Este documento resume la evolución de la psicología y el derecho. Comienza describiendo cómo la psicología ganó reconocimiento legal en Argentina en 1985 cuando se aprobó una ley que regula la práctica profesional de psicólogos. Luego discute los orígenes de la psicología forense examinando las tragedias griegas y el derecho romano. Finalmente, analiza cómo las revoluciones científicas y políticas del siglo XVIII condujeron al establecimiento de sistemas penales modernos y el rol creciente
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Este documento resume la evolución de la psicología y el derecho. Comienza describiendo cómo la psicología ganó reconocimiento legal en Argentina en 1985 cuando se aprobó una ley que regula la práctica profesional de psicólogos. Luego discute los orígenes de la psicología forense examinando las tragedias griegas y el derecho romano. Finalmente, analiza cómo las revoluciones científicas y políticas del siglo XVIII condujeron al establecimiento de sistemas penales modernos y el rol creciente
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Este documento resume la evolución de la psicología y el derecho. Comienza describiendo cómo la psicología ganó reconocimiento legal en Argentina en 1985 cuando se aprobó una ley que regula la práctica profesional de psicólogos. Luego discute los orígenes de la psicología forense examinando las tragedias griegas y el derecho romano. Finalmente, analiza cómo las revoluciones científicas y políticas del siglo XVIII condujeron al establecimiento de sistemas penales modernos y el rol creciente
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LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL, IZCURDIA)
EN EL NOMBRE DEL PADRE
Desde la aparición del hombre sobre la Tierra su espíritu gregario lo llevó a juntarse en comunidades, su ubicación al tope de la escala animal no sólo estaba dada por su inteligencia, sino además por su capacidad de integrarse con otros, y conseguir juntos lo que aislados no hubiese logrado jamás. Esta organización tribal estaba elaborada en forma piramidal con un jefe o padre, único dueño y señor de todo lo que formaba la comunidad y dictador de las normas, pero no sólo bastaba con la información de la misma para conocimiento de los integrantes de la organización sino que además se hacía necesario que estuviera acompañado de un conjunto de consecuencias o castigos que caían sobre los desobedientes o violadores de esas normas. La confección de estos códigos normativos fue comenzando a recaer en figuras míticas protectoras llamadas dioses. Ya nos relata Freud en Tótem y tabú que la sociedad humana se organizó sobre la base de la prohibición del incesto, dirigida hacia los miembros del mismo tótem, limitando a los varones la posibilidad de acceso a las mujeres de esa tribu. Ante tal limitación estos miembros jóvenes programan una forma de tener acceso a las mujeres que no sea violatoria de la prohibición organizativa, y ella es provocar la muerte del padre y su ingesta, protagonizando de esta manera lo que se dio en llamar comida totémica. La incorporación de partes del padre en cada uno de ellos los habilita en el acceso a las mujeres, pues ya incorporaron un tótem diferente. La ceremonia de comunión cristiana nos enseña que al ingerir la ostia esta simboliza el cuerpo del Señor, y por esto se forma una unión indisoluble entre los creyentes y su Dios. En lo que hace a la comida totémica vemos que esta práctica rápidamente es prohibida, aunque no deja de ocupar el imaginario popular. Esta prohibición referida da lugar a la exogamia, es decir a la salida de la organización tribal por parte de los varones a la búsqueda de mujeres en otras tribus, y esto es lo que da origen a la guerra pues los hombres de las otras tribus no iban a ceder sus mujeres sin luchar. Por esta razón las tribus vencedoras despojaban a las vencidas de las doncellas, mujeres en edad de procrear, y por ello condenaban a esta organización a la extinción, pues no podían multiplicarse sus miembros. La fuerza de la Ley aumenta cuando su autor no pertenece al mundo de los mortales y por eso se deposita sobre alguien superior. Las religiones politeístas presentaron características propias; por empezar la concepción de semidioses era a partir de la relación de los dioses con los mortales. Es decir que estas cercanas relaciones no sólo eran permitidas y bien vistas, cuando no alentadas, sino que además los inmortales fruto de esta relación ocupaban lugares destacados en la sociedad. Esta fue una de las razones por las que los griegos, si bien elaboraban normativas jurídicas, no sobresalieron en el campo del Derecho. En sus creencias