Tema 1
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Tema 1
La Constitución Española de 1978 es la norma más alta de la jerarquía normativa española, es decir, es la norma de
las normas.
Sus disposiciones tienen valor normativo y son de aplicabilidad directa y su incumplimiento tiene consecuencias
jurídicas, pudiéndose invocar sus disposiciones ante el Tribunal Constitucional, así como ante tribunales ordinarios.
La superioridad normativa de la Constitución puede ser vista desde un punto de vista formal o material.
Desde un punto de vista formal, se puede decir que todas las normas derivan de la Constitución, siendo derogadas
las que la contradicen. Esta superioridad jurisdiccional también se refleja en su rigidez o difícil reforma.
Por otro lado, la superioridad material de la Constitución deriva de su origen popular, pues ha sido elaborada por un
Parlamento elegido por el pueblo español, y aprobada por el mismo mediante Referéndum.
En cuanto su proceso de elaboración, cabe destacar que surge ante la necesidad de implantar un cambio político en
España, suponiendo el paso de un régimen autocrático a un Estado Social y Democrático de Derecho con forma
política de Monarquía constitucional Parlamentaria. Así, el Referéndum sobre la Ley para la Reforma Política se
celebró el 15 de diciembre de 1976 y la aprobación del texto constitucional tuvo lugar el 31 de octubre de 1978 por el
Congreso y el Senado y el 6 de diciembre del mismo año mediante referéndum por el pueblo español. Fue
sancionada el 27 de diciembre de 1978 por el Rey, y publicada en el Boletín Oficial del Estado y puesta en vigor dos
días después, el 29 de diciembre de 1978.
CARACTERÍSTICAS
Además de por su posición preferente en el ordenamiento jurídico, la Constitución Española se caracteriza
por ser una constitución escrita y de gran extensión que surge del consenso entre las distintas fuerzas
políticas del Estado, lo cual le confiere un carácter apaciguador entre dichos grupos, si bien también
implica que se trate de un texto ambiguo e incompleto.
Es también una Constitución rígida, es decir, de difícil reforma y revisión, y, por lo tanto, permanente en el
tiempo, habiendo habido únicamente dos reformas desde su puesta en vigor.
Cabe destacar la influencia de otras Constituciones, como la española de 1931, la Ley Fundamental de
Bonn o las Constituciones italiana de 1947, francesa de 1958 y portuguesa de 1976.
ESTRUCTURA
La Constitución Española consta de un Preámbulo seguido de 169 artículos. Estos artículos se encuentran
estructurados en diferentes títulos en función de la materia que tratan, los cuales a su vez se dividen en
capítulos. Únicamente el capítulo II del Título I se encuentra dividido en secciones.
El Preámbulo de la Constitución Española es un texto breve que resume o enumera los temas que se
tratan en los títulos siguientes. A este apartado le sigue un Título Preliminar, el cual recoge los principios
básicos en los que se sustenta el estado español (define la forma del Estado, establece la monarquía
parlamentaria como forma política, establece el principio de soberanía nacional, reconoce el derecho de
autonomía de las diferentes regiones del Estado y define los partidos políticos, sindicatos y organizaciones
empresariales. También determina el castellano como lengua oficial del Estado, describe la bandera del
país y fija la capital en la villa de Madrid.
A este título le siguen otros 10 que tratan, respectivamente, de los siguientes temas: los derechos y
deberes fundamentales, la corona, las cortes generales, el gobierno y la administración, las relaciones
entre el gobierno y las cortes generales, el poder judicial, economía y hacienda, la organización territorial
del estado, el tribunal constitucional y la reforma constitucional.
También consta de 4 disposiciones adicionales, 9 transitorias, una disposición derogatoria de las
anteriores Leyes Fundamentales y una final que ordena su inmediata puesta en vigor y que la define como
la Norma Fundamental del Estado.
