El Amor

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SECRETARIA DE EDUCACIÓN

SUBSECRETARIA DE EDUCACIÓN MEDIA Y SUPERIOR

DIRECCION DE EDUCACION SUPERIOR

UNIVERSIDAD DE LOS ÁNGELES

EXTENSIÓN NACAJUCA.

“LICENCIATURA EN TRABAJO SOCIAL.”

Asignatura:

Sexualidad Humana.

Tema:

El Amor.

Cuatrimestre:

Octavo Cuatrimestre, Turno Matutino.

Docente:

Lic. Vilma Guadalupe Reyes

Integrantes del equipo:

Añesy Bravata López.


Perla Janeth de los Santos Magaña.
El amor: relaciones amorosas, intimidad, comunicación y fantasías sexuales.

El amor es un sentimiento que nos vincula afectivamente a otros seres vivos.

De definición compleja, el amor incluye una cantidad de emociones positivas. Entre


ellas el apego, la alegría, la comprensión mutua, etc. Aunque todas varían de un ser
humano a otro, según el tipo de apego entre ellos y sus propias características
personales

El amor es el vínculo de afecto que nace de la valoración del otro e inspira el deseo
de su bien. Puede verse como un valor o como una propiedad de las relaciones
humanas.

El concepto del amor es amplio y complejo. Puede referir al amor como amistad,
amor romántico, amor filial, amor propio, amor místico o amor por una causa.

El amor se expresa a través de acciones, gestos y palabras. Por ejemplo, cuidar de


alguien (acciones); abrazar a una persona (gestos) y comunicar frases de cariño
(palabras).

Las relaciones humanas son la fuente del amor. Aprendemos a amar por medio de
la relación que establecemos con los demás, ya que las experiencias compartidas
fortalecen los vínculos emocionales. A la vez, las relaciones de calidad se forman
en la práctica del buen amor.

El amor también es una decisión deliberada, una intención o un proyecto de vida.


Como tal, es un valor fruto de la madurez. Una persona que toma la decisión de
amar es aquella que pone en primer lugar la valoración y el bien del otro. Por
ejemplo, el amor de una madre hacia un hijo.

El concepto del amor no debe confundirse con la simpatía, que es un sentimiento


agradable entre dos personas. El amor, en cambio, implica una actitud intencional
de aceptación y un compromiso.
Amor como valor:

El amor como valor garantiza el ejercicio de la solidaridad, la compasión y la


cooperación mutua en una comunidad o sociedad. Desde la familia como célula
fundamental de la sociedad, pasando por la escuela hasta el mundo laboral, el amor
actúa como un factor cohesionador y edificante. Promueve la cultura de paz y
favorece las condiciones de prosperidad.

El amor es la fuerza que nos impulsa para hacer las cosas bien, ya que hace muy
clara la diferencia entre el bien y el mal. En esa medida, se relaciona con la ética y
la moral, pues nos induce a actuar bien en nuestra vida y con las personas que
amamos. Así nos conduce a la paz, la tranquilidad, la plenitud y el bienestar con
nosotros mismos.

Elementos del amor:

Las investigaciones de Fehr y Russell no son, ni de lejos, las únicas que inquieren
sobre cómo percibimos los distintos tipos de amor. Los psicólogos P. Shaver y J.
Schwartz realizaron en 1992 una serie de estudios empleando un procedimiento
parecido. Analizaron detenidamente los juicios de parecido o semejanza entre
distintas palabras vinculadas a las emociones, descubriendo que amor, cariño,
afecto, atracción y cuidado constituían un bloque bastante uniforme. En
consecuencia, los estudios de Shaver y Schwartz concluyeron que la concepción
que tenemos del amor resulta muy compleja, y no existe una delimitación manifiesta
entre el amor y sentimientos o emociones parecidas.

La clasificación más importante y que congrega a un mayor número de expertos


acerca de cuáles son los tipos de amor es la Teoría Triangular de Sternberg. Esta
categorización se construye en base a tres dimensiones o elementos esenciales en
el amor, que son éstos:

• Pasión:

La pasión es el estado de excitación física y mental descrita durante siglos por


escritores, poetas y filósofos, pero también por científicos. La atracción entre dos
cuerpos y el deseo sexual son sus partes básicas. Algunos investigadores,
como Bratslavsky y Baumeister, definieron la pasión en el amor como un agregado
de sentimientos de gran intensidad enfocados a la atracción hacia otra persona,
caracterizados por la activación biofisiológica y la aspiración de unirse a ella a todo
nivel (sexual, sentimental…).

