento del Derecho Natural ser racional debe ponerse a sí mismo en tanto que tal, entonces
(Grundlage des Naturrechts, en adelante GNR). En segundo lugar, debe atribuirse a sí mismo una actividad, cuyo último fundamento
Clarke concluye que Hegel intentaría mostrar que la experiencia yace exclusivamente en él mismo”.3 Es decir que el yo logra ser
del crimen implica una forma de reconocimiento moral de la totali- consciente de sí mismo cuando puede identificarse como el origen
dad de la persona, que es más compleja que el mero reconocimien- de una determinada acción. Se trata entonces de una acción reflexi-
to de derechos de Fichte. D. James, por su lado, ha comparado a la va, porque permite que el sujeto vuelva sobre sí mismo.
concepción amoral del Estado de Fichte con la idea hegeliana de la Como resultado de la argumentación del § 3, Fichte sostiene
sociedad civil como un “estado de necesidad”, a la luz de la crítica que el yo puede devenir sujeto, es decir autoconciente, sólo cuando
de Hegel al contractualismo fichteano.2 es exhortado por otro yo a la acción libre en el mundo sensible.4 La
Es bien cierto que Fichte construyó una teoría del derecho con relación de exhortación presupone pragmáticamente el reconoci-
independencia de toda consideración moral, como queda claro miento del yo como ser racional, porque el otro no podría invitarlo
desde su mismo punto de partida, que es la deducción de la auto- a la acción libre si, en ese mismo acto, no le estuviera comunicando
conciencia del yo. Su teoría del derecho está fundada en el supues- que lo considera como un yo capaz de llevar a cabo la acción.5
to motivacional del egoísmo universal. Hegel ha puesto en cuestión El yo, entonces, sólo puede saber que es un ser racional cuando
este momento de la filosofía de Fichte y sus consecuencias para la media una acción del otro. A su vez, el otro necesita también que el
aplicación de esta concepción del derecho. yo lo confirme como un ser racional, para lo cual es necesario que
En este trabajo intentaré reconstruir y evaluar las objeciones de el yo responda de algún modo a la exhortación. Por lo tanto, se
Hegel en contra de la teoría fichteana del eforato y de la soberanía trata de una relación de reconocimiento recíproco.6 Pero esta rela-
popular, contenidas en su escrito de 1802, Sobre los modos de tratar ción es posible sólo si cada uno respeta la esfera de libertad del
científicamente el derecho natural, su lugar en la filosofía, y su relación otro. Dicho de otro modo, los yoes sólo pueden reconocerse mutua-
con las ciencias positivas del derecho (en adelante WBNR). Para lograr mente como seres libres, si no invaden la esfera de acción de los
este objetivo, primero analizaré la fundamentación de la concep- demás. A partir de esta afirmación, Fichte deduce el principio del
ción fichteana del eforato y de la asamblea popular, en el contexto derecho, que consiste en la obligación de limitar la esfera propia de
de la teoría general desarrollada en el GNR. acción, dejando abierta otra esfera igual para los otros.7
De este modo, Fichte intenta deducir el concepto de derecho
con independencia de toda consideración moral. Pero, como bien
I. La idea de la soberanía popular en el derecho natural de Fichte señala A. Wood, se trata de una argumentación problemática, por-
que la relación de mutuo reconocimiento no es posible si los sujetos
I.1. El problema del Estado

En la primera parte del GNR, Fichte intenta explicar cómo es


posible la autoconciencia, entendida como una relación que el suje- 3. “Soll ein Vernunftwesen sich als solches setzen, so muss es sich eine
Thätigkeit zuschreiben, deren letzter Grund schlechthin in ihm selbst
liege“ (GNR, § 1; SW, III, 17; AA, I, 3, 329).
4. GNR, § 3; SW, III, 33; AA, I, 3, 342.
2. James, D., (2009), “The relation of right to morality in Fichte’s Jena 5. GNR, § 3; SW, III, 34; AA, I, 3, 343.
theory of the state and society”, History of European Ideas 35, (2009), pp. 6. GNR, § 3; SW, III, 34; AA, I, 3, 344.
337-348. 7. GNR, § 4; SW, III, 52; AA, I, 3, 358.

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involucrados no disponen de una determinada psicología moral. exclusivamente en la conservación de su libertad y propiedad. Y no
Es decir, que esta relación es posible sólo si cada sujeto valora la tuvo otra alternativa que recurrir a esta estrecha psicología moral,
libertad como un fin en sí mismo, porque en caso contrario no bus- una vez que ha separado tajantemente el ámbito del derecho del de
caría promoverla en el otro. También es necesario, argumenta la moralidad, y ya no pudo contar con que los contrayentes tengan
Wood, que cada uno valore la racionalidad y se comprometa a pro- una voluntad buena. Por lo tanto, el mecanismo coactivo actuará
moverla, entre otras cosas.8 sobre la base de un supuesto muy restringido, a saber, que la vo-
Una vez deducido el principio del derecho, Fichte se tuvo que luntad querrá la seguridad de la libertad y propiedad de los
enfrentar al problema de su realización efectiva en el mundo sensi- demás, pero sólo en tanto que es un medio necesario para proteger
ble. En primer lugar, tuvo que resolver la tarea de “realizar un poder y garantizar la propia.12 Es así que cada persona subordinará su
por medio del que pueda ser impuesto, entre las personas que viven juntas, interés particular al interés general, sus metas individuales al obje-
el derecho o aquello que todos necesariamente quieren.”9 Pero no se trata tivo común de garantizar la propiedad de todos, hasta llegar a
de una potencia ciega o mecánica, sino del resultado de la unifica- constituirse en una voluntad común fruto de las voluntades de los
ción de la potencia de los contrayentes, de acuerdo con una volun- contrayentes, pero siempre a partir de su autointerés.
tad común que garantiza recíprocamente las esferas de acción de En principio, parece ser suficiente contar con el derecho de
las personas, según el principio del derecho. coacción así constituido, para que la voluntad común se conserve a
Ahora bien, esta voluntad común sólo puede realizarse en el sí misma y tenga la estabilidad que la comunidad legal necesita.
mundo sensible en la forma de un Estado.10 A su vez, la teoría del Por medio del derecho de coacción, cada persona subordina su
Estado desarrollada en el GNR se funda sobre un supuesto motiva- voluntad particular a la voluntad común, porque tiene miedo a
cional monista: el egoísmo universal (Eigenliebe).11 Dicho de otra perder la seguridad de su propiedad. En realidad lo que cada uno
manera, Fichte supone que todas las personas están interesadas teme es la potencia común y unificada de todos, que es mayor que
la potencia propia. Por eso se mantiene el equilibrio del derecho, a
pesar del estado de incertidumbre con respecto a las intenciones de
las demás. Cada una confía en el autointerés de las demás, y esto le
8. Wood, A., Hegel’s Ethical Thought, Cambridge, New York, Port Ches- permite proponerse fines y realizarlos en el mundo sensible. Pero
ter, Melbourne, Sidney, Cambridge University Press, 1990, pp. 79-80. todavía es necesario introducir otra condición para garantizar la
9. “eine Macht zu realisiren, durch welche zwischen Personen, die bei
estabilidad de la comunidad legal, que consiste en la delegación de
einander leben, das Recht oder das, was sie nothwendig alle wollen, erz-
wungen werden könne“ (GNR; § 16; SW, III, 150; AA, I, 3, 432).
la fuerza coactiva en un tercero, que aplique imparcialmente la ley.
10. Desde el punto de vista de Fichte, nunca pudo haber existido el Fichte parte de la premisa de que, cuando un individuo agrede
hombre en estado de naturaleza (Philonenko, A., Métaphysique et politique a otro, se excluye a sí mismo de la voluntad común, porque ha des-
chez Kant et Fichte, Paris, Libraire Philosophique Vrin, 1997, p. 428), ya que vinculado a su voluntad particular de los intereses de todos. Enton-
el hombre se constituye como tal en el seno de una comunidad donde está ces el criminal debe sufrir la coacción sobre su voluntad, pero esto
siempre en relaciones de reconocimiento recíproco con los demás. Cfr. Las- no significa que la coacción deba ser aplicada por la víctima del
son, A., Johann Gottlieb Fichte im Verhältnis zu Kirche und Staat, Neudruck delito sobre su agresor. Si la víctima pudiera castigar a su agresor,
der Ausgabe Berlin, 1968, Darmstadt, Scientia Verlag Aalen, p. 170. Cfr. entonces no habría garantía de que se respetará la ley, porque la
también Philonenko, A., La liberté humaine dans la philosophie de Fichte, Paris,
víctima podría aplicar la coacción de modo indebido (movida por
Libraire Philosophique Vrin, 1999, p. 64.
11. Con palabras de Fichte: “ámate a ti mismo por sobre todas las el resentimiento, el deseo de venganza, etc.), y la comunidad legal
cosas, y a tus conciudadanos en vista de ti mismo” (“liebe dich selbst über
alles, und deine Mitbürger um dein selbst willen”); GNR, § 20; SW, III, 273; AA,
I, 4, 69. 12. GNR, § 14; SW, III, 142; AA, I, 3, 427.

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se hundiría en la desconfianza recíproca. Por lo tanto, es necesario de todos los demás.14 Podría trazarse una analogía entre esta rela-
que la potencia unificada de las personas esté en manos de un ter- ción y la que existe entre la voluntad y la fuerza física, que aquella
cero, que pueda preservar el equilibrio del derecho. determina de una manera concreta para llevar a cabo sus fines.15
Es así que Fichte sostiene que la facultad de coaccionar debe A pesar de que Fichte defiende la unificación de los tres poderes
estar en poder de un gobierno que unifique los poderes ejecutivo, en el ejecutivo, no aboga por un poder libre de todo contralor. Por
legislativo y judicial en la función ejecutiva en general. Pueden dis- el contrario, introduce la institución del eforato, que consiste en un
tinguirse en GNR dos argumentos a favor de esta tesis. conjunto de ciudadanos encargados de velar por la constitucionali-
El primer argumento parte de la relación que existe entre la dad de los actos de gobierno. Por esta razón, el eforato debe funcio-
Constitución y las leyes particulares, de acuerdo con la estructura nar con independencia del poder gubernamental.16 La comunidad
del orden legal. Fichte pensaba que cuando una persona decide ser delega toda su facultad de coaccionar en el poder ejecutivo, pero
ciudadano de un Estado, en ese mismo momento se compromete a retiene el poder de control de los actos de gobierno por medio del
cumplir con las leyes presentes y las que se promulgarán en el eforato. La voluntad común se expresa en primer lugar al delegar
futuro, porque en realidad se somete a la ley fundamental del Esta- el poder ejecutivo en el gobernante, pero luego deja de ser una
do. Esta es su Constitución, que prescribe que en el Estado debe voluntad común y se somete a sus órdenes. Sin embargo, conserva
reinar el derecho entre los ciudadanos, esto es, el mutuo respeto en el órgano de contralor del eforato el derecho a seguir expresán-
por la libertad y la propiedad de cada uno, y que la ley debe ser dose luego de haber transferido su fuerza.17
aplicada infaliblemente por un poder ejecutivo constituido de tal o
cual manera. Las demás leyes deben en realidad limitarse a aplicar
esta ley fundamental.13 Por lo tanto, no hay ninguna razón para 14. GNR; § 16; SW, III, 161; AA, I, 3, 441. Cfr. Oncina Coves, F., “Fichtes
separar el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. Kritik des aufklärerischen Republikanismus“, en: De Pascale, C., Fuchs, E.,
El segundo argumento de Fichte consiste en un análisis de la Ivaldo, M., Zöller, G., (hrsg.), Fichte und die Aufklärung, Hildesheim-Zürich-
relación que debe darse entre el poder ejecutivo y el judicial. Mien- New York, Georg Olms Verlag, 2004, p. 214.
tras que el juez determina el modo concreto en el que debe aplicar- 15. Cfr. Renaut, A., Le Système de Droit. Philosophie et droit dans la pensée
se la ley, el poder ejecutivo debe simplemente garantizar que esta de Fichte, Paris, Presses Universitaires de France, 1986, p. 380.
16. Fichte reconoce que el eforato podía encontrarse ya en Esparta, pero
orden del juez se cumpla. De allí deriva Fichte la necesidad de
la institución más cercana a su propuesta es la de los tribunos populares
suprimir la división entre los poderes ejecutivo y judicial, a fin de de la República de Roma. (Nota al pie de GNR; § 16; SW, III, 171; AA, I, 3,
optimizar la aplicación del derecho, o sea de efectivizar la restric- 449. Cfr. Batscha, Z., Gesellschaft und Staat in der politischen Philosophie Fich-
ción de las libertades de cada ciudadano en función de la libertad tes, Frankfurt am Main, Europäische Verlagsanstalt, 1970, p. 19. Esta insti-
tución espartana fue valorada por Calvino (en su Insitution chrétienne)
como una instancia que permitió luchar contra los excesos del despotismo.
En la Politica de Althusius, el eforato juega un papel importante en orden a
13. GNR; § 16; SW, III, 160-161; AA, I, 3, 440-441. A diferencia de los mantener el pacto entre el príncipe y el pueblo (Cfr. Renaut, op. cit., p. 382;
representantes del contractualismo clásico (Rousseau, Kant y Locke), no Maus, 2001, p. 151).
hay en Fichte una instancia por medio de la cual el pueblo elija a sus repre- 17. GNR; § 16; SW, III, 161; AA, I, 3, 441. Por eso Renaut considera que
sentantes en el poder legislativo y, de este modo, sea autolegislador a tra- Fichte arriba a una síntesis republicana de tres momentos. En primer lu-
vés de sus representantes. En este sentido, se trata en Fichte sobre todo de gar, un momento rousseauniano, porque sostiene que el pueblo es el poder
una expertocracia en lo que respecta al poder legislativo (Maus, I., “Die supremo y origen de todo poder, y por eso defiende la soberanía de la
Verfassung und ihre Garantie: das Ephorat [§ 16, 17 und 21]”, en: Merle, J. voluntad general. En segundo lugar, hay un momento lockeano, que con-
Ch., Hrsg., Johann Gottlieb Fichte. Grundlage des Naturrechts, Klassiker Aus- siste en la crítica de la democracia directa como una forma de despotismo
legen, Band 24, Akademie Verlag, Berlin, 2001, pp. 143 - 145). y en la defensa de la democracia representativa. Finalmente, Renaut en-

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Una vez que los representantes han sido elegidos, puede reali- Los éforos serán elegidos por el pueblo, toda vez que represen-
zarse el contrato de transferencia, por medio del cual la potencia tan su voluntad. El carácter representativo del eforato exige que no
unificada de los ciudadanos es delegada a los gobernantes.18 Se sean ellos mismos quienes se propongan como candidatos. Por el
trata de un contrato que no puede ser rescindido unilateralmente, contrario, Fichte propone que el pueblo elija a aquellos cuya sabi-
ni por los gobernantes ni por la comunidad. Si el contrato de trans- duría y prudencia despierten espontáneamente su confianza.20 De
ferencia se anulara súbitamente y de modo arbitrario, se interrum- todos modos, no queda claro en el GNR el modo en que serán ele-
piría la aplicación de la ley. Si la ley dejara de aplicarse, entonces gidos los éforos, dado que Fichte desplaza esta cuestión del ámbito
cada ciudadano estaría autorizado a defender su libertad y su pro- legal y la deja en manos de la política empírica.21
piedad, con todos los medios a su alcance. De este modo se disol- Lo que sí queda fuera de toda duda en esta teoría es que el
vería inmediatamente la comunidad política. El contrato de trans- poder del eforato no es ejecutivo, sino más bien prohibitivo. Por
ferencia puede ser disuelto sólo como resultado del interdicto medio de la figura del eforato, Fichte introduce un poder absoluta-
dictado por el eforato, que consiste en una acusación formal y pú- mente negativo frente a otro absolutamente positivo (correspon-
blica contra el poder ejecutivo, en la suspensión de la legalidad de diente al poder ejecutivo).22 Dicho de otro modo: los éforos no tie-
los actos de gobierno, y en la convocatoria a una Asamblea popular nen ningún poder de coerción sobre el gobierno, lo que implica que
para hacer efectivo el juicio político. la fuente de su poder debe provenir de otro lado. Fichte encuentra
el fundamento del poder de los éforos en su capacidad misma para
detener el funcionamiento de todo el orden legal por medio de la
I.2. El ejercicio de la soberanía popular declaración del interdicto.23
Según Fichte, hay al menos tres tipos de violaciones claras de la
El eforato no puede tener facultades ejecutivas, esto es, no pue- Constitución que justifican que los gobernantes sean sometidos a
de compartir las responsabilidades con el gobierno, porque en ese juicio político: que hayan postergado el dictado de una sentencia
caso dejaría de ser un organismo de control y fiscalización, lo que luego de transcurrido un lapso considerablemente largo de tiempo
significa que sería juez y parte en el juicio político que debería lle- a partir de la acusación; que sus sentencias sean en sí mismas con-
varse a cabo. El eforato tampoco está facultado para someter a jui- tradictorias; o que se vean obligados a cometer injusticias flagran-
cio al poder ejecutivo por sí mismo, ni para dictar sentencia en tes (para no contradecirse en sus sentencias).24
casos de reconocida importancia pública, o suspender tal o cual
sentencia del gobierno. El eforato no tiene ninguna de estas atribu- 20. “(…) sobre el cual recae el ojo y la confianza del pueblo, quien, jus-
ciones, porque las sentencias del gobierno deben ser inapelables, a tamente en vistas de esta elección sublime, se fija continuamente en sus
fin de que la ley sea aplicada permanentemente y con eficacia.19 hombres más conservadores y grandiosos, este mismo debe ser un éforo.”
“(...) auf wen das Auge und das Zutrauen des Volks fällt, welches,
gerade um dieser erhabenen Wahl willen, auf seine biederen und grossen
cuentra un momento hobbesiano en la unificación de los poderes legislati- Männer fortgehend aufmerken wird, derselbe wird Ephor“ (GNR; § 16;
vo, ejecutivo y judicial (Renaut, op. cit., pp. 378-379). SW, III, 181; AA, I, 3, 456).
18. El pueblo, como comunidad autodeterminada, deja de ser tal a con- 21. Cfr. Oncina Coves, op. cit., p. 216.
secuencia del contrato de transferencia. El poder ejecutivo, por su parte, 22. Verweyen, H. J., Recht und Sittlichkeit in J. G. Fichtes Gesellschaftsleh-
deja de ser parte del pueblo, para no volver a pertenecer más a él. Si los re, München, Verlag Karl Alber Freiburg, 1975, p. 135.
miembros del poder ejecutivo son destituidos a consecuencia de un inter- 23. Dicho de otra manera, el eforato es un contra-poder del tipo de un
dicto, les cabrá la pena de muerte, pero no volverán a ser parte de la comu- consejo constitucional (Philonenko, A., L´Oeuvre de Fichte, Paris, Libraire
nidad (Cfr. GNR; § 16; SW, III, 177; AA, I, 3,453). Philosophique Vrin, 1984, p. 42).
19. GNR; § 16; SW, III, 171; AA, I, 3, 449. 24. GNR; § 16; SW, III, 168-169; AA, I, 3, 446.

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Luego de que el eforato ha declarado el interdicto, es decir luego Fichte sostiene que, una vez convocada la Asamblea popular, es
de haber hecho pública la acusación al gobierno por haber actuado altamente probable que el pueblo concurra porque querrá hacer
en contra de la Constitución, se interrumpe el orden legal y el pue- justicia y restablecer el orden –conservando su propiedad y liber-
blo emerge en la vida pública.25 Dado que el poder del gobierno tad- en el caso en que su derecho haya sido violado. Y Fichte admi-
resulta de una mera transferencia del poder del pueblo, sólo éste te que la organización de la Asamblea popular es una tarea com-
puede decidir si el gobierno ha violado el contrato de transferencia, pleja, porque la idea de que todo el pueblo se reúna de hecho en el
y declarar nula la acusación si no lo ha hecho.26 Cuando el eforato mismo lugar y exprese su veredicto respecto del litigio, resulta
suspende la legalidad del poder ejecutivo, todas las sentencias que impracticable.30 Este es, sin embargo, un problema de la política
dicte a partir de ese momento perderán su validez y se volverán práctica y no de la ciencia del derecho natural.
subversivas contra la voluntad común, que ahora se expresará sólo El derecho natural debe limitarse a mostrar la necesidad e inevi-
por medio del eforato.27 De este modo, los ciudadanos no se ven ya tabilidad de un juicio popular en casos de interdicto, aunque no le
más obligados a someterse a las órdenes y a la fuerza coactiva del compete indicar de qué modo se organizará la asamblea. Sin em-
gobierno, porque éste ya no representa al derecho.28 bargo, en el concepto mismo de Asamblea popular está contenida
Una vez que las sentencias del gobierno han perdido toda lega- la exigencia de que el pueblo se reúna en lugares físicos concretos y
lidad, sus integrantes se ven obligados por el eforato y deben obe- exprese su voto.31 Pero no queda claro de qué modo la Asamblea
decer a su orden de someterse al juicio político del pueblo. De popular será coaccionada para que se comporte de acuerdo con la
todos modos, los gobernantes no podrían escapar a los dictados del voluntad común del derecho, evitándose que prevalezca tal o cual
eforato porque, si se rebelaran contra el interdicto, se condenarían voluntad privada. Si el pueblo es el juez del poder ejecutivo y del
inevitablemente a la pena de muerte. Pero si se someten al interdic- eforato, entonces no habrá ninguna instancia ni poder superior a él
to, podrán demostrar todavía en el juicio político su inocencia, que determine su voluntad.32
esgrimiendo sus pruebas y argumentos. Ahora bien, no puede des- Fichte responde a este problema recurriendo a su supuesto
cartarse que el gobierno intente corromper al eforato con bienes y motivacional del egoísmo racional, del que hablamos anteriormen-
privilegios; por eso, este último debe estar tan bien remunerado te. Los ciudadanos, argumenta Fichte, querrán asegurar su propie-
como el primero. Sin embargo, el gobierno puede también coaccio- dad y su libertad de acción, porque por ese motivo han firmado
nar al eforato por las armas. De allí la necesidad de que la Constitu- anteriormente el contrato de transferencia con sus representantes
ción declare y garantice la inviolabilidad de las personas de los éfo- en el poder ejecutivo. Pero, si juzgaran las acciones injustas denun-
ros, quienes deben ser protegidos como sacrosanti.29 Esto significa ciadas por el eforato en el interdicto como si fueran acciones justas,
que el ataque a cualquiera de sus integrantes debe ser considerado entonces luego de haberse restituido el poder a los gobernantes
como un delito de alta traición (Hochverrath).

30. En su Rechtslehre de 1812, Fichte pone en cuestión la capacidad del


25. Aquí se inspira Fichte en el interdicto eclesiástico, que prevé la sus- pueblo como totalidad para juzgar la justicia o injusticia de los actos de
pensión de las funciones de un cargo, a fin de asegurarse la obediencia gobierno (SW, X, 632 ff.). Cfr. Braun, J., Freiheit, Gleichheit, Eigentum. Grund-
necesaria del funcionario (GNR; § 16; SW, III, 172; AA, I, 3, 449). fragen des Rechts im Lichte der Philosophie J.G. Fichtes, Tübingen, J.C.B. Mohr
26. GNR; § 16; SW, III, 177; AA, I, 3,452. (Paul Siebeck), 1991, p. 146. Cfr. también Verweyen, op. cit., nota al pie de
27. GNR; § 16; SW, III, 172; AA, I, 3, 449. la p. 138.
28. El eforato permite, de esta manera, la vigencia del principio de la 31. GNR; § 16; SW, III, 173; AA, I, 3,450.
soberanía popular (Renaut, op. cit., p. 383): 32. El pueblo conserva de este modo su derecho original a la autodeter-
29. GNR; § 16; SW, III, 177; AA, I, 3, 453. minación (Braun, op. cit., p. 145).

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deberán someterse a las sentencias que se dicten de allí en adelan- acusación, relevar más pruebas, etc. Pero el poder ejecutivo podría
te, que seguramente también atentarán contra el derecho. Pero llegar a amenazar a los éforos con armas, para que desistan de sus
acordar con sentencias que atenten contra el derecho equivale a propósitos. En ese caso, el pueblo seguramente saldrá en su defen-
provocar la disolución de la comunidad legal, algo que no quiere sa, porque los éforos son el portavoz de la voluntad común y del
ningún ciudadano, toda vez que ya ha entrado en esta comunidad, derecho. Debe prevenirse la eventualidad de que el poder ejecutivo
y la ley de la concordancia consigo mismo prohíbe la contradicción se alce en armas contra el pueblo, para escapar del juicio político.
entre las acciones de una misma persona. De ahí concluye Fichte Esta reacción podría significar el establecimiento de una tiranía o la
que “ellos sin duda reflexionarán sobre este asunto con madurez, y se cui- reducción del pueblo a la esclavitud. Por esta razón, a fin de garan-
darán de una sentencia injusta.”33 tizar la aplicación del interdicto, Fichte defiende la formación de
El pueblo atenderá entonces a los argumentos y pruebas del fuerzas populares, no sólo en las grandes ciudades, sino también
gobierno y del eforato. Luego decidirá si la acusación es fundada o en las provincias.35 De este modo, el pueblo podrá protegerse de
no. Si se da el primer caso, el gobierno es declarado culpable de posibles abusos de sus representantes.
alta traición, ya que ha violado las cláusulas del contrato de trans- Una vez constituida la asamblea soberana, debe preverse el
ferencia y ha oprimido a los ciudadanos. Pero lo mismo ocurrirá mecanismo que se utilizará para la toma de decisión colectiva.
con los éforos si su acusación es infundada, ya que han obstaculiza- Dado que se trata de la determinación de un hecho, esto es, de si el
do la aplicación de la ley y han puesto en peligro a la comunidad gobierno ha actuado contra la Constitución o no, cada ciudadano
legal misma. No puede aducirse a su favor el hecho de que hayan deberá responder meramente con un voto positivo o negativo. La
actuado movidos por una recta intención y quizás en un exceso de gravedad de la decisión exige que el pueblo se expida por unanimi-
celo por el derecho, ya que la ineficiencia es tan perjudicial para el dad. Pero esta condición no se cumple normalmente; por lo tanto,
funcionamiento estable de una comunidad legal como la mala sería poco razonable esperarlo en este caso. De lo que se trata en
voluntad, porque ambas ponen en peligro la propiedad de los ciu- realidad es del logro de una mayoría que sean tan considerable
dadanos del mismo modo.34 (Fichte habla de siete octavos), que la minoría se encuentre en una
La posibilidad de una condena por alta traición ejerce un poder desventaja manifiesta en cuanto a la relación numérica. Si se debe
coactivo sobre los éforos, y seguramente los motivará a extremar contar siempre con una mayoría y no se puede esperar una unani-
los cuidados antes de declarar un interdicto, y se sentirán inclina- midad, entonces permanece abierto el problema de cómo lograr
dos a advertir a los gobernantes de la acusación que podría pesar ésta a partir de aquella.
sobre ellos, etc. Las conversaciones e intimaciones previas al poder Fichte confía en que la mayoría se logrará con relativa facilidad,
ejecutivo les darán la ocasión de revisar los fundamentos de su porque los ciudadanos son egoístas racionales y buscan asegurar
su libertad y propiedad. Simplemente se les deberá preguntar si
ellos aceptarían seguir siendo gobernados en adelante de la misma
33. “Sie werden sonach ohne Zweifel die Sache reiflich überlegen, und manera en que lo ha hecho el poder ejecutivo hasta ahora. La
sich vor einem ungerechten Spruche hüten.“ (GNR; § 16; SW, III, 174; AA, mayoría, por lo tanto, considerará a la minoría, que ha votado de
I, 3,451). un modo diferente, ya como personas poco razonables, o como rea-
34. Para minimizar este peligro se debe tomar la siguiente precaución
cias a determinar su voluntad privada por el bien común.
en la elección misma de los éforos: “Los más sabios de entre el pueblo
deben ser elegidos como magistrados, y muy en particular deben ser elegi-
dos como éforos aquellos hombres que tienen más años y son maduros”.
“Die Weisesten unter dem Volke sollen zu Magistratspersonen, und 35. GNR; § 16; SW, III, 178; AA, I, 3, 453-454. Verweyen considera que
ganz besonders alte, gereifte Männer zu Ephoren gewählt werden.” (GNR; este recurso es insuficiente para asegurar la aplicación del interdicto, y que
§ 16; SW, III, 175; AA, I, 3,451). incrementa el riesgo de una guerra civil (Verweyen, op. cit., pp. 137-138).

