Vudú Haitiano

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 201

Vudú haitiano

religión sincrética practicada


principalmente en Haití y en la diáspora
haitiana

El vudú (o vodú) haitiano es una religión


de la diáspora africana que se desarrolló
en Haití entre los siglos xvi y xix. Esta
religión surgió a través de un proceso de
sincretismo entre varias religiones
tradicionales de África Occidental y
Central y el catolicismo. No hay una
autoridad central en control de la religión y
existe enorme diversidad entre los
practicantes, que se conocen como
vuduistas, vuduisantes o serviteurs.

Una bandera drapo con lentejuelas,


que representa el símbolo vèvè del
loa Loko Atison; estos símbolos
juegan un papel importante en el ritual
vudú

El vudú o vodú gira en torno a espíritus que


reciben el nombre de loa (o lwa).
Típicamente, derivan sus nombres y
atributos de divinidades tradicionales de
África Occidental y Central, y se equiparan
con los santos católicos. Los loa se
dividen en grupos diferentes, las nanchon
(«naciones»), de manera más notable los
Rada y los Petwo. Se narran varios mitos e
historias acerca de estos loa, que se
consideran subordinados a una deidad
creadora trascendente, Bondye. Esta
teología ha sido llamada tanto monoteísta
como politeísta. Como tradición iniciática,
los vuduistas suelen reunirse para venerar
a los loa en un ounfò (templo), liderado
por un houngan (sacerdote) o una manbo
(sacerdotisa). Un ritual central consiste en
que los practicantes toquen tambores,
canten y bailen para animar a un loa a que
posea a uno de sus miembros y así
comunicarse con ellos. Entre las ofrendas
que se brindan a los loa están frutas, licor
y animales sacrificados. También se
brindan ofrendas a los espíritus de los
muertos. Se emplean varias formas de
adivinación para descifrar los mensajes
recibidos de los loa. Rituales de curación y
preparación de remedios herbales y
talismanes también juegan un papel
destacado.

El vudú o vodú se desarrolló entre las


comunidades afrohaitianas en medio del
comercio atlántico de esclavos entre los
siglos xvi al xix. Su estructura surgió de la
mezcla de las religiones tradicionales de
los esclavos llegados de África occidental
y central, entre ellas las de los pueblos
yoruba, fon y kongo, que fueron llevados a
la isla de La Española. Allí, el vudú
absorbió influencias de la cultura de los
colonialistas franceses que controlaban la
colonia de Saint-Domingue, notablemente
del catolicismo pero también de la
francmasonería. Muchos vuduistas
participaron en la Revolución haitiana entre
1791 y 1804 que derrocó al gobierno
colonial francés, aboliendo la esclavitud y
transformando a Saint-Domingue en la
república de Haití. La Iglesia Católica fue
expulsada durante varias décadas tras la
Revolución, lo que permitió que el vudú o
vodú se convirtiera en la religión
dominante en Haití. En el siglo xx, la
creciente emigración extendió el vudú a
otros países. A finales del siglo xx, se
empezaron a crear vínculos crecientes
entre el vudú y tradiciones relacionadas
tanto en África occidental como en las
Américas, tales como la santería cubana o
el candomblé brasileño, a la vez que
algunos practicantes influenciados por el
movimiento Negritud han tratado de
eliminar de la religión las influencias
católicas.

Muchos haitianos practican el vodú o vudú


en alguna medida, si bien típicamente
practican también el catolicismo, sin
encontrar ningún problema en practicar los
dos sistemas diferentes simultáneamente.
Existen comunidades de vuduistas más
pequeñas en otros lugares,
particularmente entre la diáspora haitiana
en los Estados Unidos. Tanto en Haití
como en otros países, el vudú se ha
extendido más allá de sus orígenes
afrohaitianos y es practicado por
personas de diversas etnicidades. El vodú
o vudú ha sido objeto de muchas críticas a
lo largo de su historia y ha sido descrito
repetidamente como una de las religiones
más incomprendidas del mundo.
Definiciones y terminología

Un houngan (sacerdote del vodú o


vudú) con otro practicante en una
ceremonia en Haití en 2011

El vodú o vudú es una religión. Más


específicamente, se le ha caracterizado
como la «religión nacional» de Haití y
como religión afrohaitiana,[1] ​así como
«religión tradicional» [2] ​y «religión
popular».[3] ​Su estructura principal se
deriva de las religiones tradicionales
africanas de África occidental y central
que fueron llevadas a Haití por africanos
esclavizados entre los siglos xvi y xix.[4] ​
En la isla, tales religiones africanas se
mezclaron con la iconografía de
tradiciones derivadas de Europa, como el
catolicismo y la francmasonería,
adoptando la forma del vudú alrededor de
mediados del siglo xviii .[5] ​En tanto
combina diversas influencias, el vodú o
vudú a menudo ha sido descrito como
sincrético, o una «simbiosis», una religión
que exhibe diversas influencias
culturales.[6] ​

A pesar de sus influencias más antiguas,


el vodú o vudú representó «una nueva
religión»,[7] ​«un sistema criollizado del
Nuevo Mundo»,[8] ​que difiere en muchos
aspectos de las religiones tradicionales
africanas.[9] ​Una de las más complejas de
las tradiciones de la diáspora africana,[10] ​
el académico Leslie Desmangles la llamó
una «tradición derivada de África»,[11] ​Ina
J. Fandrich la llamó una «religión
neoafricana»,[12] ​y Markel Thylefors la
llamó «religión afrolatinoamericana».[13] ​A
raíz de sus orígenes compartidos en la
religión tradicional de África occidental, el
vudú o vodú ha sido caracterizado como
una «religión hermana» de la santería
cubana y el candomblé brasileño.[14] ​

En inglés, los practicantes del vodú o vudú


se denominan Vodouists, mientras que en
francés y criollo haitiano son llamados
Vodouisants o Vodouyizan.[15] ​Otro
término usado para referirse a los
practicantes es el de sèvitè (serviteurs,
«devotos»),[16] ​reflejando su
autodescripción como personas que sèvi
lwa («sirven a los lwa»), los seres
sobrenaturales que juegan un papel central
en el vudú. Al carecer de una autoridad
institucional central, el vudú no tiene un
líder único. Por lo tanto, no tiene ortodoxia,
no tiene liturgia central, ni un credo formal.
Desarrollándose a lo largo de varios
siglos, ha cambiado con el tiempo.[17]
Muestra variaciones tanto a nivel regional
como local —incluyendo variantes entre
Haití y la diáspora haitiana[18] ​—así como
entre diferentes congregaciones. Se
practica domésticamente, por familias en
sus tierras, pero también por
congregaciones que se reúnen
comunalmente,[19] ​siendo estas últimas
denominadas «templo vudú».[20]

Una selección de elementos rituales


utilizados en la práctica del vudú en
exhibición en el Museo canadiense de
la civilización.

En la cultura haitiana, generalmente las


religiones no se consideran totalmente
autónomas, y muchos haitianos practican
tanto el vodú o vudú como el catolicismo.
Los vuduistas suelen considerarse a sí
mismos católicos. En Haití, los vuduistas
también han practicado el
mormonismo[21] ​y la francmasonería,[22] ​
mientras que en el exterior también han
practicado la santería y el paganismo
moderno.[23] ​El vudú también ha
absorbido elementos de otros contextos;
en Cuba, algunos vuduistas han adoptado
elementos del espiritismo.[24] ​
Influenciados por el movimiento Negritud,
otros vuduistas han tratado de eliminar las
influencias católicas y otras influencias
europeas de su práctica del vudú.[25] ​
El lenguaje ritual usado en el vodú o vudú
se denomina langaj.[26] ​Muchos de estos
términos—entre ellos la misma palabra
vodú o vudú [4] ​—se derivan del idioma fon
de África Occidental. Apareciendo por
escrito por primera vez en la Doctrina
Christiana de fr. Juan de Plasencia
(1658),[27] ​la palabra fon Vôdoun se usaba
en el reino de Dahomey en África
occidental para referirse a un espíritu o
deidad. En criollo haitiano, vudú llegó a
designar un estilo específico de danza y
percusión, antes de que los extraños a la
religión lo adoptaran como un término
genérico para referirse a gran parte de la
religión afrohaitiana. La palabra vudú
ahora abarca «una variedad de tradiciones
y prácticas religiosas de Haití y de origen
africano»,[28] ​incorporando «un conjunto
de prácticas que los practicantes mismos
no agregan».[29] ​El término vodú o vudú es,
por lo tanto, utilizado principalmente por
académicos y personas ajenas a la
religión;[29] ​muchos practicantes
describen su sistema de creencias con el
término Ginen, que denota especialmente
una filosofía moral y un código ético en
relación con cómo vivir y servir a los
espíritus loa.[18]

Vodou es la forma común en que se


escribe el nombre de la religión entre
académicos, en la ortografía criolla
haitiana oficial y por la Biblioteca del
Congreso de los Estados Unidos.[30] ​
Algunos académicos usan las grafías
Vodoun o Vodun, mientras que en francés
también aparecen las grafías vaudou[31] ​o
vaudoux. La grafía Voodoo (de donde
proviene el español vudú), otrora común,
ahora es generalmente evitada tanto por
practicantes como académicos para
referirse a la religión haitiana.[32] ​Esto es
tanto para evitar confusiones con el Vudú
de Louisiana, una tradición relacionada
pero distinta, como para distinguirlo de las
connotaciones negativas que el término
Vudú tiene en la cultura popular
occidental.[33]

Creencias

Bondye y los loa

Parafernalia vudú a la venta en el


Marché de Fer (Mercado del Hierro)
en Puerto Príncipe, Haití.

Enseñando la existencia de un solo Dios


supremo, el vudú o vodú ha sido descrito
como monoteísta. Se cree que esta
entidad, llamada Bondye o Bonié, creó el
universo.[34] ​El nombre proviene de un
término derivado del francés Bon Dieu
(«Buen Dios»). Otro término utilizado es el
de Gran Mèt, que deriva de la
francmasonería.[22] ​Para los voduistas,
Bondye es visto como la fuente última de
poder,[35] ​considerada responsable de
mantener el orden universal.[36] ​Bondye
también es considerado remoto y
trascendente, sin involucrarse en asuntos
humanos, por lo que no tiene mucho
sentido acercarse a él directamente.[37] ​
Los haitianos suelen utilizar la frase si
Bondye vle («si Bondye lo desea»), lo que
sugiere una creencia de que todas las
cosas ocurren de acuerdo con la voluntad
de esta divinidad. Mientras que los
vuduistas a menudo equiparan a Bondye
con el Dios cristiano,[38] ​el vudú no
incorpora la creencia en un antagonista
poderoso que se oponga al ser supremo
cercano a a la noción cristiana de
Satanás.[39]

El vudú o vodú también ha sido


caracterizado como politeísta.[37] ​Enseña
la existencia de seres conocidos como los
loa (o loa), un término que se traduce de
diversas formas como «espíritus»,
«dioses» o incluso «genios».[40] ​Estos loa
también se conocen como los mystères,
anges, saints o les invisibles,[16] ​y a veces
se equiparan con los ángeles de la
cosmología cristiana.[38] ​El vudú enseña
que existen más de mil loa.[41] ​Los loa
pueden ofrecer ayuda, protección y
consejo a los humanos, a cambio del
servicio ritual. Se les considera
intermediarios de Bondye, y poseedores
de una sabiduría que es útil para los
humanos,[42] ​aunque no se les considera
ejemplos morales que los practicantes
deban imitar.[43] ​Cada loa tiene su propia
personalidad,[16] ​y se le asocia con
colores específicos, días de la semana,[44] ​
y objetos.[16] ​Los loa pueden ser leales o
caprichosos en sus tratos con sus
devotos;[16] ​los vuduistas creen que los
loa se ofenden fácilmente, por ejemplo
cuando se les ofrece comida que no les
gusta.[45] ​Cuando se enojan, se cree que
los loa quitarán la protección a sus
devotos o infligirán desgracias,
enfermedad o locura a una persona.[46] ​

Aunque con excepciones, la mayoría de


los nombres de los loa derivan de los
idiomas fon y yoruba.[47] ​Sin embargo, se
añaden nuevos loa.[40] ​Los practicantes
creen que algunos sacerdotes y
sacerdotisas vudú se convierten en loa
después de su muerte, o que ciertos
talismanes se han convertido en loa.[48] ​
Los vuduistas a menudo dicen que los loa
residen en «Guinea», aunque esto no
pretende ser una ubicación geográfica
precisa,[49] ​sino un entendimiento
generalizado de África como la tierra
ancestral.[50] ​También se cree que
muchos loa viven bajo el agua, en el fondo
del mar o en los ríos.[44] ​Los vuduistas
creen que los loa se comunican con los
humanos por medio de sueños y a través
de la posesión de seres humanos.[51] ​

Las nanchon

Los loa se dividen en nanchon o


«naciones». Este sistema de clasificación
se deriva de la forma en que los esclavos
africanos occidentales fueron divididos en
«naciones» a su llegada a Haití, por lo
general con base en su puerto africano de
partida en lugar de su identidad
etnocultural.[16] ​El término fanmi (familia)
se usa ocasionalmente como sinónimo de
«nación» o, alternativamente, como una
subdivisión de esta última categoría.[52] ​A
menudo se afirma que existen 17 nanchon,
de las cuales las más grandes y
dominantes son las de Rada y Petwo. Los
Rada derivan su nombre de Arada, ciudad
en el reino de Dahomey en África
Occidental. Los loa Rada son
considerados generalmente como dous o
doux, lo que significa que son de
temperamento dulce.[53] ​Los loa Petwo se
ven en contraste como loa chaud (loa cho),
lo que sugiere que pueden ser enérgicos o
violentos y se les asocia con el fuego;[53] ​
generalmente se los considera
socialmente transgresores y
subversivos.[54] ​Los loa Rada son vistos
como «fríos» y los loa Petwo
«calientes».[55] ​Los loa Rada
generalmente son considerados justos,
mientras que sus contrapartes Petwo son
considerados más ambiguos moralmente,
asociados con cuestiones como el
dinero.[56] ​Los loa Petwo provienen de
varios orígenes, entre ellos criollos,
congos y dahomeyanos.[57] ​Muchos loa
existen andezo o en deux eaux, lo que
significa que están «en dos aguas» y se
les sirve tanto en rituales Rada como
Petwo.[53] ​

Una pintura de la loa Danbala, una


serpiente, del artista haitiano Hector
Hyppolite.

