El Estatuto de Los Trabajadores. VOL 2 EPUB 1
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Y ECONOMÍA SOCIAL
Subdirección General de Informes,
Recursos y Publicaciones
RET: 20-2.383
El Estatuto de los Trabajadores. 40 años
después
XXX Congreso Anual de la Asociación Española de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
COLECCIÓN INFORMES Y ESTUDIOS
Serie General Núm. 24
El Estatuto de los Trabajadores. 40
años después
XXX Congreso Anual de la Asociación
Española de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social
Comunicaciones
Granada, 26 y 27 de noviembre de 2020
Catálogo de publicaciones de la Administración General del Estado
http://cpage.mpr.gob.es
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Agustín de Bethencourt, 11. 28003 Madrid
Correo electrónico: [email protected]
Internet: www.mites.gob.es
NIPO Epub: 117-20-012-X
ISBN Epub: 978-84-8417-556-8
ÍNDICE DE COMUNICACIONES
PRÓLOGO
Margarita Ramos Quintana 15
Primer Panel
A. EL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES ANTE LAS NUEVAS FORMAS DE
TRABAJO Y ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL
Salvador del Rey Guanter
1. La cuarta revolución industrial, sus efectos en la brecha salarial de género y la necesidad de
adaptación del ordenamiento jurídico español
Maialen Aboitiz Cazalis
2. La salud de las personas trabajadoras y su control por la empresa a través de las nuevas
tecnologías
Pepa Burriel Rodríguez-Diosdado
3. La dependencia económica como posible elemento vertebrador del Derecho del Trabajo.
Re exiones con ocasión de las últimas modi caciones legislativas en Alemania
Juan Miguel Díaz Rodríguez
4. Análisis crítico a la propuesta de reforma del ET en descentralización productiva
Amparo Esteve-Segarra
5. Acciones positivas en las condiciones laborales de personas con discapacidad para un nuevo
Estatuto de los Trabajadores
Fco. Javier Fernández Orrico
6. Trabajo temporal y prevención de riesgos laborales
Javier Fernández-Costales Muñiz
7. El art. 19 LET y sus conexiones con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: los
desafíos de seguridad y salud derivados de la inteligencia arti cial y la robótica
Inmaculada Sandra Fumero Dios
8. Tras cuatro décadas del Estatuto de los Trabajadores, ¿son los árbitros deportistas
profesionales?
Juan Luis García Ríos
9. La nueva ley italiana sobre el trabajo en plataformas digitales: aportaciones para una posible
reforma del Estatuto de los Trabajadores
Lidia Gil Otero
10. El transporte de viajeros en la Uber Economy: ¿Trabajadores autónomos?
Sergio González García
11. El falso autónomo: medidas para la erradicación de una realidad creciente
Miguel Gutiérrez Pérez
12. El Estatuto de los Trabajadores ante el trabajo en las plataformas digitales
Laura Ionita
13. El trabajo a distancia en la implementación de la cuarta revolución industrial
Djamil Tony Kahale Carrillo
14. El derecho a la desconexión digital en la negociación colectiva. Especial referencia a los
convenios del transporte de mercancias por carretera
Eider Larrazabal Astigarraga
15. La protección de la intimidad del trabajador en el Estatuto de los Trabajadores
Belén del Mar López Insua
16. Contrato de trabajo y sinalagma contractual
Juan Pablo Maldonado Montoya
17. El deber de buena fe ante las nuevas formas de trabajo y organización empresarial
María de los Reyes Martínez Barroso
18. Nuevas fronteras del poder de dirección y control del empresario: control tecnológico
versus derecho a la intimidad del trabajador
Gratiela-Florentina Moraru
19. Trabajo de familiares: evolución, tendencias y nuevas propuestas
Ana I. Pérez Campos
20. Protección de datos de carácter personal y nuevas formas de trabajo: entre los datos
personales y los datos de negocio
Daniel Pérez del Prado
21. De la igualdad salarial por razón de sexo a la igualdad retributiva por razón de género:
avances y carencias en la regulación del Estatuto de los Trabajadores
Sarai Rodríguez González
22. Del contrato de trabajo a domicilio al trabajo a distancia
Ana M.ª Romero Burillo
23. Prestación de servicios en plataformas digitales: tensiones en la tradicional relación laboral
(casos Glovo y Deliveroo)
Carlota Mª Ruiz González
24. La sucesión de contratas intensivas en mano de obra como supuesto de transmisión de
empresas
José Miguel Sánchez Ocaña
25. El ámbito subjetivo de aplicación del Estatuto de los Trabajadores ante las nuevas formas
de trabajo: la nueva Ley de California (AB5)
Adrián Todolí Signes
26. El impacto del incumplimiento de la Disposición Adicional octava del Estatuto de los
Trabajadores sobre el sistema de contratación laboral
Iván Vizcaíno Ramos
B. EL TIEMPO DE TRABAJO
Susana Rodríguez Escanciano
1. Desconexión digital y tiempo de trabajo: con ictos entre negociación colectiva y políticas
de empresa
Macarena Ángel Quiroga
2. Tiempo de trabajo: la delimitación de un concepto cada vez más difuso
Cristina Aragón Gómez
3. Tiempo de trabajo, género y sostenibilidad medioambiental: un win to win a través de la
negociación colectiva
Consuelo Chacartegui Jávega
4. ¿Existe el derecho a la previsibilidad de la jornada de trabajo?. El garante sí, el calendario
laboral
J. Jesús de Val Arnal
5. Cuestiones interpretativas sobre el registro de jornada: ¿una regulación efectiva?
Juan Carlos García Quiñones
6. Problemas prácticos para la ordenación del tiempo de trabajo en las relaciones laborales de
plataformas digitales de reparto
Pablo Gimeno Díaz de Atauri
7. El trabajo en domingos y festivos en la negociación colectiva
Elena Lasaosa Irigoyen
8. Jornada de trabajo, seguridad y salud
Asunción López Arranz
9. El derecho a la desconexión digital: análisis de la regulación legal, convencional y de la
aplicación del derecho por los Tribunales españoles
María Doganoc de Léon
10. Aplicabilidad práctica del horario exible como medida de conciliación de la vida familiar
y laboral de los trabajadores
Priscila Martín Vales
11. Discriminación indirecta y elementos competenciales: trabajo a tiempo parcial y Seguridad
Social como centros de imputación
Francisca Moreno Romero
12. Trabajo exible y conciliación: nuevas propuestas a la luz de la directiva (UE) 2019/1158T
Natalia Ordóñez Pascua
13. Derecho a la adaptación de la duración y distribución de la jornada de trabajo a la luz de la
última doctrina judicial
Raquel Poquet Catalá
14. Tiempo de trabajo, registro de jornada y trabajadores móviles: el caso particular del
personal aéreo
Rosa María Rodríguez Romero
15. El registro obligatorio de la jornada laboral. Especial referencia a su determinación en el
marco del trabajo digital tras un año de vigencia de la norma
Rosa Rodríguez Martín-Retortillo
16. La adaptación de la jornada de trabajo: los cabos sueltos de su nueva regulación
Victoria Rodríguez-Rico Roldán
17. La adaptación del tiempo de trabajo a la persona con discapacidad. Otro ejemplo de
desatención al trabajador discapacitado
Noemí Serrano Argüello
18. Riesgos psicosociales derivados de la ordenación del tiempo de trabajo: una perspectiva
comparada
María Rosa Vallecillo Gámez
Segundo Panel
C. EL SISTEMA DE CONTRATACIÓN LABORAL
Eduardo Rojo Torrecilla
1. El menor como sujeto del contrato de trabajo: el gran olvidado del Estatuto de los
Trabajadores
Manuela Abeleira Colao
2. ¿Es el nuevo contrato inde nido para la ejecución de planes y programas públicos de
investigación una alternativa adecuada al uso del contrato de obra o servicio determinado con
cargo a proyectos?
Fernando Ballester Laguna
3. El derecho (debilitado) al trabajo
José Delgado Ruiz
4. La relación laboral especial de los trabajadores del mar embarcados: razones que justi can
su inclusión en el art. 2 ET cuarenta años después
Olga Fotinopoulou Basurko
5. Impacto de las vías telemáticas en la intermediación laboral
Antonio Megías-Bas
6. El período de prueba: un pacto generador de desequilibrio contractual
María Cristina Polo Sánchez
7. Sobre los contratos de trabajo de los trabajadores extranjeros autorizados para trabajar al
amparo de ofertas de temporada o campaña
Luis Ramos Poley
8. La necesaria revisión de la regla del límite al encadenamiento de contratos. Especial
referencia al sector público
Nancy Sirvent Hernández
9. Disfunciones sobre la compatibilidad entre modelos de jubilación activa y trabajo
Alejandro Truque Díaz
D. LA EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO
Carmen Viqueira Pérez
1. Los nuevos medios de la noti cación de la carta de despido
María Carmen Aranda Martínez
2. La extinción de la personalidad jurídica del empresario y, por ende, del contrato de trabajo
Miguel Basterra Hernández
3. Luces y sombras de la regulación interna del despido colectivo en materia de derechos de
información y consulta: su confrontación con la normativa comunitaria
Carolina Blasco Jover
4. La interacción entre la Disposición Adicional Décima del Estatuto de los Trabajadores y las
reglas del envejecimiento activo
Matthieu Chabannes
5. La necesidad de un proceso especial en materia de extinción del contrato de trabajo ex
art. 50 ET
María Elisa Cuadros Garrido
6. Análisis de la evolución de la causa económica para despedir y valoración desde la
economía del bien común
Carlos de Fuentes Gª-Romero de Tejada
7. El despido por ausencias justi cadas al trabajo del art. 52.d) ET y la desprotección de los
trabajadores con enfermedades crónicas y con discapacidad
Silvia Fernández Martínez
8. Resolución del contrato a instancia del trabajador por irregularidades en el abono del
salario. Puntos críticos
Alicia Fernández-Peinado Martínez
9. Los denunciantes de irregularidades y su tutela frente a las represalias
Antonio Folgoso Olmo
10. Cuarenta años de reforzamiento, legal y jurisprudencial, de la posición procesal del fondo
de garantía salarial y su incidencia en los procesos de despido a los que no comparece la
empresa demandada
Fermín Gallego Moya
11. Status quaestionis del despido por causas objetivas tras cuatro décadas
Sara Guindo Morales
12. Despido nulo por enfermedad. Argumentos para un debate a la luz de la jurisprudencia
comunitaria
María José López Álvarez
13. El despido objetivo por causas técnicas: una problemática histórica sin solventar
Raúl López Baelo
14. Consideraciones críticas en torno a la derogación del despido objetivo por absentismo
Miguel Angel Martínez-Gijón Machuca
15. El tratamiento normativo de las adicciones en el trabajo: el necesario tránsito de la sanción
a la prevención
Margarita Miñarro Yanini
16. La protección por despido en el Estatuto de los Trabajadores: estudio jurídico y debate
sobre la posible implantación del fondo de capitalización para la indemnización o la
denominada “mochila austriaca”
Pompeyo Gabriel Ortega Lozano
17. Los años de servicio como criterio de cálculo de la indemnización por despido
improcedente
Rubén Parres Miralles
18. El despido colectivo ante el proceso de reforma en Italia y en España
Giuseppina Pensabene Lionti
19. La competencia desleal del trabajador: de una articulación industrial e histórica hacia una
lectura en clave digital
Patricia Prieto Padín
20. La extinción de la relación laboral vía artículo 50 ET por menoscabo de la dignidad del
trabajador
Elisa Sierra Hernaiz
Tercer Panel (sesión de tarde)
E. REPRESENTACIÓN Y PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LA
EMPRESA
Eva Garrido Pérez y Faustino Cavas Martínez
1. Impacto de la regulación de la representación unitaria en la medición de la mayor
representatividad: implicaciones para la negociación colectiva y propuestas de mejora
Henar Álvarez Cuesta
2. La representación de los intereses de los trabajadores en materia medioambiental: la
creación convencional de los ‘delegados medioambientales’
Sergio Canalda Criado
3. La renovación de la acción sindical ante las transformaciones del lugar de trabajo
Carmen Ferradans Caramés
4. La digitalización en las empresas: un reto para la representación de los trabajadores
María Begoña García Gil
5. Legitimación para negociar Convenios Colectivos en empresas sin representación unitaria.
Soluciones (limitadas) desde la jurisprudencia y apuntes para una posible reforma
Mirentxu Marín Malo
6. La representación colectiva de los trabajadores en el entorno empresarial digital: ¿viejas
fórmulas para nuevas realidades?
Mª Rosa Martín Muñoz
7. El sistema europeo de información y consulta de los trabajadores en las empresas
multinacionales
Juan José Rodríguez Bravo de Laguna
8. El camino de la negociación en los Planes de Igualdad
Álvaro Javier San Martín Rodríguez
9. El control tecnológico empresarial de la actividad sindical informativa
Francisco Andrés Valle Muñoz
Cuarto Panel
F. UNA NUEVA ORDENACIÓN DEL SISTEMA DE NEGOCIACIÓN Y CONFLICTOS
COLECTIVOS
Tomás Sala Franco
1. Tendencias legales en los últimos años del régimen jurídico de la negociación colectiva: una
perspectiva comparada franco-española
Pierre-Henri Cialti
2. La negociación colectiva como instrumento para luchar contra la discriminación de género
en la legislación española
Luis Antonio Fernández Villazón
3. La comisión paritaria
Juan Gil Plana
4. La solución autónoma del con icto planteado por las normas laborales convencionales de
los agentes sociales
José Antonio González Martínez
5. La comisión paritaria como instancia e caz en la gestión del con icto colectivo: una
propuesta técnicamente viable
Mª Isabel Granados Romera
6. Modi caciones previsibles en materia de Convenios Colectivos tras el nuevo acuerdo de
coalición progresista
Enea Ispizua Dorna
7. La derogación de la prioridad aplicativa y otras propuestas para la articulación de convenios
Laura María Melián Chinea
8. La intervención de las representaciones legales en los sistemas de solución extrajudicial de
con ictos. Puntos críticos a propósito de la renovación del V Acuerdo sobre solución
autónoma de con ictos laborales
Patricia Nieto Rojas
9. El derecho a la negociación colectiva como límite ante el procedimiento de modi cación
sustancial de condiciones de trabajo
Emma Rodríguez Rodríguez
10. Propuesta de regulación para el esquirolaje tecnológico en el contexto de una hipotética ley
orgánica de huelga
Rodrigo Tascón López
PRÓLOGO
Este ebook recoge las Comunicaciones que se han presentado al XXX
Congreso anual de la Asociación Española de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, celebrado con el auspicio de la universidad de Granada
durante los días 26 y 27 de noviembre de 2019. El Congreso ha llevado por
título “El Estatuto de los Trabajadores 40 años después”. Al cumplirse este
año nada más y nada menos que 40 años de la promulgación del Estatuto de
los Trabajadores, ningún otro aspecto jurídico-laboral por relevante que
pueda ser podría ensombrecer una efemérides de tanta trascendencia para el
Derecho del Trabajo de nuestro país, como la propuesta formulada para la
celebración del Congreso anual.
De forma sistemática, los textos de las Comunicaciones se dividen y son
objeto de presentación en una serie de bloques temáticos, coincidentes con
los que sirvieron de call for papers cuando ésta fue convocada. Son bloques
que responden al desarrollo de los distintos Paneles en los que se ha
organizado el Congreso con sus correspondientes ponencias internas. Todas
las comunicaciones abordan diferentes aspectos relativos a los contenidos
que han sido objeto de tratamiento general por todos y cada uno y cada una
de las ponentes; en suma, representan la aportación cientí ca más relevante
del espectro más joven de las personas asociadas a la AEDTSS que de este
modo participan activamente en el desarrollo del Congreso anual.
La selección de las Comunicaciones de nitivamente aceptadas para su
presentación y eventual defensa oral en el calendario de actividades
congresuales programadas ha sido tarea encargada al Comité Cientí co, al
cual es preciso manifestar la gratitud de la Junta Directiva de la AEDTSS
por su generosa labor. Dicho Comité ha estado integrado por las siguientes
personalidades académicas: Dra. Lourdes Mella Méndez, Dr. Rafael Gómez
Gordillo, Dra. María Antonia Castro Argüelles, Dr. D. Alberto Nicolás
Bernard, Dra. Icíar Alzaga Ruiz, Dr. Josep Moreno Gené, Dr. Javier Hierro
Hierro, Dra. Olimpia Molina Hermosilla, Dr. José Luis Goñi Sein, Dra.
Elena Lasaosa Irigoyen, Dr. Federico Navarro Nieto y Dra. Dulce María
Cairós Barreto. Sus trabajos de evaluación cientí ca y de selección
de nitiva han llevado meses de trabajo coordinado, cuyos satisfactorios
resultados están a la vista al contemplar los resultados que ofrecen las
Comunicaciones nalmente integrantes del XXX Congreso anual.
La pandemia derivada del COVID-19 ha obligado a utilizar medios
telemáticos para la celebración efectiva del Congreso, lo que no ha logrado
disminuir en absoluto el interés por participar en el mismo ni empañar la
calidad de los contenidos vertidos en el apartado de Comunicaciones, que se
ofrecen ahora como contenido de este libro.
Celebramos este año 2020 el trigésimo Congreso de la AEDTSS. Sin
duda, un balance de 30 años de encuentros anuales del iuslaboralismo
español, aglutinado en torno a su Congreso nacional, representa todo un
gran logro. Y es preciso destacar que la presencia y participación de jóvenes
y de quienes avanzan en la promoción de su carrera cientí ca y académica
ha ido aumentando de manera visible con el transcurso del tiempo en un
evento cientí co convertido en cita anual obligada. Los Congresos de la
AEDTSS han pasado a ser, efectivamente, foro de debate de referencia
académica indiscutible. Este libro representa, en particular, el especial
ánimo y predisposición de quienes ocupan los puestos de mayor juventud
en la carrera académica y encuentran en el Congreso un lugar especí co
donde participar abiertamente en el debate cientí co, contribuyendo a crear
opinión y masa crítica.
La reforma del Estatuto de los Trabajadores ha sido anunciada en varias
ocasiones por las fuerzas políticas del entorno del actual gobierno de
España. No cabe la menor duda de que, en ese hipotético escenario futuro
de reformas, estas Comunicaciones pueden representar instrumentos útiles y
e caces para recabar re exiones jurídicas oportunas, así como fórmulas de
revisión del texto estatutario. Dicho proceso de reformas habrá de estar
encaminado a conseguir, entre sus grandes objetivos, el de su
modernización y mejor adecuación al funcionamiento de nuestro sistema de
relaciones de trabajo, en un contexto de fuertes innovaciones tecnológicas
que determinarán cambios y mutaciones drásticas en la forma de prestar
trabajo en el siglo XXI.
En La Laguna, a 10 de julio de 2020
M R Q
Vicepresidenta de la Asociación Española de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social
PRIMER PANEL
A. EL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES ANTE
LAS NUEVAS FORMAS DE TRABAJO
Y ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL
SALVADOR DEL REY GUANTER
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, ESADE
2. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
Debido al cambio y el impacto negativo que puede generar la
digitalización en ciertos colectivos, en últimos años se ha intensi cado la
preocupación, el análisis y los debates sobre las consecuencias que
realmente generaran los avances tecnológicos en el trabajo46. Aun hoy no
existe unanimidad sobre los efectos reales que tendrán las nuevas
tecnologías en el trabajo y en los derechos laborales pero a pesar las
controversias existentes, los académicos, directores ejecutivos, líderes
laborales y legisladores se mantienen rmes en cuanto a la necesidad de
políticas públicas para gestionar la situación y evitar el desplazamiento
masivo de trabajadores/as y el incremento de desigualdades sociales, al
igual que para proteger los derechos de los trabajadores/as en este nuevo
contexto, dado que parece que existirá menor seguridad laboral47.
A raíz de dicha preocupación, se han puesto en marcha diferentes
iniciativas para empezar a tratar el tema de la digitalización laboral. Entre
otras, cabe destacar que en 2017, se creó la Comisión Mundial sobre el
Futuro del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (de ahora
en adelante la OIT), y se presentó un informe48 sobre el futuro del trabajo
(aprobado en 2019 en Ginebra); en el mencionado informe se fomentaba la
creación de políticas a favor de un cambio tecnológico inclusivo que genere
bene cios para los trabajadores/as y además, trataba los retos derivados de
las nuevas formas de producción y la necesidad de la gobernanza de trabajo.
Otra de las iniciativas mencionables es la aprobación del Pilar Europeo de
Derechos Sociales, proclamado por el Parlamento Europeo, el Consejo y la
Comisión que expresa su compromiso a promover condiciones de trabajo
justas y protección e inclusión social. Este Pilar, añade nuevos principios,
que según su preámbulo pretenden afrontar “los desafíos derivados de la
globalización, la revolución digital, los cambios de pautas de trabajo y la
evolución demográ ca y de la sociedad”49.
Tal y como se ha mencionado reiteradas veces las alteraciones que está
empezando a sufrir la estructura laboral no afectan del mismo modo a las
mujeres que a los hombres; por una parte, los hombres son particularmente
débiles en los cambios tradicionales en la fabricación y en la construcción,
mientras que las mujeres son más vulnerables a los cambios que se den en
la protección del sector público y a la digitalización nunca antes vista en los
servicios. Así pues, los cambios estructurales futuros estarán determinados
no solo por la tecnología en sí, sino también por las políticas adoptadas en
el sector público, y, sobre todo, por las restricciones que se establezcan
sobre el uso de las tecnologías en el ámbito laboral50.
Por tanto, está claro que el rol del marco regulatorio es fundamental en la
protección de los trabajadores/as y en la reducción de diferencias salariales
entre géneros. Pero ello ha de realizarse teniendo en cuenta el cambio de
paradigma, ya que la fragmentación de los trabajos generara la
incrementación de trabajadores/as atípicos (un colectivo feminizado), que
hasta la actualidad siguen total o parcialmente fuera de este marco
regulador51. Por tanto, para que las medidas relativas a la brecha salarial
sean realmente efectivas habrá que ampliar el marco regulador e impulsar
los convenios colectivos como medio para crear nuevos derechos, regular el
uso de las nuevas tecnologías o fomentar la seguridad y adaptabilidad del
mercado laboral; ya que son una herramienta más ágil y adaptable a un
entorno laboral cambiante52.
Actualmente, la invisibilidad de las tareas y las condiciones del trabajo
femenino es una de las principales causas de la discriminación retributiva, y
“se aborda tomando como referencia, por un lado, a la incorrecta
valoración de puestos de trabajo y, por otro, a la opacidad retributiva”53.
Dicha invisibilidad puede ser fomentada por la prestación del trabajo a
distancia, a la cual sobre todo acceden las mujeres por motivos de
conciliación. Tenemos que tener en cuenta que el trabajo a distancia está
regulado en el art. 13 del Estatuto de Trabajadores54 (ET de ahora en
adelante) y que se les atribuye a estos trabajadores/ras los mismos derechos
que al resto. Pero en la práctica, gracias a la implantación del teletrabajo, se
ha visto que los teletrabajadores/as no tienen las mismas oportunidades, ya
que tienen menores posibilidades de promoción laboral, están más
aislados/as, son estigmatizados/as por sus compañeros/as y superiores, etc.
todo ello repercute a la diferencia de remuneración entre hombres y
mujeres55. Para solventar esta situación es preciso desestigmatizar el trabajo
a distancia y fomentar el uso del mismo tanto para mujeres como para
hombres, para que no suceda el efecto boomerang. Como el teletrabajo es
un medio de conciliación laboral, sería interesante reconocer un salario, o
como mínimo, una cotización para las amas/os de casa, fomentando así
tanto el uso de las medidas de conciliación de forma equitativa, como para
poner en valor el trabajo doméstico remunerado.
La infravaloración de los trabajos feminizados es la raíz de la brecha
salarial, dicha infravaloración podría incrementar a causa de la
digitalización del trabajo, pero del mismo modo, si se revaloran los empleos
desde una perspectiva de género, la imposibilidad de sustituir ciertas
habilidades requeridas por algunos empleos feminizados podría suponer la
eliminación (o por lo menos la disminución) de la diferencia salarial entre
mujeres y hombres. Por tanto, creo que sería interesante crear algún órgano
a nivel nacional que se encargue de revisar y reclasi car las clasi caciones
de trabajo desde una perspectiva feminista, tal y como se ha impuesto en
Islandia56 mediante la Ley sobre la Igualdad de Condición y la Igualdad de
Derechos de las Mujeres y los Hombres núm. 10/200857. Puesto que
actualmente a pesar de que en el art. 28 del ET se establezca la obligación
de la igualdad de remuneración por trabajos de igual valor, luego, dicha
función reside en la buena voluntad de las empresas, las cuales no tienen
por qué tener ni capacidad ni perspectiva de género para realizar dicha tarea
sin volver a recaer en los estereotipos existentes; es por ello, que los
convenios colectivos al realizar la valoración de los puestos de trabajo
infravaloran los trabajos desarrollados por mujeres e hipervaloran los
desarrollados por hombres debido a los estereotipos que socialmente se han
interiorizado58.
Por último, dado que existe la posibilidad de que muchos empleos sean
sustituidos o complementados por maquinas, hay que aumentar la inversión
de las capacidades para que las personas puedan adaptarse a este nuevo
entorno laboral y prosperen en una era digital; así pues, tenemos que tener
en cuenta que el aprendizaje permanente será fundamental y que “los
gobiernos, los trabajadores y los empleadores, así como las instituciones
educativas, tienen responsabilidades complementarias a la hora de generar
un ecosistema de aprendizaje a lo largo de la vida que sea efectivo y cuente
con la nanciación adecuada”59. En ese sentido, y teniendo en cuenta que la
precariedad laboral va a afectar sobre todo a las mujeres tanto de baja
cuali cación como de alta cuali cación (hecho que no sucede con los
trabajos masculinizados), las disparidades, como la brecha salarial,
aumentaran. Por ello, los gobiernos deberían de fomentar la inserción de las
mujeres en el área de estudio tecnológico.
En conclusión, por causa de la cuarta revolución industrial tendremos que
afrontar muchas adversidades que podrán aumentar la brecha salarial entre
mujeres y hombres. Pero, del mismo modo, la digitalización podría suponer
una gran oportunidad para disminuir las disparidades de remuneración
existentes; para ello, será preciso todo el esfuerzo de los órganos
gubernamentales. La complicación y la urgencia de la situación hace que se
tengan que establecer medidas al respecto de forma inmediata, puesto que
la era digital ya ha comenzado y sus consecuencias podrían ser irreversibles
y podría echar por tierra los avances que se han obtenido gracias a la larga
lucha por la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres.
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2. LA SALUD DE LAS PERSONAS TRABAJADORAS
Y SU CONTROL POR LA EMPRESA A TRAVÉS
DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
PEPA BURRIEL RODRÍGUEZ-DIOSDADO
Profesora Agregada (Titular Acreditada) de Derecho del Trabajo y de la Seguridad social
Universidad de Barcelona
1. PLANTEAMIENTO
Los cambios tecnológicos han sido una constante en la historia de la
humanidad y siempre han sido, un factor determinante de la evolución de
Derecho del Trabajo. El problema fundamental en la actualidad no es tanto
el desarrollo de la tecnología sino, como veremos, el tipo de tecnología que
se está desarrollando y la velocidad de estos cambios.
Es indiscutible la importancia de las tecnologías para nuestro desarrollo
como individuos y sociedad, pero, al mismo tiempo, suponen la aparición
de una serie de riesgos exponencialmente superiores a los de cualquier
periodo histórico anterior.
En el presente texto nos referiremos a nuevas tecnologías, con las siglas
NBIC, pues esta es la abreviatura de nanotecnología, biotecnología,
tecnologías de la información y ciencias cognitivas y que hace referencia a
la convergencia de todas ellas, destacándose la interacción con la big data
(informática tecnológica) y con la inteligencia arti cial fuerte (ciencias
cognitivas)60; tecnologías a las que, es necesario sumarle, la robótica, las
impresoras 3D, las terapias reparadoras con ayudas de células madre, así
como las diferentes formas de hibridación ser humano/máquina61.
Hoy en día debido a la evolución de la técnica y la tecnología, su rapidez
y abaratamiento, nos encontramos con la aplicación en el mundo de las
relaciones laborales de estas tecnologías, cuya utilidad jamás nos habríamos
planteado. En concreto, analizamos aquí dos supuestos avances cuyo
impacto debe ser abordado su cientemente desde la óptica del Derecho del
Trabajo y de la Seguridad social; nos referimos a la tecnología portátil y a
las transformaciones biológicas de los seres humanos y, a continuación, en
cómo estos sistemas pueden re ejar, captar, almacenar y trasmitir datos
relativos a la salud de las personas trabajadoras. En concreto, centraremos el
análisis en la ruptura de equilibrios –en una relación laboral ya de por sí
desequilibrada–, que la aplicación de estas tecnologías puede generar,
haciendo especial hincapié en la potestad empresarial establecida en el
art. 20.4 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre por el que se
aprueba el Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores (en
adelante, ET) que permite el control del absentismo de la persona
trabajadora, alegada por esta y justi cada por los servicios médicos
correspondientes.
Asimismo, debemos insistir en que la salud es un hecho social, producto
de una circunstancia socio-política, económica y cultural, que se da en una
población en determinado tiempo y lugar; en este sentido, las actitudes, las
conductas, las desigualdades en el poder o la profunda división sexual del
trabajo afectan directamente a la salud de las personas trabajadoras y a su
desarrollo en el mundo del trabajo. Y, es aquí, donde el conocimiento y
tratamiento de datos con respecto a la salud puede dar lugar a prácticas
discriminatorias en el ámbito de las relaciones laborales.
2. INCIDENCIA EN LAS RELACIONES LABORALES
2.1. La tecnología portátil y el control de la salud de la persona
trabajadora
Hoy en día se utiliza con frecuencia el término anglosajón “wearable”
para referirse a un tipo de aparato, en su traducción literal del inglés,
vestible o llevable62, lo que denominamos en el presente trabajo como
tecnología portátil.
Si bien no estamos ante algo nuevo en nuestra sociedad, porque, por
ejemplo, un audífono respondería a este tipo de tecnología, el desarrollo de
misma y el incremento de sus potenciales ha dado lugar a aparatos mucho
más complejos y con mayores capacidades, entre otras, por la interacción
que pueden tener con otros elementos tecnológicos, como la inteligencia
arti cial (en adelante, IA) en sentido amplio. Por tanto, nos referimos a una
tecnología de pequeño tamaño compuesta por un microprocesador en
continua interacción con el usuario del mismo o con otros dispositivos de
mayor tamaño, pero que se encuentran en armonía con nuestro cuerpo, y
que podemos encontrar tanto como dispositivo implantable, prenda de ropa
o como complemento63.
Su irrupción de nitiva tuvo lugar en la Feria Internacional de Consumo
Electrónico del año 2014 (Consumer Electronic Shows, CES), donde se
presentaron todo tipo de invenciones; desde las gafas, relojes o pulseras
inteligentes o las zapatillas y camisetas con GPS integrado. Entre muchas
de las funciones asignadas a estos dispositivos, se encuentran las
directamente relacionadas con aspectos de la salud, como los tensiómetros,
las básculas, los controladores de sueño, de ritmo cardiovascular, de
calorías y otros aspectos nutricionales y actividad física64. Asimismo,
muchos teléfonos móviles llevan incorporados y sin posibilidad de
eliminación, aplicaciones –Apps– para el control de la salud, destacándose
como es uno de los sectores que más se ha incrementado en la última
década65.
Parte de esas invenciones ya han sido incorporadas al ámbito de las
relaciones laborales tanto a nivel nacional como internacional, a veces, con
dudosas nalidades de control de la actividad laboral y extralaboral de las
personas trabajadoras66.
El desarrollo de la tecnología sanitaria ha venido justi cado en la última
década por la reducción de costes asociados; así se habla de que serviría
para mejorar la calidad de vida, en de nitiva, pero reduciendo importantes
costes de asistencia, de incidencias, de pruebas o de desplazamientos,
mejorando la detección y la elección de tratamiento más adecuado. Es por
ello que se habla de un nuevo modelo en el cuidado de la salud, basado en
el paradigma de las 5P, a saber: preventiva, proactiva, penetrante, predictiva
y personalizada67; situación a la que también está contribuyendo la
insatisfacción generalizada con el modelo sanitario actual68.
En cuanto a las posibles ventajas de la tecnología portátil o portable
aplicada a las relaciones laborales se alzan voces sobre su función en la
prevención de riesgos laborales, en actividades con riesgos especí cos,
como los bomberos, incrementando la seguridad a través de cascos de
control de oxígeno, y en general del aumento de la calidad de vida…pero
¿ese aumento implica sacri car derechos? Porque el control que se ejerce a
través de estos dispositivos es continuo y en tiempo real, recopilando datos
del organismo humano, monitorizándolo continuamente y, por tanto,
superando el conocimiento y la velocidad del mismo que se puede obtener a
través de un reconocimiento completo de salud, independientemente de su
nalidad.
2.2. Un paso más: las transformaciones biológicas y su impacto en el
mundo del trabajo
Las biomejoras, entendidas como cualquier transformación del ser
humano, ya están comenzando a producirse69. Esta tecnología aplicada al
cuerpo, en los últimos años ha sufrido una rápida e imparable evolución70,
encontrándonos con tecnología con nalidad terapéutica o médica que
contribuye a recuperar funciones perdidas, por ejemplo por accidentes
incorporando una prótesis; pero, también, con mejoras físicas o psíquicas,
de carácter temporal o permanente, como la instalación de softwares que
amplían, mejoran o crean capacidades ex novo a través por ejemplo, de
cirugía de alta precisión en implantes cerebrales (interfaz cerebro-
ordenador) o con cirugía genética que, a través de la manipulación del ADN
puede conseguir el cambio de una persona incrementando la memoria, el
razonamiento, haciéndonos más resistentes o alternando nuestra apariencia
externa71.
Como señalan algunos autores72 no es fácil establecer la frontera entre la
restauración de funciones perdidas, o dañadas del cuerpo humano y la
mejora de capacidades o habilidades73, que añaden una ventaja que hasta el
momento una persona no poseía o que poseía pero no a ese nivel, o, incluso,
que suprimen una enfermedad potencial conforme a nuestra genética. Lo
más habitual es encontrarnos en la práctica sistemas mixtos, una reparación
pero que incluya al mismo tiempo una mejora74.
Si nos referimos exclusivamente a la mejora a través de la incorporación
de dispositivos en el cuerpo humano, junto con otras cuestiones, se ha de
tener en cuenta que está formado por dos partes, un módulo que se implanta
en el cuerpo humano –con electrodos y un programa informático– y otro
externo75. Estos dispositivos van acompañados de un sensor (dispositivo
pasivo), que mide y convierte los parámetros físicos en una señal que
pueden ser leídos por una persona o un instrumento a través de un terminal
–por ejemplo, un teléfono–; esta cuestión es fundamental, porque puede
permitir una monitorización y control continuo, de diferentes aspectos
siológicos o psicológicos; incluso, el dispositivo de mejora puede tener
una batería recargable con ultrasonido, luz infrarroja, RFIS o Wireless o la
posibilidad de desconexión remota.
La normativa europea –Reglamento de productos sanitarios, art. 20.1–
contempla los requisitos y controles de seguridad, calidad y e cacia que en
el ámbito europeo deben respetar tales dispositivos, pesando un importante
deber de seguridad sobre el fabricante conforme a la Directiva 2004/95/CE.
No obstante, una vez cumplidos los requisitos y controles, el producto
puede circular libremente por el mercado interior europeo76. Además, dado
que esos dispositivos responden a necesidades especí cas de una persona y
son fabricados en muchas ocasiones, digamos a medida, suelen quedar fuera
del circuito o cial y de la normativa europea al respecto, porque no se
considerarían producto sanitario, sino más bien un producto de consumo77;
incluso, pudieran formar parte de un ensayo clínico o de un hospital.
Entramos así, también en otro concepto de per les arriesgados, como es
el trashumanismo. La Asociación Trashumanista Mundial parte de la
mejora del individuo tanto por razones de discapacidad como de mejora de
las capacidades naturales (afectivas, cognitivas, físicas, genéticas, morales o
psíquicas), ya sea de manera temporal o permanente, independientemente
de si es más o menos invasiva78.
Si bien pudiera parecer exagerado plantearnos el mejoramiento humano
en el ámbito de las relaciones laborales, lo cierto es que desde hace algunos
años existen empresas que propugnan la necesidad de las mejoras de las
capacidades de las personas trabajadoras para afrontar el impacto de la
tecnología en el futuro del trabajo79. En este sentido podríamos, incluso,
considerar que la vacunación contra la COVID-19 en el ámbito de la
empresa podría ser una forma de mejora de las personas trabajadoras en un
futuro no muy lejano y, todavía más, si esta vacunación qué se produce en
el ámbito del trabajo se hiciera con sustancias todavía no homologadas por
las autoridades sanitarias.
Por otra parte, también, podría suceder que una persona trabajadora con
discapacidad fuera sometida a cualquier técnica para eliminar precisamente
esa discapacidad en el empleo; esto supondría, probablemente, una
eliminación de costes para la empresa porque ya no tendría que realizar
ajustes razonables en el puesto de trabajo y, también, probablemente una
“mejora” de la persona con discapacidad porque como señalábamos
previamente es difícil encontrar una mejora que suponga exclusivamente
una restauración de las capacidades físicas o psíquicas perdidas.
De esta manera, aunque pareciera remota y lejana esta circunstancia
podríamos a rmar que el control de la salud de la persona trabajadora
puede estar al servicio de la empresa y sus diferentes nalidades,
excediendo sin lugar a dudas, el control de proporcionalidad aplicable a
cualquier restricción de derechos fundamentales en una relación laboral.
Como a rma Miah, con el que coincidimos en este aspecto “resulta
crucial, a todos los niveles, establecer algunos principios generales que rijan
la conducta ética del mejoramiento humano”80, y, también, añadimos,
normas jurídicas garantistas en esta revolución tecnológica, de los derechos
de las personas en el ámbito del trabajo.
2.3. La ruptura de equilibrios ya existente en materia de control de la
salud por parte de la empresa
Para continuar con el análisis de la aplicación y el impacto de la
tecnología y técnicas descritas previamente, se debe diferenciar entre la
vigilancia de la salud como obligación de la empresa derivada de la
aplicación de las normas de seguridad e higiene (o, en un lenguaje más
actual, de la prevención de riesgos laborales) y la facultad empresarial de
vigilancia de la salud alegada por la persona trabajadora para ausentarse del
trabajo y, por tanto, encontrarse en situación médica acreditada, sea esta la
que sea; a lo que hay que sumarle, el control de las situaciones de
incapacidad temporal a cargo de la Mutua81.
En todos estos frentes incide la tecnología sanitaria directamente, si bien
es cierto que se generan diferentes implicaciones respecto a los derechos y
deberes de las partes de una relación laboral, rompiendo en ambos casos,
pero con diferente intensidad o modelo, el pretendido juego de equilibrios
que el Derecho del Trabajo otorga.
Por lo que se re ere a la vigilancia periódica de la salud, nos remitimos al
art. 22 Ley 31/1995, de 8 noviembre de prevención de riesgos laborales (en
adelante, LPRL) en conexión con el derecho fundamental a la integridad
física y psíquica (art. 15 CE) y con fundamento último en el derecho a la
vida. El titular de la empresa es el garante de la seguridad y salud de las
personas trabajadoras, teniendo esta potestad limitada su fundamento en el
contrato de trabajo; si bien la aplicación de este precepto y concordantes de
la LPRL parten como regla general de la voluntariedad de este
reconocimiento y de la necesidad del consentimiento de la persona
trabajadora; sin entrar en más detalle, por el momento, este consentimiento
conforme a la doctrina del Tribunal Constitucional82 debe ser previo y
exteriorizado, independientemente de que sea escrito, verbal o a través de
comportamientos concluyentes que permitan deducirlo.
Por su parte, la aplicación del art. 20.4 ET sirve para veri car ausencias
justi cadas por motivos médicos, por lo que, en principio, parece incluir
cualquier tiempo de enfermedad o accidente, común o profesional y lleva
asociado que, la negativa de la persona trabajadora a someterse a dichos
controles (realizados por personal médico) puede signi car la suspensión de
los derechos económicos asociados a cargo de la empresa, vinculados a esa
situación médica.
Para algún autor83, el art. 20.4 ET fue vinculado desde su aparición con el
deber de la persona trabajadora de contribuir a la mejora de la
productividad– o evitar la pérdida de productividad por el absentismo o
ausencias injusti cadas–, establecido en el art. 5 e) ET, con el control del
absentismo de la plantilla, al objeto de proceder al despido –ya eliminado
de nuestra legislación–, por absentismo y, también, para la imposición de
sanciones disciplinarias.
Conforme a la doctrina del Tribunal Supremo84, la empresa puede
establecer, con respeto a los derechos de los trabajadores y sujeto, entre
otros a la proporcionalidad, los métodos que considere más adecuados para
el ejercicio de esa facultad de control y veri cación del estado de salud,
dentro de los poderes concedidos por el art. 20.3 ET; no establece el
precepto restricción alguna salvo la que se deriva de los derechos de los
trabajadores en la relación de trabajo, art. 4.2 ET, y, especialmente, que ese
control de salud sea respetuoso con el derecho a la no discriminación, a la
integridad física, a la intimidad y a la dignidad personal.
Sin embargo, la mayor parte de la doctrina85 ha venido considerando que
la aplicación de este precepto tiene un alcance muy limitado, tanto si la
persona trabajadora acude al reconocimiento o veri cación de su estado de
salud impuesto, como si se niega al mismo.
Limitación de operatividad que choca radicalmente con los pocos límites
reales establecidos en la utilización de este precepto, que, además, puede
utilizarse de manera reiterada en un mismo proceso de incapacidad
temporal86.
Y es aquí, donde el control de la salud a través de cualquier dispositivo
tecnológico pareciera posible, dado que la subcontratación de la gestión del
control del absentismo se ha considerado lícita87, no se lleva a cabo
necesariamente por la Mutua, ni debe llevarse a cabo por los Servicios de
Prevención de la Empresa.
De manera reciente, la Audiencia Nacional88, partiendo de la doctrina del
Tribunal Supremo, ha establecido la diferencia entre los controles derivados
del art. 20.4 ET y los que operan en el ámbito de la Seguridad social;
dejando, claramente, sentado el criterio de la validez de la subcontratación
por parte de una empresa de los controles de absentismo, al estar enmarcado
dentro del art. 20.4 ET. Volviendo a insistir en ello, en otra Sentencia de
principios de año89, en la que se considera que no hay limitación a la
externalización del servicio de control de la salud del art. 20.4 ET siempre
que se ajuste a lo dispuesto en el convenio colectivo de aplicación, así como
insiste en que no es necesario el consentimiento –aunque en el caso consta
que sí se ha informado debidamente a los trabajadores–, aunque no
especí camente a los representantes–, pues tales datos son necesarios para
la ejecución del contrato de trabajo, en línea con lo establecido en el art. 6.1
b) del Reglamento UE 2016/679.
Este control del absentismo puede ser llevado a cabo a través de
“cualquier método” parecen a rmar nuestros tribunales, ya que la amplitud
del art. 20.4 ET así lo permite, haciendo referencia exclusiva a un
reconocimiento “a cargo de personal médico”, aunque, al ser, una
derivación del art. 20.3 ET, de vigilancia y control, podemos encontrar
supuestos diversos, pese a que la doctrina del TS90 establece atender a la
proporcionalidad para localizar los métodos más adecuados para el ejercicio
de esa facultad de control y veri cación de la salud. De esta manera, nos
encontramos casos muy variados en la práctica, entre ellos, queremos
destacar los siguientes:
1) Reconocimiento realizado por un psicólogo clínico; en este caso, el
análisis de los tribunales no se centra en si sería válido o no el uso de este
facultativo, sino en otros excesos que se han podido cometer en el uso de
esa facultad de veri cación del absentismo de la persona trabajadora91.
2) El uso de la policía local, enviada al domicilio de la persona
trabajadora para comprobar la situación de baja por enfermedad;
destacamos en este sentido la STSJ de Andalucía, Málaga, (Sala de lo
Social) Sentencia núm. 1310/2001 de 13 julio92, que nos parece del todo
sorprendente, por acudir la policía local por orden directa del alcalde del
Ayuntamiento demandado –en el supuesto concreto y en otro más según
consta–, cuando en ningún momento el cuerpo de seguridad ha tenido entre
sus funciones la incluida de veri cación y comprobación de la situación de
baja médica; en ningún momento se plantea que la medida no es adecuada
desde el punto de vista del derecho a la intimidad, ni del tratamiento de
datos o que existen medidas menos invasivas para el mismo n.
3) El uso de detectives privados. Dentro de esta posibilidad de uso de
terceros ajenos a la relación laboral, los profesionales de la investigación
están siendo utilizados por las empresas, en base al art. 20.3 ET, siempre
que se respete, entre otros, el art. 48 de la Ley 5/2004 de Seguridad Privada,
de 4 abril. El choque contra el derecho a la intimidad de la persona
trabajadora exige ciertas reservas en su utilización, no solo relativa al
control del absentismo, como han manifestado nuestros Tribunales93.
4) Visitadores médicos. Para facilitar el control o seguimiento de la salud
también se han utilizado estos sistemas cuando el estado de salud de la
persona trabajadora no permite que esta se desplace y para evitar gastos de
desplazamiento, que debería cubrir la empresa94; de nuevo, los derechos a la
intimidad y a la inviolabilidad del domicilio entran con fuerza aquí,
considerando que el seguimiento y control del absentismo, a través de
reconocimientos impuestos por la empresa, a los que está obligada la
persona trabajadora por el art. 20.4 ET, no pueden suponer una vulneración
de sus derechos fundamentales, ni imponer sacri cios ni molestias
injusti cadas, máxime cuando la nalidad de la incapacidad temporal
otorgada médicamente es la recuperación de la salud.
Esta amplitud con respecto a métodos posibles de control de la salud
encuentra, sin embargo, restricción de la mano de la doctrina judicial al
considerar que la veri cación del absentismo no puede venir realizada por
los servicios de prevención, pues esta actuación es ajena a la normativa de
prevención y, encaja en las posibles sanciones de la LISOS, en concreto en
el art. 13.1295.
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Ó
3. LA DEPENDENCIA ECONÓMICA COMO POSIBLE ELEMENTO
VERTEBRADOR DEL DERECHO DEL TRABAJO. REFLEXIONES
CON OCASIÓN DE LAS ÚLTIMAS MODIFICACIONES
LEGISLATIVAS EN ALEMANIA*
JUAN MIGUEL DÍAZ RODRÍGUEZ
Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de La Laguna
105
1. LA DEPENDENCIA ECONÓMICA EN LA GÉNESIS
DEL DERECHO DEL TRABAJO
La historia del trabajo no coincide con la historia del Derecho del
Trabajo. El trabajo, sin más, integra diversas formas de trabajar. Podría
a rmarse que, entonces, la historia del trabajo dependiente sí coincide con
la historia del Derecho del Trabajo, pero sería también equivocado. Siempre
han existido seres humanos que han prestado servicios por cuenta ajena, de
forma voluntaria, recibiendo a cambio una contraprestación, bajo
dependencia (subordinación) del pagador, pero el Derecho del Trabajo es el
conjunto de normas que, en un momento dado, surge para regular “el
trabajo industrial”. Las leyes laborales han ido conformando una disciplina
jurídica que, desde sus orígenes históricos, ha tomado en consideración el
trabajo subordinado como objeto de regulación, pero no cualquier trabajo
subordinado sino el que, prestado de forma voluntaria y remunerada,
comienza a generalizarse en el siglo XIX. La historia del trabajo
subordinado que nace junto a la revolución industrial sí coincide con la
historia del Derecho del Trabajo.
En ese siglo XIX ocurre algo inédito: la contraprestación económica se
sitúa en la médula de la prestación de servicios bajo subordinación. El
progreso técnico da lugar a la invención de máquinas que empezarán a ser
utilizadas en nuevos lugares de trabajo, las fábricas, donde todo se produce,
no para operaciones de permuta sino que, al contrario, todo se produce
porque todo va destinado a la venta, ya que, paralelamente, se ha
transformado la sociedad y en esta, “en modo capitalista”, todo se compra.
La conjunción de la “revolución industrial” (bien aprovechada por quienes
habían acumulado capitales que, entonces sí, tienen la gran utilidad de
permitir inversiones en máquinas y fábricas, conocido ello como
“revolución burguesa”) y el sistema económico capitalista, alumbra una
nueva sociedad que, poco a poco, desatiende otras formas de vida porque se
generaliza el modo capitalista no ya de producción sino de vivir: de forma
paulatina, lenta, pero imparable, va siendo cada vez más habitual que en esa
sociedad del siglo XIX los bienes (incluidos los alimentos, lo que no deja
de ser sorprendente en términos antropológicos) deben ser comprados a
quienes antes los han producido y, así, es imprescindible tener dinero. Ese
dinero se consigue trabajando. En unas pocas décadas la sociedad opera
conforme a unos parámetros desconocidos hasta entonces: la vida sólo es
posible si, trabajando, se obtiene un salario.
En realidad, el progreso industrial fue el “culpable” de tales cambios,
pero no constituyó sino un episodio más de algo que ha sido desde siempre
el auténtico motor de cambio social: la desigualdad. En esta ocasión, una
desigualdad generada por el binomio industria-burguesía frente a la que no
tardaron en surgir ideologías y siendo estas las que generarán la evolución
social subsiguiente, unas ideologías que la desigualdad origina en quienes la
sufren, o en personas que, aun no siendo víctimas de ella y que, incluso,
ocupan posiciones sociales altas, se rebelan contra una sociedad injusta106.
Así las cosas, la dependencia económica se elevó a su máximo exponente
en el siglo XIX. La existencia humana es fotogra ada a partir de entonces
como una existencia entre máquinas que, en fábricas donde los obreros
prestan servicios, producen de forma imparable, unos obreros que, además,
prestan servicios conforme a las degradantes exigencias técnicas
industrialmente impuestas: trabajos en cadena y repetición manual de tareas
muy especí cas. Esos nuevos obreros trabajan bajo subordinación del
patrón de turno y, así, se generaliza el trabajo dependiente como fórmula de
vida: quien no trabaja en la fábrica no tiene dinero y sin dinero no se
subsiste, puesto que hasta la comida y el vestido debe ser comprado. Dicho
de otra forma: la dependencia en el trabajo adquiere, por primera vez en la
historia, tintes dramáticos pero debido no a la subordinación en sí misma
considerada, sino porque la vida depende económicamente de los patrones.
El tremendo cambio económico y social que en el siglo XIX transforma
la humanidad y que puede sintetizarse en la absoluta y brutal dependencia
económica, irá produciendo movimientos políticos con sus
correspondientes culminaciones legales. El detonante de estas no es el
trabajo subordinado en sí, sino la miseria que, en un nuevo mundo en el que
la vida depende del dinero, convierte a la masa ciudadana en una bomba de
relojería. Como se sabe, el Derecho del Trabajo será la materialización
jurídica de la respuesta política ante “la cuestión social”. La agitación social
provocada por las nuevas coordenadas económicas y sociales que regían el
trabajo y, por ende, la vida de las personas, será progenitora de respuestas
políticas, que vienen dadas por la necesidad no tanto de atender a la masa
social proletaria desfavorecida como de asegurar el mantenimiento del
sistema capitalista, pero que serán unas respuestas con las que se irán
amortiguando la indignidad que suponía la dependencia económica
inherente a la nueva sociedad industrial y a su componente estelar: el
trabajo subordinado.
No se olvide, sin embargo, que dicho trabajo subordinado no es la razón
primigenia del origen del Derecho del Trabajo sino que, como ha destacado
la doctrina alemana, “el Derecho del Trabajo supone una reacción frente a
las debilidades económicas de la economía de mercado”107, unas debilidades
que se aprecian en la desigualdad y en la dependencia económica que dicha
economía generan. Como es de universal conocimiento, la reacción política
con su carácter defensivo108 es desencadenada por el desarrollo del
movimiento obrero, cuya progresiva ampli cación llegó a poner en riesgo el
sistema capitalista. En todo caso y como se ha a rmado al inicio de este
trabajo, es en ese momento y no en otro cuando nace el Derecho del
Trabajo, con lo que es erróneo apreciar que existe Derecho del Trabajo allí
donde hubo reglas que se ocuparon del trabajo prestado para otro, aun en
régimen de libertad contractual. El Derecho del Trabajo nació con el trabajo
industrial109.
La subordinación que es característica del trabajo asalariado, erigido en
piedra angular de la vida, una subordinación acompañada de la exclusión de
los bene cios empresariales, suscitó enseguida discursos losó cos de gran
envergadura. Además y en el terreno legal, se van aprobando leyes obreras
que se apartan del principio de la autonomía individual de la voluntad que
es propio del Derecho Civil y cuya vigencia en el mundo del nuevo trabajo
alumbrado por la revolución era ilusoria, pero, más importante aun, dichas
leyes obreras van legitimando una subordinación que, en realidad, no era
aceptable para las leyes civiles110. En de nitiva, la prestación de trabajo por
cuenta ajena y bajo dependencia se irá digni cando ya que, aceptado lo
primero (ajenidad), aunque fuera a regañadientes, era necesario mitigar la
dependencia, en un sistema en que la avaricia empresarial no tenía límites y
traducía la subordinación laboral en condiciones de trabajo lamentables. Sin
embargo, sin desconocer esto que acaba de comentarse, debe repararse en
que lo que origina las primeras y radicales protestas obreras, en su conocida
inicial fase en que no existen organizaciones estables sino fenómenos
asamblearios y coaliciones no permanentes, no es la subordinación laboral y
las penosas condiciones en que se materializa, sino la imperiosa necesidad
de tener trabajo en un momento en que la vida no es posible sin dinero.
Buena muestra de esta relación entre génesis del Derecho del Trabajo y
dependencia económica son las conocidas acciones violentas dirigidas
contra las nuevas máquinas, ya que los obreros necesitan trabajo (con la
correspondiente subordinación, evidentemente, en las condiciones propia de
la época y que no habían sido aun mejoradas producto de la lucha obrera)
para obtener un salario, mientras que las máquinas suponían la privación de
ese trabajo.
El trabajo por cuenta ajena (con la correspondiente subordinación, pero
centrando ahora la atención en la ajenidad) encierra, aparte de la misma
ajenidad (tanto en los riesgos como en los frutos, siguiendo la formulación
tradicional), una dependencia económica del titular de los medios. Incluso
en casos de pluriempleo, el trabajador sujeta sus expectativas de progreso a
los ingresos provenientes de varios empleadores (volviendo a la idea antes
planteada: la dependencia económica se proyecta tanto sobre la subsistencia
como en otros niveles donde existen otras aspiraciones legítimas). En el
pacto social que consolidó la legitimación del sistema económico capitalista
y apaciguó los ánimos en el bando obrero, aparece como eje del mismo la
seguridad económica como aspiración, aparte de la digni cación de la
subordinación personal.
La regulación del nuevo trabajo subordinado en un sistema de
dependencia económica debía ser delimitada y, entonces, su ámbito de
aplicación toma el elemento externo que con mayor fuerza describe el
trabajo: la subordinación111. El nuevo obrero, cuya vida (y la de su familia)
pende económicamente del hilo que sostiene el patrón (elemento que es
decisivo en lo económico y en lo social, pero que no iba a acceder a la
norma), es un sujeto que trabaja de forma subordinada, en la fábrica, en el
taller, bajo las órdenes que dictan patrones, encargados y capataces, ya que
así lo requieren las máquinas y fábricas en centros de trabajo, sirviéndose el
legislador de estos rasgos para ceñir el objeto de regulación. Y, desde sus
orígenes, un rasgo del Derecho del Trabajo que está incrustado en su misma
esencia es el de que, como enfatiza la doctrina alemana, “asegura la
subsistencia” del trabajador, porque este se gana el sustento con su fuerza
de trabajo y, como sigue ocurriendo en la actualidad, es eso lo que late en
las negociaciones colectivas de los salarios, lo que impulsa la prevención de
riesgos laborales (aparte de por razones de seguridad y salud en sí mismas
consideradas, quien deviene incapaz para el trabajo se queda sin salario, al
margen de que los seguros sociales intervengan) y lo que subyace en la
protección contra el despido112.
Á Í
4. ANÁLISIS CRÍTICO A LA PROPUESTA DE REFORMA
DEL ET EN DESCENTRALIZACIÓN PRODUCTIVA
AMPARO ESTEVE-SEGARRA
Profesora Titular de Universidad. Magistrada Suplente TSJ Comunidad Valenciana
Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universitat de València (UV)
1. INTRODUCCIÓN
La presente comunicación pretende analizar críticamente la propuesta de
reforma del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores (ET) a partir de una
enmienda transaccional del grupo socialista y del grupo Unidas Podemos
que quedó en el tintero en la legislatura cerrada en la primera mitad del
2019. Un erróneo punto de partida podría considerar carente de provecho el
estudio de un texto que no se ha concretado legislativamente. Sin embargo,
creo que este análisis es de notable interés por varias razones. En primer
lugar, la presente o futuras legislaturas pueden ser una oportunidad para
reformas laborales consensuadas con agentes sociales por el juego de
fuerzas de los partidos políticos con representación parlamentaria. En
segundo lugar, dejando de lado las cuestiones más coyunturales de
aritmética parlamentaria, los sindicatos más representativos demandarían un
cambio en el artículo 42 del ET124. En tercer lugar, el tomar como base
anteriores textos puede servir para abrir un debate sobre cómo debería
producirse una eventual reforma de tan esencial precepto.
La comunicación tiene una estructura sencilla, se inicia con una breve
justi cación de la necesidad de una reforma laboral de la externalización.
Se trata de un asunto tan obvio que no debería cuestionarse, si no fuera
porque ninguna de las reformas laborales en los últimos 40 años ha incidido
verdaderamente en la regulación española –absolutamente desfasada– de la
contratación y subcontratación laboral. En segundo lugar, se procede a una
descripción del texto objeto de una enmienda transaccional consensuada por
varios grupos parlamentarios, haciendo una breve alusión a alguna
proposición de ley non nata que es un precedente directo del texto
analizado. En tercer lugar, realizo una aportación personal sobre los
aspectos de mejora respecto a la vigente regulación y los aspectos críticos
que podría tener una reforma como la propuesta.
3. LOS PRECEDENTES
La proposición de ley 122/2015, del grupo socialista, para garantizar la
igualdad salarial de los trabajadores subcontratados fue presentada por el
Grupo parlamentario socialista en el Congreso de los Diputados y admitida
a trámite en septiembre de 2016128. No es intrascendente apuntar ni el
momento histórico ni el origen locacional de la propuesta. En cuanto al
momento histórico, fue presentada la iniciativa por un grupo parlamentario
que no disponía de mayoría parlamentaria. Ello comportaría que dicho
grupo tratase de conseguir apoyos parlamentarios fuera del partido del que
nació la proposición129.
En cuanto a su origen territorial, la iniciativa para reformar el artículo
42.1 ET se gestó inicialmente en el partido socialista de las Islas Baleares.
En esta comunidad autónoma, fuertemente golpeada por la precariedad
laboral de algunas empresas en el sector turístico, el consejero de empleo
que había sido inspector de trabajo, habría señalado que no podía ser que el
futuro del turismo en España pasase por ir disminuyendo los salarios y la
calidad. Preocupación que, dicho sea de paso, podría extenderse a cualquier
otro sector productivo, amén del sector hotelero y logístico, expresamente
mencionados en la proposición de ley.
La propuesta de ley no abordaba una reforma integral del precepto, sino
que pretendería añadir dos párrafos al apartado 1 del art. 42 del Estatuto. La
iniciativa tendría dos referentes expresamente mencionados: la Ley
32/2006, de 18 de octubre reguladora de la subcontratación en el sector de
la construcción (en adelante, LSC), y, sobre todo, la Ley de Empresas de
Trabajo Temporal 14/1994, con un claro paralelismo en la de nición de
condiciones laborales y de empleo en las que regiría la igualdad (art. 11
LETT).
La propuesta de reforma incidiría en dos de los aspectos más
problemáticos de la regulación española de la subcontratación: la noción de
propia actividad y la equiparación de condiciones de trabajo de los
trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas respecto a la
empresa principal. En punto al primer aspecto se señala: “Se entenderá que
el objeto de la contratación o subcontratación supone la realización de
obras o servicios correspondientes a la propia actividad del empresario
principal cuando se corresponda con todas o alguna de las actividades
principales o nucleares del mismo y suponga por parte del contratista o
subcontratista, la aportación de mano de obra que desarrolla funciones
profesionales que tienen relación directa con dichas actividades principales
o nucleares”.
El segundo eje de la propuesta pretendía atacar la línea de otación de la
precariedad laboral ligada a la subcontratación: “Las empresas contratistas
y subcontratistas deberán garantizar a los trabajadores afectados por la
contrata o subcontrata, durante el tiempo que presten servicios adscritos a
la misma, las condiciones laborales y de empleo esenciales previstas en el
convenio colectivo que fuese de aplicación en la empresa principal o, en su
caso, las que tendrían si fueran trabajadores contratados directamente por
dicho empresario principal”.
Esta proposición de Ley fue enmendada en mayo de 2017 por diversos
grupos parlamentarios, incluido el propio grupo socialista que la había
presentado inicialmente, mediante una interesante enmienda
transaccional . Se trataría de que la equiparación salarial pretendida no se
130
BIBLIOGRAFÍA
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5. ACCIONES POSITIVAS EN LAS CONDICIONES LABORALES DE
PERSONAS CON DISCAPACIDAD PARA UN NUEVO ESTATUTO DE
LOS TRABAJADORES*
FCO. JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
Prof. Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Miguel Hernández
144
1. PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA CUESTIÓN
La relación laboral de las personas con discapacidad en centros ordinarios
de empleo presenta una serie de peculiaridades, que exigen medidas que les
permitan el desarrollo de la actividad laboral en iguales condiciones que los
demás trabajadores. A partir del Estatuto de los Trabajadores de 1980 se
han incorporado algunas previsiones de mejora. Pero fue la Ley de
Integración Social del Minusválido (LISMI145), la que supuso un punto de
in exión en la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores con
discapacidad. Desde entonces se ha despertado una mayor conciencia de la
necesidad de adoptar medidas y acciones positivas que permitan la
equiparación en el acceso, permanencia y salida de las relaciones laborales
de este colectivo. Esta evolución encaminada a la creación de condiciones
que permitan la igualdad en las condiciones de trabajo de las personas con
discapacidad con los demás trabajadores, también se ha materializado en las
reformas que ha sufrido el Estatuto de los Trabajadores desde su primera
versión. Si bien, resultan todavía insu cientes, por lo que resulta de vital
importancia continuar en este camino realizando propuestas que mejoren la
inclusión en el trabajo de las personas con discapacidad, si de verdad se
pretende la equiparación con quienes no presentan discapacidad.
La norma fundamental que regula los derechos de las personas con
discapacidad es el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 28 de noviembre,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General de Derechos de
las Personas con discapacidad y su inclusión social (LGDPD), cuyo
capítulo VI del título I, se re ere al Derecho al Trabajo de las personas con
discapacidad. Este capítulo, incluye las garantías del derecho al trabajo; los
tipos de empleo de las personas con discapacidad, así como un concepto
sobre igualdad de trato referido al mencionado colectivo. Asimismo, asigna
a los servicios públicos de empleo la orientación, colocación y registro de
los trabajadores con discapacidad para su inclusión social. Además,
distingue medidas encaminadas a la mejora de la igualdad en el empleo
ordinario, como es el servicio de empleo con apoyo o, la cuota de reserva de
puestos de trabajo para personas con discapacidad, y también contempla
mejoras respecto al empleo protegido (centros especiales de empleo o
enclaves laborales). La cuestión es si debería reconducirse la materia
laboral del citado capítulo VI al TRLET146, o si debería regularse en un
único cuerpo normativo que incorpore ambas normativas.
En cualquier caso, la cuestión concreta a abordar en estas páginas
consiste, por un lado, en el estudio de las medidas dirigidas a las personas
con discapacidad en el TRLET en materia de condiciones de trabajo, y por
otro, en la presentación de acciones positivas y propuestas, que contribuyan
a conseguir esa pretendida igualdad en las condiciones de trabajo de las
personas con discapacidad con los demás trabajadores. Este objetivo exige
obviamente la incorporación de nuevas formas de trabajo para este colectivo
y en consecuencia de organización empresarial.
Concretamente se examinará el vigente TRLET, que prevé medidas
especí cas en las condiciones de trabajo para personas con discapacidad,
así como determinados aspectos, tales como la discriminación que puedan
sufrir los trabajadores con discapacidad, una de las cuestiones más graves
que contempla el TRLET en diversos lugares de su articulado (arts. 4.2.c,
17.1); la protección frente al acoso (art. 4.2.e, 54.2.g); contratos formativos
(art. 11.1); Dirección y control de la actividad laboral y correlativa
capacidad del trabajador (art. 20.3); movilidad geográ ca (art. 40.5) y
prioridad de permanencia en la empresa (art. 40.7); suspensión del contrato,
(art. 45.1.d); reducción de jornada (art. 37 ET); excedencia (art. 46.3);
duración adicional de los permisos por nacimiento de hijo, extinción por
causas objetivas (art. 53.2), etc. Se analizará la idoneidad de tales medidas y
su posible mejora a través de acciones positivas, incluyendo nuevas
propuestas.
Además de analizar los resultados obtenidos, se presentarán propuestas de
acción positiva que incidirán en la mejora de las condiciones de trabajo de
las personas con discapacidad, inéditas hasta el momento en el actual
TRLET, en cualquiera de sus ámbitos de aplicación. Papel importante en
ello será, sin duda, la concreción de los denominados ajustes razonables,
que deberían tener su protagonismo, como gura esencial en cada materia
del TRLET, que afecta a las personas con discapacidad. En este sentido,
cabe adelantar que tales mejoras y ajustes deberán ser personalizados, en
función del tipo de discapacidad (física, intelectual…) y del grado de
discapacidad.
Ó
2. DOS PRINCIPIOS ESENCIALES: NO DISCRIMINACIÓN
Y RESPETO A LA INTIMIDAD
Resulta imprescindible iniciar el análisis con dos asuntos, que no siendo
especí cos de las relaciones laborales, sin embargo, puede afectar de
manera especial a las personas con discapacidad en su actividad
profesional. Me re ero al principio constitucional de igualdad consagrado
en el art. 14 de la Constitución española de 1978, en especial en su versión
negativa (principio de no discriminación), así como el respeto a la
intimidad, concretada en la protección frente al acoso por razón entre otras,
de discapacidad. De hecho, la LGDPD, en el art. 35.1, establece
expresamente, que «las personas con discapacidad tienen derecho al trabajo,
en condiciones que garanticen la aplicación de los principios de igualdad de
trato y no discriminación».
Á
3. ANÁLISIS DE LAS CONDICIONES LABORALES
DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN EL VIGENTE
ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES Y PROPUESTAS
DE MEJORA
En el presente estudio, he querido ceñirme al contenido estricto de
aquellas referencias a la discapacidad que se encuentran de forma expresa
en el TRLET. Y ello, sin perjuicio de entrar en el debate sobre si las normas
laborales especí cas para personas con discapacidad (incluidas las que
regulan la cuota de reserva o los ajustes razonables) deberían agruparse en
el TRLET, en la LGDPD, sigan como ahora, repartidas en ambos preceptos,
o bien sugerir otra alternativa que agrupe a todas ellas.
3.7. Excedencia
Tienen derecho a un período de excedencia, de duración no superior a dos
años (salvo que se establezca un período mayor por negociación colectiva),
los trabajadores para atender al cuidado de un familiar hasta el segundo
grado de consanguinidad o a nidad, que por razones de discapacidad no
pueda valerse por sí mismo, y no desempeñe actividad retribuida» (artículo
46.3 párrafo segundo TRLET).
Tanto en este caso de excedencia como en el anterior de reducción de
jornada cabría proponer155 que en la reducción de jornada o de la excedencia
protegida para la reincorporación al puesto de trabajo, se incluyan no solo
familiares con discapacidad del trabajador sino al propio trabajador con
discapacidad. Algo que no contempla la actual normativa y que por otro
lado parece obvio.3.8. Duración adicional por nacimiento y cuidado de
menor
Suprimidas las guras sobre suspensión del contrato con reserva de
puesto de trabajo, del descanso por maternidad y por paternidad, ambas se
han sustituido por el denominado descanso por nacimiento y cuidado de
menor por el Real Decreto ley 6/2019, de 1 de marzo156.
Con respecto a la posibilidad de que el hijo tenga discapacidad, señala el
art. 48.6 TRLET: «En el supuesto de discapacidad del hijo o hija en el
nacimiento, adopción, en situación de guarda con nes de adopción o de
acogimiento, la suspensión del contrato a que se re eren los apartados 4 y 5
tendrá una duración adicional de dos semanas, una para cada uno de los
progenitores. Igual ampliación procederá en el supuesto de nacimiento,
adopción, guarda con nes de adopción o acogimiento múltiple por cada
hijo o hija distinta del primero».
En consecuencia, la duración adicional de dos semanas deberá
distribuirse entre ambos progenitores, a razón de una semana adicional por
cada uno.
En el caso, también de dos progenitores, en el que solo a uno de ellos se
le suspenda el contrato de trabajo, porque el otro tenga una relación
estatutaria, o sea trabajador por cuenta propia o autónomo, o se encuentre
en situación asimilada a la de alta para acceder a la prestación que lleva
aparejado el descanso, la Administración de la Seguridad Social entiende:
«El núcleo diferencial respecto de la familia monoparental es la existencia
de dos progenitores, lo que fundamenta el reparto del tiempo de cuidado de
los hijos o menores. Por lo tanto, en estos casos el periodo adicional de
descanso se debe repartir de forma igualitaria, correspondiendo una semana
a cada progenitor»157.
En cambio, en el caso de que solo exista un solo progenitor, en principio
este disfrutará la totalidad de las dos semanas de descanso. Y ello, por la
necesidad de mantener el periodo adicional de dos semanas a favor del
único progenitor existente, dada la falta de otro progenitor –sea o no
trabajador– que pueda dispensar dichos cuidados; pudiéndose colegir que
no ha sido el propósito del legislador privar, en estos supuestos, a los hijos o
menores de una semana de cuidados a la que hubieran tenido derecho de
existir dos progenitores o de no haber mediado la reforma normativa158. Con
ello, se corrige por la Administración este olvido a la hora de aplicar la
duración adicional de dos semanas por hijo con discapacidad, en el caso de
familias monoparentales159, y viene a dar a entender, que existiendo ambos
progenitores aunque uno de ellos no trabaje, también será objeto de
distribución el descanso a razón de una semana de descanso por cada uno.
En cualquier caso, parece insu ciente que se otorgue tan solo una semana
para cada progenitor en el caso de que el hijo sufra una discapacidad. Pero
aquí cabría que hacer la misma crítica que en otros apartados, pues existe
una variedad de discapacidades (física, sensorial intelectual, mental) y de
grados de discapacidad, por lo que si se quiere ofrecer una ampliación
objetiva del descanso en caso de tener hijos con discapacidad, habrá
necesariamente que establecer diferentes duraciones en función del tipo y
grado de discapacidad, partiendo al menos de una semana para cada
progenitor.
3.8. Extinción del contrato de trabajo por causas objetivas
En el caso del despido por causas objetivas se debe conceder un plazo de
preaviso de 15 días, computado desde la entrega de la comunicación
personal al trabajador hasta la extinción del contrato de trabajo. Pues bien,
«durante el periodo de preaviso el trabajador, o su representante legal si se
trata de una persona con discapacidad que lo tuviera, tendrá derecho, sin
pérdida de su retribución, a una licencia de seis horas semanales con el n
de buscar nuevo empleo» (artículo 53.2 TRLET).
Ahora bien, para que se despida por causas objetivas a un trabajador con
discapacidad en el caso de ineptitud sobrevenida es necesario que se
acredite la imposibilidad de adaptar el puesto de trabajo a las restricciones
sufridas por el trabajador, y, en este sentido, el art. 52.c) TRLET debe ser
puesto en conexión con la obligación empresarial de adaptar el trabajo a la
persona que como principio general de la acción preventiva se establece en
el art. 15.1.d) de la LPRL, y que se concreta en el 25.1, pues, de no poner
ambas normas en relación, el incumplimiento del deber de prevención
empresarial permitiría justi car el despido objetivo por ineptitud160.
5. CONCLUSIONES
Se exponen a continuación las conclusiones que se desprenden de este
estudio, con objeto de mejorar la normativa sobre la inclusión y
permanencia laboral de las personas con discapacidad mediante la
incorporación de acciones positivas.
• Creo indispensable establecer un único marco legislativo que aglutine
todas las circunstancias que puedan afectar al trabajo de las personas con
discapacidad, en especial lo que afecta a su inserción, permanencia y
condiciones laborales en la empresa, en lugar de la situación actual en la
que una serie de normas (TRLET, LGDPD, etc.) acogen en su seno, en
algún caso de forma fragmentada, la especialidad de este colectivo en el
ámbito laboral. Esa norma podría ser la “Ley de Promoción de la Inclusión
Laboral de las personas con discapacidad”, anunciada en la Reforma
Laboral de 2012.
•Con objeto de alcanzar la igualdad real en las condiciones de trabajo, no
solo entre trabajadores con discapacidad y trabajadores sin discapacidad,
sino también entre los propios trabajadores que presentan discapacidad, es
necesario que en cada medida de acción positiva, se distinga el tipo de
discapacidad (física, sensorial, intelectual, etc.) y el grado de discapacidad
de cada trabajador para personalizar de forma adecuada la adaptación al
puesto de trabajo. En la actualidad, la mayoría de las disposiciones no
hacen distinción del tipo ni del grado de discapacidad.
• La negociación colectiva debe erigirse como el instrumento más
adecuado para establecer medidas de acción positiva en las condiciones de
trabajo de las personas con discapacidad. Si bien, debería ampliarse el
contenido del art. 85 TRLET, no solo en el caso de la igualdad de mujeres y
hombres, sino que también exista el deber de negociar medidas de igualdad
de trato y de oportunidades entre las personas con discapacidad en el
ámbito laboral o, en su caso planes de igualdad (…) para la igualdad
efectiva de personas con discapacidad y quienes no la sufren.
• Se echa de menos que se establezcan medidas concretas de adaptación
al trabajo o acciones positivas, mediante los denominados ajustes
razonables, que deberían aplicarse en función del puesto de trabajo que
desempeña el trabajador con discapacidad. Acciones tales como: la
adaptación de los equipos y del puesto de trabajo, adaptación del horario
y/o jornada, readaptación de las funciones que venía desarrollando el
trabajador, introducción potenciación o adaptación del uso de las nuevas
tecnologías, acceso a actividades especí cas de formación, la
reorganización del trabajo, excedencias, suspensión del contrato de trabajo,
etc. Siendo el convenio colectivo el instrumento más adecuado para su
establecimiento, sin embargo, sería deseable que por ley existieran unos
mínimos genéricos.
Ó
6. TRABAJO TEMPORAL Y PREVENCIÓN
DE RIESGOS LABORALES*
JAVIER FERNÁNDEZ-COSTALES MUÑIZ
Catedrático EU (integrado TU) de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de León
166
1. INTRODUCCIÓN
La regla básica sobre duración del contrato de trabajo aparece en el
artículo 15.1 ET, el cual, en su dicción literal establece cómo este podrá ser
concertado “por tiempo inde nido o por una duración determinada”167, de
forma tal que, en principio, la decisión de optar por uno u otro modelo
corresponde a las partes, en un claro ejemplo de la autonomía de la voluntad
típica de la regulación laboral.
Ahora bien, tal libertad de elección aparece inmediatamente limitada por
el principio de causalidad que a continuación consagra el propio precepto,
habida cuenta de que, para poder optar por la contratación temporal, será
precisa la concurrencia de alguna de las causas legalmente previstas.
De tal forma, la mera voluntad de las partes no puede someter el contrato
a término168, así como no resulta su ciente para la consideración como
temporal de la relación de trabajo el hecho de que las partes decidan
otorgarle esa cali cación, ni que efectúen una simple remisión a la
normativa de la contratación temporal para justi car su decisión169, aunque
no puede por menos que destacarse el hecho de que la norma invoca a la
negociación colectiva como fuente que debe complementar las previsiones
legales, dándole incluso la oportunidad de contribuir a diseñar los per les
de la institución que se regula, lo que hará necesario en muchos casos
acudir a las previsiones convencionales para tener una competa visión de la
cuestión o del problema tratado.
El artículo 15 ET se dedica, por tanto, a modular la duración del contrato
y, más concretamente, a indicar los contratos temporales que pueden ser
utilizados en nuestro ordenamiento, estableciendo una serie de supuestos,
de acuerdo con los cuales las causas de la temporalidad aparecen
claramente tasadas por la norma, limitando la autonomía de la voluntad de
las partes y, a un tiempo, en principio, la posibilidad de celebrar un contrato
de carácter temporal en cualquier supuesto o situación, pues la temporalidad
sigue “causalizada”170 en el sentido de que solo se podrá celebrar un
contrato temporal cuando concurra justa causa, la cual deberá estar
conectada bien con la naturaleza temporal del propio trabajo, bien con una
necesidad temporal de mano de obra en la empresa.
De tal forma, el contrato de trabajo de carácter temporal únicamente
podría ser utilizado cuando ello estuviera justi cado en la propia ontología
del n perseguido y de la actividad a desarrollar, o lo que es lo mismo, el
ordenamiento terminó por considerar la contratación inde nida como la
regular, general y típica, en contraposición al desafecto hacia un contrato de
carácter temporal en cuanto a excepcional o atípico171.
Sin embargo, las sucesivas crisis económicas trajeron consigo la revisión
del esquema de contratación descrito para salir del parón en la contratación
que supusieron estos períodos, revisando sus presupuestos bajo premisas
como que un empleo temporal es mejor que ningún empleo durante ese
tiempo, y sobre todo, tras la constatación de que el empresario era
claramente reacio (y lo sigue siendo) a incorporar en sus plantillas
trabajadores cuyo compromiso laboral adquiera el carácter de inde nido, de
forma tal que poco a poco se va ampliando la posibilidad de concertar
negocios jurídicos de duración determinada, independientemente de la
existencia o no de esas necesidades temporales que son exigidas para
legitimar este tipo de modalidades contractuales.
La progresiva erosión a través de las sucesivas reformas laborales de los
principios iuslaborales clásicos, incluido el principio de estabilidad en el
empleo172, ha supuesto, entre otras muchas cuestiones, una (anormal)
normalización del trabajo temporal y, en su momento, la legalización y
actividad regularizada en el trá co jurídico de las empresas de trabajo
temporal.
En todo caso, en este punto las sucesivas estadísticas no mienten y
muestran con una rotundidad fuera de toda duda la opción empresarial de
acudir a esta clase de contratos, con todos los resultados que ello ha
generado, como la rotación de empleados, desestabilización de las
plantillas, perdida de profesionalidad o inestabilidad, facilidad para la
extinción y precarización del empleo, entre otras consecuencias lógicas e
inevitables, sin olvidar, por lo que a este estudio interesa, una menor
formación y una mayor siniestralidad, en tanto la temporalidad constituye
un problema desde la perspectiva de la salud y seguridad laboral, en tanto
en cuanto los datos173 re ejan año tras año una incidencia de accidentes de
trabajo en todos los sectores entre los trabajadores temporales mucho más
elevada que entre quienes disfrutan de una relación laboral de carácter
inde nido.
En virtud de todo ello, el enfoque de la especial protección de los
trabajadores temporales en materia preventiva, a diferencia de otros grupos
hasta ahora abordados, no puede realizarse desde un punto de vista
subjetivo, en tanto los riesgos no derivan tanto del estado del trabajador
como de la propia naturaleza del trabajo174.
En esta línea, y aun cuando la temporalidad no constituye un factor de
riesgo en el sentido tradicional de riesgo físico o psicológico, ha llegado a
ser cali cada como factor jurídico de riesgos175, siendo, por tanto, una
categoría nueva y diferente a los factores habituales, surgida al amparo de la
propia normativa la cual, con sus disposiciones, generó la aparición de un
hasta ese momento desconocido modelo de riesgos.
La Directiva 91/383/CEE, de 25 de junio, por la que se completan las
medias tendentes a promover la mejora de la seguridad y salud en el trabajo
de los trabajadores con una relación laboral de duración determinada o en
empresas de trabajo temporal, ya constataba el aumento de este tipo de
contratación, la superior sensibilidad de estos empleados frente a los riesgos
laborales, la viabilidad de mejorar tales datos y la necesidad de elaborar una
regulación particular centrada fundamentalmente en lo relativo a la
información, la formación y la vigilancia de la salud.
Las motivaciones de esta mayor siniestralidad derivan de la propia
temporalidad de la tarea desempeñada, y han de buscarse tanto en factores
siológicos como patológicos:
Por la propia siología de la actividad, la lesividad del trabajo será mayor
cuanto mayor sea la indefensión del trabajador, puesto que tal circunstancia
reduce su capacidad de reivindicación y reacción dado su escaso poder
contractual176.
Su escasa integración en la empresa, de carácter marginal, corta duración,
con tareas secundarias, etc., di culta también su acceso a los medios de
prevención y protección.
Las situaciones patológicas siempre aparecen con mayor frecuencia en las
actividades laborales temporales como consecuencia, entre otros factores,
del trabajo sumergido, el abuso empresarial o los fraudes contractuales177.
La temporalidad se puede asimismo vincular a riesgos especí cos, habida
cuenta de que la precariedad laboral puede actuar no solo como
desencadenante de accidentes y enfermedades, sino también como estresor
laboral y, en consecuencia, como factor especí co de riesgo psicosocial,
unido a una mayor desmotivación e insatisfacción laboral.
En n, y en cuanto al empleador hace, se asocia a un mayor desinterés
empresarial en el cumplimiento de sus obligaciones, al margen de que
resulta habitual asignar a estos operarios trabajos con un mayor nivel de
riesgo, pues no resulta habitual especializar la oferta de trabajo.
En las empresas de trabajo temporal, además de estos factores comunes,
deben añadirse otros: por una parte, se les contrata para ponerlos a
disposición de otra empresa usuaria, en la cual prestará servicios, de forma
tal que se produce una dualidad de empresarios que hace imprescindible
jar a quién corresponde la deuda de seguridad; por otra, el trabajador
desconoce el o cio y el lugar de trabajo, por lo que la inexperiencia y la
insu ciente acogida en la empresa contribuyen a que la situación constituya
un riesgo en sí misma178; en n, los usuarios acuden normalmente a este
tipo de trabajo en momentos de necesidad o críticos en la actividad
productiva, urgencias que tienden a reducir los tiempos de formación de los
trabajadores y a limitar de manera estricta la temporalidad de la puesta a
disposición, hecho que “conduce a la excesiva rotación de unos trabajadores
no su cientemente formados”179.
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7. EL ART. 19 LET Y SUS CONEXIONES CON LA LEY
DE PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES: LOS DESAFÍOS DE
SEGURIDAD Y SALUD DERIVADOS DE LA INTELIGENCIA
ARTIFICIAL Y LA ROBÓTICA
INMACULADA SANDRA FUMERO DIOS
Profesora Ayudante Doctora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Dpto. de Derecho Público y Privado Especial y Derecho de la Empresa
Universidad de La Laguna
1. INTRODUCCIÓN
Primera ley: “Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción,
permitirá que un ser humano sufra un daño”; 2.ª “Un robot debe cumplir las
órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entrasen
en con icto con la primera ley; 3.ª Un robot debe proteger su propia
existencia en la medida en que esta protección entre en con icto con la
primera o con la segunda ley”.
Fueron estas las “leyes primitivas de la robótica” declaradas por el
escritor Isaac Asimov en su relato de ciencia cción titulado: “Circulo
vicioso” (Runaround, 1943).
Poniendo en relación aquellas normas de cción sobre la robótica y los
nuevos modelos de producción dotados de inteligencia arti cial (en lo
sucesivo, IA) se ha de señalar que la tecnología, la robótica y la IA han
bene ciado, nos guste o no, la vida de las personas en ámbitos tan dispares
como: la pedagogía educativa, la medicina, el cuidado de personas de edad
avanzada, etc., pues han venido a dar alternativas a las di cultades que al
ser humano se le presenta en un momento de transformaciones tecnológicas
sin precedentes203. En términos generales, los avances tecnológicos en la
industria han contribuido, en gran medida, a mejorar las condiciones de
trabajo, especialmente, a la luz de la robotización de algunos puestos de
trabajo penosos o peligrosos. En la industria global 1,6 millones de robots
son utilizados en el proceso productivo (2015). Según un informe de la OIT
“el uso de robots industriales está aumentando y tiene el potencial de
modi car los procesos productivos en todo el mundo204.
Resulta necesario de nir ciertos términos de interés para comprender el
objeto y adecuación de este estudio. A estos efectos, se entenderá por IA:
“la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes, especialmente
programas de cómputo inteligente” (John McCarthy, 1956). Acepciones al
concepto señalan que la IA, por su carácter interdisciplinar, es de aplicación
a los sistemas o dispositivos electrónicos que mani estan un
comportamiento inteligente con cierto grado de autonomía, por ejemplo,
asistentes de voz, reconocimiento facial, programas de análisis de datos,
aplicaciones de internet, etc. Más concretamente, la IA se vincula con
dispositivos de hardware lo que hace posible ejecutar tareas de manera
autónoma –robots205, coches autónomos, drones, etc.– En n, la IA es una
disciplina que incluye el aprendizaje automático, el razonamiento, la
programación y la robótica, incluyendo los sensores y accionadores además
de otras técnicas en sistemas ciberfísicos206.
La tecnología puede ser, sin duda, un factor importante para el desarrollo
del mercado de trabajo global207. Sin embargo, por otra parte, existe cierto
recelo en la comunidad cientí ca en relación con la robotización208 de los
puestos de trabajo, los efectos que ésta tendrá en la demanda de empleo y
en la salud de los trabajadores. Según un informe de la OCDE,
aproximadamente el 14% de los puestos de trabajo están en riesgo de
automatización lo que supone que el 32% de los empleos será objeto de
transformación209. Al evidenciar estos hechos procede entonces realizar una
profunda re exión sobre el impacto de las nuevas tecnologías y el futuro del
trabajo210. Algunas voces ya hablan de una crisis cuasi existencial en todos
los ámbitos de la sociedad al a rmar que ningún sector quedará inmune al
impacto de la IA y la robótica. A priori, si no se consigue una respuesta
consensuada, y una regulación jurídica adecuada, esta situación podría
constituir una con rmación de la tesis antes mencionada, esto es, que la IA
y la robótica como nuevas formas tecnológicas de producir puedan poner en
peligro la fuerza de trabajo y su participación en el mercado211.
Figura. Puestos de trabajo en riesgo de automatización
Fuente: OCDE, Employment Outlook 2019: The Future of Work.
4. REFLEXIÓN FINAL
En síntesis, lo anteriormente dicho viene a expresar la idea central de esta
aportación, que no es otra que la conveniencia de reforzar la necesidad de
armonizar y simpli car el marco normativo en relación con la seguridad y
la salud en el trabajo, re exionado si cabe la posibilidad de llevar a cabo
una actuación de modernización que implique o no la derogación del art. 19
LET, dado que, a mi juicio, la LPRL responde de manera más e caz a los
nuevos desafíos de la seguridad y salud en el ámbito de las relaciones
laborales, particularmente, en todo lo concerniente al trabajo en contacto
con la IA y los procesos de robotización.
Notas de nitorias han hecho que la IA y la robótica se desarrollen, cada
vez más, de manera síncrona con los trabajadores. La suma de estos avances
tecnológicos y la incorporación de la IA en los puestos de trabajo ha dado
lugar a una simbiosis armónica que ha facilitado la minimización de
trabajos tediosos, pesados y peligrosos.
Una e caz gestión preventiva permitirá tener un registro de los factores de
riesgo, no solo los accidentes sino también las enfermedades profesionales.
El derecho a la información, formación y la readaptación profesional
constituye una mejora en la capacitación de los trabajadores frente a los
desafíos derivados de la IA y la robótica. De esta manera, anticiparnos a los
riesgos tecnológicos mediante una adecuada y actualizada regulación y
gestión preventiva reforzará las oportunidades que ofrece la tecnología a la
seguridad y salud en el trabajo intensi cando el aprendizaje permanente en
la carrera profesional como un derecho universal260.
É
8. TRAS CUATRO DÉCADAS DEL ESTATUTO
DE LOS TRABAJADORES, ¿SON LOS ÁRBITROS DEPORTISTAS
PROFESIONALES?*
JUAN LUIS GARCÍA RÍOS
Profesor Asociado de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social. Doctor en Derecho
Universidad de Castilla la Mancha
261
1. INTRODUCCIÓN
La concepción y con guración del deporte en España en estas últimas
cuatro décadas, ha visto una evolución frenética en la mayoría de los
deportes que se practican en nuestro país, en la que destaca un elemento
trascendental para comprenderlo en la actualidad, que no es otro que su
intensa profesionalización. Innegable es la profesionalización de un deporte
como el futbol o el baloncesto en ciertos niveles, pero menos intensa o
incluso inexistente en otros deportes, a lo que habría que añadir la
existencia en este proceso de profesionalización de un claro sesgo de género
pues la profesionalización del deporte masculino está a años luz del
femenino, sobre la base o justi cación errónea de la expectativa o recursos
económicos que genera uno u otro (mayores en el caso del deporte
masculino y menor en el del deporte femenino) y no sobre el esfuerzo y la
dedicación que de manera idéntica se produce en ambos supuestos.
El Estatuto de los Trabajadores regula en su artículo 2.1 la relación de
trabajo de los deportistas profesionales como una relación laboral de
carácter especial (como ya lo hacía el art. 3.1 de la Ley 16/1976, de 8 de
abril, de Relaciones Laborales). Supuso esta redacción la continuación de
un debate jurisprudencial y doctrinal sobre la naturaleza jurídica que une a
los deportistas con sus clubes, negada inicialmente como laboral, siendo en
la década de los 70 cuando se empieza por vía jurisprudencial a reconocer
su laboralidad, la cual ya había sido defendida por la doctrina cientí ca.
Pese a los esfuerzos conceptuales de las normas reglamentarias
posteriores (RD 318/198, de 5 de febrero y RD 1006/1985 de 26 de junio),
lo cierto es que la casuística de las relaciones y sujetos que se dan en una
entidad deportiva y en la práctica del deporte, o incluso de la naturaleza
jurídica de estas entidades deportivas, han provocado la necesidad de la
intervención de la jurisprudencia y la doctrina para determinar cuando
estamos ante un deportista profesional al amparo del RD 1006/85, de 26 de
junio.
De entre las personas que intervienen en la práctica deportiva, está la
gura del árbitro o juez de competición, al que se le encomienda la labor
posiblemente más cuestionada –pero a su vez imprescindible– dentro del
deporte, como es la de velar por el cumplimiento de las reglas de juego
durante el partido o prueba.
Tema de actualidad, ya que la reciente sentencia del TSJ de Madrid de 5
de julio de 2019, aborda la cuestión de la laboralidad de los árbitros en el
ámbito del futbol profesional, para llegar a la conclusión mayoritaria en la
jurisprudencia que niega tal extremo y sigue declarando la incompetencia
del orden jurisdiccional social para conocer de la controversia surgida en el
seno de esta relación jurídica, “enviando” al orden contencioso
administrativo dicha cuestión, al considerar que estamos ante una relación
de carácter administrativo y no laboral.
Defendemos la laboralidad262 de la relación que une a los árbitros y las
Federaciones deportivas, abriendo la puerta precisamente a su
reconocimiento como relación laboral especial de deportistas profesionales.
Por ello, nuestro objetivo es profundizar en el análisis de estas relaciones
jurídicas para proseguir el debate sobre la laboralidad de los árbitros y
además para señalar su consideración no solo como trabajadores por cuenta
ajena (relación laboral común) sino para realizar un análisis que nos permita
identi carlos con los rasgos propios de los deportistas profesionales
integrados en las Federaciones a tenor del propio RD 1006/1985, de 26 de
junio.
El deporte ha evolucionado hacia su profesionalización, lo que debe tener
un re ejo en el marco jurídico. El anteproyecto (que, aunque somos
conscientes de que estamos ante un anteproyecto de ley) para la reforma de
la ley del deporte, prevé como la gura del árbitro debe estar ya regulada
conforme a las distintas opciones que nos dé tanto la normativa laboral
como de Seguridad Social, cotizando en dicho sistema, concretamente su
artículo 41.
En de nitiva, pretendemos analizar si la relación jurídica que une a los
árbitros y las federaciones deportivas debe ser considerada una relación
laboral especial de deportivas profesionales y bajo qué condiciones y
supuesto debe ser considerada como tal.
2.3. La voluntariedad
Se trata de un presupuesto necesario para el reconocimiento de esta
relación laboral especial, que como sabemos no es un elemento peculiar o
exclusivo de esta relación especial, sino que está incorporado al presupuesto
recogidos también en el artículo 1.1 del ET. Por ello predica de las mismas
características en uno y otro caso.
La voluntariedad se vincula a la “libertad contractual y a la exclusión del
trabajo forzoso”285. No cabe duda que el inicio en el arbitraje es una
voluntad de la persona que libremente decide iniciar dicho camino y en el
que paso a paso va ascendiendo en el posible “escalafón” o categoría, pero
siempre de manera voluntaria, consentida y no forzosa. No puede por tanto
imponerse la realización de esta actividad de arbitraje deportivo, pues de lo
contario no podría con gurarse como relación laboral. Sin perjuicio de que
esta actividad debe realizar en el marco y bajo la dependencia de la
Federación.
2.4. La retribución
La exigencia de una retribución es otro de los presupuestos necesarios
para la existencia de esta relación laboral especial, presupuesto que como
sabemos es necesario en cualquier relación de carácter laboral, de acuerdo
con lo dispuesto en el art. 1.1 ET.
El propio RD al establecer este presupuesto necesario, inmediatamente
introduce una matización de vital importancia y clave286 para determinar la
profesionalidad de un deportista a efectos del ámbito de aplicación, pues
pone de mani esto que aquellos deportistas que presten sus servicios dentro
del ámbito de un club y que únicamente reciban una compensación de
gastos ocasionados por su práctica deportiva quedarán fuera de su ámbito de
aplicación y por ello no podrán ser considerados como deportistas
profesionales pasando a ser considerados como a cionados o amateurs. Lo
que implicaba indirectamente señalar que aquello que fuese destinado a esa
compensación de gastos no podría ser considerado como retribución o
salario a efectos laborales. A pesar de ello y como sabemos no resolvió y no
ha resuelto la problemática de cuando estamos en presencia de salario o
cuando no, ya que es una cuestión compleja, y hace necesario examinar
caso por caso.
En el caso de las personas que realizan la labor arbitral nos encontramos
en la misma tesitura que para un jugador respecto de su club, es decir,
¿cualquier cantidad recibida por estos debe ser considerada salario? o por el
contrario ¿nos encontramos ante cantidades que si pueden ser consideradas
como compensación de gastos? Este planteamiento hace necesario atender a
la naturaleza, la periodicidad y nalidad real de estas cantidades percibidas,
es decir, a su auténtica naturaleza. Por lo pronto, la jurisprudencia287 nos ha
dicho que la cali cación que la entidad deportiva pueda realizar es
indiferente, imponiéndose la realidad de la nalidad de dichas cantidades.
El carácter compensatorio implica que estas cantidades no puedan suponer
un exceso sobre los gastos que origina al deportista esta práctica deportiva,
lo cual ya de entrada es difícil de concretar en ciertos supuestos. También
nos ha dicho el Tribunal Supremo que un claro indicio de retribución lo
encontramos en la periodicidad y uniformidad de las cantidades percibidas.
Apriorísticamente no es posible establecer una regla ja e invariable por
la heterogeneidad y casuística que nos podemos encontrar respeto a las
distintas federaciones y su relación con sus árbitros. Pero si podemos
encontrar rasgos comunes, pues normalmente el percibo de estas cantidades
presenta la periodicidad y uniformidad que se exige para su consideración
como un indicio de retribución que deriva de su participación en la
competición, encontrando –a nuestro juicio– la gran di cultad en la
determinación de si la cantidad percibida por su labor puede superar el
umbral de lo que se considera como compensación de gastos, lo que
provoca ir caso a caso.
No parecemos dudar de la naturaleza salarial de las cantidades percibidas
por los árbitros de deportes como el fútbol288 en sus categorías superiores
pues sus cantidades exceden con creces de aquello que pueda ser entendido
como compensación de gastos ocasionados por la práctica deportiva,
pensemos que un árbitro de primera división y para la temporada
2017/2018289 cobraba por partido 3.685 €, mas determinados gastos de
desplazamiento, cantidades que en virtud de lo dispuesto en el nuevo
convenio de coordinación entre la RFEF y LPF han sido incrementadas en
un 10% para la temporada 2018/19 y un 5% para la temporada 2019/20.
Convenio en el que se recoge un acuerdo para la retribución del arbitraje en
el que acuerda asumir por parte de la Liga Profesional el coste de la
inclusión en el Régimen General de la Seguridad Social a los árbitros290. Sin
embargo, las percepciones económicas recibida por árbitros que desarrollan
su labor en otros deportes y en categorías (aunque la categoría no sería
determinante) de deportes base son sensiblemente inferiores, un árbitro para
categoría juvenil provincial sería 90 € por partido291, o el caso del
Balonmano en el que para partidos de juveniles los gastos directos por el
arbitraje son 32 € por árbitro y partido292. Por lo expuesto resultará muy
fácil en ciertos casos y difícil para otros determinar cuando estas cantidades
exceden o cubren los gastos del tiempo destinado al arbitraje y a su
preparación. Sin duda un reto importante sería como articular esta
diferenciación para el caso del arbitraje, que presenta ciertas similitudes al
resto de deportista profesionales, pero también diferencias.
2.5. La ajenidad
La ajenidad debe estar presente en esta relación laboral especial,
conforme al citado artículo 1.2 del RD 1006/1985, de 26 de junio,
presupuesto que al igual que la voluntariedad y retribución no han sido
cuestionados con carácter general en las diversas sentencias que se han
producido respecto a la relación que une árbitros y sus respectivas
federaciones o ligas profesionales.
La ajenidad en este supuesto debe ser entendida de forma idéntica a como
se presenta en la relación laboral común293, la ajenidad por ello puede ser
entendida como una ajenidad en los frutos pero también como la ausencia
de la necesidad de que el trabajador asuma los riesgos del negocio294. Como
indicios más comunes de la existencia de ajenidad295 podemos encontrar,
entre otros, la entrega al empresario por parte del trabajador los servicios
realizados, la adopción por el empresario de decisiones relacionadas con la
prestación del servicio o el cálculo de las retribuciones en relación al
servicio prestado.
En el ámbito deportivo está presente “desde el momento en que el
deportista no asume riesgos en la prestación de su actividad deportiva, ya
que seguirá percibiendo salario de su club o entidad deportiva
independientemente de que los resultados sean o no satisfactorio”296.
Este presupuesto está –a nuestro juicio– en la relación que une a los
árbitros y las Federaciones, pues son estas las encargadas de organizar las
distintas competiciones (o en su caso las ligas profesionales), es bajo esta
organización cuando se produce la práctica del arbitraje, práctica que no es
en bene cio del árbitro sino de la Federación297, es Federación la que recibe
los “frutos” del arbitraje, necesario para la competición y es ese el bene cio
que hace suyo la Federación para la realización de la competición.
2.6. Dependencia
Y por último encontramos este presupuesto de la dependencia como
necesario en la relación laboral especial de deportistas profesionales, al
igual como en la relación laboral común.
Y es precisamente aquí, en este presupuesto necesario (su ausencia),
donde la doctrina judicial se ha basado fundamentalmente para negar la
laboralidad de la relación que une a árbitros y Federaciones cuando ha
tenido ocasión de valorar dicha relación, si bien, con ciertas excepciones
donde sí se ha reconocido dicha laboralidad298.
Como sabemos esta ausencia de laboralidad se ha basado en una
interpretación que implicaba traer al debate las funciones públicas
administrativas ejercidas por las distintas federaciones deportivas, que
aunque como sabemos son entidades privada –pues así son cali cadas por
muestra actual Ley del Deporte del año 1990 y también ha puesto de
mani esto nuestro Tribunal Constitucional299–, se les atribuye competencias
que se consideran como funciones públicas de carácter administrativo,
convirtiéndose en este caso como una especie de agente colaborador de la
Administración Pública. Como sabemos, esta técnica de atribución de
potestades públicas administrativa a personas jurídica privadas no es nueva
en el derecho español ni exclusiva de las Federaciones deportivas300
Entre estas funciones públicas de carácter administrativo se recoge la
potestad disciplinaria. Esta potestad disciplinaria que genéricamente
atribuye a la Federación debe ser realizada necesariamente durante la
competición a través de la gura del árbitro o juez de competición (art. 73),
son otros quienes pueden ejercer la potestad disciplinaria deportiva, pero
solo el árbitro lo puede hacer durante el partido prueba. Y precisamente por
ejercer esta potestad pública administrativa que supone el arbitraje, no
puede la Federación ejercer el poder y las facultades de dirección propias de
un empleador, pues esta labor debe ser independiente y objetiva,
apareciendo el árbitro como un agente colaborador de la Federación301 para
la aplicación de la potestad disciplinaria en la cual la Federación no puede
interferir, no puede ejercer esa labor de impartir instrucciones durante el
partido o competición, a lo que habría que decir, que esa necesaria
imparcialidad del arbitraje debe estar presente sea cual sea la naturaleza de
la relación –laboral, administrativa o civil–302, tampoco tiene facultades
sobre su formación e incluso la capacidad de sanción, faltando por ello el
presupuesto de la dependencia.
En de nitiva, esta línea interpretativa mayoritaria en nuestra
jurisprudencia ha supuesto declarar como incompetente el orden
jurisdiccional social para conocer de estas controversias entre árbitros y
Federaciones al negar la laboralidad de esta relación, señalando su carácter
administrativo.
Respecto a esa incapacidad para ejercer facultades de dirección durante
su labor, esta apreciación no responde a la realidad –así lo pensamos– de la
relación de árbitros y Federaciones o ligas profesionales. En primer lugar es
una actividad –la arbitral– que se mani esta reglada303 por las Federaciones
pues son estas las que establecen las distintas normas y reglamentos, que
incluso se van interpretando por esta a través de circulares o notas técnicas,
que normalizan el juego o competición, el árbitro debe limitarse a aplicar el
reglamento, es una independencia técnica304, pero sometida al principio de
legalidad305, la cual puede ser predicada de otros profesionales cuali cados
los cuales tienen esa capacidad técnica donde el poder de dirección de un
empresario no debe llegar y no por ello se niega la laboralidad.
Pero a este respecto debemos recordar como la jurisprudencia cuando ha
caracterizado el presupuesto de la dependencia ha puesto de mani esto que
“la dependencia no se con gura en la actualidad como una subordinación
rigurosa e intensa, habiendo sido estructurada, primero por la
jurisprudencia y luego por las propias normas legales, en un sentido
exible y laxo, bastando con que el interesado se integre, dentro del ámbito
de organización y dirección de otra persona”306. A lo que habría que añadir
que “la dependencia como la ajenidad son conceptos de un nivel de
abstracción bastante elevado, que se puede manifestar de distinta manera
según las actividades y los modos de producción”307. Hecho que se produce
sin duda en el caso que nos ocupa
Pero es que como ya adelantó IRURZUN308 la aplicación de la tecnología
está suponiendo en deportes como futbol, baloncesto e incluso balonmano
como esta supuesta labor independiente se diluye ante las injerencias de las
mismas en su labor durante el partido, tecnologías o medios técnicos
incorporados para la labor del árbitro y a voluntad de la Federación o liga
profesional. Realidades estas como el uso de nuevas tecnologías que no
pueden obviarse (pues suponen una nueva realidad social) a la hora de
interpretar los presupuestos clásico de la relación laboral309, en este caso el
de dependencia al poder de dirección del empleador.
Siguiendo esta línea, es innegable que el árbitro no tiene una estructura
empresarial que le sirva de soporte para la prestación del arbitraje, a este se
le indica cuando debe arbitrar, los horarios de los partidos y cuanto tiempo
antes debe de estar; se le indica cómo debe ir vestido para arbitrar, en caso
de no poder arbitrar por causas de fuerza mayor es la Federación quien le
sustituye, no pudiendo el tomar decisiones al respecto; se le impone la
necesidad de pasar determinadas pruebas físicas y técnicas, se le convoca a
reuniones técnicas de presencia obligatoria310; una serie de obligaciones
señaladas por la Federación que caen del lado de su capacidad de dirección.
Por lo que no puede negarse estos indicios que ponen de mani esto la
capacidad de la Federación de tomar decisiones que afecta a la prestación
de la labor arbitral.
También las Federaciones ejercen una clara labor formativa respecto a los
árbitros para cada temporada, en mayor o menor medida, pero no solo a
través de cursos de formación directa, sino también con numerosas
circulares e instrucciones que suponen aclarar ciertas dudas y que implican
claramente un proceso formativo. El RD 1835/91, de 20 de diciembre, sobre
Federaciones Deportivas españolas, recoge en su art. 22 como es en el seno
de las Federaciones donde debe existir un Comité Técnico Arbitral (CTA),
al que se le atribuye entre otras la función de establecer niveles de
formación. En ciertos estatutos de las Federaciones, por ejemplo, en el caso
de la RFEF, el artículo 4 señala como funciones de la Federación la de
formar, titular y cali car al árbitro, sin perjuicio que dentro de la Federación
esta labor pueda ser atribuida al denominado CTA que, aún con
independencia para realizar su labor y personalidad jurídica propia, es un
órgano de la Federación (art. 25), es parte de la Federación, su existencia se
explica precisamente por ser parte de la Federación, y está subordinado al
presidente de la Federación (art. 37). Para el caso del baloncesto sus
estatutos se mani estan en términos similares311. Y pongamos un ejemplo,
de acuerdo con el ya citado convenio de coordinación entre RFEF y LPF se
dedican a la formación de los colegiados la suma de 615.000 €, para la
temporada 2018/19, y similares cantidades en las siguientes temporadas.
En cuanto al poder disciplinario desde un punto de vista laboral –alegado
también por la jurisprudencia– señala que al igual que ocurre con respecto a
los jugadores o jugadoras, debemos distinguir un posible poder disciplinario
deportivo, recogido normalmente en los reglamentos o estatuto de las
Federaciones, del posible poder disciplinario laboral, pues ambas pueden
existir y coexistir, no debiendo ser este planteamiento realizado por la
jurisprudencia un obstáculo para la existencia de la subordinación a la
dirección de la Federación, pues esta capacidad existe312.
En de nitiva la Federación respecto a esta colectivo arbitral ejerce las
facultades que pertenecen a la esfera de quien ejerce el poder de dirección
empresarial313.
3. CONCLUSIONES
Caracterizar la relación que une a las personas que realizan el arbitraje en
el ámbito de las distintas competiciones organizadas por las Federaciones y
las Ligas Profesionales, para cali carla como deportistas profesionales ha
sido, es y posiblemente será polémico, discutible y en la que existen
argumentos enfrentados, como nos está ocurriendo hasta la fecha y ello por
la conocida ausencia de una labor legislativa que nos haya dotado de una
regulación adecuada en este sentido.
La diversidad de las disciplinas deportivas hace compleja un análisis
sistémico sobre la gura del arbitraje, diversidad que debe ser tenida en
cuenta, pero no se nos debe escapar que la labor arbitral en su concepción
básica es igual en todas ellas.
La realidad social, laboral y económica va cambiando hacia realidades
sociales distintas, y es ahí donde el derecho debe intentar realizar esa
función de cohesión social, esa función compensatoria de desigualdades314.
El concepto de práctica del deporte –a efectos del ámbito de aplicación del
RD 1006/85, de 26 de junio– no puede ni debe tener un carácter limitativo y
excluyente, sino todo lo contrario, debe tener un carácter amplio que
permita incluir dentro de este colectivo a las personas que realizan la labor
arbitral. El arbitraje debe ser concebido como una práctica deportiva a
efectos del RD 1006/85, de 26 de junio.
Creemos que existen elementos o indicios su cientes para considerar a
estas personas incluidas dentro del ámbito de aplicación del RD 1006/85.
También somos conscientes que su redacción actual, pueda ofrecer dudas en
ciertos aspectos sobre su aplicabilidad a este colectivo arbitral, por lo que
sería necesaria su reforma en tal sentido. Empezando por su inclusión y
mención directa dentro de su ámbito de aplicación, al igual que podría
suponer la incorporación de los entrenadores, a título de ejemplo.
Su inclusión dentro de su ámbito de aplicación permitirá una mayor y
mejor protección social de estos deportistas, les permitirá una mejor defensa
de sus intereses colectivos a través de la negociación colectiva, permitirá
realizar unas cotizaciones al Sistema de Seguridad Social, y por ello una
protección del Sistema y sobre todo una mayor seguridad jurídica en la
realización de su práctica laboral y deportiva.
Cualquier propuesta a futuro siempre –o por lo menos así lo creemos–
contará con la di cultad de la variedad de Federaciones y sus realidades e
intereses, pues no es lo mismo la realidad de una Federación con escasos
recursos económicos con otras que tengan importantísimos ingresos
derivados de la práctica deportiva, pero dentro de esta diversidad de
realidades y de intereses (que no deberían afectar a la concepción laboral
del arbitraje) debemos ser capaces de encontrar los puntos de encuentro que
permitan regular esta gura de una manera adecuada dentro del ámbito de
aplicación del RD 1006/85, debiendo pasar como hemos dicho por su
reconocimiento expreso junto a jugadores y entrenadores como deportistas
profesionales y su inclusión en el Régimen General de la Seguridad Social.
BIBLIOGRAFÍA
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9. LA NUEVA LEY ITALIANA SOBRE EL TRABAJO
EN PLATAFORMAS DIGITALES: APORTACIONES
PARA UNA POSIBLE REFORMA DEL ESTATUTO
DE LOS TRABAJADORES
LIDIA GIL OTERO
Personal investigador en formación (FPU)
Universidad de Santiago de Compostela
1. EL FENÓMENO DE LAS PLATAFORMAS DIGITALES
Y LA JUDICIALIZACIÓN DEL CONFLICTO EN LOS PAÍSES
EUROPEOS
Ya en diciembre de 2016 el Comité Europeo de las Regiones advertía que
las formas de trabajo de la economía colaborativa estaban generando
«fuertes externalidades negativas a nivel social y laboral y, en particular,
mediante el abuso del concepto de ‘trabajo por cuenta propia’ (…) en
función de la legislación nacional aplicable en el país en el que se presta el
servicio», instando a los Estados miembros a promover soluciones que
concediesen «el estatuto de trabajador por cuenta ajena a personas que, de
otro modo, se verían obligadas a elegir, en contra de su voluntad, la
condición de trabajador por cuenta propia»315.
Estas primeras disposiciones dejaban entrever las consecuencias,
comunes a los Estados miembros de la UE, de la irrupción de los nuevos
modelos de negocio basados en las plataformas digitales. La dimensión
internacional de las plataformas, la mimetización de su operatividad en los
diferentes países316, sumadas a la ausencia de una de nición europea de
trabajador y la remisión a los ordenamientos nacionales317 han provocado
que el debate en torno a la laboralidad de los trabajadores de plataformas se
suscitase en los mismos términos incluso en sistemas jurídicos dispares. En
él se pusieron de mani esto dos conclusiones relacionadas entre sí: 1) la
necesidad de reinterpretar conceptos de la disciplina como el de trabajador
por cuenta ajena que, pese a estar ya delimitados legal, doctrinal y
jurisprudencialmente, ven de nuevo difuminadas sus fronteras; y 2) la
inevitable judicialización del con icto ante la existencia de posiciones
interpretativas confrontadas.
En relación con esta última consideración, destacan países en la Unión
Europea en los que la vía judicial todavía está abriéndose paso frente a otros
en los que ya está en trámites de agotarse. Sin perjuicio de que las
sentencias dictadas por el momento en Italia serán abordadas
individualmente en apartados subsiguientes, como trasfondo de la reforma
legislativa objeto de la presente comunicación, conviene rescatar en este
punto las características de los pronunciamientos judiciales extranjeros más
destacados para detectar así las líneas jurisprudenciales comunes. En
función del sentido de cada uno de los fallos y de las categorías existentes
en los ordenamientos nacionales, se pueden distinguir dos grandes grupos
de sentencias o pronunciamientos que, en todo caso, han re exionado
especialmente acerca de la dependencia o subordinación como rasgo
común318.
El primero grupo de pronunciamientos, que proclama la naturaleza
autónoma o independiente de la relación, está sustentado bajo las premisas
de libertad de organización y gestión del prestador, falta de control y
dirección de la plataforma y aportación de sus medios productivos. Dentro
de él se encuentran cinco sentencias dictadas en Francia319; las únicas
sentencias dictadas hasta el momento en Bélgica320 y Alemania321; y dos
pronunciamientos arbitrales y judiciales en Reino Unido322. La
interpretación restringida del concepto de dependencia y la negación del
carácter personal de la relación (ante la facultad de sustitución de los
prestadores) lleva a que en estos pronunciamientos se otorgue una
importancia fundamental a la subordinación en una dimensión previa a la
prestación del servicio, sin extraer los indicios de dirección y control por la
plataforma visibles durante y después de la realización del encargo.
El segundo grupo de pronunciamientos está representado por aquellos
que, o bien declaran a los prestadores como trabajadores asalariados, o bien
los encuadran bajo una categoría intermedia a la que resultan extensibles
ciertos derechos laborales reconocidos a los trabajadores subordinados323.
La existencia de un vínculo de subordinación entre trabajador y plataforma
ha sido reconocida por primera vez, y en primera instancia, en Suiza324 y
Holanda325. No obstante, resulta destacable el ejemplo francés. En él, salvo
una excepción326, la declaración de laboralidad ha provenido de los
tribunales de segunda327 y última instancia328, agotándose así la vía judicial
para dos grandes plataformas como Take Eat Easy y Uber.
Las sentencias que declaran la laboralidad son inferiores en número a las
que adoptan la posición contraria, pero destacan por dos factores
fundamentales: 1) son sentencias que se apartan del tenor literal de lo
pactado entre las partes para examinar las consecuencias jurídicas de la
operatividad de las plataformas329 y la inserción de la actividad del prestador
en el servicio organizado por ellas330; y 2) toman como referencia
precedentes judiciales en los que, al margen de la innovación tecnológica, la
interpretación y construcción expansiva del concepto de trabajador
resultaba aplicable a la realidad presente331.
A. Ni autónomos
La de nición de trabajo autónomo se encuentra en el artículo 1.1 de la
Ley 20/2007, de 11 de julio del Estatuto del Trabajador Autónomo (LETA),
que entiende por tal la persona física que realiza de forma habitual,
personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y
organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título
lucrativo, con independencia de que dé o no ocupación a trabajadores por
cuenta ajena. Entre las inclusiones expresas previstas en el artículo 1.2
LETA encontramos: los socios industriales de sociedades regulares
colectivas y de sociedades comanditarias; los comuneros de las
comunidades de bienes y socios de las sociedades civiles irregulares, salvo
que su actividad se limite a la mera administración de los bienes puestos en
común; personas que ejerzan las funciones de dirección y gerencia que
conlleva el desempeño del cargo de consejero administrador, o presten otros
servicios para una sociedad mercantil capitalista, a título lucrativo y de
forma habitual, personal y directa, cuando posean el control efectivo,
directo o indirecto de aquélla; y trabajadores económicamente dependientes
(TRADE).
La LETA excluye expresamente: 1) las relaciones de trabajo por cuenta
ajena comprendidas en el artículo 1.1 ET, que nacen de un contrato de
trabajo y se someten a la legislación laboral; 2) las relaciones laborales de
carácter especial a las que se re ere el artículo 2 ET; y 3) y la actividad que
se limita pura y simplemente al mero desempeño del cargo de consejero o
miembro de los órganos de administración en las empresas que revistan la
forma jurídica de sociedad (artículo 1.3.c) ET).
Los conductores de Uber no son autónomos porque prestan sus servicios
por cuenta y a través de ésta. La empresa plani ca y gestiona el negocio (las
inversiones, la organización, la relación con los clientes, etc.) y el trabajo de
los conductores es parte esencial de la organización. La plataforma que
sirve de base para la actividad de transporte se apoya en una inversión de
capital de la que son ajenos los conductores (ajenidad del riesgo), que
actúan por cuenta de Uber. Más allá de unos estándares mínimos para entrar
a formar parte de la aplicación, la empresa veri ca la licencia de conductor
y el estado del vehículo, y establece los términos del servicio (servicios
mínimos a clientes y rutas, incentivos, etc.) y los mecanismos de sanción
(desconexión de la plataforma)384, por lo que los conductores no desarrollan
su actividad de forma autónoma, sino sujetos a la organización y el control
de Uber385.
B. Ni autónomos económicamente dependientes
El régimen jurídico aplicable los TRADE se regula en el artículo 11 de la
Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajador Autónomo (LETA)
y en los artículos 1 a 7 del Real Decreto 197/2009, de 23 de febrero, por el
que se desarrolla el Estatuto del Trabajo Autónomo en materia de contrato
del trabajador autónomo económicamente dependiente y su registro y se
crea el Registro Estatal de asociaciones profesionales de trabajadores
autónomos. Conforme a lo dispuesto en el artículo 11.1 LETA, «Los
trabajadores autónomos económicamente dependientes (…) son aquéllos
que realizan una actividad económica o profesional a título lucrativo y de
forma habitual, personal, directa y predominante para una persona física o
jurídica, denominada cliente, del que dependen económicamente por
percibir de él, al menos, el 75 por ciento de sus ingresos por rendimientos
de trabajo y de actividades económicas o profesionales».
A diferencia de otros autónomos, el TRADE realiza una actividad
económica o profesional a título lucrativo y de forma habitual, personal,
directa y predominante para una persona física o jurídica, denominada
cliente, del que depende económicamente por percibir de él, al menos el
75% de sus ingresos por rendimiento de trabajo y de actividades
económicas o profesionales. Es autónomo en el plano jurídico, pero
depende de la empresa en el plano económico; posee autonomía en lo
relativo a la organización y ejecución del trabajo, pero siempre dentro del
encargo concertado con el cliente. Y por este motivo se parte del análisis de
la autonomía funcional y la dependencia económica de este tipo de
profesionales para descartar las dos guras entre las que se sitúa: el
autónomo y el trabajador por cuenta ajena386.
En el caso de Uber, los conductores utilizan su vehículo para llevar a los
pasajeros que les facilita la empresa y realizan una actividad a título
lucrativo, de forma regular y de modo personal por lo que, a priori, se
podría plantear la aplicación del régimen jurídico del TRADE. El problema
es que los conductores de Uber no reúnen los requisitos que se recogen en
el apartado 2º del artículo 11 LETA: a) «no tener a su cargo trabajadores por
cuenta ajena ni contratar o subcontratar parte o toda la actividad con
terceros», salvo en los supuestos excepcionales previstos en la norma (se
admite la subcontratación); b) «no ejecutar su actividad de manera
indiferenciada con los trabajadores que presten servicios bajo cualquier
modalidad de contratación laboral por cuenta del cliente» (sin comentarios);
c) disponer «de infraestructura productiva y material propios, necesarios
para el ejercicio de la actividad e independientes de los de su cliente,
cuando en dicha actividad sean relevantes económicamente» (sin app no
hay servicio); d) desarrollar «su actividad con criterios organizativos
propios» (Uber dirige y organiza la actividad); y e) percibir «una
contraprestación económica en función del resultado de su actividad, de
acuerdo con lo pactado con el cliente y asumiendo riesgo y ventura de
aquélla» (el pasajero paga a Uber el precio jado por la empresa y esta a su
vez paga a los conductores una tarifa ja).
Los conductores de Uber no son TRADES387. Esta gura nació como
consecuencia de la falta de exibilidad del Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social con las pequeñas y medianas empresas. El trabajador
autónomo dependiente de un trabajador autónomo independiente responde a
un contexto de crisis y precariedad económica. Cuando un empresario/joven
emprendedor tiene como «cliente» a una sola persona o esta supone el 75%
de sus ingresos, se encuentra en una situación de dependencia que
normalmente limitará su crecimiento.
4. CONCLUSIONES
Las plataformas digitales cegaron la visión del legislador. Sin embargo, la
respuesta enérgica de la jurisprudencia y de la doctrina laboral han devuelto
el debate al lugar del que nunca debió salir397. El trabajador por cuenta ajena
lo es con independencia de la autorización administrativa que le habilite
para ejercer su profesión. No importa la licencia, sino la actividad a la que
da cobertura. Es fácil tensar la cuerda en tiempos de crisis. Por eso es
importante que la doctrina y la jurisprudencia vayan de la mano y aborden
estos nuevos fenómenos con una perspectiva amplia, reconociendo patrones
de conducta que se repiten con el paso del tiempo y que siempre tienen el
mismo objetivo: favorecer la concentración de la riqueza en manos de unos
pocos a costa de los derechos y gracias al trabajo de muchos.
Uber no debería ser un problema sino una oportunidad. ¿A qué se dedica
la empresa? Presta un servicio de transporte sirviéndose de una plataforma.
¿Y «sus» conductores? Ofrecen el referido servicio por cuenta y bajo la
organización y dirección de Uber. ¿Por qué tienen coche propio y son
titulares de una licencia administrativa? Porque el empresario ha sabido
aprovecharse de un anacronismo normativo y, amparándose en un marco
jurídico-mercantil que no se corresponde con el verdadero objeto de su
actividad, ha trasladado sus obligaciones a los conductores. La crisis
económica, el problema del desempleo y la economía digital, son la
gasolina que alimenta el motor que impulsa la huida del Derecho del
Trabajo.
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Ó
11. EL FALSO AUTÓNOMO: MEDIDAS
PARA LA ERRADICACIÓN DE UNA REALIDAD CRECIENTE*
MIGUEL GUTIÉRREZ PÉREZ
Profesor Contratado Doctor de Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social de la Universidad de Extremadura
398
1. ASPECTOS GENERALES
El artículo 2 de la Ley 20/2007 contempla una serie de situaciones que
quedan expresamente excluidas del Régimen Especial de Trabajadores por
Cuenta Propia o Autónomos, entre ella se alude a las relaciones de trabajo
por cuenta ajena a las que se re ere el artículo 1.1 del Estatuto de los
Trabajadores. En este escenario, debemos hacer referencia a la situación de
los denominados falsos autónomos, los cuales quedan excluidos del
régimen de autónomos al tratarse de un colectivo de trabajadores
materialmente dependientes que encubre una relación laboral mediante un
vínculo civil, mercantil o administrativo. En la doctrina judicial los
elementos clave para determinar el carácter laboral o no de una relación de
prestación de servicios han venido siendo el de la dependencia399 y la
ajenidad400, los cuales han permitido extender la tutela del ordenamiento
laboral a supuestos límite. Y es que la dependencia y la ajenidad
constituyen los pilares esenciales de cara a conformar los caracteres propios
e intrínsecos del trabajo por cuenta propia, pues la ausencia de dichos
elementos se erige en requisito sine qua non de su cali cación. Además, ha
de recordarse que desde la propia jurisprudencia se ha a rmado el carácter
complementario de estos dos elementos (dependencia y ajenidad). En
concreto, por lo que se re ere a las notas de dependencia y ajenidad, la
jurisprudencia ha venido a a rmar que tanto la dependencia como la
ajenidad son conceptos de un nivel de abstracción bastante elevado, que se
pueden manifestar de distinta manera. De ahí que en la resolución de los
casos litigiosos se recurra con frecuencia para la identi cación de estas
notas del contrato de trabajo a un conjunto de hechos indiciarios de una y
otra401. En este sentido, los indicios comunes de la nota de dependencia más
habituales son: la asistencia al centro de trabajo del empleador o al lugar de
trabajo designado por este y el sometimiento a horario402; el desempeño
personal del trabajo403, compatible en determinados servicios con un
régimen excepcional de suplencias o sustituciones404; la inserción del
trabajador en la organización de trabajo del empleador o empresario, que se
encarga de programar su actividad405; y, reverso del anterior, la ausencia de
organización empresarial propia del trabajador. No obstante, ha advertido la
jurisprudencia en relación a la dependencia que en las profesiones liberales
la nota de la dependencia en el modo de la prestación de los servicios se
encuentra muy atenuada e incluso puede desaparecer del todo a la vista de
las exigencias deontológicas y profesionales de independencia técnica que
caracterizan el ejercicio de las mismas406.
Asimismo, los indicios comunes de la nota de ajenidad son, entre otros: la
entrega o puesta a disposición del empresario por parte del trabajador de los
productos elaborados o de los servicios realizados407; la adopción por parte
del empresario –y no del trabajador de las decisiones concernientes a las
relaciones de mercado o con el público, como jación de precios o tarifas, y
la selección de clientela, o personas a atender408; el carácter jo o periódico
de la remuneración del trabajo409; y su cálculo con arreglo a un criterio que
guarde una cierta proporción con la actividad prestada, sin el riesgo y sin el
lucro especial que caracterizan a la actividad del empresario o al ejercicio
libre de las profesiones410. Por tanto, en el caso de los falsos autónomos la
presencia de aquellas notas será la que determinará su exclusión del campo
de aplicación del RETA, independientemente de la denominación que
reciba la relación jurídica que vincula a las partes, bajo fórmulas civiles,
mercantiles o administrativas. Y es que, tal y como ha a rmado la
jurisprudencia, para cali car la naturaleza de un contrato ha de atenderse a
lo que resulte acreditado en cuanto a su realidad, sin que sea decisivo el
“nomen iuris” que las partes le hayan atribuido; y que si de aquello se
desprende que concurren los elementos de dependencia y ajenidad, la
relación habrá de considerarse laboral411.
Habrá de tenerse en cuenta, igualmente, que aun cuando serán los
elementos de ajenidad y dependencia los que vendrán a determinar la
consideración de una relación jurídica como laboral o por cuenta propia, y,
por ende, determinarán su encuadramiento en el Régimen General o en el
RETA, lo cierto es que la jurisprudencia acude también en ocasiones al
análisis del elemento retributivo, como elemento con gurador de la relación
laboral. En este sentido, por lo que se re ere a dicho elemento, en el caso
concreto de las profesiones liberales, son indicios contrarios a la existencia
de laboralidad la percepción de honorarios por actuaciones o servicios
jados de acuerdo con indicaciones corporativas412 o a la percepción de
igualas o cantidades jas pagadas directamente por los clientes413. En
cambio, la percepción de una retribución garantizada a cargo no del cliente,
sino de la empresa contratante en función de una tarifa predeterminada por
acto, o de un coe ciente por el número de clientes atendidos, constituyen
indicios de laboralidad, en cuanto que la atribución a un tercero de la
obligación retributiva y la correlación de la remuneración del trabajo con
criterios o factores estandarizados de actividad profesional mani estan la
existencia de trabajo por cuenta ajena414.
En este sentido, en base a aquella labor interpretativa de la jurisprudencia
en la que se especi can los múltiples aspectos en que se mani esta la
ajenidad y la dependencia, se ha venido a extender la tutela del
ordenamiento laboral y, por ende, su exclusión del Régimen Especial de
Trabajadores Autónomos. Este es el caso de los colaboradores, fotógrafos
de medios de comunicación que cobran por noticia publicada, pero que no
pueden acudir libremente al mercado informativo415, el caso de los
teletrabajadores cuando trabajan con software proporcionado por la
empresa y que no pueden rechazar encargos de la empresa416, actividades de
asesoramiento jurídico417, encuestadores418 o persona encargada de la
conservación de unas máquinas para refrescos propiedad de una empresa419.
A continuación, nos dedicaremos, si quiera sea brevemente, al examen de
alguna de las situaciones que en los últimos años han generado una mayor
controversia en los Tribunales de Justicia, en aras a determinar la
cali cación de los trabajadores como profesionales liberales o por cuenta
ajena y, por tanto, su integración en el sistema de Seguridad Social, en el
Régimen Especial de Trabajadores Autónomos o al margen del mismo, esto
es, en el Régimen General de la Seguridad Social.
4.3. La gura del falso autónomo como infracción laboral grave (RDL
28/2018)
Tal y como se recoge en la propia Exposición de Motivos del RD
28/2018, de 28 de diciembre, para la revalorización de las pensiones
públicas y otras medidas urgentes en materia social, laboral y de empleo,
uno de los objetivos que se persigue en la referida norma es el avance en la
lucha contra la utilización indebida de la gura del trabajador autónomo,
potenciando las herramientas que permitan un mayor control por parte de
los organismos públicos competentes para ello. En este ámbito, se refuerza
la lucha contra el uso fraudulento de la gura del trabajador autónomo
mediante la inclusión de un nuevo tipo de infracción grave, con su
correspondiente sanción, que penaliza esta conducta. En este sentido, a
través de la disposición nal cuarta de dicho Real Decreto Ley se modi ca
la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social, añadiéndose un
nuevo apartado 16 al artículo 22 de dicha norma, en el que se establece que
se consideran infracciones graves “comunicar la baja en un régimen de la
Seguridad Social de trabajadores por cuenta ajena pese a que continúen la
misma actividad laboral o mantengan idéntica prestación de servicios,
sirviéndose de un alta indebida en un régimen de trabajadores por cuenta
propia. A estos efectos se considerará una infracción por cada uno de los
trabajadores afectados”. Será, por tanto, determinante para la comisión de
aquella infracción que se lleve a cabo la baja de un trabajador en alguno de
los regímenes de la Seguridad Social de trabajadores por cuenta ajena y éste
continúe desempeñando la misma actividad mediante su incorporación al
RETA, en idénticas circunstancias a las que motivaron su inclusión en el
correspondiente régimen, esto es, continúe sometido a los poderes
directivos y organizativos de la empresa. Solo si se prueba que aquella
actividad se desarrolla ahora al margen de aquellas facultades empresariales
podrá evitarse la comisión de esta infracción.
Al margen de la anteriores consideraciones, la comisión de esta
infracción, de acuerdo con la referida disposición nal cuarta del Real
Decreto Ley 28/2018, que viene a modi car, asimismo, el artículo 40 de la
LISOS, conllevará la imposición de una multa económica, cuya cuantía
oscilará en su grado mínimo, de 3.126 a 6.250 euros; en su grado medio, de
6.251 a 8.000 euros y, en su grado máximo, de 8.001 a 10.000 euros. Con el
establecimiento de una sanción económica bastante elevada, queda patente
el n disuasorio de esta medida. Esto es, se busca poner freno a la
utilización desmedida de la gura del falso autónomo, tal y como viene
ocurriendo en estos últimos tiempos.
5. REFLEXIONES FINALES
Es evidente la preocupación existente por parte de las instituciones, con
motivo de la proliferación de la gura del falso autónomo. Sirva como
ejemplo, el dato ofrecido por la Unión de Asociaciones de Trabajadores,
Autónomos y Emprendedores (UATAE); según el cual en 2016 existían
225.000 trabajadores en esta situación, 15.000 más que en 2017, lo que se
traduce en unas pérdidas de los ingresos de la Seguridad Social de 592
millones de euros al año. Esta circunstancia ha motivado que se hayan ido
adoptado diferentes medidas, tal y como se ha expuesto, con la clara
intención de combatir la presencia del falso autónomo en nuestro mercado
laboral. El interrogante que se plantea en estos momentos es cual está
siendo la e cacia de las mismas. La respuesta parece ser positiva, puesto
que en 2019, se había regularizado una cifra cercana a los 20.000 falsos
autónomos. No obstante, es de esperar que vaya en aumento en los
próximos meses la actividad legislativa en este terreno. Ahora bien, más allá
de la labor del legislador en este terreno, cabe destacar el importante papel
que viene desempeñando la jurisprudencia, incluida la comunitaria, a la
hora de poner freno a situaciones de falsos autónomos. Llegando a
modi car, en el caso de la jurisprudencia española, la concepción de
trabajador asalariado, al objeto de adaptarlo a las nuevas formas de
organización empresarial con el objetivo de que el Derecho del trabajo
cumpla los nes para los que fue creado. Hasta el punto que en ocasiones,
quizás de manera desmesurada, ha acudido a ampliar la aplicación de aquel
Derecho exibilizando en exceso uno de los elementos estructurales del
contrato de trabajo, como es la dependencia laboral. Diluyendo la distinción
binaria entre trabajador asalariado y trabajador autónomo. Por lo que al
margen de la intervención directa del legislador en la institución del falso
autónomo mediante el establecimiento de un catálogo de medidas para
combatirlo, sería necesario una rede nición por su parte de los elementos
estructurales del contrato de trabajo. A n de establecer unos claros rasgos
de seguridad del trabajo asalariado, lo que, sin duda, ayudaría a determinar
la presencia o no de un falso autónomo.
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12. EL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES ANTE EL TRABAJO EN
LAS PLATAFORMAS DIGITALES
LAURA IONITA
Investigadora en formación de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de La
Laguna
1. INTRODUCCIÓN
Actualmente, la globalización de la economía y la “vertiginosa
digitalización del mundo laboral” constituyen “metafenómenos” que “están
transformando el mundo a una velocidad sin precedentes”435. Como parte de
este proceso, las plataformas digitales repercuten cada vez más
signi cativamente en la naturaleza de la relación laboral, en la calidad del
trabajo, en la rede nición de los puestos de trabajo, en las relaciones
contractuales entre trabajadores y empresas y al mismo tiempo causan
problemas de articulación jurídica e inseguridad legal. En consecuencia, los
trabajadores de las plataformas sufren incertidumbre, precariedad e
inseguridad y mayores carencias en materia de protección social en
comparación con los trabajadores con contrato inde nido y a tiempo
completo436, tienen unos ingresos a menudo más bajos que los salarios
mínimos vigentes y no disponen de “mecanismos o ciales para hacer frente
al trato injusto”437.
En ausencia de un marco normativo que afronte “las realidades
introducidas por estos dos fenómenos productivos que van de la mano:
globalización y digitalización”438 se considera que “el desarrollo de un
marco jurídico dinámico, claro y armonizado, así como el establecimiento
de la igualdad de condiciones, son un requisito previo esencial para el
orecimiento de la economía colaborativa en la Unión”439. La OIT, la UE,
los Estados y los interlocutores sociales disponen de la autoridad y de los
instrumentos necesarios para ordenar “el ámbito económico desregularizado
o con lagunas en la regulación de la digitalización y de la economía de
plataformas”440 y sin duda, sería preferible que la regulación tuviera un
alcance europeo o internacional uni cador. En la Agenda Europea para la
economía colaborativa441, el Parlamento Europeo mani esta su
preocupación por el riesgo de fragmentación del mercado único y por la
falta de claridad en la aplicación de las normativas laborales vigentes en las
situaciones creadas por la economía digital. Por esta razón insiste en la
“necesidad de abordar las zonas grises” y adecuar la normativa a la era
digital para “evitar el impacto negativo de la inseguridad jurídica y la
complejidad de las normas en las empresas europeas de reciente creación
que participan en la economía colaborativa”. Una de estas zonas grises de
las plataformas digitales se re ere a un nuevo modelo de gestión de la
relación de trabajo por cuenta ajena que se está poniendo en práctica “a
través de diversos arti cios formales y materiales”442 que intentan evitar a
toda costa “la aplicación de la legislación laboral del país en el que operan”.
Aunque “la normativa social que regule las condiciones de trabajo en los
procesos productivos de plataformas es transnacional”443 y “la globalización
conlleva la disminución drástica de la capacidad normativa estatal”444 se
deben abrir también los espacios adecuados a las legislaciones internas. En
la opinión de la mayoritaria de los profesionales de Derecho, “la
gobernanza nacional, a través de las instituciones del mercado laboral
«tradicionales» continúa siendo fundamental”445.
5. A MODO DE CONCLUSIÓN
En la actualidad, “el caos de la digitalización”504 se esta convirtiendo “en
un factor de incertidumbre sobre el concepto mismo de ley, a la vez que
provoca un progresivo deterioro y una deformación técnica de las formas
legales en el conjunto de cada uno de los ordenamientos internos”505. Frente
a un dé cit de intervención legislativa en este campo, es esencial encontrar
categorías jurídicas especí cas y asegurar unas condiciones laborales justas
y “una mayor protección de los trabajadores en este sector, reforzando la
transparencia en relación con su situación jurídica”506, “para evitar la
precariedad derivada de un trabajo totalmente individualizado,
desestructurado y desprotegido”507.
El propósito de establecer un conjunto de derechos mínimos para todos
los trabajadores de la economía colaborativa, con independencia de su
estatus, y del tipo y la duración de la relación laboral se encuentra recogido
en el Plan Director para un Trabajo Digno, en el artículo 5 del Tratado de la
Unión Europea, en el artículo 31 de la Carta de Derechos Fundamentales de
la Unión Europea, en el principio nº 5 del Pilar Europeo de derechos
sociales, en la nueva Directiva de la UE relativa a unas condiciones
laborales transparentes y previsibles, en la Directiva 2003/88/CE del
Parlamento Europeo y del Consejo508 y en algunos documentos de la
Organización Internacional del Trabajo509. Todo este marco jurídico
multinivel puede servir de guía a los Estados Miembros a n de adoptar una
legislación laboral clara y especí ca para cada tipo de modelo de negocio
de las plataformas, “con el n de colmar, si procede, las lagunas en la
regulación relativa al empleo y la seguridad social”510 y de unir y no
fragmentar este nuevo mundo laboral cada vez más diversi cado.
Aunque en España no existe por el momento un consenso sobre el modo
en cual esta legislación incidiría en la creación de empleo y en la protección
de los trabajadores, es seguro que la nueva red mínima de protección “tanto
adaptable como debidamente tutelar en materia laboral”511 no debería
conllevar la “supresión de los contratos típicos, sino la necesidad de ampliar
la cobertura, en materia de derechos sociales, a los trabajadores
económicamente dependientes y otros grupos vulnerables de trabajadores,
pues sólo así se podrá luchar contra la precariedad y garantizar unos niveles
de seguridad adecuados”512.
El Estatuto de los Trabajadores debería incluir en un futuro próximo
derechos especí cos para los trabajadores en las plataformas digitales
como: el derecho a una previsibilidad mínima del trabajo, el derecho de
información de sus condiciones laborales y de empleo y sobre los términos
contractuales de la plataforma, el derecho de consulta, el derecho a
organizarse, a emprender acciones colectivas y a negociar convenios
colectivos, el acceso a la formación, la protección frente a despido o impago
injusti cados, el establecimiento de un salario mínimo, junto con unos
tiempos mínimos de descanso y unos tiempos máximos para la duración de
la jornada ordinaria de trabajo, así como límites a la realización de horas
extraordinarias; un mínimo de protección social513 y de aseguramiento de la
salud, “alguna forma de aseguramiento por daños a terceros, medidas de
protección de la salud y la seguridad; el aseguramiento de la protección de
la intimidad del trabajador; y que la clasi cación algorítmica automática y
las cali caciones reputacionales no produzcan discriminación por razón de
género, origen étnico, raza y edad”514. Todos estos derechos no supondrían
solamente la garantía de un trabajo digno, equitativo y duradero, sino
también un pilar para el desarrollo adecuado de las plataformas y de la
economía digital. En palabras del Profesor Rojo Torrecilla, “la tecnología
debe ayudar a mejorar las condiciones de trabajo” pero sin alterar “la
relación contractual que se basa en unos determinados presupuestos
sustantivos que pueden ser permanentemente actualizados y adaptados”515.
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Ó
13. EL TRABAJO A DISTANCIA EN LA IMPLEMENTACIÓN DE LA
CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL*
DJAMIL TONY KAHALE CARRILLO
Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) 516
1. INTRODUCCIÓN
Es estudio se centra en analizar cómo in uye el trabajo a distancia en la
cuarta revolución industrial. Dicho de otra manera, se estudia cómo el
teletrabajo interviene en la implantación de la Industria 4.0. Todo ello, tras
analizar el artículo 13 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de
octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de
los Trabajadores (ET)517. Precepto que hace referencia al teletrabajo en el
ordenamiento jurídico español. Antes de su modi cación por la disposición
nal 3.1 del Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, de trabajo a
distancia518.
A consecuencia de la digitalización de los puestos de trabajo las
condiciones de los teletrabajadores serán afectadas, por lo que se requiere
un estudio de ello para determinar las herramientas necesarias para que
puedan disfrutar de los derechos que marca el ordenamiento jurídico.
La metodología de investigación, por tanto, que se ha llevado a cabo para
materializar este estudio se ha basado, fundamentalmente, en una revisión
bibliográ ca y en el análisis de artículos de revistas jurídicas especializadas,
libros e internet; así como el estudio de la jurisprudencia existente en la
materia.
2. TELETRABAJO
La no existencia de una de nición legal que cubra toda la tipología del
teletrabajo no es óbice de que existan instrumentos para su regulación como
son, por ejemplo, los Acuerdos para la Negociación Colectiva, convenios
colectivos, y, como es lógico, los criterios jurisprudenciales de los
diferentes Tribunales. En relación a estos últimos, las sentencias que
recogen la gura de estudio aportan diversos criterios dispersos e
incoherentes519.
Bajo este contexto, el Alto Tribunal ha señalado que el contrato de trabajo
a domicilio, según la redacción anterior del artículo 13 del ET, es aquel en
el que la prestación de trabajo de la actividad laboral se realiza en el
domicilio del trabajador o el lugar libremente elegido por éste y sin
vigilancia del empresario. Por su parte, el teletrabajo, según el Acuerdo
Marco Europeo sobre Teletrabajo, es una forma de organización y/o de
realización del trabajo, con el uso de las tecnologías de la información, en el
marco de un contrato o de una relación de trabajo, en la que un trabajo, que
hubiera podido ser realizado igualmente en los locales del empleador, se
efectúa fuera de estos locales de manera regular.
No se trata de conceptos coincidentes, dado que el teletrabajo puede
prestarse en un lugar no elegido por el trabajador y distinto de su domicilio,
y además puede haber formas de teletrabajo en las que exista una vigilancia
empresarial, como el trabajo on line o conectado. Aunque este elemento de
control pudiera ser hoy menos decisivo en orden a la cali cación y, en
cualquier caso, las formas de control mediante las tecnologías informáticas
no siempre son equiparables a la vigilancia tradicional, que es la que
menciona dicho precepto por referencia a los tipos tradicionales del trabajo
industrial a domicilio. Pero hay formas de teletrabajo que se ajustan al
modelo de trabajo a domicilio y, en este sentido, se re ere a un nuevo
contrato vinculado a las nuevas tecnologías frente al viejo contrato a
domicilio520.
Huelga recordar que el Convenio 177 de la OIT (1996), sobre el trabajo a
domicilio, de ne trabajo a domicilio como el trabajo que una persona
realiza en su domicilio o en otros locales que escoja, distintos de los locales
de trabajo del empleador, a cambio de una remuneración y con el n de
elaborar un producto o prestar un servicio conforme a las especi caciones
del empleador, independientemente de quién proporcione el equipo, los
materiales u otros elementos utilizados para ello, a menos que esa persona
tenga el grado de autonomía y de independencia económica necesario para
ser considerada como trabajador independiente en virtud de la legislación
nacional o de decisiones judiciales. La norma establece, como excepción,
que una persona que tenga la condición de asalariado no se considerará
trabajador a domicilio por el simple hecho de realizar ocasionalmente su
trabajo como asalariado en su domicilio, en vez de realizarlo en su lugar de
trabajo habitual.
Asimismo, dicho instrumento promueve la igualdad de trato entre los
trabajadores a domicilio y los otros trabajadores asalariados, al señalar que
se debe tener en cuenta las características particulares del trabajo a
domicilio y, cuando proceda, las condiciones aplicables a un tipo de trabajo
idéntico o similar efectuado en una empresa. En este sentido, fomenta los
siguientes criterios: a) El derecho de los trabajadores a domicilio a
constituir o a a liarse a las organizaciones que escojan y a participar en sus
actividades; b) La protección de la discriminación en el empleo y en la
ocupación; c) La protección en materia de seguridad y salud en el trabajo;
d) La remuneración; e) La protección por regímenes legales de Seguridad
Social; f) El acceso a la formación; g) La edad mínima de admisión al
empleo o al trabajo; h) La protección de la maternidad.
A consecuencia de la promulgación de la Ley 3/2012, de 6 de julio, de
medidas urgentes para la reforma del mercado laboral521, el Gobierno
promueve nuevas formas de desarrollar la actividad laboral, al dar cabida al
teletrabajo; por constituir una particular forma de organización del trabajo
que encaja perfectamente en el modelo productivo y económico que se
persigue con la reforma a través de tres caminos. Primero, al favorecer la
exibilidad de las empresas en la organización del trabajo. Segundo, al
incrementar las oportunidades de empleo. Tercero, al optimizar la relación
entre tiempo de trabajo y vida personal y familiar.
Por primera vez en España se regula la gura del teletrabajo, o mejor
dicho una de sus modalidades a través del trabajo a distancia, mediante el
artículo 6 de la Ley 3/2012 que modi ca el título del artículo 13 del ET por
«Trabajo a distancia», que anteriormente se titulaba «Contrato de trabajo a
domicilio».
Bajo este contexto, el teletrabajo se puede de nir como una particular
forma de organización del trabajo que se realiza a través del uso intensivo
de las nuevas tecnologías de manera predominante en el domicilio del
trabajador o en el lugar que libremente elija, que, a su vez, se alterne a su
desarrollo presencial en el centro de trabajo de la empresa, y se materialice
con su consentimiento mediante un acuerdo escrito con el empresario.
Como puede observarse el legislador deja abierta dos alternativas para
que se cristalice el trabajo a distancia. Por una parte, que la prestación de la
actividad laboral se realice de forma preponderante en el domicilio del
trabajador. Por otra, que se efectúe en cualquier otro lugar elegido por
aquel. Por consiguiente, no se toma en cuenta el centro de trabajo, sino el
lugar de trabajo; es decir, a los lugares diferentes al convencional522. Por
ello se a rma que la nueva redacción del artículo 13 del ET deja sin cobijo a
las demás tipologías del teletrabajo, dado que no siempre el lugar de trabajo
es libremente elegido por el trabajador como ocurre en el caso de los
telecentros o centro satélite.
El legislador ha eliminado la previsión sobre que este trabajo se realice
con vigilancia del empresario. La supresión de la vigilancia se debe a que
aquella dejaba sin protección a los casos del teletrabajo por cuenta ajena;
por tanto, acontecía una diversi cación de los regímenes aplicables a la
realidad de la gura de estudio, «pero secundarios desde el punto de vista
del teletrabajo como categoría genéricamente considerada, como son la
concreta forma de estar conectado con el empresario y, con ello, la
posibilidad o no de control de la prestación»523.
Otra diferencia es que la nueva redacción prescinde de la obligación, que
anteriormente se imponía al empresario, en el trabajo a domicilio, de poner
a disposición de los teletrabajadores un documento de control de su
actividad laboral que realicen, en el que debía consignarse el nombre del
trabajador, clase y cantidad de trabajo, cantidad de materias primas
entregadas, tarifas acordadas para la jación del salario, entrega y recepción
de objetos elaborados y cuantos otros aspectos de la relación laboral
interesan al empresario y al trabajador. Hay que destacar, no obstante, que
su incumplimiento sigue siendo infracción administrativa leve como lo
dispone el artículo 6.3 del Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y
Sanciones en el Orden Social524. Sin embargo, debería entenderse como una
derogación tácita del dicho apartado. Asimismo, el artículo 6.5 señala como
infracción leve el hecho de no informar a los trabajadores a distancia, entre
otros, sobre las vacantes existentes en la empresa, en los términos previstos
en los artículos 12.4, 13.3 y 15.7 del ET.
De la nueva de nición del trabajo a distancia que hace la norma se
observa que la misma es una aproximación al signi cado de la gura bajo
estudio. En el sentido, que hace una simple mención normativa, dado que
deja varios puntos sin regular. Por ejemplo, el término teletrabajo solo se
hace mención en la Exposición de Motivos, y el artículo 13 hace referencia
al trabajo a distancia sin hacer alusión al trabajo basado en el uso intensivo
de las nuevas tecnologías, como bien señala la Exposición de Motivos,
siendo este uno de los elementos que se caracterizan en este tipo de trabajo.
Por último, es conveniente resaltar que con el viejo trabajo a domicilio y
el actual trabajo a distancia solo «se ha tocado uno de los fenómenos de
externalización ligado a las nuevas tecnologías de la información. Sin
embargo, hay una cuestión de fondo que aparece con cierta insistencia y
que invita a la re exión, a saber, la transformación, a saber, la
transformación de la clásica organización centralizada y de la forma de
trabajo, que tomó el Derecho del Trabajo como modelo para per lar su
regulación. Aunque dichos cambios están apareciendo de forma lenta y
desigual, es evidente que poco a poco se está produciendo una
transformación a la que el legislador no puede hacer oídos sordos: debe
romper con su dinámica clásica de actuar con cierto retraso. La realidad
actual de la vida del trabajo necesita cambios que recojan la diversidad. Ello
requiere, como primer paso, que se acabe con la rigidez que provoca la
aplicación de una regulación uniforme a formas de trabajo plurales, para
que los estándares de protección del derecho sean homogéneos, pues de los
contrario se terminaría por deja las condiciones de trabajo «atípicas» a la
libre disposición de las partes, lo que hoy puede signi car, dejarlas en
manos del titular del poder de dirección»525.
3. INDUSTRIA 4.0
La Industria 4.0 consiste en incorporar las nuevas tecnologías a la
industria. Dicho en otros términos, es hacer andar la industria a través de
herramientas tecnológicas, tales como cloud, Big Data, sistemas ciber-
físicos, sensórica, robótica colaborativa, fabricación aditiva o por capas,
entre otras. Por tanto, es la considerada como la cuarta revolución
industrial. El informe Industria conectada 4.0: La transformación digital de
la industria española, del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, de ne
Industria 4.0 como «la cuarta revolución industrial, que se basa en la
disponibilidad en tiempo real de toda la información relevante al producto,
proporcionada por una red accesible en toda la cadena de valor, así como la
capacidad para modi car el ujo de valor óptimo en cualquier momento.
Esto se logra a través de la digitalización y la unión de todas las unidades
productivas de una economía. Para ello es necesaria la fusión de tecnologías
tales como Internet de las Cosas (IoT), computación y cloud, big data y
ciberseguridad, así como las complementarias: móvil, analytics, M2M
(Machine to Machine), impresión 3D, robótica y
comunidad/compartición» .526
4. CONCLUSIONES
La implantación del teletrabajo, tras la apuesta de los empresarios a la
cuarta revolución industrial es un hecho. Cada vez se hace uso de este
instrumento para llevar a cabo las actividades laborales. No obstante, hay
que tener en cuenta el abuso por parte del empresario, en su poder de
dirección, de hacer un uso indebido del mismo, y de abusar con el tiempo
de trabajo del teletrabajador, por lo que hay que tener en cuenta el derecho a
la desconexión digital.
El legislador siempre se ha preocupado por la jornada de trabajo, siempre
ha sido una constante desde el nacimiento de las normas jurídicas que
regulan las relaciones laborales. Las incipientes normativas se han basado
en la limitación de horarios para los menores de edad, de los lapsos del
trabajo nocturno y, en términos generales, de evitar jornadas de trabajo
desmesuradas533. Bajo este contexto, el origen mismo del Derecho del
Trabajo se encuentra en la regulación del tiempo de trabajo; en concreto, en
la limitación de la jornada como medida de tutela y protección de los
trabajadores.
Los avances en la digitalización conllevan una absorción de los trabajos
directos y rutinarios por las máquinas, lo que sobrelleva que la presencia de
manera continua del trabajador en el puesto de trabajo pierde su esencia.
Por ello, se a rma que «cualquier utensilio conectivo, sean correos
electrónicos, móviles, tabletas, teléfonos inteligentes, etc., transmuta los
escenarios de desenvolvimiento de las ocupaciones laborales pues ubican a
los trabajadores fuera de las unidades productivas típicas: empresas, centros
y puestos. La unidad locativa por excelencia, o sea, el puesto de trabajo se
antoja movible, abierto, multinacional y des-especializado»534.
Hay que destacar que «el debate sobre la desconexión digital no puede, a
su vez y valga la redundancia, desconectarse del respeto de los tiempos de
descanso del trabajador y la lucha contra los excesos y las prolongaciones
indebidas de la jornada laboral establecida. El mismo debate sobre el
«derecho a la desconexión» encierra la falacia de pensar que, sin un
reconocimiento normativo expreso, tal derecho … no existiera o pudiera
derivarse de la aplicación de la normativa jurídica general sobre la
ordenación del tiempo de trabajo, esto es, de los tradicionales límites de la
jornada… No podemos caer en la trampa de pensar que, sin su
reconocimiento expreso, pueda existir –o siquiera sea admisible
jurídicamente– una hipotética «obligación permanente de conexión», lo que
equivaldría a una inaceptable obligación permanente de disponibilidad»535.
Bajo este contexto, se a rma que «los instrumentos tecnológicos operan
de consuno en la ejecución del trabajo y en la scalización del mismo, y
ambos aspectos transitan por espacios insertos en la privacidad e intimidad
de las personas-trabajadores (…). Las TIC imponen conductas
obligacionales de auto-exploración y hetero-exploración, y en general
suponen más trabajo empero fuera del trabajo. Primero diluyen los códigos
de espacio y tiempo pues, como dije, normalizan su uso durante las
veinticuatro horas a escala planetaria. (…) El tecnoglobalismo dilata
expansivamente el esfuerzo cognitivo e intelectual y, al licuarse los códigos
de espacio y tiempo, diluye las fórmulas materiales y jurídicas de control
digital directivo. Por último, y cerrando la cuadratura del círculo, el
funcionalismo tecnológico transforma un objeto físico en objeto social, y a
la vez socializa un juego de dependencias socio-emocionales con la
utilización compulsiva de los dispositivos móviles»536.
Por tanto, el trabajo móvil conectado a una red concede un signi cativo
grado de autonomía al trabajador, empero le coloca en una situación de
conexión permanente que supone una prolongación excesiva de su jornada
de trabajo y carga laboral. Por consiguiente, la introducción de la
exibilidad en el tiempo de trabajo tiene como consecuencia horarios de
difícil precisión, al igual que una necesidad de comunicación permanente
entre empresario y trabajador537.
Por ello, el legislador regula la desconexión digital en la LOPD,
especí camente, en el artículo 88, al señalar que los trabajadores y los
empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital con el
propósito de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o en lo dispuesto
en los convenios colectivos, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y
vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar. Hay que destacar
que se trata de una norma que tiene un antecedente reciente en el derecho
comparado, concretamente, en el derecho francés538.
De su lectura, se puede inferir que la desconexión digital «supone el
derecho del trabajador durante su tiempo de descanso a no recibir y, en su
caso, a desatender los requerimientos que, a través de los dispositivos
electrónicos de comunicación que le ha proporcionado la empresa, pueda
recibir de ésta, bien directamente o provenientes de terceros»539. A
contrario sensu se entiende que el empresario no debe emitir ningún
requerimiento al trabajador, y, en su caso, si los recibe el trabajador no se
encuentra obligado a cumplirlo; y, mucho menos, el empresario puede
exigir o adoptar cualquier tipo de medida. Hay que destacar que «el
reconocimiento formal del derecho no garantiza por si solo su observancia y
la diversidad de situaciones y poder contractual de los trabajadores va hacer
que su ejercicio sea, al menos inicialmente, muy disparejo, peor eso ocurre
con carácter y, singularmente, ante el reconocimiento de un nuevo
derecho»540.
Independientemente, que las nuevas tecnologías favorezcan el trabajo a
distancia y a la conciliación con la vida laboral, personal y familiar, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) sugiere que «la desaparición
de las fronteras espaciales y temporales entre la vida laboral y privada
suscita inquietudes en diferentes ámbitos, y evoca formas de organización
del trabajo del periodo preindustrial. Los procesos de cambio permiten que
el individuo pase más tiempo en su casa que en el trabajo, pero que también
pase más tiempo trabajando en casa podría ser un arma de doble lo»541.
El legislador, como se ha podido observar, no de ne la desconexión
digital. Empero, deja entrever que existen varias modalidades de su
ejercicio al disponer que aquel se atenderá a la naturaleza y objeto de la
relación laboral, con el propósito de potenciar el derecho a la conciliación
de la actividad laboral y la vida personal y familia; que se sujetará a lo
establecido en la negociación colectiva o, en su defecto, a lo acordado entre
la empresa y los representantes de los trabajadores.
Bajo este contexto, el legislador indica que el empleador, previa audiencia
de los representantes de los trabajadores, elaborará una política interna
dirigida a trabajadores, incluidos los que ocupen puestos directivos, en la
que de nirán las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y
las acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso
razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga
informática. De manera especial, se preservará el derecho a la desconexión
digital en los supuestos de realización total o parcial del trabajo a distancia;
es decir, al teletrabajo, así como en el domicilio del empleado vinculado al
uso con nes laborales de herramientas tecnológicas. En los que entraría los
trabajadores 4.0, que serían aquellos que prestan sus servicios en una
empresa que ha implantado la cuarta revolución industrial en la misma.
La norma, lamentablemente, no prevé ningún tipo de sanción por este
incumplimiento. Empero, la conexión, inevitable, que tiene este nuevo
derecho con el tiempo de trabajo, así como de seguridad y salud laboral se
tendrá que recurrir a lo dispuesto en el Real Decreto Legislativo 5/2000, de
4 de agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre
Infracciones y Sanciones en el Orden Social, especialmente, a la ausencia
de lo señalado en el precepto de la LOPD que se comenta.
Empero, se han dado voces al señalar que la «ausencia de regulación
sobre un inexistente derecho a la desconexión digital en el entorno laboral
no ha signi cado, ni mucho menos, una desprotección total y absoluta de
los trabajadores frente a decisiones empresariales desproporcionadas. Esta
laguna normativa ha sido en ocasiones colmada por nuestros tribunales, que
han puesto coto a los excesos de conectividad por encima de la jornada
ordinaria de trabajo»542.
Hay que destacar que, la LOPD añade por la disposición nal un nuevo
precepto al ET: artículo 20 bis. En relación a los derechos de los
trabajadores a la intimidad en relación con el entorno digital y a la
desconexión. Al señalar que «los trabajadores tienen derecho a la intimidad
en el uso de los dispositivos digitales puestos a su disposición por el
empleador, a la desconexión digital y a la intimidad frente al uso de
dispositivos de videovigilancia y geolocalización en los términos
establecidos en la legislación vigente en materia de protección de datos
personales y garantía de los derechos digitales».
La desconexión digital «debería abordarse en una reforma más global y
«modernizadora» de la ordenación del tiempo de trabajo que, despegándose
un poco de la empresa tradicional, incluya los cambios tecnológicos y su
notable incidencia en cuanto a la jornada y los horarios y tienda a un
reequilibrio en las posiciones de las partes, avanzando por la senda de la
exibilidad pro labour». Dicho en otras palabras, el artículo en cuestión se
ha adicionado después del artículo 20, en cuanto a la dirección y control de
la actividad laboral; lo lógico sería que fuese en la regulación del tiempo de
trabajo, es decir, en la Sección 5.ª del ET.
Independientemente, de su ubicación en el ET, «lo importante es incluir
este derecho explícito a la intimidad, relacionado con medidas que hagan
frente a la capacidad de intrusión de dispositivos digitales. No obstante,
siempre resulta más aseado incluirlo en el lugar que puede ser considerado
más apropiado por razón del aspecto que se regula»543.
Finalmente, no cabe duda, con todo lo expuesto, que las nuevas
tecnologías difuminan las fronteras entre tiempo de trabajo y tiempo de
descanso en el trabajo a distancia y, a su vez, en el trabajo presencial, dado
que el trabajador se puede ver obligado, tanto directa como indirectamente,
a permanecer en constante contacto con la empresa para la que desarrolla la
actividad profesional (always on). Por lo que no resulta infrecuente que el
trabajador conteste fuera de la jornada de trabajo al correo electrónico, al
WhatsApp, al móvil o responder a un documento incorporado, por ejemplo,
en una carpeta Dropbox544.
Como se ha podido comprobar, no existe un concepto tasado sobre la
desconexión digital, aquel se puede inducir partiendo de la nalidad que no
es otra que la de «garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o
convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso,
permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar»545. Por
tanto, trata «de proteger al trabajador de intrusiones del empresario, que
pretende que el trabajador le siga teniendo a su servicio incluso fuera de
horas de trabajo. Debe entenderse que la relación laboral tiene unos límites,
un horario concreto y que si el empresario pretende seguir ejerciendo el
poder de dirección al terminar la jornada laboral excede de sus
competencias y del tiempo de trabajo establecido en el contrato»546.
El legislador deriva dicho derecho «a la negociación anual sobre igualdad
profesional entre mujeres y hombres y calidad de vida en el trabajo y asigna
al empresario un importante papel ya que tiene que concretar a falta de
acuerdo con el comité de empresa y previa audiencia del mismo o, en su
defecto, de los delegados de personal, la política de actuación al
respecto»547.
Finalmente, se ha a rmado que el «pretendido nuevo (o estatus naciente)
derecho de desconexión laboral no existe como tal, autónomo y
diferenciado, sino que es, en realidad, una concreción del contenido del
viejo –o clásico– derecho, actualizado bajo el impuso adaptativo de las
nuevas necesidades creadas por la tecnología digital –art. 3 CC–, al
descanso, hoy derecho social fundamental comunitario»548.
Ó
14. EL DERECHO A LA DESCONEXIÓN DIGITAL EN LA
NEGOCIACIÓN COLECTIVA. ESPECIAL REFERENCIA A LOS
CONVENIOS DEL TRANSPORTE DE MERCANCIAS POR
CARRETERA*
EIDER LARRAZABAL ASTIGARRAGA
Profesora Adjunta de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
UPV-EHU 549
1. INTRODUCCIÓN
Como no podía ser de otra manera, el Estatuto de los Trabajadores ha
tenido que ir adaptándose a las nuevas realidades sociales a lo largo de sus
cuarenta años de vigencia. Entre otras cuestiones, la normativa laboral se ha
visto obligada a hacer frente a las consecuencias de la frenética evolución
tecnológica en el ámbito laboral. En la era digital en la que vivimos, la
tecnología está presente en casi todo momento de la prestación laboral. Pero
las consecuencias de la tecnología no sólo se mani estan durante el
desarrollo de la jornada laboral, sino también fuera de ella. Esto es, en los
descansos durante y entre jornadas, en los descansos semanales y en las
vacaciones. Es por ello que el legislador se ha visto forzado a regular
especí camente el derecho a la desconexión digital del trabajador fuera de
su tiempo de trabajo, con el n de poder garantizar el respeto del tiempo de
descanso, la intimidad personal y familiar, así como la conciliación de la
vida laboral, personal y familiar.
Así, el artículo 20 bis del Estatuto de los Trabajadores550 reconoce
expresamente que los trabajadores tienen derecho a la desconexión digital y
a la intimidad frente al uso de dispositivos de videovigilancia y
geolocalización en los términos establecidos en la legislación vigente en
materia de protección de datos personales y garantía de los derechos
digitales. El citado artículo fue introducido en el año 2019 en el Estatuto de
los Trabajadores551, a raíz de la aprobación de la nueva Ley Orgánica
3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de
los derechos digitales.
El artículo 88 de esta Ley Orgánica está dedicado exclusivamente al
derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral. El artículo en
cuestión establece que los trabajadores y los empleados públicos tendrán
derecho a la desconexión digital a n de garantizar, fuera del tiempo de
trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de
descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y
familiar. Por otra parte, dicta que las modalidades de ejercicio de este
derecho se sujetarán a lo establecido en la negociación colectiva, o, en su
defecto, a lo acordado entre la empresa y los representantes de los
trabajadores. Finalmente, añade que el empleador, previa audiencia de los
representantes de los trabajadores, elaborará una política interna dirigida a
trabajadores, incluidos los que ocupen puestos directivos, en la que
de nirán las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las
acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso
razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga
informática. Además, hace especial referencia a que se preservará el
derecho a la desconexión digital en los supuestos de realización total o
parcial del trabajo a distancia así como en el domicilio del empleado
vinculado al uso con nes laborales de herramientas.
En de nitiva, la normativa reconoce un derecho especí co a desconectar
digitalmente de la prestación laboral una vez haya nalizado la jornada de
trabajo. Existe cierta discusión en torno a si era necesario positivizar este
derecho, ya que parte de la doctrina considera que el mismo ya estaba
previamente garantizado mediante el del derecho al descanso reconocido a
todos los trabajadores en la ley y en los convenios colectivos. Es sabido que
el artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores, regula, en entre otros
aspectos, el tiempo máximo de jornada y el tiempo de descanso entre
jornadas laborales o durante el desempeño de la misma. A pesar de que lo
expuesto no deje, en parte, de ser verdad, comparto la opinión de que “no
encierra ni obedece ni una quimera ni una entelequia, como tampoco a una
realidad ya consolidada y acrisolada (más bien lo contrario), sino a un
desiderátum factible y realizable”552. Esto es, el derecho a la desconexión
digital resulta necesario como particular especi cación “tecnológica” del
derecho al descanso laboral general y básico, y no sólo como un derecho de
los trabajadores sino también como una obligación legal de los
empleadores553. Si ya antes de que la tecnología y la digitalización
estuviesen tan presentes en las relaciones y prestaciones laborales era
innegable la constante vulneración del derecho al descanso de los
trabajadores, hoy día tal situación se agrava teniendo en cuenta la continua
presencia de la tecnología no solo en el desarrollo de la prestación laboral,
sino en el día a día (tiempo libre y relaciones sociales) de las personas. La
realidad de que cada persona disponga de un teléfono móvil, ordenador
personal,…con conexión a internet, hace que sea sumamente fácil contactar
con los trabajadores fuera de su jornada laboral (mediante llamadas,
wathsapp, etc.) y/o que el trabajador se sienta “moralmente obligado” a
“conectar” (también sin que se lea sea directamente requerido) con sus
tareas laborales, accediendo por ejemplo al correo electrónico corporativo.
4. A MODO DE CONCLUSIÓN
No se sabe si por falta de consenso o de voluntad, o porque la legislación
no obliga a negociar nada al respecto, los convenios colectivos publicados a
partir de 2019 no recogen –salvo alguna que otra excepción– medidas
concretas en aras de garantizar el ejercicio efectivo del derecho a la
desconexión digital. No establecen nada más allá del compromiso de la
empresa a no contactar digitalmente con el trabajador fuera del horario
laboral y el derecho de éste a no contestar. Habrá que prestar especial
atención a las políticas internas que se vayan elaborando sobre la materia,
ya que parece que será en ellas donde se prevean las medidas concretas
destinadas al ejercicio del derecho a la desconexión digital.
Por otra parte, en cuanto a los trabajadores móviles, como por ejemplo los
del transporte de mercancías por carretera, está claro que tanto la legislación
como la negociación colectiva tienen mucho por hacer en este sector. Para
empezar, la legislación debería de reconocer una tipología diferente
conforme a cada tipo de actividad: presencial, a distancia (parcial o total),
con horario regular, exible o autogestionado567, y, añadiría, móvil y
estático. Ya que, a mi parecer, el trabajo a distancia o presencial pueden
realizarse de forma móvil, estática o mixta. Para continuar, la normativa
debería reconocer las di cultades inherentes al sector del transporte de
mercancías por carretera en materia de desconexión digital. Y para nalizar,
se deben diseñar e implantar en los convenios colectivos las medidas más
adecuadas para el disfrute de los trabajadores del transporte de su derecho a
la desconexión digital, sin perjuicio de su posterior concreción o desarrollo
en las políticas internas de cada empresa.
Ó
15. LA PROTECCIÓN DE LA INTIMIDAD DEL TRABAJADOR EN EL
ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES
BELÉN DEL MAR LÓPEZ INSUA
Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de Granada
1. LA INTIMIDAD COMO DERECHO FUNDAMENTAL
CONSTITUCIONAL: PERSPECTIVA DE CONJUNTO
Nuestra Carta Magna protege al máximo nivel de garantías los derechos
reconocidos en el Capítulo II, sección 1ª de la CE, intitulado “De los
derechos fundamentales y de las libertades públicas”. Ello signi ca que sólo
por Ley Orgánica se podrá desarrollar su contenido (art. 81 CE), siendo
éstos objeto de la protección reforzada que establece el art. 53.2 de la
vigente Constitución Española (CE): “Cualquier ciudadano podrá recabar
la tutela de las libertades y derechos reconocidos en… la Sección primera
del Capítulo segundo ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento
basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su caso, a través
del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional…”.
Dentro del catálogo descrito aparece con gurada la intimidad como un
derecho fundamental de carácter subjetivo568 que no se de ne ni por la
propia CE, ni tampoco por la LO 1/1982 de 5 de mayo569 que la desarrolla.
De ahí que durante largo tiempo los tribunales hayan tenido que detallar los
rasgos de la misma a la vista de las ideas que en cada momento prevalecen
en la sociedad570: “El reconocimiento del derecho a la intimidad personal y
familiar tiene por objeto garantizar al individuo un ámbito reservado de su
vida, vinculado con el respeto de su dignidad como persona (art. 10.1 CE),
frente a la acción y el conocimiento de los demás, sean éstos poderes
públicos o personas particulares, de suerte que atribuye a su titular el
poder de resguardar ese ámbito reservado, no sólo personal, sino también
familiar, frente al conocimiento de terceros y a la publicidad no querida571,
evitando así las intromisiones arbitrarias en la vida privada, censuradas
por el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
Por tanto, la intimidad en cuanto concepto de carácter objetivo o material
habrá de entenderse referido al área que cada persona572 guarda para sí o
para sus íntimos, apartándola del conocimiento de terceros573 y respaldada
en la dignidad humana (art. 10.1 CE) como principio guía en todo Estado de
Derecho574. La tutela del derecho a la intimidad no se limita exclusivamente
a los aspectos más reservados de la vida privada de las personas stricto
sensu, sino que amplía esa protección a otras manifestaciones que también
pueden lesionar la privacy como tal575. De modo que sólo cuando medie
consentimiento o se haya recabado la preceptiva autorización judicial
conforme a criterios de proporcionalidad, se podrán conocer por terceros los
aspectos relativos a la privacidad de las personas576.
A este respecto, la jurisprudencia ha a rmado que los derechos
fundamentales que son reconocidos por nuestra CE no podrán quedar
suspendidos por el hecho de que exista una relación laboral: “la celebración
de un contrato de trabajo no implica, en modo alguno, la privación de
derechos fundamentales para quienes prestan servicio en las
organizaciones productivas, que son ajenas a los principios y derechos
constitucionales que informan el sistema de relaciones de trabajo577… Ni
las organizaciones empresariales forman mundos separados y estancos del
resto de la sociedad, ni la libertad de empresa, que establece el artículo 38
CE legitima el que quienes prestan servicios en aquéllas por cuenta y bajo
la dependencia de sus titulares deban soportar despojos transitorios o
limitaciones injusti cadas de sus derechos fundamentales y libertades
públicas, que tienen un valor central y nuclear en el sistema jurídico
constitucional. Las manifestaciones de «feudalismo industrial» repugnan al
Estado social y democrático de Derecho y a los valores superiores de
libertad, justicia e igualdad a través de los cuales ese Estado toma forma y
se realiza578”.
El derecho que esboza el apartado primero del artículo 18 de la CE se
re ere de forma amplia a la intimidad, mientras que los siguientes apartados
protegen de forma más especí ca los aspectos más vulnerables del primero,
a saber: la inviolabilidad del domicilio (art. 18.2 CE), el secreto a las
comunicaciones (art. 18.3 CE) y el uso de la informática para garantizar el
honor y la propia imagen de los ciudadanos (art. 18.4 CE)579. Por tanto, todo
el contenido del art. 18 de la CE se asocia a la privacy, lo que no implica
que la afección al derecho a la intimidad sea la misma en todas sus
variantes, sino que puede haber modulaciones que no coincidan con las
garantías procesales de aquel a la hora de limitar cada uno de los derechos
fundamentales tutelados580.
Como derecho fundamental inespecí co, en cuanto son reconocidos a
todo ciudadano con independencia de la existencia o no de una relación
laboral581, cuenta con una serie de recursos a n de salvaguardar su esencia
misma frente al control e injerencias que son efectuadas por terceros582.
4. CONCLUSIONES
El mantenimiento de un Estado social y democrático de Derecho
constituye, hoy día, un objetivo prioritario de necesario alcance tanto a nivel
nacional como comunitario. La consecución de tan ambicioso objetivo no es
tarea fácil, pues requiere de la implantación de unas mínimas garantías que
aseguren la protección de los derechos fundamentales que per se le
corresponden a toda persona como tal.
El cambio en los modelos de producción y de con guración de las
relaciones laborales no ha dejado inmune a ninguna empresa (pública o
privada), debiendo estas adaptarse al desarrollo de las nuevas tecnologías de
la información y de comunicación interpersonal. Aunque si bien estas
mutaciones de la realidad industrial han servido para avanzar hacia una
mayor y más e caz gestión de las formas de instrumentalización
empresarial, no han logrado, sin embargo, reforzar los cimientos ya
establecidos para la salvaguarda de ciertos derechos amparados con el
máximo nivel de garantías constitucionales. El difícil equilibrio entre la
tutela del patrimonio empresarial (de un lado) y el respecto al derecho a la
intimidad (de otro lado) se ha alzado en un plano prioritario, convirtiéndose
de este modo en el gran protagonista de una realidad cada vez más
surrealista en donde la lucha por la defensa de uno y otro interés adquiriere
una enorme relevancia en la práctica diaria empresarial.
El constante tira y a oja en la ordenación jurisprudencial de estos
derechos ha puesto en vilo a la sociedad actual, quien a la vista de los
últimos pronunciamientos se siente cada vez más indefensa y desamparada
frente a los poderes que son ejercitados por los empresarios. Los derechos
fundamentales precisan de una mayor tutela que, sin embargo, no
encuentran con la puesta en escena de la negociación colectiva.
A este respecto, la emblemática sentencia del Tribunal Constitucional de
7 de octubre de 2013 constituye buen ejemplo de los retrocesos que en la
regulación del derecho a la intimidad venimos experimentando en los
últimos tiempos. Así es, haciendo uso de una interpretación bastante
dudosa, el Constitucional legitima aquí la vigilancia y el control del correo
electrónico profesional de un trabajador en el supuesto de que éste sea
“sospechoso” de transmitir información a la competencia, al otorgar una
mayor relevancia a la existencia de un Convenio Colectivo sectorial que
tipi ca como falta leve el empleo de los mecanismos informáticos
empresariales para nes privados.
En general, el criterio jurisprudencialmente seguido –en los últimos
tiempos– para entender que el derecho a la intimidad no se verá vulnerado
por el control empresarial de los medios informáticos, pasa por la exigencia
de que la conducta sancionada esté especí camente prohibida y el
trabajador haya sido debidamente informado de los controles establecidos
por el empresario. Basta, por ello, que conste la prohibición expresa de la
conducta para que el empleador pueda ejercer el control de la actividad de
los trabajadores sin vulnerar ningún derecho, sin ser necesaria según esta
tesis ninguna información adicional. Al margen de este criterio, subiste otra
línea doctrinal mucho más rigorista y por la que se entiende que no es
su ciente con el mero hecho de comunicar la prohibición del uso de medios
de la empresa para nes particulares, sino que, además, es necesario que se
les informe tanto del contenido de los controles como de los medios
utilizados para ello.
Sorprendentemente, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha
interpretado este derecho de una manera más restrictiva en el caso
Mercadona al avalar que la empresa pueda vulnerar la privacidad de sus
trabajadores, siempre que se reduzca en el tiempo y en el número de
personas a las que graba (sentencia de la Gran Sala del TEDH dictada el 17
de octubre de 2019). En efecto, sostiene el tribunal entiende que, pese a ser
grabadas con cámaras secretas, su privacidad no fue vulnerada puesto que
estas grabaciones estaban justi cadas, solo se produjeron durante unos días
(10 días) y no fueron difundidas.
La ruptura del iter seguido en la protección de estos derechos ha quedado
más que patente con la publicación de esta última sentencia del TEDH.
Parece pues que la tónica actual consiste en retroceder hacia un sistema más
restrictivo y limitativo de los derechos fundamentales, en vez de avanzar
hacia un modelo más garantista de los mismos.
16. CONTRATO DE TRABAJO Y SINALAGMA CONTRACTUAL
JUAN PABLO MALDONADO MONTOYA
Profesor Ordinario de Derecho del Trabajo
Universidad CEU San Pablo
1. PLANTEAMIENTO
En el contrato de trabajo –decía Rivero– “se acusa con especial intensidad
la di cultad de realización de la justicia en los intercambios”; de ahí, que
sobre él “los regímenes positivos están operando una remodelación continua
del contenido de las obligaciones de las partes, que rompen su equilibrio
formal, entendido como correspondencia causal y simétrica de las
obligaciones de las partes”620.
Ante una hipotética reordenación jurídica de la relación laboral, nos
planteamos aquí cómo vertebrarla respetando a un mismo tiempo la
autonomía personal y la justicia social. La dilatada experiencia del Derecho
del Trabajo en la consecución de tal n evidencia que no hay otro camino
para ello que el de acudir al contrato, con la necesaria intervención
heterónoma a través de la ley y el convenio colectivo. Pero tantas han sido
las reformas exibilizadoras que sobre ese esquema han operado en los
últimos cuarenta años que surge la duda sobre su contractualidad621.
No solo ha cambiado el contrato de trabajo. Pensar que la idea de contrato
permanece inmutable a lo largo del tiempo en los esquemas del derecho de
obligaciones es negar al derecho su función esencial, que no es otra sino dar
satisfacción a necesidades sociales. Al derecho del trabajo no le es ajena la
evolución de la noción de contrato en el derecho de obligaciones, evolución
en la que además colabora. Surge la pregunta sobre cómo las nuevas
tendencias del derecho de contratos pueden afectar al contrato de trabajo.
6.1. “Contractualización”
Tanto dicha sentencia como sus votos particulares pivotan precisamente
sobre el sentido que la autonomía de la voluntad de las partes tiene en el
contrato de trabajo.
En el razonamiento jurídico sobrevuela la idea según la cual las leyes
laborales y los convenios colectivos, al limitar el poder fáctico de la parte
más fuerte, salvan precisamente la posición contractual de las partes,
impidiendo el devenir de una relación de dominación personal. Esta y no
otra es a nuestro juicio la razón y manera de entender la sentencia:
“¿Dónde están reguladas las condiciones laborales del trabajador? La
respuesta es clara: en su contrato de trabajo”, respecto a cuyas cláusulas –
continúa la sentencia– “las norma estatales y convencionales juegan un
papel nomo láctico [o de depuración…]. Pero ello no nos debe llevar al
equívoco de suponer que las obligaciones de las partes se regulan por la
ley o por el convenio colectivo normativo. No es así: se regulan por el
contrato de trabajo, aunque, eso sí, depurado en la forma que establece el
art. 9.1 ET”.
Como es sabido, todo ello sirve al Tribunal Supremo para interpretar que
“los derechos y obligaciones de las partes existentes en el momento en que
termina la ultraactividad de un convenio colectivo no desaparecen en ese
momento en que dicho convenio pierde su vigencia […] porque esas
condiciones ya estaban contractualizadas desde el momento (el primer
minuto, podríamos decir) en que se creó la relación jurídico-laboral, a partir
del cual habrán experimentado la evolución correspondiente”.
Este último razonamiento, el de la “contractualización” de las
condiciones establecidas en convenio colectivo es el que plantea más
problemas. No acaba de convencer en la propia Sala de lo Social del
Tribunal Supremo.
En el seno del tribunal no se duda sobre la necesidad de reestablecer o
mantener el equilibrio entre las prestaciones de trabajador y empresario,
sino en si dicha operación solo puede ser realizada a través de la ley y el
convenio colectivo, o si llegado un caso extremo, como es el de pérdida de
vigencia de nitiva de un convenio sin que exista uno de ámbito superior,
ese cometido puede ser realizado por los jueces y tribunales.
Paradójicamente, esta última posibilidad solo parece posible si se da al
contrato de trabajo una posición central entre las fuentes de la relación
laboral, esto es, de las obligaciones del trabajador y de las del empresario.
Todo pende nalmente de cómo se entienda que interactúan las fuentes del
derecho del trabajo, externas a la autonomía de la voluntad de las partes,
con esta última.
Si se entiende que el contrato es la fuente reguladora por excelencia de la
relación laboral, teniendo la ley y los convenios colectivos una función
complementaria para mantener el equilibrio entre las prestaciones, se
pueden encontrar en la teoría civil del contrato mecanismos y criterios
(autonomía de la voluntad de las partes, equilibro de las prestaciones,
sinalagma, bilateralidad, etc.) que permiten mantener el salario de los
trabajadores en tanto que superada toda ultraactividad posible se negocia o
espera un nuevo convenio colectivo. Si por el contrario, se entiende que las
fuentes reguladoras de la relación laboral son la ley y los convenios
colectivos, correspondiendo al contrato de trabajo, fuente constitutiva en
cualquier caso, una mera función complementaria en la ordenación de la
relación de trabajo, se hace muy difícil acudir a esos mecanismos
contractuales, porque las condiciones de trabajo adquiridas
heterónomamente no se integran en modo alguno en el contrato, sino que
operan siempre externamente; siendo así, cuando el convenio colectivo
pierde de nitivamente su vigencia sin que otro lo suceda no quedaría huella
alguna de él en el contrato.
La opinión mayoritaria de los magistrados y por lo tanto la sentencia
encaja en la primera opción. Al margen de la mayor o menor ortodoxia de
los razonamientos jurídicos (a nuestro juicio se podría haber llegado a
solución no muy distinta sin hablar de “contractualización”, lo que resulta
un tanto forzado y perturbador, como apunta algún voto particular), la
sentencia tiene la virtud de recordar la naturaleza contractual de la relación
laboral y de poner en valor el contrato de trabajo, sin que ello suponga
negar el valor de fuente productora de los interlocutores sociales ni la fuerza
vinculante de los convenios colectivos, sino todo lo contrario.
En cierto modo, la STS de 22 de abril de 2014 parece retomar las cosas
en el punto en el que la STC 58/1985 las dejó al decir que:
“La garantía constitucional de la fuerza vinculante implica, en su versión
primera y original, la atribución a los convenios colectivos de una e cacia
jurídica en virtud de la cual el contenido normativo de aquellos se impone
a las relaciones individuales de trabajo incluidas en sus ámbitos de
aplicación de manera automática, sin precisar el auxilio de técnicas de
contractualización ni necesitar el complemento de voluntades
individuales. Por ello resulta del todo ajeno a la con guración
constitucional de la negociación colectiva la exigencia de una aceptación
individual de lo pactado”664.
Adaptando –si se nos permite– la lógica de ese doctrina del Tribunal
Constitucional, una vez que conforme a lo establecido en el artículo 86.3
ET in ne el convenio pierde de nitivamente su vigencia, la fuerza
vinculante del convenio garantizada constitucionalmente cesa y queda
expedita la posibilidad de acudir a técnicas de contractualización, que dada
la inviabilidad de acudir a las voluntades individuales, se convierte en la
única senda que puede llevar a solucionar el vacío regulatorio cuando no
haya convenio colectivo de ámbito superior.
Es llamativo que la STS de 22 de diciembre de 2014 no haga mención
alguna a la STC 58/1085, cuando en cierto modo parece inspirada en esta y
en las “técnicas de contractualización”. La omisión se comprende en cuanto
se advierte que la sentencia del Tribunal Supremo parte de la premisa de
que las condiciones de trabajo recogidas en el convenio se contractualizan
desde un primer momento, cuando la doctrina del Tribunal Constitucional
presupone lo contrario (“sin auxilio de técnicas de contractualización”).
La sentencia del Tribunal Supremo de 22 de abril de 2014 recuerda la
metodología de BARASSI:
“No es la contractualidad plena, pero es siempre el contrato, aunque el
empleado u operario que deseen ingresar no tengan sino que leer el
reglamento ya predispuesto y rmar un formulario sin tener
absolutamente la posibilidad de una discusión. Sin embargo, es siempre el
acuerdo inicial del trabajador con el empleador el que pone en
movimiento, creándolas, las relaciones obligatorias fundamentales que
son […] el esqueleto en torno al cual se disponen las normas de ley o,
mejor dicho, al que se adhiere el esquema del contrato dispuesto por la
ley y los convenios colectivos. Por tal modo, el empleador que viola la ley
protectora viola también el contrato […] Lo que importa al trabajador es
ser ocupado según su categoría y por la retribución jurídicamente ya
jada. El resto no se re ere sino a elementos secundarios”665.
Ó
18. NUEVAS FRONTERAS DEL PODER DE DIRECCIÓN Y CONTROL
DEL EMPRESARIO: CONTROL TECNOLÓGICO VERSUS DERECHO
A LA INTIMIDAD DEL TRABAJADOR
GRATIELA-FLORENTINA MORARU
Profesora Ayudante Grado Doctor
Universidad de Castilla-La Mancha
1. EL RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL DEL DERECHO A LA
INTIMIDAD: SU PLASMACIÓN LABORAL EN EL ESTATUTO DE
LOS TRABAJADORES
La in uencia de las tecnologías de la información y comunicación (TIC)
sobre el conjunto de las relaciones laborales se plasma en las vicisitudes
operadas en el marco de la organización del trabajo poniendo en tela de
juicio la misma delimitación jurídica del trabajo asalariado y las
tradicionales instituciones de Derecho del Trabajo tanto en su vertiente
individual como en la colectiva728. No es cuestión baladí abordar en este
cuadragésimo aniversario del Estatuto de los Trabajador uno de los
derechos fundamentales que más controversia ha suscitado en el seno de la
relación de trabajo. Esta efeméride constituye, sin lugar a duda, una
importante oportunidad para hacer balance y arqueo de la signi cación del
instrumento estatutario que ordena las relaciones laborales en España y
consagra el derecho a la intimidad de los trabajadores desde su versión
ochentera.
No cabe duda que el trabajador lleva consigo, en la prestación de
servicios desarrollada en la empresa, no sólo la “fuerza de trabajo” sino su
entera individualidad729. La intima conexión que se predica del binomio
sujeto y objeto de la prestación laboral pone de relieve una particularidad
fundamental de la relación de trabajo que se re ere a la implicación de la
persona del trabajador en la ejecución de las obligaciones contractuales730.
En este sentido, la doctrina ha señalado acertadamente que “la intimidad de
la conexión entre su sujeto y su objeto hace que la prestación contractual de
trabajo sea personalísima no ya en el sentido jurídico estricto de que sea
debida por persona determinada sino en el, a la vez más amplio y sutil,
jurídico también, de que empeña a la persona del trabajador en su
cumplimiento”731. Por lo tanto, en el contrato de trabajo se ve implicada la
persona del trabajador, su libertad y su dignidad y sus derechos
fundamentales como persona o como ciudadano han de ser tutelados frente
a posibles peligros e intrusiones originadas por el empresario732. El contrato
de trabajo se ha visto limitado más que ningún otro contrato privado por los
derechos fundamentales produciéndose una “recomposición constitucional
del contrato de trabajo”733.
Desde su versión inicial, el Estatuto de los Trabajadores ha consagrado en
el art. 4.2. e) ET el derecho al respeto de la intimidad de los trabajadores,
derecho contemplado constitucionalmente en el art. 18 CE. Como decimos,
el art. 4.2. e) ET reconoce el derecho a la intimidad frente al empresario
contemplando un tratamiento legal del mismo respecto a registros y
controles empresariales en el art. 18 ET, en el que se dispone la
inviolabilidad de la persona del trabajador. Respecto a este derecho, la
doctrina lo ha conformado como un derecho estrictamente vinculado a la
propia personalidad y derivado de la dignidad de la persona recogido en el
art. 10.1 CE. El derecho a la intimidad constituye “la existencia de un
ámbito propio y reservado frente a la acción y el conocimiento de los
demás, necesario, según la pauta de nuestra cultura, para mantener una
calidad mínima de la vida humana”734. El ordenamiento jurídico
salvaguarda al individuo no sólo de la obtención ilegitima de datos de su
esfera privada por parte de terceros, sino también de la revelación,
divulgación o publicidad no consentida de los datos y del uso o explotación
de los mismos sin autorización del titular garantizando así el secreto sobre
la esfera personal y prohibiendo a los terceros, particulares o poderes
públicos decidir sobre los contornos de la vida privada735.
El marco empresarial se ha enfrentado a un nuevo paradigma
fundamentalmente tecnológico y los medios informáticos han fomentado el
poder de control del empresario tanto sobre la prestación de servicios como
sobre el propio trabajador. La in uencia de las nuevas tecnologías ha
propiciado un redimensionamiento del poder del empresario, un poder que
constituye una auténtica amenaza para los derechos del trabajador. La
salvaguarda de los derechos del trabajador requiere la consecución de una
situación de equilibrio de los intereses en juego736.
Por ello, resulta muy oportuna la observación de la in uencia de las
nuevas tecnologías en el poder scalizador del empresario dado que el
art. 20.3 del ET consagra esta potestad del empresario de establecer
medidas de vigilancia y control, limitadas siempre por el respeto a la
dignidad humana, en aras de evitar un enfrentamiento con alguno de los
derechos fundamentales.
3. CONCLUSIONES
Como se ha tenido ocasión de manifestar, la facultad de vigilancia y
control del empresario sobre los trabajadores no tiene carácter ilimitado,
sino que encuentra su principal limite en el respeto a la dignidad y la
intimidad del trabajador. Desde la referida premisa, el registro sobre la
persona del trabajador podría constituir un cauce de materialización de lo
anterior. Frente a estas potestades empresariales, la Constitución reconoce a
todos los ciudadanos los derechos fundamentales contemplados en el art. 18
CE. La vigencia del anterior precepto constitucional es evidente pues la
irrupción tecnológica permite hablar de una nueva dimensión de las
prerrogativas empresariales mucho más incisiva. Las tecnologías
informáticas impregnan las relaciones laborales convirtiéndose en
herramienta de trabajo y, al mismo tiempo, en un efectivo dispositivo de
control del cumplimiento de la relación laboral. El redimensionamiento
ocasionado por las TIC ha de extenderse también a los derechos
fundamentales dado que el imaginario social en cuyo seno se aprobó tanto
la CE como el ET no contemplaba las vastas posibilidades ofrecidas por la
continua digitalización de la sociedad.
El derecho a la intimidad del trabajador y el secreto de las
comunicaciones han sido reinterpretados tanto por el TC como por el
TEDH poniéndose de relieve la insu ciente tutela de los derechos de los
trabajadores al no consagrar un ámbito legitimo de privacidad en los medios
electrónicos empresariales. El clásico argumento de la titularidad
empresariales de los instrumentos digitales no deja de ser un criterio de
peso en la ponderación de los intereses resultantes de la relación de trabajo.
No obstante lo anterior, el ordenador, el correo electrónico, así como la
conexión a Internet representan cauces de comunicación virtuales
impregnados de una legitima privacidad para el trabajador.
Ó
19. TRABAJO DE FAMILIARES: EVOLUCIÓN, TENDENCIAS Y
NUEVAS PROPUESTAS
ANA I. PÉREZ CAMPOS
Prof. Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Rey Juan Carlos
1. INTRODUCCIÓN
Existen diversas modalidades de trabajo, las cuales son el resultado de
múltiples realidades sociales, económicas y políticas por las que han
atravesado las sociedades a lo largo del tiempo, siendo un ejemplo
destacado el de las empresas familiares. La familia es la primera
organización humana que se conoce, de igual modo que la empresa familiar
es una de las formas más antiguas de organización empresarial788.
Los familiares del empresario pueden prestar servicios en la empresa
familiar (ayuda familiar) sin que ello genere vínculo laboral alguno, aunque
también pueden tener un vínculo contractual de naturaleza laboral, si se
demuestra que son trabajadores asalariados, cuando desarrollen una
prestación de servicios en régimen de ajenidad y dependencia.
En el ámbito laboral, como es sabido, los trabajos familiares se
consideran excluidos del Derecho del trabajo salvo que se demuestre la
condición de asalariado. La legislación laboral con gura la laboralidad de
una prestación de servicios, a través de las notas de dependencia y ajenidad.
Las relaciones que cumplen con estos requisitos son consideradas como
laborales, excluyendo así a un sinfín de modalidades de trabajo que, por
carecer de alguno de dichos requisitos, no encuentran protección, ni
regulación en la órbita laboral.
Teniendo en cuenta que la empresa familiar tiene una signi cativa
incidencia en la generación de empleo789 y las particularidades del trabajo
familiar habría que preguntarse si resulta necesaria una intervención ad hoc
del legislador para que adecue las normas laborales a las especialidades
propias del trabajo familiar y si resulta razonable mantener la exclusión de
laboralidad, tipi cada en el art. 1.3 e) del Estatuto de los trabajadores.
El objetivo de este estudio se sitúa en realizar un análisis sobre la
con guración jurídica y las especialidades del trabajo familiar, para así
poder determinar si la exclusión del trabajo realizado por familiares se
encuentra en concordancia con otras normas y principios de carácter
laboral, adecuados a la realidad social y económica.
Atendiendo pues, al panorama normativo vigente en nuestro Derecho en
cuanto al trabajo familiar, podrían plantearse, entre otras, las siguientes
cuestiones: ¿Es necesaria la existencia de una regulación jurídica especí ca
que reconozca las singularidades de la empresa familiar y le proporcione un
tratamiento normativo integral? O, por el contrario, ¿sería su ciente con
introducir algunas modi caciones puntuales en la normativa vigente?.
Ó Á
20. PROTECCIÓN DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Y NUEVAS
FORMAS DE TRABAJO: ENTRE LOS DATOS PERSONALES Y LOS
DATOS DE NEGOCIO*
DANIEL PÉREZ DEL PRADO
Profesor Titular Ac. Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Carlos III de Madrid 815
1. INTRODUCCIÓN: LOS DATOS COMO FUENTE DE PODER
Uno de los avances tecnológicos caracterizadores de la digitalización es la
capacidad no solamente de generar cantidades ingentes de datos, esto es,
información, sino también de procesarla. Conforme esta posibilidad se ha
venido expandiendo, se ha incrementado también de forma exponencial la
importancia económica del tratamiento de datos. Según la Comisión
Europea, la economía de datos supone ya el 4% del PIB de la Unión, dando
empleo a más de 10.000.000 de personas816.
Los datos son hoy una pieza clave no solamente en la actuación diaria de
las empresas, sino básica para el conjunto de la sociedad. El tratamiento de
datos permite competir mejor, producir más e cientemente, adaptarse mejor
a la demanda y a los cambios derivados del proceso tecnológico, pero
también facilita el día a día del conjunto de la ciudadanía, abriendo
posibilidades que hace unos años parecían inimaginables.
Hoy, gracias a los avances tecnológicos y, en particular al Big Data817,
somos capaces de generar y procesar grandes cantidades datos, muchos de
ellos relativos a los más variados aspectos y afectando por tanto también a
la vida privada. Esto signi ca que, en la medida en que se ha ido
incrementando nuestra capacidad técnica, también lo han hecho las fuentes
de información, así como su tamaño y variedad y los riesgos que de su
tratamiento se derivan.
Ya sea por este creciente nicho de negocio, ya sea porque simplemente la
información es poder818, lo cierto es que hoy el dominio de los datos puede
reportar a quien los ostenta una indudable ventaja competitiva. Si a ello
unimos el hecho de que acceder y tratar los datos como fuente de
información es hoy más sencillo y reviste una mayor importancia para los
sujetos, lógicamente los esquemas de poder preestablecidos se alteran de
forma notable819.
En efecto, los estudios demuestran que aquellos sujetos que ostentan una
posición privilegiada dentro de una organización en cuanto al acceso y
control de la información gozan de cuotas de poder más amplias. Esto es
así, tanto en los supuestos más livianos, en los que el simple control sirve
para colocar al resto de actores en una posición de desventaja, como en
aquellos otros más graves, en los que la información es selectivamente
ltrada y distorsionada para que la percepción del problema, la formación
de alternativas y la evaluación de las mismas tomen un sesgo determinado a
favor de quien la maneja820.
Además, este tipo de situaciones tienden a retroalimentarse debido a que,
incluso en estos casos extremos, en los que el resto de sujetos saben que no
solamente se controla la información, sino que se utiliza en bene cio
propio, puede resultar difícil desarrollar estrategias efectivas de acceso a la
información821, lo que impide salir de esa suerte de “trampa de
desinformación”. Este fenómeno es especialmente signi cativo en el caso
particular de los sujetos que se encuentran en una posición dependencia
dentro de la organización, ya que verán mermadas aún más sus
posibilidades de incrementar sus cotas de poder. Cuanta menos información
se controla en el seno de la empresa, menos factores y menos poder se
dispone en la misma822, puesto que la información vertebra y conecta
innumerables elementos en cualquier organización. El resultado nal es que
quien tiene la información puede de nir la realidad, el campo de juego, en
el que se moverán el resto de actores.
Este juego entre información y poder es particularmente importante en el
marco de los sistemas de relaciones laborales, caracterizados precisamente
por el distinto poder de las partes. La falta de límites o compensaciones en
cuanto a la tenencia y uso de la información puede devenir en un
desequilibrio incluso mayor.
Además, el ámbito laboral es el campo de cultivo ideal para que surjan
con ictos en cuanto al acceso a la información o el tratamiento de los datos,
pues al n y al cabo en las relaciones laborales con carácter general y en el
acceso a la información en particular subyace un claro con icto de poderes.
