2024.03.13 Archivo Causa Extorsion

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EXPTE. N° 79.

853/23

ARCHIVO

Dra. Patricia Laila Atur, Fiscal subrogante de la Fiscalía de

Instrucción N° 38 de la Unidad Fiscal de Delitos No Especializados,

compartiendo el criterio expuesto por el Fiscal Jefe y por el Fiscal

Adjunto a través de sendos dictámenes obrantes a fs. 318/320,

dispone el ARCHIVO de las presentes actuaciones, a tenor de lo

dispuesto por el art. 346 del C.P.P., en mérito a las siguientes

consideraciones.

En efecto, considero que debe procederse al archivo de la presente

causa judicial, a tenor de lo dispuesto por el art. 346 del Código

Procesal Penal, que en su parte pertinente establece “…el Fiscal de

Instrucción dispondrá, por decreto fundado, el archivo de las

actuaciones cuando no se pueda proceder o cuando el hecho en ella

contenido no encuadre en una figura penal…”(el subrayado me

pertenece), en virtud de las consideraciones mencionadas a

continuación.

I.- Hechos. Se inician las presentes actuaciones a fs. 01, 03/111

mediante la denuncia formulada por Rubén Ariel Panella, en su

carácter de presidente, y por Marcelo Federici y Gustavo Aranguena,

secretario y tesorero respectivamente de la Federación de

Cooperativas Vitivinícolas Argentinas Limitada (FECOVITA), con el

patrocinio letrado del Dr. Ignacio Coll, contra Juan José Retamero

Gómez y Guillermo García, ambos directivos de la Sociedad IBERTE

SRO y de la Exportadora Vitivinícola S.A. (EVISA) por la probable

comisión del delito de Extorsión (Art. 168 del C.P.) y/o Amenazas

coactivas (Art. 149 bis., 2do. Párrafo del Código Penal), ilícitos que

habrían sido perpetrados por los mencionados.

A modo introductorio, detalló los antecedentes del caso, describiendo,

en primer lugar, la composición y funcionamiento general de Fecovita

como su vinculación comercial con las cooperativas y productores

que la integran.
Luego, precisó cómo se fue desarrollando la relación contractual

entre Fecovita e Iberté SRO, diferenciando dos etapas: la primera,

signada por la suscripción de convenios de consignación para fecha

21 de abril de 2021 y 21 de diciembre de 2021, con el objeto de que

Fecovita le entregara a Iberté mosto y vino, a los fines de que este

último los comercializara en el extranjero, seleccionando los clientes;

y una segunda etapa, en la que Retamero y García, directivos de

aquella entidad, le propusieron a Fecovita conformar una sociedad en

Argentina – posteriormente denominada Exportadora Vitivinicola S.A.

(EVISA)- destinada a la exportación de los productos referidos y a

través de la cual se podía aportar dinero para financiar las ventas al

exterior.

Denunció que durante la vigencia de sendos contratos de

consignación, Fecovita no recibió dinero alguno por parte de Iberté,

sin perjuicio de habérsele entregado mosto y vino por un valor

aproximado de veinte millones de dólares y que, a partir del cuarto

trimestre del 2021, la Federación comenzó a advertir irregularidades

en las ventas por consignación realizadas por Iberté, quien a su vez

retaceaba información sobre los compradores, los cuales ingresaron

divisas sólo por 7,7 millones de dólares, siendo que habían sido

efectivamente exportados 20 millones, añadiendo que a partir de julio

de 2022 no se registraron más pagos.

Añadió que las circunstancias detalladas, aunadas a una falta de

transparencia en la información transmitida a Fecovita, hizo mella en

la confianza que existía entre ambas entidades, lo que derivó en el

cese de su vinculación comercial, el cual se concretó a través de

diversos acuerdos, entre los que destacó el acta labrada en fecha 5 de

mayo de 2022, en la cual se aprobó la gestión del directorio de Evisa

y, por ende, la participación de Fecovita en aquella.

