2do Trabajo de Derecho - BIENES

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A.N.E.P.

Dirección General de Educación Técnico Profesional

Programa de Educación en Administración, Comercialización y Servicios

Escuela Superior Tecnológica de Administración y Servicios

Curso: Técnico Rematador Público

Grupo: TG1

Asignatura: DERECHO

Profesor: Miguel Jaimes

TAREA: Bienes

Tarea realizada por:

-Costa, Jonatan

-Martínez, Christian

-Sosa, María Alejandra

Fecha de entrega: de junio de 2023.-

1ra Parte- Marco teórico de Bienes y modos de adquirir


● Patrimonio
a. Evolución histórica
El texto habla sobre la evolución histórica del patrimonio y el crédito. Inicialmente, los bienes
pertenecían al grupo colectivo, como la familia, la tribu o el clan, pero con el tiempo pasaron
a ser propiedad individual. Actualmente, hay un resurgimiento del patrimonio colectivo a
través del cooperativismo.
En la antigua Roma, no existía la noción de crédito. Cuando necesitaban una cantidad,
convertían sus bienes. Con el aumento de las actividades comerciales, el crédito se
convirtió en parte de la vida económica romana. Inicialmente, el incumplimiento de la
obligación no tenía consecuencias legales, sino que dependía de la conciencia religiosa de
cada individuo. Luego se consideró como un delito, castigado penalmente, ya que se veía
como un atentado al orden social y religioso. La ley permitía que el acreedor se apoderara
de la persona del deudor.
Posteriormente, mediante la lex poetelia papiria en el año 313 AC o 326 AC, la ejecución se
dirigió contra el patrimonio del deudor en lugar de su persona. Sin embargo, esta ley no
implicó un cambio completo, sino que solo redujo los poderes del acreedor al reemplazar la
esclavitud del deudor por una tarifa de servicios.
Finalmente, la lex julia estableció que la persona física del deudor dejara de ser garantía
para el acreedor, permitiendo al deudor liberarse de la ejecución sobre su persona al ceder
todos sus bienes al acreedor.

b. Naturaleza jurídica del patrimonio


i. La doctrina clásica de Aubry y Rau
La doctrina clásica de Aubry y Rau establece una estrecha relación entre el concepto de
patrimonio y el de personalidad. Según estos autores, todas las personas tienen
personalidad y, por lo tanto, todas tienen un patrimonio. El patrimonio se entiende como la
expresión de la personalidad de una persona en sus relaciones con los objetos del mundo
exterior, sobre los cuales puede tener o adquirir derechos.
Aubry y Rau consideran el patrimonio como un poder jurídico absoluto, independiente de
cualquier limitación de espacio y tiempo. No se trata de una entidad con vida propia, sino
más bien una proyección de la personalidad. Es la manifestación del "poder de obrar" de
una persona.
Es importante destacar que el patrimonio no está compuesto por objetos físicos, sino por
derechos. Aubry y Rau sostienen que el patrimonio es una universalidad que se diferencia
de las unidades que lo componen, y su naturaleza es de carácter intelectual.
De acuerdo con esta teoría, se derivan algunos corolarios. En primer lugar, solo las
personas físicas o jurídicas pueden tener patrimonio, ya que el patrimonio está vinculado a
la personalidad. Este principio se basa en el Derecho Romano, donde los esclavos y los
hijos, al carecer de personalidad, no podían tener patrimonio, sino solo un peculio.
En segundo lugar, todas las personas necesariamente tienen un patrimonio. Toda persona
posee la capacidad de goce, lo que implica la facultad de ser titular de derechos y
obligaciones.
En tercer lugar, cada persona tiene un solo patrimonio. Si bien este principio ha sufrido
excepciones, como en los casos del beneficio de inventario, el beneficio de separación o la
posesión definitiva de los bienes del ausente, generalmente se considera que una persona
no puede tener más de un patrimonio.

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Por último, Aubry y Rau sostienen que el patrimonio es inalienable, es decir, inseparable de
la persona. La persona no puede perder la capacidad de ser titular de derechos y
obligaciones, y el patrimonio solo se extingue cuando la persona desaparece. Además, la
persona tiene derecho de propiedad sobre su patrimonio.
En resumen, la doctrina clásica de Aubry y Rau establece una conexión estrecha entre el
patrimonio y la personalidad de las personas, considerando al patrimonio como una
proyección de la personalidad en relación con los derechos sobre los objetos del mundo
exterior.

ii. Críticas a la doctrina tradicional


La doctrina tradicional de Aubry y Rau ha recibido críticas por diversos aspectos. A
continuación, se presentan algunas de las críticas más comunes:
1. Relación indisoluble entre personalidad y patrimonio: Se critica que esta doctrina
establece como principio "a priori" la relación indisoluble entre la personalidad y el
patrimonio, sin demostrar su fundamento o origen. Se cuestiona la falta de
fundamentación de este principio, ya que no se explica por qué todas las personas
deberían tener necesariamente un patrimonio.
2. Ignorancia de la diversidad de fines perseguidos por el hombre: Para algunos
críticos, como Planiol y Ripert, al otorgar los mismos caracteres tanto al patrimonio
como a la personalidad, se desconoce la diversidad de objetivos o fines que las
personas pueden perseguir. Se argumenta que cada individuo puede tener
diferentes propósitos en relación con sus bienes y que no todos se reducen al
concepto de personalidad.
3. Excepciones a los principios establecidos: Se señala que la doctrina tradicional no
toma en cuenta las excepciones existentes a los principios que establece. Por
ejemplo, en la legislación alemana se permite la adquisición del patrimonio de una
persona mediante contrato, lo cual contradice la idea de que una persona solo
puede tener un patrimonio.
4. Inconsistencia en la identificación de la personalidad con el patrimonio: Una crítica
importante se refiere a la identificación que Aubry y Rau hacen entre la personalidad
y el patrimonio. Al considerar al patrimonio como un atributo de la personalidad, se
cuestiona la afirmación de que una persona tiene derecho de propiedad sobre su
patrimonio, ya que la propiedad generalmente se refiere a objetos exteriores al
sujeto. Esta crítica se basa en la idea de que el patrimonio no puede ser tratado
como una entidad sobre la cual se ejerce un derecho de propiedad.
En resumen, las críticas a la doctrina tradicional de Aubry y Rau se centran en la falta de
fundamentación de la relación entre personalidad y patrimonio, la ignorancia de la
diversidad de fines perseguidos por las personas, las excepciones a los principios
establecidos y la inconsistencia en la identificación de la personalidad con el patrimonio.
Estas críticas han llevado a replantear y desarrollar nuevas teorías sobre el patrimonio y su
relación con la personalidad.

iii. La doctrina alemana de Brinz y Beker (doctrina de los


patrimonios sin sujeto)
La doctrina alemana de Brinz y Beker, también conocida como la doctrina de los
patrimonios sin sujeto o sistema alemán, plantea una perspectiva diferente en relación con
el vínculo entre personalidad y patrimonio. Según esta concepción, el patrimonio tiene una

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existencia independiente del sujeto y se define como el conjunto de derechos y obligaciones
afectados a un fin al que sirven. En otras palabras, sostiene que puede existir un patrimonio
sin necesidad de que haya un sujeto.
Beker desarrolla su teoría basándose en el concepto de derecho subjetivo y argumenta que
este incluye dos facultades: el goce y la disposición. La facultad de goce se refiere a la
capacidad de disfrutar o beneficiarse de un derecho sin necesidad de una voluntad
específica, mientras que la facultad de disposición implica la capacidad de ejercer la
voluntad sobre el derecho. Según Beker, siempre que exista la facultad de goce, habrá
patrimonio, incluso en el caso de personas incapaces como los dementes o los impúberes
que pueden tener la capacidad de goce pero no la capacidad de ejercicio o voluntad
jurídicamente trascendente.
Una crítica que se le hace a esta teoría es que la equiparación entre los incapaces y los
animales o las cosas es inexacta. Se argumenta que los incapaces tienen la capacidad de
goce y, en algún momento, pueden desarrollar la capacidad de ejercicio, es decir, una
voluntad jurídicamente trascendente. En cambio, los animales y las cosas carecen de esta
capacidad de ejercicio y nunca podrán poseerla.
En resumen, la doctrina de los patrimonios sin sujeto plantea que el patrimonio puede existir
independientemente de la personalidad y sostiene que cualquier entidad, incluso animales o
cosas, puede tener un patrimonio si se le asigna una universalidad de bienes como fin. Sin
embargo, se critica la equiparación entre los incapaces y los animales o las cosas,
argumentando que los incapaces tienen una capacidad de ejercicio potencial, a diferencia
de los animales y las cosas.

iv. La doctrina de los patrimonios de afectación


La doctrina de los patrimonios de afectación se diferencia tanto de la doctrina tradicional
como del sistema alemán en relación con la vinculación entre personalidad y patrimonio.
Según esta concepción, lo que determina la existencia de un patrimonio es la afectación
común de una masa de bienes a un fin determinado, aunque siempre se reconoce que el
patrimonio corresponde y sirve a un sujeto.
No cualquier fin sería suficiente para crear un patrimonio según esta teoría. El fin debe
responder a una necesidad o interés social y tener la suficiente abstracción para dar origen
a una organización patrimonial. En otras palabras, debe ser un fin positivo y socialmente
válido.
En esta concepción, una misma persona puede tener varios patrimonios si tiene varios fines
con suficiente poder de unificación para organizar una universalidad de derechos y
obligaciones. Esto implica la aceptación de la pluralidad patrimonial.
Una crítica a esta teoría es que puede ser fácil crear pequeños patrimonios a partir de la
afectación de masas de bienes, lo que podría llevar a la creación de reductos
inembargables para los acreedores de otras actividades. Esto disminuiría las garantías de
los acreedores.
En cuanto a la consagración legislativa de esta teoría, se puede mencionar el caso del
Principado de Liechtenstein, donde se estableció la entidad individual de responsabilidad
limitada (Anstalt) como expresión de la teoría de los patrimonios de afectación.
En el derecho positivo uruguayo, se recibió esta temática con la ley del fideicomiso (ley
17.703 de 2003). Esta ley define al fideicomiso como un negocio jurídico en el cual se
destinan determinados derechos de propiedad, derechos reales y derechos personales a la
administración de una persona de confianza llamada fiduciario. Los bienes y derechos

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fideicomitidos se consideran un patrimonio de afectación y quedan exentos de la acción de
los acreedores del fiduciario.
En resumen, la doctrina de los patrimonios de afectación sostiene que la existencia del
patrimonio se determina por la afectación de una masa de bienes a un fin determinado. Esta
teoría reconoce la pluralidad patrimonial y busca proteger los bienes afectados a través de
figuras como el fideicomiso.

v. Doctrina recogida por el Código Civil uruguayo


El Código Civil uruguayo no contiene una definición explícita del patrimonio y utiliza el
término de manera limitada en pocas disposiciones. Según el Esc. Julio Oddo, el código
adoptó la doctrina de Aubry y Rau, basándose en dos razones principales:
1. La época de promulgación del Código coincidió con el período en el que
predominaban los principios de la doctrina clásica, en la cual el patrimonio estaba
estrechamente vinculado a la personalidad.
2. El Código Civil uruguayo establece dos situaciones que reflejan la influencia de la
doctrina clásica:
● La continuidad de la personalidad del fallecido a través de sus herederos. Según el
Código, el patrimonio de una persona no se extingue con su muerte, sino que pasa a
sus herederos, quienes lo representan en todos sus actos.
● La inalienabilidad del patrimonio por acto entre vivos. Si bien una persona puede
transmitir los derechos y obligaciones que tiene en su patrimonio, el patrimonio en sí
mismo, entendido como la capacidad de adquirir derechos y obligaciones, no puede
ser enajenado.
En resumen, el Código Civil uruguayo adoptó la concepción tradicional del patrimonio,
basada en la continuidad de la personalidad a través de los herederos y la inalienabilidad
del patrimonio como tal. No se encuentra una definición explícita del patrimonio en el
código, pero se refleja su influencia en estas disposiciones.

c. Composición del patrimonio


Es correcto señalar que el patrimonio no está compuesto por los objetos materiales en sí
mismos, sino por los derechos y obligaciones que una persona tiene respecto a ellos. Esta
es una visión incorporal del patrimonio, donde lo relevante es la relación jurídica que existe
entre la persona y los bienes.
En términos de composición, el patrimonio está formado por distintas unidades
patrimoniales, que pueden ser derechos reales (como la propiedad o el usufructo sobre un
bien), derechos personales (como los créditos o las deudas) u obligaciones (como las
responsabilidades contractuales). Todas estas unidades patrimoniales tienen un valor
económico y pueden ser expresadas en términos monetarios, lo que les confiere
fungibilidad.
Existen diferentes criterios para determinar la patrimonialidad de un derecho. Algunos
autores consideran que la característica requerida es que dicho derecho pueda ser objeto
de enajenación, es decir, que pueda ser transferido a otra persona a través de un negocio
jurídico. Otros autores consideran que la característica esencial es la posibilidad de
expresarse en términos monetarios, es decir, que el derecho pueda ser valorado y
cuantificado en una cantidad de dinero.
En resumen, el patrimonio se compone de derechos y obligaciones que tienen valor
económico, y su característica fundamental es la fungibilidad, es decir, la posibilidad de
expresarse en términos monetarios.

