Asoc. Benghalensis
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A. 186. XXXIV.
Asociación Benghalensis y otros c/
Ministerio de Salud y Acción Social - Estado
Nacional s/ amparo ley 16.986.
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Constitución Nacional y por los tratados de derechos humanos
(art. 75, inc. 22).
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dictado de la ley 23.798 fue la protección de la salud públi-
ca. En efecto, la intención del legislador fue claramente
manifestada en ocasión del debate parlamentario (doctrina de
Fallos: 182:486; 296:253; 306:1047) en el cual se expresó:
"...el crecimiento del número de casos en relación al tiempo,
parece señalar para la Argentina el establecimiento de una
epidemia de características similares a la de los países del
hemisferio norte...Por ello deben adoptarse medidas profilác-
ticas tendientes a controlar la expansión del mal en nuestro
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atribuirse responsabilidad a aquéllas sin antes establecer
cuál es el nivel exigible por dicho régimen legal para cumplir
apropiadamente con las personas afectadas por el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida.
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un tratamiento adecuado.
16) Que respecto a si esta obligación se encuentra
exclusivamente a cargo del Estado Nacional o en concurrencia
con las provincias, este Tribunal comparte las argumentaciones
señaladas en el punto XI del dictamen del señor Procurador
General de la Nación, -a cuyos fundamentos cabe remitirse en
razón de brevedad- en cuanto concluye, al hacer mérito del
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traduzca en menores erogaciones para su parte.
19) Que, en este sentido, en el recurso extraordi-
nario no refiere siquiera mínimamente qué cantidad de pacien-
tes se hallaba en tratamiento al momento de la interposición
de la demanda de amparo, cuántos de ellos preveía atender el
Ministerio de Salud mediante sus programas, ni qué cantidad de
enfermos se hallaba registrada en los distintos efectores
sanitarios de cada jurisdicción.
20) Que, por último, cabe señalar que las críticas
del recurrente respecto a que la sentencia recurrida descono-
ció lo dispuesto por las leyes 24.455 y 24.754, carecen de
mínima fundamentación pues del pronunciamiento apelado no
surge ni explícita, ni implícitamente que el demandado esté
obligado a hacerse cargo de las prestaciones que imponen di-
chas normas.
Por ello, y lo concordantemente dictaminado por el señor
Procurador General de la Nación, se confirma la sentencia
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-//-TO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ
Considerando:
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clarifique los verdaderos alcances de la ley en cuanto a la
responsabilidad que le compete a cada una de las distintas
jurisdicciones.
Añadió, que las provincias son parte integrante del
sistema y resultan indispensables para una eficiente imple-
mentación de la normativa vigente. A la vez que destacó, que
el derecho a la salud no sólo se encuentra contemplado en la
Constitución Nacional sino también en las provinciales, por lo
que cabía inferir que las acciones destinadas a su protección
constituían una responsabilidad compartida con las provincias
-incluyendo la obligación de llevar a la práctica la
implementación de la lucha contra el VIH/S.I.D.A-.
Asimismo, sostuvo que la responsabilidad de los
estados provinciales en materia de salud no fue delegada a la
Nación y que el sistema de salud pública en nuestro país tiene
una organización de tipo federal y compartida, por lo que los
efectores sanitarios (hospitales y centros de salud) no
dependen del Estado Nacional sino de las provincias y munici-
pios.
Argumentó luego, que de la ley 23.798, se extrae que
la Nación no puede controlar el desenvolvimiento de las redes
hospitalarias ajenas a su competencia y que no existe un
sistema asistencial adecuado que permita cumplir con lo
decidido por el a quo.
En otro orden de ideas, el recurrente sostuvo que el
caso reviste gravedad institucional, pues el decisorio afecta
la política de salud que lleva a cabo en el marco de la ley
específica así como también la organización de la distribución
del crédito asignado por el Presupuesto Nacional.
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posible de salud física y mental deberían figurar A...la
prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas,
endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra
ellas;@ (inc. c) y, Ala creación de condiciones que aseguren a
todos asistencia médica y servicios médicos en caso de
enfermedad@ (inc. d).
Cuadra agregar a esta lista, la afectación de la
calidad de vida de la población infectada por el virus VIH,
dado que la falta de respeto del derecho a la salud (equili-
brio físico psíquico y emocional) acarrea inexorablemente esta
consecuencia.
