Derecho de Los Consumidores y Usuarios

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Alumna: Sol Agustina Riccardi

Derechos de los usuarios y consumidores


Fallo: “G. A. C. contra ‘Pasema S.A.’ y otros. Daños y perjuicios". Suprema Corte de Justicia
PBA

Hechos del La Sra. GAC inicia acción de daños y perjuicios, en representación


caso de sus hijos menores, por la intoxicación de estos luego de ingerir
alimentos (Nuggets) de un local McDonald 's explotado por la Firma
Pasema SA.
Fundó Su Demanda En La Responsabilidad Civil del Art 40 LDC
(Responsabilidad Solidaria) contra Arcos Dorados y Mc Key por su
intervención en la cadena de producción de los productos
comercializados.
Normas Artículo 5, 40 y 53 de la Ley de Defensa del Consumidor. Artículo
relevantes 42 CN
Holding El caso llega a la Corte quien entiende que es el prestador quien
debe probar que el servicio fue utilizado por el consumidor o usuario
en condiciones no previsibles y anormales (culpa de la víctima) se
pretende desligarse de la responsabilidad objetiva. La
responsabilidad está pautada por el art. 40 LDC: “Si el daño al
consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación
del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador,
el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su
marca en la cosa o servicio’”
Una segunda pauta, es el art. 3 LDC "En caso de duda sobre la
interpretación de los principios que establece esta ley prevalecerá la
más favorable al consumidor" Y en el art. 5: "Protección al
consumidor. Las cosas y servicios deben ser suministrados o
prestados en forma tal que, utilizados en condiciones previsibles o
normales de uso, no presenten peligro alguno para la salud o
integridad física de los consumidores o usuarios"
Una tercera pauta es el sistema de responsabilidad establecido en
el art. 40: "Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la
cosa o de la prestación del servicio, responderán el productor, el
fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y
quien haya puesto su marca en la cosa o servicio"
En todo procedimiento en donde esté en juego una relación de
consumo rige lo que se denomina en materia probatoria "Cargas
dinámicas". En esos términos, "corresponde al proveedor la
obligación de colaborar en el esclarecimiento de la cuestión
aportando todos los elementos que tenga en su poder”. El
demandado que debió colaborar con la prueba que resultaba vital
para la obtención de la verdad del caso, retiró el producto del
establecimiento, rompiendo con el principio de la carga de la prueba
dinámica (Art. 53)
Resolución La Suprema Corte de Buenos Aires decidió devolver la causa a la
del caso instancia de origen con los fines de la debida cuantificación del
daño.
La protección jurídica de los consumidores encuentra su fundamento en el campo de
lo social en los embates sufridos por los efectos de la llamada “sociedad de
consumo”. El derecho reconoce la vulnerabilidad estructural de los consumidores en
el mercado en sus relaciones con los proveedores de bienes y servicios, y establece,
en consecuencia, una serie de normas, principios e instituciones de protección en su
favor.
La experiencia argentina en materia de protección jurídica de los consumidores, si
bien encuentra algunos antecedentes en el derecho local, en normas indirectas,
como en el desarrollo de la doctrina especializada, puede enmarcarse a partir de dos
hitos fundamentales:
• La Ley N° 24240 de Defensa del Consumidor (LDC), sancionada el 22 de
septiembre de 1993 y promulgada parcialmente el 13 de octubre de 1993, por
Decreto N° 2089/93). Dicho microsistema significó un avance sobre la
legislación existente, por cuanto reconoció en favor de los usuarios y
consumidores un conjunto de valiosos derechos.
• La reforma constitucional del año 1994 profundizó aquella tutela con la
incorporación de los derechos de los consumidores en la Constitución
Nacional, fundamentalmente en el artículo 42.
Este camino fue posteriormente cimentado por las sucesivas reformas de la LDC,
por diferentes “leyes especiales de defensa al consumidor”, reglamentaciones y
normas específicas de entes y agencias especializadas, y por la incorporación de
diversas normas directas e indirectas de protección al consumidor en el Código
Civil y Comercial.