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i. Características de los derechos patrimoniales
Las características de los derechos patrimoniales son las siguientes:
a. Transmisibilidad inter vivos mediante enajenación: Los derechos patrimoniales pueden
ser transferidos de una persona a otra durante la vida de los titulares a través de actos de
enajenación, como la compraventa, la donación o el intercambio. Sin embargo, existen
ciertos bienes que no pueden ser objeto de enajenación, como aquellos afectados al
régimen de "Bien de Familia" que están protegidos por disposiciones legales especiales.
b. Transmisibilidad mortis causa: Los derechos patrimoniales también pueden transmitirse
después del fallecimiento de una persona a través de sucesiones, ya sea por testamento o
por la ley de sucesión intestada. Sin embargo, existen ciertos derechos que son
intrasmisibles mortis causa, como el usufructo, el uso o la habitación, los cuales pueden
extinguirse o pasar a otros titulares según lo dispuesto por la ley.
c. Garantía de los acreedores: Los derechos patrimoniales constituyen una garantía para los
acreedores, lo que significa que pueden ser ejecutados o embargados por los acreedores
en caso de incumplimiento de las obligaciones. Sin embargo, existen bienes que están
protegidos y no pueden ser ejecutados por los acreedores, según lo establecido en el
Código General del Proceso en los artículos 381 y 382, que establecen los bienes
inembargables.
Es importante tener en cuenta que aunque estas características son comunes en los
derechos patrimoniales, existen excepciones y limitaciones específicas que pueden afectar
su transmisibilidad, enajenación o ejecución por parte de los acreedores, como los ejemplos
mencionados anteriormente.

ii. Derechos excluidos del patrimonio


Es correcto que no todos los derechos y obligaciones de una persona forman parte de su
patrimonio. El patrimonio se compone únicamente de aquellos derechos y obligaciones que
tienen un valor económico y pueden ser evaluados en términos monetarios. Estos derechos
y obligaciones apreciables pecuniariamente son los que se consideran como parte del
patrimonio de una persona.
Existen ciertos derechos que, por su naturaleza, no son susceptibles de ser evaluados
económicamente y, por lo tanto, no forman parte del patrimonio. Un ejemplo común son los
derechos personalísimos, que son aquellos derechos inherentes a la persona misma y que
no pueden ser transferidos o enajenados, como el derecho a la vida, la libertad personal o la
integridad física.
Es importante distinguir entre los derechos personalísimos y los derechos patrimoniales, ya
que estos últimos son aquellos que tienen un valor económico y pueden formar parte del
patrimonio de una persona. Solo los derechos patrimoniales son susceptibles de ser objeto
de transmisión, enajenación o ejecución por parte de los acreedores.

d. Activo y pasivo patrimonial


El patrimonio está compuesto por un activo y un pasivo, y la situación económica del titular
depende de la relación entre ambos. Salvo en casos fiscales y sucesorios, no es necesario
determinar su composición exacta, ya que está sujeto a cambios constantes. Según la tesis
clásica del patrimonio, todas las unidades que lo integran pueden evaluarse en términos
monetarios y son fungibles. Esto explica la existencia de fenómenos jurídicos complejos
como la subrogación real, que implica reemplazar un bien saliente del patrimonio por otro

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entrante. La relevancia práctica de la subrogación real se nota especialmente en casos de
matrimonio bajo un régimen legal patrimonial, donde se puede subrogar un bien propio para
mantener su naturaleza jurídica y evitar que se vuelva ganancial. En resumen, la
subrogación real se utiliza cuando se desea preservar un valor específico vinculado a un
propósito especial.

e. Derechos reales y personales


i. Ubicación de estos derechos en el mundo jurídico
Los derechos subjetivos implican una relación regulada por el Derecho Objetivo entre
sujetos, donde si una persona tiene un derecho, hay otras personas obligadas a respetarlo.
Esto establece una distinción entre una situación jurídica activa (titular del derecho) y una
situación jurídica pasiva (obligados a respetarlo).

ii. Concepción legal


Según el Código Civil:
● Los bienes incorporales pueden ser derechos reales o personales.
● Un derecho real es aquel que se tiene sobre una cosa sin relación a una persona
determinada, implicando el dominio o un desmembramiento del dominio.
● Además del dominio, existen dos tipos de derechos reales: los derechos de goce,
que permiten disfrutar de una cosa ajena, y los derechos de garantía, que brindan
mayor seguridad en el cobro de un crédito al tener un bien afectado a su pago.
Sin embargo, se critica la concepción del Código Civil en cuanto a los desmembramientos
del dominio, ya que el dominio es considerado un derecho unitario e indivisible. Además, se
argumenta que las cosas no pueden ser parte en relaciones jurídicas, por lo que la prenda y
la hipoteca no pueden ser consideradas derechos contra una cosa.
En resumen, el Código Civil establece la distinción entre derechos reales y personales, así
como la existencia de desmembramientos del dominio, aunque estas concepciones son
objeto de críticas y se argumenta que los desmembramientos son derechos en sí mismos
que limitan el derecho de propiedad.
Los derechos reales limitados tienen las siguientes características:
a. Son derechos sobre cosas ajenas, aunque en casos excepcionales pueden recaer sobre
cosas parcial o totalmente propias.
b. Son limitados, lo que significa que su titular no puede ejercer todos los poderes que
tendría si fuera propietario exclusivo del bien.
c. Limitan la propiedad, ya que imponen gravámenes que afectan de alguna manera el uso,
goce o disposición del propietario del bien.
d. Tienen una limitación temporal. Los derechos reales de goce tienen una duración máxima
que coincide con la vida de su titular. Sin embargo, las servidumbres pueden ser perpetuas,
siendo una excepción a esta limitación temporal.

iii. Caracteres de los derechos reales


Los derechos reales tienen varios caracteres distintivos que se pueden resumir de la
siguiente manera:
1. Absolutez: Los derechos reales son absolutos y oponibles a todas las personas, lo
que significa que pueden hacerse valer frente a cualquier individuo. En contraste, los
derechos personales solo pueden hacerse valer contra personas específicas.

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2. Inherencia: También conocido como derecho de persecución, este carácter permite
al titular de un derecho real perseguirlo en manos de cualquier poseedor. Esto
implica que el derecho real puede hacerse valer no solo contra la persona que lo
perturbó, sino contra cualquier persona que tenga posesión del bien.
3. Inmediatez: Los derechos reales son inmediatos, lo que implica una conexión directa
entre el titular y la cosa. Esto significa que el titular obtiene beneficios directamente
de la cosa sin necesidad de intermediarios. Por otro lado, los derechos personales
son mediatos, ya que el acreedor no puede ejercer directamente su derecho sobre el
objeto de la obligación.
4. Preferencia: En caso de conflicto entre dos titulares de derechos reales
incompatibles, se aplica el principio de prioridad en el tiempo, lo que significa que se
protege al titular que adquirió el derecho primero. Además, en los concursos de
acreedores, existen distintas clases de créditos con distintos niveles de preferencia
para su satisfacción.
Estos caracteres distinguen a los derechos reales de los derechos personales y establecen
las particularidades de su naturaleza y protección.

iv. Régimen legal


El régimen legal de los derechos reales se resume de la siguiente manera:
1. Incidencia del orden público: A diferencia de los derechos personales, en los
derechos reales el orden público tiene un papel importante. Esto se debe a que los
derechos reales involucran aspectos relacionados con la organización social, política
y económica del país, y su regulación está sujeta a consideraciones de interés
general.
2. Creación de los derechos reales: En algunos sistemas jurídicos, como el español,
los particulares pueden crear cualquier tipo de derechos reales que deseen
(numerus apertus). En otros sistemas, como el argentino, solo existen los derechos
reales permitidos por la ley (numerus clausus). En el orden jurídico argentino,
aunque no se establece expresamente, se considera que rige el sistema del
numerus clausus debido a la naturaleza de las normas que los regulan y su carácter
de orden público. Sin embargo, también hay argumentos legales que respaldan el
numerus apertus en el derecho argentino, como el principio de libertad establecido
en la Constitución Nacional y el artículo 487 n.° 6 del Código Civil.

v. Derecho real de superficie


La legislación uruguaya, a través de la ley de ordenamiento territorial n.° 18.308, reconoce
el derecho real de superficie. Este derecho permite que el propietario de un inmueble ceda a
otra persona el uso temporal, total o parcial, del terreno, ya sea de forma gratuita u onerosa.
El derecho de superficie se establece mediante una escritura pública registrada y requiere la
existencia de título y modo. El titular del derecho de superficie tiene los mismos derechos y
obligaciones que el propietario del inmueble. Antes de esta regulación, existía un debate
sobre la admisibilidad de este derecho en el derecho uruguayo, pero la ley de Registros
estableció expresamente la posibilidad de constituir un derecho real de superficie. Varios
autores y casos prácticos respaldan la viabilidad de este derecho, argumentando que no
afecta la seguridad en la propiedad inmobiliaria ni entra en conflicto con el orden público o el
interés general.

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● Los bienes considerados en sí mismos
a. Concepto doctrinario
Según Biondo Biondi, en la antigüedad, la noción de cosa se refería solo a entidades
perceptibles por los sentidos, denominadas "corpora". Con el desarrollo de la economía y
las relaciones jurídicas, se adoptó el término "res" para distinguir entre cosas corporales y
cosas incorporales, que son aquellas que no pueden ser percibidas por los sentidos, sino
por la inteligencia, incluyendo los derechos. Biondi considera arbitraria la opinión de limitar
la noción de cosa solo a cosas materiales y concluye que los derechos que no son reales no
tienen a las cosas como objeto. Desde el punto de vista jurídico, Biondi sostiene que
cualquier entidad, material o inmaterial, que sea jurídicamente relevante y considerada por
la ley como objeto de relaciones jurídicas, puede ser considerada una cosa y es la
referencia objetiva del derecho subjetivo.

i. Cosas y bienes
La cosa es una entidad objetiva e independiente del sujeto, jurídicamente relevante. Por
otro lado, el término "bien" implica un interés, una ventaja o utilidad para un sujeto en
particular. Mientras la cosa tiene una referencia objetiva, el bien tiene una referencia
subjetiva. Puede haber una diversidad de bienes frente a una sola cosa, como en casos de
propiedad y usufructo, copropiedad o servidumbres. Aunque teóricamente se pueden
diferenciar los conceptos de bien y cosa, es común que en las normas legales ambos
términos se utilicen indistintamente.

ii. Cosas y objetos de los derechos


El objeto del derecho es más amplio que el concepto de cosa, ya que hay situaciones en las
que no existen cosas involucradas. En los derechos reales, el objeto es la cosa sobre la
cual se ejerce el derecho, como la propiedad o la hipoteca. En los derechos personales, el
objeto inmediato es la prestación que el deudor debe cumplir. En las prestaciones de dar, la
cosa es el objeto mediato del derecho, mientras que en las prestaciones de hacer y no
hacer, la noción de cosa no está presente. Además, el concepto de objeto de los derechos
es más amplio, ya que abarca relaciones como la patria potestad y el matrimonio, que no se
pueden incluir en la categoría de cosas.

b. Concepto legal de bien o cosa


El artículo 460 establece que los términos "bienes" o "cosas" comprenden todo lo que tiene
una medida de valor y puede ser objeto de propiedad, distinguiendo entre bienes corporales
e incorporales. Hay diferentes opiniones sobre si estos términos son sinónimos. Según
Cibils Hamilton, se refieren a conceptos diferentes, ya que "cosa" se refiere a elementos
materiales y "bienes" incluye tanto elementos materiales como inmateriales (derechos). Por
otro lado, Gamarra y Guillot consideran que son sinónimos. Desde el punto de vista jurídico,
los bienes o cosas deben tener un elemento económico (medida de valor) y un elemento
dominial (ser objeto de propiedad), excluyendo aquellos bienes comunes a todos los
hombres y los bienes del dominio público.

c. Caracteres de la cosa
Los caracteres de la cosa son los siguientes:
a. Extrañeza al sujeto: Las cosas son externas al sujeto y se contraponen a las personas.

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b. Relevancia jurídica: Las cosas deben ser susceptibles de ser objeto de relaciones
jurídicas, excluyendo elementos como el aire, la luz solar o el viento cuando no han sido
manufacturados.
c. Posibilidad de individualización y aislamiento: Las cosas deben poder ser identificadas y
separadas del entorno.
d. Medida de valor e interés social: Las cosas deben tener una medida de valor y generar
un interés en la sociedad.
e. No requiere actualidad ni pertenencia actual: Las cosas incluyen no solo entidades
existentes en el presente, sino también entidades futuras esperadas, como cosechas
futuras. Además, no es necesario que las cosas estén bajo una titularidad actual, ya que
pueden incluir minerales no explorados, tesoros no descubiertos y cosas sin dueño (res
nullius).

d. Clasificación
i. Bienes muebles e inmuebles
La clasificación de bienes en muebles e inmuebles se basa en la posibilidad de
movilización. Un bien mueble es aquel que puede trasladarse de un lugar a otro, mientras
que un bien inmueble es aquel que no puede ser trasladado. Esta clasificación también se
aplica a los derechos. Por ejemplo, un derecho real sobre un automóvil sería un derecho
real mueble, mientras que un derecho de propiedad sobre una casa sería un derecho real
inmueble. De manera similar, las obligaciones de dar una cosa mueble o una cosa inmueble
se clasifican como derechos personales muebles o inmuebles, respectivamente.
La importancia de esta clasificación radica en que la ley regula de manera diferente los
bienes muebles e inmuebles debido a su distinta naturaleza. Los inmuebles permiten una
identificación documental más fácil, tienen requisitos de posesión distintos para prescribir,
ofrecen acciones posesorias para su defensa, tienen diferentes regímenes de
administración y disposición, y presentan limitaciones en la disposición de los habilitados
por matrimonio.

ii. Subclasificaciones del CC:


1. Inmuebles por naturaleza (Art 463)
Los inmuebles por naturaleza son cosas que no pueden ser trasladadas de un lugar a otro,
o que solo pueden ser trasladadas con dificultades excepcionales. Esto incluye las tierras,
las minas y los edificios.

2. Inmuebles por adhesión y por pendencia (Art 464)


Se consideran inmuebles por adhesión a los árboles y plantas mientras están unidos al
suelo mediante sus raíces (inciso 1°). Además, los frutos de esos árboles y plantas se
consideran inmuebles por pendencia mientras están colgando (inciso 2°).

3. Inmuebles por destino (ART 465)


Los inmuebles por destino son muebles por naturaleza, pero se consideran inmuebles
debido a su destino específico según lo establecido por el legislador. Estos bienes están
permanentemente destinados al uso, cultivo o beneficio de un inmueble. Sin embargo, el
artículo 465 enumera incorrectamente algunos ejemplos de inmuebles por destino, ya que
las losas de un pavimento y los tubos de las cañerías son inmuebles por naturaleza al ser
parte integral del edificio. Para que un bien sea considerado inmueble por destino, se

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requiere que sea colocado de forma permanente y que su separación para darle un destino
diferente resulte en la pérdida de su carácter de inmueble.

4. Inmuebles por accesión (Art 467)


Según el artículo 467, los inmuebles por accesión se dividen en dos categorías. En primer
lugar, las cosas de comodidad y ornato, como los cuadros, que se fijan en las paredes pero
pueden ser fácilmente removidas, se consideran bienes muebles. En segundo lugar, los
muebles que están embutidos en las paredes se consideran parte del edificio, incluso si
pueden ser separados, y se clasifican como inmuebles por accesión.

5. Muebles por naturaleza (Art 462)


El artículo 462 establece que los muebles por naturaleza son aquellas cosas que pueden
ser trasladadas de un lugar a otro, ya sea por sí mismas (semovientes) o mediante una
fuerza externa (cosas inanimadas). Sin embargo, hay excepciones a esta regla que se
mencionan anteriormente.

6. Muebles por movilización ideal (Art 466)


El artículo 466 establece que los productos y accesorios de los inmuebles se consideran
muebles incluso antes de ser separados para ser transferidos a otra persona.
No se puede aplicar este artículo para enajenar las construcciones de un inmueble antes de
demolerlas, ya que es una norma excepcional y no se puede hacer una analogía en este
caso. Por lo tanto, esa transacción requeriría una escritura pública.