El Título preliminar y el Título I constituyen la parte dogmática de la Constitución, donde se desarrollan los
principios que van a inspirar el nuevo orden político, y la parte orgánica está formada por los Títulos II al X,
que desarrollan la organización política y jurídica del estado español, organizando las instituciones y
repartiendo las competencias del Estado.
PRINCIPIOS Y VALORES FUNDAMENTALES
Los principios fundamentales de la Constitución Española se recogen en su Título Preliminar.
El artículo 1.3 afirma que la forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria, más
desarrollada en el Título II. El Rey es símbolo de la Nación, pero el poder reside en el Parlamento.
En su artículo 1.1 la Constitución dice que “España se constituye en un Estado Social y Democrático de
Derecho que propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la
igualdad y el pluralismo político”.
Un Estado Social persigue la igualdad formal y material. Para ello, se reconocen y garantizan una serie de
derechos económicos y sociales en el ámbito laboral, asistencial y social y se desarrolla un marco jurídico
que regula la actividad económica. Esta función social recae en los poderes públicos.
Un Estado Democrático significa que el origen del poder está en el pueblo, el cual debe participar en la
vida política de forma directa o indirecta. Esta idea se sustenta en el artículo 1.2, según el cual la
soberanía nacional reside en el pueblo, del que emanan todos los poderes. También se reconoce el
pluralismo político y social, y se definen y regulan los partidos políticos, los sindicatos y organizaciones
empresariales, los colegios profesionales y las organizaciones profesionales.
Un Estado de Derecho significa el impero de la ley, a la cual se ven sometidos todos los poderes públicos.
Así, se reconoce la dignidad y libertad de los seres humanos y se separan los poderes en el poder
legislativo, ejecutivo y judicial.
Los valores fundamentales que propugna la Constitución Española se encuentran en su artículo 1.1 y son
los siguientes:
La Libertad, que es un valor supremo que reconoce la autonomía del individuo para tomar
decisiones de acuerdo a sus intereses, convicciones o preferencias.
La Justicia, manifestándose la misma en numerosos preceptos constitucionales. Es la herramienta
que persigue la igualdad y la libertad.
La Igualdad, que significa la ausencia de privilegios y el acceso a los bienes independientemente
de la situación económica individual de cada uno.
El pluralismo político, que tiene su principal manifestación en el artículo 6, que establece que los
partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la
voluntad popular y promoción de los intereses sociales y económicos que le son propios.
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y SU ESPECIAL PROTECCIÓN
La Constitución Española establece una serie de Derechos Fundamentales que pueden clasificarse como
Libertades Públicas, que son los derechos personales, civiles y políticos, y los Derechos económicos,
sociales y culturales.
Estos derechos se encuentran en el Título I, “De los derechos y Deberes Fundamentales”, que consta de:
Los derechos y libertades de la sección primera del capítulo II y del artículo 14 tienen un nivel
máximo de protección, se tutelan a través de los tribunales ordinarios de preferencia y sumariedad
y a través del recurso de amparo del Tribunal Constitucional.
Los derechos y libertades restantes del capítulo II tienen un nivel medio de protección, vinculan a
todos los poderes públicos y se desarrollan solo por ley. Se tutelan a través del recurso de
inconstitucionalidad ante el tribunal constitucional.
Los derechos y libertades del Capítulo III tienen un nivel bajo de protección, su reconocimiento,
respeto y protección informarán la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los
poderes públicos y solo pueden ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo a lo que
disponen las leyes que los desarrollan.
En cuanto a los tipos de protección, contamos con los siguientes:
El pleno está formado por los magistrados y presidido por el presidente, o vicepresidente en su
defecto. Se reúnen a instancia del presidente o por solicitud de al menos tres magistrados y entre
sus funciones se encuentran las de declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los
tratados internacionales, el recurso de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones con valor
de ley, a excepción de las de mera aplicación de doctrina, mediar en los conflictos en defensa de la
autonomía local y entre los órganos constitucionales y declarar la inconstitucionalidad contra
Proyectos de Estatutos de Autonomía y contra Propuestas de Reforma de los Estatutos de
Autonomía. Para la adopción de acuerdos se requiere el sí de al menos 2/3 del Pleno.