El artículo 42 de la Constitución Nacional establece que: “Los consumidores y
usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la
protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información
adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y
digno”. Claramente los derechos de los consumidores y usuarios no se limitan a los
aspectos patrimoniales de la relación de consumo o de servicio público, se extienden
a la protección de la salud y de la seguridad; la información adecuada y veraz;
libertad de elección; y la equidad y dignidad en las condiciones de trato. Asimismo,
se establece el deber del Estado de proveer a la educación del consumidor.
En materia internacional, Las Naciones Unidas mediante las Directrices para la
protección del consumidor (Resolución 39/248 de la Asamblea General)
recomiendan a los gobiernos fortalecer una política de educación y de acceso de los
consumidores a una información que les permita hacer elecciones bien fundadas
conforme a sus deseos y necesidades (art. 2, inc. d y c); también recomienda tener
especialmente en cuenta las tradiciones culturales del pueblo que se encuentren en
situación desventajosa, tanto en zonas rurales como urbanas, incluidos los
consumidores de bajos ingresos y aquellos que sean casi o totalmente analfabetos
(art. 31); e imponen a los gobiernos el desarrollo de políticas enérgicas de protección
del consumidor y la predisposición de infraestructuras adecuadas para aplicarlas
(arts. 2 y 4). Estas directrices, si bien no pudieron plasmarse en un instrumento
jurídico obligatorio similar a los documentos referidos a los derechos humanos,
pusieron de manifiesto una preocupación global comprometida con la defensa de
consumidor, y sirvieron como antecedente a las normas de protección que
sancionaron los países miembros a posterior
La Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa
Internacional de Mercaderías de Viena de 1980, vigente en nuestro país, excluye
expresamente de su ámbito de aplicación la venta a consumidores (art. 2º, ap. a). La
razón principal para ello fue evitar un eventual conflicto entre las normas
convencionales y las leyes de orden público de protección al consumidor
incorporadas a las legislaciones internas de los Estados parte.
En el ámbito del MERCOSUR, se trabajó casi desde el comienzo, la temática de la
defensa del consumidor. Se creó la Comisión de Defensa del Consumidor y del
Comité Técnico Nº 7, integrante de la Comisión de Comercio. La estrategia
adoptada parece encaminada a abordar conjuntamente normas de jurisdicción y de
derecho aplicable, sin embargo, solo se ha logrado elaborar el Protocolo de Santa
María sobre Jurisdicción Internacional en materia de consumo de 1996 (el cual no ha
entrado en vigencia).
No obstante lo expresado, es justo destacar que los orígenes de la defensa del
consumidor en la Argentina hallan sus raíces en la labor doctrinaria desarrollada a
partir de la década de los ochenta y que fructificara en importantes estudios sobre el
tema y en valiosas recomendaciones de congresos y jornadas, entre las que
corresponde destacar las conclusiones de las X Jornadas Nacionales de Derecho
Civil donde se postuló la necesidad de "incorporar al Código Civil como principio la
protección a la parte más débil sin distinguir si se trata de un deudor o acreedor “de
promover la tutela del consumidor. En nuestro país, se instala la temática a partir de
autores como Moisset, Itusrraspe, Gabriel Stiglitz, quienes sentaron las bases de la
ley 24.242. Sostenían que las instituciones tradicionales del derecho civil resultaron
insuficientes para contener las nuevas relaciones contractuales. La publicidad, la
tecnología, la economía fordista y transnacional irrumpieron desdibujando las
fronteras del derecho privado. Stiglitz, es uno de los principales referentes en
materia de consumidores. Fue autor del anteproyecto del artículo 42 de la
Constitución Nacional Argentina y coautor de la Ley de Defensa del Consumidor.
En materia jurisprudencial tenemos varios fallos emblemáticos que fueron aportando
claridad en torno a la interpretación de los alcances del ámbito de actuación. En
materia de medicina prepaga, la jurisprudencia también ha ratificado la aplicación de
la Ley de Defensa del Consumidor, tal es el caso de la causa "Medicus", donde se