7. Norma interpretativa (Art 469)


El artículo 469 es una norma interpretativa que aclara que cuando una persona deja sus
muebles, esta disposición no incluye dinero, documentos, colecciones, libros, armas, ropa ni
carruajes.

iii. Bienes fungibles y no fungibles, consumibles y no


consumibles
El artículo 470 aborda la clasificación de los bienes muebles y confunde dos categorías
diferentes. Los bienes fungibles son aquellos que son homogéneos y pueden ser sustituidos
unos por otros en el cumplimiento de una obligación, como el dinero o productos básicos.
Los bienes consumibles son aquellos que se consumen o destruyen cuando se utilizan,
como la leña o los alimentos. Por otro lado, los bienes no consumibles son aquellos que
pueden ser utilizados durante un tiempo indefinido sin sufrir una destrucción o alteración
significativa en su esencia, como los terrenos o los metales. La consumibilidad se entiende
desde un punto de vista jurídico, no físico, lo que significa que una cosa puede consumirse
sin experimentar cambios físicos. Es importante distinguir entre fungibilidad y
consumibilidad, ya que la primera se refiere a la pertenencia a una categoría donde todas
las cosas se consideran idénticas, mientras que la segunda se refiere a las consecuencias o
efectos del uso de una cosa. Normalmente, los bienes consumibles son fungibles, excepto
en casos excepcionales donde un bien puede ser consumible pero pierde su fungibilidad
debido a su valor de colección, por ejemplo.

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● Los bienes en relación con sus titulares.
a. Clasificación
El artículo 476 establece una clasificación de los bienes en propiedad nacional y propiedad
particular, mientras que el artículo 477 distingue los bienes de propiedad nacional en dos
categorías:
a. Bienes nacionales de uso público o bienes públicos, que son aquellos cuyo uso
pertenece a todos los habitantes y están enumerados de manera no exhaustiva en el
artículo 478.
b. Bienes privados del Estado o bienes fiscales, que son aquellos cuyo uso no pertenece
generalmente a todos los individuos, sino que tienen un uso restringido, regulado por los
artículos 481, 482 y 483 del Código Civil.

i. Criterios de distinción en cuanto a la dominialidad


La doctrina presenta diferentes criterios para determinar si un bien pertenece al dominio
público o fiscal del Estado, aunque las leyes se basan más en la conveniencia estatal que
en razones técnicas. La distinción entre estos bienes es importante, ya que los bienes
públicos están fuera del comercio, mientras que los bienes fiscales se equiparan en algunos
aspectos a los bienes privados de los particulares.
Los criterios de distinción son los siguientes:
1. Naturaleza de los bienes: Los bienes del dominio público son aquellos que no
pueden ser propiedad de particulares, ya que no son susceptibles de propiedad
privada. Sin embargo, esta distinción puede ser cuestionada, ya que algunos bienes
no son apropiables no por su naturaleza, sino debido a su dimensión o
características específicas.
2. Afectación al uso de todos los habitantes: Según el Código Civil, los bienes públicos
son aquellos que pueden ser utilizados directamente por todos los individuos, como
calles, plazas y caminos públicos. Los bienes que no pueden ser utilizados por

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todos, como las fortalezas, serían considerados bienes fiscales en lugar de bienes
públicos.
3. Afectación a un servicio público: Los bienes públicos también incluyen aquellos que
están destinados a prestar un servicio público, como fortalezas o facultades. Sin
embargo, este criterio es demasiado amplio, ya que prácticamente todos los bienes
del Estado podrían considerarse bienes públicos según esta definición.
En resumen, los criterios de distinción para determinar si un bien es del dominio público o
fiscal se basan en la naturaleza de los bienes, su afectación al uso de todos los habitantes y
su afectación a un servicio público. Sin embargo, existe cierta controversia y críticas en
torno a estos criterios.

ii. Régimen nacional


El régimen nacional establece que los bienes públicos son aquellos cuyo uso pertenece a
todos los habitantes del Estado, según el artículo 477. El artículo 478 menciona
específicamente como bienes públicos las obras públicas construidas y conservadas por la
nación, como puentes y canales.
Sin embargo, surge un problema en relación a si una fortaleza construida y conservada por
la nación es considerada un bien público. Según el artículo 478, lo sería, pero según el
artículo 477, no, ya que su uso no pertenece a todos los habitantes.
Este problema se debe a que cada disposición proviene de fuentes diferentes: el artículo
477 del Código Civil chileno y el artículo 478 del proyecto de Garcia Goyena. El artículo 478
se refiere a los bienes del Estado en general, incluyendo tanto los bienes públicos como los
bienes fiscales.
En conclusión, para considerar un bien como público según nuestro derecho, se debe
seguir el criterio de uso directo por todos los habitantes.

b. Caracteres de los bienes públicos


Los bienes públicos tienen los siguientes caracteres:
a. Son propiedad del Estado, pero están limitados por las facultades de uso concedidas a
los individuos. Algunos autores argumentan que no hay un verdadero derecho de propiedad
sobre ellos, sino un poder de reglamentación.
b. Se requiere una norma legal para determinar su carácter de bien público y para
desafectarlos.
c. El derecho al uso de los bienes públicos puede ser limitado por concesiones exclusivas a
ciertas personas y el cobro de tarifas por su uso.
d. Son bienes inalienables y están fuera del comercio.
e. Son bienes imprescriptibles, ya que al estar destinados al uso de todos los habitantes, no
se puede ejercer posesión exclusiva sobre ellos.
f. Son bienes inembargables, tanto los bienes públicos como los bienes fiscales, debido al
principio de que el Estado siempre es solvente.

c. Bienes fiscales
Los bienes fiscales son aquellos que son propiedad del Estado y no son considerados
bienes públicos. La palabra "fisco" proviene del latín "fiscus", que era una cesta de mimbre
en la que los romanos solían guardar dinero. Existe un debate entre las categorías de
bienes de dominio público y bienes fiscales. Un caso práctico ilustrativo se presentó en el
departamento de Maldonado, donde un particular intentó prescribir un predio en la playa Las

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Delicias. En primera instancia, el fallo consideró que el espacio había dejado de pertenecer
al dominio público. Sin embargo, en segunda instancia, el Tribunal de Apelaciones revocó la
decisión, argumentando que el predio se encontraba dentro de la faja de 150 metros desde
la orilla del Río de la Plata, por lo que seguía siendo un bien de dominio público y no podía
ser objeto de prescripción.

i. Caracteres
Los bienes fiscales tienen los siguientes caracteres:
a. El uso de estos bienes no pertenece a todos los habitantes del Estado.
b. Se determinan por ser propiedad del Estado y estar excluidos de los bienes públicos. El
Código Civil enumera algunos ejemplos, como tierras sin dueño y herencias yacentes.
c. Son bienes alienables, es decir, pueden ser objeto de compraventa u otras formas de
transferencia de propiedad.
d. Son prescriptibles, pero es importante hacer una distinción:
-Las tierras fiscales son aquellas que han pertenecido al Estado en algún momento y
han vuelto a su dominio a través de compraventa, donación, etc. Para estas tierras
se aplica el régimen común de prescripción del Código Civil.
-Las tierras públicas son aquellas que siempre han pertenecido al Estado y nunca
salieron de su dominio. Antes de 1960, no había regulación específica para su prescripción,
pero la ley 12.802 (30/11/1960), en su artículo 121, estableció la posibilidad de prescripción
para estas tierras.
e. Son inembargables, lo que significa que no pueden ser objeto de embargo.

● El derecho de propiedad en general.


a. Evolución histórica
El concepto liberal de propiedad ha evolucionado con el tiempo. Anteriormente, se defendía
un derecho ilimitado de propiedad, pero actualmente se ha adoptado un enfoque
intervencionista del Estado, donde se imponen condiciones y limitaciones a la propiedad
para cumplir una función social. Se han establecido diversas regulaciones, como la
adquisición de inmuebles rurales, impuestos a propiedades deshabitadas y el ordenamiento
territorial. La ley 18.308 de ordenamiento territorial introduce una nueva disciplina de
propiedad inmobiliaria, priorizando el orden territorial sobre los intereses individuales. Se
requiere obtener autorización administrativa para desarrollar actividades y realizar
modificaciones en la propiedad. Algunos argumentan que esto puede llevar a abusos de
poder por parte de los funcionarios, mientras que otros defienden que es legítimo privilegiar
el interés común sobre el derecho individual de propiedad. Aunque aún hay poca discusión
doctrinaria sobre esta ley, se comparte la línea argumentativa que se alinea con el derecho
de dominio tradicional.

b. Conservación del instituto


A pesar de la evolución del instituto de la propiedad, el derecho individual de propiedad
sigue siendo reconocido y protegido como un poder exclusivo y pleno del propietario.
Aunque se han dado importancia a las demandas sociales, la propiedad sigue siendo un
derecho individual, aunque ya no se basa en criterios individualistas. Estas dos
calificaciones no son contradictorias. Reconocer que es un derecho individual implica
reconocer el derecho a la propiedad privada y rechazar concepciones colectivistas que lo

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nieguen, mientras que afirmar que no tiene carácter individualista significa que el poder del
propietario está limitado por las exigencias sociales.

c. Caracteres del derecho de dominio


El derecho de dominio tiene los siguientes caracteres:
a. Inmediatez: Se refiere a la capacidad de adquirir y ejercer el dominio directamente.
b. Inherencia: Se confunde con la absolutez, que implica la plenitud del derecho de
propiedad.
c. Absolutez: Es absoluta en relación a las personas contra las que se ejerce, su objeto, su
contenido y su duración.
d. Elasticidad: Permite la compresión del derecho sin perder su naturaleza y la posibilidad
de recuperar su amplitud original.
e. Independencia: Es independiente de otros derechos reales de mayor alcance.
f. Exclusividad: No puede haber otro sujeto con un derecho idéntico al del propietario sobre
el mismo bien al mismo tiempo.

d. Contenido del dominio


El contenido del dominio se compone de poderes y límites.

i. Poderes
Los poderes del propietario incluyen el goce y la disposición plena del bien, tanto en
términos jurídicos como materiales. El goce implica utilizar el bien y obtener sus frutos,
mientras que la disposición abarca la transmisión del derecho y la realización de actos
materiales sobre el bien. Sin embargo, el contenido del derecho de propiedad no se agota
en estos poderes, ya que existen facultades adicionales que no se clasifican estrictamente
como goce o disposición. La propiedad también puede verse limitada voluntaria o
involuntariamente, pero esto no implica su desaparición. En consecuencia, el verdadero
sentido del instituto de la propiedad se encuentra en su naturaleza como un poder complejo
e indeterminado, que representa el máximo poder jurídico patrimonial. En lugar de
enfocarse en una enumeración exhaustiva de lo que el propietario puede hacer, es más
relevante establecer lo que no puede hacer.

ii. Límites
Los límites al derecho de propiedad se dividen en concretos y genéricos. Los límites
concretos son establecidos por la ley o por acuerdo de voluntades. Los límites normales son
obligaciones establecidas por la ley, como la prohibición de realizar ciertas acciones o la
obligación de soportar acciones del vecino. Los límites excepcionales son autolimitaciones
voluntarias impuestas por el propietario. Los límites genéricos se basan en la teoría del
abuso de derecho. Ejemplos de límites legales incluyen la expropiación por utilidad pública y
las limitaciones en materia sucesoria. También existen limitaciones administrativas
impuestas por disposiciones municipales, como servidumbres de alineamiento, restricciones
de altura en zonas específicas y regulaciones en barrios jardines.

e. La teoría del abuso del derecho


La teoría del abuso del derecho se centra en determinar el punto en el que una conducta
lícita se convierte en un abuso. Se plantea que, aunque una acción pueda causar daño, si
está justificada por actuar dentro de los límites legales, no se requiere indemnización. En el

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ámbito contractual, el abuso ocurre cuando una parte termina la relación de manera
arbitraria e ilícita. En el caso de contratos de distribución comercial, se debate si es
necesario demostrar causas justificadas para rescindir el contrato o si se debe priorizar lo
estipulado por las partes. En situaciones sin relación contractual, como en el ámbito
periodístico, se busca encontrar un equilibrio entre la libertad de prensa y la protección de
derechos como la intimidad, imagen y honor de las personas. Se sugiere evaluar la utilidad
de la información, la veracidad y presentación civilizada de la noticia para evitar
difamaciones gratuitas.

f. Condominio
i. Requisitos
El condominio se caracteriza por la presencia de varios sujetos y la existencia de un objeto
común sobre el cual todos los copropietarios ejercen derechos de la misma naturaleza.

ii. Distinción previa


En el contexto de la propiedad compartida, se distingue entre comunidad o indivisión y
condominio. La comunidad o indivisión se refiere a la situación en la que varias personas
tienen derechos de igual naturaleza sobre un bien o conjunto de bienes, como coherederos,
copropietarios o usufructuarios. Por otro lado, el condominio se aplica cuando estas
personas ejercen conjuntamente el dominio, es decir, el derecho real principal, sobre uno o
más bienes específicos. La copropiedad implica que las personas tienen derechos de igual
naturaleza frente a derechos reales o personales. En resumen, la comunidad o indivisión es
un término más amplio que abarca tanto el condominio como otras formas de propiedad
compartida.

iii. Posibles fuentes de condominio


El condominio puede tener diversas fuentes, entre las cuales se encuentran:
1. Condominio contractual: Surge cuando varias personas acuerdan en un contrato
establecer una propiedad compartida sobre un bien o conjunto de bienes.
2. Condominio sucesorio: Se origina cuando un bien es heredado por múltiples
herederos, quienes se convierten en copropietarios del mismo.
3. Condominio por disolución de la sociedad conyugal: En caso de divorcio o
separación, los cónyuges pueden convertirse en copropietarios de los bienes
adquiridos durante el matrimonio.
4. Condominio por disolución de una sociedad comercial: Si una sociedad comercial se
disuelve, los socios pueden convertirse en copropietarios de los activos de la
sociedad.
Estas son solo algunas de las posibles fuentes de condominio. En general, el condominio
puede surgir cuando hay un acuerdo o una circunstancia que involucra la propiedad
compartida de un bien entre múltiples personas.

iv. Tipos históricos de condominio


1. Condominio romano:
● Los condóminos no son dueños exclusivos de una porción específica de la
propiedad, sino que tienen una parte ideal o cuota indivisa expresada en fracciones.
● Cada propietario tiene pleno dominio sobre su cuota y puede enajenarla, constituir
derechos reales sobre ella, arrendarla, etc.

