UD.10.10. Caravaggio. Vocación San Mateo
UD.10.10. Caravaggio. Vocación San Mateo
UD.10.10. Caravaggio. Vocación San Mateo
FICHA DE IDENTIFICACIÓN:
Obra: La vocación de San
Mateo
Autores: Michelangelo Merisi,
apodado “Il Caravaggio”
Mecenas: Matteo Contarelli
Estilo: Pintura Baroca Italiana
Cronología: s. XVII, 1599-1600
Localización: Iglesia de San Luis
de los Franceses (Roma)
CONTEXTUALIZACIÓN:
Contextualización artística:
La pintura en el Barroco experimentará una honda renovación. Fueron muchos los artistas que se trasladaron a Italia
y conocieron el naturalismo y el clasicismo que en Europa tomaría tres direcciones o tendencias: una naturalista
(vinculada a la Iglesia y a la burguesía), otra clasicista (en el ambiente cortesano de la Francia de Luis IV) y la más
decorativa.
Temática:
- En Europa del sur, la Europa católica, en la que prevalecen los temas religiosos: martirios, vírgenes, etc.
- En el Norte de Europa, la Europa protestante, aparecen nuevos temas, además de los religiosos (que
tratan las nuevas imágenes defendidas por la Contrarreforma), apareciendo la pintura de género, el gusto
por escenas realistas, interiores, lo cotidiana, bodegones, marinas, retratos).
Formal y estéticamente:
se subordina a la luz.
- Se desarrolla el tenebrismo: técnica o recurso pictórico que consiste en representar objetos y personajes
sobre fondos oscuros iluminados con un foco de luz intenso dirigido desde un ángulo para remarcar la
composición, generalmente diagonal, otorgar un sentido simbólico y/o dirigir la atención hacia algún punto.
- Uso de una pincelada suelta y colorista, no dibujística. Predominio del color sobre la línea.
- Abandono del rigor de la perspectiva matemática para representar el espacio, valiéndose del color, la luz y de
la atmósfera (perspectiva aérea).
- Se crea profundidad y volumen a partir de líneas convergentes, escorzos, primeros planos oscuros,
perspectiva aérea, etc.
- Nacimiento y consolidación de la pintura de género: naturaleza muerta, paisaje, retrato, etc.
- Se desarrolla una pintura decorativa en bóvedas, caracterizada por la saturación de imágenes, propia, por
ejemplo de Pietro da Cortona.
- En Italia, en los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII aparecen en Roma dos grandes artistas que
marcan dos tendencias de la pintura barroca:
o El clasicismo de los hermanos Carracci (ejemplo: frescos de la Galería Farnese (1597-1604))
o El tenebrismo naturalista de Caravaggio
COMENTARIO:
En 1560 el cardenal francés Matteo Contarelli adquirió una capilla en la iglesia romana de San Luis de los Franceses y
en su testamento dejó ordenado que a su muerte, que se produciría veinte años después, se realizase una
decoración de la capilla con escenas relativas a san Mateo, su santo patrón, tanto en el altar como en los muros.
Para los trabajos dejó reservados unos fondos, con las correspondientes instrucciones, de las que se ocupó su
albacea, Virgilio Crescenzi, que tardó más de diez años en materializarlo. Tras buscar a varios pintores, en 1599 la
obra fue finalmente encargada a Caravaggio por recomendación del cardenal Francesco Maria Del Monte,
embajador del duque de Toscana en el Vaticano, que ya le había adquirido dos pinturas y acogido en su casa. El
pintor, que estaba establecido por su cuenta desde 1594, era un desconocido, lo que suponía el primer encargo
eclesiástico de cierta importancia en un momento en que la Iglesia contrarreformista necesitaba dotar de imágenes
a los nuevos templos.
El encargo solicitado consistía en realizar una escena para la pala de altar con la imagen de "San Mateo Evangelista",
inspirado por un ángel, y otros dos grandes lienzos para las paredes laterales con episodios de su vida, por un lado
"La vocación de san Mateo" o el momento en que es elegido por Cristo como uno de los Apóstoles (a la izquierda), y
por otro "El Martirio de san Mateo", siguiendo una tradición no confirmada que afirmaba que el apóstol había
sufrido martirio en Etiopía (a la derecha).