De todo lo dicho, se extrae que la vía del amparo
aparece como apta para la tutela inmediata que se debe depa-
rar.
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nestar de todas las provincias, en consonancia con el elevado
propósito contenido en el Preámbulo de promover el bienestar
general, encargo que está dado a la Nación (Fallos: 321:1052)
y que el legislador nacional puede dictar normas sobre aspec-
tos de las actividades interiores de los estados provinciales
con el objeto de fomentar el bienestar general por encima de
esos límites y en la medida en que a tales fines fuera nece-
sario (Fallos: 239:343; 257:159; 270:11).
12) Que lo dicho, resulta relevante dado que el
propósito preeminente que inspiró el dictado de la ley 23.798
fue la protección de la salud pública (Fallos: 319:3040).
No hay que olvidar, que la problemática del SIDA no
se circunscribe a una provincia en particular o a varias de
ellas sino que afecta a la vasta extensión territorial de
nuestro país.
13) Que el título de la normativa es: "Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (S.I.D.A.). Declaración de interés
nacional, la lucha contra el mismo".
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parte del art. 3°). Criterio, que es reforzado por el art. 20,
dado que allí se faculta a todas las autoridades sanitarias
provinciales Apara verificar su cumplimiento y el de sus
disposiciones reglamentarias mediante inspecciones y/o pedidos
de informes según estime pertinente etc. y el art. 4, que les
ordena desarrollar programas destinados a su cumplimiento,
promover la capacitación de recursos humanos, propender al
desarrollo de las actividades descriptas en el art. 1, etc.@.
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17) Que para comprender el rol asignado a las pro-
vincias por la ley 23.798, debe recordarse que el funciona-
miento institucional de nuestro Estado federal requiere de una
estructura orgánica (Estado central y estados miembros), los
que en muchos casos tienen intereses comunes sobre un mismo
tópico por lo que resulta necesaria una adecuada coordinación
de funciones.
En tal sentido, esta Corte ha dicho que las provin-
cias pueden sancionar leyes adjetivas que instrumenten las
fundamentales dictadas por la Nación (Fallos: 320:89), así
como también que frente a la forma federal adoptada por la
Constitución, la regla -y no la excepción- es la existencia de
jurisdicciones compartidas entre la Nación y las provincias
(Fallos: 310:2733).
18) Que los arts. de la ley 23.798 deben interpre-
tarse teniendo en cuenta que en principio cabe inclinarse por
aquel sentido que concilie a todas las disposiciones entre sí
y las armonice con el resto del ordenamiento jurídico (Fallos:
300:1080 -entre otros-).
De acuerdo a ello y lo expresado en los consideran-
dos anteriores, cuadra concluir que los responsables directos
y primarios en la adopción de las medidas dispuestas en los
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versa sobre una cuestión de múltiples aristas, que ofrece las
más variadas interpretaciones -entre otras razones- por la
posibilidad de participación directa y efectiva de los estados
provinciales en las decisiones de alcance nacional en la
materia.
21) Que de acuerdo a este orden de pensamiento, se
observa que los argumentos del Ministerio de Salud y Acción
Social fueron el resultado de una hermenéutica de la norma que
resultaba previsible, dada la amplitud de sus disposiciones y
las variadas formas que puede presentar el poder de policía
cuando es ejercido de manera concurrente (arts. 104 y 107 de
la Constitución Nacional).
22) Que lo expresado ut supra, conduce a sostener
liminarmente -como obiter-, que no puede en principio afir-
marse que los funcionarios del Estado Nacional hayan actuado
con dolo o culpa en el cumplimiento de sus funciones, vale
decir con falta de preocupación, descuido o desidia o bien
intencionalidad delictiva ya que no prescindieron de la ley
como si no existiera o retardaron indebidamente su cumpli-
miento, sino que la interpretaron de un modo -que es opinable-
pero no arbitrario o infundado.
Por ello, y lo dictaminado en sentido concordante por el
señor Procurador General de la Nación, se declara admisible el
recurso extraordinario y se confirma la sentencia apelada con
los alcances indicados. Con costas. Notifíquese y, opor-
tunamente, remítase. ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
ES COPIA
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