En efecto, no es solamente que el empresario pueda estar interesado en
hacer uso de los datos derivados del trabajo para poderlos emplear ad extra,
en relación a su competencia; sino también ad intra como fuente de poder y,
por consiguiente, de ventaja en los procesos de negociación con la
representación de los trabajadores823. El debate aquí tampoco es nuevo824, lo
que cambia es la importancia que revisten los datos en nuestro día a día y la
so sticación que su regulación ha ido adquiriendo con el paso del tiempo.
Así las cosas, el empresario estará interesado en proporcionar la menor
información posible, no solamente por el temor a las posibles consecuencias
derivadas de la transgresión de las normas relativas a la garantía del
tratamiento de los datos de carácter personal o porque puedan llegar a la
competencia, como frecuentemente se dice; sino también porque cuanta
menos información tenga la contraparte, mayor será su poder de
negociación. Al contrario, las personas trabajadoras y su representación van
a estar interesados en acceder a cuanta más información mejor, porque para
actuar más e cazmente en la garantía de éste y otros derechos e intereses
necesitan tener acceso a la información, limitando los derechos individuales
de sus propios representados825.
De ahí que determinar quién puede y cómo tratar datos de carácter
personal sea algo que trasciende los límites de este derecho fundamental
para situarse en el núcleo duro de cualquier sistema de relaciones laborales
por cuanto in uye en el poder de negociación de las partes. No en vano, ya
se dijo que el modo en que se distribuye el poder y los avances
tecnológicos, por separado o conjuntamente, determinan la morfología
última de los sistemas de relaciones laborales826.
Este escenario puede complicarse aún más en aquellas áreas de “zonas
grises” en lo que hace a le existencia de una relación laboral. La Comisión
es consciente del interés de las empresas de plataformas en restringir el
acceso tanto a los datos personales como no personales827 y del riesgo que
esto supone, pues en algunas ocasiones esto resultará en perjuicio de
proveedores, consumidores y, por lo que aquí respecta, de los trabajadores.
En efecto, la delimitación conceptual de los datos relacionados con la
actividad de que se trate en cada caso (los recorridos y tiempos de “riders” y
conductores, la valoración que los usuarios hacen del servicio prestado, las
asignaciones de servicios por parte de las plataformas, etc.) determinarán en
buena medida la capacidad de acceso y gestión de tales datos por parte de
quienes prestan el servicio, lo que a su vez repercute en sus condiciones de
trabajo.
De las relaciones jurídicas que se establecen en el marco de la economía
de plataformas derivan tanto datos personales como no personales atinentes
a, de una parte, los sujetos concernidos y, de otra, la plataforma que los
vincula. En el primer caso, nos encontraremos con los datos propios de
quien presta el servicio (las distancias que recorre el “rider”, las
valoraciones que hacen terceros de su trabajo, los servicios que ha llevado a
cabo, etc.), del cliente (identi cación, domicilio, pedidos realizados, etc.) y,
dependiendo del tipo de plataforma, del proveedor del producto
(identi cación, domicilio, facturación, etc.). Por lo que respecta al segundo,
la plataforma en general y el algoritmo en particular no solamente
consumen datos, sino que también los generan. Desde esta perspectiva, no
son un mero mecanismo de tratamiento de los datos generados por otros,
sino también que los produce. Piénsese, por ejemplo, en el número y tipo de
pedidos o encargos que se asignan en función de los rendimientos y
valoraciones que hayan tenido quienes prestan el servicio.
Mientras que en el caso de los sujetos es claro que son fuente de
información, producen o llevan aparejados datos, pudiendo o no ser
tratados; en el caso de los datos derivados de la plataforma, son información
en sí misma, es decir, datos tratados, pues la función fundamental del
algoritmo que la sustenta es generar decisiones y, con ello, nuevos datos, a
partir de otros previos. Dicho de otra forma, los datos que derivan de la
plataforma son, por su propia naturaleza, datos que han sido sometidos a
tratamiento, mientras que en el caso de los derivados de los sujetos
intervinientes pueden serlo o no.
El tratamiento de uno y otro tipo de datos tiene consecuencias claras en
las condiciones de prestación del servicio (de trabajo) de quienes trabajan
en o para la plataforma. Una mejor o peor valoración llevará aparejado
mejores o peores subsiguientes servicios y, con ello, también mejores o
peores remuneraciones. De ahí que en las plataformas sea especialmente
visible la importancia que reviste el control de los datos y de ahí también las
reticencias de quien está en una posición de dominarlos de cederlos,
compartirlos o transmitirlos.
El propósito de la presente comunicación es analizar desde una
perspectiva interdisciplinar el modo en que el derecho a la protección de
datos de carácter personal actúa no solamente como límite a otros derechos
sino, en particular, al poder de dirección del empresario, lo que resulta
especialmente signi cativo para determinados tipos de actividades como las
de la economía de plataformas. Para ello, en las páginas que siguen
abordaremos la delimitación, a estos efectos, entre datos personales y no
personales y analizaremos las posibilidades de acceso de quienes prestan el
servicio. A continuación, cerraremos el estudio con unas breves
conclusiones acerca de posibles líneas de actuación.
Ó
21. DE LA IGUALDAD SALARIAL POR RAZÓN DE SEXO A LA
IGUALDAD RETRIBUTIVA POR RAZÓN DE GÉNERO: AVANCES Y
CARENCIAS EN LA REGULACIÓN DEL ESTATUTO DE LOS
TRABAJADORES
SARAI RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
Profesora Contratada Doctora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de La Laguna
1. LA DISCRIMINACIÓN RETRIBUTIVA POR RAZÓN DE GÉNERO:
IMPLICACIONES EN LA EFICACIA DEL CONTRATO
La acogida en legislación laboral del reconocimiento constitucional del
derecho a la igualdad y no discriminación por razón de sexo en las
relaciones de trabajo (arts. 14 y 35 CE) se produce a través de los
arts. 4.2.c), 17.1 y 28 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de
octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de
los Trabajadores (ET)855. Así, en el art. 4.2.c) ET, se proclama el derecho de
las personas en el contrato de trabajo “a no ser discriminados para el
empleo o una vez empleados” por cuantas razones se mencionan
legalmente. Se trata de una previsión que enfoca al ámbito laboral lo que el
art. 3 Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de
mujeres y hombres (LOIEMH) establece de forma genérica cuando indica
que “el principio de igualdad de trato entre mujeres y hombres supone la
ausencia de toda discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo”.
Con más detalle, en el art. 17 ET, dedicado a la “no discriminación en las
relaciones laborales” se señala que “se entenderán nulos y sin efecto los
preceptos reglamentarios, las cláusulas de los convenios colectivos, los
pactos individuales y las decisiones unilaterales del empresario que den
lugar en el empleo, así como en materia de retribuciones, jornada y demás
condiciones de trabajo, a situaciones de discriminación directa o indirecta”
por las razones que se enumeran en el precepto y entre las cuales se
encuentra el sexo856. Esta previsión, que plasma las consecuencias jurídicas
propias de cualquier acto o conducta discriminatoria al que se re ere
también el art. 10 LOIEMH, tiene carácter de derecho necesario absoluto,
por tanto, innegociable por convenio colectivo o contrato individual857. Así,
mientras el art. 4.2 c) ET establece que no resultan admisibles las
discriminaciones en o para el empleo, entre otras razones, por motivos de
sexo; el art. 17 abunda en esta regla estableciendo la sanción de nulidad
para todo pacto individual o decisión unilateral del empresario que contenga
discriminaciones favorables o adversas en diversas cuestiones y, en
particular, materia de retribuciones.
Sobre la nulidad del contrato de trabajo en caso de que este incurra en
discriminación salarial directa o indirecta por razón de sexo a la que se
re ere el art. 17 ET, insiste de forma contundente el nuevo apartado tercero
del art. 9 ET introducido por el artículo 2.Uno del Real Decreto-ley 6/2019,
de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y
de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación858
(RDL), al indicar que “en caso de nulidad por discriminación salarial por
razón de sexo, el trabajador tendrá derecho a la retribución
correspondiente al trabajo igual o de igual valor”. Por tanto, se plasman
expresamente las consecuencias derivadas de la nulidad –tanto de la nulidad
total como de la nulidad parcial–de un contrato de trabajo por de la
contravención de una norma imperativa (art. 6.3 Código Civil),
especí camente, por incurrir en discriminación salarial por razón de sexo
(arts. 35 y 14 CE), señalándose que la persona trabajadora tendrá derecho a
la retribución correspondiente al trabajo igual o de igual valor859.
Por lo que se re ere a la nulidad total prevista en los arts. 9.3 y 17 ET, la
novedad que introduce este apartado radica en considerar nulo todo contrato
celebrado en forma abrupta incorporando en materia retributiva condiciones
de sexo o género claramente discriminatorias por contravención de lo
dispuesto en una norma imperativa. Si bien la nulidad parcial es la regla
general y la nulidad total es la excepción, en los casos de discriminación
retributiva por razón de sexo en el contrato se produce la comunicación de
la nulidad de la cláusula retributiva al resto del negocio. No puede olvidarse
que, precisamente, la voluntad de intercambio de trabajo por salario
ordenada a una función social, esto es, a la producción de bienes y servicios
es la causa del contrato de trabajo. De forma que, aun existiendo un
verdadero intercambio de trabajo por salario, si está viciado en su causa por
el carácter discriminatorio de uno de sus elementos, el contrato deviene
nulo. Tal nulidad comporta la ine cacia del contrato que “carece por ello
inicial y posteriormente de todo efecto directo”860. De ahí, que en ese
apartado tercero el art. 9 ET positivice, de manera explícita “la
consecuencia lógica de los efectos ex tunc [de la ine cacia] que se deriva de
la declaración de nulidad por vulneración de derechos fundamentales”861.
Consecuentemente, el contrato nulo no puede sin más volver las relaciones
al estado en que se encontraba, sino que tiene lugar el restablecimiento de la
situación anterior, la vuelta al punto de partida de la situación jurídica, a
partir de la restitución de lo recibido y sin ninguna otra consecuencia
indemnizatoria862.
Con todo, no resulta descartable, junto a estos casos de nulidad total,
admitir la posibilidad de la nulidad parcial del contrato de trabajo en
determinados supuestos de discriminación retributiva por razón de sexo o
género a partir de una interpretación sistemática de los arts. 9.1, 9.3 y 17
ET. Nos referimos, concretamente, a los casos en que la retribución
discriminatoria que se aplica al contrato de trabajo no proviene del acuerdo
individual, sino que deriva de la escala salarial discriminatoria contemplada
en el convenio colectivo que resulta aplicable. En estos casos, una cláusula
convencional sobre salarios contraviene el orden normativo aplicable
vulnerando las normas imperativas e introduciendo una discriminación
retributiva directa o indirecta por razón de sexo o género. Ante esta
coyuntura, el principio de conservación de los contratos apunta que se debe
salvar el negocio jurídico declarando nula solo la cláusula o pacto
discriminatorio (“si resultase nula solo una parte del contrato, este
permanecerá válido en lo restante”, art. 9.1 ET) y procediendo a la
sustitución automática de las cláusulas viciadas, de forma que “la parte nula
no comunica su ine cacia a la totalidad del mismo, sino que, por ministerio
de la ley, aquella será integrada por la norma imperativa aplicable al
supuesto”863. Al operar este mecanismo de sustitución por la norma jurídica
pertinente, el contrato se entiende “completado con los preceptos jurídicos
adecuados conforme a lo dispuesto en el número 1 del art. 3 de esta ley”
(art. 9.1 ET). A tal efecto, no todas las fuentes de la relación laboral
contenidas en el art. 3 ET “pueden actuar como preceptos sustitutivos de la
parte inválida del contrato”, sino que la cláusula nula por discriminatoria
solo puede ser sustituida por la ley imperativa o el convenio colectivo con
e cacia normativa864.
Por lo demás, que cuando el contrato haya resultado nulo por
discriminación–ya sea en los casos de nulidad total o parcial–, la persona
trabajadora tenga derecho a “la retribución correspondiente al trabajo igual
o de igual valor”, alude a un supuesto de ejecución del contrato de trabajo,
pues “en otro caso la declaración de nulidad no ha de producir efecto
retroactivo alguno”865. Con esta posibilidad de que la persona trabajadora
pueda exigir en los supuestos de nulidad por discriminación retributiva, por
el trabajo que ya hubiese prestado, la remuneración consiguiente a un
contrato válido, se trata de evitar el enriquecimiento injusto del empresario,
pues el trabajo ya se ha realizado866. Ahora bien, se ha llamado la atención
sobre la de ciente técnica jurídica en la redacción de este apartado, que se
mani esta en los posibles problemas que pudieran derivarse de la mención a
que la persona trabajadora tendrá derecho a la “retribución correspondiente
al trabajo igual o de igual valor”. Así, se ha planteado que “lo que
probablemente pretendía el RDL era garantizar la retribución más alta a
quien ganaba un proceso por discriminación retributiva, pero con la
formulación utilizada no se consigue necesariamente este efecto porque
parece legitimarse también la posibilidad de condenas a la equiparación a la
baja”867.
Ó
23. PRESTACIÓN DE SERVICIOS EN PLATAFORMAS DIGITALES:
TENSIONES EN LA TRADICIONAL RELACIÓN LABORAL (CASOS
GLOVO Y DELIVEROO)*
CARLOTA Mª RUIZ GONZÁLEZ
Profesora Ayudante Dº Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Extremadura 962
1. INTRODUCCIÓN
La masiva incorporación de las tecnologías de la información y la
comunicación al ámbito de las relaciones laborales y su constante
innovación tecnológica, que desde hace años se viene produciendo, ha
supuesto “una auténtica mutación en múltiples aspectos del trabajo
tradicionalmente considerado como productivo”, afectando no sólo a los
medios o formas de prestación del trabajo sino que “con una fuerza
expansiva, tal vez sólo comparable a la que tuvo la implantación de la
máquina de vapor, ha incidido ya no sólo en todos los elementos en que
cabe descomponer el que cabría denominar mundo del trabajo, sino que
yendo más allá ha afectado incluso a nuestra forma de vida”963, hasta el
punto de llegarse a hablar de una “nueva revolución tecnológica”, “cuarta
revolución industrial” o “Industria 4.0”964.
Como comenta Grau Pineda cada día resulta más importante la
producción, el consumo, el empleo o la inversión en actividades
informacionales, que nos conducen irremediablemente a una
desmaterialización de la economía y conversión de la empresa en un ente
intangible. En lo referido al espacio de trabajo es profunda también la
transformación de su interior, implicando la deslocalización de las empresas
por la intermediación tecnológica, el fomento del trabajo a distancia o el
cada vez mayor uso de redes digitales en lo referido a las relaciones
empresariales. Es innegable que los robots y las aplicaciones de inteligencia
arti cial se convierten en instrumentos fundamentales de producción,
pasando los procesos a estar enteramente gestionados por máquinas y cuya
toma de decisiones se realiza en ambientes donde coexisten máquinas
cognitivas y personas965. A ello se unen los cambios que vienen de la mano
de la economía digital y, especialmente, de las denominadas tecnologías de
plataformas que estimulan la innovación a través de una amplia variedad de
actividades enmarcadas en el uso de internet, que facilita la conexión entre
empresarios y trabajadores, clientes y proveedores, y permite de forma
sencilla el desarrollo de modelos de negocio que ofrecerán productos y
servicios más rápidamente que en el pasado.
Este trabajo en plataformas digitales constituye uno de los cambios más
importantes acontecidos en los últimos años en el ámbito del Derecho del
Trabajo, pues aunque la destrucción masiva de viejos empleos, como la
creación de nuevos, ha sido una constante histórica en toda revolución
industrial, estas plataformas considera Cámara Botía resultan novedosas no
por el uso del adjetivo “digital” o de términos como riders, glovers,
slashers, bikers o workmads, sino porque proponen una nueva forma de
empleo y de organización del trabajo, y lo que es aún más importante una
nueva gura de trabajador, respecto del que cabe plantearse si el Derecho
vigente es idóneo para su regulación o, por el contrario, deben abrirse
nuevas perspectivas dentro y fuera del Derecho del Trabajo966. En este
sentido se ha llegado a decir que la gura del trabajador dependiente ha
llegado a su n967 y que la etapa actual de este Derecho se caracteriza por su
velocidad vertiginosa, que puede llegar a poner en riesgo el trabajo y sus
derechos968. Además este escenario se presenta tan prometedor, como
amenazante, es decir, “tan evolucionada por superar los trabajos más
manuales, los más insalubres, peligrosos y monótonos”969, y por ofrecer una
mayor e ciencia empresarial y exibilidad de trabajo, como porque “puede
condicionar los derechos fundamentales de los trabajadores y la capacidad
de los poderes empresariales de afectar en ellos de forma muy intensa”970.
En de nitiva, y por no alargar más estas líneas introductorias, este estudio
tiene como propósito re exionar sobre la especial importancia que ha
adquirido, en los últimos años en España, el debate sobre la utilización de la
gura del autónomo como mecanismo de huida del Derecho del Trabajo971.
Ante dicha realidad son incesantes las demanda al ordenamiento en cuanto
a la necesidad de arbitrar ciertas respuestas con la nalidad de clari car la
situación de estos trabajadores, respuestas lógicamente que no han sido
inmediatas y que mientras llegan han abierto un cauce de trabajo
aprovechando así el desconcierto que genera la categorización de estas
nuevas relaciones de trabajo o empleo.
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Ó
24. LA SUCESIÓN DE CONTRATAS INTENSIVAS EN MANO DE
OBRA COMO SUPUESTO DE TRANSMISIÓN DE EMPRESAS
JOSÉ MIGUEL SÁNCHEZ OCAÑA
Técnico especialista de investigación
Universidad de Valencia
1. INTRODUCCIÓN
La gestión indirecta de la actividad empresarial a través de contratas es un
mecanismo de descentralización productiva omnipresente y arraigado en el
modelo productivo. Sus potencialidades no solo proporcionan ventajas
competitivas a las empresas, sino que impactan directamente y de diversas
formas sobre las condiciones laborales de los trabajadores adscritos a la
contrata.
Uno de los factores desencadenantes de la inestabilidad en el empleo es la
frecuente rotación en la posición de empresario responsable de la actividad
descentralizada, ya sea por la constitución, la sucesión o la reasunción de la
contrata. No obstante, al entenderse que en determinadas circunstancias
estas operaciones constituyen una transmisión de empresas, la aplicación de
disposiciones subrogatorias que garantizan la continuidad de las relaciones
laborales, como las contempladas en la Directiva 2001/23/CE991 y el art. 44
ET para las sucesiones empresariales, han neutralizado en cierto modo estos
efectos perniciosos para los trabajadores.
Ahora bien, la consideración de que la contrata constituye una entidad
económica transmisible no ha sido una premisa indiscutida. No ha suscitado
demasiadas reticencias cuando la sucesión de contratistas se da en el ámbito
de sectores que en gran medida hacen acopio de activos patrimoniales
tangibles e intangibles; en este caso, la sucesión empresarial opera cuando
se transmiten dichos activos. No obstante, mayor di cultad ha planteado
este encaje cuando se trata de prestaciones que no requieren un sustrato
patrimonial sustancial para ejecutarse y que descansan, fundamentalmente,
en la mano de obra.
El recurso a las contratas ha gozado de gran predicamento en sectores
auxiliares intensivos en mano de obra asociados a bajos niveles de
productividad, lo que tiene una clara repercusión en las condiciones
laborales de los trabajadores implicados. Por ello, las controversias jurídicas
en torno a la aplicabilidad de los mecanismos garantes de la estabilidad en
el empleo toman una importancia mayor en estos casos.
En las siguientes páginas abordaremos el encaje que la jurisprudencia ha
realizado de la sucesión de contratas, especialmente las intensivas en mano
de obra, en la institución de la sucesión de empresas, advirtiendo de los
con ictos jurídicos suscitados, las lagunas y vaguedades legales todavía hoy
existentes y proponiendo una reforma del art. 44 ET que las solvente.
5. CONCLUSIONES
La con ictividad jurídica, mani esta o latente, en lo que se re ere al
tratamiento como transmisión empresarial de los supuestos de sucesión de
contratistas se suscita, al menos, en dos planos distintos.
En primer lugar, se encuentra asentada, entre la jurisprudencia y la
academia, la doctrina de la “sucesión de plantillas” consolidada en Süzen y
acogida en 2004 por el TS. Sin embargo, se advierten vaguedades en los
conceptos clave para su aplicación de “actividad que descansa en la mano
de obra” y “asunción de una parte esencial de la plantilla”, lo que requeriría
una clari cación en el sentido expuesto ut supra (p. 3).
En segundo lugar, si bien la cali cación de la sucesión de contratas como
transmisión empresarial es aceptada bajo las circunstancias establecidas por
la jurisprudencia, hay incluso predisposición por parte de importantes
sectores de la doctrina a contemplar la subrogación en todos los supuestos
de sucesión de contratas intensivas en factor trabajo, al margen de la
asunción o no de la plantilla. No obstante, las reticencias judiciales y
académicas a la doctrina Temco han propiciado propuestas que modulan las
condiciones de subrogación y el régimen de responsabilidad, descargando al
adquirente (o nuevo contratista) de la responsabilidad solidaria por deudas
laborales y de seguridad social del anterior, que continuaría respondiendo.
Por todo ello, es oportuno concluir que los debates y propuestas en torno
al supuesto de hecho del art. 44 ET no cuestionan, en términos generales, el
concepto amplio de “entidad económica” transmisible. Más bien, las
disquisiciones radican en el régimen de responsabilidad por deudas que
asume el nuevo contratista, lo que desplaza el debate, indefectiblemente, del
supuesto de hecho a la consecuencia jurídica.
Á Ó
25. EL ÁMBITO SUBJETIVO DE APLICACIÓN DEL ESTATUTO DE
LOS TRABAJADORES ANTE LAS NUEVAS FORMAS DE TRABAJO:
LA NUEVA LEY DE CALIFORNIA (AB5)*
ADRIÁN TODOLÍ SIGNES
Prof. Ayudante Doctor
Universitat de Valencia
1067
1. LA FABRICACIÓN INDUSTRIAL DE FALSOS AUTÓNOMOS
1.1. Las nuevas formas de organización empresarial
La adaptación del Estatuto de los Trabajadores al nuevo Siglo implica
necesariamente una re exión profunda sobre las nuevas formas de trabajar
y preguntarse si, en este sentido, si el Derecho del Trabajo sigue
aplicándose a quién necesita protección. No es la primera vez que un
cambio en las formas de organización industrial provoca la necesidad de un
cambio legislativo. Con la máquina de vapor y los telares mecanizados, las
formas de producción y distribución de textiles cambiaron radicalmente.
Antes de la industrialización existía una producción individualizada en los
hogares de los trabajadores, de donde el empresario recogía semanalmente
(o con otra periodicidad) las prendas para, a continuación, distribuirlas en el
mercado. Posteriormente, con las posibilidades que ofrecía la tecnología, se
cambió a una producción en fábricas. En efecto, el incremento de
productividad provocado por el telar mecánico hacía económicamente
ine ciente continuar cosiendo individualmente vestidos por los trabajadores
en sus respectivas casas. Por el contrario, era necesario realizar fuertes
inversiones en la adquisición de maquinaria y aquellos que no podían
costearla –quienes vivían de su trabajo– debían abandonar el trabajo
doméstico para acudir a la fábrica y ofrecer su tiempo a cambio de una
remuneración. En base a esta forma de prestar servicios, y con objeto de
incrementar la e ciencia del proceso productivo, apareció –con el tiempo–
la cadena de montaje fordista y, persiguiendo la reducción de los costes de
mano de obra, el taylorismo.
Precisamente, debido a este cambio en la forma de organizar el trabajo –
del trabajo en casa a la fábrica– provocado por la necesidad del uso de la
tecnología, de la cual los trabajadores no eran titulares, aparecieron los
primeros con ictos sociales enfrentando a los empresarios –propietarios de
la tecnología indispensable– con los trabajadores –que no la poseían–. Esta
posición de privilegio del empresario permitió abusos sobre los
trabajadores, quienes habían de someterse a las órdenes del titular de los
medios de producción, a jornadas extenuantes marcadas por éste y a
precarias condiciones de salubridad en las fábricas si querían continuar
trabajando. Frente a ello, surgió el Derecho del trabajo como forma de
“resolver” el con icto entre las partes con, entre otros, los siguientes
objetivos1068.
– La protección de la parte débil frente abusos (desigualdad del poder de
negociación)
–La digni cación del trabajo y sus condiciones (valores sociales)
– La paci cación y encauzamiento del con icto colectivo dentro del
sistema capitalista (fallos de mercado)
Así pues, el nacimiento del Derecho del trabajo es indisociable de la
industrialización y de la aparición de grandes fábricas con trabajadores que
realizan sus funciones bajo la estricta supervisión de los encargados. Dado
el interés del legislador original de proteger a este sujeto que prestaba
servicios en el marco de una organización determinada, se diseñó el
concepto legal de “trabajador” para describirlo.
Actualmente, casi un siglo después y con la legislación de inspiración
industrial todavía vigente, aparece una nueva forma de organizar el trabajo,
que no surge aisladamente, sino que culmina un proceso de
descentralización productiva y “desverticalización” de las empresas, que
proviene de los años 701069. Efectivamente, la empresa integrada
verticalmente ha sido remplazada por una empresa-red mucho más
dinámica y adaptable a las necesidades del mercado en cada momento. Las
empresas que aportan un alto valor añadido ya no desean integrar todos los
elementos del proceso productivo en su matriz, sino mantener
exclusivamente el núcleo del negocio para descentralizar y subcontratar en
otras empresas el resto del proceso. Ello les permite adaptar su estructura de
costes a la necesidad del mercado con mucha facilidad. Así, rescindir una
contrata con otra empresa, cuando una parte del proceso productivo ya no
resulta necesario, es mucho menos costoso que escindir o extinguir parte de
la empresa propia. De esta forma, este proceso de descentralización ha
creado empresas de “primera” –las que mantienen el valor productivo– y de
“segunda” –servicios accesorios–, modelo al cual el Derecho del trabajo ha
ido adaptándose, sin muchas modi caciones, como ha podido. Esto ha sido
posible dado que la descentralización productiva aquí narrada se limitaba a
cambiar la forma de organizar las empresas, pasando de una integración
vertical a una coordinación entre ellas o incluso a una subordinación de
unas empresas a otras, pero sin afectar al núcleo de la prestación del trabajo.
Sin embargo, actualmente, llevado este proceso al extremo, hoy en día se
busca una auténtica atomización de las empresas1070. Esto es, que un
trabajador individual se convierta en empresa –autónomo– para obtener esta
misma exibilidad que se tiene entre empresas1071. Este fenómeno de
“huida” del Derecho del trabajo dista de ser nuevo1072. Si acaso la diferencia
proviene de que históricamente el fenómeno se limitaba a algunos sectores
concretos y para algunos trabajadores (fotógrafos en el periodismo, etc…),
sin embargo, actualmente, se está ante un nuevo paradigma en el que las
empresas prestan todos sus servicios mediante autónomos. La empresa
matriz retiene lo que considera de valor –la marca y los clientes– y
descentraliza el resto, particularmente, la mano de obra. Lo que ha
provocado que, valga la expresión, la “caza” de falsos autónomos haya
pasado de ser un trabajo artesanal a uno de dimensiones industriales.
5. REFLEXIÓN FINAL
La adaptación del Estatuto de los Trabajadores al Siglo XXI debería
empezar por una profunda re exión sobre a quién debe aplicarse. El modelo
productivo-empresarial y los propios trabajadores (ahora mucho más
formados) son muy distintos a los existente en el momento en el que nació
el Derecho del trabajo.
Las empresas, cada vez más, mantienen en su patrimonio solamente
aquellos elementos que tiene un alto valor añadido (lo económicamente
valioso) y descentralizan todo lo demás. Esto provoca que jurídicamente se
mantenga separado, de un lado, la marca de la empresa y las
infraestructuras y, de otro, a los trabajadores o la mano de obra –incluido a
los supervisores– mediante contratos mercantiles (contrato de agencia,
arrendamiento de industria, franquicias, etc.). El objeto de estas estrategias
no es otro que empujar hacia debajo de la cadena los riesgos propios del
negocio y los elementos que se consideran que aportan poco valor añadido:
entre ellos casi siempre se incluye al trabajo intensivo en mano de obra.
Frente a esta estrategia, la única manera de asegurar los derechos de los
trabajadores es imputar las obligaciones laborales a aquellos que poseen los
recursos para sostenerlos. Para ello, es necesario abandonar las tradicionales
concepciones que delimitan el trabajo asalariado conforme a esquemas
clásicos del trabajo industrial con horarios marcados, jornadas determinadas
por el empresario y realizado en un espacio físico propiedad del empresario.
Por el contrario, la realidad nanciera del trabajador que depende
económicamente de su empresario por falta de recursos, por falta de una
marca propia, por inexistencia de bienes de capital su cientes, entre otros,
será lo que identi que en el S. XXI al trabajador. En de nitiva, deberá ser
asalariado el que carezca de estructura productiva propia e independiente.
Hasta el momento, la jurisprudencia ha sido su ciente para adaptar el
concepto de trabajador a las nuevas realidades, sin embargo, los límites de
esta para atajar el problema de los falsos autónomos (e incluso ir más allá
dando protección a los que aun siendo trabajadores jurídicamente
independientes requieren protección) son patentes.
La prueba de indicios, como forma clásica de discernir entre un
trabajador laboral y un autónomo, es un trabajo casi artesanal de brocha na
aplicada uno por uno a cada caso, sin embargo, hoy en día nos encontramos
ante empresas que contratan autónomos en masa. Efectivamente, la prueba
de indicios podía ser su ciente en un mundo en el que los autónomos eran
la excepción, los casos marginales. No obstante, para hacer frente a una
producción a nivel industrial de autónomos –potenciales falsos autónomos–
es posible que se requiera un cambio legislativo adaptado a las nuevas
realidades económicas y sociales que asegure que el Derecho del trabajo se
aplique a todos aquellos que requieren de protección.
En este estudio se analiza particularmente la legislación de California,
aprobada recientemente, que persigue precisamente este objetivo. Con una
técnica legislativa muy depurada, el legislador del Estado de California (al
igual como lo hacen otros 22 Estados de EEUU) ja un nuevo concepto de
trabajador y una presunción que hace recaer sobre la empresa contratista la
carga de probar la ausencia de laboralidad.
Esta normativa es una adaptación del concepto de trabajador que ya venía
sosteniendo el Tribunal Supremo del Estado de California por lo que su
incorporación al marco legislativo tiene principalmente objetivos
pedagógicos y de seguridad jurídica. No obstante, este nuevo concepto de
trabajador implica la incorporación a nivel legal del test de la realidad
económica y el abandono de nitivo del test de la dependencia jurídica.
Se está ante un concepto de trabajador adaptado al nuevo modelo
productivo de nuestro tiempo que busca evitar su manipulación por parte de
las empresas. Para ello, dicha normativa centra sus esfuerzos en impedir la
subcontratación de la mano de obra de las actividades ordinarias de la
empresa con trabajadores, esto es, obliga a que todos los servicios
anunciados por la marca tengan que ser provistos por trabajadores de la
propia empresa propietaria de la marca o por empresas subcontratadas con
estructura productiva relevante, pero en ningún caso por autónomos.
El objetivo de esta normativa no es distinto al sostenido por nuestro
Tribunal Supremo en sus esfuerzos por realizar una interpretación nalista
del concepto de trabajador1110. Sin embargo, la normativa de California
consigue alcanzar este mismo n con la fuerza y la legitimidad que
solamente la ley puede proveer; amen de los efectos publicitarios,
pedagógicos, de prevención general contra el fraude, de seguridad jurídica y
reducción de la con ictividad que solo están al alcance del legislador.
No se puede, ni se debe esperar, que una modernización de concepto de
trabajador solucione milagrosamente el fraude en materia de falsos
autónomos. Como se ha visto en este trabajo, el ABC test, también tiene
problemas interpretativos y las empresas han desarrollado estrategias para
intentar burlarlo. Sin embargo, si se pretende modernizar el Estatuto de los
trabajadores, parece necesario empezar reformando su “puerta de entrada”
para asegurar que está adaptada a la realidad social y económica de este
Siglo. De hecho, mantener inalterado el concepto de trabajador podría echar
al traste con los esfuerzos judiciales por ampliar el concepto de trabajador,
enviando el mensaje de que la dependencia jurídica sigue siendo un
requisito imprescindible sin el cual se puede excluir de la laboralidad sin
tener en cuenta la realidad económica y el desequilibrio subyacente.
Por esta razón, sería recomendable introducir expresamente, junto con
una presunción de laboralidad más clara1111, un concepto de trabajador
asalariado capaz de aprehender la realidad económica de la relación:
asegurando que sea trabajador todo aquel que presta mano de obra sin ser
una genuina empresa como proxy de desequilibrio en el poder de
negociación1112.
En este sentido, aquél que se limita a prestar servicios sin aportar una
marca reconocida en el mercado y que se presenta ante el público bajo una
marca ajena será fácilmente sustituible por otro –precisamente por no ser
reconocido–. De esta forma, tal y como hace la legislación de California, la
incorporación de este criterio a la normativa –junto con los conocidos de
dependencia y ajenidad– de forma expresa, permitiría adaptar el ámbito
subjetivo del Estatuto de los Trabajadores a las nuevas formas de
organización empresarial protegiendo a aquellos que lo necesitan1113.
1
GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. (2017). Cuarta Revolución Industrial, empleo y Estado del
Bienestar. Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas, Madrid, p. 91.
2
SCOTT, J. W. (1993). La mujer trabajadora en el siglo XIX. En G. DUBY y M. PERROT (dir.)
Historia de las mujeres en Occidente, ISBN 84-306-9823-X, p. 411.
3
Comisión Europea. (2014). Cómo combatir la brecha salarial entre hombres y mujeres en la
Unión Europea. Publicaciones de la Unión Europea, Luxemburgo, p. 2.
4
Eurostat (2019a). Gender pay gap in unadjusted form. Recuperado de
<https://ec.europa.eu/eurostat/tgm/table.do?
tab=table&init=1&language=en&pcode=sdg_05_20&plugin=1> (consultado el 10 de octubre de
2019); SERRANO, M y Aboitiz, M. (2018). ¿Es necesaria en España una ley para combatir la brecha
salarial por causa de sexo y de género?, RTSS.CEF, 427, p. 121.
5
Eurostat (2019b). Gender pay gap in unadjusted form: Table. Recuperado de
<https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/sdg_05_20/default/table?lang=en> (consultado el 10
de octubre de 2019).
6
Por parte de sindicatos como CCOO o UGT.
7
CCOO (2017). Brecha Salarial: el peaje de la discrimianción. Confederación Sindical de
CCOO, Madrid, p. 19.
8
Comisión Europea (2017). La brecha salarial entre géneros en España. Recuperado de
<https://ec.europa.eu/info/policies/justice-and-fundamental-rights/gender-equality> (consultado el 23
de enero de 2020).
9
Eurostat (2019c). Gender overall earnings gap. Recuperado de
<https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/teqges01/default/table?lang=en> (consultado el 12
de diciembre de 2019).
10
Ibídem.
11
Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades (2015): Recomendaciones para actuar
frente a la brecha salarial de género en una organización, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales
e Igualdad, Gobierno de España, Fondo Social Europeo, p. 4.
12
El artículo 35 de la Constitución Española regula el principio de no discriminación salarial por
razón de sexo. El desarrollo directo del mencionado artículo se realiza mediante el artículo 28 del
Estatuto de Trabajadores donde se re eja el principio de salarios iguales para trabajos de igual valor.
Recientemente el Real Decreto Ley 6/2019 ha vuelto a reincidir en la obligación empresarial de
pagar la misma retribución por un trabajo de igual valor, tanto directa como indirectamente.
13
Por ejemplo: La Directiva 2006/54/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de julio de
2006, relativa a la aplicación del principio de igualdad de oportunidades e igualdad de trato entre
hombres y mujeres en asuntos de empleo y ocupación (refundición) (DOUE núm. 204, de 26 de
julio).
14
Por ejemplo: El Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra
masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor, (OIT, Convenio núm. 100, 29
junio 1951).
15
Comisión Europea. (2014). op. cit. p. 2.
16
Consejo Económico y Social de España (2018). Informe 03/2018, El futuro del trabajo. Consejo
Económico y Social, Madrid, p. 49.
17
Consejo Económico y Social de España (2018). op. cit. p. 52.
18
SCHAWAB, K. (2016). The Fourth Industrial Revolution. World Economic Forum.
Cologny.pp. 8 y 9.
19
SCHAWAB, K. (2016).op. cit., p. 44.
20
Consejo Económico y Social de España (2018). op. cit. p 13.
21
World Economic Forum (2018). The Future of Jobs Report 2018. Recuperado de
<www3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Jobs_2018.pdf> (consultado el 19 de septiembre de
2019), p. 8.
22
World Economic Forum (2016). The Future of Jobs: employment, skills and workforce strategy
for the Fourth Industrial Revolution. Recuperado de
<http://www3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Jobs.pdf> (consultado el 10 de octubre de 2019),
p. 3.
23
PIASNA, A. y DRAHOKOUPIL, J. (2017). Gender inequalities in the new world of work.
Transfer, 23, p. 319.
24
Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social (2018). La Situación de las Mujeres en el
Mercado de Trabajo 2018. Recuperado de <https://www.consalud.es/uploads/s1/90/71/15/informe-
situacion-mujer-sanidad-empleo-2018.pdf> (consultado el 10 de septiembre de 2019). p. 14;
SCHAWAB, K. (2016). op. cit. p. 45.
25
SCHAWAB, K. (2016). op. cit. p. 45.
26
BRUSSEVICH, M., Dabla-Norris, E., KAMUNGE, C., KARNANE, P., KHALID, S. y
KOCHHAR, K. (2018). Gender, Technology, and the Future of Work, International Monetary Fund,
p. 6.
27
Según la Encuesta de Población Activa (EPA) la tasa de desempleo de las mujeres en 2019 era
del 15,6%, mientras que el de los hombres era del 12,2%.
28
PIASNA, A. y DRAHOKOUPIL, J. (2017). op. cit., p. 322.
29
Ibídem.
30
GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. (2017). op. cit. p. 87.; World Economic Forum (2016). op. cit. p. 13.
31
World Economic Forum (2018). op. cit., p. 8.
32
Eurostat. (2018). Pupils and students enrolled by education level, sex and eld of education.
Recuperado de<http://appsso.eurostat.ec.europa.eu/nui/show.> (consultado el 9 de agosto de 2019).
33
GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. (2017). op. cit. p. 39.
34
DOMÉNECH, R., GARCÍA, J. R., MONTAÑEZ, M. y NEUT, A. (2018). Afectados por la
revolución digital en el caso de España. Papeles de economía española, 158, p. 131.
35
OECD (2019a). El futuro del trabajo. ¿Cómo se sitúa España?. Recuperado de
<https://doi.org/10.1787/9ee00155-en > (consultado el 14 de marzo de 2020). p. 1.
36
UGT (2019). Balance de un año de la situación de la mujer en el ámbito laboral tras la huelga
del 8 de marzo de 2018. Vicesecretaría General de UGT, Departamento de la Mujer Trabajadora.
p. 24.
37
RAMIOUL, M. y VAN HOTEGEM, G. (2015). Recolocation, the restructuring of the labour
process and job quality. En J. DRAHOKOUPIL (Ed.) The outsourcing challenge. Organizing workers
across fragmented production networks, ETUI Printshop, Bruselas, pp. 109 y 110.
38
GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. (2017). op. cit., p. 88.
39
BLASCO, E. (2017). Mujeres y precariedad en los nuevos entornos laborales, Gaceta sindical:
re exión y debate, 29, p. 195.
40
Debido a que la exibilidad laboral está generando que las mujeres vuelvan a dedicarle tiempo a
las tareas y responsabilidades del hogar, incluso más que hasta ahora; mientras que los hombres
deciden buscar nuevas profesiones y nuevas disponibilidades profesionales para ocupar el tiempo
restante. En BLASCO, E. (2017). Mujeres y precariedad en los nuevos entornos laborales, Gaceta
sindical: re exión y debate, 29, p. 190.
41
GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. (2017). op. cit., p. 88.
42
SORGNER, A., BODE, E. y Krieger-Boden, C. (2017). The Effects of Digitalization on the
Gender Equality in the G20 economies. Kiel Institute of the World Economy, Kiel. p. 7.
43
Eurofound (2017). Sixth European Working Conditions Survey– Overview report (2017 update),
Publications Of ce of the European Union, Luxemburgo, p. 27.
44
Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social (2018). op. cit., p. 14.
45
SCHAWAB, K. (2016).op. cit., pp. 46 y 47.
46
GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. (2017). op. cit., p. 18.
47
World Economic Forum (2016). op. cit., p. 10.; SCHAWAB, K. (2016). op. cit., p. 44.
48
Para más información del informe: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---
cabinet/documents/publication/wcms_662541.pdf
49
Pilar europeo de derechos sociales del Parlamento Europeo, del Consejo y la Comisión, del 13
de septiembre de 2017.
50
RUBERY, J. y RAFFERTY, A. (2013). Women and recession revisited. Work, employment and
society, 27, p. 414.
51
OECD (2019a). op. cit., p. 2.
52
OECD (2019b). OECD Employment Outlook 2019: The Future of Work, OECD Publishing,
Paris, p. 20.
53
BALLESTER, M. A. (2019). La no discriminación retributiva por razón de sexo. Brecha salarial
y desigualdades de género en el mercado de trabajo. Revista Internacional y Comparada de
Relaciones Laborales y del Empleo, 3, p. 151.
54
Real Decreto Legislativo 2/2005, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la
Ley del Estatuto de los Trabajadores (BOE núm. 255, de 24 de octubre de 2015).
55
ALONSO, E, SERRANO, M. y Tomás G. (2003). El trabajo del ama/amo de casa. Un estudio
jurídico y su consideración ética. Diputación Foral de Bizkaia, pp. 7-9.
56
MIRALLES, R.P. (2019). La discriminación retributiva por razón de sexo. Brecha salarial y
desigualdades de género en el mercado de trabajo por María Amparo BALLESTER PASTOR. Una
reseña. Revista Internacional y Comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, 3,
p. 151.
57
Act on Equal Status and Equal Rights of Women and Men No. 10/2008, as amended by Act No.
162/2010 and No. 126/2011. <http://www.ilo.org/dyn/travail/docs/1556/Act-on-equal-status-and-
equal-rights-of-women-and-men_no-10-2008.pdf> (consultado 10 de octubre de 2019). Cuyo último
cambio fue el 1 de junio de 2017: Lög um breytingu á lögum um jafna stöðu og jafnan rétt kvenna og
karla, nr. 10/2008, með síðari breytingum (jafnlaunavottun).
<https://www.althingi.is/altext/stjt/2017.056.html> (consultado el 10 de octubre de 2019).
58
BALLESTER, M.A. (2019). op. cit., p. 152.
59
Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo (2019). Trabajar para un futuro más prometedor.
Recuperado de <https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---
cabinet/documents/publication/wcms_662541.pdf> (consultado el 10 de octubre de 2019), p. 2.
60
BEORLEGUI, C., “El ser humano vincula su futuro al progreso de la biotecnología”, 15
noviembre 2017, https://blogs.comillas.edu/FronterasCTR/2017/11/15/humano-vincula-futuro-
biotecnologia/.
61
FERRY, L., La revolución transhumanista, Madrid, Alianza, 2017, p. 189. Dentro de ellas, las
aplicaciones en biotecnología y su desarrollo son las que más se pueden aplicar en la materia objeto
de estudio, de niéndose como “el conjunto de herramientas que permiten analizar y conocer el
funcionamiento de los seres vivos en sus diferentes niveles ( siológico, tisular, celular y molecular) y
que pueden aplicarse en distintos campos desde la salud, hasta la agricultura o el sector industrial o
energético”. En este sentido, RUIZ GALÁN, O., VEGA GARCÍA, M., & GARCÉS TOLEDANO,
F., “Impacto de Biotecnología en el Sector salud 2020”, Informe de prospectiva tecnológica. Genoma
España, Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), Fundación OPTI, p. 16.
Accesible en: https://www.eoi.es/es/savia/publicaciones/20718/informe-de-prospectiva-tecnologica-
sobre-el-impacto-de-la-biotecnologia-en-el-sector-salud-en-2020.
62
De nición extraída del diccionario de Merriam Webster: De nition of wearable (Entry 1 of
2): “capable of being worn: suitable to be worn”, accesible en: https://www.merriam-webster.com/.
63
En este sentido se expresan, AGUILAR, C., GARCÍA, S., MARTÍNEZ, A., QUIJADA M.,
SORBET, S., “Qué es un wearable y qué objetivos tiene respecto a la salud”, 17/02/2017, Sabien
ITACA (Innovaciones Tecnológicas para la Salud y el bienestar), accesible en
http://www.sabien.upv.es/wearable-objetivos-respecto-la-salud/ [último acceso, 10 marzo 2020].
64
Desde Google Glass, AppleWatch, Wahoo Fitness, para entrenamientos de atletismo, Mis t Shine
con pulseras contabilizadoras, Zepp para analizar el swing de tenis, Withings con su control de sueño
o incluso Force Fitbit, monitoriza a diario tu actividad, ejercicio, nutrición y peso. Incluso, alguna
compañía como Qardio anunciaba un modelo de pulsera inteligente donde el conocimiento abarcaría
no solo el movimiento del portador sino también el tipo de movimiento (agacharse, mover un brazo,
una pierna, etc.). Así puede leerse en:
https://elpais.com/tecnologia/2014/01/06/actualidad/1389000817_286051.html.
65
En este sentido puede leerse DIAZ JOVER, M., “Discriminación tecnológica en el ámbito
sanitario. El uso de la tecnología móvil”, Revista Derecho y Salud vol. 30, núm.1, 2020, p. 65, entre
otras.
66
Una revisión sobre la incorporación de esta tecnología al mundo deportivo, o a compañías
variadas, como Aetna, BP o Coca-cola, puede leerse en Burriel Rodríguez-Diosdado, P., “El control
de las personas trabajadoras a través de la tecnología portátil”, ponencia especí ca presentada a las
XXXVIII Jornadas Universitarias Andaluzas de Derecho del Trabajo y Relaciones laborales, Consejo
Andaluz de Relaciones Laborales, diciembre 2019, pp. 2-5.
67
En este sentido, por ejemplo, puede leerse: AGUILAR, C., GARCÍA, S., MARTÍNEZ, A.,
QUIJADA M., SORBET, S., op. cit.
68
Tal es así que según el Informe de la Consultora Accenture, “Accenture 2019 Digital Health
Consumer Survey”, agosto 2019, accesible en: https://www.accenture.com/_acnmedia/PDF-
110/Accenture-2019-Consumer-Survey-Spain.pdf#zoom=50, más del 70 % de la población de inclina
hacia sistemas de salud no tradicionales y un 23% recurren a “wearables”.
69
En España en marzo de 2019 ya eran cuatro las personas con un chip implantado en el cuerpo:
MOLINS RENTER, A., y DE LORENZO, J., “Vivir con un chip implantado al cuerpo”, La
Vanguardia, 31 de marzo de 2019, accesible en:
https://www.lavanguardia.com/vida/20190331/461312602339/pau-adelantado-implante-chip-nfc-
biohacking.html, [último acceso, 14 de junio 2020]. Otros ejemplos con nombre y apellidos los
encontramos en el profesor Warwick, el artista Moon Ribas, el profesor Hawking, o el considerado
como el primer ciborg, Neil Harrison.
70
Cuestión que ha podido comprobarse en la exposición internacional de robots de 2018:
https://www.globalrobotexpo.com/es/grex-2018/.
71
MIAH, A. “Cuestiones éticas derivadas del mejoramiento humano”, dentro del Libro BBVA,
Valores y ética para el siglo XXI, 2012, disponible en: https://www.bbvaopenmind.com/wp-
content/uploads/2012/01/BBVA-OpenMind-libro-2012-Valores-y-Etica-para-el-siglo-XXI.pdf,
p. 180.
72
COLLETON. L., “The elusive Line between enhacement and The Therapy and its effects on
Health care in the US”, journal of Evolution and Technology, vol. 18 issue 1-september 2008, pp. 70-
78, www, jetpress.org/v18/colleton.html.
73
De hecho, BEORLEGUI plantea que nos adentramos en una época de posthumanismo y trans-
humanismo, que nos pueden in-humanizar y situarnos en contextos de deshumanización, así puede
leerse en BEORLEGUI, C., op. cit.
74
En este sentido, por ejemplo, el Sr. Oscar Pistourius quien con implantes en las extremidades
inferiores puede competir en atletismo.
75
NAVAS NAVARRO, S., y CAMACHO CLAVIJO, S., El ciborg humano, Biblioteca de Derecho
y ciencias de la vida, editorial Comares, Granada, 2018, p. 11.
76
Los distintos productos sanitarios que se introduzcan en el mercado formarán parte de una base
de datos europea, EUDADMED.
77
En este sentido, NAVAS NAVARRO, S., y CAMACHO CLAVIJO, S., op. cit., pp. 20-21.
78
Los objetivos generales transhumanistas pueden resumirse bien en tres metas expuestas por
David Pearce, que son las de conseguir la súper inteligencia, la súper longevidad y el súper bienestar,
para toda la humanidad: según IEET. (s.f.). Obtenido de Institute for Ethics and Emerging
Technologies: http://ieet.org/.
79
No podemos dejar de citar, quizá por el impacto que provocó su lectura, al Sr. Elon Musk,
empresario de la compañía Space-X, quién respondiendo en una entrevista a rmó que “si los seres
humanos desean seguir aportando valor a la economía, deberán aumentar sus capacidades mediante
una fusión de inteligencia biológica e inteligencia mecánica”. Así puede leerse en la página de la
consultora Michael Page:
https://www.michaelpage.es/prensa-estudios/estudios/fw-el-futuro-del-empleo/biohacking-ser-
mas-que-humanos.
80
MIAH, A. op. cit., p. 205.
81
Nos referimos signi cativamente tanto a los reconocimientos médicos que las Mutuas pueden
solicitar en situaciones de incapacidad temporal por contingencias comunes incluidas en su ámbito de
gestión (art. 9 del Real Decreto 625/2014, de 18 de julio), como a las propuestas de altas que puede
formular (art. 82.4 del Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, y art. 6 RD 625/2014
citado, entre otros).
82
Por todas, la STC 196/2004, de 15 noviembre.
83
En este sentido, GARCÍA MURCIA, J., “Derecho a la intimidad y contrato de trabajo: la
anotación de las bajas médicas. [Comentario a la STC 202/1999, de 8 noviembre (BOE 16
diciembre)]”, BIB 2000\1222, Repertorio Aranzadi del Tribunal Constitucional núm.13/2000, p. 16.
También en este sentido, GALA DURÁN, C., “Las potestades de control del empleador durante el
proceso de IT”, Ponencia presentada en el Seminario de actualización de función pública local
organizado por la Federación de Municipios de Cataluña, Barcelona, 8 de julio de 2009, p. 1.
Accesible en: http://cemical.diba.cat/es/ publicaciones/monografías.
84
Así, por todas, STS 62/2018, de 25 enero de 2018, recurso de casación núm. 249/2016,
Ponente: Sr. S. MORALO GALLEGO (FD Cuarto). Esta Sentencia con rma la SAN (Sala de lo
Social, Sección 1ª), número 114/2016, de 27 junio de 2016 (Recurso núm. 161/2016, Ponente: Sr. R.
BODAS MARTÍN) con respecto a la veri cación del estado médico del trabajador, en el caso
concreto de una regulación convencional y de la aplicación del art. 20.4 ET.
85
Por ejemplo, GARCÍA NINET, J.I., “Artículo 20. Dirección y control de la actividad laboral”,
en Albiol Montesinos, I., et al., El Estatuto de los Trabajadores. Comentarios a la Ley 8/1980, de 10
de marzo, Madrid, EDERSA, 1981, p. 167, indica que lo que provoca la negativa será la suspensión
de los derechos económicos o mejoras de las prestaciones a cargo de la empresa, pero nunca el pago
mismo de la prestación, aunque este fuera delegado. Por su parte, GOERLICH PESET, J.M., y
NORES TORRES, L.E., “El fraude a la incapacidad temporal como causa de despido”, BIB
2017\43177, Revista de Información Laboral núm.11/2017, pp. 6-7, indican en base a la doctrina
judicial que no se podría imponer una sanción disciplinaria al respecto; estos últimos consideran que,
incluso, los procedimientos administrativos a los que podrían recurrir la empresa por la aplicación del
art. 1.1. de la O.M. de 21 de marzo de 1974 son poco efectivos.
86
Así expresa GALA DURÁN, op. cit., pp. 6-7, que este precepto, que deja un amplio margen de
maniobra a los convenios colectivos, parece poder utilizarse en un mismo proceso de incapacidad,
con reconocimientos reiterados, aunque, como a rma, evitándose controles innecesarios.
87
Licitud que contrasta con las numerosas reclamaciones sindicales al respecto que podemos
encontrarse, por ejemplo, en agosto de 2018, el Sindicato de CCOO ponía de relieve cómo se habían
iniciado actuaciones administrativas en cuanto a la posible vulneración de la empresa subcontratada,
encargada de la vigilancia de la salud en base al art. 20.4 ET, como puede leerse en:
https://www.ccoo-servicios.es/legal/html/43053.html
88
Sentencia de la Audiencia Nacional (Sala de lo Social, Sección1ª), núm. 20/2019 de 13 febrero,
Ponente: Sra. M. C. SAN MARTIN MAZZUCCONI. FD Cuarto y FD Quinto. No entra la Sentencia,
por no haber sido alegado por las partes, en la facultad establecida en el art. 64.5 f) ET al Comité de
empresa, de emitir informe, con carácter previo a la ejecución por parte del empresario de sus
decisiones sobre implantación y revisión de sistemas de control del trabajo.
89
Sentencia de la Audiencia Nacional (Sala de lo Social, Sección1ª), núm. 4/2020, de 20 de enero
2020, Ponente: Sra. M. C. SAN MARTIN MAZZUCCONI. FD Séptimo, Octavo y Noveno.
90
Por todas, la STS 62/2018.
91
En este sentido, destacamos un caso en destacamos un caso en que el propio texto del Convenio
colectivo de aplicación sienta una presunción de dudosa legalidad, entendiendo que si la persona se
niega a someterse al reconocimiento médico, se presumirá que la baja es simulada y se procederá a la
suspensión de los derechos económicos a cargo de la empresa por dicha situación: STSJ de País
Vasco, (Sala de lo Social), Sentencia de 6 julio 2004, rec. de suplicación núm. 1232/2004,
Ponente: Ilmo. Sr. F. EGUARAS MENDIRI.
92
Recurso de Suplicación núm. 721/2001, Ponente: Ilmo. Sr. A. NAVAS GALISTEO.
93
Autos Tribunal Supremo (sala de lo social) nº 7252/2013, de 27 junio de 2013 [rec. nº 348/2013]
y nº 12047/2013, de 5 de diciembre de 2013 [rec. nº 1239/2013], STSJ Comunidad Valenciana, sala
de lo social (sección 1ª), de 24 de febrero de 2012 [rec. nº 2253/2011]).
94
Es doctrina consolidada del TS, en STS 62/2018, ya citada, que estos no pueden suponer gastos
para los trabajadores por el hecho de acudir a visitas médicas presenciales. A su vez, la doctrina,
re ejada en SAN (sala de lo social) 114/2016, de 27 de junio de 2016, Rec. núm. 161/2016, deja
claro que es la empresa la que debe hacerse cargo de los gastos generados por los desplazamientos de
los trabajadores para acudir a los controles de su estado de salud, encomendados por la propia
empresa, siempre que los mismos estén debidamente justi cados, dada la situación médica
justi cativa de la incapacidad temporal que busca la recuperación de la salud. Esta doctrina, ha sido
matizada por la SAN (sala de lo social) 190/2018, de 30 de noviembre 2018, Rec. núm. 281/2018, P:
Sr.R. BODAS.
95
Así, la STSJ de Navarra (Sala de lo Social, Sección 1ª), 459/2016 de 4 octubre, recurso de
suplicación núm. 362/2016, Ponente: Sr. M. AZAGRA SOLANO. Esta interesante y extensa
Sentencia, con voto particular incluido, con rma la sanción administrativa impuesta a la empresa de
prevención ajena que, junto con las tareas propias, se ocupó, asimismo, de la veri cación y
seguimiento del absentismo de los trabajadores en situación de incapacidad temporal por
contingencias comunes, a efectos de la percepción de una mejora voluntaria de la Seguridad Social.
96
ROHLFS, I., “Género y salud: diferencias y desigualdades”, Madrid: Consorcio de bibliotecas
universitarias de Cataluña [Internet]. 2007, accesible en:
http://www.raco.cat/index.php/Quark/article/download/54973/65434
97
BORREL, C., y ARTAZCOZ, L., “Las desigualdades de género en la salud: retos para el
futuro”, Revista España de Salud Pública núm. 3, 2008, p. 245. Como señala ROHLFS, I., op. cit.,
p. 2, los roles de género también afectan a la salud de los hombres por ejemplo condicionando su
vida personal, su autoestima o las expectativas sociales de éxito laborales o económicas.
98
BORREL, C., y ARTAZCOZ, L., op. cit., p. 247.
99
Un completo estudio sobre la salud desde el punto de vista preventivo con perspectiva de género,
puede leerse en: RIVAS VALLEJO, P., “Salud y género: perspectiva de género en la salud laboral”,
Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, nº Extra 74, 2008, pp. 227-285.
100
Esperanza media de vida, según el INE (2019): hombres 80.9 años y mujeres 86.2. Los datos
sobre morbilidad son del 2018 pero responden a lo indicado en el texto.
101
Basten los siguientes ejemplos: menstruación, embarazo, parto o menopausia, algunos de los
cuales son enunciados por ROHLFS. I., op. cit., p. 3. También, en este sentido, RIVAS, P., op. cit.,
señala que “La salud laboral de la mujer se viene abordando de forma prácticamente exclusiva
orientada a la maternidad y por tanto desde la perspectiva biológica”, p. 243 y ss.
102
OMS, Género y salud, 2018, https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/gender
103
Entre otros, en la Guía de la Protección de Datos en las relaciones laborales, AEPD.
104
Ponente: Sr. P. CACHÓN VILLAR.
105*
Este trabajo es un anticipo del que, con mayor extensión y profundidad, será publicado en la
revista Trabajo y Derecho. Además, debe indicarse que proviene de una investigación llevada a cabo
durante una estancia de investigación de varios meses en 2019, en la Universidad de Friburgo
(Alemania), bajo la tutela del Prof. Dr. SEBASTIAN KREBBER, a quien debo gran agradecimiento
por la acogida brindada, así como a la investigadora LAVINIA PETRACHE y al investigador
PHILIPP SCHNEIDER, que me han proporcionado una ayuda continua de enorme valor.
106
Es el planteamiento vanguardista de PIKETTY, T., Capital e ideología, Ediciones Deusto,
Barcelona, 2019. Sin entrar ahora en un análisis profundo, este libro es de obligada lectura para
obtener una visión revisada de planteamientos que, hasta ahora, parecían inamovibles. El autor
propone una historia económica, social, intelectual y política de la desigualdad, desde las sociedades
estamentales y esclavistas hasta las sociedades poscoloniales e hipercapitalistas modernas. Para
Piketty, el hilo conductor de la historia de las sociedades humanas (que es también la historia de la
búsqueda de la justicia) no es la lucha de clases, como defendían Marx y Engels, sino la lucha de
ideologías, cuyo germen ha sido siempre, de una u otra forma, la desigualdad.
107
JUNKER, A., Grundkurs Arbeitsrecht, 18ª ed., C.H. Beck, Múnich, 2019, p. 13.
Ó Á
108
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del trabajo, 26ª ed.,
Editorial Univesitaria Ramón Areces, Madrid, 2019, p. 54, se re eren a la “operación defensiva” de
la legislación obrera.
109
Por todos, PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del trabajo,
ob. cit., quienes, re riéndose al “fundamento del Derecho del Trabajo”, expresan: “Si todas las
sociedades históricas han conocido la realidad del trabajo productivo por cuenta de otros, así como
los con ictos sociales derivados de este hecho, y si, sin embargo, el Derecho del Trabajo como
disciplina jurídica propia no aparece hasta un determinado momento en la evolución de la sociedad –
el capitalismo industrial–, es incuestionable que el conocimiento de la verdadera esencia de aquella
exige la determinación de las causas que hicieron posible la aparición de un nuevo cuerpo normativo
que daba respuesta a nuevas exigencias sociales” (p. 41). En consecuencia y tratando “el con icto
social de base del Derecho del Trabajo”, enfatizan: “El Derecho del Trabajo es, desde luego, una
categoría cultural fruto del sistema de producción capitalista industrial. No es, por tanto, la respuesta
normativa al con icto sociolaboral o de trabajo en general, en la medida en que todas las sociedades
históricas han conocido el trabajo como fuente de con ictos sociales, sin que por ello quepa registrar
en su seno el nacimiento de aquel sistema normativo, sino propiamente la reacción ante el con icto
industrial” (p. 42).
En el planteamiento de los autores late, desde luego, el método histórico-crítico, conforme al que
deben analizarse documentos y datos del pasado en su contexto político, económico y social,
realizando una crítica de ellos que, apartando los valores y circunstancias del momento en que vive el
historiador, permita en dicho momento la más alta comprensión posible bajo la luz del citado
contexto. En el ámbito jurídico, el análisis de las leyes del pasado debe estar presidido por las
circunstancias de la época, para que en la valoración crítica de esas leyes no se incurra en
anacronismos. Quizás convenga una relectura de TOMÁS Y VALIENTE, T., Manual de Historia del
Derecho español, 4ª ed., 4ª reimpr., Tecnos, Madrid, 1990, Capítulo II sobre “La historiografía
jurídica española hasta la actualidad”, en particular el epígrafe 3 sobre “Orientaciones de la Historia
del Derecho a comienzos del siglo XIX fuera de España, con especial referencia a la escuela
Histórica del Derecho” (pp. 39 a 43).
Por tanto y sin perjuicio de que se trata de un estudio admirable por su densidad, que revela un
esfuerzo encomiable, no se sigue en este trabajo el enfoque de OJEDA AVILÉS, A., Las cien almas
del contrato de trabajo. La formación secular de sus rasgos esenciales, Thomson Reuters Aranzadi
(Colección Panoramas de Derecho, núm. 5), Cizur Menor, 2017, que indaga en el hecho de que no
sólo el contrato de arrendamiento de servicios absorbió históricamente hace siglos diversas formas de
trabajo libre sino, también, otros contratos, pero partiendo de “una hipótesis peculiar: la de que el
contrato de trabajo forjó su propia historia en Europa desde el siglo I de nuestra era sin depender para
nada del arrendamiento de servicios”, seguida de una hipótesis secundaria, “pero también importante:
el Derecho del Trabajo ha acompañado siempre a esas expresiones elementales del contractualismo
laboral”, habiéndose producido una “eclosión del contrato de trabajo y del moderno Derecho del
Trabajo a nales del siglo XIX” (p. 27, abriendo un breve prólogo titulado “Introducción. Cuestiones
de método”). Dicho con máximo respeto al autor por su trayectoria cientí ca y, en concreto, por este
fantástico libro, debe señalarse que sus hipótesis implican la no utilización del método histórico-
crítico.
110
ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., La construcción jurídica del contrato de trabajo, 2ª ed.,
Comares, Granada, 2014, analiza en profundidad esta cuestión.
111
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo, ob. cit.,
pp. 473 y 474, nota a pie nº 3, relatan los esfuerzos doctrinales relizados durante décadas para
concretar el contenido de la ajenidad como característica del trabajo desde 1980 contemplado en el
artículo 1.1 ET, esfuerzos que pusieron de relieve cómo “sólo a través del análisis de la dependencia
es posible individualizar la existencia de un trabajador asalariado y aplicar, en consecuencia, el
ordenamiento jurídico laboral”.
112
JUNKER, A., Grundkurs Arbeitsrecht, ob. cit., pp. 3 y 4, considera que son tres los rasgos
esenciales de la relación laboral: es una relación jurídica obligatoria de tracto sucesivo, garantiza la
subsistencia y encierra una desigualdad de armas (que el legislador corrige). Respecto de la segunda
expone lo siguiente (acaba de exponerse en el texto principal, con una traducción no literal):
“Existenzgrundlage. Verstärkt wird das Schutzbedürfnis des Arbeitnehmers durch ein zweites
Merkmal: Das Arbeitsverhältnis bildet für den Arbeitnehmer i.d.R. die Existenzgrundlage, weil er
mit seiner Arbeitskraft den Lebensunterhalt bestreiten muss. Deshalb ist er darauf angewiesen, dass
er eine angemessene Vergütung erhält (dafür sorgen insbesondere Tarifverträge), dass seine
Gesundheit und damit seine Arbeitskraft geschützt wird (das ist Gegenstand des Arbeitsschutzrechts)
und dass ihm der Arbeitsplatz möglichst erhalten bleibt (darum geht es im Kündigungsschutzrecht)”.
113
B.O.E. núm. 166, de 12 de julio.
114
SCHUBERT, C., «Neue Beschäftigungsformen in der digitalen Wirtschaft – Rückzug des
Arbeitsrecht?», Recht der Arbeit (RdA), 2018, p. 200, así lo expresa. La autora añade que tanto el
legislador como la jurisprudencia han reducido algo dicho agujero, como ha ocurrido con el artículo
12 de la citada Ley de negociación colectiva (TVG).
115
En un trabajo formidable donde expone diversas re exiones de interés irresistible, FERRARI,
V., «El incierto futuro de los derechos en el trabajo humano», Trabajo y Derecho, núm. 52 (abril
2019), p. 18, re riéndose a nuevas ocupaciones en las que destaca no tanto el análisis jurídico que
pueda hacerse de ellas como lo que rodea su auge: “Lo que quiero decir es, una vez más, que es casi
imposible establecer fronteras cualitativas en el marco de las condiciones de trabajo y que los
conceptos de forzado y de voluntario, psicológicos en el fondo, tienen una raíz económica antes que
jurídica cuando se habla de necesidades humanas básicas y de la búsqueda de recursos aptos para
satisfacerlas”.
116
SCHUBERT, C., «Neu Beschäftigungsformen in der digitalen… ob. cit., p. 201, exponiendo los
retos que entraña la digitalización del trabajo.
117
JUNKER, A., Grundkurs Arbeitsrecht, ob. cit., p. 1.
118
Ídem, p. 2.
119
La ley de protección contra el despido es la Kündigungsschutzgesetz (KSchG), de 10 de agosto
de 1951, que ha sido modi cada posteriormente y de la que puede obtenerse el texto actualizado en el
siguiente enlace:
http://www.gesetze-im-internet.de/kschg/KSchG.pdf
La ley de negociación colectiva es la Tarifvertragsgesetz (TVG), de 9 de abril de 1949, también
modi cada de forma ulterior y que puede consultarse (texto consolidado) en:
http://www.gesetze-im-internet.de/tvg/TVG.pdf
120
§ 611a Arbeitsvertrag
(1) Durch den Arbeitsvertrag wird der Arbeitnehmer im Dienste eines anderen zur Leistung
weisungsgebundener, fremdbestimmter Arbeit in persönlicher Abhängigkeit verp ichtet. Das
Weisungsrecht kann Inhalt, Durchführung, Zeit und Ort der Tätigkeit betreffen. Weisungsgebunden
ist, wer nicht im Wesentlichen frei seine Tätigkeit gestalten und seine Arbeitszeit bestimmen kann.
Der Grad der persönlichen Abhängigkeit hängt dabei auch von der Eigenart der jeweiligen Tätigkeit
ab. Für die Feststellung, ob ein Arbeitsvertrag vorliegt, ist eine Gesamtbetrachtung aller Umstände
vorzunehmen. Zeigt die tatsächliche Durchführung des Vertragsverhältnisses, dass es sich um ein
Arbeitsverhältnis handelt, kommt es auf die Bezeichnung im Vertrag nicht an.
(2) Der Arbeitgeber ist zur Zahlung der vereinbarten Vergütung verp ichtet.
Una versión actualizada del Código Civil alemán para consultar tanto el citado artículo 611.a
como otros de contenido laboral puede obtenerse en el siguiente enlace:
http://www.gesetze-im-internet.de/bgb/BGB.pdf
121
Se trata de la ley federal alemana sobre vacaciones (BUrlG), en concreto la Ley de Vacaciones
Mínimas del Trabajador (Mindesturlaubsgesetz für Arbeitnehmer), de 8 de enero de 1963 (con
modi caciones posteriores), cuyo artículo 2 extiende el concepto de trabajadores a quienes no prestan
servicios bajo dependencia personal pero cumpliendo requisitos con los que pueden ser considerados
“cuasi trabajadores” dada su dependencia económica y según ha sido interpretado por los Tribunales,
teniendo todos los trabajadores así entendidos 24 días hábiles de vacaciones según el artículo 3 de la
citada ley. Para una síntesis sobre los criterios que han guiado la señalada interpretación judicial,
DÄUBLER, W. y KLEBE, T., Crowdwork: «Die neue Form der Arbeit – Arbeitgeber auf der Flucht»,
Neue Zeitschrift für Arbeitsrecht (NZA), 2015, pp. 1035 y 1036 (no recibir ninguna o muy pocas
órdenes del empresario, en cuya organización no se integran; dependencia económica según nivel de
ingresos y pagadores existentes; posición social reveladora de que se tiene una necesidad de
protección similar a la del trabajador). Una versión actualizada de la citada BUrlG puede consultarse
en: http://www.gesetze-im-internet.de/burlg/BUrlG.pdf
122
FERRARI, V., «El incierto futuro de los derechos… ob. cit., p. 21, nalizando una demoledora
exposición sobre el distanciamiento entre Derecho y sociedad: “El rápido desarrollo tecnológico y
sus efectos en la esfera económica revelan la obsolescencia del derecho. El concepto de
subordinación es el símbolo más evidente de la enorme distancia entre ambas esferas. Más dura la
subordinación de hecho, económica, la que pone en las manos del empresario el 99% del poder
negocial y que tal vez no deja al trabajador ni los derechos básicos, el horario máximo, el salario
mínimo, la baja en caso de enfermedad, conquistas de dos siglos de luchas sindicales, más dura la
sordera del derecho, que sigue aplicando la distinción romanística entre locatio operis y locatio
operarum”.
123
Cada vez son más los autores que, desde diferentes enfoques cientí cos, insisten en la
necesidad de renovar las mismas bases que sostienen la actual sociedad en términos político,
económicos y sociales. Entre otros muchos ejemplos, WEST, D.M., The future of Work. Robots, AI
and Automation, Brookings Institution Press, Washington D.C., 2018, en cuya primera parte trata la
“innovación acelerada” que viene dada por los robots, la inteligencia arti cal y el internet de las
cosas, abordando en la segunda parte el “impacto económico y social” que ello tiene y, así, expone la
necesidad de repensar el trabajo (p. 63 y ss.) y de afrontar un nuevo contrato social (p. 89 y ss.),
dedicando un apartado al “lifetime learning” (pp. 109 y ss.).
124
En el Acuerdo Interconfederal para el empleo y la negociación colectiva del período (AIENC)
2018-2020, los dos sindicatos más representativos introdujeron un anexo, en el que en relación con la
externalización laboral puntearon tres ideas clave: 1.ª– Los procesos de descentralización deben ir
dirigidos a la especialización productiva. 2.º– La regulación de los procesos de descentralización no
debe incentivar la competencia desleal. 3.º– Es ineludible una nueva regulación del art. 42 ET.
125
El germen de este precepto estaría en el Decreto 3667/1970, de 17 de diciembre (BOE del 4-1-
1971), por el que se establecen normas para prevenir y sancionar actividades fraudulentas en la
contratación y empleo de los trabajadores, que pasaría ulteriormente al art. 19.2 de la Ley de
Relaciones Laborales de 1976, sin apenas cambios. Un estudio de la regulación estatutaria y de
dichos antecedentes en MARTÍN VALVERDE, A. (1988).
126
La introducción de derechos de información por el RDL 5/2001 y la Ley 12/2001, de 9 de julio
no altera esta a rmación. De hecho, los comentaristas ya señalaron el carácter parcial y
decepcionante de esta reforma que se había limitado a añadir obligaciones de información a diversos
É
sujetos para el control del supuesto de descentralización. En este sentido, MONEREO PÉREZ, J.L. y
ÁLVAREZ MONTERO, A. (2002).
127
Utilizando la expresión de VALDÉS DAL-RÉ, F. (2007), que alude a la acción combinada de
estos dos procesos.
128
http://www.congreso.es/public_o ciales/L12/CONG/BOCG/B/BOCG-12-B-25-1.PDF
129
La propuesta del PSOE recibió el apoyo de Unidos Podemos, Esquerra Republicana de
Catalunya, Compromís, Partido Nacionalista Vasco y Bildu y la abstención de Ciudadanos. El Partido
Popular votó en contra.
130
El elenco enmiendas puede verse en:
http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/PopUpCGI?
CMD=VERLST&BASE=pu12&FMT=PUWTXDTS.fmt&DOCS=1-
1&DOCORDER=LIFO&QUERY=%28BOCG-12-B-25-4.CODI.%29#(P%C3%A1gina1)
131
Para una crítica a la restricción contenida en el texto original de la proposición que se limitaba a
las contratas de propia actividad, excluyendo buena parte de las actividades desarrolladas por las
empresas auxiliares, me remito a mi trabajo de 2017. Y es que la nalidad tan efectista de garantizar
la igualdad de condiciones laborales de los trabajadores quedaba muy menoscabada en la práctica.
132
Sobre la tramitación parlamentaria, vid. ARIAS DOMÍNGUEZ, A. (2018), pp. 75-77.
133
Vid. crítica de M. Alemán y M. RODRÍGUEZ PIÑERO.
https://periscopio scalylegal.pwc.es/reforma-de-las-contratas-justos-por-pecadores/. y LAHERA
FORTEZA, J. (2018).
134
Vid. arts. 35, 101, 102 (valor estimado y precio de la licitación con respecto del convenio
colectivo sectorial), 122 (contenido de los pliegos) y 149 de la Ley de Contratos del Sector Público,
con obligación de rechazar las ofertas.
135
MARTÍN VALVERDE, A. (1988), p. 265.
136
Más ampliamente, me remito a las propuestas que realicé en mi trabajo de 2016 sobre los
cambios en sistemas de representación en externalización (pp. 276 a 279).
137
Vid diferentes experiencias en la Industria química (ww.ctaimacae.com/el-comite-de-seguridad-
y-salud-intercontratas-en-la-industria-quimica/) o como posibilidad en diversos Acuerdos
Interprofesionales en Cataluña suscritos en diferentes fechas (puede consultarse en
ww.ccoo.cat/pdf_documents/2011/AIC_2011_2014_def_castellano.pdf).
138
STS 31-1-01, rec. 1959/00 y STS 19-3-01, rec. 212/00. O también la elección de un comité de
empresa conjunto en el caso de que los centros no superen los 10 trabajadores (STS 28-5-09, rec.
127/08).
139
Hay diversas sentencias que parten de que la limpieza en hostelería es propia actividad, como
por otra parte, es obvio. Entre ellas, STSJ de Islas Canarias 21-3-17, rec. 2/17 y STSJ de las Islas
Canarias (Las Palmas) 24-4-17, rec. 125/17, esta última considera actividades inherentes al ciclo
productivo de hostelería que “vende un producto en el cual la imagen es fundamental… Es obvio que
las camareras de piso, las encargadas de la limpieza de zonas comunes, el personal de recepción, el
que presta servicios en la restauración etc. Forman parte de las actividades, complementarias o no,
absolutamente esenciales para el proceso productivo, que no es posible sin dicha actividad y que la
empresa ha de controlar y ejecutar para lograr la venta de su producto”. Y, también la STSJ de
Castilla-La Mancha 13-7-17, rec. 626/17.
140
Señalándose en la STSJ Castilla-La Mancha 13-6-13, rec. 151/13 “de no haberse contratado
con esas empresas la prestación de tales servicios los mismos se deberían llevar a cabo por el propio
comitente so pena de perjudicar sensiblemente su actividad empresarial, por cuanto que no de otro
modo puede entenderse, por ejemplo, la actividad de venta de billetes, ya que de ello depende
totalmente la posibilidad de llevar a cabo la función prioritaria de Renfe Operadora, cual es el
trá co de viajeros”.
141
FALGUERA BARÓ, M.A. (2015), pp. 98 y ss.
142
No es intrascendente señalar que algunas legislaciones laborales más modernas en otros países
han prescindido, con sensatez, en la regulación del trabajo en régimen de subcontratación de la
tormentosa noción de propia actividad. Por ejemplo, en el Derecho Chileno, no aparece el concepto
de propia actividad. Así, el art. 183-A del Código de Trabajo chileno de ne el trabajo en régimen de
subcontratación como “aquel realizado en virtud de un contrato de trabajo para un empleador
denominado contratista o subcontratista, cuando éste en razón de un acuerdo contractual, se
encarga de ejecutar obras o servicios, por su cuenta y riesgo, y con trabajadores bajo su
dependencia, para una tercera persona natural o jurídica dueña de la obra o faena, denominada, la
empresa principal, en la que se desarrollan los servicios o ejecutan las obras contratadas”.
En otras legislaciones se habría producido reformas que habrían eliminado conceptos similares
que actuaran como frontera de la regulación de la contratación de obras o servicios. Es el caso del
ordenamiento italiano, en el que el art. 3 de la ley 1369/1960, se refería a las contratas que debían
ejecutarse en el interior de la empresa. Dicha exigencia desapareció en el art. 29 del Decreto
Legislativo 276/2003, de 10 de septiembre, que alude genéricamente a las contratas.
143
Me remito a mi trabajo de 2018.
144*
Comunicación realizada en el marco del Proyecto de Investigación titulado: Inclusión de
personas con discapacidad intelectual en el ámbito laboral: Balance y propuestas, con referencia
RTI2018-093853-B-I00 del Programa Estatal de I+D+I orientada a los retos de la sociedad; así como
en el marco del Proyecto de Investigación titulado: Instrumentos y estrategias para la inserción
laboral de personas con discapacidad intelectual, con Referencia: AICO 2019/167 perteneciente al
Programa para la promoción de la investigación cientí ca, el desarrollo tecnológico y la innovación
en la Comunitat Valenciana y nanciado por Consellería de Educación, Investigación, Cultura y
Deporte. Ambos proyectos liderados por el autor de la presente comunicación.
145
Ley 13/1982, de 7 de abril. Integración Social de los Minusválidos.
146
Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
147
Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la
Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social.
148
Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integración Social del Minusválido.
149
Ley 51/2003, de 2 de diciembre de igualdad de oportunidades, no discriminación y
accesibilidad universal de las personas con discapacidad.
150
Los conceptos de discriminación directa y discriminación indirecta del art. 2 de la Directiva
2000/78/CE, coinciden básicamente con los de nidos en la LGDPD.
151
Concepto de discriminación directa que se reitera en el art. 35.3 LGDPD.
152
ESTEBAN LEGARRETA, R.: «Relación laboral ordinaria de las personas con discapacidad.
Reserva de empleo y medidas alternativas». Trabajo y protección social del discapacitado. Editorial
Bomarzo. Albacete, 2003, p. 62.
153
Las discrepancias surgidas entre empresario y trabajador sobre la concreción horaria y la
determinación de los periodos de disfrute serán resueltas por la jurisdicción social a través del
procedimiento establecido en el artículo 139 de la Ley 36/2011, de 10 de octubre, Reguladora de la
Jurisdicción Social (artículo 37.7 párrafo segundo TRLET).
154
Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley General de la Seguridad Social.
Ü
155
Como apunta SERRANO ARGÜELLO, N.: «La protección a los discapacitados en el trabajo:
del perfeccionamiento legal a sus últimos avances a través de la jurisprudencia comunitaria».
Estudios y comentarios jurisprudenciales sobre discapacidad (VVAA). Directora: Cristina Guilarte
Martín-Calero, coordinador: Javier García Medina. Thomson Reuters Aranzadi. Cizur Menor, 2016,
p. 326.
156
De interés a la hora de aplicar la prestación aparejada al descanso, resultan las interpretaciones
administrativas comentadas por BARRIOS BAUDOR, G. L.: «Prestación por nacimiento y cuidado
de menor: primeras interpretaciones administrativas». Revista Aranzadi Doctrinal num. 1/2020 (BIB
2019\10807).
157
Apartado 2 Criterio de Gestión de la Subdirección General de Ordenación y Asistencia Jurídica
del INSS número 16/2019, de 31 de julio de 2019.
158
Apartado 1 del Criterio de Gestión de la Subdirección General de Ordenación y Asistencia
Jurídica del INSS número 16/2019, de 31 de julio de 2019. Este criterio, corrige en sentido contrario
lo dispuesto por el apartado 11 del Criterio de Gestión número 13/2019 del mencionado organismo.
159
CORDERO GORDILLO, V.: «La suspensión del contrato de trabajo por nacimiento de hijo o
hija, adopción, guarda con nes de adopción y acogimiento tras el RDLey 6/2019, de 1 de marzo»,
Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, núm. 3, 2019, p. 23.
160
En este sentido, STSJ Galicia 16 octubre 2017 (JUR 2017, 287907).
161
RUIZ CASTILLO, M. M.: Igualdad y no discriminación. La proyección sobre el tratamiento
laboral de la discapacidad. Editorial Bomarzo, Albacete. 2010, p. 159.
162
RUIZ CASTILLO, M. M.: Igualdad y no discriminación. La proyección sobre el tratamiento
laboral de la discapacidad. Editorial Bomarzo, Albacete. 2010, p. 159.
163
SAN 20 enero 1999 (AS 1999, 108).
164
RUIZ SANTAMARÍA, J. L.: Vacíos e insu ciencia en la adaptación y protección adecuada a
las personas trabajadoras con discapacidad. Thomson Reuters Aranzadi. Cizur Menor. 2019, p. 203.
165
RUIZ CASTILLO, M. M.: Igualdad y no discriminación. La proyección sobre el tratamiento
laboral de la discapacidad, cit., p. 192.
166*
Desarrollado en el marco del Proyecto “Nuevos lugares, distintos tiempos y modos diversos de
trabajar: innovación tecnológica y cambios en el ordenamiento social” (DER2017-82192-C3-1-R).
167
En su versión primigenia el artículo 15.1 ET comenzaba jando que “el contrato de trabajo se
presume concertado por tiempo inde nido. No obstante, podrán celebrarse contratos de duración
determinada…”.
168
STS 29 enero 1993 (RJ 380).
169
STS 21 septiembre 1993 (RJ 6892).
170
GARCÍA MURCIA, J.: “Duración del contrato”, en AA.VV. (MONEREO PÉREZ, J. L., Dir.):
Comentario al Estatuto de los Trabajadores, Granada (Comares), 1998, p. 253.
171
“El paradigma de la contratación laboral no era otro que el representado por una persona que se
vincula con su empresario mediante una relación laboral de duración inde nida, prestando la
actividad en jornada completa, con exclusividad y horarios pre jados”, MARTÍN JIMÉNEZ, R.:
“Cuestiones generales”, en AA.VV. (SEMPERE NAVARRO, A.V., Dir.; MARTÍN JIMÉNEZ, R.,
Coord.): Los contratos de trabajo temporales, Pamplona (Thomson/Aranzadi), 2004, p. 28.
172
“Que consideraba excepcionales los contratos temporales y que prohibía el trá co de mano de
obra”, LOUSADA AROCHENA, J. F.: La protección de la salud laboral en el trabajo temporal y en
las empresas de trabajo temporal, cit., p. 11.
173
En este punto, informes de siniestralidad laboral elaborados por el Observatorio Estatal de
Condiciones de Trabajo, dependiente del Ministerio de Trabajo, en www.oect.es.
Ó
174
LÓPEZ AHUMADA, J. E.: Los trabajadores sensibles a los riesgos laborales, protección
jurídico-laboral, Madrid (Marcial Pons), 2010, pp. 19-20.
175
Así, PÉREZ GUERRERO, M.ª L. y RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M. C.: “Prevención y
nuevos riesgos laborales: el caso de los trabajadores puestos a disposición”, Temas Laborales,
núm. 59, 1999, p. 106 y ss.
176
AGRA VIFORCOS, B.: Derecho de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, cit., p. 135.
177
LOUSADA AROCHENA, J. F.: La protección de la salud laboral en el trabajo temporal y en
las empresas de trabajo temporal, cit., p. 13.
178
LÓPEZ BALAGUER, M.: “Prevención de Riesgos Laborales y ETT”, en AA.VV.: (TOSCANI
GIMÉNEZ, D. y ALEGRE NUENO, M., Dirs.): Análisis práctico de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales, Pamplona (Lex Nova/Thomson Reuters), 2016, pp. 461-462.
179
LOUSADA AROCHENA, J. F.: La protección de la salud laboral en el trabajo temporal y en
las empresas de trabajo temporal, cit., p. 13.
180
En general, AGRA VIFORCOS, B.: “La prevención de riesgos laborales de los trabajadores
contratados a través de empresas de trabajo temporal”, en AA.VV. (FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J.
J., Dir. y FERNÁNDEZ-COSTALES MUÑIZ, J., Coord.): La prevención de riesgos laborales y las
nuevas formas de organización empresarial y del trabajo, Valladolid (Junta de Castilla y León),
2007, p. 147 y ss.
181
Ello sin olvidar, el derecho a una vigilancia periódica de su estado de salud, en los términos
establecidos en el artículo 22 de esta Ley y en sus normas de desarrollo (art. 28.3 LPRL), cuestión
claramente rati cada por los tribunales. STSJ, Cont.-Admitivo., Extremadura 14 enero 2005 (JUR
38033).
182
RODRÍGUEZ RAMOS, M.ª J.: “La responsabilidad de la empresa cesionaria en la Directiva
(CEE) sobre seguridad y salud en el trabajo temporal”, Actualidad Laboral, núm. 1, 1992, p. 218.
183
LÓPEZ BALAGUER, M.: Prevención de riesgos laborales y empresas de trabajo temporal,
Valencia (Tirant lo Blanch), 2000, p. 13.
184
STSJ Cataluña 19 octubre 1998 (AS 4210).
185
FERNÁNDEZ-COSTALES MUÑIZ, J.: Aplicación práctica de la coordinación de actividades
empresariales en materia preventiva, cit., p. 13 y ss.
186
En tal sentido, AGRA VIFORCOS, B.: Derecho de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, cit.,
p. 137.
187
Sobre los deberes de información en estos supuestos, MIÑARRO YANINI, M.: La Prevención
de Riesgos Laborales en la contratación temporal, empresas de trabajo temporal y contratas y
subcontratas, cit, p. 317 y ss.
188
“Ni tampoco la de la obra o servicio temporal que justi ca la puesta a disposición”, STSJ
Castilla y León/Valladolid 29 abril 2009 (AS 1673).
189
STSJ Madrid 24 febrero 2006 (JUR 151583).
190
STSJ Castilla y León/Burgos 23 septiembre 2003 (AS 1839).
191
LÓPEZ BALAGUER, M.: “Prevención de Riesgos Laborales y ETT”, en AA.VV.: (TOSCANI
GIMÉNEZ, D. y ALEGRE NUENO, M., Dirs.): Análisis práctico de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales, cit., p. 471.
192
SSTSJ Madrid 10 febrero 2010 (AS 1009); Galicia 5 septiembre 2012 (AS 2596) o
Andalucía/Málaga 19 febrero 2015 (JUR 128768).
193
En torno a la cuestión y la imputación de responsabilidades, STSJ Asturias 2 octubre 1998 (AS
3578).
194
Sobre la cuestión, STSJ Canarias/Las Palmas 12 abril 2006 (AS 1847).
É
195
PÉREZ CAMPOS, A. I.: “Prevención de Riesgos Laborales y empresas de Trabajo Temporal:
obligaciones y responsabilidades”, Anuario Jurídico y Económico Esculariense, núm. 38, 2005,
p. 224.
196
STSJ Madrid 24 febrero 2006 (JUR 151583) o Comunidad Valenciana 16 mayo 2012 (JUR
328608).
197
LÓPEZ BALAGUER, M.: “Prevención de Riesgos Laborales y ETT”, en AA.VV.: (TOSCANI
GIMÉNEZ, D. y ALEGRE NUENO, M., Dirs.): Análisis práctico de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales, cit., p. 477.
198
LOUSADA AROCHENA, J. F.: La protección de la salud laboral en el trabajo temporal y en
las empresas de trabajo temporal, cit., p. 53, para quien con este desdoblamiento en dos fases “cobra
sentido el verbo ‘comprobar’ pues la comprobación se dirigiría a veri car que la formación que la
ETT le debió dar al trabajador –como formación genérica dirigida a todo el personal o con ocasión de
una anterior puesta a disposición– es su ciente y sigue válida a los efectos de la actual puesta a
disposición, y, si no es así, la ETT dará la que sea necesaria, completando en su caso la que ya
hubiera dado”.
199
Sobre la cuestión, FERNÁNDEZ-COSTALES MUÑIZ, J.:“Tratamiento y protección de datos
de salud del trabajador en el ámbito de la prestación de servicios”, en AA.VV (QUINTANA LÓPEZ,
T., Dir., RODRÍGUEZ ESCANCIANO, S. y CASARES MARCOS, A. B., Coords.): Proyección
transversal de la sostenibilidad en Castilla y León. Varias perspectivas, Valencia (Tirant lo Blanch),
2019, p. 479 y ss.
200
CRUZ VILLALÓN, J.: “El marco de las ETT”, en AA.VV. (ALARCÓN CARACUEL, M. R.,
Coord.): La reforma laboral de 1994, Madrid (Marcial Pons), 1994, p. 94.
201
Así, CHACARTEGUI JÁVEGA, C.: “Obligaciones formativas de la empresa de trabajo
temporal”, en AA.VV. (VALDÉS DAL-RÉ, F. y MOLERO MARAÑÓN, M.ª L., Dirs.): Comentarios
a la Ley de Empresas de Trabajo Temporal, Madrid (La Ley), 2009, p. 422.
202
MORENO VIDA, M.ª N.: “Responsabilidades empresariales en caso de pluralidad de
empresarios (II). Empresas de trabajo temporal”, AA.VV. (MONEREO PÉREZ, J. L. y RIVAS
VALLEJO, P., Dirs.): Tratado de Salud Laboral. Tomo I. Aspectos jurídicos de la Prevención de
Riesgos Laborales, Pamplona (Aranzadi), 2012, p. 1596.
203
OIT, Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, “Trabajar para un futuro más prometedor”,
Ginebra, 2019, p. 45. En el mismo sentido, COM (2018) 237 nal “Coordinated Plan on the
development and use of Arti cial Intelligence Made in Europe-2018”, p. 1.
204
COM (2018) 237 nal. Sobre las principales capacidades y disciplinas cientí cas de la IA:
“High-Level Expert Group on Arti cial Intelligence set up by the European Commission, 2019.
205
La norma ISO 8373:2012 dio de nición al concepto de robot como una máquina programable.
206
Vid. “Directrices éticas para una IA able. Grupo de expertos de alto nivel sobre inteligencia
arti cial”, Comisión Europea, Bruselas, 2019.
207
Sobre las inversiones privadas en inteligencia arti cial (2016): 2.400 y 3.200 millones de euros
en Europa, 6.500 a 9.700 millones de euros en Asia y 12.000 a 18.500 millones de euros en América
del Norte. Vid. “10 imperatives for Europe in the age of AI and automation”, Mc Kinsey, 2017.
208
En este sentido, MERCADER UGUINA, J. R.; “La robotización y el futuro del trabajo”,
Trabajo y Derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, núm. 27, 2017, pp. 13 a 24.
209
Vid. Nota de prensa BBC “Why your new work colleague could be a robot”, 18 de febrero de
2020. Disponible en. https://www.bbc.com/news/business-51442445
210
CRUZ VILLALÓN, J.; “El futuro del trabajo y su gobernanza”, Temas Laborales, núm. 137,
2017, pp. 22 a 24.
211
Información disponible en https://www.pwc.com/gx/en/news-room/press-releases/2017/ai-to-
drive-gdp-gains-of-15_7-trillion-with-productivity-personalisation-improvements.html
212
Alguna parte de la doctrina ha entendido que los avances tecnológicos no siempre se
acompañan de mejoras en las condiciones de trabajo Vid. GOERLICH, J.M.; Repensar el derecho del
trabajo. Cambios tecnológicos y empleo, Gaceta Sindical, núm. 27, CCOO, Madrid, 2016, p. 187.
OIT, nota de presa, accesible en https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/lang--
es/index.htm
213
Foro celebrado en enero del 20 al 23. Al evento asistieron alrededor de 2.500 personalidades del
mundo de las nanzas, primeros ministros, secretarios de estado, presidentes de gobiernos, etc.
214
A rmó que estos avances generarían un tsunami de tal magnitud que transformaría el panorama
actual, siendo necesario determinados cambios en las políticas económicas y de empleo. SCHWAB,
K. La cuarta revolución industrial, Debate, 2016.
215
Disponible en: http://www.oecd.org/employment/outlook/
216
LOZANO LARES, F.; “La E cacia Jurídica del concepto de Trabajo Decente”, Revista
Internacional y Comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, Vol. 4º, núm. 4, 2016,
p. 14. En el mismo sentido, En este sentido, WEBSTER, E., BUDLENDER, D. y ARKIN, M. M.,
“Una herramienta de diagnóstico y un instrumento de política para lograr el trabajo decente”, Revista
internacional del trabajo, OIT, Vol. 134, núm. 2, 2015, p. 40. A mayor abundamiento sobre el
derecho a un trabajo decente, MONEREO PÉREZ, J. L. y LÓPEZ INSUA, B. M., “La garantía
internacional del derecho a un “trabajo decente”, Nueva revista española de derecho del trabajo,
núm. 177, 2015, pp. 27 a 30.
217
FUMERO DIOS, I. S.; “El informe de la Comisión Mundial sobre el futuro del trabajo y el
propósito de reconocer la seguridad y salud en el trabajo como un derecho fundamental por la OIT”,
Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, núm. 55-56, 2019, pp. 73 a
86.
218
RAMOS QUINTANA, M. I.; “Informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo:
Trabajar para un futuro más prometedor”, Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y
relaciones laborales, núm. 51, 2019, pp. 75 a 76.
219
CAMAS RODA, F.; La normativa Internacional y Comunitaria de Seguridad y Salud en el
Trabajo, Tirant lo Blanch, Valencia, 2003.
220
Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo (Entrada en
vigor: 11 agosto 1983) Adopción: Ginebra, 67ª reunión CIT (22 junio 1981) – Estatus: Instrumento
actualizado (Convenios Técnicos).
221
A la vista de las negociaciones llevadas a cabo por los gobiernos y la sociedad civil de todo el
mundo, los Estados miembros de las Naciones Unidas acordaron, por unanimidad, la aprobación de
la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en septiembre de 2015.
222
AA.VV.; Key trends and drivers of change in information and communication technologies and
work location, European Agency for Safety and Health at Work, 2017.
223
Sobre la reforma del Estatuto de los Trabajadores, PALOMEQUE LÓPEZ, C. M.; “¿Qué
hacemos con el Estatuto de los Trabajadores?, Trabajo y Derecho: nueva revista de actualidad y
relaciones laborales, núm. 63, 2020. Sobre el “ET del siglo XXI” comentarios en:
https://www.ugt.es/el-estatuto-de-los-trabajadores-en-la-encrucijada
224
CASAS BAAMONDE, M. E.; “La signi cación principal del Estatuto de los Trabajadores en el
ordenamiento laboral constitucional”, Trabajo y Derecho: nueva revista de actualidad y relaciones
laborales, núm. 63, 2000.
225
Vid. Foro Europeo de Cibercapacidades, 2003. Declaración Salónica, Conferencia Europea
sobre Cibercapacidades, octubre 2006.
226
CASAS BAAMONDE, M. E.; “Formación y estabilidad en el empleo: la formación continua y
su función preventiva”, Relaciones Laborales, Tomo II, 1992, p. 86. GARCÍA MURCIA, J.; “La
promoción profesional del trabajador”, en AA.VV. (SEMPERE NAVARRO, A. dir.), El modelo
social en la Constitución Española de 1978, MTAS, 2003, p. 530.
227
DO L 183 de 29 de junio de 1989.
228
BLASCO PELLICER, A.; Estatuto de los trabajadores. Tirant lo Blanch, Textos legales,
Valencia, 2019, p. 61. STC 95/2002, de 25 del abril.
229
COM (2009) 512 nal. BAYLOS GRAU, A.; “El futuro de las normas del trabajo que
queremos”, OIT Conferencia Nacional Tripartita. El futuro del trabajo que queremos, Ministerio de
Empleo y Seguridad Social, Madrid, Vol. II, 2017, pp. 491 a 496.
230
COM (2018) 237 nal.
231
En este caso, son normas especí cas relacionadas con la seguridad y la salud laboral. Entre
otras: RD. 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de
Prevención; RD 485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas en materia de señalización de
seguridad y salud en el trabajo; RD 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen disposiciones
mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo; RD 665/1997, de 12 de mayo, sobre riesgos
relacionados con la exposición a agentes cancerígenos durante el trabajo; RD 664/1997, de 12 de
mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a
agentes biológicos durante el trabajo, etc.
232
Disponible en: http://www.oecd.org/employment/outlook/
233
STSJ de Castilla y León, de 28 de septiembre de 2011 (Rec. 516/2011).
234
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER. M.; “El trabajo y la Constitución, cuarenta años
después”, Capital Humano, núm. 330, 2018, pp. 60 a 61.
235
ESCUDERO RODRÍGUEZ, D.; “Nuevos derecho de formación y contrato para la formación y
el aprendizaje”, Relaciones Laborales, núm. 23, 2012, pp. 53 a 54.
236
Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que aprueba el Reglamento de los Servicios de
Prevención. BOE núm. 27, de 31 de enero.
237
No olvidemos que dotar de capacidad de autoaprendizaje a los robots mediante la IA presenta
un alto nivel de imprevisibilidad en su comportamiento. Informe de 27 de enero de 2017 del
Parlamento Europeo con recomendaciones destinadas a la Comisión sobre normas de Derecho civil
sobre robótica (2015/2103 (INL)).
238
LÁZARO SÁNCHEZ, J. L.; “Art. 23. Promoción y formación profesional en el trabajo” en
AA.VV. (DEL REY GUANTER, S., dir.), Estatuto de los trabajadores. Comentado y con
jurisprudencia, La Ley, 2013, p. 552. En el caso concreto, la Estrategia española de I+D+i, relativa a
la IA se exhorta al Gobierno a la elaboración de políticas educativas con el objeto de fomentar la
formación continua a lo largo de la carrera profesional, de modo que, la transición hacia los puestos
de trabajo con IA se haga mediante la capacitación profesional capaz de entender y emplear las
tecnologías y así dar respuesta a las futuras profesiones.
239
STS de 8 de julio de 2008. (Rec. 112/2006) En muchos convenios colectivos la formación para
la adaptación al puesto de trabajo se recoge en clausulas denominadas “formación continua o para el
empleo”.
240
Se entenderá como “riesgo laboral grave e inminente» aquel que resulte probable racionalmente
que se materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud de los
trabajadores”.
241
STSJ de Granada, de 4 de abril de 2019, (Rec. 1948/2018). El accidente conllevó la muerte
inmediata del trabajador. El robot de paletizado no detectó la presencia del trabajador y por ello no se
activó la parada de emergencia. STSJ de Barcelona, de 4 de octubre de 2019, (Rec. 3844/2019). Es el
caso de un accidente de trabajo derivado del riesgo de invadir el perímetro limitado al robot en la
cadena de producción. En este sentido, la falta de diligencia debida y exigible acarrea infracción y un
recargo de prestaciones del 30% –nexo causal por incumplimiento de las medidas de seguridad y
salud laboral–. Esto supone que el deber “in vigilando” se extiende más allá de las medidas
preventivas dispuestas en la evaluación de riesgos, sin perjuicio, de la fuerza mayor y el caso fortuito
no imputable a la empresa por falta de dolo o culpa. En este caso no hubo elemento fortuito porque
no se identi có perfectamente las electroválvulas, en todo caso, nos encontraríamos ante una
imprudencia profesional por exceso de con anza. Este criterio parece robustecerse en cuanto que el
deber empresarial de asegurar el riesgo residual debe continuar presente. SSTS de 16 de julio de
1985 y la STSJ de Madrid, de 18 de septiembre de 2006.
242
MERCADER UGUINA, J. R.; El futuro del trabajo en la era de la digitalización y la robótica,
Valencia, Tirant lo Blanch, 2017, p. 67.
243
Disponible en: https://www.iso.org/standard/51330.html
244
Disponible en: https://www.une.org/encuentra-tu-norma/busca-tu-norma/norma?c=N004928
Esta norma describe los factores de riesgo y las situaciones peligrosas y proporciona medidas de
seguridad para eliminar o reducir los riesgos asociados con estos peligros. No obstante, no se abordan
especí camente los peligros derivados de la radiación láser, virutas expulsadas, humo de soldadura,
etc. En estos casos son de aplicación otros estándares de seguridad.
245
Vid. Recommendation of the Council on Arti cial Intelligence, OECD Legal Instruments, 2019.
246
La propia Resolución del Parlamento Europeo, de 16 de febrero de 2017, con recomendaciones
destinadas a la Comisión sobre normas de Derecho civil sobre robótica lo ha señalado en su pfo. 63.
Dicción literal: “Alienta encarecidamente a la comunidad internacional a cooperar para estudiar los
desafíos sociales, éticos y jurídicos y, seguidamente, a establecer normas reglamentarias bajos los
auspicios de las Naciones Unidas”.
247
Vid. Resolución del Parlamento Europeo, de 16 de febrero de 2017, cit., Anexo a la Resolución.
Los investigadores en el campo de la robótica deberían comprometerse a adoptar una conducta
estricta en materia de ética y de deontología, así como a respetar los siguientes principios:
Bene cencia –los robots deben actuar en bene cio del hombre; Principio de no perjuicio o
male cencia– la doctrina de «primero, no hacer daño», en virtud del cual los robots no deberían
perjudicar a las personas; Autonomía –la capacidad de tomar una decisión con conocimiento de causa
e independiente sobre los términos de interacción con los robots; Justicia– la distribución justa de los
bene cios asociados a la robótica y la asequibilidad de los robots utilizados en el ámbito de la
asistencia sanitaria a domicilio y de los cuidados sanitarios en particular. Vid. Anexo a la Resolución;
En el mismo sentido, el código presenta aspectos relativos a la licencia para los diseñadores y para
los usuarios.
248
VEGA RUIZ, M. L.; “El futuro del trabajo: ¿Regular un derecho humano? El debate sobre la
centralidad del ser en el trabajo”, en AA.VV. El futuro del Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social en un panorama de reformas estructurales: Desafíos para el trabajo decente, Laborum, 2018,
pp. 19 a 21.
249
Sobre “soft law” o “derecho blando” Vid. MONEREO PÉREZ, J.L.; La metamorfosis del
Derecho del Trabajo, Bomarzo, Albacete, 2017, pp. 15 a 16.
250
Disponible en https://content.iospress.com/journals/ai-communications/31/6.
251
Informe de 27 de enero de 2017 del Parlamento Europeo con recomendaciones destinadas a la
Comisión sobre normas de Derecho civil sobre robótica (2015/2103 (INL)).
252
Resolución del Parlamento Europeo, de 16 de febrero de 2017, cit., pfo. 5IVIV9.
253
Vid., La Vanguardia, martes 17 de abril de 2018, Tendencias, Los dilemas éticos de los avances
tecnológicos, “Europa, dividida sobre los derechos de los robots”, p. 20.
254
Algunas voces sobre la responsabilidad por daños cometidos por un robot. Disponible en
https://elpais.com/tecnologia/2018/04/24/actualidad/1524562104_998276.html
255
Disponible en: https://www.une.org/encuentra-tu-norma/busca-tu-norma/norma?c=N0049289.
Esta norma describe los factores de riesgos y las situaciones peligrosas y proporciona medidas de
seguridad para eliminar o reducir los riesgos asociados con estos peligros. No obstante, no se aborda
especí camente los peligros derivados de la radiación láser, virutas expulsadas, humo de soldadura,
etc. En estos casos son de aplicación otros estándares de seguridad.
256
Puede consultarse la web de la Plataforma Tecnológica sobre Química Sostenible y la
Plataforma Tecnológica sobre Tecnologías Manufactureras Futuras. A modo de ejemplo, La
Federación Empresarial de la Industria Química Española señala que la responsabilidad empresarial
pasa necesariamente por adquirir un compromiso ético socialmente responsable mediante la
generación de empleo de calidad, esto signi ca garantizar la estabilidad, los salarios y la formación
continua en el puesto de trabajo, además de garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores.
257
Vid. Science, Technology and Competitiveness Key gures report 2008/2009.
258
En este sentido, MERCADER UGUINA, J.R.; El futuro del trabajo…, op. cit, pp. 218 a 219.
Del mismo autor, “El mercado de trabajo y el empleo en un mundo digital: A la memoria de mi
querido amigo José Antonio Zapatero Ranz, con quien tanto hablé del futuro”, Revista de
Información Laboral, 2018, núm. 11, pp. 20 y ss.
259
Vid. Estrategia española de I+D+i en inteligencia arti cial, 2019, p. 12.
260
OIT, Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, “Trabajar para un futuro más prometedor”,
Ginebra, 2019.
261*
Proyecto de investigación: Las Nuevas fronteras del poder de dirección y control del
empresario: control tecnológico, vida privada y salud laboral. Ref: SBPLY/19/180501/000040.
262
ROMERO RODENAS, M.J. y GARCÍA RÍOS, J.L.: “La ausencia de laboralidad en la relación
contractual entre los árbitros de futbol y la RFEF y LEFP.: STSJ de Madrid-SOC núm. 729/2019, de
5 de julio”. Revista de Jurisprudencia Laboral (RJL), BOE, N.º 8, 2019.
263
ALONSO OLEA, M.: Derecho del Trabajo, Madrid, 1976, p. 38.
264
Así lo entiende también la jurisprudencia, por todas STS de 2 de abril de 2009 (Rec.
4391/2007)
265
Entre otros, FERNANDEZ DOMINGUEZ, J.J.: “Amateurismo marrón” (los profesionales del
deporte encubierto”. Revista Aranzadi de Derecho y Deporte y Entretenimiento núm. 19/2007, y
GONZALEZ DEL RÍO, J.M.: “Ámbito de aplicación”. En MONEREO PÉREZ, J.L. y CARDENAL
CARRO, M.: Los deportistas profesionales: Estudio de su régimen jurídico laboral y de Seguridad
Social, Editorial Comares, Granada, 2010, p. 61.
266
Véase al respecto el trabajo –entre otros– de GONZALEZ DEL RÍO, J.M.: “Ámbito de
aplicación…, op. cit., pp. 61-114.
267
En el caso italiano, véase CARDENAL CARRO, M.: “Una propuesta sobre el concepto de
deportista profesional. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, nº 83, p. 137.
268
GONZALEZ DEL RÍO, J.M.: “Ámbito de aplicación”…, op. cit. p. 76.
269
SALA FRANCO, T.: El trabajo de los deportistas profesionales, Mezquita, Madrid, 1983, p. 22.
270
CARDENAL CARRO, M.: “Una propuesta sobre…, op. cit. p. 139.
271
A este respecto puede verse LUJAN ALCARAZ, J.: “Las fronteras del deporte profesional”.
Revista Doctrinal Aranzadi Social núm. 3/2008, y FERNANDEZ FERNANDEZ, R.: “La prestación
de servicios de árbitros y entrenadores”. Revista Aranzadi de Derecho de Deporte y Entretenimiento
núm. 19/2007.
272
Sirva de ejemplo y para el caso del baloncesto el programa de entrenamiento anual y demás
documentación del todo interesante para la preparación física de los árbitros.
https://www.clubdelarbitro.com/articulos/359312.pdf
273
Para el caso del futbol, establecidas en el artículo 175 del Reglamento General de la RFEF y su
circular nº 2 para esta temporada 2019/2020.
274
Se publican manuales de ayuda al entrenamiento y práctica, sirva de ejemplo la Guía práctica
de conceptos básicos de Técnica Individual de Arbitraje (IOT), de la escuela nacional de árbitro de la
Federación Española de Baloncesto.
275
CARDENAL CARRO, M.: Deporte y Derecho: las relaciones laborales en el deporte español.
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, Murcia, 1996, p. 130.
276
http://www.rfef-cta.com/Futbol/Circulares/Docs/2018-
2019/CIRCULAR%20N%C2%BA%205%20-
%20Programas%20de%20selecci%C3%B3n%20y%20control%20f%C3%ADsico-
t%C3%A9cnico.pdf.
277
Artículo 173 del Reglamento General de la RFEF.
278
Sin ánimo de exhaustividad, Extremadura (Decreto 145/2010, de 25 de junio, por el que se
regula la cali cación de los deportistas, entrenadores y árbitros extremeños de alto rendimiento);
Principado de Asturias (Decreto 173/2015, de 21 de octubre, por el que se regula la cali cación de
alto rendimiento para deportistas, entrenadores y árbitros);
279
https://www.clubdelarbitro.com/articulos/1826560.pdf.
280
https://www.clubdelarbitro.com/articulos/1836383.pdf.
281
CARDENAL CARRO, M.: “Una propuesta sobre…, op. cit. p. 132.
282
GONZALEZ DEL RÍO, J.M.: “Ámbito de aplicación…, op. cit., p. 65.
283
MONEREO PEREZ, J.L. y FERNÁNDEZ AVILÉS, J.A.: “Introducción general: La relación
laboral especial de los deportistas profesionales…, op. cit., p. 11
284
MERCADER UGINA, J.R.: “Fronteras de la laboralidad y el concepto de deportista
profesional. Capacidad para contratar deportistas menores y extranjeros”. En PALOMAR OLMEDA,
A. (Coord): Régimen jurídico del deportista profesional. Thomson Reuters. 2016, p. 53.
285
SAEZ LARA, C. y CORREA CARRASCO, M. Los derechos laborales de los deportistas
profesionales, Thomson Reuters Aranzadi, 2017, p. 25.
286
FERNANDEZ DOMINGUEZ, J.J.: “Amateurismo marrón”…, op. cit.
287
STS 2432/2009 de 2 de abril de 2009.
288
BASAULI HERRERO, E.: “La prestación de los árbitros. La evolución social y su posible
integración como relación laboral especial”. Revista Aranzadi de Derecho y Deporte y
Entretenimiento núm. 27/2009.
289
http://www.rfef-cta.com/site/docs/Directorio%20arbitros%202017-2018-web.pdf
290
https:// les.laliga.es/pdf-hd/transparencia/convenio-lnfp-rfef-19072908520.pdf
291
Circular n. 8. https://www.ffcm.es/pnfg/NPortada?CodPortada=1000283.
292
https://www.fbmclm.es/circulares?tipo=7.
293
STSJ de Galicia 30 de junio de 2015, rec. 4146/2015.
294
SANCHES-RODAS NAVARRO, c.: “El concepto de trabajador por cuenta ajena en el Derecho
español y comunitario”. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, nº 37, 2002, Madrid,
p. 40.
295
STS 9 de diciembre 2004.
296
GONZALEZ DEL RÍO, J.M.: “Ámbito de aplicación…, op. cit., p. 66.
297
BASAULI HERRERO, E.: “La prestación de los árbitros…, op. cit.
298
ROMERO RODENAS, M.J. y GARCÍA RÍOS, J.L.: “La ausencia de laboralidad…, op. cit.,
p. 7.
299
STC 24 de mayo de 1985.
300
ROMERO RODENAS, M.J. y GARCÍA RÍOS, J.L.: “La ausencia de laboralidad…, op, cit.
p. 7.
301
STSJ de Cataluña de 25 de mayo de 2015 (recurso nº 7.335/14).
302
SJS n. 26 de Barcelona de 14 de marzo de 2014 (AS 2014, 1271, FJ 5ª).
IRURZUN UGALDE, K.: “La prestación de los árbitros: un asunto pendiente en la industria del
303
http://www.feb.es/Documentos/Enlaces/[5718]Estatutos%20FEB%202019%20(Aprobados%20CSD)
.
ALAMÁN CALABUIG, M.: “El poder disciplinario: Faltas y sanciones”. En PALOMAR
312
399
MONTOYA MELGAR, A.: “Sobre el trabajo dependiente como categoría delimitadora del
derecho del trabajo”. AA.VV.: Trabajo subordinado y trabajo autónomo en la delimitación de
fronteras del Derecho del Trabajo. Estudios en homenaje al profesor José Cabrera Bazán, Tecnos,
Madrid, 1999, p. 67; GUERRERO VIZUETE, E.: La regulación jurídica del trabajo autónomo
dependiente…, op. cit; p. 53; RODRÍGUEZ PIÑERO, M.: La dependencia y la extensión del ámbito
del Derecho del Trabajo”. Revista de Política Social, nº 71, 1996, p. 165; SELMA PENALVA, A.:
“El trabajo autónomo dependiente en el siglo XXI”. Revista Española de Derecho del Trabajo,
nº 133, 2007, pp. 163-165; GOLDIN A. O.: “Las fronteras de la dependencia”, Relaciones Laborales,
nº 19, 2001, pp. 5
400
OJEDA AVILÉS, A.: “Ajenidad, dependencia o control: la causa del contrato”. Tribuna Social
nº 195, 2007, pp. 13 y ss; ALARCÓN CARACUEL, M. R.: “La ajenidad en el mercado”. Revista
Española de Derecho del Trabajo, nº 28, 1986. pp. 495 y ss.
401
En este sentido, la jurisprudencia entiende que “la cali cación de la relación como laboral ha de
hacerse en cada caso en atención a los indicios existentes, valorando principalmente el margen de
autonomía del que goza quien presta el servicio”. STS de 20 de enero de 2015, RJ 2015, 456.
402
STS de 24 de enero de 2018, RJ 2018, 817, haciéndose eco de la doctrina recogida en
sentencias precedentes, entre otras, STS de 18 de marzo de 2009, RJ 2009, 2204; STS de 11 de mayo
de 2009, RJ 2009,3866; STS de 7 de octubre de 2009, RJ 2009,5663; STS de 29 de noviembre de
2010, RJ 2011, 1355 y STS de 25 de marzo de 2013, RJ 2013, 4757.
403
STS de 23 de octubre de 1989, RJ 1989, 7310.
404
STS de 20 de septiembre de 1995, RJ 1995, 6784.
405
STS de 8 de octubre de 1992, RJ 1992, 7622 o STS de 22 de abril de 1996, RJ 1996, 3334.
406
En relación a los indicios de dependencia, véase la STSJ de Madrid de 4 de noviembre de 2014,
JUR 2015, 30982, la cual conoce un caso de una empresa que pasa de tener varios empleados en
plantilla a tenerlos como autónomos. El gerente de la empresa en el control realizado por la
Inspección de trabajo aseguraba que la empresa «carece de trabajador alguno…, [que] “no tiene
personal… [y] cuando hay actividad el trabajo se subcontrata. Se llegó a un acuerdo con los
trabajadores para que pudieran seguir trabajando porque no se podían pagar los sueldos”. Además,
los trabajadores declararon a la Inspección de Trabajo que “formaban anteriormente parte de la
plantilla de las empresas del grupo y ahora trabajan como autónomos, con aportación exclusiva de su
trabajo personal, ya que los materiales, herramientas e instrucciones las reciben de la empresa… a
través de su gerente”. Como señala la sentencia, “tal contratación es meramente instrumental pues su
único objetivo es eludir una contratación laboral encubriéndola mediante el recurso a la contratación
de un “falso autónomo”. El tribunal concluye “la existencia de fraude de Ley pues el cese del
trabajador y la posterior capitalización de la prestación por desempleo no obedece a una causa real,
pues se mantiene idéntica la prestación de servicios para las empresas del grupo, pero
instrumentalizada a través de la contratación de un “falso autónomo”, con el objeto de eludir los
costes empresariales inherentes a toda contratación laboral”. En de nitiva, el TSJ de Madrid hace uso
de los criterios que marca el TS para saber si existe una relación laboral. Los indicios de dependencia
no dejan lugar a dudas: existe un desempeño personal de la actividad y reciben instrucciones de la
empresa, además de hacer uso de materiales y herramientas de la propia empresa. Rodríguez
Elorrieta, N.: “EL falso autónomo: características y medidas encaminadas a su protección”. Revista
Aranzadi Doctrinal 7, 2016, p. 6 (versión digital).
407
STS de 31 de marzo de 1997, RJ 1997, 3578.
408
STS de 11 de abril de 1990, RJ 1990, 3460 y STS de 29 de diciembre de 1999, RJ 2000, 1427.
409
STS de 20 de septiembre de 1995, RJ 1995, 6784.
410
STS de 23 de noviembre de 2009, RJ 2010, 1163.
411
En este sentido, STS de 20 de septiembre de 1995, RJ 1995, 6784; STS de 3 de octubre de
2000, RJ 2000, 8354; STS de 20 de marzo de 2007, RJ 2007, 4626; STS de 7 de noviembre de 2007,
RJ 2008, 299; STS de 12 de diciembre de 2007, RJ 2008, 524 y STS de 22 de julio de 2008, RJ 2008,
7056, entre otras. Al respecto, LUJÁN ALCARAZ, J.: “Las notas de laboralidad. Una aproximación
en clave jurisprudencial”. Aranzadi Social, nº 16, 2000, p. 3 y ss (versión digital). En línea con
aquella línea argumental, puede citarse la STSJ de Andalucía de 30 de junio de 2005, JUR 2006,
60700, la cual entiende que había una apariencia de prestación de servicios de unos trabajadores
como profesionales liberales (médicos y ATS) para la empresa, existiendo una contratación de
carácter civil o mercantil, y, en ese sentido, dictamina que “el contrato será de trabajo, porque la
naturaleza de los contratos no puede ser otra que la que resulte de su contenido, con independencia de
la denominación dada por las partes”. RODRÍGUEZ ELORRIETA, N.: “EL falso autónomo:
características y medidas…”, op. cit; p. 4 (versión digital).
412
STS de 3 de abril de 1992, RJ 1992, 2593.
413
STS de 22 de enero de 2001, RJ 2001, 784.
414
STS de 23 de noviembre de 2009, RJ 2010, 1163.
415
STS 31 de marzo de 1997, RJ 1997\3578. En el mismo sentido, sobre periodista colaborador
radiofónico, STS de 16 diciembre 2008, RJ 2008, 8248.
416
STS de 22 de abril de 1996, RJ 1996, 3334.
417
STS de 3 de mayo de 2005, RJ 2005, 5786.
418
STS de 27 de mayo de 1992, RJ 1992, 3678.
419
STS 29 diciembre 1999, RJ 2000, 1427.
420
Recientemente, dicha doctrina se recoge en la STS de 10 de abril de 2018, RJ 2018, 1858,
precisamente en relación a los profesores de academia que imparten cursos de formación profesional
ocupacional. Dicha resolución judicial reitera la doctrina que con anterioridad había establecido el
Alto Tribunal en la STS de 22 de junio de 2008, RJ RJ\2008, 7056.
421
STS de 29 de octubre de 2019, RJ 2019, 4459.
422
STS de 16 de noviembre de 2017, RJ RJ\2017\5543. A cerca de dicha resolución, BELTRÁN
DE HEREDIA RUIZ, I.: BELTRÁN DE HEREDIA RUIZ, I.: “Economía de las plataformas
(platform economy) y contrato de trabajo”. XXIX Jornades catalanes de Dret Social, 2018,
(http://www.iuslabor.org/jornades-i-seminaris/ponencies/any-2018/), p. 65, quien advierte que el Alto
Tribunal podría estar avanzando la doctrina jurisprudencial a seguir en los servicios subyacentes
prestados a través de plataformas.
423
En este sentido, SÁNCHEZ URÁN-AZAÑA, M.º Y.: “traductores e intérpretes judiciales y
jurados. existencia de relación contractual asalariada en una empresa que utiliza aplicación
informática”. Revista CEF-Legal Laboral, nº 420, 2018, pp. 5 y ss (versión digital).
424
Los hechos concretos a tener en cuenta son los siguientes: 1) El trabajador que gura dado en el
RETA ha venido prestando sus servicios profesionales para la empresa, dedicada a la instalación y
mantenimiento de ascensores, desde el 1/6/2006. 2) Con fecha 7/7/2006 la empresa y el trabajador
suscribieron contrato marco de colaboración para la ejecución de obras, para la actividad especí ca
de montaje y reparación de aparatos elevadores. 3) Desde entonces el trabajador ha prestado sus
servicios exclusivamente a la empresa de forma habitual, personal y directa realizando el mismo
trabajo que un montador –o cial 2ª– laboral de la empresa. 4) Para cada encargo el trabajador
rmaba un Anexo en el que guraba el precio y el plazo de ejecución jados por la empresa. 5) Los
ascensores a instalar le eran entregados por la empresa así como el utillaje de montaje, especí co
para ascensores, aunque el resto de herramientas ordinarias eran aportadas por el trabajador. 6) En su
trabajo vestía mono con el distintivo de la empresa y no estaba sujeto a horario, si bien estaba
sometido a plazos para la realización del montaje. 7) El trabajador utilizaba su propio vehículo y
teléfono móvil. 8) Las vacaciones del trabajador no tenían que ser autorizadas por la empresa, si bien
había períodos en los que la empresa le comunicaba que no podía cogerse vacaciones. 9) Algunos
EPI eran facilitados por la empresa y otros los aportaba el trabajador como las botas, los guantes y el
casco. 10) La empresa dio formación al trabajador sobre el montaje y la instalación entregándoles los
manuales de montaje y reparación. STS de 24 de enero de 2018, RJ 2018, 817. En el mismo sentido,
STS de 24 de enero de 2018, RJ 2018, 816 y STS de 8 de febrero de 208, RJ 2018, 1028.
425
STJUE de 4 de diciembre de 2014, TJCE 2015, 19, apartado 33.
426
STJUE de 4 de diciembre de 2014, TJCE 2015, 19, apartado 34.
427
STJUE de 4 de diciembre de 2014, TJCE 2015, 19, apartado 35. En los mismos términos ya se
había manifestado con anterioridad la jurisprudencia comunitaria, a rmando que “la cali cación
formal de trabajador por cuenta propia con arreglo al Derecho nacional no excluye que una persona
deba ser cali cada de trabajador a efectos del artículo 141 del Tratado Constitutivo de la Comunidad
Europea, apartado 1, si su independencia sólo es cticia, disimulando así una relación laboral a
efectos del mencionado artículo” (apartado 71). En la actualidad el artículo 141 se encuentra en el
artículo 157.1 de la versión consolidada del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que
señala que “cada Estado miembro garantizará la aplicación del principio de igualdad de retribución
entre trabajadores y trabajadoras para un mismo trabajo o para un trabajo de igual valor”. STJCE, de
13 de enero de 2004, TJCE 2004, 11.
428
STJUE de 4 de diciembre de 2014, TJCE 2015, 19, apartado 36.
429
STJUE de 9 de marzo de 2006, TJCE 2006, 71, apartados 32 y 33.
430
Plan director por el Trabajo Digno para el periodo 2018-2020 (BOE nº 182 de 28 de julio de
2018), p. 75677 y 75687.
431
Plan director por el Trabajo Digno para el periodo 2018-2020 (BOE nº 182 de 28 de julio de
2018), p. 75687.
432
Medida número 40 recogida en Plan director por el Trabajo Digno para el periodo 2018-2020
(BOE nº 182 de 28 de julio de 2018), p. 75702.
433
En este sentido, el nuevo artículo 31.3 del referido reglamento de cotización dispone que “En
todo caso, las Direcciones Provinciales de la Tesorería General de la Seguridad Social y las
Administraciones de la Seguridad Social podrán solicitar de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social y, en su caso, de las demás Administraciones, en los términos establecidos en el artículo 141
de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, los informes precisos
sobre la concurrencia de los hechos y demás circunstancias determinantes del alta, baja o variación
de datos solicitada o practicada.
No obstante, la solicitud y emisión de dichos informes por la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social resultará preceptiva en los procedimientos que resuelvan las solicitudes de baja relativas a
trabajadores que hayan sido dados de alta de o cio a instancia de aquella”.
434
En este sentido, el nuevo artículo 35.7 del reglamento de cotización viene a indicar que “las
solicitudes de baja y de variación de datos formuladas por las empresas y, en su caso, por los
trabajadores, que afecten a períodos comprendidos en las actas extendidas por la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social que hayan dado lugar a procedimientos de alta o de variación de datos
que estén siendo tramitados de o cio por la Tesorería General de la Seguridad Social, respecto a los
mismos trabajadores, no producirán efectos ni extinguirán la obligación de cotizar hasta que dichos
procedimientos nalicen”.
435
URSULA VON DER LEYEN, Presidenta de la Comisión Europea Estrasburgo, en su discurso
de apertura en la sesión plenaria del Parlamento Europeo pronunciado el 16 de julio de 2019.
436
La protección social está tradicionalmente orientada a cubrir a los trabajadores con contratos
inde nidos a tiempo completo y que, por lo tanto, debe adaptarse. Véase: PARLAMENTO
EUROPEO (2019). Informe sobre empleo y políticas sociales en la zona del euro. p. 11.
437
OIT (2019). Trabajar para un futuro más prometedor. Comisión Mundial sobre el Futuro del
Trabajo. p. 45.
438
DUEÑAS HERRERO, L., J. (2019). Retos y propuestas para la regulación del trabajo en los
procesos productivos de las plataformas digitales. Cuadernos de Relaciones Laborales, 37 (2),
p. 276.
439
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 15 de junio de
2017, sobre una Agenda Europea para la economía colaborativa (2016/2003(INI)). p. 3.
440
DUEÑAS HERRERO, L., J. (2019). Retos y propuestas para la regulación del trabajo en los
procesos productivos de las plataformas digitales. Cuadernos de Relaciones Laborales, 37 (2),
p. 275.
441
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 15 de junio de
2017, sobre una Agenda Europea para la economía colaborativa (2016/2003(INI)). p. 3.
442
CONFEDERACIÓN UGT ESPAÑA (2019). El trabajo en las plataformas digitales de reparto.
p. 4.
443
Ídem.
444
BAYLOS GRAU, A. (2005). Códigos de conducta y acuerdos-marco de empresas globales:
apuntes sobre su exigibilidad jurídica. Lan Harremanak, 12, p. 103.
445
DUEÑAS HERRERO, L., J. Retos y propuestas para la regulación del trabajo en los procesos
productivos de las plataformas digitales. Cuadernos de Relaciones Laborales, 37 (2), p. 281.
446
MERCADER UGUINA, J. R. (2003). Sistema de fuentes y globalización. Revista Española de
Derecho del Trabajo, 119, p. 671.
447
RAMOS QUINTANA, M. (2018). Un soporte jurídico para el trabajo digital, ¿qué trabajo?.
Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, 47, p. 10.
448
Ibídem, p. 11.
449
MINISTERIO DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL. Resolución de 27
de julio de 2018 por el que se aprueba el Plan Director por un Trabajo Digno 2018-2019-2020.
450
Ibídem, p. 23.
451
Ibídem, p. 4.
452
Ibídem, p. 6.
453
Ibídem, p. 7.
454
Ídem.
455
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 15 de junio de
2017, sobre una Agenda Europea para la economía colaborativa (2016/2003(INI)). p. 8.
456
SAN MARTÍN MAZZUCCONI, C. (2017). Generalización tecnológica: efectos sobre las
condiciones de trabajo y empleo. Conferencia Nacional Tripartita. El futuro del trabajo que
queremos. Iniciativa del Centenario de la OIT (1919-2019). Volumen II. Madrid. p. 301.
457
ROJO TORECILLA, E. (19.02.2019). Sigamos hablando sobre la economía de plataformas.
Sigamos hablando sobre los glovers. A propósito de las sentencias de los Juzgados de lo Social
núms. 17 y 33 de Madrid de 11 de enero y 11 de febrero de 2019. (artículo publicado en su blog).
458
ROJO TORRECILLA, E. (2019). La laboralidad de la prestación de servicios de los
repartidores para empresas de la economía de plataformas sentencia de 11 de junio, del Juzgado de lo
Social n. 31 de Barcelona. Revista de Jurisprudencia Laboral, 4, p. 1.
459
BELTRÁN DE HEREDIA RUIZ, I. (18.02.2019). Riders de Glovo: ¿trabajadores o TRADEs?
(¿hasta qué punto estamos «apegados» a nuestras ideas?). (artículo publicado en su blog).
460
Véase: Sentencia de 11 de junio, del Juzgado de lo Social núm. 31 de Barcelona y la Sentencia
de 11 de febrero de 2019, del Juzgado de lo Social núm. 33 de Madrid. Fuente: CENDOJ.
461
Véase: Sentencia de 3 de septiembre 2018 del Juzgado de lo Social n. 39 de Madrid, Sentencia
de 11 de enero 2019 del Juzgado de lo Social n. 17 de Madrid, Sentencia de 12 de noviembre 2019
del Juzgado de lo Social n. 2 de Vigo. Fuente: CENDOJ.
462
ROJO TORRECILLA, E. La laboralidad de la prestación de servicios de los repartidores para
empresas de la economía de plataformas sentencia núm. 193/2019, de 11 de junio, del Juzgado de lo
Social núm. 31 de Barcelona. Revista de Jurisprudencia Laboral. Número 4/2019. p. 8
463
CRUZ VILLALÓN, J. (2017). El futuro del trabajo y su gobernanza. Temas Laborales, 137,
p. 17.
464
Ídem.
465
RAMOS QUINTANA, M. (2018). Un soporte jurídico para el trabajo digital, ¿qué trabajo?
Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, 47, p. 10.
466
En la Agenda Europea para la economía colaborativa, el Parlamento Europeo pide a los
Estados miembros que evalúen de forma proactiva y con una lógica de anticipación, en colaboración
con los interlocutores sociales y otras partes interesadas pertinentes, la necesidad de modernizar la
legislación en vigor, en particular los sistemas de seguridad social, con el n de adaptarlos a los
avances tecnológicos al tiempo que se garantiza la protección de los trabajadores. p. 7.
467
Propuesta también formulada por el Parlamento Europeo en la Agenda Europea para la
economía colaborativa. p. 7.
468
MOLINA NAVARETTE, C. (2017). Derecho y trabajo en la era digital:¿»revolución industrial
4.0» o «economía sumergida 3.0»? Ponencia presentada en la Conferencia Nacional Tripartita – El
futuro del trabajo que queremos. Madrid. vol. II. p. 417.
469
Tal como lo demuestra la historia, usar a un “grupo de personas” para que contribuyan con
pedacitos de información en proyectos más grandes no es nada nuevo. Lo que di ere hoy es el uso de
un nuevo medio tecnológico, es decir, Internet y los sitios web diseñados para Internet, para
coordinar estos proyectos, reemplazando algunos aspectos de la organización por una plataforma
informática. Véase: OIT (2019). Las plataformas digitales y el futuro del trabajo. p. 6.
470
LÓPEZ BALAGUER, M. (2018). Trabajo en plataformas digitales en España: primeras
sentencias y primeras discrepancias. Labour & Law Issues. 4 (2), p. 77.
471
ROJO TORRECILLA, E. (19.02.2019). Sigamos hablando sobre la economía de plataformas.
Sigamos hablando sobre los glovers. A propósito de las sentencias de los Juzgados de lo Social
núms. 17 y 33 de Madrid de 11 de enero y 11 de febrero de 2019. (artículo publicado en su blog).
472
MALDONADO MONTOYA, J., P. (2017). Superación del concepto clásico de contrato de
trabajo. Ponencia presentada en la Conferencia Nacional Tripartita – El futuro del trabajo que
queremos. Madrid. vol. II. p. 373.
473
Juzgado de lo Social N° 33 de Madrid, Sentencia 53/2019 de 11 Feb. 2019. Fuente: CENDOJ.
474
TODOLI, A. (13.02.2019.) Análisis a la Primera Sentencia que declara la laboralidad de Rider
de Glovo. (artículo publicado en su blog).
475
Ídem.
476
Juzgado de lo Social N° 33 de Madrid, Sentencia 53/2019 de 11 Feb. 2019. Fuente: CENDOJ.
477
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 15 de junio de
2017, sobre una Agenda Europea para la economía colaborativa (2016/2003(INI)). p. 13.
478
Para este n son muy útiles una variedad de interpretaciones de la laboralidad realizadas por los
Tribunales Sociales Como la Sentencia de 11 Feb. 2019 del Juzgado de lo Social N° 33 de Madrid o
de los Tribunales de Justicia Europeos, las Directivas de la Unión Europea como la Agenda Europea
para una economía colaborativa (2016/2003(INI)) y la Recomendación 198/2006 de la OIT.
479
A efectos de la aplicación de la legislación laboral nacional, los Estados miembros son libres de
extender el concepto de trabajador de la UE a situaciones que no entran dentro del ámbito de
aplicación de la de nición de la UE.
480
Tribunal Supremo. Sala de lo Social, STS 608/2018 de 24 enero de 2018. EDJ 2018/10150.
Recurso: 3394/2015. Fuente: CENDOJ.
481
MARTÍNEZ MORENO, C. (2019). La autonomía colectiva y sus medios de expresión. XXIX
Congreso Anual de la Asociación Española de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. El
futuro del trabajo: cien años de la OIT. Madrid. p. 282.
482
DUEÑAS HERRERO, L., J. (2019). Retos y propuestas para la regulación del trabajo en los
procesos productivos de las plataformas digitales. Cuadernos de Relaciones Laborales, 37 (2),
p. 278.
483
Véase: Sentencia de 11 Feb. 2019 del Juzgado de lo Social N°. 33 de Madrid (Fuente:
CENDOJ), en donde el legislador hace referencia a la posición del Tribunal de Justicia Europeo
(TJUE) acerca del criterio de la naturaleza del trabajo.
484
Para más detalles sobre la evaluación efectiva de la «realidad del trabajo» por parte del TJUE,
así como en los Estados miembros, véase «Comparative Report 2015 – The concept of worker under
Article 45 TFUE and certain non-standard forms of employment», red FreSsco para la Comisión
Europea.
485
Juzgado de lo Social N°. 33 de Madrid, Sentencia 53/2019 de 11 Feb. 2019. DECIMOQUINTO
punto Fuente: CENDOJ.
486
En el mismo sentido el TJUE se pronuncia en el Caso Pujante Rivera del 11 de Noviembre de
2015, C422/14. Apartado 29: El concepto de «trabajador» debe de nirse según criterios objetivos
que caractericen la relación laboral teniendo en cuenta los derechos y deberes de las personas
afectadas.
487
Conforme al apartado 8, la Directiva relativa a unas condiciones laborales transparentes y
previsibles debe ser aplicada basándose en los criterios usados por el Tribunal de Justicia para
determinar el estatus de un trabajador y de esta forma incluir bajo su protección a los trabajadores
los trabajadores de las plataformas en línea, pero no a los trabajadores que realmente sean por
cuenta propia, ya que no cumplen estos criterios.
488
BELTRÁN DE HEREDIA RUIZ, I. (18.02.2019). Riders de Glovo: ¿trabajadores o TRADEs?
(¿hasta qué punto estamos «apegados» a nuestras ideas?). (artículo publicado en su blog).
489
Ídem.
490
Ídem.
491
Ídem.
492
TRILLO PÁRRAGA, F. (2016). Economía digitalizada y relaciones de trabajo. Revista de
Derecho Social, 76, p. 3.
493
Véase: OIT (2019). Las plataformas digitales y el futuro del trabajo. Cómo fomentar el trabajo
decente en el mundo digital. p. 115.
494
MINISTERIO DE TRABAJO, MIGRACIONES Y SEGURIDAD SOCIAL (ES). Resolución
de 27 de julio de 2018 por el que se aprueba el Plan Director por un Trabajo Digno 2018-2019-2020.
p. 17.
495
PARLAMENTO EUROPEO (2019). Resolución de 10 de octubre de 2019, sobre empleo y
políticas sociales en la zona del euro (2019/2111(INI)). p. 11.
496
Tribunal Supremo. Sala de lo Social, STSJ AND 5811/2016 de 8 de Junio de 2016. Fuente:
CENDOJ.
497
Juzgado de lo Social N°. 33 de Madrid, Sentencia 53/2019 de 11 Feb. 2019. Fuente: CENDOJ.
498
Tribunal Supremo. Sala de lo Social, STS 902/2017 de 16 de Noviembre de 2017. Recurso:
2806/2015. Fuente: CENDOJ.
499
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 15 de junio de
2017, sobre una Agenda Europea para la economía colaborativa (2016/2003(INI)). p. 14.
500
DUEÑAS HERRERO, L., J. (2019). Retos y propuestas para la regulación del trabajo en los
procesos productivos de las plataformas digitales. Cuadernos de Relaciones Laborales, 37 (2),
p. 281.
501
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 15 de junio de
2017, sobre una Agenda Europea para la economía colaborativa (2016/2003(INI)). p. 14.
502
Véase: Aportación española a la Conferencia Nacional Tripartita OIT (2017). El futuro del
trabajo que queremos. Iniciativa del Centenario de la OIT (1919-2019). Madrid. p. 20.
503
Al mismo tiempo se han mostrado abiertos para adaptar la gura del trabajador autónomo
económicamente dependiente a la “realidad digital” y ofrecer mayores coberturas, como una
indemnización por nalización “unilateral” del contrato, seguro de accidente y de responsabilidad,
formación o kit de seguridad.
504
MERCADER UGUINA, J. R. (2003). Sistema de fuentes y globalización. Revista Española de
Derecho del Trabajo, 119, p. 671.
505
Ídem.
506
PARLAMENTO EUROPEO (2017). Resolución del Parlamento Europeo, de 4 de julio de
2017, sobre las condiciones laborales y el empleo precario. (2016/2221(INI)) (2018/C 334/09). p. 8.
507
RAMOS QUINTANA, M. (2018). Un soporte jurídico para el trabajo digital, ¿qué trabajo?
Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, 47, p. 11.
508
Directiva 2003/88/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de noviembre de 2003,
relativa a determinados aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo (DO L 299). p. 9.
509
Véase: OIT (2019). Las plataformas digitales y el futuro del trabajo. Cómo fomentar el trabajo
decente en el mundo digital. pp. 115-120.
510
ROJO TORECILLA, E. (2016). Reforma laboral. ¿Derogar? ¿Modi car? ¿Crear? En
cualquier caso, reforzar los antiguos y regular nuevos derechos laborales para el nuevo mundo del
trabajo. (art. blog).
511
OIT (2019). Las plataformas digitales y el futuro del trabajo. Cómo fomentar el trabajo decente
en el mundo digital. p. 40.
512
MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES (2007). Informe de las autoridades
españolas sobre el Libro verde de la Comisión Europea: modernizar el derecho laboral para afrontar
los retos del siglo XXI. p. 14.
513
Véase: Resolución del Parlamento Europeo, de 10 de octubre de 2019, sobre empleo y políticas
sociales en la zona del euro (2019/2111(INI)).
514
RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M. (2017). El jurista del trabajo frente a la economía
colaborativa. pp. 208, en RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M., HERNÁNDEZ BEJARANO, M. (dirs.)
(2017). Economía colaborativa y trabajo en plataforma: realidades y desafíos. Ed. Bomarzo.
515
ROJO TORRECILLA, E. (2019) La laboralidad de la prestación de servicios de los repartidores
para empresas de la economía de plataformas Sentencia núm. 193/2019, de 11 de junio, del Juzgado
de lo Social núm. 31 de Barcelona. Revista de Jurisprudencia Laboral, 4, 8.
516*
Esta obra queda enmarcada dentro de los trabajos de investigación desarrollados por el autor,
por una parte, en el Proyecto nanciado por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia a
través de la convocatoria de Ayudas a proyectos para el desarrollo de investigación cientí ca y
técnica por grupos competitivos, incluida en el Programa Regional de Fomento de la Investigación
Cientí ca y Técnica (Plan de Actuación 2018) de la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y
Tecnología de la Región de Murcia: 20976/PI/18: El impacto de la Industria 4.0 en el trabajo: Una
visión interdisciplinar. Por otra, en el Proyecto nanciado por la Comisión Europea con el título
Bargaining upfront in the digital age (VS/2019/0280).
517
BOE núm. 255, de 24 de octubre de 2015.
518
BOE núm. 253, de 23 de septiembre de 2020.
519
Vid. SEMPERE NAVARRO, A. y KAHALE CARRILLO, D., Teletrabajo, Ediciones Francis
Lefebvre, Madrid, 2013.
520
STS de 11 de abril de 2005.
521
BOE núm. 162, de 7 de julio de 2012.
522
SIERRA BENÍTEZ, E., El contenido de la relación laboral en el teletrabajo, CES, Andalucía,
2001, pp. 35-36.
523
GARCÍA ROMERO, B., El teletrabajo, Civitas, Madrid, 2012, p. 94.
524
BOE núm. 189, de 8 de agosto de 2000.
525
GALLARDO MOYA, R., El viejo y el nuevo trabajo a domicilio, Ibidem Ediciones, Madrid,
1998, p. 108.
526
MINISTERIO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y TURISMO, Industria conectada 4.0: La
transformación digital de la industria española, Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Madrid,
2015, p. 26. El informe en cuanto al término industria que utiliza hace referencia a la «industria
manufacturera, excluyendo el suministro de energía y agua y las industrias extractivas».
527
CCOO INDUSTRIA, La digitalización de la industria, CCOO, Madrid, 2015, p. 8.
528
BOE núm. 294, de 6 de diciembre de 2018.
529
BOE núm. 311, de 29 de diciembre de 1978.
530
Vid. SAN MARTIN MAZUCCONI, C., y SEMPERE NAVARRO, A., “Sobre el control
empresarial de los ordenadores”, Revista Doctrinal Aranzadi Social, núm. 3/2012 parte Tribuna, p. 1.
531
BOE núm. 15, de 17 de enero de 1996.
532
BOE núm. 74, de 27 de marzo de 1984.
533
TALÉNS VISCONTI, E., “La desconexión digital en el ámbito laboral: un deber empresarial y
una nueva oportunidad de cambio para la negociación colectiva”, Revista de Información Laboral,
num.4, 2018.
534
ALEMÁN PÁEZ, F., “El derecho de desconexión digital. Una aproximación conceptual, crítica
y contextualizadora al hilo de la Loi travail nº 2016-1088”, Trabajo y Derecho, núm. 2017, pp. 12 y
ss.
535
FERNÁNDEZ AVILÉS, J. A., “Cronore exión al hilo de cuestiones actuales sobre tiempo de
trabajo”, Revista de Trabajo y Seguridad Social (Centro de Estudios Financieros), núm. 421, 2018,
p. 15, citando a VALLECILLO GÁMEZ, M. R., “El derecho a la desconexión: ¿“novedad digital” o
esnobismo del “viejo” derecho al descanso?”, Revista de Trabajo y Seguridad Social (Centro de
Estudios Financieros), núm. 408, 2017, pp. 167 a 178.
536
ALEMÁN PÁEZ, F., “El derecho de desconexión digital. Una aproximación conceptual, crítica
y contextualizadora al hilo de la Loi travail nº 2016-1088”, Trabajo y Derecho, núm. 2017, pp. 12 y
ss.
537
RODRÍGUEZ ESCANCIANO, S., Derechos laborales digitales: garantías e interrogantes,
Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor, 2019, pp. 233 y ss.
538
Especí camente, en la Ley 2016-1088 (Loi Travail), du 8 août 2016, relative au travail, â la
modernisation du dialogue social et à la sécurisation des parcours professionnels, que ha modi cado
el art. L.2242-8 del Código de Trabajo francés. Vid. CIALTI, PIERRE-HENRI, “El derecho a la
desconexión en Francia: ¿más de lo que parece?”, Temas Laborales, núm. 137, 2017, pp. 163-181.
539
PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F., “Poderes del empresario y derechos digitales”,
Trabajo y Derecho, núm. 59, 2019, p. 26.
540
Idem.
541
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, Iniciativa del centenario relativa al
futuro del trabajo, Memoria del Director General, Conferencia Internacional del Trabajo, 104ª
reunión, 2015, Informe I, p. 15.
542
TALENS VISCONTI, E., “La desconexión digital en el ámbito laboral: un deber empresarial y
una nueva oportunidad de cambio para la negociación colectiva”, Información Laboral, 4, 2018.
543
FERNÁNDEZ ORRICO, F., “Protección de la intimidad del trabajador frente a dispositivos
digitales: análisis de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre”, Revista Española de Derecho del
Trabajo, num.222, 2019.
544
SERRANO ARGÜESO, M., “Always on. Propuestas para la efectividad del derecho a la
desconexión digital en el marco de la economía 4.0”, Revista Internacional y Comparada de
Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, ADAPT, Vol. 7, núm. 2, 2019, 171.
545
Art. 88.1 LOPD
546
FERNÁNDEZ ORRICO, F., “Protección de la intimidad del trabajador frente a dispositivos
digitales: análisis de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre”, Revista Española de Derecho del
Trabajo, núm. 222, 2019.
Ü
547
SERRANO ARGÜESO, M., “Always on. Propuestas para la efectividad del derecho a la
desconexión digital en el marco de la economía 4.0”, Revista Internacional y Comparada de
Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, ADAPT, Vol. 7, núm. 2, 2019, 171.
548
MOLINA NAVARRETE, C., “El tiempo de los derechos en un mundo digital: ¿existe un nuevo
derecho humano a la desconexión de los trabajadores fuera de la jornada?”, Revista de la Facultad de
Derecho de México, 269 (67), 2017, pp. 891-919.
549*
Trabajo realizado en el marco del proyecto coordinado y nanciado por el MINECO, con ref.
DER2017-83040-C4-1-R titulado “Hacía un nuevo modelo de Derecho Transnacional del Trabajo” y
proyecto de Grupos con ref. UPV/EHU GIU18/082 titulado “Derecho transnacional de trabajo y
transporte”, dirigidos –ambos– por quien FOTINOPOUPOU BASURKO, Olga.
550
Titulado “Derechos de los trabajadores a la intimidad en relación con el entorno digital y a la
desconexión”.
551
Se añade por la disposición nal 13 de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre. Publicado el
06/12/2018, en vigor a partir del 07/12/2018.
552
PURCALLA BONILLA, M.A.; “Control tecnológico de la prestación laboral y derecho a la
desconexión: claves teóricas y prácticas”, Anuario IET de trabajo y relaciones laborales, Vol. 5,
2018, p. 105.
553
Ibídem, p. 109.
554
GORDO GONZÁLEZ, L., “El derecho del Trabajo 2.0: la necesidad de actualizar el marco de
las relaciones laborales a las nuevas tecnologías”, Revista de Información Laboral, nº 12, 2017, p. 7.
555
TALÉNS VISCONTI, E.E., “La desconexión digital en el ámbito laboral: un deber empresarial
y una nueva oportunidad de cambio para la negociación colectiva”, Revista de Información Laboral,
nº 4/2018, p. 18 (versión extraída online de La Ley Digital).
556
BOE 10-10-2017. El artículo 14.3 de este convenio establece lo siguiente: es por ello que las
partes rmantes de este Convenio coinciden en la necesidad de impulsar el derecho a la desconexión
digital una vez nalizada la jornada laboral. Consecuentemente, salvo causa de fuerza mayor o
circunstancias excepcionales, AXA reconoce el derecho de los trabajadores a no responder a los
mails o mensajes profesionales fuera de su horario de trabajo.
557
BOE 17-7-2018. Este Convenio, en su artículo 14, recoge las “medidas de conciliación de la
vida personal, familiar y laboral”. En el último apartado (14.9) de este larguísimo artículo se
reconocen los Principios del derecho a la desconexión fuera del tiempo de trabajo: En el marco de
una adecuada gestión del principio de conciliación de vida privada y vida profesional, la Mesa de
Igualdad del acuerdo marco analizará en el seno de la empresa esta materia e identi cará, en su
caso, posibles buenas prácticas y recomendaciones acerca del uso de herramientas digitales de
comunicación.
558
Apartado VII del Acuerdo.
559
Así lo hacen: el Acuerdo parcial del Convenio Colectivo del sector de cajas y entidades
nancieras de ahorro (BOE 30-10-2019), en su Disposición Adicional; el Convenio Colectivo de la
industria del calzado (BOE 22-07-2019), en su Capítulo XII “Nuevas tecnologías y derechos
digitales”; el Convenio Colectivo estatal para las industrias del curtido, correas y cueros industriales y
curtición de pieles para peletería (BOE 2-10-2019), en su Capítulo XV “Nuevas Tecnologías y
Derechos Digitales”; el Convenio Colectivo estatal de perfumería y a nes (BOE 20-08-2019), en su
artículo 16 “Desconexión digital” y el III Convenio colectivo estatal de la industria, la tecnología y
los servicios del sector del metal (BOE19-12-2019), en su capítulo XX “Protección de datos de
carácter personal y garantías digitales”.
560
BOE 20-08-2019.
561
BOPVA 5-2-2020, artículo 58. De forma parecida lo regulan otros convenios: Convenio
Colectivo para el Sector del Comercio en general de la Provincia de Segovia (BOPSG 17-2-2020),
artículo 38; Convenio Colectivo del Comercio Textil de la provincia de Barcelona (BOB 18-11-
2019), Disposición Adicional 8º; Convenio Colectivo del Sector de Comercio Vario de la Comunidad
de Madrid (BOCM 26-10-2019), artículo 89; Convenio Colectivo de Abogados, Procuradores y
Graduados Sociales de Cantabria (BOC 22-10-2019), artículo 41; Convenio Colectivo de Industria,
Servicios e Instalaciones del Metal de la Comunidad de Madrid (BOSM 14-02-2019), artículo 51 ter.
y Acuerdo Interprofesional de Cataluña para los años 2018-2010 (DOGC 7-9-2018), Capítulo XV.
562
Firmada en Madrid, el 17 de julio de 2019:
https://fsc.ccoo.es/7d90be81275acecc31ed92448f6ae2c0000050.pdf
563
En el caso de vehículos cuya masa máxima autorizada sea superior a 3,5 toneladas o de viajeros
en vehículos fabricados o adaptados a transportar más de 9 personas, incluido el conductor, también
se aplica el Reglamento (CE) 561/2006, de 15 marzo, de armonización de determinadas
disposiciones en materia social en el sector de transporte por carretera. Éste derogó y sustituyó al
Reglamento (CEE) 3820/1985, de 20 de diciembre, a partir del 11 de abril de 2007, a excepción del
apartado 1 del art. 5 (relativo a la edad mínima de los conductores de transporte de mercancías) y los
apartados 2 y 4 del mismo artículo (sobre la edad mínima de los conductores de transporte de viajero)
que han estado vigentes hasta el 10 de septiembre de 2009, (art. 15 de la Directiva 2003/59/CE, de 15
julio, relativa a la cuali cación inicial y formación continua de los conductores de determinados
vehículos destinados al transporte de mercancías o de viajeros por carretera).
564
Artículo 10 del Real Decreto 1561/1995, de 21 de septiembre, sobre jornadas especiales de
trabajo.
565
Artículo 8.1 del Real Decreto 1561/1995, de 21 de septiembre, sobre jornadas especiales de
trabajo.
566
Los convenios colectivos encontrados y analizadas son: el Convenio Colectivo de Transporte de
Mercancías por Carretera de Cantabria, para los años 2019-2021 (BOC 20-12-2019); el Convenio
Colectivo de Transporte de Mercancías por Carretera de la provincia de Zamora, para los años 2019-
2021 (BOP 13-12-2019); el Convenio Colectivo de Transporte de Mercancías por Carretera de la
provincia de León, para los años 2019-2021 (BOP 14-8-2019); el Convenio Colectivo de Transporte
de Mercancías por Carretera de la provincia de Toledo, para los años 2018-2021 (BOP 14-6-2019); el
Convenio Colectivo de Transporte de Mercancías por Carretera de la provincia de Sevilla, para los
años 2018-2020 (BOP 17-5-2019); el Convenio Colectivo de Empresas de Transporte de Mercancías
por Carretera de la provincia de Segovía, para los años 2019-2021 (BOP 15-4-2019).
567
IGARTUA MIRÓ, Mª T.; “El derecho a la desconexión en la Ley orgánica 3/2018, de 5 de
diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”, Trabajo y
Seguridad Social– CEF, 2019, nº 432, pp. 61-87.
568
El derecho a la intimidad goza “uti non abusi” de las características propias de los derechos de
la personalidad, esto es, es un derecho innato, subjetivo, privado, absoluto, irrenunciable inalienable,
indisponible, imprescindible y extrapatrimonial. Véase OROZCO PARDO, G: “Artículo 7. Respeto
de la vida privada y familiar”, en VV.AA, MONEREO ATIENZA, C y MONEREO PÉREZ, J.L
(Dirección y Coordinación): La Europa de los Derechos. Estudio sistemático de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea, Granada, Comares, 2012, pp. 134-156. LÓPEZ
DÍAZ, E: El Derecho al Honor y el Derecho a la Intimidad, Madrid, Dikynson, 1996, pp. 248 y
siguientes.
569
Sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia
imagen (BOE nº 115 de 14 de mayo de 1982). Únicamente en el art. 2.1 de esta ley se esbozan las
coordenadas a tener en cuenta a la hora de delimitar su con guración constitucional, la primera, de
carácter objetivo (“… la intimidad… quedará delimitada por las leyes y por los usos sociales…”) y,
la segunda, de carácter subjetivo (se protegerá el ámbito que “… cada persona (se) reserve para sí
misma o su familia”).
570
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M.L: “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del
empresario y los derechos fundamentales de los trabajadores”, Revista Jurídica de Castilla y León,
nº 2, febrero de 2004, p. 154.
571
Ver sentencias del TC 197/1991, de 17 de octubre de 1991 y 115/2000, de 10 de mayo, rec.
640/1997 (LA LEY 92668/2000).
572
Dada su naturaleza, el derecho a la intimidad personal y familiar entendido en sentido estricto
se predica sólo, con carácter general, de las personas físicas, ver LÓPEZ-BARAJAS PEREA, I: La
intervención de las comunicaciones electrónicas, Madrid, La Ley, 2011, p. 32. Distintas son las
manifestaciones de este derecho (por ejemplo: el secreto a las comunicaciones, a la inviolabilidad del
domicilio, a la captación o reproducción de una imagen…) que dependiendo del caso concreto podrá
afectar a personas físicas o jurídicas, véase SEGOVIANO ASTABURUAGA, M.L: “El difícil
equilibrio entre el poder de dirección del empresario y los derechos fundamentales de los
trabajadores”… op. cit., p. 155 y STC de 17 de octubre de 1985 (RTC 1985/137) al tratar el tema del
derecho a la inviolabilidad del domicilio a las personas jurídicas: “constituye un auténtico derecho
fundamental de la persona, establecido para garantizar el ámbito de privacidad de ésta, dentro del
espacio limitado que la propia persona elige y que tiene que caracterizarse precisamente por quedar
exento e inmune a las invasiones o agresiones exteriores, de otras personas o de la autoridad
pública…”
573
STC 170/2013, de 7 de octubre de 2013 (BOE nº 267 de 7 de noviembre del 2013).
574
PÉREZ LUÑO, A. E: Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución, Madrid, Tecnos,
1995, pp. 317 y 318.
575
ROMERO PÉREZ, X.L: “El alcance del derecho a la intimidad en la sociedad actual”, Revista
Derecho del Estado, nº 21, diciembre de 2008, p. 213.
Téngase en cuenta el catálogo de conductas que enumera la LO 1/1982, de 5 de mayo sobre
protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen en su
art. 7 y que se consideran constitutivas de intromisión ilegítima en la intimidad (por ejemplo: grabar
la vida íntima de las personas, revelación de contenido de cartas o datos privados, publicación de
fotografías o imagen de una persona en momentos de su vida privada…etcétera). Este listado de
situaciones no es cerrado, sino que vemos que con el paso del tiempo podrán incluirse otras
conductas consideradas también lesivas de la intimidad de las personas.
576
ROMERO PÉREZ, X.L: “El alcance del derecho a la intimidad en la sociedad actual”…
op. cit., pp. 212-217. LÓPEZ-BARAJAS PEREA, I: La intervención de las comunicaciones
electrónicas… op. cit., p. 32.
577
Véase las sentencias del Tribunal Constitucional (TC): 197/1998, de 13 de octubre (RTC 1998,
197) y 98/2000, de 10 de abril (RTC 2000, 98).
578
STC 88/1985, de 19 de julio de 1985 (BOE nº 194, de 14 de septiembre) y 170/2013, de 7 de
octubre del 2013 (BOE de 7 de noviembre de 2013). Sobre esta última sentencia, véase TRUJILLO
PONS, F: “Revelación de secretos empresariales a terceros por medio del correo electrónico.
Posición del Tribunal Constitucional ante una supuesta vulneración a los derechos a la intimidad y al
secreto de las comunicaciones”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
nº 36, 2014.
579
ORTI VALLEJO, A: Derecho a la intimidad e informática, Granada, Comares, 1995.
580
LÓPEZ-BARAJAS PEREA, I: La intervención de las comunicaciones electrónicas… op. cit.,
p. 30. Por lo que la enumeración que realiza el art. 18 de la CE no supone un numerus clausus. En
Í
este último sentido, MARTÍN MORALES, R: El régimen constitucional del secreto de las
comunicaciones, Prólogo a la obra cargo de Francisco BALAGUER CALLEJÓN, Madrid, Civitas,
1995, p. 45.
581
Los derechos laborales inespecí cos fueron elaborados por la jurisprudencia del TC. Son un
grupo de derechos fundamentales que no se re eren especí camente a aspectos laborales, pero que
con independencia de ello se tiñen de “laboralidad” al ejercitarse en el ámbito de una relación de
trabajo (por ejemplo: la libertad de expresión, la libertad de información, el derecho a la intimidad, al
honor y a la propia imagen…etc. Ver en esta línea, MONEREO PÉREZ, J.L; MOLINA
NAVARRETE, C; MORENO VIDA, M.ªN y VILA TIERNO, F: Manual de Derecho del Trabajo,
Granada, Comares, 2019, pp. 99 y 100. Junto a los derechos especí cos que la Constitución reconoce
se encuentran los denominados derechos inespecí cos que igualmente quedan amparados por nuestra
Carta Magna. Véase PALOMEQUE LÓPEZ, M.C: Los derechos laborales en la Constitución
Española, Madrid, CEC, 1991, p. 31; SEMPERE NAVARRO, A. V y SAN MARTÍN
MAZZUCCONI, C: Nuevas Tecnologías y Relaciones Laborales, Navarra, Aranzadi, 2002, p. 42.
Algunos autores denominan a este grupo como de derechos “neutros”, a saber: SEGOVIANO
ASTABURUAGA, M.L: “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del empresario y los
derechos fundamentales de los trabajadores”… op. cit., p. 150. ARBONÉS LAPENA, H.I: “El
acceso por el empresario al ordenador y correo electrónico del trabajador, ¿un tema resuelto?”,
Revista de Información Laboral, nº 8, 2013, p. 10. VV.AA., MONEREO PÉREZ, J.L; VILA
TIERNO, F Y ÁLVAREZ CORTÉS, J.A (Dirs) y LÓPEZ INSUA, B.M (Coord): Derechos laborales
fundamentales inespecí cos, Granada, Comares, 2020.
582
GOÑI SEIN, J.L: El respeto a la esfera privada del trabajador, Madrid, Civitas, 1988, p. 30.
583
SEMPERE NAVARRO, A. V y SAN MARTÍN MAZZUCCONI, C: Nuevas Tecnologías y
Relaciones Laborales… op. cit., p. 31. SÁNCHEZ TORRES, E: “El ejercicio de la libertad de
expresión de los trabajadores a través de las nuevas tecnologías”, en VV.AA, DEL REY GUANTER,
S (DIRECTOR) y LUQUE PARRA, M (COORDINADOR): Relaciones Laborales y Nuevas
Tecnologías, Madrid, La Ley, 2005, p. 107. Esta última autora utiliza para referirse a este nuevo
proceso la expresión de Tercera Revolución Industrial o Inforrevolución. En este sentido, véase
también LÓPEZ-BARAJAS PEREA, I: La intervención de las comunicaciones electrónicas…
op. cit., p. 21.
584
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M.L: “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del
empresario y los derechos fundamentales de los trabajadores”, Revista Jurídica de Castilla y León,
nº 2, febrero de 2004, p. 149. SÁNCHEZ TORRES, E: “El ejercicio de la libertad de expresión de los
trabajadores a través de las nuevas tecnologías”… op. cit., p. 107. LÓPEZ-BARAJAS PEREA, I: La
intervención de las comunicaciones electrónicas… op. cit., p. 22. Nos referimos a datos
concernientes a: a ciones del trabajador, orientación sexual, creencias religiosas…etc.
585
SÁNCHEZ TORRES, E: “El ejercicio de la libertad de expresión de los trabajadores a través de
las nuevas tecnologías”… op. cit., p. 108.
586
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M.L: “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del
empresario y los derechos fundamentales de los trabajadores”… op. cit., p. 149.
587
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M.L: “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del
empresario y los derechos fundamentales de los trabajadores”… op. cit., pp. 149-156.
Los ordenadores almacenan hoy día una ingente cantidad de información que permite conocer: la
posición geográ ca del terminal empleado, el trabajo realizado, las pausas efectuadas, los períodos de
inactividad, las páginas web visitadas… etc. Véase, entre otros, PEREZ GIL, J: “Los datos sobre
localización geográ ca en la investigación penal”, en VV.AA, PEDRAZ PENALVA, E (COORD):
Ó
Protección de datos y proceso penal, Madrid, La Ley, 2010, pp. 307-353 y LÓPEZ-BARAJAS
PEREA, I: La intervención de las comunicaciones electrónicas… op. cit., p. 22.
588
RAPP, L: “Secret de correspondances et courriers électroniques”, Dalloz, nº 41, 2000, pp. 3-5.
En donde este autor realiza un comentario a la Sentencia del tribunal Correccional de París de 2 de
noviembre del 2000. También resulta emblemática la Sentencia de la Cour de Cassation de 2 de
octubre de 2001, conocida como caso “Nikon”.
589
GOÑI SEIN, J.L: El respeto a la esfera privada del trabajador… op. cit., pp. 28 y 29.
590
SEMPERE NAVARRO, A. V y SAN MARTÍN MAZZUCCONI, C: Nuevas Tecnologías y
Relaciones Laborales… op. cit., p. 34.
591
RODRÍGUEZ LAINZ, J.L: “Secreto de las comunicaciones e intervención judicial de
comunicaciones electrónicas en el marco de la Unión Europea: derecho primario”, Diario La Ley,
nº 7351, 2010, p. 2.
592
Sentencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea de 14 de mayo de 1974 (Asunto
4/73): “… los derechos fundamentales forman parte de los principios generales del derecho que debe
respetar… (el propio Tribunal)… Al velar por la protección de tales derechos este Tribunal se basa
en la tradición constitucional común a los Estados miembros, de manera que no puede permitir
medidas incompatibles con los derechos fundamentales reconocidos y garantizados por las
Constituciones de los Estados miembros”.
593
RIVERO LAMAS, J y MONEREO PÉREZ, J.L: “ARTÍCULO 20. Dirección y control de la
actividad laboral”, en VV.AA, MONEREO PÉREZ, J.L (Dirección) y SERRANO FALCÓN, C
(Coordinación): El nuevo Estatuto de los Trabajadores. Estudio jurídico-sistemático del Real
Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley del
Estatuto de los Trabajadores, Granada, Comares, 2012, pp. 300 y 301.
594
RIVERO LAMAS, J y MONEREO PÉREZ, J.L: “ARTÍCULO 20. Dirección y control de la
actividad laboral”… op. cit., p. 301.
595
SÁNCHEZ TORRES, E: “El ejercicio de la libertad de expresión de los trabajadores a través de
las nuevas tecnologías… op. cit., p. 124.
596
En contra, la STSJ de Cataluña de 5 de julio del 2000 (AS 2000/3452), que declara procedente
el despido de dos trabajadores por transgresión de la buena fe contractual y abuso de con anza, por
realizar actividades distintas al puesto de trabajo y desobediencia de las órdenes de la empresa de no
utilizar los medios informáticos para uso particular. La empresa no había informado en ningún
momento a los trabajadores de la posibilidad de iniciar controles.
597
MONTOYA MELGAR, A: “Nuevas tecnologías y buena fe contractual (Buenos y malos usos
del ordenador en la empresa)”, Revista Relaciones Laborales, Tomo I, 2009, p. 111.
598
“Sólo podrán realizarse registros sobre la persona del trabajador, en sus taquillas y efectos
particulares, cuando sean necesarios para la protección del patrimonio empresarial y del de los
demás trabajadores de la empresa, dentro del centro de trabajo y en horas de trabajo. En su
realización se respetará al máximo la dignidad e intimidad del trabajador y se contará con la
asistencia de un representante legal de los trabajadores o, en su ausencia del centro de trabajo, de
otro trabajador de la empresa, siempre que ello fuera posible”.
599
Para un conocimiento más exhaustivo véase MONTOYA MELGAR, A: “Nuevas tecnologías y
buena fe contractual (Buenos y malos usos del ordenador en la empresa)”… op. cit., pp. 108-111.
600
GÓMEZ SANCHIDRIAN, D: “Las nuevas tecnologías en las relaciones laborales: Control
empresarial del correo electrónico y de Internet”… op. cit., p. 1.
601
RIVERO LAMAS, J y MONEREO PÉREZ, J.L: “ARTÍCULO 20. Dirección y control de la
actividad laboral”… op. cit., p. : 300.
602
MONTOYA MELGAR, A: “Nuevas tecnologías y buena fe contractual (Buenos y malos usos
del ordenador en la empresa)”… op. cit., 107.
603
STSJ de Madrid de 13 de noviembre del 2001 (LA LEY JURIS 1004155/2001); de 22 de
noviembre del 2002 (LA LEY JURIS 1367729/2002) y STS de 26 de septiembre del 2007 (RJ
2007/7514).
604
STS de 26 de septiembre del 2007 (RJ 2007/7514). A propósito de una revisión informática del
ordenador del Director General de la Empresa demandada, se comprobó que existía un virus
informático a causa de que “el trabajador navegaba por páginas poco seguras de internet”. Ante estos
hechos la empresa procedió a comprobar el contenido de los archivos del ordenador del trabajador y
almacenar en un USB la información obtenida que, posteriormente, entregó a un notario. En ningún
caso, las operaciones realizadas se hicieron en presencia del trabajador o de los delegados de
personal. Finalmente el trabajador fue despedido.
605
RIVERO LAMAS, J y MONEREO PÉREZ, J.L: “ARTÍCULO 20. Dirección y control de la
actividad laboral”…, op. cit., p. 301.
606
Véase la STC de 11 de febrero del 2013 (RTC 2013/29), publicada en el BOE nº 61, de 12 de
marzo del 2013.
607
GOÑI SEIN, J.L: El respeto a la esfera privada del trabajador… op. cit., p. 188.
608
STC de 7 de octubre del 2013 (BOE nº 267, de 7 de noviembre del 2013): “El escrito comienza
con una exposición de los antecedentes del caso, en los que, entre otras consideraciones, da cuenta
de que, en un inicio, un cliente extranjero les había indicado que en Alcaliber, S.A., había una
persona in ltrada que pasaba información a otra empresa, habiendo decidido entonces contratar a
una agencia para que realizara la correspondiente investigación, centrándose las sospechas sobre el
trabajador…, a quien con posterioridad se le comunicó su despido”.
609
MONEREO PÉREZ, J.L y LÓPEZ INSUA, B.M: “El control empresarial del correo
electrónico tras la STC 170/2013”, Revista Aranzadi Social– Revista Doctrinal nº 11, de 2014,
pp. 209-249.
610
En este mismo sentido, la STJ de Madrid con Recurso de Suplicación 1207/01.
611
MONTOYA MELGAR, A: “Nuevas tecnologías y buena fe contractual (Buenos y malos usos
del ordenador en la empresa)”… op. cit., p. 112.
612
(TEDH 1997, 37).
613
(TEDH 2007, 23).
614
ORTIZ FERNÁNDEZ, M: “Derecho a transmitir información sindical a los a liados a través
del correo electrónico de la empresa. Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo
Social), de 26 de noviembre del 2001”, Datospersonales.org: Revista de la Agencia de Protección de
Datos de la Comunidad de Madrid, nº 31, 2008, pp. 227-237.
615
Véase la STS de 26 de septiembre del 2007(RJ 2007/7514), en donde por “uso moderado” se
entiende el empleo temporal reducido y que no merme sensiblemente la jornada laboral. También
SEMPERE NAVARRO, A y SAN MARTÍN MAZZUCCONI: “Nuevas Tecnologías y Relaciones
Laborales: una tipología jurisprudencial”, Revista Aranzadi de derecho y nuevas tecnologías, nº 10,
2006, p. 38. MONTOYA MELGAR, A: “Nuevas tecnologías y buena fe contractual (Buenos y malos
usos del ordenador en la empresa)”… op. cit., p. 109.
616
Para la STSJ de Cataluña de 14 de noviembre del 2000, el hecho de que un trabajador hubiese
enviado 140 correos electrónicos a 198 destinatarios en un mes y medio, haciendo uso del ordenador
de empresa, con mensajes de tipo humorístico, sexista e incluso obsceno, es causa su ciente como
para entender procedente el despido por transgresión de la buena fe contractual. Cabe destacar que
los e-mails fueron remitidos en horario laboral, a pesar de que la empresa había establecido unas
normas disponiendo expresamente la prohibición del uso privado de la informática: “… la tolerancia
de la empresa es la que crea una expectativa de con dencialidad y, por ende, la posibilidad de un
exceso en el control llevado a cabo por el empleador que vulnere el derecho fundamental de la
intimidad del trabajador. Pero si hay prohibición de uso personal deja de haber tolerancia y ya no
existirá esa expectativa…” (STSJ de Granada de 14 de noviembre del 2013, nº 2083/13). Por el
contrario, la STSJ de Castilla y León (Valladolid) de 30 de septiembre del 2002 (JUR 2002\256385),
ha considerado improcedente el despido de una trabajadora que, habiendo aprovechado la ausencia
de una compañera de trabajo, envía desde su terminal un correo electrónico a los representantes de la
empresa en la República Checa y Barcelona, con la nalidad de gastar una broma. En el citado correo
advertía a los destinatarios que les trataba muy mal, que tenía problemas de comunicación, que se
acabaron las conversaciones de una hora… etc. Al cabo aproximadamente de dos horas volvieron a
mandar otro correo a los citados representantes de la empresa, que eran amigos personales suyos,
advirtiéndoles que todo había sido una broma. La sentencia razones que, si bien no es correcto ni
serio el proceder de los trabajadores, el mismo no ha de ser sancionado con el despido, ya que se
trataba de gastar una broma a otros compañeros de trabajo, amigos de la bromista, no habiendo
transcendido la misma fuera del seno de la empresa y siendo recti cada la situación escaso tiempo
después.
617
SEGOVIANO ASTABURUAGA, M.L: “El difícil equilibrio entre el poder de dirección del
empresario y los derechos fundamentales de los trabajadores”… op. cit., p. 171.
618
Entiende el TEDH que no hubo violación alguna del artículo 8 del Convenio Europeo de
Derechos Humanos –CEDH–. Se recordará que se trata del uso por la empresa de videocámaras
ocultas para obtener una prueba e caz de la existencia de sustracciones de cantidades, por diversas
trabajadoras, según diversas sospechas. Para la Gran Sala, que la empresa acreditara razones
legítimas su cientes para acudir, como mejor medio, a instalar cámaras sin cumplir su obligación de
información útil o de calidad (garantía de transparencia), a n de sorprender a las trabajadoras
cometiendo el ilícito, no vulneraría su expectativa de privacidad ex artículo 8 del CEDH. En tales
circunstancias no era razonable –dice– que el empleador respetase tal nivel de protección a las
empleadas primando las razones del «buen funcionamiento de la empresa».
Concretamente se indica que (§ 134): «Por lo tanto, aunque no cabe aceptar, con carácter general,
que las meras sospechas de […] delito por las empleadas justi que la instalación de cámaras
encubiertas por parte del empleador, la existencia de sospechas razonables de que se ha cometido una
infracción grave, que ha comprometido la propiedad con pérdidas de alcance, en el presente caso,
puede entenderse que concurre una justi cación su ciente».
Y para reforzar su argumentación de favor hacia la autotutela (aun mediante medios invasivos de
la privacidad encubiertos) de los intereses empresariales (propietario y de buen orden laboral)
remata:«Esto es […] más cierto en una situación en la que el buen funcionamiento de una empresa
está en riesgo no solo por la sospecha del mal comportamiento de un solo empleado, sino más bien
por la sospecha de una acción concertada por parte de varios empleados, ya que esto crea una
atmósfera general de descon anza en el lugar de trabajo».
619
Véase la Sentencia del Tribunal de Trabajo de Bruselas de 2 de mayo de 2000. Aquí el
trabajador fue despedido tras averiguar la empresa que usaba excesivamente el correo electrónico
para mandar mensajes electrónicos a una compañera de trabajo con la que mantenía una relación a
través de este medio. Invocando el art. 8 del CEDH, el Tribunal sostiene que el envío de correos
electrónicos personales desde el email profesional constituye un ámbito que se reserva a la vida
privada del trabajador. Así es, para este Tribunal la mera constatación del número de correos
electrónicos enviados, su extensión y su carácter privado no son causas su cientes para proceder al
despido, considerando que ni es necesaria ni proporcionada la medida adoptada por la empresa.
620
RIVERO LAMAS, J.: “Tipi cación y estructura del contrato de trabajo”, Anuario de Derecho
Civil, t. XXV, n. 1, 1972, p. 167.
621
P. ej., CASTELLI, N.: Contrato, consenso, representación, Bomarzo, Albacete, 2014, p. 21.
622
Cfr. BETTI, E.: Teoría general de las obligaciones, t. II, traducido por José Luis de los Mozos,
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1970, pp. 8 a 21.
623
Cfr. SORO RUSSELL, O.: El principio de la autonomía de la voluntad privada en la
contratación, Ed. Reus, Madrid, 2016, pp. 21 a 31, al que hemos acudido para la formación histórica
del dogma de la autonomía de la voluntad.
624
Sobradamente conocida la a rmación de HEGEL según la cual en el derecho abstracto el
contrato puede caer en la injusticia (hemos utilizado HEGEL, G. W. F.: Principios de losofía del
derecho, Edhasa, Barcelona, 1999, p. 172).
625
Cfr. GILMORE, G.: La muerte del contrato, Civitas, Navarra, 2017, pp. 93 y 110. Sobre la
humanización y solidarización del derecho contractual, YÁÑEZ VIVERO, F.: Asimetrías
contractuales por abuso de circunstancias, Tirant lo Blanch, Valencia, 2019, pp. 40 a 46.
626
En sentido crítico con la confusión, PARICIO, J: Contrato: la formación de un concepto,
Civitas, Madrid, 2008, p. 27.
627
BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R. (dir.), Tratado de Contratos, t. I, 2ª ed., Tirant lo
Blanch, Valencia, 2013, p. 111.
628
KIMEL, D.: De la promesa al contrato: Hacia una teoría liberal del contrato, Marcial Pons,
Madrid, 2018, p. 210.
629
MONEREO PÉREZ, J. L.: Fundamentos doctrinales del derecho social en España, Trotta,
Madrid, 1999, p. 214.
630
MONTES RODRÍGUEZ, M. P.: “La integración el contrato”, en GOERLICH PESET, J. M. y
BLASCO PELLICER, A., Trabajo, contrato y libertad, Universidad de Valencia, 2010, p. 377.
631
Como explica DÍEZ PICAZO, L.: Fundamentos de derecho civil patrimonial, t. I, 6ª ed.,
Civitas, Madrid, 2007, p. 159, “como quiera que la igualdad entre los contratantes ha dejado de
existir y el puro juego de la libertad contractual clásica supondría dejar a uno de los contratantes, el
económicamente más débil, a merced del otro, el Estado intervine para reestablecer el equilibrio”.
632
MONTES RODRÍGUEZ, M. P., ob. cit., pp. 378 y siguientes (cita literal, p. 380).
633
Ibid., p. 381.
634
El subrayado es nuestro.
635
MONTES RODRÍGUEZ, M. P., ob. cit., p. 386.
636
DE CASTRO Y BRAVO, F.: El negocio jurídico, Instituto nacional de Estudios Jurídicos,
Madrid, 1971, p. 318.
637
ALBALADEJO GARCÍA, M.: Derecho Civil, t. II, Derecho de Obligaciones, 8ª ed., Bosch,
Barcelona, 1998, p. 486.
638
DE AMUNÁTEGUI RODRÍGUEZ, C.: La cláusula rebus sic stantibus, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2003, p. 323.
639
MARTÍNEZ VELENCOSO, L. M.: La alteración de las circunstancias contractuales: un
análisis jurisprudencial, Civitas, Madrid, 2003, p. 372.
640
ORDUÑA MORENO, J. y MARTÍNEZ VELENCOSO, L. M.: La moderna con guración de la
cláusula rebus sic stantibus, Civitas, Navarra, 2013, p. 275.
641
SALVADOR CODERCH, P.: “Alteración de circunstancias en el art. 1231 de la propuesta de
modernización del código civil en materia de obligaciones y contratos”, Boletín del Ministerio de
Justicia, n. 2130, 2011, p. 7.
642
La STS, 1ª, 17 enero 2013 (RJ 2013, 1819); 18 enero 2013 (RJ 2013, 1604).
643
STS, 1ª, 30 junio 2014 (RJ 2014, 3526).
644
STS, 1ª, 24 febrero 2015 (RJ 2015, 1409).
645
STS, 1ª, 30 abril 2015 (RJ 2015, 2019).
646
ALONSO OLEA, M. y CASAS BAAMONDE, M.E.: Derecho del Trabajo, 20ª ed., Civitas,
Madrid, 2002, p. 58.
647
MONTOYA MELGAR, A.: Derecho del Trabajo, 40ª ed., Tecnos, Madrid, 2019, p. 282.
648
LARENZ, K.: Derecho justo. Fundamentos de ética jurídica, traducido por Luis Díez-Picazo,
2ª ed., Civitas, Madrid, 1993, p. 76.
649
Cfr. DE AMUNÁTEGUI RODRÍGUEZ, C., ob. cit., pp. 129 a 131.
650
BETTI, E., ob. cit., p. 81.
651
ALZAGA RUIZ, I.: “Retribución de directivos y crisis económica”, Civitas, Navarra, 2012,
p. 90.
652
MARTÍNEZ MORENO, C.: “Reconsiderando el sistema español de contratación laboral”,
Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, n. 42, 2016, pp. 7 y 8.
653
DE CASTRO Y BRAVO, F., ob. cit., p. 313.
654
En contra, BELTRÁN DE HEREDIA Y CASTAÑO, J.: El incumplimiento del contrato,
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1956, pp. 328 y ss.
655
SSTS, 1ª, de 14 de diciembre de 1940 (RJ 1940, 1135), 5 de junio de 1945 (RJ 1945, 698) y –
menos remota en el tiempo– 8 de febrero de 1993 (RJ 1993, 690).
656
A destacar, SSTS, 1ª, 27 octubre 1986 (RJ 1986, 5960), 20 abril 1994 (RJ 1994, 3216) y 21
julio 2010 (RJ 2010, 3897).
657
Con claridad, STS, 1ª, 9 enero 2012 (RJ 2013, 1633).
658
STS, 1ª, 15 marzo 1979 (RJ 1979, 871).
659
STS, 1ª, 14 mayo 1982 (RJ 1982, 2572).
660
STS, 1ª, 18 noviembre 1994 (RJ 1994, 9322), reiterada en STS 5 julio 2007 (RJ 2007, 5125).
661
Cfr. DELFINI, F.: Autonomia privata e contratto: tra sinalllagma genético e sinalagma
funzionale, Ed. Giappichelli, Torino, 2015, p. 8.
662
MARTÍNEZ MIRANDA, M. M.: “Análisis crítico de las últimas novedades legislativas y
jurisprudenciales en materia laboral: ¿Hacia una nueva concepción del contrato de trabajo?”, en
FARGAS FERNÁNDEZ, J. (coord.), Los derechos laborales desde la teoría general del contrato y
de la normativa internacional, Huygens, Barcelona, 2016, p. 18.
663
STS, 4ª, 22 diciembre 2014 (RJ 2014, 6638).
664
STC 58/1985, FJ 3. Reiterada en SSTC 177/2002, FJ 4; 177/1988, FJ 4; 119/2002, FJ 6;
36/2011, FJ 2.
665
BARASSI, L.: Tratado de Derecho del Trabajo, t. I, traducido por Miguel Sussini, Alfa, Buenos
Aires, 1954, p. 306.
666
MONTOYA MELGAR, A., ob. cit., p. 281.
667
En ese sentido, LUJÁN, J.: “Re exiones sobre el papel actual de la autonomía de la voluntad en
el contrato de trabajo”, Aranzadi Social, n. 5, 1999, p. 61.
668
OJEDA AVILÉS, A: “Autonomía colectiva y autonomía individual”, Relaciones Laborales, t.
II, p. 311.
669
CÁMARA BOTÍA, A. y GIL PLANA, J.: Denuncia y ultraactividad del convenio colectivo,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2015, p. 155.
670
En expresión de MARTÍNEZ MORENO, C., ob. cit., p. 36.
671
CÁMARA BOTÍA, A. y GIL PLANA, J., ob. cit., p. 151.
672
D`ANTONA, M.: “La autonomía individual y las fuentes del Derecho del Trabajo”, Relaciones
Laborales, t. 2, 1991, p. 299.
673*
Estudio realizado al amparo del proyecto de investigación DER2017-82192-C3-1-R, nanciado
por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
674
Excelente el clásico de MONTOYA MELGAR, A.: La buena fe en el Derecho del Trabajo,
Madrid (Real Academia de Jurisprudencia y Legislación), 2001.
675
Por extenso, GARCÍA VIÑA, J.: La buena fe en el contrato de trabajo, Madrid (CES), 2001.
676
STS 4 marzo 1991 (Rec. 1670/1989), en cargos de responsabilidad o STSJ Cataluña 8 mayo
2002 (Rec. 861172001) por falta de control de los ingresos y de la contabilidad.
677
La STSJ Madrid 18 febrero 2019 (Rec. 144/2019) considera improcedente el despido por
transgresión de la buena fe contractual, por delitos cometidos antes de la relación laboral. También es
improcedente y no nulo si no se prueba una intencionalidad empresarial de atentar contra la buena
reputación del trabajador, en el caso de trabajador imputado por blanqueo de capitales, que comunica
a la empresa dicha situación tras ser puesto en libertad con cargos, STS 17 febrero 2016 (Rec.
808/2014). En el mismo sentido, la STS 15 octubre 2014 (Rec. 1654/2013) considera improcedente
el despido derivado de una utilización inadecuada del crédito horario durante un día, aportando el
representante de los trabajadores un justi cante inexacto.
678
Entre muchos, DE NIEVES NIETO, N. y CRISTOBAL RONCERO, M.ªR.: “La transgresión
de la buena fe contractual como causa de despido disciplinario (art. 54.2 d ET)”, AL, núm. 2, 2005,
pp. 2327 y ss. o AGUILERA IZQUIERDO, R. y GARCÍA PIÑEIRO, N.: “La transgresión de la
buena fe contractual como causa de despido disciplinario (art. 54.2 d ET)”, AL, núm. 3, 2006, pp. 33
y ss.
679
STSJ Asturias 29 julio 2019 (Rec. 18/2019).
680
SSTSJ Aragón 22 febrero 2006 (Rec. 65/2006) o Cataluña 25 enero 2008 (Rec. 8131/2007).
681
BAYLOS GRAU, A.: “La prohibición de concurrencia desleal. Notas sobre la evolución legal y
jurisprudencial”, TL, núm. 8, 1986, pp. 9 y ss; LÓPEZ ANIORTE, M.ªC.: La competencia del
trabajador con su empresa, Pamplona (Aranzadi), 1997 o LUJÁN ALCARAZ, J.: “La competencia
del trabajador con su empresa: obligaciones generales y pactos especiales”, AS, núm. 3, 2009, pp. 11
y ss.
682
DURÁN LÓPEZ, F.: “Pacto de no concurrencia y de permanencia en la empresa”, en AA.VV.
(BORRAJO DACRUZ, E., Dir.): Comentarios a las Leyes Laborales. El Estatuto de los
Trabajadores, T. V, Madrid (Edersa), 1985, p. 195.
683
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J.: Prohibición de competencia y contrato de trabajo, Madrid
(MTAS), 1977, p. 130.
684
STS 29 marzo 1990 (RJ 1990, 2367).
685
DE VAL TENA, A.L.: “Límites legales y convencionales a la libertad de contratación del
trabajador”, RTSS, núm. 18, 1995, p. 40.
686
NOGUEIRA GUASTAVINO, M.: El pacto de no competencia “postcontractual”, Madrid
(McGraw-Hill), 1998.
687
AGRA VIFORCOS, B.: Comportamiento desleal en la dinámica de la relación laboral (estudio
del art. 21.1 del Estatuto de los Trabajadores), León (Universidad de León), 2003, pp. 285 y ss.
688
STSJ Madrid 28 diciembre 2004 (Rec. 4621/2004).
689
STSJ País Vasco 20 julio 2004 (Rec. 1194/2004).
690
STSJ Navarra 7 noviembre 2007 (Rec. 303/2007).
691
El Tribunal Supremo ha admitido como medio para acreditar su existencia la inclusión de un
complemento de exclusividad en el recibo de salarios, STS 3 junio 1986 (RJ 1986, 3454).
692
MORENO DE TORO, C.: “El pacto de abstención postcontractual de la actividad competitiva”,
REDT, núm. 68, 1994, pp. 895 y ss.
693
STSJ Madrid 12 noviembre 2008 (Rec. 4802/2008).
694
La STS 7 noviembre 2005 (Rec. 5211/2004) impone la restitución de la compensación
económica percibida por pacto de no concurrencia postcontractual declarado nulo y que además no
cumplió la trabajadora que tenía la categoría de técnico comercial y fue sustituida por la de comercial
de zona en revisión fáctica de suplicación. Al suprimir dicha cuali cación, la prohibición de
concurrencia no podía haber excedido de seis meses, según el art. 21.2 ET, lo cual se unió a la
apreciación de un desequilibrio contractual conceptuado como abuso de derecho, al haberse pactado
dicha inconcurrencia de dos años en un contrato temporal cuya duración inicial era de tres meses.
695
Sobre qué debe entenderse por personal técnico la doctrina judicial ha considerado que pueden
servir de orientación las antiguas Ordenanzas de trabajo en cuanto a distribución de categorías. STSJ
Cataluña 11 diciembre 2006 (Rec. 1004/2004).
696
Empresa del mismo sector, según STSJ Cataluña 28 octubre 2009 (Rec. 3256/2008).
697
Concretamente, no puede entenderse existente el efectivo interés industrial o comercial cuando
la nueva empresa se dedica a una actividad completamente distinta y no intenta captar clientes de la
anterior. STSJ Madrid 21 marzo 2002 (Rec. 5242/2001).
698
La STS 6 febrero 2009 (Rec. 665/2008) aborda el supuesto de un Jefe de Proyectos en cuyo
contrato de trabajo se incluye cláusula de competencia postcontractual que especi caba que durante
el período de doce meses posteriores a la fecha de extinción no sería el actor contratado en
competencia directa o indirecta con la compañía, reconociéndosele a cambio una indemnización del
60% de su retribución anual. A los cinco meses, el contrato se extinguió, alegando la empresa que no
había superado el período de prueba y se discute si en ese supuesto mantiene vigencia el pacto de
competencia postcontractual. Según la doctrina uni cada, “se pactó la indemnización para el caso de
terminación del contrato cualquiera que sea su causa”. En parecidos términos STSJ Madrid 16
septiembre 2013 (Rec. 1062/2013).
699
AGRA VIFORCOS, B.: “Efectos de la novación contractual por jubilación parcial en la
compensación adecuada acordada en pacto de no competencia postcontractual suscrito al inicio de la
relación laboral”, AS, núm. 18, 2009, p. 29.
700
STSJ Cataluña 12 noviembre 2009 (Rec. 484/2007).
701
STSJ Aragón 13 febrero 2008 (Rec. 51/2008).
702
STS 26 octubre 2016 (Rec. 1032/2015) o STSJ Galicia 29 abril 2016 (Rec. 3466/2015).
703
Se ha considerado válida la cláusula penal que establece como indemnización el doble de la
cuantía recibida en compensación económica por la no competencia postcontractual. STS 9 febrero
2009 (Rec. 1264/2008). Sobre la devolución de la compensación, STSJ Madrid 29 octubre 2010
(Rec. 857/2010).
704
STSJ Comunidad Valenciana 26 septiembre 2008 (Rec. 3862/2007).
705
Sujeta a plazo prescriptivo, STSJ Aragón 21 junio 2010 (Rec. 414/2010) y sin que pierda
e cacia por el hecho de que el contrato se extinga por desistimiento del empresario durante el
período de prueba. STSJ Madrid 16 septiembre 2013 (Rec. 1062/2013).
706
En la doctrina, entre otros, SIRVENT HERNÁNDEZ, N.: El pacto de permanencia en la
empresa, Valencia (Tirant lo Blanch), 2002, especialmente pp. 187 y ss.
707
Tal indemnización puede estar calculada y pactada de antemano, como una modalidad de
cláusula penal [STS 26 junio 2001 (Rec. 3825/2000)], sin perjuicio de su moderación por el juzgador
para el supuesto de que fuera excesiva, atendidas las circunstancias del caso concreto. Además, la
previsión puede alcanzar al reintegro de los gastos previos [STSJ Madrid 25 junio 1993 (Rec.
1608/1992)].
708
STS 14 febrero 1991 (RJ 1991, 837).
709
En tal sentido, dado que la duración debe ser proporcionada con la duración del contrato, “no
respeta el necesario equilibrio entre los derechos y deberes que en los contratos sinalagmáticos debe
asumir cada contratante” el hecho de que el empleador tan sólo asuma el compromiso de emplear al
trabajador durante seis meses (contrato en prácticas) en tanto que el trabajador se vincula a la
empresa durante dos años. STS 26 junio 2001 (Rec. 2825/2000).
710
BARREIRO GONZÁLEZ, G.: Diligencia y negligencia en el cumplimiento. Estudio sobre la
prestación del trabajo debida por el trabajador, Madrid (Centro de Estudios Constitucionales), 1981,
pp. 362-363, quien a su vez considera que el trabajador que sufre “cualquier tipo de lesión o trastorno
en su tiempo libre no imputable ni atribuible al mismo, puede, no obstante, comportarse
negligentemente si en el tiempo oportuno no adopta aquellas medidas que razonablemente sean
debidas en orden a la desaparición o cuando menos a una aminoración de los efectos nacidos del
impedimento: no va a consultar al médico o desatiende los consejos de este, o, caso de enfermedad,
retrasa o di culta su recuperación, por observar una conducta descuidada o imprudente… o no sigue
correctamente el tratamiento médico” (p. 406).
711
Para que sea posible la aplicación de la teoría gradualista. STS 19 julio 2010 (Rec. 2643/2009).
712
Como el llevado a cabo por trabajador dispensado de acudir a trabajar con derecho a percepción
del salario, que celebra contrato a tiempo completo con otra empleadora sin comunicación alguna a la
empresa, simultaneando dos relaciones laborales que se solapan. STS 27 junio 2018 (Rec. 962/2017).
713
Control de la cartera de clientes de trabajadora despedida y ocultación del hecho de que la
misma seguía atendiendo a clientes, en STSJ Asturias 6 noviembre 2009 (Rec. 1539/2009) o STSJ
Andalucía/Sevilla 6 marzo 2019 (Rec. 655/2018).
714
STSJ Andalucía/Sevilla 9 junio 2009 (Rec. 3369/2008). La respuesta jurisprudencial,
ampliamente analizada por la doctrina, puede verse en PUIG SÁNCHEZ, M.: “La transgresión de la
buena fe contractual durante la incapacidad temporal”, en AA.VV. (OJEDA AVILÉS, A., Coord.): La
incapacidad temporal, Madrid (Tecnos), 1996, pp. 372 y ss. o BURGOS GINER, M.ªA.: “La
incapacidad temporal y el trabajo en situación de pluriempleo como causa de despido disciplinario
por transgresión de la buena fe contractual: Comentario a la STSJ del País Vasco, de junio de 2003”,
AS, núm. 3, 2003, pp. 2785 y ss.
715
STSJ Extremadura 21 noviembre 2019 (Rec. 543/2019), por más que se trate de atender un
negocio que aporta ingresos a la familia, es antijurídico pedir permiso para atender al familiar
ingresado y no hacerlo.
716
En el caso del dependiente de una tienda que atiende llamadas de los clientes del negocio de su
cónyuge, dedicado a la venta de los mismos productos (colchones) que los de su empleadora. STSJ
Murcia 23 octubre 2019 (Rec. 505/2019). considerando que dicha actuación supone competencia
desleal a la vez que transgresión de la buena fe contractual por el hecho de dedicarse a labores ajenas
a su puesto de trabajo, quedando acreditado que el teléfono del negocio del cónyuge estaba desviado
al del afectado.
717
STSJ Madrid 13 octubre 2009 (Rec. 3297/2009).
718
STSJ Madrid 10 septiembre 2015 (Rec. 450/2015) o STSJ Castilla y León/Burgos 1 diciembre
2014 (Rec. 841/2014).
719
Fraude en la confección del ticket de compra, STSJ Madrid 30 noviembre 2009 (Rec.
4455/2009).
720
STSJ Madrid 15 diciembre 2009 (Rec. 4813/2009).
721
Por parte de director de sucursal bancaria, STSJ Cataluña 23 octubre 2009 (Rec. /2009) o
Andalucía/Sevilla 22 junio 2011 (Rec. 3827/2010).
722
STSJ Comunidad Valenciana 11 enero 2001 (Rec. 3460/2000).
723
STSJ Madrid 13 octubre 2009 (Rec. 3810/2009).
724
Apropiación de productos en otro supermercado distinto al del lugar de trabajo, STS 21
septiembre 2017 (Rec. 2397/2015).
725
Siendo lícita la prueba de dicha actividad obtenida a través de detectives privados. STS 13
marzo 2012 (Rec. 1498/2011).
726
Que origina el abandono del vehículo blindado sin autorización y la falta de custodia de dinero
por parte de vigilante de seguridad. STSJ Castilla y León/Valladolid 7 enero 2010 (Rec. 1913/2009).
727
TASCÓN LÓPEZ, R.: “Sobre el poder de control empresarial en la era tecnológica y la
in uencia del derecho de protección de datos personales”, Revista Española de Protección de Datos,
núm. 4, 2008, pp. 61 y ss.
728
CORREA CARRASCO, M., El derecho del trabajo y los retos planteados por la globalización
y digitalización de la economía, Bomarzo, Albacete, 2019, p. 68.
729
MARTÍNEZ FONS, D., El poder de control del empresario en la relación laboral, CES,
Madrid, 2002, p. 53.
730
MERCADER UGUINA, J., Derecho del Trabajo, nuevas tecnologías y sociedad de la
información, Lex Nova, Valladolid, 2002, p. 95.
731
ALONSO OLEA, M. y CASAS BAAMONDE, M. E., Derecho del Trabajo, FDUCM, Madrid,
1993, p. 50.
732
RODRIGUEZ-PIÑERO y BRAVO FERRER, M., “La integración de los derechos
fundamentales en el contrato de trabajo” en SEMPERE NAVARRO, A. (dir.), El modelo social de la
Constitución Española de 1978, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2003, p. 207-208.
733
DEL REY GUANTER, S., “Derechos fundamentales de la persona y contrato de trabajo: notas
para una teoría general”, Relaciones Laborales, 1995, I, p. 200.
734
SSTC 231/ 1988, de 2 de diciembre; 179/1997, de 14 de octubre, 207/1996, de 16 de diciembre
y 202/1999, de 8 de noviembre, entre otras.
735
GUDE FERNÁNDEZ, A., “La videovigilancia en el ámbito laboral y el derecho a la
intimidad”, Revista Aranzadi de Derecho y Nuevas Tecnologías, 35, 2014, BIB 2014/2035.
736
Ibidem, BIB 2014/2035.
737
MONTOYA MELGAR, A., “Libertad de empresa y poder de dirección del empresario en las
relaciones laborales” en SÁNCHEZ TRIGUEROS, C., GONZÁLEZ DÍAZ, F. A. (directores),
Libertad de empresa y poder de dirección en las relaciones laborales, Thomson Reuters, Navarra,
2011, p. 30.
738
FERNANDEZ VILLAZÓN, L. A., Las facultades empresariales de control de la actividad
laboral, Aranzadi, Madrid, 2003, pp. 19 y ss.
739
RODRIGUEZ PIÑERO, M., “Poder de dirección y derecho contractual” en RODRIGUEZ
ESCUDERO, R.(coord.), El poder de dirección del empresario: nuevas perspectivas, La Ley, 2005,
p. 7.
740
FERNANDEZ VILLAZÓN, L. A., Las facultades empresariales de control…, op. cit., p. 20.
741
MONTOYA MELGAR, A., “Libertad de empresa y poder de dirección del empresario…”,
op. cit., pp. 29-30. La STC 89/2017 señala en su FJ 14 que el art. 38 CE consagra “los límites dentro
de los que necesariamente han de moverse los poderes constituidos al adoptar medidas que incidan
sobre el sistema económico de nuestra sociedad. El mantenimiento de esos límites […] está
asegurado por una doble garantía, la de la reserva de ley y la que resulta de la atribución a cada
derecho o libertad de un núcleo del que ni siquiera el legislador puede disponer, de un contenido
esencial”.
