Tema 4. La Metafísica
Tema 4. La Metafísica
Tema 4. La Metafísica
LA METAFÍSICA
Cuestiones iniciales.
Podemos decir que la metafísica empieza con los primeros filósofos, los presocráticos.
Estos fueron los que intentaron conocer qué es auténticamente la realidad. Ellos estaban
convencidos de que la enorme variedad de cosas que nos rodean no podía ser la realidad
verdadera. Según creían, todo lo que hay tiene que provenir de algún principio más sencilla.
Confiaban en que usando la razón podrían descubrir cuál era la verdadera raíz de la que todo
estaba hecho.
Los presocráticos denominaron arché al principio del que procede todo lo que existe. Este
arché era para estos pensadores el inicio y el fundamento común de todo lo que vemos. Es
importante señalar que estos primeros pensadores no lograron ponerse de acuerdo sobre cuál
era el verdadero arché que daba razón a todo lo que existe. Sin embargo, todos estaban de
acuerdo en que la verdadera realidad no es lo que percibimos por los sentidos, es algo sólo
accesible a nuestra razón.
Hemos visto también que Platón es heredero de esta manera de entender la auténtica
realidad. El idealismo platónico defendía que existían dos partes de la realidad: la sensible y la
inteligible. Para Platón el SER, la auténtica realidad es el mundo de las Ideas. La auténtica
realidad estaba separada de la realidad que vemos con los ojos.
Para Aristóteles, la metafísica será la disciplina filosófica que se ocupa de la CAUSA PRIMERA.
Por ello, la metafísica de Aristóteles se relaciona con su teoría de las 4 causas. La material,
formal, eficiente y final. Para explicarlas hablemos del ser humano. La causa material del ser
humano es aquello de lo que está compuesto: su cuerpo. La causa formal es aquella forma que
lo hace ser único: el aspecto. La causa eficiente es la que se refiere al origen de algo. La causa
eficiente del ser humano son sus padres. Por último, la causa final es aquello hacia lo que
tienden las cosas. Para Aristóteles la causa final del ser humano es la felicidad.
El problema que surge en el estudio de las causas es, ¿cuál es la causa primera? Yo soy causa
de mis padres. Ellos de los suyos y así hasta que nos acabemos topando con la causa primera.
Esta causa primera es la que Aristóteles denomina Theós (Dios), que es el principio que pone
en movimiento toda la realidad.
En definitiva, vemos que la metafísica, en la antigüedad pretende explicar cómo se organiza el
mundo más allá de las meras apariencias. Se trata, en última instancia, de entender el orden
que subyace a todo lo que existe. Los presocráticos llamarán a este orden arché, Platón lo
situará en el mundo de las ideas, Aristóteles dirá que el orden se encuentra en el movimiento
causado por la causa primera (Theós).
Haz un resumen del texto explicando cómo está organizada la realidad para los
presocráticos, Platón y Aristóteles.
La teleología cristiana siguió aceptando que la Tierra ocupa el centro del universo, adaptó este
modelo aristotélico-ptolemaico a su doctrina. Se negaban a la eternidad que le atribuían los
griegos al universo, pues era incompatible con el dogma de la Creación.
-Implicaciones filosóficas:
El nuevo clima intelectual europeo del nacimiento les permitió a numerosos astrónomos y
físicos cuestionar la cosmovisión heredada y sus dogmas. Esta nueva cosmovisión se formó
gracias al trabajo conjunto de astrónomos y de físicos.
Copérnico se dio cuenta de que todos los problemas que se referían tanto al movimiento
retrógrado de los planetas como su cambio de brillo podían ser explicados de forma más
sencilla, suponiendo que el Sol se encontraba en el centro del Universo y que el resto de los
planetas (incluida la Tierra) daba vueltas alrededor de él. Por eso propuso un modelo
heliocéntrico, en el cual le atribuyó a la Tierra tres clases de movimiento:
Tycho Brahe (S. XIV – XV astrónomo danés): Sus precisas observaciones astronómicas
anteriores a la introducción del telescopio en la práctica astronómica, sirvieron con el
tiempo para apoyar las tesis heliocéntricas. Propuso un modelo cósmico de
compromiso: Un modelo geo-heliocéntrico: en este modelo la Tierra se mantenía
como centro del universo y a su alrededor giraban el sol y la luna. El resto de los
planetas giraban alrededor del sol.
