Tema 4
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Otro rasgo es que se paraliza por completo la actividad productiva, por lo cual las
ciudades medianas perdieron gran parte de su vitalidad, por ejemplo, Ávila,
Segovia, etc. Estas sin duda eran ciudades de economía muy floreciente.
Igualmente, por esta época estaba rodando la pandemia de la peste, que empezó en
Sevilla en 1674, en consecuencia, esta perdió hasta la mitad de la población. Para no
olvidar este acontecimiento se hizo una pintura en el Hospital de la Sangre. Pintura
conservada en la explanada del Hospital de la Sangre 1649. Aunque también hay
otra pintura narrativa de la peste en Antequera, en la iglesia de Santo Domingo.
Los únicos focos urbanos que crecieron en esta etapa fueron Madrid, a causa de su
nombramiento como capital en 1561, y Sevilla, ciudad que alcanzó una
extraordinaria pujanza económica en el XVI gracias al monopolio del comercio con
las Indias, lo que le permitió mantener una importante actividad comercial durante
las primeras décadas del XVII, para después sumarse a la ruina del país. En líneas
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generales la ciudad barroca se estructuraba sobre el eje de la Calle Mayor, en torno
al cual se repartía un pobre caserío en un entramado de callejuelas, rincones y
plazuelas irregulares. La Plaza Mayor era el punto principal de concentración y los
distintos barrios conservaban la especialización de actividades y talleres artesanales
heredados de la Edad Media. Palacios, o mejor grandes caserones sobrios por fuera
y ricos por dentro, y sobre todo iglesias, conventos, capillas, ermitas y altares
urbanos llenaban sus calles, ampliadas en sus tramos más importantes para facilitar
el paso de los viandantes y carruajes, siguiendo la idea barroca de adecuar el diseño
urbano a las exigencias de la vida del hombre. La falta de iluminación y de
empedrado, y la abundante suciedad completan la visión de la ciudad de la época,
cuya fisonomía poseía una especial caracterización gracias a los numerosos
chapiteles apuntados de pizarra que la coronaban
También, hubo ciudades conventos, es decir, ciudades que contaban con una gran
cantidad de edificios religiosos y espacios sagrados. Estos lugares los financiaba la
monarquía. En consecuencia, de todo esto, se empezaron a crear numerosas capillas
y hornacinas por ejemplo el triunfo de la inmaculada en Granada donde tenemos la
puerta de Elvira.
Claro está que junto a los triunfos tenemos que destacar la construcción de los
retablos que eran casi como capillas, por ejemplo, el retablo de San Rafael de
Candelaria.
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edificios más simbólicos podemos destacar el Palacio, la casa de los Austrias, la
plaza de la Cevada, etc. Se ve también el resto de los edificios hecho con sumo
detalle, y si nos fijamos con atención vemos que se ha señalado la casa de Texeira,
primer domicilio del autor.
Los inicios de la plaza se remontan al siglo XVI, en esa época se construyó una
primera casa porticada, o lonja, para regular el comercio en la plaza. En 1580, tras
haber trasladado la corte a Madrid en 1561, Felipe II encargó el proyecto de
remodelación de la plaza a Juan de Herrera. La construcción del primer edificio de
la nueva plaza, la Casa de la Panadería, comenzaría en 1590 a cargo de Diego
Sillero, en el solar de la antigua lonja. El nombre de la plaza ha variado a lo largo de
la historia, del primigenio nombre de «plaza del Arrabal» pasó a llamarse «plaza
Mayor».
Finalmente, esta plaza fue escenario de algunas obras. Por ejemplo, el auto de Fe
celebrado en la plaza mayor de Madrid el 30 de junio de 1680, por Francisco Rizi.
Actualmente conservado en el museo del Prado. En este vemos que el rey Carlos II
preside un auto de fe celebrado en Madrid el 30 de junio de 1680, acto que se inicia
con el juramento real de defender la fe católica y perseguir a los herejes y apóstatas.