Demanda FACAANSES
Demanda FACAANSES
Demanda FACAANSES
SOLICITA
MEDIDA CAUTELAR. PRESENTA CASO FEDERAL
I.- PERSONERIA
Que como se acredita con la copia certificada (que se acompaña) del Acta de la
Asamblea electiva de la Junta de Gobierno de la Federación Argentina de Colegios de
Abogados, realizada el 13 de diciembre de 2013, he sido designado Presidente de la
Institución para el período 2013-2015. Que, el Estatuto de la F.A.C.A. (cuya copia
certificada se acompaña) surge que la Junta de Gobierno junto a la Mesa Directiva
son los órganos de decisión y ejecución de las políticas y acciones de la Abogacía
Argentina.
II.- OBJETO
1. PRETENSIÓN PRINCIPAL
2. PRETENSIÓN CAUTELAR
1
A fin de asegurar la vigencia de los derechos constitucionales conculcados, entre
ellos, el derecho de trabajar y ejercer industria lícita (art. 14 CN), el principio de
razonabilidad y el estado de derecho (art. 28 CN), el principio de supremacía
constitucional (art. 31 CN), con carácter previo solicito a V.S. que decrete en forma
urgente una medida cautelar de no innovar suspendiendo la aplicación de la norma en
crisis, así como de toda normativa interna del Organismo Previsional ANSES dictada
en su consecuencia, hasta tanto se pronuncie sobre su validez constitucional,
conforme se fundará debidamente en párrafos siguientes.
Todo ello, con base en los fundamentos de hecho y de derecho que seguidamente
paso a exponer.
2) Propender a que todos los Colegios puedan tener, mediante su organización legal y
otros medios, la influencia y control necesarios en el ejercicio de la abogacía y en la
composición y desempeño de la magistratura judicial;
Sobre las prestaciones de salud a cargo del Estado, la Corte admite la demanda de
amparo que la Asociación Benghalensis, encargada de desarrollar actividades contra
la epidemia del S.I.D.A., inició contra el Estado nacional (Fallos: 323:1339), a fin de
que este cumpla con la ley 23.798, proveyendo la entrega de medicamentos, así
como la asistencia, tratamiento y rehabilitación a quienes padecen dicha enfermedad.
3
En lo que refiere al reconocimiento de la legitimación invocada, el razonamiento
seguido fue el siguiente:
La protección de los intereses difusos debe darse dentro de un caso, por lo que se
debe exponer cómo tales derechos se ven lesionados por un acto ilegítimo o por qué
existe seria amenaza de que ello suceda.
La Corte hace suyo los argumentos del Procurador General, quien remite a la
jurisprudencia sentada en “Asociación Benghalensis”, agregando que el
reconocimiento de legitimación esta presente en la causa dado que “la Asociación
Civil esclerosis Múltiple de Salta funda su legitimación para accionar en su carácter de
titular de un derecho de incidencia colectiva a la protección de la salud –en el caso, la
defensa de los derechos de las personas con esclerosis múltiple- como parte del
objeto de la asociación” (C.S., 18/12/03, “Asociación de Esclerosis Múltiple de Salta c.
Ministerio de Salud”, Fallos: 326:4931).
4
condición de representante del Centro de Estudios Legales y Sociales, había
interpuesto a los fines de obtener la declaración de inconstitucionalidad del art. 3 inc.
d) del Código Electoral Nacional en tanto excluía de votar a los detenidos por orden
de juez competente, mientras no recuperen su libertad.
Esta solución no resulta concordante con el criterio que, pocos días después, sentó
en aquellas causas donde diversas asociaciones demandaron a la AFIP con el objeto
de que sus profesionales no fueran incluidos en el régimen del monotributo.
La Corte fue más allá y dejó sentado que la mayor amplitud para demandar
reconocida en el artículo 43, no alcanza a cualquier derecho sino a las
discriminaciones y a aquellos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario
y al consumidor, así como los derechos de incidencia colectiva en general, agregando
que en el caso no se había promovido la defensa de tales derechos, sino de aquellos
de carácter patrimonial, puramente individuales, “cuyo ejercicio y tutela corresponde
exclusivamente a cada uno de los potenciales afectados, ya que la protección de esta
clase de derechos se encuentra al margen de la ampliación del universo de
legitimados establecida por el art. 43 de la Constitución Nacional” (C.S., 26/08/03,
“Cámara de Comercio, Industria y Producción de Resistencia c. A.F.I.P.”, Fallos:
326:3007; también C.S., 26/08/03, “Colegio de Fonoaudiólogos de Entre Ríos c.
