Notas Cineforo Capitan Fantástico

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

CAPITAN FANTÁSTICO

Quizás lo mejor de una película es que puede llegar darnos a conocer la profunda complejidad y
contradicción interna del ser humano. Jung afirmaba que el cine tenía la virtud de ofrecer en tan
tan solo dos horas una visión de conjunto de un patrón arquetípico completo. Nos encontramos
frente a una película cuyo tema psicológico principal es la construcción y mantenimiento de los
ideales en el ser humano. En este caso no importa si estos ideales se refieren a la vida burguesa y
aparentemente estructurada de la civilización occidental o al retorno a una idílica república
platónica sembrada en inhóspitos bosques.

En principio es en estos bosques donde nos adentramos para conocer a una familia cuyos
progenitores han decidido levantar los cimientos de una nueva generación de muchachos y
muchachas ilustrados religiosa, política y moralmente. Pero esta ilustración se refiere
directamente al rechazo a un modo de vida que les resulta peligroso, destructivo y denigrante para
con el ser humano y el planeta. Quien lidera este movimiento es nuestro capitán fantástico.
Acostumbrados como estamos a ver a Vigo Mortensen en papeles heróicos como el del rey-
guerrero de El Señor delo Anillos nos parece que desde su primera aparición ya se ha ganado
nuestro respeto como imagen del arquetipo del héroe.

Marie-Louise Von Franz nos ha enseñado que, al encarar un relato, debemos preguntarnos qué
falta al principio, porque en eso se basará la peripecia: en buscar eso que falta. Así, si un cuento de
hadas comienza diciendo “Había una vez un rey viejo y sus tres hijos” (“Las tres plumas”,
hermanos Grimm), ya sabemos que lo buscado será el elemento femenino que puede estar
confundido con el elemento materno.

En “Capitán Fantástico” falta la madre, ella se encuentra enferma y el padre es el protagonista, su


poderoso intelecto y la fascinación de los hijos por esta figura son lo principal al inicio de la trama.
Pasan algunos minutos sin que veamos a una madre y poco a poco, por alusiones, por algunas
fotografías y finalmente por la pregunta sobre su destino, ella aparecerá en su carácter de
ausente.

Sin embargo, ¿realmente falta la madre?. No. Arquetípicamente no falta la madre en este ni en
ningún otro relato, real o ficticio y no falta nunca porque siempre es reemplazada por alguna
imagen, según el principio según el cual la psique no soporta el vacío y crea realidad mediante la
imaginación. Este movimiento psíquico ocurre inconscientemente y esto significa, que las
imágenes arquetípicas harán su aparición en la historia del sujeto para bien o para mal, debido a
que lo inconsciente no actúa de manera moral (así, por ejemplo en “Rapunzel”, la niña que no
tiene una mamá suficiente, tendrá una madre bruja, alguien que sí la pueda proteger del agreste
mundo al que la ha condenado un padre igualmente ineficaz). En esta película la madre está
presente ¡y vaya que lo está!, es esa selva, esa sangre, ese venado degollado, esa violencia del
entrenamiento, esos bosques gigantescos, esas piedras y esa forma de vivir desde una dureza que
apenas si diferencia edades entre los niños. Diríamos que mamá ha sido reemplazada por la Gran
Madre, por ese ser antiquísimo, esa imagen antiquísima que rebosa en primitivismo, motivo por el
cual lo que podemos captar es una regresión hacia un ilusiorio “mundo natural”, desde el imperio
intelectual del padre.

Por suerte hace su aparición los niños problema, los niños síntoma de siempre, los que interrogan
a todo el sistema familiar y cultural, los que interrogarán este estado de cosas preguntándose por
la madre, allí la pregunta “¿Cuándo va a regresar mamá?” significa realmente ¿dónde está la vida?,
es decir, una pregunta por una vida más allá de esos ideales paternos, una vida más integrada en
el mundo del que hablaran esos teóricos que memorizaron, no sólo en la naturaleza.

La madre que se ha cortado las venas, su sacrificio máximo para que sus hijos puedan
revolucionarse y vivir una vida plena, contrastan con un padre que, al dar la noticia, declara que
“nada va a cambiar”, que seguirán viviendo “de la misma manera”, por supuesto el niño pensará
en apuñalarlo, porque a la locura sólo se puede responder con la locura. Este es un interesante
tema en la película pues casi nadie sospecharía que quien parece ser el más cuerdo es el más loco,
que la inteligencia racionalista puede imitar tan bien a la cordura como para engañarnos a todos y
a todas; no obstante se puede rastrear la locura del padre en esta aversión radical al mundo
exterior, esta torpeza para enseñar la sexualidad a una niña tan pequeña, en fin, la película se
desgrana en pruebas de ese tipo. Los niños en la película son mucho más cuerdos que él. Pero la
locura social suele ser muy difícil de detectar en un mundo en el que reina el intelecto como valor
supremo.

Finalmente será el funeral lo que sanará todo el sistema, comenzando por el padre. Un funeral en
el que luchan dos mundos, pero en el que ahora ambos pueden comprender, porque ambos
pueden llegar a ver sus fallas. Al final vendrá la reconciliación, el reconocimiento de que el
señalamiento de una carencia en el otro no es necesariamente una forma de odio: “No te odio, sol
quería que ayudaras a mamá”, es lo que ahora se le puede decir a ese padre al que ahora se
comprende, el que al final, también, comprende mejor.

Todo esto permite continuar la vida y la celebración de la vida ¿por qué no?, celebrando la vida y
la palabra de Noam Chomsky:

“Si asumes que no hay esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay
un instinto de libertad, que hay oportunidad para cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad
de que tu contribuyas a hacer un mundo mejor”.

Lisímaco Henao H.

Psicólogo y Analista Junguiano.

También podría gustarte