Papa Legba, también llamado Legba, es el


primer loa al que se saluda durante las
ceremonias. Se le representa como un
débil anciano vestido con harapos y
usando una muleta. Papa Legba es
considerado como el protector de puertas
y cercados y, por lo tanto, del hogar, así
como de caminos, senderos y cruces de
caminos. Los segundos loa en ser
saludados son usualmente los Marasa o
gemelos sagrados.[58] ​En el vodú o vudú,
cada nación tiene sus propios Marasa,[59] ​
reflejando la creencia de que los gemelos
tienen poderes especiales. A Agwé,
también llamado Agwé-taroyo, se le
asocia con la vida acuática y es protector
de barcos y pescadores. Se cree que
Agwé gobierna el mar con su consorte, La
Sirène (Mami Wata).[60] ​Es una sirena, y a
veces se la describe como Èzili de las
Aguas pues se cree que trae buena suerte
y riqueza del mar.[61] ​Èzili Freda o Erzuli
Freda es la loa del amor y el lujo,
personificando la belleza y gracia
femeninas. Èzili Dantò o Èzili Banto es una
loa que toma la forma de una campesina.

Zaka (o Azaka) es el loa de los cultivos y


la agricultura, por lo general llamado
«Papá» o «Primo». Su consorte es la loa
Kouzinn.[62] ​Loco es el loa de la
vegetación, y en tanto se considera que
brinda propiedades curativas a varias
especies de plantas, también se le
considera el loa de la sanación.[63] ​Ogou
es un loa guerrero, asociado con las
armas. Sogbo es un loa asociado con los
rayos,[64] ​mientras que su compañero,
Bade, está asociado con los vientos.[65] ​
Danbala (o Damballa) es un loa serpiente y
está asociado con el agua, y se cree que
frecuenta ríos, manantiales y pantanos; es
una de las deidades más populares dentro
del panteón.[66] ​Danbala y su consorte
Ayida-Weddo (o Ayida Wedo) son
representados a menudo como un par de
serpientes entrelazadas. Los Simbi se
entienden como los guardianes de las
fuentes y los pantanos.[67]

Usualmente vistos como una fanmi en


lugar de una nanchon,[68] ​los gede
(también ghede o guédé) están asociados
con el reino de los muertos. El líder de la
familia es el Barón Samedi («Baron
Sábado»). Su consorte es Gran Brigit, que
tiene autoridad sobre los cementerios y es
considerada como la madre de muchos de
los otros gede.[69] ​Cuando se cree que los
gede han llegado a una ceremonia vodú o
vudú, por lo general son recibidos con
júbilo porque traen alegría. Los poseídos
por los gede en estas ceremonias son
conocidos por hacer insinuaciones
sexuales; el símbolo de los gede es un
pene erecto,[70] ​mientras que el baile de
banda asociado con ellos involucra golpes
de cadera de estilo sexual.
La mayoría de los loa son asociados con
santos católicos específicos. Por ejemplo,
a Azaka, el loa de la agricultura, se le
asocia con San Isidro Labrador. De
manera similar, en tanto se le considera
como la «llave» del mundo de los
espíritus, Papa Legba es asociado
típicamente con San Pedro, a quien se le
representa sosteniendo llaves en la
imaginería católica tradicional. La loa del
amor y el lujo, Èzili Freda, es asociada con
Nuestra Señora de los Dolores. Danbala,
que es una serpiente, a menudo es
comparado con San Patricio, que
tradicionalmente es representado en una
escena con serpientes; alternativamente,
Danbala es asociado a menudo con
Moisés, cuyo báculo se convirtió en
serpientes. Los Marasa, o gemelos
sagrados, suelen equipararse con los
santos gemelos Cosme y Damián.
Académicos como Leslie Desmangles han
afirmado que los vuduistas originalmente
adoptaron a los santos católicos para
ocultar su culto a los loa cuando este
último era ilegal durante el período
colonial.[71] ​Analizando el vodú o vudú de
la última parte del siglo xx, Donald J.
Cosentino argumentó que ya no era el
caso de que el uso de los santos católicos
fuera simplemente una estratagema, sino
que reflejaba la expresión devocional
genuina de muchos vuduistas.[72]
Impresiones cromolitográficas de los
santos han sido populares entre los
vuduistas desde que se inventaron a
mediados del siglo xix,[72] ​mientras que
imágenes de santos son puestas
comúnmente en las banderas drapo que
se utilizan en el ritual vodú,[73] ​y también se
les pinta comúnmente en las paredes de
templos en Puerto Príncipe.[74] ​
Alma

Una pancarta drapo haitiana que


representa a Erzulie Freda

Según el vodú, Bondye creó a la


humanidad a su imagen y semejanza,
moldeando a los seres humanos con agua
y arcilla.[75] ​El vodú enseña la existencia
de un espíritu o alma, el espri,[76] ​que se
divide en dos partes. Una de ellas es el ti
bonnanj ( ti bon ange o «pequeño ángel
bueno»), y se entiende como la conciencia
que permite a un individuo hacer
autorreflexión y autocrítica. La otra parte
es el gwo bonnanj (gros bon ange o «gran
ángel bueno») y constituye la psique,
fuente de la memoria, inteligencia y
personalidad. Se cree que ambas residen
dentro de la cabeza de un individuo.[77] ​
Los vuduistas creen que el gwo bonnanj
puede salir de la cabeza e irse viajar
mientras la persona duerme.[78] ​

Los vuduistas creen que cada persona


está intrínsecamente conectada a un loa
específico. Este loa es su mèt tèt (amo de
la cabeza). Creen que este loa informa la
personalidad del individuo.[79] ​El vodú
afirma que la identidad del loa tutelar de
una persona puede identificarse por medio
de la adivinación o consultando a los loa
cuando poseen a otras personas.[80] ​Se
considera que algunos de los sacerdotes y
sacerdotisas de la religión tienen «el don
de los ojos», en tanto pueden ver
directamente cuál es el loa tutelar de una
persona.[81]

En el momento de la muerte corporal, las


gwo bonnanj se unen a los Ginen, o
espíritus ancestrales, mientras que las ti
bonnanj proceden al más allá para
enfrentarse a un juicio ante Bondye.[82] ​
Esta idea del juicio ante Bondye es más
común en áreas urbanas, habiendo sido
influenciada por el catolicismo, mientras
que en las montañas haitianas es más
común que los voduistas crean que la ti
bonnanj se disuelve en el ombligo de la
tierra nueve días después del
fallecimiento.[83] ​Se cree que la gwo
bonnanj permanece en Ginen durante un
año y un día antes de ser absorbido por la
familia de los Gede.[84] ​Se dice a menudo
que Ginen se encuentra ubicado debajo
del mar, debajo de la tierra o sobre el
cielo.[85]
Los vuduistas creen que los espíritus de
los muertos son diferentes de los gede, a
quienes se considera loa.[86] ​Los
vuduistas creen que los muertos siguen
participando en los asuntos humanos,
requiriendo sacrificios.[37] ​No enseña la
existencia de ningún reino del más allá
cercano a las ideas cristianas del cielo y el
infierno. Más bien, en el vudú se cree que
los espíritus de los muertos a menudo se
quejan de que su propio reino es frío y
húmedo y de que tienen hambre.[87] ​
Moral, ética y roles de género

El vudú o vodú impregna todos los


aspectos de la vida de sus adeptos. Las
normas éticas que promueve
corresponden a su sentido del orden
cosmológico.[36] ​La creencia en la
interdependencia de las cosas juega un rol
en las aproximaciones del vudú a
cuestiones éticas.[88] ​Servir a los loa es
fundamental en el vudú y sus códigos
morales reflejan la relación recíproca que
los practicantes tienen con tales
espíritus,[89] ​tal que una relación
responsable con los loa garantiza que se
mantenga la virtud.[43] ​El vudú también
refuerza los lazos familiares,[90] ​y el
respeto por las personas mayores es un
valor central,[91] ​siendo la familia extensa
de importancia en la sociedad haitiana.[92] ​

Un patrón vèvè diseñado para invocar


a Papa Legba, uno de los principales
espíritus loa adorados en el vudú
haitiano.

El vudú o vodú no promueve una creencia


dualista en una división firme entre el bien
y el mal.[93] ​No ofrece ningún código ético
prescriptivo; en vez de estar basada en
reglas, la moralidad vudú se considera
contextual a la situación.[94] ​El vudú refleja
las preocupaciones cotidianas de las
personas, centrándose en técnicas para
mitigar la enfermedad o la desgracia;[95] ​
de esta manera, hacer lo que se necesita
para sobrevivir se considera una ética
alta.[96] ​Entre los vuduistas, una persona
moral es alguien que vive en sintonía con
su carácter y el de su loa tutelar.[94] ​En
general, actos que refuerzan el poder de
Bondye se consideran buenos y aquellos
que lo socavan son vistos como
malos.[36] ​Las Maji, que significa el uso de
poderes sobrenaturales para propósitos
egoístas y malévolos, generalmente se
consideran malas.[97] ​El término es
bastante flexible, y se usa generalmente
para denigrar a otros vuduistas, si bien
algunos practicantes lo han usado como
autodescripción en referencia a los ritos
petwo.[98]

El vodú promueve una creencia en el


destino, aunque se cree que los individuos
tienen libertad de elección.[99] ​Se ha
interpretado que esta aproximación sobre
el destino alienta una perspectiva fatalista
entre los practicantes,[100] ​algo que los
críticos de la religión, especialmente
aquellos de origen cristiano, han
argumentado que ha desanimado a los
vuduistas de mejorar su sociedad. Esto se
ha extendido a un argumento según el cual
el vodú es responsable de la pobreza de
Haití,[101] ​argumento que a su vez ha sido
acusado de tener raíces en prejuicios
coloniales europeos hacia los africanos y
de ignorar los complejos factores
históricos y ambientales que afectan a
Haití.[102]

Se ha dicho también que el vudú refleja


elementos misóginos de la cultura haitiana
mientras que, al mismo tiempo, empodera
a las mujeres en mayor medida de lo que
ocurre en muchas religiones al permitirles
convertirse en sacerdotisas.[103] ​Como
líderes sociales y espirituales, las mujeres
también pueden reclamar autoridad moral
en vudú.[104] ​Algunos practicantes afirman
que los loa determinaron su orientación
sexual, convirtiéndolos en
homosexuales;[105] ​varios sacerdotes son
homosexuales,[106] ​y el loa Èzili es visto
como patrón de los masisi (hombres
homosexuales).[107]

Prácticas
Girando principalmente en torno a
interacciones con los loa,[108] ​las
ceremonias vudú hacen uso de canciones,
tambores, danzas, oraciones, posesiones
y sacrificios de animales. Los practicantes
se reúnen para sèvices (servicios) en los
que comulgan con el loa. Las ceremonias
para un loa en particular a menudo
coinciden con la fiesta del santo católico
con el que se asocia ese loa en particular.
El dominio de las formas rituales se
considera imperativo en el vudú.[109] ​El
propósito del ritual es el de echofe
(calentar las cosas), provocando así un
cambio, ya sea el de eliminar barreras o el
de facilitar la curación.[110] ​

El sigilo es importante en el vudú. Es una


tradición iniciática,[111] ​que opera a través
de un sistema de inducción o iniciación
gradual.[56] ​Cuando una persona acepta
servir a un loa, se considera un
compromiso de por vida.[112] ​El vudú tiene
una fuerte cultura oral, y sus enseñanzas
se difunden principalmente a través de la
transmisión oral.[113] ​Textos empezaron a
aparecer a mediados del siglo xx,
momento en el que fueron utilizados por
los vudouistas.[114] ​Métraux describió el
vudú como «una religión práctica y
utilitaria».[44]
Houngan y Manbo

Traje ceremonial usado en los ritos


vudú haitianos, en exhibición en el
Museo Etnológico de Berlín, Alemania

Los sacerdotes varones reciben el nombre


de oungan, a veces escrito también
houngan o hungan, o prèt Vodou
(«sacerdote vudú»).[115] ​Las sacerdotisas
son llamadas manbo, a veces escrito
mambo. Los oungan son más numerosos
en las zonas rurales de Haití, mientras que
hay un equilibrio más equitativo de
sacerdotes y sacerdotisas en las zonas
urbanas.[116] ​Oungans y manbos tienen la
tarea de organizar liturgias, preparar
iniciaciones, ofrecer consultas a los
clientes por medio de la adivinación y
preparar remedios para los enfermos.[117] ​
No existe una jerarquía sacerdotal, siendo
los oungan y manbo en gran medida
autosuficientes.[117] ​En muchos casos, el
rol es hereditario.[118] ​La evidencia
histórica sugiere que el papel de los
oungan y las manbo se intensificó a lo
largo del siglo xx.[119] ​Como resultado, los
«templos vudú» son ahora más comunes
en zonas rurales de Haití de lo que lo eran
en períodos históricos.[120] ​

El vudú enseña que los loa llaman a una


persona para que se convierta en oungan
o manbo,[121] ​y de negarse, la desgracia
puede caer sobre ellos. Un oungan o
manbo prospectivo normalmente debe
escalar a través de los otros roles en una
congregación vudú antes de convertirse en
aprendiz con alguien que ya sea oungan o
manbo, aprendizaje que puede durar varios
meses o años.[122] ​Tras este periodo
como aprendices, pasan por una
ceremonia de iniciación, cuyos detalles
son mantenidos en secreto para los no
iniciados.[123] ​Otros oungan y manbo no
pasan por tal periodo como aprendices, y
afirman en cambio que han obtenido su
entrenamiento directamente de los loa. En
consecuencia, su autenticidad es con
frecuencia puesta en duda y se les llama
hungan-macoutte, término que tiene
algunas connotaciones despectivas.[122] ​
Convertirse en oungan o manbo es
costoso, y a menudo requiere que se
compre parafernalia ritual y terrenos en los
cuales construir un templo.[124] ​Para
financiar esto, muchos ahorran durante
mucho tiempo.[124]
Los vuduistas creen que el rol de los
oungan está inspirado en el loa Loco; en la
mitología vudú, Loco fue el primer oungan
y su consorte Ayizan la primera
manbo.[125] ​Se espera que el oungan y la
manbo muestren el poder de la segunda
vista,[126] ​lo que es considerado un don de
la deidad creadora que puede revelarse al
individuo a través de visiones o
sueños.[127] ​A muchos oungan y manbos
se les atribuyen a menudo poderes
fantásticos en historias que se cuentan
sobre ellos, como el que podrían pasar
varios días bajo el agua.[128] ​Los
sacerdotes y sacerdotisas también
refuerzan su estatus afirmando que han
recibido revelaciones espirituales de los
loa, a veces a través de visitas a la
morada misma de los loa.[129] ​