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320 H. O. ARRESE IGOR KANT-HEGEL Y LA SOBERANIA POPULAR 321

En primer lugar, dado que el fin supremo es preservar a la co- un problema de suma gravedad, dado que por el momento rige el
munidad legal, es aconsejable que los más sabios de entre la mayo- derecho presuntivo y la comunidad funciona suponiendo la legiti-
ría intenten persuadir argumentativamente a quienes pertenecen a midad del poder ejecutivo. Se presupone que sus sentencias son
la minoría, para que entiendan que su posición es poco razonable. justas y que responden a la voluntad común, por lo que toda
En el caso de que no cambien su voto deberán abandonar el territo- sublevación contra el gobierno no es más que la expresión de una
rio, porque esta decisión pone a las claras que no están dispuestos mera voluntad individual que no quiere determinarse por la ley
a vivir según las leyes y la voluntad común. Dada la magnitud del vigente.
riesgo que corren, los ciudadanos disidentes considerarán el asun- Dado que el pueblo es la fuente de todo poder, no podría rebe-
to con minuciosidad. Por lo tanto, votarán en contra sólo cuando larse contra sí mismo, puesto que querría un orden de cosas y a la
estén convencidos en conciencia de que un voto afirmativo atenta- vez no lo querría, lo que es contradictorio.38 Esto significa que el
ría contra la seguridad común y, de este modo, contra la propia. pueblo siempre está facultado para pedir cuentas al gobierno, a
Una vez eliminado el disenso, por la integración a la opinión ma- quien le ha transferido el poder. De allí que si la injusticia reinara
yoritaria o a causa del abandono del Estado por las minorías, podrá en todos lados y la opresión se hubiera vuelto insoportable, no
decidirse el litigio.36 sería problemático que la comunidad misma se levantara espontá-
Aún habiendo tomado todas las precauciones anteriores, podría neamente contra el poder ejecutivo y los éforos. Se trataría de una
ocurrir que los éforos se alíen con el poder ejecutivo para oprimir rebelión legítima, porque los ciudadanos han delegado su poder en
al pueblo. Fichte estima que es poco probable que se llegue a este el gobierno para proteger la propiedad y la libertad de todos.39 De
extremo, porque esto sólo sería posible si todos los éforos estuvie- este modo, el derecho presuntivo caería por sí solo, y el pueblo
ran corruptos desde la asunción de su cargo. Pero, si todos los éfo- dejaría de ser rebelde para recuperar el poder que le pertenece legí-
ros son elegidos cuidadosamente por el pueblo, entonces el eforato timamente.
difícilmente se equivocará, dado que deberá tratarse de hombres Pero pareciera que, si una persona o grupo de personas se alza-
de moral probada. Por lo tanto, lo más probable es que un eforato ran contra el poder ejecutivo, en razón de injusticias flagrantes, ten-
sumamente corrupto sea producto de la elección de un pueblo tan drían pocas razones para esperar un resultado exitoso. Fichte
depravado como él, sobre quien recaería la responsabilidad de su enfrenta este problema recurriendo de nuevo a su supuesto moti-
propia elección. En este caso, el eforato no proclamaría el interdic- vacional del egoísmo racional universal. Si el poder ejecutivo es
to y, por supuesto, tampoco el poder ejecutivo lo haría. evidentemente injusto, entonces pone en peligro permanentemente
Si el eforato traicionara abiertamente su mandato, entonces la la seguridad de los ciudadanos. Pero estos le obedecerán sólo en la
comunidad política misma se vería obligada a rebelarse contra el medida en que cumpla con el contrato de transferencia, y determi-
gobierno y, de esta manera, a dictar el interdicto. Pero la comuni- narán su voluntad según sus leyes sólo bajo la condición de que el
dad se vería enfrentada al problema de que todavía no ha sido gobierno represente la voluntad común de garantizar la seguridad
constituida en pueblo, puesto que no se ha llamado a la asamblea de todos. Entonces difícilmente el poder ejecutivo tenga la fuerza
según el procedimiento constitucional. Por eso sólo se rebelarán necesaria para aplicar la coacción sobre los rebeldes, ya que lo más
individuos o grupos a título particular, quienes convocarán a la
comunidad a sumarse a su acción.37 Aunque tal situación conlleva
sólo buscan hacerse con el poder (Cfr. SW, X, 633 ff.; también el comenta-
rio de Verweyen, op. cit., 139). Acerca del derecho de revolución en GNR,
36. GNR; § 16; SW, III, 179-180; AA, I, 3, 454-455. Cfr. Philonenko, op. cit., 1997, p. 415.
37. Fichte desconfía en sus últimos escritos del poder regenerador de 38. GNR; § 16; SW, III, 182; AA, I, 3, 456-457.
las revoluciones, porque normalmente están comandadas por líderes que 39. GNR; § 16; SW, III, 182; AA, I, 3, 457.

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322 H. O. ARRESE IGOR KANT-HEGEL Y LA SOBERANIA POPULAR 323

probable es que el pueblo le haya retirado antes su apoyo y su coo- del derecho, que han cometido el único error de no conocer bien a
peración, y sin duda también se habrán alejado muchos de sus su comunidad y actuar esperando una respuesta racional de su
colaboradores más cercanos. Por lo tanto, los rebeldes seguramente parte.43 De todos modos, una comunidad de este tipo no está en
podrán escapar de la coacción del poder ejecutivo y su levanta- condiciones de constituir una comunidad legal, lo que la coloca
miento será exitoso.40 fuera del ámbito de la ciencia del derecho natural, que supone esta
Ahora bien, si la comunidad responde a la convocatoria de los condición como dada de antemano.
rebeldes, se constituirá en Asamblea soberana, a fin de escuchar La teoría fichteana de la soberanía popular es problemática,
los argumentos de los rebeldes y del poder ejecutivo, y dar un porque restringe la participación de los ciudadanos sólo a los esta-
veredicto respecto de la acusación. Si la comunidad falla a favor dos de excepción. El pueblo ejerce su soberanía en tanto que firma
de los rebeldes, entonces la voluntad de este grupo se verá confir- el contrato de transferencia y, en ese momento, renuncia al ejercicio
mada en dos aspectos: en el material, esto es, el contenido de la cotidiano de la misma. Esto es, el pueblo delega todas las faculta-
acusación (que se ha cometido el delito denunciado), y en el aspec- des de gobierno (aún la legislación) en el poder ejecutivo, y sólo
to formal o procedimental, gracias al veredicto de la comunidad, retoma su soberanía en caso de necesidad, cuando los éforos decla-
quien es la única que puede instaurar el derecho.41 En consecuen- ren el interdicto y convoquen al pueblo para que haga de juez entre
cia, los rebeldes se convertirán en éforos naturales, legitimados ellos y el soberano. Si los éforos traicionaran al pueblo, éste podría
por la comunidad misma. Si la asamblea popular se pronuncia levantarse y seguir a los éforos naturales, a esos sujetos que se
contra su acusación, entonces serán condenados como meros rebelan en nombre de la comunidad legal, pero que no tienen sta-
rebeldes por alta traición, y el orden legal resultará inmediatamen- tus ni protección constitucional alguna.
te restablecido. Entonces, como afirma acertadamente Oncina Coves, el derecho
Si la comunidad no aprueba la rebelión de este grupo, esto de participación del pueblo es el derecho del no derecho.44 Esto sig-
puede deberse a dos razones: o bien a que la injusticia no es tan fla- nifica que está ausente del funcionamiento normal del Estado. Si
grante y grave como para justificar la interrupción del orden legal los éforos naturales logran imponer su autoridad, serán vistos
y correr los riesgos que esta conlleva para la seguridad de la pobla- como los salvadores del Estado. En el caso de que no lo logren,
ción; o bien puede ocurrir que la comunidad no esté lo suficiente- serán los mártires y los rebeldes. Esto lo decide el mero juego entre
mente madura o esclarecida para hacer valer sus derechos y luchar sus decisiones y fuerzas y las del orden, junto con el resto de la
por ellos.42 En este último caso los rebeldes, a pesar de llevar toda comunidad o, lo que es lo mismo, el destino ciego.
la razón consigo, no son reconocidos como éforos naturales por su
comunidad y se convertirán en víctimas de su irracionalidad.
Como dice Fichte, deben ser considerados más bien como mártires

40. GNR; § 16; SW, III, 183; AA, I, 3, 457.


41. En realidad lo único que queda en la teoría de Fichte es la democra-
cia carismática, en la cual los éforos naturales o rebeldes se arrogan la fa-
cultad de representar al pueblo. Los éforos naturales actúan materialmente 43. GNR; § 16; SW, III, 184; AA, I, 3, 458.
de modo correcto, pero a la vez contra la legalidad Cfr. Oncina Coves, F., 44. Oncina Coves, op. cit., 2004, pp. 224-225. En estos casos excepciona-
“Wahlverwandtschaften zwischen Fichtes, Maimons und Erhardts Rechts- les se da el ejercicio de la soberanía popular, que para el contractualismo
lehren“, en: Fichte-Studien, Band 11, (1997), pp. 63-84. Aquí: p. 84. clásico es el elemento esencial del funcionamiento cotidiano del Estado
42. Cfr. Renaut, op. cit., pp. 397-398. (Maus, op. cit., p. 153).

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II. La crítica de Hegel de la idea fichteana de la soberanía popular Considero que la crítica de Hegel es acertada, porque señala un
problema que la teoría de Fichte efectivamente deja irresuelto. Se
II.1. La crítica del supuesto fichteano del egoísmo universal trata de la cuestión de la relación entre la ética y el derecho, que lo
lleva a sostener una concepción estrecha de los móviles morales,
En WBNR Hegel ha puesto en cuestión la idea fichteana del dejando lugar tan sólo para el egoísmo universal. La introducción
Estado, entendida como una máquina de coaccionar a los ciudada- de este supuesto psicológico-moral cambia radicalmente la relación
nos para que obedezcan a la ley y promuevan el bien común.45 Su inicial de reconocimiento mutuo como seres libres, propia del dere-
crítica se centra, en primer lugar, en la teoría del derecho penal del cho puro, en un tipo de interacción muy diferente, donde todos los
GNR. Fichte considera que el castigo está orientado a desarrollar en sujetos le ceden su libertad a un tercero para que proteja sus esferas
el criminal el “egoísmo racional”, de modo tal que el reo sólo persi- de acción. En este nuevo esquema, cada uno ya no respeta la liber-
ga su autointerés y, por esa única razón, obedezca la ley. Hegel sos- tad del otro como un fin en sí mismo (como sí ocurría en la relación
tiene que esta teoría del castigo es simplemente una forma de re- de exhortación inicial), sino que sólo lo hace como un medio para
vancha, o de ejercicio contable entre penas y castigos.46 proteger la propia capacidad de acción.
Hegel objeta el supuesto mismo del egoísmo universal, porque Pero la crítica de Hegel apunta a otra cuestión central para la
considera que desemboca en un racionalismo abstracto que no teoría fichteana. El monismo motivacional de Fichte no resulta apli-
toma en cuenta la cultura y las tradiciones de cada comunidad. cable a los individuos de carne y hueso, porque tienen una estruc-
Dicho de otro modo, Fichte habría dejado de lado el espíritu del tura motivacional mucho más compleja. Por lo tanto, debe cons-
pueblo, sin el cual no puede construirse ningún sistema legal. truirse una psicología moral que, además del egoísmo, contemple
En este sentido debe comprenderse la crítica de Hegel a la idea la posibilidad de que los ciudadanos también sean altruistas o que
fichteana de la libertad. Según lo dicho más arriba, en el Estado fich- persigan otros valores, propios de determinadas cosmovisiones
teano cada ciudadano puede ser libre sólo si se incorpora a un Estado religiosas o ideologías políticas.
que proteja su propiedad, entendida como su esfera de acciones De este modo, Hegel ha dado vida a una teoría que integra a la
libres. Contra esta tesis, Hegel sostiene que la libertad debe ser pensa- eticidad con el derecho, como modo de rescatar al espíritu del pue-
da en un sentido más amplio e inclusivo. Un ciudadano es realmente blo de cada comunidad, en el horizonte de la propuesta realizada
libre, afirma Hegel, cuando puede sentirse integrado a la comuni- por Montesquieu en su obra clásica El espíritu de las leyes.50 El ins-
dad.47 A su vez, este ideal es posible en la medida en que el sistema trumental conceptual que Hegel ha desarrollado con ocasión de
legal esté construido en consonancia con las tradiciones culturales y este debate echa luz sobre uno de los problemas centrales de la teo-
la concepción del mundo de un pueblo.48 Es decir que el derecho ría del derecho de Fichte. Las reflexiones de Hegel nos permiten
debe expresar ante todo las convicciones morales de la comunidad, también mirar en perspectiva los desarrollos teóricos posteriores de
en tanto que están profundamente arraigadas, porque son el produc- Fichte, en los que intentó incluir esta dimensión histórico-comuni-
to de un largo proceso histórico de formación y consolidación.49 taria. Pensemos, por ejemplo, en sus famosos Discursos a la nación
alemana, que tanto han influido en las elaboraciones y reelaboracio-
nes posteriores de los conceptos de Estado y de Nación.
45. Cfr. WBNR, 471.
46. WBNR, 479.
47. WBNR, 477. Para graficar esta idea, utiliza la metáfora biológica de
la sociedad como un gran organismo (WBNR, 520).
48. WBNR, 507.
49. WBNR, 503. Cfr. el ejemplo de la Constitución feudal en op. cit., p. 522. 50. WBNR, 523.

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326 H. O. ARRESE IGOR KANT-HEGEL Y LA SOBERANIA POPULAR 327

II.2. La crítica de Hegel a las ideas del eforato y de la soberanía desplomará y los éforos naturales perecerán en manos de los pode-
popular res establecidos.
Ahora bien, el primer argumento de Hegel se funda en el carác-
Hegel ha puesto en cuestión también la teoría del eforato, en el ter negativo del poder del eforato. Desde el punto de vista de
contexto de su discusión de la teoría fichteana del derecho natu- Hegel, el problema radica en que si el gobierno quisiera coaccionar
ral.51 Las objeciones de Hegel se dirigen de nuevo fundamental- al eforato para que no proclame el interdicto, el eforato no tendría
mente al supuesto del egoísmo universal. Se trata de una crítica ninguna fuerza a su disposición para resistirse. Renaut interpreta el
profunda, porque este supuesto en realidad sostiene toda la teoría argumento de Hegel como una evaluación del desequilibrio de las
fichteana de la soberanía popular. relaciones de poder entre el poder ejecutivo y el eforato.52 Mi hipó-
Los ciudadanos entregan su libertad al gobierno para que la tesis es que el argumento de Hegel, si bien parte de la asimetría de
proteja de los ataques de los demás. Por lo tanto, el gobierno poder entre ambas instituciones, va un poco más allá, porque su
podrá conservar el poder que le ha sido otorgado sólo si cumple crítica también apunta al supuesto fichteano del egoísmo universal.
con el mandato popular. El pueblo, por otra parte, no confía ple- Según la lectura de Renaut, el argumento hegeliano apuntaría a
namente en la voluntad del poder ejecutivo, porque puede ocurrir la ausencia de un contra-poder efectivo frente al gobierno. Pero
que dé rienda suelta a su autointerés y perjudique a la ciudadanía. Fichte es conciente del peligro que entraña esta asimetría entre el
De allí la función de contralor que tiene el eforato. Ahora bien, la poder de coacción del gobierno y el del eforato. Sin embargo, con-
garantía de que el eforato cumplirá con su función está dada por sidera que el egoísmo racional de la ciudadanía impedirá que se
la pena de alta traición que le correspondería en caso contrario. llegue a este extremo. Fichte sostiene que el pueblo, movido por su
Pero, como hemos visto anteriormente, Fichte basa su confianza egoísmo racional, quitará su apoyo al poder ejecutivo que coaccio-
en los éforos ante todo en el modo en que son elegidos. El pueblo ne al eforato, o al eforato que sea corrupto, de modo tal que el Esta-
elegirá a aquellos de entre los más prudentes y sagaces, para que do se tornará ingobernable y la coacción del poder ejecutivo queda-
protejan sus intereses del mejor modo posible. Fichte confía en que rá sin efecto.53 Considero que Hegel no pudo haber pasado por alto
un pueblo maduro, que tenga como meta la propia seguridad, se este momento fundamental de la teoría fichteana. En realidad, lo
cuidará de elegir a los más aptos para esta función. El interdicto que Hegel pone en cuestión es la posibilidad de que los ciudadanos
será declarado y el pueblo podrá alejar del gobierno a quienes se muevan exclusivamente por su autointerés, dados los valores
atenten contra su libertad sólo si la elección de los éforos ha sido morales que entran en juego en la eticidad de todo pueblo. Dicho
acertada. de otra manera, Hegel toma en cuenta la complejidad de motivos
Si, por el contrario, se da el caso de que el eforato sea corrupto y que están a la base de todo proceso político. De este modo, el pue-
se deje sobornar por el poder ejecutivo, entonces el pueblo se blo podría sostener a un gobierno que coaccione al eforato, por
levantará espontáneamente contra él, movido por su autointerés. ejemplo, porque representa sus tradiciones culturales o religiosas, o
Esta idea de los éforos naturales es un reaseguro de la teoría frente a causa del carisma de su líder. En este caso, la convocatoria del
a la posibilidad de que el egoísmo de los dos poderes se desborde. eforato a la asamblea popular no tendría éxito y el eforato se vería
Pero los éforos naturales podrán restaurar el equilibrio del derecho privado de la legitimidad para seguir actuando.
sólo si el pueblo reunido en asamblea atiende a sus acusaciones y También debe entenderse en este sentido la crítica de Hegel a la
actúa en vistas de su autoconservación. En el caso de que el pueblo institución de la asamblea popular. Fichte sostiene que los éforos
no sea un egoísta lo suficientemente racional, la comunidad legal se

52. Renaut, op. cit., pp. 388 - 392.


51. WBNR, 273 ss. 53. GNR; § 16; SW, III, 182; AA, I, 3,457.

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deben convocar al pueblo a una asamblea, donde el pueblo mismo SW: Johann Gottlieb Fichte: Sämmtliche Werke. Hrsg. v. Immanuel
decidirá por voto unánime si el poder ejecutivo es culpable de los Hermann Fichte. Leipzig 1845f. (se cita con indicación del
cargos levantados por el eforato o no. El pueblo decidirá con sabi- volumen y de la paginación). El Grundlage des Naturrechts se
duría y participará con lucidez, argumenta Fichte, porque estará encuentra en el Band III.
movido por el autointerés y querrá ante todo preservar su libertad
y su propiedad. WBNR: Hegel, G. W. F., (1802)/(1803), Über die wissenschaftlichen
Contra esta propuesta, Hegel argumenta que el pueblo difícil- Behandlungsarten des Naturrechts, seine Stelle in der praktis-
mente podrá participar de un proceso democrático como esta chen Philosophie und sein Verhältnis zu den positiven Rechts-
asamblea, porque esta situación está prevista sólo para el caso wissenschaften; en: Kritisches Journal der Philosophie, Bd. II,
excepcional de un interdicto.54 El pueblo no puede participar en la Stück 2, [November/Dezember] 1802, und Stück 3,
vida regular del Estado, porque ha delegado todo su poder en un [Mai/Juni] 1803. Citado según la paginación de la edición:
tercero. De este modo, no puede verse cómo un pueblo que no ha G.W.F. Hegel: Werke in 20 Bänden; Suhrkamp Verlag 1970,
practicado la deliberación pública puede desarrollar las virtudes y Band 2.
disposiciones necesarias para ello. Esta es una cuestión importante
y decisiva para cualquier teoría de la democracia deliberativa, por-
que se trata de la posibilidad de cambiar las motivaciones e intere- Recibido: 07/2009; aceptado: 10/2009.
ses luego de un proceso de deliberación democrática. Por lo tanto,
el monismo motivacional de Fichte resultaría insuficiente para dar
cuenta de la aplicación de los mecanismos constitucionales de la
promulgación del interdicto y de la realización de la asamblea
popular.

Abreviaturas utilizadas

AA: Johann Gottlieb Fichte: Gesamtausgabe der Bayerischen Akademie


der Wissenschaften. Hrsg. v. Reinhard Lauth u. Hans Jacob.
Stuttgart-Bad Cannstatt 1962ff. (se cita con indicación del
volumen y de la paginación). El Grundlage des Naturrechts nach
Principien der Wissenschaftslehre se encuentra en I. Abteilung
(Werke), 3. Band. Werke 1794-1796 Hrsg. von Reinhard Lauth
und Hans Jacob unter Mitwirkung von Richard Schottky.
1966.

GNR: Fichte, J.G., Grundlage des Naturrechts nach Prinzipien der Wis-
senschaftslehre

54. WBNR, 474.

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Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA DE LA VOLUNTAD


EN LA FILOSOFÍA DE HEGEL

Héctor Ferreiro
Universidad Nacional de San Martín
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

RESUMEN: Hegel desarrolla su teoría de la voluntad simultáneamente en dos


contextos diferentes de su obra: por un lado, en las sucesivas ediciones de la
Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, las lecciones berlinesas correspondientes
y textos que pueden ser considerados como formulaciones incipientes de la
Enciclopedia, y, por el otro, en los Lineamientos Fundamentales de la Filosofía del
Derecho, las lecciones basadas en ellos y en textos previos sobre filosofía del
Derecho en los que expone su teoría sobre la voluntad subjetiva. Ahora bien, la
estructura sistemática y la consecuente periodización que Hegel confiere al
proceso volitivo difiere en ambos grupos de textos. El presente artículo tiene
por objeto reconstruir el sistema de la voluntad en la filosofía de Hegel asu-
miendo e integrando en forma orgánica los aportes de ambas fuentes.

PALABRAS CLAVE: Hegel, Idealismo Alemán, Filosofía Práctica, Filosofía


del Derecho

ABSTRACT: Hegel develops his theory of will simultaneously in two


different contexts of his work: on one side, in the Encyclopedia of the
Philosophical Sciences, the corresponding Berlin lessons and in texts which can
be considered as incipient versions of the Encyclopedia; on the other hand, in
the Elements of the Philosophy of Right, the lessons based on them and in
previous texts on the Philosophy of Right in which Hegel exposes his theory
of subjective will. Now, the systematic structure and consequent
periodization of the volitive process differ in both cases. This article aims to
reconstruct Hegel's System of the will by integrating organically the
developments of both groups of texts.

KEYWORDS: Hegel, German Idealism, Practical Philosophy, Philosophy of


Right

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009) 331-361


332 H. FERREIRO RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA DE LA VOLUNTAD 333

Hegel desarrolla su teoría de la voluntad en forma paralela y ellos y en textos previos sobre filosofía del Derecho en los que ex-
simultánea en dos contextos diferentes de su obra: por un lado, en pone su teoría sobre la actividad de la voluntad subjetiva (en ade-
las sucesivas ediciones de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas en lante nos referiremos a este conjunto de textos como FD).2 Ahora
Compendio, las lecciones berlinesas correspondientes y textos que bien, la estructura sistemática y la consecuente periodización que
pueden ser considerados como formulaciones incipientes de la
Enciclopedia (en adelante nos referiremos en forma genérica a este
conjunto de textos como ENC),1 y, por el otro, en los Lineamientos
Grundrisse (1830), neu ediert von E. Moldenhauer und K. M. Michel,
Fundamentales de la Filosofía del Derecho, las lecciones basadas en Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1970, t. 10.
[N.B: No incluimos en este grupo de textos a la filosofía de la voluntad
contenida en el manuscrito de la lección sobre Filosofía de la Naturaleza y
1. – ENC1: G.W.F. Hegel, “Philosophische Enzyklopädie für die Ober- Filosofía del Espíritu (Naturphilosophie und Philosophie des Geistes) dictada
klasse”, en: G.W.F. Hegel, Nürnberger und Heidelberger Schriften (1808-1817), por Hegel en la Universidad de Jena en el semestre de invierno de
neu ediert von E. Moldenhauer und K. M. Michel, Frankfurt am Main, 1805/1806, dado que la estrategia expositiva de dicho texto es
Suhrkamp, 1970, t. 4, pp. 9-69. sustancialmente diferente a la que adopta Hegel más tarde en la “Pro-
– ENC2: G.W.F. Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im toenciclopedia” de Nuremberg, en las tres ediciones de la Enciclopedia de
Grundrisse (1817), hrsg. von W. Bonsiepen und K. Grotsch, Hamburg, las Ciencias Filosóficas y en las lecciones berlinesas basadas en ellas.]
Meiner, 2000 (= Gesammelte Werke, in Verbindung mit der Deutschen 2. – FD1: G.W.F. Hegel, “Rechts-, Pflichten- und Religionslehre für die
Forschungsgemeinschaft hrsg. von der Nordrhein-Westfälischen Akade- Unterklasse”, en: G.W.F. Hegel, Nürnberger und Heidelberger Schriften (1808-
mie der Wissenschaften, t. 13). 1817), neu ediert v. E. Moldenhauer und K. M. Michel, Frankfurt am Main,
– ENC3: G.W.F. Hegel, “Sommersemester 1822. Nachschrift Gustav Suhrkamp, 1970, t. 4, pp. 204-274.
Hotho”, en: G.W.F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie des subjektiven – FD2: G.W.F. Hegel, Vorlesungen über Naturrecht und Staatswissenschaft.
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Ch.J. Bauer, Hamburg, Meiner, 2008, pp. 1-144 (= Gesammelte Werke, in ben von P. Wannemann, hrsg. von C. Becker, W. Bonsiepen, A. Geth-
Verbindung mit der Deutschen Forschungsgemeinschaft hrsg. von der mann-Siefert, F. Hogemann, W. Jaeschke, Ch. Jamme, H.-Ch. Lucas, K.R.
Nordrhein-Westfälischen Akademie der Wissenschaften, t. 25.1.) Meist, H. Schneider, Meiner, 1983. (= Vorlesungen. Ausgewählte Nach-
– ENC4: G.W.F. Hegel, “Sommersemester 1825. Nachschrift Karl Gustav schriften und Manuskripte, t. 1).
Julius von Griesheim”, en: G.W.F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie – FD3: G.W.F. Hegel, “Naturrecht und Staatswissenschaft nach der Vorle-
des subjektiven Geistes. Nachschriften zu den Kollegien der Jahre 1822 und sungsnachschrift von C.G. Homeyer 1818/19”, en: G.W.F. Hegel, Vorle-
1825, hrsg. von Ch. J. Bauer, Hamburg, Meiner, 2008, pp. 145-544 (= sungen über Rechtsphilosophie 1818-1831, Edition und Kommentar in 6
Gesammelte Werke, in Verbindung mit der Deutschen Forschungsgemein- Bänden von K.-H. Ilting, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog,
schaft hrsg. von der Nordrhein-Westfälischen Akademie der Wissen- 1973-1974, t. 1, pp. 217-351.
schaften, t. 25.1.) – FD4: G.W.F. Hegel, Philosophie des Rechts. Die Vorlesung von 1819/20 in einer
– ENC5: G.W.F. Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Nachschrift, hrsg. von D. Henrich, Frankurt am Main, Suhrkamp, 1983.
Grundrisse (1827), hrsg. von W. Bonsiepen und H.-Ch. Lucas, Hamburg, – FD5: G.W.F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, neu ediert von
Meiner, 1989 (= Gesammelte Werke, in Verbindung mit der Deutschen E. Moldenhauer und K. M. Michel, Frankfurt a. Main, 1970, t. 7.
Forschungsgemeinschaft hrsg. von der Nordrhein-Westfälischen Akade- – FD6: G.W.F. Hegel, Die Philosophie des Rechts. Vorlesung von 1821/22, hrsg.
mie der Wissenschaften, t. 19). von H. Hoppe, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2005.
– ENC6: G.W.F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie des Geistes. Berlin – FD7: G.W.F. Hegel, “Philosophie des Rechts nach der Vorlesungsnach-
1827/1828. Nachgeschrieben von J E. Erdmann und F. Walter, hrsg. von F. schrift von H.G. Hotho 1822/23”, en: G.W.F. Hegel, Vorlesungen über
Hespe und B. Tuschling, Hamburg, Meiner, 1994 (= Vorlesungen. Ausge- Rechtsphilosophie 1818-1831, Edition und Kommentar in 6 Bänden von K.-
wählte Nachschriften und Manuskripte, t. 13). H. Ilting, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1973-1974, t. 3,
– ENC7: G.W.F. Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im pp. 87-841.