742
La STC 89/2018 reitera que “la libertad de empresa (art. 38 CE) no legitima que los
trabajadores hayan de soportar limitaciones injusti cadas de sus derechos fundamentales y
libertades públicas” y añade que “ni dicho principio, ni tampoco el ejercicio de las facultades
organizativas y disciplinarias del empleador pueden servir en ningún caso para limitar
indebidamente derechos fundamentales (por todas, STC 181/2006, de 19 de junio, FJ 6), dada su
posición preeminente en nuestro ordenamiento jurídico, que, en cuanto «proyecciones de los núcleos
esenciales de la dignidad de la persona» (art. 10.1 CE) y fundamento del propio Estado democrático
proclamado en el art. 1 CE (entre otras, STC 56/2008, de 14 de abril, FJ 4), operan como límites
infranqueables que el empresario no puede rebasar en ejercicio de su poder de dirección. De modo
que, frente al ejercicio de un derecho fundamental, solo otro derecho fundamental o interés
constitucionalmente relevante puede ser opuesto como límite”.
743
APARICIO TOVAR, J., BAYLOS GRAU, A., Autoridad y democracia en la empresa, Trotta,
Madrid, 1992, pp. 9-15. La STC 103/2018 señala que “el derecho a la libertad de empresa no
garantiza que el legislador no pueda establecer medidas que incidan en este derecho. El derecho
fundamental a la libertad de empresa reconocido en el artículo 38 CE supone la exigencia de que las
regulaciones públicas que afectan, como el caso del precepto impugnado, al ejercicio de una
actividad empresarial, sean adecuadas para promover un objetivo considerado constitucionalmente
legítimo y que las limitaciones que tales regulaciones impongan sobre el libre ejercicio de una
actividad económica no conlleven, debido a su intensidad, una privación del referido derecho”.
744
En este sentido, MONTOYA MELGAR, A., “Libertad de empresa y poder de dirección del
empresario…”, op. cit., pp. 28-29.
745
GARRIDO PÉREZ, E., La información en la empresa: análisis jurídico de los poderes de
información de los representantes de los trabajadores, CES, Madrid, 1995, pp. 81– 84.
746
GOÑI SEIN, J. L., El respeto a la esfera privada del trabajador, Madrid, Civitas, 1988, p. 111.
747
DE VICENTE PACHES, F., El derecho del trabajador al respeto de su intimidad, CES,
Madrid, 1998, p. 301.
748
GOÑI SEIN, J. L., El respeto a la esfera privada del trabajador…, op. cit., p. 111.
749
DE VICENTE PACHES, F., El derecho del trabajador…, op. cit., p. 301.
750
El Tribunal Central de Trabajo, en la sentencia 23 de enero de 1982, en relación con el art. 20.3
ET, señalo que “no puede estimarse que la facultad de control sea ilimitada, sino que nacida del
contrato de trabajo, su situación de preeminencia queda básicamente condicionada a los límites de
aquel, de forma que no puede alcanzar más que a los extremos que guarden directa relación con el
trabajo, prestación básica de aquella relación contractual, y cualquier extralimitación de tal
potestad deviene ilegitima y como tal no solo fuera del amparo jurisdiccional, sino de su inmediata
coercitiva exigencia”.
751
MARTIN ALONSO, I., El poder de control empresarial sobre el uso del correo electrónico en
la empresa. Su limitación en base al secreto de las comunicaciones, Valencia, Tirant lo Blanch, 2005,
pp. 195 y ss.
752
CAVAS MARTINEZ, F., “Libertad ideológica y contrato de trabajo” en SANCHEZ
TRIGUEROS, C., y GONZALEZ DIAZ, F.(dir.), Libertad de empresa y poder de dirección del
empresario en las relaciones laborales, Thomson Reuters, 2011, p. 50-51.
753
BAZ RODRÍGUEZ, J., Privacidad y protección de datos de los trabajadores en el entorno
digital, Wolters Kluwer, Madrid, 2019, p. 160.
754
OJEDA AVILÉS, A. e IGARTUA MIRÓ, T., “La dignidad del trabajador en la doctrina del
Tribunal Constitucional”, RMTS, n. 73, 2008, p. 147-149. En este sentido, hay que señalar que según
STC 171/2013, de 7 de octubre de 2013, “el contrato de trabajo no puede considerarse como un
título legitimador de recortes en el ejercicio de derechos fundamentales que incumben al trabajador
como ciudadano, que no pierde su condición de tal por insertarse en el ámbito de una organización
privada”.
755
FERNANDEZ VILLAZÓN, J. L., Las facultades empresariales de control de la actividad
laboral, op. cit., p. 61. La doctrina en suplicación se re ere al empleo de medios tecnológicos para el
control del trabajador en las SSTSJ de Galicia de 21 de abril de 1995 y de Valladolid, de 18 de
septiembre de 2006.
756
ARIAS DOMINGUES, A. y RUBIO SÁNCHEZ, F., El derecho de los trabajadores a la
intimidad, Thomson Aranzadi, Navarra, 2006, p. 140.
757
La STC 39/2016, de 3 de marzo, pone de relieve el criterio por el que aboga actualmente el TC
respecto de la utilización de medios clandestinos e individuales al considerar que esta facultad está
amparada por el art. 20.3 ET.
758
RODRÍGUEZ ESCANCIANO, S., El derecho a la protección de datos personales de los
trabajadores: nuevas perspectivas, Bomarzo, Albacete, 2009, p. 65.
759
TEJERINA RODRÍGUEZ, O., “La protección de datos en el contexto laboral” en FARRIOLS I
SOLA, A. (dir.), La protección de datos de carácter personal en los centros de trabajo, Cinca, 2006,
pp. 64 y ss.
760
SSTC 98/2000, 186/2000 y 39/2016.
761
STC 241/2012, de 17 de diciembre.
762
SEMPERE NAVARRO, A. y MAZZUCONI SAN MARTÍN, C., Nuevas tecnologías y
relaciones laborales, Aranzadi, Navarra, 2002, p. 99.
763
THIBAULT ARANDA, J., Control multimedia de la actividad laboral, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2006, p. 253.
764
MARTÍNEZ FONS, D., El poder de control del empresario…, op. cit., p. 281. En este sentido,
véase la STS de 26 de septiembre de 2007 (Rec. 966/2006).
765
SEMPERE NAVARRO, A. y MAZZUCONI SAN MARTÍN, C., Nuevas tecnologías y
relaciones laborales, op. cit., p. 198.
766
FERNANDEZ VILLAZÓN, J. L., Las facultades empresariales de control de la actividad
laboral, op. cit., p. 159 y ss.
767
THIBAULT ARANDA, J., Control multimedia…, op. cit., p. 110.
768
FARRIOLS Y SOLÁ, A., La protección de datos de carácter personal en los centros de
trabajo, Cinca, Madrid, 2006, p. 67 y ss.
769
DE VICENTE PACHES, V., El derecho del trabajador…, op. cit., pp. 319 y ss.
770
SSTC 241/2012, de 17 de diciembre y 170/2013, de 7 de octubre. La última de las sentencias
mencionadas declara fuera del ámbito de tutela del art. 18.3 CE las comunicaciones en la empresa.
771
FARRIOLS Y SOLÁ, A., La protección de datos de carácter personal en los centros de
trabajo, op. cit., p. 67 y ss.
772
COLAS NEILA, E., Derechos fundamentales del trabajador…, op. cit., p. 166.
773
STEDH 5 de septiembre de 2017, Asunto Barbulescu contra Rumanía.
774
STEDH 16 de diciembre de 1992, Asunto Niemietz contra Alemania.
775
Tempranamente, en la STC 114/1984 se deja sentado respecto del art. 18.3 CE que “el derecho
fundamental consagra la libertad de las comunicaciones, implícitamente, y, de modo expreso, su
secreto, estableciendo en este último sentido la interdicción de la interceptación o del conocimiento
antijurídico de las comunicaciones ajenas”.
776
MARIN ALONSO, I., El poder de control empresarial sobre el uso del correo electrónico en la
empresa, op. cit., p. 88.
777
COLAS NEILA, E., Derechos fundamentales del trabajador…, op. cit., p. 152.
Í
778
MARTÍNEZ FONS, D., El poder de control del empresario…, op. cit., p. 175 y ss.
779
MARIN ALONSO, I., El poder de control empresarial sobre el uso del correo electrónico en la
empresa…, op. cit., p. 115 y ss.
780
MARTÍNEZ FONS, D., El poder de control del empresario…, op. cit., p. 127.
781
SEMPERE NAVARRO, A. y SAN MARTIN MAZZUCONI, C., Nuevas tecnologías y
relaciones laborales, op. cit., pp. 73 y ss.
782
COLAS NEILA, E., Derechos fundamentales del trabajador…, op. cit., p. 174 y ss.
783
MARTÍNEZ FONS, D., El poder de control del empresario…, op. cit., p. 175 y ss.
784
En este sentido, el TC en su pronunciamiento 241/2012 señala que el secreto de las
comunicaciones “puede resultar vulnerado tanto la interceptación, en sentido estricto, consistente en
la aprehensión física del soporte del mensaje, con conocimiento o no del mismo, o la captación del
proceso de comunicación, como por el simple conocimiento antijurídico de lo comunicado a través
de la apertura de la correspondencia ajena guardada por su destinatario o de un mensaje emitido
por correo electrónico o a través de telefonía móvil, por ejemplo” (FJ 4).
785
COLAS NEILA, E., Derechos fundamentales del trabajador…, op. cit., p. 193.
786
Art. 8.1.a) y c) de la Ley 11/1985 de Libertad Sindical. El art. 81 ET recoge similares
obligaciones para el empresario.
787
COLAS NEILA, E., Derechos fundamentales del trabajador…, op. cit., p. 193-194. La STC
281/2005 marca unas pautas importantes respecto del uso del correo electrónico con nes sindicales.
788
GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, R: “La continuidad de la empresa familiar”. Anuario Jurídico y
Económico Escurialense, XLIII, 2010, pp. 401-410.
789
Según el informe “La empresa familiar en España” elaborado por el Instituto de la Empresa
Familiar, este tipo de empresas son responsables de la creación del 66,7% del empleo privado, sin
incluir autónomos, lo que equivale a cerca de 6.5 millones de puestos de trabajo en nuestro país.
790
Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre por el que se aprueba el Texto Refundido del
Estatuto de los Trabajadores. BOE 24 octubre 2015.
791
Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley General de la Seguridad Social. BOE 31 octubre 2015.
792
Ley 20/2007, de 11 de julio del Estatuto del Trabajo Autónomo. BOE 12 julio 2007.
793
STSJ Madrid, 22 abril 2016 (Rec. 158/2016).
794
STS 24 febrero 2000 (Rec. 2117/1999). STS 11 marzo 2005 (Rec. 2109/2004).
795
Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del trabajo autónomo. BOE 12 julio 2007.
796
MARTÍNEZ BARROSO, Mª R.: “Trabajo autónomo y empresa familiar ¿protección estatutaria
o presunción de fraude?. Revista de Trabajo y Seguridad Social, CEF, núms. 341-342, 2010, pp. 99-
150.
797
El art. 1.1 de la LETA establece que la ley en cuestión también será de aplicación a “los trabajos
realizados de forma habitual, por familiares de las personas de nidas en el párrafo anterior que no
tengan la condición de trabajadores por cuenta ajena, conforme a lo establecido en el art.1.3 e) del
Texto refundido de la Ley del Estatuto de los trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo
1/1995 de 12 de marzo”.
798
Sobre las notas con guradoras de laboralidad, véase, MONTOYA MELGAR, A., Derecho del
Trabajo. 40 ed.Técnos. Madrid 2019, pp. 40 y ss.
799
OJEDA AVILÉS, A., “El trabajo familiar: una descripción del con icto típico”, en AA:VV
Trabajo subordinado y trabajo autónomo en la delimitación de fronteras de derecho del trabajo:
estudios en homenaje al profesor José Cabrera Bazán, Madrid, Técnos, 1999, pp. 94-102.
800
El Tribunal Constitucional, en sentencias 79/1991 de 15 de abril de 1991 y 2/1992, de 13 de
enero de 1992 ya declaró que es contrario al principio de igualdad excluir del ámbito laboral unas
relaciones jurídicas por el sólo hecho de ser parientes sus titulares.
801
La STS 12 noviembre 2019 (Rec. 2524/2017) reconoce la cualidad de trabajador por cuenta
ajena y el derecho a la prestación de desempleo al hijo contratado por su progenitor, administrador de
la sociedad, llegando más lejos que la vigente regulación ya que reconoce el derecho a la prestación,
aunque el hijo convivía con sus padres. La STS 11 marzo 2005 (Rec. 2109/2004) y la STSJ Asturias
29 junio 2017 (Rec. 1447/2017) considera que no hay relación laboral no por la convivencia con el
empresario sino por la presencia de los requisitos esenciales de ajenidad y dependencia.
802
SAGARDOY BENGOECHEA, J. L. “Trabajo Familiar”. Revista de Política Social. Núm. 57,
1963, p. 199.
803
STS 5 noviembre 2008 (Rec. 1433/2007).
804
STS 25 noviembre 1997 (Recurso 771/1997) y STS 29 mayo 2000 (Rec. 4469/1998).
805
Por todas, véase la STS 10 abril 2000 (Rec. 2156/1999).
806
LUJÁN ALCARÁZ, J.: “La empresa familiar ante el Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social”. Aranzadi social, núm. 10, 2006, (BIB 2006/1046), pp. 149-158.
807
En algunas Comunidades autónomas, como Castilla-La Mancha o Galicia, este índice supera
incluso el 85%, aunque su in uencia también es notable en Comunidades como Cataluña,
Comunidad Valenciana o País Vasco. Actualmente, crean el 67% del empleo privado, con un total de
más de 6,58 millones de puestos de trabajo y son responsables del 57,1 del PIB del sector privado.
Datos extraídos del Instituto de la Empresa Familiar. http://www.iefamiliar.com/la-empresa-
familiar/cifras/.
808
Actualmente, crean el 67% del empleo privado, con un total de más de 6,58 millones de puestos
de trabajo y son responsables del 57,1 del PIB del sector privado. Datos extraídos del Instituto de la
Empresa Familiar. http://www.iefamiliar.com/la-empresa-familiar/cifras/.
809
La empresa familiar es un concepto desconocido para el Derecho del Trabajo en España, en la
medida en que no existen grandes particularidades o especialidades que hayan propiciado la
necesidad de una regulación especí ca. RON LATAS, R.P: La empresa familiar en el Derecho del
Trabajo, Netbiblo, Coruña, p. 3. SÁNCHEZ QUIÑONES, L; Zamora Antón, S; Garayalde
Beguiristain, S: La empresa familiar y el derecho del trabajo, en AA:VV: La empresa familiar:
análisis estratégico. (Coord. J.F Corona Ramón), 2017.
810
STS 13 marzo 2001 (Rec. 1971/2000).
811
Según el informe “La empresa familiar en España” elaborado por el Instituto de la Empresa
Familiar, este tipo de empresas son responsables de la creación del 66,7% del empleo privado, sin
incluir autónomos, lo que equivale a cerca de 6.5 millones de puestos de trabajo en nuestro país.
812
Véase, el Informe sobre las empresas familiares en Europa. Parlamento Europeo de 30 de junio
de 2015. https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-8-2015-0223_ES.html.
813
Ibidem.
814
LUJÁN ALCARÁZ, J.: “La empresa familiar ante el Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social”. Aranzadi social…cit., pp. 149-158.
815*
Esta comunicación forma parte del proyecto de investigación “Un derecho del trabajo para la
recuperación: competitividad empresarial y cohesión social” (DER2015-64676-C2-2-P). También del
proyecto europeo COGENS (VS/2019/0084).
816
Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y
Social Europeo y al Comité de las Regiones relativa a la revisión intermedia de la aplicación de la
Estrategia para el Mercado Único Digital: Un mercado único digital conectado para todos.
{SWD(2017) 155 nal}. Puede consultarse en:
https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/?uri=CELEX:52017DC0228&from=EN
817
Sobre su incidencia en las relaciones laborales, véase PRECIADO DOMÈNECH, C. H., Los
Derechos digitales de las personas trabajadoras: aspectos laborales de la LO 3/2018, de 5 de
diciembre de Protección de Datos y Garantía de los Derechos digitales, 2019. CASTRO
ARGÜELLES, M. A., “Protección de datos de carácter personal en el ámbito laboral”, en GARCÍA
MURCIA, J. (ed.) Nuevas tecnologías y protección de datos de carácter personal en las relaciones
de trabajo, Gobierno de Asturias – Universidad de Oviedo, 2019, pp. 17-37.
818
ALCAIDE CASTRO, M., Con icto y poder en las organizaciones, Centro de Publicaciones,
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1987, p. 206. MECHANIC, D., “Sources of Power
of Lower Participants in Complex Organizations”, Administrative Science Quarterly, vol. 7, 3, 1962,
pp. 349-364.
819
MERCADER UGUINA, J. R., El futuro del trabajo en la era de la digitalización y la robótica,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2017, p. 183.
820
PETTIGREW, A. M., “Information control as power resource”, Sociology, vol. 6, 2, 1972,
p. 190.
821
Los motivos son múltiples: no es fácil probar tanto la tenencia de información como el abuso en
cuanto a su uso; puede resultar costoso obtener tales pruebas y la información misma; el acceso a la
información puede derivar en con ictos que se procuran evitar, etc. ALCAIDE CASTRO, M.,
Con icto y poder en las organizaciones, cit., pp. 207-208.
822
BLACKBURN, R. S., “Lower participant power: Toward a conceptual integration”, Academy of
Management. The Academy of Management Review (pre-1986); Briarcliff Manor, vol. 6, 1, 1981,
pp. 127-131.
823
«Poder tecnológico» que se manifestaría así, no solamente en la esfera privada, en relación al
trabajador, sino también en lo que hace a sus representantes. S. RODRÍGUEZ ESCANCIANO,
Derechos laborales digitales: garantías e interrogantes, Aranzadi Thomson Reuters, Cizur Menor
(Navarra), 2019.
824
MERCADER UGUINA, J.R., Derecho del trabajo. Nuevas tecnologías y sociedad de la
información, Editorial Lex Nova, Valladolid, 2002, pp. 95-124.
825
Como señala TRONCOSO, la garantía del derecho a la protección de datos sirve también a la
de la libertad sindical y otros derechos fundamentales, pero también a la inversa. TRONCOSO
REIGADA, A., “Libertad sindical, libertad de empresa y derecho a la intimidad y a la protección de
datos”, en Antoni Farriols i Solá (ed.) La protección de datos de carácter personal en los centros de
trabajo, F. Largo Caballero : Comisión de Libertades e Informática, CLI : Ediciones Cinca, Madrid,
2006, pp. 108-114.
826
DUNLOP, J., Sistemas de relaciones industriales,: Península, Barcelona, 1978, pp. 31-34.
827
Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y
Social Europeo y al Comité de las Regiones relativa a la revisión intermedia de la aplicación de la
Estrategia para el Mercado Único Digital: Un mercado único digital conectado para todos.
{SWD(2017) 155 nal}, p. 10.
828
AEPD, Adecuación al RGPD de tratamientos que incorporan Inteligencia Arti cial. Una
introducción, AEPD, Madrid, 2020, p. 14.
829
DOUE 4 de mayo de 2016, núm. 119.
830
El tratamiento es lo que permite distinguir entre la simple fuente de información y la
información en sí, que resulta cuando aquella es, al menos, extractada, esto es, recibe un primer
tratamiento. APARICIO SALOM, J., Estudio sobre la Ley orgánica de protección de datos de
carácter personal, Editorial Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2009, p. 59.
831
DOUE de 28 de noviembre de 2018, núm. 330. Para su estudio puede consultarse BERROCAL
LANZAROT, A. I., Estudio jurídico-crítico sobre la ley orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de
protección de datos personales y garantía de los derechos digitales, Reus, Madrid, 2019, pp. 49-54.
DE MIGUEL ASENSIO, P. A., “Servicios de almacenamiento y tratamiento de datos: el Reglamento
(UE) 2018/1807 sobre libre circulación de datos no personales (1)”, La Ley Unión Europea, 66,
2019.
832
DE MIGUEL ASENSIO, P. A., “Servicios de almacenamiento y tratamiento de datos”, cit.,
p. 2.
833
Como los datos sobre las condiciones climáticas generados por los sensores instalados en
aerogeneradores o los datos sobre las necesidades de mantenimiento de las máquinas industriales.
COMISIÓN EUROPEA´, Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo:
Orientaciones sobre el Reglamento relativo a un marco para la libre circulación de datos no
personales en la Unión Europea. COM(2019) 250 nal, Comisión Europea, Bruselas, 2019.
834
Art. 2.2 Reglamento 2018/1807.
835
KUNER, C., European data protection law: corporate compliance and regulation, 2nd ed,
Oxford University Press, Oxford; New York, 2007, p. 92.
836
Lo que nos permite aplicar los mismos criterios que sobre esta noción se han venido
desarrollando en los últimos años. DURÁN CARDO, B., El Delegado de Protección de Datos en el
RGPD y la nueva LOPDGDD, 2019, pp. 153-154.
837
JAY, R.; HAMILTON, A., Data protection: law and practice, 2nd ed, Sweet & Maxwell,
London, 2003, p. 80.
838
Ibid., p. 71.
839
GRUPO DE TRABAJO DEL ARTÍCULO 29, Dictamen 4/2007 sobre el concepto de datos
personales, 2007, pp. 11-12.
840
TODOLÍ SIGNES, A., “La evaluación de los trabajadores por parte de los clientes como
método de vigilancia y control en la empresa: reputación online y protección de datos”, Estudios
nancieros. Revista de trabajo y seguridad social: Comentarios, casos prácticos : recursos humanos,
427, 2018, Centro de Estudios Financieros, pp. 63-90.
841
MERCADER UGUINA, J. R., El futuro del trabajo en la era de la digitalización y la robótica,
cit., pp. 99-108.
842
GOERLICH PESET, J. M., “Protección de la privacidad de los trabajadores en el nuevo entorno
tecnológico: inquietudes y paradojas”, en El derecho a la privacidad en el nuevo entorno
tecnológico, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (España), Madrid, 2016, pp. 130-131.
843
GARCÍA MURCIA, J.; RODRÍGUEZ CARDO, I. A., “La protección de datos personales en el
ámbito de trabajo: una aproximación desde el nuevo marco normativo”, Nueva revista española de
derecho del trabajo, 216, 2019, pp. 28-30.
844
Con anterioridad a la entrada en vigor del RGPD, el consentimiento era una base privilegiada, si
bien en el ámbito laboral pasaba a un segundo plano por la existencia de diversas excepciones y la
fuerza del deber de información. DESDENTADO BONETE, A.; MUÑOZ RUIZ, A. B., Control
informático, videovigilancia y protección de datos en el trabajo, Lex Nova, Valladolid, 2012,
pp. 104-105. En la actualidad, sin embargo, sigue ocupando, curiosamente, un protagonismo muy
destacado en el ámbito laboral. Como muestra de ello, el reciente debate entre la AN y el TS acerca
de su valor a propósito de las cláusulas de cesión de la imagen personal (STS de abril de 2019, Rec.
Rec. 227/2017)). Como señala MOLINA NAVARRETE, siendo razonable el resultado alcanzado por
el Supremo (el objeto contractual presupone la limitación del derecho fundamental), no se alcanza a
entender la persistencia en basar su justi cación en el consentimiento cuando era posible hacer a
través de otras bases jurídicas igualmente válidas, como la del art. 6.1 b) RGPD. MOLINA
NAVARRETE, C., “Nuevos capítulos de la serie sin n «juego de tronos entre togados
comunitarios»: temporalidad, registro horario, protección de datos, trabajo parcial…”, Estudios
nancieros. Revista de trabajo y seguridad social: Comentarios, casos prácticos : recursos humanos,
435, 2019, pp. 107-137. Sobre esta sentencia véase también GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I.;
MERCADER UGUINA, J. R., “Datos personales y cláusulas contractuales: los límites del
consentimiento en la doctrina reciente del Tribunal Supremo”, Nueva revista española de derecho del
trabajo, 223, 2019, pp. 13-18.
845
Así lo ha entendido, además, la doctrina académica, MERCADER UGUINA, J. R., Protección
de datos en las relaciones laborales: actualizado a 18 de enero de 2018, Francis Lefebvre, Madrid,
2018, p. 34.; y la administrativa, Informe AEPD 10601/2019. No obstante, ORTEGA JIMÉNEZ
entiende que debería revisarse en primer lugar, si el dato es necesario para el desarrollo del contrato
de trabajo; cuando el tratamiento excede sus límites, en segundo lugar, sería preciso requerir el
consentimiento; y, por último, debería observarse si es exigido para el cumplimiento de algún tipo de
obligación legal. ORTEGA GIMÉNEZ, A., “Cuestiones prácticas laborales en materia de protección
de datos de carácter personal tras el nuevo Reglamento General de Protección de Datos de la UE”,
Nueva revista española de derecho del trabajo, 216, 2019, p. 141.
846
BLÁZQUEZ AGUDO, E.M., Aplicación práctica de la protección de datos en las relaciones
laborales, 2018, p. 143.
847
Además, también podría decirse que quien puede lo más, puede lo menos.
848
Esta excepción no abarca aquellos datos que tengan relación con el volumen de empleo en la
empresa.
849
BOE de 21 de febrero de 2019, núm. 45.
850
DOUE de 23 de marzo de 2002, núm. 80.
851
LÓPEZ AHUMADA, J. E., “La exclusión del deber de sigilo de los representantes de los
trabajadores de la noción de secretos empresariales: A propósito de la Ley 1/2019 de secretos
empresariales”, Temas laborales: Revista andaluza de trabajo y bienestar social, 148, 2019, pp. 41-
66.
852
GOERLICH PESET, J. M., “Protección de la privacidad de los trabajadores en el nuevo entorno
tecnológico”, cit., pp. 127-132.
853
CASAS BAAMONDE, M. E., “Derecho del Trabajo y Empleo”, Relaciones laborales: Revista
crítica de teoría y práctica, 4, 2012.
854
Algunas líneas de acción de incluyen en ÁLVAREZ ALONSO, D., “Plataformas digitales y
relación de trabajo”, en GARCÍA MURCIA, J. (ed.) Nuevas tecnologías y protección de datos de
carácter personal en las relaciones de trabajo, Gobierno de Asturias – Universidad de Oviedo, 2019,
pp. 61-64.
855
BOE del 24. Al respecto, vid. QUINTANILLA NAVARRO, B., Discriminación retributiva,
Diferencias salariales por razón de sexo, Marcial Pons, Madrid, 1996. SALDAÑA VALDERAS, E.,
“Discriminación retributiva en función del género”, Editorial Mergablum, Sevilla, 2004.
856
Al respecto, vid. DE LAS CUEVAS GONZÁLEZ, F., “Derechos Fundamentales y Relaciones
Laborales”, en AA.VV., Jornadas sobre Derecho del Trabajo y Constitución, Instituto de Estudios
Laborales y de la Seguridad Social, Servicio de publicaciones del MTAS, Madrid, 1985, pp. 268 y ss.
857
CARDONA RUBERT, M.ª B., “Igualdad y no discriminación en las relaciones laborales”,
GOERLICH PESET. J.M., (Coord.), Comentarios al Estatuto de los trabajadores. Libro Homenaje a
Tomás Sala Franco, Tirant lo Blanch, Valencia, 2016, p. 385.
858
BOE del 7 de marzo.
859
PASTOR MARTÍNEZ, A., “Las medidas laborales del Real decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo,
de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres
en el empleo y la ocupación: un paso hacia la efectividad de la igualdad de trato y de oportunidades
desde la corresponsabilidad”, IUSLabor, núm. 1, 2019, p. 194.
860
Así lo expresa el profesor Palomeque utilizando el brocardo “quod nullum est nullum efectum
producit”, vid. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., “Validez del contrato”, “AA.VV. (GOERLICH PESET.
J.M., Coord.), Comentarios al Estatuto de los trabajadores. Libro Homenaje a Tomás Sala Franco,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2016, p. 240.
861
Ibidem.
862
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo,
vigésimosexta edición, Ramón Areces, Madrid, 2018, p. 542.
863
Y ello en consonancia con lo previsto en la STS, Sala de lo Civil, de 30 de marzo de 1950,
según la cual “la concurrencia en un mismo acto o negocio de pactos válidos y pactos nulos, sin que
la nulidad trascienda a la totalidad del negocio, como se comprueba en múltiples pasajes de nuestro
Derecho”, PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., La nulidad parcial del contrato de trabajo, Madrid,
Tecnos, 1975.
864
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., “Validez del contrato”, “AA.VV. (GOERLICH PESET. J.M.,
Coord.), Comentarios al Estatuto de los trabajadores. Libro Homenaje a Tomás Sala Franco, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2016, p. 239.
865
La persona trabajadora pude exigir la remuneración correspondiente al trabajo no realizado,
como si de un contrato válido se tratase, pero no puede reclamar la propia restitución de su trabajo,
habida cuenta de naturaleza inmaterial. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., “Validez del contrato”,
“AA.VV. (GOERLICH PESET. J.M., Coord.), Comentarios al Estatuto de los trabajadores. Libro
Homenaje a Tomás Sala Franco, Tirant lo Blanch, Valencia, 2016, p. 240.
866
Se extiende al apartado tercero del art. 9 LET el mismo razonamiento que hasta ahora venía
siendo de aplicación para el apartado segundo. GARCÍA PERROTE ESCARTÍN, I., Manual de
Derecho del Trabajo, Tirant lo Blanch, Valencia, 2018, p. 347.
867
BALLESTER PASTOR, Mª, A., “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación: Dios y el diablo en la tierra del
sol”, Femeris, vol. 4, núm. 2, p. 15.
868
BOE del 24.
869
El artículo once declara que «todos los españoles podrán desempeñar cargos y funciones
públicas según su mérito y capacidad», y el artículo veinticuatro establece «que todos los españoles
tienen derecho al trabajo y el deber de ocuparse en alguna actividad socialmente útil».
870
BOE del 24.
871
BOE del 14.
872
QUINTANILLA NAVARRO, B., Discriminación retributiva…cit. SALDAÑA VALDERAS, E.,
“Discriminación retributiva en función del género”…cit.
873
Se indicaba en la encíclica que “entre los primordiales deberes de los patronos se destaca el de
dar a cada uno lo que sea justo”; añadiendo que “cierto es que para establecer la medida del salario
con justicia hay que considerar muchas razones; pero, generalmente, tengan presente los ricos y los
patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos y buscar su ganancia en la
pobreza ajena no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario
debido es un gran crimen, que llama a voces las iras vengadoras del cielo. «He aquí que el salario de
los obreros… que fue defraudado por vosotras, clama; y el clamor de ellos ha llegado a los oídos del
Dios de los ejércitos» [Sant 5,4]”
874
RIVAS VALLEJO, P., “Igualdad de remuneración por razón de sexo (art. 28 ET)”, en GARCÍA
NINET, J. I., (Dir.), Salario y Tiempo de Trabajo en el Estatuto de los Trabajadores (De 1980 A
2005) Homenaje al Profesor Doctor Luis Enrique de la Villa Gil, Centro de estudios Financieros,
Madrid, 2005, p. 161.
875
BALLESTER PASTOR, M.ª A., “Igualdad de remuneración por razón de sexo”, en
GOERLICH PESET, J. M.ª (Coord.), Comentarios al Estatuto de los Trabajadores. Libro homenaje a
Tomás Sala Franco, Tirant lo Blanch, Valencia, 2016, p. 547.
876
RIVAS VALLEJO, P., “Igualdad de remuneración por razón de sexo (art. 28 ET)”…cit., p. 160.
877
Esta formulación de 1980 emerge cuando habían avanzado los textos internacionales
(Constitución de la OIT, el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales) en el
principio de igualdad retributiva entre mujeres y hombres por trabajos de igual valor, razón por la
cual se ha dicho que este principio “nació caduco en el ordenamiento español”. BALLESTER
PASTOR, M.ª A., “Igualdad de remuneración por razón de sexo”, en GOERLICH PESET, J. Mª
(Coord.), Comentarios al Estatuto de los Trabajadores. Libro homenaje a Tomás Sala Franco, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2016, p. 547.
878
Considerando que estas reformas poseen carácter declarativo y no constitutivo, dada la
aplicación directa del art. 14 CE que proscribe toda discriminación basada en el sexo/género no
justi cada. RIVAS VALLEJO, P., “Igualdad de remuneración por razón de sexo (art. 28 ET)”…cit.,
p. 162.
879
SSTC 81/1982, de 21-12-1982, 98/1983, de 15-11– 1983.
880
SSTC 103 y 104/83, de 23-11-1983. Vid. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA
ROSA, M., Derecho del Trabajo… cit., pp. 511 a 515.
881
La jurisprudencia constitucional comenzó estableciendo que, por aplicación del principio de
igualdad, no es posible la discriminación por razón de sexo, de ahí la necesidad de paridad entre los
mismos (STC 81/1992) o, incluso, con la falsa imagen de la necesidad de eliminar discriminaciones
contra el hombre para colocarlo en igualdad con la mujer.
882
En esta misma línea, se pronuncia la STC 229/1992.
883
Ley 33/2002, de 5 de julio, de modi cación del artículo 28 del texto refundido de la Ley del
Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto legislativo 1/1995, de 24 de marzo (BOE del
6).
884
RIVAS VALLEJO, P., “Igualdad de remuneración por razón de sexo (art. 28 ET)”, en GARCÍA
NINET, J. I. (Dir.) Salario y Tiempo de Trabajo en el Estatuto de los Trabajadores (De 1980 A 2005)
Homenaje al Profesor Doctor Luis Enrique de la Villa Gil, Centro de estudios Financieros, Madrid,
2005, p. 161.
885
BALLESTER PASTOR, Mª, A., “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de
oportunidades …cit., p. 23.
886
DOUE 8 de marzo de 2014 (https://www.boe.es/doue/2014/069/L00112-00116.pdf).
887
La registrada el 24 de octubre de 2017 por el grupo confederal Unidos Podemos-En Marea-En
Comú Podem.
888
En este sentido, la profesora BALLESTER PASTOR a rma que “el RDL 6/2019 crea cierta
desesperanza en quien lo lee porque da la sensación de que las numerosas propuestas realizadas en
las proposiciones de ley han sido una especie de espejismo”. BALLESTER PASTOR, Mª, A., “El
RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de oportunidades …cit., p. 16.
889
BALLESTER PASTOR, Mª, A.,“El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de
oportunidades …cit., p. 25.
890
QUINTANILLA NAVARRO, B., Discriminación retributiva. Diferencias salariales por razón
de sexo, Marcial Pons, Madrid, 1996, p. 98.
891
SSTC 145/1991, de 1-7-1991, 58/1994, de 28-2-1994, 286/1994, de 27-10-1994, y 147/1995,
de 16-10-1995.
892
INSTITUTO DE LA MUJER, Guía de buenas prácticas para garantizar la igualdad
retributiva, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2001.
893
Sosteniendo que “el concepto positivizado de trabajo de igual valor exige que la comparación se
realice conforme a un principio o criterio de realidad, y no de mera comparación entre categorías o
requisitos formalmente requeridos o asignados”, vid. PASTOR MARTÍNEZ, A., “Las medidas
laborales del Real decreto-ley 6/2019…cit., p. 194.
894
OLARTE ENCABO, S., “Discriminación Retributiva”, en SÁNCHEZ TRIGUEROS, C., (Dir.),
El principio de igualdad en la negociación colectiva, Colección de estudios e informes, serie
relaciones laborales número 111, Ministerio de Empleo y Seguridad Social, 2016, pp. 173-174.
895
Ibidem.
896
La norma nacional mejora la recomendación prevista en el punto 4 de la Recomendación de 7
de marzo de 2014 cuando establece que los Estados miembros deberán establecer medidas que
garanticen que los empleadores de empresas u organizaciones con al menos 50 trabajadores informen
periódicamente a los trabajadores, a los representantes de los trabajadores y a los interlocutores
sociales de la remuneración media por categoría de trabajador o puesto, desglosada por sexos.
PASTOR MARTÍNEZ, A., “Las medidas laborales del real decreto-ley 6/2019…cit., p. 194, nota
núm. 13.
897
En este sentido, indicando que “este plazo podría deducirse de la inclusión en el apartado
tercero del artículo 64 TRLET de la obligación de informar de ese registro, al menos anualmente, a la
representación legal de los trabajadores”, idem, p. 194.
898
BALLESTER PASTOR, Mª, A., “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de
oportunidades …cit., p. 19.
899* Este trabajo se ha elaborado en el marco del proyecto de investigación RTI2018-097947-B-
I00, concedido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades titulado “Nuevas
tecnologías, cambios organizativos y trabajo: una visión multidisciplinar”.
** La autora es miembro del grupo de investigación consolidado reconocido por la Generalitat de
Catalunya “Social and Business Research Laboratory” (SBRLab). Ref. 2014 SGR 241.
900
BOE de 14 de marzo de 1980.
901
BOE de 7 de julio de 2012.
902
Para un estudio sobre este tema vid., entre otros, BELZUNEGUI ERASO, Ángel: Teletrabajo:
estrategia de exibilidad, CES, Madrid, 2002; ESCUDERO RODRÍGUEZ, Ricardo: “Teletrabajo” en
AAVV.: Descentralización productiva y nuevas formas de organización del Trabajo, MTAS, Madrid,
2000, pp. 763 a 871; SELLAS BENVINGUT, Ramón: El régimen jurídico del teletrabajo en España,
Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2001; SIERRA BENITEZ, Esperanza Macarena: El contenido de
la relación laboral en el teletrabajo, CES Junta de Andalucía, Sevilla, 2011 y THIBAULT
ARANDA, Javier: El teletrabajo. Análisis jurídico-laboral, CES, Madrid, 2001.
903
Estas ventajas ya se apuntaban por la Comisión Europea en el informe Telework
(Telecommuting): Bene ts. ACT Programme. DG XIII. Bruselas, 1999, pp. 1y 2.
904
Vid. MELLA MÉNDEZ, Lourdes: “Con guración general del trabajo a distancia en el Derecho
español” en MELLA MÉNDEZ, Lourdes (Dir.). El teletrabajo en España: aspectos teórico-prácticos
de interés, Wolters Kluwer España, S.A., Madrid, 2017, p. 43. En este sentido ya se manifestaban,
entre otros organismos supraestatales, las instituciones europeas en diversos documentos Vid., por
ejemplo, Comisión Europea: Vivir y trabajar en la sociedad e la información: prioridad para las
personas. Libro Verde. Suplemento 3/96, O cina de Publicaciones de las Comunidades Europeas,
Luxemburgo, 1996, pp. 27 y 28; European Comision: Europe at the forefront of the global
information society. COM (97), 3097, pp. 4 a 6 y Comisión Europea: La dimensión social y del
mercado de trabajo de la sociedad de la información. Prioridad para las personas. Las próximas
etapas, O cina de Publicaciones de las Comunidades Europeas, Luxemburgo, 1998, pp. 19 y 20.
905
Vid. VILLALBA SÁNCHEZ, Alicia: “Teletrabajo y responsabilidad social de la empresa” en
MELLA MÉNDEZ, Lourdes (Ed.) y VILLALBA SÁNCHEZ, Alicia (Coords.): Trabajo a distancia
y teletrabajo. Estudios sobre su régimen jurídico en el derecho español y comparado, Thomson
Reuters Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2015, p. 77.
906
Los incrementos en la productividad atribuidos al teletrabajo se fundamentan principalmente en
la inexistencia de interrupciones en la jornada de trabajo y la posibilidad de adaptar fácilmente los
horarios a las necesidades de producción. Vid. DI MARTINO, Vittorio y WIRTH, Linda:
“Teletrabajo: un nuevo modo de trabajo y vida”, Revista Internacional del Trabajo, núm. 109-4,
1990, p. 471 a 474.
907
La reducción del espacio utilizado por las empresas comporta la disminución de los gastos de
mantenimiento de locales, alquileres o inversiones altas en centros urbanos, las dietas de las personas
empleadas, etc. Ibid.
908
La residencia de la persona trabajadora se convierte, en estos casos, en un elemento irrelevante
para la contratación de la misma, lo cual permite a las empresas seleccionar a sus posibles
trabajadores y trabajadoras de entre un amplio abanico de profesionales. Ibid.
909
El trabajo a distancia permite retener a profesionales que se plantean la posibilidad de dejar de
trabajar, como por ejemplo mujeres que después de la baja por maternidad no pueden compatibilizar
las responsabilidades laborales y familiares o profesionales próximos a la jubilación. Vid. DI
MARTINO, Vittorio y WIRTH, Linda: “Teletrabajo…”, cit. p. 472.
910
Vid. por todos SIERRA BENITEZ, Esperanza Macarena: “La nueva regulación del trabajo a
distancia”, Revista Internacional y comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo,
vol. 1, núm. 1, 2013, p. 3.
911
Para un estudio sobre esta cuestión vid. DE LA VILLA GIL, Luis Enrique y GARCÍA NINET,
José Ignacio: “Contrato de trabajo a domicilio” en BORRAJO DACRUZ, Efren (Dir.): Comentarios
a las leyes laborales. Tomo III, EDERSA, Madrid, 1985, pp. 320 a 332.
912
En este sentido, la conjunción de estos elementos ha llevado a sostener que el art. 13 ET puede
llegar a ser un supuesto de inclusión constitutiva, pues supone la incorporación a la legislación
laboral de una forma de trabajo autónomo. CRUZ VILLALÓN, Jesús: “El Trabajo a domicilio”,
Revista Española de Derecho del Trabajo, núm. 100, vol. 1, 2000 p. 463.
913
Vid. en este sentido, entre otras, STCT de 12 de julio de 1984, Ar. 6347 y SSTS de 17 de mayo
de 1988, Ar. 4248 y 12 de septiembre de 1988, Ar. 6872.
914
Vid. DE LA VILLA GIL, Luis Enrique y GARCÍA NINET, José Ignacio: “Contrato de
trabajo…”, cit. pp. 334 y 335.
915
Vid. SIERRA BENITEZ, Esperanza Macarena: El contenido de la relación laboral…, cit.
pp. 68 y 69.
916
Vid. SÁNCHEZ URÁN-AZAÑA, Yolanda: “Apoyo al empleo estable y modalidades de
contratación” en MONTOYA MELGAR, Alfredo y GARCÍA MURCIA, Joaquín (Dirs.):
Comentario a la Reforma laboral de 2012, Civitas Thomson-Aranzadi, Madrid, 2012, p. 90.
917
Vid. DE LA VILLA GIL, Luis Enrique y GARCÍA NINET, José Ignacio: “Contrato de
trabajo…”, cit. p. 336.
918
Vid. SUÁREZ CORUJO, Borja: “Artículo 13. Contrato de Trabajo a domicilio” en DE LA
VILLA GIL, Luis Enrique (Dir.): Comentarios al Estatuto de los Trabajadores, Iustel, Madrid, 2011,
pp. 330 a 332.
919
Vid., entre otros, MONTOYA MELGAR, Alfredo; GALIANA MORENO, José Mª, SEMPERE
NAVARRO, Antonio V. y RÍOS SALMERÓN, Bartolomé: Comentarios al Estatuto de los
Trabajadores, Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 1995, p. 71 y QUESADA SEGURA, Rosa:
“Disposiciones Generales. Artículo 13” en MONEREO PÉREZ, José Luis (Dir.): Comentario al
Estatuto de los Trabajadores, Comares, Granada, 1998, p. 234.
920
DE LA VILLA GIL, Luis Enrique y GACÍA NINET, José Ignacio: “Contrato de trabajo…” cit.
p. 496. A este respecto los autores señalan que “Es más sencillo saber cuánto tiempo cuesta producir
una pieza y asignarle un precio que controlar el tiempo que día a día se dedica a la realización del
trabajo para pagar el tiempo”.
921
Vid. SUÁREZ CORUJO, Borja: “Artículo 13…”, cit. p. 331.
922
Ibid. p. 331.
923
Ibid., p. 332.
924
Vid. MONTOYA MELGAR, Alfredo; GALIANA MORENO, José Mª, SEMPERE NAVARRO,
Antonio V. y RÍOS SALMERÓN, Bartolomé: Comentarios…, cit. p. 71.
925
Vid. QUESADA SEGURA, Rosa: “Disposiciones…”, cit. p. 235 y SUÁREZ CORUJO, Borja:
“Artículo 13…”, cit. p. 330.
926
Vid. SUÁREZ CORUJO, Borja: “Artículo 13…”, cit. p. 332.
927
Vid. CRUZ VILLALÓN, Jesús: “El Trabajo…”, cit. p. 467.
928
Vid. SUÁREZ CORUJO, Borja: “Artículo 13…”, cit. pp. 332 y 333.
929
Convenio adoptado en Ginebra, en la 83ª reunión CIT, el 20 de junio de 1996. Su entrada en
vigor se produjo el 22 de abril 2000 y actualmente está actualizado y en vigor.
930
Recomendación adoptada en Ginebra, en la 83ª reunión de CIT, el 20 de junio de 1996, la cual
tiene carácter complementario del Convenio Núm. 177 y actualmente se encuentra en vigor.
931
Vid. ESPIN SÁEZ, Maravillas: “Los convenios de la OIT sobre el trabajo a domicilio y el
trabajo a distancia”, Revista del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, núm. 112, 2017, pp. 256 y
257.
932
Vid. SIERRA BENITEZ, Esperanza Macarena: “La nueva regulación…”, cit. p. 5 y
USHAKOVA, Tatsiana: “El Derecho de la OIT para el trabajo a distancia: ¿una regulación superada o
todavía aplicable?”, Revista Internacional y comparada de Relaciones Laborales y Derecho del
Empleo, vol. 3, núm. 4, 2015, p. 5.
933
Vid. USHAKOVA, Tatsiana: “El Derecho de la OIT para el trabajo a distancia…”, cit. p. 5.
934
Vid. ESPIN SÁEZ, Maravillas: “Los convenios de la OIT…”, cit. p. 257.
935
Vid. MELLA MÉNDEZ, Lourdes: “Comentario general al Acuerdo Marco sobre el teletrabajo”,
Relaciones Laborales, núm. 1, 2003, p. 24.
936
Bajo el patrón de la aprobación de convenios colectivos vinculantes actuaron Italia (2004),
Bélgica (2005), Francia (2005), Suecia (2005), Dinamarca (2005) y Luxemburgo (2006). Por su parte
aprobaron leyes de transposición del AMET Portugal (2003), República Checa, Polonia y Hungría.
Vid. MUÑOZ RUIZ, Ana Belén: “Trabajo a distancia” en GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, Ignacio
y MERCADER UGUINA, Jesús R. (Dirs.): Reforma Laboral 2012, Lex Nova, Valladolid, 2012,
pp. 114 y 115.
937
La expresa referencia al contrato de trabajo, según indica la doctrina, trata de evitar que la
di cultosa diferenciación entre trabajador autónomo y por cuenta ajena provoque un incremento
incesante de “falsos autónomos”, dado que el teletrabajo se puede prestar en ambos regímenes. De
esta manera y a n de evitar esa situación deja claro que esta forma de trabajar, pese a su distancia
con respecto a las notas clásicas del trabajo por cuenta ajena, puede desenvolverse en el marco de un
contrato de trabajo. Vid. SERRANO GARCÍA, Juana M.ª: “Tratamiento del teletrabajo en el
Acuerdo-Marco Europeo de 16 de julio de 2002”, Relaciones Laborales, vol. II, 2002, p. 46.
938
Vid. Cláusula 2 del AMET.
É
939
Vid. MELLA MÉNDEZ, Lourdes: “Comentario general…”, cit. pp. 27 y 28.
940
Vid. SIERRA BENÍTEZ, Esperanza Macarena: El contenido…, cit. pp. 152 y 153.
941
Vid. MELLA MÉNDEZ, Lourdes: “Comentario general…”, cit. p. 28.
942
Vid. por todos, THIBAULT ARANDA, Javier y JURADO SEGOVIA, Ángel: “Algunas
consideraciones en torno al Acuerdo Marco Europeo sobre Teletrabajo”, Temas Laborales, núm. 72,
2003, p. 53.
943
Vid. MELLA MÉNDEZ, Lourdes: “Comentario general…”, cit. p. 33.
944
Vid. SERRANO GARCÍA, Juana Mª: “Tratamiento del teletrabajo…”, cit. p. 54.
945
Vid. SIERRA BENÍTEZ, Esperanza Macarena: El contenido…, cit. p. 161.
946
Vid., en este sentido, entre otros, ESCUDERO RODRÍGUEZ, Ricardo: “Teletrabajo”…, cit.
pp. 841 y ss; GALLARDO MOYA, Rosario: El viejo y el nuevo trabajo a domicilio. De la máquina
de hilar al ordenador, Ibidem, 1998, p. 88 y MERCADER UGUINA, Jesús R.: “Derechos
Fundamentales de los trabajadores y nuevas tecnologías”, Relaciones Laborales, núm. 10, 2001.
947
Vid. Exposición de Motivos de la Ley 3/2012, de 6 de julio de medidas urgentes para la
Reforma del Mercado Laboral.
948
Vid. por ejemplo GALLARDO MOYA, Rosario: “El trabajo a distancia. ¿Un trabajo con
garantías?” en BAYLOS GRAU, Antonio (Dir.): Políticas de austeridad y crisis en las relaciones
laborales: la reforma del 2012, Bomarzo, Albacete, 2012, p. 159; LÓPEZ TERRADA, Eva: Las
modalidades de contratación en la Reforma Laboral de 2012, Tirant lo Blanch, Valencia, 2012, p. 51;
MUÑOZ RUIZ, Ana Belén: “Trabajo…”, cit. p. 116; y SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Yolanda:
“Apoyo al empleo…”, cit. p. 85.
949
Vid. GALLARDO MOYA, Rosario: “El trabajo a distancia…”, cit. pp. 159 y 160.
950
Ibid. p. 160.
951
Vid. MELLA MÉNDEZ, Lourdes: “Con guración general…”, cit. p. 25.
952
Vid. en este sentido GALLARDO MOYA, Rosario: “El trabajo a distancia…”, cit. p. 161 y
MUÑOZ RUIZ, Ana Belén: “Trabajo…”, cit. pp. 117 y 118.
953
Sobre esta cuestión la doctrina se encuentra dividida y tanto encontramos un sector que es
partidario de su admisión, vid. por ejemplo SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Yolanda: “Apoyo al
empleo…”, cit. p. 90, como en contra, vid. en este sentido MUÑOZ RUIZ, Ana Belén: “Trabajo…”,
cit. p. 118.
954
Vid. SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Yolanda: “Apoyo al empleo…”, cit. p. 91.
955
Vid., en este sentido GALLARDO MOYA, Rosario: “El trabajo a distancia…”, cit. p. 162 y
SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Yolanda: “Apoyo al empleo…”, cit. p. 92.
956
A título de ejemplo, vid. art. 11.3 del CC de Carlson Wagonlit España, SLU. (BOE de 27 de
febrero de 2020) y art. 43. Apartado 2.1 del CC del Grupo Selecta. (BOE de 30 de enero de 2020).
957
Vid. MUÑOZ RUIZ, Ana Belén: “Trabajo…”, cit. p. 122.
958
Vid. por todos LOUSADA AROCHENA, José Fernando y RON LATAS, Ricardo Pedro: “Una
mirada periférica al teletrabajo, el trabajo a domicilio y el trabajo a distancia en el derecho españo”
en MELLA MÉNDEZ, Lourdes (Ed.) y VILLALBA SÁNCHEZ, Alicia (Coord.): Trabajo a
distancia y teletrabajo. Estudios sobre su régimen jurídico en el derecho español y comparado,
Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2015, p. 45.
959
En este sentido se mani esta también, entre otros, GONZÁLEZ DÍAZ, Francisco A.: “Trabajo
a distancia” en CAVAS MARTÍNEZ, Faustino (Dir.): La Reforma Laboral de 2012, Laborum,
Murcia, 2012, pp. 124 y 125. Para un estudio sobre las medidas de salud laboral vid. MELLA
MÉNDEZ, Lourdes: “La seguridad y salud en el teletrabajo” en MELLA MÉNDEZ, Lourdes (Ed.) y
VILLALBA SÁNCHEZ, Alicia (Coord.): Trabajo a distancia y teletrabajo. Estudios sobre su
régimen jurídico en el derecho español y comparado, Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor
(Navarra), 2015, pp. 171 y ss.
960
Vid. GALLARDO MOYA, Rosario: “El trabajo a distancia…”, cit. pp. 170 y 171.
961
Un completo estudio sobre esta cuestión se encuentra en CABEZA PEREIRO, Jaime: “Trabajo
a distancia y relaciones colectivas” en MELLA MÉNDEZ, Lourdes (Dir.): Teletrabajo en España:
aspectos teórico-prácticos de interés, Wolters Kluwer España, S.A., Madrid, 2017, pp. 179 y ss.
962*
El presente estudio se enmarca dentro de las actividades del Grupo de Investigación de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social (UEX) y del Proyecto PGC 2018-095263-B-100.
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Desarrollo tecnológico, cambio socio-laboral y
trabajo sostenible (SOSTECLAB).
963
GALA DURÁN, C. Y PASTOR MARTÍNEZ, A.: «La incidencia de las nuevas tecnologías de
la información y comunicación en la negociación colectiva», en VV.AA.: Relaciones Laborales y
Nuevas Tecnologías, DEL REY GUANTER, S. (Dir.), La Ley, 2005, p. 255.
964
Así identi cada en el documento «Industria conectada 4.0: La transformación digital de la
industria española», del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Madrid, 2015, p. 26.
965
GRAU PINEDA, C: «La economía digital o de plataformas («platform economy») como
oportunidad para crear empleo ¿precario?», REDT, núm. 213/2018, p. 3.
966
CÁMARA BOTÍA, A.: «La prestación de servicios en plataformas digitales: ¿trabajo dependiente
o autónomo?», REDT, núm. 222/2019, p. 4.
967
Es la opinión de TOLODÍ SIGNES, A.: El trabajo en la era de la economía colaborativa: la
clasi cación jurídica de trabajadores y autónomos y los efectos de la reputación online en la
economía de plataformas digitales, Valencia, Tirant lo Blanch, 2017, pp. 18-19.
968
Al respecto véase, RODRIGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M.: «Derechos de las
relaciones laborales y la Constitución», Derecho de las Relaciones Laborales, núm. 11/2018, p. 1175.
969
GRAU PINEDA, C.: «La economía digital…», ob. cit., p. 3.
970
Ibídem, p. 3, en palabras de MERCADER UGUINA, J.R.: «La robotización y el futuro del
trabajo», Valencia, Tirant lo Blanch, 2017, pp. 17 y ss.
971
En este sentido se pronuncia ROJO TORRECILLA, E., en la entrada titulada «Mensajeros
1984-Riders 2017. Tan lejos en el tiempo, tan cerca en la realidad laboral. Materiales para un caso
práctico del curso 2017-2018», 16 de julio de 2017. Puede consultarse en:
http://www.eduardorojotorrecilla.es/2017/07/mensajeros-1984-riders-2017-tan-lejos.html
972
CÁMARA BOTÍA, A.: «La prestación de servicios…», ob. cit., p. 4.
973
Un comentario más extenso puede verse en http://observatorioadei.es/publicaciones/Nota-
tecnica-ADEI_Plataformas-digitales-(1).pdf
974
PÁRAMO MONTERO, P.: «Economía de plataformas y digitalización del trabajo:
“uberlitigación” y tensiones en la relación laboral clásica», Revista Trabajo y Derecho,
núm. 57/2019, p. 1.
975
Así de nida por «Una Agenda Europea para la economía colaborativa», Comunicación de la
Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, Al Comité Económico y Social Europeo y al Comité
de las Regiones, de 2 de junio de 2016, p. 3. Disponible en: https://eur-lex.europa.eu/legal-
content/ES/TXT/?uri=CELEX%3A52016DC0356
976
FERNÁNDEZ NIETO, L.A.: «El mundo del trabajo en las empresas de plataformas digitales.
¿economía «colaborativa»?», Diario La Ley, núm. 9501/2019, p. 5.
977
SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, M.Y.: «Economía de plataformas digitales y servicios
compuestos. El impacto en el Derecho, en especial, en el Derecho del Trabajo. Estudio a partir de la
STJUE de 20 de diciembre de 2017, C434/15, Asunto Asociación Profesional Élite Taxi y Uber
Systems Spain, S.L.», La Ley Unión Europea, núm. 57/2018, p. 6.
978
DE STEFANO, V.: «La gig economy y los cambios en el empleo y la protección social»,
Gaceta Sindical: re exión y debate, núm. 27/2016, p. 154. También NAVARRO NIETO, F.: «El
debate sobre la laboralidad de la prestación de servicios en la economía digital», Diario La Ley,
núm. 9225/2018, p. 5 a rma que este tipo de negocio se caracteriza porque la plataforma digital es un
instrumento sobre el que se construye un negocio basado en la prestación de servicios a cargo de los
colaboradores de la plataforma, siendo el titular del negocio el que organiza y gestiona la relación
entre los proveedores del servicio y los consumidores. Estos supuestos tienen como singularidad el
que la plataforma no se limita a poner en conexión ofertas y demandas, sino que regula el acceso a la
plataforma, se implica en la calidad y precios de servicios o productos, obtiene un lucro del
intercambio (comisiones). Aquí no obstante los fenómenos son diversos: las plataformas «de
inteligencia humana» (traducciones de textos, clasi cación de una diversidad de datos, redacciones
de contenidos, etc.), plataformas de freelances, de transportes (Uber) o de transporte de mercancías
(Deliveroo).
979
CAMARA BOTÍA, A.: «La prestación de servicios…», ob. cit., p. 8.
980
Véase más detallada la delimitación en «Una Agenda Europea para la economía colaborativa»,
Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, Al Comité Económico y Social
Europeo y al Comité de las Regiones, de 2 de junio de 2016, pp. 6 y 7.
981
MONEREO PEREZ, J.L. y LÓPEZ INUSA, B.M.: «Las difusas fronteras entre el trabajo
asalariado y por cuenta propia. Riders y plataformas digitales de nuevo a examen en la doctrina de los
Tribunales Superiores de Justicia», Revista de jurisprudencia Laboral, núm. 4/2020, p. 5.
982
GORELLI HERNANDEZ, J.: «Paso a paso hacia el Tribunal Supremo: el problema de la
laboralidad de la prestación de servicios en plataformas digitales (casos Glovo y Deliveroo)», Trabajo
y Derecho, núm. 60/2019, p. 2.
983
GOERLICH PESET, J.M. Y GARCÍA RUBIO, A.: «Indicios de autonomía y de laboralidad en
los servicios de los trabajadores en plataforma», en VV.AA.: El trabajo en plataformas digitales.
Análisis de su situación jurídica y regulación futura, PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F. (Dir.),
Madrid, Wolters Kluwer, 2018, p. 50.
984
GRAU PINEDA, C.: «La economía digital…», ob. cit., p. 7.
985
FERNÁNDEZ NIETO, L.A.: «El mundo del trabajo en las empresas de plataformas…», ob.
cit., p. 8.
986
Un comentario más extenso puede consultarse en GORELLI HERNANDEZ, J.: «Paso a paso
hacia el Tribunal Supremo…», ob. cit., p. 2.
987
CÁMARA BOTÍA, A.: «La prestación de servicios…», ob. cit., p. 15.
988
GRAU PINEDA, C.: «La economía digital…», ob. cit., p. 7.
989
TOLODÍ SIGNES, A.: El trabajo en la era de la economía colaborativa: la clasi cación
jurídica de trabajadores y autónomos…, ob. cit., p. 39.
990
Ibidem, pp. 28-29.
991
Directiva 2001/23/CE del Consejo, de 12 de marzo de 2001, sobre la aproximación de las
legislaciones de los Estados miembros relativas al mantenimiento de los derechos de los trabajadores
en caso de traspasos de empresas, de centros de actividad o de partes de empresas o de centros de
actividad.
992
Mercader Uguina, J.R. (2016). “Artículo 44. “Sucesión de empresas””. En Cruz Villalón, J.
GARCÍA PERROTE ESCARTÍN, I. GOERLICH PESET, J.M., Mercader Uguina, J.R. (dirs.).
Comentarios al Estatuto de los Trabajadores. 4ª edición. (pp. 550-561). Pamplona: Lex Nova.
993
Desdentado Daroca, E. (2011). “Descentralización productiva, transmisión de empresa y grupo
de sociedades en el concurso”. Temas laborales. N.º 108, pp. 53-84.
994
STS 10 de mayo de 1991 (roj: 2436/1991), FJ. 4.º
995
García Ortega, J. (2000). “La sucesión de contratistas”. En AAVV, Descentralización
productiva y protección del trabajo en contratas. Estudios en recuerdo de Francisco Blat Gimeno
(pp. 341-382). Valencia: Tirant lo Blanch. En términos similares se expresa Gualda Alcalá, M.
(2017). Intervención legal ante la externalización de la actividad productiva. Albacete: Bomarzo,
p. 7, quien considera que en estos casos de cooperación empresarial “nuestro marco normativo
laboral sólo ofrece un tratamiento muy parcial, e insu ciente, de toda la variedad de problemas
laborales que genera esta realidad empresarial”, entre los que encontramos la propia extinción del
encargo.
996
STJUE de 18 de marzo de 1986, caso Spijkers, (C-24/85).
997
Valdés Dal-Ré, F. (2000). “Diálogos en convergencia y divergencia entre el legislador
comunitario y el Tribunal de Justicia Europeo (a propósito de la Reforma de la legislación sobre
transmisión de empresa) (I)”. Relaciones Laborales. N.º 2, pp. 109-120
998
Expresión que sería trasladada posteriormente al art. 1.1 b) Directiva 2001 y el apartado 2 del
art. 44 ET y que fue empleada por las sucesivas resoluciones del órgano europeo.
999
SSTJUE de 19 de mayo de 1992, caso Stichting, (C-29/91), de 12 de noviembre de 1992, caso
Watson Rask (C-209/91), del 14 de abril de 1994, caso Schmidt (C-395/92), del 19 de septiembre de
1995, caso Rygaard (C-48/95), del 7 de marzo de 1996, caso Merckx y Neuhuys, (C-171/94 y
172/94), de 11 de marzo de 1997, caso Süzen (13/95), del 10 de diciembre de 1998, casos Hernández
Vidal (C-127/96, 229/96 y 74/97) y, Sánchez Hidalgo (C-173/93 y 247/96).
1000
Calvo Morales, D. (2017). “La subrogación de trabajadores de contratas vía convenio
colectivo. Marco jurídico tras la sentencia “temco””. Nueva Revista Española de Derecho del
Trabajo. N.º 189, pp. 127-150. En términos similares Beltrán Salcedo, C. (1997). La responsabilidad
y subrogación empresarial en las contratas y subcontratas en las contratas y subcontratas de obras y
servicios (Tesis doctoral). Universidad de Valencia: Valencia.
1001
STJUE de 25 de enero de 2001, caso Liikeene (C-172/99), y de 20 de noviembre de 2003, caso
Abler (C-340/01). Posteriormente, otras resoluciones han reiterado la doctrina de la sucesión de
plantillas hasta la actualidad. Por todas, SSTJUE caso Clece (ya citado); de 26 de noviembre de
2015, caso ADIF (C-509/2014); y, de 19 de octubre de 2017, caso Securitas (C-200/16).
1002
STCT de 12 de enero de 1989.
1003
STS de 30 de diciembre de 1993 (recud. 3218/1992); 22 de abril de 1997 (recuds. 1886/1996 y
2303/1996); 29 de abril de 1998 (recud. 1686/1997), etc.
1004
STS de 21 de octubre de 2004 (recud. 5057/2003) en la que se aborda un supuesto de servicios
de asistencia en tierra a aeronaves y STS de 27 de octubre de 2004 (recud. 899/2002) relativa a
servicios de mantenimiento en instalaciones deportivas.
1005
A estas le sucedieron, entre otras, las SSTS de 29 de mayo de 2008 (recud. 3617/2006), de 27
de junio de 2008 (recud. 4773/2006), de 21 de septiembre de 2012 (recud. 2247/2011) o de 10 de
noviembre de 2016 (recud. 3520/2014), que mantuvieron el cambio doctrinal operado en 2004.
1006
STJUE de 24 de enero de 2002, caso Temco (C-51/00). La empresa de limpieza Temco sucedía
a otra empresa de limpieza contratada por la principal y se hacía cargo del 75% de la plantilla de la
saliente por mandato del convenio aplicable.
1007
Sánchez-Urán Azaña, M.Y. (2018). “Sucesión de empresa por sucesión de plantilla: con ictos
interpretativos derivados de una doctrina controvertida”. Nueva Revista Española de Derecho del
Trabajo. N.º 214, pp. 139-172.
1008
El art. 44.3 ET determina que tanto el cedente como el cesionario responden solidariamente
durante tres años de las obligaciones laborales nacidas con anterioridad a la transmisión y que no
hubieran sido satisfechas.
1009
STJUE de 11 de julio de 2018, caso Somoza Hermo (C-60/17).
1010
STS (Pleno, Sala de lo Social) de 27 de septiembre de 2018 (recud. 2747/2016).
1011
STS de 8 de enero de 2019 (recud. 2833/2016).
1012
En el ámbito doctrinal el término actividad “desmaterializada” ha sido empleado, entre otros,
por Beltrán de Heredia Ruíz, I. (2017). “Sucesión de contratas y transmisión de empresa: con ictos
interpretativos y necesidades de reforma”. Iuslabor. N.º 1, pp. 1-41, y Monereo Pérez, J.L. (2010).
Op. cit. También la doctrina judicial ha empleado este término: por todas, STSJ Castilla-La Mancha
de 28 de marzo de 2006 (rec. 967/2005); STSJ Galicia de 26 de julio de 2018 (rec. 2310/2016); STSJ
Madrid de 16 de diciembre de 2016 (rec. 869/2016).
1013
Sánchez-Urán Azaña, M.Y. (2018). Op. cit.
1014
STJUE caso UGT y La Línea, respecto de servicios de limpieza y consejería de edi cios
escolares, vías públicas, parques y jardines.
1015
TJUE caso Hernández Vidal y otros; STS de 9 de febrero de 2016 (recud. 400/2014) y de 16 de
junio de 2016 (recud. 2390/2014) sobre mantenimiento y conservación de colegios.
1016
STJUE caso Sánchez Hidalgo (cit.).
1017
Ibid.
1018
STS de 26 de septiembre de 2017 (recud. 3533/2015).
1019
STS de 20 de octubre de 2004 (recud. 4424/2003).
1020
STS de 4 de abril de 2004 (recud. 2423/2003).
1021
STJUE caso UGT y La Línea.
1022
STJUE de 2 de diciembre de 1999, caso Allen (C234/98). Respecto de trabajos de perforación
en el interior de minas de carbón.
1023
STJUE caso Liikeene (cit.).
1024
STJUE caso ADIF (cit.). Se entiende por unidades de transporte intermodal los contenedores
de carga, cajas móviles o semirremolques.
1025
STJUE 15 de diciembre de 2005, caso Güney-Görres (C-232/04 y C-233/04) apdo. 10. Debido
a que se emplean arcos detectores de metales, una cinta transportadora provista de un sistema de
visión automática de rayos X, detectores de metales y aparatos de detección de explosivos.
1026
SSTS de 9 de mayo y 28 de junio de 2018 (recud. 3537/2016 y 1379/2017). También las
SSTSJ de 15 y 18 de julio de 2005 (recs. 2187/2005 y 2395/2005), siendo que en la primera de las
citadas se entiende que se da la sucesión puesto que se da la “la transmisión de elementos corporales
o incorporales (edi cio y todos los usuarios) y la transferencia de actividad o la transferencia del
personal o la parte esencial del personal (aproximadamente la mitad)” (FJ. 5º).
1027
STS de 23 de enero de 2009 (recud. 2392/2007) y la STSJ Extremadura de 12 de enero de
2012 (rec. 571/2011), FJ. 3º, entienden que son indispensables los vehículos (grúas) y los demás
bienes patrimoniales (inmuebles de depósito), sin los cuales el servicio no puede prestarse.
1028
SSTSJ Castilla y León (Valladolid) de 17, 23 y 24 de septiembre de 2015 (recs.
1280, 1275 y 1286/15).
1029
STS de 17 de junio de 2011 (recud. 2855/2010). Requiere la transmisión de elementos
patrimoniales para la activación del art. 44 ET.
1030
STJUE caso Securitas (cit.)
1031
STS de 27 de abril de 2015 (recud. 348/2014). El tribunal concluye que “el activo principal
transmitido fue, precisamente, la mano de obra o capital humano, dada la escasa entidad de los
elementos materiales” que requerían los trabajadores (ordenadores, teléfonos móviles y software).
1032
El servicio consiste en la gestión de la recepción y emisión de comunicaciones e información
por distintos canales como por vía telefónica, correo electrónico, correo ordinario, etc. Las SSTS de
15 de julio de 2013 (recud. 15/2014) y 27 de enero de 2015 (recud. 1377/2012) la declaran
materializada mientras que la STS de 22 de septiembre de 2016 (recud. 1438/2014), se pronunció en
sentido opuesto.
1033
La expresión “mano de obra” fue empleada por vez primera por el TJUE en Süzen. El apartado
21 reconocía la existencia de “sectores en los que la actividad descansaba fundamentalmente en la
mano de obra”.
1034
Beltrán de Heredia Ruiz, I. (2019). “Sucesión de plantilla en contratas intensivas en mano de
obra y aplicación del art. 44 ET: efectos internos de la doctrina Somoza Hermo”. Trabajo y Derecho.
N.º 50, 61-74.
1035
Case, K., Fair, R. y Oster, S. (2012). Principios de microeconomía (décima edición).
Naucalpan de Juárez: Pearson. p. 152. Spencer, M. (1993). Economía contemporánea (3ª edición).
Editorial Reverte, p. 685. emplea el concepto “criterio de mano de obra intensiva” para referirse a los
proyectos de inversión en los que hay un exceso de mano de obra en relación al capital.
1036
Podemos aproximarnos al conjunto de actividades que integran el “sector servicios” desde el
documento metodológico del INE para la elaboración de los Indicadores de Actividad del Sector
Servicios que incluye: el comercio, el transporte y almacenamiento, la hostelería, la información y
comunicaciones, las actividades profesionales, cientí cas y técnicas (asesoría jurídica, económica y
contable, servicios técnicos de arquitectura, servicios de publicidad, fotografía o traducción, etc.) y
las actividades administrativas y servicios auxiliares (como los de seguridad, jardinería o limpieza).
1037
Resulta igualmente relevante que, en el ámbito de la Contabilidad de costes, se diferencie entre
la mano de obra directa, relativa al factor trabajo que incide directamente sobre el proceso principal
de producción de obras o servicios, y mano de obra indirecta, aludiendo al factor trabajo que no
afecta inmediatamente al output nal, sino que se encargan de trabajos como el mantenimiento, la
limpieza, la gestión administrativa, etc. Montesinos Julve, V. (1994) La auditoría en España.
Situación actual y perspectivas. Universitat de València: Valencia; Fullana Belda, C. y Paredes
Ortega, J.L. (2008). Manual de contabilidad de costes. Madrid: Delta Publicaciones.
1038
Como ejemplo, la STS de 5 de marzo 2013 (recud. 3984/2011) reconoce que en determinados
servicios auxiliares lo esencial es “la cuali cación y experiencia profesional de los trabajadores”.
1039
En otro sentido, Beltrán de Heredia Ruiz, I. (2017). Op. cit.
1040
El RD 1514/2007, de 17 de noviembre, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad
establece en el Grupo 2 y subgrupo 20 del cuadro de cuentas los elementos patrimoniales que
constituyen el inmovilizado intangible.
1041
Ya en el caso Spijkers el TJUE consideraba que el propio traspaso de la clientela constituía un
indicio trascendente a efectos de determinar si la entidad económica mantenía su identidad.
1042
TODOLÍ SIGNES, A. (2015). “Acerca de la sucesión de contratistas”. Op. cit., p. 153.
1043
STJUE de 8 de mayo de 2019, caso Dodic, (C-194/18).
1044
Realizando un análisis de esta resolución De la Puebla Pinilla, A. (2019). “Las paradojas de la
transmisión de empresas: ¿puede haber sucesión aun cuando no se transmite nada?”. Extraído el 20
de mayo de 2019 del blog forodelabos.blogspot.com.
1045
SSTS de 8, 9 y 10 de julio de 2014 (recuds. 1741/2013, 1201/2013 y 1051/2013) y 9 de
diciembre de 2014 (recud. 109/2014).
1046
Sobre esta cuestión vid. Calvo Morales, D. (2017). Op. cit. y Beltrán de Heredia, I. (2017).
Op. cit.
1047
Beltrán de Heredia, I. (2017). Op. cit.
1048
STS de 22 de septiembre de 2016 (recud. 1438/2014).
1049
SSTS de 17 de junio 2008 (recud. 4426/2006) y de 5 de abril de 2013 (recud. 1435/2012).
1050
STS de 12 de julio 2010 (recud. 2300/2009).
1051
STS de 7 de diciembre 2011 (recud. 4665/2010).
1052
STS de 5 de marzo 2013 (recud. 3984/2011).
1053
STS de 27 de septiembre de 2018 (recud. 2747/2016). Paradójicamente, esta resolución, que
parece alinearse con la idea de tener que considerar ambos factores en el FJ. 7.2, posteriormente –en
su FJ. 8.1 y 2– vuelve a referirse a la asunción de personal “en términos cuantitativos o cualitativos”,
dejando patente la confusión que las propias instancias judiciales generan en esta materia.
1054
STS de 28 de febrero 2013 (recud. 542/2012).
1055
Entre otras, las SSTJUE del caso Clece (apdo. 41), caso ADIF (apdo. 35) y caso Securitas,
(apdo. 29), caso Spijker, ya citadas.
1056
Martínez Saldaña, D. (2017). “¿Cuándo se produce una sucesión de empresa? Distintos
orígenes y distintos alcances”. Op. cit., p. 79-81.
1057
STSJ Aragón de 14 de julio de 2004 (rec. 664/2004) y STSJ Comunidad Valenciana de 9 de
noviembre de 2016 (rec. 2122/2016), respectivamente.
1058
STSJ Castilla y León de 4 de julio de 2007 (rec. 1089/2007), STSJ de Canarias de 16 de enero
de 2008 y STSJ Madrid de 22 de diciembre de 2008 (rec. 5066/2008), respectivamente.
1059
Beltrán de Heredia, I. (2015). “Sucesión de plantilla en contratas con alto activo inmaterial”.
Extraído el 6 de marzo de 2019 del blog ignasibletran.com.
1060
Sala Franco, T, Camps Ruiz, L.M. y NORES TORRES, L.E. (2018). “Capítulo X. La
transmisión de empresa”. En Sala Franco, T. (dir. y coord.) Propuestas para un debate sobre la
reforma laboral (p. 199). Madrid: Francis Lefebvre.
1061
Proposición de Ley de modi cación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores para
garantizar la igualdad en las condiciones laborales de los trabajadores subcontratados (122/000015).
Aunque esta Proposición tenía por objeto alterar el régimen de responsabilidades en la cadena de
contratación, algunos Grupos Parlamentarios consideraron oportuno introducir en el art. 44 ET
previsiones relativas a los casos de sucesión de contratas.
1062
Monereo Pérez, J.L. (2010). “Régimen jurídico-laboral de la transmisión de empresa y crisis
empresariales”. En Monereo Pérez, J.L. y Sánchez Montoya, J.E. (dirs). El Derecho del Trabajo y de
la Seguridad Social ante la crisis económica (p. 131). Granada: Ed. Comares.
1063
Falguera Baró, M.A. (2015). La externalización y sus límites: Re exiones sobre la doctrina
judicial y el marco normativo. Propuestas de regulación. Albacete: Bomarzo.
1064
Desdentado Bonete, A. (2002). Op. cit. y Sanguinetti Raymond, W. (2004). “El régimen
laboral de la sucesión de empresa: puntos críticos tras su reforma.” Relaciones Laborales: Revista
crítica de teoría y práctica. N.º 2, pp. 681-706.
1065
Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M. (1988). “El carácter indisponible del artículo 44 ET”.
Relaciones Laborales. p. 73. En un sentido similar se pronuncia Sanguinetti Raymond, W. (2006).
“Las cláusulas de subrogación convencional frente a los vaivenes jurisprudenciales”. En Escudero
Rodríguez, E. (coord.) La negociación colectiva en España: una mirada crítica (p. 117) Fernández
Fernández, R. (2008). Op. cit.; De la Puebla Pinilla, A. (2005). Op. cit.
1066
Moreno Gené, J. (2003). El nuevo régimen jurídico-laboral de la sucesión de empresa.
Valencia: Tirant lo Blanch.
1067*
En la primera nota al pie constarán los proyectos de investigación vinculados a la
comunicación.
1068
DAVIDOV, “The three axes of employment relationships: A characterization of workers in
need of protection”, U.TL.J., 52, 2002.
1069
La delgada línea que separa las nuevas formas de organización de la “ingeneria contractual”
para eludir responsabilidades es muy na como se ha a rmado por la doctrina, ver MOLINA
NAVARRETE, C., “A la caza del falso autónomo: mejora de la acción inspectora contra el fraude y el
estrés nanciero de la Seguridad Social”, RTSS.CEF, 427, 2018, p. 157
1070
TODOLÍ SIGNES, A., El trabajo en la era de la economía colaborativa, Tirant lo Blanch, 2017,
Álvarez Alonso, D., “Labor law AND Atomatization of work”: Legal responses to the Fissured
Workplace in Spain”, Bulletin of comparative Labour Relations, Vol 95.
1071
Caso paradigmático de esta realidad es la empresa CEPSA que vende combustible a través de
su red de gasolineras. La empresa, en un momento dado –causado por la crisis económica o no–
decide que sus gasolineras menos rentables sean gestionadas por trabajadores autónomos. De esta
forma, ofrece a los trabajadores de dichas gasolineras mantener su empleo si se dan de alta como
autónomos y trabajan a cambio de la comisión de las ventas de la gasolinera que gestionan propiedad
de CEPSA TODOLÍ SIGNES, A., “Falsos autónomos en contrato de Agencia: Análisis a el acta de la
Inspección de Trabajo de CEPSA (I)”, Argumentos en Derecho Laboral, accesible en
https://adriantodoli.com/2020/03/11/falsos-autonomos-en-contrato-de-agencia-analisis-a-el-acta-de-
la-inspeccion-de-trabajo-de-cepsa-i/
1072
Al respecto ver RODRÍGUEZ PIÑERO, M., “La huida del derecho del trabajo”, RL, 1996-II; y
BAYLOS GRAU, A., “La “huida” del derecho del trabajo. Tendencias y límites de la
deslaborización”, El trabajo ante el cambio de siglo: un tratamiento multidisciplinar: (aspectos
laborales, scales, penales y procesales), Marcial Pons, 2000.
1073
Concretamente, el INE pregunta cuál es la mayor di culta para trabajar por su cuenta y los
autónomos deben responder entre una lista de opciones que incluye, además de la de no poder elegir
su horario, la falta de nanciación, no poder jar el precio de su trabajo, retraso en el pago de los
clientes, etc… Ello signi ca que, una vez más, es muy posible que el número de falsos autónomos
sea mayor del indicado arriba.
1074
TODOLÍ SIGNES, A., “Cambios en el contrato de trabajo, las relaciones laborales y la
protección social”, AAVV (Dir. FRANCISCO PÉREZ), Cambios tecnológicos, trabajo y actividad
empresarial: el impacto socioeconómico de la economía digital, CES, Madrid.
1075
Otros autores hablan solamente de 200.000, ver VALLESPÍN PÉREZ, D., “La controvertida
gura de los falsos autónomos desde la perspectiva del objeto de la prueba”, Práctica de Tribunales,
134, 2018.
1076
En general, en 2018 los cotizantes al Régimen Especial de Autónomos eran 3.242.505,
1.366.545 más que en 1985 (un crecimiento del 73%), por lo que el régimen “especial” ha dejado de
serlo tanto.
1077
Basado en la observación de la realidad conforme señala la doctrina, ver BARRIOS BAUDOR,
G., “El concepto de persona trabajadora por cuenta ajena: 40 años de con guración legal y
jurisprudencial, RTSS.CEF, 444, p. 29.
1078
STS 20 de enero de 2015 (rec. 587/2014) –caso de limpiadores de escaleras–; STS 20 de julio
de 2010 (rec. 3344/2009) –limpiador de o cinas–; STS 22 de enero de 2008 (rec. 626/2007) –
Transportistas con vehículo propio–; STS de 30 de abril de 2009 (1701/2008) –recogedor productos
higiénicos–; STS de16 de julio de 2010 (rec. 3391/2009 y 2830/2009) de 19 de julio 2010 (rec.
1623/2009 y 2233/2009) –artistas y dobladores–; STS 3 de mayo de 2005 (rec. 2606/2004) –
abogados–; STS 21 de junio de 2011 (rec. 2355/2010) –subagentes de seguros–; STS de 14 de julio
de 2016 (rec. 539/2015) –Agentes de Seguros–; STS DE 16 de noviembre 2017 (rec 2806/2015) –
traductores–; STS 8 de febrero de 2018 (REC. 3205/2015) –Montadores de ascensores–.
1079
STS 20 de julio de 2010 (rec. 3344/2009) –limpiador de o cinas–; STS 22 de enero de 2008
(rec. 626/2007) –Transportistas con vehículo propio–; STS de 30 de abril de 2009 (1701/2008) –
recogedor productos higiénicos–; STS de 16 de noviembre 2017 (rec 2806/2015) –Traductores–; STS
8 de febrero de 2018 (REC. 3205/2015) –Montadores de ascensores–.
1080
STS de 16 de noviembre 2017 (rec 2806/2015) –Traductores–; STS de 16 de julio de 2010
(rec. 3391/2009 y 2830/2009) de 19 de julio 2010 (rec. 1623/2009 y 2233/2009) –artistas y
dobladores–.
1081
SSTS de 10 de julio del 2000 (rec 4121/1999); 15 de octubre de 2001 (rec. 2238/2000) y 7 de
octubre de 2009 rec. 4169/2008)
1082
Rodríguez-Piñero, M., “La dependencia y la extensión del ámbito del Derecho del Trabajo”,
RPS, 71, 1966.
1083
STS 20 de enero de 2015 (rec. 587/2014) –caso de limpiadores de escaleras–; STS 20 de julio
de 2010 (rec. 3344/2009) –compra propia de elementos de limpieza–; STS 8 de febrero de 2018 (Rec.
3205/2015), STS 22 de enero de 2008 (rec. 626/2007) –propiedad de furgoneta–; 7 de octubre de
2009 rec. 4169/2008) –alquiler de o cina y pago secretaria–.
1084
STS 9 de marzo de 2010 rec. 1443/2009). En este caso, se descontaban los gastos de
mantenimiento de la clínica dental.
1085
STS 22 de enero de 2008 (rec. 626/2007) –Transportistas con vehículo propio–; STS de 30 de
abril de 2009 (1701/2008) –recogedor productos higiénicos–; STS 3 de mayo de 2005 (rec.
2606/2004) –abogado–.
1086
Obviamente esta evolución no está exenta de contradicciones y pasos atrás, por ejemplo, la
STS 7 de octubre de 2009 (rec. ud. 4169/2008) establece que la nota distintiva decisiva debe ser la
dependencia y no la ajenidad, decantándose con ello por el criterio de la dependencia jurídica. Un
criterio que en otras ocasiones descarta al a rmar que el hecho de que no existan instrucciones ni
horarios y que el trabajador pueda libremente rechazar trabajos no impide la cali cación de
laboralidad (STS de 16 de noviembre 2017 (rec 2806/2015) –traductores).
1087
TODOLÍ SIGNES A., “Plataformas digitales y concepto de trabajador: una propuesta de
interpretación nalista”, Lan harremanak, Revista de relaciones laborales, n. 41, 2019.
1088
Sobre los límites de la jurisprudencia para realizar esta laboral y la necesidad de una
intervención legislativa, ver MOLINA NAVARRETE, C., “A la caza del falso autónomo: mejora de la
acción inspectora contra el fraude y el estrés nanciero de la Seguridad Social”, RTSS.CEF, 427,
2018, p. 156.
1089
A diferencia de otras normativas más complejas y técnicamente menos precisas como es el
caso de Italia, al respecto ver https://adriantodoli.com/2020/02/25/como-regulamos-para-acabar-con-
los-falsos-autonomos-experiencias-internacionales/
1090
Tribunal Supremo del Estado de California Sentencia nº 222732 de 30 de abril de 2018
Dynamex operations v Charles Lee.
1091
Ver Sentencia del Tribunal Supremo del Estado de Nueva Jersey Hargrove, et al., v. Sleep´s
LLC de 14 de enero de 2015. En la doctrina, DEKNATEL A, y HOFF-DOWNING L., “ABC on the
books and in the courts: an analysis of recent independent contractor and misclassi cation statutes”,
Penn Law Legal Scholarship Repository, 2015, p. 54-104.
1092
En la doctrina, DEKNATEL A, y HOFF-DOWNING L., “ABC on the books and in the courts:
an analysis of recent independent contractor and misclassi cation statutes”, Penn Law Legal
Scholarship Repository, 2015, nota 11.
1093
Ver WARDEN, R., “New Jersey Resumes Efforts to Amend ABC Test for Independent
Contractor Status, Passes Slate of Laws Targeting Misclassi cation”, Ogletree Deakins,
https://ogletree.com/insights/2020-01-23/new-jersey-resumes-efforts-to-amend-abc-test-for-
independent-contractor-status-passes-slate-of-laws-targeting-misclassi cation/ (Visitado 23-01-2020)
1094
Ver Sentencia del Tribunal Supremo del Estado de Nueva Jersey Hargrove, et al., v. Sleep´s
LLC de 14 de enero de 2015.
1095
Tampoco en España el Tribunal Supremo tiene en consideración la habitualidad como criterio
necesario para entender que existe laboralidad, al respecto, STS de 29 de octubre de 2019 (rec.
1338/2017) comentada en Todoli Signes, A., “Falsos autónomos en Academias: que el trabajo sea
esporádico no impide la laboralidad. Nueva Sentencia del Tribunal Supremo”, Argumentos en
Derecho Laboral, accesible en https://adriantodoli.com/2020/01/16/falsos-autonomos-en-academias-
que-el-trabajo-sea-esporadico-no-impide-la-laboralidad-nueva-sentencia-del-tribunal-supremo/
1096
Traducción propia.
1097
DEKNATEL A, y HOFF-DOWNING L., “ABC on the books and in the courts: an analysis of
recent independent contractor and misclassi cation statutes”, Penn Law Legal Scholarship
Repository, 2015, p. 69.
1098
Tribunal Supremo de Vermont 4 de mayo de 2007, Caso Fleece on earth v. dept. of
employment and training
1099
STS 22 de enero de 2008 (rec. 626/2007) // recogedor productos higiénicos –30 de abril de
2009 (1701/2008) y STS 16 de noviembre 2017 (rec 2806/2015)
1100
Así, el TJUE tuvo de dictaminar que Uber no era una mera empresa de la sociedad de la
información –como la empresa alegaba–, sino que era, de hecho, una empresa de transporte, ver
STJUE de 20 de diciembre de 2017 C-434/15 Elite Taxi Vs Uber Systems Spain S.L.
1101
Caso idéntico al de CEPSA en España al que la Inspección de trabajo y la Sentencia del
juzgado nº 1 de Salamanca nº 63/2017 de 21 de febrero de 2017 llegan a soluciones contrarias
entendiendo que el “gestor” de una gasolinera es trabajador del propietario de la marca que muestra
exteriormente la misma. Un comentario al respecto en Todoli Signes, A., “Falsos autónomos en
contrato de Agencia: Análisis a el acta de la Inspección de Trabajo de CEPSA (I)”, Argumentos en
Derecho Laboral, accesible en https://adriantodoli.com/2020/03/11/falsos-autonomos-en-contrato-de-
agencia-analisis-a-el-acta-de-la-inspeccion-de-trabajo-de-cepsa-i/
1102
SALA FRANCO, T., “Los efectos laborales de la contratación y subcontratación de obras o
servicios: puntos críticos”, AL, 9, 2005, p. 1018.
1103
DEKNATEL A, y HOFF-DOWNING L., “ABC on the books and in the courts: an analysis of
recent independent contractor and misclassi cation statutes”, Penn Law Legal Scholarship
Repository, 2015, p. 67.
1104
CUNNINGHAM-PARMETER K., “Gig-Dependence: Finding the real independent contractors
of platform work”, Northern Illinois university law review, 39 (3), 2019, p. 412. En efecto, en la
doctrina ha cierto consenso en aceptar la capacidad “camaleónica” de las empresas para cambiar su
organización y adeptarse a cada una de las nuevas exigencies jurisprudenciales hasta el momento, ver
Álvarez Montero, A., “Yacimientos de falsos autónomos más allá de las plataformas digitales:
rami caciones de un arraigado problema, RTSS.CEF, 424, 2018, p. 124.
1105
CUNNINGHAM-PARMETER K., “Gig-Dependence: Finding the real independent contractors
of platform work” Northern Illinois university law review, 39 (3), 2019, p. 414.
1106
TODOLÍ SIGNES, A., El trabajo en la era de la economía colaborativa, Tirant lo Blanch,
2017.
1107
STS 16 de noviembre 2017 (rec 2806/2015).
1108
TODOLÍ SIGNES A., “Plataformas digitales y concepto de trabajador: una propuesta de
interpretación nalista”, Lan harremanak, Revista de relaciones laborales, n. 41, 2019.
1109
Por todos, Corte de Apelación de Virginal de 13 de enero de 1998 Caso Brothers construction
company, inc. v. Virginia Employment Commission y Corte de Apelación de Massachusetts de 28 de
noviembre de 2002, Caso Boston Bicycle Couriers, Inc. V. Deputy Director Of The Division of
Employment And Training & Another.1.
Í
1110
Así lo he mantenido en otros lugares, ver TODOLÍ SIGNES A., “Plataformas digitales y
concepto de trabajador: una propuesta de interpretación nalista”, Lan harremanak, Revista de
relaciones laborales, n. 41, 2019.
1111
Conforme propone la OIT la Recomendación nº 198 de 2006.
1112
En contra de la reformulación legal se muestra parte de la doctrina, ver BARRIOS BAUDOR,
G., “El concepto de persona trabajadora por cuenta ajena: 40 años de con guración legal y
jurisprudencial, RTSS.CEF, 444, p. 29. El principal motivo para esta oposición se encuentra que la
reinterpretación jurisprudencial ya permite adaptarla de forma permanente a los muy numerosos
desafíos que dimanan de la cambiante realidad social. Sin embargo, a pesar de estar de acuerdo con
este autor en este presupuesto, a mi juicio, hacer recaer toda la responsabilidad en la jurisprudencia
parece poco acertado. Si existen notas o indicios de laboralidad que actualmente tiene mayor
importancia que la que tuvieron en el pasado, el legislador tiene la responsabilidad de señalarlo
mediante la norma jurídica.
1113
También parece necesario la derogación expresa del TRADE y es que como establece la
jurisprudencia en EEUU aquél que no tiene autonomía nanciera su ciente y su superveniencia
depende de un cliente principal no puede ser trabajador independiente.
26. EL IMPACTO DEL INCUMPLIMIENTO DE LA DISPOSICIÓN
ADICIONAL OCTAVA DEL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES
SOBRE EL SISTEMA DE CONTRATACIÓN LABORAL
IVÁN VIZCAÍNO RAMOS
Profesor Ayudante Doctor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de A Coruña
1. LA UBICACIÓN DE ESTA NORMA EXTRAVAGANTE EN LAS
TRES VERSIONES DEL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES
1. En España, las disposiciones extravagantes (adicionales, nales,
transitorias y derogatoria) de las leyes, incluidas las de la mismísima
Constitución, a cali car también de disposiciones arrinconadas, no
constituyen el contenido estelar de las normas en que se insertan –a
diferencia de lo que sucede con el articulado–, lo que puede provocar con el
paso del tiempo que acaben cayendo en el olvido, a pesar de poder regular
eventualmente asuntos cardinales. Es lo que sucede, siempre en España, con
asuntos de tanta importancia como el de los derechos adquiridos o, en el
plano del Derecho objetivo, también con el asunto cardinal del Derecho
comparado y su trascendencia jurídica, ayunos de regulación positiva en
nuestro país, a salvo la contenida en la disposición transitoria preliminar de
nuestro Código Civil de 18891 y en la disposición adicional tercera del
propio Código2, respectivamente. Ese arrinconamiento y ese olvido le
calzan como un guante a la protagonista principal de este trabajo, que es la
disposición adicional octava del vigente Estatuto de los Trabajadores de
2015 (rotulado «Código de Trabajo»), a cuyo tenor –como ya se ha puesto
de relieve doctrinalmente entre nosotros– «el Gobierno central tenía el
deber de promulgar (“recogerá”) un único instrumento normativo (“un texto
único denominado Código de Trabajo”), que recopilase toda la legislación
laboral (“todas las disposiciones generales laborales”, legales y
reglamentarias, incluidas las “leyes orgánicas”), manteniendo la
recopilación en cuestión permanentemente al día (“sucesiva y
periódicamente”)»3.
2. Ahora que está de cumpleaños el Estatuto de los Trabajadores, procede
poner de relieve que esta disposición extravagante suya también está de
esta, cabiendo asignarle la misma edad que la cumplida por la norma
principal en que se inserta, esto es, la de cuarenta años. En efecto, con
idéntica numeración ordinal y con idéntico tenor, aparecía ya contenida en
la segunda versión del Estatuto de los Trabajadores de 1995. En la primera
versión del propio Estatuto, también poseía idéntico contenido (pero no
idéntica numeración ordinal), pues guraba (aunque sin rótulo) como
disposición adicional tercera de la Ley 8/1980. En la tramitación en Las
Cortes de esta última, nuestra protagonista pasó prácticamente sin pena ni
gloria, cabiendo reseñar sólo que de sus dos párrafos, el primero guraba ya
en el proyecto de ley elaborado por el Gobierno4, mientras que el segundo
se le añadió en el Senado5, sin rastros accesibles para mí del
correspondiente debate parlamentario, y mucho menos acerca de por qué se
insertó esta disposición adicional, ni tampoco acerca de cuál fue su fuente
inspiradora. En cualquier caso, el asunto debía interesar mucho a los
Gobiernos españoles de aquel lejano entonces, pues –como se ha puesto de
relieve doctrinalmente entre nosotros, en un artículo de revista espléndido6,
sobre el que tendré que volver más adelante– el precedente normativo
inmediato de la disposición adicional tercera del Estatuto de los
Trabajadores de 1980 fue la disposición nal segunda de una Ley
tardofranquista (más en concreto, la Ley 16/1976, de Relaciones Laborales),
presidida por la a rmación de que «el Gobierno, a propuesta del Ministerio
de Trabajo, previo informe de la Organización Sindical y dictamen del
Consejo de Estado, aprobará, en el plazo máximo de un año, un texto
refundido que comprenda las normas con fuerza de Ley sobre relaciones
laborales»7, habiendo recordado el espléndido artículo doctrinal a que acabo
de aludir8 que el Real Decreto-ley 17/1977, sobre Relaciones de Trabajo,
prorrogó el plazo de un año para elaborar ese novedoso «texto refundido»
(no un «código»), a rmando que «se prorroga hasta el treinta y uno de
diciembre de mil novecientos setenta y ocho la aprobación por el Gobierno
del texto refundido a que re ere la disposición nal segunda de la Ley
dieciocho/mil novecientos setenta y seis, de ocho de abril, de Relaciones
Laborales, pudiéndose efectuar tal refundición en uno o varios textos, con
las correcciones técnicas adecuadas, en los que habrán de incluirse las
modi caciones establecidas en el presente Real Decreto-ley»9.
3. Este recordatorio doctrinal de la disposición nal segunda de la Ley de
Relaciones Laborales de 1976 no me parece en absoluto ocioso, al permitir
aclarar cuál fue la fuente inspiradora –por razones de proximidad
cronológica– no sólo de dicha disposición nal, sino también de la
disposición adicional tercera del Estatuto de los Trabajadores de 1980.
Dicha fuente fue la Ley francesa núm. 73-4, de 2 enero 1973, «relativa al
Código del Trabajo», en la cual se a rmaba, de un lado, que «las
disposiciones anexadas a la presente ley constituyen el código del trabajo
(primera parte [legislativa]) (anexo I)»10; y de otro lado, que «se procederá,
cada año, por Decreto en Consejo de Estado adoptado tras informe de la
comisión superior encargada de estudiar la codi cación y la simpli cación
de los textos legislativos y reglamentarios, a la incorporación en el código
del trabajo de los textos legislativos que modi quen algunas de sus
disposiciones, sin referirse expresamente a ellas»11. La mejor doctrina
cientí ca francesa puso de relieve, en su día, que esta «recodi cación» de
1973 debía «responder “al objetivo de naturaleza constitucional de
accesibilidad e inteligibilidad de la ley”, deducido de la igualdad ante la ley
y de la “garantía de los derechos” previstas por la Declaración [de los
derechos del hombre y del ciudadano de 1789]»12, ensalzando asimismo que
«la primera virtud de un código debía ser un cierto rigor terminológico»13,
aunque lo cierto es que esta misma doctrina cientí ca francesa de élite tuvo
que acabar reconociendo que «mediocremente concebido, el Código de
1973 había envejecido muy mal, por causa de la in ación de leyes mal
escritas e inestables, de la multiplicación de reenvíos oscuros, de la
extensión desmesurada de ciertos artículos o a la inversa de la rami cación
excesiva de algunas numeraciones»14, lo que provocó la necesidad de
realizar una nueva «recodi cación» francesa, ya en plena era informática,
sobre la que tendré que volver un poco más adelante.
Ó
1. DESCONEXIÓN DIGITAL Y TIEMPO DE TRABAJO: CONFLICTOS
ENTRE NEGOCIACIÓN COLECTIVA Y POLÍTICAS DE EMPRESA
MACARENA ÁNGEL QUIROGA
Investigadora contratada predoctoral UCM
Universidad Complutense de Madrid
Departamento de Derecho del Trabajo y Seguridad Social
1. PLANTEAMIENTO INICIAL SOBRE EL DERECHO A LA
DESCONEXIÓN DIGITAL EN EL MUNDO DEL TRABAJO: ESTADO
DE LA CUESTIÓN
Los cambios e innovaciones experimentados en el campo de la tecnología
y de la ciencia de la información y comunicación durante el pasado siglo y
los veinte primeros años de éste –especialmente en los países
económicamente más desarrollados– han sido tan profundos y acelerados
que, sin duda, han provocado un cambio de escenario en el mundo del
trabajo al que inevitablemente resulta necesario adaptarse.
Se habla de una triple revolución que gira en torno a las redes sociales,
internet y los dispositivos móviles36. Esta introducción de las nuevas
tecnologías ha repercutido con intensidad en las dimensiones temporal y
espacial del trabajo. Por una parte, han permitido alcanzar una serie de
mejoras, distintas en función de la profesión pero que, en general, se
re ejan en un aumento de la productividad y de la e ciencia. Así, la
posibilidad de comunicarse de manera instantánea con personas en
cualquier parte del mundo (a través del teléfono, correo electrónico,
aplicaciones como Whatsapp, o Skype, etc.), el uso de robots para la
realización de distintas tareas, o la posibilidad de trabajar desde el propio
domicilio, son ejemplos de las mismas. No obstante, las consecuencias
derivadas de estos cambios no sólo han tenido un carácter positivo, sino
también han resultado perjudiciales en muchos otros aspectos. A modo de
ejemplo, se teme una pérdida a gran escala de los empleos menos
cuali cados37, y han surgido nuevas enfermedades profesionales derivadas
de un uso extremo de estos medios tecnológicos, tales como el burnout38 o
el tecnoestrés. Esta cuestión está resultando actualmente objeto de estudio
de diversas iniciativas, tanto a nivel nacional como internacional,
destacando especialmente la labor de la Organización Internacional del
Trabajo, como se recoge en su Declaración del Centenario para el Futuro
del Trabajo de 201939.
Dentro de las mencionadas modi caciones que ha sufrido el trabajo
tradicional por el uso de las nuevas tecnologías, vamos a centrarnos en la
relativa a la hiperconectividad, esto es, la permanente conexión entre
trabajador y empresario gracias al canal o vía de información y
comunicación aquéllas implican. Como adelantábamos sobre estas líneas,
los dispositivos tecnológicos portátiles y las diferentes aplicaciones
digitales incorporadas a los mismos permiten que los elementos temporal y
espacial del modelo de trabajo clásico se diluyan. Así, un inmenso número
de trabajadores hoy en día tienen la posibilidad de desarrollar su profesión
fuera de los límites tradicionalmente marcados, esto es, en cualquier lugar
diferente al centro de trabajo y en cualquier momento ajeno a la jornada
laboral. Esta situación permite que se hayan fomentado formas de trabajo
como el trabajo a distancia o teletrabajo (que comentaremos en el apartado
correspondiente), mediante las cuales no es necesario que el trabajador se
persone en el centro de trabajo, le otorgan una mayor autonomía en la
gestión de su tiempo, tanto personal como laboral, y se utilizan así como un
mecanismo de conciliación de la vida familiar y profesional.
No obstante, ni siquiera es necesario que se trate de un teletrabajador,
sino que el propio trabajador presencial en muchas ocasiones continúa
desarrollando de alguna manera su actividad una vez nalizada su jornada
laboral (ya sea en sentido estricto, o contestando correos electrónicos,
llamadas, etc.) y, por tanto, sigue conectado a la empresa.
De esta manera, esta aparente exibilidad encierra, el peligro de la
desaparición de dichos límites temporales que tanto esfuerzo y tiempo han
costado lograrlos y de los derechos aparejados a los mismos,
principalmente, el de limitación de la jornada laboral, el derecho al
descanso y la protección de la seguridad y salud de los trabajadores. Con
ello, además, se produce una difuminación de las barreras entre la vida
personal y familiar y la vida laboral, con la consiguiente vulneración de
derecho a la intimidad y al descanso, y los posibles abusos por parte de las
empresas de encomendar una mayor carga de trabajo al trabajador –no sólo
a aquél que desarrolla teletrabajo, sino a todos los trabajadores en su
conjunto, como acabamos de comentar–, al ser conocedores de su
posibilidad de continuar desarrollando sus tareas una vez nalizada su
jornada laboral. Esta situación supone un grave riesgo para la salud de los
trabajadores, tanto física como mental. Física por el uso continuado de
dispositivos tecnológicos y permanecer un número de horas excesivas en un
mismo (sin contar en muchos casos con aparatos ergonómicos) que pueden
conllevar fatiga visual y trastornos musculoesqueléticos, entre otras
secuelas. Mental, asociada a riesgos psicosociales como la fatiga digital40 y
al estrés y falta de descanso.
Según la encuesta de Eurofound Living, working and COVID-19 es muy
probable que el teletrabajo sea cada vez más común tras la crisis del
coronavirus, basándose en la experiencia positiva emanada de trabajadores
y empresarios durante la pandemia. No obstante, a rma que la extensión del
teletrabajo conllevará una mayor difusión de las fronteras entre tiempo de
trabajo y tiempo de descanso, por lo que resulta cada vez más necesario
introducir el derecho a la desconexión en los ordenamientos con el n de
evitar las consecuencias negativas, como el agotamiento, que el mismo
puede surtir en los trabajadores41.
En este estado de cosas, diferentes países han considerado necesario
introducir en su legislación una regulación concreta de esta situación, que se
ha erigido en muchos casos como un derecho especí co, denominado:
“derecho a la desconexión digital.”
La desconexión digital constituye un derecho de reciente reconocimiento
legislativo en nuestro país y podría decirse que también a nivel mundial, si
realizamos un ejercicio de derecho comparado. A pesar de su carácter
aparentemente novedoso, lo cierto es que gran parte de la doctrina considera
que no se trata de un derecho nuevo, sino de una proyección del derecho a
la limitación de la duración de la jornada laboral, en su necesaria adaptación
al uso y aplicación de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación en el mundo del trabajo. Por esta razón, ese mismo sector
entiende que, de respetarse de manera correcta los límites de la duración de
la jornada laboral, no resultaría necesaria la promulgación del derecho a la
desconexión digital en ninguna norma, ya que la propia limitación de la
jornada implica una protección del derecho al descanso del trabajador42.
Se plantean en este punto varios problemas –que se irán explicando con
mayor profundidad más adelante–. En primer lugar, qué derechos del
trabajador se ven afectados por no respetar la jornada laboral y si se
encuentran correctamente protegidos en la nueva norma. Por otra parte, si
constituye un derecho o un deber del trabajador respetar su derecho al
descanso y no trabajar fuera de su horario laboral establecido; y de
constituir un derecho y no un deber, si se trata de un derecho doble –por un
lado, el derecho a no recibir información ni comunicación laboral alguna,
esto es, a no verse contactado fuera del horario de trabajo y, por otro lado, el
derecho del trabajador a no contestar– o simple.
Por último, resulta necesario destacar el papel otorgado –bien o mal– por
la norma a la negociación colectiva, a los acuerdos de empresa y a las
políticas internas, que han sido objeto de múltiples críticas entre la doctrina,
y observar si, con ello, el trabajador se encuentra su cientemente protegido
o no. Además, resulta necesario tomar en consideración la in uencia que la
crisis sanitaria mundial generada por el coronavirus, cuya principal
consecuencia a efectos laborales ha sido la expansión del teletrabajo, y la
incidencia que esta situación va a tener en el derecho a la desconexión
digital y el descanso de los trabajadores.
6. CONCLUSIONES
El derecho a la desconexión digital es el resultado de defender el derecho
al descanso y a la limitación de la jornada laboral ante la aplicación masiva
y descontrolada de las nuevas tecnologías en el seno de la empresa. La
adaptación del trabajo a nuevas herramientas informáticas que permiten una
conectividad permanente y la posibilidad de desarrollar la actividad
profesional en cualquier tiempo y lugar no puede signi car que los derechos
antes mencionados desaparezcan. Así, a la vez que la empresa se adecúa a
dichos cambios, deben hacerlo también los derechos, estableciéndose los
límites que sean necesarios a las nuevas tecnologías para preservarlos,
considerando además los importantes daños que el uso abusivo de aquellas
suponen para la salud física y mental de los trabajadores.
Podríamos resumir las ideas principales en tres.
– La primera, la desconexión digital, engloba tanto el derecho de los
trabajadores a no contestar información procedente de su trabajo como a no
recibirla, con el correspondiente deber del empresario de no enviar dichas
comunicaciones ni esperar respuesta. Algunos convenios colectivos se han
desarrollado contemplando tan sólo el derecho del trabajador a no contestar,
por lo que esta responsabilidad recaería sobre la parte más débil de la
relación laboral. Resulta necesario que exista una corresponsabilidad y un
equilibrio en el compromiso de garantizar la efectiva desconexión digital.
– La normativa desarrollada en España sobre desconexión digital, esto es,
el artículo 88 LOPDGDD, otorga un poderoso papel a la negociación
colectiva, o a los acuerdos de empresa, para regular esta cuestión, y a la
política interna empresarial para delimitar sus modalidades en orden a evitar
la fatiga informática de sus trabajadores y a sensibilizarlos al respecto. A
pesar de haber resultado ampliamente criticada esta opción legislativa por la
doctrina, debemos considerar que el derecho a la desconexión digital es un
derecho subjetivo directamente invocable por los trabajadores, al
encontrarse reconocido legalmente y con independencia de su desarrollo en
convenio colectivo o política interna que, en caso de no existir, podrá
exigirse la correspondiente sanción por incumplimiento del deber del
empresario conforme a la LISOS. Igualmente, pueden coexistir tanto el
convenio colectivo como la política empresarial unilateral, pero ésta debe
respetar las condiciones y derechos establecidos a aquel, por lo que, en caso
de con icto prevalecerá el primero.
– En el panorama actual, la necesidad de regular estas cuestiones se ha
visto acelerada vertiginosamente por la crisis del coronavirus a escala
mundial. Si bien, con anterioridad a la misma se había comenzado a mostrar
interés por regular detalladamente el teletrabajo y la desconexión digital,
tras la pandemia se mostró imprescindible, hasta el punto de que en nuestro
país se ha publicado el Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, de
trabajo a distancia. El hecho de que la solución ofrecida de manera
mayoritaria por los diferentes Estados para afrontar la pandemia haya sido
la restricción casi absoluta de la movilidad y el establecimiento de una
cuarentena obligatoria, ha provocado que el teletrabajo se haya impuesto
como la única solución posible para poder continuar trabajando (en aquellos
casos en los que resultaba factible y no se trataba de servicios esenciales).
En el contexto actual, resulta imprescindible no sólo una regulación legal
estable, sino también convencional y empresarial. Dado que gran parte de
los teletrabajadores actuales y de los futuros no han pactado esta situación,
sino que les ha venido impuesta, no puede contemplarse que su derecho a la
desconexión digital venga establecida por una política interna empresarial
con una mera consulta a los representantes de los trabajadores. La nueva
norma sobre trabajo a distancia parece otorgar un papel menos pesado a la
negociación colectiva y a los acuerdos de empresa en materia de
desconexión digital por lo que, aunque continúe mostrándose en muchos
casos como un instrumento positivo e idóneo, no depende exclusivamente
de ellos la delimitación de las modalidades de ejercicio del derecho.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Ó
2. TIEMPO DE TRABAJO: LA DELIMITACIÓN DE UN CONCEPTO
CADA VEZ MÁS DIFUSO
CRISTINA ARAGÓN GÓMEZ
Profesora Contratada Doctora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Nacional de Educación a Distancia
1. TIEMPO DE TRABAJO: LOS DIFUSOS CONTORNOS DE UN
CONCEPTO
Delimitación legal.– La delimitación del tiempo de trabajo es una de las
grandes cuestiones laborales de nuestro tiempo y clara muestra de ello es
que se encuentra en primera línea del debate judicial. La relevancia de esta
cuestión es debida a la repercusión que el tiempo de trabajo tiene no sólo
sobre el salario, sino también sobre el derecho al descanso y su incidencia
en la salud, en la vida personal, familiar y social del trabajador. Una
importancia que se ha visto agudizada con la entrada en vigor del registro
de jornada.
Al margen de lo expuesto, en muchos sectores de actividad, las nuevas
tecnologías hacen innecesaria la presencia física del trabajador en la sede de
la empresa, lo que ha contribuido a difuminar los contornos existentes con
anterioridad entre el tiempo de trabajo y el tiempo de descanso.
El concepto tiempo de trabajo alude al “encuadramiento temporal de la
deuda de actividad a cargo del trabajador”62 o, dicho en otros términos, al
“tiempo que cada día invierte el trabajador en cumplir sus obligaciones
para con el empresario, derivadas del contrato de trabajo”63. Ciertamente,
aunque el Estatuto de los Trabajadores (en adelante, ET) no de ne qué
debemos entender por «tiempo de trabajo», ofrece dos criterios que pueden
servirnos de orientación a este respecto: uno de estos criterios, de alcance
cuantitativo, hace alusión a los límites del cómputo (art. 34.5 ET) y el otro,
de alcance cualitativo, se re ere al único tiempo que puede contabilizarse
como tal (art. 34.1 ET). En efecto, de un lado, el art. 34.5 ET advierte que
“el tiempo de trabajo se computará de modo que tanto al comienzo como al
nal de la jornada diaria el trabajador se encuentre en su puesto de
trabajo” (art. 34.5 ET). De otro lado, con base en el art. 34.1 ET, sólo se
contabiliza a efectos de la duración máxima de la jornada ordinaria el
tiempo de “trabajo efectivo”.
De lo anteriormente expuesto, se desprende que la jornada comienza a
computarse desde el momento en el que el trabajador está listo para
trabajar, de forma que quedaría excluido todo el tiempo destinado a
desarrollar actividades previas a la llegada al puesto o posteriores a la
retirada del mismo. Sin embargo, como veremos, la realidad evidencia que
la delimitación no es ni mucho menos sencilla y resulta sumamente
complejo identi car cuáles son los elementos con guradores de este
concepto, cuyos contornos se presentan cada vez más difusos.
Tiempos de descanso computables como de trabajo.– El propio legislador
computa dentro de la jornada, ciertos períodos en los que no existe trabajo
efectivo, como son los permisos del art. 37.3 ET (por cuanto tienen carácter
retribuido y no recuperable), las vacaciones anuales o los períodos de no
trabajo por impedimentos imputables al empresario del art. 30 ET64.
Desplazamientos.– De otro lado, ya hemos advertido que el art. 34.5 ET
deja fuera de la jornada todo período de tiempo conducente a tomar o dejar
el trabajo materialmente. De esta forma, los desplazamientos entre el
domicilio particular del trabajador y el centro de trabajo habitual no forman
parte del contenido de la relación laboral; incluso en el supuesto de que el
centro de trabajo no sea el estipulado en el contrato, sino uno distinto al
inicialmente convenido por decisión unilateral del empresario65. No
obstante lo anterior, otra sería la conclusión si el desplazamiento se
produjera desde el centro de trabajo habitual a otro lugar distinto donde se
ordene la prestación de servicios, pues en tales casos, el Tribunal Supremo
ya ha matizado que el tiempo invertido en este desplazamiento, así como su
regreso, sí debería considerarse jornada de trabajo a todos los efectos66. Con
respecto al cómputo de los desplazamientos como tiempo de trabajo, el
TJUE –como tendremos oportunidad de abordar en el siguiente epígrafe–
también ha incorporado nuevos argumentos al debate, estableciendo
importantes matizaciones cuando el centro de trabajo no es estable, sino
móvil o itinerante.
Actividades preparatorias.– Partiendo de la literalidad del art. 34.5 ET,
tampoco computaría como jornada de trabajo el período destinado al aseo
personal o al cambio de indumentaria67. Y, de hecho, los tribunales vienen
entendiendo que el accidente acaecido en el vestuario no goza de la
presunción de laboralidad, pues no se ha producido durante el tiempo de
trabajo (al no encontrarse el trabajador en su puesto) y, en consecuencia, no
cumple uno de los requisitos exigidos por el legislador en el art. 156.3
LGSS68. Y ello aun cuando ese tiempo en el vestuario se invierta para
ponerse equipos de protección individual cuya utilización es obligatoria69.
Sin embargo, el legislador sí contabiliza dentro de la jornada el período
dedicado al aseo personal de los trabajadores expuestos a agentes biológicos
o cancerígenos durante el trabajo (arts. 6.2 RD 665/199770 y 7.2 RD
664/199771).
Por otro lado, si la jornada se inicia cuando que el empleado se encuentra
en su puesto, no constituye tiempo de trabajo el que se emplea en el acceso
o en la salida del mismo (como el período invertido en char o los
desplazamientos dentro del propio centro)72. Sin embargo, con respecto a
los trabajos en el interior de las minas, la jornada se computa desde la
entrada de los primeros trabajadores en el pozo hasta la llegada a bocamina
de los primeros que salgan (art. 25.1 RD 1561/1995).
Ya hemos apuntado que, con base en el art. 34.5 ET, tampoco se
consideraría tiempo de trabajo el destinado a actos preparatorios. Y, por
ejemplo, partiendo de este criterio, el convenio colectivo de aplicación a los
actores de obras audiovisuales excluye de la jornada “el tiempo necesario
para la caracterización (vestuario, maquillaje y peluquería) del
actor/actriz, hasta un máximo de una hora”73. Igualmente, con base en tal
precepto, la STS 12-12-1994, Rº 1320/1994, no computó dentro de la
jornada de trabajo el tiempo empleado en coger y dejar el vehículo de la
empresa en el garaje. Para ello, el Tribunal se apoyó en los siguientes
argumentos: En primer lugar, del art. 34 ET se deduce que la jornada se
computa de modo que tanto al comienzo como al nal de la misma el
trabajador debe encontrarse en su puesto de trabajo. Y en segundo lugar, el
convenio colectivo aplicable establecía que la jornada de trabajo comenzaría
y nalizaría en el centro de trabajo y “a ello debe estarse”, pues si los
negociadores hubieran querido que la jornada de trabajo comenzara y
terminara en los garajes lo hubiese dicho expresamente.
Pues bien, a pesar de que la regla pareciera ser que los actos preparatorios
no computan como tiempo de trabajo efectivo, el art. 8.Uno RD
1435/198574 advierte que la jornada de los artistas sí comprende los tiempos
de ensayo y el art. 9.1 RD 1006/198575 aclara que la jornada de los
deportistas profesionales alcanza los entrenamientos y los períodos de
preparación física y técnica. Y no sólo el legislador ha previsto excepciones
al respecto, también lo ha hecho los tribunales. Así, se ha contabilizado
como tiempo de trabajo el invertido por un vigilante de seguridad en
recoger y devolver el arma al comienzo y al nal de cada jornada, cuando
no coincide el lugar de depósito con el lugar de prestación de servicios76, así
como el destinado a recoger el uniforme de trabajo, en un lugar distinto a su
centro de trabajo y fuera de su jornada ordinaria77. El criterio determinante,
en opinión del Supremo, es que estos desplazamientos no son los propios de
ida y vuelta al trabajo desde el domicilio del trabajador, sino que están
determinados por un deber impuesto por la empresa en atención a las
necesidades o conveniencias del servicio.
Formación del trabajador.– De igual forma, se contabiliza como tiempo
de trabajo los siguientes períodos destinados a la formación del trabajador:
a) los relativos a la formación teórica y práctica en materia de prevención de
riesgos laborales, pues deberá impartirse dentro de la jornada de trabajo o,
en su defecto, en otras horas pero con el descuento en aquélla del tiempo
invertido en la misma (art. 19.2 LPRL); y b) los correspondientes a la
formación necesaria para la adaptación del trabajador a las modi caciones
operadas en el puesto de trabajo [arts. 4.2.b) y 23.d) ET, en la redacción
dada por la Ley 3/2012], pues “se considerará en todo caso tiempo de
trabajo efectivo”. Y, en su virtud, se ha computado como tiempo de trabajo
el período dedicado fuera del horario habitual a la obtención del certi cado
de formación necesario para renovar el ADR (carné para transportar
mercancías peligrosas). En opinión del Tribunal Supremo, en su STS 11-12-
2017, Rº 265/2016, el tiempo invertido en estas actividades formativas
(tanto el tiempo de asistencia al curso, como el de asistencia al examen), ha
de considerarse tiempo de trabajo efectivo y ha de ser remunerado como tal,
pues nos encontramos ante una actividad que encuentra pleno encaje en el
art. 23.1.d) ET.
Es más, antes de la modi cación legislativa llevada a cabo por la Ley
3/2012, el Tribunal Supremo ya venía aplicando idéntica solución con
respecto a las obligaciones formativas impuestas a los vigilantes de
seguridad78, a los operadores de grúas móviles autopropulsadas79 o a los
conductores que prestan servicios en empresas del sector del transporte de
viajeros80, por cuanto no estamos ante un tiempo de formación que responda
a la libre decisión del trabajador, sino ante una formación que tiene lugar
precisamente porque éste está trabajando en la empresa que es la que, en
de nitiva, resulta bene ciada. Se trata, por tanto, de una formación que
presenta identidad de razón con la obligación formativa que establece a
cargo de las empresas el art. 19.2 LPRL “y debe tener una solución
análoga a la prevista en ese precepto”.
Y este mismo argumento –el de la obligatoriedad– es el que lleva a la
SAN 21-3-2019, Rº 21/2019 a concluir que el tiempo dedicado a la
realización de cursos de formación programados con carácter obligatorio
debe considerarse tiempo de trabajo. Y, a tal efecto, la Audiencia realiza dos
a rmaciones de especial interés: a) que es perfectamente lícito que, por
convenio colectivo, se acuerde la asistencia obligatoria a determinadas
acciones formativas; y b) que es igualmente lícito que la formación se
realice fuera de la jornada siempre y cuando ese tiempo quede
compensando. Y precisamente por ello, las SSTS 20-2-2019, Rº 210/2017 y
6-3-2019, Rº 23/2018 no aplican las disposiciones de jornada al tiempo
invertido en recibir cursos de formación que forman parte de una oferta
formativa generalizada, sin vinculación directa a concretos puestos de
trabajo y sin que su aceptación o rechazo ocasione consecuencias de ningún
tipo.
Tiempos de espera y guardias (de presencia o de localización).– En la
delimitación de qué se entiende por trabajo efectivo, presentan especial
complejidad los tiempos de presencia o las guardias, por cuanto se
caracterizan por ser períodos de inactividad laboral durante las cuales el
trabajador no produce ningún resultado.
En relación con el sector del transporte y el trabajo en el mar, el art. 8.1
RD 1561/1995 de ne el tiempo de presencia, como aquel en el que el
trabajador “se encuentre a disposición del empresario sin prestar trabajo
efectivo, por razones de espera, expectativas, servicios de guardia, viajes
sin servicio, averías, comidas en ruta u otras similares”. Pues bien, la
misma norma no contabiliza este tiempo de presencia a efectos de la
duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo, ni para el número
máximo de horas extraordinarias. No obstante, las horas de presencia se
abonan como horas ordinarias y, además, el legislador establece un límite:
Concretamente, el art. 8 RD 1561/1995, en su apartado tercero, advierte que
los tiempos de presencia“no podrán exceder en ningún caso de veinte
horas semanales de promedio en un período de referencia de un mes”. Y
este régimen jurídico se aplica igualmente al transporte ferroviario (art. 13.1
RD 1561/1995) y al personal de vuelo en la aviación civil (art. 14 de este
mismo cuerpo normativo).
En relación con los abogados que prestan servicios en despachos
individuales o colectivos81, el art. 14 RD 1331/2006 advertía que estos
tiempos de espera no se computarían a efectos de la duración máxima de la
jornada de trabajo, sin prever siquiera límite alguno. No obstante, es
importante advertir que la STS (CA) 16-12-2008, Rº 7/2007, declaró nulo
este apartado por cuanto contrariaba la directiva comunitaria.
Y, nalmente, con respecto a los empleados al servicio del hogar familiar,
en el RD 1620/201182 el legislador tampoco computa los tiempos de
presencia dentro de la jornada máxima (art. 9.1) e igualmente los somete al
mismo límite, exigiendo su retribución o compensación con descanso
(art. 9.2). En cualquier caso, debemos tener en cuenta que estas
regulaciones rigen exclusivamente con respecto a estos concretos sectores
de actividad y no son extensibles a otros sectores distintos que no estén
incluidos en el ámbito de aplicación de tales normas.
Por su parte, las guardias de presencia física vienen constituidas por
aquellos períodos durante los cuales el trabajador se encuentra en su puesto
de trabajo, en actitud atenta y vigilante, y preparado para desempeñar las
funciones que le son propias, pero no ejecutándolas de modo real y activo83.
Se de nen, por tanto, por la concurrencia de las siguientes características: a)
la presencia del trabajador en el lugar designado por el empresario; b) la
actitud disponible del empleado a prestar servicios inmediatos en caso de
necesidad; y c) la existencia de períodos de inactividad laboral, pues si no
es necesaria la intervención urgente del profesional, éste puede descansar e
incluso dormir en el lugar habilitado para ello en el centro de trabajo. La
cali cación de las guardias de presencia física como tiempo de trabajo
deriva, en gran medida, de la doctrina comunitaria y de ahí que, el análisis
de este concreto extremo, lo remitamos al epígrafe siguiente.
Y, por último, los turnos o servicios de disponibilidad, también llamados
guardias de localización, se caracterizan por el hecho de que, durante los
mismos, el profesional no realiza trabajo efectivo alguno, quedando
únicamente obligado a estar en situación y lugar en que pueda ser
localizado, a n de que si se produce una emergencia que obligue al mismo
a presentarse en el centro de trabajo, pueda acudir con la mayor rapidez
posible (STS 3-3-1993, Rº 2160/1991). En términos muy similares los ha
de nido el legislador en relación con el personal estatutario de los servicios
de salud [art. 46.2.d) Ley 55/200384], aclarando que estos períodos no serán
tomados en consideración para la duración máxima de la jornada “salvo
que el interesado sea requerido para la prestación de un trabajo o servicio
efectivo, caso en que se computará como jornada tanto la duración del
trabajo desarrollado como los tiempos de desplazamiento” (art. 48.2 Ley
55/2003). Una regulación que trae igualmente su causa en la doctrina
comunitaria, como ahora mismo veremos.
3. CONCLUSIÓN
Todo lo anteriormente expuesto evidencia la enorme di cultad con la que
se encuentra el intérprete a la hora de identi car los contornos de la jornada
laboral. Y es que, ciertamente, el concepto mismo de “trabajo efectivo”
resulta cada vez más inclusivo. Dos sentencias son especialmente
elocuentes al respecto. De un lado, según la SAN 12-7-2016, Rº 171/201697,
debe considerarse tiempo de trabajo el destinado a asistir a una convención
nacional por ventas organizada por Altadis SA y Tabacalera SLU, y ello a
pesar de que el contenido de esta reunión era esencialmente lúdico y tenía
por nalidad confraternizar entre la dirección de la empresa y los miembros
de la plantilla. El argumento utilizado por la Audiencia es que se demostró
que, durante la convención, también se realizaban algunas reuniones de
equipo y se impartían sesiones formativas. Además, la propia Audiencia
puntualiza que el tiempo utilizado por los trabajadores para asistir a tales
eventos debe tener el mismo tratamiento que el tiempo dedicado a dicha
actividad. En consecuencia, si el desplazamiento a la convención obligaba a
los trabajadores a viajar en domingo, el tiempo de viaje debía computarse
como tiempo de trabajo efectivo, a compensar posteriormente con días de
descanso.
De otro lado, y en relación con estas mismas empresas (Altadis SA y
Tabacalera SLU), la STS 19-3-2019, Rº 30/2018, ha considerado tiempo de
trabajo el destinado a participar en determinados eventos lúdicos
organizados por la empresa para invitar a los clientes y reforzar los vínculos
comerciales (ligas de fútbol, presentación de revistas, bowling cup,…) y
ello a pesar de que la asistencia del personal a estos eventos tenía carácter
voluntario. En opinión del Tribunal, para determinar si el tiempo que el
trabajador dedica a realizar una actividad debe o no ser considerada tiempo
de trabajo, lo esencial no es el carácter voluntario o involuntario de las
mismas, ya que: a) el trabajo que se desempeña por cuenta ajena es de
carácter voluntario ex art.1.1 E.T; y b) existen determinadas prestaciones
con respecto a las cuales el trabajador es libre de decidir su realización y
ello no condiciona su naturaleza (como sucede con las horas extraordinarias
que, siendo también voluntarias, se consideran tiempo de trabajo). Lo
verdaderamente determinante es que el trabajador permanezca en el trabajo,
a disposición del empresario y en ejercicio de su actividad o de sus
funciones. En consecuencia, estos eventos de carácter comercial son
actividades programadas por el empresario y en cuyo desarrollo el
trabajador debe atenerse a las pautas del empleador, encontrándose en
consecuencia bajo el ámbito organicista, rector y disciplinario de éste, por
lo que deben computarse dentro de la jornada.
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É
3. TIEMPO DE TRABAJO, GÉNERO Y SOSTENIBILIDAD
MEDIOAMBIENTAL: UN WIN TO WIN A TRAVÉS DE LA
NEGOCIACIÓN COLECTIVA*
CONSUELO CHACARTEGUI JÁVEGA
Profesora titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universitat Pompeu Fabra – Barcelona 98
1. INTRODUCCIÓN
La presente comunicación aborda los retos que plantea la regulación del
tiempo de trabajo teniendo como marco los Objetivos de Desarrollo
Sostenible de Naciones Unidas de 2030, desde la interacción de tres
objetivos que necesariamente están compelidos a convivir en las empresas
en favor de los bene cios mutuos que esta trilogía comporta: la igualdad de
género (objetivo 5), el trabajo decente (objetivo 8) y la acción por el clima
(objetivo 13). El tema se aborda desde una metodología multinivel, si bien
la virtualidad de este trabajo es el análisis de aquellas prácticas
convencionales españolas que muestran las ventajas que para las empresas
supone la inclusión de cláusulas de tiempo de trabajo que repercutan en una
mayor sostenibilidad medioambiental y, simultáneamente, en unas mejoras
de las condiciones de trabajo respecto a las personas trabajadoras. Las
propuestas se centran, a partir de prácticas convencionales sostenibles, en
proporcionar diversos elementos de actuación a los agentes sociales que
favorezcan las posibilidades de diseñar cláusulas que reduzcan la jornada de
trabajo de las personas trabajadoras en las empresas o bien que aporten
elementos de exitime que contribuyan, al mismo tiempo, a minimizar los
riesgos medioambientales. En de nitiva, el análisis integrado, que incluye
la perspectiva de género, muestra que la negociación colectiva se erige
como elemento crucial hacia modelos socialmente más justos con los
derechos de las personas trabajadoras –particularmente las mujeres–, así
como medioambientalmente más sostenibles y respetuosos con los entornos
naturales.
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Anexo 1. CONVENIOS COLECTIVOS QUE FIJAN JORNADA DE 35
HORAS SEMANALES
CC DE SECTOR CC DE EMPRESA
5. CONCLUSIONES
1.ª Decía el Profesor Rivero, al tratar del calendario laboral, que con el
lacónico contenido del art. 34.6 del LE161, era necesario una regulación
detallada, y por ello debemos aprovechar el nuevo Estatuto de los
trabajadores y posteriormente su desarrollo reglamentario, para que el
mismo se convierta en el instrumento que salvaguarde el derecho a la
previsibilidad de la jornada.
2.ª ¿Cómo podemos conjugar la salud laboral y la conciliación familiar y
social con jornadas impredecibles, con trabajos de llamada en espera?.
Resulta muy complicado. Por ello es necesario establecer el derecho a
conocer nuestra agenda laboral, nuestros días y horas de trabajo con la
su ciente antelación que nos permita organizar nuestra vida. Ni la Carta
Europea de los Derechos Fundamentales, ni la Directiva 2003/88/Ce, ni la
nueva Directiva UE 2919/152, ni siquiera en las NTP establecen, o
mencionan este derecho a la previsibilidad de la jornada. Es necesario
establecerlo y dotarle de contenido obligatorio y sobre todo del derecho a
ser materia del contenido de la información que debe conocer por los
propios trabajadores y por los representantes de los mismos. Necesitamos
establecer el derecho a la previsibilidad de la jornada como parte del objeto
del contrato de trabajo. Y disponemos del instrumento de control que es el
calendario laboral.
3.ª Cuando se estudia la JI se descubre que el poder de dirección ha
trasladado la ajenidad en los riesgos a los propios trabajadores, que
terminan colaborando en la productividad pero con una carga que no es
propia del contrato de trabajo. Asumir que cualquier día es un día de
trabajo, o que un día de trabajo puede convertirse en descanso, o que un día
de descanso se convierta en uno de trabajo, con la salvaguarda de un
preaviso mínimo de cinco días no es su ciente.
4.ª Sobre la base de la Directiva (UE) 2019/1152, del Parlamento Europeo
y del Consejo de 20 de junio de 2019, relativa a unas condiciones laborales
transparentes y previsibles en la Unión Europea, debe establecerse con
claridad el derecho a la previsibilidad de la jornada laboral, cuyo n es
defender la Salud de los trabajadores, su derecho al ocio, así como el
derecho a la vida familiar que no pueden ser disfrutados sin una
previsibilidad de la jornada laboral. Ante lo fugaz de la vida y en esta tierra
terminaré recordando del disco la Leyenda del tiempo una de sus canciones:
volando voy, volando vengo y por el camino yo me entretengo162.
5. CUESTIONES INTERPRETATIVAS SOBRE EL REGISTRO DE
JORNADA: ¿UNA REGULACIÓN EFECTIVA?
JUAN CARLOS GARCÍA QUIÑONES
Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Complutense de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
Con fecha 12 de mayo de 2019, de conformidad con lo preceptuado en el
apartado 4 de la Disposición Final Sexta del Real Decreto-Ley 8/2019, de 8
de marzo, de medidas urgentes de protección social y de lucha contra la
precariedad laboral en la jornada de trabajo (BOE de 12.03.2019), ha
entrado en vigor la nueva regulación en materia de registro de jornada
establecido en el apartado 9 del artículo 34 del ET, según la redacción dada
al mismo por el apartado 2 del artículo 10 del Real Decreto-Ley 8/2019,
citado. De igual modo que, el apartado 1 de este último precepto, ha
modi cado asimismo el apartado 7 del artículo 34 del ET.
En este contexto, también, debe hacerse mención a la STJUE de 14 de
mayo (asunto C-55/18), que ha dado respuesta a la cuestión prejudicial
planteada por la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional por auto de 19
de enero de 2018, concluyendo en el deber de los Estados miembros de
“imponer a los empresarios la obligación de implantar un sistema objetivo,
able y accesible que permita computar la jornada laboral diaria realizada
por cada trabajador” (apartado 60). Sentencia ésta cuyo fallo declarativo
señala que: “Los artículos 3, 5 y 6 de la Directiva 2003/88/CE del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de noviembre de 2003, relativa a
determinados aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo,
interpretados a la luz del artículo 31, apartado 2, de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea y de los artículos 4,
apartado 1, 11, apartado 3, y 16, apartado 3, de la Directiva 89/391/CEE
del Consejo, de 12 de junio de 1989, relativa a la aplicación de medidas
para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores
en el trabajo, deben interpretarse en el sentido de que se oponen a una
normativa de un Estado miembro que, según la interpretación de esa
normativa adoptada por la jurisprudencia nacional, no impone a los
empresarios la obligación de establecer un sistema que permita computar
la jornada laboral diaria realizada por cada trabajador”.
Con estos antecedentes, nos proponemos en la presente comunicación
elaborar una re exión sobre las distintas cuestiones interpretativas que
plantea el registro de jornada, a partir de su regulación actual en el artículo
34.9 del ET, considerando los objetivos expresados por el legislador para la
implementación de semejante medida, junto con los interrogantes que se
han suscitado con ocasión de su materialización legal dentro de los
diferentes apartados que conforman su contenido, ya sea vinculados con
preguntas relativas al ámbito de aplicación del registro horario regulado en
el artículo 34.9 del ET, ya sea sobre el propio contenido y el sistema de
registro, ya sea sobre la conservación y acceso al registro, ya sea sobre el
registro de horas extraordinarias, ya sea –en último lugar– en relación con
la posible utilización del registro con nes sancionadores del trabajador.
7. VALORACIÓN CONCLUSIVA
En de nitiva, como se ha podido constatar a lo largo de los distintos
epígrafes que desarrollamos en la presente comunicación, son muchos y de
variada importancia los interrogantes surgidos al albur de la nueva
regulación del registro de jornada que contiene, con el recorrido que se ha
visto, la redacción vigente del artículo 34.9 del ET. Interrogantes que, en
cualquier caso, no desvirtúan ni desmerecen un ápice la signi cación que
ostenta semejante avance en el ámbito de las relaciones laborales.
Á Ó
6. PROBLEMAS PRÁCTICOS PARA LA ORDENACIÓN DEL TIEMPO
DE TRABAJO EN LAS RELACIONES LABORALES DE
PLATAFORMAS DIGITALES DE REPARTO*
PABLO GIMENO DÍAZ DE ATAURI
Profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Carlos III de Madrid 163
1. PRESTACIÓN DE SERVICIOS EN PLATAFORMAS,
LABORALIDAD Y TIEMPO DE TRABAJO
3. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
La acumulación de resoluciones judiciales en las que se reconoce la
laboralidad de los repartidores de plataformas parece resolver, a la espera de
una eventual uni cación de doctrina por el Tribunal Supremo a la que abre
las puertas la aislada STSJ Madrid I, el debate acerca de la naturaleza
jurídica del vínculo. Sin embargo, es evidente que la formalización de la
relación como trabajadores autónomos no sólo implica un ahorro de costes,
sino la existencia de una exibilidad que nuestro derecho laboral no
contempla. El empleo a demanda o contratos cero horas (por ser este el
tiempo que se obligan a trabajar y a remunerar, recíprocamente) no tiene en
la actualidad cabida en nuestro sistema jurídico. La elasticidad de la jornada
(si la exibilidad permite “recolocarla”, este término me parece más
adecuado para modi car su extensión) está vinculada a la extensión de las
horas garantizadas (horas ordinarias pactadas) en el contrato a tiempo
parcial.
El régimen jurídico aplicable al cómputo de la jornada debe ser, por la
naturaleza de la prestación, el establecido en el art. 10 del RD de jornadas
especiales para transportes por carretera.
Ello implica la necesaria retribución del tiempo de presencia sin
asignación de pedidos, lo que obliga a un ajuste más preciso del tiempo que
la empresa necesita a cada repartidor. Éste deberá estar vinculado a los
pedidos realizados y no a las franjas en las que esté activo el trabajador.
Teniendo en cuenta que las horas de presencia (a la espera de un pedido) no
computan a efectos de jornada ordinaria, aunque deban retribuirse, la
di cultad de delimitación contractual es aún mayor.
Todo ello lleva196 a hacer recomendable una regulación especí ca que dé
respuesta a este tipo de actividad, sin perjuicio de que deba evitarse la
precarización del empleo. Esta normativa, a mi juicio, no debe consistir en
una relación laboral especial, sino en una adaptación de la normativa de
jornadas especiales de trabajo, previa habilitación legal para no chocar con
la regulación del trabajo a tiempo parcial. Así, en la línea de la Directiva de
Condiciones Laborales Transparentes, debe asegurarse al trabajador un
mínimo de horas retribuidas (franjas, en la terminología usada por las
empresas titulares de las plataformas) que garantice una estabilidad
económica mínima, unida a una exibilidad fuerte al alza, sin los límites
porcentuales de las horas complementarias. La determinación concreta de
estos aspectos debe hacerse, en cualquier caso, con un espacio propio para
la negociación colectiva. El encuadramiento en los acuerdos ya existentes197
no resulta satisfactoria, por lo que es preciso promover acuerdos sectoriales
propios –el nivel empresarial supondría un evidente riesgo de competencia
a la baja– en los que se admita la exibilidad negociada.
Ó
7. EL TRABAJO EN DOMINGOS Y FESTIVOS EN LA NEGOCIACIÓN
COLECTIVA
ELENA LASAOSA IRIGOYEN
Profesor Titular de Universidad
Universidad Rey Juan Carlos
1. INTRODUCCIÓN
Desde hace unos años se puede observar en nuestro país un aumento
signi cativo de la actividad laboral que se desarrolla en domingos y en días
festivos. Aunque este incremento se debe a razones diversas198, entre ellas
destaca especialmente el proceso de ampliación de los horarios comerciales
que paulatinamente se ha ido produciendo en la mayoría de las
Comunidades Autónomas, que ha entrañado una profunda modi cación en
la distribución del tiempo de trabajo para los empleados del comercio.
Como consecuencia de ello los trabajadores de este ámbito se enfrentan a
inconvenientes nada desdeñables, comenzando por los que tienen que ver
con sus di cultades para conciliar la vida laboral, familiar y personal. Es
evidente la complejidad que ofrece compaginar el cuidado de los hijos
menores con la prestación laboral en los días no lectivos a nivel escolar; así
como el impedimento que suponen sus horarios laborales a la hora de
participar en muchas actividades o eventos sociales o familiares.
Desde el punto de vista empresarial, se alega a menudo una necesidad
incontestable de contar con fuerza laboral en fechas festivas y domingos. Y
es que una vez que la legislación administrativa permite la apertura y que
los establecimientos de la competencia así lo hacen, la decisión de no abrir
en tales fechas supone una clara merma de la propia competitividad.
En el contexto de este con icto de intereses entre empresa y trabajadores,
la negociación colectiva puede constituir una herramienta especialmente
efectiva para poner en equilibrio la defensa de unas condiciones laborales
dignas y la necesaria competitividad de las empresas, respetando los
derechos mínimos que los trabajadores tienen reconocidos en la legislación.
Así las cosas, esta comunicación tiene como objetivo presentar un
resumen de las cláusulas sobre la materia que más frecuentemente se
recogen en los convenios colectivos del ámbito del comercio, tanto
empresariales como sectoriales. Previamente se expondrán las líneas
básicas de la ordenación legal sobre la cuestión, para aportar claridad acerca
de qué cláusulas convencionales suponen realmente mejoras para los
trabajadores por encima de sus derechos legales.
En cuanto al criterio temporal, se han analizado convenios colectivos que
están vigentes y cuya redacción es posterior a la entrada en vigor del Real
Decreto-Ley 20/2012, de 13 de julio, de Medidas para Garantizar la
Estabilidad Presupuestaria y de Fomento de la Competitividad, que
modi có la ordenación de los horarios de apertura comercial a nivel estatal.
4. CONCLUSIONES
En la actualidad, una vez generalizada en nuestro país la apertura de los
comercios en domingos y festivos (sobre todo en algunas zonas como la
Comunidad de Madrid), el tratamiento de esta realidad en la negociación
colectiva es muy desigual.
Son bastantes los convenios colectivos del comercio que no contienen
prácticamente ningún tipo de ordenación especí ca de esta prestación de
servicios, salvo para dejar clara la obligatoriedad de su realización,
a rmando que la jornada ordinaria se desarrollará de lunes a domingo. Los
trabajadores que están bajo su ámbito de aplicación solo disponen por tanto
de las garantías mínimas que les concede el Estatuto de los Trabajadores;
pero esta norma no les da derecho a recibir una retribución superior a la
normal a cambio de su trabajo en domingos y festivos (salvo cuando se trate
de horas extraordinarias y además no se compensen por descanso, en
aplicación del ya comentado art. 47 del RD 2001/1983).
Entre los convenios que sí mejoran la ordenación legal de la materia para
los trabajadores, las ventajas más frecuentes serían: en primer lugar la
limitación del número anual de domingos y festivos en los que estarán
obligados a prestar servicios (limitación totalmente ausente en la regulación
legal); así como la jación de algún complemento retributivo destinado a
recompensar el mayor esfuerzo que supone la actividad en tales días; y en
menor medida, su compensación por descanso incrementando el número de
horas de asueto. También proliferan las fórmulas mixtas de compensación
económica y descanso.
En todo caso, cualquier análisis de la materia debe partir de la diferencia
radical en el tratamiento de la prestación de servicios en domingos y
festivos, dependiendo de que ésta forme parte de la jornada ordinaria o bien
se trate de horas extraordinarias.
Al respecto, lo cierto es que los convenios colectivos del comercio en su
inmensa mayoría integran el trabajo en domingos y festivos dentro de la
jornada ordinaria, lo cual conlleva que su cumplimiento sea obligatorio para
el trabajador. También existe algún caso excepcional en que el convenio
considera estos servicios como jornada ordinaria, pero aun así se establecen
mecanismos para garantizar que solo trabajen en las aludidas fechas los
trabajadores que así lo decidan, a cambio de una retribución superior.
En otro orden de cosas, no se ha detectado que los convenios analizados
prevean expresamente la posibilidad de que los trabajadores soliciten la
adaptación de la jornada regulada en el art. 34.8 ET, para quedar exentos del
trabajo en domingos y festivos, o para reducir sus horas de actividad en
tales días. Pero lo cierto es que nada les impide acudir a este cauce,
solicitando una adaptación consistente en no trabajar los domingos y
festivos con el n de conciliar su vida laboral y familiar, lo que el
empleador podrá o no conceder tras el necesario proceso negociador, en
función de la razonabilidad de la medida y de los posibles perjuicios que
cause a la empresa.
Como re exión nal cabe poner de relieve que, en tiempos recientes, el
notable aumento del trabajo prestado en los días que tradicionalmente eran
de descanso y de reunión familiar ha conllevado una indudable pérdida de
calidad de vida para muchos trabajadores; y que este esfuerzo considerable
que supone el trabajo en domingos y festivos no viene acompañado con
carácter general de un complemento económico especí co, ya que el
Estatuto de los Trabajadores no lo exige y muchos convenios colectivos no
lo contemplan. Cabría plantear, como propuesta de lege ferenda, la
inclusión en nuestra legislación laboral de la obligación empresarial de
retribuir especí camente los servicios prestados en domingos y festivos,
dadas las di cultades de conciliación de la vida laboral y familiar que
acompañan a esta realidad, dejando a la negociación colectiva la
determinación de su cuantía al igual que sucede con el trabajo nocturno en
virtud del art. 36.2 ET.
8. JORNADA DE TRABAJO, SEGURIDAD Y SALUD
ASUNCIÓN LÓPEZ ARRANZ
Profesora Contratada Doctora de la UDC
1. INTRODUCCIÓN
Conjugar jornada de trabajo y descanso adecuado para los trabajadores es
de gran importancia, más aún, cuando en esta institución se aúnan interés
totalmente contrapuestos entre empresarios y trabajadores, que en épocas de
crisis se decantan siempre en perjuicio de los trabajadores que, en muchas
ocasiones se ven abocados a jornadas prolongadas más allá de las
establecidas legal o convencionalmente253.
Sin lugar a dudas las jornadas extenuantes son un factor de riesgo laboral
para el trabajador, porque pueden generar alteraciones de la salud, bien por
algún tipo de dolencia directamente conectada con el sobreesfuerzo, o bien
derivada de alguna patología como el estrés. Además, el tiempo de trabajo,
puede suponer también, la exposición a diferentes agentes o fenómenos
nocivos. Y si la jornada se realiza a turnos y de carácter nocturno los riesgos
se agudicen254.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que, de 600
millones de personas activas en el mundo, una de cada cinco trabaja más de
48 horas a la semana, a menudo en busca de ingresos que les permitan
llegar hasta n de mes, para lo cual realizan jornadas excesivas. Señala
además, que alrededor de un 22 por ciento de la fuerza de trabajo mundial,
pasa interminables horas en su puesto de trabajo, consecuentemente con
ello el acortamiento del tiempo de descanso, por lo que una jornada
excesivamente larga puede ocasionar graves problemas de seguridad, es
decir fatiga y estrés que acumulados durante la jornada laboral afectan la
salud de las personas y las condicionan a tener más errores y accidentes. En
este sentido se ha podido comprobar que los trabajadores que hacen horas
extras, por ejemplo, son un 61 por ciento más propenso a sufrir heridas o
enfermedades255. Además un elemento preocupante es lo que el Informe de
la Organización Internacional del Trabajo considera como una “brecha de
género claramente visible”, los hombres tienden a trabajar una mayor
cantidad de horas fuera de casa, mientras que las mujeres trabajan menos
horas, y en ocasiones con jornadas de menos de 35 horas, pero esta se ve
aumentada paralelamente, ya que por norma general en ellas recae la
responsabilidad de realizar un trabajo no remunerado en los hogares y de
ocuparse de los miembros de la familia niños, ancianos o enfermos lo que
ocasiona que sumados los tiempos de trabajo dentro y fuera del hogar se a
alargue la jornada de las mujeres entre un 13 a un 19 por ciento, y la
diferencia aumenta cuando hay más niños256.
Los objetivos perseguidos en este trabajo son el análisis y estudio de la
reducción, modi cación y exibilización de la jornada de trabajo en
relación a la actividad laboral de manera que afecte por igual a hombres y
mujeres. Además, y teniendo en cuenta la robotización y digitalización de la
actividad laboral, la presencia de las personas trabajadoras en las empresas
será más reducida y por tanto el tiempo de trabajo habrá de organizarse de
formas diferentes.
La metodología usada para la elaboración de este trabajo ha sido la
seguida por las ciencias jurídicas, a través del estudio de fuentes
secundarias como son la legislación la doctrina y la jurisprudencia.
5. CONCLUSIONES
Primera. La sobrecarga del tiempo de trabajo en su aspecto tanto
cualitativo como cuantitativo, más allá de lo estipulado legalmente puede
ser cali cada como jornada extenuante, lo que lleva sin lugar a ninguna
duda graves problemas de salud y seguridad en el trabajo. Es una realidad
que han aparecido nuevas formas de organización pudiendo realizarse la
actividad laboral en cualquier momento y lugar, lo que ha llevado a generar
la hiperconexión, que puede afectar a la salud del trabajador por el uso
intensivo de las TICs y la virtualización de las relaciones laborales.
Segunda. La Carta de Derechos Fundamentales garantiza a todos los
trabajadores el derecho a la limitación de la duración máxima del trabajo y
a la protección de la salud y la seguridad en el trabajo con horarios
adecuados. Del mismo modo la Constitución Española obliga a los poderes
públicos a velar por la seguridad e higiene en el trabajo y garantiza el
descanso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las
vacaciones periódicas. Por lo que la protección de la salud y la seguridad de
los trabajadores en cuanto a la ordenación del tiempo de trabajo son
primordiales y fundamentales en la búsqueda de una sociedad más justa y
equilibrada, en la que los gobiernos deben regular normas acordes con estos
derechos fundamentales.
Tercera. La Directiva 2003/88/CE contempla la existencia de un horario
máximo laboral, aplicable a todos los empleados por cuenta ajena, bien de
las Administraciones Públicas, bien del sector privado, como una materia
que afecta a la seguridad y salud de los trabajadores, impone la existencia
de un descanso mínimos de 24 horas en cada siete días para todos los
empleados, un el horario en los períodos de trabajo nocturno, para
actividades peligrosas y del trabajo por turnos, un descanso mínimo diario
de 11 horas continuadas por cada 24 horas, este se sumará al anterior
descanso semanal, una jornada laboral semanal máxima de 48 horas, horas
extraordinarias incluidas y las vacaciones anuales de, al menos, cuatro
semanas los cuales se mani estan como insu cientes para preservar la salud
y seguridad en el trabajo y que necesariamente han de ser mejorados. Se
establecen algunas excepciones, las cuales la jurisprudencia del Tribunal
Comunitario ha limitado restringiéndolas a lo estrictamente necesario.
Cuarta. Las normas aplicables en materia de organización de tiempo de
trabajo será la normativa estatal, conforme a derecho comunitario y cuando
no resulten posibles, los órganos jurisdiccionales nacionales y los órganos
de la administración están obligados a aplicar la normativa europea y tutelar
los derechos que esta conceda a los trabajadores de una forma trasparente
como establece la Directiva 2019/1152.
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VALDÉS DAL-RÉ, F., “Jornada nocturna”, Estudios sobre la jornada de
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Ó Á
9. EL DERECHO A LA DESCONEXIÓN DIGITAL: ANÁLISIS DE LA
REGULACIÓN LEGAL, CONVENCIONAL Y DE LA APLICACIÓN
DEL DERECHO POR LOS TRIBUNALES ESPAÑOLES
MARÍA DOGANOC DE LÉON
Letrada de la Administración de Justicia
Profesora colaboradora de la UOC Derecho Laboral
INTRODUCCIÓN. BREVE REFERENCIA A LA SITUACIÓN ACTUAL
CON OCASIÓN DE LA SITUACIÓN DE PANDEMIA PROVOCADA
POR EL COVID19
¿Quién iba a decirnos cuando se publicó el programa del XXX Congreso
Anual de la Asociación que su celebración iba a tener que aplazarse por
encontrarnos en situación de estado de alarma por el Covid19? Entrego esta
comunicación a punto de entrar en la fase 3 –por residir en una de las
ciudades que va en la cola de la desescalada–, deseando que para todos los
participantes de este Congreso haya supuesto únicamente eso, un retraso en
la celebración del mismo.
El tema analizado cobra una especial relevancia en estos momentos al
haberse convertido el teletrabajo en el modo habitual de prestación de
servicios para la gran mayoría de españoles. Así se indica en la Exposición
de Motivos del Real Decreto-ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas
urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social
del COVID-19308, regulándose el trabajo a distancia en su artículo 5309.
Sin perjuicio de ello, considero que esta situación debe tratarse como lo
que ha sido, excepcional y no tener en cuenta la vulneración al derecho a la
desconexión digital que se ha producido durante este período de tiempo,
con envío de correos electrónicos y whatsapps enviados a cualquier hora del
día, fuera del horario laboral y muchos de ellos durante el n de semana.
Lo que sí que considero es que habrá un antes y un después en la opción
del teletrabajo como modo quizá no habitual pero sí a considerar en
determinados casos de manera más generalizada a partir de ahora, por lo
que reviste una especial importancia la regulación del derecho analizado al
existir más posibilidades de vulnerar el derecho a la desconexión digital en
esa forma de prestación de servicios. Hace pocos días la Ministra de
Trabajo ha anunciado la próxima regulación de la Ley Reguladora del
Trabajo a distancia, en la que dice que se contemplarán los derechos de
conciliación y se tomará especial atención a la prevención de los riesgos
laborales, siendo un momento óptimo para volver a tratar el tema del
derecho a la desconexión digital con el objetivo de lograr el efectivo
ejercicio de tal derecho y prever las consecuencias en los supuestos de su
infracción.
Y tras introducción, comienzo con lo que era el trabajo originario antes
del inicio de esta pesadilla…
Tal como se indica en el Preámbulo de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de
diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos
digitales, los constituyentes de 1978 ya intuyeron el enorme impacto que los
avances tecnológicos provocarían en nuestra sociedad y, en particular, en
el disfrute de los derechos fundamentales. Re eren que una futura reforma
de la Constitución debería incluir entre sus prioridades la actualización de
la Constitución a la era digital y, especí camente, elevar a rango
constitucional una nueva generación de derechos digitales. Pero, en tanto
no se acometa este reto, el legislador debe abordar el reconocimiento de un
sistema de garantía de los derechos digitales que, inequívocamente,
encuentra su anclaje en el mandato impuesto por el apartado cuarto del
artículo 18 de la Constitución Española y que, en algunos casos, ya han
sido per lados por la jurisprudencia ordinaria, constitucional y europea.
Y ese reconocimiento es el que lleva a cabo en relación al ámbito laboral
en los artículos 87 a 91 del referido cuerpo legal.
Este trabajo tiene por nalidad analizar la regulación legal de este
derecho, desde el punto de vista doctrinal y haciendo referencia a la
regulación convencional y a la aplicación de este derecho por parte de los
órganos judiciales.
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Relaciones Laborales Lan Harremanak, nº 42
Á
10. APLICABILIDAD PRÁCTICA DEL HORARIO FLEXIBLE COMO
MEDIDA DE CONCILIACIÓN DE LA VIDA FAMILIAR Y LABORAL
DE LOS TRABAJADORES
PRISCILA MARTÍN VALES
Profesora Asociada Doctora
Universidad de Salamanca
INTRODUCCIÓN
Las denominadas medidas de conciliación familiar fueron concebidas por
el legislador para dar respuesta a una necesidad imperiosa de las personas
trabajadoras, ya que esta, junto a otros factores, in uyen en la tasa de
natalidad nacional331, la cual va disminuyendo a gran velocidad con el paso
de los años. Dentro de tales medidas de conciliación de la vida familiar y
laboral encontramos la maternidad, paternidad, lactancia, excedencias por
hijo a cargo, reducción de jornada, y la más actual, el horario exible, entre
otras. No obstante, estos derechos no son absolutos, sino que se encuentran
limitados en determinados casos, algunos de los cuales los abordaremos en
la presente comunicación.
En el artículo 37.4 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los
Trabajadores, se contemplan las posibles limitaciones del ejercicio del
derecho de conciliación de la vida familiar y laboral mediante la gura de la
reducción de jornada. La primera de ellas se encuentra recogida en su
párrafo tercero in ne en el cual se establece lo siguiente: “si dos personas
trabajadoras de la misma empresa ejercen este derecho por el mismo sujeto
causante, la dirección empresarial podrá limitar su ejercicio simultáneo
por razones justi cadas de funcionamiento de la empresa, que deberá
comunicar por escrito”.
La segunda limitación la tenemos en el apartado 7 del artículo 37 de la
norma anteriormente mencionada, de manera que “los convenios colectivos
podrán establecer criterios para la concreción horaria de la reducción de
jornada a que se re ere el apartado 6, en atención a los derechos de
conciliación de la vida personal, familiar y laboral de la persona
trabajadora y las necesidades productivas y organizativas de las
empresas”. Empero, a lo largo de la presente comunicación nos
centraremos en las di cultades prácticas que acontecen en la realidad
fáctica de las empresas y de las personas trabajadoras.
El precepto anteriormente mencionado y en el cual nos centraremos,
establece el derecho a la elección del horario, al horario exible y al
teletrabajo de las personas trabajadoras en determinados supuestos.
Incluyéndose en el ámbito subjetivo a la totalidad de los trabajadores,
cuestión que analizaremos posteriormente, en virtud de la entrada en vigor
del Real Decreto 6/2019 de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía
de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el
empleo y la ocupación
Para ello, el legislador, introduce en el Texto Refundido del Estatuto de
los Trabajadores, el artículo 34.8, en el cual se establece que “las personas
trabajadoras tienen derecho a solicitar las adaptaciones de la duración y
distribución de la jornada de trabajo, en la ordenación del tiempo de
trabajo y en la forma de prestación, incluida la prestación de su trabajo a
distancia, para hacer efectivo su derecho a la conciliación de la vida
familiar y laboral”. No obstante, este derecho se encuentra limitado en
función de la razonabilidad y proporcionalidad de las necesidades de la
persona trabajadora, teniendo en cuenta, a su vez, las necesidades
organizativas o productivas332.
Podemos observar un paralelismo claro entre las limitaciones del art. 37.7
–íntimamente ligado, a su vez, al apartado 6 del artículo 37– y las del 34.8,
siendo la nota imperante el grave perjuicio a la empresa por la adopción de
estas medidas. La jurisprudencia ha sido poco proclive a denegar las
solicitudes de conciliación laboral y familiar de las personas trabajadoras,
en función del grave perjuicio de su adopción para la empresa. Sin
embargo, en la realidad fáctica estos graves perjuicios se producen en un
número muy elevado en las pymes, y, en mayor medida, en las
microempresas. De manera que, en determinados sectores se establece la
obligatoriedad, para desarrollar la obra o prestar el servicio objeto de la
mercantil –o, en determinados casos, no teniendo el empleador tal
personalidad jurídica, eligiendo la gura del trabajador por cuenta propia
con asalariados–, la presencia de una persona trabajadora con una
determinada formación o cuali cación profesional. Y sea esta persona
trabajadora la que solicite el horario exible como medida de conciliación.
Es ahí cuando la invocación del derecho de la persona trabajadora, choca
frontalmente con los intereses de la empresa, ocasionando un perjuicio
grave a la misma. El cual se traduciría en una disminución de ingresos y, en
algunos casos, en pérdidas –en este último supuesto se enmarcarían las
pymes y, en mayor medida, las microempresas–.
En función de lo anteriormente mencionado, hemos de señalar que
nuestro tejido empresarial se compone del 0,17% de grandes empresas –
más de 250 trabajadores–, frente al 99, 83% de Pymes y microempresas333.
De las cuales el 39,85% corresponden a microempresas, el 5,49% a
pequeñas empresas, y el 0,89% a medianas empresas, siendo el 53,60% las
pymes sin asalariados. En consecuencia, podemos observar que la
distribución del empleo generado por las mismas es de 21,30% del empleo
generado por una microempresa, el 18,90% el correspondiente por una
pequeña empresa y el 15,42% el empleo creado por las medianas empresas
–siendo, por tanto, el empleo producido por microempresas y pymes de
55,62%–, mientras que las pymes sin asalariados generan un autoempleo
del 9,46%. Frente al 34,92% del empleo generado, a nivel nacional, por una
gran empresa.
En consecuencia, podemos a rmar que nuestro tejido empresarial
corresponde esencialmente a Pymes y microempresas, de las cuales generan
el 55,62% del empleo nacional.
En virtud de los datos anteriormente mencionados, dimana la notable
importancia de establecer medidas de conciliación que tengan una
efectividad práctica y efectos no negativos en las microempresas y pymes.
Ya que en la mayoría de las empresas de este tamaño resulta muy
complicado, responder a los derechos de conciliación de las personas
trabajadoras de las mismas.
Para lo cual, cuando la persona trabajadora decide apelar a estas medidas
y solicitarlas a la empresa, esta deberá ver si le ocasiona un perjuicio grave,
y contestar a la persona trabajadora de una forma motivada, y más si se
procede a la denegación del mismo. Siendo, además, una razón añadida,
que la persona trabajadora podrá acudir a la jurisdicción social para hacer
valer su derecho frente a la empresa334.
3. CONCLUSIONES
A lo largo del estudio y la elaboración de la presente comunicación he
podido observar cómo se hacen patentes las consecuencias negativas que
tienen las medidas de conciliación en los centros de trabajo de las pymes y
microempresas. Todo ello por el número de personas trabajadoras que
realizan su prestación de servicios a favor de dichas empresas, o de
autónomos con asalariados, en su caso.
No obstante, las medidas de conciliación de la vida familiar y laboral son
incuestionablemente necesarias para la situación socio laboral actual, en pro
de la lucha contra el envejecimiento de la población y el sostenimiento de
nuestro sistema de seguridad social, así como del sistema tributario, sin los
cuales, caería exponencialmente el estado de bienestar nacional.
Empero, estas medidas de conciliación, como derechos necesarios de las
personas trabajadoras, no tienen que conllevar perjuicio alguno a la empresa
o empleador378. Ya que, si el empresario soporta una serie de pérdidas por el
hecho de la invocación y realización efectiva de las medidas de conciliación
por parte de las personas trabajadoras a su cargo, en consecuencia, se verá
obligado a realizar expedientes de regulación temporal de empleo, despidos,
o, en última instancia el cese de actividad de la misma.
El horario exible como forma de prestación de servicios se está
imponiendo en nuestro mercado laboral, tanto por las necesidades de
conciliación, como por las necesidades del empleador. El cambio del
paradigma de las relaciones laborales en la sociedad 4.0 es indudable, y la
adaptación de empresas y personas trabajadoras a dicho cambio es notoria.
No obstante, esta tendencia ya es un hecho en las empresas con más de 250
trabajadores y en las que forman grupos de grupo de empresas. Tal vez
contagiada por la corriente imperante de los países vecinos que conforman
la Unión Europea, y en las que muchas de estas empresas ya no poseen,
cada vez en mayor medida, centros de trabajo en sentido estricto, realizando
las personas trabajadoras contratadas por estas, su prestación de servicios
mediante el trabajo a distancia, o, realizando parte de la jornada laboral a
distancia, y la otra parte en dicho centro de trabajo.
Tal y como el legislador contempla la realización de las medidas de
conciliación, no ocasiona perjuicio alguno y son estas perfectamente
efectivas para ambas partes de la relación laboral, en las empresas que no se
encuentran enmarcadas en la categoría de pymes, y mucho menos en las
empresas consideradas como microempresas. Razón por lo cual, el
legislador habría de regular estas tan necesarias medidas de conciliación, de
una forma e caz y no ocasionando perjuicio alguno para las pymes y
microempresas, las cuales, como ya hemos analizado a lo largo de estas
líneas, engrosan el 99,83 % del tejido empresarial nacional.
Es de imperiosa necesidad un cambio de regulación de las relaciones
laborales, con el objetivo de adecuación de la normativa a la sociedad 4.0,
dejando en un segundo plano la concepción clásica de las relaciones
laborales que de ende el legislador actual.
Como posible medida para paliar estos perjuicios a las pymes y, en mayor
medida, a las microempresas, existe la posibilidad de establecer una serie de
boni caciones en las cotizaciones a la seguridad social que ha de soportar la
empresa, en relación con la persona trabajadora que ha invocado el derecho
de conciliación. Así como, a su vez, o de forma supletoria –en el primer
caso se encontrarían las pymes y en el segundo las microempresas–,
deducciones scales en el Impuesto de Sociedades o en Impuesto de la
Renta Sobre las Personas Físicas, dependiendo de si el empleador es
empresa, en el primer caso, o si, es trabajador por cuenta propia con
asalariados, en el segundo.
BIBLIOGRAFÍA
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RODRIGUEZ BRAVO DE LAGUNA, J.J., MORGADO PANADERO, P.,
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Informe mensual de noviembre de 2019, de la Dirección General de
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Ó
11. DISCRIMINACIÓN INDIRECTA Y ELEMENTOS
COMPETENCIALES: TRABAJO A TIEMPO PARCIAL Y SEGURIDAD
SOCIAL COMO CENTROS DE IMPUTACIÓN
FRANCISCA MORENO ROMERO
Profa. Ayudante Doctora Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Complutense de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
El apartado d) del artículo 12.4 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de
23 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley del
Estatuto de los Trabajadores (E.T.), relativo a la equiparación de derechos
entre trabajadores a tiempo parcial y trabajadores a tiempo completo,
enmarca el principio básico de regulación del trabajo a tiempo parcial en
cuanto a derechos laborales –y sus proyecciones en materia de Seguridad
Social–, dentro de la correspondiente proporcionalidad en función del
tiempo trabajado y, en todo caso, con garantía de respeto al principio de no
discriminación, en sus vertientes directa e indirecta, entre mujeres y
hombres.
La premisa básica del artículo mencionado no es otra que la igualación de
derechos en materia laboral y de seguridad social entre un tipo de
trabajador, a tiempo completo, y el otro, a tiempo parcial379. Y en su
regulación anterior, así se recogía precisamente:
Los trabajadores a tiempo parcial tendrán los mismos derechos que los
trabajadores a tiempo completo. Cuando corresponda en atención a su
naturaleza, tales derechos serán reconocidos en las disposiciones legales
y reglamentarias y en los convenios colectivos de manera proporcional,
en función del tiempo trabajador380.
No obstante, el transcurrir del tiempo y las prioridades normativas
necesarias para adaptarse a determinadas leyes –nos referimos, en este caso
y fundamentalmente, pero no solo, a lo recogido por la Ley Orgánica
3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres–
hizo necesaria la incorporación a este precepto de una añadido novedoso.
Efectivamente, el bajo impacto que han tenido las previsiones de la Ley de
Igualdad no ha permitido garantizar la efectividad de la igualdad de trato y
de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, lo
que ha traído consigo la persistencia de numerosas desigualdades
intolerables en las condiciones laborales de hombres y mujeres en una
sociedad que aspira a ser plenamente democrática381.
Consecuencia de ello, entre otras cuestiones de diversa índole, el Real
Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para la garantía de
la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el
empleo y la ocupación, incorporó una modi cación al artículo 12.4 d) del
E.T382. Así, se añadió al mismo una especi cación en aras a recoger las
garantías necesarias para hacer efectivo el principio de igualdad de trato y
de oportunidades entre mujeres y hombres, en atención a lo recogido por los
artículos 9.2 y 14 de la Constitución Española. Resultado de ello, la
literalidad del artículo 12.4 d) queda de la siguiente manera:
Las personas trabajadoras a tiempo parcial tendrán los mismos derechos
que los trabajadores a tiempo completo. Cuando corresponda en
atención a su naturaleza, tales derechos serán reconocidos en las
disposiciones legales y reglamentarias y en los convenios colectivos de
manera proporcional, en función del tiempo trabajado, debiendo
garantizarse en todo caso la ausencia de discriminación, tanto directa
como indirecta, entre mujeres y hombres.
En el ámbito europeo y en el marco de la materia de no discriminación de
los trabajadores a tiempo parcial respecto de los trabajadores a tiempo
completo, éste se recoge como principio en la Directiva 97/81/CE del
Consejo, de 15 de diciembre de 1997, relativa al Acuerdo marco sobre el
trabajo a tiempo parcial concluido por la UNICE, el CEEP y la CES. De
forma tal que:
Clausula 4: Principio de no discriminación
1. Por lo que respecta a las condiciones de empleo, no podrá tratarse a
los trabajadores a tiempo parcial de una manera menos favorable que a
los trabajadores a tiempo completo comparables por el simple motivo de
que trabajen a tiempo parcial, a menos que se justi que un trato diferente
por razones objetivas.
En términos generales, cabría hablar del derecho de toda persona a la
igualdad ante la ley y a estar protegida contra la discriminación como un
“derecho universal reconocido en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación contra la mujer, los Pactos de las
Naciones Unidas de Derechos Civiles y Políticos y sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, así como en el Convenio Europeo para
la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales,
de los que son partes todos los Estados miembros. El Convenio nº 111 de la
Organización Internacional del Trabajo prohíbe la discriminación en el
ámbito del empleo y la ocupación”383.
Las implicaciones que se desprenden de esta regulación, obviamente, son
muy numerosas y presentan un importante impacto en diferentes materias.
La incorporación del inciso “debiendo garantizarse en todo caso la ausencia
de discriminación (…)”, del art. 12.4 d) responde a múltiples necesidades y
pronunciamientos jurisprudenciales al respecto, como veremos. Desde esta
perspectiva, este análisis pretende poner el foco, a la luz del mencionado
art. 12.4 apdo. d) del E.T., sobre las derivadas que puede adoptar este
principio en materia de determinadas prestaciones de la Seguridad Social;
todo ello desde la perspectiva del análisis de la jurisprudencia del Tribunal
de Justicia de la Unión Europea (TJUE) al respecto.
3. ELEMENTOS DE VALORACIÓN
3.1. Fundamentos básicos
A modo de síntesis sobre el elemento central que pretende analizar este
trabajo, esto es, la aplicación del principio de no discriminación indirecta
por razón de sexo en el ámbito del trabajo a tiempo parcial –en concreto, en
lo relativo al derecho de acceso a determinadas prestaciones de los sistemas
de Seguridad Social de los Estados miembros–, conviene anotar los
elementos básicos sobre los que se sustenta aquel principio. Ello y de forma
concreta, a partir de su relación con el análisis realizado anteriormente,
presentado con vocación generalista, de la jurisprudencia del TJUE.
3.2. Re exión
En base a la combinación de los dos elementos descritos, principio de no
discriminación por razón de sexo y principio competencial de los Estados
miembros relativo a los regímenes legales de seguridad social, la
jurisprudencia del TJUE ha traído a la actualidad, de nuevo, el complejo
encaje que supone la convivencia de aquellos dos elementos. Ambos son
pilares básicos del Estado social europeo, ambos son garantizados por el
acervo comunitario de manera constante, explícita y predominante. Sucede,
sin embargo, que una vez encuentran la con uencia en materia de
Seguridad Social y chocan el uno contra el otro, las consecuencias
derivadas de las soluciones aportadas por el TJUE, en una importante
proporción, son de tal calado en las correspondientes normativas nacionales
–fundamentalmente en los sistemas nancieros de sus regímenes de
Seguridad Social– que parece lógico apuntar a la conveniencia de una
profunda re exión en tal sentido. Tal vez ha llegado el momento de hacer
una deliberación acerca de las posibles soluciones a futuro que deberían
implantarse por los legisladores nacionales, conocedores de la senda
argumental del Tribunal de Justicia.
Resulta reiterativo, pero necesario, contextualizar la situación en la que se
está produciendo la aplicación del principio de no discriminación a ciertas
normas reguladoras del acceso y cuantía de determinadas prestaciones de
seguridad social para los trabajadores a tiempo parcial, en el sentido de
ubicarla en la situación económico- nanciera que presentan los sistemas de
seguridad social europeos y, singularmente, el español.
Es por ello que el legislador debe afrontar el reto que le presenta la
incorrecta, por equivocada en su origen, y parcelada ordenación del trabajo
a tiempo parcial en el ámbito de la Seguridad Social397.
Así es, apenas dos meses después de la publicación de la sentencia que
constituye el eje del presente estudio, caso Villar Láiz, el Tribunal
Constitucional español declaró por unanimidad en su sentencia de 3 de julio
de 2019398, que es inconstitucional, nulo y discriminatorio para la mujer que
exista desigualdad entre trabajadores a tiempo parcial y a tiempo completo
a la hora de jar el período de cotización utilizado para el cálculo de su
jubilación. Consecuencia directa de esta declaración, quedó anulada la
aplicación del coe ciente de parcialidad dentro de la fórmula de
determinación de la cuantía de las pensiones de jubilación de los
trabajadores a tiempo parcial399.
Se ha tratado de plasmar que el problema no es novedoso; son muchas las
reacciones del legislador español a golpe de sentencia, legislador que no ha
afrontado con la decisión debida el grave impacto que supone para nuestro
sistema de Seguridad Social los lances judiciales, sobre todo del TJUE,
respecto de los trabajadores a tiempo parcial y su protección social.
La constante aplicación del principio de estricta proporcionalidad –si bien
es cierto que exibilizado por las ulteriores reformas– ha traído consigo esta
recurrente actividad jurisprudencial contraria a la regulación existente y
parece obvio que el cumplimiento del principio de no discriminación
indirecta, en este caso, está destinado a perpetuar la inequidad de género
que ese planteamiento inicial trae consigo.
Por lo visto, parece oportuno indicar dos premisas –no exentas de
complejidad en su traducción a la ordenación jurídica– que han de centrar
las soluciones a aportar por el legislador.
A saber,
En un primer orden, sobre la constatación de que la mayoría de
trabajadores a tiempo parcial son mujeres y la más que previsible
persistencia de esta circunstancia, al menos a corto y medio plazo. Por ello,
el legislador debería apuntar a la elaboración de una ordenación jurídica que
salve los elementos de discriminación en el trabajo a tiempo parcial, porque
el elemento “sexo” va a aparecer como condicionante constante de toda la
legislación y de su posterior, en su caso, tratamiento jurisprudencial. Si
persiste el elemento discriminatorio, en el sentido de un trato menos
favorable del trabajador a tiempo parcial respecto del trabajador a tiempo
completo, la circunstancia dominante en la solución a las controversias
judiciales planteadas, va a ser la aplicación del principio de no
discriminación por razón de sexo. El legislador ha de abrir los ojos ante una
posición constante de los diversos tribunales (TJUE, TC, TS) y actuar en
orden a no provocar que sean los pronunciamientos de estos órganos
jurisdiccionales los que parcheen la regulación jurídica del ordenamiento
nacional en cuanto al trabajo a tiempo parcial. No debe el legislador situarse
ante la comodidad del principio, también básico, del ámbito competencial
de los Estados miembros en la materia, porque cuando colisionan ambos
elementos, el competencial y el principio de no discriminación indirecta por
razón de sexo, va a prevalecer el segundo.
Esta misma re exión es trasladable al ámbito de la Seguridad Social. Por
un lado, debemos tener en cuenta que la legislación en materia de Seguridad
Social es competencia de los Estados miembros y que la UE es garantista en
cuanto al respeto de este principio de atribución de competencias recogido
en el TFUE; por otro lado, las reglas de ordenación de las prestaciones no
forman parte de las condiciones de empleo a las que se re ere la Directiva
2006/54/CEE; como decimos, si bien estos dos elementos se integran en el
escenario del que nos ocupamos, lo cierto es que la aparición del elemento
de discriminación indirecta por razón de sexo provoca la supremacía del
principio comunitario sobre el elemento competencial.
En de nitiva, tal planteamiento deja claro que el TJUE reconoce, como
no puede ser de otra forma, que es el Estado miembro el que tiene
competencias para legislar en la materia, siempre que respete los principios
recogidos en el acervo comunitario especialmente en materia de igualdad y,
singularmente, en atención al principio de no discriminación indirecta por
razón de sexo.
Ó
12. TRABAJO FLEXIBLE Y CONCILIACIÓN: NUEVAS PROPUESTAS
A LA LUZ DE LA DIRECTIVA (UE) 2019/1158T*
NATALIA ORDÓÑEZ PASCUA
Profa. Ayte. Dra. Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de León 400
1. INTRODUCCIÓN
La exibilidad en el tiempo de trabajo constituye una importante vía de
trasformación del sistema de las relaciones laborales cuya organización y
principales ejes de desarrollo se conforman alrededor del establecimiento de
fórmulas de ordenación del tiempo de trabajo y de distribución de la jornada
en orden a dar satisfacción tanto a las necesidades organizativas
empresariales como a los derechos de conciliación de la vida personal,
familiar y laboral de los trabajadores.
La mejora en la adaptación del tiempo de trabajo ha de ser, por tanto,
bidireccional en un constante cambio de los escenarios laborales con
modi caciones que propician la aparición de distintas formas de trabajar y
de organizar el trabajo, con claro incremento de empleos y horarios atípicos
que tienen un efecto perjudicial directo sobre las mujeres y di cultan las
adaptaciones razonables del tiempo de trabajo a las necesidades personales
y familiares.
Se trata, pues de “dos distintas perspectivas de la exibilidad en el tiempo
de trabajo que se entrecruzan, dando lugar a lógicas legislativas antinómicas
cuya resolución se salda con soluciones armoniosas o no armoniosas, sin
que se exploren en medida signi cativa los mecanismos de adaptación del
tiempo de trabajo a las necesidades personales y familiares de las personas
trabajadoras para poder ser concebidos los derechos de conciliación real y
efectivamente como derechos”401.
De la preocupación por el tratamiento de estas dos facetas que encuentran
punto común en la gura del trabajador, dan buena cuenta los documentos
emanados de la Unión Europea en tanto incluyen, aunque sea de manera
tangencial, entre sus principales objetivos la exibilidad interna del tiempo
de trabajo y la conciliación de la vida laboral y familiar402 y desde las
instituciones y organismos europeos se insta a los Estados a desarrollar
fórmulas capaces de cohonestar las ineludibles necesidades empresariales
con las de carácter personal a través de una adecuada gestión del tiempo de
trabajo.
En el panorama descrito, y a n de modernizar el marco legislativo
vigente, la aprobación de la Directiva 2019/1158, de 20 de junio, relativa a
la conciliación de la vida familiar y la vida profesional de los progenitores y
cuidadores –y que supone por primera vez el reconocimiento autónomo de
la conciliación en el acervo comunitario403–, pretende preservar los derechos
existentes, mejorarlos y añadir otros nuevos, tanto para las mujeres como
para los hombres, y establecer un marco europeo marcado por un umbral de
mínimos.
El ambicioso objetivo de conseguir la doble exibilidad– empresarial y
personal– en el tiempo de trabajo supone la utilización de los mecanismos
como el uso de la negociación colectiva, los pactos individuales, o las
decisiones que con carácter unilateral pueden ser tomadas por los
empresarios o los trabajadores. Su mayor éxito dependerá del grado de
entendimiento en tanto la conciliación supone unos costes económicos cuya
distribución entre la empresa, la Seguridad Social y los trabajadores
deberán ser objeto de regulación por parte del legislador404.
En el ámbito europeo, no se muestra a lo largo del articulado de las
normas de necesaria consideración referencias claras entre la estrecha
relación constituida por las variables del tiempo de trabajo y el derecho
conciliatorio, pasando a formar parte de en la mayoría de los casos del
razonamiento del contenido de la parte dispositiva de la norma.
Desde el plano puramente conciliatorio, uno de los presupuestos
elementales para la con guración de una sociedad en la que se compartan
las cargas familiares y se concilie la vida familiar y laboral es el reparto de
las tareas del cuidado de hijos e hijas, progenitores y familiares, y
precisamente de ahí la importancia de las medidas laborales de protección
de la maternidad, pero también e indefectiblemente unidas a estas, las que
afectan al permiso parental, en aras de ir progresivamente incorporando la
integración de los padres en la responsabilidad de la descendencia.
Congruentemente con ese planteamiento, la Directiva 2010/18 recoge el
fruto de las negociaciones entre los interlocutores sociales y re eja el
Acuerdo suscrito el 18 de junio de 2009 respecto al derecho a un permiso
parental para hombres y mujeres trabajadores en los supuestos de
nacimiento o adopción de un hijo con el objetivo de proceder a su cuidado
hasta una edad que puede alcanzar el máximo de ochos años y con una
duración mínima de cuatro meses mostrando preferencia por su
intransferibilidad, en todo caso, al menos uno de los cuatro meses.
El derecho se podía reconocer en cada Estado, por ley o por convenio
colectivo, de forma parcial o fragmentada, dejando a cada miembro la labor
de concretar las exigencias para su aplicación, respetando las disposiciones
mínimas del Acuerdo quedando en la esfera de actuación interna la
posibilidad de concederlo a tiempo parcial o completo o exigir una
determinada antigüedad en la empresa –de un año como máximo– para su
concesión. Añadir la importancia concedida al acceso a modalidades de
trabajo exible como mecanismo que facilita a los progenitores la
combinación del trabajo y las responsabilidades parentales, así como la
reintegración laboral especialmente en el momento de la reincorporación
laboral.
La nueva Directiva 2019/1158 ofrece un panorama alentador
constituyendo un complemento y refuerzo de los derechos ya existentes y
otros nuevos que insiste no han de ser en ningún caso interpretados en un
sentido que minore los derechos preexistentes de la derogada norma de
2010. Admite el insu ciente marco jurídico que la UE ofrece de escasos
incentivos que animen a los hombres a asumir en términos de igualdad las
responsabilidades de cuidado y, consecuentemente al razonamiento
expuesto, establece los requisitos mínimos relacionados con el permiso de
paternidad, parental y para cuidadores, abordando por primera vez
concretas fórmulas exibles de trabajo para los trabajadores progenitores o
cuidadores.
3. A MODO DE CONCLUSIÓN
Cabe a rmar que, pese a las di cultades sobrevenidas que pueden
producirse con la entrada en vigor de la Directiva 2019/1158 la norma
española está bastante desarrollada al respecto siendo pocas las
modi caciones que procederá llevar a cabo para su reajuste.
Para no caer en la reiteración de las modi caciones necesarias ya
expuestas solo apuntar aquí algunas cuestiones objeto de re exión.
A juicio de quien suscribe, la norma europea “pasa de puntillas” por la
cuestión de si la discriminación por conciliación es una discriminación por
razón de sexo evitando así enfrentarse a problemas de igualdad de manera
directa y expresa pese a las cuestiones que en la materia han sido objeto de
tratamiento en el Tribunal de Justicia de la UE. También sería deseable que
hubiera establecido un marco de derechos sociales más homogéneo.
Por otro lado, ni el legislador europeo ni el interno afrontan hasta el
momento verdaderas medidas de conciliación que fomenten la
corresponsabilidad mostrando una clara preferencia por aquellas
relacionadas con reducciones de jornada o trabajo a tiempo parcial para
poder hacer efectiva la compatibilización de vida laboral y familiar, con el
coste económico que ello implica para el trabajador.
En el marco interno debe ser valorada de forma positiva la fuerte reforma
del Real Decreto-Ley 6/2019 si bien la modi cación del derecho de
adaptación de jornada podría haber sido formulado con un carácter más
extensivo y amplío alcanzando a cualquier persona dependiente del
trabajador o que necesite cuidados en los mismos términos.
Tampoco cabe olvidar que el contenido del art. 34.8 LET supone en
realidad el reconocimiento de la expectativa del derecho a adaptación de la
jornada, en tanto lo reconocido es el derecho a solicitar la adaptación sin
ofrecer garantías en el caso de negativa empresarial. A ello añadir el
excesivo el plazo de 30 días para llevar a cabo la negociación por cuanto se
trata de una necesidad que requiere de una respuesta ágil y no tan dilatada
en el tiempo.
Por su parte, la necesidad de “racionalidad” y “proporcionalidad” en las
negociaciones permite una amplia interpretación, así como las “razones
objetivas” que llevan al empresario a resolver en un sentido u otro. Por ello,
el orden social ya está participando de forma muy activa en aquilatar las
tales “razones objetivas” válidas para denegar la solicitud del trabajador, y
para ello deberán tener en cuenta las necesidades de la empresa, sus
recursos o las franjas horarias en las cuales prestan sus servicios. En
de nitiva, la solución más acertada en este aspecto pasaría por exigir “una
ponderación de los derechos fundamentales en con icto y encontrar
criterios practicables que permitan la conciliación de las medidas de
compatibilidad de la vida familiar y laboral de los trabajadores y las
necesidades empresariales, atendiendo a la dimensión constitucional de los
derechos de conciliación y evitando su restricción injusti cada y
desproporcional”425.
BIBLIOGRAFÍA
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Ó Ó
13. DERECHO A LA ADAPTACIÓN DE LA DURACIÓN Y
DISTRIBUCIÓN DE LA JORNADA DE TRABAJO A LA LUZ DE LA
ÚLTIMA DOCTRINA JUDICIAL
RAQUEL POQUET CATALÁ
Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Internacional de La Rioja
1. INTRODUCCIÓN
En la actualidad, no cabe duda que uno de los ejes conformadores del
Derecho del Trabajo es alcanzar la conciliación de la vida laboral, personal
y familiar, concepto que ha llevado y lleva a uno de los debates judiciales
más extensos del orden social.
De hecho, ya en la Convención de las Naciones Unidas sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, de 18 de
diciembre de 1979, señala que los llamados derechos de conciliación tienen
por objeto, además de facilitar el acceso y mantenimiento en el empleo de
las mujeres trabajadoras, favorecer el reparto igualitario de
responsabilidades familiares y contribuir a evitar la discriminación por sexo
y género de las mujeres trabajadoras.
De cualquier forma, en la actualidad, aún “la conciliación de la vida
familiar y la vida profesional sigue constituyendo un reto considerable para
muchos progenitores y trabajadores que tienen responsabilidades en el
cuidado de familiares, en especial debido a la creciente prevalencia del
horario laboral ampliado y de los cambios en los calendarios de trabajo, lo
que repercute negativamente en el empleo femenino. Un factor importante
que contribuye a la infrarrepresentación de las mujeres en el mercado de
trabajo es la di cultad para conciliar las obligaciones laborales y
familiares”426.
2. NORMATIVA REGULADORA
A nivel comunitario, debe destacarse la Directiva (UE) 2019/1158, que
obliga a los Estados miembros a adoptar “las medidas necesarias para
garantizar que los trabajadores con hijos de hasta una edad determinada,
que será como mínimo de ocho años, y los cuidadores, tengan derecho a
solicitar fórmulas de trabajo exible para ocuparse de sus obligaciones de
cuidado. La duración de estas fórmulas de trabajo exible podrá estar
supeditada a un límite razonable”.
La reducción de la jornada por cuidado de familiares como concreción del
derecho a la conciliación de la vida laboral y familiar tiene un origen
relativamente reciente, pues se reconoce pro primera vez en la LRL de
1976427 en su art. 25.6. El ET/1980428, en su art. 37.5, reconoce este derecho
a ambos cónyuges indistintamente.
Posteriormente, es la Ley 39/1999429 la que declara expresamente que la
reducción de jornada por cuidado de menores constituye un derecho
individual de los trabajadores, hombres y mujeres, y atribuye al trabajador
la facultad de determinar, dentro de su jornada ordinaria, la concreción
horaria y la determinación del período de disfrute de la reducción. Con la
LO 3/2007430 se produce un cambio importante, al incorporar la perspectiva
de género, y fomentando la corresponsabilidad entre ambos sexos.
Siguiendo esta línea de corresponsabilidad, la reforma de 2012431
introduce en la redacción del art. 37.5 ET la especi cación de que la
reducción de jornada por guarda legal será de la jornada de trabajo “diaria”
lo que, parece eliminar la posibilidad de plantear reducciones en cómputos
superiores, como el semanal, o mensual, di cultando así el ejercicio de su
derecho de conciliación.
Un año después, con el RDL 6/2013432 se amplia la edad de 8 a 12 años
del menor bene ciario de la reducción, y especi cando en el apartado 6 del
art. 37 ET que “la concreción horaria y la determinación del período de
disfrute (…) corresponderá al trabajador, dentro de su jornada ordinaria.
No obstante, los convenios colectivos podrán establecer criterios para la
concreción horaria de la reducción de jornada a que se re ere el apartado
5, en atención a los derechos de conciliación de la vida personal, familiar y
laboral del trabajador y las necesidades productivas y organizativas de las
empresas”.
Posteriormente, fue la reforma de 2012, la que manteniendo dicho
derecho, añade que para que el mismo tenga una aplicación y efectividad
“se promoverá la utilización de la jornada continuada, el horario exible u
otros modos de organización del tiempo de trabajo”.
Finalmente, con el RDL 6/2019433 se llevan modi caciones importantes
de tal forma que el actual art. 34.8 ET vuelve a incidir en el derecho de
todas las personas trabajadoras a solicitar adaptaciones en la duración y
distribución de la jornada de trabajo, incluida la prestación de trabajo a
distancia, sin tener que reducir su jornada de trabajo, para hacer efectivo su
derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral. No obstante, señala
que dichas adaptaciones deberán ser razonables y proporcionadas en
relación con las necesidades de la persona trabajadora y con las necesidades
organizativas o productivas de la empresa, y prevé que será la negociación
colectiva donde se pactarán los términos de su ejercicio, y en su defecto, el
acuerdo al que se llegue con el empresario.
La cuestión no es baladí, pues así lo demuestra el elevado número de
resoluciones judiciales habidas al respecto, y muchas de ellas con
propuestas diferentes, que parece llevar a un terreno con una elevada
inseguridad jurídica.
5. CONCLUSIÓN
A diferencia de la reducción de jornada con disminución proporcional del
salario que permite, a su vez, una readaptación de la jornada de trabajo, el
nuevo art. 34.8 ET, potencia la posibilidad del trabajador de solicitar al
empresario una adaptación en la duración, distribución y forma de
prestación de la jornada, posibilidad que puede garantizar una verdadera
conciliación de la vida laboral y familiar, en orden a garantizar la atención
de las necesidades familiares.
Debe citarse, a mi entender, por sorprendente, el último pronunciamiento
del TJUE481 en torno al reforzamiento del derecho a la adaptación de la
jornada de trabajo sin sujetarse a una ineludible reducción de jornada para
favorecer la conciliación de la vida familiar y laboral, pues en este caso el
órgano judicial comunitario ha declarado que no se opone a la normativa
comunitaria (concretamente la antigua Directiva 2010/18/UE, de 8 de
marzo de 2010, por la que se aplica el Acuerdo marco revisado sobre el
permiso parental) la legislación nacional que vincule la adaptación del
horario de trabajo a la reducción de jornada y de salario, pues considera que
el Acuerdo marco sobre el permiso parental en lo que a la adaptación del
horario de trabajo se re ere sólo prevé que los Estados miembros adopten
las medidas necesarias para velar por que los trabajadores que se
reincorporen de un permiso parental puedan pedir cambios en sus horarios o
regímenes de trabajo, pero ello no va dirigido a aquellos trabajadores que en
régimen de trabajo habitual a turnos con horario variable desea acogerse a
una adaptación de su horario de trabajo sin que se encuentre en una
situación de reincorporación de un permiso parental.
Por otro lado, también se había cuestionado la posible existencia de
discriminación indirecta, puesto que la mayoría de las personas trabajadoras
que solicitan estas medidas son mujeres trabajadoras. No obstante, el
órgano judicial comunitario inadmite esta cuestión porque la norma
nacional es aplicable indistintamente a hombres y mujeres.
En conclusión, y en atención a todo lo anteriormente expuesto, el TJUE
responde a la cuestión prejudicial planteada que la Directiva 2010/18 no se
aplica a la normativa nacional señalada en el auto de elevación de la
cuestión prejudicial (art. 37.6 ET), es decir, una normativa que establece el
derecho del trabajador a reducir su jornada ordinaria de trabajo para atender
el cuidado directo de menores o familiares a su cargo, con una disminución
proporcional de su salario, no pudiendo acogerse cuando su régimen de
trabajo habitual es un régimen de turnos con un horario variable y desea
pasar “a un horario de trabajo jo manteniendo su jornada ordinaria de
trabajo”.
Como señala la doctrina, “en todo caso, la organización del tiempo de
trabajo no puede seguir tratándose en España con el mismo carácter puntual
y estigmatizante de antaño, sino que requiere una visión dinámica y exible
de carácter bidireccional”482.
BIBLIOGRAFÍA
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corresponsabilidad en su reconocimiento “, en Jurisdicción Social,
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14. TIEMPO DE TRABAJO, REGISTRO DE JORNADA Y
TRABAJADORES MÓVILES: EL CASO PARTICULAR DEL
PERSONAL AÉREO*
ROSA MARÍA RODRÍGUEZ ROMERO
Investigadora predoctoral
Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea 483
1. INTRODUCCIÓN
A principios del año 2019, y a resultas de varios vaivenes
jurisprudenciales484, entró en vigor el Real Decreto-Ley, de 8 de marzo, de
medidas urgentes de protección social y de lucha contra la precariedad
laboral en la jornada de trabajo (en adelante, RD-Ley 8/2019)485 que, entre
otros aspectos, introdujo con carácter general la obligatoriedad del registro
de jornada a todos los trabajadores por cuenta ajena sometidos al Estatuto
de los Trabajadores (ET), modi cando de este modo el contenido del
artículo 34 en materia de “jornada486”. La introducción de mecanismos de
control y registro del tiempo de trabajo en las empresas plantea numerosos
problemas que obviamente también alcanzan (probablemente con mayor
intensidad) a quienes prestan servicios en el ámbito del transporte, ya sea
ferroviario transfronterizo, marítimo, aéreo o por carretera, ya no sólo por el
carácter móvil intrínseco de la prestación de servicios que realizan487, sino
también por las particularidades que les asisten en materia de ordenación
del tiempo de trabajo y descansos, lo que lógicamente habrá de impactar en
el control y vigilancia de su cumplimiento en el sector del transporte.
Teniendo en cuenta estas circunstancias generales, la intención de esta
comunicación es la de realizar una comparativa entre los trabajadores
marítimos, ferroviales transfronterizos y por carretera frente al personal
aéreo o tripulación de vuelo porque, como es sabido, el Real Decreto
1561/1995, de 21 de septiembre, sobre jornadas especiales de trabajo (en
adelante RDJE)488 no contiene una remisión expresa a la obligatoriedad del
registro de jornada para este colectivo de trabajadores a diferencia de lo que
ocurre con los trabajadores del resto de sectores del transporte. Esta
diferencia trae causa en que el RDJE se ha modi cado progresivamente al
albur de la adopción de distintos instrumentos internacionales y
fundamentalmente comunitarios que regulan el tiempo de trabajo en el
sector del transporte marítimo, ferrocarril transfronterizo y carretera, donde
se incorporan menciones expresas a la obligación de llevar un registro de
jornada. Ahora bien, a diferencia de lo que ocurre en estos sectores, la
regulación social europea (y por extensión nuestra legislación interna)
guarda silencio sobre este extremo por lo que respecta a los trabajadores
aeronáuticos, luego es lógico que nos interroguemos sobre si el control y
registro de jornada es predicable también para estos últimos y, en caso
a rmativo, cómo y de qué manera.
Para abordar esta interrogante, esta comunicación sigue un esquema
básico donde, en primer lugar, se realiza un breve análisis –en forma de
recordatorio– sobre la regulación sobre tiempo de trabajo y descansos, así
como el control y registro en los sectores del transporte marítimo,
ferroviario transfronterizo y por carretera. A continuación, centraremos
nuestra atención en describir cuál es la situación en relación con esta
materia por lo que atiene al sector aeronáutico, tanto por lo que se re ere a
las normas comunitarias producto del diálogo social sectorial como a las de
“seguridad aérea” que incluyen menciones en tal sentido. La nalidad es
determinar no sólo cuáles son las razones por las cuales nuestra legislación
interna laboral no prevé expresamente la obligatoriedad del registro y
control de jornada en este sector, sino la de poner de mani esto si sería
necesario introducir mecanismos de tal carácter, tal y como ha sucedido sin
ir más lejos en Francia.
4. CONCLUSIONES
Tras la emergencia sanitaria generada tras la pandemia de la Co-vid-19 a
partir de marzo de 2020, el teletrabajo se ha per lado como una alternativa
real de organización del trabajo, siempre que las tareas permitan realizar la
prestación de este modo, y que se garanticen los derechos de los
trabajadores para prestar el servicio de forma adecuada.
La obligación de registrar la jornada establecida a partir del 12 de mayo
de 2019 es aplicable al ámbito del teletrabajo, pero ello plantea importantes
desafíos. En el ámbito doméstico las di cultades para estabelcer
mecanismos de control son mayores, por lo que deben articularse fórmulas
que permitan veri car la jornada de trabajo, para evitar excesos en su
realización y preservar los derechos fundamentales de los trabajadores. Las
herramientas de que se puede valer la empresa, fruto de la negociación
colectiva, son variadas, en atención a las particularidades de cada sector o
actividad, pero la clave es la exigencia de su cumplimiento.
El reto es considerable, dado que, tras un año de vigencia de la
obligatoriedad de este registro de jornada diaria, los datos no muestran un
cumplimiento signi cativo. Así, de acuerdo con Encuesta de Población
Activa (EPA)573, alrededor del 26% de los trabajadores no estaban sujetos a
ningún control, ni de presencia ni de horas de actividad. Cerca del 7%
registraron la presencia por sí mismos; sobre un 3,5% de los trabajadores
veían registrada su presencia a través de un compañero o supervisor que lo
hacía manualmente; sobre el 13,5% registraba la presencia automáticamente
(«mediante sistema de chaje, al iniciar la sesión en el ordenador, etc»);
cerca del 9,6% registran las horas manualmente; en el 2,7% de los casos, las
horas son registradas manualmente por otro compañero o supervisor; y en el
23% de los casos, las horas se registran automáticamente. En estos casos,
los casos de mujeres trabajadoras en relación con las que no se registra ni la
presencia ni las horas, es superior (27%) al total del los hombres (24%).
La norma ha supuesto sin duda un avance signi cativo en la protección de
los derechos de los trabajadores, pues contribuye a que el respeto a los
límites del tiempo de trabajo se pueda hacer realmente efectivo y, en caso
de que se produzcan excesos, combatirlos con mecanismos e caces.
Ó
16. LA ADAPTACIÓN DE LA JORNADA DE TRABAJO: LOS CABOS
SUELTOS DE SU NUEVA REGULACIÓN
VICTORIA RODRÍGUEZ-RICO ROLDÁN
Profesora Ayudante Doctora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Granada
1. INTRODUCCIÓN: EL DEBATE ACERCA DE LA EFICACIA DEL
DERECHO EN LA ANTERIOR REDACCIÓN DEL ARTÍCULO 34.8 ET
La adaptación de la jornada de trabajo había venido representando hasta
hace bien poco un espacio de regulación imprecisa, un “quiero y no puedo”
–si se permite la expresión– en la siempre compleja búsqueda del equilibrio
entre las necesidades derivadas de la conciliación de la vida laboral y
familiar, de una parte, y las de organización del proceso productivo, de otra.