A menudo hay una fuerte competencia


entre diferentes oungans y manbos.[130] ​
Su principal fuente de ingresos proviene de
la curación de los enfermos, que
complementan con pagos recibidos por
supervisar iniciaciones o por vender
talismanes y amuletos.[131] ​En muchos
casos, tales oungans y manbos se vuelven
más ricos que sus clientes.[132] ​Los
oungan y manbo son por lo general
miembros poderosos y muy respetados en
la sociedad haitiana.[133] ​Ser un oungan o
manbo le brinda a un individuo estatus
social y beneficios materiales,[106] ​si bien
la fama y la reputación de los sacerdotes
y sacerdotisas particulares pueden variar
ampliamente.[134] ​Sacerdotes y
sacerdotisas vudú respetados a menudo
saben leer y escribir, en una sociedad
donde el semianalfabetismo y el
analfabetismo son bastante comunes.[135]
Pueden recitar textos sagrados escritos y
escribir cartas para miembros analfabetos
de sus comunidades.[135] ​Gracias a su
prominencia en una comunidad, los
oungan y manbo pueden convertirse
efectivamente en líderes políticos,[127] ​o
por lo demás ejercer influencia sobre la
política local.[106] ​Algunos oungan y
manbo han tenido vínculos estrechos con
políticos profesionales, por ejemplo,
durante el régimen de los Duvalier.[127] ​

El Ounfò

Los templos vudú reciben el nombre de


ounfò, hounfò, hounfort,[10] ​o humfo,
escrito de diversas formas.[19] ​Un término
alternativo es el de gangán, aunque las
connotaciones de este término varían a
través de las regiones en Haití.[136] ​La
mayoría de las actividades comunales en
el vudú se centran en torno a tales
ounfò,[125] ​formando lo que se llama
«templo vudú».[20] ​El tamaño y forma de
los ounfòs varían, yendo desde chozas
básicas hasta estructuras más lujosas,
siendo estas últimas más comunes en
Puerto Príncipe que en otras áreas de
Haití;[125] ​sus diseños dependen de los
recursos y gustos del oungan o manbo
que los dirige.[137] ​Cada ounfò es
autónomo, y por tanto tienen sus
costumbres únicas propias.[138] ​

Un peristilo vudú en Croix des


Mission, Haití, fotografiado en 1980
La principal sala ceremonial dentro de los
ounfò es el peristilo, que es entendido
como una representación microcósmica
del cosmos.[139] ​En el peristilo, postes
pintados de vivos colores sostienen el
techo; el poste central es el llamado poto
mitan o poteau mitan, que es usado como
pivote durante danzas rituales y sirve
como el «paso de los espíritus» por el que
los loa entran en la sala durante las
ceremonias. Es en torno a este poste
central donde se realizan las ofrendas,
tanto vèvè como sacrificios de
animales.[108] ​En la diáspora haitiana
muchos vuduistas realizan sus ritos en
sótanos, cuando no hay poto mitan
disponibles.[140] ​De manera típica, el
peristilo suele tener un piso de tierra, lo
que permite que las libaciones a los loa
sean absorbidas directamente al
suelo.[141] ​Cuando esto no es posible, las
libaciones suelen verterse en un recipiente
de esmalte.[142] ​Algunos peristilos
incluyen asientos alrededor de loas
muros.[143] ​

Los cuartos adyacentes en el ounfò


incluyen el caye-mystéres, que es conocido
también como bagi, badji o sobadji. Es allí
donde altares de piedra, conocidos como
pè, se apoyan contra las paredes o son
diespuestos en gradas. El caye-mystéres
también se emplea para almacenar ropa
asociada con el loa poseedor y que es
puesta sobre la persona que experimenta
la posesión durante los rituales en el
peristilo. Muchos pè también incluyen un
lavabo sagrado para el loa Danbala-Wedo.
Si hay espacio disponible, también puede
haber un cuarto reservado en el ounfò
para el loa patrono del templo.[144] ​
Muchos ounfòs tienen un cuarto conocido
como djévo en la que se confina a un
iniciado durante su ceremonia iniciática.
Cada ounfò suele tener un cuarto o un
rincón de un cuarto dedicado a Erzuli
Freda. Algunos ounfò también tienen
habitaciones adicionales en las que vive el
oungan o manbo.[144]

El área alrededor del ounfò contiene a


menudo objetos sagrados, como un
estanque de agua para Danbala, una cruz
negra para Barón Samedi y una pince
(barra de hierro) incrustada en un brasero
para Criminel.[145] ​Árboles sagrados,
conocidos como arbres-reposoirs, marcan
a veces los límites exteriores del ounfò y
están rodeados por un borde de
piedra.[146] ​De tales árboles cuelgan
sacos de paja llamados macounte, tiras de
tela o cráneos de animales.[146] ​Varios
animales, en particular aves, pero también
algunas especies de mamíferos como
cabras, se mantienen a veces dentro del
perímetro del ounfò para ser usados como
sacrificios.[146]

La congregación

Ceremonia de vudú en un ounfò en


Jacmel, Haití

Conformando una comunidad espiritual de


practicantes,[108] ​quienes se congregan en
un ounfò son conocidos como pititt-caye
(hijos de la casa). Rinden culto bajo la
autoridad de un oungan o manbo,[19] ​por
debajo de los cuales se encuentran los
ounsi, personas que se comprometen de
por vida a servir a los loa. Miembros de
cualquier sexo pueden convertirse en
ounsi, aunque la mayoría son mujeres. Los
ounsi tienen muchos deberes, como el de
limpiar el peristilo, sacrificar a los
animales o participar en las danzas, en las
que deben estar listos para ser poseídos
por un loa.[147] ​El oungan y el manbo
supervisan las ceremonias de iniciación
por las cuales las personas se convierten
en ounsi,[127] ​supervisan su
entrenamiento,[125] ​y actúan como sus
consejeros, sanadores y protectores.[148] ​
A su vez, se espera que los ounsi sean
obedientes a sus oungan o manbo.[147]
Una de los ounsi se convierte en la
hungenikon o reine-chanterelle, la maestra
del coro, la persona responsable de
supervisar los cantos litúrgicos y sacudir
el sonajero chacha que se usa para
marcar el ritmo durante las ceremonias.
Reciben ayuda del hungenikon-la-place,
comandante general de la place, o
intendente, persona encargada de
supervisar las ofrendas y mantener el
orden durante las ceremonias.[125] ​Otra
figura es le confiance (el confidente), el
ounsi que supervisa las funciones
administrativas del ounfò. Los iniciados
de un oungan/manbo en particular forman
«familias».[114] ​Un oungan se convierte en
papa («padre») mientras que la manbo se
convierte en manman («madre») para los
iniciados; el iniciado o iniciada se
convierte en el pitit (hijo espiritual) de su
iniciador.[114] ​Aquellos que comparten un
iniciador se llaman unos a otros como
«hermano» y «hermana».[122]

Especialmente en zonas rurales, una


congregación puede consistir en una
familia extendida.[117] ​En otros casos,
particularmente en áreas urbanas, un
ounfò puede actuar como una familia
iniciática. Las personas pueden unirse a un
ounfò en particular bien porque ya existe
en su localidad o bien porque su familia ya
es miembro de él. Alternativamente, es
posible que el ounfò se centre de forma
particular en un loa al que la persona es
devota, o que la persona se sienta
impresionada por el oungan o manbo que
dirige el ounfò en cuestión, tal vez
habiendo sido tratados por ellos.[147] ​

Los congregantes a menudo forman un


sosyete soutyen (société soutien, sociedad
de apoyo), a través del cual se pagan
suscripciones para ayudar a mantener el
ounfò y organizar las principales
festividades religiosas.[149] ​En zonas
rurales de Haití, es a menudo el patriarca
de una familia extendida el que actúa
como sacerdote para dicha familia.[150] ​
Las familias, particularmente en zonas
rurales, creen con frecuencia que a través
de sus zansèt (ancestros) están ligadas a
un premye mèt bitasyon (fundador
original); se cree que ser descendientes de
tal figura les brinda herencia tanto de la
tierra como de los espíritus familiares.[18] ​

Iniciación

Objetos rituales haitianos expuestos


en el Museo Etnográfico de Berlín
El vodú o vudú es jerárquico e incluye una
serie de iniciaciones.[114] ​Típicamente, hay
cuatro niveles de iniciación, el último de
los cuales convierte a una persona en
oungan o manbo.[151] ​El rito de iniciación
inicial es conocido como kanzo; este
término también describe a los iniciados
mismos.[152] ​Existe enorme variación
respecto a lo que implican estas
ceremonias de iniciación,[59] ​y los detalles
son mantenidos en secreto.[153] ​El vudú
implica que los practicantes sean
animados a pasar por etapas de iniciación
en un estado mental que es llamado
konesans (conocimiento).[127] ​Se
requieren iniciaciones sucesivas para
moverse a través de los diversos
konesans,[127] ​y es en estos en los que se
cree que reside el poder sacerdotal.[154]
La iniciación es generalmente costosa,
compleja,[151] ​y requiere una preparación
importante.[59] ​Por ejemplo, se requiere
que los futuros iniciados memoricen
muchas canciones y aprendan las
características de varios loa.[59] ​Los
vuduistas creen que los loa pueden animar
a un individuo hacia la iniciación,
trayéndoles desgracias si se rehúsan.[155] ​

La iniciación es precedida a menudo por


baños en preparaciones especiales.[156] ​
La primera parte del rito de iniciación es
llamada kouche, coucher o huño, y está
marcada por saludos y ofrendas a los loa.
Comienza con el chire ayizan, una
ceremonia en la que se deshilachan hojas
de palma que luego lleva puestas el
iniciado o iniciada.[59] ​En ocasiones, en su
lugar, se realiza la bat ge o batter guerre
(«guerra de golpes»), diseñada para sacar
lo viejo a golpes.[59] ​Durante el rito, el
iniciado llega a ser considerado hijo o hija
de un loa en particular, su mèt tèt.[59] ​

Esto es seguido por un período de


reclusión dentro del djèvo conocido como
el kouche.[59] ​Es una experiencia
deliberadamente incómoda,[77] ​que
implica que el iniciado duerma sobre una
estera en el suelo, a menudo con una
piedra como almohada.[157] ​Visten túnicas
blancas,[158] ​y siguen una dieta específica
sin sal.[159] ​Incluye un lav tèt o lave tèt
(«lavado de cabeza») para preparar al
iniciado o iniciada para que el loa entre y
habite en su cabeza. Los vuduistas creen
que una de las dos partes del alma
humana, el gwo bonnanj, sale de la cabeza
del iniciado, dejando así espacio para que
el loa entre y resida allí.[77] ​

La ceremonia de iniciación requiere la


preparación de pot tèts (ollas para la
cabeza), usualmente tazas de porcelana
blanca con tapa, en las que se pone una
variedad de objetos, incluyendo cabello,
alimentos, hierbas y aceites. Estos son
considerados entonces como un hogar
para los espíritus. Tras el período de
reclusión en el djèvo, el recién iniciado o
iniciada es sacado y presentado a la
congregación; ahora reciben el nombre de
ounsi lave tèt.[59] ​Cuando el recién iniciado
es presentado al resto de la comunidad,
llevan su pot tèt en la cabeza, antes de
ponerlo sobre el altar.[77] ​La etapa final
del proceso implica que el iniciado reciba
un sonajero ason.[160] ​El proceso de
iniciación se considera terminado cuando
el recién iniciado es poseído por primera
vez por un loa.[77] ​Se considera que la
iniciación crea un vínculo entre un devoto y
su loa tutelar,[161] ​y a menudo el iniciado
adopta un nuevo nombre que alude al
nombre de su loa.[162] ​

Santuarios y altares

Un altar en Boston, Massachusetts


establecido durante el festival de
noviembre del gede

La creación de obras sagradas es


importante en el vodú o vudú.[109] ​Objetos
votivos utilizados en Haití están
tradicionalmente hechos de materiales
industriales, como hierro, plástico,
lentejuelas, porcelana, oropel y yeso.[17] ​
Los altares, o pè, a menudo contienen
imágenes (típicamente litografías) de
santos católicos. Desde su desarrollo a
mediados del siglo xix, la cromolitografía
también ha tenido un impacto en la
imaginería vudú, facilitando la amplia
disponibilidad de imágenes de los santos
católicos que son equiparados con los
loa.[163] ​Varios vuduistas han hecho uso
de variados materiales disponibles a la
hora de construir sus santuarios.
Cosentino se encontró con un santuario en
Puerto Príncipe en el que el Barón Samedi
era representado por una estatua de
plástico de Papá Noel con un sombrero
negro,[164] ​y en otro por una estatua del
personaje de Star Wars Darth Vader.[165] ​
En Puerto Príncipe, es común que los
vuduistas pongan cráneos humanos en
sus altares para las gedes.[115] ​Muchos
practicantes también tienen altares
dedicados a sus ancestros en sus
hogares, a los que dirigen ofrendas.[166] ​

Varios espacios además de los templos


son usados para los rituales vudú.[167] ​
Los cementerios son vistos como lugares
donde residen espíritus, lo que los hace
adecuados para ciertos rituales,[167] ​
especialmente para acercarse a los
espíritus de los muertos.[168] ​En zonas
rurales de Haití, los cementerios son a
menudo propiedad de familias y juegan un
papel clave en rituales familiares.[169] ​Los
cruces de caminos son también lugares
rituales, seleccionados porque se cree que
son puntos de acceso al mundo
espiritual.[167] ​Otros espacios usados para
rituales del vudú incluyen iglesias
cristianas, ríos, el mar, campos y
mercados.[167] ​

Un ason, el sonajero sagrado


emblemático del sacerdocio vudú
Se considera que ciertos árboles son
habitados por espíritus y se usan como
altares naturales.[135] ​Diferentes especies
de árboles son asociadas con diferentes
loa: Oyu está asociado con árboles de
mango y Danbala con buganvillas.[44]
Árboles selectos en Haití llevan puestos
artículos de metal, y sirven como
santuarios para Ogou, a quien se le asocia
tanto con el hierro como con los
caminos.[170] ​También aparecen espacios
para el ritual en los hogares de muchos
vuduistas.[171] ​Estos pueden variar desde
altares complejos hasta variantes más
simples que incluyen solo imágenes de
santos junto con velas y un rosario.[20] ​
Dibujos conocidos como vèvè son hechos
en el piso del peristilo usando harina de
maíz, ceniza, café molido o cáscaras de
huevo trituradas; son fundamentales para
el ritual vudú.[139] ​Generalmente
dispuestos simétricamente alrededor del
poteau-mitan,[172] ​tales diseños a veces
incorporan letras.[135] ​Su propósito es el
de invocar a un loa.[172] ​Dentro del
peristilo, los practicantes también
despliegan banderas ceremoniales
conocidas como drapo (banderas) al
comienzo de una ceremonia. Hechas a
menudo de seda o terciopelo y decoradas
con objetos brillantes como lentejuelas,
las drapo a menudo incluyen el vèvè del
loa específico al que están dedicados o
imágenes del santo católico asociado.[73] ​
Estas drapo se entienden como puntos de
entrada a través de los cuales los loa
pueden entrar en el peristilo.[173] ​