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● El uso del bien está limitado para cada condómino, respetando los derechos de los
demás.
● Cualquier condómino puede ejercer el derecho de prohibición sobre los actos
materiales de los demás.
● Para realizar actos jurídicos que afecten la propiedad, se requiere el consentimiento
unánime de todos los condóminos.
● El condominio se considera transitorio y voluntario, ya que cualquier condómino
puede solicitar en cualquier momento la división de la propiedad.
2. Condominio germánico (gesammte hand) (propiedad en mano común):
● Existe un fuerte vínculo personal entre los miembros del condominio, generalmente
basado en relaciones familiares.
● No hay cuotas establecidas hasta el momento de la disolución.
● La gesammte hand constituye una unidad patrimonial separada de los patrimonios
individuales de los comuneros.
● Los derechos y obligaciones se adquieren mediante el consenso unánime de todos
los comuneros.
● Los actos realizados por un comunero, incluso en relación con su parte, no tienen
efecto.
● En caso de fallecimiento de un comunero, su parte generalmente se añade a los
demás comuneros.

v. Régimen nacional
a. En el Derecho Positivo no existe una regulación orgánica del condominio debido a dos
razones: a) se considera como una situación transitoria y accidental según la voluntad
legislativa; b) se considera antieconómico, ya que puede llevar a la inacción del titular.
b. Solo existen disposiciones dispersas que se refieren al condominio en diferentes
aspectos legales, como servidumbres, reivindicación, partición forzosa, efecto retroactivo de
la partición, prescripción, compraventa, sociedad civil, sociedad conyugal y hipoteca.
c. En principio, nuestro Derecho adopta el condominio de tipo romano, con la excepción de
los casos de sociedad conyugal, donde la doctrina mayoritaria adopta el enfoque de la
gesammte hand.

vi. Facultades de los condóminos


● Cada condómino tiene amplias facultades sobre su cuota, pero poderes restringidos
sobre la cosa común.
● Pueden realizar actos jurídicos sobre su cuota, como enajenarla, hipotecarla (art
2330), reivindicarla (677/3) y solicitar la partición del bien común (art 1115, 1136 y
1137)
● Tienen derecho a usar el bien común, pero deben respetar el igual derecho de uso
de los demás condóminos.
● Pueden impedir actos materiales sobre el bien común realizados por otros
condóminos (jus prohibendi).
● La administración del bien es generalmente conjunta entre los condóminos.
● Los frutos del bien se dividen proporcionalmente a cada cuota.
● Cada condómino puede realizar actos conservatorios respecto al bien y reclamar
contra los demás por enriquecimiento sin causa (art 1138)
● Ningún condómino puede enajenar o gravar la totalidad del bien sin el
consentimiento de los demás condóminos.

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● En nuestro Derecho, no existe la división física de las cuotas en zonas específicas
del bien, sino que es un condominio indiviso.
● Se pueden realizar convenios sobre la utilización del bien, pero estos solo crean
derechos personales.

vii. Extinción del condominio


● El condominio puede extinguirse por las mismas causas que la propiedad, como la
destrucción del bien, expropiación, incorporación al elenco de bienes públicos,
prescripción adquisitiva de un tercero o de uno de los condóminos.
● También puede extinguirse por medio de la partición, que implica convertir las
cuotas de cada condómino en bienes concretos.
● La partición puede ser forzosa según el artículo 1115.
● La partición tiene un efecto declarativo según el artículo 1151.
● Puede realizarse de forma judicial, extrajudicial o mixta.
● La partición puede recaer en los mismos bienes que formaban la indivisión, en otros
bienes o en dinero soulte, sin efecto retroactivo según los artículos 1137, 1755 y
1756.
● Hay casos de condominio forzoso en los cuales no se puede solicitar la partición,
como en el caso de medianería o bienes comunes de propiedad horizontal.

g. Propiedad especial
i. Propiedad literaria y artística
● El marco normativo de la propiedad literaria y artística se encuentra en la
Constitución de la República (artículo 33), el Código Civil uruguayo (artículo 491), la
Ley de derechos de autor (número 9.739) y su ley modificativa (número 17.616).
● Esta forma de propiedad busca proteger obras o creaciones originales perceptibles
por los sentidos, como composiciones musicales, libros, obras plásticas,
seudónimos, programas de ordenador, fotografías, entre otros.
● A diferencia de la propiedad tradicional, esta propiedad es limitada en el tiempo y no
requiere de un objeto material para representarla.
● Además de la dimensión patrimonial, la propiedad literaria y artística incorpora
aspectos morales, como el respeto a la voluntad del autor y la preservación de la
integridad de la obra.
● En casos de violación de los derechos de autor, se pueden tomar medidas legales
para proteger los derechos del autor y resarcir su trabajo, como se ilustra en un caso
reciente de utilización no autorizada de una fotografía en un libro, basado en el
artículo 24 de la ley 9.739.

ii. Bien de Familia


● La legislación que regula el tema del Bien de Familia incluye la Constitución de la
República (artículo 49), el decreto-ley 15597 de 19/7/1984, modificaciones
introducidas por la ley 16.095 de 26/10/1989 (artículos 19 a 23), la Ley 18.651 de
Protección integral de personas con discapacidad y el decreto reglamentario n.°
504/1984 de 13/11/1984.
● El objetivo principal de este instituto es proteger la propiedad familiar,
salvaguardando un bien destinado a la vivienda o subsistencia familiar, el cual está

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sujeto a un límite de valor (no incluye propiedades lujosas o grandes extensiones de
tierra).
● Una característica especial es que el Bien de Familia no está sujeto al régimen de
garantía común de los acreedores, lo que significa que las deudas contraídas
después de que el bien obtenga la protección no pueden afectarlo. Sin embargo,
esta legislación no cubre deudas anteriores.
● La interpretación de los requisitos legales para obtener el estatuto de Bien de
Familia ha sido objeto de diferentes interpretaciones jurisprudenciales.

iii. Propiedad Horizontal


Se destacan las normas más importantes relacionadas con la propiedad horizontal debido a
la gran cantidad de disposiciones existentes.
a. Ley 10.751 de 25/6/1946, conocida como ley "madre", establece las bases de la
regulación y contiene normas de orden público.
b. Ley 13.870 de 17/7/1970 flexibiliza requisitos para permitir más ingresos de bienes
inmuebles al régimen de propiedad horizontal.
c. Decreto-ley 14.261 de 3/9/1974 amplía la flexibilidad para incluir más inmuebles en el
régimen de propiedad horizontal.
d. Ley 16.760 permite la participación del capital privado en la financiación de edificios.
e. Ley 17.292, conocida como ley de urbanizaciones, busca facilitar la construcción de
desarrollos urbanos en zonas rurales.
f. Ley 18.308 de 30/6/2008 modifica algunas normas de la ley de urbanizaciones.
La particularidad de la propiedad horizontal radica en su factor económico, ya que resulta
menos costoso para la clase media adquirir un terreno o solar entre varias familias y
construir unidades en lugar de comprar una casa individual.
Sin embargo, en la actualidad, esta distinción económica se ha desdibujado debido a
factores externos, como la inseguridad, que han aumentado el valor de algunas
propiedades horizontales.
En la propiedad horizontal, existen limitaciones a los derechos de propiedad, y en casos
extremos, puede llegar a la privación del goce de los bienes (artículo 11 de la ley 10.751).
Coexisten bienes individuales con bienes de uso común destinados a todos los
copropietarios.

iv. Propiedad minera


La Propiedad Minera está regulada por el Código de Minería, Decreto-ley 15.242 de 8 de
enero de 1982. Este código establece el régimen de explotación de los yacimientos
minerales y los califica como utilidad pública.

v. Propiedad funeraria
El marco legal de la Propiedad Funeraria se compone de 19 reglamentaciones distintas en
cada departamento, siendo competencia de estos regular el tema. Algunos departamentos
permiten los cementerios privados parquizados, mientras que otros no. Esta materia se
enmarca principalmente dentro del derecho administrativo, aunque ocasionalmente también
involucra al derecho civil.
La naturaleza jurídica de los cementerios adjudicados al municipio ha generado diversas
posiciones en la doctrina. Algunos sostienen que forman parte del dominio público municipal
debido a su afectación como servicio público, y por lo tanto están sujetos al régimen jurídico

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del derecho administrativo. Otros argumentan que, al otorgarse concesiones y no estar
destinados al uso colectivo de todos los habitantes, forman parte del dominio privado
municipal. También se plantea la posibilidad de que pertenezcan a un sistema mixto, donde
los accesos serían de dominio público municipal y las parcelas formarían parte del dominio
privado de la comuna.

● Derecho de usufructo, uso y habitación


a. Generalidades
El Código Civil no reconoce los derechos reales limitados como concepto, en su lugar el
artículo 472 se refiere a "desmembramientos del dominio", dividiendo el dominio en ius
utendi, ius fruendi e ius abutendi. Según esta teoría, en el usufructo, el usufructuario tiene
los primeros dos derechos y el nudo propietario tiene el tercero. Sin embargo, existen
diferencias significativas entre el uso y goce que puede ejercer el usufructuario y el
propietario (por ejemplo, el artículo 520 establece limitaciones).
El error en la tesis del desmembramiento del dominio, seguida por el Código Civil, radica en
considerar al dominio como un conjunto de derechos autónomos y separables, cuando en
realidad las facultades de usar, gozar y disponer son atributos de un único e indivisible
derecho que no puede fragmentarse.
En resumen, los derechos reales limitados son gravámenes o limitaciones extraordinarias
que implican una disminución patrimonial para el propietario, desplazando su propiedad.

b. Usufructo
i. Concepto y caracteres
El usufructo se refiere tanto al usufructo propiamente dicho como al cuasiusufructo, según el
artículo 493/1°. Tiene los siguientes caracteres:
a. Es un derecho real que posee todos los caracteres de este tipo de derechos. Además,
depende de la existencia del usufructuario, ya que se extingue por su muerte (artículo 537
n.° 1). Es un derecho limitado y limitante de la propiedad.
b. Se ejerce sobre una cosa ajena, aunque en casos excepcionales puede ser sobre una
cosa parcialmente propia o propia, como en el caso de bienes en los beneficios de
inventario o de separación (artículos 493/1° y 537 n.° 3°).
c. Debe ejercerse sin alterar la sustancia de la cosa, es decir, sin modificar sus
características fundamentales y su destino económico conferido por el propietario. Este
principio se aplica según los artículos 493/1° y 520.
d. Es un derecho temporal, su duración está establecida en los artículos 493/3, 500/2, 537
n.° 1 y 501. Esta temporalidad se fundamenta en la protección de la propiedad.
e. No se transmite a los herederos del usufructuario, lo cual reafirma su carácter anterior
(artículo 537 n.° 1). Sin embargo, la muerte del nudo propietario no afecta el derecho del
usufructuario.
En cuanto al cuasiusufructo, el usufructuario se convierte en dueño de las especies que
recibe y debe restituir otro tanto de la misma especie y calidad o su valor al final del
usufructo. Se aplica tanto a bienes fungibles como consumibles. Presenta diferencias con el
usufructo, como la no aplicación del principio salva rerum substantia y la inversión de la
carga de los riesgos por el perecimiento. También se diferencia del mutuo, ya que el
cuasiusufructo se extingue por la muerte del usufructuario, mientras que el mutuo no se
extingue por la muerte del mutuario.

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ii. Constitución de usufructo
La constitución del usufructo se realiza de acuerdo con los artículos 495 y siguientes:
a. Por ley: se refiere al usufructo legal establecido en el artículo 266 del Código Civil, el cual
se aplica siempre a una universalidad, como el patrimonio del menor.
b. Por acto entre vivos: los mismos negocios que pueden transmitir el dominio son hábiles
para constituir el usufructo. Se requiere el modo de tradición y, en el caso de bienes
inmuebles, se necesita una escritura pública y su inscripción en el Registro de la Propiedad
Inmueble, sección Traslaciones de Dominio.
c. Por disposición de última voluntad: la constitución del usufructo puede ser a través de un
legado o una herencia. Si se establece sobre un bien determinado, se realiza como legado.
Si se establece sobre toda la herencia o una parte de ella, se realiza como herencia. Sin
embargo, el inciso 2 del artículo 496/2° contradice los artículos 1037 y 1039.
d. Por prescripción adquisitiva o usucapión: se admite en casos excepcionales según el
artículo 497. Aunque generalmente no hay razón para adquirir el usufructo en lugar del
dominio, existen dos situaciones relevantes: cuando se cuenta con justo título para adquirir
el usufructo y se logra por prescripción de 10 o 20 años, y según el artículo 1196.

iii. Diversas modalidades


1. Usufructo alternativo o sucesivo
El usufructo alternativo o sucesivo (art. 498) está prohibido. Según Guillot, la razón de esta
prohibición es que el usufructo no puede durar más que la vida del usufructuario, y al ser
alternativo o sucesivo, podría extenderse indefinidamente en el tiempo. Por su parte,
Yglesias sostiene que la razón de esta prohibición es evitar que se diluya la responsabilidad
del usufructuario.

2. Usufructo conjunto
El usufructo conjunto (art. 499) permite el derecho de acrecer entre los co-usufructuarios,
salvo pacto en contrario (art. 513). Esto significa que al fallecimiento de uno de los co-
usufructuarios, su cuota parte se suma o beneficia a los demás. También es posible
plantear esta solución a través de disposiciones testamentarias (arts. 1049 y 1050).
En el Código Civil argentino, no existe el derecho de acrecer a menos que se establezca
mediante un acuerdo entre las partes. Esta solución parece más adecuada debido a que el
usufructo es un derecho personalísimo en el que la persona del titular es de gran
importancia.
En ausencia de una norma expresa que establezca la solidaridad, cada usufructuario es
responsable por su parte. No obstante, la solidaridad puede ser pactada entre ellos.

3. Usufructo bajo plazo o condición


El usufructo puede ser constituido bajo un plazo o condición (art. 500) y también puede
estar sujeto a un modo (art. 956).
El artículo 538 del Código Civil se utiliza como una norma interpretativa para determinar la
voluntad de las partes. Se entiende que cuando se establece un plazo, se pretende fijar un
periodo de tiempo específico para la duración del usufructo.

4. Usufructo reversivo
El usufructo reversivo se refiere a los casos en los que el propietario vende la propiedad
conservando el usufructo. Los artículos 515/2° y 767/2° del Código Civil hacen mención a

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esta situación. Se establece que el usufructuario en este caso está exento de la obligación
de proporcionar una garantía o fianza.

iv. Objeto del usufructo


El objeto del usufructo se encuentra definido por las siguientes disposiciones:
1. No se puede constituir usufructo sobre bienes integrantes o accesorios de otros,
como una escalera en un bien común de propiedad horizontal.
No puede constituirse usufructo sobre:
a. Bienes del dominio público del Estado.
b. Inmuebles afectados por el régimen de Bien de Familia (Decreto-ley n.° 15.597).
2. c. Una servidumbre separadamente del predio al que accede.
El usufructo puede constituirse sobre:
a. Bienes muebles o inmuebles.
b. Una renta vitalicia, según lo establecido en los artículos 2182/1° y 2184.
Ejemplo: A es deudor de la renta, B es acreedor de la renta, y se puede constituir un
usufructo a favor de C sobre dicha renta.
c. Cosas que se deterioran con el uso, es decir, bienes no consumibles que experimentan
depreciación en su valor debido a su uso normal (art. 508). El usufructuario cumple con su
obligación de restituir entregando la cosa en el estado en que se encuentre al final del
usufructo.
d. Un crédito, donde el usufructuario tiene derecho a los intereses que se generen durante
todo el plazo del usufructo. Los intereses atrasados, aunque se paguen durante el
usufructo, corresponden al propietario, según el art. 1758 (notificación al deudor).
e. Un bien arrendado, en el cual el usufructuario tiene derecho a percibir las rentas
generadas durante el usufructo. Se rige por el art. 505, al considerarse un fruto civil.
Además, el usufructuario puede celebrar un nuevo contrato de arrendamiento (art. 511) y
tiene legitimación procesal para iniciar el desalojo (art. 45 del decreto-ley n.° 14.219).
f. Otro usufructo, con diferencias respecto a la cesión de usufructo, como:
● El titular del usufructo original lo recupera si el segundo usufructuario fallece antes
que él.
● Puede constituirse un nuevo usufructo por un tiempo más limitado o con menos
facultades que el primero, sin requerir igualdad de contenido entre ambos derechos.
Los artículos relevantes son: 506, 508, 505, 511, 45 del decreto-ley n.° 14.219 y las
disposiciones relacionadas con renta vitalicia (arts. 2182/1° y 2184).

v. Obligaciones del usufructuario


Las obligaciones del usufructuario se regulan en los artículos 514 y siguientes. Estas
obligaciones se dividen en tres categorías: obligaciones previas al contacto con el bien,
obligaciones durante el disfrute del bien y obligaciones posteriores.