Con carácter general, no puede a rmarse que la adaptación de la jornada
laboral gozara de un aquilatado arraigo en nuestra legislación. Y es que ha
transcurrido poco más de una década desde el primer reconocimiento
formal del derecho en el Estatuto de los Trabajadores. En concreto, fue la
Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres
y hombres el texto legal encargado de introducir un octavo apartado al
art. 34 ET, en el que se reconocía el derecho del trabajador a “adaptar la
duración y distribución de la jornada de trabajo para hacer efectivo su
derecho a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral en los
términos que se establezcan en la negociación colectiva o en el acuerdo a
que llegue con el empresario respetando, en su caso, lo previsto en aquélla”.
Más tarde, la Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma
del mercado laboral, añadiría un segundo párrafo al precepto que instaba a
la promoción de “la utilización de la jornada continuada, el horario exible
u otros modos de organización del tiempo de trabajo y de los descansos que
permitan la mayor compatibilidad entre el derecho a la conciliación de la
vida personal, familiar y laboral de los trabajadores y la mejora de la
productividad en las empresas”. Este nuevo párrafo no vino a aportar gran
novedad, manteniendo la imprecisión que ya rezumaba el precepto en su
anterior tenor literal. Una imprecisión que lo distanciaba del carácter más
preciso, más per lado, de la regulación de otros derechos de conciliación
como el relativo a la reducción de jornada.
El Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para
garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres
en el empleo y la ocupación, acometió la última modi cación del art. 34.8
ET. Sin entrar en la discutible concurrencia de los presupuestos habilitantes
para la utilización de esta norma de urgencia (art. 86 CE)574, la reforma dota
al precepto legal de una redacción mucho más extensa, seguramente en el
ánimo de per lar gran parte de los aspectos que habían quedado por
concretar en la regulación precedente.
En este sentido, cabe señalar en estos primeros apuntes apriorísticos que,
dada la remisión que la anterior versión del art. 34.8 ET hacía a la
negociación colectiva o al acuerdo individual, se había venido entendiendo
que el derecho carecía de plena e cacia y que el precepto tan solo
con guraba un contenido programático –a “resultados discretos, cuando no
insigni cantes” se re ere la Exposición de Motivos del Real Decreto-Ley
6/2019–. El mismo Tribunal Supremo interpretaba que la pretensión de
adaptar la jornada laboral, sin solicitar a su vez la reducción de la misma,
carecía de operatividad si no existía acuerdo previo con el empresario o si el
derecho cuestionado no había sido reconocido en la norma convencional de
aplicación575.
Frente a esta posición de corte restrictivo, no faltaron pronunciamientos
en la doctrina de suplicación que, acometiendo una interpretación más
amplia, apostaban por dotar de contenido concreto a este derecho de
adaptación del tiempo de trabajo, y ello con independencia de la existencia
o no de convenio colectivo o acuerdo individual al respecto576. Lo contrario,
se argumentaba, habilitaba a la decisión empresarial a vaciar de contenido
el derecho mismo, pues podría bastar que el empleador se negara, incluso
de forma irrazonable o por pura voluntad obstructiva, a llegar a cualquier
acuerdo para que no hubiera derecho alguno577.
6. CONCLUSIONES
Tras la reforma acometida por el Real Decreto-Ley 6/2019, la regulación
de la adaptación de la jornada de trabajo ha ganado en e cacia y calidad
técnica. La remisión a la negociación colectiva para encomendarle los
términos de ejercicio del derecho y no su mismo reconocimiento –como
hasta entonces–, así como la previsión de un proceso de negociación
individual que facilite la adopción de acuerdos constituyen, entre otras,
importantes novedades en la mejora del alcance del derecho. Éste sigue, eso
sí, sin ostentar un carácter incondicionado, pero al menos el poder de
iniciativa en que se concreta queda reforzado si se tiene en cuenta que la
negativa empresarial precisa motivos justi cados y amparados en causas
organizativas o productivas.
Sea como fuere, lo cierto es que cualquier análisis se quedaría corto de
miras si no admitiera, igualmente, que el legislador de urgencia ha dejado
ciertos elementos pendientes de ser concretados y que originan problemas
interpretativos. A lo que se suma la utilización de conceptos
deliberadamente ambiguos que no facilitan la ponderación de los intereses
concurrentes, tarea de por sí compleja donde las haya. En cada concepto
jurídico indeterminado, en cada cláusula abierta o cada inde nición que el
precepto incorpora se favorece una lectura amplia y extensiva de la
adaptación de jornada –lo que se corresponde con la dimensión
constitucional propia de las medidas de conciliación–, pero también se da
pie a interpretaciones contradictorias y así se ha podido constatar en la corta
vida del precepto reformado.
Visto el gran número de posibilidades que abre la nueva redacción del
art. 34.8 ET, no parece aventurado pronosticar que lo que constituía otrora
un mecanismo apenas utilizado por su escasa efectividad práctica termine
convirtiéndose, a causa del mayor alcance del que lo ha dotado la última
reforma, en un mecanismo recurrente de conciliación de la vida familiar y
laboral. Lo que irá acompañado, de seguro, por un aumento en el número de
litigios. Y es que el componente eminentemente casuístico de la materia
aboca a la solución judicial de cuantos con ictos se plantean al calibrar la
razonabilidad y proporcionalidad que se exige a la adaptación de jornada, o
al determinar las “razones objetivas” que pueden avalar la negativa
empresarial a la pretensión conciliatoria, por poner algunos ejemplos. No en
vano, ya se empieza a constatar que los órganos jurisdiccionales deben
pronunciarse cada vez con más frecuencia sobre este derecho, acometiendo
en más de una ocasión una función materialmente mediadora. La doctrina
judicial está llamada, así, a asumir un papel de gran relevancia a la hora de
atar los no pocos cabos sueltos del precepto legal en su nueva redacción y
de los que se ha pretendido dejar constancia a lo largo del presente trabajo.
BIBLIOGRAFÍA
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Ó
17. LA ADAPTACIÓN DEL TIEMPO DE TRABAJO A LA PERSONA
CON DISCAPACIDAD. OTRO EJEMPLO DE DESATENCIÓN AL
TRABAJADOR DISCAPACITADO*
NOEMÍ SERRANO ARGÜELLO
PTUN de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Facultad de Derecho. Universidad de Valladolid 620
1. LA PERTINAZ DESATENCIÓN AL TRABAJADOR
DISCAPACITADO EN EL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES
Con este trabajo se pretende realizar un análisis crítico de la desatención
que se produce al trabajo de la persona con discapacidad en el Estatuto de
los Trabajadores, en particular a determinadas condiciones de trabajo
centrando el examen en la afectación de la discapacidad sobre el tiempo de
trabajo.
El acercamiento (incluso el más tibio) a la regulación de la jornada pronto
trasluce la falta de adaptación de la legislación al trabajador discapacitado.
El legislador ha protegido la inclusión laboral del discapacitado desde
medidas como la cuota de reserva –y alternativas sustitutivas de esta
obligación–, la introducción de modalidades contractuales especí cas, la
relación laboral especial o la creación de incentivos a la contratación (de
Seguridad Social, scales, ayudas) pero ha descuidado históricamente
medidas de adaptación del puesto de trabajo que faciliten la continuidad de
la relación laboral. Como paradoja resulta más fácil encontrar medidas
especí cas que permiten adaptar aspectos del tiempo de trabajo cuando se
tiene a cargo una persona discapacitada que cuando la PCD lo es el propio
trabajador621. En general toda la regulación laboral del Estatuto de los
Trabajadores da muestra de este ‘dé cit de atención’ y pone de relieve que
tras las sucesivas modi caciones del texto legal para una mejor inclusión de
la PCD la apertura se focaliza en “el cuidado”, la protección del trabajador
que necesita organizar tiempo de trabajo y tiempos extralaborales para la
atención a otros (familiares normalmente) pero no tanto en el trabajador
discapacitado.
El legislador laboral re eja insensibilidad a la preocupación social por la
integración laboral de la PCD, es más super cial que profunda, opera
todavía más en lo externo que en la inclusión real y en ocasiones pivota
sobre decisiones económicas u otras que mantienen o perpetúan la falta de
integración de los trabajadores discapacitados. Las cifras estadísticas
re ejan las muy bajas tasas de incorporación laboral, con una tasa de
actividad del 35.5% y una tasa de empleo del 25.8%, además de su baja
participación en el mercado laboral622. Estas cifras justi can que las PCD
pertenezca a un colectivo con especiales di cultades estructurales en el
acceso y continuidad en el empleo623, también mani estan el pertinaz
rechazo social al trabajador discapacitado, estigmatizado laboralmente,
anclado en la percepción de menor productividad, considerados mano de
obra poco rentable y carentes de cuali caciones y su penetración intangible
hoy en sectores como la industria, hostelería transporte, construcción,
agricultura o información y comunicaciones.
La organización del trabajo, la gestión o la producción, las
infraestructuras y sus barreras apartan al discapacitado del trabajo, también
en la nueva economía digital y de las plataformas hay un rechazo social y
económico a la PCD en tanto en cuanto no aumenten sus contrataciones e
incorporación laboral.
La atención al trabajador discapacitado sigue estando más presente en la
normativa de Seguridad Social que en la laboral, con una tendencia que
arrastra en nuestra disciplina la consideración de la discapacidad como
incapacidad laboral (y no sólo a la inversa, conceptos no sinónimos624), de
ahí el tránsito de la tutela laboral hacia la cobertura de la protección social
de la PCD625, descuidándose la nalidad integradora que, con timidez,
brotaba en las primeras normas de contenido laboral puesta su atención en
los discapacitados626 (incluido el impulso dado por el Convenio de la OIT
nº 159 sobre la readaptación profesional y el empleo de las personas
inválidas de 1983) y, ya sin rubor, con mayor rmeza en las normas
internacionales del siglo XXI (Directiva 2000/78, Convención de Naciones
Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad de 13 de
diciembre de 2006627) y su recepción en el derecho interno628.
Al hacer un recorrido por el TRET encontramos expresas menciones a la
PCD en los arts. 4.2.c), 11.2, 17.3, 20.3, 37.6, 40.5 y.7, 46.3, 51.5, 54.2 g) y
la actual DA 20ª TRET. La presencia en aspectos de tiempo de trabajo y
otras condiciones laborales nucleares es imperceptible, pues se escogen
otras normas de referencia distintas del Estatuto de los Trabajadores para la
inclusión laboral de la PCD, se pre ere recoger aspectos de la relación
laboral fuera de la principal norma laboral, quizá conviene repensar esa
regulación porque el empleo preferente del discapacitado debe ser el
empleo ordinario y no sólo el empleo protegido u otras fórmulas
alternativas (enclaves, con apoyo) si ciertamente se propugna con
mayúsculas su inclusión laboral629. El empleo protegido reproduce
características laborales peyorativas (trabajo menos reconocido, peor
remunerado, baja cuali cación, condiciones laborales limitativas de la
jornada, prohibición de horas extraordinarias, más precario e intermitente,
mediante interposiciones empresariales y subcontrataciones).
Otras reformas se han centrado en el lenguaje cambiando las
denominaciones (minusválido) hasta la actual de persona con
discapacidad630. Se aprecia muy lentamente el cambio real del modelo
médico rehabilitador hacia el modelo social, que exige: la adaptación del
entorno laboral capaz de mirar más al sujeto, al entorno y eliminar barreras
discriminatorias, se le reconozca en un plano de igualdad con los otros
trabajadores. También en las relaciones laborales se percibe que las
di cultades de la PCD siguen apareciendo en el entorno. El derecho al
trabajo de los discapacitados se articula bajo formulaciones cada vez más
sólidas pero no siempre encuentran su acogida en las relaciones laborales,
cualquiera puede percibir que la discapacidad es una situación de desventaja
laboral, que las condiciones del trabajador discapacitado no son asimilables
al trabajador sin discapacidad. Por la doctrina se han señalado algunas
carencias legales de las condiciones laborales en relación con el trabajador
discapacitado, no son difíciles de identi car, afectan al periodo de prueba631,
la precariedad laboral632, las medidas de exibilidad interna (movilidad
funcional, geográ ca y las modi caciones sustanciales), la extinción de la
relación laboral en particular en relación con el despido objetivo, etc.,
también a la jornada de trabajo. El legislador deja de prestar la especial
atención para mejorar el entorno, la adaptación u otras medidas de
acomodación a la PCD. La normativa laboral no atiende en todos estos
institutos a la capacidad real de adaptación de la PCD633. En ocasiones
pre ere primar medidas de la periferia como el cumplimiento de la cláusula
social en la contratación, en particular en la contratación pública634.
Ó
18. RIESGOS PSICOSOCIALES DERIVADOS DE LA ORDENACIÓN
DEL TIEMPO DE TRABAJO: UNA PERSPECTIVA COMPARADA*
MARÍA ROSA VALLECILLO GÁMEZ
Profesora Titular acreditada de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Jaén 668
1. INTRODUCCIÓN
El tiempo de trabajo es, desde nales del siglo XIX, objeto de
regulaciones estructuradas por una sucesión de retos: mejora de las
condiciones de trabajo, exibilidad productiva, empleo… Las diferentes
regulaciones se han ido dirigiendo hacia diferentes conceptualizaciones
temporales en el cómputo del tiempo de trabajo: jornada, semana, año…
Actualmente los debates sobre las mutaciones del trabajo, sobre todo con el
impulso de la pandemia, han situado en el punto de actualidad la
articulación entre la vida profesional y la vida personal, incitando a afrontar
una regulación del tiempo de trabajo que tenga en cuenta el transcurso de
los tiempos vitales.
Nunca como ahora podría cobrar tanto sentido el término “trabajo en
movimiento”, por la sumisión del trabajo actual a las profundas
transformaciones, sobre todo en la manera en que se ejecuta y la
organización del tiempo de presencia –o de conexión– en el trabajo.
El tiempo de trabajo es un elemento del contrato de trabajo que constituye
la manifestación más tangible del vínculo de subordinación, esto es, lo que
hace entregar al empresario la organización como mínimo, de la tercera
parte del tiempo diario, eso, si no incluimos los desplazamientos del
domicilio al trabajo y viceversa, algo que se cuestiona en algunas de las
últimas sentencias publicadas, antes de la crisis. De hecho, la duración del
trabajo o la forma de organización del tiempo– horarios estándar o atípicos,
tiempo completo o tiempo parcial, plazos de aviso en caso de cambio de
horario, posibilidad o no de ausencia del trabajo…– condiciona las
modalidades de articulación entre los diferentes tiempos sociales. Tiempos
que se fueron rediseñando con la incorporación paulatina de la mujer al
mercado de trabajo y la instauración, en un primer nivel, de la doble
jornada, superando los planteamientos de un régimen fordista en el que el
hombre era el principal, sino el único, proveedor de recursos monetarios.
Esta dilución del tiempo se ha hecho más patente, sobre todo para la mujer,
cuando la imposición del teletrabajo como medida de mantenimiento de la
actividad en situación de con namiento, ha trasladado el trabajo al
domicilio y ha evidenciado nuevas di cultades de conciliación.
Así, sin superar el nivel anterior, los nuevos contextos de trabajo plantean
nuevos desafíos. La transformación de las nuevas estructuras temporales de
trabajo, ha hecho emerger la cuestión de la articulación entre vida
profesional y vida personal como uno de los retos de las políticas de tiempo
de trabajo de los nuevos tiempos. Trabajar por las noches o los nes de
semana, en los tiempos dedicados a la vida personal, se ha convertido en
algo habitual. Tanto, que ha supuesto la introducción de una nueva categoría
de riesgos laborales asociados a las transformaciones del trabajo, riesgos
que desbordan la esfera de lo físico y que se reconocen como riesgos
psicosociales.
El camino del reconocimiento de estos riesgos no está siendo fácil, entre
otras cosas porque el término “riesgos psicosociales” es difícil de gestionar
en derecho porque no es objeto de ninguna categoría jurídica. La confusión
existente entre los “riesgos” y los “problemas”, algo que genera
incomodidad en el jurista, es mayor cuando se trata de introducir el informe
subjetivo de la persona en su ambiente de trabajo. Incluso, en este contexto,
inclinarse sobre las TIC y su impacto sobre la salud y seguridad de los
trabajadores pone de nuevo a prueba al derecho del trabajo669.
5. CONCLUSIONES
En estas condiciones, el tiempo de trabajo no podrá medirse a través del
pasado en un lugar donde se ejerce el poder de dirección. La autonomía
cada vez mayor del trabajador, acelerada por la crisis del Covid-19, no
puede nada más que dejar mal a la de nición tradicional de tiempo de
trabajo efectivo que resulta del artículo 2 de la Directiva de 2003. Esto
sobre todo, porque las herramientas digitales susceptibles de crear
situaciones de hecho que se concretan en una mayor dependencia, son
portadoras potenciales de mayores libertades individuales. A partir de
entonces, no puede nada más que minimizar la tentación del legislador –o
incluso de los agentes sociales en la negociación colectiva –de poner
barreras mientras que cada trabajador aspira a cada vez más libertad. Por
tanto, a través de la de nición de tiempo de trabajo se permite el derecho
del trabajo, asumir su función protectora y en aplicación de la duración de
la jornada y su derecho, concretar la protección de la salud. Es necesario
buscar criterios pertinentes inspirados en los derechos fundamentales que
constituyan de niciones adaptadas a cada situación, lo que puede que invite
a priorizar a la negociación colectiva.
El derecho del trabajo se ha creado por y para la civilización empresarial,
de modo que, atendiendo a la de nición de duración de la jornada de
trabajo o más ampliamente, de los criterios que de nen el trabajo asalariado
a partir de un estado de subordinación jurídica. La emergencia acelerada de
la civilización del conocimiento tendrá por efecto el desbordamiento del
derecho del trabajo por la emergencia de un derecho de la actividad
profesional que agrupe a todos los trabajadores desde el más subordinado
jurídicamente, al totalmente independiente. El nivel de protección no será
consecuencia entonces de la pertenencia a una categoría sino del grado de
autonomía –a nivel de condiciones de trabajo–, de la responsabilidad, de la
capacidad más o menos amplia de negociación de sus condiciones de
trabajo…
Pero la autonomía se presume porque es resultado de la responsabilidad,
de la competencia. Desde esta perspectiva, se puede hacer una referencia a
las condiciones exigidas por la jurisprudencia para que la cláusula de
delegación de poderes sea e caz. Más fundamentalmente, la exigencia de
ejecución de buena fe del contrato, impone al empresario poner en marcha
los mecanismos que permiten al trabajador disponer de un nivel de
competencia en relación a las tareas exigidas o a las misiones
encomendadas. Esta exigencia encuentra su fuerza en la legalidad. Se puede
sostener que pesa sobre el empleador una obligación de formación mucho
mayor cuanto mayor sea el grado de autonomía conferida.
Fijar los principios relativos a la duración del tiempo de trabajo en
referencia al derecho a la salud y a un trabajo decente y dejar a los agentes
sociales de nir el tiempo de trabajo efectivo de manera negativa por
contraposición al tiempo de descanso, se inscribe perfectamente en la nueva
arquitectura del derecho del trabajo.
Un trabajador independiente jurídicamente pero dependiente
económicamente de alguien que le da órdenes, no puede excluirse de la
protección de los derechos fundamentales y de las libertades esenciales.
Esto obliga al empresario a respetar una carga de trabajo “normal”,
entendiendo como tal, aquella que se ajusta a las exigencias del derecho a la
salud en el trabajo, a la seguridad y a un trabajo decente. Esto en los
tiempos post Covid-19 que vienen, es fundamental.
SEGUNDO PANEL
Ó
C. EL SISTEMA DE CONTRATACIÓN LABORAL
EDUARDO ROJO TORRECILLA
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Universidad Autónoma de Barcelona
1. EL MENOR COMO SUJETO DEL CONTRATO DE TRABAJO: EL
GRAN OLVIDADO DEL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES*
MANUELA ABELEIRA COLAO
Doctora Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad CEU San Pablo 706
1. CUESTIÓN CONCRETA A ABORDAR
La comunicación que se presenta aborda un análisis de la capacidad
laboral del menor de edad. Se trata de un problema relacionado con el
propio corazón del sistema de contratación y que se convierte por ello, en
uno de los temas más controvertidos. La doctrina ya ha manifestado en
numerosas ocasiones las contradicciones existentes en este ámbito,
especí camente, en el texto estatutario y la necesidad de acometer una
reforma de la norma en este sentido. Concretamente queremos resaltar
algunos problemas en el caso de los menores que participan en espectáculos
públicos.
Ocurre sin embargo, un fenómeno cuanto menos reseñable en lo que se
re ere al trabajo realizado por menores de edad, y no es otro que el de su
negación como verdadera relación laboral. Se pone en duda pues su
existencia. Para ello, se arguyen planteamientos que dudan del carácter
retribuido de las mismas o que apelan a la excepcionalidad y temporalidad
de la prestación para apoyar la inexistencia de laboralidad cuando el sujeto
del contrato es un menor de edad.
Pensamos que es muy importante el estudio, el reconocimiento y la
reforma de una modalidad contractual especial como es el trabajo infantil.
Si bien es cierto que la obligación del Estado es actuar como garante para
que dicho trabajo no se produzca, la verdad es que dicho trabajo existe, que
su control es difícil para la Inspección de Trabajo y que incluso en los casos
que se permite, como es el ámbito de la intervención de menores en
espectáculos públicos, la norma se ha visto superada por la realidad debido
en gran parte al desarrollo de las nuevas tecnologías.
3.3. ¿Cúales son las prestaciones que puede realizar un menor de edad?
Otro de los errores en los que incurre el numeral cuarto del artículo 6 es
la falta de concreción sobre la naturaleza de dicho espectáculo, asunto
ciertamente importante. Se deja en manos de la autoridad competente la
jación de la edad necesaria en función de la actividad que se vaya a
realizar, lo cual crea inseguridad jurídica728.
Pero ¿debe ser la Autoridad Laboral quién realmente controle la
regulación de este tipo de trabajos? Desde nuestro punto de vista debería de
ser misión de la Inspección de trabajo el control de este tipo de contratos y
no dejar en manos de la Autoridad Laboral de cada CCAA la realización de
dichas autorizaciones. En algunos casos, como en la Comunidad de
Madrid729, se puede solicitar informe a la Inspección de Trabajo. Por otro
lado, hace poco se ha pedido a la Fiscalía del Menor en Barcelona que
actuara contra el caso de un canal de youtube protagonizado por de menores
de edad.
Al debate sobre los tipos de trabajos que a la luz del texto estatutario
podría desempeñar los menores de edad, hay que añadir otra cuestión
importante, de nuevo, de técnica legislativa. Hay que retomar aquí la
prohibición recogida en el apartado segundo del artículo 6 ET que prohíbe
que los menores de dieciocho años realicen trabajos nocturnos730. Entran en
colisión dos preceptos que se encuentran en el mismo artículo (arts. 6.2 y
6.4 ET). ¿Cuál de los dos debe primar?
La Prof. Alzaga Ruiz interpreta que cada una de las excepciones, las
recogidas en los apartados segundo y cuarto del artículo 6 del ET “operan
de forma autónoma”, por lo tanto, será la Autoridad Laboral la que decida si
los menores pueden trabajar en espectáculos públicos celebrados en horario
nocturno o no731.
Nosotros pensamos que para proteger al menor el trabajo nocturno de
menores en espectáculos públicos debería prohibirse. La mayoría de las
actuaciones donde aparecen niños son obras teatrales. En este sentido, el
Convenio Colectivo del sector del teatro por ejemplo, sólo les permite
participar en una función cada día, por lo que sería loable que intentaran
que dicha función evitase el horario de noche.
No se trata simplemente de adquirir una edad, si no de la prestación que
se está realizando y las repercusiones que puede tener para el menor.
Sinceramente, nos parece igual de exigente poner a trabajar a un bebe de
pocos meses, a uno de cuatro años o a uno de diez. Porque su capacidad
para entender las obligaciones derivadas del contrato siguen estando
limitadas. El problema radica, como se ha visto en la práctica, en qué
actividades puede o no puede trabajar ese menor, las jornadas que puede
implicar, cuanto salario deberá ganar, y todos esos problemas suelen surgir
en niños más mayores que en niños de temprana edad, (lo cual no signi ca
que no tengamos que tutelarlos igualmente). Si las normas sobre capacidad
recogidas en el ET tuvieran el respaldo de una ley integral sobre menores,
donde se den por resueltos problemas especí cos se evitarían muchos de los
inconvenientes que se generan en esta materia.
La re exión acerca del contenido de los artículos 6 y 7 nos lleva a a rmar
que:
– Existe una mala sistemática regulatoria de los artículos estatutarios que
disciplinan la capacidad del trabajador y concretamente, de los artículos
dedicados a la capacidad laboral de los menores de edad. Puesto que a pesar
de estar re riéndose a un asunto de capacidad se ordena en un artículo
distinto al que disciplina esta materia. No hay justi cación alguna para esta
exclusión por lo que la capacidad de los menores de edad debería haberse
regulado en el ordinal siete del Texto Estatutario que regula la capacidad del
menor.
– A ello debemos unir que las prohibiciones que aparecen en los
apartados segundo y tercero del ordinal 6 son imprecisas. Además, su
concreción se di culta, especialmente en lo referido a los trabajos
prohibidos a menores, puesto que remiten a una norma externa y que
además es incompleta. Por otro lado, con respecto a la prohibición de
realización de horas extraordinarias por parte de los menores de edad a los
que se permite trabajar, es decir, menores entre 16 y 18 años o los que
trabajan en el ámbito de los espectáculos públicos, la regulación de su
jornada y sobre todo, su control es tan difícil en la práctica, que en la
mayoría de los casos es complicado determinar dónde acaba la jornada y
dónde empiezan las horas extraordinarias. Por su parte, la permisividad que
existe en la práctica para la realización de trabajos en horario nocturno de
los menores de edad que intervienen en espectáculos públicos desde nuestro
punto de vista debería desaparecer. Los niños deberían de trabajar en
espectáculos púbicos que se desarrollaran siempre y sin excepcione fuera
del trabajo nocturno.
– Por último, tenemos que señalar el problema que genera la remisión a
normas civiles. Cuando tales normas se crean o se modi can, no lo hacen
para dar respuesta a problemas concretos, y menos aún a problemas que
nacen en otras disciplinas jurídicas. El Artícuo162. 3 por lo tanto, aunque se
adecúe la situación de los menores de edad que trabajan, no puede servir
para dar respuestas a un problema laboral mucho más profundo. Algún
autor considera que en el caso de los menores que trabajan en espectáculos
públicos, prevalece el artículo 162 del CC (que regula el alcance de la patria
potestad) frente al artículo 7 del ET, puesto que quien celebra el contrato es
el representante legal del menor, sin perjuicio de necesitar, ya que la
prestación laboral es una prestación personal, el consentimiento previo del
menor732. Admitir esto, supondría obviar la necesaria existencia del carácter
personal y voluntario sobre el que pivota toda relación laboral, por lo tanto,
sería impensable admitir la creación de una relación laboral sobre la base de
esas premisas. ¿Estamos entonces ante un TRADE o un puro arrendamiento
de servicios?
Ó
2. ¿ES EL NUEVO CONTRATO INDEFINIDO PARA LA EJECUCIÓN
DE PLANES Y PROGRAMAS PÚBLICOS DE INVESTIGACIÓN UNA
ALTERNATIVA ADECUADA AL USO DEL CONTRATO DE OBRA O
SERVICIO DETERMINADO CON CARGO A PROYECTOS?*
FERNANDO BALLESTER LAGUNA
Catedrático de Escuela Universitaria
Universidad de Alicante 733
1. INTRODUCCIÓN. CONTEXTO DEL NUEVO CONTRATO
INDEFINIDO OBJETO DE ESTUDIO
El contrato inde nido para la ejecución de planes y programas públicos
de investigación cientí ca y técnica o de innovación ha sido introducido
mediante el Real Decreto-Ley 3/2019, de 8 de febrero, de medidas urgentes
en el ámbito de la Ciencia, la Tecnología, la Innovación y la Universidad
(BOE de 9 de febrero), modi cándose a su través la disposición adicional
23ª de la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la
Innovación (en adelante, LCTI). Norma en la que se recogían hasta ese
momento las peculiaridades del contrato de obra o servicio determinado con
cargo a proyectos, suscritos por determinados agentes de ejecución del
sistema español de ciencia, tecnología e innovación, entre los que destacan
los organismos públicos de investigación (OPIs) y las universidades
públicas. Esta regulación se completa ahora con el contrato inde nido
objeto de estudio, modi cándose para ello el título de la disposición
adicional 23ª LCTI («Normas comunes a los contratos para la realización de
proyectos y para la ejecución de planes y programas públicos de
investigación cientí ca y técnica o innovación»), e incorporándose un
apartado 2 del siguiente tenor:
“Las entidades a que se re ere el último párrafo del apartado anterior y
que no tengan ánimo de lucro, podrán realizar contratos inde nidos, de
acuerdo con los principios de igualdad, mérito, capacidad y
concurrencia, para la ejecución de planes y programas públicos de
investigación cientí ca y técnica o de innovación y nanciados mediante
consignaciones presupuestarias anuales consecuencia de ingresos
externos de carácter nalista, de conformidad con lo previsto en la Ley
47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria, vinculados a la
duración de los correspondientes planes y programas.
Esta previsión respetará, en todo caso, las medidas relativas a la
contratación que establezcan las leyes de presupuestos generales”.
Así pues, los rasgos caracterizadores de este contrato inde nido son los
siguientes: 1) el contrato se sujeta a los principios de igualdad, mérito,
capacidad, publicidad y concurrencia, pudiendo ser concertado por los
mismos empleadores a los que resulta de aplicación las peculiaridades del
contrato de obra o servicio determinado con cargo a proyectos; 2) su objeto
consiste en la ejecución de planes y programas públicos de investigación
dotados de nanciación anual externa734; 3) el contrato queda vinculado a la
duración de los correspondientes planes y programas; y 4) deberá respetar
las medidas relativas a la contratación establecidas mediante las leyes de
presupuestos generales.
Como se tendrá ocasión de constatar en las páginas que siguen, este
nuevo contrato inde nido podría erigirse en determinados casos en una
alternativa al contrato temporal de obra o servicio determinado con cargo a
proyectos, superando sus de ciencias. Aunque la respuesta a este
interrogante va a depender, en verdad, de su régimen jurídico y, más
concretamente, de si el contrato recientemente creado satisface o no
equilibradamente los intereses y expectativas de ambas partes de la relación
laboral.
Los defectos del contrato de obra o servicio determinado con cargo a
proyectos de investigación son conocidos por todo aquel que se haya
adentrado en su estudio. Desde el punto de vista del empleador, pudiera
parecer que todo son ventajas en la utilización de este contrato temporal,
que puede durar todo el tiempo necesario para la ejecución del proyecto que
justi ca la contratación, al no estar topado temporalmente por los 3 o 4 años
que en la actualidad limitan el contrato de obra o servicio determinado;
siendo posible también encadenar dos o más contratos de esta tipología con
el mismo investigador para la realización de otros tantos proyectos de
investigación, dando así cobertura temporal ininterrumpidamente a
relaciones laborales muy duraderas en el tiempo (disposición adicional 23ª
LCTI). Sin embargo, la realidad demuestra que son muchos los problemas
prácticos que suscitan estos contratos que, en no pocas ocasiones, suponen
la declaración judicial de inde nido no jo del investigador que los ha
concertado en atención a irregularidades varias (que el transcurso del
tiempo propicia –a mayor duración del vínculo mayores posibilidades de
equivocarse–), tales como la falta de identi cación clara y precisa del
proyecto de investigación que constituye su objeto; la participación habitual
del investigador en otros proyectos de investigación distintos del que
justi ca la contratación en cada momento; o el fraude de ley ex artículo
15.3 ET ligado al encadenamiento de contratos sobrepasando una duración
más allá de lo razonable. El contrato plantea, además, otros problemas
menores, que los técnicos de recursos humanos encargados de gestionarlos
no dudan en señalar, tales como la necesidad de sacar a concurso cada
nuevo contrato de obra o servicio determinado (por exigencias del derecho
administrativo), así como la obligación de indemnizar la nalización de
todos y cada uno de los contratos celebrados a razón de 12 días de salario
por año de servicio (de conformidad con el artículo 49.1 letra c ET). Si
ponemos el acento ahora en el investigador sujeto a esta clase de contratos,
los inconvenientes son patentes, relacionados directamente con el carácter
temporal del vínculo que mantienen con su empleador durante dilatados
periodos de tiempo, con la incertidumbre de si la relación laboral será o no
renovada mediante la suscripción de un nuevo contrato temporal de la
misma naturaleza. De ahí que sea posible a rmar que el contrato de obra o
servicio determinado con cargo a proyectos es fuente de inestabilidad
laboral (es desde luego el contrato de trabajo más precario en el ámbito de
la investigación), pero también de inseguridad jurídica (consecuencia de la
presencia de irregularidades que pueden suponer el reconocimiento judicial
de la condición de inde nidos no jos de estos investigadores)735.
Veamos pues si el contrato inde nido para la ejecución de planes y
programas públicos de investigación puede erigirse en una alternativa
adecuada al contrato de obra o servicio determinado con cargo a proyectos,
al menos en determinados casos.
5. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
La presente comunicación se ha planteado el objetivo de dilucidar si el
contrato inde nido para la ejecución de planes y programas públicos de
investigación dotados de nanciación externa puede convertirse en una
alternativa razonable a la utilización del contrato de obra o servicio
determinado con cargo a proyectos. Una respuesta a rmativa al respecto
podría contribuir a paliar la precariedad que caracteriza actualmente la
contratación laboral con cargo a proyectos, así como aportar una mayor
seguridad jurídica en dicho ámbito. Pero, como se dijo, la respuesta a este
interrogante iba a depender de si este nuevo contrato inde nido era capaz de
cohonestar y equilibrar los intereses y expectativas de ambas partes de la
relación laboral. Lo que a la postre estaba en función de su régimen
jurídico.
Una vez analizadas las principales características del contrato que centra
nuestra atención, es posible concluir que su régimen jurídico presenta
algunos elementos de indeterminación que, muy probablemente, van a
actuar como un freno a su utilización en la práctica.
La particularidad más importante que posee este contrato inde nido
consiste en su nanciación a través de fondos públicos externos a la entidad
contratante, determinando, a su vez, la singularidad de su objeto,
circunscrito a los planes y programas públicos de investigación que le
sirven de soporte, en los términos anteriormente analizados. A mi juicio,
esta circunstancia se debería haber traducido en la consideración sin
ambages de la pérdida de los fondos nalistas externos como causa objetiva
de extinción del contrato de trabajo, al no tratarse de plazas estructurales de
las entidades contratantes. Si así fuera, este contrato podría cali carse como
una modalidad propia y distinta del contrato inde nido ordinario. Pero,
como se ha visto, este asunto dista de ser claro, exigiendo, a mi modo de
ver, una modi cación normativa que contemple de forma clara e indubitada
la pérdida de los fondos externos de carácter nalista como causa de
despido objetivo; tal y como se permite en la actualidad a las entidades sin
ánimo de lucro por la vía del artículo 52 letra e) ET. El instrumento para
re ejar el cambio normativo que se propone es lo de menos, pudiéndose
modi car la propia disposición adicional 23ª LCTI (al objeto de que
contemple de forma indubitada esta particular causa de despido objetivo) o
la disposición adicional 16ª ET (para que recoja separadamente de las
causas económicas esta singular causa extintiva del contrato inde nido para
la ejecución de planes y programas públicos de investigación dotados de
nanciación externa). De no ser así, todavía cabría con ar en una
interpretación dulci cada de las causas económicas, técnicas, organizativas
o de producción contenidas en la disposición adicional 16ª ET, acorde con
las características singulares de este contrato inde nido. Pero toda esta
inseguridad jurídica sobre la vía extintiva que resulte nalmente aplicable a
este contrato como consecuencia de la pérdida de los fondos externos que le
sirven de soporte, va a suponer que las universidades públicas, los OPIs y
otros organismos públicos de investigación, a quienes se les ha permitido
recurrir a este contrato inde nido, no encuentren razones de peso para
decantarse por su utilización, en lugar de seguir recurriendo al contrato de
obra o servicio determinado con cargo a proyectos.
Tampoco el asunto relativo a la tasa de reposición de efectivos está bien
resuelto. Ciertamente, la LPGE actualmente vigente no podía prever –por
evidentes razones temporales– un tratamiento singular en relación con este
contrato inde nido, el cual ha sido introducido con posterioridad a la
aprobación de aquella ley. Además, considero que la introducción de un
tratamiento singular de este contrato a los efectos de la tasa de reposición
encontraría justi cación plena en el caso de que la pérdida de los fondos
nalistas externos que nancian el contrato fuera una causa clara de despido
objetivo; cosa que, como se ha dicho, dista mucho de serlo. Sea como fuere,
considero que las leyes de presupuestos generales que se aprueben en un
futuro próximo deberían dejar este contrato fuera del cómputo general de la
tasa de reposición, acudiendo a fórmulas tales como excluirlo directamente
del cómputo (tal y como acontece en la actualidad en relación con las plazas
de promoción interna y las de inde nidos no jos declarados por sentencia),
o estableciendo un cupo adicional y especí co para este contrato (como
ocurre, por ejemplo, con las 25 plazas adicionales reservadas para la
contratación de personal investigador doctor con certi cado I3, como
personal laboral jo bajo la modalidad de investigador distinguido).
Inclusive se debería permitir este contrato como vía de estabilización de los
contratos de obra o servicio determinado con cargo a proyectos, aunque
para ello el legislador presupuestario debería abrirse a la consolidación de
plazas no estructurales de la entidad contratante.
Arbitrándose estas dos modi caciones –la primera, atinente a la causa
extintiva, es sin duda la más importante– el contrato podría convertirse en
una alternativa razonable al uso indiscriminado del contrato de obra o
servicio determinado con cargo a proyectos, tanto por su contribución –
indudable– a la seguridad jurídica en la contratación laboral en el ámbito de
la investigación con cargo a proyectos, como por su aportación –relativa– a
la lucha contra la precariedad en el empleo que caracteriza este ámbito: el
contrato sería inde nido, aunque susceptible de extinción por la vía del
despido objetivo ligada a la desaparición de los fondos nalistas externos
que le sirven de soporte, en consonancia con la naturaleza no estructural de
las plazas así ocupadas. Porque –no se olvide– la verdadera estabilidad en el
empleo del personal investigador de las universidades públicas solo llegará
cuando los planes de nanciación de las universidades contemplen los
resultados de la investigación, además de la calidad docente, aumentando la
nanciación en la etapa postdoctoral, y diseñen una genuina carrera
investigadora inde nida en el tiempo, no dependiente de fondos externos de
carácter nalista. Pero mientras ello ocurre, entiendo que las propuestas
lege ferenda realizadas son absolutamente necesarias si no se quiere que el
contrato inde nido para la ejecución de planes y programas públicos de
investigación dotados de nanciación externa se convierta en una de las más
efímeras guras contractuales que hemos tenido en el ordenamiento laboral
español.
3. EL DERECHO (DEBILITADO) AL TRABAJO
JOSÉ DELGADO RUIZ
Profesor Asociado Universidad Carlos III de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
El tema objeto de estudio pretende analizar distintos factores que
intervienen en el acceso al trabajo: desde el componente objetivo que
marcan los requisitos de la contratación misma hasta detalles imperceptibles
que terminan por de nir la consecución del empleo.
La escasez de oferta potencia el valor de lo individual en los procesos
selectivos del personal. Este factor otorga preferencia al aspecto personal en
detrimento del colectivo que juega un papel determinante en la cohesión del
tejido social y en el objetivo de favorecer un propósito común de
convivencia. La situación puede agravarse cuando la expectativa acaba a
consecuencia de una causa inesperada pues, además de lo previsible de la
causa tasada, el viaje de asegurar un trabajo en muchas ocasiones termina
por una decisión oculta basada en indescifrables algoritmos.
Abordamos esta problemática atendiendo al principio de realidad como
factor nuclear de nuestro ordenamiento jurídico. Ello implica situarnos ante
un marco y una metodología basados en el relato de las sucesivas etapas que
vienen a re ejar la dinámica de un proceso de adquisición de trabajo que
empieza con la oferta o convocatoria, ya sea pública o privada, para
culminar en su resolución, desistimiento o impugnación cuando no se
cumplen los requisitos o concurre causa que no se ajusta al per l pre jado
en una u otra.
2. EL ACCESO AL TRABAJO
En nuestro sistema el ingreso a una actividad remunerada se hace por la
puerta del contrato, esto es, por vía de la autonomía de la voluntad. El
derecho constitucional al trabajo resulta nominalmente inapelable y está
provisto de las garantías normativas del artículo 53.1 CE, planteándose su
extensión y analogía con el derecho de acceso a la función pública. Pero no
tiene consideración de derecho fundamental porque su regulación, como el
de libertad de empresa del artículo 38 del Texto Básico, está dotada de
protección intermedia con reserva de ley ordinaria y no orgánica para su
desarrollo. Ello descarta igualmente el procedimiento reforzado para su
modi cación e impide el trámite urgente y sumario en caso de vulneración
sin posibilidad de recurso de amparo754.
La etimología de la palabra trabajo asociada al dolor, el esfuerzo, la
calamidad incluso a la tortura, nos puede aproximar a la verdadera
dimensión que en su origen encierra la materia que tratamos755. También
cabe considerar el trabajo como mera actividad, tarea de vida, factor
cultural o como se quiera expresar, pero sobre todo se trata de entenderlo,
de justi car para qué sirve y qué utilidad aporta al hombre y a la sociedad
en su conjunto756.
3. REALIDAD Y APARIENCIA
Todas las ofertas de empleo deberían respetar las cualidades del
trabajador y los requerimientos y exigencias del puesto de trabajo; pero no
sorprende que tras la convocatoria o la llamada al desempeño de un puesto
concreto de trabajo se esconda una pugna entre lo que aparenta ser y la
realidad que oculta. Las preferencias y discriminaciones subyacentes se
alzan como verdaderos obstáculos que lesionan el derecho al trabajo por la
pérdida de un referente moral y estético, consustancial a todo proceso
selectivo.
Venimos destacando que el derecho comentado, además de pretensión
individual, se constituye en instrumento al servicio de una política
orientada al pleno empleo. Se necesita de una invocación a futuro, quizá
porque a todas luces estamos ante un espejismo, ante una ilusión en que
todos los fantasmas del pasado vuelven: la jerarquía, los mitos y leyendas
de una sociedad desigual y fragmentada, hoy con pobres y ricos, ayer por
aristócratas y plebeyos, y siempre entre afortunados y desheredados.
Es lógico pensar que el artículo 35 del texto constitucional provoque
escepticismo porque muy pocos admiten que tal derecho pueda operar de
forma automática. Compartimos con cierto sector de la doctrina760 que
posiblemente su proclamación sea el divorcio más sonoro entre realidad
social y norma jurídica. Porque los derechos económicos y sociales son de
naturaleza programática y a su enunciado no siguen los medios para que
puedan llevarse a efecto. Se genera así una serie de legítimas expectativas a
favor de los ciudadanos que obliga al Estado a procurar los medios a su
alcance para satisfacerlos. Muy al contrario de lo que sucede con los
llamados derechos de libertad que sí son susceptibles de reclamación
individual mientras aquéllos requieren desarrollo para su ejecución.
Ó
4. LA RELACIÓN LABORAL ESPECIAL DE LOS TRABAJADORES
DEL MAR EMBARCADOS: RAZONES QUE JUSTIFICAN SU
INCLUSIÓN EN EL ART. 2 ET CUARENTA AÑOS DESPUÉS*
OLGA FOTINOPOULOU BASURKO
Prof. T.U. Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea 780
1. INTRODUCCIÓN
A rmaba el Profesor Bayón Chacón en relación con los “contratos
especiales de trabajo” que probablemente los laboralistas habíamos caído en
una especie de infracción sistemática de las reglas lógicas y gramaticales
que empleamos781 cuando realizamos una distinción entre la relación laboral
común y las relaciones laborales especiales como si de una vinculación
género-especie se tratara, por cuanto que decía y sostenía que todas las
relaciones laborales contienen especialidades profesionales que las
individualizan y particularizan entre sí782. A pesar de ello, al mismo tiempo
mantenía que existían determinadas relaciones de trabajo donde se
constataba la presencia de “anomalías […] respecto de los requisitos
generales para el tipo ordinario de contratos de trabajo783” que justi caban
la existencia de contratos de trabajo especiales.
Sea como fuere, lo cierto es que aquí no se pretende entrar en
determinadas disquisiciones tales como si hemos incurrido en ciertas
contradicciones a la hora de realizar la clasi cación que hoy mantenemos
doctrinalmente entre la relación laboral común, relaciones laborales
especiales o relaciones laborales con particularidades. Tampoco
pretendemos tratar de encontrar una razón común o unitaria que justi que la
existencia de aquéllas784 ni debatir, nalmente, si las diferencias regulatorias
entre las relaciones de trabajo comunes o especiales suponen una
laboralización a medias o a la baja de los colectivos comprendidos
actualmente en el art. 2 ET con respecto a los primeros y si por ello, quizá y
en algunos casos, sería más recomendable instrumentar algunas de esas
relaciones laborales especiales a través de la creación de alguna modalidad
contractual especí ca que evite la elusión de la aplicación de la normativa
general785. Lo que aquí simplemente deseamos constatar es la existencia de
determinadas relaciones laborales que, ya sea por los sujetos, sea –
fundamentalmente– por el lugar de prestación de servicios o por las
funciones a desempeñar786, presentan una singularidad clara y distintiva con
respecto a las relaciones laborales comunes, tal y como ha acaecido
históricamente con el contrato de embarco.
Siendo, creo, indiscutibles, las particularidades que jalonan la prestación
de servicios a bordo no sólo de buques comerciales o mercantes, sino
también de cualquier otra categoría de bienes muebles en el mar, la cuestión
que pretendo abordar en esta comunicación es la de justi car la necesidad
de crear un régimen jurídico especí co que englobe a todos y cada uno de
estos sujetos con independencia de que realicen una actividad náutica o no a
bordo o en función del tipo de actividad que realicen –transporte, extractiva,
lucrativa u otros–. Soy plenamente consciente de que una propuesta de estas
características puede resultar peregrina o incluso criticable, por cuanto que
–en esencia– cabe considerar a este tipo de relaciones laborales como
especiales innominadas787 o materialmente especiales788–si es que estas dos
últimas tienen una signi cación distinta entre sí–. Si bien ello es así, voy a
tratar de defender esta postura ante el incumplimiento sistemático de lo
dispuesto en la D.A. 8ª del ET relativo, como se sabe, a la creación de un
Código de trabajo, donde sería deseable que se insertara un título especí co
que contuviera una ley de nueva cuña sobre las relaciones jurídico-laborales
marítimas789 que salvara la problemática derivada de la utilización de la
norma reglamentaria para la creación de las relaciones laborales especiales
y su relación –muchas veces “farragosa”– con respecto a la normativa
común, por decirlo de una manera delicada.
Claro está que esta realidad es, hoy día y 40 años después de la adopción
del ET, todavía un desiderátum, máxime cuando tampoco contamos, a
diferencia de nuestro sistema de protección social –que ha mantenido la
singularidad del trabajo marítimo en el marco de los regímenes
especiales790– con ninguna norma de rango legal que recoja y sistematice en
un único cuerpo normativo las distintas relaciones laborales que se ejecutan
en el ámbito marítimo y que, por lo tanto, tengamos que depender de la
fragmentación regulatoria contenida en normas internacionales públicas y
privadas, mercantiles, administrativas y laborales que atraviesan estas
relaciones laborales, siendo –además– en ocasiones (y en su aplicación)
contradictorias entre sí.
Esta situación que trae causa en razones históricas, pero también en una
cierta dosis (y pido disculpas) de indiferencia (lógica) por parte de la
doctrina laboralista española791 a todas aquellas relaciones de trabajo que se
ejecutan extraterritorialmente para las cuales nuestra normativa común no
está pensada, es a la que debe ponerse n792. De este modo, desde aquí se
considera que es necesario abordar la necesidad de crear una relación
laboral especial por cuanto que la regulación común con particularidades,
hoy día aplicable, no se ha adaptado a los incesantes cambios normativos
producidos en dichos sectores por mor de la normativa internacional, amén
de la necesidad de readaptar nuestra normativa interna a la realidad del
contexto socio-económico marítimo español presente y futuro. En
de nitiva, la situación actual no permite solventar la complejidad que
reviste la prestación de servicios en el mar y que hace ya muchos años no se
reduce a la mera reglamentación del tiempo de trabajo o del salario de los
miembros de la dotación, por ejemplo, sino a múltiples especialidades cuya
existencia es, en general, desconocida para los laboralistas, precisamente a
causa de la incorporación de éstas en normas no laborales y, por
consiguiente, en ocasiones alejadas de los principios y ratios que informan
nuestra disciplina.
Í Á
5. IMPACTO DE LAS VÍAS TELEMÁTICAS EN LA
INTERMEDIACIÓN LABORAL
ANTONIO MEGÍAS-BAS
Profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Murcia
1. INTRODUCCIÓN
La crisis del petróleo de los años 70 que, en mayor o menor medida,
afectó a todos los países del mundo, se sumó, en España, al convulso
momento que atravesaba el país. En aquel momento existía, no solo una
crisis económica, sino también una crisis social y política que requería
esfuerzos y sacri cios por parte de los representantes políticos. A diferencia
de la clase política actual, la madurez y pericia de las fuerzas políticas con
representación parlamentaria que intervinieron en 1977 hizo posible la
redacción del Acuerdo económico y del Acuerdo político que se conoce
como “Los Pactos de la Moncloa”. La crisis, descrita de esta forma en la
presentación de los documentos, sería la razón histórica de los pactos, en
tanto en cuanto se contempla como el resultado de un proceso previo. No
obstante, como también se apuntaba en el texto, los mismos no nalizan en
ellos, sino que requieren su materialización. Motivo por el cual se
publicaron y se dieron a conocer a la ciudadanía, siendo esta la encargada
de exigir a los representantes el cumplimiento de lo acordado.
En 1978 como consecuencia de los Pactos de la Moncloa, en los que se
acordó la reforma institucional de la Seguridad Social, se creó un nuevo
servicio público de empleo que, con la aprobación del Real Decreto-Ley
36/1978, de 16 de noviembre, sobre Gestión Institucional de la Seguridad
Social, la Salud y el Empleo, se integró en el Instituto Nacional de Empleo.
En un momento de inestabilidad, fue necesaria la intervención estatal en el
mercado laboral; los servicios públicos de empleo seguirán inadaptados, por
no adaptarse a la realidad al mismo ritmo que lo hace la economía y la
sociedad en la que intervienen817.
La tecnología siempre ha supuesto un impacto en las relaciones laborales.
Ante los nuevos horizontes laborales que se plantean, se debe abordar la
cuestión desde el análisis y la investigación para ordenar e ciente y
e cazmente las relaciones en las que se haga uso de las actuales tecnologías
y medios de comunicación, protegiendo a su vez a las personas usuarias. La
revolución tecnológica, a consecuencia de la creación y el desarrollo de
internet, afecta indudablemente a la forma de ofertar y demandar trabajo818;
situación que hace necesario rede nir el modelo organizativo empresarial y
la cultura de empresa819
Podemos distinguir dos formas de búsqueda telemática de empleo a través
de internet. De un lado, a través de sitios web en internet, siendo esta una
forma arcaica de búsqueda. Y, de otro, a través de las aplicaciones (en
adelante, apps) que puedan ser utilizadas desde cualquier dispositivo móvil
preparado para ello (los denominados “dispositivos inteligentes”)820.
Con el presente trabajo pretendemos observar, por una parte, el impacto de
las tecnologías de la información y de la comunicación en la intermediación
laboral; y, por otro lado, el efecto que estas tienen sobre el mercado laboral
y los derechos de las personas trabajadoras. Para ello, utilizaremos la
metodología perteneciente a la investigación documental. Se utilizarán
diferentes fuentes documentales legales, y se empleará la técnica de análisis
de contenido.
5. CONCLUSIONES
Todo desarrollo tecnológico ha supuesto un impacto en las relaciones
laborales. La actual situación requiere un mayor grado de adaptación al uso
de las tecnologías de comunicación a distancia. Situación que requiere un
mayor control, por parte de las autoridades, para evitar abusos sobre los
derechos de las personas trabajadoras. Para ello, es necesario, además de
actualizar la información contemplada en el Portal de empleo del Sistema
Nacional de Empleo y en el portal Empléate, uni car ambos portales para
evitar posibles errores en la ciudadanía, cuando hagan uso de los mismos,
ya que pueden generar confusión y duplicidades innecesarias.
Por otro lado, es habitual que las empresas recurran a nuevos servicios de
intermediación, tales como las empresas cazatalentos, los portales de
empleo, o las apps de intermediación, que se presentan bajo el paraguas de
la libertad de empresa, sin contar, en muchas ocasiones, con un sustrato
legal especí co, que cambia la cultura de empresa. Por ello, es ineludible su
regulación, de forma clara.
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Í
6. EL PERÍODO DE PRUEBA: UN PACTO GENERADOR DE
DESEQUILIBRIO CONTRACTUAL
MARÍA CRISTINA POLO SÁNCHEZ
Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Salamanca
El período de prueba es una institución de honda raigambre histórica en el
ordenamiento español. A su nalidad primigenia de comprobación
empresarial acerca de la idoneidad del trabajador se une la correlativa
consecuencia de dar por nalizado el contrato si, a criterio del empresario,
la aptitud del trabajador no se corresponde con las expectativas sobre él
depositadas.
Sin desconocer que esta opción le es igualmente reconocida al trabajador,
lo cierto es que la gura de la dimisión es predicable en cualquier fase de
ejecución contractual, por lo que tradicionalmente se ha contemplado el
período de prueba como un mecanismo de seguridad utilizado en bene cio
de la empresa.
La evolución en el modelo de relaciones laborales experimentada en los
últimos años no ha incidido, sin embargo, de forma relevante en una puesta
al día del período de prueba. Son muy contadas las ocasiones en las que esta
categoría jurídica ha sido objeto de retoques y adaptaciones, lo que ha
generado, sin duda, un malestar generalizado en torno a su e cacia real, que
deja abiertos múltiples frentes legislativos, en ocasiones resueltos por la
jurisprudencia, incluso en un sentido no excesivamente coherente con los
intereses de los trabajadores.
Y es que no debemos olvidar que en el panorama normativo español, el
período de prueba aparece como el “pariente pobre” del despido, como una
decisión extintiva del contrato en la que el empresario actúa
unilateralmente, sin que le sea exigible formalidad alguna, sin
responsabilidades económicas hacia el trabajador y sin que éste deba
conocer las causas por las que su relación laboral ha quedado disuelta. A
pesar de ser estos tres los aspectos más controvertidos de esta gura
jurídica, el legislador no ha mostrado excesiva preocupación por
reposicionar el lugar del trabajador y proteger su débil situación, por lo que
han sido frecuentes todo tipo de abusos empresariales.
Ó Í
6. LA PROTECCIÓN DE LA MUJER DURANTE EL PERÍODO DE
PRUEBA
El RDLey 6/19 ha intentado resolver de una vez las dudas que recaían
sobre el tratamiento a conferir a la trabajadora embarazada durante el
período de prueba. Estaba claro que durante todo el proceso de gestación, y
con posterioridad en aquellas contingencias relacionadas con el nacimiento
de hijo o la convivencia de nitiva o temporal con un menor, el pacto
quedaba en suspenso si así se acordaba, pero en cuanto a posibles
decisiones extintivas de la empresa, la trabajadora se movía en un doble
plano en función del momento en que su contrato nalizara. Desde luego, si
ocurría fuera ya del período de prueba, nos situábamos ante un despido;
pero en la fase previa, cuando la trabajadora aún se encontraba sujeta a esa
condición, carecía de cualquier mecanismo de protección que le asegurara
una cobertura adecuada.
Esta norma, que modi ca en aspectos sustanciales el ET, no contiene en
su Exposición de Motivos un razonamiento de por qué se impone a partir de
ahora la nulidad de la resolución contractual decidida por el empresario por
motivo de embarazo de la trabajadora. Eso no signi ca, por supuesto, que la
valoración de la reforma sea negativa, ni mucho menos, pero las
motivaciones de extraordinaria y urgente necesidad que sustentan el
contenido de esta norma giran alrededor de un empeño por garantizar la
conciliación, la corresponsabilidad y la igualdad de trato, que nada tienen
que ver con la extinción del contrato durante el período de prueba, salvo por
obvias cuestiones biológicas que no podemos desconocer. Pero realmente la
relevancia del cambio normativo radica en el interés legislativo por
equiparar distintos tipos de nulidad en atención al factor embarazo: la
nulidad del despido y la nulidad del desistimiento, para cerrar por n el
círculo y alcanzar una plenitud de garantías para la trabajadora.
Así, el nuevo párrafo 2 del art. 14.2 ET, declara nula la extinción del
contrato a instancia empresarial por razón de embarazo, desde que éste se
inicia hasta la suspensión contractual por nacimiento de hijo, salvo que
concurran otros motivos no relacionados con el embarazo o la maternidad,
en cuyo caso, y esto no lo indica el ET pero cae por su propio peso si lo que
se pretende es proteger los intereses de la trabajadora, debería ser el
empresario quien acreditara la presencia de esas otras motivaciones ajenas a
la situación de la mujer.
El avance es trascendental, porque hasta ahora la trabajadora embarazada
estaba sometida a un doble condicionante: superar o no el período
probatorio en atención a su capacidad, y atender también a su estado de
gestación, sin que la ausencia de motivos al extinguirse el contrato
contribuyera a aclarar las razones empresariales. Es cierto que no siempre
esa extinción era procedente: la trabajadora podía demostrar el nexo causal
entre nalización del contrato en prueba y embarazo, pero era una carga que
recaía sobre ella cuando, por el contrario, en un despido bastaba el solo
hecho de acreditar el embarazo.
A partir de ahora, sea cual sea la fase del embarazo, el contrato de la
trabajadora no podrá terminar durante el período de prueba, y se fundará en
una causa objetiva, no tanto en una causa discriminatoria, como ya se
arguyó por parte del TC en relación con el despido de trabajadoras
embarazadas, a las que se liberó de demostrar el conocimiento de tal dato
por parte de las empresas847.
Como quiera que los fallos del TS quedaban ciertamente relegados en
relación con la evolución social y el sentir de los ciudadanos, la
discordancia de criterios ha aportado riqueza a lo que más tarde el
legislador ha recogido a nivel normativo. A estos efectos848, las propuestas
de equiparación entre la protección legal por despido y por desistimiento en
la mujer embarazada han sido tenidas en cuenta y, de cara al futuro, a pesar
de que el estado actual de la cuestión nada previene, no sería descartable
exigir al empresario una acreditación bastante de que el cese es totalmente
ajeno al embarazo.
Se ha optado por incluir en esta reducida reforma laboral el complemento
al art. 55.5 b) ET que el TC, en un retroceso inesperado849, había suprimido.
El Alto Tribunal dio un giro a su consolidada trayectoria volviendo a
posiciones iniciales y descartando la tutela objetiva del embarazo durante el
período de prueba. Las interesadas tuvieron de nuevo que aportar indicios
su cientes de trato discriminatorio, carga probatoria que ya había sido
suprimida hacía años. El TC abrió de nuevo una brecha entre el despido con
nulidad objetiva y la extinción del contrato durante la prueba, justi cando
su disparidad, entre otras razones, por la necesidad de motivación que
identi ca al despido.
El TC le otorga más relevancia al despido que a lo que considera una
eventualidad probable como es la no superación del pacto de prueba, algo
profundamente criticado por uno de los dos votos particulares de la S.
172/2013, en el que se destaca la nalidad de pari cación que ha de tenerse
siempre presente frente a posibles situaciones de inferioridad que aquejan a
diversos colectivos, y la protección que el ET con ere a las embarazadas
frente a un posible despido no deriva de una labor legislativa ordinaria, sino
del propio art. 14 C.E. Para el magistrado que disiente del fallo, se necesitan
dos premisas para entender una posible vulneración de este precepto
constitucional: la presencia de un factor protegido (el embarazo, como
circunstancia biológica asociada al género) y un perjuicio conexo, como
aquí la resolución del contrato, y ambos requisitos con uyen tanto en el
desistimiento como en el despido. Por suerte, estos planteamientos han
recibido acogida favorable en el articulado del RDLey 6/19.
Nos interesa destacar, no obstante, un efecto no deseado que pudiera
generar la nueva regulación del art. 14 ET, y es que la pretensión de
proteger a las trabajadoras puede producir un efecto rebote, en el sentido de
que las empresas decidan no contratar a mujeres en edad fértil o intentar
averiguar de algún modo un posible estado de gestación, puesto que el
período de prueba perdería ya a partir de ahora su nalidad, es decir, se
superaría siempre por la trabajadora embarazada aunque no respondiera a
las expectativas de la empresa. Es éste un riesgo no calculado que, con la
voluntad de cubrir lagunas de protección ya resueltas en el despido, llevarán
a incentivar aún más la contratación temporal y, llegado el caso, a no
prorrogar el contrato.
Á É
36
NAVAL, C.; SERRANO-PUCHE, J.; SÁBADA, C.; ARBUÉS, E., “Sobre la necesidad de
desconectar: algunos datos y propuestas”, Education in the Klowledge Society, vol. 2, 2016, p.77.
37
Del mismo modo, se prevé la creación de un gran número de puestos de trabajo de alta
cuali cación, vinculados al uso y aplicación de dichas innovaciones tecnológicas –como ejemplo de
la teoría de la destrucción creativa de SCHUMPETER, J. A.: “Capitalismo, socialismo y
democracia”–.
38
El burnout, o síndrome del quemado, ha sido recientemente introducido por la Organización
Mundial de la Salud en el listado de enfermedades profesionales, catalogado en el punto 24 de CIE-
11 como un problema asociado con el empleo o desempleo dentro de os factores que in uyen en el
estado de salud. Se de ne de la siguiente manera: “el agotamiento es un síndrome conceptualizado
como resultado de estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito. Se
caracteriza por tres elementos o dimensiones: 1) sentimientos de agotamiento o agotamiento de la
energía; 2) aumento de la distancia mental del trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo
relacionados con el trabajo; y 3) e cacia profesional reducida. El agotamiento se re ere
especí camente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir
experiencias en otras áreas de la vida.”
39
Consultar en https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@relconf/documents/me
etingdocument/wcms_711699.pdf
40
AGUILERA IZQUIERDO, R., CRISTÓBAL RONCERO, R.: “Nuevas tecnologías y tiempo de
trabajo: el derecho a la desconexión tecnológica”, Conversación III: La organización del tiempo de
trabajo y la producción, El Futuro de Trabajo que queremos. Conferencia Nacional Tripartita, 28 de
marzo de 2017, Iniciativa del Centenario de la OIT (1919-2019), Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, 2017, pp. 334.
41
AHRENDT, D. Y OTROS, Living, working and COVID-19, Eurofound, Luxembourg, 2020.
42
ROJO TORRECILLA, E.: “Los derechos digitales laborales en la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de
diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Notas al título
X”, en su blog http://www.eduardorojotorrecilla.es/2018/12/los-derechos-digitales-laborales-en-
la.html
43
JÁUREGUI, R., EGEA, F., DE LA PUERTA, J., El tiempo que vivimos y el reparto de trabajo.
La gran transformación del trabajo, la jornada laboral y el tiempo libre, Barcelona, Paidós, 1998,
pp. 168-169.
44
A consultar en https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:
0::NO::P12100_ ILO_CODE:C001
45
Convenio sobre las horas de trabajo (comercio y o cinas), 1930 (núm. 30); Convenio sobre las
cuarenta horas, 1935 (núm. 47); Recomendación sobre la reducción de la duración del trabajo, 1962
(núm. 116); Convenio sobre el descanso semanal (industria), 1921 (núm. 14); Convenio sobre el
descanso semanal (comercio y o cinas), 1957 (núm. 106); Convenio sobre las vacaciones pagadas
(revisado), 1970 (núm. 132); Convenio sobre trabajo nocturno, 1990 (núm.171); Convenio sobre el
trabajo a tiempo parcial, 1994 (núm. 175).
46
GARCÍA MURCIA, J.; RODRÍGUEZ CARDO, I.A., “La protección de datos personales en el
ámbito de trabajo: una aproximación desde el nuevo marco normativo.”, Revista Española de
Derecho del Trabajo, 216/2019, 2019.
47
IGARTÚA MIRÓ, M.T.: “El derecho a la desconexión en la Ley orgánica 3/2018, de 5 de
diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”. Trabajo y
Seguridad Social, CEF, nº 432, 2019, pp. 72-73.
48
Puede encontrarse en: europa.eu.int/comm/employment_social/news/2002/oct/teleworking_a
greement-en.pdf
49
CES, UNICE/UEAPME, CEEP.
50
En este sentido, THIBAULT ARANDA, J. y JURADO SEGOVIA, A.: “Algunas
consideraciones en torno al Acuerdo Marco Europeo sobre teletrabajo”, TEMAS LABORALES n.
72/2003, p. 51.
51
Puede encontrarse en https://www.eurofound.europa.eu/publications.
52
En la fecha de envío de esta comunicación, el mencionado Real Decreto-ley no había entrado
todavía en vigor. Consultar en https://www.boe.es/boe/dias/2020/09/23/pdfs/BOE-A-2020-11043.pdf
53
LOI núm. 2016-1088, du 8 août 2016 relative au travail, à la modernisation du dialogue social et
à la sécurisation des parcours professionnels.
54
GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN I., MERCADER UGUINA, J.R.: “El permanente debate
sobre la jornada laboral: una cuestión clásica (reducción del tiempo de trabajo) y otra reciente (el
derecho a la desconexión del trabajo)”, Revista de Información Laboral, Ed. Aranzadi,
núm. 10/2016.
55
MOLINA NAVARRETE, C.: “Jornada laboral y tecnologías de la info-comunicación:”
desconexión digital”, garantía del derecho al descanso”, Temas laborales: Revista andaluza de
trabajo y bienestar social, nº 138, 2017, pp. 251 y ss.; MIÑARRO YANINI, M.: “La desconexión
digital en la práctica negocial: más forma que fondo en la con guración del derecho”, Revista de
Trabajo y Seguridad Social, CEF, 440, 2019, p. 18.
56
TALÉNS VISCONTI, E., “La desconexión digital en el ámbito laboral: un deber empresarial y
una nueva oportunidad de cambio para la negociación colectiva”, Revista de Información Laboral.
Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor., vol. 4, 2018.
57
En este sentido leer PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F.: “Poderes del empresario y
derechos digitales del trabajador”, Trabajo y Derecho, nº 59, Wolters Kluwer, 2019, p. 13.
58
BAYLOS GRAU, A.: “El papel de la negociación colectiva en la con guración de los derechos
derivados de la Ley de protección de datos personales y garantía de derechos digitales en España”,
Labour & Law Issues, vol.5, nº 1, 2019, p. 12.
59
TERRADILLOS ORMAETXEA, M.E.: “El derecho a la desconexión digital en la ley y en la
incipiente negociación colectiva española: la importancia de su regulación jurídica”, Lan
Harremanak, 42, 2019, p. 18.
60
TERRADILLOS ORMAETXEA, M.E.: “El derecho a la desconexión digital en la ley y en la
incipiente negociación colectiva española: la importancia de su regulación jurídica”, Lan
Harremanak, 42, 2019, p. 15.
61
IGARTÚA MIRÓ, M.T.: “El derecho a la desconexión en la Ley orgánica 3/2018, de 5 de
diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”. Trabajo y
Seguridad Social, CEF, nº 432, 2019, p. 76; TERRADILLOS ORMAETXEA, M.E.: “El derecho a la
desconexión digital en la ley y en la incipiente negociación colectiva española: la importancia de su
regulación jurídica”, Lan Harremanak, 42, 2019, p. 15.
62
PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, Francisco y MONREAL BRINGSVAERD, Erik J. «La
regulación de la jornada de trabajo en el Estatuto de los Trabajadores». Revista del Ministerio de
Trabajo e Inmigración, 2005, núm. 58, p. 57.
63
IGLESIAS CABERO, M. «Cómputo de la jornada efectiva de trabajo». En: AAVV. Estudios
sobre la jornada de trabajo. Madrid: ACARL, 1991, p. 291.
64
En sentido contrario, MONREAL BRINGSVAERD, Erik. La jornada de trabajo: ley y convenio
colectivo. Madrid: Consejo Económico y Social, 2005, p. 122.
65
STSJ Castilla La Mancha 28-12-2001, Rº 1434/2000.
66
STS 24-6-1992, Rº 2010/1991. En sentido contrario, la STSJ Navarra 28-2-1994, núm. 73/1994,
llegó a excluir de la jornada de trabajo el tiempo que emplean los trabajadores de una empresa del
sector de la construcción en los desplazamientos desde la sede de la entidad hasta los respectivos
lugares de trabajo, pues “siendo el puesto de trabajo aquel en que el trabajador presta su actividad,
no cabe a rmar que desde el momento en el que el mismo se presenta en el domicilio de la empresa,
está trabajando porque no es ése su puesto de trabajo; no siendo posible reducir la jornada por el
tiempo en que el trabajador tarde en desplazarse a su efectivo puesto, ya que legalmente la jornada
de trabajo está referida al trabajo efectivamente prestado”. Y en esta misma línea, la STSJ Asturias
19-10-2012, Rº 2051/2012, ha concluido que el tiempo invertido por los trabajadores en los
habituales desplazamientos a centros de trabajo de la empresa sitos en otras ciudades (españolas o
extranjeras) no puede considerarse tiempo efectivo de trabajo, pues éste solo se computa desde que el
operario se encuentre en su puesto de trabajo.
67
A este respecto, la STSJ Andalucía, Málaga 23-1-2003, Rº 1637/2002, entendió que el tiempo
empleado por un vigilante de seguridad en uniformarse al inicio de la jornada y desuniformarse al
término de la misma no puede computarse como tiempo de trabajo, “ya que vestir esa ropa es
condición necesaria para encontrarse en disposición de iniciar su jornada de trabajo”. Además, “la
exigencia de la uniformidad no se deriva de las condiciones del trabajo impuestas por la empresa
sino de la propia naturaleza de la profesión del demandante”. En el mismo sentido, se han
pronunciado las SSTSJ Andalucía 24-10-2002, Rº 1616/2002 (con respecto a un vigilante de
seguridad) y Madrid 4-2-2011, Rº 3050/2010 (en relación a un trabajador de mantenimiento), pues,
en opinión de este último Tribunal, si el trabajador debe cambiarse de ropa, “no es hasta que ello
sucede que toma posesión de su puesto de trabajo”.
68
SSTS 20-12-2005, Rº 1945/2004, 14-7-2006, Rº 787/2005, 25-1-2007, Rº 3641/2005, entre
otras. Sin embargo, la STS 4-10-2012, Rº 3402/2011, sí consideró accidente de trabajo el infarto de
miocardio sufrido por un trabajador mientras se encontraba en el vestuario con base en los siguientes
criterios: a) porque el trabajador ya había chado cuando se produjo el ataque al corazón; b) porque
el trabajador no estaba en los vestuarios simplemente para cambiarse de ropa, sino para proveerse de
los equipos de protección individual que tenía la obligación de ponerse antes de su incorporación al
puesto de trabajo; y c) porque quedó probado que desde que el trabajador solía llegar a las
instalaciones de la empresa hasta que se incorporaba a su puesto de trabajo, no había tiempos
muertos o de descanso, siendo todo ese tiempo necesario para char, cambiarse de ropa, recorrer el
trayecto hasta su puesto e incorporarse al mismo puntualmente. En opinión del Supremo, se trata de
un tiempo invertido en el cumplimiento de una obligación impuesta por la empresa que es ineludible
para el trabajador, por lo que sí debe considerarse tiempo de trabajo.
69
STSJ Castilla y León 9-5-2018, Rº 575/2018. En opinión del Tribunal, el hecho de que se trate
de equipos de protección individual de uso obligatorio “no signi ca que el tiempo que los
trabajadores afectados por el con icto colectivo utilizan para ponérselos y quitárselos deba
considerarse como tiempo de trabajo efectivo a los efectos de la jornada laboral”. A mayor
abundamiento, las prendas únicamente se diferenciaban de los uniformes ordinarios en el tipo de
material en el que están confeccionadas, por lo que no era necesario invertir más tiempo para
ponerlas o quitarlas.
70
Real Decreto 665/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición a agentes cancerígenos durante el trabajo (BOE 24-5-1997,
núm. 124), de acuerdo al cual: “Los trabajadores dispondrán, dentro de la jornada laboral, de diez
minutos para su aseo personal antes de la comida y otros diez minutos antes de abandonar el
trabajo”.
71
Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo (BOE 24-5-1997, núm. 124),
cuyo artículo 7 establece: “Los trabajadores dispondrán, dentro de la jornada laboral, de diez
minutos para su aseo personal antes de la comida y otros diez minutos antes de abandonar el
trabajo”.
72
STS 19-11-2019, Rº 1249/2017.
73
Art. 15 III del Convenio colectivo estatal regulador de las relaciones laborales entre los
productores de obras audiovisuales y los actores que prestan servicios en las mismas (BOE 16-5-
2016, núm. 118).
74
Real Decreto 1435/1985, de 1 de agosto, por el que se regula la relación laboral especial de los
artistas en espectáculos públicos (BOE 14-8-1985, núm. 194).
75
Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio, por el que se regula la relación laboral especial de los
deportistas profesionales (BOE 27-6-1985, núm. 153).
76
STSJ País Vasco 15-4-1992, Rº 1951/1991. En el mismo sentido, se pronunció la STSJ Cataluña
16-6-1997, núm. 4417/1997. En sentido contrario, la STSJ Andalucía 4-10-1996, número 1230/1996,
que entendió que este período no tenía la condición de tiempo de trabajo efectivo, “sino de tiempo de
presencia, retribuible, como mínimo, en igual cuantía que el de las horas ordinarias”, en aplicación
del art. 9 RD 2001/1983, en virtud de la aplicación analógica del art. 4 CC. Un debate que zanjó el
Tribunal Supremo en STS 18-9-2000, Rº 1696/2000.
77
STS 24-9-2009, Rº 2033/2008. En el mismo sentido, STSJ Galicia 14-5-2004, Rº 171/2004, por
cuanto la ropa de trabajo se imponía por razones de seguridad e higiene y es la empresa la deudora de
seguridad. En sentido contrario, se ha manifestado la STS 4-5-2016, Rº 169/2015, que consideró
perfectamente lícita la regulación convencional que situaba en días libres el tiempo consumido en la
recogida, prueba o cambios de uniforme de los tripulantes de vuelo de Iberia, por cuanto: a) la
exigencia de uniforme derivaba de la normativa aeronáutica; b) se trataba de espacios temporales en
los que los trabajadores no estaban en sus puestos de trabajo; y c) el convenio había previsto más días
libres que los reconocidos por la legalidad vigente
78
SSTS 25-2-2002, Rº 174/2001 y 12-2-2008, Rº 6/2007.
79
STS 8-7-2008, Rº 112/2006.
80
STS 11-2-2013, Rº 278/2011.
81
Real Decreto 1331/2006, de 17 de noviembre, por el que se regula la relación laboral de carácter
especial de los abogados que prestan servicios en despachos de abogados, individuales o colectivos
(BOE 18-11-2006, núm. 276).
82
Real Decreto 1620/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula la relación laboral de carácter
especial del servicio del hogar familiar (BOE 17-11-2011, núm. 277).
83
BASTERRA HERNÁNDEZ, Miguel. Tiempo de trabajo y tiempo de descanso. Valencia: Tirant
lo Blanch, 2017, p. 52.
84
Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de
salud (BOE 17-12-2003, núm. 301).
85
Directiva 93/104/CE del Consejo, de 23 de noviembre de 1993, relativa a determinados aspectos
de la ordenación del tiempo de trabajo (DOCE 13-12-1993, núm. L 307/18).
86
Directiva 2000/34/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de junio de 2000, por la que
se modi ca la Directiva 93/104/CE del Consejo relativa a determinados aspectos de la ordenación del
tiempo de trabajo, para incluir los sectores y las actividades excluidos de dicha Directiva (DOCE 1-8-
2000, núm. L 195/41).
87
Directiva 2003/88/CE, de 4 de noviembre de 2003, relativa a determinados aspectos de la
ordenación del tiempo de trabajo (DOUE 18-11-2003, núm. L 299/9).
88
Ambas con respecto a las guardias realizadas por médicos en un hospital.
89
Con respecto a profesionales que acompañan una ambulancia o un vehículo sanitario de
emergencias.
90
En relación a un educador en centros que acogen personas con discapacidad en régimen de
internado.
91
SSTS 4-10-2001, Rº 644/2001, 27-1-2005, Rº 5539/2003, 21-2-2006, 338/2004 y 21-12-2007,
Rº 1051/2006, entre otras muchas.
92
Conclusiones del Abogado General (el Señor Saggio) al asunto C-3003/98, Simap, presentadas
el 16-12-1999.
93
SSTS 3-3-1993, Rº 2160/1991, 10-3-1999, Rº 2155/1998, 12-7-1999, Rº 2979/1998, 22-11-
1999, Rº 2482/1998, entre otras.
94
LAHERA FORTEZA, Jesús. «Tiempo de trabajo efectivo europeo». Trabajo y Derecho, 2018,
núm. 43-44.
95
Y en sentido similar se han pronunciado la SAN 20-9-2018, Rº 125/2018 y la STSJ Castilla La
Mancha 2-10-2019, Rº 1069/2018.
96
Recordemos que ya la SAN 31-3-2014, Rº 486/2013 había incorporado, unos meses antes,
nuevos argumentos al debate en un supuesto similar.
97
Cuyo criterio ha sido con rmado por la STS 11-10-2017, Rº 255/2016.
98*
Esta comunicación se enmarca en el proyecto aGREENment. VP/2017/004/0037 de la
Comisión Europea, DG Employment, Social Affairs and Inclusion, y del que la autora es IP en la
Universitat Pompeu Fabra.
Asimismo, este trabajo se ha elaborado en el marco del proyecto de investigación “Condiciones de
trabajo decentes en el marco de la Estrategia de Transición Justa”, nanciado por el Ministerio de
Ciencia, Innovación y Universidades AEI (PID2019-108628GB-I00) y FEDER UE. La autora es
miembro del grupo de investigación consolidado reconocido por la Generalitat de Cataluña
GREDTISS. Ref. 2017SGR1563.
99
Una de las expresiones del autor que de ne esta simbiosis es ‘life and nature form an articulate
whole’ (POLANYI, 1944: 187)
100
Tal como se impulsó en Francia, a través de subvenciones a empresas de más de 20 personas
trabajadoras a través de la Loi Aubry (1998).
101
BOE 5-3-2011.
102
Vid. Capítulo XIV del Acuerdo Interprofesional de Cataluña 2018-2020 (DOGC 7-9-2018).
103
EUROFOUND (2017).6th European Working Conditions Survey 2015,
https://www.eurofound.europa.eu/es/data/european-working-conditions-survey
104
Para el art. 55 del CC de Agencias de Viajes (BOE 21-11-2016), la introducción de buenas
prácticas ambientales en los centros de trabajo es tan posible como deseable y este objetivo necesita
de la participación y colaboración activa de todos/as.
105
Como el escándalo de la empresa alemana Volkswagen, que admitió haber instalado en sus
vehículos diesel un software que permitía evadir los controles de emisiones y eludir las pruebas de
control. Volkswagen reconoció que el fraude era a escala mundial, alcanzando unos 482.000
vehículos en Estados Unidos y aproximadamente a 11 millones de vehículos en todo el mundo. Esta
experiencia muestra que de poco sirven los informes de sostenibilidad si no hay una objetivación
externa que audite que lo que allí se expone es cierto.
106
Para el art. 55 del CC de Agencias de Viajes (BOE 21-11-2016), el medio ambiente es un activo
de toda la sociedad, cuya obligación de salvaguardia viene recogida en el artículo 45 CE.
107
VI Acuerdo de la mesa sectorial para la valoración energética en la industria andaluza del
cemento (BO. Junta Andalucía 28-10-2019) destaca el compromiso español con los objetivos de la
UE para el año 2030, en la reducción de emisiones del 40%, introducción del 32% de energía
renovable y e ciencia energética del 20% exigible a España.
108
VII CC de Iberdrola (BOE 18-10-2019) a rma que ‘el tiempo de trabajo constituye el eje
vertebrador no solo de la vida laboral sino, más ampliamente, de la vida social’.
109
III Acuerdo para el uso sostenible de los recursos, protección del medio ambiente, salud de las
personas y mejora de la competitividad del sector cementero español (BOE 24-10-2017).
110
Informe de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social
Europeo y al Comité de las Regiones sobre la aplicación del Plan de acción para la economía circular
[COM/2019/190 Final]
111
Art. 54 del CC de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía (DOJ. Andalucía 20-
12-2018); CC del sector de empresas consignatarias de Buques de Santa Cruz de Tenerife (BO
Tenerife 9-8-2019); Art. 14.2.a) CC de la UGT (BOE 2-10-2019), la jornada laboral será de 35 horas
semanales en cómputo anual (1561 horas). Dicho convenio establece en el Capítulo X sus políticas
de desarrollo social y medioambiental, entre las que se incluyen las previsiones relativas al Plan de
Igualdad (art. 42).
112
El art. 14.1 del CC de UGT, en la distribución de la jornada (horario) señala que se tenderá a
conciliar la vida familiar, personal y laboral de la forma más amplia posible, si bien lo diseña a través
de “principios rectores” cuyo desarrollo se hará a través de la negociación colectiva, respetando las
necesidades del servicio.
113
Según el art. 7.6 del CC Metal de Córdoba (BOE 27-9-2019), especialmente conscientes de las
circunstancias climatológicas del período estival, las partes acuerdan recomendar a las empresas que,
según sus necesidades y de acuerdo con sus trabajadores/as, arbitren las medidas oportunas para
realizar jornada continuada del 15 de junio al 15 de septiembre.
114
En VII CC de Iberdrola Grupo (BOE 18-10-2019), se establece un complemento de especial
dedicación para los escalones A y B, por el que se compensará anualmente a los jefes de zona a los
que la Dirección asigne, un complemento con un 5% del SBC del escalón de referencia. Esta
cantidad compensa todas aquellas otras que se pudieran originar como consecuencia de las
incorporaciones, trabajos y horas fuera de la jornada laboral.
115
Según el art. 38 del CC del ciclo integral del agua 2018-2022 (BOE 3-10-2019), no tendrá la
consideración de tiempo de trabajo efectivo, el tiempo en el que el trabajador esté disponible y
localizable. En cambio, el importe económico correspondiente al plus de retén por cada día
establecido para prestar dicho servicio será el indicado en la tabla salarial. Las personas que perciban
un importe superior por este concepto, mantendrán su cuantía y condiciones pactadas.
116
Según el art. 18 del VI Acuerdo de la mesa sectorial para la valoración energética en la industria
andaluza del cemento (BO. J. Andalucía 28-10-2019), los Delegados de Medio Ambiente dispondrán
de un crédito horario de 10 horas mensuales adicionales a las que puedan tener como representantes
de los trabajadores, que no podrán acumularse en otros miembros. Además, será considerado en todo
caso como tiempo de trabajo efectivo, sin imputación al citado crédito horario, el correspondiente a
las reuniones convocadas por la empresa en materia de Medio Ambiente.
117
Desde los años 90, las reformas han ido justamente en la línea contraria a lo que aconseja un
concepto de ‘tiempo de trabajo sostenible’. La Ley 11/1994, de 19 de mayo, ya había procedido a una
modi cación del art. 34.2 ET para intensi car la jornada irregular, completada por la Ley 3/2012, al
atribuir facultades empresariales para poder distribuir de manera irregular, a lo largo del año, el 10 %
de la jornada laboral.
118
Rec. 933/2019
119
DOUE núm. 188, de 12-7-2019
120
Un ejemplo es el Acuerdo Interprofesional de Cataluña 2018-2020 (DOGC 7-9-2018); el
Acuerdo de adhesión al de 3 de febrero de 2017, de la Mesa Sectorial de Función Pública, sobre el II
Plan de igualdad de la Generalitat (DOG Valenciana 5-7-2017); Resolución por la que se aprueba el
Plan de Igualdad de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (BO
Principado Asturias 17-4-2018); Resolución por la que se aprueba el Plan de Igualdad de la empresa
Nacimiento, Infraestructuras y Medio Ambiente (BO Granada 21-2-2020).
121
Capítulo XV del Acuerdo Interprofesional de Cataluña 2018-2020 (DOGC 7-9-2018).
122
Art. 15 del CC estatal de perfumerías y a nes (BOE 20-8-2019).
123
Art. 16 del CC estatal de perfumerías y a nes (BOE 20-8-2019).
124
El Capítulo XV del Acuerdo Interprofesional de Cataluña 2018-2020 (DOGC 7-9-2018)
propone que los convenios colectivos adopten la cláusula siguiente: “Las personas trabajadoras tienen
el derecho, a una vez concluida su jornada laboral, a que se respete el tiempo de descanso y
vacaciones, así como su vida familiar y personal, lo cual comporta no atender comunicaciones
telefónicas, mensajes o correos electrónicos, valorando las diferentes casuísticas y tratamientos
diferenciados que puedan existir”.
125
Disp. Adic. 8ª del CC del sector textil de Barcelona 2019-2021 (DOGC 18-11-2019).
126
Art. 54 del VII CC de Iberdrola Grupo (BOE 18-10-2019), según el cual, la compensación de la
Bolsa de Horas se retribuirá económicamente con los valores del Anexo 1 (horarios). Dicha
compensación es por todos los conceptos fuera de la jornada laboral, hasta las 130 horas de bolsa,
incluyendo la posible prestación del servicio durante horas nocturnas, los tiempos de viaje, trabajos
programados, prolongaciones de jornada o incidencias.
127
Art. 12 del CC del Metal de Córdoba (BOE 27-9-2019), establece que todos los trabajadores
tendrán derecho a 1 día de asuntos propios previa petición por escrito con 48 horas de antelación, sin
necesidad de justi car el mismo.
128
El art. 47 del Acuerdo de 20-07-2018, de la Mesa Sectorial del personal funcionario de
Administración y Servicios de la C. Madrid 2018-2020 (BO Comunidad de Madrid 23-8-2018)
señala que los calendarios laborales podrán establecer un horario exible, siempre que se cumplan 25
horas semanales en horario de obligada presencia y las necesidades del servicio lo permitan. Por
ejemplo, el horario de obligado cumplimiento en turno de mañana será de 9:00 a 14:00 horas. El
tiempo restante hasta completar la jornada semanal de mañana se puede realizar en horario exible,
entre las 7:00 y las 9:00 horas siempre que el centro o edi cio administrativo se encuentre abierto.
129*
Esta comunicación se ha realizado dentro del Grupo de Investigación S18_17R de Derecho del
Trabajo, reconocido para el período 2020-2022 por el Departamento de Ciencia, Universidad y
Sociedad del Conocimiento de la Diputación General de Aragón y gracias al Proyecto de
investigación I+D+I DER2017-85148-P: Del Derecho de la crisis económica a la recuperación del
empleo: la experiencia judicial aplicativa de la reforma laboral española, del Ministerio de
Economía y Competitividad, enmarcado en los Proyectos en convocatorias competitivas.
130
Que mantiene lo dispuesto por la SAN de 10 de Enero del 2018 (AS 2018\66).
131
Al ser publicado como libro electrónico, hemos insertado dos documentos al texto, del listado
de convenios y datos de publicación, con llamadas en la página 673 y 674 cuando tratamos del
contenido de los 43 convenios colectivos sectoriales estatales y los 63 convenios sectoriales
autonómicos, si se decide leer el contenido de los mismos que se encuentran en la base de datos de
westlaw-aranzadi.
132
El origen de tal porcentaje se encuentra en el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación
Colectiva 2012, 2013 y 2014 que señalaba que: “los convenios colectivos debieran facilitar que el
empresario pudiera distribuir irregularmente un 10% de la jornada anual ordinaria aplicable”. La
reforma fue más allá atribuyendo, legalmente, al empresario tal facultad, en defecto de pacto,
estableciendo una norma supletoria a favor del empresario.
133
DOCE de 13 de junio del 2018, C 204/76-204/92.
134
Sobre este tema: WOLFE, J., JONES,J. AND COOPER, D.: Fair workweek’ laws help more
than 1.8 million workers Laws promote workplace exibility and protect against unfair scheduling
practices July 19, 2018, The Economic Policy Institute’s.
135
Section 1. Title 1 of the Municipal Code of Chicago is hereby amended by adding a new
Chapter 1-25 as follows: Chapter 1-25 Chicago Fair Workweek Ordinance, que entrará en vigor el 1
de julio del 2020.
136
Fue la primera ciudad de los Estados Unidos que modi có las normas para regular una jornada
predecible; Ordinance N.º 241-14, City of San Francisco, Ordenanza que modi ca el Código de
Policía para exigir a los establecimientos de venta minorista de fórmulas que proporcionen a los
empleados dos semanas de aviso de horarios de trabajo, aviso de cambios en los horarios de trabajo y
compensación por los cambios de horario realizados con menos de siete días de aviso y turnos de
guardia no utilizados; y para proporcionar a los empleados a tiempo parcial la misma tasa inicial de
pago por hora, acceso al tiempo libre y elegibilidad para promociones, tal como se proporciona a los
empleados a tiempo completo. Se puede consultar en:
https://sfgov.legistar.com/LegislationDetail.aspx?ID=1934159&GUID=F57CC8F9-2969-4210-
B84E-91BE76A30F63&Options=Advanced&Search
137
Act 2017/107 de la Ciudad de Nueva York de 30 de mayo del 2017, una ley local para
enmendar el código administrativo de la ciudad de Nueva York, en relación con el establecimiento de
disposiciones generales que rijan las prácticas de trabajo justo y que exija a ciertos empleadores de
comida rápida que noti quen con anticipación los horarios de trabajo a los empleados y proporcionen
una prima de cambio de horario cuando las horas son cambiado después de los avisos requeridos.
138
Bill n.º 180649-A (29/11/2018).
139
Enrolled Senate Bill 828, Relating to employee work schedules; creating new provisions;
amending ORS 659A.885 and section 1, chapter 591, Oregon Laws 2015; repealing section 2,
chapter 591, Oregon Laws 2015; and declaring an emergency.
140
También hay que decir que en las ciudades de Alburqueque y Whashington fueron retiradas la
ordenanzas.
141
Sobre el tema el informe de McCRATE, E: Unstable and on-call work schedules in the United
States and Canada, Conditions of Work and Employment Series No. 99, ILO, 2018.
142
GUY STANDING: El precariado social, Ed. Pasado y presente, Barcelona 2013.
143
CASAS BAAMONDE, M.E.: “Distribución irregular de la jornada, exibilidad del tiempo de
trabajo y tiempo de vida personal y familiar”, Revista Jurídica de la Universidad de León, núm. 4,
2017, p. 3-24.
144
DE VAL ARNAL, J.J.: “El control del cómputo de la distribución irregular de la jornada en el
sector de la fabricación del automóvil”, comunicación presentada a las XXXVIII Jornadas
Universitarias andaluzas de Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales, El nuevo escenario en
materia de tiempo de trabajo. Se puede consultar en:
https://www.juntadeandalucia.es/empleo/carl/portal/web/guest/formacion/38-jornadas-universitarias.
145
Se puede consultar en:
https://ec.europa.eu/commission/sites/beta-political/ les/social-summit-european-pillar-social-
rights-booklet_es.pdf.
146
Estudios de Salud laboral sobre la irregularidad de la jornada:
VAN LEEUWEN, A: The in uence of irregular work hours on employees’ health and well-being
in the 24-hour society, University of Tilburg 2015.
147
Sobre este tema los estudios sobre sectores especí cos.
JEONG I, PARK JB; LEE K-J; WON J-U, ROH J, YOON J-H.: “Irregular work schedule and
sleep disturbance in occupational drivers–A nationwide cross-sectional study”, en PLoS ONE 13(11),
2018. Se puede consultar en: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0207154.
VAN DRONGELEN, A.: Irregular working hours in the airline industry Work schedule related
health outcomes and possibilities for prevention, 2015. Se puede consultar en:
https://research.vu.nl/ws/portal les/portal/42141701/chapter+1-8%2C+10.pdf.
148
Sobre la incidencia en el sueño y el descanso:
https://www.sleepfoundation.org/excessive-sleepiness/health-impact
149
Se puede leer el informe Working time patterns for Sustainablework, en:
https://www.eurofound.europa.eu/sites/default/ les/ef_publication/ eld_ef_document/ef1720en.pd
f
150
MONTOYA MELGAR, A.: “El poder de dirección del empresario”, Revista Española de
Derecho del Trabajo, nº 100, marzo-agosto, 2000, pp.575-596.
151
Sobre el tema GOERLICH PESET, J.M. NORES TORRES, L.E.,: “Poderes directivos
empresariales y conciliación de la vida laboral y familiar: una asignatura pendiente”, en Mujer,
trabajo y Seguridad Social, La Ley, Madrid, Diciembre 2010, (LA LEY 1369/2011).
152
BOE núm. 26, de 30 de enero de 2014, páginas 6114 a 6256.
153
STS (Sala de lo Social, Sección 1ª) de 20 julio 2015, (RJ\2015\4688).
154
Ya se indicó en, DE VAL ARNAL, J.J.: “El control del cómputo de la distribución irregular de
la jornada en el sector de la fabricación del automóvil”…, vid. cit.,
155
Se mantiene por la Tribunal Supremo (Sala de lo Social, Sección 1ª) Sentencia de 3 febrero
2015 (RJ\2015\765), que el convenio colectivo de industrias cárnicas para los años 2011-2014, al
tratar sobre la distribución irregular de la jornada se dice que:
la compensación de los saldos positivos y negativos de horas sólo puede establecerse a lo largo del
año, sin que quepa desplazar la compensación para el año siguiente al de su realización; nulidad del
apartado 3 del anexo 2 del convenio.
Ya con anterioridad, la STSJ Aragón de 7 de junio del 2013, declara que conculca lo dispuesto en
el art. 34.2 ET un precepto de un convenio colectivo que ja el preaviso en veinticuatro horas.
156
MONREAL BRINGSVAERD, E.: “La duración de la jornada y los saldos interanuales de
horas. A propósito de la última reforma normativa del tiempo de trabajo”, RL, 10/2014, pp. 89-103,
(LA LEY 6294/2014).
157
Ver también la STS, Sala de lo Social, de 16 de abril del 2014, (Id CENDOJ:
28079140012014100210), en el caso de Supermercados el Árbol también se incumple el plazo de
preaviso.
158
Id CENDOJ: 39075440052016100001.
159
Id CENDOJ: 28079140012014100847.
160
SJS nº 5 de Santander de 14 de diciembre de 2016. Id CENDOJ: 39075440 052016100001.
Pero el Magistrado del Juzgado de lo Social nº 5 de los de Santander también se cuestiona las lagunas
del art. 34.2 del LET: Son muchas las cuestiones que surgen puesto que la Ley es muy abierta, y sólo
sobre el preaviso –que es la primera cuestión– se pueden formular algunas: ¿los 5 días son naturales
o laborables? ¿el preaviso puede ser colectivo? ¿el preaviso tiene que ser por escrito? ¿cabe
despreavisar? ¿y si es así, antes o después de los 5 días?.
161
RIVERO LAMAS, J.: “Jornadas y horarios de trabajo: distribución irregular; calendario
laboral”, en Cuadernos de Derecho Judicial, nº XII, 1995, p. 64.
162
Canción compuesta por José María López Sanfeliu, (Kiko Veneno), que apareció por primera
vez en el álbum La leyenda del Tiempo (1979) interpretada por José Monje Cruz (Camarón de la
Isla).
163*
Esta comunicación se enmarca en el Proyecto de Investigación “Cambio tecnológico y
transformación en las fuentes laborales: Ley y convenio colectivo ante la disrupción digital”
(RTI2018-094547-B-C21)
164
En este sentido los primeros trabajos que se re eren a esta materia (economía colaborativa
como fenómeno emergente vinculado a las nuevas tecnologías) lo hacen con referencia una cierta
horizontalización de la economía, intercambios “entre iguales”. En este sentido, por ejemplo, M.
BAUWENS y otros, Synthetic Overview of the Collaborative Economy, P2P Foundation, 2012, fecha
de consulta 5 abril 2020, en https://p2pfoundation.net/wp-content/uploads/2018/02/Synthetic-
overview-of-the-collaborative-economy.pdf. En nuestro país, las primeras referencias aparecen muy
vinculadas al consumo colaborativo.
165
D. A. HEENAN, “Dim Prospects for America, Inc”, Business & Society, vol. 22, 1, 1983.
166
M. L. RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, “Cali cación jurídica de la relación que une a los
prestadores de servicios con las plataformas digitales”, en María Luz Rodríguez Fernández (ed.)
Plataformas digitales y mercado de trabajo, Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social,
Subdirección General de Información Administrativa y Publicaciones, Madrid, 2019, p. 58.
167
A. TODOLÍ SIGNES, El trabajo en la era de la economía colaborativa: la clasi cación
jurídica de trabajadores y autónomos y los efectos de la reputación online en la economía de las
plataformas virtuales, Valencia : Tirant lo Blanch., 2017, p. 40.
168
En el mismo sentido, R. SERRANO OLIVARES, “Nuevas formas de organización empresarial:
Economía colaborativa –o menor, economía digital a demanda–, trabajo 3.0 y laboralidad”, en
Miguel C. Rodríguez-Piñero Royo, Macarena Hernández Bejarano (eds.) Economía colaborativa y
trabajo en plataforma: realidades y desafíos, Bomarzo, Albacete, 2017, pp. 25 y ss.
169
Elaboro esta de nición a partir de los elementos descritos, a efectos clasi catorios en C. U.
BRANCATI; A. PESOLE; E. FERNÁNDEZ-MACÍAS, Digital Labour Platforms in Europe:
numbers, pro les, and employment status of platform workers., Joint Research Centre/European
Commission, 2019, p. 7.
170
Diferenciaciones descritas también en A. SUSO ARAICO, “El impacto de las plataformas
digitales sobre el mercado de trabajo”, en María Luz Rodríguez Fernandez (ed.) Plataformas
digitales y mercado de trabajo, Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Subdirección
General de Información Administrativa y Publicaciones, Madrid, 2019.
171
Así, en el trabajo del profesor Todolí sobre esta materia, el análisis de laboralidad se hace
precisamente partiendo del patrón que supone el conductor de Uber (A. TODOLÍ SIGNES, El
trabajo en la era de la economía colaborativa, cit., pp. 45-50).
172
La SJS núm. 11 de Barcelona, 29 de mayo de 2019 (ECLI:ES:JSO:2018:2390) declaró la
laboralidad de los repartidores de esta empresa, a efectos de reconocer la existencia de despido ante
su cese de actividad.
173
Entendiendo por tal que al menos la mitad de sus ingresos proceden de ella o que dedican más
de 20 horas semanales.
174
C. U. BRANCATI Y OTROS, Digital Labour Platforms in Europe, cit.
175
Cuyos resultados pueden accederse en http://informecotec.es/encuesta-percepcion-social-
innovacion/
176
Resultados completos disponibles en https://cotec.es/proyecto/segunda-encuesta-de-percepcion-
social-de-la-innovacion-en-espana/
177
SJS Madrid (17), SJS Barcelona (24) bis y SJS Salamanca (1)
178
SJS Oviedo (4) y SJS Barcelona (24)
179
Así, tanto la STSJ Asturias como la STSJ Cataluña (resolución dictada en pleno, por 21 de los
24 magistrados que la integran y sin votos particulares) han considerado a repartidores de la misma
compañía –Glovo– y con hechos probados similares como trabajadores por cuenta ajena.
Á
180
Así, sobre STSJ Cataluña, vid I. BELTRÁN DE HEREDIA RUIZ, “El Pleno del TSJ de
Cataluña también cali ca a los «riders» de Glovo como trabajadores por cuenta ajena”, Una mirada
crítica a las relaciones laborales, 2020, fecha de consulta 14 marzo 2020, en
https://ignasibeltran.com/2020/03/10/el-pleno-del-tsj-de-cataluna-tambien-cali ca-a-los-riders-de-
glovo-como-trabajadores-por-cuenta-ajena/.
El profesor E. ROJO TORRECILLA, en su infatigable labor de seguimiento jurisprudencial, ha
comentado STSJ Asturias (“Glovo. Los repartidores son trabajadores por cuenta ajena. Notas a la
sentencia del TSJ de Asturias de 25 de julio de 2019, y recordatorio de la del JS núm. 1 de Gijón de
20 de febrero. (Actualizado a 7 de agosto)”, El blog de Eduardo Rojo, 2019, fecha de consulta 28
enero 2020, en http://www.eduardorojotorrecilla.es/2019/08/glovo-los-repartidores-son-
trabajadores.html.), la STSJ Madrid II (“Los glovers son trabajadores por cuenta ajena. Análisis de la
sentencia dictada por el Pleno de la Sala Social del TSJ de Madrid el 27 de noviembre de 2019.”, El
blog de Eduardo Rojo, 2019, fecha de consulta 30 enero 2020, en
http://www.eduardorojotorrecilla.es/2019/12/los-glovers-son-trabajadores-por-cuenta.html.), la STSJ
Madrid III (“Sigamos con los glovers (= trabajadores por cuenta ajena). Una nota breve a la sentencia
del TSJ de Madrid de 18 de diciembre de 2019, y amplio recordatorio de la del JS núm. 33 de Madrid
de 11 de febrero.”, El blog de Eduardo Rojo, 2019, fecha de consulta 21 enero 2020, en
http://www.eduardorojotorrecilla.es/2019/12/sigamos-con-los-glovers-trabajadores.html.) y la STSJ
Madrid IV (“Suma y sigue. Los repartidores de Deliveroo son trabajadores por cuenta ajena. Notas a
la sentencia del TSJ de Madrid de 17 de enero de 2020 (y recordatorio de la dictada por el JS núm. 19
de Madrid de 22 de julio de 2019).”, El blog de Eduardo Rojo, 2020, fecha de consulta 28 enero
2020, en http://www.eduardorojotorrecilla.es/2020/01/suma-y-sigue-los-repartidores-de.html).
La STSJ Madrid II también ha sido comentada en A. BAYLOS GRAU, “El Tribunal Superior de
Justicia de Madrid considera trabajadores a los «riders» de Glovo”, Según Antonio Baylos…, 2019,
fecha de consulta 30 enero 2020, en https://baylos.blogspot.com/2019/11/el-tribunal-superior-de-
justicia-de.html.
Con relación a la STSJ Madrid (I) y STSJ Asturias, así como diversas sentencias de juzgados de lo
social, puede consultarse también J. GORELLI HERNÁNDEZ, “Paso a paso hacia el Tribunal
Supremo: el problema de la laboralidad de la prestación de servicios en plataformas digitales (casos
Glovo y Deliveroo)”, Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, 60,
2019.
181
Lo que se ha denominado por algún autor como ajenidad de marca (A. TODOLÍ SIGNES, El
trabajo en la era de la economía colaborativa, cit., p. 53.), que es en realidad un aspecto particular
de la ajenidad en el mercado
182
J. M. GOERLICH PESET, “Los repartidores a través de plataformas ante el TJUE: ¿seguimos
dónde estábamos?”, Los repartidores a través de plataformas ante el TJUE.
183
A título de ejemplo, en el proceso de o cio analizado por la SJS Zaragoza (2), que afecta a 57
trabajadores, se a rma expresamente que ninguno de los repartidores afectados disponía de
infraestructura empresarial propia (hecho probado octavo), ni consta que haya trabajado para otras
plataformas de manera simultánea a Deliveroo (hecho probado noveno)
184
Según los hechos probado undécimo y siguientes de la SJS Zaragoza (2); en términos similares
hecho probado vigésimo de la SJS Madrid (19)
185
Hecho probado décimo SJS Barcelona (31)
186
Según hecho probado octavo de la SJS Valencia (6)
187
Hecho probado vigésimo segundo de la SJS Barcelona (31)
188
SJS Barcelona (31), FJ 2.º
189
Hecho probado sexto de la SJS de Valencia (5)
190
Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del trabajo autónomo.
191
Hecho probado sexto SJS de Madrid (33), hecho probado noveno de la SJS de Oviedo (3)
192
Hechos probado segundo y sexto de la SJS Madrid (17)
193
Hecho probado decimotercero de la SJS Gijón (1)
194
En el mismo sentido, vid. M. MARÍN MALO, “El cómputo del tiempo de trabajo en la
prestación de servicios a través de plataformas digitales”, Temas laborales: Revista andaluza de
trabajo y bienestar social, 148, 2019, p. 183.
195
SJS de Madrid (39)
196
Salvo que lo que se pretenda es impedir esta actividad económica que la sociedad parece haber
acogido como útil, dado su auge.
197
Por ejemplo, la STSJ Madrid V declara aplicable el Convenio Colectivo (de Madrid) del sector
de Logística, Paquetería y Actividades Anexas al Transporte, (código número 28100055012016),
encuadrándolos en la categoría de “Mozo”, que no está pensada para esta actividad.
198
Cabe mencionar la progresiva pérdida de peso de la industria respecto del sector de los servicios
en términos de mano de obra, como otro factor que también ha contribuido al aumento del trabajo en
festivos, debido a la mayor proporción de trabajadores empleados en comercio, hostelería, cuidados,
etc.
199
Art. 4.
200
Puede verse un cuadro-resumen de los calendarios de apertura en festivos en las distintas
CCAA en:
https://comercio.gob.es/ComercioInterior/EjercicioActividadComercial/Documents/20200311_CA
LENDARIO%20DOMINGOS%20Y%20FESTIVOS%20DE%20APERTURA%20COMERCIAL%2
02020.pdf
201
Ley 2/2012, de 12 de junio, de Dinamización de la Actividad Comercial de Madrid, art. 6.
202
Muy particular es el caso del País Vasco. A pesar de la redacción actual de la norma estatal que
establece un mínimo de 10 festivos anuales de apertura, no ha llegado a modi carse el Decreto
autonómico 33/2005 de 22 de febrero, que declaraba únicamente 8 días anuales de apertura. Pero
además, en la práctica la mayoría de los comercios no abren los domingos y festivos debido a la
presión de los sindicatos. Al respecto puede verse la nota de prensa emitida por la Autoridad Vasca
de la Competencia con fecha de 10 de enero de 2020:
https://www.euskadi.eus/contenidos/informacion/dosier_de_prensa/es_publi_ac/200110%20NP_H
orarios%20comerciales.pdf
203
En este sentido ALFONSO MELLADO, C.L. y PEÑA OBIOL, S.: Vacaciones, estas y
descanso semanal, Tirant lo Blanch, 1996, p. 68 y LÓPEZ AHUMADA, J. E.: Descansos laborales y
tiempo de trabajo, CES, Madrid, 2004, p. 130.
204
Así lo aclaró el Tribunal Constitucional en su Sentencia de 13 de febrero de 1985 (RTC
1985,19). Aplican esta doctrina numerosas resoluciones del orden jurisdiccional social, como la STSJ
Galicia de 12 de abril de 2005 (AS 2005,1447): “La signi cativa expresión «como regla general» nos
permite concluir el carácter dispositivo en la determinación concreta del día y medio de descanso, de
ahí la posibilidad de establecer otra determinación diferente a través de pacto colectivo o individual”.
En el mismo sentido, SSTSJ Navarra de 17 de enero de 2005 (AS 2005, 841), Galicia de 10 de
diciembre de 1999 (AS 1999, 4165) y 7 de julio de 2014 (AS 2014,1818).
205
Por todas, STS de 13 de mayo 2014 (RJ 2014,3308).
206
Así, SSTS de 11 de febrero y 20 de abril de 2010 (RJ 2010,3467 y 4666).
207
En el caso de que el convenio colectivo o el contrato imponga la prestación de un número de
horas extraordinarias pero sin precisar que deban tener lugar en domingos o festivos, habrá que
entender que el empresario tiene vedado imponer unilateralmente su realización en tales fechas, por
desprenderse así del art. 37 ET.
208
La aplicabilidad de este precepto únicamente a las horas extraordinarias se ha declarado, entre
otras, en las SSTS de 20 de abril de 2010 (RJ 2010,4666) y de 13 y 14 de mayo de 2014 (RJ
2014,3308 y 3313).
209
Art. 26 del Convenio colectivo del Comercio del Mueble de la Comunidad de Madrid (BO de la
Comunidad de Madrid de 3 de junio de 2019); art. 31 del Convenio colectivo del Comercio de
Cataluña para Subsectores y Empresas sin Convenio Propio (BO de Cataluña de 1 de abril de 2019).
210
Art. 12 del Convenio colectivo de Ópticas de Navarra (BO de Navarra de 20 de marzo de 2019).
211
Art. 5 del Convenio colectivo del Comercio en General del Principado de Asturias (BO del
Principado de Asturias de 11 de febrero de 2019).
212
Art. 31 del Convenio colectivo del Comercio de Detallistas de Alimentación de Cantabria (BO
de 11 de febrero de 2019); art. 14 del Convenio colectivo de Medianas Super cies de Distribución de
Alimentación de la Comunidad Autónoma de Castilla y León (BO de Navarra de 4 de marzo de
2016).
213
Art. 11 del Convenio colectivo del Comercio Vario de la provincia de A Coruña (BO A Coruña
de 21 de enero de 2019).
214
Art. 23 del Convenio colectivo de la empresa Finanzauto, SAU (BOE de 1 de octubre de 2019).
215
Anexo IV del Convenio colectivo del Comercio de la Piel, Cuero y Calzado de Cantabria (BO
de Cantabria de 17 de noviembre de 2016); art. 27 del Convenio colectivo de Supermercados del
grupo Eroski (BOE de 26 de febrero de 2018).
216
Art. 22 del Convenio colectivo del Comercio de Flores y Plantas (BOE de 6 de septiembre de
2018); disp. transitoria 1ª del Convenio colectivo del Comercio del Mueble de la Comunidad de
Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 3 de junio de 2019).
217
Art. 6 del Convenio colectivo de Supermercados y Autoservicios de Alimentación de Cataluña
(BO de Cataluña de 13 de septiembre de 2017).
218
Art. 22 del Convenios colectivo del grupo de empresas Mercadona S.A. y Forns Valencians
Forva, S.A. (BOE de 18 de febrero de 2019).
219
Art. 20 Convenio colectivo de Decathlon España S.A. (BOE de 17 de marzo de 2017).
220
Art. 26.3 del Convenio colectivo de Cadenas de Tiendas de Conveniencia (BOE de 6 de julio de
2017).
221
Art. 22 del Convenio colectivo del Comercio de Flores y Plantas (BOE de 6 de septiembre de
2018).
222
Art. 11 del Convenio colectivo del Comercio de Actividades Diversas para la Comunitat
Valenciana (BO Generalitat Valenciana de 3 de octubre de 2019); art. 26 del Convenio colectivo del
Comercio Minorista de Carnicería-Charcutería de las provincias de Castellón y Valencia (BO
Generalitat Valenciana de 19 de junio de 2017).
223
Art. 34 del Convenio colectivo del Comercio de las Illes Balears (BO Illes Balears de 14 de
diciembre de 2019).
224
Art. 21 Convenio colectivo de Decathlon España S.A. (BOE de 17 de marzo de 2017).
225
Art. 28 del Convenio colectivo del Comercio de Cataluña para Subsectores y Empresas sin
Convenio Propio (BO de Cataluña de 1 de abril de 2019).
226
Art. 20 del Convenio colectivo del grupo de empresas Carriere (BOE de 2 de octubre de 2019);
art. 9 del Convenio colectivo de Grandes Almacenes (BOE de 7 de octubre de 2017).
227
Art. 22 del Convenio colectivo del Comercio de Flores y Plantas (BOE de 6 de septiembre de
2018).
228
Art. 9 del Convenio colectivo de Grandes Almacenes (BOE de 7 de octubre de 2017).
229
Art. 12 del Convenio colectivo de Ópticas de Navarra (BO de Navarra de 20 de marzo de 2019).
230
Art. 31 del Convenio colectivo del Comercio de Detallistas de Alimentación de Cantabria (BO
de 11 de febrero de 2019).
231
Art. 28 del Convenio colectivo del Comercio del Mueble de la Comunidad de Madrid (BO de la
Comunidad de Madrid de 3 de junio de 2019); art. 32 del Convenio colectivo de Mayoristas e
Importadores de Productos Químicos Industriales y de Droguería, Perfumería y Anexos (BOE de 21
de septiembre de 2018); art. 39 del Convenio colectivo del Comercio Vario de la Comunidad de
Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 26 de octubre de 2019); art. 10 del Convenio colectivo
del Comercio del Metal de la Comunidad de Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 22 de julio
de 2019); art. 18 Convenio colectivo del Comercio de la Piel de la Comunidad de Madrid (BO de la
Comunidad de Madrid de 7 de agosto de 2019); art. 18 Convenio colectivo del Comercio Textil de la
Comunidad de Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 25 de mayo de 2019); art. 30 del
Convenio colectivo de Safety-Kleen España, S.A. (BOE de 3 de diciembre de 2019); Art. 27 del
Convenio colectivo del Comercio Mayorista y Minorista de Juguete, Cerámica, Vidrio, Iluminación,
Regalo y Material Deportivo de la Comunidad de Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 9 de
noviembre de 2019); art. 18 del Convenio colectivo del Comercio Textil de la Comunidad de Madrid
(BO de la Comunidad de Madrid de 25 de mayo de 2019); etc.
232
Anexo IV del Convenio colectivo del Comercio de la Piel, Cuero y Calzado de Cantabria (BO
de Cantabria de 17 de noviembre de 2016); art. 26 del Convenio colectivo de Mayoristas y
Exportadores de Pescados de la Comunidad de Madrid (BO Comunidad de Madrid de 28 de febrero
de 2015).
233
Art. 24 del Convenio colectivo del Comercio Textil de Cantabria (BO de Cantabria de 5 de
marzo de 2020).
234
Art. 23 del Convenio colectivo de la empresa Finanzauto, SAU (BOE de 1 de octubre de 2019).
235
Art. 35 del Convenio colectivo del Ciclo de Comercio de Papel y Artes Grá cas (BOE de 6 de
marzo de 2017): “El valor de la hora extraordinaria […] se establecerá aumentando un 20% el valor
de la hora ordinaria. En el caso de que se hicieran en domingos o festivos, se aumentarán en un
50%…”
236
Art. 33.2 del Convenio colectivo de Ortopedias y Ayudas Técnicas (BOE de 15 de marzo de
2016); art. 32.2 del Convenio colectivo del Comercio Minorista de Droguerías, Herboristerías y
Perfumerías (BOE de 12 de agosto de 2017); Art. 11 del Convenio colectivo del Comercio de
Actividades Diversas para la Comunitat Valenciana (BO Generalitat Valenciana de 3 de octubre de
2019).
237
Art. 22 del Convenio colectivo del Comercio de Flores y Plantas (BOE de 6 de septiembre de
2018).
238
Art. 27 del Convenio colectivo de Supermercados del grupo Eroski (BOE de 26 de febrero de
2018).
239
Art. 10 del Convenio colectivo del Comercio de Recambios-Neumáticos y Accesorios de
Automóviles de la Comunidad de Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 16 de noviembre de
2019).
240
Art. 34 del Convenio colectivo del Comercio de las Illes Balears (BO Illes Balears de 14 de
diciembre de 2019); art. 14 del Convenio colectivo de Medianas Super cies de Distribución de
Alimentación de la Comunidad Autónoma de Castilla y León (BO de Navarra de 4 de marzo de
2016).
241
Art. 22 del Convenios colectivo del grupo de empresas Mercadona S.A. y Forns Valencians
Forva, S.A. (BOE de 18 de febrero de 2019).
242
Art. 22 del Convenio colectivo de Decathlon España S.A. (BOE de 17 de marzo de 2017).
243
Art. 16 del Convenio colectivo del grupo de empresas Mercadona S.A. y Forns Valencians
Forva, S.A. (BOE de 18 de febrero de 2019).
244
Art. 12 del Convenio colectivo del Comercio Mayorista y Minorista de Juguete, Cerámica,
Vidrio, Iluminación, Regalo y Material Deportivo de la Comunidad de Madrid (BO de la Comunidad
de Madrid de 9 de noviembre de 2019).
245
Art. 6 del Convenio colectivo de Supermercados y Autoservicios de Alimentación de Cataluña
(BO de Cataluña de 13 de septiembre de 2017).
246
Art. 30 del Convenio colectivo de Safety-Kleen España, S.A. (BOE de 3 de diciembre de 2019).
247
Art. 10 del Convenio colectivo del Comercio del Vidrio, Loza, Cerámica y similares de
Cataluña (BO de Cataluña de 27 de junio de 2019)¸ art. 31 del Convenio colectivo del Comercio de
Cataluña para Subsectores y Empresas sin Convenio Propio (BO de Cataluña de 1 de abril de 2019);
art. 5 del Convenio colectivo del Comercio en General del Principado de Asturias (BO del Principado
de Asturias de 11 de febrero de 2019).
248
Anexo IV del Convenio colectivo del Comercio de la Piel, Cuero y Calzado de Cantabria (BO
de Cantabria de 17 de noviembre de 2016).
249
Art. 10 del Convenio colectivo del Comercio de Recambios-Neumáticos y Accesorios de
Automóviles de la Comunidad de Madrid (BO de la Comunidad de Madrid de 16 de noviembre de
2019).
250
Art. 12 del Convenio colectivo de Ópticas de Navarra (BO de Navarra de 20 de marzo de 2019).
251
Art. 9 del Convenio colectivo del Comercio de Ceuta (BO Ciudad de Ceuta de 12 de febrero de
2016).
252
Art. 34 del Convenio colectivo del Comercio de las Illes Balears (BO Illes Balears de 14 de
diciembre de 2019).
253
Véase a MONREAL BRINGSVAERD, E.J., “Jornada de Trabajo”, Comentarios al Estatuto de
los trabajadores, Libro Homenaje a Tomás Sala Franco, Coord. José María GOERLICH PESET, ed.
Tirant lo Blanch, Valencia 2016, pp. 642– 650.
254
Véase a URRUTIKOETXEA BARRUTIA, M., “Vivir para trabajar la excesiva jornada de
trabajo y como factor de riesgo laboral”, Gestión práctica de riesgos laborales: Integración y
desarrollo de la gestión de la prevención, nº 77, 2010, pp. 35-38.
255
Véase Working Time Around the World: Trends in working hours, laws, and policies in a global
comparative perspective por Shangeon Lee, Deirdre McCann y Jon C. Messenger, 2007 OIT,
Ginebra, pp. 200-215.
256
Organización Internacional de Trabajo (OIT), Integrated Strategy on Fundamental Principles
and Rights at Work 2017-2023, pp. 18-24.
257
Véase a MARTÍN RODRÍGUEZ, M.O., “El debate sobre la duración de la jornada de trabajo”,
Foro, Nueva época, Vol. 5-2 2012, pp. 284-285.
258
GACETA de 14 de marzo de 1900.
259
GACETA 29 de junio de 1902.
260
Véase su artículo 1.
261
GACETA de 4 abril de 1919.
262
Véase su artículo 1.
263
BOE de 24 de octubre de 2015.
264
Véase GARCÍA NINET, J.I., Jornada de Trabajo. Horario y horas extraordinarias, Edersa,
(Madrid, 1977), pp. 121 y ss.
Í Í
265
Véase a GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I., “Jornada de trabajo legal y jornadas
convencionales”, Estudios sobre la jornada de trabajo coord. Luis Enrique de la Villa Gil, ACARL,
1991, pp. 85-90.
266
Véase a MARTÍNEZ GIRÓN, J., ARUFE VARELA, A., “La exibilización de la jornada de
trabajo en España. Informe desde la óptica del derecho social europeo”, Anuario de la Facultad de
Derecho de la Universidad de A Coruña, nº 20, 2016, pp. 117-119.
267
Organización Internacional del Trabajo (OIT) SEGURIDAD Y SALUD EN EL CENTRO DEL
FUTURO DEL TRABAJO, Aprovechar 100 años de experiencia, pp. 10-12.
268
Véase a CASAS BAAMONDE, M.E., “Distribución irregular de la jornada, exibilidad del
tiempo de trabajo y tiempo de vida personal y familiar, Revista Jurídica de la Universidad de León,
N.º 4, 2017, pp. 3-24.
269
SERRANO ARGÜESO, M., “DIGITALIZACIÓN, TIEMPO DE TRABAJO Y SALUD
LABORAL”, Iuslabor 2/2019, pp. 10-15.
270
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, E., “La Trascendencia de la disponibilidad horaria del trabajador
en el contexto de las plataformas digitales”, Temas laborales, Revista andaluza de trabajo y bienestar
social, nº 146 2010, pp. 139-146.
271
BOE de 29 de diciembre de 1978.
272
Véase artículo 40, apartado dos de la Constitución.
273
Véase artículo34, apartado uno ET.
274
Ibídem apartado tres.
275
Véase a FERNÁNDEZ GARCÍA, R., “Organización del tiempo de trabajo. La jornada de
trabajo”, Gestión práctica de riesgos laborales: Integración y desarrollo de la gestión de la
prevención, nº 133, 2016 pp. 9-11.
276
Véase artículo 34 apartado 7 del ET.
277
Véase su artículo 58, apartado tres.
278
BOE de 26 de septiembre de 1995.
279
Véase a FERNÁNDEZ AVILÉS, J.A., “NTC y riesgos psicosociales en el trabajo: estado de
situación y propuestas de mejora”, DSL, nº 2, 2017, pp. 70-72.
280
Ministerio de Trabajo Migraciones y Seguridad Social, CRITERIO TÉCNICO 101/2019
SOBRE ACTUACIÓN DE LA INSPECCIÓN DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL EN
MATERIA DE REGISTRO DE JORNADA, pp. 1-16.
281
Véase MONEREO PÉREZ, J.L, Guindo Morales, S., “Sobre la obligación de establecer un
sistema de registro que permita computar la jornada laboral diaria realizada por cada trabajador”, La
Ley Unión Europea, nº 72, 2019, p. 45.
282
Véase a Igartua Miró, M.T., “La obligación de registro de la jornada de trabajo tras el RDL
8/2019”, TEMAS LABORALES núm. 147/2019. Pp. 115-149.
283
DOCE de 18 de diciembre de 2000.
284
Véase su artículo 31, apartado uno.
285
Ibídem, apartado dos.
286
DOUE de 30 de marzo de 2010.
287
Véase su artículo 151.
288
DOCE de 13 de diciembre de 1993.
289
DOCE 18 de diciembre de 2002.
290
Véase a VALDÉS DAL-RÉ, F., “Jornada nocturna”, Estudios sobre la jornada de trabajo,
coord., Luis Enrique DE LA VILLA GIL, 1991, pp. 230-234.
291
DOCE de 24 de diciembre de 2002.
292
Véase su artículo 137.
293
Véase a MONTOYA MELGAR, A., “Jornada en régimen a turnos”, Estudios sobre la jornada
de trabajo, coord. por Luis Enrique DE LA VILLA GIL, 1991, pp. 137-158.
294
Véase su Exposición de motivos.
295
Véase su artículo 1.
296
Véase su artículo 6, apartado uno.
297
Ibídem apartado dos. Interpretado según lo establecido en la Sentencia TJUE (Sala Segunda) 14
octubre 2010: “El artículo 6, letra b), de la Directiva 2003/88/CE, debe interpretarse en el sentido de
que se opone a una normativa nacional, como la controvertida en el litigio principal, que permite que
un empresario del sector público decida el traslado forzoso a otro servicio de un trabajador que presta
sus servicios como bombero en un servicio de intervención por el hecho de que éste haya solicitado
que se respete, dentro de este último servicio, la duración de trabajo media máxima semanal prevista
en dicha disposición. La circunstancia de que tal trabajador no sufra como consecuencia de este
traslado ningún perjuicio especí co distinto del que se deriva de la infracción de dicho artículo 6,
letra b), carece de relevancia a estos efectos”.
298
Véase su artículo 13.
299
Véase su artículo 15.
300
Véase su artículo 16.
301
Véase su artículo 17.
302
Ibídem, apartado cuatro.
303
Ibídem, apartado cinco.
304
Véase su artículo 19.
305
Véase lo señalado en el informe de la consultoría Deloitte que “advierte sobre el peligro de que
la legislación extienda el periodo de referencia a 12 meses, ya que ello iría en detrimento de la salud
y seguridad sugiriendo que al adoptarse periodos de referencia cortos se evitaría posibles efectos
negativos que acarrea el periodo de referencia prolongado y recomienda que la semana laboral sea de
cinco días, 8 horas por día y 40 horas semana ya que este sistema favorece el equilibrio entre la vida
profesional y la vida familiar. Extender la jornada laboral más allá de los límites establecidos por la
directiva actual, mediante la aplicación de la exclusión voluntaria, haría que el riesgo de contraer
enfermedades aumentase”.
306
Véase Recurso 158/2009-EDJ2010/61015.
307
DOUE de 11 de julio de 2019.
308
Se indica que: “con el n de ejecutar las medidas de contención previstas por la normativa
aplicable, garantizando al mismo tiempo la continuidad de la actividad empresarial y las relaciones
laborales, se priorizarán los sistemas de organización que permitan mantener la actividad por
mecanismos alternativos, particularmente por medio del trabajo a distancia, debiéndose facilitar las
medidas oportunas para hacerlo posible. …Gracias a las herramientas informáticas y digitales,
pueden realizarse las tareas laborales diarias desde dispositivos conectados a Internet, incluyendo
reuniones online, llamadas «virtuales» vía voz, videoconferencias o envío de documentos internos.
Expresamente se regula el teletrabajo en el artículo 5, indicando el “carácter preferente del trabajo a
distancia”.
309
Artículo 5. Carácter preferente del trabajo a distancia.
Las medidas excepcionales de naturaleza laboral que se establecen en la presente norma tienen
como objetivos prioritarios garantizar que la actividad empresarial y las relaciones de trabajo se
reanuden con normalidad tras la situación de excepcionalidad sanitaria.
En particular, se establecerán sistemas de organización que permitan mantener la actividad por
mecanismos alternativos, particularmente por medio del trabajo a distancia, debiendo la empresa
adoptar las medidas oportunas si ello es técnica y razonablemente posible y si el esfuerzo de
adaptación necesario resulta proporcionado. Estas medidas alternativas, particularmente el trabajo
a distancia, deberán ser prioritarias frente a la cesación temporal o reducción de la actividad.
Con el objetivo de facilitar el ejercicio de la modalidad de trabajo a distancia en aquellos
sectores, empresas o puestos de trabajo en las que no estuviera prevista hasta el momento, se
entenderá cumplida la obligación de efectuar la evaluación de riesgos, en los términos previstos en
el artículo 16 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, con
carácter excepcional, a través de una autoevaluación realizada voluntariamente por la propia
persona trabajadora
310
Que trae causa del Reglamento (UE)2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de
Abril de 2016, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de sus
datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE
(Reglamento general de Protección de Datos), así como de la Directiva (UE) 2016/680 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de Abril de 2016.
311
GONZALEZ LABRADA, M. “El derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral:
naturaleza y alcance”, Revista de derecho Social, nº 87, 2019, p. 95
312
IGARTUA MIRÓ, Mª T.(2019) “El derecho a la desconexión en la Ley orgánica 3/2018, de 5
de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”. Revista de
Trabajo y Seguridad Social. CEF, 432, p. 76
313
MUÑOZ RUIZ, A.B. “El derecho a la desconexion digital en el ámbito laboral: hacia un
cambio de modelo en la expectativa de la empresa hiperconectada”, en Tiempo de Reformas, En
busca de la competitividad empresarial y de la cohesión social. Directores: DE LA PUEBLA
PINILLA, A. Y MERCADER UGUINA, J.R. Ed. Tirant lo Blanch, Valencia 2019 pág 214
314
BARRIOS BAUDOR, G.L. Universidad Rey Juan Carlos. “El derecho a la desconexión digital
en el ámbito laboral español: primeras aproximaciones”. Revista Aranzadi Doctrinal num.1/2019,
Ed.Aranzadi, S.A.U. p. 2
315
http://www.eduardorojotorrecilla.es/2018/12/los-derechos-digitales-laborales-en-la.html
316
PÉREZ CAMPOS,A.I. “La desconexión digital en España: ¿un nuevo derecho laboral?”
Anuario Jurídico y Económico Escurialense, LII (2019) 101-124 / ISSN: 1133-3677, p. 118
317
Diálogo Social: Programa de Trabajo 2018-2020
318
TERRADILLOS ORMAETXEA, M.E., (2019)“El derecho a la desconexión digital en la ley y
en la incipiente negociación colectiva española: la importancia de su regulación jurídica”. Revista
de Relaciones Laborales Lan Harremanak, nº 42, p. 12
319
MUÑOZ RUIZ, A.B. “El derecho a la desconexion digital en el ámbito laboral: hacia un
cambio de modelo en la expectativa de la empresa hiperconectada”, en Tiempo de Reformas, En
busca de la competitividad empresarial y de la cohesión social. Directores: DE LA PUEBLA
PINILLA, A. Y MERCADER UGUINA, J.R. Ed. Tirant lo Blanch, Valencia 2019 pág 201
320
IGARTUA MIRÓ, Mª T.(2019) “El derecho a la desconexión en la Ley orgánica 3/2018, de 5
de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”. Revista de
Trabajo y Seguridad Social. CEF, 432, 61-87, p. 71
321
Convenio colectivo del Grupo Axa (Código convenio n.º 90006353011984), que fue suscrito,
con fecha 18 de julio de 2017, de una parte por los designados por la Dirección de las empresas, en
representación de las mismas, y de otra por el sindicato CC.OO., en representación de los
trabajadores, publicado en el Boletín O cial del Estado de fecha 10 de Octubre de 2017.
322
Artículo 14. Derecho a la desconexión digital.
Los cambios tecnológicos producidos en las últimas décadas han provocado modi caciones
estructurales en el ámbito de las relaciones laborales. Es innegable que hoy en día el fenómeno de la
«interconectividad digital» está incidiendo en las formas de ejecución del trabajo mudando los
escenarios de desenvolvimiento de las ocupaciones laborales hacia entornos externos a las clásicas
unidades productivas: empresas, centros y puestos de trabajo.
En este contexto, el lugar de la prestación laboral y el tiempo de trabajo, como típicos elementos
con guradores del marco en el que se desempeña la actividad laboral, están diluyéndose en favor de
una realidad más compleja en la que impera la conectividad permanente afectando, sin duda, al
ámbito personal y familiar de los trabajadores y trabajadoras.
Es por ello que las partes rmantes de este Convenio coinciden en la necesidad de impulsar el
derecho a la desconexión digital una vez nalizada la jornada laboral. Consecuentemente, salvo
causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales, AXA reconoce el derecho de los trabajadores
a no responder a los mails o mensajes profesionales fuera de su horario de trabajo.
323
Artículo 78. Desconexión digital.
La Empresa reconoce el derecho a la desconexión digital de todas las personas que en ella
trabajen.
Este derecho de desconexión digital se garantiza a todas las personas trabajadoras durante las
horas de descanso entre jornadas y de descanso semanal, así como en los períodos de vacaciones de
los trabajadores o cualesquiera otros períodos de permisos retribuidos o días libres de conformidad
con la legislación vigente.
En consecuencia, ninguna persona trabajadora está obligada a atender llamadas y/o contestar
posibles correos electrónicos que, en su caso, pudiera recibir durante el tiempo de descanso, sin
perjuicio de que puedan darse situaciones excepcionales de necesidad o urgencia.
324
Artículo 24. Conciliación de la vida familiar y laboral. Desconexión digital. Adecuación de
jornada. Mobile working. Permisos retribuidos. Desconexión digital.
Se reconoce el derecho a la desconexión digital, en virtud del principio de derecho a la
conciliación de la vida privada y la vida profesional del/a empleado/a.
En este sentido y consecuentemente, los/as empleados/as no tendrán que responder a emails,
mensajes profesionales o llamadas telefónicas fuera de su horario de trabajo, ni durante los tiempos
de descanso o vacaciones, salvo circunstancias excepcionales, guardias y/o disponibilidades de
emergencia.
La Empresa realizará acciones concretas internas dirigidas a todos/as los/as trabajadores/as, que
de nan las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las acciones de información y de
sensibilización del personal sobre un uso razonable de las herramientas tecnológicas que evite el
riesgo de fatiga informática.
La Comisión Paritaria del Convenio realizará un seguimiento del cumplimiento de esta medida.
325
Artículo 48. Derecho a la desconexión.
Las personas trabajadoras tendrán derecho a la desconexión digital a n de garantizar, fuera del
tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso,
permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar.
Los convenios colectivos podrán establecer garantías adicionales y/o límites a las medidas de
control referidas a los derechos digitales.
Las partes rmantes desarrollarán los criterios para el ejercicio del derecho a la desconexión
digital en los que, al menos se especi carán las modalidades de su ejercicio, especialmente en el
supuesto de trabajos a distancia o en el domicilio del empleado.
La información, formación y sensibilización sobre este derecho deberá transmitirse a las personas
trabajadoras de forma clara e inequívoca, debiendo desarrollarse actividades formativas en tal sentido
que aseguren el correcto conocimiento de los criterios que se pacten.
Las empresas no podrán tomar medidas sancionadoras contra las personas trabajadoras que hagan
uso efectivo de su derecho a la desconexión digital implantado en el seno de la empresa.
326
Artículo 32. Derecho a la desconexión.
El desarrollo de los instrumentos digitales ofrece muchas ventajas tanto en la gestión del tiempo
como en el de la comunicación. Permite acortar los plazos para la toma de decisiones y una mejor
organización del trabajo; mejora la productividad; acelera la ejecución de las tareas y ofrece
soluciones apreciables en términos de articulación de los tiempos de vida profesional y personal.
Además, uni ca los dispositivos y los procedimientos para la difusión de la información y mejora la
frecuencia de las comunicaciones, facilitando su coordinación y su establecimiento directo.
Sin embargo, también es cierto que produce una hiper-conectividad que afecta a los tiempos de
descanso y a la conciliación de la vida personal y familiar.
LaLiga es consciente que la actividad que gestiona: la competición del fútbol y los derechos
audiovisuales derivados de ésta, requiere en muchas ocasiones que su personal deba atender de forma
rápida cuando no inmediata las llamadas telefónicas o correos electrónicos solventando situaciones
de peligro o riesgo.
A pesar de lo expuesto, LaLiga considera que una buena organización de sus recursos le permitirá
garantizar que su personal tenga derecho a la desconexión digital, de forma que fuera del tiempo de
trabajo legal o convencionalmente establecido, se respete su tiempo de descanso, permisos y
vacaciones, así como su intimidad personal y familiar. El derecho a la desconexión se re ere al
conjunto de las herramientas digitales nómadas (smartphones, tabletas, ordenadores portátiles, etc.) y
se recogerá en la correspondiente política interna.
LaLiga, para la elaboración de dicha política interna, seguirá los siguientes pasos:
– Elaboración de un diagnóstico con objeto de que se identi quen los supuestos en
que se produce una interrupción del descanso del personal, distinguiendo en función de su
tipología (recurrente o esporádico, puntual o de larga duración, conlleve una acción especial o no,
medio tecnológico exigido para su resolución, etc.) y de la tipología de personal de que se trate, en
particular, a n de atender posibles situaciones asociadas al trabajo a distancia o teletrabajo, así como
de realización total o parcial del trabajo en el domicilio del empleado vinculado al uso con nes
laborales de herramientas tecnológicas. Considerar e identi car las necesidades especí cas de la
actividad para asegurar que se mantenga un servicio adecuado en todo caso, conciliando esta
exigencia con el ejercicio del derecho a la desconexión. – En función de los resultados del
diagnóstico, elaborará una política interna dirigida al personal, incluidos los que ocupen puestos
directivos, en la que de nirán las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las
acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso razonable de las herramientas
tecnológicas que evite el riesgo de fatiga informática. En particular, se preservará el derecho a la
desconexión digital en los supuestos de realización total o parcial del trabajo a distancia, así como en
el domicilio del empleado vinculado al uso con nes laborales de herramientas tecnológicas.
Asegurándose que contenga: (1) unas reglas de buen uso de las diferentes herramientas tecnológicas
estableciendo límites o barreras para evitar los abusos y para proteger al personal que quiere ejercer
este derecho, (2) asegurar que los métodos de organización del personal garantizan que las
necesidades derivadas de la actividad de LaLiga quedan adecuadamente cubiertas.
– Responsabilizar a todo el personal, incluyendo la dirección, dándole formación, y sensibilizando
para que actúen con ejemplaridad
327
5. Criterios para una ordenación racional del tiempo de trabajo.
Se fomentarán principios de buenas prácticas en la organización del trabajo, asumiendo
especí camente los siguientes compromisos, si bien la elección de los mismos y su implantación
deberán adaptarse a las diferentes necesidades de sus profesionales y del negocio/función para el que
trabajan, sin repercusiones negativas en la productividad ni en los resultados y que permitan la
necesaria conciliación de la vida personal y familiar:
– Garantizar el cumplimiento de la jornada laboral anual pactada de conformidad con lo
comprometido en el Convenio Colectivo aplicable.
– No fomentar prolongaciones de jornada ni la realización de horas extraordinarias, salvo en
supuestos plenamente justi cados.
– Seguir impulsando una nueva cultura que atienda más al cumplimiento de objetivos, a los
resultados del trabajo, a la mejora de la productividad y a la satisfacción del cliente, antes que a la
mera presencia en el centro de trabajo durante un tiempo prolongado, sin perjuicio del cumplimiento
de la jornada anual pactada.
–Fomentar una ordenación racional del tiempo de trabajo y su aplicación exible, así como el uso
de las tecnologías y herramientas de plani cación que permitan la organización del trabajo para
atender correctamente a reuniones, eventos y citas con clientes que permitan el cumplimiento de la
jornada anual pactada
– Continuar promoviendo la autonomía, responsabilidad y exibilidad de los empleados en la
distribución de la jornada, cuando sea posible, así como las facultades de auto organización y de
exibilidad reconocidas al personal directivo y comercial, conforme a los acuerdos, políticas y pactos
que en cada momento se tengan establecidos, como un valor en sí mismo que ayude a fomentar el
cumplimiento de los objetivos precedentemente señalados.
– Fomentar la racionalización del tiempo invertido en reuniones, mediante:
• Convocatoria de reuniones con la su ciente antelación que permita la programación e ciente del
tiempo de trabajo, conforme a las políticas de reuniones y multiconferencias, y/o guías de
recomendaciones difundidas por la Dirección.
• Siempre que resulte posible, si la reunión implica desplazamientos de algún asistente, se
facilitará la opción de conectarse en remoto; se utilizarán los medios tecnológicos disponibles para
evitar viajes fuera del lugar de residencia; se evitarán, también en la medida de lo posible, viajes en
n de semana o festivos; y se permitirá en los días en los que se viaje entrar más tarde, salir antes, o
trabajar en remoto.
• En todo caso no se convocarán reuniones después de las 18 horas, salvo cuando así lo requieran
las diferencias horarias por razón de geografías, ya sean comerciales, de formación o de otro tipo, y
se celebren presencial o telemáticamente.
– Promover un uso e ciente y racional del mail, mediante la difusión por la Dirección de Guías
y/o Recomendaciones que eviten su uso excesivo o innecesario, o el envío de mails fuera del horario
laboral, salvo situaciones justi cadas o de urgencia que no admitan demora.
En este sentido, y consecuentemente, a n de facilitar el derecho a la desconexión digital, así
como evitar la fatiga informática, se reconoce el derecho de los profesionales para no responder a
emails o mensajes profesionales fuera de sus horarios de trabajo, ni durante los tiempos de descanso,
permisos, licencias o vacaciones, salvo causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales.
328
Artículo 23. Jornada.
4. Derecho a la desconexión digital: la digitalización tiene una presencia indiscutible en nuestro
mundo y nos conduce a una cierta tendencia a mantener una conectividad permanente. Las nuevas
formas de trabajar y una marcada tendencia a la comunicación inmediata on line puede conducir a las
personas que integran esta organización a situaciones de sobre-exposición no deseadas, que podrían
impedir un equilibrio entre la actividad profesional y el entorno privado en el que poder disfrutar del
tiempo libre y de descanso.
Por esta razón, Orange, como empresa socialmente responsable, no puede dejar de promover
buenas prácticas que posibiliten una desconexión real del empleado/a fuera de su horario de trabajo,
desarrollando una política que permita gestionar la utilización de las herramientas digitales en un
entorno de respeto de los tiempos de descanso, y generar la adhesión de todos/as. Corresponde a toda
la organización la responsabilidad de cumplir y hacer cumplir este derecho a la desconexión,
implicándose en el cambio cultural necesario. Por tanto, la formación y sensibilización en toda la
escala jerárquica deberán ser claves para que este compromiso sea real. El equilibrio entre el tiempo
de trabajo y de descanso resulta, por tanto, un aspecto fundamental en un mercado altamente
competitivo, que debe conducir a fomentar entornos en los que, exigiéndose la máxima e cacia y
productividad en los tiempos de trabajo, permitan una desconexión real fuera de los tiempos de
servicio, de manera que la persona pueda gozar no sólo del merecido descanso sino también del
desarrollo personal y familiar.
Orange desea promover medidas socialmente responsables, encaminadas a fomentar entornos
saludables que favorezcan el desarrollo profesional de los empleados sin menoscabar el derecho de
cada persona a conciliar la vida laboral y familiar/personal. La desconexión digital se con gura, por
tanto, como una válida herramienta de conciliación de la vida laboral y familiar/personal, tendente a
garantizar un adecuado descanso, sin menoscabo del principio de exibilidad que potencia la
Compañía.
Los empleados para Orange son su activo más importante, por ello su salud y seguridad son
factores claves en nuestra política. Como compañía nos preocupa la utilización de las nuevas
tecnologías y abogamos por un uso racional de las mismas. Para alcanzar la verdadera efectividad de
las medidas todos los empleados deben implicarse tanto en el desarrollo de sus funciones como en el
cumplimiento responsable de las políticas de conciliación. Así, con carácter general, el cumplimiento
de las funciones de cada uno de los empleados de Orange deberá realizarse dentro del horario laboral
de manera e caz. De esta forma, Orange potenciará acciones de sensibilización a todos los niveles de
la organización sobre el buen uso de las tecnologías.
La utilización de las herramientas digitales deberá realizarse respetando, en todo caso, las políticas
de uso vigentes en la Compañía.
Para favorecer un efectivo cumplimiento de las políticas de conciliación familiar/personal, se
evitará convocar reuniones de trabajo fuera del horario laboral, excepción hecha de los supuestos en
los que resulte estrictamente necesario por razones de urgencia, en cuyo caso el convocante expresará
las citadas razones en la convocatoria de la reuniónAsimismo, Orange recomienda a sus empleados la
plani cación y un uso responsable del correo electrónico durante los periodos de descanso,
vacaciones y permisos. En este sentido, se aplicarán las políticas y directivas que provengan del
Grupo.
El derecho a la desconexión digital debe entenderse referido tanto a los períodos de vacaciones y
permisos, como a los nes de semana, festivos y, en general, entre la nalización de la jornada
laboral y el inicio de la siguiente. En los periodos de vacaciones y permisos, el empleado, para evitar
cualquier tipo de incidencia, deberá programar unarespuesta automática en la que, indicando su
situación y las fechas en las que no estará disponible, designe el correo de contacto para la
reasignación del servicio.
Orange recuerda que no hay obligación a responder durante estos períodos.
No resultará de aplicación esta política en aquellos supuestos en los que concurran causas de
fuerza mayor, circunstancias excepcionales o un posible perjuicio empresarial que precise de
respuesta inmediata.
Estas disposiciones serán de aplicación tanto a los empleados/as que prestan servicios de modo
presencial como a los sujetos a régimen de teletrabajo, siempre y cuando no se encuentren en
situación de guardia, disponibilidad, reten, o supuestos similares.
329
BARRIOS BAUDOR, G.L. Universidad Rey Juan Carlos. “El derecho a la desconexión digital
en el ámbito laboral español: primeras aproximaciones”. Revista Aranzadi Doctrinal num.1/2019,
Ed.Aranzadi, S.A.U. p. 12.
330
IGARTUA MIRÓ, Mª T.(2019) “El derecho a la desconexión en la Ley orgánica 3/2018, de 5
de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”. Revista de
Trabajo y Seguridad Social. CEF, 432, 61-87, p. 84.
331
Según los datos obtenido por el Instituto Nacional de Estadística en 2018, la tasa de natalidad
nacional es de 7,86. Siendo las comunidades autónomas que mayor tasa de natalidad poseen, superior
a la media nacional, Melilla, Ceuta y Murcia, mientras que, las comunidades autónomas con tasas de
natalidad más bajas, inferiores a la media nacional, son Castilla y León, Galicia y Asturias.
332
Ver Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 13 de Madrid, 374/2015, de 22 de octubre.
333
Datos obtenidos del informe mensual de noviembre de 2019, de la Dirección General de
Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, organismo dependiente del Ministerio de Industria,
Comercio y Turismo.
334
Artículo 139 de la Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social.
335
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 9 de diciembre de 2003, recurso 88/2003.
336
Es importante traer a colación la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 25 de
marzo de 2013, recurso 95/2012. La cual cambia la doctrina y crea jurisprudencia.
337
MARTÍNEZ YÁÑEZ, N.M., CABEZA PERERIRO, J., (prólogo), El régimen Jurídico de la
Disponibilidad horaria, Ed.: Thomson Reuters, Navarra, 2011, p. 49.
338
Artículo 2 de la Directiva 2003/88/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 4 de
noviembre de 2003 relativa a determinados aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo.
339
Artículo 8 del Real Decreto 1561/1995, de 21 de septiembre, sobre jornadas especiales de
trabajo.
340
IGARTUA MIRÓ, M.T., Ordenación exible del tiempo de trabajo: jornada y horario, Ed.:
Tirant Lo Blanch, Valencia, 2018, p. 36.
Ver artículo 34 Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
341
IGARTUA MIRÓ, M.T., Ordenación exible,… ob. cit., p. 38.
342
IGARTUA MIRÓ, M.T., Ordenación exible,… ob. cit. p. 43.
343
Ver Sentencias del Tribunal Constitucional 24/2011, de 14 de marzo (BOE núm. 86, de 11 de
abril de 2011), y 26/2011, de 14 de marzo (BOE núm. 86, de 11 de abril de 2011).
344
BLAHOPOULOU, J., La Conciliación de la vida laboral, familiar y personal en tiempos de
crisis. Medidas empresariales y sus bene cios, Ed.: Universidad Islas Baleares, primera edición,
Palma, 2015, p. 52.
345
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Sala
de lo Social, Sección 1ª, 461/2007, de 7 de junio. En la cual el Tribunal entiende que el horario
exible supone una circunstancia más que aboga a la conclusión de la no existencia de relación
laboral entre la demandante y el demandado.
346
En las siguientes líneas observaremos la regulación convencional actual de algunas empresas y
sectores sobre esta cuestión.
347
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha, Sala de lo Social, Sección
1ª, 977/2019, de 26 de julio.
Ver Sentencia del Tribunal Constitucional, Sala Cuarta, 24/2011, de 14 de marzo.
348
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Sala
de lo Social, Sección 1ª, 476/2016, de 7 de junio, recurso 789/2015.
349
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha, Sala de lo Social, Sección
1ª, 1075/2019, de 11 de julio, fundamento de derecho 4.º
350
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, Sección 1ª, 661/2017, de 24 de julio.
Ver Sentencia de la Audiencia Nacional, Sala de lo Social, Sección 1ª, 127/2016, de 13 de julio.
351
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Sevilla, Sala de lo Social, Sección 1ª,
1082/2019, de 11 de abril.
352
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Canarias, Las Palmas, Sala de lo Social,
Sección 1ª, 516/2019, de 20 de mayo.
353
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Valladolid, Sala de lo Social,
198/2016, de 3 de febrero, recurso 2229/2015, fundamento de derecho 4.º
354
Ver IGARTUA MIRÓ, M.T., Ordenación exible, … ob. cit., p. 253.
355
RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, M.L., y PÉREZ DEL PRADO, D., El impacto de la economía
4.0 sobre las condiciones de trabajo y empleo. Estudio de caso de dos empresas de base tecnológica,
Cuadernos de Relaciones Laborales, volumen 36, 2018, pp. 355-372.
356
Tal a rmación puede aplicarse al teletrabajo y al trabajo a domicilio. Además de ponerse en
relación con el derecho a la desconexión digital, recientemente recogido por nuestro legislador en el
artículo 20 bis del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
357
“La reducción de jornada no es sino una forma de conseguir acomodar la vida laboral y la
vida familiar en una sintonía que permita compaginar con satisfacción el derecho al trabajo y el
derecho a la integridad familiar y de la persona, a lo cual contribuye también la ordenación de la
jornada”. Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha, Sala de lo Social,
Sección 1ª, 977/2019, de 26 de julio, fundamento de derecho 4.º
358
Ver Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Granada, Sala de lo Social,
Sección 1ª, 906/2017, de 5 de abril. Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Sala de
lo Social, Sección 1ª, 4411/2012, de 12 de julio.
359
Ver Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Canarias, Las Palmas, Sala de lo
Social, Sección 1ª, 1140/2018, de 26 de octubre.
360
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 24 de noviembre de 2014, recurso
317/2013.
En sentido contrario, Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo,
Sección 4ª, 399/2019, de 25 de marzo, recurso 2574/2016.
361
“Ha de estimarse correcta la interpretación de la norma convencional que hace la sentencia
recurrida, por cuanto el uso del derecho en cuestión, no está condicionado por el convenio colectivo
a una obligación de comunicación previa del concreto horario de entrada o salida por cada
trabajador, por lo que dicha restricción, de imponerse, no cabe duda que implica una merma del
derecho reconocido a los trabajadores por el art. 26 del convenio colectivo aplicable, que no es otro
que la hora concreta de entrada sea libre para el trabajador dentro del margen regulado en el
convenio sobre la hora de entrada “estándar” o “central” jada por la empresa, sin que tal derecho
se supedite a la comunicación previa por parte del trabajador a la empresa. Y sin que sea admisible
la alegación del coste de implantación del sistema del control informatizado de horarios, pues ello es
una facultad de la empresa, ajena al ejercicio del derecho”. Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de
lo Social, 454/2016, de 31 de mayo, recurso 121/2015.
362
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, 1017/2018, de 4 de diciembre, recurso
2/2018.
363
Resolución de 4 de julio de2017, de la Dirección General de Empleo, por la que se registra y
publica el VI Convenio Colectivo del Grupo de Empresas Generali en España (BOE núm. 169, de 17
de julio de 2017).
364
Resolución de 29 de marzo de 2019, de la Dirección General de Trabajo, por la que se registra y
publica el Convenio Colectivo de Mapfre Grupo Asegurador (BOE núm. 88, de 12 de abril de 2019).
365
Resolución de 16 de febrero de 2018, de la Dirección General de Empleo, por la que se registra
y publica el Convenio Colectivo del Grupo Parcial Cepsa (BOE núm. 52, de 28 de febrero de 2018).
366
RODRIGUEZ, M.C., DABOS, G.E., y RIVERO, A.G., Implantación de Políticas de
conciliación trabajo-vida en pequeñas y medianas empresas: un estudio de casos múltiples en la
industria del software, Estudios Gerenciales, tomo 34, núm.147, 2018, pp. 172-189.
367
RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, M.L., y PÉREZ DEL PRADO, D., El impacto de la economía
4.0 sobre las condiciones de trabajo y empleo. Estudio de caso de dos empresas de base tecnológica,
Cuadernos de Relaciones Laborales, volumen 36, 2018, pp. 355-372.
368
RODRIGUEZ BRAVO DE LAGUNA, J.J., MORGADO PANADERO, P., (prólogo),
Dimensiones Jurídico-Laborales del Derecho a la Conciliación de la vida familiar y laboral, Ed.:
Thomsons Reuters Aranzadi, Navarra, 2015, p. 124.
369
Tal y como se extrae de la modi cación producida en el art. 34.8 ET por la entrada en vigor del
Real Decreto-ley 8/2019, de 8 de marzo, de medidas urgentes de protección social y de lucha contra
la precariedad laboral en la jornada de trabajo.
370
Acuerdo Sectorial sobre condiciones de trabajo del personal funcionario de la Administración y
Servicios de la Comunidad de Madrid 2018-2020 y en el Convenio Colectivo de Personal Laboral al
Servicio de la Administración 2018/2020.
371
Sentencia del Tribunal de Justicia de Cantabria, Sala de lo Social, Sección 1ª, 491/2019, de 1 de
julio.
En sentido contrario tenemos la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Sala de lo
Social, Sección 2ª, 789/2017 de 19 de julio.
372
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Sevilla, Sala de lo Social, Sección 1ª,
1116/2019, de 12 de abril, fundamento de derecho 5.º
En el mismo sentido Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, Oviedo, Sala de lo
Social, Sección 1ª, 71/2019, de 22 de enero.
373
Ver Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Sala de lo Social, Sección 1ª,
176/2019, de 23 de mayo. Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Sevilla, Sala de
lo Social, Sección 1ª, 2120/2019, de 12 de septiembre.
374
Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Sala de lo Social, Sección 1ª,
1684/2017, de 7 de marzo
375
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, Sección 1ª, 454/2016, de 31 de mayo,
recurso 121/2015.
376
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 4ª, 399/2019,
de 25 de marzo.
377
Resolución de 28 de febrero de 2019, de la Secretaría de Estado de Función Pública, por la que
se dictan instrucciones sobre jornada y horarios de trabajo del personal al servicio de la
Administración General del Estado y sus organismos públicos. Por la cual se producen grandes
avances en materia conciliación de la vida personal, laboral y familiar, siendo algunos de lo más
reseñables la regulación de la jornada de tarde y la exibilidad de jornada del 5% (5% de la jornada
anual que deberá recuperarse dentro de los tres meses siguientes a su uso por parte de los empleados
públicos).
378
Entendiendo al mismo como Trabajador por cuenta propia con asalariados.
379
En opinión de TORTUERO PLAZA, la cuestión a abordar, en su momento, pero que tal vez
habría que replantearse, sería otra, a saber, en su opinión “es imprescindible despojar al trabajo a
tiempo parcial, de cualquier connotación de precariedad. Su régimen jurídico no debe diferenciarse
del trabajo a tiempo completo. Los niveles salariales, los derechos individuales y colectivos, los
niveles de protección social no deben contemplar singularidades [peyorativas] de ordenación basadas
en el tiempo de trabajo. Se trata, en de nitiva, de normalizar sin connotaciones, el trabajo a tiempo
parcial”. TORTUERO PLAZA, J.L. “Apuntes para un debate sobre el trabajo a tiempo parcial y la
Seguridad Social”, Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, núm. 9, 1998 pp. 51-72
380
Apartado d) artículo 12.4 E.T., en redacción publicada el 24 de octubre de 2015, en vigor a
partir del 13 de noviembre de 2015.
381
En estos términos se expresa el Preámbulo del Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de
medidas urgentes para la garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres
en el empleo y la ocupación.
382
Por cierto, es oportuno traer aquí la opinión expresada por BALLESTER PASTOR en relación
con la ordenación recogida por norma, de la que critica que: “Tampoco se regula en el RDL 6/2019
de modo uni cado y coherente la seguridad social de los trabajadores/as a tiempo parcial que, a
fuerza de sentencias del TJUE en las que se destaca su carácter discriminatorio por razón de sexo,
constituye actualmente un espacio complejo y parcheado, que sigue planteando problemas de
adecuación a la normativa comunitaria. De hecho la reforma operada por el RDL en materia de
trabajo a tiempo parcial se limita a una modestísima e innecesaria referencia en el art. 12.4.d a que
debe “garantizarse en todo caso la ausencia de discriminación, tanto directa como indirecta, entre
mujeres y hombres”, como si esta obligación no naciera directamente de la Constitución y como si el
trabajo a tiempo parcial en su con guración actual no fuera una gura defectuosa en nuestro
ordenamiento”, BALLESTER PASTOR, M.A., “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de
trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación: Dios y el diablo en la
tierra del sol”, en Femeris, Vol. 4, No. 2, pp. 14-38 / doi: https://doi.org/10.20318/femeris.2019.4763,
http://www.uc3m.es/femeris, 2019.
383
Directiva 2000/78/CE del Consejo, de 27 de noviembre de 2000, relativa al establecimiento de
un marco general para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación, Considerando 4.
384
ECLI: EU:C:2015:215; http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?
docid=163658&doclang=ES
385
Asimismo y como recoge la propia sentencia citada, son relevantes a los efectos las sentencias
del Tribunal de Justicia de la Unión Europea siguientes: la de 14 de abril de 2015, Cachaldora
Fernández, C-527/13, EU:C:2015:215, apartado 28; Brachner, C-123/10, EU:C:2011:675, (20 de
octubre de 2011), apartado 56; Elbal Moreno, C-385/11, EU:C:2012:746 (22 de noviembre de 2012),
apartado 29.
386
De hecho, la sentencia aludida ni siquiera contesta a la segunda de las cuestiones prejudiciales
planteadas por el órgano jurisdiccional español, por no estimarlo necesario y quedar la cuestión en
ella planteada, subsumida en la contestación a la primera cuestión.
387
Relativo a la última reforma en este sentido, resulta de interés el estudio de SÁNCHEZ-URÁN
AZAÑA, Y. “Readapación del trabajo a tiempo parcial a los principios con guradores del sistema de
seguridad social”, Documentación Laboral, ISSN 0211-8556, n. 99, 2013, pp. 105-125.
388
Si bien no se ha alcanzado tal propósito pues como reconoce la STC 61/2013, de 14 de marzo y
mantiene posteriormente la STC 91/2019, de 3 de julio, el coe ciente de parcialidad “a pesar de
atenuar los efectos derivados de una estricta proporcionalidad, presenta un alcance limitado como
elemento corrector, ya que no consigue evitar los efectos desproporcionados de su aplicación. En
efecto, aunque sean menos los trabajadores perjudicados, la solución no obstante no corrige la tacha
de inconstitucionalidad de la norma”, SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, Y. y MORENO ROMERO, F.
“Sistema de cálculo de la pensión de jubilación de los trabajadores a tiempo parcial, principio de
igualdad y no discriminación por razón de sexo”, Revista de Jurisprudencia Laboral, núm. 4/2019,
p. 8.
389
Véanse las sentencias de 26 de junio de 2001, Brunnhofer, C-381/99, Rec. p. I-4961, apartado
28, y de 17 de septiembre de 2002, Lawrence y otros, C-320/00, Rec. p. I-7325, apartado 12.
390
En palabras del TJUE, este método de comparación consiste en “confrontar, por un lado, las
proporciones respectivas de trabajadores que quedan y que no quedan afectados por la norma en
cuestión dentro de la mano de obra masculina y, por otro lado, las mismas proporciones dentro de la
mano de obra femenina. No basta con considerar el número de personas afectadas, ya que dicho
número depende del número de trabajadores activos en todo el Estado miembro, así como de la
proporción de trabajadores masculinos y de trabajadores femeninos en dicho Estado miembro”.
Apartado 39. Junto a ello, solicita al órgano jurisdiccional español para determinar en qué medida los
datos estadísticos presentados ante él, que representan la situación de la mano de obra, son válidos y
si se pueden tomar en consideración, es decir, si no constituyen la expresión de fenómenos
meramente fortuitos o coyunturales y si, de manera general, resultan signi cativos”, apartado 40.
391
STJUE de 17 de noviembre de 2015, Plaza Bravo, C-137/15, EU:C:2015:771, apartado 27 y
jurisprudencia citada.
392
EU:C:2003:583
393
ECLI:EU:C:2012:746
394
EU:C:2015:215
395
Con lógica, el mero hecho de que los trabajadores a tiempo parcial sean mayoritariamente
mujeres no es trasladable al asunto concreto debatido en este litigio. El colectivo afectado no está
compuesto por la totalidad de los trabajadores a tiempo parcial, sino aquéllos que han visto
interrumpida su cotización de forma inmediatamente posterior a haber desempeñado un empleo a
tiempo parcial. En este concreto subcolectivo, las estadísticas facilitadas no son válidas a tenor del
criterio jurisprudencial del TJUE en este sentido (recogido, entre otras, por las STJUE Brachner, C-
123/10, EU:C:2011:675, apartado 56 y jurisprudencia citada; Elbal Moreno, C-385/11,
EU:C:2012:746, apartado 29).
396
Entre otras (algunas citadas en este trabajo): Directiva 79/7/CEE del Consejo, de 19 de
diciembre de 1978, relativa a la aplicación progresiva del principio de igualdad de trato entre
hombres y mujeres en materia de seguridad social; Directiva 2006/54/CE del Parlamento Europeo y
del Consejo, de 5 de julio de 2006, relativa a la aplicación del principio de igualdad de oportunidades
e igualdad de trato entre hombres y mujeres en asuntos de empleo y ocupación (refundición);
Directiva 2010/41/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 7 de julio de 2010, sobre la
aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad
autónoma, y por la que se deroga la Directiva 86/613/CEE del Consejo; Carta de los Derechos
fundamentales de la Unión Europea (2000/C 364/01) de 18 de diciembre de 2000; Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea.
Además, el principio de la igualdad de retribución entre hombres y mujeres para un mismo trabajo
está consagrado en los Tratados desde 1957 [actualmente queda contemplado en el artículo 157 del
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE)]. El artículo 153 del TFUE permite a la
Unión actuar en el ámbito más amplio de la igualdad de oportunidades y de trato en materia de
empleo y ocupación, y, dentro de este marco, el artículo 157 del TFUE autoriza la acción positiva
para empoderar a las mujeres.
397
Como indica SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, tal vez resulte necesario “replantear el concepto de
trabajador a tiempo parcial en el ámbito de Seguridad Social que pudiera no coincidir exactamente
con el que se formula en el ámbito laboral” para tratar de adecuar esa ordenación general del trabajo
a tiempo parical en el concreto ámbito de la Seguridad Social, SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, Y. y GIL
PLANA, J. Pensión de Jubilación, Thomson-Reuters, 2014, p. 217. Por otro lado, en referencia a esa
compleja ordenación y adaptación por parte del legislador de la norma nacional a partir de los
diversos pronunciamientos jurisprudenciales, véase SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, Y., “Trabajadores a
tiempo parcial y protección social”. Revista Española de Derecho del Trabajo (REDT) (160). ISSN
0212-6095, 2013.
398
Referida a cuestión interna de inconstitucionalidad núm. 688-2019.
399
En el Criterio de gestión: 17/2019 de fecha 12 de agosto de 2019; Materia: Porcentaje aplicable
a la base reguladora de la pensión de jubilación cuando el bene ciario ha desempeñado trabajos a
tiempo parcial, se establecen determinadas pautas para la aplicación de la STC de 3 de julio de 2019
sobre los expedientes, las reclamaciones previas pendientes de resolución sobre las resoluciones
rmes en vía administrativa (publicado en BOE de 12 de agosto de 2019). Estos criterios son de
aplicación temporal, en tanto en cuanto se lleve a cabo la modi cación del TRLGSS que adapte el
texto de la norma a lo establecido por la sentencia del Tribunal Constitucional.
400*
Parte de este estudio se enmarca dentro de los trabajos realizados en el seno del Proyecto de
Investigación “Nuevos lugares, distintos tiempos y modos diversos de trabajar. Innovación
tecnológica y cambios en el ordenamiento social” (DER 2017-82192-C3-1-R), nanciado por el
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
401
CASAS BAAMONDE, M.E.: “Distribución irregular de la jornada, exibilidad del tiempo de
trabajo y tiempo de vida personal y familiar”, Revista Jurídica de la ULE, núm.4, 2017, p. 7.
402
VALDÉS DAL-RÉ, F y LAHERA FORTEZA, J.: La exiseguridad laboral en España,
Fundación Alternativas, Doc.157/2010, Madrid, 2010, pp. 5 y ss.
403
LÓPEZ ÁLVAREZ, M.J.: “Conciliación y corresponsabilidad en el ordenamiento jurídico
comunitario”, Revista Galega de Dereito Social, núm. 9, 2019, p. 156.
404
LAHERA FORTEZA, J.: “Organización exible del tiempo de trabajo y conciliación familiar”,
Documentación Laboral, núm. 100, 2014, p. 39.
405
Como muestra, el art. 33 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.
406
Principio 9 del Pilar, proclamado en la Cumbre Social en favor del empleo justo y crecimiento,
Gotemburgo (Suecia), 17 de noviembre de 2017.
407
Comisión Europea. O cina de Publicaciones de la UE (Luxemburgo), 14 de marzo de 2016.
408
BALLESTER PASTOR, M. A.: “De los permisos parentales a la conciliación: Expectativas
creadas por la Directiva 2019/1158 y su transposición al ordenamiento español”, Revista de Derecho
de las Relaciones laborales, núm. 11,2019, p. 1111.
409
Art. 3.1.c), Directiva 2019/1158, de 19 de julio. Es posible por el Estado la exigencia de
certi cación médica previa a la necesidad de asistencia o cuidados importantes por un motivo médico
grave.
410
Continúa el literal del art. 3.1., Directiva 2019/1158 en su apartado e) considerando a padres,
hijos,
411
Art. 3.1.f), Directiva 2019/1158.
412
AGUSTÍ MARAGALL, J.: “El derecho de adaptación de jornada ex art. 34.8 ET después del
Real Decreto-Ley 6/2019. La cuestión de la corresponsabilidad en su reconocimiento”, Revista
Jurisdicción Social, núm. 199, 2019, p. 29.
413
Variando signi cativamente la Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo,
relativa a la conciliación de la vida familiar y la vida profesional de los progenitores y los cuidadores,
y por la que se deroga la Directiva 2010/18/UE, de 26 de abril de 2017, en la que se pretendía
establecer el mínimo de doce años.
414
PASTOR MARTÍNEZ, A.: “Las medidas laborales del Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de
marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y
hombres en el empleo y la ocupación: un paso hacia la efectividad de la igualdad de trato y de
oportunidades desde la corresponsabilidad”, IUSLabor, núm. 1, 2019, p. 189.
415
Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva de hombres y mujeres.
416
El Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad
de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación modi ca el
art. 37.3.b) de la LET, excluyendo de su tenor la referencia al nacimiento, pasando a ser el permiso
paternal una de las causas de suspensión del contrato contenidas en el art. 45.1.d) LET.
417
BALLESTER PASTOR, M. A.: “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación: Dios y el diablo en la tierra del
sol”, Vol. 4, núm. 2, p. 15.
418
En este sentido hay que poner en relación el art. 4.2 y 8.2 de la Directiva en tanto si bien el
permiso no está ligado a periodo de trabajo previo o antigüedad no ocurre lo mismo con la
retribución o prestación que sí pueden estar condicionadas por un periodo de trabajo previo que el
propio Estado establezca y, en todo caso, no superior a seis meses.
419
Modi cación del art. 48.4. LET operada por el RD-Ley 6/2019.
420
El art. 178 TRLGSS establece distintos periodos de carencia para diferentes tramos de edad
ninguno superior a los 6 meses.
421
Con la modi cación operada por el Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo.
422
BELTRAN HEREDIA, I.: El derecho de adaptación de la jornada para conciliar la vida familiar
y laboral (art. 34.8 ET), Blog de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
https://ignasibeltran.com/2019/06/26/el-derecho-de-adaptacion-de-la-jornada-para-conciliar-la-vida-
familiar-y-laboral-art-34-8-et/
423
STS, de 16 de abril de 2014 (RJ 2014\2633), en relación con el preaviso de cinco días. El
art. 34.2 LET contiene preceptos mínimos de derecho necesario relativo que pueden ser mejorados,
pero no empeorados, por convenio colectivo. En el mismo sentido, STSJ de Madrid 180/2018, de 8
de marzo (JUR 2018\150734).
424
Así la STSJ de Castilla y León (Burgos) 347/2013, de 17 julio (AS 2013\2646), declara no
ajustada a derecho la inclusión de la adenda segunda del calendario laboral de la empresa, por la que
se establece la facultad unilateral de la empresa de distribuir irregularmente el 10% de la jornada.
425
CASAS BAAMONDE, M.E.: “Conciliación de la vida familiar y laboral: Constitución,
legislador y juez”, Derecho de las Relaciones Laborales, núm.10, 2018, pp. 1070 y ss.
426
Directiva (UE) 2019/1158 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2019,
relativa a la conciliación de la vida familiar y la vida profesional de los progenitores y los cuidadores,
y por la que se deroga la Directiva 2010/18/UE del Consejo.
427
Ley 16/1976, de 8 de abril, de Relaciones Laborales.
428
Ley 8/1980, de 10 de marzo, del Estatuto de los Trabajadores.
429
De 5 de noviembre, de conciliación de la vida familiar y laboral de las persones trabajadoras.
430
De 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
431
Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.
432
De 20 de diciembre, de medidas para favorecer la contratación estable y mejorar la
empleabilidad de los trabajadores.
433
De 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades
entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación.
434
SSTSJ Castilla-La Mancha, de 26 de junio de 2018, rec. núm. 773/2029; Castilla-La Mancha,
de 11 de julio de 2019, rec. núm. 455/2019.
435
BARRIOS BAUDOR, G.L., “Adaptación de la jornada de trabajo por motivos de conciliación
de vida familiar y laboral”, en AD, núm. 9, 2019 (versión on line)
436
SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, Y., “Adaptación de la jornada laboral por circunstancias
familiares: la familia como bien jurídico protegido”, en REDT, núm. 155, 2012 (versión on line);
GORELLI HERNÁNDEZ, J., “Trabajo y necesidades familiares: la reducción y adaptación del
tiempo de trabajo”, en RGDTSS, núm. 48, 2018, p. 30-31; VIQUEIRA PÉREZ, C., “Algunas
de ciencias en la regulación de los derechos de conciliación de la vida familiar, personal y laboral”,
en Revista de Jurisprudencia, núm. 2, 2019, 1 (versión on line).
437
MOLINA NAVARRETE, C., “Flexibilidad en la gestión del tiempo de trabajo y conciliación de
la vida laboral y familiar: a propósito de la nueva regulación del empleo parcial”, en Documentación
Laboral, núm. 100, 2014, p. 21.
438
STC 3/2007, de 15 de enero.
439
VELASCO PORTERO, M.T., “El con icto entre conciliación y necesidades empresariales en la
organización del tiempo de trabajo: regulación legal, doctrina judicial e importancia de la
negociación”, en RGDTSS, núm. 41, 2015, p. 83. También, STSJ Andalucía, de 1 de febrero de 2018,
rec. núm. 4108/2017.
440
SSTSJ Andalucía, de 21 de noviembre de 2012, rec. núm. 1126/2011; Andalucía, de 10 de
noviembre de 2009, rec. núm. 2376/2008; Cataluña, de 17 de octubre de 2011, rec. núm. 2790/2011;
Madrid, de 2 de marzo de 2010, rec. núm. 5855/2009; Madrid, de 18 de mayo de 2009, rec.
núm. 1679/2009.
441
SSTS de 24 de abril de 2012, rec. núm. 3090/2011; de 20 de octubre de 2010, rec.
núm. 3501/2009; de 13 de junio de 2008, rec. núm. 897/2007.
442
SJS Cáceres, de 15 de julio de 2019, proc. núm. 211/2019.
443
STC 26/2011, de 14 de marzo.
444
STC 24/2011, de 14 de marzo.
445
BARRIOS BAUDOR, G.L., “Adaptación de la jornada… op. cit.
446
AGUSTÍ MARAGALL, J., “El derecho de adaptación de jornada ex art. 34.8 ET después del
Real Decreto-Ley 6/2019. La cuestión de la corresponsabilidad en su reconocimiento “, en
Jurisdicción Social, núm. 199, 2019. p. 29.
447
STC 26/2011, de 14 de marzo.
448
CASAS BAAMONDE, M. E., “Conciliación de la vida familiar y laboral: Constitución,
legislador y juez”, en Derecho de las Relaciones Laborales, núm. 10, 2018.
449
GÓMEZ ABELLEIRA, F. J., “El nuevo derecho a solicitar adaptaciones razonables por
conciliación de la vida familiar y laboral”, en El Foro de Labos [blog]. Disponible en:
https://forodelabos.blogspot.com/2019/04/el-nuevo-derecho-solicitar-adaptaciones.html
450
STC 3/2007, de 15 de enero.
451
STSJ Andalucía, de 12 de abril de 2019, rec. núm. 4457/2018.
452
SJS núm. 2 Ciudad Real, de 13 de marzo de 2019, proc. núm. 48/2019.
453
SJS Cáceres, de 15 de julio de 2019, proc. núm. 211/2019.
454
SSJS (dos) Salamanca, de 9 de agosto de 2019, proc. núm. 545/2019 y 546/2019.
455
SJS Valladolid, de 31 de julio de 2019, proc. núm. 618/2019.
456
STSJ Galicia, de 25 de octubre de 2019, rec. núm. 3990/2019.
457
SJS Gijón, de 29 de agosto de 2019, proc. núm. 380/2019.
458
SJS La Coruña, de 4 de octubre de 2019, proc. núm. 671/2019.
459
STSJ Andalucía, de 12 de abril de 2019, rec. núm. 4457/2018.
460
SJS Salamanca, de 7 de junio de 2019, proc. núm. 344/2019.
461
BARRIOS BAUDOR, G.L., “Adaptación de la jornada… op. cit.
462
PASTOR MARTÍNEZ, A., “Las medidas laborales del Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de
marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y
hombres en el empleo y la ocupación: un paso hacia la efectividad de la igualdad de trato y de
oportunidades desde la corresponsabilidad”, en IUSlabor, núm. 1, 2019. p. 204.
463
PASTOR MARTÍNEZ, A., “Las medidas laborales del… op. cit. p. 205.
464
STC 3/2007, de 15 de enero.
465
GÓMEZ ABELLEIRA, F. J., “El nuevo derecho a… op. cit.
466
Así lo entiende BARRIOS BAUDOR, G.L., “Adaptación de la jornada… op. cit.
467
Convenio colectivo de ámbito estatal de radiodifusión comercial sonora, Resol. de 13 de
septiembre 2019; Convenio colectivo estatal para las industrias del curtido, correas y cueros
industriales y curtición de pieles para peletería (2019-2021), Resol. de 13 de septiembre 2019;
Convenio colectivo de la industria del calzado, Resol. de 9 de julio 2019.
468
V Convenio colectivo para la acuicultura marina nacional, Resol. de 24 de mayo 2019.
469
Convenio colectivo de trabajo del sector del comercio textil de Barcelona y provincia para los
años 2019-2021, Resol. de 4 de noviembre 2019; Convenio colectivo de trabajo del sector de
comercio textil, de la provincia de Tarragona, para el año 2016-2017, Resol. de 24 de enero 2017.
470
Convenio colectivo de la Compañía Norteña de Bebidas Gaseosas, Norbega, SA, para sus
centros de trabajo de Galdakao, San Sebastián, Vitoria, Santander, Pamplona, Burgos y Logroño,
Resol. de 10 de septiembre 2019; Convenio colectivo estatal del sector de desinfección,
desinsectación y desratización, Resol. de 23 de marzo 2018.
471
Convenio colectivo de trabajo de cueros, repujados, marroquinería y similares de Cataluña,
Resol. núm. TSF/773/2019, de 20 de febrero; Convenio colectivo de Orange Espagne, SAU, Resol.
de 7 de octubre 2019; XVI Convenio colectivo de la empresa ONCE y su personal, Resol. de 8 de
enero 2018.
472
Convenio Colectivo del Sector de Haurreskola, Resol. de 17 de julio 2008.
473
STSJ Andalucía, de 12 de abril de 2019, rec. núm. 4457/2018.
474
BARRIOS BAUDOR, G.L., “Adaptación de la jornada… op. cit.
475
BARRIOS BAUDOR, G.L., “Adaptación de la jornada… op. cit.
476
Así lo indican las SSTSJ Madrid, de 5 de abril de 2019, rec. núm. 1058/2018; Madrid, de 25 de
enero de 2019, rec. núm. 776/2018; Madrid, 28 de noviembre de 2018, rec. núm. 971/2017; Madrid,
de 19 de julio de 2017, rec. núm. 1182/2016.
477
GÓMEZ ABELLEIRA, F. J., “El nuevo derecho a… op. cit.
478
STSJ Andalucía, de 12 de abril de 2019, rec. núm. 4457/2018.
479
STSJ Andalucía, de 12 de abril de 2019, rec. núm. 4457/2018.
480
SJS Salamanca, de 9 de agosto de 2019, proc. núm. 545/2019.
481
STJUE de 18 de septiembre de 2019, C-366/2018.
482
BALLESTER PASTOR, M.A., “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación: Dios y el diablo en la tierra del
sol”, en Femeris, Vol. 4, núm. 2, p. 36.
483*
Trabajo realizado en el marco con cargo del proyecto coordinado y nanciado por el MINECO,
con ref. DER2017-83040-C4-1-R titulado “Hacia un nuevo modelo de Derecho Transnacional del
Trabajo” y proyecto de Grupos con ref. UPV/EHU GIU18/082 titulado “Derecho transnacional de
trabajo y transporte”, dirigidos –ambos– por Olga Fotinopoulou Basurko.
484
Con anterioridad a la aprobación del RDL 8/2019 que expresamente recoge la obligación
empresarial de llevar a cabo el registro de jornada, existían criterios dispares entre la Audiencia
Nacional (AN) y el Tribunal Supremo (TS) sobre la interpretación de nuestra normativa interna. Así
mientras la AN realizaba una interpretación extensiva del art. 35.5 ET referido a horas extraordinarias
y favorable al registro también de la jornada ordinaria; el TS en su famosa sentencia de 23 de marzo
de 2017, rec. 81/2016, no respaldó la postura de la AN y entendió que nuestra normativa únicamente
exigía la obligación de registrar las horas extraordinarias en una interpretación literal y sistemática
del art. 35 ET, y que, además, la ausencia de registro no privaba al trabajador de garantías, sino que
existían otros medios de prueba para ello. Ahora bien, el propio TS en su sentencia hizo una llamada
de lege ferenda al legislador de la conveniencia de que se llevara una reforma legislativa que aclarara
la obligación de llevar un registro horario y facilitara al trabajador la prueba de las horas
extraordinarias. Finalmente, el debate se zanjó con la sentencia del TJUE de 14 de mayo de 2019,
asunto C-55/18, donde la AN elevó una cuestión prejudicial sobre si la normativa española al no
prever un sistema de registro de jornada ordinaria era contraria al Derecho comunitario, respaldando
el TJUE la postura mantenida por la AN. Este pronunciamiento ha sido de enorme transcendencia
para nuestra normativa interna, en primer lugar, porque ha respaldado la obligación impuesta por el
RDL 8/2019, que –con anterioridad a la sentencia–, había sido aprobado, lo cual ha sido ampliamente
criticado (por ejemplo, por ALFONSO MELLADO, C: “El Real Decreto ley 8/2019: diversas
medidas ¿urgentes?, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, nº 53, 2019);
pero, sobre todo, porque considera contraria al derecho de la UE la regulación española al no
contener expresamente la obligación empresarial de registro de jornada diaria. La argumentación
empleada por el TJUE es sumamente interesante porque éste ha reconocido que el derecho de todo
trabajador a la limitación de la duración máxima del tiempo de trabajo y periodos de descanso, no
sólo se contiene en una norma del Derecho social, sino que está consagrado en el artículo 31.2 de la
Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europa y señala, además, que la ausencia de un
sistema que permita computar la jornada laboral diaria realizada por cada trabajador implica que las
autoridades se ven privadas de un medio e caz que permita obtener datos objetivos y ables para
llevar a cabo su cometido de control (Apdo. 57), siendo necesario establecer un sistema objetivo y
able que permita computar la jornada diaria realizada por cada trabajador. Numerosas autores han
re exionado sobre estas cuestiones, entre otros, IGARTUA MIRÓ, M.T: “La obligación del registro
de la jornada de trabajo tras el RDL 8/2019”, Temas Laborales, nº 147, 2019, pp. 115-149; MARIN
ALONSO, I: “La obligación empresarial de registro de la jornada ordinaria del trabajo ante el
Derecho de la Unión Europea y el Derecho interno”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, nº 53, 2019, pp. 99-128. NOGUEIRA GUASTAVINO, M: “La STJUE de 14 de
mayo de 2019, CCOO/Deutsche Bank (C-55/18), relativa a la obligación de llevar un registro de la
jornada diaria de trabajo y la aplicación horizontal de obligaciones instrumentales”, Revista de
Derecho Comunitario Europeo, año nº 23, nº 64, 2019, pp. 929-961; o ROJO TORRERCILLA, E y
GUTIÉRREZ COLOMINAS, D: “La obligación de registro diario de la jornada: la necesaria
intervención del TJUE en el debate judicial entre la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo”,
Revista de Jurisprudencia Laboral, nº 3, 2019.
485
BOE nº 61, de 12 de marzo de 2019 (vigente desde el 13 de marzo de 2019).
486
En concreto el artículo 10.2 del RDL 8/2019 establece que: “Se modi ca el artículo 34,
añadiendo un nuevo apartado 9, con la siguiente redacción: «9. La empresa garantizará el registro
diario de jornada, que deberá incluir el horario concreto de inicio y nalización de la jornada de
trabajo de cada persona trabajadora, sin perjuicio de la exibilidad horaria que se establece en este
artículo. Mediante negociación colectiva o acuerdo de empresa o, en su defecto, decisión del
empresario previa consulta con los representantes legales de los trabajadores en la empresa, se
organizará y documentará este registro de jornada. La empresa conservará los registros a que se
re ere este precepto durante cuatro años y permanecerán a disposición de las personas
trabajadoras, de sus representantes legales y de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social»”.
487
La Directiva 2003/88/CE de ne los “trabajadores móviles” como “todo trabajador empleado
como miembro del personal de transporte de una empresa que realice servicios de transporte; de
pasajeros o mercancías por carretera, vía aérea o navegación interior” (Art. 2. 7). Esta de nición
conlleva que el término de “trabajadores móviles” sea especí co de esta Directiva y está
intrínsecamente vinculado al criterio de “transporte. Ahora bien, no todos los trabajadores del
transporte son considerados trabajadores móviles, como es el caso de la gente de mar de acuerdo con
la “Comunicación interpretativa sobre la Directiva 2003/88/CE del Parlamento Europeo y del
Consejo, relativa a determinados aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo” (2017/C165/01)
elaborada por la Comisión Europea y publicado en al DOUE de 24 de mayo de 2017.
488
BOE nº 230, de 16 de septiembre de 1995.
489
Lo cierto es que en el ámbito del transporte por carretera sí ha habido intentos de diálogo social
con el n de negociar acuerdos entre los interlocutores sociales en materia de ordenación del tiempo
de trabajo. No obstante, nalmente no fue posible alcanzar acuerdo alguno (Vid. considerando 3 y 4
Directiva 2002/15/CE de 11 de marzo de 2002).
490
De manera expresa el artículo 1.3 excluye del ámbito de aplicación de esta Directiva a la gente
de mar: “La presente Directiva se aplicará a todos los sectores de actividad, privados y públicos, en
el sentido del artículo 2 de la Directiva 89/391/CEE, sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 14,
17, 18 y 19 de la presente Directiva. Sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado 8 del artículo 2 de
la presente Directiva, la presente Directiva no se aplicará a la gente de mar, tal como se de ne en la
Directiva 1999/63/CE”.
491
A diferencia del transporte marítimo, en el resto de transportes no existe una remisión expresa,
sino que el artículo 14 Directiva 2003/88/CE señala que las disposiciones de la Directiva no son de
aplicación a aquellas ocupaciones o actividades profesionales que tengan prescripciones más
especí cas en materia de ordenación de tiempo de trabajo en otros instrumentos comunitarios; de
modo que se excluyen del ámbito de la Directiva por la existencia de Directivas especí cas sobre
estos aspectos.
492
DOUE L 299 de 18 de noviembre de 2003, pp. 9-19.
493
Y que incorporó al Derecho europeo el Convenio nº 180 de la OIT, de 1996, sobre las horas de
trabajo a bordo y la dotación de los buques (DO L 167 de 2 DE JULIO DE 1999, pp. 33-37). Esta
directiva fue posteriormente modi cada mediante la Directiva 2009/13/CE de 16 de febrero de 2009
por la que se aplica el Acuerdo celebrado entre las Asociaciones de Armadores de la Comunidad
Europea (ECSA) y la Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF) relativo al Convenio
sobre el trabajo marítimo, 2006, y se modi ca la Directiva 1999/63/CE que, al igual que se
precedente, trae causa en la adopción del Convenio refundido de trabajo marítimo, 2006, de la OIT
(DOUE l 124/30 de 20 de mayo de 2009, pp. 30-50). Sobre la misma vid. FOTINOPOULOU
BASURKO, O: “El diálogo social europeo y las Directivas sectoriales comunitarias de origen
convencional: La Directiva 1999/63/CE del Consejo, relativa al acuerdo sobre la ordenación del
tiempo de trabajo de la gente de mar”, Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, nº 22, 2000,
pp. 135-158.
494
DOUE L 80/35, de 23 de marzo de 2000, pp. 35-39.
495
DOUE L 195, de 27 de julio de 2005, pp. 15-21.
496
Modi caciones operadas por el Real Decreto 902/2007 para el transporte por carretera; por el
Real Decreto 1579/2008 para el transporte ferroviario transfronterizo y el Real Decreto 285/2002
para los trabajadores del mar. Ciertamente las cuestiones modi cadas en el RDJE son numerosas.
Así, en lo que respecta al transporte por carretera se procedió a concretar y detallar la diferenciación
entre tiempo de trabajo efectivo y tiempo de presencia, estableciendo para este último y a modo
ejempli cativo periodos tales como que el trabajador acompañe al vehículo en transbordador o tren;
espere en fronteras o sean causados por la prohibición de circular; las dos primeras horas de cada
período de espera de carga o de descarga (supuesto no previsto en la regulación comunitaria); y los
períodos en los que un trabajador que conduce en equipo permanezca sentado o acostado en una
litera durante la circulación en el vehículo; y, además, se han adecuado los límites de conducción al
Reglamento 561/2006, de 15 de marzo. En lo que respecta al transporte ferroviario transfronterizo,
hasta la inclusión de la D.A.7ª, éste se regía por las mismas normas que el operado dentro del ámbito
nacional. Ahora bien, tras las reformas comunitarias, se han establecido normas especí cas que se
adaptan a las características del transporte internacional como son la previsión de descansos diarios
fuera del domicilio (con una duración mínima de 8 horas consecutivas cada periodo de 24 horas), y,
además, se han establecido tiempos máximos de conducción diferentes al transporte ferroviario
ordinario, siendo para la conducción diaria de 9 horas y 8 horas nocturnas. Por último, en lo que se
re ere a la gente de mar se introduce numerosos cambios destacando –a nuestro juicio– la limitación
del tiempo de los supuestos en los que puede excederse la jornada total diaria (con un máximo de 12
horas) que, salvo en el caso por fuerza mayor, no podrá ser superior a 14 horas en periodos de 24
horas, ni de 72 horas en periodo de 7 días cuando anteriormente no se establecía ningún límite al
respecto; y estableciendo una mayor exibilidad en materia de descansos entre jornadas al permitir
que mediante convenios colectivos podrán fraccionarse en dos periodos, uno de los cuales deberá de
ser de, al menos 6 horas ininterrumpidas.
497
El apartado nº 5 de este artículo, en materia de tiempo de presencia, se modi có por el Real
Decreto 1635/2011 de 14 de noviembre, por el que se modi ca el Real Decreto 1561/1995, de 21 de
septiembre, sobre jornadas especiales de trabajo, en materia de tiempo de presencia en los transportes
por carretera (BOE nº 303, de 17 de diciembre de 2011, pp. 138458-138460).
498
La obligación del uso del tacógrafo digital se establece en el art. 3 del Reglamento 165/2014 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de febrero de 2014, relativo a los tacógrafos en el transporte
por carretera (DOUE nº 60, de 28 de febrero de 2014, p. 1-33).
499
GONZÁLEZ ORTEGA, S: “Las facultades de control a distancia del trabajador:
geolocalizadores y tacógrafos”, Temas laborales: Revista andaluza de trabajo y bienestar social
Ejemplar dedicado a: Monográ co sobre las facultades de control empresarial ante los cambios
tecnológicos y organizativos), nº 150, 2019 pp. 45-70, disponible para su consulta en línea en:
https://www.juntadeandalucia.es/empleo/carl/carlportal-portlets/documentos?nombre=2b21c38c-
9049-41d0-b85b-c5690438dc18.pdf
500
El contenido de los controles en carretera, incluyendo los tiempos de conducción y períodos de
descanso, se establece en el Anexo I, parte A, de la Directiva 2006/22/CE sobre condiciones mínimas
para la aplicación de los Reglamentos del Consejo (CEE) nº 3820/85 y (CEE) nº 3821/85 en lo que
respecta a la legislación social relativa a las actividades de transporte por carretera (DOUE L 102/35
de 11 de abril de 2006, pp. 35-43).
501
STJUE de 14 de mayo de 2019, “CCOO/Deutsche Bank” (C-55/18) establece en su párrafo 60
que “para garantizar el efecto útil de los derechos recogidos en la Directiva 2003/88 y del derecho
fundamental consagrado en el artículo 31, apartado 2, de la Carta, los Estados miembros deben
imponer a los empresarios la obligación de implantar un sistema objetivo, able y accesible que
permita computar la jornada laboral diaria realizada por cada trabajado”.
502
Disponible para su consulta en:
http://www.mitramiss.gob.es/itss/ITSS/ITSS_Descargas/Atencion_ciudadano/Criterios_tecnicos/CT_
101_2019.pdf.
503
Preocupación que se mani esta, por ejemplo, en el Reglamento nº 165/2014, de 4 de febrero de
2014 relativo a los tacógrafos en el transporte por carretera (DOUE L60, de 28 de febrero de 2014,
pp. 1-33) cuando se dice que “cada Estado miembro debe informar a la Comisión de toda
averiguación que haga en relación con la disponibilidad de dispositivos o instalaciones fraudulentos
para manipular el tacógrafo, incluidas las ofertadas a través de internet, y la Comisión debe
informar de dichas averiguaciones a todos los demás Estados miembros”.
504
Estas modi caciones se integran en el conocido como Paquete de Movilidad que se ha
aprobado recientemente en el ámbito comunitario y donde se acuerdan importantes cuestiones en
materia social y en lo que se re ere al registro de jornada, aparte de la implementación de los
tacógrafos inteligente v2, se introduce la obligación de que se introduzca en los tacógrafos analógico
y digitales el símbolo del país en el que se encuentre en la primera parada que se realice y aumenta el
tiempo de conservación de los registros de abordo elevándolos de 28 a 56 días, pero con un periodo
transitorio hasta el 31de diciembre de 2024.
505
BOE nº 240, de 4 de octubre de 2008, pp. 40077– 40079.
506
BOE nº 174, de 22 de julio de 2015, pp. 61661-61693. “La actuación de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social se extiende a las personas físicas y jurídicas, públicas o privadas, a las
comunidades de bienes u otras entidades sin personalidad jurídica, en cuanto sujetos obligados o
responsables que sean del cumplimiento de las normas del orden social, y se ejerce en: (…) b) Los
vehículos y los medios de transporte en general, en los que se preste trabajo, incluidos los trenes, los
aviones y aeronaves civiles, así como las instalaciones y explotaciones auxiliares o complementarias
en tierra para el servicio de aquéllos”.
507
Accesible en:
http://www.seguridadferroviaria.es/recursos_aesf/72014recomendaciontecnicahorasservicio.pdf
508
Máxime cuando el Real Decreto 2387/2004, por el que se aprueba el Reglamento del Sector
Ferroviario, reconoce la competencia de la ITSS en el apartado tercero de la disposición adicional
duodécima que establece que: lo establecido en los apartados anteriores (máximos de tiempo de
conducción) se entiende sin perjuicio de las facultades de vigilancia y control del cumplimiento de la
normativa laboral referida a tiempo de trabajo atribuidas a la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social, así como de las competencias en materia laboral propias de las autoridades laborales de las
comunidades autónomas”.
509
La certi cación y autorizaciones de seguridad y supervisión en el sector ferroviario se encuentra
regulado actualmente por varios reglamentos comunitarios. En concreto, el Reglamento Delegado
(UE) 2018/761 de 16 de febrero de 2018 por el que se establecen métodos comunes de seguridad
para la supervisión por las autoridades nacionales de seguridad tras la expedición de un certi cado de
seguridad único o una autorización de seguridad; el Reglamento Delegado (UE) 2018/762 de 8 de
marzo de 2018 por el que se establecen métodos comunes de seguridad sobre los requisitos del
sistema de gestión de la seguridad; y el Reglamento de Ejecución (UE) 2018/763 de 9 de abril de
2018 por el que se establecen las modalidades prácticas para la expedición de certi cados de
seguridad únicos a empresas ferroviarias.
510
Estas materias se especi can en las Recomendaciones Técnicas 7/2014 en su tercer apartado.
511
El reglamento 2018/763 establece que, a partir de junio de 2019, será la Agencia Ferroviaria de
la Unión Europea la emisora de los certi cados de seguridad únicos y de validez europea y no las
autoridades nacionales como hasta ahora.
512
GOMEZ MUÑOZ, J.M: “Algunas cuestiones de actualidad relativas al Real Decreto
1561/1995, de 21 de septiembre, sobre jornadas especiales de trabajo (RDJE)” en APARICIO
TOVAR, J y LÓPEZ GANDÍA, J (Coord.): Tiempo de trabajo, Bomarzo, 2008, pp. 175-204.
513
BOE nº 111, de 9 de mayo de 2015, pp. 40711-40721.
514
Artículo 4.2 apartado a).
515
FOTINOPOULOU BASURKO, O: “El control y certi cación del cumplimiento del Convenio
de trabajo marítimo, 2006 de la OIT: Aspectos críticos del Real Decreto 357/2015”, Revista General
de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, nº 42, 2016, pp. 209-232.
516
Circular MSC/Circ. 1014 titulada “Orientaciones acerca de la reducción y gestión de la fatiga”
elaborada por la Organización Marítima Internacional (OMI) y publicada el 24 de enero de 2019
disponible para su consulta en: http://www.imo.org/en/OurWork/HumanElement/Documents/MSC.1-
Circ.1598.pdf.
517
DOUE L 302 de 1 de diciembre de 2000, pp. 57-60.
518
Con anterioridad a la transposición de la Directiva 2000/79, el personal de vuelo y el personal
de tierra se encontraban regulados en un mismo precepto, el antiguo artículo 14 RDJE. No obstante,
una vez se estableció una reglamentación más especí ca para el personal de vuelo, el personal de
tierra quedó relegado a un apartado diferente, el art. 14 bis, que establece normas especí cas para
estos trabajadores.
519
Estableciéndose un tiempo máximo de trabajo anual de 2000 horas, de las cuales el tiempo de
vuelo no puede exceder de 900 horas (Art. 14.3 RDJE) y un mínimo de 96 días libres al año, de los
cuales al menos 7 habrán de disfrutarse cada mes (Art. 14. 4 RDJE).
520
En efecto, la redacción actual del art. 14 señala que la regulación de la jornada y descansos a los
que se re eren los arts. 8 y 9 del RDJE será de aplicación conforme a lo dispuesto en el presente
artículo y en la forma en la que determinen los convenios colectivos y la normativa en vigor en
materia de seguridad aéreo; a diferencia de la regulación anterior que señalaba: en la forma en la que
determinen los convenios colectivos y la normativa en vigor. Vid. HERNANDO DE LARRAMENDI,
A: “Jornada en la aviación civil”, Relaciones Laborales, nº 2, 2005, pp. 1345-1350.
521
CÁMARA BOTIA, A: El contrato de trabajo aeronáutico, Civitas, Madrid, 1994, p. 27 y ss.
522
Flight time limitations en sus siglas en inglés.
523
De acuerdo con lo dispuesto en el art. 8 de la Ley 21/2003, de 7 de julio, de Seguridad Aérea
(LSA), las Circulares aeronáuticas son unos instrumentos jurídicos singulares que, con un
procedimiento similar a las Órdenes Ministeriales, complementan las normas reglamentarias y
brindan una mayor agilidad para dar respuesta los problemas planteados en seguridad dado el
dinamismo del sector aéreo. Estas circulares son especialmente técnicas y son aprobadas por la
Dirección General de la Aviación Civil (Vid. SANZ GANDASEGUI, F: “Las fuentes de Derecho
aeronáutico en el ordenamiento jurídico español” en MENÉNDEZ MENÉNDEZ, A (Dir.): La
Regulación de la industria aeronáutica, Civitas, 2016, pp. 57-86.
524
Accesible en: https://www.seguridadaerea.gob.es/media/4630347/circular_operativa_16b.pdf.
525
BOE nº 162, de 8 de julio de 2003.
526
Así, el TS en su sentencia de 9 de abril de 1992 dictada en materia de comercio marítimo, pero
trasladable al caso, cuestionaba la e cacia normativa de la Circular 9/1977, de 23 de junio, por el
mero hecho de no haber sido publicada en el BOE como se exige por las entonces aplicables Leyes
de Régimen Jurídico de la Administración del Estado (art. 27 y 29) y de Procedimiento
Administrativo (art. 132). Citando dicha sentencia, el TSJ de Islas Baleares en su sentencia de 26 de
junio de 2001 (rec. 686/2001) abordaba la problemática de las circulares aeronáuticas y señalaba que
“el problema podría surgir, no obstante, de la consideración legal que puede merecer la Circular 16-
B (…). Ciertamente las circulares no gozan de la consideración de reglamentos y no habiendo sido
publicadas en diario o cial adecuado, no obligan a terceros.
527
Real Decreto 1952/2009, de 18 de diciembre, por el que se adoptan requisitos relativos a las
limitaciones del tiempo de vuelo y actividad y requisitos de descanso de las tripulaciones de servicio
en aviones que realicen transporte aéreo comercial (BOE nº 24, de 28 de enero de 2010, pp. 7701-
7709).