Sin embargo, hay que señalar que, en caso que la persona sea deseable como
pareja sexual, la pasión incorpora dos elementos: la atracción y el apetito sexual.
En cambio, pueden existir sentimientos de pasión carentes de estos dos elementos,
como la pasión hacia un hijo. En definitiva, las connotaciones eróticas de la pasión
no son utilizadas aquí como si una cosa llevara a la otra y viceversa.

• Intimidad:

Este elemento constitutivo del amor se expresa como un sentimiento de unión,


proximidad y afecto hacia la otra persona, así como la preocupación para
incrementar su bienestar, para proporcionar y recibir apoyo sentimental y comunicar
las opiniones y emociones personales, así como escuchar y atender a las del otro.

Si lo pensamos detenidamente, tiene mucho sentido que este sea uno de los
ingredientes fundamentales del amor. Este vínculo emocional se caracteriza entre
otras cosas por permitirnos crear un contexto en el que podemos exponer nuestras
vulnerabilidades ante otra persona, compartir inquietudes y gestionar inseguridades
de manera compartida, algo que puede tener un coste o un riesgo mucho más
elevado si lo hacemos en otro tipo de relaciones sociales.

Los investigadores reportaron que este elemento del amor engloba una concepción
de empatía mutua, actitudes amables y benévolas hacia la otra persona, y la
comunicación permanente del afecto compartido.

• Compromiso:

El compromiso puede expresarse a corto plazo como la decisión explícita de querer


compartir tiempo y espacio, o a largo plazo como el compromiso de cuidar y
alimentar ese amor. Estos dos componentes no tienen por qué darse siempre
conjuntamente. El compromiso es un elemento que puede manifestarse a pesar de
que intimidad y pasión hayan desaparecido.

Algunas veces, la relación que hay entre dos personas puede ir progresando a lo
largo del tiempo, y la pasión y la intimidad ir deteriorándose. En este caso, solo
permanecería el compromiso, entendido como la voluntad de proseguir en la
relación. En el caso de culturas en que se llevan a cabo matrimonios de
conveniencia pactados entre dos familias, el componente del compromiso se
manifiesta al inicio de la relación, y el tiempo dirá si pasión e intimidad también
aparecerán.

Tipos de amor:

En la Teoría Triangular de Sternberg, el amor se representa con cada uno de estos


elementos en su forma genuina, formando los tres vértices de un triángulo
equilátero. No obstante, las relaciones amorosas reales los tipos distintos de amor
se entrelazan y se combinan entre sí, dando lugar a diferentes clases de amor (o
formas de amar). Estos tipos de amor serían los siguientes:

1. Amor romántico:

Se constituye a partir de la combinación entre intimidad y pasión. Este tipo de amor


surge cuando los amantes tienen una atracción tanto física como emocional, a pesar
de que este sentimiento de vinculación no viene de la mano de compromiso. Es
decir, que es uno de los tipos de amor más emocionales, pero no se fundamenta en
una dinámica relacional que le dé estabilidad, lo cual hace que su riesgo de
desencadenar vivencias conflictivas o problemáticas sea relativamente alto.

El ejemplo recurrente de este tipo de amor lo podemos encontrar en muchos


arquetipos surgidos de la literatura, como Romeo y Julieta, del autor británico
William Shakespeare. El motivo de que resulte tan atractivo e interesante a la hora
de ser retratado artísticamente es su carácter trágico, al ser experiencias muy
intensas emocionalmente, pero a la vez vulnerables a la inestabilidad.
2. Amor compañero:

Se basa en la combinación de los elementos de intimidad y compromiso. En este


caso, es un amor cuya ambición es la preocupación por la felicidad y el bienestar
del otro. Es un cúmulo de necesidades como el apoyo social, el apoyo emocional,
la comprensión mutua y la comunicación.