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Hegel confiere al proceso volitivo difiere en ambos grupos de tex- jetivo, pero delimitada en ella como una forma autónoma –el “espí-
tos. En efecto, salvo algunas variaciones menores de una obra a la ritu libre” (der freie Geist)–,7 de modo que el proceso volitivo con-
otra, en FD Hegel articula la actividad de la voluntad según una serva aquella estructura triádica en la que la felicidad es el último
estructura triádica estable cuyos momentos son: 1) los “impulsos e momento, al tiempo que, a pesar de ello, prosigue en la nueva
inclinaciones” (Triebe und Neigungen),3 2) el “libre albedrío” (Will- forma; el espíritu libre es, en efecto, un momento de la voluntad: la
kür) y la “felicidad” (Glückseligkeit), 3) la “voluntad libre” (freier “voluntad efectivamente libre” (wirklich freier Wille).8 Con esto, al
Wille).4 En ENC, en cambio, Hegel ubica regularmente al “senti- final de ENC el momento de la voluntad libre termina pertenecien-
miento práctico” (praktisches Gefühl) –forma subjetiva ausente en do al proceso volitivo en aproximadamente los mismos términos
FD– como el primer momento del proceso volitivo, a los “impulsos que lo hace en FD, es decir, como el momento de la restitución de
e inclinaciones” como el segundo momento y a la “felicidad” como la unidad de la voluntad tras su reflexión respecto de su inicial
el tercero (el “libre albedrío” forma a veces parte junto con los inmediatez natural; sin embargo, dado que en la Enciclopedia de
impulsos e inclinaciones del segundo momento,5 a veces con la feli- 1830 Hegel no abandona la periodización de las obras anteriores de
cidad del tercero);6 en cuanto a la voluntad libre, es decir, a la ENC –es decir, 1) “sentimiento práctico”, 2) “impulsos e inclinacio-
voluntad que pone su propia libertad como su objeto y meta, o nes” (- “libre albedrío”), 3) “felicidad”–, la voluntad libre, que en
bien forma aquí parte del concepto del espíritu objetivo o bien –en cuanto silogismo de la voluntad cierra de iure el ciclo lógico de su
la última obra que conforma el cuerpo de textos de ENC, esto es, en proceso, ocupa allí un lugar paradójico, a saber: el de una suerte de
la Enciclopedia de 1830– es trasladada a la filosofía del espíritu sub- cuarto momento del proceso volitivo mismo, pero que justamente
por ello debe ser además una forma distinta de la voluntad, es
decir, ya no voluntad, ya no espíritu práctico, sino “unidad del espí-
– FD8: G.W.F. Hegel, “Philosophie des Rechts nach der Vorlesungsnach- ritu teórico y el espíritu práctico”.9
schrift K.G. v. Griesheims 1824/25”, en: G.W.F. Hegel, Vorlesungen über Estas dificultades de coherencia que plantea como forma autó-
Rechtsphilosophie 1818-1831, Edition und Kommentar in 6 Bänden von K.-
H. Ilting, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1973-1974, t. 4,
pp. 67-752.
3. En FD, Hegel añade regularmente al “impulso’ (Trieb) y la “inclina- 7. ENC7 §§481-482. Fuera de ENC7, la fórmula “espíritu libre” aparece
ción” (Neigung) una forma subjetiva que no aparece en ENC más que en sólo una vez en FD5 §21.
un sentido crítico (cf. ENC1 §178; ENC7 §473Z), a saber: “ansia” o “deseo” 8. ENC7 §480. Una excepción en este respecto lo constituye la lección
(Begierde, Begier): FD2 §3, §7A; FD3 §4, §9; FD5 §11; FD6 §10; FD7 §§10-11. sobre filosofía del espíritu subjetivo de 1825 según el apunte de K. G. J.
4. “Voluntad libre” (freier Wille) es la denominación más frecuente que von Griesheim (= ENC4), donde a pesar de que la exposición de la filosofía
usa Hegel tanto en FD como en ENC para referirse a la forma final de la del espíritu práctico sigue expresamente a la de la Enciclopedia de Heidel-
voluntad subjetiva. La segunda expresión más frecuente es “voluntad que berg (= ENC2) con su estructura 1) “sentimiento prático”, 2) “impulsos e
es en y para sí” (der an und für sich seiende Wille: FD2 §7, FD4 §10, §13; FD5 inclinaciones”, 3) “libre arbitrio-felicidad”, Hegel se refiere al momento de
§21A, §22). Denominaciones análogas de menor frecuencia son, entre la “voluntad libre” como al tercer momento del proceso de la voluntad
otras, “voluntad en y para sí libre” (der an und für sich freie Wille: FD5 §21), subjetiva: Er [= der Wille] ist zunächst noch in unmittelbarer Weise und so ist
“voluntad para sí libre” (der für sich freie Wille: FD8 140), “voluntad abso- er zunächst praktisches Gefühl und dann zweitens praktische Reflexion die auch
lutamente libre” (der absolut freie Wille: FD1 226 (§20)), “voluntad verdadera zur Form der Allgemeinheit kommt, aber formell ist, sich die Glückseeligkeit zum
libre” (wahrhafter freier Wille: FD8 140; cf. también der wahre freie Wille: ENC6 Zweck setzt, - das Dritte ist die Ueberwindung dieser Gestalt, daß er nur seine
258) y “voluntad efectiva(mente) libre” (wirklich freier Wille: ENC7 §480; der Freiheit will. Dieß sind die drei Momente die wir nun kurz betrachten wollen.
wirkliche freie Wille: ENC7 §481). [N.B.: El resaltado en este texto así como en los restantes de este trabajo es
5. Cf. ENC3 §394, ENC6 256-258; ENC7 §477. nuestro, H.F.]
6. Cf. ENC2 §397 y ENC5 §479. 9. ENC7 §481. Cf. también ENC2 §400; ENC5 §482, FD7 §21.

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noma el “espíritu libre” en la estructura de la filosofía de la volun- nes en el elemento de la reflexión) y 3) “voluntad libre” (= silogis-
tad de la Enciclopedia de 1830 han sido advertidas por primera vez mo de la voluntad con y en sus diferentes determinaciones). Desde
en el pasado reciente por V. Hösle, A. Peperzak, E. Düsing y, sobre el punto de vista de la lógica hegeliana, la estructuración del siste-
todo, por D. Stederoth.10 Sin embargo, además de haberse limitado ma de la voluntad de FD, donde la voluntad libre señala el tercer y
tan sólo a señalar el problema sin ahondar en el análisis de sus último momento del proceso volitivo, es ciertamente la más cohe-
posibles causas, estos autores han centrado su diagnóstico única- rente y consistente. Las continuas reacomodaciones que Hegel
mente en las variaciones de sistematización de los momentos de la lleva a cabo en la filosofía de la voluntad a lo largo de las sucesivas
voluntad a lo largo de las tres ediciones de la Enciclopedia de las obras de ENC y, especialmente, la significativa reelaboración que
Ciencias Filosóficas –o, en el caso de Stederoth, también a lo largo de emprende en la última edición de la Enciclopedia podrían, según
las lecciones basadas en ellas– y han pasado así por alto, curiosa- esto, ser vistas como intentos por resolver las tensiones que trae
mente, el dualismo que como tales plantean justamente en este res- consigo la particular sistematización del proceso volitivo de esas
pecto, si se las compara, ENC y FD. En efecto, el traslado en la Enci- obras y, con ello, también su divergencia respecto de la sistematiza-
clopedia de 1830 del momento de la voluntad libre a la filosofía del ción y periodización de FD.
espíritu subjetivo como una forma autónoma diferente del conjun- La elucidación del verdadero sistema de la voluntad así como,
to de actos previos de la voluntad no hace a lo sumo más que resal- sobre esta base, la ulterior elucidación del lugar preciso que ocupa
tar las dificultades que desde el primer momento implicaba delimitar este sistema dentro del sistema más general de los espíritus subjeti-
ese conjunto como un proceso unitario, es decir, como “espíritu vo y objetivo exige así un análisis que sea capaz de integrar los
práctico”, el cual, según el esquema triádico concepto-juicio-silogis- desarrollos de los dos contextos en los que Hegel expone su filoso-
mo, tiene que resolverse prematuramente en el momento de la feli- fía de la voluntad. El presente artículo tiene precisamente por obje-
cidad y no recién –como de hecho lo hace a lo largo de todo ENC– to reconstruir el sistema de la voluntad en la filosofía de Hegel asu-
en el de la voluntad libre. Precisamente esta incongruencia intrínse- miendo e integrando en forma orgánica los aportes de ambas
ca de la sistematización de la voluntad en ENC es lo que resulta al fuentes.11
punto evidente si se la coteja con la que desde el comienzo propo-
ne Hegel en FD, es decir: 1) “impulsos e inclinaciones” (= inmedia-
tez de la determinidad de la voluntad), 2) “libre albedrío” y “felici-
dad” (= momento general de la reflexión de la voluntad respecto
11. Dado que excedería ampliamente los límites propios de un artículo
de su determinidad antes inmediata y de las posteriores mediacio- y, por lo demás, no sería, en rigor, viable en algunos casos particulares, la
metodología expositiva adoptada en este trabajo no es la de una compara-
ción textual de las filosofías de la voluntad de las 15 obras analizadas, sino
10. Cf. V. Hösle, Hegels System. Der Idealismus der Subjektivität und das la reconstrucción de la articulación del proceso volitivo sistemáticamente
Problem der Intersubjektivität, Hamburg, Meiner, 1988, t. 2, pp. 389-395; A. más plausible y consistente sobre la base de las diferentes exposiciones sobre
Peperzak, Hegels praktische Philosophie. Ein Kommentar zur enzyklopädischen el mismo ofrecidas por el propio Hegel. En razón de la mayor coherencia
Darstellung der menschlichen Freiheit und ihrer objektiven Verwirklichung, que ambas obras en último análisis comparten es fundamentalmente la
Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1991, p. 87ss; E. Düsing, exposición de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas de 1830 (= ENC7) y, en
“Zum Verhältnis von Intelligenz und Wille bei Fichte und Hegel”, en F. menor medida, la de los Lineamientos fundamentales de la filosofía del Derecho
Hespe y B. Tuschling (eds.), Psychologie und Anthropologie oder Philosophie (= FD5) –como así también la de las lecciones posteriores sobre filosofía del
des Geistes. Beiträge zu einer Hegel-Tagung in Marburg 1989, Stuttgart-Bad Derecho basadas en éstos, es decir, FD6, FD7 y FD8– la que sirve de hilo
Canstatt, Frommann-Holzboog, 1991, p. 126 (en la nota al pie de página); conductor para dicha reconstrucción; su estructura lógica constituye en
D. Stederoth, Hegels Philosophie des subjektiven Geistes, Berlin, Akademie este sentido el marco general de referencia en el que se integran los desar-
Verlag, 2001, pp. 395-399. rollos de las demás obras analizadas.

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1. La unidad inmediata del espíritu consigo mismo sobre el que el espíritu aplica en cada caso su actividad el que cam-
bia de una forma a la otra. Esta actividad común a la inteligencia y a
Suele creerse, erróneamente, que Hegel, siguiendo en mayor o la voluntad no es sino la actividad esencial del espíritu mismo, es
menor medida el modelo clásico de entender la actividad subjetiva decir, saber (Wissen) o, más precisamente, pensar (Denken).13
de la voluntad, concibe el proceso volitivo como una secuencia de El primer momento del proceso volitivo es el experimentarse
actos de exteriorización de las metas interiores al sujeto.12 Sin embar- inmediatamente el sujeto a sí mismo, es decir, el sentimiento de sí,
go, el fin al que se ordena la actividad de la voluntad en la concep- o, como Hegel prefiere denominarlo, el “sentimiento práctico”.14 El
ción de Hegel no es, en rigor, la acción (Handlung), sino la libertad sentimiento práctico es una modificación o determinación de la
(Freiheit). Mientras la meta de la actividad de la inteligencia es para subjetividad misma, tal como placer y dolor. En cuanto forma espe-
Hegel la comprensión de la realidad mediante la superación pro- cífica de la inteligencia, la forma del sentimiento contiene una
gresiva de la inmediatez y particularidad de las determinaciones determinación que es considerada por el sujeto como una determi-
del objeto inicialmente dado a las formas del sentimiento y la intui- nación en sí misma no-subjetiva, como una determinación que
ción, la meta de los actos de la voluntad es que el espíritu humano solamente es (seiend), como un objeto (Objekt, Gegenstand). En cuan-
llegue a ser libre y soberano frente a sus propias determinaciones to voluntad, por el contrario, la subjetividad se conoce como cuali-
espontáneas, esto es, frente a sus sentimientos e impulsos naturales. ficada y determinada en sí misma; el placer y el dolor son, en efecto,
Ahora bien, esta libertad ante sus propias determinaciones espontá- modificaciones de la subjetividad misma, es decir, desde el primer
neas es alcanzada por el espíritu precisamente en la medida en que momento autodeterminaciones (Selbstbestimmungen). El sentimiento
supera la inmediatez y particularidad iniciales de las mismas. Así,
pues, formalmente considerada la actividad de la voluntad no es
específicamente diferente de la de la inteligencia; es el contenido
13. Cf. ENC7 §442Z: Die Existenz des Geistes, das Wissen, ist die absolute
Form, d.h. die den Inhalt in sich selber habende Form, oder der als Begriff existie-
12. Cf. así, por ejemplo, la interpretación de I. Fetscher, Hegels Lehre rende, seine Realität sich selber gebende Begriff. / ENC6 225: Das Denken als
vom Menschen. Kommentar zu den § 387 bis 482 der Enzyklopädie der philoso- Tätigkeit, wie es nicht als Zweck der Intelligenz ist, ist die geistige reine
phischen Wissenschaften, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, Tätigkeit überhaupt, und das ist die Ansicht, die man durch Erkenntnis des
1970, p. 142-143, 188; 189; 192-193; J. Quillien, “Langage et philosophie du Geistes erhält, daß sie sich als denkend verhält, denkende Tätigkeit ist. / ENC7
langage chez Hegel”, en H. Mouloud (ed.), Les signes et leur intrepretation, §444Z: Beide Weisen des subjektiven Geistes, die Intelligenz sowohl wie der Wille,
Lille, Editions Universitaires, 1972, p. 306; A. Peperzak, Selbsterkenntnis des haben indes zunächst nur formelle Wahrheit. Denn in beiden entspricht der Inhalt
Absoluten. Grundlinien der Hegelschen Philosophie des Geistes, Stuttgart-Bad nicht unmittelbar der unendlichen Form des Wissens, so daß also diese Form
Cannstatt, Frommann-Holzboog,1987, pp . 43-44 y p. 56; W. De Vries, noch nicht wahrhaft erfüllt ist. / FD5 §21A: Der reflektierende Wille hat die zwei
Hegel’s Theory of Mental Activity. An Introduction to Theoretical Spirit, Itha- Elemente, jenes Sinnliche und die denkende Allgemeinheit; der an und für sich
ca/London, Cornell University Press, 1988, p. 199; E. Düsing, “Zum Ver- seiende Wille hat den Willen selbst als solchen, hiermit sich in seiner reinen Allge-
hältnis von Intelligenz und Wille bei Fichte und Hegel”, en F. Hespe y B. meinheit zu seinem Gegenstande – der Allgemeinheit, welche eben dies ist, daß die
Tuschling (eds.), Psychologie und Anthropologie oder Philosophie des Geistes. Unmittelbarkeit der Natürlichkeit und die Partikularität, mit welcher ebenso die
Beiträge zu einer Hegel-Tagung in Marburg 1989, Stuttgart-Bad Canstatt, Natürlichkeit behaftet, als sie von der Reflexion hervorgebracht wird, in ihr aufge-
Frommann-Holzboog, 1991, p. 120 y p. 126, P. Murray, Hegel’s Philosophy of hoben ist. Dies Aufheben aber und Erheben ins Allgemeine ist das, was die
Mind and Will, Lewiston/Queenston/Lampeter, Edwin Mellen Press, 1991, Tätigkeit des Denkens heißt. Das Selbstbewußtsein, das seinen Gegenstand,
pp. 54-55; A. Peperzak, Hegels praktische Philosophie, Stuttgart-Bad Canstatt, Inhalt und Zweck bis zu dieser Allgemeinheit reinigt und erhebt, tut dies als das
Frommann-Holzboog, 1991, pp. 22-23, p. 63 y p. 104; R. Pippin, “Hegel, im Willen sich durchsetzende Denken.
Freedom, The Will”, en L. Siep (ed.), Grundlinien der Philosophie des Rechts, 14. Cf. ENC1 §177; ENC2 §§389-391; ENC3 §§389-390; ENC4 532-535;
Berlin, Akademie Verlag, 1997, p. 47. ENC5 §§471-473; ENC6 244-245; ENC7 §§471-472.

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práctico es la inmediata presencia del espíritu humano para sí momento de ese proceso a la forma del sentimiento, la cual aparece
mismo, su saber inmediato de sí, el espíritu mismo como contenido regularmente a lo largo de la filosofía del espíritu subjetivo justa-
inmediato para sí. Este contenido, a pesar de ser el espíritu mismo, mente como la forma específica de la inmediatez.16 Tomando así
es un contenido que él fortuitamente encuentra (findet) dentro de sí. como marco de referencia la exposición de ENC, los impulsos e in-
Los sentimientos son algo con lo que el espíritu se topa, por así clinaciones pueden ser reubicados como un momento que se deri-
decirlo, dentro suyo de modo análogo a como se topa con los obje- va del sentimiento por el acto de reflexión del sujeto y este acto
tos particulares del mundo exterior; son algo respecto de lo cual el como un punto de inflexión en torno al cual es posible integrar el
espíritu, a pesar de tratarse de él mismo, conoce de forma pasiva y momento mismo del impulso y la inclinación así como el de la sub-
contingente, cuando ellos se le presentan espontáneamente desde jetividad que reflexiona de un modo más coherente desde la pers-
sí. Es precisamente esta pasividad y contingencia del contenido, de pectiva del sistema del proceso volitivo. En efecto, la reflexión del
sí mismo como contenido, lo que el espíritu debe superar. espíritu, su en-si-misma-miento frente a su propia determinidad
inmediata en el sentimiento, se presenta tras este reordenamiento
como el extremo “subjetivo” de su resultante autoescisión, en la
2. La autoescisión del espíritu y las sucesivas síntesis de los dos extremos medida en que allí el espíritu queda cualificado como subjetividad
resultantes enteramente formal, como voluntad que reflexiona abstractamente
en sí misma (reflektierender Wille),17 mientras que en el extremo “ob-
El juicio real del espíritu jetivo” su propia determinidad, antes sólo espontánea y singular,
queda incipientemente universalizada,18 puesto que la reflexión res-
El primer momento en la fase de superación de este estado de la pecto del sentimiento implica la idealización del contenido de éste
subjetividad es su re-flexión por la que se distancia y diferencia abs-
tractamente de su propia determinación, de sí misma como deter-
minidad inmediata. El sentimiento práctico es la unidad inmediata
de la subjetividad consigo misma. Desde el momento, pues, que se 16. Cf. en este sentido ENC7 §446A y §446Z.
trata de la subjetividad determinada como tal y, por tanto, concre- 17. Cf. ENC2 §395, ENC5 §477; ENC6 256; ENC7 §476; FD1 219 (§11); FD3
§9; FD5 §14; FD6 §14. Dado que la voluntad reflexiona en sí misma no sólo
ta y real, este diferenciarse es su auto-diferenciación, es decir, su
1) respecto del sentimiento práctico, sino luego también 2) respecto de los
autoescisión o juicio real (reelles Urteil).15 En la disolución de la uni-
impulsos e inclinaciones cuando transita al impulso a la felicidad, y más
dad inmediata del sentimiento de sí es, en efecto, el sujeto viviente, tarde nuevamente 3) respecto de éste al elevarse a voluntad libre, el mo-
concreto y singular, el que se escinde y dirime (cf. ur-teilt) a sí mento de su reflexión reaparece una y otra vez a lo largo del proceso voli-
mismo en sí mismo. tivo, por lo cual aquello que Hegel denomina “voluntad reflexionante” es
Dado que la forma del sentimiento práctico es propia sólo de por momentos una reflexión posterior a la actual respecto de su total inme-
ENC y no aparece en los textos de FD, en los que el primer mo- diatez en el sentimiento práctico; cf. así la “voluntad reflexionante” de FD8
mento de la voluntad lo conforman recién los impulsos e inclina- 130, donde se trata ostensiblemente de la segunda reflexión de la voluntad
ciones, se plantea aquí una divergencia de relevancia para la re- frente a los impulsos e inclinaciones.
18. Para esta reestructuración donde la reflexión de la voluntad disgre-
construcción de la articulación sistemática del proceso volitivo. La
ga su unidad inmediata para quedar disociada en dos polos, uno subjetivo,
exposición de ENC resulta ser en este tramo del proceso volitivo
puramente abstracto y formal, y otro objetivo, en el que el contenido es
más matizada y precisa que la de FD, ya que coloca como primer idealizado y universalizado, nos basamos en el momento análogo de la
dirención (Diremtion) en el proceso del espíritu teórico (cf. ENC7 §448). Esta
lectura es expresamente confirmada por FD6 §14: 1. natürlicher Wille, 2.
15. ENC2 §392; ENC4 537; ENC5 §474; ENC6 251; ENC7 §473. reflektierender Wille. (...) So entfernt sich in der Reflexion der Geist von dem, was

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y, en esa medida, su transformación en un deseo más estable y pro- práctico, a determinaciones de sí mismo en cuanto sujeto capaz de
pio de la subjetividad, es decir, en un impulso y una inclinación de elegirlas a partir de sí mismo. La propia determinidad del espíritu
la misma. Estos dos polos del espíritu están ya presentes desde su inmediatamente sentida es enteramente singular y, en cuanto tal,
primera forma de existencia en el sentimiento práctico; en la forma es conocida por el espíritu con excepción de toda otra autodetermi-
del sentimiento de sí prevalece, sin embargo, la singularidad del nación; el espíritu disuelve la unidad simple del sentimiento prác-
espíritu, ya que el espíritu se identifica allí con la mera autocons- tico al idealizar su contenido mediante un acto de reflexión. Recién
ciencia inmediata del contenido que en cada caso siente. En el jui- esta reflexión del espíritu en sí mismo, en su universalidad formal,
cio reflexivo sobre sus sentimientos, el espíritu explicita ahora los y la correlativa universalización del contenido respecto del contex-
dos momentos de sí mismo, de modo que estos momentos, aunque to concreto singular en el que aparece en el sentimiento hacen posi-
son cada uno el espíritu mismo, se contraponen de modo abstracto: ble la representación simultánea de autodeterminaciones diferentes.
por un lado, el espíritu consciente de sí mismo como puro sujeto –o En la exacta medida en que se conoce a sí mismo como subjetivi-
yo (Ich)–19 frente a todo posible contenido; por el otro, el mundo de dad formal frente a la multiplicidad de sus autodeterminaciones, el
los impulsos e inclinaciones, que en este plano le aparecen al yo espíritu puede en adelante elegir cuál de entre todas habrá de satis-
como un mundo cuasi-objetivo, pero que en realidad no son sino facer. El acto de decisión (Beschließen, Entschluß) es precisamente la
sus propios impulsos, es decir, también el espíritu mismo, sólo que primera mediación que tiene lugar entre los dos extremos del espíri-
esta vez como autodeterminación particular que se le contrapone tu que se ha escindido en sí mismo.20 En la medida en que en ella
como puro sujeto. abandona su formalidad vacía y se otorga realidad efectiva (Wir-
klichkeit) en el impulso elegido, en la decisión el espíritu en cuanto
forma deja de ser mera forma y se reespecifica como libre albedrío; en
La primera síntesis del espíritu autoescindido: la decisión del libre contrapartida, el contenido del impulso y la inclinación es en la
albedrío decisión redeterminado como lo propio (seinig) del espíritu que se
decide por él.21
A la autoescisión de la subjetividad determinada en sí misma Ahora bien, a pesar de la mediación que tiene lugar, en la deci-
por sus sentimientos siguen progresivas mediaciones de los dos
extremos resultantes, esto es, mediaciones entre el sujeto como
puro yo y sus impulsos, o, desde otra perspectiva, entre la forma y
20. Los aspectos sistemáticos de la decisión son expuestos por Hegel con
el contenido. En estas sucesivas mediaciones, el espíritu, que ha más claridad en FD que en ENC: FD1 221 (§13); FD2 §5; FD3 §9A; FD5 §13,
tomado ya consciencia de su propia formalidad al retraerse frente §13A, §16; FD6 §13, §15; FD7 §12 (cf. ENC1 §176; ENC2 §398; ENC5 §§479-
al conjunto de sus contenidos sensibles, va reduciendo a éstos a 480; ENC6 256); sin embargo, es en la Enciclopedia de 1830 (ENC7 §478),
determinaciones de sí mismo en cuanto forma devenida para sí, es donde, tras una larga serie de reubicaciones llevada a cabo en las obras
decir, a diferencia de lo que sucede en la forma del sentimiento anteriores, Hegel logra finalmente ofrecer la forma más coherente de arti-
cular e integrar el momento de la decisión en el sistema de la voluntad, a
saber: como la primera mediación entre la forma (la voluntad reflexionada
en sí misma, el yo) y el contenido (los impulsos e inclinaciones) luego del
er als natürlicher, sinnlicher ist. Indem ich über eine Anschauung nachdenke, so juicio real del sentimiento práctico. En cuanto a la pasión (Leidenschaft) y el
bin ich nicht mehr anschauend, und es ist eine Trennung. 1. ist die Anschauung interés (Interesse), se trata propiamente de cuasi- o pseudo-mediaciones
von mir, 2. bin ich auf mich bezogen, nicht mehr bei der Anschauung unmittelbar, internas al momento general de la voluntad natural.
sondern ich für mich. So sind hier 1. die Triebe, 2. ich. Diese Trennung ist nun 21. Cf. ENC2 § 397; ENC3 §394; ENC4 540; ENC5 §479; ENC6 256-258;
das Bewußtwerden. ENC7 §477; FD1 207 (§11), 225-226 (§19); FD2 §7A; FD3 §9; FD4 62-63; FD5
19. Cf. FD1 221 (§12); FD5 §14; FD6 §14; FD8 130. §14A, §15; FD6 §15; FD7 §15; FD8 131. Aunque no se trate, en último análi-

