Cuando El Desierto Llama

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CUANDO EL DESIERTO LLAMA

LA SEQUÍA ESPIRITUAL DEL ALMA:

¿Has sentido que tu corazón está seco y que tu deseo de estar con Dios ha
menguado? Bueno, acá estamos hablando de una temporada de desierto
espiritual.
En el libro de Salmos encontramos muchas expresiones de lo que puede llegar
a sentir nuestra alma. El libro nos recuerda que no estamos solos cuando
experimentamos vivencias profundas. La biblia está plasmada de hombres con
una realidad de corazón caído y de la respuesta misericordiosa del Señor a las
calamidades que estos enfrentaron.
Esto nos enseña Romanos 15:4: Todo lo que está escrito en la Biblia es para
enseñarnos. Lo que ella nos dice nos ayuda a tener ánimo y paciencia, y nos
da seguridad en lo que hemos creído.
Leamos este cantico espiritual de salmos 42. Donde encontramos la expresión
de un corazón con tristeza profunda y confusión. (1-4, 6-11) El alma anhela al
Señor, pero pareciera que por alguna razón no puede encontrarlo. Esta alma
está en medio de un desierto espiritual.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4
Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta……

Dios mío, mi alma está abatida en mí;


Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8
Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
9
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
10
Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11
¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

De la misma manera, en medio de nuestros desiertos hay diferentes


manifestaciones que nos pueden servir para tener el diagnostico que aqueja
nuestra alma. Veamos algunas.

 Apatía por la palabra: En medio de la sequedad podemos ir a las


escrituras, pero no tenemos un encuentro con el autor, de modo que
leerla es mas una costumbre que un deleite. Esto poco a poco termina
en una apatía por la palabra de Dios.
 Sentido de despropósito en la oración: Podemos orar a Dios, pero
sentir que El nos ha olvidado. En medio de sequías espirituales
podemos llegar a pensar que nuestras oraciones son inútiles y que no
pasan del techo, que no logramos llamar la atención de Dios.
 Falta de gozo: cuando estamos en sequía espiritual nuestra vida
empieza a experimentar ausencia de gozo, porque nos desconectamos
de la fuente. Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe
 Ausencia de sentido de comunidad: En medio de la sequía de nuestro
corazón nos sentimos tan lejos de Dios que nos apartamos hasta de
nuestros hermanos, nuestra familia de la fe, porque no nos atrevemos a
mostrar la condición espiritual que estamos viviendo y tememos a que
otros se den cuenta de esta realidad.

Es bueno destacar que darnos cuenta de estas manifestaciones y condición es


una muestra sublime de la Gracia de Dios. Poder establecer un diagnóstico
espiritual de la condición de nuestra alma es el primer paso para salir del
desierto a valles de verdes pastos y aguas de reposo donde el Señor
restaurará nuestra alma (Salmos 23)
CUANDO ESTAMOS EN EL DESIERTO Y NO LO SABEMOS.

En medio de nuestra vida como creyentes, sobre todo si ya llevamos algunos


años y estamos involucrados en el servicio y vida de la iglesia, tendemos a
pensar que estar ocupados en actividades y sirviendo en el templo es sinónimo
de estar espiritualmente sanos, mis queridos hermanos, esto es un terreno
peligroso.
El peligro radica en que podemos llegar a confundir “servicio” con “salud
espiritual”. Aunque nuestro servicio a Dios debe ser una respuesta de
adoración, podemos encontrarnos “sirviendo” sin hacerlo para el Señor.
Nuestros corazones desplazan a Cristo del lugar que le corresponde y el
servicio se convierte en algo que hacemos para nosotros mismos. El problema
es que nos enfocamos en el “hacer” y descuidamos el “ser” y eso jamás dará
buenos frutos.
Marcos nos presenta una escena en la que Jesús designa a sus doce
apóstoles:
Después Jesús subió al monte, llamó a laos que Él quiso, y ellos vinieron a Él.
Designó a doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar.
(Marcos 3:13-15)
Si leemos atentamente nos damos cuenta que la razón primera por la que
Jesús designó apóstoles era para que estuvieran con Él y luego para que se
relacionaran con el servicio.
Estar con Jesús en una relación de intimidad debe estar siempre por encima
del servicio, porque es esto lo que nos sostiene espiritualmente y nos capacita
para todo lo que haremos por el Señor en el futuro. Tampoco confundamos que
asistir a los cultos los días de reunión y sentir la presencia de Dios ahí es que
está asegurado el encuentro con Dios y su palabra, esto es una relación diaria,
es un continuo. Nos nutrimos en los cultos y nos inyectamos de fe, esperanza,
pero nada supera los encuentros permanentes con Dios en la intimidad. Las
escrituras no sólo es fuente solamente de información, es fuente de vida, es
alimento para el alma. Jeremías 15:16 Cuando se presentaban tus palabras, yo
las comía; tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón. Jesús
mismo proclamó en Mateo 4:4 No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios.
sin alimento físico, nuestros cuerpos perecerían en cuestión de días, y sin el
alimento espiritual los efectos de la inanición en nuestras almas no se harían
esperar. La palabra de Dios es el maná con el que Dios alimenta a sus hijos
para que puedan crecer a la imagen de su hijo “Jesucristo”.
Si nuestros corazones y nuestra atención se encuentran lejos de su palabra,
aunque pensemos que no es así, nuestras almas se secarán al carecer del
alimento espiritual y comenzarán a mostrarse como terrenos áridos que son
incapaces de dar frutos.
Debemos detenernos con frecuencia en nuestro andar como creyentes y
evaluar nuestra vida. Necesitamos considerar nuestros caminos y ver si somos
saludables espiritualmente o nos encontramos en medio de la aridez del
desierto espiritual,
Sea cual sea el resultado, en Cristo siempre está nuestra esperanza.
¿COMO LLEGAMOS AL DESIERTO SIN DARNOS CUENTA?