528
Las materias que son analizadas por las inspecciones aeronáuticas se contienen en el modelo
estandarizado elaborado EASA en su instrucción de 18 de noviembre de 2015 (INST.RI.01/002)
disponible para su consulta en línea en:
https://www.easa.europa.eu/sites/default/ les/dfu/Inspecting%20instructions%20and%20PDFs%20-
%20Issue%202.pdf.
529
Consultar al respecto el reciente estudio publicado por EASA titulado “Effectiveness of Flight
Time Limitation (FTL)”:
https://www.easa.europa.eu/sites/default/ les/dfu/Report%20on%20effectiveness%20of%20FTL_ n
al.pdf.
530
Code de l’aviation civile, Section 5: Mesures de contrôle, Article D422-15:
https://www.legifrance.gouv.fr/af chCode.do;jsessionid=76AC567356711A8BE2C07DC6D6911B9
B.tplgfr32s_3?
idSectionTA=LEGISCTA000006177244&cidTexte=LEGITEXT000006074234&dateTexte=2000103
1
531
«A efectos del cómputo de horas extraordinarias, la jornada de cada trabajador se registrará día
a día y se totalizará en el período jado para el abono de las retribuciones, entregando copia del
resumen al trabajador en el recibo correspondiente».
532
«La jornada de los trabajadores a tiempo parcial se registrará día a día y se totalizará
mensualmente, entregando copia al trabajador, junto con el recibo de salarios, del resumen de todas
las horas realizadas en cada mes, tanto las ordinarias como las complementarias a que se re ere el
apartado 5. El empresario deberá conservar los resúmenes mensuales de los registros de jornada
durante un periodo mínimo de cuatro años. En caso de incumplimiento de las referidas obligaciones
de registro, el contrato se presumirá celebrado a jornada completa, salvo prueba en contrario que
acredite el carácter parcial de los servicios».
533
Sentencia núm. 207/2015.
534
Sentencia núm. 25/2016.
535
Sentencia núm. 77/2016.
536
Instrucción segunda.
537
Fundamento Jurídico segundo, párrafo segundo.
538
Fundamento Jurídico quinto, párrafo segundo.
539
Asunto C-55/18.
540
Considerando 48.
541
Considerando 51.
542
Localizable en http://www.mitramiss.gob.es/ cheros/ministerio/GuiaRegistroJornada.pdf.
543
Art.ículo 13.1.
544
Artículo 13.2.
545
M. ALONSO ARANA, “Incidencia del coronavirus en el ámbito laboral”, Aranzadi Digital,
núm. 1 (2020), p. 21.
546
Sentencia núm. 4086/2015
547
BOE núm. 294, de 06 de diciembre de 2018.
548
Sentencia núm. 144/2019.
549
El registro de la jornada de trabajo. Especial consideración de los sistemas de registro y su
impacto en materia de protección de datos.
https://www.ccoo.es/e5c4be55ac54bccf9eea9dbfa7f49901000001.pdf
550
Ibidem, pp. 5-6.
551
Ibidem, p. 7.
552
Ibidem.
553
Recurso de Suplicación núm. 183/2019.
554
Antecedente de hecho segundo.
555
Fundamento de Derecho cuarto.
556
Ibidem.
557
Ibidem.
558
Ibidem.
559
Ibidem.
560
BOE 4 febrero 2020, núm. 30. «Garantía y neutralidad del sistema de “Registro diario de
jornada”. Ambas partes acuerdan que la implantación de un sistema de “registro diario de jornada”
no supone alteración ni en la jornada ni en el horario de trabajo ni en los descansos, pausas y otras
interrupciones de trabajo de la plantilla de las empresas, que seguirá rigiéndose por las normas
legales y convencionales aplicables, así como por los pactos colectivos o contractuales que afecten a
cada persona trabajadora y por lo establecido en el calendario laboral que se publica cada año.
Además, el registro ha de ser objetivo, able y accesible, así como plenamente compatible con las
políticas internas orientadas a facilitar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, así como
con la exibilidad en la distribución del tiempo de trabajo, adecuación de jornada y prestación de
servicios en modelo de teletrabajo, trabajo en remoto o a distancia y otras similares, todo ello en los
términos que puedan estar establecidos en los pactos colectivos o contractuales aplicables a la
persona trabajadora».
561
BOE 30 enero 2020, núm. 26. El artículo 41 establece que «durante todo el tiempo que se esté
teletrabajando, el trabajador seguirá reportando las horas de trabajo». Asimismo, en cuanto a la
jornada en el marco del teletrabjo, indica que «la jornada y horario laboral, así como el calendario
laboral anual aplicable, serán los establecidos con carácter general para la unidad funcional a la que
pertenece el trabajador [y] en cualquier caso, el trabajador deberá estar trabajando y disponible «on
line» durante las horas de presencia obligatoria que señala el calendario laboral aplicable».
562
BOE 18 octubre 2019, núm. 251. Su artículo 43 señala que «el horario de teletrabajo previsto
será aquel que permita al empleado desempeñar las funciones propias de su puesto de trabajo. Se
permite una exibilidad de horario, en función de la actividad y compromisos profesionales propios
del puesto de trabajo, que deberá estar siempre basada en acuerdos previos entre el empleado y su
supervisor, en el marco de la legislación y del Convenio Colectivo vigentes. Para las funciones de
asistencia técnica a clientes, soporte IT u otras que requieran la prestación de un servicio en un
horario determinado, éste deberá cumplirse».
563
Recurso de Suplicación núm. 272/2019.
564
Fundamento de Derecho tercero.
565
Ibidem.
566
Localizable en
http://www.mitramiss.gob.es/itss/ITSS/ITSS_Descargas/Atencion_ciudadano/Criterios_tecnicos/CT_
101_2019.pdf.
567
L. MELLA MÉNDEZ, “Los retos de la prevención de riesgos laborales ante la digitalización de
la empresa y las nuevas formas de trabajo: puntos críticos”, Revista Española de Derecho del
Trabajo, núm. 229 (2020), p. 21.
568
«Los trabajadores tienen derecho a la intimidad en el uso de los dispositivos digitales puestos a
su disposición por el empleador, a la desconexión digital y a la intimidad frente al uso de dispositivos
de videovigilancia y geolocalización en los términos establecidos en la legislación vigente en materia
de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales».
569
Número de recurso 115/2019.
570
Fundamento de Derecho cuarto.
571
Recurso de Suplicación núm. 5609/2018.
572
Hechos.
573
Módulo especial 2019, datos sobre Organización y duración de la jornada laboral. Localizable
en https://www.ine.es/jaxi/Datos.htm?
path=/t22/e308/meto_05/modulo/base_2011/2019/& le=01011.px#!tabs-gra co
574
Cuestionando la urgente necesidad de la reforma, IGARTUA MIRÓ, M. T.: “Conciliación y
ordenación exible del tiempo de trabajo. La nueva regulación del derecho de adaptación de jornada
ex art. 34.8 ET”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, n. 53, 2019,
pp. 67 y 68.
575
SSTS de 13 de junio de 2008, rec. 897/2007; 18 de junio de 2008, rec. 1625/2007; 19 de
octubre de 2009, rec. 3910/2008; y 20 de octubre de 2010, rec. 3501/2009.
576
SSTSJ de Canarias de 16 de octubre de 2012, rec. 766/2010; de Andalucía de 1 de febrero de
2018, rec. 4108/2017; y de Madrid de 28 de noviembre de 2018, rec. 971/2018.
577
STSJ de Cataluña de 29 de septiembre de 2011, rec. 4097/2010.
578
Buena prueba del debate abierto acerca de la e cacia del derecho a la adaptación de jornada a
partir de la anterior redacción del art. 34.8 ET es la concurrencia de dos sentencias del Tribunal
Constitucional que, sorprendentemente, llegaron a soluciones parcialmente diferentes respecto a
sendas pretensiones de adaptación fundadas en el mencionado precepto: SSTC 24/2011, de 14 de
marzo y 26/2011, de 14 de marzo.
579
STSJ de Andalucía de 4 de abril de 2019, rec. 470/2019.
580
Desde la reforma operada en el año 2012, el art. 34.8 ET aludía a “la utilización de la jornada
continuada, el horario exible u otros modos de organización del tiempo de trabajo y de los
descansos”.
581
La reforma del art. 34.8 ET se acoge al criterio de la Directiva 2019/1158, que tampoco
prescribe el parentesco como requisito. La norma europea reconoce como titulares del derecho a
solicitar fórmulas de trabajo exible tanto a los trabajadores con hijos de hasta una edad determinada,
como a los cuidadores (art. 9.1). Precisamente, el art. 3.1.d) de ne “cuidador” como el “trabajador
que dispensa cuidados o presta ayuda a un familiar o a una persona que viva en el mismo hogar que
el trabajador”.
582
LÓPEZ BALAGUER, M.: “El derecho a la adaptación de jornada y forma de trabajo por
conciliación de la vida laboral y familiar tras el Real Decreto-Ley 6/2019”, Revista de Trabajo y
Seguridad Social. CEF, n. 437-438, 2019, p. 101.
583
PASTOR MARTÍNEZ, A.: “Las medidas laborales del Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de
marzo, de medidas urgentes para garantía de la Igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y
hombres en el empleo y la ocupación: un paso hacia la efectividad de la igualdad de trato y de
oportunidades desde la corresponsabilidad”, IUSLabor, n. 1, 2019, p. 207.
584
SSTC 3/2007, de 15 de enero y 26/2011, de 14 de marzo.
585
SJS de Valladolid de 22 de noviembre de 2019, rec. 667/2019.
586
NIETO ROJAS, P.: “La adaptación de jornada por necesidades de conciliación de la vida
familiar en el RD Ley 6/2019. El derecho reconocido en el art. 34.8 ET y los límites a su ejercicio”,
en AA. VV.: Tiempo de reformas. En busca de la competitividad empresarial y de la cohesión social,
DE LA PUEBLA PINILLA, A. Y MERCADER UGUINA, J. R. (dirs.), Tirant lo Blanch, Valencia,
2019, p. 268. En el mismo sentido, LOUSADA AROCHENA, J. F.: “Maternidad y conciliación en el
trabajo por cuenta ajena tras el Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo: una primera aproximación”,
Revista Derecho Social y Empresa, n. 11, 2019, p. 22.
587
LÓPEZ BALAGUER, M., “El derecho a la adaptación de jornada y forma de trabajo…”,
op. cit., pp. 110 y 111.
588
Piénsese, por ejemplo, en la recuperación de la dolencia que impedía a la persona valerse por sí
misma y necesitaba, por tanto, los cuidados del solicitante de la adaptación de jornada.
589
LÓPEZ BALAGUER, M., “El derecho a la adaptación de jornada y forma de trabajo…”,
op. cit., p. 112. En contra, IGARTUA MIRÓ, M. T., “Conciliación y ordenación exible del tiempo
de trabajo…”, op. cit., p. 90, descartando que el empresario pueda denegar la petición del trabajador,
ya que la adaptación no debe considerarse de nitiva si éste no lo desea, excepción hecha del supuesto
en que quisiera regresar a sus anteriores condiciones de trabajo antes del tiempo jado.
590
BARRIOS BAUDOR, G. L.: “Adaptación de la jornada de trabajo por motivos de conciliación
de vida familiar y laboral”, Revista Aranzadi Doctrinal, n. 9, 2019, BIB 2019\8340.
591
Un análisis de las previsiones convencionales en MORÁN ROA, S.: “La conciliación de la vida
laboral y familiar a través de la adaptación de la jornada: una herramienta para la igualdad de género
y la productividad”, Revista de Trabajo y Seguridad Social, CEF, n. 431, 2019, pp. 205-209.
592
Algo que, por otra parte, no es nuevo en la legislación laboral pues, por citar tan sólo un
ejemplo, el art. 23.2 ET incorpora la misma previsión cuando encomienda a la negociación colectiva
los términos del ejercicio de los derechos de promoción y formación profesional.
593
STSJ de Canarias de 15 de diciembre de 2017, rec. 1249/2017.
594
IGARTUA MIRÓ, M. T., “Conciliación y ordenación exible del tiempo de trabajo…”, op. cit.,
pp. 84, 85 y 96.
595
LÓPEZ BALAGUER, M., “El derecho a la adaptación de jornada y forma de trabajo…”,
op. cit., pp. 113 y 114.
596
BLASCO JOVER, C.: “La nueva con guración del permiso por lactancia y del derecho a la
adaptación de jornada tras el Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para la
igualdad de mujeres y hombres en el empleo y la ocupación”, Revista Internacional y Comparada de
Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, vol. 7, n. 2, 2019, p. 69.
597
PASTOR MARTÍNEZ, A., “Las medidas laborales del Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de
marzo…”, op. cit., p. 207.
598
BARRIOS BAUDOR, G. L., “Adaptación de la jornada de trabajo por motivos de
conciliación…”, op. cit. Para el autor, no quiere decirse que existiendo previsión colectiva no puedan
alcanzarse después pactos individuales. De existir previsión convencional, los posibles acuerdos
individuales han de respetar siempre lo previsto en la negociación colectiva.
599
STSJ Andalucía de 1 de febrero de 2018, rec. 4108/2017.
600
La SJS de Badajoz de 16 de septiembre de 2019, rec. 577/2019, reprocha la mera alegación de
la escolarización de la hija, sin ninguna otra circunstancia relevante, como motivo para justi car la
solicitud de adaptación de jornada.
601
También es éste el parecer de LOUSADA AROCHENA, J. F., “Maternidad y conciliación en el
trabajo por cuenta ajena tras el Real Decreto-Ley 6/2019…”, op. cit., p. 23.
602
Aunque el precepto no incorpora exigencia temporal alguna en cuanto a la emisión de la
respuesta empresarial, se ha defendido que debe producirse al nal del proceso negociador, sin
solución de continuidad. IGARTUA MIRÓ, M. T., “Conciliación y ordenación exible del tiempo de
trabajo…”, op. cit., p. 89.
603
STSJ de Madrid de 5 de abril de 2019, rec. 1058/2018.
604
De no cumplirse estas exigencias y no esgrimirse una razón organizativa su ciente, el art. 34.8
ET en relación con el art. 139 de la LRJS le da “mejor posición a la mujer trabajadora titular de un
derecho-expectativa a la adaptación de jornada”. STSJ de Andalucía de 21 de noviembre de 2019,
rec. 2860/2019.
605
La SJS de Madrid de 26 de noviembre de 2019, rec. 1107/2019, resulta ilustrativa pues resuelve
un supuesto en el que no consta de manera concreta y clara que la empresa hubiera abierto un
proceso de negociación, sino que directamente denegó la propuesta pretextando que “hasta que no
dispongamos de más información para estudiar debidamente su caso, se le deniega temporalmente su
petición”.
606
En la STSJ de Galicia de 17 de enero de 2020, rec. 5321/2019, no se apreció la necesidad
conciliatoria invocada por una trabajadora que pretendía no trabajar viernes, sábados ni domingos,
con el n de que su hija pudiese estar con el núcleo familiar completo, esto es, madre y padre, el cual
no trabajaba esos días. En la resolución se asevera que “el deseo legítimo de convivir los tres, padre,
madre e hija el n de semana no es una necesidad de conciliación laboral y familiar que justi que la
concreción solicitada”.
607
Entre tales razones, cabría pensar en turnos de mayor o menor actividad, modalidades de
horario laboral vigentes, adscripción de trabajadoras a uno u otro horario, cambios en los medios o
métodos de trabajo, así como aumento o disminución de clientela. STSJ de Galicia de 22 de julio de
2019, rec. 1992/2019.
608
STSJ de Andalucía de 21 de noviembre de 2019, rec. 2860/2019.
609
Por razones obvias, no cabe alegar perjuicio para estas necesidades organizativas si la opción
solicitada por el trabajador está prevista en el propio acuerdo de conciliación que existe en la
empresa. STSJ de Galicia de 28 de mayo de 2019, rec. 1492/2019.
610
En el supuesto que da lugar a la SJS de Santa Cruz de Tenerife de 7 de octubre de 2019, rec.
853/2018, se constata que hay una mayor a uencia de público en el centro comercial por la tarde,
desde las 18:00 hasta las 20:30 horas; sin embargo, no puede entenderse que ésa sea una causa que
justi que la denegación de la concreción solicitada dado que en las propuestas ofrecidas por la
empresa a la trabajadora, sólo se requiere su presencia en esa franja horaria en dos de las seis
propuestas.
611
STSJ de Canarias de 12 de marzo de 2019, rec. 1596/2018.
612
En alguna ocasión se han llegado a ponderar no sólo los intereses del trabajador y de la
empresa, sino también de los compañeros del solicitante de la adaptación. Consúltese al respecto la
SJS de Gijón de 29 de agosto 2019, rec. 380/2019.
613
STSJ de Andalucía de 21 de noviembre de 2019, rec. 2860/2019.
614
STSJ de Galicia de 28 de mayo de 2019, rec. 1492/2019.
615
STSJ de Andalucía de 1 de febrero de 2018, rec. 4108/2017.
616
AGUSTÍ MARAGALL, J.: “El derecho de adaptación de jornada ex art. 34.8 ET después del
Real Decreto-Ley 6/2019. La cuestión de la corresponsabilidad en su reconocimiento”, Revista
Jurisdicción Social, n. 199, 2019, p. 32.
617
La STSJ de Galicia de 28 de mayo de 2019, rec. 1492/2019, asevera que la trabajadora no tiene
nada que acreditar en relación a si los abuelos –y mucho menos terceros ajenos a la familia– están
disponibles o no. En concreto, a rma que “es un hecho notorio la importancia de los abuelos en la
sociedad actual, y el importante soporte que son tanto para sus hijos como para sus nietos; pero la
patria potestad, con todos los deberes y facultades que comporta, le corresponde a los padres”.
También descarta que recaiga en el trabajador la exigencia de demostrar la imposibilidad de
conciliación acudiendo a otros mecanismos, como actividades extraescolares o servicio de comedor.
618
AGUSTÍ MARAGALL, J., “El derecho de adaptación de jornada ex art. 34.8 ET después del
Real Decreto-Ley 6/2019…”, op. cit., p. 35.
619
SSJS de Cáceres de 15 de julio de 2019, rec. 211/2019; de Gijón de 29 de agosto de 2019, rec.
380/2019 y de Pamplona de 20 de noviembre de 2019, rec. 685/2019.
620*
Vinculado a los Proyectos Inclusión de personas con discapacidad intelectual en el ámbito
laboral: balance y propuestas, Proyecto I+D+I Retos Investigación, 2019-21 Programa Estatal e
Instrumentos y estrategias para la inserción laboral de personas con discapacidad intelectual, Ref
AICO 2019/167 (GV) Generalidad de Valencia, 2019-20, IP de ambos F. J. Fernández Orrico.
621
Esta tónica comienza lentamente a cambiar en normas europeas, sirvan de ejemplo los
pequeños guiños de la Directiva 2019/1158 relativa a la conciliación, que más adelante se recoge, al
mencionar al progenitor con una discapacidad.
622
Lo que supone 43 y 40 puntos respectivamente por debajo de la población sin discapacidad,
Datos del INE “El empleo de las personas con discapacidad. Año 2018”, publicado 18/12/2019.
623
Materia abordada por los arts. 30, 33, 38 y 40, entre otros, de la Ley de empleo. A la que
también se re ere el art. 37 LGDPCD, que da un tratamiento de igualdad al empleo protegido,
ordinario y el empleo autónomo de las PCD.
624
Como ha puesto de mani esto el TS al declarar que incurre en ultra vires el art. 4.2
RDLegislativo 1/2013 por exceso en la delegación legislativa, que sólo puede serlo a los efectos de
esta ley y no a todos los efectos (variados y muy heterogéneos del reconocimiento del grado de
discapacidad del 33%), en Sentencia de 29 noviembre 2018, no pudiendo equiparar el
reconocimiento de una pensión de incapacidad laboral en sus grados total, absoluta o gran invalidez
con toda discapacidad.
625
Es relevante el número de discapacitados perceptores de prestaciones de incapacidad o aquellos
que fueron reconocidos como dependientes al amparo de la Ley 39/2006, estos forman el núcleo de
los discapacitados activos, compatibilizando prestaciones e ingresos del trabajo. Esta idea en
SERRANO ARGÜELLO N. (2016), “La protección a los discapacitados en el trabajo: del
perfeccionamiento legal a sus últimos avances a través de la jurisprudencia comunitaria”, en AAVV:
Estudios y comentarios jurisprudenciales sobre discapacidad, pp. 312-313.
626
La más relevante fue la Ley 13/1982, LISMI, que incorporaba la cuota de reserva, RLE de
discapacitados. Son ilustrativas sus exposiciones de motivos.
627
Con los precedentes de las Convenciones sobre la igualdad de 1971 y 1975 que ya se re rieron
al rasgo de la discapacidad.
628
Primero con la rápida transposición de la Directiva mediante la Ley 62/2003, después gracias a
la Ley 26/2011 que adapta a nuestro ordenamiento a la Convención de Naciones Unidas, luego
refundidas casi todas las normas en el RDLegislativo 1/2013 regulador mediante una Ley General los
Derechos de las personas con discapacidad y su inclusión social.
629
Ya hemos tenido ocasión de observar sobre esta cuestión que el empleo protegido, otrora
preferente, es casi la única vía real de integración laboral de PCD, SERRANO ARGÜELLO N.
(2016), cit., p. 324.
630
Aun parece lejano el tratamiento jurídico con la terminología emergente de diversidad funcional
a la que aluden algunos autores, instituciones y asociaciones.
631
Por todos, DE FUENTES GARCÍA-ROMERO DE TEJADA C. (2015), La inserción laboral de
las personas con discapacidad mental, Tesis doctoral, pp. 219 y ss., el autor reclama un mínimo de
experimentación para la PCD adecuada a sus necesidades especí cas del puesto de trabajo y una
regulación de este instituto que sirva a los intereses de ambas partes cuando de una PCD mental se
trata.
632
A la que a veces no ayudan reglas que, por ejemplo, en los contratos formativos permiten
alargar los periodos de integración laboral, o que admiten las contrataciones temporales
extraordinarias de fomento del empleo de la PCD en vez de estimular la estabilidad en el empleo de
la PCD.
633
Algunos de los preceptos de Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su
inclusión social que se aprueba por RDLegislativo 1/2013 (LGDPCD) deberían incorporarse al ET,
en particular los arts. 35 a 52 referidos al trabajo de la PCD.
634
De la que un nuevo exponente es el RDL 3/2020, que traspone al ordenamiento interno diversas
Directivas relativas a la contratación pública en determinados sectores (agua, energía, transportes y
servicios postales) y la adjudicación de contratos de concesión, por ejemplo cuando en su art. 65
permite reservar contratos o lotes con un porcentaje de trabajadores discapacitados de al menos el
30%, el art. 66 al jar entre las características sociales del contrato la integración de PCD e inserción
sociolaboral, o pudiendo establecer como criterio de desempate tener en plantilla un mayor
porcentaje de discapacitados que el que le exige la normativa y entre éstos de mayor porcentaje de
jos o, en n, las ideas contenidas en el art. 105 en relación a la ejecución del contrato bajo lo que se
denomina “condiciones de carácter social”: hacer efectivos los derechos de las PCD recogidos en la
Convención de Naciones Unidas, contratar un número de PCD superior al exigible conforme a la
legislación nacional o también promover el empleo de personas con especiales di cultades de
inserción en el mercado laboral citándose expresamente a las PCD y el art. 106 sobre información de
las entidades y los licitadores de las obligaciones del empleo y de condiciones de trabajo, cuando se
impone la obligación de contratar a un porcentaje especí co de personas con discapacidad.
635
La aptitud es decisiva para el desempeño del trabajo de la PCD. Por el contrario el considerando
17ª Directiva 2000/78 recuerda que no será posible desempeñar el puesto por persona no competente,
no capacitada o disponible para el desempeño de las tareas fundamentales del puesto de trabajo,
aquellas personas que no poseen las capacidades necesarias o careciendo de aptitud y existiendo
razón objetiva y justi cada en relación con las exigencias objetivas de interés general, sea necesaria y
no constituya carga desmesurada, así STJUE 22 mayo de 2014, C-356/12.
636
Lo veremos en relación con estudio del tiempo de trabajo pero esta falta de protección se
observa en el momento del despido en buena parte de las regulaciones del despido objetivo del art. 52
ET, la recogida en la letra a) despido por ineptitud, y la recientemente derogada letra d) despido por
absentismo (derogada por RDLey 4/2020, de 18 de febrero); también en la letra b) por la falta de
adaptación al cambio si al trabajador discapacitado no se le ofrecen reglas que prolonguen los
tiempos (exigidos a los trabajadores ordinarios) y tengan en cuenta los apoyos recibidos. En todo
caso ya se ha anunciado que en ocasiones estas regulaciones corren el riesgo de encubrir
discriminaciones indirectas para las personas con discapacidad en tanto en cuanto de su situación y
salud puede derivar la alteración de la capacidad de trabajo si no se atiende a la PCD.
637
Art. 5 de la Directiva 2000/78/CE.
638
Correlativamente deberían modularse igualmente el poder disciplinario y las facultades
sancionadoras así como el régimen premial de la empresa atendiendo a la discapacidad.
639
Reconocimiento tardío que apareció con la Ley 3/2012 (art. 40.3 ter), hoy el apartado 5º del
art. 40 ET.
640
Aunque se llama a la negociación colectiva por el art. 40.7 ET y debiera hacerlo directamente el
legislador estableciendo una prioridad.
641
Art. 51.5 ET, hemos sostenido que igualmente habría de extenderse a suspensiones y
reducciones del art. 47 ET, SERRANO ARGÜELLO N., cit., p. 326.
642
Las PCD presentan problemas en cuanto a las altas tasas de temporalidad (muy acentuada, en
especial d en las nuevas contrataciones) y a las mayores contrataciones a tiempo parcial (superior a la
de los trabajadores sin discapacidad), visibles en las estadísticas.
643
Art. 40 LGDPCD, anterior art. 37 bis de la LISMI.
644
Comentada por CUBA VILA B. (2014), “Acerca de la Sentencia del Tribunal de Justicia de 11
de abril de 2013: diferencia de trato por discapacidad. Medidas de ajuste razonable”, IL 3/2014.
645
Considerando 20 que re eja: “es preciso establecer medidas adecuadas, es decir, medidas
e caces y prácticas para acondicionar el lugar de trabajo en función de la discapacidad, por
ejemplo adaptando instalaciones, equipamientos, pautas de trabajo, asignación de funciones o
provisión de medios de formación o encuadre”.
646
Recordemos que el precepto se re era a las medidas para prevenir o compensar las desventajas
ocasionadas por la discapacidad que deben adoptarse, éstas podrán ser acciones positivas, así como la
obligación de realizar ajustes (razonables) tanto de adaptación como de accesibilidad.
647
Arts. 17.2 ET y 42 LGDPCD.
648
La redacción vigente de 2019, es restringida, se re ere en exclusiva a la conciliación de la vida
familiar y laboral, la previa era más acertada y además acorde con el Derecho social europeo de ya
que citaba también la conciliación de la vida personal de los trabajadores. También ha quedado en
papel mojado la racionalización de los horarios en aras a la conciliación a que se refería la DA 17ª de
la Ley 3/2012.
649
Los juzgados ya empiezan a reconocer, con apoyo en el art. 34.8 ET, derechos de adaptación
horaria y conciliación que superan los previstos por el art. 37 ET (en distintos apartados 4º, 5º, 6º, 8º
y otros), como por ejemplo la SJLS nº de Valladolid de 22 de noviembre de 2019, creemos que esa
misma interpretación debe extenderse a la PCD. Téngase presente que para este ensanchamiento de
los derechos de adaptación de jornada también se puede encontrar el apoyo en el art. 9 de la Directiva
2019/1158/UE, de 20 de junio, referido a fórmulas de trabajo exible, pero hay varios inconvenientes
(1) se re ere a cuidadores “para ocuparse de sus obligaciones de cuidado”, (2) parece que se cierra a
hijos de hasta una edad determinada –lo que entroncaría con las limitaciones del art. 37.6 ET que si
bien mejora la directiva de 8 a los 12 años no contempla otras necesidades- y (3) no menciona en su
literalidad a otras personas distintas de los hijos, no a los discapacitados a cargo, ni tampoco cuando
el trabajador discapacitado sea el necesitado de la adopción de estas medidas de trabajo exible.
650
Considerandos 7, 20 y 21.
651
Completado por los arts. 4 y 5 de la Convención.
652
Adviértase que nuestra LGDPCD recoge dos de niciones una de discapacidad en el art. 2. a) y
otra de personas con discapacidad en el art. 4.1, siendo más preciso el último de los preceptos pues
apunta las de ciencias de las personas (físicas, mentales, intelectuales o sensoriales).
653
Anexo I párrafo 20 de la Directiva Marco 89/391/CEE, al recoger concretas llamadas a la
organización de los lugares de trabajo atendiendo a los trabajadores con discapacidad y mencionando
algunas barreras (puertas, pasillos, escaleras, lavabos).
654
Indudablemente para evitar que el coste económico suponga esa carga excesiva es
imprescindible el incentivo y las ayudas directas de la Administración y el criterio de medición serán
estas ayudas y los costes nancieros, la dimensión de la empresa y su volumen de negocios.
655
Identi cado como el ejemplo más paradigmático del cambio de concepción de la discapacidad
por GUTIÉRREZ COROMINAS D. (2019), “La adaptación de la extinción por la ineptitud
sobrevenida del trabajador con discapacidad a la Convención Internacional de los Derechos de las
personas con discapacidad: ¿Una cuestión pendiente?”, Rev. Relaciones Laborales nº 3, p. 1 versión
electrónica.
656
STJUE 11 de abril de 2013, en la resolución 22 de mayo de 2014, caso Glatzel, incide en que
discapacidad y enfermedad son dos nociones diferentes pero intercomunicadas.
657
La STJUE de 11 de abril de 2013, asuntos acumulados C-335 y 337/11, HK Danmark, abre la
puerta a la enfermedad, asimilando determinados supuestos de enfermedad al concepto de
discapacidad, así acoge la Convención de Naciones Unidas tratando la discapacidad como un
concepto dinámico.
658
A la que apuntan las estadísticas laborales y el observatorio de PCD.
659
Parafraseado el art. 1 de la Convención de 2006.
660
Directiva 2010/18 de 8 de marzo, Acuerdo marco revisado sobre el permiso parental, que citaba
la necesidad de regulación de permisos parentales en caso de hijos con discapacidad (considerando 3)
y sus especiales necesidades (considerando 17).
661
Considerando 37 y art. 5.8, que al regular el permiso parental llama a los EEMM a atender a las
singularidades para los progenitores con una discapacidad, si fueran necesarias, y la posible
regulación en este (y otros) casos de adaptación de las condiciones de acceso y modalidades
detalladas del permiso.
662
Como la no discriminación por razón de sexo.
663
Y todas estas cuestiones vinieron expuestas en la Ley 3/2012 (DF 12ª punto 3, DF 16ª) y es
necesario retomarlas, porque sigue siendo necesaria una labor más incisiva del legislador en favor de
la inclusión laboral de las PCD.
664
Se recogía en el III AENE 2015-2017 respecto de los ajustes razonables para la correcta
adaptación del puesto de trabajo en atención a la discapacidad.
665
Párrafo 55 STJUE 11 abril 2013.
666
Que va más allá de la fácil derogación del apartado d) del art. 52 ET que se produjo por el RD-
Ley 4/2020 y posterior Ley 1/2020.
667
En relación con la extinción la STS de 22 de febrero de 2018 pone de mani esto este control,
siendo obligado examinar si se realizaron los pertinentes ajustes en cada caso; teniendo en cuenta que
de este pronunciamiento deriva la necesidad de ir analizando escalón a escalón (agotando las medidas
y adaptaciones posibles y exigibles al empresario y el cumplimiento de la obligación de ajuste
razonable) antes de dictaminar si la medida empresarial es conforme al ordenamiento jurídico y no es
discriminatoria para el trabajador y que en todo caso declarar una falta de aptitud para el trabajo de la
persona con discapacidad (al albur del art. 4 ET y los arts. 52 ET y 51) sólo es posible cuando
previamente se pusieron los medios para la adaptación del puesto de trabajo, lo que hace que se
interprete que la medidas extintivas son subsidiarias de estos ajustes razonables y si no hubo ajustes
la resolución judicial puede apreciar discriminación por razón de discapacidad y por la tanto también
la nulidad del despido.
668*
Este trabajo se realiza en el contexto del programa José Castillejo para estancias de movilidad
en el extranjero para jóvenes doctores, referencia CAS19/00088 en la Universidad de Burdeos,
durante los meses de febrero a abril de 2020 y del proyecto RTI2018-099337-B-C21
“Transformaciones del trabajo en la economía digital: condiciones económicas y sociales para una
transición justa”.
669
LEROUGE, L., “Droit du travail, TIC et risques psychosociaux: état des lieux”, en FELIO, C. y
LEROUGE, L.(dir.), « Les cadres face au TIC: enjeux et risques psychosociaux au travail ».
L’Harmattan. 2075. P. 17
670
DOE L299 de 18.11.2003
671
TRILLO PARRAGA? F.J., “La construcción social y normativa del tiempo de trabajo:
identidades y trayectorias laborales”. Lex Nova. 2010, p. 119
672
DOCE n°183, 29.6.1989
673
Comité Europeo de Derechos Sociales. Resolución 7/2005 de 4 de mayo a propósito de la
reclamación colectiva núm. 16/2003 de CFE-CGC (Francia).
674
BARTHÉLEMY, J., CETTE, G., “Travailler au XXIº siècle”. Odile Jacob. 2015, parrainé par
Terra Nova et l’Instiyut d’entreprise
675
STJUE 21 de febrero 2018, C– 518/15
676
STSJ Cataluña 17 de octubre 2018, rec. 3681/2018, STS 19 de noviembre d 2019
(rec.1249/2017)
677
Recurrida en casación
678
Para profundizar https://forodelabos.blogspot.com/2020/02/con ictos-derivados-de-la-
implantacion.html y http://www.eduardorojotorrecilla.es/2020/02/la-sentencia-del-cafe-y-del-
cigarrillo.html
679
Ordonnance n° 82-41 du 16 janvier 1982 relative à la durée du travail et aux congés payés
680
Loi Aubry. Loi n°2000-37 de 19 de janvier relative à la réduction négociée du temps de travail.
681
Loi du 21 août 2007 en faveur du travail, de l’emploi et du pouvoir d’achat
682
Code du travail: articles L3151-1 à L3151-4
683
Loi no 2016-1088 du 8 août 2016 relative au travail, à la modernisation du dialogue social et à
la sécurisation des parcours professionnels
684
Loi no 2015-990 du 6 août 2015 pour la croissance, l’activité et l’égalité des chances
économiques
685
BOULIN, J.Y., LESNARD, I., “Les batailles du dimanche”. PUF 2017
686
SAUTORY, O., ZILLONIZ, S., “Les rythmes de travail en 2010”. DARES, Documentation
d’études, nº 180. Abril 2014
687
Institut National de la statistique et des études économiques
688
EUROFOUND, 6th European working conditions survey->Overview report, 2016, Publication
of ce of the European Union
689
Confédération française démocratique du travail
690
BOULIN, J.Y., “Quelles avancées depuis les lois Aubry?” en Cadres, Le temps en désequilibre,
nº 452, diciembre 2012
691
ESPING ANDERSEN, G., “Les trois mondes de l’État providence. Essai su le capitalisme
moderne”. 2007. PUF
692
EUROFOUND, 2016, op. cit.
693
ANXO, D., BOULIN, J.Y., “Working time patterns for sustanaible work”. 2017. Eurofound.
Publication Of ce of the European Union.
694
Centre d’analyse stratégique (CAS), Direction Générale du Travail (DGT), « L’impact des TIC
sur les conditions de travail ». La Documentation française, Coll, Rapports et documents. 2012. Num.
49
695
SUPIOT, A., “Les nouveaux visages de la subordination”. Droit Social. Febrero 2000. Pp 131-
145
696
RODRIGUEZ ESCANCIANO, S. “Posibilidades y límites en el control de los correos
electrónicos de los empleados públicos a la luz de la normativa de protección de datos”. Revista
Vasca de Gestión de Personas y Organizaciones Públicas. N°16.2019. pp. 110-127
697
BALLESTER PASTOR, M.A. “La exibilidad en la gestión del tiempo de trabajo: jornada y
distribución del tiempo de trabajo” Revista de Derecho Social, 62. 2013
698
RAMOS QUINTANA, M.I, « Tiempo de trabajo y conciliación de vida personal, familiar y
laboral: riesgos psicosociales emergentes”, en VVAA “Salud en el trabajo y riesgos laborales
emergentes”. Bomarzo.2013. p. 90
699
VALLECILLO GÁMEZ, Mª R., “El derecho a la desconexión ¿novedad digital o esnobismo del
viejo derecho al descanso?”, en Revista de Trabajo y Seguridad Social CEF, 408, 2017 y PEREZ
CAMPOS? A.I. “La desconexión digital en España: ¿un nuevo derecho laboral?” Anuario Jurídico y
Económico Escurialense, LII, 2019 101-124 / ISSN: 1133-3677
700
http://www.rtve.es/noticias/20180206/patronal-del-metal-mayor-sindicato-aleman-acuerdan-
alza-salarial-mas-del-4/1675080.shtml
701
REHN, G. “Vers une société du libre choix. Temps de travail et temps de loisir”, Droit Social,
nº 7-8. Juillet-août 1978
702
France Stratégie estableció esta expresión a propósito de la puesta en marcha de la Cuenta
Personal de Actividad (CPA). FRANCE Stratégie, “Le compte personnel d’activité, de l’utopie au
concret”. 2015
703
ROSA, H., « Résonance. Une sociologie de la relation au monde ». La Découverte, 2018.
704
LEROUGE, L., “Droit du travail, TIC et risques psychosociaux: état des lieux”, op. cit. p. 21
705
BESNARD, D.; BOISSIÈRES, I.; DANIELLOU, F.; VILLENA, J., “La culture de securité.
Comprendre pour agir”. Foncsi. 2017. Les cahiers de la securité industrielle
706*
No existen proyectos de investigación en los que insertar la comunicación.
707
STSJ Madrid nº 471/2002, de 13 septiembre de 2002 (AS 2002\3346) Vid. ALZAGA RUIZ, I.:
“Artículo 6. Trabajo de los menores”, en AA.VV. (CRUZ VILLALÓN, J., GARCÍA-PERROTE
ESCARTÍN, I. GOERLICH PESET, J. M.: y MERCADER UGUINA, J. R. Dirs.): Comentarios al
Estatuto de los Trabajadores, Lex Nova, 2º ed., Valladolid, 2012, pp. 76 y 77.
708
La disposición derogatoria de la LPRL mantiene vigente el Decreto de 26 de julio de 1957 en
los aspectos relativos al trabajo de menores hasta que el Gobierno desarrolle una nueva normativa.
Vid., MONTOYA MELGAR, A.: “Trabajo de los menores”, en MONTOYA MELGAR, A.,
GALIANA MORENO, J. M., SEMPERE NAVARRO, A., V., RÍOS SALMERÓN, B.: Comentarios
al Estatuto de los Trabajadores, Thomson Aranzadi, Navarra, 2008, p. 62 a 64. pp. 62 y 63.
709
CÁMARA BOTÍA, A.: “Viejas y nuevas perspectivas sobre el trabajo infantil”, Revista
Española de Derecho del Trabajo, nº 122, 2004, pp. 227 a 246, p. 237.
710
APILLUELO MARTÍN, M.: La relación de trabajo del menor de edad, CES, Madrid, 1999.
p. 88. Por su parte LÓPEZ CUMBRE L.: “El trabajo prohibido”, en DE LA VILLA GIL L. E.:
(Coord.) El Trabajo, Ceura. Madrid, 2011, p. 431, de ne el trabajo permitido, diferenciándolo del
trabajo prohibido en dos sentidos. En el caso del precepto 6.4 ET nos quedamos con la segunda de las
de niciones que explica el trabajo permitido como aquél que “requiere la existencia de una norma
que permita la acción de que se trata”. En el caso del trabajo permitido a menores en espectáculos
públicos las normas que lo permiten son el artículo 6.4 del ET y el artículo 2 del RD 1435/1985.
711
LÓPEZ CUMBRE, L.: “El trabajo prohibido”, cit., p. 442.
712
MONTOYA MELGAR, A.: “Trabajo de los menores”, cit., p. 64.
713
Artículo 322 del Código Civil de 25 de Julio de 1889:“El mayor de edad es capaz para todos los
actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en casos especiales por este Código”.
714
ALZAGA RUIZ, I.: “Artículo 6. Trabajo de los menores”, en AA.VV. (CRUZ VILLALÓN, J.,
GARCIA PERROTE ESCARTÍN, I., GOERLICH PESET, J. M. y MERCADER UGUINA, J. R.
(Dirs.): Comentarios al Estatuto de los Trabajadores, Lex Nova, 2ª ed., Valladolid, 2012, p. 76,
distinguiendo entre el contenido del artículo 6.1 y el artículo 7 que el artículo 6.1 “no se trata de una
mera falta de capacidad para contratar (artículo 7), sino de una prohibición genérica de que el menor
de dieciséis años preste servicios por cuenta ajena”.
715
Esta labor del estudio sobre la armonización entre las normas civiles y laborales en torno a la
capacidad de los menores de edad la lleva a cabo RAVETLLAT BALLESTÉ, I.: “Prestaciones
personales del menor de edad (Legislación civil y laboral)”Aranzadi Social, nº 9, 2013, pp. 199-221.
716
APILLUELO MARTÍN, M.: La relación de trabajo del menor de edad, cit., p. 234.
717
SUÁREZ GONZÁLEZ, F.: “Capacidad para contratar”, El Estatuto de los Trabajadores. Veinte
años después, Revista del Ministerio de Trabajo, nº 100, 2000, pp. 311 a 330, pp. 313, 318, 321 y
322.
Í
718
ALBALADEJO GARCÍA, M.: Compendio de Derecho Civil, Edisofer, 14ª ed., Madrid, 2011.,
p. 40.
719
PALOMINO SAURINA, P.: “Estudio comparativo del trabajo infantil en España y Portugal”,
Aranzadi Social, nº 5, 2007, pp. 1623 a 1643, p. 1631.
720
MONTOYA MELGAR A.: Derecho del trabajo, Tecnos, 32ª ed., 2011, p. 297.
721
RIVAS VALLEJO, P., “La contratación de prestaciones laborales por parte de personas menores
de edad: capacidad y especialidades”, La Ley Derecho de Familia, núm. 13, pp. 45-68, p. 50.
722
RAVETLLAT BALLESTÉ, I.: “Prestaciones personales del menor de edad (Legislación civil y
laboral)”, cit., p. 200 comenta al respecto: “nos resulta extraño, o por lo menos chocante, que puedan
llegar a imponerse este tipo de actividades a quien no tenga el raciocinio su ciente para prestar por si
tal declaración de voluntad”.
723
SUÁREZ GONZÁLEZ, F.: “Capacidad para contratar”, cit., p. 320.
724
LOZANO LARES, F.: La regulación del trabajo de menores y jóvenes, Mergablum, Sevilla,
2008, p. 117.
725
RAVETLLAT BALLESTÉ, I.: “Prestaciones personales del menor de edad (Legislación civil y
laboral)”cit., p. 210.
726
La RAE de ne la palabra “intervención” (el lat. interventĭo, –ōnis) como: f. Acción y efecto de
intervenir”. Si acudimos al verbo intervenir la RAE recoge catorce acepciones de las cuales ninguna
puede equipararse a trabajar. La más relacionada con la actividad que podrían realizar los menores en
un espectáculo público sería: “10. intr. Tomar parte en un asunto”. Haciendo una interpretación literal
de la ley, el menor puede autorizarse para tomar parte en un espectáculo público. Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española, 23ª ed., 2014.
727
RAVETLLAT BALLESTÉ, I.: “Prestaciones personales del menor de edad (Legislación civil y
laboral)”Aranzadi Social, nº 9, 2013, p. 204. Sobre esta cuestión ya dirime HURTADO GONZÁLEZ
Artistas en espectáculos públicos: régimen laboral, propiedad intelectual y seguridad social, la Ley,
Madrid, 2006, pp. 338 y 339, se pregunta si el término intervención limita cualitativamente la
prestación artística de manera que sólo permita trabajar a los menores cuando forme parte de un
espectáculo ya con gurado pero no cuando es el trabajo del menor el que compone en exclusiva
dicho espectáculo.
728
MENÉNDEZ SEBASTIÁN, P.: Aptitud legal y capacidad en el contrato de trabajo, CES,
Madrid, 2003, pp. 300 y 301.
729
A la vista de la documentación aportada y si se considera oportuno por las circunstancias que
concurran en el caso concreto, se solicita informe a la Inspección de Trabajo aunque el Estatuto no
recoge esta obligación. Según el art. 14 de la Ley 23/2015, de 21 de julio, Ordenadora del Sistema de
Inspección de Trabajo y Seguridad Social son los son los subinspectores los que tienen la obligación
de controlar el cumplimiento de estas normas que prohíben la admisión al trabajo a los menores de
dieciséis años.
730
Se entiende como tal periodo el que va desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana
(art. 36 del ET). En este sentido, puesto que el artículo 12 del RD 1435/1985 establece como norma
subsidiaria de la relación laboral de los artistas en espectáculos públicos, el Estatuto de los
Trabajadores, habrá que aplicar los artículos 6.2 y 36 del ET en lo que respecta al trabajo nocturno,
ya que el meritado Reglamento no contiene referencia alguna sobre ese particular. También habrá de
estarse a lo dispuesto en los convenios colectivos del sector y comprobar si contiene alguna
referencia al trabajo nocturno de los menores que trabajan en espectáculos públicos. Sobre El trabajo
nocturno de menores Vid. capítulo V, apartado 3.4.
731
ALZAGA RUIZ, I.: “Artículo 6. Trabajo de los menores”, cit., p. 78.
Á Ó
732
DURÁN LÓPEZ, F.: “La relación laboral especial de los artistas”, Relaciones Laborales, I,
1986, p. 230.
733*
Realizada en el marco del Proyecto de investigación PRX18/00318, Estancias de profesores e
investigadores seniors en centros extranjeros incluidos en el programa Salvador de Madariaga.
734
Aunque pudiera parecer lo contrario, esta circunstancia no pone en entredicho el carácter
inde nido de la contratación pues, como viene a rmando reiteradamente nuestro Tribunal Supremo,
la existencia de fondos externos de carácter nalista no condiciona necesariamente el carácter
temporal del vínculo. Por todas, las sentencias del TS 17 febrero 2015 (Recurso de Casación para la
Uni cación de Doctrina –RCUD– 2152/2011); 19 enero 2015 (RCUD 531/2014); 12 marzo 2012
(RCUD 2152/2011); 14 junio 2010 (RCUD 361/2009); y 15 septiembre 2009 (RCUD 4303/2008),
las cuales se remiten a otras tantas sentencias anteriores del propio Tribunal Supremo.
735
Para un análisis completo de este contrato temporal y de los problemas prácticos que plantea
me permito remitir a mi propio estudio, junto a la bibliografía allí citada: BALLESTER LAGUNA,
F: “El contrato de obra o servicio determinado para la realización de proyectos de especí cos de
investigación”, en AA.VV (Coordinador Ballester Laguna), El Estatuto profesional del personal
investigador contratado en régimen laboral, INAP, Madrid, 2016, páginas 159 a 209. Más
recientemente, MORENO GENÉ, J: “Los contratos laborales de los profesores y de los
investigadores en las universidades públicas”, Lan Harremanak/36 (2017-I), páginas 123 a 128.
736
Este precepto, tras enumerar las modalidades de contrato de trabajo especí cas del personal
investigador, establece que el régimen jurídico aplicable a las mismas “(…) será el que se establece
en esta ley y en sus normas de desarrollo, y en su defecto será de aplicación lo dispuesto en el Texto
Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, y en sus normas de desarrollo”. Ciertamente,
el artículo 20.1 LCTI no contempla el nuevo contrato inde nido para la ejecución de planes y
programas públicos de investigación, el cual se ha introducido en la disposición adicional 23ª LCTI
en el año 2019. Sin embargo, no parece dudoso que se trata de una modalidad contractual especí ca
del personal investigador en atención a las peculiaridades que tiene, como se tendrá ocasión de
explicar.
737
A cuyo tenor “El personal laboral al servicio de las Administraciones públicas se rige, además
de por la legislación laboral y por las demás normas convencionalmente aplicables, por los
preceptos de este Estatuto que así lo dispongan”.
738
Aunque este precepto permite a estas recurrir a las modalidades especí cas de contratación
laboral recogidas en la propia LCTI “(…) únicamente cuando sean perceptoras de fondos cuyo
destino incluya la contratación de personal investigador o para el desarrollo de sus programas
propios de I + D + i”, lo cierto es que esta segunda posibilidad –el desarrollo de sus programas
propios de I + D + i– no resulta posible en relación con el contrato inde nido que nos ocupa, cuyo
presupuesto de utilización es siempre la existencia de una nanciación externa.
739
Se trata del Programa estatal de promoción del talento y su empleabilidad en I+D+I, el
Programa estatal de generación del conocimiento y fortalecimiento cientí co y tecnológico del
sistema de I+D+I, el Programa estatal de liderazgo empresarial en I+D+I y el Programa estatal de
I+D+I orientado a los retos de la sociedad. Cada Programa se divide a su vez en distintos
Subprogramas.
740
Resolución de la Presidencia de la Agencia Estatal de Investigación, por la que se aprueba la
convocatoria de tramitación anticipada para el año 2019 del procedimiento de concesión de ayudas a
Proyectos de I+D+i, en el marco del Programa Estatal de Generación de Conocimiento y
Fortalecimiento Cientí co y Tecnológico del Sistema de I+D+i y del Programa Estatal de I+D+i
Orientada a los Retos de la Sociedad, del Plan Estatal de Investigación Cientí ca y Técnica y de
Innovación 2017-2020.
741
La convocatoria estatal de 2019 a que me he referido con anterioridad dispone en su artículo
9.3, letra a), párrafo 4 que los investigadores contratados bajo esta nueva modalidad contractual por
tiempo inde nido “(…) acreditarán su vinculación con el proyecto mediante hojas de dedicación en
las que guren el conjunto de sus actividades laborales”.
742
http://www.aei.gob.es/st s/MICINN/AEI/ cheros/Plani cacion_ nal_Plan_Estatal.pdf.
743
Aunque la norma no es un dechado de claridad, y contiene una extensísima oración subordinada
(“de acuerdo con los principios de igualdad, mérito, capacidad, publicidad y concurrencia, para la
ejecución de planes y programas públicos de investigación cientí ca y técnica o de innovación y
nanciados mediante consignaciones presupuestarias anuales consecuencia de ingresos externos de
carácter nalista, de conformidad con lo previsto en la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General
Presupuestaria, vinculados a la duración de los correspondientes planes y programas”), parece claro
que el núcleo de la norma es el de los contratos, tema con el que se inicia y termina el párrafo. Y en
este punto, los participios siguen justi cando esta lectura. Si el enunciado nal remitiera a un
sintagma más cercano y no al primero (los “contratos inde nidos”), dicha hipótesis caería por la
concordancia; esto es: el enunciado “vinculados a la duración de los correspondientes planes y
programas” tendría que estar en femenino (“vinculadas…”) para seguir al supuesto antecedente, el
que tiene verdadera fuerza (las “consignaciones presupuestarias anuales”).
744
Para un estudio reciente de la gura del inde nido no jo véase ROQUETA BUJ, R: “Los
trabajadores inde nidos no jos: estabilidad versus igualdad, mérito y capacidad en el acceso al
empleo público”, Revista de Trabajo y Seguridad Social, CEF, nº 422, páginas 23 a 61.
745
Sobre los procesos selectivos del personal investigador, distinguiendo el empleo temporal del
inde nido, véase el solvente estudio de ROSA MORENO, J: “Condicionantes jurídico-
administrativos en la contratación del personal laboral”, en AA.VV (Coordinador Ballester Laguna),
El Estatuto profesional del personal investigador contratado en régimen laboral, INAP, Madrid,
2016, páginas 363 a 387.
746
A cuyo tenor, “Cuando el cumplimiento de la condición dependa de la exclusiva voluntad del
deudor, la obligación condicional será nula. Si dependiere de la suerte o de la voluntad de un
tercero, la obligación surtirá todos sus efectos con arreglo a las disposiciones de este Código”.
747
Para un estudio de esta particular causa extintiva al tiempo en que fue introducida, puede
consultarse GORELLI HERNÁNDEZ, J; “El contrato de inserción y el despido objetivo en la Ley
12/2001”, Temas Laborales, nº 61, 2001, páginas 263 a 270.
748
Véase en tal sentido las sentencias TSJ Andalucía, Granada 26 octubre 2017 (Recurso de
Suplicación –RS– 1175/2017); TSJ Asturias 10 octubre 2017 (RS 1153/2017); TSJ Asturias 31
octubre 2014 (RS 1955/2014); TSJ Islas Canarias, Las Palmas 30 septiembre 2014 (RS 376/2014).
749
Sentencia TSJ Islas Canarias, Las Palmas 30 septiembre 2014 (RS 376/2014).
750
Sentencia TSJ Asturias 31 octubre 2014 (RS 1955/2014).
751
Sobre la interpretación de las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción en el
sector público puede consultarse las siguientes monografías: ROQUETA BUJ, R: La reestructuración
de las plantillas laborales en las Administraciones Públicas, Tirant lo Blanch, Valencia, 2012;
ALFONSO MELLADO, C.L: Despido, suspensión contractual y reducción de jornada por motivos
económicos y reorganizativos en la Administración Pública, Bomarzo, Albacete, 2013;
RODRÍGUEZ ESCANCIANO, S: Despidos y otras medidas de reestructuración de plantillas
laborales en el sector público, Madrid, Iustel, 2013.
752
Un análisis sobre las implicaciones de las tasas de reposición en la LPGE de 2017 en
BOLTAINA BOSCH, X: “Función pública. Las tasas de reposición de efectivos de la Ley de
presupuestos del Estado para el 2017”, La administración práctica: enciclopedia de administración
municipal, nº 10, 2017, páginas 43-55.
753
Cuando se trate de sociedades mercantiles públicas y entidades públicas empresariales, así
como fundaciones del sector público y consorcios participados mayoritariamente por las
administraciones que integran el sector público, habrá de estarse a las disposiciones adicionales 29ª,
30ª y 31ª LPGE-2018.
754
Para algunos autores este derecho es solo un punto de apoyo constitucional para otros derechos
relacionados con la estabilidad en el empleo, llegando a reconocer que el deber de trabajar no tiene
gran virtualidad porque, no siendo una declaración retórica vacía de contenido, también sirve de
apoyo constitucional a otros aspectos como la colaboración social de los desempleados o las medidas
de búsqueda activa de empleo. Así en MARTÍN VALVERDE, A., RODRÍGUEZ-SAÑUDO
GUTIÉRREZ, F., GARCÍA MURCIA, J., Derecho del Trabajo (16ª ed.), Editorial Tecnos, Madrid,
2007 (p. 152).
755
MERCADER UGUINA, J. R., Lecciones del Derecho del Trabajo, 2ª Ed., Editorial Tirant lo
Blanch. Valencia, 2009 (p. 51).
756
El criterio de Platón sobre el orden jerárquico puede sorprender en la actualidad si no se hace
con el debido respeto a la época en que fué elaborado y sobre todo a la cción ingeniosa a la que
acude el lósofo como herramienta didáctica para demostrar la necesidad moral de regir toda
conducta según la justicia, es decir, según la idea del bien, principio de buen orden para las
sociedades y para las almas, origen de la felicidad pública y privada. PLATÓN, La República o El
Estado, Espasa Calpe, Madrid 1973.
757
(…/…) bastaba con suponer que el sistema económico tendía al pleno empleo para concluir
cientí camente que todo el que quisiera participar de los bienes económicos,…podía hacerlo; le
bastaba con entrar por la puerta del mercado laboral. MERCADER, op. cit. pag. 28.
758
La concepción liberal de los derechos del individuo frente al Estado nos aboca a un
planteamiento de tensión y a la resolución de una compleja dicotomía. Sin duda, el derecho del
trabajo integra la libertad al trabajo y en su dinámica el de ocupación efectiva; pero puede suceder
que la limitación o vulneración de ese derecho a trabajar sí pueda conectarse a la limitación o
vulneración de otro derecho fundamental o libertad pública, como sucede en los supuestos de huelga.
Así lo tiene planteado STC 137/1997, de 21 de julio, F.J.5.
759
DONAIRE VILLA, F. J., La genérica caracterización (y algunos rasgos de nitorios
especí cos) del derecho al trabajo en la jurisprudencia constitucional, en Derechos sociales y
principios rectores (Coord. José Luis Cascajo Castro et alii), Tirant lo Blanch, 2012.
760
Sobre todo cuando se da una vuelta de tuerca a la actitud quieta de un gran sector para recordar
que la titularidad pasiva no tiene que centrarse solo en el Estado, toda vez cabe que la sociedad civil
pueda igualmente dar cumplimiento al derecho al trabajo; por ello la reducción de este derecho a una
cuestión programática o retórica resulta injusti cado: no solo porque ninguna diferencia se da
respecto de los derechos de libertad en cuanto a su viabilidad sino también porque su carácter
programático no puede identi carse con irrealizable. La conclusión pasa por sostener que las
llamadas normas-principio son mandatos con consecuencias jurídicas cuyo objetivo es rescatar los
derechos sociales del limbo de las formulaciones meta-jurídicas. Y en particular el derecho al
trabajo, piedra angular de todos ellos. ALARCÓN CARACUEL, Derecho al trabajo, libertad
profesional y deber de trabajar, Revista de Política Social nº 21, 1979.
761
De este modo, limosna y salario llegan a confundirse al margen de su procedencia porque
ambos satisfacen una misma necesidad común de supervivencia. Parece como si la pobreza se
mantuviera anclada de forma permanente al devenir de todos los ciclos económicos, los pasados y los
presentes, trastocando los personajes pero no los papeles a representar.
762
Ver SSTC 172/1989, de 19 de octubre y 17/1993 de 18 de enero.
763
Con no humor el profesor Alarcón en la obra citada (p. 28) nos recuerda la anécdota sobre la
materia que en el debate constitucional protagonizara el diputado y académico López Rodó al
comentar que con este derecho en su versión privilegiada se estaba invitando a entrar en prisión al
millón de españoles parados (de entonces). Verdaderamente llama la atención que solo los reclusos
puedan acudir al recurso de amparo.
764
MARTÍN VALVERDE, A., Pleno empleo, derecho al trabajo, deber de trabajar en la
Constitución española de 1978. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1980 (p. 198).
765
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo (26ª ed.)
Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2018 (p. 103).
766
SSTC 123/1992, de 28 de septiembre y 177/1993, de 31 de mayo.
767
STC 22/1981, de 2 de julio.
768
El problema es viejo: antes había mendigos y ahora desempleados. Hay quien quiere reconducir
la solución a una cuestión de subsidios. Los talleres de caridad daban trabajo a los vagabundos que
acudían a la Bene cencia. La experiencia histórica es aleccionadora: intentos frustrados y al nal se
impone la fuerza de los propietarios y las clases poderosas. Esta es la conclusión que cabe extraer del
estudio citado en nota anterior de ALARCÓN CARACUEL, Derecho al trabajo, libertad profesional
y deber de trabajar, Revista de Política Social nº 21, 1979 (p. 16).
769
MARTÍN VALVERDE, A. Pleno empleo, derecho al trabajo, deber de trabajar en la
Constitución española de 1978. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1980 (p. 203).
770
MARTÍN VALVERDE, A., RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F. y GARCÍA MURCIA,
J., Derecho del Trabajo (16ª ed.), Editorial Tecnos, Madrid, 2007 (p. 153).
771
Al criterio mayoritario de la doctrina se une en estos términos el de RODRÍGUEZ PIÑERO
ROYO, M.C., Lecciones de Derecho del Empleo, Editorial Tecnos, Madrid, 2003 (p. 240).
772
Tanto es así que algunos autores observan el derecho al trabajo como una realidad polivalente y
compleja, absolutamente condicionada por el modelo económico y el a esa categoría equívoca y
ambigua de la que participan los propios derechos fundamentales. SASTRE IBARRECHE, R., El
derecho al trabajo, Editorial Trotta, Madrid 1996 (p. 124).
773
Ver STC 101/2000, de 10 de abril.
774
Así queda delimitado en las SSTC 92/1992, de 11 de junio y 208/1993, de 28 de junio.
775
Platón, Aristóteles y Tomás Moro pueden ser un buen ejemplo de ello. También Tomás
Campanella con la Ciudad del Sol y Francis Bacon en su Nueva Atlántida. Después vinieron otros
soñadores como Babeuf, Fourier con sus falansterios y otros socialistas utópicos como Owen y Louis
Blanc (La organización del trabajo) precursor de los talleres sociales. MONTOYA MELGAR, A.
Utopías laborales y derecho al trabajo, Revista Española de Derecho del Trabajo num. 221/2019,
Editorial Aranzadi.
776
De este modo lo considera la STC 22/1981, de 2 de julio.
777
La STC 20/1994, de 27 de enero, F.J. 2, es un buen ejemplo de la ironía y la condescendencia
paternalista con que este tema se trata y frivoliza.
778
SSTC 172/1989, de 19 de octubre y 17/1993, de 18 de enero.
779
MONEREO PÉREZ, J. L. y MOLINA NAVARRETE, C., El derecho al trabajo, la libertad de
elección de profesión u o cio: principios institucionales del mercado de trabajo, en Comentarios a la
Constitución Socio-Económica de España (Dir. MONEREO PÉREZ et alii). Editorial Comares,
Granada, 2002 (p. 334).
780*
Trabajo realizado en el marco con cargo del proyecto coordinado y nanciado por el MINECO,
con ref. DER2017-83040-C4-1-R titulado “Hacía un nuevo modelo de Derecho Transnacional del
Trabajo” y proyecto de Grupos con ref. UPV/EHU GIU18/082 titulado “Derecho transnacional de
trabajo y transporte”, dirigidos –ambos– por quien esto suscribe.
Ó Ó
781
BAYÓN CHACÓN, G: “Lección 1.ª Contratos especiales de trabajo. Concepto” en VV.AA:
Catorce lecciones sobre contratos especiales de trabajo, Universidad de Madrid-Facultad de
Derecho. Sección de publicaciones e intercambio, Madrid, 1965, p. 9.
782
Ibídem, p. 10.
783
Ibídem, p. 15.
784
Como ya hiciera el Profesor OJEDA AVILÉS, A: “Las relaciones laborales especiales: una
perspectiva unitaria”, Relaciones Laborales 1990-I, La Ley digital 366/2001.
785
Sobre estas cuestiones, vid. MORENO VIDA, MªN: “Relaciones laborales especiales”,
Documento TOL4.135.579, www.tirantonline.com, 2014.
786
LUJÁN ALCARAZ, J: “El ámbito subjetivo de aplicación del Estatuto de los Trabajadores”,
Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales nº 59, 2005, p. 16
787
En este sentido, OJEDA AVILÉS, A: Las relaciones laborales especiales…, loc. cit. supra.
788
CARDENAL CARRO, M: “A los quince años de existencia de las relaciones laborales
especiales. Un balance y una propuesta” (I y II), Aranzadi Social, 2000-V. pp. 143-164 y 165-190
respectivamente.
789
También sería factible optar, como ha ocurrido en Francia, por la creación de un Código de
Trabajo marítimo inserto en el Código de Transportes. Para un análisis de la regulación completa,
vid. https://www.ecologique-solidaire.gouv.fr/relations-individuelles-du-travail-maritime#e4. En
España estamos lejos de alcanzar una regulación similar, no sólo porque nuestra tradición se
encuentra alejada de la situación reguladora francesa, sino porque tampoco contamos con ninguna
o cina que se dedique especí camente a ordenar esta materia como ocurre en Francia donde existe la
o cina de trabajo marítimo (GM3) en el marco de la Dirección de asuntos marítimos.
790
Ley 47/2015, de 21 de octubre, reguladora de la protección social de las personas trabajadoras
del sector marítimo-pesquero. Sobre el particular, FOTINOPOULOU BASURKO, O: “Una exclusión
relevante del texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social: el Régimen especial de los
trabajadores del mar”, Trabajo y Derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales nº 4,
extra, 2016.
791
Si bien y siendo justos, existen trabajos recientes que han afrontado precisamente el estudio del
contrato de embarco. Así, RIBES MORENO, I: El contrato de embarco en la Marina Mercante,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2014.
792
De manera similar, CARRIL VÁZQUEZ, X.M y FOTINOPOULOU BASURKO, O: “Una
renovación pendiente, al menos en lo que afecta al Derecho del Trabajo aplicable en las actividades
marítimo-pesqueras” en GARCÍA-PITA y LASTRES, J.L, QUINTÁNS-EIRAS, M.R y DÍAZ DE
LA ROSA, A: El derecho marítimo de los nuevos tiempos, Thomson-Reuters Aranzadi, Cizur Menor,
2018, pp. 53-67.
793
Así se contemplaba en la Ley de contrato de trabajo de 1926 (Título III) o en la Ley de contrato
de trabajo de 1944, en cuyo Libro II se regula el contrato de embarco.
794
Sobre el particular, quisiera citar el estupendo trabajo de OJEDA AVILÉS, A: “La previsión
contractual en las relaciones laborales anteriores al contrato de trabajo” http://www.ieri.es/wp-
content/uploads/2013/03/La-previsi%C3%B3n-contractual-en-las-relaciones-laborales-anteriores-al-
contrato-de-trabajo.pdf
795
Si bien, existen autores que atribuyen dicha circunstancia a la omisión y olvido del legislador.
En este sentido se expresa MONTOYA MELGAR, A: “Sobre las relaciones especiales de trabajo y su
marco regulador”, Civitas-Revista Española de Derecho del Trabajo, nº 109, 2002, pp. 5-17.
796
A estos efectos, es mencionado por el Sr. Torres Izquierdo, diputado en la I legislatura por el
Grupo parlamentario centrista, en la sesión del Congreso de 12 de diciembre de 1979. Diario de
sesiones nº 52 del Congreso, p. 3456. Vid.
http://www.congreso.es/public_o ciales/L1/CONG/DS/PL/PL_052.PDF
797
OL Marina Mercante (OM 20 de mayo de 1969, BOE 5-julio-1969).
798
RT Pesca Marítima de Arrastre (OM 16 de enero de 1961, BOE 28 enero 1961); RT Pesca
Marítima de Cerco y otras Artes (OM 26-julio-1963, BOE 7-agosto-1963); RT Pesca Marítima (OM
28-octubre-1946, BOE 13-noviembre-1946); OL Pesca Marítima en Buques Arrastreros al Fresco
(OM 31-julio-1976, BOE 24-agosto-1976); OL Pesca Marítima en Buques Bacaladeros (OM 8-abril-
1976, BOE 22-abril-1976) y la OL Pesca Marítima en Buques Congeladores (OM 19-diciembre-
1974, BOE 21-diciembre-1974).
799
En el caso de la marina mercante, el laudo entró en vigor el 1 de enero de 2005, regulando la
estructura salarial, clasi cación profesional, promoción profesional y económica y régimen
disciplinario, remitiéndose a lo no previsto en el mismo al IV Convenio General de la marina
mercante de 1982. Por lo que respecta al Reglamento de trabajo de pesca de arrastre fue sustituida
por diversos convenios provinciales. En el caso de los buques bacaladeros se dictó un laudo arbitral
de 30 de mayo de 2002. Por lo que atiene a la ota congeladora de marisco, se adoptó el CC Flota
Congeladora de Marisco de 25-IV-1996 (BOE 8-VII-1996), mientras que la regulación aplicable a la
Industria de Pesca de Cerco y otras artes; pesca en buques arrastreros al fresco y la pesca marítima en
buques congeladores exceptuando a congeladores de marisco quedaron comprendidas en el Acuerdo
de Cobertura de Vacíos de 28-IV-1997 (BOE 9-VI-1997). Remito para el estudio de su contenido a la
obra de la CCNCC (VALDÉS DAL-RE, F –Dir.–): Balance material del proceso de sustitución de las
ordenanzas laborales: continuidad y crisis en sus contenidos normativos, Colección Informes y
Estudios. Serie Relaciones Laborales nº 23, MTAS, 1999.
800
Esta misma crítica, hoy todavía vigente, es la que expresó el Prof. CORREA CARRASCO, M
en La ordenación de las relaciones laborales en el sector marítimo-pesquero, CES editorial, Madrid,
2000, pp. 54-56.
801
Que se han incorporado, a su vez, al Derecho comunitario a través de diversas Directivas,
siendo las principales las siguientes: Directiva 2009/13/CE del Consejo, de 16 de febrero de 2009,
por la que se aplica el Acuerdo celebrado entre las Asociaciones de Armadores de la Comunidad
Europea (ECSA) y la Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF) relativo al Convenio
sobre el trabajo marítimo, 2006, y se modi ca la Directiva 1999/63/CE, así como la Directiva (UE)
2017/159 del Consejo, de 19 de diciembre de 2016, por la que se aplica el Acuerdo relativo a la
aplicación del Convenio sobre el trabajo en la pesca de 2007 de la Organización Internacional del
Trabajo, celebrado el 21 de mayo de 2012 entre la Confederación General de Cooperativas Agrarias
de la Unión Europea (Cogeca), la Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF) y la
Asociación de las Organizaciones Nacionales de Empresas Pesqueras de la Unión Europea
(Europêche). Por lo que respecta al Convenio de Trabajo Marítimo, 2006, de la OIT, éste entró en
vigor en España en el año 2013, mientras que por lo que respecta al C. 188, aún no ha sido rati cado
por España, si bien la Directiva que incorpora prácticamente aquél, tenía que haber sido objeto de
transposición con anterioridad al 15 de noviembre de 2019; plazo éste que ya se ha incumplido.
Por lo que respecta al trabajo prestado a bordo de buques pesqueros, la adopción en nuestro
Derecho interno del Real Decreto-Ley 24/2020, de 26 de junio y el Real Decreto 618/2020, de 30 de
junio no prejuzgan lo mencionado supra, por cuanto que si bien vienen a corregir ciertos dé ctis, lo
cierto es que es mejorable en muchos aspectos. A mayor abundamiento, vid. CARRIL VÁZQUEZ,
X.M y FOTINOPOULOU BASURKO, O: “La forzada (y aún inacabada) incorporación a nuestro
Derecho interno de lo aprobado sobre el trabajo en la pesca por la organización internacional del
trabajo en 2007 y por la Unión Europea en 2016”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad social 2020 (en prensa).
802
Diferencia ésta decimonónica también.
803
A mayor abundamiento, FOTINOPOULOU BASURKO, O: “La noción híbrida de gente de mar
en el CTM 2006 de la OIT y su plasmación en el ordenamiento español y francés: visión comparada
con especial referencia a los alumnos en prácticas embarcados”, Revista de derecho del Transporte
nº 19, 2017, pp. 125-141.
804
En efecto, en el año 2013 se adopta en Francia la Loi nº 2013-619, de 16 de julio, “portant
diverses dispositions d’adaptation au droit de l’Union européenne dans le domaine du développment
durable” para introducir una distinción entre gente de mar marino y gente de mar no marino, que
modi ca el art. L 5511-1 del Código de Transportes. Esta norma distingue entre Gente de mar-
Marino, donde quedarían encuadrados todos los trabajadores que ejercen una actividad directamente
ligada a la explotación de un buque, frente a la noción de gente de mar no marino, que se referiría a
todas las personas asalariadas o no que ejercen una actividad profesional a bordo distinta de la
anterior. A su vez, en el año 2015, tuvo lugar la adopción de un Decreto nº 2015-454, de 23 de abril,
relativo a la cali cación de gente de mar y de marino (JORF nº 0095), donde se realiza una
diferenciación ulterior sobre la base de las nociones generales establecidas en la Ley del año 2013,
dando lugar a tres categorías diferenciadas: gente de mar marino, gente de mar no marino y otros. En
este contexto, y a título ejempli cativo son considerados como gente de mar-marino, entre otros, a
los miembros de la dotación de embarcaciones de recreo con una nalidad comercial. Para un análisis
de la adaptación de la normativa francesa al CTM 2006, véase el trabajo de CHAUMETTE, P: “La
rati cation et la transposition françaises de la Convention du travail maritime (MLC 2006)” en el
monográ co “La mise en oeuvre de la Convention du travail maritime de l’OIT: Espoirs et Dé s,
coordinado por el Prof. CHARBONNEAU y publicado en la Revue de droit comparé du travail et de
la securité sociale nº 2, 2013, pp. 30-46. Asimismo, vid. CHAUMETTE, P: “La rati cation et la
transposition de la Convention OIT du travail maritime (MLC 2006). Loi n° 2013-619 du 16 juillet
2013 portant diverses dispositions d’adaptation au droit de l’Union européenne dans le domaine du
développement durable, Titre II Chap. III”, Droit social n. 11, 2013, pp. 915-924 (Traducción al
castellano en Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social nº 36, 2014, vid.
www.iustel.com). En relación con el Decreto de desarrollo, vid. CHAUMETTE, P: Gens de Mer
marins, gens de mer non marins et autres”, ejemplar multicopiado. También, THOMAS, F: “Gens de
mer, marin? Propos sur le décret du 23 avril 2015 relatif à la quali cation de gens de mer et des
marins en droit français”, Human Sea hypotheses, vid. https://humansea.hypotheses.org/
805
La especialidad de la gura del capitán en nuestro derecho laboral se proyectaba
fundamentalmente en la extinción del vínculo contractual, esto es, se admitía una especie de cese no
causal y sin indemnización en aplicación de las distintas ordenanzas laborales sobre la materia (el
art. 90.2 de la ordenanza de la marina mercante), que fue avalado por numerosas sentencias del
Tribunal Supremo (por todas la STS 49/1983), así como por el TC en las sentencias TC 79/1983 y
1/1984 (ésta última versaba sobre la gura del jefe de máquinas). Para un comentario de ambas
sentencias: GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I: “Una vistosa falta de concordancia entre el tribunal
constitucional y el tribunal supremo en relación con el concepto de alto directivo. El caso de los jefes
de máquinas de buques”, Revista de Trabajo y Seguridad Social nº 6, 1992, pp. 67-77 No obstante, se
observa un giro jurisprudencial en la STC 20/1994, de 27 de enero de 1994, que extiende el régimen
extintivo previsto en el RD 1382/1992, de 1 de agosto, sobre personal de alta dirección y por tanto, el
derecho a indemnización a la gura del capitán, puesto que de lo contrario supondría una tratamiento
discriminatorio cuyo origen no puede sostenerse en las extintas ordenanzas laborales. En el mismo
sentido, COULLAUT ARIÑO, G: “Contrato de trabajo común y relaciones laborales especiales” en
AAVV: Aspectos de la contratación laboral, Cuadernos de Derecho Judicial, CGPJ, Madrid, 1992,
pp. 96-97. Asimismo, CORREA CARRASCO, M: La ordenación de las relaciones laborales en el
sector marítimo-pesquero, CES, Madrid, 2000, pp. 36-41. Ahora bien, es justo recordar que para que
una relación laboral sea cali cada como de alta dirección, no sólo es necesario que ésta se de na
como de especial relación de con anza, sino que además el capitán ejerza los poderes inherentes al
cargo tal y como se de nen en el art. 1.2 del Real Decreto anotado. Así, se ha de tener claro que una
cosa es que el capitán realice labores y funciones directivas y otra muy distinta que pueda ser
considerado como alto directivo de acuerdo a la norma reglamentaria. De este modo, me inclino a
sostener que teniendo en cuento que esta gura desarrolla y ejecuta una serie de prerrogativas muy
amplias, ello da lugar a que éste sea considerado como directivo, aunque, eso sí, sujeto por una
relación laboral común. En este sentido, comparto la opinión de MERCADER UGUINA, J.R: “El
capitán y la dotación: el lugar de los trabajadores en el Proyecto Ley General de Navegación
marítima”, Aranzadi Social nº 17, 2007 (BIB 2006/1827).
806
Así, por ejemplo, la actual Ley 14/2014, de Navegación Marítima (LNM), en su título II deja
meridianamente claro que el concepto de buque excluye a las plataformas jas y a los artefactos
navales. En este sentido, CLAVERO TERNERO, M: “Buques, embarcaciones y artefactos navales.
Registro y documentación de los buques” en EMPARANZA SOBEJANO, A y MARTÍN OSANTE,
J.M: Comentarios sobre la Ley de Navegación Marítima, Marcial Pons, Madrid, 2015, pp. 83-117.
807
Esto es, sin tener que recurrir a determinar si estamos ante un buque o no, dados los debates
existentes sobre el particular y que, en gran medida, dependen de su sistema registral en nuestro país.
808
A tal n, se podría emplear como punto de partida y con las necesarias matizaciones y
exclusiones, la noción contemplada en el art. 10.3 del Real Decreto 84/1996, de 26 de enero, por el
que se aprueba el Reglamento general sobre inscripción de empresas y a liación, altas, bajas y
variaciones de datos de trabajadores en la Seguridad Social, por el que se de ne el concepto de
empresario marítimo a efectos de la seguridad social.
809
Me re ero, por ejemplo, a la posibilidad que ofrece el MLC 2006 de excluir a determinados
buques o categorías de buques la aplicación de algunos elementos del Código ex at. II.1.6 del citado
texto. Ahora bien, lo anterior –en este caso– implica que se deba justi car la exclusión o exclusiones
cuando el tema de que se trate esté contemplado de manera diferente en la legislación nacional, en
convenios colectivos o en otras medidas y siempre previa consulta de las organizaciones y de gente
de mar interesadas y sólo con respecto a buques con un arqueo bruto inferior a 200 que no efectúen
viajes internacionales. De igual manera se expresa el C. 188 sobre Pesca, donde la gran problemática
que se dibuja es su aplicación o no a buques pesqueros comerciales de menos de 24 metros de eslora,
precisamente la que constituye la mayor parte de la ota española. En este sentido y a título
ejempli cativo, llama la atención que el documento elaborado por nuestras autoridades internas para
modi car el ET en incorporación de la Directiva 2017/159 hayan proyectado la exclusión de los
buques pesqueros en lagos, ríos y canales, puesto que de una lectura conjunta tanto del C. 188 del
que la propia Directiva trae causa, entre las disposiciones relativas a las de niciones y el ámbito de
aplicación, la exclusión anotada sólo tendría cabida de proporcionar una protección equivalente a
dichos sujetos.
810
Como ocurre, aunque no de manera evidente en la STS 4241/2019, de 19 de noviembre de 2019
(ECLI:ES:TS:2019:4241), en relación con un caso de despido de un capitán de Yate, donde se debate
la competencia judicial internacional de los tribunales españoles. En efecto, a pesar de que el
razonamiento que se lleva adelante en esta sentencia es adecuado en términos generales, se incurre en
la utilización del art. 1.5 ET a efectos distintos para el cual está pensado (véase F.Dº1º, in ne de la
sentencia). En este caso, no obstante, se ha de señalar que afortunadamente y a diferencia de lo
acaecido en otros supuestos similares, se desestima el recurso de casación, con rmándose la
competencia de la jurisdicción española para el conocimiento del litigio.
811
Aunque para ser justa y honesta, se ha de señalar que existe algún documento de trabajo para
adaptar la normativa española en el trabajo en la pesca en tal sentido. Si bien ello es así, se echan a
faltar en dicho documento y en la propuesta de modi cación del ET mayor valentía que afronte una
reforma más ambiciosa, no reduciéndose la misma al art. 8.2 ET. Véase,
http://www.mitramiss.gob.es/es/participacion/ cheros/historico/informacion-
publica/2019/RD_29_20190923_TextoProyecto_sec_gral_tecnica.pdf (último acceso 17-02-2020).
812
Como ya pusiera de mani esto para el caso de la marina mercante la profesora RIBES
MORENO, M.ª I: “Marina mercante, derechos de conciliación y negociación colectiva, ¿es posible
conciliar a bordo de un buque?, Temas laborales nº 132, 2016, pp. 123-152.
813
RIBES MORENO, I: “La movilidad geográ ca y los centros de trabajo móviles o itinerantes:
una re exión sobre los buques en la marina mercante”, Derecho de las relaciones laborales nº 1,
2016, pp. 21-35.
814
Real Decreto 1844/1994, de 9 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de elecciones
a órganos de representación de los trabajadores en la empresa (BOE nº 219, de 13 de septiembre de
1994).
815
FOTINOPOULOU BASURKO, O: “Las enmiendas al MLC de 2018 y la protección laboral
ante la piratería y el robo a mano armada de la gente de mar” en FOTINOPOULOU BASURKO,O
(Dir.) y CARRIL VÁZQUEZ, X.M (Coord): La piratería marítima: más allá de la cción, editorial
Atelier, Barcelona, 2020 (en prensa).
816
A estos efectos, por ejemplo, se tendría que tomar en cuenta también la pesca-turismo y el
turismo pesquero o marinero como actividades complementarias a las propias de la pesca profesional,
creados a partir de la Ley 33/2014, de 26 de diciembre, por la que se modi ca la Ley 3/2001, de 26
de marzo, de Pesca Marítima del Estado, que supuso la inclusión de un nuevo capítulo VI en su título
II, sobre medidas de diversi cación pesquera y acuícola, que hace referencia a la coordinación y
fomento de la diversi cación económica del sector pesquero y acuícola y especialmente a las
condiciones de la pesca-turismo. Por su parte, se ha de tomar en consideración el actual Real Decreto
239/2019, de 5 de abril, por el que se establecen las condiciones para el desarrollo de la actividad de
pesca-turismo (BOE nº 92, de 17 de abril). Sobre esta realidad, consúltese, entre otros, el trabajo de
LAFUENTE BENACHES, MªM: “La regulación de la pesca-turismo”, Revista Aranzadi de Derecho
Ambiental nº 43/2019 (BIB 2019/6738).
817
No parece que en materia de servicios públicos de empleo se haya de nido y establecido, de
forma clara, el modelo por el que se opta institucionalmente. En las “Jornadas europeas sobre
servicios públicos de empleo y política de empleo”, celebradas en Madrid en diciembre de 1983, se
re exionó sobre los modelos alternativos de servicios públicos de empleo. Uno de los ponentes
consideró, principalmente, dos formas de aproximarse a dicha re exión: una aproximación
“comparativa”, donde se presentan de manera paralela distintos modelos, tal y como son percibidos,
discutiendo sus ventajas e inconvenientes; y, otra aproximación “crítica”, la cual partía de la
constatación de que, en Europa, los servicios públicos de Empleo atravesaban una crisis de identidad,
estando inadaptados a las necesidades del momento. La aproximación crítica abre la vía a un análisis
de las razones de esta inadaptación y de la función que la sociedad espera de ellos. En este sentido,
véase RICCA, S., “Modelos alternativos de servicios de empleo: aspectos institucionales”, en
Jornadas Europeas sobre servicios públicos de empleo y políticas de empleo, Instituto de Estudios
Laborales y de la Seguridad Social, Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social, Madrid, 1984,
p. 25.
818
Asimismo, la revolución digital que ha afectado a la tecnología, particularmente en el sector de
las telecomunicaciones, ha provocado una renovación de la “tecnología contractual”, aumentando el
número de “empresas red” que llevan a cabo su actividad aprovechándose de la externalización
productiva mediante las contratas y subcontratas. En este sentido RIVERO LAMAS, J., “La
descentralización productiva y las nuevas formas organizativas del trabajo” en AEDTSS, X Congreso
Nacional Español de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, Madrid, 2000, p. 22; GOLDIN, A., “La problemática laboral de la descentralización
productiva y la transformación del Derecho del Trabajo”, en MONEREO PÉREZ, J. L. y PERÁN
QUESADA, S. (dirs.), La externalización productiva a través de la subcontratación empresarial,
Comares, Granada, 2018, p. 26.
819
En este sentido: SIGNORINI, E., Il Diritto del lavoro nell’economia digitale, Giappichelli;
Torino, 2018, p. 3; BARBERA, M., “Noi siamo quello che facciamo. Prassi ed ética dell’impresa
postfordista”, in Giorn. dir. Lav. Rel. Ind., n.º 144, 2014, p. 631.
820
En este sentido, advierten SOLÍS-VILLANUEVA, R., ARAKAKI, M. y VALVERDE, C., en
“Inferencia de contexto en aplicaciones móviles inteligentes”, Interfases, 2013, n.º 6, pp. 10-11: “el
desarrollo tecnológico y las innovaciones en los dispositivos móviles crecen rápidamente. La
evolución del teléfono móvil del siglo XX al presente siglo ha demostrado que este dispositivo es
capaz de convertirse en una herramienta autoadaptativa dinámica de contexto de acuerdo a las
necesidades del usuario. Los avances respecto al hardware que componen estos dispositivos, tanto en
la capacidad de procesamiento y en almacenamiento de datos, brinda un acercamiento a la capacidad
de procesamiento de las computadoras personales, generando el nacimiento de un nuevo concepto:
smartphone, un dispositivo móvil que sobrepasa la capacidad de realizar simplemente una llamada
(Cyberstore 2009). Es posible que en un futuro este dispositivo pueda migrar a convertirse en el
reemplazo de los ordenadores móviles y los ordenadores de mesa”.
821
Concretamente, el art. 13 LEmp señala que, entre los principios de organización y
funcionamiento del Sistema Nacional de Empleo, se encuentra el de “Transparencia en el
funcionamiento del mercado de trabajo y establecimiento de las políticas necesarias para asegurar
la libre circulación de trabajadores por razones de empleo o formación”, siendo los elementos
esenciales para garantizar este principio, los siguientes:
“1.º Integración, compatibilidad y coordinación de los sistemas de información. El Servicio
Público de Empleo Estatal y los servicios públicos de empleo de las comunidades autónomas
colaborarán en la creación, explotación y mantenimiento de un sistema de información común que se
organizará con una estructura informática integrada y compatible. Ello permitirá llevar a cabo de
forma adecuada las funciones de intermediación laboral sin barreras territoriales, el registro de
paro, las estadísticas comunes, la comunicación del contenido de los contratos y el seguimiento y
control de la utilización de fondos procedentes de la Administración General del Estado o europea
para su justi cación.
2.º Existencia de una base de datos común, Portal Único de Empleo, que posibilite la difusión de
las ofertas, demandas de empleo y oportunidades de formación existentes en todo el territorio del
Estado, así como en el resto de los países del Espacio Económico Europeo, respetando lo establecido
en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal.
Para ello, los servicios públicos de empleo registrarán todas las ofertas y demandas de empleo en
las bases de datos del Sistema de Información de los Servicios Públicos de Empleo. El Servicio
Público de Empleo Estatal garantizará la difusión de esta información a todos los ciudadanos,
empresas y administraciones públicas como garantía de transparencia y unidad de mercado”.
822
Aunque actualmente no está vigente, cabe señalar que la Ley 56/2003, de 16 de diciembre, de
Empleo, entre los principios recogidos en el artículo 8, establecía que para la organización y
funcionamiento del Sistema Nacional de Empleo rige la transparencia en el funcionamiento del
mercado de trabajo, teniendo en cuenta, para organizar el funcionamiento del servicio:
“La integración, compatibilidad y coordinación de los sistemas de información de los Servicios
Públicos de Empleo que es una realidad desde la puesta en funcionamiento del sistema SISPE en el
mes de mayo de 2005.
La existencia de un sitio común en red telemática que posibilite el conocimiento por los
ciudadanos de las ofertas, demandas de empleo y oportunidades de formación existentes en todo el
territorio del Estado, así como en el resto de los países del Espacio Económico Europeo”
Véase: https://www.sistemanacionalempleo.es/informacion.html#uno, consultada el 14 de junio de
2020
823
http://www.sepe.es/HomeSepe/Personas.html
824
https://www.empleate.gob.es/empleo/#/
825
Véase en este sentido, RODRÍGUEZ ESCANCIANO, S., La intermediación en el mercado de
trabajo: análisis y propuestas, La Ley, Madrid, 2012, p. 63.
826
Véase, https://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?
uri=CELEX:52000DC0318:ES:HTML y https://www.carm.es/web/pagina?
IDCONTENIDO=13096&IDTIPO=11&RASTRO=c764$m2574. Consultadas el 10 de junio de
2019.
827
En este sentido, véase: SIGNORINI, E., “Il diritto del lavoro nell´economia digitale”, cit., p. 51.
828
RODRIGUEZ ESCANCIANO, S., “Colaboración privada en el Servicio Público de
Colocación”, Revista Doctrinal Aranzadi Social, nº 10, 2013, p. 24.
829
Entre las apps de intermediación laboral encontramos: LinkedIn o Job Today (ambas privadas);
y, Empleos EURES (la app de intermediación laboral de la Unión Europea).
830
“En esencia, una aplicación no deja de ser un software. Para entender un poco mejor el
concepto, podemos decir que las aplicaciones son para los móviles lo que los programas son para los
ordenadores de escritorio. Una aplicación informática es un tipo de software que permite al usuario
realizar uno o más tipos de trabajo y de vincularse con la oferta y la demanda de servicios”, en
GAUTHIER, G., “El derecho laboral ante el reto de la economía compartida: apps, smartphones y
trabajo humano”, Revista da Faculda de Mineira de Direito, n.º 19 (37), 2016, p. 120.
831
Sin embargo, se puede utilizar en sentido contrario para controlar y vigilar a las personas
empleadas por parte del empresario. En este sentido, véase: FERRANDO GARCÍA, F. M.ª,
“Vigilancia y control de los trabajadores y derecho a la intimidad en el contexto de las nuevas
tecnologías”, Estudios nancieros. Revista de trabajo y seguridad social: Comentarios, casos
prácticos: recursos humanos, n.º 399, 2016, pp. 37-68.
832
En este sentido se pronuncia FERNANDEZ GARCÍA, A., “Aplicaciones móviles para buscar
empleo: aspectos jurídico-laborales”, en TODOLI SIGNES, A. (dir.) y HERNÁNDEZ-BEJARANO,
M. (dir.), Trabajo en plataformas digitales: innovación, derecho y mercado, Aranzadi, Pamplona,
2018, p. 465. Además, añade, en referencia a la dudosa legalidad y e cacia de los servicios Premium,
una traducción propia de PEREZ-CHIRINÓS CHURRUCA, V., “El Meu currículum no és brossa:
mecanismes d’atribució de la responsabilitat de la precarietat laboral”, Revista Catalana de
Sociología, 2015, p. 64: “En varios de los debates se han expresado dudas sobre la legalidad de los
sistemas Premium de inscripción en ofertas de empleo; pero más allá de ese problema, no se plantea
el hecho de que el número de ofertas publicadas no llega a 90.000 de entre todas las categorías
(incluyendo becas, colaboraciones como autónomo, etc.), y por tanto el candidato busca acceder por
vías pagadas a un mercado que no existe”.
833
En este sentido, FERNANDEZ GARCÍA, A., “Aplicaciones móviles para buscar empleo:
aspectos jurídico-laborales”, cit., p. 468; SERRANO FLCON, C., “Servicios públicos de empleo y
agencias de empleo privadas”, cit., p. 251; PRECIADO DOMENECH, C. H., El derecho a la
protección de los datos en el contrato de trabajo. Adaptado al nuevo Reglamento 679/2016, de 27 de
abril, Thosom Reuters Aranzadi, Cizur Menor, Navarra, 2017, p. 189.
834
Ley 8/1980 de 10 de marzo.
835
Ley 16/1976 de 8 de abril.
836
Cfr. STS 5 de octubre de 2001. Rec. 4438/2000, que excluye de esas causas el desistimiento
empresarial si surge una vez concluido el periodo experimental.
837
En tal período temporal rige un sistema extintivo distinto al del despido, cuyas reglas y
principios no le son aplicables. A.V. SEMPERE NAVARRO, Sobre la terminación empresarial del
contrato durante el período de prueba, Revista Aranzadi Doctrinal nº 8/2013.
838
SSTS 12 de noviembre de 2007 Rec. 4341/2006; 20 de julio de 2011 Rec. 152/2010.
839
Justi cación rechazada de modo habitual por los tribunales, al ser más razonable valorar ciertos
factores de graduación progresiva, como la complejidad técnica o la experiencia previa, que exigiría
diferenciaciones internas dentro del propio pacto. Pero, en términos estrictos, tal jación no sería, en
puridad, abusiva ni fraudulenta. Cfr. SSTSJ Madrid 28 de noviembre de 2003 Rec. 3995/2003 y 26 de
diciembre de 2007 Rec. 4492/2007.
840
SSTC 119/14 16 de julio; 8/15 22 de enero; 140/15 22 de junio.
841
STSJ Cataluña 19 de mayo de 2017.
842
SSTS 23 de diciembre de 2008 Rec. 2423/2007; 20 de enero de 2014 Rec. 375/2013.
843
Sobre la no afectación de la e cacia del pacto de no competencia postcontractual, Vid. SSTS 6
de febrero de 2009 Rec. 665/2008; 14 de mayo de 2009 Rec. 1097/2008; 23 de noviembre de 2009
Rec. 3441/2008.
844
De medidas urgentes para la garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y
hombres en el empleo y la ocupación.
845
STS 12 de julio de 2012 Rec. 2789/2011, citando S. 3 de octubre de 2008 Rec. 2584 y STC
94/84 16 de octubre.
846
STS 12 de julio de 2012 Rec. 2789/2011.
847
STS 17 de octubre de 2008 Rec. 1957/2007, con criterio seguido por SS. 16 de enero de 2009
Rec. 1758/2008; 17 de marzo de 2009 Rec. 2251/2008; 13 de abril de 2009 Rec. 2351/2008; 30 de
abril de 2009 Rec. 2428/2008: 6 de mayo de 2009 Rec. 2063/2008; 18 de abril de 2011 Rec.
2893/2010, acogiendo el criterio de la STC 92/2008 21 de julio.
848
STS 18 de abril de 2011 Rec. 2893/2010.
849
STC 173/2013 10 de octubre.
850
STS 12 de julio de 2012 Rec. 2789/2011.
851
STS 18 de abril de 2011 Rec. 2893/2010
852
SSTS 6 de julio de 1990 Rec. 369/89; 2 de abril de 2007 Rec. 5013/2005; 3 de octubre de 2008
Rec. 2584/2007.
7. SOBRE LOS CONTRATOS DE TRABAJO DE LOS TRABAJADORES
EXTRANJEROS AUTORIZADOS PARA TRABAJAR AL AMPARO DE
OFERTAS DE TEMPORADA O CAMPAÑA
LUIS RAMOS POLEY
Profesor asociado de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Investigador en Formación
Universidad de Girona
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación tiene como objeto poner sobre plano
el sistema de contratación laboral de los trabajadores extranjeros que son
reclutados para realizar actividades de temporada o campaña, con la
nalidad de que la normativa laboral aborde una regulación protectora
e caz para lo que no está construida la normativa de extranjería.
Existe una dualidad reguladora entre la Ley del Estatuto de los
Trabajadores y la normativa de extranjería que afecta a los contratos de
trabajo que nalmente se realizan con los trabajadores extranjeros. Una
forma de contratación que parece alejar a la normativa laboral de su función
protectora e integradora, donde en la realidad se evidencia una desigualdad
y desprotección de los trabajadores extranjeros que son contratados para
desempeñar este tipo de actividades.
CONCLUSIONES
La contratación temporal de trabajadores extranjeros que son reclutados
para desempeñar actividades de temporada o campaña está produciendo una
situación de huida del derecho del trabajo.
A tenor de la actividad, su ciclo, regularidad, periodicidad, se abre la
necesidad de formular una nueva forma de contratación de trabajadores
temporeros, ajustada a la actividad real. Es necesario posibilitar una vía de
acceso legal a través de una autorización para actividades de temporada o
campaña que se ajuste a la modalidad contractual jo discontinuo. Para ello
se hace imprescindible que una nueva Ley del Estatuto de los Trabajadores
trate de introducir elementos de su función protectora e integradora en
materia de inmigración, para lo que la normativa de extranjería no ha sido
construida.
Ello, además del respeto a los Derechos humanos, posibilitaría una
migración circular favoreciendo la contratación de trabajadores extranjeros
con derechos. La concatenación de contratos por duración determinada en
una actividad que es regular y permanente no casa con ello. El Estatuto de
los Trabajadores del siglo XXI ha de delimitar y concretar en una nueva
redacción la realidad existente, donde la normativa de extranjería no llega, y
donde el Derecho del Trabajo ha de actuar frente a los ya no tan fenómenos,
ni extraordinarios, aspectos de la inmigración.
Ó Í
8. LA NECESARIA REVISIÓN DE LA REGLA DEL LÍMITE AL
ENCADENAMIENTO DE CONTRATOS. ESPECIAL REFERENCIA AL
SECTOR PÚBLICO*
NANCY SIRVENT HERNÁNDEZ
Catedrática E.U. Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Alicante 52
1. LA REGULACIÓN DE LA LIMITACIÓN DEL ENCADENAMIENTO
DE CONTRATOS EN EL DERECHO ESPAÑOL. BREVE RECORRIDO
HISTÓRICO
El Acuerdo Marco sobre el trabajo de duración determinada celebrado el
18 de marzo de 1999, que gura en el Anexo de la Directiva 1999/70/CE
del Consejo, de 28 de junio de 1999 (en adelante, Acuerdo Marco) persigue
como objetivos esenciales mejorar la calidad del trabajo de duración
determinada, y establecer un marco para evitar los abusos derivados de la
utilización de sucesivos contratos o relaciones laborales de duración
determinada.
En relación con este segundo objetivo, la cláusula 5 del Acuerdo Marco
insta a los Estados miembros a la adopción, en atención a las necesidades
de las distintos sectores o categorías de trabajadores, de una o varias de las
siguientes medidas: a) razones objetivas que justi quen la renovación de los
contratos de trabajo o relaciones laborales de duración determinada; b) la
duración máxima total de los sucesivos contratos de trabajo o relaciones
laborales de duración determinada; y c) el número de renovaciones de tales
contratos o relaciones laborales de duración determinada. Asimismo, el
Acuerdo prevé que los Estados miembros determinen en qué condiciones
los contratos de trabajo de duración determinada se considerarán
“sucesivos” y se entenderán celebrados por tiempo inde nido.
Como se encarga de precisar el propio Acuerdo, el presupuesto para que
los Estados miembros estén obligados a implementar alguna o varias de
estas medidas es que no existan ya medidas legales equivalentes en el
derecho interno dirigidas a prevenir tales abusos.
El Acuerdo goza de naturaleza mínima permitiendo, por tanto, a los
Estados el mantenimiento o la aplicación de disposiciones más favorables
para los trabajadores que las previstas en el propio Acuerdo (Considerando
14).
Al objeto de transponer las directrices marcadas por la Directiva
1999/70/CE, la Ley 12/2001, de 9 de julio, de medidas urgentes de reforma
del mercado de trabajo para el incremento del empleo y la mejora de su
calidad, introdujo de forma muy tímida una previsión en nuestro país
delegando en la negociación colectiva el establecimiento de medidas
dirigidas a prevenir los abusos derivados de la utilización abusiva de la
contratación temporal.
Sin embargo, esta norma resultó a todas luces insu ciente de cara a poner
freno a las altas tasas de temporalidad que registraba el mercado laboral
español, y de reducir el encadenamiento de contratos temporales por parte
de las empresas con un mismo trabajador. Ello explica que el Real Decreto-
Ley 5/2006, de 9 de junio, para la mejora del crecimiento y del empleo (que
se convertiría más tarde en la Ley 43/2006, de 29 de diciembre), volviera a
la carga sobre este asunto y procediera a dar nueva redacción a esta
previsión. En esencia, esta norma supuso la imposición por ley del
establecimiento de límites a los sucesivos contratos temporales que puede
suscribir una empresa con un mismo trabajador para ocupar un mismo
puesto de trabajo, afectando dicha medida a ciertos contratos temporales, y
dejando en manos de la negociación colectiva el establecimiento de
requisitos encaminados a prevenir la utilización abusiva de contratos de
duración determinada con distintos trabajadores para ocupar un mismo
puesto de trabajo. La norma deja al margen de esta previsión a los contratos
formativos, de relevo e interinidad.
A raíz de la crisis económica y nanciera mundial desarrollada desde
2008, la Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la
reforma del mercado de trabajo, con el objetivo general de atacar la intensa
destrucción de empleo producida en estos años, adoptó, entre otras muchas
medidas, aquellas destinadas a frenar el uso injusti cado de la contratación
temporal. En este sentido, se introducen algunos ajustes en la regla
instaurada en 2006 para evitar el encadenamiento sucesivo de contratos
temporales al objeto de hacerla más e ciente, precisando con mayor rigor
los requisitos que deben concurrir en estos supuestos, y extendiendo los
supuestos de aplicación de la norma. A resultas de ello, el encadenamiento
de contratos prohibido no juega sólo en los casos en los que el trabajador
ocupa un único puesto de trabajo de forma sucesiva, sino también en
aquellos otros supuestos en los que se ocupan por un mismo trabajador
varios puestos de trabajo de forma sucesiva, ya sea en la misma empresa o
en empresas que formen parte del mismo grupo empresarial, inclusive
cuando se produzcan supuestos de sucesión o subrogación empresarial.
Asimismo, la nueva regulación deja al margen del cómputo del
encadenamiento prohibido, además de los contratos formativos, de relevo e
interinidad, a los contratos temporales celebrados en el marco de programas
públicos de empleo-formación, y a los contratos temporales utilizados por
empresas de inserción dentro de un itinerario de inserción personalizado53.
En el ámbito de las Administraciones Públicas, quedan excluidas también
del límite al encadenamiento las modalidades particulares de contrato de
trabajo contempladas en la Ley Orgánica de Universidades o en
cualesquiera norma jurídica con rango de ley54.
Como se desprende de la evolución normativa operada en esta materia, a
partir de 2006 la exclusión de la limitación del encadenamiento de contratos
temporales a los contratos formativos, de relevo y de interinidad siempre ha
sido una constante, en tanto que la exclusión de esta regla a las guras
contractuales especí cas en el ámbito de la docencia y de la investigación
resulta más reciente, a partir de 2010, permaneciendo también desde
entonces inalterada la regulación de esta materia.
Así pues, a tenor de la regulación actual en materia de encadenamiento
prohibido, el trabajador que haya estado vinculado con la misma empresa
mediante dos o más contratos de duración determinada, con o sin solución
de continuidad entre ellos, por un período superior a veinticuatro meses
dentro de un arco temporal de 30 meses, adquirirá la condición de
trabajador jo de la empresa. Sin que computen, a estos efectos, los
contratos formativos, de relevo, interinidad, los contratos temporales
celebrados en el contexto de programas públicos de empleo-formación y los
celebrados en empresas de inserción con tal objetivo. De forma más precisa,
el artículo 15.5 ET matiza que dicha consecuencia jurídica tendrá lugar,
tanto si el trabajador ocupa el mismo como si ocupa diferente puesto de
trabajo; con independencia de que haya sido contratado por la misma
empresa o por empresas del mismo grupo empresarial; mediante
contratación directa o a través de ETT, inclusive en supuestos de sucesión o
subrogación empresarial, conforme a lo dispuesto legal o
convencionalmente55. Cumpliéndose todas estas condiciones, surtirá efecto
la regla que limita el encadenamiento de contratos temporales y el
trabajador tendrá derecho a que se le reconozca su condición de jeza en la
empresa, estando obligado el empresario a facilitar por escrito al trabajador,
dentro de los diez días siguientes al cumplimiento de los plazos
anteriormente indicados, un documento justi cado de su nueva condición
de trabajador jo (apartado 9 del artículo 15 ET).
Palabras clave
Compatibilidad entre pensión de jubilación y trabajo, Jubilación activa,
Envejecimiento activo, SMI, Seguridad Social.
1. INTRODUCCIÓN
Es necesario remontarse al Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez,
Orden Ministerial de 2-2-1940, más conocido como SOVI, para conocer los
orígenes en nuestro ordenamiento jurídico de las reglas de incompatibilidad
entre la percepción de la pensión de jubilación y el trabajo. Concretamente,
su artículo 9 indicaba la incompatibilidad entre la percepción del subsidio
de vejez con todo trabajo remunerado.
Posteriormente se fueron sucediendo una serie de normas tales como la
modi cación de la Orden Ministerial de 24-10-1946, el artículo 60 del
Reglamento General del Mutualismo Laboral contenido en la Orden de 10-
9-1954, y algo después la Orden Ministerial de 10-8-1957, que indicaba
textualmente que: “el percibo de las pensiones de vejez o invalidez es
incompatible con la realización de cualquier trabajo o actividad que
determine la inclusión del pensionista en un régimen o rama de subsidios o
seguros sociales obligatorios”
Finalmente y ya desde el prisma del nuevo sistema de la Seguridad
Social, entra en juego el artículo 156 de la Ley de Bases de la Seguridad
Social, aprobado por Decreto de 21 de abril de 1966, y con posterioridad el
Texto Refundido de la Ley General de Seguridad Social, aprobado por
Decreto de 30 de mayo de 1974, que establecieron sucesivamente que el
disfrute de la pensión de jubilación “será incompatible con el trabajo del
pensionista, con las salvedades y en los términos que reglamentariamente
se determinen”
En la actualidad, el apartado uno del artículo 213 del Real Decreto
Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley General de la Seguridad Social, establece claramente y
en los mismos términos que en el año 1974, que es incompatible la
percepción de la pensión de jubilación con el trabajo del pensionista79.
Como podemos ver, pese a que la norma general es tradicionalmente la
incompatibilidad, existen excepciones a esta regla que iremos analizando
con detalle a lo largo de este artículo.
El punto primero del artículo 214 introduce el concepto de
envejecimiento activo, que permite la posibilidad de compatibilizar la
percepción de la pensión de jubilación con el trabajo en determinados
supuestos, minorando el importe de la pensión en un cincuenta por ciento
de su cuantía total.
Con esta fórmula, nos encontramos por primera vez frente a la conocida
como Jubilación Activa, que inicia sus primeros pasos a raíz de la entrada
en vigor de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, sobre actualización, adecuación
y modernización del sistema de Seguridad Social80, y se consolida con la
entrada en vigor del Real Decreto Ley 5/2013, de 15 de marzo, de medidas
para favorecer la continuidad de la vida laboral de los trabajadores de
mayor edad y promover el envejecimiento activo, en cuyo preámbulo ya
podíamos intuir un escenario complejo:
«Los sistemas de pensiones de los países de la Unión Europea se
enfrentan a importantes desafíos en el medio plazo derivados de
fenómenos demográ cos. Las bajas tasas de natalidad y el alargamiento
de la esperanza de vida exigen la adaptación de estos sistemas para
asegurar su viabilidad en el largo plazo y mantener unas pensiones
adecuadas para el bienestar de los ciudadanos de más edad.
España no es una excepción, y el sistema de Seguridad Social debe
hacerse cargo del pago de un número creciente de pensiones de
jubilación, por un importe medio que es superior a las que sustituyen, y
que deben abonarse en un periodo cada vez más largo, gracias a los
progresos en la esperanza de vida.»
Lamentablemente, debido a la croni cada parálisis política en la que se
encuentra nuestro país, poco se ha podido avanzar en los últimos siete años,
encontrándonos en la actualidad con un escenario de máxima incertidumbre
respecto a la viabilidad de nuestro sistema de pensiones, una de las joyas de
nuestro estado de bienestar.
2. MARCO TEÓRICO
Tanto desde instancias europeas e internacionales como desde la propia
comisión de seguimiento del Pacto de Toledo, en su recomendación
duodécima81, se advierte la necesidad de tender a fórmulas que permitan
una mayor exibilidad y coexistencia entre la percepción de la pensión de
jubilación y el trabajo en activo.
La citada recomendación considera también la prolongación de la vida
laboral de los ciudadanos como un objetivo necesario y deseable,
aumentando así la edad real en la que los trabajadores abandonan el
mercado de trabajo.
En este sentido, se plantea además la necesidad de incentivar la
prolongación voluntaria de la vida laboral más allá de la edad ordinaria,
siendo necesario para ello la adaptación y mejora de cuantos incentivos
sociales, scales y laborales sean necesarios para fomentar la permanencia
en activo de los trabajadores.
Por otra parte, y recogiendo las diferentes recomendaciones emanadas de
la Comisión Europea, el Programa Nacional de Reformas de 2013, advirtió
en su recomendación especí ca segunda82, la necesidad de abordar varios
puntos que ayudarán a corregir un escenario comprometido de cara al
mantenimiento de nuestro actual sistema de pensiones.
La creación de un factor de sostenibilidad, introducido por la Ley
27/2011 y desarrollado por la Ley 23/2013, de 23 de diciembre, reguladora
del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de
Pensiones de la Seguridad Social, y que nalmente retrasa su puesta en
marcha según expone la Ley 6/2018, de 3 de julio, de Presupuestos
Generales del Estado para el año 201883, la reforma de la jubilación
anticipada y parcial así como del régimen de compatibilidad entre pensión y
trabajo recogidas en el Real Decreto Ley 5/2013, de 15 de marzo, son como
ya se ha indicado en la introducción, las principales medidas que se llevaron
a cabo con el objetivo es que aumente el número de trabajadores que, una
vez llegada la edad ordinaria de jubilación, decidan mantenerse activos
contribuyendo así al mantenimiento de nuestro sistema de pensiones.
Se trata, por tanto, de una serie de reformas en materia del sistema de
pensiones dirigidas a promover la continuidad de la vida laboral, acercar la
edad real de jubilación a la edad legal y asegurar que ésta vaya aumentando
en función de la esperanza de vida.
Con todo, nos encontramos frente al término jubilación activa o
envejecimiento activo, que básicamente en nuestro ámbito de estudio se
fundamenta en dos medidas claras:
Por un lado el paulatino aumento de la edad de jubilación, y por otro la
compatibilidad de la pensión de jubilación con el trabajo por cuenta propia
o ajena, todo ello como ya hemos dicho, con la intención de mantener a
nuestros mayores en el mercado de trabajo, y que ello pueda favorecer la
sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones habida cuenta del pretendido
retraso en la percepción de prestaciones sumado al mantenimiento de las
aportaciones al sistema de quienes de otro modo hubiesen dejado de
contribuir a la caja de la Seguridad Social.
Esta comunicación se centra en la segunda de estas dos medidas, tratando
de analizar y comparar la compatibilidad entre pensión de jubilación y
trabajo por cuenta propia o ajena, desde varios escenarios que, como ya
apuntamos inicialmente, demuestran la complejidad del entramado
normativo vigente, así como las disfunciones entre regímenes y colectivos.
3. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Buena parte de las medidas analizadas en esta comunicación, vienen
inspiradas desde instancias comunitarias mediante la Estrategia Europea
2020, con trabajos como Libro verde de la Comisión Europea; el Libro
Blanco agenda para unas pensiones adecuadas, seguras y sostenibles,
políticas que se traducen inicialmente en nuestro país por medio de la
recomendación duodécima del informe de evaluación y reforma del Pacto
de Toledo o a través Programa Nacional de Reformas con su recomendación
especí ca segunda. Como ya hemos comentado, con estas políticas se
tiende a incentivar el envejecimiento activo y a favorecer la compatibilidad
entre trabajo y percepción de la pensión de jubilación, lo que
implícitamente deja entrever que el legislador es consciente de que en el
futuro los jubilados tendrán que seguir trabajando para completar sus
pensiones.
En apariencia, estas corrientes europeas e internacionales que nos
sugieren políticas que refuercen la prolongación de la vida laboral mediante
fórmulas que permitan la compatibilidad entre pensión y trabajo, han de
actuar como una de las fórmulas necesarias para la recuperación y
salvaguarda de nuestro mermado sistema de pensiones, pero obviamente,
estas medidas por sí solas no serán su cientes para abordar una
problemática de semejante envergadura, de hecho, tampoco sabemos en qué
medida pueden suponer una ventaja, habida cuenta del perjuicio que puede
suponer la prolongación de la vida laboral de los mayores en el acceso de
los más jóvenes al mercado de trabajo, y por consiguiente en la pérdida de
nuevas cotizaciones.
Obviamente, el mandato impuesto al legislador por la Disposición
Adicional 37ª103 de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, ha sido solo cumplido
parcialmente por el Real Decreto Ley 5/2013 (López Aniorte, M.C. 2014)104
y hemos de añadir que del mismo modo por el posterior Real Decreto
Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, toda vez que aún habiendo avanzado
en mecanismos de compatibilidad, no se ha logrado un escenario de
igualdad entre colectivos y regímenes.
Por otro lado, en cuanto disfunciones o desigualdades entre colectivos,
podemos apuntar las siguientes re exiones:
Respecto a las Clases Pasivas del Estado, vemos como queda con gurado
un escenario por el cual aquellas pensiones de jubilación de Clases Pasivas
anteriores al 1 de enero de 2009 han sido y siguen siendo, perfectamente
compatibles con el trabajo por cuenta propia o ajena percibiendo de manera
íntegra el importe de la pensión, lo que supone un escenario de especial
privilegio para este colectivo de jubilados. Obviamente estas situaciones
tienen fecha de caducidad toda vez que vayan dejando de trabajar aquellos
jubilados de clases pasivas que accedieron a su pensión con anterioridad al
1 de enero de 2009.
En relación con los trabajadores por cuenta propia con ingresos no
superiores al Salario Mínimo Interprofesional, se deduce que la falta de
inclusión de estos trabajadores por cuenta propia en el sistema de seguridad
social, sería la causa de su plena compatibilidad, resultando a todas luces
algo paradójico, ya que por un lado no contribuyen al sistema con sus
cotizaciones por estar exentos de la obligación de alta, y a su vez, esto
resulta premiado con una compatibilidad plena al cien por ciento del
importe de su pensión y por consiguiente mucho más bene ciosa para este
colectivo que para quien la compatibiliza con un trabajo por cuenta ajena,
cuya pensión se ve reducida en un cincuenta por ciento de su importe total.
Si hablamos de los profesionales colegiados no integrados en el RETA, y
como ya se ha comentado en el Marco Teórico, la publicación de la
Disposición adicional trigésima séptima. Compatibilidad entre pensión de
jubilación y trabajo de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, les otorga una
compatibilidad plena entre el disfrute de la pensión de jubilación al cien por
ciento de su importe, y el trabajo por cuenta propia sin límite alguno de
ingresos, otro escenario por tanto privilegiado con respecto a los jubilados
que quieren compatibilizar su pensión con un trabajo por cuenta ajena.
A modo de re exión nal, y como ya avanzamos en el punto 4.1, nos
detenemos en la Disposición nal sexta bis del Real Decreto Legislativo
8/2015, de 30 de octubre105 que augura fórmulas de jubilación activa que
irán in crescendo en nuestro entramado normativo, no ya por fomentar
mecanismos que permitan tener activos a nuestros profesionales de mayor
edad y aprovechar así su talento y experiencia, ni tampoco para tratar de
salvar nuestro mermado sistema de pensiones rebajando el número de
pensionistas y por consiguiente del coste de las pensiones, ya que por un
lado no se ahorrará en el abono de pensiones si se abonan al cien por ciento
aunque se compatibilicen con trabajo, y tampoco se ingresará en exceso ya
que los jubilados activos solo cotizan un porcentaje residual de manera
solidaria, muy lejos de los porcentajes de cotización en situaciones
normales, sino más bien debido a la presumible necesidad material que
tendremos los futuros jubilados de compatibilizar nuestras pensiones con un
trabajo que nos permita completar una exiguas pensiones.
De hecho, este escenario de compatibilidad plena, lejos de generar
ingresos o ahorrar costes en nuestra caja de la Seguridad Social, es posible
que los reduzca toda vez que los jubilados activos no dejen paso al empleo
joven, engrosando previsiblemente las cifras de desempleo en nuestro país.
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Ó
D. LA EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO
CARMEN VIQUEIRA PÉREZ
Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de Alicante
Ó
1. LOS NUEVOS MEDIOS DE LA NOTIFICACIÓN DE LA CARTA DE
DESPIDO
MARÍA CARMEN ARANDA MARTÍNEZ
Profesora Ayudante LOU
Universidad de Alicante. Dpto de Derecho del Trabajo y SS
1. INTRODUCCIÓN
Como es sabido, el despido comporta la extinción de la relación laboral
por decisión unilateral del empresario y, consecuentemente, la nalización
de las obligaciones recíprocas a las que se obligaron las partes. Por todo
ello, se de ne como un acto formal y recepticio de carácter autónomo y
constitutivo.
El término despido recoge, en general, todos los supuestos de extinción
del contrato de trabajo por voluntad unilateral del empresario. Aunque, en
el Estatuto de los Trabajadores, solo se cita de forma expresa para referirse
al despido disciplinario y al despido colectivo. Este acto unilateral del
empresario requiere para su validez el cumplimiento de diferentes requisitos
formales que establece el ET en su artículo 55.1, siendo aplicables estos, tal
y como admite la doctrina, al resto de despidos, a los que cabrá añadir otros
requisitos formales –como en el caso del despido objetivo y colectivo– cuyo
incumplimiento puede propiciar la improcedencia o la nulidad.
Común a todos los despidos es la exigencia de comunicación escrita que
se incorpora a nuestro ordenamiento jurídico tras la aprobación del Decreto
de 26 de Octubre de 1956, por el que se modi ca el texto refundido de la
Ley de Contrato de Trabajo de 1944, y que constituye la forma de noti car
al trabajador la decisión extintiva empresarial a través de la conocida como
“carta de despido”. Esta es un requisito ad solemnitatem cuyo
incumplimiento determina la improcedencia del despido por inobservancia
de requisitos formales que aseguran al trabajador una válida defensa
procesal frente al acto extintivo. En consecuencia, tanto la forma requerida,
stricto sensu, como la su ciencia de las causas o hechos suponen la
realización de un procedimiento que limita una absoluta libertad o
posibilidad de despido ad nutum del empresario106, en virtud de la
aplicación de principios y límites legales y constitucionales del
ordenamiento jurídico como el abuso del derecho, la interdicción de la
arbitrariedad y la buena fe.
Siendo esto así, tiene gran importancia la validez de los medios con los
que se noti ca la carta de despido al trabajador. Más aun, cuando no existe
sobre ellos referencia legislativa, por lo que ha sido la jurisprudencia y la
doctrina judicial quienes han ido determinado los medios idóneos para la
noti cación de la carta de despido, a la vez que han establecido los criterios
sobre la su ciencia de las causas o hechos alegados por el empresario.
2. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN
Puesta la situación en contexto, la cuestión general que se plantea es la
validez de la noti cación de la carta de despido realizada con los nuevos
medios de comunicación –como puede ser el e-mail o el whatsapp– que
tienen un alto grado de aceptación y uso en las relaciones de trabajo. Como
es fácil observar, al ámbito de las relaciones de trabajo también afectan los
rápidos cambios que se derivan del uso generalizado de las nuevas
Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) y por la
denominada mensajería instantánea móvil (MIM), por lo que, carecería de
sentido, dar la espalda a las posibilidades y oportunidades que ofrecen. A la
vez, es conocido el desajuste normativo que a veces existe entre el Derecho
del Trabajo y la realidad en las interacciones laborales que, además, es más
evidente en algunas guras jurídicas como el ejercicio del poder
disciplinario y, en concreto, en el caso de la noti cación de la carta de
despido.
Así, hasta hace pocos años, la entrega en mano, el burofax, el telegrama,
el correo certi cado, la vía notarial, entre otros, –los denominaremos
medios consolidados– han sido los medios más utilizados y aceptados
jurídicamente para la noti cación de la carta de despido. Pero, en la
actualidad, el uso del correo electrónico o aplicaciones como whatsapp –a
estos los denominaremos nuevos medios– son formas de comunicación que
se han normalizado en las relaciones laborales y presentan una especial
problemática si son utilizados para realizar comunicaciones, estrictamente
formales, como es el caso de la noti cación del despido. Concretamente, en
el caso de whatsapp, la desaparición de su excepcionalidad como medio de
noti cación de la carta de despido, ha provocado que cada vez vayan siendo
más los pronunciamientos de la doctrina judicial en los que se juzga la
procedencia o improcedencia del despido realizado de esta forma. Es por
ello, por lo que se cree necesario valorar su utilidad para realizar este acto
recepticio.
Así pues, si se expone una posible clasi cación sobre los medios con los
que habitualmente se noti ca el despido, atendiendo a las consideraciones
doctrinales y la práctica diaria, cabría establecerla utilizando un criterio
cualitativo que vaya de mayor a menor grado de seguridad de que la
noti cación vaya a ser recibida por el trabajador. En un primer grado, se
encuentra la entrega en mano con presencia de los representantes de los
trabajadores o testigos, en su caso, donde el trabajador puede negarse a
rmar y no por ello entenderse incumplida la obligación del empresario. En
un segundo grado, encontraríamos aquellos medios que, no estando el
trabajador en el centro de trabajo ni presente se presuponen de mayor
seguridad, como pueden ser el correo certi cado con acuse de recibo, el
telegrama, el burofax con acuse de recibo y certi cación de texto, la
recepción de la carta a través de documento con rma electrónica y copia
certi cada o la vía notarial. Con todos ellos se presupone un grado de
certeza idóneo y e caz para comunicar al trabajador su despido, a salvo de
que también pueda ser rehusado por el trabajador, cuya consecuencia sería
la misma que la del apartado anterior, es decir, que se entienda efectuada la
noti cación. Y por último, como medios que generan cierta reticencia en
cuanto a su validez y su ciencia debido principalmente a la di cultad
probatoria de la recepción, se encuentran aquellos que están, en muchos
casos, normalizados en las comunicaciones laborales diarias como son el
correo electrónico ordinario o el whatsapp.
Por su parte, el empresario, debe decidir inicialmente sobre la validez y
su ciencia de estos medios. A él, corresponde acreditar la entrega de la
carta de despido, desvirtuando, en su caso, la oposición del trabajador por
considerarlos no válidos o inidóneos107. Asumiendo, por tanto, el riesgo de
readmisión o indemnización en el caso de que el despido sea cali cado de
improcedente tras el correspondiente pronunciamiento judicial.
Como sabemos, la noti cación de la carta de despido conlleva que el
empresario deba solventar principalmente dos cuestiones. La primera en
referencia al deber de noti cación, por lo que deberá acreditar la constancia
o no de la noti cación efectuada al trabajador. Y, la segunda, en cuanto que
es un acto que se perfecciona con la recepción, ha de quedar constancia
fehaciente de que la comunicación ha llegado a conocimiento del
trabajador. Ambos presupuestos deben quedar cumplidos y acreditados para
la validez del despido. Ello obliga al empresario a elegir de forma
su cientemente diligente los medios adecuados108 a la nalidad perseguida
y cumplir con las formalidades exigidas.
Por otro lado, en cuanto a la exigencia de la expresión de los hechos que
motivan el despido, estos deben ser, “claros, su cientes e inequívocos”109
poniéndolos en conocimiento del trabajador a través de la comunicación
escrita en pro a un buen amparo procesal110.
Así, los requisitos formales de la carta de despido persiguen distintas
nalidades. En primer lugar, dar a conocer al trabajador los motivos de su
despido a n de que pueda impugnarlos proponiendo la práctica de las
pruebas que considere oportunas. En segundo lugar, delimitar los términos
de la controversia sin que pueda el empresario alegar en sede judicial
hechos distintos de los re ejados en la carta de despido. En tercer lugar,
jar el dies a quo del cómputo del plazo de caducidad y en el que el
trabajador puede impugnar el despido y, en cuarto lugar, la carta de despido
sirve para acreditar la situación legal de desempleo del trabajador.
Por ello, noti car correctamente la carta de despido es una cuestión
crucial por dos razones. En primer lugar, por la importancia económica que
tiene para ambas partes la cali cación del despido como procedente o
improcedente, pues, salvo la previsión legal de subsanación del artículo
55.2 del ET, el despido que no cumpla los requisitos formales de la carta de
despido, será cali cado de improcedente. Y en segundo lugar, por la posible
caducidad de la acción que ostenta el trabajador frente al despido, ya que
esta puede verse frustrada cuando no exista absoluta seguridad sobre la
fecha de recepción del acto extintivo, pudiendo vulnerar el derecho del
trabajador a la tutela judicial recogida en el artículo 24 de la CE.
Es importante, por tanto, para ambas partes de la relación laboral conocer
en primer lugar si la comunicación de la carta de despido realizada por un
medio de comunicación como es el whatsapp, es válida o no. Y, en segundo
lugar, precisar la posibilidad de un conocimiento fehaciente del envío y la
recepción. Todo ello, determinará su aptitud para cumplir con los requisitos
formales exigidos por los artículos 55.1, 55.3 del ET y 108.1 de LRJS.
Otra cuestión, valorada aparte, es si tiene importancia para los tribunales,
y en la práctica diaria, el uso indistinto de los términos “comunicación” y
“noti cación” para referirse a lo que en esencia es informar al trabajador de
la decisión extintiva del empresario, puesto que la Ley 8/1980, de 10 de
marzo, permuta la palabra “comunicación” por “noti cación” solo en el
despido disciplinario111 y, este cambio, continúa en el ET a pesar de las
sucesivas reformas.
4. CONCLUSIONES
Pues bien, es evidente, que el silencio del ET respecto a los medios que
pueden ser utilizados para la noti cación de la carta de despido ha
provocado que estos se incorporen a la práctica diaria –avalados por la
doctrina jurisprudencial y judicial– conforme han ido mostrando un grado
mayor de idoneidad. Estas incorporaciones al ET han sido impulsadas por
la necesidad de adecuar los cambios de los usos sociales en el trabajo y
evitar constantes pronunciamientos jurisprudenciales. Por lo que, tendría
sentido que, con el paso del tiempo y ante la inminente casuística, también
estos nuevos medios de comunicación acaben teniendo un mayor
reconocimiento judicial, salvo que la ley diga lo contrario o resulten
excluidos de la práctica diaria, dado que no son rechazados.
En el caso del whatsapp o los e-mails es posible el envío de archivos que
recojan con claridad los requisitos exigidos por el artículo 55.1 ET, tal y
como puede hacerlo cualquier otro medio que tiene mayor reconocimiento
judicial. Ello no obsta a que, la exposición de los hechos o las causas se
acrediten o no, de forma su ciente, pero sí es posible su envío y recepción.
Por lo tanto, podemos concluir que sí se puede concretar y motivar
su cientemente un despido, sea disciplinario u objetivo, a través de estos
medios, pues prácticamente todos permiten expresar, causa o hechos,
exactamente igual que se hace de forma expresa a través de una carta por
correo ordinario, la presentación de documento ante notario, o incluso con
la propia entrega física de la carta de despido. Por lo que, no necesariamente
nos tiene que llevar a la improcedencia del despido por falta de forma si se
cumple con todas las exigencias legales, salvaguardando además los
derechos de ambas partes.
Considerado esto, quizás, carece de sentido negar e cacia jurídica a estos
nuevos medios de comunicación, cuando socialmente su e cacia recepticia
queda masivamente probada y, vista la doctrina judicial existente en cuanto
a la comunicación de la carta de despido, también en el ámbito del Derecho
del Trabajo. En estos casos, los Juzgados de lo Social no han desdeñado
esta forma de comunicación escrita, aunque posteriormente, procediera la
cali cación del despido como improcedente, no porque no quedara
constancia de la noti cación, sino por carecer de la forma exigida, es decir,
la expresión su ciente de los hechos o causa.
Como ya se ha comentado anteriormente, tanto la mensajería instantánea
como whatsapp y otros como el correo electrónico, tienen con gurados
sistemas de veri cación de recepción, que para el uso cotidiano cumplen
una función informativa “su ciente”, pero que inicialmente parece
insu ciente si lo que se pretende es veri car la recepción de una
noti cación formal, salvo que el destinatario se dé por noti cado
contestando a dicha comunicación126. Bien, pues esa duda sobre una posible
insu ciencia en el ámbito jurídico podría ser salvada mediante la solicitud
del empresario de un informe pericial o documento técnico emitido por la
empresa propietaria de la aplicación (en el caso de whatsapp) que acredite
la recepción de la carta de despido cuando no existe respuesta por parte del
destinatario. Y esto, no sería otra cosa que, utilizar las herramientas
jurídicas que nos facilita nuestro ordenamiento.
A mi juicio, la recepción de la comunicación escrita a través de whatsapp
debería ser su ciente, pues de manera análoga se le da validez a la
recepción de la carta de despido entregada mediante correo certi cado,
burofax, etc… donde queda constancia de su recepción, sin que haya
manera de saber si ha sido leída más que por la acción u omisión del
destinatario. Por lo tanto, estableciendo un paralelismo entre ambas
recepciones no cabría exigirle a medios como el whatsapp que se entienda
la recepción realizada cuando aparece como abierta o leída, sino que sería
su ciente, al igual que con el resto de medios, con que haya sido
recepcionada. Obviamente, la validez del uso del whatsapp depende de que
exista un mínimo de certeza, pero no parece razonable una exigencia mayor
por el hecho de que puedan ser manipulados cuando existen otros medios
que, aun teniendo mayor reconocimiento jurídico, igualmente pueden ser
manipulados. Por lo que, a igualdad de condiciones, cabría exigirles las
mismas previsiones legales que al resto.
En referencia a la negativa del trabajador a recibir la carta de despido,
ésta excusa a la empresa de intentar otro tipo de noti cación, entendiéndose
que la noti cación rehusada por el trabajador no la invalida127. En mi
opinión, quizás, esta forma de impedir la recepción puede ser asimilable a
una tácita negativa por parte del trabajador de recibir la noti cación a través
de whatsapp o correo electrónico, o a la manipulación de los móviles,
aplicaciones o cuentas de correo para que la misma no cumpla su cometido,
por lo que se podría dar por rehusada y, salvo defectos formales o
sustanciales de otro tipo, dar por válida la comunicación del despido
aplicando la doctrina jurisprudencial recogida en las sentencias del Tribunal
Supremo128.
En cuanto a la problemática que puede darse en el despido objetivo, por
ser un despido que exige la puesta a disposición de la indemnización, ésta la
salva la propia ley al exigir que el empresario ofrezca y tenga disponible la
indemnización, pero no que se realice la efectiva entrega129. Respecto a esto
existe una abundante jurisprudencia que valida determinadas formas de
pago como la transferencia bancaria hecha con anterioridad al cese, el
ingreso de la indemnización en la cuenta bancaria del trabajador, cheque
bancario, entre otros. A mayor abundamiento, existen ya plataformas
digitales bancarias que ofrecen otros servicios para la recepción instantánea
de cuantías económicas, véase, aplicaciones ofertadas por entidades
bancarias como Bizum o las transferencias que se pueden realizan de forma
instantánea, entre otras. Por lo que, este requisito del despido objetivo,
tampoco supondría mayor problema.
Por todo ello, se puede decir que, el uso de los que hasta ahora venimos
denominando como nuevos medios de noti cación de la carta de despido
también podrían cumplir las exigencias requeridas ya que incluso, en
algunas ocasiones, se hace un reconocimiento tácito y, a veces expreso, por
parte de la doctrina judicial del uso de las aplicaciones móviles o correo
electrónico para las comunicaciones del despido, siendo aplicable todo lo
expuesto aquí en referencia a la valoración probatoria para ambos medios.
Existiendo ya sentencias con diferentes pronunciamientos como hemos
podido ver, que no niegan ni desechan estos medios.
Siendo así, es importante tener en cuenta que la casuística en cada
despido puede ser muy distinta y, aunque en algunos casos no parezca un
medio idóneo, en otros sí se puede considerar adecuado. Por lo que,
argumentado lo anterior, no procede una limitación de las posibilidades de
elección del empresario, salvo que venga establecida legalmente, habida
cuenta de que en algunas ocasiones, como hemos comprobado en algún
pronunciamiento, estos medios pueden considerarse más efectivos que otros
atendiendo a la recepción de la información y, que además, cuentan con un
encaje legal reconocido. Eso sí, sería conveniente, quizás, que su uso
también quedara establecido a través de la negociación colectiva, con
recomendaciones e información sobre un uso responsable por ambas partes,
concretamente para la extinción contractual, dada la especialidad de la
relación laboral. Esto evitaría una desprotección de los trabajadores ante
posibles consecuencias negativas por un uso descuidado130.
Todo ello, nos lleva a la conclusión de que es posible superar los
impedimentos de uso y probatorios, sin más exigencias que las establecidas
ya en la LRJS y la LEC y las cautelas que de forma preceptiva sugiere la
jurisprudencia y doctrina judicial, además de tener en consideración las
importancia de la buena fe131 que se presume por ambas partes para que la
noti cación cumpla su nalidad. Entendiendo entonces que, se pueden
considerar medios válidos para enviar la carta de despido si cumplen con
los requisitos que establece el ordenamiento jurídico, si no vulneran
derechos fundamentales al obtener la prueba y si se acredita su origen,
recepción y autenticidad.
Finalmente, en cuanto a la cuestión expuesta sobre la utilización en el ET
de los términos “comunicación” y “noti cación” no parece llamar la
atención a las instancias judiciales, pero, a mí juicio, se podría extraer una
clara intención del legislador de enfatizar o exigir un mayor esfuerzo del
empresario en el caso del despido disciplinario, para que la comunicación
sea recibida. Si esta opinión no es errónea, cabe entender que, superado el
grado de mayor exigencia en el caso del despido disciplinario, nada impide
que, como se viene argumentando, el uso de estos medios también pueda
darse en el caso del despido objetivo.
A mi juicio, el whatsapp es un medio absolutamente adecuado para hacer
llegar la carta de despido, siempre y cuando, al igual que con el resto de los
medios de comunicación ya consolidados, se realice la comunicación
escrita observando todas las previsiones legales requeridas. Además, el
empresario debe estar en condiciones de demostrar el envío de la
noti cación de la carta de despido y la recepción de la misma por parte del
trabajador. Lo cual nos llevaría a determinar la validez de la noti cación
efectuada por whatsapp y a poder acreditar de forma fehaciente la recepción
de la misma.
Desde una perspectiva más general, y de cara a una eventual reforma del
ET, es particularmente interesante la propuesta efectuada por SALA
FRANCO. En ella, se expone que sería conveniente la incorporación de un
régimen jurídico que regulara de manera especí ca la comunicación escrita
del despido132. De ésta se desprende la necesidad de recoger expresamente
los medios de comunicación y su utilización de forma subsidiaria, además
de la obligación del trabajador de mantener actualizados su domicilio y su
dirección de correo electrónico. A estos últimos, a mi juicio se le podría
añadir el número de teléfono de contacto personal con el que se opera en las
relaciones laborales diarias, con el consentimiento del trabajador133, por lo
que se estaría dando carta de naturaleza a este último medio para ser
utilizado como medio de comunicación del despido.
Esta propuesta puede contribuir a una mayor seguridad jurídica de las
partes y a mantener la excepcionalidad o singularidad formalista que le
atribuye la ley y la doctrina a la noti cación de la carta de despido. O,
quizás, cabría la posibilidad de hacerlo a través de un Real Decreto que
desarrolle esta cuestión tal y como se ha hecho en otros casos134.
Entendiendo que, tanto el inicio como la nalización de la relación
contractual son hechos constitutivos que añaden “extraordinaria”
importancia al conocimiento que tienen las partes de todo aquello que
afecta sustancialmente a sus derechos.
Por último, en aplicación de los criterios de interpretación de las normas
jurídicas que establece el artículo 3 del C.Civ, decir que, el uso normalizado
de estos nuevos medios de comunicación en las relaciones de trabajo es una
expresión más de la realidad social a la que las leyes tendrán que
acomodarse.
Ó Í
2. LA EXTINCIÓN DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA DEL
EMPRESARIO Y, POR ENDE, DEL CONTRATO DE TRABAJO
MIGUEL BASTERRA HERNÁNDEZ
Profesor Contratado Doctor
Universidad de Alicante
1. INTRODUCCIÓN
Como se sabe, el art. 49 del ET establece, ya desde su redacción original
de 1980, que el contrato de trabajo se extinguirá… por extinción de la
personalidad jurídica del –empresario– contratante… en cuyo caso
deberán seguirse los trámites del art. 51; es decir, el procedimiento de
despido colectivo. Desde luego, parece del todo razonable que la extinción
de la personalidad jurídica del empresario provoque, a su vez, la extinción
de los contratos de trabajo todavía vigentes a tal punto. En este sentido, el
propio Tribunal Supremo señala, con acierto, que la extinción de la
personalidad jurídica de la compañía empleadora resultaría comparable al
fallecimiento del empresario persona física, con el que comparte su evidente
e cacia extintiva; si bien es lógico que, en este caso, la extinción no opere
de forma automática, sino que se exija seguir el procedimiento de despido
colectivo135. La cuestión es que, en apenas dos breves proposiciones
gramaticales, el legislador despacha con excesiva premura una realidad
material harto compleja; que entraña, por supuesto, di cultades
interpretativas desde el ámbito jurídico-laboral, pero también desde la
perspectiva del Derecho Mercantil.
Así, parece del todo justi cado examinar las aristas jurídicas que surgen
en torno a la extinción de la personalidad jurídica del empresario, que,
como imponen la lógica y el art. 49.1 g) del ET, acarreará también la
extinción de los contratos de trabajo a través del procedimiento previsto en
el art. 51 del ET. Y lo cierto es que nos encontramos ante una ocasión
especialmente signi cativa para abordar estos objetivos, toda vez que en
2020 se cumplen cuarenta años de la promulgación del Estatuto de los
Trabajadores original, de 1980. De este modo, la perspectiva amplia que
ofrecen las cuatro décadas de recorrido doctrinal y jurisprudencial de este
precepto (en la versión original del ET, la de la Ley 8/1980, se ubicaba en el
art. 49.7)136 permitirá enfocar, desde una óptica privilegiada, cuáles son las
de ciencias actuales y atisbar posibles vías para su futura solución.
Las cuestiones problemáticas a afrontar se estructurarán sobre dos
bloques-epígrafes. En primer lugar, se delimitará el supuesto de hecho del
que parte el art. 49.1 g) del ET. Y es que resulta necesario concretar, de
entrada, el complejo escenario jurídico-mercantil que contextualiza este
precepto, jalonado por unas causas de disolución societaria, una fase de
liquidación y, nalmente, la propia extinción de la personalidad jurídica.
Pero, además, devine crucial, en relación al supuesto de hecho del que
arranca el 49.1 g) del ET, deslindar con precisión los casos de extinción de
la personalidad jurídica que efectivamente implican el cese de la actividad
empresarial y, por tanto, justi carían la extinción de los contratos de trabajo
a través de esta gura de aquellas otras vicisitudes societarias que, aun
extintivas de la personalidad jurídica, no desencadenan la nalización de la
actividad empresarial, que simplemente pasaría a ser desarrollada por otro
titular. Y es que, en efecto, el art. 44 del ET prevé que la sucesión de
empresa que se daría en tales casos no extingue la relación laboral, sino que
el nuevo empresario se subroga en la posición del anterior.
A continuación, ya en el último epígrafe, se tratarán todas aquellas
cuestiones controvertidas de orden causal y procedimental que surgen en
torno a la remisión del art. 49.1 g) al art. 51 del ET. Y es que aquí se plantea
la duda de si la extinción de la personalidad jurídica de la sociedad –que a
posteriori conllevaría la extinción de los contratos de trabajo– puede partir
de una decisión societaria arbitrariamente adoptada o si, en cambio, la
válida extinción de los contratos ex art. 49.1 g) se supedita a que la
extinción de la personalidad jurídica de la compañía se produzca,
directamente, por imperativo legal. O, sobre todo, cabría preguntarse, en
paralelo, si resulta necesario que la propia extinción de la personalidad
jurídica guarde alguna relación con las causas de crisis de empresa de las
que arranca el art. 51 o si, en cambio, la causa prevista en el último párrafo
del art. 49.1 g) es, en sí misma y al margen de ninguna otra circunstancia o
consideración, su ciente para extinguir los contratos; en cuyo caso el
reenvío de este precepto al art. 51 sería meramente procedimental.
Ó
3. LUCES Y SOMBRAS DE LA REGULACIÓN INTERNA DEL
DESPIDO COLECTIVO EN MATERIA DE DERECHOS DE
INFORMACIÓN Y CONSULTA: SU CONFRONTACIÓN CON LA
NORMATIVA COMUNITARIA
CAROLINA BLASCO JOVER
Profesora Titular de Universidad
Universidad de Alicante
1. INTRODUCCIÓN
A poco tiempo –parece– de un nuevo Estatuto de los Trabajadores
adaptado a las necesidades sociales, culturales y laborales del siglo XXI,
resulta apropiado detenerse en estos momentos en el diseño del actual
art. 51 ET para comprobar si, en materia de garantías, el texto del precepto
se ajusta o no a lo previsto en la Directiva 98/59/CE. En concreto, se trata
de constatar si, desde la perspectiva europea, se le da adecuado tratamiento
a los derechos de información y consulta de los representantes en este
contexto; asunto éste que requiere, para deslindarlo correctamente, entrar de
lleno en el análisis de las decisiones judiciales del Tribunal de Justicia
dictadas sobre la materia y, claro está, en el debate sobre la necesidad de
una reforma normativa que tome en consideración tal cuerpo jurisprudencial
sobre la propia con guración del despido colectivo en España. Y es que
cuál deba ser la unidad de empleo de referencia, cuál el modo de calcular el
período de noventa días o cuáles deban ser las extinciones computables son
cuestiones todas ellas que incidirán, de un modo u otro, en los derechos de
información y consulta que atañen a la representación de los trabajadores,
pues las respuestas que se ofrezcan restringirán o ampliarán tales
potestades.
3. A MODO DE CONCLUSIONES
Brevemente por el limitado espacio del que se dispone, sólo señalar que
urge una reforma del art. 51 ET que aclare, ante los vacíos legales y los
desajustes con la norma europea, los principales problemas que el tenor
literal del precepto estatutario puede plantear. Parece que es el momento
oportuno para elaborar un nuevo texto que tenga en cuenta las decisiones
del Tribunal de Justicia y sea más acorde con la nalidad garantista que
impregna la Directiva. Y ello al margen de que pueda legislarse para
imponer, como así ha trascendido, medidas de exibilidad interna como
paso previo que contribuirían a reforzar la protección de los trabajadores;
pero tal propósito no debería impedir retocar los aspectos más oscuros de
un precepto cuya aplicación práctica hace surgir innumerables interrogantes
técnicos.
Ó Ó
4. LA INTERACCIÓN ENTRE LA DISPOSICIÓN ADICIONAL
DÉCIMA DEL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES Y LAS REGLAS
DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
MATTHIEU CHABANNES
Personal Contratado Predoctoral (FPU)
Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Complutense de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
El envejecimiento de la población afecta a España y a Europa en general
y se explica fundamentalmente por dos factores: una mejora de la esperanza
de vida y una baja tasa de natalidad. Este fenómeno ha conformado una de
las mayores preocupaciones por parte de la Unión Europea (UE) –que no
ocupado a los Estados miembros– que desde hace varias décadas a través de
diversos documentos y comunicaciones viene impulsando una serie de
recomendaciones para que los socios comunitarios tomen medidas para dar
solución a un hecho que viene a poner en peligro la sostenibilidad de sus
sistemas de Seguridad Social. Y es que supone un mayor gasto en
prestaciones sociales que no se ve compensado por el número de cotizantes.
La prestación de jubilación ha sido una de las prestaciones que más
reformas ha sufrido a lo largo de la historia de la Seguridad Social. La
regulación de la jubilación es de enorme trascendencia, pues constituye para
el sistema la mayor prestación tanto a nivel cualitativo como cuantitativo201.
La adaptación necesaria de esta institución tan relevante al nuevo contexto
socioeconómico, fundamentalmente tras la crisis económico- nanciera de
2008, ha traído consigo una nueva batería de “recomendaciones”
implementadas por la Unión Europea de gran impacto en los sistemas de
Seguridad Social Europeo. Fruto de estas exigencias europeas, nuestro país
ha adoptado, entre otras, dos importantísimas reformas del sistema de
pensiones, una efectuada en el año 2011202 y, la segunda, en el año 2013203
que han tratado de aportar soluciones, adoptando medidas legislativas de
retraso de la edad efectiva de jubilación (envejecimiento activo o
prolongación de la vida activa) así como de acentuación de la voluntariedad,
gradualidad y exibilización en el acceso a la jubilación.
Por otro lado, y en conexión con el propósito de la utilización de guras
de jubilación anticipada como elemento de reducción del paro juvenil, nos
encontramos con el constante recurso del legislador a esta gura bajo la
recurrente posibilidad de que tal política traiga consigo una regeneración de
plantillas, en el sentido de producirse un efecto sustitución entre
trabajadores jubilados anticipadamente y trabajadores jóvenes
desempleados, como elemento de reducción de la altísima tasa de
desempleo del colectivo. Esta supuesta relación causa-efecto, esto es, la
sustitución de trabajadores jubilados habilitados por la Disposición
Adicional (D.A.) 10ª del Estatuto de los Trabajadores (E.T) para acogerse a
la jubilación anticipada por trabajadores jóvenes en desempleo, según la
experiencia, no es tal. Es decir, la experiencia a lo largo de los años y desde
los inicios de la década 80 ha dejado constancia, a través de los datos, que
tal sustitución no se produce. Por tanto, por mucho que el legislador, e
incluso los agentes sociales busquen esa conexión, la realidad es otra. Los
trabajadores que se acogen a la jubilación anticipada no son sustituidos, a
los efectos, de forma relevante, por trabajadores jóvenes. Por ello, el
impacto en el paro juvenil de esta medida queda en una cuestión anecdótica.
3. EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
3.1. El envejecimiento activo en el marco de la Unión Europea
Como bien se conoce, la población europea envejece rápidamente como
resultado del aumento de la esperanza de vida y de la baja tasa de natalidad.
La situación de la población activa muestra un punto de in exión debido a
que las primeras generaciones del “baby boom” alcanzarán la edad legal de
jubilación en un corto plazo y junto a ello, existe una importante
disminución de personas jóvenes que se incorporan al mercado laboral,
generaciones que son mucho menos numerosas. Este fenómeno
demográ co preocupa a los gobiernos europeos en cuanto a la viabilidad y
la sostenibilidad de sus sistemas de pensiones. Una solución propuesta para
afrontar este reto es la de llevar a cabo una política que fomente el
envejecimiento activo.
Como se ha mencionado, el envejecimiento de la población es uno de los
temas que más ha preocupado la Unión Europea (UE) que, desde el
principio de la década de los 90, a través de diversos documentos y
comunicaciones viene formulando propuestas con el n de que los Estados
miembros tomen las medidas necesarias dirigidas a garantizar la
sostenibilidad de los sistemas de pensiones, propiciando el envejecimiento
activo. Esto es, aumentar el empleo de los trabajadores de mayor edad y
retrasar su salida del mercado de trabajo si bien el ámbito de impacto de
esta medida es de mucho mayor impacto, como veremos a continuación.
El interés por el colectivo de los trabajadores maduros arranca en 1993,
año que se declaró “Año europeo de las personas de edad avanzada y de la
solidaridad entre generaciones”. Tras la celebración del mismo, la UE
intensi có la atención prestada a la problemática del envejecimiento a
través de numerosos textos y actuaciones214.
En la Cumbre de Lisboa aprobada por el Consejo Europeo el 23 y 24 de
marzo de 2000, se vino contemplando el envejecimiento activo como una
herramienta indispensable para la sostenibilidad de los sistemas de
protección. Durante la misma se hizo hincapié en la promoción del
mantenimiento de los trabajadores de edad avanzada en el mercado de
trabajo y su reinserción profesional215.
Esa política se fue desarrollando a través de los distintos Consejos
Europeos que siguieron las pautas jadas en Lisboa. Así las cosas, en el
Consejo de Estocolmo de 2001, se establecieron las bases de una estrategia
para hacer frente a los principales retos económicos y presupuestarios
relacionados con la población que envejece. Se instó a los Estados
miembros a reducir el nivel de la deuda rápidamente, aumentar las tasas de
empleo y la productividad y, reformar las pensiones, la asistencia sanitaria y
los cuidados de larga duración. En el Consejo Europeo de Barcelona de
2002, los países miembros tomaron consciencia de las di cultades
encontradas para cumplir los objetivos jados en Lisboa. Por ello, el
Consejo invitó a reducir las medidas que promovían las modalidades de
jubilación anticipadas y a intensi car los esfuerzos a favor del empleo y de
su mantenimiento de los trabajadores maduros. Por otra parte, se preconizó
también, con el horizonte temporal de 2010, que a edad media de abandono
del mercado de trabajo por este colectivo debería de incrementarse en cinco
años.
Como resultado de ello, la Comisión Europea dio su opinión en relación a
los retos demográ cos que se deberían afrontar en otros comunicados
titulados “aumentar el empleo de los trabajadores de más edad y retrasar su
salida del mercado de trabajo” del 3 de marzo de 2004216 y “el futuro
demográ co en Europea transformar un reto en una oportunidad” del 2 de
octubre del 2006217. En ellos se identi caron cinco respuestas políticas que
los países miembros podían aportar para hacer frente al cambio
demográ co y al control del envejecimiento de la población. Entre ellas, se
pueden destacar: una renovación demográ ca mediante un mayor apoyo a
las familias; una vida laboral de mayor calidad; una Europa más productiva
y competitiva y, por último, la acogida e integración de inmigrantes en
Europa, así como unas nanzas públicas sostenibles en Europa para
garantizar una Seguridad Social adecuada y equidad entre generaciones.
En abril del 2009, la Comisión Europea hizo público un comunicado
sobre como “abordar los efectos del envejecimiento de la población de la
UE”218 en el cual presentaba previsiones de gastos en relación a la edad en
vista de la crisis nanciera y económica por la cual pasaba el viejo
continente. Además remarcaba la necesidad de introducir más reformas
para contrarrestar gastos presupuestarios provocados por el envejecimiento,
particularmente de gastos de pensiones y asistencia sanitaria. De esta forma
también instaba a los trabajadores a permanecer en el mercado laboral y
para ello subrayaba la necesidad de que los responsables políticos
suprimieran los obstáculos al empleo tales como el establecimiento de una
edad de jubilación obligatoria. Por el contrario, animaban a los Estados a
desarrollar mecanismos de jubilación más exibles permitiendo la
compatibilidad entre pensión y trabajo.
El 3 de marzo de 2010 se anunció un nuevo plan estratégico: la estrategia
Europa 2020219. En un mundo cambiante como en el que vivimos, la UE
debe promover un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo. Esta
estrategia de crecimiento para la década 2010-2020 remarcaba la
“importancia de tener una Unión Europea capaz de conseguir el reto de
promover una población activa y sana para conseguir una cohesión social y
una mayor productividad”. De hecho, uno de los cinco objetivos para
Europa 2020 es alcanzar una tasa de empleo del 75% en la UE entre la
población de 20 a 64 años en 2020.
En 2010, con el n de que la estrategia Europa 2020 tenga éxito, la
Comisión Europea publica su Libro verde “En pos de unos sistemas de
pensiones europeos adecuados, sostenibles y seguros” y en 2012, el Libro
Blanco titulado “Agenda para unas pensiones adecuadas, seguras y
sostenibles”. En ellos, se abre el debate sobre el tema de las pensiones en el
contexto de crisis económico- nanciera y se recalca que la salida temprano
del mercado laboral es insostenible. También invita a las partes interesadas
a reformar el sistema de pensiones, adoptando medidas que recompensen a
los trabajadores que decidan permanecer más tiempo en activo o por el
contrario, que se restrinjan los instrumentos jurídicos que facilitan la salida
temprana del mercado laboral y se penalice a quien decida abandonar el
mercado laboral de manera precoz.
El Consejo Europeo proclamaría el año 2012, “Año Europeo del
Envejecimiento activo de la solidaridad Intergeneracional: estrategia
futura”. La comisión identi có 3 objetivos a partir de los cuales se articulan
las acciones en el ámbito del envejecimiento activo:
– Favorecer el empleo en las personas mayores dando la posibilidad de
trabajar el tiempo que desean, poner en marcha programas
intergeneracionales en el ámbito profesional con el n de favorecer
intercambios de experiencias entre las generaciones; poner n a las
discriminaciones por razón de edad en el trabajo.
– Ofrecer los recursos humanos y nancieros necesarios para permitir a
las personas maduras seguir participando en la sociedad en el objetivo de
prevenir la exclusión social, el aislamiento y la dependencia; poner en
marcha un contexto accesible que les permita de participar activamente en
la sociedad.
– Maximizar la autonomía de las personas con el n de que éstas sigan
gestionando su vida cotidiana y sigan participando activamente en la
sociedad.
5. REFLEXIONES FINALES
La jubilación obligatoria al llegar a una determinada edad ha sido una
cuestión con muchos vaivenes en la normativa española y siempre ha estado
envuelta de una cierta polémica. La atención ha vuelto a centrarse sobre esta
cuestión tras la aprobación del RDL 28/2018, de 28 de diciembre, para la
revalorización de las pensiones publicas y otras medidas urgentes en
materia social, laboral y de empleo.
El Gobierno recurre de nuevo a la jubilación forzosa como instrumento
adecuado para impulsar el relevo generacional en el mercado de trabajo. No
obstante, la expulsión de trabajadores de mayor edad no implica
necesariamente el acceso al mercado de trabajo de los trabajadores más
jóvenes. No existe ningún dato o evidencia empírica que corrobore el
reparto de empleo en este sentido. En cambio, debería servir como
referencia los más de 40 años de experiencia de regulación de la jubilación
obligatoria (como la de otras guras jurídicas que suponen una reducción
del tiempo de trabajo, como la jubilación parcial), que nos demuestra que
esta gura ha tenido insigni cantes efectos en su función redistributiva del
empleo. Por añadidura, esta gura ha sido utilizada de forma abusiva por
parte de recursos humanos para afrontar problemas de reestructuración
empresarial con el n de sanear y rejuvenecer sus plantillas, permitiendo
por ende la amortización de puestos de trabajo y erigiéndose como una
alternativa menos costosa que el despido. Y eso ha sido posible porque en la
D.A. 10ª del E.T el legislador ha tipi cado ejemplos de medidas de políticas
de empleo, alguna de las cuales se muestran demasiado exibles y deja la
puerta abierta a la posibilidad de adoptar cualquier medida como política de
empleo. Por ello, para garantizar el cumplimiento del objetivo perseguido,
una línea de actuación para la reordenación de la norma actual podría ir, tal
vez, en el sentido de sustituir la expresión “cualesquiera otras dirigidas a
favorecer la calidad del empleo” por una relación de supuestos cerrados a
estas de medidas en forma de numerus clausus.
Por una parte, existe una colisión entre la normativa española y de la
Unión Europea en cuanto a los objetivos perseguidos. Resulta complejo que
las jubilaciones forzosas que se realicen puedan perseguir objetivos
coherentes de las políticas de empleo cuando, como hemos visto
anteriormente, dicha práctica resulta contraria a las recomendaciones jadas
por la UE y contradictoria con las propias reformas llevadas a cabo en
nuestro país en el 2011 y 2013. En ese marco, podría mantenerse la política
de empleo, pero en una línea que permitiese la compatibilidad con las
políticas de envejecimiento activo en el sentido de establecer una edad
inferior limite superior a la edad legal de jubilación.
Por otra parte, convendría poner de mani esto la posible colisión entre
ciertas normas en materia de derecho laboral y de seguridad social. En
nuestra opinión, como instrumento jurídico en el marco de una política de
empleo, la jubilación forzosa se inspira en concepciones y realidades
demográ cas claramente desactualizadas (cambios en sistemas productivos,
nancieros, tecnológicos, exibilidad, desregulación, descentralización
productiva y globalización económica, prolongación de la vida laboral o la
jubilación gradual y progresiva) además de causar una repercusión
económico- nanciera considerable en el gasto público que las jubilaciones
forzosas pactadas en convenios colectivos han transferido a la Seguridad
Social. No entendemos que el legislador pretenda la sostenibilidad del
sistema nanciero de la Seguridad Social y a su vez, adopte medidas
laborales que suponen menos ingresos para las propias arcas del sistema. El
legislador debería estudiar, analizar y ponderar globalmente los intereses
que entran en juego. Desde luego, el desempleo juvenil hay que combatirlo,
a poder ser, en conexión con el resto de políticas de mantenimiento de una
población activa su ciente. Por ello, es razonable pensar en una solución
que haga ir de la mano las políticas de empleo, potenciadas desde los
ámbitos laboral y de Seguridad Social, de forma que se adecúen todas ellas
a las exigencias y objetivos del envejecimiento activo desde una visión
integral y no parcial.
5. LA NECESIDAD DE UN PROCESO ESPECIAL EN MATERIA DE
EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO EX ART. 50 ET
MARÍA ELISA CUADROS GARRIDO
Profesora Ayudante Doctora
Universidad de Murcia
1. DELIMITACIÓN
La extinción por voluntad del trabajador fundamentada en un
incumplimiento contractual225 del empresario es la descriptiva tipi cación
de la causa extintiva que se contiene en el artículo 49.1.j) del Estatuto de los
Trabajadores226 (en adelante ET), donde se ha optado por eludir la
cali cación ontológica de la causa extintiva y por señalar dos de los
elementos básicos que han de concurrir para que origine: la voluntad del
asalariado de poner término a la vinculación laboral, y la irregularidad del
empleador que incumple sus obligaciones227.
La rúbrica del artículo 50 ET es la extinción por voluntad del trabajador,
precepto que debe de entenderse como desarrollo de la causa alegada en el
art. 49.1.j) ET, pero el giro aquí es mucho más sintético que el precedente,
pues posee el inconveniente de su genericidad causal, al omitir cualquier
referencia al origen de la drástica decisión adoptada por el trabajador,
cuando lo cierto es que no se cobijan todos los supuestos terminales de la
relación laboral por iniciativa o decisión del trabajador228.
La facultad extintiva recogida en el art. 50 ET, por tanto, constituye una
posibilidad extrema consistente en un acto resolutorio a instancias del
trabajador229, conocida como despido indirecto230, por cuanto viene a ser la
contrapartida del despido disciplinario del art 54 ET. Se trata, en ambos
casos, de un incumplimiento contractual de una de las partes del contrato
que da lugar a la extinción del contrato de trabajo de la otra parte. Pero el
referido incumplimiento no se de ne con los mismos parámetros231,
mientras que en la regulación del despido disciplinario se prevé de manera
expresa la exigencia de las notas de culpabilidad y gravedad, en relación
con el incumplimiento imputado para la extinción de la relación contractual,
en el 50 ET no se prevén expresamente tales notas232, a excepción del
incumplimiento empresarial previsto en el apartado 50.1.c) ET233.
A modo de síntesis enumeraremos las tres causas de extinción
contractual, en base las cuales fundamentar la acción del art. 50 ET:
– Modi caciones sustanciales en las condiciones de trabajo llevadas a
cabo sin respetar lo previsto en el artículo 41 de esta Ley y que redunden en
menoscabo de la dignidad del trabajador (art. 50.1 a) ET).
Debe delimitarse el supuesto a aquellas modi caciones sustanciales no
consentidas por el trabajador, que supongan cambio en las condiciones
laborales y es condición sine qua non que la sustancialidad se encuentre en
el propio cambio producido234.Cabe apuntar, que se modi caron los motivos
del apartado a) del referido artículo añadiendo cualitativamente el requisito
de la ilegalidad de la modi cación ejecutada235, lo que reduce las
posibilidades que poseían anteriormente los trabajadores para accionar236.
– Falta de pago o retrasos continuados en el pago (art. 50. 1. b) ET).
El trabajador tendrá derecho a la extinción indemnizada de su contrato.
La con ictividad judicial prueba que la causa es controvertida237 y la más
frecuente. Asimismo, plantea múltiples aristas como la interpretación de
retraso continuado238 que no posee un tratamiento uniforme sino casuístico.
Pero merecen destacarse entre las cuestiones discutidas, las consecuencias
que sobre la acción extintiva tiene el pago extemporáneo por parte del
empresario, el Tribunal Supremo ha respondido a esta cuestión a rmando
que tal pago no enerva la acción del trabajador, no repara el daño, ni reduce
la gravedad del impago. Pero tal aseveración por parte del TS no ha sido un
obstáculo para que los tribunales menores hayan tenido en consideración el
pago de la deuda reduce la gravedad del impago lo su ciente como para
desestimar la acción resolutoria239.
– Cualquier otro incumplimiento grave de las obligaciones del
empresario (art. 50.1.c) ET).
El apartado engloba diferentes supuestos abiertos, a modo de cláusula
residual, en la que se encontrarían los supuestos no enunciados en los dos
apartados precedentes240, se exige que el incumplimiento sea grave y debido
a dolo y a culpa empresarial (ello se deduce debido a que los supuestos de
fuerza mayor queden excluidos)241.
Dentro del cajón de sastre de este último apartado, destacan los
incumplimientos contractuales contra derechos relacionados con la persona
del trabajador, en particular, los supuestos de acoso en el trabajo. Es
destacable, que se han producido estimables esfuerzos por parte de la
doctrina judicial para delimitar jurídicamente el concepto de acoso242 tal
situación, requiere determinados componentes objetivos (sistematicidad de
la presión, relación de causalidad con el trabajo, falta de amparo en el poder
de dirección y elemental gravedad) y subjetivos (intencionalidad
denigratoria y carácter individualizado –que no colectivo– del
destinatario)243.
2. CUESTIONES PROBLEMÁTICAS
Junto a las previsiones que ordenan la regulación general de las medidas
cautelares, la novedad más destacable que introdujo la reforma del proceso
laboral244 en estas medidas fue la interrupción de la prestación laboral para
los supuestos en lo que se deviene insostenible el desempeño de la actividad
laboral. La reforma fue fruto de una reivindicación sostenida desde antaño
por la doctrina, que pedía un mecanismo para obviar la exigencia de que el
vínculo laboral se mantuviera en vigor, en tanto en cuanto, no se celebraba
juicio y no se dictaba por sentencia.
Cabe apuntar que el marco en que se desenvuelve esta posibilidad tiene
un difícil encaje jurídico, pues no cabe situarla ni en los supuestos
interruptivos del contrato de trabajo ni tampoco en los casos de suspensión
contractual245. La norma exige, como primera delimitación, con amplia
imprecisión que se concederá la medida solo en los casos que se justi que,
y continua en el mismo sendero incierto, cuando a rma que la conducta del
empresario genera determinadas consecuencias en los derechos del
trabajador246. Por lo que el margen para incurrir en lo subjetivo es amplio y
la inseguridad jurídica la hora de interpretar el precepto evidente.
Si la medida se acordara, persiste el deber de cotizar y de abonar los
salarios, como recoge el 79.7 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Social247 (en adelante LRJS), pero, aunque teóricamente sea posible que
accedan a la petición de medidas cautelares para los casos de impago o
retrasos en el pago de salarios del art. 50 1. b). ET, es cuanto menos difícil,
ya que todo parece indicar que un empresario que no atiende puntualmente
con esta obligación difícilmente va a poder, tal y como exige el propio
precepto procesal, sufragar tanto salarios como cotizaciones hasta que se
emita sentencia248.
Por otro lado, hemos de señalar que la posibilidad establecida en el
art. 79.7 LRJS de que se soliciten las medidas cautelares contempladas en el
art. 180.4 de la propia norma, no constituye una obligación del trabajador249,
de modo que, en estos especí cos casos, en que no concurran las
circunstancias del art. 79.7 LRJS o no desee acudir a dicho trámite, el
trabajador, puede dejar unilateralmente de prestar servicios, una vez
formulada la demanda de extinción de la relación laboral, fundada en el
art. 50 ET y hasta que recaiga sentencia, previa comunicación de tal
decisión y sus circunstancias al empleador y asumiendo el trabajador el
riesgo del resultado del proceso judicial250.
Como hemos visto, todas las causas del artículo 50 del ET constituyen, en
el supuesto de poder ser acreditadas, y que la pretensión resulte estimada,
producen situaciones insostenibles y difíciles de mantener a todos los
niveles, por lo que la respuesta del juzgador debería ser rápida, pero es muy
normal que el señalamiento del proceso se dilate más de un año. Por ello, lo
que pretendemos plantear en el presente, estudio es dilucidar si el conjunto
de normas que regulan la institución es su ciente, y entre ellas, de un modo
especial, la previsión del art. 79.7 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción,
que, a su vez, remite a las medidas cautelares del art. 180 LRJS, y en el caso
de considerarse ine caces, qué posibles soluciones de lege ferenda se
podrían arbitrar.
3. DATOS ILUSTRATIVOS
Moviéndonos en el terreno práctico, se ha realizado un trabajo de campo
en diferentes partidos judiciales del territorio nacional, para constatar el
alcance de la posibilidad de arbitrar el mecanismo del art. 79.7 LRJS. Los
resultados han sido los siguientes:
– Juzgado de lo Social núm. 3 de Cartagena251, registró en el año 2019 un
total de seis medidas cautelares y únicamente una en base al 79.7 LRJS que
resultó estimada252.
– Juzgado de lo Social núm. 1 de Murcia253, contabilizó seis medidas
cautelares, ninguna de las cuales versaba sobre el supuesto que nos
ocupa254.
– Juzgado de lo Social núm. 5 de Murcia255, computó un total de nueve
medidas cautelares, de las que dos solicitaban la exoneración del deber de ir
a trabajar, pero se desistió de la acción principal y no se llegaron a resolver
las piezas separadas de medida cautelar256.
– Juzgado de lo Social núm. 3 de Elche257, registró en el año 2019, un
total de siete medidas cautelares y ninguna de ellas con causa en el art. 50
ET258.
La interpretación de los resultados desprende que sobre una muestra que
rondará una cifra similar259 a la de 3871 procesos en 2018, la medida
cautelar de exención del deber de acudir al trabajo, no se viene reclamando
en la práctica judicial y está en casi total desuso, con únicamente, un total
de tres procesos incoados de medidas cautelares ex art. 50 ET en 2019.
Respecto a la incidencia de los procesos del art. 50 ET, sobre el número
total de procedimientos del juzgado, no ha sido posible obtener datos, pues
el proceso de extinción contractual no se registra a nivel estadístico
o cial260. Hay que precisar, que el legislador no establece un proceso
especial para el supuesto extintivo que nos ocupa, por lo que ha de
entenderse que el cauce procesal adecuado es el del procedimiento
ordinario261.
El hecho que se ha descubierto y que resulta sorprendente y constituye
una práctica judicial que dura más de una década262, es que la acción de
extinción ex art 50 ET, se minuta como proceso de despido DSP, en los
partidos judiciales de Cartagena, Murcia y Alicante263. Únicamente se
tramita de forma correcta, considerándose como procedimiento ordinario
PO en el partido judicial de Elche264. Pero en la práctica de tres partidos
judiciales importantes265, revela que la realidad procesal habitual puede ser
distinta a lo que marca la ley. A mayor abundamiento, en el partido judicial
de Murcia, los procesos DPS tienen un señalamiento prioritario respecto a
los procedimientos ordinarios y de seguridad social, pese a no tener tal
privilegio establecido por ley.
Otro dato importante es que podemos re ejar el impacto de los procesos
en base al art 50. ET, sobre el número total de sentencias dictadas en 2019266
del registro de los propios magistrados267, que indican porcentajes bajos: del
2, 33%, en el Juzgado de lo Social núm. 3 de Cartagena268 y del 3, 9 % en el
Juzgado de lo Social núm. 3 de Elche269, respectivamente.
4. PROPUESTAS LEGE FERENDA
La obtención de la tutela judicial efectiva no siempre es posible con la
simple reclamación del derecho recogido en el art. 50 ET ante los
tribunales. El inevitable transcurso del tiempo necesario para la obtención
de una declaración judicial favorable, a las pretensiones del trabajador,
puede comportar diversas posibilidades que resultan negativas:
– La concesión a la parte deudora de un plazo su ciente para que ésta
pueda eludir sus responsabilidades. Es posible adeudar, por ejemplo,
muchas mensualidades de nóminas a fecha de celebración del juicio, que la
empresa resulte insolvente y que la nal, el FOGASA solo cubra y la
indemnización hasta los topes legales de los que responde270 y únicamente
cuatro mensualidades adeudadas271, con el consiguiente menoscabo de las
arcas públicas.
– Desistimientos del proceso y abandonos del puesto de trabajo. La carga
mental que sostiene el trabajador unida a la falta de recursos económicos, y/
o la presión de una situación hostil en el trabajo, conllevan la imposibilidad
de sostener un proceso a instancias del trabajador con el paso de los meses.
– Posteriores procesos disciplinarios, está constatado que un índice alto
de asuntos ex art. 50 ET da lugar a sanciones o despidos disciplinarios,
muchas veces contraviniendo el principio de indemnidad del art. 24 CE., lo
que además supone un aumento de la litigiosidad ante una jurisdicción que
está colapsada272.
En consecuencia, tales posibilidades potenciales, son muy probables, lo
que provoca que el pronunciamiento jurisdiccional que se produce con
tardanza no tiene un efecto de justicia real.
Por otro lado, hemos constatado que la medida cautelar no es la respuesta
pues ya hemos visto que es casi nula su aplicación real.
Asimismo, consideramos que el espíritu de la ley aboga por la propuesta,
pues las modalidades procesales denominadas procesos especiales desde las
primeras leyes de procedimiento laboral hasta la fecha actual, se
concibieron como adaptaciones del proceso laboral ordinario, para atender
mejor a determinadas pretensiones que presentaban singularidades de
relieve, bien por la naturaleza del asunto o por la condición de las partes.
Este es el supuesto que nos ocupa, la índole de la acción del art. 50 ET
reviste ciertas connotaciones y singularidades que la separan del proceso
ordinario, pero es PO el que de manera inadecuada se le asigna por
imperativo legal, aunque la realidad de los juzgados sociales, hemos visto,
va por otros derroteros.
Es por todo lo anteriormente argumentado, que consideramos
recomendables, las siguientes propuestas de lege ferenda:
– Tramitar un procedimiento sui generis para esta gura que se incluya,
dentro de los procesos especiales del dentro del Capítulo V273 Título II del
Libro Segundo de la LRJS.
– Que se situé a esta gura en la Sección 1ª dentro del Capítulo V Título
II del Libro Segundo de la LRJS, bajo la rúbrica Vacaciones y Extinción
Contractual, con la adición de un artículo con el número 126 bis, en la
LRJS, y así se le arbitre a la extinción contractual, un nivel de tramitación
procedimental, con similares efectos a los que posee el proceso de
reclamación de vacaciones. Que se regule como un proceso sumario que no
requiera conciliación administrativa previa, que sea un procedimiento
urgente y con tramitación preferente: los plazos serán cortos ya que el
letrado de la administración de justicia habrá de señalar el acto de la vista
dentro de los cinco días siguientes al de la admisión de la demanda274. Las
únicas diferencias a nivel procedimental residirían, dado el carácter más
complejo de este proceso respecto al de vacaciones, en que se permitiría la
posibilidad de plantear recurso de suplicación y en que el plazo de dictar
sentencia sería el habitual, no el de tres días hábiles de las vacaciones, sino
el de 20 días hábiles.
– Eliminar la medida cautelar del art. 79.7 de la LRJS, dada la rapidez
que ha de asignarse al proceso, tal medida pierde su razón de ser, ante la
sumariedad del proceso.
5. REFLEXIONES CONCLUSIVAS
El recurso por parte del trabajador a la acción del art 50 ET, constituye
una vía extrema que recoge los incumplimientos más graves y en ocasiones,
la única alternativa de poner n a una situación insostenible. La
circunstancia de que un proceso lento pueda desvirtuar el n pretendido de
la extinción contractual debería provocar un tratamiento procesal especial a
esta gura de una manera sumaria, ya que algo que reviste gravedad no ha
de postergarse sino solventarse de manera rápida y e caz.
El hecho de que la extinción contractual no constituya una modalidad
procesal, y siga los trámites del procedimiento ordinario, pero que en la
práctica se tramite fuera del procedimiento ordinario, pone de relieve una
clara dicotomía entre la realidad y la ley y que nos lleva a concluir, sin
duda, que la modalidad que le asigna el legislador no es la idónea, lo que
constituye un argumento más, para postular la necesidad de reforma
procesal de la LRJS, con un procedimiento especial, a grandes rasgos, muy
similar al previsto para el de reclamación de disfrute de vacaciones.
BIBLIOGRAFÍA
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Á Ó Ó
6. ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LA CAUSA ECONÓMICA
PARA DESPEDIR Y VALORACIÓN DESDE LA ECONOMÍA DEL
BIEN COMÚN
CARLOS DE FUENTES Gª-ROMERO DE TEJADA
Profesor Doctor Asociado
Universidad Complutense de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
La celebración de los cuarenta años desde la redacción del Estatuto de los
Trabajadores (en adelante, ET) de 1980 es un buen momento para pararse a
analizar los despidos por causas económicas, una de las materias más
interesantes de nuestra legislación laboral. Como se verá, la evolución
legislativa reciente tiene cuatro momentos claves (1994, 1997, 2010 y
2012), pero es menester poner la mirada, aunque sea brevemente, en la
situación anterior a nuestro ET de 1980 para darse cuenta del interesante
camino recorrido en tan poco espacio temporal.
4. CONCLUSIONES
Con la derogación del art. 52.d) ET se ha eliminado la posibilidad de
despedir, de manera procedente, aunque entregando la indemnización de 20
días de salario por año de servicio con un máximo de 12 mensualidades, al
trabajador que se ausenta de manera justi cada, pero intermitente al trabajo,
debido al padecimiento de una enfermedad. Sin embargo, el Real Decreto-
ley 4/2020 no ha prohibido los despidos objetivos por faltas de asistencia al
trabajo337. El Real Decreto no se ha pronunciado acerca de la cali cación
que deberán merecer los despidos que se producirán como consecuencia de
las faltas de asistencia al trabajo derivadas de enfermedad o, en general, por
el simple hecho de padecer una enfermedad de larga duración, tras la
desaparición de la causa de despido prevista en el art. 52.d) ET. La decisión
acerca de si se trata de despidos nulos o improcedentes queda en manos de
los tribunales.
La vía más sencilla para defender que este tipo de despidos son nulos
consistiría en considerarlos discriminatorios. Sin embargo, la enfermedad
no es una causa de discriminación prohibida en el ordenamiento jurídico
laboral español, ni en el art. 14 CE ni en el art. 17 ET. Solo el despido por
razón de discapacidad es discriminatorio, por lo que solo si la enfermedad
con efectos a largo plazo se asimila a la discapacidad, siguiendo la doctrina
sentada por el TJUE desde la sentencia de 11 de abril de 2013, HK
Danmark338, el despido por este motivo podría cali carse como nulo. En
este sentido, hay que tener en cuenta que, lejos de tratarse de una cuestión
pací ca, los tribunales españoles no han mantenido una postura uniforme al
respecto, ni siquiera después del cambio de doctrina del TJUE en relación
con el concepto de discapacidad. En consecuencia, el despido en estas
circunstancias será nulo si los tribunales entienden que la enfermedad que
motiva las ausencias es equiparable a la discapacidad, mientras que será
improcedente si consideran que ambos conceptos no son equiparables. En
caso de improcedencia del despido, el trabajador vería igualmente
extinguido su contrato de trabajo, con la única diferencia de que la
indemnización que percibiría sería mayor respecto a la que le
correspondería si siguiese vigente el art. 52.d) ET. Sin perjuicio de que el
empresario pudiese elegir entre readmitirlo o abonarle dicha indemnización,
teniendo en cuenta las circunstancias, se entiende que el empresario sería
más propenso a la extinción indemnizada de la relación laboral.
Aunque una parte de la doctrina así lo ha entendido339, la derogación del
art. 52.d) ET no tiene por qué implicar la cali cación automática de nulidad
del despido y, por lo tanto, la readmisión del trabajador que ha faltado de
manera justi cada e intermitente al trabajo. Para proteger realmente a los
trabajadores enfermos, en particular a aquellos con problemas de salud
crónicos, la mejor solución consistiría en incluir la enfermedad como causa
de discriminación autónoma en el ordenamiento jurídico laboral,
circunstancia que sí implicaría la nulidad automática de los despidos de este
tipo.
Tal y como puede apreciarse, la derogación del art. 52.d) ET no parece
su ciente para proteger a los trabajadores con enfermedades crónicas frente
al despido y para promover su permanencia en el mercado de trabajo, pues
siguen vigentes otras causas de despido, como la ineptitud sobrevenida, que
podrían justi car su despido340. En este sentido, cabe plantearse si, en lugar
de derogarlo, no hubiese resultado más adecuado excluir de manera expresa
del cómputo de las ausencias que justi caban el despido ex art. 52.d) ET
aquellas derivadas del padecimiento de una enfermedad crónica o de la
discapacidad341.
BIBLIOGRAFÍA
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Ó
8. RESOLUCIÓN DEL CONTRATO A INSTANCIA DEL
TRABAJADOR POR IRREGULARIDADES EN EL ABONO DEL
SALARIO. PUNTOS CRÍTICOS
ALICIA FERNÁNDEZ-PEINADO MARTÍNEZ
Profesora Contratada Doctora
Universidad de Alicante
1. INTRODUCCIÓN
La resolución del contrato de trabajo por incumplimientos graves del
empresario, a pesar de ser una institución con una larga tradición en nuestro
sistema de relaciones laborales, su régimen jurídico presenta no pocas
cuestiones controvertidas. Y es que, en la actualidad, como consecuencia de
la reciente crisis, este mecanismo ha ocupado un lugar fundamental,
remergiendo con ello numerosos problemas aplicativos que permanecía
latentes y surgiendo también otros de nueva factura.
Ejemplo de ello es el supuesto de extinción del contrato por
irregularidades graves en el pago del salario, cuyo análisis va a ser objeto de
revisión en este estudio. En efecto, la exigua regulación material y procesal
de esta gura extintiva ha determinado que la jurisprudencia haya afrontado
la resolución de numerosos problemas aplicativos que, si bien muchos no
son novedosos, la falta de una solución jurídico-técnica plenamente
satisfactoria hace que a oren cíclicamente.
Como ya se ha señalado, está institución presenta numerosos puntos de
fricción cuyo análisis, dadas las limitaciones derivadas del foro en que se
presenta el estudio, resulta inasumible. Es por ello que la investigación se va
a centrar en analizar el momento en que se ha de evaluar la gravedad del
incumplimiento empresarial respecto al abono del salario. Esto es, si sólo se
han de tener en consideración las irregularidades acaecidas hasta la
presentación de la demanda o, por el contrario, se han de considerar
también los posibles incumplimientos que tengan lugar antes de la
celebración del juicio o, dicho de otro modo, si la comisión de impagos
durante ese periodo ha de ser tenido en consideración a efectos de apreciar
la gravedad del incumplimiento.
3. CONCLUSIONES
Como se ha visto, el art. 26.3 LRJS permite en los procedimientos de
resolución del contrato a instancia del trabajador por irregularidades en el
abono del salario incluir los impagos ocurridos hasta la celebración del
juicio por medio de la gura de la “ampliación de la demanda”. El
problema reside en que dicha expresión puede hacer referencia a dos
actuaciones procesales muy distintas: la variación no sustancial de la
demanda y la acumulación sucesiva de pretensiones. Ambas actuaciones se
presentan de manera alternativa, en el sentido de que el demandante puede
elegir introducir las cantidades adeudadas por una u otra vía. Partiendo de
esta idea, la comunicación trata de esbozar cuál sería el devenir procesal en
cada caso, haciendo especial hincapié en los efectos que su ejercicio
implicaría.
Así, por lo que se re ere a la variación no sustancial de la demanda, su
ejercicio, a juicio de la jurisprudencia y de la doctrina cientí ca, proyectaría
sus efectos tanto sobre la pretensión de reclamación de cantidad, aumentado
el montante reclamado, como sobre la pretensión de resolución del contrato
de trabajo, ya que permitiría tomar en consideración por el juez a efectos de
valorar la gravedad del incumplimiento empresarial los impagos acaecidos
hasta la fecha del juicio.
Los inconvenientes de optar por esta vía son varios. En primer lugar, la
reducida aplicabilidad que tiene el supuesto, ya que únicamente podrían
alegarse las cantidades que, por su simplicidad, su consideración en el acto
del juicio no fuera susceptible de causar indefensión al demandado. Y, en
segundo lugar, la inseguridad que genera su incorporación mediante la
variación no sustancial de la demanda, puesto que tanto si se rechaza como
si se acepta por el juez su inclusión, la sentencia posteriormente puede ser
objeto de revisión, pudiendo ser anulada por incongruente.
Por su parte, la posibilidad de optar por una ampliación de la demanda
entendida ésta como una acumulación sucesiva de pretensiones, presenta la
ventaja de permitir en todo caso, sea cual sea la naturaleza de los salarios
adeudados y las circunstancias concurrentes, que el demandado pueda
acceder al conocimiento de esta nueva pretensión con tiempo su ciente para
su examen de manera que no se vulnere su derecho a la defensa. Sin
embargo, presenta el inconveniente de que, en principio, estas nuevas
cantidades no podrían ser consideradas a efectos de valorar la gravedad del
incumplimiento, puesto que no afectaría a la con guración de las
pretensiones inicialmente planteadas en la demanda, particularmente, la
solicitud de resolución del contrato de trabajo. No obstante, puede barajarse
la posibilidad de que dichos incumplimientos sean introducidos en el
procedimiento mediante el escrito de ampliación de hechos regulado en el
art. 286 LEC.
9. LOS DENUNCIANTES DE IRREGULARIDADES Y SU TUTELA
FRENTE A LAS REPRESALIAS
ANTONIO FOLGOSO OLMO
Abogado. Doctorando Programa de Doctorado “Sociedad, Desarrollo y Relaciones Laborales”
Universidad de Murcia
1. LOS DENUNCIANTES DE IRREGULARIDADES: ORIGEN Y
JUSTIFICACIÓN DE SU NECESIDAD
Existe una tendencia generalizada consistente en potenciar la gura del
denunciante de irregularidades, es decir, los informantes que ponen
determinados actos ilícitos en conocimiento del órgano competente para
corregir tales irregularidades. Estas denuncias pueden hacer referencia a
transgresiones normativas, sobresueldos, retribución por tareas no
realizadas, clientelismo, utilización ilegítima de información privilegiada,
nepotismo, etc. (Balduzzi, 2015). Este tipo de irregularidades pueden
considerarse a priori más relacionadas con el sector público, pero también
tienen una gran vigencia en el ámbito privado (como en el caso de
infracciones de carácter scal o medioambiental).
La denuncia de irregularidades, o whistleblowing, se ha de nido como
un:
…mecanismo de monitorización cuyo objetivo es alertar o denunciar
posibles casos de incumplimiento de normativa legal, códigos internos y
compromisos adquiridos por parte de los directivos y empleados de la
organización, previniendo de ese modo la con ictividad derivada de tales
irregularidades, evitando o minimizando sus efectos negativos, mejorando
la transparencia y reputación de la organización, y generando la con anza
necesaria para llevar a cabo la actividad (Calvo Cabezas, 2016, p. 139).
Esta gura se ha visto signi cativamente revalorizada en los últimos años,
con la crisis de legitimidad del sistema democrático que ha acompañado a la
económica, iniciada en los años 2007-2008372. Dicha crisis ha acarreado una
importante pérdida de con anza en las instituciones democráticas, que ha
tenido una de sus causas en los numerosos casos de corrupción que han ido
haciéndose públicos.
Frente a las posturas que de enden que la corrupción es inherente al
sistema de producción capitalista (Gari, 2017), las posiciones que han
tratado de sostener a dicho sistema han presentado a la corrupción como
una patología del mismo, que puede y debe ser corregida. No es casual, en
consecuencia, que el origen de la gura de los denunciantes de
irregularidades se vincule con el ámbito nanciero y, en concreto, con la
gura anglosajona de los whistleblowers373. Esta institución ha recibido un
importante impulso en el ámbito de las prácticas abusivas del mercado,
orientado a la prevención y detección del fraude, en el marco de sucesivos
escándalos nancieros que tuvieron lugar en EE. UU. En estas
circunstancias se aprobó la Sarbanes-Oxley Act de 30 de julio de 2002374,
que estableció en su sección 806 la prohibición de cualquier represalia
frente al denunciante, así como su restitución completa a la situación previa
en caso de que dicha represalia tuviera lugar (Goñi Sein,2011).
También merece ser destacado el Principio núm. 10 del Pacto Mundial de
Naciones Unidas, adoptado en 2004, relativo a la lucha contra la corrupción
en el ámbito de la responsabilidad social empresarial, que establece la
necesidad de que las empresas aumenten su autorregulación.
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Ñ
10. CUARENTA AÑOS DE REFORZAMIENTO, LEGAL Y
JURISPRUDENCIAL, DE LA POSICIÓN PROCESAL DEL FONDO DE
GARANTÍA SALARIAL Y SU INCIDENCIA EN LOS PROCESOS DE
DESPIDO A LOS QUE NO COMPARECE LA EMPRESA
DEMANDADA
FERMÍN GALLEGO MOYA
Abogado. Doctor en Derecho
Profesor Asociado (acred. Contratado Doctor)
Universidad de Murcia
1. INTRODUCCIÓN
Cumplidas cuatro décadas desde su creación por la Ley 16/1976, de 8 de
abril, de Relaciones Laborales (BOE 21/04/1976), la estructura y
funcionamiento del Fogasa apenas han variado, no obstante lo cual, las
sucesivas reformas procesales vienen ampliando las facultades con las que
este organismo autónomo sigue desarrollando la importante labor que tiene
encomendada.
En estos cuarenta años su posición procesal se ha a anzado, evolucionado
desde una concepción inicial, marcadamente instrumental, hasta la
reforzada situación actual, avalada por la LRJS. No obstante la experiencia
desde su promulgación muestra determinadas carencias del art. 23,
regulador de la “Intervención del Fondo de Garantía Salarial”, relacionadas
especialmente con el ejercicio de los medios de defensa que el Fondo ha de
utilizar, como responsable subsidiario de la deuda, cuando la empresa no
comparece al acto de juicio.
Es cierto que las facultades del Fondo se amplían en el nuevo texto
procesal, en relación al pretérito texto de procedimiento laboral, siendo el
actual régimen jurídico, de nido en sus ocho apartados, mucho más
completo. Sin embargo, el texto sigue evidenciando carencias que nuestros
Tribunales vienen resolviendo –como se indicará seguidamente–
reconociendo al organismo público de garantía facultades procesales
equivalentes a las de aquellas empresas no comparecidas, facultades que, a
la par que bene cian el interés general –ahorro de dinero público–, limitan
expectativas prestacionales de los asalariados –que encuentran una
oposición a su pretensión con la que no contaban–, con la lógica generación
de con ictos (preferencias) que, dado su casuismo, introducen nuevos
interrogantes que deben seguir resolviéndose en este ámbito judicial, en
absoluto cerrado.
En efecto, la posición del Fondo de Garantía Salarial en aquellos procesos
en los que, no siendo parte principal, se ventila un con icto derivado de la
relación contractual entre trabajador y empresario, ha venido reforzándose
durante estos cuarenta años, habiendo realizado la LRJS 2011 un
importante esfuerzo en la concreción de la condición procesal del Fondo.
2. EL PROGRESIVO REFORZAMIENTO PROCESAL DEL FONDO DE
GARANTÍA SALARIAL
Ni la Ley 16/1976, ni el Real Decreto 317/1977, ni tampoco el Decreto-
Ley 34/1978, de 16 de noviembre de 1978, por el que se reforma el Fondo
de Garantía Salarial (BOE 18/11/1978), prestaron atención al ámbito
procesal del organismo, debiendo esperar al Real Decreto 2077/1979, de 14
de agosto, por el que se reestructura el Fondo de Garantía Salarial (BOE
05/09/1979), para veri car, como objetivo declarado del legislador: “la
conveniencia de dotarlo de una estructura funcionalmente adecuada al
cumplimiento de sus nes”. Seis años más tarde, el Real Decreto 505/1985,
de 2 de marzo, sobre organización y funcionamiento del Fondo de Garantía
Salarial (BOE 17/04/1995), sería el encargado de dotar a las unidades
administrativas periféricas de Letrados, como personal propio del
organismo, si bien, las competencias procesales del Fondo de Garantía
Salarial, a juzgar por la redacción normativa, parecían quedar limitadas a
una labor de “seguimiento” en el cumplimiento de “los trámites de
audiencia” y al ejercicio de las “acciones subrogatorias”, de forma que sus
verdaderas facultades procesales habrían de localizarse en las normas de
procedimiento laboral.
Y al respecto, la primera mención a la actuación procesal del Fondo, se
encuentra en el Real Decreto Legislativo 1568/1980, de 13 de junio (BOE
30/07/1980), por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de
Procedimiento Laboral, que en su art. 143, posibilita una doble
intervención: a) facultativa, en caso de que el resultado del pleito pueda
comprometer sus intereses; y b) provocada, debiendo ser llamado al proceso
si la empresa deviene insolvente, desaparece o incurre en concurso, así
como en los supuestos de despidos objetivos de empresas de menos de 25
trabajadores.
Esquema que se mantiene en el Real Decreto Legislativo 1568/1990, de
13 de junio, que aprobó la nueva Ley de Procedimiento Laboral (BOE de
02/05/1990), y que trasvasa el contenido del anterior precepto al nuevo
art. 23, si bien que con una importante precisión: la de que la
comparecencia del Fondo será siempre como parte. El texto del art. 23 será
íntegramente respetado por la nueva Ley de Procedimiento Laboral,
aprobada por el Real Decreto Legislativo 2/1995, de 7 de abril (BOE de
11/04/1995).
Es, como se advirtió, la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social, de 10
de octubre de 2011, la que refuerza de nitivamente la posición procesal del
Fogasa; los ahora ocho párrafos del art. 23396 (por los tres de la redacción
anterior) desarrollan el objetivo declarado de reforzar su “presencia en
juicio” y otorgarle “los poderes procesales necesarios”, en defensa del
“interés público”.
Para ello, además de regular los supuestos que exigen su comparecencia a
juicio (intervención potestativa y necesaria), la norma viene a detallar qué
potestades procesales se atribuyen al Fondo y qué consecuencias derivan de
su ejercicio; esto es, viene a concretar cuáles son los medios de que dispone
el organismo autónomo para defender sus intereses.
4. CONCLUSIONES
Del despido se ha dicho que no sólo es toda una aventura para quien esté
afectado por él, sino también para el que tenga la ambición de examinar los
problemas vinculados al mismo y de formular las proposiciones de reforma
para mejorar su con guración y régimen jurídico445.
Así pues:
3. CONCLUSIONES
En el marco legal vigente, nuestra jurisprudencia apuesta, salvo supuestos
excepcionales, por la cali cación de improcedencia para los despidos
injusti cados por enfermedad. La escasa satisfacción que, sobre todo en
aquellos casos de particular vulnerabilidad y desvalimiento del trabajador,
proporciona esta solución ha llevado a cuestionar su aplicación extensiva y
a buscar alternativas que ofrezcan una mayor protección.
En ese escenario, recuperar la presunción general de nulidad del despido
durante la incapacidad temporal en los términos en los que operó en su día,
puede incrementar los costes ya de por sí elevados que soporta la empresa
en la enfermedad y producir efectos indeseados, como la eventual
utilización fraudulenta de la baja por IT o extinciones preventivas de los
contratos de trabajo.
No obstante, cabe pensar en revisar la consideración restrictiva de la
enfermedad como causa de discriminación que ha venido manteniendo
nuestra jurisprudencia en, al menos, dos sentidos. Por un lado, atendiendo a
la doctrina del TJUE, ha de tenerse en cuenta que la enfermedad prolongada
puede constituir una forma de discapacidad y convertirse, en consecuencia,
en un potencial foco de discriminación. Los criterios para la acotación de
estas enfermedades discapacitantes son, no obstante, excesivamente
imprecisos y han generado muchos con ictos interpretativos, por lo que
convendría, de lege ferenda, una delimitación más ajustada de los mismos.
La confusión generalizada entre enfermedad y discapacidad provoca
incertidumbre y tampoco bene cia, a largo plazo, al propio colectivo de
trabajadores discapacitados, que requiere una protección singular y
diferenciada.
Por otra parte, nuestra jurisprudencia reserva la cali cación de nulidad
para aquellos despidos por enfermedad en los que concurre un ánimo de
segregación por tratarse de dolencias estigmatizadas socialmente. Pero, aun
cuando las motivaciones últimas del despido sean estrictamente
económicas, si se practica de forma sistemática y habitual sobre el colectivo
de trabajadores enfermos estaríamos estigmatizando a éstos igualmente y
provocando un efecto de diferenciación y discriminación de este grupo en
razón exclusivamente de esa situación de enfermedad. El coste económico
de la enfermedad, que es un riesgo que deber ser asumido por el
empresario, no puede justi car la extinción del contrato ni excluye per se y
de forma automática, un ánimo de exclusión con respecto al colectivo de
trabajadores enfermos, al menos en determinadas circunstancias.
É
13. EL DESPIDO OBJETIVO POR CAUSAS TÉCNICAS: UNA
PROBLEMÁTICA HISTÓRICA SIN SOLVENTAR
RAÚL LÓPEZ BAELO
Abogado Laboralista
1. BREVES CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS
A la luz de un contexto guiado por un positivismo legislativo obligado –
así lo exigen las épocas de un orecimiento normativo excepcional, en esta
ocasión provocado por una pandemia de orden mundial–, se ha estimado de
interés el acometer un texto en tono de más amplia re exión, sustrayendo su
interés a las necesidades más acuciantes de nuestra realidad jurídica y, en la
medida de lo posible, acudiendo a un pensamiento de largo recorrido y
expectativa de futuro.
El n de tal cometido, no será otro que el de dejar aprovisionada una
visión general en torno a la naturaleza, evolución y problemáticas del
despido motivado en causas técnicas; conocedores como somos –y
precisamente por ello– de que a menudo esta tipología de extinción ha sido
comprendida desde una perspectiva que bien podría ser cali cada como
“comunal”, en el sentido de resultar entroncada en su sentido último junto
al resto de causas del artículo 52.c) de nuestra actual norma estatutaria. Esta
previsión conjunta, amén de situar en el imaginario del iuslaboralismo las
llamadas “causas ETOP” como un todo inescindible (si acaso, con una
cierta independencia respecto a la causalidad económica, que goza por
razones evidentes de un peso cuali cado), ha terminado por desnaturalizar
la mencionada desvinculación por causas exclusivamente técnicas.
No constituyendo, en puridad, la motivación de las líneas que vienen el
hallar siquiera parcialmente la génesis de la causa técnica en el corpus
legislativo nacional –labor historiográ ca–, lo cierto es que ello deviene
necesario en un estudio que, a n de cuentas, se pregunta prospectivamente
qué horizonte regulatorio aguarda al despido por mor de los avances en el
campo tecnológico.
Con ello y con todo, la estructura del presente trabajo se vertebrará en
torno a una primera aproximación a la evolución del despido por causas
técnicas (o cualesquiera de sus precedentes, dada su reciente nomenclatura
como tal), pasando por ciertos precedentes –que bien podríamos cali car
con aquello que en el derecho anglosajón se denomina leading cases, al
menos en lo que aquí interesa– representativos y simbólicos en la temática a
tratar con causa en diversos motivos; para nalizar en una re exión amplia
sobre el papel de los órganos jurisdiccionales como contrapeso de
excepción a las diversas reformas laborales llevadas a cabo.
É
TORNO A LA CAUSA TÉCNICA
Con razón en la inacostumbrada presencia que el precedente albergó en
medios de comunicación no especializados, resulta forzoso referenciar el
estímulo al debate que ha supuesto la Sentencia del Juzgado de lo Social
núm. 10 de Las Palmas de Gran Canaria, de fecha 23 de septiembre de
2019500, convertida en precursora mediática en la cali cación de los
Tribunales respecto al ingente reto de la robotización en el sistema de
trabajo y, más concretamente, en sus implicaciones sobre una ya de por sí
quebradiza empleabilidad.
En lo que aquí interesa, la causa técnica es per lada por la sentencia –en
un meritorio repaso a través del avance normativo y jurisprudencial– a
través de su vinculación con el instrumento software de automatización de
procesos productivos que, según consta en los antecedentes fácticos, la
empleadora habría aducido para proceder a la extinción objetiva del
contrato de trabajo. Elementos probatorios al margen –que han conducido a
la declaración de improcedencia de la desvinculación501–, casi al término
del pronunciamiento se produce una serie de consideraciones que el propio
Tribunal cali ca como digresiones.
Al resguardo de múltiples extractos jurisprudenciales, se rati ca la
posición del Tribunal como scalizador de la racionalidad del despido
objetivo, aun cuando el legislador hubiere optado por un debilitamiento en
la justi cación de la procedencia de las extinciones objetivas –nuevamente,
adviértase el papel de resistencia legítima que juega el órgano
jurisdiccional, como garante no solamente de la legislación vigente, sino del
espíritu histórico de la norma–, con la elocuente supresión que propugna la
Ley 3/2012 en la redacción del artículo 52.c) ET respecto a la “necesidad”
o “di cultad” que el despido facilitaría, presumiblemente, a solventar. Lo
cual, en palabras del Tribunal, vendría a poner de mani esto “la voluntad
del legislador de disminuir las exigencias para despedir por esta causa, en
cuanto los despidos sean procedentes no solo cuando sea necesario
amortizar puestos de trabajo, también cuando resulte conveniente para
mejorar la e ciencia de la empresa”.
Resulta esclarecedor la pugna en clave terminológica que trasluce en la
argumentación, y que fue tempranamente enunciada por el magistrado D.
Jesús Gullón en el voto particular emitido a la Sentencia del Alto Tribunal
de 31 de mayo de 2006502 –con más de un lustro de anticipación a la
reforma laboral referenciada–, por medio de la diferenciación entre
amortizar para optimar (lo que funciona adecuadamente) y extinguir para
posibilitar una recuperación (que exige, al menos, una di cultad de la que
repararse).