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sión como tal el impulso elegido así como el yo que lo elige persiste de la forma y el contenido (el sentimiento práctico es justamente el
cada uno referido primariamente a sí mismo, dado que en esta fase saber inmediato de esa unidad); sin embargo, en el actual estadio
el espíritu se concibe, por un lado, como una facultad de elección y, de su proceso de autoconocimiento el espíritu se capta a sí mismo
por el otro, como una colección de múltiples deseos, de modo que como escindido: por un lado, pura forma capaz de elección, frente a
para sus decisiones no tiene otro criterio posible más que su propia la cual, por el otro lado, se encuentran los impulsos e inclinaciones,
capacidad de elegir como tal –la forma– o bien cada uno de sus los cuales, sin embargo, no son sino modificaciones del espíritu
impulsos –el contenido. La única realidad efectiva que puede darse mismo. Fragmentado, pues, en sí mismo, el espíritu, que es en sí
aquí el espíritu es, pues, la pura arbitrariedad de la elección misma unidad enteramente concreta, no puede buscar su propia satisfac-
como tal –la libertad consiste en hacer lo que se quiere– o bien la ción en cuanto esa totalidad concreta más que optando unilateralmen-
satisfacción puntual de cada uno de sus impulsos particulares –el te o bien por su propia formalidad vacía o bien por alguno de sus
hedonismo craso del deseo que exige su propia satisfacción. En múltiples deseos. Este intento que el espíritu hace por satisfacer su
efecto, desde el momento que el sujeto se concibe como una forma propia necesidad como un todo mediante la satisfacción de tan sólo
referida a sí misma y como tal vacía, esto es, como pura capacidad uno de sus extremos particulares –el espíritu en cuanto forma o el
de elección o libre albedrío, cada uno de sus impulsos persiste tam- espíritu en cuanto contenido determinado– implica un conflicto
bién en su autoreferencialidad particular y, en esa medida, exige insoluble, una contradicción (Widerspruch):23 si satisface la necesidad
para sí mismo su satisfacción como tal, es decir, su máxima satis- particular de sí mismo como forma, el espíritu deja frustradas las
facción. La alternativa para el espíritu es así, por el lado de la for- necesidades de sus modificaciones sensibles, las cuales hacen de él
ma, la arbitrariedad, o bien, por el lado del contenido, la necesidad precisamente un ser singular real; si busca, en cambio, satisfacer a
(Bedürfnis) de cada impulso como tal. La unidad de los dos extre- éstas últimas, esto es, a sí mismo en cuanto determinado, entonces
mos del espíritu autoescindido que tiene lugar en la decisión puede se ve ante la imposiblidad de satisfacer la exigencia absoluta que
por ello ser caracterizada como una mera “síntesis” (Synthese).22
El espíritu es un ser concreto, es decir, una totalidad, una unidad

Gebilde sind noch Synthesen, insofern der Stoff, in dem der subjektive Gehalt
[sich] ein Dasein der Vorstellung gibt, von dem Gefundenen der Anschauung her-
sis, de variaciones de relevancia decisiva, con ningún otra forma es tan kommt. (Cf. también ENC7 §454, §457A, §463).
cambiante Hegel a la hora de conferirle un lugar preciso dentro del proce- 23. En forma análoga a lo que sucederá con el proceso al infinito, en el
so volitivo como con la del libre albedrío. Una vez más es en la última proceso volitivo se plantean, en rigor, dos contradicciones, a saber: 1) la
exposición de la filosofía de la voluntad, es decir, en la Enciclopedia de que se plantea ahora entre la voluntad en cuanto mero libre albedrío y los
1830, donde Hegel parece encontrar el modo más plausible de hacerlo impulsos y 2) la que lo hace luego, por las mismas razones, entre la volun-
desde la perspectiva específica propia de su sistema. Esa variante es la que tad y los impulsos en la forma del impulso a la felicidad. Hegel no distin-
seguimos en este trabajo. gue claramente en su exposición una contradicción de la otra, por lo que
22. Aunque no aparece expresamente en la filosofía de la voluntad, pareciera que se tratara en cada caso de tan sólo una. Es ante todo el análi-
Hegel utiliza la categoría de la “síntesis” en la filosofía de la inteligencia sis comparativo de las distintas obras en las que expone su filosofía de la
precisamente para referirse a aquellas unificaciones en las que persiste el voluntad el que pone de manifiesto en este caso, como luego en el del pro-
carácter dado del contenido y la particularidad de los extremos unificados ceso al infinito, que existen propiamente dos contradicciones. En algunas
no es, en esa medida, superado. Cf. ENC7 §451: Aber indem das Vorstellen obras la contradicción presentada por Hegel es la primera –FD5 §15A, §17;
von der Anschauung und deren gefundenem Stoffe anfängt, so ist diese Tatigkeit FD6 §15–, en otras, en cambio, la segunda –ENC2 §398; ENC3 §398; ENC5
mit dieser Differenz noch behaftet, und ihre konkreten Produktionen in ihr sind §480–; por último, hay obras en las que, sin diferenciarlas explícitamente
noch Synthesen, die erst im Denken zu der konkreten Immanenz des Begriffes entre sí, Hegel menciona ambas contradicciones: ENC7 §478 (1) y ENC7
werden. / ENC7 §456: Diese mehr oder weniger konkreten, individualisierten §480 (2); FD7 §§15-16, §18 (1) y FD7 §20 (2); FD8 133 (1) y FD8 137-139 (2).

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ellas plantean cuando son consideradas en su sola referencia a sí sos a ser elegidos permanecen cada uno, a pesar de su relación con
mismas. El espíritu es en sí una unidad existente de dos términos el otro, referido a sí mismo. En la exacta medida en que en su rela-
que no son sino el espíritu mismo: la forma –el pensar retraído en ción mutua persiste cada uno, no obstante, en su particularidad, el
sí mismo como yo capaz de elegir– y el contenido –las modificacio- sujeto considera, por un lado, a su libre albedrío como ilimitado y a
nes naturales de la subjetividad, esto es, sus impulsos e inclinacio- toda influencia que venga del contenido, es decir, de los impulsos,
nes. Esta totalidad singular o universalidad concreta que es el espí- como heteronomía y, por tanto, como una mengua de la propia
ritu humano no puede saciar sus necesidades en cuanto tal libertad, como “tiranía” de las pasiones; por el otro lado, los impul-
complaciendo sólo uno de sus extremos aislados en su particulari- sos, abstractamente separados del espíritu que se concibe a sí
dad. El intento de hacerlo no puede terminar más que en una desi- mismo primariamente como libre albedrío, persisten también referi-
lusión frustrante, y cada nuevo ensayo que el espíritu emprende dos sólo a sí mismos y aparecen entonces en su constitución misma
bajo estas condiciones resulta, previsible y necesariamente, insatis- como independientes, como cuasi-subsistentes los unos frente a los
factorio, de modo que en su búsqueda infructuosa de satisfacción otros y frente al sujeto y, por tanto, cada uno de ellos también como
el espíritu cae en un círculo vicioso, en un “proceso al infinito” un absoluto que exige para sí mismo su total satisfacción. Esta abso-
(Prozeß ins Unendliche).24 lutización e hipostasiación de los momentos del espíritu tiene por
resultado práctico la frustración de éste, y si el espíritu insiste en
superar esa frustración desde la misma perspectiva y con los mis-
La segunda síntesis del espíritu autoescindido: el impulso a la feli- mos medios, se desencadena entonces, según acaba de exponerse,
cidad un proceso al infinito. En su intento por resolver este círculo vicioso
y la aflicción concomitante, el espíritu reflexiona sobre la multiplici-
En la primera mediación de los dos extremos resultantes de la dad de sus impulsos y sobre la mejor estrategia para lograr su
escisión del sentimiento práctico, forma y contenido, yo e impulsos, mayor satisfacción posible dada la variedad de los mismos y los
se relacionan mutuamente como si se tratara de dos entidades parti- conflictos que ella supone. Mediante esta reflexión, el espíritu gene-
culares. La diferencia abstracta entre forma y contenido significa ra un plan inteligente para la satisfacción armónica de sus impulsos
que tanto el sujeto en cuanto capacidad de elección como los impul- y en esta exacta medida supera la anterior particularidad de los mis-
mos y la de su propia subjetividad como mero libre albedrío. En
efecto, con dicho plan el espíritu introduce una jerarquía y un orden
24. Según se adelantó en la nota al pie anterior, en el proceso volitivo se entre los impulsos y supera así su anterior equivalencia recíproca al
plantean dos procesos al infinito: 1) el que resulta de la relación contradic- mismo tiempo que le ofrece con ello a su facultad de elección una
toria entre el sujeto como mero libre albedrío y los impulsos y 2) el que meta diferente y superior a sí misma y a los impulsos como tales. El
resulta luego de la contradicción entre la voluntad y los impulsos en el programa de una satisfacción armoniosa de los distintos deseos y
marco del impulso a la felicidad. En forma análoga a lo que sucede en el necesidades del espíritu no es sino el ideal de la felicidad.25
caso de la contradicción que les da lugar, Hegel no distingue explícitamen- En la medida en que el espíritu considera a sus impulsos en su
te en su exposición un proceso al infinito del otro, de modo que recién un identidad consigo mismos, y, correlativamente, a sí mismo como
análisis comparativo de sus diferentes textos sobre el proceso volitivo po-
forma abstracta frente a ellos, no trasluce ni por parte de los impul-
ne de manifiesto que se trata propiamente de dos procesos. Así, en ENC7
§478, FD2 §7A, FD3 §9A y FD5 §16 el proceso al infinito expuesto por Hegel
es el primero, es decir, el que se ha planteado ahora entre el mero libre
albedrío y los impulsos, mientras que en ENC2 §398, ENC3 §398, ENC5 25. Cf. ENC2 §§395-396; ENC3 §§396-399; ENC4 542-543; ENC5 §§477-
§480 y ENC6 260-261 se trata, en cambio, del que se planteará más tarde en 478; ENC6 259-261; ENC7 §§478-480; FD3 §9A; FD4 63; FD5 §20; FD6 §20;
el tránsito del impulso a la felicidad a la forma de la voluntad libre. FD7 §20; FD8 134-139.

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sos –el contenido– ni por parte del sujeto –la forma– un criterio que da que el impulso a la felicidad se presenta a primera vista como el
se diferencie de esos momentos tomados en su particularidad y momento en el que el espíritu supera finalmente la particularidad
que pueda así regular en forma orgánica su relación recíproca. La de los dos extremos abstractos en los que se encontraba escindido a
felicidad, por el contrario, es un criterio bajo el cual el espíritu sub- sí mismo desde la disolución de su sentimiento de sí.
sume ahora a un tiempo su facultad de elección y sus diferentes
impulsos. En efecto, la felicidad es una representación universal
(Vorstellung),26 respecto de cuya universalidad el espíritu ordena La persistencia de la contradicción del espíritu autoescindido: la
unos en relación a otros los contenidos de sus impulsos y con ello crítica de Hegel al eudemonismo
también su libre albedrío, puesto que la satisfacción general del
Aunque desde la representación universal de la felicidad el
espíritu es para el libre albedrío un criterio para sus elecciones dife-
espíritu supera, según acaba de verse, la particularidad de los
rente de él mismo como tal, es decir, diferente del puro ejercicio de
impulsos antes referidos tan sólo a sí mismos (y con ello también la
la capacidad de elegir. Cuando para sus decisiones el espíritu con-
del libre albedrío), el objetivo primario que el espíritu persigue
sidera a los impulsos sólo respecto de su satisfacción general
cuando busca ser feliz –o, más precisamente, cuando solamente
subordina tanto a éstos como a su capacidad formal de elegir a la
busca ser feliz– continúa siendo, a pesar de todo, la satisfacción de
meta superior de la felicidad y supera con ello la particularidad
los impulsos mismos. En efecto, a causa de la imposibilidad de
precedente de ambos extremos. En la síntesis de la mera decisión,
satisfacer todos sus impulsos el espíritu desarrolla la representa-
libre albedrío e impulsos, forma y contenido, permanecían referi-
ción de la felicidad simplemente como un plan estratégico para
dos cada uno a sí mismo, puesto que el espíritu no podía sino ele-
obtener la mayor cantidad de satisfacción de sus impulsos que, da-
gir o un momento o el otro. Ahora, en cambio, al ser remitidos a
das las circunstancias, resulta aún posible; en último análisis, pues,
algo diferente de ellos mismos, a una instancia que no es ya ni puro
el criterio de elección del espíritu que busca la felicidad continúa
libre albedrío ni mero impulso, el espíritu supera y trasciende la
siendo la satisfacción de sus diferentes impulsos.28 En su esfuerzo
unidimensionalidad de la anterior identidad de cada uno de esos
por neutralizar el proceso al infinito en el que cae al intentar satis-
momentos consigo mismo: la del libre albedrío, en la medida en
que adecua su decisión a la meta de la felicidad; la de los impulsos,
en la medida en que al elegirlos los subordina a esa meta y desde la
27. Cf. en este sentido ENC6 254-256: Wenn nun der Trieb blind ist, so ist
misma los jerarquiza unos respecto de otros. die Intelligenz nicht blind, das Subjekt, dem diese Triebe angehören, sondern die
El espíritu que aspira a ser feliz no busca propiamente la satis- Triebe in ihrer unbestimmten Mannigfaltigkeit gehören der einfachen Subjekti-
facción de sus impulsos, sino que mediante la satisfacción de una vität des Wollens an, Einem Subjekt, und dieses ist hier als denkendes bestimmt,
selección de los mismos busca su propia satisfacción. Así, la felici- es hat die Form der Allgemeinheit in sich und unter dieser Form verhält es sich
dad es también una autodeterminación del espíritu que pide ser zu den besonderen Trieben. So erscheint es dann zunächst als Wille überhaupt.
satisfecha, es decir, un impulso (Trieb), pero ya no más un impulso Die Triebe und ihr Inhalt haben die Form der Besonderheit für dieses Subjekt, und
concreto y sensible, es decir, natural, sino uno específicamente espi- der allgemeine Trieb des Individuums ist, sich zu befriedigen, nicht nur den Trieb
ritual o racional, ya que en él el espíritu se determina a sí mismo zu befriedigen, sondern sich in dem Triebe. Das ist ein Unterschied zwischen
dem Genuß seiner als dieses Allgemeinen und dem Genuß seiner als dieses
como tal, es decir, como totalidad, como unidad de la forma –el libre
Besonderen. Im Tiere sind die Triebe blind. Das Subjekt aber als Intelligenz steht
albedrío– y el contenido –los impulsos sensibles.27 Es en esta medi- sogleich über seinen Trieben, es will die Befriedigung seiner. / ENC7 §469Z: Das
Weitere besteht g) darin, daß die besonderen Triebe einem Allgemeinen, der
Glückseligkeit, untergeordnet werden. Cf. asimismo ENC4 542.
26. Cf. ENC2 §396; ENC3 §396; ENC4 542; ENC5 §478; ENC6 261; ENC7 28. Cf. ENC2 §396; ENC3 §396; ENC4 543; ENC5 §478; ENC6 261; ENC7
§§479-480; FD5 §20 (FD6 §20); FD8 135. §479; FD5 §20Z; FD6 §20; FD8 138-139.

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facerse a sí mismo como tal, es decir, como totalidad y unidad, me- como, por ejemplo, la mayor intensidad de ciertos impulsos respec-
diante la satisfacción de alguno de sus dos extremos particulares, el to de otros por propensión natural del carácter. Dado que el impul-
espíritu se determina él mismo como un impulso universal a la feli- so a la felicidad no contiene como tal la necesidad peculiar de la
cidad. Autodeterminado como este impulso supera el carácter naturaleza del espíritu, sino sólo la necesidad de una selección
absoluto que tiene cada uno de los dos momentos en los que había arbitraria de sus impulsos naturales, la acción con la que el espíritu
quedado escindido al disolver su inicial unidad inmediata en el supera la inadecuación del mundo exterior a esa necesidad no
sentimiento. Con esto, el espíritu parece superar también su propia supera –o puede no superar– la inadecuación del mundo externo al
disociación en esos dos extremos; sin embargo, cuando concibe el espíritu mismo. Más claramente: no porque el impulso a la felicidad
impulso a la felicidad como su propia esencia, como la vida interna sea como tal satisfecho se satisface con ello también el espíritu. Por
de su subjetividad concreta, el espíritu no logra propiamente resol- esta razón, al no encontrar, pese a todo, el bienestar buscado, el
ver su autoescisión en una unidad entretanto diferenciada en sí espíritu se ve en la necesidad de corregir su representación de lo
misma, ya que a pesar de que bajo el impulso a la felicidad son que debe satisfacerlo como tal y de acomodar una y otra vez me-
subsumidos tanto el libre albedrío como los impulsos y, en esa diante una nueva acción la realidad a cada nueva representación
medida, el espíritu se comporta allí como un todo unitario, la sub- corregida de la felicidad. La acción del espíritu que toma al impul-
sunción de estos extremos no implica, sin embargo, su mediación a so a la felicidad por su propia esencia no puede así tener por resul-
nivel de su constitución misma. En efecto, en el impulso a la felici- tado más que un continuo desencanto y frustración, y esta frustra-
dad el momento del contenido permanece, en última instancia, ción, al exigir nuevas acciones que deben finalmente satisfacer al
referido a sí mismo, puesto que son los impulsos los que allí deter- espíritu, desata una vez más, por la contradicción persistente, un
minan todavía desde sí al momento de la forma, es decir, a la capa- proceso al infinito.30
cidad de elección, la que persiste correlativamente también en su
particularidad. El espíritu que se identifica con el impulso a la feli-
cidad no logra, pues, resolverse en una totalidad concreta y perma- 3. La restitución de la unidad concreta del espíritu mediante su autocom-
nece todavía fragmentado en sí mismo. prensión: la voluntad libre o “espíritu libre”
Si desde el actual punto de vista de su autoconocimiento el
espíritu se decide a actuar e intenta a través de sus acciones satisfa- El espíritu genera la representación de la felicidad en un intento
cerse a sí mismo, satisface ulteriormente sus impulsos, pero no por salir del callejón sin salida en el que termina cuando pretende
necesariamente a sí mismo mediante esa satisfacción, dado que la hallar su propia satisfacción en la satisfacción unilateral de uno de
combinación de impulsos que de hecho satisface no corresponde los dos polos en los que se ha escindido. Sin embargo, al concebir
–o, más precisamente, puede no corresponder– a su propia naturale- su esencia como impulso a la felicidad el espíritu vuelve a caer en
za, la cual incluye en una totalidad orgánica tanto a los impulsos el mismo problema que cuando se concibe como puro poder de
como al libre albedrío.29 La representación de la felicidad implica la elección frente a una multiplicidad de impulsos completamente
satisfacción de un grupo de impulsos cuyo criterio de selección y particulares, a saber: en un proceso al infinito que resulta de la
de jerarquización dentro de ese grupo no es la naturaleza misma imposibilidad de satisfacerse a sí mismo mediante la satisfacción
del espíritu, sino un principio en última instancia fortuito y casual, de las necesidades de sus impulsos tales como ellas se presentan
desde sí.
En FD, donde el proceso volitivo observa la tríada concepto-jui-
29. El conjunto de impulsos que el espíritu satisface en esta fase de su
autoconocimiento puede corresponder de hecho, es decir, de un modo
casual, a su verdadera naturaleza. 30. Cf. lo dicho en la nota al pie nro. 24.

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cio-silogismo y el momento de la voluntad libre ocupa el puesto tad y el deber? ¿Cuál sería, por lo demás, la fuente que según esto
del silogismo, el impulso a la felicidad pertenece expresamente al determinaría y legitimaría el contenido de éste último, es decir, los
momento general del juicio y la escisión del espíritu. La insuficien- deberes concretos a ser cumplidos por el sujeto? Ahora bien, el
cia lógica de la forma de la felicidad es con ello manifiesta: su uni- traslado del momento de la voluntad libre a la filosofía del espíritu
ficación de los dos extremos del espíritu autoescindido es, al igual subjetivo en la Enciclopedia de 1830 arroja luz tanto sobre la deduc-
que la de la mera decisión, todavía una síntesis en el elemento de la ción de la voluntad libre –aquí el “espíritu libre”– a partir del
reflexión, en la que la particularidad de los miembros de la unidad segundo proceso al infinito desatado por el pseudo-silogismo del
no es propiamente superada en la intermediación de un verdadero impulso a la felicidad como sobre la subsiguiente deducción del
silogismo. En ENC, por el contrario, el proceso de la voluntad, espíritu objetivo. Esto es particularmente válido en lo que respecta
según se adelantó, concluye prematuramente en el momento de la a la exposición de suyo inarmónica de ENC, pero lo es en cierta
felicidad. En este contexto no resulta plausible desde el punto de medida también en lo que concierne a la exposición lógicamente
vista lógico la deducción del momento de la voluntad libre, ya que más consistente de FD, puesto que a pesar de que en FD la estruc-
este momento –y con él el espíritu objetivo, al cual la voluntad libre turación del proceso volitivo es más coherente que en ENC, las
da aquí comienzo– parece seguir inmediatamente al proceso al infi- deducciones mismas de sus diferentes momentos, por el contrario,
nito que genera el impulso a la felicidad. No es, pues, extraño que suelen ser –debido quizá al carácter más conciso de la exposición–
desde estas premisas el paso del momento de la felicidad al de la menos patentes y accesibles que lo que lo son en ENC. El desplaza-
voluntad libre haya sido a veces interpretado en la literatura espe- miento del momento de la voluntad libre a la filosofía del espíritu
cializada sobre esta sección del sistema hegeliano como una suerte subjetivo deja justamente en claro que la realización del deber no es
de cambio brusco de perspectiva, según el cual el espíritu, debido la respuesta que ofrece el espíritu al problema de la continua desi-
al carácter infructuoso e inútil de la búsqueda de la felicidad, re- lusión a la que está condenado si busca su felicidad en la mayor
nunciaría a la misma para así, habiendo dejado a un lado su deseo satisfacción posible de sus múltiples impulsos. Ese traslado explici-
de ser feliz, poder elegir su libertad personal y abocarse en adelan- ta más bien que el momento que sigue al proceso al infinito desen-
te a la realización del “deber” (Pflichten).31 Con este cambio impre- cadenado por el impulso a la felicidad se mantiene en la misma
visto nos encontraríamos de hecho ya en el punto de vista del espí- perspectiva que la del “espíritu como tal”,32 última forma general
ritu objetivo, que es, en efecto, el de los derechos y deberes del del espíritu subjetivo, es decir, en concreto, que en la medida en
espíritu humano. Sin embargo, semejante “deducción” de la volun- que la voluntad libre o espíritu libre es una forma ulterior de la rea-
tad libre y, con ella, del espíritu objetivo resulta ininteligible: ¿Por lización del concepto del “espíritu como tal” el verdadero sentido de
qué tras la felicidad el espíritu habría de elegir justamente la liber- su deducción ha de buscarse precisamente en ese concepto. Aun
cuando de hecho resuelven el segundo proceso al infinito de la
voluntad, ni el momento de la voluntad libre ni –justamente por-
31. Cf., por ejemplo, D. Maletz, “The meaning of ‘will’ in Hegel’s Philo- que la voluntad libre no lo hace– tampoco el espíritu objetivo sur-
sophy of Right”, Interpretation, 13 (1985), p. 205: Even the maximum levels of
self-control leave one enchained by the fact that any choice one might make is
unsatisfaying, ‘finite’, because the desire can be directed equally to another object.
Let us examine the character of the dissatisfaction more closely. That it must arise 32. La tercera forma del espíritu subjetivo, tras las formas del “alma”
is crucial to Hegel’s case. For he claims to show that no form of the natural will, (Seele) y la “conciencia” (Bewußtsein), es denominada por Hegel simple-
even the most intelligently ordered, can satisfy, and that therefore the will mente “espíritu” (Geist). Para evitar aquí la ambigüedad de este término,
necessarily seeks for something beyond intelligent response to nature. preferimos la fórmula menos frecuente “espíritu en cuanto tal” (Geist als
That something is what he eventually calls ‘right’. Cf. también ibídem pp. solcher –ENC7 §440Z, §441Z, §446Z). Cf. en este mismo sentido la fórmula
207-208. “espíritu en cuanto espíritu” (Geist als Geist) de ENC6 187.

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gen como una solución directa al problema que le plantea al espíri- o el mero ejercicio de la capacidad de elección y pasa a ser su pro-
tu ese proceso. El “espíritu como tal” no es sino el estadio general pia esencia (Wesen) o concepto (Begriff), es decir, más claramente, que
del proceso de autoconocimiento de la subjetividad humana en el la persona humana en cuanto ser individual concreto capaz de decidirse
que ella cobra consciencia de su carácter absoluto, es decir, de que por sus impulsos e inclinaciones se convierta en el principio y meta última
ella es la unidad y totalidad de la subjetividad misma que conoce y de su propia acción.34 Como cualquier otra entidad –una piedra, una
de la objetividad que es conocida. En esta exacta medida, el proce- planta o un animal–, el espíritu humano es un ser concreto, un ser
so al infinito en el que recae la subjetividad que considera el impul- con un conjunto de propiedades que lo especifican a ser tal cual es.
so a la felicidad como su verdadera esencia es tan sólo una conse- En el caso del espíritu, estas determinaciones particulares son ante
cuencia práctica de un modo imperfecto de conocerse a sí misma. todo sus múltiples deseos e impulsos naturales. Para Hegel, la
Precisamente porque el impulso a la felicidad no se identifica con
el espíritu mismo, si el espíritu humano lo concibe a pesar de ello
como su sustancia más propia y busca entonces realizarse a sí mis-
mo satisfaciéndolo, cae en un proceso interminable de frustraciones 34. Cf. en este sentido ENC6 261-262: Dieser [= der Wille] ist in diesem
y renovados intentos de satisfacción; es, pues, cuando desde este Resultat darauf gekommen, die Freiheit zum Inhalt zu haben, sich selbst. Die Frei-
estadio de su conocimiento de sí pasa a la acción que el espíritu se heit ist dazu gekommen, sich selbst zum Zweck zu haben; so ist die Freiheit Idee,
Begriff des Geistes, der zu seiner Realität hat nicht mehr die Unmittelbarkeit,
sume en un proceso al infinito. La insuficiencia que el impulso a la
Trieb, einen Besitz in sich selbst, sondern die Freiheit selbst, sein eigenes Wesen,
felicidad plantea en cuanto forma del “espíritu como tal”, en otros
seinen eigenen Begriff; daß, was hervorgebracht werden soll durch ihn selbst, sein
términos, el verdadero problema que debe aquí ser resuelto, no es, von ihm Gesetztes sein soll, daß dieses zugleich sei das Objektive, die Sache, das
pues, el proceso mismo al infinito, sino su fundamento, es decir, el Substantielle, und die Substanz des Geistes ist die Freiheit. / FD1 207 (§12):
modo deficiente en que se conoce a sí mismo el espíritu cuando Damit aber der Wille wahrhaft und absolut frei sei, kann das, was er will, oder
considera el impulso a la felicidad como su verdadera sustancia a sein Inhalt nichts anderes sein als er selbst. Er kann nur in sich selbst wollen und
la que deben subordinarse el libre albedrío y los impulsos. sich zum Gegenstande haben. Es will also der reine Wille nicht irgendeinen beson-
El tránsito a la voluntad libre o espíritu libre tiene lugar cuando, deren Inhalt um seiner Besonderheit willen, sondern daß der Wille als solcher in
por un acto ulterior de reflexión, el espíritu no se concibe más en seinem Tun frei sei und freigelassen werde oder daß der allgemeine Wille geschehe.
/ FD1 227 (§21): Dem reinen Willen ist es nicht um irgendeine Besonderheit zu
forma fragmentaria como una facultad de elección que se distingue
tun. Insofern dies der Fall beim Willen ist, insofern ist er Willkür, denn diese hat
de los impulsos a ser elegidos ni tampoco como un impulso a su
ein beschränktes Interesse und nimmt ihre Bestimmungen her aus natürlichen
satisfacción armónica y general, sino que se comprende como una Trieben und Neigungen. Ein solcher Inhalt ist ein gegebener und nicht absolut
unidad concreta que incluye todos sus momentos –la capacidad de durch den Willen gesetzt. Der Grundsatz des Willens ist also, daß seine Freiheit
elección, los múltiples impulsos naturales y el impulso a la felici- zustande komme und erhalten werde. / § 482A: Wenn das Wissen von der Idee,
dad– como propiedades de sí mismo.33 Desde el punto de vista d. i. von dem Wissen der Menschen, daß ihr Wesen, Zweck und Gegenstand die
empírico este paso puede parecer trivial, pero es decisivo desde el Freiheit ist, spekulativ ist, so ist diese Idee selbst als solche die Wirklichkeit der
punto de vista sistemático, puesto que con ello el contenido de la Menschen, nicht die sie darum haben, sondern [die] sie sind. (...) Es ist dies Wol-
voluntad deja de ser la necesidad de los impulsos a ser satisfechos len der Freiheit nicht mehr ein Trieb, der seine Befriedigung fordert, sondern der
Charakter, - das zum trieblosen Sein gewordene geistige Bewußtsein. / FD5 §23:
Nur in dieser Freiheit ist der Wille schlechthin bei sich, weil er sich auf nichts als
auf sich selbst bezieht, so wie damit alles Verhältnis der Abhängigkeit von etwas
33. Cf. ENC1 §§179-180; ENC2 §§399-401; ENC3 §399; ENC4 543-544; anderem hinwegfällt. – Er ist wahr oder vielmehr die Wahrheit selbst, weil sein
ENC5 §§481-483; ENC6 261-264; ENC7 §§481-482 (§483); FD1 207 (§12), 226 Bestimmen darin besteht, in seinem Dasein, d. i. als sich Gegenüberstehendes zu
(§20), 227 (§§21-22); FD2 §§6-7; FD3 §7, §10; FD4 64-65; FD5 §§21-27; FD6 sein, was sein Begriff ist, oder der reine Begriff die Anschauung seiner selbst zu
§§21-22; FD7 §21; FD8 139-143. seinem Zwecke und Realität hat.