las Parcas tejían los hilos de oro de la vida y cuando un hilo se cortaba la vida del mortal finalizaba. Y dado que el destino estaba escrito, no podían ser premiados por sus buenas acciones ni mayormente castigados por las malas. Tal era la dependencia que tenían hacia sus dioses que conocían su destino a través del Oráculo. Y en la mayoría de los casos ese conocimiento no era con el objeto de variarlo, sino de conocerlo y someterse a sus designios. La creencia en un Dios único o monoteísmo fue una evolución, pero a la vez la figura de ese Dios-Padre todopoderoso, creador de la Tierra y todo lo que en ella se encuentra, alejó a los mortales de él. Aparece como alguien que todo lo ve y todo lo sabe pero a la vez no puede verse; se propone la austeridad y el sufrimiento como valores, y su práctica acerca más al mortal a su creador, marcando de esta manera una gran diferencia con el politeísmo. La virtud pasa a ser algo que nos acerca a Dios y todo lo vinculado con la sexualidad como placer o lujuria es pecaminoso y digno de ser castigado. Pero a su vez este Dios reconoce una mayor libertad sobre su creación, un libre albedrío en el hombre, que le permitiría amar a Dios pero a la vez elegir su destino. Así comienza una nueva faceta para la humanidad, que comienza a reconocer en el hombre la posibilidad de diferenciar las buenas acciones de las malas, no como en la antigua mitología griega donde la acción directa del hombre era manejada por sus dioses. Si bien en la cultura griega encontramos una fuerte referencia en el nombre de los hijos hacia sus padres (“hijo de”) esto era identificatorio. Ante acciones disvaliosas, el olvido del nombre era el castigo que se le imponía al infractor por parte de la sociedad, nadie lo recordaría llamando a su descendencia por ese nombre. Las penas de exilio, destierro, muerte o pérdida de libertad han sido formas evolutivas de protección de los “malos” por parte de los “buenos”, es decir formas de evitación de los ofendidos o futuras víctimas de serlo, a mano de los infractores. Con la muerte como castigo parecía que se había encontrado una pena que resumía 2 objetivos, castigar al victimario y proteger a las víctimas. Incluso posteriormente se encontró en los tormentos esa forma de castigar cuyo objeto no era la muerte solamente sino prolongar el sufrimiento antes que esta llegue; luego de ello, se intentaba hacer desaparecer el cuerpo (quemándolo y arrojando sus cenizas a las aguas) para evitar que pudiera ser recordado. Aquí seguimos viendo el olvido como forma de castigo. Recordemos lo dicho por Foucault: “a través de las épocas el hombre no ha tratado de castigar menos, sino mejor”. Para implantar la novedosa forma de castigar que consistía en encerrar al infractor durante un período de tiempo necesitó evolucionar durante muchos miles de años. Con esta nueva forma de penar hace su entrada en el ámbito de la Justicia la ciencia médica, pero no para ayudarla en su falibilidad sino para sostenerla en su forma de castigar. Las nuevas formas de economía dan paso a una redistribución de las riquezas y de las posiciones sociales, y la burguesía ocupa un lugar sobresaliente desplazando a la monarquía y dando origen a la Revolución Francesa, que llevaba como estandarte la recuperación de tres valores: libertad, igualdad y fraternidad. La libertad entonces pasó a ser un valor en esta nueva organización social; con el hombre libre nace su derecho a tener posesiones, se generaliza el concepto de propiedad privada, que hasta entonces estaba limitado al Rey y a los señores feudales. El despojar a alguien de su propiedad pasa a ser un delito. La pena de exilio no es aplicable pues no importa en sí misma un castigo, y la pena de muerte ya no es viable a partir de la necesidad de mano de obra para el trabajo como valor social. De tal forma la privación de la libertad se convierte en una nueva forma de penar, como una forma de proteger a las víctimas del ofensor; y a esto se suma el trabajo como una manera productiva de dar un sentido a la pérdida de libertad, una utilidad social del ofensor. La pena privativa de libertad lleva inmersa en sí la necesidad de rehabilitación, pues anteriormente a ella no había necesidad. Esto da origen a las prisiones, que en sus orígenes se denominaron Casas de trabajo, donde el tormento fue dejado de lado pues el acento estaba puesto en la capacitación laboral de los infractores. Antes, las ejecuciones eran públicas con obligación de asistencia. En la actualidad, la forma de penar privando la libertad también quiere tener su forma pública, y a la vez de amenaza-correctora, de quea todos aquellos que violen la ley, les corresponderá ese castigo.