Sostuvo que luego del cese de la relación comercial, los

denunciados comenzaron a reclamar ilegítimamente a Fecovita

elevadas sumas de dinero, indicando falsamente que ésta era

deudora de Iberté y Evisa, siendo que de la certificación emitida por

los Auditores Externos de la Federación como del estudio

internacional de Auditoría Lisciki Litvin, se desprende su carácter de

acreedora, razón por la Fecovita inició acciones legales en el fuero de

la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el cobro de la deuda

respectiva.

Agregó que existía la sospecha de que Retamero y García, a través de

Iberté y a espaldas de Fecovita, vendieron y cobraron la mercadería

enviada en consignación, habiendo informado a la Federación que


había sido vendida a otras empresas, las cuales nunca pagaron; que

las pruebas reunidas que acreditaban tal accionar irregular motivaron

las conductas extorsivas de los acusados, destinadas a desalentar a

Fecovita a iniciar acciones penales en su contra.

Señaló en el escrito de mención: “Frente al categórico rechazo de

Fecovita de la pretendida deuda hacia Iberte y Evisa, los imputados

fueron claros en el sentido de que iban a recurrir a todo tipo de

medios para causarle un daño comercial de magnitud a Fecovita en el

supuesto que ésta no accediese a su pretensión dineraria.“ (el

subrayado me pertenece)

Arguyó que Retamero y García pusieron en marcha una serie de

acciones destinadas a desarrollar un manifiesto plan intimidatorio,

ello en cumplimiento de lo que habían puesto anteriormente en

perspectiva como un mal futuro (el subrayado me pertenece),

maquinación dirigida a obtener de Fecovita la entrega de una

ilegítima pretensión dineraria, bajo apercibimiento de dañarla

comercialmente en todos sus niveles de actividad empresarial.

Detalló las diversas acciones que habrían conformado el plan

intimidatorio pergeñado por los denunciados, descriptas por el

Pretenso Querellante en el líbelo presentado -a cuya enunciación me

remito en honor a la brevedad- y entre las que cabe mencionar, en

resumidas cuentas, diversas notificaciones notariales cursadas a

partir del 19 de enero de 2023, a Fecovita, a la Comisión

Fiscalizadora, a consejeros de la Federación y síndicos, informando la

existencia de una deuda contraída por la primera; solicitudes de

quiebra de Fecovita por parte de Evisa e Iberté que habrían estado

direccionadas a generar dudas sobre la Federación de cooperativas

entre los bancos, proveedores e incluso entre sus propios asociados,

ello con un claro fin extorsivo –a criterio del presentante- puesto que

se basarían en deudas inexistentes; secuestro de libros sociales,

denuncias dirigidas a la Gerencia de Fiscalización Cambiaria del BCRA

y al gerente de Comercio Exterior del Banco Credicoop, ello a efectos

de perjudicar su relación con aquellas entidades y diversas

actuaciones notariales, como denuncias penales efectuadas contra

los miembros de la Mesa Ejecutiva de Fecovita, entre otras acciones

que conformaron el mentado plan intimidatorio.

En suma, señaló que ante el rechazo de Fecovita de la ilegítima

pretensión dineraria, Retamero y García habrían amenazado con

destruir comercialmente a aquella mediante un plan de intimidación y

múltiples acciones coactivas para el supuesto de que no se accediere

a sus demandas dinerarias, por lo que –a su entender- los hechos


descriptos revelan la existencia de un comportamiento subsumible en

el delito de extorsión y/o delito de amenazas coactivas, por lo que

procedió a fundar en derecho conforme al encuadre típico

mencionado para luego ofrecer prueba testimonial, documental e

informativa (en este sentido, v. fs. 19/111).