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esencia de este ser concreto determinado que es el espíritu humano el espíritu es para sí forma universal que –precisamente por ello– se
es precisamente su libertad de elegir sus propias determinaciones, es sabe capaz de elegir por sí misma el contenido que la singulariza.
decir, en otros términos, que, por un lado, sus determinaciones El espíritu que se siente es un sujeto inmediatamente singular; el
sean y permanezcan en todo momento elegibles, y que, por el otro, espíritu que está reflexionado en sí mismo en relación a la totalidad
la capacidad formal de elección no permanezca referida tan sólo a de sus modificaciones sensibles es un sujeto abstractamente univer-
sí misma. A pesar de que los impulsos son las determinaciones que sal; el espíritu libre es nuevamente un sujeto singular; su actual sin-
singularizan al espíritu humano y que, en esa misma medida, lo gularidad, sin embargo, implica lo universal, puesto que es la sin-
precisan y delimitan –lo determinan– a ser el ser que es y no otra gularidad del espíritu ya consciente de su formalidad, del espíritu
cosa, sin embargo, no lo hacen constriñiendo, compulsivamente, que ya es libre de elegir las determinaciones que hacen de él un ser
por así decirlo, como sucede en el caso de los demás seres, sino concreto y singular.
que, por el contrario, el espíritu tiene como forma consciente de sí Al concebirse como forma de sus determinaciones naturales y a
la capacidad de elección frente a sus propias determinaciones. éstas como autodeterminaciones de la forma, toda la subjetividad
Dicho de otro modo: tratándose del espíritu sus determinaciones humana, es decir, tanto sus impulsos como su capacidad formal de
no lo determinan, sino que él se autodetermina en ellas. Es, pues, al elegirlos, queda reunida y unificada en un silogismo. En efecto, en
saberse forma en sus propias determinaciones como el espíritu esta autoconsciencia determinada el espíritu se concibe como una
supera finalmente el modo inadecuado de comprenderse que tenía totalidad mediada en sí misma en la que ninguna de sus determina-
hasta ese momento, según el cual se concebía –y consecuentemen- ciones –ni los impulsos ni la facultad de elegirlos– puede ya deter-
te, al actuar, se comportaba– como un ser intrínsecamente disgre- minarlo desde fuera, extrínsecamente. El espíritu que no sólo se
gado, como un conglomerado de determinaciones sin relación recí- concibe como forma pura de saber, sino que además comprende
proca; recién al saberse forma en sus propias determinaciones el sus diferentes determinaciones como particularizaciones de ese acto
espíritu se conoce –y en esa medida, al decidir actuar, puede com- de saber, es decir, desde otra perspectiva, que considera la referen-
portarse– como la unidad y totalidad concreta que él, como todo cia de los impulsos al libre albedrío –su elegibilidad– así como la
ente, es en sí mismo. del libre albedrío a los impulsos como una referencia intrínseca u
El espíritu libre es el que, ya consciente de ser forma universal ontológica es, a diferencia del espíritu que se concibe como mero
respecto de sus modificaciones naturales, reflexiona sobre sí mismo libre albedrío o como libre albedrío que se guía por el impulso a la
movido por la frustración recurrente que le provoca la contradic- felicidad, determinadamente libre, efectivamente libre. El espíritu
ción implicada por esa consciencia y deviene entonces consciente libre es, pues, la subjetividad que se conoce como forma universal y
de que su esencia es precisamente ser algo capaz de elegir lo que lo al mismo tiempo –lo que al sentido común puede parecerle contradic-
determina. La voluntad libre o espíritu libre es así la subjetividad torio– como determinada, es decir, como un sujeto singular y libre.
que está ahora determinada en cuanto forma misma, es decir, en La autoconsciencia de la formalidad del espíritu, por la que se
cuanto saber de su carácter formal –o bien, lo que significa lo mis- pone como libre albedrío, no es sino la autoconsciencia del carácter
mo, en cuanto libre albedrío– con y en la determinación de sus en cuanto tal universal de la actividad misma de saber y una condi-
impulsos. A diferencia de la reflexión puramente abstracta que es- ción necesaria de la sustancialidad del espíritu en relación con sus
pecifica al espíritu como mero libre albedrío en relación a sus de- determinaciones, puesto que es precisamente como actividad de
terminaciones sensibles, en esta reflexión determinada el espíritu se saber que el espíritu es sustancia respecto de ellas. En la autocons-
conoce, al igual que al principio en la forma del sentimiento prácti- ciencia concreta del espíritu por la que se pone como forma en sus
co, como un sujeto singular, es decir, como una unidad de sí mismo autodeterminaciones, es decir, en la voluntad libre o espíritu libre,
y del contenido que lo determina. A diferencia, sin embargo, de lo la actividad de saber puesta ya como tal en su universalidad formal
que sucede en la forma del sentimiento, en esta nueva singularidad se autosingulariza en las determinaciones particulares que son sa-

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358 H. FERREIRO RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA DE LA VOLUNTAD 359

bidas. Esta autoconsciencia significa, por lo demás, que el ser hu- momentos del espíritu humano no manifiestan su función y jerar-
mano tiene como tal una dignididad absoluta e infinita.35 En efecto, quía peculiares dentro del mismo. Al final de su proceso de autoco-
en la medida en que es forma pura (reine Form) y, como tal, indife- nocimiento, el espíritu se comprende como un sujeto singular que
rente respecto de toda determinación particular, la actividad de al mismo tiempo es libre en esa singularidad. El espíritu libre, esto
saber que ha tomado consciencia de su propia formalidad y retorna es, el espíritu que ha llegado a conocer su propia esencia, reconoce
ahora a sus propias autodeterminaciones supera y asume en sí en esta esencia el criterio de jerarquización de sus diferentes deter-
todas las características y propensiones naturales que hacen en minaciones, la verdadera guía para su correcta y ordenada satisfac-
cada caso de la subjetividad un individuo particular y definido. Al ción como momentos o propiedades del espíritu.38 Ahora bien, aun-
final del proceso de su autoconocimiento, la subjetividad humana que ya sepa que su verdadera esencia consiste en ser un sujeto
se transfigura así en Idea (Idee),36 ya que, habiendo superado y asu- singular libre, ello no significa que por eso mismo el espíritu
mido en sí toda particularidad, es –aunque siempre un individuo conozca ya en detalle cuál es el contenido que sus determinaciones
singular concreto– universal e infinita.37 implican en cuanto propiedades de su naturaleza personal. La cons-
Considerados en su pura referencia a sí mismos, los diferentes ciencia del espíritu de ser sujeto singular libre tan sólo implica un
orden determinado para sus impulsos y libre albedrío, esa auto-
consciencia es tan sólo el principio (Prinzip) de la correcta jerarqui-
zación de los mismos.39 La explicitación de este orden y jerarquía,
35. Cf. ENC7 §482A. Véase sobre este particular R. Ferrara, “El `espíritu
en otros términos, la explicitación del orden peculiar de la realidad
efectivamente libre´ y la dignidad infinita del individuo (Enz C480-482)”,
Seminarios de Filosofía (Universidad Católica de Chile), 12-13 (1999-2000), pp.
178-196.
36. Cf. ENC2 §401; ENC3 §399; ENC5 §483; ENC6 262; ENC7 §482, §482A; 38. Cf. ENC7 § 474A: Die formale Vernünftigkeit des Triebes und der Nei-
FD §7, §13; FD4 64; FD5 §21, §24A, §27; FD6 §21; FD7 §21; FD8 139-140.
3 gung besteht nur in ihrem allgemeinen Triebe, nicht als subjektives zu sein, son-
37. Cf. así FD2 §7: Der an und für sich seiende Wille ist wahr und absolut, dern durch die Tätigkeit des Subjektes selbst die Subjektivität aufzuheben, reali-
weil er sich bestimmt, in seinem Dasein, i.e. als sich Gegenüberstehendes das zu siert zu werden. Ihre wahrhafte Vernünftigkeit kann sich nicht in einer
sein, was sein Begriff ist, oder weil der reine Begriff die Anschauung seiner selbst Betrachtung der äußeren Reflexion ergeben, welche selbständige Naturbestim-
zu seiner Realität hat. Er ist frei, weil er sich auf nichts anderes, sondern als mungen und unmittelbare Triebe voraussetzt und damit des einen Prinzips und
unendliche Negativität nur auf sich selbst bezieht. Er ist schlechthin allgemein, Endzwecks für dieselbe ermangelt. Es ist aber die immanente Reflexion des Geistes
weil in ihm alle Beschränkung und Besonderung der Individualität aufge- selbst, über ihre Besonderheit wie über ihre natürliche Unmittelbarkeit hinauszu-
hoben ist, welche allein in dem Gegensatz des Begriffs oder der subjektiven Seite gehen und ihrem Inhalte Vernünftigkeit und Objektivität zu geben, worin sie als
und ihres Gegenstands oder Inhalts liegt. / FD1 207 (§10): Der freie Wille als frei notwendige Verhältnisse, Rechte und Pflichten sind. Diese Objektivierung ist
ist ferner nicht an die Bestimmtheit und Einzelheit, wodurch ein Individuum es denn, welche ihren Gehalt so wie ihr Verhältnis zueinander, überhaupt
sich von einem anderen unterscheidet, gebunden, sondern er ist allgemeiner ihre Wahrheit aufzeigt. Cf. también en este sentido ENC1 §179: Der Geist
Wille, und der Einzelne ist nach seinem reinen Willen ein allgemeines Wesen. muß sich erheben aus der Versenktheit in die Triebe zur Allgemeinheit, so daß die
/ FD3 §10A: Der allgemeine Wille soll der Wille <Aller> Einzelnen seyn, wenn Triebe nicht in ihrer Besonderung für sich als absolute gelten, sondern ihre
er es aber auch nicht ist, so bleibt er dennoch der allgemeine vernünftige Wille, der Bestimmungen nur als Momente der Totalität ihre Stelle und richtigen
Wille an und für sich. Cf. asimismo FD5 §22: Der an und für sich seiende Wille Wert erhalten, wodurch sie von der subjektiven Zufälligkeit gereinigt werden. §
ist wahrhaft unendlich, weil sein Gegenstand er selbst, hiermit derselbe für ihn 180: Die Bestimmungen des Geistes machen seine Gesetze aus. Sie sind aber nicht
nicht ein Anderes noch Schranke, sondern er darin vielmehr nur in sich zurückge- äußerliche oder natürliche Determinationen desselben; seine einzige Bestimmung,
kehrt ist. Er ist ferner nicht bloße Möglichkeit, Anlage, Vermögen (potentia), son- in der alle enthalten sind, ist seine Freiheit, die sowohl die Form als der Inhalt sei-
dern das Wirklich-Unendliche (infinitum actu), weil das Dasein des Begriffs, oder nes Gesetzes ist, das ein rechtliches, moralisches oder politisches sein kann.
seine gegenständliche Äußerlichkeit, das Innerliche selbst ist. También ENC7 39. Cf. FD1 207 (§12): Es will also der reine Wille nicht irgendeinen besonde-
§482A; FD3 §10A; FD6 §22; FD8 140-141. ren Inhalt um seiner Besonderheit willen, sondern daß der Wille als solcher in sei-

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–tanto de la interna del sujeto mismo como de la del mundo exte- por la libertad del espíritu humano lo que constituye propiamente
rior– que corresponde al sujeto como un ser personal libre, define su objetividad.40
un nuevo estadio de desarrollo del espíritu específicamente dife-
rente del anterior, a saber: el estadio de la “realización” u “objetiva-
ción” del espíritu. Esta objetivación del espíritu no debe, sin embar- Recibido el 06/09; aceptado el 09/09.
go, ser primariamente entendida como su exteriorización en sentido
estricto. La realización de la autoconsciencia del carácter personal
del espíritu, en otros términos, la deducción del espíritu objetivo,
consiste en que el espíritu despliegue a partir de ahora las diversas
implicancias de su libertad; así, el espíritu objetivo no consiste pro-
piamente en la ejecución exterior de meros contenidos internos al
sujeto, sino en la explicitación y cumplimiento del peculiar orden
de cosas que corresponde a su naturaleza personal. Aunque nece-
saria, la acomodación de la realidad al sujeto en cuanto persona es
un momento en último análisis subordinado a la explicitación de
ese orden como contenido de su saber y como meta de su posterior
decisión y acción. Para el concepto del espíritu objetivo no importa
tanto que el sujeto obre, sino qué obra. Una meta interna cualquiera
que el sujeto realiza en el mundo exterior no es ya por eso mismo
una forma del espíritu objetivo, sino sólo en tanto y en cuanto ella
corresponde a su naturaleza intrínseca de persona libre. Son las
metas o contenidos mismos, es decir, en concreto, el sistema de
deberes y derechos, de instituciones sociales y políticas implicadas

nem Tun frei sei und freigelassen werde oder daß der allgemeine Wille geschehe.
Die nähere Bestimmung und Entwicklung von diesem allgemeinen
Grundsatze des Willens stellt die Rechts-, Pflichten- und Religionslehre
dar. / FD5 §21A: Dies Selbstbewußtsein, das durch das Denken sich als Wesen
erfaßt und damit eben sich von dem Zufälligen und Unwahren abtut, macht das
Prinzip des Rechts, der Moralität und aller Sittlichkeit aus. / FD5 §34Z: Die
vollendete Idee des Willens wäre der Zustand, in welchem der Begriff sich völlig
realisiert hätte und in welchem das Dasein desselben nichts als die Entwicklung
seiner selbst wäre. Am Anfang ist der Begriff aber abstrakt, das heißt alle Bestim- 40. Cf. FD5 §27: Die absolute Bestimmung oder, wenn man will, der absolute
mungen sind zwar in ihm enthalten, aber auch nur enthalten: sie sind nur Trieb des freien Geistes (§ 21), daß ihm seine Freiheit Gegenstand sei – objektiv
an sich und noch nicht zur Totalität in sich selbst entwickelt. / ENC7 sowohl in dem Sinne, daß sie als das vernünftige System seiner selbst, als in
§482A: Aber diese Freiheit, die den Inhalt und Zweck der Freiheit hat, ist selbst dem Sinne, daß dies unmittelbare Wirklichkeit sei (§ 26). Cf. también en este
zunächst nur Begriff, Prinzip des Geistes und Herzens und sich zur sentido ENC7 §482: Die Idee erscheint so nur im Willen, der ein endlicher, aber
Gegenständlichkeit zu entwickeln bestimmt, zur rechtlichen, sittlichen und die Tätigkeit ist, sie zu entwickeln und ihren sich entfaltenden Inhalt als
religiösen wie wissenschaftlichen Wirklichkeit. Dasein, welches als Dasein der Idee Wirklichkeit ist, zu setzen, – objektiver Geist.

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ESTUDIO CRÍTICO

EL LIBERALISMO AUTORITARIO HEGELIANO O


HEGEL ENTRE HOBBES Y SCHMITT1

Andrés Jiménez Colodrero


Universidad de Buenos Aires
Centro de Investigaciones Filosóficas

RESUMEN: ¿Fue la filosofía política de Hegel propiamente “liberal”? Para


Renato Cristi la respuesta es negativa. Sin ser un reaccionario, Hegel nunca
desarrolló un “liberalismo progresista”, como creen ciertas corrientes contem-
poráneas: más bien se trató de un “liberalismo autoritario” con más énfasis en
la autoridad que en la libertad. Hegel construyó su teoría del Estado con un
monarca de poder absoluto cuya tarea debería ser la de pacificar las tendencias
conflictivas de la sociedad civil. En esta forma, el pensamiento hegeliano se
aproximaría al de las clásicas formulaciones autoritarias de Thomas Hobbes y
Carl Schmitt. Esta tesis de Cristi debe analizarse tanto histórica como concep-
tualmente, en especial con respecto a sus fuentes.

PALABRAS CLAVE: liberalismo autoritario-hegelianismo-principio monár-


quico

ABSTRACT: Was Hegel's political philosophy, in a proper sense, “liberal”?


For Renato Cristi the answer is a negative one. Without being a reactionary,
Hegel never developed a “progressive liberalism”, as many contemporary
interpreters tend to think: instead it consisted in an “authoritarian liberalism”
with a strong emphasis in authority than in freedom. Hegel built his theory of
the state with an absolute power monarch whose task should be to pacify civil
society’s struggling tendencies. By this way, Hegel’s thought will be close of
the classical authoritarian formulations of Thomas Hobbes and Carl Schmitt.
Cristi’s thesis have to be analyzed both historical and conceptual, with special
regard to his sources.

KEYWORDS: authoritarian liberalism-Hegelianism-monarchical principle

1. A propósito de: Renato Cristi Hegel on Freedom and Authority, Cardiff,


University of Wales Press, 2005 (223 pp.).

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“Lo esencial [para Hegel] es proteger a los individuos contra las de Hegel, por consiguiente, estaría más cerca del de Hobbes o
personas privadas y los grupos, pero no contra el Estado. En Hume que del de otros autores clásicos de la Modernidad: incluso
ello reside –junto al rechazo del modelo “atomístico” del voto y la pretensión de hacer de Hegel el “filósofo de la Revolución fran-
de la representación– el límite definitivo de su ‘liberalidad’.” 2 cesa” (J. Ritter) debe ser relativizada ya que ha sido un enconado
adversario de alguien como Fichte, al cual le cabría con más justicia
dicha calificación. Por añadidura, Hegel privilegia la propiedad
La estructura de este libro remite a una serie de artículos publi- privada de una forma que no ha hecho Fichte, continúa Cristi, en
cados por Cristi con anterioridad en prestigiosas publicaciones paralelo a su énfasis en la autoridad:
especializadas, los cuales han sido reelaborados para esta edición.
Se trata de ocho capítulos, complementados con abundantes notas, “Hegel estaba más que dispuesto a defender tanto una concepción
y que refieren a diferentes aspectos de la filosofía política hegelia- absolutista de la propiedad [privada] como una correspondiente con-
na. En obras de este tipo, suele señalarse el problema de la cohe- cepción absolutista de la autoridad pública” (3).
sión de texto y el consiguiente peligro de incurrir en una articula-
ción episódica: nada de eso afecta a este trabajo. Cristi se ha En este sentido, Cristi observa que el pensamiento de Hegel
ocupado de dejar establecido con perfecta claridad cuál es el prin- sigue las líneas maestras de la vía a la Modernidad trazada por la
cipio rector de esta investigación y cuál será el tono general del emergencia del Estado absolutista y su doble carácter de reforza-
escrito. miento del poder público, por un lado, y del acento en la propie-
El objetivo de Cristi es polemizar de forma explícita contra una dad privada y en las relaciones mercantiles de acuerdo al reintro-
corriente interpretativa contemporánea dentro de los estudios ducido derecho romano, por el otro.5 Por ello, sugiere Cristi, no
hegelianos, que postula como una característica fundamental del debe sorprender la admiración hegeliana hacia las “grandes (y
filósofo su “liberalismo progresista” y su consecuente defensa a autoritarias) figuras de la Historia Mundial” tales como Alejandro,
ultranza de la libertad individual. Refiriendo a los trabajos de A. César o un contemporáneo como Napoleón, ya que en el caso de
Patten, P. Franco y K. Westphal,3 Cristi afirma que en la oposición este último la modernización económica capitalista se habría dado
entre autoridad y libertad, Hegel no ha privilegiado la segunda en de la mano de la restauración de políticas autocráticas más propias
detrimento de la primera sino, por el contrario, se ha “…dispuesto del Antiguo Régimen (4).
a llevar al máximo a ambas, pero no por ello puede ser considera- Como se estila en estos casos, Cristi recurre a comparaciones
do como un liberal progresista o de vanguardia” (2).4 El liberalismo

5. Cristi cita aquí el clásico trabajo del historiador marxista Perry


2. Ludwig Siep “Constitution, droits fondamentaux et bien-être social Anderson Lineages of the Absolutist State, London, New Left Books, 1974
dans la Philosophie du droit de Hegel” en Revue Germanique Internationale Nº (hay traducción castellana). El problema del absolutismo, sin embargo, es
15, 2001, p. 195. de naturaleza compleja y la investigación más reciente ha puesto en evi-
3. Alan Patten Hegel’s Idea of Freedom, Oxford, Oxford University Press, dencia el carácter sumamente relativo de tal “absolutismo” tanto en el
1999 (reprint 2005); Paul Franco Hegel’s Philosophy of Freedom, New Haven, aspecto teórico como en el práctico, sus limitaciones y su reducción a ser,
Yale University Press, 1999; Kenneth Westphal “Context and structure of en el mejor de los casos, un programa de hegemonía cultural de los prínci-
Philosophy of Right” en F. Beiser. (ed.) The Cambridge Companion to Hegel, pes con un fuerte componente de cooptación de las élites dominantes por
Cambridge University Press, 1993, pp. 234-269. parte del rey y la corte (Ernst Hinrichs “¿Adiós al absolutismo?” en R. G.
4. Los números entre paréntesis remiten a las páginas de la obra rese- Asch y H. Durchhardt (eds.) El Absolutismo (1550-1700), ¿un mito?, Barcelo-
ñada. Toda otra referencia bibliográfica se indica a pie de página, del na, Idea Books, 2000, pp. 101 ss.; cfr. Horst Dreitzel Monarchiebegriffe in der
modo convencional. Fürstengesellschaft, Köln, Böhlau, 1991, tomo I, pp. 84).