Las personas que viven este tipo de amor se sienten íntimamente unidas y
comparten tanto sus emociones, sus conocimientos o sus posesiones. Por otro lado,
es uno de los tipos de amor que causan más confusión, ya que puede llegar a
confundirse con otras formas de vínculo emocional, como la lástima.

3. Amor fatuo:

Se fundamenta en la mezcla de compromiso y pasión, sin que haya podido


transcurrir el tiempo necesario para que aflore la intimidad. Este tipo de amor se
expresa cuando, por ejemplo, dos personas contraen matrimonio al poco tiempo de
haberse enamorado, y todavía no ha surgido el componente de la intimidad. Por
ello, en estos casos sigue dedicándose bastante esfuerzo a ofrecer la mejor imagen
de uno mismo ante los ojos de la otra persona, algo que pueda mantener viva la
idealización.

• Amor desinteresado o platónico:

En el amor desinteresado o platónico, las personas se preocupan profundamente


por el bienestar del otro y buscan ayudar y apoyar a su ser amado sin esperar nada
a cambio. A menudo, este tipo de amor se encuentra en las relaciones entre amigos
cercanos, familiares y compañeros de trabajo.

El amor desinteresado o platónico se caracteriza por ser un amor puro, sin egoísmo,
en el que el bienestar del otro es una prioridad. A menudo, este tipo de amor se
basa en la amistad, el respeto mutuo y la comprensión, y puede ser muy importante
y significativo en nuestras vidas.

• Amor propio:
El amor propio es la práctica de tener un sentido profundo y saludable de amor hacia
uno mismo, que incluye la aceptación, la valoración y el respeto por uno mismo. Es
la capacidad de reconocer y valorar nuestra propia individualidad, y de ser amables
y compasivos con nosotros mismos en nuestras fortalezas y debilidades.

El amor propio es fundamental para nuestra salud mental y bienestar emocional.


Cuando nos amamos a nosotros mismos, somos más propensos a tener relaciones
saludables y satisfactorias, tomar decisiones informadas y saludables, y manejar
mejor el estrés y los desafíos de la vida.

• Amor obsesivo o maníaco:

El amor obsesivo o maníaco es un tipo de amor que se caracteriza por la obsesión


y la intensidad extrema en una relación. En este tipo de amor, una persona puede
sentir una necesidad obsesiva de estar con su pareja y puede experimentar
pensamientos, emociones y comportamientos que pueden resultar inapropiados o
dañinos para la relación y para su propia salud mental.

Las personas que experimentan este tipo de amor pueden ser muy celosas,
posesivas e inseguras. A menudo, sienten una necesidad constante de controlar a
su pareja. También pueden experimentar cambios extremos de humor y
comportamientos impulsivos, como acosar a su pareja, ser agresivos verbalmente
o físicamente, o incluso amenazar con suicidarse si la relación termina.

Relaciones Amorosas.

Se conoce como relaciones amorosas a los vínculos emocionales de corte


romántico que dos personas pueden establecer y en donde también existe una
atracción física mutua. Estas parejas pueden ser de tipo noviazgo, matrimonio o
concubinato, según las expectativas individuales.

• El inicio: el morbo de lo desconocido:

En esta primera etapa es donde se inicia un proceso de conocimiento mutuo, en el


que existe un intercambio de información (gustos musicales, hobbies, películas
favoritas, etc.) y donde se producen un sinfín de entendimientos.
A través de la comunicación, tanto verbal como no verbal, se inicia también
una atracción, física y química, en la que las dos personas comienzan a gustarse
y a compartir momentos especiales (una copa de vino, un paseo por el parque, una
mirada de complicidad, etc.). Empiezan a volar esas primeras mariposas…

• Relaciones sanas vs relaciones no sanas:

Con el tiempo la relación va madurando, las personas que forman la pareja se van
adaptando la una a la otra, dando lugar a una simbiosis que no siempre es
proporcional y positiva.

Es aquí donde las relaciones comienzan a tener una forma u otra. La clave está en
saber compartir y en encontrar un equilibrio donde cada individuo se sienta
importante y feliz tanto a nivel individual como a nivel de pareja. Es imprescindible
ser conscientes de que una persona puede ser feliz por sí mismo, pues bajo nuestro
punto de vista, ésta es una de las claves que definen la felicidad dentro de la pareja.