1. Obligaciones anteriores a la entrada en el bien.


Las obligaciones anteriores a la entrada en el bien del usufructuario son las siguientes:
1. Obligación de inventariar (Artículo 514, n.° 1): Surge del inventario, un documento
vinculante y obligatorio para las partes, que contiene los datos cuantitativos y
cualitativos del bien con el fin de facilitar y asegurar su restitución. Se argumentaba
tradicionalmente que el inventario solemne o judicial era preceptivo debido a que su
omisión podría generar una determinación insuficiente del negocio y, por ende,

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nulidad absoluta. Además, se sostenía que la falta de inventario podría incentivar
conductas delictivas por parte del usufructuario. Sin embargo, Yglesias critica esta
postura, argumentando que la ley no establece expresamente su carácter facultativo
y que la voluntad de las partes debería ser determinante. Según Yglesias, el nudo
propietario puede renunciar o dispensar al usufructuario de hacer inventario, ya que
esta obligación se establece en su propio beneficio. En caso de que el usufructo se
constituya por testamento, la facultad de dispensa también la tiene el nudo
propietario, y cualquier dispensa hecha por el testador se considerará inválida. Sin
embargo, si el nudo propietario es incapaz, sus representantes legales no pueden
dispensar la realización de inventario, ya que no se pueden remitir voluntariamente
los derechos de los incapaces (arts. 271 n.° 5 y 412 n.° 6).
2. Obligación de afianzar (Artículo 514, n.° 2): Resulta del artículo 514, n.° 2 y consiste
en la garantía de cumplimiento de la obligación del usufructuario. Mediante la fianza,
un tercero se compromete a asegurar que el usufructuario cuidará diligentemente el
bien y lo restituirá sin empeorarlo ni deteriorarlo por negligencia. Los deterioros
normales por el uso corren a cargo del propietario. En el caso del cuasi-usufructo, el
artículo 514 establece el contenido de la fianza. Esta fianza legal puede ser
sustituida por prenda o hipoteca según el artículo 2111, ya sea al constituirse el
usufructo o posteriormente, incluso contra la voluntad del nudo propietario. Sin
embargo, la obligación de afianzar no existe en los siguientes casos: a) cuando se
trata de usufructo legal, b) cuando el donante se reserva el usufructo de la cosa
donada, y c) cuando el que constituye el usufructo (testador o donante) o el nudo
propietario exoneran al usufructuario de la fianza.

2. Obligaciones durante el goce del bien


Las obligaciones durante el goce del bien por parte del usufructuario son las siguientes:
● Conservación de la cosa: El artículo 493 establece la obligación de conservar la
forma y sustancia del bien. Esta obligación tiene un doble contenido: a) abstenerse
de realizar actos ilegítimos que deterioren la cosa, y b) realizar acciones positivas de
conservación. El artículo 514, n.° 1, establece que el usufructuario debe cuidar las
cosas como un buen padre de familia y no es responsable del deterioro natural
causado por un uso normal. Además, Yglesias identifica dentro de esta obligación
deberes específicos previstos en el Código Civil, como la obligación de no deteriorar,
de mantener el destino del bien y de informar perturbaciones.
● Realización de reparaciones: Reguladas por los artículos 523 y 524, se distinguen
dos situaciones: a) reparaciones menores, que corresponden al usufructuario, y en
caso de incumplimiento, el nudo propietario puede realizarlas por cuenta del
usufructuario; y b) reparaciones mayores, que son aquellas que son necesarias para
la utilidad permanente de la finca, como las paredes principales o techos de
edificios. En este caso, el nudo propietario realizará estas reparaciones si lo
considera conveniente. Si el usufructuario realiza reparaciones mayores, tiene
derecho a ser reembolsado al finalizar el usufructo.
● Pago de tributos: Establecido por los artículos 525 y 526, se establece que los
tributos que gravan la renta son responsabilidad del usufructuario, mientras que los
que gravan el capital son responsabilidad del nudo propietario.
● Informar perturbaciones: Regulada por el artículo 530, el usufructuario tiene la
obligación de informar al nudo propietario sobre perturbaciones que afecten los
derechos de este último. No es necesario dar aviso si la perturbación solo afecta al

22
usufructuario. Las perturbaciones pueden ser tanto de hecho (como actos
posesorios de terceros) como de derecho (como ocupantes precarios). El
usufructuario debe informar dentro de un plazo en el que el nudo propietario pueda
ejercer una defensa útil de su derecho, de lo contrario será responsable de los
perjuicios causados.

3. Obligaciones al término del usufructo


Al finalizar el usufructo, el usufructuario tiene las siguientes obligaciones consecuenciales:
a. Restituir la cosa: De acuerdo con los artículos 493 y 514, n.° 2, el usufructuario debe
devolver la cosa en el estado en que la recibió, conservando su forma y sustancia.
b. Liquidación de cuentas: El usufructuario debe realizar el pago de las reparaciones,
tributos y otras obligaciones que correspondan, como resultado de la liquidación de cuentas
al finalizar el usufructo.

i. Derechos del usufructuario


1. Uso y goce de la cosa
El usufructuario tiene el derecho de utilizar la cosa como lo haría un propietario,
conservándola en su forma y sustancia y manteniéndola destinada a su uso habitual. Esto
se establece en el artículo 493.
Posibilidad de arrendar y enajenar: Según el artículo 511, el usufructuario puede arrendar el
bien o vender su derecho de usufructo. En caso de hacerlo, el usufructuario sigue siendo
responsable por el bien, según lo establecido en el artículo 521.
Exclusión de beneficios: Es posible que mediante un acuerdo contractual se excluya algún
beneficio que proporciona la cosa. Por ejemplo, el nudo propietario podría reservarse la
cosecha de tomates, dejando al usufructuario con la cosecha de otros productos.
Facultad de realizar mejoras: El usufructuario tiene el derecho de llevar a cabo mejoras en
la cosa, dentro de los límites legales, con el fin de aumentar la producción. Esto le permite
realizar instalaciones necesarias para dicho propósito.

2. Percepción de los frutos


La percepción de los frutos se rige por los siguientes artículos:
Distinguiendo los frutos: Según el artículo 503, se distinguen los frutos en naturales,
industriales y civiles.
Frutos naturales e industriales: De acuerdo con el artículo 504, los frutos naturales e
industriales pertenecen a quien los percibe. Esto significa que los frutos existentes al inicio
del usufructo pertenecen al usufructuario, mientras que los frutos pendientes al finalizarlo
pertenecen al nudo propietario.
Frutos civiles: Según el artículo 505, los frutos civiles pertenecen a cada parte en proporción
al tiempo del usufructo. Esto se debe a que los frutos civiles pueden dividirse día a día, a
diferencia de los frutos naturales e industriales.
Supletorias a la voluntad de las partes: Estas disposiciones actúan como supletorias en
caso de que no se haya establecido otra disposición específica en el acuerdo entre las
partes.

3. Mejoras

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Las mejoras realizadas por el usufructuario están reguladas por el artículo 512. Según esta
norma, el usufructuario no tiene derecho a ser reembolsado por las mejoras realizadas. Sin
embargo, se le ofrecen dos opciones:
a. Compensar las mejoras con los deterioros que se le imputen.
b. Retirar los materiales de las mejoras si no causan daño a la cosa (definición de
"detrimento" en el artículo 702).
El inciso 2 del artículo 512 reafirma la disposición establecida en el artículo 494 del Código
Civil.

ii. Derechos y obligaciones del nudo propietario


Las obligaciones del usufructuario, establecidas en los artículos 533 a 536 y 540, son las
siguientes:
a. No debe perturbar ni obstaculizar el goce del bien (artículo 533), y esto se aplica de
manera específica en el artículo 623.
b. No puede cambiar ni alterar el estado del bien, solo realizar actos de conservación
(artículo 534).
c. Tiene el derecho de enajenar la nuda propiedad (artículo 535), lo que implica la
inherencia de su derecho como usufructuario.
d. No puede renunciar al derecho de servidumbre (artículo 536).
e. En caso de un uso abusivo por parte del usufructuario, el nudo propietario puede
reclamar la tenencia del bien mediante el pago al usufructuario del producto líquido de los
bienes y otorgando una fianza (artículo 540).

iii. Cesión del usufructo


La cesión del usufructo implica la creación de un haz de obligaciones entre las partes,
siendo transmisible tanto activa como pasivamente.
Desde el punto de vista activo, la enajenación del bien coloca al adquirente en la misma
posición que el enajenante en términos de derechos y obligaciones (artículo 535).
Desde el punto de vista pasivo, el usufructuario puede ceder tanto el derecho real de
usufructo como algunos de los derechos y obligaciones que conforman su derecho
(artículos 511 y 521).
Sin embargo, no se puede pactar que el derecho de usufructo sobreviva a la muerte del
usufructuario original, ya que esto podría afectar los derechos de los acreedores
embargantes. En caso de pactarse sobre la vida del cesionario, no habría cesión, sino la
creación de un nuevo usufructo.
En cuanto a la influencia de la muerte del cesionario, existen diferentes posiciones. Al
fallecer el cesionario, se han sostenido tres posturas:
a. El derecho de usufructo retorna al cedente. Sin embargo, esto es criticado debido a que
al ceder su derecho, el cedente se desprende definitivamente de él.
b. Guillot sostiene que al fallecer el cesionario, el usufructo se extingue por completo y se
consolida con la nuda propiedad.
c. Del Campo e Yglesias argumentan que si fallece el cesionario, el derecho se transmite a
sus herederos y perdura hasta el fallecimiento del usufructuario original. Esto se debe a que
la vida tomada en cuenta para constituir el derecho fue la del usufructuario originario
(cedente) y no la del cesionario.

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iv. Extinción del usufructo
La extinción del usufructo puede producirse por diversas causales establecidas en el
artículo 537 del código civil:
a. Muerte del usufructuario (artículo 537 n.° 1). Esta causal se aplica incluso si se ha
pactado un plazo superior debido a la inherencia personal del usufructuario. También se
equiparan a esta situación la declaración de ausencia y la disolución de personas jurídicas.
b. Cumplimiento del plazo o de la condición resolutoria (artículo 537 n.° 2).
c. Consolidación con la propiedad (artículo 537 n.° 3). Esta causal se refiere a cuando el
usufructuario adquiere la propiedad, no al caso en que el propietario adquiere el usufructo.
d. No uso (artículo 537 n.° 4). La extinción por falta de uso ocurre después de 30 años, sin
distinguir entre bienes muebles e inmuebles.
e. Renuncia del usufructuario (artículo 537 n.° 5). La renuncia es un acto unilateral del
usufructuario que puede ser gratuita u onerosa. Sin embargo, la renuncia del usufructuario
puede ser impugnada mediante una acción pauliana.
f. Destrucción del objeto (artículo 537 n.° 6). El usufructo se extingue solo cuando hay una
destrucción total del objeto. Si la destrucción es parcial, el usufructo subsiste en relación a
lo que queda de la cosa.
Además, existen otras causas de extinción del usufructo no previstas en el código civil,
como la resolución del derecho del constituyente, la anulación del negocio constitutivo por
nulidad absoluta, la expropiación del bien usufructuado por parte del Estado y la exclusión
de la cosa del comercio.

c. Uso y habitación
i. Concepto de uso y habitación
El uso y la habitación son conceptos distintos según lo establecido en los artículos
mencionados:
El uso, definido por el artículo 541/1°, puede adoptar dos formas:
a. Utilizar la cosa (uso propio).
b. Reclamar una parte de los frutos que produce la cosa (uso impropio).
En el primer caso, el usuario tiene un uso directo de la cosa, mientras que en el segundo
caso no, ya que su derecho carece de inmediatez. En este último caso, no se altera el
principio de "servitus in faciendo consistere nequit" ya que se trata de una obligación de dar.
Por otro lado, la habitación se define en el artículo 542/2° como "habitar gratuitamente la
casa de otro". La referencia a "casa" comprende tanto inmuebles urbanos como rurales,
sujetos al régimen común o de propiedad horizontal, siempre y cuando sean aptos para ser
habitados, lo que implica la existencia de una construcción.
Si la habitación se constituye de forma onerosa, según la mayoría de la doctrina, se estaría
ingresando al derecho real de uso.

ii. Límites de estos derechos


Los derechos de uso y habitación tienen límites establecidos por el artículo 545/1°, los
cuales son las "necesidades personales del usuario o habitador". El concepto de
necesidades personales es flexible y puede variar según las circunstancias (arts. 545 a
547).
Si el título constitutivo otorga un alcance mayor que desnaturaliza el uso, se estaría
ingresando en el ámbito del usufructo, lo cual es importante ya que en ese caso no se
aplican los atributos de indisponibilidad e inembargabilidad.

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iii. Inherencia personal
El derecho de uso y habitación tiene una inherencia personal más fuerte que el usufructo, lo
que conlleva las siguientes consecuencias:
a. Se limita únicamente a las necesidades personales de su titular.
b. No puede ser cedido (art. 549).
c. Es inembargable (art. 2368 n.° 8). Esto se debe a que la extensión del derecho está
determinada por las necesidades del titular y no las del cesionario.
d. No puede beneficiar a una persona jurídica debido a una "incapacidad específica de
goce".

iv. Constitución y extinción


El proceso de constitución y extinción de los derechos de habitación y uso se rige por las
normas del usufructo (art. 542).
Los derechos de habitación y uso legales se derivan de:
a. Los establecidos por el art. 881, según la ley n.° 16.081, que crea el derecho de
habitación para el cónyuge sobreviviente y, simultáneamente, el derecho de uso sobre los
muebles que decoraban el hogar conyugal. Algunos casos interesantes se presentan
cuando los jueces deben resolver sobre el derecho real de uso y habitación del cónyuge
sobreviviente. En una sentencia comentada, el debate se centra en determinar si el viudo o
viuda, siendo propietario de bienes inmuebles pero de características diferentes a la
residencia conyugal, conserva el mismo derecho. En este caso, el Tribunal determinó que el
derecho de la viuda subsistía, ya que ella poseía un apartamento alquilado que no se
comparaba con la casa que fue el hogar conyugal. La ley n.° 18.246, de 27 de diciembre de
2007, sobre Uniones Concubinarias, extendió este beneficio a los concubinos supérstites,
bajo la condición de que la unión haya durado al menos diez años, el sobreviviente tenga al
menos 60 años de edad y no pueda satisfacer sus necesidades habitacionales.
b. La disposición del art. 23 de la ley n.° 16.095, de 26 de octubre de 1989, que crea el
derecho de habitación para personas con discapacidad. Recientemente, se volvió a legislar
sobre personas con discapacidad mediante la ley 18.651 de marzo de 2010, conocida como
ley de protección integral de personas con discapacidad.

v. Derechos y obligaciones
Los derechos y obligaciones del usuario y el habitador no están regulados directamente por
las normas del usufructo, aunque pueden aplicarse por analogía en casos específicos. Las
disposiciones establecen lo siguiente:
a. No se requiere fianza (art. 543/1°).
b. Existe la obligación de realizar un inventario en caso de habitación o cuasi-uso (art.
543/2°).
c. Se debe contribuir a los gastos ordinarios de mantenimiento y conservación en proporción
al beneficio que se obtenga del inmueble (art. 548).
d. El usuario solo tiene derecho a los frutos comunes y no a los de mejor calidad, a menos
que se acuerde lo contrario entre las partes (art. 547).