PSICOLOGÍA Y LEY (VARELA, SARMIENTO, REGUEIRO)- INTRODUCCIÓN
La Psicología saca carta de ciudadanía cuando arriba con la democracia a la sanción de la ley que regula su ejercicio profesional en el año 1985. El espacio de intervención clínica al que eran convocados los psicólogos antes de la ley, los designaba como auxiliares de la Medicina, en una labor de administradores de tests; por algunas décadas, el ejercicio de la psicología clínica era “ilegal”. La Ley de ejercicio profesional pone punto final a esta situación y abre, entre otros, el camino de la psicología forense. Partimos de los orígenes del derecho griego, organizado en la tragedia de Sófocles, Edipo Rey, que mediante su desarrollo argumental recibe el pueblo el derecho de juzgar a sus soberanos mediante la disociación del poder y el saber coagulados en la figura del tirano; y del cual surge como eje la búsqueda de la verdad, articulando nuevos conceptos caros al derecho, como testigo, testimonio e indagación. La indagación es recuperada por la Inquisición, en la supremacía del derecho romano-canónico, baluarte de poder de las monarquías absolutas. Como inquisitio, no tan preocupada por la verdad, labora en el sentido de la confesión, para la cual se justifica la conservación de aquel procedimiento del vencido Derecho germánico, que a través de la prueba deja para los inquisidores el sello de la tortura. Los reformadores del Derecho Penal, destacadamente Beccaria, apuntaron a la destitución de la tortura. La caída de la monarquía tramita la transferencia del poder real del cuerpo del Rey, al simbólico del cuerpo social, encarnación de la república; se trata de un cuerpo que ha de ser cuidado, regulado y controlado por la vía de los saberes que se instalan a partir de los dispositivos de alianza y sexualidad que caracterizan los modos de intervención en los dominios estratégicamente elaborados por las disciplinas nacientes en el albor de la modernidad. Se ha corporizado la sociedad disciplinaria. El crimen y la ruptura del pacto social como nociones idénticas son una definición nueva en la historia del crimen y la penalidad. Si el crimen es una perturbación para la sociedad, y nada tiene que ver con la ley divina, natural y religiosa, es claro que la ley penal no puede prescribir ni venganza ni redención de un pecado; debe permitir sólo la reparación del trastorno causado a la sociedad. La pena que sustituye las penalidades precedentes y que marca un corte fundamental entre el siglo XVIII y XIX, es la pena de encarcelamiento o prisión. La legislación penal va a ir alejando su mira del objetivo de utilidad social para centrarse más en el individuo, dando nacimiento a las circunstancias atenuantes; ahora la aplicación de la ley podrá ser modificada por decisión del juez o jurado en función del individuo sometido a juicio. La criminología, alimentada por las concepciones del higienismo y alienismo, en los anudamientos de sexo-locura-crimen, engendra a fines del siglo XIX el concepto de peligrosidad. En forma cada vez más insistente la penalidad del siglo XIX apunta menos a la defensa general de la sociedad y más a la reforma psicológica y moral del individuo. Así organizada la sociedad como disciplinaria, estaría en oposición de las sociedades estrictamente penales anteriores. El modelo arquitectónico de Bentham de una sociedad de vigilancia, Panóptico, marcaría la cesación de la indagación para acceder a la verdad, a favor de un modelo propio de las ciencias médicas: el examen. El que determinará como efecto la organización del saber respecto de la norma, qué es normal y qué anormal. La idea de una penalidad que intenta corregir metiendo en prisión a la gente es un ideal policial, una práctica de los