En una relación sana, las dos personas intercambian amor, experiencias,


confianza, equilibrio, seguridad, etc. buscando siempre un beneficio mutuo que les
haga crecer personalmente sin tener que despojarse de un trocito de sí mismos,
sino más bien de compartir una parte de la esencia de cada uno. Los resultados
suelen ser de parejas con mucho futuro donde predominan la sensación de
bienestar y satisfacción.

Por el contrario, en una relación poco sana, no se comparte, sino que más bien
existe una “lucha existencial” donde gana el que más pedacitos se lleve de la otra
persona. Es aquí donde aparecen los celos, el egoísmo, la desconfianza, la
inseguridad, el desequilibrio, etc. El resultado suele ser una ruptura de pareja
dolorosa donde la persona “perdedora” suele acusar una grave falta de
autoconfianza que le lleva a estados de ansiedad y depresión. Esto es debido a
que olvidaron la base principal de la que se sustenta cualquier relación: podemos
ser felices sin tener pareja.

• ¿Cómo puedo afrontar una posible ruptura?


Pues, ante todo, hayas tenido una relación sana o no, tienes que aceptar que a
partir de ahora el que va a hacer que el mundo se mueva eres tú y sólo tú. Es una
cuestión de actitud.

En estas situaciones, suelen existir dos tipos de personas, las que miran hacia el
futuro (buscan un cambio) y las personas que miran hacia el pasado (buscan
recuperar lo perdido).

En el primer caso, hablamos de una persona que es consciente de que existe un


vacío pero que se puede rellenar de nuevas experiencias vitales. Tienen
la sensación de tristeza, como es normal, pero a la vez respiran aires de libertad
(yo elijo). Su motivación por querer avanzar es intrínseca (de uno mismo) y se hace
preguntas como ¿qué quiero cambiar? ¿cómo lo voy a cambiar? ¿para qué lo voy
a cambiar?

En el segundo caso, hablamos de una persona triste (como es lógico) pero que se
siente incapaz de rehacer su vida, directamente vive en la amargura, en la
resignación, muchas veces se convierten en personas “tóxicas”. Sienten la
necesidad de dependencia emocional (de su ex pareja), se cierran en un
pequeño mundo introvertido sin nuevas experiencias tratando siempre de recuperar
lo perdido. Esta actitud suele llevar a la persona a estados depresivos y a una falta
de autoconfianza ya que busca la motivación en los demás (extrínseca).

Las relaciones amorosas son un tema de gran importancia para la psicología. El


amor es una emoción compleja que involucra aspectos cognitivos, emocionales y
conductuales. En el contexto de las relaciones de pareja, existen diversos factores
que influyen en la dinámica y el éxito de dichas uniones.

Uno de los conceptos clave en el análisis de las relaciones amorosas es la teoría


del apego. Según esta teoría, los seres humanos tienen una necesidad innata de
establecer vínculos emocionales profundos con otras personas. Estos vínculos se
forman a lo largo de la vida y se basan en las experiencias tempranas con las figuras
de apego. Las personas que han tenido experiencias de apego seguro tienden a
desarrollar relaciones amorosas más saludables y satisfactorias.
Otro aspecto relevante es la comunicación en las relaciones de pareja. Una
comunicación efectiva y abierta es fundamental para el mantenimiento de una
relación amorosa saludable. Esto implica expresar los sentimientos y necesidades
de manera clara, escuchar activamente al otro y resolver los conflictos de manera
constructiva.

La intimidad emocional también desempeña un papel crucial en las relaciones


amorosas. La capacidad de compartir sentimientos profundos y vulnerables, así
como de confiar en el otro, fortalece el vínculo afectivo y mejora la satisfacción en
la relación.

Además, es importante tener en cuenta la satisfacción sexual en las relaciones de


pareja. La intimidad física y sexual es una parte integral de muchas relaciones
amorosas y puede actuar como un factor de unión y conexión emocional.

Por último, es importante mencionar la importancia de la autoestima en las


relaciones amorosas. Una buena salud mental y una imagen positiva de uno mismo
son fundamentales para establecer relaciones equilibradas y satisfactorias. Trabajar
en el desarrollo de una autoestima saludable puede ayudar a evitar dependencias
emocionales y promover relaciones más auténticas y gratificantes.