Temática:
De temática religiosa, esta pintura narra el momento en que Jesucristo –a la derecha del cuadro, con el brazo
extendido- entra en una taberna en busca de Mateo, recaudador de impuestos, junto con San Pedro y lo elige como
Apóstol para que le siga.
Se atiene escrupulosamente al pasaje evangélico de Lucas que le fue solicitado: “Después de esto, salió y vio a un
publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y le
siguió” (Lc. 5, 27-28).
La pintura se localiza espacialmente en un despacho de impuestos a modo de sótano, con Leví rodeado por sus
ayudantes en el momento de recontar las monedas recaudadas en el día y a Jesús, acompañado de Pedro,
señalándole con el dedo al pronunciar la frase "Sígueme". Sentados alrededor de una mesa se hallan cinco
personajes de edades y aspecto diferente. Dos de los tres jóvenes lucen sombreros de plumas y uno de ellos una
TEORÍA Historia del Arte María Álvarez Cebrián
espada, mientras un anciano funcionario con lentes se afana en el recuento de monedas para reflejarlo con la pluma,
el tintero y el libro de cuentas que hay encima de la mesa. El recaudador Leví responde extrañado con un gesto
incrédulo a las palabras que recibe de Cristo en el momento en que irrumpe en la sala acompañado de Pedro. En
definitiva, un instante detenido en el tiempo en el que el cruce de miradas sugiere como la vida de un hombre va a
cambiar por completo.
La obra presentada fue tan novedosa en todos los aspectos que su ruptura conceptual no fue bien comprendida
desde el primer momento, a pesar de que el gremio de pintores, sobre todo los más jóvenes, mostraron enseguida
su admiración por el excesivo realismo y por no usar dibujos preparatorios, calificándole como el mejor artista de la
naturaleza y como un auténtico milagro sus efectos de luz.
Una de sus principales aportaciones a la pintura fue la intensidad del claroscuro, un fuerte contraste entre luces y
sombras conocido como "tenebrismo" que se traducía en un realismo muy emocional, un factor que después
definiría a la pintura barroca en general.
Pero en sus pinturas no sólo era novedoso el uso de la luz, sino también los modelos humanos utilizados, inspirados
en las capas populares y consideradas por algunos como vulgares, así como la forma explícita de mostrar el
dramatismo, un hecho que en su tiempo originó la aparición tanto de admiradores como de detractores.
El tratamiento del tema es novedoso dado que se rompe con la iconografía tradicional al situar la escena en el
interior de una taberna.
La composición está dominada por una línea lumínica diagonal que vertebra las formas, haciéndolas emerger de las
sombras de forma que las figuras son poco definidas, difíciles de actoar en su límite.
2. la mano de Jesús que señala hacia el fondo (reforzando la diagonal lumínica), trazada mediante la línea que surge
del brazo de Cristo que señala al grupo sentado a la mesa y,
3. la acción de contar el dinero, verdadero agente iconográfico d ela escena que nos indica que estamos ante la
representación del fragmento bíblioco.
La figuración se concentra en la zona inferior de la imagen, contrastando con la zona vacía superior.
Dispone las figuras de espaldas al espectador (escorzo) alrededor de la mesa para generar espacio , que enfatiza
lumínicamente con el foco de luz.
Concentra el interés en las reacciones humanas, expresadas con un fuerte realismo y por personajes verosímiles,
incluso humildes, alejados del antinaturalismo de los manieristas.
En la escena hay escaso movimiento físico, pero el autor genera tensión a través del uso de la luz tenebrista
contrastando el foco superior derecho de luz que penetra por el vano no visible, fuertemente contrastado con el
lugar oscuro que ocupa Cristo y San Pedro.
El naturalismo se aprecia en la conformación de los rostros de los personajes inspirados en los modelos cotidianos.
Simbólicamente: A pesar de la aparente sencillez, se encuentran simbolismos: en los atuendos (de distintas
calidades) y en la luz (esta brilla sobre las personas santas y deja en penumbra las menos santas).