controles sociales, intercambio entre la demanda del grupo y el ejercicio del poder. Para comprender esto es preciso considerar un fenómeno importante: la nueva forma que asume la producción y la acumulación de riquezas en el nacimiento del capitalismo. Este deslizamiento histórico nos acerca a la concepción moderna del orden público y del orden privado como ordenadores de las relaciones entre las personas físicas y jurídicas por un lado, y éstas y el Estado por otro. Planteamos un modelo de justicia evolutiva, con una dinámica que implique el conflicto como vehiculizador del consenso promotor de un standard moral colectivo. LA PSICOLOGÍA JURÍDICA EN EL CONTINENTE AMERICANO (VARELA) El antecedente más cercano y directo de la Psicología Jurídica lo encontramos en la Criminología, pero ésta en sus inicios, por la fuerte influencia del positivismo, fue ocupada primero por los abogados y luego por los médicos, que debido a las corrientes en auge en esa época, pensaban al sujeto delincuente como un individuo enfermo, desviado, con un desarrollo psíquico primitivo. Cuando aparecen los psicólogos, su inserción en el área se ve condicionada a un rol de ciencia auxiliar menor, siendo los médicos, peritos o especialistas los encargados de asesorar en temas de salud y enfermedad mental a los jueces en su tarea de hacer justicia, y los psicólogos reducían su función al rol de testistas, diagnosticadores, lo cual llegó a instaurarse como Ley en el ejercicio profesional, condicionando por casi 18 años la práctica, prohibiendo a los psicólogos el ejercicio de prácticas psicoterapéuticas, reservando el arte de la intervención curativa a la Medicina. Aún hoy sigue existiendo resistencia que condiciona el actuar psicológico; todo estudio pericial psicológico solicitado por los magistrados debe pasar primero por los médicos forenses, los cuales evalúan la derivación o no del mismo a los servicios psicológicos. Además tampoco los psicólogos pueden aconsejar la internación de sujetos alienados, sino que esta sugerencia debe ser refrendada por un médico. Argentina: hace más de 25 años que existe un número considerable de psicólogo que trabajan en el área jurídica, que se incorporan en equipos de medicina forense en los tribunales nacionales y provinciales, en tareas de diagnóstico en el fuero penal, respecto de la determinación de la imputabilidad de sujetos acusados de delitos (aquí no existe la imputabilidad atenuada como en España, lo que hace que la definición sea por SÍ o por NO en cuanto al estado de alienación). En el fuero civil la tarea más importante es el trabajo pericial en casos de divorcio, tenencias de hijos, determinación del estado psíquico de posibles adoptantes, y conjuntamente con el fuero laboral, la determinación de daño psíquico, que es el equivalente a una lesión o secuela física que recibe un sujeto luego de un accidente, por responsabilidad de terceros, y en base a esto sobreviene una demanda judicial para reclamar una compensación económica por el daño sufrido. El perito debe determinar la lesión sufrida como causa concomitante del accidente, y el porcentaje cuantitativo de disminución producida en la víctima. En el ámbito tribunalicio, el psicólogo puede intervenir como perito de parte o consultor técnico (a propuesta de las partes), perito de oficio (designado por el magistrado interviniente) o perito oficial (en calidad de funcionario del Poder Judicial). Los psicólogos también se incorporan a los servicios penitenciarios federal y provinciales, en dos áreas: criminológica (encargar del control y supervisión del tratamiento a sujetos procesados) y sanitaria (encargada del tratamiento psicoterapéutico específico, en tratamientos preferentemente grupales