En conclusión, las relaciones amorosas son un tema amplio y complejo desde la


perspectiva de la psicología. Factores como el apego, la comunicación, la intimidad
emocional, la satisfacción sexual y la autoestima influyen en la calidad y éxito de
estas relaciones. Comprender estos aspectos puede ayudarnos a cultivar relaciones
amorosas más saludables y significativas en nuestra vida.

Intimidad:

La intimidad es una cercanía interpersonal caracterizada por la apertura en


la autorrevelación, el intercambio de pensamientos y sentimientos, el respeto
mutuo y el compromiso de mantener relaciones o lealtad para que produzca una
conexión, calidez y confianza.

El término intimidad proviene de la palabra latina «intimus» que significa lo más


profundo. De modo que la intimidad puede interpretarse como un proceso de
compartir entre dos personas que ya se entienden con la mayor libertad posible en
pensamientos, sentimientos y acciones.

La intimidad es una cercanía personal con otras personas, donde estas otras
personas comparten sus pensamientos y sentimientos. La intimidad no se limita a
la atracción sexual que al final es una relación íntima (coito), sino que la intimidad
es una cercanía psicológica, afectiva y sentimental entre dos seres humanos.

La intimidad se divide en varios tipos:

• Estilo íntimo:

El individuo forma y mantiene una o más relaciones amorosas y comprometidas


profundas y duraderas. Desarrolla una relación de mutuo beneficio, comparte
problemas con su pareja y son capaces de expresar el enfado y afecto hacia su
pareja. Están abiertos a los sentimientos y problemas existentes. Son fuertes en su
compromiso en pareja y tratan de superar los problemas y resolver las diferencias
de la manera correcta.

• Estilo pre-íntimo:

Los individuos muestran la ambigüedad de un compromiso como una señal de amor


que existe sin un sentido de obligación o duración. Estas personas tienen una buena
conciencia de sí mismas y están genuinamente interesadas en otras personas.

• Estilo estereotipado:

Las relaciones son superficiales, dominadas por amistades entre pares y de


naturaleza convencional. El énfasis en las relaciones está en lo que obtienen de los
demás en lugar de beneficiarse mutuamente.

• Estilo de deseo:

Una persona mantiene una cercanía sexual persistente con poco o ningún apego a
una pareja. Este individuo está en una relación que tiende a ser superficial y existe
solo una disposición a compartir cosas buenas.

• Estilo aislado:
Los individuos se retiran del entorno social y no tienen cercanía con otros individuos.
Estos individuos tienden a ser evitativos y carecen de habilidades sociales,
negando cualquier necesidad o deseo de estar cerca de los demás.

La intimidad, implica cuestiones como la confianza y la complicidad, para poder


conocer bien a tu pareja y lo que quiere la otra persona. Es decir, la intimidad
requiere tanto de confianza como de conocimiento mutuo, estableciendo unas
bases en el respeto, y en la valoración hacia la otra persona.

En ocasiones el concepto de intimidad cuando lo conectamos con las relaciones de


pareja, puede suponer una sensación de pertenencia, que se entiende como la
sensación de llegar a sentirse comprendido y apoyado.

Por otro lado, la intimidad, consiste en proporcionar un apoyo incondicional,


generando bienestar y constituyendo uno de los pilares principales de las relaciones
sentimentales.

Es indudablemente un aspecto que favorece el acercamiento y la conexión en las


relaciones, se trabaja con la intimidad para mejorar las relaciones, puesto que
recoge aspectos subjetivos y relacionales.

La intimidad, puede darse en relación a dos aspectos, intimidad con nosotros


mismos (la forma en la que vivimos nuestra propia interioridad) e intimidad en
referencia a otros (la manera en la que compartimos este mundo interno hacia el
otro), como lo es con las parejas. Creando un espacio compartido y recíproco para
compartirla. Mi intimidad y tú intimidad, se convierten en nuestra intimidad.

Comunicación.

La comunicación en pareja es la clave para el bienestar de una relación, ya que


hace que cada uno conozca lo significativo para el otro. No se da por hecho nada
sino que cualquier tema, por superfluo o difícil que parezca de comunicar, se
comparte con el otro.