Estado nacional”, Fallos: 326:2998).
En definitiva, para nuestro máximo Tribunal no hace falta la creación de una ley
especial que establezca requisitos específicos para autorizar asociaciones
determinadas a interponer acciones. La parte final del segundo párrafo del artículo 43
es operativa.
IV. COMPETENCIA
Importa aclarar que, teniendo en cuenta el objeto y los sujetos (particularmente, los
actores) de esta acción, la materia a ser examinada no se refiere a la seguridad
social, ni al alcance de derechos de naturaleza previsional, ni a las condiciones en
que tales derechos deben o no ser reconocidos en un caso particular. Por el contrario,
lo que aquí se halla en juego es el derecho al ejercicio pleno de la profesión de
abogado, y el adecuado resguardo de su honor y dignidad.
Alvarado Velloso enseña que para que exista el deber de fallar debe haber un caso
justiciable y concreto. Y es caso justiciable “aquel que puede ser sometido al
conocimiento y decisión judicial; en general, pueden considerarse dentro de este
rubro todos los actos de los particulares y del propio Estado actuando como persona
de derecho privado, en tanto exista un conflicto que origine en el sujeto que impetra la
protección jurisdiccional un interés jurídico (debe ser egoísta, no altruista; no puede
tener un contenido estrictamente moral ni de decoro); también los actos del Estado,
en su carácter de persona de derecho público, en tanto constituyan actos
administrativos (reglados o de discrecionalidad técnica). (El juez, sus deberes y
facultades, Depalma, Buenos Aires, 1982, pp. 172).
En el precedente “Nicosia” -que sin duda marcó una importante diferencia respecto de
la doctrina de la auto restricción sostenida por la Corte en sus primeros momentos-
dispuso que la violación a la garantía de defensa en juicio consagrada por la Ley
Fundamental (art. 18) “que irrogue un perjuicio a derechos jurídicamente protegidos,
de estar reunidos los restantes recaudos de habilitación judicial, puede y debe ser
reparada por los jueces de acuerdo con el principio de supremacía de la Constitución
7
y con arreglo al control de constitucionalidad judicial y difuso (art. 31 y consc.) (CSJN,
N. 92 XXIV; 09-12-1993; T. 316).
(iv) que el actor no disponga de otro medio legal para ponerle término
inmediatamente.
V.1.-ESTADO DE INCERTIDUMBRE
Conforme Peyrano “la falta de certeza debe recaer sobre una relación jurídica
(entendemos objeto o causa) o en los sujetos que son sus términos”, dado que “no
puede ser motivo de una acción o sentencia mere declarativa la verificación de la
existencia de un hecho, aunque el mismo sea jurídicamente relevante”. (“La acción
mere declarativa como medio de la plena realización de la garantía jurisdiccional de
certeza jurídica”, ED, 52-568.
8
Calderas SRL c/ Provincia de SantaFé”,19/12/86,
N.120XX“Newland,Leonardoc/Provincia de Santiago del Estero”, 19/3/87, entre otros).
De tal forma la existencia de este requisito debe ser interpretado de una manera
amplia, tal y como lo sostiene la doctrina. Al respecto Enrique Falcón ha dicho que la
declaración de certeza es preventiva, bastando que sea actual la ausencia de certeza
de modo tal que pueda producir una lesión inmediata (Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, TII. Ed. Astrea).
9
En forma concordante, los autores Morello, Sosa y Berizonce sostienen que “Existe
interés legítimo que autoriza esta vía, en la doctrina de la Corte Suprema Nacional, si
la parte ha demostrado que la cuestión planteada se vincula inmediatamente con la
actividad que desarrolla y “la falta de certidumbre” en la declaración solicitada
determina la real posibilidad de que surja una controversia judicial” (Morello, Sosa y
Berizonce, “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la
Nación”, T. IV-A, p. 406).