Johanes Kepler (S.XVI – XVII astrónomo alemán): Discípulo de Brahe, fue un ardiente
defensor del heliocentrismo. A partir de las observaciones de su maestro formuló una
serie de leyes que acabaron con la herencia aristotélica que el copernicanismo
mantenía: la circularidad de las órbitas y la uniformidad de sus velocidades. Kepler
acabó de definir un heliocentrismo consistente al afirmar que las órbitas planetarias
eran elípticas (en vez de circulares) y en uno de los focos se encontraría el sol.
Galileo y Newton están considerados los iniciadores de la física moderna; su obra fue
fundamental para que la concepción heliocéntrica sustituyese a la geocéntrica.
Entre las leyes científicas que formularon, destacaremos dos que permiten responder
preguntas fundamentales como: ¿Por qué caen los cuerpos?:
1. Ley de la inercia: Formulada por primera vez por Galileo, esta ley afirma que toda
partícula continúa en su estado de reposo o de M.R.U mientras que no actúe ninguna
fuerza sobre ella. Esta ley supone una ruptura definitiva del aristotelismo.
2. Ley de la gravitación universal: Isaac Newton. Esta ley no sólo acaba con la distinción
aristotélica entre el mundo sublunar y supra lunar, sino que conseguía lo que sería
ideal de la nueva ciencia: el carácter universal y su capacidad predictiva. Se convertía
por eso en el modelo y referente de la nueva ciencia.
-Implicaciones filosóficas:
Si el cambio experimentado por la ciencia en los siglos XVI y XVII se denominó revolución o giro
copernicano, es porque sus consecuencias trascienden el terreno puramente científico:
Características de la nueva cosmología:
Mecanicismo: El éxito de la mecánica newtoniana en la explicación de fenómenos
físicos fundamentales tan diversos como el movimiento de los cuerpos del Sistema
Solar, la caída de los cuerpos, las mareas… fue tal que instituyó como paradigma de
explicación científica, y dio la base matemática que consagraba definitivamente la
nueva perspectiva de comprensión de la realidad: la idea del mundo como una gran
máquina perfecta, comparable a un mecanismo de relojería.
Determinismo: El universo es teóricamente predecible: como todo fenómeno de la
naturaleza es un proceso mecánico; las leyes newtonianas determinan completamente
su evolución, la cual podemos predecir en la medida en la que dispongamos de datos
exactos y podamos tratar toda la información.
Reducción del papel de Dios en la cosmología: La ciencia resultante del giro
copernicano no niega la existencia de Dios, pero desvincula el estudio del Universo del
estudio de la existencia de la divinidad. Los científicos reducen el papel de Dios al de
creador y diseñador de la máquina del mundo y de sus leyes.
Importancia de la naturaleza: Desde el momento en el que Dios la creó y le dio sus
leyes, evoluciona en por si de manera autosuficiente sin necesidad de la intervención
divina.
Inseguridad: El ser humano comprende que ocupa un diminuto hueco en un Universo
tal vez infinito. Este universo no tiene de una finalidad global evidente. La ausencia de
una finalidad global evidente causa en las personas un sentimiento de inseguridad.
Poder de la razón: Se considera que el más alto destino humano es hacer uso de la
razón, que es considerada ilimitada. Esta confianza en el poder de la razón atenúa el
sentimiento de inseguridad ante la inmensidad del universo.
Para Kant, la idea principal es que la experiencia humana del mundo es ya una elaboración a
partir de datos brutos. La idea es que el mundo nos aporta un material y nosotros le damos
una forma, y a partir de eso tenemos una experiencia.
Tal vez pueda aclararos, como metáfora, el trabajo de los psicólogos de la escuela gestaltista.
Estos psicólogos estudian el tema de la percepción en figuras como estas.
Lo curioso de estas figuras es que los seres humanos tendemos a ver un cubo, o un perro. No
vemos líneas o manchas sin sentido, sino que naturalmente buscamos el sentido a las cosas.
Pero si lo piensas el cubo o el perro no están en la pantalla, sino en nuestra cabeza.
Cuidado; hay que entender que este es un ejemplo de psicología, y Kant está hablando de
Teoría del Conocimiento; esto quiere decir que, en el primer caso, y con esfuerzo, nosotros
podemos dejar de ver el perro y ver manchas. Pero en el segundo caso es distinto; no
podemos de ningún modo dejar de ver las cosas espacio-temporalmente, o de aplicar la
categoría de causa.