Un batèms (bautismo) es un ritual utilizado


para convertir un objeto en un recipiente
para el loa.[174] ​Se cree que los objetos
consagrados para uso ritual contienen una
esencia o poder espiritual llamado
nanm.[175] ​El ason (escrito también asson)
es un sonajero sagrado que se utiliza para
invocar a los loa. Consiste en una
calabaza vacía, seca, cubierta de cuentas
y vértebras de serpiente. Antes de ser
utilizado en el ritual requiere ser
consagrado.[176] ​Es un símbolo del
sacerdocio;[176] ​asumir los deberes de un
manbo u oungan es llamado «tomar el
ason». Otro tipo de objeto sagrado son las
«piedras de trueno», a menudo cabezas de
hacha prehistóricas, que son asociadas
con loa específicos y que se conservan en
aceite para preservar su poder.[177] ​

Ofrendas y sacrificio de animales

Alimentar a los loa es de gran importancia


en el vudú,[178] ​con ritos a menudo
llamados manje loa («alimentar a los
loa»).[179] ​Ofrecerles comidas y bebidas a
los loa es el ritual más común dentro de la
religión, y se lleva a cabo tanto en
comunidad como en los hogares.[178] ​El
oungan o la manbo también organizan un
banquete anual para su congregación en la
que se realizan sacrificios de animales a
varios loa.[89] ​La elección de alimentos y
bebidas que se ofrecen varía según el loa
en cuestión, y se cree que diferentes loa
prefieren diferentes alimentos. Danbala,
por ejemplo, requiere comidas blancas,
especialmente huevos. Las comidas
ofrecidas a Legba, ya sean carne,
tubérculos o verduras, deben asarse al
fuego.[178] ​Los loa de las naciones Ogu y
Nago prefieren ron puro o clerén como
ofrendas.[178] ​

Un manje sèk (comida seca) es una


ofrenda de cereales, frutas y verduras que
a menudo precede a una ceremonia
simple; recibe su nombre de la ausencia
de sangre. Las especies usadas para el
sacrificio incluyen pollos, cabras y toros, y
los cerdos son preferidos a menudo por
los petwo loa.[179] ​El animal puede ser
lavado, vestido con el color del loa
específico y marcado con comida o
agua.[180] ​A menudo, se corta la garganta
del animal y se recoge la sangre en una
calabaza. En el caso de los pollos, se les
mata torciéndoles el cuello y halándoles la
cabeza; sus extremidades pueden
romperse con anterioridad.[181] ​Los
órganos son extraídos y puestos sobre el
altar o vèvè.[181] ​La carne es cocinada y
puesta en el altar, y frecuentemente
enterrada.[182] ​Maya Deren escribió que:
«La intención y el énfasis del sacrificio no
está en la muerte del animal, está en la
transfusión de su vida al loa; porque lo que
se entiende es que la carne y la sangre son
la esencia de la vida y vigor, y éstos
restaurarán la energía divina del dios».[183] ​
En tanto se cree que Agwé reside en el
mar, los rituales a él dedicados a menudo
tienen lugar junto a un gran cuerpo de
agua, como lagos, ríos o el mar.[184] ​Sus
devotos a veces navegan hacia Trois Ilets,
tocando tambores y cantando, donde
arrojan una oveja blanca por la borda
como sacrificio.

Típicamente, la comida se ofrece cuando


está fría; permanece allí por un tiempo
antes de que los humanos puedan
comerla.[185] ​La comida es puesta a
menudo dentro de un kwi, un cuenco de
calabaza.[185] ​Una vez escogida, la
comida se pone en calabazas especiales
conocidas como assiettes de Guinée que
son puestas en el altar.[89] ​Las ofrendas
no consumidas por los celebrantes suelen
ser enterradas o dejadas en los cruces de
caminos. Es posible que las libaciones se
viertan en el suelo.[89] ​Los vuduistas creen
que los loa consumen la esencia de la
comida.[89] ​Ciertos alimentos se ofrecen
también en tanto se cree que son
intrínsecamente virtuosos, tales como el
maíz asado, el maní o la yuca. A veces se
rocían sobre animales que están a punto
de ser sacrificados o se amontonan sobre
los diseños vèvè en el suelo del
peristilo.[89]
La Dans

Se emplean múltiples estilos de


tambores en el ritual vudú; este
ejemplo se usa en ritos que invocan a
los Rada loa

Las reuniones nocturnas en el vudú a


menudo son llamadas dans («danza»),
reflejando el papel destacado que tiene el
baile en tales ceremonias.[140] ​Su
propósito es el de invitar a un loa a que
entre en el espacio ritual y posea a uno de
los adoradores, a través del cual pueden
comunicarse con la congregación.[186] ​El
éxito de tal procedimiento se basa en que
se dominen los diferentes actos rituales y
en que se obtenga la estética adecuada
para complacer a los loa.[186] ​El proceso
puede durar toda la noche.[140] ​La danza
tiene lugar en sentido contrario a las
manecillas del reloj alrededor del poto
mitan.[187]

Al llegar, la congregación típicamente se


dispersa a lo largo del perímetro del
peristilo.[140] ​El ritual a menudo empieza
con oraciones e himnos católicos; estos
suelen estar dirigidos por una figura
conocida como prèt savann, aunque no
todos los ounfò tienen a una persona en
este papel.[188] ​A esto le sigue el sacudir
el sonajero ason para invocar a los
loa.[189] ​Es posible que entonces se
canten dos canciones criollas haitianas,
Priyè Deyò («Oraciones de afuera»), que
duran entre 45 minutos y una hora.[190] ​
Luego, se saluda a los loa principales,
individualmente, en un orden
específico.[190] ​Legba siempre es el
primero, ya que se cree que abre el camino
a los demás.[190] ​Se le pueden ofrecer tres
o siete canciones a cada loa, específicas
para cada uno.[191] ​

Los ritos usados para invocar a los loa


varían según la nación en cuestión.[192] ​
Durante ceremonias grandes, se invita a
los loa a aparecer a través del dibujo de
patrones, conocidos como vèvè, en el
suelo usando harina de maíz.[120] ​También
se usa un proceso de toque de tambores,
cantos, oraciones y bailes para invocar a
los espíritus.[120] ​Se hacen libaciones y
ofrendas de alimentos a los loa, que
incluyen sacrificios de animales.[120] ​El
orden y protocolo para dar la bienvenida a
los loa recibe el nombre de regleman.

Baile en una ceremonia de vudú en


Puerto Príncipe en 1976

El tambor, un símbolo de la religión,[193] ​es


quizás el objeto más sagrado en el
vudú.[194] ​Los vuduistas creen que los
tambores rituales contienen una fuerza
etérica, el nanm, y un espíritu llamado
ountò.[195] ​Ceremonias específicas
acompañan la construcción de un tambor
para que sea considerado adecuado para
su uso en los rituales vudú. En el ritual del
bay manje tanbou («alimentación del
tambor»), se dan ofrendas al tambor
mismo. Reflejando tal estatus, cuando los
vuduistas entran en el peristilo,
habitualmente se inclinan ante los
tambores.[196] ​Se emplean diferentes
tipos de tambores, a veces reservados
para rituales dedicados a loa específicos;
los ritos petwo, por ejemplo, incluyen dos
tipos de tambores, mientras que los
rituales rada requieren tres.[197] ​En los
rituales vudú, quienes tocan los tambores
son llamados tanbouryes
(tamborileros),[198] ​y convertirse en uno
requiere un largo proceso de
aprendizaje.[199] ​El estilo de percusión, la
elección del ritmo y la composición de la
orquesta difieren según la nación de loa
que sea invocada. Los ritmos de tambores
típicamente generan un kase
(«descanso»), que el tamborilero maestro
inicia para oponerse al ritmo principal que
tocan el resto de los percusionistas. Se
considera que esto tiene un efecto
desestabilizador en quienes danzan, lo
que ayuda a facilitar su posesión.[200] ​

El toque de tambores suele ir


acompañado de cantos,[196] ​usualmente
en criollo haitiano.[201] ​Estas canciones a
menudo se estructuran en torno a una
llamada y una respuesta, un solista
cantando un verso y el coro respondiendo
con el mismo verso o una versión
abreviada.[201] ​El solista es el oundjenikon,
que mantiene el ritmo con un sonajero.
Líricamente simples y repetitivas, estas
canciones son invocaciones para llamar a
un loa.[196] ​Además de tocar los
tambores, la danza juega un rol central en
el ritual,[202] ​y los tambores son los que
dan el ritmo a la danza.[201] ​Las danzas
son sencillas, carentes de coreografías
complejas y, usualmente, los danzantes se
mueven en sentido contrario a las
manecillas del reloj alrededor del poto
mitan.[203] ​Movimientos de baile
específicos pueden indicar que se
convoca al loa o a su nación; las danzas
para Agwe, por ejemplo, imitan
movimientos natatorios.[204] ​Los
vuduistas creen que los loa se revigorizan
a través de la vitalidad de los
danzantes.[205]
Posesión espiritual

El percusionista Frisner Augustin en


una ceremonia vudú en Brooklyn,
Nueva York, a principios de la década
de 1980.

La posesión por un espíritu constituye un


elemento importante del vudú, y se
encuentra en el corazón de muchos de sus
rituales.[43] ​La persona poseída es
llamada el chwal (caballo), y el acto de
posesión es llamado «montar un caballo».
En el vodú o vudú se enseña que un loa
puede poseer a una persona sin importar
su género; tanto loa masculinos como
femeninos pueden poseer hombres o
mujeres. Aunque es común que haya niños
presentes en estas ceremonias,[206] ​rara
vez son poseídos, ya que se considera
demasiado peligroso.[207] ​Si bien los
tambores y las canciones específicos que
se usan están diseñados para alentar a un
loa específico a poseer a alguien, a veces
aparece un loa inesperado y toma
posesión en su lugar.[208] ​En algunos
casos, una sucesión de loa poseen a la
misma persona, uno tras otro.
El trance de posesión es conocido como
kriz loa.[199] ​Los vuduistas creen que
durante tal proceso, el loa entra en la
cabeza del chwal y desplaza su gwo bon
anj. Se cree que este desplazamiento hace
que el chwal tiemble y convulsione; Maya
Deren describió una mirada de «angustia,
suplicio y terror ciego» en los rostros de
quienes eran poseídos.[205] ​Debido a que
su conciencia ha sido sacada de su
cabeza durante la posesión, los vuduistas
creen que la o el chwal no recordará lo que
pase durante el incidente. La duración de
la posesión varía, a menudo tardando
unas cuantas horas pero en ocasiones
varios días.[209] ​Puede que termine con el
chwal colapsando en un estado
semiconsciente; típicamente quedan
físicamente agotados.[205] ​Algunas
personas que asisten a la danza se ponen
cierto artículo, a menudo cera, en el
cabello o en el tocado para evitar ser
poseídos.[210]

Una vez que el loa posee a una persona, la


congregación lo saluda con un estallido de
canciones y danzas.[205] ​El o la chwal
típicamente se inclina ante el sacerdote o
sacerdotisa oficiante y se postra ante el
poto mitan. El o la chwal a menudo es
escoltado a una habitación adyacente
donde se lo viste con ropa asociada con el
loa que lo posee. Alternativamente, las
ropas son traídas y se les viste en el
peristilo mismo. Una vez que se ha vestido
el chwal, los feligreses besan el suelo
delante de ellos. Estos disfraces y
accesorios ayudan al chwal a adoptar la
apariencia del loa.[201] ​Muchos ounfò
llevan un gran falo de madera en la mano
que es usado por los poseídos por Ghede
loa durante sus danzas.

El o la chwal asume el comportamiento y


expresiones del loa poseedor, y en tales
casos su actuación puede llegar a ser muy
teatral.[208] ​Por ejemplo, quienes creen
que han sido poseídos por la serpiente
Danbala a menudo se deslizan por el
suelo, sacan la lengua y trepan por los
postes del peristilo. Los poseídos por
Zaka, loa de la agricultura, se visten de
campesinos con un sombrero de paja con
una pipa de arcilla y a menudo hablan con
un acento rústico. El o la chwal a menudo
se unen a las danzas, bailando con quien
quieran,[205] ​o a veces comen y beben.[201] ​
En ocasiones, el loa, a través del chwal,
realiza transacciones financieras con
miembros de la congregación, por
ejemplo, vendiéndoles comida que se les
ha dado como ofrenda o prestándoles
dinero.
La posesión facilita la comunicación
directa entre el loa y sus seguidores;[205] ​a
través del chwal, el loa se comunica con
sus devotos, ofreciendo consejo, castigo,
bendiciones, advertencias sobre el futuro y
sanación. La posesión de un Loa tiene
funciones curativas, y se espera que la
persona poseída revele posibles curas
para las dolencias de los reunidos.[205] ​Se
considera que la ropa que toque el o la
chwal trae suerte. El loa también puede
ofrecer consejos a la persona que es
poseída; en tanto no se cree que esta
última retenga ningún recuerdo de los
eventos, se espera que otros miembros de
la congregación le transmitan el mensaje
del loa. En algunos casos, practicantes
han reportado ser poseídos en otros
momentos de su vida ordinaria, como
cuando alguien está en medio del
mercado,[211] ​o durante el sueño.[212] ​

Adivinación

Una forma común de adivinación


empleada por los oungan o manbo
consiste en invocar un loa en una jarra, en
donde luego se le harán preguntas.[213] ​La
fundición de conchas también se emplea
en algunos casos.[213] ​Una forma de
adivinación asociada especialmente con
los Petro loa es el uso de una concha de
gembo, a veces con un espejo unido a un
lado y fijado en ambos extremos a una
cuerda. La cuerda se enrolla y las
direcciones de la concha se utilizan para
interpretar las respuestas del loa.[213] ​
Naipes también se usan a menudo para la
adivinación.[214] ​Otros tipos de adivinación
utilizados por los voduistas incluyen
estudiar hojas, terrenos de café o cenizas
en un vaso, o mirar la llama de una
vela.[215] ​
Curación y daño

Un pakèt kongo en exhibición en el


Museo Nacional van Wereldculturen
en los Países Bajos

La curación juega un rol importante en el


vodú.[216] ​Un cliente se acerca al manbo u
oungan quejándose de una enfermedad o
desgracia y el sacerdote o sacerdotisa
usan la adivinación para determinar la
causa y escoger un remedio.[217] ​Los
manbo y oungan suelen tener un amplio
conocimiento sobre plantas y sus usos en
la curación.[98] ​Para curar, frecuentemente
prescriben baños, agua infundida con
varios ingredientes. En Haití, existen
también «herbolarios» que ofrecen
remedios a base de hierbas para diversas
dolencias; separados del oungan y del
manbo, tienen un alcance más limitado en
los problemas que tratan.[131] ​Manbo y
oungan a menudo brindan talismanes, que
son llamados pwen (puntos) o travay
(trabajo).[218] ​Ciertos talismanes, que
aparecen como paquetes envueltos, son
llamados pakèt o pakèt kongo. También
pueden crear polvos para un propósito
específico, como el de atraer la buena
suerte o ayudar a la seducción.[219] ​