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366 A. JIMÉNEZ COLODRERO EL LIBERALISMO AUTORITARIO HEGELIANO 367

con autores contemporáneos de Hegel, por ejemplo Hume, una “Los monarcas alemanes –y no el pueblo– continuaron siendo los suje-
figura muy apropiada porque también se encontraría en él un tos del pouvoir constituant y los representantes personales de la unidad
intento de combinar un naciente liberalismo con ciertas ideas polí- del Estado” (7).
ticas conservadoras. Allí donde Hume es partidario de las civilized
monarchies en las que “gobiernan las leyes, y no los hombres”, el Consecuentemente, el “principio monárquico” presenta una ce-
balance cierra con pérdida en el caso de Hegel, toda vez que se rrada oposición a un elemento tan característico de la tradición
tome en cuenta el análisis de la situación inglesa que se encuentra política moderna como fue la división de poderes y conduce en el
en el tardío artículo sobre el Reform Bill inglés. Como se sabe, Hegel caso alemán al intento fallido de combinar formas constitucionales
rechaza allí la reforma electoral ya que en su visión el propuesto (liberalismo) con soberanía del monarca (conservadurismo) a tra-
sufragio universal no daría más libertad a la sociedad inglesa, rígi- vés de una “solución de compromiso” (Kompromiß) (8).7 Aun cuan-
damente polarizada en su estratificación social. Para Cristi, este do estas afirmaciones distan de ser ambiguas, Cristi se encarga de
rechazo no es más que un vehículo del temor de Hegel hacia el reafirmarlas al calificar a la monarquía constitucional alemana
igualitarismo y el democratismo propios de la revolución francesa: como “seudoconstitucionalismo”, en tanto y en cuanto el programa
precisamente si el Parlamento se convirtiera en la sede de la oposi- de reformas iniciado por el canciller Hardenberg y del cual Hegel
ción antigubernamental (por el ingreso de los partidarios de la fue ferviente partidario, solo pudo emprenderse “bajo el auspicio
soberanía popular), en ese caso soplarían vientos revolucionarios del principio monárquico” (8). De esta forma se presenta el objetivo
para el país británico (6). La solución que Hegel vislumbra es, principal de la obra, que no es otro que marcar la distancia entre el
según Cristi, la del reforzamiento autoritario de la autoridad políti- constitucionalismo liberal europeo y la variante que erróneamente
ca a través del “principio monárquico”, en razón de que sería sólo se le atribuye a Hegel por los autores discutidos por Cristi. Toman-
la reforma implementada por la Corona la que podría hacer evolu- do como elemento de comparación la doctrina francesa de Benja-
cionar sus instituciones –basadas en el “principio inglés de lo posi- min Constant,8 la tesis reza:
tivo”–6 hacia los principios de lo que Hegel llama “libertad real”
(reelle Freiheit). La preferencia de Hegel por el principio monárqui-
co será un rasgo distintivo dentro de la lectura que Cristi ejerce
7. Las referencias son aquí a Stefan Korioth, sobre la división de pode-
sobre la filosofía política del autor de la Filosofía del Derecho: sólo la
res, y a Ernst Rudolf Huber, en cuanto a la especificidad del carácter cons-
amplia atribución de facultades políticas al monarca podrá contra-
titucional del Reich alemán. Ambas indicaciones (pero en especial la de
pesar y serenar las fuerzas centrífugas que genera la sociedad civil Huber) generarán algunas dificultades en la argumentación de Cristi. En
(7). La referencia al contexto de la época es aquí ineludible y Cristi cuanto a Korioth, quien ha defendido la posibilidad de combinación de la
intenta mostrar la deuda hegeliana con el mismo, en particular división de poderes con el principio monárquico, Cristi lo cita en la intro-
esquematizando la differentia specifica del constitucionalismo ale- ducción (7) para luego insistir en la opinión contraria en reiteradas ocasio-
mán con respecto a sus homólogos europeos: nes (114, 151); cfr. Stefan Korioth “Monarchisches Prinzip und Gewalten-
teilung – unvereinbar?” en Der Staat 37 (1998), pp. 53-55. La expresión
Kompromiß es usada por Huber (en un largo artículo no citado por Cristi)
para desarrollar un análisis diametralmente opuesto al del texto reseñado;
cfr. Ernst Rudolf Huber “Die bismarcksche Reichsverfassung im Zusam-
menhang der deutschen Verfassungsgeschichte” en Th. Schieder y E.
6. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Werke in 20 Bänden, Frankfurt, Suhr- Deuerlein (eds.) Reichsgründung 1870/71. Tatsachen, Kontroversen, Interpreta-
kamp, 1970, vol. 11, p. 89 (se cita como Werke, seguido de volumen y pági- tionen, Stuttgart, Seewald, 1970, pp. 192 ss.
na). Cfr. ídem Schriften zur Politik und Rechtsphilosophie (ed. Georg Lasson), 8. El poder monárquico en Constant sería un “poder neutro” (pouvoir
Leipzig, Meiner, 1913, p. 292. neutre) “intermediario entre los [otros] poderes activos” y con capacidad

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“Al suprimir la soberanía popular, cancelar la separación de poderes y cho natural (1802-3). En efecto, se trataría allí de ciertas prevencio-
resaltar el mismo criptoabsolutismo que nutrió al principio monárqui- nes tanto contra el individualismo de la subjetividad moderna y la
co, de idéntica forma Hegel altera el significado original que Constant libertad plena que reclama para sí, como contra los obstáculos polí-
atribuyó a la monarquía constitucional” (8). ticos a la unidad del Estado que dicha libertad instintiva erige; un
problema especialmente relevante para el caso de Alemania, país
Como se ha dicho, Hegel adhiere expresamente9 a la propuesta que –como expresa la conocida formulación hegeliana– “ha dejado
del Reformpartei y por ello Cristi dedica algunas páginas de su texto de ser un Estado” (11-12). Aun concediendo que el principio de la
a esquematizar el contexto histórico, en especial el programa de subjetividad, cuyo campo de acción tiene que ser –en principio–
reformas prusiano liderado por el mencionado Hardenberg. Para preservado, es una marca imborrable de los tiempos modernos,
establecer (con fundamento histórico) que las concepciones demo- para Cristi Hegel en ambos textos recurre a instancias que remiten
cráticas del canciller no se referían a la dimensión participativa de a modelos premodernos que no operan en base a la libertad de los
los derechos políticos, Cristi recuerda una formulación característi- sujetos. En el primer texto, por el recurso a un “gobierno fuerte-
ca sobre la imposibilidad de la “democracia pura” para el pensa- mente monárquico” capaz de garantizar las libertades civiles y
miento del funcionariado prusiano, ya que Hardenberg habría cuyo líder pueda incluso ejercer como el “conquistador” (asimilado
dicho sobre ella “…la dejaremos para el año 2440” (10). a Teseo, en la figura mitológica elegida por Hegel)10 que evite por
En los vaivenes del enrarecido clima político que siguió a los
Decretos de Karlsbad (1819) y a la “persecución contra los demago-
gos” (Demagogenverfolgung) en Prusia, eficazmente conducida por
el gobierno del canciller, Cristi quiere ver una reafirmación de pen- 10. Werke, 1: 579. Cristi no ahonda ni en el significado de esta sugestiva
figura ni en el contexto de la referencia hegeliana. En cuanto a lo primero,
samientos hegelianos de larga data, ya rastreables en el manuscrito
se ha indagado si Hegel tenía en mente a un personaje histórico (y es ya un
sobre la constitución del Reich (1802) y en el artículo sobre el dere- problema en sí mismo determinar cuál) o un Idealtypus. Sobre la factibili-
dad de un Teseo napoleónico: Wilhelm Dilthey Hegel y el Idealismo, México,
F.C.E., 1944, p. 128; Jacques D’Hondt “Hegel et Napoleon” en H. Ch. Lucas
de nombramiento de los ministros (responsables por el refrendo), creación y O. Pöggeler (eds.) Hegels Rechtsphilosophie im Zusammenhang der europäis-
de pares y disolución de la cámara electiva (Benjamin Constant Cours de chen Verfassungsgeschichte, Stuttgart-Bad Cannstatt, Fromann-Holzboog,
Politique Constitutionnelle, Paris, Guillaumin, 1872, vol. 1, pp. 20 ss.); deta- 1986, pp. 48-60; Jürgen Habermas “Nachwort” en G.W.F. Hegel Politische
llado análisis de los problemas terminológicos y de fondo en la oscilación Schriften, Frankfurt, Suhrkamp, 1966, p. 348. Para una versión austríaca de
entre una monarquía “constitucional” y una “parlamentaria” en Hans Teseo: Franz Rosenzweig Hegel und der Staat, Munich, Oldenbourg, 1920,
Boldt Deutsche Staatslehre im Vormärz, Düsseldorf, Droste, 1975, pp. 142- pp. 125-126; H. S. Harris Hegel’s Development. Toward the Sun (1770-1801),
151; un tratamiento clásico de la doctrina constantiana y sus ambigüeda- Oxford, Oxford University Press, 1972, pp. 468, 472-473. Los partidarios,
des en torno al titular de la soberanía en Heinrich Otto Meisner Die Lehre con matices diversos, de la tesis de un ens rationis son: Otto Pöggeler,
vom monarchischen Prinzip im Zeitalter der Restauration und des Deutschen “Hegel et Machiavel. Renaissance Italienne et Idéalisme Allemand” en
Bundes, Aalen, Scientia, 1969 (1913), pp. 97-109; otra versión no menos clá- Archives de Philosophie 41, 1978, p. 459; Shlomo Avineri Hegel’s Theory of the
sica en Luis Diez del Corral El liberalismo doctrinario, Madrid, CEC, 1984 Modern State, Cambridge, Cambridge University Press, 1972, p. 61. En
(1945), pp. 113-134. cuanto a lo segundo, Hegel hace referencia en el mismo párrafo donde lo
9. En lo esencial por las dos razones que resalta Cristi: por un lado, al menciona a la disposición de ánimo de este “conquistador” para saber
aceptar el nombramiento en la cátedra de Berlín (el centro de la escena sobrellevar, eventualmente, también la misma suerte que Teseo (castigado
político-cultural alemana del momento) y, por el otro, al enviar un ejem- en los infiernos junto a Flegias, un personaje de la Eneida que Hegel ya ha
plar de los Grundlinien a Hardenberg como muestra de su fe en la con- mencionado en textos inmediatamente anteriores; ver Pierre Grimal Diccio-
fluencia entre política y filosofía, materializada en el accionar histórico del nario de Mitología Griega y Romana, Buenos Aires, Paidós, 1981, p. 204) o, sin
canciller. ser tan drástico, a soportar con tenacidad el odio al que se hizo acreedor

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vía violenta la patología social característica de la Modernidad, la poder constituyente a la “soberanía dictatorial de un monarca” con
cual es que en las sociedades modernas, como señala Cristi, “las exclusión del pueblo (16).
personas comunes no consideran el logro de la unidad como su Cristi desarrolla sus argumentos en ocho capítulos, de los cuales
objetivo primordial” (13). En el segundo escrito, los efectos sociales a algunos de ellos –y en razón de cierta reiteración argumentati-
disolventes propios de la mentalidad del bourgeois se resuelven a va–11 será conveniente presentar de forma sintética en las líneas
través de un sistema de mediaciones que vincula las esferas del siguientes; sin olvidar que un texto polémico invita (y no podría
Estado y la sociedad civil, articuladas orgánicamente. En todos ser de otra manera) a una lectura a su vez polémica.
estos casos (y también en el texto sobre la asamblea estamental de En el capítulo 112 se despliegan críticamente los argumentos del
Württemberg de 1817) se observa operando lo que es para Cristi la Hegelsche Mitte, los cuales remiten a la ya vista idea fundamental
marca distintiva de la filosofía política hegeliana: el deseo de de un “filósofo de la libertad” que combina armoniosamente una
“armonizar la defensa simultánea tanto de una sociedad liberal de sociedad civil en todo liberal con un estado dirigido por un “mo-
mercado como de un Estado conservador definido por el principio narca constitucional” (18). Datando el origen de esta interpretación
monárquico” (15). en una famosa formulación de E. Gans,13 Cristi distingue dos lí-
Desde el punto de vista de la “historia de los efectos” (Wir-
kungsgeschichte) existiría también un curioso paralelo entre Hegel y
el príncipe de Hardenberg: Cristi interpreta que así como el canci-
11. Se reiteran estructuras similares con una ligera variación terminoló-
ller fue a su muerte vilipendiado (por motivos diametralmente
gica; ver, por ejemplo, las pp. 92 y 149 (sobre Hobbes).
opuestos) tanto por la reacción conservadora como por el liberalis- 12. “El centrismo hegeliano [Hegelsche Mitte] y el monarca hegeliano”
mo progresista, Hegel al fallecer también dividió las aguas políticas (26-40); este capítulo debe leerse en estricta correlación con el capítulo 6
en un sentido enteramente similar. Si en su momento los “apologis- “La monarquía constitucional de Hegel: más monárquica que constitucio-
tas” hegelianos resaltaron su “liberalismo reformador”, lo que Cris- nal” (109-128).
ti llama Hegelsche Mitte (el “centrismo hegeliano”) ha retomado 13. En su prólogo a la 2da edición de la Rechtsphilosophie de 1833:
contemporáneamente la posta de presentar el sedicente liberalismo “[D]as ganze Werk aus dem einen Metalle der Freiheit errichtet…der
del filósofo como real e incluso, válido para los criterios ético-polí- Freiheit…als von dem einzigen Stoffe dieses Buches…” (Eduard Gans
“Vorrede” en G. W. F. Hegel Grundlinien der Philosophie des Rechts (ed. H.
ticos actuales. Pero esa validez es fundamentada de forma defec-
Klenner), Berlin, Akademie Verlag, 1981, p. 6). Este Mitte contemporáneo
tuosa, como en el caso de A. Wood, ya que al rcordar la inserción
parecería remitir, en la construcción de Cristi, al viejo “centro” hegeliano
hegeliana dentro del proyecto de reformas liberales de Harden- que el pionero artículo (1961) de Hermann Lübbe puso a la luz y cuyo libe-
berg, se olvida (según Cristi) de la gran distancia que separaría ese ralismo yacía sepultado bajo el rótulo genérico de “derecha hegeliana”
“liberalismo autoritario” de los parámetros del actual, en tanto y en (Hegelsche Recht) pero que era perceptible en las figuras del citado Gans, de
cuanto el “principio monárquico” (como se ha dicho) confía el Karl Rosenkranz (mencionado escasamente por Cristi) y de Friedrich Wil-
helm Carové, entre otros (H. Lübbe “Die politische Theorie der Hegels-
chen Rechten” en Politische Philosophie in Deutschland, Munich, D.T.V.,
Munich, 1974, pp. 27-82; cfr. Claudio Cesa “Introduzione” en H. Lübbe Gli
alguien como Richelieu (otro “conquistador”) por su obra a favor del Esta- hegeliani liberali, Roma, Laterza, 1974, passim). Lübbe no pierde de vista los
do francés. Desde ya que Cristi tampoco menciona que dicho Teseo debe- matices del ala derecha, donde existían autores realmente conservadores y
ría sancionar una constitución representativa que articule monarquía con potencialmente combinables con el pensamiento de la Restauración –por
soberanía territorial más asamblea de los estamentos: lo que Hegel llama ejemplo, Carl Friedrich Göschel, como ha mostrado brillantemente Walter
un “sistema de representación” (Werke, 1: 533; cfr. Otto Pöggeler “Hegels Jaeschke (“Urmenschheit und Monarchie. Eine politische Christologie der
Option für Österreich. Die Konzeption korporativer Repräsentation”, Hegelschen Rechten” en Hegel-Studien Band 14, 1979, pp. 78 ss., esp. 103-
Hegel-Studien Band 12, 1977, p. 93 ss.). 106)– ni se engaña sobre la presentación en ciertos aspectos indulgente de

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neas interpretativas dentro de esta corriente hermenéutica. Por un el capítulo 5).16 Coincidente en lo esencial con el principio movili-
lado, una visión que podría llamarse clásica y que remite a la histó- zador de esta corriente, Cristi prefiere en cambio oponerles el –a su
rica defensa contra la acusación hecha a Hegel de ser el filósofo del juicio nada democrático ni republicano– problema de la elección
Estado prusiano,14 operando en diferentes versiones y tamizada hegeliana del “principio monárquico”, cuestión que en Hegel
incluso por diferencias en el espectro ideológico, como en los casos remite en última instancia a su identidad ideológica con el lado
de T. M. Knox, H. Marcuse, G. Lukács y J. Ritter, entre las más más autoritario del reformismo prusiano.
relevantes. En todos ellos rastrea Cristi los hilos conductores que Por otro lado y frente a la anterior, una concepción sostenida
articulan su crítica, a saber, poder del monarca e índices republica- fundamentalmente por K.-H. Ilting y su reconstrucción de las lec-
no-democráticos: si en Knox se abre camino por primera vez la for- ciones orales de filosofía del derecho anteriores y posteriores a la
mulación del “liberal progresista”, en Marcuse y en Lukács se publicación del texto hegeliano en 1821. Partiendo de la tesis de
observa una certeza sobre la inestable combinación de elementos una “acomodación” a los poderes fácticos en el escenario represivo
progresistas y reaccionarios con cierto deficit democrático;15 mien- de los Decretos de Carlsbad (Karlsbader Beschlüße), Ilting percibiría
tras que en Ritter se rescata el valor de la sociedad civil inspirado una discontinuidad en el pensamiento político hegeliano especial-
en la economía política clásica que necesita, sin embargo y en mente en lo referido a un espíritu liberal y republicano tal como
razón de sus tendencias centrífugas, del complemento universali- aparece en las Vorlesungen, dando como resultado un falseamiento
zante del Estado (tesis fundamental que Cristi tratará en detalle en de su doctrina al aceptar el “principio monárquico” y su “absoluto
poder de decisión” (32) en la obra publicada. Oponiéndose a este
rescate del liberalismo hegeliano –no exento de ambigüedades de
algunos de los hegelianos de centro como en el caso de Rosenkranz, quien parte de Ilting (32-33)– Cristi presenta los adversarios del Konti-
ciertamente ha “retocado” (retuschieren) la imagen política de Hegel (pp.
46-47). Sin embargo y en el tema concreto que preocupa a Cristi, Lübbe
considera que Hegel es partidario de una “teoría progresista de la monar-
quía constitucional…que incorpora los postulados del liberalismo”, más 16. Se aprecia ya, sin embargo, que el enfoque de Cristi se remite sólo al
allá de ciertas polémicas específicas (p. 50). Es de lamentar que Cristi no análisis clásico de la relación hegeliana con la economía política que ha
haya retomado estos esclarecedores trabajos de Lübbe y Jaeschke para su propuesto Manfred Riedel en sus artículos (“Die Rezeption der Nationalö-
argumentación. konomie” y “Der Begriff der ‘Bürgerliches Gesellschaft’ und das Problem
14. En la clásica biografía crítica del liberal Rudolf Haym y en la no seines geschichtliches Ursprungs” en Studien zu Hegels Rechtsphilosophie,
menos clásica formulación que figura en la 15ta lección titulada “Prusia y 1969). Se deja de lado el problema del peso de la influencia en Hegel de,
la filosofía del derecho”: “El sistema hegeliano se convirtió en la morada por un lado, James Steuart en los históricos trabajos de Paul Chamley
científica del espíritu de la restauración prusiana” (R. Haym Hegel und (esencialmente: Economie politique et philosophie chez Steuart et Hegel, Paris,
seine Zeit, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1962 (1857); pp. Dalloz, 1963, esp. pp. 190 ss.) y de, por otro lado, la gravitación del “Scot-
359, cfr. 357-391, passim). tish Enlightenment” en sus años de formación tal como ha mostrado la pre-
15. Sobre la (raramente tratada) cuestión de la democracia y Hegel, cisa reconstrucción de Norbert Waszek The Scottish Enlightenment and
Cristi no ha tenido en cuenta el sagaz análisis de Albrecht Wellmer en sus Hegel’s account of “civil society”, Dordrecht, Kluwer, 1988, esp. pp. 101-141.
estudios “Modelos de libertad en el mundo moderno” y “Derecho natural En lo tocante a Adam Smith, la investigación reciente ha mostrado como el
y razón práctica” ambos en su Finales de partida: la modernidad irreconciliable, Smith de las Lectures on Jurisprudence (1762-1764) no sería refractario a cier-
Madrid, Cátedra, 1996, pp. 41-76, 115-171; tampoco la tesis doctoral de ta intervención selectiva del Estado, coincidente –si no en principio al
Reinhardt Albrecht Hegel und die Demokratie, Bonn, Bouvier, 1978 (intere- menos en objeto (mercado, abundancia, seguridad pública y limpieza)– con
sante apoyo en la doctrina jurídica de Martin Kriele) ni el sugestivo artícu- la Polizei de Hegel (cfr. Lino Rizzi Eticità e Stato in Hegel, Milán, Mursia,
lo de Carla Cordua “Hegel y la participación política” en Ideas y Valores Nº 1993, pp. 209 ss.; Claudio Ma Aliscioni “Figuras de la economía en Hegel:
100, abril 1996, pp. 19-36. capital, policía e impuestos” en Deus Mortalis Nº 5, 2004, pp. 284-285).

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nuitäts-Argument, esencialmente, R.-P. Horstmann y H. Ottmann; menciones más significativas). Prescindiendo de las diferencias en
pero en el primero de ellos (a diferencia del segundo) Cristi cree cuanto a sus sistemas filosóficos y de la crítica temprana a Hobbes
encontrar una clave afín a su postura en una de las tres “(dis)conti- como representante del derecho natural,21 dos parecen ser los ele-
nuidades” que Horstmann discute:17 mentos centrales que recaba Cristi. Por un lado entonces y en la
línea de lo anterior, la idea de que tanto soberano como Estado
“Horstmann cree que…la continuidad se encuentra confirmada por el “racional” derivan (contradictoriamente) del principio “irracional”
hecho que la concepción de un monarca absolutista no se circunscribe de la particularidad, configurador de la sociedad civil (35); en este
sólo al período de Berlín, sino que se extiende también hasta la época sentido Cristi afirma:
de Jena” (34).18
“De forma similar a Hobbes, la argumentación de Hegel gana acelera-
Esta cita es sumamente significativa, al menos como clave meto- ción a partir de la desintegración social en un escenario con reminis-
dológica del régimen de lectura que ejerce Cristi sobre los textos en cencias del estado de naturaleza” (149).
general. Porque en el pasaje de Horstmann al que hace referencia
Cristi19 ni el adjetivo “absolutista” (absolutist) ni ninguna expresión Sin duda las reminiscencias son al capítulo 13 de Leviathan y su
de valor equivalente son atribuidas al concepto de monarquía imagen de la “guerra de todos contra todos”, y a la vida miserable
constitucional hegeliana. Muy por el contrario: precisamente de los de los hombres en el estado prepolítico.22 Cabría preguntarse en
elementos que según Ilting son prueba de ruptura –contingencia de qué medida y más allá de la terminología hegeliana de ciertos
la personalidad del monarca y ligazón constitucional del mismo– pasajes específicos,23 puede aplicarse a Hegel el dramatismo del
Horstmann brinda referencias (indicativas pero reconocibles) en la estado de naturaleza y, sobre todo, la solución para sus conflictos.
propia Rechtsphilosophie.20 Si citar a Horstmann en este punto espe- Si bien Hegel puede, ciertamente, asumir lo acertado del planteo
cífico le hace un flaco favor al argumento general de un autoritaris- hobbesiano de subsumir la “voluntad particular” a la “voluntad
mo ético-político hegeliano, Cristi muestra un interés explícito por general” bajo leyes de la razón que mantienen el orden público, no
otra cuestión que atribuye a dicho autor: al marcar cierta inconsis-
tencia en la Grundkonzeption hegeliana entre tendencias centrífugas
de la sociedad civil y necesidad de la unidad del Estado (en la per- 21. Como introducción general, ver Norberto Bobbio “Hegel y el ius-
sona del monarca), Horstmann estaría adhiriendo a una “lectura naturalismo” en G. Amengual (ed.) Estudios sobre la “Filosofía del Derecho”
hobbesiana” de Hegel (34). Como se deja ver en el título de esta de Hegel, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1989, esp. pp. 399
reseña, Hobbes es una de las figuras a las que más frecuentemente ss.; Giuseppe Duso “La critica hegeliana del giusnaturalismo nel periodo
Cristi intenta vincular el pensamiento político de Hegel, en diver- di Jena” en ibídem (ed.) Il contratto sociale nella filosofia politica moderna,
Milán, Franco Angeli, 19982, sobre Hobbes pp. 319 ss.; Pierre Garniron
sos pasajes de su libro (92, 117, 119, 123, 145, para citar sólo las
“Hobbes dans les leçons d’histoire de la philosophie de Hegel” en Y.-Ch.
Zarka (dir.) Thomas Hobbes: Philosophie première, théorie de la science et politi-
que, Paris, P.U.F., 1990, reservas y acuerdos pp. 393 ss., 398 ss., respectiva-
17. “La teoría monárquica de Hegel, su postura con respecto a la Revo- mente.
lución Francesa y las afirmaciones del “Prólogo…” (del texto sobre la filo- 22. “[A]nd the life of man, solitary, poor, nasty, brutish, and short”, The
sofía del derecho vis-à-vis el Homeyer-Nachschrift de 1818-1819), Rolf-Peter English Works of Thomas Hobbes, ed. William Molesworth, London, Bohn,
Horstmann “Ist Hegels Rechtsphilosophie das Produkt der politischen 1839-1845, vol. 3, p. 113.
Anpassung eines Liberalen” en Hegel-Studien Band 9, 1980, p. 243. 23. Por ejemplo en la Anmerkung del § 289, donde Hegel habla de la
18. Énfasis añadido. sociedad civil como el “campo de batalla” del interés privado (Kampfplatz
19. Horstmann, op. cit., p. 244. des individuellen Privatinteresses aller gegen alle) o la “arena” o “liza” (Tum-
20. Ibídem. melplatz), cfr. Werke, 7: 457-458.

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aceptará sin embargo la manera en que ello ocurrirá en Hobbes: la ta limitación del poder decisorio principesco que –más allá de
voluntad general se reducirá a la voluntad del monarca y su resul- algunas formulaciones características– resaltaría el anclaje institu-
tado será la denuncia hegeliana del “despotismo consumado” cional y constitucional del pensamiento ético-político hegeliano.29
(vollkommen Despotismus) propio de la doctrina hobbesiana.24 En un Esta tendencia es especialmente notable en las últimas lecciones
documentado trabajo que explora la relación entre ambos filósofos, sobre filosofía del derecho (manuscritos Hotho y von Griesheim);
C. Senigaglia rastrea las referencias hobbesianas en los diferentes allí también se observa una confluencia funcional entre gobierno y
manuscritos de la historia de la filosofía, constatando –con modu- legislatura donde de facto esta última puede ser incluso “gobernan-
laciones diversas– la permanencia de las ideas de ser el “principal te”.30
defensor del despotismo” y de la “predisposición hobbesiana por Las referencias anteriores conducen, a través de las sutilezas y
el poder despótico y por el establecimiento de una autoridad también oscuridades de los textos hegelianos, a poner en entredi-
incontrolada y ‘no responsable’…”.25 Se ve así cómo Hegel favore- cho el “absolutismo” y la omnipotencia legislativa que Cristi le atri-
ce el concepto de monarquía constitucional frente al absolutismo buye a la cima del edificio filosófico-político hegeliano. Pero podrí-
monárquico atribuido a Hobbes; subsiste aquí sin embargo, según an encontrarse otros argumentos, de fuentes contemporáneas a
Senigaglia, el problema propiamente hegeliano (expresado como Hegel que discuten precisamente la limitación no solo institucional
una “subjetividad decisoria” al interior del Estado) de un concepto sino sobre todo filosófica que Hegel pone en la figura del soberano.
de soberanía con origen en Rousseau al cual resulta difícil pensar Los enemigos conservadores de la escuela hegeliana detectaron de
como subordinado a las leyes, en razón de su incondicionalidad.26 inmediato este punto pero, por otra parte, la estrategia de Cristi de
A través de un minucioso análisis histórico de las diferentes ver- no considerar al filósofo como un reaccionario (en la versión clási-
siones de la filosofía del derecho, la autora detecta el surgimiento ca de la crítica de R. Haym) le impide –paradójicamente– analizar
de la noción de responsabilidad ministerial:27 junto a la mediación en profundidad precisamente esos discursos; quizás en ellos puedan
orgánica de otros “órganos, ministros e instituciones” que configu- encontrarse elementos iluminadores, más que en la queja contem-
ra un “proceso decisorio complejo”,28 va tomando forma una cier- poránea sobre los déficits liberales y republicano-democráticos en
los que habría incurrido Hegel. En este sentido, se hace sentir en el
texto reseñado la ausencia de las “denuncias políticas” y las “res-
puestas polémicas” antihegelianas que M. Riedel editara a mitad
24. Werke, 20: 228.
25. Cristiana Senigaglia Il gioco delle assonanze. A proposito degli influssi
hobbesiani sul pensiero filosofico-político di Hegel, Florencia, La Nuova Italia,
1992, pp. 138-139. sione nella ‘Filosofia del diritto di Hegel’” en Filosofia Politica N° 2, diciem-
26. Ibíd., p. 171. bre 1990, pp. 388-389, 391).
27. “Al no ser responsable el monarca sino los ministros, resulta claro 29. Senigaglia, op. cit., pp. 190-191.
que se evita la arbitrariedad [Willkühr], porque aquello que el monarca 30. El paso tiene una indudable resonancia rousseauniana, en la medi-
ordena debe ser refrendado [unterzeichnet] por el ministro”, G.W.F. Hegel da en que el poder legislativo sólo ocupándose de las “cuestiones de Esta-
“Natur- und Staatsrecht nach dem Vortrage des Professors Hegel im Win- do” da expresión a “lo concreto como la actividad [Bethätigung] universal
terhalbenjahr 1818/1819 von G.[Carl Gustav] Homayer” en Karl-Heinz de la vida política” y así se convierte a su vez en parte del gobierno
Ilting (ed.) G.W.F. Hegel. Vorlesungen über Rechtsphilosophie (1818-1831), (G.W.F. Hegel Vorlesungen über Rechtsphilosophie (1818-1831), Stuttgart-Bad,
Stuttgart-Bad, Cannstatt Frommann-Holzboog, 1973, tomo I, p. 333; cfr. Cannstatt Frommann-Holzboog, 1973, tomo 4, p. 699). Es notable que
Senigaglia, op. cit., p. 187. Hegel se preocupa también por impedir el camino inverso al anterior: un
28. El dispositivo consultivo (§ 284) toma a su cargo exclusivo (incluso gobierno que legislara se transformaría en una “pura dominación” (G.W.F.
“monopólico”) la dimensión “cognitiva” o “informativa” de la decisión y Hegel Vorlesungen über Naturrecht und Staatswissenschaft. Heidelberg
es, en cuanto tal, fundamental (Rosamaria Scognamiglio “Sovranità e deci- 1817/18, Hamburg, Meiner, 1983, p. 223).

