Retiro de Cuaresma
Retiro de Cuaresma
Retiro de Cuaresma
Tendremos como guía en este espacio de reflexión la carta del Papa Francisco Fratelli
tutti y el evangelio, en dos momentos:
Espíritu Santo
¿Quién eres tú, dulce luz que me llenas
e iluminas la oscuridad de mi corazón?
Me conduces igual que una mano materna
y si me dejas libre,
no sabría dar ni un paso.
Tú eres el espacio
que envuelve todo mi ser y lo encierra en sí,
abandonado de ti cae en el abismo de la nada,
donde tú lo elevas al Ser.
Tú, más cercano a mí que yo misma
y más íntimo que mi intimidad,
y aún inalcanzable e incomprensible,
sorprendes a todos los nombres:
Espíritu Santo, ¡Amor Eterno!
Gloria al Padre...
«Un maestro de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maes-
tro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “Qué
está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al
prójimo como a ti mismo”.
Entonces Jesús le dijo: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y vivirás”. El
maestro de la Ley, queriendo justificarse, le volvió a preguntar: “¿Quién es mi próji-
mo?”. Jesús tomó la palabra y dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en
manos de unos ladrones, quienes, después de despojarlo de todo y herirlo, se fueron,
dejándolo por muerto.
Por casualidad, un sacerdote bajaba por el mismo camino, lo vio, dio un rodeo y pasó
de largo. Igual hizo un levita, que llegó al mismo lugar, dio un rodeo y pasó de largo.
En cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre herido y,
al verlo, se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus heridas, curándolas con
aceite y vino. Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un albergue y se
quedó cuidándolo. A la mañana siguiente le dio al dueño del albergue dos monedas de
plata y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas de más, te lo pagaré a mi regreso.
¿Cuál de estos tres te parece que se comportó como prójimo del hombre que cayó en
manos de los ladrones?” El maestro de la Ley respondió: “El que lo trató con misericor-
dia”. Entonces Jesús le dijo: “Tienes que ir y hacer lo mismo»
(Lc 10,25-37).
El papa Francisco nos ha regalado un texto hermosísi- hace falta reconocer la tentación que nos circunda de
mo. Queremos invitarte para que reflexiones en torno a desentendernos de los demás; especialmente de los más
estos párrafos. Esta lectura guia nuestro corazón hacia débiles. Digámoslo, hemos crecido en muchos aspectos,
el sentido de la hermandad y del amor fraterno. aunque somos analfabetos en acompañar, cuidar y sos-
tener a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades
Jesús cuenta que había un hombre herido, tirado en el desarrolladas. Nos acostumbramos a mirar para el cos-
camino, que había sido asaltado. Pasaron varios a su tado, a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que
lado pero huyeron, no se detuvieron. Eran personas con estas nos golpean directamente.
funciones importantes en la sociedad, que no tenían en
el corazón el amor por el bien común. No fueron ca- Asaltan a una persona en la calle, y muchos escapan
paces de perder unos minutos para atender al herido o como si no hubieran visto nada. Frecuentemente hay
al menos para buscar ayuda. Uno se detuvo, le regaló personas que atropellan a alguien con su automóvil y
cercanía, lo curó con sus propias manos, puso también huyen. Sólo les importa evitar problemas, no les inte-
dinero de su bolsillo y se ocupó de él. Sobre todo, le dio resa si un ser humano se muere por su culpa. Pero es-
algo que en este mundo ansioso retaceamos tanto: le dio tos son signos de un estilo de vida generalizado, que
su tiempo. Seguramente él tenía sus planes para apro- se manifiesta de diversas maneras, quizás más sutiles.
vechar aquel día según sus necesidades, compromisos Además, como todos estamos muy concentrados en
o deseos. Pero fue capaz de dejar todo a un lado ante el nuestras propias necesidades, ver a alguien sufriendo
herido, y sin conocerlo lo consideró digno de dedicarle nos molesta, nos perturba, porque no queremos perder
su tiempo. nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos. Estos
son síntomas de una sociedad enferma, porque busca
¿Con quién te identificas? Esta pregunta es cruda, di- construirse de espaldas al dolor.
recta y determinante. ¿A cuál de ellos te pareces? Nos
Padre Nuestro....
Gloria al Padre....