Las salas se encargan de los asuntos que no son de competencia del pleno y de las cuestiones
atribuidas a las secciones de mayor importancia, como por ejemplo, los recursos de
inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones con valor de Ley de mera aplicación de doctrina,
en cuyo caso el Pleno debe indicar la doctrina constitucional de aplicación. Hay dos salas, cada
una de ellas formada por seis magistrados. Una está presidida por el presidente y la otra por el
vicepresidente y también se requiere del acuerdo de al menos 2/3 de esta formación para la
aprobación de acuerdos.
Por último, el tribunal constitucional se divide en cuatro secciones de tres magistrados cada una
que se encargan de la inadmisión de recursos de amparo mediante providencias de inadmisión
sucintamente motivadas y del conocimiento y resolución de las demandas de amparo.
LA REFORMA CONSTITUCIONAL
El último título de la Constitución, el Título X, desarrolla el proceso de reforma constitucional,
distinguiéndose el procedimiento ordinario (art. 167) y el agravado (art.168).
La iniciativa de la reforma constitucional recae en el Gobierno, el Congreso de los Diputados, el Senado y
las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas, excluyendo de esta forma la iniciativa
popular.
La reforma especial o agravada de la Constitución se realiza cuando se debe realizar una revisión total de
la Constitución o parcial del título preliminar, de la primera sección del Capítulo II del Título I o del Título II.
El Congreso y el Senado deben aprobar, con un mínimo de dos tercios de los votos en cada Cámara, el
principio de la reforma, tras lo cual se procede a la disolución de las Cortes Generales. Las cámaras
elegidas elaboran el nuevo texto, que debe ser aprobado por al menos dos tercios de ambas cámaras y
por referéndum preceptivo y vinculante.
Este proceso de reforma agravada queda prohibido en tiempo de guerra y en los estados de alarma,
excepción y sitio.
En cuanto a los procesos de reforma ordinaria, se llevan a cabo cuando se desea realizar una reforma
parcial de la Constitución que no afecta a los apartados contemplados en la reforma agravada.
Estos proyectos deben ser aprobados por una mayoría de 3/5 en cada una de las cámaras, creándose una
comisión mixta en el caso de no alcanzarse un acuerdo, la cual debe presentar un texto que es votado por
las dos Cámaras. Si aún no se llega a un acuerdo, se aprueba si el texto obtiene la mayoría de votos en el
Senado y dos tercios del Congreso. Una vez aprobada se somete a referéndum si así lo solicita al menos
una décima parte de los miembros de cualquiera de las Cámaras, siendo el resultado del mismo
vinculante.
CONCLUSIONES
En definitiva, la Constitución Española de 1978 se trata de la Ley más importante del marco jurídico
español. Es un texto de ruptura, que marca el final de un Régimen autoritario y asienta las bases para
construir un nuevo Estado Social, Democrático y de Derecho, que propugna como valores supremos la
igualdad, la justicia, la libertad y el pluralismo en todos sus sentidos.
El texto constitucional asienta las bases sobre las que se construye el Estado Español y reconoce una
serie de derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, los cuales se encuentran protegidos por
una serie de recursos o garantías que imposibilitan su vulnerabilidad.
Uno de estos mecanismos de protección es la propia rigidez de la Constitución, con un procedimiento de
reforma constitucional más complejo que el ordinario, que garantiza su permanencia en el tiempo.
Otro ejemplo sería el de inconstitucionalidad, competencia de una de las figuras o instituciones
constitucionales más importantes, el Tribunal Constitucional, que vela por el respeto y cumplimiento del
texto constitucional.