y en ciertos casos individuales). Brasil: También hay psicólogos incorporados al ámbito judicial pero en la mayoría de los casos sus servicios no son prestados directamente a los magistrados que solicitan las pericias, sino requeridos a través de los médicos legistas a modo de colaboradores. Al igual que en nuestro país, donde el psicólogo presta su función a solicitud del cuerpo médico forense, quienes sólo elevan el dictamen pericial psicológico si es requerido por el juez, si no la pericia lleva sólo la firma del médico legista. EEUU: No se produce superposición entre la tarea psicológica-jurídica y la médico-legal, las tareas están perfectamente delimitadas; se incorporan en las instituciones psicólogos y criminólogos cuya tarea consiste en el asesoramiento preventivo de lo que se define como actuación criminal. Participan activamente en lo que se define como Psicología del testimonio, en la confesión de acusados de delitos, y se ocupan de dictar materias de formación en academias policiales. Chile y Paraguay: El área es principalmente manejada por abogados con escasa intervención de los psicólogos, la práctica se reduce a colegas insertos en algunos de los ámbitos de la Justicia. En Argentina la especialidad fue establecida con estatus de materia de grado y/o carrera de postgrado; funcionan seis cátedras a nivel de universidades estatales. Asimismo, a principios de los 90 se formó la APFRA, Asociación de Psicólogos Forenses de la República Argentina, que agrupa a colegas que trabajan en ámbitos tribunalicios, penitenciarios, minoriles, policiales, organizaciones intermedias y ONGs o en docencia e investigación a nivel estatal y privado. PSICOLOGÍA FORENSE (VARELA, SARMIENTO, ÁLVAREZ) - CAPÍTULOS 1 Y 3 Capítulo 1: Prefacio La psicología forense, como especialidad esencialmente práctica de la ciencia psicológica, muestra estructuración científica a partir de 1986, cuando es incluida en la resolución de incumbencias del Ministerio de Educación de la Nación. Y a partir de 1987 es establecida como asignatura obligatoria en la currícula de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Capítulo 3: Concepto De Psicología Forense Psicología Forense es una parte de la psicología, se desarrolla en el ámbito tribunalicio, tiene técnicas propias y es una ciencia auxiliar de ese campo. Nacimiento de la ciencia: no hay un tiempo específico, pero se da junto con el auge del positivismo ya que éste revolucionó, las ciencias de la época. Es a fines de la Edad Media que se producen importantes cambios: carta magna de Inglaterra, declaración de los derechos del hombre y el ciudadano que lo lleva l hombre como centro de la escena histórica. Representantes:Lombroso en su libro El hombre delincuente” aporta la primera conceptualización psicológica del actuar delictivo, y hasta realizó una descripción del delincuente nato. Ferri habla de factores climáticos en el actuar humano y en Estados Unidos Pearson, Durheim y Merton aplican modelos sociológicos para hablar de la desviación social. En la Argentina los principales fuero Ingenieros, Piñeri y Ramos Mejía. No existe un cuerpo de psicólogos forenses como tal; sino que los psicólogos dependen del cuerpo médico. La Psicología Jurídica es la rama de la Psicología que encuentra su especificidad en un entrecruzamiento con el discurso jurídico. La Psicología Forense es una parte de la Psicología Jurídica, cuando es aplicada al ámbito tribunalicio. Psicología Jurídica: Características de personalidad del criminal; culpabilidad y responsabilidad. Criminología: Qué, por qué y para qué del delito. Qué pasó, por qué, situaciones del contexto. Etiología del delito. Etimológicamente: Ciencia del delito. Conocer al hombre