A fs. 118/132 Rubén Ariel Panella, en su carácter de Presidente,

Marcelo Federici, en su calidad de Secretario, Javier Vergani, Gustavo

Aranguena y Juan José Rodríguez, Pro Tesorero, Tesorero y Director

General de Fecovita ampliaron su denuncia a los fines de informar

nuevas maniobras o actos considerados como coactivas. En este

sentido, manifestaron que, luego de que el titular de la Fiscalía de

Instrucción N° 7 de la Unidad Fiscal de Delitos Económicos, en el

marco de los autos N° 17.924/23, los citara a declarar en los términos

del art. 318 del C.P.P., García solicitó infundadamente la imputación y

prisión preventiva de Marcelo Federici, bajo el argumento de haber

afirmado mentiras en su respectiva declaración indagatoria, lo que

obstaculizaba el proceso, para luego, a modo de presión, solicitar la

declaración testimonial de tres empleados de la cooperativa, a

quienes habría intimidado mediante previa notificaciones notariales.

Añadió que otra prueba que acreditaría esta finalidad extorsiva

estaría dada por la presentación realizada por ambas empresas ante

la Comisión de Derechos y Garantías de la Legislatura de Mendoza en

fecha 12 de septiembre de 2023, mediante la cual se informó una

presunta cesación de pagos por parte de Fecovita fundada en base a

balances falsos, argumentos expuestos por García que fueron

rechazados en el debate parlamentario; a su vez, el denunciado hizo

mención, ante dicha Comisión, del fracaso de dos audiencias

conciliación fijadas en las causas radicadas ante los Juzgados

Concursales, siendo que el magistrado interviente no llamó a

conciliación, acto no previsto ante un proceso originado por una

solicitud de quiebra, y que de haber ocurrido, habría sido producto de

la iniciativa de García y Retamero para cobrar una deuda inexistente.

Obra a fs. 137/174 un líbelo presentado por Guillermo Daniel García y

por Juan José Retamero, quienes debidamente patrocinados se

presentaron de modo espontáneo al tomar conocimiento de la

denuncia formulada en su contra, solicitando se extraiga compulsa

penal contra la parte denunciante a fin de investigar el delito de falsa

denuncia puesto que no ha mediado extorsión alguna de su parte,

sino el intento de cobro de una deuda exigible por sus empresas.

Añaden que tanto Evisa como Iberté han efectuado un pedido de

quiebra contra Fecovita debidamente fundado en derecho pues


sostienen que aquella se encuentra en situación de insolvencia y

cesación de pagos, derivada de la imposiblidad que habría

demostrado de pagar la deuda que mantiene con las empresas que

representa.

En el punto III de la referida presentación, al cual me remito en honor

a la brevedad, exponen cuál ha sido el orígen de la deuda contraída

por Fecovita como el reconocimiento del incumplimiento asumido por

esta última en el mentado Acuerdo Final del 13 de octubre de 2022,

razón por la que concluye que no hubo ningún tipo de extorsión, sino

un reiterado reclamo de cumplimiento de una deuda previamente

asumida por aquella.

A fs. 184/185 la Defensa de los denunciados amplió la presentación

efectuada, a fin de poner en conocimiento la existencia de dos causas

en curso ante la Unidad Fiscal de Delitos Económicos, una relativa a

la investigación del delito de Desbaratamiento de Derechos

Acordados, ilícito previsto y penado por el art. 17.924/23, y otra en la

que se investiga la utilización de balances falsos (N° 84.473/23)

expediente en el que los miembros de la mesa directiva de Fecovita

fueron citados en los términos del art. 271 del C.P.P., actuaciones

judiciales cuyas copias certificadas fueron acollaradas a la presente

por cuerda separada, y en las que cabe destacar el archivo ordenado

en los autos N° 17.924/23 por el Dr. Flavio D´Amore para fecha 10 de

noviembre de 2023, proveído al que, por razones de economía

procesal, me remito in totum.