En Haití, los oungan o manbo pueden


aconsejar a sus clientes que busquen
ayuda de profesionales médicos, y es
posible también que estos últimos envíen
a sus pacientes a ver a un oungan o una
manbo.[132] ​En medio de la propagación
del virus del VIH/SIDA en Haití a fines del
siglo xx, profesionales de la salud
expresaron preocupaciones de que el vudú
estaba contribuyendo a la propagación de
la enfermedad, tanto al sancionar la
actividad sexual entre una variedad de
parejas como al hacer que las personas
consultasen a oungans o manbos para
obtener consejo médico en lugar de
consultar a los médicos.[220] ​Para
comienzos del siglo xxi, varias ONG y
otros grupos estaban trabajando en
incorporar a oficiantes vudú a la campaña
más amplia contra el VIH/SIDA.[221] ​

El vodú o vudú enseña que factores


sobrenaturales causan o exacerban
muchos problemas.[222] ​Afirma que los
humanos pueden causarles daños
sobrenaturales a otros, de manera
involuntaria o deliberada,[223] ​en este
último caso ejerciendo poder sobre una
persona a través de la posesión de cabello
o recortes de uñas que le pertenecen.[224] ​
Los vuduistas también creer a menudo
que otras entidades pueden causar daños
sobrenaturales. El lougawou (hombre lobo)
es un ser humano, usualmente hembra,
que se transforma en un animal y drena la
sangre de víctimas mientras duermen,
mientras que los miembros de la sociedad
secreta de Bizango son temidos por su
supuesta habilidad para transformarse en
perros, en cuya forma caminan por las
calles de noche.[225]

Un individuo que recurre a los loa para


dañar a otros es llamado choché,[93] ​bòkò
o bokor, si bien este último término puede
referirse también a un oungan en
general.[93] ​Se les describe como alguien
que sert des deux mains («sirve con ambas
manos»), o que es travaillant des deux
mains («que trabaja con ambas
manos»).[121] ​Tales practicantes emplean
baka, espíritus malévolos a veces en
forma de animal. Se cree también que los
bòko trabajan con lwa achte («loas
comprados»), porque los loas buenos los
han rechazado como indignos. Sus
rituales a menudo se asocian con los ritos
petwo,[226] ​y son similares a la obeah
jamaiquina.[226] ​Según la creencia popular
haitiana, estos bòkò toman parte en
anvwamò o expediciones, enfrentando a
los muertos contra una persona para
causarle enfermedad o muerte repentinas.
En la religión haitiana, se cree
comúnmente que un objeto puede ser
imbuido con cualidades sobrenaturales,
convirtiéndolo en un wanga, que luego
genera desgracias y enfermedad. En Haití,
hay mucha sospecha y censura hacia
personas sospechosas de ser bòkò,[121]
así como miedos hacia grupos de estos
brujos.[227] ​Se cree que las maldiciones de
los bòkò son contrarrestadas por los
actos de los oungan y las manbo, quienes
pueden revertir la maldición a través de un
exorcismo que incorpora invocaciones de
loas protectores, masajes y baños.[226] ​En
Haití, algunos oungan y manbo han sido
acusados de trabajar activamente con
bòkò, organizando que estos últimos
maldigan a las personas para poder luego
beneficiarse financieramente al eliminar
tales maldiciones.[121]

Funerales y difuntos

Una cruz en un cementerio haitiano,


fotografiada en 2012. El crucifijo es
central en la iconografía de los loa
gede; el Barón La Croix es un crucifijo
público asociado con el Barón
Samedi, jefe de los gede.[228] ​
El vudú incluye costumbres funerarias
complejas.[229] ​Tras la muerte de una
persona, el ritual desounen libera al gwo
bonnanj de su cuerpo y lo desconecta de
su loa tutelar. El cadáver es luego bañado
en una infusión de hierbas por una persona
que es llamada benyè, quien le da al
muerto mensajes para que se los lleve.
Sigue un velatorio, el veye. Luego se
entierra el cuerpo en el cementerio,[230] ​a
menudo según la costumbre católica.[231] ​
Los cementerios haitianos suelen estar
marcados con enormes cruces, símbolos
del barón Samedi.[232] ​En el norte de Haití,
se hace un rito adicional en el ounfò el día
del funeral, el kase kanari (rotura de la
vasija de barro). En este rito, un frasco es
lavado con sustancias que incluyen clerén,
puesto dentro de una zanja excavada en el
piso del peristilo y luego roto. Luego se
rellena la zanja. La noche que sigue al
funeral, se lleva a cabo la novena en casa
del difunto, con oraciones católicas; se les
celebra una misa un año después de su
fallecimiento.[233] ​

Los vuduistas creen que el espíritu del


practicante habita en el fondo de un lago o
río durante un año y un día.[234] ​Un año y
un día después del fallecimiento, puede
tener lugar el ritual llamado wete mò nan
dlo («sacar a los muertos de las aguas del
abismo»), en el que el gwo bonnanj del
difunto es recuperado del reino de los
muertos y puesto en una vasija de barro o
botella llamada govi. Entonces, instalado
en el mundo de los vivos, el gwo bonnanj
de este ancestro se considera capaz de
ayudar a sus descendientes y guiarlos con
su sabiduría. Los practicantes creen en
ocasiones que no llevar a cabo este ritual
puede resultar en desgracias, enfermedad
y muerte para la familia del difunto.[235] ​
Las ofrendas entonces dadas a este
espíritu muerto son llamadas manje
mò.[236]
Los vuduistas temen la capacidad de los
muertos para dañar a los vivos;[237] ​se
cree que el difunto puede, por ejemplo,
castigar a sus parientes vivos si estos
últimos no los lloran apropiadamente.[238] ​
Otra creencia sobre los muertos y uno de
los aspectos más sensacionalizados de la
religión haitiana, es la creencia en
zombis.[239] ​Muchos vuduistas creen que
un bòkò puede causar la muerte de una
persona y luego apoderarse de su ti bon
ange, dejando a la víctima dócil y
dispuesta a obedecer sus órdenes.[240] ​Se
cree más comúnmente que es el espíritu el
que se convierte en zombi, aunque
algunos creen que es el cuerpo lo
hace.[241] ​Por lo general, los haitianos no
temen a los zombis, sino que más bien
temen verse convertidos en uno de
ellos.[240]

Fiestas y romerías

Vuduistas lavándose en un río tras


una ceremonia; fotografiado en Haití
en 2010

En los días de los santos del calendario


católico, los vuduistas a menudo
organizan «fiestas de cumpleaños» para el
loa asociado con el santo cuyo día se
celebra.[242] ​Durante estas fiestas, es
posible que se hagan altares especiales
para los loa celebrados,[243] ​y se les
prepara su comida preferida.[244] ​Las
devociones a los loa gede son
particularmente comunes en torno a los
días de difuntos, el de Todos los Santos (1
de noviembre) y el de los Fieles Difuntos
(2 de noviembre). Honrando a los muertos,
estas celebraciones tienen lugar
principalmente en los cementerios de
Puerto Príncipe.[245] ​En este festival, los
devotos de los espíritus Gede se visten de
una manera que relacionada con las
asociaciones de los Gede con la muerte.
Esto incluye usar ropa negra y morada,
levitas funerarias, velos negros, sombreros
de copa y lentes de sol.

La peregrinación es parte de la cultura


religiosa haitiana.[246] ​A finales de julio,
los peregrinos vuduistas visitan Plaine-du-
Nord cerca de Bwa Caiman, donde según
la leyenda tuvo inicio la revolución
haitiana. Allí se hacen sacrificios y los
peregrinos se sumergen en los twou
(pozas de barro). Los peregrinos suelen
congregarse ante la Iglesia de Santiago el
Mayor, siendo Santiago equiparado con el
loa Ogou. Otro lugar de peregrinaje es
Saint d'Eau, una montaña asociada con el
loa Èzili Dantò.[247] ​Los peregrinos visitan
un sitio fuera de la ciudad de Ville-Bonheur
donde se afirma que Èzili apareció una
vez, y se bañan bajo las cascadas.[248] ​
Los peregrinos haitianos suelen llevar
cuerdas de colores alrededor de la cabeza
o la cintura mientras realizan su
peregrinación.[246] ​Los académicos de la
religión Terry Rey y Karen Richman creen
que esta costumbre puede derivar de una
costumbre congoleña, kanga («atar»),
durante la cual se ataban ritualmente
objetos sagrados con una cuerda.[249] ​
Historia

Antes de la Revolución

Área de práctica del vodún de África


occidental, la religión con mayor
influencia en el vudú haitiano

En 1492, la expedición española de


Cristóbal Colón estableció la primera
colonia europea en La Española.[250] ​Una
creciente presencia europea diezmó a la
población indígena de la isla, que
probablemente era taína, debido tanto a
enfermedades introducidas como a su
explotación como mano de obra.[251] ​Los
colonos europeos luego recurrieron a
esclavos importados de África Occidental
como una nueva fuente de mano de obra,
africanos llegando por primera vez a La
Española alrededor de 1512.[252] ​La
mayoría de esclavos eran prisioneros de
guerra.[253] ​Algunos probablemente eran
sacerdotes de religiones tradicionales, lo
que ayudó a transportar sus ritos a las
Américas.[253] ​Otros pueden haber
practicado religiones abrahámicas.
Algunos probablemente eran musulmanes,
si bien el islam ejerció poca influencia en el
vudú,[254] ​mientras que otros
probablemente practicaban religiones
tradicionales que ya habían absorbido
influencias iconográficas católicas.[255] ​

Para finales del siglo xvi, colonos


franceses se estaban asentando en el
oeste de La Española; España reconoció
la soberanía francesa sobre esa parte de
la isla, que se convirtió en Saint-Domingue,
en una serie de tratados firmados en
1697. Alejándose de su anterior economía
de subsistencia, en el siglo xviii Saint-
Domingue reorientó su economía en torno
a la exportación masiva de añil, café,
azúcar y cacao a Europa. Para trabajar en
las plantaciones, los colonos franceses
buscaron mano de obra de diversas
fuentes, incluyendo un énfasis renovado
en la importación de africanos
esclavizados; mientras que había el doble
de africanos que de europeos en la
colonia en 1681, para 1790 ya había once
veces más africanos que europeos. En
últimas, Saint-Domingue se convirtió en la
colonia con el mayor número de esclavos
en el Caribe.[256]

El Code Noir emitido por el rey Luis XIV en


1685 prohibió la práctica abierta de
religiones africanas en Saint-Domingue.[71] ​
Este Código obligaba a los dueños de
esclavos a bautizar e instruir a sus
esclavos como católicos; el hecho de que
el proceso de esclavización llevó a que
estos africanos se convirtieran al
cristianismo fue una forma clave en la que
los dueños de esclavos buscaron legitimar
moralmente sus acciones.[257] ​Con todo,
muchos dueños de esclavos mostraron
poco interés en que sus esclavos fueran
instruidos en la enseñanza católica;[257] ​a
menudo no querían que sus esclavos se
pasaran el tiempo celebrando días de
santos en lugar de trabajar y también les
preocupaba que las congregaciones
negras pudieran proporcionar un espacio
que fomentara revueltas.
La esclavitud destruyó el tejido social de
las religiones tradicionales africanas, que
por típicamente estaban enraizadas en la
pertenencia étnica y familiar.[258] ​Si bien
ciertos supuestos culturales sobre la
naturaleza del universo habrían sido
ampliamente compartidos entre los
africanos esclavizados, estos provenían
de contextos lingüísticos y etnoculturales
diversos y tuvieron que forjar prácticas
culturales comunes en La Española.[259] ​
Gradualmente a lo largo del siglo xviii, el
vodú o vudú surgió como «un compuesto
de varias tradiciones étnicas africanas»,
fusionando diversas prácticas en una
forma más cohesiva.[260] ​Estas religiones
africanas tenían que practicarse en
secreto, y la iconografía y rituales
católicos probablemente se adoptaron
para ocultar la verdadera identidad de las
deidades a las que servían los africanos
esclavizados.[71] ​Esto resultó en el
sistema de correspondencias entre
espíritus africanos y santos católicos.[71] ​
Los afrohaitianos adoptaron otros
aspectos de la cultura colonial
francesa;[261] ​el vudú se inspiró en los
grimorios europeos, así como en las
comedias europeas.[262] ​También influyó
la francmasonería, una vez que se
establecieran logias masónicas a lo largo
de Saint-Domingue en el siglo xviii. Los
rituales del vudú se llevaban a cabo en
secreto, generalmente de noche; uno de
esos ritos fue descrito durante la década
de 1790 por un hombre blanco, Médéric
Louis Élie Moreau de Saint-Méry. Algunos
afro-haitianos esclavizados escaparon
para formar grupos cimarrones, que a
menudo practicaban el vudú en formas
influenciadas por los contextos étnico-
culturales de sus líderes.
La revolución haitiana y el siglo xix

El asunto de Bizoton de 1864. El


asesinato y la supuesta
canibalización de un niño por parte
de ocho devotos del vudú provocó un
escándalo en todo el mundo y fue
tomado como prueba de la
naturaleza malévola del vudú.

Mientras los académicos debaten el rol


del vudú en la revolución haitiana,[263] ​en
la cultura haitiana se ha afirmado durante
mucho tiempo que la religión tuvo un papel
vital en ella.[13] ​Dos de los primeros
líderes de la revolución, Boukman y
François Mackandal, tenían fama de ser
poderosos oungans.[264] ​Según la leyenda,
el 14 de agosto de 1791 tuvo lugar un
ritual vudú en Bois-Caïman en el que los
participantes juraron derrocar a los
dueños de esclavos. Tras este ritual,
masacraron a blancos que vivían en el
área local, lo que provocó la Revolución. Si
bien este es un relato popular en el folklore
haitiano, no hay evidencia histórica que lo
respalde. Como fuere, en medio de una
creciente rebelión, el emperador francés
Napoleón Bonaparte ordenó que se
enviaran tropas, comandadas por Charles
Leclerc, a la colonia en 1801.[265] ​En 1803,
el ejército francés admitió la derrota y el
líder rebelde Jean-Jacques Dessalines
proclamó a Saint-Domingue como una
nueva república llamada Haití.[266] ​Tras la
muerte de Dessalines en 1806, Haití se
dividió en dos países antes de reunirse en
1822.[267]

La Revolución disolvió los grandes


latifundios y creó una sociedad de
pequeños agricultores de subsistencia.
Los haitianos comenzaron a vivir en gran
medida en lakous, complejos familiares
extensos, lo que permitió la preservación
de religiones criollas de origen africano.
Tales lakous a menudo tenían sus propios
lwa rasin (loas de raíz),[268] ​entrelazados
con conceptos de tierra y parentesco.[269] ​
Muchos misioneros católicos habían sido
asesinados durante la Revolución,[270] ​y
tras su victoria, Dessalines se declaró
cabeza de la Iglesia en Haití.[270] ​En
protesta por estas acciones, la Iglesia
Católica cortó lazos con Haití en 1805;
esto permitió que el vudú predominara en
el país. Muchos templos católicos que
habían quedado abandonadas por las
congregaciones católicas fueron
adoptadas para ritos vudú, continuando la
sincretización entre los diferentes
sistemas. A este punto, sin que llegaran ya
nuevos esclavos de África, el vudú
comenzó a estabilizarse,[271] ​pasando de
ser «una serie ampliamente dispersa de
cultos locales» a «una religión».[272] ​La
Iglesia Católica restableció su presencia
formal en Haití en 1860.