Tal dicotomía es retomada por la sentencia objeto de análisis para
concluir que la causa técnica –entre otras–, no es susceptible de ser utilizada
“como ardid para reformar la estructura laboral de la empresa o evitar
acudir a otros mecanismos que le generarían igualmente una
indemnización mayor”, tal es el caso de los procedimientos de
exibilización interna como la modi cación sustancial de las condiciones
de trabajo. Lo contrario, supondría instaurar la prevalencia de la libertad de
empresa frente al constitucional derecho al trabajo; coligiendo el Tribunal
que la aceptación de despidos por causas objetivas fundamentados en la
mera optimización de costes, implicaría hacer de una forma de
desvinculación excepcional una vía menos costosa de despido no prevista
por el legislador.
A modo de pináculo sobre la re exión, se concluye que “los datos
prospectivos de destrucción de empleo por la automatización son muy
superiores [a los de la crisis de 2008-2012], y por ende, hacen necesaria
una reinterpretación del concepto de “causas técnicas” para el despido
objetivo”, inaugurando así la senda de lo que, con toda certeza, será un
camino fecundamente transitado por los Tribunales en los años venideros:
la de ponderar los efectos de la automatización sobre las tasas de
empleabilidad de los países, y no únicamente sobre los términos –por más
claros que resulten– de la normativa vigente.
Apenas esbozada como ha sido la posición de diversos órganos judiciales,
incluyendo una suerte de “lege ferenda implícita” a la función y práctica del
legislador, lo cierto es que no todo pronunciamiento judicial habría
aparentemente optado por situarse en una posición de scalización de la
razonabilidad de la medida, o al menos, habría mostrado una mayor cautela
ante el riesgo de incurrir en el ya mencionado “juicio de oportunidad”,
inadmisible para parte de la doctrina como una suerte de suplantación de la
legítima dirección empresarial.
En tal sentido, la Sentencia del Tribunal Superior de Extremadura, de
fecha 13 de junio de 2013503 recoge una acepción de la causa técnica que
fundaría su motivación en la existencia de una situación “mejorable
instrumentalmente”, o amparada en la “renovación de los bienes de capital
de equipo de la empresa”. Estas alusiones, indefectiblemente, alejan la
concepción tradicional –al menos en lo normativo– de la extinción objetiva
por crisis de la empresa, para vincularla más bien a otros escenarios como
las obras de modernización y mejora (a título de ejemplo, la sustitución de
un sistema de riego manual por uno mecanizado, la instalación de consignas
automáticas en los vestuarios, la automatización de la taquilla de un
aparcamiento o, la cada vez más extendida automatización de procesos
informáticos).
Í Ó
14. CONSIDERACIONES CRÍTICAS EN TORNO A LA DEROGACIÓN
DEL DESPIDO OBJETIVO POR ABSENTISMO*
MIGUEL ANGEL MARTÍNEZ-GIJÓN MACHUCA
506
1. BREVE RECORRIDO POR EL ITER NORMATIVO DEL DESPIDO
POR ABSENTISMO
Su nacimiento se ubica en 1977, tres años antes, por tanto, de la
aprobación del ET, cuyo XL aniversario se cumple en el presente año en el
que estas líneas se redactan507. Lo cierto es que su mención como una de las
cuatro causas objetivas del contrato de trabajo del art. 52 ET recibe pronto
numerosas críticas por parte de la doctrina. La in uencia italiana en su
inclusión en nuestra Ley laboral parece clara. Desde la Escuela de
iuslaboralistas sevillanos se le presta una especial atención, como lo re eja
una obra publicada en 1983 a cargo de GONZÁLEZ ORTEGA y que sigue
siendo de lectura obligada para todo el que quiera acercarse a su
problemática508. Precisamente ahí es donde encontramos una abundante
bibliografía italiana que pudo servir de inspiración a los redactores del
precepto indicado509.
Lo cierto es que estos cuarenta años de historia de esta causa de despido –
hasta su reciente derogación510– no hacen más que con rmarme en una tesis
meridiana: la ausencia del trabajador no permite un tratamiento matemático,
desgajado de un análisis de su causa, porque la dignidad del trabajo no
permite un enfoque meramente aséptico, de mero cómputo de cantidades
sin atender a las cualidades. Y de lo anterior extraigo dos conclusiones: 1ª)
Que esta es una causa de despido que nunca tuvo que haber visto la luz; y
2ª) que su denominación, desde la versión original del ET, como “extinción
del contrato por causas objetivas” en lugar de despido objetivo fue
ciertamente inadecuada. Por lo demás, desde su aparición se pondría de
mani esto que su interpretación y aplicación iban a plantear no pequeñas
di cultades.
Como es conocido, la versión original pre-ET fue la siguiente:
“Art. 39. Uno. Por circunstancias objetivas, fundadas en la capacidad
profesional del trabajador o en las necesidades de funcionamiento de la
empresa, constituyen causa su ciente para el despido las siguientes: (…)
d) Las faltas, aun justi cadas, de asistencia al trabajo, cuando fueren
intermitentes, superen en un año el treinta por ciento de las jornadas y no
respondan a accidente o enfermedad que produzcan incapacidad
continuada de larga duración”.
La redacción del precepto no fue especialmente afortunada. En primer
lugar, por lo que se acaba de comentar: no se indicaba con claridad la causa
que motivaba la ausencia; es más, esta no resultaba deducible ni siquiera
por derivación, por dos motivos:
a) La referencia a faltas justi cadas no remitía directamente a ningún
precepto concreto; requería el esfuerzo de análisis del trabajador. Es más, el
término “justi cado” se compadecía mal con una relación contractual que, a
nales de los años setenta, depositaba un gran poder de decisión en el
empresario, pudiendo este aceptar faltas de asistencia por su mera voluntad,
pese a que la norma pudiera no contemplarlas como derechos de los
trabajadores; y
b) la referencia al accidente o enfermedad podría interpretarse como la
causa omitida por el legislador, pero tampoco así se podía cerrar el sentido
del precepto, dado que el legislador utiliza un concepto jurídico
indeterminado: que no ocasionen una ausencia “de larga duración” o “de
corta duración”511. Pese a ello, siguiendo esta segunda hipótesis, la doctrina
se decanta mayoritariamente por considerar como nalidad del precepto
hacer frente a la excesiva morbilidad, y aunque hay quien utiliza el término
“absentismo”, acompañado o no de “laboral”, no se ofrece una de nición
clara de este concepto, en el sentido de si limitado a las ausencias poco
claras por enfermedad o a toda ausencia al trabajo, con independencia de la
causa y de su justi cación o no512.
Así las cosas, la redacción original estatutaria introduce novedades en
esta peculiar causa de despido, ofreciendo la siguiente redacción513:
Art. 52. Extinción del contrato por causas objetivas.
“El contrato podrá extinguirse:
(…)
d) Por faltas de asistencia al trabajo, aun justi cadas, pero intermitentes,
que alcancen el veinte por ciento de las jornadas hábiles en dos meses
consecutivos, o el veinticinco por ciento en cuatro meses discontinuos
dentro de un período de doce meses, siempre que el índice de absentismo
del total de la plantilla del centro de trabajo supere el cinco por ciento en
los mismos periodos de tiempo.
No se computarán como faltas de asistencia, a los efectos del párrafo
anterior, las ausencias debidas a huelga legal por el tiempo de duración
de la misma, el ejercicio de actividades de representación legal de los
trabajadores, accidente de trabajo, maternidad, licencias y vacaciones, ni
enfermedad o accidente no laboral, cuando la baja haya sido acordada
por los servidos sanitarios o ciales y tenga una duración de más de
veinte días consecutivos”.
En un intento de mejora del precepto, siguiendo las opciones propuestas
por la doctrina, el legislador estatutario busca fundamentalmente mejorar la
delimitación de la causa514. La doctrina sí se re ere masivamente a
“absentismo”, término que aparece mencionado explícitamente en el
precepto estatutario, entendiendo por tal las ausencias breves debidas a
enfermedad, que se producen con reiteración, y que provocan un desorden
en la organización empresarial, por la di cultad de sustitución del
trabajador, dado el escaso tiempo de ausencia, y por el mantenimiento de
los deberes empresariales de abono del salario y cotización tanto del
trabajador ausente, como del, en su caso, trabajador sustituto. Esta
inteligencia del ambiguo concepto se ve respaldada –como señala DEL
VALLE– por el debate que se produce en el Parlamento en torno a dicho
despido. En cualquier caso, las críticas a su contenido se siguen
manteniendo515.
En mi opinión, con el nuevo art. 52.d) ET la confusión se consolida: si
bien, a partir de la referencia al “absentismo” del párrafo primero, parece
aclararse el motivo de la ausencia, focalizándolo en la de breve tiempo por
enfermedad de carácter reiterado, en el segundo párrafo, al ampliar el
ámbito, contradice lo anterior y nos sitúa ante el “absentismo genérico”. Es
decir, la intención clari cadora –por explícita– del segundo párrafo
consigue confundir más al lector, pues si lo que se pretendía era sancionar
al trabajador cuya picaresca le llevaba a hacer un uso indebido de sus bajas
médicas, no había motivo para incluir como ausencias exentas de cómputo
las que obedecen a motivos claramente diversos (salvo la referencia al
accidente de trabajo, la maternidad y la baja médica por los servicios
sanitarios o ciales de más de veinte días consecutivos de duración). Y, al
mismo tiempo, si las faltas de asistencia que se pretenden sumar son las
breves e intermitentes, no parece que esta pueda alcanzar los 19 días de
duración, como termina por permitir el legislador, ni mucho menos más
tiempo aún, como parece contemplarse al incluirse entre la excepciones
situaciones como vacaciones, maternidad, etc.
La única explicación que cabe intuir de tan amorfa composición radica en
el hecho de querer hacer frente a la sospecha de estar no ante una causa o
motivo objetivo de despido sino ante una auténtica sanción por frecuente
enfermedad, lo que llevaría a tener que haber ubicado la misma entre las
que permitían el despido disciplinario. Solo mediante una extensión de los
motivos justi cados que conforman las ausencias computables (efecto
re ejo de la detallada lista de excepciones) es como el legislador consigue
“disimular” la sanción de la enfermedad y evitar así la crítica directa y
contundente al precepto516.
A partir de este punto, la estabilidad de la redacción del que seguiremos
llamando “despido por absentismo”, pese a su imprecisión e incorrección,
es algo mayor, si bien la deriva hacia el absentismo interpretado como la
mera ausencia justi cada es cada vez más intensa, dado que las excepciones
continúan ampliándose. Igualmente, se observan cambios que complican el
modo de computar las ausencias en cuanto pasan a vincularse al índice del
absentismo colectivo de la plantilla, que, tras decrecer a resultas de la
reforma laboral de 2010, termina por desaparecer –y con él el término
“absentismo”– tras la de 2012517; todo ello como medios para facilitar la
aplicación de tan peculiar despido.
2.2.3. Innecesario
En cualquier caso, atendiendo a que únicamente pueden sancionarse
conductas que tengan repercusión negativa en el trabajo, parece que debe
concluirse que “se está sancionando un incumplimiento contractual grave y
culpable que constituiría también causa de despido (en virtud de los
restantes apartados del precepto) de haberlo cometido cualquier otra
persona no alcohólica o drogodependiente, en cuyo caso el precepto es
inútil”, dado que “los restantes incumplimientos contractuales previstos en
el citado artículo 54.2 resultarían su cientes para sancionar aquellas
conductas que incurrieran en los mismos, con independencia de la
condición de alcohólico o toxicómano del trabajador”. En de nitiva, todos
los incumplimientos que puedan ser sancionados en base a la letra f)
necesariamente podrían ser reconducidos a otra causa de despido
disciplinario de las incluida en el precepto, sin necesidad de destacar el
estado o condición de quien la comete. De hecho, antes de que se
introdujera este tipo en el ordenamiento jurídico, ya se aplicaba esta medida
extintiva557, y actualmente es frecuente que, aun concurriendo embriaguez o
toxicomanía, haya casos en los que el despido se reconduce por otra causa,
como se verá. Es por ello que su introducción y mantenimiento en el
ordenamiento jurídico laboral carece de todo sentido.
2.2.4. Contradictorio
Se indica, asimismo, que esta causa de despido puede tener “efecto
contradictorio y negativo desde el punto de vista de las medidas de
rehabilitación y reinserción que deben presidir el tratamiento de estas
enfermedades”, separándose radicalmente del “tratamiento de
enfermedades que a otros efectos se otorga al alcoholismo y la
toxicomanía“.
Ninguna duda cabe de la pertinencia de esta observación, si bien
merecería una matización, puesto que podrían darse supuestos de
embriaguez habitual que no fueran alcoholismo. Con todo, se considera
que, hasta cierto punto, resulta indiferente la determinación de su carácter
patológico y grado, por cuanto la reiteración a la que apuntan ambas
nociones evidencia que se trata de “consumos problemáticos” ante los que
habrían de adoptarse medidas de adecuadas para su solución.
En este sentido, es de destacar que la contradicción que identi caba la
proposición de ley con la respuesta –extintiva y de castigo– incluida en el
ET y la que “debería ser”, pero que se planteaba como una simple
desiderata, ya tiene plasmación real, si bien no en un nivel parejo, lo que
salva los problemas de “contraposición formal” de dimensiones, pero no así
material. En este sentido, frente a la norma general e imperativa de carácter
sancionador ante los consumos problemáticos, otras disposiciones no
vinculantes y marcos de plani cación institucional establecen respuestas
orientadas a la prevención y a la acción rehabilitadora. En este sentido, la
OIT introdujo un cambio de enfoque con su “Repertorio de
recomendaciones prácticas relacionadas con la incidencia del alcohol y las
drogas en los lugares de trabajo”, de 1995, en las que alentaba la gestión
preventiva en las empresas, a n de reducir consumos y mejorar la
productividad. Esta dimensión de promoción de la salud psicosocial quedó
posteriormente re ejada en los programas SOLVE 2002 y 2012. La idea de
que el ámbito laboral es un lugar privilegiado para la acción frente a los
consumos problemáticos, también ha tenido re ejo en los marcos de
plani cación comunitario y español, si bien con referencias más diluidas, al
incardinar tales problemas de salud dentro de los trastornos psicológicos558.
De forma absolutamente concluyente, la Estrategia Nacional de Adiciones
(2017-2024) –también el Plan que la desarrolla (2017-2020)–, establece el
trabajo y el ámbito laboral como medio y cauce óptimos de intervención
para alcanzar una sociedad más saludable, informada y segura. Asimismo,
desde una dimensión preventiva, si bien también desprovista de carácter
vinculante, ha de destacarse la referencia especí ca del III Acuerdo de
Empleo y Negociación Colectiva 2015-2017, prorrogado en su vigencia por
el IV Acuerdo de Empleo y Negociación Colectiva 2017-2020, que señala
en su punto 7, referido a la “seguridad y salud en el trabajo” que “sería
conveniente abordar la problemática que se deriva del consumo de alcohol,
drogas y otras sustancias y establecer instrumentos para, en el marco de la
prevención de accidentes de trabajo, identi car y buscar solución a las
situaciones y riesgos derivados de dicho consumo”.
Este breve examen evidencia que estos instrumentos se apartan
radicalmente del tratamiento sancionador de los consumos problemáticos
para incluirlos en el marco de la promoción de la salud o incluso de la
prevención de riesgos laborales559. En consecuencia, resulta patente la
contradicción existente entre la norma imperativa y estos instrumentos no
vinculantes pero que deben marcar directrices de actuación, que provoca
una perturbadora incoherencia dentro del sistema.
2.2.6. Insocial
El precepto únicamente atiende al eventual efecto negativo que las
conductas vinculadas a los consumos de alcohol o drogas pueden tener en la
empresa, estableciendo como respuesta el despido. De este modo, no sólo
plasma una imagen de empresa insocial, que expulsa a las personas
trabajadoras que tienen problemas de consumo, sino que obvia la relación
que podría existir entre tales consumos y el trabajo. Aun siendo éste un
tema controvertido, la realidad demuestra que no puede a rmarse de forma
concluyente la desconexión de estos dos factores con carácter general. De
hecho, las cifras revelan que, al menos en ciertos casos, puede establecerse
una relación entre el trabajo o las condiciones en que se desarrolla y la
ingesta de alcohol o drogas, como más adelante se expondrá561. Por ello,
lejos de la aplicación de decisiones que impliquen la desvinculación con la
empresa –menos aún de índole disciplinaria–, debería producirse la acción
colaborativa de ésta en aras a la recuperación de la persona trabajadora.
Por lo demás, pese a que el ámbito laboral puede entrañar factores de
riesgo de consumos problemáticos, el trabajo también puede tener un
importante valor ordenador en la vida de las personas, pues les obliga a
cumplir unos horarios, hábitos y estilo de vida, además de ser un importante
núcleo de relaciones personales y sociales. Esta “higiene de vida” es muy
bene ciosa para el restablecimiento de las personas con consumos
problemáticos, pues es una potente ayuda y aliciente para su recuperación.
Por el contrario, su expulsión de la empresa muchas veces las condena a la
marginalidad y a la exclusión, lo que además de entrañar un grave problema
humano y social, genera altos costes sociales.
2.2.7. Contraproducente
Podría interpretarse que, dado el carácter super uo del art.54.2,f) ET, su
inaplicación solventaría los problemas que genera. No obstante, esa
interpretación “neutra” obviaría los efectos perniciosos que su sola
presencia en el ordenamiento jurídico provoca, incluso si su aplicación
fuera muy escasa o incluso nula.
En este sentido, este tipo infractor produce el efecto contraproducente de
que la persona trabajadora que tenga un problema de consumos quiera
esconderlo para evitar la sanción. De este modo, en lugar de poder atajar el
problema, éste persistirá y, en consecuencia, se hará más profundo.
Además, este precepto tiene un efecto inspirador muy negativo en la
negociación colectiva562, puesto que algunos convenios incluyen en sus
catálogos de sanciones conductas de mera presencia, al margen del efecto
que pueda tener en la actividad laboral563.
4. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
1. El art.54.2,f) ET, que castiga con la máxima sanción del despido “la
embriaguez habitual o toxicomanía si repercuten negativamente en el
trabajo”, es un precepto anacrónico y distorsionante dentro de nuestro de
sistema jurídico-laboral, que no sólo castiga a personas aquejadas de
consumos problemáticos de alcohol o drogas, sino que introduce un cariz
criminalizante que trasciende del propio precepto.
2. Este tipo sancionador especí co se ve ampliado en la práctica por el
genérico del art.54.2,d) ET, relativo a la trasgresión de la buena fe
contractual que, al ser más abierto, es frecuentemente aducido por las
empresas para fundamentar el despido de trabajadores con problemas de
adicciones en los casos en los que no se cumplen las precisas exigencias del
tipo especí co.
3. En sede judicial, la disparidad de criterios interpretativos es la única
pauta general que puede destacarse, lo que hace de ésta una materia en la
que existe una gran inseguridad jurídica. En cualquier caso, generalmente
nuestros Tribunales parecen no concebir más vertiente que la disciplinaria,
que parte de la culpabilidad de la conducta, omitiendo además la utilización
de instrumentos que podrían actuar como correctivo.
4. Este tradicional tratamiento punitivo-disciplinario de las adicciones es
contrario al más moderno enfoque de prevención integral de riesgos
laborales de estos problemas de salud, de signo preventivo, por lo que existe
un claro desajuste entre ambos.
5. La extinción del contrato de trabajo de la persona trabajadora adicta es
la peor respuesta que puede darse ante este problema, tanto para ésta como
para la sociedad, puesto que existe un elevado riesgo de que caiga en
situación de exclusión social, con el gran coste humano y social –también
económico– que ello implica.
6. Por ello, debería primarse la tutela de su salud en el marco de la
seguridad en el empleo, buscando soluciones imperativas que impliquen a la
empresa y que no supongan, o al menos no como opción prioritaria, la
ruptura del vínculo laboral.
7. Es imprescindible la derogación del art.54.2,f) ET, que no sólo no
añade nada en sede sancionadora, sino que, además de marcar una perversa
directriz, establece un juicio de reproche laboral al más alto nivel sobre
conductas problemáticas que deberían tener una respuesta preventiva.
8. Con objeto de poner n a la inercia sancionadora y buscar una solución
global, tal derogación debería ir acompañada de una nueva regulación
coordinada de la normativa laboral y de prevención de riesgos laborales.
Así, habría de introducirse en el Estatuto de los Trabajadores una previsión
que condicione en estos casos la aplicación de medidas disciplinarias al
sometimiento a un programa de deshabituación facilitado por la empresa en
los términos que establezca la LPRL o la negociación colectiva en su
desarrollo. Conexamente, habría de establecerse un protocolo de gestión de
riesgo de adicciones en la LPRL, directamente o por remisión a otros
instrumentos de desarrollo, como la negociación colectiva o la actividad de
plani cación de la empresa participada mediante consulta con los
representantes de los trabajadores ex art.18.2 LPRL en relación con el art.36
LPRL.
9. En caso de que el problema de consumos o conductas adictivas
problemáticos persistiera una vez concluido el programa de deshabituación,
podrían plantearse otros cauces extintivos más ajustados a la naturaleza y
efectos de la causa que lo motiva, como es la extinción por causas objetivas
por ineptitud de la persona trabajadora ex art.52,a) ET.
Ó
16. LA PROTECCIÓN POR DESPIDO EN EL ESTATUTO DE LOS
TRABAJADORES: ESTUDIO JURÍDICO Y DEBATE SOBRE LA
POSIBLE IMPLANTACIÓN DEL FONDO DE CAPITALIZACIÓN PARA
LA INDEMNIZACIÓN O LA DENOMINADA “MOCHILA
AUSTRIACA”
POMPEYO GABRIEL ORTEGA LOZANO
Profesor Ayudante Doctor
Universidad de Granada / Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
1. INTRODUCCIÓN
En este texto pretende analizarse el actual sistema de protección del
Estatuto de los Trabajadores ante el despido del trabajador, así como el
debate existente en la instauración de otros sistemas de posible protección,
especialmente, el fondo de capitalización para la indemnización del
trabajador.
Por ello, una vez analizada la actual protección por despido en nuestro
Estatuto de los Trabajadores, así como una serie de propuestas de lege
ferenda, se abordará, con argumentos técnicos y jurídicos, el estudio
especí co del fondo de capitalización para la indemnización (o de la
denominada “mochila austriaca”) y su viabilidad o imposibilidad de
implantación a través de las posibles consecuencias positivas y negativas en
nuestro ordenamiento jurídico.
El despido es un negocio jurídico unilateral, constitutivo y recepticio, por
el cual, el empresario procede, por su propia voluntad, a la extinción del
contrato de trabajo. Es unilateral, porque es el empleador quien toma la
decisión de extinguir el contrato de trabajo con independencia de cuál sea la
voluntad del trabajador que no in uye ni interviene en la decisión
empresarial.
Es constitutivo, porque produce efectos extintivos e inmediatos por sí
mismo, aun cuando en un momento posterior, el despido sea declarado
improcedente o nulo. El trabajador puede impugnar la extinción contractual
–voluntad del empresario– lo que no implica que el despido no haya
existido –aunque haya sido declarado no legítimo–.
Es recepticio, porque carece de efectividad jurídica hasta que no llega a
conocimiento del trabajador, produciendo, desde ese mismo instante, la
extinción del contrato de trabajo –salvo que la misiva resolutoria señale otra
fecha–.
En la actualidad, caminamos hacia un modelo de empresa más exible
desde su estructura jurídico-organizativa. Las nuevas orientaciones se
dirigen a una mayor tolerancia en el uso del despido, con objeto de poder
contratar y despedir con mucha más facilidad, rapidez y simplicidad, lo que
se resume en un mercado laboral contemporizador –hacia el empresario–
que facilita la transición de entrada, salida y reincorporación al trabajo del
empleado, complementado con un sistema de prestaciones públicas para
quienes quedan sin trabajo –a cargo del erario público–. Lo que, trasladado
al funcionamiento práctico, constata que nuestro sistema permite el despido
libre, pero eso sí, indemnizado –despido pagado–.
Es evidente que en la práctica jurídica prevalece el modelo de readmisión
intercambiable por dinero –en otros términos, la no readmisión del
trabajador a cambio de asumir el coste económico de despedir; en la praxis,
la denominada estabilidad obligacional– sobre el modelo de la readmisión
obligatoria para todo despido sin causa y sin forma –la denominada
estabilidad real–. Este es el modelo legal vigente: las transformaciones
sufridas evidencian que evolucionamos hacia un despido cada vez más libre
y menos indemnizado –desistimiento unilateral ad nutum–; en suma, hacia
un nuevo derecho exible del trabajo.
Ñ Á
17. LOS AÑOS DE SERVICIO COMO CRITERIO DE CÁLCULO DE
LA INDEMNIZACIÓN POR DESPIDO IMPROCEDENTE
RUBÉN PARRES MIRALLES
Profesor Ayudante (LOU)
Dpto. Derecho del Trabajo y de la SS. Universidad de Alicante
1. INTRODUCCIÓN
El art. 56.1 ET cifra la indemnización por despido improcedente en una
cuantía equivalente a «treinta y tres días de salario por año de servicio»,
sin precisar, no obstante, qué se habría de entender por año (o años) de
servicio. Esta falta de de nición, unida al carácter equívoco de la expresión,
ha planteado un sinfín de interrogantes que han hecho de la aplicación de
este precepto una tarea harto compleja.
Ello ha dado lugar a una importante labor interpretativa a cargo de la
jurisprudencia, pudiendo encontrarse, en este sentido, una ingente cantidad
de pronunciamientos en los que se analiza el concepto de años de servicio
en orden a determinar su signi cado y alcance como criterio de cálculo de
la indemnización por despido. Tan amplio tratamiento jurisprudencial, sin
embargo, ha terminado por generar un panorama fragmentado y difuso en
torno al mismo, que exige un estudio como el que se propone con este
trabajo, con el que se pretende examinar la jurisprudencia recaída sobre el
particular desde la aprobación del ET a n de formular un análisis de
conjunto de sus criterios.
6. REFLEXIÓN FINAL
En de nitiva, la disparidad y variabilidad de los criterios que los
tribunales han venido empleando en la interpretación del concepto de años
de servicio han generado una indeseable inseguridad jurídica en su
aplicación como factor de cálculo de la indemnización por despido.
No puede obviarse, no obstante, que esta situación encuentra origen en la
regulación dada por el ET a los años de servicio como tal factor de cálculo.
Es por ello que, sin perjuicio de los reproches que podrían formularse en
favor de una mayor claridad y coherencia de dichos criterios
jurisprudenciales, la crítica principal con la que, a modo de re exión nal,
pretende concluirse este trabajo ha de dirigirse al legislador.
En un sistema como el nuestro en el que las indemnizaciones por
extinción del contrato de trabajo son tasadas y su cuantía se determina en
función de dos elementos, como son, de un lado, el salario y, de otro, los
años de servicio, resulta de importancia capital que dichos elementos
queden plenamente delimitados a nivel normativo.
No se comprende, en este sentido, que el art. 56.1 ET enuncie, sin de nir
ni precisar, uno de los criterios sobre los que ha de pivotar la cuanti cación
de la indemnización por despido improcedente, delegando en la
jurisprudencia, en consecuencia, una cuestión de tal envergadura.
Sorprende, por otro lado, que el legislador tampoco se haya preocupado
de solventar esta cuestión en las sucesivas reformas operadas sobre este
precepto desde la aprobación del ET, habida cuenta de los muchos
problemas que en la práctica, como se ha podido advertir en este trabajo, ha
debido resolver la jurisprudencia a n de determinar el tiempo de servicios
a computar como “año de servicio”.
Es por ello de esperar que, si se quiere dotar al marco regulatorio de la
indemnización por extinción de contrato de la seguridad jurídica que debe
ofrecer, la construcción que tan detenidamente ha ido fraguando la
jurisprudencia en torno a los años de servicio como criterio de cálculo de la
indemnización por despido se incorpore de forma ordenada en la norma.
18. EL DESPIDO COLECTIVO ANTE EL PROCESO DE REFORMA EN
ITALIA Y EN ESPAÑA
GIUSEPPINA PENSABENE LIONTI
Acreditata a Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en Italia Profesora
contractada Universidades de Padua y de Palermo
1. PREMISA
En este estudio se va a proceder a la análisis de la institución del despido
colectivo en el ordenamiento jurídico tanto italiano como español frente al
proceso de reforma que se ha realizado en la última decada en ambos
países, partiendo del examen del nuevo «código de la crisis de empresa y de
insolvencia» italiano, cuya entrada en vigor, que habia sido inicialmente
prevista en agosto 2020, ha sido prorrogada a septiembre 2021 debido a la
pandemia Covid-19630.
Así bien, al hilo de la reforma italiana prevista por el D.lgs. de 12 de
enero de 2019, n. 14 (“Nuovo Codice della Crisi di impresa e
dell’insolvenza”), se tratará de aclarar algunas zonas de claroscuro que
también derivan de la reforma española de 2012.
Se verá además que, antes de la reforma de 2019/2020 en Italia, no había
realmente ninguna norma que nos dijese cual fuese el derecho aplicable
para tutelar a los trabajadores frente a los efectos nefastos que una crisis de
empresa determina sobre su condición ocupacional y retributiva. A este
próposito, el análisis comparativo nos muestra una vez más que las
normativas internas de ambos paises (Italia y España) no siempre parecen
ajustarse a las principales nalidades de la directiva comunitaria sobre
despidos colectivos 98/59631, siendo aún necesario alcanzar cumplidamente
los siguentes objetivos: a) garantizar una protección equiparable de los
derechos de los trabajadores en los diferentes Estados Miembros; b)
encontrar un justo equilibrio entre la protección de los trabajadores y de la
libertad de empresa; c) lograr que los despidos colectivos vayan precedidos
de una adecuada consulta a los representantes de los trabajadores y de la
necesaria información a la autoridad pública competente.
3. VALORACIÓN FINAL
Si ya, cuando el contexto tecnológico era rudimentario o anterior al
desarrollo de las TICs, los parámetros fundamentales de la prohibición de
competencia desleal han estado caracterizados por cierta dinamicidad y
exibilidad interpretativa de acuerdo con la realidad social y las concretas
circunstancias del caso planteado, ciertamente un escenario laboral
digitalizado o hiperconectado demanda un mayor grado de atención y
análisis por encontrar con ictos de interés de diferente naturaleza y alcance.
La utilización de criterios jurisprudenciales tradicionales podría originar
soluciones poco razonables. En una construcción evolutiva de la
competencia desleal en el sentido indicado, el elemento geográ co viene a
ocupar un papel preponderante sobre el cual el análisis de dos factores
superaría las limitaciones del derecho positivo vigente: de un lado, la
especial cuali cación y posición del trabajador en la empresa en cuanto a su
capacidad de acceso a información estratégica (cada día más
informatizada); de otro, el entorno virtual del trabajador, ya sea propio o
puesto a disposición del empleador.
Sobre el legislador pesa la tarea de adecuar un marco normativo adecuado
al impacto de las proporciones del fenómeno y crecimiento de las nuevas
tecnologías, aunando, además, las implicaciones laborales del secreto
empresarial por actuar como una obligación autónoma para el trabajador
que, recientemente modi cada por el legislador, completa y refuerza la
prohibición laboral estudiada.
El factor determinante para cali car una conducta del trabajador como
competencia desleal se sitúa en el perjuicio real o potencial para los
intereses de la empresa. A partir de ahí cabe sopesar las actividades
realizadas (o preparación de otras actividades nales a través de
negociaciones, actuaciones administrativas, contratos, etc.); su ubicación
geográ ca; el uso de materiales, útiles, información o infraestructura; la
captación de compañeros de la empresa; el grado de con anza otorgado al
trabajador, su cuali cación, y su posición de ventaja; la reiteración de la
conducta; la posibilidad cierta de favorecer a un tercero; la ausencia de
consentimiento empresarial o existencia de pacto contractual de
exclusividad o dedicación previa; por no seguir, y fundamental, la entidad
del daño causado. Todo un cúmulo de índices capaces de reforzar u
difuminar sus aristas de añadir el ingrediente tecnológico.
Con todo, el juicio de valor sobre el con icto debe ser solucionado en el
marco de la Constitución Española, sin una prevalencia absoluta de unos
derechos sobre otros, haciéndolos convivir pací camente y sin afectación
de manera radical por razones no justi cadas.
Ó Ó Í Í
20. LA EXTINCIÓN DE LA RELACIÓN LABORAL VÍA ARTÍCULO 50
ET POR MENOSCABO DE LA DIGNIDAD DEL TRABAJADOR*
ELISA SIERRA HERNAIZ
Titular de derecho del trabajo y de la seguridad social Universidad Pública de Navarra 734
1. INTRODUCCIÓN
El objeto de la presente comunicación versa sobre la importancia del
artículo 50 del Estatuto de los Trabajadores (ET) como instrumento para
proteger la dignidad del trabajador a la hora de solicitar la extinción de la
relación laboral por la modi cación sustancial de las condiciones de trabajo
que redunden en el menoscabo de su dignidad (artículo 50.1.a) o como
fundamento de la extinción por cualquier otro incumplimiento grave de las
obligaciones del empresario (artículo 50.1.c). No se puede obviar que la
dignidad del trabajador es uno de los derechos básicos más invocados a la
hora de establecer límites al poder de organización y dirección del
empresario. Por todo ello, dos son las cuestiones objeto de análisis y estudio
especí co en la presente comunicación.
En primer lugar, el punto de partida es la di cultad de aplicar el artículo
50 ET, ya que no existe un concepto de dignidad del trabajador como tal por
lo que se hace necesario realizar una aproximación a su contenido caso por
caso. En esta tarea de delimitación conceptual es fundamental el estudio y
análisis de los requisitos exigidos por parte de los Tribunales para admitir la
extinción de la relación laboral indemnizada vía artículo 50 ET por
violación de la dignidad del trabajador.
Y, en segundo lugar, y respecto a cada apartado concreto, la aplicación del
artículo 50.1.a) ET se vio fuertemente limitada tras la entrada en vigor de la
Reforma Laboral del año 2012 por lo que es necesario determinar su actual
e cacia a la luz de los criterios jurisprudenciales. Por lo que se re ere al
artículo 50.1.c) la cuestión hoy en día determinante es si la dignidad puede
ser alegada para proteger cualquier situación que suponga un menoscabo de
la dignidad respecto de cualquier derecho fundamental del trabajador frente
al carácter más limitado del artículo 50.1.a) que se circunscribe a la
modi cación sustancial de condiciones de trabajo.
BIBLIOGRAFÍA
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menoscabo de la dignidad del trabajador” en TODOLI SIGNES, A;
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Artículo 50 ET. Valencia: Tirant lo Blanch, 2017, pp. , 13-71.
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos
graves de las obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al
trabajador en sus anteriores condiciones cuando una sentencia declare
injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41” en TODOLI SIGNES,
A; TALENS VISCONTI, E; REQUENA MONTES, O; TORMOS
PEREZ, J.A. La extinción indemnizada del contrato por voluntad del
trabajador: Artículo 50 ET. Valencia: Tirant lo Blanch, 2017, pp. , 99-
140.
1
NOGUEIRA GUASTAVINO, M.: Comentarios a la Constitución Española. Tomo I. Ed.
Fundación Wolters Kluwer, Boletín O cial del Estado, Tribunal Constitucional y Ministerio de
Justicia, Madrid. 2018, p. 1227.
2
CAMAS RODA, F.: Manual de Derecho del Trabajo, Seguridad Social y Migraciones laborales.
Ed. Thomson Reuters Aranzadi, Madrid, 2019, p. 124.
3
DEL REY GUANTER, S.: Estatuto de los Trabajadores: comentado y con jurisprudencia. Ed.
La Ley, Madrid, 2005, p. 106 y ss.
4
Por el hecho de poseer una autorización para residir temporalmente en España pero que no
permite el ejercicio de una actividad laboral, como puede ser el ejemplo de la autorización de
residencia temporal no lucrativa.
5
Que señala que “Los extranjeros residentes que reúnan los requisitos previstos en esta Ley
Orgánica y en las disposiciones que la desarrollen tienen derecho a ejercer una actividad remunerada
por cuenta propia o ajena, así como a acceder al sistema de la Seguridad Social, de conformidad con
la legislación vigente.”
6
MORENO VIDA, M.º N.; MONEREO PÉREZ, J. L., (Dir.).: Comentario a la Ley y al
Reglamento de extranjería, inmigración e integración social. Ed. Comares, 2ª Edición, 2012,
Granada, p. 614.
7
TRIGUERO MARTÍNEZ, L.A.: MONEREO PÉREZ, J.L., (Dir.).: Comentario a la Ley y al
Reglamento de extranjería, inmigración e integración social. Ed. Comares, 2ª Edición, 2012,
Granada, p. 641.
8
SÁNCHEZ MORÓN, M.: Derecho Administrativo. Parte General. Ed. Tecnos, Madrid, 2015,
p. 658.
9
MORENO VIDA, op. cit., p. 617.
10
ALARCÓN CARACUEL. M.R.: Las transformaciones del Derecho del Trabajo en el marco de
la Constitución Española. Estudios en homenaje al Profesor Miguel-Rodríguez Piñero y Bravo-
Ferrer. Ed. La Ley, Madrid, 2006, p. 506. En este mismo sentido del reconocimiento del derecho a
inmigrar: La protección social de los trabajadores extranjeros. Ministerio de Trabajo y asuntos
sociales. Expediente FIPROS-2006/94. Universidad Pablo de Olavide, p. 84.
11
ESTEVE PARDO, J.: La actividad de la Administración. Ed. UOC, Barcelona, 2016 p. 18.
12
ESTÉVEZ GONZALEZ, Mª del C.; GRAU PINEDA, Mª del C.: “Consideraciones sobre el
acceso al empleo y la contratación laboral de los ciudadanos extracomunitarios”. Revista de derecho
migratorio y extranjería. Ed. Lex Nova, Aranzadi, núm. 13/2006, 2006, p. 81.
13
CAMAS RODA, op. cit.,p. 247.
14
ESTEVE; GRAU, op. cit., p. 84. Al ser una modalidad que permite su renovación pero que está
“condicionada siempre a la vigencia del contrato laboral originario, a la realización habitual de la
actividad inicial o, en general, a otras circunstancias y datos que acrediten una cierta empleabilidad o
posibilidad de ocupación del extranjero peticionario.”
15
CARDENAL CARRO, M.: “Permiso de trabajo y modalidades contractuales”. Revista Doctrinal
Aranzadi Social. Ed. Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor, núm. 6/2005, 2005, p. 1.
16
BURGOS GOYE, C.; MONEREO PÉREZ, J.L.: Comentario a la Ley y al Reglamento de
extranjería, inmigración e integración social. Ed. Comares, 2ª Edición, 2012, Granada, p. 766 y ss.
17
BALLESTER PASTOR, M.A.: El trabajo de los extranjeros extracomunitarios. Ed. Tirant lo
Blanch, Valencia, 1997, p. 65 y ss.
18
TARABINI-CASTELLANI AZNAR, M.; Dir. RAMOS QUINTANA, M.: Comentarios al
Reglamento de Extranjería. Ed. Lex Nova, Valladolid, 2007, p. 366 y ss.
19
FERNÁNDEZ COLLADOS, Mª B., Dir. CAVAS MARTÍNEZ, F.: Comentarios a la Ley de
extranjería y su nuevo Reglamento. Ed. Thomson Reuters Aranzadi, Madrid, 2011, p. 695.
20
GOERLICH PESET, J.M., MONEREO PÉREZ, J.L. (Dir.).: Comentario a la Ley y el
Reglamento de extranjería, inmigración e integración social. Ed. Comares, Granada, 2002, p. 715.
21
SÁNCHEZ TRIGUEROS, C.; FERNÁNDEZ COLLADOS, M.B.: “La nueva gestión colectiva
de contrataciones en origen a propósito de la Orden TIN/3498/2009, de 23 de diciembre, por la que
se regula la gestión colectiva de contrataciones en origen para 2010”. Revista Doctrinal Aranzadi
Social, núm. 22/2010, Ed. Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor, 2010., p. 3 y 4.
22
BOE de 6 de enero de 2012, Orden ESS/1/2012, de 5 de enero, por la que se regula la
gestión colectiva de contrataciones en origen para 2012. https://www.boe.es/buscar/doc.php?
id=BOE-A-2012-228
23
Memoria abreviada del análisis de impacto normativo del proyecto de orden TMS//2018, de…
de diciembre, por la que se regula la gestión colectiva de contrataciones en origen para 2019.
Secretaría de Estado de Inmigración. Madrid, 2018, p. 14.
http://www.mitramiss.gob.es/ cheros/participacion/historico/informacionpublica/2018/Orden_11_20
181124_MAIN_gabinete_seie.pdf
24
Respuesta de 2 de enero de 2020, del Gabinete de la Secretaría General de Inmigración y
Emigración del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, a la Consulta planteada con
objeto de esta investigación.
25
CANALDA CRIADO, S.: “Precarización de la contratación atípica y pobreza laboral” Revista
de Información Laboral. Ed. Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor, núm. 8/2018, 2018, p. 12.
26
CRUZ VILLALÓN, J.: Compendio de Derecho del Trabajo. Ed. Tecnos, 2014, Madrid, p. 167.
27
CAMAS RODA, op. cit., p. 129 y ss.
28
CRUZ VILLALÓN, op. cit., p. 168.
29
STS 385/2018; STS 5375/2009; STS 664/2009; STS 2235/2010.
30
STS 2010/2002; STS 1529/2010; STS 6544/2013; STS 8976/2011; STS 6544/2013.
31
ESTEVE; GRAU, op. cit., p. 88.
32
Ibid., p. 88.
33
RAMOS QUINTANA, M.: “Trabajadores extranjeros e integración social”. Revista Temas
laborales, n.º 54, Ed. Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, 2000, p. 35
34
DUE, de 28 de marzo de 2014. Directiva 2014/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de
26 de febrero de 2014, sobre las condiciones de entrada y estancia de nacionales de terceros países
para nes de empleo como trabajadores temporeros. https://eur-lex.europa.eu/legal-
content/ES/TXT/?uri=CELEX%3A32014L0036
35
En relación a los trabajadores de temporada, antes de la aprobación de esta Directiva las
previsiones contenidas en la misma ya estaban recogidas en el ordenamiento español y no se tuvo
prevista ninguna medida adicional de transposición. Ver en: Informe anual 2014 de políticas de
inmigración y asilo. Red Europea de Migración. Punto de contacto nacional. Gobierno de España,
Madrid, 2014, p. 9 y 10.
http://extranjeros.mitramiss.gob.es/es/redeuropeamigracion/Informe_Anual_Politicas_Inmigracion_A
silo/doc_2014/Informe_Anual_de_Politicas_de_Inmigracion_y_Asilo_2014_ES.pdf
36
ROJO TORRECILLA, E.: Nuevas re exiones sociales y apuntes jurídicos (europeo y estatal)
sobre la inmigración, con propuestas de actuación. El nuevo y cambiante mundo del trabajo. Una
mirada abierta y crítica a las nuevas realidades laborales. Visitado el 21 de enero de 2020:
http://www.eduardorojotorrecilla.es/2014/04/nuevas-re exiones-sociales-y-apuntes.html
37
RAMOS QUINTANA, M.I.: “Acceso al mercado de trabajo y condiciones de trabajo de los
inmigrantes en el contexto de la crisis económica”. Revista de Derecho Migratorio y Extranjería. Ed.
Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor, núm. 28/2011, 2011, p. 2.
38
CAMAS RODA, F.: Reseña sobre la Directiva 2014/36/UE: extranjeros temporeros. El Diario
de Ferran Camas sobre Derecho del Trabajo, inmigración y propuestas culturales. Visitado el 21 de
enero de 2020: https://www.ferrancamas.com/blog-derecho-laboral-
inmigracion/Rese%C3%B1a+sobre+la+Directiva+2014%7C_%7C36%7C_%7CUE%3A+extranjeros
+temporeros/ia86
39
Entre otras, la STS 908/2016; STS 135/2018; seguida por la STSJE 433/2017; STSJAG
570/2017; STSJAS 2086/2019; STSJLGC 747/2019; STSJCAN 945/2015; STSJCAT 3320/2015.
40
Respuesta del 17 de enero de 2020, a través de la aplicación Formugab, Comunicación
Ciudadanos, del Gabinete Técnico de la Secretaría General de Inmigración y Emigración, Secretaria
de Migraciones, del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
41
Publicada en la página web del Ministerio. Avance del Anuario de Estadísticas 2018. Contratos
registrados de trabajadores extranjeros.
http://www.mitramiss.gob.es/es/estadisticas/anuarios/2018/index.htm
42
Contestación del 27 de enero de 2020 de la Subdirección General de Relaciones Institucionales
y Asistencia Jurídica del Servicio Público de Empleo Estatal, respecto al escrito dirigido con objeto
de esta investigación.
43
Aclaración del 28 de enero de 2020 de la Subdirección General de Relaciones Institucionales y
Asistencia Jurídica del Servicio Público de Empleo Estatal.
44
CARDENAL CARRO, M.: “Permiso de trabajo y modalidades contractuales”. Revista Doctrinal
Aranzadi Social. Ed. Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor, núm. 6/2005, 2005, p. 2 y 3.
45
CHARRO BAENA, P.; BENLLOCH, P.: Guía Práctica de Contratación Laboral de
Extranjeros. Ed. Aranzadi, Navarra, 2007, p. 130.
46
“La combinación de las normas de contratación laboral con las reguladores del contingente hace
inviable la contratación de trabajadores extranjeros vía contingente bajo la modalidad de contratos
inde nidos para trabajos jos discontinuos”, p. 3.
47
“Contratación en origen de temporeras marroquíes: ¿fraude masivo o caos administrativo?.” La
mar de onuba. Revista onubense de actualidad, cultura y debate. Visitado el 11 de febrero de 2020.
http://revista.lamardeonuba.es/contratacion-en-origen-de-trabajadoras-marroquies-fraude-masivo-o-
caos-administrativo/
48
“Orden Gecco: el sector de los frutos rojos señala al Gobierno como único responsable de las
irregularidades en la contratación en origen”. La mar de Onuba. Revista onubense de actualidad,
cultura y debate. Visitado el 13 de febrero de 2020. http://revista.lamardeonuba.es/orden-gecco-el-
sector-de-los-frutos-rojos-senala-al-gobierno-como-unico-responsable-de-las-irregularidades-en-la-
contratacion-en-origen/
49
Declaración del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los
derechos humanos, Philip Alston, sobre la conclusión de su visita o cial a España, 27 de enero – 7 de
febrero de 2020. https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?
NewsID=25524&LangID=S
50
MIÑARRO YANINI, M.: “Excelencia económica e inmigración femenina: la explotación de
temporeras del oro rojo”. Revista CEF., 2018, p. 427.
51
Ibid., p. 8.
52*
Estudio realizado en el marco del proyecto de investigación sobre «El Estatuto profesional del
personal investigador contratado en régimen laboral» concedido por el Instituto Nacional de
Administración Pública (INAP). Referencia INAP1-15I.
53
Como complemento a esta regulación la norma también contempla, en el apartado 9 de este
mismo artículo, el deber empresarial de facilitar por escrito al trabajador, en los diez días siguientes
al cumplimiento de los plazos legales indicados, un documento justi cativo sobre su nueva condición
de jo de la empresa, así como el derecho a solicitar al Servicio Público de Empleo el certi cado de
los contratos temporales celebrados.
54
Como es sabido, las reglas especiales en cuanto a la aplicación de los límites de duración del
contrato por obra o servicio determinado y al encadenamiento de contratos en las Administraciones
Públicas están previstas en la Disposición Adicional decimoquinta del ET. Por lo que respecta a las
modalidades de contrato de trabajo previstas en la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de
Universidades (LOU) a las que afecta la exclusión de la prohibición de encadenamiento, se trata, en
esencia, del contrato de ayudante, el de ayudante doctor, y el de profesor visitante.
Asimismo, dentro de la exclusión tienen cabida también los contratos temporales especí cos para
el personal investigador recogidos en la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la
Innovación (LCTI), singularmente, el contrato predoctoral, el contrato de acceso al Sistema español
de la ciencia, la tecnología y la innovación, y el de investigador distinguido. Esto último, en atención
a lo señalado en la disposición adicional decimoquinta del ET que excluye de la aplicación de lo
dispuesto en el artículo 15.5 del ET a las modalidades particulares de contrato de trabajo
contempladas en la LOU y “en cualesquiera otras normas con rango de ley”, debiendo considerar que
la LCTI se encuentra entre ellas.
55
Esta norma es aplicable a los contratos suscritos a partir de 18 de junio de 2010, excluyéndose
del cómputo del plazo de 24 meses y del período de 30, el tiempo transcurrido entre 31 de agosto de
2011 y 31 de diciembre de 2012 (Disposición Transitoria 5ª ET).
56
En este sentido cabe traer a colación la exposición de motivos de la Ley 35/2010, de 17 de
septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo, que incluye el incremento
de la indemnización por n de contrato en las modalidades contractuales de obra o servicio
determinado, y eventual por circunstancias de la producción, desde ocho a doce días de salario por
año trabajado, entre las medidas destinadas a restringir el uso injusti cado de las modalidades
temporales de contratación.
En la misma línea de encarecimiento de esta suerte de contratos como instrumento de contención
frente a los abusos y el fraude, ha sido también habitual el establecimiento de tipos de cotización por
desempleo más elevados en relación con estas dos modalidades contractuales. Así, por ejemplo (a
salvo una futura revisión de los tipos de cotización), en 2020 el tipo de cotización por desempleo en
el Régimen General previsto para la contratación determinada en las modalidades de contratos
formativos en prácticas y para la formación y el aprendizaje, relevo, interinidad y contratos,
cualquiera que sea la modalidad utilizada, con trabajadores que tengan reconocido un grado de
discapacidad no inferior al 33 por ciento, se ja en 7’05 (5’50 a cargo de la empresa, y 1’55 a cargo
del trabajador), en tanto que para los contratos de duración determinada es del 8’30 (6’70 a cargo de
la empresa, y 1’60 a cargo del trabajador). Estos tipos de cotización son los aplicados en 2019,
habida cuenta la prórroga de la Orden TMS/83/2019, de 31 de enero, por la que se desarrollan las
normas legales de cotización a la Seguridad Social, desempleo, protección por cese de actividad,
Fondo de Garantía Salarial y formación profesional para el ejercicio 2019, de manos del Real
Decreto-Ley 18/2019, de 27 de diciembre, por el que se adoptan determinadas medidas en materia
tributaria, catastral y de seguridad social (Disposición adicional segunda).
57
La única salvedad que cabe hacer al respecto es la jación de una duración máxima del contrato
de interinidad, cuando se trata de la modalidad «por vacante».
58
Como es sabido, la duración del contrato de interinidad “por sustitución” coincide con el tiempo
que dure la ausencia del trabajador sustituido con derecho a la reserva del puesto de trabajo sin que se
prevea legalmente ningún tope máximo de duración. En el caso de la interinidad “por vacante” la
duración coincidirá con la del tiempo que dure el proceso de selección o promoción para la cobertura
de nitiva del puesto, sin que pueda ser superior a tres meses. En los procesos de selección llevados a
cabo por las Administraciones Públicas para la provisión de puestos de trabajo, la duración del
contrato coincidirá con el tiempo que dure dicho proceso conforme a lo previsto en su normativa
especí ca (artículo 4.2.b) Real Decreto 2720/1999, de 18 de diciembre, por el que se desarrolla el
artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores, en materia de contratos de duración determinada. El
artículo 70.1 EBEP prevé un plazo de tres años para ejecutar la oferta de empleo público a n de dar
cobertura legal al puesto.
59
Piénsese, sino, en la celebración de un contrato de interinidad para sustituir a un trabajador que
ha sido designado para desempeñar un cargo público, o elegido para ocupar un cargo público que le
imposibilite la asistencia al trabajo. En estos casos, la duración del contrato para sustituir al
trabajador designado o elegido para tales menesteres será generalmente dilatada en el tiempo (por
ejemplo, tratándose de cargos electivos en órganos de gobierno de las distintas Administraciones
Públicas, normalmente la duración del cargo y la correspondiente sustitución será de cuatro años).
Además, no cabe descartar que a ese contrato le suceda otro, incluso de la misma naturaleza, por
ejemplo, para sustituir al mismo cargo electivo durante su segundo mandato consecutivo. En este
ámbito no tiene por qué resultar extraño que se recurra a una concatenación de contratos (a veces,
excesivamente dilatada en el tiempo), tanto mediante la celebración de sucesivos contratos de
interinidad (no hay más que pensar en la sustitución de cargos electivos públicos durante dos
mandatos consecutivos), como a través de la combinación de contratos de interinidad con otro tipo de
contratos.
60
No en vano en relación con el contrato de interinidad por vacante, el TSJ de Madrid presentó
una cuestión prejudicial ante el TJUE, mediante Auto de 23 de septiembre de 2019 (rec. 876/2018),
en la que planteaba si la inexistencia en Derecho español, conforme a la doctrina jurisprudencial, de
medida efectiva alguna para evitar y sancionar los abusos respecto de los trabajadores con contratos
de interinidad por vacante infringe la Directiva 1999/70/CE, como consecuencia de la duración
inusualmente larga de algunos de estos contratos por el hecho que la ley no prevea ningún plazo
máximo de duración, ni indemnización para los trabajadores cuando cesan, y deje al arbitrio del
empleador la cobertura de la plaza.
61
Vid. apartado 2, de la cláusula 2 del Acuerdo Marco.
62
En estos términos se ha expresado el TJUE en reiteradas sentencias dictadas sobre la materia.
Vid., por ejemplo, las SSTJUE de 14 de septiembre de 2016, Martínez Andrés y Castrejana López, C-
184/15 y C-197/15; o de 21 de noviembre de 2018, De Diego Porras (II), C-619-17.
63
En este orden de ideas, el TS ha señalado que la indemnización prevista a la terminación de
algunas modalidades de contratación temporal no constituye en puridad una medida frente al abuso
en los términos de la Cláusula 5 de la Directiva 1999/70/CE, pues la sanción que prevé el
ordenamiento español frente al recurso abusivo a los contratos temporales, cualquiera que sea su
modalidad, es la conversión de la relación laboral en inde nida. STS de 13 de marzo de 2019 (rec.
3970/2016).
El encarecimiento de los costes establecido para ciertos contratos (mediante la exigibilidad de una
indemnización económica n de contrato y la elevación de los tipos de cotización por desempleo) es
una medida que parece dirigirse más bien a disuadir que aquéllos se celebren con nes fraudulentos,
o lo que es igual, a garantizar que se recurra a los mismos únicamente cuando concurra la necesidad
temporal real para la que están diseñados. Concerniente a la diferencia indemnizatoria ligada a la
nalización de los contratos eventual, por obra y servicio determinado y por interinidad, el TS
justi ca esta diferencia de trato en que mientras que en este último se sustituye a un trabajador cuyo
puesto subsistirá a la terminación del contrato, ello no sucede con aquellos otros dos contratos por lo
que el efecto disuasorio de la indemnización de 12 días de salario por año de servicio por su
terminación no tiene sentido en los contratos de interinidad. STS, de 13 de marzo de 2019 (rec.
3970/2016).
Por lo que respecta al establecimiento de límites máximos de duración a ciertos contratos
temporales, es una medida tendente también a frenar los excesos de temporalidad derivados de un
sólo contrato, aun cuando no incide en los abusos que puedan ir ligados al encadenamiento de
sucesivos contratos.
64
STJUE de 21 de noviembre de 2018, Sala Sexta, asunto C-619/17.
65
“La gura del trabajador inde nido no jo de las Administraciones Públicas surgió como
creación jurisprudencial para dar respuesta, precisamente, a la situación de los contratos temporales
en fraude de ley suscritos por aquellas. De forma que la conversión en contratos de duración
inde nida, por aplicación de las reglas del artículo 15 ET, propició una doctrina que buscaba
acomodar la inde nición de la duración de la relación laboral con las especiales particularidades del
acceso al empleo público (mérito y capacidad), y el respeto a los mandatos constitucionales sobre
este punto”. STS 16 de septiembre de 2009 (RCUD 2570/2008).
66
Habida cuenta el colectivo tan selectivo al que van dirigidos los contratos de Profesor Visitante
(artículo 54 LOMLOU) y de Investigador Distinguido (artículo 23 LCTI), profesores e investigadores
de reconocido prestigio, y las características tan singulares que presenta la regulación de sendos
contratos (otorgando un amplio margen a la autonomía de las partes), no parece que ninguno de ellos
pueda dar lugar a situaciones de precariedad laboral, por lo que en el análisis que se desarrolla en el
texto no se alude a ninguna de estas guras contractuales.
67
A tenor de esta norma, al contrato para la realización de proyectos especí cos de investigación
cientí ca y técnica no le resultará de aplicación lo dispuesto en los párrafos primero y segundo del
artículo 15.5 del Estatuto de los trabajadores, de acuerdo con lo previsto en el apartado 3 de la
disposición adicional decimoquinta del Estatuto de los Trabajadores. Añadiendo esta misma
disposición que dicha excepción se aplicará únicamente a las administraciones públicas, organismos
públicos, universidades públicas y otras entidades del sector público consideradas agentes de
ejecución del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación que formalicen contratos
temporales para la realización de proyectos especí cos de investigación cientí ca y técnica.
El contrato para la realización de proyectos especí cos de investigación cientí ca y técnica se
contempla tanto en la LOMLOU (artículo 48.1) como en la LCTI (artículos 26.7, 30, D.A. 14ª y D.A.
23ª).
68
Artículos 49.d) y 50.d) de la LOMLOU.
69
Artículos 21.c) y 22.1.c) LCTI.
A diferencia de lo que sucede en el ámbito universitario con los contratos de Ayudante y Ayudante
Doctor, no se establece una duración máxima entre los contratos predoctoral y CASECTI que se
concierten con un mismo investigador.
70
Como se ha anticipado, la exoneración de la regla del artículo 15.5 ET a los contratos de la LOU
y de la LCTI únicamente se prevé para aquellos casos en los que el empleador sea una
Administración Pública.
71
Como ya se ha anticipado, además de las modalidades especí cas que prevé la LOU para
contratar personal docente e investigador en el ámbito de las Universidades públicas, estas pueden
recurrir también al contrato de interinidad por sustitución. Asimismo, cuando se trata de contratar a
personal investigador o técnico, pueden celebrar contratos para obra o servicio determinado para el
desarrollo de proyectos de investigación cientí ca o técnica. Empero, a ninguna de estas modalidades
contractuales les resulta de aplicación la regla prevista en el artículo 15.5 del ET.
72
Lo dispuesto en el artículo 15.5 del ET no resulta de aplicación ni a las modalidades
contractuales especí cas previstas en la LCTI para contratar personal investigador, ni al contrato para
obra o servicio determinado para desarrollar proyectos técnicos o de investigación cuando este se
celebra por organismos públicos (D.A. 23ª LCTI).
73
No parece discutible la a nidad que presentan todos estos contratos. En cuanto al contrato de
Ayudante Doctor y el CASECTI, ambos están orientados a consolidar la formación práctica en el
ámbito de la investigación, aun cuando en uno y otro caso pueda predominar el per l docente
(Ayudante Doctor) o el investigador (CASECTI). Y lo mismo cabe señalar en relación con el contrato
en prácticas que, en caso de ser utilizado por un OPI u otro organismo de investigación, lo será a n
de procurar un conocimiento eminentemente práctico en el sector de investigación correspondiente.
En este sentido, no resulta baladí que la propia LCTI haga una llamada a la aplicación supletoria de
la regulación prevista para el contrato en prácticas respecto a todo aquello no previsto expresamente
por ella en relación con el CASECTI (artículo 22.1.f) LCTI). Es cierto que el per l formativo que
comparten todos estos contratos legitimaría la exoneración de los mismos de la regla prevista en el
artículo 15.5 ET, pero aun así, no parece de recibo que el período de formación práctica en estos
casos pueda llegar casi a triplicarse como consecuencia del recurso consecutivo a todas estas
modalidades contractuales. A n de evitar tal efecto, deberían introducirse topes máximos de
duración cuando se recurra a estos contratos de forma sucesiva.
Por lo que atañe a los contratos de Ayudante y predoctoral, aunque no es dudosa la a nidad que
presentan sendas modalidades contractuales, dirigidos ambos a la consecución de la tesis doctoral de
cara a la obtención del título de Doctor, la concatenación de sendos contratos por una misma
institución solo podría prolongarse por cinco años. A este respecto no puede perderse de vista que
cinco años es la duración máxima prevista legalmente para poner n a los estudios de doctorado,
salvo que estos se desarrollen a tiempo parcial, en cuyo caso la duración de los mismos puede
alcanzar hasta ocho años (Artículo 3.2 Real Decreto 99/2011, de 28 de enero, por el que se regulan
las enseñanzas o ciales de doctorado). Así pues, si la nalidad tanto del contrato de Ayudante como
del contrato predoctoral es la realización de la tesis doctoral al objeto de alcanzar el grado de Doctor,
tratándose del mismo programa doctoral, cinco años constituye la duración máxima posible entre
sendos contratos.
74
En los dos supuestos, ya sea en la misma o distinta entidad, y en base a la misma titulación.
Apuntando también la necesidad de introducir reglas de coordinación entre los contratos de
Ayudante, Ayudante Doctor, predoctoral y CASECTI en el seno de las Universidades públicas, cabe
citar a BALLESTER LAGUNA, F.: “¿Ha hecho lo su ciente la legislación española para prevenir la
utilización abusiva de los contratos de trabajo temporales en el ámbito de la investigación?. La
Directiva 1999/70/CE”. El Estatuto Profesional del Personal Investigador contratado en régimen
laboral, INAP, Madrid, 2016, p. 263.
75
Respecto de este último contrato, téngase en cuenta que tampoco está sujeto a la duración
máxima prevista con carácter general para el contrato por obra o servicio determinado, por lo que
esta circunstancia puede dar lugar a que su duración se prolongue en exceso en el tiempo.
76
En verdad, el recurso a las modalidades contractuales previstas en el ET para abordar tareas de
investigación va a resultar muy residual en la práctica a la vista de los estrictos requisitos legales que
se exigen para esta suerte de ocupaciones, y a la di cultad que entraña encontrar o sustituir a una
personar capaz de desarrollar actividades tan singulares como son la docencia y la investigación.
77
En esta misma línea parece manifestarse algún autor al a rmar que el régimen especial
contenido en la Disposición Adicional 15ª ET “no queda plenamente justi cado”. MORENO GENÉ,
J.: “La contratación de obra o servicio determinado para la realización de un proyecto de
investigación tras la reforma laboral de 2010”, Revista Doctrinal Aranzadi Social, nº 1, 2011, p. 15.
En el mismo sentido se pronuncia también BALLESTER LAGUNA quien se muestra a favor de una
modi cación normativa al objeto de extender la prohibición de encadenamiento que afecta a este
contrato cuando se desenvuelve en el ámbito privado también en relación con los OPI y con las
universidades públicas. BALLESTER LAGUNA, F.: “El contrato de trabajo de obra o servicio
determinado para la realización de proyectos especí cos de investigación”, en El Estatuto profesional
del personal investigador…, op. cit., p. 205.
78*
Esta comunicación constituye parte singular de mi estudio conducente a la obtención de mi
futura Tesis Doctoral
79
Artículo 213.1 El disfrute de la pensión de jubilación será incompatible con el trabajo del
pensionista, con las salvedades y en los términos que legal o reglamentariamente se determinen.
80
«El Gobierno presentará un proyecto de ley que regule la compatibilidad entre pensión y trabajo,
garantizando el relevo generacional y la prolongación de la vida laboral, así como el tratamiento en
condiciones de igualdad de las diferentes actividades. Mientras no se produzca esta regulación, se
mantendrá el criterio que se venía aplicando con anterioridad a la entrada en vigor de la Orden
TIN/1362/2011, de 23 de mayo.»
81
«(…) Hay que introducir esquemas de mayor permeabilidad y convivencia entre la vida activa y
pasiva, que permitan e incrementen la coexistencia de salario y pensión. Resulta adecuada, en la
misma línea que otros países de nuestro ámbito, una mayor compatibilidad entre percepción de la
pensión y percepción del salario por actividad laboral, hoy muy restringida y que no incentiva la
continuidad laboral (…)»
82
«(…) Y, en esta misma línea, desde marzo de 2013 existe una nueva normativa relativa a la
compatibilidad entre trabajo y pensión de jubilación (CSR 2.2.6), cuyo objetivo es que aumente el
número de trabajadores que, una vez llegada la edad ordinaria de jubilación, decidan mantenerse
activos contribuyendo al sistema de pensiones (…)»
83
«La aplicación del factor de sostenibilidad regulado en el artículo 211 del Texto refundido se
llevará a cabo una vez que, en el seno de la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos
del Pacto de Toledo, se alcance un acuerdo acerca de la aplicación de las medidas necesarias para
garantizar la sostenibilidad del sistema. No obstante, y en todo caso, su entrada en vigor se producirá
en una fecha no posterior al 1 de enero de 2023.»
84
GALA DURÁN, C., Las medidas de fomento del envejecimiento activo y su posible impacto
sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones. Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y
relaciones laborales, ISSN 2386-8090, N.º Extra 2, 2015
85
a) El acceso a la pensión deberá haber tenido lugar una vez cumplida la edad que en cada caso
resulte de aplicación, según lo establecido en el artículo 205.1.a), sin que, a tales efectos, sean
admisibles jubilaciones acogidas a boni caciones o anticipaciones de la edad de jubilación que
pudieran ser de aplicación al interesado.
b) El porcentaje aplicable a la respectiva base reguladora a efectos de determinar la cuantía de la
pensión causada ha de alcanzar el 100 por ciento.
86
(…) si la actividad se realiza por cuenta propia y se acredita tener contratado, al menos, a un
trabajador por cuenta ajena, la cuantía de la pensión compatible con el trabajo alcanzará al 100 por
ciento.
87
«Con posterioridad, y dentro del ámbito del diálogo social, y de los acuerdos en el seno del
Pacto de Toledo, se procederá a aplicar al resto de la actividad por cuenta propia y al trabajo por
cuenta ajena el mismo régimen de compatibilidad establecido entre la pensión de jubilación
contributiva y la realización de trabajos regulado en el párrafo segundo del apartado 2 del artículo
214 de la presente Ley.»
88
Uno. Las pensiones de jubilación o retiro, a que se re ere este capítulo, serán incompatibles con
el desempeño de un puesto de trabajo en el sector público por parte de sus titulares (…)
89
2. Asimismo, el percibo de las pensiones de jubilación o retiro será incompatible con el ejercicio
de una actividad, por cuenta propia o ajena, que dé lugar a la inclusión de su titular en cualquier
régimen público de Seguridad Social.(…) Dos. Lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 33 del texto
refundido de la Ley de Clases Pasivas del Estado, en la redacción dada por el apartado Uno de la
presente disposición adicional, será de aplicación a las pensiones de jubilación o retiro que se causen
a partir del 1 de enero de 2009, manteniendo las causadas con anterioridad a dicha fecha el régimen
de incompatibilidades que les venía siendo de aplicación.
90
(…) Sin perjuicio de lo establecido en el párrafo anterior, el percibo de las pensiones de
jubilación o retiro, en el supuesto contemplado en la letra a) del artículo 28.2 del presente texto
refundido, será compatible con el ejercicio de una actividad, por cuenta propia o ajena, que dé lugar a
la inclusión de su titular en cualquier régimen público de Seguridad Social (…)
En caso de desempeñar una actividad compatible, la cuantía de la pensión será equivalente al
cincuenta por ciento del importe resultante en el reconocimiento inicial (…)
91
(…) 2. El desempeño de un puesto de trabajo en el sector público, delimitado en el párrafo
segundo del apartado 1 del artículo primero, es incompatible con la percepción de pensión de
jubilación o retiro por Derechos Pasivos o por cualquier régimen de Seguridad Social público y
obligatorio. (…)
92
La incompatibilidad a que se re ere este apartado no será de aplicación a los profesores
universitarios eméritos ni al personal licenciado sanitario emérito a los que se re ere el artículo
137.c).
93
La incompatibilidad a que se re ere el artículo 3.2 de esta Ley no será de aplicación a los
Profesores universitarios eméritos
94
Las retribuciones del personal emérito, sumadas a su pensión de jubilación, no podrán superar
las retribuciones que el interesado percibía antes de su jubilación, consideradas, todas ellas, en
cómputo anual.
95
Con efectos de 1 de enero de 2011, el personal que se relaciona en el artículo 2.1 del texto
refundido de la Ley de Clases Pasivas del Estado, aprobado por el Real Decreto Legislativo
670/1987, de 30 de abril, excepción hecha del comprendido en la letra i), estará obligatoriamente
incluido, a los exclusivos efectos de lo dispuesto en dicha norma y en sus disposiciones de desarrollo,
en el Régimen General de la Seguridad Social siempre que el acceso a la condición de que se trate se
produzca a partir de aquella fecha.
96
“El percibo de la pensión de jubilación será compatible con la realización de trabajos por cuenta
propia cuyos ingresos anuales totales no superen el Salario Mínimo Interprofesional en cómputo
anual. Quienes realicen estas actividades económicas no estarán obligados a cotizar por las
prestaciones de Seguridad Social.
Las actividades especi cadas en el párrafo anterior, por las que no se cotice, no generarán nuevos
derechos sobre las prestaciones de la Seguridad Social.”
97
Cuando se exija, legal o reglamentariamente, la no superación de un determinado límite de
ingresos para el acceso o el mantenimiento del derecho a prestaciones comprendidas en el ámbito de
la acción protectora de esta ley, distintas de las pensiones no contributivas y de las prestaciones por
desempleo, se considerarán como tales ingresos los rendimientos del trabajo, del capital y de
actividades económicas y las ganancias patrimoniales, en los mismos términos en que son
computados en el artículo 59.1 para el reconocimiento de los complementos por mínimos de
pensiones.
98
A efectos del reconocimiento de los complementos por mínimos de las pensiones contributivas
de la Seguridad Social, de los rendimientos íntegros procedentes del trabajo, de actividades
económicas y de bienes inmuebles, percibidos por el pensionista y computados en los términos
establecidos en la legislación scal, se excluirán los gastos deducibles de acuerdo con la legislación
scal.
99
“Para personas que ejerzan una actividad por cuenta propia en los términos del artículo 10.2.c)
de la Ley General de la Seguridad Social, texto refundido aprobado por Real Decreto legislativo
1/1994, de 20 de junio, y artículo 3 del Decreto 2530/1970, de 20 de septiembre, por el que se regula
el Régimen Especial de la Seguridad Social de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, que se
colegien en un Colegio Profesional cuyo colectivo no haya sido integrado en dicho Régimen Especial
será obligatoria la a liación a la Seguridad Social. Al objeto de dar cumplimiento a dicha obligación
podrán optar por solicitar la a liación y/o el alta en dicho Régimen Especial o incorporarse a la
Mutualidad que tenga establecida dicho Colegio Profesional”
100
La circular 3-016, de 7 de mayo de 1999, consideró alternativas al RETA; Aparejadores y
Arquitectos, Gestores Administrativos, Abogados, Químicos, Procuradores, Arquitectos superiores,
Peritos e Ingenieros técnicos industriales.
101
El régimen de incompatibilidad entre pensión de jubilación y el trabajo del pensionista, previsto
en el artículo 16 de la Orden de 18 de enero de 1967, (…), será también aplicable con respecto al
ejercicio de la actividad por cuenta propia de los profesionales colegiados (…) se hallen exonerados
de la obligación de causar alta en el Régimen Especial de los Trabajadores por Cuenta Propia o
Autónomos, con independencia de que queden o no integrados en una de las mutualidades de
previsión social (…)
102
El Gobierno presentará un proyecto de ley que regule la compatibilidad entre pensión y trabajo,
garantizando el relevo generacional y la prolongación de la vida laboral, así como el tratamiento en
condiciones de igualdad de las diferentes actividades. Mientras no se produzca esta regulación, se
mantendrá el criterio que se venía aplicando con anterioridad a la entrada en vigor de la Orden
TIN/1362/2011, de 23 de mayo.
103
El Gobierno presentará un proyecto de ley que regule la compatibilidad entre pensión y trabajo,
garantizando el relevo generacional y la prolongación de la vida laboral, así como el tratamiento en
condiciones de igualdad de las diferentes actividades. Mientras no se produzca esta regulación, se
mantendrá el criterio que se venía aplicando con anterioridad a la entrada en vigor de la Orden
TIN/1362/2011, de 23 de mayo.
104
GARCÍA ROMERO, B., LÓPEZ ANIORTE, M.C.,«La reforma de la pensión de jubilación,
Tirant lo Blanch Monografías, 2014. »
105
Con posterioridad, y dentro del ámbito del diálogo social, y de los acuerdos en el seno del Pacto
de Toledo, se procederá a aplicar al resto de la actividad por cuenta propia y al trabajo por cuenta
ajena el mismo régimen de compatibilidad establecido entre la pensión de jubilación contributiva y la
realización de trabajos regulado en el párrafo segundo del apartado 2 del artículo 214 de la presente
Ley.
106
BLASCO PELLICER, A y TALÉNS VISCONTI, E.E. La forma y el procedimiento del
despido, Tirant Lo Blanc, Valencia, 2018. Pág 12.
107
MELLA MÉNDEZ. L. La formalización del despido disciplinario. Un estudio sobre los
requisitos previstos en el Estatuto de los Trabajadores, Editorial Comares, Granada, 1999. Pág 171-
172.
108
SSTS 23 de mayo de 1990 (RJ 1990\4493), 13 de abril de 1987 (RJ 1987\2412) y 17 de abril de
1985 (RJ 1985\1880).
109
STS de 28 de abril de 1997 (Rec 1076/1996), STS de 12 de marzo de 2013 (Rec 58/2012) y 18
de enero de 2000 (Rec. 3894/1998).
110
SSTS de 3 de octubre de 1988 (RJ 1988\7507), 11 de marzo de 1986 (RJ 1986\1298), 28 de
abril de 1997 (Rec 1076/1996) y de 21 de mayo de 2008 (Rec 528/2007).
111
Artículo 34 de la Ley 16/1976, 8 de abril y artículo 55 de la Ley 8/1980, de 10 de marzo.
112
SJS Mallorca de 5 de febrero de 2018 (Proc 381/2016) y SJS nº 5 Palma de Mallorca de 5 de
junio de 2019 (Rec 72/2019).
113
TALÉNS VISCONTI, E.E. Incidencia de las Redes Sociales en el ámbito laboral y en la
práctica procesal. Lefebvre-El Derecho, S.A, Madrid, 2020. Pág 146.
114
STSJ Extremadura de 18 de Septiembre de 2018 (Rec 472/2018).
115
SJS Palma de Mallorca de 5 de marzo de 2018 (Proc 196/2017). En esta resolución judicial se
tiene como válida la fecha de efectos de un despido comunicado por whatsapp con posterioridad al
envío de un burofax que el trabajador no recibió por estar ausente.
116
SJS Palma de Mallorca de 5 de junio de 2019 (Rec 72/2019).
117
STSJ de Murcia nº 395/2018 de 25 de abril de 2018 (Rec 1302/2017). Resolución sobre despido
objetivo, donde el tribunal apoya el mismo sentido de la instancia, en la que solo se aporta por la
demandante pantallazo de un whatsapp sin que pueda verse el número de teléfono, ni el emisor, ni el
receptor, por lo que, no le reconoce valor probatorio, y lo considera insu ciente para acreditar la
relación laboral y, por supuesto, el despido.
118
STSJ de Madrid de 10 de junio de 2015 (Rec 817/2014) y STSJ de Madrid de 8 de junio de
2017 (Rec 273/2017).
119
STS de 2 de abril de 2007 (Rec 5013/2005) “siendo el período de prueba una institución que
permite a cualquiera de las partes que intervienen en el contrato de trabajo rescindir unilateralmente
el mismo, por su sola y exclusiva voluntad, sin necesidad de cumplir ninguna exigencia especial al
respecto…, salvo que la decisión este motivada por razón discriminatoria que viole el art. 14 CE o
vulnere cualquier otro derecho fundamental”.
120
STSJ Galicia 05 de junio de 2015 (Rec 1300/2015) la cual expone en referencia al cese del
trabajador durante el periodo de prueba lo siguiente: “Y, por lo tanto, la comunicación a través del
llamado “whatsapp” alegada por el actor y admitida por la empresa tanto en su contestación a la
demanda como en la impugnación, es válida como medio de comunicar el cese del trabajador”.
121
STSJ Extremadura de 18 de Septiembre de 2018 (Rec 472/2018) “En cuanto a los requisitos
formales que debe reunir la comunicación escrita de despido, yerra el recurrente al referirse a la de 31
de marzo de 2017, pues el demandante fue despedido, y bien claro lo dejó la empleadora en la
conversación de whatsapp, el día 28 de marzo de 2017, con efectos de esa misma fecha, tal y como
declara probado el órgano de instancia en el ordinal segundo del relato fáctico, con sustento en dichas
conversaciones, en las que el trabajador le pregunta a la empleadora si tiene que trabajar hasta que se
le despida, a saber cuándo le entregue la comunicación escrita, y le contesta que “No, ya estás
despedido”, “Mañana te doy la carta de despido”, siendo que no es hasta el 31 de marzo que no le
remite tal, pretendiendo que los efectos del despido sean de dicha data, cuando ya estaba despedido
con efectos de fecha 28 de marzo de 2017”. STSJ Madrid, de 18 de Julio de 2019 (Rec 427/2019) “de
las contestaciones se in ere, que si bien no hay manifestación expresa de concesión del disfrute de
vacaciones, si se consintió el mismo pací camente”. Y, STSJ Andalucía (Málaga) de 20 de junio de
2018 (Rec 646/2018).
122
STSJ Galicia de 25 de abril de 2014 (Rec 4347/2013) “Por lo que se re ere a la ilegítima
intromisión e intervención de conversaciones privadas, cabe decir, como acertadamente razona la
juzgadora de instancia, que la prueba documental aportada por la empresa (transcripción de un
whatsapp) no se ha efectuado vulneración al secreto de las comunicaciones, contemplado en el
art. 18.3 de la CE, y ello por cuanto que el conocimiento de la conversación privada lo tiene la
empresa por la relevancia de la otra interlocutora, o sea que una de las intervinientes en dicha
conversación fue quien se la facilitó a la empresa, Dº Mónica, tal y como manifestó y reconoció ella
misma en el acto de juicio” y STSJ de Madrid de 14 de octubre de 2015 (Rec 544/2015).
123
STSJ de Extremadura de 18 de Septiembre (Rec 472/2018).
124
STS de Galicia de 25 de abril de 2014 (Rec 4347/2013) y la STSJ de Cataluña, de 11 de julio de
2014 (Rec 2817/2014).
125
STSJ de País Vasco de 23 de septiembre de 2014 (Rec 1667/2014) “tan solo queremos a rmar
que estos posibles medios probatorios no pueden ser desbancados o denegados cuando nuestra
sociedad tecnológica los presenta como herramientas o necesidades casi vitales, y los efectos de su
envío de información para con las personas, emisor y receptor, han sido ya avanzados y resueltos, al
menos en lo que se re ere a correo electrónico por resoluciones judiciales más bien puntuales, pero
que cobran importancia ( STS, Sala 1ª, 2 de noviembre de 2009 ¿Rec. 1639/05 – respecto del correo
electrónico)”.
126
STSJ de Extremadura de 18 de Septiembre de 2018 (Rec 472/2018), SJS Palma de Mallorca, de
5 de Junio, (Rec 72/2019) y STSJ Galicia 05 de junio de 2015 (Rec 1300/2015).
127
STSJ del País Vasco de 12 de diciembre de 2000 (Rec 2630/2000) y STSJ Cataluña de 20 de
junio de 2016 (Rec 2347/2016).
128
SSTS de 24 de noviembre de 1982 (RJ 1982\6882), de 25 de noviembre de 1982 (RJ
1982\6887), de 17 de abril de 1985 (RJ 1985\1880), 5 de marzo de 1986 (RJ 1986\1207), 12 de
marzo de 1986 (RJ 1986\1308), 13 de abril de 1987 (RJ 1987\2412) y 23 de mayo de 1990 (RJ
1990\4493)
129
STS de 1 de julio de 2010 (Rec 3439/2009) y STSJ Granada de 26 de Enero de 2011 (Rec
2467/2011)
130
CERVILLA GARZÓN, M. “Efectos del uso de la aplicación “whatsapp” en el marco de las
relaciones laborales”. Temas Laborales, núm 136/2017. Pág 97.
131
CONDE MARÍN, E. La buena fe en el contrato de trabajo. Un estudio de la buena fe como
elemento de integración del contrato de trabajo. La Ley, Madrid, 2007. Pág 229, “El ejercicio de un
derecho subjetivo es contrario a la buena fe cuando no se utiliza con arreglo a la nalidad objetiva o
función económica o social para la cual ha sido atribuido a sus titulares, o cuando se usa
deslealmente, según las reglas de la conciencia social”.
132
SALA FRANCO, T. Propuestas para un debate sobre la reforma laboral. Lefebvre-El Derecho,
S.A, Madrid, 2018. Pág 308. Propone “el establecimiento por ley de un sistema escalonado al modo
previsto para practicar las comunicaciones judiciales (LJS art. 53 s.)”. Argumentando que “el
legislador tendría la oportunidad legal de per lar fácilmente estas cuestiones con una previsión legal,
primero de los mecanismos de noti cación interprivatos y, segundo, de la carga del trabajador de
actualizar su domicilio y correo electrónico”
133
AN sentencia núm 13/2014, de 28 de enero de 2014 y STS de 21 de septiembre de 2015 (Rec
259/2014)
134
Se hizo así con los elementos esenciales del contrato a través del Real Decreto 1659/1998, de
24 de julio, por el que se desarrolla el artículo 8, apartado 5, de la Ley del Estatuto de los
Trabajadores en materia de información al trabajador sobre los elementos esenciales del contrato de
trabajo.
135
STS de 03/12/2014 (Rec. 201/2013).
136
Por lo que se re ere a regulaciones anteriores de esta gura extintiva, debe referirse la obra del
Prof. DE LA VILLA GIL, L.E.: La extinción del contrato de trabajo, Madrid (CSIC), 1960, en cuyo
capítulo IV analiza la extinción de la personalidad contratante con gurada en la Ley de Contrato de
Trabajo de 1944. Pero es que, aun antes, en la Ley de Contrato de Trabajo de 1931, ya se preveía que
el contrato de trabajo terminaría por extinción de la personalidad contratante, si no hay representante
legal que continúe la industria o el trabajo. Y, de hecho, ya desde entonces se planteaba la
problemática que trata de re ejar esta comunicación, la del per l causal del que parte este cauce para
la extinción del contrato de trabajo: DESDENTADO BONETE, A.: “Muerte de la empresa y
extinción del contrato de trabajo: ¿un enigma jurídico?”, en Revista de Jurisprudencia El Derecho,
nº 2/2018, edición digital.
137
Lo cierto es que la ubicación sistemática de esta causa extintiva –la extinción de la personalidad
jurídica del contratante– dentro del art. 49.1 g) del ET –junto a la muerte, jubilación o incapacidad
del empresario persona física– ha sido objeto de crítica doctrinal, por entender que lo lógico hubiese
sido incluirla en un apartado independiente o, a lo sumo, en el 49.1 h) –junto a la fuerza mayor–; y es
que el resto de causas del 49.1 g) van referidas a un empresario persona física y, además, no se
tramitan a través del procedimiento de despido colectivo del art. 51 del ET: ORTIZ LALLANA, C.:
“Muerte, jubilación, incapacidad del empresario; desaparición de la personalidad jurídica del
contratante”, en A.A.V.V. Comentarios al Estatuto de los Trabajadores, libro homenaje a Tomás Sala
Franco, Coord. José Mª Goerlich Peset, Valencia (Tirant lo Blanch), 2016, p. 966.
138
GIRÓN TENA, J.: Derecho de las Sociedades Anónimas, Valladolid (UVA), 1952, p. 563.
139
MOYA BALLESTER, J.: El procedimiento de disolución y liquidación de las sociedades de
capital, Madrid (La Ley), 2010, pp. 21-22.
140
Arts. 31 de la Ley 50/2002, de Fundaciones (La fundación se extinguirá…); 363 del RDL
1/2010, Ley de Sociedades de Capital (La sociedad de capital deberá disolverse… La sociedad
comanditaria deberá disolverse…); y 221 y 222 del Código de Comercio (Las compañías se
disolverán totalmente por las causas que siguen…)
141
Sobre estas cuestiones: MOYA BALLESTER, J.: El procedimiento, op. cit., pp. 23-24 y, en
mayor profundidad, 25 y ss.
142
Así se desprende del análisis de la STS de 03/12/2014 (Rec. 201/2013), que tiene lugar en el
siguiente apartado de este mismo trabajo.
143
Si bien hay causas de disolución que operan ipso iure, de pleno derecho, otras exigen la
actuación, en tal sentido, de los órganos de la entidad de que se trate; pero, aun en este último caso, la
propia ley establece poderosos mecanismos para evitar la inactividad de los órganos de la sociedad
que se encontrase incursa en causa de disolución: MOYA BALLESTER, J.: El procedimiento,
op. cit., pp. 23; 62; 69.
144
MOYA BALLESTER, J.: ibídem, p. 125.
145
STS de 12/07/2017 (Rec. 32/2017).
146
A este respecto véase: MOYA BALLESTER, J.: El procedimiento, op. cit., pp. 210 y ss; MOYA
BALLESTER, J.: “La conclusión de los concursos sin masa de las sociedades de capital”, en Anuario
de Derecho Concursal, nº 29/2013, pp. 134-142; RECALDE CASTELLS, A., MARTÍNEZ
FLOREZ, A.: “Comentario de la Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de mayo de 2017
(324/2017): “La cancelación registral de las sociedades de capitales no extingue su personalidad
jurídica”, en Comentarios a las Sentencias de uni cación de doctrina (Civil y Mercantil), Volumen 9,
2017, (BOE), pp. 533 y ss.
147
A este respecto: MONEREO PÉREZ, J.L.: “Las relaciones laborales ante la desaparición,
incapacidad y jubilación del empresario”, en Revista Española de Derecho del Trabajo (Civitas),
nº 24/1985, pp. 575-577.
148
MONTOYA MEDINA, D.: Trabajo en contratas y protección de los trabajadores, Valencia
(Tirant lo Blanch), 2004, pp. 393-396.
149
CAMPS RUIZ, L.M.: Régimen laboral de la transmisión de la empresa, Valencia (Tirant lo
Blanch), 1993, pp. 67 y ss.
150
En este sentido: STS de 26/06/2014 (Rec. 219/2013).
151
En este sentido, cabe referir la STJUE de 10/12/2009 (C-323/08, Rodríguez Mayor), que
concluía que el concepto comunitario de despido colectivo no se opone a una normativa que, como es
el caso de la española, no reconozca tal consideración a la extinción de los contratos de trabajo por
fallecimiento del empresario; aunque, en virtud del número de trabajadores nalmente afectados, sí
pudieran alcanzarse los umbrales propios del despido colectivo. No obstante, se ha defendido, que, en
estos casos, al menos, sí habrían de seguirse los trámites de información, consulta y comunicación
mínimos que impone la normativa comunitaria sobre despidos colectivos; siempre que hubiese un
sujeto (bien el propio empresario o su representante legal, bien los herederos del empresario
fallecido) que “tomase la decisión” de cesar la actividad empresarial: RODRÍGUEZ-PIÑERO Y
BRAVO-FERRER, M.: “Despido colectivo y extinción del contrato de trabajo por muerte del
empresario”, en RL, nº 3/2010, edición digital.
152
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M.: “Despido colectivo, op. cit., edición digital.
153
En este mismo sentido, el TC, en su Auto 429/1983, de 28 de septiembre, encontraba razonable
la diferencia de trato dispensado por el legislador a “las causas de extinción ajenas a la voluntad del
trabajador, centradas en la imposibilidad objetiva o di cultad de continuar con la actividad de la
empresa (fuerza mayor y causas económicas y tecnológicas); y las causas de extinción ajenas a la
voluntad del trabajador y centradas en la imposibilidad subjetiva o en el ejercicio de derechos del
sujeto (muerte, incapacidad o jubilación)”. Sobre esta cuestión, véase también: ORTIZ LALLANA,
C.: “La extinción del contrato de trabajo en supuestos de imposibilidad física o jurídica”, en A.A.V.V.
Comentarios a las leyes laborales. El Estatuto de los Trabajadores, Dir. Efrén Borrajo Dacruz,
Madrid (EDERSA), 1989, pp. 205-206.
154
Tal y como se planteaba ya desde la etapa primigenia del ET de 1980 en sede doctrinal:
MONEREO PÉREZ, J.L.: “Las relaciones… op. cit., pp. 575 y 576.
155
Así ocurre con el art. 31 de la Ley 50/2002, de Fundaciones (La fundación se extinguirá…); el
art. 363 del RDL 1/2010, Ley de Sociedades de Capital (La sociedad de capital deberá disolverse…
La sociedad comanditaria deberá disolverse…); y también con los arts. 221 y 222 del Código de
Comercio (Las compañías se disolverán totalmente por las causas que siguen…)
156
El voto particular lo formula D. Fernando Salinas Molina y se adhieren Da. Mª Luisa Segoviano
Astaburuaga, Da. Rosa Mª Viroles Piñol y D. Manuel Ramón Alarcón Caracuel.
157
Se puede consultar un análisis de esta STS en: DESDENTADO BONETE, A.: “Muerte…”,
op. cit., edición digital.
158
Formulado, en este caso, por D. Jordi Agustí Julià y al que se adhirieron Da. Mª Luisa
Segoviano Astaburuaga y Da. Rosa Mª Virolès Piñol.
159
En referencia, de nuevo, a la STS de 26/06/2014 (Rec. 219/2013), como ya ocurriera en el voto
particular vertido en la STS de 03/12/2014 (201/2013).
160
A este respecto se habla de las “causas remotas” (las primeras) y “causas próximas” (la propia
extinción de la personalidad jurídica): DESDENTADO BONETE, A.: “Muerte…”, op. cit., edición
digital.
161
En este sentido: ORTIZ LALLANA, C.: “La extinción… op. cit., p. 196. También se hablaba,
en términos paralelos, de causas societarias de disolución “involuntariamente sobrevenidas”:
MONEREO PÉREZ, J.L.: “Las relaciones… op. cit., pp. 578-579.
162
En este sentido, se sostiene, a mi juicio con acierto, que, de momento, en la situación legal
actual, la solución pasaría por “valorar las causas desde la perspectiva de lo que podríamos llamar los
principios generales de la extinción del contrato, para así después cali car las extinciones como
procedentes o improcedentes”: DESDENTADO BONETE, A.: “Muerte…”, op. cit., edición digital.
163
STJUE 21 diciembre 2016 (as. AGET Iraklis), ap. 32.
164
No de los trabajadores individualmente considerados (STJUE 16 julio 2009, as. Mono Car,
app. 41 y 42).
165
STJUE 27 enero 2005 (as. Junk).
166
STJUE 10 septiembre 2009 (as. AEK ry), ap. 48.
167
STJUE 10 septiembre 2009 (as. AEK ry), ap. 52. Se sigue señalando que “es indispensable
cierta exibilidad, dado que, por una parte, dicha información puede llegar a estar disponible en
diferentes momentos del proceso de consulta, lo que implica que el empresario tenga la posibilidad y
la obligación de completarla durante dicho proceso. Por otra parte, el objetivo de esta obligación del
empresario es permitir a los representantes participar en el proceso de consulta lo más efectivamente
posible y, para ello, debe proporcionar hasta el último momento de la consulta cualquier nueva
información pertinente” (ap. 53).
168
Sobre la importancia de la información suministrada y la obligación o no de aportar una
determinada documentación no prevista normativamente, vid. STS 25 abril 2019 (Rec. 204/2018).
169
STJUE 7 agosto 2018 (as. Bichat), ap. 40.
170
Arts. 3, 4, 5 y 7.1 RD 1483/2012, de 29 de octubre.
171
Entendiendo incluidos a los trabajadores con un contrato celebrado por una duración o para una
tarea determinadas (STJUE 11 noviembre 2015, as. Pujante Rivera, ap. 41). En esta misma sentencia
(app. 28 y 29), el Tribunal precisó igualmente que el concepto de trabajador en el ámbito comunitario
“no puede de nirse mediante una remisión a las legislaciones de los Estados miembros, sino que
debe interpretarse de manera autónoma y uniforme en el ordenamiento jurídico de la Unión”. El
concepto de trabajador, por ello, “debe de nirse según criterios objetivos que caractericen la relación
laboral teniendo en cuenta los derechos y deberes de las personas afectadas, siendo la característica
esencial de la relación laboral la circunstancia de que una persona realiza, durante un cierto tiempo,
en favor de otra y bajo la dirección de ésta, ciertas prestaciones, por las cuales percibe una
remuneración”.
172
En consonancia con lo dispuesto en el art. 5 de la norma europea que admite la posibilidad de
los Estados miembros de adoptar disposiciones más favorables para los trabajadores. Sobre ello, vid.
STJUE 30 abril 2015 (as. Wilson), ap. 65.
173
La STS 18 marzo 2009 (Rec. 1878/2008) señala que la empresa es la “unidad de cómputo que
cumple mejor la función de garantía” que se establece en la Directiva.
174
Así, SSTJUE 7 diciembre 1995 (as. Rockfon), app. 25 a 29, 15 febrero 2007 (as. Athinaïki
Chartopoiïa), app. 23 a 29, 13 mayo 2015 (as. Lyttle), app. 35 a 50 y 30 abril 2015 (as. USDAW y
Wilson), app. 47 a 60.
175
Sobre la insostenibilidad de los argumentos, se pronuncia, muy acertadamente, RODRÍGUEZ
PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M.: “El concepto de centro de trabajo, la Directiva 98/59, sobre
despidos colectivos y el art. 51.1 ET”, en Derecho de las Relaciones Laborales, n.º 2, 2015, pp. 114 y
115.
176
App. 52 y 53.
177
No se abriría el procedimiento de información y consulta en los centros de trabajo de menos de
veinte trabajadores, pues se requiere una mínima incidencia cuantitativa de los despidos en el
concreto centro de trabajo.
178
Podría plantearse la duda de qué alcance habría de tener en estos casos el deber de información
que el empresario tiene para con los representantes. Tal información ¿se tendría que ceñir a la que
corresponda al centro de trabajo? ¿O habría de facilitarse una información global atendiendo al
ámbito de la empresa? En mi opinión, creo que hay que estar al concepto de “información pertinente”
y ésta, en función de las circunstancias del caso, podrá alcanzar a la empresa o al concreto centro de
trabajo sobre el que se proyectan los despidos.
179
En su afán por alcanzar esa interpretación conforme, el Tribunal llega a la conclusión de que el
art. 51 ET no ha querido excluir de su ámbito de aplicación el centro de trabajo como unidad de
referencia del despido colectivo, argumento éste que, aunque sostenido en argumentos bastantes en
las sentencia, ciertamente no deja de ser criticable por la rotunda literalidad del texto del precepto
estatutario cuando hace referencia a los umbrales que hay que superar para que el despido efectuado
tenga el tratamiento de colectivo.
180
Del mismo parecer es DESDENDATO BONETE, A.: “La delimitación legal del…, op. cit.,
p. 65.
181
Extinciones de contratos temporales por expiración del tiempo convenido o por realización de
la obra o servicio. Precisa al respecto la STJUE 13 mayo 2015 (as. Rabal Cañas), ap. 67, que no
computan, a efectos de considerar si se superan o no los topes numéricos, “las extinciones
individuales de los contratos de trabajo celebrados por una duración o para una tarea determinadas,
cuando dichas extinciones tienen lugar en la fecha en la que el contrato de trabajo llega a su n o se
naliza la tarea encomendada”. Por su parte, en la STS 9 enero 2019 (Rec. 108/2018) se descarta que
los contratos temporales extinguidos a causa de la nalización de una contrata que trae, a su vez,
como consecuencia el cierre del centro de trabajo deban computarse a los efectos de considerar que
existe un despido colectivo. Por el contrario, la STS 4 abril 2019 (Rec. 165/2018) matiza, al respecto,
que la extinción de estos mismos contratos antes de la fecha prevista o determinada a causa de una
disminución o reducción del volumen de la contrata sí deben ser contabilizados para comprobar si se
alcanza la dimensión colectiva del despido. Sigue esta línea la STS 24 enero 2020 (Rec. 148/2019).
182
Ap. 48.
183
App. 27, 25 y 55, respectivamente.
184
App. 33 a 37 de las STJUE 21 septiembre 2017 (as. Ciupa) y 29 a 34 de la STJUE 21
septiembre 2017 (as. Socha).
185
Aunque ciertamente puede derivarse el signi cado de tales expresiones atendiendo al tenor
literal de las palabras utilizadas, bien debería el Tribunal delimitar exactamente su contenido.
186
Tal vez por estos desajustes, sentencias como la STS 19 noviembre 2019 (Rec. 1253/2017)
nieguen la incidencia de la normativa comunitaria sobre decisiones de movilidad geográ ca o de
modi cación sustancial (si bien, hay que indicar que lo que negaba aquí en concreto era la aplicación
de los criterios de TJUE sobre los umbrales a considerar en materia de despido colectivo).
187
Conviene indicar al respecto que el Tribunal de Justicia aún no se ha pronunciado sobre el
particular.
188
SSTS 25 noviembre 2013 (Rec. 52/2013) y 8 julio 2012 (Rec. 2341/2011).
189
STJUE 12 octubre 2004 (as. Comisión v. Portugal).
190
Entre ellas, deben incluirse las resoluciones del contrato derivadas de la negativa del trabajador
a aceptar una modi cación sustancial no transitoria de los elementos esenciales del contrato decidida
por el empresario unilateralmente, así como aquellas resoluciones derivadas de la negativa del
trabajador a aceptar una modi cación no sustancial sobre elementos esenciales del contrato de
trabajo decididas por el empresario (modi caciones, éstas últimas, por cierto, que junto con las
modi caciones sustanciales sobre elementos no esenciales no cabría incluir en el concepto de
despido en el sentido estricto). Vid. SSTJUE 21 septiembre 2017 (as. Ciupa), app. 28 y 31 y 21
septiembre 2017 (as. Socha), ap. 27. Con todo, entiendo que, al menos en el ámbito interno, sólo las
resoluciones a causa de modi caciones sustanciales habrían de computarse, porque el resto carecen
de relevancia extintiva.
191
Obsérvese que incluso para la norma nacional estas otras extinciones sólo se tienen en cuenta a
efectos de cómputo, no a efectos de nitorios de la noción de despido colectivo.
192
STJUE 11 noviembre 2015 (as. Pujante Rivera), ap. 46.
193
Entre otras, vid. SSTS 11 enero 2017 (Rec. 2270/2015) y 24 enero 2013 (Rec. 1362/2012).
194
La SAN 4 julio 2019 (Rec. 113/2019) indica que esos otros despidos han de estar ya
sentenciados. Pero, a mi juicio, la impugnación no debe alterar la naturaleza del acto extintivo
llevado a cabo por el empresario (aunque por otro asunto, STS 4 abril 2019, Rec. 165/2018). Lo
contrario entiendo que podría obstaculizar el efecto útil de la Directiva al impedirse en ciertos casos
la apertura de las consultas con los representantes Por su parte, la STS 18 noviembre 2014 (Rec.
65/2014) aclara que también se computan “los despidos disciplinarios en los que se reconoció la
improcedencia en transacciones judiciales o extrajudiciales, como los despidos objetivos en los que
se rmaron niquitos aceptando el efecto extintivo mediante acuerdos también de naturaleza
transaccional”.
195
Cuestión prejudicial del Juzgado de lo Social n.º 3 de Barcelona de 25 de 2019 (as. C-300/19).
196
Obsérvese que se trata del cómputo de un único período de noventa días, computado hacia el
pasado o hacia el futuro, pero no de períodos sucesivos de noventa días que entrarían en la regla
antifraude del último párrafo del art. 51.1 ET.
197
No a instancia de parte pues ello exige que, además de la alegación de la concreta causa
justi cativa, se aporte algún principio de prueba para que el secretario judicial acceda a la
suspensión, lo que quizá, en ciertos casos, puede no estar en la mano del trabajador.
198
BLASCO PELLICER, A.: Los expedientes de regulación de empleo, Tirant lo Blanch, Valencia,
2009, pp. 37 a 39.
199
STS 17 mayo 2016 (Rec. 3037/2014).
200
STS 22 diciembre 2016 (Rec. 10/2016).
201
En este sentido ver ALONSO OLEA M., y TORTUERO PLAZA, J. L., “Instituciones de la
Seguridad Social” (18ª Ed.), Civitas, 2002.
202
Ley 27/2011, de 1 de agosto, sobre actualización, adecuación y modernización del sistema de
Seguridad Social
203
Real Decreto-ley 5/2013, de 15 de marzo, de medidas para favorecer la continuidad de la vida
laboral de los trabajadores de mayor edad y promover el envejecimiento activo.
204
TORTUERO PLAZA, J. L., “La jubilación forzosa en las políticas de empleo”, Revista del
Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales nº 33, p. 252.
205
BOE nº 188, de 07 de julio de 1953, página 4116, cuyo articulo 1 establecía: “La jubilación por
edad es siempre un derecho del trabajador, quien podrá ejercitarlo cuando reúna las condiciones y
requisitos establecidos en las disposiciones que lo regulan.”
206
STC 22/1981, de 2 de julio de 1981.
207
STC 58/1985, de 30 de abril de 1985.
208
Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la
Ley del Estatuto de los Trabajadores.
209
D.A 10ª: Dentro de los límites y condiciones jados en este precepto, la jubilación forzosa
podrá ser utilizada como instrumento para realizar una política de empleo. La capacidad para
trabajar, así como la extinción de los contratos de trabajo, tendrá el límite máximo de edad que je el
Gobierno en función de las disponibilidades de la Seguridad Social y del mercado de trabajo, sin
perjuicio de que puedan completarse los períodos de carencia para la jubilación. En la negociación
colectiva podrán pactarse libremente edades de jubilación sin perjuicio de lo dispuesto en materia de
Seguridad Social a estos efectos.
210
BARCELÓ FERNÁNDEZ, J., “La modi cación de la Disposición Adicional 10ª del ET por la
Ley 3/2012, de 6 de julio. Análisis de una nueva situación”, Temas Laborales, nº 121, 2013, p. 112.
211
RDL que fue luego convalidado por la Ley 12/2001, de 9 de julio.
212
Para un análisis completo del régimen jurídico de la jubilación forzosa introducido por el Real
Decreto Ley 28/2018, de 28 de diciembre ver BARRIOS BAUDOR, G. L., “El regreso de la
jubilación forzosa” en Revista Aranzadi Doctrinal nº 3/2019; ÁLVAREZ CORTÉS J. C., “El cuento
de nunca acabar o sobre la posibilidad de que los convenios colectivos puedan regular la jubilación
forzosa: un recorrido histórico por la norma y análisis de la última redacción de la D.A.10ª ET dada
por el RD-ley 28/2018, de 28 de diciembre” en Revista General de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, nº 53, 2019.
213
El apartado V del Anexo sobre jubilación, los interlocutores sociales acuerdan “Instar a la
administración para que realice los cambios legales que permitan que los convenios colectivos
posibiliten la extinción del contrato de trabajo por cumplimiento de la edad ordinaria de jubilación,
siempre que, el trabajador afectado tenga derecho a la pensión completa de jubilación, con el n de
facilitar el relevo generacional y vinculado a objetivos de políticas de empleo.”
214
Para un estudio más completo sobre el tratamiento de la UE al colectivo de trabajadores de edad
avanzada, entre otros: MORENO ROMERO, F., “Trabajadores de mayor edad en la política
institucional de la Unión Europea. Equilibrio entre políticas de empleo, pensiones y sistema
productivo”, Comares, 2016; ORDÓÑEZ CASADO, M.ª I., “Los trabajadores maduros ante el reto
del envejecimiento activo”, Ediciones Laborum, 2019.
215
SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, Y., “Política de envejecimiento activo y protección social”,
Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, nº 79, 2009, p. 124
216
Disponible en https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?
uri=CELEX:52004AE1649&from=ES
217
Disponible en https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/?
uri=LEGISSUM:c10160&from=EN
218
Disponible en https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?
uri=CELEX:52009DC0180&from=ES
219
Disponible en https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/?
uri=LEGISSUM:em0028&from=ES
220
La recomendación 10, referida a la edad de jubilación, hace referencia a que el acceso a la
pensión de jubilación “no debe impedir una presencia social activa del pensionista. En tal sentido y
sin perjuicio de mantener la edad ordinaria de jubilación en los 65 años, resultaría muy aconsejable,
en términos nancieros y sociales, facilitar la prolongación voluntaria de la vida activa de quienes
libremente lo deseen. A tal efecto, cabe regular la exoneración total o parcial, en función de la
jornada, de la obligación de cotizar en aquellos supuestos en que el trabajador opte por permanecer
en activo con suspensión proporcional del percibo de la pensión.”
Á Á Ñ
221
En este mismo sentido SÁNCHEZ-URÁN AZAÑA, Y., a rma: “difícilmente, por no decir
imposible, la jubilación forzosa pactada en convenio colectivo puede orientarse a la consecución de
este objetivo; por el contrario, lo entorpece y lo convierte en inalcanzable.” en “Política de
envejecimiento activo y protección social”, op. cit. p. 126
222
Como acertadamente a rma MOLINA NAVARRETE C.: “la Seguridad Social española no
debería seguir instrumentándose para cubrir una amplia gama de nes que la supera, creando las más
diversas incoherencias y disfuncionalidades” en “Envejecimiento activo y jubilación anticipada: ¿o el
nuevo “Retablo de las maravillas”?”, Estudios nancieros. Revista de trabajo y seguridad social:
Comentarios, casos prácticos: recursos humanos, nº 412, 2017, p. 13.
223
Son ya numerosos los estudios cientí cos que han estudiado las clausulas de jubilación forzosa
en la negociación colectiva y que apuntan en este sentido que muchos convenios no hacen mención
expresa a las medidas concretas de fomento del empleo o se limitan a reproducir literalmente el
contenido genérico de la normativa. Entre otros MENÉNDEZ SEBASTIÁN, P., “La relación estable
entre negociación colectiva y jubilación forzosa”, Revista general de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, nº 12, 2006; PÉREZ AGULLA, S., “Las clausulas de jubilación forzosa de origen
convencional: estado de la cuestión”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social, nº 31, 2012, pp. 356-389; GALA DURÁN, C., “La relación entre la jubilación y la
negociación colectiva tras las últimas reformas”, Documentación Laboral, nº 112, 2017, pp. 143-161.
224
Comunicación de la Comisión “Aumentar el empleo de los trabajadores de más edad y retrasar
su salida del mercado de trabajo”, COM (2004) 146 nal, p. 3.
225
La expresión resolución por incumplimiento está claramente inspirada en la gura civilista de la
condición tácita resolutoria del art. 1124 Código Civil y que silencia el sujeto activo que la
desencadena. Sin perjuicio de que se acuda a la misma, conviene advertir que ello no puede
comportar la automática traslación de las reglas civiles sobre resolución del contrato por
incumplimiento de la contraparte. Vid. SEMPERE NAVARRO, ANTONIO VICENTE: «Extinción
por incumplimiento contractual del empresario» en AA. VVV: SEMPERE NAVARRO, ANTONIO
VICENTE y MARTÍN JIMÉNEZ, RODRIGO (coords): La extinción del contrato de trabajo,
Aranzadi, 2011, pp. 1097-1099.
226
Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley del Estatuto de los Trabajadores, BOE núm. 255, de 24/10/2015.Entrada en vigor: 13/11/2015.
227
Pero no todo incumplimiento de la empresa legitimará la extinción del vínculo contractual, del
mismo modo que no podrá ponerse en juego de cualquier modo, por lo que resultaría precipitado
deducir la solución para todos los casos a partir de esta rotulación. Vid. SEMPERE NAVARRO,
ANTONIO VICENTE: «Extinción por incumplimiento contractual del empresario» op. cit pp. 1100-
1102.
228
Ibidem.
229
MONTOYA MELGAR, ALFREDO: Manual de Derecho del Trabajo, Tecnos, 2019, p. 457.
230
STS 22 de diciembre de 2008, (rec. núm. 294/2008).
231
RÍOS SALMERÓN, BARTOLOMÉ: «Comentario al artículo 50 del Estatuto de los
Trabajadores. Extinción por voluntad del trabajador», en AAVV: MONTOYA MELGAR, ALFREDO
(Dir.) Comentarios al Estatuto de los Trabajadores, Aranzadi, 2007.
232
El Tribunal Supremo ha incidido reiteradamente en la irrelevancia de la culpabilidad, vid.
HIERRO HIERRO, FRANCISCO JAVIER: «Retrasos en el pago de salarios y extinción contractual,
Revista Doctrinal Aranzadi Social, núm. 48, 2011.
233
Cuando se re ere a cualquier otro incumplimiento grave de sus obligaciones por parte del
empresario, salvo los supuestos de fuerza mayor, así como la negativa del mismo a reintegrar al
trabajador en sus anteriores condiciones de trabajo en los supuestos previstos en los artículos 40 y
41 de la presente Ley, cuando una sentencia judicial haya declarado los mismos injusti cados.
234
REQUENA MONTES, ÓSCAR: «La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no
respeta lo previsto en el art. 41 ET y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador», en AA.
VV.: TODOLI SIGNES, ADRIÁN, TALÉNS VISCONTI, EDUARDO ENRIQUE, REQUENA
MONTES, ÓSCAR y TORMOS PÉREZ, JUAN ALBERTO: La extinción indemnizada del contrato
de trabajo por voluntad del trabajador art. 50 ET, Tirant Lo Blanch, 2017, pp. 17 y 21.
235
El precepto resultó modi cado por el art. 12.2 de la Ley 3/2012, de 6 de julio y, conforme al
mismo, será causa justa para que el trabajador pueda solicitar la extinción del contrato «a) Las
modi caciones sustanciales en las condiciones de trabajo llevadas a cabo sin respetar lo previsto en el
artículo 41 de esta Ley y que redunden en menoscabo de la dignidad del trabajador». Con
anterioridad a esta redacción se consideraba justa causa para la solicitud por el trabajador de la
extinción de su contrato, las modi caciones sustanciales en las condiciones de trabajo que redunden
en perjuicio de su formación profesional o en menoscabo de su dignidad. Así pues, la nueva
regulación suprime la referencia a la formación profesional, y añade una exigencia para el acceso a la
extinción indemnizada del contrato como es, que las modi caciones se lleven a cabo sin respetar las
previsiones del art. 41 del ET, lo que de hecho reduce sustancialmente el alcance de la causa
resolutoria. Vid. AZAGRA SOLANO, MIGUEL: «Modi cación sustancial de condiciones de trabajo
y extinción contractual l», Revista Aranzadi Doctrinal núm. 8, 2013.
236
REQUENA MONTES, ÓSCAR: «La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no
respeta lo previsto en el art. 41 ET y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador», op cit,
p. 43.
237
Sirvan de ejemplo, SSTS 19 de diciembre de 2019 (rec. 2915/2017), 5 de diciembre de 2018
(rec.3764/2016) 25 noviembre de 2013, (rec. 380/2012) 19 de noviembre de 2013 (rec. 2800/2012).
238
STSJ Asturias de 30 de enero de 2018 (rec.679/2017).
239
TODOLI SIGNES, ADRIÁN.: «La falta de pago o retrasos continuados en abono del salario
pactado», en AA. VV: TODOLI SIGNES, ADRIÁN, TALÉNS VISCONTI, EDUARDO ENRIQUE,
REQUENA MONTES, ÓSCAR y TORMOS PÉREZ, JUAN ALBERTO: La extinción indemnizada
del contrato de trabajo por voluntad del trabajador art. 50 ET en Tirant Lo Blanch, 2017, p. 79.
240
Cláusula que se ha mantenido inalterada desde que se aprobara el primer Estatuto de los
Trabajadores en 1980.
241
TORMOS PÉREZ, JUAN ALBERTO: «Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de
las obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus antiguas condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41 ET» en AA. VV:
TODOLI SIGNES, ADRIÁN, TALÉNS VISCONTI, EDUARDO ENRIQUE, REQUENA
MONTES, ÓSCAR y TORMOS PÉREZ, JUAN ALBERTO: La extinción indemnizada del contrato
de trabajo por voluntad del trabajador art. 50 ET en Tirant Lo Blanch, 2017, p. 102.
242
Lo han de nido como «aquella conducta abusiva o violencia psicológica al que se somete de
forma sistemática a una persona en el ámbito laboral, manifestada especialmente a través de
reiterados comportamientos, palabras o actitudes que lesionen la dignidad o integridad psíquica del
trabajador y que pongan en peligro o degraden sus condiciones de trabajo».
243
CAVAS MARTÍNEZ, FAUSTINO.: «Un nuevo supuesto de extinción causal del contrato de
trabajo por acoso laboral», Revista Doctrinal Aranzadi Social núm. 38, 2013.
244
Operada por la Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la Jurisdicción Social de 2011.
BOE 12-12-2011, se introdujo en nuestro ordenamiento una medida cautelar especí ca en el artículo
79.7 LRJS, precepto regula la posibilidad de que, a instancias del demandante, se puedan proyectar
alguna de las medidas cautelares contempladas en el apartado 4 del artículo 180 LRJS.
É
245
VIQUEIRA PÉREZ, CARMEN: «Novedades en materia de medidas tendentes a la evitación
del proceso (conciliación administrativa y reclamación previa) y en materia de medidas cautelares»
en AAVV: BLASCO PELLICER, ÁNGEL y GOERLICH PESET, JOSÉ MARÍA (Dirs): La Reforma
del Proceso Laboral, Tirant Lo Blanch, 2012, p. 208.
246
Sólo en aquellas situaciones en que concurren circunstancias especiales que supongan un
notorio riesgo a la integridad física o a la propia dignidad personal y profesional del trabajador, o que
le impongan una insostenible situación económica derivada de la falta del abono del salario, se
permite la inmediata cesación en la prestación de servicios para evitar males de mayor entidad que
los derivados de la propia ruptura del vínculo contractual. Vid. AZAGRA SOLANO, MIGUEL:
«Extinción del contrato de trabajo por incumplimientos del empresario ¿es necesaria una resolución
judicial?», Revista Aranzadi Doctrinal núm. 11, 2013.
247
Ley 36/2011, de 10 de octubre, Reguladora de la jurisdicción social BOE, núm. 245, de
11/10/2011. Entrada en vigor 11/12/2011.
248
TALÉNS VISCONTI, EDUARDO ENRIQUE: «Algunos aspectos procedimentales sobre la
acción resolutoria», en AAVV: TODOLI SIGNES, ADRIÁN, TALÉNS VISCONTI, EDUARDO
ENRIQUE, REQUENA MONTES, ÓSCAR y TORMOS PÉREZ, JUAN ALBERTO: La extinción
indemnizada del contrato de trabajo por voluntad del trabajador art. 50 ET en Tirant Lo Blanch,
2017, p. 161.
249
SJS núm. 1 de León de 6 de febrero de 2018 (proc. 627/2017).
250
SSTS 24 de febrero de 2016 (rec. 2920/2014), 23 de febrero de 2016 (rec. 2654/2014), 3 de
febrero de 2016 (rec. 3198/2014) y 20 de julio de 2012 (rec. 1601/2011). En aquellos supuestos que
constituyan una situación insoportable para el mantenimiento del vínculo, porque no se puede obligar
al trabajador a mantener unas condiciones laborales que le puedan generar un grave perjuicio
patrimonial o una pérdida de opciones patrimoniales. La STS 20 de julio de 2012408, se puede
considerar una sentencia leading case, supone un antes y un después, ya que provocó un vuelco sobre
la doctrina consolidada que venía defendiendo precisamente la postura contraria, lo que se propone
es que al trabajador se le conceda: la posibilidad de ejercitar la acción resolutoria y continuar
prestando servicios; o bien dejar de prestar servicios al tiempo que se ejercita la acción, corriendo de
este modo el riesgo del resultado del proceso. Vid., TALÉNS VISCONTI, EDUARDO ENRIQUE:
«Algunos aspectos procedimentales sobre la acción resolutoria», op. cit. p. 146.
251
Datos facilitados por el magistrado titular de dicho juzgado Ilmo. Sr. José Grau Ripoll.
252
A falta de datos sobre el año 2019, como criterio orientador, se utilizan los datos o ciales del
año anterior, 2018 que el CGPJ ofrece en su base de datos de la estadística judicial (PC-AXIS) y
recoge que los procedimientos que registraron este juzgado en el 2018 fueron 844, se resolvieron
858, no se acumularon asuntos, se conciliaron por letrado administración justicia 544 asuntos y se
dejaron pendientes al nalizar 472 http://www6.poderjudicial.es/PXWeb/pxweb/es/08.-
Juzgados%20de%20lo%20Social/-/OUJSO001.px/table/tableViewLayout1/.
253
Fuente letrada de la administración de justicia de la UPAD Sra. Lucía Campos Sánchez.
254
La base de datos de la estadística judicial (PC-AXIS) recoge que los procedimientos que
registraron este juzgado en el 2018 fueron 846, se resolvieron 876, se acumularon 13, se conciliaron
por letrado administración justicia 355 y se dejaron pendientes 875
http://www6.poderjudicial.es/PXWeb/pxweb/es/08.-
Juzgados%20de%20lo%20Social/-/OUJSO001.px/table/tableViewLayout1/
255
Información de la letrada de la administración de justicia del SCOP Sra. María del Carmen
Ortiz Garrido.
256
La base de datos de la estadística judicial (PC-AXIS) recoge que los procedimientos que
registraron este juzgado en el 2018 fueron 846, se resolvieron 849, se acumularon 11, se conciliaron
por letrado administración justicia 321 y se dejaron pendientes 598
http://www6.poderjudicial.es/PXWeb/pxweb/es/08.-
Juzgados%20de%20lo%20Social/-/OUJSO001.px/table/tableViewLayout1/
257
Suministro de información a través del magistrado titular de dicho juzgado Ilmo. Sr. José
Antonio Buendía Jiménez.
258
La base de datos de la estadística judicial (PC-AXIS) recoge que los procedimientos que
registraron este juzgado en el 2018 fueron 1335, se resolvieron 950, se acumularon 63, se conciliaron
por letrado administración justicia 886 y se dejaron pendientes 991 vid.
http://www6.poderjudicial.es/PXWeb/pxweb/es/08.-
Juzgados%20de%20lo%20Social/-/OUJSO001.px/table/tableViewLayout1/.
259
Cabe vaticinar que se obtendrán unos resultados o ciales parecidos en el año 2019, pue la
variables económicas y sociales son muy similares.
260
El programa informático no permite registrarlo al no poseer un tratamiento procesal especial,
por lo que no como gura autónoma, y contabilizarlo es una labor ardua, que se encuentra fuera de la
estadística o cial del CGPJ.
261
En todo lo que no esté expresamente previsto en sus normas especí cas regirán las
disposiciones establecidas para el proceso ordinario, que es por lo tanto supletorio, art. 102,1. LRJS.
262
Por ejemplo, la STJS núm. 5 de Murcia de 19 de octubre de 2009 (DSP 1175/2009) se
corresponde a una acción extintiva en base art. 50. 1 b).ET.
263
Conversaciones mostrando casos reales sobre el programa MINERVA, con las letradas
administración justicia, Murcia UPAD Ilustre Sra. Lucía Campos Sánchez y SCOP Ilustre Sra. María
del Carmen Ortiz Garrido, el magistrado del Juzgado Social núm. 8 Murcia Ilmo. Sr. José Alberto
Beltrán Bueno, el magistrado del Juzgado Social núm. 3 de Cartagena Ilmo. Sr. José Grau Ripoll y la
letrada de la administración justicia del Juzgado de los social núm. 6 de Alicante, Ilustre Sra. Yolanda
Teresa Culiañez Rives. Sirva, como botón de muestra, el proceso núm. 578/2019 del Juzgado de lo
Social núm. 3 de Murcia, tramitado como DSP, pero que recoge una reclamación de extinción
contractual basada en el art. 50. 1 c). ET.
264
Conversaciones mostrando casos reales sobre el programa MINERVA, con magistrado Juzgado
Social núm. 3 de Elche, Ilmo. Sr. José Antonio Buendía Jiménez.
265
Engloban 19 Juzgados de lo Social, respectivamente: Murcia con 9, Cartagena 3 y con Alicante
7.
266
Ello deja fuera los procesos que resultaron conciliados judicialmente y los que resultaron
desistidos.
267
El proceso de extinción contractual en la práctica judicial se minuta en el programa informático
habitualmente como proceso de despido DSP (partido judicial de Cartagena, Murcia y Alicante) y en
ocasiones como procedimiento ordinario PO (partido judicial de Elche), pero no como gura
autónoma, por lo que contabilizarlo es una labor ardua que se encuentra fuera de la estadística o cial.
268
El magistrado Ilmo. Sr. Grau Ripoll informa de un total de 385 sentencias dictadas en 2019 de
las cuales 9 se correspondieron a extinción contractual, con arreglo al siguiente desglose: seis
procesos por causa art. 50.1 b) ET (cuatro de ellas con incomparecencia de la demandada), dos
procesos por causas 50.1 a) ET y 3 procesos de acción de extinción contractual acumulada a
impugnación de despido.
269
El magistrado Ilmo. Sr. Buendía Jiménez reporta un total de 380 sentencias dictadas en 2019 de
las cuales 13 fueron de extinción contractual, con arreglo al siguiente desglose: seis de extinción y
reclamación cantidad acumuladas, cuatro acumuladas de extinción, una reclamación de cantidad de
impugnación de despido, una de extinción contractual y derechos fundamentales, una de extinción
contractual, y, una de extinción contractual acumulada a impugnación de despido.
270
El importe de la indemnización, a los solos efectos de abono por el Fondo de Garantía Salarial
para los casos de despido o extinción de los contratos por voluntad del trabajador/a mediando causa
justa, se calculará sobre la base de treinta días por año de servicio. La cantidad máxima a abonar es
una anualidad, sin que el salario diario, base del cálculo, pueda exceder del doble del Salario Mínimo
Interprofesional, con pagas extras. Vid. Art. 1. Real Decreto 231/2020, de 4 de febrero, por el que se
ja el salario mínimo interprofesional para 2020. BOE núm. 31, de 5 de febrero de 2020, páginas
10814 a 10818: El salario mínimo para cualesquiera actividades en la agricultura, en la industria y
en los servicios, sin distinción de sexo ni edad de los trabajadores, queda jado en 31,66 euros/día
o 950 euros/mes, según que el salario esté jado por días o por meses.
271
El límite máximo a abonar en los salarios será el doble del SMI diario, por el número de días
pendientes de pago, con un máximo de 120 días, incluyendo el prorrateo de las pagas extraordinarias.
272
Ello se desprende del alto número de asuntos judiciales que a n de año acaban sin resolverse,
ver notas 24, 26, 28 y 30.
273
Dentro la rúbrica Vacaciones, materia electoral, movilidad geográ ca, modi caciones
sustanciales de condiciones de trabajo y derechos de conciliación de la vida personal, familiar y
laboral reconocidos legal o convencionalmente, que proceda añadirse extinción contractual.
274
Este cambio no tendría mucha incidencia en los juzgados, dado el bajo porcentaje de litigios de
este tipo respecto al número total de litigios registrados, como hemos analizado.
275
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO FERRER, M., “El régimen jurídico del despido y el Real
Decreto de 22 de julio de 1928”, en Revista de Política Social, nº 74, 1967, pp. 30-31. También,
DESDENTADO BONETE, A., “El despido objetivo económico entre dos reformas: 1994 y 1997”,
Relaciones Laborales, nº 2, 1998, p. 445.
276
Sobre esta época vid., RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M., “El despido en el
Derecho de la II República”, en AA.VV., Libro homenaje al Profesor Giménez Fernández, Sevilla,
1967, pp. 453 y 464-499; DESDENTADO BONETE, A., “El despido objetivo económico entre dos
reformas: 1994 y 1997”, Relaciones Laborales, nº 2, 1998, pp. 445-446; MARTÍN VALVERDE, A.,
“Teoría y práctica del despido económico de alcance limitado”, en AA.VV., (Coord.: PEDRAJAS
MORENO, A.), Las reformas laborales: análisis y aplicación práctica, Editorial Lex Nova,
Valladolid, 1999, pp. 121-122.
277
DESDENTADO BONETE, A., “El despido objetivo económico entre dos reformas: 1994 y
1997”, cit., pp. 447-448; MARTÍN VALVERDE, A., “Teoría y práctica del despido económico de
alcance limitado”, cit., p. 123; ALONSO OLEA, M., El despido, Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1958, especialmente, pp. 59 y ss., y 98-99; SEMPERE NAVARRO, A.V.,
Nacionalsindicalismo y relación de trabajo, AKAL, Madrid, 1982. MONTOYA MELGAR, A.,
Derecho del Trabajo, 40 edición, Madrid, 2019, p. 527.
278
DESDENTADO BONETE, A., “Suspensión y extinción del contrato de trabajo por causas
económicas, técnicas, organizativas o de producción; y por fuerza mayor», en REDT, núm. 100,
2000, pp. 980.
279
MARTÍN VALVERDE, A., “Teoría y práctica del despido económico de alcance limitado”, cit.,
p. 123.
280
MALDONADO MONTOYA, J.P., “La nueva de nición de las causas económicas de despido”,
en Revista del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, Número extraordinario sobre la reforma
laboral de 2012 y su desarrollo, 2014, p. 110, indica que la ley de 1994 no ofrece una de nición de la
causa económica, sino que se limita a “establecer un criterio teleológico o nalista, que miraba a los
resultados”.
281
Accesible en: https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?
p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C158
282
Aun no rati cada por España. El artículo 24 versa sobre el Derecho a protección en caso de
despido y exige que para despedir debe darse una razón válida para ello relacionadas bien con su
conducta o actitud, bien con las necesidades de funcionamiento de la empresa.
283
Sobre la relación entre el Derecho y la Economía, vid., entre otros, MONTOYA MELGAR, A.,
Derecho del Trabajo, cit., p. 35; También, GALIANA MORENO, J.: «Orden económico y relaciones
laborales: de la exibilización a la exiseguridad», Revista Española de Derecho del Trabajo,
núm. 14, 2008, p. 793.
284
BAYÓN CHACÓN, G., “Signi cado económico y social del despido”, en AA.VV., Dieciséis
lecciones sobre causas de despido, Sección de Publicaciones de la Universidad de Madrid, Madrid,
1969, pp. 27 y 28, “el despido libre es una defensa del principio de productividad y descon anza de
la actuación de todos los sistemas de control sobre la justi cación del despido”. También, KAHN-
FREUND, O., Trabajo y derecho, traducción de J.M. Galiana), Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, Madrid, 1987, pp. 48 y ss.
285
RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M.C., “E cacia personal e inaplicación del convenio
colectivo”, XXV Jornadas de Estudio sobre Negociación Colectiva: La reforma laboral de 2012,
Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos, Madrid, 4 de octubre de 2012, pp. 17 y 18:
“El texto actual es, con mucho, el más exible de los conocidos hasta la fecha para identi car la
presencia de una causa económica. No se exigen pérdidas; de haber éstas, no han de ser actuales, y la
disminución aunque persistente, puede calcularse a partir de los ingresos ordinarios o ventas”.
286
En el mismo sentido, MONEREO PÉREZ, J.L. y GUINDO MORALES, S., “El despido
colectivo fundado en causas económicas”, Revista Derecho de las Relaciones Laborales, nº 9, 2018,
pp. 1010-1026, p. 7 de 22 en ejemplar pdf.
287
BODAS MARTÍN, R., “Las causas del despido colectivo: causas económicas”, en AA.VV.
(GODINO REYES, M., Dir.), Tratado de despido colectivo, Tirant lo Blanch, Valencia, 2016, en
especial, pp. 76 y ss.; DE CASTRO MARÍN, E., El “descuelgue” de Convenio Colectivo, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2016, pp. 267 y ss.
288
Vid. ÁLVAREZ DE LA ROSA, J. M., Invalidez Permanente y Seguridad Social, Editorial
Civitas, Madrid, 1982, especialmente las pp. 182-189, pues a pesar del tiempo pasado sigue siendo
una magní ca referencia. En concreto, atender a la nota al pie número 30, pp. 185-186, en la cual nos
indica como es “sobradamente conocido que la introducción en España de la teoría del concepto
jurídico indeterminado en el Derecho administrativo se debe a la obra de GARCÍA DE ENTERRÍA”.
289
BODAS MARTÍN, R., “Las causas del despido colectivo: causas económicas”, cit., p. 77.
290
En el mismo sentido, MONEREO PÉREZ, J.L. y GUINDO MORALES, S., “El despido
colectivo fundado en causas económicas”, cit., p. 7 de 22 en ejemplar pdf.
291
APARICIO TOVAR, J., “Despido por causas económicas, técnicas, organizativas o de
producción”, en AA.VV. (BAYLOS GRAU, A.P., coord.), Diccionario internacional de Derecho del
Trabajo y de la Seguridad Social, Tirant lo Blanch, Valencia, 2014, pp. 664-665.
292
SAN 10/12/2013, procedimiento 333/13.
293
STS 21/04/2014, recurso 126/13.
294
SAN 28/10/2013, sentencia nº 187/2013, recurso 92/2012.
295
STS 23/02/2015, recurso 1031/2014.
296
Ampliamente, vid. DE CASTRO MARÍN, E., El “descuelgue” de Convenio Colectivo, cit.,
pp. 269-270.
297
STS 18/02/2014, recurso 96/2013; 26/03/2014, recurso 158/2013; STS 23/09/2014, recurso
231/2013, STS 25/02/2015, recurso 74/2014, entre otras.
298
En el mismo sentido, MONEREO PÉREZ, J.L. y GUINDO MORALES, S., “El despido
colectivo fundado en causas económicas”, cit., p. 13 de 22 en ejemplar pdf.
Í Í
299
GARCÍA MURCIA, J., “Noción de despido y modalidades”, en MARTÍN VALVERDE, A. y
GARCÍA MURCIA, J. (Dir. y Coord.), El despido. Cuestiones prácticas que plantea la reforma
laboral de 2012”, Aranzadi, Navarra, 2012, pp. 113-114, citando la STS 24/04/1996, (RJ.
2480/1996).
300
STSJ Cataluña 27-09-2013, nº 6054/2013, recurso 3199/2013.
301
STSJ Andalucía (Sevilla) 18-12-2019, nº 3192/2019, recurso 3043/2018.
302
STSJ Galicia 12-11-2019, nº 4625/2019, recurso 4098/2019.
303
STSJ Asturias 26-11-2019, nº 2377/2019, recurso 1806/2019, entre otras.
304
En la misma línea, GODINO REYES, M., “El despido colectivo. Balance de la jurisprudencia
del Tribunal Supremo (2013-2019)”, en Revista del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad
Social, nº 143, 2019, pp. 338-340.
305
FELBER, C., La economía del bien común, 2ª edición, Editorial Deusto, 2015, pp. 31-63,
accesible en: https://capitalismoconsciente.es/blog/la-economia-del-bien-comun-pdf-gratuitos-la-
obra-felber/
306
GÓMEZ CALVO, V. y GÓMEZ-ÁLVAREZ DÍAZ, R., “La economía del bien común y la
economía social y solidaria, ¿son teorías complementarias?”, en CIRIEC-España Revista de
Economía Pública, Social y Cooperativa, nº 87, 2016, pp. 286-288.
307
COMITÉ ECONÓMICO SOCIAL Y EUROPEO, Dictamen “La economía del bien común: un
modelo económico sostenible orientado a la cohesión social”, DOUE, C 13 de 15/01/2016, p. 27.
308
GÓMEZ CALVO, V. y GÓMEZ-ÁLVAREZ DÍAZ, R., “La economía del bien común…”, cit.,
pp. 283-284.
309
Las re exiones que siguen se han basado en una consulta realizada a la consultora BIKO,
cooperativa por el Bien Común.
310
MARTÍN VALVERDE, A., “Teoría y práctica del despido económico de alcance limitado”, cit.,
pp. 129, 133 y ss.
311
DESDENTADO BONETE, A., “Suspensión y extinción del contrato de trabajo por causas
económicas, técnicas, organizativas o de producción; y por fuerza mayor», cit., pp. 991-992.
312*
Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de investigación “La salud del trabajador
ante los retos laborales del futuro” (CM/JIN/2019-029). IP: Silvia Fernández Martínez. Entidades
nanciadoras: Comunidad de Madrid, Universidad de Alcalá. Programa de apoyo a la realización de
Proyectos de I+D para jóvenes investigadores de la Universidad de Alcalá. Acción nanciada por la
Comunidad de Madrid en el marco del Convenio Plurianual con la Universidad de Alcalá en la línea
de actuación “Programa de Estímulo a la Investigación de Jóvenes Investigadores”.
313**
Programa de Atracción del Talento Investigador a Grupos de investigación de la Comunidad de
Madrid.
314
Real Decreto-ley 4/2020, de 18 de febrero, por el que se deroga el despido objetivo por faltas
de asistencia al trabajo establecido en el artículo 52.d) del texto refundido de la Ley del Estatuto de
los Trabajadores, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre.
315
Los antecedentes legales de esta gura se remontan a la Ley de Contrato de Trabajo de 21 de
noviembre de 1931 y al Decreto de 26 de enero de 1944, por el que se aprueba el Texto Refundido de
la Ley Reguladora del Contrato de Trabajo. Para un análisis de los mismos, véase ARIAS
DOMÍNGUEZ, A., El despido objetivo por causas atinentes al trabajador (ineptitud, falta de
adaptación y absentismo), Thomson Reuters Aranzadi, Pamplona, 2005, p. 189 y ss.
316
Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo
y Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral,
respectivamente.
Í
317
Véanse los datos elaborados por GIMENO DÍAZ DE ATAURI, P., “El despido por faltas
intermitentes, aun justi cadas. Fundamentos y criterios de aplicación práctica”, Trabajo y derecho:
nueva revista de actualidad y relaciones laborales, n. 61, 2020, p. 2 (versión online).
318
Véase, por todos, MORENO GENÉ, J., ROMERO BURILLO, A. M., El despido del trabajador
por motivo de sus ausencias al trabajo, Atelier, Barcelona, 2013, p. 11.
319
GIMENO DÍAZ DE ATAURI, P., op. cit., p. 8 (versión online).
320
A esta misma conclusión, como se verá más adelante, llega la sentencia del TJUE de 18 enero
2018, RUIZ CONEJERO (asunto C-270/16).
321
ARIAS DOMÍNGUEZ, A., El despido objetivo…, op. cit., p. 214.
322
En este sentido, GÓMEZ SALADO, M. A., El absentismo laboral como causa de despido
objetivo. Puntos críticos en la redacción del artículo 52 d) del Estatuto de los Trabajadores, Editorial
Comares, Granada, 2019, p. 97.
323
Asunto C-270/16.
324
Para un análisis de esta sentencia, véase, entre otros, MORENO GENÉ, J., “Los problemas de
encaje de la extinción del contrato por ausencias del trabajador en la Directiva 2000/78/CE. A
propósito de la STJUE de 18 de enero de 2018”, Revista de Información Laboral, n. 8, 2018.
325
LEGARRETA ESTEBAN, R., “Extinción objetiva por morbilidad excesiva y discriminación
por discapacidad. Un análisis a la luz del Derecho europeo y la Sentencia del TJUE de 18 de enero de
2018 (C-270/16, Asunto RUIZ CONEJERO)”, Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y
relaciones laborales, n. 49, 2019, p. 7 (versión online).
326
Véanse los apartados 46-50 de la sentencia RUIZ CONEJERO.
327
GUTIÉRREZ COLOMINAS, D., “La discriminación por discapacidad en la regulación de las
extinciones por faltas de asistencia al trabajo, aún justi cadas: ¿una cuestión europea de
determinación nacional? STJUE de 18 de enero de 2018, Asunto RUIZ CONEJERO (JUR 2018,
16903)”, Nueva revista española de derecho del trabajo, n. 207, 2018, pp. 341-355.
328
Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 1 de Cuenca (n. 171/2018).
329
CASAS BAAMONDE, M. E., RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M., “El Estatuto
de los Trabajadores y la derogación de su artículo 52.d)”, Derecho de las relaciones laborales, n. 3,
2020, p. 14 (versión online).
330
En este sentido, véase, GUTIÉRREZ COLOMINAS, D., op. cit. y MORENO GENÉ, J., “La
nulidad del despido objetivo por faltas de asistencia al trabajo derivadas de enfermedad relacionada
con la discapacidad del trabajador. A propósito de la STSJ de Castilla-La Mancha de 10 de abril de
2019”, Trabajo y derecho: nueva revista de actualidad y relaciones laborales, n. 57, 2019, p. 23
(versión online).
331
N. recurso 664/2018.
332
A modo de ejemplo, la STSJ de Galicia de 22 de diciembre de 2015 (n. recurso 782/2016)
defendía que el art. 52.d) ET podía constituir una discriminación indirecta por razón de discapacidad,
mientras que la STSJ de Cataluña de 15 de mayo de 2014 (n. recurso 695/2014) entendía que la
nalidad del art. 52.d) ET era legítima.
333
Para un análisis de los argumentos que habían utilizado estos tribunales para justi car la
adecuación del art. 52.d) ET, véase MORENO GENÉ, J., “El recurso al Convenio 158 OIT como
límite al despido por absentismo del trabajador enfermo”, El futuro del trabajo: cien años de la OIT.
XXIX Congreso Anual de la Asociación Española de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social,
Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, 2019, pp. 281-302.
334
STSJ Cataluña de 17 de enero 2020 (n. recurso 5532/2019).
335
Veáse MOLINA NAVARRETE, C., “Adiós al despido por absentismo justi cado: expulsando,
látigo jurídico en mano, a los mercaderes del templo de la salud, pero sin regla de derecho
intertemporal y sin prohibición causal”, disponible en https://www.laboral-social.com/adios-despido-
absentismo-justi cado-rdl-4-2020.html
336
N. 2960/2019.
337
CASAS BAAMONDE, M. E., RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M., op. cit., p. 15
(versión online).
338
Asuntos C– 335/11 e C-337/11.
339
Baylos Grau, A., ¿Debe ser declarado improcedente el despido por enfermedad tras la
derogación del art 52 d) del estatuto de los trabajadores?, 24 de febrero de 2020, disponible en su
Blog: https://baylos.blogspot.com/2020/02/debe-ser-declarado-improcedente-el.htm
340
GÓMEZ SALADO, M. A., “El Real Decreto-Ley 4/2020, de 18 de febrero: una medida laboral
urgente para garantizar el cumplimiento de los compromisos europeos, la seguridad jurídica y la
protección de los colectivos vulnerables”, Revista de Trabajo y Seguridad Social. CEF, n. 446, 2020,
p. 105 sostiene que el Real Decreto-Ley 2020 ha acabado con la letra d del art. 52 ET, pero no con la
posibilidad de despedir por acumulación de faltas de asistencia justi cadas.
341
Más partidaria de su reforma que de su derogación se muestra también Blasco Jover, C., “La
necesaria reforma (que no derogación) del despido objetivo por absentismo”, Nueva revista española
de derecho del trabajo, n. 229, 2020.
342
STS de 25 de febrero de 2013, rec. 380/2012.
343
GARCÍA RUBIO, M.A.: “La acumulación”, en AA.VV. Novedades en la Ley 36/2011 en
relación a las partes procesales, la acumulación de acciones y procesos y las actuaciones procesales,
Valencia (Tirant lo Blanch), 2012, p. 135 y ss. RODRÍGUEZ ALCÁZAR, J.I.: “Artículo 26.
Supuestos especiales de acumulación de acciones”, en AA.VV. La Ley de la jurisdicción social:
estudio técnico-jurídico y sistemático de la Ley 36/2011, de 10 de octubre, Granada (Comares), 2013,
p. 204 y 205.
344
LOPEZ-TARRUELLA MARTÍNEZ, F. y VIQUEIRA PÉREZ, C.: “Extinción por voluntad del
trabajador”, en AA.VV. Comentarios al Estatuto de los Trabajadores. Libro homenaje a Tomás Sala
Franco, Valencia (Tirant lo Blanch), 2016, p. 985.
345
FITA ORTENGA, F.: “Acumulación de actuaciones procesales”, en AA.VV. El proceso laboral.
Ley 3/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social, Valencia (Tirant lo Blanch), 2013,
p. 38 versión on line. ALFONSO MELLADO, C.L.: “Inicio del proceso declarativo”, en AA.VV.
Derecho procesal laboral, Valencia (Tirant lo Blanch), 2015. P. 169.
346
MONTERO AROCA, J., CARRATALÁ TERUEL, J.L. y MEDIAVILLA CRUZ, M.L.: Proceso
laboral práctico, Cizur Menor (Aranzadi), 2003, 160-161. MONTERO AROCA, J.: La acumulación
en el proceso laboral, Valencia (Tirant lo Blanch), 1999, p. 103.
347
ESTEBAN MONASTERIO, I.: “Tratamiento de la alegación de hechos nuevos o de nueva
notica en el Juicio Ordinario del Proceso Civil; comentario al Auto del Tribunal Supremo de 22 de
marzo de 2011”, en Revista Internacional de Estudios de Derecho Procesal y Arbitraje, núm. 3, 2011,
p. 5 y ss.
348
ESTEBAN MONASTERIO, I.: “Tratamiento de la alegación…”, op. cit., p. 10
349
Se omite en este análisis toda referencia a la posible variación de los sujetos y los fundamentos
jurídicos de la demanda, ya que no forman parte del núcleo del tema debatido en esta comunicación.
350
ALFONSO MELLADO, C.L.: “Inicio del proceso declarativo”, en AA.V. Derecho procesal
laboral, Valencia (Tirant lo Blanch), ed. 11, 2015, p. 180.
351
ALONSO OLEA, M.: “Sobre las variaciones substanciales de la demanda y su tratamiento en
los procesos de trabajo”, en Revista de Trabajo, núm. 43, 1961, p. 4.
352
SSSTS de 17 de marzo de 1988, 9 de noviembre de 1989, de 22 marzo 2005 (Rec. 32/2004), de
16 de octubre de 1990, 25 de febrero de 2013 (rec. 380/2012). ALONSO OLEA, M.: “Sobre las
variaciones substanciales…”, op. , cit., pag. 4.
353
ALONOS OLEA, M., ALONSO GARCÍA, R.M.: Derecho procesal del trabajo, 15 ed., Madrid
(Civitas), 2008, p. 202. VALDÉS DAL-RÉ, F. y GARCÍA QUIÑONES, J.C.: “Celebración del
juicio”, en AA.VV. La Ley de la jurisdicción social: estudio técnico-jurídico y sistemático de la Ley
36/2011, de 10 de octubre, Granada (Comares), 2013, p. 469 y 470. GARCÍA SALAS, A.I.:
“Ampliación de la demanda y variación sustancial en el proceso laboral”, en Lex Nova, num. 47,
2011, versión on line. ALONSO OLEA, M.: “Sobre las variaciones substanciales” op. cit., p. 4.
354
SSTS de 17 de marzo de 1988 y de 9 de noviembre de 1989.
355
De ahí que un parte importante de los estudios que han abordado esta gura se centren en un
análisis casuístico de la doctrina jurisprudencial. ARUFE VELA, A.: “La ampliación de la demanda
en el proceso laboral”, en Actualidad Laboral, núm. 47, 2001. GARCÍA SALAS, A.I.: “Ampliación
de la demanda y variación sustancial en el proceso laboral”, en Lex Nova, núm. 47, 2011. JIMÉNEZ
BATISTA, A.: “La variación sustancial de la demanda en la jurisdicción social”, en IUSLabor,
núm. 2, 2019.
356
STS 9 de noviembre de 1989. Aunque a juicio de la Sala “ni siquiera cabría considerar en el
presente caso como una variación en sentido estricto, al tratarse de la mera concreción de algo que ya
se pedía en el escrito de la demanda”.
357
STS de 16 de octubre de 1990, máxime cuando en el acto del juicio la parte demanda aportó
documentos que hacían referencia a la parte ampliada. Esta doctrina del TS ha sido acogida en
numerosas ocasiones por los TSJ. Por ejemplo, la STSJ de la Comunidad Valenciana de 24 de febrero
de 1998 (rec. 1917/1995), STSJ de Andalucía (Málaga) de 19 de marzo de 1999 (rec. 1544/1998),
STSJ de Andalucía (Málaga) de 4 de mayo de 2001 (rec. 426/2001).
358
STSJ de Asturias de 16 de octubre de 2009 (rec. 750/2009).
359
STSJ de Madrid 9 de febrero de 1993 (4893/1991).
360
STS 26 de julio de 2012, rec. 4115/2011. Según la Sala, la demanda es el documento de
incoación del procedimiento de instancia donde se contiene la pretensión rectora del mismo siendo,
por tanto, la presentación de la demanda el momento en el que ja el objeto de la Litis. Dicha
sentencia contiene un voto particular en el que se aboga por la posibilidad de valorar los
incumplimientos salariales posteriores a la presentación de la demanda, cuyos fundamentos, serían la
base del cambio en la jurisprudencia.
361
ESTEBAN MONASTERIO, I.: “Tratamiento de la alegación…”, op. cit., p. 10.
362
Así fundamenta su resolución a la Sala de lo Social del TS en sentencia de 25 de febrero de
2013 (rec. 380/2012), haciéndose eco de la jurisprudencia emanada de la Sala de lo Civil en su
sentencia de 5 de octubre de 1983.
363
En concreto el TS en su sentencia de 25 de febrero de 2013 (rec. 380/2012) reconoce que “la
simplicidad de la causa o motivo invocado de falta de pago o demora respecto a otros
incumplimientos empresariales y de la derivada prueba de hechos, salvo supuestos excepcionales que
pudieran generar efectiva indefensión (art. 24 C), debe entenderse que a través, en su caso, de
ampliaciones a la demanda inicial por parte del trabajador demandante o de alegaciones en la
contestación de la demanda por la parte empresarial no se vulnerará lo establecido en el art. 85.1.III
LRJS…”.
364
VIQUEIRA PÉREZ, C.: “La resolución del contrato de trabajo a instancia del trabajador por
incumplimiento del empresario”, Madrid (Civitas), 1994, p. 61 y 62.
365
ARUFE VALERA, R.: “La ampliación de la…”, op. cit., p. 2, versión on line.
366
Título III, de la acumulación de acciones, procesos y recursos; Capítulo I, de la acumulación de
acciones, procesos y recursos; sección 1ª, acumulación de acciones.
367
En concreto el art. 401 se titula “Momento preclusivo de la acumulación de acciones.
Ampliación objetiva y subjetiva de la demanda”.
368
MONTERO AROCA, J., CARRATALÁ TERUEL, J.L. y MEDIAVILLA CRUZ, M.L.: Proceso
laboral práctico, op. cit., p. 160-161. MONTERO AROCA, J.: La acumulación en el proceso laboral,
op. cit., p. 103. FITA ORTENGA, F.: “Acumulación de actuaciones procesales”, op. cit., p. 169.
369
MONTERO AROCA, J.: “La acumulación en…”, op. cit., p. 169.
370
Salvando las distancias, el TS en los casos de cali cación de incapacidad permanente hace
referencia a la posibilidad de considerar en el procedimiento ya iniciado “hechos nuevos ajenos al
expediente las dolencias que sean agravación de otras anteriores”. STS de 2 de junio de 2016 (rec.
452/2015).
371
CASTILLEJO MANZANARES, R.: Hechos nuevos o de nueva noticia en el proceso civil de la
LEC, Valencia (Tirant lo Blanch), 2006. ESTEBAN MONASTERIO, I.: “Tratamiento de la
alegación…”, op. cit., p. 10. DE MIRANTA VÁZQUEZ, C.: “Los hechos nuevos o de nueva noticia
en el proceso civil, a examen”, en Dereito, Vol. 26, núm. 1, 2017, p. 28 y 29.
372
La gura ha experimentado una importante evolución: inicialmente era concebido como un
cazarrecompensas, en un contexto de privatización de las funciones de seguridad y policía;
posteriormente, como un “resistente ético” (en la década de los sesenta de pasado siglo y,
especialmente, tras el escándalo Watergate); y, nalmente, dejó de ser un instrumento reservado
exclusivamente a los intereses públicos, en el contexto de la evolución de las políticas de compliance
(García-Moreno García de la Galana, 2019).
373
El término ‘whistleblowing’ es de origen inglés, y “literalmente signi ca tocar el silbato, que es
la acción que realiza el Bobby, el clásico policía británico desarmado, cuando constata la comisión de
un delito” (LOUSADA AROCHENA y RON LATAS, 2020, p. 9).
374
Esta norma aspiraba a evitar las alteraciones fraudulentas del valor de las acciones de las
sociedades sujetas a cotización bursátil, al objeto de proteger a los inversores. Para ello, establecía
patrones de actuación para los órganos directivos de las sociedades y establecía nuevos mecanismos
contables (Espín Martí, 2017).
375
A título de ejemplo, véanse los artículos 376 o 570 quáter 4º CP.
376
Esta gura ha ido despertando un progresivo interés en las distintas ramas jurídicas, al requerir
–por su propia naturaleza– un abordaje transversal, en tanto que afecta a los ámbitos administrativo,
mercantil, penal, procesal y, en lo que aquí respecta, laboral (LOUSADA AROCHENA y RON
LATAS, 2020).
377
La condición de trabajador en términos de la Directiva debe ser apreciada de forma
absolutamente amplia, incluyendo todas las tipologías laborales posibles e, incluso, a los empleados
públicos y a quienes, sin ser trabajadores en sentido estricto, puedan desempeñar actividades
homologables, como podrían ser los TRADE (art. 4.1 y 4.4). Igualmente, se protege tanto a los
exempleados (art. 4.2) como a aquellos cuya relación aún no haya comenzado (art. 4.3); e, incluso, a
trabajadores cuya vinculación se produzca en el contexto de relaciones de descentralización
productiva (art. 4.1.d).
378
Sin que las obligaciones de buena fe propias del contrato de trabajo deban implicar su
obligación de permanecer pasivo ante actuaciones irregulares de su empleador (STC 6/1988).
379
Ya en la Novísima Recopilación se prohibía la investigación de los hechos denunciados de
forma anónima, salvo aquellos que tuvieran carácter notorio. También la Ley de Enjuiciamiento
Criminal de 1872 y la Compilación General de 1879 prohibían la denuncia anónima como
mecanismo para comunicar hechos delictivos; de igual manera, la Real Orden Circular de 27 de
enero de 1924 prohibía a las autoridades de forma expresa atender las denuncias con carácter
anónimo (Sánchez Pérez, 2019).
380
Es signi cativa la STS (Sala Segunda) 35/2020, de 6 de febrero, RC 2062/2018, que valida una
denuncia anónima como fuente de una investigación interna en una empresa, a partir de la cual se
consigue descubrir la existencia de una actuación delictiva.
381
De este modo, se establecen mecanismos de protección equivalentes a los propios de los
procedimientos de tutela de derechos fundamentales.
382
Es el caso, entre otras, de la STSJ Madrid 853/2017, de 13 de septiembre, rec. 525/2017, que
aborda el supuesto de una trabajadora de la industria farmacéutica despedida por denunciar la
existencia de uso de fármacos fuera de la indicación de estos; o de la STSJ Valencia 1054/2019, de 2
de abril, rec. 516/2019, que trata el supuesto de un trabajador de la Administración Pública despedido
tras denunciar la existencia de irregularidades tales como presentación de facturas por empresas no
contratadas, contratación irregular de empresas, etc.
383
Es el caso de los ya citados artículos 376 o 570 quáter 4º del CP.
384
También rechazó que pudiera resultar tutelada por el derecho a comunicar información veraz, si
bien dicha argumentación se sustenta en la falta de denuncia en la vía judicial previa de la lesión de
este derecho, lo que impedía plantearlo por vez primera en el recurso de amparo.
385
STC 5/2004,
386
STC 168/1986.
387
STC 120/1983.
388
Incorporado a nuestro ordenamiento interno a través del Tratado de Lisboa, que entró a su vez
en vigor el 1 de diciembre de 2009. No debe olvidarse que la CDFUE ha de servir, además, de
parámetro interpretativo de los derechos fundamentales constitucionales, al amparo del art. 10.2 CE.
389
En sentido contrario, podría señalarse que el art. 52.4 CDFUE establece que los derechos
reconocidos por la carta deben interpretarse en armonía con las “tradiciones constitucionales
comunes a los Estados miembros”. Sin embargo, opinamos que la exclusión del ámbito de la libertad
informativa a los sujetos ajenos al ámbito periodístico supone no tanto un ejercicio interpretativo,
sino una contraposición con el contenido del derecho reconocido por la vía de establecer un límite
subjetivo no recogido en la misma.
390
En cuanto a los efectos de la libertad de expresión vinculada a la denuncia de irregularidades, es
especialmente signi cativa la STSJ Madrid de 16 de diciembre de 2013, rec. 1231/2013, que analiza
el supuesto de un piloto de avión que comunicó a los pasajeros la existencia de una avería, tras lo que
la empresa le sancionó. Ante dicha situación, el trabajador escribió, en privado, a varios
departamentos y secciones de la aerolínea criticando dicha actuación y denunciando otras
irregularidades; y, en público, en una página web de aviación. Como consecuencia de estas
manifestaciones, el trabajador fue despedido. La resolución descarta que dicha actuación pueda
enmarcarse en el ámbito de la garantía de indemnidad: “no considera esta Sala que se pueda extender
la protección de la garantía de indemnidad por una posible lesión del derecho a la tutela judicial
efectiva a todos los casos en que haya existido una discrepancia plasmada mediante mensajes
cruzados entre empresario y trabajador, sin haberse presentado siquiera queja o reclamación alguna
ante la Inspección de Trabajo o los representantes de los trabajadores”. Se consideró, en cambio, que
las denuncias podrían merecer protección en el ámbito de la libertad de expresión. No obstante, en
este caso se descarta que exista una vulneración en este aspecto, dado que los hechos publicados en la
página web no eran ciertos, ni contrastados, considerándose que tenían un cierto carácter injurioso, a
lo que se añadía el agravamiento por la difusión de las comunicaciones.
391
STC 4/1996.
392
Es el caso de la STSJ Navarra 42/2016, de 21 de enero, rec. 554/2014, relativa al supuesto de
una trabajadora que activó el protocolo de prevención de acoso laboral por hechos que no resultaron
acreditados. No obstante, la sentencia rechaza que exista motivo de despido al no apreciar mala fe o
voluntad de perjudicar a sus superiores.
393
STC 4/1996. Sin embargo, dicha resolución concluye declarando lesionados ambos derechos de
un trabajador al que se impuso una sanción tras hacer pública una misiva en la que realizaba
determinadas críticas públicas frente a su empresa, partiendo de un relato fáctico que pese a no
resultar exacto demostró ser veraz (realización de numerosas horas extraordinarias, alegando que
dicho exceso de jornada impedía mitigar el paro). Al considerar que su reivindicación podía afectar al
interés general, se consideró que prevalecía sobre la alegación empresarial que le imputaba la
existencia de un daño en su imagen derivado de dicha carta.
394
STC 4/1996.
395
Anteriormente a la entrada en vigor de dicha Directiva, algunos pronunciamientos habían
considerado que tales actuaciones no merecían protección constitucional, como fue el caso de la
STSJ País Vasco 1879/2005, de 12 de julio, rec. 1570/2005, que abordó el supuesto de un trabajador
que denunció ante el Servicio de Intervención de su propia empresa la existencia de irregularidades
de gestión y facturación, etc.
396
La norma traslada al articulado la doctrina recogida en la sentencia del TS de 20/10/2002, como
reconoce la propia exposición de motivos.
397
En este caso, los datos que permitían concluir la imposible readmisión del trabajador fueron la
incomparecencia a juicio de la empresa y la inexistencia de trabajadores de alta en la empresa.
398
Consecuencia ésta que ya adelantaron, en otro contexto, las Sentencias del Tribunal Supremo de
19 de julio de 2016 (RCUD 338/2015) y 4 de abril de 2018 (RCUD 2935/2016), en la que, aun
aceptando que del art. 110.1.b LRJS no se deriva ninguna obligación directa de abonar salarios de
trámite, la aplicación analógica de las reglas sobre ejecución de sentencias de despido la imponen,
siendo la opción tratada una suerte de adelanto de dicha solicitud de ejecución.
399
Para GIMENO LAHOZ, Ramón, “Fogasa: el optante que dejó de serlo”, Boletín Digital Social,
Publicaciones AJFV, Serie Boletines Jurídicos, núm. 31, Junio 2019.
400
En este sentido BUENDÍA JIMÉNEZ, José Antonio, “El anticipo de la opción en favor de la
indemnización en los despidos improcedentes y los salarios de tramitación. Estado actual de la
cuestión (A propósito de las sentencias del TS de 4-4-2018, 5-3-2019, 4-4-2019 y 10-4-2019)”, en
Encuentros Laborales, Blog elaborado por los participantes en los Encuentros Interuniversitarios de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, núm. 128.
401
Publicado en el BOE en fecha de 14 de marzo de 1980.
402
ÁLVAREZ GIMENO, R.: La extinción causal por voluntad del trabajador, Colección Trabajo
y Seguridad Social dirigida por MONEREO PÉREZ, J. L., Granada, Comares, 2012, p. 41.
403
Publicado en el BOE en fecha de 9 de marzo de 1977.
404
RIVERO LAMAS, J.: “La extinción del contrato de trabajo por causas objetivas: criterios
jurisprudenciales”, en Revista General de Derecho, núm. 573, 1992, p. 5491.
405
Vid., al respecto, MURCIA CLAVERÍA, A.: El despido en España. Una perspectiva histórica,
Colección Trabajo y Seguridad Social dirigida por MONEREO PÉREZ, J. L., Granada, Comares,
2014, passim.
406
Por iniciativa expresa de SAGARDOY Y BENGOECHEA, J. A.: “Pre e intrahistoria del
Estatuto de los Trabajadores”, en VV.AA.: El Estatuto de los Trabajadores. Veinte años después,
Madrid, Civitas, 2000, p. 31, ya que en esa época era asesor del Ministro de Trabajo y redactor del
Anteproyecto del Estatuto. Vid., también, SAGARDOY Y BENGOECHEA, J. A. y SAGARDOY DE
Ó
SIMÓN, I.: “Artículo 35. Derechos laborales”, en ALZAGA VILLAMIL, O. (Dir.) et al:
Comentarios a las Leyes Políticas. Constitución Española de 1978, Madrid, Edersa, 1983, p. 500.
407
ARIAS DOMÍNGUEZ, Á.: El Despido Objetivo por Causas Atinentes al Trabajador. Ineptitud,
Falta de Adaptación y Absentismo, Navarra, Aranzadi, 2005, pp. 68 y 69.
408
BLASCO PELLICER, Á. A.: “La extinción del contrato de trabajo por falta de adaptación del
trabajador a las modi caciones técnicas del puesto de trabajo”, en Tribuna social: Revista de
seguridad social y laboral, núm. 18, 1992, p. 38.
409
POQUET CATALÁ, R.: “La falta de adaptación como causa de despido objetivo tras la reforma
de 2012”, en Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 7, 2014, (recurso electrónico).
410
Publicado en el BOE en fecha de 29 de marzo de 1995.
411
Publicado en el BOE en fecha de 11 de febrero de 2012.
412
Publicada en el BOE en fecha de 7 de julio de 2012.
413
Sobre dicha normativa, vid., CRISTÓBAL RONCERO, R.: “Real Decreto-Ley 3/2012, de 10 de
febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral (BOE 36, 11 de febrero de 2012;
correc. err. BOE 42, 18 de febrero de 2012)”, en Revista española de Derecho del Trabajo, núm. 154,
2012, pp. 217 a 222.
414
SIRVENT HERNÁNDEZ, N.: “La nueva regulación de los despidos objetivos”, en ALFONSO
MELLADO, C. L. y RODRÍGUEZ PASTOR, G. (Dirs.) et al: Reforma laboral 2012. Últimas
reformas laborales y de la Seguridad Social, Valencia, Tirant lo Blanch, 2013, p. 198.
415
MARTÍN PUEBLA, E.: “La reforma de la formación profesional y de las políticas activas de
empleo”, en GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I. y MERCADER UGUINA, J. (Dirs.) et al: La
reforma laboral 2012. Análisis práctico del Real decreto-ley 3/2012, de medidas urgentes para la
reforma del mercado laboral, Lex Nova, Valladolid, 2012, p. 210.
416
Publicada en el BOE en fecha de 30 de diciembre de 1997.
417
Según GOERLICH PESET, J. M.: “La reforma de la extinción del contrato de trabajo”, en
Temas Laborales: Revista andaluza de trabajo y bienestar social, núm. 107, 2010, p. 272: la reforma
de la Ley 11/1994 sustituyó la expresión tradicional desde el Decreto 3090/1972 de “causas
económicas o tecnológicas” por el enunciado más rico de causas económicas, técnicas, organizativas
o de producción.
418
Publicado en el BOE en fecha de 17 de junio de 2010.
419
Publicada en el BOE en fecha de 18 de septiembre de 2010.
420
MONEREO PÉREZ, J. L.: “Artículo 51. Despido colectivo”, en MONEREO PÉREZ, J. L.
(Dir.) y SERRANO FALCÓN, C. (Coord.) et al: El nuevo Estatuto de los Trabajadores. Estudio
jurídico-sistemático del Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el
Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, Granada, Comares, 2012, p. 685.
421
SEMPERE NAVARRO, A. V.: “Presentación”, en SEMPERE NAVARRO, A. V. (Dir.) y
MARTÍN JIMÉNEZ, R. (Coord.) et al: La Reforma Laboral de 2010, Aranzadi, Navarra, 2010, p. 19.
422
GORELLI HERNÁNDEZ, J.: “La reducción de los costes de despido en la reforma laboral
española de 2010”, en Revista Latinoamericana de Derecho Social, núm. 14, 2012, p. 17.
423
MONEREO PÉREZ, J. L. y FERNÁNDEZ AVILÉS, J. A.: “Extinción contractual en las
diversas modalidades de contratación objeto de la reforma laboral”, en MONEREO PÉREZ, J. L.,
FERNÁNDEZ AVILÉS, J. A. y TRIGUERO MARTÍNEZ, L. Á. (Dirs. y Coords.) et al: La reforma
laboral 2010-2011 y su instrumentación normativa, Granada, Comares, 2011, p. 167; FERNÁNDEZ
AVILÉS, J. A. y CABALLERO PÉREZ, M.ª J.: “Despido por circunstancias objetivas”, en
MONEREO PÉREZ, J. L. (Dir.), TRIGUERO MARTÍNEZ, L. Á. (Coord.) y GONZÁLEZ DE
PATTO, R. M.ª (Coord.) et al: Modalidades de extinción del contrato de trabajo: análisis de su
É
régimen jurídico, Colección Trabajo y Seguridad Social dirigida por MONEREO PÉREZ, J. L.,
Granada, Comares, 2014, p. 266.
424
MARTÍNEZ-GIJÓN MACHUCA, M. Á.: “El despido objetivo en la reforma de 2012: una
oportunidad perdida”, en CASTELLANO BURGUILLO, E. y DEL ROCÍO FERIA BASILIO, I.
(Dirs.) et al: Estudios en torno a la reforma laboral de 2012, Sevilla, Punto Rojo Libros, 2013,
p. 261.
425
BLASCO PELLICER, Á. A.: “La extinción del contrato de trabajo en el RDL 3/2012: aspectos
sustantivos, procesales y de Seguridad Social”, en BLASCO PELLICER, Á. A., CAMPS RUIZ, L.
M., GOERLICH PESET, J. M.ª, ROQUETA BUJ, R. y SALA FRANCO, T.: La reforma laboral en
el Real Decreto-Ley 3/2012, Valencia, Tirant lo Blanch, 2012, p. 208, BLASCO PELLICER, Á. A.:
La extinción del contrato de trabajo en la reforma laboral de 2012, Valencia, Tirant lo Blanch, 2013,
p. 122.
426
Publicada en el BOE en fecha de 6 de noviembre de 1999.
427
Publicada en el BOE en fecha de 29 de diciembre de 2004.
428
POQUET CATALÁ, R.: Análisis del despido objetivo en los momentos actuales, Navarra,
Aranzadi, 2017, p. 131.
429
GOERLICH PESET, J. M.: “La extinción del contrato de trabajo en el Real Decreto-Ley
3/2012: la culminación de una larga evolución”, en GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I. y
MERCADER UGUINA, J. R. (Dirs.) et al: Reforma Laboral 2012. Análisis práctico del RDL
3/2012, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, Valladolid, Lex Nova, 2012,
p. 296.
430
Vid., al respecto, GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I.: “La nueva regulación sustantiva y
procesal de la extinción del contrato de trabajo en el Real Decreto-Ley 3/2012, de 10 de febrero”, en
Actualidad Laboral, núm. 9, 2012, passim.
431
MARTÍN JIMÉNEZ, R. y ALZAGA RUIZ, I.: “Despido por causas objetivas y expedientes de
regulación de empleo”, en SEMPERE NAVARRO, A. V. (Dir.) y MARTÍN JIMÉNEZ, R. (Coord.) et
al: La Reforma Laboral de 2010, Aranzadi, Navarra, 2010, passim; SEMPERE NAVARRO, A. V. y
MARTÍN JIMÉNEZ, R.: Claves de la Reforma Laboral de 2012. (Estudio del Real Decreto-Ley
3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral), Navarra,
Aranzadi, 2012, p. 69.
432
BLASCO PELLICER, Á. A.: “La extinción del contrato de trabajo en el RDL 3/2012: aspectos
sustantivos, procesales y de Seguridad Social”, en BLASCO PELLICER, Á. A., CAMPS RUIZ, L.
M., GOERLICH PESET, J. M.ª, ROQUETA BUJ, R. y SALA FRANCO, T.: La reforma laboral en
el Real Decreto-Ley 3/2012, Valencia, Tirant lo Blanch, 2012, p. 208; BLASCO PELLICER, Á. A.:
La extinción del contrato de trabajo en la reforma laboral de 2012, Valencia, Tirant lo Blanch, 2013,
p. 122.
433
Publicado en el BOE en fecha de 3 de marzo de 2001.
434
Publicada en el BOE en fecha de 10 de julio de 2001.
435
PRADOS DE REYES, F. J.: “Extinción del contrato de trabajo por insu ciencia de
consignación presupuestaria y situación económica negativa (concurrencia o diversidad de
supuestos)”, en GARCÍA MURCIA, J. (Coord.) et al: El Estatuto de los Trabajadores en la
jurisprudencia del Tribunal Supremo. Estudios dedicados al Catedrático y Magistrado Don Antonio
Martín Valverde, Madrid, Tecnos, 2015, p. 619.
436
Vid., MONEREO PÉREZ, J. L. y ORTEGA LOZANO, P. G.: “Modi caciones sustanciales de
las condiciones de trabajo y su cómputo para el despido colectivo en caso de posterior extinción
contractual (Sentencias del Tribunal de Justicia de 21 de septiembre de 2017, asunto C-429/16: Ciupa
y otros y, C-149/16: Socha y otros”, en La Ley Unión Europea, núm. 54, 2017, passim.
Ó Á
437
RINCÓN SÁNCHEZ, C.: Despidos: una forma distinta y práctica de estudiarlos, Centro de
Estudios Financieros, 2017, p. 35.
438
TOROLLO GONZÁLEZ, F. J.: “Despidos individuales (disciplinarios y por causas objetivas)”,
en MONTOYA MELGAR, A. (Dir.) y GARCÍA MURCIA, J. (Dir.) et al: Comentario a la reforma
laboral de 2012, Navarra, Aranzadi, 2012, p. 227.
439
PRADOS DE REYES, F. J.: “Extinción del contrato de trabajo por insu ciencia de
consignación presupuestaria y situación económica negativa (concurrencia o diversidad de
supuestos)”, en GARCÍA MURCIA, J. (Coord.) et al: El Estatuto de los Trabajadores en la
jurisprudencia del Tribunal Supremo. Estudios dedicados al Catedrático y Magistrado Don Antonio
Martín Valverde, Madrid, Tecnos, 2015, p. 624.
440
Según el preámbulo del ET.
441
Publicada en el BOE en fecha de 30 de octubre de 2014.
442
Publicado en el BOE en fecha de 24 de octubre de 2015.
443
Publicado en el BOE en fecha de 19 de febrero de 2020.
444
MOLINA NAVARRETE, C.: “Adiós al despido por absentismo justi cado: expulsando, látigo
jurídico en mano, a los mercaderes del templo de la salud, pero sin regla de derecho intertemporal y
sin prohibición causal”, en CEF. Laboral Social, 2020 (recurso electrónico).
445
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M.: “Derecho, Trabajo y Despido”, en
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J. (Coord.) et al: Presente y futuro de la Regulación del Despido,
Pamplona, Aranzadi, 1997, p. 26.
446
MONEREO PÉREZ, J. L. y ORTEGA LOZANO, P. G.: “La «cosi cación» del trabajador en la
discriminación indirecta contra discapacitados en materia de absentismo laboral”, en La Ley Unión
Europea, núm. 57, 2018, (recurso electrónico); MONEREO PÉREZ, J. L., MOLINA NAVARRETE,
C., y MORENO VIDA, M.ª N.: Manual de Derecho del Trabajo, 17ª ed., Granada, Comares, 2019,
p. 613.
447
Al respecto, vid., MONEREO PÉREZ, J. L.: La metamorfosis del Derecho del Trabajo,
Albacete, Bomarzo, 2018, passim.
448*
Este artículo se enmarca dentro de los resultados del proyecto de investigación RTI2018-
097917-B-100 “Retos del Derecho del Trabajo español ante la doctrina del Tribunal de Justicia en
materia de política social y derechos fundamentales”.
449
En este sentido, vid. RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER,M. Despido por enfermedad
y discriminación, RL, núm. 20, 2008, p. 6.
450
Y la jurisprudencia entiende que la cali cación de improcedencia del despido, con las
consecuencias indemnizatorias que ello lleva consigo, se adecúa al mandato de la norma
internacional ofreciendo una compensación adecuada al trabajador (por todas, STS 12 julio 2004,
STSJ Cataluña 26 septiembre 2016).
451
Una exposición sistemática y completa de las diferentes líneas argumentativas empleadas por
los órganos jurisdiccionales en HIERRO HIERRO, F. J. A vueltas sobre la cali cación del despido
ante una situación de incapacidad temporal o enfermedad: ¿nulidad o improcedencia? La posición de
los tribunales y la falta de una respuesta unívoca, en MIRANDA BOTO,J.M. (dir.) El Derecho del
Trabajo español ante el Tribunal de Justicia: problemas y soluciones, Cinca, Madrid, 2018, pp. 238 y
ss.
452
Son interesantes a este respecto las re exiones de BELTRAN DE HEREDIA RUIZ, I. “Una
mirada crítica a las relaciones laborales”, www.ignasibeltran.com quien considera que la cali cación
de nulidad o improcedencia responde a una lógica autónoma a la de ilicitud del despido, ya que
aquella proyecta simplemente la intensidad con la que el ordenamiento jurídico entiende que debe
exigirse al empresario la responsabilidad derivada de su conducta ilícita y responde, por tanto, a
razones de política legislativa que mutan con el tiempo.
453
SsTS 2 noviembre 1993, 29 febrero 2001, 11 diciembre 2007, 5 mayo 2015, entre otras.
454
SsTC 220/2005, 12 septiembre, 207/1996, 16 diciembre.
455
STSJ Cataluña 1 julio 2014.
456
STC 221/2002, 25 noviembre.
457
La STJUE 11 julio 2006, asunto Chacón Navas C-13/05 señala así que “…ninguna disposición
del Tratado CE contiene una prohibición de discriminación por motivos de enfermedad en cuanto
tal”.
458
SsTS 29 febrero 2001, 11 diciembre 2007, 3 mayo 2016.
459
Así se ha considerado, por ejemplo, la nulidad del despido de un trabajador afectado por VIH
(STSJ Cataluña 23 noviembre 2009), pero en situación similar podrían encontrarse trabajadores con
enfermedades contagiosas o psiquiátricas, vid. RODRÍGUEZ MARTÍN-RETORTILLO, Mª R. “La
protección jurídico-laboral del trabajador enfermo en España”, REDT, núm. 196, 2017, p. 152.
460
STC 62/2008, 26 mayo.
461
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M. Despido por enfermedad…, cit. p. 7, GINÉS
i FABRELLAS, A. La nulidad del despido ilícito del trabajador enfermo, Revista Doctrinal Aranzadi,
núm. 18, 2010.
462
SJS Barcelona 19 noviembre 2013.
463
STSJ Las Palmas 25 enero 2011.
464
Como apuntan GARCIA-PERROTE ESCARTÍN, I.-MERCADER UGUINA, J.R. La
constitucionalidad del despido objetivo por excesiva morbilidad o sobre quien debe asumir el coste
del absentismo, REDT, núm. 226, 2019, p. 19, la cuestión se reduce a dilucidar si la protección
necesaria a la persona aquejada de múltiples enfermedades ha de soportarse por la sociedad en su
conjunto o por una empresa en particular.
465
STS 22 enero 2008, que analiza el caso de una empresa de 13.000 empleados que procede al
despido, en un corto período de tiempo, de 41 trabajadores enfermos, habiéndose acreditado que eran
un total de 872 trabajadores los que se encontraban en ese momento en situación de incapacidad
temporal.
466
SsTS 29 febrero 2001, 22 noviembre 2007.
467
C-13/05 (TJCE 2006,192).
468
La Directiva 2000/78/CE, 27 noviembre, de establecimiento de un marco general para la
igualdad de trato en el empleo y la ocupación establece un marco general para la lucha contra la
discriminación entre otros motivos, por razón de discapacidad, pero no ofrece una de nición de qué
deba entenderse por tal.
469
C-335/11 y C-337/11 (TJCE 2013, 122).
470
STJUE 1 diciembre 2016, asunto Daouidi C-395/15 (TJCE 2016,308).
471
STJUE 11 septiembre 2019, asunto Nobel Plastiques Iberica, C-397/18 (TJCE 2019/184).
472
STJUE 11 abril 2013, asunto HK Danmark, C-335/11 y C-337/11 (TJCE 2013, 122), STJUE 18
diciembre 2014, asunto FOA, C-354/13 (TJCE 2014, 367), STJUE 11 septiembre 2019, asunto Nobel
Plastiques Iberia, C-397/18 (TJCE 2019/184).
473
Desde esta perspectiva, se ha criticado que la declaración de gran invalidez o incapacidad
permanente total o absoluta del trabajador determine la extinción automática del contrato de trabajo
ex art. 49.1.e) ET, sin hacer una valoración de las circunstancias, que podrían permitir al trabajador,
en algunos casos, continuar desempeñando su actividad pese a las limitaciones que padece, vid.
COSTA REYES, A. Extinción del contrato del trabajador con ocasión de su incapacidad laboral:
desajustes normativos y jurisprudenciales a la luz de la Directiva 2000/78/CE, Derecho de Relaciones
Laborales, num. 9, 2019.
474
STJUE 1 diciembre 2016, asunto Daouidi C-395/15 (TJCE 2016,308).
475
Defendiendo la nulidad, así, la STSJ País Vasco 19 diciembre 2017; optan por la
improcedencia, en cambio, la STSJ Extremadura 19 septiembre 2017, Galicia 19 octubre 2017.
476
STS 15 marzo 2018.
477
En detalle, COSTA REYES, A. Extinción del contrato del trabajador…, cit.
478
Como apunta el voto particular de la STSJ Cataluña 1 julio 2014, ello podría llegar a “hacer de
mejor condición a quien despide para evitar que la larga enfermedad proteja al trabajador”.
479
STJUE 1 diciembre 2016, asunto Daouidi C-395/15 (TJCE 2016,308), STJUE 11 septiembre
2019, asunto Nobel Plastiques Iberica, C-397/18 (TJCE 2019,184).
480
En este sentido, MIRANDA BOTO, J. M. La incapacidad temporal puede llegar a encajar en la
noción de discapacidad de la Directiva 2000/78. O no, Derecho de las Relaciones Laborales, núm. 6,
2016, p. 544 considera que ésta puede ser una vía importante para la tutela del despido en situación
de incapacidad temporal.
481
STJUE 11 septiembre 2019, asunto Nobel Plastiques Iberica, C-397/18 (TJCE 2019,184). La
Abogada General, en las conclusiones del asunto RUIZ CONEJERO C-270/16 (TJCE 2018,3)
sostiene que la nalidad de la Directiva 2000/78/CE es la de “colocar a los miembros discapacitados
de la plantilla en pie de igualdad con sus compañeros sin discapacidad, no la de otorgarles más
derechos”.
482
STJUE 11 septiembre 2019, asunto Nobel Plastiques Iberica, C-397/18 (TJCE 2019,184).
483
COSTA REYES, A. Extinción del contrato del trabajador…, cit.
484
De nida por igual en los artículos 47 (medidas de suspensión y reducción contractual), 51
(despido colectivo), 82 (inaplicación de convenios) o Disposición Adicional 16ª (sector público) del
Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
del Estatuto de los Trabajadores. Disponible en: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2015-
11430
485
Publicada, bajo Cortes Constituyentes, en La Gaceta de Madrid, núm. 332, de fecha 28 de
noviembre de 1931, pp. 1251 a 1262. Disponible en:
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1931/332/A01251-01262.pdf
486
De igual modo, su publicación se produjo en La Gaceta de Madrid, núm. 177, en fecha 26 de
junio de 1935, pp. 2442 a 2446. Disponible en:
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1935/177/A02442-02446.pdf
487
Decreto fechado el 26 de enero de 1944 por el que se aprueba el Texto Refundido del Libro I de
la Ley de Contratos de Trabajo. Disponible en:
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1944/055/A01627-01634.pdf
488
Malo, M. A., “La evolución institucional del despido en España: una interpretación en
términos de un accidente histórico”, en Revista de Historia Económica – Journal of Iberian and Latin
American Economic Historia, 23 (1), pp. 31-55, marzo 2005.
489
Muestra de lo hiperbólico de la cifra, y a modo de contraste, en los siguientes cuarenta años de
régimen dictatorial se cuentan los ministeriales por menos de la mitad
490
Como botón de muestra, las digresiones del último Ministro de Trabajo bajo el régimen, el
toledano Licinio de la Fuente, igualando al despido, la huelga y el cierre patronal como coacciones
sociales contrarias a la responsabilidad de Estado. Contenido en DE LA FUENTE, L., “Valió la
pena: Memorias”, Editorial Edaf, 1998, pp. 163-664.
491
Real Decreto-Ley 17/1977, de 4 de marzo, sobre Relaciones de Trabajo (BOE núm. 58, de 9 de
marzo de 1977). Disponible en: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1977-6061
492
Ley 11/1994, de 19 de mayo, por la que se modi can determinados artículos del Estatuto de los
Trabajadores, y del texto articulado de la Ley de Procedimiento Laboral y de la Ley sobre
Infracciones y Sanciones en el Orden Social. Disponible en: https://www.boe.es/buscar/doc.php?
id=BOE-A-1994-11610
493
Adviértase, al objeto de vislumbrar con mayor claridad la evolución legislativa, que la reforma
de 1997 exigía “garantizar la viabilidad futura de la empresa y del empleado en la misma a través
de una más adecuada organización de los recursos”, así como “superar las di cultades que impidan
el buen funcionamiento de la empresa, ya sea por su posición competitiva en el mercado o por
exigencias de la demanda, a través de una mejor organización de los recursos”.
494
Real Decreto-ley 10/2010, de 16 de junio, de medidas urgentes para la reforma del mercado de
trabajo.
495
En PÉREZ DE LOS COBOS, F., “La reforma laboral: parturient montes”, en Diario La Ley,
nº 7441, 8 de julio de 2010. La elocuencia del título habla por sí sola, reproduciendo el verso de
Horacio: “Parturient montes, nascetur ridiculus mus”, integrada en el imaginario popular para
referencia de las grandes gestas anunciadas que, a la postre, terminan deviniendo en resultados de una
menor ambición.
496
PÉREZ DE LOS COBOS, F., op cit.
497
En MARTÍN RIVERA, L., “El despido objetivo por necesidades de la empresa”, Editorial
Reus, S.A., 2008, pp. 15.
498
A tal respecto, puede encontrarse una clarividente síntesis en DOMÍNGUEZ MONTOYA, A.E.,
“Del control judicial en los despidos por necesidades empresariales tras la reforma laboral de 2012:
alcance actual y críticas”, IUSLabor 3/2015, nº 3, 2015.
499
La literalidad de la re exión del Alto Tribunal es la siguiente, que pese a su amplitud
entendemos de la mayor relevancia reproducir siquiera parcialmente: “Y en concreto, nos obliga a
excluir como admisible interpretación que el Preámbulo de la Ley 3/2012 consagra una facultad
empresarial, la de extinción de contratos de trabajo mediando determinada causa legal, que se
declara exenta de los límites propios de cualquier otro derecho, constitucional y ordinario, y que
puede ser ejercido extramuros de la buena fe, de forma abusiva o antisocial; tal interpretación no
solamente sería rechazable por contraria a los valores constitucionales citados y a alguno más, sino
que resulta inadmisible en un Estado social y democrático de Derecho [ art. 1 CE ], resultando más
acomodado a la Constitución entender –porque la literalidad del texto lo permite– que la referida
Ley 3/2012 únicamente prohíbe los «juicios de oportunidad» que censura y que –por supuesto–
sujeta el derecho de extinción contractual al condicionamiento de que su ejercicio sea ejercido –
como insistiremos– en forma ajustada a los principios generales del Derecho”.
500
Bajo ponencia del magistrado D. Javier Ercilla García.
501
A juicio del Tribunal, tanto la carta de despido como el ulterior acto de juicio adolecerían de un
aspecto común: la ausencia de elementos probatorio alguno, como pudiera resultar una pericial
confrontada entre ambas partes, que sirviese para adverar lo manifestado como causa del despido.
502
Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 31 de mayo de 2006 [Rec. 49/2005].
503
Bajo ponencia de D. Pedro Bravo Gutiérrez; se trata de la Sentencia núm. 260/2013 del
Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, del 13 de junio de 2013 [Rec. 167/2013].
504
Con ponencia de D. Ricardo Pedro RON LATAS, a través de la Sentencia núm. 1142/2017, del
Tribunal Superior de Justicia de Galicia, de 18 de febrero de 2020 [Rec. 6163/2019). Tomando la
clarividente exposición, se expresa que “la decisión empresarial debe ser adecuada a las
circunstancias causales concurrentes poniendo el acento en la realidad de la causa y en sus efectos
sobre los contratos de trabajo; limitándose el ulterior control judicial a la valoración de la
adecuación del volumen de empleo a la situación resultante de la causa acreditada, de suerte que la
causa económica, técnica, organizativa o productiva actúe sobre la plantilla creando la necesidad de
reducir puestos de trabajo.”
505
Ponencia de D. Antonio Vicente SEMPERE NAVARRO, en la Sentencia núm. 666/2017, de 12
de septiembre de 2017 [Rec. 2562/2015].
506*
Esta comunicación es resultado del Proyecto de Investigación “Nuevas causas y per les de
discriminación e instrumentos para la tutela antidiscriminatoria en el nuevo contexto tecnológico
social (US-1264479).
507
Art. 39.Uno.d) RDL 17/1977, de 4 de marzo, sobre relaciones de trabajo.
508
Absentismo y despido del trabajador, Edit. Aranzadi, Pamplona 1983. Con anterioridad,
procedentes de la misma Escuela, el trabajo de DURÁN LÓPEZ, F., “El despido por circunstancias
objetivas y el nuevo ordenamiento del despido”, Revista de Política Social, nº 117/1978, pp. 71 y ss.,
y la Tesina de Licenciatura (inédita) de FERNÁNDEZ LÓPEZ, M.ª F., El despido por faltas de
asistencia, s/f, inédita.
509
Entre otros, ICHINO, P., “Malattia, assenteismo e giusti cato motivo di licenziamento”, Rivista
Giuridica del Lavoro e della Previdenza Sociale, 1976, I; PERA, G., “Cause reali e cause presunte
dell´assenteismo”, Notiziario Giuridico del Lavoro, nº 3/1977; y VACCARRO, M. J., “Assenteismo
per malattia e controlli del datore di lavoro”, Il Diritto del Lavoro, 1979.
510
Art. Único RDL 4/2020, de 18 de febrero, por el que se deroga el despido objetivo por faltas de
asistencia al trabajo establecido en el artículo 52.d) del texto refundido de la Ley del Estatuto de los
Trabajadores, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre. Posteriormente,
tramitado como Ley 1/2020, de 15 de julio, lo que conllevó su derogación.
511
Muy crítico con este término GONZÁLEZ VELASCO, J., en VVAA (DE LA VILLA GIL, J.,
Dtor.), La Transición Política y los Trabajadores. Anuario de las Relaciones Laborales en España,
1977, Edics. De la Torre, Madrid 1977, p. 41.
512
DURÁN LÓPEZ, F., op. cit., p. 96.; VVAA, Nueva Regulación de las Relaciones de Trabajo
(Real Decreto-Ley 17/1977, de 4 de marzo, sobre relaciones de trabajo), Edit. Tomás Sala, Valencia
1977, p. 76; IGLESIAS CABERO, M., La Extinción del Contrato de Trabajo, Edit. Publicaciones de
la Universidad de Deusto, Bilbao 1977, p. 104; MONTOYA MELGAR, A., Derecho del Trabajo, 2ª
Edit. Tecnos, Madrid 1978, p. 396; BAYÓN CHACÓN, G., PÉREZ BOTIJA, E., VALDÉS DAL-RÉ,
F., Manual de Derecho del Trabajo, vol. II, 12ª edic., Edit. Marcial Pons, Madrid 1978-1979.
513
Ley 8/1980, de 10 de marzo, del Estatuto de los Trabajadores.
514
GONZÁLEZ ORTEGA, S., op. cit., pp. 198-203.
515
NUÑEZ-SAMPER MACHO-QUEVEDO, “Extinción del contrato de trabajo por causas
tecnológicas, económicas y objetivas”, en VVAA (BORRAJO DACRUZ, E., et alii), El Estatuto de
los Trabajadores. Puntos críticos, Edersa, Madrid 1980, p. 157; TORRES GALLEGO, E.,
Comentarios al Estatuto de los Trabajadores, 2ª edic., Edit. Asociación para el Progreso de la
Dirección, Madrid 1980, pp. 155-156; GONZÁLEZ ORTEGA, S., op. cit., pp. 31, 79-80, 98; DEL
VALLE, J. M., La extinción del contrato de trabajo por enfermedad del trabajador (Estudio del
art. 52 del Estatuto de los Trabajadores a la luz del Convenio 158 de la OIT), Edit. Ministerio de
Justicia, s/l ¿Madrid 1988?, pp. 38-39, 109-111.
516
GONZÁLEZ ORTEGA, S., op. cit., pp. 239-240.
517
DA 20ª Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de
trabajo, y art. 18.5 RDL 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado
laboral. Sobre los problemas interpretativos en relación con las ausencias y los índices de absentismo,
v. ALZAGA RUIZ, I., “El absentismo del trabajador como causa de despido objetivo”, Revista
Española Civitas de Derecho del Trabajo, nº 150/2011, consultado on-line.
518
Arts. 128.a) y 129.1 LSS-74. El periodo previo de cotización se contempla solo si la
contingencia es una enfermedad común.
519
Siguiendo así el concepto de absentismo que MONTOYA MELGAR consideraba ínsito en el
despido que nos ocupa: “Lo que el art. 39.1.d pretende al introducir esta causa de despido es,
evidentemente, arbitrar un remedio contra el absentismo laboral, y especí camente contra las
pérdidas de jornadas laborales debidas a cortas enfermedades cuya realidad es difícilmente
comprobable” (cfr. op. cit., p. 396).
520
De 11 de enero, por el que se modi ca el artículo segundo del Reglamento General que
determina la cuantía de las prestaciones económicas del Régimen General de la Seguridad Social,
respecto a la prestación de incapacidad laboral transitoria.
521
Arts. 3 y 16 O. de 25 de noviembre de 1966 por la que se regula la colaboración de las
Empresas en la gestión del Régimen General de la Seguridad Social.
522
Pese a la cuestión de inconstitucionalidad planteada, la STC 37/1994, de 10 de febrero, no
consideró incompatible con el carácter público del Sistema de Seguridad Social “la incidencia en él
de fórmulas de gestión o responsabilidad privadas, de importancia relativa en el conjunto de la acción
protectora de aquél” (FJ 4º).
523
A ella se re ere ARADILLA MARQUÉS, quien cita dos SSTS de misma fecha, 4-7-1994, recs.
nº 3339/93 y 3103/93, que legitimaron –a partir de la aplicación del principio rebus sic stantibus– las
decisiones empresariales de reducir el complemento económico del subsidio (cfr. “La incapacidad
temporal: complementos de empresa y cláusula rebus sic stantibus”, en VVAA, OJEDA AVILÉS, A.,
coord., La Incapacidad Temporal. Actas del VI Congreso Nacional de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, Edit. Tecnos, Madrid 1996, pp. 175-180).
524
Teniendo en cuenta la presión de tiempo a que se encuentran sometidos en su trabajo, pues se
les obliga a reconocer pacientes en cinco minutos como máximo. Sobre la colisión de pareceres entre
ambos facultativos a resultas de esta facultad de control empresarial, v. MERCADER UGUINA, J.
R., “El control de la incapacidad temporal (historia de una sospecha)”, Relaciones Laborales. Revista
Crítica de Teoría y Práctica, vol. I, 2004, pp. 414-415. Con anterioridad –con remisiones a
MONTOYA MELGAR y GARCÍA NINET–, VICENTE PALACIO, M.ª A., “Algunas
consideraciones sobre el control empresarial de la incapacidad temporal: el artículo 20.4 del Estatuto
de los Trabajadores”, en VVAA, OJEDA AVILÉS, A., coord., La Incapacidad Temporal…, op. cit.,
p. 494. Las obras de MONTOYA y GARCÍA NINET son “Dirección y control de la actividad
laboral”, en VVAA, BORRAJO DACRUZ, E. et alii, Comentarios a las Leyes laborales. El Estatuto
de los Trabajadores, Tomo V, Edit. Edersa, Madrid 1985, p. 147, y “Dirección y control de la
actividad laboral”, en VVAA, ALBIOL MONTESINOS et alii, El Estatuto de los Trabajadores.
Comentarios a la Ley 8/1980, de 10 de marzo, Edit. Edersa, Madrid 1981, p. 57, respectivamente.
525
La extinción del contrato por enfermedad/discapacidad del trabajador, Edit. Bomarzo,
Albacete 2017, pp. 84-92.
526
Parece –según BARREIRO GONZÁLEZ– que recibimos la in uencia alemana en relación con
estos pluses, y, en su opinión, no parecen totalmente justos. Y siguiendo a FRIEDRICHS considera
que no se puede tratar igual a quien falta al trabajo por una enfermedad simulada que a quien tiene el
mismo comportamiento por una enfermedad real. Ciertos sectores de la doctrina alemana –apunta
BARREIRO– las denomina primas de salud (cfr. Diligencia y negligencia en el cumplimiento.
Estudio sobre la prestación del trabajo debida por el trabajador, Edit. Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid 1981, pp. 383-384).
527
MERCADER UGUINA, J. R., op. cit., p. 417, y los convenios colectivos mencionados en nota
nº 29 a pie de dicha página. Con anterioridad: VICENTE PALACIO, M.ª A., “Algunas
consideraciones…”, op. cit., pp. 497-498. De esto mismo se hacía eco tempranamente MONGE
RECALDE, op. cit., 1980, p. 20, vinculando directamente el poder de control de la salud del
trabajador por el empresario (art. 20.4 ET) con esta realidad: “En el número 4 de este precepto se ha
dado acogida legal a un supuesto muy frecuente en el articulado de los convenios colectivos. Las
empresas que mejoran a su cargo la prestación de enfermedad o accidente, suelen poner a tal
concesión dos cautelas: una, la de exigir que el índice de absentismo no supere un límite
determinado; otra, la de reservarse la facultad de suspender tal concesión si el trabajador defrauda,
para lo cual se apela a la vigilancia o control de los Servicios Médicos de la empresa”.
528
De 16 de noviembre.
529
De 14 de junio.
530
FJ 5º in ne.
531
FJ 8.º
532
Su con guración como tal complemento salarial resulta clara, pese a su devengo anual, si
atendemos a la estructura salarial que señala el propio convenio en su Anexo 3 y a la ubicación del
desglose del incentivo en el Anexo 10, antes de tratar el plus de asistencia y puntualidad (v. VI
Convenio Colectivo Sindical Nissan SA, Fábrica de Ávila, en BOP Ávila de 29 de abril de 1988).
533
En la doctrina, GIL Y GIL, J. L., tampoco ve con claridad la ausencia del carácter de prima
antihuelga de dicho incentivo por absentismo (“Comentario a la Sentencia 189/1993, de 14 de junio”,
en VVAA, ALONSO OLEA, M., y MONTOYA MELGAR, A., Dtores., Jurisprudencia
Constitucional sobre Trabajo y Seguridad Social, Tomo XI, Elenco y estudio de las Sentencias del
Tribunal Constitucional de 1993, Edit. Civitas, Madrid 1994, pp. 468-469).
534
FJ 6.º
535
TODOLÍ SIGNES, A., Salario y productividad, Edit. Tirant lo Blanch, Valencia 2016.
536
Comparto la opinión de MONEREO PÉREZ y RODRÍGUEZ INIESTA cuando señalan que “el
problema no está en las bajas cortas e intermitentes que presente un trabajador, más bien en si los
procesos de declaración, seguimiento y control son e caces” (“El respaldo del Tribunal
Constitucional al control indirecto por las empresas de las “bajas laborales”. A propósito de la STC
118/2019, de 16 de octubre”, RDSS, nº 21/2019, p. 19).
537
PERSIANI, M., LIEBMAN, S., MARAZZA, M., MARTONE, M., DEL CONTE, M.,
FERRARI, P. y MAIO, V., Fondamenti di Diritto del Lavoro, Edit. Wolters Kluwer y Cedam, 2ª
edic., Vicenza (Italia) 2015, p. 205; y DEL PUNTA, R., Diritto del lavoro, Edit. Giuffré, 8ª ed., Milán
2016, p. 606.
538
Para esta cita y las siguientes: Il licenziamento per scarso rendimento, Giuffrè Editore, Milán
2018, pp. 167-170. Con anterioridad, puede apreciarse la situación doctrinal y jurisprudencia en
dicho país en la obra de DEL VALLE, J. M., op. cit., pp. 24-27.
539
Los italianos, conocidos por su perspicacia y originalidad, denominan a esta situación de
ausencias repetidas como “manchas en la piel de un leopardo” (“a macchia di leopardo”).
540
Así, la Sentencia de la Corte de Casación de 22 de noviembre de 1996, n. 10286, comentada
por MARIANI, M., “Un caso di scarso rendimento per “eccesiva morbilità” nel settore degli
autoferrotramvieri”, Rivista Italiana di Diritto del Lavoro, 1997, vol. 16, Parte II, pp. 324-327.
541
No obstante, algún pronunciamiento judicial contradice la tesis de dichos autores, como la
Sentencia de la Corte de Casación de 4 de septiembre de 2014, n. 18678. Se trata de un
pronunciamiento muy criticado por LAMA, quien considera confuso hablar de justi cado motivo
objetivo y referirse a faltas de asistencia sospechosas y a los efectos perjudiciales que las mismas
habrían producido en la organización de la empresa (cfr. “Trent´anni dopo le Sezioni Unite: la
Cassazione riesuma l´eccessiva morbilità come giusti cato motivo oggettivo di licenziamento”,
Rivista Italiana di Diritto del Lavoro, 2014, pp. 980-981).
542
De 7 de diciembre de 2018, n. 31763. Comentada por SCELSI, A. A., “Scarso rendimento per
malattia e mancato superamento del periodo di comporto”, Rivista Giuridica del Lavoro e della
Previdenza Sociale, nº 2/2019, Parte II, pp. 206-210.
543
Si bien su pronunciamiento al respecto es breve, BARREIRO GONZÁLEZ considera el
despido objetivo por absentismo como algo excepcional (cfr. Diligencia y negligencia en el
cumplimiento. Estudio sobre la prestación del trabajo debida por el trabajador, Edit. Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid 1981, p. 388). Con anterioridad, en la misma línea, se pronunciaba
ICHINO, cuyas palabras hago mías: “Si bien es justo hacer frente al absentismo real, es decir, al de
aquellos que no acuden al trabajo pese a encontrarse bien de salud y no estar impedidos para ello por
cualquier otra circunstancia,…es, sin embargo, un error desde el punto de vista social considerar el
hecho del aumento de faltas al trabajo como un fenómeno en sí negativo, y es también un error desde
el punto de vista jurídico atajar tal hecho indiscriminadamente, arrancando el grano junto con la paja”
(Op. cit., p. 272).
544
GARCÍA VIÑA, J., “El deber recíproco de buena fe en la incapacidad temporal”, y PUIG
SÁNCHEZ, M., “La transgresión de la buena fe contractual durante la incapacidad temporal”, en
VVAA, OJEDA AVILÉS, A., coord., La Incapacidad Temporal…, op. cit., pp. 267 y ss., y 372 y ss.,
respectivamente.
545
La autora, desde el año 2014, ha concertado tres contratos art.83 LOU con UGT en cuyo marco
ha tenido ocasión de estudiar la problemática de las adicciones en el ámbito laboral.
546
Sobre este dinamismo y las modi caciones que ha implicado, vid. MIÑARRO YANINI, M. y
MOLINA NAVARRETE, C. “El Estatuto de los Trabajadores, 40 años de “reformas” (10) y
“maquillados” (50): ¿una conmemoración con sabor a despedida?, Revista de Trabajo y Seguridad
Social CEF, nº 443, p. 5 ss.