Una cosa; dado que el conocimiento es una construcción entre datos brutos y formas, uno se
podría preguntar; ¿y qué hay en el mundo realmente? Kant dice que esta pregunta no la
podemos responder. No podemos saber que hay en el mundo (a eso Kant lo llama noúmeno)
sino solo como el mundo aparece para nosotros (a eso Kant lo llama fenómeno) El mundo
nouménico es un enigma para el ser humano.
A partir de toda esta teoría del conocimiento, Kant procederá a responder a la pregunta que se
planteaba en el prologo de la Critica. ¿Es posible la metafísica como ciencia? ¿Es posible un
conocimiento metafísico?
Para Kant la respuesta es que no. La metafísica se ocupa de objetos, como Dios, el Yo o el
Mundo, de los que no tenemos experiencia sensible. Y a los objetos de los que no tenemos
experiencia no es legítimo aplicarles las categorías. Por ejemplo, podemos legítimamente
aplicar la idea de causa a un objeto de la experiencia, como un terremoto, y preguntarnos por
qué sucede, pero no podemos hacerlo con la totalidad del mundo y decir; ¿Por que hay
mundo? Podemos legítimamente aplicarle la categoría de existencia a Barack Obama y decir
“Barack Obama existe”, pero no podemos de ningún modo aplicárselo a Dios, y decir que
existe. Podemos aplicar a Barack Obama y a los terremotos la categoría de sustancia, y
decir; “Barack Obama es esto, (y no lo otro)”, o “Un terremoto es esto, (y no lo otro)”. Pero no
podemos decir con propiedad “El mundo es esto” o “Dios es esto” o “El Yo es esto”
Kant es categórico a la hora de decir que es imposible el conocimiento metafísico de manera
científica. Pero al mismo tiempo, él afirma que la tendencia metafísica es universal en el ser
humano. Para eso distingue entre Ciencia y Razón. Según él la Razón humana tiene la
tendencia natural de abandonar sus límites y tratar de especular sobre Dios, el Mundo, la
Libertad, el alma, la muerte, el amor, la voluntad… Los seres humanos se abandonan a la
ilusión de poder establecer conocimientos sobre esos temas, (de los que no tenemos
experiencia) porque la razón humana es imaginativa, y no ve sus límites. Pero la metafísica es
una ilusión. Y la prueba es que cuando nos ponemos a pensar en estas cosas la razón humana
cae en lo que Kant llama antinomias y paralogismos, que son contradicciones de las que no
podemos salir.
En definitiva, para Kant el conocimiento tiene que partir de la experiencia y utilizar las
categorías del entendimiento. Siempre que no haya apoyo en la experiencia –en los sentidos-
estaremos haciendo metafísica, que en última instancia, no puede considerarse conocimiento.
Es una aspiración humana. El ser humano quiere saber cómo es el mundo realmente, pero en
el fondo, no puede. Por eso, Kant realiza una crítica a la metafísica, que antes que él había
querido ser un saber en autores como Platón, Aristóteles, Descartes, etc.
a) La crítica de la metafísica
Según tal concepción, la realidad queda escindida en dos ámbitos: una realidad suprasensible,
estática e imperecedera, frente a una realidad cambiante, sensible, perecedera... que es el
producto residual, "despreciable" de la anterior. Frente a este esquema ontológico reaccionará
Nietzsche esgrimiendo tres objeciones.
b) La crítica de la moral
Nietzsche acusa a la moral platónica- cristiana de antinatural por ir en contra de los instintos
vitales. Su centro de gravedad no está en este mundo, sino en el más allá, en la realidad en sí,
o en el mundo sobrenatural del cristianismo. Se trata de una moral trascendente que no gira
en torno al hombre, sino en torno a Dios y que impone al hombre un rechazo de su naturaleza,
una lucha constante contra sus impulsos vitales, por lo que significa un rechazo general de la
vida, de la verdadera realidad del hombre, en favor de una ilusión generada por el
resentimiento contra la vida. Tal moral es síntoma y expresión de la decadencia de la cultura
occidental.
El saber metafísico es un saber cuyo principal problema es su condición: estar más allá de la
experiencia del mundo, es un saber que se ha nutrido a través de los años de la historia de la
filosofía, encontró su máximo esplendor en la filosofía clásica y se perpetuo durante siglos en
el Medioevo. Dios, alma, totalidad, fundamentos, trascendentalidad, substancia, esencia, son
palabras recurrentes en los planteamientos metafísicos, al menos en la metafísica clásica.
¿Pero qué tan legitimo es este saber metafísico? ¿Estamos realmente develando el mundo
cuando hacemos metafísica o es más bien retorica y vanidad de los filósofos?