Los primeros tres presidentes de Haití


buscaron suprimir el vudú, enviando a la
policía a disolver rituales nocturnos, pues
la temían como fuente de rebelión.[273] ​En
1847, Faustino Soulouque se convirtió en
presidente. Faustino simpatizaba con el
vudú y permitió que fuera practicafo más
abiertamente.[274] ​En el asunto de Bizoton
de 1863, varios practicantes de vudú
fueron acusados de matar ritualmente a
un niño antes de comérselo
canibalísticamente. Fuentes históricas
sugieren que es posible que les hayan
torturado antes de confesar el crimen, tras
lo cual fueron ejecutados.[275] ​El asunto
recibió mucha atención.[275] ​

Siglo xx hasta el presente

Los Estados Unidos ocuparon Haití entre


1915 y 1934. Esto alentó el interés
internacional en el vudú,[276] ​presentado
en los escritos sensacionalistas de
Faustino Wirkus, William Seabrook y John
Craige.[277] ​Algunos practicantes
organizaron espectáculos basados en
rituales vudú con el objeto de entretener
turistas, especialmente en Puerto
Príncipe.[278] ​Durante este período
también se apreció una creciente
migración del campo a las ciudades en
Haití,[279] ​y una creciente influencia de la
Iglesia católica.[279] ​Durante las primeras
tres décadas del siglo xx, miles de
haitianos emigraron a Cuba para trabajar
en la expansión de la industria azucarera,
asentándose principalmente en las
provincias orientales.[280] ​Allí, el vudú se
extendió más allá de los haitiano-cubanos
y fue adoptado por otros cubanos,
incluyendo aquellos que practicaban la
santería.[281]

En 1941 inició la llamada Operation


Nettoyage (Operación Limpieza), un
proceso respaldado por la Iglesia católica
para suprimir el vudú, lo que resultó en la
destrucción de muchos ounfòs y
parafernalia del vudú. Respuestas
violentas de parte de los vuduistas
llevaron a que el presidente Élie Lescot
abandonara la Operación.[282] ​Mientras
tanto, durante la ocupación, el movimiento
indigenista entre las clases medias de
Haití fomentó una valoración más positiva
del vudú y la cultura campesina, una
tendencia apoyada por la aparición de
investigaciones etnológicas profesionales
sobre el tema.[283] ​
La influencia de la Iglesia en Haití fue
limitada por François Duvalier, el
presidente de Haití entre 1957 y 1971.[284] ​
Si bien Duvalier restauró el rol del
catolicismo como religión estatal, Duvalier
era ampliamente percibido como un
defensor del vudú,[285] ​al que llamo «el
factor supremo de la unidad haitiana».[286] ​
Lo utilizó para sus propios fines, alentando
rumores sobre sus propios poderes de
hechicería. Bajo su gobierno se duplicaron
las redes regionales de oungans como
chefs-de-sections (jefes de sección rural) a
lo largo del país.[287] ​Después de que su
hijo, Jean-Claude Duvalier, fuera destituido
del cargo en 1986, hubo ataques contra
vuduistas de los que se creía que
apoyaban a los Duvalier, en parte
motivados por campañas protestantes
contra el vudú; los practicantes
denominaron a esta violencia «Dechoukaj»
(«desarraigo»). Se formaron dos grupos,
Zantray y Bode Nasyonal, para defender
los derechos de los vuduístas, realizando
mítines y manifestaciones en Haití. La
constitución de Haití de 1987 consagró la
libertad de culto, tras lo cual el presidente
Jean-Bertrand Aristide otorgó
reconocimiento oficial al vudú en 2003,
permitiendo así que vuduistas puedan
oficiar ceremonias civiles como bodas y
funerales.[288] ​
Una ceremonia de vudú que tuvo
lugar en el National Black Theatre de
la ciudad de Nueva York en 2017

A partir de la década de 1990, el


protestantismo evangélico ha crecido en
Haití, generando tensiones con los
vuduistas;[16] ​estos protestantes
consideran que el vudú es satánico,[289] ​y,
a diferencia de las autoridades católicas,
generalmente se han negado a llegar a un
acuerdo con los vuduistas.[290] ​El
terremoto de Haití de 2010 impulsó las
conversiones del vudú al
protestantismo,[291] ​y muchos
protestantes, entre ellos el televangelista
estadounidense Pat Robertson, afirmaron
que el terremoto era un castigo por los
pecados de la población haitiana, entre
ellos su práctica del vudú. A raíz del
terremoto,[292] ​y de nuevo a raíz del brote
de cólera de 2010, ocurrieron ataques de
turbas contra vuduistas.

Una masiva emigración haitiana empezó


en 1957 cuando personas en su mayoría
de clases media y alta huyeron del
gobierno de Duvalier, emigración que se
intensificó después de 1971 cuando
muchos haitianos más pobres intentaron
también escapar al extranjero.[293] ​
Muchos de estos inmigrantes se llevaron
con ellos el vudú.[294] ​En los EE.UU., el
vudú ha atraído a personas no haitianas,
en particular afroamericanos y migrantes
de otras partes de la región del
Caribe.[226] ​Allí, el vudú se ha sincretizado
con otros sistemas religiosos como la
santería o el espiritismo.[226] ​En los
EE.UU., personas que buscaban revivir el
vudú de Luisiana durante la última parte
del siglo xx iniciaron prácticas que
acercaron tal religión más al vudú haitiano
o la santería que a lo que parece haber
sido el vudú de Luisiana a comienzos de
ese siglo.[295]
Demografía
Es difícil determinar cuántos haitianos
practican el vudú, en gran parte porque el
país nunca ha tenido un censo preciso y
muchos vuduistas no admiten
abiertamente que practican la religión.[296] ​
Con todo, es la religión mayoritaria de
Haití,[297] ​en tanto la mayoría de haitianos
practican tanto el vudú como el
catolicismo.[16] ​Un chiste frecuente sobre
Haití sostiene que la población de la isla
es 85% católica, 15% protestante y 100%
vudú. Incluso algunos de quienes rechazan
el vudú reconocen sus estrechas
asociaciones con la identidad haitiana.[13]
A mediados del siglo xx, Métraux señaló
que la mayoría de campesinos y el
proletariado urbano de Haití practicaban el
vudú.[298] ​Se estima que 80% de los
haitianos practican el vudú;[299] ​en 1992,
Desmangles calculó el número de
practicantes en seis millones.[300] ​No
todos participan en la religión en todo
momento, pero muchos recurren a la
ayuda de sacerdotes y sacerdotisas vudú
en momentos de necesidad.[301] ​

Las personas aprenden sobre la religión


participando en sus rituales, bien en sus
hogares o en el templo, más que a través
de clases especiales.[302] ​Los niños
aprenden a participar en la religión
principalmente observando a los
adultos.[151] ​El vudú no se enfoca en el
proselitismo;[303] ​según Brown, «no tiene
pretensiones de universalidad».[297] ​No
obstante, se ha extendido más allá de
Haití, incluyendo otras islas del Caribe
como la República Dominicana, Cuba o
Puerto Rico, e incluso a Francia y los
Estados Unidos.[304] ​Hay ounfòs
importantes en ciudades estadounidenses
como Miami, Nueva York,
Washington D. C., Boston u Oakland,
California.
Recepción
Varios académicos describen al vudú
como una de las religiones más
difamadas e incomprendidas del mundo.
Su reputación es notoria:[305] ​en las
sociedades angloparlantes,
francoparlantes e incluso
hispanoparlantes más amplias, se le ha
asociado extensamente con la hechicería,
la brujería y la magia negra. En la cultura
popular estadounidense, por ejemplo, el
vudú haitiano suele describirse y
mostrarse como destructivo y
malévolo,[306] ​actitudes que a veces están
asociadas con el racismo contra los
negros.[38] ​Muchas personas no
practicantes han escrito o mostrado a
menudo el vudú en la literatura, el teatro y
el cine.[307] ​En muchos casos, como en
las películas White Zombie (1932) o
London Voodoo (2004), promueven
perspectivas sensacionalistas de la
religión.[308] ​La falta de una autoridad
central en el vudú ha obstaculizado
esfuerzos para combatir tales
representaciones negativas.[309] ​

La relación de la humanidad con los loa ha


sido un motivo recurrente en el arte
haitiano,[186] ​y el panteón vudú fue un
motivo importante para los artistas del
«Renacimiento haitiano» de mediados del
siglo xx.[310] ​Coleccionistas de arte
empezaron a interesarse por la
parafernalia ritual del vudú a fines de la
década de 1950, y ya para la década de
1970 había surgido un mercado
establecido para este material,[311] ​siendo
algunos materiales comercializados para
la venta en el extranjero.[312] ​Se han hecho
en el extranjero exhibiciones de material
ritual vudú; la exhibición del Museo Fowler
sobre «Artes sagradas del vudú haitiano»,
por ejemplo, itineró por los EE.UU. durante
tres años en la década de 1990. El vudú ha
aparecido asimismo en la literatura
haitiana,[313] ​y también ha influido en la
música haitiana, como en el caso de la
banda de rock Boukman Eksperyans,[314] ​
mientras que compañías de teatro han
realizado rituales de vudú simulados para
audiencias fuera de Haití.[315] ​Han
aparecido documentales centrados en el
vudú[316] ​—por ejemplo Divine Horsemen
de Maya Deren (1954; culminado de
manera póstuma en 1985)[317] [318]
​ ​o Of
Men and Gods de Anne Lescot y Laurence
Magloire (2002) — que a su vez han
alentado a algunos espectadores a
adoptar un interés práctico en la
religión.[319] ​
Véase también
Mitología haitiana
Arte vudú haitiano
Vudú en la cultura popular