547
En este sentido, ORTEGA LOZANO, P.G. El despido disciplinario, Tesis doctoral, Universidad
de Granada, 2018, p. 296.
548
Esta disposición cumpliría el objetivo propio de la época de preservar la “salud moral” de los
trabajadores, vid. CISCART BEÀ, N. El despido por embriaguez y toxicomanía, Barcelona, Bosch,
1998, p. 16.
549
Se ha destacado que en el último tramo de la década de los 70 se produce un cambio dramático
de los patrones de consumo de sustancias psicotrópicas y de sus consecuencias. Muestra de ello es
que en 1978 se produce tan gran expansión del consumo de heroína intravenosa que fue cali cada
clínicamente como “epidemia de heroína” por su irrupción súbita y por afectar a amplios sectores de
población, identi cándose ese año numerosos casos de recién nacidos que presentaban cuadros de
dependencia a la heroína, vid. TORRES, SANTO DOMINGO, PASCUAL, FREIXA y ÁLVAREZ
Historia de las adicciones en la España contemporánea, Madrid (Ministerio de Sanidad y Consumo),
2009, pp. 54 y 55.
550
Entre ellos, destacadamente, el derecho a la intimidad, vid. NORES TORRES, L.E. “La
embriaguez y toxicomanía como causa de despido disciplinario”, Revista Española de
Drogodependencias, nº 29, 2004, p. 284.
551
Incidiendo en la falta de voluntariedad y, en consecuencia, en la ausencia de culpabilidad en
estas situaciones, CISCART BEÀ, N. El despido por embriaguez y toxicomanía, op. cit., p. 59.
552
WHO/OMS “Glosario de términos de alcohol y drogas”, Ministerio de Sanidad y Consumo,
2008, p. 61.
553
WHO/OMS “Glosario de términos de alcohol y drogas”, cit. p. 13.
554
WHO/OMS “Glosario de términos de alcohol y drogas”, cit. p. 34.
555
WHO/OMS “Glosario de términos de alcohol y drogas”, cit., p. 38.
Á Í
556
En este sentido, vid. CEOE –autor: FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J.J.– “Informe ejecutivo
sobre consumo de alcohol, drogas y otras sustancias en el ámbito laboral”, 2015, p. 60.
557
Como destaca CISCART BEÀ, N. El despido por embriaguez y toxicomanía, op. cit., pp. 15-
16.
558
En este sentido, Estrategia Europea sobre Seguridad y Salud en el Trabajo (2014-2020) y
Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo (2015-2020).
559
Un examen más amplio puede verse en UGT –MOLINA NAVARRETE, C., MIÑARRO
YANINI, M., ESCARABAJAL ARRIETA, M.D., GIMENO NAVARRO, M. A. y GONZÁLEZ
COBALEDA, E.–, “Condiciones de trabajo y riesgos psicosociales relacionados con las adicciones:
prevalencias de consumo y acciones preventivas en el entorno laboral”, 2016, p. 76 ss.
560
Razón por la que son incluidas en la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024. Sobre
éstas, vid. UGT –MOLINA NAVARRETE, C. Y VALLECILLO GÁMEZ, M.–, “Adicciones
conductuales (sin sustancia) en el trabajo y al trabajo, 2018, p. 11 ss.
561
Como muestra la última Encuesta sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en España, de
2013, en la que se establecen unas claras prevalencias de consumos de alcohol u otras drogas en
determinados sectores y bajo ciertas condiciones de trabajo.
562
Es de destacar que un 95% de los convenios colectivos todavía están centrados exclusivamente
en la vertiente disciplinaria, sobre el tratamiento de las adicciones en la negociación colectiva, vid.
UGT –MOLINA NAVARRETE, MIÑARRO YANINI, ÁLVAREZ MONTERO, GARCÍA CÍVICO y
GONZÁLEZ COBALEDA– “Drogodependencias y adicciones en los ambientes de trabajo: Buenas
prácticas de regulación y gestión negociadas”, 2015.
563
La gran mayoría de los Convenios colectivos acogen esta dimensión sancionadora, limitándose
a repetir la fórmula del art.54.2,f ET (por todos, Convenios colectivos Grupo Champion de 19 de
julio de 2019, art.52, III, C, 11; Ford España de 12 de julio de 2019, art.151.6, u O cinas y
Despachos de la provincia de Valencia de 2 de diciembre de 2019, art.63.3,f), aunque otros castigan
la sola presencia Convenio colectivo de Easyjet Halding de 15 de abril de 2019, art.58.4,g, si bien en
estos casos a veces matizan la gravedad, cali cando la infracción como grave (convenio colectivo de
la estiba portuaria de 17 de enero de 2014, art. 18.5.2,7) o leve (convenio colectivo de personal de
tierra de Iberia, de 6 de mayo de 2014, art.259, 1), y no ya muy grave.
564
Así, se ha dicho que “puede tener efecto boomerang para el empresario que lo utilice” puesto
que sus problemas aplicativos hacen que se dé preferencia a la aplicación de otros apartados vid.
FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J.J.– “Informe ejecutivo sobre consumo de alcohol, drogas y otras
sustancias en el ámbito laboral”, cit, p. 60. Por lo demás, ello corrobora la inutilidad de esta causa de
despido.
565
STS y ATS de 6 de noviembre de 2019 (nº 757/2019 y nº rec.2847/2018, respectivamente), ATS
de 5 de febrero de 2019 (nº rec.1255/2018).
566
Un examen más completo de los criterios judiciales mantenidos en relación a estas conductas
puede verse en UGT –MIÑARRO YANINI, M., MOLINA NAVARRETE, C. y GONZÁLEZ
COBALEDA, E.– “Prevención de las adicciones desde el ámbito judicial”, 2017.
567
Como es el caso de la STSJ de Castilla-La Mancha, de 3 de marzo de 2016 (nº 282/2016),
relativa a otro tipo de adicción, la ludopatía (pero con argumentos que serían perfectamente
extrapolables a los consumos problemáticos), que admite que el operario de correos que se apropió
hasta en siete ocasiones de tarjetas bancarias que debía entregar era consciente y plani có sus actos,
pero que estaba afecto de ludopatía, lo que si bien no elimina la consciencia, anula la inhibición de
las conductas indebidas, generando convulsión invencible, por lo que descarta la concurrencia de
culpabilidad.
568
No obstante, en relación a la adicción al juego, y aunque no de forma unánime, parece estar
abriéndose una línea judicial consciente de su carácter patológico, vid. SJS de Murcia nº 4 de 24 de
mayo de 2019 (nº 173/2019).
569
La ingesta reiterada de alcohol de un trabajador de la construcción es determinante de la
procedencia del destino –STSJ de Cataluña de 7 de noviembre de 2018 (nº 5843/2018), y también
cuando se realiza un trabajo de cara al público, STSJ de Asturias de 3 de octubre de 2017
(nº 2194/2017).
570
En relación al consumo de alcohol, trabajador de montaje de equipos electrógenos que maneja
taladros y herramientas hidráulicas y conducción de puente-grúa oruga, STSJ de Murcia de 13 de
noviembre de 2019 (nº 1293/2019), o cocinero que utiliza cuchillos, fuego y ollas a alta temperatura,
STSJ de Galicia de 8 de noviembre de 2013 (nº 3075/2013)
571
Como cuando la trabajadora en evidente estado de embriaguez arroja varias máquinas al suelo y
agrede a su compañera, STSJ de Castilla y León (Valladolid) de 30 de septiembre de 2019
(nº rec.1663/2019). para terceros, un supuesto señero es la conducción de vehículos de trasporte
colectivo –STSJ de Canarias (Las Palmas) de 31 de enero de 2013, (nº 115/2013)–.
572
En este sentido, STSJ de Madrid de 29 de mayo de 2013 (nº rec.1906/2013)
573
STSJ de Galicia de 8 de noviembre de 2013 (nº rec.3075/2013).
574
Como la trabajadora, cocinera de profesión, que ya ha sido sancionada con anterioridad varias
veces por hechos similares, STSJ de Baleares de 18 de marzo de 2013, (nº 688/2012)
575
STSJ de La Rioja de 9 de julio de 2015 (nº 165/2015).
576
STSJ de Cataluña de 7 de noviembre de 2018 (nº 5843/2018).
577
Supuesto señero es la conducción de vehículos de trasporte colectivo bajo los efectos del
alcohol, SSTTSSJ de Canarias (Las Palmas) de 31 de enero de 2013, (nº 115/2013), o Castilla y León
(Valladolid) de 21 de marzo de 2019, (nº rec.324/2019), u otras drogas –cocaína–, STSJ de Andalucía
(Granada) de 11 de octubre de 2018 (nº 2283/2018), o bien de trasporte de personas enfermas o
heridas, como los ambulancias –STSJ de La Rioja de 13 de mayo de 2015 (nº rec.109/2015)–.
578
La amplitud del supuesto ha determinado que alguna autora considere que todas las demás
causas de despido deberían reconducirse hacia ella, vid. MARTÍNEZ BARROSO, M. R. “Re exiones
a propósito de la causalidad, la forma y el coste económico del despido. La necesaria búsqueda de
seguridad jurídica”, Revista de Trabajo y Seguridad Social CEF, nº 443, 2020, p. 160.
579
De este modo se re eja en las SSTTSSJ de Andalucía (Málaga) de 3 de octubre de 2018
(nº rec.1222/2018) o del País Vasco de 10 de septiembre de 2019 (nº 1507/2019).
580
Como la ludopatía, vid. STSJ de Castilla-La Mancha de 13 de septiembre de 2018
(nº 1162/2018).
581
Así sucede en el supuesto examinado en la STSJ de Castilla y León (Valladolid) de 12 de julio
de 2019 (nº rec.1053/2019).
582
Vid. CEOE –autor: FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J.J.– “Informe ejecutivo sobre consumo de
alcohol, drogas y otras sustancias en el ámbito laboral”, cit., p. 69.
583
Encuesta sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral España, 2013-2014.
584
Por lo que respecta a los sectores prevalentes de consumo de alcohol y cannabis –las sustancias
más consumidas–, se mantiene a la cabeza de consumo de alcohol –calculada en base al porcentaje
de consumidores diarios– el sector de la construcción (19.4), seguido de la agricultura, pesca,
ganadería y extracción (13.5), industria manufacturera (11.6) y hostelería (11.3). También en la
construcción se produce la mayor prevalencia en el consumo de cannabis (11.9), seguida de la
hostelería (10.9), actividades artísticas, recreativas y deportivas (10.4).
585
Encuesta sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral España, pp. 36 y 37.
586
Encuesta sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral España, pp. 20 y 21.
587
Si bien no como respuesta ante el fracaso de las medidas recuperadoras, esta es la solución
judicial que la STSJ de Castilla-La Mancha de 3 de marzo de 2016 (nº 282/2016) sugiere a la
empresa ante el caso de un trabajador con un grave problema de ludopatía cuyo despido,
precisamente por falta de culpabilidad, es declarado improcedente en la instancia.
588
UGT: La mochila austriaca. Qué es y qué efectos tiene, Servicio de Estudios de la
Confederación. https://www.ugt.es/sites/default/ les/la_mochila_austriaca.pdf
589
UGT: La mochila austriaca. Qué es y qué efectos tiene, Servicio de Estudios de la
Confederación. https://www.ugt.es/sites/default/ les/la_mochila_austriaca.pdf
590
HOFER, H., SCHUH, U. y WALCH, D.: Effects of the Austrian Severance Pay Reform, The
Austrian Center for Labor Economics and the Analysis of the Welfare State, Linz (Austria), 2011.
https://www.labornrn.at/articles/Hofer_Schuh_Walch_EffectsoftheAustrianSPReform.pdf
591
Indemnización calculada conforme la calculadora del CGPJ para la siguiente fecha. Fecha de
inicio: 01/02/2015. Fecha de nalización: 31/01/2020. Número de días: 1826. Número de meses: 60.
Salario bruto: Mensual. Importe: 2000,00€. Salario diario: 65,57 €. Despido improcedente: Salario
diario x meses x 2,75: 10819,67€.
592
Vid. SSTS 13/07/82 (RJ 1982/460), 30/06/97 (RJ 1997/4950) y las que en esta última se citan.
593
Esta interpretación se realizó en origen por la diferenciación del periodo identi cado con la
antigüedad en la empresa de otro periodo temporal distinto que se habría de identi car con la
antigüedad en la profesión, y que solo resultaría relevante a efectos del cálculo de la indemnización
por despido, como se verá en otro punto del trabajo, cuando así se hubiere dispuesto a través de la
autonomía de la voluntad. Para un análisis al respecto de esta distinción y su desarrollo en la
jurisprudencia vid. VALDÉS DAL-RÉ, F.: «El cómputo de los años de servicio a efectos de la
indemnización por despido improcedente» en Relaciones laborales: Revista crítica de teoría y
práctica, n. 1, 1996, y MARÍN MORAL, I.: La indemnización por despido, Thomson-Aranzadi,
2006.
594
En este sentido, la STS 16/03/99 (RJ 1999/2995) apunta: «El tiempo de servicio al que se
re ere el art. 56.1.a. del Estatuto de los Trabajadores sobre la indemnización de despido
improcedente debe computar, en caso de subrogación legal o convencional en la posición de
empresario de quien no lo ha sido inicialmente, todo el transcurso de la relación contractual de
trabajo, incluyendo desde luego las fases de la misma en la que el trabajador ha estado vinculado
con el empresario que la ha dado por terminada, y contando también la fase o fases en que la
posición empresarial en la propia relación laboral fue desempeñada por uno o varios empresarios
anteriores. El recibo de niquito que pueda suscribirse en estos casos con el empresario anterior no
debe ser interpretado, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 1281 y 1282 del Código Civil
(invocados para la infracción legal que da sustancia a este recurso de casación), como un
documento acreditativo de la terminación de la relación de trabajo, en cuanto que su suscripción
viene acompañada de actos coetáneos de continuidad de la misma».
595
Vid. SSTS 24/07/89 (RJ 1989/5909), 31/01/91 (RJ 1991/200) y 03/11/05 (RJ 2006/1244).
596
Para un análisis de los criterios empleados por la jurisprudencia en apreciación de la existencia
de los grupos laborales de empresas vid. ORTEGA LOZANO, P. G. y MONEREO PÉREZ, J. L.
(pr.): Las consecuencias jurídicas del despido: procedencia, improcedencia y nulidad, Laborum,
2018, p. 190 y ss.
597
Vid. STS 27/06/17 (RJ 2017/3099) para un examen del estado actual de la cuestión.
598
Sobre la aplicabilidad de la doctrina de la unidad esencial del vínculo a la determinación de los
servicios computables a efectos indemnizatorios, la STS 08/11/16 (RJ 2016/5895) apunta que, si bien
el planteamiento que subyace en aquella «fue establecido a efectos retributivos del complemento de
antigüedad y en los supuestos de ausencia de solución de continuidad, posteriormente también fue
aplicado a la hora de determinar los servicios computables para calcular la indemnización propia
del despido improcedente y se amplió a todos los supuestos en que pudiera apreciarse la unidad
esencial del vínculo (…)».
599
Vid. STS 23/02/16 (RJ 2016/1481). En el mismo sentido, la STS 21/09/17 (RJ 2017/4657) ha
apuntado que «ha de atenerse al tiempo transcurrido desde el momento en que se pretende jar el
inicio del cómputo, el volumen de actividad desarrollado dentro del mismo, el número y duración de
los cortes, la identidad de la actividad productiva, la existencia de anomalías contractuales, el tenor
del convenio colectivo y, en general, cualquier otro que se considere relevante a estos efectos».
600
Vid. STS 20/02/97 (RJ 1997/1457).
601
Vid. STS 18/02/09 (RJ 2009/2182).
602
Este razonamiento parte de la premisa de que «la antigüedad de un trabajador en una empresa
determinada no es otra cosa que el tiempo que el mismo viene prestando servicios a esa empresa sin
solución de continuidad, aunque tal prestación de actividad laboral se haya llevado a cabo bajo el
amparo de diferentes contratos de clases distintas, temporales o inde nidos, toda vez que la relación
laboral es la misma, pues en estos casos esa diversidad de contratos no provoca la existencia de
relaciones laborales diferentes». En este sentido, vid. STS 23/02/16 (RJ 2016/1481).
603
A este respecto, la STS 08/11/16 (RJ 2016/5895) apunta: «[e]n el ámbito del Derecho del
Trabajo es regla y principio general […] que si en un contrato temporal concluye el plazo de
vigencia que le es propio o se produce la causa extintiva del mismo, y a continuación, sin
interrupción temporal alguna, es seguido por un contrato inde nido entre las mismas partes, bien
porque el trabajador continúe… la prestación de sus servicios, bien concertándose en forma escrita
el nuevo contrato, se entiende que la antigüedad del empleado en la empresa se remonta al momento
en que se inició el trabajo en virtud del primer contrato temporal. La novación extintiva sólo se
admite si está objetivamente fundada en la modi cación del contenido de la obligación y por ello en
los supuestos en que la relación sigue siendo la misma, la diversidad de contratos no provoca la
existencia de relaciones [sucesivas] diferentes»
604
A este punto, la STS 25/07/14 (RJ 2014/4941) concluye que: «la antigüedad computable a
efectos del cálculo de la indemnización –el tiempo «de servicio» al que alude el art. 56.1 ET– se
remonta a la fecha de la primera contratación, tanto si han mediado irregularidades en los sucesivos
contratos temporales cuanto si lo ocurrido es la mera sucesión –regular– de varios sin solución de
continuidad signi cativa».
605
Vid. SSTS 04/07/06 (RJ 2006/6419), 11/05/09 (RJ 2009/4547), 16/04/12 (RJ 2012/5710) y
25/07/14 (RJ 2014/4941).
606
Vid. SSTS 21/09/17 (RJ 2017/4657) y 17/03/11 (RJ 2011/3419).
607
Interesa, a este punto, el análisis que las SSTS 24/06/98 (RJ 1998/5788) y 21/07/09 (RJ
2009/5528) realizan del llamado “recibo de saldo y niquito” y de la e cacia de las declaraciones de
voluntad que en el mismo pueden incorporarse.
608
Sobre la consideración de las interrupciones en orden a apreciar la continuidad de la relación
laboral en supuestos de cadenas contractuales irregulares y su evolución en la jurisprudencia, vid.
LAHERA FORTEZA, J.: Los contratos temporales en la uni cación de doctrina, La Ley, 2001; y
AGUSTÍ JULIÀ, J.: «La concatenación de contratos temporales en la doctrina de uni cación» en
Actum Social, n. 23, enero 2009.
609
Vid. SSTS 03/04/12 (RJ 2012/5567) y 21/09/17 (RJ 2017/4657).
610
Vid. STS 18/09/01 (RJ 2001/8446).
611
Vid. SSTS 08/11/16 (RJ 2016/5895), 07/06/17 (RJ 2017/2922) y 21/09/17 (RJ 2017/4657).
612
Vid. STS 21/09/17 (RJ 2017/4657).
613
En este sentido, la STS 07/02/90 (RJ 1990\838) a rma: «Los años de servicio computables a
efectos de la indemnización de despido son los del trabajo por cuenta del mismo empleador, sin que
sea relevante a estos efectos el que una parte del tiempo de servicios recibiera la cobertura formal de
un contrato administrativo y no laboral». En la misma línea, vid. STS 04/04/01 (RJ 2001/4882).
614
A este respecto, se ha apuntado que los pactos «pueden contenerse o en el contrato individual
de trabajo, ya inicialmente, ya durante su vigencia, ya de mutuo acuerdo, ya por decisión unilateral
del empresario, o ser producto de la negociación colectiva» (ÁLVAREZ DE LA ROSA, M.: Pactos
indemnizatorios en la extinción del contrato de trabajo, Civitas, 1990, p. 60).
615
Vid. STS 23/05/05 (RJ 2005/5859).
616
Vid. STS 13/11/06 (RJ 2006/6684).
617
Ibidem.
618
Vid. SSTS 17/02/86 (RJ 1986/772) y 10/06/09 (RJ 2009/5016).
619
Vid. STS 06/10//09 (RJ 2009/5660).
620
Vid. STS 22/11/05 (RJ 2005/10048).
621
Vid. SSTS 17/01/02 (RJ 2002/3757), 22/11/05 (RJ 2005/10048) y 10/06/09 (RJ 2009/5016).
622
Vid. STSJ Comunidad Valenciana 11/02/04 (AS 2004/1849) y las que en ella se citan.
623
Vid. STS 25/02/85 (RJ 1985/694).
624
Vid. STSJ Cataluña 31/01/03 (AS 2003/453) y STSJ Andalucía 20/07/11 (AS 2011/2470).
625
Vid. SSTS 30/06/97 (RJ 1997/4950) y 26/09/01 (RJ 2002/322).
626
Vid. SSTS 10/07/89 (RJ 1989/5442) y 26/06/98 (RJ 1998/5790).
627
Vid. STS 18/02/03 (RJ 2003/3806).
628
Vid. STS 22/11/05 (RJ 2005/10048).
629
En relación con los jos discontinuos, vid. STSJ Madrid 18/10/05 (JUR 2005/268860), STSJ
Galicia 29/06/12 (JUR 2012/261386) y STSJ Comunidad Valenciana 18/06/19 (JUR 2019/283254);
y, en relación con los contratos a tiempo parcial, vid. STSJ La Rioja 08/03/05 (AS 2005/208) y STSJ
Asturias 26/06/15 (AS 2016/155).
630
Vid. art. 5, Decreto Ley 8 de abril de 2020, n. 23 (“Misure urgenti in materia di accesso al
credito e di adempimenti scali per le imprese, di poteri speciali nei settori strategici, nonché
interventi in materia di salute e lavoro, di proroga di termini amministrativi e processuali”).
631
COSIA, R.; CURCURUTO, F., FOGLIA, R., Il licenziamento collettivo in Italia nel quadro del
diritto dell’unione europea, Ed. Giuffrè, Milano, 2016.
632
Sobre el despido colectivo hay un gran número de estudios doctrinales. Entre otros, vid.
FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J. J., “Despido colectivo”, en FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J. J.
(dir.), Tratado del despido, Madrid, ed. Wolters Kluwer, 2018, pp. 157-251; CASTRO
ARGÜELLES, M. A., “Despido colectivo”, en GARCÍA MURCIA, J. (dir.), Condiciones de empleo
y relaciones de trabajo en el derecho de la Unión Europea: un estudio de jurisprudencia del tribunal
de justicia, Madrid, Ed. Dykinson, 2017, pp. 803-852; FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J. J.,
“Procedimiento de despido colectivo”, en GOERLICH PESET, J. M. (coord.), Comentarios al
Estatuto de los Trabajadores: libro homenaje a Tomás Sala Franco, Valencia, Ed. Tirant Lo Blanch,
2016, pp. 1017-1030; ORCARAY REVIRIEGO, J. J., “Artículo 51: Despdo colectivo”, en CRUZ
VILLALÓN, J. – GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I. – GOERLICH PESET, J. M. – MERCADER
UGUINA, J. R., (dir.), Comentarios al Estatuto de los Trabajadores, 2016, Ed. Lex nova, Valladolid,
pp. 657-691; GIL PLANA, J., “Despido colectivo: aspectos sustantivos”, en MONTOYA MELGAR,
A. Y GARCÍA MURCIA, J. (dir.): Comentarios a la reforma laboral 2012, ed. Civitas-Thomson-
Reuters, Madrid, 2012, pp. 253 ss.; ÁLVAREZ CUESTA, H., “El concepto de despido colectivo”, en
Á Á Í
AGRA VIFORCOS, B. – ÁLVAREZ CUESTA, H. – FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J. J. (dir.),
Expedientes de regulación de empleo, 2009, pp. 21-73.
633
La bibliografía sobre el despido colectivo en Italia es inmensa. Entre las obras más recientes,
sin ninguna pretensión de exhaustividad, vid. LOREA, L., “Licenziamento collettivo e responsabilità
nei gruppi di imprese”, DML, 2018, pp. 189 ss.; MASSI, E., “Licenziamenti collettivi: ticket
raddoppiato per le imprese”, DPL, 2018, pp. 307 ss.; NATULLO, G., “I licenziamenti collettivi nel
nuovo contesto normativo”, VTDL, 2018, n. 1, pp. 9 ss.; SERVIDIO, S., “Licenziamento collettivo:
condizione economica del lavoratore”, DPL, 2018, pp. 2251 ss.; RATTI, L., “Licenziamenti
collettivi: tutela del lavoro e libertà d’impressa alla prova del diritto europeo”, LG, 2017, pp. 433 ss.
DE SANTIS C., P. TORINA, “Licenziamenti collettivi: la fungibilità dei lavoratori e l’onore della
prova”, LPO, 2016, pp. 217 ss.; SANTORO PASSARELLI G, “Il licenziamento per giusti cato
motivo oggettivo e il licenziamento collettivo”, en Diritto dei lavori e dell’occupazione – Diritto
sindacale, rapporti di lavoro e ammortizzatori sociali, Ed. Giappichelli, Torino, 2015, pp. 340 ss.;
PANDOLFO A., “Licenziamenti collettivi”, en Libro dell’anno del diritto, Suppl. Enciclopedia
Giuridica, Ed Treccani, Roma, 2013.
634
COSIO, R. “Libertà d‘impresa e tutela dei lavoratori nei licenziamenti collettivi”, Mass. Giur.
Lav., 2017, n. 8/9, pp. 584 ss.
635
En especial, tras prever que las causas del despido colectivo pueden ser económicas, técnicas,
organizativas o de producción, la ley española concreta una de nición especi ca de cada una de ellas,
estableciendo que:a)las causa econmicas concurren cuando se desprende de los resultados de la
empresa una situación económica negativa, que puede consistir tanto en unas pérdidas (actuales o
previstas), como en una disminución persistente en el nivel de ingresos o ventas, que se produzcan
durante 3 trimestres consecutivos y sean inferiores a los ingresos y ventas respecto al mismo
trimestre del año anterior;b)las causas técnicas concurren cuando se producen cambios, entre otros,
en el ámbito de los medios o instrumentos de producción; c) las causas organizativas concurren
cuando se producen, entre otros, cambios en el ámbito de los sistemas y métodos de trabajo del
personal o en el modo de organizar la producción; d) las causas productivas concurren cuando se
producen cambios, entre otros, en la demanda de productos o servicios que la empresa pretende
colocar en el mercado.
636
En especial, es posible desprender dicho objetivo de la Exposición de Motivos de la Ley
3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, según la cual: «los
despidos objetivos por las mismas causas han venido caracterizándose por una ambivalente doctrina
judicial y jurisprudencia…Ello explica que las empresas se decantaran, a menudo, por el
reconocimiento de la improcedencia del despido, evitando un proceso judicial sobre el que no se
tenía demasiada con anza en cuanto a las posibilidades de conseguir la procedencia del despido.».
637
Vid. el capítulo V del preámbulo de la Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la
reforma del mercado laboral, donde se establece que «una de las principales novedades reside en la
supresión de la necesidad de autorización administrativa, manteniendo la exigencia comunitaria de un
período de consultas, pero sin exigirse un acuerdo con los representantes de los trabajadores para
proceder a los despidos. Ello se acompaña de una asimilación de estos despidos colectivos con el
resto de despidos a efectos de su impugnación y cali cación judicial, con la particularidad de que se
prevé una acción para la que están legitimados los representantes de los trabajadores y que permitirá
dar una solución homogénea para todos los trabajadores afectados por el despido».
638
Sobre este aspecto, vid. el detenido análisis y las oportunas re exiones criticas de GIL PLANA,
J., “Despido colectivo: aspectos sustantivos”, ob. cit., pp. 266-269.
639
NUNIN R., “Le procedure e l’accordo sindacale”, VTDL, 2018, n. 1, pp. 27 ss.
640
NATULLO, G. “Tutele sostanziali e tutele procedurali nel licenziamento collettivo: tra diritto
vivente ed evoluzione normativa”, RIDL, 2015, I, pp. 525 ss. Ex plurimis, vid. Cass., 5 de diciembre
de 2019, n. 31835, en Pluris; Cass., 18 de marzo de 2019, n. 7591, ibidem; Cass. 21 de enero de
2019, n. 1515, ibidem.
641
BALLISTRERI, M. G. “Jobs Act e licenziamenti collettivi”, DPL, 2018, pp. 1066 ss.; DE
MOZZI, B. “Questioni introduttive in tema di licenziamento nel c.d. Jobs act”, VTDL, 2018, n. 1,
pp. 73 ss.; ORTIS S., “La rinnovata disciplina dei licenziamenti collettivi: procedure sindacali e
nuove sanzioni”, RGL, 2017, I, pp. 89 ss.; VENDITTI, L., “Il licenziamento collettivo tra modi che
legislative e ri essi di sistema”, DML, 2017, pp. 223 ss.; PELLACANI G., “Il licenziamento
collettivo”, en ZILIO GRANDI, G – BIASI, M. (a cura de), Commentario breve alla riforma “jobs
ct”, WK Cedam, Padova, 2016, pp. 227; LOREA, L., “Licenziamenti collettivi dopo il jobs act: quali
prospettive per i diritti fondamentali”, DML, 2015, pp. 565 ss.
642
CENTAMORE, G., “I criteri di scelta, tra incertezze passate, presenti e future,” VTDL, 2018, n.
1, pp. 99 ss.; BALLISTRERI, M. G. “Licenziamento collettivo e criteri di scelta”, MGL, 2017,
pp. 789 ss. GAMBACCIANI, M., “I criteri di scelta contrattuali nei licenziamenti collettivi”, MGL,
2016, pp. 8s.
643
A este respecto, veánse GIL PLANA, J., “Despido colectivo: aspectos sustantivos”, ob. cit.,
p. 254, donde a rma que una de las ine ciencias del régimen jurídico del despido colectivo en
España consiste en «el alto coste del procedimiento que se ha de seguir para lograr sacar adelante un
expediente de regulación de empleo. Coste que presenta dos vertientes, una vertiente económica y
una vertiente temporal».
644
MOLINERO, H. Y., “Aproximación al despido colectivo en Europa: una breve comparación de
los casos español, francés, alemán e italiano”, Anuario IET, 2013, vol. 1, p. 73, donde se a rma que,
pese a que haya diferencia entre los párametros de cálculo, «ciertamente en el caso de la
indemnización por despido justi cado prevalece de forma generalizada el de la antigüedad».
645
COSMAI, P., “Riforma delle partecipate e ricollocamento degli esuberi”, DPL, 2016, pp. 2410
ss. MASSI, E., “Riduzione di personale e incentivi alla ricollocazione”, DPL, 2016, pp. 2679 ss.
646
Corrobora lo que se acaba de exponer la previsión contenida en la legge delega n. 155 del 2017,
según la cual es necesario «armonizzare le procedure di gestione della crisi e dell’insolvenza del
datore di lavoro con le forme di tutela dell’occupazione e del reddito dei lavoratori […]» (art. 2, lett.
p, Ley 19 de octubre de 2017, n. 155).
647
En este sentido, cfr. STANGHELLINI, L., “Le crisi di impresa fra diritto ed economia, Le
procedure di insolvenza”, Bologna, 2007, p. 74, ob. cit. en MAGNANI, M., “Crisi d’impresa tra
diritto del lavoro e mercato”, Arg. Dir. Lav., 6, 2017, p. 1360.
648
En jurisprudencia, cfr., ex multis, Cass. 11 de enero de 2018, n. 522; Cass. 23 de marzo de
2018, n. 7308; Cass. 14 de mayo de 2012, n. 7473. En doctrina, cfr. MAGNANI, M., “Crisi
d’impresa tra diritto del lavoro e mercato”, ob. cit., pp. 1377 ss.; TULLINI, P., “Retrocessione al
fallimento dell’azienda in af tto e licenziamento dei lavoratori”, en Giur. Comm., 2016, II, pp. 418
ss.; GAROFALO, D. – MARAZZA, M., “Insolvenza del datore di lavoro e tutele del lavoratore”,
Túrin, 2014, pp. 12 ss.; PERRINO, A. M., “Contratto di lavoro in corso e fallimento: strumenti
antichi e questioni nuove”, nota a Cass. 14 de mayo de 2012, n. 7473, en Foro It., 2012, I, p. 2357;
DE ANGELIS, L., “Fallimento e rapporti di lavoro: brevi considerazioni dopo la riforma del 2006”,
en Foro It. 2007, V, col. 87.
649
En este caso, las relaciones pendientes (incluyendose a las relaciones laborales) siguen
existiendo según lo establecido por el art. 104 de la Legge Fallimentare.
650
Exponen dicha orientación minoritaria LASSANDARI, A., I licenziamenti e le procedure
concorsuali, in Variazioni su temi di diritto del lavoro, 2018, I, pp. 45 ss.; ALLEVA, P.G., Fallimento
e tutela del lavoratore, in Riv. Trim. Proc. Civ., 1975, p. 214; Id., Le sorti del rapporto di lavoro nelle
procedure concorsuali, in Dir. Fall., 2001, I, pp. 674 ss.
651
A este respecto, se advierte que el curador no puede en todo caso huir de la obligación de alegar
los motivos de despido, puesto que la quiebra en sí no comporta necesariamente la deestructuración
de la empresa, ni siquiera supone el incumplimiento por parte del trabajador del contracto de trabajo,
lo que justi caría un despido por justi cado motivo subjetivo. En este sentido, cfr. Cass. 11 de
noviembre de 2011, n. 23665; Cass. 23 de septiembre de 2011, n. 19405; Cass. 2 de marzo de 2009,
n. 5032, in Fall., 2009, p. 1154, con nota de ROTONDI, F., “Licenziamenti collettivi: obbligo di
applicazione della procedura di cui alle legge n. 223/1991 anche all’impresa fallita” Cass. 8 de julio
de 2004, n. 12645, en Riv. It Dir. Lav., 2005, II, p. 217, con nota de FALERI, F., “Cessazione
dell’attività aziendale per fallimento del datore di lavoro e obblighi procedurali relativi al
conseguente licenziamento collettivo”.
652
Cfr. COSATTINI, L. A., “Codice della crisi e dell’insolvenza: nuove norme di tutela del
rapporto di lavoro”, en Lav. Nella Giur., 8-9, 2019, pp. 761 ss, spec. p. 762.
653
Cfr. LAMBERTUCCI, P., “La disciplina dei rapporti di lavoro nel trasferimento dell’impresa
sottoposta a procedure concorsuali: prime note sul codice della crisi d’impresa e dell’insolvenza del
2019”, en Riv. It. Dir. Lav., fasc. 2, 2019, p. 149.
654
Por unos primeros comentarios del nuevo Código, vid. LAMBERTUCCI, P., “Liquidazione
giudiziale e licenziamenti collettivi”, en Giust. Civ., n. 3, 2020, pp. 2 ss; ALBI, P., “Il diritto del
lavoro e il codice della crisi d’impresa e dell’insolvenza”, en Dir. Merc. Lav., 2019, n.1, pp. 75 ss;
PROIA, G., “La disciplina degli effetti della liquidazione gidiziale sul rapporto di lavoro”, en prensa
en el próximo núm. de Mass. Giur. Lav., 2020; NUZZO, V., “La disciplina dei contratti pendenti di
lavoro nella liquidazione giudiziale”, manuscripto en prensa.
655
Art. 189. 6, lett. a): «il curatore che intende avviare la procedura di licenziamento collettivo è
tenuto a darne comunicazione preventiva per iscritto alle rappresentanze sindacali aziendali
costituite a norma dell’articolo 19 della legge 20 maggio 1970, n. 300, ovvero alle rappresentanze
sindacali unitarie nonché alle rispettive associazioni di categoria. In mancanza delle predette
rappresentanze la comunicazione deve essere effettuata alle associazioni di categoria aderenti alle
confederazioni maggiormente rappresentative sul piano nazionale; la comunicazione alle
associazioni di categoria può essere effettuata per il tramite dell’associazione dei datori di lavoro
alla quale l’impresa aderisce o conferisce mandato […]».
656
LAMBERTUCCI, P., “Liquidazione giudiziale e licenziamenti collettivi”, en Giust. Civ., en
prensa, p. 3 del dattiloscritto; PROIA, G., “La disciplina degli effetti della liquidazione giudiziale sui
rapporti di lavoro”, en Mass. Giur. Lav., en prensa, p. 22 del dattiloscritto.
657
No obstante, el sujeto público sigue teniendo cierta relevancia con relación al papel de garantía
que la reforma le atribuye, a través de la inclusión de la Inspección de trabajo entre los sujetos que
pueden participar al examen conjunto.
658
En este sentido, vid. AGLIATA, M., “Il tormentato rapporto tra lavoro e crisi di impresa”, en
NGCC, 5/2019, p. 1135; VALLAURI, M. L., “Il Lavoro nella crisi d’impresa”, ob. cit., 201;
MAGNANI, M., “Crisi d’impresa tra diritto del lavoro e mercato”, p. 3.
659
Para un recurrido por los principales problemas abordados por la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo durante los años transcurridos desde la reforma laboral del despido colectivo en España
hasta ahora, vid. GODINO REYES, M., “El despido colectivo. Balance de la Jurisprudencia del
Tribunal Supremo (2013-2019)”, en Revista del Ministerio del Trabajo, Migraciones y Seguridad
Social, núm. 143, 2019, pp. 335 y ss.
660
BORRAJO DACRUZ, E., “Despido colectivo y concurso de acreedores”, en Actualidad
Laboral, núm. 19-20, 2012, pp. 8 ss.; TAPIA HERMIDA, A., “Concurso de acreedores y despido
colectivo”, Revista de Trabajo y Seguridad Social: comentarios, casos prácticos, recursos humanos,
n. 268, 2005, pp. 103-142.
661
ARIAS DOMÍNGUEZ, A., Tres años de reforma del despido colectivo, ha conseguido su
propósito el legislador?, Madrid, Ed. Dykynson, S. L., 2014, p. 20.
662*
Enmarcado dentro de los trabajos realizados en el seno del Proyecto de Investigación “Nuevos
lugares, distintos tiempos y modos diversos de trabajar. Innovación tecnológica y cambios en el
ordenamiento social” (DER 2017-82192-C3-1-R), nanciado por el Ministerio de Ciencia,
Innovación y Universidades.
663
Entre muchas más, SSTSJ Comunidad Valenciana 1 febrero y 7 marzo 2001 (Recs. 3719/2000 y
278/2001) o La Rioja 4 noviembre 2004 (Rec. 263/2004).
664
GUAMÁN HERNÁNDEZ, A.: Derecho del Trabajo y defensa de la competencia, Tesis
Doctoral, Universidad de Valencia, 2007 pp. 402, con argumentos que desarrolla en pp. 404-412.
665
Por todas, STS 22 noviembre 2007 (Rec. 2459/2006).
666
STS 21 marzo 1990 (RJ 2203).
667
Los factores son diversos y no siempre fáciles de conciliar según demuestran los contrastes
ofrecidos entre las postulaciones ofrecidas por SSTS 20 julio y 28 noviembre 1990 (RJ 6447 y 8613)
y SSTSJ Cataluña 22 noviembre 2016 (Rec. 5554/2016) o Navarra 21 abril 2017 (Rec. 107/2017).
668
Formulada por NOGUEIRA GUASTAVINO, M.: La prohibición de competencia en el contrato
de trabajo. Una singular manifestación del deber de buena fe contractual, Pamplona (Aranzadi),
1997, p. 201, con desarrollo detallado en pp. 201-214. Goza de menores suras que la también
ilustrativa “teoría de la deslealtad añadida”, construida por FERNÁNDEZ LÓPEZ, M. F.:
“Competencia desleal: el cambio normativo y la posición de la jurisprudencia”, Revista de Política
Social, núm. 142, 1984, pp. 245-249.
669
BAYLOS GRAU, A.: “La prohibición de concurrencia desleal. Notas sobre la evolución legal y
jurisprudencial”, Temas Laborales, núm. 8, 1986, p. 19 o AGRA VIFORCOS, B.: Comportamiento
desleal en la dinámica de la relación laboral (Estudio del artículo 21.1 del Estatuto de los
Trabajadores), León (Universidad de León), 2003, p. 386.
670
SSTS 4 diciembre 1982 (RJ 7446), 14 febrero 1984 (RJ 875) y 8 marzo 1991 (RJ 1840) o
SSTSJ Comunidad Valenciana 24 enero 1996 (AS 132), Galicia 12 enero 1996 (AS 5) o Madrid 30
mayo 2011 (Rec. 179/2011).
671
STS 17 julio 1985 (RJ 3792).
672
STS 28 noviembre 1990 (RJ 8613).
673
SSTSJ Comunidad Valenciana 25 marzo 2010 (Rec. 53/2010) y Madrid 30 mayo 2011 (Rec.
179/2011).
674
STSJ Madrid 20 diciembre 2017 (Rec. 1025/2017).
675
Así se razona argumentando que le “hubiera bastado con una previa prohibición” [STSJ
Comunidad Valenciana 29 mayo 2003 (Rec. 607/2003)], o insistiendo en la “actitud de sepulcral
silencio” [STSJ Andalucía/Málaga 30 mayo 2003 (Rec. 1778/2002)].
676
Salvo corrección con otros datos de ponderación añadidos, como pueden ser el “mismo sector,
mismo mercado y círculo de clientes similar”, SSTSJ Madrid 21 enero 2003 (Rec. 4347/2002) o 28
mayo 2004 (Rec. 512/2004).
677
SSTSJ Comunidad Valenciana 9 abril 2003 (Rec. 2484/2002), Cataluña 16 enero 2014 (Rec.
4476/2013) y 8 enero 2016 (Rec. 6159/2015) y Andalucía/Sevilla 23 junio 2016 (Rec. 1926/2015).
678
LÓPEZ ANIORTE, M. C.; La competencia del trabajador con su empresa, Madrid (Aranzadi),
1997, p. 40.
679
STS 22 septiembre 1988 (RJ 7097)
680
STSJ Castilla y León/Valladolid 28 febrero 2005 (Rec. 125/2005).
681
SSTSJ Madrid 11 octubre 1994 (Rec. 670/1994) o 12 abril 1999 (Rec. 1319/1999).
682
STSJ Cataluña 8 marzo 2005 (Rec. 8356/2004).
683
STSJ Andalucía/Málaga 27 septiembre 2017 (Rec. 1242/2017).
684
STSJ Baleares 22 septiembre 2003 (Rec. 505/2003).
685
Una vez nalizado el vínculo laboral, ningún compromiso vincula a los sujetos STSJ
Extremadura 17 septiembre 2015 (apud ATS 8 septiembre 2016, Rec. 4189/2015), excepto los
derivados de un pacto expreso al efecto y bajo sus consecuencias.
686
STSJ Comunidad Valenciana 29 mayo 2003 (Rec. 607/2003); similar parecer late, de fondo, en
las SSTSJ Castilla y León/Valladolid 21 julio 2014 (Rec. 854/2014) y Cataluña 20 octubre 2017
(Rec. 4831/2017).
687
SSTSJ Madrid 20 febrero 2012 (Rec. 4880/2012) y 13 noviembre 2015 (Rec. 671/2015).
688
STSJ Madrid 15 diciembre 1989 (AS 1989/1989)
689
SSTSJ Andalucía/Granada 30 mayo 2007 (Rec. 832/2007) o Galicia 22 diciembre 2017 (Rec.
3162/2016); la excepción de trabajos para la competencia realizados con consentimiento tácito en
SSTSJ Baleares 1 abril 1992 (AS 1786) o Galicia 3 noviembre 1993 (AS 4727).
690
Destacan aquellas violaciones de la prohibición que tienen lugar aprovechando la situación de
baja por incapacidad temporal, entre muchas más, SSTSJ Asturias 30 abril 2004 (Rec. 3576/2003),
Cataluña 29 abril 2005 (Rec. 455/2005) y Comunidad Valenciana 14 junio 2006 (Rec. 1278/2006).
691
FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, J. J.: “Excedencia voluntaria y competencia desleal (un debate
arduo en los Tribunales)”, Trabajo y Derecho. Nueva Revista de actualidad y relaciones laborales,
núm. 2, 2015, pp. 14-35 o PRIETO PADÍN, P.: “Excedencia por cuidado de hijos y familiares:
compatibilidad con el trabajo por cuenta propia o ajena y competencia desleal”, Revista de Trabajo y
Seguridad Social (CEF), núm. 391, 2015, pp. 101-132.
692
SSTSJ País Vasco 15 enero 2002 (Rec. 2793/2001), Murcia 19 julio 2005 (Rec. 787/2005) o
Comunidad Valenciana 8 noviembre 2016 (Rec. 265/2016).
693
SSTSJ País Vasco 16 noviembre 2004 (Rec. 2145/2004), Castilla y León/Valladolid 4 junio
2014 (Rec. 461/2014) o Cataluña 7 abril 2017 (Rec. 762/2016).
694
SSTSJ Cataluña 29 octubre 2014 (Rec. 4344/2014), Comunidad Valenciana 22 julio 2015 (Rec.
1597/2015) o Madrid 20 diciembre 2017 (Rec. 1025/2017).
695
SSTSJ Navarra 28 febrero 2003 (Rec. 34/2003), País Vasco 16 noviembre 2004 (Rec.
2145/2004) o 23 septiembre 2014 (Rec. 1639/2014) o Andalucía/ Sevilla 18 junio 2007 (Rec.
4167/2006).
696
SSTSJ Madrid 13 marzo 2013 (Rec. 4962/2012) o País Vasco 25 mayo 1999 (Rec. 509/1999).
697
STSJ Asturias 15 enero 2010 (Rec. 2770/2009).
698
GARCÍA VIÑA, J.: La buena fe en el contrato de trabajo (Especial referencia a la persona del
trabajador), cit., pp. 219-221.
699
RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M. y LÁZARO SÁNCHEZ, J.L.: “Hacia un tratamiento
integrado de la comunicación electrónica no profesional”, en AA.VV. (DEL REY GUANTER, S.,
Dir. y LUQUE PARRA, M., Coord.): Relaciones laborales y nuevas tecnologías, Madrid (La Ley),
2005, p. 43.
700
Según datos de la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre el uso de las TIC y
comercio electrónico en las empresas durante 2019, tres de cada cinco empleados en empresas con 10
o más trabajadores usan ordenadores con nes empresariales y más de la mitad utiliza ordenadores
con conexión a Internet. Disponible en: www.ine.es (Accedido 08-03-2020).
701
DEL REY GUANTER, S., Dir. y LUQUE PARRA, M.: “Pactos típicos, nuevas tecnologías y
relación laboral”, en AA.VV. (DEL REY GUANTER, S., Dir. y LUQUE PARRA, M., Coord.):
Relaciones laborales y nuevas tecnologías, cit., pp. 161 y ss.
702
En una muestra de 25.912 empresas (15.111 de 10 o más asalariados y 10.801 de menos de 10
asalariados),ONTSI: INFORME E-PYME 2018 : Análisis sectorial de la implantación de las TIC en
las empresas españolas, Madrid (ONTSI), 2019, en https://www.ontsi.red.es/sites/ontsi/ les/2019-
09/Informe_ePyme2018_Ed_2019.pdf
703
STS 26 septiembre 2007 (Rec. 966/2006).
704
STS 6 octubre 2011 (Rec. 4053/2010).
705
STSJ Murcia 13 febrero 2019 (Rec. 1427/2018). Semejante respecto de un arquitecto, SSTSJ
Galicia 25 abril 2013 (Rec. 5998/2012) y Madrid 25 junio 2012 (Rec. 1500/2012).
706
STSJ Murcia 16 julio 2012 (Rec. 481/2012).
707
STSJ Cataluña 14 febrero 2020 (Rec. 6033/2019).
708
STSJ Comunidad Valenciana 12 febrero 2013 (Rec. 3182/2012).
709
INSTITUTO CUATRECASAS DE ESTRATEGIA LEGAL EN RRHH: Proyecto Technos:
Inteligencia arti cial y su impacto en los recursos humanos y en el marco regulatorio de las
relaciones laborales, Madrid (Wolters Kluwer), 2018. p. 258.
710
PURCALLA BONILLA, M.A.: El trabajo globalizado: realidades y propuestas, Cizur Menor
(Thomson Reuters), 2009, p. 172.
711
STCo núm. 170/2013, de 7 de octubre.
712
STSJ Murcia 29 marzo 2017 (Rec. 1055/2016). Supuestos similares en STSJ Galicia 30 mayo
2014 (Rec. 765/2014); Islas Canarias/Las Palmas) 8 enero 2016 (Rec. 877/2015) o Cataluña 21
noviembre 2007 (Rec. 5059/2007).
713
LANDWELL: Actos desleales de trabajadores usando sistemas informáticos e internet,
Landwell, http://www.onnet.es/estudio001.pdf
714
Global Encryption Trends Study 2019, https://go.ncipher.com/rs/104-QOX-775/images/2019-
Ponemon-France-Encryption-Trends-Study-fr-ar.pdf?_ga=2.176419557.1577768085.1578572384-
1487444077.1578572384
715
INSTITUTO CUATRECASAS DE ESTRATEGIA LEGAL EN RRHH: Proyecto Technos:
Inteligencia arti cial y su impacto en los recursos humanos y en el marco regulatorio de las
relaciones laborales, Madrid (Wolters Kluwer), 2018, p. 259.
716
PRIETO GIJÓN, J.: “Concurrencia desleal intencional: búsqueda de la conexión del mercado
con la actividad”, Aranzadi Social, T. IV, núm. 2, 2011, pp. 81-87; bajo otra perspectiva, pero harto
ilustrativa a estos efectos, las re exiones de NAHAS, T. Ch.: Re exiones sobre el capital globalizado
en las relaciones de trabajo, especial reforma de la UE y Mercosur, Tesis Doctoral, Universidad de
Castilla–La Mancha, 2016.
717
SSTSJ Comunidad Valenciana 7 febrero 2012 (Rec. 3383/2011) o Andalucía/Sevilla 10
noviembre 2015 (Rec. 2826/2014) y 15 diciembre 2017 (Rec. 2671/2017).
718
STSJ Andalucía/Sevilla 2 febrero 2004 (Rec. 4404/2003).
719
director de plani cación que ltra a terceros ajenos a la empresa información con dencial
utilizando como medio el correo electrónico corporativo, STSJ Castilla y León/Valladolid 18
noviembre 2013 (Rec. 1290/2013).
720
STSJ Madrid 18 mayo 2004 (Rec. 512/2004).
721
STSJ Baleares 22 febrero 2003 (Rec. 526 /2002).
722
SSTS 26 julio1989 (RJ 1989, 5918) o 7 marzo 1990 (RJ 1990, 1773).
723
STSJ Madrid 9 mayo 2009 (Rec. 165/2006).
724
SSTSJ Madrid 21 enero 2003 (Rec. 4347/2002), 31 octubre 2016 (Rec. 721/2016) y 20
diciembre 2017 (Rec. 1025/2017).
725
SSTSJ Madrid 8 julio 2003 (Rec. 1499/2003), Baleares 22 septiembre 2003 (Rec. 505/2003) o
País Vasco 2 julio 2004 (Rec. 755/2004).
726
STSJ Madrid 17 diciembre 2015 (Rec. 645/2015).
727
STSJ Murcia 4 marzo 2013 (Rec. 647/2012).
728
SSTSJ Baleares 22 septiembre 2003 (Rec. 505/2003) y Comunidad Valenciana 7 abril 2004
(Rec. 4214/2003).
729
SAP Lleida 4 mayo 2018 (Rec. 71/2018).
730
FERNÁNDEZ DÍA, C.R.: “La lista de clientes como objeto del secreto empresarial”, Aranzadi
Doctrinal, num. 7, 2016, BIB 2016\3278.
731
SSTS, Penal, 16 diciembre 2008 (Rec. 491/2008) 12 mayo 2008 (Rec. 1467/2007).
732
Relatando la historia de un hombre que hackeó a una empresa para exigir el despido de una
trabajadora que ocupaba el puesto que él deseaba, en TICBETAT: ¿Hackear una empresa para lograr
un empleo? Ha pasado en Estados Unidos, 26 diciembre 2017,
https://www.ticbeat.com/seguridad/hackear-una-empresa-para-lograr-un-empleo-ha-pasado-en-
estados-unidos/
733
Respecto al borrado masivo de correos electrónicos, SAP, Civil, Lleida 4 mayo 2018 (Rec.
71/2018).
734*
Proyecto de Investigación: DER 2017-85148P – Del derecho a la crisis económica a la
recuperación del empleo: la experiencia judicial aplicativa de la reforma laboral española. Ministerio
de Economía, Industria y Competitividad. Universidad de Zaragoza
735
Véase al respecto GONZALEZ PÉREZ, J. La dignidad de la persona. Madrid: Civitas, 1986 y
GUTIÉRREZ GUTIÉRREZ, I. Dignidad de la persona y derechos fundamentales. Madrid: Marcial
Pons, 2005.
736
OJEDA AVILÉS, A; IGARTUA MIRÓ, M.T. “La dignidad del trabajador en la doctrina del
Tribunal Constitucional” en Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, nº 73 (2008), p. , 148.
737
PASCULA LAGUNAS, E. Con guración jurídica de la dignidad humana en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional. Barcelona: Bosch, 2009 y OJEDA AVILÉS, A; IGARTUA MIRÓ, M.T.
“La dignidad del trabajador en la doctrina del Tribunal Constitucional”, op. cit., pp. , 151 y ss, que
señalan que en la Sentencia 53/1985 el Tribunal trazó una distinción entre los derechos inherentes a
la dignidad y otros derechos a los que se encuentra íntimamente vinculada, aunque se limitó a
enumerarlos a modo ejempli cativo, como son el libre desarrollo de la personalidad (art. 10) y los
derechos a la integridad física y moral (art. 15), a la libertad de ideas y de creencias (art. 16) y al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen (art. 18.1). En cuanto a la Sentencia
120/1990 se resalta que “no signi ca ni que todo derecho le sea inherente –por ello inviolable– ni
que los que se cali can de fundamentales sean in toto condiciones imprescindibles para su efectiva
incolumidad, de modo que de cualquier restricción que a su ejercicio se imponga devenga un estado
de indignidad”. Ibidem, p. , 153.
738
Véase, entre otras, la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de 4 de abril de
2017, AS\2017\941.
739
REQUENA MONTES, O. “La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no respeta
lo previsto en el artículo 41 y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador” en TODOLI
SIGNES, A; TALENS VISCONTI, E; REQUENA MONTES, O; TORMOS PEREZ, J.A. La
extinción indemnizada del contrato por voluntad del trabajador: Artículo 50 ET. Valencia: Tirant lo
Blanch, 2017, p. , 38.
740
STSJ, de Cataluña, de 1 de diciembre de 2017, AS\2018\585.
Ñ
741
RODRIGUEZ PIÑERO Y BRAVO FERRER, M; FERNANDEZ LOPEZ, M.F. La voluntad del
trabajador en la extinción del contrato de trabajo. Madrid: La Ley, 1998, pp. , 133 y 134.
742
RODRIGUEZ PIÑERO Y BRAVO FERRER, M; FERNANDEZ LOPEZ, M.F. La voluntad del
trabajador en la extinción del contrato de trabajo, op. cit., p. , 138. En cuenta a la doctrina del
Tribunal Supremo, será solo admitidas las acciones resolutorias más graves, con mayor entidad.
Véase al respecto, las STS, de 25 de septiembre de 1989 (RJ 1989\6486) y de 16 de enero de 1991
(RJ1991\52) citadas por TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos
graves de las obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores
condiciones cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41” en
TODOLI SIGNES, A; TALENS VISCONTI, E; REQUENA MONTES, O; TORMOS PEREZ, J.A.
La extinción indemnizada del contrato por voluntad del trabajador: Artículo 50 ET. Valencia: Tirant
lo Blanch, 2017, p. , 110.
743
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de las
obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41”, op. cit., p. , 100.
744
REQUENA MONTES, O. “La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no respeta
lo previsto en el artículo 41 y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador”, op. cit., pp. , 16
y ss. Este autor señala que las irregularidades principales están relacionadas con la acreditación de la
causa; la falta de noti cación al trabajador y a los representantes de los trabajadores con el preaviso
señalado y errores de procedimiento individual y no colectivo.
745
Sentencia del Tribunal Supremo, de 26 abril 2006, RJ 2006\3105.
746
REQUENA MONTES, O. “La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no respeta
lo previsto en el artículo 41 y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador”, op. cit., p. , 28.
747
REQUENA MONTES, O. “La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no respeta
lo previsto en el artículo 41 y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador”, op. cit., pp. , 51
y ss.
748
REQUENA MONTES, O. “La modi cación sustancial de condiciones de trabajo que no respeta
lo previsto en el artículo 41 y redunda en menoscabo de la dignidad del trabajador”, op. cit., pp. , 57
y ss.
749
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de las
obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41”, op. cit., pp. , 100 y
ss.
750
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de las
obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41”, op. cit., p. , 105.
751
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de las
obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41”, op. cit., p. , 105,
citando a NOGUEIRA GUASTAVINO, M., “Extinción del contrato…”, op. cit., p. 1083 (nota 295).
752
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de las
obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41”, op. cit., p. , 138.
753
TORMOS PEREZ, J.A. “Supuestos referidos a otros incumplimientos graves de las
obligaciones del empresario y la negativa a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones
cuando una sentencia declare injusti cadas las medidas de los artículos 40 y 41”, op. cit., p. , 113,
Í
citando a SEMPERE NAVARRO, A.V., SAN MARTÍN MAZZUCCONI, C., “Extinción por
incumplimiento contractual del empresario”, p. , 1183 (nota a pie 313).
754
Sentencia del Tribunal Supremo, de 3 abril 1997, RJ 1997\3047.
755
JUR\2020\124152.
756
JUR 2020\104015.
757
AS 2020\1294.
758
OJEDA AVILÉS, A; IGARTUA MIRÓ, M.T. “La dignidad del trabajador en la doctrina del
Tribunal Constitucional”, op. cit., p. , 168.
759
RODRÍGUEZ CARDO, I.A. “Dignidad, honor e intimidad en el trabajo” en Revista del
Ministerio de Empleo y Seguridad Social, nº 108 (2014), pp. 134-135.
TERCER PANEL (sesión de tarde)
Ó Ó
E. REPRESENTACIÓN Y PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES
EN LA EMPRESA
EVA GARRIDO PÉREZ
Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de Cádiz Discussant
FAUSTINO CAVAS MARTÍNEZ
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de Murcia
Ó Ó
1. IMPACTO DE LA REGULACIÓN DE LA REPRESENTACIÓN
UNITARIA EN LA MEDICIÓN DE LA MAYOR
REPRESENTATIVIDAD: IMPLICACIONES PARA LA NEGOCIACIÓN
COLECTIVA Y PROPUESTAS DE MEJORA*
HENAR ÁLVAREZ CUESTA
TU Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de León 1
1. INTRODUCCIÓN Y CONCEPTO DE REPRESENTATIVIDAD
El sistema de negociación colectiva regulado en el Título III del ET se
asienta sobre el concepto de representatividad (y mayor representatividad)
de los sindicatos2.
Este concepto “alude a una doble realidad: por un lado, a la capacidad de
una organización colectiva de sintonizar con las aspiraciones y los intereses
del grupo al que dice representar y a la aptitud del representante para captar
y transmitir adecuadamente las demandas de sus representados; y, por
otro…, a la capacidad de aquél de in uir en el comportamiento de éstos y
en la formación de las opiniones y voluntades colectivas”3; “constituyendo,
así, una técnica selectiva de sindicatos para posteriormente atribuirles
ventajas jurídicas por encima de las facultades propias del ejercicio de la
libertad sindical4, creando una “ cción” en el sentido jurídico del término5.
Las consecuencias derivadas de semejante opción son importantes: el
sindicato no sólo interviene en nombre y representación de sus a liados;
puede actuar, y de hecho lo hace, en el de toda la colectividad de
trabajadores, o de un grupo de ellos de nido por algún elemento territorial,
funcional o profesional6.
A su vez, la representatividad acude para su diseño a la audiencia
electoral obtenida en las elecciones a representantes unitarios de los
trabajadores (Título II ET).
5. PROPUESTAS DE REFORMA
Las propuestas de reforma han abordado el problema presentado desde
varias perspectivas distintas. En primer lugar, y pese a que se a rma el
satisfactorio funcionamiento del sistema de representatividad que ha
permitido mantener una amplia cobertura de la negociación colectiva y una
“capacidad muy apreciable de absorber los nuevos sectores de actividad
productiva”51, no faltan propuestas de reforma de la institución52.
Otras soluciones aportadas abogan por reformar el Título III ET, y con
ello “reforzar los vínculos entre el sindicato y la empresa”53. En
consecuencia, serían “las secciones sindicales las que asumirían de forma
exclusiva las atribuciones vinculadas a la negociación colectiva y las
relativas a las medidas de con icto mientras que el espacio natural de las
representaciones unitarias quedaría circunscrito a las competencias
informativo-consultivas y exclusivamente en el centro de trabajo”54.
Como tercera vía se propone revisar la regulación prevista en el Título II
ET, en tanto “estructuralmente di culta la convocatoria y celebración de
elecciones sindicales que no encajan en las dimensiones organizativas
diseñadas en la norma”55 y de forma mediata impide la negociación
estatutaria a nivel de empresa y priva a la supraempresarial de la debida
correlación con las unidades productivas.
Las modi caciones en el mismo han sido largamente demandadas por
autorizadas voces, que apuestan por ubicar el cómputo y ámbito de la
representación unitaria en la empresa o de forma electiva entre ambas
circunscripciones56; rebajar el umbral numérico, cuestionarse la adscripción
al centro de trabajo como unidad electoral, o extender a los trabajadores
“externos” o deslocalizados el sistema aplicable a los puestos a disposición
por una ETT57.
En n, no faltan numerosas propuestas que, sin cuestionar la institución
de la representatividad, sugieren reformar el sistema de cómputo,
vinculándolo al número de trabajadores en lugar de a la cifra de
representantes58; proponen una “recentralización de las unidades electorales,
con determinados umbrales, situando en el eje del sistema a la empresa, sin
perjuicio de que la negociación colectiva pudiera descentralizar los
representantes también a los centros de trabajo”59; o introducir el criterio de
la a liación60.
Estos cambios han sido solicitados también desde instancias europeas: los
Estados miembros de la UE deben garantizar que no existan barreras legales
para la representación colectiva formal de los trabajadores en nuevas formas
de trabajo61 (y tampoco en las formas de trabajo tradicionales, claro está).
Ó
2. LA REPRESENTACIÓN DE LOS INTERESES DE LOS
TRABAJADORES EN MATERIA MEDIOAMBIENTAL: LA CREACIÓN
CONVENCIONAL DE LOS ‘DELEGADOS MEDIOAMBIENTALES’*
SERGIO CANALDA CRIADO
Profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universitat Pompeu Fabra 62
1. LA PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LAS
CUESTIONES RELATIVAS A MEDIOAMBIENTE DESDE UNA
PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL Y ESTATUTARIA
La preocupación social por la protección del medioambiente ha devenido
en los últimos tiempos en una de las cuestiones que acaparan no sólo mayor
atención mediática, sino que además ha conseguido movilizar a nuevos
estratos de la sociedad y posicionarse dentro de la agenda política. Un
ejemplo de ello, y en lo que a nuestra disciplina atañe, la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) en la Declaración de su centenario a rma
que éste se produce «en un momento en que el mundo del trabajo se está
transformando radicalmente impulsado por las innovaciones tecnológicas,
los cambios demográ cos, el cambio medioambiental y climático y la
globalización, así como en un momento de desigualdades persistentes»63.
El art. 45.1 de la Constitución Española de 1978 reconoce que «[t]odos
tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el
desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo». Respecto de
dicho artículo, Escribano Gutiérrez a rma que el medio ambiente aparece
«como un bien jurídico constitucionalizado de cuyo disfrute son titulares
los ciudadanos y cuya conservación es una obligación que comparten los
poderes públicos y la sociedad en su conjunto»64.
A pesar de la con guración del derecho al medio ambiente adecuado
como un principio rector y no un derecho65 es importante destacar la
vinculación de la obligación para todas las instituciones así como las
personas de conservarlo en relación a la calidad de vida, lo cual ha
permitido sostener su paralelismo con el art. 129.1 CE, es decir, el derecho
de participación general de los interesados en la actividad de los organismos
públicos cuya función afecte directamente a la calidad de la vida o al
bienestar general (art. 129.1 CE)66.
Ya sea en relación con el sentido general de participación previsto en el
art. 129.1 CE o sea en relación con la lectura de la obligación prevista en el
art. 45.1 CE en un sentido omnicomprensivo, es indudable que la
participación debe ser uno de los ejes que articulen el ejercicio del derecho
al medio ambiente adecuado. Esta idea de participación entronca con la
previsión del art. 129.2 CE según la cual «[l]os poderes públicos
promoverán e cazmente las diversas formas de participación en la empresa
y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades
cooperativas».
Sobre el art. 129.2 CE, que reconoce la participación de los trabajadores
en el seno de las empresas, Rodríguez Sañudo subraya la inevitable
conexión con el art. 9.2 de la CE y concluye que «[p]or lo que se re ere
concretamente a la participación en la empresa, hay en el artículo 9 una
base su ciente para desarrollarla en la línea nalística general del precepto:
la de realizar e cazmente los derechos y libertades que la Constitución
anuncia garantizar para todos»67. Así pues, si la participación que han de
promover los poderes públicos es indisociable de la participación efectiva a
través del ejercicio de los derechos y libertades, entre ellos el del disfrute de
un medio ambiente adecuado, qué duda cabe que la participación de los
trabajadores en dicha materia es constitucionalmente respaldada. Es más,
como ha a rmado Rodríguez Ramos, el derecho a un medio ambiente
adecuado reconocido en la CE «se con gura una tutela del mismo que
vincula no sólo a los poderes públicos, sino también a los sujetos privados,
entre ellos los empresarios, como titulares de las empresas, pero también los
trabajadores y todos los ciudadanos en general»68.
Por su parte, el Estatuto de los Trabajadores (ET) prevé, en materia de
información y consulta, que el comité de empresa tendrá derecho a ser
informado trimestralmente «[s]obre la situación económica de la empresa y
la evolución reciente y probable de sus actividades, incluidas las
actuaciones medioambientales que tengan repercusión directa en el
empleo» (art. 64.2.b. ET). Así también, el art. 64.7.c ET prevé que el comité
de empresa tendrá como competencia colaborar con la dirección de la
empresa para conseguir la sostenibilidad ambiental de la empresa, «si así
está pactado en los convenios colectivos». En relación al art. 64.7.c ET, éste
constataría que el empresario es ab initio el responsable de las medidas
medioambientales que deba tomar, siendo posible que el convenio colectivo
puede incidir en el papel del comité articulando su colaboración en la
materia medioambiental. Y desde esta intervención, habrá de estarse a lo
previsto en el convenio, inclusive limitando el poder de decisión de la
empresa a través de los mecanismos de consulta y, especialmente, la
codecisión en asuntos medioambientales.
No hay que olvidar que la representación unitaria es la forma escogida
por el legislador de regular la participación de los trabajadores en la
empresa y es concretamente un derecho básico de los trabajadores (art. 4
ET), por lo que este derecho de colaboración debe incardinarse en el más
general derecho de participación. Así, hemos de atender al hecho de que
ambas previsiones, la del art. 64.7.c ET y la 64.2.b ET, se incluyeron tras la
modi cación del artículo en 200769, cuando se dio transposición a la
Directiva 2002/14/CE70. Curiosamente, esta Directiva no menciona la
materia medioambiental por lo que es incontrovertido que fue el legislador
nacional quien ingresó dicha materia especí camente como objeto del
ejercicio del derecho de información y consulta, seguramente para
potenciarla como posible materia de estos procedimientos. En este caso, la
fórmula por la que se optó para incluirla fue la de modular la competencia
del comité en términos de ‘colaboración’ entre los representantes de los
trabajadores y el empresario a través del requisito de que se hubiera pactado
ésta en el convenio colectivo de aplicación.
Por otro lado, en relación la participación de los trabajadores, no
podemos olvidar que «las cuestiones relacionadas con la prevención de
riesgos en el trabajo» es un ámbito dónde los trabajadores tienen derecho a
participar, de acuerdo con art. 34.1 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (LPRL). Así, el mismo precepto reconoce que la participación de
los trabajadores se canalizará a través de sus representantes –entendiendo
por éstos a los Comités de Empresa, a los Delegados de Personal y a los
representantes sindicales– y de la representación especializada, es decir, los
Delegados de Prevención como «representantes de los trabajadores con
funciones especí cas en materia de prevención de riesgos en el trabajo»
(art. 35.1 LPRL). Es más, el art. 35.4 LPRL permite ampliar las
competencias del Delegado de Prevención, pues en la negociación colectiva
o mediante los acuerdos interprofesionales (art. 83.3 ET) se podrá acordar
que las competencias reconocidas a los Delegados de Prevención sean
ejercidas «por órganos especí cos creados en el propio convenio o en los
acuerdos citados», los cuáles «podrán asumir, en los términos y conforme a
las modalidades que se acuerden, competencias generales respecto del
conjunto de los centros de trabajo incluidos en el ámbito de aplicación del
convenio o del acuerdo, en orden a fomentar el mejor cumplimiento en los
mismos de la normativa sobre prevención de riesgos laborales».
En los últimos años ha proliferado la regulación a través de la
negociación colectiva de los denominados ‘delegados medioambientales’,
los cuales aparecen como una nueva expresión de la representación de los
trabajadores y, por tanto, de su participación en la empresa.
Ó Ó
3. LA RENOVACIÓN DE LA ACCIÓN SINDICAL ANTE LAS
TRANSFORMACIONES DEL LUGAR DE TRABAJO
CARMEN FERRADANS CARAMÉS*
Profesora TU Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Cádiz 114
1. INTRODUCCIÓN
El Derecho del Trabajo fue concebido y construido sobre los viejos
presupuestos del trabajo asalariado surgido de la revolución industrial y,
actualmente, asistimos a la expansión de una nueva etapa con características
muy distintas, que demanda la adaptación de la legislación laboral a la
notoria transformación y complejidad del vigente entramado laboral. Por
ello, el marco legal no debe ignorar el desafío que presentan realidades
laborales de plena actualidad, que rompen la concepción tradicional del
tiempo y del lugar de trabajo.
En este contexto, en un entorno laboral cambiante, con una fuerte
evolución de la internacionalización y la digitalización de la economía, la
gura del trabajador se aleja de los estándares precedentes, el trabajador
típico con un contrato inde nido a tiempo completo que desarrolla sus
servicios en un centro de trabajo, va aminorando su presencia en el conjunto
del mercado de trabajo, y se extiende cada vez más un modelo de
contratación exible, en el que no sólo abundan contratos de trabajo
temporales y a tiempo parcial, sino también nuevas formas de trabajar:
freelance, teletrabajadores, contratos zero hours, trabajadores al servicio de
plataformas colaborativas115, en las que en ocasiones es difícil identi car un
centro de trabajo de adscripción. Simultáneamente, el tejido productivo
contiene cada vez más empresas que se alejan del patrón tradicional de la
gran empresa que aglutinaba la totalidad del proceso productivo y de los
trabajadores, y se con gura bajo la forma de redes de empresas,
caracterizadas por una multiplicidad de empresas principales y contratas y
subcontratas, franquicias, empresas de la economía colaborativa,
plataformas digitales… En este escenario, además, existe una amplia
mayoría de unidades productivas de pequeñas dimensiones, muchas de ellas
derivadas de la implantación de fórmulas diversas de descentralización y
deslocalización productiva y de formas de trabajo ligadas a las nuevas
tecnologías.
La denominada “cuarta revolución industrial”116 está teniendo, por ende,
un impacto importante en el mercado laboral, afectando tanto a la
reorganización de las estructuras productivas como a la con guración de los
derechos de los trabajadores. Así, en aras de la competitividad y la
productividad empresarial, se están produciendo ciertas quiebras en los
derechos sociales, que provocan, entre otros efectos, el incremento de los
denominados trabajadores pobres117 y de las contrataciones atípicas. En este
sentido, la Resolución del Parlamento Europeo de 10 de octubre de 2019,
sobre políticas en materia social y de empleo en la zona del euro, enfatiza
que “son necesarias políticas e caces para englobar las diversas formas de
empleo y proteger adecuadamente a los trabajadores de los abusos, la
discriminación y la pobreza”, y que “un diálogo social uido es un
instrumento clave en la con guración de las condiciones de trabajo, con la
participación de diversos actores en distintos niveles, y que equilibra los
intereses de los trabajadores y los empleadores y contribuye a la
competitividad económica y a la cohesión social”.
En este contexto, a nuestro juicio, es necesario diseñar políticas públicas
que contribuyan a la mejora de la calidad del trabajo, a garantizar unos
salarios adecuados, y que promuevan la salud y el bienestar de los
empleados, en línea con las orientaciones que provienen tanto de la Agenda
2030, que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la
Organización de Naciones Unidas (ONU)118, como del Programa del
Trabajo Decente adoptado por la Organización Internacional del Trabajo
(OIT). Y a este objetivo también debe coadyuvar la labor de la
representación de los trabajadores que, en un entorno laboral en continua
transformación, debe adaptar sus estructuras, su funcionamiento y sus
estrategias a toda una serie de nuevas realidades laborales, en pos de la
defensa de los derechos laborales de los trabajadores.
5. CONCLUSIONES
Las sustanciales transformaciones de la economía y el mercado laboral
han derivado en el surgimiento de amplios cambios en la gura del centro
de trabajo. En un contexto de expansión de empresas tecnológicas,
globalizadas y en ocasiones deslocalizadas, el centro de trabajo en bastantes
casos empieza a diluirse, provocando ello amplias repercusiones en los
trabajadores, ya sea a la hora de ser considerados como asalariados por
cuenta ajena o por cuenta propia, en la determinación de sus condiciones
laborales, en la aplicabilidad de la normativa de prevención de riesgos
laborales, o en la operatividad de las reglas de derecho colectivo del trabajo.
Como se ha advertido, en el derecho del trabajo clásico se parte de la
premisa de que el trabajador está vinculado a un determinado lugar de
trabajo, y con las nuevas circunstancias existentes concurre un punto de
in exión en esta materia, que deberá ser permeabilizado en la legislación,
que precisa reformas de cierta envergadura.
En el ámbito del derecho sindical, es evidente que el sindicato, tanto a
nivel nacional como internacional, debe seguir cumpliendo la tarea asignada
desde años atrás, la tutela de los derechos e intereses de los trabajadores
desde múltiples perspectivas, coadyuvando a gestionar los cambios
derivados de un nuevo escenario productivo. Para ello deberá renovar y
modernizar sus medios de acción sindical, tanto en el ámbito de la
representación de los trabajadores, como en el de la negociación y el
con icto colectivo. Por ejemplo, deberá adaptarse a la emergencia de
novedosos tipos empresariales y de nuevas formas de trabajo como las
vinculadas a plataformas colaborativas, you tubers…
A nuestro juicio, es importante que estos cambios sean acompañados de
ciertas reformas legislativas. Y mientras, para tender puentes hacia ese
nuevo horizonte productivo, solo queda esperar que tanto la negociación
colectiva como los tribunales procuren aportar, en la medida de lo posible,
soluciones que generen cierta seguridad jurídica, adaptando las normas a la
realidad social del tiempo en el que se aplican.
Ó
4. LA DIGITALIZACIÓN EN LAS EMPRESAS: UN RETO PARA LA
REPRESENTACIÓN DE LOS TRABAJADORES
MARÍA BEGOÑA GARCÍA GIL
Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Rey Juan Carlos de Madrid
1. DIGITALIZACIÓN Y TRABAJO
La digitalización de la sociedad, entendida como el proceso por el que
toda persona tiene a su alcance uno o varios dispositivos con los que crear,
presentar, transportar o almacenar información mediante la combinación
de bits, no escapa del mundo del trabajo. Quedando claro que la perspectiva
no quiere ser catastro sta sino, por el contrario, establecer líneas de
solución mediante herramientas determinadas. No obstante, es obvio, que
esta realidad conlleva aspectos positivos y negativos; en este sentido, se
convierte en un reto para las empresas, trabajadores y sus representantes,
tanto para su organización y desarrollo productivo como para la relación
con el capital humano.
Los desafíos de la digitalización del trabajo se extienden a todos los
agentes sociales: empresas, trabajadores, sindicatos, políticos y, como no, a
la sociedad en general. En 2018150, se publicó un estudio en el que se dio
realidad a unos hechos que ya se sospechaban; España estaba a la cabeza de
los países europeos en volumen de empleo en plataformas digitales, un 17%
de las personas en edad de trabajar se encuentra realizando actividades por
medio de ellas. De forma más reciente, en 2019151 se analizó por diversos
expertos el impacto de la digitalización en la situación de las personas
trabajadoras, en concreto, sobre la protección de sus derechos. De la misma
forma en lo que respecta a la naturaleza jurídica de las relaciones laborales
vinculadas a la digitalización, algunos especialistas en Derecho del Trabajo
se han planteado la ubicación de la nota de dependencia ya que las personas
ofrecemos bienes y servicios al mercado para “satisfacer las necesidades, no
del que trabaja, sino de la persona o entidad a favor de la cual se prestan los
servicios”152.
Desde una perspectiva determinativa el ámbito laboral se encuentra
enmarcada en un contexto donde emergen tres elementos sobre los que se
debe incidir encontrando herramientas correctoras que resulten e caces:
El primero, la digitalización, entendida como el uso de sensores y
dispositivos de procesamiento para transformar el denominado proceso de
producción físico en información digital, y aprovechar así las
signi cativamente mejoradas posibilidades de procesar, guardar y
comunicar la información digital.
El segundo, la automatización, en otras palabras, la sustitución de la
mano de obra humana por máquinas para tareas dentro de los procesos de
producción y distribución. Hoy en día, el uso de tecnologías digitales
permite el aumento de tareas que se pueden automatizar.
El tercero y último, la plataformización que se re ere al uso de redes
digitales para coordinar las transacciones económicas de tipo comercial
como no comerciales, y su contenido incluye tanto bienes como servicios.
Los servicios intercambiados pueden ser: tareas de cualquier tipo como
físicas, intelectuales o sociales y el lugar donde esas tareas se desarrollan ya
sea en una localización concreta o virtual.
Para hacernos una idea del impacto de la digitilazación en el mercado de
trabajo el Observatorio del empleo de la OCDE en 2019, nos a rma que
más de la mitad de los puestos de trabajo en España se van a ver
notablemente afectados por la automatización y la digitalización laboral: el
21,7% está “en riesgo de desaparecer” por la automatización y el 30,2 %
puede sufrir “cambios signi cativos”153. Según sus estimaciones, la
situación en España es algo peor que en la media de sus 36 países
miembros. Sólo Grecia, Eslovenia y Eslovaquia presentan un riesgo mayor
que nuestro país. En el cómputo global los empleos en riesgo de
desaparecer son el 14,7 % en España. En los extremos se sitúan Eslovaquia
con un 33,6 % de trabajos en riesgo frente a Noruega donde apenas llega al
5,7 %“. El informe advierte sobre el posible deterioro de la “calidad y la
equidad” en el mercado laboral.
Con todo ello, el derecho del trabajo debe afrontar nuevos retos utilizando
viejas herramientas como es la negociación colectiva, la formación continua
y la protección social para mitigar el impacto.
Ó
5. LEGITIMACIÓN PARA NEGOCIAR CONVENIOS COLECTIVOS EN
EMPRESAS SIN REPRESENTACIÓN UNITARIA. SOLUCIONES
(LIMITADAS) DESDE LA JURISPRUDENCIA Y APUNTES PARA
UNA POSIBLE REFORMA
MIRENTXU MARÍN MALO
Profesora Asociada Doctora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad Pública de Navarra
1. INTRODUCCIÓN
En España existe un doble canal de representación de los trabajadores en
la empresa, compuesto, por una parte, por la representación unitaria
(delegados de personal y comité de empresa) y, por otra, por la
representación sindical en la empresa (delegados y secciones sindicales)186.
Esta doble vía de representación no supone, como cabría esperar, un reparto
de funciones y competencias, sino que entre ambas concurre una sustancial
identidad de funciones entre las que se incluyen las competencias de
información y consulta, negociación y con icto colectivos187.
El presente texto pretende abordar la problemática que surge de este
sistema de representación de los trabajadores en materia de negociación
colectiva; en concreto, con relación a la negociación de convenios
colectivos de empresa o ámbito inferior a esta. Y, cómo se verá, las
disfuncionalidades de este modelo en la práctica son muchas y muy
evidentes, pues aunque se establezcan dos canales diferenciados de
representación, en la práctica la normativa hace que estén vinculados de
manera directa, dependiendo siempre un canal de representación del otro.
Para ello se analizará, en primer lugar, la regulación actual relativa a la
legitimación social para la negociación de convenios colectivos de empresa
o ámbito inferior. Es decir, por una parte, se estudiará la legitimación de la
representación unitaria y por otra la de la representación sindical en la
empresa, poniendo así de mani esto los problemas derivados de la dualidad
del modelo de representación de los trabajadores español, así como de otros
derivados del tamaño de las empresas.
Posteriormente, se las sentencias de referencia en la materia que han
intentado dar solución al problema de la legitimación social para la
negociación de este tipo de convenios colectivos en empresas sin
representación unitaria o sindical y, por último, se señalarán las limitaciones
normativas que se encuentran a la hora de resolver estos problemas. Se
plantearán, así mismo, algunas posibles soluciones que precisan, sin duda,
de una reforma del Título II del RDL 2/2015, de 23 de octubre, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores (en
adelante, TRET), con el objetivo de adaptar la regulación de la
representación de los trabajadores en la empresa al nuevo modelo de
organización productiva y a la nueva realidad del centro de trabajo.
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Ó
6. LA REPRESENTACIÓN COLECTIVA DE LOS TRABAJADORES EN
EL ENTORNO EMPRESARIAL DIGITAL: ¿VIEJAS FÓRMULAS PARA
NUEVAS REALIDADES?
Mª ROSA MARTÍN MUÑOZ
Becaria de Investigación FPU Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Granada
1. INTRODUCCIÓN: LAS NUEVAS FORMAS DE TRABAJO EN LA
ERA DIGITAL
La constante innovación tecnológica ha dado lugar a la llamada
“economía de las plataformas”, término con el que se pretende designar a la
variedad de realidades posibles que emergen del uso de las plataformas
digitales. Un fenómeno que está provocando importantes cambios en el
mundo del trabajo, ya no solo en el plano individual, sino también en el
plano colectivo.
En el contexto de la “economía de las plataformas” se distinguen tres
modelos económicos de intermediación diferentes: la economía
(puramente) colaborativa, la economía bajo demanda y la economía de
acceso220.
En la economía (puramente) colaborativa la actividad está inspirada en
los principios de economía social y pensada realmente para compartir o
intercambiar bienes o recursos ya existentes e infrautilizados; los
proveedores actúan como particulares y no como profesionales; y la
transacción se realiza mediante una plataforma digital que actúa como una
simple intermediaria. Tal es el caso de BlaBlaCar, una plataforma digital
que permite poner en contacto a los pasajeros que quieren hacer un
determinado viaje con los conductores particulares que lo van a realizar y,
de este modo, puedan compartir el gasto que genera el trayecto. No cabe
duda de que en este supuesto concurre un claro componente colaborativo,
en la medida en que lo realmente relevante es el bien compartido (la
prestación del servicio es accesoria): El propietario del vehículo va a
realizar el viaje en cualquier caso, con independencia de que otros sujetos
estén interesados. De modo que no nos encontramos ante un servicio de
transporte donde los posibles pasajeros deciden el destino y el conductor
presta el servicio, sino ante la infrautilización del vehículo –quedan plazas
libres– para un viaje que se va a realizar de todas formas.
Por su parte, la economía bajo demanda integra aquellas plataformas que
disponen de un gran número de prestadores de servicios, los cuales están a
la espera de que un consumidor solicite un servicio221. Este modelo agrupa
dos formas de trabajo: el crowdwok online y el crowdwork of ine222.
El crowdwok online se basa en la existencia de plataformas digitales que
llegan a conectar a una pluralidad de personas –clientes y prestadores de
servicios– de todo el mundo–. Su principal característica consiste en que se
puede realizar todo el trabajo de forma virtual, esto es, en el ciberespacio,
muchas veces de forma anónima y gobernado principalmente por acuerdos
privados impuestos por la plataforma223. La forma habitual de retribución es
el destajo, ya que se paga por tarea realizada con independencia del tiempo
empleado224. El trabajo se desarrolla mediante tareas de naturaleza muy
diversa. Normalmente se trata de “micro-tareas” o microtaks: actividades
extremadamente repartidas, monótonas y poco importantes, si bien con
características que superan la comprensión de la inteligencia arti cial. En
otras ocasiones, en cambio, se trata de trabajos de mayor entidad y
complejidad225. Un ejemplo sería Crowd ower (ahora conocida como
Figure Eight) que proporciona, entre sus servicios, la transcripción,
categorización y producción de textos para descripciones de producto. A la
luz de esta nueva forma de trabajo podría decirse que nos hallamos ante una
especie de taylorismo del siglo XXI. Recordemos que la organización
cientí ca del trabajo de Frederick Taylor (1911) se caracterizó por dividir la
producción en pequeñas tareas asignadas a cada uno de los asalariados.
Ahora, con las nuevas tecnologías, la subdivisión del trabajo conlleva una
especie de cadena de montaje virtual, donde las tareas se dividen para ser
simpli cadas quedando el trabajador formado como un mero supervisor226.
En cuanto a la segunda variante de la economía bajo demanda, el
crowdwork of ine, hace referencia al ofrecimiento y a la asignación de
actividades relacionadas con trabajos más tradicionales como transporte,
limpieza, lavandería personal, reparación de aparatos electrónicos, comida a
domicilio, etc., siempre mediante la utilización de aplicaciones móviles –
apps–. La empresa encargada de dichas aplicaciones generalmente
interviene para asegurar unos estándares mínimos de calidad en el servicio
y la selección y gestión de la mano de obra227. Su rasgo más distintivo reside
en que la actividad requiere de una ejecución local y física (la
intermediación es virtual pero la prestación del servicio es presencial)228.
Exponentes de esta modalidad son Uber, Deliveroo o Glovo.
En tercer y último lugar nos encontramos con la economía de acceso que
comprende “aquellas iniciativas cuyo modelo de negocio implica la
comercialización del acceso a bienes y servicios, no su tenencia. Se trata de
un alquiler temporal en lugar de una venta de nitiva”229. En este modelo se
integraría carsharing, que permite compartir un coche, propiedad de la
empresa titular de la plataforma, entre varias personas de manera no
simultánea.
De nidos los tres modelos económicos de intermediación –economía
colaborativa, economía bajo demanda (crowdwork online y el crowdwork
of ine) y economía de acceso–, cabe señalar que este trabajo centra su
atención en la economía bajo demanda (y más especialmente, en su segunda
variante), pues es la que está planteando mayores interrogantes jurídicos. En
la medida en que constituye un ámbito especialmente complejo en el que,
hoy por hoy, la legislación laboral observa pero no actúa, conviene analizar
si esta debiera intervenir y de ser así, cómo y con qué alcance. A tal efecto,
la primera cuestión a resolver va a ser la de determinar la naturaleza de la
relación que une a los prestadores de servicios con las plataformas digitales
(en la práctica, los titulares de las plataformas vienen alegando que
únicamente son una base de datos donde clientes y prestadores pueden
encontrarse –puede ser así en ciertos casos, pero discutible en muchos
otros– y en base a ello han venido cali cando a éstos últimos como
trabajadores autónomos230 (en muchas ocasiones como TRADEs231),
estableciendo con ellos un vínculo de naturaleza civil o mercantil, evitando,
de esta forma, la aplicación del Derecho del Trabajo232); para después
examinar si existe la posibilidad de reclamar para esta nueva forma de
trabajo la existencia de mecanismos de representación colectiva que
permitan defender y promocionar los intereses de los trabajadores de
plataformas.
4. CONCLUSIONES
La masiva y generalizada incorporación de las tecnologías de la
información y comunicación en el ámbito de las relaciones productivas ha
transformado por completo la sociedad del trabajo253. En un periodo de
tiempo relativamente breve se ha pasado de un modelo de empresa fordista
caracterizada por la concentración de un gran número de trabajadores en un
centro de trabajo físico con una estructura organizativa jerarquizada a un
modelo de empresa descentralizada en la que la mayor parte de las tareas
productivas se externalizan a terceros con la clara nalidad de reducir costes
y maximizar bene cios para nalmente llegar a un tercer estadio: un
mercado abierto en donde convergen nuevos modelos organizativos
empresariales que, articulados a través de plataformas digitales, favorecen
la eliminación de la realidad física del centro de trabajo. Esto supone un
nuevo reto para las instituciones del Derecho del Trabajo colectivo, por
cuanto que están construidas sobre el paradigma de la empresa tradicional.
Desde luego, el marco jurídico de la instancia representativa ordenada en
el Título II del ET, que pivota sobre el concepto de centro de trabajo,
deviene claramente poco adaptado a las nuevas estructuras empresariales,
caracterizadas por una extrema descentralización y una progresiva
desaparición de la dimensión física del centro de trabajo.
En el nuevo contexto empresarial, aun siendo posible la identi cación
espacial y funcional de una plataforma digital como centro de trabajo con
autonomía organizativa, siguen surgiendo di cultades en torno a la
cuanti cación del personal a efectos de designar a sus representantes
unitarios. Elementos como el número de representantes a elegir o la
identi cación de los electores y elegibles, teniendo presente que el ET pone
el acento en la antigüedad del trabajador y no en el tiempo de prestación de
servicios, comprometen la efectividad de esta institución. Todas estas
di cultades exigen una revisión y actualización de las reglas contenidas en
el ET que delimitan los posibles ámbitos prestacionales donde ubicar
órganos de representación unitaria.
A día de hoy, la representación sindical con gurada en la LOLS se alza
como la mejor alternativa para la protección colectiva de estos trabajadores.
La a liación de quienes prestan servicios vía plataformas digitales (ya sean
trabajadores por cuenta ajena o trabajadores autónomos en los términos
señalados en este trabajo) a un sindicato permite la constitución de
secciones sindicales en el seno de las plataformas. En este caso, las
di cultades de integración de los trabajadores en estas estructuras
representativas se diluyen al estar reguladas con un carácter
extraordinariamente amplio. También debe tenerse presente que en este
caso la jurisprudencia ha sido mucho más permisiva. Las sentencias del TS
de 18 de julio de 2014 (Rec. 91/2013) y 366/2018, de 25 de enero (Rec.
30/2017) constituyen los ejemplos más claros. En ellas se ha venido a
trasladar el razonamiento del artículo 8 de la LOLS a la interpretación del
artículo 10.1 de la LOLS, expandiendo los límites de la libertad de
organización interna de los sindicatos y permitiendo la auto-elección del
censo electoral que más le convenga.
Ahora bien, como ha quedado patentado en este trabajo, para favorecer y
reforzar la presencia de estos órganos de representación sindical en los
nuevos escenarios digitalizados, estos deberán intervenir en el núcleo
decisional y gestional de la plataforma ejerciendo los derechos de
información y consulta, lo que requiere contar con medios o instrumentos
adecuados (recursos informáticos o digitalizados). Ello pasa, a la espera de
una reformulación legal, por la necesidad de efectuar una reinterpretación
de las garantías instrumentales previstas en la norma.
En cualquier caso, y sin perjuicio de lo dispuesto hasta el momento, no
creo que deba descartarse, dadas las discrepancias existentes en sede
judicial sobre el carácter laboral o autónomo de los servicios prestados por
los trabajadores de plataformas y la creencia por parte de algún sector
doctrinal de que estos sujetos son auténticos trabajadores autónomos, la
opción de regular de forma conjunta los derechos de participación y
representación de los trabajadores digitales (ya sean asalariados, ya sean
autónomos). Pues como bien indica Guerrero Vizuete254 “La protección
conjunta de trabajadores autónomos y asalariados a liados al mismo
sindicato y que prestan servicios en similares condiciones permitirá
responder mejor a sus necesidades, abandonándose un modelo
representativo sometido a una parcelación inoperante en bene cio de un
sistema sindical de coordinación que garantice una representación y acción
colectiva e caz”.
En de nitiva, queda claro que la era digital reivindica si no un nuevo
sindicalismo, sí uno adaptado a los cambios y alteraciones que re ejan las
nuevas realidades empresariales, los nuevos modelos de negocio, las nuevas
formas de prestación y organización del trabajo.
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Ó
7. EL SISTEMA EUROPEO DE INFORMACIÓN Y CONSULTA DE LOS
TRABAJADORES EN LAS EMPRESAS MULTINACIONALES*
JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ BRAVO DE LAGUNA
Profesor Ayudante Doctor
Universidad de La Laguna 255
1. INTRODUCCIÓN
En España existe, básicamente, una doble vía de representación de los
trabajadores en la empresa, los representantes unitarios y los representantes
sindicales. Su ámbito de actuación se centra en las empresas de dimensión
nacional. Ahora bien, son numerosas las compañías que han expandido sus
actividades por varios Estados miembros de la Unión Europea. En este
contexto, los mecanismos nacionales de información y consulta a los
trabajadores resultan insu cientes. Para salvaguardar estos derechos en el
ámbito supranacional, se creó la gura del comité de empresa europeo, del
cual se ocupó la Directiva del Consejo 94/45/CE, de 22 de septiembre,
siendo su transposición a nuestro ordenamiento mediante la Ley 10/1997,
de 24 de abril, sobre derechos de información y consulta de los trabajadores
en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria (en
adelante LIEC).
Este marco legal fue objeto de revisión mediante la Directiva
2009/38/CE, de 6 de mayo, modi cando la Ley 10/1997. Uno de los
objetivos que perseguía la nueva Directiva era favorecer la creación de
nuevos comités de empresa europeos, aspecto que como comprobaremos no
se ha logrado.
Con la publicación del nuevo texto refundido del ET el pasado año 2015
se desaprovechó la oportunidad para integrar en el mismo el texto de la Ley
10/1997, lo cual hubiera servido para su mejora y actualización. El comité
de empresa europeo constituye un área de negociación y representación
supranacional, algo esencial en las empresas multinacionales, donde los
problemas de los trabajadores en no pocas ocasiones traspasan fronteras y
necesitan de soluciones más allá del ámbito local. El valor añadido que
proporciona este órgano no ha sabido valorarse hasta el momento.
El limitado alcance que ha tenido la Directiva a la hora de fomentar su
implantación justi ca el objetivo de esta comunicación, mediante la cual se
llevará a cabo un análisis de su régimen jurídico planteando propuestas de
mejora.
Ó
EMPRESAS DE DIMENSIÓN COMUNITARIA
El ámbito subjetivo de la Directiva 2009/38/CE y de la LIEC se de ne en
base al concepto de empresa o grupo de empresas de dimensión
comunitaria. Se entiende por empresa de dimensión comunitaria a aquella
que emplee al menos a 1.000 trabajadores en los Estados miembros,
siempre que por lo menos en dos Estados miembros diferentes se empleen a
150 personas en cada uno256.
Asimismo, la normativa se dirige a los grupos de empresas, si bien no a
todos, sino únicamente a los que tengan dimensión comunitaria,
delimitando de ese modo su propio concepto de grupo257. Se entenderá por
tal al formado por una empresa que ejerce el control y por una serie de
empresas controladas por ésta258. La determinación de cuál es la empresa
que ejerce el control se lleva a cabo en el artículo 4 de la LIEC, según el
cual será aquella que ejerce “una in uencia dominante… por motivos de
propiedad, participación nanciera, estatutos sociales u otros”. Una
delimitación extensa que incluye todas las formas posibles de in uencia
efectiva en la gestión empresarial259.
Este concepto genérico se complementa con tres presunciones iuris
tantum de control del grupo, contenidas en el primer párrafo del mismo
precepto: en primer lugar, cuando se posea la mayoría del capital social; en
segundo lugar, cuando se ostente la mayoría de los derechos de voto; y, en
tercer lugar, cuando se tenga la facultad de nombrar a la mayoría de los
miembros del órgano de administración. De enorme trascendencia es el
párrafo siguiente, en el que se expone el orden jerárquico de estos criterios
cuando dos o más empresas del grupo cumplan uno o varios de ellos. Así,
entiende el legislador que la facultad de nombrar a la mayoría de los
miembros del órgano de administración resulta prioritaria respecto a la
posesión de la mayoría de los derechos de voto y ésta a su vez respecto a la
posesión de la mayoría del capital social. Con dicha ordenación jerárquica
de los criterios, la ley privilegia el de la in uencia efectiva en la gestión
empresarial260.
Y, en n, para que el grupo de empresas tenga dimensión comunitaria, se
requiere que al menos dos empresas del grupo tengan presencia en Estados
miembros distintos, quedando excluidos los grupos de empresas nacionales.
Igualmente se exige que el grupo emplee al menos a 1.000 trabajadores en
los Estados miembros, y que al menos una de las empresas emplee a 150
trabajadores en un Estado miembro y otra emplee a otros tantos en otro
Estado miembro261.
7. EL ACUERDO DE CONSTITUCIÓN
La constitución del comité de empresa europeo será decidida y regulada
nalmente por el acuerdo al que se llegue entre la dirección central y la
comisión negociadora designada a tal n. El acuerdo de constitución del
comité de empresa europeo será la pieza clave para su funcionamiento.
También será posible acordar, en vez de la constitución de un comité de
empresa europeo, el establecimiento de uno o más procedimientos de
información y consulta a los trabajadores “sobre aquellas cuestiones
transnacionales que puedan afectar considerablemente a sus intereses”301.
La Directiva concede libertad a los representantes de trabajadores y
empresarios a la hora de de nir las atribuciones del comité. Únicamente se
delimitan sus funciones esenciales, así como algunos derechos y
obligaciones básicos. El legislador podría haber ido más allá en la
transposición de la Directiva, concretando las reglas básicas de la misma,
pero no ha sido así.
Así las cosas, el acuerdo alcanzado entre la comisión negociadora y la
dirección central deberá formalizarse por escrito bajo sanción de nulidad y
presentarse ante la autoridad laboral para su registro, depósito y
publicación302. Tendrá e cacia erga omnes, por cuanto obligará a todos los
centros de trabajo de la empresa y a todas las empresas del grupo incluidos
en su ámbito de aplicación, así como a sus trabajadores durante toda su
vigencia303. Tal e cacia general contribuye a proporcionar una adecuada
seguridad a las partes y a terceros afectados304.
Por último, el contenido mínimo del acuerdo305, se concreta en los
siguientes aspectos: las partes que lo conciertan; los centros y empresas
afectados; la composición del comité, el número de sus miembros y su
distribución, teniendo en cuenta, dentro de lo posible, que exista una
representación equilibrada por actividades, categoría y sexos306; la duración
del mandato; las atribuciones; el régimen de reuniones; así como los
recursos nancieros y materiales asignados para el cumplimiento de sus
funciones. Y, en n, el acuerdo también determinará su período de vigencia,
así como las condiciones de modi cación, denuncia, prórroga y
renegociación307.
Ó É
9. LA IMPLANTACIÓN DE COMITÉS DE EMPRESA EUROPEOS
TRAS LA DIRECTIVA 2009/38/CE
Como ya expusimos, uno de los objetivos de la Directiva 2009/38/CE era
incrementar el número de comités de empresa europeos. En el año 2011 se
estimó que de las 2.400 empresas multinacionales que estaban en el punto
de mira de la Directiva únicamente 917 contaban con un comité de empresa
europeo, lo que suponía el 38% de las mismas311. Además, se detectó que
existían diferencias considerables entre ellos. Una de las causas de esta
implantación tan heterogénea es que la Directiva deja un amplio margen de
maniobra a las partes sobre los términos que deben conformar el contenido
del acuerdo de constitución.
Actualmente la situación no ha variado sustancialmente respecto de 2011.
Según datos publicados por el Instituto Sindical Europeo el número de
comités de empresa europeos activos en 2020 asciende a 1148312. Si
atendemos al sector de actividad en el que operan las empresas o grupos de
empresas con comité de empresa europeo se detecta que se localizan
especialmente en el sector de la metalurgia, los servicios y la química313, es
decir, sectores con una larga tradición sindical. Haber contemplado el
legislador un concepto de empresa de dimensión comunitaria tan
constrictivo, basada en un umbral mínimo de trabajadores y de implantación
en el territorio, no ayuda a que empresas de sectores menos estables y con
un desarrollo más reciente se vean rápidamente involucradas en la
aplicación de este modelo de información y consulta314.
Esta radiografía se completa teniendo en cuenta que la mayoría de las
empresas con comité de empresa europeo tienen su dirección central en
Alemania, Estados Unidos, Francia y Reino Unido. Tan solo 17 de las
empresas con este mecanismo de información y consulta transnacional
tienen su dirección central en nuestro país. Pero no solo es reducido el
número de comités de empresa europeos constituidos en España, sino que
los existentes son escasamente innovadores y se limitan a asumir el régimen
subsidiario previsto en la Directiva315.
El limitado número de comités de empresa europeos presentes en España
se explica por dos factores. Por un lado, por el peculiar tejido empresarial
español, donde las empresas de gran tamaño y dimensión comunitaria son
la excepción. Y, por otro lado, porque en nuestro país los trabajadores ya
cuentan con una doble vía de representación, unitaria y sindical316.
A nivel comunitario los motivos que se han detectado como justi cativos
de la baja implantación de comités de empresa europeos son
fundamentalmente tres317. En primer lugar, la falta de información de los
representantes de los trabajadores sobre la posibilidad de su constitución.
No existe una base de datos able que enumere de forma completa las
empresas europeas atendiendo al número de empleados. Además, las
empresas no facilitan el seguimiento sobre su estructura y composición a
efectos de determinar si procede o no la constitución del comité de empresa
europeo. En segundo lugar, ni las empresas ni los sindicatos han sido
proclives a impulsarlos, las unas por los costes y burocracia que acarrean, y
los otros por no limitar su papel nacional, de mayor repercusión. Y, en
tercer lugar, a la hora de tener en cuenta el valor añadido que proporciona,
así como los costes y recursos necesarios, juega un papel fundamental la
falta de claridad de la ley al de nir aspectos como las responsabilidades y
obligaciones de las partes, así como la ausencia de sanciones en caso de
incumplimiento.
El comité de empresa europeo constituye una pieza clave para abordar
con éxito decisiones empresariales tales como las reestructuraciones, al
permitir contar con dos guras que se estiman esenciales. Así, permite
contar con la gura del experto o consultor, que analiza la información
facilitada por la compañía a los trabajadores, y que es retribuido por la
propia organización. Adicionalmente, estará presente un coordinador
sindical europeo, designado por los miembros de los distintos países del
comité, que facilita la relación con la empresa en los momentos previos a la
reestructuración.
En nuestro país encontramos ejemplos de los bene cios que proporciona
disponer de este mecanismo de información y consulta transnacional en
procesos de reestructuración. Tal ha sido el caso de la empresa
Thyssenkrupp Galmed, perteneciente al sector del metal, que procedió al
cierre de su centro en la localidad de Sagunto. Su impacto en los
trabajadores fue de menor entidad gracias a la negociación llevada a cabo
por el comité de empresa europeo, que pactó un plan de formación de dos
años en centros alemanes para más de cincuenta empleados españoles, con
el objeto de llevar a cabo su posterior recolocación en otras fábricas.
Asimismo, debe destacarse el papel transcendental que han venido
asumiendo estos órganos de representación en materia de negociación
colectiva, por cuanto sus funciones han trascendido de la información y
consulta para elevarse a la negociación de convenios colectivos
transnacionales. Ello a pesar de que su legitimación como sujetos
negociadores no se sustenta en una norma legal, de hecho, la Comisión
Europea ha manifestado que “no tienen ninguna capacidad de negociación
formal” ni “son un órgano de negociación”318. Dicho razonamiento ha sido
el seguido hasta el momento por el TS al negar tal competencia319. Esta
circunstancia implica que el acuerdo que se pueda alcanzar no goza de
ninguna garantía de efectividad, proponiéndose lege ferenda una regulación
comunitaria que admitiera la legitimación negociadora transnacional de los
comités de empresa europeos320.
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8. EL CAMINO DE LA NEGOCIACION EN LOS PLANES DE
IGUALDAD
ÁLVARO JAVIER SAN MARTÍN RODRÍGUEZ
Alumno de Doctorado en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de León
1. INTRODUCCIÓN
Los discretos resultados de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para
la igualdad efectiva de mujeres y hombres (en adelante LOI) empujaron al
Gobierno de España a la elaboración de un nuevo texto articulado integral y
transversal en materia de empleo y ocupación, con las garantías necesarias
para hacer efectivo el principio de igualdad de trato y de oportunidades, en
base en los artículos 9.2 y 14 de la Constitución Española. Este texto fue el
Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía
de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el
empleo y la ocupación (en adelante RDL 6/2019) y en su Exposición de
Motivos resaltaba la necesaria actuación por parte del Estado de hacer
frente a la situación de desigualdad y visible brecha salarial, así como a la
fuerte discriminación que está sufriendo la mitad de la población española.
La medida estrella para lograr estos objetivos fueron los reforzados planes
de igualdad, respecto a los cuales fueron introducidos considerables
modi caciones. A través de su artículo primero eran modi cados los
arts. 45 y 46 de la LOI, en su redacción original del año 2007, y era
extendida la exigencia de la implementación de estas medidas a empresas
de cincuenta o más trabajadores (con una aplicación paulatina en la forma
establecida en la disposición transitoria décima segunda). Además, era
introducida la obligación de inscribir los planes en un registro que sería
desarrollado más adelante reglamentariamente.
El texto también incorpora la obligación de constituir una “Comisión
Negociadora del Plan de Igualdad” en la cual será negociado el diagnóstico
y será elaborado el plan de igualdad, siendo este un punto de encuentro
entre la empresa y la representación de los trabajadores por el que estos
últimos podrán ser informados sobre las materias a tratar y sobre los
registros salariales contemplados en el artículo 28.2 ET.
A pesar de que la normativa señala que “el Gobierno, en el plazo de seis
meses, deberá dictar cuantas disposiciones sean necesarias para la
aplicación y el desarrollo del presente real decreto-ley en las materias que
sean de su competencia”, a fecha de la confección del presente documento
existen todavía diversos puntos que carecen de este desarrollo y, por tanto,
la incertidumbre se multiplica a la hora de elaborar e implementar estos
planes para muchas empresas. Siguiendo las orientaciones recogidas en el
“Manual para elaborar un Plan de Igualdad” (documento confeccionado por
el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales al poco tiempo de la
publicación de la LOI), la empresa, una vez comunicada a todos los
trabajadores el compromiso de la organización de integrar la igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres, debe encarar la composición de la
Comisión Negociadora del Plan de Igualdad. Es en este punto donde son
registrados por las empresas los mayores obstáculos.
Por todo ello, el presente artículo pretende dar respuesta a muchas de las
dudas surgidas por muchas empresas obligadas –y sus asesores– a la hora
de implantar los planes de igualdad, especialmente en cuanto al camino
negociado que deben seguir estas medidas junto con los representantes de
los trabajadores. En concreto serán analizados qué empresas pueden
elaborar e implantar los planes de igualdad en su plantilla y cuáles de estas
empresas están obligadas a negociar estas medidas con la representación
legal de los trabajadores.
4. CONCLUSIONES
A la vista del contexto descrito, puede a rmarse, sin ningún margen de
error, que la falta de desarrollo reglamentario del reciente RDL 6/2019 ha
generado cierta incertidumbre, en el principal escoyo con el que las
empresas se encuentran a la hora de elaborar e implantar un plan de
igualdad, que es el de la negociación.
Sin duda, la norma extiende la aplicación de estas medidas a empresas de
menos tamaño e incorpora conceptos de peso (como la preceptiva Comisión
Negociadora del Plan de Igualdad, o el Registro de Planes de Igualdad de
las Empresas) para que, de esta forma, los objetivos jados por ella (el
principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres,
en particular mediante la eliminación de toda discriminación, directa e
indirecta, de las mujeres) puedan ser alcanzados de una manera efectiva.
Estas positivas intenciones contrastan, sin embargo, con la ambigüedad de
su contenido. La necesaria presencia de los representantes de los
trabajadores, ya estaba, sin duda, presente en la anterior redacción de la
LOI, sin embargo, este RDL 6/2019 acentúa más la necesaria negociación
al resaltar la importancia de la elaboración del diagnóstico en el seno de la
Comisión Negociadora del Plan de Igualdad (art. 46.2 LOI). Además, la
importancia de la negociación es mani esta en el desactualizado art. 85 ET
que recoge el “el deber de negociar” para estas medidas.
Aun así, la empresa a la hora de elaborar y aplicar los planes de igualdad,
desconoce, el primer y más importante de los puntos, que es el de si debe
realizar una negociación con la representación legal de los trabajadores o
no. En este sentido, como ha sido expuesto, existen cuatro tipos de
empresas en función de la redacción del precepto. En primer lugar
encontramos las empresas obligadas a implantar estas medidas por superar
el baremo de cincuenta o más trabajadores en plantilla (teniendo en cuenta
la aplicación paulatina de este cambio de número de trabajadores que
introdujo el RDL 6/2019 al art. 45.2 LOI); en segundo lugar se sitúan las
empresas obligadas por el convenio colectivo aplicable; en tercero,
encontramos aquellas empresas obligadas por decisión administrativa y en
cuarto lugar encontramos aquellas empresas que no están obligadas por no
incluirse en ninguna de las anteriores tres categorías y que la aplicación de
estas medidas es, por tanto, voluntaria.
A la vista del análisis expuesto puede ser defendido el criterio de que la
negociación se entiende necesaria en todos los supuestos, excepto para el de
aplicación voluntaria de las empresas que no estén incluidas en ninguna de
las anteriores categorías (art. 45.5 LOI). De esta manera así es entendido en
el primer supuesto (de empresas obligadas por superar el umbral de
trabajadores impuesto, art. 45.2 LOI), por cuanto la obligatoriedad en la
negociación viene establecido en el propio precepto normativo (“deberá ser
asimismo objeto de negociación”), siendo indiferente que, superando estos
baremos, el convenio colectivo aplicable y superior a la empresa –al ser
entendido que en los convenios colectivos de empresa la negociación de los
planes de igualdad se consuma en el propio marco negocial del convenio
colectivo– permita lo contrario (véase, por ejemplo, una aplicación
unilateral de estas medidas por parte del empresario).
En el segundo supuesto, por el contrario, a pesar de que no describe
expresamente la obligatoriedad de la negociación, se remite al apartado
anterior que sí lo hace, y confronta, de esta forma, el deber de negociar con
la libertad de contratación a través de la locución “en los términos
previstos” en el convenio colectivo de aplicación. Una ponderación de
ambos principios hace razonar al autor que existe prioridad del deber ex
lege de negociar que sobre la opción de no hacerlo ex contractu. Cualquier
duda no disipada, sin embargo, sobre cualquier opción puede ser ventilada
con la lectura del punto primero del art. 85 ET, donde es evidente el deber
de negociar “en todo caso” estas medidas y el espíritu negocial que
transmite la norma (art. 45.3 LOI).
Por último, para el supuesto de aquellas empresas obligadas por la
autoridad laboral en sustitución de sanciones accesorias dentro de un
procedimiento sancionador, la intervención de la representación legal de los
trabajadores también se evidencia a través del precepto que establece
“previa negociación o consulta, en su caso” (art. 45.4 LOI), priorizando, de
esta forma, la negociación y, en caso de su fracaso, la consulta con la
representación legal de los trabajadores.
Con todo, una falta de desarrollo adecuado de la normativa no evita
interpretar que la presencia de las representación legal de los trabajadores
en la elaboración de los planes de igualdad –y más aún con la publicación
del RDL 6/2019– es evidente, bien a través de forma negociada (para los
expuestos de los preceptos 45.2, 45.3 y 45.4 LOI) o bien de forma
consultada (para el supuesto del art. 45.5 LOI).
Ó
9. EL CONTROL TECNOLÓGICO EMPRESARIAL DE LA
ACTIVIDAD SINDICAL INFORMATIVA*
FRANCISCO ANDRÉS VALLE MUÑOZ**
Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Acreditado a Catedrático de Universidad
Universidad Pompeu Fabra, Barcelona 339 340
1. INTRODUCCIÓN
En la década de los sesenta del siglo pasado, el modelo de sociedad
industrial empezó a ceder protagonismo a otro modelo distinto basado en el
procesamiento y manejo de la información (principalmente a través de
medios informáticos), acuñándose el concepto de “sociedad del
conocimiento” o “sociedad de la información”, en la que han jugado un
papel decisivo las llamadas nuevas tecnologías de la información y de la
comunicación.
Las mismas, en términos generales, han sido de nidas341 como aquél
conjunto de instrumentos que se han ido desarrollando a lo largo de las
últimas décadas para facilitar la comunicación y la transmisión de
información (mediante ordenadores, telefonía móvil, correo electrónico,
internet, etc.), y que han afectado de manera directa a aspectos claves de la
vida diaria, pero también de las relaciones laborales, al incidir en los
procesos productivos de cualquier economía de mercado.
En este punto, se habla abiertamente de que en la actualidad estamos
viviendo una nueva revolución tecnológica conocida como cuarta
revolución industrial, o industria 4.0, de modo que si en el último tercio del
siglo XX presenciamos la incorporación de las entonces llamadas “nuevas
tecnologías” vinculadas a la informática y a las telecomunicaciones, en el
actual escenario estas mismas técnicas han evolucionado en el terreno de la
digitalización y de la conectividad342.
En este contexto, las nuevas tecnologías de la información y de la
comunicación también han incidido en el poder de vigilancia y control
empresarial de la prestación de trabajo previsto en el artículo 20.3 del
Estatuto de los Trabajadores, ampliándolo de diversas maneras, con los
riesgos que ello supone a la hora de vulnerar derechos fundamentales del
trabajador.
Precisamente para evitar ello, la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre
de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales
incorporó en el Estatuto de los Trabajadores un nuevo artículo (el 20.bis),
que con el título “Derechos de los trabajadores a la intimidad en relación
con el entorno digital y a la desconexión”, señala expresamente que los
trabajadores tienen derecho a la intimidad en el uso de los dispositivos
digitales puestos a su disposición por el empleador, a la desconexión digital
y a la intimidad frente al uso de dispositivos de videovigilancia y
geolocalización en los términos establecidos en la legislación vigente en
materia de protección de datos personales y garantía de los derechos
digitales. Y en aras a garantizar esta protección, dicha Ley Orgánica ha
establecido una regulación especí ca en sus artículos 87 a 90, que puede ser
objeto de desarrollo por la negociación colectiva tal y como prevé el
artículo 91.
De esta normativa se desprende que cualquier control de la prestación de
servicios efectuado por el empresario mediante el recurso a las nuevas
tecnologías, deberá respetar el derecho al honor, a la intimidad, a la propia
imagen, a la protección de datos de carácter personal y al secreto de las
comunicaciones del trabajador afectado343.
Ahora bien, el problema se plantea cuando el control empresarial de la
prestación de trabajo favorecido por las nuevas tecnologías, inter ere
también en la transmisión sindical de información en la empresa, o en la
información facilitada a los trabajadores durante una huelga, ya que en
ambos casos, quedarán afectados otros derechos fundamentales como son el
derecho a la libertad sindical y el derecho de huelga. Al análisis de esta
materia se van a dedicar las siguientes páginas.
2. BREVE APROXIMACIÓN AL CONTROL EMPRESARIAL DEL USO
DE MEDIOS ELECTRÓNICOS EN EL ÁMBITO LABORAL
La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos
Personales y garantía de los derechos digitales, ha intentado sistematizar y
ofrecer una regulación unitaria sobre el control empresarial del uso de los
dispositivos digitales puestos a disposición del trabajador en su artículo 87,
que con el título: “Derecho a la intimidad y uso de dispositivos digitales en
el ámbito laboral”, señala que el empresario podrá acceder a los contenidos
derivados del uso de medios digitales facilitados a los trabajadores a los
solos efectos de controlar el cumplimiento de las obligaciones laborales o
para garantizar la integridad de dichos dispositivos, pero siempre
respetando los estándares mínimos de protección de la intimidad de los
trabajadores de acuerdo con los usos sociales y los derechos reconocidos
constitucional y legalmente. A estos efectos el empresario deberá establecer
los criterios de utilización de estos dispositivos (en cuya elaboración
participaran los representantes de los trabajadores y que pueden incluir
tanto el posible uso para nes privados como su duración), y en cualquier
caso los trabajadores deberán ser informados sobre dichos criterios344.
En esta materia la negociación colectiva también ha jugado un papel
decisivo345. Las previsiones convencionales sobre el control empresarial del
uso del correo electrónico y de internet suelen ser comunes, sin olvidar que
mientras internet supone el acceso abierto a toda una información
disponible en la red, por el contrario, los mensajes enviados y recibidos
mediante el correo electrónico están protegidos por el secreto de las
comunicaciones346.
En términos generales, los convenios colectivos347 suelen condicionar el
control empresarial del uso de internet o del correo electrónico tan sólo a
aquellos casos en que existan indicios razonables de que puedan estar
cometiéndose delitos o faltas a través de tales medios, o cuando existan
indicios razonables de abuso o utilización indebida de la dirección de correo
electrónico o de internet.
Apreciados tales indicios, los mecanismos de control pueden variar, y
pueden consistir en la realización de las oportunas comprobaciones sobre el
número de correos electrónicos enviados y recibidos así como sobre las
direcciones a las que se han remitido los mismos. E incluso, si fuera
preciso, dichas inspecciones pueden consistir en la realización de una
auditoria en el ordenador del trabajador.
Algunos convenios colectivos348, también permiten a las empresas
introducir “software” de control automatizado para veri car el material
creado, almacenado, recibido o enviado en la red, pudiendo revisar
historiales de navegación y de correos electrónicos. Se trata de programas
de gestión de la utilización del correo electrónico instalados en los
terminales y que también permiten establecer ltros de seguridad en los
servidores y el bloqueo de determinadas direcciones de internet o palabras
relacionadas con aspectos con denciales de la empresa.
Y como garantías para el trabajador, la negociación colectiva349 ha
entendido que el control empresarial del uso del ordenador, se realizará
siempre respetando en todo momento las previsiones contenidas en las
normas sobre protección de datos de carácter personal. Además, dichas
medidas deberán ser proporcionales a la nalidad de veri car el
cumplimiento por parte del trabajador de sus obligaciones y deberes
laborales, y deberán respetar su dignidad y su vida privada, siendo
preceptivo que se cumpla con los deberes de información previa a los
trabajadores afectados previstos en la legislación vigente350.
Pero el control empresarial sobre los medios de comunicación electrónica
de los trabajadores también había dado pie a una importante jurisprudencia
emanada del Tribunal Supremo351, del Tribunal Constitucional352 y del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos353, de la que se extraen las
siguientes reglas o criterios354:
En primer lugar, el artículo 20.3 del Estatuto de los Trabajadores permite
que el empresario pueda scalizar el uso de los dispositivos digitales
puestos a disposición de sus trabajadores y en especial el ordenador, la
navegación por internet o el correo electrónico.
En segundo lugar, es perfectamente admisible la ordenación y regulación
del uso de los medios informáticos de titularidad empresarial siempre con
pleno respeto a los derechos fundamentales del trabajador. Los grados de
intensidad o rigidez con que deben ser valoradas las medidas empresariales
de vigilancia y control variarán en función de las condiciones de
disposición y uso de las herramientas informáticas y de las instrucciones
que hayan podido ser impartidas por el empresario a tal n, y desde esta
perspectiva, son válidas las prohibiciones absolutas del uso de los
dispositivos digitales del empresario para uso personal del trabajador.
En tercer lugar, la expectativa de intimidad en el uso de una herramienta
informática sólo desaparece si la empresa informa previamente a sus
empleados tanto del uso especí co que cabe dar a la misma, como de la
existencia de vigilancia de sus comunicaciones electrónicas.
Y en cuarto lugar, a la hora de llevar a cabo el control empresarial de los
dispositivos tecnológicos, se debe tener en cuenta el conocido juicio de
proporcionalidad.
Ello supone que cualquier scalización empresarial debe tener en cuenta,
entre otros aspectos: si existía una justi cación empresarial para la
vigilancia efectuada; si no existían medios menos intrusivos que los
utilizados por el empresario para conseguir el objetivo propuesto; si el
trabajador fue informado por su empresa de que existían medidas de
vigilancia de sus comunicaciones; cuál fue el alcance de la supervisión
realizada y si se limitó a constatar el ujo de comunicaciones o si se
accedió también a su contenido; cuál fue el uso que hizo el empresario de la
información obtenida, etc.
3. EL CONTROL EMPRESARIAL DEL USO DE MEDIOS
ELECTRÓNICOS PARA TRANSMITIR INFORMACIÓN SINDICAL
Diversos preceptos del Estatuto de los Trabajadores (arts. 64.7.e), 68.d) y
81), y de la Ley Orgánica de Libertad Sindical (arts. 8.1.b), 8.1.c), 8.2.a) y
8.2.c)), conceden a los representantes unitarios de los trabajadores, a los
sindicatos, a las secciones sindicales, a los delegados sindicales y a los
trabajadores a liados a un sindicato, toda una serie de facilidades y
garantías para expresar opiniones y transmitir información laboral y sindical
en la empresa mediante distintos medios y herramientas, tales como un
tablón de anuncios, o un local adecuado.
Sin embargo, la generalización de las nuevas tecnologías de la
información y de la comunicación, ha puesto en evidencia el carácter
obsoleto de dichos preceptos355. El tablón de anuncios tradicional ha sido
sustituido por el tablón digital o virtual ubicado en la intranet de la empresa;
el correo postal ha dado paso al correo electrónico; y la información que
tradicionalmente se facilitaba en el local sindical o en una asamblea, puede
ser ahora transmitida de manera inmediata a través de internet o de los
medios antes citados.
En esta materia, la Sentencia del Tribunal Constitucional nº 281/2005, de
7 de noviembre, estableció unas reglas sobre el uso sindical de los medios
electrónicos para transmitir información de interés laboral, a rmando que si
bien no es obligatorio que las empresas deban dotarse de una infraestructura
informática para la transmisión sindical de información, en cambio, de
existir ésta previamente, no puede negarse por el empresario su puesta a
disposición del sindicato, ni puede unilateralmente privarse a los sindicatos
de su empleo, ya que la obstaculización empresarial injusti cada en el uso
de dichos medios podría constituir una vulneración del derecho de libertad
sindical. El Tribunal Constitucional también precisó que el uso sindical de
los sistemas de comunicación electrónica en las empresas (correo
electrónico, tablón virtual, internet, etc.) podrá ser objeto de pacto o de
negociación colectiva, pero en cualquier caso dicho uso: a) no podrá
perturbar la actividad normal de la empresa; b) deberá respetar siempre la
nalidad empresarial para la que dichos sistemas fueron creados; y c) no
podrán generar gravámenes adicionales (especialmente económicos), para
el empresario356.
Sin embargo, dicha sentencia no se pronunció sobre un tema tan
importante como es el posible control que el empresario pueda llevar a cabo
sobre el uso sindical de medios electrónicos para transmitir información en
la empresa.
En este punto se puede a rmar que el empresario carece “a priori” de una
potestad censora sobre la información distribuida por el sindicato a los
a liados o a los trabajadores en general, sin que tampoco pueda controlar el
contenido de dicha información357. Si la empresa voluntariamente entorpece
u obstruye las comunicaciones sindicales, ello puede vulnerar no solo el
derecho al secreto de las comunicaciones, sino también el derecho de
libertad sindical (especialmente cuando se trata de mensajes enviados desde
el sindicato al trabajador)358.
Pero ello no signi ca que el empresario tenga prohibido siempre y en
todo caso cualquier tipo de control sobre la transmisión sindical de
información en la empresa. Lo que sucede es que cualquier control
empresarial deberá venir limitado por el llamado principio de
proporcionalidad, que impone la aplicación del conocido test de idoneidad,
necesidad y ponderación de la medida a adoptar. Por tanto, será necesario
constatar: si tal medida es susceptible de conseguir el objetivo propuesto
(juicio de idoneidad); si, además, es necesaria, en el sentido de que no
exista otra medida más moderada para la consecución de tal propósito con
igual e cacia (juicio de necesidad); y, nalmente, si la misma es ponderada
o equilibrada, por derivarse de ella más bene cios o ventajas para el interés
general que perjuicios sobre otros bienes o valores en con icto (juicio de
proporcionalidad en sentido estricto)359.
Ello supone que el control empresarial de las comunicaciones destinadas
a distribuir información de naturaleza sindical solo será posible en aquellos
casos en que existan fundadas sospechas de un uso desviado de los cauces
de información concertados y dispuestos por el empresario, y se justi caría
tan sólo para evitar ciertos riesgos derivados de un uso abusivo o desviado
del mismo. Por ello deberán valorase las circunstancias de cada caso
concreto, y si existe o no una normativa convencional que discipline la
materia.
La jurisprudencia ordinaria ha tenido ocasión de pronunciarse sobre este
tema sentando una doctrina dispar, y así, mientras algunos
pronunciamientos aceptan el control empresarial del uso sindical de los
medios electrónicos en determinados supuestos, otros lo rechazan
abiertamente.
En base a la primera de estas líneas jurisprudenciales el Tribunal
Supremo360, ha entendido que si el convenio colectivo legitima el derecho de
la empresa a “controlar el uso adecuado” de los sistemas electrónicos de
comunicación sindical jando los criterios y prioridades necesarios para
garantizar el normal funcionamiento de la red corporativa, no constituye
una vulneración del derecho fundamental a la libertad sindical el que la
empresa pueda llevar a cabo un control mínimo de las materias transmitidas
si con ello se persigue conseguir el normal funcionamiento del sistema
informático y evitar de este modo una acumulación exagerada de
información. Por tal motivo, resulta razonable que la empresa pueda
constatar de qué envíos se trata, sin que quepa entender que con ello se
quebrante el secreto de las comunicaciones.
En otros pronunciamientos, el Tribunal Supremo361 ha señalado que el
establecimiento por parte del empresario de sistemas de control aleatorio de
las páginas de internet visitadas y de los correos electrónicos enviados por
el sindicato a los trabajadores, no vulnera el derecho a la intimidad personal
ni el secreto de las comunicaciones, o el derecho a la libertad sindical,
cuando dicho control viene jado para prevenir nes ilícitos.
Y también ha a rmado362 que no supone lesión del derecho fundamental
de libertad sindical, la existencia de un ltro o control previo por parte de la
empresa que impida o limite el envío de e-mails masivos desde los servicios
de correo de los sindicatos a los buzones de correo corporativo, ya que en
tales casos no estaríamos ante limitaciones desproporcionadas ni ante un
impedimento del uso del correo electrónico. Así lo habría entendido
también la doctrina judicial363 aceptando ciertos ltros en el uso del correo
electrónico siempre que sean razonables, y con el objetivo de evitar los
correos masivos, como por ejemplo exigir al emisor del correo que facilite
un mecanismo que permita a cada destinatario rechazar (si lo desea), el
mensaje recibido.
Ahora bien, en sentido opuesto, la jurisprudencia de lo social364 ha
entendido que vulnera el derecho de libertad sindical la injusti cada
negativa de la empresa de permitir el uso del correo electrónico existente a
un determinado sindicato, cuando no concurren circunstancias que pudieran
justi car esa negativa; cuando ya había reconocido ese mismo derecho a
otros sindicatos; y cuando no consta que su utilización supusiera un
gravamen o incremento de costes para la empresa, ni que perjudicase el
normal desarrollo de la actividad productiva.
Desde esta perspectiva algunos pronunciamientos judiciales365 también
han interpretado que se vulnera el derecho de libertad sindical cuando la
empresa establece un ltro que impide la remisión de mensajes desde la
cuenta de correo electrónico del sindicato a los trabajadores, sin que quede
probado o demostrado que dicho ltro sea preciso por razones de coste o de
limitación de la capacidad de la red empresarial.
Y la jurisprudencia ordinaria366, pero también la doctrina judicial367, han
entendido que vulnera el derecho de libertad sindical el incumplimiento por
parte de la empresa del compromiso que había adquirido por conciliación
judicial en un procedimiento de con icto colectivo, de publicar en la
intranet corporativa los comunicados emitidos por las secciones sindicales
existentes sin ejercer el veto o control sobre la legalidad de los mismos y su
veracidad, o sobre si los mismos excedían o no los límites informativos. O
cuando la empresa bloquea y retrasa las notas y comunicados colgados por
el sindicato en la intranet corporativa impidiendo que éstas lleguen a la
plantilla, e incumpliendo con ello el acuerdo colectivo vigente en materia
sindical368.
6. CONCLUSIONES
I. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación han
abierto nuevos campos a la acción sindical y la han bene ciado
directamente, al facilitar la labor informativa del sindicato en el seno de la
empresa a través del correo electrónico, el tablón digital o la conexión a
internet. Pero, en sentido opuesto, las nuevas tecnologías también han
ampliado el poder de control empresarial sobre la actividad sindical
informativa, bien scalizando el uso que el sindicato hace de los medios
electrónicos puestos a su disposición, bien controlando el ejercicio del
derecho de información durante una huelga.
II. Respecto al control que el empresario pueda hacer sobre el uso
sindical de los medios informáticos, y más especí camente la scalización
del contenido de los correos electrónicos o archivos remitidos por el
sindicato para su publicación en el tablón digital, se puede a rmar que el
empresario carece “a priori” de una potestad censora sobre la información
distribuida por el sindicato a los a liados o a los trabajadores en general. Si
la empresa voluntariamente entorpece u obstruye las comunicaciones
sindicales, ello puede vulnerar no solo el derecho al secreto de las
comunicaciones sino también el derecho de libertad sindical.
III. Tanto la negociación colectiva como la jurisprudencia han jugado un
papel decisivo a la hora de establecer las garantías precisas para proteger los
derechos fundamentales que puedan verse afectados. En términos generales
puede a rmarse que el control empresarial de las comunicaciones
electrónicas destinadas a distribuir información de naturaleza sindical solo
será posible en aquellos casos en que existan indicios razonables o fundadas
sospechas de un uso desviado de los mecanismos de información, y se
justi caría tan sólo para evitar ciertos riesgos derivados de un uso abusivo
de los mismos. Para ello, el empresario deberá respetar en todo caso el
llamado principio de proporcionalidad que impone la aplicación del
conocido test de idoneidad, necesidad y ponderación de la medida a
adoptar.
IV. Otra materia de interés es la relativa al control empresarial del
ejercicio del derecho de huelga mediante la lmación en vídeo de los
trabajadores huelguistas que ejercen una labor informativa. En principio, la
lmación empresarial de trabajadores huelguistas, por sí sola, no vulnera el
derecho de huelga si no existe un ánimo disuasorio en su ejercicio. El ánimo
disuasorio se producirá cuando las videocámaras que controlan el acceso a
la empresa se colocan tras el preaviso de una huelga y de manera “ad hoc”,
mientras que no se dará cuando las cámaras se han instalado con mucha
antelación y por razones de seguridad ajenas al con icto; cuando su
existencia es conocida de antemano por los trabajadores y sus
representantes legales; o cuando se intentan prevenir daños sobre las
personas y el patrimonio de la empresa durante la huelga.
V. Con carácter general, el recurso empresarial a la lmación de los
trabajadores huelguistas que ejercen labores informativas será
constitucional cuando respete el llamado juicio de proporcionalidad, y en
consecuencia, cuando tal medida sea idónea para conseguir el objetivo
propuesto; cuando sea necesaria por no existir otra medida más moderada; y
nalmente cuando sea ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más
bene cios o ventajas que perjuicios sobre otros bienes o valores en
con icto.
CUARTO PANEL
Ó Ó
F. UNA NUEVA ORDENACIÓN DEL SISTEMA DE NEGOCIACIÓN Y
CONFLICTOS COLECTIVOS
TOMÁS SALA FRANCO
Catedrático emérito de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Universidad de Valencia
Discussant: Remedios Menéndez Calvo Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social Universidad de Alcalá
Ú Ñ É
1. TENDENCIAS LEGALES EN LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL RÉGIMEN
JURÍDICO DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA: UNA PERSPECTIVA
COMPARADA FRANCO-ESPAÑOLA
PIERRE-HENRI CIALTI
Profesor ayudante doctor-Universidad Pablo de Olavide
1. INTRODUCCIÓN
Realizar un repaso de la evolución a lo largo de cuatro décadas del marco
legal del derecho a la negociación en Francia y en España constituye, sin
duda, un imposible en un trabajo de esta extensión. Por ello, parece
oportuno formular una hipótesis que permita guiar la re exión y detectar la
tendencia predominante de esta evolución legal. Así, se podría considerar
que la negociación colectiva ha sufrido grandes cambios que han permitido
multiplicar sus funciones, colocando su función tradicional de tutela que
permite la mejora de las condiciones de trabajo, en un plano de igualdad
con otras funciones, especialmente su función adaptativa382. En este marco,
la ley persigue el objetivo explícito de convertir la negociación empresarial
en el centro del modelo, pues representa el ámbito más idóneo para
garantizar la mayor adaptabilidad de las empresas. Conviene aclarar que la
comprensión del éxito o del fracaso práctico de esta política legal explícita
de descentralización, excede el objetivo más limitado del presente trabajo,
que adopta una perspectiva meramente formalista y jurídica.
Pues bien, una primera manifestación del fomento legal de la
adaptabilidad de las empresas encuentra eco en las modi caciones de las
reglas legales subsidiarias, relativas a la suerte de las condiciones de trabajo
pactadas en un convenio colectivo denunciado, cuando concluye el plazo de
ultraactividad, cuando éste existe. En efecto, la consecución del objetivo de
adaptabilidad impide la congelación de las condiciones de trabajo y no cabe
aplicación de un principio de derechos adquiridos, no solo entre convenios
colectivos sucesivos en el tiempo, sino también en ausencia de nuevo
acuerdo. En ambos países, las cuestiones en torno a la vigencia temporal de
los convenios colectivos corresponden a los negociadores y se prevé,
subsidiariamente, un período de ultraactividad una vez denunciado el
convenio colectivo. Durante mucho tiempo, la duración de este periodo de
ultraactividad ha representado un punto de divergencia entre ambos
ordenamientos. En estos momentos se establece una duración de un año, si
bien el punto de partida varía383. Pues bien, cuando naliza, en defecto de
acuerdo, en Francia, si inicialmente la ley había establecido que “las
ventajas individuales adquiridas” se incorporaban a los contratos de trabajo,
se ha tratado de limitar el ámbito material de dicha incorporación,
restringiéndola a la cuestión retributiva en la reforma de 2018384. En España,
tras prever desde 1980 el mantenimiento del contenido normativo del
convenio colectivo de forma inde nida hasta la celebración de un nuevo
acuerdo385, la reforma de 2012 limitó en el tiempo el periodo de
ultraactividad de cualquier convenio colectivo, sin regular
satisfactoriamente las consecuencias una vez superado el período máximo
en defecto de acuerdo386. Ciertamente, resulta coherente con la voluntad de
reducir la hegemonía del ámbito provincial y fomentar el convenio de
ámbito superior. Sin embargo, resulta incompleta y produce efectos muy
lesivos cuando tal convenio de ámbito superior no existe. Sin duda, esta
cuestión deberá ser objeto de intervención legal que permita clari car la
situación. Mientras tanto, la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha
limitado los efectos negativos para los supuestos en los que, superado el
período máximo, no existe convenio colectivo de ámbito superior de
aplicación387, cuando no lo hicieron previamente los propios negociadores
estableciendo la duración inde nida de la ultraactividad hasta nuevo
acuerdo388.
Sin embargo, otras tres cuestiones, interrelacionadas entre sí, permiten
medir con más claridad el alcance de los cambios legales operados en el
modelo de negociación colectiva.
En primer lugar, desde el punto de vista subjetivo, la legitimación
negocial conduce a contemplar dos aspectos. Por una parte, sin perjuicio de
los correspondientes matices, ambos ordenamientos jurídicos han
imaginado soluciones sustitutivas que permitan a las empresas tener normas
colectivas de carácter propio cuando no existen los tradicionales
representantes de los trabajadores con capacidad normativa. Por otra parte,
especialmente en Francia, se modi có sustancialmente el régimen jurídico
de la representatividad sindical y se reforzó el alcance de la exigencia
mayoritaria, conduciendo a un acercamiento claro, si bien persisten algunas
diferencias, con las reglas españolas.
En segundo lugar, desde el punto de vista material, las condiciones de las
relaciones ley/convenios colectivos en cuanto al margen de maniobra de las
normas colectivas, han representado otro campo de actuación de la ley que
no ha dejado de ampliar la capacidad normativa de la negociación colectiva
en un marco legal sustantivo cada vez menos imperativo.
En tercer lugar, en materia de estructura de la negociación colectiva, la
tendencia de las últimas reformas legales consiste en convertir la
negociación empresarial en el centro del modelo. Con dos puntos de partida
muy distintos, ambos países han consagrado la aplicación imperativa del
principio de especialidad, es decir, la aplicación preferencial del convenio
de empresa, ligeramente matizado por un reparto material claramente
desequilibrado.
2. LA LEGITIMACIÓN NEGOCIAL
2.1. La negociación en las empresas sin representantes
Ambos ordenamientos jurídicos han tomado en cuenta, de acuerdo con el
fomento de la capacidad adaptativa de las empresas, especialmente en
tiempos de crisis, pero no solo, la ausencia de representantes habilitados
para negociar y rmar convenios colectivos. La lógica es bastante sencilla:
no se pueden dejar de lado empresas, especialmente las micro y pequeñas, y
privarlas de la capacidad de disponer de reglas propias al margen de las
reglas previstas en el convenio colectivo sectorial aplicable. Ahora bien,
ambos ordenamientos no contemplan convenios colectivos como tal, sino
acuerdos especí cos sobre materias determinadas.
Para entender esta cuestión desde el punto de vista comparado, se ha de
señalar, en primer lugar, que, en Francia, solo pueden negociar en las
empresas los representantes sindicales y no se reconoce, a priori, capacidad
normativa a los representantes electos de los trabajadores, el hoy por hoy
Consejo Social y Económico (en adelante CSE)389. En efecto, el artículo L.
2132-2 del Código de Trabajo (en adelante CT) prevé que el delegado
sindical (en adelante DS), cuyo régimen jurídico se diferencia fuertemente
del DS español ex art. 10 LOLS, es el negociador de principio en las
empresas390. Así, es únicamente cuando no existe DS en la empresa que
entran en juego otros agentes de negociación, los que podemos denominar
negociadores subsidiarios. Conviene precisar que existen CSE en las
empresas de más de 10 trabajadores y que, en general, los DS se encuentran
en las empresas de al menos 50 trabajadores391.
Existen varias guras de negociadores subsidiarios cuya aparición se
remonta a 1996392. Lógicamente, vienen inmediatamente a la mente los
miembros del CSE. Sin embargo, existe igualmente una gura muy
peculiar, el trabajador o la trabajadora con mandato sindical. Los sindicatos
representativos en el sector o, en su defecto, en el ámbito estatal, dan un
mandato para negociar un acuerdo concreto. Esta gura del mandato
sindical se extiende a los miembros del CSE en la última reforma de
2018393.
No se puede detallar aquí la compleja y larga evolución del reparto de
papel entre estos negociadores subsidiarios394. Basta señalar que, si bien se
atribuía al principio una preferencia por los trabajadores con mandato
sindical, hoy en día la normativa da una clara preferencia a los miembros
del CSE395.
Por otra parte, es importante precisar que, en Francia, las reglas legales
vigentes varían según el tamaño de la empresa. Resulta imprescindible
hacer hincapié en las empresas de menos de 11 trabajadores o de hasta
veinte trabajadores sin CSE396. El marco legal excluye la intervención de
negociadores subsidiarios, es decir, de representantes, y prevé que
corresponde al empleador someter un proyecto de acuerdo a la consulta de
los trabajadores. El Consejo constitucional ha declarado conforme a la
Constitución el mecanismo, considerando que permite fomentar en las
pequeñas empresas “los acuerdos colectivos”, aunque no existan
negociaciones, y que las condiciones que rodean la consulta son
adecuadas397. En todo caso, este proceso de adopción de normas colectivas
permite subrayar la despreocupación de la ley por fomentar procesos
negociales al margen de cualquier control o intervención de naturaleza
sindical, especialmente, aunque no solamente, en las pequeñas empresas398.
Finalmente, en cuanto al ámbito material de estos acuerdos, cabe
constatar, tras las sucesivas reformas, que se trata de las materias centrales y
fundamentales de las relaciones de trabajo. Ahora bien, se ha de distinguir,
de nuevo, el tamaño de la empresa, los sujetos negociadores y si cuentan o
no con mandato sindical. Por ejemplo, en las empresas de menos de 11
trabajadores y de 11 a 20 trabajadores sin CSE, el proyecto de acuerdo
puede versar sobre “el conjunto de los temas abiertos a la negociación de
empresa” en virtud del CT. En las empresas de al menos 50 trabajadores, si
el CSE no cuenta con mandato sindical, puede negociar únicamente en
torno a “medidas cuya puesta en marcha se subordina por ley a un acuerdo
colectivo”.
En España, el punto de partida diverge sustancialmente dado que la
representación estatutaria dispone, como las secciones sindicales, de
capacidad negocial y constituye, en la práctica, el agente negociador
habitual en las empresas. Por lo tanto, es en ausencia de representantes
legales clásicos de los trabajadores que se han instaurado las comisiones
ad’hoc reguladas en el artículo 41 ET.
Ahora bien, su actuación se inscribe en un marco bien distinto al marco
de actuación de los negociadores subsidiarios del derecho francés.
Por un lado, no se trata de procesos negociales como tal, con matiz
respecto al supuesto del artículo 82.3 ET, sino de procesos de consulta con
vista a alcanzar un acuerdo que no afecta las disposiciones legales y
convencionales aplicables (art. 40, 41, 47, 51 ET). Por otro lado, suponen
una situación de crisis, de reestructuración de empresa o de modi cación
colectiva de las condiciones de trabajo. Por ello, al contrario que el derecho
francés que no contempla tal exigencia, estos procesos quedan
condicionados a una exigencia causal que pretende justi car la necesidad de
alcanzar un acuerdo colectivo, aunque la empresa no cuente con una
representación estable e institucionalizada de los trabajadores. Ahora bien,
las materias susceptibles de regulación representan, como en derecho
francés, las materias centrales y más importantes de las relaciones laborales.
Finalmente, en cuanto a la presencia sindical, cabe a rmar que el marco
español resulta más neutral, al menos teóricamente, pues deja a los propios
trabajadores de la empresa, cuando no existen representantes estatutarios, la
elección entre una comisión ajena a la intervención sindical o una comisión
claramente sindicalizada.
5. CONCLUSIONES
Las cuestiones de la legitimación negocial, de las relaciones ley/convenio
y de la estructura de la negociación colectiva han de ser contempladas
conjuntamente para subrayar el objetivo de ambos ordenamientos jurídicos
de fomentar la negociación empresarial y de permitirle cada vez más
capacidad de adaptación del marco legal y, sobre todo, de la negociación
colectiva sectorial.
En materia de legitimación, se observa un doble proceso de convergencia.
En primer lugar, en cuanto a las exigencias de representatividad y de
mayoría, se ha operado un acercamiento muy importante del modelo legal
francés al modelo legal español, aunque se mantengan algunas divergencias.
Resulta interesante poner de relieve que, en España, la exigencia
mayoritaria va a la par con la atribución de una e cacia erga omnes a los
convenios colectivos estatutarios, mientras permitió en Francia justi car la
celebración de convenios colectivos regresivos. Igualmente, cabe resaltar
que se han abierto las puertas a la intervención de negociadores al margen
de cualquier presencia sindical. En este aspecto, el derecho francés ha ido
mucho más lejos, pues no prevé ninguna exigencia causal y excluye sin más
la presencia sindical en las empresas de menos de 20 trabajadores donde no
existe CSE.
El fomento de la negociación empresarial implicó igualmente la
multiplicación de ámbitos materiales en los cuales la ley suaviza su
imperatividad y deja actuar a la negociación sin establecer marco limitador
o protector, es decir, al margen de cualquier aplicación de lo más favorable.
Ahora bien, esta tendencia potenciadora del ámbito empresarial resulta más
marcada en Francia que en España donde el fomento de la negociación
colectiva no se ha referido a un ámbito especí co.
Como colofón, quedaba por establecer la aplicación preferencial de la
negociación empresarial en el seno del modelo de estructura de la
negociación colectiva. Una vez más, ambos ordenamientos salen de
distintos puntos de partida, pero se puede observar claramente como han
tendido hacia un mismo modelo en el cual la negociación empresarial se
aparta del marco sectorial, favoreciendo la creación de un marco
convencional propio a cada empresa sobre materias tan transcendentes
como la salarial, permitiendo así un dumping social entre empresas de un
mismo sector en un mismo país.
En cuanto al ritmo de la evolución legal, existe, en nuestra opinión, una
importante divergencia entre ambos países. En Francia, las
transformaciones se han realizado por pinceladas sin cambios bruscos, de
forma continuada. Poco a poco, la ley ha ido desmontado una lógica que
colocaba a la aplicación de lo más favorable en el centro del modelo. Su
reducción, muy peligrosa políticamente, se ha realizado de forma quirúrgica
abriendo pequeñas brechas que se han ido abriendo por las sucesivas
reformas. En España, el modelo ha conocido una cierta estabilidad durante
más de 30 años, a excepción de la reforma de 1994. La crisis económica de
principios del año 2010 ha precipitado las modi caciones legales. Por otra
parte, no se ha tratado de menoscabar la regla de lo más favorable, pues su
ámbito de aplicación era de antemano más reducido que en Francia. Sin
embargo, tampoco se ha tratado de ampliarlo, como lo demuestra la
tendencia descentralizadora del modelo legal de estructura de negociación
colectiva que se realiza al margen de cualquier relación de mayor o menos
favorabilidad.
En de nitiva, si durante mucho tiempo la negociación colectiva ha
representado en ambos países un instrumento de mejora de las condiciones
de trabajo, cabe a rmar que la evolución legal tiende de forma explícita y
decidida a diversi car sus funciones, lo que pasa por la prevalencia de la
negociación empresarial como instrumento de adaptación al servicio del
empleador. Ahora bien, se trata de una política legal reversible, pues se
podría volver a optar, en nuestra opinión de forma acertada, por atribuir un
papel potente, protector y regulador al convenio sectorial.
Ó
2. LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA COMO INSTRUMENTO PARA
LUCHAR CONTRA LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO EN LA
LEGISLACIÓN ESPAÑOLA*
LUIS ANTONIO FERNÁNDEZ VILLAZÓN
Profesor Titular de Universidad del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Oviedo
434
1. INTRODUCCIÓN
La negociación colectiva está llamada necesariamente a desarrollar un
papel de primer orden en el desarrollo de políticas de igualdad por razón de
género. No sólo porque su posición en el conjunto de las fuentes del
ordenamiento laboral es clave en prácticamente cualquier materia que tenga
que ver con el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, sino porque su
carácter negociado y su proximidad al terreno concreto de cada empresa y
/o rama de actividad la convierten en un instrumento especialmente útil para
la puesta en marcha de medidas atinadas, realistas y proporcionadas en la
materia.
Los negociadores, representantes de trabajadores y empresarios, han sido
conscientes de esa relevancia y, al menos en el terreno de las declaraciones
generales, han manifestado su compromiso con la consecución de la
igualdad entre mujeres y hombres. Ello, no obstante, a la hora de analizar
las medidas concretas adoptadas, tal compromiso no resulta tan evidente y,
en demasiadas ocasiones, palidece. Podemos así hablar de la existencia de
encuentros y desencuentros entre la igualdad y la negociación colectiva. Los
desencuentros pueden imputarse en parte a las actitudes, prioridades y
compromiso real de los negociadores, pero otros responden a insu ciencias
de la regulación legal que deben ser, en consecuencia, identi cadas y
resueltas normativamente. Resulta por ello relevante hacer una re exión
sobre cómo puede potenciarse efectivamente la labor de la negociación
colectiva como instrumento de lucha contra la discriminación, también en
los nuevos modelos de empresa.
En la presente comunicación pretendemos precisamente analizar si la
con guración de estas cuestiones realizada en el estatuto de los
Trabajadores y en la Ley Orgánica de Igualdad favorece adecuadamente el
desarrollo de esa función que han de asumir los convenios colectivos. La
idea es efectuar un balance objetivo de la relación entre negociación
colectiva laboral y políticas de igualdad en nuestra legislación.
Dicha labor debe abordarse desde dos perspectivas principales. La
primera, obviamente, es la perspectiva del legislador, centrada en analizar
cómo la legislación entiende la labor del convenio colectivo en la materia y
cómo, de hecho, la ha regulado. La segunda es la de los negociadores, que
puede desglosarse a su vez en dos niveles. Por un lado, estarían las centrales
sindicales y las asociaciones patronales más representativas. Estas
organizaciones llevan en España desde la transición negociando al más alto
nivel la estructura y el contenido de la negociación en niveles inferiores. El
fruto de tales negociaciones lo constituyen los ya tradicionales Acuerdos
parta la negociación colectiva. Estos acuerdos, desde hace algunos años,
incluyen previsiones en materia de igualdad entre mujeres y hombres, en un
intento de dar unas pautas de actuación sobre la implementación de las
políticas de igualdad en sectores y empresas. Es este un primer nivel
interesante para comprobar hasta qué punto los actores sociales han
asumido la importancia de su labor en esta materia y cómo la están
desarrollando.
Un segundo nivel de negociación vendría dado por lo que podríamos
llamar la negociación colectiva de “a pie”. Es decir, la de los numerosos
convenios colectivos de empresa o de sector que han asumido como propio
el objetivo de alcanzar la igualdad y han desarrollado y adoptado medidas a
favor de ella. Es éste el punto de vista más concreto y especí co y, también,
el que exige un tipo de análisis que, por su extensión, excede con creces el
objetivo de una simple comunicación, por lo que nos centraremos aquí sólo
en algunos datos externos, como las actuaciones de la Inspección de
Trabajo, que pueden darnos noticia del grado de cumplimiento de las
disposiciones legales en dicho ámbito. El objetivo nal del trabajo es
destacar aciertos, poner de relieve errores, señalar avances y advertir
olvidos y, también por desgracia, reticencias y retrocesos.
Ó
3. LA COMISIÓN PARITARIA
JUAN GIL PLANA
Profesor Contratado Doctor
Universidad Complutense de Madrid
1. LA ADMINISTRACIÓN Y GESTIÓN DEL CONVENIO
Con motivo del cuadragésimo aniversario de la promulgación del Estatuto
de los Trabajadores (ET), norma rectora de una parte importante de las
relaciones laborales –derecho individual, representación de los trabajadores
y negociación colectiva–, se viene sucediendo los estudios sobre dicha
norma. Interés doctrinal que se ha visto acentuado por las distintas
corrientes de opinión que reclaman una revisión del ET a las nuevas
realidades que se advierten en el mundo de las relaciones de trabajo
derivadas, en gran medida, del tsunami tecnológico de la robotización y de
las tecnologías de la comunicación e información al que asistimos en los
sistemas de producción, en la interacción entre empleadores y trabajadores,
entre representantes de los trabajadores y empleadores y entre trabajadores
y sus representantes.
Al socaire del ambiente re exivo que se está desarrollando en torno al ET,
se va a tratar de emitir una serie de consideraciones sobre una previsión
legal en materia de negociación colectiva relativa a la administración y
gestión del convenio colectivo.
Qué duda cabe que el reconocimiento constitucional en el artículo 37 CE
del derecho a la negociación colectiva tuvo una enorme trascendencia para
la consolidación y desarrollo de la autonomía colectiva en nuestro
ordenamiento. En dicha consolidación de la autonomía colectiva tan
importante es garantizar la negociación como proceso de intercambio de
opiniones encaminadas a culminar en un acuerdo, como su efectiva
aplicación durante el periodo de vigencia pactado. La rma de un convenio
y su entrada en vigor suponen la culminación de una fase del derecho a la
negociación colectiva entendida como proceso, al tiempo que abre paso a
otra fase de igual importancia como es la necesidad de aplicarlo y/o
interpretarlo, o en otras palabras, se abre el momento de su gestión y
administración por las partes rmantes.
Varias son las posibles fórmulas que encontramos en los distintos estados
europeos a la hora de abordar la gestión y administración del convenio
colectivo. En algunos países la norma legal es la que contempla la
existencia de un órgano al que se le encomienda la gestión y administración
del convenio; mientras que en otros países la norma legal remite a la
negociación colectiva su posible constitución; y, nalmente, hay
ordenamientos jurídicos en los que la norma legal gurda silencio sobre este
aspecto448. Estas soluciones legales se establecen sin perjuicio de reconocer
la posible intervención de mecanismos extrajudiciales449 y judiciales450 en la
solución del con icto originado entre las partes al gestionarse el convenio
colectivo.
En nuestro ordenamiento jurídico el legislador opta, en el propio ET, por
asignar la administración y gestión del convenio colectivo a un órgano
paritario que encauza la con uencia de los intereses y puntos de vista de las
partes negociadoras del convenio, denominado legalmente, comisión
paritaria. Al tiempo que contempla la posibilidad de acudir a mecanismos
de solución extrajudicial de los con ictos derivados de la administración del
convenio, y, en última instancia acudir a la solución jurisdiccional, como no
podía ser de otra manera en virtud del mandato constitucional del derecho a
la tutela judicial efectiva (art. 24 CE).
No se pretende realizar un estudio exhaustivo del régimen jurídico de la
comisión paritaria –ya existen importantes y magní cos libros451, capítulos
de libros452 y artículos453–, sino ofrecer, con ocasión del momento
conmemorativo, una exposición del régimen legal y su evolución en estos
años, y una aproximación a alguna experiencia convencional sectorial a la
hora de con gurar el órgano de gestión y administración.
4. CONCLUSIÓN
Ante un proceso de reforma de la con guración legal de la comisión
paritaria como órgano de administración de lo negociado por los agentes
sociales debe tenerse presente que las mínimas referencias legales que
históricamente han disciplinado a aquélla, y que dejaban un amplio margen
de actuación a la autonomía colectiva, no han servido de estimulo para que,
en términos generales, esta última haya procedido a establecer una mínima
y e ciente regulación.
Debe a futuro determinarse si la comisión paritaria se sigue con gurando
únicamente como órgano de aplicación e interpretación del convenio
(respondiendo a una visión tradicional) o, por el contrario, si explícitamente
se le otorga un papel negociador con sujeción a los cánones interpretativos
constitucionales y jurisprudenciales.
Debe explicitarse una mínima referencia legal a su composición y, sobre
todo, a su forma de proceder, ante la despreocupación que ha evidenciado la
negociación colectiva a la hora de abordar, especialmente, el aspecto
procedimental de la comisión paritaria. Debe la norma legal ser más
contundente porque en la actual con guración legal de la comisión paritaria
como contenido mínimo del convenio se exige el establecimiento de los
procedimientos de actuación, sin que en muchos convenios se proceda a dar
cumplimiento de esta previsión legal.
Ó Ó
4. LA SOLUCIÓN AUTÓNOMA DEL CONFLICTO PLANTEADO POR
LAS NORMAS LABORALES CONVENCIONALES DE LOS AGENTES
SOCIALES
JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ MARTÍNEZ
Profesor Asociado (Contratado Doctor, acreditado)
Universidad de Alicante/ EURLE
1. CUESTIONES PREVIAS SOBRE LOS PROCEDIMIENTOS
EXTRAJUDICIALES EN EL MODELO ESPAÑOL DE RELACIONES
LABORAL: EL CONFLICTO LABORAL Y SUS MEDIOS DE
SOLUCIÓN
Por con icto laboral cabe entender la disputa creada en torno a las
normas laborales, bien a la hora de su aplicación (con ictos laborales
jurídicos) o bien a la hora de confeccionar las normas laborales (con ictos
laborales económicos o de intereses).
Los con ictos laborales se pueden clasi car atendiendo a diversos
criterios. Por un lado cabe distinguir entre con ictos laborales individuales
y colectivos: la diferencia fundamental entre ellos estriba no tanto en el
número de trabajadores afectados (elemento cuantitativo), sino en el objeto
de con icto (la calidad de los intereses afectados); esto es, en si la
pretensión afecta en abstracto a todos los trabajadores que estén en esas
circunstancias, o a determinados trabajadores en concreto (serán colectivos
si afectan a los intereses generales de los trabajadores, e individuales si
afectan a intereses singulares, aunque sea a una pluralidad de trabajadores:
con ictos individuales plurales).
Otra clasi cación importante es la existente entre con ictos colectivos
jurídicos y con ictos colectivos de intereses o económicos. Los primeros
presuponen la existencia de una norma (legal, reglamentaria o
convencional) de la que se discute su aplicación o interpretación; es decir,
se re eren a discrepancias en la aplicación o interpretación de normas
preexistentes. Los con ictos colectivos económicos o de intereses surgen
cuando una de las partes quiere introducir una nueva norma convencional, o
pretende que se modi que o derogue la norma convencional existente (caso
típico sería la ruptura de la negociación de un convenio colectivo).
Según se trate de uno u otro con icto, tienen distintos procedimientos de
solución. Los con ictos de intereses son siempre de carácter colectivo y no
pueden ser solucionados judicialmente; los jurídicos pueden ser
individuales (reclamación contra un despido individual) o colectivos
(discrepancias sobre la interpretación de un convenio), y sí podrán ser
solucionados judicialmente.
Caben dos tipos de procedimientos de solución de con ictos colectivos
laborales:
a) a través de la presión: huelgas, manifestaciones, boicots, encierros, etc.
b) a través de medios pací cos: que pueden ser a su vez de dos clases:
b.1) judiciales: mediante juicio y sentencia rme ante la jurisdicción
laboral.
b.2) extrajudiciales: sin intervención judicial; estos, a su vez, pueden ser
también de dos clases:
b.2.1) sin intervención de tercero: a través de la negociación directa entre
las partes en con icto.
b.2.2.) con intervención de terceros, que, a su vez, pueden ser de tres
clases:
conciliación: interviene un tercero (conciliador), con la única función
de propiciar el diálogo y la negociación entre las partes en con icto para
que lleguen a un acuerdo.
mediación: interviene un tercero (mediador), con la misma función
anterior y, además, la de proponer una base de acuerdo.
arbitraje: interviene un tercero (árbitro o colegio arbitral), con la
función de solucionar el con icto a través del laudo o decisión arbitral, que
será siempre vinculante para las partes.
A su vez, estos procedimientos extrajudiciales pueden ser establecidos y
regulados por una norma estatal (legal o reglamentaria), o por una norma
convencional (negociación colectiva). Lo que se pretende es primar la
negociación y el acuerdo como forma de solución del con icto.
No existe en España una tradición en la solución extrajudicial de
con ictos laborales. O bien ha predominado la huelga, especialmente en los
con ictos de intereses, a la hora de negociar un convenio colectivo nuevo; o
ha predominado la solución judicial en los con ictos jurídicos, con escaso
éxito de los procedimientos extrajudiciales de origen estatal; o ha
predominado la decisión unilateral del empresario.
La idea es que los con ictos de aplicación e interpretación de normas
laborales hechas por el Estado, a través de leyes y reglamentos, sean
solucionados por él, a través de la jurisdicción social; y que los con ictos
planteados por las normas laborales hechas por los agentes sociales, a través
de convenios colectivos, sean solucionados mediante los citados
procedimientos extrajudiciales, elaborados por los propios agentes sociales.
La inexistencia hasta hace poco de procedimientos autónomos de
solución de con ictos, ha dado lugar a un exceso de con ictividad abierta,
esto es, un predominio de los procedimientos de presión, básicamente la
huelga. En este sentido, cabe citar los denominados “con ictos podridos”,
es decir, aquellos convenios denunciados y sin posibilidad de llegar a un
acuerdo en la negociación, que se prorrogan en su contenido normativo por
largo periodo de tiempo, sin que ello suponga bene cio alguno para los
trabajadores458, incrementando la sensación de un permanente agravio a sus
aspiraciones. O la situación que se produce en sectores de escasa fuerza
sindical a la hora de negociar, en los que se acepta el convenio como una
derrota.
El Ordenamiento laboral español se ha caracterizado, tradicionalmente,
por el monopolio estatal en la solución de los con ictos laborales, que han
sido canalizados por vías exclusivamente públicas, bien judiciales, bien
administrativas459. Junto a estos procedimientos, establecidos con carácter
general por la Ley, que son escasamente utilizados y ofrecen una reducida
e cacia, también existen unos negociales, esto es, también se crean
instrumentos especí cos a través de la negociación colectiva, pero son
escasamente signi cativos debido a su preferente utilización como meros
trámites preprocesales.
Por todas estas razones, se van creando y desarrollando en España una
serie de procedimientos extrajudiciales establecidos por la negociación
colectiva. En opinión de ALFONSO MELLADO460, cuatro fueron las vías
que se abrieron, fruto de la nueva visión de la con ictividad laboral y el
papel que la negociación debía jugar en la misma: a) Se refuerza el papel
arbitral de las comisiones paritarias en determinados convenios colectivos
sectoriales o de empresa; b) Se crean procedimientos de conciliación,
mediación o arbitraje en convenios colectivos sectoriales (químicas, grandes
almacenes, calzado), o de empresa; c) Se crean procedimientos de
conciliación, mediación y arbitraje en acuerdos autonómicos de carácter
intersectorial (la pionera fue el País Vasco en 1984, siguiéndola otras, como
Cataluña, Galicia, Valencia, etc.); d) Se crea un sistema de solución de
con ictos laborales de ámbito estatal, que sirviese de referente para todas
las experiencias que al respecto se iban desarrollando.
Nuestra Constitución Española (en adelante, CE) establece una relación
estrecha entre los derechos de libertad sindical, negociación colectiva,
con icto colectivo y huelga (arts. 7, 28 y 37), si bien separando el con icto
colectivo –genéricamente considerado en el art. 37.2 CE–, y la huelga –
manifestación especí ca y típica del con icto colectivo– que el art. 28
reconoce como derecho fundamental461.
Nuestro texto constitucional incide sobre la tradicional división de los
con ictos en jurídicos o de interpretación y aplicación de normas,
comprendidos los convenios y pactos colectivos e individuales, y con ictos
económicos o de intereses, surgidos de la inexistencia de normas y
acuerdos. Los primeros quedan comprendidos en los arts. 24.1 y 117.3 de la
CE, sobre el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva y la
exclusividad de la potestad jurisdiccional de los Juzgados y Tribunales
determinados por las leyes; los segundos no, resultándoles de aplicación las
determinaciones de los arts. 37.1 y 2 de la CE, a propósito de los derechos
de negociación colectiva y adopción de medidas de con icto colectivo462.
A pesar de ello, esta idea ha sido matizada tanto por el Tribunal
Constitucional (en adelante, TC) como por la doctrina, con el objetivo de
exibilizarla: “el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva (art. 24.1
CE) opera sobre los con ictos jurídicos, individuales y colectivos, dejando
fuera de su alcance los con ictos de intereses, respecto de los que –lo ha
dicho el TC en reiteradas ocasiones a partir de su Sentencia 11/1981– su
marco adecuado de solución no es el proceso judicial, sino la negociación
colectiva y los instrumentos de autotutela previstos en los arts. 28.2 y 37.2
(SSTC 145/1992, y 208/1993)”463.
Se trata de que se produzca una evolución hacia la adquisición de
autonomía, en la que los representantes de los trabajadores y empresarios se
independicen de la solución judicial y organicen autónomamente sistemas
de solución de con ictos464.
2.2. Los con ictos afectados y los con ictos excluidos: listados de
vertientes positiva y negativa
De conformidad con lo establecido en el art.1 ASAC V, el acuerdo tiene
por objeto mantener y desarrollar un sistema de solución extrajudicial de los
con ictos colectivos laborales que puedan surgir entre trabajadores y
empresarios, o entre las respectivas organizaciones representativas de unos
y otros.
El ASAC V no incluye la solución de con ictos individuales ni cubre los
con ictos y ámbitos distintos a los previstos. El ámbito material de
aplicación del ASAC V se efectúa tanto por vía negativa, mediante la
exclusión de determinados supuestos, como positiva, por medio de la
enunciación de una tipología de con ictos afectados.
El Acuerdo declara expresamente que no es aplicable, dejando fuera de su
ámbito, a los siguientes con ictos laborales:
a) Los con ictos que versen sobre Seguridad Social, salvo aquellos de
naturaleza colectiva que recaigan sobre Seguridad Social complementaria,
incluidos expresamente los planes de pensiones (se excluyen pues los
con ictos que se planteen en relación con el sistema público de Seguridad
Social).
b) Los con ictos en los que sea parte el Estado, las Comunidades
Autónomas, las entidades locales o entidades de Derecho Público con
personalidad jurídica propia vinculadas o dependientes de los mismos.
Vista la vertiente negativa o exclusiones, conviene analizar ahora el
ámbito material incluido, y en este sentido, la técnica que utiliza el Acuerdo
es la de enumerar mediante “listas cerradas”467 al jar una lista de once
supuestos de con ictos:
a) Los con ictos colectivos de interpretación y aplicación de nidos de
conformidad con lo establecido en el artículo 153 de la Ley Reguladora de
la Jurisdicción Social (en adelante, LRJS) y sin perjuicio de la intervención
de las comisiones paritarias en los con ictos de interpretación y aplicación
de convenios colectivos468.
b) Las controversias en las comisiones paritarias de los convenios
colectivos que conlleven el bloqueo en la adopción de acuerdos, para la
resolución de las funciones que legal o convencionalmente tengan
atribuidas.
c) Los con ictos surgidos durante la negociación de un convenio colectivo
que conlleven su bloqueo.
d) Los con ictos surgidos durante la negociación de un acuerdo o pacto
colectivo, que conlleven el bloqueo de la negociación correspondiente, por
un periodo de tres meses a contar desde la constitución de la mesa
negociadora, salvo que se trate de la renovación de un acuerdo o pacto que
contemple un periodo distinto al precedente, en cuyo caso se estará a lo
dispuesto en el mismo.
e) Los con ictos derivados de discrepancias surgidas en el período de
consultas exigido por los artículos 40, 41, 47, 51 y 82. 3, del ET.
f) Los con ictos derivados de las discrepancias surgidas en el periodo de
consultas exigido por el artículo 44.9 ET, que no se re eran a traslados
colectivos o a modi cación sustancial de las condiciones de trabajo de
carácter colectivo.
g) Los con ictos que motiven la impugnación de convenios colectivos, de
forma previa al inicio de la vía judicial.
h) La sustitución del periodo de consultas, acordada por el juez, por la
mediación y el arbitraje, a instancia de la administración concursal o de la
representación legal de los trabajadores, en los supuestos del artículo 64.5
párrafo último de la Ley Concursal.
i) Los con ictos derivados de las discrepancias surgidas durante la
negociación entre empresa y representación legal de los trabajadores, de
acuerdos de inaplicación de determinadas condiciones de trabajo pactadas
en los convenios colectivos sectoriales, cuando dichos convenios
contemplen su inaplicación negociada.
j) Los con ictos en caso de desacuerdo entre la representación legal de los
trabajadores y la empresa, en los supuestos de exibilidad extraordinaria
temporal prevista en los convenios colectivos.
k) Los con ictos que den lugar a la convocatoria de huelga o que se
susciten sobre la determinación de los servicios de seguridad y
mantenimiento en caso de huelga469.
4. CONCLUSIONES FINALES
Primera. Los con ictos laborales en su esencia y con guración son
complejos y de muy distintos tipos: individuales, colectivos, de derecho, de
interés, etc. De ahí que la solución extrajudicial o autónoma de con ictos
fuera concebida como un instrumento alternativo al proceso judicial, para
dar solución a las discrepancias surgidas entre trabajadores y empresarios, o
sus representantes, mediante la intervención de uno o varios mediadores.
Segunda. La cuestión que se aborda es incidir sobre la de ciencia del
sistema español de relaciones laborales es la insu ciente presencia de
medios de solución de con ictos laborales, especialmente colectivos, como
vía alternativa a la intervención del juez laboral; excesiva judicialización
debida básicamente a la gran tradición que se arrastra, basada en la
descon anza de estos procedimientos, y de la autonomía colectiva. A pesar
del reconocimiento constitucional del derecho a la negociación colectiva y
al con icto laboral, y de los derechos de libertad sindical y huelga, la
situación no es plenamente satisfactoria. Hay que potenciar los mecanismos
extrajudiciales de solución de con ictos laborales como herramienta para
descongestionar la via judicial.
Tercera. En las sucesivas reformas laborales, el legislador muestra su
intención de incrementar la utilización de estos procedimientos con nuevas
vías de actuación, pero no lleva a cabo modi caciones en su normativa
reguladora. Estos procedimientos de solución no llegan a ser el medio
natural de solución de los con ictos colectivos.
Cuarta. La instauración de medios autónomos de composición de
con ictos es bene ciosa tanto para las partes, que pueden resolver así de
forma más rápida y acomodada a sus intereses el problema, como para el
desenvolvimiento del sistema judicial en su conjunto, que ve aliviada su
carga de trabajo”.
Quinta. Sería deseable fomentar mucho más la actuación de los órganos
de gestión, ya sea el SIMA a nivel nacional, o el TAL en el ejemplo
valenciano, con encuentros continuos entre estos órganos, con el n de
poner sobre la mesa cuestiones en común y diferencias por regiones.
Sexta. El Acuerdo valenciano vigente, establece dos procedimientos de
solución extrajudicial escalonados, esto es, siempre es necesario acudir al
primero para pasar al segundo; y esta solución no usual en otros acuerdos
parece acertada, pues la exigencia de una previa mediación antes de acudir
al arbitraje, refuerza los contactos entre las partes e incrementa las
posibilidades de solución negociada del con icto.
Séptima. Se ha de fomentar el arbitraje laboral, por las ventajas que
implica. Es un medio escasamente utilizado, quizás por el sometimiento de
las partes al laudo arbitral.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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de los con ictos laborales, Tirant lo Blanch, Valencia, 1996.
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y determinación de los servicios de seguridad y mantenimiento durante la
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Sima, Madrid, 1999.
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autonómicos sobre solución extrajudicial de con ictos laborales. Análisis
comparativo, Ces, Madrid, 2001.
Ó
5. LA COMISIÓN PARITARIA COMO INSTANCIA EFICAZ EN LA
GESTIÓN DEL CONFLICTO COLECTIVO: UNA PROPUESTA
TÉCNICAMENTE VIABLE*
Mª ISABEL GRANADOS ROMERA
Profesora Contratada Doctora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Granada 482
1. LA COMISIÓN PARITARIA TRAS LAS MÚLTIPLES REFORMAS
LABORALES
Las reformas laborales de 2010, 2011 y 2012 han incidido de forma
directa en el modelo legal de negociación colectiva, introduciendo
numerosas y profundas excepciones a la e cacia erga omnes y al principio
de intangibilidad del convenio colectivo. La regulación del art. 82.3 ET,
sobre la inaplicación del convenio estatutario, o las posibilidades de
desvinculación de un convenio colectivo sectorial a través de un convenio
de empresa, que permite el art. 84.2 ET, son simplemente la evidencia de
que el modelo de negociación colectiva que se aprobó con el Estatuto de
1980 y que se exibilizó en 1995 había cerrado su ciclo. No obstante, esa
mitigación de la fuerza vinculante del convenio y las altas dosis de
exibilidad introducidas podrían haberse visto compensadas por un
incremento de las posibilidades negociadoras, es decir, por un trasvase de
poderes hacía la autonomía colectiva, apostando por un modelo de
negociación dinámico. Sin embargo, lo que el cambio normativo conllevó
en este aspecto fue un refuerzo de los poderes del empleador y del
robustecimiento de la libertad de empresa.
También la comisión paritaria ha experimentado cambios
transcendentales en cuanto a su funcionamiento. Si bien tampoco en la
dirección, ni del calado, que hubiese sido deseable.
Con el RDLey 7/2011, de 10 de junio, de medidas urgentes para la
reforma de la negociación colectiva, BOE de 11 de junio, el Legislador
quiso introducir un giro importante en la estructura y funciones de la
Comisión Paritaria –quizá la regulación era técnicamente de ciente,
excesivamente profusa, y pudo considerarse por ello poco respetuosa con la
autonomía colectiva, aunque creo que debido a su escasa imperatividad483
difícilmente se podría considerar que lesionara aquella–, ahora bien, no
cabe duda que se propuso dar un mayor protagonismo a la comisión, así y
en relación a los con ictos de intereses, el legislador convertía a la comisión
paritaria en una instancia de negociación permanente484 y ello con absoluto
respeto a los derechos constitucionales de negociación colectiva y de
libertad sindical (en este sentido véase el art. 2. Uno del Decreto-Ley
7/2011, mediante el que se modi có el art. 85.3 del Estatuto de los
Trabajadores). Sin lugar a dudas este cambio implicaba la apuesta por el
convenio colectivo como principal instrumento de resolución de con ictos
de reglamentación, no obstante, la derogación de la medida, como
consecuencia del cambio de Gobierno que tuvo lugar en noviembre de
2011, ha hecho imposible conocer la operatividad de la misma.
Con la reforma de 2012, la comisión pasa a ser considerada el órgano
primario e idóneo para la resolución de los con ictos sobre interpretación y
aplicación del convenio colectivo. El legislador ha establecido la
obligatoriedad del planteamiento del con icto ante la misma, cuando el
con icto verse sobre la interpretación y o aplicación del convenio colectivo
y la competencia para resolverlo, frente a la regulación anterior que dejaba
esta cuestión a la negociación colectiva. Y ello no sólo por la atribución
especí ca que hace en el art. 91.1 (del Real Decreto Legislativo 2/2015, de
23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del
Estatuto de los Trabajadores, en adelante Estatuto de los Trabajadores), ni
por la obligación de intervención de la comisión paritaria antes de intentar
la solución del con icto en una sede judicial o extrajudicial, sino por la
naturaleza jurídica que atribuye a las resoluciones que del órgano emanan:
las equipara al convenio colectivo, pretendiendo así asegurar la e cacia de
aquéllas (art. 91.4 del Estatuto de los Trabajadores).
No obstante, la regulación actual de la comisión paritaria, tal y como está
con gurada requiere de un análisis crítico, pues, a mi juicio, su puesta en
práctica puede generar toda una serie de problemas técnicos que conviene
someter a consideración.
5. CONCLUSIONES
Poner n de modo de nitivo a la problemática que rodea la labor de la
comisión paritaria, como instancia de resolución de con ictos, requiere de
una previsión normativa concreta por parte del legislador: permitir que
formen parte de la misma todos y cada uno de los sujetos legitimados para
negociar en la unidad del convenio. Evidentemente limitarse a asignar a la
resolución emitida por la propia comisión carácter de convenio colectivo, no
solo no acaba con toda la problemática que afecta a esta cuestión, sino que
crea, como ya se ha puesto de mani esto, toda una serie de problemas
técnicos que no son baladíes.
Simplemente con la apertura de la composición de la comisión paritaria a
todos los sujetos que gozan de legitimación inicial, se elimina de un
plumazo cualquier polémica judicial posterior sobre la conveniencia o no de
la interpretación, y sobre la naturaleza de las funciones de administración o
negociación que la comisión ha realizado. Ya que el reconocimiento de la
función negociadora a la comisión paritaria, para la resolución de con ictos
interpretativos, no plantea colisión alguna con otros derechos
constitucionales como el de negociación colectiva, derecho de huelga, o el
principio de irretroactividad de las normas como ya se ha puesto de
mani esto. Aquella modi cación normativa provocaría un efecto directo
sobre la mejora de la operatividad y e cacia de las comisiones paritarias,
permite convertirlas en verdaderas sedes de negociación y ocupar el lugar
que les corresponde en la gestión del con icto.
Es en este sentido en el que se reclama la intervención del legislador, es el
primer paso para incrementar la e cacia de la comisión paritaria como
órgano de resolución de con ictos. No obstante, una vez realizada la
modi cación normativa, no se puede negar que la efectividad de la
comisión paritaria, como órgano gestor del con icto, también va a
depender, en buena medida, de la voluntad, el talante y el esfuerzo
negociador de los interlocutores sociales, ahora bien, ya no existirán
obstáculos normativos que resten virtualidad a su actividad.
6. MODIFICACIONES PREVISIBLES EN MATERIA DE CONVENIOS
COLECTIVOS TRAS EL NUEVO ACUERDO DE COALICIÓN
PROGRESISTA*
ENEA ISPIZUA DORNA
Investigadora Posdoctoral
Facultad de Derecho. Universidad del País Vasco 503
1. INTRODUCCIÓN
Pasados ya unos años, concretamente ocho desde que se aprobó la
reforma laboral, parece que estamos ante una posible reforma legislativa en
materia de negociación colectiva. No obstante, la reforma normativa
reguladora de la ultraactividad aún sigue suscitando muchos interrogantes
que son resueltos por los Tribunales, pero muchas veces con respuestas
contradictorias y creando inseguridad jurídica.
Todas las modi caciones realizadas por la reforma del 2012, han
propiciado el debilitamiento de la autonomía colectiva como mecanismo de
regulación de las condiciones laborales. Las reformas que realizó el
legislador en esta materia fueron principalmente tres: en primer lugar, el n
de la ultraactividad automática e inde nida de los convenios; en segundo
lugar, la prioridad de los convenios de empresa frente a los de ámbito
superior; y, en tercer lugar, la extensión de las causas para la inaplicación
del convenio. En este texto, nos centraremos sobre todo en las
consecuencias de las dos primeras reformas para ver el impacto que han
tenido en las condiciones laborales y, por ende, en las relaciones laborales.
Este texto, por tanto, pretende analizar cuáles han sido los aspectos más
lesivos de los dos preceptos desde que se aprobó la reforma laboral en el
año 2012 hasta la actualidad, así como estudiar los pronunciamientos
jurisprudenciales más relevantes en dichas materias, para nalmente poder
incorporar alguna propuesta o conclusión.
Para el estudio o análisis de la materia se utilizará una metodología
jurídica, esto es, se analizará la legislación, la doctrina y la jurisprudencia
de la materia. Asimismo, se contrastarán los datos estadísticos facilitados
por el Ministerio del Trabajo y Economía Social y el Consejo de Relaciones
Laborales de Euskadi.
Ó
8. LA INTERVENCIÓN DE LAS REPRESENTACIONES LEGALES EN
LOS SISTEMAS DE SOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE CONFLICTOS.
PUNTOS CRÍTICOS A PROPÓSITO DE LA RENOVACIÓN DEL V
ACUERDO SOBRE SOLUCIÓN AUTÓNOMA DE CONFLICTOS
LABORALES*
PATRICIA NIETO ROJAS
Profesora Visitante
Universidad Carlos III de Madrid 578
1. LA AUTOTUTELA COLECTIVA DE LOS INTERESES
REPRESENTADOS
Una de las vías naturales de protección y defensa de los intereses de los
trabajadores es, sin duda, el reconocimiento de legitimación a las instancias
colectivas para su tutela. Atribución que no es más que la consecuencia
lógica del poder de representación normativamente reconocido579, pues el
mismo quedaría “en papel si no fuese acompañado por el reconocimiento de
los instrumentos adecuados para conseguir su efectividad, y en particular, su
tutela”580 tanto en sede judicial como extrajudicial. En relación con esta
última intervención, dicho reconocimiento debe entenderse, al tiempo,
como un síntoma de madurez de los actores sociales para resolver los
con ictos, acudiendo a soluciones autónomas o heterónomas.
Esta manifestación de la autonomía colectiva, materializada en la
creación de sistemas de solución autónoma de con ictos, admite, en
consecuencia, que las partes puedan resolverlos sin necesidad de acudir a un
tercero externo como puede ser la jurisdicción social, y aunque es cierto que
hubo que esperar a la reforma laboral de 1994581 para que los
procedimientos privados de mediación y arbitraje se incluyesen en el ET, su
expresa mención supuso un decisivo avance para la viabilidad jurídica de
las actuaciones conciliadoras y mediadoras de índole preprocesal, surgidas
de la autonomía colectiva.
Veremos que estos sistemas muestran unos resultados modestos582,
habiendo sido justi cada esta escasa utilización en “la di cultad desde la
Ley de imponer a las partes la desviación hacia la mediación o el arbitraje
de sus discrepancias en esta materia583, particularmente cuando uno de los
principios basilares de los mismos reside en su voluntariedad y a ello no ha
escapado la regulación en la materia”584. A pesar de ello, en la presente
comunicación se insta a seguir avanzando en este tipo de fórmulas para la
solución no sólo de con ictos jurídicos colectivos sino también como vía
extrajudicial de solución de con ictos de carácter individual585, y ello no
sólo por la di cultad que plantea, en la práctica, el deslinde entre
controversias de naturaleza colectiva e individual, pues nadie duda que “un
con icto individual se puede colectivizar en un momento dado y un
con icto colectivo puede afectar a la esfera individual del trabajador, de
manera que en un espacio colectivo pueda surgir un con icto individual”586,
sino porque su extensión a discrepancias de naturaleza individual supone la
adopción de instrumentos no sólo menos rígidos y formalistas que los
judiciales sino también más acordes con la realidad de una función
representativa e caz.
Para avanzar en este propósito, es esencial el papel que puede adoptar la
Fundación del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje,
Fundación del Sector Público (SIMA-FSP). La citada fundación tiene como
nalidad primordial la solución autónoma de los con ictos colectivos
laborales, desarrollando cuantas actuaciones se consideren necesarias para
la mejora de la e cacia de los procedimientos y, en general, para la difusión
de la cultura de la solución negociada de los con ictos. Esta Fundación tuvo
su origen en el Acuerdo sobre Solución Extrajudicial de Con ictos
laborales (ASEC), suscrito el 25 de enero de 1996 por CEOE, CEPYME,
CCOO y UGT y publicado en el BOE de 8 de febrero de 1996, y su
mantenimiento ha sido fruto de su renegociación durante los años
siguientes, hasta alcanzar el vigente ASAC V. En lo que hace a los
instrumentos que la Fundación SIMA-FSP pone a disposición de las partes
para resolver sus con ictos son la mediación, en la que un mediador
propone soluciones que ellas pueden libremente aceptar o rechazar y el
arbitraje, en el que un árbitro adopta una decisión de carácter vinculante que
pone n a las discrepancias planteadas.
Si tomamos como fuente los datos contenidos en la propia memoria de
funcionamiento de la Fundación, en el año 2018 el 81,6% de los
procedimientos tramitados lo fueron del tipo de interpretación y aplicación
del convenio aplicable mientras que los promovidos con carácter previo a la
convocatoria formal de huelga se situaron en un 13,9% (huelgas cuya
convocatoria respondía a la existencia de discrepancias surgidas durante la
negociación de un convenio, acuerdo o pacto colectivo en más de un tercio
de las ocasiones). Señala además la referida memoria que el 33,2% de los
expedientes versaban sobre cuestiones salariales, principalmente por
asuntos relativos a las retribuciones vinculadas a la persona del trabajador,
tales como la retribución variable o los sistemas de incentivos
principalmente, situándose como segunda materia litigiosa la referida al
tiempo de trabajo, con un 19,6% de los procedimientos, concentrándose la
mayoría de ellos en el disfrute de permisos y de licencias por parte de la
persona trabajadora.
El porcentaje de con ictos solucionados durante 2018 se situó en un
32,1%587, siendo mayoritarios los acuerdos alcanzados respecto a
discrepancias planteadas en el ámbito empresarial, bajo el tipo de con icto
relativo a la constitución de la mesa negociadora. Se ha de lamentar, al
tiempo, que dos de las materias que agrupan el mayor número de con ictos
(salario y tiempo de trabajo) tengan un porcentaje muy reducido de éxito.
Con el objetivo de revertir esta situación, no puede más que valorarse
positivamente que el art. 85.3.c) ET establezca como contenido mínimo de
todos los convenios la jación de “procedimientos para solventar de manera
efectiva las discrepancias que puedan surgir para la no aplicación de las
condiciones de trabajo a que se re ere el artículo 82.3, adaptando, en su
caso, los procedimientos que se establezcan a este respecto en los acuerdos
interprofesionales de ámbito estatal o autonómico conforme a lo dispuesto
en tal artículo”, y aunque ciertamente la Ley no especi ca qué
procedimientos deben articularse para solucionar esas controversias, podría
pactarse que se encomiende a la comisión paritaria del convenio un
dictamen vinculante o el compromiso mutuo de someterse a un arbitraje,
posibilidad que ha adquirido rango legal en relación con la inaplicación
convencional588.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
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de los trabajadores en los sistemas extrajudiciales de solución de
con ictos”, en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., MERCADER UGUINA,
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Ó Í
9. EL DERECHO A LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA COMO LÍMITE
ANTE EL PROCEDIMIENTO DE MODIFICACIÓN SUSTANCIAL DE
CONDICIONES DE TRABAJO*
EMMA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ
Profesora Contratada Doctora (Titular Acreditada)
de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de Vigo 608
1. EL ET TRAS A LA REFORMA DEL 2012 EN EL CONTEXTO
EUROPEO ACTUAL: LA DESCENTRALIZACIÓN LABORAL Y LA
FLEXIBILIDAD INTERNA
Los devastadores efectos de la crisis nanciera de la década pasada
respecto de los derechos sociales y, muy en particular, sobre los derechos de
los trabajadores provienen, en buena medida, del desequilibrio motivado
por las sucesivas reformas legislativas que han ampliado el ius variandi
como mecanismo de gestión empresarial. La doctrina ha denominado a este
proceso “desconstitucionalización” del trabajo609, pues prescinde de su valor
político como principio democrático de ciudadanía, integrado por los
derechos fundamentales de libertad sindical, huelga y negociación colectiva,
para centrarse en su vertiente economicista.
Con base en los criterios de competitividad y productividad, el legislador
español ha importado de la normativa europea el concepto de la
“ exiseguridad” como antídoto ante el retraimiento económico y la
destrucción de empleo610. Lo cierto es que la dimensión social de las normas
europeas y, con ellas, las relativas a la política de empleo, se consolidó con
el Tratado de Ámsterdam611, como resultado de diferentes Consejos
Europeos que habían abordado el crecimiento del empleo como una
manifestación de la integración y prosperidad europea612. La “estrategia de
Lisboa” se basaba en “crecer económicamente de manera sostenible con
más y mejores empleos y con mayor cohesión social”613, lo que recogió el
Tratado de Lisboa614, al igual que en el Tratado Fundacional de la Unión
Europea615. Asimismo, para incrementar la adaptabilidad de las empresas a
las necesidades personales de los trabajadores, el Libro Verde consolidó el
“Método Abierto de Coordinación” (MAC)616. Si bien, la estrategia europea
de empleo “Europa 2020”617 remarca como prioridad el “crecimiento
integrador”, presta más atención a la “ exiseguridad” para garantizar una
mayor adaptabilidad de los trabajadores ante las circunstancias cambiantes
del mercado laboral618.
En efecto, en el ámbito interno, la respuesta ante la crisis se materializó,
entre otras, en la Ley 3/2012619 que ya en su Preámbulo consideró el
“equilibrio entre la exibilidad interna y la externa” como uno de los
instrumentos fundamentales para conseguir el objetivo de la
“ exiseguridad”620. Y, más en concreto, el Capítulo III llevaba por título
“medidas para favorecer la exibilidad interna en las empresas como
alternativa a la destrucción de empleo” aunque las referencias a la
exibilidad interna como instrumento fundamental de empleabilidad se
encontraban a lo largo de todo el articulado621. La principal diferencia de la
Ley 3/2012 respecto de otras anteriores que iban en la misma línea622, radica
en la eliminación del carácter negociado de las modi caciones sustanciales
de las condiciones de trabajo623, amparándose para ello en un proceso
“estético” de información y consultas que dista mucho del verdadero
carácter participativo que propugnan las normas europeas624.
En particular, la regulación de comisiones ad hoc625 para este tipo de
procesos ha sido muy relevante debido a la ampliación de las medidas
respecto de las que se admite el “descuelgue”, lo que llama la atención si se
tiene en cuenta que su legitimidad no ha sido ni tan siquiera analizada por el
Tribunal Constitucional626. De hecho, lo que ha constatado la doctrina
mayoritaria es que esta opción legislativa podría estar inter riendo en el
derecho fundamental de libertad sindical, en tanto que esta comisión
alternativa tendría que ampararse en el propio art. 28.1 CE, para garantizar
el equilibrio de poderes dentro de las relaciones laborales, ya por sí
desigualitarias627.
Realmente, la Reforma de 2012 acogió las propuestas del II Acuerdo para
el Empleo y la negociación colectiva de 2012628, la gran diferencia es que
las medidas de exibilidad que se proponían lo hacían desde la autonomía
de la voluntad de las partes, además de tratarse de cesiones de derechos
acotadas temporalmente hasta el 2014 “en razón de unas expectativas
razonables de duración de la emergencia económica y social”, pero al
reconocerlas en la ley han adquirido carácter permanente y se desnaturaliza
el contenido del Acuerdo629. Puede a rmarse que se perdió una importante
oportunidad para que la negociación colectiva asumiese el protagonismo en
el incremento de la exibilidad interna y se relegase la aplicación de las
modi caciones previstas en el art. 41 ET630 para supuestos excepcionales631.
El carácter demasiado general y ambiguo con el que la exiseguridad se
ha instaurado en muchas de las normas nacionales fue criticado por el
Comité Económico y Social Europeo, hasta el punto de que considera que
pueda resultar inefectiva contra el elevado desempleo y las desigualdades
sociales632, por lo que ha propuesto que su concepto debería incluir
referencias a la calidad del empleo633. También el Parlamento viene
advirtiendo sobre la oportunidad de que se adopten cambios estructurales,
con especial atención a los sectores más vulnerables634.
Ó
3. EL RECONOCIMIENTO DEL DERECHO A LA NEGOCIACIÓN
COLECTIVA
3.1. Marco normativo europeo y nacional
La dicotomía siempre presente entre los derechos sociales –laborales– y
económicos –la libertad de empresa– quedó patente en el mismo nacimiento
de la Unión Europea. Es sabido que el derecho de libre circulación que
originariamente recogía el Tratado de Roma se concebía como la principal
justi cación y sólo después, se extendió a las personas trabajadoras654, con
la nalidad de luchar contra el dumping social655 o las diferencias en los
costes aparejados de las condiciones laborales de los trabajadores.
Esa concepción mercantilista en origen vino propiciada por la
globalización empresarial y el reforzamiento del poder de las grandes
empresas, como actores principales. Correlativamente supuso un
debilitamiento de los poderes estatales, y también de las formas
tradicionales del contrapoder sindical, como se desprende de los
pronunciamientos Laval, Viking, Rüffert y Comisión Luxemburgo656,
cali cados de tragic choice657 por su cuestionamiento de las normas internas
sobre derechos colectivos.
Además, el incremento de la descentralización productiva durante los
años de crisis económica ha producido en Europa un “resquebrajamiento de
la cohesión social”658 que se intentó compensar con la aprobación del “Pilar
Europeo de Derechos Sociales”659, aunque ha quedado muy alejado de su
pretendido carácter reivindicativo de derechos sociales660. De hecho, en las
mismas fechas, la Confederación Europea de Sindicatos presentó una
propuesta sobre la adopción de un “Protocolo Social Europeo” que intenta
salvaguardar la función de los interlocutores sociales y los derechos
colectivos de los trabajadores, como garantes de esos objetivos sociales661.
También las instituciones europeas insistieron en el papel fundamental de
los interlocutores sociales sobre todo porque “las nuevas de empleo en un
mercado globalizado requieren nuevas formas de diálogo social”662.
En este contexto, toma especial interés la Carta de Derechos
Fundamentales, como texto vinculante que forma parte del Derecho
originario de la Unión663. Este texto otorga carácter de derecho fundamental
a la negociación colectiva, en su art. 28, bien es cierto que después de haber
reconocido el derecho a la libertad de empresa –art. 16–. De manera
simultánea la Carta promueve en sus arts. 2, a 6, derechos básicos sobre las
condiciones de trabajo dignas, re riéndose al “papel esencial” de la
negociación colectiva para lograr esos objetivos.
Además, la concreción de las directrices de soft law de las instituciones
comunitarias se han plasmado en la Directiva 2019/1152, relativa a unas
condiciones laborales transparentes y previsibles en la Unión Europea664.
Tal y como recoge, ya desde su preámbulo, el TFUE reconoce a los
interlocutores sociales su principal función relativa a la defensa colectiva de
los intereses de los trabajadores –art. 152– e incluso, podrán ejercer
competencias de armonización legislativa –art. 153.1–.
Por lo que se re ere al ordenamiento interno, es sabido que, en nuestro
texto constitucional, el derecho a la negociación colectiva se reconoce de
forma explícita e independiente de cualquier otro y se con gura como el
instrumento a través del que se de enden los intereses colectivos de los
trabajadores, pero correlativamente también de los empresarios, incluida la
libre empresa. Es decir, el art. 37 CE legitima a las partes de la relación
laboral para que se “autoregulen”, dentro del respeto a los intereses que son
inherentes a cada una de ellas. Y, de forma concreta, el art. 38 CE, se re ere
a la libertad de empresa como una libertad vinculada a la economía de
mercado y que los poderes públicos han de garantizar.
Sin embargo, en ningún caso debe interpretarse que existe una tutela
reforzada respecto del derecho de libertad de empresa. Todo lo contrario. El
derecho a la negociación colectiva desempeña una función de
“gobernabilidad” de las relaciones labores665, que el constituyente quiso
situar entre el poder público y la autonomía colectiva plena, otorgando al
legislador cierto poder normativo para garantizar que los acuerdos
resultantes de esos procesos gozasen de seguridad jurídica666, pero no quiere
inmiscuirse más allá de lo imprescindible. Tanto es así que, este derecho de
con guración legal, disfrutará de la protección procesal de los derechos
fundamentales –art. 53.1 CE– cuando se vincula en su ejercicio con la
libertad sindical, al considerarse parte de su contenido esencial –art. 28.1
CE.
Ahora bien, el proceso de negociación de los intereses de los trabajadores
y de los empresarios, ejercidos por sus representantes, abarca también el
derecho a la libre competencia mercantil. Por lo tanto, esta necesaria
convivencia entre ambos derechos debe tenerse especialmente en cuenta al
referirnos a la posibilidad de que se regulen condiciones en la prestación de
servicio de estos nuevos autónomos o microworkers, lo que supone frenar, a
través de instrumentos legales, la “huida del derecho colectivo”667 que
conlleva la atomización de los empleos surgidos en el contexto de la nueva
economía.
La realidad descrita atribuye un papel principal al sindicato, como
receptor y aglutinador de los intereses comunes de estos trabajadores, sin
embargo, su capacidad de actuación también se ha visto mermada como
consecuencia de la disrupción tecnológica, lo que se mani esta en ciertas
carencias que le restan efectividad. Se han diferenciado tres aspectos
fundamentales de análisis668.
En primer lugar, ha de garantizarse que la toma de decisiones
empresariales que se adopten como consecuencia de la incorporación de
nuevas formas de producir respetan las garantías de información y consulta
que le son propias a estos representantes. Ciertamente, el art. 64 ET da
cabida a esta participación, pero limitándose a temas más generales, y
relacionados con las previsiones informativas sobre el empleo669, aunque
dista mucho de ser el deseado control previo y preceptivo que garantizaría
que los representantes pudiesen intervenir realmente en los procesos de
reestructuración por modi cación de las condiciones de trabajo670.
Un aspecto positivo, en segundo lugar, es que las nuevas tecnologías
aplicadas a las relaciones laborales facilitan la comunicación y la trasmisión
de datos entre los trabajadores y sus representantes, así como la
exteriorización del con icto o la difusión de la información. Sin embargo,
las referencias legales al respecto continúan sin actualizarse y resultan
absolutamente desfasadas671, como demuestran los múltiples
pronunciamientos judiciales que han enmendando esa de ciencia
legislativa672. Simultáneamente, se plantean cuestiones relativas a los
contornos de privacidad que deben de respetarse por la empresa. En efecto,
la normativa sobre protección de datos673 obliga al empresario a establecer
límites en el propio ejercicio de sus poderes empresariales. El propio
Reglamento Europeo –art. 88– hace un llamamiento a los Estados miembro
establezcan salvaguardas más garantistas para la protección de datos de los
trabajadores, lo que debería concretarse en posibilidades de control y
veri cación de los representantes sobre la utilización de la información
obtenida por el empresario674. A parte, desde la perspectiva colectiva, se
reabre la clásica cuestión de la elaboración de “listas negras” utilizadas por
las empresas como germen de tratamientos discriminatorios675.
Por último, un tercer aspecto para el análisis se deriva la debilidad de las
formas representativas tradicionales, tanto en su aspecto organizativo, como
en la acción sindical. La descentralización empresarial conlleva importantes
di cultades para identi car al empresario real, así como el establecimiento
de estructuras legitimadas legalmente y verdaderamente representativas de
los intereses de los trabajadores676. De la misma manera, las diferencias
tradicionales entre los trabajadores por cuenta ajena o por cuenta propia
pierden envergadura y, en general, los intereses de los trabajadores se
diversi can y la acción sindical tradicional se revela ine caz677.
La consecuencia de los tres aspectos descritos es que, en el ámbito
interno, la negociación colectiva de muchos de trabajadores encuentra
enormes di cultades para tener éxito dentro el marco jurídico actual. Estas
di cultades se acrecientan respecto de los nuevos empleos dadas las
diferentes regulaciones que le resultarán aplicables, dentro del concepto de
trabajador de nuestro legislador, lo que implica que para los considerados
autónomos resulten de aplicación directamente las estrictas disposiciones
que subordinan sus posibilidades de alcanzar acuerdos a garantizar la libre
competencia678.
