Amor
Amor
Amor
El amor es el vínculo de afecto que nace de la valoración del otro e inspira el deseo de
su bien. Puede verse como un valor o como una propiedad de las relaciones humanas.
El concepto del amor es amplio y complejo. Puede referir al amor como amistad, amor
romántico, amor filial, amor propio, amor místico o amor por una causa.
Las relaciones humanas son la fuente del amor. Aprendemos a amar por medio de la
relación que establecemos con los demás, ya que las experiencias compartidas
fortalecen los vínculos emocionales. A la vez, las relaciones de calidad se forman en la
práctica del buen amor.
El amor es la fuerza que nos impulsa para hacer las cosas bien, ya que hace muy clara la
diferencia entre el bien y el mal. En esa medida, se relaciona con la ética y la moral,
pues nos induce a actuar bien en nuestra vida y con las personas que amamos. Así nos
conduce a la paz, la tranquilidad, la plenitud y el bienestar con nosotros mismos.
Amor romántico
El amor romántico es aquel que se funda en la atracción sensual y el afecto genuino
hacia una persona. Algunas expresiones populares describen las formas en que nace o se
desarrolla, o que refiere, incluso, a la calidad del vínculo. Veamos:
Amor verdadero. Es el afecto probado que una persona manifiesta por otra,
capaz de superar la fase del enamoramiento inicial y cualquier adversidad.
Amor filial
El amor filial es aquel que existe entre los miembros de una familia: padres, hijos,
abuelos, tíos, etc. Este tipo de afecto suele mezclarse con elementos jerárquicos de
autoridad, respeto y protección. Por ejemplo, los padres aman a sus hijos solo por el
hecho de serlo. En cambio, los hijos aman a su padre porque los cuidan y protegen.
Amor fraternal
El amor fraternal es aquel que profesamos hacia los hermanos y los amigos. A
diferencia del amor filial, priva la horizontalidad y el amor recíproco. Por
ejemplo, podemos señalar la amistad entre Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan, en la
novela Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, con su lema: “Todos para uno y uno
para todos”.
Amor propio
El amor propio implica la aceptación, el respeto, la valoración, los pensamientos
positivos y las consideraciones que tenemos hacia nosotros mismos. Por
ejemplo, cuidar de nuestra salud; negarnos a hacer algo dañino para nosotros; hacer
cosas edificantes para nuestra mente y poner límites al abuso de los demás.
Vea también:
Amor filial.
Amor propio.
Amor a Dios.
Amor incondicional.
Según su cualidad
El amor puede clasificarse según su cualidad, es decir, según sus rasgos diferenciadores
o su esencia. Siguiendo a los antiguos griegos, el amor puede clasificarse en
filia, storge, eros, ágape.
Amor Storge
Se refiere al amor forjado en el tiempo, en el cual se establecen vínculos de
compromiso, lealtad y fidelidad entre las personas concretas. Es propio de las relaciones
familiares profundas y de la amistad verdadera. A diferencia del eros, el amor del
tipo storge se basa en la relación y la valoración del otro por encima de la atracción o
del deber social. Por ejemplo, el amor de hermanos que se construye entre amigos de la
infancia.
Amor Eros
Eros era el nombre del dios de la atracción sensual y la fertilidad en la mitología griega.
Por lo tanto, el amor como eros corresponde a la atracción, el deseo y la pasión que se
genera entre dos personas. La relación establecida por medio del eros puede conducir al
afecto profundo, pero no lo implica necesariamente. Por ejemplo, el famoso amorío
entre Marilyn Monroe y J. F. Kennedy.
Amor Ágape
Ágape es una palabra griega que significa originalmente amor y ternura, y que devino
en la era cristiana en banquete fraternal. El ágape es el amor incondicional y
desinteresado, que procura en todo tiempo el bien del otro. Se puede experimentar hacia
las personas, la humanidad, la naturaleza y lo divino. Por ejemplo, el amor que la
madre Teresa de Calcuta manifestaba por los enfermos y abandonados por medio de los
cuidados que les prodigaba.
Amor platónico
El amor platónico merece mención aparte, ya que existe una diferencia entre su
significado original y su uso popular. El filósofo griego Platón identificó y reconoció
diversos tipos de amor y su legitimidad. Sin embargo, consideraba que el amor perfecto
es el que aspira al conocimiento y se basa en la virtud. Por ende, constituye un ideal
inalcanzable del alma.
En la cultura popular, la idea del amor platónico se tradujo como “amor imposible” o
“no correspondido” (en el sentido romántico), es decir, aquel que perdura como una
fantasía. Por ello, cuando alguien se enamora de un imposible se dice que experimenta
un amor platónico. Un ejemplo de este sentido del amor platónico es el enamoramiento
de Don Quijote por la idealizada Dulcinea del Toboso, encarnación del ideal de belleza
y virtud en una mujer.