Rola a fs. 190 la declaración testimonial rendida por Marcelo Fabián

Federici Vignoni, quien ratificó en todos sus términos la presentación

inicial efectuada, a la que agregó que en su calidad de secretario de

Fecovita, tuvo que gestionar la relación llevada adelante con Evisa e

Iberté en virtud del contrato de abastecimiento firmado el día 23 de

junio de 2022, en orden a evaluar cuáles eran los volúmenes de

mosto y de vino que la Federación debía entregar a Evisa y la

modalidad en la que Iberté iba a cancelar las exportaciones realizadas

con anterioridad por aquella.

Luego de brindar una serie de detalles en orden al cronograma de

pago, señaló que dicha negociación siempre estuvo marcada por el

temor de Fecovita de ser denunciada en el marco de una causa penal

cambiaria por no haber ingresado las divisas, con la consiguiente

aplicación de multas y posible cierre de su quit como exportador. De

este modo, se fue generando una extorsión y/o presión para llegar a

la firma de un nuevo acuerdo desfavorable para la Federación, siendo

un convenio propuesto por Guillermo García mediante WhatsApp al


gerente general Juan Rodríguez.

Al ser preguntado para que dijera si se vio compelido a firmar el

contrato, respondió que se vio obligado a suscribirlo por el miedo que

causaba el hecho de poder quedar exento como exportador o debido

a las multas que podían aplicarse en forma proporcional a las divisas

no ingresadas, situación que habría generado un daño irreparable a

Fecovita.

Acto seguido, reiteró en su declaración cada uno de los actos que

habrían conformado el plan intimidatorio y/o extorsivo por parte de

Iberté, del mismo modo en que fue señalado en su presentación

inicial, y al ser requerido para que dijera si había recibido dichos

intimidatorios, indicó que si no firmaban el contrato del 13 de

octubre, no iban a ingresar las divisas, teniendo la clara posibilidad de

hacerlo, siendo el mayor momento de presión que tuvieron para

suscribir el contrato, añadiendo que también recibieron una

notificación el día anterior a la fecha de celebración de la Asamblea

que se realizó el 7 de julio de 2023, informando sobre un traslado del

Juzgado Concursal, consignándose que Iberté tenía un crédito líquido

y exigible con Fecovita y que la Cooperativa se encontraría en

cesación de pagos por no poder hacer frente a dicha deuda, siendo

dicha afirmación falsa e infundada, sin otro objetivo que el de infundir

temor.

Precisó que la presión se basó en afirmaciones realizadas por

Guillermo García en orden a que si no firmaban el acuerdo por él

propuesto, no se ingresarían las divisas.

Indicó que el Consejo de Fecovita analizó la aprobación del contrato y

que brindó autorización para suscribirlo, aclarando que no podrían

haberlo firmado sin el consentimiento previamente brindado por

aquel órgano societario.

Finalmente, al ser preguntado para que dijera si tenía conocimiento si

la jueza concursal consideró que existían deudas de Iberté a Fecovita

en razón de un supuesto contrato de consignación aportado por esta

última como prueba en la causa, respondió afirmativamente, que

sabía que la magistrada había afirmado ampliamente que existían

deudas cruzadas entre ambas partes.