sostuvo que: "el contrato que regula una prestación de servicios asistenciales
médicos trata de una relación de consumo entre un prestador y un consumidor final.
En el fallo “Mosca” (2007), donde quedó asentado que el tercero ajeno de la relación
de consumo, sin haber celebrado acuerdo, queda expuesto al ser afectado por la
situación de riesgo provocada por una determinada situación. Y al ser dañado
queda incluido a la relación de consumo o cadena de consumidores.
El estatuto de defensa de los usuarios y consumidores presenta en la actualidad
cierto grado de completividad y eficacia, pero algunos, aun consideran a los
aspectos sustanciales de la tutela, necesita ser afianzada.
En nuestra segunda etapa de estudio de la materia, hablamos acerca de la ley de
necesidad de reforma (24.309), que posibilitó la reforma de nuestra constitución en
el año 1994, y también la regulación en nuestra constitución sobre la aptitud del
poder ejecutivo de poder promulgar parcialmente las leyes del congreso.
La promulgación parcial de leyes no estaba permitida al poder ejecutivo en la
Constitución (formalmente) antes de la reforma de 1994, pero en lo material el poder
ejecutivo sí promulgaba las leyes parcialmente. Esta actividad atenta con el principio
de división de poderes de la Constitución, porque le da la competencia al poder
ejecutivo de ejercer la función legislativa, propia del Congreso. A pesar de este
principio, en la práctica sucede que el poder ejecutivo vetaba parte de una ley
sancionada por el congreso y promulgaba la parte restante.
Es así, que el proceso en materia de consumidores que venimos describiendo no fue
lineal, viéndose amenazado por diversas contingencias. La más grave fue, sin lugar
a dudas, la decisión del Poder Ejecutivo, por Decreto N° 2089, de entonces de
promulgar parcialmente la ley y vetar algunas normas de notable trascendencia,
tales como, la que imponía la responsabilidad de todos los integrantes de la cadena
de comercialización (productor, importador, distribuidor, vendedor, etc.) por los
defectos de cualquier índole que pudiera presentar la cosa adquirida, o por el daño
que sufriera el consumidor en su persona o en sus bienes por el vicio de la cosa o
servicio contratado, este hecho generó en algunos el convencimiento de que la ley
carecía de utilidad.
A pesar de ello, primó el criterio de quienes consideraban que más allá de los vetos,
la norma promulgada era en líneas generales positiva, y que, en tal sentido,
correspondía luchar por su aplicación y perfeccionamiento, más aun cuando ésta
había sido la postura del constituyente de 1994
Sin embargo, con la última reforma se terminó regulando la promulgación parcial en
el artículo 80 de la Constitución, con el objetivo de controlar y supervisar las leyes
que el presidente aprobaba de manera parcial, para evitar estos agravios. Muchos
consideran que esta decisión del poder ejecutivo de haber vetado parte de la ley
había sido en pos beneficio de las empresas. Excluyendo artículos fundamentales
como el 40, que obligaba por el vicio o riesgo de la cosa responder de manera
solidaria a toda la cadena de fabricantes del producto.
Sin embargo, todos los esfuerzos realizados para lograr una efectiva defensa de los
usuarios y consumidores se han visto consolidados a través de las sucesivas
reformas introducidas por el Parlamento a la ley 24240, mediante la sanción de las
leyes 24568, 24787 y 24999. La de mayor importancia ha sido, sin duda, esta última,
que en gran medida dejó sin efecto los vetos más significativos que la ley 24240
había sufrido.
Por otro lado, a partir de la habilitación del tema por la Ley Nº 24309 de necesidad
de la reforma constitucional, la Convención Constituyente de 1994 se abocó al
estudio y debate sobre la defensa de la competencia, del usuario y del consumidor.
En su tratamiento en las sesiones, el despacho de mayoría fue informado por el
convencional Irigoyen, quien aclaró que la Comisión de “Nuevos Derechos y
Garantías” tuvo una preocupación específica en este punto.
La redacción del artículo 42 les dio reconocimiento y jerarquía constitucional a
los derechos de usuarios y consumidores. Si bien, estaba empezando a surgir un
avance en materia jurídica con el objetivo de regular las relaciones de proveedores y
consumidores, la constitución lo elevó a un mayor plano de reconocimiento.