Referencias

Notas

Citas

1. Germain, 2011, p. 254.


2. Desmangles, 1992, p. 93.
3. Desmangles, 1992, pp. xi, 1.
4. Cosentino, 1995a, p. 29.
5. Derby, 2015, p. 397.
6. Mintz y Trouillot, 1995, p. 123.
7. Mintz y Trouillot, 1995, p. 128.
8. McAlister, 1995, p. 308.
9. Blier, 1995, p. 84.
10. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 117.
11. Desmangles, 1992, p. 172.
12. Fandrich, 2007, p. 782.
13. Thylefors, 2009, p. 74.
14. Johnson, 2002, p. 9.
15. McAlister, 1995, p. 319.
16. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 120.
17. Cosentino, 1995a, p. 53.
18. Ramsey, 2011, p. 7.
19. Métraux, 1972, p. 61.
20. Michel, 1996, p. 285.
21. Basquiat, 2004, pp. 25–26.
22. Cosentino, 1995a, p. 44.
23. Emore, 2021, p. 59.
24. Viddal, 2012, p. 226.
25. Cosentino, 1995a, p. 43.
26. Cosentino, 1995a, p. 32.
27. Blier, 1995, p. 61.
28. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 116.
29. Derby, 2015, p. 407.
30. Ramsey, 2012.
31. Desmangles, 1992, p. xii.
32. Desmangles, 1992, p. xi.
33. Desmangles, 2012, pp. 26, 27.
34. Desmangles, 1992, p. 159.
35. Desmangles, 1992, p. 97.
36. Desmangles, 1992, p. 96.
37. Métraux, 1972, p. 82.
38. Brown, 1991, p. 111.
39. Hebblethwaite, 2015, p. 5.
40. Métraux, 1972, p. 84.
41. Desmangles, 1992, p. 98.
42. Desmangles, 1992, p. 81.
43. Brown, 1991, p. 6.
44. Métraux, 1972, p. 92.
45. Métraux, 1972, p. 97.
46. Métraux, 1972, p. 99.
47. Métraux, 1972, p. 28.
48. Métraux, 1972, pp. 84-85.
49. Métraux, 1972, p. 91.
50. Houlberg, 1995, pp. 267-268.
51. Métraux, 1972, pp. 66, 120.
52. Métraux, 1972, p. 87.
53. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 125.
54. Apter, 2002, p. 240.
55. Apter, 2002, p. 238.
56. Apter, 2002, p. 239.
57. Apter, 2002, p. 248.
58. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 132.
59. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 133.
60. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 126.
61. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, pp. 126–127.
62. Brown, 1991, p. 156.
63. Métraux, 1972, pp. 107–108.
64. Métraux, 1972, p. 106.
65. Métraux, 1972, pp. 106–107.
66. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 127.
67. Métraux, 1972, p. 105.
68. Cosentino, 1995c, pp. 405-406.
69. Métraux, 1972, p. 114.
70. Beasley, 2010, p. 43.
71. Desmangles, 1990, p. 475.
72. Cosentino, 1995b, p. 253.
73. Polk, 1995, pp. 326-327.
74. Brown, 1995, p. 215.
75. Desmangles, 1992, p. 64.
76. Desmangles, 1992, p. 66.
77. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 134.
78. Brown, 1991, p. 61.
79. Brown, 1991, p. 112.
80. Brown, 1991, p. 133.
81. Brown, 1991, pp. 133–134.
82. Desmangles, 1992, pp. 68-69.
83. Desmangles, 1992, p. 75.
84. Desmangles, 1992, pp. 70-71.
85. Desmangles, 1992, p. 69.
86. Métraux, 1972, p. 112.
87. Brown, 1991, p. 242.
88. Michel, 2001, p. 78.
89. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 140.
90. Brown, 1991, p. 132.
91. Michel, 2001, p. 75.
92. Brown, 1991, p. 13.
93. Mintz y Trouillot, 1995, p. 131.
94. Brown, 1991, p. 241.
95. Métraux, 1972, p. 60.
96. Brown, 1991, pp. 242, 254.
97. Ramsey, 2011, p. 9.
98. Brown, 1991, p. 188.
99. Desmangles, 1992, p. 111.
100. Desmangles, 1992, p. 161.
101. Hebblethwaite, 2015, p. 4.
102. Hebblethwaite, 2015, pp. 15–16.
103. Brown, 1991, p. 220.
104. Michel, 2001, p. 62.
105. Hammond, 2012, p. 72.
106. Métraux, 1972, p. 64.
107. Cosentino, 1995a, p. 35.
108. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 124.
109. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 141.
110. Brown, 1991, p. 134.
111. Boutros, 2011, p. 188.
112. Brown, 1991, pp. 166-167.
113. Hebblethwaite, 2015, p. 12.
114. Hebblethwaite, 2015, p. 13.
115. McAlister, 1995, p. 318.
116. Brown, 1991, p. 221.
117. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 121.
118. Métraux, 1972, p. 67.
119. Ramsey, 2011, pp. 7–8.
120. Ramsey, 2011, p. 8.
121. Métraux, 1972, p. 65.
122. Métraux, 1972, p. 68.
123. Métraux, 1972, p. 69.
124. Métraux, 1972, p. 73.
125. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 123.
126. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, pp. 121–122.
127. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 122.
128. Métraux, 1972, p. 63.
129. Apter, 2002, pp. 239-240.
130. Métraux, 1972, p. 76.
131. Métraux, 1972, p. 75.
132. Métraux, 1972, p. 74.
133. Michel, 1996, p. 287.
134. Métraux, 1972, pp. 62–63.
135. Hebblethwaite, 2015, p. 14.
136. Métraux, 1972, p. 62.
137. Métraux, 1972, p. 77.
138. Métraux, 1972, p. 19.
139. Desmangles, 1992, p. 105.
140. Wilcken, 2005, p. 194.
141. Brown, 1991, p. 37.
142. Brown, 1991, pp. 55, 377-378.
143. Métraux, 1972, p. 78.
144. Métraux, 1972, p. 80.
145. Métraux, 1972, pp. 80–81.
146. Métraux, 1972, p. 81.
147. Métraux, 1972, p. 70.
148. Métraux, 1972, p. 71.
149. Métraux, 1972, p. 72.
150. Brown, 1991, p. 10.
151. Michel, 1996, p. 290.
152. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, pp. 124, 133.
153. Métraux, 1972, p. 157.
154. Brown, 1991, p. 356.
155. Métraux, 1972, p. 193.
156. Métraux, 1972, p. 195.
157. Métraux, 1972, p. 201.
158. Métraux, 1972, p. 199.
159. Métraux, 1972, p. 202.
160. Brown, 1991, p. 351.
161. Métraux, 1972, p. 244.
162. Desmangles, 1992, p. 86.
163. Cosentino, 2005, pp. 239-240.
164. Cosentino, 2005, p. 244.
165. Cosentino, 1995c, p. 408.
166. Desmangles, 1992, p. 85.
167. Michel, 1996, p. 284.
168. Brown, 1991, p. 364.
169. Brown, 1991, p. 369.
170. Cosentino, 2005, p. 237.
171. Michel, 1996, pp. 284–285.
172. Métraux, 1972, p. 165.
173. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 142.
174. Desmangles, 1992, p. 87.
175. Métraux, 1972, p. 153.
176. Métraux, 1972, p. 66.
177. Métraux, 1972, p. 166.
178. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 139.
179. Métraux, 1972, p. 168.
180. Métraux, 1972, p. 169.
181. Métraux, 1972, p. 173.
182. Métraux, 1972, p. 175.
183. Deren, 1953, p. 216.
184. Métraux, 1972, p. 103.
185. Brown, 1991, p. 49.
186. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 143.
187. Desmangles, 1992, p. 103.
188. Desmangles, 1992, pp. 87-88.
189. Brown, 1991, pp. 53–54.
190. Brown, 1991, p. 54.
191. Brown, 1991, p. 55.
192. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, pp. 124–125.
193. Métraux, 1972, p. 177.
194. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, pp. 123–124, 135.
195. Métraux, 1972, p. 182.
196. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 136.
197. Métraux, 1972, p. 180.
198. Métraux, 1972, p. 178.
199. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 135.
200. Wilcken, 2005, pp. 195–196.
201. Wilcken, 2005, p. 195.
202. Métraux, 1972, p. 188-189.
203. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 137.
204. Métraux, 1972, p. 190.
205. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 138.
206. Brown, 1991, p. 373.
207. Brown, 1991, p. 252.
208. Métraux, 1972, p. 128.
209. Métraux, 1972, p. 123.
210. Métraux, 1972, p. 131.
211. Métraux, 1972, pp. 131, 133–34.
212. Métraux, 1972, p. 144.
213. Métraux, 1972, p. 321.
214. Métraux, 1972, pp. 321-322.
215. Métraux, 1972, p. 322.
216. Brown, 1991, pp. 4–5.
217. Métraux, 1972, pp. 305-306.
218. Brown, 1995, p. 210.
219. Métraux, 1972, p. 310.
220. Benoît, 2007, pp. 59, 60.
221. Benoît, 2007, p. 63.
222. Brown, 1991, p. 346.
223. Brown, 1991, p. 347.
224. Métraux, 1972, p. 246.
225. Derby, 2015, pp. 402-403.
226. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 149.
227. Métraux, 1972, p. 293.
228. Brown, 1991, pp. 368-369.
229. Métraux, 1972, p. 243.
230. Desmangles, 1992, p. 73.
231. Métraux, 1972, p. 250.
232. Métraux, 1972, p. 257.
233. Desmangles, 1992, p. 76.
234. Métraux, 1972, p. 258.
235. Desmangles, 1992, pp. 81-82.
236. Métraux, 1972, p. 263.
237. Métraux, 1972, pp. 243-244.
238. Métraux, 1972, p. 256.
239. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 151.
240. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 153.
241. Métraux, 1972, pp. 281-282.
242. Brown, 1991, p. 5.
243. Brown, 1991, pp. 40–41.
244. Brown, 1991, pp. 41–43.
245. Beasley, 2010, pp. 42, 44.
246. Rey y Richman, 2010, p. 388.
247. Brown, 1991, p. 231.
248. Desmangles, 1992, pp. 134-135.
249. Rey y Richman, 2010, p. 389.
250. Desmangles, 1992, pp. 17-18.
251. Desmangles, 1992, pp. 18-19.
252. Desmangles, 1992, p. 19.
253. Métraux, 1972, p. 30.
254. Métraux, 1972, p. 31.
255. Cosentino, 1995a, pp. 31, 35-36.
256. Desmangles, 1992, p. 21.
257. Métraux, 1972, p. 33.
258. Desmangles, 1990, pp. 476-477.
259. Mintz y Trouillot, 1995, pp. 125, 127.
260. Desmangles, 1990, p. 476.
261. Cosentino, 1995a, p. 33.
262. Cosentino, 1995a, p. 41.
263. Thylefors, 2009, pp. 76-77.
264. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 118.
265. Desmangles, 1992, p. 29.
266. Desmangles, 1992, p. 30.
267. Desmangles, 1992, p. 38.
268. Desmangles, 1992, p. 65.
269. Mintz y Trouillot, 1995, p. 140.
270. Desmangles, 1992, p. 42.
271. Mintz y Trouillot, 1995, p. 139.
272. Mintz y Trouillot, 1995, p. 134.
273. Desmangles, 1992, p. 45.
274. Desmangles, 1992, p. 46.
275. Métraux, 1972, p. 52.
276. Métraux, 1972, p. 16.
277. Hurbon, 1995, pp. 186-189.
278. Métraux, 1972, pp. 56–57.
279. Desmangles, 1992, p. 50.
280. Viddal, 2012, pp. 205, 207.
281. Viddal, 2012, p. 207.
282. Desmangles, 1992, p. 53.
283. Mintz y Trouillot, 1995, pp. 141-142.
284. Desmangles, 1992, pp. 53-54.
285. Mintz y Trouillot, 1995, p. 144.
286. Apter, 2002, p. 245.
287. Apter, 2002, p. 246.
288. Ramsey, 2011, p. 13.
289. Hebblethwaite, 2015, p. 6.
290. Métraux, 1972, p. 57.
291. Germain, 2011, p. 255.
292. Germain, 2011, p. 257.
293. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 147.
294. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 148.
295. Long, 2002, pp. 96–97.
296. Desmangles, 1992, p. 52.
297. Brown, 1995, p. 212.
298. Métraux, 1972, p. 15.
299. Fernández Olmos y Paravisini-Gebert,
2011, p. 119.
300. Desmangles, 1992, p. 2.
301. Michel, 1996, p. 283.
302. Michel, 1996, p. 286.
303. Hebblethwaite, 2015, p. 1.
304. Thompson, 1995, p. 119.
305. Cosentino, 2009, p. 250.
306. Michel, 2001, p. 69.
307. Wilcken, 2005, p. 193.
308. Boutros, 2011, p. 192.
309. Boutros, 2011, p. 194.
310. Cosentino, 2005, p. 235.
311. Girouard, 1995, p. 359.
312. Cosentino, 1996, p. 8.
313. Desmangles, 1992, p. 174.
314. McAlister, 1995, p. 316.
315. Wilcken, 2007, p. 113.
316. Hammond, 2012, p. 65.
317. Boutros, 2011, p. 195.
318. «Notes on Deren's Haitian Footage» (ht
tps://web.archive.org/web/199902210
84236/http://www.algonet.se/~mjsull/
haiti.html) . 21 de febrero de 1999.
Archivado desde el original (http://ww
w.algonet.se/~mjsull/haiti.html) el 21
de febrero de 1999. Consultado el 5
de marzo de 2022.
319. Boutros, 2011, p. 198.

Fuentes

Apter, Andrew (2002). «On African Origins:


Creolization and Connaissance in Haitian
Vodou» (https://archive.org/details/sim_amer
ican-ethnologist_2002-05_29_2/page/233) .
American Ethnologist 29 (2): 233-260.
doi:10.1525/ae.2002.29.2.233 (https://dx.doi.
org/10.1525%2Fae.2002.29.2.233) .
Basquiat, Jennifer Huss (2004). «Embodied
Mormonism: Performance, Vodou and the
LDS Church in Haiti» (https://archive.org/deta
ils/sim_dialogue-a-journal-of-mormon-though
t_winter-2004_37_4/page/1) . Dialogue: A
Journal of Mormon Thought 37 (4): 1-34.
Beasley, Myron M. (2010). «Vodou, Penises
and Bones: Ritual Performances of Death and
Eroticism in the Cemetery and the Junk Yard
of Port-au-Prince». Performance Research 15
(1): 41-47.
doi:10.1080/13528165.2010.485762 (https://
dx.doi.org/10.1080%2F13528165.2010.4857
62) .
Beauvoir-Dominique, Rachel (1995).
«Underground Realms of Being: Vodoun
Magic». En Donald J., Cosentino, ed. Sacred
Arts of Haitian Vodou. Los Angeles: UCLA
Fowler Museum of Cultural History. pp. 153-
177. ISBN 0-930741-47-1.
Brendbekken, Marit (2002). «Beyond Vodou
and Anthroposophy in the Dominican-Haitian
Borderlands». Social Analysis 46 (3): 31-74.
doi:10.3167/015597702782409266 (https://d
x.doi.org/10.3167%2F01559770278240926
6) .
Benoît, Catherine (2007). «The Politics of
Vodou: Aids, Access to Health Care and the
Use of Culture in Haiti». Anthropology in
Action 14 (3): 59-68.
doi:10.3167/aia.2007.140307 (https://dx.doi.
org/10.3167%2Faia.2007.140307) .
Berkovitch, Ellen (1999). «Drapo Vodou: The
Sequin Flags of Haiti». American Craft 59 (2):
70-75.
Blier, Suzanne Preston (1995). «Vodun: West
African Roots of Vodou». En Donald J.,
Cosentino, ed. Sacred Arts of Haitian Vodou.
Los Angeles: UCLA Fowler Museum of
Cultural History. pp. 61-87. ISBN 0-930741-
47-1.
Boutros, Alexandra (2011). «Gods on the
Move: The Mediatisation of Vodou». Culture
and Religion 12 (2): 185-201.
doi:10.1080/14755610.2011.579718 (https://
dx.doi.org/10.1080%2F14755610.2011.5797
18) .
Brown, Karen McCarthy (1987). « "Plenty
Confidence in Myself": The Initiation of a
White Woman Scholar into Haitian Vodou».
Journal of Feminist Studies in Religion 3 (1):
67-76.
Brown, Karen McCarthy (1991). Mama Lola: A
Vodou Priestess in Brooklyn. Berkeley:
University of California Press. ISBN 0-520-
22475-2.
Brown, Karen McCarthy (1995). «Serving the
Spirits: The Ritual Economy of Haitian
Vodou». En Donald J., Cosentino, ed. Sacred
Arts of Haitian Vodou. Los Angeles: UCLA
Fowler Museum of Cultural History. pp. 205-
223. ISBN 0-930741-47-1.
Cosentino, Donald J. (1988). «More On
Voodoo». African Arts 21 (3 (May)): 77.
Cosentino, Donald J. (1995a). «Imagine
Heaven». En Donald J., Cosentino, ed. Sacred
Arts of Haitian Vodou. Los Angeles: UCLA
Fowler Museum of Cultural History. pp. 25-
55. ISBN 0-930741-47-1.
Cosentino, Donald J. (1995b). «It's All for You,
Sen Jak!». En Donald J., Cosentino, ed.
Sacred Arts of Haitian Vodou. Los Angeles:
UCLA Fowler Museum of Cultural History.
pp. 243-263. ISBN 0-930741-47-1.
Cosentino, Donald J. (1995c). «Envoi: The
Gedes and Bawon Samdi». En Donald J.,
Cosentino, ed. Sacred Arts of Haitian Vodou.
Los Angeles: UCLA Fowler Museum of
Cultural History. pp. 399-415. ISBN 0-
930741-47-1.
Cosentino, Donald (1996). «Doing Vodou».
African Arts 29 (2): 1-14.
doi:10.2307/3337357 (https://dx.doi.org/10.2
307%2F3337357) .
Cosentino, Donald (2005). «Vodou in the Age
of Mechanical Reproduction». RES:
Anthropology and Aesthetics 47 (47): 231-
246. doi:10.1086/RESv47n1ms20167667 (htt
ps://dx.doi.org/10.1086%2FRESv47n1ms201
67667) .
Cosentino, Donald (2009). «Vodou: A Way of
Life». Material Religion 5 (2): 250-252.
doi:10.2752/174322009X12448040552160 (h
ttps://dx.doi.org/10.2752%2F174322009X12
448040552160) .
Courlander, Harold (1988). «The Word
Voodoo». African Arts 21 (2 (February)): 88.
doi:10.2307/3336535 (https://dx.doi.org/10.2
307%2F3336535) .
Derby, Lauren (2015). «Imperial Idols: French
and United States Revenants in Haitian
Vodou» (https://archive.org/details/sim_histo
ry-of-religions_2015-05_54_4/page/394) .
History of Religions 54 (4): 394-422.
doi:10.1086/680175 (https://dx.doi.org/10.10
86%2F680175) .
Deren, Maya (1953). Divine Horsemen: The
Living Gods of Haiti. New York: Thames and
Hudson.
Desmangles, Leslie G. (1990). «The Maroon
Republics and Religious Diversity in Colonial
Haiti». Anthropos 85 (4/6): 475-482.
Desmangles, Leslie (1992). The Faces of the
Gods: Vodou and Roman Catholicism in Haiti.
Chapel Hill: University of North Carolina
Press. ISBN 978-0807843932.
Desmangles, Leslie G. (2012). «Replacing the
Term "Voodoo" with "Vodou": A Proposal».
Journal of Haitian Studies 18 (2): 26-33.
Emore, Holli S. (2021). Constellated Ministry:
A Guide for Those Serving Today's Pagans.
Sheffield: Equinox. ISBN 9781781799574.
Fandrich, Ina J. (2007). «Yorùbá Influences on
Haitian Vodou and New Orleans Voodoo» (htt
ps://archive.org/details/sim_journal-of-black-
studies_2007-05_37_5/page/775) . Journal
of Black Studies 37 (5): 775-791.
doi:10.1177/0021934705280410 (https://dx.
doi.org/10.1177%2F0021934705280410) .
Fernández Olmos, Margarite; Paravisini-
Gebert, Lizabeth (2011). Creole Religions of
the Caribbean: An Introduction from Vodou
and Santería to Obeah and Espiritismo
(second edición). New York and London: New
York University Press. ISBN 978-0-8147-
6228-8.
Germain, Felix (2011). «The Earthquake, the
Missionaries, and the Future of Vodou» (http
s://archive.org/details/sim_journal-of-black-s
tudies_2011-03_42_2/page/247) . Journal of
Black Studies 42 (2): 247-263.
doi:10.1177/0021934710394443 (https://dx.
doi.org/10.1177%2F0021934710394443) .
Girouard, Tina (1995). «The Sequin Arts of
Vodou». En Donald J., Cosentino, ed. Sacred
Arts of Haitian Vodou. Los Angeles: UCLA
Fowler Museum of Cultural History. pp. 357-
377. ISBN 0-930741-47-1.
Hagedorn, Katherine J. (2001). Divine
Utterances: The Performance of Afro-Cuban
Santería. Washington, DC: Smithsonian
Books. ISBN 978-1560989479.
Hammond, Charlotte (2012). « "Children" of
the Gods: Filming the Private Rituals of
Haitian Vodou». Journal of Haitian Studies 18
(2): 64-82.
Hebblethwaite, Benjamin (2015). «The
Scapegoating of Haitian Vodou Religion:
David Brooks's (2010) Claim That "Voodoo" is
a "Progress-Resistant" Cultural Influence» (htt
ps://archive.org/details/sim_journal-of-black-
studies_2015-01_46_1/page/3) . Journal of
Black Studies 46 (1): 3-22.
doi:10.1177/0021934714555186 (https://dx.
doi.org/10.1177%2F0021934714555186) .
Houlberg, Marilyn (1995). «Magique Marasa:
The Ritual Cosmos of Twins and Other
Sacred Children». En Donald J., Cosentino, ed.
Sacred Arts of Haitian Vodou. Los Angeles:
UCLA Fowler Museum of Cultural History.
pp. 267-283. ISBN 0-930741-47-1.
Hurbon, Laënnec (1995). «American Fantasy
and Haitian Vodou». En Donald J., Cosentino,
ed. Sacred Arts of Haitian Vodou. Los
Angeles: UCLA Fowler Museum of Cultural
History. pp. 181-197. ISBN 0-930741-47-1.
Johnson, Paul Christopher (2002). Secrets,
Gossip, and Gods: The Transformation of
Brazilian Candomblé. Oxford and New York:
Oxford University Press.
ISBN 9780195150582.
Long, Carolyn Morrow (2002). «Perceptions
of New Orleans Voodoo: Sin, Fraud,
Entertainment, and Religion». Nova Religio:
The Journal of Alternative and Emergent
Religions 6 (1): 86-101.
doi:10.1525/nr.2002.6.1.86 (https://dx.doi.or
g/10.1525%2Fnr.2002.6.1.86) .
Métraux, Alfred (1972). Voodoo in Haiti (Hugo
Charteris, trad.). New York: Schocken Books.
McAlister, Elizabeth (1993). «Sacred Stories
from the Haitian Diaspora: A Collective
Biography of Seven Vodou Priestesses in
New York City» (https://web.archive.org/web/
20120422100554/http://wesscholar.wesleya
n.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1012&cont
ext=div2facpubs) . Journal of Caribbean
Studies 9 (1 & 2 (Winter)): 10-27. Archivado
desde el original (http://wesscholar.wesleyan.
edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1012&contex
t=div2facpubs) el 22 de abril de 2012.
Consultado el 22 de marzo de 2012.
McAlister, Elizabeth (1995). «A Sorcerer's
Bottle: The Visual Art of Magic in Haiti» (http
s://web.archive.org/web/20150505003906/ht
tp://works.bepress.com/cgi/viewcontent.cgi?
article=1021&context=elizabeth_mcalister) .
En Donald J., Cosentino, ed. Sacred Arts of
Haitian Vodou. Los Angeles: UCLA Fowler
Museum of Cultural History. pp. 305-321.
ISBN 0-930741-47-1. Archivado desde el
original (http://works.bepress.com/cgi/viewc
ontent.cgi?article=1021&context=elizabeth_m
calister) el 5 de mayo de 2015. Consultado el
3 de mayo de 2015.
Michel, Claudine (1996). «Of Worlds Seen and
Unseen: The Educational Character of Haitian
Vodou» (https://archive.org/details/sim_com
parative-education-review_1996-08_40_3/pa
ge/280) . Comparative Education Review 40
(3): 280-294. doi:10.1086/447386 (https://dx.
doi.org/10.1086%2F447386) .
Michel, Claudine (2001). «Women's Moral and
Spiritual Leadership in Haitian Vodou: The
Voice of Mama Lola and Karen McCarthy
Brown» (https://archive.org/details/sim_journ
al-of-feminist-studies-in-religion_fall-2001_17
_2/page/61) . Journal of Feminist Studies in
Religion 17 (2): 61-87.
Mintz, Sidney; Trouillot, Michel-Rolph (1995).
«The Social History of Haitian Vodou». En
Donald J., Cosentino, ed. Sacred Arts of
Haitian Vodou. Los Angeles: UCLA Fowler
Museum of Cultural History. pp. 123-147.
ISBN 0-930741-47-1.
Polk, Patrick (1995). «Sacred Banners and the
Divine Cavalry Charge». En Donald J.,
Cosentino, ed. Sacred Arts of Haitian Vodou.
Los Angeles: UCLA Fowler Museum of
Cultural History. pp. 325-347. ISBN 0-
930741-47-1.
Ramsey, Kate (2011). The Spirits and the Law:
Vodou and Power in Haiti. Chicago: University
of Chicago Press. ISBN 978-0-226-70379-4.
Ramsey, Kate (2012). «From 'Voodooism' to
'Vodou': Changing a US Library of Congress
Subject Heading». Journal of Haitian Studies
18 (2): 14-25. ISSN 2333-7311 (https://portal.
issn.org/resource/issn/2333-7311) .
Rey, Terry; Richman, Karen (2010). «The
Somatics of Syncretism: Tying Body and Soul
in Haitian Religion» (https://web.archive.org/
web/20130307071353/http://sir.sagepub.co
m/content/41/2/231.full.pdf+html) . Studies
in Religion/Sciences Religieuses 39 (3): 279-
403. doi:10.1177/0008429810373321 (http
s://dx.doi.org/10.1177%2F000842981037332
1) . Archivado desde el original (http://sir.sag
epub.com/content/41/2/231.full.pdf+html)
el 7 de marzo de 2013. Consultado el 26 de
septiembre de 2013.
Thompson, Robert Farris (1995). «From the
Isle Beneath the Sea: Haiti's Africanizing
Vodou Art». En Donald J., Cosentino, ed.
Sacred Arts of Haitian Vodou. Los Angeles:
UCLA Fowler Museum of Cultural History.
pp. 91-119. ISBN 0-930741-47-1.
Thylefors, Markel (2009). « 'Our Government
is in Bwa Kayiman:' A Vodou Ceremony in
1791 and its Contemporary Significations» (ht
tps://web.archive.org/web/2012072216083
8/http://www.lai.su.se/gallery/bilagor/SRoLA
S_No4_6.%20%E2%80%9DOur%20Governme
nt%20is%20in.pdf) . Stockholm Review of
Latin American Studies (4): 73-84. Archivado
desde el original (http://www.lai.su.se/galler
y/bilagor/SRoLAS_No4_6.%20%E2%80%9DO
ur%20Government%20is%20in.pdf) el 22 de
julio de 2012. Consultado el 26 de abril de
2009.
Valme, Jean M. (24 de diciembre de 2010).
«Officials: 45 people lynched in Haiti amid
cholera fears» (https://web.archive.org/web/
20130722175827/http://www.cnn.com/2010/
WORLD/americas/12/24/haiti.cholera.killing
s/index.html?hpt=Sbin%20Officials:%2045%2
0people%20lynched%20in%20Haiti%20amid%
20cholera%20fears) . CNN. Archivado desde
el original (http://www.cnn.com/2010/WORL
D/americas/12/24/haiti.cholera.killings/index.
html?hpt=Sbin%20Officials:%2045%20peopl
e%20lynched%20in%20Haiti%20amid%20chol
era%20fears) el 22 de julio de 2013.
Consultado el 22 de marzo de 2012.
Viddal, Grete (2012). «Vodú Chic: Haitian
Religion and the Folkloric Imaginary in
Socialist Cuba» (http://nrs.harvard.edu/urn-3:
HUL.InstRepos:10502407) . NWIG: New West
Indian Guide / Nieuwe West-Indische Gids 86
(3/4): 205-235. doi:10.1163/13822373-
90002414 (https://dx.doi.org/10.1163%2F13
822373-90002414) .
Wilcken, Lois (2005). «The Sacred Music and
Dance of Haitian Vodou from Temple to
Stage and the Ethics of Representation» (http
s://archive.org/details/sim_latin-american-per
spectives_2005-01_32_1/page/193) . Latin
American Perspectives 32 (1): 193-210.
doi:10.1177/0094582X04271880 (https://dx.
doi.org/10.1177%2F0094582X04271880) .
Wilcken, Lois (2007). «Vodou Theater in the
Land of the Rising Sun: A Report from
Tokyo». Journal of Haitian Studies 13 (1):
112-117.

Lecturas adicionales

Bellegarde-Smith and Claudine, Michel.


Haitian Vodou: Spirit, Myth & Reality.
Indiana University Press, 2006.
Benedicty-Kokken, Alessandra (2014). Spirit
Possession in French, Haitian, and
Vodou Thought: An Intellectual History.
Lanham: Lexington. ISBN 978-
0739184653.
Joseph, Celucien L.; Cleophat, Nixon S.
(2016). Vodou in the Haitian
Experience: A Black Atlantic
Perspective. Lanham: Lexington.
ISBN 978-1498508346.
Joseph, Celucien L.; Cleophat, Nixon S.
(2016). Vodou in Haitian Memory: The
Idea and Representation of Vodou in
Haitian Imagination. Lanham:
Lexington. ISBN 978-1498508346.
Daniel, Yvonne (2005). Dancing Wisdom:
Embodied Knowledge in Haitian
Vodou, Cuban Yoruba, and Bahian
Candomblé. Urbana and Chicago:
University of Illinois Press. ISBN 978-
0252072079.
Herskovits, Melville J. (1937). Life in a Haitian
Valley. New York City: Knopf.
Largey, Michael (2009). Vodou Nation: Haitian
Art Music and Cultural Nationalism
(enlarged edición). Chicago: University
of Chicago Press. ISBN 978-
0226468655.
Long, Carolyn (2001). Spiritual Merchants:
Magic, Religion and Commerce.
Knoxville: University of Tennessee
Press. ISBN 978-1572331105.
McAlister, Elizabeth (2002). Rara! Vodou,
Power, and Performance in Haiti and
its Diaspora. Berkeley: University of
California Press. ISBN 978-
0520228221.
McAlister, Elizabeth. 1998. "The Madonna of
115th St. Revisited: Vodou and Haitian
Catholicism in the Age of
Transnationalism. (http://wesscholar.
wesleyan.edu/cgi/viewcontent.cgi?arti
cle=1015&context=div2facpubs)
Archivado (https://web.archive.org/we
b/20090827140604/http://wesschola
r.wesleyan.edu/cgi/viewcontent.cgi?ar
ticle=1015&context=div2facpubs) el
27 de agosto de 2009 en Wayback
Machine." In S. Warner, ed., Gatherings
in Diaspora. Philadelphia: Temple Univ.
Press.
Rey, Terry; Stepick, Alex (2013). Crossing the
Water and Keeping the Faith: Haitian
Religion in Miami. New York and
London: NYU Press. ISBN 978-
0814777084.
Richman, Karen E. (2005). Migration and
Vodou (https://archive.org/details/mig
rationvodou0000rich) . Gainesville, FL:
University Press of Florida. ISBN 978-
0813033259.
Strongman, Roberto (2019). Queering Black
Atlantic Religions: Transcorporeality in
Candomblé, Santería, and Vodou.
Religious Cultures of African and
African Diaspora People. Durham, NC:
Duke University Press. ISBN 978-
1478003106.
Vanhee, Hein (2002). «Central African Popular
Christianity and the Making of Haitian
Vodou Religion» (https://archive.org/d
etails/centralafricansc00heyw) . En L.
M. Heywood, ed. Central Africans and
Cultural Transformations in the
American Diaspora. Cambridge:
Cambridge University Press. pp. 243
(https://archive.org/details/centralafri
cansc00heyw/page/n257) –264.
ISBN 978-0521002783.

Enlaces externos
Esta obra contiene una traducción
derivada de «Haitian Vodou» de
Wikipedia en inglés, concretamente de
esta versión del 2 de mayo de 2022 (htt
ps://en.wikipedia.org/wiki/Haitian_Vodo
u?oldid=1085884359) , publicada por
sus editores (https://en.wikipedia.org/wi
ki/Haitian_Vodou?action=history) bajo
la Licencia de documentación libre de
GNU y la Licencia Creative Commons
Atribución-CompartirIgual 4.0
Internacional (https://creativecommons.
org/licenses/by-sa/4.0/deed.es) .
Elizabeth A. McAlister. «Vodou» (https://
www.britannica.com/topic/Vodou) .
Encyclopædia Britannica.
Living Vodou (https://web.archive.org/w
eb/20100210185240/http://speakingoff
aith.publicradio.org/programs/2010/vod
ou/) . Speaking of Faith de American
Public Media. Audio and transcripción (h
ttps://archive.today/20130113043734/h
ttp://speakingoffaith.publicradio.org/pro
grams/2010/vodou/transcript.shtml) .
(en inglés). Febrero 4 de 2010

Datos: Q302729
Multimedia: Haitian Vodou (https://co
mmons.wikimedia.org/wiki/Category:H
aitian_Vodou) / Q302729 (https://com
mons.wikimedia.org/wiki/Special:Media
Search?type=image&search=%22Q3027
29%22)
Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Vudú_haitiano&oldid=154539526»

Esta página se editó por última vez el 11 oct 2023


a las 00:24. •
El contenido está disponible bajo la licencia CC
BY-SA 4.0 , salvo que se indique lo contrario.

También podría gustarte