delincuente. Interdisciplina. Método inductivo. Ciencia del hombre más que del delito. Criminalística: Estudios de los indicios que rodean a un hecho para transformarlos en pruebas. Multidisciplina. No es prejudicial. Técnica del crimen. Química, psicología, medicina legal, fotografía, balística, dactiloscopía, planografía. Reconstruir la historia de un hecho pretérito. Búsqueda de la verdad por el método científico. ÁMBITOS DE INSERCIÓN 1) ÁMBITO TRIBUNALICIO: Psicología Forense, pericias. Rol pericial en fueros. Fuero Civil y Comercial: Causas por daño psíquico, tenencia de hijos, régimen de visitas, insania, inhabilitación, violencia familiar, adopción. Fuero Penal: Determinar si un sujeto, al momento de cometer un hecho, comprendió y / o dirigió sus acciones (Pregunta de final). Criterio de imputabilidad, excluyentemente jurídico, únicamente determinado por el Juez, lleva a la eximición de la pena. El estado de emoción violenta es un atenuante de la pena, se considera un Trastorno mental transitorio incompleto. Fuero Laboral: Daño psíquico, accidentes de trabajo. Fuero de menores: Transgresores a la ley y víctimas de delitos 2) ÁMBITO PENITENCIARIO: Área criminológica y Área de tratamiento. Área criminológica: Estudio de las causas físicas, psíquicas y sociales que conducen al delito. Equipo multidisciplinario. Equipo criminológico: estudio del delincuente, del delito, de la familia y de la víctima. Los estudios sirven para un primer diagnóstico del sujeto y en función de ello delinear un tratamiento. El Estudio Criminológico tiene distintos momentos: 1) Inicial; 2) De evolución; 3) Pre egreso y 4) Post institucional. Los estudios se elevan semestralmente al Juez de la causa, sirven para delinear el tratamiento, que es dinámico. Se realiza un diagnóstico clínico – criminológico. Hay instituciones de máxima, media y mínima seguridad, supeditado a las condiciones jurídicas. Puede haber salidas transitorias, laborales o libertad condicional. Área de tratamiento: Por ley, el internado debe terminar el ciclo primario. El tratamiento penitenciario lo cumplen todos los condenados, el psicoterapéutico sólo una parte. El Procesado no está obligado al tratamiento penitenciario, cumple prisión preventiva. Al estar obligados al tratamiento, hay que crear la demanda. El delito hay que entenderlo como un síntoma que entraña dentro de sí una simbología. El tratamiento debe apuntar a desentrañar la simbología del acto delictivo para que el sujeto pueda modificar su conducta. 3) ÁMBITO MINORIL: a) Programas de recepción, clasificación y derivación: Elaborar un perfil de la niña, niño o adolescente y de la familia para indicar a qué programa derivarlo. No hay demanda de tratamiento. b) Programas de tratamiento. Al menor se lo tutela, sea víctima o victimario, para que se desarrolle en forma positiva. Función tutelar del Estado. 4) ÁMBITO DE SALUD MENTAL: Hospital General o Neuropsiquiátrico, en casos de peligrosidad para sí o para terceros (episodio agudo). Intentos de suicidio. La internación debe ser autorizada por un juez. Hay Centros de Día para mayores de 25 años, y Centros Educacionales Terapéuticos (entre 6 y 25 años) 5) ÁMBITO POLICIAL: Psicología del testimonio: primer declaración, tanto de la víctima como del victimario. Selección y seguimiento del personal policial. Negociador en toma de rehenes. 6) ÁMBITO DE DROGADEPENDENCIA: Seudo ámbito. Se define por el síntoma y no por la Institución. Ley de Estupefacientes. No está penado el consumo pero sí la tenencia. Tratamiento de rehabilitación obligatorio. Un año: pericia para determinar el grado aceptable de recuperación. El informe psicológico es vinculante (único caso). Obliga al Juez. Se le suma la pena privativa de libertad.