2) Propender a que todos los Colegios puedan tener, mediante su organización legal y
10
otros medios, la influencia y control necesarios en el ejercicio de la abogacía y en la
composición y desempeño de la magistratura judicial;
Tal interés legítimo surge así de su propia constitución, de sus objetivos y finalidades,
esto es proveer a la defensa de los intereses los abogados y colegios de abogados de
todo el país, lesionados en el caso concreto por las normas aquí impugnadas.
11
Constitución otorga las mismas herramientas a un bien jurídico de valor prioritario y
del que se ocupa en especial, no precisamente para reducir o acotar su tutela sino
para privilegiarla” (Falos: 328:1146, considerandos 15 y 16).
Nótese que en el presente caso no existe otra forma de evitar el perjuicio en ciernes
derivado de las resoluciones impugnadas que la demandada intenta aplicar,
excediéndose no solo de sus facultades reglamentaria, dado que como ya hemos
visto está legislando al reglamentar cuestiones no previstas por el decreto-ley que
quiere reglamentar, sino que conculca derechos constitucionales conforme se fundará
en los ítems siguientes.
Sobre la base de tales premisas, cabe concluir que se hallan reunidos en autos los
requisitos establecidos por el artículo 322 del CPCCN y por la jurisprudencia de la
Corte Suprema para declarar la admisibilidad de la presente demanda.
Solicito que el procedimiento que se insta sea tramitado bajo las reglas que gobiernan
el proceso sumarísimo, de conformidad a lo preceptuado por el artículo 498 y
concordantes CPCCN, en función de la manda contenida en el artículo 322, segundo
apartado CPCCN
VII.1- ANTECEDENTES
En el artículo 1 de la ley 17.040 (t.o.1974) se dispone que, entre otros, podrán ejercer
la representación ante los organismos nacionales de previsión “los abogados y
procuradores de la matrícula”. También podrán hacerlo, como gestores
administrativos, las personas propuestas por las entidades enumeradas en el artículo
2 de la ley citada ante la Secretaría de Estado de Seguridad Social.
12
No obstante lo expuesto, e incurriendo en un claro exceso reglamentario y usurpación
de competencias que son propias de las provincias y de la CABA, para el ámbito
provincial y violando la jerarquía constitucional de las normas jurídicas que establece
el art. 31 de la C.N., el art. la ANSES dicta la Resolución 479/2014, a los fines de
regular el ejercicio profesional ante el Organismo, creando un Registro de Abogados y
Gestores Administrativos que actuarán en el ámbito de ANSES. En sus
considerandos afirma “que la permanencia de los abogados y gestores
administrativos en el aludido Registro quedará supeditada a la presentación y validez
de la documentación requerida para tales fines por esta Administración Nacional, en
los plazos, términos y condiciones que se establecen en la presente resolución”.
Además, con esta normativa, el Poder Ejecutivo pasa a cumplir funciones legislativas
que no le competen y que expresamente las tiene vedada en virtud del art. 76 de la
C.N..-
VII.2.- IMPUGNACIÓN
Y así en casi todas las provincias de nuestra República, con excepción de las de
Chaco y Santa Cruz que no tienen este sistema en la actualidad.-
15
Esta ley derogó la ley 22.192 en lo que se refiere al ejercicio de la abogacía en el
ámbito de la Capital Federal, exigiendo para la misma la matriculación en el Colegio
Público de Abogados creado por la misma (arts. 1, 2, 11, 17, 20, 60).
Estableció, de tal forma, una separación entre la matrícula de abogados para los
Tribunales de la Capital Federal -sean ellos federales u ordinarios- que quedó a cargo
del nuevo Colegio Público y la correspondiente a la Justicia Federal del interior del
país, que se mantuvo bajo la matriculación de las Cámaras Federales del interior (art.
2 de la ley 22.192 y Acordada Nº 13 del 23 de junio de 1980, antes citada).