En un sentido concordante, prestó declaración testimonial Gustavo

Daniel Aranguena Margueretas, quien señaló que el proceso extorsivo

padecido por la mesa directiva de Fecovita habría estado configurado

por las solicitudes de quiebra, como por el juicio por desbaratamiento

de derechos acordados, juicios penales por balances falsos, las


reiteradas comunicaciones cursadas a las cooperativas insinuando la

falsedad de los balances, para luego mencionar: “también la

comunicación que ha existido por ejemplo Juan Carlos hacia el

contador Girardoti que es uno de los responsables Lisiki Litvin,

recomendándole que tuviera atención en el balance porque no era

veraz, insinuándole eso. También ha sufrido esa comunicación o esa

visita el Sr. César Litvin que es el responsable de la empresa titular

del estudio de auditoría, por parte del abonado Carlos Aguinaga. Son

innumerables los mails que nos han mandado diciendo por ejemplo

cuando estábamos en el proceso de quiebra le llegó a las

cooperativas un mail donde constaba que la jueza había dado

traslado al pedido de quiebra porque existía una deuda líquida y

exigible y después en el rechazo del pedido de quiebra que se

fundamentó en peritajes realizados por personal del Juzgado dice que

en ningún momento había una deuda líquida y exigible y la empresa

no estaba en cesación de pago (...).“

Aclaró que la extorsión comenzó con el contrato del 13 de octubre de

2022, seguido de la solicitud de quiebra, denuncia por balances falsos

y diversas comunicaciones posteriores, y al ser preguntado para que

dijera si había participado de la reunión del consejo que analizó el

acuerdo que finiquitó las relaciones recíprocas de las partes, señaló

que participó del análisis, sin poder realizar modificación alguna al

tratarse del inicio del proceso extorsivo padecido por la empresa. En

este sentido, había aclarado que Fecovita no pudo realizar ninguna

modificación porque habían recibido la amenaza de que si no se

firmaba el acuerdo del modo que había sido enviado por gente de

Evisa e Iberté, Evisa iba a dejar de gestionar el cobro e ingreso de

divisas por las exportaciones realizadas.

Al ser preguntado para que dijera si tenía conocimiento que decía el

contrato suscripto el 13 de octubre de 2022 en lo referente a la

competencia en caso de incumplimiento por cualquiera de las partes,

respondió que en caso de controversia estaba prevista la

competencia del Tribunal de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

II.- Análisis. Ahora bien, a partir de las constancias arrimadas a la

causa, quien suscribe entiende que debe procederse a su Archivo por

no encuadrar el hecho investigado en las previsiones de los artículos

168 y/o 149 bis., 2do. párrafo del C.P., en función de los argumentos

mencionados a continuación.

En primer lugar, como consideración preliminar, advierto la existencia

de una controversia de índole comercial de larga data suscitada

entre las partes.


En efecto, no puede desconocerse que las mismas se encontraban

vinculadas contractualmente, encausándose la acusación penal

formulada por el denunciante en un marco o contexto de alambicados

acuerdos y cláusulas, prueba de cuya complejidad exhiben la

multiplicidad de procesos y causas iniciadas en otras sedes, por cierto

pendientes de resolución definitiva hasta la fecha.

Partiendo de este contexto, conforme una exégesis que

inexorablemente debe realizarse a tenor de los principios de legalidad

y taxatividad que cimentan el campo penal -precisamente por ser

erigido como la última ratio en la resolución de controversias- y en

especial, al situarnos en un ámbito de análisis como lo es las

conductas contra la libertad, cabe preguntarse hasta qué punto

puede avanzar la potestad represiva del Estado, encuadrando como

extorsivo, o a lo sumo, coactivo el comportamiento asumido por uno

de los co-contrantes en el marco de dicha contienda.

Ahora bien. Respecto al delito de extorsión, resulta dable recordar

que el bien jurídico protegido por el tipo penal de la extorsión es la

propiedad-mediante la conculcación de la libertad- que se lesiona con

la intimidación que obliga a la víctima a entregar algo con efecto

patrimonial, sin requerir que el mal amenazado sea grave o

inminente”

La acción típica consiste en obligara otro a entregar, enviar, depositar

o poner a su disposición (propia o de un tercero) cosas, dinero o

documentos que produzcan efectos jurídicos, así como la de obligar a

otro a suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito

mediante la amenaza de sufrir imputaciones contra el honor o de

violación de secretos.

Entonces, partiendo de su definición conceptual, para poder lograr

subsumir jurídicamente los comportamientos desplegados en la figura

en cuestión, debe verificarse con nitidez una efectiva vulneración a la

propiedad del sujeto activo -sin perjuicio de lograrse a través de un

ataque a la libertad- ostentando esta particularidad una clara

resonancia en orden a la diferenciación típica respecto del delito de

amenazas coactivas.