● Servidumbre.
a. Concepto

26
Las servidumbres se consideran un gravamen para el predio sirviente, limitando sus
facultades, mientras que para el predio dominante representan un derecho que aumenta
sus facultades sobre un terreno ajeno (Art. 550 CC).
Los elementos de una servidumbre son los siguientes:
a. Coexistencia de dos predios de diferentes propietarios, excepto cuando una persona es
dueña de dos fracciones y crea una senda de paso entre ellas, lo cual no constituye una
servidumbre.
b. Por lo general, los predios son vecinos, aunque este elemento no es esencial en casos
como las servidumbres de cortar leña o sacar agua.
c. El gravamen impuesto al predio consiste en una restricción (servidumbre negativa, como
la de vista) o en una acción que el predio debe soportar (servidumbre activa, como la de
paso) en beneficio de otro predio.
d. La causa de la servidumbre es el beneficio que se obtiene en el predio dominante.
e. Se requiere un acto constitutivo, que puede ser una escritura pública o una sentencia,
que establezca el derecho y determine su alcance y contenido.

b. Clasificaciones
i. Primera clasificación. Servidumbres legales (o forzosas) y
voluntarias

La clasificación inicial de las servidumbres se divide en dos categorías: legales (o forzosas)


y voluntarias, según establece el artículo 555 (CC). Las servidumbres legales tienen como
objetivo la utilidad general de un pueblo o de los particulares, mientras que solo las
servidumbres que buscan la utilidad de los particulares pueden ser modificadas o
derogadas por estos, según establecen los artículos 556 y 557 respectivamente.
Las servidumbres legales son aquellas establecidas por el legislador y no requieren el
consentimiento del propietario del predio sirviente. Estas servidumbres se consideran
forzosas y otorgan al beneficiario un derecho personal que luego se convierte en un
derecho real de servidumbre.
Por otro lado, las servidumbres voluntarias son aquellas en las que las partes acuerdan
voluntariamente o a través de disposiciones testamentarias la constitución del derecho real
de servidumbre. También se consideran servidumbres voluntarias aquellas que se
establecen por prescripción, ya que se entiende que el propietario del predio sirviente ha
aceptado implícitamente su existencia.
Es importante señalar que algunas disposiciones del Código Civil, como los artículos 613 y
619, aunque se encuentren en el título de las servidumbres, no son consideradas como
servidumbres por la doctrina. Estas disposiciones implican obligaciones que no requieren la
existencia de un predio dominante y un predio sirviente, sino que son limitaciones generales
para todos los predios basadas en el derecho de vecindad. Son obligaciones recíprocas y
se consideran como limitaciones al derecho de propiedad en general.
En resumen, las servidumbres pueden ser legales (o forzosas) o voluntarias, dependiendo
de su origen, y existen también limitaciones al derecho de propiedad que no se consideran
estrictamente como servidumbres.

27
ii. Segunda clasificación. Servidumbres continuas y
discontinuas
La clasificación de las servidumbres en continuas y discontinuas se basa en dos requisitos
establecidos en el artículo 551:
a. Si es necesario o no un hecho actual del hombre.
b. Si se ejerce a intervalos más o menos largos.
Estos requisitos no concuerdan entre sí, por lo tanto, la doctrina utiliza el criterio de la
necesidad de un hecho actual del hombre para determinar la continuidad de una
servidumbre.
En consecuencia:
a. Las servidumbres de luces se consideran continuas, ya que no se requiere un hecho
actual del hombre para su ejercicio. Una vez abierta la abertura, la luz ingresa sin necesidad
de una acción del titular.
b. Las servidumbres negativas son todas continuas.
c. La servidumbre de paso se considera discontinua.
d. La servidumbre de acueducto puede ser continua o discontinua, dependiendo de si se
requiere o no un hecho actual del hombre para su ejercicio. Es decir, será discontinua si es
necesario abrir una llave, encender una bomba, etc.

iii. Tercera clasificación. Servidumbres aparentes e


inaparentes
La tercera clasificación de las servidumbres se divide en aparentes e inaparentes, según lo
establecido en el artículo 552. Esta distinción se basa en la presencia de signos o obras
materiales que indiquen la existencia de la servidumbre. Las servidumbres aparentes son
aquellas que muestran signos evidentes de su existencia.
Las clasificaciones segunda y tercera son importantes por las siguientes razones:
● Cuando una servidumbre es continua y aparente, puede adquirirse mediante
prescripción (artículo 632) y puede ser defendida mediante acciones posesorias
(artículo 659).
● Solo las servidumbres aparentes pueden establecerse por destinación del padre de
familia (artículo 635).
● Solo las servidumbres inaparentes y discontinuas pueden adquirirse por
reconocimiento (artículo 634).

c. Constitución de servidumbres voluntarias


Las servidumbres voluntarias no se limitan a las situaciones establecidas por el legislador
como servidumbres legales (artículo 621). El contenido del derecho a favor del predio
dominante puede ser variado, siempre y cuando cumpla dos condiciones: a) aporte utilidad
al predio mismo y b) no implique una acción por parte del propietario del predio sirviente.

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En cuanto a su contenido, se aplica el principio de autonomía de la voluntad, que es
fundamental en el Derecho Privado. Sin embargo, no se permite violar el orden público ni
las leyes, que son pilares básicos de los derechos reales y de la convivencia social. Se
aplica el concepto de tipicidad abierta.

i. Formas de constitución
Las servidumbres se pueden constituir de las siguientes formas:
a. Por título válido para establecer derechos reales y entrega del predio (artículo 632). Se
aplica el principio "prior in tempore, potior in iure" (primero en el tiempo, más fuerte en el
derecho).
b. Por disposición testamentaria (artículo 632).
c. Por prescripción, cuando son continuas y aparentes al mismo tiempo (artículo 633).
d. Por reconocimiento expreso del propietario del predio sirviente (artículo 634). Esto se
aplica solo a las servidumbres que no pueden adquirirse por prescripción, es decir, las que
no son continuas y aparentes al mismo tiempo.
e. Por la voluntad implícita del padre de familia (artículo 635). Esta es una forma de
constitución tácita de servidumbres que solo se aplica a las servidumbres aparentes. La
jurisprudencia ha establecido que se requiere lo siguiente:
● Origen común de los predios.
● Relación de dependencia impuesta por el dueño común del predio respecto al otro
en forma de servicio.
● Ausencia de cualquier acuerdo explícito sobre la finalización del servicio en el
contrato de venta de cualquiera de los dos predios.

d. Extinción de las servidumbres


Las servidumbres pueden extinguirse de las siguientes maneras:
a. Consolidación o confusión: cuando una persona se convierte en titular de ambos predios,
el dominante y el sirviente (artículo 643).
b. Remisión o renuncia del titular del predio sirviente: puede ser gratuita u onerosa (artículo
643).
c. Resolución del derecho del constituyente (artículo 624).
d. Vencimiento del plazo o cumplimiento de una condición resolutoria establecida de
manera convencional. Además, el artículo 586 establece un caso de condición resolutoria
implícita.
e. No uso durante 10 años. El plazo se calcula de manera diferente según el tipo de
servidumbre:
● Si es una servidumbre discontinua, el plazo se cuenta a partir del momento en que
dejó de utilizarse.
● Si es una servidumbre continua, el plazo se cuenta desde que se realizó un acto
contrario a la servidumbre, como tapar el acueducto, por ejemplo (artículo 643).
f. Cambio de estado de los predios que haga imposible su uso. En este caso, la
servidumbre puede revivir si desaparece la causa que impedía su ejercicio. Por lo tanto,
más que una causa de extinción, es una causa de suspensión (artículo 643).

● Posesión.
a. Concepto

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La posesión se define como el ejercicio del derecho de propiedad, mientras que la cuasi-
posesión se refiere al ejercicio de otros derechos que están directamente relacionados con
la cosa, excluyendo los derechos reales de garantía. Esta distinción sigue la teoría subjetiva
de Savigny y está establecida en el artículo 646 del Código Civil.

b. Diferencia entre propiedad y posesión


La posesión es el indicio de la propiedad y la manifestación externa del dominio. Aunque el
poseedor típico es el propietario, puede haber discrepancia entre la posesión y la propiedad.
Es posible que un tercero posea la cosa y actúe como propietario, mientras que el
propietario real no posee. Además, puede haber casos en los que otra persona tenga el
derecho de posesión. Para comprender la naturaleza de la posesión, se han propuesto dos
teorías principales: la teoría subjetiva de Savigny y la teoría objetiva de Ihering. La
determinación precisa de quién es propietario, poseedor no propietario o tenedor no se
puede realizar solo observando los hechos.

c. La doctrina subjetiva (Savigny)


La doctrina subjetiva de Savigny establece que la posesión requiere dos elementos: el
elemento material, que se refiere a la relación efectiva con la cosa, y el elemento
psicológico, que es el ánimo de tener la cosa como dueño. La falta de alguno de estos
elementos implica que no hay posesión. El ánimo de tener la cosa como dueño no debe
confundirse con la creencia de ser dueño, ya que el primero puede existir incluso en el
poseedor de mala fe. Para determinar el ánimo necesario, se puede considerar tanto el
ánimo concreto de la persona en un momento dado como el ánimo abstracto o típico de
cualquier persona en una situación determinada.
La doctrina subjetiva utiliza el ánimo abstracto o típico para evitar que la naturaleza de la
relación posesoria quede sujeta a la voluntad individual de cada poseedor. En lugar de la
voluntad del sujeto, se analiza la causa de la posesión, lo cual se conoce como teoría de la
causa. Sin embargo, esta teoría es criticada por no establecer cómo se prueba el ánimo de
tener la cosa como dueño y quién debe probarlo. En respuesta a esto, el Código Civil
permite probar la posesión solo con la prueba del elemento material, sin exigir la prueba del
ánimo.

d. La doctrina objetiva (Ihering)


La doctrina objetiva de Ihering sostiene que la posesión o mera tenencia se da cuando
existe un acto de voluntad dirigido a satisfacer un interés, y no simplemente por la relación
espacial o el contacto material no querido. Ihering plantea esta teoría debido a la dificultad
práctica de probar el ánimo de tener la cosa como dueño.
A diferencia de la doctrina subjetiva, que parte de la tenencia para probar la posesión, la
doctrina objetiva parte de la posesión para llegar a la tenencia. Según Ihering, si se
demuestra el elemento material (corpus), se debe admitir la posesión y, por lo tanto, brindar
protección posesoria, a menos que la ley excluya a esa persona de dicha protección. Esto
puede ocurrir si se trata de un bien que no es susceptible de posesión o si la persona
detenta el bien en nombre de otro (por ejemplo, como arrendatario, depositario, acreedor
prendario o comodatario). En este caso, no se requiere el ánimo de tener la cosa como
dueño, pero sí se necesita la voluntad para que exista posesión, es decir, una relación
intencional con el lugar.

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La causa detentionis implica la existencia de un obstáculo legal que impide que un sujeto
sea considerado poseedor de un bien, a pesar de tener el corpus. Esta causa se da en la
mera tenencia relativa, como en el caso de arrendatarios, mandatarios, depositarios, entre
otros. Quien niegue la calidad de poseedor debe probar la existencia de este obstáculo
legal.

e. Concepto de mera tenencia


La mera tenencia se refiere a tener una cosa a nombre de otra persona, reconociendo que
esa otra persona es el dueño. En la doctrina subjetiva, implica tener el objeto físicamente
pero sin el ánimo de tenerlo como dueño. En la doctrina objetiva, se trata de una relación
con la cosa que tiene efectos jurídicos menores que los de la posesión. Se tiene el objeto
físicamente, pero puede existir una causa que impida considerarse poseedor o la relación
puede darse sobre un bien que no puede ser objeto de posesión.

f. Fundamento de la protección posesoria


El fundamento de la protección posesoria tiene diferentes perspectivas. Según la doctrina
subjetiva de Savigny, busca evitar la violencia y la justicia por mano propia. Sin embargo, no
explica por qué se excluye la protección posesoria al mero tenedor. Para la doctrina objetiva
de Ihering, la protección posesoria se basa en la defensa del propietario, evitando que
tenga que recurrir a la acción reivindicatoria en todos los casos. Aunque se protege
excepcionalmente al no propietario, el propietario siempre puede recurrir a la reivindicación.
Otras concepciones modernas fundamentan la protección posesoria en valores como la paz
social, el orden público y la flexibilidad del derecho de dominio.

g. Efectos de la posesión
El artículo 649 del Código Civil establece los beneficios que la ley otorga a aquel que se
encuentra en posesión de un bien.

i. Presunción de propiedad
El poseedor se presume propietario hasta que se demuestre lo contrario. Esta presunción
se basa en el hecho de que normalmente quien posee es el propietario. Si el propietario no
está en posesión, generalmente debe iniciar un juicio de reivindicación y demostrar su
propiedad para poder vencer al poseedor. No es suficiente demostrar que el poseedor no es
el dueño, sino que se debe probar la propiedad por parte del reivindicante.

ii. Se le conceden acciones posesorias


El artículo 663/3 establece que se conceden acciones posesorias. Para tener la acción
conservatoria, es necesario ser poseedor en el momento de la perturbación. Para tener la
acción recuperatoria, se requiere ser poseedor en el momento del despojo.

iii. Derecho de posesión


El artículo 490 establece que todo propietario tiene el derecho de poseer su propiedad, pero
si otra persona tiene la posesión de la cosa con ánimo de dueño, esa persona será
considerada poseedora. Si la posesión continúa durante un año con los requisitos legales,
se adquiere el derecho de posesión. La posesión se puede tener por un momento, pero
para obtener el derecho de posesión se requiere poseer durante un año.