Sin perjuicio que la inscripción en los registros de las Cámaras aludidas habilita para
el ejercicio profesional ante todos los Tribunales Federales del interior del país,
excepto respecto de los tribunales nacionales inferiores con competencia federal que
tienen su sede en la Ciudad de Buenos Aires, por Acordada Nº 54 del 22 de agosto de
1985 se dispuso que los abogados inscriptos en la matrícula de la Corte Suprema,
con arreglo a la ley 22.192, debían cancelar por completo su inscripción en dicha
matrícula si su propósito era actuar solamente ante los Tribunales Federales del
interior y no tienen interés en integrar el Colegio Público de Abogados de la Capital
Federal ni en litigar ante los Tribunales nacionales inferiores de la Ciudad de Buenos
Aires.
No obstante lo cual, a los fines de actuar ante los Tribunales Federales del interior, se
dispuso que los letrados que se encuentren en la situación referida están obligados a
efectuar una nueva inscripción en el registro de la Cámara Federal con jurisdicción en
el lugar de su domicilio.
1º).- Que el registro matricular impuesto por la Ley 22.192, arts. 1º y 3º -después de la
sanción de la Ley 23.187-, habilita al profesional que se inscribe ante una Cámara
Federal del interior para ejercer la abogacía ante la Corte Suprema y cualquier otro
Tribunal Federal, excepto las Cámaras y Juzgados Federales con sede en la Capital
Federal (arts. 1º, 2º inc. b., 17, 18 y conc. de la Ley 23.187).
3º).- Que por ello la matriculación respecto de Cámaras y Juzgados Federales está
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dividida en dos sectores estancos, por los límites de la Capital Federal, situación que
resulta inarmónica.
4º).- Que, por lo demás -señaló el Superior Tribunal- los efectos de esta situación no
se han manifestado aún en toda su magnitud, porque algunas de las Cámaras
Federales del interior han interpretado en muchos casos que la matriculación en el
Colegio Público de Abogados de la Capital Federal equivalía a la anterior inscripción
ante la Corte, lo que corresponde remediar para evitar la desigualdad que de ello se
deriva.
f).- Los abogados inscriptos en una Cámara Federal del Interior del país, cualquiera
que fuere la ley vigente al momento de su matriculación, que quieran actuar ante la
justicia federal u ordinaria de la Capital Federal, deberán acreditar para ello su
inscripción ante el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.
i).- Los abogados que estuvieren inscriptos en una Cámara Federal del interior y no
deseen ejercer la profesión en la Capital Federal, conservarán su inscripción, sin
necesidad de realizar trámite alguno.
18
de la ANSES;
Esta actividad regulatoria no implica una mera “anotación de datos del profesional”,
como viene ocurriendo hasta el presente, sino que implica el desconocimiento de la
facultad de representación de la que gozan abogadas y abogados, en tanto el Colegio
Profesional respectivo les haya habilitado a ello, otorgándoles la Matrícula Profesional
correspondiente.
El administrado que quiera hacer valer un derecho ante la ANSES cuenta con las
garantías de la Ley 19.549, lo que implica el derecho “al debido proceso adjetivo, que
comprende la posibilidad: … 1) de … hacerse patrocinar y representar
profesionalmente … “ (art. 1°, inc. f, pto. 1).
19
A su vez, el Decreto N° 1759/72, reglamentario de la anterior, trata la temática de la
“actuación por poder” en su Titulo IV, surgiendo de su articulado que el único requisito
para ejercer el mandato que el administrado hubiera conferido es el de “acompañar
los documentos que acrediten la calidad invocada” (art. 31), estableciendo los
requisitos de dicha documentación (arts. 32 y 33) y los modos de cesación de la
representación, que solo serán por revocación, renuncia, muerte o inhabilidad del
mandatario y muerte o incapacidad del poderdante (art. 34).
Para que sea claro: el administrado otorga poder a un abogado para que
presente un recurso ante una denegatoria que le hubiera sido notificada,
respecto de una petición que antes efectuara por sí. En primer lugar, no puede
concurrir a cualquier abogado, solo puede contratar a un abogado que ya se
encuentre registrado en ANSES, porque de no estarlo, el abogado elegido, con
carácter previo, debe registrarse y aguardar el alta y habilitación, con lo que los
plazos habrían vencido. Pero, superado lo anterior y suponiendo que recurra a
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un abogado que ya se encuentre registrado ante ANSES, éste no puede
presentarse ante el Organismo con su poder y el escrito de interposición del
recurso correspondiente, ya que primero debe cumplir un trámite de
“acreditación de carta poder”, para lo cual debe solicitar un turno. Solo luego de
otorgado el turno, presentado el poder y aceptado el mismo, podrá pedir turno
para presentar el recurso en cuestión. Sin duda esto escapa a toda lógica,
razonabilidad y respeto a los derechos.