A diferencia de esta última figura basada en el modo asocial de exigir

un determinado comportamiento, aquello que se reprocha

puntualmente en la extorsión es la ilicitud de lo exigido, extremo

condicionante del tipo y para cuya determinación -en el presente

caso- no resulta competente el ámbito penal. En efecto, entiendo que

el fondo de la cuestión, esto es, tanto la existencia como la extensión


de las deudas contraídas por los contratantes no ha sido zanjada

hasta la fecha a través de un amplio proceso de sustanciación que

permita arribar a una declaración certera.

En consecuencia, mal podría afirmarse que el reclamo efectuado por

los denunciados a partir de las múltiples acciones emprendidas se

basa en una pretensión ilegítima atento a que Fecovita no poseería

deuda alguna con Iberté o Evisa, de modo que este déficit en la

premisa objetiva sobre la que se basa el posterior desarrollo de la

tesitura adoptada por el denunciante impide tener por corroborado el

tipo en estudio.

Por otra parte, adentrados a analizar el delito de coacciones, resulta

provechoso recordar que el bien jurídico protegido por la figura es "la

autonomía de las voliciones y las acciones", y que la protección se

extiende desde la libertad para determinase a hacer o no hacer, hasta

la libertad de obrar según esa determinación; por ello, la conducta

típica consiste en hacer uso de amenazas para obligar a alguien a

hacer, no hacer o tolerar algo en contra de su voluntad, por ello

dentro del tipo objetivo incluye cualquier acción en la que por medio

de amenazas se busque imponer a otra persona la realización de una

acción u omisión no queridas.

Respecto del tipo subjetivo la figura exige uno especial, esto es, que

el autor realice la acción con el propósito de obligar a la víctima a

hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad.

Dicho lo anterior, y en el marco del planteo en análisis, entiendo que

los hechos denunciados tampoco resultan pasibles de ser subsumidos

en el delito de Coacciones, al advertirse con meridiana claridad que

los comportamientos cuestionados, lejos de constituir el anuncio de

un mal injusto futuro, no son más que reclamos de cumplimiento

contractual enmarcados, como mencioné con anterioridad, en un

engorroso contexto de desaveniencias contractuales de larga data.

En idéntico sentido, cabe expedirse respecto al cuestionamiento por

parte de Federici como de Aranguena Margueretas en orden al

comportamiento asumido por García en plena negociación, siendo -a

mi humilde entender- parte del engranaje característico de las

tratativas previas, esto es, parte del iter contractual que

regularmente transitan las partes en aras de lograr arribar a un

acuerdo, todo ello de modo previo a la fecha misma de suscripción del

contrato, el que por cierto -y a pesar de resultar en definitiva

desventajoso para Fecovita según los dichos del Pretenso

Querellante- fue previamente analizado y aprobado por el Consejo de

la Federación.
En efecto, la normativa que recepta la figura en estudio, previo

exigir la afectación a la libertad de autodeterminación en orden a

obligar al sujeto pasivo a hacer, no hacer en contra de su voluntad,

señala: “El que hiciera uso de amenazas...”; esto implica que sin

perjuicio del fin que pretenda endilgarse al comportamiento

denunciado, el objetivo perseguido se lograra únicamente mediante

el previo empleo de amenazas, lo que a las claras no se corrobora en

autos.

A mi modo de ver, el accionar emprendido u ordenado por los

denunciados, de modo alguno puede ser interpretado o considerado

como una amenaza o intimidación. En efecto, la acusación formulada

por el denunciante en orden a sostener que Retamero y García

fueron claros en el sentido de que iban a recurrir a todo tipo de

medios para causarle un daño comercial de magnitud a Fecovita en el

supuesto de que ésta no accediese a su pretensión dineraria, lo que

habría sido puesto en perspectiva como un mal futuro (v. fs. 07) no

basta o no resulta suficiente para habilitar la potestad represiva del

Estado, erigida como la última ratio, razón por la que debe primar en

este ámbito una exégesis restrictiva de los hechos traídos a

conocimiento.