No es arbitraria la colocación de Pedro entre Cristo y los hombres, representando a la Iglesia Católica y su papel
mediador entre lo divino y lo humano, de modo que sobre la escena domina una alusión velada a la salvación y la vía
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para conseguirla repitiendo los gestos instituidos por Cristo, es decir, los sacramentos, aquellos que fueron
rechazados por los luteranos y que la Iglesia reafirmó en el Concilio de Trento. Avala esta interpretación el hecho de
que las radiografías realizadas a la pintura revelen que en principio no estaba incluida la figura de Pedro, realizando
Caravaggio la modificación sobre la marcha.
Caravaggio es autor de numerosísimas obras: Cena de Emaús, Martirio de San Pedro, Tránsito de María….
Su estilo pictórico, en el que destaca la técnica del tenebrismo, va a ejercer una fuerte influencia sobre todos los
pintores barrocos, en mayor o menor medida serán tenebristas Ribera, Murillo, Rembrandt o Velázquez.
Autor. Michelangelo Merisi, apodado Il Caravaggio por su lugar de origen llegó a Roma entorno a 1592 y entró a
trabajar en el taller de G. Cesari (un pintor manierista protegido del Papa que trabajaba la temática floral, los
bodegones y la pintura de género). Su formación se verá influenciada por estos temas y el gusto por la captación de
personajes populares como se ve en La buenaventura (1595).
Las tesis contrarrreformistas contribuyeron a acercar la realidad a través de escenas representadas que pa-
reciesen verídicas, a lo que contribuirá Caravaggio, que se aparta de las tradiciones pictóricas e introduce el
naturalismo más plausible.
Un concepto novedoso de la realidad: plasma el mundo humilde, a fealdad, la pobreza. Aplicado a los santos
los convierte en personajes de la vida cotidiana, tomando como referencia a hombres “vulgares”, lo cual
crea un cierto revulsivo y una ruptura con la tradición.
Las composiciones son abiertas, sin límites precisos y desequilibrios violentos.
Es el gran introductor del tenebrismo (a diferencia de los pintores venecianos), utilizando fondos oscuros y
neutros, renunciando al paisaje de fondo (excepto en los bodegones, naturalezas muertas, etc).
El uso de contraluces exageradas, fuertes contrastes lumínicos, que ilumina para destacar algún contenido,
de modo que el espectador no percibe la obra en su totalidad hasta que la retina se acomoda a la ilumina-
ción del cuadro.
En su pintura los gestos y las actitudes de los protagonistas emergen de la oscuridad con fuerza escultórica.
Pincelada detallista y de factura espesa, uniforme, extendida de forma sucesiva y lisa.
Le interesa más la narración que los elementos secundarios o accesorios de la imagen (paisajes o arquitectu-
ras).
Debemos reconocer en Caravaggio, no tanto su capacidad para alterar costumbres y escandalizar, sino su carácter
revolucionario al introductor la técnica tenebrista que influirá sobre el francés La Tour y el pintor español Ribera.
Caravaggio se diferenció tanto de las tradiciones pictóricas de su época: se convirtió en un hombre polémico al
provocar un escándalo a partir del naturalismo, y acabó por tener una vida azarosa y problemática debido a su
carácter difícil. Fue un pintor que aún tratando temática variada (bodegones, etc) tuvo un mayor éxito en la pintura
religiosa basada en modelos de la realidad.
En su pintura podemos diferenciar dos grandes etapas: una primera etapa de juventud (Baco, 1595), y una segunda
hacia finales del siglo XVI en la que se enmarca la obra que estamos analizando o su obra El Entierro de Cristo.
CONCLUSIONES:
Caravaggio es autor de numerosísimas obras: Cena de Emaús, Martirio de San Pedro, Tránsito de María….
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Para esta obra se inspiró en las composiciones flamencas y holandesas costumbristas centradas alrededor de una
mesa de juego, aunque en el gesto de la mano de Cristo y de San Mateo se advierte la influencia de la Creación de
Adán de la Capilla Sixtina, obra de Michelangelo.
Su estilo pictórico, en el que destaca la técnica del tenebrismo, va a ejercer una fuerte influencia sobre todos los
pintores barrocos, en mayor o menor medida serán tenebristas españoles como Ribera en España o La Tour en
Francia.