Las dos medidas señaladas no cabe duda alguna que resultan violatorias de los
principios en que se sustenta el procedimiento administrativo, que imponen el
cumplimento de los requisitos de celeridad, sencillez y eficacia.
A su vez, los requisitos de sencillez y eficacia no tienen otra finalidad que la de evitar
el entorpecimiento de las actuaciones en virtud de formalidades o exigencias que
impiden a los administrados ejercer sus derechos y obtener aquellos beneficios
reconocidos y autorizados por una norma jurídica vigente.
Sin duda, las dos cuestiones dispuestas por la ANSES en el citado artículo dan
absoluta y contundente prueba de que la actitud de la ANSES para con los abogados
no solo no coadyuva al ejercicio de su profesión sino que lo obstaculiza, lo desconoce
y sin duda alguna lo menosprecia, afectando con ello el derecho de los propios
administrados que pretende proteger, al impedirles el acceso a hacerse representar y
ser defendidos en sus derechos por un abogado.
Conforme afirma María Angélica Gelli, “Estos derechos –junto con el de usar y
disponer de la propiedad y la libertad contractual- constituyen el compendio de las
libertades económicas.” (Constitución Argentina Nacional. Comentada y Concordada,
3º Ed. 2004, p. 81). Analizando este derecho constitucional, la autora señala la
21
tendencia interpretativa de la Corte Suprema en el sentido de aceptar la
reglamentación del derecho a trabajar y ejercer industrias lícitas, cuando la limitación
responda a causa de utilidad general y para promover la prosperidad del país, con
fundamento en las atribuciones conferidas por el Congreso por el entonces art. 67,
inc. 16, hoy art. 75, inc. 18. (ob. Citada, p.82)-
“El fin desviado puede responder a la búsqueda de un interés personal del agente o
de un tercero. Puede, también, derivar de la indebida gestión de un interés público
diferente del que debe justificar el dictado del acto, pues los agentes estatales no
tienen a su cargo la gestión indiferenciada de las distintas exigencias del interés
público”.
La Corte Suprema ha dicho que ella misma “en numerosas ocasiones, […] ha
reconocido la existencia del "desvío de poder" como causal de invalidez de los actos
de los poderes públicos, entendida dicha causal como el ejercicio de las facultades
estatales con un objeto distinto al previsto por el legislador”4, expresión que expone el
alcance de la figura con adecuada generalidad.
1PÉREZ HUALDE, Alejandro, “Desviación de poder como "sistema" y un instrumento necesario: las lealtades
personales”, La Ley, Sup. Adm. 2013 (febrero).
2JEANNERET DE PÉREZ CORTÉS, María, “La finalidad como elemento esencial del acto administrativo, y la
desviación de poder”, LL 2002-D , 1408.
3 COMADIRA, Julio R., El acto administrativo, La Ley, Buenos Aires, 2006, p. 125-127.
4 Fallos, 316:365.
23
Supremo Español ha dicho: es suficiente la convicción moral que se forme el tribunal.
Un condicionamiento mayor implicaría imponer a quien alega el vicio la carga de una
prueba diabólica. Por lo demás, es necesario recordar que el decisor tiende a ocultar
o disimular sus verdaderos objetivos, por tales razones los indicios o la prueba
indirecta son fundamentales (…) En fin, para demostrar este vicio, es necesario
mostrar los indicios de la desviación de la finalidad”5
En especial, como también señala la doctrina, “el trato desigual de los ciudadanos, sin
móvil –de interés general– que lo justifique, puede ser demostrativo de que la
Administración ha usado sus poderes con un fin ajeno a aquel por el cual le fueron
concedidos”6.