Ó
10. PROPUESTA DE REGULACIÓN PARA EL ESQUIROLAJE
TECNOLÓGICO EN EL CONTEXTO DE UNA HIPOTÉTICA LEY
ORGÁNICA DE HUELGA*
RODRIGO TASCÓN LÓPEZ
Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
Universidad de León 696
1. EL ESQUIROLAJE TECNOLÓGICO COMO POTENCIAL
CONDUCTA LESIVA DEL DERECHO DE HUELGA
De todos es conocida la anomalía regulatoria existente en el Derecho
español en materia de huelga; la prolongación de la vigencia del contenido
del RD-Ley 17/1977, de 4 de marzo, de Relaciones de Trabajo (en adelante
RDLRT) y la falta de regulación postconstitucional han provocado que
fuera el Tribunal Constitucional quien hubiera de ir esculpiendo, a golpe de
sentencia697, los siempre escurridizos límites del ejercicio del derecho
fundamental que consagra el art. 28.2 del Texto Constitucional698.
Semejante situación condujo, tiempo ha (y por cuanto especí camente
ocupa al objeto de esta comunicación), a que el máximo intérprete de la
norma normarum expandiera los límites del esquirolaje (analógico)
censurable desde el punto de vista de su eventual lesión del contenido
esencial del derecho fundamental de huelga. Así, al llamado esquirolaje
“externo” (expresamente vedado por el art. 6.5 RDLRT), le fue sumado
como conducta contraria al derecho de huelga el denominado como
“interno” (sustitución de los huelguistas por los propios trabajadores de la
empresa), cuando el empresario hiciera uso de sus poderes empresariales
(en el caso concreto, para efectuar un cambio de funciones de los llamados
a sustituir a los huelguistas), pensados para situaciones ordinarias de la
relación laboral, en un momento patológico de la misma, como es el
desarrollo de un con icto colectivo con interrupción del trabajo699.
Severamente limitado el esquirolaje tradicional, el laboralista ha
encontrado un nuevo desafío en el llamado esquirolaje “tecnológico”700, esto
es, aquel en el que la sustitución del esfuerzo productivo de los huelguistas
no se produce por otros trabajadores (internos o externos), sino por algún
dispositivo tecnológico que, conveniente pre-programado por el empresario,
pueda lograr la nalidad de que el proceso productivo se mantenga dentro
de parámetros de normalidad durante el desarrollo de la huelga701.
Expuesto en tales términos, es evidente que surge cuando menos la duda
de si tal conducta resulta lesiva del derecho de huelga, habida cuenta de
que, tal y como ha reconocido en numerosas ocasiones el Tribunal
Constitucional (y refrenda la doctrina cientí ca702), la huelga necesita una
“cierta e cacia”703 (y visibilidad) para mostrarse útil, y ambas partes tienen
que aceptar “sacri cios recíprocos” pero “no desproporcionados”704.
Permitir que el empresario pudiera hacer uso del poder quasiomnímodo
que la tecnología le con ere, en un momento en el que el avance de la
informática y la robótica están a punto de dar un salto cualitativo y
exponencial, es tanto como permitir un vaciamiento del derecho de
huelga705 y, a la postre, condenarlo al ostracismo.
No es extraño que atisbando esta perspectiva, antaño se aludiera a que la
tecnología, si ilimitada jurídicamente, pondría en tela de juicio la
pervivencia misma del derecho de huelga (al menos como conceptualmente
es conocido)706; ni que, hogaño, se recurra a la expresión del drama
shakesperiano para poner de mani esto que se juega aquí el derecho de
huelga su “ser o no ser” futuro707.
2. EL ESQUIROLAJE TECNOLÓGICO EN LOS
PRONUNCIAMIENTOS DE LOS TRIBUNALES LABORALES
En un primer momento, de forma intermitente pero constante (salvo error
u omisión, con una única excepción708), el Tribunal Supremo (y, en el recto
seguimiento de su doctrina, los demás tribunales laborales709) había venido
aceptando las posibilidades de sustitución de la actividad de los huelguistas
por los medios técnicos habitualmente usados en la empresa, permitiendo,
por tanto “”una cierta capacidad beligerante del empresario respecto de la
huelga”710.
Los argumentos utilizados por el máximo órgano jurisdiccional pasaban
por poner de mani esto que “no se impone al empresario el deber o la
obligación de colaboración con los huelguistas en el logro de sus
propósitos… La Ley veta la sustitución de los huelguistas por trabajadores
externos (art. 6.5 RDLRT) y la jurisprudencia constitucional restringe el uso
de las facultades de organización que le son propias (en orden a exigir
movilidad funcional).
Pero no hay precepto alguno que prohíba al empresario usar los medios
técnicos de los que habitualmente dispone la empresa para atenuar las
consecuencias de la huelga. Si, a pesar de haberse efectuado, con los paros
de los trabajadores que participaron en ella, la actividad productiva no fue
interrumpida, sin que los huelguistas fueran sustituidos por otros
trabajadores, ni extraños a la empresa, ni de la propia plantilla, el derecho
fundamental no se ha vulnerado. Este derecho garantiza que los huelguistas
puedan realizar los paros sin ser sancionados en modo alguno por ello. No
asegura su éxito, ni el logro de los objetivos pretendidos, entre ellos el de
conseguir el cese total de la actividad empresarial”711.
En un supuesto sustancialmente igual a los anteriores (todos ellos en el
marco de huelgas desarrollados en medios de televisión), a nales del año
2012 se produce un giro jurisprudencial de ciento ochenta grados en la
valoración del esquirolaje tecnológico. Así, la doctrina sentada pasa por
considerar que “no solo en el supuesto de que se utilicen medios humanos
(trabajadores asignados a la prestación de servicios mínimos) para la
realización de actividades que exceden de los servicios decretados como
esenciales se lesiona el derecho de huelga, sino que también se lesiona este
derecho cuando una empresa del sector de la radiodifusión sonora y
televisión emite programación o publicidad por medios automáticos, en el
caso de que dicha actividad empresarial, aún cuando sea mediante la
utilización de medios mecánicos o tecnológicos, priva materialmente a los
trabajadores de su derecho fundamental, vaciando su contenido esencial de
manera que no cabe el uso de las prerrogativas empresariales, aún
amparadas en la libertad de empresa, para impedir la e cacia del derecho de
huelga, y ello por la propia naturaleza de este derecho y también del de la
libertad de empresa, que no incorpora a su contenido facultades de reacción
frente al paro”712.
Tiempo después, el asunto fue abordado por el Tribunal Constitucional,
sentando una doctrina que de momento no ha sido revisada y que supuso
poco menos que un tsunami jurídico, al implicar un nuevo giro (o completar
el anterior para hacerlo de trescientos sesenta grados) al estado de la
cuestión, para volver a dejar las cosas sicut erat in principio, con una
evidente desazón en la doctrina laboralista713.
Descartada en ese caso concreto la concurrencia de esquirolaje interno
(algo que los sindicatos demandantes de amparo habían reclamado) pero
manteniendo incólume la doctrina sentada al respecto, el pronunciamiento
del Alto Tribunal se centra, en consecuencia, en valorar el posible
esquirolaje tecnológico, pues “si bien los trabajadores no realizaron
funciones que nos les correspondían, sí siguieron un procedimiento distinto
al habitual… utilizando un medio técnico con el que la empresa ya contaba,
pero que solo se utilizaba en casos excepcionales… lo cual plantea la duda
de si constituye una vulneración del derecho de huelga y puede asimilarse a
aquellos supuestos de esquirolaje o sustitución de huelguistas”714.
Para el alto Tribunal, “no se está ante el ejercicio abusivo del ius variandi
que corresponde al empresario, pues los no huelguistas no han desarrollado
funciones distintas a las habituales que tienen asignadas, sino ante el
ejercicio del poder de organización de los medios de producción con los que
cuenta la empresa… En este sentido, no hay duda de que la libertad del
empresario, por lo que respecta a sus facultades de organización y
dirección, queda restringida por el ejercicio del derecho de huelga, mas no
hay precepto alguno que, durante este ejercicio, prohíba al empresario usar
los medios técnicos de los que habitualmente dispone la empresa para
mantener su actividad…
Exigir al empresario que no utilice medios técnicos con los que cuenta
supone imponerle una conducta de colaboración con la huelga no prevista
legalmente. La utilización de medios existentes en la empresa es compatible
con el derecho de huelga y no puede extenderse, por vía analógica, a este
supuesto de la prohibición de sustitución de los huelguistas prevista en el
art. 6.5 RDLRT, que se re ere al empleo de los recursos humanos en la
empresa, pero no a la utilización de sus recursos materiales y
tecnológicos”715, aceptando así lo que la doctrina ha denominado, no sin
fuertes dosis de crítica, la “intangibilidad de la disposición técnica del
proceso de producción”716.
En consecuencia, “la efectividad del ejercicio del derecho de huelga no
demanda del empresario una conducta dirigida a no utilizar los medios
técnicos con los que cuenta la empresa o abstenerse de realizar una
actividad productiva que pueda comprometer el logro de los objetivos
perseguidos por la huelga, al igual que no obliga a los restantes trabajadores
a contribuir al éxito de la protesta, y ello porque lo que garantiza la
Constitución es el derecho a realizar la huelga, no el resultado o éxito de la
misma. El empresario tiene que soportar, inevitablemente, un daño como
consecuencia de la huelga, derivado de la interrupción de la actividad en
que la misma consiste, pero sería desproporcionado exigir al empresario, en
supuestos como el presente, que colabore por inacción u omisión al éxito de
la huelga. El derecho de huelga aparece con gurado como una presión legal
al empresario que debe soportar las consecuencias naturales de su ejercicio
por parte de los trabajadores que se abstienen de trabajar, pero no se impone
el deber u obligación de colaboración con los huelguistas en el logro de sus
propósitos”717.
El cambio jurisprudencial operado a nales de 2012 había sido saludado
con notable alborozo en el ámbito doctrinal iuslaboralista, en el
entendimiento de que dicho referente suponía un avance signi cativo en la
garantía y efectividad del derecho de huelga en los albores del Siglo XXI718.
Consecuentemente, las críticas se han vuelto a alzar, esta vez incluso con
mayor virulencia (por lo que tiene de retroceso), contra el pronunciamiento
constitucional que ha vuelto a aceptar, incluso con mayor extensión de lo
que en su día lo había hecho el máximo órgano de la jurisdicción ordinaria,
las posibilidades de sustitución tecnológica de los huelguistas719.
Así, se ha hablado de “paso atrás”720 del Tribunal Constitucional, de
vocación claramente restrictiva y limitadora de los derechos
constitucionales laborales, que culminan su proceso de “deconstrucción” en
el ámbito de la empresa y que se aleja de la consideración debida a la
dignidad humana en el ámbito laboral frente a las nuevas tecnologías,
otorgando a la empresa poderes quasijurisidicionales721.
De igual modo, se ha aludido a que el pronunciamiento constitucional
supone una “reinterpretación restrictiva de la protección del derecho
constitucional de huelga”, privando a los trabajadores, por la fuerza de los
hechos, de la efectividad reivindicativa y como medida de presión de su
derecho de huelga, que queda así visiblemente vaciado de contenido722.
En cualquier caso, aun cuando el Tribunal Constitucional haya querido
dar a su pronunciamiento un carácter concluyente, para jar una doctrina
perdurable, lo cierto es que la cuestión relativa al esquirolaje tecnológico no
está (no puede estar) ni mucho menos cerrada. Y ello porque los casos
resueltos hasta la fecha se circunscriben a un sector muy concreto (el
audiovisual), pero es previsible que el número de supuestos y la variedad de
empresas y sectores a los que afecte vayan en aumento exponencial en los
próximos años723, lo que hará, seguramente, que el máximo intérprete de la
constitución deba replantearse su posición, si no para modi carla, sí, al
menos, para precisarla, ampliarla y aquilatarla724.
Si todo lo relativo al derecho de huelga presenta abundantes “zonas
grises”725, el esquirolaje tecnológico aún no ha hecho sino mostrar la punta
del Iceberg de su capacidad de generar situaciones dudosas o problemáticas,
por lo que necesita de una re exión adicional para encontrar soluciones
seguras726.
Quizá no sea mucho, pero es un punto de partida para empezar a construir
una regla de orden más satisfactoria, como intentará el presente discurso en
las páginas que siguen, advirtiendo, eso sí, de que este intento está
vinculado a la situación de la cuestión en el momento actual y que,
seguramente, será necesario revisarlo o puntualizarlo en el futuro al calor de
los nuevos supuestos de hecho que puedan ir surgiendo.
Es de destacar, para cerrar el presente epígrafe, que en el primer caso
similar que la jurisprudencia ordinaria ha tenido que afrontar tras el
establecimiento de la doctrina constitucional descrita, se ha valorado qué
ocurre cuando como consecuencia de un sistema de análisis de llamadas, a
través de un algoritmo, la empresa principal detecta que el tiempo en espera
ha aumentado signi cativamente en una de las empresas contratistas que
prestan dicho servicio de atención de llamas (precisamente porque hay una
huelga convocada y el número de trabajadores es menor) y, en consecuencia
y de forma automática, el propio sistema preestablecido (y no expresamente
implementado para combatir la huelga) redistribuye las llamadas a las otras
dos empresas contratistas que también se ocupaban de prestar tal servicio de
forma habitual. De un lado, el Tribunal Supremo duda que se esté en
presencia de un verdadero esquirolaje porque “opera el sistema habitual de
redistribución de tareas… sin que haya quedado acreditado que las
empresas activasen estrategia o tecnología especí ca para boicotear la
huelga. [De otro, reconoce que], en todo caso, la doctrina de la STC
17/2017 aleja la sombra de la aludida vulneración”727.
Á
24
ROMÁN DE LA TORRE, Mª D.: La composición de la representación social en la negociación
colectiva estatutaria, Valencia (Tirant lo Blanch), 1999, p. 54.
25
GARCÍA MURCIA, J.: Organizaciones sindicales y empresariales más representativas.
Posición jurídica y dimensión política, cit., pp. 159 y 162.
26
RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F.: “La representatividad sindical”, cit., p. 213 y
“Representatividad sindical y negociación colectiva (1982-1995)”, TL, núm. 40, 1996, p. 5;
ALFONSO MELLADO, C.L. y FABREGAT MONFORT, G.: “Algunas cuestiones en torno a la
legitimación negocial en la empresa y el grupo de empresas”, TS, núm. 144, 2002, pp. 21 y ss. y “La
legitimación negocial en el ámbito de la empresa”, REDT, núm. 115, 2003, pp. 67 y ss.
27
CRUZ VILLALÓN, J.; RODRÍGUEZ-RAMOS VELASCO, P. y GÓMEZ GORDILLO, R.:
Estatuto de los Trabajadores. Comentado, Madrid (Tecnos), 2003, p. 1033.
28
MARTÍN VALVERDE, A.; RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F. y GARCÍA MURCIA,
J.: Derecho del Trabajo, Madrid (Tecnos), 2015, p. 343.
29
RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F.: “La legitimación para negociar colectivamente (En
torno al artículo 87)”, REDT, núm. 100, 2000, p. 1536.
30
CRUZ VILLALÓN, J.; RODRÍGUEZ-RAMOS VELASCO, P. y GÓMEZ GORDILLO, R.:
Estatuto de los Trabajadores. Comentado, cit., p. 1052.
31
CASAS BAAMONDE, M.ªE.: “Jurisprudencia constitucional y representatividad sindical”, cit.,
p. 74.
32
NAVARRO NIETO, F. L.: “El sindicato más representativo en la reciente historia normativa
española”, RL, T. II, 1987, p. 29.
33
Resolución núm. 827, en OIT: La libertad sindical. Recopilación de decisiones y principios del
Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, p. 179; entre los autores,
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J.: “Libertad sindical y negociación colectiva”, RL, núm. 1, 1999,
pp. 54-55.
34
“Resulta, sin duda alguna, compatible con la con guración legal del ejercicio del derecho a
negociar, restringir la legitimación para formar parte de la comisión negociadora a las organizaciones
sindicales que acrediten un cierto nivel de representatividad allí donde el legislador ha querido dotar
al acuerdo resultante de unos determinados y especí cos efectos jurídicos, como sucede en el caso de
la negociación laboral estatutaria o en el ámbito de la función pública”, SSTCo 4 y 12/1983, de 28 de
enero y 22 de febrero; 73/1984, de 27 de junio; 98/1985, de 29 de julio y 224/2000, de 2 de octubre.
35
SSTCo 73/1984, de 27 de junio; 184/1991, de 30 de septiembre y 80/2000, de 27 de marzo. Para
tal conclusión, el Tribunal acude al desarrollo histórico paralelo del derecho de asociación obrera y
del de negociación colectiva, según constata SÁEZ LARA, C.: “Sindicatos y orden constitucional”,
en AA.VV.: El modelo social en la Constitución española de 1978, Madrid (MTIn), 2003, p. 564.
36
FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mª F.: “El contenido esencial de la libertad sindical y la negociación
colectiva: una aproximación clásica a un antiguo problema (Comentario a la STCo 184/1991, de 30
de septiembre)”, REDT, núm. 54, 1992, p. 603.
37
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Relaciones laborales, negociación colectiva y pluralismo social, Madrid
(MTAS), 1996, p. 195 y LUJÁN ALCARAZ, J.: “Legitimación y capacidad para negociar convenios
colectivos”, AS, T. I, 1998, p. 2495.
38
ALONSO OLEA, M. y BARREIRO GONZÁLEZ, G.: El Estatuto de los Trabajadores. Texto,
comentarios, jurisprudencia, Madrid (Civitas), 1995, p. 401.
39
RIVERO LAMAS, J.: “Art. 87. Legitimación”, cit., p. 947.
40
STCo 224/2000, de 2 de octubre.
41
VALDÉS DAL-RÉ, F.: “Algunas cuestiones en materia de legitimación para negociar convenios
de e cacia general”, cit., p. 41.
É É
42
VALDÉS DAL-RÉ, F.: “Algunas cuestiones en materia de legitimación para negociar convenios
de e cacia general”, cit., p. 30 y “La reforma de las reglas de legitimación negocial (I)”, cit., p. 1.
43
SOLANS LATRE, M.A.: Garantías legales de la negociación colectiva estatutaria. Partes
negociadoras y procedimiento negociador, Madrid (CES), 2003, p. 178.
44
SSTCo 12/1983, de 22 de febrero; 58/1985, de 30 de abril y 57/1989, de 16 de marzo.
45
QUESADA SEGURA, R. y VILA TIERNO, F.: El procedimiento de negociación del convenio
colectivo. Un estudio jurisprudencial, Granada (Comares), 2002, p. 8.
46
STCo 57/1989, de 16 de marzo.
47
ÁLVAREZ CUESTA, H.: “Lugar único, múltiple y ausencias de lugar a partir de la negociación
colectiva”, DL, núm. 118, 2019, p. 102.
48
“Si existieran representantes unitarios, aunque su número sea limitado, no cabe aplicar esta
norma de legitimación plena extraordinaria”, MENDOZA NAVAS, N.: “Legitimación y capacidad
para negociar convenios colectivos estatutarios: los convenios de sector”, en AA.VV.: Representación
y representatividad colectiva en las relaciones laborales, Albacete (Bomarzo), 2017, p. 514.
49
UGT/CC.OO.: El futuro del trabajo que queremos, 2017, p. 19.
50
Instituto de Estudios Económicos y Sociales sobre la Industria (IESEI). Encuentros sobre
digitalización e industria 4.0. Principales conclusiones, CC.OO., 2018, p. 17.
51
ALFONSO MELLADO, C.L. y CABEZA PERERIRO, J.: “La mayor representatividad
sindical: un balance del modelo de la LOLS”, en AA:VV.: Sindicalismo y democracia, Granada
(Comares), 2017, p. 313.
52
LAHERA FORTEZA, J.: “Crisis de la representatividad sindical: propuestas de reforma”,
Derecho de las relaciones laborales, núm. 1, 2016, pp. 57 y ss.
53
MERINO SEGOVIA, A.: “La reforma de la negociación colectiva en el RDL 3/2012”, RDS,
núm. 57, 2012, p. 257.
54
NIETO ROJAS, P.: “Representación legal de los trabajadores en la empresa y disfunciones
derivadas de un modelo pluralista en este ámbito”, Lan Harremanak, núm. 4, 2019, p. 19.
55
GARRIDO PÉREZ, E.: “La representación de los trabajadores al servicio de las plataformas
colaborativas”, RDS, núm. 80, 2017, p. 224.
56
CASAS BAAMONDE, M.E.: “La necesaria reforma del Título II del Estatuto de los
Trabajadores”, en AA.VV., Representación y representatividad colectiva en las relaciones laborales,
Albacete (Bomarzo), 2017, pp. 113 y ss. y SALA FRANCO, T., y LAHERA FORTEZA, J., “La
representación de los trabajadores en la empresa”, en AA.VV., Propuestas para un debate sobre la
reforma laboral, Madrid (Francis Lefebvre), 2018, pp. 37 y ss.
57
MARTÍNEZ MORENO, C.: “La autonomía colectiva y sus medios de expresión”, en AA.VV.:
El futuro del trabajo: cien años de la OIT, Madrid (Cinca), 2019, p. 286.
58
CRUZ VILLALÓN, J.: “Una propuesta de revisión de las reglas sobre representación de los
trabajadores en la empresa”, Revista Galega de Dereito Social, núm. 1, 2016, pp. 51 y ss.
59
LAHERA FORTEZA, J.: “Representación y representatividad sindical: puntos críticos y
propuestas de reforma”, Papeles de Economía Española, núm. 156, 2018.
60
ÁLVAREZ CUESTA, H.: La mayor representatividad sindical, León (Universidad), 2006 y
LAHERA FORTEZA, J.: “Representación y representatividad sindical: puntos críticos y propuestas
de reforma”, cit.
61
AA.VV.: Report of the HLEG on the Impact of the Digital Transformation on EU Labour
Markets, Luxemburgo (Comisión Europea), 2019, p. 43.
62*
Esta investigación parte de los resultados obtenidos en el proyecto de investigación
‘Agreenment: A Green Mentality for collective bargaining’ (www.agreenment.adapt.it) nancia¬do
por la Comisión Europea (ref. VP/2017/004/0037) y se desarrolla en el marco del proyecto de
investigación ‘Condiciones de trabajo decentes en el marco de la Estrategia De Transición Justa’,
nanciado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades AEI (PID2019-108628GB-I00)
y FEDER UE. El autor es miembro del grupo de investigación consolidado reconocido por la
Generalitat de Cataluña GREDTISS. Ref. 2017SGR1563
63
No es por ello casualidad que la Declaración, sitúe al mismo nivel la rea rmación que «el
trabajo no es una mercancía» y el reconocimiento de la «importancia de la función de las empresas
sostenibles como generadoras de empleo y promotoras de innovación y trabajo decente». Ver
«Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo» adoptada en la 108ª reunión de la
Conferencia Internacional del Trabajo.
64
Escribano Gutierrez, J. “La protección del medio ambiente como factor condicionante de las
relaciones laborales”. En Revista Doctrinal Aranzadi Social num.3/2010, p. 3
65
STC 199/1996, de 3 de diciembre
66
Ver STC 64/1982, de 4 de noviembre
67
Rodríguez Sañudo, F. “La participación de los trabajadores en la empresa” en Revista de Política
Social, núm. 121, 1979, p. 435.
68
Rodríguez Ramos, M.J., “Salud laboral versus medio ambiente: por una política de prevención
de riesgos laborales también en el medio externo”, en Revista Doctrinal Aranzadi Social num. 22,
2002, p. 2.
69
Ley 38/2007, de 16 de noviembre, por la que se modi ca el texto refundido de la Ley del
Estatuto de los Trabajadores, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, en
materia de información y consulta de los trabajadores y en materia de protección de los trabajadores
asalariados en caso de insolvencia del empresario. BOE núm. 276, de 17/11/2007
70
Directiva 2002/14/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de marzo de 2002, por la
que se establece un marco general relativo a la información y a la consulta de los trabajadores en la
Comunidad Europea. DOCE núm. 80, de 23 /03/2002
71
Valdés Dal-Ré, F. “La negociación colectiva en la Constitución” en Revista de Política Social,
núm. 121, 1979, p. 496.
72
Marrero Sánchez, E.M., “El derecho constitucional de negociación colectiva” en Revista de
Derecho Social núm. 59, 2012, p. 180.
73
Álvarez Cuesta, H. Empleos verdes: una aproximación desde el Derecho del Trabajo. Albacete:
Bomarzo, 2016, p. 120.
74
Como a rmó la STS 2 de noviembre de 1999 (Recurso de Casación núm. 1387/1999): el ET «no
contiene un catálogo cerrado o ‘numerus clausus’ de derechos de información» por lo que puede ser
ampliado mediante negociación colectiva.
75
Boix Lluch, I. “Derechos de intervención de los representantes de los trabajadores” En La
negociación colectiva en España: una visión cualitativa. Valencia: Tirant lo Blanc, p. 827.
76
Esteban Legarreta, R. “El papel de la negociación colectiva como herramienta de reforzamiento
de las representaciones sindicales más allá de la empresa” en Lan harremanak: Revista de relaciones
laborales, núm. 41, 2019.
77
Mercader Uguina, J. “Los nuevos contenidos de la negociación colectiva en las grandes
empresas” en Nuevas Relaciones Laborales y Negociación Colectiva. Libro de las XV Jornadas de
estudio sobre Negociación Colectiva. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 2002,
p. 161.
78
Galiana Moreno, JM. “Negociación colectiva” en Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, núm. 58, 2005, p. 303.
79
Resolución de 31 de enero de 2003, de la Dirección General de Trabajo, por la que se dispone la
inscripción en el Registro y publicación del Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva
2003 (ANC 2003). BOE núm. 47, de 24/02/2003
80
Ver Rodríguez-Piñero Royo, M. (dir.) Nuevas actividades y sectores emergentes: el papel de la
negociacion colectiva. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2001, p. 224-225.
81
Rodríguez-Piñero Royo, M. “El papel de la negociación colectiva. Contenidos a afrontar,
aparición de nuevas actividades y nuevas formas de trabajo” en El futuro del trabajo: retos para la
negociación colectiva (Libro de la XXX Jornadas de Negociación Colectiva de la CCNCC). Madrid:
Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, p. 110.
82
Escribano Gutiérrez, J. “Derechos de los trabajadores ante las órdenes empresariales
medioambientalmente injustas”, en Revista de Derecho social, núm. 78, 2017, p. 68.
83
A modo de ejemplo, los convenios colectivos de la industria siderometalúrgica de la provincia
de Huesca, de Teruel y de Zaragoza, el texto recoge el compromiso de las partes rmantes de reforzar
el papel de la comisión de salud laboral y tratar en ésta el desarrollo de la gura del Delegado
Medioambiental. Es destacable que el resto de convenios seleccionados no son de ninguna de dichas
provincias.
84
También el convenio de Repsol Investigacions Petrolíferes SA y el convenio Repsol Exploración
SA
85
También el CC. de la empresa Tereos Starch&Sweeteners Iberia SAU.
86
También el convenio sectorial estatal de industrias de perfumerías y a nes.
87
Como ya observara Chacartegui Jávega, las funciones de los delegados medioambientales se
integran en el marco de la prevención de riesgos laborales. Ver Chacartegui Jávega, C. Negociación
colectiva y sostenibilidad medioambiental. Albacete: Editorial Bomarzo, 2018, p. 80.
88
Por ejemplo, el CC. de Gerdau Aceros Especiales Europa SL (Vitoria).
89
Por ejemplo, el CC. de Moleva SA.
90
Por ejemplo, el CC. de Repsol Exploración SA
91
Por ejemplo, el CC. de Centro de Experiencias Michelin Almería de la MEPSA
92
CC. de CEPL Iberia SL,
93
Michelín España Portugal (Valladolid) 90013581012004
94
CC. de Moleva SA
95
ATC 45/1983, de 9 de febrero.
96
Ver STS 12 julio 2016, rec. 361/2014
97
Por ejemplo, las obligaciones legales relacionadas con las actividades recogidas en el anexo III
de la Ley 26/2007, de 23 de octubre, de Responsabilidad Medioambiental. BOE núm. 255, de
24/10/2007.
98
Concretamente el convenio se re ere a la diferenciación entre la generación de residuos urbanos
(la basura común, vidrio, plásticos, cartón), los residuos especiales (el tóner, aceites) y los residuos
peligrosos (pilas, uorescentes y aerosoles).
99
Aquí destaca el convenio sectorial de Cataluña de cuero, repujados, marroquinería y similares
pues habla no sólo de información sino de recibir de la empresa copia de la documentación que ésta
venga obligada a facilitar a la Administración pública.
100
CC. de Sidenor Forgings & Castings, SL
101
CC. de Cítricos De Murcia SA
102
CC. de Michelín España Portugal (Valladolid)
103
CC. de Repsol Exploración SA
104
Por ejemplo, el CC. de CEPL Iberia.
105
Por ejemplo, el cc. de Sidenor Aceros Especiales SL.
106
Atkinson, AB. La Economía de la desigualdad. Barcelona: Crítica, 1981, p. 199.
107
Chacartegui Jávega, C. Negociación colectiva y sostenibilidad medioambiental. Albacete:
Editorial Bomarzo, 2018, p. 28
108
Merece aquí reproducir la re exión de Rodríguez Ramos quien a rma que «Derecho Social y
Derecho del Medio Ambiente tienen orígenes similares. El Derecho del Trabajo nació a partir de la
cuestión social y de reacción ante las injusticias que sufrían los trabajadores (…) El Derecho del
Medio Ambiente nace de la toma de conciencia de la protección del medio, ante la agresión sin
límites que venía sufriendo por el hombre» Ver Rodríguez Ramos, MJ. “Salud laboral versus medio
ambiente: por una política de prevención de riesgos laborales también en el medio externo” En
Aranzadi Social, núm. 5, 2002, p. 4
109
Directiva 2009/38/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 6 de mayo de 2009, sobre la
constitución de un comité de empresa europeo o de un procedimiento de información y consulta a los
trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria (versión refundida).
DOUE núm. 122, de 16/05/2009,
110
Ver por ejemplo STS 30 abril 1996 rec 1726/1995.
111
Chacartegui Jávega, C. Negociación colectiva y sostenibilidad medioambiental. Albacete:
Editorial Bomarzo, 2018, p. 24.
112
Ver por ejemplo la participación de los comités de empresa o de la representación sindical en la
elaboración de informes sobre la concreción de las medidas laborales incluidas en los planes de
reconversión previstos en la Ley 27/1984, de 26 de julio, sobre reconversión y reindustrialización.
BOE núm. 180, de 28/07/1984.
113
Valdés Dal-Ré, F. “La negociación colectiva en la Constitución” en Revista de Política Social,
núm. 121, 1979.
114*
Comunicación vinculada al desarrollo del Proyecto de investigación I+D+I RETOS 2018,
RTI2018-098794-B-C33, IP Gómez Muñoz, J.M., subgrupo NUEVAS FORMAS DE
NEGOCIACIÓN Y CONFLICTO COLECTIVO EN UNA ECONOMÍA DE MERCADO DIGITAL.
Título del proyecto coordinado: Nuevas dinámicas y riesgos sociales en el mercado de trabajo del
siglo XXI: desigualdad, precariedad y exclusión social. Así como al desarrollo del proyecto
nanciado por la Comisión Europea VS/2019/0076, SLASH WORKERS AND INDUSTRIAL
RELATIONS.
115
Vid., sobre las “nuevas formas de trabajo”, Eurofound, New forms of employment, Publications
of ce of the European Union, 2015, pp. 5-145.
116
Vid., ampliamente, SCHWAB, K., La cuarta revolución industrial, Barcelona (Debate), 2016.
117
Efecto re ejo de ello, catalizado por la grave crisis económica provocada por la pandemia
sanitaria originada por la COVID 19, es la adopción del Real Decreto Ley 20/2020, de 29 de mayo,
por el que se establece el Ingreso Mínimo Vital para atender las situaciones de vulnerabilidad.
118
Concretamente el objetivo 8 se re ere a “promover el crecimiento económico sostenido,
inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”.
119
Vid.,al respecto la Comunicación de la Comisión Europea al Parlamento Europeo, al Consejo, al
Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones, Una Agenda Europea para la
economía colaborativa, de 2 de junio de 2016, COM (2016) 356 nal. Y el Dictamen 2016/C 303/05,
de 25 de mayo de 2016, ponente Jorge Pegado Liz. DOCE de 19 de agosto de 2016.
120
Las plataformas pueden de nirse como aquellas redes digitales que coordinan transacciones
mediante el uso de algoritmos. Cuando una empresa utiliza una plataforma digital, sustentada en una
página web o aplicación móvil (app), actúa de intermediaria entre los clientes (solicitantes de la
prestación de un servicio) y la persona que realiza nalmente la prestación (el trabajador). El trabajo
en plataformas en línea en la Unión se ha incrementado en más de un 25% durante los dos últimos
años, hasta llegar a los cinco millones de trabajadores. Datos extraídos de la Resolución del
Parlamento Europeo de 10 de octubre de 2019, sobre empleo y políticas sociales en la zona del euro
(2019/2111(INI)).
121
Como es sabido, el centro de trabajo es una pieza fundamental para precisar la unidad en la que
se debe calcular el número de trabajadores que pueden ser computados y delimitar el tipo de
representación unitaria que puede ser constituida. Igualmente, el centro de trabajo marca
sustancialmente tanto el desarrollo del proceso electoral en la empresa, como el ámbito en el que se
desarrollan las competencias y funciones de los representantes de los trabajadores. Vid., ente otros,
los artículos 62, 63, 66, 67, 69, 73, 74, 75, 77, 78, 81 del ET, así como el RD 1844/1994, de 9 de
septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de elecciones a los órganos de representación de los
trabajadores en la empresa.
122
Vid.,CANALDA CRIADO, S., “La nueva Directiva relativa a unas condiciones laborales
transparentes y previsibles en la Unión Europea: una innovadora iniciativa contra la precariedad
laboral”, Revista de Trabajo y Seguridad Social, CEF, nº 440, 2019, p. 165 y ss.
123
La Directiva mencionada también tiene referencias especí cas sobre el trabajo a demanda, que
en bastantes casos vendrá con gurado por su desarrollo en el contexto de prestaciones de servicio
que no tienen un lugar de trabajo jo o principal. Vid.,de forma detenida su artículo 11.
124
DE STEFANO, V., Non-standar work and limits on freedom of association: A human rights
based approach, Industrial Law Journal (on line), 46 (2), pp. 188. Disponible en
https://doi.org/10.1093/indlaw/dww034 (acceso el 1 de octubre de 2019).
125
Vid.,GOERLICH PESET, J.M., “Innovación, digitalización y relaciones colectivas de trabajo”,
Revista de Treball, Economia y Societat, nº 92, 2019.
126
Vid.,ampliamente, PALOMO VÉLEZ, R., El modelo español de representación de los
trabajadores en la empresa, Tirant lo Blanch, Valencia, 2017.
127
Vid.,CABEZA PEREIRO, J., “Representation, Trade Union Activity and Technologies”, en
Oñati Socio-legal Series, v.9, n1, 2019, p. 101.
128
STS de 19 de marzo de 2001, rec.2012/2000.
129
En este sentido CRUZ VILLALÓN, J., “Una propuesta de revisión de las reglas sobre
representación de los trabajadores en la empresa”, Revista Galega de Dereito Social, nº 1, 2016,
p. 49.
130
SSTS de 23 de marzo de 2015, rec.287/2014, y de 10 de octubre de 2019, rec. 966/2017.
131
Vid.,FERRADANS CARAMÉS, C., “Los derechos colectivos de los trabajadores al servicio de
plataformas colaborativas”, en AA.VV., Coordinador Gómez Muñoz, J.M., El trabajo autónomo en
España tras la crisis: perspectivas y propuestas, Bomarzo, Albacete, 2019, p. 295.
132
Vid.,GARRIDO PÉREZ, E., “La representación de los trabajadores al servicio de plataformas
colaborativas”, Revista de Derecho Social, nº 80, 2017, p. 229.
133
En este sentido FERRADANS CARAMÉS, C., “La adaptación convencional de la
representación de los trabajadores”, Revista Derecho de las Relaciones Laborales, nº 4, 2018, p. 90.
134
Hasta agosto de 2019, turespuestasindical.es ha respondido hasta 1867 consultas planteadas.
135
Simultáneamente las plataformas, entre otras Glovo, Stuart, Uber Eats y Deliveroo, han
constituido la asociación llamada @digital, Asociación Española de la Economía Digital, a través de
la cual lanzan proposiciones para la regulación del mercado laboral de forma acorde a sus intereses.
Se puede contrastar la “Propuesta normativa en materia de trabajo en plataformas digitales”, en
https://www.adigital.org/media/propuesta-regulatoria-plataformas –digitales (versión de 4 de abril de
2019).
136
En países de nuestro entorno como Francia, se puede constatar el surgimiento de organizaciones
especí cas similares, como Le collectif des livreurs autonomes de Paris, o la Association des
Plateformes d’independants. Y en Italia también han surgido en los últimos años organizaciones
como ACTA, Asociación de Freelances, ConAssociazioni, ConfProfessioni, CLAP (O cina del
trabajo autónomo y precario), Quinto Stato o Deliverance Milan.
137
Cfr, de forma detallada, el informe de UGT“El trabajo en las plataformas digitales de reparto”,
Servicio de Estudios de la Confederación, Septiembre de 2019.
138
Cfr., entre otros, ROQUETA BUJ, R., “Los derechos colectivos de los trabajadores autónomos.
Los acuerdos de interés profesional”, Temas Laborales, nº 114, 2012, p. 20.
139
Vid.,STJUE de 21 de septiembre de 1999, As. C-67/96, Albany, y STJUE (Sala Primera) de 4
de diciembre de 2014, As.C-413/13, caso FNV Kunsten Informatie en Media. Según la doctrina del
TJUE, determinados efectos restrictivos de la competencia son inherentes a los acuerdos celebrados
entre las organizaciones representativas de los empresarios y los trabajadores y son acordes a lo
establecido en el artículo 101.1 TFUE, que establece que “serán incompatibles con el mercado
interior y quedarán prohibidos todos los acuerdos entre empresas, las decisiones de asociaciones de
empresas y las prácticas concertadas que puedan afectar al comercio entre los Estados miembros y
que tengan por objeto impedir, restringir o falsear el juego de la competencia dentro del mercado
interior…”.
140
Según jurisprudencia reiterada del TJUE, corresponde, en su caso, a los tribunales nacionales
determinar cuáles son las notas reales de nidoras de la relación entre el trabajador nominalmente
autónomo y la empresa (s) para la que presta sus servicios.
141
Dicho precepto establece que “Para garantizar el ejercicio efectivo del derecho a la
negociación colectiva, las Partes contratantes se comprometen: 2. A promover, cuando ello sea
necesario y conveniente, el establecimiento de procedimientos de negociación voluntaria entre
empleadores u organizaciones de empleadores, de una parte, y organizaciones de trabajadores de
otra, con objeto de regular las condiciones de empleo por medio de convenios colectivos”. Decisión
de 12 de septiembre de 2018, Reclamación nº 123/2016, ICTU vs Ireland.
142
La Decisión trae a colación, asimismo, los convenios 98, 151 y 154 de la OIT, en el sentido de
que su operatividad se extiende a todos los trabajadores y empresarios.
143
Vid.,en este sentido el código de conducta suscrito en Alemania entre los representantes de
importantes plataformas colaborativas con sede en Alemania y la Confederación Alemana de
Sindicatos sobre reglas aplicables al crowdsourcing/crowdworking lucrativo “Ground rules for paid
crowdsourcing companies and crowdworkers”.
144
Entre otras, sentencias del Juzgado de lo Social nº 1 de Madrid, nº 128/2019, de 3 de abril y
nº 134/2019, de 4 de abril. Que consideran aplicables a los repartidores de Glovo el convenio
colectivo de Logística, Paquetería y Actividades anexas al Transporte de la Comunidad de Madrid
(BOCM 11 de junio de 2016).
145
De forma similar, en Italia, se ha acordado que los riders sean cubiertos por el convenio estatal
del sector de la logística y del transporte de mercancías, acordado en 2018 por varios asociaciones
empresariales del sector del transporte y los tres principales confederaciones sindicales (FILT-CGIL,
FIT CISL y UILTRASPORTI), reconociendo formalmente que los repartidores de comida, riders, son
trabajadores subordinados que se bene cian de las mismas condiciones laborales que el resto de
empleados del sector.
146
Vid.,STC 17/2017, de 2 de febrero.
147
Entre otras SSTS de 3 octubre 2018, recs. 3365/2016 y 1147/2017, respectivamente, se re eren
al especí co caso de que la subcontratación se produzca en el seno de empresas del mismo grupo, de
tal forma que la principal y la auxiliar pertenecen a él.
148
Cfr., entre otros, los diversos con ictos originados en el sector del taxi o el con icto surgido en
verano de 2017 entre Deliveroo y sus repartidores considerados autónomos o a lo sumo TRADES.
149
En este sentido, MARTÍNEZ BARROSO, M.R., Régimen profesional, Prevención de Riesgos y
Derechos Colectivos de los Trabajadores Autónomos, CEF, Madrid, 2006, p. 305.
150
https://www.fundacionfelipegonzalez.org/ Estudio de la profesora Ursula Huws (2016) y su
equipo de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido) publicaron la primera radiografía habida en
la Unión Europea sobre el trabajo en las plataformas digitales. El informe lo había encargado
la Foundation For European Progressive Studies y se refería a los per les laborales en esa economía
de cinco países: Reino Unido, Suecia, Alemania, Austria y Holanda
151
Reshaping work de Barcelona: https://barcelona.reshapingwork.net/
152
MARTIN VALVERDE, A., RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTÉREZ, F., GARCÍA MURCIA, J.:
Derecho del Trabajo, Tecnos, Madrid, 2014, pp. 29 y ss o bien OJEDA AVILÉS, A.: “Ajenidad,
dependencia o control: la cusa del contrato de trabajo” Derecho PUCP, Revista de la Facultad de
Derecho, núm. 60, 2007, pp. 389 Y SS.
153
https://www.oecd-ilibrary.org/employment/oecd-employment-outlook-2019_9ee00155-en
154
RODRÍGUEZ, M. L. y PÉREZ DEL PRADO, M.: “Economía digital: su impacto sobre las
condiciones de trabajo y empleo. estudio de caso sobre dos empresas de base tecnológica”, Informe
realizado para la Fundación para el Diálogo Social, diciembre 2017,
http://fdialogosocial.org/public/upload/2/23_FdS_Economia-digital-impacto-condiciones-trabajo-y-
empleo_2017_ nal.pdf [Recuperado 15/02/2020].
155
BERNACIAK, M., GUMBELL-MCCORMIC, R. y HYMAN, R.: “El sindicalismo europeo:
¿de la crisis a la renovación?”, Fundación 1º de Mayo:
https://www.nuevatribuna.es/media/nuevatribuna/ les/2015/05/13/cuaderno40.pdf [Recuperado
16/02/2020].
156
Véase: Los sindicatos ante los retos tecnológicos. Dinámicas y buenas practicas:
https://cotec.es/media/LOS-SINDICATOS-ANTES-LOS-RETOS-TECNOL%C3%93GICOS.pdf
[Recuperado 10/02/2020].
157
SEMPERE NAVARRO, A. V., MATEOS Y DE CABO, O., «Uso y control de herramientas
informáticas en el trabajo (marco legal, pautas judiciales y convencionales)» en SAN MARTÍN
MAZZUCONI, C. (dir.), Tecnologías de la información y la comunicación en las relaciones de
trabajo: nuevas dimensiones del con icto jurídico, EOLAS ediciones, 2014, pp. 80 y ss.
158
ÁLVAREZ DEL CUVILLO, A., “El centro de trabajo como unidad electoral: un concepto
jurídico indeterminado en un contexto de cambio organizativo”, Revista Española de Derecho del
Trabajo, núm. 188, 2016, p. 141-177
159
PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F., Nuevas tecnologías y relación de trabajo, Tirant
Monografías, Valencia, 1990, p. 72.
160
STS 281/2005.
161
SSTS 134/2019 de 21 febrero (RJ 2019\2035) y 667/2016 de 14 julio (RJ 2016\4220), entre
otras.
162
BAYLOS GRAU, A., VALDES DE LA VEGA, B., «El efecto de las nuevas tecnologías en las
relaciones colectivas de trabajo» en ALARCÓN CARACUEL, M. R. y ESTEBAN LEGARETA, R.,
Nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, Bomarzo, Albacete, 2004, pp. 139 ss.
163
GALA DURÁN, C., PASTOR MARTÍNEZ, A., «La incidencia de las nuevas tecnologías de la
información y comunicación en la negociación colectiva» en DEL REY GUANTER, S. (dir.),
LUQUE PARRA, M. (coord.), Relaciones Laborales y Nuevas Tecnologías, La Ley, Madrid, 2005,
pp. 273 y ss.
164
Ver: https://www.telefonica.com/es/web/sala-de-prensa/-/telefonica-reconoce-el-derecho-a-la-
desconexion-digital-de-sus-empleados;
https://www.telefonica.com/documents/23283/144278198/posicionamiento-global-desconexion-
digital.pdf/b6a5a6cb-1678-9677-107d-96b863741ee4?version=1.0
165
Eurofound and International Labour Of ce, Working anytime, anywhere: The effects on the
world of work, pp. 21-25.
166
WEBSTER J. y RANDLE K: Virtual Workers and the Global Labour Market (London:
Palgrave Macmillan, 2016): pp. 13-14.
167
HUWS U.: Labor in the Global Digital Economy. The Cibertariat Comes of Age (New York:
Review Press, 2014), pp. 169 y ss.
168
VALDÉS DAL-RÉ, F.: “La descentralización productiva y la formación de un nuevo paradigma
de em MERCADER UGUINA, J. R., El futuro del trabajo en la era de la digitalización y la robótica,
Tirant lo Blanch, 2017, p. 19-117; presa”, Relaciones laborales: Revista crítica de teoría y práctica,
n. 18, 2001, pp. 1-8.
169
Nueva formas de Empleo, Eurofound:
https://www.eurofound.europa.eu/es/publications/report/2015/working-conditions-labour-
market/new-forms-of-employment#tab-02 [Recuperado 5/02/2020].
170
Las SSTJUE de 20 de diciembre de 2017 (asunto C-434/15), Asociación Profesional Élite Taxi
c. Uber Systems Spain, S.L.71, ha asumido el criterio de la in uencia o control signi cativo como
elemento diferenciador entre las plataformas digitales que sólo prestan un servicio de la sociedad de
la información y las que además prestan un servicio subyacente. y la de 10 de abril de 2018 (asunto
C-320/16), Uber France SAS.
171
FERNÁNDEZ-MACÍAS, E.: Automation, digitalisation and platforms: Implications for work
and employment, Eurofound, Publications Of ce of the European Union, Luxemburgo, 2018, pp. 15
y ss.
172
CÁMARA BOTÍA, A.: La prestación de servicios en plataformas digitales: ¿trabajo
dependiente o autónomo?, Revista Española de Derecho del Trabajo ním. 222/2019 parte Editorial,
Editorial Aranzadi, S.A.U., Cizur Menor. 2019. BIB 2019\7752.
173
“UGT ante la digitalización: tres años de acción sindical” en:
https://www.ugt.es/sites/default/ les/ugt_ante_la_digitalizacion_.pdf [Recuperado_18/02/2020].
174
En la misma medida la nueva letra j) bis en el artículo 14 del Texto Refundido de la Ley del
Estatuto Básico del Empleado Público: «j) bis A la intimidad en el uso de dispositivos digitales
puestos a su disposición y frente al uso de dispositivos de videovigilancia y geolocalización, así como
a la desconexión digital en los términos establecidos en la legislación vigente en materia de
protección de datos personales y garantía de los derechos digitales».
175
STS 2015/4353 de 21 de septiembre de 2015.
176
Véase sobre esta cuestión: PÉREZ CAMPOS, A.I.: “La desconexión digital en España: ¿un
nuevo derecho laboral?, Anuario Jurídico y Económico Escuraliense, LII (2019 101-124) en:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6883975 [Recuperado: 21/02/2020].
177
Ver: https://www.abc.es/economia/abci-acorralado-derecho-tregua-conectividad-total-
201807090550_noticia.html [Recuperado: 14/02/2020].
178
https://www.abc.es/economia/abci-acorralado-derecho-tregua-conectividad-total-
201807090550_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F [Recuperado
21/02/2020].
179
Art. 91 LOPDGDD.
180
véase el apartado 3.1. referido a las cláusulas de los convenios colectivos.
181
SAN de 17 julio de 1997
182
STC 6/2007, de 27 de marzo de 2007
183
STC 192/2003 de 27 de octubre de 2003.
184
ARAGÜEZ VALENZUELA, L., “El impacto de las nuevas tecnologías de la información y de
la comunicación en el tiempo de trabajo: una especial referencia a la desconexión digital”, en
AA.VV., El derecho del trabajo español ante el Tribunal de Justicia: problemas y soluciones. Dir. J.M
Miranda Boto, Cinca 2018, pp. 393 y ss.
185
Véase sobre esta cuestión: DE VICENTE PACHÉS. F.: “El ciberacoso en el trabajo como riesgo
psicosocial emergente” en Ciberacoso en el trabajo, Atelier, Madrid, 2018.
186
El Tribunal Constitucional, en su STC núm. 95/1996, de 29 de mayo (rec. 2497/1993), FJ
Tercero ya señalaba que “en nuestro sistema de relaciones laborales existen dos tipos de
representantes de los trabajadores en las empresas: de un lado, los representantes sindicales y de
otro, los representantes unitarios o electivos (miembros de comités de empresa y delegados de
personal”.
187
A este respecto, VIVERO SERRANO señala que “hay una notable duplicidad de funciones
representativas en el lugar de trabajo cuyo principal exponente es la negociación colectiva, pero que
no se agota en la misma”. En VIVERO SERRANO, J.B.: “La obsolescencia y los inconvenientes del
modelo de representación unitaria de los trabajadores por centros de trabajo. Por un nuevo modelo
basado en la empresa, la negociación colectiva y no encorsetado a nivel provincial”, en Revista
Española de Derecho del Trabajo, núm. 194/2017, p. 204.
188
En este sentido, véase NIETO ROJAS, P.: “Representación legal de los trabajadores en la
empresa y disfunciones derivadas de un modelo pluralista en este ámbito”, en Lan Harremanak,
nº 41/2019, p. 9; donde señala que “solo ciertas secciones sindicales pueden asumir funciones con
proyección general, o de afectación a la totalidad de la plantilla, siendo la presencia en los órganos
unitarios el presupuesto para que la representación exceda el ámbito de los a liados hasta alcanzar
la totalidad de la plantilla”
189
STS de 30 de octubre de 1995 (rec. 2215/1994), FD Quinto, apartado segundo.
190
STS de 14 de octubre de 1993 (rec. 2476/1992), FD Tercero.
191
STSJ Cataluña núm. 8488/2000, de 20 de octubre (rec. 4448/2000), FD Segundo.
192
STS de 30 de octubre de 1995 (rec. 2215/1994), FD Quinto.
193
BLASCO PELLICER, A.: “La legitimación para negociar en el ámbito de la empresa”,
Ponencia presentada en la V Jornada de Derecho social colectivo, Madrid. Disponible en:
http://www.asnala.com/media/docs/2016-07-19-ponencias-de-la-v-jornada-de-derecho-social-
colectivo-organizada-por-la-mesa-de-la-sala-de-lo-social-de-la-an.pdf
194
Para saber más sobre esta cuestión, En este sentido, véase NIETO ROJAS, P.: “Representación
legal de los trabajadores…”, op. cit., pp. 17 y ss.
195
Datos disponibles en ALÓS, R.; BENEYTO, P.J.; MOLINA, O. y VIDAL, S.: La
representación sindical en España, Fundación 1º de mayo, Madrid, 2015, pp. 87 y ss. Disponible en:
http://www.1mayo.ccoo.es/611b831ce56e38ebb627f6253ea1fc5f000001.jpg
196
VIVERO SERRANO, J.B.: “La obsolescencia y los inconvenientes del modelo de
representación…”, op. cit., p. 206.
197
STS de 31 de enero de 2001 (rec. 1959/2000) FJ Sexto.
198
Igualmente, tal como señala la STS de 31 de enero de 2001 (rec. 1959/2000) en su FJ Sexto,
esta cuestión se extrae de otros artículos como el 74 TRET, que de nuevo habla de las elecciones en
centro de trabajo o del 76.5 TRET, referente a las candidaturas del centro de trabajo.
199
Así lo pone de mani esto detalladamente VIVERO SERRANO, J.B.: “La obsolescencia y los
inconvenientes del modelo de representación…”, op. cit., p. 220.
200
Ibidem, p. 225.
201
Para saber más, ibidem, pp. 228 y ss.
202
En este sentido, véanse SSAN de 28 de marzo de 2014 (proc. 31/2014); de 17 de febrero de
2014 (proc. 20/2014); de 16 de septiembre de 2013 (proc. 314/2013) o 24 de abril de 2013 (proc.
79/2013); entre otras.
203
NIETO ROJAS, P.: “La negociación colectiva de empresa por representantes de base unitaria.
El principio de correspondencia como límite jurisprudencial. Comentario a la Sentencia de la
Audiencia Nacional de 9 de marzo de 2015 (proc. 2/2015)”, en Revista Boliviana de Derecho,
núm. 21, enero 2016, p. 309 y 313.
204
Boletín nº 54/2016 del Observatorio de la Negociación Colectiva de la Comisión Consultiva
Nacional de Convenios Colectivos. Disponible en:
http://www.mitramiss.gob.es/es/sec_trabajo/ccncc/B_Actuaciones/Boletin/BONC_n54_agosto_2016.
pdf
205
A este respecto, MATA DIESTRO señala que “la constitución de secciones es ejercicio de la
libertad interna de autoorganización del sindicato y, en cuanto tal, no puede ser impedido ni
coartado”, en MATA DIESTRO, H.: “Las secciones sindicales en la negociación colectiva:
convenios colectivos erga omnes y control sindical”, en Lan Harremanak, núm. 41, junio 2019, p. 8.
206
STS de 18 de julio de 2014 (rec.91/2013), FD Sexto
207
PÉREZ ANAYA, R.M.: La coexistencia de los canales de representación de los trabajadores en
la empresa, 2011, Madrid, pp. 93 y ss.
208
NIETO ROJAS, P.: “Representación legal de los trabajadores en la empresa…”, op. cit., p. 23.
Señala la autora, además, que “siendo cierto que los sindicatos son relativamente libres para decidir
el ámbito de las referidas secciones, en la medida en que ambos canales representativos discurren en
paralelo, siendo el uno deudor del otro, los ámbitos estatutarios determinan en gran medida los
correspondientes a los de la representación sindical”, haciendo referencia a CRUZ VILLALÓN, J.:
“La actividad sindical en la empresa: viejos y nuevos problemas”, en Treinta años de libertad
sindical, Fundación Francisco Largo Caballero, 2007, Madrid, p. 98.
209
En este sentido, véase NIETO ROJAS, P.: “Representación legal de los trabajadores en la
empresa…”, op. cit., p. 24.
210
SAN núm. 230/2013, de 17 de diciembre (rec. 467/2013), FD Tercero. En este sentido se
mani esta también MATA DIESTRO, H.: “Las secciones sindicales en la negociación colectiva:
convenios colectivos erga omnes y control sindical”, en Lan Harremanak, núm. 41, junio 2019, p. 14.
211
MATA DIESTRO, H.: “Las secciones sindicales …”, op. cit., p. 15.
212
NIETO ROJAS, P.: “Representación legal de los trabajadores en la empresa…”, op. cit., p. 23.
213
En este sentido, véase NIETO ROJAS, P.: “La negociación colectiva de empresa…”, op. cit.,
p. 309.
214
NIETO ROJAS, P.: “La negociación colectiva de empresa…”, op. cit., p. 309.
215
SAN de 24 de abril de 2013 (proc. 29/2013) FD Tercero; tesis avalada por la STS de 22 de
septiembre de 2014 (rec. 305/2013), FD Primero y ss.
216
BAYLOS GRAU, A. y LÓPEZ BULLA, J.L.: “Sobre el actual modelo de representación”, en
Revista de Derecho Social, núm. 22, 2003, pp. 227 y ss.
217
CASAS BAAMONDE, M.E.: “La necesaria reforma del Título II del Estatuto de los
Trabajadores”, en CRUZ VILLALÓN, J.; MENÉNDEZ CALVO, R. y NOGUEIRA GUSTAVIANO,
M. (Coords.): Representación y representatividad colectiva en las relaciones laborales. Libro
homenaje a Ricardo Escudero Rodríguez, Bomarzo, 2017, p. 106. Pp. 89-126.
218
En este sentido, ibidem, p. 89.
219
Como ya se ha señalado, esta preferencia fue implantada en nuestro ordenamiento jurídico por
el RDL 7/2011, de 10 de junio, de medidas urgentes para la reforma de la negociación colectiva y que
fue incorporado al art. 87.1 TRET.
220
Vid., sobre estos tres modelos económicos de intermediación, ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE
LA ECONOMÍA DIGITAL (Adigital) y SHARING ESPAÑA, Los modelos colaborativos y bajo
demanda en plataformas digitales, 2017. Disponible en: https://www.adigital.org/media/plataformas-
colaborativas.pdf (última consulta, 5 de febrero de 2020).
221
TODOLÍ SIGNES, A., El trabajo en la economía colaborativa, Valencia, Tirant lo Blanc, 2017,
p. 21.
222
ÁLVAREZ CUESTA, H., “Los retos de la economía colaborativa en la prevención de riesgos
laborales”, 2017, p. 3. Disponible en:
https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/6958/buleria%20Henar%20%c3%81lvarez.pdf?
sequence=1 (Última consulta,5 de febrero de 2020).
223
TODOLÍ SIGNES, A., “Sobre la llamada economía colaborativa y sus implicaciones laborales
y sociales”, Gaceta sindical: re exión y debate, núm. 29, 2017, p. 168.
224
GUERRERO VIZUETE, E., “La economía digital y los nuevos trabajadores: un marco
contractual necesitado de delimitación”, Revista Internacional y Comparada de Relaciones Laborales
y Derecho del Empleo, vol. 6, núm. 1, 2018, p. 202.
225
DE STEFANO, V., “La gig economy y los cambios en el empleo y la protección social”,
Gaceta Sindical: re exión y debate, núm. 27, 2016, p. 151.
226
TODOLÍ SIGNES, A., “Sobre la llamada…”, op. cit., p. 170.
227
DE STEFANO, V., “La gig economy…”, op. cit., p. 151.
228
LÓPEZ RODRÍGUEZ, J., “La prevención de riesgos laborales en el trabajo a demanda vía
aplicaciones digitales”, Revista de Relaciones Laborales, núm. 41, 2019, p. 3.
229
De nición recogida en el Dictamen del Comité de las Regiones Europeo “La dimensión local y
regional de la economía colaborativa”, de 10 de febrero de 2016, (2016/C 051/06). Disponible en:
https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=OJ:JOC_2016_051_R_0006&from=ES
(última consulta,5 de febrero de 2020).
230
Una situación que posiciona a las plataformas digitales en una especie de limbo jurídico que les
reporta indudables ventajas competitivas en forma de ahorro de costes. Un ahorro de costes que, sin
duda, puede suponer un efecto contagio entre las empresas competidoras tradicionales (MOLINA,
O., Y PASTOR, A., “La Digitalización, Relaciones Laborales y Derecho del Trabajo”, en
MIGUÉLEZ, F. (coord.), La revolución digital en España. Impacto y Retos sobre el Mercado de
Trabajo y el Bienestar, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2018, p. 325).
231
Por ejemplo, Deliveroo, a raíz de la con ictividad abierta por sus condiciones laborales durante
el verano de 2017, empezó a ofrecer a sus repartidores la posibilidad de elegir entre dos acuerdos de
colaboración de trabajo exible como autónomos en ambos casos, si bien uno de ellos bajo la
fórmula de TRADE (Vid. la noticia publicada, el 19 de junio de 2017, en el mundo.es: “Deliveroo
anuncia cambios en los contratos de sus repartidores”. Disponible en:
https://www.elmundo.es/economia/empresas/2017/06/19/5947bd4bca4741fe1f8b45e6.html, última
consulta, 4 de febrero de 2019).
232
Lo cierto es que un gran número de personas están prestando servicios vía plataformas digitales
al margen de la legislación laboral: sin sujeción a jornada máxima, sin derechos de acción colectiva
ni protección por desempleo. Vid., sobre las consecuencias de la ausencia de tutela laboral para los
prestadores de servicios de plataformas digitales DAGNINO, E., “Uber law: perspectiva jurídico-
laboral de la sharing/on-demand economy”, Revista Internacional y Comparada de Relaciones
Laborales y Derecho del Empleo, Núm. 3, 2015, pp. 15-25; GINÈS I FABRELLAS, A., Y GÁLVEZ
Á
DURÁN, S., “Sharing economy vs. uber economy y las fronteras del Derecho del Trabajo: la
(des)protección de los trabajadores en el nuevo entorno digital”, Indret, Revista para el Análisis del
Derecho, núm. 1, 2016, pp. 10 y 11.
233
Vid., entre otras, las SSTS de 7 de noviembre de 2007 (Rec. 2224/2906); 12 de febrero de 2008
(Rec. 5018/2005); 11 de mayo de 2009 (Rec. 3704/2007); 7 de octubre de 2009 (Rec. 4169/2008); 23
de noviembre de 2009 (Rec. 170/2009); 20 de julio de 2010 (Rec. 3344/2009).
234
GARRIDO PÉREZ, E., “La representación de los trabajadores al servicio de plataformas
colaborativas”, Revista de Derecho Social, núm. 80, 2017, p. 214.
235
GUTIÉRREZ COLOMINAS, D., “La representación sindical de los trabajadores en las
empresas dispersas: una visión a propósito de su constitución y composición y la instrumentación de
sus derechos desde la negociación colectiva (2017-2018), www.aranzadidigital.es, 2018, p. 2.
236
En el mismo sentido, GARRIDO PÉREZ, E., “La representación…”, op. cit., p. 219;
LOUSADA AROCHENA, J.F., Derechos colectivos en el trabajo autónomo, Albacete, Bomarzo,
2010, p. 31; PASTOR MARTÍNEZ, A., “Una aproximación a la problemática de la representación
colectiva de los trabajadores de las plataformas colaborativas y en entornos virtuales, IUSLabor,
núm. 2, 2018, p. 219.
237
A esta di cultad se suma una interpretación muy rígida y restrictiva en cuanto a las
posibilidades de alterar esa unidad electoral básica en su de nición normativa. Dicha interpretación
se articula en torno a tres elementos de imposibilidad: a) la imposibilidad de acumular centros de
trabajo a los efectos de escoger un delegado de personal conjunto [STS de 19 de marzo de 2001 (Rec.
2012/2000)]; b) la imposibilidad de computar los trabajadores de centros de trabajo con plantillas
inferiores a 11 trabajadores a los efectos de constituir comités de empresa conjuntos [SSTS de 20 de
febrero de 2008 (Rec. 77/2007); 28 de mayo de 2009 (Rec. 127/2008); 7 de febrero de 2012 (Rec.
114/2011) y 11 de febrero de 2015 (Rec. 2872/2013)]; y c) la imposibilidad de modi car por la vía
de negociación colectiva los parámetros electorales con gurados por el ET como consecuencia de su
carácter de derecho necesario indisponible (mantienen esta posición CASAS BAAMONDE, M.E.,
“La necesaria…”, op. cit., p. 113; CRUZ VILLALÓN, J., La representación de los trabajadores en la
empresa y el grupo, Madrid, Trotta, 1992, p. 35; PALOMO VÉLEZ, R.I., El modelo español de
representación de los trabajadores en la empresa, Valencia, Tirant lo Blanch, 2017, p. 48;
TERRACILLOS OMAETXEA, M. E., La representación colectiva de los trabajadores en los grupos
de empresas. Modernas fórmulas de regulación, Madrid, CES, 2000, p. 35).
238
A modo de ejemplo, CASAS BAAMONDE, M.E., “La necesaria reforma del Título II del
Estatuto de los Trabajadores” en CRUZ VILLALÓN, J, MENÉNDEZ CALVO, R. Y NOGUEIRA
GUSTAVINO, M. (Coords.), Representación y representatividad colectiva en las relaciones laborales.
Libro homenaje a Ricardo Escudero Rodríguez, Albacete, Bomarzo, 2017, pp. 107 y 108.
239
Entre otras, la STSJ de Castilla y León núm. 1583/2009, de 14 de enero (Rec.1583/2008)
apunta que “el concepto de centro de trabajo necesariamente tiene que ser abierto, siendo
subsumible en él una variedad notable de posibles con guraciones”.
240
Entre otras, la STS de 24 de febrero de 2011 (Rec. 1764/2010) señala que “el alta no es un
requisito constitutivo, lo decisivo es que se aprecie la existencia de una unidad técnica de producción
que, dentro del conjunto de la actividad de la empresa, sirva a la ejecución práctica de ésta”.
241
GARRIDO PÉREZ, E., “La representación…”, op. cit., p. 220.
242
GARRIDO PÉREZ, E., “La representación…”, op. cit., p. 221.
243
GARRIDO PÉREZ, E., “La representación…”, op. cit., pp. 222 y 223.
244
A n de clari car, los trabajadores autónomos disponen de una doble vía representativa: por un
lado un derecho de a liación sindical, si bien limitado a quienes no disponen de trabajadores
asalariados; y por otro, un derecho de asociación profesional amplio tanto en relación a quienes son
sus titulares como al alcance de su acción colectiva (artículo 19 de la LETA).
245
Esta misma postura de que el TRADE puede ejercer derechos de actividad sindical, incluido el
derecho a constituir e integrarse en secciones sindicales es defendida por: GARRIDO PÉREZ, E.,
“La representación…”, op. cit., p. 225; LOUSADA ARCHENA, J.F., Derechos colectivos…”,
op. cit., p. 21; Pastor Martínez, A., “Una aproximación…”, op. cit. pp. 229 y 230.
246
Esta idea se re eja en las SSTS de 18 de julio de 2014 (Rec. 91/2013) y 25 de enero de 2018
(Rec. 30/2017). En concreto, esta última vino a reconocer que el sindicato, de conformidad con el
artículo 10 de la LOLS y como titular del derecho a la libertad sindical, “es dueño de organizar su
estructura (secciones, delegados) a nivel de empresa (entendida en términos globales), de centros de
trabajo autónomos o de centros de trabajo agrupados en términos paralelos a los establecidos para la
constitución de comités de empresa”.
247
La STC de 29 de octubre de 1992 (Rec. 132/1989) señaló que “al no supeditar la constitución
de secciones sindicales a requisito alguno de representatividad del sindicato o de tamaño de las
empresas o centros, se posibilita la presencia de todo sindicato en cualquier lugar de trabajo”.
248
GARRIDO PÉREZ, E., “La representación…”, op. cit., p. 225; GUERRERO VIZUETE, E.,
“La digitalización del trabajo y su incidencia en los derechos colectivos de los trabajadores”,
IUSLabor, núm. 1, 2019, pp. 278 y 279.
249
Sobre los derechos de información y consulta puede consultarse MONEREO PÉREZ, J.L., Los
derechos de información de los representantes de los trabajadores, Madrid, Civitas, 1992;
MONEREO PÉREZ, J.L., “Comentario al artículo 64 del ET” en MONEREO PÉREZ, J.L. (Dir.) y
SERRANO FALCÓN, C. (Coord.), Nuevo Estatuto de los Trabajadores, Granada, Comares, 2012;
MONEREO PÉREZ, J.L., “Artículo 27. Derecho de la información y consulta de los trabajadores en
la empresa” en MONEREO ATIENZA, C., Y MONEREO PÉREZ, J.L. (Dirs. y Coords.), La Europa
de los derechos. Estudio sistemático de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea,
Granada, Comares, 2012; MONEREO PÉREZ, J.L., “Derechos a la información y a la consulta
(artículo 21)” en MONEREO ATIENZA, C., Y MONEREO PÉREZ, J.L. (Dirs. y Coords.), La
garantía multinivel de los derechos fundamentales en el Consejo de Europa: el Convenio Europeo de
Derechos Humanos y la Carta Social Europea, Granada, Comares, 2017.
250
Vid., a tal efecto, las SSTC de 19 de junio de 1995 (Rec. 473/1993); 18 de diciembre de 2000
(Rec. 684/1996); 27 de octubre de 2003 (Rec. 4628/1998); 15 de noviembre de 2004 (Rec.
4127/2001) y 7 de noviembre de 2005 (Rec. 874/2002).
251
En esta línea se mueven las SSTS de 19 de febrero de 2009 (Rec. 6/2008) y 8 de julio de 2010
(Rec. 150/2009). En concreto, esta última reconoce el derecho de una sección sindical a obtener una
información que no está prevista de forma expresa en la norma, sustentándose, precisamente, en esa
dimensión funcional de la libertad sindical.
252
Obviamente, la utilización de la comunicación digital deberá ajustarse a las condiciones que
enumera la misma sentencia que pueden resumirse en las siguientes: a) solo podrá utilizarse para
transmitir información de naturaleza sindical y laboral; b) su uso no podrá perturbar la actividad
normal de la empresa, ni perjudicar el uso especí co empresarial preordenado para la herramienta
comunicativa, ni pretender que deba prevalecer el interés de uso sindical; d) tampoco podrá ocasionar
gravámenes adicionales para el empleador; y e) la empresa podrá predeterminar las condiciones de su
utilización para nes sindicales, siempre que no la excluya en términos absolutos.
253
Vid., al respecto, MONEREO PÉREZ, J.L., La metamorfosis del Derecho del Trabajo,
Albacete, Bomarzo, 2017.
254
GUERRERO VIZUETE, E., “La digitalización…”, op. cit., p. 282, quien acoge la tesis de
SÁEZ LARA, C., “La representación colectiva de los trabajadores en la empresa”, Revista del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, núm. 58, 2005, p. 328.
255*
Este trabajo se enmarca en el proyecto dirigido por la PT Dña. Dulce María Cairós Barreto
titulado “Hacia un nuevo modelo de derecho transnacional de Trabajo y Seguridad Social”
(DER2017-83040-C4-4-R).
256
Art. 2.1.a) de la Directiva 2009/38/CE y art. 3.1.2 de la LIEC.
257
Como expone BAZ RODRÍGUEZ, J.: “El sistema europeo de información y consulta de los
trabajadores en las empresas y grupos de dimensión comunitaria: re exiones en torno a la Ley
10/1997, de 24 de abril”, Relaciones Laborales, nº 1, 1998, p. 257, no es un concepto extrapolable a
otro tipo de menciones o previsiones que se incluyen, en este sentido, en la legislación laboral, pues
ha sido elaborado exclusivamente a los efectos de la Ley 10/1997.
258
Art. 2.1.c) de la Directiva 2009/38/CE, y art. 3.1.4 de la LIEC.
259
CRISTÓBAL RONCERO, R.: “El Comité de Empresa Europeo en las empresas o grupos de
empresas de dimensión comunitaria” Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, nº 43,
2003, p. 160.
260
Idem, p. 161.
261
Art. 2.1.b) de la Directiva 2009/38/CE, y art. 3.1.3 de la LIEC.
262
Art. 2.1.f) y 2.1.g) de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 3.1.7 y 3.1.7.bis de la LIEC.
263
ELORZA GUERRERO, F.: op. cit., pp. 109 y 110.
264
Resolución del Comité Central de Arbitraje del Reino Unido de 19 de enero de 2016 (caso
nº EWC/13/2015).
265
Sentencia del Tribunal de Rotterdam de 27 de noviembre de 2018 (caso nº C/10/561635/KG
ZA 18-1170).
266
Sentencia del Tribunal de Trabajo de Bruselas de 6 de diciembre de 2006 (nº de procedimiento
73/06).
267
Sentencia del Tribunal de Apelación de Versalles de 21 de mayo de 2015 (nº de recurso
14/08628).
268
Así lo expone el Informe emitido por la Comisión Europea sobre la aplicación por los Estados
miembros de la Directiva 2009/38/CE, de fecha 14 de mayo de 2018.
269
Disponible en http://www.ewcdb.eu/stats-and-graphs (consultado el 8 de marzo de 2020).
270
BOGONI, M.: El comité de empresa europeo, Bomarzo, Albacete, 2010, p. 67.
271
Art. 5.1 de la Directiva 2009/38/CE, así como arts. 7.1 y 7.3 de la LIEC.
272
BOGONI, M.: op. cit., p. 32.
273
Art. 2.1.e) de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 3.1.6 de la LIEC.
274
La STJCE de 15 de julio de 2004, caso Ander (asunto C-349/01), se re ere a la dirección
central como aquella que lo es por sus condiciones reales o de forma presunta; como así lo hace el
artículo 4.4 de la norma comunitaria al hacer mención a “la dirección central o la que se presuma
dirección central”.
275
Art. 4.2 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 3.1.6 de la LIEC.
276
CABEZA PEREIRO, J.: “La constitución del comité de empresa europeo en una empresa o un
grupo con dirección central en España”, Aranzadi Social, nº 5, 1997, versión digital (BIB
1997\1003).
277
BOGONI, M.: op. cit., p. 31.
278
STJCE de 29 de marzo de 2001, caso Bofrost (asunto C-62/99); STJCE de 13 de enero de 2004,
caso Kühne (asunto C440/00); STJCE de 15 de julio de 2004, caso Ander (asunto C-349/01).
279
STJCE de 29 de marzo de 2001, caso Bofrost (asunto C-62/99).
280
Art. 4.4 de la Directiva 2009/38/CE.
É
281
GARRIDO PÉREZ, E.: “Los cambios sistemáticos, materiales y funcionales en los derechos de
información y consulta de los representantes unitarios del personal”, Temas Laborales, nº 95, 2008,
p. 15.
282
STJCE de 15 de julio de 2004, caso Ander (asunto C-349/01).
283
Art. 16.1 de la Directiva 2009/38/CE.
284
Art. 11.2 de la Directiva 2009/38/CE.
285
Art. 4.4 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 8.1 de la LIEC.
286
Art. 5.2.a) de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 9.2 de la LIEC.
287
CABEZA PEREIRO, J.: op. cit., versión digital.
288
BOGONI, M.: op. cit., p. 37.
289
En este sentido, CRISTÓBAL RONCERO, R.: op. cit., p. 166.
290
Art. 5.2.b) de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 9.1 de la LIEC.
291
ELORZA GUERRERO, F.: op. cit., p. 115.
292
Art. 6.1 de la Directiva 2009/38/CE.
293
Art. 8.2 de la LIEC.
294
CRISTÓBAL RONCERO, R.: op. cit., p. 169.
295
Art. 15.2 de la LIEC.
296
CABEZA PEREIRO, J.: op. cit., versión digital.
297
Art. 6.5 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 11.1 de la LIEC.
298
Art. 5.4 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 11 apartados 2 y 3 de la LIEC.
299
Art. 5.6 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 11.4 de la LIEC.
300
Art. 11.4.c) de la LIEC.
301
Art. 6.3 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 12.2 de la LIEC.
302
Art. 13.2 de la LIEC.
303
Art. 13.1 de la LIEC
304
MERCADER UGUINA, J.: “Derechos de información y consulta de los trabajadores en las
empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria”, Relaciones Laborales, nº 2, 1997,
p. 1034.
305
Art. 6.2 de la Directiva 2009/38/CE, así como art. 12 de la LIEC.
306
Como expone ELORZA GUERRERO, F.: op. cit., p. 117, haber previsto que en su composición
habrá “dentro de lo posible” una representación equilibrada por actividades, categoría y sexos,
supone una fórmula débil que no garantiza su aplicación efectiva.
307
En ausencia de previsión sobre su vigencia, prórroga, denuncia o renegociación se establecen
normas supletorias en el art. 14 de la LIEC.
308
MERCADER UGUINA, J.: op. cit., pp. 1034 y 1035.
309
BOGONI, M.: op. cit., p. 51.
310
En este sentido COLLINS, H., EDWING, K.D. y McCOLGAN, A.: Labour Law, 2ª ed.,
Cambridge University Press, Cambridge, 2019, p. 694.
311
MARGINSON, P.; LAVELLE, J.; QUINTANILLA, J.; DUNCAN, A.; SÁNCHEZ MANGAS,
R.: “Variation in approaches to european works council in multinational companies”, Industrial &
labor relations review, nº 3, 2013, p. 620.
312
Disponible en http://www.ewcdb.eu/stats-and-graphs (consultado el 8 de marzo de 2020).
313
Disponible en http://www.ewcdb.eu/stats-and-graphs (consultado el 8 de marzo de 2020).
314
BOGONI, M.: op. cit., p. 67.
315
GORDO GONZÁLEZ, L.: “La negociación colectiva transnacional: experiencias prácticas en la
implementación de los comités de empresa europeos en España”, Revista de Información Laboral,
nº 11, 2016, versión digital (BIB 2016/85581).
316
ELORZA GUERRERO, F.: op. cit., pp. 91.
317
DE SPIEGELAERE, S: Too Little, too late? Evaluating the European Works Councils Recast
Directive, ETUI, Bruselas, 2016, pp. 30-32.
318
Informe emitido por la Comisión Europea sobre la aplicación por los Estados miembros de la
Directiva 2009/38/CE, de fecha 14 de mayo de 2018.
319
STS de 22 de diciembre de 2008 (recurso nº 143/2007), STS de 16 de diciembre de 2009
(recurso nº 139/2008) y STS de 7 de junio de 2016 (recurso nº 124/2015).
320
MOLL NOGUERA, R.: Negociación colectiva y dimensión de la empresa, Tirant Lo Blanch,
Valencia, 2019, pp. 296 y 297.
321
En este sentido, ELORZA GUERRERO, F.: op. cit., p. 93.
322
Por cuanto no ha sido modi cado el Estatuto de los Trabajadores en su art. 85 a lo que establece
el RDL 6/2019, en su Disposición Transitoria 12ª
323
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Igualdad de género y relaciones laborales: entre la ley y la negociación
colectiva, Madrid (Editorial Reus), 2010, p. 130
324
SAN 81/2017, 7 junio de 2017
325
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Igualdad de género y relaciones laborales: entre la ley y la negociación
colectiva, cit., p. 132
326
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Igualdad de género y relaciones laborales: entre la ley y la negociación
colectiva, cit., p. 137
327
STS 126/2017, de 14 febrero de 2017
328
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Igualdad de género y relaciones laborales: entre la ley y la negociación
colectiva, cit., p. 107; MATAMOROS DÍAZ-CANEJA, A. y NIETO ROJAS, P.: “Medidas y planes
de igualdad en las empresas”, en AA.VV. (GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I. y MERCADER
UGUINA, J., Coord.): La ley de igualdad: consecuencias prácticas en las relaciones laborales y en
la empresa, Madrid (Lex Nova), 2007, p. 91.
329
STS 126/2017, 14 febrero de 2017.
330
ROMERO BURILLO, A.M.: “La participación de la representación legal de los trabajadores y
de las trabajadoras en los planes de igualdad de las empresas. A propósito de la STS de 13 de
septiembre de 2018”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, núm. 53,
2019, p. 568.
331
BODELON, E. y IGAREDA, N.: Los planes de igualdad en tiempos de crisis. Problemas de
aplicación y carencias conceptuales, Madrid (Dykinson), 2013, p. 22.
332
ESCUDERO RODRÍGUEZ, R.: “Planes de igualdad en la Ley Orgánica 3/2007”, Relaciones
laborales: Revista crítica de teoría y práctica, núm. 9, pp. 61-94; CASTRO ARGÜELLES, M.A, y
ÁLVAREZ ALONSO, D.: La igualdad efectiva de mujeres y hombres a partir de la Ley Orgánica
3/2007, de 22 de marzo, Madrid (Thomson/Civitas), 2007, p. 118.; CAVAS MARTÍNEZ, F. y
SÁNCHEZ TRIGUEROS, C.: “Comentario al artículo 45”, en AA.VV. (SÁNCHEZ TRIGUEROS,
C. y Sempere Navarro, A., Coords.), Comentarios a la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la
igualdad efectiva de mujeres y hombres, Pamplona (Thomson/Aranzadi), 2008, pp. 327.
333
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Igualdad de género y relaciones laborales: entre la ley y la negociación
colectiva, cit., p. 87.
334
CONDE-PUMPIDO TOURÓN, M.T.: “Los planes de igualdad. Erradicación de
discriminaciones directas e indirectas en la negociación colectiva. Problemas de legitimación
procesal y procedimental”, Actum Social, núm. 11, 2008, p. 6.
É É
335
VALDÉS DAL-RÉ, F.: Igualdad de género y relaciones laborales: entre la ley y la negociación
colectiva, cit., p. 167.
336
BODELON, E. y IGAREDA, N.: Los planes de igualdad en tiempos de crisis. Problemas de
aplicación y carencias conceptuales, cit., p. 63; FABREGAT MONFORT, G.: “La obligada
negociación del diagnóstico en planes de igualdad. Un cambio sustancial”, Revista de Derecho
Social, Revista de derecho social, núm. 86, 2019, p. 215.
337
FABREGAT MONFORT, G.: “La incidencia de la ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la
igualdad efectiva de mujeres y hombres en materia de negociación colectiva. En especial en los
planes de igualdad” en AA.VV. (RODRÍGUEZ ORGAZ, C. y ROMERO BURILLO, A.M., Coords.):
Trabajo, Genero e Igualdad. Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2018, p. 380.
338
BODELON, E. y IGAREDA, N.: Los planes de igualdad en tiempos de crisis. Problemas de
aplicación y carencias conceptuales, cit., p. 29.
339*
El presente estudio ha sido desarrollado en el marco del proyecto de investigación titulado:
“Nuevas tecnologías, cambios organizativos y trabajo: una visión multidisciplinar” (2019-2021), a
cargo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y con número de referencia: RTI2018-
097947-B-I00.
340**
Miembro del grupo de investigación consolidado reconocido por la Generalitat de Cataluña:
“Social and Business Research Laboratory” (SBRLab). Ref. 2017 SGR 1572.
341
LLAMOSAS TRAPAGA, A., Relaciones laborales y nuevas tecnologías de la información y de
la comunicación: una relación fructífera no exenta de di cultades, ed. Dykinson, Madrid, 2015, p. 18
y ss.
342
GOERLICH PESET, J.M., “Economía digital y acción sindical”, en AA.VV. Trabajo en
plataformas digitales: innovación, derecho y mercado, ed. Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor,
2018, p. 592 y ss.
343
Véase: PRADOS DE REYES, F.J., “Nuevas tecnologías y derecho a la intimidad en el ámbito
laboral”, Revista Internacional de Doctrina y Jurisprudencia nº 13, 2016, p. 1 y ss.; MIÑARRO
YANINI, M.: “Las facultades empresariales de vigilancia y control en las relaciones de trabajo:
especial referencia a las condiciones de su ejercicio y a sus límites”, Tribuna Social nº 158, 2004,
p. 13 y ss.; GOÑI SEIN, J.L., “Vulneración de derechos fundamentales en el trabajo mediante
instrumentos informáticos, de comunicación y archivo de datos”, en AA.VV. Nuevas tecnologías de
la información y la comunicación y Derecho del Trabajo, ed. Bomarzo, Albacete, 2004, p. 73 y ss.;
FERRANDO GARCIA, F.M., “Vigilancia y control de los trabajadores y derecho a la intimidad en el
contexto de las nuevas tecnologías”, Revista de Trabajo y Seguridad Social CEF nº 399, 2016, p. 37 y
ss.; APILLUELO MARTIN, M., “Contornos de control empresarial de la intimidad del trabajador
ante las nuevas tecnologías y a la luz de la doctrina judicial”, Aranzadi social nº 5, 2003, p. 767 y ss.;
SÁEZ DE LARA, C., “Derechos fundamentales de los trabajadores y poderes de control del
empleador a través de las tecnologías de la información y las comunicaciones”, Temas Laborales
nº 138, 2017, p. 185 y ss.
344
BAZ RODRÍGUEZ, J., “La Ley Orgánica 3/2018 como marco embrionario de garantía de los
derechos digitales laborales. Claves para un análisis sistemático”, Trabajo y derecho: nueva revista
de actualidad y relaciones laborales nº 54, 2019, p. 49 y ss.
345
Véase: MORATO GARCÍA, R.M., “El control de internet y correo electrónico en la
negociación colectiva”, Relaciones Laborales nº 24, 2005, p. 1373 y ss.; NIEVES NIETO, N., “El
uso del correo electrónico e internet en la negociación colectiva”, Relaciones Laborales nº 5-6, 2009,
p. 249 y ss.
346
FERNÁNDEZ VILLAZÓN, L.A., Las facultades empresariales de control de la actividad
laboral, ed. Aranzadi, Cizur Menor, 2003, p. 144 y ss.
347
Artículo 168 del convenio colectivo de empresas vinculadas a Telefónica de España, SAU,
Telefónica Móviles España, SAU y Telefónica Soluciones de Informática y Comunicaciones, SAU
(BOE de 21 de enero de 2016); artículo 77.2 del II convenio colectivo estatal de reforma juvenil y
protección de menores (BOE de 27 de noviembre de 2012).
348
Artículo 63 del convenio colectivo del sector fabricantes de yesos, escayolas, cales y sus
prefabricados (BOE de 2 de marzo de 2016).
349
Artículo 8.9 del XVIII convenio colectivo general de la Industria Química (BOE de 8 de agosto
de 2018).
350
Artículo 10 del convenio colectivo estatal para el sector de ortopedias y ayudas técnicas (BOE
de 15 de marzo de 2016).
351
Entre otras: STS de 26 de septiembre de 2007 (Rec. nº 966/2006); STS de 8 de marzo de 2011
(Rec. nº 1826/2010); y STS de 6 de octubre de 2011 (Rec. nº 4053/2010).
352
STC nº 241/2012, de 17 de diciembre, y STC nº 170/2013, de 7 de octubre.
353
STEDH de 3 de abril de 2007 (caso Copland contra Reino Unido); STEDH de 12 de enero de
2016 (caso Barbulescu I); y STEDH de 5 de septiembre de 2017 (caso Barbulescu II).
354
Véase: THIBAULT ARANDA, J., “La vigilancia del uso de internet en la empresa y la
protección de datos personales”, Relaciones Laborales nº 5-6, 2009, p. 69 y ss.; AGUT GARCIA, C.,
“Las facultades empresariales de vigilancia y control sobre útiles y herramientas de trabajo y otros
efectos de la empresa”, Tribuna Social nº 163, 2004, p. 26 y ss.; MONEREO PÉREZ, J.L., LOPEZ
INSÚA, B., “El control empresarial del correo electrónico tras la STC 170/2013”, Aranzadi Social
nº 11, 2014, p. 19 y ss.; RODRÍGUEZ ESCANCIANO, S., “El control empresarial del correo
electrónico de los trabajadores: posibilidades y límites (a propósito de la STC de 7 de octubre de
2013)”, Relaciones Laborales nº 10, 2014, p. 125 y ss.; PEREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F., “El
control empresarial sobre las comunicaciones electrónicas del trabajador: criterios convergentes de la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, Revista
Española de Derecho del Trabajo nº 196, 2017, p. 41 y ss.
355
BAYLOS GRAU, A., VALDÉS DE LA VEGA, A., “El efecto de las nuevas tecnologías en las
relaciones colectivas de trabajo”, en AA.VV. Nuevas tecnologías de la información y de la
comunicación y Derecho del Trabajo, ed. Bomarzo, Albacete, 2004, p. 121 y ss.; ROLDÁN
MARTÍNEZ, A.F., HERREROS LÓPEZ, J.M., “El ejercicio de las libertades de expresión e
información de los representantes de los trabajadores en la era de internet”, Actualidad Laboral nº 12,
2009, p. 1383 y ss.; NAVARRO NIETO, F., “El ejercicio de la actividad sindical a través de las
tecnologías de la información y de las comunicaciones”, Temas Laborales nº 138, 2017, p. 51 y ss.
356
SEMPERE NAVARRO, A.V., SAN MARTIN MAZZUCCONI, C., “El uso sindical del correo
electrónico a la luz de la STC 281/2005, de 7 de noviembre”, Aranzadi Social nº 5, 2005, p. 535 y
ss.; ROQUETA BUJ, R., “El uso sindical de los sistemas de comunicación electrónica de las
empresas. A propósito de la STC de 7 de noviembre de 2005”, Actualidad Laboral nº 3, 2006, p. 265
y ss.
357
NAVARRO NIETO, F., “El ejercicio de la actividad sindical a través de las tecnologías de la
información y de las comunicaciones”, ob. cit. p. 69 y ss.
358
ROLDÁN MARTÍNEZ, A., HERREROS LOPEZ, J.M., “El ejercicio de las libertades de
expresión e información de los representantes de los trabajadores en la era de internet”, ob. cit.
p. 1383 y ss.; MORATO GARCÍA, R.M., “El control de internet y correo electrónico en la
negociación colectiva”, ob. cit. p. 1373 y ss.
359
STC nº 96/2012, de 7 de mayo; STC nº 14/2003, de 28 de enero; STC nº 89/2006, de 27 de
marzo; y STC nº 170/2013, de 7 de octubre.
360
STS de 28 de marzo de 2003 (Rec. nº 81/2002).
361
STS de 13 de septiembre de 2016 (Rec. nº 206/2015).
362
STS de 24 de marzo de 2015 (Rec. nº 118/2014).
363
SAN de 13 de noviembre de 2013 (Proc. nº 343/2013).
364
STS de 21 de febrero de 2019 (Rec. nº 214/2017).
365
SAN de 10 de octubre de 2014 (Proc. nº 207/2014).
366
STS de 2 de noviembre de 2016 (Rec. nº 262/2015).
367
SAN de 27 de mayo de 2015 (Proc. nº 83/2014); SAN de 15 de junio de 2015 (Proc.
nº 117/2015)
368
STS de 15 de enero de 2019 (Rec. nº 220/2017).
369
GOÑI SEIN, J.L., La videovigilancia empresarial y la protección de datos personales, ed.
Thomson Civitas, Madrid, 2007, p. 41 y ss.
370
Véase: LOPEZ AHUMADA, E., “La tutela del derecho a la intimidad del trabajador y el control
audiovisual de su actividad laboral”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social nº 14, 2007, p. 1 y ss.; GUDE FERNÁNDEZ, A., “La videovigilancia en el ámbito laboral y el
derecho a la intimidad”, Revista Aranzadi de derecho y nuevas tecnologías nº 35, 2014, p. 109 y ss.;
ROQUETA BUJ, R., “El derecho a la intimidad de los trabajadores y el control audiovisual del
empresario”, en AA.VV. La protección jurídica de la intimidad, ed. Iustel, Madrid, 2010, p. 405 y
ss.; NAVARRO NIETO, F., “Las facultades de control a distancia del trabajador: videovigilancia y
grabación del sonido”, Temas laborales nº 150, 2019, p. 71 y ss.; SEPÚLVEDA GÓMEZ, M., “Poder
de control empresarial mediante cámaras de videovigilancia y derecho de los trabajadores a la
protección de datos personales”, Temas Laborales nº 133, 2016, p. 219 y ss.
371
Artículo 117 del III convenio colectivo estatal de la industria, la tecnología y los servicios del
sector del metal (BOE de 19 de diciembre de 2019); artículo 8.9 del XVIII del convenio colectivo
general de la Industria Química (BOE de 8 de agosto de 2018).
372
Artículo 168 del convenio colectivo de empresas vinculadas a Telefónica de España, SAU,
Telefónica Móviles España, SAU y Telefónica Soluciones de Informática y Comunicaciones, SAU
(BOE de 21 de enero de 2016); artículo 86 del convenio colectivo del sector del comercio vario de la
Comunidad de Madrid (BOCM de 26 de octubre de 2019).
373
Por todas: STS de 1 de febrero de 2012 (Rec. nº 3262/2015); STS de 7 de julio de 2016 (Rec.
nº 3233/2014); STS de 31 de enero de 2017 (Rec. nº 3331/2015); STS de 2 de febrero de 2017 (Rec.
nº 554/2016).
374
STC nº 98/2000, de 10 de abril; STC nº 186/2000, de 10 de julio; STC nº 29/2013, de 13 de
febrero; y STC nº 39/2016, de 3 de marzo. Véase: VALDES DAL-RÉ, F., “Doctrina constitucional en
materia de videovigilancia y utilización del ordenador por el personal de la empresa”, Revista de
Derecho Social nº 79, 2017, p. 15 y ss.
375
STEDH de 9 de enero de 2018 (caso López Ribalda y otros); y STEDH de 17 de octubre de
2019.
376
ROQUETA BUJ, R., “El derecho a la intimidad de los trabajadores y el control audiovisual del
empresario”, ob. cit. p. 405 y ss.
377
RIVERO LAMAS, J., “Principio de proporcionalidad y derechos fundamentales (sobre la
inconstitucionalidad de la lmación de los piquetes en una huelga)”, Revista Española de Derecho
del Trabajo nº 98, 1999, p. 925 y ss.
378
ESCOBAR ROCA, G., “Derechos fundamentales e intervención administrativa (a propósito de
la STC 37/1998), Diario La Ley nº 141, 1999, p. 1962 y ss.
379
STSJ de Murcia de 4 de septiembre de 2000 (Rec. nº 819/2000).
380
STSJ de Galicia de 14 de diciembre de 1999 (Rec. nº 4260/1999); STSJ de Cataluña de 9 de
febrero de 2007 (Rec. nº 6857/2006); STSJ de Cataluña de 4 de octubre de 2016 (Rec. nº 3432/2016).
381
STSJ de Andalucía de 19 de diciembre de 2002 (Rec. nº 4006/2002); STSJ de Cataluña de 8 de
febrero de 2010 (Rec. nº 7382/2008); STSJ de Cataluña de 21 de abril de 2010 (Rec. nº 7381/2008).
382
Sobre las nuevas funciones de la negociación colectiva, ver J. CRUZ VILLALÓN, que
distingue las funciones de distribución de sacri cios, de gestión de la segmentación laboral y, desde
una visión general, la negociación colectiva como instrumento de exibilidad laboral (“Nuevas
funciones de la negociación colectiva y su impacto sobre las relaciones entre ley y convenio”, en Los
grandes debates actuales en el derecho del trabajo y la protección social, CARL, 2016, p. 155).
383
En España, empieza a correr a partir de la denuncia, en Francia, empieza a la expiración del
plazo que preceda la denuncia, jado por ley supletoria en tres meses (art. L. 2261-13 CT).
384
Ley n° 2018-217 de 29-03-18.
385
Sin perjuicio de la Ley 11/1994 que estableció la naturaleza dispositiva de la ultraactividad y
del RDL 7/2011 que suprimió la referencia a la distinción entre cláusulas normativas y obligaciones,
re riéndose solo a las cláusulas de paz laboral.
386
J. CABEZA PEREIRO, “Vigencia y ultraactividad de los convenios”, en La negociación
colectiva como instrumento de gestión del cambio (dir. J. Cruz Villalón), 2017, p. 141.
387
STS 22/12/2014, rec. 264/2014.
388
Observatorio de negociación colectiva, Boletín nº 64, 2018, p. 4.
389
Equivalente francés al comité de empresa y a los delegados de personal españoles.
390
Cons. const. nº 96-383 DC, 6/11/96.
391
Con poca aplicación práctica, existe la posibilidad de designar un miembro del CSE como DS
en las empresas de entre 11 y 49 trabajadores (art L. 2143-6CT).
392
Ley nº 96-985 de 12/11/1996.
393
Ley de rati cación nº 2018-217 de29/03/18.
394
Ley nº 2000-37, 19/01/00; Ley nº 2004-391 de 4-08-04; Ley nº 2008-789 de 20/08/08; Ley
nº 2015-994 de 17/08/15.
395
En las empresas de entre 11 y 49 trabajadores, negociar con los miembros del CSE permite al
empleador concluir el acuerdo únicamente con ellos. Si negocia con un trabajador con mandato
sindical, deberá realizar una consulta. En las empresas de al menos 50 trabajadores, se establece un
orden de preferencia claro a favor del CSE.
396
Art. L. 2232-21 CT y art. L. 2232-23 CT.
397
Cons. const. n° 2018-761 DC, 21/03/2018. La consulta se ha de organizar tras un plazo mínimo
de 15 días desde la comunicación del proyecto de acuerdo (art. L. 2232-21 CT). Ver también, art. R.
2232-10 y ss. CT.
398
En las empresas de entre 11 y 49 trabajadores, el acuerdo rmado por el CSE ha de contar con
la rma de miembros que cuentan con la mayoría de los votos a favor de los miembros del CSE en
las últimas elecciones. Lo mismo se aplica en las empresas de al menos 50 trabajadores cuando rma
el acuerdo el CSE, si bien en este caso el acuerdo tiene un ámbito material más limitado. En ambos
casos, el acuerdo se fragua de forma endógena en el seno del CSE donde puede haber, pero no
necesariamente, presencia sindical.
399
En España, art. 87 ET y en Francia, art. 2231-1 CT y art. L. 2261-19 CT.
400
Ley nº 2008-789 de 20-08-08.
401
El Derecho francés no se refería al concepto de irradiación, pero establecía una presunción iuris
et de iure de representatividad a las entidades a liadas a las centrales sindicales representativas, lo
que producía, en de nitiva, el mismo efecto.
402
Según el art. L. 133-2 CT-07 “la representatividad de las organizaciones sindicales se
determina respecto a los criterios siguientes: los efectivos, la independencia, las cotizaciones, la
experiencia y la antigüedad, la actitud patriótica durante la ocupación”.
403
Ley nº 82-957 de 13/11/1982. Se trata en realidad de una mayoría de oposición de los sindicatos
no- rmantes con reglas de puesta en marcha muy estrictas que hicieron imposible su aplicación
práctica. Por otra parte, solo se podía ejercer en caso de acuerdos “derogatorios” (sobre estos
acuerdos, ver infra).
404
G. BORENFREUND, “Les syndicats et l’exigence majoritaire dans la loi Fillon”, in La
négociation collective à l´heure des révisions, Paris, Dalloz, 2005, p. 25.
405
I. ODOUL-ASOREY, E. PESKINE, “L’accord collectif majoritaire: déploiement ou
morcellement?”, RDT, 2016, p. 803. Así, ha variado de forma (compromiso u oposición), de
modalidades de expresión (numérica, electoral, referéndum), de umbrales para alcanzarla (30%;
50%) o de base de cálculo (respecto al efectivo de la empresa, a los votos expresados, a los votos
expresados para las organizaciones representativas o para los miembros del CSE).
406
Ley nº 2004-391 de 4-05-2004.
407
Ley nº 2008-789 de 20-08-2008.
408
Ley nº 2016-1088 de 8-08-2016. Art. L. 2232-1 CT y ss.
409
Recuérdese que, para el cálculo de la audiencia en materia de representatividad, se toma en
cuenta el conjunto de los votos expresados.
410
Posibilidad abierta en la reforma de 2017.
411
Ver supra, 2.1.
412
Así, en las empresas de entre 11 y 49 trabajadores, el acuerdo ha de contar con la rma de los
miembros del CSE que cuentan con la mayoría de los votos a favor de los miembros del CSE durante
las últimas elecciones sindicales. La misma regla se aplica en las empresas de al menos 50
trabajadores, cuando negocian los miembros del CSE sin mandato.
413
En las empresas de hasta 20 trabajadores si no existe CSE, el proyecto de acuerdo del
empleador ha de ser rati cado por una mayoría de dos tercios del personal. En las empresas de entre
11 y 49 trabajadores, si negocian uno o varios trabajadores con mandato sindical que no son
miembros del CSE, el acuerdo rmado ha de contar con la aprobación por mayoría en una consulta
de los trabajadores. En las empresas de al menos 50 trabajadores, cuando negocian los miembros del
CSE con un mandato sindical o si negocian trabajadores con mandato sindical, se ha de aprobar el
acuerdo por mayoría en una consulta a los trabajadores.
414
STS de 2/12/2016, rec. 14/2016.
415
Estas obligaciones de negociar ilustran, por otra parte, la concepción del derecho a la
negociación colectiva como derecho de los trabajadores.
416
Art. 9.3 y 53.1 CE, art. 85.1 y 3 ET en España. Art. 34 CF, art. 6 Code Civil y art. L. 2251-1 CT
en Francia.
417
En Francia, merece destacar la discusión doctrinal sobre la existencia de un principio de favor
entre ley, convenios y contrato de trabajo (ver A. JEAMMAUD, “Les principes dits “de faveur” ont-
ils survécus?”, Revue de Droit du Travail, 2018, p. 177).
418
La relación de complementariedad representa otra clásica modalidad de relación entre
ley/convenios. De acuerdo con las palabras del profesor CRUZ, esta función de “diversi cación
normativa”, en este caso vía tal principio, no pone necesariamente en jaque la función de tutela de la
negociación colectiva (op. cit.). En Francia, ver X. PRETOT, “Les bases constitutionnelles de la
négociation collective”, Travail et protection sociale, 1997, p. 4
419
F. CANUT, L’ordre public en droit du travail, Paris, LGDJ, 2007.
420
Es decir, dotados de e cacia general. Podían materializar la facultad de derogación o autorizarla
y remitir su materialización a la negociación empresarial.
421
Por ejemplo, respecto a las reglas de información y consulta del CSE en caso de despido
colectivo o en materia de contratos temporales.
422
Especialmente desde la ley de 4/05/2004.
423
A modo de ejemplo, pervive la clásica relación de suplementariedad (art. L. 3121-16 CT y
art. L. 3121-17 CT).
424
T. SALA FRANCO, La reforma del mercado de trabajo, Valencia, CISS, 1994, p. 13. M.R.
ALARCÓN CARACUEL, “Las relaciones Ley-Convenio colectivo”, in Las reformas laborales de
1994 y 1997, Madrid, Marcial Pons, 1998, p. 12.
425
J. CRUZ VILLALÓN, op. cit.
426
Y. CHALARON, “L’application de la disposition plus favorable”, in Les transformations du
droit du travail, Etudes offertes à G. LYON-CAEN, Paris, Dalloz, 1989, p. 243.
427
Art. L. 2254-2 CT. En francés, accord de performance collective.
428
M. VERICEL, « Une nouvelle architecture des règles en matière de temps de travail », RDT,
2016 p. 824.
429
Art. L. 2253-1 y ss. CT. Sigue en manos del sector 13 materias, entre ellas, la determinación del
salario base mínimo (es decir, sin complementos salariales); las clasi caciones profesionales; las
garantías complementarias en materia de seguridad social; aspectos del tiempo de trabajo; supuestos
de utilización de los contratos temporales; igualdad profesional entre hombres y mujeres; periodo de
prueba; etc.
En el segundo bloque, se da preferencia a la negociación colectiva empresarial, salvo si el
convenio sectorial establece otra cosa, en 4 materias (prevención de la penosidad o de la exposición a
agentes químicos; inserción de trabajadores con discapacidad; primas para trabajos peligrosos;
regulación del DS).
El tercer bloque consagra la preferencia aplicativa del convenio de empresa en todas las demás
materias.
430
Art. L. 2232-10-1 CT
431
Art. L. 2261-23-1CT.
432
Art. L. 2254-2, II CT.
433
Para los acuerdos o convenios colectivos de derecho común, opera la regla clásica: el convenio
se aplica al contrato de trabajo, excepto si éste contiene disposiciones más favorables (art. L. 2254-1
CT). La aplicación del convenio menos favorable pasa por el procedimiento de modi cación del
contrato de trabajo que implica el acuerdo del trabajador (art. L. 1222-6 CT).
434*
Trabajo realizado en el marco del Proyecto I+D “AUNAS”: Alternativas para UNa Acción
Sindical e caz en el nuevo modelo de empresa (Ref.: RTI2018-093458-B-I00), nanciado por el
Ministerio de Ciencia e Innovación.
435
El propio cauce empleado para la transposición (una ley de “acompañamiento”), da muestras
del escaso interés real del legislador por el asunto, CABEZA PEREIRO, J., LOUSADA
AROCHENA, J. F., El derecho fundamental a la no discriminación por orientación sexual o
identidad de género en la relación laboral, Bomarzo, Albacete, 2014, pp. 115 y 116.
436
El Real Decreto-Ley, de hecho, es un texto muy mejorable que genera sensaciones bastante
contradictorias, BALLESTER PASTOR, A., “El RDL 6/2019 para la garantía de la igualdad de trato
y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación: Dios y el diablo en la tierra
del sol”, Temas Laborales, n.º 146, 2019, p. 14.
437
El deber de negociar estimula o incentiva el procedimiento “sin in uir materialmente en el
resultado”, VALDÉS DEL-RÉ, F, “El deber de negociar medidas y planes de igualdad: el marco
jurídico general (II)”, Relaciones Laborales, n.º 15, 2011.
438
Cfr. ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., “Planes de igualdad en la Ley Orgánica 3/2007, de
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”, Relaciones Laborales, n.º 9, 2007, p. 81.
439
El alto Tribunal ha señalado que para admitir la realización unilateral de un plan por fracaso de
la negociación “deberían darse circunstancias excepcionales”, en las que el bloqueo negociador se
deba exclusivamente a la representación de los negociadores, bien porque ésta no exista, bien porque
se niega infundadamente a negociar, STS 832/2018, de 13 de septiembre. Esta actitud reacia del
Supremo hacia la vía unilateral ha sido cali cada como “acertada”, ROMERO BURILLO, A., “La
participación de la representación legal de los trabajadores y de las trabajadoras en los planes de
igualdad de las empresas. A propósito de la STS de 13 de septiembre de 2018”, Revista general de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, n.º 53, 2019, p. 572. Más restrictivo aún se mostró el
Tribunal en la STS 403/2017, de 9 de mayo, en la que parece rechazar la opción de un plan unilateral
en caso de fracaso de la negociación.
440
La citada STS 832/2018 parece inclinarse en estos casos por admitir excepcionalmente la
realización de un plan unilateral “provisional”.
441
El tribunal no ha dudado en señalar que el diagnóstico es imprescindible para la elaboración del
plan de igualdad y, en consecuencia, se encuentra incluido en el deber general de negociación de
dichos planes, STS 832/2018, de 13 de septiembre.
442
FABREGAT MONFORT, G., “Las novedades en materia de igualdad de género en el mercado
de trabajo”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, n.º 53, 2019, p. 332.
443
Los planes de igualdad, aun cuando se acuerden en el contexto de un acuerdo de empresa, no
tienen la e cacia de esos acuerdos prevista en el Título I ET, sino que son productos de la
negociación que se encuadran en el Título III, lo que les dota de la fuerza de convenio colectivo
estatutario y obliga a tramitarlos como tales, ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., “Planes de igualdad en
la Ley Orgánica…”, loc. cit., p. 88.
444
Se ha defendido, incluso, que el deber de negociar planes y medidas de igualdad abarcaría
también a los acuerdos extra estatutarios, VALDÉS DEL-RÉ, F, “El deber de negociar medidas y
planes de igualdad: el marco jurídico general (I)”, Relaciones Laborales, n.º 14, 2011.
445
SSTS n.º 404/2017, de 9 de mayo, nº 133/2018, de 8 de febrero y n.º 773/2016, de 22 de
septiembre.
446
Cfr. SELVA PENALVA, A., “Algunas re exiones prácticas en torno a la elaboración de los
planes de igualdad en las empresas”, Revista general de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social, nº 46, 2017, p. 70.
447
Limitándose en la mayoría de los casos a una “mera manifestación de intenciones”, SELVA
PENALVA, A., “Algunas re exiones prácticas…”, loc. cit., p. 68.
448
Sobre las distintas soluciones véase P. H. CIALTI, “Administración del convenio”, en J. Cruz
Villalón (Dir.): La negociación colectiva en Europa. Una perspectiva transversal, MTMSS, 2019,
pp. 368-371. Para un estudio de las distintas soluciones en el ámbito europeo también se puede
consultar T. SALA FRANCO; J. M. GOERLICH PESET, Negociación y con icto colectivo en la
Unión Europea, Tirant lo Blanch, 2013.
449
Una visión de derecho comparado, P. H. CIALTI, “Administración del convenio”, cit., pp. 375-
382.
450
Una visión de derecho comparado, P. H. CIALTI, “Administración del convenio”, cit., pp. 382-
394.
451
F. ALEMÁN PAEZ, Las comisiones paritarias, Civitas, 1996., J. M. MORALES ORTEGA, La
administración del convenio colectivo, Civitas, 1998,M. J. RODRÍGUEZ CRESPO, La
administración del convenio colectivo, Consejo Económico y Social de Andalucía, 2006.
Á
452
L. GIL SUÁREZ, “Aplicación, administración e interpretación del convenio colectivo”, en La
negociación colectiva, Consejo General Poder Judicial, 1992 (Cuadernos de Derecho Judicial). M.
IGLESIAS CABERO, “Administración del convenio y solución judicial y extrajudicial de los
con ictos colectivos”, en La negociación colectiva II, Consejo General Poder Judicial, 1996
(Cuadernos de Derecho Judicial). F. ALEMÁN PÁEZ, “El papel de las comisiones paritarias en la
solución de los con ictos”, en AA.VV.: Jornadas Confederales sobe mediación y arbitraje, UGT,
1999. M. L. RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, “La intervención previa de la comisión paritaria en los
procedimientos del ASEC II”, en González-Posada Martínez, E. (dir.): La solución extrajudicial de
los con ictos laborales, Consejería de Industria, Comercio y Turismo, 2001. A. MATEOS BEATO,
“Las comisiones paritarias en la solución de los con ictos colectivos laborales”, en AA.VV.: Nuevas
problemas de la negociación colectiva. XIV Jornadas de estudio sobre negociación colectiva,
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2004. M. A. BALLESTER PASTOR, “E cacia y
funciones de los órganos de administración del convenio: viejas y nuevas lecturas jurisprudenciales”,
en Pérez de los Cobos, F. y Goerlich Peset, J.Ma (dirs.): El régimen jurídico de la negociación
colectiva, Tirant lo Blanch, 2006. I. DEL R. F. FERIA BASILIO, “La comisiones paritarias y las
facultades negociadoras convencionales tras el trienio reformador”, en De Prado Reyes, F.J. (coord.):
Reformas estructurales y negociación colectiva. XXX Jornadas Universitarias Andaluzas de Derecho
del Trabajo y Relaciones Laborales, 2012. M. T. IGARTUA MIRÓ, “El renovado papel de las
comisiones paritarias de los convenios colectivos : algunos apuntes”, en De Prado Reyes, F.J.
(coord.): Reformas estructurales y negociación colectiva. XXX Jornadas Universitarias Andaluzas de
Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales, 2012. J. M. MORALES ORTEGA, “Idas y venidas en
torno a la comisión paritaria”, en Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M. y Valdés Dal-Ré, F. (dirs.): La
reforma laboral de 2012 en materia de negociación colectiva, La Ley, 2012. S. RODRÍGUEZ
ESCANCIANO, “Contenido mínimo del convenio colectivo”, en Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer,
M. y Valdés Dal-Ré, F. (dirs.): La reforma laboral de 2012 en materia de negociación colectiva, La
Ley, 2012. M. L. PÉREZ GUERRERO, “La aplicación e interpretación del convenio. El papel de la
comisión paritaria y los procedimientos no judiciales de solución de con ictos”, en Gorelli
Hernández, J. y Marín Alonso, I. (coords.): El nuevo derecho de la negociación colectiva, Tecnos,
2013. J. I. GARCÍA NINET, “Acerca de las comisiones paritarias de interpretación y aplicación de
los convenios colectivos”, en García Murcia, J.: El Estatuto de los Trabajadores en la Jurisprudencia
del Tribunal Supremo. Estudios dedicados al catedrático y magistrado Don Antonio Martín Valverde,
Tecnos, 2015. C. L. ALFONSO MELLADO; G. FABREGAT MONFORT; M. D. BOHIGUES
ESPARZA, “Seguimiento, interpretación y solución de con ictos”, en García Blasco, J.: La
negociación colectiva en el sector público, Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social,
Madrid, 2019. P. H. CIALTI, “Administración del convenio”, cit.
453
J. M. GOERLICH PESET, “Notas sobre el régimen orgánico de la Comisión Paritaria”,
Actualidad laboral, n. 36, 1988. M. A. BALLESTER PASTOR; J. A. ALTÉS TÁRREGA, “Las
comisiones paritarias en la negociación colectiva”, Relaciones Laborales, n. 19, 1996. F. VALDÉS
DAL-RÉ, “Las comisiones paritarias y la solución de con ictos en el marco del ASEC: algunos
puntos críticos (y II)”, Relaciones Laborales, n. 3, 2003. F. ALEMÁN PÁEZ; M. J. RODRÍGUEZ
CRESPO, “Aspectos orgánicos y funcionales de las comisiones paritarias. Panorama actual y líneas
posibles de reforma”, Relaciones laborales: Revista crítica de teoría y práctica, n. 1, 2005. L. J.
DUEÑAS HERRERO, “La gestión negociada y permanente del convenio colectivo a través de las
Comisiones Paritarias: algunos ejemplos en Castilla y León durante 2004 y 2005”, Revista
universitaria de ciencias del trabajo, n. 6, 2005. C. L. ALFONSO MELLADO, “La e cacia de los
acuerdos de las comisiones paritarias de los convenios colectivos”, Revista de Derecho Social, n. 34,
2006. A. GARRIGUES GIMÉNEZ, “Multifuncionalidad de la Comisión Paritaria del convenio
colectivo (de la administración e interpretación del convenio a la solución extrajudicial de con ictos):
un activo en alza en tiempos difíciles para la negociación colectiva”, Revista General de Derecho del
Trabajo y de la Seguridad Social, n. 21, 2009. F. RODRÍGUEZ SAÑUDO, “La aplicación del
convenio colectivo”, Revista Ministerio Trabajo e Inmigración, n. 88, 2010. J. A. HERNÁNDEZ
NIETO, “El papel de las comisiones paritarias tras las últimas reformas laborales”, Revista
universitaria de ciencias del trabajo, n. 12, 2011. J. M. MORALES ORTEGA, “La gestión del
convenio colectivo: la potenciación de las comisiones paritarias”, Relaciones Laborales, n. 2, 2011.
S. GONZÁLEZ ORTEGA, “La comisión paritaria del convenio colectivo”, Temas Laborales, n. 120,
2013. J. CRUZ VILLALÓN, “El nuevo papel de la mediación y el arbitraje en los procesos de
negociación colectiva”, Relaciones Laborales, n. 23-24, 2014. F. AMAADACHOU KADDUR, “La
comisión paritaria en el modelo legal de negociación colectiva”, Revista de información laboral, n. 4,
2015. L. J. DUEÑAS HERRERO, “Algunas sedes donde negociar el con icto laboral: el espacio
SIMA y el paritarismo convencional autocomponedor”, Revista de información laboral, n. 7, 2015. T.
SALA FRANCO, “El marco normativo legal de las comisiones paritarias”, Trabajo y derecho, n. 6,
2015. J. C. GARCÍA QUIÑONES, “Las Comisiones Paritarias en el ordenamiento jurídico español:
virtualidad y potencialidad dentro del contexto de la negociación colectiva”, Revista Internacional y
Comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, n. 4, 2, 2016. J. M. MIRANDA BOTO,
“La intervención de la Comisión paritaria como requisito previo al acceso a la vía judicial en
con ictos individuales o plurales”, Revista Española Derecho Trabajo, n. 190, 2016.SJS
n\\uc0\\u250{}m. 3 Islas Canarias / Arrecife, de 10 de diciembre de 2015 (AS 2015,2454 A.
MONTOYA MELGAR, “Las comisiones paritarias”, Revista del Ministerio de Empleo y Seguridad
Social, n. 123, 2016. M. E. GIL PÉREZ, “El lugar de las comisiones paritarias en el marco de los
instrumentos autónomos y la negociación colectiva”, Trabajo y derecho, n. 8, 2018.
454
Exposición de Motivos Ley 11/1994.
455
En consonancia el artículo 83.2 ET contempla el papel facultativo de la comisión paritaria ante
una situación de desacuerdo de las partes durante el período de consultas, al establecer que «en caso
de desacuerdo durante el período de consultas, cualquiera de las partes podrá someter la discrepancia
a la Comisión paritaria del convenio».
456
Debe reseñarse que en el artículo 41.6 ET se incorporó idéntica previsión a la del artículo 83.2
ET para los desacuerdos que se pudieran producir en el período de consultas de los procedimientos
de modi cación sustancial de condiciones de trabajo.
457
Exposición de Motivos Ley 3/2012.
458
Ante esta situación no es de extrañar, como señala el profesor Alfonso Mellado, que “desde
ciertos sectores sindicales y empresariales se promoviese un serio esfuerzo por dotar a nuestras
relaciones laborales de un mayor contenido negocial; el establecimiento de nuevos cauces de
solución, con mayor contenido negocial y con mayor presencia e intervención en ellos de los agentes
sociales y la necesidad de evitar situaciones “podridas” por inexistencia de solución para un
determinado con icto laboral, se convirtieron así en lugar común para la re exión, negociación y
regulación por parte de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas”,
ALFONSO MELLADO, C.L., Procedimientos extrajudiciales de solución de los con ictos laborales,
Tirant lo Blanch, Valencia, 1996.
459
Vid. PIQUERAS PIQUERAS, C., El Acuerdo sobre solución extrajudicial de con ictos, una
re exión sobre su naturaleza y e cacia, 1ªed., Ediciones, Madrid, 1998, pp 21-26.
460
Vid. ALFONSO MELLADO, C.L., Procedimientos extrajudiciales de solución de los con ictos
laborales, cit.
461
Vid. CASAS BAAMONDE, Mª E., “La solución extrajudicial como instrumento para resolver
los con ictos sobre negociación colectiva”, en Cuestiones actuales sobre la negociación colectiva.
XIV Jornadas de Estudio sobre la Negociación Colectiva, Suddirección General de Publicaciones-
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2002, p. 160.
462
Vid. CASAS BAAMONDE, Mª E., “La solución extrajudicial como instrumento para resolver
los con ictos sobre negociación colectiva”, cit., pp. 170-171.
463
Vid. CASAS BAAMONDE, Mª E., “Los procedimientos autónomos de solución de los
con ictos laborales en el Derecho español”, en AA.VV., Solución Extrajudicial de Con ictos
Laborales, Sima, Madrid, 1999, p. 17.
464
CASAS BAAMONDE señala que: “Hay un nuevo repato de responsabilidades entre el Estado
y las partes sociales que contempla el desplazamiento del centro de gravedad del Derecho del
Trabajo desde la ley a la negociación colectiva”, CASAS BAAMONDE, M.ªE., “Los
procedimientos autónomos de solución de los con ictos laborales en el Derecho español”, en
AA.VV., Solución Extrajudicial de Con ictos Laborales, Sima, Madrid, 1999, p. 13.
465
En la citada Declaración, los agentes sociales acordaban “establecer los oportunos contactos
técnicos que permitan en su momento la conclusión de un acuerdo de ámbito nacional sobre
mediación, arbitraje y conciliación en el ámbito laboral”.
466
En 2018 aumentaron los trabajadores afectados por con ictos de sector, que en total fueron 73,
lo que signi có un 92,1% más que el año anterior, abarcando a un total de 24,6 millones de
trabajadores. Sin embargo, de nuevo el mayor número de con ictos se produjo en el ámbito de
empresa, que fueron 493; esto es, el 24,5% más que en 2017, afectando a 1,3 millones de
trabajadores. La mayoría de los procedimientos tramitados se produjeron en el ámbito empresarial,
como se ha mencionado, siendo los sectores de contact center (24%), transporte aéreo (6,9%),
servicios nancieros (6,5%) y de empresas de consultoría y estudios de mercado (6,4%) donde se
produjeron la mayoría de ellos (datos extraídos de la Memoria sobre la situación socioeconómica y
laboral de España 2018, del CES).
467
Vid. LANTARON BARQUIN, D., Ordenación de la solución extrajudicial de los con ictos
laborales, Valladolid, Lex Nova, 2003, p. 891.
468
Al igual que en años anteriores, predominaron los con ictos de interpretación y aplicación,
alcanzando la cifra de 462 con ictos (de los 566 totales), lo que representa el 81,6% del total de los
tramitados (el número de trabajadores afectados, 5,5 millones, supuso el 21,4% del total);
seguidamente, de huelga hubieron 79, de bloqueo de negociación 13 y de impugnación de convenio
colectivo 9. El per l de la con ictividad colectiva laboral cuya resolución se realiza a través del
SIMA se caracterizó en 2018 porque las materias objeto de controversia fueron de nuevo, en su
mayoría, reclamaciones salariales (188, el 33,2% del total), aunque fueron 4,4 puntos menos que el
año anterior. Cabe recordar que en 2013 alcanzaron su cota máxima, volviendo a crecer hasta 2017
después del importante descenso que habían registrado en 2014. A estas les siguieron las
reclamaciones en materia de tiempo de trabajo, que fueron 111 expedientes, el 19,6% del total. Los
con ictos motivados por reclamación de derechos sindicales alcanzaron el tercer lugar con 100
expedientes, lo que signi có el 17,7% del total.
469
De nuevo en 2018, en segundo lugar en importancia cuantitativa fueron los procedimientos
promovidos con carácter previo a la convocatoria formal de huelga, que sumaron 79 (el 13,9% sobre
el total, frente al 12,2% en 2017, 18,1% en 2016, y 20% en 2015 y 2014), pero que, sin embargo, y
como se ha comentado previamente, afectaron a un volumen de trabajadores especialmente elevado
en 2018, 19,3 millones, lo que supone el 74,7% de los trabajadores afectados por el conjunto de los
con ictos llevados ante el SIMA en 2018. Conviene recordar que la e cacia general y directa del
ASAC V determina que todas las empresas y sectores deban acudir a sus procedimientos, cuando el
con icto sea de la competencia del SIMA, con el n de intentar un acuerdo antes de la convocatoria
de la huelga.
470
Resolución de 8 de julio de 2016, de la Dirección General de Empleo, por la que se registra y
publica la modi cación del V Acuerdo sobre solución autónoma de con ictos laborales (BOE, de 21
de julio de 2016). En la misma de indica que se procede de forma conjunta a la denuncia del ASAC
V.
471
A tenor del art. 9 ASAC V, que tiene por rúbrica: Principios rectores de los procedimientos.
472
Según el art. 12.3 ASAC III: “El procedimiento de mediación no estará sujeto a ninguna
tramitación preestablecida, salvo la designación del mediador o mediadores y la formalización del
acuerdo que, en su caso, se alcance”. Según el art. 21.1, en el procedimiento de arbitraje, “se
garantizará, en todo caso, el derecho de audiencia de los personados, así como el principio de
igualdad y contradicción, sin que se produzca indefensión”.
473
Según dispone el art. 10.1 ASAC V: “En los con ictos derivados de la interpretación y
aplicación de un Convenio Colectivo será preceptiva la intervención previa de la CP del mismo, sin
la cual no podrá dársele trámite. La misma forma regirá para los con ictos de interpretación y
aplicación de otros acuerdos o pactos colectivos si tienen establecida una CP. Se entenderá agotado
el trámite de sumisión previa a la CP, al que hace referencia el párrafo anterior, cuando transcurra
el plazo establecido para ello en el propio Convenio o, en defecto de regulación expresa, 15 días
desde la presentación de la solicitud”.
474
En 2018 de los con ictos colectivos presentados ante el órgano gestor del ASAC, el 99,5% de
los casos fueron mediaciones (565, de un total de 566 con ictos), habiendo recurrido al arbitraje solo
en una ocasión. El 97,3% de las mediaciones han sido promovidas por la representación de los
trabajadores, frente a un 2,5% de las presentadas por la representación empresarial (según datos de la
Memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de España 2018, del CES).
475
En 2018 el volumen de procedimientos tramitados por el SIMA aumentó un 34,1% respecto al
año anterior, ascendiendo a 566 expedientes, lo que supone que la media de los expedientes
gestionados por este organismo durante el periodo de aplicación del ASAC V se ha duplicado
respecto a los años anteriores. Esta cifra supone que el SIMA ha tramitado el 95,8% del total de
discrepancias que se han producido en su ámbito de actuación; esto es, todos los con ictos colectivos
laborales que afectan al territorio de más de una comunidad autónoma. De nuevo, este incremento
hay que analizarlo considerando, a su vez, el descenso de los con ictos colectivos tramitados ante el
Orden jurisdiccional social (Datos extraídos de la Memoria sobre la situación socioeconómica y
laboral de España 2018, del CES).
476
Vid. SALA FRANCO, T., “La resolución extrajudicial de los con ictos: huelga y determinación
de los servicios de seguridad y mantenimiento durante la huelga”, en AA.VV., Solución Extrajudicial
de Con ictos Laborales, Sima, Madrid, 1999, p. 90.
477
Este principio de imparcialidad de la institución arbitral es re ejado en la STC 11/1981 que
señala que en el arbitraje se ha de respetar el requisito de imparcialidad de los árbitros.
478
Se hace preciso distinguir en este sentido entre el derecho de audiencia de las partes y la
efectiva comparecencia de las partes ante el árbitro o árbitros, ya que a ésta última no están obligados
los árbitros salvo que las partes lo solicitaran.
479
Con la mediación se persigue que las partes en con icto alcancen un acuerdo satisfactorio para
ambas, a través del diálogo y la labor mediadora de los mediadores.
480
Vid. SALA FRANCO, T. y ALFONSO MELLADO, C.L. Los acuerdos estatal y autonómicos
sobre solución extrajudicial de con ictos laborales. Análisis comparativo, Ces, Madrid, 2001;
establecen un análisis de las ventajas e inconvenientes del sistema escalonado de los distintos
procedimientos de solución autónoma para solucionar la con ictividad laboral.
481
En 2018 se presentaron en el TAL 304 con ictos, de los cuales tan solo 3 fueron en arbitraje.
482*
Línea de investigación: “Sistemas alternativos de solución de con ictos de trabajo. Nuevas
tendencias”, perteneciente al plan propio de investigación de la Facultad de Relaciones Laborales y
Recursos Humanos de la Universidad de Granada, con un periodo de ejecución desde 1 de enero de
2015 hasta 30 de junio de 2020.
483
En este sentido GONZÁLEZ ORTEGA, S. “La comisión paritaria del convenio colectivo”,
Temas Laborales, núm. 120/2013, p. 289.
484
Así lo considera igualmente OLARTE ENCABO, S., “Las comisiones paritarias y la comisión
consultiva nacional de convenios colectivos ante los descuelgues”, Revista Doctrinal Aranzadi Social,
núms. 9 y 10, 2014, p. 9.
485
Según VALDÉS la comisión paritaria es el único órgano que puede hacer una interpretación
general del convenio colectivo, pues los jueces y tribunales podrán realizar interpretaciones
aplicativas “esto es, aclaraciones sobre el sentido de la norma pactada que deba aplicarse para
solucionar una concreta controversia. Pero en modo alguno pueden arrogarse el ejercicio de una
función que resulta poco compatible con el contenido tanto de la constitucional potestad
jurisdiccional como de la también constitucional libertad de negociación colectiva”. VALDÉS DAL-
RE, F., “Las comisiones paritarias y la solución de con ictos en el marco del ASEC: algunos puntos
críticos (y II)”, R.L., núm. 5, 2003, p. 2.
“… Nadie mejor que quién creó la norma puede clari car cuál es el signi cado de ella, ya que los
términos en que ha quedado expresado no dejan de ser el soporte material de la voluntad de aquéllos
que la crearon, de modo que, ante la duda sobre el signi cado de dichos términos, nada mejor, en
efecto, que preguntar al sujeto cuya voluntad traduce la norma en cuestión […]”. Vid. RODRÍGUEZ
FERNÁNDEZ, Mª Luz, “La intervención previa de la comisión paritaria…”, Op. Cit., pp. 213-214.
En esta línea también GOERLICH PESET, J. M., La administración del convenio colectivo en el
ordenamiento jurídico italiano, Madrid, MTSS, 1990, p. 23.
486
En este sentido, entre otros, RODRÍGUEZ PANIAGUA, Métodos para el conocimiento del
Derecho, Madrid, Universidad Complutense, 1987, pp. 23 y 24. ENGISCH, K., en Introducción al
pensamiento jurídico, Trad. Esp. de E. Garzón Valdés, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1967, p. 78.
487
Véase VIDA SORIA, J., “La distinción entre con ictos sobre derechos y con ictos sobre
intereses en la problemática general de los con ictos colectivos de trabajo”, en VV. AA., Quince
lecciones sobre con ictos colectivos de trabajo, Madrid, Universidad de Madrid, 1968, p. 38.
488
Hans NAWIASKY, de nió la interpretación como la indagación del sentido de la norma (en su
obra: Teoría General del Derecho, Trad. Esp. J. Zafra Valverde, Granada, Comares, 2002, p. 146).
DÍEZ-PICAZO, recuerda que “la locución latina interpres procede del griego meta fraxtes e indica
al que se coloca entre dos que hablan para hacer conocer a cada uno de ellos lo que el otro ha dicho o
está diciendo. […] Ello indica que la interpretación es sobre todo una «atribución de sentido» o de
«signi cado»” (véase su obra: Experiencias jurídicas y teoría del derecho, Op. Cit. pp. 235 y 236).
En parecidos términos LATORRE, A., Introducción al Derecho, 14ª ed, Barcelona, Ariel, 1998,
p. 77, considera que la interpretación de la norma es “determinar el sentido exacto” de la misma.
489
Obra publicada en Barcelona, Editorial Ariel, 1994, vid. pp. 192 y 309.
490
LARENZ, Op. Cit, pp. 309 y 360.
491
Vid. GRANADOS ROMERA, M.I., “La desjudicialización de las relaciones laborales: ¿Una
nueva dimensión del derecho a la tutela judicial efectiva?, Relaciones Laborales, núms. 21 y 21,
2012, pp. 71 y siguientes.
492
“Los acuerdos de la comisión paritaria sobre interpretación y aplicación del convenio tienen la
misma e cacia jurídica que los convenios colectivos estatutarios a tenor de lo dispuesto en el art. 91.4
del Estatuto de los Trabajadores. […] Acreditados los pronunciamientos de la comisión paritaria, sin
que USO haya impugnado dichas resoluciones ni haya pedido, siquiera, su no aplicación por
ilegalidad, como lo permite el art. 164 LRJS debemos aplicar ambos acuerdos en sus propios
términos” (f.j. 1º).
493
“resuelta una cuestión interpretativa por la comisión paritaria no es preciso volver a plantear la
misma cuestión ante ella cuando se suscite en otra empresa, por cuanto la citada comisión, integrada
a partes iguales por quienes designaron los negociadores del convenio, realiza una interpretación
auténtica del pacto colectivo que resuelve la duda y se integra en el mismo produciendo los mismos
efectos que el convenio colectivo que interpreta” (f.j. 3º)
494
“[…] conforme al art. 91.4 ET, a los acuerdos de la Comisión Paritaria sobre interpretación y
aplicación del convenio se les otorga la misma e cacia jurídica que los convenios colectivos
estatutarios” (f.j. 4º).
495
En este sentido Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de febrero de 2008, Recurso de Casación
núm. 644/2007 y Sentencia del Tribunal Supremo de 14 de febrero de 2008, Recurso de Casación
número 79/2007,
496
MONEREO PEREZ, J.L., et. alt., Manual de Derecho del Trabajo, Granada, Comares, 2019,
202.
497
DÍAZ AZNARTE, M.T., El principio de condición más bene ciosa en el Ordenamiento
Jurídico-Laboral, Barcelona, Bosch, 2001, pp. 54, 102-103.
498
TAJADURA TEJADA, Javier, Los derechos fundamentales y sus garantías, Valencia, Tirant lo
Blanch, 2015, p. 26.
499
DIÁZ AZNARTE, M.T., El principio…, Op. Cit., p. 111.
500
DIÁZ AZNARTE, M.T., El principio…, Op. Cit., pp. 110-111.
501
MONEREO PÉREZ, J.L., “La huelga como derecho constitucional: la técnica especí ca de
organización jurídico-constitucional de la huelga (y II)”, Temas Laborales, núm. 28, p. 73.
502
GONZÁLEZ ORTEGA, S. “La comisión paritaria del convenio colectivo”. Temas Laborales.
2013, núm. 120, pp. 301.
503*
Trabajo realizado en el marco del Grupo de Investigación MINECO DER2017-83488-C4-4-R,
titulado Los derechos fundamentales ante el cambio del empleo público en la era digital, y dentro de
la convocatoria de contratación para la especialización de personal investigador doctor en la
UPV/EHU.
504
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J., “E cacia y vigencia del convenio colectivo”, Perspectivas de
evolución de la negociación colectiva en el marco comparado europeo”, Ediciones Cinca, Madrid,
2015, pg.325.
505
PASTOR MARTÍNEZ, A., La ultraactividad y contractualización de las condiciones de trabajo
en las últimas sentencias del Tribunal Supremo. Desfaciendo agravios y enderazando entuertos,
IusLabor 3/2018, pg. 283.
506
PASTOR MARTÍNEZ, A., La reforma del sistema de negociación colectiva español y sus
implicaciones desde una perspectiva jurídica, Anuario IET de Trabajo y Relaciones Laborales, Vol.2,
2014, pg. 38.
507
MUGURUZA, J.A., Incidencia y resultados de la reforma laboral sobre la negociación
colectiva en Euskadi, Ekonomiaz, nº 87, 2015, pg. 312-313.
508
Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.
Recuperado de: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2012-9110
509
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J., “E cacia y vigencia del convenio colectivo”, Perspectivas de
evolución de la negociación colectiva en el marco comparado europeo”, Ediciones Cinca, Madrid,
2015, pg. 323.
510
Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley del Estatuto de los Trabajadores. Recuperado de: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-
A-2015-11430
511
STS 2340/2015, de 17 de marzo 2015. Recuperado de:
http://www.poderjudicial.es/search/index.jsp
512
STS 107/2018, de 7 de febrero
513
NAVASCUÉS SARRATEA, A., “Descuelgue salarial y ultraactividad de convenios colectivos”,
Actualidad Jurídica, nº 36, 2014, pg.91. Recuperado de:
https://www.uria.com/documentos/publicaciones/4083/documento/foro04.pdf?id=5045
514
Artículo 86.3 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el
texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
515
MONREAL BRINGSVAERD, E., Vigencia ordinaria de los convenios colectivos,
ultraactividad y contractualización judicial de sus condiciones de trabajo, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2018, pg.51.
516
MINISTERIO DE TRABAJO Y ECONOMÍA SOCIAL, “Cláusulas sobre denuncia y
ultraactividad en los convenios colectivos”. Recuperado de:
http://www.mitramiss.gob.es/es/sec_trabajo/ccncc/B_Actuaciones/Estudios/Estudio_DyU_hasta__jun
2018.pdf
517
NAVASCUÉS SARRATEA, A., “Descuelgue salarial y ultraactividad de convenios colectivos”,
Actualidad Jurídica, nº 36, 2014, pg.91. Recuperado de:
https://www.uria.com/documentos/publicaciones/4083/documento/foro04.pdf?id=5045
518
PASTOR MARTÍNEZ, A., La ultraactividad y contractualización de las condiciones de trabajo
en las últimas sentencias del Tribunal Supremo. Desfaciendo agravios y enderazando entuertos,
IusLabor 3/2018, pg. 278.
519
NAVASCUÉS SARRATEA, A., “Descuelgue salarial y ultraactividad de convenios colectivos”,
Actualidad Jurídica, nº 36, 2014, pg.91. Recuperado de:
https://www.uria.com/documentos/publicaciones/4083/documento/foro04.pdf?id=5045
520
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J., “E cacia y vigencia del convenio colectivo”, Perspectivas de
evolución de la negociación colectiva en el marco comparado europeo”, Ediciones Cinca, Madrid,
2015, pg. 330.
521
STS 264/2014, de 22 de diciembre. Recuperado de:
http://www.poderjudicial.es/search/index.jsp
522
CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J., “E cacia y vigencia del convenio colectivo”, Perspectivas de
evolución de la negociación colectiva en el marco comparado europeo”, Ediciones Cinca, Madrid,
2015, pg. 334.
523
BELTRÁN DE HEREDIA RUIZ, I., “Pérdida de vigencia de convenio colectivo, ultraactividad
y las tres modalidades de contractualización: estado de la cuestión y últimas novedades”, Una mirada
crítica a las relaciones laborales, 2020. Recuperado de: https://ignasibeltran.com/tag/ultraactividad/
524
PASTOR MARTÍNEZ, A., La ultraactividad y contractualización de las condiciones de trabajo
en las últimas sentencias del Tribunal Supremo. Desfaciendo agravios y enderazando entuertos,
IusLabor 3/2018, pg. 284.
525
STS 294/2020, de 28 de enero. Recuperado de: http://www.poderjudicial.es/search/indexAN.jsp
526
SAN 36/2014, de 31 de marzo de 2014. Recuperado de:
http://www.poderjudicial.es/search/indexAN.jsp?org=an&comunidad=13
527
CABEZA PEREIRO, J., “Vigencia y aplicación del Convenio colectivo”, La negociación
colectiva como instrumento de gestión del cambio, Cinca, Madrid, 2017, pg. 160.
528
MONREAL BRINGSVAERD, E., Vigencia ordinaria de los convenios colectivos,
ultraactividad y contractualización judicial de sus condiciones de trabajo, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2018, pg.56.
529
CONSEJO DE RELACIONES LABORALES, CRL-LHK, Situación sociolaboral en Euskadi,
Avance Resultados 2019. Recuperado de: http://www.crl-
lhk.eus/images/infSociolaboral/Semestral/Situacin_Sociolaboral_en_Euskadi._Avance_resultados_20
19.pdf
530
PASTOR MARTÍNEZ, A., La reforma del sistema de negociación colectiva español y sus
implicaciones desde una perspectiva jurídica, Anuario IET de Trabajo y Relaciones Laborales, Vol.2,
2014, pg. 39.
531
CASAS BAAMONDE, M.E., “La prioridad aplicativa de los convenios colectivos de empresa”,
Los convenios de empresa de nueva creación tras la reforma laboral de 2012, Lefebvre El Derecho,
pg. 16.
532
RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, M.L y VINCENT, C., “Las dinámicas de la negociación
colectiva en Europa: la negociación colectiva a la prueba de la crisis en la zona euro”, Cuaderno de
Relaciones Laborales, Vol. 2, 2014, pg. 262.
533
STC 119/2014, de 16 de julio. Recuperado de:
https://hj.tribunalconstitucional.es/HJ/es/Resolucion/Show/24058
STS 129/2013, de 26 de marzo 2014. Recuperado de: http://www.poderjudicial.es/search/index.jsp
534
LÓPEZ BALAGUER, M., “Límites materiales a la prioridad aplicativa del convenio de
empresa: a propósito de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra de 30 de julio de
2014”, Revista Boliviana de Derecho, nº 21, 2016, pg. 299.
535
CASAS BAAMONDE, M.E., “La prioridad aplicativa de los convenios colectivos de empresa”,
Los convenios de empresa de nueva creación tras la reforma laboral de 2012, Lefebvre El Derecho,
pg. 27.
536
Artículo 84.2 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el
texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
537
CASAS BAAMONDE, M.E., “La prioridad aplicativa de los convenios colectivos de empresa”,
Los convenios de empresa de nueva creación tras la reforma laboral de 2012, Lefebvre El Derecho,
pg. 50.
538
Ibid. Pg.58.
539
Ibid. Pg.69-70.
540
CRL-LHK, Situación económica y relaciones laborales en la CAPV 2012, Bilbao, pg. 105.
Recuperado de: http://www.crl-lhk.eus/images/infSociolaboral/anual2012.pdf
541
Ibid. Recuperado de: http://www.crl-lhk.eus/es/negociacion-colectiva/seguimiento-y-analisis-
de-la-negociacion-colectiva/incidencia-de-la-reforma-del-regimen-de-ultra-actividad-de-los-
convenios-colectivos-sobre-la-poblacion-asalariada-con-relacion-laboral-de-la-capv-3
542
Ibid. Recuperado de: http://www.crl-
lhk.eus/images/infSociolaboral/bimensual/Informe_Noviembre_Diciembre_2019_cas.pdf
543
MUGURUZA, J.A., Incidencia y resultados de la reforma laboral sobre la negociación
colectiva en Euskadi, Ekonomiaz, nº 87, 2015, pg. 325-326.
544
PSOE, UNIDAS PODEMOS, Coalición progresista. Un nuevo acuerdo para España.
Recuperado de:
https://ep00.epimg.net/descargables/2019/12/30/87348523b35b92d92f5702e3cc84d950.pdf
545
STEPANYAN, A. y SALAS, J., Working paper: Distributional Implications of Labor Market
Reforms: Learning from Spain´s Experience, IMF, WP 20/29, 2020. Recuperado de:
https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2020/02/13/Distributional-Implications-of-Labor-
Market-Reforms-Learning-from-Spain-s-Experience-48962
546
GORELLI HERNÁNDEZ, J., “Las reglas sobre concurrencia entre convenios en el
Ordenamiento Español”, Derecho & Sociedades, núm. 37, 2011, p. 71.
Ó Á
547
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo, 27ª edic.,
Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2019, p. 205.
548
En la STSJ de Andalucía núm. 1918/2015 de 8 de octubre (rec. 1828/2015) se contempla un
supuesto de no concurrencia con ictiva, aplicando del convenio sectorial frente al convenio de
empresa, por estipularse en el mismo la obligación subrogatoria, no prevista en el convenio
empresarial.
549
DESDENTADO BONETE, A., “Problemas de concurrencia y articulación de convenios
colectivos”, en AAVV, Los problemas actuales de la Negociación Colectiva: VI Jornadas de estudio
sobre la Negociación Colectiva, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1994, p. 151.
550
RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M., VALDÉS ALONSO, A., “Concurrencia de convenios
colectivos”, en Manual Jurídico de negociación colectiva, AAVV., (Dir. por VALDÉS DAL-RÉ, F.),
La ley, Madrid, 2007, p. 534.
551
No confundir este principio con el de modernidad, que funciona, al contrario, esto es, se aplica
el segundo o más moderno, GORELLI HERNÁNDEZ, J., “Las reglas sobre concurrencia entre
convenios en el ordenamiento español”, op. cit., p. 72.
552
RAMOS QUINTANA, M.I., El deber de paz laboral (su regulación en la Ley y en el Convenio
Colectivo), Civitas, Madrid, 1992, p. 19.
553
OJEDA AVILÉS, A., “La nueva negociación colectiva: concurrencia de convenios y
ultraactividad”, Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, núm. 34, 2013,
pp. 510-511.
554
Ahora bien, ningún autor se ha pronunciado, hasta la fecha, sobre la posible la prioridad
aplicativa de los acuerdos de adhesión. Conforme con la doctrina mayoritaria, el resultado de la
adhesión es la aprobación de un convenio especí co con vigencia, administración, denuncia y
eventual revisión propia. En consecuencia, y por su carácter jurídico, éste gozaría de preferencia
frente a un convenio sectorial, incluso en aquellos supuestos en los que el acuerdo de adhesión se
haya producido sobre un convenio colectivo vencido antes de que entrase en vigor la última reforma.
555
La prioridad aplicativa del convenio de empresa se limita a aquellas normas convencionales que
cumplan con los requisitos previstos en el Título III del Estatuto. Los acuerdos que no reúnan los
mismos no tendrán preferencia sobre lo estipulado por un convenio sectorial. Por tanto, al igual que
ocurriría con los convenios extraestatutarios, los pactos de empresa, que desde la reforma de 1994
tienen un papel importante en la regulación de condiciones de trabajo, tampoco quedarían incluidos
en la preferencia aplicativa del art. 84.2 LET.
556
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo, op. cit.,
pp. 207.
557
STS de 10 de julio de 2019 (rec. 49/2018).
558
CRUZ VILLALÓN, J., La incidencia de la reforma laboral de 2012 sobre la estructura de la
negociación colectiva, Informes y Estudios de Relaciones Laborales, Ministerio de Empleo y
Seguridad Social, Madrid, 2015, pp. 124-125.
559
CASAS BAAMONDE, M.E., “La e cacia temporal de la prioridad aplicativa de los convenios
de empresa y la ultraactividad”, Derecho de las Relaciones Laborales, núm. 5, 2017, p. 380.
560
Por este motivo, la excepción a la regla general del artículo 84.1 LET por la concurrencia
pactada en un acuerdo interprofesional o convenio o acuerdo colectivo es dispositiva en la medida en
que no podrá limitar o eliminar la prioridad aplicativa del convenio de empresa. En este sentido,
podríamos a rmar que el artículo 84.2 LET es la excepción de la excepción.
561
De conformidad con el art. 84.2 LET “Los acuerdos y convenios colectivos a que se re ere el
art. 83.2 no podrán disponer la prioridad aplicativa prevista en este apartado”.
Ó
562
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., “La reforma laboral y su impacto en la negociación colectiva”,
en AAVV., Las reformas sobre el sistema de negociación colectiva en España (Dir. por RAMOS
QUINTANA, M.), Bomarzo, Albacete, 2013, p. 23.
563
“el art. 84.1 LET no prohíbe la negociación de un convenio colectivo concurrente por el hecho
de que su espacio esté ya ocupado por otro anterior. Al contrario, de su literalidad se desprende
claramente que su punto de partida es la existencia de dos convenios válidamente negociados que
coinciden en el tiempo. Y el precepto se limita a establecer una regla de solución de con ictos que, al
otorgar preferencia aplicativa al convenio anterior, esta también indicando de modo implícito que la
situación en que queda el invasor es la de ine cacia aplicativa”, STS de 23 de octubre de 2012 (rec.
228/2011).
564
En este sentido se pronunció la SAN de 31 de mayo de 2013 (rec. 140/2013) cuando a rma que
“ el art. 84.2 LET no limita, ni impide que los convenios colectivos sectoriales puedan jar salarios
mínimos, así como establecer cláusulas de revisión salarial para los mismos, ni introduce ningún
impedimento para que la cuanti cación de las revisiones salariales se realice funcionalmente por las
comisiones paritarias, siempre que no introduzcan negociaciones o aspectos no contenidos en el
convenio, porque el papel tradicional de los convenios colectivos, especialmente de los convenios
sectoriales y en particular los convenios provinciales, de conformidad con lo dispuesto en el
art. 85.1ET, es la regulación de los salarios, puesto que esos convenios afectan a la inmensa mayoría
de nuestras empresas, quienes ni tienen, ni tendrán convenios de empresa, por la sencilla razón de
que no tienen trabajadores su cientes como para elegir representantes de los trabajadores (…) Lo
que sí impone el art. 84.2ET es que si se negocia un convenio de empresa durante la vigencia del
convenio sectorial, lo que podrá hacerse en cualquier momento de la vigencia del convenio sectorial,
el convenio de empresa tendrá prioridad aplicativa sobre el sectorial en las materias listadas en el
artículo citado, entre las que se encuentra la cuantía del salario base y de los complementos
salariales, incluidos los vinculados a la situación y resultados de la empresa”.
565
DEL REY GUANTER, S., Estructura de la negociación colectiva, prioridad aplicativa del
nivel de empresa e inaplicación del convenio colectivo tras la reforma laboral de 2012, Ministerio de
empleo y Seguridad Social, Madrid, 2016, pp. 23 y 24.
566
“En resumen, la Sala aprecia fraude ley y abuso de derecho en la medida en que la prioridad
del art. 84.2 ET no puede servir de instrumento para que las empresas “normalicen”
el incumplimiento de los convenios que debieron aplicar, abonando salarios muy inferiores a los
trabajos efectuados”, STS 18 febrero 2015 (rec.18/2014).
567
EWING, HENDY and JONES, A manifesto for labour law: towards a comprehensive revision
of worker´s rights, The Institute of Employment Rights, Liverpool, 2016, pp. 10-13.
568
HOLDCROFT, J., Negociación colectiva a nivel sectorial: herramienta imprescindible en la
lucha por un salario digno, Informe especial, Global Worker, p. 22.
569
GOERLICH, J.M, LÓPEZ TERRADA, E., “Cambios productivos, reestructuraciones y
negociación colectiva”, Gaceta Sindical: re exión y debate, núm. 32, 2019, p. 266.
570
“Si el ordenamiento laboral del Estado no llegara a estar en condiciones de asegurar la
cohesión social que es propia de su matriz reguladora democrática, contribuyendo, inclusive a través
de sus conclusiones normativas, más aún, a ahondar las desigualdades del tejido de convivencia,
habría de que decir sin temor a errar que el Derecho del trabajo tiene un problema serio”,
PALOMEQUE LÓPEZ, M.C., “El Derecho del Trabajo tiene un problema”, Trabajo y Derecho,
núm. 19-20, 2016, p. 10.
571
MERCADER UGUINA, J., “El mercado de trabajo y el empleo en un mundo digital”, Revista
de Información Laboral, núm. 11, Aranzadi, 2018, p. 17-18.
Ó
572
CRUZ VILLALÓN, J., Presentación del libro “La negociación colectiva como instrumento de
gestión del cambio”, (Dir. por CRUZ VILLAÓN, J.), Cinca, Madrid, 2017, p. 12.
573
ROJAS RIVERO, G., “Reformas estructurales del mercado de trabajo y desequilibrio
institucional”, en AAVV., Transformaciones del Estado Social y Derecho del Trabajo (Coord. por
RAMOS QUINTANA, M. y ROJAS RIVERO, G.), Comares, Granada, 2014, p. 239.
574
MARTÍN VALVERDE, A., “Estructura y proceso de la negociación colectiva”, Revista de
Economía y Sociología del Trabajo, núm. 18, 1992, p. 25.
575
“con sistemas más o menos exibles, más o menos descentralizados, con trayectorias laborales
más o menos lineales… Pues en función de ello también se intuyen comportamientos diferenciales de
la brecha, donde la exibilidad y la descentralización traen aparejados, parece ser, crecimientos en
la desigualdad” Estudio realizado por ENRED Consultoría, S.L., La brecha salarial: realidades y
desafíos, (Coord. por SALLÉ ALONSO, M.A. y MOLPECERES ÁLVAREZ, L.), Colección EME,
Madrid, 2010, p. 142.
576
CHACARTEGUI JÁVEGA, C., Negociación colectiva y sostenibilidad medioambiental. Un
compromiso social y ecológico, Bomarzo, Albacete, 2018, p. 25.
577
SINZHEIMER, H., Crisis económica y Derecho del trabajo, cinco estudios sobre la
problemática humana y conceptual del derecho del trabajo (traducido por VÁZQUEZ MATEO, F.),
Instituto de estudios laborales y de la Seguridad Social, Madrid, 1984, p. 61.
578*
Este trabajo forma parte del Proyecto Nacional de Investigación de I+D+I (RTI2018-094547-
B-C21) “Cambio tecnológico y transformación en las fuentes laborales: ley y convenio colectivo ante
la disrupción digital” dirigido por el profesor Mercader Uguina.
579
NIETO ROJAS, P., Las representaciones de los trabajadores en la empresa, Lex Nova
Thomson Reuters, Valladolid, 2016.
580
PALOMO BALDA, E., “Competencias procesales”, en Escudero Rodríguez, R., Mercader
Uguina, J. R. (eds.) Manual jurídico de los representantes de los trabajadores, La Ley, Madrid, 2004,
p. 171.
581
Ley 11/1994 de 19 de mayo, de reforma parcial del Estatuto de los Trabajadores (BOE
23.5.1994).
582
Atendiendo a los datos contenidos en la memoria de funcionamiento de la Fundación SIMA,
accesible desde su página web (http://fsima.es/presentacion-de-la-memoria-de-actividades-de-2018/)
fecha de consulta: 11/2/2020, “el año 2018 solventaron 566 procedimiento, frente a una media de 248
procedimientos de entre los años 2005 y 2011 y 442 en el periodo que abarca desde la rma del
ASAC V en 2012 hasta la fecha. Conforme a los datos gestionados por la Fundación, los años de
mayor tramitación por el SIMA de la con ictividad colectiva han sido el 2013 y, de manera aún más
signi cativa, el 2018 donde la afectación de los 566 procedimientos del ejercicio alcanzó a
25.903.691 personas trabajadoras pertenecientes a 858.523 empresas”.
583
En la memoria del SIMA se recuerda que “las partes en con icto mani estan su preferencia por
los procedimientos de mediación (99,8%) frente a la tramitación de un único arbitraje”.
584
CRUZ VILLALÓN, J., “La exibilidad interna en la reforma laboral de 2010”, Relaciones
Laborales, vol. II, 2010, p. 195.
585
Necesidad que ya esgrimía DURÁN LÓPEZ, F., “La participación de los trabajadores”, Revista
Ministerio de Trabajo, vol. 13, 1998, p. 84.
586
GIL PÉREZ, M. E., La solución autónoma de los con ictos laborales, La Ley, Madrid, 2012,
p. 428.
587
Fuente: Memoria SIMA 2018 (p. 49)
588
GOERLICH PESET, J. M., Régimen de la negociación colectiva e inaplicación del convenio
colectivo en la reforma de 2012, Tirant lo Blanch, Valencia, 2013, p. 97; MATORRAS DIAZ-
CANEJA, A., “Reforma del régimen de inaplicación de las condiciones previstas en convenio
colectivo”, en Thibault Aranda, J. (ed.) La reforma laboral de 2012: nuevas perspectivas para el
Derecho del Trabajo, La Ley, Madrid, 2012, p. 238.
589
En la doctrina cientí ca, por todos, MONEREO PÉREZ, J. L. (ED.), Derecho de huelga y
con ictos colectivos: estudio crítico de la doctrina jurídica, Comares, Granada, 2002, p. 519.
590
ALFONSO MELLADO, C., (PRIMERO) “La actuación de los órganos de representación de los
trabajadores en los sistemas extrajudiciales de solución de con ictos” en R. ESCUDERO
RODRÍGUEZ, Y J. R. MERCADER UGUINA, Manual jurídico de los representantes de los
trabajadores La Ley, Madrid 2004 p. 219, ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., “Arbitrajes voluntarios y
solución de con ictos laborales: un análisis a través del estudio de los laudos”, Temas Laborales,
vol. 70, 2003, p. 238.
591
BOE 23.2.2012.
592
Con una cláusula de cierre omnicomprensiva –art. 4.2 y DT 2ª V ASAC– en el sentido de que
aquellas partes que estuvieran adheridas al IV ASEC prorrogarán su adhesión, salvo que en el plazo
de tres meses desde su entrada en vigor comuniquen al SIMA lo contrario. También se considera de
aplicación a todos aquellas partes que, no estando vinculadas al ASEC IV, no manifestaren en el
plazo de 3 meses su voluntad de permanecer excluidos del Acuerdo de solución extrajudicial.
593
A saber: la resolución de controversias en las comisiones paritarias de los convenios colectivos
que conlleven el bloqueo en la adopción de acuerdos, con ictos surgidos durante la negociación de
un convenio colectivo o discrepancias surgidas en el periodo de consultas en los procesos de
reorganización productiva empresarial o nalmente con ictos en caso de desacuerdo entre la
representación legal de los trabajadores y la empresa en los supuestos de exibilidad extraordinaria
temporal.
594
ALFONSO MELLADO, C., “Unas re exiones sobre el arbitraje laboral”, en Laudos arbitrales
en el SIMA 1998-2006, Fundación SIMA, Madrid, 2007, p. 16. Sobre estos procedimientos,
LANTARÓN BARQUÍN, D., Ordenación de la solución extrajudicial de los con ictos laborales,
Lex Nova, Valladolid, 2003. CRUZ VILLALÓN, J., “Procedimientos de resolución de con ictos y
negociación colectiva en la reforma de 2012”, en García-Perrote Escartín, I., Mercader Uguina, J. R.
(eds.) La regulación del mercado laboral: un análisis de la Ley 3/2012 y de los aspectos laborales
del Real Decreto-ley 20/2012), Lex Nova, Valladolid, 2012, p. 464.
595
STS 12.7.2004 (Rº 59/2003).
596
LANTARÓN BARQUÍN, D., Ordenación de la solución extrajudicial de los con ictos
laborales, cit., p. 944.
597
ALFONSO MELLADO, C., “La actuación de los órganos de representación de los trabajadores
en los sistemas extrajudiciales de solución de con ictos”, cit., p. 221.
598
Doctrinalmente se habían planteado criterios para de nir la implantación en lo que hace a la
modalidad de con ictos colectivos que, nalmente. no fueron acogidas en la LRJS, véanse las
propuestas planteadas por MONEREO PÉREZ, J.L (DIR.), Derecho de huelga y con ictos
colectivos, cit., p. 407. En la doctrina judicial, por su claridad expositiva, SSTC 73/1983, 7/2001,
54/2001 y 215/2001, SSTS 28.11.2001 (Rº 1141/2001), 10.3.2003 (Rº 33/2002), 4.3.2005 (Rº
6076/2003),16.12.2008 (Rº 124/2007), 12.5.2009 (Rº 121/2008), 6.6.2011(Rº 62/2010) o 20.3.2012
(Rº 71/2010). En relación a la modalidad de despido colectivo, con un evidente esfuerzo argumental,
niega legitimación activa a una sección sindical implantada en la empresa pero no rmante del
acuerdo si tiene presencia mayoritaria en el comité de empresa, arguyendo un fraude de ley para
impugnar un despido colectivo, GIL PLANA, J., “Reforma procesal del despido colectivo y otras
novedades procesales”, en Thibault Aranda, J. (ed.) La reforma laboral de 2012: nuevas perspectivas
para el Derecho del Trabajo, La Ley, Madrid, 2012, p. 685.
599
(BOE 28.9.2012).
600
CCOO. Los acuerdos de inaplicación de convenios en cifras. Análisis de los datos registrados
en RECGON (Octubre 2010-febrero 2019). Madrid: CCOO, 2019, p. 120, accesible en
(https://www.ccoo.es/e9d82eef33d18d09f654f24df8888fdb000001.pdf) Fecha de consulta:
25/2/2020.
601
ALFONSO MELLADO, C., “La actuación de los órganos de representación de los trabajadores
en los sistemas extrajudiciales de solución de con ictos”, cit., p. 228.
602
Exposición de motivos de la Resolución de 10 de febrero de 2012, de la Dirección General de
Empleo, por la que se registra y publica el V Acuerdo sobre solución autónoma de con ictos
laborales (sistema extrajudicial) –BOE 23.2.2012–.
603
DÍAZ AZNARTE, M. T., “La mediación y el arbitraje como vías de gestión de la con ictividad
laboral”, Temas laborales: Revista andaluza de trabajo y bienestar social, vol. 140, 2017, p. 378.
604
MARTÍN VALVERDE, A., “Medios no judiciales de solución judicial de los con ictos
laborales: caracterización general”, Revista de Ministerio de Empleo y Seguridad Social, vol. 123,
2016, p. 32.
605
HIERRO HIERRO, F. J., “El convenio colectivo como instrumento para la solución de
con ictos”, Revista de Ministerio de Empleo y Seguridad Social, vol. 123, 2016, pp. 68-74.
606
Art. 66 CC Alterna BPO, S.L., (https://www.boe.es/boe/dias/2014/11/21/pdfs/BOE-A-2014-
12073.pdf), convenio posteriormente anulado por incumplimiento de las reglas legales de
legitimación (https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2015-3978). Fecha de consulta:
24/2/2020.
607
CCOO. Los acuerdos de inaplicación de convenios en cifras. Análisis de los datos registrados
en RECGON (Octubre 2010-febrero 2019). Madrid: CCOO, 2019, p. 116, accesible en
(https://www.ccoo.es/e9d82eef33d18d09f654f24df8888fdb000001.pdf) Fecha de consulta: 25/2/2020
608*
Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación “Los derechos
fundamentales ante el cambio del trabajo autónomo en la era digital”, DER2017-83488-C4-2-R, del
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
609
BAYLOS GRAU, A., “Un nuevo modelo democrático de relaciones laborales”, Revista de
Derecho Social, n.º 70, 2016, pp. 17 y ss.
610
Libro Verde “Modernizar el Derecho laboral para afrontar los retos del siglo XXI”, Bruselas,
22.11.2006. COM (2006) 708 nal. Al respecto, BAYLOS GRAU, A. y PÉREZ REY, J., “Sobre el
Libro Verde: Modernizar el Derecho Laboral para afrontar los retos del siglo XXI”, Cuadernos de la
Fundación Sindical de Estudios, n.º 5, 2006.
611
Acordado en Ámsterdam el 2 de octubre de 1997. La “política de empleo” adquirió especial
relevancia en el informe que lo inspiró, el denominado “Libro Blanco”, COM (93) 700.
612
En el Consejo Europeo de Essen se jó una estrategia común de empleo basada en medidas
para favorecer el acceso al mercado de trabajo de los colectivos más desfavorecidos (Consejo
Europeo de Essen de 9 y 10 de diciembre de 1994, “Conclusiones de la Presidencia”).
613
Consejo Europeo de Lisboa, de 23 y 24 de marzo de 2000. “Conclusiones de la presidencia”, en
el apartado I “Empleo, reforma económica y cohesión social”.
614
Tratado de 13 de diciembre de 2007, rati cado el 26 de septiembre de 2008. En vigor desde el 1
de diciembre de 2009. Dedicó el Título IX a la denominada “Europa Social”, en la que el empleo
gozó de un papel principal.
615
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, DOUE de 30 de marzo de 2010. En adelante
“TFUE”. Se establece que “en la de nición y ejecución de sus políticas y acciones, la Unión tendrá
en cuenta (entre otras) las exigencias relacionadas con un nivel de empleo elevado” (art. 9, también
llamada “cláusula social”).
616
Libro Verde “Modernizar el Derecho laboral para afrontar los retos del siglo XXI”, Bruselas,
22.11.2006. COM (2006) 708 nal.
617
Comunicación de la Comisión “Europa 2020. Una estrategia para el crecimiento inteligente,
sostenible e integrador”, de 3 de marzo de 2010, COM (2010) 2020.
618
CABEZA PEREIRO, J. y BALESTER PASTOR, M.ª A., La estrategia europea para el empleo
2020 y sus repercusiones en el ámbito jurídico laboral español, Ministerio de Trabajo e Inmigración,
Madrid, 2010, p. 39.
619
Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma laboral, BOE de 7 de julio de
2012; también su antecesor, el RD 3/2012, de 10 de febrero, BOE de 11 de febrero de 2012.
620
PALOMEQUE LÓPEZ, M. C., “La versión política 2012 de la reforma laboral permanente. La
afectación del equilibrio del modelo laboral”, en AA. VV., La regulación del mercado laboral. Un
análisis de la Ley 3/2012 y de los aspectos laborales del Real Decreto-ley 20/2012, Lex Nova,
Valladolid, 2012, pp. 39-42.
621
Por todos, CASAS BAAMONDE, M.ª E. y RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M.,
“Las reformas de la reforma laboral de 2012”, RL, n.º 15-18, Sección Editorial, agosto 2012.
622
Art. 41.4 ET. Sobre ésta, RAMÍREZ MARTÍNEZ, “Algunos problemas interpretativos
planteados por la regulación de la exibilidad interna en las reformas laborales de 2010 y 2011”,
Actualidad Laboral, n.º 5, 2012, p. 9.
623
VALDÉS DAL-RÉ, F., “Flexibilidad interna en la Ley 3/2012”, RL, n.º 15-18. Sección
Editorial, agosto 2012.
624
Así se respetan, mínimamente, la Directiva 2002/14/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 11 de marzo de 2002, por la que se establece un marco general relativo a la información y a la
consulta de los trabajadores en la Comunidad Europea, DO. L. n.º 080.
625
Con anterioridad, el art. 3, RD 43/1996 de 19 de enero, Reglamento de los procedimientos de
actuación administrativa en materia de traslados colectivos, se refería a la negociación con todos los
trabajadores de la empresa, si no existía representación legal de los trabajadores.
626
Ni la STC 8/2015, de 22 de enero, ni la anterior STC 119/2014, de 16 de julio, re rieron a esta
cuestión. Al respecto, TERRADILLOS ORMAETXEA, E., “La evolución de las estructuras de
participación de los trabajadores en España a consecuencia de la crisis: sobre su consonancia (o
disonancia) con la normativa internacional”, Revista Internacional y Comparada de Relaciones
Laborales y Derecho del Empleo, ADAP, vol. n.º 1, enero-marzo, 2016, p. 6.
627
ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., “Los márgenes dejados por la Ley a la negociación colectiva
en materia de expedientes de regulación de empleo” en AA. VV., La negociación colectiva en los
expedientes de regulación de empleo, Ministerio de Empleo y Seguridad Social, Madrid, 2012, pp. 28
y ss. Muy crítico CRUZ VILLALÓN, J., “Una propuesta de revisión de las reglas sobre
representación de los trabajadores en la empresa”, Revista Galega de Dereito Social, n.º 1, 2016,
pp. 64-65.
628
Resolución de la Dirección General Empleo, por la que se registra y publica el II Acuerdo para
la Negociación Colectiva para los años 2012, 2013 y 2014. BOE de 6 de febrero de 2012. Ha sido
sustituido por la IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, para los años 2018, 2019 y
2020, que fue suscrito, con fecha 5 de julio de 2018. BOE de 18 de julio de 2018.
629
VALDÉS DE LA VEGA, B., “El nuevo espacio de la exibilidad interna funcional”, Revista de
Derecho Social, n.º 57, 2012, pp. 116.
630
Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley del Estatuto de los Trabajadores (BOE de 24 de octubre de 2015). En adelante “ET”.
631
CRUZ VILLALÓN, J., Las modi caciones de la prestación de trabajo, Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, Madrid, 1983, pp. 92-127.
632
Dictamen sobre la “Propuesta de decisión del Consejo sobre directrices para las políticas de
empleo de los Estados Miembros –parte II de las Directrices Integradas Europa 2020” en
“Conclusiones de la Presidencia (Consejo europeo de Bruselas, 19 y 20 de marzo de 2009)”, Bruselas
20 de marzo de 2009 (OR.en). 7880/09. CONCL 1. Entre tanto, el proceso se ha desarrollado, entre
otras acciones, con “Agenda de política social (2006-2010)” [COM (2005) 33 nal].
633
En el mismo sentido, Resolución del Parlamento Europeo de 16 de junio de 2010 sobre la
Estrategia UE 2020 (PE 441.929).
634
Resolución del Parlamento Europeo, de 13 de marzo de 2014, sobre “los aspectos laborales y
sociales del papel y las actividades de la Troika”. P7_TA-PROV (2014)0240. En concreto se re ere a
que se adopten medidas especí cas destinadas a mujeres y trabajadores de mayor edad.
635
OIT, El futuro del trabajo que queremos: un diálogo global,
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---
cabinet/documents/publication/wcms_570288.pdf (última consulta 07-01-2020).
636
SCHWAB, K., La cuarta revolución industrial, Ed. Debate, Barcelona, 2016.
637
Según el Foro Mundial en 2022 casi el 50% de las empresas esperan que la automatización
lleve a cabo una reducción del 50% de la fuerza de trabajo a tiempo completo, “The Future oj Jobs
Report 2018”. Todos citados en El futuro del trabajo que queremos…op. cit.
638
GINÈS I FABRELLAS, A., “Crodsourcing: una modalidad jurídicamente inviable de
externalización productiva en el entorno digital”, Anuario IET de Trabajo y Relaciones Laborales, n.º
5, 2018, p. 134.
639
CASAS BAAMONDE, M.ª E., “Precariedad del trabajo y formas atípicas de empleo, viejas y
nuevas. ¿Hacia un trabajo digno?”, Revista Derecho de las Relaciones Laborales, n.º 9, 2017, p. 867.
640
DAGNINO, E., “Uber law: perpectiva jurídico-laboral de la sharing/on demand economy”,
Revista Internacional y Comparada de Relaciones Laborales y Derechos del Empleo, n.º 3, 2015,
pp. 1-31.
641
Resolución del Parlamento Europeo, de 4 de julio de 2017, sobre las condiciones laborales y el
empleo precario (2016/2221 (INI)); P8_TA-PROV (2017) 0290.
642
En los últimos 10 años las formas típicas de empleo han descendido del 62 % al 59%.
Considerando, letra B), Resolución del Parlamento Europeo, de 4 de julio de 2017, op. cit.
643
SCIARRA, S., “New discourses in labor law: part-time work and paradigm of exibility”, en
AA. VV., Employment Policy and the Regulation of part– time work in the European Union”
Cambridge University Press, Cambridge, 2004, p. 21.
644
Parlamento Europeo, “Precarious employment in Europe: patterns, trends and policy
strategies”, julio
2016,http://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2016/587285/IPOL_STU%282016%295
87285_EN.pdf. (última consulta 09-02-2020).
645
OIT, “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo. Transformar el empleo para erradicar la
pobreza”, 2016. www.ilo.org. (última consulta 09-01-2020).
646
A n de dar respuesta a esos retos en el marco de la conmemoración de los 100 años
transcurridos desde la fundación de la OIT, en la 108ª Reunión de la Conferencia Internacional del
Trabajo , celebrada en 2019, se adoptó una Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del
Trabajo. https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/mission-and-objectives/centenary-declaration.
(última consulta 09-02-2020).
647
SERRANO GARCÍA, J. M.ª y BORELLI, S., “El necesario reconocimiento de los derechos
sindicales a los trabajadores de la economía digital”, Revista de Derecho Social, n.º 80, 2018,
pp. 247-250.
648
Por todos, Convenio n.º 87, sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación
(1948); Convenio n.º 98, sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva (1949).
649
BAYLOS GRAU, A., “Igualdad, uniformidad y diferencia en el derecho del trabajo”, Revista de
Derecho Social, n.º 1, 1998, pp. 11-38.
650
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M., “Trabajadores pobres y derecho del trabajo”,
Diario La Ley, Editorial, n.º 7245, 2009.
651
“A New Start for social Dialogue”, documento rmado por la Comisión Europea, UEAPME,
Bussinesseurope, CEEP y ETUC, de 27 de junio de 2016; le:///C:/Users/Usuario/Downloads/KE-
02-16-755-EN-N%20(1).pdf (última consulta 22-12-2019).
652
Consejo Económico y Social, “El futuro del trabajo”, informe 3/2018.
653
BAYLOS GRAU, A., “Crisis y recon guración de la autonomía colectiva en el futuro del
trabajo”, Interlocución a la ponencia “La autonomía colectiva y sus medios de expresión” de
MARTÍNEZ MORENO, C., XXIX Congreso AEDTSS, Salamanca 30 y 31 de mayo de 2019.
654
Sobre la Unión Europea y su regulación en materia laboral, por todos, MIRANDA BOTO, J.
M.ª, “El hurón vuelve a Europa o algunas re exiones inocentes sobre la cuestión prejudicial en
materia social”, en AA. VV., El Derecho del Trabajo español ante el Tribunal de Justicia: problemas
y soluciones (Dir. J. M.ª Miranda Boto), Cinca, Madrid, 2018, pp. 619 y ss.
655
DE STEFANO, V., “La `gig economy´ y los cambios en el empleo y la protección social”,
Gaceta Sindical: re exión y debate, n.º 17, 2016, pp. 160-162.
656
TERRADILLOS ORTMAEXEA, E., “Comentario. Los derechos sociales en el contexto
supranacional: especial referencia a la jurisprudencia reciente del TJE y del TEDH”, Revista de
Derecho Social, n.º 52, 2010, pp. 147 y ss.
657
LO FARO, A., “Diritti sociali e libertà economiche del mercato interno: considerazioni minime
in margine ai casi Laval e Viking”, Lavoro e Diritto, vol. 22, n.º 1, 2008, pp. 63-96.
658
APARICIO TOVAR, J., “Un pilar social de la Unión Europea carcomido por la gobernanza
económica”, Revista de Derecho Social, n.º 79, 2017, p. 250.
659
Aprobado en Gottemburgo, el 17 de noviembre de 2017. Al respecto, RAMOS QUINTANA,
M.ª I., “El Pilar Europeo de Derechos Sociales: la nueva dimensión social europea”, Revista de
Derecho Social, n.º 77, 2017, pp. 19-42.
660
Blog. Prof. BAYLOS GRAU, https://baylos.blogspot.com/2017/11/por-un-protocolo-social-
europeo.html. (última consulta 22-12-2019).
661
ETUC Resolution on Fixing the Social Foundation “ETUC Statement on the need for a Social
Protocol”. Adoptado en la reunión de su Ejecutiva el 25 y 26 de octubre de 2017.
662
“A New Start for social Dialogue”, documento rmado por la Comisión Europea, UEAPME,
Bussinesseurope, CEEP y ETUC, de 27 de junio de 2016; le:///C:/Users/Usuario/Downloads/KE-
02-16-755-EN-N%20(1).pdf (última consulta 22-12-2019).
663
SALCEDO BELTRÁN, C. M.ª, “La Europa Social armonizada: ¿realidad o quimera?”, en AA.
VV., El Derecho del Trabajo español ante el Tribunal de Justicia: problemas y soluciones (Dir. J. M.ª
Miranda Boto), Cinca, Madrid, 2018, pp. 146-150.
664
Directiva (UE) 2019/1152 del Parlamento europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2019,
relativa a unas condiciones laborales transparentes y previsibles en la Unión Europea.
665
MONEREO PÉREZ, J.L., “Modelo constitucional del Derecho a la negociación colectiva”, en
AA.VV., El sistema de negociación colectiva en España. Estudio de su Régimen Jurídico, Aranzadi,
2013, p. 99.
666
Al respecto, la reciente STS de 19 de febrero de 2020 (Rec. 3008/2017) que declara la nulidad
del convenio colectivo adoptado, entre otros, por una sección sindical constituida vulnerando la
legalidad, lo que supuso, según el Tribunal, una vulneración del art. 8 LOLS.
667
MARTÍNEZ MORENO, C., “La autonomía colectiva y sus medios de expresión”, Ponencia
XXIX Congreso AEDTSS, Salamanca 30 y 31 de mayo de 2019.
668
GOERLINCH PESET, J. M.ª, “Innovación, digitalización y relaciones colectivas de trabajo”,
Revista de Treball, Economia i Societat, n.º 92, 2019, p. 5 y ss.
http://www.ces.gva.es/es/contenido/documentos/revistas/revista-92-especial-monogra co-dedicado-
las-jornadas-el-futuro-del-0 (última consulta 22-12-2019).
669
Art. 64.2.a) ET que obliga a informarla trimestralmente, de un lado, “sobre la evolución general
del sector económico a que pertenece la empresa” (letra a]) y, de otro, “sobre la situación económica
de la empresa y la evolución reciente y probable de sus actividades, incluidas las actuaciones
medioambientales que tengan repercusión directa en el empleo, así como sobre la producción y
ventas, incluido el programa de producción” (letra b]).
670
Art. 64.5, a) ET, se re ere a la intervención posterior a la reestructuración como resultado de los
arts. 40, 41, 47, 51 y 82.3.
671
Art. 81 ET, continúa re riéndose al tablón de anuncios; los arts. 68, d) ET y 8.1, b) LOLS, a la
distribución física de información. Sobre estos aspectos y otros, MÉNDEZ CALVO, R., Negociación
colectiva y descentralización productiva, Ed. CES, 2009.
672
El TC, en Sentencia 281/2005, de 7 de noviembre, ha reconocido que los instrumentos de
comunicación propios de las empresas en la actualidad –correo electrónico o intranet– pueden
utilizarse por la representación de los trabajadores, con determinadas limitaciones. La excepción del
voto electrónico en VIVERO SERRANO, J.B., “El voto electrónico en las elecciones sindicales.
Reconocimiento arbitral y judicial a falta de previsión normativa”, Trabajo y derecho: nueva revista
de actualidad y relaciones laborales, n.º 14, 2016, pp. 113-116
673
Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016,
relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y
a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (Reglamento general
de protección de datos). En el ámbito interno, Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección
de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, BOE de 6 de diciembre de 2018.
674
TODOLÍ SIGNES, A., “La gobernanza colectiva de la protección de datos en las relaciones
laborales: big data, creación de per les, decisiones empresariales automatizadas y los derechos
colectivos”, Revista de Derecho Social, n.º 84, p. 45.
675
GOERLICH PESET, J. Mª, “Innovación, digitalización y relaciones colectivas de trabajo”,
Revista de Treball, Economía i Societat, n.º 92, 2019, pp. 13-14.
676
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, E., “La dimensión organizativa empresarial como factor
condicionante en el ejercicio de los derechos laborales”, Documentación Laboral, n.º 107, pp. 47-73.
677
GOERLICH PESET, J. Mª, “Innovación, digitalización y relaciones colectivas de trabajo”,
op. cit., p. 19. En España, por ejemplo, UGT ha presentado una plataforma denominada Tu respuesta
sindical, y existen otras plataformas como Riders Union, Amazon Mechanical Turk, o Footdora, al
respecto, CAVAS MARTÍNEZ, F., “Breves apuntes para una regulación multinivel de trabajadores de
plataformas digitales”, Revista de Derecho Social, n.º 87, p. 80.
678
CRUZ VILLALÓN, J., “Los acuerdos de interés profesional”, en AA. VV., El Estatuto del
trabajador autónomo (J. Cruz Villalón y F. Valdés Dal-Ré), La Ley, Madrid 2008, pp. 374 y ss.
679
Sobre el procedimiento, NIETO ROJAS, P., Los representantes de los trabajadores en la
empresa, Lex Nova –Aranzadi, Navarra, 2015, pp. 221 y ss.
680
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO FERRER, M., “Flexibilidad interna y externa del Real
Decreto-Ley 3/2012”, Diario La Ley, n.º 7833, sección doctrina, 9 de abril de 2012. P. web:
http://revistas.laley.es/Content/Documento.
681
Por todas, STS de 6 de octubre de 2009 (Rec. n.º 3012/2008); STS de 12 de diciembre de 2009
(Rec. n.º 538/2008).
682
SSTS de 6 de octubre de 2009 (Rec. n.º 3012/2008); de 8 de noviembre de 2002 (Rec.
967/2002), 27 de mayo de 2004 (Rec. n.º 2687/2003). Analiza esta jurisprudencia, ROQUETA BUJ,
R., “La exibilidad interna” en AA. VV., La Reforma Laboral en el Real Decreto-Ley 3/2012, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2012, pp. 121-123.
683
STS de 20 de junio de 2019 (Rec. 98/2019), sobre la evitación del periodo de consultas para
modi cación sustancial.
684
STS de 24 de enero de 2020 (Rec. N.º 86/2018), sobre la no conformidad a derecho del art. 17
convenio colectivo contact center. Análisis en Blog. Prof. Eduardo ROJO TORRECILLA,
http://www.eduardorojotorrecilla.es/2020/02/an-si-ts-no-si-y-al- nal-el-ts-sento.html (última consulta
10-03-2020).
685
La doctrina, crítica con esa doctrina jurisprudencial; por todos, vide CRUZ VILLALÓN, J., “La
exibilidad interna en la reforma laboral de 2010”, Relaciones Laborales, n.º 21, 2010, p. 83.
686
STS de 3 de julio de 2019 (Rec. 51/2018).
687
STS de 3 de diciembre de 2019 (Rec. N.º 141/2018).
688
Formulado por Magistrado Excmo. Sr. Antonio V. Sempere Navarro, al que se adhiere la
Magistrada Excma. Sra. Rosa M.ª Virolés Piñol.
689
FERNÁNDEZ LÓPEZ, M.ª F., “Descentralización laboral: problemas e incidencias”, Revista
de Derecho Social, n.º 75, 2016, pp. 13 y ss.
690
ROMAGNOLI, U., en “El irresistible ascenso de la licencia para despedir”, Revista de Derecho
Social, n.º 71, 2015, pp. 13-24, que se ha producido una “normalización social inimaginable sin la
abolición de la estabilidad en el empleo “, llegando a compararla con la “mitología del siglo XX
sobre ‘el puesto jo’” (p. 24).
691
CRUZ VILLALÓN, J., “La exibilidad interna…”, op. cit., p. 82 y ss.
692
Al respecto, CABEZA PEREIRO, J., “La supresión de la autorización administrativa en los
despidos colectivos”, Revista de Derecho Social, n.º 57, p. 191 y ss.
693
BALLESTER PASTOR, M. A., “La exibilidad interna…”, op. cit., pp. 359-360.
694
STC 8/2015, de 22 de enero.
695
VALDÉS DAL-RÉ, F., “Flexibilidad interna en la Ley 3/2012”, Relaciones Laborales, n.º 15-
18, agosto 2012.
696*
La presente comunicación se ha elaborado en el marco de los Proyectos de Investigación
titulados “Nuevos lugares, distintos tiempos y modos diversos de trabajar: innovación tecnológica y
cambios en el ordenamiento social”, clave DER2017-82192-C3-1-R, nanciado dentro del plan de
I+D+I del Ministerio de Economía y Competitividad, y “Sostenibilidad económica, social y
medioambiental e innovación tecnológica. Nuevas coordenadas en las políticas públicas en Castilla y
León”, clave LE0004P17, nanciado por la Junta de Castilla y León, desarrollados en el seno de la
Unidad de Investigación Consolidada UIC 198 reconocida por la Junta de Castilla y León, cuyo
investigador responsable es el Prof. Dr. Juan José Fernández Domínguez.
697
Desde la célebre STCo 11/1981, de 8 de abril; muchos han sido los pronunciamientos del
Tribunal Constitucional en el que se han interpretado, esbozado y de nido los límites del ejercicio
del derecho de huelga y sus posibles vulneraciones; entre otras, SSTCo 26/1981, de 17 de julio;
43/1990, de 15 de marzo; 189, 190, 191 y 193/2006, de 19 de junio, o 58/2013, de 11 de marzo.
698
Entre muchos y por todos, CASAS BAAMONDE, M.ªE.: “Derecho de huelga y Constitución:
¿nuevas perspectivas?”, RL, T. I, 1994, pgs. 44 y ss.; MARTÍN VALVERDE, A.: “La doctrina general
sobre el derecho de huelga en la sentencia del Tribunal Constitucional 11/1981”, RL, núms. 15-16,
1997, pg. 110; PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F.: “Insu ciencias de la actual regulación
jurisprudencial del derecho de huelga”, en AA.VV.: Controversias vivas del nuevo Derecho del
Trabajo, La Ley, Madrid, 2015, pgs. 17 y ss.; MONEREO PÉREZ, J.L.: Derecho de huelga y
con ictos colectivos, cit., pg. 501 o, del mismo autor, “El modelo normativo de huelga en la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, en AA.VV. (CABEZA PEREIRO, J. y MARTÍNEZ
GIRÓN, J., Dirs.): El con icto colectivo y la huelga, Laborum, Murcia, 2008, pgs. 261 y ss o
BAYLOS GRAU, A.: “El derecho de huelga”, en AA.VV.: El modelo social en la Constitución
española de 1978, Ministerio de Trabajo e Inmigración, Madrid, 2003, pg. 585.
699
STCo 123/1992, de 28 de septiembre. Igualmente resulta lesivo del derecho de huelga, aunque
la decisión de reordenación de funciones se hubiera acordado espontáneamente entre los propios
trabajadores jefes de sección, STCo 33/2011, de 28 de marzo.
700
Término que se ha utilizado de forma generalizada, tanto la jurisprudencia ordinaria [SSTS 11
junio y 5 diciembre 2012 (RJ 2012/6841 y 2013/1751)], como la constitucional [STCo 17/2017, de 2
de febrero (RTC 2017/17)], como la doctrina cientí ca [PÉREZ REY, J.: “Tertulias, reportajes de
actualidad y esquirolaje tecnológico en la huelga general”, RDS, núm. 59, 2012, pgs. 195 y ss.; del
mismo autor, “El esquirolaje tecnológico: un importante cambio de rumbo de la doctrina del Tribunal
Supremo”, RDS, núm. 61, 2013, pgs. 163 y ss.; LÓPEZ LLUCH, M.I.: “El derecho de huelga: nueva
doctrina sobre esquirolaje tecnológico en la STS de fecha 5 de diciembre de 2012”, Revista Aranzadi
Doctrinal, núm. 5, 2013, pgs. 155 y ss.; TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico:
interrogantes abiertos”, Revista Aranzadi Doctrinal, núm. 5, 2013, pgs. 173 y ss.; TODOLÍ SIGNES,
A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, AL, núms. 7/8, 2014, pgs.
830 y ss.; PEDRAJAS, A.: “El esquirolaje tecnológico”, Observatorio de recursos humanos y
relaciones laborales, núm. 105, 2015, pgs. 66 y ss.; TOSCANI GIMÉNEZ, D.: “La prohibición del
esquirolaje durante la huelga con especial mención al esquirolaje tecnológico”, TyD, núm. 30, 2017,
pgs. 82 y ss.].
701
Sobre la delimitación conceptual, permítase la remisión a TASCÓN LÓPEZ, R.: El esquirolaje
tecnológico, Aranzadi, Pamplona, 2018, pgs. 76 y ss.
702
BAYLOS GRAU, A.: “Formas nuevas y reglas viejas en el con icto social”, RDS, núm. 2,
1998, pgs. 78 y ss.; del mismo autor, “Pérdida de la función y e cacia de la huelga, especialmente en
los sectores de la información y la telecomunicación”, RGDTSS, núm. 5, 2004, pg. 3 o ESCRIBANO
GUTIÉRREZ, J.: “El esquirolaje interno como ataque al derecho fundamental de huelga”, TL, 116,
2012, pg. 206.
703
STCo 123/1992, de 28 de septiembre.
704
SSTCo 11/1981, de 8 de abril, o 41/1984, de 21 de marzo.
705
Algo vedado por la jurisprudencia constitucional; por todas, STCo 33/2011, de 28 de marzo.
706
TORRENTE GARI, S.: “El derecho de huelga y las innovaciones tecnológicas”, REDT,
núm. 102, 2000, pgs. 455 y ss.
707
MARTÍNEZ MORENO, C.: “El ser o no ser de la huelga: el fútbol y el esquirolaje. A propósito
de la STC 17/2017, de 2 de febrero, caso Telemadrid”, DRL, núm. 9, 2017, pgs. 894 y ss.
708
STS 16 marzo 1998 (RJ 1998/2993).
709
SSTSJ Cataluña 9 enero 2003 (AS 2003/445) o Extremadura 15 julio 2004 (AS 2004/1862).
710
PÉREZ REY, J.: “Tertulias, reportajes de actualidad y esquirolaje tecnológico”, cit., pg. 206.
711
SSTS 27 septiembre 1999 (RJ 1999/7304), 4 julio 2000 (RJ 2000/6289), 9 diciembre 2003 (RJ
2003/9371), 15 abril 2005 (RJ 2005/4513) y, como último referente de esta saga y con un voto
particular que anticipaba el cambio de doctrina, 11 junio 2012 (RJ 2012/6841).
712
STS 5 diciembre 2012 (RJ 2013/1751), con 2 votos particulares interesantísimos.
713
MARTÍNEZ MORENO, C.: “El ser o no ser de la huelga: el fútbol y el esquirolaje. A propósito
de la STC 17/2017, de 2 de febrero, caso Telemadrid”, cit., pgs. 894 y ss.; PÉREZ REY, J.: “El
Tribunal Constitucional ante el esquirolaje tecnológico (o que la huelga no impida ver el fútbol)”,
RDS, núm. 77, 2017, pgs. 171 y ss. o TOSCANI GIMÉNEZ, D.: “La prohibición de esquirolaje
durante la huelga, con especial mención al esquirolaje tecnológico”, cit., pg. 85
714
STCo 17/2017, de 2 de febrero, con voto particular de máximo interés.
715
FJ 7º STCo 17/2017, de 2 de febrero.
716
BAYLOS GRAU, A. y VALDÉS DE LA VEGA, B.: “El efecto de las nuevas tecnologías en las
relaciones colectivas de trabajo”, en AA.VV.: Nuevas tecnologías de la información y de la
comunicación y Derecho del Trabajo, Bomarzo, Albacete, 2004, pg. 154.
717
FJ 7º STCo 17/2017, de 2 de febrero.
718
LÓPEZ LLUCH, M.I.: “El derecho de huelga: nueva doctrina sobre esquirolaje tecnológico en
la STS de fecha 5 de diciembre de 2012”, cit., pgs. 155 y ss.; PÉREZ REY, J.: “El esquirolaje
tecnológico: un importante cambio de rumbo de la doctrina del Tribunal Supremo”, cit., pgs. 163 y
ss.; TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico: interrogantes abiertos”, cit., pgs. 173 y ss.
o TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, cit.,
pgs. 830 y ss.
719
La ya tantas veces citada STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17).
720
ROJO TORRECILLA, E.: “Tecnología y derecho de huelga. Paso atrás del Tribunal
Constitucional en la protección de un derecho constitucional fundamental”, El blog de Eduardo Rojo,
19 de febrero de 2017.
721
PRECIADO DOMENECH, C.H.: “El esquirolaje tecnológico o esperando a Asimov”, Blog
Sinpermiso, 22 de febrero de 2017, pg. 2.
722
PÉREZ REY, J.: “El Tribunal Constitucional ante el esquirolaje tecnológico (o que la huelga no
impida ver el fútbol)”, RDS, núm. 77, 2017, pgs. 171 y ss. o TOSCANI GIMÉNEZ, D.: “La
prohibición de esquirolaje durante la huelga, con especial mención al esquirolaje tecnológico”, cit.,
pg. 85
723
TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico: interrogantes abiertos”, cit., pg. 184 o
TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, cit.,
pg. 834.
724
TOSCANI GIMÉNEZ, D.: “La prohibición de esquirolaje durante la huelga, con especial
mención al esquirolaje tecnológico”, cit., pg. 86.
725
GORDO GONZÁLEZ, L.: “El contenido esencial del derecho de huelga: la prohibición del
esquirolaje interno”, cit., pg. 2.
726
TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico: interrogantes abiertos”, cit., pg. 184 o
TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, cit.,
pg. 834.
727
STS 13 julio 2017 (RJ 2017/4148). Un comentario crítico a la misma, en TASCÓN LÓPEZ, R.:
“El esquirolaje automático inter-contratas a partir de algoritmos predeterminados (novísimas
amenazas para el derecho de huelga)”, en AA.VV.: Descentralización productiva: nuevas formas de
trabajo y organización empresarial, Madrid (Cinca), 2018.
728
Algo vedado por la jurisprudencia constitucional; por todas, STCo 33/2011, de 28 de marzo.
729
Es el supuesto al que parecen referirse las SSTS 11 junio 2012 (RJ 2012/6841) y 5 diciembre
2012 (RJ 2013/1751).
730
Es el supuesto de hecho que enfrenta la STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17).
731
MORALO GALLEGO, S.: “El ejercicio de la huelga y el impacto de las nuevas tecnologías y la
descentralización productiva”, en AA.VV.: Derecho Colectivo, cit., pgs. 233 y ss.
732
En las tantas veces citadas SSTCo 123/1992, de 28 de septiembre (RTC 1992/123) y 33/2011,
de 28 de marzo (RTC 2011/33).
733
FJ 7º STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17).
734
CAVAS MARTÍNEZ, F.: “Derecho de huelga y sustitución de trabajadores huelguistas: límites
jurídicos al ius variandi empresarial”, cit., pgs. 1016 y ss.
735
PÉREZ REY, J.: “El Tribunal Constitucional ante el esquirolaje tecnológico (o que la huelga no
impida ver el fútbol)”, cit., pg. 174;
736
BAYLOS GRAU, A.: “Formas nuevas y reglas viejas en el con icto social”, cit., pgs. 78 y ss.;
del mismo autor, “Pérdida de la función y e cacia de la huelga, especialmente en los sectores de la
información y la telecomunicación”, cit., pg. 3 o ESCRIBANO GUTIÉRREZ, J.: “El esquirolaje
interno como ataque al derecho fundamental de huelga”, cit., pg. 206.
737
TORRENTE GARI, S.: “El derecho de huelga y las innovaciones tecnológicas”, cit., pgs. 455 y
ss.
738
FJ 7º STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17).
739
Situación a la que alude la STS 5 diciembre 2012 (RJ 2013/1751).
740
TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico: interrogantes abiertos”, cit., pg. 185 o
TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, cit.,
pg. 835.
741
TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico: interrogantes abiertos”, cit., pg. 184 o
TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, cit.,
pg. 834.
742
STS 5 diciembre 2012 (RJ 2013/1771). En la doctrina, parecida re exión en LÓPEZ LLUCH,
M.I.: “El derecho de huelga: nueva doctrina sobre esquirolaje tecnológico en la STS de fecha 5 de
diciembre de 2012”, cit., pg. 157.
743
TALENS VISCONTI, E.E.: “Esquirolaje tecnológico: interrogantes abiertos”, cit., pg. 184 o
TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”, cit.,
pg. 834.
744
STCo 123/1992, de 28 de septiembre (RTC 1992/123).
745
BAYLOS GRAU, A.: “Formas nuevas y reglas viejas en el con icto social”, cit., pgs. 78 y ss.;
del mismo autor, “Pérdida de la función y e cacia de la huelga, especialmente en los sectores de la
información y la telecomunicación”, cit., pg. 3 o ESCRIBANO GUTIÉRREZ, J.: “El esquirolaje
interno como ataque al derecho fundamental de huelga”, cit., pg. 206.
746
SSTCo 11/1981, de 8 de abril (RTC 1981/11) o 41/1984, de 21 de marzo (RTC 1984/41).
747
STCo 72/1982, de 2 de diciembre (RTC 1982/72).
748
SSTCo 98/2000, de 10 de abril y 186/2000, de 10 de julio, sobre la doctrina previamente
recogida, entre otras, en SSTCo 66/1995, de 8 de mayo; 55/1996, de 28 de marzo o 37/1998, de 17
de febrero.
749
SSTCo 41/1984, de 3 de marzo (RTC 1984/41) o 123/1992, de 28 de septiembre (RTC
1992/123).
750
Por usar una expresión que a veces han utilizado los Tribunales laborales en supuestos de
esquirolaje interno tradicional para, aún apreciando un ligero cambio en las funciones de los
trabajadores no huelguistas, considerar que las mismas no eran tan relevantes como para entender
lesionado el derecho de huelga, STSJ Navarra 5 mayo 2016 (AS 2016/1160) o Andalucía/Málaga 10
octubre 2013 (AS 2014/441).
751
SANTANA GÓMEZ, A.: Régimen jurídico de los trabajadores no huelguistas, Civitas, Madrid,
1993, pgs. 91 y ss.
É
752
Pues, obviamente, el trabajo de unos puede hacer fracasar la reivindicación de los otros, PÉREZ
REY, J.: “El enfrentamiento entre la huelga y el derecho al trabajo (A propósito de la STCo 80/2005,
de 4 de abril)”, RL, núm. 2, 2006, pgs. 3 y ss.
753
SSTCo 11/1981, de 8 de abril (RTC 1981/11); 37/1998, de 17 de enero (RTC 1998/37);
33/2011, de 28 de marzo (RTC 2011/33); 69/2016, de 14 de abril (RTC 2016/69); o, en n, la propia
17/2017, de 2 de febrero (RTC 2917/17).
754
FJ 7º STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17).
755
BAYLOS GRAU, A.: “Continuidad de la producción o del servicio y facultades empresariales
en caso de huelga”, en AA.VV.: Estudios sobre la huelga, Bomarzo, Albacete, 2005, pgs. 97 y ss.
756
FERRANDO GARCÍA, F.: Los efectos de la huelga en el contrato de trabajo, Aranzadi,
Pamplona, 1999, pgs. 2588 y ss.
757
ESCOBAR ROCA, G.: “Manipulación informativa, derechos de los trabajadores y derechos del
público”, RDS, núm. 23, 2003, pgs. 101 y ss.
758
MERINO SEGOVIA, A.: “Servicios mínimos en RTVE”, RDS, núm. 2, 1998, pgs. 147 y ss.
759
TOCASNI GIMÉNEZ, D.: “la prohibición del esquirolaje durante la huelga, con especial
mención al esquirolaje tecnológico”, cit., pg. 86.
760
BAYLOS GRAU, A.: “Pérdida de la función y e cacia de la huelga, especialmente en los
sectores de la información y la telecomunicación”, cit., pg. 3 o ESCRIBANO GUTIÉRREZ, J.: “El
esquirolaje interno como ataque al derecho fundamental de huelga”, cit., pg. 206.
761
FJ 5º STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17), reproduciendo con mayor extensión los
argumentos contenidos en las ya comentadas SSTCo 123/1992, de 28 de septiembre (RTC
1992/123), y 33/2011, de 28 de marzo (RTC 2011/33).
762
TASCÓN LÓPEZ, R.: El esquirolaje tecnológico, cit., pg. 76.
763
En este sentido, por ejemplo, se estructura el alegato del sindicato demandante del amparo en la
STCo 17/2017, de 2 de febrero (RTC 2017/17).
764
Voto particular formulado por el Magistrado Excmo. Sr. D. Aurelio Desdentado Bonete, al que
se adhieren la Excma. Sra. D.ª María Milagros Calvo Ibarlucea y el Excmo. Sr. D. José Luis Giolmo
López, a la STS 5 diciembre 2012 (RJ 2013/1751).
765
Voto particular que formula el Magistrado D. Fernando Valdés-Dal Re, al que se adhieren la
Magistrada D.ª Adela Asua Batarita y el Magistrado D. Juan Antonio Xiol Ríos, a la STCo 17/2017,
de 2 de febrero (RTC 2017/17).
766
ALZAGA RUIZ, I.: “La sustitución interna de trabajadores huelguistas: supuestos de
vulneración del derecho de huelga”, cit., pg. 2.
767
STCo 123/1992, de 28 de septiembre (RTC 1992/123).
768
STCo 33/2011, de 28 de marzo (RTC 2011/33).
769
TOSCANI GIMÉNEZ, D.: “La prohibición de esquirolaje durante la huelga, con especial
mención al esquirolaje tecnológico”, cit., núm. 30, 2017, pg. 85.
770
TODOLÍ SIGNES, A.: “El esquirolaje tecnológico como método de defensa ante una huelga”,
cit., pg. 835.
771
STSJ Comunidad Valenciana 15 diciembre 2009 (AS 2010/200). En la doctrina cientí ca,
IGLESIAS CABERO, M.: “Efectos del ejercicio del derecho de huelga”, en AA.VV.: El nuevo
régimen jurídico de la huelga y el cierre patronal, cit., pgs. 123 y ss.