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Para adquirir el derecho de posesión y prescribir un bien, se deben cumplir los requisitos de
posesión según el artículo 649 n.° 3, en concordancia con el artículo 1196. Estos requisitos
incluyen que la posesión sea continua, no interrumpida, pacífica, pública, no equívoca y en
concepto de propietario.
El derecho de posesión otorga ciertas ventajas, como que el poseedor no tiene que justificar
la posesión y puede prevalecer sobre cualquier intento de desalojo mediante un juicio
posesorio. Además, el poseedor tiene acciones posesorias especiales. Según el artículo
663/3, todo poseedor tiene estas acciones, pero es necesario tener el derecho de posesión
en los casos de los incisos 1° y 2° del artículo 663, es decir, cuando la acción se dirige
contra el poseedor inmediato anterior.

iv. Frutos
El poseedor de buena fe se queda con los frutos percibidos hasta el día de la contestación
de la demanda, de acuerdo con el artículo 733, y se aplica la accesión discreta. Sin
embargo, si el poseedor es de mala fe, debe devolver todos los frutos obtenidos durante la
posesión ilegítima y aquellos que dejó de percibir debido a su culpa, según establece el
artículo 695. El concepto de buena fe se encuentra en el artículo 693/1°, mientras que el
concepto de mala fe se encuentra en el inciso 2° del mismo artículo.

v. Prescripción
La posesión durante el tiempo establecido por la ley permite adquirir la propiedad y otros
derechos reales relacionados directamente con la cosa a través de la prescripción.

vi. Acción publiciana


La acción publiciana es similar a la acción reivindicatoria, pero en este caso beneficia a la
persona que puede demostrar un título mejor que el poseedor actual, en lugar de beneficiar
al propietario.

h. Vicios de la posesión (Art 650)


i. La violencia
La violencia en la posesión se produce cuando se utiliza fuerza o amenaza para apoderarse
de un bien. Puede ser violencia actual o inminente. Se incluyen los casos en los que se
ingresa violentamente al bien (violencia por expulsión) y los casos en los que, habiendo
ingresado pacíficamente, se repele al dueño por la fuerza (violencia por repulsión). Incluye
tanto la violencia contra el propietario como contra el mero tenedor. Si el poseedor violento
adquiere el derecho de posesión después de un año, se excusa de responder por ella (art
649 y 663). La posesión útil (art 1198) no comienza hasta que cesa la violencia. La violencia
es un vicio relativo que puede alegarse solo por el despojado y no por cualquier tercero. Si
la violencia se dirige contra un mero tenedor, habrá despojo de la mera tenencia y de la
posesión, por lo que cualquiera de ellos puede alegar el vicio e iniciar la acción
correspondiente (art669). La acción del art. 661 solo puede ser ejercida por el poseedor.

ii. La clandestinidad
La posesión clandestina, que se opone a la posesión pública, no confiere derechos ya que
el poseedor debe actuar como propietario y los propietarios no poseen clandestinamente.
Es un vicio relativo que no requiere que todas las personas estén informadas, basta con que
la persona perjudicada tenga conocimiento de ello. Si el acto puede ser conocido por todas

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las personas, pero no por la persona perjudicada, como en el caso de un sótano que invade
terreno ajeno, no existe el vicio de la clandestinidad. Tanto la violencia como la
clandestinidad son vicios relativos en dos sentidos: 1) solo se aplican a la posesión útil para
adquirir la posesión anual y solo se alegan contra el poseedor anterior, no contra un tercero
perturbador o despojante, y 2) solo pueden ser alegados por quienes los sufren.

i. Presunciones admitidas en la posesión


a. Según el artículo 646, la posesión requiere tanto el corpus como el animus domini, pero
debido a la dificultad de probar este último, se admite que la posesión se considere probada
solo con la prueba del corpus. El artículo 666 establece que la realización de actos propios
de un propietario justifica la posesión.
b. Se presume que el poseedor es propietario según el artículo 649 n.° 1.
c. El artículo 654 establece dos presunciones de continuidad del animus, asumiendo que la
intención con la que se ingresó a la propiedad se mantiene durante toda la ocupación. El
artículo 1199 regula la interversión del título, facilitando la prueba de la persistencia del
animus.
d. Según el artículo 654/3, aquel que prueba haber poseído en un momento determinado y
posee en la actualidad se presume que ha poseído durante el tiempo intermedio.
e. Conforme al artículo 657, aquel que legalmente recupera la posesión perdida se
considerará haberla tenido durante el tiempo intermedio sin interrupción.

j. Derecho de poseer
El derecho de poseer está previsto en el artículo 490 del Código Civil. Este derecho permite
al titular del dominio o de un derecho real menor iniciar una acción reivindicatoria. Se
manifiesta en la posibilidad de presentarse ante los tribunales y exigir la restitución de la
cosa a cualquier tercero.

k. Derecho de posesión
El derecho de posesión se adquiere cuando un poseedor cumple con el requisito de
vinculación a la cosa durante un año, de acuerdo con el artículo 649 inc. 3° y las
características establecidas por la ley. Se refiere a aquel que tiene la cosa sin ser dueño o
titular de un derecho real menor, y que la ha poseído de forma continua, pacífica y pública
durante un año. Este poseedor no pierde en un juicio posesorio contra nadie.

l. Posesión simple
La posesión simple no requiere poseer durante un año completo para obtener respaldo
legal. El poseedor está protegido a través de las acciones posesorias. Es importante
diferenciarla del concepto anterior, ya que al no cumplir con el requisito temporal de un año
de posesión, el poseedor no prevalecerá en un juicio posesorio, especialmente contra el
poseedor anterior.

m. Mera tenencia
La mera tenencia, respaldada por el artículo 653 del Código Civil, se refiere a cuando una
persona tiene la posesión de un bien pero reconoce a otra como su legítimo propietario.
Ejemplos de ello son el arrendatario, comodatario, secuestrador y acreedor prendario. Cabe
mencionar que esta clasificación no es exhaustiva.

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n. Acciones posesorias
El capítulo II del Título "De la posesión" aborda cuatro acciones posesorias, tres de las
cuales son exclusivamente posesorias y una que no lo es de forma exclusiva. Las acciones
posesorias son la acción conservatoria o de amparo, la acción recuperatoria y la acción de
denuncia de obra nueva. La acción de violento despojo no es exclusivamente posesoria.
Estas acciones son juicios extraordinarios que buscan decidir sobre la posesión de bienes
inmuebles o derechos reales. No existen acciones posesorias para la defensa de bienes
muebles, derechos personales, derechos reales de garantía que no implican posesión y
objetos que no pueden adquirirse por prescripción. Según el artículo 663, inciso 3, el
demandante solo tiene que probar que era poseedor en el momento de la perturbación o
despojo. Sin embargo, en ciertos casos, también se requiere probar que ha poseído de
manera tranquila y pública por al menos un año completo. Estos casos incluyen la acción
conservatoria contra el anterior poseedor y la acción recuperatoria contra el despojante o
sucesor de este, que también fue despojado anteriormente. En el análisis de estas
acciones, se establece que el anterior poseedor se refiere a aquel que ha poseído sin
transmitir la posesión al perturbado y de manera inmediata antes de este último. En el caso
de la acción recuperatoria, el demandante debe probar que estaba en posesión del bien en
el momento del despojo, que fue despojado por el demandado y que ha poseído tranquila y
públicamente por al menos un año completo. Sin embargo, si la acción se dirige contra
cualquier otra persona, no es necesario probar la posesión anual.

o. Prueba de la posesión
El Código Civil establece que la prueba de la posesión debe basarse en hechos materiales
realizados directamente sobre la cosa, que demuestren que el autor es dueño o actúa como
tal. Según Guillot, actos como el pago del Impuesto de Contribución Inmobiliaria o un
arrendamiento realizado por el poseedor a un tercero no constituyen por sí solos prueba de
posesión, ya que no son similares a los actos mencionados en el artículo 666. Estos actos
materiales deben haber sido realizados sin el consentimiento del que disputa la posesión,
ya que si existe dicho consentimiento, el autor sería considerado mero tenedor, actuando en
nombre de otro. Se pueden utilizar diversos medios de prueba para demostrar la posesión,
como testimonios de testigos o documentos como una sentencia de un juicio posesorio
anterior.

i. Eficacia del título de propiedad


El artículo 665 establece que el dominio alegado por las partes no será considerado. Sin
embargo, los títulos de propiedad pueden ser utilizados para demostrar hechos diferentes al
dominio. Por ejemplo, se pueden utilizar para demostrar que el poseedor anterior ha
transferido la posesión o para mostrar la posesión anual, agregando la posesión actual a la
del poseedor anterior. Si no se permitiera esta prueba, sería imposible demostrar la unión
de posesiones según lo establecido en el artículo 1206.

ii. Acciones posesorias del usufructuario, usuario y habitador


Los titulares de derechos reales limitados (art 667, inciso 1), como usufructuarios, usuarios
y habitadores, tienen el derecho de ejercer acciones posesorias para conservar o recuperar
el goce de sus derechos, incluso contra el propietario. Sin embargo, en relación a la
propiedad plena, el titular de un derecho real menor es considerado un mero tenedor y solo
el propietario puede tomar acciones legales. Las sentencias relacionadas con derechos

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reales menores son vinculantes para el propietario, pero no lo son si se refieren al dominio o
derechos anexos a él, a menos que el propietario haya intervenido en el proceso. El
propietario también puede intervenir en la defensa de los derechos reales menores, ya que
los actos perturbadores pueden afectar su derecho (sin perjuicio del art 530), especialmente
cuando existen condiciones similares para prescribir el dominio y un derecho real menor, o
cuando alguien con una expectativa de vida más larga puede prescribir un derecho real
menor en lugar del titular actual.

● Reivindicación.
a. Principio general
El principio general de la acción reivindicatoria (art 676 del CC) establece que cada
propietario tiene el derecho de perseguir en juicio la restitución de su cosa, poniendo fin a la
posesión de otra persona sobre el bien. Esta acción se puede ejercer contra cualquier
persona que tenga la posesión del bien. Los requisitos para presentar la acción
reivindicatoria son que el demandante sea propietario del bien, no esté en posesión del
mismo y pretenda retenerlo. La acción reivindicatoria protege al propietario contra la
privación de la posesión, que es una parte importante de su derecho de propiedad.

b. Objeto de la reivindicación
Está regulado por los artículos 677 y 678 del CC. La reivindicación puede abarcar el
dominio y otros derechos reales sobre bienes muebles o inmuebles (naturaleza del objeto,
art 474). Puede referirse a cosas físicas o derechos incorporales, y su clasificación como
mueble o inmueble depende de la naturaleza del objeto en cuestión. La reivindicación
también puede aplicarse a cosas compradas en ferias o mercados (art 1213), aunque en
esos casos se debe compensar al poseedor por el precio pagado. Es importante que las
cosas objeto de reivindicación sean específicas y determinadas. También se puede
reivindicar una cuota proindiviso de un bien, incluso si no se puede dividir físicamente. Sin
embargo, no es posible reivindicar derechos personales ni derechos hereditarios.

c. Sujeto activo de la acción


El sujeto activo de la acción de reivindicación puede ser el propietario o cualquier persona
que sea titular de un derecho real menor, siempre y cuando mantenga la titularidad del
derecho desde el inicio de la acción hasta la sentencia definitiva. Un comprador que no ha
recibido la entrega del bien no puede ejercer la acción de reivindicación, ya que solo posee
un derecho personal contra el vendedor. Para reivindicar un inmueble, es suficiente que el
demandante tenga el derecho de poseer, aunque no haya tenido la posesión en ningún
momento. Si el reivindicante adquirió el dominio de alguien que perdió la posesión del bien,
pero que tenía el derecho de poseer, aún puede ejercer la acción de reivindicación. Un
propietario con un dominio resoluble puede reivindicar, pero si se cumple la condición
durante el proceso judicial, la demanda se extingue. Por otro lado, un propietario cuyo
derecho está sujeto a una condición suspensiva no puede reivindicar, ya que no es
propietario. En el caso de un titular de una promesa de enajenación inscrita, es dudoso que
pueda ejercer la acción de reivindicación, ya que tiene un derecho real de garantía y puede
ejercer la acción publiciana como excepción al principio de que solo el propietario puede
reivindicar.

d. Sujeto pasivo de la acción

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El sujeto pasivo de la acción de reivindicación está determinado por los artículos 680 y 681
del Código Civil. La acción se dirige contra el actual poseedor del bien. El mero tenedor que
simplemente detenta la cosa solo está obligado a revelar el nombre y residencia de la
persona a cuyo nombre la tiene, pero no representa al poseedor. Un juicio contra alguien
que no es el verdadero poseedor no lo afecta, pero si una persona se hace pasar
dolosamente como poseedora, se le otorga al demandante la acción para reclamar
indemnización por los daños causados. La acción de reivindicación no procede contra los
meros tenedores, por lo que no es válida contra un inquilino, quien es considerado mero
tenedor. En un caso jurisprudencial, se decidió que la acción de reivindicación no procedía
porque el demandado no era poseedor, sino depositario, es decir, mero tenedor.

e. Situación de la cosa durante el juicio


i. Enajenación o destrucción de la cosa por el demandado
(art 684)
Durante el juicio de reivindicación, el artículo 684 establece la situación de la cosa en caso
de enajenación o destrucción por parte del demandado. Este artículo se aplica únicamente
a bienes muebles. Si el demandado vende la cosa a un desconocido o la destruye de
manera dolosa, se le condenará a pagar al actor el valor que este haya jurado que tenía la
cosa, previa regulación del juez si considera que es excesivo. Esta situación se conoce
como ficta possessio, ya que el objeto de la reivindicación cambia y se reclama el precio de
la cosa en lugar de la cosa misma. Este artículo no se aplica a los bienes inmuebles debido
a su sistema de publicidad y a que la base territorial del inmueble permanecerá, incluso si
las construcciones desaparecen. El artículo se aplica cuando la reivindicación no puede
realizarse directamente sobre la cosa y el actor desconoce quién la posee. Una vez
obtenida la reparación, se pierde la acción de reivindicación, por lo que si la cosa aparece
posteriormente, no se podrá ejercer la acción. La reparación implica la enajenación de la
cosa. En caso de que la cosa reivindicada sea enajenada y el adquirente la destruye, se
debe distinguir si actuó de buena o mala fe. Si actuó de buena fe, es decir, creía ser el
propietario, será el vendedor quien responda ante la reivindicación. Por otro lado, si actuó
de mala fe, responderá solidariamente con el vendedor. Para la restitución se aplican los
incisos 3 y 4 del artículo 1316.

ii. Prohibición de enajenar la cosa (art 685)


El artículo 685 establece la prohibición de enajenar la cosa durante el juicio de
reivindicación. Según el inciso 1°, se considera nulo el acto por el cual el reivindicante
transfiere su derecho sobre la cosa después de iniciar el juicio. Por otro lado, el inciso 2°
establece la nulidad en caso de que el poseedor enajene o hipoteque la cosa después de
iniciar el juicio y haber inscrito la demanda en el Registro correspondiente. La doctrina
sostiene que en realidad no se trata de una nulidad, sino de una inoponibilidad. Esto
significa que si el poseedor vende la cosa y luego pierde el juicio, la venta se considera
válida, pero no puede oponerse al actor, es decir, al verdadero dueño. Por lo tanto, lo
adecuado habría sido permitir la enajenación de la cosa en su estado actual, sujeta a los
resultados del juicio.

iii. Secuestro de la cosa


El artículo 686 del Código Civil establece que en el caso de bienes muebles, se puede
solicitar el secuestro de la cosa bajo dos condiciones: primero, que se solicite como medida