La comunicación en pareja supone hablar, preguntar, responder, escuchar, discutir,


asentir, negociar… supone compartir la vida cotidiana, expresar y conocer los
pensamientos, reflexiones e interpretaciones sobre cualquier cuestión que pueda
plantearse.

La comunicación en pareja tiene sus propias reglas emocionales

Cuando la pareja convierte su relación en una relación “laboral” su lenguaje también


lo es. La comunicación en pareja tiene su propio estilo, diferente y especial.
Imagínate hablando con tu compañero de trabajo sobre lo que opina sobre las
bodas. Se habla desde un plano no emocional, no sentimental, sino informativo y
práctico, encaminado a dar ideas o soluciones públicas en vez de íntimas. Se
plantean ideas resolutivas, se utilizan frases cortas. Ahora imagina que hablas con
tu jefe sobre dinero, se utilizan instrumentos de competición y poder, en vez de
cooperación y compañerismo.

Si queremos hablar de temas difíciles con nuestra pareja y comprendernos es


importante dedicarnos tiempo para que nuestra relación sea “doméstica”.
El lenguaje doméstico en la comunicación en pareja implica que fluya la expresión
emocional de los sentimientos, anhelos, deseos, intenciones, para que se
comprenda el afecto y la importancia que tiene para cada uno lo que se dice y lo
que se expresa. Esto es lo que llamamos empatía, es decir, la capacidad de darse
cuenta de qué está sintiendo el otro y compartir sus sentimientos: Cuando estás
alegre, me alegro; cuando te sientes triste, me entristezco. Somos compañeros no
competidores, lo que uno siente el otro lo comprende y siente. Cooperamos, nos
apoyamos, nos consolamos, gozamos, etc., compartimos la vida a nivel emocional.

Fantasías Sexuales.

Los términos fantasía sexual (en plural, fantasías sexuales) aluden a todas
aquellas representaciones mentales creadas en el ámbito de lo inconsciente que
tienen como tema principal las relaciones sexuales. Sigmund Freud las definió
como "representaciones no destinadas a ejecutarse".

Se producen de forma voluntaria o involuntaria en nuestra mente. Si bien las


fantasías sexuales son poco comentadas con otras personas, o no mencionadas en
absoluto, son bastante comunes. Estas comienzan con la pubertad y suelen
acompañar al ser humano durante toda su existencia. A pesar de la popular
creencia de que el varón es el que tiene mayor actividad sexual y por consiguiente
más fantasías sexuales, se ha probado que hombres y mujeres fantasean al mismo
nivel, solo que en diferente forma.

Al encontrarse en nuestra imaginación, las fantasías sexuales pueden perder el


efecto estimulante que tienen en caso de llevarse a la práctica, pues la idealización
que permite nuestra mente evita detalles que en la práctica harían de una fantasía
algo muy difícil de concretar o quizás hasta imposible de realizar.

El hecho de que una persona emplee una fantasía sexual no presume


necesariamente que desee llevarla a la práctica. En gran número de ocasiones las
fantasías se oponen a la naturaleza del ser humano, a las creencias y a la escala
de valores de quien las evoca, pero como lo único que compromete es la
imaginación, se las acepta.

Hay casos de personas que las han llevado a la práctica, pero ya en terrenos reales
tales acciones han perdido mucho de la magia que poseían en la mente.
Paradójicamente una fantasía puede convertirse en una mala experiencia si se hace
realidad. En el mismo renglón se encuentra el compartirla o no con la pareja, pues
al tornarla de los demás, pierde ese toque de exclusividad. La opción de hacer
realidad o compartir las fantasías queda al libre albedrío. Lo más importante de todo
esto es destacar a la fantasía como afrodisíaco y el único antídoto efectivo para
contrarrestar la realidad.

Otro punto que vale la pena aclarar es que es muy común confundir a la fantasía
con el deseo sexual, ya que ambos conceptos se circunscriben meramente al marco
mental sobre el mismo contexto, la sexualidad, sin embargo, mientras la primera se
refiere a la evocación de una "situación ficticia", el deseo es el anticipo de una
"situación real". Aunque también puede darse el caso de que el deseo tenga su
origen en una fantasía, es importante dejar claro que no son lo mismo; ya que esto
último puede ser indicio de la presencia de alguna "parafilia".

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