Debe destacarse que la pretensión promovida no tiene por objeto intentar que el
Poder Judicial de la Nación sustituya criterios de oportunidad, mérito y conveniencia
tomados por el Poder Ejecutivo de la Nación. Por el contrario, el presente proceso
5 BARRAZA, Javier I., “Finalidad del acto administrativo y la desviación de poder”, LL 2012-B, 1053
6JEANNERET DE PÉREZ CORTÉS, María, “La finalidad como elemento esencial del acto administrativo, y la
desviación de poder”, LL 2002-D , 1408.
24
está dirigido a demostrar que el organismo descentralizado ANSES, de jurisdicción
del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, a través de la norma
impugnada, se ha alzado contra textos legales (Ley 19.549) y constitucionales
expresos, extralimitando el marco de su competencia, avasallando el derecho de
ejercer libremente la profesión de los abogados con reglamentaciones impropias e
impidiendo el derecho de los administrados a una defensa integral y oportuna de sus
derechos.
En suma, nos hallamos frente a una causa en los términos del artículo 116 de la CN,
correspondiendo al Poder Judicial de la Nación, en concreto a V.S., conocer y resolver
el presente planteo.
A fin de evitar que durante el tiempo que insuma la tramitación de la presente causa
se frustre en forma definitiva el derecho de los abogados a ejercer libremente la
profesión sin otras imposiciones que las establecidas en los respectivos Colegios en
los que se encuentran matriculados solicito a V.S. el inmediato dictado de una medida
cautelar por la cual se suspenda la aplicación de los artículos 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9 y 10
de la Res. ANSES 479/2014 hasta tanto se dicte una sentencia definitiva en la
presente causa, de acuerdo a lo dispuesto en los artículo 195 y ss. del CPCC y de la
Ley 26.854, cuya inconstitucionalidad más abajo se plantea.
Con buen criterio se sostuvo que “de consumarse el daño, de irrogarse el perjuicio, la
modificación así operada en la situación inicialmente afirmada como existente, va a
influir en la sentencia. Al momento de dictarse ésta ya no se estará ante una
25
posibilidad de daño, ante la presencia de una falta de certeza que pudiere producir un
perjuicio o lesión al actor (art. 322, CPCCN), sino frente al hecho consumado de la
lesión ya producida. Consecuentemente, no habrá, en la hipótesis, tarea preventora
de entuertos de la jurisdicción, y sí inexistencia de la finalidad preventiva que la ley
asigna a la acción mere declarativa”. (C. Fed. Rosario, Sala B, 7/7/1988, “Cipoma
S.A. c. Gobierno Nacional”, LL, 1988-C-342).
La medida que mejor permite a la acción declarativa cumplir con su fin de evitar la
consumación del perjuicio, es la medida cautelar de “no innovar”, la que ha sido
definida como aquella “medida en cuya virtud se ordena a una de las partes que se
abstenga de alterar, mientras dure el proceso, la situación de hecho o de derecho en
un momento determinado” (Palacio, Manual de Derecho Procesal, Tº II, p. 325).
Nos encontramos ante una disposición reglamentaria (Res. 479/14) que impone a los
abogados de la matrícula la registración obligatoria para ejercer la representación de
los titulares de derecho y causahabientes ante la ANSES; establece condiciones de
vigencia de dicha exorbitada registración, e impone sanciones de suspensión e
26
inhabilitación para los abogados en una amplia gama de supuestos, como: 1)
incumplimiento con los deberes que emergen de la propia norma; 2) incumplimiento
con las normas que regulan la actividad de los abogados en el ámbito de la ANSES;
3) incumplimiento con los deberes impuestos en la ley 17.040 y su dto. Reglamentario
4179/67; 4) irregularidades detectadas en virtud de controles propios de la ANSES; 5)
por irregularidades denunciadas por terceros.
Cabe recordar que “como resulta de la naturaleza de las medidas cautelares, ellas no
exigen de los magistrados el examen de la certeza sobre la existencia del derecho
pretendido, sino sólo de su verosimilitud. Es más, el juicio de verdad en esta materia
se encuentra en oposición a la finalidad del instituto cautelar, que no es otra cosa que
atender a aquello que no excede del marco de lo hipotético, dentro del cual,
asimismo, agota su virtualidad” (CSJN, “Forestadora Tapebicuá S.A v. Administración
Federal de Ingresos Públicos –AFIP-”, 22 de diciembre de 2008.)