Existen diferentes circunstancias difíciles que van desgastando nuestra fe en la


medida que las atravesamos.
Vemos también que el agotamiento físico nos puede ir desgastando y al final
quedamos expuestos tanto externa como internamente.
Veremos distintos caminos que pueden hacernos terminar en un destino que se
aleja del propósito que Dios tiene para tu vida y para la mía.

 El camino de la ceguera: una de las características espirituales que


pueden terminar llevando a alguien a una vida de desierto es la ceguera
espiritual. Todo aquel que no está en Cristo tiene un alma vacía, y ese
vacío clama por ser llenado. Muchas veces se busca saciar esa sed en
lugares incorrectos, donde se cree que nos saciamos, pero al pasar el
efecto nos damos cuenta que estamos más vacíos que antes. El alma
vacía y ciega va de una búsqueda en otra, pero nunca se satisface
porque no ha encontrado la verdadera fuente de agua de vida que es
Cristo. Estamos hablando de fuentes como el dinero, poder, sexo, éxito,
hijos o relaciones que sólo son cisternas rotas.
La ceguera espiritual no deja ver la necesidad real del corazón sediento
ni el lugar en el que saciarse. Un creyente que disfruta de la presencia
del Espíritu Santo es capaz de percatarse de que la necesidad y la sed
de alguien con un alma en esta condición solo pueden ser saciadas por
aquel que provee agua viva. Juan 4:13-14 Todo el que beba de esta
agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, 14 pero el que beba del
agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él
esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

 Camino del sufrimiento: la biblia nos enseña que vivimos en un mundo


caído, en el que tarde o temprano el sufrimiento tocará a nuestra puerta.
Juan 16:33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En
este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al
mundo. Resulta sorprendente que la biblia nos llame a experimentar una
profunda alegría en medio de situaciones de dolor o sufrimiento, pero
esto se debe a que tenemos la confianza en que Dios está obrando, que
nos está purificando y moldeando. Las pruebas tienen el propósito de
hacernos más a la imagen de Cristo, no tiene ninguna intención en
dañarnos. Poder confiar y descansar en Él en medio de las pruebas
hará necesario que nuestros ojos estén fijos en Su persona y sus
verdades. Salmos 119:92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera perecido.
No debemos olvidar algo muy importante que nos enseña Romanos 8:18 Pues
tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables
con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
No quitemos la mirada de Cristo que es el único que puede saciar nuestra sed
y darle sentido a cada una de las situaciones y circunstancias que atravesamos
en la vida.
EL CAMINO DE SOLEDAD Y AGOTAMIENTO

SOLEDAD: La falta de vida en comunidad es otro sendero que puede llevarnos


a una vida de desierto.
Reflexionemos Salmos 42: 3-4
Mis lágrimas son mi pan de día y de noche,
mientras me preguntan a todas horas:
«¿Dónde está tu Dios?».
4 Recuerdo esto y me deshago en llanto:
yo solía ir con la multitud
y la conducía a la casa de Dios.
Entre voces de alegría y acciones de gracias
hacíamos gran celebración.

Acá se nos presenta una descripción de un alma en medio de una sequía


espiritual, un alma con una sed de Dios que parece no estar saciada.

Los creyentes necesitamos entender que la vida de fe no se vive en solitario.


No fuimos diseñados para vivir un cristianismo individual. El perdón, el amor, la
amabilidad, el ver al otro como superior, son llamados que solo se pueden
ejercitar bajo la realidad de que Dios nos diseñó para vivir en comunidad.

Leamos lo que nos dicen las escrituras en Hebreos 10: 23-25.

Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la


promesa. 24 Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al
amor y a las buenas obras. 25 No dejemos de congregarnos, como acostumbran
hacer algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que
vemos que aquel día se acerca.

Uno de los primeros pasos hacia la lejanía del Señor y la sequedad de nuestras
almas es el distanciamiento de su pueblo, porque comenzamos a carecer de
ánimo, no rendimos cuentas, no estudiamos la palabra en comunidad, no me
uno en adoración, no recibimos consejo, etc. Para que un carbón se mantenga
encendido necesita estar cerca de otros; si lo aíslas, terminará apagándose.

AGOTAMIENTO: La debilidad física nos hace propensos a la debilidad


espiritual. Nuestros cuerpos no son simples caparazones que albergan
nuestras almas. No podemos perder de vista que la fragilidad y lo quebrantado
de este mundo nos afecta en ambos sentidos, tanto de manera física como
espiritual.
Diferentes situaciones en nuestra vida puede llevarnos al agotamiento: gran
carga laboral, llenarnos de responsabilidades (incluso mas de las que Dios
mismo quiere que tengamos) o incluso las distintas etapas de la vida, si esto no
tiene el descanso necesario e intencional nuestro cuerpo se enferma y
podemos terminar en un cansancio y agotamiento tanto físico como espiritual.
Debemos ir examinando el aspecto físico de nuestra vida:
¿Dormimos lo suficiente?
¿Nos alimentamos de manera correcta?
¿Hacemos ejercicios?
¿Planificamos el descanso?
¿Nos cuesta decir no?

Leamos Génesis 2:2 Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había
terminado toda la obra que había emprendido.
Dios estableció el descanso como modelo para nosotros.

No debemos perder de vista que somos cuerpo, alma y espíritu. Si


descuidamos el cuidado apropiado de nuestro cuerpo. Terminaremos viendo
las consecuencias en nuestra vida espiritual. Nuestras almas tienen su reposo
en Cristo y Él mismo nos provee de medios para el descanso y cuidado sano
de nuestros cuerpos. A Dios le honramos con todo nuestro ser.

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