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preparatoria antes de iniciar el juicio o una vez que este haya sido iniciado; y segundo, que
el actor demuestre el motivo en el que se fundamenta, es decir, el peligro que existe al dejar
la cosa en posesión del deudor (por ejemplo, si ha intentado enajenarla). Por otro lado, el
artículo 309.2 del Código General del Proceso establece la posibilidad de exhibir la cosa
mueble que se pretende reivindicar o solicitar su secuestro como una diligencia preparatoria
del juicio.

iv. Situación del inmueble


En el caso de bienes inmuebles, el demandado continúa disfrutando del bien hasta que la
sentencia definitiva sea firme. Dado que el demandado debe ser el poseedor según el
artículo 649 número 1, se presume que el poseedor es el propietario del bien, por lo que es
lógico que siga disfrutando de él hasta que se demuestre lo contrario. Sin embargo, el actor
tiene la posibilidad de solicitar las medidas necesarias para evitar el deterioro del terreno y
las estructuras adyacentes.

f. Diferencias entre acción reivindicatoria y acciones posesorias


Pretensión- En las acciones posesorias, se reclama contra la perturbación o despojo de la
posesión sin cuestionar la propiedad. En cambio, en la acción reivindicatoria se discute la
titularidad del derecho de propiedad u otro derecho real y se debe probar dicho derecho.
Bienes sobre los que recaen (art 658 y 677)- Las acciones posesorias se aplican a bienes
inmuebles o derechos reales sobre ellos, mientras que la acción reivindicatoria puede
abarcar bienes muebles o inmuebles.
Prescripción- Las acciones posesorias prescriben en un año desde la perturbación o
despojo, mientras que la acción reivindicatoria no prescribe por sí sola, sino que requiere
que otra persona adquiera el dominio por prescripción.
Procedimiento- Las acciones posesorias se tramitan en juicio extraordinario, mientras que la
acción reivindicatoria se lleva a cabo en juicio ordinario.
Sentencia- En caso de que se dicte una sentencia desfavorable en un juicio posesorio, el
demandado aún puede recurrir a la acción reivindicatoria para hacer valer su pretensión.
Por otro lado, la sentencia de la acción reivindicatoria tiene efectos definitivos, a menos que
se produzcan cambios en la situación de las partes.

g. Restitución de la cosa
Si la cosa fue secuestrada, el actor deberá pagar los gastos de custodia y conservación
quedando a salvo el derecho de reembolso por el poseedor de mala fe. El secuestre tiene
derecho de retención hasta la satisfacción de esos gastos (arts. 2286 y 2271). Si la
posesión era de buena fe, el reivindicante deberá soportar los gastos del secuestro.

i. Lugar de restitución (art. 691)


El artículo 691 establece que el lugar de restitución de la cosa es donde se encuentra
actualmente. Si durante el juicio el demandado trasladó la cosa a un lugar más lejano,
deberá devolverla al lugar original.
En el caso de bienes inmuebles, el demandado cumple con dejar el inmueble desocupado,
mientras que si se trata de un edificio, deberá entregar las llaves, según lo establecido en el
artículo 692.

h. Frutos

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Con respecto a los frutos de la cosa reivindicada, se deben hacer las siguientes distinciones
según los artículos citados:
a. El poseedor de buena fe debe restituir los frutos percibidos después de la contestación de
la demanda.
b. El poseedor de mala fe debe restituir todos los frutos percibidos durante su posesión
injusta, así como aquellos que el propietario dejó de percibir debido a su culpa. Se toma en
cuenta lo que un buen padre de familia habría percibido (artículos 694, 695 y 733).
El poseedor de buena fe no está obligado a restituir los frutos naturales e industriales que
haya percibido antes de la contestación de la demanda, pero que aún no haya consumido.
El artículo 694 considera el momento de la percepción para diferenciar los frutos que deben
ser devueltos.
En cuanto a los frutos civiles, estos se generan día a día y pertenecen al poseedor de
buena fe en proporción a su posesión.

i-Conceptos de buena y mala fe


El artículo 693 establece la distinción entre buena y mala fe del poseedor. Para
considerarse de buena fe, se requieren dos condiciones:
a. Un título de transferencia de dominio válido. Contratos como arrendamientos, depósitos o
comodatos no pueden ser considerados como títulos que justifiquen la buena fe, incluso si
el poseedor alega creer que son válidos. En nuestra legislación, el error de derecho no es
excusable (artículos 2 y 1270 CCU).
b. Desconocimiento de los vicios del título. Esto se refiere a la falta de legitimidad de la
persona que transfirió el derecho al poseedor. El Código Civil incluye todas las situaciones
problemáticas dentro del concepto de vicios.
Si el título no tuviera vicios, la demanda de reivindicación no tendría éxito, ya que el
demandado habría adquirido plenamente la propiedad. La buena fe consiste en creerse
propietario cuando en realidad no lo es.
¿Qué sucede cuando el título es perfecto, pero hay un vicio en el modo de adquirir? Por
ejemplo, si el tradens no era plenamente capaz. En este caso, el poseedor aún se considera
de buena fe.

ii- Título putativo


La cuestión se refiere a si es necesario un título real o si puede ser suficiente un título
putativo. En relación a la prescripción, el artículo 1208 requiere un título verdadero,
excluyendo así el título putativo, pero el artículo 693 no menciona nada al respecto.
En Francia, Laurent sostiene que un título putativo no es un título viciado, sino la ausencia
de título, y cuando falta el título, no puede hablarse de buena fe, lo que difiere del artículo
693, inciso 1°.
Según Baudry Lacantinerie, el término "vicio" tiene un sentido amplio y también debe
aplicarse a la inexistencia de título. En este caso, el poseedor debe demostrar en base a
qué título creía ser propietario para justificar su error.
Según Lagarmilla, la buena fe en nuestro Derecho es una cuestión de hecho y un elemento
subjetivo que debe investigarse a través de los datos externos manifestados. Normalmente,
surgirá de un título real, pero cuando este no exista y se puedan inferir diversas causas, la
buena fe no puede ser negada.
El poseedor con un título putativo no puede ser considerado de mala fe, ya que no tiene
conocimiento de que le falta un título, sino que, por el contrario, cree que lo tiene, lo cual no
coincide con lo establecido en el artículo 693/2.

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Lagarmilla concluye que no es necesario exigir la existencia real del título, sino la causa
eficaz que pudo haber dado origen a la buena fe. Por lo tanto, la buena fe puede surgir de
un título putativo, pero se debe demostrar un error justificable en la convicción del poseedor.
Debe tratarse de un error excusable y una causa seria, que en última instancia será
valorada por el juez.

iii- Prueba de la buena fe


En relación a la prueba de la buena fe, en materia de prescripción existe una presunción
simple de buena fe según el artículo 1207. Sin embargo, las presunciones establecidas por
disposición legal son interpretadas de manera estricta, por lo que se requiere una
disposición especial que la establezca. En el caso de un juicio reivindicatorio, si no existe
esa disposición especial, no hay presunción de buena fe. Por lo tanto, de acuerdo al
principio de que quien alega un hecho debe probarlo, el poseedor debe demostrar su buena
fe.

iv- Restitución de frutos


a) Poseedor de buena fe
En cuanto a la restitución de los frutos, el poseedor de buena fe solo está obligado a
devolver los frutos percibidos después de la contestación de la demanda, según el artículo
694. Esta disposición específica anula los efectos de los artículos 487 n.° 1° y 733, ya que
reconoce al poseedor que nunca fue propietario como titular de los frutos percibidos hasta
ese momento en la sentencia.
El fundamento de esta disposición es que si el propietario no cumple con su responsabilidad
de conservar adecuadamente su propiedad y actúa de manera negligente, es lógico premiar
al poseedor que ha estado utilizando la cosa. Además, el poseedor debe haber adquirido la
creencia de ser propietario a través de un título y haber realizado un desembolso económico
por esa transferencia, por lo que sería injusto obligarlo a devolver lo obtenido al trabajar la
cosa que creía suya. Además, aunque puede tener una acción legal contra quien le
transfirió la cosa, esta acción puede resultar inútil si esa persona es insolvente.

b) Poseedor de mala fe
En el caso del poseedor de mala fe, según el artículo 695, debe restituir todos los frutos
percibidos desde el momento de la detentación injusta, así como los que el verdadero
dueño dejó de percibir debido a su culpa, considerando lo que un buen padre de familia
habría obtenido.
La ley se refiere específicamente a los frutos de la cosa misma, no a los frutos generados
por el trabajo del poseedor, incluso si están relacionados con la cosa detentada. La
jurisprudencia francesa ha establecido que, al reivindicar un establecimiento industrial, el
poseedor está obligado a restituir los frutos ordinarios, no los beneficios extraordinarios que
resulten de la inteligencia del industrial. Sostener lo contrario implicaría un enriquecimiento
injusto del propietario a expensas del poseedor.
Es importante tener en cuenta que, para reclamar los frutos, es necesario que la cosa sea
capaz de producirlos. Según el artículo 697, si se reivindica únicamente la nuda propiedad,
no se puede exigir la restitución de los frutos.
En cuanto a la prescripción, Lagarmilla sostiene que el poseedor de mala fe no puede
oponerla como argumento para evitar la restitución de los frutos.

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i. Gastos invertidos (art. 696)
En relación a los gastos invertidos, tanto para el poseedor de buena fe como para el de
mala fe, el demandante en una acción reivindicatoria debe compensar al demandado por los
gastos ordinarios realizados en la producción de los frutos. Esto está establecido en el
artículo 696 del Código Civil.
La norma es clara al indicar que en cualquier caso de restitución se deben abonar estos
gastos ordinarios, sin hacer distinción entre buena y mala fe. Esta disposición coincide con
lo establecido en el artículo 734, que establece la obligación del propietario de pagar los
gastos necesarios para la producción, recolección y conservación de los frutos, así como
con el artículo 1308.
Los gastos que deben ser pagados son aquellos considerados ordinarios, es decir, los que
cualquier persona en la misma situación habría realizado para obtener dichos frutos. No se
deben restituir los gastos excesivos e innecesarios realizados por el poseedor.
Es importante destacar que el artículo 696 se aplica únicamente a la producción de los
frutos, no a los gastos realizados para la conservación y mejora general de la cosa, los
cuales se rigen por otros artículos (artículo 698 y siguientes).
En cuanto a las cargas y contribuciones periódicas, se considera que son gravámenes de
los frutos y deben ser abonadas al poseedor de mala fe, ya que corresponde a quien
percibe los frutos. En el caso del poseedor de buena fe, al ser él quien efectivamente
percibe los frutos, es su responsabilidad pagar estas cargas y contribuciones.

j. Mejoras
Según los principios de equidad y la noción de que nadie debe enriquecerse a expensas de
otro, en caso de una acción reivindicatoria, el demandado que resulte vencido tiene la
obligación de indemnizar al propietario por cualquier daño sufrido en la cosa reivindicada.
Sin embargo, como contrapartida, se le otorga el derecho de cobrar las expensas realizadas
para la conservación o mejora de la misma. Esta compensación se basa en el principio
romano y busca equilibrar los intereses de ambas partes involucradas en el litigio.

a) Obligaciones
Según el artículo 704, el poseedor de mala fe es responsable de los deterioros causados a
la cosa debido a su acción u omisión negligente, mientras que el poseedor de buena fe solo
es responsable en la medida en que se haya beneficiado de dichos deterioros. La ley se
refiere específicamente a los deterioros causados por la conducta del poseedor. En caso de
que los deterioros sean producto de un caso fortuito, es decir, una circunstancia imprevisible
e inevitable, tanto el poseedor de buena fe como el de mala fe no son responsables por
ellos, de acuerdo con el artículo 1549. El poseedor de buena fe no es responsable por los
deterioros o la pérdida total de la cosa ocurridos antes de la contestación de la demanda, ya
que en ese momento todavía se considera propietario y actúa creyendo que está dañando
su propia propiedad, según la interpretación de Lagarmilla.

b) Clasificación de las mejoras


Existen tres categorías de mejoras realizadas por el poseedor en la cosa reivindicada. Las
mejoras necesarias son aquellas invertidas en la conservación de la cosa, sin las cuales la
misma habría perecido. Estos gastos mantienen el valor de la cosa y evitan su deterioro.
Por otro lado, las mejoras útiles no son necesarias pero aumentan el valor de la cosa. Se
consideran útiles si contribuyen a incrementar su valor y no solo la comodidad personal. En

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casos límites, la determinación de si una mejora es útil o voluptuaria queda a discreción del
juez. Por último, las mejoras voluptuarias son aquellas obras de lujo y ornato que buscan el
placer y recreo, pero no aumentan el valor de la cosa. Ejemplos de estas mejoras son
jardines y miradores. Dependiendo de la categoría de mejora, se establecerán las
obligaciones correspondientes respecto al pago de las mismas.

c) Pago de mejoras
Según los artículos mencionados, las expensas necesarias realizadas en la cosa son
abonables tanto al poseedor de buena fe como al de mala fe. Estas mejoras son aquellas
que el propietario también tendría la obligación de hacer, por lo que debe pagarlas sin
importar la fe del poseedor.
En cuanto a las expensas útiles, hechas antes de la contestación de la demanda, el
poseedor de buena fe tiene derecho a elegir entre que el propietario pague el importe de las
mejoras o el aumento de valor que haya tenido la cosa. Sin embargo, el poseedor no puede
optar por llevarse los materiales, ya que estos pasan a ser propiedad del propietario por
accesión.
En el caso del poseedor de mala fe, la ley no le otorga el derecho de cobrar las mejoras
útiles. Solo puede retirar los materiales si puede separarlos sin dañar la cosa y el propietario
se niega a pagarles su precio separado. Si la separación causa daño a la cosa, el poseedor
de mala fe no puede llevarse los materiales y no tiene derecho a indemnización.
En cuanto a las mejoras voluptuarias, no son indemnizables ni para el poseedor de buena fe
ni para el de mala fe. Solo puede llevarse los materiales que puedan separarse sin dañar la
cosa, siempre y cuando el propietario no quiera pagarles su precio separado.
La buena o mala fe del poseedor debe evaluarse en el momento en que se realizaron las
mejoras, no importa si el poseedor tenía buena fe al adquirir la posesión si la perdió al
momento de hacer las mejoras.

d) Derecho de retención por las mejoras


Según los artículos mencionados, tanto el poseedor de buena fe como el de mala fe tienen
derecho de retención por las mejoras necesarias (art. 698), y el poseedor de buena fe tiene
derecho de retención por las mejoras útiles (art. 699) realizadas antes de la contestación de
la demanda. Sin embargo, en los demás casos, el poseedor no tiene derecho de retención.
El poseedor con derecho de retención no está obligado a devolver la cosa hasta que se le
pague lo adeudado. En caso de que se realice la entrega de la cosa, el poseedor no pierde
su crédito, pero sí pierde esa garantía de retención sobre la misma.

e) Mejoras debidas a la naturaleza


Según el artículo 703, las mejoras debidas a la naturaleza, como por ejemplo el aumento de
la cosa por aluvión (art. 754), no son indemnizables. Esto significa que el propietario no está
obligado a compensar al poseedor por las mejoras que se deben a fenómenos naturales o
circunstancias externas.

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