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de los años ’70.31 El ataque, allí publicado, de K. E. Schubarth es ética del Estado, y ello ocurre porque la autoridad efectiva reside
ejemplificador y no sólo por su férrea oposición anticonstitucio- en la constitución (Verfassung) que se ha desarrollado de acuerdo a
nal,32 sino sobre todo por el tono “teológico-político” de la argu- la Razón y a la “necesidad impersonal”37 (aquí gran influencia de
mentación; en efecto, Schubarth ataca la doctrina hegeliana de la la Escuela Histórica del Derecho). El formalismo de la decisión
“personalidad de Dios” a la cual acusa de panteísta para luego monárquica que implica la conocida frase del “punto sobre la i”38
argumentar analógicamente “en lo político”. Así como la persona- es criticado por Stahl ya que allí la personalidad del monarca care-
lidad creadora divina queda absorbida en la substancia absoluta, ce de poder real39 y sólo opera por la autorización lógica, imperso-
de la misma forma es limitada la personalidad principesca a la nal, de la Razón (substantielle Wille der Weltmacht).40 La figura de
mera función de suscribir los decretos que ha hecho elaborar por Stahl es de gran importancia en razón de que fue el verdadero sis-
sus consejeros, la reducción lisa y llana del monarca a una suerte tematizador del “principio monárquico” en la teoría constitucional
de figura puramente protocolar.33 En la misma vena discurre la crí- alemana del siglo XIX41 y ello sin desconocer en absoluto que
tica de un ex-compañero de ruta como Schelling, quien se levanta Hegel ha utilizado verdaderamente el término sin ser propiamente
contra la absolutización de las instituciones políticas que opera en su creador.42 A pesar de lo anterior, Cristi evita confrontar con su
detrimento de la personalidad y de la interioridad (Innerlichkeit) y
en ello reside, dicho en una formulación célebre, “el gran error de
37 Ibídem.
la época” (que es nada menos que el de la filosofía hegeliana).34
38. Werke, 7: 451.
También un confeso schellingiano como F. J. Stahl desarrolla in 39. Stahl, op. cit., vol. II/2, pp. 244-45. Se trata de una larga nota al capí-
extenso en su voluminosa filosofía del derecho la crítica a Hegel: su tulo sobre la institución monárquica (Das Königthum, §§ 69-79 de la obra)
“filosofía negativa” produce la disolución de la “personalidad de la donde Stahl compendia los argumentos hegelianos de los §§ 279-80. Si
soberanía”35 ya que el monarca es absorbido en la “sustancia”36 bien acuerda con Hegel en que la “personalidad del Estado” (que encarna
el Fürst) descansa básicamente en las instituciones constitucionales (leyes
vigentes y accionar de la administración pública incluidas), esta unbestreit-
31. Manfred Riedel (ed.) Materialien zu Hegels Rechtsphilosophie, Frank- bare Wahrheit no puede privar a la Persönlichkeit des Staates de la “determi-
furt, Suhrkamp, 1975, vol. 1, pp. 209-318. nación material”, de la “producción del contenido” ya que la “personali-
32. K. E. Schubarth “Uber die Unvereinbarkeit der Hegelschen Staats- dad del príncipe”, su “convicción y capacidad”, son factores esenciales en
lehre mit dem obersten Lebens- und Entwicklungsprinzip des Preu?ischen el desarrollo de la “constitución y de la historia de una nación”, así: “…die
Staats” en Riedel, op. cit., p. 263, donde las constituciones son, en el peor Geschichte aber wird durch Persönlichkeiten gemacht” (p. 245).
sentido fáustico, pactos firmados con el Diablo. 40. Ibíd., vol. I, p. 486.
33. Oberzeremonienmeister, el “gran maestro de ceremonias” de la corte 41. Recuerda sus diferencias con las teorías reaccionarias de Adam
real, el encargado principal del ceremonial y protocolo en ese ámbito Müller y Ludwig von Haller, Hartwig Brandt (hrg.) Restauration und Früh-
(Ibíd., p. 254). liberalismus 1814-1840, Darmstadt, WBG, 1979, p. 66; desde el punto de
34. “Aber eben in dieser Vergötterung des Staates zeigt sich diese Phi- vista constitucional, resalta la labor de síntesis del “principio monárquico”
losophie [la hegeliana] als völlig eingetaucht in den grossen Irrtum der con las exigencias liberales de representación nacional, derechos funda-
Zeit.”, F. W. J. Schelling Grundlegung der Positiven Philosophie (Münchner mentales y Rechtsstaat, Michael Stolleis Public Law in Germany 1800-1914,
Vorlesung WS 1832/33 und SS 1833), edición y comentario de Horst Fuhr- New York y Oxford, Berghahn, 2001, pp. 112-113; insiste en el papel fun-
mans, Torino, Bottega d’Erasmo, 1972, p. 235; cfr. Ibíd. “Worte in der dador de Stahl con respecto al “konstitutionelle Konservatismus” y en su
öffentlichen Sitzung der Akademie (am 25. August 1834)” en Schellings acción renovadora frente a las posiciones más extremistas de dicha
Werke, vol. 4 (compl.), pp. 403-04. corriente de pensamiento el extenso texto de Wilhelm Füßl Professor in der
35. Friedrich Julius Stahl Die Philosophie des Rechts, Hildesheim, Georg Politik: Friedrich Julius Stahl (1802-1861), Göttingen, Vandenhoeck &
Olms, 1963 (reprint 18785), vol. II/2, p. 18. Ruprecht, 1988, pp. 356-58.
36. Ibíd. p. 19. 42. “Principio de la monarquía” (Werke, 1: 575); “principio monárqui-

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pensamiento y sólo lo menciona en una nota al primer capítulo de (a la manera del dualismo hobbesiano de estado de naturaleza y
la obra (177).43 Esta nota es interesante porque nuevamente mues- cuerpo político); dicha relación es la “complexio oppositorum de
tra en Cristi una cierta mecánica de trabajo sobre los autores y sus libertad y autoridad distinguida por Schmitt” (169); el Ausnahme-
obras que no siempre conduce a resultados satisfactorios: se recha- zustand como eco del peso distintivo atribuido a la soberanía en
za allí la contraposición (propuesta por E. Kaufmann) entre Stahl situaciones de excepción tanto en Hobbes como en Hegel (192); la
como representante prototípico del principio monárquico y Hegel coincidencia entre Hegel y Schmitt en la idea del monarca como
como partidario del constitucionalismo y la división de poderes. único representante de la unidad del Estado (163); la introducción
Cristi sigue a pie juntillas un conocido opúsculo de H. Heller, facultativa de la distinción schmittiana entre constitución “absolu-
hipercrítico hacia Hegel como teórico del nacionalismo y de la ta” y “positiva” para fundamentar la –en opinión de Cristi– facul-
potencia del Estado;44 esta referencia es discutible toda vez que el tad constituyente del monarca hegeliano (118, 191);46 la calificación
texto de Heller no trata sobre el principio monárquico y ni siquiera al príncipe hegeliano de “tercero superior” (higher third) en detri-
comenta en profundidad a Stahl (al cual cita de primera mano sólo mento de la más liberal de “tercero neutral” (neutral third) que
una vez). Por otra parte, la obra clásica de H. O. Meisner,45 dedica-
da por entero al principio monárquico y que Cristi sí cita, no men-
ciona ni siquiera una vez a Hegel dentro del elenco de autores rele-
vante para dicha doctrina. Este manejo de Cristi –al parecer– poco 46. En el comentario de la nota al pasaje citado, Cristi se permite inter-
pretar la conocida declaración hegeliana del § 273 A de que la constitución
cuidadoso con las obras consultadas, en poco contribuye a fortale-
no debe ser considerada como algo “hecho” (ein Gemachtes), de forma nota-
cer la validez de sus ideas, por muy vehemente y segura que apa- ble: “Dado que en Hegel el término ‘constitución’ es polisémico…tiene que
rezca la expresión de sus puntos de vista. estar pensando aquí en una constitución ‘absoluta’ opuesta a una ‘positi-
Junto a la de Hobbes, Carl Schmitt es la otra figura (ahora con- va’. Sólo la constitución positiva es ‘hecha’ (made) y posee un origen en el
temporánea) sobre la que pendula el pensamiento político hegelia- tiempo…Sólo si Hegel está pensando en una constitución ‘absoluta’, enten-
no según la concepción de Cristi. Las referencias son múltiples y dida como un Estado ya existente…se puede decir que debemos evitar
algunas de ellas un tanto crípticas, sólo reconocibles para quien creer ‘que no existe ya ninguna constitución y que sólo hay una multitud
esté mínimamente familiarizado con la obra del jurista alemán. atomística de individuos reunidos’ (273 A)” (191). El “tiene que estar pen-
Entre ellas: Schmitt ejerce una “lectura hobbesiana” de Hegel (147) sando” (must be thinking) y el “solo si” (only if) discursivamente compelen
a la identificación con las categorías de Schmitt. Lo notable de esta aplica-
que acentúa la distinción y oposición entre sociedad civil y Estado
ción retrospectiva es que en los mismos textos que cita Cristi pueden
encontrarse otras versiones que desmienten esta lectura schmittiana de
Hegel. El propio Hans Boldt, fuente principal histórico-constitucional del
co” (Werke, 7: 474, Vorlesungen über Naturrecht…, p. 225). Sobre el contexto trabajo de Cristi, afirma que la posición de Hegel con respecto a la creación
de origen y difusores (Aretin, Cucumus, Hegel, Heeren, Zacharia, von vía otorgamiento (octroi) de una constitución tiene más en común con la
Mohl, etc.) ilustra Boldt, op. cit., pp. 55 y ss. Escuela Histórica del Derecho –paradójicamente, objeto de las polémicas
43. Es interesante constatar que Stahl no figura en la bibliografía del de Hegel y su escuela– que con el movimiento constitucional de su tiempo,
libro y que, además, en el Index se lo cita como “Stahl, Friedrich von” (sic). de inspiración liberal (Hans Boldt “Hegel und die konstitutionelle Monar-
Notable error que denota con toda probabilidad un conocimiento de chie – Bemerkungen zu Hegels Konzeption des Staates aus verfassungs-
segunda mano de la obra; por otra parte, si bien hizo la apología del prin- geschichtlicher Sicht” en E. Weisser-Lohmann y D. Kohler (eds.) Verfas-
cipio monárquico Stahl estaba lejos de tener un origen noble. sung und Revolution. Hegels Verfassungskonzeption und der Revolutionen der
44. Hermann Heller Hegel und das nationale Machtstaatsgedanke in Neuzeit – Hegel-Studien / Beiheft 42, Hamburg, Felix Meiner, 2000, p. 180-
Deutschland, Berlin, Teubner, 1921, p. 110. Su tesis principal reza: “Denn 181; sobre la distinción schmittiana cfr. Montserrat Herrero López El
Hegel ist genau so weit Idealist, als er Realist ist…” (p. 6). nomos y lo político: la filosofía política de Carl Schmitt, Pamplona, EUNSA,
45. Ver nota 8. 1997, pp. 196 ss.).

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382 A. JIMÉNEZ COLODRERO EL LIBERALISMO AUTORITARIO HEGELIANO 383

habría sostenido Constant (22, 177).47 Se observa una comparativa- liza, pero de manera decididamente crítica: no sólo, para Cristi,
mente alta cantidad de escritos schmittianos citados en la bibliogra- Kervégan es un “apologista liberal de Hegel” sino que (y quizás a
fía, señal de la preocupación nada ocasional de Cristi por este causa de ello) se esfuerza por brindar una concepción novedosa
autor. Muy por el contrario, podría decirse que Cristi ha desarrolla- que “intenta mostrar las limitaciones y distorsiones de la lectura
do un cierto proyecto de teoría constitucional que asocia a Hegel y hobbesiana de Hegel por Schmitt” (146-147). Resulta también de
Schmitt como las dos caras de un mismo fenómeno político con- interés mencionar cómo visualiza Cristi esa estrategia de defensa
temporáneo: el “constitucionalismo autoritario”, del cual Schmitt (147-148). En primer lugar, Kervégan marcaría menos la separación
sería el fundador y Hegel, mutatis mutandis, el precursor.48 Más allá que la interpenetración de la sociedad civil vis-à-vis el Estado y
de esta interpretación, sin duda discutible ya que remite en princi- resaltaría la presencia de dimensiones ético-universales en aquella,
pio al altísimo grado de polémica que ha despertado el jurista de lejos por lo tanto de cualquier reminiscencia del estado de natura-
Plettenberg,49 se observa aquí como en el caso del análisis de la leza hobbesiano.51 En segundo lugar, a través del compromiso
relación Hobbes-Hegel, una cierta ausencia de fuentes secundarias. entre una idea de “representación soberana” (remite a un insight a
El estudio de Jean-François Kervégan50 es el único texto que se uti- todas luces hobbesiano)52 que permitiría al pueblo acceder a su
unidad como tal y la correlativa de una “representación delegada”
que daría lugar –a pesar del rechazo hegeliano a la soberanía popu-
lar– al menos a la expresión orgánica de los intereses sociales. El
47. La referencia es a lo desarrollado esencialmente en Carl Schmitt Der
problema aquí, para Cristi, estaría dado sobre todo en la primera
Hüter der Verfassung, Berlin, Duncker & Humblot, 1996 (1931), pp. 132 ss.;
de forma notable, el intento de –por medio de una progresivamente dimensión: mucho más en la “politización” de la sociedad civil que
ampliada teoría de origen constantiano– hacer del electivo Reichspräsident en la “socialización” del Estado, la mediación dialéctica sería en
de Weimar un “poder neutral, mediador, regulador y preservador” (p. todo fallida. Sin duda no resulta casual que estas argumentaciones
137). La presencia de Constant en el pensamiento schmittiano ha sido tra- se den en el contexto del capítulo dedicado a comentar la crítica del
tada en el largo artículo de Jorge Dotti “Ménage à trois sobre la decisión
excepcional: Kierkegaard, Constant y Schmitt” en Deus Mortalis N° 4, 2005,
pp. 303-379.
48. Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle Vial La República en Chile: teoría y la línea divisoria entre ambos autores no es menos clara: se trata de la idea
práctica del constitucionalismo republicano, Santiago, LOM, 2006, cap. 2: hegeliana de racionalidad que permea tanto el orden ético-político intraes-
“G.W.F. Hegel: precursor del Constitucionalismo Autoritario”, pp. 45-56. tatal como el de las relaciones entre Estados (p. 139, 140).
Este tratado de teoría constitucional fue publicado poco tiempo después 51. Kervégan señala con toda sagacidad que lo que distingue a Estado
del texto reseñado y sigue, casi literalmente, las formulaciones de éste. y sociedad en Hegel “no es tanto la presencia o la ausencia del universal,
49. El peligro de la hipercrítica es tan grande como el de la apología, como las modalidades de la presencia de éste…” (op. cit., p. 221). Cfr. Giu-
como ejemplo de la primera véase Volker Neumann “Introduction: Carl seppe Duso “Tra Schmitt e Hegel: il problema del ‘politico’ moderno” en
Schmitt” en A. Jacobson y B. Schlink (eds.) Weimar: a jurisprudence of crisis, Filosofia Politica Nº 3, diciembre 1994, p. 471.
University of California Press, 2000, pp. 280-289. 52. En el sentido de la teoría de la representación (actor-autor) que
50. Jean-François Kervégan Hegel, Carl Schmitt. Le politique entre specula- Hobbes presenta en el capítulo 16 de Leviathan. Aquí se abre paso la clási-
tion et positivité, Paris, PUF, 1992. En dicho texto se señalan confluencias ca distinción schmittiana entre un mero “agente” (Vertreter) y un verdade-
específicas entre ambos autores, por ejemplo, en cuanto al “realismo” polí- ro “representante” (Repräsentant): no sólo la cuestión (nada innovadora) de
tico (especialmente en el escrito juvenil sobre la constitución imperial) y la suplencia, sino y por sobre todo, el rechazo del mandato imperativo a
partiendo de una justa recuperación de la interpretación hegeliana de Frie- favor de la figura de quien actúa con autoridad, en una relación política
drich Meinecke: la legitimación de la tiranía, el rechazo de la función nor- (Eric Voegelin La nueva ciencia de la política, Buenos Aires, Katz, 2006, pp.
mativa del estado de naturaleza, el derecho de los héroes (Heroenrecht) y la 52-53; Bruno Accarino Representación, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003, p.
desestimación del cosmopolitismo kantiano (pp. 134-140). Para Kervégan 151).

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384 A. JIMÉNEZ COLODRERO EL LIBERALISMO AUTORITARIO HEGELIANO 385

joven Marx a Hegel,53 muestra representativa de lo que G. Marini algún otro de los temas mencionados; para mencionar sólo uno de
ha llamado “el empobrecimiento de la sociedad civil hegeliana en ellos, la insistencia de Cristi en asignar al monarca hegeliano el
sus intérpretes”, es decir, la reducción de todo el ámbito de la socie- sesgo absolutista de un höhere Dritte, en la terminología schmittiana
dad civil a la dinámica centrífuga del “sistema de necesidades”.54 (no libre de cierta ambigüedad, por cierto).58 Se hace sentir aquí
Por el contrario, resulta errado pensar a la corporación, por ejemplo, nuevamente la ausencia de algún otro estudio específico sobre la
como “una mera concesión a la indecisión liberal” (146), ya que Ker- relación Schmitt-Hegel; por ejemplo, uno como el texto de R. Meh-
végan no se engaña sobre el valor –fundamental– de esta institución ring, quien afirma:
de mediación, muy alejada de lo que Hegel llama Zunftgeist:55
“El Presidente de la República [Reichspräsident] no deberá ser, sin
“[L]a justificación de la autogestión de la sociedad civil a través de sus embargo, ningún dictador soberano…el Estado constitucional tampoco
formas institucionales no es simplemente una concesión a las represen- reconoce ningún tercero superior. Recurriendo a Benjamin Constant,
taciones liberales; es la garantía, en las condiciones del presente de Schmitt reafirma que el Presidente de la República sea solamente un
Hegel, de la efectividad racional de lo político”.56 tercero neutral y no un amo [Herr] de la constitución.”59

Según Mehring, circa 1939 Schmitt estaría considerando la filo-


Y en esta constatación coinciden –más allá de la confianza en la
sofía política hegeliana bajo el influjo de Constant y constataría en
viabilidad de la solución hegeliana–diversos autores, configurando
un matiz (incluso una crítica) con respecto a la interpretación de
Cristi.57 La existencia de matices o disonancias podría extenderse a poráneas (como la de Robert von Mohl) presenta la impecable reconstruc-
ción histórica de Domenico Losurdo (ed.) G.W.F. Hegel: Le filosofie del diritto.
Diritto, propietà, cuestione sociale, Milán, Leonardo, 1989, pp. 405-426; una
53. “La crítica de Marx: metafísica no política” (143-159); allí Cristi cri- versión crítica en general que no deja de reconocer el rol de la corporación
tica a su vez al joven Marx por no haberse percatado de la dimensión polí- en la solución del conflicto social dentro mismo de la sociedad civil postula
tica de la opción hegeliana por la tajante división entre sociedad civil y Michael Theunissen “Die verdrängte Intersubjektivität in Hegels Philosop-
Estado: cegado por el furor inspirado en su (por entonces) mentor Feuer- hie des Rechts” en D. Henrich y R.-P. Horstmann (eds.) Hegels Philosophie
bach, Marx se habría conformado con aplicar el método transformativo de des Rechts, Stuttgart, Klett-Cotta, 1982, p. 376 ss.; una investigación sobre el
éste (inversión de sujeto y predicado) y se habría olvidado de “…la nega- origen histórico y los antecedentes de la doctrina hegeliana de la corpora-
ción radical de la democracia implicada en la afirmación del principio ción ofrece con precisa filología Georg Heiman “The sources and significan-
monárquico” (152). Por otra parte, tampoco el democratismo radical de la ce of Hegel’s corporate doctrine” en Z. A. Pelczynski (ed.) Hegel’s Political
Kritik de 1843 es del agrado de Cristi, debido a los tintes antirrepublicanos Philosophy: proble.ms and perspective, Cambridge, CUP, 1971, pp. 111-135.
del proyecto de democracia directa al que allí se alude: “Oder die Wahl ist 58. En 1934, un tercero que “supere”, en una adaptación sui generis de
das unmittelbare, das direkte, das nicht bloß vorstehende, sondern seiende la dialéctica hegeliana, tanto una “idea carente de voluntad (normativis-
Verhältnis der bürgerlichen Gesellschaft zum politischen Staat…In der mo) como una voluntad sin idea (decisionismo), ni derecho sin poder ni
unbeschränkten…Wahl hat die bürgerliche Gesellschaft sich erst wirklich zu poder sin derecho” en un “orden concreto” (konkrete Ordnung) que los
der Abstraktion von sich selbst, zu dem politischen Dasein als ihrem wah- reúna; la distinción entre höhere Dritte y neutrale Dritte es del texto de 1931
ren allgemeinen wesentlichen Dasein erhoben” (Karl Marx “Zur Kritik der sobre el “custodio de la constitución” (Günter Meuter , München, IfS-Uni-
Hegelschen Rechtsphilosophie [Kritik des Hegelschen Staatsrechts (§§ 261- versität der Bundeswehr, 2000, pp. 9-11, 34-35).
313)] en K. Marx y Fr. Engels Werke, Berlin, Dietz, 1988, vol. 1, p. 326). 59. Reinhard Mehring Pathetisches Denken. Carl Schmitts Denkweg am
54. Giuliano Marini “Estructura y significado de la sociedad civil hege- Leitfaden Hegels: Katolische Grundstellung und antimarxistiche Hegelstrategie,
liana” en Amengual, op. cit. p. 242. Berlin, Duncker & Humblot, 1989, p. 148. Cfr. Joseph W. Bendersky Carl
55. Werke, 4: 483. Schmitt teorico del Reich, Bolonia, Il Mulino, 1989, pp. 144 ss.; Carlo Galli
56. Kervégan, op. cit., p. 253. “Strategie della totalita. Stato autoritario, Stato totale, totalitarismo, nella
57. El sorprendente paralelo con algunas propuestas liberales contem- Germania degli anni Trenta” en Filosofia Politica Nº 1, abril 1997, p. 42.

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386 A. JIMÉNEZ COLODRERO

ella el “inicio de una neutralización constitucional del monarca”.60


Más aun, en el texto sobre el parlamentarismo de 1923 donde se
configura una confrontación con los postulados hegelianos, Meh-
ring no vacila en señalar la siguiente opinión de Schmitt:

“Él etiqueta a Hegel, en principio, como un liberal; Hegel sería un sis-


tematizador del debate de los liberales y un partidario del principio
organizacional del derecho público que es la división de poderes
[Gewaltenteilung].”61

Sin duda existen para Mehring puntos en común, en especial


cierta tendencia en Hegel a acentuar el “rol decisorio” del príncipe
que –parecería conceder a Cristi– se manifestaría como la persona-
lidad consumada del Estado vis-à-vis el atomismo del sistema de
necesidades: sin duda de eso se trata el característico pasaje donde
Hegel habla de la soberanía en “situaciones de emergencia” (im
Zustande der Not).62 Pero la marca distintiva de Hegel en ése su
rasgo común con Schmitt es sin duda, para Mehring, el peso decisi-
vo de la “fundamentación metafísica”: descartando toda reminis-
cencia a un filósofo rey, en un Estado organizado el monarca sólo
debe “conducirse de forma racional”, no encarnar la Razón misma
ni ser una potencia absoluta.63 Esta presencia del presupuesto de la
racionalidad operando como núcleo del sistema hegeliano –en la
que coinciden dos autores disímiles pero versados en el pensa-
miento schmittiano como Kervégan y Mehring– marca, al parecer,
un obstáculo insalvable para la asimilación aproblemática que rea-
liza Cristi de las posiciones del binomio Hegel-Schmitt. Por otra
parte, las referencias presentadas también arrojan sombras de duda
sobre el presunto absolutismo del príncipe hegeliano, en tanto y en
cuanto su poder constituyente no sería pensable en el marco de un
“custodio de la constitución”.