Por lo expuesto, atendiendo a los hechos expuestos, se solicita de V.S. declare que
se encuentra reunido el requisito de verosimilitud de derecho exigido por ley.
27
exigencia de registrarse en el Registro creado por la Res. 479/14 y someterse a los
requisitos y posibles sanciones impuestas por la mentada resolución). Para el caso
de abogados dedicados preferentemente a la atención e iniciación de reclamos
previsionales y trámites jubilatorios, esta circunstancia es gravísima, y “susceptible de
generar un perjuicio económico concreto y actual a la actora, que puede tornarse
irreparable para su giro comercial por el transcurso del tiempo” CNCCF, Sala I,
“Telecentro S.A. c/ Telecom Argentina Stet France S.A. y otro”, resolución del 23 de
septiembre de 2003.
(ii) por otro lado, aparece también un perjuicio en cabeza de los clientes, titulares de
los derechos sustanciales en juego (a quienes, por otra parte, no se les puede brindar
una explicación satisfactoria);
La Corte Suprema ha establecido una serie de directivas en esta materia que son
aplicables al caso:
“…el carácter alimentario de todo beneficio previsional, que tiende a cubrir las
necesidades primarias de los beneficiarios y su reconocida naturaleza de
subsistencia, obliga a sostener el ‘principio de favorabilidad’ y a rechazar toda
fundamentación restrictiva.” (Fallos: 331:2006).
Este requisito debe reputarse particularmente configurado toda vez que ningún interés
público puede estar comprometido en el Registro para Abogados y Gestores que en
forma ilegítima crea la Res. 479/14 de la ANSES. De hecho esta es una norma que se
aplica a relaciones jurídicas vigentes programándola para el futuro y que ANSeS no
ha demostrado razones de hecho ni de derecho que justifiquen este cambio
intempestivo.
Es del caso recordar que “en la evaluación del peligro en la demora como requisito
general de toda medida cautelar, es preciso ponderar tanto el gravamen que
produciría la ejecución del acto cuestionado si al cabo del proceso fuera declarado
ilegítimo -para el caso inconstitucional-, como -y en relación con- aquél que resultaría
de la paralización temporal de los efectos de dicho acto, en el supuesto de arribarse a
una sentencia adversa a la pretensión (doctr. causa B. 65.168, ‘Burgués’, res. del
30/IV/03; I. 3.521 I. 68.183, ya mencionadas). Y, como se desprende de lo expuesto
en los párrafos anteriores, tal balance arroja un saldo favorable al otorgamiento de
una tutela cautelar en este juicio. 8. Por último, no se advierte que el dictado y
aplicación de una medida precautoria como la que ha de tener cabida pudiere causar
algún perjuicio al interés público o un severo compromiso a la actuación del poder
administrador (doctr. CSJN, Fallos: 314:1202; B. 64.745, ‘Consorcio de Gestión del
Puerto de Bahía Blanca’, res. del 23/X/02; I. 3.5321, I. 68.183, a las que se hizo
referencia)” (cfr. Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, “Lo Presti, Norma H.
c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires”, resolución del 26 de mayo de 2005; el
destacado no está en el original).
En este sentido se ha dicho con acierto que una medida cautelar sólo “…puede ser
denegada con fundamento en la existencia de impostergables necesidades públicas,
que por razones de cooperación y solidaridad deben prevalecer sobre el interés
29
individual del peticionario”7.
X.4. Contracautela.
Sin perjuicio de lo que V.S. estime corresponder, dejo desde ahora ofrecida la caución
juratoria, la cual –dadas las particularidades y alcances del pedido– debe reputarse
suficiente.
Toda vez que los artículos 4, 5, 6 inc. 1 y 13 inc. 3 de la Ley 26.854 afectan
gravemente los derechos de tutela judicial efectiva y seguridad jurídica de mi
mandante y afectan el principio de división de poderes, solicito que se declare su
inconstitucionalidad, en los términos que a continuación se exponen.