Pese a que Kant le daba un lugar a la metafísica como tendencia natural, los positivistas lógicos
no tienen empacho en denominarla como un sinsentido, como un conjunto de premisas que
no denotan significado alguno, no refieren a nada y no dicen nada acerca de la realidad.
Carnap en su pequeño escrito “La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del
lenguaje” refiere a la metafísica como ese ejercicio carente de sentido cuyo planteamiento es
totalmente estéril. Para Carnap la metafísica no está formada por proposiciones significativas
sino de pseudoproposiciones, es decir, palabras carente de sentido dentro de un lenguaje
especifico que no constituyen ni siquiera una proposición, recordemos que una proposición
significativa es aquella que puede ser verifica en un estado de cosas especifico, para que la
proposición “p” sea significativa ,“p” debe corresponder a un estado de cosas mediante los
cuales se pueda verificar, la proposición “Luis está tomando un baño” solo es significativa y
tiene sentido si realmente Luis esta ahora tomando un baño. Pero las proposiciones de la
metafísica no pueden ser verificadas en la experiencia y por ello son carentes de sentido y la
conforman más bien pseudoproposiciones.
Las pseudoproposiciones para Carnap pueden ser de dos tipos. 1) Aquellas que contienen una
palabra a las que erróneamente se les otorgó un significado distinto al que tenían y 2) Aquellas
cuyas palabras poseen un significado pero reunidas de un modo anti-sintáctico. Las
pseudoproposiciones tienen una significación aparente, a diferencia de las proposiciones
propiamente significativas las cuales pueden derivarse en proposiciones elementales y verificar
sus condiciones de verdad en la experiencia, establecido este criterio se puede librar al
lenguaje de cualquier tipo de libertinaje.
He aquí una posibilidad de ciencia-ficción discutida por los filósofos: imaginemos que
un ser humano (el lector puede imaginar que es él quien sufre el percance) ha sido
sometido a una operación por un diabólico científico. El cerebro de tal persona (su
cerebro, querido lector) ha sido extraído del cuerpo y colocado en una cubeta de
nutrientes que lo mantiene vivo. Las terminaciones nerviosas han sido conectadas a una
computadora supercientífica que provoca en esa persona la ilusión de que todo es
perfectamente normal. Parece haber gente, objetos, cielo, etc.; pero en realidad todo lo
que la persona (usted) está experimentando es resultado de impulsos electrónicos que se
desplazan desde la computadora hasta las terminaciones nerviosas. La computadora es
tan ingeniosa que si la persona intenta alzar su mano, el “feedback” que procede de la
computadora le provocará que “vea” y “sienta” que su mano está alzándose. Por otra
parte, mediante una simple modificación del programa, el diabólico científico puede
provocar que la víctima “experimente” (o alucine) cualquier situación o entorno que él
desee. También puede borrar la memoria de funcionamiento del cerebro, de modo que
la víctima crea que siempre ha estado en ese entorno. La víctima puede creer incluso
que está sentado, leyendo estas mismas palabras acerca de la suposición, divertida
aunque bastante absurda, de que hay un diabólico científico que extrae cerebros de sus
cuerpos y los coloca en una cubeta de nutrientes que los mantiene vivos.
¿Crees que, en caso de que el texto fuera verdadero, podríamos saber que somos cerebros
en una cubeta?
En el siglo XX, acudimos en filosofía a lo que se conoce como el giro lingüístico. Esto, en
el plano del conocimiento, significa que sólo podemos relacionarnos con el mundo a través de
nuestro lenguaje y de nuestras prácticas. Si decíamos que la metafísica intenta preguntarse por
cómo es la realidad independientemente de nosotros, vemos que en la actualidad es imposible
dar respuesta a esta pregunta. Siguiendo la crítica que en su día hiciera Kant y se reafirmara
por parte del positivismo lógico, decimos que en la actualidad nos encontramos en una época
post-metafísica. El lenguaje ya no es sólo eso que nos permite conocer los objetos, sino que
fundamentalmente el lenguaje es lo que nos permite ponernos de acuerdo sobre qué son los
objetos. Esta es la clave del pensamiento post-metafísico: no podemos conocer qué son
realmente los objetos, sino que lo que ellos sean depende del acuerdo que nosotros podamos
alcanzar. Dicho de otro modo, nuestra relación con el mundo está siempre mediada por el
lenguaje, por lo que la metafísica como saber ya no es posible.