Así, para la configuración del ilícito en cuestión, el mal debe ser

anunciado, no inferido. Es decir, debe surgir de modo evidente o

indubitable, pero lo cierto es que la única claridad que arroja el caso

traído a colación es la existencia de una contienda en base a la

suscripción de múltiples contratos, anexos y cláusulas que han

implicado la asunción de obligaciones recíprocas, de modo que

resultaría absolutamente forzado sostener que los reclamos, en

cuanto pretensiones ejercidas por una de las partes, constituye una

amenaza y, menos aún, coactiva.

Huelga aclarar que dicho injusto no puede ser inferido a partir de

eventuales efectos o consecuencias generadas a partir del

comportamiento asumido, de modo que si bien no cabe duda alguna

respecto al padecimiento de Fecovita debido al impacto comercial

negativo que esta contienda le podría haber ocasionado como temor

generado por la incertidumbre de su devenir, ello de modo alguno

habilita a inferir que ha sido producto del anuncio de un mal, esto es,

de un daño, en orden a cobrar una deuda considerada por Fecovita

como inexistente. En efecto, como bien señala en su dictamen el Sr.

Fiscal Jefe, la sola perspectiva del denunciado o demandado, su

afectación personal, en insuficiente en término de confirmación de la

tipicidad objetiva.
En un ámbito restrictivo como es en el derecho criminal, en el que

rige el principio de máxima taxatividad legal, precisamente para

evitar desvirtuar sus fines y erigirlo como primera ratio, entiendo que

la teoría jurídica del caso no puede elaborarse en base a argumentos

forzados, máxime teniendo en consideración la complejidad del

contexto en el que se enmarcan.

En concreto, dicha pretensión punitiva no es ni debe ser erigida como

justa solución de la presente controversia.

Así, partiendo de la atipicidad de los hechos denunciados, deviene en

abstracto cualquier consideración o valoración respecto a la

antijuricidad del comportamiento desplegado, de modo que para

poder afirmar que un hecho cierto ha implicado el ejercicio abusivo

de un derecho es porque previamente el mismo ha sido objetiva y

subjetivamente subsumido en un tipo legal, condicion sine qua

non para presumir la ilicitud del comportamiento.

Sin perjuicio de ello, entiendo que de haberse configurado un exceso

en el ejercicio de tales pretensiones, la justicia penal no resulta

competente para resolver el conflicto suscitado, sino cada sede o

institución en la que aquellas se hubieran presentado. En este

sentido, comparto el acertado criterio expuesto por el Fiscal Jefe de la

presente Unidad al indicar en su dictamen, elaborado a partir de la

consulta que le fuera elevada: “(...) La verificación de esos abusos del

derecho que se configuran cuando se pasan los límites que la ley

señala (objetivo) o cuando se persiguen finalidades sociales o

económicas incompatibles con la razón y el fundamento de la norma

(subjetiva) depende del arbitrio de la autoridad competente (el

subrayado me pertenece) quien en cada caso concreto, según sus

procesos, y evaluando formas y circunstancias, dirá si hay o no un

ejercicio ilegal de las facultades legales.“

En razón de lo expuesto y en virtud de cada uno de los argumentos

esgrimidos, teniendo especialmente en cuenta que el Derecho Penal

es la “última ratio”, que tiene carácter subsidiario y que está regido

por el principio de mínima intervención, quien suscribe estima que

debe procederse conforme lo contemplado en la primer causal

mencionada por el artículo 346 del C.P.P. por no constituir delito el

hecho traído a conocimiento de este Ministerio.

CÚMPLASE. ARCHIVESE. NOTIFIQUESE.

m.p.p.

Fiscalía, 11 de marzo de 2024.

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