Una regla esencial en las medidas cautelares es que éstas se dicten “in audita parte”.
Acreditadas laverosimilitud del derecho y el peligro en la demora, el juez tiene
elementos suficientes para trabar una medida cautelar. No olvidemos que se trata de
una decisión esencialmente provisional, que no causa instancia y que puede ser
revocada o modificada en cualquier estadio del proceso. Con ello tampoco se afecta
la defensa en juicio de la contraparte, pues ésta puede defenderse ampliamente al
pedir reconsideración de la medida o bien apelarla.
7
Palacio, Lino Enrique; Derecho Procesal Civil, Tomo VIII, pág. 193.
30
documentales que considere pertinentes…”.
Más allá de que el título del artículo es “Informe” y que allí se indica que el juez
procederá a “requerir a la autoridad pública demandada que dentro del plazo de cinco
días, produzca un informe que dé cuenta del interés público comprometido por la
solicitud” (el destacado me pertenece), lo cierto es que se trata de un verdadero
traslado. Ello es así, toda vez que se faculta a la autoridad administrativa demanda a
expedirse acerca de las condiciones de admisibilidad y procedencia de la medida
cautelar solicitada y acompañar constancias documentales que considere pertinentes,
conjuntamente con la presentación del informe.
De este modo, se excepciona el principio general que indica las medidas cautelares
se decretan y cumplen sin intervención de la otra parte, reconocido en forma expresa
en el CPCCN y unánimemente tanto por la doctrina como por la jurisprudencia.
De lo expuesto, cabe concluir que en el caso sub examine se configura una situación
de extrema urgencia que requiere una solución inmediata. La demora en el
otorgamiento de la medida cautelar solicitada, ocasionará en forma inevitable la
frustración del derecho de mi mandante.
31
En la primera de dichas normas se prescribe, en lo que aquí importa, que “al otorgar
una medida cautelar el juez deberá fijar, bajo pena de nulidad, un límite razonable
para su vigencia, que no podrá ser mayor a los seis (6) meses…” y en la segunda de
las normas citada, que “la medidas cautelares subsistirán mientras dure su plazo de
vigencia”.
Este artículo de la ley sostiene que las medidas cautelares solo tendrán eficacia
práctica cuando el justiciable otorgue una caución real o personal para afrontar las
eventuales costas y daños y perjuicios que pudieran causa.
Esta norma constituye una violación del principio de división de poderes en tanto se
arroga una facultad privativa de los jueces, como es la de establecer, sobre un marco
de prudencia y razonabilidad, qué tipo de contracautela habrá de exigirse.
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hipótesis de que mediante una apelación de la misma se pretendan mantener en
suspenso sus efectos, dejo desde ya planteada la inconstitucionalidad del inc. 3 del
artículo 13 de la Ley 26.854.
Cabe destacar que, ante una regulación sustancialmente análoga a la citada, como es
el artículo 15 de la Decreto‐Ley 16.986 se ha expresado en forma crítica la doctrina y
la jurisprudencia.
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En la misma línea, cuando se trate de la suspensión de los efectos de un acto estatal,
el artículo 13, inciso 1 establece: “1. La suspensión de los efectos de una ley, un
reglamento, un acto general o particular podrá ser ordenada a pedido de parte cuando
concurran simultáneamente los siguientes requisitos: a. Se acreditare sumariamente
que el cumplimiento o la ejecución del acto o de la norma, ocasionará perjuicios
graves de imposible reparación ulterior; b. La verosimilitud del derecho invocado; c.
La verosimilitud de la ilegitimidad, por existir indicios serios y graves al respecto; d. La
no afectación del interés público; e. Que la suspensión judicial de los efectos o de la
norma no produzca efectos jurídicos o materiales irreversibles.
Por los fundamentos expuestos, solicito de S.S. que a fin de abordar el análisis y
resolución de las cuestiones sometidas a vuestra consideración en un plano de
igualdad y operatividad, declare la inconstitucionalidad de los arts. 4, 5, 6 inc.1, 10, 13
y 15 de la ley 26.854.
XIII. PETITORIO
Proveer de conformidad,
SERÁ JUSTICIA
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