Recibido: 05/2009; aceptado: 10/2009

60. Ibíd., p. 149.


61. Ibíd., p. 108.
62. Werke, 7: 444.
63. Mehring, op. cit., p. 118-119.
CRÓNICA

MARIO BUNGE:
SIETE DÉCADAS CON LA FILOSOFÍA

El 21 de septiembre de 2009 Mario Bunge cumplió 90 años. Se-


gún su propio testimonio, publicó su primer artículo sobre filoso-
fía en 1939, de modo que este año también cumple siete décadas
de labor filosófica. Es inusual que una carrera profesional se
extienda por un lapso tan prolongado, pero, sin duda, lo es mucho
más la infatigable actividad desplegada por Bunge y la inmensa
obra escrita en la cual se ha plasmado. Sólo la lista de sus libros
publicados ocuparía varias páginas, y muchas más la de sus artí-
culos y conferencias. Bunge no desatendió ninguna forma de ex-
presión: libros técnicos dirigidos a especialistas, tratados genera-
les, compilaciones de artículos, obras de divulgación, artículos
periodísticos y de revistas no especializadas. Su obra más impor-
tante y ambiciosa es, indudablemente, el Treatise on Basic Philo-
sophy, publicado por la editorial Reidel en 8 volúmenes entre 1974
y 1989. En ella intenta elaborar un sistema completo de filosofía,
que incluye la semántica, la ontología, la epistemología y la ética,
encarnando, así, un espíritu enciclopédico y sistemático que la
mayoría de los filósofos actuales ha abandonado hace tiempo.
A lo largo de toda su vida, Bunge ha elaborado y defendido te-
nazmente una posición realista, tanto en la ontología como en la
teoría del conocimiento. También ha reivindicado los ideales de la
Ilustración y de algunas formas del Positivismo, tanto en la filoso-
fía teórica como en la práctica. Consecuentemente, mantuvo siem-
pre una fe inconmovible en el progreso del conocimiento científico
y en el progreso moral y político de la humanidad. Consideró que
la filosofía debería volverse científica, inspirándose en los métodos
de las ciencias naturales, y se opuso con vehemencia a todo intento
de convertirla en conocimiento a priori o en mero discurso literario.
Además, fue, y sigue siendo, un gran polemista. Desde que en 1944
fundara la efímera revista Minerva, criticó agudamente todas las
tendencias de la filosofía continental en boga desde aquellos tiem-
pos, como la fenomenología y el existencialismo. En años más re-

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)


388 A. CASSINI

cientes, su crítica se ha extendido a las posiciones dialécticas, al CRÓNICA


posmodernismo y a todas las formas de relativismo y anti-realis-
mo. Tampoco aceptó, sin embargo, algunas variantes de la filosofía GREGORIO KLIMOVSKY
analítica, como el análisis del lenguaje ordinario, a las que conside- (1922-2009)
ró una escolástica estéril. Su estilo directo, franco y cortante, en
ocasiones erístico, le ha acarreado, como era de esperar, admirado-
res y detractores. Luego de siete décadas de trabajo ininterrumpi-
do, su actividad, su vitalidad y su espíritu polémico no han perdi- El 19 de abril de 2009 falleció en Buenos Aires Gregorio Kli-
do ni un ápice de su impulso inicial. La Revista Latinoamericana de movsky, a los 86 años de edad. Había nacido en esa misma ciudad
Filosofía, que lo tuvo desde un principio entre sus Consultores y el 18 de noviembre de 1922, hijo de inmigrantes ucranianos que
colaboradores, desea rendir este modesto homenaje al filósofo llegaron a la Argentina a comienzos del siglo XX. En 1941 inició
argentino más destacado del siglo XX. estudios de ingeniería en la Universidad de Buenos Aires, que no
llegó a terminar. Desde 1944, bajo la influencia de Julio Rey Pastor,
Alejandro Cassini se dedicó a la matemática y trabajó como ayudante del célebre
matemático español. Simultáneamente tomó contacto con la filoso-
fía por medio de las lecturas de Bertrand Russell, por quien senti-
ría una gran admiración durante toda su vida. A causa de la lectu-
ra de las obras de Russell su interés se extendió de las cuestiones
puramente lógicas a los problemas de tipo epistemológico y de
fundamentación del conocimiento científico. Poco después, estu-
dió los trabajos de Carnap, y de otros miembros del Círculo de
Viena, lo cual lo llevó a adherir con entusiasmo a las principales
tesis de la filosofía del positivismo lógico. Mario Bunge le hizo
conocer las obras de Karl Popper, sin duda, el filósofo de la ciencia
que ejerció la mayor influencia sobre su pensamiento. Aunque Kli-
movsky, simpatizante declarado del socialismo, no tenía afinida-
des con la filosofía política y social de Popper, aceptó la posición
falsacionista y el criterio de demarcación popperiano entre ciencia
y metafísica, por el cual fue perdiendo interés en tiempos más
recientes, como la mayoría de los filósofos. No obstante, puede
decirse que siempre se mantuvo fiel a la concepción hipotético-
deductiva de la estructura de las teorías empíricas y del método
científico en general.
Klimovsky fue indudablemente uno de los pioneros en la intro-
ducción de la lógica matemática y de la teoría axiomática de con-
juntos en la Argentina. Sus primeros cursos institucionales sobre
este tema los dictó en la Universidad de San Juan en 1955 y en la
Universidad de Rosario en 1956. En 1960 comenzó a enseñar Lógi-
ca y Filosofía de la Ciencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009) Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)
390 A. CASSINI CRÓNICA 391

Universidad de Buenos Aires, hasta que renunció en 1966 como sociales, y Las desventuras del conocimiento matemático (Buenos Aires,
consecuencia de la célebre “noche de los bastones largos”. Luego A-Z Editora, 2005), en colaboración con Guillermo Boido, dedicado
de ejercer la enseñanza en diversas universidades e instituciones a la filosofía de la matemática. Esta trilogía de obras muestra la
privadas, con el retorno de la democracia en Argentina, Klimovsky amplitud de intereses intelectuales de Klimovsky. En verdad, cual-
volvió a la Universidad de Buenos Aires. En enero de 1984 fue quier tema podía despertar su curiosidad, ya que tenía una autén-
nombrado Decano Normalizador de la Facultad de Ciencias Exac- tica pasión por el conocimiento. Un ejemplo de ello es el psicoaná-
tas y Naturales, cargo en el que permaneció hasta diciembre de lisis, al cual hizo aportes relevantes desde el punto de vista
1985. Simultáneamente, retornó a la Facultad de Filosofía y Letras epistemológico y metodológico. Sus numerosos artículos y confe-
como Profesor Titular de Filosofía de la Ciencia e integró la Comi- rencias sobre esta disciplina aparecieron recopilados en dos volú-
sión Nacional para la Desaparición de Personas (CONADEP) cuya menes titulados genéricamente Epistemología y psicoanálisis (Buenos
labor tuvo gran trascendencia para la sociedad argentina. En 1995, Aires, Ediciones Biebel, 2004). Todavía tuvo tiempo de cerrar su
ya jubilado, se lo nombró Profesor Emérito del Departamento de producción dictando su autobiografía, a la que llamó Mis diversas
Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y allí continuó dando existencias (Buenos Aires, A-Z Editora, 2008). En ella reveló algunos
clases de manera ininterrumpida hasta el año 2004, esto es, hasta aspectos poco conocidos de su personalidad, como su interés tem-
los 82 años de edad. Aunque su salud empezó a resentirse, todavía prano por la música y hasta por el espiritismo, asunto en el que no
siguió participando en proyectos de investigación hasta fines de creía, pero tampoco despreciaba.
2006, momento en que se retiró de la actividad pública. Todos los que conocimos a Klimovsky, y pudimos escucharlo
La obra publicada de Klimovsky es tardía y fue escasa antes de disertar en incontables cursos, conferencias y congresos, sentimos
la década de 1990, cuando empezaron a aparecer sus libros de que lo mejor de su pensamiento no ha sido publicado. Sus tres
carácter filosófico. Su primer trabajo importante, que representa a obras sistemáticas, tardíamente editadas respecto del momento en
la vez su única contribución propiamente matemática, es el breve que se las ofreció como cursos, son libros de texto de carácter intro-
libro Tres enunciados equivalentes al teorema de Zorn (Buenos Aires, ductorio, sumamente claro y didácticos, pero no constituyen trata-
1957), editado por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universi- dos de tipo erudito o técnico. Algunas de sus conferencias más
dad de Buenos Aires. Allí probó la existencia de nuevos equivalen- sofisticadas (lo recuerdo probando teoremas originales y sorpren-
tes al axioma de elección, un resultado que tuvo importante reper- dentes) permanecen inéditas y, en muchos casos, no han sido gra-
cusión internacional y que todavía hoy sigue siendo citado. Su badas. Klimovsky fue, ante todo, un maestro de la expresión oral y
primer artículo en una revista profesional de filosofía apareció un docente de cualidades excepcionales. Su memoria prodigiosa le
recién en 1981 (“Tipos de base empírica”, Análisis Filosófico, 1: 59- permitía dictar extensas clases y conferencias sin emplear papeles
69). Hasta ese momento, la obra de Klimovsky se hallaba dispersa ni apuntes. Por esa razón, es probable que no haya dejado muchos
en una multitud de conferencias, actas de congresos y capítulos de escritos inéditos.
libros. En 1994, cuando ya tenía 71 años, publicó su primer libro Klimovsky fue uno de los pocos intelectuales argentinos que
importante como autor: Las desventuras del conocimiento científico. gozó en vida de un amplio reconocimiento académico y social.
Una introducción a la epistemología (Buenos Aires, A-Z Editora), que Recibió varios doctorados honoris causa de diversas universidades
tuvo un inmediato éxito editorial y se reimprimió en numerosas nacionales, así como numerosos premios de instituciones privadas.
ocasiones. Es una amplia obra introductoria a la filosofía general de Los filósofos y académicos lo recordaremos siempre como pio-
la ciencia, producto de sus cursos universitarios, que se utilizó nero de los estudios de Lógica y Filosofía de la Ciencia en toda
ampliamente como libro de texto. A este libro le siguieron La inex- América Latina, y como maestro ejemplar de varias generaciones
plicable sociedad (Buenos Aires, A-Z Editora, 1998), en colaboración de filósofos en Argentina. En círculos mucho más amplios se lo
con Cecilia Hidalgo, dedicado a la epistemología de las ciencias recordará, además, por algunas de sus muchas virtudes: su inteli-

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009) Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)
392 A. CASSINI

gencia penetrante, su firme creencia en la racionalidad y en el pro-


greso científico y moral de los seres humanos, su compromiso con
la democracia y su oposición a cualquier forma de autoritarismo,
su defensa de la educación pública y de los derechos humanos.
Desde la RLF le rendimos también nuestro homenaje póstumo.

Alejandro Cassini

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)


Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

Evanghelos A. Moutsopoulos, Thought, culture, action. Studies in the theory


of values and its Greek sources. Academy of Athens, Center for Research on
Greek Philosophy, Atenas, 2006, pp. 320.

Consagrada al análisis de los el tiempo cualitativo de la ocasión.


valores, esta selección de estudios Es el momento decisivo, crucial, en
de E. A. Moutsopoulos, miembro tanto momento único de decisión y
de la Athens Academy of Sciences, acción, que debe ser analizado de
investiga de un modo completo y modo dinámico, intentando poner
acabado el desarrollo histórico de de manifiesto ese momento preciso
los valores desde su origen en la que marcaría la transición desde la
antigüedad griega hasta la socie- deficiencia al exceso, de modo de
dad moderna y contemporánea. alcanzar el estado óptimo de equli-
Para llevar a cabo su propósito, el brio.
autor reproduce en su obra la En la segunda parte, en la que
estructura del sistema de los valo- se analiza los valores desde una
res tal como él la entiende. Así, perspectiva cultural, Moutsopoulos
bajo el supuesto de que dicho siste- lleva a cabo un recorrido que inten-
ma opera en tres campos –el pensa- ta reproducir y explicar el proceso
miento, la cultura y la acción–, nos por el cual se produce la modifica-
presenta su análisis dividido en ción y generación de sistemas de
tres secciones, cada una de las cua- valoraciones culturales. Así, se
les no sólo se corresponde con una parte de la premisa de que los valo-
perspectiva diferente de análisis, res culturales sufren constantes
sino que además posee un recorri- modificaciones, productos de un
do histórico propio. proceso dialéctico que oscila y se
En la primera parte, se conside- desarrolla entre la diversidad y la
ran los valores desde un punto de unidad de los mismos, mostrando,
vista epistemológico. Allí se hace de esta manera, que la crisis de los
un recorrido por las figuras de Pla- valores (momento en el cual se pro-
tón, Aristóteles, Teofrasto y Gali- duce una cambio radical de mode-
leo, entre otros, intentando poner los tradicionales), son seguidas por
de manifiesto que el kairós es una momentos de integración de los
creación intencional de la concien- mismos.
cia humana que significa mucho No obstante, este proceso dia-
más que el “momento oportuno”, léctico-histórico no es el único por

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009) 393-398


394 COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 395

el cual se van estableciendo los ma sobre el conocimiento humano valioso y recomendable para explo- sólida preparación filosófica y aca-
valores. La tercera parte, dedicada (“irradiación”), el cual es, a su vez, rar estas temáticas. En suma, una démica del autor.
al aspecto práctico, explica el otro atraído por ellos. Asimismo, las lúcida reflexión sobre el concepto Julián Macías
proceso que los constituye. En este disposiciones “kairíticas” del ser de kairós que pone de manifiesto la Universidad de Buenos Aires
punto el autor se refiere a la “dia- humano –el autor se ha dedicado
léctica axiológica” de los valores, extensamente a este tópico, cf. p.e.
un proceso caracterizado por dos su Phenomelogy of Values)– resisten
fases, “irradiación” y “proyección”, el determinismo temporal y lo sus- Wilfried Kühn, Quel savoir après le scepticisme? Plotin et ses prédécesseurs sur
que da cuenta de la relación recí- tituyen por una realidad que, si la connaissance de soi, Paris, Vrin, 2009, 471 pp.
proca entre los valores y el ser bien más rigurosa, también es más
humano. Según Moutsopoulos, es- libre en la medida en que procede
te proceso es de suyo equivalente a de una intencionalidad liberada de La teoría del intelecto, sin duda desarrollos epistemológicos pre-
lo que los pensadores griegos lla- todo conformismo objetivo. uno de los puntos centrales del sis- cedentes. Esto, según el autor,
maron pericrônesis, movimiento de En conjunto, a lo largo de su tema metafísico de Plotino, es tam- explica la gran innovación plotinia-
la conciencia hacia los valores, ex- análisis el autor demuestra buen bién el pilar fundamental para el na, que consiste fundamentalmente
perimentado como un movimiento dominio de las fuentes sobre las establecimiento de una novedosa en la identificación del saber objeti-
de los valores hacia la conciencia: que ha basado su estudio. El reco- concepción del saber. Quel savoir vo con el conocimiento de sí y, por
una vez que el ser humano es atraí- rrido histórico es amplio, Moutso- après le scepticisme? es la pregunta lo tanto, en la reducción de todo
do por ellos, los modifica con su poulos se desplaza desde autores que oficia de punto de partida y saber a un tipo de conocimiento
praxis, al tiempo que modifica el como Platón y Aristóteles hasta que, a lo largo de estas páginas, autorreferencial.
sistema mismo en una realidad Galileo, sin olvidar figuras como guía la reflexión de Kühn sobre la Para el análisis de la epistemo-
actual e histórica. Teofrasto, Proclo y Plotino, armoni- epistemología plotiniana. logía de Plotino, Kühn toma como
¿Son los valores entidades en sí, zando los aportes de cada uno en A diferencia de la visión más hilo conductor el capítulo 5 del tra-
completas y acabadas, o claman una interpretación propia y origi- corriente que considera a Plotino tado V 3 [49], si bien a lo largo de la
por su propia realización? En otras nal. Por todo ello, creemos que la sobre todo como un metafísico, el obra también hace referencia a
palabras, ¿son los valores entidades lectura de este libro resultará edifi- autor nos propone un análisis de la otros pasajes de las Enéadas. Puesto
universales a las cuales pueden o cante para el estudio de la génesis teoría plotiniana del saber conside- que dicho capítulo puede dividirse
no ajustarse las situaciones particu- de los valores, particularmente rada a la luz de toda una tradición en tres secciones, esa tripartición se
lares, o más bien la situación parti- para quienes estén interesados en epistemológica que se remonta a refleja en la parte central del libro,
cular es el modelo, que al generali- el tratamiento del kairós. No sólo Parménides, y que tiene entre sus que se presenta articulada en tres
zarse universalmente refleja esa porque su valor erudito en sí lo representantes más eximios a Pla- partes. A su vez, la cuarta parte
“kairicidad” universal en un kairós amerita, sino también porque tón, Aristóteles y los estoicos, y en- está dedicada a desarrollar las con-
concreto? Esta es la pregunta que Moutsopoulos se ha dedicado lar- tre sus adversarios más temibles, a cepciones sobre el conocimiento de
oficia de hilo conductor a lo largo gamente a esta temática. Diversos Protágoras y especialmente a los sí que establecieron algunos prede-
de todo el estudio y cuya solución trabajos publicados en los últimos escépticos. En efecto, en este exten- cesores de Plotino –Aristóteles,
supera la mera alternativa. Por su años (L’univers des valeurs, univers so y prolijo libro Kühn no sólo nos Alejandro de Afrodisia, y los estoi-
rechazo a todo tipo de subjetivismo de l’homme. Recherches axiologiques, presenta la propia concepción de cos y académicos– que, a diferencia
y objetivismo, el autor adopta una 2005; Structure, présence et fonctions Plotino sino que además se ocupa de él, no identificaron el conoci-
solución que favorece el proceso de du kairos chez Proclus, 2003; Varia- de contextualizarla para mostrar, miento objetivo con el conocimien-
objetivación de los valores, que tions sur le thème du kairos. De Socra- de este modo, cómo su doctrina del to de sí, razón por la cual el autor
estando proyectados (“proyección”) te à Denys, 2002, entre otros) testi- intelecto puede ser vista como un considera fructífero interrogarse
en un campo de objetividad, ejer- monian su dominio de la cuestión intento de escapar a la crítica es- acerca del vínculo que establecie-
cen un tipo de irradiación autóno- y hacen de este texto un trabajo céptica que ha puesto en jaque los ron entre uno y otro.

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396 COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 397

En la introducción, Kühn pone propiamente se da el auto-conoci- señala que esta nueva concepción el autor, sería la fuente de las difi-
en claro qué entiende por “episte- miento en tanto éste se conoce del conocimiento podría satisfacer cultades en la tentativa plotiniana
mología plotiniana” y establece el como conociendo– y la intelección, el criterio escéptico de la claridad: de fundar una epistemología sobre
método interpretativo a utilizar, identificación primordial por la si el intelecto es claro para sí mis- un conocimiento de sí que sea al
que consiste principalmente en cual el intelecto se constituye pero mo y el objeto se identifica con el mismo tiempo conocimiento de los
evaluar la racionalidad de la argu- que parecería producirse por una intelecto, el objeto, es decir el ser, objetos inteligibles.
mentación plotiniana a la vez que vía discursiva (“yo soy la intelec- es claro para el intelecto. La parte final del trabajo está
sus límites, sin intentar hallar una ción”) y, por lo tanto, contradecir La tercera parte del libro anali- dedicada a la concepción sobre co-
sistematicidad absoluta en el pen- aquellos pasajes en los que Plotino za la última parte del capítulo 5 (V3 nocimiento de sí desarrollada por
samiento del filósofo. Asimismo, el considera a la intelección como una [49], 5, 31-48), en la que Plotino algunos predecesores de Plotino.
autor se ocupa de examinar la críti- intuición. identifica el conocimiento objetivo Respecto de Aristóteles, Kühn se
ca escéptica realizada por Sexto En la segunda parte del libro, con el conocimiento de sí mediante ocupa, en primer lugar, del auto-
Empírico a la noción de conoci- dedicada a la indagación de la la identificación entre intelecto, in- conocimiento divino (Met. XII 9,
miento de sí, atendiendo a que Plo- segunda sección del capítulo 5 (V3 telección y objeto inteligible. Según 1047b 15-35), que, según su posi-
tino parece aludir indirectamente a [49], 5, 17-31), el eje de la discusión Kühn, dicha identificación se basa ción, no conoce otra cosa más que
ella en el texto que será analizado se desplaza del conocimiento de sí en la utilización plotiniana de la su propio conocimiento, y, en se-
en los capítulos subsiguientes. hacia el conocimiento objetivo para idea aristotélica según la cual el co- gundo lugar, del auto-conocimien-
La primera parte del libro se justificar la pretensión del pensa- nocimiento es la realización (enér- to en el hombre, que se da sólo en
ocupa del análisis de la primera miento intelectivo de ser verdadero geia) tanto del intelecto como de su la medida en que conoce otra cosa.
sección del capítulo 5 (V3 [49], 5, 1- mediante la identificación entre el objeto y, en este segundo sentido El autor distingue diferentes ver-
17). Luego de ubicar este capítulo acto de conocimiento y su objeto, es (siguiendo al Sofista de Platón), la siones de esta concepción entre las
en el contexto general del tratado, decir, los seres. Plotino, al negar la actividad inteligente que tiene por cuales una significa que el hombre
Kühn analiza estas líneas como un separación entre sujeto y objeto, se sujeto la forma inteligible. Por lo se conoce como conocedor de otros
intento de explicar el conocimiento opone a una premisa común tanto tanto, el sujeto de la actividad inte- objetos y, en este sentido, afirma
de sí a partir de una división en a los escépticos como a los dogmá- ligente se conoce, por un lado, que se podría ver aquí una alterna-
partes del intelecto, es decir, del ticos. Ante la aparente paradoja como intelecto cognoscente, pero tiva a la identificación plotiniana
sujeto de conocimiento, para que que implica una identificación tal, también como forma inteligible. La del conocimiento autorreferencial y
pueda ser a la vez su propio objeto. Kühn se propone investigar la identificación de estos dos aspectos objetivo. Por su parte, la concep-
Dicha tesis es propuesta por Sexto racionalidad de la epistemología es problemática a los ojos del autor ción de Alejandro de Afrodisia
Empírico para resolver el problema plotiniana comparando diferentes puesto que responden a dos con- asigna al conocimiento objetivo el
de la aparente imposibilidad del versiones y justificaciones de la cepciones no sintetizables: la del papel principal: en el caso del hom-
conocimiento de sí a partir de la tesis en cuestión. Por una parte, intelecto divino según Aristóteles y bre, este conocimiento implica el
idea aristotélica según la cual el pone en evidencia que ella reposa la desarrollada por Platón en el conocimiento de sí pero sólo en el
saber es una relación entre un suje- sobre una noción de verdad de Sofista. Kühn también llama aguda- caso del filósofo, quien lograría el
to y un objeto y, por lo tanto, entre cuño platónico según la cual ser mente la atención sobre la ausencia conocimiento de sí como fruto del
entidades diferentes. Plotino, por verdadero significa ser auténtico, y a lo largo de las Enéadas de la pre- conocimiento de un objeto cual-
su parte, se opondrá a esta concep- que se distingue, por lo tanto, de la gunta qué es el conocimiento, lo quiera. En el caso del auto-conoci-
ción sosteniendo la identidad de concepción aristotélica de la ver- cual explicaría la equivocidad del miento divino, su concepción se
sujeto y objeto en el conocimiento dad que se da en el pensamiento y verbo “conocer” que es utilizado apoya sobre la idea que este objeto
de sí. A propósito de esta noción en el enunciado. Por otra parte, por Plotino también en el sentido inteligible perfecto que es dios
fundamental el autor discute la apoyándose en argumentos desa- de una actividad no intencional requiere ser conocido por ese inte-
identificación que Plotino realiza rrollados en los dos primeros capí- sino puramente inmanente, como lecto perfecto que es dios mismo.
entre el intelecto –que es donde tulos del tratado V 5 [32], el autor la de la vida. Esta ausencia, según Por último, los estoicos desarrolla-

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398 COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

ron una concepción del conoci- obra plotiniana: evaluar los argu-
miento basada en la noción de mentos ofrecidos determinando ba-
representación (phantasía). Si, como jo qué supuestos y hasta qué punto
Kühn se pregunta, la representa- son conclusivos, en qué medida
ción se indica a sí misma como re- representan un avance respecto de
presentación e indica el objeto que los desarrollos previos y cuáles son
la causa como siendo su causa, sus límites. Cabe destacar que esta
entonces podría pensarse que esta- labor está sustentada en una minu-
mos en presencia de una noción de ciosa reconstrucción analítica de los
representación que articula la co- contenidos argumentativos presen-
rrelación entre conocimiento de sí y tes en los textos seleccionados,
conocimiento objetivo. tanto en el caso de Plotino como en
El libro se cierra con unas bre- el de sus predecesores, lo cual ga-
ves conclusiones en las que se reto- rantiza la pertinencia de dicha eva-
man los problemas centrales res- luación. Por otra parte, al no com-
pecto del conocimiento y se los prometerse con la hipótesis de la
pone en una perspectiva histórica. sistematicidad, Kühn se preocupa
Finalmente se incluye una lista de especialmente por detectar los dife-
la bibliografía citada a lo largo del rentes intereses teóricos que subya-
trabajo e índices de nombres pro- cen a las distintas aproximaciones
pios y de los textos citados tanto de plotinianas a un mismo tema y que
las Enéadas cuanto de obras de están vinculados a los debates que
otros autores a los que se hizo refe- Plotino mantiene con diversas tra-
rencia. diciones filosóficas. Para quienes sí
Como puede observarse a tra- buscamos y pretendemos hallar
vés de este rápido recorrido por los una suerte de sistema en el pensa-
puntos centrales que aborda esta miento de Plotino, estas reflexiones
investigación, Kühn no sólo nos sin duda constituyen un desafío
ofrece un análisis exhaustivo del digno de ser enfrentado.
pensamiento epistemológico ploti-
niano y su vinculación con la tradi- Gabriela Müller
ción filosófica en la cual está inser- Universidad de Buenos Aires –
to, sino que se compromete con un Consejo Nacional de Investigaciones
procedimiento interpretativo en Científicas y Técnicas
general ausente en la exégesis de la

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REVISTA LATINOAMERICANA DE FILOSOFIA

VOLUMEN XXXV AÑO 2009

SUMARIO DEL VOLUMEN

ARTÍCULOS

M. D. Boeri, Causa sinéctica y actividad neumática en el estoicismo..... 5


D. O. Scheck, Lo sublime en la modernidad. De la retórica a la ética .... 35
D. Leserre, El lugar de la gramática en la filosofía crítica de Kant .......... 85
F. Abadi, El concepto de crítica de arte en la obra temprana de
Walter Benjamin ....................................................................................... 113
P. Castelli, Lo que Descartes le podría haber dicho a Jaegwon Kim....... 145

ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO DE HEGEL: NUEVAS EXPLORACIONES

Editor Responsable
Daniel Brauer

ARTÍCULOS

Rolf-Peter Horstman, La contradicción en Hegel...................................... 189


K. Vieweg, La fuerza suave sobre las imágenes. La concepción
filosófica de Hegel de la imaginación.................................................... 207
L. M. de la Maza, El sentido del reconocimiento en Hegel ...................... 227
D. Perinetti, Inferencia y racionalidad en Hegel........................................ 253
D. Brauer, La contradicción de la razón consigo misma........................... 287
H. O. Arrese Igor, La crítica de Hegel a la teoría fichteana
de la soberanía popular ........................................................................... 307
H. Ferreiro, Reconstrucción del sistema de la voluntad en la filosofía
de Hegel..................................................................................................... 331

ESTUDIO CRÍTICO

A. Jiménez Colodrero, El liberalismo autoritario hegeliano o


Hegel entre Hobbes y Schmitt ................................................................ 363

Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXIV Nº 2 (Primavera 2008) 399-400


A LOS COLABORADORES

DISCUSIÓN 1. Las colaboraciones deben ser enviadas al Comité de Redacción o bien a los
consultores de la RLF.
J. Martin, ¿Es factible expresar la durée bergsoniana? ............................... 163 2. Las colaboraciones deberán enviarse en castellano o portugués, por E-mail o
en un DK de 3.5” HD limpio de todo archivo que no sea el trabajo para la RLF,
con etiqueta con los siguientes datos: nombre y apellido del autor, nombre del
CRÓNICAS trabajo, nombre del archivo y programa utilizado. Sería recomendable agregar
en el DK un conteo de palabras que incluya referencias y notas. Adjuntar dos
copias en papel (que no deben diferir con el DK) a doble espacio, escrito de un
A. Cassini, Mario Bunge: Siete décadas con la filosofía............................ 387
solo lado, con márgenes razonables y sin enmiendas. La RLF, ha adoptado el ar-
A. Cassini, Gregorio Klimovsky (1922-2009).............................................. 389
bitraje anónimo, por lo tanto la identidad del autor deberá aparecer únicamente
en una página separada.
3. Los artículos no deberán exceder las 10.000 palabras; los estudios críticos las
COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 6.000; las notas las 5.000; los trabajos de discusión las 3.000 y los comentarios
bibliográficos las 1.000. El número máximo de palabras incluye textos, notas y
C. Jáuregui, Sentido interno y subjetividad. Un análisis del problema del referencias. El Comité de Redacción se reserva el derecho de considerar la pu-
auto-conocimiento en la filosofía trascendental de I Kant (I. P. Beade)..... 175 blicación de trabajos que sobrepasen estos límites.
W. Kühn, Quel savoir après le scepticisme? Plotin et ses prédécesseurs Los autores de artículos, notas, trabajos de discusión y estudios críticos deberán
sur la connaissance de soi (G. Müller) ........................................................ 395 enviar dos resúmenes, uno en español y otro en inglés, cuya extensión, en cada ca-
E. A. Moutsopoulos, Thought, culture, action. Studies in the theory of so, no supere las 120 palabras. Cada uno de ellos deberá incluír al final entre 3 y 5
values and its Greek sources (J. Macías) .................................................... 393 palabras clave, en los respectivos idiomas. También deberán adjuntar un currícu-
lum actualizado que no exceda las 100 palabras. Los resúmenes, palabras clave y
M. Pimienta Marques, Platâo, Pensador da diferença. Uma leitura do
currículum se agregarán a los trabajos de cada colaborador en el mismo archivo.
Sofista (D. González)................................................................................. 171
4. No se admitirán agregados ni modificaciones una vez que los trabajos ha-
E. Sosa, A Virtue Epistemology: Apt Belief and Reflective Knowledge yan sido aprobados por el Comité de redacción.
(E. Cresto) .................................................................................................. 177 5. La cita de obra seguirá el siguiente orden: (a) nombre y apellido del autor;
(b) título de la obra (bastardilla); (c) lugar de publicación; (d) nombre de la
editora; (e) fecha de publicación; (f) volumen, tomo, etc., si lo hubiera y nume-
ración de la página o páginas citadas. En caso de tratarse de artículos de revis-
tas se seguirá el siguiente orden: (a) nombre y apellido del autor; (b) título (en-
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399-400 Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XXXV Nº 2 (Primavera 2009)

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