En relación con la primera parte de la materia, se torna un poco más complicado


intentar relacionar los derechos de los usuarios y consumidores, por ejemplo, con los
textos de Lowenstein, quien fue un filósofo y político alemán durante el siglo XX, ya
que en torno a este tema se volvió cada vez más notorio durante los últimos años.
Es de amplio conocimiento, que la aparición de una regulación en materia de
consumidores y usuarios es reciente en el tiempo. En la argentina hasta el año 1993
nunca hubo una regulación jurídica expresa en materia de consumidores. Aún
carecemos de fuente internacional que contemple toda la problemática consumeril.
Pareciera que los Estados han preferido una protección interna más que
internacional.
Karl Loewenstein en su libro “Teoría de la constitución” hace gran hincapié en su
quinto capítulo sobre la Constitución. La define como “el dispositivo fundamental
para el control del proceso de poder” donde deben estar reguladas las formas de
gobierno y competencia de los poderes, y sobre todo debe reconocer ciertas formas
de autodeterminación individual y libertades fundamentales, además de proteger
estas de los detentadores del poder.
En uno de sus apartados, Loewenstein habla acerca de la mutación constitucional,
alegando que no existe una constitución ideal, que sería aquel orden normativo
conformar del proceso político según el cual todos los desarrollos futuros de la
comunidad, tanto el orden político como social, económico y cultural, pudiesen ser
previstos de tal manera que la constitución no tuviese necesidad de ser modificada o
actualizada.
Establece que cada constitución integra, solo el statu quo existente en el momento
de su nacimiento, y no puede prever el futuro. “Cada constitución es un organismo
vivo, siempre está en movimiento y está sometida a la dinámica de la realidad que
no puede ser captada”.
Nadie puede descifrar los conflictos del mañana, nuestra sociedad está en constante
movimiento. La convención constituyente originaria de 1853 no pudo predecir que
hoy en día el planeta sufriera de constante deterioro y contaminación, ni tampoco
que habría un consumo masivo como visualizamos día a día.
La evolución de los cambios sociales y económicos sucedidos a partir de los últimos
siglos con la expansión del comercio ha generado la necesidad de crear un modo de
protección especial.
Es necesario establecer mecanismos de reforma que den la posibilidad de actualizar
y modificar a nuestra Constitución, porque las redacciones originarias de los textos
constitucionales quedarían ajenas a los problemas futuros.
Bibliografía:
- El Estado y la protección de los consumidores (Barocelli, Sebastián)
- Alterini, A. et al (1989). El estatuto del consumidor en el marco de un proyecto
de ley. Diario La Ley, 1989-B, 1002.
- Asociaciones de Consumidores. En G. Stiglitz y C. Hernández (dirs.), Tratado
de Derecho Del Consumidor: tomo. IV). Buenos Aires: La Ley.
- Código Civil y Comercial de la Nación
- Ley de defensa del Consumidor (24.240)
- Constitución Nacional (art.42)
- “Los procesos en materia de consumo” por Marcos Agustín Recupero (página
SAIJ)
- “Principios y ámbito de aplicación del derecho del consumidor en el nuevo
Código Civil y Comercial” Barocelli, Sergio Sebastián

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